perspectivas y sombras: tres dÉcadas ... las excavaciones sistemáticas, las memorias de...

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KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º 6 (vol. 1), pp. 71 a 82, año 2004. ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie PERSPECTIVAS Y SOMBRAS: TRES DÉCADAS DE NUESTRA , , ARQUEOLOGIA PREHISTORICA Perspective and Shades: three decades of Prehistoric Archaeology in the Basque Country Ignacio Barandiarán (*) RESUMEN Se analiza el desarrollo de la Prehistoria en el País Vasco durante las tres últimas décadas (1974-2004). Se reconoce la importancia de la larga actuación precedente (en excavaciones sobre todo) de José Miguel de Baran- diarán y se repasa el estado actual de la Arqueología, multiplicados los equipos de investigación y ampliados los campos de interés. Se valoran los equipos, orientaciones y programas de trabajo en Prehistoria. Se critican nuevas situaciones (sociales, administrativas, de 'política científica'. etc.) que afectan muy negativamente al desarrollo de la investigación. Palabras clave: Prehistoria, País Vasco, Historiografía, estado actual. ABSTRACT The aim .of this paper is to review the development of the investigation of Prehistory during last three deca- des (1974-2004). The relevance of proceding long period of José Miguel de Barandiaran's activity (mainly in field archaeology) is recognized, and we review current state of the research in regional Archaeology, with the multiplication of research teams and increase of fields of interest. Finally, we will evaluate all the circumstan- ces of work in Archeology and criticize new situations (social, administrative, of "science policy", etc.) that have affected in a very negative way the development of investigation. Key words: Prehistory, Basque Country, Historiography, current state. LABURPENA Azken hiru hamarkadan (1974-2000) emandako Euskal Herriko Historiaurrean bilakaera aztertuko dugu, Joxemiel Barandiaranen eskutik (batez ere, indusketetan) aurreko jarduera luzearen garrantzia aitortzen da, egungo Arkeologiaren egoera jarraian aztertuz, behin ikerketa taldeak aniztu eta arakatzen diren gaiak zabaldu direlarik. Historiaurreari buruzko talde, jokabide eta ikerketa ildo nagusiak aztertzen dira. Amaitzeko, egungo ikerkuntzaren gaineko eragin oso ezkorra duten egoera berriak (gizarte, Administrazio, "zientzia politika" mai- lakoak, etab.) kritikatzen dira. Gako-hitzak: Historiaurrea, Euskalherria, Historiografia, egungo egoera. (*) Grupo Consolidado 9/UPV/EHU 00155.130-14570/2002. Área de Prehistoria. Universidad del País Vasco.

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KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º 6 (vol. 1), pp. 71 a 82, año 2004. ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie

PERSPECTIVAS Y SOMBRAS: TRES DÉCADAS DE NUESTRA , , ARQUEOLOGIA PREHISTORICA

Perspective and Shades: three decades of Prehistoric Archaeology in the Basque Country

Ignacio Barandiarán (*)

RESUMEN

Se analiza el desarrollo de la Prehistoria en el País Vasco durante las tres últimas décadas (1974-2004). Se reconoce la importancia de la larga actuación precedente (en excavaciones sobre todo) de José Miguel de Baran-diarán y se repasa el estado actual de la Arqueología, multiplicados los equipos de investigación y ampliados los campos de interés. Se valoran los equipos, orientaciones y programas de trabajo en Prehistoria. Se critican nuevas situaciones (sociales, administrativas, de 'política científica'. etc.) que afectan muy negativamente al desarrollo de la investigación.

Palabras clave: Prehistoria, País Vasco, Historiografía, estado actual.

ABSTRACT

The aim .of this paper is to review the development of the investigation of Prehistory during last three deca-des (1974-2004). The relevance of proceding long period of José Miguel de Barandiaran's activity (mainly in field archaeology) is recognized, and we review current state of the research in regional Archaeology, with the multiplication of research teams and increase of fields of interest. Finally, we will evaluate all the circumstan-ces of work in Archeology and criticize new situations (social, administrative, of "science policy", etc.) that have affected in a very negative way the development of investigation.

Key words: Prehistory, Basque Country, Historiography, current state.

LABURPENA

Azken hiru hamarkadan (1974-2000) emandako Euskal Herriko Historiaurrean bilakaera aztertuko dugu, Joxemiel Barandiaranen eskutik (batez ere, indusketetan) aurreko jarduera luzearen garrantzia aitortzen da, egungo Arkeologiaren egoera jarraian aztertuz, behin ikerketa taldeak aniztu eta arakatzen diren gaiak zabaldu direlarik. Historiaurreari buruzko talde, jokabide eta ikerketa ildo nagusiak aztertzen dira. Amaitzeko, egungo ikerkuntzaren gaineko eragin oso ezkorra duten egoera berriak (gizarte, Administrazio, "zientzia politika" mai-lakoak, etab.) kritikatzen dira.

Gako-hitzak: Historiaurrea, Euskalherria, Historiografia, egungo egoera.

(*) Grupo Consolidado 9/UPV/EHU 00155.130-14570/2002. Área de Prehistoria. Universidad del País Vasco.

72 IGNACIO BARANDIARÁN

Intento una reflexión generalista sobre los cam-bios experimentados en los tres últimas décadas por nuestra Arqueología prehistórica. Es el tiempo acota-do en el programa de estas jornadas de homenaje a Juan María Apellániz y el que, coincidiendo con el desarrollo de sus estudios sobre nuestro Pasado, supone el marco social (institucional y científico) que le ha tocado vivir.

Conocí exactamente a J.M.Apellániz el 3 de julio de 1961 cuando, con otros (Jesús Altuna, Francisco Femández García de Diego y Fermín Leizaola y, algunos días, con José María Jimeno Jurío), fuimos convocados, como colaboradores, por don José Miguel de Barandiarán a su tercera campaña de exca-vaciones del yacimiento paleolítico de la cueva de Aiztbitarte IV (Guipúzcoa). Como Apellániz, he sido testigo y, en algunos casos, agente del desarrollo de esos estudios: viendo y viviendo las situaciones de la disciplina en estos años, que pretendo evaluar.

En excusa de estas reflexiones debo advertir:

- a, que no es fácil juzgar, desde la perspectiva del tiempo presente, un conjunto de actuaciones dilatadas en el tiempo ni el detalle de investigaciones concretas (o sea el influjo y responsabilidad de las personas e instituciones); tampoco es justa la comparación sin más de lo que se está haciendo hoy con los estudios prehistóricos de hace unas décadas pues disponemos de recursos que habrían de ser bastante más eficaces que los de entonces.

- b, que centraré mi reflexión en lo más próximo a mis intereses y dedicación (las manifestaciones cul-turales de la Prehistoria leptolítica) recurriendo a ejemplos concretos de la crónica de las investigacio-nes de los últimos años (1988-2002) cuyas aportacio-nes están perfilando nuestro conocimiento del Paleo-lítico y Epipaleolítico/Mesolítico de Vasconia meri-dional (toda vez que apenas se está avanzando al otro lado del Pirineo): lo sustancial de estas reflexiones lo he ido desgranando en otras ocasiones (p.e. Barandia-rán 1989, 1994 y 1997).

Para evaluar lo que esos últimos años han supues-to en el contexto de las investigaciones prehistóricas en medios especializados de Europa hay que servirse de varios recursos de calificación. Primero, de los resultados inmediatos del trabajo de campo y de interpretación: o sea, las actuaciones de prospección y las excavaciones sistemáticas, las memorias de excavación y las obras de síntesis. En segundo lugar, de la dinámica/filosofía de los trabajos (que dejo a otros 'evaluadores'). Por fin, de la repercusión que en estas líneas de trabajo tienen: los equipos, las institu-

ciones públicas, los centros de investigación y docen-cia superior, la conservación/exposición de las colec-ciones y de los sitios y las publicaciones.

l. EL PROCESO DE LA PREHISTORIA VASCA: ANTECEDENTES ¿Y CONTINUIDAD?

