problemas en la frontera: investigaciones arqueológicas recientes a lo largo del río usumacinta

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Fronteras antiguas

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  • Figura 1. Edificio del Clsico tardo en Tecolote, sitio reubicado en el 2003 por el PRASL (foto de Charles Golden).

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro UsumacintaCHARLES GOLDENDepartamento de antropologa, Universidad Brandeis

    ANDREW SCHERERDepartamento de sociologa y antropologa, Universidad Wagner

    Arrancamos el Proyecto Regional Arqueolgico Sierra del Lacandn (PRASL) con nuestro colega Ren Mu-oz en el 2003, partiendo de una premisa muy sencilla:

    arqueolgicamente se sabe muy poco de las zo-nas fronterizas entre los distintos reinos mayas y se necesitan estudios arqueolgicos regionales en la zona comprendida entre los centros dinsticos adyacentes bien documentados que competan en-tre s, con el fin de llenar esta laguna intelectual. Los reinos mayas, eran gobernados frreamente desde su centro hasta su periferia o bien se dilua el control hacia los bordes? Comerciaban con lib-ertad entre s, pasando de un reino al otro y sin impedimentos tributarios u obstculos derivados de las maquinaciones polticas de los gobernantes mayas? Las comunidades pequeas, eran gober-nadas por lites locales o bien las cortes reales im-ponan el nombramiento de gobernantes nobles a los asentamientos rurales? Estas y otras preguntas despertaban nuestro inters. En ninguna parte de la regin maya puede en-contrarse una zona tan atractiva para llevar a cabo este tipo de estudio como la comprendida entre Piedras Negras, Guatemala y Yaxchiln, Mxico (Figura 2). Ambos sitios son bien conocidos por su abundancia de datos histricos y ambos han sido objeto de prolongadas investigaciones arque-olgicas. Sin embargo, poco se saba de los muchos centros menores esparcidos a lo largo del ro Usu-macinta entre Piedras Negras y Yaxchiln, ms all de lo que los estudiosos han podido deducir a par-tir de los numerosos monumentos saqueados que claramente provienen de esta rea. En el presente artculo, habremos de hablar sobre algunos de nuestros hallazgos en lo tocante al antiguo panora-ma poltico de la zona, haciendo un nfasis especial en los descubrimientos llevados a cabo durante la temporada de campo 2006 as como en las implica-ciones que el panorama poltico moderno presenta para los esfuerzos futuros de investigacin y de conservacin de los recursos culturales presentes

    2007 Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta. Traduccin de Border Problems: Recent Archaeological Research along the Usumacinta River en The PARI Journal 7(2):1-16. Mesoweb: www.mesoweb.com/pari/publications/journal/702/Problemas.pdf.

    Publicaciones Electrnicas de P.A.R.I.

  • 2en la regin. Los resultados de nuestra investigacin por una parte han sido fructferos, pero por otra han sido muy frustrantes. Dado su propsito, nuestras investigaciones han sido determinadas por la regin fronteriza existente en tiempos de los antiguos reinos mayas. Desafortun-adamente, nuestras investigaciones tambin han sufrido un fuerte impacto por la ubicacin misma del Parque Nacional Sierra del Lacandn en una parte remota de Guatemala, que bordea la frontera moderna con Mxico. A la fecha, nuestro trabajo nos ha aportado una nueva comprensin del crecimiento y desarrollo de los reinos de Piedras Negras y Yaxchiln, con importantes implica-ciones para un entendimiento ms general de la poltica de los antiguos mayas. Sin embargo, al igual que la anti-gua frontera objeto de nuestra investigacin, la moderna frontera entre Guatemala y Mxico es un rea que se halla en los lmites de la autoridad estatal y en la cual a los go-biernos locales y nacionales les cuesta un gran esfuerzo mantener la ley y el orden. Esto complica de manera im-portante la conduccin de nuestras investigaciones ar-queolgicas. Nos hallamos ante el desafo que plantean las actividades de los saqueadores y otras actividades ilcitas al documentar y proteger el patrimonio cultural y natural de la regin antes de que la inestabilidad poltica y la inseguridad acaben por eliminar toda posibilidad de llevar a cabo este tipo de investigaciones.

    Ubicacin de la reginEl ro Usumacinta pareciera ser una frontera natural, con su rpido y poderoso torrente que ha tallado un gran can en la cama de piedra caliza existente entre Pie-dras Negras y Yaxchiln. Existen pocas dudas de que este potente ro ayud a definir el panorama poltico y econmico de Mesoamrica durante miles de aos. Con la estrecha divisin que marca entre Guatemala y Mxicocuando lleva poca agua, es posible arrojar una moneda desde el Petn hasta Chiapas, el Usumacinta actual representa una frontera permeable que, ideal-mente, define los lmites polticos de las dos naciones-estado. En Boca del Cerro, el Usumacinta se derrama fuera del can hacia la planicie costera de Tabasco, en donde pierde su fuerza como divisor de naciones y, en lugar de ello, se convierte en uno de varios grandes ros que desaguan en el Golfo de Mxico. Para los mayas del perodo prehispnico, el ro Usu-macinta nunca represent una frontera Este-Oeste. En lugar de ello, el ro flua hacia el norte, atravesando los territorios de muchos reinos que haban crecido a su vera y, para el perodo Clsico tardo (aproximadamente entre el 600 y el 830 de nuestra era) cierto nmero de di-nastas reales ejerca su poder y autoridad a ambos lados de lo que habra algn da de convertirse en territorio guatemalteco y mexicano. Durante el perodo Clsico temprano (aproximadamente entre el 250 y el 600 de

    Golden y Scherer

    Figura 2. Mapa de la regin objeto de estudio, en el que se muestran los lmites del Parque Nacional Sierra del Lacandn y los sitios investigados por los autores.

  • nuestra era), sin embargo, cuando el poder dinstico apenas comenzaba a surgir en lugares como Piedras Negras y Yaxchiln, el control poltico probablemente se limitaba a las reas inmediatamente adyacentes a los ncleos de los centros reales de reciente formacin. En-tre estos centros haba campos fundamentalmente de-spoblados que constituan las fronteras polticas; dada su baja densidad de poblacin y su posicin descentral-izada, estas fronteras debieron actuar como zonas de amortiguamiento que moderaban las fricciones polticas y econmicas generadas entre las nacientes dinastas (Golden, Scherer y Muoz 2005; Golden et al. 2006). No obstante, para el perodo Clsico tardo, las poblaciones regionales haban crecido hasta pasar a ocupar las zonas fronterizas, proceso ligado con el crecimiento del control ejercido por la realeza. Para el siglo sptimo, si es que no antes, unos cuantos centros haban incorporado a sus es-feras a la mayora de los asentamientos rurales, as como grandes superficies de terreno y los territorios de los

    reinos fluviales se hicieron adyacentes entre s (Anaya Hernndez 2001, 2005a, 2005b; Anaya Hernndez et al. 2003; Mathews 1991). Las fronteras polticas norte-sur que se dieron a lo largo del ro durante el perodo Clsico tardo estaban marcadas por las dramticas modificaciones y rupturas en la geografa tanto del canal fluvial como de sus valles contiguos. A lo largo de ros tributarios como el ro de la Pasin, el Salinas, el Lacanj y el Lacantn, muchos reinos competan entre s por el control. Aparentemente, Yaxchiln gobernaba gran parte de la sinuosa seccin media, en la que los mayores tributarios del Usumacinta ya se han incorporado al torrente principal del ro. El control que ejerca Yaxchiln se extenda hasta donde comienza la estrecha garganta que marca la siguiente gran modificacin que sufre el Usumacinta. Nobles subordinados a los gobernantes de Yaxchiln regan la frontera norte del reino desde centros como Chicozapote y Tecolote (Figura 1) y montaban guardia sobre el estre-

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

    Figura 3. Mapa que muestra la topografa de la regin, con los centros polticos primarios y secundarios mencionados en el texto.

