orientación a la felicidad en psicoterapia

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  • 7/26/2019 Orientacin a La Felicidad en Psicoterapia

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    El lugar de encuentro de los Catlicos en la red

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    Orientacin a la felicidad en psicoterapiaAutor: Dra. Mariana De Ruschi Crespo

    La antropologa de la felicidad trae a consideracin nuestra vida espiritual, vida de la inteligencia y la voluntad, en cuyombito se despliega la posibilidad de una vida feliz: amor y verdad indisolublemente unidos. As los presenta BenedictoXVI en su ltima encclica Caritas in Veritate.

    En la Caridad se encuentra (cito)la fuerza impulsora del autntico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad,por cuanto la bsqueda de la felicidad personal es inseparable del bien comn , de una situacin que necesariamentese hace extensiva al prjimo.

    Decimos con Aristteles que la bsqueda de la felicidad es la tendencia ms profunda y universal del ser humano, yagregamos con la filosofa cristiana, que esta bsqueda responde a un llamado de Dios a vivir en su Amor, llamadouniversal: al amor y a la verdad, porque somos imagen y semejanza de un Dios que es, a la vez, Agape y Logos. Laverdad es luz intelectual que le da sentido al amor: inteligencia natural, luz de la razn, constitutivamente abierta a lavida sobrenatural, a las verdades de la fe, por cuanto la verdad misma es luz para la razn y la fe simultneamente.La inclinacin a conocer la verdad puede corromperse, puede negarse o evitarse, puede debilitarse, pero persiste conla caracterstica de ser una tendencia a alcanzarla en su grado ms alto y ms interior: la verdad sobre Dios, sobre simismo y sobre nuestras relaciones con los dems, en su grado ms alto y ms interior. Esta interioridad delconocimiento exige psicolgicamente una interiorizacin de la vida afectiva, justamente porque se trata de una verdadque pide ser amada y de un amor en la verdad. Exige, esta interioridad ,la experiencia de un amor benevolente,esdecir, entrar en el dinamismo del amor de Dios No puede hacerse esta experiencia del amor benevolentefuera delmbito que rene en la Caridad, el amor a Dios, al prjimo y a si mismo. El camino en este Amor conduce a la felicidad,la experiencia plena de ese Amor-Verdad es la felicidad.Si bien nuestra sociedad utilitarista olvida, en su vrtigo cotidiano, estas determinaciones naturales de nuestratendencia a la felicidad, ellas son la realidad subyacente a todo nuestro quehacer. La desorientacin y el dao graveque abreva esta ceguera del fin, prueba que la inclinacin a la felicidad, as determinada, es nuestra tendencia msprofunda, y prueba cuan ineludible resulta consultarla para orientarnos en la vida. Esto, que para algunos pasainadvertido, es evidente para nosotros los psicoterapeutas.

    Podemos entender a la psicologa como ciencia de la salud espiritual y, por ello, ciencia de la felicidad humana. Lapsicologa permite demostrar o refutar, en su misma praxis, el que del hombre y de su posibilidad de ser feliz, talcomo ha sido dicho por las filosofas ms diversasEste es el punto inferior de la ciencia psicolgica, su verdadmnima: el que del hombre. Para alcanzarlo la psicologa se hace dependiente de la metafsica. Pero el punto msalto de la ciencia psicolgica se refiere al como de la salud y de la felicidad humana. A este punto se llega, en lamisma lnea de las verdades filosficas, mediante la apertura de su umbral racional, por la fe, a la Revelacin. En lanecesidad de ofrecer orientacin al hombre hacia su felicidad y a falta de indicaciones adecuadas al alcance delconocimiento natural, la psicologa se apropiar el haber y las indicaciones de otra ciencia, que es la teologa. Ser allque la psicologa encontrar explicado el como de esta felicidad posiblecomprobando su verdad tambinexperimentalmente, en la praxis psicoteraputica.

    La experiencia de ser feliz, de vivir en Dios gozando de su Amor en medio de los padecimientos cotidianos, ha sidoexpresada bellamente por todos los santos. Recuerdo especialmente los trminos fuertes de San Francisco de Ass,pero tambin las imgenes de algunos pacientes identificados con Cristo. Es, segn las Escrituras, un sufrir y lucharamando, pasar tempestades y tribulaciones en compaa del Amado, despreocuparse de todo lo que no sea el amor,afirmarse en la Roca que nos salva, esconderse en la Misericordia que nos rodea. Valoro especialmente la imagen devivir en intimidad con Dios, como en un huerto cerrado o un huerto regado, que expande desde all su perfume. Estelenguaje potico no es ajeno a nadie que haya tenido alguna experiencia del amor benevolente, no es ajeno a losenamorados Es un lenguaje que acerca una cierta comprensin natural de la caridad. Son imgenes muy aptas paratrabajar con ellas en psicoterapia, cuando no surgen otras espontneamente. Caridad y humildad aparecen en ellassiempre asociadas. Muestran, purifican, invitan, alientan. Toda la riqueza revelada sobre esta vida feliz ilumina ElCantar de los Cantares, el libro de los Salmos y en fin, todo el Antiguo Testamento, para hacer conmovedora eclosinen la persona de Nuestro Seor Jess.

