pedagogia y hermeneutica del cuerpo simbolico

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    CUERPOS

    Relacionar el cuerpo y la pedagoga se hafundamentado, corrientemente, en ladimensin fsica del cuerpo y ha relegadoa espacios menos discursivos su dimen-

    sin simblica. Nuestra propuesta es la derepensar la relacin entre cuerpo y peda-goga, no situando al cuerpo en un terri-torio al margen de la persona, sino ocu-pando el espacio central de la escenogra-fa. Para ello partimos de la hiptesis

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    RESUMEN. El artculo aborda desde una perspectiva social, antropolgica y peda-ggica el cuerpo humano. Los cambios paradigmticos sucedidos en disciplinasartsticas as como en el campo de las humanidades permiten una lectura simb-lica del cuerpo humano. Es esta dimensin simblica la que nos permite presen-tarlo como un valor emergente en las identidades de los jvenes; identidades quepasan por transformar el cuerpo a travs de prcticas como la ciruga esttica, los

    piercingsy tatuajes y la post-humanizacin corporal. La pedagoga del cuerpo sim-blico permite acompaar a los educandos en su proceso de transformacin cor-poral.

    ABSTRACT. This article looks at the human body from a social, anthropological andpedagogical perspective. The paradigmatic changes which have occurred in artisticdisciplines, just as in the area of the Humanities, permit a symbolic reading of thehuman body. It is this symbolic dimension which allows us to present it as an emer-ging value in young peoples identities; identities which are subjected to bodilytransformations through procedures such as cosmetic surgery, body piercing andtattoos and corporal post-humanization. The pedagogy of the symbolic body allows

    us to accompany our students in their corporal transformation journeys.

    PEDAGOGA Y HERMENUTICA DEL CUERPO SIMBLICO

    JORDI PLANELLA(*)

    (*) Universitat Ramon Llull.

    Revista de Educacin, nm. 336 (2005), pp. 189-201.

    Fecha de entrada: 11-04-2003 Fecha de aceptacin: 04-11-2003

    Le corps, en tant quil incarne lhomme, est en effet la marque de lindividu,sa frontire, la bute en quelque sorte qui le distingue des autres. Il est donc

    le lieu de la sparation et non celui de lalliance comme dans nombre desocits traditionnelles o il relie lhomme aux autres, au monde, au cosmos, lunivers invisible. Le Breton (2002, p. 16).

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    siguiendo la propuesta de Detrez(2002) que el cuerpo est construidosocialmente y lleva inherente un conjuntode connotaciones simblicas que son lasque nos permiten hablar del cuerpocomo palabra, del cuerpo como mensaje

    y de la hermenutica del cuerpo.Los trabajos de Berger y Luckmann

    (1988), y ms recientemente el de Burr(1997) fundamentan la hiptesis de laconstruccin social del cuerpo, aunqueexisten otros autores que defienden posi-ciones ms biologicistas en la conceptua-lizacin del cuerpo (Marzano, 2001). Losautores construccionistas plantean, como

    uno de los fundamentales de esta corrien-te de pensamiento de las ciencias socia-les, la necesidad de cuestionarse la formacomo nos han educado a mirar el cuerpo

    y a mirar el mundo, y la necesidad deponer en duda la idea que nuestras obser-

    vaciones del mundo nos dan de l unaimagen fiel. El objetivo de nuestro trabajoes repensar la mirada que hacemos,desde la pedagoga, sobre los cuerpos delos educandos, y analizar cmo la pedago-

    ga educa a los sujetos pedaggicos sobresu propio cuerpo. Para ello partiremos dealgunas de las estrategias que una partede los adolescentes utilizan para dar a suscuerpos usos diferentes de los que habi-tualmente han tenido.

    Con la intencin de ofrecer una snte-sis de las principales miradas sobre loscuerpos revisaremos las teoras contem-porneas de las ciencias sociales que han

    tenido como objeto de estudio el cuerpoy su dimensin simblica. La revisin delas diferentes teoras nos permitir estu-diar la formacin y la transformacin delos cuerpos en la postmodernidad. Estatransformacin de los cuerpos parte de laidea de que el yo-cuerpo es la materiaprima que podemos modelar y que nospermite completar el cuerpo que en suestado natural no estaba finalizado. Sobreesta posibilidad de completar el cuerpo

    propio, Fullat afirma que luomo uncorpo che deve essere educato (...) Ilcorpo umano un corpo vivo, che non

    sempre corpo-ogetto, ma anche corpo-propio (2002, p. 25-26). Educar el cuerpoque debe ser educado es uno de los retosque hay que plantearse cuando hacemosreferencia a la pedagoga y hermenuticadel cuerpo simblico.

    En el contexto discursivo de la histo-ria del arte, Borel, afirma que lanatomie

    premire, lanatomie donne est toujoursconsidre comme inacceptable. La chair

    ltat brut semble aussi intolrable quemenaante. Le corps, la peau, dans leur

    seule nudit, nont pas dexistence possi-ble. Lorganisme nest acceptable quetransform, couvert de signes. Le corpsne parle que sil est habill dartifices(1992, p.15). Este cuerpo que necesita sertransformado para decir, hablar y comuni-car es el cuerpo que los adolescentes,sobre todo, han decidido modificar y per-sonalizar con el uso de variadas prcticascorporales. Entre otras analizamos aque-llas tres que nos parecen ms significati-

    vas en el contexto cultural postmoderno yque son: dibujar el cuerpo, transformar elcuerpo y vivir sin cuerpo.

