onésimo redondo ortega. vida, obra y pensamiento de un...
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UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
Facultad de Filosofa y Letras
Departamento de Historia Moderna, Contempornea y de Amrica,
Periodismo y Comunicacin Audiovisual y Publicidad
TESIS DOCTORAL
Onsimo Redondo Ortega.
Vida, obra y pensamiento de un sindicalista
nacional (1905-1936)
Presentada por:
MATTEO TOMASONI
Para optar al grado de
Doctor con Mencin Internacional
por la Universidad de Valladolid
Dirigida por:
Dr. Ricardo Manuel Martn de la Guardia
Valladolid, 2014
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Facultad de Filosofa y Letras
Departamento de Historia Moderna, Contempornea y de Amrica,
Periodismo y Comunicacin Audiovisual y Publicidad
TESIS DOCTORAL:
Onsimo Redondo Ortega.
Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional
(1905-1936)
Presentada por
MATTEO TOMASONI
Para optar al grado de
Doctor con Mencin Internacional
por la Universidad de Valladolid
Dirigida por:
Dr. Ricardo Manuel Martn de la Guardia
Valladolid, 2014
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Alla mia famiglia
y a t, Ana.
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ndice
Introduccin p.15
Breve contextualizacin histrico-social. La ciudad de Valladolid entre los siglos
XIX y XX; poltica, economa y sociedad. p.43
1) HACIA UNA BIOGRAFA DE ONSIMO REDONDO ORTEGA
I PARTE
1) Una formacin al servicio del culto y del Estado.
1.1 El primer contacto con el mundo: del espacio rural al espacio urbano
(Quintanilla, Valladolid y los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1905-1921) p.55
1.2 La oposicin para auxiliar de Hacienda: el primer trabajo (1921-1923) p.63
2) La etapa universitaria y la experiencia en Alemania.
2.1 Aos de formacin (I): universidad, lecturas y el primer acercamiento
a la poltica (1923-1927) p.68
2.2 Aos de formacin (II): el lectorado en Mannheim y el acercamiento
a la cultura alemana (1927-1928) p.78
3) De abogado a sindicalista agrario.
3.1 Aos de formacin (III): entre la profesin jurdica y el inters para el mtodo
sindical (1928-1930) p.98
3.2 El adelanto poltico: entre el Sindicato Remolachero y el partido de los agricultores.
Hacia un primer ncleo doctrinal (1930-1931) p.103
II PARTE
4) La primera etapa poltica.
4.1 Onsimo, activista poltico y periodista autodidacta (I):
Accin Nacional, el semanario Libertad y la fundacin de las JCAH (1931) p.114
4.1.1. En la espiral poltica de Accin Nacional p.114
4.1.2. Los orgenes del jonsismo castellano: la creacin de Libertad
y las Juntas Castellanas de Actuacin Hispnica (JCAH) p.120
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4.2 Onsimo, activista poltico y periodista autodidacta (II): el acercamiento
a Ramiro Ledesma Ramos y la fundacin de las JONS (1931-1932) p.136
4.2.1 La actitud del jonsismo entre 1931 y 1932 p.136
4.2.2. La utopa del frente nico y la accin inmediata
como nica solucin: hacia el golpe de Sanjurjo p.151
5) El exilio portugus y la segunda etapa poltica.
5.1 El exilio portugus como nueva fase de formacin poltica:
el nacimiento de Igualdad (1932-1933) p.164
5.1.1. Reorganizacin y coordinacin desde el destierro p.164
5.1.2. La creacin de Igualdad, nuevo rgano de las JONS p.170
5.1.3. Nuevo ao, nuevos retos. La lucha poltica desde el exilio p.180
5.2 La vuelta a Espaa: de candidato del pueblo al acercamiento a Jos
Antonio Primo de Rivera; el nacimiento de FE de las JONS (1933-1934) p.207
5.2.1. Onsimo Redondo ante su candidatura: las elecciones
de noviembre de 1933 p.207
5.2.2. El comienzo de una nueva etapa: confrontacin, debate y
el acercamiento entre los fascistas espaoles p.213
5.2.3. Hacia la unificacin: de la ilusin a la fascistizacin
y el fin del jonsismo p.222
5.2.4. La presentacin del partido en Valladolid: el mitin
del Teatro Caldern y sus consecuencias p.229
5.3 El partido de masas que no pudo ser: la aportacin de Onsimo
a Falange (1934-1935) p.238
5.3.1. Un partido, diferentes estrategias p.238
5.3.2. La prueba del fuego: el I Consejo Nacional
de Falange y el Octubre Rojo p.245
5.3.3. El fin de un ciclo: desde la escisin de Ledesma
a la incondicionalidad falangista p.251
6) La tercera y ltima etapa poltica; la muerte.
6.1 Entre la radicalizacin poltica y la accin directa: la aportacin del grupo
vallisoletano a FE de las JONS (1935-1936) p.258
6.1.1. Jos Antonio, el nuevo Csar p.258
6.1.2. De revolucionarios a subversivos p.266
6.1.3. El fracaso electoral derrumba al partido. El difcil 1936 p.275
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6.2 El ltimo Caudillo: de la crcel a la muerte (1936) p.283
6.2.1. Unos meses como detenido:
la vida del jefe y de sus aclitos en la crcel p.283
6.2.2. Los cinco das del Caudillo de Castilla.
Del auge a la muerte: 19-24 julio de 1936 p.302
2) BASES PARA UN PENSAMIENTO POLTICO
I PARTE La aleacin entre tradicionalismo y modernismo.
1. El espacio tradicional de la comunidad castellana: agrarismo y caciquismo p.313
2. Pensando Espaa a travs de Castilla: la idea de nacin y la lucha contra el separatismo
2.1. Una idea de nacin p.324
2.2. El separatismo, mal endmico de Espaa p.339
3. El dogma catlico como estilo de vida y de accin poltica p.352
4. Disciplina y violencia: nuevos mtodos para nuevos tiempos
4.1. Estudio y justificacin de la violencia p.376
4.2. Instrumentalizando la violencia: disciplina y accin poltica p.382
II PARTE La confrontacin con otros modelos.
5. Ms all de las fronteras: Iberia e Iberismo
5.1. La recuperacin del concepto peninsularista p.393
5.2. Entre peninsularismo e iberismo: Hacia dnde va Portugal? p.400
6. El mtodo fascista: Italia y la revolucin carismtica de Mussolini
6.1 El fascismo como alternativa poltica europea:
squadrismo, accin directa y patria p.409
6.2. Hacia qu fascismo? La universalidad italiana, el caso espaol y
la interpretacin de Onsimo Redondo p.415
6.3. El fascismo trasversal: aportaciones y omisiones entre Italia y Espaa p.428
7. La ortodoxia nacionalsocialista: Alemania al alcance de la perfeccin hitleriana
7.1. El espejismo de la Alemania de Weimar: la derrota del sistema democrtico p.435
7.2. El nacionalsocialismo: un sistema ejemplar, pero imperfecto p.443
7.3. Percepciones de Alemania: Hitler al poder p.448
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3) UN NUEVO MODELO IDEOLGICO: ENTRE JONSISMO Y
FALANGISMO
I PARTE La aportacin doctrinal de Onsimo Redondo Ortega.
1. La base terica: la revolucin del nacionalsindicalismo
1.1. Origen del nacionalismo sindical de las JONS p.457
1.2. Entre lo revolucionario y lo reaccionario;
la ptica nacionalsindicalista de Onsimo p.463
1.3. La clasificacin del Estado nacionalsindicalista p.466
2. La base social: poltica juvenil e universitaria
2.1. La juventud nacional al servicio de la patria p.475
2.2. El gran valor de la nueva revolucin: la juventud nacional
entre la actuacin poltica y la formacin universitaria p.479
3. La base cultural: principios patriticos y exaltacin hispnica
3.1. El patriotismo como agente de desarrollo p.491
3.2. Un porvenir al amparo de la hispanidad p.503
4. La base prctica: la esttica propagandstica y el papel de las masas
4.1. La propaganda como fin metodolgico p.512
4.2. y unas masas para la conquista del poder p.520
5. La base econmica: productividad, reforma agraria y corporativismo
5.1. En bsqueda de la competitividad del agrarismo espaol p.528
5.2. Los efectos de la Reforma Agraria
y la ruptura con el mtodo agrarista republicano p.535
5.3. Todo conduce al Estado nacional corporativo p.543
II PARTE La singularidad de un pensamiento.
1. Claves del antisemitismo de Redondo
1.1. Un antisemitismo de origen catlico? p.552
1.2. La cuestin juda en Redondo: idiosincrasia de un credo generalizado p.559
2. Los Protocolos de los Sabios de Sin y el complot judeomasnico
2.1. Destapando el mito: Los Protocolos llegan a Espaa p.573
2.2. Alimentando el complot: evolucin de la judeomasonera
y su arraigo en las percepciones doctrinales de Onsimo Redondo p.583
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III PARTE Los obstculos para la revolucin nacional.
3. El marxismo: un mal endmico y un enemigo declarado
3.1. La presencia de ncleos socialistas y comunistas en Valladolid p.598
3.2. La lucha antimarxista en Onsimo Redondo p.603
3.3. De la lucha callejera a la guerra total: crecimiento del mito antimarxista p.620
4. Un sistema poltico en la ruina: la Repblica como problema
4.1. Al amparo de qu nacin? p.627
4.2. La solucin a la decadencia: el Estado nacional(sindicalista) p.633
4) EL IDEAL IMPERFECTO
Breve valoracin de una ideologa inacabada.
1. La doctrina que no pudo ser: Onsimo y el fascismo espaol
1.1. Diferentes modelos para un solo partido p.643
1.2. Un pensamiento autnomo? p.656
2. Onsimo en la posteridad: el retrato de un visionario p.667
Conclusioni p.684
Apndice p.704
Fuentes p.714
Bibliografa p.716
Riassunto p.740
Indice (en italiano) p.746
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Mi miedo es mi sustancia, y probablemente lo
mejor de m mismo.
(Franz Kafka)
Una meta si proponeva Siddharta: diventare vuoto, vuoto di sete, vuoto di
desideri, vuoto di sogni, vuoto di gioia e di dolore. [...] Quando ogni residuo
dellIo fosse superato ed estinto, quando ogni brama e ogni impulso tacesse
nel cuore, allora doveva destarsi lultimo fondo delle cose, lo strato pi
profondo dellessere, quello che non pi Io: il grande mistero.
