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Por Tomás SEGOVIA
el
MODERNISMO
lJNIVERsIbAñ DE MÉXICÓ
RARA vez puede encon
trarse una ge~eraci~n
que haya escrito massobre si misma que la
generación modernista. Casi nohay un solo escritor modernista que no haya dejado un libro, o por lo menos algún articulo suelto, sobre otros escritores de su generación o sobresu propia persona. Y al mismotiempo, pocas generaciones hanpensado de su ideología cosasmás vagas y contradictorias.Hoyes el día en que un escritor que en su tiempo fué modernista, al hacer la historiadel movimiento, 1 se ve todavíaprecisado a recurrir a adjetivosvagos y a las definiciones porexclusión, Porque en esta generación se ha precisado siempre con más claridad lo que elmodernismo no era que lo quesí era o debiera ser.
Esta insistencia en hablar desí mismos parecería indicarque la característica común detodos los modernistas consisteen ser la primera generaciónde escritores en lengua española que tiene conciencia deser moderna. Pero, por otraparte, la evasión y la negaciónde su tiempo son hechos tanfrecuentes en el modernismo,que nadie ha podido prescindirde ellos al caracterizarlo. Delmismo modo, los elementos 1'0
minticos son fácilmente discernibles en estas obras, mientras que la voluntad de formay el "parnasianismo" revelanuna tendencia a la actitud clásica y una protesta contra elromanticismo. Podrían multiplicarse los ejemplos, tales como el democratismo, socialismo y hasta anarquismo de algunos autores junto al fascismo "avant la lettre" de Lugones; el entusiasmo progresistapor América alIado de la anacrónica exaltación de Luis deBaviera; etc.
Es fácil ver por todo estoque en el molde del modernismo cabían todos los contenidosy todas las actitudes vitales, delo cual se deduce en seguidaque los contenidos y las actitudes le er1m indiferentes yque este molde valía precisamente por molde y no por otracosa.
1 Max Henriquez' Ureña, Breve historia del modernismo, Fondo de Cultura Económica, México,1954.
Se ha hablado mucho delformalismo modernista, y sinembargo los modernistas se resistieron siempre a aceptarque el formalismo fuera lo único que los caracterizaba. Talvez de ahí proviene la vaguedad, de su idea de sí mismos.Nadie ha dicho con claridadqué otra cosa, aparte del formalismo, forma la esencia delmodernismo. Henríquez Ureña nos habla a veces de la angustia vital, del sentimientomoderno del misterio. Peroaun suponiendo que la angustia y el sentido del misterio, enuna forma tan vaga, sean co-
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sas realmente modernas, queda el hecho de que tales cosasno existen o tienen escasa importancia en muchos modernistas, empezando por algunosgrandes fundadores, como Gu
tiérrez Nájera o Martí.Hace mucho tiempo que el
modernismo es cosa acabada,y son ya muchos los libros (enbuena parte escritos por antiguos modernistas) que hablande él como se habla del pasado.Pero un libro como el de MaxHenríquez Ureña tiene su importancia. En su carácter global, en su tono lig-eramentenostálgico, en su tamaño mismo se respira el perfume delos museos. Hasta el punto deque, echando una mirada deconjunto a las fechas, resultasorprendente que tantos de estos escritores perfectamenteetiquetados estén todavía vivos o hayan muerto muy recientemente. En nuestro tiempo se vive de prisa, y ya decíaOscar Wilde que nada envejece antes que lo moderno. N q
digamos lo modernista. Muchos escritores románticos nosparecen hoy menos "reliquias"que otros modernistas; peroesto no es sólo porque vivamosde prisa, sino también porqueel romanticismo, a pesar deque amó la vaguedad, sabía'mucho mejor lo que quería. Elromanticismo, aunque fué ruidoso, no se anunció tanto:cuando esa generación se diócuenta de que era romántica,su revolución ya estaba hecha(por lo menos en Alemania).El modernismo, en cambio, dala impresión de que todo se lefué en anunciar. Parece el ad-
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venimiento puro, el advenimiento sin algo que advenga.A veces es tan fuerte la sensación de confusa algarabía, quese siente' u,no tentado, con notoria injusticia, a pensar quetodo ello no es más que unapura inveri'<;:ión para intentarexplicar y aprovechar a un solo gran poeta: Rubén Daría.
En todo caso, después deleer esta breve historia del modernismo, que no lo es tanto,se tiene la certeza de que elmovimiento está ya perfectamente inventariado, y que losestudios p'osteriores deberánorientarse más bien hacia elbalance, la comparación e incluso el jtiicio. Todavía no haempezado a precisarse qué eslo que en el modernismo esapr.()vechable y qué es exactamente lo que tiene que ver connosotros. Tal vez tiene que vermás de lo que sospechamos,porque tal vez se encuentranya en él muchos de los elementos que, desarrollados, han dado su fisonomía a la poesía deeste medio siglo.
