principios de termo quÍmica

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SEMANARIO FARMACEUTICO. 329 PRINCIPIOS DE TERMO QUÍMICA. (Conclusión.) Ejemplo.—Ponemos el zinc en presencia de una solución de sulfato de cobre. El calor de formación de la sal puede descompo- ponerse de la siguiente manera: 1. ° Calor de combinación del cobre con el oxígeno + a. 2. ° Calor de combinación del oxido de cobre anhidro con el ácido sulfúrico anhidro ó de formación del sul- fato de cobre anhidro también partiendo de SO^. y de CuO ".. . .+ b 3. ° Calor de formación del sulfato de cobre hidi-alado, partiendo de SO3 CuO y de H0 + c 4. " Calor de disolución del sulfato de cobre hidratado en la cantidad de agua empleada en la experiencia .... •+- d El calor de formación del soluto de un equivalente de sulfato de zinc se descompone de este modo: 1. ° Calor de combinación del zinc con el oxígeno + a' 2. ° Calor de combinación del óxido de zinc anhidro con el ácido sulfúrico anhidro también.' + 3. ° Calor de formación del sulfato de zinc hidratado ... - j - c ' 4. ° Calor de disolución del sulfato de zinc hidratado en la cantidad de agua empleada en la experiencia... + d' Si la suma algebraica a' -\- i ' c' — d' es mayor que la de a -\- b -\~ c d, la sustitución del cobre por el zinc podrá tener lugar sin el auxilio de una energía extraña y se verificará inme- diatamente ó en cuanto se hayan realizado las condiciones deter- minantes; en tanto que la reacción inversa no será posible sino por la adición de una energía exterior. Aunque sean conocidas un corto número de" reacciones endo- térmicas, tales como la descomposición del ácido carbónico por la luz y las disociaciones de diclio ácido, del agua, formación del áci- do iodhídrico gaseoso, puede decirse que los químicos ignoran aún el mecanismo con el que se efectúan. La gran mayoría de los cambios químicos de estado son exotérmicos. La data de las can- tidades de calor desprendidas ó absorbidas en las diversas fases por que atraviesa un sistema para llegar á un estado final es, pues, la guía segura para decidir si dicho estado final es realizable por los medios de que generalmente disponemos. Berthelot ha ido más allá aún, fijando el principio del trabajo máximum. «Todo cambio químico realizado sin la intervención de una energía extraña tiende hácia la producción del cuerpo ó del sistema del cuerpo que desprende más calor.» Es evidente que en tanto quede energía en un sistema, ésta podrá ser consumida por una reacción subsiguiente y por el paso á un nuevo sistema de menor energía; pero es conveniente también tener en cuenta las condiciones determinantes, que son múltiples JULIO 4 DE 1880.-AÑO VIH, NÚM. 40. 42

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Page 1: PRINCIPIOS DE TERMO QUÍMICA

SEMANARIO F A R M A C E U T I C O . 329

PRINCIPIOS D E TERMO QUÍMICA.

(Conclusión.)

Ejemplo.—Ponemos el zinc en presencia de una solución de sulfato de cobre. E l calor de formación de la sal puede descompo-ponerse de la siguiente manera:

1. ° Calor de combinación del cobre con el ox ígeno + a . 2. ° Calor de combinación del oxido de cobre anhidro con

el ácido sulfúrico anhidro ó de formación del su l ­fato de cobre anhidro también partiendo de SO^. y de CuO ".. . . + b

3. ° Calor de formación del sulfato de cobre hidi-alado, partiendo de SO3 CuO y de H0 + c

4. " Calor de diso luc ión del sulfato de cobre hidratado en la cantidad de agua empleada en la experiencia . . . . •+- d

El calor de formación del soluto de un equivalente de sulfato de zinc se descompone de este modo:

1. ° Calor de combinación del zinc con el ox ígeno + a ' 2. ° Calor de combinación del óx ido de zinc anhidro con

el ácido sulfúrico anhidro también.' + 3. ° Calor de formación del sulfato de zinc hidratado . . . - j - c ' 4. ° Calor de disolución del sulfato de zinc hidratado en

la cantidad de agua empleada en la experiencia. . . + d '

Si la suma algebraica a' - \- i ' c' — d' es mayor que la de a - \ - b -\~ c — d, la sustitución del cobre por el zinc podrá tener lugar sin el auxilio de una energía extraña y se verificará inme­diatamente ó en cuanto se hayan realizado las condiciones deter­minantes; en tanto que la reacción inversa no será posible sino por la adición de una energía exterior.

