otaíza morales, mauricio - crítica a la fenomenología del conocimiento de humberto maturana

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Revista Philosophica Vol. 32 [Semestre II / 2007| Valparaíso (49 - 62) 49 CRÍTICA A LA FENOMENOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO DE HUMBERTO MATURANA* Critic to phenomenology of knowledge of Humberto Maturana MAURICIO OTAÍZA MORALES Instituto de Filosofía Pontificia Universidad Católica de Valparaíso mauricio. otaiza@ucv. cl Resumen Este artículo muestra que la Biología del conocimiento de Humberto Maturana pretendió ser una Fenomenología del conocer pero devino gnoseología escéptica. El problema se originó cuando el autor no partió desde la descripción de las experiencias que jus- tificarían la nueva "conciencia epistemológica" que buscaba, es decir, la conciencia de que la realidad debiera ponerse entre paréntesis. En vez de eso, prefirió adherir arbitrariamente a axiomas escépticos, porque su propósito principal era la refutación de la teoría de la objetividad. Palabras clave : Humberto Maturana, Crítica, Fenomenología del conocimiento, es- cepticismo. Abstract This paper shows that the Biology of knowledge of Humberto Maturana tried to be a Phenomenology of the act of knowing but it became a skeptical gnoseology. The problem was originated when the author did not start from the description of the ex- periences that would justify the new "epistemologic conscience" which he looked for, that is to say, the conscience that the reality has to be put between parenthesis. Instead, He preferred to adhere arbitrarily to skeptical axioms because his principal purpose was the refutation of objetcivity theory. Keywords: Humberto Maturana, Critic, Phenomenology of knowledge, skepticism. * Recibido en noviembre de 2007.

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Page 1: Otaíza Morales, Mauricio - Crítica a la fenomenología del conocimiento de Humberto maturana

Revista Philosophica Vol. 32 [Semestre II / 2007| Valparaíso (49 - 62)

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CRÍTICA A LA FENOMENOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO DE HUMBERTO MATURANA* Critic to phenomenology of knowledge of Humberto Maturana

MAURICIO OTAÍZA MORALES Instituto de Filosofía

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

mauricio. otaiza@ucv. cl

Resumen

Este artículo muestra que la Biología del conocimiento de Humberto Maturana pretendió

ser una Fenomenología del conocer pero devino gnoseología escéptica. El problema

se originó cuando el autor no partió desde la descripción de las experiencias que jus ­

tificarían la nueva "conciencia epistemológica" que buscaba, es decir, la conciencia

de que la realidad debiera ponerse entre paréntesis. En vez de eso, prefirió adherir

arbitrariamente a axiomas escépticos, porque su propósito principal era la refutación

de la teoría de la objetividad.

Palabras clave: Humberto Maturana, Crítica, Fenomenología del conocimiento, es­

cepticismo.

Abstract

This paper shows that the Biology of knowledge of Humberto Maturana tried to be

a Phenomenology of the act of knowing but it became a skeptical gnoseology. The

problem was originated when the author did not start from the description of the ex-

periences that would justify the new "epistemologic conscience" which he looked for,

that is to say, the conscience that the reality has to be put between parenthesis. Instead,

He preferred to adhere arbitrarily to skeptical axioms because his principal purpose was

the refutation of objetcivity theory.

Keywords: Humberto Maturana, Critic, Phenomenology of knowledge, skepticism.

* Recibido en noviembre de 2007.

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5 0 M A U R I C I O OTAÍZA M O R A L E S / C R Í T I C A A LA F E N O M E N O L O G Í A

La indistinción

Humberto Maturana entiende que el núcleo del pensamiento fenome-nológico consiste en atenerse a la experiencia tal como se da. El autor, en efecto, sostiene que en el fluir de la experiencia cotidiana no hay propia­mente hablando objetos1. El objeto es, por el contrario, el mero producto de la distinción reflexiva que un observador hace acerca de su vida, es decir, cuando la mira desde fuera y no cuando está en ella2. Por lo tanto, se podrá decir que tal rosa es roja, pero no se podrá sostener que lo dicho tiene el va­lor de una verdad objetiva. Sin embargo, el problema comienza a gestarse, precisamente, cuando introducimos esta advertencia: "no hay propiamente hablando objetos". ¿Acaso -como diría un escéptico radical- no hay ob­jetos, o acaso -como diría cualquier fenomenólogo- los objetos no se dan como tales en la experiencia? Todo depende de si el énfasis está puesto en la negación del sustantivo ("realidad") o del adjetivo ("objetiva").

Veamos el primer caso.

a) Si entendemos la verdad como un género y la objetividad una especie, entonces, de no haber verdad, menos habrá verdad objetiva o de la que fuese.

b) Si entendemos la verdad objetiva como sinónimo de toda verdad, entonces, al negarse la existencia de objetos eo ipso se niega la verdad objetiva y por ende toda verdad.

