parásitos en caza mayor especies y repercusiones · referir a las parasitosis y enfermedades...

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SANIDAD. Parásitos en caza mayor : especies y repercusiones M. HABELA. R.G. SEVILLA. J. PEÑA. (*) La caza hoy en día es considerada como un recurso económico complementario a la explotación agrícola y ganadera tradicional. Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura son las regiones más visitadas para la práctica de esta actividad ya que presentan ecosistemas propicios para la cría, mantenimiento y capturas de las especies cazables. pesar de las dificultades de diferente índole surgidas: administrativas, presión cine- gética, grupos de opinión, cambios en la agricultura tradicional, etc., algunas de estas especies cinegéticas han conseguido en mayor o menor me- dida superar estos inconvenientes y afor- tunadamentc hoy en día en algunas comu- nidades autbnomas gozan de buena salud. Para ello han contado con la inestimable colaboración de determinados propietarios dc fincas (no todos), así como de los Ila- mados hoy en día °gestores de caza", figura más o menos profesionalizada yue centra su actividad empresarial cn la cría y comercializaci^m de la caza. En Extremadura, por e.jemplo, y según datos de la Dirección General de Medio Ambiente y Federación Regional de Cua, fueron capturadas aproximadamente un mill(ín de pieras durante la temporada 2O(K)-2(K)l. De éstas alrededor de 24.500 arrrespondieron a especies de cua mayor, las cuales, según las fuentes citadas son desglosadas del siguiente modo: 13.SOU ciervos, 10.200 jabalíes, 100 corzos, 3O7 gamos, 320 mufloncs y 123 cabras monte- sas. En lo yue a nuestra región respecta la modalidad de cara que mayores recursos económicos genera es la "montería" (*) Parasitolol;í^ Y Enfcrmedadcs Parasitarias. Facul- tad dc Vctcrin^iria, Univcrsidad de ^xtrcma- clura. ('eíccres. Un buen trofeo es lo más valorado por el cazador. siendo también en la quc mayor número de capturas se vienen efectuando. Los recechos son menos practicados y tienen como objetivo la consecución de buenos trofeos de ciervos, gamos y corLOS durante el celo, así como de mutlón y cahras en los períodos habilitados para ello por la autoridad competente. EI jabalí es cazado indistintamente en Inonterías, batidas, rece- chos o csperas. La caza, por tanto, en nuestra región y otras limítrofes, no sólo sc cncuentra ple- namente arraigada, sino yue levanta pasio- nes entre sus practicantes. Reconocemos el carácter social de la caza en las regio- nes donde desde siempre se viene practi- cando, pero para atender estas dcmandas sociales las administraciones disponen de extensos terrenos acotados, los cuales bien gestionados podrían proporcionar caza en cantidad y calidad a los menos favoreci- dos. Ello se viene efectuando con acicrto en algunas comunidades autónomas. Sin embargo, hemos de entender su situaciGn actual y reconocer su verticnte comercial pues es una actividad que genera riqueza. Sabemos que cn torno a cste mundo hay un cntramado cconómico (renta de t ncas, venta dc puestos, alyuiler de rehalas, salarios de guarderías, posto- res, ayudas, etc.; ventas en armerías, hos- telería, etc.), cn ocasioncs difícilmcntc valorable, y nada desdcñahle pucs signi- fica un rcculso más (^ue importantc ^^ara pequeñas poblacioncs, frecucntcmcntc localizadas en zonas marginalcs. Las administracioncs dehcn scr cuns- cientes dcl significado dc la ctva cn nursU'u país y dc su ^^otcncial como fuentc dc riyueza. Somos E^artidarios dc una rcgu- lación dc su cxplotaci6n racional, con- sensuada con pro^ictarios, gestores, aficio- nados, ctc., pcro no compartimus con de[enninadas administraciones su utilirlci(ín con intcrescs ^^olíticos. No olvidcntos quc las especies cineg^ticas son considcradus COn10 ^^ganadClla CS^^CCIB^^^ ell lel'IIIIIIOti zootécnicos, y cs prccisamcntc cl úniro ti^x+ de ganado sin posihilidadcs de percc^xi(ín de suhvcncioncs con cargo a la Volítica Agraria C'omunitaria (PA('). Pcro no yucda ahí su dcsgracia, }^ucs como sabcmos la tcncncia y cxE^lutaci(ín de ^a C21La adClllas CSta graVildB ^)Of dl'tCl'- minadas Icycs autonómicas. indc^^cndien- temcntr dc otros impucslos ^iscalcs yu^ Ic pudicran correspondcr; cllo dificulta la rentabilidad dc la cx}^lotacibn cincg^tica, orientándose las producciuncs hacia otras especies domésticas m^ís o mcnos rrnta- h^CS. La opini(ín de los t^cnicos, yue dc un^l 44/MUNDO GANADERO/NOVIEMBRE 2001

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Page 1: Parásitos en caza mayor especies y repercusiones · referir a las parasitosis y enfermedades parasitarias más comunes y frecuentes que amenazan a nuestras especies de ... cabras,

SANIDAD.

