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publicación mensual / junio de 2009 / número XI pensamiento y cultura

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p e n s a m i e n t o y c u l t u r a publicación mensual / junio de 2009 / número XI publicacionparé[email protected] Suscripción por temporada 2009 (seis números y Anuario 2009): 600 pesos En 2009, debido a numerosas solicitudes re- cibidas hemos incorporado la venta por sus- cripción. Quienes no logren mensualmente obtener ejemplares gratuitos en los sitios de retiro, podrán suscribirse vía mail: Suscripción mínima, un trimestre: 180 pesos

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publicación mensual / junio de 2009 / número XI

p e n s a m i e n t o y c u l t u r a

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En 2009, debido a numerosas solicitudes re-cibidas hemos incorporado la venta por sus-cripción. Quienes no logren mensualmente obtener ejemplares gratuitos en los sitios de retiro, podrán suscribirse vía mail:

publicacionparé[email protected]

Suscripción mínima, un trimestre: 180 pesos

Suscripción por temporada 2009 (seis números y Anuario 2009): 600 pesos

por suscripción

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Lo mejor, lo más gustoso es lo que se dice entre paréntesis. Allí están las pequeñas confesiones, las afirmacionesno oficiales de literatos y autores, las dudas que corrompen las teorías y permiten superarlas, la poesía dejadacaer en el ensayo árido, el guiño humano de ojos hecho al lector. Fuera y dentro del texto trabajan los paréntesis,ese es su lugar privilegiado.

Constanza Farfalla

Parte medular de lo publicado en PARÉNTESIS fue seleccionado en base a convocatorias sucesivas realizadas en el ámbitoacadémico-universitario: ensayos, investigación, crítica, narrativa breve, poesía, pintura. En este sentido, mensualmente serecibe el material de docentes, estudiantes e investigadores que pretenden difundir su obra.

PARÉNTESIS deja constancia que los autores de cada texto son responsables de las opiniones vertidas y que lo publicado nogenera obligaciones de ningún concepto (propiedad intelectual, derechos de autor o impedimentos contractuales para supublicación) con el grupo editor.

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Vaz Ferreira y la nueva lógica. Por Jorge Liberati ..............................................................................................2Democracia: un estado mental. Por Pablo Romero ..............................................................................................5Sobre Huntington. Por Emiliano Travieso ............................................................................................................7Ricardo Prieto. Por Juan Carlos Albarado ............................................................................................................9Seis aedas con candor y una alusión desaforada ...............................................................................................10La recitadora. Por Fernanda Trías ..................................................................................................................11Página en verso. Por Miguel Ángel Olivera .....................................................................................................12

Retiro de ejemplares: Museos, bibliotecas, Centros MEC, Universidad de la República, Institutos de Formación Docente, CERP´S, UCUDAL, ORT y UM.

es una edición de Proyecto Raíces

índice de avances

De la revista

COLABORADORES PARA ESTE NÚMERO

Mateo DiesteRuben OliveraConstanza FarfallaGerardo FerreiraAlex PipernoAndrea EstevanMarcelo Morillas

ELENCO ESTABLEBenavides, WasingtonBernardo, HoracioCastro, DiegoCenteno Ayala, CarlosCruz, DanielFarfalla, ConstanzaHernández, SebastiánInfantozzi, CarinaMato, JorgeMorena, AlejandroMorena, DanielOlivera, Miguel ÁngelPitta, GermánVico, Andrés

PARTICIPACIONES INVOLUNTARIAS

Goethe / Sartre / HegelAyestarán / Galeano / GramsciMatsuo BashooOctavio PazBorgesBenedettiGuillermo Jaim Etcheverry

Ilustraciones de Andrés Vico

Parte medular de lo publicado en PARÉNTESIS fue seleccionado en base a convocatorias sucesivas realizadas en el ámbito académico-universitario: ensayos, investigación, crítica, narrativa breve, poesía, plástica. En este sentido, mensualmente se recibe el material de docentes, estudiantes e investigadores que pretendan difundir su obra.

PARÉNTESIS deja constancia que los autores de cada texto son responsables de las opiniones vertidas y que lo publicado no genera obligaciones de ningún concepto (propiedad intelectual, derechos de autor o impedimentos contractuales para su publicación) con el grupo editor.

De la revista .................................................................................................... 1

La música ante el problema del lenguaje. Mateo Dieste ............................................... 2

Ponencia de Rubén Olivera en el Foro de Música Popular .............................................. 5

Primer concurso de Haiku Urbano. Informe de Constanza Farfalla .................................... 7

Un libro de catálogo: La tragedia educativa, de G. J. Etcheverry .................................... 9

Esclavos. Muerte de Dánae. Ferreira y Piperno ......................................................10/11

Poesía: Piperno, Morillas y Estevan ........................................................................ 12

AVANCES

Retiro gratuito de ejemplares: Museos, bibliotecas, Centros MEC, Universidad de la República, Institutos de Formación Docente, CERP´S, UCUDAL, ORT y UM.

Publicación premiada por Fondos Concursables 2009

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L a m ú s i c a a n t e e l «¿No mienten, para quien es ligero, todas las palabras?

Canta, ¡no sigas hablando!»Nietzsche1.

Sólo hay pensamiento con palabras. Sin embargo, aun sin que medie el lenguaje, sabemos que el pensamiento está ahí, lo presentimos: pero nadie puede saber de él si no se manifiesta lingüísticamente; e incluso no puedo terminar de aprehenderlo si no le doy forma y cohesión (organización en palabras). Hablar supone obedecer una serie de reglas determinadas en una comunidad lingüística2. La des-obediencia constituiría un soliloquio ininteligible, puesto que si no hallo en mi interlocutor este orden común (idioma) no me comunico3. Pero aclara Ferber: «Cierto que puedo llamar a una casa como me parezca, “saca” por ejemplo. Pero cuando quiero decir a otros que, aunque llamo “saca” a mi casa, yo no vivo en una “saca”, tengo que ceder a las normas de la comunidad lingüística»4. El lenguaje es inevitable porque es una necesidad para comunicarse5.

Otra característica, corolario de la anterior, es nuestra depen-dencia del lenguaje, es decir, de sus procedimientos y conceptos gramaticales, estructura fonética, relaciones sintácticas, y, por últi-mo, de la estructura idiomática que conlleva su particular evolución semántica6.

Dependemos, para expresarnos, del cumplimiento de las normas lingüísticas. Primero: mi frase debe contener un sujeto gramatical («yo»), un verbo («leer») y un agente («libro») sobre el cual recaiga la acción. Segundo: la manipulación de tales componentes debe ser de cierta manera, por ejemplo: «yo leo un libro»; no debo conjugar el verbo de cualquier forma ni ubicar los elementos de la frase des-ordenadamente. Tercero: las palabras están ligadas a su contexto, establecen su sentido según su empleo y relación al conjunto, y si no las empleamos adecuadamente no significan nada7.

Siguiendo a Guiraud, un signo lingüístico es una asociación psíquica de dos imágenes mentales, un nombre (significante) y un sentido (significado), que se remiten mutuamente: si pienso en una mesa tengo una imagen en mi mente que me evoca el nombre «mesa», y si alguien pronuncia esta palabra la asocio nuevamente con la misma imagen; por ello, se dice que este fenómeno es «bipolar y recíproco»8. La asociación entre el nombre y el sentido tiene un origen convencional: si digo «bicicleta», estamos de acuerdo en que me refiero a ese medio de transporte que consta de dos ruedas, un cuadro, manillar y asiento9. Pese a las discusiones que ha levantado, no puede negarse la existencia del principio establecido por Saussure: «El lazo que une el significante al significado es arbitrario»10. Con acierto, Guiraud demuestra que todas las palabras son etimológica-mente motivadas sin ser un rasgo determinado ni determinante, esto quiere decir que la asociación entre nombre y sentido tiene siempre una justificación etimológica; puede ser una convención actual, o que, en favor de un nuevo sentido, se oscurezca o elimine ésta y surja otra. Así, «lo arbitrario del signo [en el lenguaje] es una condición de su buen funcionamiento»11, porque a pesar de las diversas vicisitudes de la evolución semántica logra formar tal convención. En otros términos: el lenguaje siempre se las arregla para significar.