  • cho can por el cual el ro pasa los rpidos de Chico-zapote (tambin conocidos como rpidos de Anait; ver Figuras 2 y 3). Otros sitios subordinados a Yaxchiln, tales como La Pasadita, ocupaban los estrechos valles tierra adentro paralelos al canal fluvial y extendan la frontera norte del reino hacia el este y el oeste del ro (Anaya Hernn-dez 2001; Golden 2003; Golden, Scherer y Muoz 2005). Al norte del Chicozapote, sin embargo, el reino de Yax-chiln daba lugar al territorio de Piedras Negras, en el que centros tales como El Cayo brindaban control de la regin sur de este ltimo reino (Chinchilla y Houston 1993; Lee y Hayden 1988; Mathews 1998; Mathews y Ali-phat 1992). Para el perodo Clsico tardo, el reino de Pie-dras Negras probablemente dominaba el resto del can del Usumacinta, si bien el panorama poltico es difcil de definir. El reino de Sak Tzi tena una presencia impor-tante en la regin, negociando alianzas e involucrndose en guerras tanto con Piedras Negras como con Yaxchiln (Anaya Hernndez 2001; Martin y Grube 2000:146). Los gobernantes de Chinikih y de Chancal tambin estu-vieron activos en esta regin del valle fluvial, aunque el tamao de sus reinos no est claro an (Anaya Hernn-dez 2001, 2005a, 2005b; Stephen Houston, comunicacin personal 2006; Martin y Grube 2000:179). En la abertura de Boca del Cerro, en donde el Usuma-cinta se derrama en la planicie costera de Tabasco, el ro pasaba hacia el norte a travs del territorio de Pomon. Montando guardia en los pasos terrestres y fluviales que daban acceso a la llanura de Tabasco haba centros subordinados a Piedras Negras, tales como Santo Toms 1, Redencin del Campesino y lvaro Obregn 2. En el lado correspondiente a Pomon de la divisin poltica haba centeros polticos tales como Panhal, sobre Boca del Cerro, capaces de observar todo movimiento de en-trada al reino (Anaya Hernndez 2001, 2005a, 2005b).

    Investigaciones anterioresEntre el ao 2003 y el 2005, el PRASL concentr sus es-fuerzos en labores de reconocimiento y mapeo de las tierras fronterizas entre Piedras Negras y Yaxchiln. En particular, se levantaron mapas y se llevaron a cabo po-zos de exploracin en las regiones pantanosas, en las tier-ras altas y en las colinas que rodean el arroyo Macabilero y en las reas que se hallan al sur de la Laguneta Lacan-dn (ver Figura 2; Golden, Romn, Muoz, Scherer, y Romero 2005; Golden et al. 2004; Golden, Scherer y Mu-oz 2005; Golden et al. 2004; Golden et al. 2003; Scherer 2005; Vsquez et al. 2005, 2006). El trabajo de campo ll-evado a cabo en los aos 2003 y 2004, combinado con el trabajo de investigadores anteriores (como, por ejemplo, Maler 1901; Maler 1903; Shook 1998) revel una marcada diferencia en la distribucin de sitios entre los dos reinos. En el rea que se presume fue parte del reino de Piedras Negras, los asentamientos son abundantes, si bien los centros polticos de importancia se hallan bastante dis-persos. Los nodos polticos secundariosentendiendo

    Golden y Scherer

    Figura 4. Plataforma basal y superestructura de edificio en el sitio de Tixan (fotografa de Andrew Scherer).

    Figura 5. Pirmide en el sitio de Texcoco (foto de Andrew Scherer).

  • 5por stos a aquellos centros gobernados por subor-dinados inmediatos de los reyes de Yaxchiln o de Piedras Negras e identificados por su arquitectura monumental o por sus monumentos inscritosse hallan muy extendidos y distribudos entre asenta-mientos mucho ms pequeos. Si bien los datos epigrficos e iconogrficos in-dican que los gobernantes de sitios subordinados a menudo eran aliados militares clave de sus seores, la distribucin de centros secundarios en el sur del reino de Piedras Negras no sugiere intencin alguna de contar con un estrecho control militar o poltico de la frontera. El Cayo se construy sobre el borde del ro y, por ello, podra haber servido de puesto de vigilancia de la ruta hacia el norte, pero en otras partes no se hace gran uso de la topografa natural-mente defendible para proteger los pasos terrestres ni del lado mexicano ni del lado guatemalteco del ro. En ste ltimo, hay asentamientos abundantes en los valles, en sitios tales como Esmeralda, pero son ms bien escasos en las partes altas de las coli-nas. El sitio de Texcoco, de dimensiones consider-ables y que pudo haber sido un centro secundario hacia el perodo tardo del reino de Piedras Negras, se halla enclavado en terreno elevado, cerca de un paso natural que lleva hacia el este, hacia el territo-rio de otros reinos, incluyendo el de Hix Witz. La ubicacin de Texcoco, sin embargo, deja descuidada la principal ruta sur-norte que lleva de Yaxchiln a Piedras Negras. nicamente el centro de Esmer-alda, mucho ms pequeo, presenta una concen-tracin de poblacin de importancia a lo largo de dicha ruta y se halla en tierras planas, amplias y sin proteccin alguna (Golden, Scherer y Muoz 2005). A diferencia de la situacin anterior, los sitios pertenecientes al reino de Yaxchiln con arquitectu-ra monumental tienden a concentrarse en la presun-ta zona fronteriza a ambos lados del ro, haciendo amplio uso de la topografa natural para construir fortificaciones en las rutas terrestres de viaje. Los gobernantes de estos sitios, incluyendo Chicozapote, Tecolote, La Pasadita (y posiblemente el sitio mni-mamente documentado de El Tnel) brindaban a la dinasta de Yaxchiln un control militar y poltico de las rutas terrestres y fluviales norte-sur que atrave-saban la frontera con Piedras Negras. A lo largo de la frontera oriental de Yaxchiln puede apreciarse un patrn similar, con el sitio de Oso Negro situado es-tratgicamente cerca del camino que lleva a los sitios arqueolgicos de Pajaral y Zapote Bobal, que alguna vez pertenecieron al reino de Hix Witz (Breuil-Mar-tnez et al. 2005; Breuil-Martnez et al. 2004; Fitzsim-mons 2006; Gmez et al. 2006; Gmez 2006). Los

    Figura 6. Tiloom, gobernante local (sajal) de La Pasadita (a la derecha) participa en un ritual con Pjaro Jaguar IV, gobernante del

    reino de Yaxchiln (a la izquierda). Dibujo de Linda Schele.

    Figura 7. Muro entre La Pasadita y El Tnel, con personas sobre el muro y en su base para tener idea de la escala (fotografa de Andrew

    Scherer).

    Los patrones descritos para la porcin sur del reino de Piedras Negras podran no ser los mismos en la zona fron-teriza norte del reino (consultar Hernndez 2005a, b).

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

  • 6monumentos de esta regin retratan a estos subordinados a la dinasta de Yaxchiln participando en rituales con sus seores, en algunos casos ofrendando cautivos de guerra y otros tipos de tributo como seal de lealtad (Figura 6). Nuestras investigaciones han sacado a la luz eviden-cias adicionales del desarrollo formal de una frontera estrechamente controlada bajo la forma de una serie de muros de piedra que, por analoga con las estructu-ras excavadas en la regin del Petexbatn, pensamos que sirvieron como base de empalizadas (consultar Demarest et al. 1997). Estos muros se colocaron de mane-ra estratgica a lo largo de la frontera norte de Yaxchi-ln, atravesando el espacio entre colinas en y alrededor de los sitios de El Bayal, La Pasadita y El Tnel (Figura 7). Algunos de estos muros se extienden por ms de 100 metros, en tanto que otros atraviesan estrechas brechas de unos 30 metros. No hemos excavado an estos muros y, por lo tanto, no podemos fecharlos con seguridad ni confirmar que se trata de bases para empalizadas. Sin embargo, la identificacin de estas construcciones como estructuras defensivas es la mejor explicacin de su for-ma y ubicacin y su asociacin con centros que se sabe son del perodo Clsico tardo, como La Pasadita y El Tnel, sugiere que tambin se trata de construcciones de este perodo. Al finalizar el trabajo de campo de la temporada 2005, nuestro equipo binacional cumpli tres tempora-das de reconocimiento, mapeo y excavacin preliminar en un rea que iba de Piedras Negras en el norte a La Tcnica en el sur y del ro Usumacinta hasta la Sierra del Lacandn en el este. Se identificaron al menos veintitrs sitios arqueolgicos que no se haban documentado an-teriormente, y cinco sitios previamente identificados se documentaron con mayor detalle. Se logr un avance en la ubicacin de sitios y se mejor el mapa arqueolgico de la cuenca media del ro Usumacinta. Nuestro trabajo tambin produjo nuevas preguntas: los sitios pequeos que habamos identificado en el cur-so de nuestro trabajo de reconocimiento integrados, es-

    taban polticamente a los reinos de Piedras Negras y de Yaxchiln? Se podan utilizar sus patrones de cultura material con el fin de determinar las alianzas polticas de estos centros menores? Cul fue la funcin de los sitios ms pequeos? Fueron centros de produccin agrcola? Se trataba de puestos militares, como parece sugerirlo la presencia de posibles estructuras defensivas? Nuestro objetivo para la temporada de campo 2006 era, pues, comenzar a responder a algunas de estas pre-guntas mediante una excavacin ms intensiva en los sitios ya identificados.

