persecución de los judíos en la hispania visigoda

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Persecución de los judíos en la Hispania visigoda Vaso litúrgico de época visigoda La persecución de los judíos en la Hispania visigo- da se produjo en el Reino visigodo de Toledo tras la conversión del rey Recaredo al catolicismo, abandonando así su fe cristiana arriana anterior. A partir de ese momen- to los reyes visigodos y la Iglesia católica, que ejerció una enorme influencia sobre ellos a través de los Concilios de Toledo, fueron acentuando su antijudaísmo cristiano y desplegando una serie de medidas contra los judíos y su fe, que han sido calificadas como «vejatorias» [1] y «salvajes». [2] Como ha destacado el historiador británi- co Edward Arthur Thompson la terrible persecución que sufrieron los judíos en Hispania «no tiene parangón en los otros reinos católicos de la época. Entre los francos y bizantinos no se dio nada parecido a una política de exter- minación continua, sistemática y de ámbito nacional». [3] Por su parte, el también británico Roger Collins afirma: «El trato dispensado a los judíos tanto por parte del poder secular como de la Iglesia en el reino visigodo es el rasgo más negativo de su historia». [4] Por último, el hispanis- ta francés Joseph Pérez destaca el paralelismo que existe entre la persecución de los judíos en la Hispania visigoda y la que se produjo casi mil años después durante el rei- nado de los Reyes Católicos y que condujo a la expulsión de los judíos de 1492. Hay que destacar, no obstante, que la legislación repre- sora -cada vez más feroz- no surgió de la nada, sino que tuvo su base en la protección de los esclavos cristianos propiedad de grandes terratenientes judíos, que sufrían conversiones y circuncisiones forzosas, debido a la obli- gación talmúdica de judaizar a sus esclavos. [5] 1 El reino visigodo arriano (507- 589) Los reyes visigodos no trataron de imponer su fe cristiana arriana a sus súbditos hispanorromanos —y galorromanos de la Narbonense—, sino que respetaron el cristianismo católico que profesaban la mayoría de ellos e interfirieron muy poco en las actividades de su Iglesia. En 506 permitieron la celebración en la Galia del Concilio de Agde y en Hispania el II Concilio de Toledo, en 507, al que siguieron otros concilios provinciales —«en Agde, los obispos... hicieron constar en las actas de la reunión que se habían reunido con autorización del rey Alarico y pedían a Dios por su reino y por que le fuera concedida larga vida. En el II Concilio de Toledo daban gracias a Amalarico y pedían a Dios que el rey pudiera garantizar su libertad a lo largo de todo su reinado»—. Así los re- yes visigodos arrianos mostraron una notable tolerancia hacia los católicos y su iglesia, lo que contrastará, según E.A. Thompson, con la actitud «mostrada más tarde por los reyes católicos en relación con los arrianos». [6] Página del Código de Alarico. En cuanto a los judíos, se mantuvo la legislación antijudía 1

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Los Judíos en La Hispania

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  • Persecucin de los judos en la Hispaniavisigoda

    Vaso litrgico de poca visigoda

    La persecucin de los judos en la Hispania visigo-da se produjo en el Reino visigodo de Toledo tras laconversin del rey Recaredo al catolicismo, abandonandoas su fe cristiana arriana anterior. A partir de esemomen-to los reyes visigodos y la Iglesia catlica, que ejerci unaenorme inuencia sobre ellos a travs de los Conciliosde Toledo, fueron acentuando su antijudasmo cristianoy desplegando una serie de medidas contra los judosy su fe, que han sido calicadas como vejatorias[1] ysalvajes.[2] Como ha destacado el historiador britni-co Edward Arthur Thompson la terrible persecucin quesufrieron los judos en Hispania no tiene parangn enlos otros reinos catlicos de la poca. Entre los francos ybizantinos no se dio nada parecido a una poltica de exter-minacin continua, sistemtica y de mbito nacional.[3]Por su parte, el tambin britnico Roger Collins arma:El trato dispensado a los judos tanto por parte del podersecular como de la Iglesia en el reino visigodo es el rasgoms negativo de su historia.[4] Por ltimo, el hispanis-ta francs Joseph Prez destaca el paralelismo que existeentre la persecucin de los judos en la Hispania visigoday la que se produjo casi mil aos despus durante el rei-

    nado de los Reyes Catlicos y que condujo a la expulsinde los judos de 1492.Hay que destacar, no obstante, que la legislacin repre-sora -cada vez ms feroz- no surgi de la nada, sino quetuvo su base en la proteccin de los esclavos cristianospropiedad de grandes terratenientes judos, que sufranconversiones y circuncisiones forzosas, debido a la obli-gacin talmdica de judaizar a sus esclavos.[5]

    1 El reino visigodo arriano (507-589)

    Los reyes visigodos no trataron de imponer su fecristiana arriana a sus sbditos hispanorromanos ygalorromanos de la Narbonense, sino que respetaron elcristianismo catlico que profesaban la mayora de ellos einterrieron muy poco en las actividades de su Iglesia. En506 permitieron la celebracin en la Galia del Conciliode Agde y en Hispania el II Concilio de Toledo, en 507,al que siguieron otros concilios provinciales en Agde,los obispos... hicieron constar en las actas de la reuninque se haban reunido con autorizacin del rey Alarico ypedan a Dios por su reino y por que le fuera concedidalarga vida. En el II Concilio de Toledo daban gracias aAmalarico y pedan a Dios que el rey pudiera garantizarsu libertad a lo largo de todo su reinado. As los re-yes visigodos arrianos mostraron una notable toleranciahacia los catlicos y su iglesia, lo que contrastar, segnE.A. Thompson, con la actitud mostrada ms tarde porlos reyes catlicos en relacin con los arrianos.[6]

    Pgina del Cdigo de Alarico.

    En cuanto a los judos, se mantuvo la legislacin antijuda

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  • 2 2 LA PERSECUCIN DE LOS JUDOS: EL REINO VISIGODO CATLICO (589-711)

    del Bajo Imperio Romano de poca cristina, aunque losjudos no perdieron su condicin de cives romani (ciuda-danos romanos) y el judasmo continu gozando de unestatus jurdico que garantizaba una cierta libertad reli-giosa por ejemplo, no se les poda obligar a realizarningn tipo de labor en sbado o en el resto de estas ju-das; tenan sus propios tribunales para los litigios entreellos. As lo recogi el Cdigo de Alarico o Lex Roma-na Visigothorum que refundi la normativa tardorromanarelativa a los judos. A veces se ha dicho que la reduccinde las cincuenta y tres leyes sobre los judos del CodexTheodosianus a tan solo diez sera una prueba de la to-lerancia hacia los judos. Sin embargo esta armacinsigue siendo objeto de debate, ya que varios historiadoreshan destacado que algunas de las leyes suprimidas conce-dan ciertos privilegios a los judos, como por ejemplo laque permita al judo volver a su antigua religin despusde haber abrazado la fe cristiana.[7]