(Hermann Hesse, Siddharta, Milano, Adelphi, 2012, p. 46.)
Alle haben recht niemand ist gerecht: Tutti hanno ragione nessuno ha la
ragione. Poich non v effetto senza causa, ogni cosa nel mondo ha ragione
davvenire; a ogni causa giusto il suo effetto, a ogni bisogno giusta la su
affermazione ma nessuno giusto: nessuno ch in ci appunto che chiede
laffermazione giusta alle sue cause, ai suoi bisogni, prende la persona di questi: e
non pu avere la persona della giustizia.
(Carlo Michelstaedter La persuasione e la rettorica, Milano, Adelphi, 2005, p. 77.)
Lidea di poter fare qualcosa di pi che agire per e nel presente (Lidea cio di poter
fare il futuro) implica due errori fondamentali: che io conosca il fine, e che possa
quindi decidere liberamente sui mezzi, e che io sappia che cosa sto facendo quando
agisco, non diversamente da come so che cosa sto facendo quando fabbrico delle cose.
La prima cosa impossibile perch sono mortale; non conoscer mai il fine della
storia perch non ne vedr mai la fine. La seconda sbagliata perch lazione umana
per definizione imprevedibile nelle sue conseguenze ultime. La grande tradizione
del pensiero politico occidentale lo ha sempre saputo e lo ha interpretato come un
impedimento. Questo il motivo per cui la politica in quanto attivit umana stata
ritenuta (sin da Platone e Aristotele) qualitativamente inferiore ad altre forme di
attivit umana. La politica stata giustificata dalla tradizione non in termini politici,
ma come mezzo necessario per un genere di vita superiore: il bios theoretikos, o la
concentrazione assoluta sulla salvezza della propria anima.
(Hannah Arendt, Antologia, Milano, Feltrinelli, 2006, p. 190)
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Introduccin
El hispanista tiene dos caras (y hasta tres). Es
historiador a secas, cuando acta en un congreso
o publica un trabajo suyo en Espaa. Es
hispanista cuando acta o publica en su propio
pas o en mbito internacional. Puede ser (si le
apetece y le da la gana) un intermediador
historiogrfico tambin, al introducir la historia y
la historiografa de su propio pas en Espaa, y
en su propio pas la historia y la historiografa
espaola1.
En efecto, hace mucho que nuestros grandes
antepasados, un Michelet, un Fustel de
Coulanges, nos ensearon a reconocerlo: el
objeto de la historia es el hombre. Mejor dicho:
los hombres2.
Cronistas del poder y de la fuerza (llama
[Menndez Pelayo] a los historiadores)3.
Recuerdo muy bien la primera vez que escuch el nombre de Onsimo Redondo. Fue
durante el ltimo curso en la Universidad de Bolonia, cuando asist no sin poca
curiosidad a unas clases que imparta el Profesor Luciano Casali sobre historia
contempornea de Espaa. Me apasion a tal punto que luego me pareci indispensable
hacer algo ms al respecto y la ocasin se present a travs del trabajo final de carrera.
En un breve coloquio mantenido en el despacho del profesor, surgieron dos elementos
fundamentales que determinaron mi aproximacin a la figura de este poco conocido
personaje: por un lado la referencia a la ciudad de Valladolid, que conoca por haber
pasado all un periodo de estudios; mientras por el otro la alusin a un semanario
Igualdad publicado por Redondo durante el bienio 1932/1933 y aparentemente
1 BOTTI, Alfonso, Qu es y dnde va el hispanismo historiogrfico?, en BARRIENTOS LVAREZ,
Joaqun, Memoria de hispanismo, Madrid (Tres Cantos), Siglo XXI, 2011, p. 155. 2 BLOCH Marc, Apologa para la Historia o el oficio de Historiador, Mxico, Fondo de cultura
econmica, 2001, pp. 56-57. 3 Sin ttulo, APMR, cuadernos_A, n8(0). Anotacin personal de Onsimo Redondo en referencia a la
obra de Menndez Pelayo, Historia de los heterodoxos espaoles.
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desaparecido de cualquier hemeroteca espaola. La aventura merece la pena
llamarla as empez por lo tanto con la bsqueda de este inalcanzable rgano de
prensa, que sin embargo no apareci en aquel momento. Sera slo algunos aos
despus, cuando ante mis ojos reconoc el inconfundible titular cuadriforme de
Igualdad4; y lo curioso es que siempre haba estado all, encerrado en un armario que
slo esperaba ser abierto
Aunque este descubrimiento lleg ms tarde de lo esperado, el tiempo utilizado para las
investigaciones luego reanudadas durante el doctorado me ha permitido enfocar con
ms atencin no slo la vida y la obra de este controvertido personaje, sino tambin su
aislado pensamiento. Onsimo Redondo fue un indudable protagonista de su tiempo,
precursor y luego idelogo del nacionalsindicalismo adems de ser un destacado
sindicalista agrario y abogado. Su ascendencia castellana y su aficin por el espacio
rural fueron elementos tan esenciales en su formacin, que su acercamiento a la poltica
no pudo desvincularse de aquel tradicionalismo conservador tan patente en este entorno.
En efecto, si analizamos con atencin su biografa, percibimos a un Onsimo educado a
travs de slidas bases polticas, sobre las cuales se plantearon los derechos de la clase
labradora y de las peticiones del sector juvenil revolucionario; un ideario que, en suma,
fue el smbolo especialmente en su grupo de Valladolid de un movimiento que
intent hacerse un hueco entre las grandes corrientes ideolgicas de la poca, sin
todava perder unos matices, como decamos, tpicamente castellanos.
Conviene aclarar desde un principio que Redondo, a pesar de haber alcanzado una
tmida notoriedad en su entorno ms cercano, no slo fracas en el intento de aglutinar a
las masas conservadoras, sino que tampoco pudo distinguirse entre otros jvenes
revolucionarios que al igual que l miraban hacia el porvenir de Espaa con la
ilusin de cumplir con una revolucin verdaderamente nacional5. Esta situacin
provoc una situacin en la cual el vallisoletano se encontr, paradjicamente, a
rivalizar con unos aliados a menudo ms y mejor preparados que l: se sabe que no
4 Hasta 2011 tan slo se conocan dos nmeros de Igualdad encontrados en dos distintas carpetas del
Archivo Histrico Provincial de Valladolid y correspondientes a una acusacin por injurias contra la
redaccin de la revista (Injurias a la autoridad en el semanario Igualdad. Contra: Francisco Javier
Martnez de Bedoya, AHPVA, Juzgado de 1 Instancia e Instruccin n 2, caja 580, sub. 36; Injurias a la
Autoridad por Juan Misol Matilla, AHPVA, Juzgado 1 Instancia e Instruccin n 2, caja 582, sub. 12). A
finales de 2012 ha sido el profesor y director de esta tesis, Ricardo Martn de la Guardia, quin logr
algunas otras copias del semanario. Es sin embargo de 2013 el hallazgo de la coleccin completa
conservada en el archivo familiar [Coleccin completa del semanario Igualdad, APMR(FMTR), caja 2];
las citas a los artculos publicados en Igualdad en estas tesis hacen referencia a esta ltima coleccin. 5 Qu pasar?, Igualdad, n 53, 13 de noviembre de 1933.
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pudo alcanzar el nivel formativo de Ramiro Ledesma Ramos, ni supo expresarse a
travs de una retrica tan aclamada como la de Jos Antonio Primo de Rivera. Por lo
visto, Onsimo se senta consciente de esta situacin pero no por ello, y a diferencia de
a lo imaginado, trabaj con menos entusiasmo o desilusin; al fin y al cabo, por como lo
entenda este peculiar vallisoletano, el nacionalsindicalismo tena que ser el resultado de
una poltica unitaria que tuviese pese a las evidentes diferencias doctrinales existentes
entre sus integrantes una clara y armnica identidad social. Rodeado por los que
seran sus incondicionales, Onsimo se consagr as en la realizacin de un concepto de
nacin ms amplio y elaborado, sin todava perder por ello una estrategia poltica que
mirase reunir bajo su doctrina a un pblico selecto y afn a sus ideas. Por un lado esta
situacin acab por poner en evidencia algunos rasgos ideolgicos que le diferenciaron
considerablemente de sus homlogos, aunque por el otro su aportacin contribuy a
crear un substrato doctrinal considerado tambin vlido por un nacionalsindicalismo del
que, tiempo despus, se le reconoci cierta paternidad.
Con la intencin de adentrarnos ms en su pensamiento, observaremos como Redondo
construy su base doctrinal a travs de cuatro pilares tericos que le acompaaran
durante todo su recurrido poltico: una cosmovisin espiritual de la vida entendida y
practicada trmite el dogma (catlico), la defensa de la nacin a travs de los espacios
tradicionales (Castilla), la exaltacin del patriotismo histrico (Hispanidad) y, por
ltimo, el elogio a la economa rural (agrarismo) considerada el motor econmico del
pas. Sin duda alguna, stas fueron las principales lneas de desarrollo de una teora que,
amparndose en una percepcin conservadora del sistema, pretenda examinar con
atencin las causas del derrumbamiento del viejo orden poltico y de su decadencia. Una
opinin que evidentemente busc el apoyo intelectual de respetados autores cuales
Marcelino Menndez Pelayo, Jaime Balmes, Juan Donoso Corts o Jos Ortega y
Gasset entre otros quienes Onsimo consider ser los mximos interpretes y al
mismo tiempo los promotores del nuevo sistema socio-poltico del pas y garantes de
una nueva estabilidad tico-social6. Y sera precisamente ante la necesidad de alcanzar
6 Intelectuales a los que se sumaron los integrantes de la Generacin de 98 que, como comenta Alfonso
Botti, tuvieron un papel fundamental a la hora de reflexionar sobre los problemas de la nacin en su crisis
finisecular. Por lo visto todos estn predispuestos hacia el problema de Espaa antes de que ocurra el
desastre militar. Polticamente, aunque sera ms correcto decir moralmente, el grupo se configura por la
oposicin y crtica despiadada [] de la sociedad espaola de la regencia y, ms en general, de los lustros
comprendidos entre 1895 y 1910. En esta posicin se expresa la toma de conciencia de una parte de la
pequea y mediana burguesa, que no est conforme con el protagonismo obrero y socialista,
consecuencia de la industrializacin, ni se integra en l. Cfr., BOTTI, Alfonso, Espaa y la crisis
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un cambio radical demandado por el nacionalsindicalismo incipiente en la
organizacin poltica del pas, cuando Onsimo empez a preguntarse cules iban a ser
las directrices que se precisaban aclarar: Cmo realizarlo? A travs de qu
instrumentos? O, con que medios? Y si se consideraba viable su desarrollo, cul sera
el resultado de la intervencin del nacionalsindicalismo en la sociedad espaola?