    La temporada de campo 2006Dada la relativa inestabilidad e inseguridad del Parque Nacional Sierra del Lacandn, la prudencia exiga pla-

    Golden y Scherer

    Figura 9. Puerta en el llamado Palacio de Las Puertas en el sitio de Oso Negro (foto de Charles Golden).

    Figura 8. Fachada oriental de la Estructura D3-1 del sitio de Tecolote (foto de Arlen Heginbotham).

  • 7near una temporada de trabajo a lo largo del borde del parque, rea en la que haba menos posibilidades de en-contrarnos con narcotraficantes y con colonos ilegales que hubieran invadido el parque y que ocasionalmente atacan a los guardias del parque. Proyectamos volver a la comunidad de Unin Maya Itz o UMI, un asentamiento legal ubicado en el borde sur del Parque Nacional Sierra del Lacandn. Ya lo habamos utilizado como base de operaciones a lo largo de la temporada 2005, habiendo establecido lo que estimbamos como una relacin de trabajo positiva con la comunidad. Tener nuestra base en la UMI nos permitira regresar a Oso Negro, un gran asentamiento secundario ubicado al norte de la UMI que habamos identificado en nuestra temporada de campo 2005. Adems, si la situacin pareca segura, tenamos la idea de extender nuestras investigaciones hacia el norte, entrando al parque mismo. Estabamos especialmente interesados en el establecimiento de un campamento temporal cerca de La Pasadita, desde el cual pudiramos llevar a cabo investigaciones en los sitios de La Pasadita, El Tnel y Tecolote, as como en sus reas circundan-tes. Tambin proyectbamos llevar a cabo investigacio-nes adicionales en el poblado de La Tcnica, en el sitio conocido como El Kinel, mismo que habamos visitado brevemente durante la temporada de campo 2005. Eran estos objetivos razonables para una temporada de campo corta, de tres semanas de duracin. Sin em-bargo, tras varios meses y una serie de conversaciones telefnicas con funcionarios locales de la UMI que no definieron nada, Golden y nuestra colega guatemalteca Fabiola Quiroa se desplazaron con personal de Defen-sores de la Naturaleza (administradores del parque de la Sierra del Lacandn) con el fin de reunirse con los lderes de la comunidad. Ah se nos dijo sin ambigedades que no se permitira llevar a cabo ms investigaciones de tipo arqueolgico en la comunidad. De cara a este grave obstculo, el PRASL tuvo la for-tuna de recibir entonces el beneplcito de los lderes del vecino poblado de La Tcnica para la conduccin de sus investigaciones arqueolgicas. La Tcnica es una peque-a comunidad legal ubicada sobre los bancos del ro Usumacinta, apenas al sur del Parque Nacional Sierra del Lacandn. Tras una reunin rpidamente convenida con los lderes de La Tcnica, Scherer, Quiroa y el co-lega Juan Carlos Melndez, contando con la abundante ayuda de nuestros habituales guas de Santa Rita, nego-ciaron un acuerdo para trabajar que inclua permiso para llevar a cabo investigaciones en La Tcnica, siempre y cuando se consultara con los propietarios locales de la tierra y que a stos se les compensara por acompaar a los investigadores durante las operaciones de mapeo y excavacin. Este arreglo permiti que siguiera adelante la tempo-rada de campo, permitiendo al PRASL dar continuidad a muchos de los objetivos de investigacin que se haban establecido, a pesar de que resultaba imposible llevar a cabo trabajos adicionales de investigacin en Oso Ne-

    gro. Otro de los efectos positivos que se deriv de este arreglo fue la oportunidad de llevar a cabo excavaciones preliminares en los sitios arqueolgicos de La Tcnica, ubicado en el centro de la comunidad moderna y El Ki-nel, ubicado en los campos agrcolas adyacentes al po-blado. Ambos sitios resultan muy enigmticos. Nuestras in-vestigaciones preliminares en La Tcnica durante el ao 2005 revelaron que la porcin central del sitio incluye un grupo E, en tanto que la recoleccin de artculos de superficie produjo un muestreo de piezas de cermica que provenan temporalmente sobre todo del perodo Preclsico. A diferencia de esto, las muestras de cermi-ca recogidas en superficie en El Kinel son fundamental-mente del perodo Clsico tardo. An ms interesante result que, durante la construccin de un camino en el ao 2000, algunos miembros de la comunidad hallaron un monumento tallado. El monumento en cuestin lleva el retrato de Pjaro Jaguar III, gobernante de Yaxchiln y lleva una fecha inscrita del ao 790 de nuestra era (Fig-ura 13). El descubrimiento de un monumento tallado en El Kinel, sitio carente de arquitectura abovedada y de estructuras de tamao importante, resulta altamente inusual y la importancia del hallazgo an est por deter-minarse.

    La TcnicaNuestro personal de investigacinque consta de siete arquelogos y once excavadores y guas lleg a La Tcnica el 2 de Junio y se instal en una casa ubicada en el borde norte del poblado. El 3 de Junio comenzamos nuestras investigaciones en el centro del poblado, en el sitio de La Tcnica. Se estableci un dato de sitio en la parte superior de la Estructura A2-1 y el sitio se mape utilizando un trnsito totalizante, con el fin de reem-plazar los mapas realizados con cinta mtrica y brjula

    Figura 10. Mapa de La Tcnica, Petn, Guatemala (hecho por Charles Golden y Betsy Marzahn-Ramos).

    0 50 100m

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

  • 8hechos por Paulino Morales y por miembros del PRASL (Morales 2001; Vsquez et al 2005, 2006). Lo que mostra-ba nuestro mapa original del ao 2005 era un pequeo pero denso centro de estructuras, entre las que se cuen-tan un grupo E, el nico que se ha identificado hasta la fecha a lo largo del ro Usumacinta (Figura 10; ver Aim-ers y Rice 2006). No obstante, el mapa ms detallado que surgi de la medicin hecha con trnsito totalizante rev-el que el grupo E y algunas de las estructuras circun-dantes se asientan sobre una gran plataforma que cubre aproximadamente dos hectreas de superficie. Otras es-tructuras, menores en dimensiones, se hallan fuera del ncleo del asentamiento y estn menos concentradas. La construccin del poblado moderno ha destrudo algu-nas estructuras pequeas pero, en general, el sitio de La Tcnica est bien conservado y los residentes locales han buscado que permanezcan las principales estructuras. Una caracterstica interesante de la arquitectura de La Tcnica consiste en que las estructuras carecen de sillares labrados externos. Una posibilidad es que los miembros de la comunidad los hayan retirado a lo largo de ms de treinta aos de actividades de construccin y agricultura. Sin embargo, no constatamos el uso de estas piedras en ninguna de las construcciones modernas ni nadie nos inform de que se hubieran tomado bloques de los montculos. Una hiptesis probable es que sim-plemente no se hayan utilizado fachadas recubiertas con sillares en las construcciones de La Tcnica. El relleno de los montculos consiste fundamentalmente en grandes piedras de ro y es posible que dichas piedras se hayan utilizado tambin como piedras de recubrimiento, lo que resultara similar a los patrones observados en la regin sureste del rea maya (por ejemplo, consultar a Schort-man y Nakamura 1991). Las excavaciones que practicamos en La Tcnica consistieron en dos pozos de exploracin hechos en la base de la Estructura piramidal A2-1. Estas excavaciones revelaron la existencia de profundos depsitos de rel-leno de piedras de ro y la gran mayora de los materia-les cermicos recuperados datan del perodo Preclsico tardo (entre alrededor del 500 antes de nuestra era y hasta el 250 de la misma). En nuestras excavaciones ms profundas, sin embargo, los materiales cermicos del perodo Preclsico tardo dieron lugar a materiales del perodo Preclsico medio, lo que hizo que la ocu-pacin ms temprana demostrable en La Tcnica pudo darse desde el 500 anterior a nuestra era. Se recuperaron algunas piezas de cermica protoclsica en los niveles superiores, lo que sugiere un abandono del sitio alred-edor del 250 de nuestra era. Tan slo un puado de frag-mentos de cermica del perodo Clsico tardo pudieron recuperarse y stos en la capa de humus, y su cantidad es mnima si se le compara con las grandes cantidades de materiales del perodo Preclsico que se recuperaron en todos los niveles de excavacin. La mayor parte de la construccin en La Tcnica data del perodo Preclsi-co tardo y no hay evidencia de ocupacin durante el

