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PERFIL DE TRES MONARCAS Saúl, David y Absalón. _______________ GENE EDWARDS Editorial Vida 1

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Dedicatoria

PERFILDE

TRES

MONARCASSal, David y Absaln.

_______________

GENE EDWARDS

Editorial Vida

Dedicatoria

A los cristianos quebrantados de corazn, que escapan de grupos autoritarios en busca de consuelo, salud y esperanza. Dios quiera que se recobren y prosigan con El, que es la libertad genuina.

A los cristianos que han sufrido, o que sufren, la experiencia desconsoladora de la divisin entre los hermanos. Que esta historia les d luz y consuelo. Dios quiera que tambin se recobren y prosigan con El, que es la verdadera paz.

Y quiera Dios que sean sanados de un modo tan absoluto que puedan responder al llamamiento de Aquel que todo lo pide porque El lo es todo.

Querido lector:

Es un placer y un privilegio pasar este tiempo con usted. Gracias por su compaa. Le sugiero que nos apresuremos a entrar al teatro porque veo que ya estn apagando las luces.

Hay dos localidades no lejos del escenario reservadas para nosotros. Sentmonos en seguida.

Tengo entendido que la trama es del gnero dramtico. Espero, sin embargo, que no la encuentre demasiado triste.

Creo que la historia se divide en dos partes. En la primera se presenta a un rey anciano llamado Sal y a un pastorcito llamado David. En la segunda aparece de nuevo un rey anciano y un joven. Pero esta vez el rey anciano es David y el joven es Absaln.

El argumento es una descripcin grfica un boceto al carbn, si usted prefiere de la obediencia y la autoridad en el reino de Dios.

Han apagado las luces; los actores estn en sus puestos. El pblico ha guardado silencio. Ya sube el teln.

Ha comenzado nuestra historia.

Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por m; constituyeron prncipes, mas yo no lo supe...

Oseas 8:4

PROLOGO

El Dios vivo y omnipotente se dirigi a Gabriel y le habl de este modo: Toma estas dos partes de mi ser. Hay dos hombres que esperan su destino. Ve y entrega a cada uno de ellos una porcin de m mismo.

Con dos luces de vida radiante que palpitaban en sus manos, Gabriel abri la puerta del reino que separaba a los dos mundos y se perdi de vista. Haba entrado en la galera de las generaciones futuras.

Tengo aqu dos porciones de la naturaleza de Dios. La primera es del mismo gnero de su naturaleza. Quien se cubre con ella es investido con el aliento de Dios. Su mismo aliento lo rodea como las aguas alrededor del que se zambulle en el mar. Con esto el aliento que enviste tendr el poder del Altsimo para dominar ejrcitos, avergonzar a los enemigos de Dios y realizar en la tierra su obra. Aqu est el poder de Dios como un don. Aqu est la inmersin en el Espritu.

Un hombre dio un paso adelante.

Esta porcin de Dios es para m.

Muy bien respondi el ngel . Recuerda que quien recibe una porcin tan grandiosa como sta ser, sin duda, conocido por muchos. Antes que tu peregrinaje terrenal termine, ser conocido tu carcter por medio de este poder. Tal es el destino de todos los que estn investidos de esta porcin y ejercen su poder, porque ella afecta nicamente al hombre exterior, sin afectar un pice su espritu. El poder exterior revelar siempre los recursos ntimos del ser o la carencia de ellos.

El primer hombre recibi su porcin y dio un paso atrs.

Gabriel habl otra vez.

Tengo aqu la segunda de las dos porciones del Dios viviente. Este no es un don sino una herencia. Se lleva un don en el hombre exterior; se siembra una herencia como una semilla en lo ms ntimo del corazn. Sin embargo, aun cuando es una siembra tan insignificante, crece hasta llenar, andando el tiempo, todo el hombre interior.

Otro hombre dio un paso adelante y exclam:

Creo que esta porcin ha de ser ma durante mi peregrinaje terrenal.

Muy bien respondi otra vez el ngel . Debo decirte que se te ha dado algo glorioso. Es lo nico en todo el universo de Dios y de los ngeles que puede cambiar l corazn humano. Sin embargo, ni siquiera este elemento de Dios puede llevar a cabo su tarea ni crecer hasta llenar todo tu ser interior a menos que est bien combinado. Tiene que ser prdigamente mezclado con quebrantamiento, tristeza y afliccin.

El segundo hombre recibi su porcin y dio un paso atrs.

Junto a Gabriel se sent el ngel Archivero. Debidamente asent en su libro el registro de los dos hombres.

Qu llegarn a ser estos dos hombres despus que hayan pasado la puerta hacia el mundo visible? pregunt Archivero.

En voz baja respondi Gabriel:

Cada uno, en su tiempo, ser rey.

CAPITULO 1

El hijo menor de cualquier familia posee dos rasgos distintivos: Se le considera informal y consentido. Por lo general, se espera poco de l. Inevitablemente revela menos caractersticas de liderazgo que los dems hijos de la familia. Nunca gua, siempre sigue. No tiene a ninguno menor que l con quien ejercer el liderazgo.

As es hoy y as fue hace tres mil aos en un pueblo llamado Beln, en una familia de ocho muchachos. Los primeros siete hijos de Isa trabajaban cerca de la granja de su padre. El menor era enviado a las montaas para que apacentara el pequeo rebao de ovejas de la familia.

En aquellos aburridos viajes pastoriles, este hijo menor llevaba dos cosas: una honda y un pequeo instrumento parecido a la guitarra. Es abundante el tiempo libre de un pastor en las mesetas, donde durante muchos das pastan las ovejas en una pradera solitaria. A medida que pasaba el tiempo y los das se convertan en semanas, el joven se senta muy solo.

La sensacin de soledad que lo rodeaba siempre se aumentaba en su alma. Tocaba mucho el arpa. Tena buena voz, de modo que cantaba con frecuencia. Cuando nada de esto lograba distraerlo, recoga un montn de piedras y las lanzaba, una a una, con su honda hacia un rbol distante como si estuviera en realidad furioso.

Cuando desapareca un montn de piedras, caminaba hasta el rbol que le haba servido de blanco, volva a reuniras y designaba a otro enemigo frondoso a una distancia todava mayor.

As libraba muchas batallas solitarias como esta.

Este pastor, cantor y hondero tambin amaba a su Seor. Por la noche, mientras todas sus ovejas dorman, se sentaba a contemplar con fijeza el fuego mortecino de la hoguera, rasgueaba su arpa y ofreca un concierto de un solo instrumentista. Cantaba los antiguos himnos de la fe de sus antepasados. Lloraba mientras cantaba; y a menudo, cuando lloraba, terminaba alabando a Dios.

Cuando no alababa ni lloraba, vigilaba los corderos y las ovejas. Si no estaba ocupado con su rebao, tiraba con su afable honda una y otra vez hasta que pudiera decirle a cada piedra exactamente adonde dirigirse.

Una vez, mientras cantaba a todo pulmn a Dios, a los ngeles y a las nubes que pasaban, divis un enemigo vivo: un enorme oso! Se lanz adelante. Ambos se encontraron avanzando furiosamente hacia el mismo objetivo: un corderito que pastaba en una alta planicie de exquisito pasto verde. El muchacho y el oso se detuvieron a medio camino y se volvieron con violencia para enfrentarse el uno al otro. Aun cuando instintivamente busc una piedra en su zurrn, el joven se dio cuenta de que no tena miedo.

Mientras tanto, lo embistieron las patas peludas, como un potente relmpago pardo con furor espumoso, impulsado por la fuerza de la juventud, puso la piedra en la honda y pronto un guijarro liso del arroyo silb en el aire para hacer frente a la embestida.

Momentos despus, el hombre no tan joven como minutos antes recogi al corderito y le dijo:

Yo soy tu pastor y Dios es el mo.

Y as, a lo largo de la noche, entreteji la leyenda del da hasta convertirla en cancin. Lanz al cielo aquel himno repetidas veces hasta que hubo enseado la meloda y la letra a cada ngel que tena odo musical. Ellos, a su vez, se hicieron guardianes de esta cancin prodigiosa y la hicieron llegar como blsamo sanador a los quebrantados de corazn de todos los tiempos.

CAPITULO 2

Una figura corra hacia l en la distancia. Creca a medida que se acercaba. Era su hermano.

Corre! Grit el hermano. Corre con todas tus fuerzas. Yo cuidar del rebao.

Por qu?

Un anciano, un sabio, est en casa. Quiere conocer a los ocho hijos de Isa y los ha visto a todos menos a ti.

Pero por qu?

Corre!

David corri. Se detuvo slo el tiempo suficiente para recobrar el aliento. Despus, con el sudor corriendo copiosamente sobre las mejillas bronceadas por el sol, y el rostro enrojecido haciendo juego con su rojizo pelo crespo, entr en la casa de su padre, grabando con sus ojos todo lo que vea.

El hijo menor de Isa estaba all de pie, alto y fornido, sobre todo ante los ojos del curioso visitante. La familia casi nunca puede percatarse de cuando un hombre ha crecido, ni siquiera al mirarlo de frente. El anciano lo not. Y advirti tambin algo ms. De algn modo supo lo que Dios saba.

Dios haba hecho una encuesta casa por casa en todo el reino en busca de algo muy especial. Como resultado de esta encuesta, el Dios omnipotente haba notado que este trovador, que tiraba piedras con su honda, amaba a su Seor con un corazn ms puro que cualquier otro en toda la tierra de Israel.

Arrodllate dijo el barbudo de luenga cabellera encanecida.

Se arrodill casi regiamente, al menos para quien nunca haba estado en esa peculiar posicin, y sinti que el aceite se derramaba sobre su cabeza. En algn lugar en el archivo de su mente, con el rtulo "datos de la niez", se rememoraba este pensamiento: "Esto es lo que hacen los hombres para investir a un rey! Samuel me est convirtiendo en... qu?"

Las palabras hebreas eran inequvocas. Hasta los nios las saban.

He aqu el ungido del Seor!

Un da formidable para la vida de un joven, no es verdad? No es entonces extrao que este acontecimiento sumamente notable condujera al joven no al trono, sino a una dcada de infernal agona y sufrimiento? Aquel da David fue inscrito no en el linaje de la realeza, sino en la escuela del quebrantamiento.

Samuel se fue a su casa. Todos los hijos de Isa, excepto uno, se fueron a la guerra. El menor, tierno an para ir al campo de batalla, recibi, no obstante, un ascenso en la casa de su padre... de pastor a ayudante de camarero. Ahora su nuevo trabajo era llevar alimento a sus hermanos en la lnea del frente. Haca esto con regularidad. En una de tales visitas al frente de batalla, mat un oso exactamente de la misma manera que lo hizo la primera vez. Sin embargo, este oso tena una altura de tres metros y era humano. Como resultado de esta proeza extraordinaria, el joven David se vio de pronto convertido en hroe popular.