    En el ltimo apartado reflexionamossobre la significacin de incorporar en losdiscursos pedaggicos la dimensin sim-blica del cuerpo del educando y paraello reflexionamos sobre algunas ideas,que entendemos son fundamentales eneste proceso de construccin del cuerpo

    en la praxis educativa. La propuesta de laincorporacin del cuerpo simblico en lapedagoga pasa por la sistematizacin delos fundamentos de lo que hemos deno-minadopedagoga del cuerpo simblico.

    MIRAR EL CUERPO DESDE LA TEORA

    La reflexin sobre el cuerpo, desde laperspectiva simblica que presentamos, seha desarrollado a travs de diferentes

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    perspectivas a lo largo de la historia delpensamiento. Compartimos con Paturet(2001) que la question du corps a proc-cup et proccupe toujours la plupart des

    philosophes; y no solamente a filsofos,sino tambin a investigadores de otras dis-ciplinas del campo de las ciencias socialescomo la historia, la historia del arte, la lite-ratura, la sociologa, la lingstica, laantropologa, la teologa, etc. Para Vilanou(2001) ha tenido lugar un cambio dedireccin y actualmente el cuerpo huma-no ha dejado de ser objeto exclusivo de labiologa convirtindose en un tema com-partido por muchas otras disciplinas.

    Desde el Antiguo Testamento dondese nos presenta una visin antropolgicamonista hasta la actualidad donde asis-timos a un resurgimiento de la antropolo-ga dualista, ahora calificada de virtual,pasando por la hedonizacin del cuerpo apartir de mayo del 68 cuando dej de serun simple reproductor de la especie ypas a ser un experimentador de place-res, el cuerpo ha sido un punto de refe-rencia para la ordenacin y la interpreta-cin de la sociedad. Los trabajos de Mauss(1936) sobre las Techniques du corps yaapuntaban en esta direccin y se convir-tieron en el punto de partida del estudioantropolgico de los usos simblicos delcuerpo. Despus de los trabajos deMauss, la obra de Foucault ocupar unespacio central en los ejercicios de her-menutica corporal1.

    El proyecto de Foucault sobretodo

    los trabajos publicados a partir de los aossetenta gira entorno a los procesos dedocilizacin de los cuerpos en las diferen-tes sociedades, desde lo que l denominbiopoltica o la ciencia del control polti-co de los cuerpos de los ciudadanos. En elpensamiento de Foucault el cuerpo esconsiderado un espacio de investimientodel poder y es entendido como domina-cin, como control y como escenario parael ejercicio de la opresin. En relacin alcuerpo el autor dir que el poder se haintroducido en el cuerpo, se encuentraexpuesto en el cuerpo mismo (1992, p.104). Para Foucault existen dos formas cla-

    ves para el ejercicio del control de loscuerpos: las disciplinas ejercidas directa-mente sobre los cuerpos de los ciudada-nos y las regulaciones de la poblacin

    ejercidas a travs de los sistemas institu-cionales de organizacin de grupos y per-sonas (Planella, 2001, p. 26). De formaparalela a los trabajos de Foucault,Goffman (1981) nos llevar a descubrir lapresentacin de los cuerpos de las perso-nas en la vida cotidiana. El socilogo nor-teamericano desarrollar una sociologacentrada en las condiciones sociales de lainteraccin y del encuentro, en las que elcuerpo ocupa un espacio central comosoporte entre lo individual y lo colectivo.Para Goffman, los individuos, a travs desus cuerpos, definen sistemas de valoresque sirven de referentes para determinarconductas que deben ser adoptadas endiferentes situaciones2.

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    (1) La perspectiva foucaultiana para la interpretacin de los cuerpos ser el punto de parti-da de dos autores centrales de esta disciplina. Se trata de Bryan Turner con The Body and

    Society (1983) y de Donna J. Haraway con Simians, Cyborgs and Woman. The Reinvention ofNature (1991). A ambos autores la obra de Foucault les sirve de punto de referencia para estu-diar la construccin poltica y social de los cuerpos.

    (2) De Goffman es especialmente relevante el planteamiento que hace en su libroEstigma.Al hablar del significado del trmino para los griegos, dice que consista en cortes o quemadu-ras en el cuerpo y advertan que el portador era un esclavo, un criminal o un traidor una per-sona corrupta, ritualmente deshonrada, a quien deba evitarse, especialmente en lugares pbli-cos (1998, p. 11).

