pratt (1997)- ciencia, conciencia planetaria e interiores

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HISTORIA DE LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA Departamento de Ciencias Antropológicas Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires Material de circulación interna de la cátedra de Historia de la Teoría Antropológica Página 1 Mary Louise Pratt Ojos imperiales Literatura de viajes y transculturación pp. 37-74 Ediciones de la Universidad Nacional de Quilmes Buenos Aires, 1997 Material digitalizado por la cátedra de Historia de la Teoría Antropológica para uso exclusivo de esta asignatura. La numeración de las páginas no coincide con la del texto original.

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  • HISTORIA DE LA TEORA ANTROPOLGICA Departamento de Ciencias Antropolgicas

    Facultad de Filosofa y Letras Universidad de Buenos Aires

    Material de circulacin interna de la ctedra de Historia de la Teora Antropolgica

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    Mary Louise Pratt

    Ojos imperiales Literatura de viajes y transculturacin

    pp. 37-74

    Ediciones de la Universidad Nacional de Quilmes Buenos Aires, 1997

    Material digitalizado por la ctedra de Historia de la Teora Antropolgica para uso exclusivo de esta asignatura. La numeracin de las pginas no coincide con la del texto original.

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    Captulo 2 Ciencia, conciencia planetaria, interiores

    [l puede] recorrer el mundo en los libros, l puede aduearse de la geografa del universo en los mapas, atlas y mediciones de nuestros matemticos. Puede viajar por la tierra con los historiadores, por el mar con los navegantes. Puede dar la vuelta al mundo con Dampier y Rogers, y saber mil veces ms haciendo todo eso que lo que saben esos marineros analfabetos.

    (Daniel Defoe, The Compleat English Gentleman, 1730)

    Los versos ya no estn de moda. Todo el mundo ha empezado a jugar a ser gemetra, fsico. El sentimiento, la imaginacin, la elegancia, han desaparecido... La literatura muere ante nuestros propios ojos.

    (Voltaire, Carta a Cideville, 16 de abril de 1735)1

    La parte europea de esta historia empieza en el ao europeo de 1735. Al menos, es all donde empezar la narracin; porque la historia tardar unos veinte o treinta aos ms para echarse a andar. En ese ao, 1735, tuvieron lugar dos eventos nuevos y profundamente europeos. Uno fue la publicacin de Systema Naturae (El sistema de la Naturaleza), de Carl Linneo. En esa obra el naturalista sueco propuso un sistema de clasificacin destinado a categorizar todas las formas vegetales del planeta, conocidas o desconocidas

    1 Citado en Peter Gay, The Enlightenment: An Interpretation, vol. II, The Science, of Freedom, Nueva York, W. W. Norton, 1969, p. 126. La referencia es: Voltaire, Correspondence, vol. IV, 48-49.

    para los europeos. El otro acontecimiento fue el lanzamiento de la primera gran expedicin cientfica de Europa, un emprendimiento conjunto que pretenda determinar de una vez y para siempre la forma exacta de la Tierra. Es mi propsito sostener que estos dos eventos, y su coincidencia en el tiempo, indican importantes dimensiones de cambio en la comprensin que las lites europeas tenan de ellas mismas y de sus relaciones con el resto del mundo. El presente captulo trata del surgimiento de una nueva versin de lo que me gusta llamar la conciencia planetaria de Europa, una versin caracterizada por una orientacin hacia la exploracin in-terior y la construccin de significado en escala global, a travs de los aparatos descriptivos de la historia natural. Sealar que esta nueva conciencia planetaria es un elemento bsico en la construccin del moderno eurocentrismo, ese reflejo hegemnico que perturba a los occidentales, aun cuando para ellos siga siendo una segunda naturaleza.

    Bajo liderazgo francs, la expedicin cientfica internacional de 1735 se dispuso a resolver una candente cuestin emprica: era la Tierra una esfera, como afirmaba la geografa cartesiana (francesa), o era, como haba supuesto Newton (que era ingls), un esferoide acha-tado en los polos? En este interrogante pesaba fuertemente la rivali-dad poltica entre Francia e Inglaterra. Un equipo de cientficos y gegrafos, dirigido por el fsico francs Maupertuis, fue enviado hacia el Norte, a Lapland, para medir un grado longitudinal en el Meridiano. Otro se encamin a Amrica del Sur para hacer la misma medicin en el Ecuador, cerca de Quito. Nominalmente conducida por el matemtico Louis Godin, esta expedicin pas a la historia con el nombre de uno de los pocos sobrevivientes, el gegrafo Charles de la Condamine.

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    La expedicin La Condamine fue un gran triunfo diplomtico para la comunidad cientfica europea. Haca ms de dos siglos que los territorios americanos de Espaa estaban estrictamente cerrados a viajes oficiales de extranjeros. Era legendaria la obsesin de la Corte espaola por aislar a sus colonias de toda influencia fornea y de todo posible espionaje extranjero. Despus de que hubo perdido el control del trfico de esclavos a Gran Bretaa en 1713, Espaa se haba mostrado ms temerosa que nunca de la posibilidad de incursiones en su monopolio econmico y cultural. Mientras ms se ampliaban los contactos internacionales de las lites criollas en sus colonias, ms miedo tena Espaa. La poltica de los espaoles, escribi el pirata ingls Betagh en la dcada de 1720, consiste fundamentalmente en tratar de evitar por cualquier medio que las vastas riquezas de aquellos extensos dominios pasen a otras manos.2 El conocimiento de la existencia de aquellas riquezas, deca Betagh, y de la gran demanda de manufacturas europeas por parte de los americanos ha inquietado a casi todas las naciones de Europa. Las instalaciones militares en los puertos hispano-americanos y la explotacin minera en el interior eran las dos construcciones coloniales que ms escrupulosamente se ocultaban a los ojos ajenos, ya que esa informacin era precisamente la ms codiciada por los rivales de Espaa. En 1712, por ejemplo, el Rey de Francia contrat a un joven ingeniero llamado Frzier para que, hacindose pasar por comerciante, recorriese las costas de Chile y Per y se ganase la confianza de los Gobernadores espaoles, con el propsito de aprovechar todas las oportunidades de conocer sus posesiones.3 Aunque obsesionado por las minas, Frzier jams logr

    2 Capitn Betagh, Observations on the Country of Peru and its Inhabitants During his Captivity, en John Pinkerton (ed.), Voyages and Travels in all Parts of the World, Londres, Longman et al., vol. 14, 1813, p. 1.

    3 M. Frzier, A Voyage to the South Sea and along the Coasts of Chile and Peru in the Years

    posar sus ojos sobre alguna. Sin embargo, el informe que mand fue vidamente devorado por los lectores de Francia e Inglaterra. A falta de nuevos escritos sobre Amrica del Sur, el compilador de la coleccin de viajes de Churchill tradujo en 1745 un relato sobre Chile, escrito un siglo antes por el jesuita espaol Alonso de Ovalle.4 Con respecto al interior de Hispanoamrica, hasta estos relatos tan antiguos eran ms confiables que las fabulaciones de la poca, como por ejemplo el informe de Betagh sobre un terremoto en el interior que haba levantado campos enteros y los haba arrojado a millas de distancia.5

    En el caso de la expedicin La Condamine, la Corona espaola dej de lado su legendario proteccionismo. Ansioso por recuperar su prestigio y por desmentir la leyenda negra de la crueldad de Espaa, Felipe V aprovech la oportunidad para actuar como un monarca continental ilustrado. Se lleg a un acuerdo sobre el alcance de la expedicin, y dos capitanes espaoles, Antonio de Ulloa y Jorge Juan, fueron enviados para garantizar que la investigacin cientfica no diera paso al espionaje, lo que se produjo inmediatamente. Casi todo lo dems tambin sali mal. La expedicin La Condamine fue una empresa tan difcil que habran de pasar ms de 60 aos antes de que alguien volviera a intentar algo semejante.6 Muy pronto las

    1712, 1713 y 1714, traducido del francs al ingls, Londres, Jonah Bowyer, 1717, Prefacio. 4 Alonso de Ovalle, An Historical Relation of the Kingdom of Chile (1649), en Pinkerton,

    op. cit., vol. 14, pp. 30-210. 5 Betagh, op. cit., p. 8. 6 En este punto de mi exposicin he utilizado: Victor Von Hagen, South America Called

    Them, Nueva York, Knopf, 1945; Hlne Minguet, Introduction to La Condamine, Voyage sur l'Amazone, Pars, Maspero, 1981, pp. 5-27; Edward J. Goodman, The Explorers of South America, Nueva York, Macmillan, 1972.