Parásitos en caza mayor :especies y repercusionesM. HABELA. R.G. SEVILLA. J.PEÑA. (*)

La caza hoy en día es considerada como

un recurso económico complementario a

la explotación agrícola y ganadera

tradicional. Castilla y León, Castilla-La

Mancha, Andalucía y Extremadura son

las regiones más visitadas para la

práctica de esta actividad ya que

presentan ecosistemas propicios para la

cría, mantenimiento y capturas de las

especies cazables.

pesar de las dificultades dediferente índole surgidas:administrativas, presión cine-gética, grupos de opinión,cambios en la agriculturatradicional, etc., algunas deestas especies cinegéticas

han conseguido en mayor o menor me-dida superar estos inconvenientes y afor-tunadamentc hoy en día en algunas comu-nidades autbnomas gozan de buena salud.Para ello han contado con la inestimablecolaboración de determinados propietariosdc fincas (no todos), así como de los Ila-mados hoy en día °gestores de caza",figura más o menos profesionalizada yuecentra su actividad empresarial cn la cría ycomercializaci^m de la caza.

En Extremadura, por e.jemplo, y segúndatos de la Dirección General de MedioAmbiente y Federación Regional de Cua,fueron capturadas aproximadamente unmill(ín de pieras durante la temporada2O(K)-2(K)l. De éstas alrededor de 24.500arrrespondieron a especies de cua mayor,las cuales, según las fuentes citadas sondesglosadas del siguiente modo: 13.SOUciervos, 10.200 jabalíes, 100 corzos, 3O7gamos, 320 mufloncs y 123 cabras monte-sas.

En lo yue a nuestra región respecta lamodalidad de cara que mayores recursoseconómicos genera es la "montería"

(*) Parasitolol;í^ Y Enfcrmedadcs Parasitarias. Facul-tad dc Vctcrin^iria, Univcrsidad de ^xtrcma-clura. ('eíccres.

Un buen trofeo es lo más valorado por el cazador.

siendo también en la quc mayor númerode capturas se vienen efectuando. Losrecechos son menos practicados y tienencomo objetivo la consecución de buenostrofeos de ciervos, gamos y corLOS duranteel celo, así como de mutlón y cahras enlos períodos habilitados para ello por laautoridad competente. EI jabalí es cazadoindistintamente en Inonterías, batidas, rece-chos o csperas.

La caza, por tanto, en nuestra región yotras limítrofes, no sólo sc cncuentra ple-namente arraigada, sino yue levanta pasio-nes entre sus practicantes. Reconocemosel carácter social de la caza en las regio-nes donde desde siempre se viene practi-cando, pero para atender estas dcmandassociales las administraciones disponen deextensos terrenos acotados, los cuales biengestionados podrían proporcionar caza encantidad y calidad a los menos favoreci-dos. Ello se viene efectuando con acicrtoen algunas comunidades autónomas.

Sin embargo, hemos de entender susituaciGn actual y reconocer su verticntecomercial pues es una actividad quegenera riqueza. Sabemos que cn torno acste mundo hay un cntramado cconómico(renta de t►ncas, venta dc puestos, alyuilerde rehalas, salarios de guarderías, posto-res, ayudas, etc.; ventas en armerías, hos-

telería, etc.), cn ocasioncs difícilmcntcvalorable, y nada desdcñahle pucs signi-fica un rcculso más (^ue importantc ^^arapequeñas poblacioncs, frecucntcmcntclocalizadas en zonas marginalcs.

Las administracioncs dehcn scr cuns-cientes dcl significado dc la ctva cn nursU'upaís y dc su ^^otcncial como fuentc dcriyueza. Somos E^artidarios dc una rcgu-lación dc su cxplotaci6n racional, con-sensuada con pro^ictarios, gestores, aficio-nados, ctc., pcro no compartimus conde[enninadas administraciones su utilirlci(íncon intcrescs ^^olíticos. No olvidcntos quclas especies cineg^ticas son considcradusCOn10 ^^ganadClla CS^^CCIB^^^ ell lel'IIIIIIOtizootécnicos, y cs prccisamcntc cl úniro ti^x+de ganado sin posihilidadcs de percc^xi(índe suhvcncioncs con cargo a la VolíticaAgraria C'omunitaria (PA(').

Pcro no yucda ahí su dcsgracia, }^ucscomo sabcmos la tcncncia y cxE^lutaci(índe ^a C21La adClllas CSta graVildB ^)Of dl'tCl'-

minadas Icycs autonómicas. indc^^cndien-temcntr dc otros impucslos ^iscalcs yu^ Icpudicran correspondcr; cllo dificulta larentabilidad dc la cx}^lotacibn cincg^tica,orientándose las producciuncs hacia otrasespecies domésticas m^ís o mcnos rrnta-h^CS.

La opini(ín de los t^cnicos, yue dc un^l

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. SANIDAD

u otra manera están relacionados con elsector, debe ser tenida en cuenta a la horade discñar planes de utilización racionalde estos recursos naturales. Los veterina-rios, en sus diferentes campos de espe-cialización, vienen demostrando con pro-fesionalidad su "buen hacer" en el sectorcinegético, correspondiendo así a lasdemandas de "caza en cantidad y calidad,tanto en el campo como en el plato".