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    En los aos ochenta son remarcableslos trabajos de Le Breton y Turner, encua-drados en los contextos de la antropolo-ga y la sociologa, respectivamente. Elprimero ha estudiado el cuerpo desdediferentes perspectivas y dimensionespublicando diversas obras, entre las quedestacan Anthropologie du corps etmodernit (1990) y Signes didentit.Tatouages, piercings et autres marquescorporelles (2002). Para Le Breton, ladimensin simblica del cuerpo es clara ylo plantea diciendo quea travers sa cor-

    porit, lhomme fait du monde la mesu-re de son exprience (...) Emetteur ou

    rcepteur, le corps produit continuelle-ment du sens, il insre ainsi activementlhomme lintrieur dun espace socialet culturel donn (1992, p. 4). El cuerpo,para Le Breton, no slo encarna la dimen-sin fsica, sino que necesariamente tam-bin su dimensin simblica, afirmandoen su ltima obra que le corps se fait

    simultanment archive de soi et dcora-tion. La surface cutane accueille les tra-ces dune rlation amourese, dun anni-versaire, la naissence dun enfant, larussite dun projet, etc. (2002, p. 10).Esta mirada al cuerpo como revelador dela historia personal ser uno de los ele-mentos clave aportados al estudio delcuerpo por parte de Le Breton.

    Lo ms significativo de la sociologadel cuerpo de Bryan Turner es que el

    cuerpo pasa a ser el tema central de lateora social contempornea. Esta nuevaconcepcin es planteada en su libro, obrade referencia en teora del cuerpo, The

    Body and Society: Explorations in Social

    Theory (1984) y tambin enRecent deve-lopments in the theory of the Body(1994). Para l, el pensamiento feministaha puesto en juego el tema del cuerpo alcriticar el determinismo existente delcuerpo sexuado (1989). El cuerpo ha sidoun tema relevante en el pensamiento y laprctica poltica, a pesar de que a menu-do ha sido presentado de forma encubier-ta. En la revisin que realiza sobre teora

    del cuerpo, Turner dir que: the idea thatthe body is the central metaphor of poli-tical and social order is in fact a very

    general theme in sociology and history(1994, p. 5). Los trabajos de Turner hanhecho un gran impacto en el estudio delcuerpo en los pases de habla inglesa, ytambin en los de habla castellana a razde la traduccin , en 1989, de The Body

    and Society.Sobre la teora del cuerpo elaborada

    desde la pedagoga, existen pocos autoresy trabajos que hayan conducido sus inves-tigaciones en esta direccin3. Con todo,son significativos los estudios realizadospor Fullat entre los aos ochenta y noven-ta, en los que manifestaba esta necesidadde tener presente, en el pensamientopedaggico contemporneo, la diferencia

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    (3) Otros trabajos sobre el tema son: S. SHAPIRO:Pedagogy and the politics of the body: acritical praxis. Nueva York, Garland Pub; E. GERVILLA: Los valores del cuerpo educando.Barcelona, Herder, 2000; F. BRCENA; J. C. MLICH: El aprendizaje simblico del cuerpo,

    Revista Complutense de Educacin. Madrid, vol. 11, n 2, 2000, pp. 59-81; VILANOU, C.: Danzasy contradanzas de la modernidad: un nuevo imaginario cultural y pedaggico, a A. F. ARAUJO iJ. MAGALHAES (eds.):Histria, educao e imaginario. Braga, Universidade do Minho, 2000, pp.117-139. Tambin es significativo el monogrfico de la revista Educaao & Realidade, vol. 25,n.2, 2000, dedicado a la Produo do corpo. No podemos olvidar uno de los trabajos msprofundizados sobre la pedagoga del cuerpo simblico; se trata del captulo escrito para P.MCLAREN, Enseanza del cuerpo posmoderno. Pedagoga crtica y poltica de encarnamientoenPedagoga crtica y cultura depredadora. Barcelona, Paids, 1997.

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    existente entre el cuerpo-objeto y el cuer-po-propio. Para Fullat, los actos educan-tes van transformando progresivamenteel cuerpo educando en cuerpo parcial-mente educado (1989, p. 161). La crticade Fullat a la pedagoga se apoya en elabandono del estudio del cuerpo-propio,

    y en centrarse especialmente en el estu-dio del cuerpo-objeto. Para Fullat apareceuna nueva perspectiva la de mi cuerpo-propio, mi cuerpo en cuanto experimen-tado por la conciencia personal, nocoincidiendo con el cuerpo estudiado eintervenido por los tecnocientficos de laeducacin (1989, p. 163). Con la aporta-

    cin de Fullat, ampliada a travs de lapublicacin de Le parole del corpo(2002), podemos afirmar que el cuerpo-propio ya no es un objeto para la perso-na, sino que constituye su propia existen-cia. Siguiendo la lnea hermenutica de lapedagoga iniciada por Fullat, Conrad

    Vilanou ms recientemente ha estudiadolas formas de construccin social de loscuerpos y la hermenutica que les corres-ponde. En este sentido, algunos de lostrabajos ms significativos son Imgenesdel cuerpo humano (2001) y Memoria yhermenutica del cuerpo humano en elcontexto cultural postmoderno (2002),donde se platean las bases para una her-menutica pedaggica del cuerpo.

    La revisin de las principales teorasexistentes sobre el cuerpo nos conduce aafirmar que ste ha jugado un papel des-tacable en determinadas disciplinas, espe-

    cialmente en la sociologa y la antropolo-ga, aunque ha permanecido prcticamen-te al margen del discurso pedaggico

    contemporneo, ms centrado en el estu-dio y la intervencin sobre el cuerpo-objeto. La institucin educativa ha nega-do el cuerpo tanto por lo que se refiere alos discursos como a las prcticas4.