Veamos el segundo caso.

c) Si entendemos la verdad como género y la objetividad como especie, entonces, si se niega la verdad objetiva no se negaría toda verdad.

¿Qué clase de negación acontece en la negación de la objetividad según Maturana? Cada posición trae aparejados sus propios problemas.

Consecuencias críticas

La negación escéptica radical

Maturana sostiene que si acaso se quiere decir algo con pretensión de

1 "Los seres humanos somos seres sociales: vivimos nuestro ser cotidiano en continua

imbricación con el ser de otros [...] en ese operar social primario, sin embargo, no

hay objetos". M A T U R A N A , Humberto, La realidad: ¿objetiva o construida?, Ma­

drid: Ed. Anthropos, 1997, pp. 3 y ss. 2 "La realidad pertenece al explicar y el convivir humanos". MATURANA, Humberto,

La objetividad un argumento para obligar, Santiago de Chile: Ed. Dolmen, 1997, p.

10.

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verdad -y dado que no hay acceso a los objetos-, debe tenerse la precaución de encerrar lo dicho entre paréntesis ( ) 3 . Este paréntesis resulta inevitable si nunca es posible distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción de objetos. De lo contrario, estaríamos sosteniendo que cada vez que per­cibimos, percibimos objetos y además, tales y como ellos son.

" E n la pesca de la t rucha nosot ros u s a m o s un anzuelo con p lumas que

hacemos volar c o m o un insecto a ras de la superficie del agua. U n a

trucha que ve este engañoso ' i n sec to ' y salta para cazar lo, ' d e s c u b r e '

sólo al ser a t rapado, que el insecto era una i lusión. Q u e el observador

sepa, a través de su diseño, que él o ella se hayan estado engañando todo

el t iempo, no altera esto. Es sólo después de haber sido cazada , que la

trucha devalúa la experiencia previa de cazar al insecto, considerándola

ahora una ilusión. Nosot ros , observadores , c o m o s is temas vivientes no

somos diferentes de la t rucha en este a spec to" 4 .

Maturana pone entre comillas 'insecto', en lugar de ponerlo entre paréntesis, pero el sentido es el mismo, es decir, advertir que nunca en la experiencia nos puede constar si acaso eso que parece un insecto es objeti­vamente tal. Sin embargo, ¿por qué está, además, entre comillas el término 'descubre'? La tesis implícita es que no habiendo experiencia objetiva de un insecto, sino sólo de 'insectos', el acto de descubrir no es, por tanto, objetivamente tal sino tan sólo es un acto de 'descubrir'. Es decir, el nuevo 'descubrimiento' que hace la trucha la deja, a fin de cuentas, en la misma situación anterior. En efecto, el -hasta ahora- percibido anzuelo debe ser llamado 'anzuelo', puesto que es indistinguible de una ilusión de anzuelo -sólo que esta vez ya no habrá oportunidad de un nuevo 'descubrimiento', ya que a la trucha le ha costado la vida.

Es necesario preguntar por qué la trucha se engaña, porque a fin de cuen­tas si puede desengañarse -y no tan sólo 'desengañarse'-, es porque antes se engañaba, y no tan sólo se 'engañaba'. Parece que esto ocurriría porque en el ámbito de referencia de la trucha el (objeto) pequeño y volador es su alimento, y, por lo tanto, no puede percibir el señuelo en su carácter de tal, y esto porque nunca existe el 'tal' como tal. Es precisamente de esto de lo que se vale la argucia del pescador para atraparla, si bien hay que advertir que también el pescador podría enganchar una 'trucha', que termina siendo una 'bota'.

Maturana se esfuerza en forjar una conciencia epistemológica con arre-

3 Cf. MATURANA, Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, San­

tiago de Chile: Ed. Centro de Estudios del Desarrollo, 1994, p. 43 . 4 MATURANA, Humberto, La objetividad un argumento para obligar, ed. cit., pp. 22

y23 .

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glo a este sistema de salvaguardias representado por el sistemático empleo de paréntesis y comillas, y así se deja ver en el siguiente texto:

"Es ta conc ienc ia de no poder dist inguir entre i lusión y percepción, yo

la señalo invi tando a pone r la objet ividad entre paréntesis en el proceso

de expl icar [...] Lo que quiero decir con poner la objet ividad entre pa­

réntesis , es que me doy cuenta de que no puedo pretender que tengo la

capac idad para hacer referencia a una real idad independiente de mí, y

que me hago cargo de ello en el intento de entender lo que pasa con los

f enómenos del conoc imien to , del lenguaje y sociales, no usando refe­

rencia a lguna a una real idad independiente del observador para validar

mi expl icar" 5 .

El problema de esta tesis de Maturana es que siempre acaba por exigir un momento que no pueda ponerse entre paréntesis. En efecto, si se quiere poner a priori todo entre paréntesis se exige, el menos, que este precepto -poner todo entre paréntesis- nunca sea puesto entre paréntesis, si acaso no se quiere caer en un círculo o en una reducción al infinito.