Centrándonos en el tema sanitario delas especies cinegéticas, motivo de esteartículo, hemos de destacar que al mar-gen de los problemas infecciosos como:tubcrculosis, de creciente incidencia, difí-cil control y graves repercusiones para elganado doméstico y el hombre por sucontagiosidad; enterotoxemias, pastere-losis, brucclosis, anaplasmosis, salmone-losis, leptospirosis, pestes porcinas, fie-bre aftosa, etc., los cuales poseensuficiente entidad como para dedicar-les un capítulo aparte, nos vamos areferir a las parasitosis y enfermedadesparasitarias más comunes y frecuentesque amenazan a nuestras especies decaza mayor.

La intervención del hombre en lagestión de los recursos naturales, comola caza, ha influido en la modificaciónde ecosistemas en favor del manejo,pero en detrimento de la libertad deestas poblaciones que ya no puedenser catalogadas en algunos casos como"especies de vida libre".

La explotación intensiva de especiescinegéticas ha provocado en oeasionesdeseyuilibrios poblacionales, genéticos(consanguinidad) y sanitarios, amén de losdaños de erosión, forestales, etc.

Por ello, una buena gestión de estosrecursos debe partir de un preciso conoci-miento de las posibilidades de la explota-ción, recursos alimenticios, capacidad gana-dera, etc., y contar con el diseño de uncorrecto plan de actuaciones con el fin deprevenir eFectos no deseados que pudie-ran alterar nuestra gestión, entre elloscabe citar los problemas sanitarios.

Es cierto que esta planificación puedeser llevada a la práctica principalmente enfincas cerradas con condiciones, ello noquiere dccir que siempre se ejecute apro-piadamente. Estas medidas son de dificilaplicación en terrenos abiertos, en muchasocasiones por falta de colaboración entrepropietarios, gestores y/o administración.Bien es cierto que este tipo de explota-ción no requiere la misma gestión que el"cercado", al menos en lo que a proble-mas sanitarios respecta, aunque ya existenzonas con superpoblaciones de cérvidos enlas cuales estos problemas comienzan asurgir.

La presencia de parásitos en animales

de vida libre y por extensión en las espe-cies de caza mayor, hemos de considerarlaen términos generales de frecuente, sinembargo en la mayoría de los casos estaes aceptada por el organismo, sin que ellosignitique ausencia de reacción por partedel hospedador, pues este tenderá a limi-tar su alojamiento, provocar su aislamientoy en algunos casos conseguirá su elimina-ción.

Por tanto, es fácil detectar la presenciade parásitos de diversa índole cuandoefectuamos una necropsia o una inspec-ción rutinaria de las canales de estas espe-cies. Los parásitos y el organismo que losaloja, en la mayoría de los casos, mantie-nen un estado de equilibrio que hace

Triquinella spiralis en tejido muscular.

pasar inadvertida a esta asociación. Esteestado puede verse alterado por causasmuy diversas como son: elevadas dosisinfectantes/infestantes, incremento delritmo de reinfección/reinfestación, bajadade defensas por estrés, deficiente alimen-tación, existencia de otras enfermedadesconcomitantes, etc.

Cuando este equilibrio se rompe, laparasitosis, hasta entonces mejor o peorsoportada, se transforma en enfermedadparasitaria, con el consiguiente riesgo parala vida del animaL En estos casos se apre-cian signos externos de enfermedad, aun-que lo común en las enfennedades parasi-tarias es que los síntomas sean vagos,poco claros e inespecíficos, tendiendo elproceso en la mayoría de los casos a lacronicidad.

Es fácil apreciar un deterioro lento ygeneralizado de los animales, los cualesadelgazan, presentan mal pelo, a vecesdiarrea y/o síntomas respiratorios, escasao nula respuesta defensiva, propensión alpadecimiento de otras enfermedades con-comitantes, etc. Este proceso consuntivo

concluirá con la muerte del animal, sobre-viniendo más rápidamente en los débiles(jóvenes, viejos, gestantes, etc.).

Los parásitos y parasitosis presentes enuna especie hospedadora dependerán engran medida de los hábitos y costumbresde ésta, experimentando aquellos un pro-ceso de adaptación para el contagio.

Así por ejemplo, nuestros rumiantes sil-vestres no poscen una parasitofauna dife-rente a la que pudieran albergar losdomésticos que cohabitan en una mismazona. Aunque algunos parásitos pucdentener un elevado grado de especificidadde hospedador, la mayoría de estos soncompartidos por especies domésticas y sil-vestres filogenéticamente próximas.

Los hábitos de conducta y alimenti-cios en estas especies serán factorespredisponentes a la presencia o ausen-cia de detern^inados parásitos. El gre-garismo en ciervos, gamos, mutlones yen menor medida en cabras montesesy corzos facilita el contagio de ciertosparásitos. El pastoreo practicado porlos ciervos, gamos, mutlones y el ramo-neo principalmente por los corros ycabras, al igual que la utilización deespacios abiertos por unas especies ode monte cerrado por otras, intluirá enla presencia de unos u otros tipos deparásitos.