1.1. El proceso de consolidación del conocimiento

Los datos de localizaciones y materiales que estructuran el conocimiento de la Prehistoria occiden-tal se han ido reuniendo en la primera mitad del siglo XX. Fueron aportados, en buena parte, por la tenaci-dad e inteligencia de la investigación regional que, con no muchos medios, prospectó, excavó y publicó importantes yacimientos. "Solemos reconocer (así en Barandiarán 1988 y 1994) cinco etapas en la historia de las investigaciones sobre la Prehistoria vasca (la que, para entendemos, se dedica al estudio de la Cul-tura y las Gentes del tiempo más remoto en estas tie-rras):

- La primera, de iniciación, en que se empiezan a listar algunos sitios y materiales, culmina con las excavaciones y estudios de E.Passemard al norte del Pirineo y llega hasta 1917.

- La segunda, de consolidación y madurez, durante dos decenios (1917 a 1936), es protagoniza-da casi exclusivamente por T.de Aranzadi, J.M.de Barandiarán y E.de Eguren. Ofrece un trabajo impre-sionante de recuperación de datos en los yacimientos a través del estudio que abordan aquellos directores de excavaciones desde una sólida especialización profesional personal1. Hemos destacado (Barandiarán 1988.71-76) tres tipos de valores especiales en estos veinte años de Arqueología: la idoneidad de la meto-dología, el abrumador incremento de datos que se aportan y el esfuerzo de esos prehistoriadores para llevar adelante la empresa.

- La tercera, de transición hasta mediada la déca-da de los 50, en que casi todo se paraliza.

Advirtió el propio J.M.Apellániz (1974.8-9) en este período de investigaciones 1917-1936 varias innovaciones con respecto a lo precedente: "intervienen por primera vez en la excavación de los yacimientos personas especializadas en Arqueología y Etnogra-fía y de formación universitaria y docente ... los cuales lograron unir los aspectos arqueológicos, etnográficos y antropológicos de la Prehistoria ... las excavaciones se suceden con frecuencia a los descubrimientos, lo cual hace de este período un tiempo especialmente fecundo ... esta fecundidad se ve coronada por la aparición de una teoría general acerca del País Vasco".

KOBIE (Serie Anejos n.º 6. Vol. !), año 2004. Homenaje al Prof. Dr. J. M.' Apellániz

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- La cuarta, de continuidad con J.M.de Baran­diarán, son los veinte años que median de 1954 a 1974 (en que él excava por última vez, con 84 años de edad, en el abrigo de Axlor), cuando dirigió las excavaciones de buenos yacimientos de Guipúzcoa, Alava ·y Vizcaya, acogiendo en su equipo a varios de los que asumiríamos pronto la continuación de las investigaciones. Aquí está el germen del proceso de consolidación de las informaciones y de organización y especialización de equipos, cuya responsabilidad fue en buena parte de los de aquella 'generación' de colaboradores inmediatos de don José Miguel.

- Se abre así la quinta etapa, de la actualidad (que nos toca ahora juzgar), a partir de avanzados los 70.

1.2. l:Jnicuique suum: partiendo de J.M. de Barandiarán

Cuantos han analizado el desarrollo de los estu-dios de Prehistoria vasca reconocen que la interven-ción de J.M.de Barandiarán los hizo pasar de un esta-dio inicial, en que se disponía de conocimientos poco. articulados sobre datos muy aislados, a su etapa de madurez y a los umbrales del desarrollo actual, en que otros ejercemos algún tipo de protagonismo.

A las muchas excavaciones de don José Miguel entre 1917 y 1936 se añade, tras sus años de exilio, el efectivo de estratigrafías, materiales e interpretacio-nes producido por los trabajos que dirigió en la segunda mitad de los años 50 y a lo largo de los 602

2 Tal como escribí (Barandiarán 1994): "Concluído su exilio en 1953, J.M.de Barandiarán será quien reactive con energía toda la investigación prehistórica en Guipúzcoa, Alava y Vizcaya pro-tagonizando, como director, las excavaciones de estas provin-cias durante cerca de veinte años. Entonces se constituye en el impulsor de una real 'escuela', a través de quienes, estudiantes de especialidad en varias universidades en los años del paso de la década de los 50 a los 60, se incorporan a la colaboración en sus trabajos de campo: ellos irán constituyendo a su vez los· grupos que empezarán a hacerse cargo a fines de los 60 de la dirección de las excavaciones y de la coordinación de las más recientes generaciones de estudiosos. Las excavaciones y publicaciones de la segunda época de las investigaciones de J.M.de Barandia-rán ofrecen, en el contexto del panorama de la Prehistoria penin-sular de mediados los 50 a inicios de los 70, una seria garantía de precisión en el método de recuperación de los datos y de rigor en su interpretación": se trata, entre otros, de las excavaciones y estudio de yacimientos tan importantes como los de las cuevas de Lezetxiki (entre 1956 y 1968), Atxeta (en 1959 y 1960), Aitz-bitarte IV (de 1960 a 1964), Marizulo (de 1962 a 1967), Ekain (entre 1969 y 1972) y los abrigos del Montico de Charratu (en 1965 y 1966) y Axlor (entre 1967 y 1974), los depósitos de Kur-tzia (1959), los conjuntos rupestres de Altxerri (1962) y Ekain (1969) y-en lo postleptolítico - los dólmenes riojanos (en 1963 y 1964) o el castro de Intxur (de 1957 a 1959) y, reiterando nue-vas campañas en los yacimientos que había empezado a excavar

Se debe destacar, como balance ejemplar del método de los trabajos de ese tiempo: a, que se apli-ca el sistema de las coordenadas cartesianas (con cua-drícula y referencia al plano O, control tridimensional de los datos y extracción por tallas); b, que se utiliza un utillaje menor (cuchillos, raspadores, punzones, brochas, ... ) para el levantamiento de los niveles y recuperación de las evidencias muebles y se criba en seco con cedazos de trama reducida la tierra extraída; c, que se conservan todos los restos antrópicos y de .fauna; d, que se retienen muestras suficientes de los elementos contextualizadores de lo arqueológico; e, que se inscribe sobre cada pieza con sigla individual la referencia de las circunstancias de hallazgo (yaci-miento/cuadro y, eventualmente, sector/profundi-dad/número de registro en el nivel); f, que se deposi-ta la totalidad de lo recuperado en museos públicos; y g, que se publican pronto (normalmente en fascícu-los, por cada campaña, en el caso de trabajos dilata-dos en el tiempo) las memorias de excavación3

Se aprecia la corrección metodológica de las exca-vaciones de J.M.de Barandiarán entre 1954 y 1974 que - pese al silencio de algunos historiógrafos - está por encima de los usos habituales entonces en la Pre-historia occidental. Sobresalen (según se explaya en Barandiarán 1994), como importante contribución a la actualización de los métodos de recuperación de datos en la Prehistoria peninsular, tres aspectos de su 'modernidad':

- que fuera uno de los primeros arqueólogos que se sirvió de 'coordenadas cartesianas' en la excavación de yacimientos prehistóricos en la Península Ibérica4

;

antes de la guerra civil, de las cuevas de Urtiaga (en 1954, 1955 y 1959), Santimamiñe (de 1960 a 1962) y Lumentxa (en 1963 y 1964).

3 En estas memorias se ofrece una definición de los niveles deter-minados (como depósito y como continente cultural), un listado de las evidencias arqueológicas con su identificación tipológica (con dibujo de todas las piezas clasificables ), una referencia sobre las especies animales presentes y las condiciones del depósito de algunos yacimientos (como, p.e., las de la cueva de Atxeta) y un repertorio gráfico complementario discreto de pla-nos, cortes y fotografías. Tales memorias de excavación son escuetas en la descripción de los hechos controlados inmediata-mente en el proceso de la excavación y no incluyen análisis e interpretaciones complementarios (como dataciones absolutas o estudios de arqueozoología, paleobotánica y sedimentología) que hoy parecen imprescindibles en el estudio 'integral' de un yacimiento; ¡de hecho, empezaremos a encontrarlos en algunos de los textos publicados por otros prehistoriadores occidentales a lo largo de los 7Ó y sólo se hace práctica casi común al final de esta década!.

