por siempre pachamama

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1 BACHILLERATO PROVINCIAL N° 12 ALUMNA: DORIS DEL MILAGRO ZARATE CURSO: 5° AÑO 2° DIVISION ASIGNATURA: LENGUA Y LITERATURA PROFESORA: VICENTA GUTIERREZ DE QUIROGA

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BACHILLERATO PROVINCIAL N° 12

ALUMNA: DORIS DEL MILAGRO ZARATE CURSO: 5° AÑO 2° DIVISION ASIGNATURA: LENGUA Y LITERATURA PROFESORA: VICENTA GUTIERREZ DE QUIROGA

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INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar la lectura de estas sencillas paginas, creo muy conveniente unas notas introductorias para centrar el tema y aclarar algunos puntos importantes. ¿Que intento mostrar?, ¿a quienes va dirigido este humilde trabajo? En primer lugar, diré que el objetivo fundamental que me propuse fue tributar un homenaje al pueblo colla, en medio del cual vivimos y sufrimos. En cuanto a su valor objetivo, no me corresponde el análisis uy la crítica. De todas formas, sí quiero hacer algunas puntualizaciones importantes: 1° No es un libro histórico ni pretende narrar la h istoria del pueblo colla. Únicamente he procurado detallar algunos rasgos como la cultura, la vida y su religiosidad 2° Tampoco es, una tesis científica o de investigac ión. Quizá por ello aparecerán errores, inexactitudes o hipótesis dudosas y no comprobadas. 3° Las fuentes donde me he inspirado han sido de di versa naturaleza. En otra dirección he consultado bastantes libros y portales temáticos de Internet para adquirir una adecuada información documental. 4° La monografía ha sido pensada, principalmente, p ara el pueblo colla en general; también para aquellos interesados y preocupados por la promoción integral del pueblo colla. 5° Finalmente, quiero afirmar que este escrito lo r ealicé con pasión, ternura y amor. Desde esta perspectiva los errores se perdonan y las inexactitudes se confunden con las verdades. Una vez hechas estas puntualizaciones y aclaraciones, tengo la seguridad de merecer el perdón y la comprensión de quien lea este sencillo.

El Aguilar, 26 de octubre de 2005.

La Autora.

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PARTE PRIMERA

ORIGENES de la TRADICION de un PUEBLO Cada agosto se hace presente un ritual, medio mágico, medio misterioso como es el de la PACHAMAMA. Para algunos pasa desapercibido, o como un simple hecho; para mí es el encuentro íntimo con la madre tierra, resumen de nuestra naturaleza…

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El Culto a la Pachamama Al igual que muchas tradiciones en el mundo, el culto a la Pachamama tiene orígenes milenarios. Sus primeros practicantes fueron los habitantes de la cordillera andina, quienes expresaban su espiritualidad y amor a nuestro planeta por medio de cultos y rituales ofrecidos a la madre tierra. La palabra Pachamama proviene de las lenguas andinas quechua y aymara. Pacha significa espiritualidad, existencia universal y vida. Mama denota la madre y la fuerza creadora que hace reverdecer al mundo; por lo cual se ha definido Pachamama como "Madre de la existencia vital" . El primero de agosto tiene un significado reverencial para el planeta tierra. Al parecer los antiguos moradores de la tierra manifestaban un respeto muy grande por el mundo donde habitaban, ya que la flora y la fauna eran una parte principal para su sobrevivencia. Desgraciadamente este respeto y devoción por la madre tierra se ha ido perdiendo debido a la industrialización depredadora y al constante desinterés de las religiones y los gobiernos. De manera similar a los indígenas andinos, los antiguos pueblos celtas también ofrecían cultos y rituales a la tierra el primer día de agosto. Esta celebración era llamada Lammas, la cual conforma uno de los ocho festivales solares que aún siguen siendo celebrados por los creyentes y practicantes de la religión Wicca. En varias naciones sudamericanas como Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina, el primero de agosto, o día de la Pachamama, representa un evento lleno de ritos contemplativos y sortilegios. Este ritual detalla a grandes rasgos el culto a la Pachamama. La celebración y las ofrendas a la Pachamama no tienen reglas establecidas. Su importancia radica en el reconocimiento del valor de la tierra y la profunda identidad de los pueblos que anclan su vida en ella. Garcilazo de la Vega (1539–1616), el famoso poeta peruano también conocido como "el Inca", hace referencia al culto a la Pachamama en su obra Comentarios reales de los Incas y es considerado como uno de sus máximos precursores en el siglo XVII. Aunque el 1 de agosto es sin duda una fecha solemne y majestuosa para la nuestro planeta, las ofrendas y ceremonias pueden realizarse durante todo este mes que es dedicado a la madre tierra como forma de agradecimiento por su sustento. La tierra es un ser viviente que lamenta y reciente todas las atrocidades que son cometidas diariamente en su contra.

¿Qué o quién es la Pachamama?

La Pachamama es la madre de los cerros y los hombres; la que madura los frutos y multiplica el ganado, pudiendo conjurar heladas y plagas y dar suerte en la caza. Es por eso frecuente invocarla antes de acometer cualquier empresa agropecuaria o cinegética. Se la invoca también cuando sobrevienen ciertas enfermedades os e está de viaje, para no apunarse ni rezagarse en el camino. Ayuda incluso a las tejedoras y alfareros a concluir bien sus obras artesanales.

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Se la describe como una india de muy baja estatura, cabezona y de grandes pies, que lleva sombrero alón y calza enormes hojotas. Vive en los cerros y a menudo la acompaña un perro negro muy bravo. La víbora es su lazo, y el quirquincho su cerdo. Carga a veces petacas de cuero llenas de oro y plata. Es celosa, rencorosa y vengativa, pero si alguien le cae en gracia lo favorece. Cuando se enoja, manda el trueno y la tormenta. Interviene en todos los actos de la cría y no hay dios que no la obedezca. Se aparece con frecuencia a los paisanos para preguntarles qué andan haciendo por los cerros. A otros los visita en sus chozas para agradecerles lo bien que han cuidado de su hacienda o el no haber matado a las crías de las vicuñas, animales que protege de un modo especial, y también de los guanacos. Se dice que los afuereños que la ven quedan tan prendados del paisaje andino que ya nunca podrán vivir lejos de él. Toda la naturaleza es el templo de la Pachamama, pero las apachetas conforman los centros principales de su culto. Hay versiones, como la recogida por Agüero Vera, que la muestra como la encarnación de la seducción femenina, ávida de vidas jóvenes a las que arrastra a las entrañas de la tierra, donde habita. Claro está que los jóvenes raptados acceden a otro tipo de existencia y alcanzan la inmortalidad junto a la Diosa Madre. Pachamama, Madre Tierra, Pachamama da vida a la humanidad, ella es divinidad sublime en nuestro mundo. La Pachamama nos enseñó a amar todo incondicionalmente. Ella nos mostró que el trabajo es una de las virtudes supremas, porque si construimos con amor en nuestro trabajo, seremos sagrados. ¿Qué nos brinda la pachamama? La Pachamama nos dio estas enseñanzas de vida para ayudarnos a crecer. Ella nos dio el MUNAY (AMOR), el LLANK'AY (TRABAJO) y el YACHAY (SABIDURIA). El hombre no necesita otros mandamientos o leyes, porque MUNAY (AMOR) nos hace concientes de lo que es TRABAJO/SERVICIO, lo que debería ser el deseo de cada ser humano, ya que el sentido de SERVICIO es la conciencia de reciprocidad o TRABAJO... Y puedes estar seguro que AMOR Y TRABAJO, nos llevara a un estado de conciencia superior de SABIDURIA.

La relación hombre-Pachamama Los invasores que usurparon nuestras tierras crearon para nosotros leyes y preceptos de la vida que eran totalmente en contradicción con los más altos principios de comunidad y respeto por la tierra en el que el hombre andino vivió. Ellos introdujeron a nuestra historia las siguientes tres leyes: Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella - No seas ladrón, no seas me ntiroso, no seas ocioso.