    LA HERMENUTICA CORPORAL:EL CUERPO COMO TEXTO

    En un trabajo reciente hemos abordado latemtica de la dimensin simblica de loscuerpos en el contexto cultural postmo-derno (Planella, 2001a) y uno de losaspectos ms significativos que plantea-mos fue que los cuerpos toman la palabra

    al sujeto y emiten mensajes cargados designificados. No se trata slo de lucir laanatoma corporal, sino de dejar aflorarlos smbolos que los cuerpos pueden lle-gar a transmitir. Con los trabajos deCassirer (1971) se abre la posibilidad alcuerpo de formar parte del sistema sim-blico tal y como lo hacen el lenguaje, losmitos, el arte, la religin, etc. Pero el des-arrollo de esta dimensin simblica nosiempre se realiza de la misma forma nicon la misma intensidad. Los cuerpos noson aceptados por igual por las personas,por las familias, por las comunidades edu-cativas o por la sociedad. Durantemuchos aos el cuerpo ha sido estigmati-zado fundamentndose en la idea platni-ca expuesta en elFedn que el cuerpo esuna prisin para el alma ( sma sem).Esta visin negativa del cuerpo se vioreforzada por la antropologa cristiana,

    para la cual, durante muchos siglos elcuerpo era sinnimo de pecado y a travsdel cual el hombre slo poda aspirar a

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    (4) Creemos que es significativa esta accin de negar, pues si bien el cuerpo ha sido ungenuino objeto de intervencin en las prcticas escolares, a menudo lo ha sido como ejerciciode negacin de las posibilidades y dimensiones de la corporalidad de la persona. Un ejemplo deello es la negacin de su dimensin simblica y las dificultades para el sujeto pedaggico de for-marse como cuerpo-sujeto.

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    estados y valores negativos5. El objetivoms importante era apartar al hombre delas tentaciones corporales y permitirle

    vivir una vida pura, aislada de la expe-riencia corporal. En este sentido, Sennettmantiene que a la civilizacin occidentalle resulta difcil honrar la dignidad delcuerpo y la diversidad de los cuerposhumanos (1997, p. 17). Esta visin nega-tivizada que estigmatiza los cuerpos dife-rentes convive actualmente con otra

    visin para la cual los cuerpos diferentestienen su espacio y pueden expresar sudimensin simblica y su diferencia6.

    Ser en el cambio de siglo que tendr

    lugar una situacin de convivencia dediferentes formas de entender los usosdel cuerpo que en ocasiones puedenrepresentar una posicin conflictiva. Aspues, los cuerpos oscilan entre la concep-cin deKrper7 (cuerpo-objeto-orgnico)

    y la deLeib8 (cuerpo-sujeto-intencional).El cuerpo Krperes un cuerpo dcil, uncuerpo que puede ser objetivado fcil-mente y construido o modelado a imagende una sociedad que define qu esperaa

    priori de los cuerpos. El surgimiento denuevos modelos pedaggicos que apues-tan por la dimensin corporal fundamen-

    tada tambin en la idea de un cuerpoLeib, permite desarrollar su dimensinsubjetiva. Esta propuesta coincide plena-mente con la tesis de Le Breton en la cualplantea que le corps lgu par les parentsest modifier (...) Il souhaite faire peauneuve (2002, p. 11). El cuerpo no estfinalizado y todos podemos aadir nues-tra propia marca, nuestro propio signo deidentidad. Esta personalizacin del cuer-po servir para algunos autores para dife-renciar al hombre de los animales (Borel,1992; Le Breton, 2002) porque la marca,lo que inscribimos y con lo que persona-lizamos nuestro cuerpo, nos desmarca. El

    cuerpo pasa a ser la materia manipulable y transformable para la persona que loencarna.

    USOS DEL CUERPO COMO ESPACIO DEINSCRIPCIN SUBJETIVA

    En el apartado anterior hemos expuestolas diferentes perspectivas que nos pue-den permitir interpretar las concepcionesexistentes en la sociedad sobre los cuer-pos humanos. Pasemos, a continuacin, aconcretar cules son los usos que los

    jvenes hacen de sus cuerpos como fina-

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    (5) Con el trabajo del cardenal C. M. Martini,Elogi del cos (Barcelona, Claret, 2000) pode-mos afirmar que la visin del cuerpo en el cristianismo ha dado un giro retornando a una con-cepcin ms neutral y positiva del cuerpo que se desprenda de la antropologa del AntiguoTestamento. Igualmente puede ser de inters la consulta del trabajo de Brian Edgar (2002)Biblical Anthropology and the Intermediate State: Part II, The Evangelical Quaterly, 74 (2), pp.109-121.

    (6) Cada vez menos se asimilan los cuerpos diferentes a sujetos que buscan una vida vivi-da al margen. A principio del siglo XXI los cuerpos diferentes comienzan a ser vividos y a servistos como formas normalizadas de encarnar el cuerpo. A pesar de este renacimiento positivohacia la mirada de los cuerpos diferentes (y por cuerpos diferentes entendemos los cuerpos dis-capacitados, los cuerpos envejecidos, los cuerpos enfermos de Sida, los cuerpos de las personasinmigrantes, los cuerpos tatuados y/o anillados, etc.) tambin se hace evidente la radicalizacin,la condena y la marginacin de las personas que encarnan esos cuerpos.

