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Alonso Cano. Revista Andaluza de Arte [ISSN: 1697-2899 D.L: GR2134/2004] Nº7 (3º Trimestre, 2005) Enlace de referencia: http://perso.wanadoo.es/alonsocano1601/ 59 Organización de espacios y realización de un museo eclesiástico Por Jose Carlos Rodrigo Herrera RESUMEN En el presente artículo, damos unos consejos teóricos y prácticos sobre la organización y realización de los futuros museos eclesiásticos, que en los últimos años han ido incrementando su número en nuestro territorio, con el fin de ayudar a sus promotores, pues actualmente hay una escasa bibliografía útil para esta tipología específica de museos. ARTÍCULO Recordemos que la Iglesia es un ente independiente de las instituciones estatales, y sus museos son considerados por estos como museos privados, los que permite una gran libertad a la hora de organización y redacción de normas, aunque es aconsejable, que, debido a la amplia experiencia que la museística ha tenido en la vida laica, sean tenidas en cuenta a la hora de elaborar reglamentos, pues nos evitará el difícil trabajo inicial de enfrentamiento a diversos problemas que surgieron en su momento museística y que han sido superados por las normativas ahora vigentes en estos organismos laicos, aunque siempre se ha de tener cuidado que no se enfrenten a los intereses eclesiales.

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Alonso Cano. Revista Andaluza de Arte [ISSN: 1697-2899 D.L: GR2134/2004] Nº7 (3º Trimestre, 2005) Enlace de referencia: http://perso.wanadoo.es/alonsocano1601/

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Organización de espacios y realización de un museo eclesiástico

Por Jose Carlos Rodrigo Herrera

RESUMEN

En el presente artículo, damos unos consejos teóricos y prácticos sobre

la organización y realización de los futuros museos eclesiásticos, que en los

últimos años han ido incrementando su número en nuestro territorio, con el fin

de ayudar a sus promotores, pues actualmente hay una escasa bibliografía útil

para esta tipología específica de museos.

ARTÍCULO

Recordemos que la Iglesia es un ente independiente de las instituciones

estatales, y sus museos son considerados por estos como museos privados,

los que permite una gran libertad a la hora de organización y redacción de

normas, aunque es aconsejable, que, debido a la amplia experiencia que la

museística ha tenido en la vida laica, sean tenidas en cuenta a la hora de

elaborar reglamentos, pues nos evitará el difícil trabajo inicial de enfrentamiento

a diversos problemas que surgieron en su momento museística y que han sido

superados por las normativas ahora vigentes en estos organismos laicos,

aunque siempre se ha de tener cuidado que no se enfrenten a los intereses

eclesiales.

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Ámbito económico

Todos sabemos que un museo, como la cultura en general, no suele ser

rentable, es por ello que sean las administraciones públicas la que se dediquen

al mecenazgo de toda la mayor parte de las actividades públicas de la

sociedad. Si algún organismo privado se introduce en estas actividades no

suele ser de manera gratuita (bien sea para lograr beneficios fiscales o bien

sea para promocionarse, o bien sea por que se le obliga a invertir en bienes

sociales, como es el caso de las cajas de ahorros), sea cual fuese el caso,

quien se dedique al mecenazgo de cualquier obra cultural, salvo acepciones,

se arriesga a perder lo económicamente invertido, y ha de ser consciente de

ello.

Las razones de este fenómeno son diversas y se ha escrito mucho sobre

ello, y no es nuestro tema, aunque si es importante reflejarlo; pero que la

cultura no suela ser rentable económicamente, no significa que no lo sea

nunca, pues hay museos que son verdaderamente fábricas de hacer dinero

(véase el caso de algunos museos anglosajones).