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    rivalidades dentro del contingente francs se impusieron por sobre los vnculos solidarios. La cooperacin internacional cedi el paso a una interminable disputa con las autoridades coloniales locales sobre lo que se poda o no se poda ver, medir, dibujar o tomar como muestra. En cierto momento toda la expedicin fue retenida en Quito por ocho meses, acusada de complotar para apoderarse de los tesoros de los Incas. Los extranjeros, con sus raros instrumentos y su obsesin por medirlo todo gravedad, velocidad del sonido, alturas y distancias, cursos de los ros, altitudes, presin baromtrica, eclipses, refracciones, trayectorias de las estrellas eran objeto de permanente sospecha. En 1739 el cirujano del grupo fue asesinado despus de haberse visto envuelto en una disputa entre dos familias poderosas de Cuenca, Ecuador; y La Condamine escap por poco al mismo destino. Durante ms de un ao se libr en las cortes una batalla sobre si la fleur de lys francesa poda ser colocada sobre las pirmides de triangulacin de la expedicin (la fleur de lys perdi). La exploracin interior estaba resultando una pesadilla poltica mayor aun que su predecesora martima.

    Las pesadillas logsticas de la exploracin interior tambin eran nuevas, y a la expedicin La Condamine no le fue ahorrada ninguna. Los rigores del clima andino y los viajes por tierra eran causa permanente de enfermedades, instrumentos daados, ejemplares perdidos, cuadernos de anotaciones mojados, demoras e intolerable frustracin. Por ltimo el grupo francs se desintegr completamente y cada persona qued librada a su suerte; algunos regresaron a su patria y otros quedaron abandonados en Amrica del Sur. Aunque la expedicin sudamericana haba partido un ao antes que la del rtico, transcurri casi una dcada antes de que los primeros sobrevivientes empezaran a volver penosamente a Europa. En cuanto a la cuestin de la forma de la Tierra, para entonces haca ya

    tiempo que se haba mandado a guardar (Newton gan).

    Adems de la informacin sobre otros temas, lo que el grupo sudamericano llev de vuelta a Europa fue un conjunto de desconcertantes lecciones sobre la poltica y los (anti)herosmos de la ciencia. El matemtico Fierre Bouguer fue el primero que volvi, conquistando as la gloria de informar ante la Academia de Ciencias de Francia. La Condamine lleg en 1744, va el ro Amazonas, y fue aclamado por ese viaje sin precedentes. Por medio de una agresiva campaa contra Bouguer, La Condamine se las arregl para convertirse en el principal vocero de la expedicin en toda Europa. Mientras tanto, Louis Godin, el lder nominal, regresaba lentamente. En 1751 lleg a Espaa, donde gracias a las maquinaciones de Bouguer y La Condamine le negaron un pasaporte a Francia. El naturalista Joseph de Jussieu continu su investigacin en la Nueva Espaa hasta 1771, fecha en que fue enviado de vuelta a Europa desde Quito, completamente loco. El joven tcnico Godin des Odonais se fue a Cayena, donde esper durante 18 aos que su esposa peruana fuera a reunirse con l; despus regres a Francia, en 1773. (Ms adelante contaremos algo ms de la historia de esa mujer). De otros no se supo nunca nada ms.

    La cooperacin de Espaa con la expedicin de La Condamine fue una impresionante evidencia del poder de la Ciencia para elevar a los europeos por encima de las ms intensas rivalidades nacionales. La Condamine mismo celebr ese impulso continental: en el prlogo a su relato del viaje, felicit a Luis XV por haber apoyado la coopera-cin cientfica con las otras naciones, a pesar de estar en guerra con ellas. Expres: Mientras los ejrcitos de Su Majestad se desplazaban de un extremo al otro de Europa, sus matemticos, dispersos sobre la superficie de la Tierra, trabajaban en la Zona Trrida y en la Zona

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    Frgida en pro del adelanto de las ciencias y del comn provecho de todas las naciones.7 No obstante, no se puede dejar de advertir un matiz claramente nacionalista en las palabras de La Condamine: el cientfico francs felicita con orgullo a su Rey por su ilustrado cosmopolitismo. De modo igualmente dual, la Sociedad Real britnica y la Academia de Ciencias francesa recompensaron a los espaoles Juan y Ulloa nombrndolos miembros honorarios; fueron gestos transnacionales que no estaban desvinculados de las intensas rivalidades nacionales entre Gran Bretaa y Francia y sus encontrados intereses en la Amrica espaola. Estas actitudes resumen la ambigua interaccin de las aspiraciones nacionales y continentales que haba sido una constante en la expansin europea y que habra de prolongarse en la era cientfica. Por una parte, las ideologas dominantes establecan una clara distincin entre la (interesada) bsqueda de riquezas y la (desinteresada) bsqueda de conocimiento; y por la otra, la competencia entre naciones sigui siendo el motor de la expansin europea de ultramar.

    Hubo un aspecto en el que la expedicin de La Condamine fue todo un xito: la escritura. Los textos y los relatos que la expedicin produjo circularon por Europa durante dcadas, en circuitos orales y escritos. Por cierto, el corpus de textos que surgi de la expedicin de La Condamine indica claramente el alcance y la diversidad de la es-critura producida por los viajes a mediados del siglo XVIII. Y, adems, esa escritura present otras partes del mundo ante la imaginacin de los europeos. El examen de un breve catlogo de escritos de la expedicin La Condamine servir para indicar lo que

    7 Charles-Marie de la Condamine, A Succint Abridgement of a Voyage made within the Inland Parts of South-America, Londres, E. Withers, 1748, p. iv. Es sta la primera traduccin al ingls de su Relation abrgi d'un voyage fait dans l'intrieur de l'Amrique mridionale (1745).

    quiere decir hablar de viajes, escritura y zonas de contacto en ese momento de la historia.

    El matemtico Bouguer, el primero que volvi, ampli su informe de 1744 ante la Academia de Ciencias francesa y redact una Relacin abreviada de un viaje al Per [Abridged Relation of a Voyage to Peru]. Al comienzo de su relato predomina la voz del cientfico, que estructura un discurso alrededor de mediciones, fenmenos climticos, etc. Pero a medida que describe el viaje tierra adentro, la narrativa cientfica de Bouguer empieza a entrelazarse con una historia de sufrimiento y privaciones cuya lectura suscita inters an hoy. Cuando la expedicin acampa en la cima de alguna elevacin de la helada Cordillera de los Andes para hacer sus triangulaciones, las ancdotas sobre sabaones sangrantes y esclavos amerindios que moran de fro se mezclan con especulaciones fisiolgicas acerca de la retencin del calor corporal. Con respecto a la minera, Bouguer slo repite trascendidos, y comenta que la regin es impenetrable, lo que hace difcil encontrar filones nuevos. Dice tambin que los indios son lo suficientemente astutos como para no colaborar en tales bsquedas, porque si tuvieran xito, se iniciaran trabajos largos y excesivamente penosos, de los que ellos tendran que soportar el mayor peso, recibiendo en pago una nfima porcin de las ganancias.8 Bouguer escribi tambin un libro tcnico sobre la expedicin, titulado La Figure de la terre.

    La Condamine public su informe ante la Academia Francesa con el ttulo de Relation abrgi d'un voyage fait dans l'intrieur de l'Amrique mridionale (1745). Fue muy ledo y traducido [en ingls: Brief Narrative of Travels through the interior of South America (1745)].

    8 Pierre Bouguer, An Abridged Relation of a Voyage to Peru (1744), en Pinkerton, op. cit., vol. 14, pp. 270-312.

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    Quizs debido a que Bouguer ya haba hablado de la parte andina de la misin, el relato de La Condamine vers fundamentalmente sobre su extraordinario viaje de regreso por el Amazonas y sobre sus intentos de delinear mapas de ese ro y sus afluentes. El relato no est escrito como un informe cientfico sino ms bien en el estilo del popular gnero de literatura de supervivencia. Junto con la navegacin, los dos grandes temas de la literatura de supervivencia son: por un lado, las dificultades y peligros atravesados; y por otro,

    las maravillas y curiosidades vistas. En la narracin de La Condamine se recrea, con todas sus asociaciones mticas, la dramtica narrativa de las expediciones del siglo XVI en la regin: las de Orellana, Raleigh, Aguirre. Al entrar en la jungla, La Condamine se encuentra en un mundo nuevo, lejos de todo comercio humano, navegando en un mar de agua dulce Me encontr all con nuevas plantas, nuevos animales y nuevos hombres.9 Especula, como lo haban hecho todos sus predecesores, sobre la ubicacin de El Dorado y la existencia de las Amazonas, quienes, aunque muy bien podran haber existido, probablemente han abandonado sus antiguas costumbres.10 La jungla sigue siendo un mundo de fascinacin y peligro.11

    Si bien la Breve narracin es su obra ms conocida, La Condamine public tambin muchos escritos en otros gneros, siempre basndose en sus viajes por Amrica. Su Carta sobre el levantamiento popular en Cuenca [Letter on the Popular Uprising at Cuenca], apareci en 1746, seguida por una Historia de las Pirmides de Quito [History of the Pyramids of Quito] (1751) y un informe sobre las Mediciones de los Primeros Tres Grados del Meridiano [Measurement of the First Three Degrees of the Meridian] (1751). Durante el resto de su vida se dedic a investigar y polemizar sobre una amplia gama de cuestiones cientficas relacionadas con Amrica; entre otras, los efectos de la quinina, la vacunacin contra la viruela (muy usada por los misioneros espaoles), la existencia de las Amazonas, la geografa de la cuenca del Orinoco y el Ro Negro.

