pedro sánchez, el político pop

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Pedro Sánchez El político pop Alumno: Lorenzo Díaz García-Campoy Tutor: Marcello Serra Curso: 2014/2015 Modalidad: Reportaje en profundidad Fotografía: Inma Mesa (PSOE) Un reportaje de Lorenzo Díaz García-Campoy

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En este trabajo analizo los primeros 12 meses de Sánchez al frente del PSOE y lo hago enfocando el reportaje en la ruptura de este partido con las fórmulas tradicionales de comunicación política, sin olvidar otros momentos que resultan imprescindibles para comprender como está el PSOE ahora. Repasamos las polémicas apariciones en programas de prime time y cómo se ha ejercido esa política pop: la busca de popularidad casi a cualquier precio. ¿Merece la pena exponerse de esta manera? He contado con la colaboración de dos diputadas del PSOE, Magdalena Valerio e Isabel Rodríguez; con Luis Arroyo, experto en comunicación política y partícipe de la mayoría de las decisiones que se han tomado en este tiempo en el PSOE, con Pablo Simón, politólogo y miembro del grupo Politikon y también con Javier Gállego, sociólogo y colaborador en tertulias de televisión. También quería agradecer desde aquí a Inma Mesa, fotógrafa del PSOE, por dejarme utilizar sus estupendas fotografías para la maquetación

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Pedro SánchezEl político pop

Alumno: Lorenzo Díaz García-CampoyTutor: Marcello SerraCurso: 2014/2015Modalidad: Reportaje en profundidadFotografía: Inma Mesa (PSOE)

Un reportaje de Lorenzo Díaz García-Campoy

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¿De dónde vienes, Pedro?

22 Pedro Sánchez, el político pop

¿De dónde vienes, Pedro?

Hasta el año 2014, Pedro Sánchez Pérez-Castejón (Madrid, 1974) había sido considerado —por él mismo y por su entorno— como un hombre

de equipo, además de ser un completo desconocido. Tras el descalabro socialista post-Zapatero y con una mezcla de suerte y una política de comunicación ambiciosa y calculada, Sánchez se colocaba en la

primera línea de la política. Ha tenido dos grandes retos hasta ahora: llegar a liderar su partido y prepararse para ser elegido candidato a la

presidencia del Gobierno. ¿Cómo ha lo ha hecho?

Pedro Sánchez comparece en el Congreso de los Diputados. INMA MESA (PSOE)

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¿De dónde vienes, Pedro?

Pedro Sánchez, el político pop 23

Llegar a la Carrera de San Jerónimo no es una tarea fácil para ningún político: el Congreso de los Diputados es la primera división de la política española y el camino hasta este nivel puede contener frustración y desesperanza. Algo así

sintió Pedro Sánchez en sus primeros años en la represen-tación pública, cuando su lucha para llegar a la élite estuvo a punto de hacer que colgara las botas y lo dejase todo.

Sánchez comenzó su vida laboral como asesor en Europa y haciendo labores de coordinación en el Partido Socialista, y fue en el año 2003 cuando el político madrileño pasaría a desempeñar cargos de representación pública. Concurrió a las elecciones municipales en las listas del PSOE al Ayuntamiento de Madrid encabezadas por su amiga Trinidad Jiménez, pero al ser colocado en el puesto 23 de las listas y los socialistas solo conseguir 21 ediles, Sánchez no logró obtener su acta de concejal y tuvo que esperar un año hasta que dos compañeros renunciaron a su puesto. Era la primera vez que Pedro Sánchez necesitaba de una prórroga para acceder al puesto que pretendía, pero no iba a ser la última. En el año 2008, consiguió ir en las listas para el Congreso de los Diputados por Madrid. De nuevo, el PSOE no

consiguió representación suficiente por la circunscripción de Madrid. Sánchez tuvo que esperar un año hasta que el ilustre ministro de Zapatero, Pedro Solbes, dejó la políti-ca y por consiguiente su escaño en el Congreso. La lista corrió y Sánchez obtuvo, de rebote, su acta de diputado.

Las cosas no iban a ser más sencillas para Sánchez en la siguiente legislatura. La dirección de Ferraz tuvo que intervenir para colocarle en el puesto undécimo de las listas por Madrid al Congreso, ya que el que fuera en ese momento secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, no quería a Sánchez en las listas por haber apoyado a Trinidad Jiménez cuando ambos se disputaron la candidatura a la Comunidad de Madrid. Una vez más, el PSOE no consiguió la suficiente representación por Madrid (10 escaños) y Sánchez volvía a la suplencia. Fue aquí cuando Pedro Sánchez, según su entorno, se ve fuera de la política y comienza a centrarse en su actividad profesional como docente.