Por ltimo, se encontr metido en el castillo de un rey loco. Y en circunstancias tan locas como el rey, el joven iba a aprender muchas cosas indispensables.

CAPITULO 3

David cantaba con frecuencia para el rey loco. La msica era un gran alivio para el anciano, segn parece. Cuando David cantaba, todos se detenan en los pasillos del castillo, y escuchaban maravillados las canciones que provenan de la cmara real. Cmo lleg alguien tan joven a poseer letra y msica tan maravillosas?

Pareca que la favorita de todos era la cancin que compuso cuando salv de la muerte al corderito. Les encantaba esa cancin tanto como a los ngeles.

No obstante, el rey senta celos porque estaba loco. O sera que estaba loco porque senta celos? De cualquier modo, el rey se sinti amenazado por David, como sucede a menudo con los reyes cuando por debajo de ellos hay un joven popular y que promete. El rey tambin saba, como lo saba David, que este muchacho tena la posibilidad de ocupar su puesto.

Pero ascendera David al trono por medios fraudulentos o por medios legtimos? Sal no lo saba. Este era uno de los interrogantes que enloqueca al rey.

David estaba atrapado en una posicin incmoda. Sin embargo, en tales circunstancias pareci captar la interpretacin profunda del drama en curso en el que haba sido atrapado. Pareca comprender algo que muy pocos de los hombres ms sabios de su tiempo comprendieron. Algo que an en nuestros das, cuando los hombres son todava ms sabios, menos comprenden.

Qu era?

Que Dios no tena, pero ansiaba tener, hombres que vivieran en la afliccin.

Dios quera una vasija rota.

CAPITULO 4

El rey loco vea a David como una amenaza para su reino. No comprenda, segn parece, que debe permitirse que Dios decida qu reinos perdurarn ante las amenazas. Al no saberlo, Sal hizo lo que hacen todos los reyes insensatos. Arroj lanzas a David. El poda hacerlo. Era el rey. Los reyes pueden hacer tales cosas, y casi siempre las hacen. Los reyes se arrogan el derecho de arrojar lanzas. Todo el mundo sabe que tales hombres tienen ese derecho. Todos lo saben muy bien. Cmo lo saben? Porque el rey se lo ha dicho muchas veces.

Es posible que este rey loco fuera el verdadero rey, incluso el ungido del Seor?

Qu piensa usted respecto a su propio rey? Es el ungido del Seor? Tal vez s, tal vez no. Slo Dios sabe.

Si su rey es en realidad el ungido del Seor, y si adems arroja lanzas, entonces hay algunas cosas que usted puede saber, y saber con seguridad.

Su rey est bastante loco.

Y es un rey segn el orden del rey Sal.

CAPITULO 5

Dios tiene una universidad. Es una escuela pequea. Pocos se inscriben, todava menos se gradan. Muy, muy pocos en realidad.

Dios tiene esta escuela porque no tiene hombres quebrantados de corazn. Ms bien tiene otros tipos de hombres. Tiene hombres que afirman ser la autoridad de Dios... y no lo son; hombres que dicen estar quebrantados de corazn... y no lo estn. Tiene hombres que son la autoridad de Dios, pero son insensatos, de corazn no quebrantado. El posee, tristemente, una mezcla espectroscpica de todo entre esos dos tipos de hombres. Tiene de todos estos en abundancia; pero hombres quebrantados de corazn, casi absolutamente ninguno.

Por qu hay tan pocos estudiantes en la escuela divina de la obediencia y el quebrantamiento? Porque todos los que estn en esta escuela deben sufrir mucha afliccin. Y como usted pudiera suponer, es a menudo el gobernante no quebrantado de corazn a quien Dios soberanamente escoge el que ocasiona la afliccin. David fue una vez estudiante en esta escuela, y Sal fue el medio escogido por Dios para afligir a David.

A medida que aumentaba la locura del rey, David creca en conocimiento. El saba que Dios lo haba colocado en el palacio del rey, bajo autoridad legtima.

Era legtima la autoridad del rey Sal? S, era la autoridad escogida de Dios. Escogida para David. Autoridad de un corazn no quebrantado, s. Mas ordenada divinamente.

S, eso es posible.

David tom aliento, se puso bajo las rdenes de su rey insensato, y camin la senda de su infierno terrenal.

CAPITULO 6

David tena un interrogante: Qu se hace cuando alguien nos arroja una lanza? No le parece extrao que David no supiera la respuesta a este interrogante? Despus de todo, cualquiera sabe qu hacer cuando le arrojan una lanza. Se recoge la lanza, y se arroja contra el agresor!

"Cuando alguien te arroje una lanza, David, arrncala de la pared y arrjala al que la tir primero. Absolutamente todos los dems lo hacen; puedes estar seguro."

Al realizar esta proeza insignificante de devolver las lanzas arrojadas, usted probar muchas cosas: Que es intrpido. Defiende lo recto. Se opone valientemente al mal. Es firme y no se le puede hacer a un lado. No soportar la injusticia o el trato injusto. Es el defensor de la fe, guardin de la antorcha, descubridor de toda hereja. No ser injuriado fcilmente. Todos estos atributos se combinan para probar que usted tambin es, obviamente, candidato para el reino. S, tal vez sea el ungido del Seor.

Segn el orden del rey Sal.

Tambin existe la posibilidad de que unos veinte aos despus de su coronacin, ser increblemente el ms diestro lancero del reino. Y, an ms seguro, para entonces... estar bastante loco.

CAPITULO 7

Diferente de cualquier otro lancero en la historia, David no saba qu hacer cuando le arrojaban una lanza. No la arroj de vuelta a Sal, ni prepar su propia lanza para arrojrsela. David hizo algo distinto. Lo nico que hizo fue esquivarla.

Qu puede hacer un hombre, sobre todo un joven, cuando el rey decide usarlo como blanco en sus prcticas de tiro? Qu sucede si el joven decide no devolver el golpe?

Ante todo, tiene que simular que no ve las lanzas. Aun cuando vengan directamente contra l. En segundo lugar, tiene que aprender a esquivar rpidamente el golpe. Por ltimo, tiene que aparentar que nada ha sucedido.

Uno puede fcilmente darse cuenta si alguien ha sido alcanzado por una lanza. Se convierte en una oscura sombra de amargura. A David nunca lo hiri ninguna lanza. Gradualmente aprendi un secreto bien guardado. Descubri tres principios que impidieron que lo hirieran las lanzas.

Uno: No aprender nada acerca del arte elegante y de fcil dominio de la lanza.

Dos: Apartarse de la compaa de todos los lanceros.

Y tres: Mantener la boca hermticamente cerrada. De esta manera, uno nunca ser tocado por las lanzas, aun cuando le atraviesen el corazn.

CAPITULO 8

Mi rey est loco. Al menos, yo lo considero as. Qu puedo hacer?

Ante todo, reconozca este hecho inalterable: Usted no puede decir (ninguno de nosotros puede) quin es el ungido del Seor y quin no lo es. Algunos reyes, a quienes todos acusaran de ser reyes segn el orden del rey Sal, lo son en realidad segn el orden de David. Y otros, en quienes todos los hombres tendran fe absoluta como reyes segn el orden de David, realmente pertenecen al orden del rey Sal. Quin tiene la razn? Quin puede saberlo? De quin es la voz que escucha usted? Ningn hombre es lo suficientemente sabio como para descifrar el enigma. Lo nico que podemos hacer es dar vueltas hacindonos la pregunta: Es este hombre el ungido del Seor? Y si lo es, lo ser segn el orden de Sal?

Memorice muy bien esa pregunta. Tendr que hacrsela muchsimas veces. Sobre todo si usted es ciudadano de un reino cuyo rey tal vez est loco. Pudiera parecer fcil hacer esta pregunta, pero no lo es. Sobre todo cuando usted llora intensamente... y esquiva lanzas... y se siente tentado a devolver el golpe.... y los dems lo animan a que lo haga. Cuando su opinin, su juicio, su lgica, su inteligencia y su sentido comn estn de acuerdo con eso. Pero recuerde en sus lgrimas que usted conoce slo la pregunta, no la respuesta.

Nadie conoce la respuesta.

Nadie, excepto Dios.

CAPITULO 9

No me gust ese ltimo captulo. Le dio un rodeo al problema. Estoy en la situacin de David, y estoy en agona. Qu hago cuando el reino donde estoy es gobernado por un rey tirador de lanzas? Debo irme? Si es as, cmo? Qu hace exactamente un hombre en medio de una contienda de tiradores de cuchillos?

Bien, si a usted no le gust la pregunta del ltimo captulo, tampoco le gustar la respuesta que se presenta en este.

La respuesta es esta: Se deja apualar.

Qu necesidad hay de eso? O qu hay de bueno en ello?

Usted tiene los ojos puestos en el falso rey Sal. Mientras mire a su rey, usted lo culpar nicamente a l por el actual infierno de su vida. Tenga cuidado porque Dios tiene sus ojos fijos en otro rey Sal. No en el visible que est all frente a Usted arrojndole sus lanzas. No, Dios est mirando a otro rey Sal. Uno tan malo... o peor.

Dios est mirando al rey Sal que hay en usted.

En m?

Sal est en su corriente sangunea, en la mdula de sus huesos. l forma parte de la misma carne y msculo de su corazn. Est enraizado en su alma; vive en el ncleo de sus tomos.

El rey Sal y usted son uno solo.

Usted es el rey Sal!

El respira en los pulmones y late en el pecho de todos nosotros. Slo hay una manera de librarse de l. Tiene que ser destruido.

Tal vez usted no considere que esto sea expresamente una lisonja, pero al menos ahora sabr por qu Dios lo puso bajo alguien que pudiera ser precisamente el rey Sal.

El pastor David habra llegado a ser el rey Sal II si Dios no hubiera cercenado al Sal que exista dentro de su corazn. A propsito, tal operacin tom aos y fue una experiencia cruel que estuvo a punto de matar al paciente. Y qu escalpelo y pinzas us Dios para extirpar este Sal interior?

Dios us al Sal exterior.

El rey Sal trat de destruir a David, pero su nico xito fue que se convirti en el instrumento de Dios para dar muerte al Sal que vagaba por las cavernas de la propia alma de David. S, es cierto que David fue casi destruido en el proceso, pero as tena que ser. De otra manera, el Sal que estaba en l habra sobrevivido.

David acept el destino de vivir en tan inhumanas circunstancias. No levant una mano, ni opuso resistencia ni trat de impresionar con su piedad. Sufri en el crisol secreta y silenciosamente. Debido a esto fue profundamente herido. Todo su ser interior fue mutilado. Su personalidad fue transformada. Cuando la prueba termin, David era apenas reconocible.