    9 La Condamine, op.cit, p. 24. 10 La Condamine, op. cit., p. 51. 11 Y desde luego, todava lo es. En el momento en que escribo estas lneas, la ms

    reciente puesta en escena de la bsqueda de las Amazonas es la obra de Joe Kane, Running the Amazon, Nueva York, Random House, 1989.

    4. Miembros de la expedicin de La Condamine haciendo mediciones. Tomado de Charles de la Condamine, Mesure des trois premiers degrs du Mriden dans lHmisphre Austral (Medicin de los Tres Primeros Grados del Meridiano en el Hemisferio Sur). Pars, Imprimerie Royal, 1751

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    Escribi sobre el caucho que hizo conocer a los cientficos europeos, el veneno llamado curare y sus antdotos, y la necesidad de establecer patrones de medida comunes para todos los pases de Europa. Los escritos cientficos especializados de La Condamine indican en qu medida la ciencia de la poca articul los contactos de Europa con la frontera imperial y fue articulada por ellos.

    Fueron los dos capitanes espaoles, Juan y Ulloa, quienes produjeron el nico relato extenso de la expedicin. Escrito por Ulloa a requerimiento del Rey de Espaa, su Viaje a Sud Amrica [Voyage to South America] apareci en Madrid en 1747; la traduccin inglesa, de John Adams, mereci cinco ediciones. Ni texto cientfico ni literatura de supervivencia, el relato de Ulloa y Juan est escrito de un modo que me gusta llamar descripcin cvica. Prcticamente desprovisto de ancdotas, el libro es un enorme compendio de informacin sobre muchos aspectos de la geografa espaola colonial y de la vida colonial espaola, exceptuando, por supuesto, las minas, las instalaciones militares y otras informaciones estratgicas. Se trata de una obra estadstica, en el sentido temprano del trmino, cuando estadstica significaba una indagacin del estado de un pas (Oxford English Dictionary). Adams elogi el relato por su confiabilidad, que contrastaba con las obras de ciertos pomposos autores de descripciones de curiosidades maravillosas,12 sin duda una alusin a la literatura de supervivencia en general y a los relatos de La Condamine en particular.

    Juan y Ulloa enviaron adems a su Rey un segundo volumen ste, clandestino titulado Noticias secretas de Amrica, en el que se informaba sobre muchos aspectos del gobierno colonial espaol y

    12 John Adams, Prefacio a Voyage to South America, de Ulloa (1747), en Pinkerton, op. cit., vol. 14, p. 313.

    que, segn afirm un comentarista, explicaba gran parte de lo que no haba sido dicho en los trabajos de los acadmicos franceses.13 Recin en los primeros aos del siglo XIX, cuando se produca el derrumbe total del Imperio espaol, cay esta obra en manos de los ingleses y se hizo pblica.

    Junto al catlogo de textos que fueron escritos a partir de la expedicin de La Condamine, hay otro catlogo que no deriv de ella. Este segundo conjunto de textos incluye, por ejemplo, la obra de Joseph de Jussieu, el naturalista que se qued en Amrica del Sur, donde sigui ejerciendo su profesin durante 20 aos ms. Cuando finalmente enloqueci y tuvo que ser mandado de vuelta a Francia desde Quito, parece ser que los amigos que lo despidieron se olvidaron de enviar tambin el bal que contena las investigaciones de toda su vida. Slo un estudio sobre los efectos de la quinina lleg a ser publicado con la firma de La Condamine! El resto puede aparecer algn da, en Quito.

    La historia ms repetida y duradera que surgi de la expedicin de La Condamine fue un relato oral, del que slo se public un tosco resumen. Se trata de una historia de supervivencia que no fue protagonizada por un hombre de ciencia europeo sino por una mujer euroamericana, Isabela Godin des Odonais. Esta peruana de clase alta se cas con un miembro de la expedicin de La Condamine. Tuvieron cuatro hijos. Despus del desmembramiento del equipo cientfico, su marido viaj a Cayena, donde pas 18 aos tratando de conseguir pasaportes y pasaje a Francia para l y su familia. A lo largo de esos aos murieron los cuatro hijos de la pareja. Despus de

    13 Von Hagen, op. cit., p. 300.

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    la desgarradora muerte del ltimo, Mme. Godin, que tena por entonces algo ms de 40 aos, tom una decisin audaz. Acompaada por un grupo formado por sus hermanos, su sobrino y numerosos sirvientes, resolvi reunirse con su esposo e inici una travesa que la llevara a travs de los Andes y a lo largo del Amazonas, por la misma ruta que haba hecho de La Condamine un hroe. Lo que sigui fue desastroso. Aterrorizados por la viruela, los guas indgenas desertaron y todos, incluyendo a los hermanos, el sobrino y los sirvientes, murieron de insolacin despus de languidecer durante das en la jungla. Mme. Godin, presa del delirio, sigui andando y logr volver al ro, donde fue rescatada por indgenas canoeros, quienes la llevaron a un puesto misionero espaol. Trastornada y macilenta, con el cabello totalmente encanecido, dice el relato, lleg a la costa de Guyana, donde se reuni con su devoto esposo, que la llev a Europa.

    La romntica y escalofriante historia de Mme. Godin fue escrita en 1773, no por ella sino por su marido, a pedido de La Condamine, que la agreg a todas las ediciones de su propio relato.14 Aun hoy la narracin es fuertemente atractiva y sus complejidades son irresistibles, como suele suceder cada vez que en la saga de las fronteras coloniales aparecen protagonistas mujeres. La historia de Mme. Godin es una nueva versin de la bsqueda de la gran Amazona, llevada a cabo por una Amazona, o alguien que lo pareca. El amor, los sufrimientos y la jungla transforman a aquella criolla de aristcrata blanca en amazona, la combativa guerrera que los europeos haban creado para simbolizar Amrica. Y al mismo tiempo, su aventura la destruye como objeto sexual: Mme. Godin

    14 Louis Godin des des Odonnais, Carta a M. de la Condamine, julio de 1773, anexada al Relato Abreviado de La Condamine, en Pinkerton, op. cit., vol. 14, pp. 259-269.

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    emerge como una versin de la vida real de la arruinada princesa Cunegunda, de Cndido. En esta historia abundan las inversiones simblicas. El intercambio del oro, por ejemplo, invierte su direccin. En cierto momento Mme. Godin le da dos de sus cadenas de oro a los dos indios que le haban salvado la vida en la jungla, volviendo sobre s mismo el paradigma de la conquista. Para su furia, los regalos son inmediatamente incautados por el sacerdote residente y reemplazados por la mercanca por antonomasia de la colonizacin: telas. No es sorprendente entonces, teniendo en cuenta las deliciosas ironas que contiene, que el relato del viaje de Madame Godin por el Amazonas perdurara en toda Europa por ms de 50 aos. La carta de 20 pginas de su marido es apenas un mezquino rastro de su vital presencia en la cultura oral.

    La alfombra ms all del orillo

    Textos orales, textos escritos, textos perdidos, textos secretos, textos robados, abreviados, traducidos, antologados, plagiados; cartas, informes, relatos de supervivencia, descripcin cvica, narraciones de navegacin, monstruos y maravillas, tratados de medicina, polmicas acadmicas, antiguos mitos vividos e invertidos: el corpus de La Condamine ejemplifica bien el variado perfil de la literatura vinculada con los viajes en las fronteras de la expansin europea a mediados del siglo XVIII. La expedicin misma tiene inters en nuestro trabajo como un ejemplo temprano, y notoriamente fallido, de lo que poco despus habra de llegar a ser uno de los ms orgullosos y notables instrumentos de expansin de Europa: la expedicin cientfica internacional. En la segunda mitad del siglo XVIII, la exploracin cientfica se convertira en un imn que atraera las energas y los recursos de complicadas alianzas de lites

    intelectuales y comerciales en toda Europa. Y lo que es igualmente importante, la exploracin cientfica sera un foco de intenso inters pblico y la fuente de algunos de los ms poderosos aparatos de ideas y de ideologa, por medio de los cuales las ciudadanas europeas se relataran a s mismas ante otras partes del mundo. Esos aparatos, y particularmente la literatura de viajes, constituyen el tema de lo que sigue.

