obituario #32
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Obituario - N.32 - Freddie Mercury.TRANSCRIPT
Freddie Mercury
1946-1991
Añeta Martin
LOS HIJOS DE MERCURIO
Cuando los integrantes de una banda armada emiten
sus comunicados ocultando su rostro tras un bigote de
pega y una aparatosa dentadura postiza en lugar de
un pasamontañas, es que la cosa va en serio. Ten por
seguro que cuando un grupo terrorista te amenaza
ataviado con una camiseta de tirantes en lugar de con
un chaleco atestado de munición y granadas, es que
no están para hostias.
Se hacen llamar Los hijos de Mercurio, pero ni
adoran al planeta más próximo al sol ni son adictos al
metal líquido. Adoptan su nombre en un poco acertado
homenaje a Freddie Mercury, del que se declaran fans
incondicionales. Tal y como suelen reivindicar las
pintadas que de vez en cuando aparecen en los muros
de los callejones, los terroristas también tienen
derecho a tener buen gusto musical. Lo curioso de Los
hijos de Mercurio es que sus demandas llaman tanto
la atención como su estética. No piden pagos en
metálico con billetes usados y no consecutivos, ni
-
exigen la independencia de una región ni el
reconocimiento oficial de algún culto estrambótico. No.
A veces tan sólo quieren que la vida tenga un hilo
musical de Queen por decreto ley. Por ejemplo, hace
dos meses exigieron que en las primeras citas se
recite en voz alta la letra de la canción Under
pressure, antes siquiera de saludarse y plantarse un
beso en la mejilla. Que en los convites de las bodas
tan sólo pueda sonar Too much love will kill you. Que
los domingos en los que se tenga que hacer limpieza
domestica la programación televisiva se reduzca a un
bucle eterno del videoclip de I want to break free. Que
en los acuerdos de divorcio una orquestra sinfónica
interprete ininterrumpidamente I want it all. Y que en
los tanatorios el sistema de megafonía emita una
versión remasterizada de Don't stop me now. El mes
pasado, en cambio, se olvidaron de todo eso y
pidieron un peregrinaje masivo y anual a Wembley. Y
este mes no han pedido nada de nada. En el último
video que mandaron a la prensa tan sólo se les puede
ver bebiendo cerveza y bailando prácticamente fuera
-
de plano, y sin ni siquiera mirar a cámara, casi como
si se hubieran dejado el aparato encendido por
accidente. Hay muchas teorías sobre la identidad de
Los hijos de Mercurio, que van desde que son iluminati
urdiendo un plan maestro para establecer las bases de
un nuevo orden mundial, a que sencillamente se trata
de un grupo de amigotes que una vez al mes se
emborrachan mientras escuchan a su grupo favorito
hasta el amanecer, y que aprovechan el tiempo
muerto hasta que les traen la comida china o las
pizzas que han pedido para cenar haciendo el cabra
delante de una cámara de video. Y aunque se definen
así mismo como una organización criminal, de
momento no se les atribuye ni una mísera pedrada a
un escaparate. Ninguna papelera ha ardido por su
causa. Es que ni siquiera han reivindicado la autoría
de una llamada furtiva a los interfonos de un bloque de
edificios a altas horas de la madrugada. Pero, sin
duda, el hecho diferencial con otros grupos terroristas
es que los hijos de Mercurio dominan como nadie el
arte de la incógnita. Justo después de hacer sus
--
curiosas demandas, se acercan a la cámara con paso
tambaleante y balancean el puño hacia delante y
hacía atrás, mostrando un primer plano de los nudillos,
y dicen: «y si no…». Y ahí terminan siempre sus
comunicados. Como no concretan las repercusiones
de no obedecerles han instalado un clima de
inseguridad brutal entre la ciudadanía. La inexactitud
de sus amenazas hace que todo el mundo se ponga
en plan catastrófico, y ya sabemos que el miedo a lo
desconocido es mucho peor que la certeza de lo
terrible. Las manifestaciones y las cadenas humanas
rodeando ayuntamientos no se hicieron esperar, y
fueron en aumento a cada nuevo comunicado. Por