No estuvo usted satisfecho con la pregunta del captulo anterior? Entonces es probable que no le gustara la respuesta de este captulo.

A ninguno nos gusta.

A nadie, excepto a Dios.

CAPITULO 10

Cmo sabe un hombre cuando llega por fin el momento de abandonar al ungido del Seor, sobre todo si este lo es segn el orden del rey Sal?

David nunca tom esa decisin. El ungido del Seor la tom por l. El propio edicto del rey resolvi el asunto! "Captrenlo y mtenlo como a un perro." Slo entonces sali David. Ms bien huy. An entonces, nunca habl una palabra o levant la mano contra Sal. Note tambin esto, por favor: David no dividi el reino cuando sali. No se llev parte de la poblacin con l. Sali solo.

Solo, totalmente solo. El rey Sal II nunca hace eso. El siempre se lleva a quienes "se obstinan en acompaarlo".

S, los hombres se obstinan en acompaarlo a usted, no es as? Estn dispuestos a ayudarlo a fundar el reino de Sal II.

Tales hombres nunca se atreven a salir solos.

Pero David sali solo. Es que los verdaderos ungidos del Seor pueden salir solos.

Slo hay una manera de abandonar un reino: Solo.

Totalmente solo.

CAPITULO 11

Las cuevas no son el lugar ideal para levantar el estado de nimo. Hay cierta semejanza en todas ellas, no importa en cuntas usted haya vivido. Oscuras, hmedas y fras. Con el aire viciado. Una cueva se empeora aun ms cuando usted es el nico habitante... y puede a lo lejos or el ladrido de los perros.

Pero algunas veces, cuando no estaban cerca los perros ni los cazadores, la presa cantaba. Comenzaba en voz baja y luego alzaba la voz y cantaba aquella cancin que compuso cuando salv al corderito. Cada nota resonaba en las paredes de la cueva as como otras veces haba resonado en las montaas. La msica vibraba en la oscuridad de la profunda cueva, que se converta de inmediato en un coro que repeta su canto.

Ahora tena menos que cuando era pastor. No tena arpa ni sol, y ni siquiera la compaa de las ovejas. Se haban desvanecido los recuerdos del palacio. Su mayor ambicin no era ms alta que el cayado de un pastor. Todo se estaba extinguiendo para l.

Cantaba mucho, y con cada nota sala una lgrima.

Cuan extraas reacciones provoca el sufrimiento!

En aquellas cuevas oscuras, hmedas y fras, ahogado en la tristeza de su canto y en la cancin de su tristeza, David se convirti sencillamente en el ms grande autor de himnos, y en el mayor consolador de los quebrantados de corazn que este mundo haya conocido jams.

CAPITULO 12

Corra por los campos empapados por la lluvia, y bajaba por los resbaladizos cauces de los ros. Algunas veces se acercaban los perros, otras veces hasta lo encontraban. Pero lo ocultaban los ros, los fosos y los pies veloces. Tomaba su alimento de los campos, arrancaba races a la orilla del camino, dorma en los rboles, se esconda en las zanjas, se arrastraba entre las zarzas, y avanzaba lentamente sobre el fango. Corra durante muchos das, sin atreverse a parar o a comer. Beba la lluvia. Semidesnudo, todo sucio, caminaba, tropezaba, y se desgarraba la piel al arrastrarse.

Ahora las cuevas eran castillos. Los fosos eran casas.

En tiempos pasados las madres siempre les haban dicho a sus hijos que si no se portaban bien terminaran como el borracho del pueblo. Pero ya no. Ahora ellas tenan una historia mejor y ms aterradora que contarles: "Prtate bien o terminars como el matador del gigante."

En Jerusaln, cuando los hombres enseaban acerca de ser obedientes a los reyes y a honrar a los ungidos del Seor, David serva de ejemplo. "Miren, esto es lo que Dios hace con los hombres rebeldes." Los jvenes oyentes se estremecan ante tal pensamiento y resolvan nunca tener nada que ver con la rebelin.

As era entonces, as es ahora, as ser siempre.

Mucho ms tarde, David llegaba a un pas extranjero, y a un nfimo grado de seguridad. Tambin aqu fue temido y odiado; se inventaron mentiras y hubo confabulaciones contra l. Se enfrent a la muerte en varias ocasiones.

Estas fueron las horas ms negras de David. Usted las conoce como los das que precedieron a su reinado, pero l no las vea de ese modo. El supona que esta sera su suerte para siempre.

El sufrimiento daba a luz. La humildad naca.

De acuerdo con las normas terrenales, era un hombre frustrado; de acuerdo con la norma del cielo, era un hombre quebrantado de corazn.

CAPITULO 13

Otros tuvieron que huir a medida que aumentaba la locura del rey. Primero uno, luego tres, despus diez, y por ltimo cientos. Al trmino de prolongada bsqueda, algunos de estos fugitivos hicieron contacto con David. Ellos no lo haban visto por largo tiempo.

En realidad, cuando lo vieron otra vez simplemente no lo reconocieron. Haba cambiado. Su personalidad, su carcter, todo su ser haba sido transformado. Hablaba menos. Amaba ms a Dios. Cantaba de manera diferente. Ellos nunca antes haban escuchado estas canciones. Algunas eran indescriptiblemente hermosas, pero otras helaban la sangre en las venas.

Los que lo encontraron y decidieron ser sus compaeros errantes eran un grupo miserable y despreciable: ladrones, mentirosos, quejumbrosos, criticones... insurrectos de corazn rebelde. Estaban cegados por el odio contra el rey y, por tanto, contra todo lo que representaba autoridad. Habran sido camorristas en el paraso si pudieran haber entrado alguna vez.

David no les pidi que lo siguieran. No comparta la actitud de esos hombres. Sin embargo, sin pedrselo, ellos comenzaron a seguirlo.

El nunca les habl de autoridad. Jams se refiri a la obediencia; pero, todos sin excepcin se sometieron. No estableci ningn reglamento. Los preceptos legales no son palabras que se encuentran en el vocabulario de los prfugos. No obstante, limpiaron totalmente su vida exterior y, paulatinamente, tambin comenz a cambiar su vida interior.

No temieron la obediencia ni la autoridad. Ni siquiera pensaron en el tema, y mucho menos lo discutieron. Entonces por qu siguieron a David? No lo siguieron precisamente. Era slo que l era... bueno... era David. Eso no necesitaba explicacin.

Y as, por primera vez en dos ocasiones, naci la verdadera monarqua.

CAPITULO 14

Por qu, David, por qu?

El lugar era otra cueva oscura. Los hombres se movan con impaciencia de un lado para otro.

Paulatinamente, y muy intranquilos, comenzaron a sentarse. Todos estaban tan desconcertados como Joab, quien, por ltimo, haba expresado sus interrogantes. Joab quera respuestas inmediatas.

Seguramente David tuvo que haber estado avergonzado o al menos a la defensiva. Ni lo uno ni lo otro. El miraba ms all de Joab como un hombre que contempla otro reino que slo l puede ver. Joab avanz hacia David, lo mir con desprecio y comenz a pronunciar a gritos sus frustraciones.

El estuvo muchas veces a punto de atravesarte con su lanza en el castillo. Lo vi con mis propios ojos. Por ltimo, escapaste. Durante algunos aos no has sido ms que un conejo a quien l persigue. Adems, el mundo entero cree las mentiras que l cuenta acerca de ti. Ha venido l mismo, el rey, buscando en cada cueva, en cada foso y hoyo de la tierra para encontrarte y matarte como a un perro. Pero esta noche lo tuviste en la punta de su propia lanza y no hiciste nada!.. Mranos. Somos animales otra vez. Hace menos de una hora pudiste habernos liberado a todos. S, pudiramos ser libres en este momento! Libres! Y tambin lo sera la nacin de Israel. Por qu, David, por qu no terminaste con estos aos de afliccin?

Hubo un largo silencio. Otra vez los hombres se movieron intranquilos. No estaban acostumbrados a ver a David reprendido.

David habl pausadamente, con una delicadeza que pareca decir "o lo que preguntaste, pero no prest atencin a la manera en que lo hiciste".

Porque una vez, hace ya mucho tiempo, l no estaba loco. Era joven. Era grande... grande ante los ojos de Dios y de les hombres. Fue Dios mismo quien lo hizo rey. Dios, no los hombres.

Joab volvi a enfurecerse.

Pero ahora s est loco! Y ya Dios no est con l. Y es ms, David, l todava te matar!

Esta vez fue la respuesta de David la que ardi con pasin.

Es mejor que me mate y no que yo aprenda sus mtodos. Es mejor que me mate y no que yo llegue a ser como l.

No practicar los mtodos que causan la locura de los reyes. No arrojar lanzas, ni permitir que medre el odio en mi corazn. No me vengar. Ni ahora ni nunca!

Joab se enoj ante semejante respuesta sin sentido, y se encoleriz en la oscuridad de la caverna.

Aquella noche los hombres se acostaron sobre las piedras hmedas y fras, murmurando acerca de las opiniones masoquistas y pervertidas de su lder en cuanto a las relaciones con los monarcas, y sobre todo con los reyes insensatos.

Aquella noche tambin se acostaron los ngeles, y soaron en el resplandor crepuscular de aquel da extraordinario que Dios' an poda dar su autoridad a un vaso digno de confianza.

CAPITULO 15

Qu clase de hombre era Sal? Quin era este que se hizo enemigo de David? El ungido de Dios, el libertador de Israel. Y sin embargo se le recuerda principalmente por su insensatez.

Olvide las crticas que usted haya odo o ledo acerca de Sal. Olvide su mala fama. Considere los hechos. Sal fue uno de los ms grandes personajes de la historia humana. Fue un muchacho de campo, un verdadero nio campesino. Era alto, bien parecido y muy simptico.

Fue bautizado en el Espritu Santo.

Tambin proceda de una familia distinguida; es decir, en su linaje hubo algunos de los grandes personajes histricos de toda la humanidad. Abraham, Israel y Moiss se contaban entre sus antepasados.

Recuerda los antecedentes histricos? Abraham haba fundado una nacin.

Moiss la haba librado de la esclavitud. Josu la estableci en la tierra que Dios le haba prometido. Los jueces impidieron que se desintegrara hasta el caos total. Entonces apareci Sal. El tom a este pueblo y lo integr en un reino unido.