    A los fines de este estudio, la expedicin de La Condamine tiene adems una significacin ms especfica. Es un ejemplo temprano de una nueva orientacin hacia la exploracin y documentacin de las tierras interiores continentales, en contraste con el paradigma marti-mo que haba ocupado el centro del escenario durante trescientos aos. Hacia los ltimos aos del siglo XVIII, la exploracin interior haba llegado a ser el objeto ms importante de las energas y la imaginacin expansionistas. Este cambio tuvo importantes consecuencias para la literatura de viajes, al reclamar y hacer surgir nuevas formas de conocimiento y autoconocimiento de Europa, nuevos modelos para el contacto europeo ms all de sus bordes, nuevas maneras de codificar las ambiciones imperiales de Europa. En 1715 el espa francs Frzier estim que la exploracin de las tierras interiores del Per era imposible porque los viajeros deben llevar hasta sus propias camas, a menos que se resignen a dormir como los nativos, en el suelo, sobre cueros de oveja, con el cielo por dosel.15 Tres dcadas despus, el autor del prlogo de la edicin inglesa del relato de Ulloa consideraba que la exploracin interior era el paso fundamental que haba que dar a continuacin, porque: Qu idea podemos hacernos de una alfombra turca si slo miramos

    15 Frzier, op cit., p. 10.

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    el borde, es decir, el orillo?16 Ya en 1792 el viajero francs Saugnier vio el tema como una cuestin de justicia global: el interior de frica merece el honor, dijo, de que los europeos lo visiten, tal como a las costas.17 En 1822 Alexander von Humboldt dijo: No es navegando a lo largo de una costa como podremos descubrir la direccin de las cadenas montaosas y su constitucin geolgica, el clima de cada zona y su influencia sobre las formas y hbitos de los seres organizados. Para su traductor ingls, la cuestin era esttica: En general, las expediciones martimas tienen cierta monotona que surge de la necesidad de hablar continuamente de navegacin en lenguaje tcnico... Es mucho ms probable que los relatos de viajes por tierra en regiones remotas susciten un inters general mucho mayor.18

    Como viaje, por lo tanto, la expedicin de La Condamine marca el comienzo de una era de viajes cientficos y de exploracin interior, lo que a su vez indica un cambio en la concepcin de Europa de s misma y de sus relaciones globales. En sus calamitosos fracasos, la expedicin es precursora. Como escritura, ejemplifica configuraciones de la literatura de viajes que, a medida que las formas burguesas de autoridad ganaban impulso, se reorganizara totalmente. (En el siguiente captulo se examinarn estas transformaciones en la literatura de viajes sobre frica del Sur.) En la segunda mitad del siglo XVIII muchos escritores viajeros se apartaran de tradiciones tales como la literatura de supervivencia, la

    16 Adams. op. cit.,p. 314. 17 Messrs. Saugnier y Brison, Voyages to the Coast of Africa (1792), Nueva York, Negro,

    UP, 1969. Es sta una traduccin al ingls del original francs de 1792, titulado Relation de plusieurs voyages la cte d'Afrique.

    18 Alexander von Humboldt, Personal Narrative of a Voyage to the Equinoctial Regions, trad. de Helen Mara Williams, Londres, Longman et al., 1822, vol. I, p. vii.

    descripcin cvica o la narrativa de navegacin, para dedicarse ntegramente al nuevo proyecto de construccin de conocimiento que propona la historia natural. El surgimiento de ese proyecto est marcado por el segundo evento de 1735 que promet discutir: la pu-blicacin del Sistema de la Naturaleza, de Linneo.

    El sistema de la Naturaleza

    Mientras la expedicin de La Condamine atravesaba el Atlntico en nombre de la ciencia, un naturalista sueco de 28 aos mandaba a la imprenta su primera contribucin importante al campo del conoci-miento. Ese naturalista se llamaba Carl Linneo (en latn, Linnaeus) y el libro se titul Systema Naturae (El sistema de la Naturaleza). Se tra-taba de una extraordinaria creacin que tendra una influencia pro-funda y duradera no slo sobre los viajes y la literatura de viajes sino tambin sobre las maneras generales en que los ciudadanos europeos construan y explicaban su lugar en el mundo. Para un lector de nuestros das El sistema de la naturaleza es un logro modesto, y en realidad, hasta curioso. Fue un sistema descriptivo destinado a clasificar todas las plantas de la Tierra, conocidas y desconocidas, segn las caractersticas de sus partes reproductoras.19 Se

    19 La exposicin sobre Linneo y la historia natural est informada por las siguientes fuentes: Heinz Goerke (ed.), Linnaeus, trad. Denver Lindley, Nueva York, Scribner's, 1973; Tore Fragsmyr (ed.), Linnaeus: The Man and his Work, Berkeley, California UP, 1983; Gunnar Broberg (ed.), Linnaeus: Progress and Prospects in Linnaean Research, Pittsburg y Estocolmo, 1980; Daniel Boorstin, The Discoverers, Nueva York, Random House, 1983; Henry Steele Commager, The Empire of Reason, Nueva York, Doubleday, 1977; P. J. Marshall y Glyndwr Williams, The Great Map of Mankind, Cambridge, Harvard UP, 1982; Edward Dudley y Maximilian E. Novak (eds.), The Wild Man Within, Pittsburgh, Pittsburgh UP, 1972; Michel Foucauk, The Order ofThings, Nueva York, Pantheon, 1970 [hay versin espaola: Las palabras y las cosas, Mxico, Siglo XXI, 1991]; Gay, op. cit. En

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    identificaron y clasificaron 24 (y despus 26) configuraciones bsicas de estambres, pistilos, etc., ordenndolas segn las letras del abecedario (vase Ilustracin 6). Completaban la taxonoma cuatro parmetros visuales: nmero, forma, posicin y tamao relativo. Todas las plantas de la Tierra, afirmaba Linneo, podan incorporarse a este sistema nico de distinciones, incluyendo las que an eran desconocidas para los europeos. Inspirado en anteriores intentos de clasificacin, como los de Roy, Tournefort y otros, el mtodo de Linneo tuvo sin embargo una elegante simplicidad, de la que sus predecesores carecieron. La combinacin del ideal de un sistema de clasificacin unificado para todas las plantas y una indicacin concreta y prctica de cmo construirlo signific un enorme avance. Se percibi que su esquema pona orden en el caos, tanto el de la naturaleza como el de la antigua botnica. Y hasta sus crticos as lo entendieron. En la botnica, dijo Linneo, el hilo de Ariadna es la clasificacin, sin la cual slo existe el caos.20

    Pero el Sistema de 1735 fue slo una primera versin. Mientras La Condamine viajaba por Amrica del Sur, Linneo perfeccion su sistema y le dio su forma final en dos obras decisivas, la Philosophia Botanica (1751) y la Species Plantarum (1753). A estas obras debe la ciencia europea la nomenclatura botnica normalizada que asigna a las plantas el nombre de su gnero seguido por su especie, seguido por cualesquiera otras diferencias esenciales para distinguirlas de tipos adyacentes. Tambin se propusieron sistemas paralelos para los animales y los minerales.

    1956 el Museo Britnico public una edicin facsimilar de la edicin de 1758 de The System of Nature, con su ttulo en latn: Caroli Linnaei Systema Naturae.

    20 Foucault, op. cit., p. 136.

    6. Sistema de Linneo para la identificacin de las plantas por medio de sus partes reproductoras. Esta ilustracin de Georg D. Ehret apareci por primera vez en la edicin de Leiden, de 1736, de su obra Species Plantarum

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    El sistema de Linneo resume las aspiraciones continentales y transnacionales de la ciencia europea que discutimos anteriormente, en relacin con la expedicin de La Condamine. Linneo revivi deli-beradamente el latn para su nomenclatura, precisamente porque no era un lenguaje nacional. Y sin duda, el hecho de que Linneo fuera oriundo de Suecia, un actor relativamente menor en la competencia mundial econmica e imperial, facilit la amplia receptividad que tuvo su sistema. Hubo otros paradigmas, producidos sobre todo por los franceses, que fueron igualmente continentalistas en alcance y diseo. Pero slo el sistema de Linneo inici una empresa europea de construccin de conocimiento en una escala y con una aceptacin sin precedentes. Sus pginas y pginas de listas en latn podran parecer estticas y abstractas, pero lo que hicieron y fueron concebidas para hacerlo fue poner en marcha un proyecto a ser realizado en el mundo en los trminos ms concretos posibles. Cuando su taxonoma se afirm en toda Europa en la segunda mitad del siglo XVIII, sus discpulos (porque as se hacan llamar) se lanzaron a recorrer el mundo, por mar y por tierra, ejecutando lo que Daniel Boorstin ha llamado una estrategia mesinica.21 Se hicieron acuerdos con las compaas comerciales de ultramar, especialmente la East India Company sueca, para que dieran pasajes gratis a los alumnos de Linneo, quienes empezaron a aparecer por todas partes recogiendo plantas e insectos, midiendo, anotando, preservando, dibujando, y tratando desesperadamente de llevarse todo intacto. La informacin daba origen a libros; los ejemplares, si estaban muertos, eran incorporados a colecciones de historia natural que llegaron a ser hobbies serios para gente rica de toda Europa; y si estaban vivos, eran plantados en los jardines botnicos que tambin empezaban a surgir, en ciudades y predios privados, en todo el continente