    perodo Clsico temprano. Algo de uso efmero durante el perodo Clsico tardo se pone de manifiesto dada la presencia de unos cuantos fragmentos cermicos de dicho perodo, aunque parece improbable que se haya construdo en esta poca. La Tcnica fue, entonces, un centro signifi-cativo de la regin del Usumacinta durante el perodo Preclsico. Las estructuras de este pero-do en sitios como Piedras Negras, Macabilero y Fideo son similares en tamao e incluso ms pequeas, si bien no se han identificado otros grupos E en la regin (Golden, Romn, Muoz, Scherer y Romero 2005; Hous-ton, Ecobedo, Child, Golden y Muoz 2003:220-222).

    Golden y Scherer

    Figura 11. Mapa de El Kinel, Petn, Guatemala (por Charles Golden, Betsy Marzahn-Ramos y Juan Carlos Melndez).

    0 300m

    Sector Sur

    Sector Norte

  • 9No estn claras las razones por las que el sitio haya sido abandonado durante o despus del perodo protoclsi-co, pero esto encaja con un patrn regional ms amplio que habremos de discutir ms abajo.

    El KinelPara el 7 de Junio mudamos nuestra atencin al cercano sitio de El Kinel (Figura 11), ya que habamos recibido permiso del propietario de las tierras en las que se haya este sitio para llevar a cabo actividades de mapeo y de excavacin en el grupo de montculos en el que se haba recuperado el Monumento 1, la escultura que lleva la imagen de Escudo Jaguar III (Houston et al. en prepara-cin; Morales 2001; Morales y Ramos 2002). Paulino Morales (2001) design un Sector Norte y un Sector Sur en El Kinel, separados entre s por un canal, al que lo-calmente se conoce como el kinel y que da su nombre al sitio.2 Morales supuso que el canal era de formacin natural, hiptesis que sostienen varios residentes locales de La Tcnica. Al referirse a imgenes remotas del sitio, sin embargo, se revela un arco limpio a lo ancho de la mayor parte de la curva que forma el cauce del ro lo que, en esencia, separa el sector sur del norte durante perodos de crecida. La forma del canal no apoya su in-terpretacin como una formacin natural y la presencia de porciones elevadas a lo largo de varias porciones de su borde sur parece apoyar la idea de que su excavacin es producto, al menos en parte, de la actividad humana y no del ro. Aunque actualmente el canal no llega hasta el ro en ambos extremos, las imgenes de radar pare-cen mostrar que el canal alguna vez lleg hasta el ro y que, posteriormente, se llen de sedimento o se tap deliberadamente. Los montculos del Sector Norte de La Tcnica se hallan ms dispersos que los del Sector Sur del sitio. En su mayora parecen ser fundamentalmente plataformas individuales que pudieron servir de base a una o ms superestructuras perecederas. Los montculos del Sector Norte no son particularmente grandes y la plataforma so-bre la cual se hall el monumento es la mayor estructura que hay al norte del canal. Pequeas estructuras bordean ste, quizs porque la tierra al norte rpidamente cedi ante el pantano anegado estacionalmente. No obstante lo anterior, la asociacin de una serie de tres pequeas estructuras (F7-1, F8-2 y G8-1) con al menos una estruc-tura mayor (F8-1) podra ser indicativa del esfuerzo por desarrollar algn tipo de complejo arquitectnico. Se excavaron tres pozos de exploracin en el Sector Norte de El Kinel en y alrededor de la Estructura H10-1, que es la plataforma en la que se descubri el Monu-mento 1. Los ricos depsitos de desechos hallados en capas en dos de estos pozos inmediatamente adyacentes a la Estructura H10-1 contenan una gran abundancia de fragmentos cermicos y lticos, as como restos ani-

    males. Dado el contexto de estos materiales, es probable que representen materiales de descarte de la fase final de ocupacin de la estructura. Aunque los ms comunes son fragmentos de cermica utilitaria, entre los fragmen-tos de intercambio se hallaron en abundancia fragmen-tos de Naranja Delgado de Altar, as como Gris Fino Tres Naciones, lo que sugiere fechas de alrededor del ao 830 de nuestra era e incluso posteriores para los materiales de estos depsitos. Provisionalmente, nos permitimos sugerir que el abandono de esta porcin de El Kinel se dio a ms tardar alrededor del ao 930 de nuestra era, pues en nuestra muestra hay una completa ausencia de cermica fina posterior al perodo Clsico terminal (Ad-ams 1971:151; Sabloff 1975:17). Si bien contamos con una fecha final de ocupacin para esta rea de El Kinel durante el perodo Clsico, an no tenemos una comprensin precisa de la cro-nologa global del sitio. Se practicaron excavaciones en lo que parecan ser suelos culturalmente estriles y en un pozo de exploracin se pudieron recuperar algunos fragmentos que datan del perodo Preclsico tardo, si bien no nos fue posible asociarlos con fase especfica de

    Figura 12. Entierro 4, El Kinel (excavado y fotografiado por Ana Luca Arroyave y Andrew Scherer).

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

    2 El origen de este trmino no est claro. No es un vocablo de uso comn en otras partes del Petn o de Guatemala.

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    construccin alguna. Actualmente, creemos que la ocu-pacin de esta plataforma y de sus estructuras asociadas en el Sector Norte de El Kinel datan exclusivamente de los perodos Clsico tardo y Clsico terminal, aunque sta bien pudo haberse construdo sobre un nivel de ocupacin de pequea escala durante el perodo Prec-

