prevenir en drogas

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Ibán de Rementería P S E R I E políticas sociales Santiago de Chile, septiembre de 2001 53 División de Desarrollo Social revenir en drogas: paradigmas, conceptos y criterios de intervención

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  • Ibn de Rementera

    P

    S

    E

    R

    I

    E

    polticas sociales

    Santiago de Chile, septiembre de 2001

    53

    Divisin de Desarrollo Social

    revenir en drogas:paradigmas, conceptos ycriterios de intervencin

  • Este documento fue preparado por Ibn de Rementera, consultor de la Divisinde Desarrollo Social, en el marco del proyecto conjunto CEPAL/CONACEsobre Consensos bsicos para la prevencin en Chile: Protocolo de AcuerdoIntersectorial 2000-2001.

    Las opiniones expresadas en este documento, que no ha sido sometido a revisineditorial, son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir conlas de la Organizacin.

    Publicacin de las Naciones UnidasLC/L.1596-PISBN: 92-1-321900-8ISSN: 1564-4162Copyright Naciones Unidas, septiembre de 2001. Todos los derechos reservadosN de venta: S.01.II.G.137Impreso en Naciones Unidas, Santiago de Chile

    La autorizacin para reproducir total o parcialmente esta obra debe solicitarse alSecretario de la Junta de Publicaciones, Sede de las Naciones Unidas, Nueva York,N.Y. 10017, Estados Unidos. Los Estados miembros y sus institucionesgubernamentales pueden reproducir esta obra sin autorizacin previa. Slo se lessolicita que mencionen la fuente e informen a las Naciones Unidas de tal reproduccin.

  • CEPAL SERIE Polticas sociales N 53

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    ndice

    Resumen ........................................................................................ 5Presentacin...................................................................................... 7I. Las intervenciones en prevencin del consumo

    de drogas.............................................................................9A. Introduccin al problema....................................................... 9B. La pregunta por la libertad .................................................. 12C. Qu funcin de utilidad cumple la droga? ......................... 13D. Vulnerabilidad y riesgo ....................................................... 13E. La escalada .......................................................................... 13F. Qu es la prevencin ........................................................... 14G. Las intervenciones posibles................................................. 14H. La especifidad de la prevencin .......................................... 15I. Los actores de la prevencin ............................................... 15

    II. La gestin de la prevencin al consumo de drogas:una mirada general con referencia al caso chileno ........ 17

    A. Introduccin......................................................................... 17B. Drogas y sociedad................................................................ 18C. La investigacin................................................................... 19D La situacin actual de la doctrina y la pragmtica en

    prevencin al consumo de drogas........................................ 20E Las estrategias de intervencin............................................ 21F. Las acciones......................................................................... 23G. La ejecucin de la prevencin ............................................. 26

  • Prevenir en drogas: paradigmas, conceptos y criterios de intervencin

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    III. El diseo de polticas pblicas y las tres partes de la prevencin alconsumo de drogas...................................................................................................... 29

    A. Las polticas pblicas ......................................................................................................... 29B. Los componentes de la prevencin al consumo de drogas ................................................ 34

    Bibliografa .................................................................................................................................... 41Anexo .................................................................................................................................... 43Serie polticas sociales: nmeros publicados...................................................................... 57

    ndice de cuadros

    Cuadro 1 Matriz de intervencin en la prevencin de drogas.................................................... 35

    ndice de recuadros

    Recuadro 1 Definiciones de prevencin del consumo de drogas en literaturachilena reciente ............................................................................................................. 11

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    Resumen

    El presente trabajo revisa exhaustivamente los diversosparadigmas que actualmente rigen las intervenciones de prevencindel consumo de drogas. A partir de dicha revisin, muestra como deellos se derivan implicancias muy diversas respecto de cmo focalizar,dnde intervenir, cmo entender el consumo de drogas y cmo encararlos riesgos y condicionantes especficos, as como los procesos y losefectos del consumo de drogas. As, por ejemplo, el paradigma de lallamada "sociedad libre de drogas" privilegiar como prevencin a lasintervenciones ex ante el consumo, mientras el paradigma de la"reduccin del dao" le dar mayor importancia a la intervenciones expost al consumo de drogas. En cualquier caso, plantea el autor, doscriterios mnimos de poltica pblica en general, que tambin debenregir en la poltica de drogas, son que los daos colaterales de lasintervenciones sean menores que aquellos que se tratan de controlar; yque los gastos que se erogan sean menores que los costos provocadospor las situaciones a controlar.

    En este marco analtico el autor privilegia determinadasestrategias de intervencin donde, a su juicio, deben focalizarse lasacciones para optimizar su pertinencia e impacto. Afirma tambin quelas acciones y criterios que deben normar la prevencin tanto son laalerta, la habilitacin y la conversacin entre las partes en conflicto.Cada uno de estos componentes y momentos de la prevencin esexaminado desde la perspectiva de los resultados esperados, donde laalerta busca la abstencin, la habilitacin el autocontrol y laconversacin la normalizacin. En el mbito de intervencin, la alertase ubica en el mbito de lo sanitario criminal y de la disponibilidad dela sustancia-droga; la habilitacin en lo socio-sanitario y los factores

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    de riesgo en el medio ambiente; y la conversacin en el contexto sociocultural y la voluntad delsujeto. Las intervenciones preventivas que se proponen para cada uno de estos tres momentostienen por norma rectora y actividad principal: la prohibicin y la comunicacin en el caso de laalerta, la prescripcin y la atencin en el caso de la habilitacin, y el pacto y el autocuidado en elcaso de la conversacin.

    Finalmente se presenta un anexo en que el autor ha sistematizado extractos de acuerdosinternacionales recientes (Naciones Unidas, CICAD, Cumbres Hemisfricas) relativos a laprevencin del consumo o reduccin de la demanda de drogas, y otro anexo que contiene un"Protocolo de Acuerdo Intersectorial 2000-2010", que define consensos bsicos para la prevencinen Chile (2000-2010) acordados por un equipo intersectorial de expertos en la materia, reunidos enseis sesiones y a lo largo de seis meses en la sede de la CEPAL, Chile, con la coordinacin delautor del presente documento.

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    Presentacin

    Lo que aqu se presenta son los principales insumos y productosde un seminario-taller que consisti en seis reuniones realizadas en elmarco de un proyecto de cooperacin tcnica entre la ComisinEconmica para Amrica Latina y el Caribe, CEPAL, y el ConsejoNacional para el Control de Estupefacientes del Gobierno de Chile,CONACE. Dicho proyecto y el consiguiente seminario-taller serealizaron entre septiembre de 1999 y marzo del 2000.1 Las seisreuniones o sesiones fueron realizadas en la sede de CEPAL y en ellasparticiparon expertos de distintos estamentos del sector pblicoconsagrados a la prevencin del consumo de drogas en Chile, talescomo CONACE, Ministerio de Educacin, Ministerio de Salud,Asociacin de Municipalidades, Municipalidad de Santiago,Carabineros de Chile, expertos de ONGs dedicadas al tema de lasdrogas, Servicio Nacional de Menores, Instituto Nacional de laJuventud, entre otros.

    El objetivo principal de esta secuencia de reuniones fueconstruir una suerte de mapa conceptual de lo que se entiende porprevencin del consumo de drogas, discutir los distintos paradigmasrespectivos y los enfoques aplicados recientemente en Chile y a escalaglobal, para finalmente consensuar una suerte de protocolo deprevencin. Este protocolo, que se presenta como Anexo 2 de estapublicacin, encarna consensos bsicos del grupo de expertos queparticiparon de las reuniones referidas, sobre cmo entender,fundamentar y normar la prevencin del consumo de drogas.

    1 Se trata del Proyecto Consensos Bsicos para la Prevencin en Chile: Protocolo de Acuerdo Intersectorial 2000-2001".

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    En las reuniones del grupo de expertos se produjeron insumos, dirigieron debates,desgrabaron dichos debates y se invitaron expertos tanto nacionales como internacionales paraaportar ideas. "Para el desarrollo de las seis sesiones realizadas, tres de los principales insumos dediscusin y reflexin fueron producidos por el coordinador del grupo, el experto Ibn deRementera. Estos insumos versan sobre los paradigmas de la prevencin del consumo de drogas, ylos enfoques y las polticas predominantes de intervencin en Chile y el mundo. Concluidas lassesiones y el conjunto del seminario-taller, estos insumos fueron luego revisados, re-elaborados yeditados por el autor para componer con ellos un texto nico desglosado en tres partes. Este textoes, precisamente, el que contiene la presente publicacin.

    Las seis sesiones de debate tuvieron una secuencia lgica que permiti avanzar en consensossobre criterios bsicos de prevencin del consumo de drogas. La primera sesin tuvo por contenidolos principales paradigmas para la intervencin del problema del uso indebido y el consumo abusivode las drogas, incluyendo: la sociedad libre de drogas y la reduccin del dao; el modeloambientalista; factores de riesgo y factores protectores. La segunda jornada del Seminario trat lasprincipales doctrinas para la prevencin del consumo de drogas, tal como encarnan en documentosde Naciones Unidas y CICAD-OEA. Tambin se incluyeron los principios que materializan en losenfoques de promocin de la salud y prevencin inespecfica. La tercera jornada del Proyecto abordel diseo de las polticas y estrategias de prevencin, y se trat la especificidad de las acciones deprevencin: la alerta, la habilitacin y la conversacin.

    Entre la tercera y cuarta jornadas del Seminario-Taller se realiz, en el marco delProyecto, la Reunin Internacional Prevencin del consumo de drogas: conceptos normativos ypropuestas de buenas prcticas, durante los das 25 y 26 de noviembre de 1999. En este eventointernacional se cont con la presencia de seis expertos internacionales invitados, adems de laparticipacin de representantes de casi todos los Consejos Regionales para el Control deEstupefacientes de Chile, de la mayor parte de los Sistemas Comunales de Prevencin de laRegin Metropolitana, acadmicos y miembros de distintos sectores de gobierno comprometidoscon la prevencin del consumo de drogas y expertos de ONGs.

    La cuarta jornada del Seminario-Taller tuvo por tema la ejecucin de las acciones deprevencin, segmentacin de la poblacin objetivo, focalizacin, y territorializacin de laintervencin en la escuela, el municipio y la empresa. La quinta y sexta jornadas del seminario-taller se ocuparon del debate final y sntesis general para la elaboracin de un protocolo sobreprevencin del uso y abuso de las drogas. El conjunto del material constituido por los insumosescritos, las transcripciones de las reuniones y las exposiciones fue, a su vez, la base sustantivapara que el grupo ms reducido de trabajo pudiera ir elaborando borradores de Protocolo queluego fueron debatidos ms ampliamente.