La negación fenomenológica

Es suficientemente conocido que, en principio, cualquier fenomenología no puede ser anti-objetiva. Tal vez podríamos decir de ella que es pre-ob-jetiva, pues aspira primero a describir y después a teorizar acerca de lo que acontece antes del "objeto", "sujeto" o cualquiera de estas denominaciones dualistas6, pero, entonces, su posición no debiera ser propiamente negativa, sino un peculiar modo afirmativo de dar cuenta del ser. Martin Heidegger lo expresa del siguiente modo: "Fenomenología es el modo de acceso y de determinación evidenciante de lo que debe constituir el tema de la ontolo-gía" 7 y concluye: "La ontología sólo es posible como fenomenología"8. El autor añade que el término "fenomenología" no designa el objeto de sus investigaciones ni caracteriza su contenido quiditativo. En síntesis, seña­la Heidegger: "La palabra ['fenomenología'] sólo da cierta información acerca de la manera de mostrar y de tratar lo que en esta ciencia debe ser tratado" 9.

5 M A T U R A N A , Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. ci t ,

p . 43 . 6 " P o r u n a p a r t e e s t á e l s u j e t o y p o r o t r a e l o b j e t o , c a d a u n o d e e l l o s do ta ­

d o s d e s u s p r o p i e d a d e s r e s p e c t i v a s " . L Y O T A R D , J e a n - F r a n c o i s , ¿Por

qué f i l o s o f a r ? , B a r c e l o n a : E d . P a i d ó s , 1 9 8 9 , p . 8 1 . 7 HEIDEGGER, Martin. Ser y Tiempo, Santiago de Chile: Ed. Universitaria, 1997, p.

58. 8 Ibid. 9 Ibid, p. 57.

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La fenomenología en general presenta sus propios tópicos de discusión. El hecho que en la experiencia no se den objetos 1 0 sino, por ejemplo -por aludir a Heidegger-, cosas útiles, etc., implica sus propios problemas. Por ejemplo, que una persona haya vivido la verdadera y continua experiencia de ser hijo de un padre cariñoso no evita que, por ejemplo, esta persona pueda recibir la noticia de que su padre sea otra persona. Podría concluir­se, entonces, que este señor ha vivido siempre en la ilusión, incapaz de distinguirla de la percepción, etc. Se trata, como se puede observar, de una crítica lanzada desde la óptica de la teoría de la verdad como adecuación. No remite a experiencias concretas sino que remite a la condición de cosa-hijo y a su relación con otra cosa, una cosa-padre. Sin embargo, sugieren los fenomenólogos, queda pendiente el siguiente asunto: por qué algo que no es vivido como verdad sólo queda -quiérase o no-, en mera categoría de verosímil. Un autor moderno ya se adelantaba a la problemática del asunto del siguiente modo: "¿cuál es la razón de ser del sistema de representacio­nes acompañadas de un sentimiento de necesidad, y de este sentimiento de necesidad mismo?" 1 1.

Maturana quiso hacer fenomenología 1 2, aunque no siguió el camino de las discusiones habituales. En efecto, no ahondó en los argumentos con los cuales cualquier fenomenólogo se enfrenta, mal o bien, a estas objeciones, y se apresuró a teorizar de un modo tal que, en nuestra opinión, incurrió en un error de método: explicó la experiencia antes de describirla. A partir de la fórmula: "todo lo dicho es dicho por alguien"13, nuestro autor concluye que "No hay manera de conocer el 'afuera' sin contaminarlo con nuestra observación"14. Así, pues, la pretensión de distinguir entre ilusión y per­cepción se afirmaría en la flagrante contradicción de creer que uno puede tener la experiencia de algo independiente de uno mismo.

1 0 "[La fenomenología] no caracteriza el qué de los objetos de la investigación filosó­

fica sino el cómo de ésta". HEIDEGGER, Ser y Tiempo, ed. cit., p. 51 . 11 FICHTE, J .G , Primera introducción a la Doctrina de la Ciencia, en Introducciones

a la Doctrina de la ciencia. Madrid: Ed. Tecnos, 1987, p. 8. Y Fichte agrega a inme­

diatamente continuación: "El responder a esta cuestión es lo que constituye la tarea

de la filosofía; y, en mi opinión, es filosofía únicamente la ciencia que resuelve esta

tarea." 1 2 "En realidad yo no quiero hablar acerca del conocer, quiero hacer el conocer reve­

lándolo en su ocurrir". MATURANA, Humberto, Fenomenología del conocer, en

CRUZ, F. et al. Del universo al multiverso, Santiago de Chile: Ed. Edith Contreras,

1985. p . l l l . 1 3 MATURANA, Humberto et alii, Gaia, Barcelona: ed. Kairós, 1989, p. 63 . Cursiva

en el original. 14 Maturana en HALPERÍN, Jorge, "Diálogo con Humberto Maturana, un notable

biólogo cibernetista, sobre la realidad y el conocimiento", Entrevista para El Clarín,

Buenos Aires, domingo 28 de junio de 1992.