Cules los efectos provocados por la revolucin nacional? Y finalmente, cmo y de
qu forma se estructurara el nuevo Estado?
Es evidente que durante este trabajo intentaremos analizar cada uno de estos
interrogantes, aunque cabe decir que tanto Onsimo como los otros dirigentes
aparentemente se preocuparon ms por los resultados inmediatos de su intervencin,
que no por tomar en consideracin eventuales resultados a largo plazo. Esta condicin
favoreci sin duda alguna la difusin de una idea que precisaba acabar cuanto antes con
el sistema poltico vigente, sin tomar siquiera en consideracin posibles alternativas o
cambios jurdico-administrativos. Segn los fundadores del nacionalsindicalismo se
trataba simplemente de aniquilar el orden establecido (la Repblica), que tan slo
favoreca peligrosos intereses (institucionales, sociales, econmicos, etc.) y una
determinada casta poltica. La cuestin que se prioriz dentro del movimiento no fue
por tanto el favorecer una nueva organizacin sistemtica de la sociedad, sino intervenir
en la denuncia colectiva contra este sistema considerado perjudicial para los espaoles.
Bajo este pretexto se organiz la milicia falangista y muy pronto desde la amenaza
verbal se pas a una ms sistemtica accin violenta, dando lugar a un vrtice de
acusaciones que acabaran por desestabilizar el mismo rgimen republicano. Deca
Redondo que slo la juventud nacional poda acabar con este clima de terror, ya que
lo que estaba en juego no era la sola sobrevivencia de Espaa, sino la de todos los
espaoles. sta, mucho ms que otras, fue la gran persuasin que condicion al caudillo
castellano en su etapa poltica y que le convenci incluso justificando la accin
violenta a luchar para la realizacin de un nuevo y ms funcional rgimen nacional. Al
fin y al cabo, Onsimo lo tena claro desde sus inicios y no tard a decir que:
La poltica no la Repblica ni la Monarqua acabar con la Nacin si una fuerte
conmocin espiritual del instinto de conservacin hispnico no pone coto a las
criminales orgas de libertad que darn con el pueblo en la servidumbre moral y en
modernista. Cultura, sociedad civil y religiosa entre los siglos XIX y XX, Cuenca, Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha, 2012, pp. 78-79.
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la miseria econmica. [] Lo que importa es purificar radical e histricamente el
estadio poltico con un gesto de honradez hispana, llegando a extirpar
cruentamente, si hace falta, a los eternos moderadores de la farsa trgica,
profesionales del negocio de la Libertad, que imposibilitan con sus interesadas
mentiras la convivencia patritica de todos los espaoles7.
1. Por qu estudiar a Onsimo Redondo?
He ledo en muchas ocasiones que el estudio del pensamiento poltico es una de las
tareas ms complicadas dentro de la investigacin histrica. Nada ms cierto si adems
de este problema, tenemos en consideracin que otra gran dificultad en mi opinin
muy frecuente que afronta el historiador es la de arriesgarse a ver disminuida una
objetividad que nunca debe faltar ni ser desaprovechada en labores de esta tipologa8.
No es casual que hasta la actualidad la figura de Onsimo Redondo haya interesado
sobre todo a un conjunto de autores, en su mayora ex colaboradores y conocidos, que
en distintas ocasiones se han esforzado ms que analizar en recordar o incluso
celebrar su personalidad. Al respecto si por algunos el vallisoletano haba sido tal y
cmo l se autoproclam un simple hijo del campo9, para otros su legado se
transform pronto en el ejemplo de quin le recordara como el mrtir de Espaa y
Caudillo de Castilla10
. Con el paso del tiempo, ya durante el franquismo, la imagen de
Redondo fue sin embargo mitificada y su pensamiento acab por ser instrumentalizado
por un rgimen necesitado de mrtires polticos. Fue una especie de metamorfosis en la
que sin alterarse del todo la aportacin doctrinal quedando esta ltima ms o menos
intacta se actu con el objetivo de cimentar las bases de un sistema que pretenda
hacer del nacionalsindicalismo su propio espacio de ensayo, adems de ser el portavoz
de la causa nacional. Con cierta confianza, podemos decir que Onsimo qued por lo
tanto relegado durante algunas dcadas bajo la indiscutible universalidad de un
joseantonianismo que a partir de la inmediata posguerra se consider s el promotor de
una nueva Espaa nacional; pero de una Espaa redimida con el sudor y el patrocinio de
7 El dolor de Espaa, Libertad, n 7, 27 de julio de 1931.
8 CASALI, Luciano, Societ di massa, giovani, rivoluzione. Il fascismo di Ramiro Ledesma Ramos,
Bologna, Clueb, 2002, p. 9. 9 MARTNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, Valladolid, mbito, 1996, pp. 30-31.
10 GARCA SNCHEZ, Narciso, Onsimo Redondo, Madrid, Publicaciones Espaolas Temas
Espaoles, n 39, 1953, p. 30.
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Franco y sus incondicionales. Un factor que evidentemente pes y no poco en las
sucesivas cuatro dcadas, en las que se ensalz cada vez ms la figura del Generalsimo
detrs del cual los tericos del falangismo figuraron como simples comparsas.
Sera slo a partir de pocas ms recientes cuando las aportaciones de cada uno de los
fundadores del nacionalsindicalismo empezaron a reaparecer con fuerza. Si bien Primo
de Rivera mantena prcticamente intacto su protagonismo ideolgico ejercido hasta
entonces, otros como Ledesma Ramos fueron rehabilitados en un imaginario colectivo
que durante mucho tiempo les haba excluido, mientras que en el caso de Onsimo
Redondo se pas a la simple reformulacin de su percepcin doctrinal an as
destacando su vinculacin a los primeros dos. No obstante, se puede decir que con el
paso del tiempo ste ltimo fue recortando un pequeo espacio dentro del conjunto
nacionalsindicalista, precisamente por reconocerse cierta autonoma de su aportacin
doctrinal; Onsimo pas as de ser aquel simple hijo del campo o, como se le haba
llamado hasta entonces, Caudillo de Castilla, a configurarse como un imprescindible
integrante del movimiento lo destacara Francisco Martinell Gifre11
o incluso, el
precursor sindicalista tal y cmo le apod, ms tarde, Jos Luis Mnguez Goyanes12
.
El redescubrimiento de este peculiar vallisoletano no fue sin embargo el resultado de
una necesaria reconsideracin de su aportacin doctrinal, sino ms bien fue la voluntad
de situar en su justa medida la figura de Redondo dentro de la poca que le toc
vivir13
. A partir de esta primera revisin historiogrfica el nombre de Onsimo ha
reaparecido en la mayora de los escritos dedicados a la historia del falangismo y su
aportacin se ha convertido en uno de los pilares an as poco estudiados del
nacionalsindicalismo. Pero pese a ello, ha de considerarse que hasta la actualidad ha
faltado un anlisis crtico que haya recorrido con precisin y objetividad su vida y su
pensamiento. Hoy conocemos muchos detalles de su biografa y hasta hemos podido
reconstruir importantes elementos de su aportacin poltica de la que todava poco se
conoca. Posiblemente tambin gracias a esta investigacin, aprenderemos a observar el
legado de Redondo (y su personalidad) desde una nueva perspectiva; Onsimo no nos
parecer as un simple personaje secundario o un propagandista ms del movimiento,
sino un importante actor que contribuy con su teora y su prctica a la realizacin de la
11
MARTINELL GIFRE, Francisco, La poltica con alas. Jos Antonio, Ramiro y Onsimo desde una
perspectiva actual, Madrid, Ediciones del Movimiento, 1974. 12
MNGUEZ GOYANES, Jos Luis, Onsimo Redondo, precursor sindicalista (1905-1936), Madrid, S.
Martn, 1990. 13
Ibdem, p. 6.
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ideologa nacionalsindicalista. Una especie me atrevera a decir de pensador
independiente que con perseverancia y mucha disciplina, altern su papel de dirigente
poltico con el de idelogo, estableciendo las bases de un pensamiento que hasta pudo
tener cierta correlacin con sus homlogos.
Las investigaciones que se han llevado a cabo en los ltimos aos marcan, o eso es lo
que pretenden hacer, precisamente esta cuestin. Y gracias a numerosos inditos
documentales (de los que explicaremos ms adelante su origen), se ha podido ampliar
notablemente el estudio de este personaje. Un Redondo que, como veremos, fue
profundamente activo en determinadas etapas de su vida desde la formativa hasta la
poltico-jonsista adems de verse implicado en la creacin de una teora
supuestamente original y diferente a la de otros pensadores. Los aos universitarios en
Salamanca (1923-27), el lectorado en Alemania (1927-28) o el destierro en Portugal
(1932-33) fueron slo algunas de las pocas que si hasta la actualidad se han
considerado unos transcursos secundarios, asumen en este trabajo una importancia
fundamental; todos ellos acabaron por convertirse en periodos de profunda reflexin
doctrinal en la que Redondo fij las pautas y los fundamentos de su ideal.
All surgieron la mayora de las nociones que caracterizaron su esquema doctrinal e
incluso se regularizaron unos principios pensemos por ejemplo a su obsesin por el
contubernio judaico-masnico-bolchevique que le diferenciaron considerablemente
respecto a la ptica de los otros dirigentes. Tras este primer anlisis observaremos por lo
tanto a un Onsimo poco conocido, despojado de sus vnculos polticos y libre de
imposiciones doctrinales; slo entonces estaremos contemplando a un personaje nuevo,
algo desconocido y sin duda punto central de un estudio que pueda distinguirle de los
otros intrpretes del conservadurismo radical. A travs de este prisma y gracias a la
nueva documentacin, encontraremos por fin al protagonista de este trabajo quin, ya
no detrs sino al lado de Jos Antonio o de Ramiro, nos ofrecer alguna una nueva
perspectiva sobre la intricada historia del fascismo espaol.