    lsico. Si la construccin inicial de la Estructura H10-1 es contempornea con la fecha 790 de nuestra era que se consigna en el monumento hallado en ella, entonces debi haberse dado una ocupacin importante durante al menos cuarenta aos antes del abandono del rea. En el Sector Sur de El Kinel, obtuvimos permiso de mapear y conducir excavaciones en dos parcelas adya-centes, en las que abundan las estructuras. Se mapearon al menos catorce estructuras en un rea de aproximada-mente 300 x 400 m. Dispersas entre esta concentracin de grandes plataformas se hallan varias depresiones muy profundas que debieron ser los restos de excavaciones para la obtencin de los materiales utilizados en la con-struccin de las estructuras. Las oquedades resultantes pudieron despus utilizarse como aguadas para proveer de agua todo el ao a los residentes de El Kinel. Resulta interesante constatar que varias de las estructuras estn unidas por andadores levantados. stos habran resulta-do sumamente tiles cuando el rea se inundaba. Segn los residentes actuales del rea, el Sector Sur de El Kinel se aniega peridicamente cuando el Usumacinta se des-borda durante la temporada de lluvias. Nos informaron que, en el pasado reciente, esto ocurra con regularidad aproximadamente una vez cada dos aos, si bien haban pasado ya seis aos desde la ltima inundacin. Los montculos del Sector Sur de El Kinel son plata-formas de tierra que alguna vez debieron sostener su-perestructuras hechas de materiales perecederos. A diferencia del sitio de La Tcnica, sin embargo, estas plataformas se hallaban al menos parcialmente recubier-tas por bloques trabajados de piedra caliza, incluyendo bases hechas de este material para las superestructuras. No obstante, muchos de los montculos han sido despo-jados de su piedra labrada por las actividades agrcolas de las recientes dcadas, proceso que observamos en ms de una de las parcelas que cultiva la comunidad. Se llevaron a cabo excavaciones en la Estructura L9-3, misma que haba sido penetrada por una cala de saqueo. Una dispersin de piedras de tapa, fragmentos de cermica y restos humanos alrededor de la superfi-cie del montculo indica que los saqueadores haban hallado un entierro, y el propietario de la tierra nos indic que l haba rellenado la cala tras descubrir el saqueo. Decidimos reabrirla y limpiarla, con el fin de tener acceso a la secuencia arquitectnica de la estructu-ra e intentar recuperar cualquier dato sobreviviente del entierro. Asimismo, se practic un pozo de exploracin adyacente a la cala, con el fin de tener un contexto adi-cional. Se practic un segundo pozo de exploracin en el andador que conecta la Estructura L9-3 con la Estructura L9-4. Tanto los pozos de exploracin como la cala de saqueo arrojaron exclusivamente materiales del pero-do Clsico tardo. Si bien las perturbaciones debidas a las actividades agrcolas pueden explicar la prdida de algunos materiales del perodo Clsico terminal que quizs alguna vez estuvieron presentes en o cerca de la

    Golden y Scherer

    Figura 13. Monumento 1 de El Kinel, que muestra a Escudo Jaguar III de Yaxchiln (dibujo de Stephen Houston; ver Houston et al. en

    preparacin; Morales 2001; Morales y Ramos 2002)

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  • superficie, la gran abundancia de cermica fina de este perodo en el Sector Norte, que tambin ha estado sujeto a actividad agrcola, sugiere que nunca hubo gran abun-dancia de materiales del perodo Clsico terminal en el Sector Sur. Esta ausencia de cermica fina sugiere que las estructuras del Sector Sur se abandonaron antes del ao 830 de nuestra era, antes que lo fueran las del Sector Norte. En el pozo de exploracin que practicamos en el andador que conecta la Estructura L9-3 con la L9-4, hallamos un denso depsito de restos cermicos que en un principio pensamos haba sido un basurero, constitudo quizs por residuos arrojados de las casas adyacentes. Sin embargo, una excavacin ulterior revel la presencia del entierro de un adulto (Entierro 4; Figura 12) bajo el depsito de fragmentos de cermica, huesos de animales, malacates de hilar y fragmentos de figuril-las. Si bien las capas superiores de este depsito quizs estaban constitudas en efecto meramente por basura domstica proveniente de las construcciones vecinas, el contexto de artefactos asociados con el entierro sugiere que al menos parte de lo que originalmente supusimos era basura era en realidad parte de un depsito ritual asociado con el entierro. De manera directamente adyacente a los restos, se hall una gran cantidad de piezas de cermica que al-guna vez formaron parte de vasijas completas y la co-

    locacin, aparentemente intencional, de artefactos tales como puntas de proyectil (a nivel de las rodillas), la mano de un metate (sobre la pelvis) y un hacha de pedernal (sobre el brazo derecho) entre otros objetos parece apun-tar con fuerza a la idea de que stos formaron parte de un nico episodio de enterramiento. Todos estos objetos, sin embargo, se rompieron antes de su depsito. Resulta interesante que Paulino Morales (Morales 2001:9) re-porta un depsito similar de fragmentos cermicos aso-ciados con el enterramiento que excav en El Kinel. El depsito junto con el difunto de lo que, en otro contexto, se habra interpretado como material comn de un ba-surero parece constituir un componente importante del ritual mortuorio de esta antigua comunidad. El Entierro 4 haba sido perturbado en la antigedad y los huesos del antebrazo (ambos radios y cbitos) haban desapa-recido. No obstante, ambos brazos (hmeros) y los hue-sos de las manos permanecan en posicin anatmica y articulada. No est claro si los huesos de los antebrazos fueron tomados tras un reingreso intencional al entier-ro o si stos fueron meramente sustrados durante una perturbacin accidental e incidental del entierro como resultado de actividades posteriores en y alrededor de la estructura en la que se llev a cabo el mismo. Al retirar el relleno de la cala de saqueo practicada en la Estructura L9-3, hallamos restos humanos que con-stituyeron lo que quedaba de un entierro perturbado (Entierro 6), mucho del cual fue vuelto a cubrir cuando el propietario de la tierra volvi a tapar la cala. Exca-vaciones practicadas de forma adyacente a la cala de saqueo, sin embargo, revelaron inesperadamente que la Estructura L9-3 haba sido algo parecido a un santu-ario domstico, tpico de las estructuras orientales en la regin del Petn central (Becker 2004; Becker 1999; Becker 1971; Hageman 2004). No obstante, sin llevar a cabo excavaciones adicionales no podemos constatar si las otras plataformas contienen nmeros similares de entierros y si en El Kinel existe un patrn similar de san-tuarios orientales. Densamente colocados dentro de la estructura se hallaron los entierros de dos nios (Entierros 2 y 3) y uno de un adulto (Entierro 5). Uno de los nios fue en-terrado en el interior de una cripta con piedras de tapa y paredes hechas con piedra burdamente cortada (Enti-erro 2). Los otros dos entierros tambin estaban tapados con bloques de piedra planos y labrados (lajas), si bien carecan de los muros de piedra cortada. Es evidente que existen entierros adicionales debajo de los que excava-mos, pues localizamos la pierna de un infante (Entierro 3) sobre las piedras de tapa de otro entierro que no se excav. Dados los lmites de tiempo y recursos de que disponamos, decidimos dejar las excavaciones adicio-nales para futuras temporadas de campo. Los dos nios hallados no estaban asociados con ningn ajuar funer-ario, salvo por algunas piedras de ro pulidas. Al adulto, sin embargo, se le enterr con tres vasijas de barro cerca de la cabezaincluyendo un plato de color negro que se

    Figura 14. Orificios para poste en el bordo de El Kinel (fotografa de Fabiola Quiroa).

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

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    coloc invertido sobre su rostro. Morales (2001:9) hall un plato trpode negro similar en sus excavaciones en el Sector Sur de El Kinel. Otra caracterstica interesante de los entierros es la posicin de dos de los individuos, uno de ellos el adulto enterrado entre las estructuras (Entierro 4) y el otro un nio de la Estructura L9-3 (Entierro 2). En ambos casos, la pierna izquierda se coloc en una posicin ligeramente flexionada, en tanto que la derecha se coloc extendida. El esqueleto del Entierro 4 tena la mano derecha coloca-da sobre la pelvis y la mano izquierda a un lado, con los dedos flexionados, como si hubiera estado sosteniendo algo. No se hall artefacto alguno en la mano, pero existe la posibilidad de que alguna vez haya sostenido un ob-jeto hecho de materiales perecederos. El esqueleto del Entierro 2 presentaba su brazo izquierdo flexionado so-bre el pecho y la mano derecha colocada sobre la pelvis. Estos individuos presentan la apariencia de haberse co-locado en sus tumbas en posicin de danzar, similar a la ilustrada en vasijas pintadas y en monumentos. Aunque la importancia de estas posiciones no est clara, el hecho de que se trata de posturas sin paralelos conocidos pa-recera reflejar una costumbre mortuoria especfica ya sea de la casa a la que pertenecieron estos individuos o bien de la comunidad de El Kinel en general. Tambin se llevaron a cabo excavaciones en dos si-tios estratgicamente alejados de restos arquitectnicos. El primero de estos fue una aguada adyacente a las Es-tructuras L9-2, -3, -4 y -5. Chris Balzotti de la Univer-sidad de Brigham Young llev a cabo perforaciones para obtener muestras de piso, mismas que revelaron la existencia de un depsito de arcilla de tres metros de profundidad sobre una capa arenosa, lo que indica que repetidas crecidas depositaron arcilla sobre las playas del antiguo curso fluvial, que se desplaz entonces ha-