Tomada la asociación entre nombre y sentido (proceso se-mántico) desde un punto de vista diacrónico, podemos observar las múltiples variaciones de los significados y cómo el lenguaje exhibe una gran aptitud regeneradora. No obstante, es ahora mismo cuando resulta posible aprehender, o, mejor dicho, padecerlo como limita-ción pasiva y remanente. De modo que el problema deviene con la rigidez inmediata de la convención12: es la única manera en que el lenguaje sea pathos humano. Tan solo entonces, con una suerte de «presentismo absoluto», admitimos que vivimos en «...un mundo cultural dominado por el dogma de la arbitrariedad del signo (¿qué otra ley está tan profundamente arraigada en nuestra psique? (...)»13. De allí que a partir del siglo XVII, con el eclipse del latín, se hayan intentado crear lenguas internacionales de símbolos matemáticos (Descartes, Leibniz), o bien «lenguas filosóficas» (Wilkins)14. El siglo XVIII presentó varios tipos de «lenguas universales» (abate L’Épée, Sicard, Delormel), además de La Enciclopedia, que también ofrecía, «si no una lengua artificial universal, al menos una lengua

normalizada o a modo de modelo»15. Luego, en el siglo XIX, aunque sin aquel talante erudito, se pensaba en una «lengua hablada y escrita para todos»: «La primera tentativa seria la constituyó el volapük (de vol = world y pük = speech), que nació en 1880 y naufragó en 1889, en el Congreso de París [...]. El ensayo más afortunado hasta ahora —entre un par de centenares— es el esperanto, nacido en 1887. [...] Otras tentativas de éxito han sido la interlingua, o latín sin flexión, facilísimo para nuestro mundo neolatino, pero sólo para él. Y también el basic-English, del que se ha dicho que es una especie de pasaporte de entrada en el mundo de habla inglesa»16. Por último, y con una profundidad mayor, también así procedió Wittgenstein, que en su extraordinario proyecto axiomático de la «sintaxis lógica» pretendía disolver todas las inconsistencias del lenguaje para llegar a la más perfecta significación17.

Asimismo, no debemos olvidar algunos poetas franceses (Ma-llarmé, Valéry, Apollinaire18), alemanes (Hamann, Goethe, Hölder-lin, Nietzsche, Rilke19), ingleses (Wordsworth, Byron, Shelley20), españoles (Bécquer21), italianos (Metastasio, Leopardi, Manzoni22), latinoamericanos (Vallejo, Huidobro, Paz23) y nacionales (Herrera y Reissig24), ya que son notables ejemplos —más que de ambiciones universalistas— de sublevación o incluso dolor ante los límites expresivos del lenguaje. Léanse, aunque traducidos, los siguientes versos de Goethe:

«¡Llénate el corazón con su grandezay si tu sentimiento es de venturallámalo como quieras,amor, felicidad, corazón, Dios! ¡Yo no podría darle un nombre; ya lo es todo el sentimiento! El nombre es humo y ruido, que envuelve en niebla el fuego celestial»25.

Bécquer, poeta de nuestra lengua, nos transmite una similar impresión en forma acabada. Conoce el «himno gigante y extraño» (la poesía) pero se siente impotente para expresarlo:

«Yo quisiera escribirlo, del hombredomando el rebelde, mezquino idioma,con palabras que fuesen a un tiemposuspiros y risas, colores y notas»26. Se advertirá que la mayoría de los poetas citados son del Ro-

manticismo o que provienen de él, y esto tiene, naturalmente, un fundamento histórico. El Romanticismo nace luego de las victorias de Napoleón sobre Austria, Prusia y otros Estados alemanes más pequeños, «... y ello puso en evidencia el retraso económico, social y político del mundo de habla alemana. Este fracaso se tradujo en los territorios alemanes en un deseo de renovación y, en respuesta a ello, muchos alemanes se volvieron hacia su interior y buscaron en las concepciones intelectuales y estéticas una forma de unir e inspirar a su pueblo»27. Los alemanes contagiaron al resto de Europa una rebelión ante los valores de la Ilustración y el neoclasicismo: la razón, la medida, la exactitud, es decir, las reglas convencionales que impedían una expresión libre y espontánea. Desintegradas las convicciones religiosas del siglo XVIII, el misterio de la fe fue reemplazado por el misterio del arte, que, mientras los científicos intentaban explicarlo, los románticos se deleitaban en él a través de la poesía y, principalmente, la música28.

La música se caracteriza por su poder indeterminadamente sugeridor, por su actuación no protagónica en la vivencia estética: lo percibido no es asimilado bajo el signo de la razón. Esto no su-pone afirmar, empero, que la música es «ajena» a la razón y por ello ininteligible (todo es pasible de un buche intelectualizante). De lo que se trata es de su carencia de imágenes para su contemplación. Una imagen artística es, por lo demás, un modo finito de conducir la percepción estética, dado que su estructura simbólica nos remite a referencias consecuentes que se agotan en ella. La imagen le otorga al espectador la posibilidad de explicar lo que tiene ante sus ojos, conforme a la tradición occidental: «El sueño, más o menos confe-sado, de la estética occidental, sería poder explicar el arte: quisiera

Mateo DiesteEstudiante de derecho

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juzgar un cuadro objetivamente, ya comparándolo literalmente con un modelo dado, ya comprobando en él la aplicación de una fór-mula expresada por una doctrina o, mejor aún, por una proporción matemática»29.

La música danza con nuestros sentimientos potenciales, y la autoridad de la cognición no interrumpe nuestro diálogo con ella. Su contemplación estimula aquellos sentimientos que el oyente tiene o podría tener, y no los que podrían —en un sentido lato— derivarse del universo eidético de la imagen30.

La expresión directa de nuestros sentimientos a través de la música es posible gracias a que ésta prescinde de las imágenes (prevalece el componente patético sobre el eidético)31. Hay una cierta omisión de la fase comprensiva del arte, ya que en la música no es indispensable la voluntad de conocer para correspondernos genuinamente con la obra. Un cuadro debe ser sometido a nuestro análisis para que podamos extraer su goce potencial; por el contrario, la música se conduce por la sensibilidad sin que medie, necesaria-mente, un proceso intelectual de asimilación32. Desde luego que la vivencia estética de la música, al igual que las demás artes, se desarrolla en lo imaginario; sin embargo, no depende para ello del mundo exterior. Cualquier obra artística es contemplada según las propiedades que posea para evocarnos imágenes y sensaciones. Así, explica Sartre que: «Lo real [...] es el resultado de las pinceladas, el empastado de la tela, su grano, el barniz que se ha pasado sobre el color. Pero precisamente nada de eso es el objeto de las apreciaciones estéticas. Por el contrario, lo que es “bello” es un ser que no podría darse a la percepción y que, por su misma naturaleza, está aislado del universo»33. El filósofo francés utiliza el ejemplo de un espec-tador que ve una orquesta sinfónica interpretando la VII Sinfonía de Beethoven, y desde allí afirma: «No la oigo realmente, la escucho en lo imaginario»34. Pero tal hipótesis es el único modo de equiparar la música a las otras artes, justamente porque se le agrega algo que por naturaleza no tiene: imágenes35. En la música no existen estos objetos tangibles de percepción. En efecto, todo ese ambiente que abarca al espectador en un concierto (escenario, músicos, público, etc.), viene a sustituir análogamente la función estética de la imagen. Escribe Hegel: «Estas imágenes son objetos reales que existen por sí mismos, y a la vista de los cuales no salimos de la relación con-templativa. Por el contrario, en la música desaparece esta distinción. Expresa el alma en sí misma»36.

La música brinda otra manera de ser contemplada, el diálogo con ella misma, y es aquí donde nos hacemos libres del lenguaje, porque nos afirmamos en lo imaginario37. La insuficiencia del lenguaje —con todos los reparos que supone tal perspectiva— no es una sentencia inapelable; es un momento de angustia en el ser humano, generado por la impotencia que presentan los límites de su existencia. Esta impotencia —que no existiría sin un previo intento de emancipación— no es subsanable, pero sí atenuable.

Nuestro opúsculo pretende insinuar que la música puede ayudarnos a este fin, una vez embriagados en su fruición, porque establece una comunicación que disuade los signos culturales que azotan insoslayablemente nuestro pensamiento. «Por esta indiferen-cia de los signos del lenguaje respecto a las ideas que transmiten y expresan, el sonido adquiere nueva independencia»38: y el hombre también.