4 Así en sus campañas de la segunda mitad de los 50 (en Urtiaga, Lezetxiki, Atxeta o Aitzbitarte IV); mientras que ese sistema de control arqueológico sólo dentro de los 60 empezaría a utilizar-se en la excavación de algunos otros lugares de la comisa can-tábrica (como en Morín, en Cantabria, por L.G.Freeman y

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- que levantó inventario individualizado de cada evidencia;

- su obsesión por la puntual publicación de los resultados de sus excavaciones y su depósito en colecciones públicas5

En la historia de estos tres decenios se suceden, a partir de las iniciativas y sistemas de don José Miguel, dos generaciones de investigadores:

a, la de quienes empezamos a colaborar en la década de los 60 en sus excavaciones y prospecciones de yacimientos. El "Instituto de Investigaciones Arqueológicas Aranzadi" (que Barandiarán creó en 1962: con reunión fundacional en Lequeitio), agrupa-ba a quienes por entonces nos iniciábamos en la investigación sobre Prehistoria vasca, consiguió cier-ta homogeneización de los sistemas de excavación y de criterios de interpretación de las evidencias; sus reuniones anuales fueron en esa década aglutinador de los grupos facilitando el conocimiento e intercam-bio de opiniones sobre los trabajos en los diversas provincias e intentando establecer líneas y programas de investigación conjunta.

b, la de los investigadores formados en los centros donde nos establecimos a partir de los años 70 J.Altu-na (Sociedad de Ciencias Aranzadi, en San Sebas-tián), J.M.Apellániz (Universidad de Deusto y Museo de Vizcaya, en Bilbao), I.Barandiarán (sucesivamen-te en las Universidades de Zaragoza, de Cantabria y del País Vasco en Vitoria) y A.Llanos (Instituto Ala-vés de Arqueología, en Vitoria) o bien en los equipos muy relacionados con ellos que se articulan en Pam-plona en tomo a Enrique Vallespí (Universidad de Navarra), a José María Merino en Guipúzcoa y a Georges Laplace (Centre de Palethnologie Stratigrap-hique 'Eruri', en Arudy) y Jacques Blot (Saint-Jean de Luz) en Iparralde.

2. EL CAMBIO DEL PANORAMA

En estas tres décádas he sido testigo de la presen-cia de condiciones generales (sociales: instituciona-

J.González Echegaray o en Cava Rosa y otros siúos asturianos por F.Jordá) generalizándose al final de los 70 a los yacimientos prehistóricos peninsulares (en cuya difusión 'tuvieron notable protagonismo los prehistoriadores formados en las excavaciones que dirigieron en los 60 J.M.de Barandiarán y en los 70 los que habíamos sido sus inmediatos colaboradores).

5 Lo cual contrasta con lo sucedido a bastantes de las memorias de sitios peninsulares muy interesantes excavados en los 50 y 60, que o no han sido todavía publicadas o lo fueron muy parcial-mente.

les, científicas, culturales s.l.) nuevas que, más o menos inmediatamente, inciden en el quehacer del investigador:

- la emergencia y consolidación del 'Estado de las Autonomías' con lo que conllevan no de descentrali-zación sino de cambio de centros, en complejos pro-cesos de dejación/transmisión/asunción de poderes;

- el asentamiento y arraigo de la 'Arqueología de Intervención';

- la multiplicación y afianzamiento de centros y equipos universitarios;

el crecimiento de la Administración/Leviatán cuyos brazos progresivamente ramificados (en pode-res y gestores) complican (dificultan, atosigan y hasta impiden) el ejercicio de la Investigación;

- el trasvase de competencias e intereses (en diversos niveles de decisión y gestión administrati-vas) de la Arqueología desde 'Educación y Ciencia' o 'Investigaciones' hacia 'Cultura' o 'Patrimonio';

- el creciente ( desasosegante, arrollador y agosta-dor) impacto de los mass media y de las 'políticas culturales' en las orientaciones - y modas - de la 'política científica';

- la aplicación (invasión y contagio) desbordada de criterios y recursos de ejecución empresarial (de control y de evaluación) a la gestión y funcionamien-to de la Investigación ... al quehacer del pensamiento; llegan a ser, en casos, epidemia que asfixia y asola el curso habitual de u:n trabajo intelectual con sus siste-mas de evaluación de calidad, de determinación de areas de atención (subvención y promoción) prefe-rencial, de criterios de referenciación y de impacto, de concepción prioritaria de la investigación como desarrollista (I+D) etc.;

- la 'entrada' en Europa (hasta ahora poco direc-tamente decisoria para nosotros); etc.

Advierto que, a partir de tales coyunturas, se han ido gestando y hoy se generalizan varias situaciones de confrontación (conflicto o desequilibrio: dialécti-ca, dicen algunos):

- entre teoría y datos (la prospectiva frente al tra-bajo de campo; lo hipotético deductivo frente a lo percibido comprobado);

- entre io que se excava y lo que finalmente llega a publicarse in extenso;

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- entre arqueología/intervención (¿por qué sólo ella es calificada 'de protección patrimonial'?) y arqueología/investigación;

- entre actuaciones vendibles (las que acogen y publicitan - vocean y amplifican - los media) y progra-mas asentados de trabajo intelectual (que no muchas veces son accesibles - ni se destinan - al gran público);

- en fin, entre lo que es considerado 'de importan-cia social' (avalado en 'referentes', citas y controles de calidad o excelencia al uso) y lo que ciertamente vale para el progreso del conocimiento.

3. LOS SÍNTOMAS ... ¿TIENEN REMEDIO?

La investigación sobre el Tiempo Pasado en estas provincias participa de preocupaciones y carencias en buena parte comunes tanto a las del estudio arqueoló-gico de otras épocas más recientes de la Prehistoria y de la Antigüedad como al estado de la Prehistoria de hoy en el mundo. Sin duda la globalización, que faci-lita los intercambios, uniforma estados de opinión y actuaciones.

Precisaremos la crónica concreta de las investiga-ciones de los quince años últimos (1988-2002), de las aportaciones que están perfilando nuestro conoci-miento del Paleolítico y Epipaleolítico/Mesolítico de la Vasconia meridional.

3.1. La gestión administrativa

Las instituciones de gobierno de la Comunidad Autónoma de Euskadi (buena parte de sus competen-cias han pasado, por la Ley de Territorios Históricos, a sus Diputaciones) y de la Comunidad Foral de Navarra son responsables de la conservación del Patrimonio arqueológico: concesión de permisos de excavación y de subvenciones a esos trabajos, cuida-do y custodia de los yacimientos y de los materiales obtenidos. Esas instituciones promueven y apoyan a algunos de los grupos de investigadores. Se reclama a la Administración y sus gestores que aseguren la actividad arqueológica defendiendo los intereses de los sitios y de los arqueólogos, faciliten la subvención y logística de los estudios en campo y laboratorio y asuman la expansión de su conocimiento.

Advertimos que en el panorama de esas responsa-bilidades administrativas se dibujan zonas de sombra que no auguran nada bueno, ni en planificación gene-ral, ni en subvención ni en coordinación de las actua-ciones.

Ya me pareció preocupante hace una docena larga de años (Barandiarán 1989) que los intereses y demandas de la investigación en Prehistoria (no sólo entre nosotros, sino en todo el ámbito estatal y en muchos otros países), que se desarrolla por especia-listas titulados (desde centros superiores de las uni-versidades o de institutos de investigación), se plan-teen y resuelvan en un ámbito administrativo (del grado que fuere: Consejería, Dirección General, Ser-vicio o Sección) no decididamente convergente con sus intereses. Frente a lo habitual en otras áreas del conocimiento especializado, los paleolitistas -como los prehistoriadores y arqueólogos en general- depen-den primariamente para la obtención de los datos que les son imprescindibles de centros de coordinación cultural, cuyos intereses prioritarios suelen ser otros que los de la investigación 'pura' (así las divulgación cultural, conservación, promoción turística etc.). De ahí deriva la Administración hacia actitudes de exce-sivo dirigismo, cuando muchas veces son instancias (e intenciones) políticas quienes toman las decisio-nes, no actuando siempre ni exclusivamente por motivos prioritariamente científicos

Ahora los proyectos de investigación sobre yaci-mientos arqueológicos, que hasta hace muy poco eran suficientemente subvencionados, sufren recortes que impiden su cómodo desarrollo. La dotación de los centros (universitarios y grupos de trabajo) en equipo humano y material es sustancialmente superior a la de hace un par de decenios, pero no alcanza a cubrir las demandas de formación de investigadores ni a pagar los elevados costos de la analítica complementaria a la Arqueología. Frente a esa restricción de las sub-venciones a la 'Arqueología de Investigación', la Administración prima a la llamada 'Arqueología de Intervención' (o 'de urgencia') poniendo a su dispo-sición presupuestos muy elevados (francamente abu-sivos en bastantes casos) sin preocuparse demasiado por controlar la calidad del trabajo desarrollado ni sus resultados científicos.