Sal uni a un pueblo y estableci un reino. Pocos hombres han hecho eso. Form un ejrcito de la nada. Gan batallas por el poder de Dios, derrot al enemigo una y otra vez, como pocos hombres lo han hecho. Recuerde eso, y recuerde tambin que este hombre fue bautizado en el Espritu. Adems, fue profeta. El Espritu de Dios vino sobre l en poder y autoridad. Dijo e hizo cosas inauditas, y todo por el poder del Espritu que reposaba sobre l.

El fue todo lo que los hombres de hoy anhelan ser... capacitado por el Espritu Santo... para hacer lo imposible... para Dios. Un lder escogido por Dios con el poder de Dios.

A Sal se le dio la autoridad de Dios. Era el ungido de Dios y Dios lo trataba como tal.

A Sal tambin lo consuma la envidia, y fue capaz de asesinar y estuvo dispuesto a vivir en las tinieblas espirituales.

Hay alguna moraleja en estas contradicciones? S, hay una enseanza que har astillas muchos de sus conceptos acerca del poder, acerca de los grandes hombres bajo la uncin de Dios y acerca de Dios mismo.

Cada ao hay ms hombres que oran por el poder de Dios. Esas oraciones parecen poderosas, sinceras y devotas, sin mviles ocultos. Sin embargo, escondidos bajo tal oracin y fervor estn la ambicin, el ansia por renombre y el deseo de ser considerado un gigante espiritual. El hombre que ora de tal modo tal vez ni siquiera lo sepa, pero esos motivos y deseos secretos estn en su corazn... en el corazn de usted.

Al mismo tiempo que los hombres hacen tales peticiones, sienten un vaco interior. Hay poco crecimiento espiritual interno. La oracin por el poder es el camino corto y rpido, el desvo hacia el crecimiento espiritual interno.

Hay una enorme diferencia entre la vestidura exterior del poder del Espritu y la plenitud interior de la vida del Espritu. En la primera, a pesar del poder, el hombre secreto del corazn puede permanecer inalterado. En la segunda, se trata con l monstruo.

Algo muy interesante acerca de Dios es que El oye todas esas peticiones de poder que le presentan los jvenes fervorosos en cada generacin... y las responde! Muy a menudo El concede esas peticiones de poder y autoridad. Algunas veces, al responderlas, les dice que s a algunos vasos muy indignos.

Les da Dios el poder a los hombres indignos? Su poder? Aun cuando sean por dentro un montn de huesos secos?

Por qu hace Dios tal cosa? La respuesta es a la vez sencilla y aterradora. Algunas veces El le entrega a vasos indignos una porcin mayor de poder a fin, de que este se revele con el tiempo para que todos vean la verdadera condicin de desnudez interior que hay dentro de esos hombres.

Por consiguiente, reconsidere el asunto cuando oiga al mercader del poder. Recuerde: Dios a veces da el poder a los hombres por razones incomprensibles. Un hombre puede estar viviendo en el pecado ms indecoroso y el don exterior estar obrando perfectamente en l. Los dones de Dios, una vez que se dan, no pueden ser revocados. Incluso en la presencia del pecado. Adems, algunos hombres, viviendo tales vidas, son los ungidos del Seor... ante los ojos del Seor. Sal fue una prueba viviente de esta realidad.

Los dones no pueden ser revocados. Aterrador, no es cierto?

Si usted es joven y nunca ha visto semejantes cosas, puede estar seguro de que en los prximos cuarenta aos las ver. Hombres sumamente talentosos y muy poderosos. . . considerados los lderes en el Reino de Dios, cometiendo actos repugnantes y malvados.

Qu necesita este mundo? Hombres talentosos, exteriormente capacitados, u hombres de quebrantado corazn, interiormente transformados?

No olvide que algunos de los hombres a quienes se les ha dado el verdadero poder de Dios han reunido ejrcitos, han derrotado al enemigo, han puesto de manifiesto las poderosas obras de Dios, han predicado y profetizado con autoridad y elocuencia sin par...

Y han arrojado lanzas,

Y han odiado a otros hombres,

Y han atacado al prjimo,

Y han conspirado para asesinar,

Y han profetizado desnudos,

Y hasta han consultado a las brujas.

CAPITULO 16

Todava no ha respondido usted a mi pregunta. Pienso que el hombre bajo cuya autoridad estoy es un rey Sal. Cmo puedo saberlo con certeza?

No se nos concede el privilegio de saberlo. Y recuerde, a menudo aun los Sales son los ungidos del Seor.

Es que siempre habr hombres

dondequiera, en todas las pocas y en todos los grupos que se pondrn de pie para decirle: "Ese hombre es rey segn el orden del rey Sal." Mientras otros, con la misma seguridad, se levantarn para afirmar: "No, es el ungido del Seor segn el orden del rey David." Ningn hombre puede saber realmente cul de los dos tiene la razn. Y si usted se encuentra por casualidad en el balcn mirando a los dos hombres que se gritan mutuamente, pudiera preguntarse a cul orden, si a alguno pertenecen ellos. Recuerde, su lder puede ser un David.

Eso es imposible!

Lo es? La mayora de nosotros sabe al menos de dos hombres del linaje de David que han sido condenados y crucificados por los hombres. Hombres que estaban absolutamente seguros de que los hombres a quienes ellos crucificaban no eran Davides.

Y si usted no sabe de dos casos como estos, seguramente sabe de uno.

Los hombres que persiguen a los Sales que hay entre nosotros crucifican con frecuencia a los Davides.

Quin puede entonces saber quin es David y quin es Sal?

Slo Dios lo sabe.

Estar usted tan seguro de que su rey es un Sal y no un David, hasta el punto de estar dispuesto a asumir la autoridad de Dios y hacerle la guerra a su Sal? Si es as, demos gracias a Dios porque usted no vivi en los tiempos en que estaba de moda el Glgota.

Entonces, qu puede hacer usted? Muy poco. Tal vez nada.

Sin embargo, el paso del tiempo y la conducta de su lder mientras el tiempo pasa revela mucho acerca de su lder.

Y el paso del tiempo, y la manera en que usted reaccione ante ese lder sea un David o sea un Sal , revela mucho acerca de usted.

CAPITULO 17

Dos generaciones despus del reinado de Sal, un joven entusiasta se alist en las filas del ejrcito de Israel bajo la autoridad de un nuevo rey, el nieto de David. Pronto supo de las historias de los hombres valientes de David, Decidi investigar si an viva alguno de aquellos hombres, y si era as, iba a encontrarlo y conversar con l, aunque supona que tal hombre tendra ms de cien aos.

Al fin descubri que, efectivamente, an viva uno de aquellos hombres. Habindose enterado de su paradero, el joven se dio prisa en ir a su morada.Ansioso, si no indeciso, toco a la puerta. Lentamente se abri sta. All estaba de pie un hombre gigantesco, de cabello gris. . . no, completamente blanco. . . y ms arrugado de lo que esperaba.

Seor, es usted uno de los valientes de David de antao; uno de estos hombres de quienes tanto hemos odo?

El anciano examin el rostro, el aspecto y el uniforme de aquel joven durante largo rato. Luego, con voz vetusta pero firme, le respondi sin quitar del rostro del joven su mirada penetrante.

Si preguntas si soy un antiguo ladrn y morador de las cavernas, y uno que sigui a un fugitivo sumamente emotivo y sollozante, entonces s, yo era uno de los "valientes de David".

Enderez sus hombros mientras pronunciaba las ltimas palabras, que termin, con una risa ahogada.

Ciertamente usted hace que el gran rey parezca un hombre dbil. No fue acaso el ms grande de nuestros gobernantes?

No fue dbil dijo el anciano. Despus, juzgando los motivos que trajeron ante su puerta al joven impaciente, le respondi sabiamente en voz baja. Ni fue un gran lder.

Qu fue entonces, buen seor? Porque he venido a aprender acerca de los mtodos del gran rey y sus... valientes. En qu consisti la grandeza de David?

Veo que tienes las ambiciones caractersticas de la juventud dijo el viejo guerrero . Tengo la impresin de que sueas con ser un conductor de hombres algn da.

Hizo una pausa y luego continu reflexivamente.

S, te contar de la grandeza de mi rey, pero pudieran sorprenderte mis palabras.

Los ojos del anciano se llenaban de lgrimas a medida que pensaba primero en David y luego en el necio rey que haba sido recientemente coronado.

Te contar de mi rey y su grandeza. Mi rey nunca me amenaz como amenaza el tuyo. Tu nuevo rey ha comenzado reinado con leyes, preceptos, regulaciones y miedo. El ms vivido recuerdo que tengo de mi rey, cuando vivamos en las cavernas, es que su vida fue una vida de sumisin. S, David me mostr la sumisin, no a autoridad. Me ense no los mtodos inconsecuentes de los preceptos y las leyes, sino el arte de la paciencia. Eso es lo que cambi mi vida.

La rigidez legal no es otra cosa que la manera en que un lder evita el dolor.

Los preceptos fueron ideados por los ancianos a fin de poder irse a acostar temprano! Los hombres que insisten en la autoridad slo prueban que no tienen ninguna. Y los reyes que pronuncian discursos acerca de la sumisin slo revelan el doble temor de su corazn: No estn seguros de que son realmente verdaderos lderes, ordenados por Dios; y viven en el miedo mortal de una rebelin de sus sbditos.

Mi rey no hablaba de someterse a l. No tema ninguna rebelin... porque... porque no le importaba si lo destronaban!

David me ense a perder, no a ganar. A dar, no a quitar. Me mostr que es ms cmodo ser seguidor que ser Lder. No nos reparta el sufrimiento, sino que nos protega de l. Me ense que la autoridad no opone resistencia a la rebelin, sobre todo cuando esa rebelin no es ms peligrosa que la inmadurez, o tal vez la insensatez.

El anciano estaba obviamente recordando algunos incidentes muy tensos y tal vez chistosos de las cuevas.

No dijo con un tono elocuente en su voz , la autoridad de Dios no teme a quienes la desafan, ni se defiende ni le importa un pice si ha de ser destronada.

Esa fue la grandeza del gran rey, o mejor dicho, del verdadero rey.

El anciano comenz a retirarse. El enfado y la realeza se manifestaron en su porte cuando se volva. Luego mir una vez ms al joven, mientras descargaba de manera vehemente una andanada final.

En lo que respecta a la autoridad que David tena, los hombres que no la tienen hablan de ella todo el tiempo. Somtanse y somtanse es todo lo que saben decir. David tena autoridad, pero no creo que eso lo viniera a la mente alguna vez! ramos, seiscientos intiles con un lder que lloraba mucho. Eso es todo lo que ramos!

Esas fueron las ltimas palabras que oy el joven soldado del viejo' guerrero. Se escabull y sali a la calle mientras se preguntaba si sera feliz de nuevo prestando servicios bajo la autoridad de Roboam.