Para lograr que al menos el mantenimiento de un museo, como sería en

nuestro caso, no fuera una carga económica para su dirección, tendríamos que

realizar un planning económico adaptado a cada museo, tomando en cuenta

todos los factores que rodean al museo, desde su ubicación hasta la tipología

del museo, así como su programa y actividades, sin olvidar el correspondiente

estudio de mercado (turismo, visitantes, potencial), una vez hecho dicho

estudio, estaríamos en condiciones de encaminar ciertas actividades para

lograr atraer capital para el museo, por ejemplo:

- Subvenciones estatales y europeas; gracias al valor que se le esta

dando a la cultura, se esta invirtiendo en los últimos años una cantidad

ingente en la conservación del patrimonio y en la cultura en general en

toda Europa en general y en España en particular, y esa tendencia se ha

de aprovechar. Para ello, hay que mantener una buena relación con las

administraciones públicas y privadas (con estas especialmente) que

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tengan un interés potencial y real en invertir en cultura, aprovechar el

mejor momento (cuando están estudiando y discutiendo sus planning

económicos y de inversión) y saber “vender” el proyecto de museo o su

remodelación, así como su conservación y actividades.

- Venta de souvenir y recuerdos; no solo sobre productos del museo,

sino también venta de productos de la comarca, y del país (desde

postales hasta camisetas, pasando por artesanías y sin olvidar la

gastronomía propia como pasteles, dulces…) no hay que olvidar, que en

nuestro caso, la iglesia esta exenta del i.v.a. y se puede aprovechar eso,

así, en el caso de los museos conventuales, pueden venderse en estas

tiendas de souvenir pasteles tradicionales durante todo el año. En estas

actividades es donde se suele sacar mayor provecho económico si es

bien gestionado.

- Taquillas: este es un punto delicado, pues, aunque sea sorprendente,

este no es la principal fuente económica del museo (recordemos que

esta suele ser la venta de artículos en la tienda del museo), así que no

hay que aumentar el precio de las entradas para lograr unos mejores

beneficios, al contrario, el precio de la entrada ha de ser lo más bajo

posible, aun que no gratuito (de sobra es sabido que en la práctica, las

actividades culturales gratuitas no despiertan mayor interés que las no

gratuitas, incluso hasta suelen despreciarse); según la legislación estatal

y autonómica, los museos han de ser gratuitos para los españoles

siempre, y para los extranjeros un día a la semana; podemos seguir esta

pesquisa (sobre todo si queremos que nuestro museo figure dentro del

catálogo general de los museos, pues es condición fundamental); si no

nos interesa estas condiciones (pues no estamos obligados a ello), si es

conveniente que al menos la condición de entrada libre al museo sea a

los parroquianos cercanos al museo, pues se debe evitar ante todo la

desvinculación de las obras y del museo de las personas a las que les

fueron dirigidas, y no olvidemos que esto es un paso esencial para lograr

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la conservación de las obras, gracias a su identificación de estas obras

con el colectivo, y esta es una de las maneras para lograrlo.

- Realización de actividades relacionadas con del museo; como cursos,

conferencias, seminarios,… sería conveniente que estas actividades

sean homologadas por los organismos públicos y universidades, pues

así se lograría un mayor interés para su participación. Para ello es

necesario al menos que hubiese en el museo espacios habituados para

ello.

Ante todo tenemos que tener en cuenta siempre que la misión principal

de nuestro museo eclesiástico no es ser una fuente económica, sino espiritual

e histórica; así, si una actividad no es rentable económicamente, pero si

funcionalmente para nuestro intereses pastorales, ha de intentar por todos los

medios seguir con ella.

Ámbito administrativo

En los museos ideales, la administración del museo estaría a cargo del

Director General, de cuyas funciones hemos hablado ya anteriormente; y el

museo constaría con tres subdivisiones principalmente:

- Colecciones: Donde estarían dentro los fondeos museísticos y

documentales. El principal responsable sería el Conservador Jefe, y

estaría a su cargo los departamentos de Arte, Historia, Ciencias,

Conservación/Restauración y Documentación.

- Actividades: Encargado de las investigaciones, exposición,

interpretación, la realización de exposiciones, cursos, seminarios, visitas,

marketing… Con la dirección del Subdirector de Actividades, y del que

dependerían los departamentos de Exposiciones, Educación,

Publicaciones, Comunicación, Marketing.