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El autor quiere entender "independencia" en términos absolutos, pues de lo contrario, se dejaría espacio a una relativa independencia y, por tanto, a todo tipo de gnoseologías objetivistas, metafísicas, etc. Esta táctica será crucial para su pretensión de crear una nueva conciencia epistemológica pues, como ha dicho el propio autor: "la experiencia de percepción es el fundamento de la experiencia cognoscitiva" 1 5. De este modo, según Ma-turana, no habiendo, entonces, experiencias de percepciones, sino sólo de (percepciones), todo conocimiento debería a priori ser considerado (cono­cimiento); es decir, nunca habrá insectos sino tan sólo (insectos), y nunca habrá truchas sino tan sólo (truchas). Esta posición apriorística es lo que el autor denominará "Teoría de la objetividad entre paréntesis" 1 6.

Sin embargo, lo que contradice la intención fenomenológica del autor no es la estrategia por la cual inventa una contradicción para atribuírsela a los objetivistas - se trata de un viejo argumento constructivista 1 7-, el verdadero problema existe desde mucho antes, a saber, cuando Maturana recrea las condiciones de una experiencia de indistinción y las emplea en lugar de esta misma experiencia para construir su teoría de la nueva "conciencia episte­mológica" 1 8. Sin embargo, si acaso Maturana quería hacer fenomenología del conocer debiera haber dado cuenta de la experiencia de indistinción entre ilusión y percepción por la vía de sus respectivas descripciones fe-nomenológicas.

La estrategia retórica de Maturana

La biología del conocimiento de Humberto Maturana es dual -oscila-,

1 5 MATURANA, Humberto, Fenomenología del conocer, ed. cit., p. 112. 1 6 "En este camino explicativo es aparente que hay muchos dominios explicativos, y

que cada uno de ellos es un dominio de objetos constituidos como explicaciones de

la experiencia y, por lo tanto, un dominio de realidad. Finalmente desde este camino

explicativo es posible darse cuenta de que la noción de realidad, tanto en uno como

en el otro camino explicativo es, de hecho, una proposición explicativa". MATURA­

NA, Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit., pp. 44-45. 1 7 El constructivismo de Heinz Von Foerster surge como una posición anti-objetivista.

Este autor señaló que la tradición occidental ha caído en la ilusión de la objetividad,

la cual define del siguiente modo: "la ilusión de que las observaciones pueden hacerse

sin un observador". V O N FOERSTER, Heinz, cit., por PÉREZ, Ricardo, "Construc­

tivismo Radical de Protágoras a Watzlawick", Santiago de Chile: Ed. "Excerpta" N°.

7, 1997. http://clic.blogia.com/2004/101108-constructivismo-radical-de-protagoras-

a-watzlawick.php. 1 8 "La noción de realidad externa no la puedo sostener si tomo en serio esto de que en

la experiencia misma yo no sé si lo que estoy viviendo es una ilusión o no". MATU­

RANA, Humberto, Entrevista para El Mercurio, Santiago de Chile, 21 de septiembre

de 2003.

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es decir, o bien sufre las críticas propias que se hacen al escepticismo, o bien resulta incoherente con su inicial aspiración fenomenológica.

Vale la pena conocer el modo como Maturana se defiende habitualmente de sus críticos acerca del tema más controvertido de todos: la negación de los objetos. Su estrategia es el cambio de contexto. Es decir, si se lo ataca por ser escéptico, constructivista, etc. se defiende como fenomenólogo y si se lo ataca por ser fenomenólogo se defiende como escéptico. En concreto: si acaso se lo acusa de sufrir las consecuencias de la negación del objeto por la vía del escepticismo, él se defiende negando el objeto de un modo presuntamente fenomenológico; y si se lo acusa de sufrir las consecuencias de la negación del objeto por la vía fenomenológica, él se defiende enfa-tizando el asunto, es decir negando el objeto de un modo escéptico. Este es el motivo por el cual es posible escucharle en el mismo discurso tanto expresiones de esta clase: "No hay nada afuera de nuestra mente" 1 9 como de esta otra clase: "no quiero decir con esto que no existen objetos" 2 0.

El corpus de la obra de Maturana

Maturana comprendía muy bien el problema que tenía entre manos.

"Otra vez tenemos que caminar al filo de la navaja, evitando los extre­mos representacional (u objetivista) y solipsista (o idealista). En esta vía media lo que encontramos es la regularidad del mundo que experimenta­mos a cada momento, pero sin ningún punto de referencia independiente de nosotros que nos garantice la estabilidad absoluta que le quisiéramos asignar a nuestras descripciones"21.