    Martn HopenhaynOficial de Asuntos Sociales

    CEPAL

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    I. Las intervenciones enprevencin del consumo dedrogas

    A. Introduccin al problema

    Si bien existe un consenso generalizado en torno a la prevencincomo la mejor estrategia para controlar el problema de las drogas, haytambin mltiples y contradictorias interpretaciones, as comovariadas y contrapuestas prcticas para su implementacin, lo cualdemanda urgentemente acordar conceptos de consenso mnimo yprotocolos para prcticas coherentes con sus finalidades de prevencinde la salud pblica (Florenzano, 1994).2 Esto sobre todo con el nuevoenfoque de fortalecer el control de la demanda y equilibrarlo con elcontrol de la oferta, acordado en el vigsimo perodo extraordinario desesiones la ONU y en la Segunda Cumbre de las Amricas (ver Anexo 1).

    La prevencin puede entenderse como la identificacinprevisora y accin anticipada para evitar la aparicin y difusin,minimizar los efectos, de un hecho social no deseable, sea cultural,sanitario o criminal. Nada ms tomando el contexto chileno, variadasson las definiciones de prevencin en los trabajos nacionales recientes(ver recuadro 1). La elaboracin de procedimientos especficos para

    2 La dificultad para definir qu es la prevencin est reconocida por los expertos, ya que a pesar de la mucha atencin reciente

    prestada a la prevencin primaria de las farmacodependencias, se ha argumentado que stas no pueden prevenirse en forma primariadado que no se conoce su etiologa.

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    alcanzar tales fines exige precisar conceptos que fundamenten su utilidad en el diseo de prcticasde prevencin al uso indebido y el consumo abusivo de drogas.3

    Los dos grandes paradigmas para interpretar el asunto de las drogas difieren en susestrategias de intervencin ante el consumo. La propuesta por una sociedad libre de drogasprivilegia la prevencin del consumo o la reduccin del riesgo, se propone una actuacin ex ante,mientras que la propuesta de la reduccin del dao se propone una actuacin ex post. La primerareduce el problema al modelo infecto contagioso, donde de lo que se trata es de impedir que lapoblacin vulnerable o en condicin de riesgo entre en contacto con ella o est vacunada ante taleventualidad. En cambio, la segunda propuesta que pone el problema en el campo cultural -conjunto de valores y smbolos que guan la conducta humana- reconoce la funcionalidad de lasdrogas en la sociedad y se propone intervenir sobre las consecuencias negativas de su abuso.

    3 Ver al respecto, en el Anexo 1, lo que se afirma en la Declaracin de Principios del Vigsimo Perodo Extraordinario de Sesiones de

    las Naciones Unidas, 8-10 de junio de 1998.

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    Recuadro 1DEFINICIONES DE PREVENCIN DEL CONSUMO DE DROGAS

    EN LITERATURA CHILENA RECIENTE

    El modelo sanitario de intervencin, cuyo hijo natural es el modelo penal de control, tienepor fundamento dos concepciones que deben ser examinadas. Primero, la etiologizacin delconsumo, que impide encontrar las causas reales del uso de las drogas al negar la voluntad humanaen el hecho, usando como analoga la idea del vicio en la salud mental. Con ello se corre el riesgode caer en una parodia de la propagacin de una enfermedad infecto contagiosa. Este paradigmaquiso sustraerse a toda responsabilidad respecto de la criminalizacin del consumo de drogas,declarando al usuario enfermo y sujeto salvable por la ciencia mdica. Esto ltimo, en el campojurdico, gener una antinomia donde se exculpa de responsabilidad al demandante de la droga y secastiga con todo el peso del derecho penal al oferente de la misma.

    Slo las consecuencias del consumo abusivo de las drogas son un asunto sanitario, no suscausas que son esencialmente culturales. Aun en el caso de fuertes reacciones adversas a su uso,sean adictivas o alrgicas, fisiolgicas o conductuales, las razones que impiden la abstinencia de su

    Los expertos en prevencin de la regin (...) han coincidido que es necesariodesarrollar un conjunto de procesos que promuevan el desarrollo integral de las personas,sus familias y la comunidad trabajando conjuntamente en dos lneas complementarias: lasatisfaccin de necesidades bsicas y la disminucin de los factores de riesgo (AsociacinChilena de Municipalidades: Manual: orientacin para un programa comunal de prevencindel uso indebido de drogas y alcohol. Concepcin, 1996. p.6.)

    La prevencin implica una accin destinada a impedir o al menos disminuir laaparicin de un problema. Es tambin un proceso mediante el cual el ser humano,individual o colectivamente, se interesa y adquiere en su formacin las capacidades paraanticipar problemas con respuestas creativas y ajustadas a la realidad. El fin de laprevencin es la promocin del bienestar y el desarrollo humano procurando lapotenciacin de factores protectores de las personas y del entorno comunitario de ste.(PIIE-MSGG: Sistematizacin de experiencias comunitarias en prevencin de drogas en lascomunas de La Granja, Macul, Pudahuel y Huechuraba. Santiago, 1996, p.6.)

    La prevencin es un conjunto de procesos que promueve el desarrollo integral delas personas, sus familias y la comunidad, anticipndose a la aparicin del problema otrabajando con y desde el problema, evitando la conducta de consumo, fortaleciendofactores protectores y disminuyendo los factores de riesgo. (CONACE, Universidad deChile, MSGG: Sistema Comunal de Prevencin de Drogas. Modelo Operativo. Santiago deChile, s/f., p.13.) El propsito de esta red [social de prevencin] es inhibir o disminuir elconsumo y uso indebido de alcohol y otras drogas y las consecuencias asociadas a eseconsumo, promoviendo el desarrollo integral de las personas, familias y comunidad. (Ibid,p.19.)

    Prevencin es la preparacin, disposicin y accin anticipada destinada a evitar unfenmeno patolgico o reducir al mximo sus consecuencias. (Proyecto PAM-DrogasServicio de Salud, Iquique: Taller de Prevencin en el Uso Indebido de Alcohol y Drogas:en CONACE: Manual de Prevencin de Drogas, Santiago de Chile, 1995, p. 77).

    Sin embargo, los expertos reconocen que: Adems, no se sabe si la correccin decualquiera de esos factores de riesgo puede evitar la dependencia de las drogas.Florenzano, Ramn: Estado Actual de las Metodologas de Prevencin del Consumo deDrogas; en CONACE: Anlisis de las Acciones Preventivas en Relacin a la Poltica y PlanNacional de Prevencin y Control de Drogas, Santiago de Chile, 1994, p. 73.

    Los mensajes deben focalizarse en la disponibilidad de soluciones ms que en lagravedad del problema y deben sugerir incentivos en el proceso de cambio. CONACE,Universidad de Chile, MSGG: Sistema Comunal de Prevencin de Drogas. ModeloOperativo. Santiago de Chile, s/f., p.29.

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    uso o el consumo regulado son culturales. Es ms, el modelo mdico slo puede dar cuenta de lasconsecuencias sanitarias del consumo abusivo, no de las sociales, culturales y criminales, quedependen del grado de solidaridad y de tolerancia en la especificidad de las conductas que cadasociedad concreta haya logrado alcanzar.

    El segundo precepto del modelo sanitario que debe ser sometido a examen es su persistenciaen entender el consumo de drogas como fuga, como huida a ninguna parte, como hedonismoirresponsable, como vicio, as como su renuencia a comprenderlo (o al menos a admitirlo) comorespuesta de salud, como automedicacin, como un auto cuidado en el campo de la salud mental.En los hechos la mayor parte de las drogas naturales y todos los psicofrmacos tienen usosmdicos. Tal es el sentido originario de la euforia, la capacidad de cargar algo, de soportar unasituacin, y tal es el sentido actual y pragmtico del uso de las drogas.

    En general, en el campo de la salud mental la etiologa neurofisiolgica y sus fundamentosbioqumicos no pueden ser desdeados; pero reducir la conducta humana a sus bases biolgicas esun error. Slo la cultura puede rendir cuentas de las conductas y las actitudes humanas, ms aun desus "desviaciones patolgicas". se, ni ms ni menos, fue el descubrimiento de Freud, queinterpreta la conducta humana y la posibilidad de su intervencin en el conjunto de la cultura a lacual pertenecen los individuos.

    La pregunta que debe hacerse en el asunto de las drogas no es por qu se consumendrogas?, ya que ella slo puede ser respondida en el campo neurofisiolgico por la farmacologa,sino para qu se consumen drogas?. Slo entonces podemos responder desde el campo de lacultura mediante la psicologa y otras ciencias sociales como la antropologa, la sociologa y laeconoma, para as abrir el campo a las acciones jurdicas y de administracin pblica.

    B. La pregunta por la libertad

    Cada poca tiene su pregunta por la libertad. La actual, que es la de la globalizacin de laeconoma y la cultura, tiene las propias: por qu la sociedad demanda tanta droga?. De la cual sesigue esta otra: por qu el Estado persiste en controlar su consumo, incluso haciendo uso de laviolencia para impedirlo?

    Si bien el uso de las drogas es parte de todas las culturas humanas en su historia, el usoabusivo y masivo es un fenmeno moderno. Lo dos casos ms relevantes han sido las "epidemias"del opio en China en el trnsito de los siglos XIX y XX y el consumo habitual de marihuana yherona por ms del 30% del contingente militar estadounidense destacado en Vietnam en la dcadade los setenta. El primero ha sido atribuido a los afanes del Imperio Britnico por compensar subalanza comercial deficitaria entre la India y China, equilibrando sus importaciones de t desdeeste pas con las exportaciones de opio desde su colonia. El caso de los soldados estadounidensesen Indochina ha sido relacionado con la desidia de las autoridades militares. En ambasexplicaciones las razones de los usuarios no han sido consideradas. En todo caso, las vicisitudespolticas y socio-culturales de la incorporacin de China a la modernidad concluyeron con la tomadel poder por los comunistas en 1949 y tambin con las epidemias de drogas, mientras que elcontingente militar estadounidense destacado en Vietnam dej su excepcional adiccin a las drogascon su desmovilizacin y retorno a casa.