EI ejemplo del jabalí

Sirve también de ejemplo para en-tender los mecanismos adaptativos delos parásitos al contagio, el jabalí. Este

animal por todos es conocido que resultaser huidizo, esquivo, de hábitos nocturnos,destacando entre otras pautas de conductade interés en Parasitología, que no esterritorial, pues se mueve por áreas exten-sas, realizando los machos sus mayoresdesplazamientos al alcanzar la pubertad,hecho de especial trascendencia en el con-tagio de enfennedades infectocontagiosasa poblaciones distantes.

En este sentido, es igualmente relevantesu carácter gregario en diferentes tases desu vida, quedando constituida su estruc-tura social en familias compuestas demadres y crías, a veces varias y con rastrasde distintas camadas, tendiendo tambiénlos machos jóvenes a formar pequeñosgrupos, y ya en su estado adulto a la sole-dad ("solitario").

Esta composición social puede versealterada como consecuencia de la inter-vención del hombre. Aunque no son fre-cuentes los mallados específicos para jaba-líes, pues los convencionales para las resesson fácilmente franqueables por ellos, cadavez existen más cercados donde se pre-tende intensificar este tipo de producción.

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SANIDAD.

Esta práctica, que no comparto pues sig-nifica privar de libertad a una de las espe-cies de "vida libre" más emblemáticas denuestra fauna salvaje, puede acarrearnosgraves problemas de sobrepoblación, con-sanguinidad y sanitarios, no sólo de tipoparasitario sino tambiún otras de tipoinfeccioso (pestes porcinas, tuberculosis,Auzjesky, mal rojo, septicemias y posible-mente, otras patologías emergentes comoel síndrome respiratorio reproductivo por-cino, parvovirosis, etc.), posiblemente másgraves.

En cuanto a los hábitos alimenticios deljabalí, conviene resaltar su carácter omní-voro, hecho que va a influir decisivamenteen la presencia de determinados parásitosy parasitosis. Precisamente aquí encontra-mos explicación a la parasitación por Tri-chinelln espircrlis (Triquina) en estos ani-males, ya que este parásito se transmitepor carnivorismo, canibalismo o carroñe-rismo, es decir, por alimentarse de tejidomuscular infestado procedente de carnesfrescas, embutidos, cadáveres, etc.

También sus hábitos higiénicos puedeninfluir cualitativa y cuantitativamente en lapresencia de estos parásitos. Todos hemostenido la oportunidad de ver "bañas toma-das por los guarros", donde buscan libe-rarse de ectoparásitos (garrapatas, piojos,etc.), agradeciéndonos nuestra colabora-ción en caso de que adicionemos gasoil,aceite, etc., ya que estos productos tapo-nan los estigmas respiratorios de los artró-podos que acaban por desprenderse.

Estas pautas de comportamiento tanpeculiares van a influir decididamente enla frecuencia de presentación e intensidadde las parasitosis en el jabalí.

En cierta medida la situación parasitariaen esta especie salvaje guarda similitudcon la observada en nuestro cerdo Ibéricoexplotado en régimen de montanera, sibien la carga parasitaria, es decir, el nú-mero de parásitos detectados en esta espe-cie doméstica suele ser superior; ello sedebe a la influencia del sistema de explo-tación empleado en determinadas fases delciclo productivo, pues es práctica comúnconfinar los animales a recintos cerradosdespués del destete y hasta que salen aaprovechar la montanera.

Como consecuencia de este hacina-miento que tiene lugar en ocasiones, loscontagios parasitarios e infecciosos son fre-cuentes. Esta situación no se suele dar enfincas abiertas de caza mayor, y sí sepuede presentar en poblaciones de jaba-líes mantenidos en cercados.

Estudios realizados en porcino Ibériconos revelan resultados del 95,88% de pa-rasitación por al menos una especie pará-sita, cifra que se eleva al 100% cuandoestos resultados son referidos a explota-

ciones. Respecto al jabalí, no disponemosde datos precisos sobre sus índices deparasitación; sin embargo, sí contamos coninformación cualitativa acerca de las espe-cies parásitas más frecuentes y tenemosconstancia de casos puntuales de multipa-rasitismo.

Vistos los cambios experimentados porla explotación cinegética resulta necesariola realización de estudios dedicados a éstay otras especies de caza mayor y mena;así como el diseño de planes de lucha ycontrol parasitario, entre otros.

A continuación vamos a referirnos a losparásitos más importantes que puedenafectar a las especies de caza mayor,

segmentados), como por formas larva-rias (quísticas), trematodosis (vcrmcsplanos o "duclas"), y nematodosis (pro-ducidas por vermes redondos).

• Artropodosis, producidas por cctopará-sitos (ácaros e insectos), así como otrasproducidas por larvas de mosca (notodas son ectoparasitosis cn scnlidoestricto), y que cunoccmos con cl nom-bre de miasis.Dentro del primer grupo cahe destacar

las piroplasmosis, enfermedades produci-das por protozoos hcmáticos y yue sontransmitidas por la picad^n-a dc garrapa-tas. Los animales afectados presentan Llnproceso fehril con anemia, consecuencia

Animal multiparasitado, delgado y con evidentes signos de deformación en su nueva cuerna.

siguiendo para ello un orden taxonómico,es decir, de menor a mayor, desde losparásitos unicelulares microscópicos hastalos multicelulares, en su mayoría aprecia-bles a simple vista.