-
22
2. Puntualizacin primera: (re)descubriendo a Onsimo Redondo.
A finales de 1932 lejos de Valladolid y aislado de su ncleo poltico, Onsimo Redondo
daba comienzo a una trascendental fase de reflexin ideolgica que mucho habra de
caracterizar su porvenir poltico. Fue una poca en la que el vallisoletano intent
profundizar mltiples aspectos tericos de su interpretacin doctrinal acercndose a
algunos de los postulados de los grandes movimientos revolucionarios de aquel periodo,
sin todava perder de vista su lugar de origen (Castilla) considerado el epicentro de una
dimensin poltica mucho ms amplia. Sus orgenes castellanos le haban proporcionado
una formacin muy tradicional, respetuosa de los valores catlicos y particularmente
atenta a las necesidades de las clases sociales que consideraba menos afortunadas. No
cabe duda de que tal reflexin se caracteriz tambin por la voluntad de aproximarse
hacia nuevas frmulas polticas que lejos de representar una mera emulacin de
doctrinas establecidas pretendan convertirse en una alternativa ideolgica vlida para
emprender un camino poltico que siempre consider diferente a los dems.
A lo largo de su militancia en FE de las JONS experiment, ms o menos en
profundidad y con distintos matices, una aproximacin hacia los principales exponentes
del conservadurismo radical espaol: pas desde el inters por las ideas provenientes del
fascismo esttico de Ernesto Gimnez Caballero, a la teora nacional-revolucionaria de
Ramiro Ledesma Ramos, observ con atencin la apuesta patritica de Albiana y
finalmente se persuadi con la propuesta falangista de Jos Antonio Primo de Rivera.
Su paso por la poltica fue un intricado camino en el que se vio proyectado cada vez
con ms consecuencias directas al lado de otros dirigentes que, en la mayora de los
casos, ms que coordinar a un conjunto poltico homogneo se distinguieron por aspirar
a imponer ms o menos visiblemente su propia filosofa. Pese al ser uno de los
fundadores del movimiento, Onsimo se convirti en una especie de actor secundario
preocupado ms por la necesidad de recuperar cierta armona poltica antes que pensar
en el problema del liderazgo. Tal vez podra ser excesivo hacer referencia a Redondo
contemplndole como a un lder sin movimiento, aunque esta podra aparecer una
definicin apropiada si consideramos que jams logr establecer aquel partido de masas
tan contemplado en sus escritos14
; ni tampoco pudo librarse de una sumisin poltica
14
Comentara en uno de sus primeros artculos: la revolucin social es una necesidad y un grito de
justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la
democracia judaizante superburguesa, como de las mquinas internacionales con sello marxista, que
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23
que pese a otorgarle una cierta libertad doctrinal acabara con sus aspiraciones de la
poca juvenil.
Las dos unificaciones que protagoniz, la primera surgida por las necesidades del otoo
1931 y la segunda impuesta en el tardo inverno de 1934, no hicieron otra cosa que
mover el baricentro del control poltico desde sus manos a las de los otros dirigentes,
alejndole gradualmente del liderazgo. Pero Onsimo no fue considerado una simple
pieza del juego. Como coment Ledesma tiempo despus de lo ocurrido:
Este camarada [Onsimo] ha sido realmente quien dio a la seccin de Valladolid
todo su carcter, y quien logr hacer pronto de ella un ncleo de entusiasmo y
actividad. Pero esa primera etapa jonsista de Valladolid est llena de desviaciones
con relacin al sentido verdadero de las J.O.N.S., desviaciones obligadas, si se
tiene en cuenta que Onsimo tuvo por primeros colaboradores a muchachos todos
ellos luises, y l mismo estaba formado en la escuela de ngel Herrera, y en la
poltica sana y razonable que ste y El Debate representan. No hay ms que ver el
tono y el espritu propio de las J.O.N.S. para darse cuenta que si con algo son stas
incompatibles, es tanto casi como con el marxismo y los sectores francamente
antinacionales, con ese existir antiheroico, ese burocratismo algodonoso y esa
indiferencia ante la angustia espaola que constituyen los ingredientes de toda la
edificacin Herrera-Gil Robles-Debate15
.
Aparentemente fueron las supuestas desviaciones que Ledesma reproch al
vallisoletano, las que certificaron de alguna forma el fracaso poltico de Onsimo y su
incapacidad de mantenerse al frente del sindicalismo jonsista, aparentemente controlado
por Ramiro. Pero diferentemente a lo imaginado, fue ste ltimo quin acab por ser
desplazado an ms en el seno del partido. La ruptura con Primo de Rivera (1935)
marc un momento fundamental para el futuro del nacionalsindicalismo que de alguna
forma, acab por desorientar a un Redondo que se dej arrastrar por las necesidades del
momento mantenindose fiel al nuevo y nico lder. Esto le involucr an ms en la
edificacin de un fascismo que probablemente no entendi del todo, debido a su
descaracterizan la genuina revolucin hispnica. Cfr., La revolucin social, Libertad, n 2, 20 de junio
de 1931. 15
El caso Valladolid I, La Patria Libre, n 6, 23 de marzo de 1935.
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24
dependencia lo afirman Ferran Gallego y Francisco Morente a esquemas ajustados y
soluciones asentadas bajo la dicotoma de la doctrina y prctica poltica16
.
A pesar de esta cuestin, no se puede decir que las ideas de Redondo fueron una especie
de pensamiento fugaz en el medio de los enrevesados aos de la II Repblica. El
vallisoletano fue entre los primeros en rebelarse contra la tediosa presencia caciquil,
adems de ser un firme opositor contrario a una oligarqua por lo menos en Valladolid
que bien conoca. Sin contar con muchos recursos y con cierta improvisacin
lider a un reducido grupo que, desde sus inicios, se entreg a la lucha poltica a travs
de las pginas de un pequeo medio de comunicacin. Este paso fue necesario para
conformar una agrupacin que se estructur bajo un plan de actuacin basado en la
propaganda directa, crtica con el sistema y opuesta a todo tipo de autoritarismo
gubernamental. Desde los primeros nmeros qued evidente que la suya se
caracterizaba por ser una voz aislada, pero firme en cuanto a propsitos; no slo se
intentaba convertir a las masas para que actuaran contra la supuesta imposicin social,
sino se peda el fin del poder oligrquico-caciquil todava presente tras el falso mito
surgido alrededor de la proclamacin republicana17
. Fue precisamente durante aquel
periodo cuando Libertad se convirti en un instrumento de mltiples usos: rgano que
animaba a la lucha ideolgica, diario de propaganda poltica y semanario de accin
directa. Una publicacin que, en suma, pese a crear las bases del futuro temperamento
nacionalsindicalista, apost incluso antes que otros por una solucin rpida y sin
duda agresiva contra cualquier enemigo declarado: autoridades gubernamentales,
marxistas, republicanos, etc. Ante la voluntad de homogeneizar a un conjunto radical
marcadamente conservador, cabe preguntarse sin embargo hacia que ejemplos se inspir
Onsimo para configurar su crtica al sistema; cules iban a ser los mtodos ms all
16
Me refiero aqu a la anticipacin de la prctica doctrinal a la accin poltica, segn los principios
evolutivos del fascismo italiano. Sin embargo, el caso espaol presenta algunas desemejanzas, por
elaborar un proceso que algunos autores han definido como inverso. La corriente joseantoniana y la
ledesmista dieron lugar al desarrollo de la prctica poltica como premisa, respecto a la difusin
doctrinal; un proceso inverso a cuanto haba ocurrido en Italia o, tiempo despus, en Alemania. Redondo
contribuy activamente a la irradiacin de este formulismo, pese a que en su subordinacin jerrquica
ejerci como un mero mandatario asistiendo, adems, a la definitiva exclusin de sus aportaciones
doctrinales. Cfr., GALLEGO, Ferran y MORENTE, Francisco, Fascismo en Espaa, Barcelona, El Viejo
Topo, 2005, p. 70. 17
Escriba en el editorial del primer nmero: En este periodo en el que todo est por constituir, poltica y
socialmente, he aqu que la prensa ejerce y monopoliza un supremo magisterio, sobre la nica realidad
que podemos llamar constituida, sobre lo nico con fuerza eficiente para dejar or su voz en los mbitos
del gobierno: el pblico []. A la nacin le conviene estar alerta ante todo contra esta invasin de la
barbarie forjada en las rotativas []. No pedimos ms sino que la moral presida eficazmente el derecho
de escribir. Cfr., Nuestro saludo a la prensa, Libertad, n 1, 13 de junio de 1931.
-
25
de la denuncia periodstica a utilizar? Cules los objetivos? Y tambin qu
resultados se alcanzaran a corto plazo?
Es evidente que antes a su entrada en la poltica, Redondo fue un atento observador de
los profundos cambios que marcaron el continente europeo en las primeras dcadas del
siglo XX. Su educacin profusamente tradicional, fue ampliada con la lectura de obras
capitales ya hemos mencionado algn autor de la poca, que mucho influyeron en su
educacin espiritual y cvica. Incluso, se impregn del ms puro neocatolicismo
espaol, para despus iniciarse en la poltica bajo la direccin de los Propagandistas de
ngel Herrera Oria, del que Onsimo fue en los aos universitarios un ferviente
colaborador. Sin embargo, a partir de 1927, algunos cambios produjeron un viraje en la
actitud de este joven vallisoletano acercndole a posturas ms radicales y ms cercanas
a la solucin violenta.
Por aquella poca Redondo tuvo la oportunidad de disfrutar de nuevos aprendizajes que
condicionaran no cabe la menor duda su posterior desarrollo poltico y social. Esto
ocurri, por ejemplo, cuando el joven empez una estancia en la Alemania de Weimar,
en la que tuvo la oportunidad de ampliar su formacin a travs de las ideas provenientes
de la Kultur alemana, por entonces en plena ebullicin tambin a causa es importante
recordarlo de los efectos provocados por la Gran Guerra de 1914-1918. Aunque
algunos escritos sostienen que durante esta etapa Onsimo se acerc a un antisemitismo
de origen nazi, no se puede considerar del todo cierta esta afirmacin; ni por ello se le
puede vincular al haber sido un simple imitador de Hitler. Ms bien poco tuvo que ver
con l no slo por una cuestin de fechas (Onsimo fue a Alemania entre 1927 y 1928,
antes de la llegada del nazismo al poder), sino porque Mannheim la ciudad que le
hosped durante su estancia en Alemania tena poca representacin nazi en aquel
periodo. Pese a ello, en tiempos ms recientes he podido comprobar que si algo influy
en la experiencia de Redondo esto fue la complicada situacin poltica de la Alemania
de finales de los aos veinte. No se trataba slo de los numerosos enfrentamientos
muchos de ellos alimentados por las frecuentes campaas electorales que
caracterizaron el choque entre los partidos ms radicales, sino por la evolucin de un
clima de violencia que no pudo dejar del todo indiferente al joven espaol. Una
-
26
intranquilidad que afect su estancia y que le ense posiblemente por primera vez
la imposible coexistencia de ideologas polticamente enfrentadas18
.