    La inmensa mayora de las leyes recogidas en el Cdigode Alarico II eran muy desfavorables para los judos, aun-que no sabemos si fueron aplicadas rigurosamente. Aslos judos no podan poseer esclavos cristianos, excep-to los que hubiesen recibido en herencia pero la leyno impona ninguna pena y fue claramente letra muer-ta, arma E.A. Thompson;[8] no podan acceder a de-terminados cargos pblicos (excepto a los de la curia),ni al ejrcito, ni ejercer determinadas profesiones, co-mo la de abogado pues podan usar tales puestos pa-ra hacer mal a los cristianos e incluso a los sacerdotescristianos;[9] estaban prohibidos, bajo pena de muer-te, los matrimonios mixtos entre cristianos y judos que tambin la ley juda prohiba as como los concilioscatlicos;[9] se prohibi la circuncisin entre los que nofueran judos de nacimiento y el mdico que la practicarasera condenado a muerte en el caso de que el circun-cidado fuera un esclavo, ste obtendra inmediatamentela libertad y su amo sera castigado con la muerte; loscristianos que se convirtieran al judasmo perderan to-dos sus bienes y su testimonio no sera vlido en un jui-cio, y, por el contrario, se prohiba a los judos que mo-lestaran a los judeoconversos el judo que converta aun cristiano, esclavo o libre, era castigado con la pena demuerte y la conscacin de sus bienes;[8] se prohibila construccin de nuevas sinagogas y las que se levanta-ran contraviniendo esta ley seran transformadas seguida-mente en iglesias cristianas en las reparaciones de lasya construidas se prohiba que se introdujese ningn tipode embellecimiento.[10]

    1.1 Tolerancia hacia los judos?

    Algunos historiadores sostienen que las leyes antijudasno fueron aplicadas con rigor por lo que consideran quedurante el reino visigodo arriano hubo tolerancia hacia losjudos alguno llega incluso a hablar de losemitismoentre los cristianos arrianos. Una de las pruebas quesuelen aportar es que el papa elogi la decisin del Reca-

    redo, el primer rey visigodo catlico, de rechazar una im-portante suma de dinero de los judos para que no se apli-caran las leyes antijudas, lo que indicara que esa prc-tica se haba dado durante el perodo arriano.[11] E. A.Thompson arma que el rey tena inters en evitar elproselitismo por parte de los judos pero en cuestionesreligiosas les dej, en general, vivir en paz. Su actitudmostraba una liberalidad sorprendente en comparacincon la que mostraran algunos de los reyes catlicos delsiglo VII. Los documentos que poseemos sugieren queesta tolerancia estaba extendida a la poblacin goda engeneral. Los obispos catlicos, en cambio, prohibierona sus sacerdotes y a sus eles que comieran en compaade judos y a los conversos no los bautizaban inmedia-tamente sino que deban permanecer como catecmenosdurante ocho meses.[12]

    Joseph Prez arma incluso que la situacin de los ju-dos de Espaa mejor ya que la Iglesia catlica, queconsideraba el arrianismo como una hereja, perdi mu-cha de su inuencia con la llegada al poder de los visi-godos. Los judos se beneciaron de aquella circunstan-cia y gozaron nuevamente de una existencia legal. Algu-nas medidas que venan de poca romana subsistieron,pero parece que no tuvieron ya mucha vigencia. [...] Lasituacin cambi con la conversin del rey Recaredo alcatolicismo.[13]

    Otros historiadores, por el contrario, calican la supues-ta tolerancia como un tpico que las leyes antijudas delBreviarium desmienten. Segn Ral Gonzlez Salinero,es muy posible que el posterior endurecimiento de lasmedidas antijudas en poca catlica haya podido contri-buir, por contraste, a la aparicin de una visin muchoms indulgente del trato a los judos en poca arriana.[] Lo cierto es que Alarico II sinti la necesidad de re-cuperar las leyes que de manera ms oportuna sirvieranpara salvaguardar (defender) la doctrina cristiana de laperdia judaica. As pues, la verdadera diferencia entreambas pocas estribara fundamentalmente en el desarro-llo de un mayor grado de represin dentro de una mismalnea ideolgica de sentido claramente antijudo.[14]

    2 La persecucin de los judos: elreino visigodo catlico (589-711)

    2.1 Recaredo (586-601) y la conversin alcatolicismo

    Como ha destacado Gonzlez Salinero, con la conversinal catolicismo del rey Recaredo en el III Concilio de Tole-do (589) surge ya una verdadera societas delium Christi,es decir, un cuerpo unitario de sbditos vinculados poruna fe comn. En este sentido Recaredo realiz el pro-yecto unitario de su padre, el rey Leovigildo, pero a dife-rencia de ste lo fundament en la fe catlica y no en la fearriana, asumiendo el hecho de que una minora arriana

  • 2.2 Sisebuto (612-621) y el inicio de la persecucin 3

    III Concilio de Toledo: Imagen del Cdice Vigilano, Bibliotecadel Escorial.

    difcilmente podra doblegar, aun con el uso de la fuerza,a la inmensa mayora de la poblacin hispanorromana decredo catlico. As lo expres el propio Recaredo cuan-do dijo que su objetivo era favorecer a la Iglesia de Diosque al mismo tiempo revisti la diversidad de los hombresy las naciones con la sola tnica de la inmortalidad, man-tenindolos unidos a s con los lazos de una nica religinsagrada. De esta forma la Iglesia catlica y su doctrinase convirtieron en la fuente de legitimacin de la monar-qua visigoda, fundamentada en la unidad del regnum porla fe y en la fe catlica.[15]

    La novedad principal que introdujo Recaredo en las leyesantijudas fue una en la que se permita la conversin for-zosa de los judos al catolicismo, lo que supona una rup-tura con toda la legislacin anterior.[16] En cuanto al restode leyes, Recaredo se limit a raticar las incluidas en elBreviarium de Alarico II o algunos cnones del Conciliode Elvira celebrado a principios del siglo IV.[17] Pero sparece que las aplic, como lo demostrara el hecho deque un grupo de judos ofreci dinero al rey para que re-vocara las medidas decretadas contra ellos, una actitudque fue alabada por el papa Gregorio quien le escribi en599:[18]

    Conozco tambin lo que Dios se complaceen vuestras obras, por lo que me ha referido miamado hijo el presbtero Probino, que habin-dose publicado por vuestra excelencia un de-creto contra la perdia de los judos y habien-do stos ofrecido una gran cantidad de dineropara doblegar vuestra rectitud, generosamentelo habis despreciado, preriendo a la utilidadpropia la causa de Dios y al esplendor del oroel de la inocencia

    As bajo Recaredo de nuevo se prohibieron los matrimo-nios mixtos entre judos y cristianos incluso que losjudos pudieran tener concubinas cristianas, el accesoa los cargos pblicos, la compra de esclavos cristianos y

    la circuncisin de los esclavos que ya tuvieran en esecaso el esclavo debera ser liberado y el amo se converti-ra en esclavo del Tesoro,[19] etc., aunque introdujo laobligacin de bautizar a los hijos nacidos de matrimonioso concubinatos mixtos,[20] lo que, segn E.A. Thompson,constituira el primer, pero no el ltimo, ejemplo de con-versin forzada al cristianismo en la Espaa visigoda.[21]

    En ocasiones los concilios provinciales de los obispos ca-tlicos fueron mucho ms lejos en su antijudasmo. Asen el Concilio de la Narbonense de 589, el mismo ao enque se reuni el III Concilio de Toledo, se aprob que losjudos deberan descansar durante el Sbado Cristiano yque no podran cantar salmos en el entierro de sus muer-tos. No existen pruebas de que Recaredo raticase las de-cisiones de este snodo, pero la actitud de los obispos queparticiparon en l sera un presagio de lo que iba a ocurriren el siglo siguiente.[22]