Pero Sánchez tuvo la oportunidad definitiva con la repen-tina marcha de la ministra Cristina Narbona al Consejo de Seguridad Nuclear. Esta renuncia volvió a abrir las puertas de Sánchez a la política nacional, pero con una diferencia: a partir de aquí, las cosas sí saldrían a la primera.

Pedro Sánchez saluda a unos vecinos en Mojácar (Almería). INMA MESA (PSOE)

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Érase una vez... unas elecciones

primarias

FOTOGRAFÍA INMA MESA (PSOE)

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Pedro Sánchez en un mitin tras ser elegido secretario general del PSOE. INMA MESA (PSOE)

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Érase una vez unas elecciones primarias

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La palabra cambio es sin duda la más repetida cuando hablamos del cli-ma político que está vivi-endo España. La utilizan

los partidos políticos y es algo que demandan constantemente los ciu-dadanos. Existen multitud de factores que nos indican que efectivamente un cambio se está produciendo en la política española. Uno de ellos es el fenómeno de democratización de los partidos, la apertura de sus estructu-ras internas, algo que el PSOE ha li- derado seguido de otras formaciones.¿Por qué se abren los partidos?

Pablo Simón, doctor en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra hace una distinción entre dos teorías: la primera es que los parti-dos tradicionales europeos, al haber sufrido una sangría de militantes, uti-lizan las elecciones primarias porque suponen un mecanismo efectivo para frenar esta fuga de militantes. El profesor Simón se inclina más ha-cia la otra teoría existente: “Cuando has perdido unas elecciones y hay un conflicto interno dentro del parti-do, una buena solución para abortar ese conflicto es convocar elecciones primarias y que los votantes o mili-tantes sean los que desempaten, so-bre todo cuando hay corrientes in-ternas que están muy enfrentadas”. Algo que el PSOE ya vivió en el año 1996 con la disputa en primarias en-tre Borrell y Almunia tras llegar a la oposición o con la reciente debacle en las elecciones europeas con Ru- balcaba. Simón lanza una adverten-cia sobre este tipo de procesos: “Los sistemas de primarias normalmente sí aseguran que los perdedores de elecciones se vayan, pero no necesa- riamente que los elegidos las ganen”.

Parece obvio, por tanto, decir que cuando las cosas van bien, las cosas tienden a mantenerse. Tras los resul-tados de las pasadas elecciones eu-ropeas, nada estaba bien en el PSOE

y Rubalcaba se encontraba cada vez más cuestionado, tanto dentro como fuera de su partido. Pero nadie quería dar un paso al frente. No todavía.

Cuenta Magdalena Valerio, diputada por Guadalajara y miembro de la dirección del Grupo Parlamentario Socialista, que la escalada de Sánchez no fue premeditada: “Inicialmente no lo tenía claro, él se veía una persona de equipo. Fue una cosa que se fue encontrando”. Valerio cuenta como Ramón Jáuregui pidió apoyo a María González Veracruz y al propio Pedro Sánchez para coordinar la Conferencia Política que llevó a cabo el PSOE en 2013. “Ahí Pedro empieza recorrer España y eso posibilitó que se patease muchas agrupaciones y la militancia comenzase a conocerle”. Recuerda también a los diputados que conformaban el círculo de confianza en el Congreso: “Pilar Lucio, Pablo Martín, Sofía Hernanz, José Segura, Antonio Hernando (…) Fue en su cabeza haciéndose una idea de con qué personas quería contar. En mi caso me dijo que quería escuchar una de mis charlas de pensiones y me acompañó a la charla que di en la agrupación de Alcalá de Henares”. Ahora sí, Sánchez había comenzado a sembrar el terreno para lo que se venía.

Pero no era el único dispuesto a dar batalla en ese terreno socialista. Eduardo Madina, secreta- rio general del grupo parlamentario en ese momento y referente de las juventudes socialistas, daba un paso adelante y anunciaba su candidatura para la secretaría general. Se decía que Madina estaba empujado por el ‘aparato’ de Ferraz. La etiqueta de ser el candidato del aparato sirvió como arma arrojadiza entre unos y otros durante la contienda electoral. De Madina se dijo que fue apoyado por Rubalcaba y por Elena Valenciano en un principio, y el bilbaíno a su vez quiso presentar a Sánchez como el candidato del aparato de las estructuras de

poder del PSOE. Finalmente, tras un proceso previo de recogida de avales, resultaron tres candidatos a la secretaría general del parti-do: Pedro Sánchez, Eduardo Ma-dina y José Antonio Pérez Tapias, este último proveniente de la co- rriente más a la izquierda del PSOE.