ello, y para evitar una inminente escalada de disturbios
a nivel nacional, los principales partidos políticos se
han visto obligados a unirse en un frente común sin
precedentes que trasciende ideologías e intereses
particulares. El gobierno ha decidido contentar a estos
lunáticos antes de que hagan una tontería. El
mismísimo ministro de interior ofreció una rueda de
prensa advirtiendo de que en los videos analizados se
-
podía apreciar que esa gente no se depilaba el pecho,
por lo que los criminólogos y psicólogos habían
determinado que eso era una clara señal de su nulo
apego a la sociedad y a los valores occidentales. Así
que no iban a correr riesgos innecesarios. Y esto es
básicamente lo que hay. Que no te extrañe si durante
los próximos días recibes en tu domicilio la visita de un
técnico que te trucará el televisor para que este
domingo no puedas bajarle el volumen ni apagarlo. Es
posible que también compruebe que la aspiradora te
funcione correctamente, y que te deje una partitura y
un folleto con los pasos de la coreografía que deberás
memorizar e interpretar. No sería nada raro que te
preguntara qué número de pie calzas mientras busca
el par de tacones que deberás usar para limpiar el
salón y sacar el polvo del recibidor. Y ten en
cuentaque por mucho que le pongas caras raras a ese
pobre funcionario, éste tan sólo se podrá encoger de
hombros y decirte que es mejor prevenir que curar.
Xavi Lázaro
Kosta
EN TU DEFENSA
A kind of magic
Cuando Míchel me propuso amablemente que
escribiese un texto para Obituario, me sugirió que
podría hacerlo sobre los prominentes dientes de
Freddie Mercury, algo muy apropiado en mi caso
puesto que me gano la vida como sacamuelas. Pero
como soy un sentimental irrecuperable, he preferido
hablar de los recuerdos que tengo de Freddie, y
además centrarme en el día de su muerte, algo
también de lo más apropiado para una revista como
esta.
Love of my life
Es de justicia decir que mi fanática afición por Queen y
Freddie Mercury se debe sobre todo a mi padre, o más
bien a un disco de grandes éxitos de la banda que el
hombre compró durante mi adolescencia y del que yo
no tardé en apropiarme sin consideración alguna. Con
-
cierta nostalgia, me veo en esa ya lejana época
escuchando una y otra vez aquellas asombrosas
canciones, maravillándome con ellas, tarareándolas
obsesivamente, jurándoles amor inmortal y tratando de
conseguir por cualquier medio todo lo que hubiera
publicado aquel extraordinario e inclasificable grupo de
música. Inclasificable porque su estilo variaba no sólo
de un disco a otro, sino incluso dentro de cada álbum.
Como decía Freddie, la música de Queen era la suma
de cuatro proyectos diferentes. De cuatro músicos
prodigiosos, añado yo.
These are the days of our lives
Una música que me ha acompañado desde entonces
en mi rutina diaria. Supongo que se debe a mi
condición de fan histérico, pero descubrí que existen
canciones de Queen adecuadas para cada ocasión de
la vida. De hecho, han sido auténticas protagonistas
en algún momento destacado de mi existencia: me
sirvieron, por ejemplo, para ligar con la que sería mi
-
primera novia, a la que grabé una cinta con temas de
Queen escogidos por mí que le encantó. Sin embargo,
ni toda la discografía de Queen pudo evitar que
aquella chica me dejara años después, pero esa es
otra historia.
Who wants to live forever
En 1991, después de la publicación de Innuendo,
llegaron hasta mí los rumores sobre los problemas de
salud de Mercury, las fotos robadas en las que se le
veía demacrado mientras paseaba por la calle, las
señales de que algo malo estaba ocurriendo y que me
negaba a creer. Y un triste día de noviembre me di de
bruces con la noticia nada más llegar a clase: aquel
tipo genial ya no estaba entre nosotros. Como por
entonces ya hacía tiempo que era un fiel devoto de su
música, recuerdo que recibí el pésame de algún
amigo, y no era para menos: mentiría miserablemente
si dijera que la muerte de Freddie no me afectó.