    2.2 Sisebuto (612-621) y el inicio de la per-secucin

    Columna visigoda con bajorrelieves en el interior de la Iglesia deEl Salvador de Toledo

    Al piadoso rey Sisebutoquien se interes vivamen-te en los asuntos de la Iglesia, a la que gobern con manorme y quien fue el primer y nico rey visigodo queobtuvo y mereci fama como autor latino[23] le ca-be el honor de haber comenzado la prolongada y feroz

  • 4 2 LA PERSECUCIN DE LOS JUDOS: EL REINO VISIGODO CATLICO (589-711)

    persecucin de los judos, que desgur la Espaa delsiglo VII. Nada ms acceder al trono se mostr muydefraudado por la poca efectividad prctica de la legis-lacin de Recaredo,[24] ya que sus sucesores Witerico yGundemaro no la hicieron cumplir.[25]

    Sisebuto aprob en seguida dos nuevas leyes contra losjudos. En la primera les prohiba que tuvieran esclavos(o personas dependientes) cristianos, pues el funesto po-der que stos [los judos] ejercen entre los cristianos debeser desarraigado y el pueblo cristiano, consagrado a Dios,debe ser conducido hacia la gracia bajo el recto amor dela fe.[11] El propsito de Sisebuto era conseguir lo msrpidamente posible la liberacin de los esclavos cristia-nos de sus amos judos, aunque esto no signicaba que seconvirtieran en hombres libres, sino que los propietariosestaban obligados a vender a sus esclavos a compradorescristianos a un precio razonable, aunque se le ofreca laposibilidad de manumitirlos. Si antes del 1 de julio de612 un judo todava posea esclavos cristianos les seranconscados la mitad de sus bienes y el esclavo obtendrala libertad.[26]

    En la segunda, tras raticar la prohibicin absoluta de losmatrimonios mixtos, se obligaba a separar a los cnyugessi la parte indelis (el judo o la juda) se negaba a con-vertirse al cristianismo, recayendo sobre ellos la pena dedestierro perpetuo y la conscacin de todos sus bienes.Al nal de esta segunda ley Sisebuto adverta a los reyesque le sucedieran que recaera una maldicin sobre ellossi no hacan cumplir las leyes antijudas unos sesentaaos ms tarde, Ervigio todava recordaba esta maldicincon vivo temor.[26][27] Esta segunda ley tambin seocup del proselitismo de los judos endureciendo el cas-tigo a los cristianos convertidos que no quisieran volver asu antigua fe: seran azotados pblicamente, sufriran ladecalvacin y se convertiran en esclavos del Tesoro. Encuanto al judo que hubiera inducido a un cristiano a con-vertirse a la ley de Moiss sera ejecutado y sus propie-dades conscadas.[26] Son medidas brutales y severas,una forma desproporcionada y fantica de hacer efectivala funcin real de defensor de la fe catlica.[28]

    El resultado concreto de estas dos leyes fue, segn JosephPrez, que los judos quedaban excluidos de la estruc-tura social; como se les prohiba tener esclavos y colonosles resultaba imposible o por lo menos difcil cultivar oposeer grandes posesiones.[29]

    Pocos aos despus de la promulgacin de estas dos leyesSisebuto endureci an ms su poltica antijuda e ini-ci una campaa de conversiones forzosas de los judosal cristianismo, que haba comenzado con los que fueranhijos de los ilcitos matrimonios mixtos, y que culmincon el decreto de la primera conversin general al catoli-cismo de todos los judos. El texto original de la ley no seha conservado, pero a ella se reere Isidoro de Sevilla ensu Historia rerum gothorum suevorum et vandalorum:[27]

    Sisebuto, al comienzo de su reinado, llevpor la fuerza a los judos a la fe catlica, mos-

    trando en ello gran celo, pero no segn la sabi-dura; pues oblig por el poder a los que debiatraer por la razn de la fe y como est escrito:ya por la ocasin, ya por la verdad, con tal deque Cristo sea anunciado

    Como consecuencia de este decreto muchos judos aban-donaron Hispania, pero su nmero exacto se desconoce.E.A. Thompson arma que lo ms probable es que soloun pequeo porcentaje de judos espaoles abandonarael pas.[30] Joseph Prez arma que la cifra de los queentonces fueron expulsados se ha calculado en muchosmiles y la de los bautizados en 90 000, pero seran pro-bablemente muchos menos.[29]

    Los judos que permanecieron en Hispania se convirtie-ron pero solo en apariencia, por lo que Sisebuto, cre,sin pretenderlo, un problema social y religioso nuevo enHispania: el problema de los pseudoconversos, ncleode futuros conictos sociales y religiosos.[28] Por otrolado, a partir de Sisebuto, la palabra judo se utili-zar tambin para designar a los conversos, que pasa-ron a convertirse en objetivo prioritario de las medidasrepresoras.[31]

    Sisebuto cont con la plena colaboracin de la Iglesia pa-ra su dursima poltica antijuda. As antes de que decre-tara hacia el 616 la conversin forzosa de todos los ju-dos, el metropolitano de Toledo haba excomulgado alcomes civitatis de la ciudad por haber permitido que algu-nos judos convertidos al cristianismo volvieran a antiguafe judaica.[32] Despus la Iglesia catlica apoy el decretode conversin forzosa del delsimo a Dios y victoriossi-mo prncipe Sisebuto quien preri conducir a los judos,aun en contra de su voluntad, a la verdad antes que ver-los permanecer largo tiempo en su enraizada perdia, ydenunci la prctica de algunos judos de sustituir a sus hi-jos por nios ajenos cuando tenan que cumplir la normade bautizarlos, y as los mantienen paganos en una ocultay abominable simulacin, lo que, por otro lado, demos-trara lo extendido que estara el criptojudasmo entre losnuevos cristianos. Solo despus de la muerte de Sisebuto al-gn obispo, como Isidoro de Sevilla, mostr alguna reservasobre la forma como se haba llevado a cabo la conver-sin, pero los obispos justicaron el uso de la fuerza porparte de los reyes para obligar al pueblo a obedecer lasleyes y evitar las malas conductas.[33] Los obispos recono-cieron el valor de esta forma de bautismo y se opusierona que los judeoconversos pudieran volver a su antigua fe.Haber entrado ya en contacto con los divinos sacramen-tos, haber recibido la gracia del bautismo, ser ungidos conel crisma y compartido el cuerpo y la sangre del Seor,les obligaba a permanecer cristianos, para que el hombredivino no fuera profanado y la fe que haban aceptadono fuera considerada de poco valor y despreciable.[30]Isidoro de Sevilla escribi:[34]

    De muchos modos atemoriza Dios a loshombres para que, aunque tarde, se convier-tan y sientan mayor vergenza por el hecho de

  • 2.4 Chintila (636-639/40) y la vuelta a las medidas de fuerza 5

    haber esperado su retorno durante tanto tiem-po. Pues a algunos los conmueve ora con ame-nazas, ora con infortunios, ora con revelacio-nes, a n de que se enmienden, estremecidosde terror, los que rehyen convertirse volunta-riamente