1 Nietzsche, Friedrich: Así habló Zaratustra, trad. esp., Madrid, Alianza, 1981, p. 318. 2 A esto Searle lo denomina «acto de habla»: «Un acto de habla es la producción de una expresión lingüística según ciertas reglas» (Searle, John R.: Actos de habla, cit. en Ferber, Rafael: Conceptos fundamentales de la filosofía, trad. esp., Barcelona, Herder, 1995, p. 33). 3 Distíngase entre lengua hablada y lengua escrita. Ésta, si bien alcanza el mayor grado de significación (literatura), prescinde de múltiples recursos significantes de aquélla. Escribía Borges: «Nosotros [los escritores], los renunciadores a ese gran diálogo auxiliar de miradas, de ademanes y de sonrisas, que es la mitad de una conversación y más de la mitad de su encanto, hemos padecido en pobreza propia lo balbuciente que es [nuestro idioma]» (Borges, Jorge L.: El lenguaje de Buenos Aires, Bs. As., Emecé, 1963 p. 34). V. asimismo: Unamuno, Miguel de: De esto y de aquello, Bs. As., Sudamericana, 1954, t. IV, p. 462, donde el autor relata una interesante anécdota para esta distinción. 4 Ferber, Rafael: op. cit., p. 45.5 En 2002, el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, descubrió

un gen mutante, llamado FOXP2, que habría tenido una incidencia fundamental, hace aproximadamente 200.000 años, en el lenguaje. Actualmente, esta es una de las pruebas más recibidas sobre los orígenes del lenguaje; sin embargo, los investigadores no saben qué hace exactamente el gen, y, en efecto, aun no podemos comprender el fenómeno del lenguaje (Cfr. Watson, Peter: Ideas. Historia intelectual de la humanidad, trad. esp., Barcelona, Crítica, 2006, p. 75). 6 Cfr. Sapir, Edward: El lenguaje, trad. esp., México D.F., F.C.E., 1954, pp. 69-71, 103-4 y 110; Guiraud, Pierre: La semántica, trad. esp., México D.F., F.C.E., 1976, pp. 49 y ss. Por razones de espacio, no podemos desarrollar estos conceptos. Nos remitimos, pues, a las fuentes indicadas. 7 Cfr. el concepto de «juegos de lenguaje» en Wittgenstein (Ferrater Mora, José: Diccionario de filosofía, Madrid, Alianza, 1980, t. III., pp. 1944-5). 8 Cfr. Guiraud: op. cit., p. 34.9 ¿Por qué no estarlo si hay una autoridad (Real Academia Española) que nos habilita a ello? La semántica nos proporciona suficientes pruebas para deducir que los diccionarios son meros testimonios de una circunstancia lingüística determinada. 10 Saussure, Ferdinand de: Curso de lingüística general, trad. esp., Bs. As., Losada, 1980, p. 130. 11 Guiraud: op. cit., pp. 32-3. 12 Foucault ha ubicado en el siglo XVII el origen de este fenómeno, donde se pasa de un lenguaje de signos que adivinaba lo divino, a un conocimiento de «lo probable» (Cfr. Foucault, Michel: Las palabras y las cosas, trad. esp., Barcelona, Planeta-Agostini, pp. 65-6).13 Almansi, Guido en el prólogo a Foucault, Michel: Esto no es una pipa. Ensayo sobre Magritte, trad. esp., Barcelona, Anagrama, 1981, p. 12. 14 Cfr. Rosenblat, Ángel: Nuestra lengua en ambos mundos, Navarra, Salvat-Alianza, 1971, p. 196.15 Mounin, Georges: Historia de la lingüística, trad. esp., Madrid, Gredos,1968, p. 156.16 Rosenblat, Angel: op. cit., p. 197.17 Cfr. Albano, Sergio: Wittgenstein y el lenguaje, Bs. As., Quadrata, 2006, pp. 6-11.18 Cfr. Escarpit, Robert G.: Historia de la literatura francesa, trad. esp., México D.F., F.C.E., 1948, pp. 108; 126 y 128.19 Cfr. Modern, Rodolfo E.: Historia de la literatura alemana, México D.F., F.C.E.,1961, pp. 132; 142 y ss.; 171-2; 255 y 261. 20 Cfr. Saintsbury, George: Historia de la literatura inglesa, trad. esp., Bs. As., Losada, 1957, t. II, pp. 111; 122 y 125. 21 Cfr. Alborg, Juan Luis: Historia de la literatura española, Madrid, Gredos, 1980, t. IV, pp. 839-40, 842 y 846. 22 Cfr. De Sanctis, Francesco y Flora, Francesco: Historia de la literatura italiana, trad. esp., Bs. As., Losada, 1952, t. II, pp. 334-5 y 410-12.23 Cfr. Yurkievich, Saúl: Fundadores de la nueva poesía latinoamericana, Barcelona, Barral, 1978, pp. 11-4; 33-7; 84-96 y 254-9. 24 Cfr. Rodríguez Monegal, Emir: Obra selecta, edic. a cargo de Lisa Block de Behar, Caracas, Biblioteca Ayacucho, pp. 166 y ss. 25 Goethe, Johan W.: Fausto, trad. esp., Bs. As., Booket, 2007, p. 136. 26 Bécquer, Gustavo Adolfo: Rimas, Bs. As., Kapelusz, 1960, p. 1. 27 Watson, Peter: op. cit., p. 969. 28 Cfr. Íd. p. 989. 29 Huyghe, René: Diálogo con el arte, trad. esp., Barcelona, Labor, 1965, p. 241. 30 Cfr. Langer, Sussane cit. en Dorfles, Gillo: El devenir de las artes, trad. esp., México D.F., F.C.E., 1963, p. 35. 31 La música programática, pese a su finalidad, aún conserva las propiedades esenciales de la música. 32 Cfr. Schopenhauer, Artur: El mundo como voluntad y representación, trad. esp., Bs. As., Biblioteca Nueva, 1942, pp. 247-8; Delacroix, Henri: Psicología del arte, trad. esp., Bs. As., El Ateneo, 1951, pp. 257 y ss.; Alain, Émile Chartier: Veinte lecciones sobre las bellas artes, trad. esp., Bs. As., Emecé, 1952, p. 57; Dorfles, Gillo: op. cit., p. 150.33 Sartre, Jean-Paul: Lo imaginario, trad. esp., Bs. As., Losada, 1968, p. 242.34 Íd. p. 247. 35 Sin embargo Dorfles ha sostenido que es posible hablar, aun sin ser eidética, de una «imagen musical»... (v. op. cit., p. 318). 36 Hegel, G.F.W.: Sistema de las artes (arquitectura, escultura, pintura y música), trad. esp., Bs. As., Espasa-Calpe, 1947, pp. 146-7 (énfasis agregado).37 Cfr. Romero Brest, Jorge: Ensayo sobre la contemplación artística, Bs. As., EUDEBA, 1966, p. 20.38 Hegel: op. cit., p. 154.

problema del lenguaje

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Ruben oliveRaMúsico y compositor

Para hablar de identidad parto de una definición mínima, considerán-dola como los códigos culturales que una comunidad comparte y que eventualmente pueden diferenciarla de otra. A partir de esto, he nume-rado esquemáticamente algunos puntos para facilitar la discusión.

1- la identidad es un concepto operativo. No todo lo que conforma la identidad de una comunidad puede querer ser conservado por ésta. Decir simplemente que a la identidad “hay que defenderla” es una generalización. La mera diferencia o la canti-dad de rasgos identitarios no garantizan la “calidad” de la identidad. El machismo rioplatense, por ejemplo, puede ser algo que yo no quiero conservar; por otra parte, una comunidad puede tener muchos rasgos diferenciales y no ser feliz, ni justa en su organización social. No hay que encarar la noción de identidad con un criterio romántico.

2- la identidad es un concepto políticamente estratégico.El tema de la identidad adquiere su importancia a partir de que la so-ciedad en que vivimos se organiza en base al lucro. Las áreas de poder precisan homogeneizar culturas para homogeneizar mercados. Igualar estéticas y gustos abarata costos y por lo tanto se precisa un planeta que más o menos piense y sienta igual –eso no quiere decir que se busque una homogenización absoluta, sino que es una homogenización hegemónica, en términos de Antonio Gramsci, en donde las cuotas de diferencia y variedad se pueden dar siempre y cuando no cuestionen el dominio político y económico central–. La identidad se convierte en un espacio políticamente estratégico y contribuir al desarrollo de la diversidad adquiere una importancia de tipo ecológico. Para no caer en patrioterismo siempre conviene recordar que el concepto de Estado-Nación tal como lo concebimos en los últimos doscientos años, y que es en el que pensamos cuando hablamos de estos temas, no cons-tituye más que una etapa histórica en los intentos de humanización de la especie. La que está en construcción es la identidad de la humanidad.