Isabel Rodríguez fue una de las diputadas que apoyó a Eduardo Ma-dina durante las primarias socialistas. La manchega dice tener un recuerdo muy positivo de esa etapa: “Noté que recuperé la ilusión por el partido y por liderar el futuro con nuestras ideas socialistas”. Las elecciones europeas habían dejado a las agrupaciones muy desencantadas y la militancia socialis-ta empezaba a reclamar cambio. “Pa- samos de mítines de 15 personas a ver las Casas del Pueblo llenas de gente con ganas de participar”. La militancia socialista, al igual que una gran parte de la sociedad, tenía la necesidad de sentirse partícipe de su propio futuro.

Uno puede afirmar sin demasiado miedo a equivocarse que estas elec-ciones primarias no serán recordadas por haber sido unos comicios fratri-cidas, pero las tensiones existieron. Ambos bandos fueron muy activos en las redes sociales, algunos inclu-so recordaron el pasado de Sánchez como miembro de la Asamblea de Caja Madrid en la época de Miguel Blesa: “No se nos ocurría retuitear si nos llegaba alguna porquería de internet relacionada con Madina o Tapias porque no dejan de ser com-pañeros de partido”. La diputada Valerio sostiene que la campaña de Sánchez fue la más limpia, entre otras cosas, dice, porque “teníamos la di-rectriz de no entrar al trapo de provo-caciones”. Las tensiones se vivieron más en niveles locales y regionales que lo que se pudo ver en la compe- tición entre los candidatos. “La reco- gida de avales fue un momento muy delicado, fueron momentos difíciles porque hay gente que se puede tomar

“Pasamos de mítines de 15 personas a ver las Casas del Pueblo llenas de gente con ganas de participar”

Isabel Rodríguez, diputada del PSOE en el Congreso

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Pedro Sánchez en el Congreso Extraordinario Socialista de julio de 2014. INMA MESA (PSOE)

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La diputada Magdalena Valerio saluda a Pedro Sánchez en los pasillos del Congreso de los Diputados. INMA MESA (PSOE)

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Érase una vez unas elecciones primarias

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las cosas mal”, recuerda Valerio. Era inevitable que las direcciones locales y regionales del partido se posicionaran a favor de uno u otro candidato: “Se puede dar la circunstancia de que tu jefe local o regional no apoye al mismo candidato que a ti te gusta”. Cuenta Magdalena Valerio como recogió avales para Sánchez mientras la dirección provincial estuvo buscando apoyos para Eduardo Madina. Valerio se lamenta de que a día de hoy esta dirección “no ha olvidado” que algunos compañeros no apoyaron al candidato de la dirección provincial.Pedro Sánchez ganaba las primarias y

era proclamado secretario general un 13 de julio, imponiéndose en la mayoría de federaciones y arrasando particularmente en Andalucía. El sanchismo prevalecía y se abría una nueva etapa en el PSOE. Preguntada en estos términos, la diputada Isabel Rodríguez intenta rehuir de estas corrientes familiares:

“Por delante de sanchismos o madinismos está el socialismo. Una vez que la mayoría ha decidido por Pedro yo creo que hay que estar para trabajar para lo mejor del partido”. Sánchez quiso contar con Rodríguez para formar parte de la dirección del grupo parlamentario a pesar de no haber estado en su círculo de confianza y de haber apostado fuerte por Eduardo Madina: “No me puedo oponer a trabajar cuando un compañero me lo pide, y con esa actitud me incorporé a su equipo y me siento cómoda trabajando sin ningún tipo de suspicacia”.El camino continuaba para Sánchez.

Era el momento de salir de casa, de enfrentarse a un clima político inédito en España donde las fórmulas tradicionales ya no iban a ser suficientes. Un momento, en el que si no sabes adaptarte a las demandas de la sociedad, corres el riesgo de desaparecer.

“Por delante de

sanchismos o

madinismos está

el socialismo”

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Pedro Sánchez durante un partido de baloncesto en silla de ruedas en Vallecas. INMA MESA (PSOE)

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Es evidente que la nueva política que está surgiendo en España busca la identificación de la ciudadanía con su líder y con un proyecto político. Esta nueva política, que vemos en Podemos y Ciudadanos, considera la identificación partidaria (la vinculación psicológica entre un individuo y un partido político) como el factor básico de cara a conseguir

un electorado comprometido y fiel.

El PSOE se encontraba en un momento de desafección total entre sus votantes. La manera de actuar de los últimos años había generado un abandono masivo de votantes. Esto se solidificó en 2010 con la famosa batería de medidas y recortes de Zapatero, que provoca una confusión en el electorado que no se siente identificado con ese presidente

que toma esa serie de medidas.

