priscilla shirer - uno en un millón.pdf

226
Priscilla 8hirer

Upload: carlosandrespaeznoguera

Post on 18-Aug-2015

1.013 views

Category:

Documents


268 download

TRANSCRIPT

Priscilla 8hirerCuandoconocesa alguienque vive, mastica yrespirala fecristiana, deseasloqueesapersonatiene, ylodeseasmsquecualquierotracosaenla vida: sucomunin permanente con Dios, su poder en la oracin, su energa espiritual, su intensa actitudde esperanza,que no se convierte en desesperacin ante el primer atisbo de adversidad.Perohasta qu punto quieres experimentar algo as?Lo suficiente comopara quitar de tuvida aquello que impide que seas 100% del Seor? Lo necesario para permitir que el EspritudeDiosproduzcauna transformacinespiritual entuvidaquetesacuda y tehagahuirdela zona de comodidadenque vives?Bastante comopara esperar enDios largo y tendido,y aceptar lo quel considere necesario a finde prepararte para lo que est por delante?As actanlos que sonunoenunmilln.Cuando dos millones de peregrinos adultos del antiguo pueblo de Israel dejaron la esclavitudenEgipto y vagaron por el desierto hasta que esa generacin muri,slo dos llegaron a salvoalatierraprometida. EllosfueronlosUnoenunmilln. Fueronlosuficientementevalientescomoparaexperimentarlavidaabundante, sinimportar dndeestuvieranni lofcil quesetornaba simplemente mezclarse conel resto y vivir en la mediocridad.y el prximounoenunmillnpuedessert; esoocurrirenel precisoinstanteenquedecidasdecirbastaatufeintrascendente, cuandotedescuentadequeunasemanaesdemasiadotiempoparadejardeladoloqueDioshaprometidoquepuedesexperimentar:la intensa y diaria vivencia de Su presencia permanente.Deja de ser como los dems.Rompe elmolde.Que no sea solo un deseo.Hazlo una realidaden tu vida. Hoy y todos los das.PRISCILLASHIRERes, enprimer lugar, esposa ymadre; noobstante, ponuna Biblia ensumano yunmensajeensucorazn, y versporqu miles depersonas se encuentran conDios en forma impactante y personal durante susconferencias.Ella y su esposo, Jerry, encabezan la organizacin Going BeyondMinistriesdesdeDalias, Texas, donderesidenysiempreestnlomscercaposible de sus tres nios.(Mj/tViDlf.WN.8Hlnternational. comRELlGIN {Vida Cristiana !Temas FemeninosRELlGION { Christian Lite {Womenis IssuesUSO $9.99 ISBN: 978-'-4336-6850-01 I 111 50 9999781433668500 1111111111111111Priscilla Shireren un millnUno en un millonCopynght 2010 por PnscIlla ShlrerReservados todos los derechosDerechos mternaclOnales regIstradosPubltcado por B&H Publtshmg GroupNashvllle, Tennessee 37234Nmgun fragmento de este ltbro podra ser reproduCIdo de manera alguna sm permIso escnto de B&HPubltshmg Group, excepto en el caso de breves Citas en artlculos de cntlca o en resumenesISBN 978-1-43366850-0ClaslficaclOn DeCImal Dewey248843Subdlvlslon DIOSPROMESAS \MUJERES \ VIDA CRISTIANAPubltcado ongmalmente en mgles por B&H Publtshmg Group con el tItuloOne tn a Mtllzon Copynght 2010 por PnsCllla ShlrerTodos los derechos reservadosTraducclon al espanol Cecllta Romanenghl de De FrancescoTlpografta Grupo NIvel Uno, IncA menos que se mdlque otra cosa, las CItas blbltcas se han tomado de la VerslOn Rema Valera 1960,1960 por SOCIedades Blbltcas en Amenca Latlna Usadas con permIsoLas CItas blbltcas marcadas NV1 se tomaron de la Nueva VerslOn InternaCIOnal,1999 por la SocIedad Blbltca InternaCIOnal Usadas con permIsoLas CItas blbltcas marcadas LBLA se tomaron de La Blblta de las Amencas,1986, 1995, 1997 porThe Lockman FoundatlOn Usadas con permIsoImpreso en EEUU1234567'" 1312111009ndiceNata de Priscilla XlPrimera parte: La liberacinCaptulo1: Ansias de Canan 3Captulo 2: La huida de Egipto 13Captulo 3: Cambio de sabor 25Captulo 4: Desafo a la iglesia 37Segunda parte: ElperfeccionamientoCaptulo 5: El largo camino a casa 55Captulo 6: Por qu a m? 67Captulo 7: Espera un milagro 79Captulo 8: De por qu a cmo 93Captulo 9: Mientras tanto 107Captulo 10: Lejos y cerca 119Captulo 11: Completamente suyo 131vTercera parte EldestinoCaptulo 12: Vientos de cambioCaptulo 13: Un oasis de autocomplacenciaCaptulo 14: A deshacerse de lo viejoCaptulo 15: Un camino