El movimiento de la historia
literaria parece ser un movimiento de vaivén, un perpetuoalejarse y volver a la realidad,por caminos y con modalidades incesantemente renovados.Cuando la retórica neoclásicaera ya un academismo abstracto, el romanticismo intenta unavuelta a la realidad por el camino de lo irracional, del sueño y de un sentido orgánicodel universo. Pero ya llevabaen sí los gérmenes de un nuevo alejamiento de lo real, quefué ahora por el lado de unaelocuencia tan irreal como laantigua retórica. Una nuevareacción se lanza a recobrar loreal por la vía de la sensaciónfresca y directa, y entoncesVerlaine lanza su grito:
Prends l'éloquence ettords-bti son cou.
Los modernistas, recogiendola invitación, se lo torcieroncon tanto entusiasmo, quepronto, a su vez, hubo que torcerle el suyo al simbólico cisne. Los movimientos de vanguardia tantean un poco aquí yallá, y pronto encuentran subrecha en el superrealismo que,rompiendo con toda "literatura", quiere ser el realismo porexcelencia, el super-realismo.Pero en este siglo los movimientos se suceden con tantarapidez, que algunas fases deunos y otros son difíciles dedistinguir. Los post-modernistas, sin duda, no tuvieron tiempo de torcerle bien su cuelloal cisne. Los románticos, aunque no se ocuparon de acuñaruna frase al respecto, fueronla última generación que tuvoel ocio necesario para torcerconcienzudamente los cuellosque tenía que torcer. Despuéscle ellos, las revoluciones pare-
, cen hacerse más en la superficie. Cambiamos mucho, peronos renovamos poco. En cuanto ahondamos, nos sorprendever qué pocas cosas hemosconquistado en el último siglo,aparte de algunos rasgos exteriores. A. Béguin nos ha hecho ver que casi tocio lo quecreíamos nuestro está ya en losrománticos. Del mismo modo,a pesar de las diferencias, esposible que el preciosismo modernista esté más cerca de loque suele creerse de este nuevo irrealismo de nuestros días,que e's consecuencia del superrealismo. Porque el preciosis-
(Pasa a la pág. 19)
UNIVERSIDAD DE MEXICO
En las montañas de Judeauna gran luz resplandeciócuando en Belén, humilde aldea,por nuestro amor Jesús nació.i Aleluya, día feliz I i Oh fiesta amada I
Con cuanto amor todos cantad al Redentor.i Oh Jesús tiernecito, / ejemplar de candor!i Oh precioso hermanito, / eres todo mi amor'
Al caminar entre las guijas y trasponerlas cuestaS', el relente de la noche le hacerecordar:
4W¡UUIJJIUOIJJEC~.i-ní la Virgen p<i" e-3e ea- mi-no
ID ~IJPIDnIJJICtHlierla~frí-o, chi-ni - ta de frí-o.
Cómo irá la Virgen / por ese camino,cubierta de nieve, / chinita de fria.
El invierno se inicia con esta noche clara, el río Eridano divaga por el ciclo, elcazador Orión avanza seguido de su pelTa, el ojo del Toro parpadea enrojecido;las siete cabrillas apelotonadas remedanlos rebaños de blancas ovejas que guianlos pastores por los yermos caminos cubiertos de escarcha, y nadie echa de menos la estrel!a de los Magos porque yaestá cautiva en lo alto del portal. Al unísono con la majestad del cielo, las notasde los cantos alternan con el rebrillar delas constelaciones, las voces blancas de losniños y las mujeres se intercalan con las.recias y coloridas de los varones:
Venid, pastorcitos, / venid a adoraral Rey de los cielos / que ha nacido ya.Arre, caballito, / vamos a Belén,a ver a la Virgen, / y al Niño también.Vamos, pastores, vamos, / vamos a Beléna ver a un ángel niño / que acaba de nacer.Volemos, pastorcitos, / en alas del amor;porque ha nacido Dios / para hacer al
hombre bien ...
Esta noche es sugestiva y contagia deternura y de gozo, la placidez del c~nto
hace sentirse a todos pastores elegIdospara contemplar al recién llegado, aquellos que abandonaron sus rebaños y suhato para ofrecerle vellones de lana, requesón v miel; pero sobre todo arrullosy suspi ros:
Este niño nacido entre nieve,reclinado en un lecho de pajas,alerido del frío que se atrev..su penuria imponer a su Dios.Este niño de dulce semblantees el rey eternal de los cielos,y este niño nacido entre hieloslos espacios de estrellas pobló.
Al participar en el acontecimiento: alacercarse al pesebre y contemplar al tterno in fante que a intervalos se rebulle yestremece, la gente sencilla del campo exdama con voz emocionada:
Cuando este Niñito lloraserá porque le lastimanlas espinas y abrojosque la paj a tiene encima.
Luego convienen en adormecerle cantáhdale arrul)os a media voz, sabiendo qúesus garga~tas no pueden entonar cánticosseñoria~es, se conforman con cantilenaspueriles de recóndita emoción:
Duérmete, divino Niño,duérmete, porque hace frío;duérmete, pedazo de oro;duérmeté, regalo mío.A la ru, divino Niño,a la ru, mi gran Señor;pues naciste de Maríadando al mundo resplandor.