    21 Boorstin, op. cit., p. 16

    europeo. Kalm, alumno de Linneo, fue a Norteamrica en 1747; Osbeck, a China en 1750; Lofling, a Amrica del Sur en 1754; Forsskal, al Cercano Oriente en 1761; Solander se incorpor al primer viaje de Cook en 1768; Sparrman al segundo, en 1772 (vase el Captulo 3 ms adelante), etc. Las palabras mismas que Linneo di-rigi a un colega en 1771 transmiten bien la energa, el entusiasmo, el carcter global de la empresa:

    Mi alumno Sparrman acaba de embarcarse rumbo al Cabo de Buena Esperanza, y otro de mis alumnos, Thunberg, acompaar a una delegacin holandesa que va a Japn; ambos son competentes naturalistas. El menor de los Gmelin est an en Persia, y mi amigo Falck est en Tartaria. Mutis est haciendo esplndidos descubrimientos botnicos en Mxico. Koenig ha encontrado muchas cosas nuevas en Tranquebar. El profesor Friis Rottboll, de Copenhague, est publicando las plantas encontradas en Surinam por Rolander. Los descubrimientos de Forsskal en Arabia sern publicados muy pronto en Copenhague.22

    Es como si hablara de embajadores y del imperio. Y por supuesto, lo que quiero sostener es que, en cierto modo, as era. Tal como el cristianismo haba puesto en movimiento una tarea universal de conversin religiosa, que se afirmaba en todos los puntos de contacto con otras sociedades, la historia natural puso en accin una tarea universal y secular que, entre otras cosas, hizo de las zonas de contacto un sitio de trabajo manual e intelectual, e instal all la distincin entre ambos. Al mismo tiempo, el proyecto de sistematizacin de Linneo tuvo una dimensin marcadamente democrtica, popularizando la investigacin cientfica como nunca antes haba sido popularizada. Linneo, segn lo expresa un comentarista de nuestros das, era sobre todo un hombre para los no profesionales. Su sueo era que con su mtodo cualquiera que

    22 Citado en Boorstin, op. cit., p. 444.

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    hubiera aprendido el sistema podra ubicar cada planta de cualquier lugar del mundo en la clase y el orden correctos, si no en el gnero, fuese dicha planta conocida o no por la ciencia.23

    Los viajes y la literatura de viajes jams volveran a ser los mismos. En la segunda mitad del siglo XVIII, todas las expediciones, cientficas o no, y todos los viajeros, cientficos o no, tuvieron algo que ver con la historia natural. La recoleccin de ejemplares, la construccin de colecciones, la denominacin de especies nuevas, el reconocimiento de las conocidas, todo ello lleg a ser un tema obligado en los viajes y en los libros de viajes. En las fronteras, junto a las figuras del marino, el conquistador, el cautivo, el diplomtico, empez a aparecer por todas partes la figura benvola y decididamente culta del herbolario, quien, armado con una bolsa de recoleccin, un cuaderno de notas y algunos frascos, slo peda que lo dejaran en paz con sus bichos y sus flores. Las narraciones de viajes de todo tipo empezaron a introducir lentas pginas llenas de refinada literatura de la naturaleza. Las descripciones de flora y fauna no eran nuevas en la literatura de viajes. Por el contrario, siempre haban formado parte de los libros de viajes, al menos desde el siglo XVI. Pero en general estaban estructuradas como apndices o digresiones formales de la narracin. Con el establecimiento del proyecto global de clasificacin, la observacin y catalogacin de la naturaleza se torn narrable. Poda constituir una secuencia de hechos y hasta producir una trama argumental. Poda ser la historia principal de un relato. Desde cierto punto de vista, lo que se cuenta es una historia de europeos que se urbanizan e industrializan y al mismo tiempo se lanzan por el mundo en busca de relaciones de no explotacin con la naturaleza, aun cuando en sus centros de poder

    23 Sten Lindroth, Linnaeus in his European Context, en Broberg, op. cit., p. 14

    estn destruyndolas. Como tratar de mostrar en el captulo siguiente, tambin se cuenta una narrativa de anticonquista, en la que el naturalista naturaliza la presencia y la autoridad globales de la Europa burguesa. Esta narrativa de naturalistas habra de seguir teniendo una enorme fuerza ideolgica durante todo el siglo XIX y se ha prolongado hasta hoy.

    El sistema de Linneo es slo un ejemplo de los esquemas de clasificacin totalizadores que se fundieron a mediados del siglo XVIII para formar la disciplina llamada historia natural. La versin definitiva del sistema de Linneo apareci junto con empresas igualmente ambiciosas, como la Histoire naturelle de Buffon, que empez a aparecer en 1749, o la Familles des plantes de Adanson (1763). Si bien estos escritores proponan sistemas opuestos, que diferan de los de Linneo en aspectos fundamentales, los debates entre ellos siguieron centrados dentro del proyecto totalizador de clasificacin que distingue a este perodo. Los esquemas constituan, segn la expresin de Gunnar Eriksson, estrategias alternativas para realizar un proyecto comn a toda la historia natural del siglo XVIII, la fiel representacin del plan de la naturaleza.24 En su clsico anlisis del pensamiento del siglo XVIII, The Order of Things (1970) [Las palabras y las cosas, Mxico, Siglo XXI, 1991], Michel Foucault describe as el proyecto: En virtud de la estructura, la gran proliferacin de seres que ocupan la superficie de la Tierra puede entrar tanto dentro de la secuencia de un lenguaje descriptivo como en el campo de una matesis que sera tambin una ciencia general del orden.25 Foucault dice que la historia natural se propone una

    24 Gunnar Eriksson, The Botanical Success of Linnaeus. The Aspect of Organization and Publicity, en Broberg, op. cit., p. 66.

    25 Foucault, op. cit., p. 136

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    descripcin de lo visible, y centra su anlisis en el carcter verbal de la empresa que, segn l,

    tiene como condicin de su posibilidad la comn afinidad de las cosas y el lenguaje con la representacin; pero existe como tarea slo en la medida en que cosas y lenguaje estn separados. Por lo tanto, debe reducir la distancia entre ellos, a fin de acercar el lenguaje lo ms que sea posible a la mirada que observa; y las cosas observadas lo ms que sea posible a las palabras.26

    Ejercicio no slo de correlacin sino tambin de reduccin, la historia natural

    reduce el rea de lo visible a un sistema de variables cuyos valores pueden ser designados, si no por una cantidad, al menos por una descripcin perfectamente clara y siempre finita. Por lo tanto, es posible establecer el sistema de identidades y el orden de diferencias que existe entre las entidades naturales.27

    Aunque los historiadores naturales se pensaron con frecuencia como personas dedicadas a descubrir algo que ya estaba all (por ejemplo, el plan de la naturaleza), desde un punto de vista contemporneo se trata ms bien de un nuevo campo de visibilidad que se constituye en toda su densidad.28

    Si bien la historia natural se constituy incuestionablemente en y por medio del lenguaje, fue una tarea que se realiz tambin en mu-chos aspectos de la vida social y material. Las crecientes capacidades tecnolgicas de Europa se vieron desafiadas por la demanda de mejores medios de preservar, transportar, exhibir y documentar los especmenes; se desarrollaron especializaciones del dibujo artstico,

    26 Ibid.,p. 132. 27 Ibid.,p. 136. 28 Foucault, op. cit., p. 132.

    como el botnico y el zoolgico; los impresores se sintieron instados a mejorar la reproduccin de las ilustraciones; creci la demanda para que los relojeros inventaran y mantuvieran instrumentos; nacieron empleos para cientficos en expediciones comerciales y puestos coloniales; se generaron redes de patrocinio que financiaron viajes cientficos y la posterior produccin escrita; por todas partes, a nivel local, nacional e internacional, surgieron sociedades profesionales y de aficionados; las colecciones de historia natural adquirieron valor comercial y prestigio; los jardines botnicos se convirtieron en espectculos pblicos de gran escala, y los naturalistas soaban con supervisarlos (Buffon fue cuidador del jardn del Rey en Francia, y Linneo dedic su vida a su propio jardn). No se podra encontrar mejor ejemplo de cierta manera de existir del conocimiento, no como acumulaciones estticas de hechos, bits o bytes, sino como actividades humanas, tramas de prcticas verbales y no verbales.