nuevo y vivoEplogo: Un pensamiento finalApndice: Vivir en la tierra prometidaNotasVI147161175183201205209Dedicado a Mary Elaine y a GeorgeGracias por sealarme el camino a la tierra prometidaReconocimientosJerry, Jackson, Jerry Jr. y Jude,losamo. Graciaspor permitirme cui-darlos y, adems, escribir un poco.Ami pastor, mi padre, el Dr. Tony Evans ya la familia de Oak CliffBible Fellowship; gracias por el fundamento teolgico seguro y firme queme han dado desde que era nia. Todo lo bueno que Dios haga en mi vidatiene sus races en ustedes.Al equipo de publicaciones de B&H. Jerry y yo estamos encantados detrabajar con ustedes. Estamos ansiosos por ver lo que el Seor har.Lawrence Kimbrough, adnde te habas escondido? Estoy sumamen-te feliz de que Dios hiciera que nuestros caminos se cruzaran; en especial,porque me asombra la perfecta mezcla que tienes de habilidad para escribiry pasin por Cristo. Gracias por compartirlas conmigo.Aalgunasdemiscompaeras enelviajeaCanan: Lisa, Shundria,Linda, Jill yRache!.Hemos conversadosobre temasespirituales profun-dos. Gracias por escuchar. Debido a la relacin que tienen con Dios, me hesentido desafiada, sacudida y... transformada para siempre.Nota dePriscillaLA OBSERV. OURANTE OAS. SEMANAS. Meses que se convirtieron enaos.Esta mujerestaba llena delpoder de Dios, Sugozola inundaba ySupaz la consuma. Oa habitualmente la voz de Dios y la presencia del Seorse hacaevidente en suandar cotidiano. Oraba yluegocrea. Esperaba ydespus vea. Peda y entonces reciba.Por lo tanto,la observ. Era esposa, madre, hija, hermana; una mujercomn, con los mismos problemas y preocupaciones que yo; y sin embar-go, su vida era diferente en muchosaspectos. Loque yomsdeseaba eralo que ella tena, y estaba decidida a descubrir cmo conseguirlo. Nuestraprimera conversacin, frente a dos humeantes tazas de t, comenz con unalluvia de preguntas. No poda evitarlo. Tena mucha curiosidad en cuantoa surelacincon Diosyquerasaber cmo loque habaaprendidoenelbanco de la iglesia se haba convertido en una realidad tan sorprendente enel sendero de su vida.Aquella primera conversacin llev a otras ms profundas e intrigantesque me mantenan en el borde de la silla. Con la mandbula entre las manos,como una niaen la escuela,meempapaba desu sabidura yme deleitabacuando me impona las manos y oraba. Se desarroll una amistad que dabagusto, yenfrenteldesafodeser unadelaspocasqueaceptaraconfiaren Dios con una fe sencilla o conformarme con caminar de manera displi-cente con l. Me vi obligada no slo a or hablar de Dios el domingo, sinoa tener la expectativa de duranteel resto de la semana lo quexiUNOENUNMILLNhaba aprendido sobre l. Deseaba ms de l, ms de Su Espritu, ms de Susdones, msde Su fruto,ms de Su poder yms de Su presencia manifiestaen mi vida.Debo admitir que ha sido un viaje sorprendente; pero una vezque seestimul mi apetito, no hubo vuelta atrs. Ya no hubo nada que hacer. Lavida cristiana mundana ya no sera suficiente. Ni entonces, ni ahora, y porla gracia de Dios, nunca ms.Me encanta que me acompaesen este recorrido, porque la compaasiempre hace que cualquier viaje sea ms divertido. En mi caso, esta expe-dicin comenz hace varios aos y todava sigue. El llamado de Dios parapasar de un cristianismo mundano a una experiencia radical con l me hallevado por caminosque, sinceramente, hansidobastanteestrechos. Noson muchoslos viajerosque hanescogido este trayecto. Pareciera que nohan cambiado mucho las cosas en dos mil aos, porque siglos atrs, aproxi-madamentedosmillonesdejudosemprendieron un viajeconDiosqueslodoscompletaron. ElantiguoIsrael fueliberadodeEgiptoytuvolaoportunidad de experimentar la leche y la miel prometidas por Yahvh. Sinembargo, slo dospersonasdeaquella multitudoriginal pisaron el suelode Canan.Es una proporcin sorprendente. Dos en dos millones.Mmmm...Uno en un milln.Creoquesporqumuchos decidennoandartodoel caminoconDios. Porcierto, yomismaheestadoenesacategoramuchasveces. Esms fcil permanecer en el camino principal donde hay ms gente y menosinseguridad. Adems, elviajenoesfcil cuandotevasen direccina