    Si el uso de las drogas es atribuido a la oferta, el modelo sanitario infecto- contagioso rindecabal cuenta del problema, pareciendo tanto las medidas administrativas y penales para controlar elriesgo de la oferta, como las medidas profilcticas entre la poblacin vulnerable para impedir lademanda, la forma adecuada de controlar el problema social. En cambio, si atribuimos el uso de las

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    drogas a la demanda, como a continuacin se plantea, el modelo sanitario infecto-contagiosoresulta incapaz de explicar el fenmeno.

    La demanda por las drogas est irremediablemente atada al carcter "ansigeno" de lasociedad actual. La funcin de utilidad de ellas es alcanzar en el estado de vigilia la supresin delsentir y el pensar: tal es su funcin "ansioltica" (Gainza, Prez, Seplveda, Abarca, Aravena yEspinoza: 1997). La ansiedad aflora como sentimiento (experiencia) del riesgo de la catstrofepersonal, que es el producto de dos grandes prdidas para el hombre contemporneo: la prdidapoltica -la exclusin del poder- y la prdida econmica -la exclusin del tener-. Un estudioso de laindividualizacin en la posmodernidad, Gilles Lipovetsky, dice:

    "Por lo tanto el mundo de la libertad es un mundo "ansigeno" y creo que eso no es algo quevaya a desaparecer. Este homo psicologicus [que suplanta al homo politicus] es un hombre que notiene certezas y donde todo est en cuestionamiento.... Es que el sistema econmico en el cualnosotros estamos, estall. Hoy el mundo del mercado, de la competencia, se ha vuelto la leymundial, es la ley de la competencia, el mejor gana y el ms frgil pierde. Es un mundo complejo;en cambio antes, en el mundo tradicional, cualquiera poda tener un lugar. Si usted no era muyinteligente, no muy competitivo, tena trabajos simples que hacer. Hoy ya no es posible eso, pueslos trabajos sencillos los hacen las mquinas y el problema de la cesanta es muy "ansigeno". Estose traduce en un mundo en el cual hay un conjunto de individuos que ya no tienen lugar para estar"(Lipovetsky, 1998).

    C. Qu funcin de utilidad cumple la droga?

    El consumo de drogas siempre es visto como una fuga o una huida, como una sacada devuelta qumica a los problemas de la vida cotidiana, incluido el dolor y el duelo ante la desgracia ola frustracin. Tal concepcin niega la funcin reparadora que tienen el descanso y el reposo en lavida psquica humana. Tal es la funcin del sueo, la recreacin, el entretenimiento o la vidacontemplativa, tambin de los depresores del sistema nervioso central y, eventualmente, de losestimulantes del mismo. Esa es la funcin de utilidad de las drogas, esas son las necesidades queson capaces de satisfacer y por eso pueden competir eficientemente en el mercado.

    D. Vulnerabilidad y riesgo

    La vulnerabilidad, definida como la baja capacidad de protegerse o asimilar una accinexterna indeseable o peligrosa, es una caracterstica atribuible a determinados grupos sociales opersonas, incluso instituciones o regiones. El riesgo, en cambio, es un estado de cosas, emergente opermanente, que puede ser indeseable o perjudicial para un sujeto, comunidad o institucin que noest habilitado para protegerse o asimilar su accin. Brevemente dicho, desde la perspectivaambientalista frente a las drogas, la vulnerabilidad es una propiedad del sujeto, los riesgos sonpropios del medio ambiente, donde, adems, se encuentra la sustancia.

    E. La escalada

    Cualquier consumo de drogas, segn su frecuencia y el potencial psicotrpico de la sustanciaempleada, ha sido antecedido por usos en frecuencias menores y de sustancias con menor poderpsicoactivo. Sin embargo, ello no asegura para la siguiente etapa de consumo una frecuencia mayoro una sustancia con mayor poder psicoactivo. Las estadsticas epidemiolgicas indican lo contrario.La mayor parte de la poblacin que ha usado drogas deja de hacerlo, la gran mayora de quienes se

  • Prevenir en drogas: paradigmas, conceptos y criterios de intervencin

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    relacionan con las drogas hace un uso eventual de ellas y slo una pequea parte hace uso frecuentede las mismas. Otra importante conclusin pragmtica indica que no es la mayor toxicidad sino lamayor capacidad de alteridad de la percepcin y la conducta la que mayores "prevenciones" generaentre la poblacin. As, mientras mayor sea el poder psicotrpico de la sustancia, menor es lacuriosidad por ella y el uso de la misma. Pero la toxicidad de las drogas no se muestra como uninhibidor de su consumo, por lo que sustancias como el alcohol y el tabaco son las msconsumidas.4

    F. Qu es la prevencin

    La definicin ms genrica sobre prevencin es el establecimiento de las medidas pertinentespara impedir que un hecho indeseado ocurra o compensar las consecuencias de su ocurrencia. As,si la sobreexposicin solar puede causar diversos grados de afeccin cutnea, son medidaspreventivas la no exposicin, la exposicin controlada, las cremas y lociones protectoras, y el usoposterior de humectantes puede compensar los efectos; si las normas del trnsito tienen porprincipal funcin proteger a los usuarios del transporte de los accidentes, las consecuencias destos podr ser atenuada por los parachoques, los cinturones de seguridad y/o los vidriosinastillables, mientras los seguros compensan los daos materiales y personales producidos. Y sibien los desastres naturales no se pueden prevenir, las consecuencias de su ocurrencia si sonprevenibles.

    La prevencin de las drogas tiene dos modalidades de intervencin: la prevencin de laoferta mediante medidas legales administrativas y penales para impedir su provisin; y laprevencin de la demanda, tambin con medidas legales administrativas y penales para impedir suadquisicin y uso. Adems, la prevencin est concebida como un conjunto de intervenciones cuyofin es persuadir a quienes no usan drogas de abstenerse de hacerlo y a quienes s lo hacen adejarlas. Cualquier uso de drogas es considerado incompatible con una buena salud y calificado dealto riesgo sanitario, social y criminal.

    Sin embargo, dado que la voluntad humana parece voluble a los organizadores de lasociedad, para su mejor administracin se ha venido desarrollando un saber y una pragmticadestinada a intervenir aquellos factores del medio ambiente en el cual est puesto el sujeto y que,en el anlisis de su correlacin estadstica, seran determinantes de la conducta humana. Si esosfactores son positivos para el sujeto son considerados protectores, mientras que los perjudicialesseran factores de riesgo. Una situacin de riesgo no es un estado de peligro sino slo laproximidad o contingencia de un dao, que es la inminencia de su acontecer. Es el carctersituacional el que establece el valor protector o de riesgo de algo: una escollera puede ser un riesgopara un barco pero si queda entre l y las olas puede atenuar el impacto del agua.

    G. Las intervenciones posibles

    La prevencin al consumo de drogas como una intervencin ex ante no parece posible nientre la poblacin vulnerable ni ante los factores de riesgo. Entre la poblacin vulnerable lasacciones educativas, entendidas como informacin y formacin, no logran protegerla de diversasrelaciones con las drogas. Sabido es que ni la informacin sobre los riesgos y peligros del consumoni la habilitacin actitudinal para rechazar su uso, ni aun las medidas para impedir la ofertaprevienen el uso indebido de drogas. 4 Tal vez en el caso de la pasta base de cocana los riesgos de daos operen, luego de un aprendizaje social, reduciendo el consumo.

    As podra sugerirlo, aunque de manera muy ligera, la ltima encuesta nacional de consumo de drogas realizada en Chile en el ao2000, al comparar el consumo de pasta base con lo revelado en las encuestas anlogas de 1996 y 1998.

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    Los factores de riesgo escapan a las capacidades de intervencin del sistema pblico de saludmental. Aquellos relacionados con la pobreza econmica, la marginalidad social y la exclusincultural sobrepasan la capacidad de intervencin de todos los sistemas institucionales encargadosde su control, inclusive de quienes deben controlar la oferta. En trminos cuantitativos hay unadesproporcin insalvable entre los factores de riesgo y los medios para impedir su influencia. Entrminos conceptuales, lo claro es que no se puede intervenir algo que no ha acontecido, pero laanteposicin del mundo virtual al mundo real, la simulacin de escenarios sociales, econmicos ypolticos es, hoy por hoy, "la ciencia", y aqu est el origen del fracaso de este tipo de polticas,estrategias y acciones. Brevemente dicho, si bien no es posible prevenir el "uso indebido" dedrogas, s es posible y adems necesario prevenir el consumo abusivo de ellas.

    Lo anterior no exime a las instituciones pertinentes de la necesidad y obligacin de informarde manera veraz y completa a todo pblico (ms aun a las poblaciones vulnerables y en situacionesde riesgo) sobre los riesgos del uso indebido de drogas y los peligros del consumo abusivo de lasmismas. Est claro que el uso eventual de drogas, cualquiera sea su funcin de utilidad -seacuriosidad, diversin o uso teraputico-, es un riesgo real para el uso frecuente o habitual dedrogas. Por lo anterior, la deteccin y la intervencin precoz es la primera medida preventivarecomendada. Pero la intervencin por excelencia para prevenir el abuso de drogas es la capacidadinstitucional, pblica o privada, de acogida y servicio a solicitud de los usuarios.

    H. La especificidad de la prevencin

    Existen modalidades inespecficas y especficas de prevencin ante los eventos indeseados.Las normas que rigen el trnsito son medida de prevencin inespecfica; en cambio, el uso delcinturn de seguridad es una medida preventiva especfica para evitar los golpes en caso deimpacto. En salud, la dotacin de agua potable para toda la poblacin sera una medida inespecficaante las epidemias infecto-contagiosas como el clera; y seran medidas especficas la aplicacin deuna vacuna, la hidratacin del afectado en peligro de muerte por deshidratacin, y el aislamiento ytratamiento de la infeccin para prevenir la difusin de la epidemia.

    En lo particular la prevencin inespecfica busca promover la salud y los estilos de vidasaludables, fomentando medidas nutricionales adecuadas, alertando ante la exposicin a sustanciaspeligrosas para la salud, recomendando evitar las actividades arriesgadas y proponiendo actividadesrecreativas positivas para el estado fsico y mental de sus ejecutantes.

    Las medidas preventivas especficas promueven, facilitan, ejecutan y evalan las medidasconcretas de carcter profilctico e higinico destinadas a impedir la aparicin y difusin dedeterminadas enfermedades infesto o infecto-contagiosas, o degenerativas en poblaciones definidase individuos concretos. Incluyen la deteccin de los sntomas de cualquier alteracin de la saludentre los individuos de una poblacin, con el fin de derivarlos al sistema de atencin competentepara su evaluacin, diagnstico y tratamiento pertinente.