Haremos referencia a su frecuencia depresentación, epidemiología, posibilidadesde contagio a los domésticos, patogenici-dad, etc., sin descuidar la vertiente sanita-ria de muchas de estas parasitosis al serenfermedades transmisibles al hombre(zoonosis).

Grupos de parásitos

En base a la clasificación zoológica delos parásitos, hemos subdividido las para-sitosis en tres grandes grupos:• Protozoosis, causadas por organismos

unicelulares y por tanto microscópicos.• Helmintosis, originadas por vermes mul-

ticelulares, muchos de los cuales sonvisibles macroscópicamente. Estas a suvez pueden subdividirse en: cestodosis,producidas tanto por adultos (gusanos

de la rotura de glóbulos rojos quc cstosparásitos producen.

En nuestro país hay indicios de su cxis-tencia en cabra montés y mufloncs. F.nExtremadura no hemos tcnido oportuni-dad de cunfirmar su prescntación cn cstaúltima especic. pero tenemos sospcch^isfundadas. Se presenta en épocas dc activi-dad de las garrapatas vcctores, cn zonasdonde han sido diagnosticadas cn ganadoovino.

El cuadro clínico, hasta donde cs posi-ble apreciar, es de similares característicasal observado en animalcs dom^stiros.Confirmado el diagnóstico, su tratamicntocon dipropionato de imidocarb resulla screficaz, con las limitaciones consahidas a lahora de aplicarlo en animales salvajcs.

La prevención la basaremos en la luchacontra las garrapatas, empleando para ^Ilométodos físicos (roturar pastos, limpiczade montes, ete.), más recomendahlcs yuelos químicos, pues el [ratamiento indisc ►-i-minado de terrenos puede conllcvar gra-ves problemas medioambientalcs.

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SANIDAD.

En ciervos de la Sierra de las Villuercas(Extremadura) hemos tenido la oportuni-dad de diagnosticar otra enfermedadtransmitida por la picadura de garrapatasy también de moscas, que guarda muchasimilitud con la descrita anteriormente; setrata de la anaplasmosis, producida poruna rickettsia. La fecha de presentaciónigualmente coincidió con la abundante pa-rasitación por garrapatas (junio-julio),siendo los jóvenes los más afectados, entrelos cuales se contabilizaron algunas hajas.

En animales mantenidos en cautividado confinados en pequeños espacios, sedescriben otra protozoosis, en este casointestinal, que afecta fundamentalmente alos jóvenes e incluso a neonatos. Se tratade las coccidiosis/criptosporidiosis, las cua-les cursan con diarreas profusas, deshidra-tación y muerte de los animales.

En caso de presentación enlas circunstancias antes indica-das, el tratamiento con cocci-diostáticos (sulfamidas, porejemplo) nos servirá para con-trolar los focos de enfermedad.La prevención debemos cen-trarla en un correcto manejo yen medidas de higiene apropia-das.

Un "hallazgo de necropsia"que se detecta con relativa fre-cuencia, es la parasitación mus-cular por sarcocystis en ciervoy en corzo. Este parásito cierrael ciclo entre los cérvidos ycánidos, infectándose estos últi-mos por carnivorismo y los pri-meros por ingerir de formapasiva las formas parasitariaseliminadas con las heces delperro que contaminan los pas-tos. Se desconoce el poderpatógeno de este protozoo para el hospe-dador herbívoro, lo cual merecería unainvestigación más exhaustiva.

La parasitación por protozoos en jabalípuede considerarse irrelevante en la mayo-ría de los casos. Los coccidios y algunosciliados pueden ser ohservados en el apa-rato digestivo, pero en rarísimas ocasionesson origen de patologías. Unicamente laintensificación en su explotación (hacina-miento) pudiera propiciar la aparición debrotes de enfermedad por éstos.

La presencia de quistes musculares sar-cocystis también puede considerarse dehallazgo fortuito, éstos principalmente sondetectados cuando los profesionales vete-rinarios efectúan los análisis triquinoscópi-cos pertinentes, siendo en ocasiones motivode confusión con los quistes de triyuine!!a.

De momento se desconoce si este pará-sito es patógeno para el jabalí, y/o cerdodoméstico; sin embargo si se tiene más

información sobre la patogenicidad queposee un pariente próximo, to.roplcrsnrn.Este protozoo causa graves problemas enganado doméstico e incluso en la especiehumana. En el ciclo de este parásito inter-viene obligatoriamente el gato, tantodoméstico como montés, así como otrosfélidos salvajes.