Aunque sean conocidas un corto número de" reacciones endo­térmicas, tales como la descomposición del ácido carbónico por la luz y las disociaciones de diclio ácido, del agua, formación del áci­do iodhídrico gaseoso, puede decirse que los químicos ignoran aún el mecanismo con el que se efectúan. La gran mayoría de los cambios químicos de estado son exotérmicos. La data de las can­tidades de calor desprendidas ó absorbidas en las diversas fases por que atraviesa un sistema para llegar á un estado final es, pues, la guía segura para decidir si dicho estado final es realizable por los medios de que generalmente disponemos.

Berthelot ha ido más allá aún, fijando el principio del trabajo máximum. «Todo cambio químico realizado sin la intervención de una energía extraña tiende hácia la producción del cuerpo ó del sistema del cuerpo que desprende más calor.»

Es evidente que en tanto quede energía en un sistema, ésta podrá ser consumida por una reacción subsiguiente y por el paso á un nuevo sistema de menor energía; pero es conveniente también tener en cuenta las condiciones determinantes, que son múltiples

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y variables y que pueden faltar y paralizar por consiguiente la serie de transformaciones químicas en un momento en que la dis­ponible no es aún nula (ó el trabajo no es aún el máximum). Así, por ejemplo, una mezcla de volúmenes iguales de óxido de carbo­no, de hidrógeno y vapor de agua, no sufre alteración aun lleván­dola á una temperatura elevada, una vez que se forma en estas condiciones por la combustión de volúmenes iguales, gas de los pantanos y oxígeno:

[aH4 + o 2 = + H2 + H,-©]. C2H4 + 04 = 2C0 + H2 + H202.

Sin embargo, la cantidad de calor desprendida sería muy con­siderable si se produjese agua y carbono, según la ecuación

CgHi + 04 = C2 + 4H0.

Resulta de las consideraciones precedentes, que es necesario conceder un valor considerable á la determinación de los datos nu • méricos de la termoquímica. Las dificultades inherentes á este órden de trabajos son aún de tal naturaleza que acrecen el mérito de las investigaciones emprendidas con tanta perseverancia en tan fecunda vía, en Francia por Lavoisier, Dulong, Favre y Silber-mann al principio, y después, sobre todo, por Berthelot, que ha dedicado á ellas muchos años; en Dinamarca por Thomsen. Justo es añadir á esta lista los nombres de otros sabios, tales como Deville, Troost, Schearer-Kestner, Mennier, Hautefeuille,Desams, Alluard, Ditte, Andrews, Hess, Woods, Longuinine, Pfaundler y Grassi, cuyos trabajos han contribuido asimismo al desarrollo de la termoquímica.

Datos numéricos de la termoquimica.—Eepresentan las canti­dades de calor (calorías) desprendidas ó absorbidas durante la formación de los diversos compuestos. Se las refiere á los pesos moleculares ó equivalentes adoptados para los compuestos, indi­cándose por los signos + y — según hay producción ó destrucción de calor. Así, cuando se dice que el calor de formación del ácido sulfuroso es igual á - | - 71070 calorías, se quiere expresar que la formación de un peso de 64 gramos representado por SO-2 produce 71070 unidades de calor, siendo la unidad adoptada la cantidad de calor que eleva á r , l gramo de agua. Con el fin de evitar nú­meros muy grandes, se toma muchas* veces por unidad un núme­ro 1.000 veces mayor, es decir, el calor necesario para elevar á Io, 1 kilógramo de agua, lo que daría para dicho ácido 71,07.

La definición dada de calor de formación no es suficiente; es además indispensable indicar el estado en el cual se hallan los cuerpos generadores y el del compuesto final. ¿Los cuerpos reac­cionantes se han tomado al estado de gas? ¿sólido ó líquido? ¿están disueltos ó no? ¿pueden presentarse en diversos estados alo­trópicos? ¿cuál de ellos se ha utilizado? Estas son otras tantas

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condiciones que es necesario fijar con toda exactitud, j sobre las que Berthelot insiste con sobrada razón.