    2.3 Sisenando (631-636) y los cnones an-tijudos del IV Concilio de Toledo

    Isidoro de Sevilla, grabado del siglo XVIII

    Despus de la muerte de Sisebuto, los obispos de la His-pania visigoda se pronunciaron en contra del uso de lafuerza para convertir a los judos, una postura que ya ha-ba sido defendida por el papa Gregorio Magno que habahablado de que era mejor usar la razn que la fuerza paraatraer a los judos a la fe cristiana porque la ltima sologeneraba conversiones aparentes sin embargo el papamantuvo la doctrina cannica de la irreversibilidad delbautismo, por lo que los judeoconversos forzosos no po-dan volver a su antigua fe judaica ya que incurriran en elgravsimo delito de apostasa.[35] As en el IV Conci-lio de Toledo, presidido por Isidoro de Sevilla, se aprobque en adelante nadie les fuerce [a los judos] a creerpues no se debe salvar a los tales en contra de su voluntad,sino queriendo para que la justicia sea completa, aunquejusticaron el uso de la fuerza para mantener dentro de lafe catlica a los judos convertidos en tiempos de Sisebu-to, porque de lo contrario se les absolvera del delito deperjurio, lo que supondra un sacrilegio y la profanacin

    de la Iglesia.[36]

    Pero aquellos que fueron convertidos ante-riormente por la fuerza al cristianismo, comose hizo por los aos del religiossimo prncipeSisebuto, porque consta que recibieron los sa-cramentos divinos y la gracia del bautismo, yque fueron ungidos con el crisma, y que parti-ciparon del cuerpo y sangre del Seor, convie-ne que se les obligue a retener la fe, forzadosy necesariamente, admitieron, a n de que elnombre del Seor no sea blasfemado y se ten-ga por vil y despreciable la fe que aceptaron

    En el IV Concilio de Toledo inaugurado por Sisenando el5 de diciembre de 633 se aprobaron diez cnones relati-vos a los judos. Dos de ellos siguieron las instruccionesdirectas del rey. El primero ampli a cualquier cargo laprohibicin de que pudieran ser detentados por judos,porque se deca que stos los empleaban para atacar a loscristianos. El segundo rearmaba las leyes de Recaredo yde Sisebuto que prohiban que un judo pudiera poseer,comprar o recibir como regalo ningn esclavo cristiano,pero en cuanto a la pena solo se hablaba de que el escla-vo fuera liberado pero no de la conscacin de los bienesdel amo judo. En cuanto al resto de cnones se mantu-vo la legislacin sobre la prohibicin de la circuncisinde los esclavos cristianos que hubiesen vuelto al judas-mo y sobre la obligatoriedad del bautismo para los hijosde los ilegales matrimonios mixtosde los que se reitersu prohibicin, pero se introdujo una importante nove-dad: la prohibicin de los judeoconversos de relacionarsecon los judos no convertidos. Las penas que se impo-nan eran muy duras ya que el judo no convertido seraentregado como esclavo a un cristiano y el converso se-ra azotado pblicamente. Por ltimo se impuso la penade excomunin para las autoridades laicas y eclesisticasque a cambio del soborno o por otra razn permitieran elincumplimiento de las leyes a los judos, prctica que alparecer estaba muy extendida.[37]

    2.4 Chintila (636-639/40) y la vuelta a lasmedidas de fuerza

    Chintila, empeado en acabar con la perdia judai-ca, orden reunir a todos los judos bautizados de To-ledo en diciembre de 638 en la iglesia de Santa Leocadiaerigida por Sisebuto y donde se haban reunido variosconcilios de Toledo y les oblig a realizar una profe-sin de fe o placitum con el nombre de Confessio velprofessio Iudaeorum civitatis Toledanae por el que secomprometan expresamente a no abandonar nunca la re-ligin cristiana, a renunciar denitivamente a las prcti-cas judas y a no mantener ningn contacto con aquellosjudos convertidos que supieran que judaizaban.[38] En elplacitum tambin se comprometan a abandonar las cos-tumbres judas como la circuncisin y las reglas de ali-mentacin; a someter a la aprobacin de las autoridades la

  • 6 2 LA PERSECUCIN DE LOS JUDOS: EL REINO VISIGODO CATLICO (589-711)

    Chintila, rey godo, pintura del siglo XIX

    Mishn; y a lapidar hasta la muerte a cualquier judeocon-verso que se apartara de la fe catlica. Como ha destacadoE.A. Thompson, el placitum contradeca agrantementela disposicin del IV Concilio, segn la cual la poltica deSisebuto de conversiones forzadas deba ser abandonada.Pero Chintila haba sobrepasado con mucho a Sisebuto ya todas las leyes y cnones.[39]

    Chintila reuni el VI Concilio de Toledo (638) en el quese volvi a aprobar la conversin forzosa de los judos,y se rearmaron los duros cnones relativos a los judeo-conversos aprobados en el IV Conclio de Toledo, cele-brado cinco aos antes, y que se consideraban que erannecesarios para su salvacin. Por ltimo se ratic ladecisin de Chintila, tomada de comn acuerdo con elclero (cum regni sui sacerdotibus), de que solo podran vi-vir en su reino los sbditos catlicos.[40] E. A. Thompsonha destacado que esta ltima decisin no permitir a unno catlico vivir en el reino, era una innovacin en lahistoria de Europa occidental. Nada parecido se haba co-nocido en el Imperio Romano de Occidente ni en el reinoarriano de Espaa. Ni siquiera Sisebuto haba llegado tanlejos.[41]

    2.5 Chindasvinto (642-653) y la persecu-cin de los criptojudos

    Chindasvinto, Recesvinto y Egica en el Codex Vigilanus.

    Chindasvinto solo promulg una nueva ley sobre los ju-dos que responda a la preocupacin de la monarqua go-da y de la Iglesia sobre la extensin del criptojudasmo.En ella exhortaba a los verdaderos eles a alejarse delpeligro judaizante, pues de la misma manera que debeser lamentada por los cristianos la maldad de los preva-ricadores de Cristo que existen, igualmente debe ser con-siderado por todos que nadie en absoluto merezca el per-dn cuando se le convenza de que se ha desviado de unbuen camino a otro peor.[42] Con el propsito de evitar elproselitismo judo, a los cristianos que practicaban ritosmosaicos, especialmente la circuncisin, se les impuso lapena de muerte.[43]

    2.6 Recesvinto (653-672) y la eliminacindel judasmo

    Los judos a partir de Recesvinto y hasta el nal del reino(exceptuando quizs el reinado de Wamba) tuvieron quehacer frente a un constante y salvaje ataque por parte delgobierno, aunque algunos obispos y jueces no lo llevarona cabo dentro de su esfera de accin.[44]

    Interior de la Iglesia de San Juan de Baos, mandada construirpor Recesvinto y consagrada hacia el 669

    En en el VIII Concilio de Toledo Recesvinto record quela nica hereja sacrlega que quedaba en el reino era el

  • 2.6 Recesvinto (653-672) y la eliminacin del judasmo 7

    judasmo, sealando adems que habamuchos conversosque renegaban de la fe cristiana catlica despus de serbautizados.[45] El tomus en el que el rey expona los temasa tratar en el concilio deca:[42]

    Denuncio la vida y costumbres de los ju-dos, cuya contagiosa pestilencia mancha lastierras de mis dominios, pues habiendo el Diosomnipotente exterminado de raz todas las he-rejas de este reino, se sabe que slo ha queda-do esta vergenza sacrlega, la cual se ver co-rregida por los esfuerzos de vuestra devocin,o aniquilada por la venganza de nuestro casti-go