    I. Los actores de la prevencin

    Los principales actores de la prevencin del consuno de drogas son las comunidades dondetal fenmeno est causando grandes impactos, distinguiendo all dos principales contingentes: lossujetos pasivos de la provisin y consumo de drogas y los sujetos activos de tales actividades. Elrol de los expertos y funcionarios encargados de gestionar la prevencin del abuso de drogas es demediadores sociales entre estos dos grandes grupos de intereses.

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    Los actores eminentes de la prevencin son su poblacin objetivo, de acuerdo con laconsideracin de la voluntad: sea de las personas vulnerables al uso de las drogas o en situacin deriesgo a consumir, sea que se trate de usuarios actuales, todos deben considerarse como sujetos dela prevencin, (definida sta en programas y estrategias de amplia cobertura y permanencia en eltiempo) y no como objetos de actividades preventivas puntuales y espordicas. No existeposibilidad alguna de concebir, disear, ejecutar, hacer seguimiento y evaluar polticas, programasy proyectos de prevencin sin contar con la participacin activa de los usuarios actuales de lasdrogas, cualquiera sea su relacin con ellas.

    En el caso de los jvenes se debe utilizar todo su potencial para movilizarlos en actividadesde accin social. Las acciones de proteccin al medio ambiente o de especies en peligro, lacapacidad de simpata, tolerancia y solidaridad con grupos tnicos o sociales segregados ydiscriminados (incluidos aquellos que usan o abusan de las drogas), pueden generar entre ellosgrupos de pares y pertenencia con identidad definida dentro de los cuales, entre otras cosas, surgela necesidad colectiva de autonormar el uso de las drogas, incluso hasta la abstinencia.

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    II. La gestin de la prevencin alconsumo de drogas: una miradageneral con referencia al casochileno

    A. Introduccin

    Despus de siete aos de aplicacin de la Poltica y PlanNacional de Prevencin y Control de Drogas de Chile, el siguienteeplogo de un texto del Ministerio de Salud es un buen referente pararecoger reflexiones y hacer propuestas:

    "Hasta hoy no existe grupo social alguno a lo largo de la historiaque haya logrado la abolicin del consumo de sustancias psicoactivas,aun cuando se castigue severamente esta conducta. Ningn programade salud realista debiera intentar la abolicin del consumo sino slo sucontrol dentro del marco aceptable para las circunstancias de vida delos usuarios. Frente a criterios diferentes de otros sectores tambinresponsables de la vida social, cabe el intento de influir en ellosmediante el dilogo y la bsqueda de zonas de coincidencia. Hayurgencia por encontrar caminos que ayuden a definir metas msrealistas y entonces a disear estrategias ms eficaces" (Ministerio deSalud,1996).

    Metas realistas y estrategias eficaces son las urgenciasplanteadas a la administracin de la prevencin del consumo dedrogas. Las tres fuentes y partes de la prevencin han desarrollado

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    formas especficas de administracin de las intervenciones en sus campos de accin. El control hasido la modalidad especfica de administrar la alerta, ya que sta ha sido la cara preventiva de larepresin a la provisin ilcita de drogas. La asistencia ha sido la manera de administrar lahabilitacin, dado que ste ha sido el aspecto preventivo de la medicalizacin en materia de drogas.Y la gestin, en tanto accin conducente al logro de un deseo, debiera ser la manera de administrarla conversacin sobre las drogas, interlocucin en la cual deben encontrarse los usuarios activos ylos afectados pasivos de las sustancias psicoactivas en las comunidades locales, mediados por losagentes pblicos que tienen competencia en la materia.

    En el diseo, la implementacin y ejecucin de la gestin de la prevencin deben participaractivamente sus dos principales actores: los usuarios activos y los afectados pasivos de lascomunidades. Asimismo, los agentes pblicos deben involucrarse como mediadores polticos, porser autoridades locales, y como mediadores tcnicos en tanto especialistas y expertos que detentansaberes social y acadmicamente sancionados como doctrinas y paradigmas.

    Sin embargo, el saber experto debe cumplir al menos con dos condiciones: reconocer lasituacin ante la cual est (en este caso una comunidad afectada por el consumo y la provisin dedrogas), e interpretar los hechos que all acontecen, lo que constituye la investigacin.

    B. Drogas y sociedad

    En una sociedad tan "ansigena" (Lipovetsky, 1998) y saturada de drogas como la actual, elxito de una poltica de control de drogas depender de la capacidad de habilitacin que laprevencin desarrolle entre la poblacin vulnerable y en circunstancias de riesgo, as como de lacapacidad de acogida de los usuarios problematizados que tenga su sistema de tratamiento yrehabilitacin. La sociedad contempornea es culturalmente ansigena. En lo subjetivo, a causa dela frustracin ante el consumo, la postergacin de la autorealizacin y las dificultades deexpresarse. En lo objetivo, a causa del desempleo, la desercin forzosa del sistema educativo, elcolapso de los sistemas pblicos de salud y previsin, la "discapacitacin" para el mundo laboraldel sistema educativo, y otros.

    Esta sociedad est saturada de drogas porque el libre mercado responde con ansiolticos, ylos usuarios con usos ansiolticos de los estimulantes5, a la demanda social que por ellos hace lacultura ansigena. Tal es la funcin de utilidad de las drogas. "Aunque no parece existir plenoconsenso acerca de las causas que llevan a un individuo a consumir drogas", es decir, no se sabe elpor qu, "muchos expertos coinciden en reconocer que stas juegan un rol satisfactor denecesidades, tanto bsicas como materiales, espirituales, hedonsticas, de competitividad, deautorrealizacin, etc.", es decir, coinciden en el para qu (Ministerio de Salud, 1996).

    Al mundo de las drogas lo constituyen dos aspectos que definen campos de accin,establecen las normas que rigen las acciones de los participantes y la circulacin de las sustanciaspsicoactivas, y, por lo tanto, las posibilidades de intervencin en ellos. Estos campos son elmercado y la violencia.

    5 En el mismo esquema del uso de ritaln (clorhidrato de metilfenidato) o caf para tratar la hiperquinesia de los nios, o de

    tranquilizarse fumando un cigarrillo pese a que la nicotina es un estimulante.

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    C. La investigacin

    1. El objeto de investigacin socialLa investigacin social y sanitaria, terica y prctica, clnica y simblica, que indaga por el

    consumo y la demanda de drogas, no debe responder solamente al "por qu" del uso indebido yconsumo abusivo de sustancias psicoactivas de manera emprica y determinista; sino que debenecesaria y principalmente responder al "para qu" se usan las drogas y, adems, "cmo" se usanstas. Dicho de otro modo, lo que debe ser discernido para proyectar cualquier intervencin justa yeficaz es el objetivo individual y social del uso de las drogas y las maneras de hacerlo. Elrestringirse al "por qu" de una conducta slo alude a una relacin causal no controlada por elactor, a una reaccin natural o patolgica a un medio o un hecho, vale decir, una respuesta sinsignificado para el hechor. En cambio el "para qu" responde a una relacin causal controlada porel actor; es una reaccin social, una respuesta consciente, en fin, una manera de resolver unproblema o una situacin adversa que tiene significado tanto para el sujeto como para su entorno.Brevemente dicho, el problema del consumo de drogas no es un asunto etiolgico sino quepragmtico; no se trata de saber qu causa el consumo, sino qu resuelve. Slo aclarando el paraqu y el cmo del uso de las drogas se podr explicar la utilidad de su control y las posiblesmodalidades pertinentes y relevantes de prevencin, tratamiento y rehabilitacin.

    La funcionalidad de las drogas como satisfactor de necesidades es reconocida por losexpertos y recogida as por un autor:

    Una de las explicaciones posibles es la del stress social, o tensin generada por la actualvida en sociedad: la exigencia sobre la productividad individual, la competitividad, la cada vezmayor necesidad de capacitarse para acceder al trabajo, la soledad de las personas en una sociedadcentrada en la produccin y el consumo. Esto sobrepasara la capacidad de adaptacin de muchosintegrantes del grupo social, generando angustia y conductas autodestructivas y de escape. La drogaresulta funcional a ambas conductas (Fuentealba, 1994).

    2. La representacin socialEl tema de las drogas en la comunidad es una gran representacin social del conjunto de los

    conflictos en ella latentes pero no explicitados, e incluso puede hacer estallar esos conflictos. As,tenemos que los conflictos de gnero se expresan como una confrontacin entre los hombres, queson mayoritariamente los sujetos activos del consumo de drogas, y las mujeres, que sonmayoritariamente los sujetos pasivos de sus consecuencias. En los conflictos generacionales entrejvenes y adultos, los primeros son visualizados como usuarios de drogas en la calle frente a losadultos, quienes consumen privadamente en sus hogares, lugares de trabajo o de diversin, seandrogas lcitas o ilcitas. Los conflictos entre los adultos y la tercera edad se manifiestan en elestigma de "los viejitos borrachos". El conflicto entre los asentados tradicionales y los afuerinos oallegados a la comunidad o barrio se expresa como la droga que vino de afuera. El conflicto entredesempleados o trabajadores eventuales y trabajadores estables tiene su correlato en una cierta"jerarqua" de las drogas: el uso de la pasta por los pobres, de la marihuana por los integrados y dela cocana por los enriquecidos por ingresos ilcitos. Los conflictos tnicos le asignan a lapoblacin aborigen, local o inmigrante, la "borrachera" como conducta habitual, y el uso de la hojade coca y la pasta de cocana se atribuye a la cultura de los "cholos".

    El extremo del conflicto entre marginalidad e integracin en una comunidad, dinamizado porla presencia de las drogas, est perfectamente representado en el contraste de imgenes, actitudes yconductas entre el joven "pastabasero" de la esquina, desertor escolar y desempleado "machetero",ante la ama de casa del barrio, esposa y madre, impecable agente y gestora de las condiciones de

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    reproduccin, cuidado y satisfaccin del marido y los hijos. La mayor parte de los conflictosbarriales se dan entre estos dos actores extremos de la representacin. Ambos actores extremos deldrama se encuentran en los roles de madre solcita e hijo victimizado.