    (7) El primero en hablar de esta diferencia fue el filsofo alemn Husserl.(8) El concepto de Leib expresa la dimensin simblica, existencial, subjetiva y relacional de

    la persona y le permite poder interaccionar con otros cuerpos, esto es, con otras personas. Enla perspectiva que situamos nuestro trabajo, es la visin del cuerpo que ms nos interesa.

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    lidad de inscripcin subjetiva. Las prcti-cas de transformacin corporal que anali-zaremos son: escribir y marcar la piel,operarse el cuerpo y negar el cuerpo en laera Internet.

    ESCRIBIR Y MARCAR LA PIEL

    Es significativo el aumento de las prcti-cas de transformacin corporal en lasociedad occidental en los ltimos diezaos9. En un trabajo anterior (Planella,2001a) estudiamos las diferentes formasde transformacin corporal y presenta-mos una primera aproximacin del esta-

    do de la cuestin. Decamos que el tatua-je como una de las prcticas de transfor-macin corporal ayuda al sujeto a definirsu identidad, pero no necesariamente aposicionarle en un margen de la socie-dad (Planella, 2001b, p. 83). Hablar demarcar, dibujar, anillar, ampliar, quemarla piel o el cuerpo, significa hacer referen-cia a la dimensin simblica de estosactos. Es notable el conjunto de publica-ciones que en la ltima dcada han surgi-

    do sobre el tema, siendo el trabajo de LeBreton (2002) el que afronta ms directa-mente la dimensin simblica del cuer-po10. A criterio nuestro, el aspecto ms

    relevante de esta publicacin es que seencuentra fundamentada en un trabajode campo de ms de 400 entrevistas a

    jvenes que se han tatuado o anillado sucuerpo. Para Le Breton la prctica del

    piercingy del tatuaje tiene una finalidadmuy clara: le bricolage des signes identi-taires amne certains vivre une exp-rience dcrite comme spirituelle (...) ils se

    sentent mtamorphoss en sortant de laboutique ou aprs avoir inscrit les signeseux-mmes sur leur corps (2002, p. 11).

    Los cuerpos tatuados ya no son sin-nimo de marginal, preso o marinero;ahora muchas personas han decidido, por

    motivos ms o menos claros, inscribiralgn mensaje en su piel. Para los jvenesy adolescentes, en un mundo en el cualbuena parte de las cuerpos desaparecen ose convierten en efmeros, el tatuajerepresenta la permanencia, aquello queno caduca y que persiste y les acompaaa lo largo de la vida en su propia piel.Tatuarse y/o anillarse el cuerpo es sinni-mo de recuperacin de los rituales depaso de la infancia a la adultez (a travsde la juventud) que en las sociedades tri-bales todava juega un papel central enlos procesos de socializacin de los suje-tos11. Para Borel esta comparacin con los

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    (9) Como marco de referencia citamos el estudio realizado por While Sperrys (1991) en elcual se sita en el 25% el porcentaje de jvenes, entre 15 y 25 aos, que han tatuado o anilladosus cuerpos. El tema del tatuaje en los estudiantes ha estado insistentemente tratado por Myrna L.Amstrong y su equipo de investigadores. Uno de los trabajos ms relevantes es College Tattos:more than skin deep,Dermatology Nursing, vol. 14 (5), pp. 317-323. Lo ms interesante de steltimo trabajo son las orientaciones para la intervencin educativa, especialmente desde la educa-

    cin para la salud, dirigida a jvenes y adolescentes susceptibles de tatuarse o anillarse su cuerpo.(10) Si bien son notorias las publicaciones en ingls, francs y italiano, resultan insignifican-

    tes las publicaciones que se han realizado en lengua castellana, a excepcin de los trabajos de lvarez-Ura (1990), Duque (1997), Planella (2001a), etc. Para una exposicin detallada de laspublicaciones actuales que estudian el uso de los tatuajes nos remitimos a la obra de Le Breton(2002). En Planella (2001b) tambin se puede encontrar una seleccin de bibliografa sobre estatemtica.

    (11) En este sentido es significativo el trabajo de Bryan Turner (1999) The possibility of pri-mitiveness: towards a sociology of body marks in cool societies, Body and Society, vol. 5, 2-3,pp. 39-50. Para Turner, el uso depiercingsy tatuajes en las sociedades occidentales no son actosingenuos, si no que se trata de rituales de paso, que sirven para recuperan las formas de orde-namiento de las relaciones sociales.

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    rituales primitivos es clara, ya que lab- sence apparente de rituels destins aux adolescents dans le monde contempo-rain occidental est peut-tre dailleurslun des causes dune crise extrme. La

    disparition, ou pltot la rduction durite abandonne lindividu lui-mme(1992, p. 46). Esta iniciacin a travs delos rituales pasa por someterse al dolor atravs de permitir la penetracin en lapiel de la tinta de los tatuajes o del titaniode lospiercings12.