En virtud de los principios sentados se comprende, en efecto, que el calor de formación del ácido fosfórico no puede ser el mismo si nos valemos sucesivamente del fósforo ordinario fundido, del ro­jo ó también aún, si el término final es el ácido anhidro sólido, el normal hidratado sólido ó disuelto.

Pero no es esto todo: un sistema final puede formarse de mu­chas maneras; pueden servir de punto de partida los elementos constituyentes aislados, ó uno libre y una combinación ya efec -tuada, ó dos ó muchas combinaciones más sencillas. Debe especifi­carse á qué sistema inicial se refiere el calor de formación enun­ciado, porque éste varía con cada sistema.

Para representar de un modo abreviado en fórmulas químicas los sistemas iniciales, se ha convenido en separar las fórmulas de los constituyentes por puntos ó por los signos + . E l agua de constitución que entra en proporciones definidas en el compuesto se expresa por m (H20) ó (£>-2íí)n, siendo m un factor que indica el número de moléculas de ella; la de disolución, cuya cantidad es indeterminada, se representa por Aq:

Ejemplo: E l ácido fosfórico normal en solución puede suponer­se formado:

1. ° Para la disolución del ácido normal en el agua se escribe: Calor de formación de.. . . . (Ph -©4 H3 . Aq) = A .

2. " Para la unión de los elementos del ácido normal y la disolu­ción subsiguiente se escribe:

Calor de formación de (Ph. - © 4 . H5. Aq) = B. 3. " Para la unión del ácido fosforoso disuelto en el ox ígeno se

escribe: Calor de formación de (Ph O 3 H 3 Aq. -O-) = C

Este ejemplo es bastante para que se comprenda la notación adoptada.

Por último, en cuanto á la determinación dfe estos datos numé­ricos de la termoquímica, unas veces se hace directamente, las más por métodos especiales que nos enseña la calorimetría, y que á partir de Lavossier y Laplace han ido perfecionándose, ó si­guiéndose otros nuevos como el del calorímetro de combustiones enérgicas de Favre y Silbermann, el de mercurio de dichos seño­res, el de hielo de Bunsen, y otros diversos aparatos debidos en gran número á Berthelot, otros á W u r t z y Thomsen, etc., cuya descripción nos alejaría de nuestro propósito.

Corporaciones facultativas.

C O L E G I O D E F A R M A C É U T I C O S D E M A D R I D .

Acta de la sesión celebrada el dia 21 de Mayo de 1880.

Abierta la sesión á la hora acostumbrada bajo la presidencia del Sr. Gómez Pamo, se leyó y fué aprobada el acta de la an­terior.

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332 SlíMAINARlU K A K M A C K U 1 i CU.

Acto seguido fueron presentados al Colegio por el Sr. Marin y Sancho los nuevos individuos D. Jaime Pizá y Reselló y D. An­drés Garci-Nuño, que después de manifestar su reconocimiento por la distinción con que se les honraba, tomaron asiento entre los demás colegiales.

Se dio cuenta de un oficio de la Sociedad de Terapéutica y Far­macología, dando las gracias al Colegio por la cesión del local para la sesión que celebró el 19 del corriente.

De haberse recibido otro de>D. Carlos Guijarro de Lara acep­tando su nombramiento de individuo corresponsal, y que los seño -res D . Agustin Prolongo, D. Jaime Pizá y Reselló y D. Fernan­do Benitez participan hallarse en su poder el título expedido á su favor por la Corporación, y manifiestan su gratitud por el honor que les dispensa.

Se dió asimismo cuenta de haber remitido el Sr. Font y Martí dos ejemplares de su obra titulada Batos frácticos de la soluH-lidad, fusión y ebullición de los cuerpos químicos más notables, y farticularmente de los que tienen uso en medicina y farmacia, el uno con destino á la biblioteca del Colegio y el otro para que la Corporación, si lo estima oportuno, se sirva emitir dictámen. E l Colegio da las gracias al donante y acuerda pase unp de los ejem­plares 'á informe de la Sección Científica.