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- Administración: Encargado de toda la parte administrativa del museo;

desde las nóminas hasta las relaciones con otras instituciones. Se

principal responsable sería el Subdirector de Administración, y se

encargaría de los departamentos de Personal, Finanzas, Seguridad,

Mantenimiento, Promoción y Desarrollo y de Atención al Visitante.

En la práctica, los museos eclesiásticos suelen estar cadentes de

personal, y las diferentes funciones del museo se suelen repartirse en estos,

por lo que se apuesta por una buena formación de este personal en varios

campos.

Marketing del museo

Hay que saber “vender el museo”, pues un museo que no es visitado es

totalmente inútil; por este motivo, hay que hacer verdaderos estudios de lo que

le interese al público sin sacrificar el mensaje que se quiera dar, buscando un

buen equilibrio y sabiendo ceder tanto por unos lados como por otros, puesto

que el mensaje deseado no es siempre el más atractivo para el gran público,

esto no quiere decir que sea erróneo intentar plasmado, sino que hay que

saber plantearlo de la manera más atractiva y con los mejores materiales

posibles que dispongamos. El verdadero éxito económico y cultural de un

museo está precisamente en la difusión de este, y no hay que tener miedo a

utilizar estrategias de mercado, pues es eso precisamente lo que hemos de

realizar. Para todo esto, podemos seguir las siguientes indicaciones:

- Debemos primero que ver los medios con los que contamos, tanto

técnicos como económicos y humanos, y sobre todo las obras con las

que contamos.

- Luego debemos de hacer un estudio sobre lo que le interesa a los

visitantes potenciales y como podemos adaptarnos a sus gustos y

adaptarnos a ellos, pues la practica nos ha enseñado que no podemos

esperar que el público se adapte a nosotros.

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- Debemos también hacer un estudio sobre nuestra competencia, que

ofrecen y como lo hacen así como su éxito y fracaso, y aprender de ello.

- Hay que realizar una buena campaña publicitaria en todo momento,

desde dejar información periódica en los centros de información turística

y en otros museos y monumento hasta llegar a acuerdos de todo tipo

con los Tour Operadores, para lograr que en sus vueltas, incluyan

nuestras instalaciones (esta última idea es la más rentable

económicamente). No debemos dejar estancado en ningún momento la

difusión publicitaria de nuestro museo; las actividades que realice han de

estar siempre promocionándose, y estas han de ser abundantes y

seguidas.

Nuestro museo ha de ser diferente a los demás museos, ha de llamar la

atención en algo y lograr que el visitante lo recuerde siempre una vez lo haya

visitado; en nuestros medios e imaginación estará lograr esto; la ubicación y

presentación de las piezas, la iluminación, el fondo, las actividades

complementarias, los materiales didácticos… todo ha de ser especial para

dotar a nuestro museo de una personalidad propia y atractiva para el visitante,

para ello esta la elección de un buen Diseño.

Los medios multimedia el servicio de nuestro museo

La inclusión de medios multimedia como elemento complementario y

didáctico a los museos es una idea totalmente asimilada en la museística

actual, tanto que ya he surgido problemas en su incorporación, pues, al

principio, la novedad de ver un sistema informático junto a una obra de arte era

suficiente motivador para su uso, pero ya a pasado a ser un elemento mas del

mobiliario museístico, por lo que aconsejamos la utilización de otros medios

mas baratos y efectivos, como por ejemplo, una proyección en lugares

estratégicos (como en las zonas de descanso, o en la entrada) con información

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escueta y corta sobre el museo en general o sobre algún punto de nuestro

interés en particular.