3- la preocupación por la identidad es de índole ético-política. impronta.

En un curso en Colombia, mientras se hablaba del tema indígena, un alumno gritó diciendo ¿qué tengo que ver yo con los indios de mi país? Paradójicamente, como suele ocurrir en lugares donde hay fuertes comunidades nativas, tenía pronunciados rasgos indígenas, pero se consideraba diferente. La respuesta fue: mirá, es una buena pregunta. Podés ir a tu casa y reflexionar sobre lo que tenés que ver con los indí-genas de tu país. Después dijo: lo que pasa es que toda mi vida escuché blues y me gusta el blues. Se habló que no había problemas con eso. A mí me gusta el blues, a muchos nos gusta el blues. Hago un paréntesis para contar sobre una región de Chile (nunca supe si era verdad, pero es una linda historia), donde una parabólica se había trabado, y durante unos años sólo captó programas tejanos de Estados Unidos. Y en esa comunidad empezaron a venderse muchos sombreros tejanos, y los tipos empezaron a pararse en el bar de una manera particular, a cantar música country y a incorporar nuevos modismos en el habla. Dicen

Música e identidad cultural*

que inclusive fueron sociólogos a analizar el fenómeno. En ese caso, el muchacho que cité anteriormente podría decir: ¿qué problema hay en que me gusten los sombreros tejanos?

Hay una frase que dice: somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros. Estamos hablando un poco de la libertad que tiene cada uno para construir su futuro. Nadie está obligado a revisar aquello que nutrió inconcientemente su imaginario, o sea lo que ahora sería el sustrato que alimenta su “espontaneidad”. Por lo tanto, el preocuparse por el tema de la identidad parte de una opción ético-política. Esto no significa que haya que sentirse culpable por aquello que fue importante en nuestra impronta, sino que hay que hacerlo jugar a favor de nuestra singularidad: somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros. A partir de esa postura ético-política viene el esfuerzo que tenemos para reconectarnos con nuestro pasado y con nuestro presente. Pero sigamos tratando de no caer en posturas románticas.

4- la identidad es un concepto de formación mestiza. Esta afirmación va en contra de otro concepto que anda por ahí, de suponer que si hablamos de identidad tenemos que hablar de conte-nidos “puros”. Eso no existe. Las identidades están todas cruzadas, los estadounidenses no son menos estadounidenses por la influencia negra; los españoles no son menos españoles por la influencia árabe. Y el viejo chiste aquel de que los mexicanos descienden de los az-tecas y los uruguayos descienden de los barcos, más allá de que sea gracioso, está equivocado conceptual e históricamente. Empezando por el nombre del país y siguiendo por los nombres de su flora, fauna y toponimia, por sus costumbres, está presente lo guaraní. Y podemos seguir por lo que se ha estudiado sobre un genocidio que fue real pero que igual deja sangre indígena entre nosotros. La formación de toda identidad es mestiza, híbrida, aluvional.

5- la identidad es un concepto móvil. Como sabemos, uno de los lugares comunes que se utilizan es que a la identidad hay que conservarla y defenderla. Pero si algo está vivo, si una cultura está viva, se mueve. Entonces también hay que seguir construyéndola. Claro que es más fácil copiar el pasado que arriesgarse a proponer para el futuro, y proponer con fundamento. La dialéctica entre pasado y presente es casi una relación, diría, compositiva. Si me quedo en el pasado y sólo lo repito, me muerdo la cola todo el tiempo, pero si me olvido del pasado y hago cosas raras, me olvido que lo raro en sí mismo no es garantía de calidad. La relación es compositiva en ese sentido: cómo equilibrar redundancia y novedad. Es relación entre forma y contenido en la continuidad: quiero que en mí aparezcan los lunares y la forma de caminar de mi abuelo, pero no quiero ser mi abuelo.

6- el movimiento de la identidad en las áreas dominadas. Al imperialismo se le llama ahora globalización, para dar la ilusión de un mundo democráticamente interconectado. Los patrones de mo-vimiento de la identidad en las áreas dominadas siempre han estado condicionados obviamente por las área dominadoras. Entonces, cuando uno se plantea a la identidad sólo como algo a ser conservado, suele ocurrir que esté eligiendo algún momento de penetración imperial para

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Música e iDentiDaD cuLturaL

defenderlo como “lo nuestro”. Lauro Ayestarán hablaba de la polca como una especie “foránea” que se había acriollado rápidamente a mitad del siglo XIX. Todo lo que se va “acriollando” cumple algún papel funcional para un estrato de la cultura local. Eduardo Galeano, en “Las venas abiertas...” cuenta cómo en el siglo XVIII a España se le ocurre que todas las indígenas de América Latina tenían que vestirse y peinarse como ciertas comunidades españolas. A las guatemaltecas y bolivianas, por ejemplo, se las peinó con raya al medio y se les impuso largas polleras, a la usanza de las andaluzas. En la guerra de Crimea en 1853 –Inglaterra y el Imperio Otomano contra Rusia–, que duró menos de lo que pensaban los contendientes, sobraron miles de bombachas y alpargatas, que los ingleses ni lerdos ni perezosos mandaron para acá. A partir de ahí pasa a ser “parte de nuestra identidad” la bombacha y la alpargata. Se ha estudiado el caso de la editora discográfica RCA cuando en los años ‘50 elige la música del noroeste argentino para promocionarla en América Latina. Hasta hoy, incluyéndome, parte de la impronta de esa generación es la de cantar zambas y chacareras. Pero podrían haber sido otras las especies elegidas. Es que el tema no es ver de donde vino cada cosa si no el “uso social”, nuevamente en térmi-nos de Gramsci, que se le dé en relación a la defensa de los intereses populares. La identidad en el sistema capitalista se construye a partir de la omnipresencia inevitable de la oferta imperial. El cruzamiento entre lo que se propone como nuevo y lo viejo, entre lo de “afuera y lo de adentro”, se va dando como incorporaciones y resistencias que circulan en forma compleja por la heterogénea estructura de clases. A partir de allí, la construcción –o defensa y conservación– de aquello que se considera útil para la identidad, constituye un proceso con-flictivo y muchas veces difuso, lejos, como todo hecho creativo, de seguridades de manual.

(*) Trabajo presentado en el Foro de Música Popular (Escuela Universitaria de Música, 2006)

706 7721Palmar y Campbell

Mediodía y nocheMenú ejecutivo

Concurso de Haiku UrbanoI n f o r m a c i ó n y b a s e s e n l a p á g i n a s i g u i e n t e

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Primer concurso de Haiku urbanoconvocatoria 2009

Constanza FaRFalla

El abrirse-en-flor del haiku tarda apenas 17 sílabas. La estructura tradicional de este género literario es rígida: consiste en una secuen-cia de tres versos de 5, 7 y 5 sílabas cada uno, sin rima ni título; un terceto recortado contra el silencio. Un momento, un paisaje, un fogonazo que alumbra un detalle: su apretada estructura se puebla de posibilidades. Como dice Mario Benedetti “el haiku es en sí mismo una unidad, un poema mínimo y no obstante completo. De ahí su visión instantánea, su condición de chispazo, a veces su toque de humor o de ironía”(1).Según el gran poeta Bashoo, maestro del género, “Haiku es simple-mente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento”.

El origen de este tipo de estructura lírica japonesa se remonta al siglo XVI. Precisamente fue Matsuo Bashoo (1644-1694) quien sentó las bases de la forma actual del género.

Octavio Paz, en un estudio sobre esta centenaria tradición, nos recuerda que el poema clásico japonés (tanka o waka) estaba com-puesto de cinco versos divididos en dos estrofas, una de tres líneas y otra de dos, según el esquema 3/2. Esta estructura dual dio origen al renga, sucesión de tankas escrita generalmente por varios poetas, de forma colectiva, según el esquema 3/2/3/2/3/2/3/2... A partir del siglo XVI el renga adoptó una modalidad ingeniosa, satírica y coloquial; este género se llamó haikai no renga. Al primer poema de la secuencia (de tres versos) se lo llamaba hokku, y cuando éste se independizó la nueva unidad poética recibió el nombre de haikú (2).