    Definamos nuevamente la felicidad pero hagmoslo ahora desde la perspectiva de la infelicidad, perspectiva msrelacionada con la psicopatologa. La infelicidad, es consecuente con una perversin del dinamismo del amor, con una

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    bsqueda fallida y, en alguna medida, transgresora , de esa roca o ese huerto cerrado pretendiendo hallarlos en elpropio yo, como lugar de produccin de un orden contrahecho, lugar de la soberbia y de una pretendida omnipotencia,del control sobre una realidad que se ve desfigurada y crecientemente amenazante o temible. As situada el alma ,seconstituyen estructuraciones defensivas o sistemas de seguridad particulares en que imperan legalidades arbitrarias.Este egocentrismo clausura el orden natural y lo enajena de la vida sobrenatural. Es una estructuracin de la vida

    psquica accidental o secundaria, viciosa. Consecuencia del pecado de origen, es siempre patgeno. El orden naturalseparado del orden sobrenatural pierde su posibilidad de un funcionamiento armonioso. As, en la dinmica centrpetadel yo, las exigencias de la soberbia conducen una bsqueda de la felicidad que se aleja de su destino y sucumbe enla concupiscencia del mundo. Lgicamente, an cuando el proceso se acompae de fantasas narcisistas deomnipotencia y xito, esta dinmica fracasa, no logra siquiera una finalidad de satisfaccin para el yo, porque losbienes que procura caducan o le resultan inadecuados. La bsqueda se torna repetitiva y lo que se consigue cae ensaco roto. Esta dinmica genera miedos, ansiedad, agotamiento fsico y mental: padecimientos proporcionados aldesarrollo del orgullo, males de pena. Ciertamente la felicidad es un bien arduo, pero esta arduidad ha de resultarvivificante para el psiquismo si se cumple rectamente..La situacin que describimos es identificada por los enfermos, almenos bajo ciertos aspectos, con la infelicidad. La bsqueda fallida de felicidad puede y debe ser rectificada yreorientada en el Amor, que siempre aguarda. La tarea de orientacin a la felicidad en psicoterapia consiste en mostrarestos sustitutos del buen amor, estos sustitutos de Dios como Fin verdadero de la bsqueda. Develar las caractersticasde estos sistemas que suplantan el reino de Dios en el alma y luego ir purificando y modificando los hbitos de las

    potencias para llevar a cabo este retorno a la realidad, esta mudanza, esta travesa, este cambio de pas, decostumbres, de lenguaje, segn las imgenes de los mismos pacientes. Habr que proceder con mucha prudencia paraque ningn recurso se pierda y respetando el ritmo y las particularidades de cada uno. A veces esta estructuracinpatolgica de la vida anmica, este falso reino, acapara todas las fuerzas de la vida y, aunque se experimente como uninfierno, el paciente lo concibe como su mejor posibilidad. Si corro el riesgo de salir, me parece que voy a sufrir eltriple Es la hora de la Caridad que se sirve de todo lo que terapeuta y paciente le entreguen. En el camino de susantificacin y por lo tanto en su eventual psicoterapia, el cristiano encontrar necesariamente ms sufrimiento queotros seres humanos, como explican los telogos.Si es la infelicidad la que trae a las personas a consultar ser la persistente inclinacin a ser felices y eventualmente, aser santos porque la salud y la felicidad se identifican con la santidad, ser, deca, esta inclinacin, el motor de todo elesfuerzo que plantea la psicoterapia. Como ovejas sin pastor La perseverancia con que se procuran estosencuentros laboriosos, indica el deseo de oriente para una vida feliz y cuan necesitados estamos de buen pastoreo

    para alcanzarla. Es tanto cuanto atrae, mueve y orienta la bsqueda de la verdad en el amor que suele prevalecersobre la seduccin de las convenciones, prejuicios y teoras pseudocientficas en la vida de los pacientes. Atraer atodos hacia Mi El Amor que siempre espera.Por el camino de la verdad sobre si mismo, la psicoterapia deviene lugar de encuentro con la Verdad beatificante. Si elpaciente carece de esa razn ampliada como llama el Santo Padre a la inteligencia abierta por la fe, recordemos queel camino de la verdad y el amor est exigido por la naturaleza misma y son el trmino natural y sobrenatural denuestro desarrollo humano. Es decir, en todos los casos y siempre, verdad y amor estn al alcance del hombre, comodones que podemos libremente disponernos a recibir en creciente plenitud. Nuestra conciencia moral no produce susverdades; tampoco los procesos cognitivos producen la verdad, y ms que encontrarla, la reciben. El amor como actode la voluntad, propiamente, no es producido por ella, sino que le es dado. La experiencia nos permite descubrir en elamor todas las notas de lo gratuito, de que es otro quien nos hace felices. Entonces, si bien orden natural ysobrenatural se distinguen y son diferentes, existe entre ellos continuidad, porque ambos dimanan de un mismo Dios:

    esto es especialmente notable en la observacin de la vida anmica y de un diseo psicolgico preparado para la vidasobrenatural que al infundirlo lo mantiene y lo transforma con miras a su divinizacin.

    Ilustro esta instancia con dos trabajos en cierto sentido opuestos: Una mujer de unos 35 aos sale a caminar en untrabajo imaginativo por un camino desconocido y se encuentra ante una alternativa , no puede sino toparse con estaalternativa ya al inicio del camino : supone el destino , no lo ve pero lo presiente .se interpone una malezaespessima pero est muy cerca del destinoel camino en cambio es largo , largo , largusimo y muy tedioso quiereahorrar tiempo , tiene el deseo de meterse en las malezas aunque sabe que se va a lastimar toda para llegar antes aese destino incierto ,que apenas vislumbro. Ya decidi no caminar por el camino prefiere arriesgar por la maleza.La detengo. Luego de interpretar esta situacin , rica en detalles particulares, vuelve a intentar caminar por un caminodesconocido que devela ahora todas sus dificultades afectivas ,temidas, ocultadas y evitadas, y que impedan aceptarel tiempo como un don, la paciencia como virtud y ,sobre todo , la vida como una oportunidad para crecer hacia unideal. El segundo caso es el de una postulante a la vida religiosa. Tiene 20 aos. Muy ansiosa y triste, se encuentra

    detenida existencialmente en su formacin, en su vida familiar y laboral con el justificativo del prximo ingreso en laorden (tal vez ms de un ao) sus fuerzas en una dispersin negligente e irreflexiva. Iniciamos la terapia con elobjetivo de preparar su dote para la vida consagrada, con excelentes resultados, debido a que el pequeo fruto decada sesin era llevado a la vida de oracin y a la direccin espiritual. En un trabajo imaginativo, transcurre ms de 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 2/7

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    media hora en casi total y plcido silencio andando por un caminito de campo con pocas variaciones, bellas ysignificativas. Discretamente le pregunto por el final del camino y responde: falta mucho para el final, me parece quetodava falta para llegar Le pregunto cmo lo imagina y responde: no me lo imagino, slo s que en algn momentollegar Insisto al rato y dice : lo imagino algo parecido a todo esto pero mucho mejor, como si reuniera todo lo queestoy disfrutando por el camino pero ms fuerte , ms pleno. Aunque no puedo decir cual es el final, porque no

    llegu siento que es algo conocido pero que igual me va a sorprender como algo nuevo. Es el Paraso.

    Son enemigos de la orientacin a la felicidad, propios de la patologa, es decir, del dinamismo egocntrico de lasoberbia, por un lado las racionalizaciones, que vulneran la relacin de la inteligencia a la verdad y por el otro elegosmo, cnicamente promovido en nuestra cultura. Es la debilidad del amor de benevolente, a favor de lasconcupiscencias (debilidad de la ternura abnegada, del gusto de servir y de hacer feliz a otro desinteresadamente).Vemos este egosmo como contrario al desarrollo de la caridad, directamente relacionada con la unin beatificante .Lamayora de los pacientes concluye con razn que sabemos poco del verdadero amor: pero entonces amar, nadieama! recin ahora entiendo de que se trata esto de amar el amor amor de veras, qu es? Es el sentimiento delnio que confa y se sustenta en la experiencia del bien que nadie puede quitarle, de una Creacin ordenada, de unamor vigente .El nio que Jess declar feliz. Es la experiencia de una fuerza que margina todos los miedos salvo elbendito temor de ofender al amado. Esta libertad de todo miedo, esta incondicionalidad de nuestra entrega en la vida,se cumple con esa plenitud que permite ser feliz, slo cuando el Amado es Dios mismo. Porque es el nico objeto

    eterno y perfecto capaz de sostener nuestro amor y n uestra vida eterna y perfectamente. Un alma afincada en el bienamado, nada teme y se siente feliz como un nio en brazos de su madre. Slo el Bien Supremo garantiza la plenitudde esta experiencia .Nos hace felicesel amor de Dios. El regreso a esta infancia espiritual requiere como primerainstancia el arduo pasaje de la dinmica de egocentrismo a la dinmica del amor y la humildad.