    D. La situacin actual de la doctrina y la pragmtica enprevencin al consumo de drogas

    Como ya se ha dicho, la dificultad para definir la prevencin a la dependencia de las drogasest reconocida por los expertos ya que "stas no pueden prevenirse en forma primaria dado que nose conoce su etiologa". Adems, algunos expertos han cuestionado la asuncin acrtica del modeloinfecto-contagioso para interpretar y disear las intervenciones ante el consumo abusivo de drogas,aqu llamada "enfermedad crnica". Un autor afirma que:

    "Un enfoque infeccioso de la enfermedad en la prevencin primaria de las enfermedadescrnicas ignora alguna de las caractersticas de stas, tales como el hecho de que no se distribuyenuniformemente en la poblacin. Cada persona no comparte el mismo riesgo de desarrollar unaenfermedad crnica (...) Una segunda caracterstica de las enfermedades crnicas es su origenmltiple. Esto es, las causas de las enfermedades crnicas incluyen tpicamente una variedad decomponentes: genticos, ambientales, socioculturales y conductuales" (Florenzano, 1994).

    Se ha dicho tambin que "la prevencin es un conjunto de procesos que promueve eldesarrollo integral de las personas, sus familias y la comunidad, anticipndose a la aparicin delproblema o trabajando con y desde el problema, evitando la conducta de consumo, fortaleciendofactores protectores y disminuyendo los factores de riesgo" (CONACE, s/f.). Es cierto que laprevencin debe concebirse trabajando con y desde el problema, pero tambin es necesario yurgente definir en que consiste sta. En cuanto al objetivo, tambin se ha dicho que "el propsito deesta red [social de prevencin] es inhibir o disminuir el consumo y uso indebido de alcohol y otrasdrogas y las consecuencias asociadas a ese consumo, promoviendo el desarrollo integral de laspersonas, familias y comunidad" (CONACE, s/f.).

    Es realista proponerse al menos disminuir el consumo del conjunto de las sustanciaspsicoactivas y las malas consecuencias de su uso indebido; pero es una grave carencia operativa nodecir cmo hacerlo, o remitirlo a lejanos objetivos como el "desarrollo integral de la persona". Eneste sentido es fructfera la siguiente definicin: "prevencin es la preparacin, disposicin yaccin anticipada destinada a evitar un fenmeno patolgico o reducir al mximo susconsecuencias" (Proyecto PAM-Drogas Servicio de Salud Iquique, 1995).

    En la prevencin de drogas, tratar de minimizar los riesgos en lugar de pretender suprimirloses la leccin, desgraciadamente tarda, que debemos recoger de las experiencias y prcticasexitosas de control al SIDA. La credibilidad de una propuesta est en su viabilidad de ser asumidacomo solucin por el usuario, y por eso es que el mensaje debe focalizarse en la disponibilidad desoluciones ms que en la gravedad del problema y debe sugerir incentivos en el proceso de cambio"(CONACE, s/f.).

    La prevencin bien puede ser habilitar para manejar la relacin con las drogas: habilitar parala abstinencia a quienes reconocen su dificultad para controlar el consumo de drogas; y habilitarpara el uso socialmente controlado, tal como en nuestra cultura somos habilitados en el consumodel tabaco, luego del esfuerzo laboral u otro, para acompaar o inducir el descanso o la reflexin; ycomo tambin somos habilitados en el uso del alcohol para acompaar las comidas y distender lasrelaciones interpersonales en los eventos sociales.

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    En un mundo tan ansigeno como el actual, donde imperan las sustancias psicoactivas comorespuesta, la prevencin, sin dejar de alertar sobre los peligros de las drogas, debe habilitar frentea todas esas sustancias, sea el alcohol, el tabaco o los psicofrmacos, sea la marihuana, la cocana olos opiceos.

    El sistema institucional de prevencin al consumo de todo tipo de sustancias psicoactivasdebe ser capaz de otorgar competencia y habilidades a la poblacin en situaciones de riesgo o quees vulnerable a su consumo indebido y abusivo. A su vez, dicha poblacin debe asumir sucompetencia para relacionarse con las drogas, ya sea evitando su consumo o reduciendo los riesgosde su uso indebido y mitigar el dao de su abuso. Lo anterior presupone como condicin necesariaun sistema institucional de educacin, salud, comunicacin y cultura, que, administrado central,regional o municipalmente, tenga objetivos y contenidos de prevencin especfica que apunten aejecutar acciones pertinentes, y a la vez coherentes con los intereses tanto de sus transmisorescomo de la poblacin a la cual estn dirigidos.

    E. Las estrategias de intervencin

    Entendemos la estrategia como una manera de conducir las acciones, organizar los medios yproveer los recursos para alcanzar una finalidad. En el caso de las drogas, la estrategia que organizalas acciones ya ha sido definida en lo general: "En el pas se han desarrollado esfuerzos yacumulado experiencias en la materia (...) que es necesario hacer converger en una accinconcertada, sistemtica, integral, coherente y de largo plazo, donde confluyan los esfuerzos,especialmente dirigidos a las poblaciones de ms alto riesgo" (CONACE, 1993). Adems, en eltercer punto de las Polticas Generales se propone: "Contribuir a la prevencin del consumo,evaluando las tendencias del uso y promoviendo el desarrollo preventivo, especialmente dirigidos alos sectores de ms alto riesgo" (CONACE, 1993). Esas afirmaciones manifiestan la necesidad yurgencia de dos medidas a tomar: focalizar las acciones sobre poblaciones determinadas yoptimizar el impacto con acciones especficas.

    Respecto de la focalizacin de las acciones, se proponen tres focalizaciones para que lasacciones sean ms pertinentes a las metas del objetivo general: i) focalizar la prevencin en lapoblacin vulnerable y en las situaciones de riesgo y no en la opinin pblica; ii) focalizar elcontrol al trfico ilcito en el crimen organizado y no en el pequeo delito comn, menos an en losconsumidores; y iii) focalizar el tratamiento en la poblacin vulnerable con problemas y no en losusuarios sin problemas.

    Respecto de la optimizacin del impacto, si bien existe consenso en cuanto a los factores deriesgo que amenazan o afectan gravemente la calidad de vida de las poblaciones vulnerables y enriesgo, tambin es cierto que aquellos factores dependen de circunstancias macro econmicas,sociales y culturales que una poltica de drogas no puede pretender controlar o revertir. Por lotanto, para optimizar el impacto y la relevancia de las acciones pblicas y privadas -ONGs,empresas, consultoras-, es necesario minimizar el impacto de las drogas en las comunidadesafectadas, con acciones de prevencin y tratamiento que habiliten a la poblacin vulnerable o enriesgo y acojan a la poblacin afectada. Adems, es necesario encauzar las acciones tanto en laprevencin, como en el control y tratamiento frente a aquellas drogas que ms dao estn causandoen la poblacin: el alcohol destilado y el sulfato de cocana o pasta bsica, para el caso chileno.

    1. La segmentacin de la poblacin objetivoLa focalizacin se logra por medio de una adecuada segmentacin de la poblacin objetivo.

    As, para comunicarse con los beneficiarios, los "conocimientos, actitudes y prcticas sociales delpblico objetivo son factores claves a considerar en la produccin de los mensajes (...) los mensajes

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    deben ser especficos para cada pblico, considerando las necesidades y percepciones de cadagrupo, en particular al que est dirigido" (CONACE, s/f.).

    La optimizacin del impacto se logra con el uso adecuado, suficiente y oportuno de recursosapropiados para cada caso. As, en trminos generales, con la poblacin vulnerable o en riesgo seranecesario disear y ejecutar una campaa de prevencin primaria; con la poblacin vulnerable yaafectada una campaa de prevencin secundaria, consistente en atencin primaria en salud,consejera familiar y ayuda social; en tanto que, con la poblacin drogodependiente gravementeafectada, es necesario una accin de prevencin terciaria consistente en tratamientos dedesintoxicacin, tratamiento de secuelas, sustitucin de sustancia, internamiento, y otros.

    El primer criterio de segmentacin es distinguir entre aquellos usuarios que no tienenproblemas con las drogas que utilizan, ya sea que hagan uso ocasional, eventual o crnico, deaquellos usuarios eventuales y crnicos que s tienen problemas sanitarios, familiares y sociales acausa del consumo abusivo de drogas. A los primeros se les debe informar verazmente de losriesgos que asumen con sus prcticas de consumo, de cmo identificar los sntomas de ladependencia y a quin recurrir en tal caso. En cambio, los drogodependientes deben ser acogidospor un sistema de salud especializado, que en su convocatoria al menos cumpla dos condiciones:primero, no estigmatizar a quienes utilizan sus servicios y, segundo, no condicionar lostratamientos a la abstinencia de la droga.

    2. La eleccin de las substanciasPara el caso de Chile, los indicadores epidemiolgicos y clnicos sealan que las sustancias

    que ms afectan cuantitativa y cualitativamente a la poblacin ms vulnerable y de mayor riesgo, esdecir, a los jvenes pobres, desempleados y desertores forzosos del sistema escolar, son el alcoholdestilado y la base de cocana fumable. La preferencia para prevenir el consumo y tratar a losusuarios abusivos de esas sustancias no significa cambiar las consideraciones y medidas paracontrolar el uso indebido y el consumo abusivo de las otras sustancias psicotrpicas, sino reconocerla necesidad de priorizar aqullas donde es mayor el carcter deletreo entre la poblacin msvulnerable.

    3. Reglas para la estrategia de prevencinPara terminar con la concepcin estratgica de la prevencin es bueno recoger de otras

    experiencias las reglas bsicas de su construccin (Milanese y Mero, 1999):

    La prevencin y la rehabilitacin son las dos caras de una misma moneda.

    La prevencin es local o no es prevencin.

    La prevencin es sobre sistemas y sus intersecciones. La intervencin no es slo sobre losgrupos segmentados sino que sobre los conflictos que hay entre ellos.

    La prevencin es sobre la situacin crtica.

    La prevencin no tiene por finalidad especfica la desaparicin de la situacin crtica.

    La prevencin se da en lo cotidiano.

    La prevencin no es informacin.

    La prevencin presupone competencias predictivas y manipulativas.

    La prevencin presupone un sistema adecuado de conocimientos e hiptesis.

    La prevencin es siempre y nicamente una estrategia evaluable.

