paladares de goneril
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PALADARES DE GONERIL
1PALADARES DE GONERIL
Raquel Meller
Primera edición en REINO DE GONERIL,Octubre de 2009[Basada en la publicada sin fecha por la Sociedad Española de Librería]
Edita: Reino de Cordelia
Derechos exclusivos de esta edición en lengua española© Reino de Cordelia, S.L.
Edición y prólogo: © José Esteban
Ilustración de cubierta, Raquel Meller (1918) por Joaquín Sorolla
ISBN: 978-84-936929-3-3Depósito legal: M-40254-2009
Diseño y maquetación: Jesús EgidoEdición: José EstebanCorrección de pruebas: Pepa Rebollo
Impreso de la Unión EuropeaPrinted in E. U.
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Raquel Meller[Opiniones de los más ilustresescritores y artistas españoles]
Enrique Gómez CarrilloDibujos de Carlos Vázquez
Edición y prólogo de José Esteban
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Índice
Prólogo, por José Esteban
Los dibujos de Carlos VázquezRaquel
Opiniones sobre Raquel MellerÍndice de colaboradores
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SIN TEMOR A EQUIVOCARNOS, RaquelMeller fue y sigue siendo la más in-ternacional de nuestras artistas detodos los tiempos. Sus triunfos enEuropa y América lo atestiguan ycertifican.
Nacida Francisca Marqués Ló-pez (Tarazona, 9 de marzo de 1888),fue cantante, cupletista y actriz delincipiente cine español y la que es-trenó canciones, hoy famosísimas,como La violetera, entre muchasotras. Los años de sus grandes éxi-tos fueron las décadas veinte y trein-ta del pasado siglo.
Hija de aragonés y riojana, suimparable carrera la inició en Bar-
Presentación
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celona, bajo la tutela de la cantan-te María Oliver. Trabajó de modis-tilla en un taller de costura, profe-sión predilecta de nuestro génerochico.
Convertida primero en La BellaRaquel, pronto fue definitivamenteRaquel Meller, apellido alemán enrecuerdo, al parecer, de un primer
amor de dicha nacio-nalidad.
En 1911 hace sugran debut en el Tea-tro Arnau de Barcelo-na, y ya por esos añosestrenó La violetera y
El relicario, las dos canciones com-puestas por el maestro Padilla y quela lanzaron a la fama.
En 1917 conoce al escritor ycronista guatemalteco, aunque pa-risino de adopción, Enrique GómezCarrillo, con quien se casa en 1919(el matrimonio se rompe en 1922).Son los años de sus triunfos apoteó-sicos en París, Argentina, Uruguayy Chile. De 1926 data su gira por
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Estados Unidos, con éxitos en Nue-va York, Filadelfia, Chicago, Bos-ton, Baltimore y Los Ángeles.
Hacia 1930, Raquel Meller atra-jo la atención de Charles Chaplin. Elgran cómico quiso incorporarla alelenco de su película Luces de la ciu-dad, de 1931. Se desconocen las cau-sas del fracaso de estas conversacio-nes, pero Chaplin incorporó la me-lodía de La violetera como tema mu-
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sical de su película, omitiendo, esosí, la autoría del maestro Padilla.
Su carrera en el cine comienzaen 1922, naturalmente con éxito.Participa en Violetas imperiales(1923) y Carmen (1926), aún en elcine mudo. En 1932 rodó una se-gunda versión de Violetas imperia-les para el sonoro, y en 1936 comen-
zó el rodaje de LolaTriana, que la GuerraCivil interrumpió co-mo tantos otros pro-yectos.
En los años trein-ta vive en Francia, conel nivel de vida de unagran estrella, supe-rando en popularidade ingresos a artistas de
la talla de Carlos Gardel y MauriceChevalier. Sus múltiples registros,sus ojos, la magia de su voz, la ha-cían única. La propia Sarah Bern-hardt no dudó en llamarla “genio” yfue la Meller la que elevó el cuplé acategoría artística.
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Acabada la Guerra Civil, se tras-ladó a Barcelona. Allí se casó porsegunda vez con el empresario fran-cés Demon Sayac, del que se divor-ció en 1943.
Olvidada y sola, pudo ver laspelículas El último cuplé (1957) y Lavioletera (1958) con Sara Montielentonando sus más ruidosos éxitos.Fue entonces cuando trató de recu-perar su fama de gran estrella, sinconseguirlo, y así, en silencio, falle-ció en la llamada Ciudad Condal, el26 de julio de 1962. Fue enterradaen el cementerio de Montjuic.
El primer marido de RaquelMeller, Enrique Gómez Carrillo(Ciudad de Guatemala, 27 de febre-ro de 1873) es, quizá, el mejor cro-nista parisino en lengua española detodos los tiempos. Cultivó todos losgéneros literarios, con indiscutiblecalidad, destacando en sus crónicas,libros de viajes y sobre todo por susmemorias, que están pidiendo a gri-tos, como muchas otras obras su-yas, una inminente reedición.