La situación de recesión económica (que en los 80, por ejemplo, se argüía como excusa) ya no se puede utilizar como pretexto de restricción de los pre-supuestos cuando se acompaña de gastos que muchos creemos escandalosos (por desproporcionados): como son la atención prioritaria a inversiones de apa-riencia más rentable (como han sido los descomuna-les proyectos Gugenheim en Bilbao, Artium en Vito-ria y tanta obra faraónica o atenciones 'culturales' de destino multitudinario en otras provincias), o inter-venciones arqueológicas especialmente patrocinadas (como algunos pensamos de Forua, Gastiburu, Iruña o de la Catedral Vieja de Vitoria etc.). Se marca el fuerte declive de una cobertura económica suficiente

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de la 'Arqueología-investigación', reduciéndose sen-siblemente las dotaciones de los proyectos en curso y de los que se debieran ir potenciando. Recuerdo, como ejemplo de estos anni horribiles, el trienio 1994/97: cuando no se autorizaron varias campañas proyectadas en Vizcaya, se cortaron bruscamente las subvenciones de las aprobadas en Navarra (de los 10 a 12 millones de pesetas anuales, habituales prece-dentes para subvenir las intervenciones de arqueolo-gía investigación no propias, se pasó en el año 1997 a 1 millón y de hecho a O en los siguientes) o la res-tricción generalizada de becas y ayudas a la investi-gación en los presupuestos que a la Universidad des-tina nuestro Gobierno Autónomo.

No confiamos en que el recurso a fondos vicarios obtenidos de convenios de colaboración supra-terri-torial en el seno de la Comunidad Europea pueda paliar la recesión doméstica. Pues dudamos de la con-tinuidad y el calado de estas ayudas a una investiga-ción 'no rentable' - como son los trabajos en curso sobre la Prehistoria occidental - y que no encaja demasiado en las· condiciones desarrollistas que se consideran prioritarias por los responsables de la 'política científica' de la CEE.

Advierto la total falta de coordinación entre las administraciones de cada una de estas cuatro provin-cias en cuanto a programas de excavaciones o a pro-moción de líneas comunes de investigación. Peor aún, y al contrario de lo que caracteriza el estudio de la Prehistoria en Navarra, Alava, Guipúzcoa y Vizca-ya, en las provincias del norte del Pirineo, por diver-sas causas (de carácter legislativo y administrativo, entre otras), sigue siendo la iniciativa individual quien mantiene el desarrollo de la mayor parte -¡tan pocas! - de las investigaciones de campo, requiriendo una admirable dedicación a quienes las llevan adelan-te con escasos medios humanos, de equipamiento y económicos.

3.2. La investigación: personas y equipos

Los estudios prehistóricos aquí se habían produci-do más por iniciativa de personas concretas que por impulsos institucionales. Se percibe en estas tres décadas un proceso de 'institucionalización' de la Arqueología vasca, cuando la mayor parte de las per-sonas y equipos de trabajo van acogiéndose a centros públicos, formando parte de sus plantillas6

• Se trata

6 Los trabajos iniciales de los integrantes de la primera 'genera-ción' postBarandiarán se produjeron sobre sitios y materiales de las diversas provincias: Jesús Altuna, Ignacio Barandiarán, Francisco Fernández García de Diego, José Maria Merino o

de departamentos y seminarios de la Universidad, de servicios de conservación del patrimonio y promo-ción cultural de museos y diputaciones provinciales y de otras sociedades y grupos de estudiosos: en casi todos ellos hay laboratorios y bibliotecas suficiente-mente dotados y se editan revistas especializadas en la Arqueología regional.

A varios centros se deben aportaciones importan-tes al conocimiento de nuestra Prehistoria: como la "Institución Príncipe de Viana" creada en 1940 por la Diputación Foral de Navarra (que asume hoy todas las áreas del Servicio de Cultura del Gobierno Foral), la "Sociedad de Ciencias Aranzadi" de San Sebastián fundada en 1947 y el "Instituto Alavés de Arqueolo-gía" que se constituye en 1966 en Vitoria integrándo-se entonces en el Consejo de Cultura de la Diputación Foral de Alava (y que hoy ha sido reducido a socie-dad privada); y las posibilidades abiertas por el Grupo Agiri (de Durango, desde 1994) y por el Cen-tro de Interpretación Arqueológica de Hasparren (inaugurado en 2002).

Pedro Rodríguez de Ondarra en Guipúzcoa, Juan Maria Apellá-niz, Armando Llanos, Jaime Fariña o Juan Antonio Agorreta en Alava, José Miguel de Ugartechea o Ernesto Nolte en Vizcaya etc. Poco a poco en los nuevos equipos de investigación se fue-ron integrando quienes habían cooperado primero en las excava-ciones y estudios dirigidos por los que se habían iniciado direc-tamente con José Miguel de Barandiarán (a saber, Jesús Altuna, Juan Maria Apellániz, Ignacio Barandiarán y Armando Llanos) quienes iban coordinando, desde mediados los 70, sus propios proyectos de trabajo y multiplicándose en otros grupos. Al mismo tiempo otros equipos se iban articulando en torno a Enri-que Vallespí y a José Maria Merino. La siguiente 'generación' supuso la incorporación, a lo largo de los años 80, a los diversos centros (en las universidades, en museos o en sociedades de promoción de esos estudios) de nue-vos prehistoriadores y especialistas en ciencias afines, como Maria Amor Beguiristain (Universidad de Navarra), Amelía Baldeón (Museo de Arqueología de Alava), Pilar Utrilla y Tere-sa Andrés (ambas en la Universidad de Zaragoza), Ana Cava (Universidad del País Vasco), Pedro Castaños (Museo de Bil-bao), Genevieve Marsan (Musée de Préhistoire de Lourdes), Margarita Muñoz, Eduardo Berganza, Paquita Sáenz de Urturi, José Ignacio Vegas o Koro Mariezkurrena (Sociedad Aranzadi). Siguiéndoles en el tiempo varios grupos: como Javier Fernández Eraso, Andoni Sáenz de Buruaga José Antonio Mujika, Alfonso Alday, Alvaro Arrizabalaga, Francisco Echeverría, Andoni Tarriño, Lydia Zapata o Maria José Iriarte (todos en la Universi-dad del País Vasco), Rosa Ruiz ldarraga o José Antonio Fernán-dez Lombera (Universidad de Deusto), César González Sainz, Angel Armendáriz, Jesús Emilio González Urquijo o Juan José lbáñez (Universidad de Cantabria), Javier Peñalver (Sociedad Aranzadi), Luis Ortiz Tudanca, Javier Gorrochategui, María· José Y árritu, José Luis Arribas y otros. Además deben citarse las responsabilidades de otros investigadores como los del Centre ·National de la Recherche Scientifique de Francia (G.Laplace desde su centro de Arudy y C.Chauchat del lnstitut du Quater-naire de Burdeos) o de C.Normand (del Centro de Arqueología de Hasparren) que dirigen trabajos de campo e investigaciones sobre la Prehistoria de la vertiente ·septentrional del Pirineo.

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En las instalaciones y servicios de los museos su personal atiende a la conservación de los datos recu-perados y de los correspondientes fondos bibliográfi-cos y documentales, coordina muchas intervenciones de urgencia y desarrolla sus propios planes de inves-tigación. La práctica totalidad de los materiales de la Prehistoria de Navarra, Alava, Guipúzcoa y Vizcaya se conserva en los fondos públicos de los Museos de Navarra en Pamplona, de Arqueología de Alava en Vitoria, Municipal de San Telmo en San Sebastián y Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco en Bil-bao. Mientras que las evidencias de Prehistoria del territorio septentrional se han dispersado en lotes de diversa entidad: como las series menores del labora-torio del Liceo y del Musée Basque de Bayona, las de Olha I e Isturitz que custodia el Musée des Antiquités Nationales en Saint Germain-en-Laye y las coleccio-nes particulares de P.Boucher ( +) en Mauleon, C.Chauchat en Bussunaritz, G.Laplace en Coarraze, J.Blot en San Juan de Luz o J.Darricau en Saint-Mar-tín d' Arberoue.