“Este tío es

como yo”

En medio de esta crisis llegaba Sánchez, al que —después de ganar unas elecciones primarias— se le empezaban a acumular los objetivos: primero tenía que

darse a conocer como candidato, después tenía que superar el lastre de estar bajo la marca PSOE y además convencer de que en él reside la verdadera renovación socialista. Llegaba la necesidad de cambiarlo todo y de romper con todo lo anterior, pero sobretodo tenían que conseguir que la gente viese esa renovación. La estrategia comunicativa del nuevo PSOE de Sánchez se renovaba al completo. Luis Arroyo es uno de los más prestigiosos asesores de comunicación

política en España, es una de esas personas que preparan las intervenciones de los líderes con sus equipos y deciden que tipo de estrategia llevar a cabo. Y precisamente esa ha sido su labor estos últimos años para el PSOE. Ahora tendría la misión de vender a Pedro. Arroyo cuenta cómo desde el primer momento se marcaron una hoja de ruta muy clara: “Decidimos que el partido debía abordar un proceso de 3 fases. La primera es que había que hacer limpieza 100% radical”. Un ejemplo de esto fue la fulminante expulsión del que fuera ministro de Relaciones con las Cortes en el gobierno de Felipe González, Virgilio Zapatero, por el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid.

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“Este tío es como yo”

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Virgilio Zapatero, que fue ex vicepresidente de Caja Madrid y gastó 36.000 euros

con la tarjeta que la entidad le había facilitado, acusó a Sánchez de no escuchar y llegó a llamarle ‘justiciero’. En el PSOE estaban empezando a pagar el precio que supone romper con todo.

“La segunda fase consistía en lo que yo llamo subir las escaleras de la catedral de rodillas: mucho esfuerzo, asambleas abiertas, remangarse y bajarse de los coches oficiales” dice Arroyo. En el plano de la comunicación, aquí es donde vendrían las tácticas más arriesgadas, como las apariciones en programas de entretenimiento de televisión. El centro de todo esto era humanizar al candidato. Arroyo concluye con la fase final del plan comunicativo: “Queremos Gobierno. Tenemos que dejar claro que somos un partido de Gobierno y añadirle a la calle y a la limpieza los ribetes de

gobernante”. Se organizaron viajes a Washington, a Berlín y se decidió pactar contra el yihadismo con el Partido Popular.

Pero la centralización en la persona y no en el proyecto no funciona. Así lo aseguran y comparten los expertos en comunicación política consultados. Hoy en día puede dar la sensación de que tener un buen candidato supone tener casi todo ganado: tenemos el caso de Albert Rivera con Ciudadanos, Pablo Iglesias con Podemos o Ada Colau de Guayem Barcelona, en los que sus caras parece que eclipsan todo lo demás. Pero detrás de cada una de esas figuras hay algo mucho más importante: un relato con una identidad reconocible. Luis Arroyo es muy claro en este aspecto: “A Pedro Sánchez le sobra marketing. A un tipo de dos metros, guapo, articulado y que sabe idiomas no le hace falta más publicidad”. Luis Arroyo cree

que lo que necesita el PSOE ahora es ser capaz de articular un proyecto sólido y fácil de identificar contra las narrativas de los otros partidos. Con esto se refiere, por ejemplo, a la visión que pretende el Partido Popular como gran gestor de la economía, el relato de Podemos de ‘el pueblo contra la casta’ o ‘el cambio sensato’ que ase-gura traerá el partido de Albert Rive-ra. Frente a esos tres relatos, el PSOE ¿qué es?: “A Pedro lo que le sigue ha-ciendo falta es esa narrativa a la que engancharse y creo que poco a poco los estamos consiguiendo”. Arroyo dice que la narrativa socialista ahora es estar “en defensa del 90% de la gen-te”, es decir, gobernar para la mayoría (que es el slogan que han llevado a las elecciones autonómicas). “Pedro en-seguida quiere presentar baterías de medidas, cosas concretas, pero él no necesita eso. Necesita que cuando le vean piensen: ‘Este tío es como yo”.

Pedro Sánchez haciéndose un selfie en un mitin en Albacete. INMA MESA (PSOE)

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“Este tío es como yo”

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Pedro Sánchez en el cierre de campaña de las elecciones autonómicas en Madrid. INMA MESA (PSOE)

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Pedro ‘El Guapo’

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P e d r o ‘ E l G u a p o ’

Pedro Sánchez, en un acto electoral en Toledo INMA MESA (PSOE)

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Pedro ‘El Guapo’

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P e d r o ‘ E l G u a p o ’

Esa idea de sencillez y claridad en las ideas parece haber calado en el mundo de la comunicación política. Los expertos consultados coinciden en que en la buena coordinación de estas acciones reside el éxito.