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De vida bohemia y viajera, fuecorresponsal de diferentes periódi-cos españoles, amigo de RubénDarío y Manuel Machado sobre to-dos, se mantuvo muy ligado y par-ticipativo en la vida literaria espa-ñola. Así, fue académico correspon-
diente de la Real Academia Es-pañola desde 1895. Fue
también nombradoCaballero de la Le-gión de Honor fran-cesa en 1916 y ascen-
dido posteriormentea comendador.En 1917 conoce a Ra-
quel Meller, con quien se casa, co-mo sabemos, en 1919. El matrimo-nio duró poco, hasta 1922.
Murió en París, como debía ser,en 1927 y sus restos descansan enel famoso cementerio de Pére La-chaise, junto a los de su segunda es-posa Consuelo, condesa de Saint-Exupéry por su tercer matrimoniocon el piloto y escritor Antoine deSaint-Exupéry.
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ESTA EDICIÓN
LA JOYA BIBLIOGRÁFICA que reprodu-cimos debió aparecer en los años delmatrimonio, es decir entre 1919 y1922. Se trata del homenaje de Gó-mez Carrillo y de parte de la inte-lectualidad española a la gran es-trella.
Se inicia con unas bellas pági-nas del sin par cronista. “Los queconocen la armonía impecable de sudicción y admiran la ciencia exac-ta de sus gestos, le aconsejan queabandone el arte ligero que cultivapara consagrarse al arte serio. Yo,por el contrario, creo que no debecambiar de género. Porque en elfondo para esta admirable transfi-guradora de su propia alma, no haynada mejor que la canción”.
Las acompañan testimonios im-pagables sobre este singular y úni-co arte de interpretar cantando deBenavente, de Manuel Linares Ri-vas, de Benlliure, versos de ManuelMachado (“Esta Raquel, por su
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«aquel», / por su genio y por su sal,/ ha hecho el nombre de «Raquel»,/ una vez más inmortal”), o MaríaGuerrero (“La fuerza enorme de laexpresión de sus ojos interesa yatrae desde el primer momento.¡Qué estupenda actriz se ha perdi-do con esta moda del cuplé en Es-paña.”). Por escoger algunos entrelos más de cuarenta que se recogenen estas páginas.
Para colmo, lossugestivos dibujos deRaquel Meller se de-ben al lápiz de Car-los Vázquez, impor-tante artista hoy ca-ído en el olvido, perode una calidad sor-prendente, y de granfama en su época. Es
autor de un popular retrato de la ar-tista, con la que mantendrá una es-trecha amistad. Tanta, que durantela Guerra Civil vivió en una de lasresidencias de nuestra estrella, radi-cada en Niza.
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El retrato de la portada originalde Sorolla se debió al encargo de unode sus amantes. Las fechas coinci-den con las del matrimonio GómezCarrillo-Meller. ¿Sería el cronistaGómez Carrrillo este amante?
José Esteban
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NACIDO EN CIUDAD REAL el últimodía de diciembre de 1869 y fallecidoen Barcelona el 31 de agosto de 1944,el pintor, ilustrador y cartelista Car-los Vázquez fue uno de los grandesartistas de su época.
Ingresó a los dieciséis años en laEscuela Especial de Pintura de Ma-drid y una pensión de la Diputaciónde Ciudad Real le permitió ampliarsus estudios en Francia e Italia. Seestableció posteriormente en París,donde trabajó con León Bonnat, y en1892 obtuvo su primera medalla porRecuerdos de Amor en la ExposiciónNacional de Bellas Artes. Amigo del
Los dibujos de Carlos Vázquez
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genial ilustrador Daniel UrrabietaVierge, en 1896 le acompañó duran-te un mes y medio por las tierras deLa Mancha para la edición del Qui-jote firmada por Vierge.
Tras obtener varios premios in-ternacionales, en 1897 Carlos Váz-quez viaja a Venecia, donde es nom-brado pintor de cámara de Don Car-los de Borbón. Un año después se es-tablece en Barcelona, donde frecuen-ta la cervecería modernista Els Qua-tre Gats junto a Ramón Casas, San-tiago Rusiñol y Pablo Ruiz Picasso,entre otros. De Vázquez es la porta-da de una de las revistas de Els Qua-tre Gats, con el dibujo Perico de losPalotes. Por entonces comienza sucolaboración como ilustrador deBlanco y Negro, Pel & Ploma, His-pania, La Ilustración Artística, LaEsfera… En 1901 se casa con Matil-de Garriga Coronas, apadrinado porJoaquín Sorolla.