    CAMBIAR LA FORMA DEL CUERPO

    La segunda prctica de modificacin cor-poral que hemos estudiado ha sido el usode la ciruga esttica entre los jvenes.Desde la Antigedad hasta nuestros das,han existido diferentes modelos de corpo-ralidad que han definido, segn mltiplescriterios, el ideal de belleza aceptado. Sibien a lo largo de los siglos se ha tratadode patrones estticos para hombres ymujeres, actualmente se encuentranmucho ms marcados y predefinidossocialmente los modelos femeninos queno los masculinos. Ya desde mediados delsigloXXesos patrones estticos de bellezafemenina representaban a mujeres extre-madamente delgadas. Desde siempre hanexistido defensores y detractores de lasprcticas de embellecimiento del cuerpo,pero la realidad es que cada vez ms se

    presenta como una salida a determinadosmalestares personales debidos a una clarano-aceptacin del cuerpo que les ha toca-do vivir y encarnar.

    Para muchas personas, mostrarsebello en la sociedad representa muchoms que ser fsicamente bonito. Prez, enun estudio sobre el cuerpo en la publici-dad, afirma que lo bello, segn el estere-otipo se identifica con la bondad, con la

    justicia, la profesionalidad, la inocencia,la equidad, etc. arrinconando socialmentea las personas menos agraciadas (2000,p. 68). Es evidente esta incongruenciaentre aquello bonito y aquello bueno,

    pero se pone de manifiesto este funciona-miento social que determina los valoresinherentes a los modelos corporales.

    Esta necesidad de sentirse a gusto ensu cuerpo y que el cuerpo sea aceptadosocialmente empieza a estar muy presen-te aunque solamente en este perodoen la adolescencia, poca en la que emer-ge el deseo de intervencin esttica sobreel cuerpo13. Para Borel, las personas bus-canse sculpter, se (re)metre en forme, semouler dans les normes vhicules parles photos et les magazines (1992, p.209). La adolescencia transita de un esta-tus corporal dado a un estatus corporalque es necesario ir conquistando. Tal ycomo pasa con los jvenes y adolescentesque transforman su cuerpo conpiercings

    y tatuajes, pasar por el quirfano para

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    (12) Por motivos de espacio no podemos desarrollar las modalidades de transformacin cor-poral ligadas a lo que se conoce como tatuajes ypiercings. Nos remitimos a nuestro trabajo(Planella, 2001b) centrado especialmente en la sistematizacin de dichas prcticas de transfor-macin corporal.

    (13) En algunos casos se ha llegado al extremo de adolescentes que pedan, como regalo decumpleaos a sus padres, una operacin de ciruga para llevar a cabo alguna de estas prcticasque hemos mencionado. Esta temtica ha sido estudiada con detalle en el reportaje realizadopor N. MOSCARAy otros (2002). Entre los aspectos ms significativos se pone de manifiesto elpeligro que se puede correr al llevar a cabo este tipo de intervencin mdica. Se recogen casosy testimonios con experiencias positivas y negativas de esta tipologa de prctica de modificacincorporal.

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    operarse el cuerpo puede convertirse enun ritual de crecimiento o de paso.

    La prctica de modificar los cuerpos atravs de la ciruga ha venido dada sobre-todo a travs del cine y de la msica y de

    all ha pasado al resto de la sociedad14.Pero a la vez el mundo de la moda y losconcursos de belleza, muestran cuerposque a nivel social los podemos calificar deminoritarios, hasta el punto que han fina-lizado por marcar los patrones estticosque la mayora habra de seguir. En lasrevistas, y tambin a travs de la radio yde la televisin, se bombardea el pblicocon anuncios como: ahora es posible

    tener pechos a la carta con los implantesanatmicos, modelamos tu figura,hace-mos que la gente se gire para mirarte all

    donde la espalda pierde su aburrido etc.Estos anuncios que ilusionan a la socie-dad con la posibilidad de tener cuerposperfectos terminan convirtindose en lagua o patrn de jvenes y adolescentesque desean incrementar el volumen de supecho, perder peso a travs de tcnicascomo la liposuccin, redondear los labios

    a travs de la inyeccin de silicona, etc.Pero no siempre se consiguen los

    objetivos que se buscan y a veces la trans-formacin del cuerpo no slo no mejorala imagen que se tiene de s mismo, sinoque la empeora. Como consecuencia deeste hecho han nacido asociaciones depersonas vctimas de la ciruga esttica.Un buen ejemplo es el de una clnica de

    Atlanta donde, a parte de tratar enferme-

    dades calificadas como inclasificables, se

    tratan las mujeres que han sido vctimasde la ciruga esttica. Tambin es el casode AVCE que ofrece apoyo psicolgico alas mujeres que han sufrido traumascomo consecuencia de operaciones de

    ciruga esttica, que tericamente tenanque servir para su bienestar personal15.

    Transformar el cuerpo en el quirfanopuede representar la posibilidad de apro-piarse de una imagen corporal positiva.Esta apropiacin puede ayudar a la perso-na a sentirse mejor con ella misma. Elcuerpo se convierte en un valor que esnecesario preservar y mantener, aunquees cierto que esta prctica puede llegar a

    tener unas consecuencias muy negativaspara la persona.