Sin embargo, el corpus de su obra devino solipsista, pues se desarrolló a partir de una fenomenología que yerra en su punto de partida. Como veremos, no logró caminar sobre ninguna vía media.

Resulta inevitable preguntarse por el motivo que le llevó a Maturana a escoger el escepticismo como base argumentativa de lo que en principio no debía ser sino una constatación fenomenológica muy bien descrita y sólo posteriormente explicada.

El principal problema pendiente es, por ende, la arbitrariedad que parece esconder la opción escéptica. Porque no parece haber mayor argumento por

19 MATURANA en HALPERÍN, Jorge, "Diálogo con Humberto Maturana, un notable

biólogo cibernetista, sobre la realidad y el conocimiento", Entrevista para El Clarín,

Buenos Aires, domingo 28 de junio de 1992. 20 MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit.,

p. 42. 21 MATURANA, Humberto y VARELA, Francisco. El árbol del conocimiento, San­

tiago de Chile: Ed. Universitaria, 1984, p. 161.

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el cual simplemente uno no salta delante del "tren" o (tren), por mucho que tenga la nueva conciencia y hasta multiplique estas comillas y paréntesis del siguiente modo: ""tren"", ((tren)); """tren""", (((tren))); """"tren"""", ((((tren)))), etc.

Maturana siempre ha conocido esta objeción y en principio la rechaza. Él no considera a su teoría arbitraria2 2 o, al menos, no considera que su teo­ría sea más arbitraria que cualquier otra y, es más -sugiere una salvedad-, su teoría es, al menos, una teoría arbitraria consciente de serlo.

" E n el camino de la objet ividad entre paréntesis , en que me doy cuenta

de mi par t ic ipación con el otro en la configuración del m u n d o , si niego

al otro, lo hago porque a mí no me gusta lo que hace , y si lo n iego por­

que él o ella pisotea la bandera , mi negac ión se debe a que a mí no me

gusta que pisoteen la bandera . En tal caso mi negac ión del otro es una

negac ión responsable . Es decir, me hago cargo de mis actos y acepto las

consecuenc ias que p u e d a n traer. No pre tendo ser inocente y que ellos

no t engan que ver con mis d e s e o s " 2 3 .

Pero admitir la arbitrariedad, aunque sea en parte, no significa que ella no esté preñada de dificultades, incluso ante los propios ojos de Matura­na.

La arbitrariedad: la emoción como deseo

La arbitrariedad en la obra de Maturana no estriba tanto en haber esco­gido el escepticismo, ni en pretender que toda teoría arraiga en las emo­ciones, la principal arbitrariedad de Maturana consiste en sostener sin más que las emociones son, ellas mismas, arbitrarias, es decir, dependientes del arbitrio.

Se podría conceder provisionalmente en lo siguiente: "todo sistema ra­cional tiene un fundamento emocional y es por ello que ningún argumento

22 "Pertenecemos, sin embargo, a una cultura que da a lo racional una vali­dez trascendente y a lo que proviene de nuestras emociones, un carácter arbitrario. Por esto nos cuesta aceptar el fundamento emocional de lo racional y nos parece que tal cosa expone el caos de la sinrazón donde cualquier cosa parece posible". MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit., p. 44. También se puede con­frontar la siguiente cita: "Si [...] no afirmamos la objetividad del mundo, parece como si afirmáramos que todo es pura relatividad, y que todo es posible en la negación de toda legalidad". MATURANA, Humberto y VARELA, Francisco, El árbol del conocimiento, ed. cit., p. 161.

23 MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit.,

p. 79.

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racional puede convencer a nadie que no esté de partida convencido al aceptar las premisas a priori que lo constituyen" 2 4. El problema, sin em­bargo, aparece cuando el autor avanza, casi insensiblemente, a lo siguiente: "todo aceptar a priori se da desde un dominio emocional particular en el cual queremos lo que aceptamos, y aceptamos lo que queremos, sin otro fundamento que nuestro deseo que se constituye y expresa en nuestro aceptar"25. Si sólo el deseo fuera el fundamento del aceptar, obviamente nadie aceptaría contra el propio deseo, no obstante, no parece ser eso lo que ocurre habitualmente.

Maturana ciertamente comprende esta dificultad, y no acierta a admitir todas las consecuencias que la arbitrariedad implica: "Ocurre, sin embar­go, que el vivir no ocurre en el caos, y que hay caos solamente cuando perdemos nuestra referencia emocional y no sabemos qué queremos hacer, porque nos encontramos recurrentemente en emociones contradictorias" 2 6. Sin embargo, una vez definidas las emociones como deseos, el problema del caos espera una respuesta, pues si es verdad que no hay caos, es decir, que nadie desea necesariamente como quisiera, entonces, parece exigirse un orden en el deseo y que no depende de la voluntad.

Este problema -el amor como deseo- es una de las cuestiones que esti­mamos pendientes en el autor y de la que se siguen varias dificultades.