Además de las características estructurales que hemos visto existen imágenes y temas preferidos por los poetas japoneses que cultivaron el haiku, y que también definen el género. En general se trata casi de una instantánea, hoy podríamos decir una fotografía, de la aprehensión de una realidad siempre cambiante y efímera, del detalle fugitivo, al tiempo que el yo del poeta tiende a soslayarse mediante su borramiento o vaciamiento.

La escuela de Bashoo revolucionó y renovó el género, recupe-rando los temas tradicionales y fusionándolos con elementos básicos del Zen, como la experiencia del satori; “iluminación” o “despertar” que se produce a partir de una mirada intuitiva a la naturaleza de las cosas, por la cual el mundo que nos rodea empieza a ser percibido de una manera nueva e inesperada. Bashoo añadió además a su poesía un muy sutil sentido del humor. Se apartó también de las ideas abstractas y conceptos metafísicos, encontrando en cambio su material poético en lo cotidiano y efímero de la naturaleza, de acuerdo a una concep-ción panteísta del mundo conforme a la espiritualidad budista.

Desde inicios del siglo XX el haiku empezó a extender su influen-cia en la poesía de Occidente, incluyendo España y Latinoamérica. Aunque la influencia del género en la literatura de habla hispana fue más bien indirecta existen haikus escritos originalmente en castellano, algunos de los cuales respetan estrictamente la estructura tradicional, como este haiku clásico de Juan José Domenchina (España): “Pájaro muerto / ¡Qué agonía de plumas / en el silencio!”.

En Latinoamérica fue relativamente temprana su introducción en la poesía mexicana, a través primero de José Juan Tablada, poeta cercano al género (aunque rara vez respetó la pauta del 5-7-5), quien a su vez influyó a otros poetas. Posteriormente jugó un papel funda-mental Octavio Paz, tanto por sus traducciones de Bashoo (en 1955 tradujo Sendas de Oku en colaboración con el erudito japonés Eikichi Hayashiya) como por la creación de haikus en idioma castellano, como los incluidos en su libro “Árbol Adentro”.

Es ya clásico el haiku de Matsuo Bashoo traducido por Paz, cuyo último verso diera origen al título de un libro de Cortázar: “Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo”.

En el Río de la Plata y en general en América del Sur el haiku ha sido prácticamente ignorado como lectura y como género a cultivar. Una excepción es Jorge Luis Borges, quien, siendo un buen conocedor de la poesía japonesa, incorpora en 1972 seis tankas en El oro de los

tigres, y en La cifra (1981), libro dedicado a María Kodama, incluye 17 haikus originales de su autoría, no traducciones (evidentemente la cifra de 17 no es casual), todos respetando estrictamente la estructura del haiku clásico (5-7-5) (3).

Estos son una muestra de los 17 poemas incluidos en La cifra:algo me han dichola tarde y la montaña.Ya lo he perdido.(1)

Callan las cuerdas.la música sabíalo que yo siento.(4)

Ésta es la manoque alguna vez tocabatu cabellera.(11)

la luna nuevaella también la miradesde otro puerto.(15)

La brevedad del haiku hoy nos parece contemporánea, sus 17 sílabas se enmarcan sin dificultad en el interés actual por los textos hiperbreves y minimalistas. En un periodo cultural en que la socie-dad toda corre estresada y sin tiempo la literatura se adapta, como en cualquier supervivencia, muchas veces a través de la renovación de géneros tradicionales.

A través de Revista PARÉNTESIS hacemos una convocatoria, una invitación a los “haijin” (escritor de haikus) de nuestro país a “acriollar” el haiku, urbanizarlo, traerlo a una sensibilidad actual y nacional, ambientar esa estructura en la realidad y sentir uruguayos. El tema es libre, no siendo necesario abordar temas o imágenes característicos de la ciudad pero sí crear desde una sensibilidad actual y una estética contemporánea. Siempre desde esta perspec-tiva podrán elegirse tanto los temas tradicionales, la observación y admiración ante la Naturaleza, lo fugaz y cambiante de la realidad, como los sentimientos del poeta u otros asuntos humanos; o temas específicamente urbanos, pero en todo caso dentro del respeto fiel a la estructura tradicional del haiku (5/7/5).

Nos dejamos aconsejar por el propio Bashoo, que nos da el rumbo y la premisa en su célebre frase:

“No sigas las huellas de los antiguos, busca lo que ellos bus-caron”.

Para inspiración del haijin criollo en la página contigua se proponen algunos modelos, tomados de la obra de Mario Benedetti Rincón de Haikus (4):

1 Mario Benedetti, Rincón de haikus, Madrid: Visor, 1999; México: Alfaguara, 1999 2 Octavio Paz, “La tradición del haikú”, en Los signos en rotación y otros ensayos, Madrid,Alianza, 1983, p. 237-252

B a s e s D e L c O n c u r s O

Desde el 1º de julio hasta el 30 de setiembre se podrán enviar haikus por correo electrónico a [email protected], sin límite de cantidad por autor. Cada mail deberá acompa-ñarse de dos archivos adjuntos en word, uno conteniendo el poema y otro separado con los datos personales del autor (nombre, fecha y lugar de nacimiento, c.i., dirección, teléfono y correo electró-nico). En los números de julio, agosto y setiembre se publicarán diez trabajos seleccionados y considerados los de mejor calidad de entre los recibidos mensualmente, y en la revista de Octubre se anunciará la lista de ganadores y menciones, que serán elegidos de entre los ya seleccionados.El jurado estará integrado por Constanza Farfalla, Roberto Fer-nández Ibáñez y Washington Benavides y tendrá plazo hasta el 20 de octubre para elegir los ganadores.El premio consiste en la publicación de un librillo con una selec-ción de sesenta haikus e ilustraciones.

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PriMer cOncursO De Haiku urBanO3 Cf. Benedetti, Ob. Cit.

1 si en el crepúsculo el sol era memoria ya no me acuerdo

11 las hojas secas son como el testamento de los castaños

12 lo peor del eco es que dice las mismas barbaridades

16 hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio

60 quién lo diría los débiles de veras nunca se rinden

100 en la razón sólo entrarán las dudas que tengan llave

101 no es grave pero el insomnio en la siesta no tiene cura

122 nos van dejando sin árboles sin ubres sin fe sin ríos

133 somos tristeza por eso la alegría es una hazaña

135 al sur al sur está quieta esperando montevideo

138 viudo de cine margaret greta ingrid se me murieron

141 cuando se empaña el vidrio arma el paisaje que a mí me gusta

158 como es notorio jesús no era cristiano pero sufría

161 desde el espejo mis ojos no me miran miran al tiempo

209 bloqueo / alzheimer / hiroshima / otan / sida / no fue un buen siglo

213 un pesimista es sólo un optimista bien informado

221 tenés tu táctica / ácido en la respuesta dulce en el ruego

222 el girasol no conoce de eclipses siempre te alumbra

De la salvación por las obras

JoRge luis boRges

En un otoño, en uno de los otoños del tiempo, las divinidades del Shinto se congregaron, no por primera vez, en Izumo. Se dice que eran ocho millones pero soy un hombre muy tímido y me sentiría un poco perdido entre tanta gente. Por lo demás, no conviene manejar cifras inconcebibles. Digamos que eran ocho, ya que el ocho es, en estas islas, de buen agüero.Estaban tristes, pero no lo mostraban, porque los rostros de las divinidades son kanjis que no se dejan descifrar. En la verde cumbre de un cerro se sentaron en rueda. Desde su firmamento o desde una piedra o un copo de nieve habían vigilado a los hombres. Una de las divinidades dijo:Hace muchos días, o muchos siglos, nos reunimos aquí para crear el Japón y el mundo. Las aguas, los peces, los siete colores del arco, las generaciones de las plantas y de los animales, nos han salido bien. Para que tantas cosas no los abrumaran, les dimos a los hombres la sucesión, el día plural y la noche una.

Les otorgamos asimismo el don de ensayar algunas variaciones. La abeja sigue repitiendo colmenas; el hombre ha imaginado instrumentos: el arado, la llave, el calidoscopio. También ha imaginado la espada y el arte de la guerra. Acaba de imaginar un arma invisible que puede ser el fin de la historia. Antes que ocurra ese hecho insensato, borremos a los hombres.Se quedaron pensando. Otra divinidad dijo sin apuro:Es verdad. Han imaginado esa cosa atroz, pero también hay ésta, que cabe en el espacio que abarcan sus diecisiete sílabas.Las entonó. Estaban en un idioma desconocido y no pude enten-derlas.La divinidad mayor sentenció:Que los hombres perduren.Así, por obra de un haiku, la especie humana se salvó.

