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249 l debate contemporáneo sobre el estatuto epistemológico de las ciencias sociales en Europa y, par- ticularmente, en Francia, ha contribuido a clarificar como nunca antes la identidad de las mismas, así como también su ubicación diferencial en el cuadro de las ciencias en su conjunto. Este debate es animado por dos figuras señeras en el ámbito de la nueva epistemología: Jean-Michel Berthelot, 1 profe- sor de la Sorbona, quien desde hace unos 15 años se ha dedicado a extraer con paciencia benedicti- na los “esquemas de inteligibilidad” contenidos en un vasto corpus de investigaciones consideradas “paradigmáticas” en el campo de las ciencias sociales; y Jean-Claude Passeron, 2 antiguo colaborador de Pierre Bourdieu, quien a raíz de una serie de seminarios dirigidos por él en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, entre 1988 y 1991, 3 y sobre todo a raíz de la publicación de su obra clave, Le raisonnement sociologique, figura como un interlocutor central en la polémica a la que nos referimos. 4 Como resultado de este debate, los científicos sociales tenemos hoy en día más y mejores argu- mentos para reflexionar sobre nuestra identidad académica y profesional, así como también sobre la especificidad de nuestra tarea, lo cual constituye una buena noticia en un momento en que en nues- tro país, e incluso en nuestras universidades, las ciencias sociales tienden a ser devaluadas, no sólo en términos de apoyos presupuestales, sino también de validez científica. El debate en cuestión parte de un dato perturbador: la pluralización y fragmentación a ritmo ga- lopante de las disciplinas sociales sobre todo a partir de la década de los setenta. Esta pluralización se ha realizado por dos vías principales: por especialización y por “hibridación” o amalgama. La especialización supone la segmentación del objeto de estudio de una disciplina según diferentes criterios: de escala, de instituciones específicas, de hechos sociales particulares —verbigracia, socio- logía de la escuela, sociología del trabajo, sociología de las organizaciones, etcétera—. Por ejemplo, a partir de 1970 la sociología crece espectacularmente, pero este crecimiento viene acompañado por *Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. E

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l debate contemporáneo sobre el estatuto epistemológico de las ciencias sociales en Europa y, par-ticularmente, en Francia, ha contribuido a clarificar como nunca antes la identidad de las mismas,así como también su ubicación diferencial en el cuadro de las ciencias en su conjunto. Este debate esanimado por dos figuras señeras en el ámbito de la nueva epistemología: Jean-Michel Berthelot,1 p r o f e-sor de la Sorbona, quien desde hace unos 15 años se ha dedicado a extraer con paciencia benedicti-na los “esquemas de inteligibilidad” contenidos en un vasto corpus de investigaciones consideradas“paradigmáticas” en el campo de las ciencias sociales; y Jean-Claude Passeron,2 antiguo colaboradorde Pierre Bourdieu, quien a raíz de una serie de seminarios dirigidos por él en la Escuela de AltosEstudios de Ciencias Sociales de París, entre 1988 y 1991,3 y sobre todo a raíz de la publicación de suobra clave, Le raisonnement sociologique, figura como un interlocutor central en la polémica a la quenos referimos.4

Como resultado de este debate, los científicos sociales tenemos hoy en día más y mejores argu-mentos para reflexionar sobre nuestra identidad académica y profesional, así como también sobre laespecificidad de nuestra tarea, lo cual constituye una buena noticia en un momento en que en nues-tro país, e incluso en nuestras universidades, las ciencias sociales tienden a ser devaluadas, no sólo entérminos de apoyos presupuestales, sino también de validez científica.

El debate en cuestión parte de un dato perturbador: la pluralización y fragmentación a ritmo ga-lopante de las disciplinas sociales sobre todo a partir de la década de los setenta. Esta pluralización seha realizado por dos vías principales: por especialización y por “hibridación” o amalgama.

La especialización supone la segmentación del objeto de estudio de una disciplina según diferentescriterios: de escala, de instituciones específicas, de hechos sociales particulares —verbigracia, socio-logía de la escuela, sociología del trabajo, sociología de las organizaciones, etcétera—. Por ejemplo,a partir de 1970 la sociología crece espectacularmente, pero este crecimiento viene acompañado por

*Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.

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un proceso también espectacular defragmentación por especialización.Por eso, la sociología aparece hoy co-mo una disciplina heterogénea y cen-trífuga. Se pueden contar entre 30 y40 sociologías sectoriales que apuntanhacia todas las direcciones. Y dentrode la Asociación Internacional de So-ciología existen hoy 53 comités de in-vestigación, entre ellos uno dedica-do expresamente a definir qué es lasociología. En ciencias políticas y enciencias de la comunicación, la espe-cialización se puede apreciar por el nú-mero de revistas temáticamente espe-cializadas que se presentan bajo estasdos rúbricas disciplinarias.