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Una ley, un mandamiento o precepto es creado para que un grupo social pueda erradicar algo malo; para que los males y faltas de una sociedad puedan ser controladas y chequeadas, etc. Si la gente esta constantemente peleando o en conflicto con sus hermanos y vecinos, debería enseñárseles a amar entre ellos como si fuera su propio dios! Si la gente vive en esclavitud, conflicto eterno, miedo y remordimiento, debería enseñárseles a no matar y a no odiar a los extraños...La lista de leyes que son necesarias para una sociedad en la que la gente vive eternamente en forma individualista y en conflicto podría ser larga. La más grande falla en esa forma de vida empieza con el rechazo al mundo natural y poco respeto a la Tierra que les dio vida. Que razón tendríamos de enseñar a una muy desarrollada sociedad como lo fue la cultura andina de NO ROBAR, cuando esta sociedad sabe que TODO pertenece a la PACHAMAMA. Esta sociedad esta viviendo bajo el principio de vida en comunidad, representada en TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS. Esta sociedad vive bajo el principio de SERVIVIO, de HOY POR TI, MAÑANA POR MI. ¿Que necesidad hay para robar en una sociedad en el que el principio de comunidad establece que el niño que nace tendrá su propia tierra para trabajarla? ¿Que necesidad hay para robar en una sociedad en el que el concepto de morir de hambre no fue posible ni tampoco permisible, debido a que la distribución y preservación de alimentos alcanzo niveles de organización insuperables? ¡QUE NECESIDAD HAY PARA ROBAR! ¿Por que una sociedad tan desarrollada tendría que mentir y desconfiar? En pueblos donde la mayoría de casas ni siquiera tenían una puerta estable, y menos con sistema de seguridad, ¿por que habría la necesidad de mentir? ¿Por que, si esa acción no nos ayuda a crecer espiritualmente? Y digan, ¿como podemos decir NO SEAS OCIOSO, a una sociedad que construyo toda su grandeza, piedra por piedra, a esta sociedad que sabe que es solamente por medio de su trabajo que sobrevivirá y será grandiosa? Los españoles tuvieron que de alguna manera legitimizar todos los ROBOS, MENTIRAS Y OCIOCIDAD, que ellos cometieron y por lo que fueron responsables en estas tierras. También sabemos que Pachamama es la madre de toda purificación, limpieza y perdón. Hemos empezado una nueva era, y en esta era de luz, todos hermanos y hermanas son bienvenidos. Permitamos que Wiraqocha toque nuestro Sol interno para que durante este proceso de crecimiento de nuestra conciencia de amor interno, seamos hombres y mujeres de esta nueva era.

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La Pachamama tiene sed de ofrendas en agosto: Ofrenda a la Madre Tierra - PACHAMAMA

Ofrendas: Madre Tierra, Madre de la Tierra, Tierra Madre. A menudo se la llama simplemente Pacha, y en el Valle de Yocavil se la conoce como Madre de los Cerros. Es una deidad femenina de origen aymará que alcanzó gran difusión en el Incario. La palabra "pacha" designó en un principio sólo un tiempo o edad del mundo, un cosmos o universo, para pasar luego a referirse a un lugar o espacio, y a la misma tierra generadora de la vida, ya como un símbolo de fecundidad. Es actualmente la deidad suprema de los indígenas de las tierras altas del Noroeste argentino (kollas y diaguitas-calchaquíes), y también de Bolivia y Perú. Al parecer, su importancia creció al absorber a muchas deidades locales. La siembra se acerca y la Pachamama espera las ofrendas El calendario agrícola marca tiempo de preparativos. A fines de agosto las semillas volverán a la tierra y por ello hay que pedirle permiso con ofrendas. En las ciudades, la gente adulta invoca por dinero, salud y prosperidad.

Relatos de costumbres 1.- Gregoria de Ramos (52): compró ayer al mediodía una mesa para ofrendarla hoy a las 00.00 a la Pachamama (madre tierra). Ella, como miles de la región andina, quemarán ofrendas durante todo el mes de agosto, para pedirle prosperidad a la tierra. “Te estoy dando de comer a ti; tú también dame suerte”, pidió Gregoria a la madre tierra, mientras echaba vino sobre la ofrenda que se consumía al fuego”. Agosto, mes de la Pachamama o madre tierra, es una de las fechas fijas del calendario agrícola de occidente. Después de la cosecha, que sucede por lo general en febrero, la tierra descansa. Y despierta en agosto con hambre. y para que no se coma las semillas de la siembra —que empieza el 21 de agosto— hay que alimentarla. Por eso, la gente le hace ofrendas. 2.- Y éstas se realizan tanto en el campo como en las ciudades, donde —a pesar de no existir el cultivo de alimentos— la gente pide que no le falten alimentos, salud y prosperidad para sus familias. “Ahora la Pachamama tiene su boca abierta”, relata Eliana Saravia, mientras prepara veloz una ofrenda. Ella es una de las denominadas chifleras o vendedoras de “mesas” de la calle Linares de La Paz, más conocida como “Calle de las brujas”. Mientras su cliente la observa, Eliana coloca al centro de una hoja de papel la khoa (hierba). Alrededor forma un círculo con lanas multicolores de llama. Sobre ésta pone dulces caseros con formas de auto, de dinero, de casa y otras. Luego agrega la mirra y el incienso, la mixtura y, finalmente el feto de llama, envuelto con lana. En menos de dos minutos, la “mesa” está lista. La vendedora tapa la ofrenda en papel sábana y se la entrega al cliente, que acaba de pagar 20 pesos. Él deberá preparar fuego con leñas o con carbón más tarde, quemará la mesa y pedirá a la madre tierra que le vaya bien a lo largo de todo el año. Al día siguiente enterrará las cenizas en su patio.

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3.- La mayoría de la población tiene la costumbre de ofrendar a la Pachamama en sus domicilios. Otros, suelen acudir a las apachetas (cumbres) donde los yatiris y amautas (sacerdotes aimaras) ofician los ritos ancestrales que invocan a los dioses tutelares del mundo andino. Valentín Quispe, amauta aimara, enseña que las ofrendas a la madre tierra deben realizarse en reciprocidad a los favores recibidos. “Cómo no le vamos a agradecer si papa nos da, comida y todo para vivir”, apunta Saravia. 4.- Bolivia: Los creyentes le piden que sea un año bueno para el trabajo, los negocios, la salud y el amor. Piden para ellos y sus familias. En el campo, los pedidos se dirigen especialmente hacia la producción agrícola. Durante el rito, se invoca a los achachilas (dioses tutelares) que moran en los nevados como el Illimani, el Huayna Potosí, el Mururata, el Sajama y el Chijcha. También se invita de las ofrendas a los ríos y los espíritus de los animales. Los lugares más propicios para hacer el rito, según los amautas aimaras, son las apachetas (cumbres), pero el lugar más frecuentado es Warak'o Apacheta, donde se halla instalado un virtual campamento de sacerdotes aimaras que está en la ruta a Oruro. * Antes de la conquista española, las ofrendas consistían en sangre humana y de animales. En la actualidad, son elementos simbólicos los que se mezclan en la mesa, producto del sincretismo. Por ejemplo, el vino —que para los católicos simboliza la sangre de Cristo— es un sustituto de la sangre en los sacrificios. “Ahora hay que tener fe en todo, aunque sea en la piedra”, decía ayer otra compañera para pedir mucha prosperidad.