    La respuesta de los obispos fue raticar los decretos delIV Concilio de Toledo, pues era indigno que un prncipede fe ortodoxa tuviera que gobernar a sacrlegos, y que unpueblo de creyentes fuera corrompido por la asociacincon los impos.[44]

    Como la respuesta del Concilio de Toledo no fue lo su-cientemente dura a juicio del monarca, Recesvinto apro-b una decena de dursimas leyes que fueron recogidasen el Cdigo de Recesvinto y que impedan a los judoscontinuar con su detestanda des et consuetudo al privaresde sus derechos civiles y religiosos. Prohibi la celebra-cin de la Pascua juda y del resto de estas religiosasjudaicas, la observacin del sabat y todas sus prcticasreligiosas, incluida la circuncisin, las normas de alimen-tacin o el matrimonio segn el rito mosaico. Asimismoprohibi a los judos entablar pleitos contra cristianos otesticar contra ellos incluso si eran esclavos, salvolos conversos de segunda generacin que hubieran pro-bado su fe cristiana.[42] La pena que se impona a los queincumplieran estas normas era la de muerte en la hogue-ra o la lapidacin a manos de los miembros de su propiacomunidad juda. Adems, al quedar abolido el derechoromano con la promulgacin del Cdigo de Recesvinto,los judos perdieron la inmunidad de ser procesados oconvocados judicialmente en sbado.[46]

    Para reforzar su poltica antijuda los judeoconversos deToledo fueron obligados a suscribir un nuevo placitum el18 de febrero de 654 ms duro an que el anterior deChintila. En l eran obligados a reconocer la obstina-cin de nuestra impiedad que les habra impedido abra-zar de corazn la fe catlica. Por ello se comprometanen su nombre, en el de sus mujeres y en el de sus hijos, ano realizar ninguna prctica juda, a no tener ningn con-tacto con judos no bautizados, ni a casarse con ellos, eincluso a no abstenerse de comer alimentos guisados concerdo. El castigo era la muerte en la hoguera o la lapi-dacin. Con esto se consumaba el ataque de Recesvin-to contra los judos, el primer intento sistemtico deusar todo el poder del estado para eliminar el judasmode Espaa. Participar en las ceremonias judas o tenercreencias judas era ahora, y lo sigui siendo durante casitreinta aos, un delito capital. [47]

    Primera pgina del Liber Iudiciorum o Cdigo de Recesvinto.Edicin de 1600

    Para asegurarse que los cristianos no siguieran ayudandoa los criptojudos a incumplir las leyes, a cambio de di-nero o de cualquier otro servicio, Recesvinto rescat unadisposicin del IV Concilio de Toledo por la que cual-quier obispo o clrigo o seglar que en adelante les prestareayuda contra la fe cristiana con ddiva o por favores, sertenido verdaderamente como extrao a la Iglesia catlicay al reino de Dios, y hecho anatema como profano y sacr-lego, porque es digno de ser separado del cuerpo de Cristoaquel que se convierte en patrono de los enemigos de Cris-to. As fue recogida en el nuevo cdigo que promulg,el Cdigo de Recesvinto o Liber Iudiciorum.[48]

    La poltica antijuda fue obra del rey, pero no hay ningntestimonio de que los obispos desaprobasen la persecu-cin de los judos. Por el contrario, tomaron alguna inicia-tiva sin que Recesvinto interviniera, como en el concilioprovincial de la Cartaginense del 655 conocido como elIX Concilio de Toledo en el que decidieron que los judosbautizados pasaran las estas cristianas junto a su obispopara asegurase de que su conversin era verdadera.[49]

    Recesvinto an convoc otro concilio de todo el reino enel 656, el X Concilio de Toledo, en el que se trat untema escandaloso: que hubiera sacerdotes y diconos quevendan esclavos cristianos a judos, una violacin de lasleyes y cnones que al parecer estaba muy extendida. Losobispos acordaron expulsar de la Iglesia al clero que sededicara a este comercio.[50]

  • 8 2 LA PERSECUCIN DE LOS JUDOS: EL REINO VISIGODO CATLICO (589-711)

    2.7 Ervigio (680-687) y la erradicacin dela peste judaica

    Monedas del rey visigodo Ervigio (680)

    Ervigio promulg unas medidas an ms terribles contrael judasmo segn Juan Jos Sayas, angustiado porla debilidad de su poder, Ervigio suscit una vez ms lacuestin judas como el medio ms rpido y ecaz de au-nar voluntades en torno suyo, especialmente del inuyen-te sector eclesistico.[51] As, extrem las disposicio-nes preventivas establecidas en el IX Concilio de Toledodel reinado de Recesvinto y orden a los judeoconversosque deban presentarse ante el obispo, sacerdote o funcio-nario civil de su lugar de residencia todos los sbados ydas de esta cristianas y judas, bajo pena de decalvaciny de cien azotes. Adems durante esos das las mujeresjudas deban ser acompaadas de mujeres cristianas paraevitar que los clrigos que tenan la obligacin de vigilar-las pudiesen cometer con ellas actos deshonestos.[52]

    Su poltica de exterminio de la peste judaica la concre-t en el XII Concilio de Toledo, celebrado en 681 nadams iniciarse su reinado, cuando present en el mismonada menos que veintiocho leyes antijudas que acababade promulgar:[53]

    Extirpad de raz la peste judaica que siem-pre se renueva con nuevas locuras; examinadtambin con la ms pura intencin las leyes quenuestra gloria promulg poco ha contra la in-delidad de dichos judos y aadid a las mismasleyes una clusula conrmatoria, y promulgadestas decisiones contra los abusos de tales in-eles reunidas en un suelo cuerpo

    Ervigio insisti en la defensa de la fe cristiana frente a losjudos, por lo que se les prohibi leer o poseer libros enlos que se la atacase. La pena seran la decalvacin pblicay cien latigazos, que se aplicara a partir de los diez aosde edad.[54]

    La ley ms importante que Ervigio promulg, y conrmel XII Concilio, fue la que exigi la conversin forzosa detodos los judos, a los que se daba un plazo mximo deun ao (a partir del 27 de enero del 681) para bautizarseellos, sus hijos y sus esclavos una medida que no habaimpuesto Recesvinto. El que cumplido el plazo no sehubiera bautizado recibira cien latigazos, sufrira la de-calvacin, sera desterrado y sus propiedades conscadas

    si el rey as lo decida el mismo castigo se impondraal judo que celebrase la Pascua o cualquier otra estajuda.[54]

    Adems se ordenaba un nuevo placitum que deban reali-zar los judeoconversos de forma individual ante el obis-po, lo que lo diferenciaba de los dos placitum anterioresde Chintila y Recesvinto, que haban sido hechos de for-ma colectiva. Por otro lado, se vuelven a reiterar medidasanteriores pero endurecindolas todava ms. Los Iudaei(supuestamente los judeoconversos) deban liberar a susesclavos cristianos en un plazo mximo de dos meses y sino la hacan perderan la mitad de sus bienes, o en casode ser pobres, seran sometidos a la decalvatio y recibi-ran cien azotes. De esta forma se pretenda evitar que losconvirtieran al judasmo, tal como le haba sucedido al es-clavo cristiano Mancio quien, segn el relato hagiogrcodel siglo VII Passio Mantii, sufri martirio por negarse aabrazar la religin de su amo judo.[55]