La hibridación o amalgama consis-te en la fusión, recombinación o cruza-miento de especialidades o fragmen-tos de disciplinas vecinas. No abarcana disciplinas completas, sino sólo a sec-tores parciales de las mismas. No debeconfundirse con “multidisciplinaridad”o “pluridisciplinaridad”, que evoca lamera convergencia de monodisciplinasen torno a un mismo objeto de estudio,

pero que conserva para cada cual ce-losamente sus presuntas fronteras.Según autores como Mattei Dogan yRobert Phare,5 la “pluridisciplinaridad”así entendida ha resultado más bienestéril para la investigación, y las su-puestas virtudes que les suele atribuirla academia son míticas. Estos mismosautores sostienen que, por lo menos enlas dos últimas décadas, la mayor par-te de las innovaciones en el campo delas ciencias sociales proviene, no de la“pluridisciplinaridad”, sino de la amal-gama, esto es, de trabajos realizadospor pequeños equipos de investigado-res en las fronteras entre disciplinas, ensus intersticios, en los puntos de cruceentre especialidades.

En un trabajo más reciente, MatteiDogan6 sostiene que si consideramos12 de las disciplinas sociales más con-solidadas y las cruzamos entre sí, ob-tendríamos 144 celdas. Pues bien, hoyen día las tres cuartas partes de esasceldas ya están ocupadas por especia-lidades híbridas que gozan de ciertaautonomía.

Hay recombinaciones de segun-da, de tercera y hasta de cuarta ge-neración. Considérese, por ejemplo,los orígenes disciplinarios múltiples dela ciencia cognitiva, la investigaciónambiental y la planificación urbana.Además, la configuración de los cam-pos amalgamados varía constante-mente: algunos se han estabilizadoy han sido reconocidos incluso insti-tucionalmente —psicología social,sociología política, etcétera—, perootros no —psiquiatría social, antro-pología cognitiva, entre otras.

fundacional

de expansión

de especialización

de hibridación y amalgama

Formación de un patrimonio científico originario(“capital adquirido” Momento de anclaje oformación de un “núcleo disciplinario” inicial.

Enriquecimiento del patrimonio inicial mediantela contribución de numerosos científicos.

Fragmentación de las disciplinas en numerosassubdisciplinas según criterios diversos.

Recombinación de especialidades o de fragmentos de disciplinas vecinas.

El ciclo vital de las disciplinas sociales(Mathei Dogan y Robert Phare)

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La red de recombinaciones entre disciplinas ysubdisciplinas ha sido tal que parece haber bo-rrado la vieja clasificación de las ciencias sociales.Además, las amalgamas demuestran la permea-bilidad de las fronteras disciplinarias, ya que im-plican la circulación de conceptos y teorías de unadisciplina a otra. Un ejemplo típico de disciplinatotalmente amalgamada es la ciencia política,cuyo desarrollo y crecimiento ha sido una his-toria de continua selección de conceptos y meto-dologías tomados de otras disciplinas sociales. Lomismo puede decirse de una disciplina comociencia de la comunicación que, debido a su po-sición de encrucijada entre todas las disciplinassociales, ha recibido el impacto simultáneo o su-cesivo de la mayor parte de los paradigmas y es-quemas explicativos vigentes en otras disciplinas.

Pero si bien la pluralización de las disciplinassociales ha provocado cierto malestar entre suscultores,7 entre otros motivos porque parecesocavar la unidad de fondo de las mismas, enrealidad no constituye un problema en sí mismay por sí misma. Después de todo, el doble movi-miento de especialización y de amalgama se daen todas las ciencias, y constituye una condiciónnecesaria para su desarrollo.8 Para las cienciassociales el problema radica más bien en el “mo-do peculiar y distintivo” en que ese doble movi-miento se ha desarrollado en su seno. En efecto,mientras que en las ciencias naturales la plurali-zación se produce grosso modo dentro de losmismos marcos explicativos básicos, por enrique-cimiento, afinación, correcciones y rectificacio-nes sucesivas, en el campo de las ciencias “socia-les se pluralizan también los paradigmas y losmarcos explicativos”.9 Y lo que es más, éstos sepresentan no sólo como diferentes, sino también

como excluyentes o alternativos. De aquí la difi-cultad en señalar una acumulación significativade conocimientos en el campo referido.