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FECHAS PARA ALIMENTAR A LA PACHAMAMA

Estos datos fueron recogidos de hechos y pueblos que viven según el año aymara. Febrero • Los creyentes ofrendan “mesas” a la madre tierra durante todo el año, pero en febrero —mes de la cosecha agrícola— más gente se suma para agradecer por las bendiciones recibidas. Martes de ch’ alla. Mayo • Esta fecha es resultado del sincretismo entre el calendario aymara y el calendario católico. Se preparan ofrendas a la Pachamama en Corpus Christi. Pero esta costumbre se origina varios siglos atrás, cuando los originarios hacían preparativos para el 21 de junio —año nuevo aymara—. Agosto • Es el mes de la Pachamama. Antes de empezar la siembra —21 de agosto— la tradición aymara dice que se debe alimentar a la Pachamama. La reciprocidad está presente en todo momento, en la cosmovisión andina. Martes de Ch’alla La Pachamama espera su tributo En el campo se dio origen a esta tradición que vive y se expande por toda la región andina. De origen aymara y campesino, esta tradición con la que se paga los favores a la madre tierra se dio a conocer en los 30 y 40. “El martes de ch'alla es un brindis a la tierra”. Todos los martes del carnaval, en un día de regocijo general, bebidas espirituosas y comida criolla especial, la población se dedica a ch'allar sus bienes, es decir a dar su tributo a la Pachamama, la madre tierra. El apego de la tierra con el medio ambiente va de la mano con esta festividad y las ofrendas para conjurar los efectos de la naturaleza son una constante. “El rito es a la Pachamama, pero también a los Kuntur Mamani, protectores específicos de determinados bienes —recuerda el historiador Fernando Cajías—. La Pachamama es universal, el Kuntur Mamani es específico. Y la ch'alla del martes, a diferencia de otras como las de agosto, es de renovación de un compromiso. Se da gracias, por ejemplo, por haber mantenido un coche, una casa… Y se le pide volverlos a mantener”. Valga decir, además, que es una costumbre muy propia del campo y la mina extendidos por toda nuestra región andina. Del campo a la ciudad, así es, no hay ninguna duda del fuerte componente rural de la ch'alla. De esta forma, el lunes o martes de carnaval, dependiendo de las comunidades, papas grandes envueltas en serpentinas multicolores y bañadas en confite son la ofrenda de los campesinos a la tierra. Ésta se coloca al ingreso de la chacra. Es un pacto entre hombre y la deidad (Pachamama), en busca de una producción agrícola abundante. “Por lo general se ch'alla la casa, los animales y el lugar donde se trabaja. Y es un día de regocijo para toda la comunidad, que baila al son de tarkas y pinkullos, además en la mayoría de las comunidades se realizan las tradicionales “señaladas” con lo cual se cumple con esta ofrenda”.

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Tradición y Religión ¿Pero cuándo se da la transición de esta ceremonia a las ciudades? Según Mendoza, la mezcla no es reciente. Los indígenas ya habitaban las ciudades en la época de la Colonia y sincretizaron sus creencias con las de la fe católica. Así sucede en Copacabana, donde a un mismo tiempo se ch'alla y se hacen bendecir los vehículos. Aunque las raíces reales del martes de ch'alla en las ciudades se establecieron entre 1930 y 1940, cuando todavía había chacras en la ciudad y la ch'alla al estilo rural estaba a la orden del día. De esta forma, con el crecimiento de la urbe y la aparición de nuevos barrios y de las industrias, esta costumbre también se fue adaptando volcándose hacia los lugares de trabajo. No es todo. Instituidos ya como tradición, estos rituales se reproducen en las urbes junto a desfiles y juegos de agua, mezclándose los ritos ancestrales andinos con las costumbres de la vida urbana. Momento de la celebración según la tradición boliviana A partir de las 5.00 comienza la ch'alla en las ciudades. Es una ocasión única, en la que los choferes, los vendedores de mercado, los puestos de venta callejeros, las oficinas y los hogares, en busca de un buen año, echan vino tinto o alcohol sobre la tierra. Mientras, las tradicionales serpentinas y mixturas (trocitos de papel picado de colores traídos a Bolivia por los europeos) se mezclan con banderines para engalanarlo todo. Y los petardos se hacen escuchar, como los cohetillos: uno tras otro. “El ruido es elemento indispensable, pues hacen notar a uno en el festejo”, ilustra Mario Montaño. Con todo, el acto tiene un orden. Primero, en la alborada, se ch'alla el espacio de vida, donde se pide permiso para poner los cimientos cuando se trata de una casa en construcción. Se agarra alcohol y se echan flores y coca a los patios. Los hogares, entre tanto, se decoran con frutas de la época, como manzanas y naranjas, y luego la gente se dirige hacia sus puestos de trabajo: tiendas, fábricas y escritorios. La intención es agradecer a los dioses menores para obtener de ellos mayor dinero y prosperidad. Después de haber challado y tras comer platos típicos, como los picantes o el chairo, las sobras se dejan en la mesa y no se echan a la basura hasta el día siguiente. Y si algo cae al suelo, se lo cubre con tierra, “para que se alimente la Pachamama”, comenta Montaño. “También es un momento familiar”, añade Cajías. “Se celebra entre la familia, los amigos cercanos y compañeros de trabajo". Es quizás algo menos lúdico en todos los sentidos. Lo que no quita que la música de bandas y amplificaciones invada las casas y calles. Además, cada sitio mantiene sus particularidades. “En La Paz, por ejemplo, si algo unifica la ciudad son este tipo de ritos, que se han ido expandiendo hacia el valle y el oriente, ganándose los espacios en otras capitales como Santa Cruz y Cochabamba". Y en lugares más pequeños, como Camargo (Sucre), se le añaden a la celebración lo característico de la zona. En ese caso el vino. Así, durante la ch'alla, sus habitantes derraman hasta 300 litros de vino. Los elementos de la fiesta Pero aparte del licor morado que sale de la uva, otros muchos elementos forman parte de la ch'alla.

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Uno de ellos, quizás de los más característicos, es la mixtura, que se dice que fue un casual invento de un trabajador francés de imprenta al que se le ocurrió hacer papel picado de varios colores. Y tan importantes como las mixturas son las mesas dulces, que atraen la suerte y el dinero. Los misterios, dulces cuadrados, simbolizan los pedidos que uno quiere hacerle a la Pachamama. Y la mesa se quema antes de challar la casa. Antes de ponerla al fuego, se abre una nuez. Si está blanca, se ch'alla con alcohol y vino. Si está negra, se lo hace con cerveza. Los pétalos de antaño, entre tanto, hoy se sustituyen justamente por mixtura. Pero se dice que trae mala suerte, pues el viento se la lleva. La retama en un florero es de buen augurio y los confites se echan en la tierra y en el tejado. Al mismo tiempo, los globos le dan algo de color a todo. Al final de la ch'alla se usa alcohol. Se invita a beber a la madre tierra y se le pide permiso para el posterior festejo. Igualmente todos toman cerveza. Se la hace derramar en forma de chorro, espumante, para los buenos augurios. También se acostumbra a comer de forma abundante. Y en el campo la ofrenda es al aptapi. “Pero nada es puro —sentencia David Mendoza—. Ni el Anata del campo ni el carnaval de las ciudades. Hay mezclas por el constante relacionamiento de un medio con otro”. Con todo, no conviene olvidar nuestros orígenes y recordar que el carnaval lo que hace es dar comienzo a un nuevo ciclo agrícola.

Agosto Mes de Pachamama La Pachamama sedienta despierta este mes. Este no es cualquier mes. Es agosto y los campesinos, amas de casa, vendedores, choferes y otras personas le ofrecen comida y bebida a la Pachamama en ceremonias como sahumerios y wilanchas para satisfacer su hambre y su sed porque ella ya empezó a despertar de su descanso y sueño de invierno. Sin embargo, no es la única vez ni el primer mes en que los campesinos e incluso la gente que vive en las ciudades hacen sus ofrendas a la Pachamama, al tata Inti y a otras deidades como, por ejemplo, los achachilas. Y es que el mundo andino tiene un calendario que integra a dos con los que antiguamente contaba: uno místico y el otro agrícola. Todas las ceremonias que se realizan de junio a junio están vinculadas a la tierra y a la observación de las constelaciones, de la que dependerá cuán buenos o malos sean los frutos que parirá la madre tierra. Por ello, los campesinos cuentan con el llamado El gran ciclo de la cruz andina, un calendario que vincula a la tierra con las estrellas. El mes de la siembra Nuestros antepasados, que vivían básicamente de la agricultura, acostumbraban a pedir con anticipación en agosto a la Pachamama, al inicio del ciclo agrícola, permiso para roturar la tierra y para que sus entrañas acepten las semillas depositadas.

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Luego rogaban al tata Inti (padre Sol), para que haga florecer esas semillas y las convierta en frutos, necesarios para la alimentación de la población. Hoy, el ruego no sólo se eleva por motivos agrícolas, más bien, la gente suele ir a las cumbres cercanas a las ciudades para pedir protección familiar, buena salud e incluso prosperidad en los negocios. En agosto son invitados a comer y saciar su sed junto a la madre tierra. La tradición dice que una brisa suave indica su presencia durante las ofrendas. Muchas veces para estas ofrendas se sacrifica una joven llama blanca, cuya sangre es derramada sobre la tierra para que ésta sacie su sed. El corazón y las vísceras son enterrados en un hoyo. La carne es cocinada y comida por los participantes en la ofrenda. Y las patas son cortadas y quemadas en la hoguera a la espera de que el humo del sacrificio llegue hasta el tata Inti y los achachilas.