    La pena impuesta a la circuncisin fue tal vez la ms bru-tal: tanto al circuncidado como al realizador se les corta-ran los genitales y si ste ltimo era mujer se le cortara lanariz adems todos ellos perderan sus propiedades.Esa misma pena se aplicara a los que hicieran proselitis-mo de la religin judaica.[56] Tambin se impusieron im-portantes restricciones a los judos que quisieran viajar,ya que en cuanto llegaran a un lugar deban presentarseante el obispo, el sacerdote o el juez, que se encargara deque no celebrasen el Sbado judo o cualquier otra esta.Deban alojarse entre cristianos y cuando se marcharandeba comunicar a donde se dirigan para que fueran avi-sadas con antelacin las autoridades eclesisticas y civilesde su llegada.[57]

    Ervigio se preocup tambin de que estas leyes fuerancumplidas, por lo que los obispos o los jueces que no lasaplicaran, porque fueran sobornados o porque no estuvie-ran de acuerdo con ellas, pagaran una multa de setentay dos sueldos. Adems para que los judos no pudieranalegar el desconocimiento de las leyes, el rey orden a losobispos y sacerdotes que reunieran en su iglesia a la co-munidad juda y se las leyeran. Lo nico que se puededecir a favor de Ervigio, segn E.A. Thompson, es queaboli la pena de muerte impuesta por Sisebuto a los quehicieran proselitismo y por Recesvinto a los que incum-plieran sus leyes. Un judo que se negara a abandonar lafe de sus padres podra ahora por lo menos esperar con-servar la vida, aunque en terribles condiciones.[58]

    La dursima poltica antijuda de Ervigio fue alentada yjusticada por Julin de Toledo quien al parecer tenaascendientes judos[59] de esta forma:[17]

    Ante cualquier mal que circula por el cuer-po, es costumbre de los buenos mdicos cer-cenar con el hierro la zona afectada y primeroamputar radicalmente las podredumbres puru-lentas, antes de que la parte nociva contagie alas sanas. [] Pienso que vuestra bondad, muysagrado prncipe, desear imitar la dulzura de

  • 2.8 Egica (687-702) y la esclavizacin de los judos 9

    este remedio admirable [] Pues bien, entreestos miembros putrefactos que han de evitar-se, se encuentran las lenguas de los judos, loscuales piensan que Cristo, el hijo de Dios pro-metido por la Ley, todava no ha nacido []

    2.8 Egica (687-702) y la esclavizacin delos judos

    Representacin de gica en el Cdice Emilianense

    La reiteracin de las leyes antijudas a lo largo del sigloVII es una prueba, segn E.A. Thompson, de que a pesardel terror judicial, los judos haban continuado practi-cando su religin, poseyendo esclavos cristianos y desem-peando cargos que les otorgaban poder sobre los cristia-nos; adems, tanto el clero como los laicos, al menos enalgunos casos, se haban mostrado propicios a pasar poralto las ofensas o haban considerado el soborno comouna buena razn para no decir nada.[59] Juan Jos Sa-yas arma lo mismo: La repeticin a lo largo del tiempode casi las mismas leyes anti-judas castigando prctica-mente los mismos delitos es un indicativo elocuente de lanegligencia en la aplicacin de las leyes.[60]

    As pues, cuando Egica accedi al trono reanud la per-secucin de los judos. Pero su ataque fue diferente: es-tuvo encaminado a privarles de la posibilidad de ganarsela vida con la intencin, que l mismo proclam ante elXVI Concilio de Toledo, de destruir denitivamente eljudasmo.[61]

    Egica al principio de su reinado recurri a medidas pac-cas para impedir que los judeoconversos volvieran a suantigua fe. Les ofreci ventajas econmicas exencinde cierto impuesto; poder comerciar libremente con loscristianos si demostraban su sincera adhesin al cato-licismo, aunque mediante un ritual humillante tenanque recitar ante testigos el Padrenuestro y el Credo yrecibir la comunin cada vez que un cristiano que qui-siera comerciar con ellos dudara de la sinceridad de suconversin. Al mismo tiempo estableci que los ju-dos no convertidos solo podran comerciar entre ellosel cristiano que comerciara con ellos pagara una mul-ta de 216 sueldos y si era inferior persona recibira cienazotes y no podran comerciar con ultramar y las tie-rras, inmuebles y esclavos que en otro tiempo hubieranadquirido a cristianos seran conscadas y pasaran a serpropiedad del Tesoroaunque ste les pagara una com-pensacin por ellas.[62]

    Pero como muchos conversos retornaban a las prcticasjudaicas, Egica tom la decisin ms brutal de toda lahistoria del reino visigodo de Toledo en contra de losjudos.[63] Con la aprobacin del XVII Concilio de To-ledo (694), decret la conscacin de todos los bienes delos judos (conversos ya la inmensa mayora), su escla-vitud perpetua y la disgregacin de sus familias, alegan-do que no solo haban vuelto a sus ritos judaicos, sinoque adems haban organizado una supuesta e increbleconspiracin con los judos de ultramar (hebrei trans-marini) para combatir al pueblo cristiano y usurpar eltrono.[64][65] Este fue el castigo que se impuso a los ju-dos en el XVII Concilio de Toledo (694).[66]

    Se esforzaron con atrevimiento tirnico porarruinar la patria y a todo el pueblo. [...] Quisie-ron usurpar para s el trono real... por medio deuna conspiracin. Y habiendo sabido esta nues-tra asamblea con todo detalle este crimen in-fausto por sus mismas confesiones, decretamosque en fuerza de este nuestro decreto sufran uncastigo irrevocable, a saber: que segn el man-dato del piadossimo y religiossimo prncipenuestro, el rey Egica, que, encendido por el ce-lo del Seor e impelido por el fervor de la santafe no slo quiere vengar la injuria irrogada a lacruz de Cristo, sino que tambin pretende evi-tar con todo rigor la ruina de su pueblo y desu patria, que aqullos haban querido cruel-mente provocar, privados de todos sus bienesy los dems de su descendencia, arrancados desus propios lugares, sern dispersados por to-das las partes a travs de todas las provincias de

  • 10 3 LOS MOTIVOS DE LA PERSECUCIN

    Espaa, sometidos a perpetua esclavitud, en-tregndoles al servicio de aquellos a los que elrey ordenare, y no podrn bajo ningn pretextorecuperar de ningn modo su estado de hom-bres libres, mientras permanezcan en la obs-tinacin de su indelidad... Decretamos tam-bin que por eleccin de nuestro prncipe, sedesignen algunos de los esclavos cristianos delos mismos judos, que recibirn de los bienesde aqullos cuanto el tantas veces citado seornuestro quisiera darles en la escritura de liber-tad. [...] Respecto de sus hijos de uno y otrosexo, decretamos que, a partir de los siete aos,no tengan un mismo techo ni trato con sus pa-dres

    Las personas a las que el rey otorgara los esclavos ju-dos tendran que rmar un compromiso de no permi-tirles nunca practicar sus ritos. Finalmente, sus hijos lesseran arrebatados cuando llegasen a los siete aos y se-ran entregados a cristianos devotos para ser educados, ya su debido tiempo seran casados con cristianos.[67]