    Como terapeutas cristianos tenemos el gran oriente de las Bienaventuranzas en que el mismo Seor se presenta comomodelo del Hombre Feliz. Jess nos dice cual es el hombre feliz y como lograr esta identificacin con El, feliz en suobediente filiacin. Siguiendo al padre Basso dividimos las bienaventuranzas en tres grupos, como en tres tramos delcamino a la vida feliz: pobreza, mansedumbre y llanto como medios de remocin de los obstculos, tramocorrespondiente a la via purgativa. El segundo tramo, via iluminativa, lo constituyen el hambre y sed de justicia , y lamisericordia, medios para desarrollar nuestras disposiciones sanas, positivas. El tercer tramo se corresponde con la viaunitiva y son las bienaventuranzas propias de la vida contemplativa: bienaventurados los limpios de corazn, lospacficos y los que sufren persecucin por Cristolos que suben con El a Su Cruz. Dice el padre Basso, que en el

    ejercicio de la primera bienaventuranza el reino de Dios comienza a ser posedo; mas, por el ejercicio de la octava, esaposesin llega a su plenitud.En primer lugar las bienaventuranzas indican la puerta, el medio para el acto beatificante. Porque ser feliz es un acto,las bienaventuranzas lo preparan como puertas a Dios Se da un transformarse mediante una cierta destruccin delestado `previo: un desprenderse de los bienes sensibles como fines en si mismos o de ciertos estados artificialmenteinstaurados como bienaventurados : tener riquezas, honores, poder, pareja. Aqu lo teraputico es mostrar en lapropia vida del paciente la limitacin o relatividad del bien en estas opciones, el dao y la estupidez de seguirlas comofin ltimo siendo meros medios, la frustracin y el dolor consecuentes a adherir a elloso a perderlos. Podemosconsiderar junto a nuestros pacientes el poder patognico de la codicia, de las tristezas y de la venganza. Habr quevaciar de lo sensible para llenar con lo espiritual, que por estar ms participado de lo divino acerca ms a Dios y tienefunciones de gobierno indelegables. Pero tambin habr que vaciar el alma de lo humano espiritual para llenarla deDios, por el camino de la purificacin interior.

    En psicoterapia, lgicamente, los temas propios de las bienaventuranzas no aparecen siguiendo ningn orden ysimplemente secundamos el don del Espritu Santo con gracias externas: sean gracia todas nuestras intervencionesteraputicas, las explicaciones, los consejos. Tengamos a bien , sobre todo , aprovechar las puertas de entrada a laexperiencia de Dios en nuestros pacientes : la muerte de un bebe, el nacimiento de un hijo enfermo, prdidassucesivas de seres queridos verdaderos hitos en la subida a la montaa de las Bienaventuranzas. En Dios, lasheridas sanan, la muerte da vida. La psicoterapia no puede operar la modificacin de las facultades necesaria paraalcanzar esta vida feliz porque esto es obra de Dios, pero s puede ayudar a remover los obstculos del miedo y lascobardas, de las concupiscencias, del egocentrismo, de la mentira, de la tristeza y la desesperanza provenientes de lasoberbia y sus secuelas en el alma, que debilitan la fuerza del amor. El amor verdadero quiere abrazar el dolor, evita laira y procura la paz; el amor humano quiere prepararse al amor de Dios con estos actos de amor que ya lo inician.Ejemplifico con el caso de una mujer excesivamente atenta a los mnimos males y males aparentes en su entorno que

    puedan afectarla a ella o a sus hijos. Sufre permanentes sentimientos de amenaza y una tendencia a responder conira ingobernable, notablemente inadecuada e ineficaz. El egocentrismo, que promueve su irascibilidad exacerbada, seacompaa de una notable posesividad en sus relaciones. Es inteligente y formada. Padece desde hace aos unaenfermedad autoinmune en la que su cuerpo parece replicar contra si mismo las conductas defensivas extremas que 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 3/7

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    ella practica vehementemente. Un buen da est en juego la vida de un hijito y ella tolera muy mal su internacin: sedesata en acusaciones y luchas estriles contra mdicos y enfermeras. Sobre todo rivaliza e intenta imponer suscriterios, muchas veces razonables. Su clnico, preocupado por su salud, la deriva a terapia. Aprovecho su intensoamor de madre. La teraputica consiste en rectificar el funcionamiento de su irascibilidad y ponerlo al servicio del amor.Le presento el valor de la mansedumbre, y tambin la oportunidad de hacerse fuerte en el dolor aceptado,