El gran calendario Los sabios y astrónomos andinos miran cómo brillan las estrellas de las constelaciones para predecir si será o no un buen año agrícola. Y a mano tienen el llamado El gran ciclo de la cruz andina que es el calendario ritual-agrícola. Como su nombre lo indica, se trata de una cruz, con la salvedad de que no sólo tiene los cuatro extremos habituales, sino otros cuatro intermedios, haciendo un total de ocho puntas que coinciden con igual número de ceremonias que se realiza en el mundo andino, cuatro de primer orden y otras cuatro de segundo orden. La primera ceremonia es la Willka Hatch Laimi el 21 de junio y representa el inicio del año nuevo andino (solsticio de invierno). La segunda es la Auti Willka Chika el 21 de septiembre (equinoccio de primavera) y coincide con los botones de las flores que estallan para mostrar todo su esplendor en primavera. La tercera es el Willka Kuti el 21 de diciembre (solsticio de verano). Es el retorno del sol, el día más largo del año. En esa fecha se observa cómo el dios Inti cambia de dirección. Si hasta esa época parecía que se desplazaba hacia el sur, a partir de entonces se ve cómo inicia su retorno hacia el este. La cuarta y última gran fiesta se denomina Hallu Willka Chika y se efectúa el 23 de marzo (equinoccio de otoño), época en que muere el verano y nace el otoño. Las otras cuatro ceremonias de segundo orden son: La de agosto llamada Wilancha que tiene la función de pedir permiso a la Pachamama para roturar la tierra e iniciar la siembra. La segunda es la del día de los difuntos el 2 de noviembre, ceremonia en la que cunde el respeto por los shakhatas y hiwatas, almas y espíritus. La tercera se lleva adelante los primeros días de febrero y es la de los Anatas o carnavales, cuando se challan las sementeras y se marcan a los nuevos animales. Y la última ceremonia de la cosecha, llamada Fiesta de la Cruz, es el 3 de mayo. Ese día se solicita a la Pachamama autorización para recoger los frutos y se le agradece por los alimentos que da a sus hijos que viven bajo su protección.

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Los momentos clave Antes de que se produzca cada una de esas ocho fiestas, los yatiris observan el cielo, pero no desde cualquier lugar ni en cualquier fecha ni a cualquier hora. Para todo hay un momento y una razón. Como instrumento usan sus propios ojos. Se fijan cómo brillan las estrellas, si vigorosas, debiluchas u opacas. Así pueden predecir fenómenos meteorológicos, indicadores para saber cómo será el ciclo agrícola de acuerdo a si habrá buenas lluvias o si éstas llegarán adelantadas o retrasadas. Las observaciones se las realiza desde sitios elevados especiales como la cima del Akapana en Tiwanaku u otras, como en nuestro Jujuy denominados Pukaras . Y en fechas ya determinadas como cerca al 16 de julio, cuando se observa la constelación El poncho de estrellas. Y la mejor hora para las observaciones es antes de que salga el sol.

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PARTE SEGUNDA

El RITO de la CORPACHADA ¡Pachamama Santa Tierra, Kusilla, Kusilla! ¡Pachamama Santa Tierra, no me comas todavía, mira que aun soy moza y tengo que dejar semilla!.

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La veneración a la Pachamama Agosto es el mes de la Pachamama, época de preparación de la siembra, Chawawarqui Killa / Sitwa tarpuy. La madre, que acostumbramos a evocar pariendo y cuidando a la vida, tiene también una etapa en que recibe, llama hacia ella, espera. La tierra está abierta. Es una ocasión especial para llegar a su corazón, para hacerle ofrendas, cuyo significado es el devolver ritualmente lo que la tierra misma nos ha dado. Celebrar a la gran madre, ofrendarle los frutos y las obras de nuestra vida es esencial en la concepción de nuestros antiguos hermanos de la Tierra. Somos una parte dentro de un ser mayor, la celebración es un modo de evocarlo y asumirlo. Los humanos y todos los seres vivos deben cuidar a la Madre Tierra. Si no lo hacen esta se convierte en desierto y ellos en piedras. Aún hoy, en muchas partes de la región andina, la gente busca un lugar espaciado, quizás al lado de una piedra, y hace un hueco en la tierra para corpachar. Se le ofrecen las cosas que salieron de ella, los alimentos, el agua, la coca, la chicha, el vino. Es una forma de reconocer lo recibido, de agradecer la vida y devolverla ritualmente a su origen.

AGOSTO EN JUJUY

En el mes de Agosto la celebran las comunidades indígenas del Ande. Pero no solo las comunidades y campesinos sino muchos miles de personas de la zona que se extiende desde Ecuador hasta Argentina realizan a su modo el homenaje. En algunas ciudades del Noroeste, como Jujuy, grupos de obreros, estudiantes y empleados públicos interrumpen sus tareas para reunirse en actos de amor a las raíces que hoy van más allá de eso: Se está viviendo en el noroeste argentino y en otras regiones de tradición indígena un espontáneo proceso de reetnización. Mas allá de su fiesta del 1º de Agosto, la gente de la región propicia a la Pacha cuando viaja por la montaña, poniendo una piedrita y a veces el acullico de hojas de coca en la apacheta mientras le pide su benevolencia. También la propician, con diversos simples ritos en las señaladas de ganado; cuando comienzan las tareas agrícolas; cuando se inicia el trabajo en la mina; al momento de comenzar a beber un vaso de chicha; antes de habitar una casa nueva... Las encarnaciones y apariciones de la Pachamama, según los relatos populares han ido concentrándose en los cerros y quebradas, si bien es considerada la madre de todas las tierras, incluidos los llanos. Su figura en estos relatos es siempre la de una mujer, a veces joven hermosa y fuerte y otras veces vieja, harapienta aún deformada, como solía aparecer en las quebradas de La Rioja.

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PACHAMAMA Y LA MUERTE Agosto es también un tiempo con especiales facilidades para morir, porque la gran madre está especialmente disponible para reintegrar a los hijos en su seno. Algunas existencias se tornan más precarias en este mes. Las de aquellos que tienen un cuerpo enfermo o envejecido, los que han cumplido su destino o los que tienen una carga pesada de sufrimientos porque se sienten solos, perdidos o con males de amor, múnay onqoy. Es que la Pachamama no solo da la vida, también la recoge. Por eso en algunas expresiones plásticas de los antiguos indígenas de América aparece con una figura espantable, adornada de calaveras y serpientes, asociada a la muerte. Es la gran devoradora de cargas, lastres, dolores, es la gran recibidora de todo. En sus ritmos de amor, hay tiempos en que absorbe a los seres hacia la oscuridad primigenia. Les quita las carnes conque se vestían, les muele cuidadosamente los huesos conque se erguían, los limpia también de errores y pecados que pudieron ensuciarles el alma. En esta avocación, como “devoradora de inmundicias” que purifica periódicamente a todos los seres de la “superficie” la hallamos en todas las tradiciones de la América andina, en la simbólica del descenso purificador-destructivo a las profundidades. De cualquier modo, según la tradición de esta región del Collasuyu, es un mes para estar en recogimiento. Escuchando las voces de la Tierra, la voz interior. No es un mes para hacer muchas cosas sino para estar en silencio, para prepararse. En nuestra tradición occidental el Cielo tiene dos valores superlativos: La pureza y la inmensidad. Por eso a la Pachamama indígena, que traducimos como “Madre Tierra”, desde la tradición europea la vemos como algo menor, aún cuando respetemos las tradiciones telúricas de América. Aquí hay un error de interpretación, no solo porque la desvaloración de lo bajo, de la oscuridad y de la feminidad es un prejuicio de nuestra cultura “occidental” sino porque pacha no excluye al “cielo”, sino que es el universo entero de nuestra existencia. Pero lo peculiar de este concepto es que lo toma en su dimensión primaria. Es el universo en su aspecto esencial, femenino, de útero que concibe la vida. De regazo que la sostiene y que finalmente la recoge. Pacha es en rigor, en el marco de la teología ilustrada de los amautas, el universo vivo ordenado, con sus ritmos y sus mandatos. Por eso el dios mítico civilizador, Tici Viracocha, tiene el título de Pachayachachic, que significa “el maestro del pacha, el que enseña el pacha”. Como adjetivo pacha significa “de abajo”, también “interior”. Como sustantivo significa nuestro planeta. Pero también mucho más que ello, porque no es una cosa, un lugar, sino un ser. El más importante y sagrado para quienes son sus hijos. Este es uno de los ritos consagrados a la Pachamama. Esta divinidad, de origen incaico, integraba -junto a Inti (Rey Sol) y a la Mama Illa o Quilla (Luna)- la trinidad astrológica venerada por los calchaquíes. La Pachamama (Madre tierra) es la fuerza germinadora de la naturaleza. Como los mortales que cobija, ella siente hambre y sed. El culto consiste en

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"corpacharla" (darle de comer). Para ello, se cavan profundos hoyos en los que se entierran todo tipo de comidas y bebidas. Este acto es acompañado por rezos e invocaciones a la diosa. La Pachamama es generosa con la gente buena, pero no tolera a los ingratos e incrédulos que no la "corpachan". A ellos aplica severos castigos. Algunos de los métodos de corpacharla es dejando ofrendas en las apachetas.