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    F. Las acciones

    1. La prevencin del consumo indebidoLa actual poltica de control de drogas de Chile pone el acento en reprimir la oferta y

    desincentivar la demanda por medio de la publicidad, la educacin y la atencin sanitaria, as comoreprimiendo penalmente el consumo pblico y el privado concertado. Tambin hay polticas que,para controlar la demanda a partir de los factores causales del consumo, se proponen intervenirloscomo factores de riesgo. Sin embargo, la vastedad y complejidad de los factores de riesgo al uso dedrogas, as como de los factores protectores que acompaan la vida de las personas, familias ycomunidades, hacen ilusoria la pretensin de influir significativamente sobre ellos. "Adems, no sesabe si la correccin de cualquiera de esos factores de riesgo puede evitar la dependencia de lasdrogas" (Florenzano, 1994).

    Pretender que el ocio sea un factor de riesgo para el uso de drogas, y que se resuelve pormedio de las actividades deportivas o culturales, como formas sanas del empleo del tiempo libre, escuanto menos ingenuo, no reposa en ningn fundamento o investigacin cientfica seria ydesconoce el ocio como una necesidad humana de reposo y creacin. Por otra parte, suponer que elejercicio de los deportes, las actividades culturales u otras actividades ldicas, socio-recreativas ode caridad -incluidas las campaas de prevencin al consumo de drogas- son una buena distraccinpara las devastadoras consecuencias personales, familiares, comunales y sociales del desempleo, yque as se previene el consumo de drogas y la delincuencia, puede ser un error peligroso. Noolvidemos que en Chile el desempleo entre los menores de 25 aos duplica la media nacional,triplicndola entre los menores de 20.

    En esta situacin tan compleja y desoladora, qu puede ser prevenir el consumo de drogas?Bien puede ser informar verazmente y sin terrorismo sobre las consecuencias de su uso,dependencia y abuso. La falta de credibilidad de la informacin sobre drogas para los usuarios, y suescasa utilidad para responder a su necesidad y presencia, lleva a afirmar que diversos estudioshan demostrado que la entrega de informacin no tiene efecto en el consumo de drogas por parte delos jvenes (Fuentealba, 1994). Est claro que en prevencin al uso de drogas slo tenemospreguntas.

    La cuestin-drogas puede ser un fructfero tema de debate pblico sobre la toleranciacultural, la solidaridad social y la democracia poltica para resolver los problemas de marginacinsocial, siempre y cuando se reconozca que existen otros paradigmas y doctrinas que proponenprcticas que se estn ejecutando, con mejores resultados que aquellas propiciadas por los sectoresms tradicionales y maximalistas. El debate sobre drogas es un bien pblico, y se reclama conurgencia un primer debate sobre qu debe ser la prevencin al consumo de drogas.

    a) Los conceptos y sus prcticasLa prevencin puede entenderse como la identificacin previsora y accin anticipada para

    evitar la aparicin y difusin, o minimizar los efectos, de un hecho social no deseable, ya seacultural, sanitario o criminal6. La elaboracin de procedimientos especficos para alcanzar talesfines exige precisar conceptos que los fundamenten y prcticas que las viabilicen. Aqu se

    6 En la Declaracin de Principios del Vigsimo Perodo Extraordinario de sesiones de las Naciones Unidas (8-10 junio 1998, ver

    Anexo) sobre el problema internacional de las drogas se seala que: 10.Los programas de reduccin de la demanda debern abarcartodos los aspectos de la prevencin, desde la tarea de desalentar el consumo inicial hasta la de reducir las consecuencias sanitarias ysociales nocivas del uso indebido de drogas."

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    proponen tres nociones centrales como conceptos para servir al diseo de prcticas de prevencinal uso indebido y el consumo abusivo de drogas:7

    i) La alerta, que debe: i) informar verazmente sobre las causas y consecuencias del consumode drogas, sobre todo abordando el para qu del uso de drogas, vale decir, el campo subjetivo delconsumo; y ii) advertir y evitar el pnico entre la poblacin de riesgo y el entorno de la poblacinvulnerable. La alerta como procedimiento preventivo se desarrollara principalmente en los mediosde comunicacin.

    ii) La habilitacin, que debe: i) habilitar para que el usuario incapaz de manejar su relacincon las drogas reconozca la necesidad de abstinencia y pueda generarse la capacidad y libertad parahacerlo; ii) habilitar para que el usuario indispuesto a dejar de consumir drogas, pueda hacerlo enlas formas que minimizan los riesgos que dicho consumo pueda ocasionarle a su persona y aterceros; iii) habilitar para que el usuario reconozca con la menor dilacin posible cuando hadevenido en drogodependiente y, por tanto, recurra oportunamente a tratamiento y rehabilitacin; yiv) habilitar al entorno inmediato -familia, amigos, vecinos- para que puedan prestar apoyo ocontencin al drogodependiente o consumidor que puede provocar dao personal y/o a terceros. Lahabilitacin como actividad preventiva de enseanza y aprendizaje se desarrollara principalmenteen las instituciones educativas y de salud.

    iii) La conversacin8: aqu se trata de pasar de la infantilizacin de la ciudadana sobre eltema de las drogas al dilogo con ella, sobre todo para la ubicacin de las causas del consumo en elcontexto macro econmico, social y cultural, y discernir el por qu del uso de las drogas. Laconversacin como actividad preventiva pblica se desarrollara preferentemente en la academia ysobre todo en las instancias sociales y culturales comunales y municipales, como espacio deencuentro e intercambio de experiencias y opiniones, teniendo siempre como principales actorestanto a las comunidades en situaciones de riesgo o afectadas por el consumo de drogas, como a losexpertos en prevencin, con la presencia de los acadmicos, la prensa y tomadores de decisiones9.Las Jornadas de Conversacin sobre Afectividad y Sexualidad (JOCAS), promovidas por elMinisterio de Educacin y Cultura de Chile, son un buen antecedente del desarrollo de laconversacin entre los sujetos activos de la afectividad y sexualidad juvenil, o sea los jvenes, y lossujetos pasivos de esas actitudes y prcticas, que son sus padres, mediados por promotores de lainstitucin educativa. As como las JOCAS no pueden apuntar a la abstinencia sexual de losjvenes, las conversaciones sobre drogas tampoco pueden proponerse la abstinencia de ellas comofinalidad. Al igual que las actitudes afectivas y las prcticas sexuales, el uso de las drogas es uno delos componentes, entre otros, de la cultura juvenil actual. La mediacin entre los sujetos activos ypasivos del uso de las drogas pueden ser los agentes pblicos, tales como el servicio de salud oeducacin, el municipio, o cualquier institucin social, privada o internacional que se proponga taltarea de buena voluntad.

    7 Asimismo en la Declaracin se agrega que: 13. Los programas de reduccin de la demanda debern estar concebidos de modo que

    respondan a las necesidades de la poblacin en general, as como a las de determinados grupos de poblacin, prestando especialatencin a la juventud. Dichos programas debern ser eficaces, pertinentes y accesibles a los grupos ms expuestos a este riesgo,teniendo en cuenta las diferencias de gnero, cultura y educacin.

    8 Esta idea de la conversacin sobre drogas con la sociedad civil como parte de una estrategia de prevencin especfica es de MartnHopenhayn. Adems ha sido expuesta por la mxima autoridad del Gobierno de Francia en drogas, la presidenta de la MisinInterministerial de Lucha contra la Droga y la Toxicomana (MILDT), seora Nicole Maestracci, en noviembre del ao 1998. Laseora Maestracci afirma que la abstinencia total no puede ser el nico objetivo de la lucha antidroga, ya que una tercera parte de losjvenes las han consumido. Segn ella, el esfuerzo debe apuntar a evitar el paso del consumo ocasional al abuso.

    9 En la Declaracin tambin se indica que: 15.La informacin que se utilice en los programas educativos y de prevencin deber serclara, cientficamente exacta y fiable, culturalmente vlida, oportuna, y de ser posible, previamente ensayada en alguna poblacindestinataria. Deber hacerse todo lo posible para asegurar su credibilidad, evitar el sensacionalismo, promover la confianza eincrementar la eficacia.

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    b) La MetodologaLa orientacin metodolgica de estos procedimientos de accin en prevencin,

    independiente de la utilizacin de medios electrnicos para acumular, procesar y comunicarinformacin, debieran guiarse ms por los mtodos de las ciencias sociales que por los de lasdisciplinas sanitario normativas. Esto, en el entendido de que las informaciones bsicas siempresern aportadas por las investigaciones epidemiolgicas y clnicas sobre el consumo de drogas ysus efectos, pero que, en su elaboracin, se contar con los aportes de los mtodos cualitativos de laetnografa, la semiologa, las ciencias de la comunicacin y en general de las ciencias humanas,sociales y del derecho.

    c) Los resultadosLos resultados de este desarrollo deben responder a dos urgencias de la prevencin del

    consumo de drogas: especificidad y focalizacin. La prevencin no puede seguir siendo unconjunto de normas y acciones inespecficas que promueven una vida sana y conductas saludables,sino medidas especficas que minimicen tanto el riesgo como el dao producido por el consumo dedrogas. Adems, debe escoger diversas poblaciones objetivo que estn en riesgo de consumirdrogas y que eventualmente sean vulnerables al abuso de ellas.

    2. El control de la oferta y la represin del trfico ilcitoDado que puede considerarse que la oferta de drogas es el principal factor de riesgo para su

    consumo, la represin al trfico ilcito puede ser la primera medida preventiva. Sin embargo, loscriterios de focalizacin del objeto y optimizacin del impacto exigen precisiones urgentes, ya quehablamos del tipo de control ms desarrollado y que ms ha afectado a la sociedad y las personas.

    El incremento de la accin frente al trfico ilcito debe ser cualitativo y no cuantitativo, yaque la pretensin de llevar ante los tribunales a todos quienes infrinjan la ley de drogas tiene unpobre resultado efectivo. Tanto ms cuanto que la ley vigente en Chile prescribe castigar cualquierrelacin posible con las drogas, con la excepcin exclusiva del consumo privado individual. As,mientras que para el conjunto de los delitos graves homicidio, violacin, robo y hurto- el 20% delos detenidos cumple una pena de prisin, por drogas slo el 8% va a la crcel, y entre los menoresde 19 aos menos del 1%.

    Las reformas penales son urgentes, y el poder judicial ha manifestado, de manera oficial, supreocupacin por las dificultades y distorsiones que est causando la aplicacin de la ley 19.366 decontrol de drogas en el pas. El debate sobre el aumento de la criminalidad comn y sus efectossobre la seguridad ciudadana permite plantear la necesidad de disear una poltica criminal queprivilegie la proteccin a bienes jurdicos especficos y prioritarios, tales como la vida, laintegridad personal, la libertad y la propiedad, con relacin a otros bienes ms difusos como lasalud pblica, afectada por la provisin de drogas, o las buenas costumbres por la prostitucin y lapornografa. Esta definicin de prioridades es crucial para una adecuada asignacin de recursospblicos.