Jorge Luis Borges; María Kodama:Atlas. 1ra ed. Buenos Aires, Sudamericana, 1984

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IntroduccIón. (…) Una enseñanza que privilegia lo “útil”, es decir, la dimensión inmediatamente redituable e instrumental de lo apren-dido, amenaza con estrechar el panorama vital de niños y jóvenes. El imperativo contemporáneo de lograr que todas las experiencias de la vida, incluida la escolar, sean “divertidas” anticipa el ocaso del esfuerzo que, necesariamente, está vinculado con el aprendizaje. La enseñanza se ha ido convirtiendo, de manera insensible, en un espectáculo. Las expectativas desmedidas cifradas en el aporte de la tecnología al pro-ceso de la educación contribuyen, por su parte, a desplazar el interés por el desarrollo de los mecanismos de pensamiento complejos ligados a la reflexión –los que estimula la lectura– hacia aquellos vinculados con la simple contemplación de imágenes y las operaciones sencillas. Finalmente, la pretensión de transformar a toda costa la escuela en una institución en la que se busca igualar al alumno con el maestro no hace sino contribuir al eclipse de la autoridad, que también se vive en la familia, y a la génesis de la violencia cuando se elimina toda noción de límite.

Del capítulo ii. la sociedad ante la escuelaEl mundo mostrado por los medios de comunicación: el despojo del interiorCuriosamente, un tutor y su discípulo que dialogan contemplando el cuidado césped de Eton en 1920 ignoran que, años después de aban-donar ese prestigioso colegio inglés, habrán de describir sus visiones del mundo del futuro. Aldous Huxley, el mayor, publicará en 1932, Un mundo feliz. Eric Blair, más conocido como George Orwell, es el otro joven que, en 1949, conmoverá con su sombrío relato 1984. En su novela, Orwell anticipa los peligros de una sociedad totalitaria en la que el Estado concentra cada vez mayor poder. Para simbolizar la opresión externa, imagina un omnipresente “hermano grande”, que controla la vida cotidiana de los hombres. Ha sido esa una de las más poderosas metáforas del siglo para describir las consecuencias del control de todas las actividades humanas por el poder.Huxley, en cambio, no supone que una figura autoritaria privará a la gente de su autonomía, le arrebatará su historia o le impedirá madurar. En su profecía, la gente no se opone a la tecnología con que el opresor aniquila su capacidad de pensar. El aspecto terrible del relato reside en que la víctima no odia a su opresor, se entrega a él voluntaria y alegremente. Mientras Orwell alerta acerca de quienes nos privarán de la informa-ción, prohibirán los libros o nos ocultarán la verdad, Huxley expresa una preocupación opuesta. Imagina que llegaremos a contar con tanta información que quedaremos reducidos a la pasividad, que no será ne-cesario prohibir los libros porque a nadie le interesará leerlos, ni ocultar la verdad porque pasará inadvertida en el océano de la irrelevancia.Huxley piensa que, en la era de la tecnología avanzada, la gente vivirá entre placeres y lujo, pero devastada espiritualmente por un enemigo disimulado tras un rostro sonriente. Para destruir la cultura, bastó con que el pueblo terminara convirtiéndose en audiencia, que aceptara ser distraído por lo trivial, paralizado por el entretenimiento perpetuo. A esa altura, sin necesidad de guardianes ni rejas, el diálogo público no supera ya el nivel infantil y la política no se diferencia del vodevil.

Del capítulo iii¿Hacia dónde parece orientarse la educación?

La educación “útil”; el trabajo, objetivo excluyente(…) ¿Para qué sirve aprender? El interrogante no es nuevo. Hace 2.300 años, un joven estudiante de geometría preguntó a Euclides: “¿Qué es lo que ganaré aprendiendo estas cosas?” El maestro llamó a su esclavo y le dijo: “Dale unas monedas pues parece que este debe ganar algo con lo que aprende”.

¡Aquel alumno de Euclides es el que está sentado en los bancos de la escuela actual! Pocos buscan aprender para tener la experiencia irrepetible y esencialmente humana de entender, de intuir la inteligi-bilidad del mundo. La preocupación de nuestra sociedad es que lo que aprenden los jóvenes les “sirva”. Y pronto. Pero lo que “sirve” está, cada vez más, relacionado con la vida profesional, con el beneficio económico. Por eso, es casi inexistente el interés por aprender lo que nuestra sociedad mediocre, despojada de toda inspiración, desprecia por “inútil”, cuando no lo considera directamente anormal. Después de todo, ¿para qué servirán a nuestros jóvenes Platón, Cervantes, Shakespeare, Beethoven o Rembrandt?

La educación “espectáculo”: la televisión, la escuela “divertida”. Como el resto de las instituciones contemporáneas, la escuela no ha podido escapar al signo que define a nuestra sociedad actual: la supre-macía del espectáculo. Por eso, crecientemente, la educación recibe estímulos que la incitan a adaptar sus actividades a la lógica que impone el entretenimiento. No es casual, por lo tanto, que al referirse a las actividades escolares, tanto padres como hijos recurran a calificativos que están estrechamente vinculados con el entretenimiento. Así, es frecuente escucharlos afirmar que la escuela es “aburrida”. Que temas aburridos terminan por aburrir a los chicos en las aulas. Es el comen-tario que cabría esperar cuando se juzga un programa de televisión o un festival de rock. Es que la expectativa es similar: para los padres y para los niños actuales, asistir a la escuela es ir a divertirse. Creen que la escuela les brinda una oportunidad más de ser entretenidos.

¿Aprender sin esfuerzo?(…) Los mayores contribuyen al desprestigio del esfuerzo: los padres estadounidenses piensan que sus hijos tienen éxito en la escuela sólo si son inteligentes, mientras que los japoneses consideran que sus hijos tendrán éxito si se esfuerzan y trabajan duro. Ante un fracaso de su hijo, por ejemplo, en matemática, un padre o una madre argentinos se apresu-ran a responder con resignación: “Es que no nació para la matemática”. El propio alumno queda plenamente justificado ante sí mismo (y ante sus padres) cuando afirma: “La matemática me cuesta porque no me gusta”. Padres e hijos explican el fracaso recurriendo a una determinación inevitable del destino o a una carencia de interés personal. Un padre o un niño japoneses no responderían de esa manera: sin duda, adjudicarían el fracaso a la falta de dedicación al estudio. Son sociedades que siguen creyendo que el aprendizaje requiere trabajo, disciplina, responsabilidad, compromiso tanto por parte del docente como del alumno. Entienden, como antes lo hacíamos nosotros, que no hay atajos para una educación de calidad y que la recompensa no es la excitación momentánea y pasa-jera que está ligada con el espectáculo, sino una satisfacción profunda y duradera que llega semanas, meses o años más tarde.Lo más grave, como señala un reciente documento de la CEPAL, a propósito de los bachilleres uruguayos, es que los estudiantes no saben que no saben. Esta “inconsciencia feliz” indica que el sistema ni siquiera ha sido capaz de dar señales sobre la oposición entre verdadero y falso, cultura e incultura, conocimiento y desconocimiento, etc. Esta desinfor-mación va a generar, en una parte de las nuevas generaciones, una ex-periencia de fracaso por la contradicción entre las altas expectativas y conocimientos insuficientes. Pero también puede tener repercusiones impensadas en la sociedad, por la presencia de un conjunto de jóvenes con demandas incongruentes con sus capacidades.