Sin embargo, en el caso de Pedro Sánchez, la ejecución de esta estrategia ha quedado lejos de ser impecable. Diferentes errores se han hecho notar a lo largo de sus

primeros meses como secretario general: “Han existido procesos de descoordinación en términos de comunicación que han podido pasar factura porque si no tienes un partido solvente y un programa claro es muy difícil que con un candidato bueno vayas a poder hacer algo”. El politólogo Pablo Simón además considera que el efecto negativo que recibe Pedro Sánchez por estar asociado al PSOE es consustancial, no se puede evitar. No así el tema comunicativo: “Cuando no tienes dos o tres ideas muy claras sobre qué proyecto de país tienes y qué quieres defender, es fácil equivocarse y volver a abrir espitas que no son beneficiosas para tu partido” advierte Simón, recordando las declaraciones de Sánchez del pasado mes de noviembre pidiendo la derogación del artículo 135 de la Constitución (que confiere prioridad al pago de la deuda) que él mismo defendió años atrás. Simón concluye: “Hay un tercer elemento más allá del programa político y de la comunicación que consiste en transmitir credibilidad, que te crees tres cosas muy sencillas, que no tienen que ser muy complejas, pero que tienes que tener muy claras”.

Y es que la sombra de la frivolidad ha perseguido a Pedro Sánchez a medida que ha ido obteniendo mayor exposición pública. Ser un candidato nuevo al mismo tiempo que te ofrece fortalezas te otorga unas debilidades que hay

“Si no tienes un partido solvente y un programa claro es muy difícil que con

un candidato bueno vayas a poder hacer algo”

Pablo Simón, politólogo

que corregir. Era un completo desconocido para la opinión pública, algo en lo que el equipo de comunicación del PSOE centró la mayoría de sus esfuerzos: querían visibilidad.

En sus primeros meses como secretario general, Pedro Sánchez acudió a cuatro citas que le darían a conocer al gran público: la entrevista en ‘Salvados’, con Jordi Évole, donde visitó a una familia de ex votantes socialistas; la visita a ‘El Hormiguero’, con Pablo Motos; la escalada en La Pedriza con Jesús Calleja y la ya célebre llamada a Jorge Javier Vázquez en el programa ‘Sálvame’. El equipo de Sánchez estaba jugando a romper la comunicación tradicional.

Pero, ¿es un frívolo Pedro Sánchez? El sociólogo Javier Gállego asegura que el balance que queda después de este tipo de apariciones en televisión es positivo: “Te suma más porque hay millones de personas viendo esos programas y sobre todo por el perfil sociológico de ese tipo de espectador poco cercano a la política tradicional”.

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Pedro ‘El Guapo’

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Gállego cree que la televisión sigue siendo el medio más importante a la hora de transmitir, comunicar e in-formar a cualquier segmento de edad o clase social. Algo que comparte el politólogo Pablo Simón: “Estas estrate-gias son efectivas porque la tasa de conocimiento de Pedro Sánchez está claro que ha aumentado”, aunque advierte que no puede ser algo impostado y que es importante no hacer el ridículo porque la credibilidad es clave: “Esta es-trategia, una vez hecha, párala. Es decir, no continúes por esa vía porque si te eternizas ya pierdes toda la credibil-idad”. Simón opina que el regalo de Pablo Iglesias al rey Felipe VI de la serie ‘Juego de Tronos’ ya es un exceso: “Cuando entras en la espiral de hacer la performance que no cesa, el problema es que mina tu credibilidad y la cre- dibilidad es algo que se tarda mucho en ganar y es muy fácil perder”.En su equipo de comunicación sacan pecho tras

estas experiencias en televisión: “Creo que Pedro debería tener dos o tres apariciones de prime time más porque no hemos tenido ni una mala experiencia con él en el plató. Nunca”. Su asesor Luis Arroyo valora muy positi-vamente la experiencia televisiva de Sánchez. No obstante sí que recuerda con recelo malas experiencias fuera de los focos: Sánchez dijo en unos desayunos que habría que ha-cer un funeral de estado por cada víctima de violencia de género, lo que causó un gran revuelo. La semana siguiente

Pedro Sánchez atiende a los medios de comunicación en el Congreso de los Diputados. INMA MESA (PSOE)

afirmó en la contraportada de el diario EL MUNDO que no le importaría eliminar el Ministerio de Defensa. “Es-tas pequeñas cosas se fueron convirtiendo en una narra-tiva que al final era ‘este tío es un frívolo’ o ‘va demasiado deprisa’ o ‘se equivoca mucho”. A estas equivocaciones se pueden añadir el error del GPS de Washington (llegó tarde a una charla en una universidad con la posterior reprimen-da del rector en Twitter), el botón del Congreso (votó a fa-vor por error de la toma en consideración de la reforma de la ley del aborto del PP) o el tweet de Antonio Machado (su equipo de redes sociales situó en Soria el nacimiento del escritor). El error puntual había pasado a ser un problema.