Avanzada la década de los 60 se asentaron los departamentos universitarios que en sus planes de estudio incluyen enseñanzas sobre la Prehistoria terri-torial y sus Ciencias afines y que desarrollan proyec-tos de investigación en campo y laboratorio: el Semi-nario de Arqueología de la Universidad de Navarra en Pamplona y el Seminario de Arqueología de la Universidad de Deusto en Bilbao, que existen desde la década de los 60, y el Area de Prehistoria de la Universidad del País Vasco en Vitoria, que se consti-tuye a inicios de los 80. Estos centros superiores de docencia e investigación llevan adelante sus progra-mas en tres aspectos a destacar:

a, la dirección y coordinación de investigaciones de campo (campañas de excavación) en yacimientos de interés (por su estratigrafía densa, el valor de los items entregados y la analítica aplicada para obtener sus informaciones )7.

b, la consolidación de unos servicios completos en algunos sitios, servidos por expertos: como los pro-gramas de estudios de Autoría en la Universidad de Deusto, o los laboratorios de la Sociedad Aranzadi (el de Arqueozoología o el de Paleoantropología) y los

7 Como, en el ejemplo particular de nuestra Área de Prehistoria de la Universidad del País Vasco, las excavaciones de los últimos quince años en los yacimientos de Arrillor, Kanpanoste, Kanpa-noste Goikoa, Atxoste, Los Husos o Las Yurdinas en Alava, Berroberría, Alkerdi, La Peña, Aizpea o Zatoya en Navarra, Istu-ritz en Baja Navarra, Labeko Koba, Irikaitz, Lezetxiki o Zerratu en Guipúzcoa, Antoliña o Pico Ramos en Vizcaya, o Mendandia en Treviño.

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del Área de Prehistoria de la UPV/EHU (de Tipología Analítica, de Arqueobotánica y de Determinación de Orígenes del Sílex de yacimientos prehistóricos (con sustanciales Antracoteca/Carpoteca, Palinoteca y Litoteca).

c, el amparo, dirección y presentación de Tesis de Doctorado fundamentales para la Prehistoria de Vas-conia en su contexto peninsular y aquitano, sobre un amplio abanico de temas, como, entre las últimas defendidas: las aplicaciones de la Arqueobotánica al conocimiento paleoclimático y cultural (desde la Palinología y desde la Antraco- y Carpología), los recursos de la Traceología, algunos modelos secuen-ciales importantes (como Gatzarria o Labeko Koba), la forma y técnicas de análisis de los grafismos rupes-tres y mobiliares paleolíticos o la litología de sopor-tes industriales leptolíticos8

3.3. Hacia una investigación pluridisciplinar

La especialización del estudio de la Prehistoria acoge variados temas, épocas o áreas regionales sus-ceptibles de investigación por Arqueología tanto como las técnicas y metodología específicas que apli-can muchas otras Ciencias. Son propias de la Arqueo-logía seria de hoy la progresiva especialización de las disciplinas arqueológicas y la consolidación de los equipos que integran a esos especialistas.

Avanzados los 80 empiezan a publicarse aquí las primeras memorias pluridisciplinares de yacimientos prehistóricos. Es el caso de las que estudian los sitios guipuzcoanos de Ekain en 1984 (editada en la serie Barandiarán de la Sociedad de Estudios Vascos) -donde se ofrecen desarrollos especializados (en sen-dos capítulos firmados por autores distintos) de sedi-mentología, palinología, arqueozoología (macro- y microfauna, avifauna, malacología y herpetología), estudio tipológico de las manufacturas y una discu-sión final, contrastándolos, sobre la ocupación del sitio y su explicación crono-cultural - y de Erralla en

8 En el inventario de Tesis de Doctorado que recuerdo sobre temas de nuestra Prehistoria, deben citarse las de los colaboradores de José Miguel de Barandiarán en los años 60 (las de Jesús Altuna, Juan M. Apellániz e Ignacio Barandiarán) y las de cuantos otros se formaron con ellos, como las de (por orden alfabético) Alfon-so Alday, Teresa Andrés, Angel Armendáriz, Alvaro Arrizabala-ga, Amelia Baldeón, María Amor Beguiristain, Pedro M.Casta-ños, Ana Cava, Javier Femández Eraso, José Antonio Femández Lombera, Marcos García Díez, César González Sáinz, Jesús Emilio González Urquijo, Javier Gorrochategui, Juan José Ibá-ñez, María José Iriarte, José Antonio Mujika, Javier Peñalver, Rosa Ruiz Idarraga, Andoni Sáenz de Buruaga, Andoni Tarriño, Pilar Utrilla o Lydia Zapata.

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1985 (editada en 'Munibe') - con organizac10n y alcances similares - o el navarro de Zatoya en 1989 (editado en 'Trabajos de Arqueología Navarra') - con la sucesión de capítulos de analítica (sedimentología, palinología, industrias, antropología física, aspectos varios de arqueozoología y dataciones absolutas) y la reflexión extensa final explicando el sentido del sitio en la Prehistoria - . Y, de seguido y ya generalizado este tipo/maqueta de monografía arqueológica, los casos más destacables de las dedicadas a los yaci-mientos guipuzcoanos de Amalda (en 1990, por la Sociedad de Estudios Vascos) y Labeko Koba (2000, por 'Munibe'), vizcaínos de Laminak Il (1994, por 'Kobie') y Urratxa IIl (1997, en 'Cuadernos de Deus-to'), alaveses de Peña Larga, Kukuma y Kanpanoste Goikoa (1997, 1997 y 1998 en 'Memorias de Yaci-mientos Alaveses') o al navarro de Aizpea (2001, en series maior de 'Veleia').

Es, en principio, común la renovación de las téc-nicas de excavación y de investigación, como conse-cuencia de la dedicación de grupos más nutridos, del apoyo de las instituciones administrativas y de crédi-to y de las mejores posibilidades de acceso a la infor-mación ajena (por intercambio de investigadores, participación en proyectos ajenos y mejor dotación de bibliotecas )9

Destacan el cuidado que se tiene en aplicar los métodos más solventes actuales de recuperación de datos en excavaciones y el incremento decidido de precisiones cronológicas, estratigráficas y de carácter

9 Puedo ejemplificar el lógico progreso en la intensidad de estas investigaciones en dos casos que conozco por experiencia per-sonal de sus excavaciones al haber colaborado en ellas. El pri-mero es el caso de la primera campaña de la cueva guipuzcoa-na de Aitzbitarte IV (entre 29 de marzo y 21 de abril de 1960, que dirigió J.M.de Barandiarán); el segundo, las excavaciones del abrigo navarro de Aizpea (en tres campañas cortas, dirigidas por A.Cava, que han culminado con la publicación muy recien-te de su memoria - de hecho, la última de que disponemos - a fines de 2001): en uno y otro casos se extrajo el material con ins-trumental fino, se cribó en seco, se coordenó de forma similar y se invirtió un similar tiempo efectivo de trabajo de campo (704 horas en aquel sitio y 701 en éste). En Aitzbitarte IV fue el director de los trabajos quien coordinó un equipo de uno a cinco colaboradores (tres de media) y algún obrero algún día, asumió todo el inventario, tipología y dibujo de las evidencias arqueo-lógicas y firmó en solitario la publicación, al año siguiente (1961, en la revista Munibe ), de la memoria correspondiente (de 26 pp. de texto más 51 figuras aparte). En Aizpea, intervino un equipo medio de seis excavadores y se han presentado sus resul-tados en una extensa memoria interdisciplinar (2001, con texto de 539 pp. como monografía de los anejos de Veleia): la firman básicamente dos prehistoriadores y se acompaña con capítulos concretos desarrollados por dieciseis especialistas distintos (ocho arqueozoólogos, dos geólogos, dos arqueobotánicos y cuatro paleantropólogos).

ambiental que acompañan al estudio de los yacimien-tos10.