La educación “moderna”:la computación, la solución milagrosa(…) Los padres muestran una actitud de reverencial respeto ante las máquinas, que consideran, erróneamente, muy difíciles de utilizar. Piensan que sus hijos pequeños, que las emplean con llamativa familiaridad, demuestran tanta capacidad intelectual como los cien-

un libro de catálogo: FRagMentos

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tíficos que desarrollaron la teoría que hizo posible los progresos de la informática. El solo hecho de sentarse frente a un teclado convierte al niño en un genio a los ojos de sus padres, en un ser superdotado si quienes lo observan son sus abuelos. En general, se piensa que un medio técnicamente complejo tiñe de complejidad todo lo que pasa por él. Es como si se pensara que quien se sienta frente a un televisor es un dotado en electrónica. (…) Las empresas promueven activamente la computación en la escuela porque de esa forma se colocan en una posición inmejorable para captar clientes: influyendo precozmente en su comportamiento ante los multimedios, orientan sus elecciones futuras. Lógicamente, esto se hace con el apoyo explícito de las autoridades, que cancelan con entusiasmo, por ejemplo, los programas de música y de arte –que positivamente desarrollan la inteligen-cia–, aumentan el número de alumnos por aula y e y esperan que maestros mal pagos manejen una ola incesante de nuevas tecnologías con un entrena-miento deficiente y un apoyo técnico escaso o inexistente. (…)

¿Mejora el aprendizaje de los niños?No resulta posible detallar aquí los ar-gumentos que pedagogos y tecnólogos aportan al debate acerca de los efectos de la computación para el desarrollo intelectual de los niños. Baste con decir que, una de las más fervien-tes promotoras de su introducción agresiva en la escuela, Esther Dyson –integrante del comité convocado por el presidente Clinton para analizar este tema, que elaboró el informe Co-nectar las escuelas a la autopista de la información– admite que “en este campo, las pruebas convincentes son escasas”. Un análisis cuidadoso de la evidencia demuestra que, en realidad, los niños discapacitados parecen ser los únicos en beneficiarse significativamente con el empleo de las computadoras.A pesar de las controversias a propósito de esta cuestión, los políticos apoyan entusiasmados la introducción de las computadoras en la escuela. Un líder político que hoy quiera mostrarse preocupado por la educación se fotografía al lado de una computadora o inaugura un gabinete de computación. Ya ha pasado al folclore la anécdota de las escuelas argentinas que recibieron su equipo de computación cuando aun carecían de energía eléctrica. “Buena escuela moderna” se ha transformado en sinónimo de “escuela que utiliza computación”.(…) “El simple hecho de seleccionar y observar una pantalla cons-tituye un pálido sustituto de la actividad mental real”, concuerda Healy. Los chicos terminan por apretar botones y obtener recom-pensas, como los animales de experimentación, en lugar de lograr una comprensión real de la relación causa efecto.

Del capítulo ivuna misión revolucionaria para la escuela

Desde otra perspectiva, el académico francés contemporáneo Marc Fumaroli resume muy bien esta visión de la escuela:

La escuela es la llave del futuro de nuestra civilización. Su papel debe ser contribuir a crear conciencia lingüís-tica, conciencia histórica y conciencia moral. Estas tres formas de la conciencia de uno mismo, que son inseparables de la conciencia del otro, constituyen el modesto objetivo para la escuela del mañana. Debemos tener el coraje de depositar en la escuela el germen de una educación que se oriente en la dirección opuesta al utilitarismo dominante. Sólo así las futuras generaciones podrán reaccionar críticamente frente a la poderosa maquinaria del conformismo cultural.

La única posibilidad de salvaguardar la especificidad cultural de raíz europea, en su opinión, es adherir al modelo es-colástico de derivación humanista, que busca conformar una cultura general en contraposición a la especialización precoz que algunos alientan, siguiendo el ejemplo estadounidense.(…) Este arrasador vendaval de irrele-vancia resulta especialmente peligroso porque nos sorprende sin defensas. Desnudos por dentro, nuestro espacio interior está quedando vacío como resul-tado de una educación que, en realidad, es un desalojo planificado. Convertidos en seres chatos, sin profundidad, sólo tenemos vida cotidiana, monopolizada por la contemplación de poco estimu-lantes vidas ajenas. Desprovistos de las múltiples dimensiones de la experiencia humana que da la cultura, creemos que las que nos muestran las pantallas fosfo-rescentes es la única vida posible. Así, las jóvenes generaciones se van llenando de los desechos con los que, tenazmente y sin pausa, las alimentamos. Ingresan en sus mentes sin resistencia porque ellos no están en condiciones de oponerles las experiencias propias ni las de otros,

adquiridas por asimilación de la cultura. Como afirma Sartori, “vivimos en la cultura de la incultura”.Esto no siempre fue así. En algunas épocas, se reconocían las limi-taciones de la vida de cada uno y se buscaba ampliarla mediante la educación. Se trataba de incitar a cada persona a explorar el territorio casi infinito de sus posibilidades. Para no otra cosa sirven la literatura y la música, el teatro y las artes plásticas, la filosofía y la ciencia. Claro que, en este mundo, en el que privilegiamos las cosas, no es conside-rado un servir valioso intentar que las personas no lo sean.

el autor

Científico argentino; médico y docente de biología celular. Decano de la Facultad de Medicina entre 1986 y 1990. Teórico y polemista de la educación contemporánea. La tragedia educativa se publicó en 1999.

* Fondo de Cultura económica Distribuye en uruguay, gussi libros.

La tragedia educativa*

De Guillermo Jaim etcheverry

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geRaRDo FeRReiRa

Temprano solicitó que se la llevase de paseo por la ciudad. Sujetamos entre cuatro la litera, mientras ella se entregaba lentamente a los cojines e introducía varias fresas a la vez en su boca. Según lo que tenía en mente, nos dirigíamos hacia la Subura, acaso para comprar algunos códices hechos en un nuevo material.

Al cabo de largos años de servidumbre faltaba muy poco, según Domine, para que se me otorgara la manumisión por voluntad. Hacía un tiempo que esa idea se ocupaba de esperanzarme. Tan así, que des-cuidé por un instante las fuerzas que aplicaba al vehículo y, tropezando con una piedra, casi acabo en un segundo con el sueño de ser libre. Mi Señora, sobresaltada, hizo detener el coche. Bajó rápidamente y dirigió la vista hacia la parte trasera del vehículo. Su ceño aseguraba la furia que iba a desatar sobre mí y los demás.

Aunque estaba asustado, conservé la serenidad. Las piernas –sin saber de los pies– se me clavaron en la tierra logrando un perfecto equilibrio entre calambre y miedo. Si bien no era el momento propicio para prestarle atención, no recordaba haber visto detenidamente su cuerpo entero, pero a medida que se acercaba no pude evitar recorrerla de pies a tiara. Las finas telas que la ataviaban se adherían a su piel dibujándole la cadera. Elevé la vista y al ver la firme transparencia que abría paso por su escote sentí una puntada en el estómago. Retuve el aliento. Parpadeé. Los ojos se imantaron en sus muslos. En aquel avance feroz el movimiento le entreabrió el tajo, convidando al aire con el manjar más exquisito. Solté una bocanada. Una violenta brisa se desató desde mi espalda y se hundió en su cuerpo como un tibio huracán. Ya no importaba si dejaba caer el coche pero mi mano se fundió en la madera, así como la tela en su piel. La miré fijamente. No tenía más que perder. Y al tenerla cerca... Después de haber volcado las fresas sobre el borde de un almohadón, me sentí un tanto perturbada. Debo admitir que no esperaba que el coche se tambaleara de esa forma, no después de haber escogido a un séquito de esclavos tan dedicados y correctos. Siempre me llamó la atención lo hermosos que eran. Principalmente ése traído desde Cartago tras la última Guerra Púnica. Era vigoroso, alto y de cabellos rizados. Solía observar sus faenas en el jardín imaginándome como sería estar debajo de ese torbellino de músculos. Mi Señor jamás lo creería si se enterara que me atrae Palas, y de seguro eso causaría su muerte y la mía.

Bajé del coche y, aunque sabía de dónde había provenido la falla, fingí estar molesta. Miré hacia la parte trasera del vehículo y frente a mí encontré a Palas. Estoy segura que piensa que lo haré azotar.

Avanzo, y era una buena excusa para verlo de cerca, de cuerpo entero. No logré evitar que mis ojos se clavaran en sus firmes muslos, aún tensos por la descarga. A causa del sudor, la túnica se le pegaba al torso, trasluciendo los cuadros delineados de su abdomen. A un brazo de distancia me detengo. En sus ojos había miedo, en los míos, poder y lujuria. Con la mente mastiqué sus labios calientes. El lóbulo carnoso de su oreja izquierda yacía bajo mi deseo. Me acerco a su oído lentamente y le susurro: “haré que te azoten hasta la muerte”.

