pagina " un champacito hermaniti"

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  • 8/15/2019 pagina " un champacito hermaniti"

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    E D I T A D O P O RP R E N S A ESPAÑOLA,SOCIEDAD ANONTMA

    D R I D A B CREDACCIÓN, ADMINIS-TRACIÓN Y TA L L E R E S :CARDENAL ILUNDAIN, 9S E V I L L A

    FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA

    A B C es independiente en su linea de pensami ento, y no acepta necesariamente como suyas las ideas vert idas en los artículos firmado»

    HUACHAFERIA

    es un peruanismo que los

    vocabularios empobrecen describiéndolo como sinónimo de cursi.En verdad, es algo más sutil y complejo, unade las contribuciones del Perú a la experiencia universal; quien la desdeña o malentiende,queda confundido respecto a lo que es estepaís, a la psicología y cultura de un sector importante, acaso mayoritario, de los peruanos.Porque la huachafería es una visión delmundo a la vez que una estética, una manerade sentir, pensar, gozar, expresarse y juzgara los demás.

    La cursilería es la distorsión del gusto. Unapersona es cursi cuando imita algo —el refinamiento, la elegancia— que no logra alcanzar, y, en su empeño, rebaja y caricaturiza losmodelos estéticos. La huachafería no pervierte ningún modelo porque es un modelo ensí misma; no desnaturaliza patrones estéticossino, más bien, los implanta, y es, no la réplica ridicula de la elegancia y el refinamiento,sino una forma propia y distinta —peruana—de ser refinado y elegante.

    En vez de intentar una definición de la huachafería —cota de malla conceptual que, inevitablemente, dejaría escapar por su rendijasinnumerables ingredientes de ese ser diseminado y protoplasmático— vale la pena mostrar, con algunos ejemplos, la vasta y escurridiza que es, la multitud de campos en que semanifiesta y a los que marca.

    Hay una huachafería aristocrática y otraproletaria, pero es probablemente en la clasemedia donde ella reina y truena. A condiciónde no salir de la ciudad, está por todaspartes. En el campo, en cambio, es inexistente. Un campesino no es jamás huachafo, ano ser que haya tenido una prolongada experiencia citadina. Además de urbana, es anti-rracionalista y sentimental. La comunicaciónhuachafa entre el hombre y el mundo pasapor las emociones y los sentidos antes quepor la razón, Las ideas son para ella decorativas y prescindibles, un estorbo a la libre efusión del sentimiento. El vals criollo es la expresión por excel enci a de la huachafe ría en elámbito musical, a tal extremo que se puedeformular una ley sin excep ciones : para serbueno, un vals peruano debe ser huachafo.Todos nuestros grandes compositores (de Felipe Pinglo a C hab uca Granda) lo intuyeronasí y, en las letras de sus canciones, a menudo esotéricas desde el punto de vista intelectual, derrocharon imágenes de inflamadocolor, sentimentalismo iridiscente, malicia erótica, risueña necrofilia y otros formidables excesos retóricos que contrastaban, casi siempre, con la indigencia de ideas, la huachaferíapuede ser genial, pero es rara vez inteligente;ella es intuitiva, verbosa, formalista, melódica,imaginativa y, por encima de todo, sensiblera.Una mínima d osis de huachafería es indispensable para entender un vals criollo y disfrutarcon él; no pasa lo mismo con el huayno, quepocas veces en huachafo y, cuando lo es, generalmente es malo.

    Pero sería una equivocación deducir deesto que sólo hay huachafos y huachafas enlas ciudades de la costa y que las de la sierraestán inmunizadas contra la huachafería. El«indigenismo», explotación ornamental, literaria, política e histórica de un Perú prehispá-nico estereotipado y romántico, es la versiónserrana de una huachafería costeña equivalente: el «hispanismo», explotación ornamental, literaria, política, histórica de un Perú hispánico estereotipado y romántico. La fiestaA B C 3 diciembre 1983

    ¿UN CHAMPANCITO, HERMANITO?del Inti Raymi, que se resucita anualmente enel Cusco con millares de extras, es una ceremonia intensamente huachafa, ni más nimenos que la procesión del Señor de los Milagros que amorata Lima (adviértase que ad

    jetivo con huachafería) en el mes de octubre.Por su natur aleza, la huachafería está más

    cerca de ciertos quehaceres y actividades quede otros, pero, en realidad, no hay comportamiento u ocupación que la excluya esen cialmente. La oratoria sólo si es huachafa seduceal público nacional. El político que no gesticula, prefiere la línea curva a la recta, abusade las metáforas y las alegorías y, en vez dehablar, ruge o canta, difícilmente llegará al corazón de sus oyentes. Un «gran orador», en

    el Perú quiere decir alguien frondoso, florido,teatral y musical. En resumen: un encantadorde serpientes. (Uno de los más famosos discursos de Haya de la Torre comenzó así: «Enesta plaza, agora de inolvidables asambleas...».) Las ciencias exactas y naturalestienen solo nerviosos contactos con la huachafería (no se me ocurre cómo se las arreglarían un matemático o un botánico para serhuachafo en su trabajo), la religión, en cambio, se codea con ella todo el tiempo y hayciencias con una irresistible predisposiciónhuachafa, como las llamadas —huachafísima-mente— ciencias «sociales». ¿Se puede ser«científico social» o «politólogo» sin incurriren alguna forma de huachafería? Tal vez,pero si así sucede, tenemos la sensación deun escamoteo, como cuando un torero nohace desplantes al toro.