    aprendiendo a encontrar consuelo en la Cruz. Cmo pasar de su dinmica defensiva egocntrica a la dinmica delamor? La acompao a descubrir que el amor es su fuerza y que no hay otra verdaderamente fuerte. Se ejercita enretener o guardar la agresividad para ponerla a disposicin del amor. En lugar del enojo, el sufrimiento que profundizay hace fecundo el amor. Representa imaginativamente varias situaciones que disparan su habitualidad egocntrica yviolenta: una por una , las fue transformando interiormente , a veces deseando la mansedumbre que iba hacindosevirtud en ella, a veces en unin a Jess crucificado, a veces envolviendo en el ms puro amor a su hijo , esta luchapor su salud. Depone el miedo y el sentimiento de ser frgil y estar rodeada de enemigos, mediante una observacinms cuidadosa de la realidad. El secreto fue purificar y fortalecer su intenso amor de madre. Pudo llegar a decir, enun tiempo tan difcil de su vida : soy feliz.

    La Subida al monte de las bienaventuranzas coincide con la Subida al monte Calvario, por esta inclusin del sufrimientoen la caridad, subida que nos ubica ante estaciones sucesivas o delante de distintas puertas. La primera puerta la abre

    el amor alentando el desprendimiento de los egosmos, de las vanidades, las pasiones o la queja ante circunstanciasadversas que solo piden una aceptacin sencilla. Una segunda puerta, que tambin le corresponde abrir a ese amorverdadero, es la conciencia y dolor de las propias faltas como purificacin. Infidelidades, malos tratos, mentiras,abusos. El corazn del terapeuta responde con un bienaventurados los pobres o un bienaventurados los que lloranEs el mismo Jess quien invita a caminar con El.

    Al referirme a puertas, indico situaciones interiores, puertas naturales y sobrenaturales a la felicidad, situaciones queoperan una cierta interiorizacin de la vida psquica favorable a su divinizacin por la Caridad. Por puertas naturales merefiero a situaciones anteriores a la conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida, experiencias de unin personala un bien que es verdadero y bello. Doy un breve ejemplo: una paciente de unos 27 aos imagina que recorre unapradera y se queja de aburrimiento no hay nada que valga la pena, es todo igualpasto, aire abierto, pjaros .Pjaros? Cules? Le pido que se detenga, que al detenerse contemple los movimientos de uno solo de esos

    pjaros Los pjaros son aburridsimos tambin.pero hay un pajarito que salta, un poco pesado, est tranquilo.Silencio.el sabe que en esta pradera hay comida para l y un nido para descansares muy buena su situacin. Valila pena detenerseno hay ya nada de aburrimiento, hay una atencin absorta en la escena elocuente. La pacientegoza del bien que expresa este pjaro. Hay un amor incipiente a este bien hasta ahora desconocido. Partiendo de lailuminacin de la imagen se alcanz una percepcin inteligente de una realidad ordenada que se ofrece como la vidamisma, como un don, como un orden natural que sostiene, que es bueno y confiable. Surge un amor a este bien quese encarna en sentimientos de ternura y tranquilidad, pero sobre todo de confianza. Sugiero a la paciente que seidentifique, salvando las distancias, con este pjaro. La gran novedad en su vida anmica es justamente la confianza:la paciente, tensa y exasperada en el encierro de sus fantasas, e invenciones mentales, incapaz de producir un ordenverdadero y confiable, sufre insatisfecha su tristeza y su anmico cansancio por no haber descubierto ese orden dadoen la Creacin y en su propio ser que le permite sentirse sostenida y luego desplegar una funcionalidad que necesitaesta condicin previa para su accionar Es la experiencia de la Providencia, desde una contemplacin terrena,experiencia incipiente del amor y la gratuidad que la terapia se ocupar de desarrollar Dios mediante. Pero ya hemos

    dado un paso fuera de la situacin patolgica. Cuando el alma est encerrada en la observacin de sus propios datos,interpretndolos hasta extenuarse, cuando la vida propia y ajena es bien de uso, espejo para las ilusiones ydesilusiones narcisistas, la realidad se cierra, no remite ya a ningn bien espiritual, pierde todo valor analgico: lanaturaleza y la realidad se clausuran como puertas a Dios y a la felicidad. En psicoterapia esta orientacin a lafelicidad por el camino de las analogas, se realiza invitando a la contemplacin mediante el recurso a lasrepresentaciones conservadas en la imaginacin. Las realidades naturales son un riesgo o una oportunidad para lasalud: son una oportunidad si me mantengo en la lnea de mi naturaleza, si eventualmente acepto sufrir pormantenerme en esta lnea de la verdad en el amor. Hay pues un acercamiento natural al espritu de lasbienaventuranzas. Sin embargo, slo sobrenaturalmente se puede entrar en ellas y desde all relacionarse en plenasalud y libertad con Dios y con el prjimo. La realidad, como vimos, o se abre como puerta a Dios o se cierra sobre simisma cuando uno busaca en si mismo,o en los dictados del mundo, todas las referencias.