    cia el sur, estableciendo el curso actual. Para determi-nar las asociaciones culturales de esta estratigrafay posiblemente la fecha del cambio de curso del ro se practic un pozo exploratorio precisamente en el sitio en el que se haba obtenido la muestra de suelo. Los resul-tados obtenidos fueron importantesen todo el grosor de las capas arcillosas se hallaron fragmentos cermicos del perodo Clsico tardo, hallndose incluso apenas a unos cuantos centmetros por encima del suelo arenoso de la antigua playa. Tomando en consideracin el gran tamao de algunos de los fragmentos y el hecho de que stos se hallaron yaciendo horizontalmente (y no verti-calmente) en el sedimento, no somos de la opinin de que los fragmentos hayan alcanzado su considerable profundidad a travs de una migracin vertical hacia el interior de la matriz del suelo (Hofman 1986). En lugar de ello, es posible imaginar dos posibles ex-plicaciones para esta estratigrafa. Una posibilidad es que la excavacin de las aguadas por parte de los construc-tores originales de El Kinel durante el perodo Clsico tardo alcanzara el nivel de las capas arenosas. La inun-dacin peridica del sitio a lo largo del perodo Clsico tardo dio como resultado el depsito gradual de arcilla en las aguadas. Como alternativa, la ocupacin del si-tio podra haber comenzado durante el perodo Clsico tardo, poco despus de que el ro cambiara de curso. Segn esta explicacin, la excavacin de las aguadas y la construccin de las estructuras actualmente visibles se llev a cabo slo despus de un perodo importante de sedimentacin que elev la superficie del terreno. En cualquier caso, la conspicua ausencia de materiales anteriores al perodo Clsico tardo sugiere que el rea inmediata que rodea la aguada no se ocup antes de esa poca. La segunda excavacin que se realiz en El Kinel que no involucr montculo alguno fue un pozo de exploracin llevado a cabo en un rea elevada adya-cente al canal mismo y que potencialmente se relacio-naba con la construccin original del canal. Si bien no se recuperaron fragmentos de cermica, justo por debajo del nivel de humus se hallaron al menos tres depresio-nes circulares (Figura 14). stas medan, en promedio, 12 cm. de dimetro, tenan al menos 35 cm. de profun-didad y estaban separadas por una distancia promedio de 42 cm. entre s. Una posibilidad es que se trate de las huellas de postes de una empalizada de madera. Estas empalizadas, formadas con postes verticales de madera espaciados unidos por piezas horizontales, son estruc-turas que se han propuesto para el rea del Petexbatn (Demarest et al. 1997). Se requiere llevar a cabo ms ex-cavacin, sin embargo, para dar seguimiento a este hal-lazgo preliminar. A pesar de nuestras investigaciones, el papel poltico que jug El Kinal dentro del reino de Yaxchiln sigue siendo un misterio cuya elucidacin habr de requerir ms investigacin. La razn por la cual un sitio con tan poca importancia aparente podra haberse hecho

    Golden y Scherer

    Figura 15. Seccin externa del muro en Zancudero, con el fotgrafo en la base del alzamiento (foto de Juan Carlos Melndez).

  • acreedor a un monumento con la imagen de Escudo Jaguar III sencillamente no est clara. Es posible que el Monumento I haya sido desplazado en la antigedad desde un sitio ms monumental. No obstante, no se ha identificado un sitio con estas caractersticas en las cercanas de El Kinel. Si El Kinel fue el sitio en el que se erigi originalmente el monumento, entonces podran buscarse claves en el texto y las imgenes del monumento mismo, junto con la forma del asentamiento y las caractersticas defensi-vas de El Kinel. El Monumento I conmemora una danza llevada a cabo por Escudo Jaguar III vestido como cau-tivo y como guerrero. No se le identifica con su nombre completo, sino simplemente con su epteto de guardin de Antorcha Guacamaya, nombre que utiliza en al me-nos otro monumento (Houston et al. 2005; Houston et al. en preparacin). Al igual que en el caso de muchos de los cautivos tomados por los gobernantes de Yaxchiln, a Antorcha Guacamaya no se le identifica como gober-nante de un reino enemigo. Su importancia para Escudo Jaguar, por lo tanto, debe tener otros orgenes. Una posible explicacin es que Antorcha Guacamaya haya sido importante para Escudo Jaguar por representar una amenaza al interior del reino, ms que ser un adver-sario externo. Es tentador pensar que el Monumento representa una conmemoracin de la victoria de Escudo Jaguar sobre los residentes del Sector Sur de El Kinel. Ciertamente, la construccin del foso-zanja sugiere la adopcin de medidas defensivas por parte de los habi-tantes del Sector Sur y el aparente abandono del Sector Sur antes que el Norte podra explicarse en razn de una derrota militar. Con lo que sabemos ahora, sin embargo, esta explicacin es una mera especulacin y, cualesqui-era que sean las razones para la ereccin del monumen-to, para principios del siglo dcimo de nuestra era am-bos sectores de El Kinel haban sido abandonados.

    ZancuderoNuestros planes de investigar las reas alrededor de La Pasadita y Tecolote fueron desechados tras la captura de funcionarios del CONAP y de la polica hecha el 13 de Junio por invasores ilegales en la regin inmediata-mente al norte de La Pasadita. Dado que otras grandes secciones de la Sierra del Lacandn eran inaccesibles por su inseguridad y dado que carecamos de permiso para trabajar en la UMI, nuestro acceso al parque nacional se hallaba extremadamente limitado. Sin embargo, una es-trecha faja de tierra de la punta suroccidental del parque bordea los terrenos agrcolas de La Tcnica. Se saba que esta rea era segura y que se hallaba relativamente libre de comunidades invasoras (si bien un grupo de estos in-vasores fue expulsada en el 2005).

    Uno de los propietarios con los que estbamos co-laborando nos haba informado de la presencia de arquitectura expuesta en la esquina suroccidental del Parque Nacional Sierra del Lacandn. Tras un da de reconocimiento, seguido de un da de mapeo y de per-foracin de pozos de prueba se nos revel un sitio fas-cinante, al que llamamos Zancudero por las nubes de mosquitos (zancudos) presentes en el sitio. En el centro de Zancudero se halla una gran colina, de unos noventa metros de altura. Sobre sta hay varias plataformas bajas que dominan las planicies al sur y las colinas al norte. Hay al menos dos pequeas cuevas en las faldas de la colina y varias estructuras pequeas estn esparcidas al-rededor de la base de la misma. Lo que da inters al sitio no es el asentamiento en s, sino un gran muro que rodea la mayor parte de la colina. Con al menos ochocientos metros de longitud y unos cuatro o cinco metros de altura en ciertas secciones, este muro rodea unas tres cuartas partes de la colina, as como las estructuras que rodean sta (Figuras 15 y 16). El resto de la circunferencia se completa con tierras pan-tanosas y por el Arroyo Yaxchiln, lo que crea un lugar

    Figura 16. Imagen del rea mediante radar Airsat; se incluyen Yaxchi-ln, Zancudero, El Kinel y La Tcnica. La lnea oscura indica el muro que rodea Zancudero, as como el conjunto de bordo y canal de El Kinel (mapa de Charles Golden).

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    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

    Invasores es el trmino local que se usa para describir a los grupos que toman ilegalmente posesin de tierras pblicas o de propiedad privada.