RITUAL DE LA PACHAMAMA Es, probablemente, la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aun sobreviven con fuerza en algunas regiones del Noroeste Argentino (NOA) y muy especialmente en Jujuy . La difusión del mito usa como vehículo las lenguas quechua y aimara. Cuando llegaron los españoles, la Pachamama ya era una leyenda en el folklore incaico, lo cual indica que su origen hay que buscarlo en las comunidades agrícolas del occidente sudamericano. El primero de agosto es el día de la PACHAMAMA. Ese día se entierra en un lugar cerca de la casa una olla de barro con comida cocida. También se pone coca, YICTA, alcohol, vino, cigarros y chicha para carar (alimentar) a la Pachamama. Ese mismo día hay que ponerse unos cordones de hilo blanco y negro, confeccionados con lana de llama hilando hacia la izquierda. Estos cordones se atan en los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la Pachamama. He aquí algunas de las tantas formas de rituales de nuestro Jujuy: Tilcara “El día está espléndido, el sol comienza a calentar lentamente la fresca mañana invernal. Nos envuelve el murmullo de las aguas del río que corre a pocos metros de distancia. A pesar de los fríos de la estación todavía el verde cubre las lomas. "Pachamama" se nos brinda en todo su grandiosidad. Alrededor de las 8:30 comienza a llegar una gran cantidad de personas que se congregan en una explanada, al pie de la loma en cuya cima se encuentra el pueblo perdido. Comienzan los preparativos para el homenaje a la Pachamama. El fuego ya está encendido y en un recipiente se colocan las brasas, ckoa (arbusto aromático de los cerros) y hojas de coca para sahumar. De a una, todas las personas que van a conducir la ceremonia van purificándose con el humo del sahumerio. Luego se purifican los elementos a utilizar en el rito y los bienes que se van a ofrendar. Allí podemos ver hojas de coca, maíz, vino, cigarros, etc. Un hombre que estuvo sahumándose durante un largo rato será el portador del bastón de mando que representa a las comunidades indígenas. Si bien en las ceremonias no existe un celebrante pues cada uno lo es en sí mismo, en esta oportunidad una persona con más experiencia hará las veces de guía. Antes de comenzar el ascenso y por invitación de quién conducirá la ceremonia, cada uno de los asistentes recoge una piedra del lugar para ser agregada a la apacheta, como ofrenda personal en agradecimiento a la

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Pachamama, gesto que lleva implícito el deseo de crecimiento del templo indígena. Todos se encolumnan detrás del bastón, y el sonido de la caña o corneta guía a los caminantes que, piedra en mano, comienzan a recorrer el sendero de entrada al pueblo perdido. La senda es ancha y en subida, pero el esfuerzo no se siente debido a la lenta marcha y varios descansos. Al llegar a la cima de la loma, cada uno de nosotros deposita su piedra en la apacheta que está en la entrada. A continuación formamos un círculo alrededor del montículo de piedra y comenzamos a escuchar la música de las "quenas" y la "caja". Mientras tocan sus instrumentos los músicos van girando en torno a la apacheta, el andino es alegre en sus ceremonias por lo que, en general, los homenajes a los dioses no se hacen con llanto y sí con música y baile. Seguimos en el círculo mientras el celebrante gira en torno de la apacheta purificándonos con el humo del sahumerio. En ese momento reina el silencio, la sensación de paz es total. Luego toma en sus manos unas hojas de coca y elevándolas en dirección al sol, dirige sus plegarias a Inti (Dios sol) que nos da su calor desde lo alto del despejado cielo, y con mucho cuidado va poniendo las hojas de coca entre las piedras de la apacheta. Varios de los concurrentes proceden de igual manera, pidiendo por el "multiplico". Una vez que todos han realizado su ofrenda y plegaria reemprendemos la marcha y encolumnados detrás del bastón vamos internándonos en el pueblo perdido. Al llegar a un descampado, en el centro del conjunto arqueológico, nos detenemos y formamos un amplio círculo al rededor de un pozo cavado previamente para realizar la "corpachada". El hoyo representa la "boca" o la "panza" de la Pachamama. A un costado del pozo se depositan los elementos que se le van a ofrendar a la Pachamama y el celebrante va purificando con el sahumerio todas las ofrendas. Se pide permiso a todos los concurrentes, como una forma de pedir permiso al universo para realizar la ceremonia. En el borde del pozo se divisan tres pequeños recipientes de barro que fueron sacados del interior y eran de ceremonias realizadas en años anteriores, en ellos coloca el vino, el locro, las hojas de coca y luego el celebrante, con mucho cuidado, deposita estos recipientes en el fondo del pozo. A continuación va colocando en el interior del pozo un poco de cada una de las ofrendas llevadas hasta alli y luego comienza a challar el vino con la tutuma y después se toma un "traguito". Cada uno de los asistentes lo imita en este rito haciendo su propia ofrenda a la Pachamama.

El chujcharutu Terminada la corpachada, se inicia una nueva ceremonia, el chujcharutu, primer corte de cabello que se le hace a un niño y en el que se le impone el nombre indígena. La tradición nos cuenta que el Inca imponía al niño un nombre que elegía de acuerdo a sus aptitudes, por lo que se esperaba hasta que este cumplía los cinco años y donde se le hacía el primer corte de cabello. En esta ocasión el chujcharutu se le hará a una niña y aquí el padrino principal, en forma simbólica, hará las veces de Inca. La cabeza de la niña estaba cubierta de finas y largas trenzas representando cada una, una especie de

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dote. Al cortarle una trenza se ofrece como guía y consejero entregándole a la niña un obsequio (dote). Cada uno de los asistentes que quería cortarle una trencita debía proceder de igual manera y darle una dote convirtiéndose también en padrino. Como una forma de averiguar la suerte, cada asistente enciende un cigarrillo y lo coloca parado alrededor del hoyo. Si el cigarrillo se consume dejando la ceniza bien derecha, esto significa que quien lo encendió está en equilibrio con la naturaleza; si la ceniza se tuerce hacia afuera del pozo significa "buena suerte" y si lo hace hacia adentro es "poca suerte". También la suerte se ve cuando caen las hojas de coca. Si la parte oscura queda para abajo es "buena suerte" y si queda hacia arriba, "poca suerte". Todo es alegría, comienza a sonar el ritmo ancestral de un huayno y todos danzan alrededor del hoyo guiados por la wipala (bandera inca) que tiene los colores del arco iris.La danza se prolonga por un buen rato y para finalizar las ceremonias, entre todos se tapa el pozo. Ya ha pasado el mediodía, el sol está en lo alto, una pequeña brisa permite que los asistentes no sientan calor. Habiendo cumplido este año con Pachamama nos vamos retirando del lugar, con las vivencias de este encuentro con nuestras raíces andinas”. Quebrada de Humahuaca El relato de Santiago Gutiérrez, un singular orientador indígena de la comunidad de Iturbe, en Humahuaca, precisó las características del ritual que en la zona de la Puna se pone en marcha para rendir homenaje a la antigua deidad indígena, la tierra. Gutiérrez indicó que las piedras que se utilizan siempre tienen que ser blancas y su significación es la del recuerdo de un anciano o de un dirigente destacado que ya murió. Las piedras blancas hacen referencia a su presencia en el ritual andino. Él o ella permanecen junto a los comuneros del lugar al que perteneció; luego es despedido para que regrese a su dimensión espiritual. El conjunto de las piedras de la apacheta, ordenadas en forma de montículo, simbolizan -entre otras cosas- la unión de los tiempos pasados, presentes y futuros. "Todo eso cuentan los ancianos de la comunidad, quienes trasmiten oralmente su sabiduría, muchas veces porque no saben leer ni escribir", afirmó Gutiérrez. El orientador indígena indicó que hay también referencias de orden práctico sobre en qué días, con cual Luna se deberán producir la siembras, los aporques y el riego de las plantas jóvenes o las cosechas del maíz, de las papas, las habas, las ocas, de la quínoa o de otros productos de la tierra. Cada gesto y cada parte de la corpachada, como las lanas de colores de la señalada de las ovejas tienen implícita la sabiduría de los pueblos originarios. "Todo está diametrado según nuestra propia tecnología, conservada por miles y miles de años. Los más jóvenes, al participar activamente de la ceremonia, y en una situación de alerta permanente a las indicaciones de los mayores, espontáneamente van comprendiendo que lo que hacen en la tierra se proyecta de alguna manera hacia la totalidad del cosmos", agregó el COAJ. "Una vez terminado el ritual a nuestra Madre Tierra, el hueco cavado en la tierra se tapa en forma provisoria con un puyo o un poncho.