El espacio se puebla como otrora devillancicos, coplas y rústicas cancionescomo resultado de una exultación múlti-
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pIe en la que participan ancianos, jóvenesy niños, invitándose recíprocamente a concurrir a la adoración del Tiño:
Jubilosamente, / ven y adora amanteal divino Infante, / pequeñito Dios.Por él está el cielo / sembrado de est rellas,¡;or él son tan bellas / las obras de Dios.
Nada importa que todas estas mani festaciones líricas hayan tenido origen enlas montañas de León, en las rías gallegaso en los pícos astures; tampoco importaque tengan los versos resabía andaluz, matiz aragonés o rasgos castellanos: los labios trémulos los entonan, las voces delos niños los discantan, los ecos de lasquebradas los repiten; el pueblo, los hombres sin cultivo. las muchedumbres de al ..ma ingenua siempre párvula, los guardanen su memoria para repetirlos año conaño, trasmitiéndolos a sus hijos y a susnietos, modelando así el alma nacional,cuyos ba rmntos corrió a lo largo de lo~
siglos 'XVII y XVIII, la que se fortaleciódurante el siglo XIX y ha alcanzado lan1ayoría de edad en el presente; nuestrosrecios hombres del campo sobre cuyas cabezas ha cuajado la nieve de múltíples inviernos, van repitiendo aún con nostalgiay tristeza, a la vista de los años ya caducos, aquel pensamiento que refleja eldestino implacable que tiene que cumplirse:
~ha J J I J J '1 a mlar, r , , r: 13 JL. NO<he-bue-na se vie - no, tr.·1a - la. la No-chebue-na se va_
tlU' miO' J JIg¡ P1ewo F~I J
La Nochebuena se viene,Ja Nochebuena se va,y 1I0sotros nos iremosy 110 volveremos más.
MODERNISMO
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(Viene de la pág. 17)
mo consiste en creer que loselementos valen por sí mismas; esto tiene en común elmodernismo con nuestros días.También en nuestros días se hallegado a creer que las palabras, las imágenes, las metáforas valen por sí mismas. Recuérdese que los vanguardistas querían reducir la poesíaa lo que llamaban sus elementos esenciales: la imagen y lametáfora. D~spués se ha llegado hasta hacer valer por simismas las letras y las sílabas.(No deja de ser curioso quetantos poetas vanguardistas o"puros" hayan condenado el"Ietrismo", que era la consecuencia natural ele estas actitu
des) .Pero el mod~l'nismo no sos
pechó o no quiso aceptar queel formalismo sea por sí mismo una actitud vital y hasta filosófica. De ahí su vaguedad,pero de ahí también que hayan podido t~leter en su moldeelementos traídos ele aquí y de
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allá, que no son el modernismoy que carecen tal vez de la solidez que tienen las creenciasaceptadas y defendidas por toda una generación, pero que almismo tiempo le dan una riqueza c1~ otra especíe, y quehan hecho que muchos modernistas hayan podido sobrevivirvigorosamente después ele lamuerte del movimiento. En este sentido, los parnasianos, ysobre todo los "poetas puros"a lo Mallarmé o a lo Valéryfueron más cOllsecuent~s, porque casi 110 aceptaron máscreencia que la de la formapu ra, conscientes de su importancia como credo. No es eleextrélñar que esta poesía estéahora de moda otra vez, por-'que los post-superrealistas,
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que conservaron el culto de laimagen pura, de la metáforapura, de la palabra pura, perúhabiendo perdido el sentido dedoctrina unitaria y de explicación global de lo real que presidieron al nacimiento eleI superrealismo; estos post-superrealistas que todavía san laúltima generación discernibleaman también conscientementela forma por sí misma y laabstracción. La generación quevendrá, que tal vez ya estáviniendo, volverá probablemente otra vez sus ojos haciala realidad. En literatura estagtneración ya se hace sentir.Una hermosa página, el agudoanálisis de un carácter, incluso una descripción no valen yapor si mismos. Se exige al es-
critor que tome partido y queincluya su joya fragmentariaen una realidad más vasta, enun sentido unitario del mundo.Nuestra época es terriblemente moralista. Es de sospecharque la poesía que corresponderá a esta literatura será también más unitaria y realista,que partirá siempre de una visiÓN global y más o menostrascendente del hombre y desu l11undo, y que en ella 11 i laspalabras, ni las metáforas, nital vez la belleza misma valdrán por ~í mismas. Entoncesel modernismo no sólo serádescrito sino también enjuiciado, y se verá lo que tiene quedarnos, que tal vez sea precisamente lo que fué su debilidad; es deci 1', el no haber sidototalmente modernista, el haber dejado que su oro, que siellos hubieran sido cons~cuen
tes valdría sólo por ser orofríamente distante, que ese orohaya guardado como una impureza un poco de calor de
.hombre.