Es aquí por tanto donde reside la problemática de pa-sarse de la raya. El político tiene que medir muy bien sus palabras porque si no sabe que hay toda una estructura, en ocasiones incluso dentro de tu propio partido, preparada para buscar el error que pueda tumbarte. “Pedro se equivoca cuando quiere caer simpático y quedar bien con todos” opina el sociólogo Javier Gállego: “Conecta bien cuando es él, pero el ser políticamente correcto o la indefinición en los mensajes, el intentar contentar a todo el mundo, le lleva a no ser tan auténtico y eso se percibe”.

Sánchez estaba pagando un precio considerable por la visibilidad mediática. Era algo de lo que su equipo estaba siendo perfectamente consciente. Pero ellos responden: ¿hay alguien que no sepa ya quién es Pedro Sánchez?

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La llamada a Sálvame

Existen polémicas puntuales, polémicas habituales y polémicas eternas. La de el Toro de la Vega en España, ese rito medieval del pueblo de Tordesil-las (Valladolid) que enfrenta a un toro contra mo-

zos con lanzas, va camino de convertirse en una de estas últimas. Cada año, una gran parte de la sociedad y de los medios de comunicación lo recuerdan, analizan, conde-nan, defienden y, en definitiva, recapitulan esa polémica desde el principio para dejarla como estaba: sin resolver.

Pedro Sánchez, que en ese momento no podía obvi-ar ese debate ya que a la citada polémica se sumaba que el alcalde de Tordesillas es de su propio partido, decid-ió mandar una nota de prensa a los medios censurando esta tradición. “En este nuevo PSOE, Pedro Sánchez no se podía poner de perfil” cuenta Luis Arroyo, presente en la mayoría de las reuniones donde se decidió renegar de este rito medieval. Además, esa misma semana, Sánchez acudía al programa Hoy por Hoy y reiteraba su posición frente a esta polémica. Tras dejar el asunto aparente-mente zanjado, Sánchez y su equipo preparaban ya la visita a ‘El Hormiguero’, el programa de entretenimien-to de Pablo Motos en Antena 3. En la reunión estuvieron Maritcha Ruiz (directora de comunicación del PSOE), Miguel Ángel Simón (encargado de discurso de Sán-chez), Luis Arroyo y Verónica Fumanal (jefa de prensa).

La llamada a SálvameÉsta última, en un momento de la reunión, muestra un mensaje de WhatsApp de su hermana: “Jorge Javier Vázquez está diciendo en ‘Sálvame’ que va a dejar de votar al PSOE por apoyar el Toro de la Vega”. Las declaraciones de Sánchez esa misma semana parecían no haber llegado a oídos del presentador. En ese momento, Luis Arroyo “instintivamente” le dice a Pedro Sánchez que tiene que llamar a Jorge Javier Vázquez: “Llámale y dile 3 cosas de forma muy sencilla”, a lo que añadió: “Pero Pedro, no te estoy diciendo que entres en el programa”.

La hoja de ruta diseñada por su gente de comunicación no incluía la idea de Pedro Sánchez entrando en directo en el programa sino una conversación privada entre presentador y político. Lo que quizás no tuvieron en cuenta es que ‘Sálvame’ no iba a dejar pasar un momentazo televisivo inédito: el líder de la oposición entrando en un programa de crónica rosa. Finalmente lo que el espectador pudo ver, que no escuchar, fue al popular presentador conversando entre bambalinas con el líder socialista durante unos minutos. Tras prometer impulsar una ley contra el maltrato animal y asegurar que nunca se le vería en una corrida de toros, Sánchez colgaba el teléfono dejando las redes sociales incendiadas pero habiendo recuperado el voto del presentador, que no quiso despedir la llamada sin antes invitar al político a asistir a su polígrafo.

La llamada a Sálvame

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El ADN de la

Susana Díaz y Pedro Sánchez en un mitin en Sevilla. INMA MESA (PSOE)

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confrontación

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El ADN de la confrontación

40 Pedro Sánchez, el político pop

Es complicado hacer un análisis del nuevo PSOE de Pedro Sánchez sin atender al ruido interno que ha

acompañado al nuevo líder desde incluso antes de que se proclamase secretario general de la formación. En el proceso de primarias del partido, su compañero Eduardo Madina pidió a la dirección del PSOE que se conociese la procedencia de los avales conseguidos por los compañeros que superaron el mínimo exigido. El diputado vasco quería así demostrar que el cuantioso apoyo que recibió Sánchez en la recogida de avales estaba impulsado por el aparato andaluz.

Ya en este año 2015 —año electoral— las circunstancias exigían (o eso creía él) golpes de mando de líder, toma de decisiones radicales y así lo ejecutó en Madrid en el mes de febrero cuando destituyó de manera fulminante al secretario general de los socialistas madrileños y candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, después de que el

madrileño se viese envuelto en el caso del sobrecoste del tranvía de Parla. Esta vez Sánchez se veía obligado (así se intentó expresar desde Ferraz en su momento) a abrir una herida en la federación madrileña que de nuevo iba a monopolizar la información del partido en los medios: más confrontación y ruido interno.