    Desde luego, la empresa cientfica implicaba toda clase de aparatos lingsticos. Muchas formas de escribir, publicar, hablar y leer llevaron el conocimiento a la esfera pblica y crearon y mantuvieron su valor. La autoridad de la ciencia se dedic ms directamente a textos descriptivos especializados, como los incontables tratados botnicos organizados alrededor de las diversas nomenclaturas y taxonomas. Sin embargo, el periodismo y la narrativa de viajes fueron mediadores fundamentales entre la red cientfica y un pblico europeo ms amplio. Ellos fueron agentes centrales en la legitimacin de la autoridad cientfica y su proyecto global, junto con otras maneras de Europa de conocer el mundo y de estar en l. En la segunda mitad del siglo, los viajeros cientficos elaboraran paradigmas discursivos que se distinguan fuertemente de los que La Condamine hered en la primera mitad del siglo.

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    Lo que quiero decir es que la sistematizacin de la naturaleza es un proyecto europeo nuevo, una nueva forma de lo que podramos llamar conciencia planetaria entre los europeos. Durante tres siglos los aparatos europeos para la construccin del conocimiento haban estado interpretando el planeta sobre todo en trminos de navegacin. Esos trminos dieron origen a dos proyectos totalizadores o planetarios. Uno fue la circunnavegacin, una doble hazaa que consiste en navegar alrededor del mundo y escribir un relato de ello (el trmino circunnavegacin se refiere tanto al viaje cuanto al libro). Los europeos han estado repitiendo esta doble hazaa casi continuamente desde que Magallanes la llev a cabo por primera vez en la dcada de 1520. El segundo proyecto planetario, que dependi tambin del papel y la tinta, fue el relevo cartogrfico de las costas del mundo, tarea colectiva que era considerada viable, si bien en el siglo XVIII estaba an en marcha. En 1704 era posible hablar, para citar las palabras de un editor de libros de viajes, del Imperio de Europa, que se extenda hasta los lmites ms remotos de la Tierra, donde varias de las naciones europeas tienen territorios conquistados y colonias.29 La circunnavegacin y la cartografa, entonces, haban dado origen ya a lo que podramos llamar un tema europeo global o planetario. Su perfil est expresado con facilidad y sencillez por Daniel Defoe en el pasaje que figura como epgrafe de este captulo. Como se desprende claramente de las palabras de Defoe, este sujeto histrico mundial es europeo, masculino,30 laico e instruido; su conciencia planetaria es el resultado de su contacto con

    29 Citado en Marshall y Williams, op. cit., p. 48. 30 Desde luego, esto no equivale a decir que no haba mujeres naturalistas; las haba,

    por cierto, pero su participacin en los aspectos profesionales era limitada, y al principio no figuraron entre los discpulos que fueron enviados al exterior en cumplimiento de la misin. Vanse los captulos 6 y 8, donde se trata de algunas escritoras de libros de viajes en relacin con la misin cientfica.

    la cultura de la imprenta y es infinitamente ms compleat, o sea, completa, que las experiencias vividas de los marineros.

    La sistematizacin de la naturaleza en la segunda mitad del siglo XVIII habra de afirmar aun ms vigorosamente la autoridad de la imprenta, y por lo tanto, de la clase que la controlaba. Esa sistematizacin parece cristalizar los imaginarios globales, que para entonces ya eran diferentes de los antiguos imaginarios de la navegacin. La historia natural no releva el delgado trazo de una ruta, ni las lneas donde la tierra y el agua se juntan, sino los contenidos interiores de aquellas masas de tierra y agua cuya expansin construy la superficie del planeta. Estos vastos contenidos no habran de ser conocidos a travs de las delgadas lneas trazadas sobre la pgina en blanco, sino a travs de las representaciones verbales resumidas en las nomenclaturas, o a travs de grillas rotuladas, dentro de las cuales se colocaran las entidades. La finita totalidad de estas representaciones o categoras constitua un relevo cartogrfico no slo de las costas o los ros, sino de cada pulgada visible, cuadrada y hasta cbica, de la superficie de la Tierra. La Historia Natural, escribi en 1749 Buffon,

    tomada en toda su extensin, es una inmensa Historia, que abarca todos los objetos que el Universo presenta ante nosotros. Esta prodigiosa multitud de Cuadrpedos, Pjaros, Peces, Insectos, Plantas, Minerales, etc., ofrecen a la curiosidad del espritu humano un vasto espectculo; un conjunto tan grande que parece, y en realidad lo es, inagotable en todos sus detalles. 31

    En comparacin con este abrazo totalizador, qu tmida parece la antigua costumbre de los navegantes de llenar los espacios en blanco de los mapas con dibujos de iconos representativos de las

    La palabra correcta es complete [N. del T.]. 31 Citado en Gay, op. cit., pp. 152-153.

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    curiosidades y los peligros regionales: Amazonas en el ro Amazonas, canbales en el Caribe, camellos en el Sahara, elefantes en la India, etctera.

    Tal como el surgimiento de la explotacin interior, el relevo cartogrfico sistemtico de la superficie del globo se correlaciona con una amplia bsqueda de mercados, recursos comercialmente explotables y tierras para colonizar, as como el relevo cartogrfico de las vas navegables se vincula con la bsqueda de rutas comerciales. Sin embargo, a diferencia de la confeccin de cartografa martima, la historia natural conceba al mundo como un caos, del que el cientfico sacaba un orden. No se trata simplemente de describir el planeta tal como era. Para Adanson (1763), el mundo natural sin el ojo ordenador del cientfico es

    una confusa mezcla de seres que parecen haberse reunido por azar: aqu, el oro se mezcla con otros metales, con piedras, con la tierra misma; all, la violeta crece lado a lado con un roble. Entre aquellas plantas vaga el cuadrpedo, el reptil, el insecto; los peces se confunden, podramos decir, con el elemento acuoso en el que nadan y con las plantas que crecen en las profundidades de las aguas... Esta mezcla es tan general y mltiple que parecera que se tratara de una de las leyes de la naturaleza.32

    Semejante punto de vista puede parecer raro a las imaginaciones de fines del siglo XX, preparadas para ver la naturaleza como un conjunto de ecosistemas autoequilibrados que la intervencin humana arroja al caos. La historia natural reclam de la intervencin humana (principalmente, la intelectual) que compusiera un orden. Los sistemas clasificatorios del siglo XVIII generaron la tarea de ubicar a todas las especies en el planeta, sacndolo de su entorno arbitrario (el caos) y colocndolo en un sitio adecuado dentro del

    32 Citado en Foucault, op. cit., p. 148.

    sistema (el orden: libro, coleccin o jardn) con su nuevo nombre europeo, secular y escrito. Linneo mismo cosech el mrito de haber agregado 8000 nuevos tems al corpus en el transcurso de su vida.

    Los anlisis de la historia natural, como el de Foucault, no siempre subrayan las dimensiones transformadoras y apropiadoras de su concepcin. Una por una, todas las formas de vida del planeta habran de ser retiradas de los enmaraados hilos de su entorno vital y entretejidas en las tramas europeas de unidad global y orden. El ojo (instruido, masculino, europeo) que sostena el sistema poda familiarizar (naturalizar) nuevos sitios/vistas inmediatamente y por contacto, al incorporarlos al lenguaje del sistema. Las diferencias de ubicacin geogrfica, de distancia, perdan importancia: con respecto a las mimosas, Grecia poda ser igual a Venezuela, frica Occidental o Japn; y el rtulo picos granticos puede aplicarse igualmente a Europa del Este, los Andes o el Oeste norteamericano. Barbara Stafford menciona algo que probablemente fue uno de los ejemplos ms extremos de esta resemantizacin global: un tratado, escrito por el alemn Samuel Witte, donde se afirmaba que todas las pirmides del mundo, desde Egipto a las Amricas, son realmente erupciones baslticas.33 El ejemplo es elocuente, porque indica la capacidad del sistema para subsumir cultura e historia dentro de la naturaleza. La historia natural no slo sacaba a los ejemplares de sus relaciones orgnicas o ecolgicas con los otros, sino tambin de su sitio en las economas, historias y sistemas sociales y simblicos de otros pueblos. Para La Condamine, en la dcada de 1740, antes de que el proyecto clasificatorio se hubiese impuesto, el conocimiento de los naturalistas exista paralelamente con otros conocimientos locales, aun ms valiosos. Haciendo notar profticamente que la diversidad

    33 Barbara Stafford, Voyage into Substance, Cambridge, MIT Press, 1987, p. 10.

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    de plantas y rboles en la regin del Amazonas dara trabajo intenso por muchos aos al ms laborioso de los botnicos; y tambin a ms de un dibujante, agrega un pensamiento que hacia el fin del siglo, en contextos cientficos, se habra tornado casi impensable:

    Me refiero aqu slo al trabajo que requerira hacer una descripcin exacta de estas plantas y reducirlas a clases, y clasificar cada una segn gnero y especie. Y qu pasara si considerramos al mismo tiempo un examen de las virtudes que les atribuyen los nativos de la regin? Un examen que es, indudablemente, la ms atractiva de las posibilidades, de las ramas de este estudio.34

    Donde quiera que fue aplicada, la historia natural como manera de pensar interrumpi las redes existentes de relaciones histricas y materiales entre las personas, las plantas y los animales. El observador europeo mismo no tiene un lugar en la descripcin. Con frecuencia el proyecto de Linneo ha sido representado grficamente como Adn en los jardines del Edn. Para Linneo, dice Daniel Boorstin, la naturaleza era una inmensa coleccin de objetos naturales entre los cuales l transitaba como superintendente, pegando etiquetas. Tuvo un precursor en esta fervorosa tarea: Adn en el Paraso.35 Si bien invoca la imagen de la inocencia primigenia, Boorstin, como muchos otros comentaristas, no la cuestiona.36 Pero si la cuestionamos podemos ver por qu desde el comienzo mismo los seres humanos, especialmente los europeos, plantearon un problema a los sistematizadores: poda Adn nombrarse y clasificarse a s

    34 La Condamine, op. cit., p. 37; la cursiva es ma. 35 Lindroth, op. cit., p. 25. 36 Barbara Stafford, en una desconcertante formulacin, convierte la inocencia en un

    hecho de la naturaleza, argumentando que La popularidad del relato de viajes de no ficcin [a fines del siglo XVIII] dependi en parte del deseo gentico de los exploradores y el pblico de volver a una aprehensin casi mtica de la Tierra como podra haber sido o como se despleg antes de que la conciencia humana apareciese en ella (op. cit., p. 441).

    mismo? Si as era, entonces estaba el naturalista suplantando a Dios? Muy al comienzo del juego, Linneo parece haber contestado que s: se supone que cierta vez dijo que Dios haba tenido que aguantar que l espiara Su gabinete secreto.37 Para gran incomodidad de muchos, incluyendo al Papa, finalmente incluy a las personas en su clasificacin de los animales (el rtulo de homo sapiens le pertenece). No obstante, sus descripciones del ser humano son bastante diferentes de las de otras criaturas. Inicialmente Linneo postul entre los cuadrpedos una sola categora homo (descripta slo con la frase Concete a ti mismo) y traz una nica distincin entre homo sapiens y homo monstrosus. Hacia 1758, el homo sapiens haba sido dividido en seis variedades, cuyas principales caractersticas se resumen a continuacin:

    a. Hombre Salvaje. Cuadrpedo, mudo, peludo.

    b. Americano. De color cobrizo, colrico, erecto. Cabello negro, lacio, espeso; fosas nasales anchas: rostro spero; barba escasa; obstinado, contento, libre. Se pinta con finas lneas rojas. Regulado por costumbres.

    c. Europeo. De tez blanca, sanguneo, fornido; cabello rubio, castao, sedoso; ojos azules; amable, agudo, inventivo. Cubierto con vestimentas ceidas al cuerpo. Regido por leyes.

    d. Asitico. Oscuro, melanclico, rgido. Cabello negro; ojos oscuros; severo, arrogante, codicioso. Cubierto con vestiduras sueltas. Regido por opiniones.

    e. Africano. Negro, flemtico, relajado. Cabello negro, rizado;

    37 Commager, op. cit., p. 7.

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    piel sedosa; nariz chata, labios tmidos; taimado, indolente, negligente. Se unta con grasa. Regido por el capricho.38

    Una ltima categora del monstruo inclua a enanos y gigantes (los gigantes de la Patagonia eran todava una realidad firme) como tambin a monstruos hechos por el hombre, como los eunucos. Como se advertir, la categorizacin de los seres humanos es explcitamente comparativa. Difcilmente se podra pedir un intento ms explcito de naturalizar el mito de la superioridad europea. Con excepcin de los monstruos y los salvajes, la clasificacin, apenas modificada, subsiste hasta el da de hoy en algunos textos escolares.

    38 John G. Burke, The Wild Mans Pedigree, en Dudley y Novak, op. cit., pp. 266-267

    Desde luego, tambin la cartografa nutica ejerci el poder de nombrar. Por cierto, fue en el nombrar donde confluyeron el proyecto geogrfico y el religioso, ya que los emisarios reclamaban el mundo bautizando los accidentes geogrficos y los hitos con nombres eurocristianos. Pero tambin en comparacin con ese caso, el acto de nombrar de la historia natural es ms directamente transformador, porque saca a todas las cosas del mundo y las reorganiza dentro de una nueva formacin de pensamiento cuyo valor radica, precisamente, en ser diferente del catico original. Aqu el nombrar, el representar y el reclamar son una sola cosa; el acto de nombrar produce la realidad del orden.

    Sin embargo, desde otro punto de vista la historia natural no es en absoluto transformadora. Es decir, la historia natural, segn se entiende a s misma, no se propone hacerle prcticamente nada al mundo. La conversin de una naturaleza cruda al systema naturae es un gesto extraamente abstracto y no heroico, un gesto que cuestiona muy poco, y que por cierto en ningn caso pone a las almas en juego. Comparado con el navegante o el conquistador, el naturalista-recolector es una figura benigna y con frecuencia hogaera, cuyos poderes transformadores actan en los contextos domsticos del jardn o de la sala de colecciones. Como ejemplificaremos en el prximo captulo, la figura del naturalista tiene un cierto aire andrgino; su produccin de conocimiento no posee, decididamente, aspectos flicos, a lo que tal vez haga alusin la imagen propuesta por el mismo Linneo: Ariadna siguiendo el hilo para salir del laberinto del Minotauro.

    Es posible encontrar aqu una imagen utpica de un sujeto burgus europeo, simultneamente inocente e imperial, imponiendo una visin hegemnica inofensiva, que no instala aparato alguno de

    7. Los cuatro tipos de seres antropomorfos de Linneo. De izquierda a derecha, el troglodita, el hombre con cola, el stiro y el pigmeo. Originalmente aparecieron en Linnaeus-Hoppius, Antropomorfa (1760).

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    dominacin. A lo sumo los naturalistas eran considerados sirvientes de las aspiraciones de expansin comercial de Europa. Hablando concretamente, a cambio de viajes gratuitos con compaas comerciales, y otros beneficios, ellos producan conocimiento comercialmente explotable. Es principalmente de la historia natural, dijo un escritor en un prlogo de 1759, de donde extraemos el conocimiento del valor y la importancia de cualquier pas, ya que en ella aprendemos sus productos y recursos de todo tipo.39 Al presentar un nuevo compendio de viajes en 1756, De Brosse elogi la nueva capacidad de agrandar la Tierra con un nuevo mundo, de enriquecer el viejo mundo con toda la produccin natural y las serviciales costumbres del Nuevo.40 En 1766 el comentarista de un libro de viajes escrito por uno de los alumnos de Linneo declar que los viajes de los hombres de ciencia eran superiores a los de los hombres de fortuna, por razones literarias y comerciales:

    Las investigaciones del naturalista, sobre todo, adems de deleitarlo a l mismo, producen ventajas para las otras personas; especialmente las investigaciones del BOTNICO, cuyos descubrimientos y adquisiciones son con frecuencia de la mayor importancia para los intereses comerciales y de trfico comercial de su pas. Aun ms, el celebrado Linneo se ha aventurado a afirmar que el conocimiento de las plantas es el fundamento mismo de toda la economa pblica, ya que son las plantas las que alimentan y visten a una nacin.41

    Al mismo tiempo, los intereses de la ciencia y los del comercio eran mantenidos cuidadosamente separados. Las expediciones

    39 Adams, op.cit., p. 310. 40 Citado en Stafford, op.cit., p. 22. 41 Revisin del libro de Hasselquist Voyages and Travels in the Levant, en Monthly

    Review, New Series, vol. 35, 1766, pp. 72-73.

    montadas en nombre de la ciencia, como la de Cook a los Mares del Sur en las dcadas de 1760 y 1770, solan tener rdenes secretas de buscar oportunidades comerciales y descubrir amenazas en ese campo. El hecho de que las rdenes existieran, aun secretas, indica la dialctica ideolgica entre las empresas cientficas y comerciales. Por una parte, se entenda que el comercio estaba reido con el desinters de la ciencia. Y por la otra, ambos crean que reflejaban y legitimaban las aspiraciones del otro. Un comercio bien regulado, dijo Anders Sparrman, discpulo de Linneo, como tambin la navegacin en general, tiene su base en la ciencia... mientras que sta a su vez obtiene apoyo del primero y le debe su expansin.42

    Supuestamente, los proyectos comerciales ponan la ciencia dentro del inters pblico general, pero de hecho la mayor parte de los beneficios del imperialismo y la expansin mercantil iban a dar a manos de pequeas lites. Sin embargo, en el nivel de la ideologa, la ciencia la descripcin exacta de todo, segn lo expres Buffon cre imaginarios globales ms all y por encima del comercio. La ciencia oper como un lujoso y multifacetado espejo sobre el cual Europa toda poda reflejarse como un proceso planetario en expansin, sin la competencia, la explotacin y la violencia acarreadas por la expansin comercial y poltica y la dominacin colonial.

