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PREGÓN MES MISIONERO EXTRAORDINARIO “Bautizados y enviados. La Iglesia de Cristo en misión en el mundo” El papa Francisco ha convocado a toda la Iglesia para realizar un mes misionero extraordinario, en octubre de 2019, con el fin de “despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral”. Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo, es el lema de este acontecimiento. Ha pedido el Papa que este mes de octubre sea la ocasión para que todos los bautizados “llevemos en el corazón el anuncio del Evangelio y la conversión misionera y evangelizadora de las propias comunidades” y para que crezca en todos el amor por la misión, que “es una pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo”. Esto responde a la perenne y constante invitación de Jesús: “Vayan por todo el mundo entero y anuncien la Buena Noticia a toda criatura” (Mc 16,15). Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar. La arquidiócesis de Bogotá hace suya esta invitación y propone a todas las comunidades un itinerario para la realización de este mes misionero extraordinario, articulando esta iniciativa con el proceso de implementación del Plan de Evangelización. De este modo continúa y fortalece sus esfuerzos en orden a pasar de una pastoral de conservación a una evangelización decididamente misionera. Quienes hemos acogido con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, nos reunimos en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Constituimos una comunidad que es a la vez evangelizadora. La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental de todo el pueblo de Dios. En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada uno de nosotros, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización.

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PREGÓNMES MISIONERO EXTRAORDINARIO

“Bautizados y enviados. La Iglesia de Cristo en misión en el mundo”

El papa Francisco ha convocado a toda la Iglesia para realizar un mes misionero extraordinario, en octubre de 2019, con el fin de “despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral”. Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo, es el lema de este acontecimiento.

Ha pedido el Papa que este mes de octubre sea la ocasión para que todos los bautizados “llevemos en el corazón el anuncio del Evangelio y la conversión misionera y evangelizadora de las propias comunidades” y para que crezca en todos el amor por la misión, que “es una pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo”.

Esto responde a la perenne y constante invitación de Jesús: “Vayan por todo el mundo entero y anuncien la Buena Noticia a toda criatura” (Mc 16,15). Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar.

La arquidiócesis de Bogotá hace suya esta invitación y propone a todas las comunidades un itinerario para la realización de este mes misionero extraordinario, articulando esta iniciativa con el proceso de implementación del Plan de Evangelización. De este modo continúa y fortalece sus esfuerzos en orden a pasar de una pastoral de conservación a una evangelización decididamente misionera.

Quienes hemos acogido con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, nos reunimos en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Constituimos una comunidad que es a la vez evangelizadora.

La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental de todo el pueblo de Dios. En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar.

Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada uno de nosotros, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización.

Es necesario que mantengamos viva la solicitud por el anuncio. Un anuncio renovado ofrece a todos, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y el gozo de colaborar con Dios en su obra. Esto implica ser el fermento de Dios en medio de la humanidad.

El llamado para todos es a ser a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Es un llamado a una verdadera conversión con el fin de procurar que todo en la Iglesia se vuelva más misionero, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que nos ponga a todos en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad.

En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu.

No habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo. Él es quien impulsa a cada uno de nosotros los bautizados a anunciar el Evangelio y quien en lo hondo de las conciencias hace aceptar y comprender la Palabra de salvación.

Como lo pide en su oración el papa Francisco en su convocatoria: “que el mes misionero extraordinario sea un tiempo de gracia intensa y fecunda para promover iniciativas e intensificar de manera especial la oración —alma de toda misión—, el anuncio del Evangelio, la reflexión bíblica y teológica sobre la misión, las obras de caridad cristiana y las acciones concretas de colaboración y de solidaridad entre las Iglesias, de modo que se avive el entusiasmo misionero y nunca nos lo roben”.

Así pues, anuncio con alegría en esta solemnidad de Pentecostés, la realización del mes misionero extraordinario e invito a todos a sumarse a su preparación y realización. Asimismo, imploro al Espíritu Santo para que encienda en todos nosotros, con ocasión de este mes y de su preparación, un renovado ardor misionero.

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PREGÓNMES MISIONERO EXTRAORDINARIO

“Bautizados y enviados. La Iglesia de Cristo en misión en el mundo”

El papa Francisco ha convocado a toda la Iglesia para realizar un mes misionero extraordinario, en octubre de 2019, con el fin de “despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral”. Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo, es el lema de este acontecimiento.

Ha pedido el Papa que este mes de octubre sea la ocasión para que todos los bautizados “llevemos en el corazón el anuncio del Evangelio y la conversión misionera y evangelizadora de las propias comunidades” y para que crezca en todos el amor por la misión, que “es una pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo”.

Esto responde a la perenne y constante invitación de Jesús: “Vayan por todo el mundo entero y anuncien la Buena Noticia a toda criatura” (Mc 16,15). Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar.

La arquidiócesis de Bogotá hace suya esta invitación y propone a todas las comunidades un itinerario para la realización de este mes misionero extraordinario, articulando esta iniciativa con el proceso de implementación del Plan de Evangelización. De este modo continúa y fortalece sus esfuerzos en orden a pasar de una pastoral de conservación a una evangelización decididamente misionera.

Quienes hemos acogido con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, nos reunimos en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Constituimos una comunidad que es a la vez evangelizadora.

La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental de todo el pueblo de Dios. En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar.

Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada uno de nosotros, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización.

Es necesario que mantengamos viva la solicitud por el anuncio. Un anuncio renovado ofrece a todos, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y el gozo de colaborar con Dios en su obra. Esto implica ser el fermento de Dios en medio de la humanidad.

El llamado para todos es a ser a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Es un llamado a una verdadera conversión con el fin de procurar que todo en la Iglesia se vuelva más misionero, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que nos ponga a todos en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad.

En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu.

No habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo. Él es quien impulsa a cada uno de nosotros los bautizados a anunciar el Evangelio y quien en lo hondo de las conciencias hace aceptar y comprender la Palabra de salvación.

Como lo pide en su oración el papa Francisco en su convocatoria: “que el mes misionero extraordinario sea un tiempo de gracia intensa y fecunda para promover iniciativas e intensificar de manera especial la oración —alma de toda misión—, el anuncio del Evangelio, la reflexión bíblica y teológica sobre la misión, las obras de caridad cristiana y las acciones concretas de colaboración y de solidaridad entre las Iglesias, de modo que se avive el entusiasmo misionero y nunca nos lo roben”.

Así pues, anuncio con alegría en esta solemnidad de Pentecostés, la realización del mes misionero extraordinario e invito a todos a sumarse a su preparación y realización. Asimismo, imploro al Espíritu Santo para que encienda en todos nosotros, con ocasión de este mes y de su preparación, un renovado ardor misionero.

Señor cardenal Rubén Salazar GómezArzobispo de Bogotá y primado de Colombia