Los herbívoros se infectan al ingerir ali-mentos (hierbas, pasto, verduras) contami-nados con exerementos de gatos que con-tienen el parásito, los omnívoros y otroscarnívoros pueden infectarse por consumircarnes crudas o poco hechas de rumian-tes o porcino (frecuente en humanos),canivalismo o carroñerismo. Otra vía decontagio es de madre a feto (transplacen-taria), pudiendo originar abortos y malfor-maciones en fetos. En ocasiones, las toxo-plasmosis puede presentarse bajo síntomas

respiratorios, nerviosos o fallo multiorgá-nico.

Se desconoce si el jabalí interviene enel ciclo de este parásito, por el contrario síse ha constatado la participación del cerdodoméstico. Prevenir en el caso que nosocupa resulta imposible, pues ^cómo evi-tamos que un jabalí tenga acceso a uncadáver? y^,cómo impedimos que felinossalvajes o asilvestrados contaminen elmedio'? Unicamente podríamos intervenirimplantando un fiable y preciso análisispostmorten, decomisando y destruyendolas canales positivas.

Helmintosis

Respecto a las hehnintosis que afectana los ungulados de vida libre, no difierende las que se presentan en los domésti-cos, incluso unos pueden ser fuente deparásitos para los otros. Normalmente, los

animales salvajes suelen comlx^r^lane comoreservorios.

La presencia de estas parasitusis estáfuertementc condicionada por determina-das caractcristicas medioamhicntales (tenrperatura, humedad, oxigenación, etc.), nosiendo algunas de ellas propias de losháhitats que estas espccies dc caza fre-cuentan. Sirva de ejemplo cl caso de fu.e-riuln hc^^atrca, trcmatodo que ohligatoria-nlellte. 11CCCSlIa medl0 aCU21UCO (pantanOS,charcas, regadíos, orillas de ríos, ctc.), paracerrar su ciclo dc vida, por lo cual no esfrecucnte la parasitación pur ella cn estushospedadores. Si acaso, se presenta enexplotaciones muy aisladas y quc cucntcnafortunadamente con cstas característicasecológicas.

Un parásito muy similar a fasciula esPoruni^^his^tnnuurr, cl cual en vez dc colo-

nizar hígado, se localiza en elduodeno (furmas juveniles) y lapanrr (aduhos) de los rumian-tes, por lo que es poco pató-geno y no tiene excesivaimportancia. Hemos tenidooportunidad dc diagnosticarloen gamos dcl Parque Nacionaldc Doñana (Huelva).

EnU'c las ceslodosis más I^re-cuentes en rumiantes dc vidalibrc cabc citar la monieziosis,enfem^edad producida por ver-mes planos que colonizan elintestino delgado. Nuedenmedir hasta 40-(^O cm. y encon-trarse varios ejemplares cnintestino, lo cual puede produ-cir su obstrucción. Su prescnciaes más frecuentc y ahundanteen los jóvenes, donde puedenoriginar procesos diarreicus.Los tacos medic:ados con benzi-

midazoles (albend^>7o1, mchend^uol, oxfen-dazol, triclahendazol, etc.) pueden servirpara tratar _y controlar estas parasitosis.

Respecto a las cestodosis causadas porforn^as quísticas, destacamos la necesariaparticipación de los cánidos en el ciclo dcestos parásitos, citando en primer lugar ala hidatidosis, que aunque no es muy fre-cuente en animales salvajes, sí que seaprecian casos en vísceras (hígado y pul-món) de cérvidos y jahalíes.

Hemos tenido la oportunidad de ohser-var en estos suídos salvajes parasitacionesmasivas por quistes hidatídicus, ello csexplicable por ser este animal coprófagoy poder llegar a ingcrir cientus de huevosde ténidos precursores de quistcs.

Desde ayuí hacemos un Ilamamicntopara que todos colaboremos en reducir suincidencia, pues rcpresenta un grave pru-blema de salud. Son prácticas más querecomendables, la desparasitación dc los

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perros de rehala y otros, al menos cadados meses, con cestodicidas, el control deperros cimarrones y extraviados, así comola incineración de las vísceras después delfaenado de las reses en el campo y de loscadáveres hallados.

Otra cestodosis quística no hallada enExtremadura pero sí en rebecos del Piri-neo, es la cenurosis ("modorra"). El ciclode csta parasitosis es similar al de la hida-tidosis, por tanto su control y prevencióndehemos basarlo en las medidas cxpues-tas antcriormente, pcro en este caso sonlas caber,as de los rumiantes las que con-tienen la forma infestante para los perros.

Otras que merecen menor atención sonlas cisticercosis. Estos quistes, por la loca-lización yue ocupan, no comprometcn lavida del hospedador, pero al ser el ciclosimilar al de los anteriores, su presenciapuede ser utilizada como indicador epide-miológico dc hidatidosis y/o cenurosis.

El inspector veterinario debe decomisartodas estas vísceras parasitadas y compro-bar que éstas son adecuadamente destruí-das.

Las gastroen[eritis y hronconeumoniasverminosas son frecuentes en los cérvidosy jabalíes. Normalmente no se alcanzan

elevadas cargas parasitarias, por lo cual esfácil que desde el punto de vista clínicopasen inadvertidas. Como ya señalábamos,en algunos casos en los que se rompe elequilibrio organismo/parásito, pueden tenergraves repercusiones para la vida del ani-mal.