Así, desde el momento mismo de su fun-dación como disciplina científica, la explicaciónen sociología ha oscilado entre dos polos apa-rentemente alternativos: por un lado la “razónexperimental”, representada por la sociologíaobjetivista de Durkheim, y por otro la “razónhermenéutica”, representada por la sociologíacomprehensiva de Max Weber. Esta bifurcacióninicial dio origen a la historia de la “disputa por elmétodo” (Methodenstreit), introducida por el his-toricismo alemán, que posteriormente fue des-bordada por la aparición de un espectro másamplio de paradigmas explicativos en competen-cia: por ejemplo, paradigmas funcionalistas, es-tructurales, sistémicos, dialécticos, racionales,etcétera. Esta variedad de paradigmas circulanentre todas las disciplinas, coexisten a veces den-tro de una misma disciplina, y hasta se aplicana un mismo objeto de estudio en una misma dis-ciplina.10

Justamente, es esta pluralización de paradig-mas que se presentan como alternativos y exclu-yentes lo que resulta extremadamente inquie-tante, porque permite dudar de la validez y dela cientificidad de los modelos explicativos utili-zados en el ámbito de nuestras disciplinas. Deaquí la doble pregunta que hoy se plantea conrespecto al estatuto epistemológico de las cien-cias sociales: 1) frente a la pluralización ya descri-ta, ¿es posible concebir algún principio de uni-dad, de convergencia o al menos de reducciónde esa pluralidad?; ¿se puede afirmar que elenorme archipiélago de las ciencias socialesconstituye “un solo país”?; ¿es posible construiruna “cartografía” racional de ese archipiélago?;2) y en caso de que todo esto fuera posible,¿cómo se puede sustentar la validez científica delámbito así ordenado?

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Jean-Michel Berthelot busca una respuesta aestas dos series de cuestiones recurriendo, noa la filosofía de las ciencias —Popper, Nagel,Hempel—, sino a la epistemología del posposi-tivismo representado por Kuhn,11 Lakatos12 yLaudan,13 quienes introducen tres operadores dediferenciación que, aplicados al campo de lasciencias sociales, permitirían reducir la diversidadde los enfoques, teorías, escuelas y corrientes:14

“paradigmas, programas y tradiciones de inves-tigación”, respectivamente. Nuestro autor des-carta el concepto de paradigma por su carácterconfuso e impreciso, y también por su virtual de-rivación relativista, y prefiere utilizar el conceptode “programa de investigación” de Lakatos,15

mucho más desarrollado en términos lógicos yepistemológicos que el de “tradiciones de inves-tigación” de Laudan.

Los programas son orientaciones racionalesde conocimiento definidas por cierto número deaxiomas —implícitos o explícitos— que precisanlas modalidades de construcción, de análisis y deexplicación de un objeto de investigación. Elinterés de este concepto radica en que, comolo sugiere el término “programa”, introduce elfactor tiempo en el proceso de construcción deteorías o de cadenas de teorías, lo que permitesuperar el “corte” atemporal de la falsificaciónpopperiana y obliga a considerar las teorías, noen su forma proposicional en un momento da-do, sino en su dinámica de construcción y derectificaciones sucesivas. Como se puede obser-var en la historia de las ciencias, un “programade investigación” es una especie de proyectocientífico a largo plazo que no se preocupa porlas “anomalías” que inicialmente parecen con-tradecirlo o falsificarlo. En consecuencia, el crite-rio de demarcación entre ciencia y no ciencia noradica, según Lakatos, en la “falsabilidad” de las

proposiciones teóricas, como postula Popper,sino en la presencia o ausencia de programasracionales de investigación. La validez de estosprogramas se mide por su coherencia interna,por su capacidad de ir descartando progresiva-mente las “anomalías” que parecen falsificarlos ypor su capacidad de dilucidación racional defenómenos nuevos o en espera. Mientras la ba-lanza se incline a favor de problemas resueltos,el programa se considera válido y fecundo. Encambio, cuando las “anomalías” y las “hipótesisad hoc” se multiplican y predominan, el progra-ma se diluye y desaparece por sí mismo, sin ne-cesidad de ser refutado desde el exterior. En resu-men, los programas se mantienen activos enuna disciplina mientras dure su capacidad heu-rística, es decir, su poder de estimulación y deinvención.

Al aplicar el concepto analítico de “programa”al ámbito de las ciencias sociales, Berthelot sepercata de que en muchos casos existen ver-daderas familias de programas lógicamenteunificadas por un punto de partida o postuladoinicial común. Así, por ejemplo, las teorías de laacción —rational choice, individualismo meto-dológico, interaccionismo simbólico, etnometodo-l ogía, sociología de los movimientos sociales ysociología de las organizaciones— comparten enconjunto un presupuesto común: la intenciona-lidad de la acción, es decir, la idea weberiana del“comportamiento dotado de un sentido subje-tivo”. Este presupuesto o postulado inicial es lo queBerthelot denomina “esquema explicativo b á s i-co”. En consecuencia, la diversidad de las teorías,enfoques, escuelas y corrientes en las cienciassociales puede reducirse a un número limitadode programas de investigación, y éstos, a su vez,a un número aún más limitado de esquemas ex-plicativos básicos.

Ateniéndose a los resultados de su investi-gación, Berthelot16 sostiene que el estudio de las

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pología, y se propone revelar las estructurasprofundas de la economía y de las relacionessociales.