    Aunque E.A. Thompson no duda de que algunos obis-pos y jueces encontraron medios para dejar de imponerestas espantosas leyes, stas fueron aplicadas rigurosa-mente en varias zonas de Hispania y durante casi veinteaos las vctimas tuvieron que esperar que sus libertado-res desembarcasen en Gibraltar, porque de los sucesoresde Egica, Vitiza y Rodrigo, no tenemos conocimiento deque aliviaran la condicin de los judos.[68]

    3 Los motivos de la persecucinE.A. Thompson no encuentra justicacin ni explicacina la salvaje legislacin contra los judos, legislacin quefue promulgada por todos los reyes [catlicos] y conr-mada concilio tras concilio durante ms de un siglo, yque alcanza su primer clmax con Recesvinto, quien de-clar delito capital el quebrantamiento de cualquiera desus diez frenticas leyes, y el segundo y ms terrible congica, quien justic la esclavizacin de los judos con unhistrico discurso ante el XVII Concilio en el que hablde un complot contra el cristianismo organizado por elmundo judo y denunciado por confesiones de algu-nos conjurados. Thompson adems destaca que estaterrible persecucin no tiene parangn en los otros reinoscatlicos de la poca. Entre los francos y bizantinos no sedio nada parecido a una poltica de exterminacin conti-nua, sistemtica y de mbito nacional. Y por otro ladoseala que los judos de Hispania no puede decirse queocuparan ninguna posicin importante en la sociedad delreino. Adems no hay indicio en nuestras fuentes de ani-mosidad contra ellos por parte del pueblo.[69]

    Para el historiador britnico Roger Collins los motivos dela persecucin fueron polticos y religiosos. Segn Co-llins, los reyes y los obispos no podan tolerar a los que

    no era posible integrar en la nueva sociedad que desea-ban conseguir, como era el caso de los judos. Solo unreino totalmente unido en la prctica de la fe catlica se-ra aceptable a los ojos de Dios y, a este respecto, la exis-tencia del judasmo dentro de sus fronteras amenazaba lapaz y la prosperidad material del reino. La fragilidad delestado visigodo, cada vez ms aparente a partir del de-cenio de 630, daba progresivamente mayor fuerza a estaconsideracin.[70]

    El hispanista francs Joseph Prez se pregunta: C-mo explicar la saa de los reyes visigodos, a partir de laconversin de Recaredo, contra unos judos que no cons-tituan ninguna amenaza?. Tras descartar las motivacio-nes de tipo econmico o poltico los reyes visigodosno codiciaban los bienes de los judos y no se conocenrevueltas encabezadas por judos que se opusieran a lamonarqua visigoda, Prez se responde: Todo pareceindicar que las medidas discriminatorias estn inspiradaspor el celo religioso. Y recuerda a continuacin los trata-dos doctrinales antijudos de Isidoro de Sevilla o de Julinde Toledo y las resoluciones de los Concilios de Toledo,preocupados por el proselitismo de los judos y por elpeligro de contaminacin que supona su presencia paralos conversos, argumento que reaparecer ms tarde parajusticar la expulsin de 1492. Por su parte los monar-cas visigodos queran acabar con una disidencia religio-sa que tena visos de transformarse en disidencia socialy poltica. Prez concluye: Motivos de ndole religiosay empeo por lograr la unidad del reino se unen as paraacabar con el judasmo peninsular, claro antecedente dela situacin que se dar al inicio de los tiempos moder-nos.[71]

    Segn Ral Gonzlez Salinero, la persecucin se debifundamentalmente a que los reyes visigodos y Iglesia ca-tlica estrechamente unida a ellos, consideraron que losjudos obstaculizaban la identicacin entre regnum y ec-clesia y quebrantaban el principio de unidad religiosa so-bre el que, tanto obispos como reyes, deseaban asentarel control de una sociedad enteramente cristiana. Segneste historiador en la persecucin tuvo un papel determi-nante la Iglesia catlica, como lo probara, segn l, elhecho de que aquellos reyes visigodos del siglo VII queno contaron con el apoyo del clero no aplicaron tan du-ramente las leyes antijudas de sus antecesores, ni pro-mulgaron otras nuevas, mientras que aquellos que man-tuvieron lazos muy estrechos con el clero fueron los queaplicaron las medidas antijudas ms duras. Tales fue-ron los casos, por ejemplo, de Isidoro de Sevilla conSisebuto, de Braulio de Zaragoza e Ildefonso de Toledocon Recesvinto, o de Julin de Toledo con Ervigio.[72]

    3.1 El antijudasmo de la Iglesia catlicaAunque en el IV Concilio de Toledo criticaron la polticade conversiones forzosas de Sisebuto (cuando ste ya ha-ba muerto), los obispos catlicos apoyaron las leyes anti-judas cada vez ms brutales que les proponan los reyes.

  • 3.1 El antijudasmo de la Iglesia catlica 11

    Recesvinto no haba atacado a los judos que celebraransus ritos, o al menos a los que no hubieran sido descubier-tos hacindolo. Pero esta actitud era demasiado negativapara los obispos en el momento en que tuvieron las manoslibres en tiempos de Ervigio. Ya estaba olvidada la pro-testa del IV Concilio. Los judos fueron obligados, todos,a bautizarse. As el papel que desempearon los obis-pos a lo largo del siglo VII en los asuntos pblicos fueindigno, arma E.A. Thompson.[73]

    Braulio de Zaragoza e Isidoro de Sevilla en una miniaturaotoniana del siglo X.

    Asimismo la abundante literatura antijuda de los miem-bros ms cultos de la jerarqua catlica alent y justi-c la persecucin a que fueron sometidos los judos. AsIsidoro de Sevilla escribi De de catlica ex veteri et no-vo testamento contra Iudaeos en el que trataba de probarel n de la Ley judaica; Braulio de Zaragoza fue el pro-bable redactor del primer placitum de los judeoconversode Toledo (Confessio vel professio Iudaeorum civitatis To-letanae) del 637; Ildefonso de Toledo, escribi De virgi-nitate perpetua Sanctae Maria, un tratado contra los quenegaban la virginidad de Mara, especialmente contra losjudos; Julin de Toledo fue el autor deDe comprobationesextae aetatis adversus Iudaeos en el que defenda que Je-sucristo era elMesas y rechazaba la creencia juda de quela la sexta edad del mundo no haba llegado an porquela venida del verdadero Mesas no se haba producido.[74]

    El argumento central de los ataques al judasmo por par-te de estos autores era, como escribi Isidoro de Sevilla,que los judos niegan a Cristo, el Hijo de Dios, de loque deducan que el Mesas al que los judos decan se-guir esperando no poda ser otro que el Anticristo. As loexpresaba Julin de Toledo: en efecto, esta misma es lacausa que aducs, por la que decs que Cristo no ha venido,pues es evidente que estis esperando a otro, ciertamente alAnticristo. As los judos eran equiparados a los herejes,calicados de falsos, malvados y blasfemos.[75] Ildefonsode Toledo llega al extremo de considerar a la Sinagogacomo una congregacin propia de animales:[76]

    A nuestra congregacin nunca la llama-

    ron los apstoles sinagoga, sino siempre Iglesia,bien por distinguir, bien porque entre congra-gacin, a que corresponde sinagoga, y convoca-toria, a que corresponde el nombre de Iglesia,hay alguna diferencia; a saber, porque tambinlos animales suelen congregarse, y de ellos de-cimos propiamente que son los greges; convo-car, en cambio, es ms bien propio de los ra-cionales como son los hombres