lavida abundante. Aunque me gustara decirte que el sol ha brillado en cadaetapa de este viaje y que las brisas frescas de la comodidad me han rozadola cara sin incidentes, no puedo hacerlo. Por el contrario, algunas veces, hetenido que refugiarme de las tormentas que suele traernos la vida. En algu-na ocasin, he tenido que susurrar una oracin pidiendo ayuda cuando lasoledad llam a mi puerta para quedarse durante un tiempo. Cuando me heencontrado con otros viajerosdispuestosa hacerle frentea estos caminosXliNOTA DEPRISCILLAsinuosos, nuestrasmiradassehancruzadoysehacreadounaconexininstantnea entreloscorazones. Sin tener que usar muchas palabras,noshemos alentado mutuamente para continuar.Cuandocomenc este viaje, pensque saba adndemellevaba Dios,pero cada etapa me ha conducido a un territorio que nunca antes haba vis-to. Aveces, esapasionante, yotras,desalentador. De todosmodos,es unviaje que me gustara hacer contigo.No puedogarantizarte mucho, pero s decirte con absoluta confianzaque no te aburrirs. Los caminos de Dios son demasiado inusuales ymis-teriosos como para que el aburrimiento sea siquiera una opcin.Hasta aqu, ha sido un viaje sorprendente, y no quiero descubrir sola loque viene a continuacin. En las pginas de este libro, atravesaremos terri-torio espiritual que abarcar picos montaosos y valles profundos, lomascubiertas de csped y ridas dunas, pero el viaje vale la pena. Al dar vueltacada pgina, t y yo daremos un nuevo giro. Lo que encontremos al tomaruna curva har que sonriamos desde lo profundo de nuestras almas, mien-trasqueotrosgirosproducirn unaprofundaconviccinquenosharncaerinmediatamentederodillas. Encualquiercaso, el preciodelavidaabundante har que el viaje valga la pena. Entonces, abrchateel cinturnde seguridad ylleva una bebida para este recorrido. Ests a punto de rea-lizar el viaje de tu vida.Con el deseo de hacer este viaje contigo,xiiPrimeraparte:La liberacinElladrnnovienesinoparahurtary matary destruir; yohe venidopara que tengan vida, y para que la tengan enabundancia.JUAN 10:10CAPTULO 1Ansiasde CananTENADIEZAOS TODAVAPUEDOor elestruendodealabanza queaquelda resonaba en el pequeo edificio de nuestra iglesia. Lo recuerdo todo: lamujer parada frentea nosotrosdurante la reunin de testimonios, con sutraje dominguero acompaado de zapatos de taco alto ycartera haciendojuego, susombreroconplumas, atrevido, perodeexquisitobuengusto,muy parecido a los dems que se vean aqu y all en nuestra pequea iglesiatradicional afroamericana.Todava puedo ver el coro, con sus tnicas granate ribeteadas en blan-co, que se levantaba en respuesta a sus palabras y se meca al ritmode unconmovedor himno. Puedo ver la expresin en los rostros de las personasmientras aplaudan o movan sus manos y estallaban en adoracin. Lo ni-ca que el tiempo ha borrado de mi memoria son los detalles especficos dela historia queella contaba, alguna situacin desesperada en quese haba3UNOENUNMILLNcansadode pelear con su propia fuerzayhaba decididoobedecer la vozde Dios, para luego ser testigo de Su respuesta a travs de un milagro quesuperaba todo lo imaginable.Pero tal vez est bien que no pueda recordar todos los intrincados deta-lles de la historia de esta mujer de la congregacin, porque eso no es lo querealmente importa. Esla fequeejerci, yel Dios que actua su favor, loque aun hoy se aplica a cualquier situacin, a cualquier persona, a cualquierlugar y a cualquier momento.A cualquier edad. Incluso a los diez aos.Por supuesto, los problemas de mi niez no eran nada comparados conlosquehaba enfrentadoesta mujer, ni con losdeotrosadultosque asis-tieronaquel da,con suspesadascargasysus preocupacionespropiasdesu edad. Pero, detodosmodos, misproblemaseran mis problemas;yderepentesupe, mientrasestamujerhablaba ylacongregacin estallaba degozo, quemiDiostambinsepreocupaba por m ypormisasuntos. ElSeorqueraqueloexperimentarademaneratantangiblecomoellalohaba hecho.Casi sin darme cuenta, haba dejado el viejo banco familiar y me habapuesto de pie de un salto para unirme a los otros que aplaudan y se rego-cijaban, completamente