Sirvan de ejemplo algunos diagnósticosrealizados por nosotros en animales de laSierra de Las Villuercas (Cáceres), en loscuales apreciamos elevada presencia deparásitos gastrointestinales (Te[crcforsagia,S^^icuh^^^tercigia, Oesoplaa,^^^strnnun, etc.).Estas explotaciones presentaron problemasde sobrepoblación y por tanto de alimen-tación. Curiosamente los animales moríande forma aguda por enterotoxemia ("bas-quilla").

En cuanto a los nematodos de locali-zación gastrointestinal en el jabalí, algunosno necesitan de la participación de artró-podos como hospedadores intermediarios,sin embargo, otros sí utilizan escarabajos,etc., en su ciclo biológico, los cuales tam-bién pueden formar parte de la dieta deeste omnívoro. De todos modos los másfrecuentes tienen ciclo directo, observán-dose en ocasiones elevadas parasitacionespor ellos, nos referimos a Ascaris suum.

Los vermes broncopulmonares (Mc tns-trongvl«s sp^^.) también son frecuentes enel jabalí, estos se asientan en bronquios ybronquiolos y producen alteraciones res-piratorias principalmente en jóvenes (ber-mejos), los cuales atrasan su crecimientoe incluso enferman como consecuencia deello. El contagio en estos casos es dehidoa la ingestión de lombrices de tierra quevehiculan el parásito, hecho frecuente pueses práctica habitual de estos animales elhozar tratando de encontrar algo que Ile-varse a la boca. Los adultos suelen sermeros portadores asintomáticos.

Igualmente, hemos tenido oportunidadde diagnosticar verminosis broncopulmo-nares intensas en ciervos procedentes dela zona del Parque Natural de Monfragiie(Cáceres); el agente causal fue Dicryocauhrsvivipnri^s. En ocasiones esta parasitacióncoincidió con tuherculosis.

En corlos de Matallana (Cáceres) tam-bién hemos detectado parasitación porestos nematodos pulmonares, pero en estoscasos son los pequeños protostrongilinoslos que la originan (posiblemente Vares-trongvl«s spp. y/o Elnphc^strcm^^^^/rrs spp.).

Estos vermes pueden colahorar en lainstauración de problemas pulmonares gra-

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Page 7: Parásitos en caza mayor especies y repercusiones · referir a las parasitosis y enfermedades parasitarias más comunes y frecuentes que amenazan a nuestras especies de ... cabras,

ves y muy graves si se establece colabora-ción con determinadas bacterias, como porejemplo mycobacterias (tuberculosis) opasterellas, responsables dc la septicemiahemorrágica de los rumiantes, reciente-mente diagnosticada en ciervos de nues-tra región.

Estas nematodosis pueden y dehc;n con-trolarse, al menos en explotaciones cerra-das con alta densidad de reses o jabalíes,con antihelmínticos yue pueden ser adi-cionados al pienso o a correctores vitamí-nicos/minerales. Entre los productos reco-mendados cabe citar a los benzimidazoles(albendazol, mebendazol, etc.), así comolas ivem^ectinas en premezcla por su fáciluso. Su utilización estratégica en épocasde riesgo de infestación nos repor-tará aceptahles resultados.

Concluimos este apartadohaciendo referencia a otro nema-todo que parasita el jabalí, ysobre el cual si existe concicnciasobre su existcncia. Se trata dc laconocidísima triyuina (Trichinellospirnli.^^). Parásito dc preocupaciónsanitaria pues sus larvas seenquistan en el músculo, consu-mir esta carne parasitada puedesuponer nuestra infestación. Apa-rentemente los jabalíes se mues-tran sanos y no hay signos quenos hagan sospechar de su para-sitación, por ello la inspección tri-yuinoscópica por parte de losprofesionales veterinarios es obli-gatoria.

Artropodosis

Para finafizar vamos a referirnos a lasartropodosis, destacando entre éstas, laparasitación por garrapatas. Estas no sríloson importantes por debilitar el organismoal alimentarse de sang►-e, o por abrir puer-tas en la piel para que allí asienten otrosgérmenes o parásitos (bicheras, gusaneras),sino también por su c^ ►pacidad inoculadorade multitud de patógenos nocivos para losungulados salvajes, domésticos y el hom-bre.

Entre las garrapatas del jabalí, cabedestacar tanto a las duras (Hvnlcmrmcr lusr-1(1/IICCI!]l, I•PYi11C7CPi1(OY i77(!1'^>;Il1clll(,1', etC. •

como a las blandas (Oririlhodor^c^s er^rcrti-

cmhargo. la sarna no parccc presentarsccn animalcs mantcnidos cn lihertad. }^:nCUanll) a ^a parasllBClOn por plO^Oti lanll)

chupadores (anopluros) como masticado-res (malófagos), no ticnc cspccial impor-tancia cn los ungulados silvcstres, un todocaso la prescncia dc Huc^nrntc^/^rrru.^ srris(anopluro) en jabalícs. Su prescncia cscombatida por estos suidos con los hañosde harro yuc frccuentcmcntc toman.