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Es el momento en donde nuestra Madre Tierra se deleita con lo que le hemos ofrecido y en ese silencio que parece un momento de íntima reflexión el comunero sabe que Pacha Mama escucha los ruegos, participa de las alegrías o se conmueve ante la pena de quienes sufren y se afligen", agregó el COAJ. Luego de comer los alimentos que todos han contribuido a traer, eligiendo de lo mejor que produjo la tierra ese año, algunas familias que deben viajar a los lugares más alejados, comienzan a despedirse con los mejores deseos de que sea un año bueno. Esto, que se da en forma simultánea, marca el momento de volver a rodear el lugar de la ceremonia -que siempre es el mismo- y que ha sido cuidadosamente elegido por los dueños de casa o por los ancianos de mayor sabiduría. En la apertura de la tierra y cuando se retira la piedra chata, o laja, que cierra el hueco que año a año recibe las ofrendas, el dueño de casa o el oficiante de visita mira cómo se presenta todo después del año transcurrido, interpreta y hace sus vaticinios. Santiago Gutiérrez, en su relato, dice que "todo sirve para pronosticar, especialmente la tira de la coca y cómo fuma la tierra cada cigarrillo que uno a uno han encendido y clavado en la tierra suelta que rodea el pozo. Se mira si la tierra chupa o no chupa el cigarrillo ofrecido por cada persona". Si sucediera que en el sitio de la Pacha Mama apareciera una víbora o un ratón, es señal de suerte. Nadie mata ni daña a esos animales, porque esas víboras no pican. Por el contrario. Los animales son corpachados y se los devuelve al lugar en donde se encontraban. Si el trato es respetuoso, al año siguiente toda la hacienda se ha multiplicado y los frutos de la tierra son abundantes. Los animalitos que se encontraban en la tierra son adornados, "corpachados" y vuelven a su sitio. Actitud cristiana: A veces el sincretismo creado entre la cultura indígena y las prácticas cristianas, manifiestan puntos de contacto que llevan a hacer la señal de la cruz, estando de rodillas frente a la Pacha Mama o en comentarios que aluden a que "la tierra es como la Virgen, es nuestra madre". La Pachamama es la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aún sobrevive con fuerza en algunas regiones de nuestra provincia. La evangelización no logra extirpar la presencia de la Pachamama (Madre Tierra) en la vida espiritual de las comunidades aborígenes, ni termina con las manifestaciones rituales campesinas con las que se la venera. Para Santiago Gutiérrez "las cosas están a la vista de todos. Como pueblos indígenas decimos que cuando ellos nos conquistaron, cuando bajaron de los barcos, trajeron una cultura distinta y esa cultura se entreveró con la nuestra. De ahí que nuestros hermanos cristianos dicen: Pacha Mama, santa tierra. Eso es según ellos y cómo lo toman. Nosotros decimos: Pacha Mama. Madre Tierra, kusilla, kusilla. El cristiano dirá aleluya. Por eso allí está el tema de que si nosotros recuperamos nuestra espiritualidad, vamos a tener el poder que nos da nuestra religión indígena o religión andina. Creo que esto la iglesia católica no está viendo, que cada vez recobramos más poder los pueblos indígenas. Ellos están viendo cómo se les acaba el poder", concluyó.

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La puna Muchas son las ceremonias en su honor: cuando comienza la siembra y la cosecha, en las marcadas y señaladas de la hacienda. Pero el homenaje principal se observa durante el mes de agosto, especialmente el primer día del mes. La ceremonia comienza a horas muy temprana, con el sahumerio de la vivienda. Cerca del medio día empiezan a llegar los invitados del dueño de casa, entre ellos vecinos, compadres. Luego de los saludos y bienvenidas, comparten un almuerzo. Luego de la gran comilona, llega el momento de la esperada ceremonia: se trasladan hasta el centro del patio, donde se procede al cavado de un hoyo, o recavado y se da de comer y de beber a la Madre Tierra, depositando hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se procede al tapado del hoyo, enterrando, en algunos casos, botellas de alcohol y vino; y para completar la ceremonia, los presentes se toman de la mano para expresar el espíritu de hermandad que reina, y en rueda danzan alrededor del hoyo ya tapado, al son de la caja, flauta y la copla. “Pachamama de estos lugares bebe, masca la coca y come a gusto esta ofrenda para que sea buena esta tierra Pachamama Buena Madre ¡Se propicia! ¡Se propicia! “ “Haz que caminen bien los burros y que no se cansen haz que brote bien la semilla que no le ocurra nada malo que no le tome la helada que produzca buena cosecha”. “A ti te pedimos dánoslo todo ¡Se propicia! ¡Se propicia!” Desde el primer día de agosto, se puede sentir cuando se camina por cualquier calle puneña ese “olor a sahumerio”, que nos indica que nadie se olvida de “ahuyentar a los malos aires”. EL AGUILAR En nuestra localidad a diferencia de las demás se suman las instituciones como clubes, instituciones parroquiales, municipio en distintas fechas. Sumado a esto es muy importante la veneración que realiza cada obrero en sus lugares de trabajo en la mina. La ch’alla según un obrero: Llegado el mes de agosto los obreros se preparan para honrar a la pacha quien le ha brindado la protección, una buena producción y darles el sustento diario. He aquí que como compañeros de trabajo los mineros de determinados rajos se juntan para rendirle homenaje en el paraje, rajo o sector de trabajo. Días previos acordaron traer alcohol, comida, cigarro, coca, licores, papel picado, azúcar, quinua y agua bendita. El día llega y cada obrero realiza su tarea normal, llegada la hora de “pausa” o descanso se juntan los compañeros y en un agujero previamente cavado por uno de los ayudantes se procede a corpachar la “pacha”. Primero lo hace el maestro encargado del rajo, quien hace una oración agradeciendo a la Madre

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Tierra su predisposición durante el año, en ella pedirá permiso para ofrecerle su agradecimiento, pedirá perdón por los momentos en que renegó de su trabajo; y implorar su protección por cada uno de los demás. Mientras van corpachando los obreros un halo de misterio rodea el momento, entre algunas bromas y seriedad cada uno realiza el rito. Y cada vez que termina uno se le sirve un trago de Vino, o alguna bebida alcohólica llamada “paga”. Cuando todos han corpachado, se quedan coqueando, fumando y charlando alrededor de la pacha para acompañar a la madre Tierra. Pasado un tiempo proceden a cerrarla pidiendo los proteja de todo peligro en la mina, en sus hogares, su familia, para que su trabajo mejore y que siempre pueda contar con la salud buena. Luego se retiran a terminar sus tareas que en la mayoría de los casos es la voladura de los “frentes” de trabajo.

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PARTE TERCERA

MITOS, LEYENDAS, GRÁFICOS y POESÍAS ¡Tierra mía! ¿Quién te hizo tan triste, tan grande, tan desierta y desolada? Ese viento que te sopla día a día, que hace perder tu horizonte, soy yo que vengo de donde estoy, con brazos abiertos para abrazarte.