Es fuerte el despliegue de especialidades de Tipo-logía que superan la mera clasificación formal o la descripción de los utensilios, intentando reconocer mejor su compleja estructura ergonómica y cultural: en lo que, entre otros, destacan los trabajos (tanto publicados como en curso) de A.Sáenz de Buruaga, A.Cava, C.Mazo, J.J.Ibáñez, J.E.González Urquijo, M.Aguirre, A.Tarriño etc., que se dedican a investiga-ciones de determinación tecnomorfológica desde la Tipología Analítica tanto como desde la definición del proceso de las Cadenas Operativas, la Traceología o el estudio de las Materias Primas.

El aumento de precisiones cronológicas ha sido espectacular, como en tantos sitios, en este último

10 Como muestra se puede recordar lo actuado: en Sedimentología y Geología varios estudios por M.Hoyos (Zatoya y - <+in P.Fuma-nal - Erralla) y P.Areso (Ekain y Amalda) o aportaciones especí-ficas de Geología (como las de L.I.Viera y L.M.Aguirrezabala en Amalda y J.M.Edeso en Kanpanoste Goikoa) y estaban en curso otros análisis por M.Hoyos (Berroberría, Abauntz, Arrillor. Aitz-bitarte III y Arenaza); en Paleobotánica, los análisis palinológi-cos por A.Boyer-Klein (Erralla, Berroberría y Zatoya), P.López (Abauntz y La Peña), M.Dupré (Ekain y Amalda) y M.F.Sánchez Goñi (Labeko Koba, Lezetxiki y Urtiaga) y M.J.Iriarte (Aizpea, Kanpanoste Goikoa) y carpológicos por L.Zapata (Aizpea y Kan-panoste Goikoa) y están en curso los que se desarrollan ahora por M.F.Sánchez Goñi (Kanpanoste) y M.J.Iriarte (Mendandia, Lezetxiki, Irikaitz etc) y los de carpología por L.Zapata (Men-dandia, Atxoste, Antoliña etc); en Arqueozoología sistemática-mente se vienen publicando estudios de macromamíferos por J.Altuna y K.Mariezkurrena (Ekain, Erralla, Amalda, Zatoya etc.) y por P.Castaños (La Peña, Aizpea o el conjunto de sitios del Paleolítico y Epipaleolítico de Vizcaya) y están en curso otros tantos análisis arqueozoológicos por J.Altuna y K.Mariezkurrena (Aitzbitarte III, Labeko Koba, Antton Koba, Langatxo, ... ) y P.Castaños (Santa Catalina, Berroberría, Portugain, Arrillor, Kanpanoste, Mendandia, ... ) y es, por otra parte, habitual el aná-lisis de otros lotes de fauna como los micromamíferos (así lo publicado por J.Zabala sobre Ekain, por G .García Valdés sobre Zatoya y La Peña y por E.Pemán sobre Amalda y Erralla), las aves (por A.Eastham en Ekain, Amalda y Erralla, y por C.Díez, A.Sánchez Marco y V.Moreno lo recuperado en la excavación de J.Maluquer de Motes en Berroberría), los reptiles (por B.Sanchís en Ekain, y por M.Esteban y B.Sanchís en Erralla), los peces (lo publicado por A.Morales y E.Roselló en Amalda y Aizpea) o los moluscos (por A.Borja en Amalda, por l.Leoz y C.Labadía en Ekain y por B.Madariaga en Zatoya, por M.T.Aparicio y R.More-no en Aizpea); en la Paleoclimatología de la región durante el Paleolítico superior y Epipaleolítico/Mesolítico, desde una pers-pectiva especial de consideración de la fauna en su contexto de sedimentología y palinología del litoral cantábrico (Altuna 1992), mediante las aportaciones· convergentes sobre el paisaje y climatología del Cuaternario en el Pirineo occidental (v. v.a.a. 1992) o a través de la reconstitución del paisaje vegetal (Sánchez Goñi en 1993; M.J.Iriarte; L.Zapata); o en Paleantropología los estudios de C.de la Rúa (y especialistas de su equipo de la UPV) sobre restos de Amalda y de Aizpea, de M.D.Garralda sobre los de Urratxa y de J.M.Bermúdez de Castro sobre Arrillor etc.

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decenio: se incrementa el n~mero de dataciones y se recurre a técnicas de fechación distintas de las del C14 convencional, permitiéndose precisiones no alcanzables por esta metodología. Examinado el lista-do de dataciones publicadas en fecha 1 de enero de 2003 (más alguna otras con noticia segura), se com-prueba que algo más de las dos quintas partes (sobre un total de casi 450) de las fechas absolutas de la Pre-historia vasca se refieren a depósitos arqueológicos del Paleolítico medio y superior y del Epipaleolíti-co/Mesolítico. Las cinco sextas partes de las datacio-nes hoy disponibles se han conseguido a partir de 1984 y - sin ser nunca suficientes - resultan de repar-to algo desigual (si se consideran su número, validez y los ámbitos culturales que ilustran): bastantes en Guipúzcoa, Navarra y Alava, algo deficitarias en Viz-caya y muy escasas en las provincias del norte del Pirineo. Entre esas fechas destacan algunas obtenidas mediante otras técnicas distintas del C14 convencio-nal; son ya bastantes las que se precisan por Cl4.AMS y se ha recurrido a Uranio/Thorio y termo-luminiscencia para resolver muestras particulares.

3.4. El trabajo de campo

Las excavaciones que se llevan a cabo en nuestros yacimientos extreman el control topográfico, cuidan de la extracción de las evidencias (con criba y lava-do) y de la recuperación de muestras complementa-rias (por flotación y otras tomas específicas) y utili-zan un sistema homogeneizado de inventario y sigla. Suelen pretender el estudio integral del significado del sitio en su contexto cultural y ambiental: de forma que el análisis arqueológico inmediato del yacimien-to viene acompañado de las informaciones sobre las circunstancias que se daban en el tiempo de su ocupa-ción y de los necesarios análisis complementarios 11

11 Ciñéndonos al conocimiento del Paleolítico y Mesolítico, entre las aportaciones de los últimos quince años (1988-2002) destacan las excavaciones (en algún caso prospecciones intensas o son-deos de entidad) que se han o están llevando a cabo: en Vizcaya en las cuevas de Santa Catalina (Lequeitio) por E.Berganza, Laminak 11 (Berriatúa) por J.L.Arribas y E.Berganza, Kobeaga 11 (lspaster) y Atxondo (Cortezubi) por M.Aguirre y J.C.López Quintana, Antoliña (Gauteguiz-Arteaga) por M.Aguirre y Venta Laperra por R.Ruiz Idarraga, en los abrigos de Axlor (Dima) por J.E.González Urquijo y J.J.Ibáñez o de Pareko Landa (Busturia-Bermeo) por J.C.López Quintana y en los depósitos de Kurtzia (Barrica, Sopelana) por M.Muñoz; en Alava en las cuevas de Arrillor (Murua/Cigoitia) por A.Sáenz de Buruaga y de Zubialde (Murua/Cigoitia: validación de pinturas parietales) por J.Altuna, J.M.Apellániz e l.Barandiarán y en los abrigos de Kanpanoste (Vírgala) por A.Sáenz de Buruaga, de Kanpanoste Goikoa, de Atxoste (ambos en Vírgala) y de Mendandia (en Sáseta/Treviño) los tres por A.Alday y en depósitos de Urrúnaga (Villarreal) por J.Femández Eraso, A.Sáenz de Buruaga y T.Urigoitia; en Gui-púzcoa en las cuevas de Aitzbitarte III (Rentería) por J.Altuna, Antton Koba (Oñate) por A.Armendáriz, Labeko Koba y Leze-txiki (ambas en Mondragón) por A.Arrizabalaga, Langatxo

De cualquier modo, y aquí están de nuevo las sombras, hay que reconocer que se excava cada vez menos y que no todas las intervenciones de recupera-ción alcanzan el texto que dé cuenta cabal de lo actuado. En paralelo a esa reducción de datos positi-vos (críticos y publicados al detalle) pienso que hay un exceso de interpretaciones (muchas de ellas hue-ras y mal asentadas) en comparecencias coyunturales (avances, comunicaciones y foros de discusión).