La exposición de las obras

Hoy en día, la museística está lejos de la desvinculación de las obras

con su entorno original y a su aislamiento decorativo; se apuesta por una

armonía con lo que le rodea (tanto en el marco histórico como en el físico y

temas museísticos como los fondos, la luz, las obras cercanas físicamente…)

El tema Expositivo de nuestro tipo de museos esta claro, el la difusión

del mensaje redentor de Cristo, y lo hemos de lograr mediante la exposición de

nuestros fondos artísticos eclesiásticos. Estos han de ir en un orden que

dependerá de la tipología, calidad y número de obras que poseamos, y ha el

encargado de su elección y ubicación ha de ser u experto en la materia tanto

museística como evangélica (estos expertos por fin están formando

actualmente en centros como en la Facultad de Teología de Granada en el

Master de Patrimonio Cultural de la Iglesia).

La incorporación de elementos multimedia es muy recurrida, pero hay

que tener en cuenta las orientaciones expuestas anteriormente. Si estos

elemento se colocan junto a las obras de manera arbitraria, corremos el riesgo

de deslumbrar a la obra y que esta pierda interés en pos de os elementos, por

lo que se aconseja que estos estén aislado de las obras. La información que

han de dar debería ser principalmente didáctica e informativa. Cuando

hablamos de “elementos multimedia” nos referimos a proyecciones y en menor

medida a materiales informáticos (debido a las razones anteriormente

expuestas).

Uno elementos procedentes de la experiencia museística anglosajona es

la incorporación de elementos sugerentes sensitivos a los museos; así, la

incorporación de olores y música para lograr una mejor ambientación de las

salas es muy aceptada por los visitantes del museo, y deja un recuerdo

imborrable de su visita; en nuestro caso, la música y los aromas son fáciles de

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encontrar e incorporar; la música ha de ser ambiental y acorde con los estilos

de las obras y espacios; en cuanto a los aromas, no es difícil, incorporando

aroma de flores en el caso de imágenes marianas, de incienso en el caso de

enseres cofrades e imágenes de la pasión; solo tenemos que hacer un estudio

de las obras que poseemos y de los espacios expositivos para adaptar dichos

elementos.

También, las tendencias anglosajonas, apuntan a un mayor

acercamiento del visitante a la obra, y con un marcado carácter pedagógico,

se invita incluso a este a que manipule con los objetos expuestos; esto podía

poner en peligro la conservación de la obra, por eso se apunta a

reproducciones de los objetos que puedan ser de interés para el caso (en

nuestro caso pueden ser algunos objetos litúrgicos, para explicar su

funcionamiento); en este apartado, resaltamos el uso moderado de las vitrinas,

donde aconsejamos que se utilicen solo para los objetos que puedan correr

verdadero peligro de conservación (como joyas y pequeños objetos, así como

las obras más valiosas o las que precisen de una conservación especial), pues

el visitante disfruta mas de la obra cuanto menos barreras haya entre los dos.

Los espacios del museo eclesiástico

La mayoría, si no la totalidad, de los museos eclesiásticos están

ubicados en antiguas dependencias de edificios eclesiásticos históricos. Esta

situación es un importante condicionamiento a la hora de la adaptación de los

sucesivos espacios museísticos con los que ha de contar nuestras

instalaciones. Puesto que por las normativas estatales, en la mayoría de los

casos, estos edificios no pueden remodelarse de manera significativa,

debemos adaptarnos a estros espacios ya existentes en vez de que estos se

adapten a nuestras necesidades; no obstante nos referiremos a unos casos

especiales, señalando idealmente como se podrían acomodar las diferentes

salas y talleres en un museo eclesiástico ideal, aunque en el caso práctico,

tendríamos que tener en cuenta el tipo de edificio que vamos a convertir en

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museo, el discurso expositivo, la tipología de las obras y al s intervenciones

que podríamos realizar en dicho edificio. Procuraremos en todos los casos no

eliminar ni tapar los elementos originales del edificio histórico, procurando en

cambio adaptarnos a ellos y aprovechando su potencial atractivo que pudieran

tener tanto estético como funcional (techos de madera, paredes de piedra,

elementos arquitectónicos… podemos jugar con sus formas y colores para

lograr fondos para muestras obras expuestas, o utilizarlos como base para

ubicar algunas obras).