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La Pachamama Cuenta el mito que la diosa de la Tierra —Pachamama o Madre Tierra— un día decidió contraer matrimonio con el dios del Cielo —Pachacamac—, rehuyendo de la propuesta matrimonial que le hiciera el dios de la Noche —Wacón—, quien también la pretendía. De la unión de Pachacamac con Pachamama, nacieron dos hijos gemelos: un varón y una mujer, llamados Wilcas. Un día, Pachacamac mientras caminaba por la orilla del mar, perplejo por la inmensidad de éste, cayó en la trampa que Wacón le había tendido, ingresando casi sin darse cuenta al agua, hasta que vino una gran ola que lo tapó e hizo perecer ahogado. Debido a esa pérdida, desprotegida la diosa Pachamama, junto a sus dos hijos deambuló por la tierra sorteando un sin número de penurias que, por despecho y para castigarla, Wacón le enviaba por haber elegido a Pachacamac. Así pasaron los años, hasta que un día los Wilcas se reunieron con Wacón. Fue entonces que le prometieron que lo llevarían hasta el lugar en donde se encontraba Pachamama en la gran montaña. Anduvieron días y días, por ríos, valles y cerros, hasta que llegaron a un atajo, indicándole a Wacón que al final del mismo se encontraba Pachamama. Engañado Wacón, siguió por el atajo sin percatarse que era un camino sin salida, hasta que llegó al desfiladero donde cayó despeñado, produciendo un gran terremoto que abrió grandes grietas en la tierra, y una de ella tragó a Pachamama. Desde el cielo, Pachacamac que observaba todo lo ocurrido, vio que sus hijos estaban a punto de sucumbir, entonces les arrojó una soga para que los Wilcas pudieran salvarse ascendiendo por ella. Al reunirse con su padre, el Wilca varón se transformó en Sol, mientras que la Wilca mujer en Luna, pero sin por ello evitar que terminen sus vidas de peregrinación por la tierra. A la diosa Pachamama, quien quedara dentro de las entrañas de la gran montaña, Pachacamac premió por su fidelidad con el "don de la Fecundidad Generadora", enviándole el sol para calentarla y la lluvia para mitigar su sed. Es entonces gracias a Pachamama, que la tierra se fertiliza y permite que broten las plantas de donde se alimentan los animales. De esta forma, Pachamama, premió a los pumas, cóndores, zorros, víboras, etc., por haber protegido y ayudado a sus hijos para que se salvasen. Desde entonces, desde la cumbre de la gran montaña, ella envía sus favores; y a través de ella, el dios del Cielo envía las lluvias, fertiliza las tierras y hace que broten las plantas; y por ello los animales nacen y crecen.

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El runado de las Wilcas, transformados en el Sol y la Luna, hizo que triunfase la luz sobre la oscuridad, y fue vencido por siempre Wacón, el dios de la noche. Una autora jujeña poetizó:

Pachamama (Irma Cabana de Sanz)

Pachamama… diosa secular. Imagen irredenta del runa en su orfandad.

En tus trenzas morenas enfloradas de puyas, Se enredaron los sueños de una raza olvidada.

Base elemental de una apacheta Cimiento ancestral de un pucará

Extensión desnudada de nervios y de sangre Con piedras de olvido eternas como el hombre.

Diosa indígena, divorciada de las aguas

Al viento que gime y murmura en tus tolares, La quena del indio ensaya consonante respuesta

Inalterable en tu vientre avaro, Persigue una esperanza… un asidero… una tregua.

Semilla que regresas en los surcos profundos,

Tinaja de la chicha que me embriaga, Carnaval que trae un verde arroyo de albahacas

Flauta india que derrama tu linaje En los ariscos arroyos de la copla

Que mas que una copla es una plegaria.

Pachamama… madre tierra Quizá huyendo de ti misma

En un impulso rebelde de existir En tu salvaje grandeza de silencios

Hay un espíritu claustral en tu raza morena Que de tanto callar… es un silencio andino.

Y alguien más cercano entendió el sentimiento del hombre con la Pachamama.

Porque el colla se ha quedado entre los cerros (Fortunato Ramos)

Yo comprendo, porque el colla se ha quedado entre los cerros; porque sabe de sus tatas, esos sabios mensajeros,

que allá arriba se respira el aire puro saboreado a chirimoyas, quinchamal y “ricas ricas” en los ásperos senderos.

Yo comprendo porque el colla se ha quedado entre los cerros; porque es dueño de distantes sementeras,

donde el verde pastaje de los tembles, alimenta a las vicuñas, las llamitas, los corderos.

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Yo comprendo porque el hombre se ha escapado de los ruidos, que lo aturden, que lo ciegan, ensordecen…

si el silencio abismal de las alturas; es la paz tan ansiada en el sueño de los pueblos.

Yo comprendo porque el colla, cincha y carga; lleva todo sobornado en sus burritos,

no es esclavo de las horas ni distancias mucho menos de carreras, ni de salarios, ni de apuros.

Yo comprendo porque el colla es tranquilo y silencioso; si con calma, siembra papas y maicitos en sus rastrojos,

si con calma sus gallinas ponen huevos… y con calma van pariendo en el cerro sus corderos.

Yo comprendo porque el colla con la pala y con el pico, rompe rocas, pa’que pasen las acequias;

que apenitas llevan agua del ojito mas cercano; pa’ las chitas, pa’ las llamas, pa’ las papas, pa’ las ocas.

Finalmente, yo comprendo porque el colla se ha quedado entre los cerros, con su imilla de zarcillos y reboso colorao;

porque sabe que la fuerza de sus brazos en el diario trajinar; es la simple reserva que al pais lo ha de salvar.

Y si unimos esto a un verso de la poesía:

“No te rías de un colla”

No te rías de un colla… y allá en las alturas, en donde no hay nada; ¡así sobrevive con su Pachamama!

Nos daremos cuenta que no es lo que vemos sino lo que sentimos lo que nos unirá con nuestros orígenes, nuestra madre tierra…

SOY MUCHAS Y SOY UNA. SOY LA PACHAMAMA Yo soy Sedna, la diosa del mar, la creadora de los inuit del Ártico y entre los navajos soy la Mujer Cambiante, diosa araña de la creación, madre del Cielo y la Tierra. Soy la Bisabuela Wakan de los siouxs, la Mujer Bisonte Blanco de los lakotas y la Mujer del Peyote de los huicholes. Soy Ixchel, la diosa luna de los mayas y Tonacayohua, la diosa cielo de los totonacas. Los mejicas me llamaban Señora de la Falda de Jade y Señora de la Falda de Serpientes porque producía la vida, la muerte cíclica y la regeneración. En Centroamérica, me han celebrado bajo el nombre de Flor Emplumada, la Estrella que humea en el bosque, patrona del amor, la sexualidad, los códices y las artes. En Colombia soy Bauche, la diosa serpiente creadora en la laguna de Iguapé y en las selvas soy Nunguí, la fértil diosa que danza en los campos de yuca plantados por las mujeres jíbaros. Los incas me llamaban Pachamama y me reconocían en mis hijas: Saramama, Cocamama, Axomama, Coyamama y Sañumama. Soy la Mujer Jaguar de los Andes y la Jaguar Negra del Amazonas. En las costas del Brasil y del Uruguay me llaman Iemanjá, la diosa luna que emerge