•El esquema hermenéutico (donde X se asumecomo síntoma o expresión de un significadosubyacente que debe descubrirse mediantela interpretación) se aplica sobre todo a he-chos simbólicos, como la cultura (CliffordGeertz). Para Freud, por ejemplo, los actos fa-llidos y los sueños son reveladores de pulsio-nes inconscientes y reprimidas.

• El esquema actancial (donde X es la resul-tante, dentro de un espacio determinado, deacciones intencionales) se utiliza frecuente-mente en historia y en ciencias políticas. Per-mite explicar un acontecimiento al atribuirloa las decisiones de personajes estratégicos—Napoleón y el bloqueo de Inglaterra, Leníny el comunismo de guerra, etcétera.

• El esquema dialéctico (donde X es la resultan-te necesaria del desarrollo de las contradic-ciones internas de un sistema) es el esquemabásico utilizado por el marxismo, pero no só-

grandes corrientes en las ciencias sociales permi-te detectar no más de seis esquemas explicativosbásicos:

• El esquema c a u s a l (si X , entonces y; o y = f (X)explica un fenómeno —incremento de divor-cios, desempleo, etcétera— y lo relaciona conotros factores. Consiste en buscar correlacio-nes entre variables para aislar los factoresexplicativos. Por ejemplo, Durkheim trata derelacionar la frecuencia de los suicidios conotras variables como la pertenencia religiosao la situación familiar.

• El esquema funcional (S Y S) estudia lafunción de un fenómeno dentro de un sis-tema dado. Para Malinowski, por ejemplo,los ritos religiosos —bautismo, comunión, et-cétera— tienen una función de integraciónsocial.

• El esquema estructural (donde X resulta deun sistema fundado, como la lengua, sobrereglas disyuntivas de tipo A o no A) fue utili-zado inicialmente por Lévi-Strauss en antro-

Teorías de la acciónActor Intención

Motivos Interacciones

Lógica de cálculo

Utilitarismo(G. Becker,J. Coolman)

RacionalidadSubjetiva

“Buenas razones”(R. Boudon, H.A. Simon)

Sentido

InteraccionismoSimbólico

(E. Goffman,H. Becker)

Regla

Etnometo-dología

(H. Garfinkel,A. Cicurel)

Historicidad

Sociología de los

movimientossociales

(A. Tourraine)

Acciónorganizada

Sociología de lasorganizaciones(M. Crozier, E.

Friedvberg)

Racionalidades Subjetividades Situación Acción colectiva

Visión del mundo(A. Schutz,

Max Weber)

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lo por él. Jean Piaget explica el desarrollo dela inteligencia como resultado de una doblelógica de confrontación entre los “esquemasmentales” y las coerciones de la realidad.

Estos esquemas, generalmente combinados se-gún sus afinidades electivas, circulan por todaslas disciplinas, pueden estar presentes en cadauna de ellas y a veces se aplican a un mismoobjeto de estudio en un mismo autor. De aquí lasensación frecuente de que cuando pasamos deuna disciplina a otra no atravesamos ningún um-bral o frontera real.

De este modo, Berthelot cree haber alcan-zado los dos grandes objetivos que se había pro-puesto frente a la pluralidad de las disciplinassociales: 1) construir una cartografía racional deesa pluralidad reduciéndola a un número limi-tado de “programas de investigación” y de es-quemas explicativos básicos; 2) sustentar la cien-tificidad de las ciencias sociales por la simplepresencia de “programas racionales de conoci-miento”, ya que éste es el único criterio de demar-cación entre ciencia y no ciencia. No importan elnúmero y la variedad de estos programas dedi-cados al estudio de los fenómenos sociales.Todos tienen derecho a la coexistencia pacífica,y el debate científico consiste precisamente en lacompetencia entre los mismos. Además, no sonnecesariamente contradictorios entre sí, y ningu-no de ellos, tomados separadamente, puede ago-tar la explicación de la sociedad. Lo que excluyede entrada toda pretensión de hegemonía.17

Jean-Claude Passeron no busca un principio deunidad o de reducción en el ámbito de las teo-rías, sino en el objeto mismo de estudio de lasciencias sociales. Su tesis central puede formular-se del siguiente modo: a pesar de su diversidad,

los hechos sociales que constituyen el objetopropio de las ciencias sociales comparten unacaracterística común que los distingue radical-mente de los fenómenos empíricos estudiadospor las ciencias naturales: “no pueden disociarsenunca de un determinado contexto espacio-temporal”. Es lo que el propio autor denomina“propiedad deíctica” de los fenómenos sociales,es decir, su referencia obligada a circunstanciasde tiempo y de lugar.18 El contexto puede ser demayor o menor amplitud —micro contextos, áreasde civilización, periodos históricos—, pero siem-pre estará presente implícita o explícitamente encualquier teorización o descripción de los f e n ó-menos histórico-sociales. No se trata de una situa-ción provisoria destinada a ser superada una vezque las ciencias sociales adquieran un mayorgrado de desarrollo, como suele decirse, sino deun régimen conceptual ligado a la forma de pre-sentación de los fenómenos sociales.