Se dió lectura de una proposición firmada por los Sres. Ortega, Garci-Nuño y Torres, pidiendo el nombramiento de una comisión que estudie los medios de llevar á cabo una Exposición cientifico-frofesional que dé á conocer el estado de la farmacia patria en relación á los demás países y sirva de estímulo á la clase, hoy tan abatida.

E l Sr. Ortega la apoyó, haciendo ver la conveniencia de que tuviera efecto para que fueran conocidos los productos farmacéu­ticos españoles y dejáramos de ser tributarios en gran parte del extranjero, pues está persuadido de que en muchos productos po­demos competir ventajosamente, tanto en precio como en calidad. Se conseguiría también sacudir en cierto modo la dependencia de las droguerías, fomentando los pedidos á nuestros compañeros, por la garantía de bondad y pureza que ofrecen los productos ob­tenidos por farmacéuticos, que merced á esa circunstancia verían recompensados, sus modestos trabajos, sirviendo además de estí­mulo á todos, y que daría por resultado, en un término no muy lejano, el perfeccionamiento de los medios de elaboración y el aumento de número de sustancias obtenidas.

Fué tomada en consideración, y por indicación del Sr. Presi­dente, en vista de que no procedía pasara á informe de ninguna de las secciones, ni se declaraba urgente, se acordó dejar su dis­cusión para la sesión inmediata.

Se procedió á la votación de los señores propuestos para individuos en la junta anterior, siendo elegidos por unanimi­dad.

D. Félix Alfonso S. Parodi, para individuo de número, y para

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corresponsales D. Elias Romera y Medina, D. Enrique Steva de la Vega y D. Eafael Corral y Lastra.

Ocupa la presidencia el Sr. Sádaba. Se da lectura de una carta del Sr. Gassó poniendo á disposi­

ción del Colegio la cantidad de 6.000 rs., los cuales se han de ad­judicar como premio en 21 de Noviembre de 1881 al farmacéutico español autor de una obra original de mérito sobresaliente que se refiera precisamente á cualquiera de las materias que constituyen la enseñanza oficial de la Farmacia, propiamente dicha, y cuya primera edición se haya publicado ó publique dentro del quinque ­nio que terminará en el año corriente.

E l Colegio aceptó con reconocimiento este legado, y acordó que la Junta de gobierno redactara el programa correspondiente.

E l Sr. Marin leyó el dictámen de la Junta de gobierno acerca del punto que fué objeto de discusión en la junta general celebra­da en 21 de Marzo próximo pasado, acordando proponer al Cole ­gio preste todo su apoyo, en cuanto los estatutos lo permitan, al proyecto de asociación formulado por dos individuos de la misma Junta,

E l Sr. Sánchez pide la palabra para preguntar si la Junta ha­bía traido escritas las bases del proyecto, en cuyo caso podrían leerse para su discusión. Sin embargo, según su entender, debe dejarse para otra sesión que se reúna mayOr número de señores colegiales, por ser cuestión de tanta importancia y trascendencia, haciendo constar'expresamente en la convocatoria que el objeto principal de la reunión será la discusión de dichas bases.

E l Sr. Marin contesta que lo que primero debe discutirse és el dictámen de la Junta de gobierno, considerado como el desar­rollo del medio puesto en sus manos para resolver el poblema de combatir al intrusismo; que únicamente se exige del Colegio pres­te su opoyo moral al proyecto, dejando la discusión de las bases á la clase farmacéutica en general, para cuya reunión el Colegio prestará gustoso su local y todo lo necesario.

E l Sr. Sánchez se dió por satisfecho y preguntó si el Sr. Marin tendría inconveniente en publicar el proyecto en su periódico para que la clase pudiera formar juicio; contestando el Sr. Marin que no tenía inconveniente alguno en publicarlo, pero que no lo creía oportuno, añadiendo que la Junta de gobierno sometería las bases á la aprobación de los señores colegiales después de terminada la sesión.

Los Sres. Paredes, Argenta y Gómez Pamo piden se lean ántes las bases.

