nunca jamas - sophie saint rose

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Sharon Morris estaba dispuesta a realizar su nuevo trabajo eficientemente, pero el carácter de su jefe dejaba bastante que desear. Pero cuando Evan Weixler le salvó la vida y tuvo que depender de él, acabó perdiendo su corazón y se dio cuenta que tendría que amoldarse a sus deseos si quería que funcionara su relación. No sabía si sería capaz de hacerlo.

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¿Nunca?Jamás

Sophie Saint Rose

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Capítulo 1 Sharon se subió al avión y se sentó

en su asiento en primera para dejarpasar a un hombre que iba tras ella,antes de dejar sus cosas en elcompartimiento superior. El hombre ledio con su maletín en el codo y no sedisculpó.

-Menudos modales –susurrófrotándose el codo antes de levantarsede nuevo y colocar su bolso con el

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ordenador en el compartimientosuperior.

Se volvió a sentar frustrada porqueno podía guardar sus cosas encondiciones por la gente que pasabaconstantemente y se dio por vencidadespués del tercer intento. Se frotó lacara agotada. Se había pasado la nochetrabajando para que no le faltara detalleal proyecto y ahora lo pagaría todo eldía. Le dolía la cabeza del estrés, perose le pasaría en cuanto durmiera un pocoy aprovecharía el vuelo para ello.

- Disculpe, está en mi sitio- dijo unhombre con traje.

Sharon levantó la vista de golpe yle miró a los ojos. Se le cortó el alientoal ver unos ojos verdes que parecían

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casi transparentes, rodeados por unaslarguísimas pestañas negras.

-¿Entiende mi idioma?- preguntóentrecerrando los ojos-Está en mi sitio-dijo más lentamente.

-Oh, disculpe- dijo levantándose ysentándose en el asiento de al lado.-Estaba pensando en otra cosa.

-Pues hágame caso –dijosentándose en su asiento colocando elmaletín ante él- ¿Es usted SharonMorris?

-Sí- respondió sorprendida.-Soy Evan Weixler.-ella se quedó

con la boca abierta- Es muy expresiva.Ahórreselo.

-Disculpe, pero no esperaba verlohasta llegar al complejo.- dijo alargando

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su mano.La ignoró para ponerse el cinturón

de seguridad y ella se puso nerviosa. Deese hombre dependía su trabajo y nosólo del que tenía que realizar enMéjico, sino el de su empresa, porquesino conseguía dejarlo plenamentesatisfecho, la echarían a patadas porperder a su mejor cliente.

-En cuanto despeguemos esperoque me enseñe su trabajo. Estamos enuna fase muy avanzada de laconstrucción y las villas estánterminadas.

-Lo sé. Ya…Él la fulminó con la mirada- No me

interrumpa.Se quedó de piedra por su grosería,

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pero él mandaba y se mordió la lengua.-En cuanto le dé visto bueno a su

proyecto, empezará inmediatamente- lamiró fijamente desde su pelo rubioplatino recogido en un pulcro moñoestilo francés, bajando por sus ojoscolor miel, pasando por su nariz hastallegar a sus gruesos labios pintados derosa. Después miró su vestido blanco degasa de tirantes antes de ver sus uñaspintadas de rojo a través de lassandalias doradas.- Y vístase de otramanera. Habrá muchos obreros y noquiero problemas.

Lo entendía, así que dijo asintiendocon la cabeza- No se preocupe. Hetraído otra ropa para trabajar.

-Bien. ¿Ha entendido lo que he

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querido decir con inmediatamente? Eltiempo es dinero y quiero que terminarcuanto antes.

-Muy bien.-eso significaba que niiba a dormir en el avión y ni los tresmeses que pensaba pasar en Méjico.- Heestado adelantando trabajo,asegurándome que hay muebles enexistencias para cuando diera el vistobueno al proyecto. Estarán en elcomplejo en una semana. Ese tiempo lopuedo utilizar para ir pintando lashabitaciones y encargarme de lascortinas, pues esas son estándar y ya vande camino.

-Bien.La gente pasaba por el pasillo para

ir hasta sus asientos en la parte de atrás

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del avión y frustrado cogió el maletín ysacó unos papeles. Se notaba que a esehombre no le gustaba perder el tiempo.

-Aquí tiene el ajuste depresupuesto.

Ella lo cogió impaciente y apretólos labios mirando las cifras paradecoración- Ha vuelto a bajar elpresupuesto. Esta ya es la tercera vez.

-Son imprevistos que tendrá quesuperar.

-Es una casualidad interesante quecuando hay un problema en otra sección,quien sufra siempre sea la decoracióncuando es lo que mas se ve.

-Yo hago hoteles seguros deprimera calidad- dijo enfadándose-Creoque la seguridad es más importante, en

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lugar de poner una silla u otra.-Depende de cómo sea la silla. En

una incómoda no te sientas muchotiempo.

Él entrecerró sus ojos y Sharon sesintió satisfecha de haberle cerrado laboca. Suspiró aliviada al oír quecerraban la puerta y colocó la hoja en labolsa que tenía delante. Al otro lado delpasillo un chico rubio le guiñó un ojo yella sonrió sonrojándose ligeramente. Almirar al señor Weixler, este laobservaba como si fuera una estúpidadescerebrada y se sonrojó másintensamente. La azafata empezó a darlas instrucciones y suspiró mirando porla ventanilla. No era un viaje muy largo,pero para ella iba a ser eterno.