Para finalizar, vamos a rcfcrirnos aotras parasitaciones producidas por la ►vasde moscas (miasis), como cs la hipodcr-mosis de los ciervos (lhy^ucJrr^nrr rrr^urorre ll. dicrno) o "enferntedad dc los I3a-rros", ya yuc así sc la conocc cuando afinales de invicrno sc aprecian ahulta-

mientos en la picl, más visihlesen los más débilcs. Estos ncídulosalojan la larva d^ la futuramosca, quc volará durantc la pri-mavcra c infcstará dc nucvo a losanimalcs, por su partc, los anima-les se eslresarán y tratarán dccvitarla. Además sc produciránroturas en los tcjidos y por supucsto cn la piel, ya yuc las lar-vas cxperimcntan un proccso dcmigracicín intcrna por cl orga-nismo yue concluvc R-10 mcscsdcspu^s dc hahcrsc proclucido lainfcstaciGn.

En c^rvidos aclrmás sc prc-sCnta Una mlaslS CaVllalla pfOdU-cida por larvas dc otras moscas(l'ltan^n^>;^on ► ^^icr V Cc^phc^nc^rnt^iu),

Quistes hidatídicos en corazón y pulmón. Bronconeumonía vermi-nosa en jabalí.

Recordamos ayuella frase publicitariade la Consejería dc Sanidad de la Juntade Extremadura que venía a decir: "EIjabalí puede matar después de mucrto".Como ya hemos comentado, el jabalí seinfesta al comer roedores, cadáveres infes-tados, etc. siendo su carne la fuente deparásitos para nosotros.

Con objeto de prevenir ésta y otrasenfermedadcs contagiosas a humanos, laadministración debería diseñar un plan decontrol de venta de carnes a estableci-mientos públicos, indirectamente estaríacombatiendo cl furtivismo y evitaría lasventas clandestinas.

Por Wtimo, merece especial menciónpor su elevada frecuencia de presentaciónen el jabalí, la parasitación por un vermesimilar a los nematodos, pero que zoológi-camente se encuadra en los ac^ ►ntocéfalos,se trata de Macrncanthorhinchus hir-ucliiia-cer^.5^ (el nombre ya se las trae), parásitode intestino, por tanto comparte localiza-ción con los Ascaris, con los cuales enocasiones se confunde. Produce obstruc-ciones y nodulaciones en la pared intesti-nal, debido a quc clava sus ganchos ccfáli-cos en estos lugares.

cus). Debemos recordar ayuí la íntimarclación mantenida recientemente por loschinchorros (O. cn-uticus) y el virus de laPeste Porcina Africana en nuestro país.

Su abundantísima presencia en prima-vera/verano (Rl ► i/^irep{talrrs hrrrsn, /l^^u-lorr ►nicr lrrsitunicurn, ete.), hace que seanconsideradas un ^,̂ rave problema para cstasespecies. Ante la ausencia de otros méto-dos de control, la ivermectina en premez-cla nos puede ayudar a reducir la cargade estos parásitos.

Otras ectoparasitosis que preocupan sonlas sarnas. ‚Jnicamente tenemos que diri-girnos a las serranías andaluzas o a losPicos de Europa, y fijarnos en lo que hasupuesto la sarna sarcóptica para la cabramont^s y el rebeco respectivamente. EnExtremadura no se han detectado brotes,pcro no debemos bajar la guardia y extre-mar los controles en los movimientos ycomercio de reses, repoblaciones, intro-ducción de especies exóticas, etc.

Con la densidad de cérvidos que existeen algunas zonas de Extremadura, la apa-rición de algún brote haría que se propa-garan como mancha de aceite. y nos cos-taría muchos años recuperarnos de laspérdidas que originaría. En jabalí, sin

yue se localiran en cspacio nasofaríngcoC InClUSO Cn SCnOS nasa^CS, paianasa^CS y

vías respiratorias. EI clcvado númcro dclarvas en estas localizacioncs puedc icnergraves repercusioncs para la vida dcl ani-mal.

En muflones y cahra mont^s la miasisyue se prescnta es la ocstrosis, similar ala dcscrita cn ovino y caprinu, pudicndodar lugar a sinusitis v a la prescntacicín dcsíntomas parccidos a los dc la "modorra",de ahí yuc cstc proccso sc conozca conel nombre dc "falsa modorra". EI controlde estos proccsos únicamenlc pudríaintentarse con ivermcctina cn prcmcrcla.

Espero quc eslas páginas hayan servidode avuda para conoccr más dc ccrca losprohlemas parasitarios quc afectan y amc-n^^zan a nuestras especies de caia mayor,y así entre todos poder estahlccer la cola-boración que sc cslimc oporluna p^u^aconseguir su control.

Por otra parte, no dehrmos olvidarayuellos parásitos quc pucdcn poncr cn►iesgo la salud de los quc gustan consu-mir came fresca o embutidos dc jahalí, re-cordamos la nccesidad dc la inspcccicín dcestas canales para evitar ricsgus inncccsa-rios. n

50/MUNDO GANADERO/NOVIEMBRE 2001