CAPITULO 18

Considera usted que, al llegar al final de nuestro estudio acerca de Sal y de David, se le ha prestado una gran ayuda?

Ahora est seguro de que el hombre bajo cuyas rdenes est no sea verdaderamente un hombre de Dios... o si lo es, en el mejor de los casos slo sea un Sal? [Dios mo, cuan seguros podemos estar los mortales. . . acerca de lo que incluso ni los ngeles saben!

Permtame preguntarle entonces en cuanto a. lo que se propone hacer con este conocimiento recin adquirido. S, estoy enterado de que usted mismo no es ni un Sal ni un David. . . sino slo un labriego del reino. Sin embargo, se propone usted compartir sus nuevos descubrimientos con algunos amigos? Comprendo. Tal vez entonces debo advertirle que con este nuevo y embriagador conocimiento suyo hay un peligro intrnseco. Puede tener lugar un cambio extrao dentro de su corazn. Es que eso es posible. .. Pero espere!

Qu es lo que veo all? All! En aquella remota niebla que hay detrs de usted. Vulvase. La ve? Quin es esa figura fantasmal que camina en medio de la bruma? Parece que, sin duda, la he visto anteriormente.

Observe atentamente. No es posible que descifremos lo que hace?

Parece que se inclina sobre un antiguo cofre. S, lo ha abierto.

Quin es l? Y qu hace?

Ha sacado algo del cofre. Es un manto? Es una especie de capa. Pues se la est poniendo! Le queda perfectamente bien y cae sobre sus hombros como un manto.

Y ahora qu? Mete otra vez la mano en aquel cofre. S que he visto a esa persona antes en alguna parte. Qu es lo que saca esta vez? Un escudo? No, un escudo de armas. S, un escudo de armas de alguna orden mucho tiempo olvidada. Lo toma y lo alza como si hiciera suya esa orden! Quin es ese hombre? El porte, la postura, la manera de andar. He visto antes a ese hombre. Estoy seguro-

Ah! Ha salido de la niebla y ha entrado en la luz. Ahora lo veremos claramente.

Ese rostro. No es el suyo?!

S, lo es. Es el rostro de usted! Usted que puede distinguir tan sabiamente la presencia de un indigno Sal!

Vaya! Mrese en ese espejo. Ese hombre es usted!Mire tambin el nombre sobre el escudo de armas.

Contmplelo: ABSALN SEGUNDO!!!

CAPITULO 19

Mira. Aqu viene David!

Sonrisas burlonas, algunas risitas entrecortadas y alguna risa dbil.

Mira! Nada menos que David.

Otra vez las vivas sonrisas irnicas, un ademn y la silenciosa diversin.

Ese no es David - le dijo un jovencito a su tutor mientras ambos caminaban por la orilla de la calle. Por qu dicen eso? Ese hombre no es David!

Es cierto, nio, no es David. Es Absaln el que sale por la puerta.

Por qu lo llaman David? pregunt el muchacho mientras volva la cabeza para mirar sobre su hombro al donairoso joven que iba en el carro precedido por cincuenta hombres que corran delante.

Porque nos recuerda a David cuando era joven. Y porque estamos muy contentos de que un joven tan excelente tome algn da el lugar de David. Tal vez tambin porque Absaln es mejor parecido que David. Quiz sea el hombre ms hermoso de nuestra poca.

Reinar Absaln dentro de poco? En todo caso, qu edad tiene David? Est a punto de morir?

Claro que no, muchacho. Veamos... cuntos aos tiene David? Es probable que la misma edad de Sal cuando termin su reinado.

Cuntos aos tiene Absaln?

Casi la misma edad de David cuando Sal trat violentamente de matarlo...David es de la edad de Sal. Absaln es de la edad de David cuando se convirti en rey reflexion el muchacho.

Caminaron en silencio por un rato hasta que el muchacho, obviamente absorto en sus pensamientos, habl otra vez.

Sal fue muy severo con David, no es as?

S, muy severo.

Va a tratar el rey David a Absaln del mismo modo? Ser David severo con Absaln?

El tutor se detuvo para considerar el asunto, pero el muchacho prosigui.

Si David trata con crueldad a Absaln, se portar Absaln con tanta misericordia como David se port con Sal?

Nio, el futuro nos lo dir sin duda. Oh, haces preguntas formidable! Si cuando crezcas puedes dar respuestas as como ahora puedes formular preguntas, sers sin duda conocido como el hombre ms sabio de la tierra.

Los dos se volvieron y entraron por las puertas del palacio.

CAPITULO 20

Animaba al corazn el conocer a un hombre que vea las cosas con tanta claridad. Era perspicaz. S, ese era el adjetivo que mejor lo describa: perspicaz. Poda adentrarse en lo profundo de cualquier problema.

Los hombres se sentan seguros slo por el hecho de estar en su compaa. Incluso anhelaban pasar tiempo con l. Al hablar con este hombre, se daban cuenta de que ellos mismos eran ms sabios de lo que haban pensado. Tal descubrimiento los haca sentirse bien. A medida que debatan problema tras problema y solucin tras solucin, los hombres comenzaban a desear con ansia el da en que este hombre fuera su caudillo. El pudiera rectificar tantas injusticias. El les confera una sensacin de esperanza.

Pero este hombre perspicaz e imponente nunca apresurara deliberadamente el da de su propio reinado. De esto estaban seguros. Era demasiado humilde y demasiado respetuoso del actual gobernante. Los que estaban cerca de l comenzaron a sentirse un poco frustrados por el hecho de que tuvieran que seguir esperando por tiempos mejores, cuando al fin reinara este hombre.

Cuanto ms conversaban con l, tanto ms comprendan que haba cosas fuera de lugar en el reino. S, cosas incorrectas en las que nunca antes haban pensado. Y problemas. S, salan a la- luz problemas en los que ni siquiera haban soado nunca. S, en realidad crecan en sabidura y perspicacia.A medida que pasaban los das venan ms y ms personas a .escuchar. La noticia se difunda calmadamente. "En este lugar hay alguien que comprende los problemas y tiene soluciones para ellos." Venan los frustrados, escuchaban, hacan preguntas, reciban respuestas excelentes y comenzaban a abrigar esperanzas.

Aprobaban sus juicios. Nacan los sueos. A medida que el tiempo transcurra, tales reuniones aumentaban. Las ideas se convertan en historias; relatos de injusticia que otros pudieran considerar insignificantes. Pero no este oyente! El era compasivo. Y a medida que hablaban los que lo rodeaban, parecan aumentar en nmero y gravedad las injusticias descubiertas. Con cada "nueva historia, los hombres se conmovan ms ante la injusticia, que ahora pareca estar desenfrenada.

Pero el joven sabio se sentaba sosegadamente y no aada ni una palabra a estas murmuraciones. Es que era demasiado magnnimo. Siempre clausuraba las conversaciones vespertinas con una humilde palabra de condescendencia hacia los que tenan la responsabilidad de gobernar.

No obstante, que este hombre se pudiera sentar tranquilamente para siempre era pedir demasiado. Este interminable desfile de injusticias estaba destinado a agitar aun al ms respetable de los hombres. Hasta el ms puro de corazn se enojara. (Y este hombre era, sin duda, el ms puro de corazn en todo el reino!)

Un hombre tan compasivo no poda tolerar estos sufrimientos ni permanecer silencioso para siempre. Tan magnnimo personaje algn da tena que dar su opinin.,

Por ltimo, sus seguidores, que l jur que no tena, casi palidecieron. Sus crticas en cuanto a las fechoras del reino no slo crecan sino que abundaban. Todos queran hacer algo acerca de estas interminables injusticias. Pareca que al fin el joven prncipe consentira en la accin. Al principio fue slo una palabra; ms tarde, una oracin. Salt el corazn de aquellos hombres. El jbilo rein. Al fin la nobleza se levantaba para tomar medidas. Pero no fue as! El les advirti que no tomaran sus palabras en sentido equivocado. S, lamentaba aquella situacin, pero no poda hablar contra los que gobernaban. No, absolutamente no. No importaba cuan grandes y justificados fueran los motivos para quejarse. El no hablara contra el rey.

Sin embargo, se lamentaba ms y ms. Era obvio que algunas informaciones lo llevaban al paroxismo. Por ltimo, se manifest su justa clera, convertida en controlado y sereno mensaje de fuerza.

Estas cosas no deben suceder!

Luego se puso de pie, con los ojos llameantes.

-Si yo fuera el gobernante, esto es lo que hara...

Y con estas palabras empez a arder la rebelin. Es decir, empez a arder en todos, menos en uno. No fue as en el ms noble y puro de los hombres presentes. La rebelin haba estado durante aos en su corazn.CAPITULO 21

Sabio!

S.

Sabio, pudiera concederme unos minutos?

Por supuesto. Tengo muchsimo tiempo.

Acaba de venir de una reunin en casa de Absaln?

S, as es.

Le molestara compartir conmigo algunas de sus impresiones mientras estuvo all?

Usted quiere decir una impresin general de Absaln y sus partidarios?

S, eso sera suficiente.

Bueno, he conocido muchos hombres como Absaln. .Muchsimos.

Entonces cmo es l?

Es sincero y ambicioso, tal vez sea una contradiccin, no obstante esa es la verdad. Es probable que se proponga hacer lo que dice; pero su ambicin perdurar mucho tiempo despus que descubra su ineptitud para cumplir lo que promete. Cuando se llega al poder, corregir la injusticia se vuelve secundario.

Lo siento. Sabio; pero no entiendo.

Hay dos cosas que persisten en mi mente. En una reunin, mientras Absaln haca preguntas, fue muy categrico en afirmar que debe haber ms libertad en el reino. A todo el mundo le gust eso. El dijo que "un pueblo tiene que ser guiado nicamente por Dios, y no por los hombres". Dijo tambin que "los hombres slo deben hacer lo que ellos piensan que Dios quiere que hagan". Creo que esas fueron sus palabras. En otra reunin habl de las excelentes perspectivas que viene, para el reino de Dios, de las grandiosas hazaas que puede realizar el pueblo. Por otra parte, habl de muchos de los cambios que l hara en cuanto a la manera de gobernar el reino. Aunque l pareca no advertirlo, haba enunciado dos proposiciones incompatibles. Muchos cambios y ms libertad. S, en efecto, l me recuerda a muchos otros hombres con quienes he tropezado a lo largo de los aos.

Sabio, creo que entiendo lo que ha dicho: pero no estoy seguro de cul es el asunto que usted quiere destacar.

Los sueos de Absaln. Sueos de lo que debe ser, de lo que ser. El dice: "Esto es lo que har." Pero para realizar esos sueos, necesita la cooperacin del pueblo. Ah, este es el asunto que los hombres pasan por alto! Tales sueos se apoyan totalmente en la premisa de que el pueblo de Dios estar con el nuevo caudillo, y que todos vern las cosas como el lder las ve. Tales hombres no pueden imaginar los problemas en su reino futuro. Es posible que el pueblo lo siga, y es posible que no.