    CUERPOS POSTHUMANOS

    Algunos de los tericos del ciberespacioafirman que el cuerpo toma, a la luz de ladimensin virtual, una nueva perspectiva(Haraway, 1995; Dyaz, 1998; Dery, 1998;Leary, 1996). Segn Dery, en la cibercul-tura el cuerpo es una membrana permea-

    ble cuya integridad es violada y su santi-dad amenazada por rodillas de aleacinde titanio, brazos microelctricos, huesos

    y venas sintticos, prtesis de senos y depene, implantes cocleares y caderas artifi-ciales (1998, p. 254). Para estos autoresel cuerpo es una especie de vestigioarqueolgico, prueba de la existencia deuna antigua humanidad (que podramoscalificarla de civilizacin asentada en lo

    corporal), que busca pasar a un nuevo

    197

    (14) Algunos de los cantantes que han realizado cambios corporales a travs de operacionesde ciruga esttica han sido Cher, Madonna, Michael Jackson, etc.

    (15)Association Franaise des Victimes de la Cirurgie Esthetique. Algunos datos que se pre-senten en el trabajo MOSCANAy otros (2002) cifran que el 1998 hubo 43.000 mujeres que se ope-raron y que en los ltimos 15 aos ha habido, en el mundo, 118 muertos debidos a la cirugaesttica. Los autores apuntan que el nmero de muertes por estas causas podra ser mucho mselevado, porque las causas de fallecimiento de determinadas mujeres que haban sido implanta-das son an poco claras.

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    estadio en el que la mente se ha liberadode los lmites corporales.

    A partir de estos planteamientosentendemos que se ha retornado almodelo antropolgico dualista, aunqueen la era de Internet se trata de un dua-lismo virtual. Esta antropologa dualista

    virtual es defendida por el especialista enrobtica Moravec: dans ltat actuel deschoses nous sommes dinfortuns hybri-des, mi-biologiques mi-culturels: beau-coup des traits naturels ne correspondentpas aux investions de notre esprit (1992,p. 11). Para ello, el cuerpo arruina la tareadel nuestro espritu aferrndose estricta-

    mente al pensamiento cartesiano16

    .Pero todos estos discursos, que nospueden parecer extraos y con un ciertoaire de pronstico futuristas, tienen enestos momentos aplicaciones y realidadesmuy definidas. stas van desde todas lasopciones reales de los usos que ofreceInternet, hasta la nueva dimensin de loscuerpos diferentes en el ciberespacio. ParaLe Breton la nueva perspectiva de los

    cuerpos en el ciberespacio es muy impor-tante porque la suppression du corpsfavorise les contacts avec nombreux inter-locuteurs (2001). Esta supresin virtualdel cuerpo posibilita, ya en estos momen-tos, que algunas personas con discapaci-dad puedan navegar por la red sin topar-se con barreras arquitectnicas, culturales

    y/o sociales que les priven de ser conside-rados sujetos de pleno derecho17.

    En el espacio virtual se han borrado

    los rostros, el estado de salud, la edad, elsexo, la configuracin fsica, etc. Sobreeste tema Yehya propone que tambin

    un individuo deforme podra aceptar laoportunidad de abandonar su maltrechocuerpo para que su mente pudiera sertrasladada a una base de datos (2001, p.18). Los internautas se encuentran en unasituacin de igualdad delante de todosaquellos que pululan por el ciberespacio.

    Por otra parte, el espacio virtual ofre-ce una nueva dimensin que interesaespecialmente a los jvenes: la ciberse-

    xualidad. Velena propone que el ciberse-xo es una especie de psicoanlisis alterna-tivo donde todos los usuarios puedendesnudarse de sus mscaras, de suscorazas, sin que nadie se ra de nadie

    (1995, p. 149). El miedo al contagio a tra- vs del cuerpo (el SIDA como principaltemor) ayudan a desarrollar una dimen-sin bastante significativa de la ciberse-

    xualidad.

    PEDAGOGA DEL CUERPO SIMBLICO

    Hasta aqu hemos visto cul es el papelque juega el cuerpo en la vida de los jve-

    nes y cmo ste se ha ido construyendo yabriendo nuevos caminos ms all de lamodernidad. En la ltima parte de esteartculo, proponemos un primer plantea-miento para la elaboracin de lo quehemos denominado pedagoga del cuer-

    po simblico. Hablar de pedagoga delcuerpo simblico es hablar de una peda-goga substancialmente diferente a la queestudia Foucault en su libro Vigilar y cas-tigar cuando se refiere a un poder que

    mide, califica, jerarquiza y aprecia loscuerpos de los educandos18. Estos cuer-pos descritos por Foucault eran cuerpos

    198

    (16) Es importante notar el parecido entre la afirmacin de Moravec y la sentencia dePlatn: el cuerpo arruina el espritu dir del primero; el cuerpo es una prisin para el almadir el segundo.

    (17) En estos momentos existen programas que facilitan la navegacin a personas conceguera o con baja visin. Igualmente cada vez aumentan las interficies para que las personascon discapacidad fsica puedan accionar las nuevas tecnologas que dan acceso a la red virtual.

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    anulados o tutelados y ahora los cuerpostienen la posibilidad de decir, de subjeti-

    var su realidad; de pasar, en definitiva desu estado fsico a su estado simblico.