    3. El tratamiento y la rehabilitacinLa bsqueda de otras experiencias en el tratamiento de la drogodependencia est claramente

    establecida en el Plan Nacional de Prevencin y Control de Drogas de Chile, donde en elprembulo al Plan General de Tratamiento y Rehabilitacin se afirma que: resulta indispensable laevaluacin y validacin de diversas experiencias de tratamiento y rehabilitacin desarrolladas ennuestro pas y el extranjero, con el objeto de mejorar la eficiencia y eficacia de la atencin ofrecidaa los drogadictos (CONACE, 1993).

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    Con el doble objetivo de asumir plenamente el problema del consumo abusivo del alcohol,as como desestigmatizar a quienes tienen problemas con el consumo de drogas, procede lasiguiente recomendacin: "Se considera droga a toda sustancia farmacolgica activa sobre elsistema nervioso central que, introducida en un organismo vivo, puede llegar a produciralteraciones del comportamiento. Por lo tanto se incluye, no slo lo que habitualmente se entiendepor drogas, sino tambin determinados medicamentos capaces de producir estados dedependencia, sustancias de uso legal como el tabaco y las bebidas alcohlicas, y sustancias de usodomstico o laboral como los solventes voltiles" (Ministerio de Salud, 1996).

    El xito de una convocatoria a la prevencin del uso indebido o al tratamiento del consumoabusivo depende de su capacidad de enganche, lo que se refiere a la respuesta que d el usuario alllamado institucional. En tanto que la adherencia es la aceptacin que el usuario hace de lapropuesta institucional (Ministerio de Salud, 1996). Si el sistema de salud especializado realmentequiere acoger a los drogodependientes en su convocatoria, al menos debe cumplir las doscondiciones que ya se han sealado: no estigmatizar a quienes utilizan sus servicios y nocondicionar los tratamientos a la abstinencia de la droga.

    G. La ejecucin de la prevencin

    1. Municipalizacin de la gestinUna de las caractersticas actuales en el proceso de gestin pblica de los problemas sociales

    es la municipalizacin de su administracin, lo que ha planteado dos problemas centrales: por unaparte, la provisin de recursos y, por otra, la concepcin misma del problema y las maneras deresolverlo. No es el momento de analizar el financiamiento de esa nueva responsabilidad municipalni de aquellas que le fueron asignadas por la dictadura militar en salud y la educacin; pero es unhecho que atribuir nuevas responsabilidades a la institucin municipal sin asignarle o transferirlelos recursos pertinentes constituye una irresponsabilidad poltica. El desafo central es cmo elmunicipio puede y debe encargarse del problema de las drogas con xito en su gestin y control, enel entendido de que no podemos replicar en pequea escala lo que no ha tenido el impacto deseadoa escala nacional.

    Los hechos le asignan pobres resultados a las polticas que se han limitado o centrado encriminalizar la oferta y la demanda, como lo reconoce el Plan Nacional. Esto parece ser un fracasosi tenemos presente que las capturas de drogas se han triplicado en el decenio pasado, pero losprecios de las drogas al consumidor continan a la baja. Los errores de criterio encuentran sumayor evidencia en el hecho de que la mayor parte de la poblacin institucionalizada por elproblema de las drogas est en las crceles y no en los servicios de salud.

    El desarrollo de una nueva poltica debe retomar el problema de las drogas como un asuntosocial, tematizarlo pblicamente en trminos sociales y no en trminos criminales, proponersoluciones socialmente practicadas en la solidaridad y la acogida y no en la discriminacin y laexclusin. Slo as se podr convocar a los sectores sociales comprometidos y afectados, enparticular a los jvenes estudiantes y marginales, y a los hogares con jefatura femenina de clasemedia y baja.

    En los barrios populares no basta con recoger el discurso de las mujeres y los padres defamilias que padecen el consumo abusivo de hijos y otros parientes, amigos y vecinos. Para unaintervencin plausible que integre a los reales actores del problema se debe recoger el discurso dequienes hacen uso recreativo, experimental, abusivo y compulsivo de las drogas.

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    2. La municipalizacin de la prevencin del consumo de drogascomo objetivo pblico

    La municipalizacin debe ser entendida en sus tres aspectos: i) en lo administrativo es latransferencia de las competencias del Estado a la institucin municipal para prevenir y controlar elproblema de las drogas, tal como se le han transferido competencias en salud y educacin; ii) en losocial se trata de poner el problema y las soluciones en la agrupacin de los habitantes de lacomuna, en el entendido que la demanda de drogas proviene de la comunidad misma y del conjuntode problemas que afrontan importantes sectores de ella, y no de la oferta de drogas trada desdeafuera; y iii) que la organizacin social es la manera de canalizar el problema social de lacomunidad con la institucin municipal como proveedora de recursos y estrategias para afrontarlo,por lo que es necesario movilizar juntas de vecinos, centros de madres, centros de padres yapoderados, clubes sociales, comunidades religiosas, etc. La interlocucin entre el Estado y lasociedad para controlar el problema de las drogas debe ser entre las organizaciones sociales y lasmunicipalidades.

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    III. El diseo de polticas pblicas ylas tres partes de la prevencinal consumo de drogas

    Como ya se ha dicho, la prevencin al uso indebido y alconsumo abusivo de sustancias psicoactivas ha recorrido en su historiatres esquemas, que hoy son bsicos para cualquier intervencinpblica preventiva, stas son: la alerta a la poblacin ante los riesgosy daos que pueden causar las drogas a la salud, la conducta y elentorno del usuario; la habilitacin a las personas vulnerables alconsumo para responder adecuadamente ante situaciones de riesgo aluso de las drogas; y la conversacin entre la poblacin usuaria yvulnerable al uso de drogas (contingente), su entorno social(comunidad y familia), las autoridades y los especialistas, para evaluarlas situaciones, proponer soluciones y pactar las acciones de reduccindel riesgo, reduccin del dao y abstencin del uso cuando seanecesario. Pero antes de entrar en el desarrollo de las intervencionesestablezcamos las lneas generales de lo que debe ser una polticapblica.

    A. Las polticas pblicas

    Las polticas pblicas son la ejecucin de la voluntad general alcanzada por consenso o impuesta- para administrar o controlar unaconducta personal o colectiva y el uso de bienes y servicios,estableciendo propsitos colectivos y an instaurando o eliminandocostumbres. La concrecin de esta voluntad general es el conjunto

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    normativo de leyes que regulan las relaciones entre las personas, las instituciones y las cosas.

    Desde la perspectiva del derecho, la norma busca la proteccin de aquellos bienes msvalorados por la sociedad para la realizacin de la persona humana. Estos bienes jurdicos son: lavida, la libertad y la propiedad. Es decir, son bienes referidos a la existencia humana, al poderdecidir el destino personal y colectivo y al tener medios de vida. La vida presupone la proteccinintegral al ser humano, incluido su derecho a la salud; la libertad presupone la realizacin integraldel ser humano, desde el pleno acceso a la educacin y la cultura, pasando por la ilimitadaposibilidad de expresarse y culminando en el absoluto ejercicio del poder poltico; la propiedad esel derecho de acceso a los recursos necesarios para satisfacer las necesidades, y no simplemente laacreditacin de la titularidad sobre un determinado bien.

    La concepcin y aplicacin de cualquier norma debe procurar que la proteccin de un bienjurdico no se haga en desmedro de los otros (puede una medida de proteccin ser ms perjudicialque aquellas conductas que pretenda evitar), siendo la buena norma aquella que mejor protege elbien jurdico. En el caso que nos ocupa una poltica de control de drogas tiene por finalidad laproteccin de la salud pblica como bien jurdico, tanto de cada persona como del conjunto social.

    La nica manera de evaluar si una poltica pblica es justa es comparando el dao que ellacausa con el que producen las conductas que se quiere controlar. As, si una medida de controlpblico a los homicidios causa ms muertes de las que se producan antes, o si una poltica decontrol a la evasin tributaria cuesta ms de lo que entregan sus resultados, tales polticas debenrevisarse, por nocivas e ineficientes.

    1. Las polticas de control de drogasEn materia de drogas se concentran un conjunto de actores, bienes econmicos e

    instituciones. En un primer plano estn los usuarios, el dinero, las sustancias, los proveedores deellas y, fundamentalmente, el mercado, institucin a la que todos ellos concurren y donde lassustancias se transan y circulan. En segundo plano, para intervenir el circuito mercantil, aparecen:el sistema de salud, con sus normas, funcionarios y beneficiarios; el sistema penal, con sus normas,funcionarios y procesados (inculpados y condenados); y el sistema de informacin, con susemisores y receptores. El sistema educacional cumple una funcin similar tanto al decomunicacin, al informar y formar a una poblacin institucionalizada, como al de salud, alidentificar los casos problemticos y derivarlos al sistema de salud mental.

    La comprensin e interpretacin del problema de las drogas debe poner en el centro que stese da en un mercado, que cualquier intervencin ser una intervencin en un mercado y que lasrespuestas de los actores sern siempre sus respuestas en un mercado, sea legal o ilegal. Decir quela criminalizacin de un mercado cambiar las conductas de sus actores es una afirmacin sinevidencia emprica.

    Para controlar el uso de las sustancias psicoactivas, sean o no de libre uso, como el alcohol yel tabaco o las drogas de origen natural y los psicofrmacos, las opciones son dos: por una parte,controlar la oferta interviniendo administrativa y/o penalmente su provisin al mercado, lo queadems es una forma de prevenir el consumo; por otra, controlar la demanda tratando a los usuariosdependientes -drogodependientes-, persiguiendo penalmente el consumo recreativo, experimental ofuncional, y prevenir el consumo informando a la poblacin de sus efectos fisiolgicos,psicolgicos y sociales.

    De acuerdo al tradicional tratamiento de este tema y a las convenciones internacionales quelo regulan, las polticas de control de las sustancias psicoactivas deben tener, en abstracto, al menostres componentes o campos de accin: a) una poltica criminal para controlar la oferta, b) unapoltica de tratamiento y rehabilitacin para controlar la demanda, y, c) una poltica de

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    comunicacin para informar al pblico sobre el problema de las drogas y as prevenir su uso. Lafinalidad de las polticas de drogas es controlar su consumo mediante normas administrativas ypenales que prohiben su uso o lo restringen a usos teraputicos.