El pueblo de Dios continu el Sabio seguir a un lder a lo sumo por algunos das. Nunca est mucho tiempo con ninguno. Por lo general, la gente hace lo que le place... Se le puede disuadir para que haga por algn tiempo la voluntad de otro, pero no por mucho tiempo. La gente no trabajar demasiado duro, aun cuando est siguiendo a Dios. Qu har Absaln cuando el pueblo deje de seguirlo voluntariamente? Ah, aqu est el problema! Es que no hay reino sin discordias. Hasta Dios tuvo sus crticos en el cielo. Todos los reinos siguen una trayectoria irregular. Y la gente, sobre todo el pueblo de Dios, nunca sigue ningn sueo al unsono. No, tomar tiempo el realizar lo que l dijo esta noche. No todos estarn dispuestos a acompaarlo. Estar an as decidido a convertir en realidad sus sueos? Si es as, entonces Absaln tiene al menos un recurso: la dictadura. O recurre a ella o ver pocos si es que alguno de sus grandes sueos realizados. Si se convierte en dictador, puedo asegurar que en un futuro no lejano habr exactamente el mismo descontento que hay ahora con el rey actual. S, si Absaln llega a ser rey, poco despus usted ver nuevas reuniones como esta de la que acabo de venir esta noche... slo con nuevos rostros, nuevos sueos y nuevos planes para una nueva rebelin... esta vez contra Absaln! Entonces, cuando Absaln se entere de semejantes reuniones y de debates acerca de una rebelin, tendr slo un recurso.

Sabio, qu opina que har l?

Los rebeldes que llegan al poder mediante la rebelin son intolerantes con los dems rebeldes y sus rebeliones. Cuando Absaln se enfrente con la rebelin, se convertir en un tirano. Su perversidad ser diez veces la que ahora le atribuye a tu rey. El aplastar la rebelin y gobernar con mano de hierro... y mediante el terror. Eliminar toda oposicin. Esta es siempre la ltima etapa de las rebeliones altisonantes. Tal ser el rumbo de Absaln si destrona a David.

Pero, Sabio, no han sido beneficiosas algunas rebeliones, al derrocar a dspotas brutales?

Oh, s, algunas. Pero le recuerdo que este reino en particular es diferente de todos los dems. Este reino est formado por el pueblo de Dios. Es un reino espiritual. Puedo decirle enfticamente que ninguna rebelin en el reino de Dios es atinada, ni puede nunca ser plenamente bendecida.

Sabio, por qu dice tal cosa?

Por muchas razones. Una es evidente. En el reino espiritual, un hombre que est a la cabeza de una rebelin ya ha demostradono importa cuan grandiosos sean sus discursos ni cun angelicales sean sus mtodos que tiene una naturaleza inclinada a la crtica, un carcter sin principios y motivos ocultos en su corazn. Francamente, es un ladrn. Crea la tensin y el descontento dentro del reino, y luego toma el poder o lo socava con sus seguidores. Une a los partidarios que consigue para establecer su propio dominio. Es un comienzo lamentable, basado en el fundamento de la insurreccin. No, Dios nunca aprueba la divisin en su reino.

Me resulta curioso prosigui el Sabio que los hombres que se sienten competentes para dividir el reino de Dios no se sientan capaces de irse a alguna otra parte, a otra tierra, para erigir un reino completamente nuevo. No, ellos tienen que robar el reino de otro lder. No he visto la excepcin. Siempre parecen necesitar al menos algunos partidarios previamente moldeados a su gusto. Comenzar solo y con las manos vacas asusta al mejor de los hombres. Eso tambin indica claramente lo seguro que estn de que Dios est con ellos. Cada una de sus palabras, si verdaderamente se analizan, habla de su inseguridad. Hay muchas tierras intactas y sin dueo. Hay mucha gente en otros sitios que esperan para seguir a un verdadero rey, a un verdadero hombre de Dios. Repito (y hay quienes dicen que repito lo mismo con frecuencia). Por qu los "aspirantes a reyes y profetas" no se marchan silenciosos y solos, encuentran a otra gente en otro sitio, y all erigen el reino que imaginan? Los hombres que dirigen las rebeliones en el mundo espiritual son hombres indignos. No hay excepciones. Y ahora debo irme. Tengo que unirme al desfile que pasa.

Dgame, Sabio, cmo se llama usted?

Mi nombre? Soy la Historia.

CAPITULO 22

David estaba de pie en el balcn de la terraza de su palacio. Las luces de las casas en la Ciudad Santa titilaban all abajo. Un hombre se le acerc por detrs. David suspir y, sin volverse, dijo:

S, Joab, qu sucede?

Lo sabes?

Lo s respondi calmadamente.

Cunto tiempo hace que lo sabes?

pregunt Joab con inquieta sorpresa.

Meses, aos, tal vez una dcada. Quiz lo he sabido durante treinta aos.

Despus de esta respuesta, Joab no estaba seguro si estaban hablando de la misma persona. Despus de todo, Absaln no tena mucho ms de treinta aos.

Seor, hablo de Absaln dijo con cierta indecisin.

Del mismo que hablo yo asegur el rey.

Si lo has sabido por tanto tiempo, por qu no lo detuviste?

Me pregunto lo mismo.

Quieres que lo detenga yo?

David se volvi violentamente! En un momento, la pregunta de Joab haba resuelto su dilema.

No lo hars! No le dirs una sola palabra, ni lo criticars. No permitirs que nadie ms hable crticamente de l ni de sus acciones. No permitir que lo detengas.

Pero entonces, no tomar el reino?

David suspir otra vez, suave y lentamente. Vacil por un momento. No saba si llorar o sonrer. Luego sonri dbilmente y contest:

Si, tal vez lo har.

Qu hars? Tienes algn plan?

No, ninguno. Sinceramente, no s qu hacer. He librado muchas batallas y he resistido muchos asedios. Por lo general, he sabido qu hacer. Pero en esta ocasin, slo puedo recurrir a las experiencias de mi juventud. Me parece que la lnea de conducta que segu aquella vez es la mejor que puedo seguir ahora.

Y cul fue esa lnea de conducta?

No hacer absolutamente nada.

CAPITULO 23

David se qued solo otra vez. Pausada y sosegadamente recorri el jardn de su terraza. Por ltimo, se detuvo y habl en voz alta para s.

He esperado, Absaln; he aguardado y observado durante varios aos. Me he preguntado una y otra vez "Qu hay en el corazn de este joven?" Y ahora lo s.

Hars lo inconcebible. Dividirs el mismo reino de Dios. Todo lo dems era palabrera.

David permaneci un instante silencioso. Luego, casi asustado, habl con la voz apagada.

Absaln no vacila en dividir el Reino de Dios. Ahora lo s. El busca seguidores.

Al menos no los rechaza! Aunque parece magnficamente virtuoso e ilustremente noble, sin embargo, divide. Sus partidarios aumentan, aun cuando convincentemente afirme que no tiene ninguno.

Por largo rato David no dijo nada. Finalmente, con una sombra de agudeza en sus palabras, comenz a hablar consigo mismo.

Muy bien, buen rey David, tienes una cuestin resuelta. Ests en medio de una discordia y pudieras muy bien ser destronado. Ahora a la segunda cuestin.

Hizo una pausa, levant la mano y, casi con el fatalismo dibujado en su rostro, pregunt:

Qu har? El reino est en peligro inminente. Parece que estoy ante la alternativa de perderlo todo o de convertirme en un Sal. Puedo detener a Absaln. Slo necesito ser un Sal. Me convertir en un Sal en mi vejez? Creo que el Seor mismo aguarda mi decisin.

Ahora ser un Sal? se pregunt a s mismo, esta vez en voz alta.

Una voz detrs de l le respondi.

Buen rey, l no ha sido ningn David, contigo.

David se volvi. Era Abisai que se haba acercado sin anunciarse.

Es un lugar concurrido esta terraza

dijo David con irona.

Seor? pregunt Abisai.

Nada. Basta decir que no me han faltado visitantes hoy, un da en que yo hubiera preferido la soledad. Qu me dijiste? O ms bien, qu deca yo?

Preguntabas: "Ser un Sal para Absaln?" Y yo te respond: "El no ha sido para ti ningn joven David."

Nunca desafi a Sal; nunca intent dividir el reino mientras l reinaba. Eso es lo que quieres decir?

Mucho ms que eso respondi con firmeza Abisai. Sal fue un malvado contigo y atorment tu vida. Respondiste slo con respeto y angustia reservada. Las desgracias de aquella poca procedan slo de una parte. Todas cayeron sobre ti. Sin embargo, pudiste haber dividido el reino, y es probable que pudiste haber derrocado a Sal. Antes que hacer eso, recogiste lo tuyo y abandonaste el reino. Preferiste huir antes que causar la divisin. Arriesgaste tu vida en pro de la unidad, y cerraste tu boca y tus ojos ante todas sus injusticias. Tenas ms motivos para rebelarte que cualquier hombre en la historia de este o de cualquier otro reino que jams haya existido. Absaln tiene que deformar la realidad violentamente para inventar su lista de injusticias... pocas de ellas significativas, pudiera yo aadir. Absaln se ha comportado como t? Absaln te respeta? Absaln procura preservar el reino? Absaln se niega a hablar contra ti? Absaln rechaza a los seguidores? Absaln se marcha del pas para impedir la divisin? Absaln es respetuoso? Absaln soporta el sufrimiento en callada agona? Caen sobre Absaln todas las desgracias? No, l slo es magnnimo e inocente!Las ltimas palabras de Abisai salieron con contenida indignacin. Luego prosigui, ms solemne esta vez.

Sus motivos para quejarse no tienen importancia, comparados a los motivos legtimos que tuviste con respecto a Sal.

Nunca has sido injusto con Absaln.

David lo interrumpi con una sonrisa irnica.

Parece que tengo el don de hacer que los ancianos y los jvenes me odien sin motivo. En mi juventud, me atacaron los ancianos; ahora que soy anciano, me atacan los jvenes. Magnfica proeza!

Mi opinin prosigui Abisai es que Absaln no es ningn David. Por lo tanto, te pregunto: Por qu no detienes su rebelin? Detn a ese miserable...

Cuidado, Abisai. Recuerda que l tambin es hijo del rey. Nunca debemos hablar mal del hijo de un rey.

Buen rey, te recuerdo que incluso una vez rehusaste levantar la espada o la lanza contra Sal. Repito. Da y noche Absaln habla contra ti. Un da, dentro de poco, levantar contra ti un ejrcito. An ms, una nacin. Esta nacin! El joven Absaln no es el joven David. Te aconsejo que lo detengas!