    Con la consigna de buscar una puerta con su nombre y abrirla, una mujer adulta, encuentra, detrs de unos arbustos,

    la puerta de la novela El jardn secretopero esta puerta no tiene su nombre y enseguida dice que no puedeevitar confundirse con el jardn de El Gigante Egosta de Oscar Wilde. Considera mentalmente la situacin, no entra,se plantea una alternativa. Luego, al tratar de comprender lo que ocurri, vemos que rehus el trabajo de limpieza ycultivo que exiga el jardn secreto. Rehus especialmente el don de un lugar de encuentro con Dios: su propia vida. 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 4/7

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    Est detenida sin poder decidir. Ms all de la dificultad de encontrar una puerta personal, y su necesidad de recurrir alo literario o convencional, vemos en este trabajo, graficados, los dos dinamismos que estamos estudiando: hay undbil intento de acercarse a comprender y vivir la ascesis, la benevolencia, la intimidad y la contemplacin, por un lado,pero por otro, aparecen sus avideces, su posesividad y egocentrismo y tambin sus miedos. Su deseo de controlartodo como el gigante egosta se relaciona con el miedo a seguir sola, equivocndose en la eleccin de pareja. Pero

    antes hay miedo a la verdad y a comprometerse con ella que es Amor y vivir segn su Ley, lo cual exige conversin,obediencia libre y filial.La orientacin a la felicidad incluye por parte del terapeuta, indicar y mostrar los bienes amables, mediante el recurso alarte, los cuentos, poesas y parbolas, elegidos e interpretados en sintona con el Evangelio. Pero importa sobre todoestar atento a las expresiones e imgenes que elige el paciente, su estilo, su logicidad o su falta de ella, sus falacias,como emergentes del idealismo imperante en la cultura Habr que detenerse ante frases tales como dispongo demi propia vida tengo derecho a ser feliz soy dueo de mis decisiones .Como medio del terapeuta para conocer a supaciente, la manifestacin de los pensamientos es fundamental y la comunicacin verbal, abierta a todos susrecursos, es el medio teraputico primordial. Sin embargo ocurre que el paciente no slo selecciona lo que quieretrasmitir u omitir sino que no puede trasmitir aquello que no entiende, porque los contenidos requieren una ciertainteligibilidad que permita su verbalizacin. Por esto es ptimo recurrir, para su acercamiento a la verdad, a esasimgenes donde la racionalidad se prepara, donde las verdades alcanzadas se guardan, donde toda preparacin de la

    experiencia o toda experiencia incompleta se conserva, donde se atesoran los recuerdos o las analogas de lo vivido,donde la creatividad, apuntalada por la conduccin teraputica, cumple con su funcin natural de encauzar, desde lasensibilidad, la bsqueda de la verdad. Luego, con la rectificacin de la sensibilidad por intermediacin de lasimgenes adecuadas, toda ella se prepara para subordinarse a la racionalidad que la requiere, para servirla en elcamino hacia la espiritualidad plena y proveerla de sus recursos en el regreso hacia las obras que encarnan la vida delespiritu.Para la indagacin de la situacin del actual del paciente, de su punto de partida en el camino hacia la felicidad, bienpuede aplicarse el test desiderativo como evaluacin del oriente valorativo del paciente, de su conciencia de libertad ycapacidad de gobierno de s, de su conocimiento o desconocimiento de s mismo y de los valores espirituales en s ypara l. El paciente manifiesta aqu cuales y de que calidad son sus ideales y a que disvalores, temores o debilidadeslos contrapone. Luego de una discusin exhaustiva de estas elecciones o identificaciones, el mismo paciente intentarmodificarlas, elegir otras ms acordes con su particularidad y la particularidad de su vocacin, a la luz de la verdad y

    del amor.

    En el captulo 12 del evangelio de San Juan, omos decir a Jess: Y yo cuando sea levantado de la tierra atraer atodos hacia Mi y agrega caminad mientras teneis la Luz.el que camina en tinieblas no sabe donde va.creed en laluz Atrados por Jess, iluminados por su Presencia, caminamos y alentamos a caminar hacia el Cielo, en medio deineludibles sufrimientos, purgaciones y sacrificios, como dispensadores de la gracia, como receptores de ella. ElEspritu Santo, Dador de la vida feliz, nos acompaa con sus dones.En todos los trances del camino , la psicoterapia ha de vrselas especialmente con la dimensin afectiva porque setrata de mover al paciente siempre a un bien ms digno de ser amado con el amor ms puro y benevolente posible.Existe la tendencia natural de integrar lo emocional a lo voluntario. Pero sentimiento y voluntad deben identificarsesiempre y cuando la identificacin est fundada en el bien y en la verdad. Este trabajo de ordenacin de la naturaleza,imprescindible para una asctica que permita la vida feliz, es tambin tarea de la psicoterapia: habr que teorizar lo