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del mar. Y para los tobas del Chaco paraguayo y argentino soy Aquehua, la diosa sol que bajó a la tierra para engendrar a los primeros seres humanos y regresó al cielo para nutrir la vida. Soy la Sirena del Paraná y la Doncella de la Yerba Mate. Entre los pampas soy la Llorona, la Luz Mala de los huesos y la Vieja vestida de Novia. También he sido la Telesita y la Difunta Correa. Entre los araucanos soy el Espíritu del Pehuén, la Diosa Madre de los mapuches. Danzo, canto, profetizo y curo con las machis, únicas sacerdotisas activas de esas tierras. Y con máscaras sagradas estuve danzando con las onas y yaganes de la austral Tierras del Fuego. Soy Muchas y Soy Una. Soy la Pachamama. Abracen la tierra con bondad amorosa, ella es nuestra madre y nuestro hogar. Pachamama, el castigo de la tierra Don Hilario y su hijo solían cazar guanacos, vicuñas y llamas; por lo general mataba más animales de los que necesitaba, aunque a los sobrantes los vendía luego en el pueblo. Es sabido que la Pachamama, Madre tierra, no permiten que cacen sus animales por deporte, y menos que maten a las madres de las manadas. Don Hilario, sordo a los decires, fue cazar como todos los días, pero aquella mañana la Pachamama les dio un aviso, haciendo retumbar la tierra y produciendo derrumbes en los cerros; padre e hijo intentaron cubrirse en una saliente pero la mula se empacó y forcejeando se fue acercando al abismo hasta vencer las fuerzas de don Hilario y el animal cayó al abismo... esta fue el primer pago que cobró la Pachamama. Segundo después se terminaba el temblor y volvía el silencio a las peñas... los viajeros, asustados, contemplaban al mular al fondo del precipicio... asustados corrieron a hacerle una ofrenda a la Madre tierra, para calmar su enojo. Enterraron cosas que llevaban, como ginebra, coca y un cigarrillo, le hablaron en voz baja, con mucho respeto, pidiendo perdón, buenas cosechas y muchos animales. Don Hilario pidió permiso para seguir cazando. La gente del pueblo también oró a la Pachamama y hasta le sacrificó una llama en su honor. Don Hilario, convencido de tener permiso para seguir cazando, se internó en los cerros, pero no lo siguieron ni su hijo ni la gente del pueblo. Luego de la cacería, Hilario retornó a su rancho y no encontró a su chango, que había salido a juntar las cabras... Preguntó a los vecinos, que nada sabían... Lo buscaron hasta pasada la oración, interrumpiendo la búsqueda al caer la noche. Rastrearon las huellas del muchacho por uno y otro lado, pero fue inútil. Sólo al caer la tarde hallaron las cabras, lejos del caserío. Pasaron varios días y semanas y hasta el mismo Hilario dejó de buscar a su hijo. Una madrugada, unos arrieros que bajaban al pueblo, vieron de lejos al hijo de don Hilario... cabalgaba sobre un guanaco guiando a la manada... parecía un

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fantasma... iba vestido con pieles, y desapareció en la neblina del monte junto con los animales. La Madre tierra volvió a cobrarse una deuda... llevándose al único hijo que don Hilario tenía, a cambio de los animales que él había matado innecesariamente. Los arrieros contaron lo visto a don Hilario, quien comenzó a realizar ofrendas a la Pachamama, quien no le otorgó buenas cosechas, pero tanto y tanto debió orarle y tan puro habrá sido su arrepentimiento, que al cabo de unos años don Hilario se vio bendecido con otro hijo... a quien enseñó el respeto por los animales y la tierra. Gráficos Ofrendas:

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JUJUY:

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Glosario Estas palabras vienen en general del aimara y del quechua. También hay términos en español que reemplazan a las denominaciones originales, sobre todo en la ciudad. Acullico bola de coca que se retiene la boca Amauta • "El sabio". Es el oficiante de la ceremonia. Ora, convoca y conjura a las deidades subterráneas y de las montañas. Prepara la mesa y la quema en el fuego sagrado. Interpreta las señales que hay en las cenizas en las que ardió la mesa. Apacheta • Promontorio de piedras en el cruce más alto de los caminos, donde se depositan ofrendas de piedra y coca. Chicha bebida prepara con may o maní fermentado. Chifleras • Vendedoras, en las ciudades, de los elementos necesarios para armar la ofrenda. En La Paz están especialmente ubicadas en la calle Linares. Khoa • Viene de Q'uwa. Es una planta sagrada y aromática que se utiliza en las ofrendas. De este elemento se ha derivado el término khoar como equivalente del acto de efectuar una ceremonia. El aroma de esta planta sube al Alaj Pacha o mundo superior, según los andinos. Guagua bebé – niño de pecho Lojta • Ofrenda que se prepara para brindar a la Pachamama. En español se llama mesa. También se denomina waxt'a. Mesas • Ofrendas. El nombre en español tiene relación con la misa católica. Por eso, se usa el vino tinto, como en la Eucaristía, para reemplazar en las ciudades a las ofrendas andinas de sangre. Sullus • Fetos de llama que son parte importante de la ofrenda. Contra las creencias citadinas, estos fetos son los que naturalmente aborta una llama o son los animales que nacen muertos. También hay de vicuña y oveja. Un yatiri o un amauta conocen bien las diferencias y por eso se pide que ellos compren toda la mesa. Yatiri • "El que sabe", "conocedor" o "sabio". Es a la vez médico, adivino y sacerdote ya que es, generalmente, un anciano que puede predecir el futuro, diagnosticar enfermedades o pronosticar la suerte por medio de las hojas de coca. Participa, como el amauta, de la ceremonia de las ofrendas. Fuentes: Jedú Sagárnaga, David Mendoza y Musef.

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Conclusión Voy a comenzar por relatar una experiencia acontecida en mi niñez: En aquella oportunidad tenia mi abuela, muy especial. Mientras yo jugaba, una tarde me invito a que la acompañara al campo. Ante la aceptación mía fuimos a aquel lugar alejado de la población. Nos dimos con una “apacheta” que con el tiempo aprendí lo que significaba. La abuela, mezcla de savia y mística, busco la orientación del sol, luego hizo un agujero y prendió un sahumerio; y comenzó el ritual de dar de comer a la tierra momento mágico de comunicación personal entre la tierra y nosotros. Desde la experiencia, quiero profundizar más este hecho. Primero, darme cuenta de que esta expresión no es un mito sino un ritual que hay que ir cultivando para descubrir el misterio que encierra. Y para que llegue a ser un rito, previamente es un signo o un símbolo. La tierra, lugar donde habitamos, y de la cual se genera nuestra vida. Así lo demuestra este hermoso poema, que es un canto a la vida: “¿Cómo pueden vender el cielo y el calor de la tierra? Esta idea nos resulta extraña. No somos de la frescura del aire ni del centelleo del agua. Cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. La tierra no es su hermana, sino su enemiga. Trata a su madre la tierra, y a su hermano el cielo, como si fueran cosas que pueden comprar, saquear y vender. Su insaciable apetito devorara la tierra… y solo dejara tras de sí un desierto”. Me pareció que párrafos de esta carta, que envió el jefe Sheatl, de la tribu Suwanish al presidente d los Estados Unidos Franklin, en 1854, reflejan el signo sensible de lo que es nuestro hábitat y el respeto que le debemos. Sabiamente nuestros ancestros reconocían el valor de la madre tierra, hoy vista solo como instrumento de producción y mercado. Por eso opino que hay que resaltar y dar un sentido a este ritual nuestro, el ritual de la Pachamama. Hasta podríamos hablar de que es algo sacramental. Porque al querer demostrar algo como sacramental se convierte en ritual. Más allá de querer dar una explicación racional –pienso- que tendríamos que experimentar, sentir el momento, el acontecer, y desde nuestro interior gritar: “¡Kusilla, kusilla, por siempre pachamama!!”.

DORIS.

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Bibliografía y direcciones de Internet

• Costumbres, poemas y regionalismos de la quebrada de Humahuaca. Fortunato Ramos.

• El libro de nuestra tierra. Saúl Domínguez Zaldívar.

• La capataza. Atahualpa Yupanqui

• Puna, zafra y socavón. Jesús Olmedo Rivero

• Vientos de puna. Irma Cabana de Sanz

• www.bolivia.com

• www.jujuy.com.ar

• www.cuzcoaldia.com.pe

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Índice Presentación 01 Introducción 02 Parte primera: orígenes de la tradición de un pueblo El culto a la pachamama 04 La relación hombre- pachamama 06 Fechas para alimentar a la pachamama 09 El gran calendario 12 Parte segunda: El rito de la corpachada La veneración a la pachamama 15 Agosto en JUJUY 15 Ritual de la pachamama 17 Tilcara 17 Quebrada de Humahuaca 19 La puna 21 El Aguilar 21 Parte tercera: mitos, leyendas y gráficos y poesías Pachamama (mito) 24 Pachamama (poesía) 25 Porque el colla se ha quedado entre los cerros 25 Soy muchas, soy una; soy la pachamama 26 Pachamama, el castigo de la tierra (leyenda) 27 Gráficos 28 Glosario 31 Conclusión 32