Abisai, me pides que me convierta en un Sal respondi David con pesadumbre.

No, digo que l no es ningn David. Detenlo!

Y si lo detengo, todava ser un David? Si lo detengo, no ser un Sal?

Pregunt el rey mientras su mirada penetrante se fijaba en Abisai. Para detenerlo, tengo que ser un Sal o un Absaln.

Mi rey y mi amigo, a veces pienso que ests algo loco.

S, motivos tienes para pensar as

dijo David con una sonrisa.

Apreciado rey, Sal era un rey malo. Absaln es de cierto modo una juvenil reencarnacin de Sal. Slo t eres invariable. T eres siempre el pastorcito quebrantado de corazn. Dime sinceramente, qu te propones hacer?

Hasta ahora no he estado seguro. A partir de ahora ya lo estoy: En mi juventud no fui un Absaln. En mi vejez no ser ningn Sal. En mi juventud, segn tus propias palabras, fui David. En mi vejez tengo el propsito de seguirlo siendo, aun cuando me cueste un trono, un reino y tal vez la cabeza.

Abisai no dijo nada por un rato. Luego habl lentamente, cerciorndose de que comprenda la importancia de la decisin de David.

No fuiste un Absaln; no sers un Sal. Seor, si no ests dispuesto a bajarle los humos a Absaln, sugiero que nos preparemos a evacuar el reino porque seguro que Absaln gobernar.

Slo tan seguro como que Sal mat al pastorcito respondi el anciano y sabio rey.

Qu cosa? pregunt Abisai sobresaltado.Piensa en eso, Abisai. Una vez Dios libr a un pastorcito indefenso de un rey loco y poderoso. El puede todava librar a un rey anciano de un joven rebelde y ambicioso.

Desestimas a tu adversario replic Abisai.

T desestimas a mi Dios respondi David serenamente.

Pero por qu, David? Por qu no luchar?

Te responder. Y si recuerdas, porque t estabas all, una vez respond de la misma manera a Joab en una cueva hace ya mucho tiempo! Es mejor ser derrotado, incluso asesinado, que aprender los mtodos de... de un Sal, o los de un Absaln. El reino no es tan valioso. Djenlo que lo ocupe si es la voluntad de Dios. Repito: No aprender los mtodos de los Sales ni de los Absalones.

Y ahora prosigui-David como ya soy anciano, aadir algo que pudiera no haber sabido entonces. Abisai, ningn hombre conoce su propio corazn. Indudablemente, yo no conozco el mo. Slo Dios lo conoce. Defender mi pequeo reino en nombre de Dios? Arrojar lanzas, conspirar, dividir... y matar el espritu de los hombres, si no sus cuerpos, para proteger mi imperio? No mov un dedo para ser hecho rey, ni para preservar el reino. Ni siquiera el Reino de Dios! Dios me puso aqu. No soy responsable de tomar ni de mantener el poder. No comprendes que tal vez sea la voluntad de Dios que sucedan estas cosas? Me imagino que, si Dios lo decidiera, aun en estas circunstancias El pudiera proteger y defender el reino. Como antes dije, ningn hombre conoce su corazn.

Yo no conozco el mo. Quin sabe lo que hay en realidad en mi corazn? Pudiera ser que ante los ojos de Dios ya no soy digno de gobernar. Tal vez El ha terminado conmigo. Quiz sea su voluntad que gobierne Absaln. Sinceramente, no lo s. Pero si esta es su voluntad, yo la deseo. Que termine Dios conmigo! Cualquier joven rebelde que alza su mano contra uno a quien considera un Sal, o cualquier rey anciano que alza su mano contra uno a quien considera un Absaln, pudiera, en realidad, estar alzando su mano contra la voluntad de Dios.

De ninguna manera alzar mi mano!

concluy David . No me vera yo un poco extrao tratando de permanecer en el gobierno cuando Dios desea que mi gobierno caiga?

Pero t sabes que Absaln no debe ser el rey! replic Abisai con desaliento.

Lo s? Nadie lo sabe. Slo Dios lo sabe y El no ha dicho nada. No luchar para ser rey ni para permanecer como tal. Que Dios venga esta noche y me quite el tropo, el reino y dijo esto casi balbuceando ... y su uncin. Busco su voluntad, no su poder. Repito. Deseo su voluntad ms que una posicin de liderazgo. El puede terminar conmigo.

Rey David dijo una voz detrs de los dos hombres.

S? Oh, un mensajero! Qu sucede?

Absaln quiere verlo un momento. Desea pedir permiso para ir a Hebrn a fin de ofrecer un sacrificio.

David dijo Abisai speramente, sabes lo que eso realmente significa, no es as?

S.

Y sabes lo que har si le permites ir?

S.

David se volvi al mensajero y le dijo:

Dile a Absaln que ir en seguida.

David dio una ltima mirada a la quieta ciudad., se dio vuelta y camin hacia la puerta.

Le permitirs que vaya a Hebrn?

pregunt Abisai.

Se lo permitir dijo el rey de reyes . S, se lo permitir.

Despus se volvi al mensajero.

Ya es tarde para m. Me ir a acostar cuando termine de hablar con Absaln.

Haz que uno de los profetas, o un escriba, venga maana para consultar con l.

Pensndolo mejor, envame a Sadoc, el sumo sacerdote. Pregntale si se puede reunir conmigo aqu maana despus del sacrificio vespertino.

Abisai habl de nuevo, esta vez en voz baja. La admiracin brillaba en su rostro.

Gracias, buen rey.

Por hacer qu? pregunt desconcertado el rey mientras se volva en la entrada.

No por lo que hayas hecho, sino por lo que no has hecho. Gracias por no arrojar lanzas, por no rebelarte contra los reyes, por no poner en peligro a un gobernante que era tan vulnerable, por no dividir un reino, por no atacar a los jvenes Absalones, que se parecen muchsimo a los jvenes Davides, pero que no lo son.

Hizo una pausa y luego prosigui.

Y gracias por sufrir, por estar dispuesto a perderlo todo. Gracias por darle plenos poderes a Dios para terminar tu reino, incluso destruirlo, si es su voluntad. Gracias por sentar un ejemplo para todos nosotros. Y sobre todo

sonri con jbilogracias por no consultar con los adivinos.

CAPITULO 24

Natn!

Qu...? Oh, eres t, Sadoc.

Perdona mi entremetimiento, pero he estado observndote por un rato. Estabas a punto de entrar a la sala del trono, me parece, para ver al rey?

S, Sadoc. Esa era mi intencin, pero he cambiado de idea. El rey no me necesita.

Estoy decepcionado, Natn. En mi opinin, el rey necesita tu ayuda ms que nunca. El se enfrenta a la prueba ms seria de su vida. No estoy completamente seguro de que pueda pasar una prueba tan difcil como esta.

Ya l ha pasado esta prueba, Sadoc

le contradijo Natn con una seguridad en su voz que convena con la realidad de que era un profeta de Dios.

Ya ha pasado esta prueba? Perdname, Natn, pero no tengo idea de lo que ests hablando. Como sabes muy bien, esta crisis ha comenzado apenas.

Sadoc, tu rey pas esta prueba hace mucho tiempo, cuando era joven.

Hablas de Sal? Pero, mi amigo, eso fue un asunto completamente distinto.

No en absoluto. Es exactamente lo mismo. En realidad, no hay diferencia alguna. As como David se relacion con su Dios y con el hombre bajo cuya autoridad estaba aquella vez hace ya mucho tiempo... se relacionar tambin ahora con su Dios y con el hombre que est bajo su autoridad. No puede haber diferencia. Nunca. Es verdad que las circunstancias pueden cambiar, ligeramente. Siempre muy ligeramente, pudiera aadir. Pero el corazn...! Ah, el corazn siempre es el mismo. Sadoc, siempre he estado agradecido de que Sal fuera nuestro primer rey. Me estremezco al pensar en el problema que habra causado si en su juventud se hubiera encontrado bajo la autoridad de algn otro rey. No hay verdadera diferencia entre el hombre que descubre que tiene un Sal en su vida y el hombre que halla que tiene un Absaln en la suya. En ambos casos, el corazn perverso encontrar su "justificacin". Los Sales de este mundo nunca pueden ver a un David; slo pueden ver a Absaln. Los Absalones de este mundo nunca pueden ver a un David; slo pueden ver a Sal. Y el corazn puro? pregunt Sadoc.

Ah, en efecto, hay algo excepcional. Cmo tratan a un Absaln una voluntad y un corazn quebrantados? De la manera que trataron a un Sal? Pronto lo sabremos, Sadoc!

Ni t ni yo tuvimos el privilegio de estar all cuando David se enfrent con Sal; pero se nos concede el privilegio de estar presentes cuando se enfrente con Absaln. Por lo menos yo tengo la intencin de contemplar el desarrollo de este drama muy minuciosamente; y al hacerlo tengo la esperanza de aprender una o dos lecciones. Recuerda mis palabras. David obrar a su manera, y pasar esta prueba con la misma buena voluntad que mostr en su juventud.

Y Absaln?

Absaln?

Dentro de algunas horas l puede muy bien ser mi rey, no es esa tu opinin?

Hay esa posibilidad respondi Sadoc casi con agudeza.

Natn ri.

Si Absaln llega al trono, que el cielo tenga misericordia de todos los Sales, Davides y Absalones del reino!En mi opinin, nuestro joven Absaln ser un magnfico Sal prosigui Natn a medida que se volva para marcharse por el largo pasillo.

S. Un magnfico Sal. Porque en todos los aspectos, menos en edad y posicin, Absaln ya es un Sal.

CAPITULO 25

Gracias por venir, Sadoc.

Mi rey.

Eres un sacerdote de Dios. Pudieras contarme una vieja historia?

Qu historia, mi rey?

Conoces la historia de Moiss?

La conozco.

Cuntamela.

Es muy larga. La contar toda?

No, no toda.

Entonces, qu parte?

Cuntame de la rebelin de Cor.

El sumo sacerdote contempl fijamente a David con ardiente mirada. David devolvi la mirada de asombro, tambin con los ojos llameantes. Ambos hombres se comprendieron mutuamente.

Te contar la historia de la rebelin de Cor y de la conducta de Moiss en medio de aquella rebelin. Muchos hombres se han enterado de la historia de Moiss. El es el supremo ejemplo del ungido de Dios. El verdadero gobierno de Dios se apoya no en un hombre, sino en el contrito corazn de un hombre. No hay frmula ni mtodo para el gobierno de Dios; slo hay un hombre con un corazn contrito. Moiss era tal hombre. Cor no lo era, aunque fuera primo hermano de Moiss. Cor quera la autoridad que tena Moiss. Una maana apacible, se despert Cor. No hubo discordia entre el pueblo de Dios aquella maana; pero antes que terminara el da l haba encontrado a 252 hombres que estaban de acuerdo con sus acusaciones contra Moiss.