En 1906 es nombrado Caballerode la Orden de Alfonso XII e Hijo Pre-dilecto por el Ayuntamiento de Ciu-
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dad Real. Expone continuamente enParís, donde obtiene numerosos ga-lardones, y en 1908 su obra La sue-gra es adquirida por el magnate dela prensa neoyorquina William Ran-dolph Hearst.
En 1926 retrata a Alfonso XIII einicia los Dioramas del Quijote. Tresaños más tarde es nombrado Caba-llero de la Legión de Honor y reali-za un popular retrato de Raquel Me-ller, artista con la que mantendrá unaestrecha amistad.
Al iniciarse la Guerra Civil, su es-tudio es saqueado y, a comienzos de1937, se embarca rumbo a Marsella;se establecerá en Villefranche sur Mer(Niza), en una de las residencias deRaquel Meller. Regresa a España en1938; primero se instala en San Se-bastián y después en Sevilla, donderealiza un retrato muy celebrado delgeneral Queipo de Llano. Al acabarla guerra vuelve a Barcelona.
En 1944 es nombrado Académi-co de la Real de Bellas Artes de SanFernando, motivo por el que es aga-
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sajado con una exposición homenajeen las Salas Fayans. Ese mismo año,el 31 de agosto, fallece de un ataqueal corazón que le sobreviene mien-tras pintaba en su estudio.
El Editor
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OS QUE CONOCEN la armoníaimpecable de su dicción y ad-miran la ciencia exenta de
sus gestos, le aconsejan que abando-ne el “arte ligero” que cultiva paraconsagrarse al arte serio. Yo, por elcontrario, creo que no debe cambiarde género. Porque en el fondo paraesta admirable transfiguradora de supropia alma, no hay nada mejor quela canción. ¿Me decís que en generallas palabras que recita resultan in-significantes…? No importa. La le-tra y la música no son para ella sinopretextos. Su poesía, su armonía, sumalicia y su ternura están en su pro-
Raquel
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pio ser y resultan siempre originales,siempre admirables, a veces subli-mes.
K M L
YO LA VEO TODAS las noches. Y si nome equivoco, todas las noches la oi-go cantar la misma especie de can-ciones a los acordes de las mismasmúsicas. Pero no sólo no encuentronunca que se repita, sino que cadavez me parece asistir a una nuevacreación, oír un nuevo acento, exta-siarse ante una nueva belleza. “Esella”, me digo. Y en ocasiones mepregunto: “¿Es ella…?” No hay idea,en efecto, de lo que, con dos inmen-sos ojos y una boca menuda, con unsolo cuerpecillo ondulante y dos bra-zos ebúrneos, esta bruja puede ha-cer de prodigios inesperados, pasan-do de la sencillez aldeana a la aluci-nante altanería, de la dulzura desfa-lleciente a la hierática serenidad. Yno me refiero, claro está, a las trans-formaciones suntuarias. Con un so-
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lo traje, con la menor cantidad po-sible de traje, podría, gracias al so-plo divino que le anima, ser la mu-jer y las mujeres, todas las mujeresy toda la mujer, bella de mil belle-zas, tierna de mil ternuras, picares-ca de las infinitas picardías del ins-tinto y fogosa hasta el punto de pa-recer, a veces, arder en una llama quela acaricia y la devora.
¡Raquel la innumerable…!
K M L
HELA AHÍ, andando a pasos cortos,algo inclinada hacia la izquierda, de-masiado frágil para su toilette demuñeca Pompadour… Viene de Ver-salles y trae una historieta escabro-sa que oyó cantar a Tellemant desReaux en un círculo de damas des-cotadas. Su voz de cristal sonríe, iró-nica, y sus ojos tienen guiños de mar-quesita recién salida del convento…Es una anécdota de cuerpo de guar-dia, cantada por una abadesa…Luego, más alta de un palmo, más
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delgada, ondulando cual una baila-dora de tango argentino, con la ca-bellera doctamente desgreñada, conlabios sinuosos, que son nidos de ten-taciones; con las ojeras muy azulesen una faz muy pálida, evoca la or-gía montmartresa y es la imagen te-mible y adorable de una dama cu-yas camelias hubiéranse trocado enorquídeas envenenadas… En segui-da, con un traje negro y una manti-lla negra y los ojos negros, conviér-tese en la maja mágica y trágica queconserva aún en las pupilas la últi-ma mueca del torero muerto. ¡Ah, lasabiduría extraordinaria (que la Du-se le envidiaría) de esas actitudes queno pasan una línea de lo exacto, quevan muy lejos en lo patético y quesaben ser un simple matiz! ¡Ah, lahonda, la fuerte, la inolvidable es-tampa española, que encarna toda labella España de la leyenda…! Y lomismo en esas creaciones psicológi-cas superiores que en la interpreta-ción de una sencilla muchacha de al-dea, su arte se revela infinito.