El objeto así contextualmente definido com-porta una característica peculiar: la complejidadcuantitativa y cualitativa. La complejidad cuanti-tativa significa que el número de variables quedescriben a un hecho social, o las relacionesentre diferentes hechos sociales, es inagotable y,por lo mismo, difícilmente controlable. La com-plejidad cualitativa, en cambio, se refiere a la va-riedad de sentidos o de valores que esas mismasvariables adquieren para los sujetos y los grupossociales en diferentes contextos.19

Esta doble complejidad inherente a los fenó-menos sociales contextualizados nos permite en-tender la obligada multiplicidad de paradigmaso de “programas de investigación” en las cien-cias sociales, ya que, como veremos de inmedia-to, la realidad social es inabarcable desde unasola perspectiva teórico-metodológica.

Pero volvamos a Passeron. La primera conclu-sión que este autor extrae del carácter contex-tualmente situado del objeto de las ciencias so-ciales, es la de que “éstas se inscriben en el campo

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de las ciencias históricas”.2 0 Es decir, las cienciassociales y la historia pertenecen al mismo campoepistemológico, porque en última instancia ma-nejan el mismo tipo de materiales de observación.

Passeron deriva de su tesis central una seriede consecuencias que conciernen a las teoríassociales, a su vocabulario, a su modo de argu-mentación y al régimen de la prueba.

• Por lo que toca a las teorías, hay que conside-rar dos consecuencias:

1. No puede existir una solo teoría general dela sociedad, ya que, debido a su compleji-dad cuantitativa y cualitativa, ésta resultainabarcable desde una sola perspectiva teó-rico-metodológica. Con otras palabras, lapluralidad de paradigmas, esquemas y pro-gramas es connatural a las ciencias soc i a-les. Por eso decía Max Weber que se puedeescribir la historia desde perspectivas muydiferentes, pero igualmente válidas.21

2. Las teorías sociales no pueden enunciar le-yes generales transhistóricas en términos deproposiciones estrictamente universales,es decir, bajo cláusulas como ésta: “para to-da sociedad conocida del pasado o delpresente, y para toda sociedad futura, esverdad que…” En el campo de las cienciassociales, las generalizaciones, casi siempreresultantes de la comparación entre con-textos bajo algún aspecto comparable,22

sólo pueden ser relativas, tendenciales yestadísticamente probables.23 Esta particu-laridad lógica de las teorías sociales descar-ta la posibilidad de aplicar la “contrasta-ción” popperiana como criterio de validezempírica, así como también la de predecirel curso de los acontecimientos.

• En cuanto al vocabulario, ya Popper24 habíaseñalado que la aplicación de un sistema

espacio-temporal de coordenadas comportasiempre una referencia a nombres individua-les. Por eso dice Passeron que en las cienciassociales los conceptos, además de ser en sumayor parte tipológicos, son también, o nom-bres comunes imperfectos, o semi-nombrespropios, ya que frecuentemente remiten im-plícita o explícitamente a determinados indi-viduos históricos. Piénsese, por ejemplo, enconceptos como feudalismo, fascismo, clasessociales, carisma, Iglesia/secta, populismo, mo-naquismo, ascetismo, etcétera.

• En lo que se refiere al modo de argumentar,Passeron sostiene que en las ciencias socialessólo se puede utilizar la argumentación na-tural. En efecto, la argumentación en socio-logía no sería más que un caso especial dela argumentación en las ciencias históricas.Ahora bien, en este tipo de ciencias no sepuede emplear un lenguaje total o parcial-mente formalizado que permita el cálculoproposicional a la manera de los lógicos. Deaquí se infiere también la imposibilidad de re-currir a la metodología de los modelos, comohace la econometría y la teoría de los juegos.La ciencias sociales son “ciencias de encues-ta”, y no “ciencias de modelos”, dicen Varet yPasseron.25

• Por último, la propiedad deíctica de los he-chos sociales también entraña consecuenciasimportantes para el régimen de la prueba, esdecir, de la validación empírica. En efecto, sien las ciencias sociales no podemos recurrir ala inducción empírica, ni a la verificación expe-rimental, ni a la contrastación popperiana ensentido estricto, sólo nos queda la “pruebapor la ejemplificación”. Pero esto no quieredecir que basta con amontonar constatacio-nes empíricas amorfas y dispersas, de valorprobatorio nulo. Se trata aquí de ejemplifica-ciones sistemáticas y programadas, bajo ele-vados estándares de protocolarización —lo

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cual implica métodos rigurosos de recolec-ción, de construcción y de tratamiento dedatos.