E l Sr. Marin rectifica. El Sr. Presidente manifiesta que en su concepto hay alguna

confusión en la apreciación de lo que se trata: que debe discutirse si el Colegio aprueba él proyecto de la Junta de gobierno referen­te á la necesidad de una asociación para la defensa de la clase; no considerando la directiva necesario exponer por escrito las "consi­deraciones en que funda su dictámen, toda vez que en la junta ge-

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neral pasada fueron expuestas por uno de los individuos de aquella. E l Colegio aprobó el dictámen. No habiendo ningún señor colegial que quisiera hacer uso de

la palabra, se dio por terminada la sesión, constituyéndose los asistentes en sesión particular.

Madrid 22 de Mayo de 1880.—El Secretario 2.°, Ricardo Torres.

Asuntos cientí f icos .

F O S F A T O D E B I S M U T O .

Cuando se digiere el óxido de bismuto en ácido fosfórico, fór-manse, según lo hizo conocer ya Wenzel, una sal soluble que cris­taliza por evaporación y un polvo blanco insoluble; el primero es probablemente el fosfato neutro:

BiPh04 (ó Bi203, Ph205);

el otro es básico ó de bismutilo

BiPh04 + Bi.Oj ó (BiO)3Ph04.

Berzelius representa la composición del fosfato de bismuto por 2(Bi2Os)3(Ph2Os), que es la del pirofosfato Bi4(Ph207)3.

Obtiénese esta sal tratando una solución de nitrato de bismuto por el pirofosfato de sosa. Es un precipitado blanco, amorfo, inso-luble en el agua y en el ácido acético: un exceso de pirofosfato de sosa le disuelve según Stromeyer, y no le disuelve según Passerini.

Mas el fosfato bismútico medicinal y del cual nos hemos pro­puesto ocuparnos en este momento, se indica para sü prepara­ción hacer reaccionar sobre la solución del nitrato bismútico ácido, un fosfato alcalino soluble ó alcalino térreo como el de cal, por ejemplo, disuelto en ácido nítrico; pero de preferencia se em­plea el fosfato de sosa. Se disuelve éste en agua destilada, se eleva la temperatura hasta la ebullición en una cápsula de porcelana ó matraz de vidrio, y á la solución hirviendo se añade poco á poco el nitrato ácido de bismuto, cuya disolución ha de ser fuertemente ácida. La reacción empieza en el momento, y por una ebullición prolongada se precipita el fosfato de bismuto en forma de polvo blanco denso, granujiento, que sé separa con facilidad del seno del líquido en que se ha formado. Se lava sobre un filtro hasta que las aguas de loción sean neutras á los papeles reactivos, y se deseca en la estufa.

Este fosfato es insoluble en agua, sin sabor ni olor. Los ácidos

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débiles no ejercen acción sobre él; los álcalis cáusticos le disuelven, precipitando al óxido bismútico con producción de fosfato alcali­no; los carbonates alcalinos también le atacan asimismo, pero con ménos energía, formándose en este caso carbonato de bismu­to insoluble y fosfato alcalino soluble.

Si es pura esta sal, el hidrógeno sulfurado seco no la ataca sino difícilmente, pero si se le diluye en líquido alcalino, se forma algo de sulfuro negro insoluble.

E l ácido láctico no tiene acción sobre esta sal ni aun en calien­te; los lactatos alcalinos, por el contrario, actúan sobre ella casi de igual manera que los carbonates.

Si bien á altas dósis el subnitrato de bismuto es inofensivo y completamente incapaz de producir el menor efecto tóxico, no de­ja detener, sin embargo, inconvenientes que han obligado á que se trate de reemplazarle por otra sal de la misma base, habiéndose en­sayado con éxito poco satisfactorio el valerianato, lactato, tanate; habiendo propuesto con este fin el Dr. Tedenat el fosfato, más ac­tivo, según dice, qué el primero, debiendo añadirse á su acción mecánica, la reconstituyente del ácido fosfórico, tan útil en las diarreas de los enfermos debilitados y de los niños afectados de ra­quitismo.

Los datos químicos bastan, según dicho profesor, para com­prender su modo de obrar como medicamento antidiarreico y re­constituyente; la primera acción se ejerce de una manera idéntica al subnitrato, pero merced á su gran insolubilidad, el fosfato obra á dósis menores, sobre todo en las afecciones del estómago. Explica su segunda manera de actuar, por la formación de fosfatos alcalinos en el duodeno, que pasan al organismo á producir su segundo efecto.