    Ac aso donde mejor se puede apreciar las

    infinitas variantes de la huachafería es en laliteratura, porque, naturalmente, ella estásobre todo presente en el habla y el escribir.La exuberancia y el engolamiento no son indispensables para que comparezca. Puedeconsustanciarse también, como la poesía deJosé María Eguren, con la delicadez a y la sobriedad, (recuerdo un artículo de AlejandroRomualdo, hace mil años, en que hablaba delas «huachaferías mágicas» de Eguren poetaque inventó la palabra «celestía» y que prefería escribir nez en vez de nariz, porque estapalabra le sonaba fea.) Nuestros buenos prosistas suelen ser huachafos, y de manerasmuy diferentes. Hay un abismo entre la huachafería castiza, abundante, arcaizante, ope-rática, de la prosa de un José de la Riva

    Agüer o, y la sobri a hua chafer ía af ra nc es ad a,llena de vanguardismos de época, de JoséCarlos Mariátegui. Y entre la de ambos y lahuachafería cientificista y sensual, atiborradade neologismos y de efectos oratorios, deHaya de la Torre. Pero, pese a las distancias.

    A LOS COLABORADORESESPONTÁNEOS

    A B C recuerda a los colabora-dores espontáneos que, sintiéndolomucho, le es materialmente impo-sible devolver los originales litera-rios o gráficos no solicitados ymantener correspondencia o co-municación sobre ellos, excepciónhecha de los trabajos publicados.

    en los tres se expresamuy genuinamente, através de los resabios,tics y manías que sin

    gularizan sus respectivos estilos, esa vocación profunda de la idiosincra sia nacio nal.

    Hay poetas que son huachafos a ratos,como Vallejo, y otros que lo son siempre,como José Sa ntos Choca no, y poetas que noson huachafos cuando escriben poesía y sícuando escrib en prosa, como Martín Adán. Esinsólito el caso de prosistas como JulioRamón Ribeyro, que no es huachafo jamás, loque tratándose de un escritor peruano resultauna extravagancia. Más frecuente es el casode aquellos, como Bryce y como yo mismo,en los que, pese a nuestros prejuicios y cobardías contra ella, la huachafería irrumpesiempre en algún momento en lo que escribimos, como un incurable vicio secreto. Ejemplonotable es el de Manuel Scorza, en el quehasta las comas y los acentos parecen huachafos.

    He aquí algunos ejemplos de huachaferíade alta alcurnia: retar a duelo, la afición taurina, tener casa en Miami, el uso de la partícula «de» o la conjunción «y» en el apellido,los anglicismos y creerse blancos. De clasemedia: ver telenovelas y reproducirlas en lavida real; llevar tallarines en ollas familiares alas playas, los días domingos, y comérselosentre oía y ola; decir «pienso de que» y meterdiminutivos hasta en la sopa («¿te tomas unchampancito, hermanito?») y tratar de «cholo»(en sentido peyorativo o no) al prójimo. Y proletarias: usar brillantina, mascar chicle, fumarmarihuana, bailar «rock and roll» y ser racista.

    Los surrealistas decían que el acto surrealista prototípico era salir a la calle y pegarleun tiro al primer transeúnte. El acto huachafo

    emblemático es el del boxeador que, por laspantallas de la televisión, saluda a su mama-cita que lo está viendo y rezando por sutriunfo, o el del suicida frustrado que, al abrirlos ojos, pide confesión. Hay una huachaferíatierna (la muc hacha que se compra un calzon-cito rojo, con blondas, para turbar a su novio)y aproximaciones que, por inesperadas, laevocan: los curas marxistas, por ejemplo. Lahuachafería ofrece una perspectiva desde lacual observar (y reorganizar) el mundo y lacultura. Argentina y la India (si juzgamos porsus películas) parecen más cerca de ella queFinlandia. Los griegos eran huachafos y losespartanos, no; entre las religiones, el catolicismo se lleva la medalla de oro. El más huachafo de los grandes pintores es Rubén, elsiglo más huachafo es el XVIII y, entre losmonumentos, nada hay tan huachafo como elSacre Coeur y el Valle de los Caídos. Hayépocas históricas que parecen construidas pory para ella: el Imperio Bizantino, Luis de Ba-viera, la Restauración, hay palabras huachafas: telúrico, prístina, concientizar, societal, micielo (dicho a un hombre o a una mujer), devenir en, arrebol. Lo que más se parece en elmundo a la huachafería no es la cursilería,sino lo que en Ve nezu ela llaman la pava.(Ejemplos de pava que le oí una vez a Salvador Garmendia: una mujer desnuda jugandobillar; una cortina de lágrimas; flores de cera ypeceras en los salones). Pero la pava tieneuna connotación de mal agüero, anuncia desgracias, algo de lo que —afortunadamente—la huachafería está exenta.

    ¿Debo terminar este artículo con una frasehuachafa? He escrito estas modestas líneassin arrogancia intelectual, sólo con calor humano y sinceridad, pensando en esa maravillosa hechura de Dios, mi congénere: ¡el hombre!

    Mario VARGAS LLOSA

    VILLA (Sevilla) - 03/12/1983, Página 3t (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de loss de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición

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