Problemas en la fundación de la nueva conciencia epistemológica

Si, en teoría, puedo justificar algo cuando lo que desee, puedo, por con­siguiente, también dejar de justificarlo cuando lo desee. Lo primero que hay que hacer con una propuesta como ésta es, claro está, aceptarla. Pero este momento de aceptación es problemático, pues ocurre algo paradójico. Ya que, si acaso es cierto, como señala el autor, que "ningún argumento racional puede convencer a nadie que no esté de partida convencido" 2 7, no entendemos la razón por la cual el autor solicita nuestra adhesión: "el lector deberá aceptar candorosamente, por ejemplo, que la explicación del len­guaje no reemplaza el lenguajear, y que el lenguajear ocurre en su ocurrir, en el fluir mismo de estar en el lenguajear, no en su explicación, aunque la explicación dice cómo ocurre" 2 8.

Entendemos que Maturana rechace lo que él llama "argumentaciones

24 MATURANA, Humberto, La realidad: ¿objetiva o construida? ed. cit., p. 24. 25 Ibid. 26 MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit.,

p.44. 27 MATURANA, Humberto, La realidad: ¿objetiva o construida? ed. cit., p. 24. 28 MATURANA, Humberto, La objetividad un argumento para obligar, ed. cit., p.10.

Las cursivas son nuestras.

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para obligar" 2 9. Sin embargo, ¿esto significa que debemos aceptar a prio­ri algo? ¿Y qué predilección tiene el autor por este extraño deber de ser candoroso? Maturana sabe muy bien que se puede fingir que uno concede algo, sin que, precisamente, haya nada en el fuero interno, en las emocio­nes. Maturana paradójicamente pide que le creamos, pero nadie puede realmente hacer nada al respecto, si es que antes ya no cree, en cuyo caso la petición sobra.

Como se puede apreciar, aunque la teoría dependiese de algún modo de las emociones, no parece depender del deseo. El autor es el primero en quejarse de esta dificultad inicial:

"¿Qué podría hacer yo para que todos nos amásemos a todos? ¡Nada! [...] si yo quiero que los otros se comporten como yo, genero una ti­ranía. Por eso es que la democracia es una obra de arte. Si no existe la incertidumbre, una democracia puede llegar a una tiranía. Pero eso no quiere decir que no voy a hacer nada. Quiere decir simplemente, que lo que no voy a hacer es generar una tiranía. ¿Qué cosas puedo hacer? Entre otras, exponer abiertamente mis puntos de vista"30.

Maturana no ceja en su intento. Quiere animarnos a desear la nueva conciencia pues, como señala: "si el lector no suspende sus certidumbres no podríamos comunicar aquí nada que quedara incorporado a su expe­riencia como una comprensión efectiva del fenómeno del conocimiento" 3 1. Para lograr su objetivo los argumentos escépticos o los presuntamente fenomenológicos se subordinan a provocar el deseo de su teoría. Además, Maturana confía, por ejemplo, en que su demonización de las presuntas intenciones de los objetivistas3 2 pueda surtir algún efecto. Ofrece, además, en lugar de la tiranía de la objetividad, la libertad y en lugar de la tolerancia,

"Cada vez que pretendo tener acceso a una realidad independiente hago una afirma­

ción cognoscitiva en el camino de la objetividad sin paréntesis, y al hacerlo, hago

una petición de obediencia". MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en

Educación y Política, ed. cit., p. 53 .

MATURANA, Humberto, La Democracia es una obra de arte, Bogotá: Ed. Coope­

rativa editorial magisterio, 1995, p. 82.

MATURANA, Humberto y VARELA, Francisco, ed. cit., p.7.

"Cada vez que queremos convencer a alguien para que concuerde con nuestros de­

seos, y no podemos o no queremos utilizar fuerza bruta, ofrecemos lo que llamamos

un argumento objetivo o racional. Hacemos esto bajo la pretensión implícita o explí­

cita de que el otro no puede rechazar lo que nuestro argumento sostiene, porque su

validez se funda en una referencia a la verdad. Y además lo hacemos bajo el supuesto

implícito o explícito de que lo real o la realidad es universal u objetivamente válida

porque es independiente de lo que hacemos, y una vez que es indicado no puede ser

negado". MATURANA, Humberto , La objetividad un argumento para obligar, ed.

cit., p . 13.

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la aceptación incondicional del otro como legítimo otro en la convivencia3 3. Quedará por verse si acaso él mismo es consecuente con lo que ha querido hasta el momento. Existe un escenario privilegiado para observar sus giros teóricos y argumentales: la negación de los sustratos.

El juego anti-sustantivo

Qué mejor para combatir al objetivismo que atacar la noción de sus­trato. En efecto, el argumento que impediría llamar a una trucha "trucha" o (trucha) estaría en alguna suerte de metafísico y salmonídeo substrato, inconmovible e invulnerable al deseo y, es más, suscitador de éste.