    Por cierto, cuando se trataba de plantas, animales y minerales, pero no de personas, los sistemas se aplicaban de idntica manera a Europa que a Asia, frica y las Amricas. La sistematizacin de la naturaleza representa no slo un discurso europeo acerca de mundos no europeos, como ya he expresado, sino tambin un discurso

    42 Anders Sparrman, A voyage to the Cape of Good Hope, Londres, G. y J. Robinson, 1785, p. xiii.

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    urbano sobre mundos no urbanos; y un discurso burgus y culto acerca de mundos campesinos e incultos. Los sistemas de la naturaleza se proyectaban tanto dentro de las fronteras europeas como fuera de ellas. Los herbolarios eran tan felices en la campia escocesa o del Sur de Francia como en el Amazonas o en frica del Sur. Dentro de Europa la sistematizacin de la naturaleza se produjo en un momento en que las relaciones entre los centros urbanos y la campia estaban cambiando rpidamente. Las burguesas urbanas empezaban a intervenir en una nueva escala en la produccin agrcola, tratando de racionalizar la produccin, incrementar los excedentes, intensificar la explotacin de la mano de obra campesina y administrar la produccin de alimentos, de la que los centros urbanos dependan totalmente. El proceso de cercado de la propiedad fue una de las intervenciones ms notables, porque expuls de la tierra a muchos campesinos, que se fueron a las ciudades u ocuparon terrenos pblicos. Tambin se iniciaron en esta poca los intentos de mejorar cientficamente las cosechas y la crianza de animales domsticos.43 Las sociedades de subsistencia empezaron a parecer atrasadas respecto de los modelos orientados hacia el excedente; y se pens que era preciso mejorarlas. En 1750 el comentarista francs Duclos, en su obra Consideraciones sobre las Costumbres de Este Siglo, opinaba que quienes viven a cien millas de la capital estn a un siglo de ella en sus maneras de pensar y actuar. Y hoy en da los estudiosos de la Ilustracin suelen reproducir tal visin sin cuestionarla.44

    Cuando las diferencias entre las formas de vida del campo y la

    43 Vase un estudio detallado centrado en el siglo XIX, en Harriet Ritvo, The Animal Estate, Cambridge, Harvard UP, 1987.

    44 Gay, op.cit., p. 4. Gay trabaja notablemente bien dentro de la ideologa de la Ilustracin, sin cuestionar seriamente lo que en sta se consideraba una mejora.

    ciudad se ensancharon, el campesinado europeo empez a ser visto como apenas algo menos primitivo que los habitantes de la Amazonia. Asimismo, el sistema de la naturaleza pas por alto las maneras de conocimiento locales y campesinas dentro de Europa, tal como lo hizo con las maneras locales indgenas en el exterior. Sten Lindroth vincula el mtodo documental y totalizador de Linneo con formas de burocracia estatal que estaban particularmente desarrolladas en Suecia, sobre todo los archivos que documentaban y clasificaban cuidadosamente a los ciudadanos. Hacia mediados del siglo XVII, dice Lindroth, ninguna otra nacin de Europa tena un conocimiento ms exhaustivo de su poblacin que Suecia; el milln y medio de ciudadanos suecos estaban correctamente registrados en las estadsticas segn nacimiento, matrimonio, enfermedad, muerte, etc..45 Por cierto, los rtulos de gnero y especie de Linneo se parecen mucho al nombre y apellido de los ciudadanos: Linneo se refiri a los nombres genricos como la moneda oficial de nuestra repblica botnica.46 Aunque la sistematizacin de la naturaleza precedi al comienzo de la Revolucin Industrial, Lindroth observa notables similitudes entre la manera de escribir [de Linneo] y los principios que surgieron en la manufactura.47 La estandarizacin y la fabricacin en serie, por ejemplo, ya se haban impuesto en la pro-duccin, sobre todo en la construccin de partes intercambiables para armas de fuego. Tambin surgen otras analogas del campo de la organizacin militar, que precisamente en ese perodo empez a estandarizar uniformes, ejercicios, disciplina, etctera.

    Tales analogas se tornan aun ms sugestivas cuando se recuerda

    45 Lindroth, op.cit., p. 11. 46 Foucault, op.cit., p. 141. 47 Lindroth, op.cit., p. 10.

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    que la burocracia y la militarizacin son los instrumentos centrales del imperio; y el control sobre las armas de fuego, el factor ms decisivo en el sometimiento de otros pueblos por Europa, hasta el da de hoy. (Mientras escribo este captulo, y quiz mientras el lector lo lee, en Soweto y en la margen occidental del Jordn, pueblos sometidos, sin armas, tiraban piedras contra vehculos blindados.) La erudicin acadmica sobre la Ilustracin, decididamente eurocentrada, suele negar las agresivas incursiones coloniales e imperiales de Europa como modelos, inspiracin y terrenos de prueba para formas de disciplina social que, llevadas nuevamente a Europa en el siglo XVIII, fueron adaptadas para construir el orden burgus. La sistematizacin de la naturaleza coincide con el punto culminante del trfico de esclavos, el sistema de plantaciones, el genocidio colonial en Norteamrica y frica del Sur, las rebeliones de esclavos en los Andes, el Caribe, Norteamrica y otros sitios. Es posible invertir la direccin de la mirada de Linneo, o del viajero del silln de Defoe, para contemplar Europa desde la frontera colonial. Entonces empezamos a ver otras genealogas para los procesos de estandarizacin, burocracia y normalizacin de la Ilustracin. Porque qu fueron el trfico de esclavos y el sistema de plantaciones sino experimentos masivos de ingeniera social y disciplina, produccin en serie, la sistematizacin de la vida humana, la estandarizacin de las personas? Experimentos cuyos dividendos superaron los ms audaces sueos europeos. (La riqueza que foment la Revolucin Francesa se cre en Santo Domingo, que en la dcada de 1760 era el lugar ms productivo que se haba conocido nunca en la Tierra.) La agricultura de plantacin surge claramente como un elemento crucial para la Revolucin Industrial y la mecanizacin de la produccin. Del mismo modo, aun a comienzos del siglo XVII, no haba burocracias como las burocracias coloniales, para las que Espaa haba sentado un estudiado ejemplo.

    Los historiadores econmicos a veces llaman al perodo 1500-1800 el perodo de la acumulacin primitiva, en el que, por medio de la esclavitud y de monopolios protegidos por el estado, las burguesas europeas pudieron acumular el capital que sirvi para lanzar la Revolucin Industrial. Uno se pregunta qu tena de primitiva esta acumulacin (as como nos preguntamos qu tiene de avanzado el capitalismo avanzado); pero era acumulacin. En la esfera de la cultura, las numerosas formas de recoleccin que se practicaron durante este perodo se desarrollaron en parte como la imagen de esa acumulacin y como su legitimacin. La sistematizacin de la naturaleza lleva esta imagen de acumulacin a un extremo totalizado, y al mismo tiempo modela el carcter extractivo, transformador del capitalismo industrial, y los mecanismos ordenadores que empezaron a dar forma a la sociedad de masas urbana en Europa bajo la hegemona burguesa. Como constructo ideolgico, la sistematizacin de la naturaleza representa al planeta apropiado y reorganizado desde una perspectiva unificada, europea.

    En Europa, como tambin en las fronteras de expansin fuera de ella, esta produccin de conocimiento no expresa conexiones con cambiantes relaciones de trabajo o propiedad, o con aspiraciones de territorialidad. Es, sin embargo, una configuracin comentada indirectamente en la teorizacin contempornea acerca de la estructura del estado moderno. El estado, sostiene Nicos Poulantzas, siempre se describe a s mismo en una imagen topolgica de exterioridad, como separado de la economa: Como objeto epistemolgico, el Estado se representa a s mismo como poseedor de fronteras inmutables, fijadas por medio de su exclusin del

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    dominio atemporal de la economa.48 Cuando el impulso de la expansin europea se vuelve hacia el interior, hacia el descubrimiento de las tierras interiores, estas concepciones entran en juego dentro de Europa y en las fronteras de su expansin. En los captulos que siguen se sealar ms cabalmente cmo se las reorganiza y cuestiona en la literatura de viajes y exploracin.

    48 Nicos Poulantzas, State, Power, Socialism, Londres, Verso, 1978, p.17.