Aunque en el peridico Libertad (y luego en Igualdad) se hizo referencia al partido nazi
coincidiendo con su acercamiento al poder, al respecto no se han encontrado otras
referencias directas en los escritos de Redondo. Es posible que la simpata por Hitler
fuera el reflejo de una ingenua curiosidad hacia su persona, aunque resulta evidente que
cierta ascendencia por el lder nazi se manifest a travs de una ejemplar disciplina
poltica (muy importante, como veremos, tambin en Onsimo) que supo crear las
condiciones al igual que el fascismo italiano para lograr el sometimiento de las
masas nacionales bajo el inters del partido19
. Basndonos en este aspecto no podemos
por lo tanto sintetizar el problema del complot judeo-masnico-bolchevique que tanto
afecta a Redondo, apelndonos simplemente a la influencia del partido nazi y su
antisemitismo; sera ste un grave error a la hora de valorar este personaje y sin duda un
elemento que provocara cierta confusin interpretativa. A diferencia del partido de
Hitler que promovi desde sus inicios un antisemitismo de carcter racial, en el caso del
vallisoletano se intentar demostrar que sus orgenes fueron algo distintas. Por lo visto
Onsimo no lleg a cuestionar el problema judo slo en el caso espaol, sino se esforz
para dibujar un antisemitismo mucho ms amplio, vinculado afirmara al control
econmico mundial. Fue una tesis que como veremos ms adelante, tuvo mucho que ver
con sus erradicadas bases cristianas y con un cambio gubernamental que en su opinin
haba favorecido el progresivo acercamiento de las entidades financieras en su
mayora bajo control de banqueros y filntropos judos hacia el poder poltico20
. Ser
este un tema transcendental en la comprensin de un pensamiento que, lejos de
acomodarse a esquemas preestablecidos, opt por ser una alternativa que no se present
en ningn otro caso del fascismo espaol.
18
Sobre la experiencia de Redondo en Alemania vase mi reciente publicacin: TOMASONI, Matteo,
El conservadurismo como molde identitario: una reflexin sobre la experiencia alemana de Onsimo
Redondo Ortega, en AA.VV., Claves del Mundo Contempornea. Debate e investigacin, Granada,
Comares, 2013, [suporte CD], p. 6. 19
Respecto al pas teutnico y el ascenso del partido de Hitler coment: Alemania sujeta su hinchada
social-democracia a la humillante colaboracin dictatorial y capitalista, con la mano de hierro de un
general y de un canciller catlico, y sus socialistas se ven obligados a aguantar en silencio el ostracismo
para no despertar vertiginosamente al pas, mientras el nacionalsocialismo de Hitler conquista a las
masas; cfr., Mirando a Europa, Libertad, n 21, 2 de noviembre de 1931. 20
No es casual que Redondo se convirtiera en uno de los ms apasionados propagandista de la clebre
obra Los Protocolos de los Sabios de Sion, de la que propuso una edicin que l mismo tradujo y
public en su semanario. En 1934 su editorial, Afrodisio Aguado, public un compendio que recuperaba
y fusionaba en un nico tomo los artculos publicados dos aos antes; vase: ANNIMO [Onsimo
Redondo], Protocolos de los Sabios de Sion, Palencia, Afrodisio Aguado, 1934.
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27
Sin duda menos problemtica fue la adhesin de Onsimo a la causa
nacionalsindicalista en cuanto afn a su ascendencia poltica; al respecto, el vallisoletano
trabaj para la implantacin doctrinal del sindicalismo nacional y comparti sin demora
lo enunciado por Ledesma en el manifiesto fundacional del movimiento jonsista21
. No
obstante, es inevitable considerar que su aproximacin al fascismo fue causada ms por
sus mtodos que por una clara afinidad ideolgica22
. Semejante actitud no cambi ni
siquiera tras la unificacin con los falangistas de Primo de Rivera, ya que por entonces
Onsimo segua considerando a la doctrina fascista como una corriente poltica extica
y por lo tanto no aplicable al caso espaol. La percepcin de Redondo sigue en parte la
interpretacin de Manfred Bcker, quin afirma que pese a manifestarse el falangismo
como una doctrina fascistizante, ninguno de sus dirigentes permiti que el movimiento
se ligara abiertamente a un modelo poltico extranjero. Por eso, los fascistas en la
Espaa de la Segunda Repblica intentaban evitar la etiqueta de fascista y se
esforzaban en subrayar su propia autenticidad nacional frente al fascismo italiano o al
modelo alemn23
. Y en el caso de Redondo este aspecto fue sin duda emblemtico:
concentr sus esfuerzos favoreciendo el ascenso poltico del movimiento
nacionalsindicalista y aunque esto conllevara defender valores cercanos al fascismo
opt por silenciar ulteriores polmicas, adoptando una estrategia de disciplina y
fidelidad al partido, bajo cualquier pretexto. Con esta actitud qued sin duda lejos de ser
uno de los portavoces del fascismo espaol aunque, gracias a ella, pudo mantener
radicadas sus ideas en el seno del partido. Fue, en suma, una situacin de compromiso
que le permiti mantener viva la ilusin de alcanzar el objetivo ms esperado desde sus
tmidos inicios en la poltica: llevar a cabo una misin en la que habra luchado hasta el
final por un ideal en el que crea firmemente. Daba igual ser techado de fascista; al fin y
al cabo lo que contaba realmente era la nacin, y por ella todo sacrificio era considerado
indispensable.
21
Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista nacen precisamente en virtud de esa sospecha nuestra de
que no existe en el panorama poltico fuerza alguna que garantice la defensa heroica de los ideales
hispnicos. No nos resignamos a que perezcan sin lucha los alientos de Espaa, ni a que se adueen de los
mandos nacionales hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negacin. Cfr., Las Juntas de
Ofensiva Nacional-Sindicalista, La Conquista del Estado, n 21, 10 de octubre de 1931. 22
Lo enunci claramente a comienzos de 1932: El fascismo se asienta en un propsito nacional de
construccin y sirve una idea espiritual y tica: el engrandecimiento nacional y el respeto a las libertades
y derechos fundamentales de la vida privada propiedad, familia, religin [] es un recurso de fuerza
para salvar a la civilizacin. Cfr., Dictadura fascista y dictadura parlamentaria, Libertad, n 33, 25 de
enero de 1932. 23
BCKER, Manfred, Nacionalsindicalismo o fascismo? El fascismo espaol de la Segunda Repblica
y su relacin con los movimientos fascistas en el extranjero, en MECHTHILD, Albert (ed.), Vencer no
es convencer, Frankfurt am Main, Vervuert, 1998, p. 16.
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28
3. Puntualizacin segunda: (re)ubicando al caudillo castellano
En las ltimas dcadas la historiografa ha emprendido un complicado y agotador
trabajo de investigacin que pretende hacer luz sobre los eventos, los protagonistas, las
voces y los pensamientos que marcaron una de las etapas ms prolficas y asimismo
turbulentas de la historia reciente de Espaa. En este proceso han entrado, poco a poco,
todos aquellos personajes que aportaron con determinacin un mensaje poltico que de
alguna forma contribuy a configurar el desarrollo de un pas tal y cmo hoy lo
conocemos. Redondo fue indudablemente uno de estos actores; asumi por ello la
responsabilidad de una directriz moral, eligi un firme camino para desarrollarla y no
desperdici la posibilidad de crear una unidad doctrinal aunque esto significara el perder
cierta autoridad dentro del movimiento. Al respecto, acus la cercana con los otros
dirigentes y acab por asimilar unas ideas entre las cuales elementos como la accin
violenta o el proselitismo juvenil fueron las principales armas de imposicin ideolgica.
En la documentacin privada, especialmente en la correspondencia, en ms de una
ocasin observaremos como Onsimo sufri en silencio esta obligacin aunque jams se
atrevi con el dar un paso atrs permaneciendo fiel a una honrada disciplina.
Con el paso del tiempo esta investigacin ha apuntado hacia el anlisis de la proyeccin
de una imagen la de Redondo que se ha demostrado no exenta de incgnitas y
perplejidades, resultando as ser muy difcil encajar su aportacin en el entramado
socio-poltico del nacionalsindicalismo. En ms de una ocasin me he preguntado qu
habra sido del falangismo sin Onsimo Redondo pero cada vez que he intentado dar
una respuesta a este interrogante, he terminado por reformular la pregunta con un matiz
distinto y tal vez ms apropiado. Creo que el problema no supone cuestionar su
participacin en ello, sino entender cmo l le percibi o, dicho de otra forma, que
signific realmente este movimiento al que Onsimo se consagr durante su corta pero
intensa vida poltica. La respuesta a este interrogante no es fcil y comporta alguna
reflexin preliminar que vamos a analizar muy brevemente.
El reparto de su pensamiento entre una primera fase vinculada al jonsismo (y por lo
tanto a Ledesma Ramos) y una segunda ms enfocada hacia el falangismo (Primo de
Rivera), implica la comprensin de su cosmovisin global en la que an no se ha
percibido hasta donde lleg el modelo jonsista y desde que punto empez el
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29
acatamiento al falangismo en Redondo. Durante el anlisis de su pensamiento, la
sensacin es aquella de observar a un pensador perdido en una especie de limbo
doctrinal, en el que su personalidad no dej de relacionarse con el virtuosismo del
eterno amigo y cofundador de la agrupacin (Ramiro) por un lado, y el oportunismo del
nuevo protagonista de la derecha radical (Jos Antonio) por el otro. Entre los dos, el jefe
vallisoletano pareci asumir ms el calificativo de agente mediador ante que el de
simple colaborador, debido a su capacidad de establecer un sutil equilibrio ideolgico y
existencial dentro del sistema nacionalsindicalista, sin todava perder su particular
aportacin terica. Por lo menos hasta la escisin de 1935, Redondo se entreg por
completo en la defensa de una trayectoria unitaria que busc con moderacin y
responsabilidad crear una firme armona entre las dos corrientes enemistadas.