El autor intenta una refutación de tono fenomenológico: "constitutiva­mente no hay captación de un objeto externo en un fenómeno perceptual [...] El lenguaje y el operar del observador, por lo tanto, no requieren ni dan origen a referencias a una realidad externa" 3 4. Sin embargo, casi inme­diatamente Maturana actúa como si se sintiera autorizado por su deseo a postular que simplemente no hay sustrato ahí donde no desea que lo haya. Observemos el siguiente diálogo:

Humberto Maturana: "Nosotros, por razones epistemológicas, nos hacemos preguntas sobre el ámbito en el cual ocurren los fenómenos. [...] Yo digo esa es una pregunta sobre el 'substrato', que es legítima desde un punto de vista epistemológico, pero que el problema surge con respecto a la caracterización de ese substrato. [...] Mi respuesta es que aunque yo necesite ese substrato por razones epistemológicas, no lo puedo caracterizar y ese substrato que no puedo caracterizar es algo que quiero por razones epistemológicas y que permite que ocurra lo que ocurre. No puedo decir nada más. Permite lo que permite, pero al mismo tiempo permite todo, porque ese todo no es cualquier cosa sino todo lo que traigo a la mano.

Kurt Ludewig: ¿Tu interrelación con el substrato? Humberto Maturana: Por ejemplo, mi interrelación con el substrato.

3 3 "En el momento en que aceptamos la legitimidad del mundo del otro, el que éste sea

musulmán, católico, protestante o lo que fuere, no es objetable en un sentido trascen­

dente, y si lo objetamos, lo hacemos haciéndonos responsables de nuestra objeción en

el entendido de que ella se justifica sólo en nuestros deseos. En el momento en que

pretendemos tener acceso a una realidad objetiva, nos apropiamos de la verdad, no

aceptamos la legitimidad del otro y lo negamos de manera irresponsable, sin hacernos

cargo de nuestras emociones. A lo más, admitimos temporalmente la presencia del

otro tolerando su error. La tolerancia es una negación postergada". MATURANA,

Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit., p. 46 . 34 MATURANA, Humberto. Desde la Biología a la Psicología, Santiago de Chile: Ed.

Universitaria, 1995, pp.66-67.

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Kurt Ludewig: ¿Desde el momento que pasa a ser interrelación es incon­fundible, es inseparable de ti? Humberto Maturana: Porque es un problema cognoscitivo. [...] En el momento en que caracterizo al substrato, deja de ser substrato y me quedo en el lenguaje, en ese sentido es inconocible. Kurt Ludewig: ¿Y el substrato del cual no se puede hablar, sobre él es mejor callar, habría dicho Wittgenstein? Humberto Maturana: Es mejor no hablar"35.

Como se puede observar, la posición de Maturana oscila del modo habi­tual, a veces argumenta como fenomenólogo -"Desde el momento que pasa a ser interrelación es inconfundible, inseparable, etc."-, a veces argumenta como escéptico -"es algo que quiero por razones epistemológicas". Pues bien, ya sabemos lo que podemos decir sobre el sustrato, ¿qué podemos hacer con él? Hasta ahora: lo que a cualquiera le dé la gana. Veamos un caso.

El embrión de homo sapiens sapiens

Maturana cuenta dos historias acerca del ser humano; una historia filogenética -de especie-y otra historia ontogenética.

El autor señala que los primeros homínidos eran principalmente reco­lectores, lo que es signo de que la historia evolutiva no involucra compe­tencia sino colaboración. Esta colaboración permitió conservar desde hace más o menos tres y medio millones de años, la organización distintiva de estos homínidos, una organización denominada "fenotipo ontogenético" o simplemente "modo de vida" 3 6. Este modo de vida se inició como la coordinación de conductas de intercambio de alimentos, cuestión a su vez permitida por lo siguiente, a saber: "el espacio de interacciones recurren­tes de la sensualidad personalizada que traen consigo el encuentro sexual frontal y la participación de los machos en la crianza de los hijos" 3 7. Esta conducta filogenética colaborativa es definida como el amor, y se explica del siguiente modo:

"El amor es la emoción central en la historia evolutiva humana desde su inicio, y toda ella se da como una historia en la que la conservación de un modo de vida en el que el amor, la aceptación del otro como un

3 5 M A T U R A N A , H u m b e r t o y L U D E W I G , K u r t . Conversaciones con

Humberto Maturana: preguntas del psicoterapeuta al biólogo, T e m u c o :

E d . U n i v e r s i d a d d e l a F r o n t e r a , 1 9 9 2 , p p . 4 5 y s s . 36 Cf. MATURANA, Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed.

cit., p.20. 3 7 Ibid.

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legítimo otro en la convivencia, es una condición necesaria para el de­sarrollo físico, conductual, psíquico, social, espiritual normal del niño, así como para la conservación de la salud física, conductual, psíquica, social y espiritual del adulto"38.