    A menudo el papel que ha jugado elcuerpo en los discursos pedaggicos hasido el de cuerpo educado, un cuerpoque estaba regularizado y controlado; uncuerpo a menudo molesto a ojos de deter-minados modelos pedaggicos, al cual nose le ha permitido actuar autnomamente.Desde esta nueva dimensin que el cuerponos ofrece creemos que es necesariohablar de educar desde el cuerpo. Unatarea que en palabras de McLaren se con-

    vierte en un imperativo que, como educa-dores en la era posmoderna, empecemos aexaminar aspectos como la feminizacin yla masculinizacin del cuerpo y la cosifica-cin del cuerpo poltico (1997, p. 100). Elimperativo pasa tambin por partir de laperspectiva holstica del educando en lacual la mente no est separada del cuerpo,sino que ambas se interrelacionan, ydonde es necesario pensar en la educacinsimblica del cuerpo.

    Es necesario buscar formas de educar ala persona desde el cuerpo para que estacomunique lo que sea vital par ella, tam-bin a travs de su cuerpo. Ya no se trata,tal y como propone Quenzer, de discipli-nar o corpo, por meio de um trabalhoexaustivo tornando-o forte e saudvel,mas disciplinar o individuo em sua totali-

    dade (1997); se trata, ms bien, de repen-sar que pedagoga corporal existe y cul es

    el papel del cuerpo en esta praxis. Paranosotros, la pedagoga ha de posibilitarinstalar en los cuerpos metforas liberado-

    ras, para poder restituir un espacio dema-siadas veces silenciado y negado desde losdiscursos pedaggicos. Sobre esta idea queplanteamos, Fullat afirma que es necesa-rio educar la conciencia corporal o cuerpo-propio, en el sentido de avivarla y alimen-tarla, y no en el sentido de manufacturarlao confeccionarla (1989, p. 164).

    Nos encontramos en un cruce decaminos en el cual se entrecruzan una

    pedagoga del cuerpo fsico y unapeda- goga del cuerpo simblico. No se tratatampoco de abandonar la pedagoga delcuerpo fsico (Krper ), sino ms bien dedar cobijo a la pedagoga del cuerpo sim-

    blico (Leib ) que hasta el momento seencontraba, mayoritariamente, en estadode latencia. Es evidente que en las relacio-nes pedaggicas el cuerpo es el quemedia el encuentro, el que permite lasrelaciones sociales reales. Estas relacioneses concretan a partir de lo que denomina-mos encarnacin del cuerpo del indivi-duo en su cultura. Tomar cuerpo en sucultura implica ser educado corporal-mente en la cultura y esta educacin enla cultura pasa porque el cuerpo desarro-lle la dimensin simblica, tal y como lohace el lenguaje. Desde esta perspectiva,podemos afirmar que las personas noaprendemos solamente a travs del inte-lecto sino que lo hacemos tambin a tra-

    vs de todo el cuerpo19. La finalidad lti-ma de la pedagoga simblica del cuerpoes permitir a los educandos estar bien ensu cuerpo y poder aportar su perspectiva

    en esta construccin social del cuerpo.La pedagoga del cuerpo simblico hade permitir relativizar algunas de las prc-

    199

    (18) Foucault dice sobre los usos del cuerpo: En el buen empleo del cuerpo, que permiteun buen empleo del cuerpo, nada debe permanecer ocioso o intil (...). Hay que tener el cuer-po derecho, un poco vuelto y libre del lado izquierdo, y un tanto inclinado hacia adelante(1976, p. 156).

    (19) Seguimos el planteamiento de las inteligencias mltiples de H. Gardner, entre las cua-les se encuentra la corporal-kinestsica. Inteligencias mltiples. La teora en la prctica.Barcelona, Paids, 1995.

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    ticas corporales, especialmente aquellasque tienen efectos ms negativos y noci-

    vos sobre el cuerpo, ya que los sujetosque han sido educados desde su cuerpopueden tener muchos ms elementospara aceptar o rechazar su corporalidad20.El cuerpo ha pasado de un estado denegacin total a un estado de exaltacin yde casi idolatra. El uso de la ciruga est-tica, las inscripciones y las perforaciones,

    y la nueva vivencia del cuerpo en el espa-cio virtual han sido los elementos de an-lisis que hemos utilizado para recorrer losdiferentes puntos de nuestra propuesta.

    Al hilo de lo dicho, es necesario

    seguir pensando el papel del cuerpo en lasociedad y cmo sta construye diferen-tes modelos corporales, especialmentepara ofrecer la posibilidad de concrecinde lo que hemos denominadopedagoga

    del cuerpo simblico. Un cuerpo simbli-co que ha de tener la posibilidad de decir,de comunicar, de subjetivar, pero que noha de pasar necesariamente por prcticascorporales o negaciones corporales que

    puedan representar vivencias dolorosasdel cuerpo. La pedagoga tiene un retoimportante: reflexionar sobre cmo edu-car no solamente a partir de los valores, elintelecto y el cuerpo fsico, sino tambincmo debe hacerlo de forma conjuntapara formar a la persona globalmente.

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    200

    (20) Entre otras, la resistencia a la alimentacin que desemboca en patologas alimentarias,los abusos de las perforaciones e inscripciones corporales (que han hecho resurgir asociacionesde padres de hijos que presenten ciertas patologas mentales por abuso de estas prcticas), elriesgo que representa pasar por un quirfano para hacerse una operacin de ciruga esttica,etc.

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