Uno de los hechos más sorprendentes en la re-visión contemporánea de la epistemología de lasciencias sociales ha sido, precisamente, la revalo-rización de los estudios de caso y, en consecuen-cia, de los trabajos de campo, tan devaluadospor la concepción positivista-nomológica de laciencia, que sólo reconoce como científicas las in-vestigaciones basadas en amplios muestreos d epoblaciones de gran tamaño. No es casual que elconnotado epistemológo escandinavo BentFlyvbjer haya dedicado un capítulo especial al“poder del ejemplo” en su estimulante libro: Ma -king Social Science Matter,26 que en gran parteconverge hacia las posiciones de Passeron.

De este modo, Passeron desemboca en un fuer-te dualismo epistemológico que no pasa por ladicotomía explicación/interpretación, caracte-rística del primer debate sobre el método(M e t h o d e n s t r e i t), sino por la dicotomía entre cien-cias nomológicas, por un lado, indiferentes atodo contexto espacio-temporal, y ciencias histó-ricas, por otro, en las que el contexto es determi-nante. Por lo tanto, se descarta la epistemologíamonista según la cual el único modelo válido deciencia sería el monológico-predictivo. Tratándo-

se de hechos sociales, impregnados siempre devalores e intereses y penetrados por el poder, elconocimiento contextual no sólo es igualmenteválido como ciencia, sino también es el único co-nocimiento posible.27

A nuestro modo de ver, los planteamientos epis-temológicos de Berthelot y de Passeron, lejosde ser incompatibles o excluyentes, se comple-mentan admirablemente. Ambos ofrecen unarespuesta a la pluralización de los paradigmas enlas ciencias sociales y a la incertidumbre sobre sucientificidad.

Al asumir la perspectiva del objeto, Passerondefine la unidad de las ciencias sociales por lanecesaria inscripción de su objeto de estudio

dentro de coordenadas de tiempoy de espacio. De acuerdo a estaposición, las ciencias sociales abor-dan siempre su objeto, implícita oexplícitamente, desde una perspec-tiva geohistórica.

Por otro lado, al asumir la pers-pectiva del sujeto, es decir, de loscientíficos que elaboran teorías y dis-positivos metodológicos para apren-der y explicar su objeto de estudio,

Berthelot encuentra un principio de reducciónde la pluralidad en los “programas” definidos a lamanera de Lakatos. De acuerdo a esta posición,la enorme pluralidad de perspectivas y corrientesen las ciencias sociales pueden reducirse a unnúmero limitado de programas, y éstos, a su vez,a no más de media docena de esquemas expli-cativos básicos. Para este mismo autor, la simplepresencia de programas racionales de cono-cimiento en operación garantiza la cientificidadde las disciplinas sociales, ya que, según Lakatos,no existe otro criterio de demarcación entre cien-

Clasificación de las ciencias

Formales Matemáticas, geometría, lógica...

Ciencia (Saber técnico)

Empíricas Nomológicas Física, química, biología, etc.

De observación Historia, del mundo sociología, Ciencias socialeshistórico antropología, Ciencias históricas

etc.

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cia y no ciencia. Y el debate científico consisteprecisamente en la competencia entre progra-mas en función de su mayor o menor grado decoherencia racional, de fecundidad y de capaci-dad heurística. Por eso Berthelot puede afirmarque su espistemología es “monista, pero plural”,en razón de la pluralidad de programas en elcampo de las ciencias sociales.

Sin embargo, Passeron aporta una correccióncapital a esta epistemología de los programas:cualesquiera que éstos sean, en las cienciassociales no pueden menos que endosar las con-secuencias lógicas derivadas de su radical histori-cidad y espacialidad en el plano de la teoría, delos conceptos, de la argumentación y de la vali-dación empírica. Así, debido a su complejidadcuantitativa y cualitativa, el objeto de estudio delas ciencias sociales exige por su propia naturale-za —y no por debilidad o por insuficiente desa-rrollo— una pluralidad de perspectivas y de pro-gramas de investigación; y debido a su caráctercontextual, ese mismo objeto excluye las teoríasy conceptos formulados en términos estrictamen-te universales, y sólo admite la ejemplificaciónsistemática y programada como régimen deprueba.

Esto quiere decir que las propiedades deícti-cas del objeto de estudio de las ciencias socialesimponen cierto número de restricciones a los“programas” de Berthelot, restricciones quefuncionan como cláusulas de excepción. En con-secuencia, la epistemología de Passeron es clara-mente dualista, no en el sentido de la vieja dispu-ta historicista por el método que distinguía entreexplicación e interpretación, sino en el sentidode que postula una distinción radical, “en razón desu objeto”, entre ciencias nomológicas predictivasy ciencias históricas.