  • fcil de defender, con acceso cercano tanto a agua como a alimentos. El nico pozo de exploracin practicado revel que, aunque hay algunos fragmentos cermicos del perodo Clsico tardo esparcidos en el humus, con mucho la mayora de los materiales recuperados data del perodo Preclsico tardo. No se hicieron excavaciones en los mu-ros mismos, por lo que actualmente no nos es posible decir si representan o no fortificaciones del Preclsico. Sin embargo, se ha identificado al menos otro ejemplo de un probable sitio fortificado del Preclsico a lo largo del ro Usumacinta en el sitio de Macabilero, ubicado al norte, cerca de Piedras Negras (Golden, Scherer y Mu-oz 2005:13-14; Romero 2005; Shook 1998). No est claro qu defenda el formidable muro de Zancudero durante el perodo Preclsico o el Clsico. Se trata de un sitio pequeo y ordinario con un muro extraordinariamente grande. Como sitio estratgico, no obstante, la colina del centro de Zancudero ofrece una vista incomparable de la campia circundante. Durante el perodo Clsico tardo, una colina de este tipo habra dado a los defensores de Yaxchiln una excelente vista ro arriba y hasta el valle que corre hacia el reino de Hix Witz, vista que habra sido imposible desde la misma Yaxchiln. Adicionalmente, los seores de Yaxchiln habran podido mantener vigiladas a las comunidades subordinadas del interior de su propio reino. Resulta difcil adivinar, sin embargo, el papel que podra haber tenido un puesto de viga semejante durante el perodo Preclsico, cuando el panorama era uno de menor con-centracin poblacional y de discontinuidad poltica.

    ResumenSi bien nuestros hallazgos en La Tcnica, El Kinel y Zan-cudero son preliminares, al integrrseles con los resul-tados de las investigaciones llevadas a cabo durante las tres temporadas de campo anteriores dichos hallazgos aportan informacin importante al rompecabezas de la situacin poltica imperante en la cuenca media del ro Usumacinta desde el perodo Preclsico hasta el Clsico terminal. A la fecha, se han documentado materiales del perodo Preclsico en Yaxchiln, Piedras Negras, El Cayo, Fideo, Macabilero y, ahora, El Kinel, La Tcnica y Zancudero. Ninguno de estos sitios tena una gran po-blacin durante el perodo Preclsico en la escala observ-able durante este mismo perdo en los centros del Petn central, si bien la prevalencia de cermica del Preclsico en prcticamente todas las cuevas que exploramos su-giere que an quedan asentamientos del Preclsico por identificar en la regin. Hasta donde podemos determi-nar con base en los patrones del lado guatemalteco del ro, haba una gran dispersin de pequeos centros del Preclsico en la Sierra del Lacandn. Y aunque La Tc-nica ciertamente no es El Mirador y habra sido insignifi-cante junto a Tikal, Uaxactn y muchos otros centros del perodo Preclsico en el Petn central, el sitio aparente-mente era uno de los mayores centros del Preclsico a lo

    largo del ro Usumacinta, quizs mayor que Piedras Ne-gras en esa poca (Houston, Ecobedo, Child et al. 2003; Houston et al. 2000). Zancudero, al igual que La Tcnica, parece haber al-canzado su poblacin ms abundante durante el perodo Preclsico y es probable que los grandes muros defensi-vos presentes en el sitio daten tambin de dicho perodo. De ser el caso, esta importante fortificacin constituira un ejemplo muy temprano de estructura defensiva en el rea maya, hacindola contempornea con la de Becn (Webster 1974, 1976, 2000). Junto con las imponentes terrazas y estratgica ubicacin de Macabilero durante el perodo Preclsico, Zancudero aporta informacin al panorama de la cuenca del Usumacinta, mostrndola como un rea fracturada y fuertemente disputada an durante el perodo Preclsico tardo. Si estamos en lo cor-recto, esto tiene importantes implicaciones para nuestra comprensin de la evolucin de la guerra entre los anti-guos mayas y del desarrollo de los reinos y seoros que se dio durante el perodo Clsico posterior. Para con-tar con una interpretacin ms detallada, sin embargo, debemos aguardar a poder excavar el muro mismo. Los datos obtenidos durante la temporada de cam-po 2006 tambin nos ayudan a comprender el patrn bimodal de la historia de asentamientos en la regin. Como ya se dijo, los asentamientos estuvieron amplia-mente distribudos por toda la regin durante el perodo Preclsico tardo y posiblemente an durante el perodo Protoclsico. No obstrante, durante el perodo Clsico temprano debi ocurrir un cambio importante en los patrones de asentamiento. El abandono de La Tcnica y de Zancudero hacia finales del perodo Preclsico o durante el Protoclsico refleja un patrn mayor que es dable observar en toda nuestra rea de estudio. Nuestras muestras de cermica del perodo Clsico temprano se hallaron principalmente esparcidas en cuevas. En casi ninguna parte hallamos cermica del periodo Clsico temprano asociada con arquitectura, y en aquellos sitios que constituyen una excepcin, su presencia es escasa. En Piedras Negras, a diferencia de lo anterior, hay una gran abundancia de materiales del Clsico tempra-no (Muoz 2006); lo mismo ocurre en Yaxchiln (Lpez-Varela 1989). En otras publicaciones (Golden, Romn, Muoz, Scherer y Romero 2005; Golden, Scherer y Mu-oz 2005) hemos sugeridocomo tambin lo han hecho Houston y sus colegas (Houston, Escobedo, Child, Golden y Muoz 2003) que el crecimiento de los sitios dinsticos dio pie a un desploblamiento de la campia, conforme la gente fue congregndose alrededor de las dinastas reales emergentes en Piedras Negras y en Yax-chiln. Combinando la persuasin con la coercin, estos centros dinsticos recin formados fueron absorbiendo a las poblaciones regionales, concentrndolas en torno a sus crecientes urbes. Los resultados de nuestras inves-tigaciones siguen siendo congruentes con esta hiptesis, pues sigue siendo la explicacin ms sencilla de los da-tos cronolgicos recolectados hasta ahora.

    Golden y Scherer

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    Durante el perodo Clsico tardo, hay gran abun-dancia de vestigios cermicos en todos los sitios de la regin. Esto sugiere que los asentamientos regionales experimentaron un repunte en el perodo Clsico tardo, alcanzando su punto ms alto probablemente en el siglo octavo o a principios del noveno de nuestra era, antes de que sobreviniera el colapso del perodo Clsico terminal, hacia el ao 930 (Golden, Scherer y Muoz 2005). Al re-tornar la gente a la campia durante el perodo Clsico tardo, no reocup muchos de los antiguos centros del perodo Preclsico. En lugar de ello, decidieron con-struir nuevas comunidades adyacentes a las ruinas. La presencia, no muy abundante, de materiales del pero-do Clsico tardo sobre depsitos profundos de mate-riales del Preclsico sugiere cierto uso de los espacios antiguos, pero sin realizar excavaciones adicionales es difcil definir si esto acusa una reutilizacin habitacional de los viejos edificios o si meramente implica la reuti-lizacin ritual de las estructuras abandonadas. Adems de desarrollar una cronologa regional, uno de los objetivos investigativos cardinales del PRASL es la exploracin de la geografa poltica regional de la cuenca media del ro Usumacinta. Estamos especial-mente interesados en identificar patrones culturales que reflejen afiliaciones polticas dentro de los reinos de Pie-dras Negras y de Yaxchiln durante el perodo Clsico tardo. Los nobles subordinados y las poblaciones que gobernaban identificaban sus lealtades mediante actos rituales, expresiones de cultura material y otros smbo-los que pudieran ser detectados arqueolgicamente? Adicionalmente, es posible identificar las estrategias especficas de control regional que utilizaron respectiva-mente los seores de Piedras Negras y de Yaxchiln? Nuestro trabajo durante la temporada de campo 2006 ha ayudado a documentar varias diferencias en-tre los sitios pertenecientes al reino de Piedras Negras y aquellos que pertenecan al de Yaxchiln, diferencias a las que nuestras investigaciones anteriores parecan apuntar. En primer lugar, los patrones de enterramiento durante el perodo Clsico tardo eran distintos en cada uno de estos dos reinos. En general, los entierros en Pie-dras Negras carecen de artculos funerarios asociados. Incluso los entierros de personajes de lite no acusan en general una gran abundancia en su ajuar funerario en comparacin con lo que puede observarse en otros si-tios mayas. Entre la lite de Piedras Negras surgi una tradicin de sepultura durante el perodo Clsico tardo que contemplaba, entre otras cosas, la colocacin de las tumbas fuera de las construcciones (a diferencia de las tumbas colocadas en el interior de las estructuras piram-idales), con el fin de permitir el reingreso a las mismas. Las cmaras funerarias saqueadas de La Pasadita y de Tecolote, as como los entierros que nuestro equipo de investigacin excav en Tecolote y El Kinel sugieren la existencia de patrones muy diferentes para el reino de Yaxchiln. Por ejemplo, es ms comn hallar la presen-cia de artculos funerarios. Especficamente, tanto en el