Aunque su esfuerzo para la difusin del ideal nacionalsindicalista se desarroll bajo
distintas directrices, supo dar espacio tambin a un precepto que consider fundamental:
alimentar con un esfuerzo comn la realizacin de un frente (nacional) compacto con el
objetivo de aglutinar donde fuera necesario tanto las necesidades de unos como de
otros. Sin embargo, sabemos que los resultados no alcanzaron los efectos esperados. El
falangismo no lleg a ser aquel movimiento de masas tan preconizado por sus
dirigentes, ni pudo escaquearse de las acusaciones que sus antagonistas le imputaron por
equipararle a ser una mera imitacin del fascismo. Frente a las amenazas sociales y una
violencia cada vez ms explcita, smbolo de la lucha doctrinal en Espaa, Redondo se
apel una vez ms a su disciplina para mantener el orden sin todava renunciar al trabajo
realizado durante los aos de militancia; as como no rehus de su dependencia y
dedicacin hacia el partido. Al contrario, se implic an ms en la lucha y anim a
cumplir la revolucin nacional, bajo cualquier pretexto; y as, por ejemplo, lo sintetiz
en una de sus ltimas alocuciones pblicas:
Se trata, ni ms ni menos, que de una nueva Guerra de la Independencia [] en
su moderna marcha hacia la libertad. La libertad: santo concepto. Con este grito, a
diario falsificado, debe empezar tambin nuestro movimiento como empezaron
todos los revolucionarios24
.
Irona de la vida, fue slo al final de su efmera carrera poltica cuando Onsimo se
convenci de estar realizando esta sagrada misin. A finales de julio de 1936 y
24
De la nueva poltica. Reconquista, Libertad, n 133, 6 de mayo de 1935.
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30
durante apenas cuatro das, por circunstancias casuales el vallisoletano se encontr de la
noche a la maana a liderar un movimiento que otra cosa no era, en su opinin, que la
expresin de aquel despertar de Espaa; tras apoderarse de su legitimo puesto de jefe,
intent cautivar hacia su persona a todos los que le haban seguidos desde sus
comienzos, dando vida a una cruzada de redencin nacional que tena en Castilla su
primer e histrico ncleo. Sin embargo no pudo hacer mucho ms que sealar a los
falangistas el camino hacia la batalla, pues el destino quiso que no hubiese tiempo para
nada ms. Tal y cmo el joven caudillo haba aparecido en la sociedad, envuelto en el
fermento poltico de la primavera de 1931, de la misma forma desapareci en los
revueltos comienzos de una guerra civil que arrastr al pueblo espaol hacia un largo
periodo de dolor, muerte y venganza. Atrs de todo ello quedaron tan slo imgenes
distorsionadas de un pasado que segn se analice fue al mismo tiempo mitificado y
olvidado, en el que tambin la imagen de Onsimo encontr con dificultad un lugar
donde ubicarse.
Hoy no se trata de recuperar la imagen de Redondo con fines polticos o existenciales,
ni muchos menos rescatar su aportacin as como algunos nostlgicos han intentado
hacer en tiempos muy recientes25
. Ms bien se trata de proponer un estudio que a travs
del proceso metodolgico, sea capaz de imponer una atenta revisin historiogrfica y
documental que tenga como principal objetivo la (re)ubicacin de este olvidado
personaje; slo entonces y a travs de esta ptica, se le podr as colocar en el lugar que
le corresponde. Considero importante insistir en este aspecto, precisamente porque hasta
la actualidad el acercamiento a Onsimo Redondo se ha hecho a travs de bibliografa
en su mayora de carcter ideolgico o incluso propagandstico. Hecho que le diferencia
enormemente de los otros dos padres fundacionales del nacionalsindicalismo Ledesma
Ramos y Primo de Rivera quienes desde algn tiempo, han sido objeto de un estudio
ms especfico y sobre todo crtico de su aportacin. Una condicin por la cual, a estas
alturas, se ha considerado indispensable actuar tambin en el caso de Redondo haciendo
un esfuerzo anlogo en cuanto a la investigacin. Enfocando con ms detenimiento los
rasgos ms caractersticos de su pensamiento, las aportaciones tericas y tambin su
particular percepcin de la sociedad, se ha desarrollado un mtodo que nos permite
esto es por lo menos lo que se ha intentado entrar ms a fondo en su particular
25
Slo citar dos publicaciones que se han publicado hace poco tiempo: VILLEGAS, Luis Miguel,
Onsimo Redondo. Los albores de Falange, Madrid, Barbarroja, 2011; y JERZ DE RIESCO, Jos Luis,
Escritos sobre Onsimo Redondo, Barcelona, ENR, 2013.
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31
cosmovisin poltica. Esto nos ha permitido redescubrir e incluso reubicar a un
personaje que hasta la actualidad se limitaba a ser una mera comparsa entre los escritos
dedicados al nacionalsindicalismo, crendose las bases para un estudio que ponga por
fin en su lugar a este controvertido terico.
Por lo tanto, tngase en consideracin que esta es la causa y la metodologa de esta
investigacin y ninguna otra ha de ser ni puede entenderse la finalidad de dicho trabajo.
Otra cosa ser la opinin del lector quin mejor que nadie sabr confrontar sus
conclusiones con las expuestas aqu, en el intento de situar a este personaje ante el
mismo juicio que le impone la historia.
4. Onsimo Redondo, aquel desconocido: un breve repaso historiogrfico.
Dejando de un lado la formacin de su pensamiento, cabe decir que uno de los aspectos
menos conocidos de su personalidad ha sido indudablemente su propia vida. Lo curioso
es que tambin durante el franquismo Redondo permaneci anclado en una especie de
complementariedad, tal y cmo lo demuestran los escritos de aquella poca; y en efecto,
raras fueron las ocasiones en las que su nombre apareci desligado del falangismo de un
Primo de Rivera o de un Ledesma Ramos. Siguiendo este esquema, Onsimo aparece
por lo tanto en las obras tericas de Francisco Bravo Martnez, en las memorias de Jos
Mara de Areilza y Javier Martnez de Bedoya o incluso en los apuntes de un Jos
Antonio Girn de Velasco que siempre defendi su paternidad en el seno del
movimiento26
.
No obstante, se puede decir que un renovado protagonismo se le reconoci tambin por
algunos autores que aunque llegaron a conocerle de forma indirecta (no haban
coincidido nunca con l), sintieron la necesidad de dar cierto espacio tambin a su
aportacin; los escritos tan distintos entre ellos de Jos Luis de Arrese, Pedro Lan
Entralgo o Dionisio Ridruejo, entre otros, fueron el resultado de un anlisis que
consider oportuno tomarle en consideracin su aportacin, sin por ello relegarle a ser
26
BRAVO MARTNEZ, Francisco, Historia de Falange Espaola de las JONS, Madrid, Ed. Nacional,
1940; DE AREILZA, Jos Mara, As lo he visto, Madrid, Planeta, 1974; MARTNEZ de BEDOYA,
Javier, Memorias desde mi aldea, Valladolid, mbito, 1996; GIRN DE VELASCO, Jos Antonio,
Escritos y Discursos, Madrid, Vicesecretara de Educacin Popular, 1943.
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32
una mera comparsa propagandstica27
. Fue sin embargo a la altura de 1953 cuando
Narciso Garca Snchez, un viejo colaborador de Libertad y de las JONS, decidi al fin
publicar una obra que pretenda reconstruir con atencin la vida del fundador del
jonsismo vallisoletano. Sin pecar de originalidad en el ttulo denominando la
publicacin simplemente Onsimo Redondo28
este texto resuma en pocas pginas
las hazaas del que haba sido antiguo jefe e ntimo amigo del autor, aportando tan slo
algn nuevo dato personal vinculado ms a la experiencia de aquellos das que a
informaciones sobre su personalidad y pensamiento. Adems de las vivencias
experimentadas al lado de Onsimo, es evidente que Garca Snchez se inspir en la
redaccin de este texto a travs de dos otras obras publicadas poco tiempo antes a su
relato: por un lado la primersima semblanza biogrfica de la que tenemos
conocimiento, un escrito propagandstico annimo con ttulo Onsimo Redondo. Vida,
Pensamiento, Obra de 1941; mientras por el otro, una publicacin poco conocida de
Javier Martnez de Bedoya que reuna una serie de escritos ordenados cronolgicamente
y relacionados con la etapa periodstica de Redondo como director de Libertad29
.
El ensayo de Garca Snchez fue sin embargo una premisa a la obra que este mismo
autor public entre los aos 1954 y 1955 cuando por fin dio a la luz con la
participacin del entonces Ministro de Trabajo, Girn de Velasco la que iba a
convertirse en la obra ms importante sobre el jefe castellano: las Obras Completas de
Onsimo Redondo30
. Este conjunto doctrinal fue dividido en dos tomos que tenan el
objetivo de recompilar todo lo que Onsimo haba publicado durante los aos de
actividad, desde los inicios en las Juntas castellanas hasta el periodo falangista. Un
trabajo de recopilacin, que adems de rescatar buena parte de los artculos publicados
en Libertad e Igualdad, propona tambin importantes inditos de discursos y proclamas
pronunciados en los locales del jonsismo vallisoletano hasta la unificacin de 193431
.
27
Vase las obras: DE ARRESE, Jos Luis, La revolucin social del nacional-sindicalismo, Madrid, Ed.
Nacional, 1940 y del mismo autor: Escritos y discursos, Madrid, Vicesecretara de Educacin Popular,
1943; LAN ENTRALGO, Pedro, Los valores morales del nacionalsindicalismo, Madrid, Ed. Nacional,
1941; RIDRUEJO, Dionisio, Casi unas memorias, Barcelona, Planeta, 1976. 28
GARCA SNCHEZ, Narciso, Onsimo Redondo, Madrid, Publicaciones Espaolas Temas
Espaoles, n 39, 1953. 29
ANNIMO, Onsimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, Valladolid, Jefatura de Propaganda
Afrodisio Aguado, 1941; ANNIMO [Javier Martnez de Bedoya], Onsimo Redondo, Caudillo de
Castilla, Valladolid, Ed. Libertad, 1937. 30
REDONDO, Onsimo, Obras Completas de Onsimo Redondo, Madrid, Publicaciones Espaolas, Vol.