    imprescindible, segn la particularidad de cada cual, habr que alentar al bien arduo, con imgenes bellas yverdaderas, alentar avivando la conciencia de la belleza de las propias posibilidades de amar y de hacer ms buena,verdadera y bella la propia vida y la de los dems. Creo que es necesario aplicarnos ms a la verdad vislumbrada y alos amores benevolentes sentidos, para darles mayor y mejor presencia en nuestras vidas. Sea la psicoterapiaoportunidad para esta amplificacin del amor y de la verdad en la propia vida, especialmente cuando se trata del mismoDios que nos ofrece la experiencia de su Ternura.

    Generalmente, las experiencias del consuelo divino se olvidan o ha sido sumamente fugaz su consideracin por partede los pacientes. Le cabe a la psicoterapia recuperarla, amplificarla, darle el sitio que le corresponde en sus vidas. Loseres humanos volvemos, despus de estas experiencias sobrenaturales, rpidamente, a la exterioridad, frivolidad ysensualidad anteriores, pero perdiendo la intensidad de gozo y la certera orientacin a la felicidad que nos deparaba laconsolacin. Si rescatamos estos momentos en psicoterapia, estos relmpagos de lo infinito, atesorados por lamemoria, sern un lugar bendecido por la presencia de Dios, un lugar de interioridad, que ha de recuperarse y desde

    donde se podr comenzar a caminar en la vida bienaventurada que es siempre vida vivida desde lo interior. Mencionoaqu el caso de una paciente bautizada y relativamente formada en la fe pero alejada de todo compromiso yexperiencia. Enferma de cncer, en un momento de profundo despojamiento de todo lo que la ataba a su cotidianeidad,sintindose sola y desvalida, recibe la gracia del consuelo divino: nada le importa, Dios la ama y esto es superior a todo 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 5/7

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    bien. Confiesa que mil veces prefiere estar enferma con El, que sana sin El. Luego, llega su curacin y sabe que estotambin es un regalo de la Providencia: nuevamente experimenta que est en Sus Manos y que ello tiene una dulzurainaudita y preferible a todo. Sin embargo todo vuelve al orden mundano junto a su pareja diez aos menor que ella,que finalmente le es infiel y la abandona. Es entonces que comienza su terapia en un estado de profunda perturbaciny congoja. Superficialmente toca cuestiones relacionadas con su fe. Una noche suea que llora y se despierta llorando,

    pero interpreta su sueo explicndose que debe ser el dolor por la ruptura con su novio. Le sugiero que regreseimaginativamente a su sueo y se vea all llorandoEs entonces que aparece con toda vivacidad el recuerdo delconsuelo de Dios, an con mayor intensidad y gozo que en el tiempo de su enfermedad. Enterada de esta experiencia,procuro ayudarla a darle toda la expansin que merece. Luego de esta sesin todos sus trabajos imaginativos, sea cualsea la temtica, incluyen el contenido de esa experiencia espiritual que ha de mantenerse vigente para reorientar suvida.

    Isaac de la Estrella (hacia 1171), monje cistercienseSermn 2 para la fiesta de Todos los Santos, 13-20

    Dichosos los que ahora lloris

    Dichosos los que lloran, porque sern consolados (Mt 5,5). Con estaspalabras el Seor quiere hacernos comprender que el llanto es el caminodel gozo. Por la desolacin se llega a la consolacin; es perdiendo supropia vida que uno la encuentra, rechazndola que la posee, odindola quela ama, desprecindola la conservamos (Mt 16,24s). Si quieres conocerte ati mismo y educarte, entra dentro de ti mismo y no te busques fuera deti...El hombre que entra dentro de s mismo no se descubrir lejos,como el hijo prdigo, en una regin diferente, en una tierra extranjera,donde se sienta y llora al acordarse de su padre y de su patria? (Lc15,17)... volvmonos hacia l con ayunos, llantos y lamentos sobrenosotros mismos (Jl 2,12) para que un da... sus consolaciones alegrennuestras almas. Dichosos, en efecto, los que lloran, no por el hecho de

    llorar, sino porque sern consolados. Los llantos son el camino; laconsolacin es la bienaventuranza