    Entierro 1 (Morales 2001) como en el Entierro 5 (exca-vado por miembros del PRASL) de El Kinel se hallaron tres vasijas, incluyendo un plato negro perforado con un agujero de sacrificio y colocado en posicin inver-tida sobre el rostro del personaje enterrado en cada uno de ellos. En el sitio de Tecolote, el Entierro 3 tambin contena un plato trpode invertido con un agujero de sacrificio, si bien en este caso se trataba de una pieza policroma (Arroyave Prera 2004:52). Este patrn es muy tpico en otros sitios del Petn, pero no se hall jams en ninguno de los 122 entierros excavados en Piedras Negras (Houston, Escobedo, Scherer, Fitzsimmons y Child 2003). Todas las criptas saqueadas en contextos de alto estatus (en estructuras palaciegas abovedadas) en los sitios de La Pasadita y de Tecolote se hallaban en el interior y bajo los pisos de dichas estructuras. Es este el mismo patrn que se observa en el caso de las tum-bas reales de Yaxchiln (Garca Moll 2004), pero difiere completamente del observado en Piedras Negras. Los patrones cermicos constituyen otro ejemplo de tradiciones culturales divergentes entre los reinos de Piedras Negras y Yaxchiln. Actualmente, contamos ya con un muestreo cermico suficiente del reino de Yax-chiln como para compararlo con los bien estudiados materiales de Piedras Negras. Hacia el ao 550 de nues-tra era, los productores de cermica de Piedras Negras desarrollaron una tradicin cermica bien diferencia-da, que haca uso de complejas tcnicas de decoracin negativa. Si bien esta tcnica de decoracin se ha hallado en otros sitios mayas, en ningn otro sitio resulta tan comn ni est representada con tal diversidad modal y tipolgica como en Piedras Negras (ver Muoz 2006). La tradicin de pintura positiva que caracteriza a la mayora de la produccin cermica policroma maya de las tierras bajas durante el perodo Clsico fue una tcnica relativa-mente poco utilizada durante gran parte de este perodo en Piedras Negras. A diferencia de lo anterior, los productores de cermi-ca de Yaxchiln nunca desarrollaron una tradicin im-portante de decoracin negativa (Lpez-Varela 1989, 1992, 1994, 1995) y la mayora de la cermica policroma del perodo Clsico tardo de sitios pertenecientes al reino de Yaxchiln es tipolgicamente idntica a sus equivalentes del Petn central en cuanto a sus tcnicas decorativas, temas y colores (Arroyave y Melndez 2005; Muoz 2004). En nuestras exploraciones de sitios dentro del reino de Yaxchiln, tales como El Kinel y Tecolote, hallamos muy pocos fragmentos que pudieran represen-tar piezas del estilo de decoracin negativa caracterstica de la cermica policroma de Piedras Negras. Los halla-dos son apenas un manojo de fragmentos y contina su anlisis para determinar si tipolgicamente son los mis-mos hallados en Piedras Negras. As pues, las tradicio-nes cermicas de Piedras Negras y de Yaxchiln difieren entre s por sus tecnologas cermicas, que son funda-mentalmente distintas. Considerando todos los tipos y clases de cermica, los sitios pertenecientes al reino

    Problemas en la frontera: Investigaciones arqueolgicas recientes a lo largo del ro Usumacinta

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    de Yaxchiln parecen haber participado en las esferas cermicas Tzakol y Tepeu durante el perodo Clsico tar-do, en tanto que Piedras Negras se constituy en polo de una esfera cermica bien diferenciada.

    Comentarios finalesPoco a poco, nuestras investigaciones en y alrededor de la antigua zona fronteriza entre Piedras Negras y Yaxchiln comienzan a arrojar luz sobre el crecimiento y el desarrollo de estos dos reinos, as como sobre los patrones culturales que formaban parte indivisible de la separacin poltica que diferenciaba a estos dos reinos. Desde luego, an queda mucho por hacer y tenemos la esperanza de poder continuar nuestro trabajo con la co-munidad moderna de La Tcnica y con Defensores de la Naturaleza en el 2007. Tenemos planes para continuar con nuestras excavaciones en El Kinel y en Zancudero, as como para regresar, de ser posible, a llevar a cabo trabajos de investigacin en La Pasadita y en Tecolote. Por desgracia, los problemas fronterizos modernos de la regin representan un impedimento importante para llevar a cabo investigaciones en el futuro. Los acon-tecimientos que hoy en da pueden observarse por todo el Petn parecen sugerir que Guatemala se haya ante una encrucijada histrica, en la cual los parques nacio-nales, con todos los recursos culturales y naturales que contienen, debern protegerse de inmediato o enfrentar su desaparicin. En la Sierra del Lacandn, el nmero de asentamientos ilegales ha venido aumentando de manera constante desde el ao 2000. En la actualidad, ms de 3,000 personas que habitan en diversas aldeas ilegales han destrudo grandes reas de selva, atacado e incendiado estaciones de guardabosques y creado una atmsfera de ausencia de ley en esta rea, supues-tamente protegida (El Peridico 2006). En aos recien-tes, bandas armadas de narcotraficantes tambin han comenzado a hacer uso de la selva como base para la recepcin de embarques de cocana y otras drogas pro-venientes de Colombia, con destino final en los Estados Unidos. A ltimas fechas, los asentamientos ilegales se han incorporado a las actividades del narcotrfico y sus colonos brindan mantenimiento a las pistas clandestinas de aterrizaje y disponen de rifles de asalto para la protec-cin de los embarques. A la amenaza que plantea el nar-cotrfico se suman las presiones que hacen los intereses industriales en Guatemala, que presionan para derogar las leyes que establecen la creacin de los parques nacio-nales mismos (Prez 2006). Amenazados por el narcotrfico y por la potencial eliminacin legal de los parques nacionales, muchas co-munidades del Petn que dependen del uso sustentable de las reas protegidas para sobrevivir estn pidiendo ayuda al gobierno para lograr la proteccin de estos re-cursos crticos (Ramrez 2006). El gobierno guatemalteco ha respondido en las ltimas semanas con un endureci-miento en las acciones de aplicacin de la ley en el Pe-tn, pero no est an claro cunto habr de durar este

    esfuerzo ni que tan eficaz ser (Escobar Lpez 2006). Por desgracia, la investigacin cientfica en la Sierra del Lacandn no puede continuar en el actual clima de vio-lencia que prevalece. Tenemos la esperanza de que la situacin mejore el ao que viene, lo que nos permitira nuevamente continuar nuestras investigaciones hacia el norte de la regin, hacia el corazn de la Sierra del Lacandn y en sitios como Tecolote y La Pasadita. De no ser as, los crecientes problemas de la frontera moderna podran ocultar para siempre el panorama de la antigua frontera.

    AgradecimientosQueremos agradecer a la comunidad de La Tcnica, que nos permiti llevar a cabo nuestras investigaciones en el 2006. El trabajo de campo llevado a cabo en La Tc-nica en Junio de 2005 se llev a cabo con el apoyo de la Fundacin Heinz, la Sociedad Geogrfica Nacional, el Wagner College y la Universidad Brandeis. El finan-ciamiento de las investigaciones llevadas a cabo en tem-poradas anteriores fue generosamente brindado por la Fundacin para el Avance de los Estudios Mesoameri-canos, la Sociedad Geogrfica Nacional, La Fundacin de Monumentos Mundiales, la Fundacin Kaplan, la Fundacin Heinz, el Instituto de las Amricas y la Uni-versidad de Brown. Tambin queremos agradecer a De-fensores de la Naturaleza por su apoyo y ayuda, en es-pecial a Javier Mrquez y a Hctor Monroy. Por ltimo, queremos expresar nuestro agradecimiento al Instituto de Antropologa e Historia de Guatemala (IDAEH) y al Consejo Nacional de reas Protegidas (CONAP) por haber otorgado el permiso para que pudiramos llevar a cabo nuestras investigaciones en y alrededor del Parque Nacional Sierra del Lacandn.

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