A Sánchez por momentos parecía que le crecían los enanos. Y es que, también a comienzos de año, la periodista Esther Palomera revelaba que el ex presidente Zapatero, su ex ministro de Defensa José Bono y Emiliano García Page habían tenido un encuentro en Navidad con Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, dirigentes de Podemos, en un momento donde la tensión era máxima entre el PSOE y Podemos en la lucha por la hegemonía de la izquierda en España. Una cena de la que no se informó a la dirección socialista y de la que Pedro Sánchez no tenía noticia. Tras el enfado inicial en Ferraz por dicha cena (la secretaria de Empleo Mari Luz Rodríguez convocó a

los medios en la sede socialista para denunciar este encuentro), la polémi-ca no acabaría ahí. Zapatero y Sán-chez coincidían en la presentación de un libro una semana después de que saltase la noticia de la cena con Iglesias. Se generó una gran ex-pectación por los medios de comu-nicación que estaban ansiosos por ver ese reencuentro. La esperada cita concluyó con una frialdad patente en el ambiente entre ambos. La anéc-dota se dio cuando ambos evitaron darse la mano en público, a pesar de la insistencia de los fotógrafos que pedían el gesto. “Cuando la gente sabe que ocurre algo, el periodista buscará la foto perfecta que demuestre que efectivamente no hay entendimien-to” dice Luis Arroyo, que asegura que los socialistas se saludaron en priva-do y quita importancia a la polémica. Sin embargo, el asesor de Sánchez admite que esta controversia podría haberse evitado. Lo que en un prin-cipio no podía esperar Pedro Sánchez es que la madre de todas las batallas

“¿Qué sentido tiene tumbar a una persona que no lleva

ni un año al frente del partido teniendo en cuenta

el momento que vive el PSOE?”

Magdalena Valerio, diputada

“Estamos todo el día poniendo énfasis en nuestros errores y es verdad que los hemos

tenido, pero no podemos estar todo el día

machacándonos a nosotros mismos”

Isabel Rodríguez, diputada

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El ADN de la confrontación

Pedro Sánchez, el político pop 41

la libraría con la que fue su mayor aval cuando quiso liderar el partido. Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, no tardó en reprobar, siempre en conversaciones privadas, a Sánchez por la arriesgada estrategia de comunicación que estaba llevando a cabo. La guerra fría entre la dirección nacional y la federación andaluza ha sido constante desde que Sánchez es secretario general. Incluso durante la campaña electoral previa a las elecciones andaluzas, desde el aparato andaluz se vetó a Sánchez para que asistiese al menor número de mítines posibles, acudiendo solamente a dos en toda la campaña.

Pasada la tempestad, parece que no acaba de llegar nunca la calma para los socialistas, algo que irrita a un gran sector del partido: “Lo que veo un poco en mi partido es una tendencia cainita. Elevamos a las personas a los altares y luego a los cuatro días estamos tirándolos del altar”. La diputada Magdalena Valerio hace una profunda autocrítica

cuando se le pregunta por la imagen de división dentro de su partido: “Creo que hay mucho afán de protagonismo”. Considera que ha llegado el momento de cerrar filas en torno a Sánchez: “¿Qué sentido tiene tumbar a una persona que no lleva ni un año al frente del partido teniendo en cuenta el complicado momento que vive el PSOE?”.

Esta visión crítica de la situación de constante conflicto en el socialismo español es parecida a la que expresa la diputada Isabel Rodríguez: “En este partido somos un poco ciclotímicos. Tenemos altibajos y ya nos hemos acostumbrado a vivir con ellos”. La diputada considera que el tiempo de crítica interna debe dejar pasar a uno más positivo: “Estamos todo el día poniendo énfasis en nuestros errores y es verdad que los hemos tenido, pero no podemos estar todo el día machacándonos a nosotros mismos”. Algunos socialistas parecen no tener en cuenta el profundo daño que producen estas tensiones internas.

Los expertos en comunicación política consultados aseguran que la visualización de conflictos dentro de un partido genera un fuerte rechazo social en la mayoría de los casos. “Sabemos que la división interna se castiga de manera brutal por el electorado”, confiesa Luis Arroyo. La política de comunicación que han llevado a cabo con Sánchez cuando se han dado este tipo de situaciones ha consistido en hacer muy poco o nada: “Lo que tiene que hacer es ningunear. Buenas palabras o ninguna palabra en contra de tus adversarios”. Una actitud que se ha comprobado con el caso Susana Díaz, a la que públicamente no ha dedicado ninguna reprobación. El sociólogo Jesús Gállego no comparte que esta estrategia sea la mejor opción a la hora de tratar con un estos problemas: “Intentar ocultarlo cuando todo el mundo lo sabe es tratar de tontos a los ciudadanos”. La solución, según Gállego, pasa por actuar con naturalidad. “Reconocer un error te da más credibilidad que negarlo”.