I II, 1954-55. 31
Curiosamente Garca Snchez decidi no aadir aunque se trata de una aportacin mucho ms
reducida tambin el conjunto de escritos publicados tras el marzo de 1934. No he podido averiguar
cules fueron las causas de esta omisin, aunque lo nico que se me ocurre es pensar que Garca Snchez
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33
Con la sola excepcin del nmero especial de Libertad de julio 1961 desde la
posguerra resurgido como diario de la prensa franquista dedicado al vigesimoquinto
aniversario de la muerte de su fundador32
, podemos decir que Onsimo decay durante
algunos aos en el ms puro ostracismo. En contradiccin con la continuidad de los
escritos dedicados a Primo de Rivera o Ledesma Ramos, slo en los ltimos aos del
rgimen franquista el pensamiento de Redondo volvi a recobrar vida a travs de la
peculiar reflexin de Francisco Martinell Gifre. Este autor fue quien, en la vspera del
comienzo del proceso de democratizacin del pas, se apresur por redactar una obra
que fuera capaz de reunir sin ocultar cierta nostalgia por los viejos lderes los
pensamientos de los que llam padres fundadores del fascismo espaol33
; una labor
(al final de este trabajo se analizar ms en profundidad) que pese a las aspiraciones, fue
incapaz de mejorar la posicin del conjunto falangista y que no logr rehabilitar
eficazmente a una doctrina algo obsoleta en su proceso de anteposicin a los grandes
cambios que iban a caracterizar la transicin democrtica espaola.
Nuevamente, el jefe castellano cay en un periodo de olvido que se interrumpi slo en
1984 cuando un entonces joven investigador, Jos Lus Mnguez Goyanes, public el
que se considera el primer ensayo crtico sobre su vida34
. Este trabajo fue sin embargo la
antesala de un proyecto ms amplio, que en 1990 llev a la publicacin de una biografa
ms completa con ttulo: Onsimo Redondo. Precursor sindicalista (1905-1936)35
.
Este texto, el ms exhaustivo sobre la vida de Redondo hasta la actualidad, fue el
resultado de unos aos de investigacin en los que este autor sac a la luz algunos
(pocos) documentos familiares inditos, adems de una importante coleccin de
entrevistas realizadas entre 1980 y 1985, correspondiente al testimonio de amigos y
conocidos de Onsimo. Pese a ello, cabe decir que este trabajo no pudo convertirse en
un texto de referencia por tener algunas carencias en cuanto a su elaboracin y
estructura, por lo que se estima que esta investigacin fue sin duda una labor exhaustiva
pero tambin hay que decirlo algo incompleta. El relevo pasa por lo tanto a este
trabajo de tesis doctoral que pretende ampliar con ms rigor cientfico y ms
quiso limpiar a Onsimo de posteriores influencias falangistas o, ms bien, joseantonianas, para mantener
vivo el recuerdo del jefe castellano como smbolo de la lucha jonsista. 32
XXV Aniversario de la muerte de Onsimo Redondo, Libertad, nm. Extraordinario dedicado a
nuestro fundador, 25 de julio de 1961. 33
Vase la ltima parte del prlogo de MARTINELL GIFRE, Francisco, La poltica con alas, ob. cit., pp.
13-15 34
MNGUEZ GOYANES, Jos Luis, Onsimo Redondo, Vallisoletanos: coleccin de semblanzas
biogrficas, n 40 (1984). 35
MNGUEZ GOYANES, Jos Luis, Onsimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit.
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34
documentacin no slo la semblanza biogrfica, sino todo el corolario doctrinal que
caracteriz la apuesta de Onsimo Redondo por la poltica. Todo un reto ante el cual
ser imposible alcanzar un anlisis completo, pero sin duda consistente y novedoso en
cuanto al material y las tcnicas de investigacin aplicadas.
4. Las fuentes
Tal y cmo se ha manifestado en el anterior apartado, hemos podido comprobar que las
obras dedicadas a Onsimo Redondo son pocas y en muchos casos limitadas a su
biografa. Incluso todo aquel corolario de textos, reflexiones, memorias, etc. que de una
forma u otra llaman en causa al jefe castellano, a menudo hacen referencia a Onsimo
de forma indirecta, esbozando apenas la que fue su aportacin ideolgica y siempre o
casi siempre sometindola a la imposicin doctrinal de sus homlogos. A todo ello
debe adems aadirse aquel conjunto de escritos, publicados en tiempos ms recientes,
que en mi opinin no han sabido adentrarse con ms determinacin en el estudio de este
fundamental personaje; pues, como hemos visto, an sigue faltando un anlisis
realmente crtico y en grado de establecer cules fueron las particularidades de la
interpretacin de Redondo en el entramado nacionalsindicalista y cmo ste ltimo
intent diferenciarse de los otros dirigentes.
A la hora de emprender este estudio, se considera por lo tanto insuficiente abarcar tan
slo la produccin bibliogrfica presente. Algunas de las aportaciones ms importantes
de esta tesis provienen del trabajo realizado en los distintos archivos consultados
durante los ltimos aos; desde los archivos propios del entorno local de Valladolid,
entre los cuales destaca sin duda el Archivo Histrico Provincial (AHPVA), a las
importantes colecciones judicial-administrativas conservadas en el Archivo Histrico
Nacional (AHN) o en el Archivo General de Hacienda (AGH). Otros detalles
documentales han surgido tambin gracias al hallazgo de importante material en los
archivos universitarios de Valladolid y Salamanca, adems del Archivo Universitario de
Mannheim (Alemania) y en muchas de las bibliotecas y hemerotecas tanto del rea
castellana, de Madrid y de Alemania e Italia respectivamente.
Lo que sin embargo puede considerarse como el principal avance documental de esta
tesis, ha sido sin duda alguna el hallazgo de un importantsimo fondo documental
privado que proviene de una coleccin de propiedad de los familiares de Redondo. El
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35
material al que me refiero, corresponde a un amplsimo conjunto documentario del todo
indito (aproximadamente ms de tres mil folios) al que no slo se me ha permitido el
acceso, sino sobre el cual he podido canalizar mi estudio alargndolo en un periodo de
anlisis y clasificacin de los documentos all encontrados y luego catalogados. Aunque
en el apndice de este trabajo presentar un detallado esquema que ayude al lector a
comprender la enorme extensin de esta documentacin, adelanto aqu un breve
esquema sinptico de la subdivisin realizada36
:
CAJA 1
Cuadernos_A
Cuadernos_B
(En la subdivisin se ha respectado
la numeracin original, aunque
falten algunos ejemplares)
Se trata de un conjunto de 23
cuadernos, divididos por temas,
en los que han sido anotados
apuntes de diferente ndole (en su
mayora de carcter poltico de la
poca), adems de reflexiones,
transcripciones, referencias
literario-filosficas y hasta
recortes de peridicos y
traducciones.
CAJA 2
1) Cartas desde la crcel (1936)
2) Correspondencia (1924-1936)
3) Asuntos Sindicato Remolachero y Abogado
4) Fotos
Prevalece aqu la correspondencia
de la poca del lectorado de
Mannheim con familiares y
amigos, de la poca del exilio
portugus y de asuntos internos de
las JONS, adems de las cartas
enviadas a Mercedes Sanz;
encontramos tambin material del
sindicato y algunas fotos.
CAJA 3
1) Textos (anteriores a la tapa poltica, 1924-
1931)
2) Textos (polticos 1931-1936)
3) Escuela y Universidad (1919-1925)
Textos y borradores de carcter
poltico, redactados desde la
poca juvenil (ACNdP-AN) y
despus del nacimiento de los
movimientos jonsista y falangista;
se conservan tambin cuadernos
escolares y apuntes universitarios.
36
Vase el apndice al final de este trabajo. El periodo de investigacin se ha prolongado a lo largo de los
aos 2012 y 2013.
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CAJA 4
1) Hacia una nueva poltica
2) Teora constitucional
Borradores completos de los
artculos aparecidos en Igualdad y
en la publicacin El Estado
Nacional (1939).
FONDO
(FMTR)
Caja 1 (5 subdivisiones; 1929-1936)
Se trata de un fondo menor,
incluido posteriormente entre la
documentacin; se compone sobre
todo de avisos y comunicaciones
de las pocas jonsista y falangista.
Esta primera ojeada a la documentacin, nos permite entender el trascendental valor de
este material que corresponde a momentos clave de la formacin poltico-ideolgica y
de la vida privada de Onsimo Redondo; un excepcional conjunto de apuntes,
borradores, cuartillas, cuadernos, cartas, actas judiciales, etc., que fueron escritos por su
propio puo y que han visto la luz tras una minuciosa y detallada investigacin. Una
labor que, ha de esperarse, sea capaz de proponer una definitiva revisin historiogrfica,
a travs de una implantacin metodolgica que no mire slo a la vida de Redondo, sino
tambin resalte su particularidad doctrinal y propagandstica; en definitiva, un reflexin
que no busque ensalzar su pensamiento con el objetivo de sacarle de su inevitable
complementariedad entre los idelogos del falangismo, sino ms bien aporte nuevas
prospectivas de anlisis y conocimientos sobre el que se proclam o por lo menos lo
intent ser un libre pensador.
5. Estructura del trabajo
Como es normal en cualquier tesis doctoral, tambin este trabajo ha sido subdividido y
organizado en distintas partes que tienen el objetivo de facilitar la lectura y la reflexin
de la misma. Con el fin de simplificar el anlisis, se ha decidido hacer una reparticin en
dos grandes bloques temticos: por un lado una parte biogrfica ampliada y mejorada de
las anteriores, mientras por el otro se ha dado espacio al anlisis de la parte dedicada al
pensamiento poltico que hoy se presenta como una novedad. La primera de ellas est
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37
repartida en distintos captulos que espacian desde los aos juveniles, al periodo
formativo y luego sindical, hasta su introduccin en el mundo poltico y su directa
participacin en la creacin del movimiento nacionalsindicalista.
El segundo gran bloque que ocupa aproximadamente las tres cuartas partes de la tesis
pretende ser una profunda reflexin sobre las grandes temticas que caracterizaron el
pensamiento de Redondo. Se empezar este recurrido abarcando el anlisis ms
personal de su ptica poltica aclarando, donde sea posible, cules fueron las bases
tericas desde la que Onsimo empez su reflexin; all se hablar de su iniciacin en el
espacio tradicional llamando en causa el entorno castellano para despus observar
cuales fueron los elementos externos que ms influenciaron su teora doctrinal y como
lograron penetrar en su pensamiento. Despus de una breve confrontacin con otros
modelos ideolgicos (que ms o menos directamente influirn en su pensamiento), se
optar por un anlisis ms recndito de su teora poltica con el objetivo de rescatar o
por lo menos caracterizar todos aquellos elementos ms intrnsecos de su corpus
doctrinal; ser esta la ocasin para concretar las bases de su percepcin poltica y
descubrir cules fueron los mtodos utilizados en la difusin del ideal
nacionalsindicalista. Finalmente, a raz de este ltimo aspecto, se procurar dedicar
cierto espacio tambin a los rasgos ms representativos de su teora, con el fin de ajustar
el estudio hacia una comprensin sin duda ms completa de la actual de los
elementos ms especficos de su reflexin. Lo que en definitiva, pretende ser un
complicado proceso de reflexin en grado de aportar nuevas consideraciones quizs
sea este el objetivo ms importante de esta tesis que favorezcan el redescubrimiento
de un actor que ms all de ser un respaldo para los dirigentes nacionalsindicalistas (esta
es por lo menos la percepcin que se ha retransmitido hasta la actualidad), sea tambin
aquel interprete del proceso ideolgico que supo defender su autonoma y solidez
doctrinal.