Podríamos concluir entonces que la epistemo-logía de las ciencias sociales es simultáneamentedualista y monista-pluralista, según la perspectivaque se adopte. En todo caso, las propuestas res-

pectivas de Berthelot y de Passeron no son exclu-yentes sino complementarias, y constituyen hoypor hoy la mejor contribución para dilucidar elestatuto epistemológico de las ciencias sociales,y de rebote, nuestra propia identidad académi-ca y profesional como científicos sociales. Podría-mos decir, para terminar, que pese a la diver-sidad de nuestras disciplinas y especialidades,todos somos, en última instancia, “trabajadoresdel contexto”.

1 Jean-Michel Berthelot, 1990; 2000; 2001.2 Jean-Claud Passeron, 1991, 1994, 2002.3 Gérard y Passeron, 1995.4 El debate en torno a las propuestas de Passe-

ron ha sido recogido, en su época, por la revis-ta Le debat, editado por Gallimard. Ver parti-cularmente el número 79, de marzo-abril de1994, AA.VV., “Le territoire du sociologue”, pp.91-133.

5 Mattei Dogan y Robert Phare (1991).6 Mattei Dogan (2000).7 Así, la reunificación de las ciencias sociales fue

una de las preocupaciones básicas de la do-cena de científicos sociales que intervinieronen el famoso número “del milenio” de la B r i t i s hJournal of Sociology, editado por la LondonSchool of Economics (51, núm. 1, enero-mar-zo de 2000).

8 Para las “ciencias naturales” representa unproceso obvio. Así, por ejemplo, existen cadavez menos tratados generales de química ode biología. Lo que encontramos son discipli-nas híbridas, como bioquímica, neurofisiolo-gía, neuroendocrinología, biología genética,y así por el estilo.

9 En otro trabajo (Giménez, 2003: 23-38)hemos intentado tipologizar esta pluralidadbajo la rúbrica de “estilos epistemológicos”,

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seguimos una propuesta de Davide Sparti(1955). Pero debe tenerse en cuenta que setrata de una tipología pedagógicamente útil,pero no de una herramienta analítica. Comoveremos más adelante, la categoría de “pro-grama de investigación” introducida por J.M.Berthelot permite trascender con ventajacualquier tipología de este tipo.

10 Por ejemplo, la desviación y la delincuenciahan sido estudiadas en sociología como dis-funciones de un determinado modo de or-ganización social (teoría durkheimiana delcrimen); como comportamientos provocadospor la situación social de ciertos individuos ogrupos que han acumulado desventajas(handicaps) (padres divorciados, desempleo,estudios interrumpidos, etcétera); como efec-tos de estigmatización, resultantes de la car-ga simbólica negativa de etiquetas aplicadasa los individuos; en fin, como comportamien-tos racionales de estimación de costos y bene-ficios asociados a la transgresión de normasen un determinado ámbito de actividades.(Odien, 1995).

11 Kuhn, 1962.12 Lakatos, 1986.13 Laudon, 1977.14 Berthelot (2001: 206-207) ha estudiado la ge-

nealogía de las divisiones disciplinarias; hatomado como ejemplo la historia de la for-mación de cuatro disciplinas: la sociología, laantropología, la demografía y la psicología so-cial. Sus conclusiones a este respecto puedenresumirse así: las divisiones disciplinarias no re-sultan de una segmentación “natural” de loshechos sociales, ni de un plan racional de divi-sión del trabajo para el conocimiento de loshechos sociales. Son herederas y productos deuna historia: de ideas, de producción socialde saberes y de construcción de dispositivosprácticos de conocimiento. El desarrollo histó-rico de las disciplinas sociales ha estado con-

dicionado por tres contextos: un contexto prag-mático relacionado con intereses prácticos; uncontexto metodológico/programático relacio-nado con la elaboración progresiva de proce-dimientos técnicos y esquemas de pensamien-to; y un contexto normativo constituido por elconjunto de debates que acompañan siem-pre el desarrollo de una disciplina.

15 Lakatos, 1986.16 Berthelot, 1990: 43 ss.17 El “mapa racional” de las ciencias sociales pre-

sentado por Berthelot (2001: 497-498) es unpoco más complicado. En efecto, por un ladodistingue entre teoría y programa, aunqueéste incluye a la primera, y por otro afirmaque la diversidad de los esquemas explica-tivos tiende a ser reagrupada por tres polosque reclaman la hegemonía, aunque sin nin-gún sustento racional: el polo naturalista, elintencionalista y el simbolista. He aquí la defi-nición de los términos:• Teoría: un conjunto conceptual o proposi-

cional destinado a explicar un ámbito de-terminado de fenómenos.

• Programa: una orientación de análisis y deinvestigación inscrita en un cuerpo defini-do de axiomas o postulados, y susceptiblede ser aplicada a ámbitos muy diversos derealidad considerados como homólogos.

• Esquema: una matriz de operaciones co-mún a diversos programas.