Ya sabemos que el museo no solo consta de salas de exposición donde

se ubican algunas de las obras que posee el museo, si no que además debería

poseer una serie de estancias que complementan las funciones del museo en

diferentes aspectos, de las que hemos hablado en otros apartados de nuestro

trabajo. Lo ideal sería que todas las estancias estuvieran en el mismo edificio,

para lograr una mejor administración y conservación de todos los elementos

del museo; estas salas son principalmente:

- Oficinas: Donde se asientan la administración del museo.

- Biblioteca y centro de documentación: Donde esta toda la

información del museo y de sus fondos, al servicio de los

especialistas.

- Sala de exposición permanente: Donde se exponen los fondos

del museo

- Salas de exposiciones temporales: Donde se exponen obras

durante un tiempo determinado.

- Salas didácticas: Con Material adecuado para ello.

- Almacenes: Donde se depositan las obras que por alguna razón

no se encuentran expuestas.

- Talleres de restauración: Donde se restauran las obras

deterioradas.

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La museística actual apunta hacia un recorrido museable por

prácticamente todos los espacios del museo, desde las salas de exposición,

hasta los almacenes y talleres de restauración; por lo que debemos

plantearnos la ubicación y adaptación de los espacios para una posible visita

de los interesados en este tipo de recorridos interactivos, donde se incluyan en

la visita estos espacios.

En el caso de los almacenes y talleres de restauración, se ha de tener

en cuenta la conservación de las obras y evitar que los profesionales que

trabajen en dichas salas, se vean molestados en sus actividades. Sería

inteligente disponer estas las salas de manera adecuada, unas junto a otras, y

comunicadas entre sí (para evitar cualquier riesgo en el transporte) y que se

integren, como ya hemos mencionado, en el recorrido museístico de una

manera lógica y al ser posibles, lineal, pero con la posibilidad de que alguna de

estas salas en algún momento pudiera independizarse de estos recorridos sin

perturbar la visita lógica de las demás salas. No olvidemos que el visitante no

es, ni quiere ser, un experto en conservación ni restauración; solo que le es

curioso visitar esos espacios “prohibidos” y así consigue una visión más global

de lo que es un museo y lo que significa, por lo que este tipo de recorridos no

tienen que ser físicamente completas, basta con que esta sea visual (unas

grandes cristaleras, con una cara opaca o de espejo, a manera de expositores

entre las salas de exposición y las de depósito y de los talleres de

restauración, sería una buena elección, donde se pudiera colocar una cortina

que se pudiese correr en al caso de desear que ese espacio no fuera

contemplado por el público en algún momento, de esta manera se asegura el

microclima de casa sala, y la conservación de todas las obras; estas salas

deberían además estar aislada sonoramente). Hay quien va mas allá y apunta

que incluso este tipo de salas pueda presentarse de manera independiente al

museo mediante la organización de su propio recorrido; personalmente señalo

la inutilidad de esta premisa en el caso de nuestro fin pastoral, pues la

ubicación de la presentación de las obras en los almacenes y en los talleres de

restauración rara vez se podrían adaptar a un discurso claro; el fin de presentar

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estas salas es meramente, como ya lo hemos señalado, para saciar la

curiosidad de los visitantes y para que estos se lleven una visión más global de

los que es un museo.

En exposiciones temporales, sería también conveniente que estuvieran

en contacto directo con las salas de exposición permanente, para lograr que los

que visiten estas, también contemplen el museo por completo; y que estas

salas puedan independizarse cuando ya no convenga que sean contempladas.

Bibliografía:

- PONTIFICIA COMISIÓN PARA LOS BIENES CULTURALES DE LA IGLESIA, Carta

circular La Función Pastoral de los Museos Eclesiásticos. Ciudad del

Vaticano 15 de Agosto del 2001.

- RICO NIETO, Juan Carlos. La difícil supervivencia de los museos.

Asturias, Trea, 2003.