Este segundo gran bloque dedicado al estudio del pensamiento es el que realmente
impone las pautas estructurales de la tesis, ya que la importancia de esta parte es
fundamental para entender la aportacin de este peculiar terico. La necesidad de
desvincularle de otras teoras polticas como las abordadas por Ledesma o Primo de
Rivera, ha sido determinante a la hora de realizar este trabajo. Y por ello, dos han sido
los aspectos que ms relevancia han tenido en su elaboracin, convirtindose en
elementos fundamentales dentro de la investigacin. Por un lado el hallazgo de la
documentacin privada que nos ha permitido trazar un anlisis ms ntimo y al mismo
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tiempo ms preciso de su aportacin doctrinal; por el otro, dar por fin espacio a una
reflexin ms completa que abarque no slo el conjunto biogrfico fundamental para
entender las distintas fases de su desarrollo poltico , sino tambin doctrinal que aqu
ha sido presentado por primera vez en toda su amplitud. Un esfuerzo que, pese a su
prolongada fase de estudio y organizacin, ha merecido la pena y que apunta hacia una
nueva y aadira novedosa en algunos aspectos percepcin de este terico del
fascismo espaol.
En conclusin, podemos decir que la finalidad de esta tesis se considera por lo tanto
doblemente trascendental. En primer lugar se ha intentado rescatar desde el ostracismo a
su protagonista, Onsimo Redondo, perdido en una aparente evanescencia temporal y
sometido a una contencin poltica desde sus mismos inicios; mientras que en un
segundo momento se ha pretendido demostrar la frgil independencia de un
pensamiento que con esfuerzo y disciplina logr hacerse un hueco dentro del
movimiento. Un esfuerzo que sin embargo, como tendremos ocasin de observar, fue
finalmente reducido y marginado por considerarse imperfecto ante los esquemas
impuestos por los otros idelogos del nacionalsindicalismo.
***
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39
En cuanto a los agradecimientos necesarios despus de una labor de esta magnitud,
puedo decir que muchas han sido las personas que han contribuido con su aportacin a
la realizacin de este trabajo. En primer lugar considero fundamental agradecer a la
familia Redondo y especialmente a Doa Mara de las Mercedes Redondo Sanz-
Bachiller quin acept en su momento atender mis peticiones, autorizndome a realizar
una exhaustiva investigacin en los fondos documentales privados de la familia que
corresponden, en su mayora, al que fue su padre, Onsimo Redondo Ortega.
Asimismo toda esta labor no podra haberse realizado sin la competencia, la atencin y
la dedicacin del director de esta tesis, el Dr. Ricardo Martn de la Guardia (Universidad
de Valladolid), quin me ha coordinado no sin pasar por algunos apuros y no pocas
dificultades desde el primer trabajo de investigacin en los archivos, al anlisis de la
documentacin hallada y la elaboracin del conjunto final de esta tesis doctoral. Junto a
l, deseo recordar tambin al Dr. Luciano Casali (Universit di Bologna) quin fue, en
su momento, el primero en acercarme a la figura de Onsimo Redondo: l ms que
nadie, me anim a seguir adelante con mis investigaciones de las que naci
precisamente la idea de este trabajo. Fundamentales han sido las ayudas que me han
proporcionado tambin muchos compaeros del oficio, entre los cuales destacan sin
duda los colegas del doctorado de historia y del entorno de la Facultad de Filosofa y
Letras de la Universidad de Valladolid: Rodrigo Gonzlez, Esteban Elena, Iris Pascual,
Carlos Lozano, Daniel Galvn, Daro Dez, Constantino Gonzalo, Rubn Domnguez y
el gegrafo Carlos Hugo Soria. Deseo asimismo agradecer tambin a algunos tcnicos
de archivos y concretamente a Simone Tibelius (Universtt Mannheim) y Petra
Castellaneta (Stadtarchiv Mannheim) para su colaboracin que me fue fundamental en
mi estancia en Alemania; y a la Freelance-Translator Monica Grasso quin me ha
auxiliado en algunas importantes traducciones del alemn. Un enorme reconocimiento
va tambin a los compaeros de la revista Diacronie Studi di Storia Contemporanea y
a todos los amigos que en una sola pgina no cabran que con sus consejos me han
animado y transmitido su incondicional apoyo para la realizacin de la tesis. Slo
quiero destacar la ayuda moral y la profunda amistad que me vincula a Francesco
Pezcoller y a Pier Giorgio Raponi quienes ms que nadie, han sabido apreciar y animar
mi labor durante estos ltimos aos. Otro signo de gratitud no puede faltar a los
historiadores Marco Abram, Steven Forti, Csar Rina, Carlos Hernndez, Carlos
Hudson, Enrico Acciai y Edoardo Grassia por su amistad profesional (y tambin
personal); a Don Ramn Zarauza, eterno amigo y maestro de vida y los S.res Fernando
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del Olmo, Pedro del Olmo, Alejandro Hermosa, Vctor Rodrguez y Jess Mate por
haber estado siempre presentes cuando ms los necesitaba. Por ende, pero no menos
importantes, mi incondicional gratitud a Ana Areizaga, Armando Areizaga, Rosa Mara
Esteva, Rodrigo Gonzlez y Juan Lpez por su ayuda en la monumental obra de
revisin de los captulos de esta tesis; y a mi familia, Ermanno, Luisa, Barbara,
Germano y Gabriele: a voi pi di tutti dedicata questa tesi.
A todos vosotros, gracias, con la esperanza de haber cumplido de alguna forma
tambin con vuestras expectativas.
Valladolid, junio de 2014
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Breve contextualizacin histrico-social. La ciudad de Valladolid entre
los siglos XIX y XX; poltica, economa y sociedad.
A lo largo del siglo XIX buena parte del continente europeo empez a experimentar una
fase de tmido crecimiento econmico favorecido, no cabe duda, por los efectos de una
revolucin industrial que mucho tuvo que ver con la modernizacin del sistema
productivo. Aunque con cierto retraso, tambin en una Espaa esencialmente agraria y
econmicamente estancada, empez a cuajar esta mentalidad proporcionando nuevos
estmulos que al afectar el sistema econmico y social del pas, se irradiaron desde los
grandes centros urbanos Madrid y Barcelona para llegar tambin a las pequeas
capitales de provincia como Valladolid. Fue a partir de mediados del siglo XIX cuando
a lo largo de las riberas del Duero y del Pisuerga, se establecieron las primeras fbricas
destinadas a la transformacin de los cereales siendo la produccin harinera la ms
habitual. Castilla contempl al igual que otras regiones espaolas, el nacimiento de una
nueva clase media que, bajo el apelativo de burguesa harinera, no tard en hacerse con
el control poltico local; por lo visto, al igual que el color del trigo sugiere Celso
Almuia podramos hablar de una edad dorada para la burguesa local, entre la
cual pronto se distinguieron personalidades como el alcalde por excelencia de
Valladolid, es decir Miguel scar. Todo un smbolo representativo de una poca37
.
La administracin de Miguel scar (1877-1880) fue sin duda entre las ms carismticas
y transcendentales de finales del siglo XIX; no slo por qu este condecorado alcalde
logr transformar la ciudad a travs de un imponente proyecto de modernizacin de las
infraestructuras, sino que tambin por su fundamental obra de consolidacin del papel
de la burguesa local38
. Entre las muchas obras que se impulsaron durante el periodo
37
ALMUIA FERNANDZ, Celso (ed.), De la vieja sociedad estamental al triunfo de la burguesa
harinera, en Valladolid en el siglo XIX, vol. VI, Valladolid, Ateneo de Valladolid, 1985, p. 218. 38
Miguel scar Jarez ocup el cargo por espacio de apenas tres aos y medio entre marzo de 1877 y
noviembre de 1880 , pero qued en la memoria colectiva de esta ciudad. [] Honrado y trabajador, fue
un hombre de hechos. El Valladolid que recibi a Jos Gardoqui su antecesor en la alcalda , era un
ciudad en transformacin que haba introducido el agua del Pisuerga en la vida ciudadana, iniciando el
encauzamiento del ro Esgueva en el tramo comprendido entre el Campillo de San Andrs y el Hospital
de la Resurrecin. Lo que dej a su muerte, acaecida mientras negociaba en Madrid asuntos del
Ayuntamiento el 8 de noviembre de 1880, haba terminado de cubrir el ramal interior o sur del Esgueva
[], lo que permiti transformar este ltimo paraje viejo y sucio lugar , en una amplia y moderna
avenida que adoptara el nombre de Miguel scar tras su muerte. Tambin haba acometido un importante
labor de ensanche, alineacin e incluso prolongacin de algunas calles. Cfr. MARCOS DEL OLMO,
Mara Concepcin, El Valladolid contemporneo, en BURRIEZA SNCHEZ, Javier (coord.), Una
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dominado por este regidor, sin duda alguna tuvo mucha importancia el potenciamiento
de la importante lnea del ferrocarril finalizada pocos aos antes y que sera, por lo
menos hasta comienzos del siglo XX, la principal industria local. Esto fue posible
gracias al inters del Credit Mobilir (la empresa que financiaba la recin creada
Compaa del Norte y la realizacin de uno de los ferrocarriles ms importantes del
pas, la lnea Madrid-Irn), que vio en Valladolid un lugar adecuado para instalar uno de
sus ms amplios y productivos talleres ferroviarios. La ciudad acab por convertirse en
poco tiempo en uno de los ms importante nudos ferroviarios del norte de Espaa (por
aqu pasaba tambin un tramo secundario de la MZA, conectando Ariza con la cuenca
del Duero39
), albergando en las proximidades de la estacin un enorme taller (ms d