    En algunos casos las polticas de control ponen el acento en reprimir la oferta y la demanda,as como en otros se intenta reprimir la oferta y desincentivar la demanda por medio de lapublicidad, la educacin y la atencin sanitaria. Tambin hay polticas que para controlar lademanda, desde la interpretacin del consumo a partir de sus factores causales, se proponenintervenirlos como factores de riesgo al uso indebido y consumo abusivo. Sin embargo, es tal lavastedad y complejidad de los factores de riesgo al uso de drogas, as como de los factoresprotectores que acompaan la vida de las personas, familias y comunidades, que resulta ilusoriopretender actuar o influir significativamente sobre ellos.

    Pretender que el ocio (que no debe confundirse con el desempleo) sea un factor de riesgopara el uso de drogas, posible de resolver mediante actividades deportivas o culturales como formassanas de usar el tiempo libre, carece de fundamento cientfico, adems de desconocer al ocio comouna necesidad humana de reposo y creacin. Suponer que el ejercicio de los deportes, lasactividades culturales u otras actividades ldicas danza, artesanas, juegos, etc.- son una buenadistraccin para el desempleo, con todas sus consecuencias personales, familiares, comunales ysociales, y que as se previene el consumo de drogas y las actividades delictuales, es slo unacreencia sin base en la realidad.

    Una poltica concreta de control de drogas parte de una combinacin de acciones a tomar enlo criminal, la salud y las comunicaciones. Estos factores se conjugan segn los objetivos que sepropone la poltica y la definicin de metas a lograr. Las acciones a ejecutar y los medios a emplearconstituyen la estrategia de esa poltica. Los objetivos se pueden especificar de la siguiente manera:

    i) El campo de la poltica para controlar la oferta se puede intervenir administrativamente,con una poltica comercial, y/o penalmente con una poltica criminal, en los siguientes campos: i)el comercio minorista, ii) el comercio mayorista, iii) el comercio internacional, iv) la produccin,v) los insumos, y vi) las ganancias ilcitas. Aqu las intervenciones ms eficientes son las queafectan a los segmentos ms concentrados de estas actividades ilcitas, como el comercio mayoristay el trfico internacional, aunque estos segmentos son duros y difciles de golpear por el poder queconcentran en trminos econmicos, sociales y polticos.

    Por el contrario, el comercio minorista y la produccin agrcola campesina de las materiasprimas son fciles de golpear por su debilidad social y poltica, pero sus resultados son irrelevantesdada su alta capacidad de sustitucin o reserva de actores, adems de tener altos costos sociales ypolticos por comprometer a vastos conjuntos sociales. Dada la situacin de desempleo, subempleocreciente y cada del ingreso laboral (an mayor entre las poblaciones vulnerables como losjvenes, mujeres y minoras), y el pequeo capital necesario para iniciar estas actividades ilcitas ysu rpida amortizacin, la capacidad de sustituir con nuevos contingentes a quienes han sidoprivados de libertad es tan grande como la pobreza y marginalidad existente. En cuanto a lasintervenciones en el campo de la legalizacin de las ganancias ilcitas y el comercio de insumosqumicos, no podemos decir mucho dada la poca experiencia conocida.

    Es necesario remarcar que la peor manera de perseguir la oferta ilcita es por medio de lainduccin a esos delitos entrampement, agente encubierto, agente provocador- que si bien tiene laventaja de mostrar una eficacia virtual, en los hechos, adems de ser injusta, distrae recursospoliciales, judiciales y penitenciarios en producir, perseguir y castigar delitos virtuales mientrasque los delitos reales se ejecutan impunemente.

    ii) En el campo de la poltica para controlar la demanda se puede intervenir penal oadministrativamente, castigando a los usuarios con multas, privacin de libertad, trabajos sociales

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    y/o con tratamientos obligatorios u optativos al castigo penal. Tambin se puede intervenir con unapoltica de atencin a los usuarios diferenciada segn sus destinatarios entre: i) quienes hacen usosarriesgados, ii) quienes hacen usos peligrosos, y iii) quienes deben abstenerse del consumo dedrogas. Obviamente, esta poltica no interviene a los usuarios no problematizados que hacen usoseventuales y ocasionales de sustancias psicoactivas, que como es sabido constituyen la ampliamayora de los usuarios.

    iii) En el campo de la poltica de comunicacin e informacin se pueden emplear los mediospara: i) prevenir el consumo, o sus formas arriesgadas y peligrosas, entre la poblacin en general, lapoblacin vulnerable en particular y ante las situaciones de riesgo de manera especfica, ii)promover en la opinin pblica las medidas adoptadas para el control de drogas, y iii) ejecutarcampaas de discriminacin contra los usuarios recreativos o funcionales de drogas.

    En este campo se afirma que se quieren enviar seales claras, cuyos destinatarios son tantolos potenciales transgresores como la opinin pblica. Sin embargo, se emiten mensajes equvocosque se muestran firmes o duros con los transgresores a la ley de drogas en los discursos y lasnormas, y a la vez ineficientes y permisivos en su aplicacin y cumplimiento.

    En el caso de Chile, por ejemplo: cuntas personas han sido procesadas y condenadas (pesea los enfticos discursos) en Chile por concertacin para consumir drogas ilcitas en los ltimoscinco aos de vigencia de la Ley 19.366 o Ley de Drogas? Cuntas personas han sido procesadasy condenadas por lavado de dinero proveniente del narcotrfico? Cuntas personas han sidoprocesadas y condenadas por proveer insumos y equipos para la produccin de drogas? Todas estaspreguntas se formulan considerando que estas tres medidas fueron las ms importantesinnovaciones con relacin a la anterior ley de control de drogas en el pas.

    Asimismo, mientras por una parte se publicita mucho el alcohol y el tabaco como formas deprestigio para satisfacer necesidades de socializacin, por la otra se estigmatiza el consumo dedrogas y se soslaya el consumo masivo de psicofrmacos. Las confusiones comunicacionales apropsito de las campaas estigmatizantes para el control de drogas, se han expresadosingularmente en un penoso ejemplo de los efectos perversos de las campaas anti-drogas en laprensa, con ocasin de un famoso reportaje a un nio heroinmano que mereci el premio Pulitzeren 1981 y que luego result ser una historia falsa.

    2. Interpretacin y evaluacin de las polticas de control dedrogas

    La legitimidad de una poltica de control social depende del grado de fuerza que tienen queusar el Estado y sus autoridades, de la violencia privativa del Estado y autorizada por el mismo, encomparacin con otras medidas administrativas de control. Es claro que la importancia dada alsistema penal en el control de un problema social (la emergencia penal) es un indicador delfracaso de las otras polticas pblicas de control social. As, una poltica de salubridad paracontrolar el SIDA puede proponerse aislar en concentraciones especiales a los portadores comomedida de prevencin del contagio, en claro desmedro de la libertad de aquellos, como en el casode Cuba. El peligro estar en que los portadores no acudirn a la ayuda institucional para noarriesgar la prdida de la libertad, de manera que ni los portadores ni la poblacin de riego serninstruidos y provista de mtodos menos arriesgados de mantener relaciones interpersonales ysexuales. Tradicionalmente, los enfermos mentales, incluidos los adictos a las drogas,argumentando razones de seguridad de ellos y para terceros, son aislados en institucionesespeciales en contra de su voluntad y atentando contra su derecho a la libertad.

    En el caso del control a la demanda y oferta de sustancias psicoactivas, una manera de medirel xito o fracaso de la poltica es comparar el nmero de personas institucionalizadas por el

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    sistema de salud y el nmero de personas institucionalizadas por el sistema penal. Mientras mayorsea la proporcin de stos ltimos debe suponerse de menor eficacia la poltica de controlimplementada. En los Estados Unidos son atendidas entre 70.000 y 80.000 personas cada ao poremergencias hospitalarias y para tratamientos de desintoxicacin debido al uso abusivo de heronay cocana (como es sabido no existe algo as como indicadores de morbilidad y mortalidad por usode marihuana), mientras que unas 275.000 personas son condenadas anualmente por infracciones ala ley de drogas, 110.000 de ellas por consumo de drogas.

    La calidad de los institucionalizados por cada una de esas dos instituciones mide de manerams precisa el resultado de las polticas de control. As, si los usuarios de las drogas en lugar de serinstitucionalizados por el sistema de salud lo son por el sistema penal, siendo entoncescriminalizados, ser claro el fracaso de aquel sistema de salud por la inutilidad en su funcin. Siadems el sistema de salud, de propia iniciativa o por remisin del sistema penal, insiste en trataradicciones a usuarios de drogas que no las tienen, pervierte el sentido del sistema de salud mental,pretendiendo curar a alguien de un mal que no padece. Por otra parte, si tanto los sistemas de saludcomo penal seleccionan de manera sobre-representada a determinadas poblaciones vulnerablescomo los jvenes, las mujeres, los pobres o las minoras tnicas, se infiere un sesgo discriminatoriopor parte de los sistemas institucionales encargados de este problema social.

    Como es sabido, el camino seguido para controlar el consumo ha sido, en primer lugar,normar la administracin controlada de la oferta; en segundo lugar, normar la administracincontrolada de la demanda; en tercer lugar, criminalizar la oferta, y, finalmente, criminalizar lademanda. Ahora se pretende controlar la demanda por medio de la prevencin -estigmatizacin-publicitaria.

    Como ya se ha sugerido, el mejor camino para examinar las polticas de control de drogas essustituir la pregunta de por qu? los usuarios consumen las drogas sometidas a control, por la depara qu? usan las sustancias psicoactivas. Es necesario pasar de una concepcin pasiva delusuario a una concepcin activa del sujeto, a la indagacin de la funcin de utilidad que tienen lasdrogas para quienes las usan, y de la capacidad de stas de satisfacer deseos y necesidades entreellos. Reconocer la voluntad de los usuarios de drogas, cualquiera sea la caracterstica de suconsumo, es partir del supuesto cierto de que con ellos se pueden acordar y pactar formas noarriesgadas ni peligrosas de uso, o la abstinencia cuando sea necesario.

    Esta forma de examinar el problema sigue la orientacin propuesta recientemente tanto porlas Naciones Unidas como por el gobierno de los Estados Unidos de controlar preferentemente lademanda de drogas, lo que slo ser racional y humanamente posible si se revisa la base laconducta de los demandantes, o sea los consumidores. Suponer que basta con suprimir el marketingque genera la discusin pblica y polt