Las dósis á que debe emplearse son siempre menores que las del subnitrato, pero varían según los casos. Siendo de aplicación útil en todos los en que el anterior está indicado, y en especial en aquellos que se considere necesario el efecto reconstituyente. Siéndolo mucho más en las formas de dispepsia dependientes de irritación crónica de la mucosa del estómago, y actúa de una ma­nera notable en la que produce vómitos ácidos con pirosis habitual, en cuyo caso se administra á la dósis de 2 á 3 gramos. Los vómi­tos matinales de los bebedores pueden evitarse tomando por la noche algunos granos del fosfato. En las personas sedentarias que sienten peso en la región epigástrica y desarrollo exagerado de ga­ses, es muy útil á la dósis de 1 á 2 gramos.

Pero sobre todo, en los ñujos diarreicos es preferible al sub­nitrato; es preciosísimo en las enfermedades gastro-intestinales de los niños. En manos del Dr. Tedenat ha curado muchas veces gastro-enteritis graves con vómitos, diarrea abundante, abulta-miente de vientre, demacración, debidas al destete y á la lactancia artificial. En estos casos se ponen sobre la lengua 20 á 50 centi­gramos del fosfato y se le da de seguida al niño el pecho ó el b i ­berón. Es útilísimo en el cólera infantil, y por último, en las diar-

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reas que coinciden con el raquitismo obra á la vez, regularizando las funciones digestivas y dando al sistema óseo el ácido fosfórico que le hace falta.

Noticias varias.

FALLO ABSOLUTORIO,—En la causa criminal seguida en uno de ios Juzgados de primera instancia de esta Corte contra un médico y un farmacéutico por el supuesto delito de escribir el primero y despachar el segundo recetas cifradas, causa formalizada á virtud de denuncia del Subdelegado de Farmacia, fueron aquellos conde ­nados. Consultada y apelada la sentencia de primera instancia, la Audiencia de este territorio la ha revocado, absolviendo libremente á los profesores aludidos y mandando al propio tiempo que se cite al Subdelegado denunciante para la celebración del oportuno j u i ­cio de faltas.

Esto leemos con gran sorpresa en nuestros colegas profesiona­les. Nos explicamos hasta cierto punto la absolución. Nuestras le­yes . muy frecuentemente se prestan á interpretaciones diversas, según acontece al presente; ef Juzgado y la Sala de la Audien­cia han visto de un modo diverso en esta cuestión. Pero lo que no podemos explicarnos con igual facilidad es lo que se refiere á la parte en que se manda se cite al digno Subdelegado que ha in ­tervenido en el litigio, á la celebración de un juicio de faltas. La­mentamos que una autoridad profesional que cree cumplir con su deber se vea en este caso; así como que haya habido motivo para la°formacion de expediente á los profesores á que se refiere el suelto, y hacemos votos porque termine este asunto sin. perjuicio ni que­branto de uno y otros. .

ANUARIO DE MEDICINA Y CIRUGÍA PRACTICAS.—El activo editor Sr. Bailly Bailliere acaba de publicar el tomo X V I I de esta pu­blicación, correspondiente á 1879. En él, como en los anteriores, se encuentra consignado cuanto notable ha ocurrido en el mundo médico durante dicho año. Eedactado como los Anuavios que le precedieron por el distinguido catedrático de la Facultad de Me­dicina de Madrid, Dr. I ) , Estébari Sánchez Ocaña, nada deja que desear esta interesante publicación, indispensable para todos los profesores que quieran estar al corriente de los progresos del arte de curar, en cuyo concepto se recomienda por sí sólo, no dudando alcanzará el éxito satisfactorio que hasta aquí. En el lugar corres­pondiente encontrarán nuestros lectores su anuncio.

LAS NOVEDADBS.—Recomendamos á nuestros lectores la lectura del prospecto de la publicación que lleva el epígrafe consignado, por la bondad de su pensamiento, economía en el precio y las con­siderables ventajas que ofrece á los anunciantes, por la ingeniosa forma en qué publicará los anuncios y la inmensa circulación que fjestá llamada á conseguir esta interesantísima publicación. Muy luégo se publicará el primer cuaderno.