oración | aprendamos a ser ricos delante de dios
DESCRIPTION
Oración basado en el Evangelio de Lucas (12, 13-21) y acompañado con textos de las meditaciones de San Juan Bautista De La Salle, así como con una reflexión del Papa Francisco.TRANSCRIPT
Meditación en fiesta de San Ambrosio, Arzobispo de Milán (Escritos de San Juan Bautista De La Salle MF81)
Dios, Padre bueno y misericordioso, buscamos con frecuencia seguridad y garantía en cosas que anhelamos poseer y acaparar. No permitas que las cosas nos posean y controlen. Cuando nuestras riquezas supongan pobreza para otros, cuando nuestra vida suponga muerte para otros, enséñanos la alegría del compartir y danos el valor de buscar primero las riquezas de tu reino por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración: Aprendamos a ser ricos delante de Dios
¡Señor, danos el valor de buscar las riquezas de tu Reino!
Oración inicial
MF 81,1,1 San Ambrosio, siendo gobernador de la provincia, fue elegido obispo de Milán por una especie de milagro y por inspiración de Dios, cuando se hizo presente en la asamblea de los obispos de aquella provincia, sólo para impedir que los arrianos, que querían elegir un obispo de su facción, ocasionaran desorden. El santo hizo entonces cuanto pudo para evitar ser elegido; pero al no conseguirlo, se despojó de todo lo que poseía y dio sus bienes a los pobres y a la Iglesia, con el fin de renunciar totalmente al espíritu del siglo, al mismo tiempo que dejaba los cargos que le incumbían. Así imitaba a los apóstoles, que lo dejaron todo para seguir a Nuestro Señor (Lc 5,11) y para predicar su Evangelio. Este espíritu de pobreza, que llenó a este santo prelado desde el momento del inicio del episcopado, le inspiró tal amor por los pobres que, para aliviarlos, en tiempos de penuria, vendió hasta los vasos sagrados. MF 81,1,2 Para comenzar a ser todo de Dios hay que hacerse pobre. Incluso hay que tener tanto amor a la pobreza como los mundanos tienen a las riquezas. Ése es el primer paso que Jesucristo quiere que nosotros demos para entrar en el camino de la perfección23 (Mt 19,21). ¿Aman efectivamente la pobreza? Y para probarlo, ¿están contentos cuando les falta algo, incluso de lo necesario? Examínense a menudo sobre ello.
Del Evangelio de Lucas (12, 13-‐21):
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.» Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.» Palabra del Señor…
Para nuestra reflexión:
ORACIÓN FINAL:
Señor Dios nuestro: Continúa liberándonos de nuestros apegos nada fiables a cosas de poco valor. Danos un corazón rico que no sea ni poseído ni posesivo, sino libre para amar y para dar por el poder de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
R/ Amén
Meditación del Papa Quien ama da su vida como un don; el egoísta por el contrario cuida su vida, crece en este egoísmo y se convierte en un traidor, pero siempre solo. Sin embargo, quien da su vida por amor, nunca está solo: siempre está en comunidad, está en familia. Aquél que aísla su conciencia en el egoísmo, al final la pierde. Y así terminó Judas quien era un idólatra, apegado al dinero. Y esta idolatría le ha llevado a aislarse de la comunidad, de los demás. Este es el drama de la conciencia aislada: cuando un cristiano comienza a aislarse, también aísla la conciencia del sentido de comunidad, del sentido de la Iglesia, de aquel amor que Jesús nos da. En cambio, el cristiano que da la vida, que la ´pierde´, como dice Jesús, la encuentra, la vuelve a encontrar, en plenitud. Y aquel, como Judas, que quiere mantenerla para sí mismo, la pierde al final. Juan nos dice que "en ese momento, Satanás entró en el corazón de Judas´. Y, hay que decirlo: Satanás es un mal pagador. Siempre nos estafa: siempre". Pero Jesús le ama por siempre y siempre se dona. Y este don suyo del amor nos mueve a amar "para dar fruto. Y el fruto permanece. (S.S. Francisco, 14 de mayo de 2013).
¿Es malo tener grandes cosechas?...
Este Evangelio es engañador para quien lo lee superficialmente: ¿es malo tener grandes cosechas? ¿es malo construir graneros donde guardarlas? Nada de eso. Cristo elogiará siempre a los hombres sagaces y prudentes. El problema está en el alma. El desdichado protagonista de la parábola invita al alma a descansar, a dejar todo esfuerzo porque tiene todo lo suficiente para vivir. Cristo está refiriéndose en estas líneas a la eterna tentación de todo pueblo y toda persona que alcanza cierto nivel de bienestar: creer que ya no necesita de Dios por tener cubiertas las necesidades corporales. Cuando el hombre tiene pan, placeres, seguridad social y pasatiempos apetecibles, no siente la necesidad de Dios y tampoco cree que el demonio actúe, pues a él no le toca. Pero también los hay que gozan de su avanzada sociedad occidental, que tienen su casa, su coche, su salario que les permite vivir holgadamente, pero eso sí, no olvidan que el alma necesita trabajar y hacer obras buenas, y además, comparten lo que tienen poniéndolo al servicio del Evangelio y de sus hermanos. Por buenos que ya seamos, por muchas conquistas que hayamos logrado con nuestras oraciones, sufrimiento y esfuerzos no es suficiente si seguimos en la tierra y no estamos exentos de sucumbir a la tentación. La vida es el período de tiempo, corto, que tenemos para decidir nuestra eternidad, y para amar. Cada día mueren millones de personas, un día será el tuyo y el mío. Un día todo esto habrá acabado y tenemos en nuestras manos que ese día sea el mejor de nuestra vida. Hemos de trabajar sin descanso, pensando en el día que todo será descanso. Puede que la idea del cielo no nos incentive demasiado, que prefiramos un premio terrenal, que creamos que el cielo es una levitación aburrida..., no desconfiemos, cuentan de aquel pobre vagabundo que pidió a un rey una moneda y éste le miró con cariño y le lavó, le vistió con las mejores galas y lo llevó a palacio. No nos quedemos con la moneda de la felicidad terrenal, confiemos en nuestro Rey que mirándonos con amor nos dará muy por encima de lo que pidamos e imaginemos. Todo lo que deseamos y mucho más está en el cielo, pues ¡vamos a llenarlo!, vamos a dedicar nuestra vida a hacer felices a los hombres, a llevarles al cielo.
Acumular, comprar, buscar el placer… es el afán prioritario de nuestra cultura. Señor Jesús, frecuentemente me encuentro contemplando las cosas buenas de este mundo, sin embargo,
no como medios sino como un fin. Necesito tener claras mis prioridades: Tú, primero, y luego todo lo demás, según me lleven hacia Ti. Dame la sabiduría para saber que la vida es
corta y debo vivirla sólo para Ti.