sobrecogida ante la grandeza de Dios, con el deseode tener un testimonio como el de esa mujer.Pero cmo poda lograrlo? Ella hablaba de orar pidindole a Dios queactuara, y despus esperar con absoluta confianza porque l haba odo esapeticin yrespondera a su necesidad. Yonoestaba segura deconfiar enDios con esa clase de certeza.Ella hablaba de un Dios del cual no slo haba ledo y odo, sino al quehabaexperimentado, alqueconoca devista ypor evidenciasde primeramano. Yo quera eso mismo! Deseaba verlo en mi andar diario, tal como ellalo haba descrito. Pero lo cierto era que no conoca a Dios de ese modo.Ella deca que haba odo claramente la voz de Dios. Yo nunca la habaodo. Al menos, hastaesemomento. Sinembargo, con lamismacertezaconquemeencontrabaall, confundidaenmi interiormientrasloala-babaexteriormente, mi Dios bajdelos cielos, hundiSudedoenlas4ANSIASDE CANANprofundidadesdemi ser ycomenza despertar enm eldeseodeteneruna relacin verdadera con l; no slo en la eternidad, sino aqu mismo, eneste momento de la historia. Mi corazn lo saba. Era Dios que me tomabade la mano y me invitaba a experimentarlo en toda Su abundancia. Estabapidindome que tuviera fe, como la de esa mujer. Fe en que el cristianismopodasignificarmsdeloquehabaimaginado. Feenquepodaordeveras Su voz, conocer Su poder, vivir mediante Su Espritu y relacionarmeconl comohabaescuchadodecira tantosmientrasestuvesentadaenaquel banco.Aquel viejobanco familiar. Aquel lugar donde durantedieztiernos aos me haban dicho quin era Dios y cmo era.No era una mera charla. iEra verdad!ypor primera vez en mi vida, lo supe.Pero, con el tiempo, lo perd. Los altibajos de los siguientes 20 aos dis-minuyeron la pasin que haba sentido alguna vez por seguir a Cristo, lasansias que haba tenido de ser un testimonio audaz y brillante de Su podery gloria. Debido a las decisiones que tom y a las circunstancias que surgie-ron, la relacin vital con Dios que haba anhelado tener sola ser nada msque un ansia apagada en un alma inestable. El fuegoen mi interior corrapeligro deapagarse.Peroel Sabueso celestial meamaba demasiadocomopara dejar que mi llama se extinguiera, tal como te ama a ti y anhela llevar-te de vuelta al lugar donde tal vez lo abandonaste. Entonces, cuando estabapor cumplir 30 aos, mucho tiempo despus de aquel encuentro sagrado enaquel banco, Dios me record otra vez lo que me haba dicho antes.Una mejor manera de avanzarEradiciembrede2004. Dealgnmodo, aunsiendojoven, Diosmehaba confiado un ministerio creciente, real y que pareca causar un impac-to (aunque no estaba segura de su efectividad). Mi amada ta Elizabeth mehaba dado un libro para leer. Y vaya si lo le, dos veces, de tapa a tapa!,durantela semana entre NavidadyAoNuevo. Atravsdelassabiasyhbilespalabrasdeeseautor, Diosmedecaqueunministerioefectivonuncapuedemedirseporel tamaodelaaudiencia, porlacantidadde5UNOENUNM1LLC)Nlibrosque yo hubieraescrito ni por la aclamacin de lasmultitudes, sinoslo por las vidas transformadas en tanto que el Espritu de Dios reposarasobre m. Una vez ms, me deca: S, Priscilla, puedes ser un instrumentoa travs del cual otros me encuentren, pero slo en la medida en que t meencuentres a m.En cada pgina que pasaba, la voz de Dios se oa un poquito ms fuer-te, se tornaba msclara, me invitaba con msinsistencia. El Seor habaesperadocon tanta paciencia durantemisperodosderebelin, deduda,sobre los picos de las montaas y en lo profundo de los valles, por las coli-nas cubiertas de csped y los ridos desiertos de arena, hacindome volveruna y otra vez al tema que me haba presentado aquel da, en aquel banco.La conviccin de mi necesidad espiritual me puso de rodillas. Le roguque me revelara si Su poder y Su presencia estaban verdaderamente conmi-go mientras viajaba, daba conferencias, y escriba libros y estudios bblicos.De all en ms, ya no podan ser slo palabras.Deba ser algo real. Otrasvidas dependan de ello. Mi vida dependa de ello.Haba llegado la hora. Lo saba.yl estaba a punto de probarlo.Aquel enerofuimos aCalifornia paracelebrarnuestroprimereven-toministerialde2005. Consumidatodav