Mentiría incluso si dijera que la he superado.
The show must go on
Veinticuatro años han pasado ya desde aquella
fatídica fecha, y la recuerdo como si hubiera sido ayer.
Y no es porque tenga buena memoria (que también),
sino porque el tiempo pasa, las vivencias suelen ser
efímeras, las personas con las que uno se relaciona
van y vienen, casi todo termina... salvo algunas de
esas personas, o la huella que dejan. Una sensación
que no sólo no se borra, sino que incluso se refuerza
con el paso de los años. Y eso hace que no
desaparezcan jamás.
God save the Queen
Dejando aparte la exagerada explotación a la que se
ha sometido, en mi opinión, la herencia musical de
Freddie Mercury, hoy me sigo emocionando con las
canciones de Queen igual o más que las primeras
veces en que las escuché, hace la tira de tiempo. Me
siguen levantando el ánimo, me siguen sacando una
sonrisa cuando estoy en un atasco camino del trabajo,
-
me hacen cantar desafinando a voz en grito, van
siempre conmigo y nunca fallan. Esto es alta fidelidad,
desde luego.
Freddie, en tu defensa puedo decir que eres eterno.
Ahí es nada.
Pedro Núñez Díaz
EL GRAN REY RATA
El gran rey Rata
vive por su propia cuenta,
en su defensa
alega que el amor mata.
No le importa rogar o robar,
es hombre ansioso
que lo quiere todo;
esperando que algo caiga del cielo.
El gran rey Rata
desenreda rápido su vendaje
y teje con sólo una aguja
su herida.
No quiere su libertad
si tiene el corazón roto.
El gran rey Rata
lleva su equipaje igual que todos.
y no puede tirarlo.
Tiene su camino y debe llevarlo.
El gran rey Rata
es un prisma,
caleidoscopio de sí mismo,
su propia obra.
Lucha contra la muerte
y se sirve de ella.
¡Vaya cosa la inspiración!
¿Cómo vivir de algo que no llega todos los días?
El rey Rata sabía cómo,
sabía dónde estaría mañana.
Diego Mercado Villarroel
Lola Marín
LAS CENIZAS DE MERCURY
Nadie sabe qué hizo Mary Austin con las cenizas de
Freddie Mercury, si sigue teniéndolas después de
todos estos años a buen recaudo en la mansión que
heredó del cantante o si las esparció en algún lugar
significativo. Mercury siempre dijo que él en realidad
era un hombre muy tímido que se transformaba en
otro en el escenario. No es extraño, por tanto, que
para su despedida eligiera la discreción. Aunque
tampoco habría sido un mal adiós si, en el concierto
de homenaje celebrado en Wembley meses después
de su muerte, las cenizas del genial cantante hubieran
sido arrojadas a los rostros del expectante público.
Gabriel Noguera
MERCURIO
Dios ya no salva a la reina,
lo hace el rock n’roll.
Mercurio marca la temperatura
de los demás planetas,
como hecho (indiscutible) en el cielo.
Siempre buscando alguien a quien amar,
una princesa del universo, que grite
y nadie le pare ahora
ni nunca.
El himno de los seguidores
de esta vieja monarquía
es el trueno,
—por cortesía de Dios—
el otro que muerde el polvo
mientras el resto se declaran
campeones.
Mientras un muchacho de instituto
se tumba en su puf barato
y escucha,
a quien antes era
una sonrisa.
Él se queda dormido,
pero el show
debe continuar .
Daniel Baudot
«Siempre supe que era una estrella. Y ahora parece
que el mundo está de acuerdo conmigo».
Freddie Mercury
COLABORADORES
Daniel Baudot
Kosta
Xavi Lázaro
Lola Marín
Añeta Martin
Diego Mercado Villarroel
Gabriel Noguera
Pedro Núñez Díaz
DIRECCIÓN
Sonia Marpez
Gabriel Noguera
DISEÑO
Sonia Marpez
Obituario N.32 – Freddie Mercury
Publicado el 24 de noviembre de 2015
obituariomag.blogspot.com