    La valoracin que hacan de los judos se resuma en elconcepto de perdia iudaica que de concepto teolgicopas a tener un signicado poltico, equiparndose a lanocin de traicin una idea que recorrer toda la EdadMedia. Este fue el fundamento principal de brutal po-ltica antijuda del rey Egica, dispuesto a acabar con estapeligrosa minora.[77]

    Uno de los temas de los quems se ocuparon estos autorescatlicos hispanos fue el de la circuncisin. Como ha ex-plicado Ral Gonzlez Salinero, para Isidoro [de Sevi-lla], la circuncisin carnal de los judos no era ms que unsigno distintivo que careca de todo valor salvco. Por elcontrario, el bautismo (o circuncisin espiritual) limpiabatodos los pecados y ofreca la salvacin eterna al pueblocristiano. Esta prdida de todo valor religioso convertaa la circuncisin en una marca despreciable e indigna.Esto es lo que explica que fueran numerosas las leyes quela prohibieron agravando paulatinamente el castigo quemerecan aquellos que la practicaran en hombres libresque no fuesen judos. As se pas del exilio y la consca-cin de bienes en poca arriana, a la pena muerte a partirde Chindasvinto. Pero Recesvinto y Ervigio an fueronms lejos: el primero prohibi la circuncisin a todos losjudos, incluidos los conversos, bajo pena de muerte porlapidacin u hoguera; el segundo decret la amputacinde los genitales a los hombres que la practicaran y de lanariz a las mujeres que la consumaran o indujeran a otrosa ello.[78]

    Otro de los temas que ms les obsesion fueron el sabbaty las estas judas, lo que qued reejado en la legislacinvisigoda que las prohibieron bajo penas de cien latigazos,destierro y conscacin de bienes, y que tambin obliga-ba a los judos a observar las estas cristianas. Isidorode Sevilla, que ignoraba el hebreo y, por tanto, tena unconocimiento muy deciente de las creencias y observan-cias judaicas, escribi sobre el sabbat:[79]

    La ociosa festividad de los judos [el sba-do] se emplea, dedicados todos al exceso se-xual, para la lujuria, para la bebida, para pro-vecho de la vida terrenal, para servir al vientrey al amor fsico.

    Tambin fueron objeto de ataques las costumbres alimen-tarias judas, lo que de nuevo se reej en las leyes. Re-cesvinto lleg a imponer la pena de muerte por fuego olapidacin a los que respetaran los preceptos judaicos so-

  • 12 5 REFERENCIAS

    bre los alimentos. A los conversos se les permiti abste-nerse de comer carne de cerdo, pero Ervigio restringiesta excepcin a los judos bautizados que fueran verda-deramente buenos cristianos.[80]

    4 Vase tambin Antisemitismo en Espaa

    5 Referencias[1] Gonzlez Salinero, 2007, p. 86.

    [2] Thompson, 2011, p. 372.

    [3] Thompson, 2011, p. 373.

    [4] Collins, 1986, p. 165.

    [5] Gonzlez Salinero (2007: 60 y 2012).

    [6] Thompson, 2011, pp. 43-48.

    [7] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 58-60.

    [8] Thompson, 2011, p. 71.

    [9] Thompson, 2011, p. 70.

    [10] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 60-61.

    [11] Gonzlez Salinero, 2007, p. 66.

    [12] Thompson, 2011, pp. 47; 71-72.

    [13] Prez, 2009, p. 23.

    [14] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 61-62.

    [15] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 62-63.

    [16] Thompson, 2011, pp. 124.

    [17] Gonzlez Salinero, 2007, p. 65.

    [18] Gonzlez Salinero, 2007.

    [19] Thompson, 2011, p. 135.

    [20] Gonzlez Salinero, 2007, p. 65-66.

    [21] Thompson, 2011, p. 136.

    [22] Thompson, 2011, p. 137.

    [23] Thompson, 2011, p. 194.

    [24] Thompson, 2011, pp. 136-137.

    [25] Sayas Abengochea, 2001, p. 248.

    [26] Thompson, 2011, p. 197.

    [27] Gonzlez Salinero, 2007, p. 67.

    [28] Sayas Abengochea, 2001, p. 249.

    [29] Prez, 2009, p. 24.

    [30] Thompson, 2011, p. 198.

    [31] Loring, Prez y Fuentes, 2007, p. 176.

    [32] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 63-64.

    [33] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 67-69.

    [34] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 69-70.

    [35] Gonzlez Salinero, 2007, p. 70.

    [36] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 70-72.

    [37] Thompson, 2011, pp. 212-213.

    [38] Gonzlez Salinero, 2007, p. 72.

    [39] Gonzlez Salinero, 2007, p. 222.

    [40] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 72-73.

    [41] Thompson, 2011, p. 221.

    [42] Gonzlez Salinero, 2007, p. 73.

    [43] Thompson, 2011, p. 234.

    [44] Thompson, 2011, p. 244.

    [45] Sayas Abengochea, 2001, p. 265.

    [46] Thompson, 2011, p. 245.

    [47] Thompson, 2011, p. 246.

    [48] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 74-75.

    [49] Thompson, 2011, p. 247.

    [50] Thompson, 2011, pp. 247-248.

    [51] Sayas Abengochea, 2001, p. 275.

    [52] Gonzlez Salinero, 2007, p. 75.

    [53] Gonzlez Salinero, 2007, p. 76.

    [54] Thompson, 2011, p. 278.

    [55] Gonzlez Salinero, 2007, pp. 76-77.

    [56] Thompson, 2011, pp. 278-279.

    [57] Thompson, 2011, p. 279.

    [58] Thompson, 2011, p. 280.

    [59] Thompson, 2011, p. 281.

    [60] Sayas Abengochea, 2001, p. 267.

    [61] Thompson, 2011, pp. 290-291.

    [62] Thompson, 2011, p. 291.

    [63] Thompson, 2011, p. 292.

    [64] Gonzlez Salinero, 2007, p. 78.

    [65] Sayas Abengochea, 2001, p. 282.

    [66] Prez, 2009, p. 25.

    [67] Thompson, 2011, p. 293.

  • 13

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    Zaragoza_e_Isidoro_de_Sevilla.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: Meister_des_Codex_167_001.jpg Artista original: Meister_des_Codex_167_001.jpg: File Upload Bot (Eloquence) Archivo:Egica.jpg Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/3d/Egica.jpg Licencia: Public domain Colaboradores:

    CDICE Emilianense Artista original: Desconocido Archivo:Inauguraci_Sales_romnic_juny_2011_-Vas_litrgic_d'poca_visigtica.JPG Fuente: http://upload.wikimedia.org/

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    El reino visigodo arriano (507-589) Tolerancia hacia los judos?

    La persecucin de los judos: el reino visigodo catlico (589-711) Recaredo (586-601) y la conversin al catolicismo Sisebuto (612-621) y el inicio de la persecucin Sisenando (631-636) y los cnones antijudos del IV Concilio de Toledo Chintila (636-639/40) y la vuelta a las medidas de fuerza Chindasvinto (642-653) y la persecucin de los criptojudos Recesvinto (653-672) y la eliminacin del judasmo Ervigio (680-687) y la erradicacin de la peste judaica Egica (687-702) y la esclavizacin de los judos

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