3.5. La comunicación de los resultados

La investigación produce poco y a plazo muy dis-tante. La monografía arqueológica tiene una notable extensión, requerida por el desarrollo de sus discusio-nes y de su apoyo documental; y suele resultar poco o nada inteligible al no experto.

En estos tiempos de llamada divulgación (¡cuánto derroche de esfuerzos, personas y fondos en nombre de la 'cultura popular'!) se ha producido una fuerte recesión de las publicaciones especializadas. Está haciéndose común en las administraciones responsa-bles de las publicaciones con los resultados de las investigaciones: a, la ralentización (colapso y, hasta, muerte) de series/colecciones habituales de monogra-fías extensas especializadas ('obras mayores'); y b, y en paralelo, la multiplicación y engrosamiento de lo que antaño eran escuetas reseñas e informes prelimi-nares abocando a 'avances' muy ilustrados (con más figuras que texto, con poca concreción y demasiado· balance provisional). Agrupados esos fajos de avan-ces, se constituyen en referentes anuales del desarro-llo de las empresas de excavación o prospección sin ofrecer lo que ciertamente necesita el colectivo de estudiosos para una elaboración científica: que son datos analizados/presentados suficientes y conclusio-nes/propuestas contrastadas12

(Motrico) por F.Zumalabe, Praileaitz (Mendaro) por J.Peñalver y Zarratu por A.Sáenz de Buruaga y en el sitio de Irikaitz (Cesto-na) por A.Arrizabalaga; en Navarra en las cuevas de Berroberría y Alkerdi (ambas en Urdax) y de Zatoya (Abaurrea Alta) por 1.Barandiarán y A.Cava y de Abauntz (Arraiz) por C.Mazo y P.Utrilla, en los abrigos de Portugain (Urbasa) y de Aizpea (Arive) por A.Cava, del Padre Areso (Bigüezal) por M.A.Begui-ristain y por J.García Gazólaz y en los yacimientos de aire libre de Le gin pea y Legintxiki (Ibero) por J.Nuin y terrazas de la cuen-ca de Pamplona por J. García Gazólaz; y en Baja Navarra las cue-vas de Bourrouilla (Arancou) por C.Chauchat y por M.Dachary y de Isturitz (SaintMartin d' Arbéroue) por I.Barandiarán, A.Cava, C.Normand y J.Femández Eraso.

12 El noticiario de las actuaciones de campo de cada año (excava-ciones y prospecciones) se produce en dos publicaciones: en el anuario "Arkeoikuska" que el Gobierno Vasco edita en Vitoria desde 1981, dando noticia de lo actuado con subvenciones de la Administración en Alava, Vizcaya y Guipúzcoa; y en la revista "Trabajos de Arqueología Navarra" que incluye, desde su volu-men 7 de 1988, una sección de 'Actividades Arqueológicas en Navarra' con la reseña preliminar de esta Comunidad.

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Frente a tal promoción desequilibrada de esa 'cul-tura popular' a costa de la insustituible creación de conocimiento, destaca el mantenimiento de las series que acogen los textos más extensos - monografías sobre yacimientos, conjuntos o problemas - de nues-tra Prehistoria. Como los monográficos de las revis-tas 'Munibe' (Sociedad de Ciencias Aranzadi, de San Sebastián) y 'Trabajos de Arqueología Navarra' (Gobierno Foral de Navarra), los anejos de 'Veleia' (Instituto de Ciencias de la Antigüedad de la U.P.V., de Vitoria), los 'Cuadernos de Arqueología de la Uni-versidad de Deusto', la 'Colección Barandiaráll' (Fundación José Miguel de Barandiarán de la Socie-dad de Estudios Vascos, de San Sebastián) y, desde hace muy poco, los anejos de 'Kobie' (Diputación Foral de Vizcaya) y la serie de 'Memorias de Yaci-mientos Alaveses' (del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Alava) que, en apenas media docena de años, alcanza hoy el número ocho13

Varias revistas acogen las investigaciones sobre nuestra Prehistoria (excavaciones, revisiones de materiales, síntesis o monografías sobre temas con-cretos): destacan Munibe, Trabajos de Arqueología Navarra, Kobie, Estudios de Arqueología Alavesa, Veleia, Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, Illunzar y Krei14

13 Se han publicado, en los últimos quince años, los resultados de los trabajos de campo (memorias de excavación, con estudio de materiales a fondo) de sitios importantes: en 1988 de Murba y cueva de Alaiz, en 1989 de Zatoya, en 1990 de Amalda, en 1992 de Peña de Marañón y de Mugarduia norte, en 1993 de Lezetxi-ki, en 1994 de Laminak 11, en 1997 de Zatoya, Kukuma y Urra-txa 111, en 1998 de Kanpanoste Goikoa, en 2000 de Bourrouilla y Labeko koba y en 2001 de Aizpea.

14 Con más detalle, son las revistas: "Munibe" de la Sociedad de Ciencias Aranzadi (San Sebastián) desde 1949, "Kobie" (patro-cinada por la Diputación de Vizcaya) desde 1969, los monográ-ficos "Cuadernos de Deusto" de su Universidad desde 1974, el noticiero "Arkeoikuska" del Gobierno Vasco (Vitoria) desde 1981, "Veleia" del Instituto de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad del País Vasco (Vitoria) desde 1984, "Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra" por esa Universidad desde 1993, "Illunzar" de Agiri. Arkeologi Kultur Elkartea de Durango desde 1994 y "Krei" del Círculo de Estratigrafía Analí-tica de Vitoria desde 1996. La Sociedad de Estudios Vascos mantiene dos tipos de publica-ciones normalizadas sobre estos temas: los "Cuadernos de Sec-ción" correspondientes a las de Prehistoria y Arqueología, que se publican desde 1982 (luego bajo el titular "Isturitz") y la Serie B (que incluye los estudios desarrollados en los planes de las Becas de Investigación J.M.de Barandiarán), desde 1984. Por otro lado, los contenidos de Prehistoria que publicaban en Pamplona la revista "Príncipe de Viana" (desde 1940) y la serie "Excavacio-nes en Navarra" (desde 1942) han sido asumidos desde 1979 por la revista "Trabajos de Arqueología Navarra" patrocinada por la Institución Príncipe de Viana de su Gobierno Foral; los corres-pondientes en Vitoria de la revista "Boletín de la Institución San-cho El Sabio" desde 1957 han pasado a "Estudios de Arqueolo-gía Alavesa" del Instituto Alavés de Arqueología desde 1966

Promovidos por universidades, museos y socieda-des de investigación hay ciclos, cursos y seminarios de especialización que exponen novedades técnicas y metodológicas de la Arqueología prehistórica15

• Ade-más, por su carácter general, destacan algunas revi-siones de conjunto16

3.6.Las lagunas (desigualdades) del conocimiento

El panorama percibido desde el Paleolítico infe-rior hasta el inicio de la Edad Antigua, en estas tierras del Pirineo occidental y de la alta cuenca del Ebro, no es uniforme: mientras que al conocimiento de algu-nos períodos y situaciones culturales se ha dedicado un esfuerzo especial (mediante excavaciones reitera-das y el estudio sistemático de sus restos, según el interés y la preparación específica de los investigado-res) de otros aún se sabe muy poco.

J.M.de Barandiarán (primero en equipo con Aran-zadi y Eguren y, luego, solo hasta inicios de los 70) descubrió y excavó bastantes dólmenes en Alava, en Guipúzcoa y en las zonas próximas de Navarra y muy pocos en Vizcaya e investigó a fondo un lote muy sig-nificativo de cuevas habitadas en el Paleolítico medio y superior y en el Aziliense en Vizcaya y Guipúzcoa. Bastante menos intensa fue su contribución al conoci-miento de otras etapas, aunque esbozara los primeros mapas de distribución territorial de sus yacimientos.

(añadiéndose hoy, en el panorama de las publicaciones específi-cas de Alava, la segunda época del "Boletín ... ", a partir de 1991).