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alex PiPeRno

1dispersa duerme sobre la sal es un monje. cicatriza con cristales benignos los plásticos y los negros que flotan es una nube. con otra boca que tiene abre un lugar equivocado y reparte el agua como una ciudad se queda con la parte más grande. cae una voluntad desde las piernas de dánae líquida como un indulto. una tela descosida un pelícano baja y come la forma del agua cambia diminuta y secreta como un aviso.2del árbol de las ocho vulvas cyrano arranca un buda de las alegrías y lo organiza en el damero. la primera vulva se pone lasciva de cristales. la segunda vulva tributa su cuello de sur al desvanecimiento. la tercera vulva arroja sombra pequeña sobre el buda de las alegrías y lo consuela. la cuarta vulva gime la paz del asombro hasta las rodillas. la quinta vulva convierte a cyrano en un hermoso fotógrafo japonés. la sexta vulva es un tren de maschwitz a sahara. la séptima vulva se abre como una taza sobre el vestido para sacarle la pelambre. las alegrías son amarillas y diminutas se caen adentro de la octava vulva que es de porcelana. muchachita de tokio se demora en los movimientos con las alegrías las parte con la boca y las ofrece la tela la envuelve como una piedra de tiempo.3hay una militancia en la manera en que saca golosinas de su entrepier-na y las pone en mi nariz dice que es la forma más rápida de llegar a la cabeza. tengo dos alas negras una en cada hombro y peludas y las uso para quedarme.4de las cuatro o cinco muertes por día sale un búho y cruza una ca-lle de arena. el búho no tiene ano tiene un gran corazón negro y se integra armónicamente. enterrador piensa en cosas bonitas hace una cerveza con el aloe viejo de sarabanda y las puntas de los vestidos. enterrador tiene dos alas negras las dos en el dorso del búho pero el búho is always elegant and very clever.5dánae respira como un pescado muerto voltea el cuerpo para un lado o para el otro sobre el charco amarillo. las pequeñas piedritas blancas con cara de zeus se enfrían pero no dejan de brillar jean pierre leaud acaba otra vez por teléfono sin soltar el tubo con la mano limpia. los ojitos de zeus son a veces achinados a veces románticos y especu-ladores. la silueta de dánae que se parece al mediodía se parece a la monarquía de los alimentos.6la segunda maravilla tiene un búho tibio y horrible entre las treguas de dánae. entre las parálisis de dánae que son su búho propicio. el árbol de prendas objetivas que son los cien cristales en donde se colocan los senos se colocan sobre cien cristales las nalgas los muslitos de entrecasa que se descubren para la gente que vino de afuera a olvidarse. la presencia de los turistas se coloca sobre cien muchachitas de tokio que entrecasa agradece embarazándose con torpeza. cyrano besa con boca de séptima vulva el corazón negro y se confiesa en el centro del desvancimiento. muchachitas enjoya su parte del suceso en los cuellos que crecen como alfombras sobre las fiestas de dánae.

7no es mentira que perpetua sea el nombre del centro del desvaneci-miento. atrás del mostrador de los turistas la nomeclatura de perpetua es sahara es perséfone para los amigos es la mujer de las valijas si jean pierre leaud es la nomenclatura de perpetua que se saca los tacones sale de las medias para mudarse la piel. no es verdad que perpetua no sea un invento actualísimo con nombre de piedritas que se enfrían y desaparecen hasta vaciarla. no es verdad que sara valero no sea un invento de los enemigos mudándose la piel. para que sara valero se masturbe hace falta un teléfono de las alegrías mudándose la piel. para que sara valero se masturbe en el nombre de las piedritas que desaparecen hace falta un teléfono del desvanecimiento. en el teléfono de las alegrías suena mi voz y los colgajos de carne se frotan en el centro de las bondades. para las sábanas siempre limpias sara valero es un buda de las bondades siempre limpias. no es verdad que en el juego de los turistas no permanezca la nomeclatura de perpetua es sahara es perséfone para los amigos es la mujer de las valijas si jean pierre leaud. para permanecer en el invento actualísimo sara valero se frota el teléfono de los turistas de una manera muy elegante. para permanecer en el invento de las sábanas limpias el buda de las ale-grías recorre mi voz en el teléfono. no es verdad que los enemigos no sean mi voz en el teléfono. para permanecer en el centro del des-vanecimiento masturbándose en las bondades del desvancimiento. para jugar con los colgajos de carne en la nomenclatura perpetua de sahara sara valero es el centro del desvanecimiento.

Muerte de Dánae

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Página en verso

laseleccionesafect ivasuruguay.blogspot.compoetas uruguayos elegidos por poetas uruguayos

alex PiPeRno

arte poética dos(…)uno intuye silencio no por el propio silencio sino por la forma de mirar no hay nadie acá que mire o pueda vernos la intuición nos acerca entonces a un silencio terrible resulta paradójico pues la lengua los siameses mirarían pero están indefectiblemente bizcos y cubiertos de moscas las moscas hurgando entrañas para preocuparse por la percepción un cielo de estrellas con uñas en lo blando de la lengua abajo en el fiambre amarillo en el cáncer sin dolor de los riñones en la superficie ambiguo el olor a libertad oliendo silencio una hermosa canción gastada una pieza de rosa entre los dientes la pena escondida bajo el sofá por la noche vendrán del trabajo jirones de piernas las carnes robadas de tarsila los cuerpos del tamaño de los tobillos perdiendo pelos y dientes las carroñas voluntarias dirán tenemos frío dirán suficiente de palabras confusas.

Del libro Auscwitz (a editarse este año)Premio Fondos Concursables 2009

MaRCelo MoRillas

561 caracterespara una amable mosca

Del cielorraso de mi cuartopende un globo de vidrio blancoque ilumina mi escritorio

No son gotitas de lluvia lo que me distraesino el sonido de esa mosca atrapada dentro del globo que no para de golpearsebuscando la salida.

hace calor ahí dentroy da vueltas y se golpea y se golpea

Observo también cadáveres de otras moscas una verdadera emboscada

No sé cuanto tiempo vive una moscaesta me enternece un pocopienso en desarmar el artefacto¡un heroico rescate!no,hoy no.

Estoy demasiado cómodoechado en mi sillón

En mi equipo suena“La Hija de la lágrima”y yo me voy a dormirsatisfechogracias a estaamable mosca.

Del libro Paroxetina fuerte(Inédito)

anDRea estevan

la mujer árbol se quiebra

La mujer árbol se quiebraCrujen sus huesos como ramas secasPierde movimiento, se queda quieta

Los músculos se aflojan, descansan…Los párpados que pesan, se cierran…

El cuerpo se hinchaUn recipiente que se vacía

Y apenas puede sostener su almaEn cada respiro se le va la vidaSuspiro a suspiro, se le acaba

- ¿Qué es morirse?- le preguntó a su hija.Ella no supo que decirle,

pensó una y otra, pero no encontró la palabra-¡Un globo que se desinfla! -

exclamó sorprendidaSola había resuelto el enigma,

la palabra difícil del crucigrama.Respiraba por la boca el último día

Exhalando esfuerzos vanosLos ojos entreabiertosLa voluntad aniquiladaDeshaciendo el caminoAtando cabos sueltos

Regresando al principioSe iba, se estaba yendo…

Y lo vio a Ernesto y a ArturoA sus padres y a sus hermanas

Sus muertos estaban ahí,un bosque convertido en una habitación solitaria

Se moría de a pocoCada dosis de morfina la apagaba

- Está oscuro, ya no veo-Con un hilo de voz, suplicaba

-no me dejen sola, no se vayan-Y detrás de sus ojos

había un bosque inmenso con árboles conocidosque la esperaban.

Los párpados que pesan, se cierranLos músculos se aflojan, descansan

Y sacó de adentro todo el aire que pudo- gotita a gotita-hasta vaciarse.

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Acevedo Díaz casi RiveraDelivery 409 30 12

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CONVOCA A PRESENTAR MATERIAL PARAEL PRÓXIMO NÚMERO: ARTÍCULOS, RELATOS, POESÍA,CRÍTICA, PINTURA, FOTOGRAFÍA, GRABADOS.MÁXIMA EXTENSIÓN DE LOS TEXTOS: QUINCE MILCARACTERES

[email protected] FECHA DE CIERRE PARA NÚMERO DE JULIO: 15 DE JULIO

convoca a presentar material para el próximo número: artículos, relatos, poesía, crítica, plástica.

Extensión de los textos: máximo quince mil caracteres

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