“Sabemos que la división interna se castiga de

manera brutal por el electorado, está

demostrado.”

Luis Arroyo, asesor del PSOE

“Intentar ocultar la discrepancia cuando todo el mundo sabe que ahí hay

algo puede parecer que están tratando de tonta a la

gente”

Javier Gállego, sociólogoPedro Sánchez en una reunión en la sede de Ferraz con Tomás Gómez el pasado mes de septiembre. INMA MESA (PSOE)

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42 Pedro Sánchez, el político pop

Historiapor

escribirNo hubo una palabra que defina mejor el es-

tado del líder socialista que volátil. Por tanto, se antoja muy complicado prede-cir qué va a ser de Sánchez en un futu-ro próximo. En estos meses se ha visto

como la credibilidad y la confianza siguen siendo una de sus asignaturas pendientes, a lo que hay que sumar-le que su propia gente mantenga las aguas calmadas.Un mar relativamente tranquilo es lo que parece

que se le presenta a Sánchez después de los turbulentos comienzos que tuvo que afrontar. Los problemas de Susana Díaz para formar gobierno después del adelanto electoral que ella misma propició han conseguido menguar las ten-siones, principalmente por la compleja situación a la que se ha tenido que enfrentar que no deja tiempo para pensar en Madrid. La cercanía de los comicios de Mayo han con-seguido también que otros discrepantes —menos célebres que la dirigente andaluza— se encuentren metidos de lleno en hacer campaña para ganar las elecciones en sus muni- cipios y comunidades y, por tanto, hayan tenido más contro-

Empieza a ser demasiado tarde para formar nuevos liderazgos. Esta es una idea que parece que se asienta en el seno del partido socialista. Pedro Sánchez podría tener vía libre para ser el candidato socialista a la presidencia del Gobierno: “No veo a nadie con peso suficiente en el partido para poder ganar a Pedro Sánchez” dice la diputada Magdalena Valerio a la que “sorprendería” que otra persona se postulase para ser candidato: “Pedro tiene en estos momentos más apoyos si cabe que cuando fueron las primarias a la secretaría general. Ha ido siguiendo una trayectoria”. La diputada Isabel Rodríguez concuerda en que más ruido interno sería absurdo, y sostiene: “Lo más eficaz es aprovechar esa fuerza y ese impulso que tiene el secretario general para tener al mejor candidato, y eso se lo puede permitir él”. La diputada, queriendo dejar claro que respeta el proceso acordado de primarias, sentencia: “Un candidato nuevo a cuatro meses de las elecciones puede traer más problemas que efectos positivos en estos momentos”. El factor tiempo, ese tan difícil de controlar, esta vez ha respetado los intereses de Sánchez.

Este tiempo de Sánchez no ha dejado indiferente a nadie. Su irrupción en la primera línea de la política ha generado todo tipo de comentarios, desde su aspecto físico hasta acusaciones de trivializar la actividad política. Pasó de estar a punto de colgar las botas a prepararse para jugar el partido de su vida. Y entendió que la política ya no se jugaba solo en el parlamento, ni en los despachos. “Si quiero obtener una mayoría, tendré que ir a donde está la mayoría” debió decirse Sánchez, que tras arrasar en las primarias socialistas diseñó junto a sus asesores una de las estrategias de comunicación política más arriesgadas y ambiciosas que hemos conocido en la historia de España. Solo el tiempo nos dirá si Pedro Sánchez y su política pop finalmente ganan el partido electoral.

ladas sus ambiciones de política nacional. Pero Pedro Sánchez y su equipo siempre han tenido algo

muy en cuenta: el tiempo juega a su favor. El mes de noviembre cada vez está más cerca y eso tiene una lectura muy clara para todos los analistas. “Hay poco tiempo para armar un candidato nuevo, para hacerlo conocido. Ni siquiera sabemos si va a haber elecciones en noviembre, puede haber adelanto, no lo sabemos”, opina el politólogo Pablo Simón, que recuerda que el margen cada vez se estrecha más y eso beneficia a Sánchez. Además, considera peligroso volver otra vez a las disputas internas: “Lo que hay que hablar ahora es de lo que vas a hacer tú y de criticar a los rivales en vez de hablar de procesos internos que solo te pueden restar más que sumar”.

“Lo que hay que hablar ahora es de

lo que vas a hacer tú y de criticar a

los rivales, en vez de hablar de

procesos internos”

“Un candidato nuevo a cuatro

meses de las elecciones puede

traer más problemas que efectos

positivos”

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Pedro Sánchez votando en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. INMA MESA (PSOE)

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