15 Entre otras convocatorias se pueden recordar las Jornadas de Antropología (organizadas por la Societé d'Anthropologie du Sud-Ouest y la Sociedad de Estudios Vascos, en Bayona y San Sebastián, en 1981), las sesiones del 11 Congreso Mundial Vasco (en Vitoria, en 1987), las dos convocatorias ya celebradas del Congreso General de Historia de Navarra (de 1986 y 1990), varios de los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco (en San Sebastián), la reunión "The Late Quatemary in the Wes-tern Pyrenean Region" (en Vitoria, de 1990) o las jornadas/ciclos que organizan la Sociedad de Estudios Vascos, la Sección de la U.N.E.D. de Vergara, la sociedad Agiri de Durango o la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

16 Tales: presentaciones de las culturas del Paleolítico y Epipaleolí-tico vasco en visiones de conjunto de la Prehistoria de Euskale-rria (Barandiarán 1988; Mujika 1992; v.v.a.a. 1990), una consi-deración por zonas sobre la Prehistoria de Vizcaya (Azkarate y Femández Eraso 1988) y de Navarra (Barandiarán 1992), valora-ciones de etapas culturales concretas del Paleolítico/Epipaleolíti-co/Mesolítico vasco en su contexto como el Paleolítico inferior de Navarra (García Gazólaz 1994), el Musteriense vasco (Mon-tes 1988), el Tardiglaciar de Navarra (Nuin 1992), el Magdale-niense vasco (González Sáinz 1989; Barandiarán 1989; Fortea 1989; Utrilla 1989) o el Mesolítico (Cava 1994) y monografías sobre la ubicación cronológica de los cráneos de Urtiaga (Rúa 1988; Altuna y Rúa 1989) y el arte mobiliar del Paleolítico supe-rior vasco en el ámbito general del de la comisa cantábrica (Barandiarán 1994).

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PERSPECTIVAS Y SOMBRAS: TRES DÉCADAS DE NUESTRA ARQUEOLOGÍA PREHISTÓRICA 81

En los veinte últimos años el impulso de los gru-pos de arqueólogos ha continuado en aquellas áreas de trabajo preferente. Y las ha completado afrontan-do, además, la investigación de cuevas de enterra-miento y de habitación de la Prehistoria reciente (Neolítico, Calcolítico y Edad del Bronce), sobre todo en Vizcaya y Alava, y del poblamiento al aire libre, especialmente en Navarra y Alava.

En general, es importante la aportación de los yacimientos de Guipúzcoa, Alava y Navarra ahora en excavación para el conocimiento de los modos de vida de las poblaciones del Paleolítico superior y del Mesolítico (como Aitzbitarte III, Arrillor, Abauntz, Berroberría, Aizpea o Atxoste); y destaca la promo-ción de excavaciones sistemáticas en megalitos del Neolítico avanzado al Bronce y en poblados de la Edad del Hierro en bastantes zonas.

4. CONCLUYENDO

La Prehistoria europea fue asumiendo a lo largo de la década de los 50 varias importantes innovaciones metodólogicas: el interés por el mejor control tipológi-co, las técnicas de recuperación de los datos y de afina-miento de la percepción estratigráfica, las circunstan-cias ambientales en que los yacimientos se formaron etc. Luego, ya en la 'Prehistoria moderna', se intensifi-carán el conocimiento de las connotaciones paleoconó-micas, ergológicas o sociológicas de las evidencias, los . sitios y las culturas y la preocupación por la situación espacial de los datos (topografía a varias escalas, distri-bución y funcionalidad,. .. ). Gestadas esas tendencias innovadoras en otros países, unos u otros prehistoria-dores peninsulares las irán acogiendo, con desigual diligencia, a lo largo de la década de los 6011

En estos años últimos y con cierta frecuencia se reitera la necesidad que tiene la Arqueología de reno-var métodos y preocupaciones. Bastantes de las refe-rencias críticas señalan excesos o insuficiencias de lo bastante bien hasta ahora actuado; pero tambien las

17 "En un balance final, se puede asegurar que es general hoy entre la mayoría de los prehistoriadores de la región cantábrica el cui-dado por la recogida y el análisis exhaustivo de los datos; se considera imprescindible la práctica de la excavación sistemáti-ca y el incremento de secuencias estratigráficas bien contextua-lizadas. Buena parte de los prehistoriadores que ahora trabajan en esta región intenta que las impresiones no sustituyan a los datos, la tertulia al trabajo, el prejuicio a la idea, las doctrinas a los hechos, o el marketing y la promoción curricular a la búsque-da del saber. Todavía siguen siendo aquí más los especialistas en el trabajo de campo que los 'especialistas en congresos' (¡tantos que topifican o generalizan sobre lo hecho o escrito por otros, no aportando datos ni revisiones críticas más sólidas que lo ante-riormente recuperado!)" (Barandiarán 1994).

KOBIE (Serie Anejos n.º 6. Vol. I), año 2004. Homenaje al Prof. Dr. J. M.' Apellániz

hay ligeras, impertinentes o injustas: pues, sin mucho conocimiento de lo evaluado, se extienden indiscri-minadamente a casi todo lo precedente (acaso por el hecho de serlo).

Débense reivindicar hoy valores concretos de la Arqueología de siempre: los propios del dato en sí (a condición de que haya sido recuperado con finura y analizado con solidez), la virtualidad discursiva de las informaciones aportadas por él y la presentación (es decir, la puesta en común y a discusión) de los argumentos derivados. En ese sentido, en el ejercicio de la Prehistoria y ante la penuria del caudal de datos disponibles, 'todo' es necesario, nada (colección, tema o yacimiento) 'menor'. Como recordé (Baran-diarán 1994), "en la inútil querella entre los que se califican a sí mismos de 'arqueólogos' (los que se constituyen en debeladores sistemáticos de tantos presuntos excesos y desvíos precedentes) y 'arqueó-grafos' (casi todos los demás) no se ha de olvidar la advertencia de uno de los viejos maestros de la Nueva Arqueología, David Clarke, sobre la importancia de una correcta recuperación de los datos (los hechos) con sus atributos (de quienes habrá que decidir su pertinencia) como paso previo imprescindible a cual-quier posterior reconstrucción de las informaciones".

En las tres décadas que repasamos se advierte un notable incremento de datos, al multiplicarse los equi-pos de prospección y de excavación en los yacimien-tos. Hay varios estudios sintéticos de interés y se dis-pone de cartas e inventarios de antigüedades (con apli-caciones al conjunto de los territorios provinciales de Guipúzcoa, Vizcaya, Alava y Navarra). Se desarrollan análisis bastante completos de tecnología y tipología de los materiales, se escriben revisiones de las grandes etapas culturales (en equipamiento y modos de vida, periodificación y relaciones en un contexto espacial amplio), se precisan las condiciones del paisaje (defini-ciones de las grandes unidades paleoclimáticas en los diversos territorios y de los sistemas de ocupación en ámbitos menores - como algunas cuencas guipuzcoa-nas, o comarcas de Navarra y de Alava ... ) y se han ana-lizado la expansión y caracteres de determinados com-portamientos culturales en sus variantes y relaciones.

En fin, la dotación humana y en medios de los centros universitarios, museos y sociedades arqueoló-gicas ha empezado a acercarse, en algunos casos, a lo mínimamente suficiente: desde luego, es sustancial-mente muy superior a la que se disponía hace un par de decenios. Aunque situaciones (bastantes) concre-tas que se generalizan en los últimos años auguran un futuro próximo sombrío: al menos, no suficientemen-te despejado.

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BIBLIOGRAFÍA

Apellániz, J.M.

1974 El grupo de Los Husos durante la Prehistoria con cerámica en el País Vasco. Estudios de Arqueo-logía Alavesa vol. 7, Vitoria.

Barandiarán, l.

1988 Prehistoria. Paleolítico. Historia General de Euskalerria. Enciclopedia general Ilustrada del País Vasco, Editorial Auñamendi, San Sebastián.

1989 La Prehistoria vasca hoy: valoración crítica. Lección inaugural del curso académico 1989-1990. Universidad del País Vasco, Bilbao.

1994 La actuación en Prehistoria de José Miguel de Barandiarán. SPAL nº 3, pp.9-49. Universidad de Sevi-lla.

1997 El Paleolítico y el Epipaleolítico. Arqueología de Vasconia Peninsular. Isturitz. Cuadernos de Sec­ción S.E. V. nº 7, pp.5-21. Sociedad de Estudios Vascos, San Sebastián.

KOBIE (Serie Anejos n.º 6. Vol. 1), año 2004. Homenaje al Prof. Dr. J. M.' Apellániz