• Polo: es la reagrupación de diferentes pro-gramas y teorías en torno a compromisosontológicos comunes o congruentes.

18 El término “deíctico” se aplica a elementoslingüísticos que se refieren a la instancia de laenunciación y a sus coordenadas espacio-temporales: yo-tú-aquí-ahora.

19 “La raíz de la complejidad cualitativa consiste,entonces, en el relativismo histórico, por unlado, y socio-cultural, por otro, propio del ob-jeto de estudio de la sociología. Lo cual signi-

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fica que fenómenos formalmente semejantese incluso idénticos, pueden resultar muy dife-rentes en función del valor –diría Homans– o,si se prefiere, del significado que les confiereel contexto histórico y cultural en el que esosmismos fenómenos se inscriben; contextohistórico que, por otra parte, define tambiénel ámbito temporal y espacial de la investiga-ción científica. Así, sí queremos estudiar trans-nacionalmente el comportamiento de las huel-gas en Italia y en Japón según una prospectivade generalización, buscando conexiones re-gulares entre el fenómeno “huelga” y otrasvariables que describen el comp o r t a m i e n t ode otros fenómenos, deberíamos preguntar-nos si el fenómeno de las huelgas adquiere lamisma valencia cultural entre nosotros que enJapón, considerando, por ejemplo, la peculiarcultura del trabajo y de las relaciones sindica-les operante en ese país” (Fasanella, 1999: 89y ss.).

20 A este respecto hay plena coincidencia conPierre Bourdieu, quien afirma contunden-temente: “La separación entre sociología ehistoria me parece desastrosa y desprovistade toda justificación epistemológica: toda so-ciología debe ser histórica y toda historiasociológica” (1992: 67) Además, para Bour-dieu, en las sociedades modernas altamentediferenciadas, el “contexto” espacio/temporalse identifica con el “campo” dentro del cual sesitúan obligadamente los hechos sociales:“No podemos captar la dinámica de un cam-po más que a través de un análisis sincrónicode su estructura y, simultáneamente, no po-demos captar esta estructura sin un análisishistórico o genético de su constitución…”(1992: 67). De aquí se infiere que Bourdieutambién defiende, al igual que Passeron, laespecificidad epistemológica de las cienciassociales en relación con las “ciencias natura-les”, lo cual parece contradecir su posición

anterior en Le Métier du sociologue (1972:18-19), donde parecía negar esa especificidad.Pero en su último curso en el Colegio deFrancia, publicado bajo el título: Science de lascience et refléxivité (2001), el propio autorexplica el porqué de su anterior negación: “Alplantear el problema del conocimiento comolo he hecho, no he dejado de pensar en lasciencias sociales, cuya particularidad se meocurrió negar en el pasado, no por una espe-cie de cientismo positivista, como podría creer-se o aparentar creer, sino porque la exalta-ción de la singularidad de las ciencias socialesfrecuentemente no es más que una manerade decretar la imposibilidad de comprendercientíficamente su objeto. […] Contra esta re-sistencia multiforme a las ciencias sociales, LeMétier du sociologue afirmaba que las cien-cias sociales son tan ciencias como las de-más…” (2001: 167-168).

21 En su polémica con Hayden White, el histo-riador Momigliano decía que “toda historiasupone la eliminación de otras historias alter-nativas”.

22 Mahoney y Rueschemeyer, 200323 Se puede expresar esto mismo diciendo que

los enunciados histórico-sociológicos sólopueden tener “validez local”. Philippe de Lara(1999: 127) ilustra esta particularidad lógicadel siguiente modo: “La noción de validez lo-cal quiere decir que, por ejemplo, una expli-cación válida del desencadenamiento de laPrimera Guerra Mundial, por más amplia ysólida que sea, nunca podrá ser “exhaustiva”ni podrá proporcionar una ley acerca del de-sencadenamiento de las guerras en general,y ni siquiera una ley acerca del desencadena-miento de las guerras modernas, europeas,etcétera, y que esto no impedirá que dichaexplicación sea verdadera. Ser verdadero ofalso para un contexto determinado no quieredecir más o menos verdadero o no totalmen-te falso”.

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24 Popper, 1973: 60 ss.25 Varet y Passeron, 1995: 15 y ss.26 Bent Flyvbjer, 2001: 66-87.27 La cientificidad de las ciencias históricas —y

particularmente de la sociología histórica—ha sido cuestionada no sólo por los quesostienen que el modelo positivista de cienciaes el único válido (monismo epistemológico),sino también por la epistemología posmoder-na según la cual los “hechos” históricosocialesson una pura construcción discursivo-literaria,es decir, una fábula carente de todo referentereal. En un trabajo reciente, Joseph M. Bryant(2000) ha asumido, de modo brillante y con-vincente, la defensa del estatuto científico delas ciencias históricas frente a estos cuestiona-

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