La importancia del amor también queda resaltada por sus efectos, así, por ejemplo, la mayor parte de las enfermedades humanas tendrían que ver con "la negación del amor" 3 9. En síntesis, en términos filogenéticos, de es­pecie, la condición humana aparece asociada a la culturización y a su base: el amor. Todavía no queda claro el sentido de este término "amor", por lo pronto sólo parece referir a una vinculación emocional colaborativa.

Sin embargo, el problema acontece cuando el autor inicia el estudio de la ontogenia humana. El autor observa lo siguiente: "no tenemos una manera inmediata de saber si es diferente para el embrión que crece el que la madre lo desee o no" 4 0 ¿Qué consecuencias trae consigo esta nueva interpretación del autor acerca del amor, es decir, esta vez, como algo asociado a una dificultad cognitiva, a saber: la dificultad de no poder percibir los estados internos del embrión de homo sapiens sapiens? Pues bien, el autor quiere creer lo siguiente:

"Yo pienso que la culturización y, por lo tanto, la humanización del homo sapiens sapiens en desarrollo, empieza cuando el embarazo co­mienza a ser un estado deseado por la madre, y ésta se desdobla en su sentir y reflexión, dando origen en su vientre a un ser que tiene un nom­bre y un futuro. Esto no ocurre en un momento fijo; no es un fenómeno fisiológico aunque afecte de manera total las fisiologías de la madre y del embrión o feto; es un fenómeno psíquico, esto es, de la vida de re­lación. Si hay un aborto antes de este momento desaparece un ser vivo, un embrión o feto, pero no un ser humano"41.

Notemos cómo el amor pasa de ser la "aceptación del otro como un le­gítimo otro en la convivencia" 4 2 - es decir, una cualidad filogenéticamente necesaria que caracteriza a la especie humana- a ser un acto ontogenética­mente contingente, es decir, dependiente del deseo individual de alguien ("la humanización del homo sapiens sapiens en desarrollo, empieza cuando el embarazo comienza a ser un estado deseado por la madre" 4 3).

3 8 Ibid. p.23. 3 9 Ibid. p.79. 40 MATURANA, Humberto. El sentido de lo humano, Santiago de Chile: Ed. Hachette,

1991, p. 253. 41 MATURANA, Humberto. El sentido de lo humano, ed. cit., p. 143. 42 MATURANA, Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed. cit.,

p. 23. 4 3 MATURANA, Humberto. El sentido de lo humano, ed. cit., p. 143.

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Esta nueva comprensión del amor, así deseada por Maturana, le hace comprometerse fuertemente con la defensa de algunos sustratos que él ha escogido, algunos humanos ya nacidos.

"Lo individual y lo social son. de hecho , inseparables. La contradicción

que la human idad llega a vivir en este dominio es de origen cultural. Es

el resul tado de [...] la exclusión que toda sociedad hace de todo ser que

no satisface las condic iones de per tenencia que la definen, y que justifi­

c a m o s ideo lóg icamente a pesar de saber por ínt ima reflexión que todos

los seres h u m a n o s , c o m o seres h u m a n o s , somos igua les" 4 4 .

Lo paradójico del asunto es que su definición del embrión de homo sa­piens sapiens como algo no humano sino hominizable también opera bajo la premisa de la exclusión, pues no se trata de que nadie en absoluto pueda decir de un embrión de homo sapiens sapiens como ser humano, sino que algunos a veces lo desean y a veces no. No olvidemos que esta dificultad ha sido prevista responsablemente por el autor; él -parafraseando sus pa­labras- quiere las consecuencias de sus acciones 4 5. Llegados a este punto del caso sólo nos queda intentar asomarnos en algo al deseo de Humberto Maturana pues, como ya hemos visto hasta ahora ahí radica su posición. Sigamos en el caso.

"Ya s o m o s demas iados . Esto se nota en todas partes . Al m i s m o tiempo

nues t ra cul tura patr iarcal es una cul tura centrada en la apropiación y el

control , que valora y pro tege a la procreación y, por lo tanto, abierta al

c rec imien to cont inuo de la poblac ión . De hecho , la medic ina y la opo­

sición re l igiosa a las práct icas de regulación de la natal idad, han hecho

que este c rec imiento sea de so rb i t ado" 4 6 .

Maturana pretende que los contenidos de su posición sean "obvios" 4 7 y que estén al nivel de las cosas que se "saben por íntima reflexión"4 8. No nos parece que sea así.

4 4 MATURANA, Humberto. La realidad: ¿objetiva o construida?, ed. cit., p. 15. 45 Cf. MATURANA, Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, ed.

c i t . ,p .80. 4 6 MATURANA, Humberto. El sentido de lo humano, ed. cit., pp.141 y 142. 4 7 I b i d . , p . l 5 . 4 8 I b id . , p . l 7 .