Entonces haba problemas en la nacin cuando gobernaba Moiss? pregunt David.

Siempre hay problemas en los reinos

Respondi Sadoc. Siempre. Adems, la habilidad para ver esos problemas es realmente una facultad muy comn.

David sonri y pregunt.

Pero, Sadoc, sabes que han existido reinos y gobernantes injustos, as como simuladores y mentirosos que han dirigido y gobernado. Cmo puede decir un pueblo humilde cul es un reino con defectos pero conducido por hombres de Dios, y cul es un reino indigno de la obediencia de los hombres? Cmo puede saberlo un pueblo?

David se detuvo. Se dio cuenta de que haba dado con lo que ms deseaba saber.

Con pesadumbre, habl otra vez.

Y el rey... cmo puede saberlo?

Puede saber si l es justo? Puede saber si las acusaciones son de gran valor?

Hay alguna indicacin?

Las ltimas palabras de David eran ansiosas.

David, buscas una lista que baje del cielo. Aun cuando existiera semejante lista, aun si hubiera una manera de saberlo, los hombres malvados ordenaran sus reinos de modo que se ajustaran a la lista! Y si hubiera una lista y un buen hombre cumpliera a perfeccin sus requisitos, habra quienes declaren que no haba cumplido ni uno de los requisitos enumerados en ella. David, desestimas el corazn humano.

Entonces, cmo lo sabr el pueblo?

No lo sabr.

Quieres decir que en medio de cien voces que presentan mil demandas, el humilde pueblo de Dios no tiene ninguna seguridad de quin sea de veras el ungido para ostentar la autoridad de Dios, y quin no lo sea?

Nunca estar seguro

Entonces, quin lo sabe?

Slo Dios lo sabe; pero no lo dice.

No hay entonces esperanza para los que tienen que seguir a hombres indignos?

Sus nietos podrn verlo con claridad. Ellos lo sabrn. Pero los que estn enredados en el drama? Nunca estarn seguros. No obstante, algo bueno resulta de todo esto.

Qu es?

Tan cierto como que sale el sol, ser examinado el corazn de los hombres. A pesar de las muchas demandas, y contrademandas, sern revelados los mviles ocultos del corazn de los comprometidos. Esto pudiera no parecer importante a juicio de los hombres, pero es fundamental ante Dios y los ngeles. Tiene que conocerse el corazn. Dios se ocupar de que se haga.

Desprecio tales pruebas respondi David cansadamente. Aborrezco las noches como esta. Sin embargo, parece que El me enva muchsimas cosas a mi vida para probar mi corazn. Otra vez esta noche descubro que mi corazn est siendo probado. Sadoc, hay algo que me preocupa por encima de todo. Tal vez Dios ha terminado conmigo. Hay alguna manera de saberlo?

Buen rey, no s de ningn otro gobernante en toda la historia que siquiera hiciera la pregunta. La mayora de los dems hombres se hubieran abalanzado sobre su adversario, o incluso su supuesto adversario, para hacerlo pedazos. Pero para responderte, no s cmo puedes estar seguro de que Dios haya terminado o no contigo.

David suspir y reprimi un sollozo.

Entonces contina con la historia. Cor tena 252 seguidores, no es as? Qu sucedi despus?

Cor se acerc con su tropa a Moiss y Aarn. Le comunic a Moiss que no tena ningn derecho a ejercer toda la autoridad que desempeaba.

Bueno, los hebreos somos consecuentes, no es as? dijo riendo David.

No, David, es consecuente el corazn del hombre replic Sadoc.

Dime, cul fue la reaccin de Moiss ante Cor?

A los cuarenta aos Moiss haba sido un hombre soberbio y obstinado, nada diferente de Cor. No puedo decir lo que pudiera haber hecho a los cuarenta. A los ochenta aos era un hombre quebrantado de corazn. El era...El hombre ms manso que jams haya vivido interrumpi David.

El hombre que debe ser quien porta el cetro de la autoridad de Dios. De otro modo el pueblo de Dios vivir aterrorizado. S, un hombre quebrantado de corazn se enfrent a Cor. Y creo que ya sabes lo que hizo Moiss, David. No hizo nada.

Nada. Ah, qu clase de hombre!

Se postr delante de Dios. Eso fue lo nico que hizo.

Por qu lo hizo, Sadoc?

David, t tienes que saberlo mejor que cualquier otro. Moiss saba que slo Dios lo haba puesto para que se encargara de Israel. No haba nada que requiriera hacerse. Aquellos 253 hombres se apoderaran del reino, o Dios reivindicara a Moiss. Moiss lo saba.

Los hombres encontraran difcil imitar semejante vida, no es as? Sin duda que un farsante no podra simular tai entrega, no es cierto? Pero dime, cmo Dios reivindic a Moiss?

Moiss dijo a los hombres que volvieran al da siguiente con incensarios e incienso... y Dios decidira el asunto.

Bien! Grit David. Bien!

exclam otra vez todava ms alto . A veces Dios lo dice dijo con entusiasmo. Qu sucedi despus?

Cor y dos de sus partidarios fueron tragados por la tierra. Los otros 250 murieron por...

No importa. Basta decir que se prob que Moiss tena autoridad... Dada por Dios! Dios lo dijo! El pueblo supo quin tena realmente la autoridad de Dios, y al fin Moiss tuvo reposo.

No, David. El no encontr reposo ni el pueblo estuvo satisfecho con la respuesta de Dios! El mismo da siguiente toda la congregacin murmur contra Moiss y todos habran muerto a no ser por las oraciones de Moiss.

Y los hombres luchan para convertirse en reyes! David movi la cabeza con perplejidad.

Sadoc hizo una pausa y luego prosigui.

David, observo que ests perturbado por el interrogante de cul es la verdadera autoridad y cul no es. Quieres caber qu hacer con una rebelin, si en realidad es una rebelin y no la mano de

Dios. Abrigo la esperanza de que encuentres lo nico virtuoso que puede hacerse y que lo hagas. De tal modo nos ensears a todos.

Se abri la puerta. Abisai entr apresuradamente.

Buen rey! Tu hijo, tu propia carne y sangre, se ha proclamado rey en Hebrn.

A primera vista, parece que todo Israel se ha ido tras l. Se propone ocupar el trono.

Marcha hacia Jerusaln. Algunos de tus amigos ms ntimos se han ido tras L

David se apart y dijo algo para s mismo, pero fuera del alcance de los odos de los dems.

Tercer rey de Israel? Se suceden los lderes del Reino de Dios de esta manera?

Sadoc, no seguro de si deba estar oyendo las palabras de David o no, le dijo:

Mi rey?

David se volvi con los ojos humedecidos por las lgrimas.

Al fin dijo David serenamente , al fin se resolver este asunto. Tal vez maana alguien ms lo sabr adems de Dios.

Tal vez dijo Sadoc , pero tal vez no. Tales cuestiones pudieran debatirse aun despus que todos estemos muertos.

Con todo, eso pudiera ser maana

dijo riendo David. Ve, Abisai, cuntale a Joab. Lo encontrars en la torrecilla del muro oriental.

Abisai sali como haba entrado, de prisa y furioso. Me pregunto, Sadoc dijo David en tono meditativo , si un hombre puede presionar a Dios hasta el punto que El tenga que decirlo.

CAPITULO 26

Abisai atraves rpidamente el patio, entr por la puerta abierta junto a la torrecilla del muro oriental, y subi por la escalera de caracol. Adentro, en la parte superior de la escalera, Joab mir desde arriba a Abisai, iluminado por la luz de una antorcha, y comenz a bajar de prisa. A la luz parpadeante de las antorchas, se encontraron los dos, examinndose ambos atentamente el rostro.

Habl Abisai.

Te has enterado, Joab?

Estoy enterado! La mitad de la ciudad se ha despertado con la noticia a medianoche. Cmo puede ser eso, Abisai? Un hijo contra su propio padre!

Cuando los reinos son vulnerables, los hombres tienen visiones estrafalarias.

Y sacrificarn cualquier cosa por satisfacer su ambicin aadi Joab con enfado. Qu piensas de todo esto, Abisai?

Qu pienso yo? Respondi Abisai, uniendo al enojo de Joab su propia clera. Esto! Absaln no tiene autoridad en el reino. No posee funcin ni facultad alguna; pero se ha levantado para dividir el reino. Ha alzado su mano contra el mismo ungido de Dios... contra David! David, quien nunca ha hecho ni ha hablado una sola palabra contra l.

Que qu pienso? aument el tono de su voz . Esto: Si Absaln, que no tiene autoridad, comete esta accin; si Absaln, quien es una nulidad, divide el mismo reino de Dios ahora su voz tronaba ; amigo, si Absaln hace todas estas perversidades ahora, qu hara ese hombre en nombre de la sensatez si llegara a ser rey?

CAPITULO 27

Otra vez David y Sadoc estaban solos.

Y ahora qu hars, David? En tu juventud no pronunciaste ni una sola palabra en contra de un rey indigno. Qu hars ahora con un joven igualmente indigno?

Sadoc, como antes dije respondi David, estos son los momentos que ms aborrezco. No obstante, frente a toda razn, juzgo en primer lugar mi propio corazn y decido en contra de sus intereses. Har lo que hice bajo la autoridad de Sal. Dejar el destino del reino solamente en las manos de Dios. Pudiera ser que El haya terminado conmigo. Tal vez he pecado grandemente y no soy digno ya de conducir al pueblo. Slo Dios sabe si es as, y parece que no lo dir.

Luego, apretando el puo, pero con un tono irnico en la voz, aadi enfticamente.

Pero hoy dar a las circunstancias amplio margen para que se exprese este inexpresivo Dios nuestro. No conozco otro modo de provocar tan extraordinario suceso a excepcin de no hacer nada! El trono no es mo. Ni para poseerlo, ni para ocuparlo, ni para protegerlo ni para conservarlo. Abandonar la ciudad. El trono es del Seor. No ser un estorbo para Dios. Ningn obstculo, ninguna accin de parte ma hay entre Dios y su voluntad. No tiene nada que le impida hacer su voluntad. Si no voy a seguir siendo el rey, nuestro Dios no encontrar dificultades en hacer que Absaln sea rey de Israel. Ahora es posible. Hgase la voluntad de Dios!

El verdadero rey se volvi y silenciosamente abandon la sala del trono, el palacio, la ciudad. Camin y camin... hasta internarse en la intimidad propia de los hombres de corazn puro.

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