    Continuando con el tema de la orientacin a la felicidad en psicoterapia a partir de los desrdenes afectivos, quevinculamos ya con la infelicidad, consideraremos ahora, la ansiedad y el cansancio triste y agobiado, tan de nuestrotiempo. Estos trastornos, que corresponden a la definicin de la acedia, se deben a un creciente retaceo de laentrega personal , se debe a fuerzas que se separan, privando al psiquismo del rumbo y hegemona del amor . DecaSan Juan de la Cruz que el que anda en amor no cansa ni se cansa. El cansancio, la psicastenia propia de estoscuadros indica el debilitamiento del amor. Las fuerzas psquicas se han puesto al servicio del dinamismo de la soberbiao de la bsqueda de poder, seguridades y compensaciones al gozo del amor en el terreno de placer. Una jven mdicase irrita, se malhumora, se deprime y agota en la residencia de su especialidad justamente, como pudimos ver,mediante un trabajo imaginativo sobre un episodio concreto, porque divide la atencin y las fuerzas que le debe a sus

    pacientes, con la preocupacin por los gestos y comentarios de la jefa de residentes que la observa, seguramentemenos de lo que ella cree y que no prodiga los elogios que ella espera. La realidad de su prctica mdica, rica enbienes amables, reclama su entrega, pero ella margina estos bienes para buscar su felicidad en una suerte de espejovalorativo que la remite infinitamente al punto de partida, su propio ego insatisfecho. Si el efecto de un elogio esefmero, la herida de una crtica deja al orgullo sangrando y la frustracin la lleva a trabajar cansada y triste.Igualmente, necesita seducir para sentirse linda, porque la evaluacin de su marido no vale, considerando que estenamorado de ellaOtra vez, la renuncia al dinamismo del amor. Muchos y breves trabajos imaginativos incluyeronaceptar su estricta realidad espiritual y encarnada, verse delante del espejo, avivar su amor por la tarea mdicamirando exclusivamente el bienestar del pobre paciente olvidado y necesitado. Aqu tambin cabe la orientacin a lafelicidad de la primera bienaventuranza: bienaventurados los pobres de segundas intenciones, de bsquedas contrariasal amor benevolente, en los placeres, los honores, el poder, el reconocimientodestinos que dejan el corazninquieto, el alma angustiada.

    Tambin llega a la consulta el paciente que se rebela contra el condicionamiento de desear la felicidad , como si fueraun mero mandato social resultante de una tradicin equivocada, y pretende colocarse en un ms all de este deseo :no me interesa ser feliz, la felicidad es imposible pero luego se desdice con sus hechos en la vida cotidiana, y annegando todo orden y sentido en la realidad , cede imperceptiblemente a un cierto orden adhiriendo mnimamente a 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 6/7

  • 7/26/2019 Orientacin a La Felicidad en Psicoterapia

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    este orden al buscar alivio para el dolor , siendo la evitacin del dolor un cierto bien que orienta su bsqueda defelicidad, remotamente alineada con el oriente natural. Estar perdido o extraviado no significa que no haya meta y estameta, como nos lo seal Aristteles primero y San Agustn desarroll luego , se encuentra en el Absoluto. El amor esuna fuerza que une interiormente como Dios mismo es Uno: cuando las fuerzas se dividen o dispersan el hombre seenferma y es seal de esta ausencia de la primaca del amor, la depresin y el cansancio patolgico que consideramos

    antes.Si la virtud que nos da acceso a Dios, la virtud de la vida feliz y que permite llamar virtud a las otras virtudes, es lacaridad, todo amor, si es amor ordenado, est participado del Amor del Creador y prepara y acerca a la Caridad.Porque todo amor analoga bajo algn aspecto a la Caridad, merece nuestra atencin especial en psicoterapia.Adems ,es en la Caridad que el terapeuta puede dar a su paciente el amor de Dios, amarlo como es amado por Dios,permitirle al paciente esa misma experiencia en su relacin con nosotros, inferiores como somos al tesoro de la graciaque llevamos y entregamos As, de algn modo, comunicamos la bienaventuranza. La bienaventuranza referida a lamisericordia es nuestra propia y especial orientacin a la felicidad como terapeutas. El amor a nuestros pacientes escurativo, tanto ms curativo cuanto ms misericordioso. La miseria de ellos nos purifica y nos santifica, nos haceencontrar medios fecundos e inteligentes para darles ayuda. Todas las obras de misericordia estn a nuestro alcancecomo terapeutas: ensear, aconsejar, corregir, perdonar, consolar, sufrir con paciencia sus defectos y rezar por ellos.Saber esperar, confiando en la Voluntad de ese Pastor en cuyo nombre pastoreamos, descubrir la imagen y

    semejanza escondida, amar la divina bondad, verdad y belleza en acto o en potencia en el prjimo, amarla con amorbenevolente, removiendo los obstculos intelectuales y afectivos para orientarlos a Dios. Esta ejemplaridad a la queaspiramos como terapeutas es para ellos parte de la misma terapia .Por este mismo camino han de encontrar nuestropacientes, con la gracia de Dios Misericordioso, y el auxilio de Mara , la vida feliz.

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