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Cuando despegaron se volvió haciasu jefe- Tengo que sacar el ordenador dearriba.

Él se levantó y abrió elcompartimiento cogiendo la bolsa delordenador para dársela-Gracias.

Sacó la bandeja del brazo delasiento y sacó el ordenador de su funda,colocándolo encima para encenderlo. Encuanto estuvo lista, llegó la azafataofreciéndoles algo de beber- Agua, porfavor.

-Una cerveza- dijo él sin mirar a laasistente de vuelo.

-Enseguida.Sharon abrió el archivo y notó

como él se acercaba para mirar lapantalla. Su cercanía la ponía un poquito

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nerviosa, pero intentó no demostrarlo.Además su colonia la volvía loca.Gimió interiormente enseñando elprimer proyecto, pensando que erainjusto que en su primer trabajoimportante, su jefe se pusiera esacolonia distrayéndola.

-Este es el proyecto de los chaletscon acceso directo a la playa –dijo ellamoviendo ligeramente el ordenador paraque viera el resultado.

Él miró la pantalla varios minutos ySharon aprovechó para observarleesperando una reacción. La verdad esque era muy guapo, pero el muy mamónno movía una pestaña mientrasobservaba su trabajo.- Siguiente- dijosin más.

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Ella abrió el siguiente proyecto-Habitación Standard.

Exactamente igual hasta que volvióa decir-Siguiente.

-Habitación en suite.Él suspiró al ver esa habitación-

Siguiente.-Suite royal.Cuando terminó de enseñarle los

muebles de los cinco restaurantes delujo y de los comedores self service, leenseñó las piscinas, los muebles deplaya y entonces la miró a los ojos-¿Qué diferencia hay entre la suite y laroyal?

-¿Los metros y la cantidad demuebles? ¿Eso por no decir la terrazasobre el mar y el acceso a la playa con

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ascensor privado?-dijo con ironía sinpoder evitarlo.

-Me harás los catálogos.- dijo antesde coger su maletín y volver abrirlo.-Ponte a trabajar.

Le miró confundida- Desde aquí nopuedo hacer nada.

Él le tendió el teléfono que habíaante ellos levantando una ceja y Sharondijo extendiendo la mano –La tarjeta.

-¿No tienes una de empresa?-preguntó metiendo la mano en el bolsillointerior de la chaqueta y sacando lacartera para buscar la tarjeta de crédito.

-Eso no está presupuestado- dijocon descaro.

-Muy graciosa.Se puso a hacer llamadas para

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pedir los muebles, siguiendo el listadodetallado que tenía en la pantalla delordenador, para que no se le olvidara niuno solo o ese hombre le sacaría losojos. Era un follón porque al tener unpresupuesto tan ajustado a unos lesencargaba los cabeceros y a otros lasmesillas para ahorrar todo lo posible.Después de la llamada veinticinco miróde reojo a su jefe que estaba trabajandoa su lado mientras se tomaba su cerveza.Entonces recordó su agua y vio que latenía en su mesa. Alargó la mano librepara cogerla, pero él se la cogióprimero para quitarle el tapón antes dedársela.

-Gracias- dijo mientras seguíahablando con el almacén que tenía las

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hamacas. Bebió algo de agua antes dedecir- Quiero ese material allí antes deque termine la semana.

-¡Eso no puede ser!-Sino puede ser, buscaré a otros-

dijo firmemente.- ¡Tengo que abrir unhotel y no voy a esperar que ustedes sedecidan!

-Haré lo que pueda.-No haga lo que pueda. ¡Hágalo si

quiere que siga trabajando con usted!Me prometieron hace un mes que nohabría problemas y como ahora nocumplan, no contaré más con ustedes.

-No se preocupe, señorita Morris.Las tendrá como si tengo que llevarlasyo mismo.

Ella sonrió- Gracias. Es un sol.-

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colgó el teléfono buscando el siguientenúmero.

-¿Primero le pones verde y despuésle dices que es un sol?

-No me gusta que se queden conuna mala impresión de mí- dijodivertida- pero tampoco que me tomenel pelo.

-Una de cal y otra de arena¿verdad?- dijo sin levantar la vista delos papeles.

-Exactamente- dijo marcando elsiguiente número.

Estaba terminando cuando lesofrecieron un tentempié, pero ella seguíaal teléfono, así que su jefe pidió porella. Eso la molestó un poco pero yaestaba hecho, así que se aguantó.

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Cuando colgó el teléfono sonriósatisfecha y movió el dedo sobre elratón del portátil para escribir“Encargado” Entrega antes del 30 deAbril.

-Come- dijo tendiéndole unsándwich.

-Gracias. –lo desenvolvió concuidado y siguió revisándolo todomientras se lo comía cuando el aviónvibró con fuerza. Pálida miró a su jefe,que cerró la pantalla de su ordenador atoda prisa. El avión seguía vibrando yempezaron a descender.

-¿Qué ocurre?-preguntó asustada aloír un ruido extraño.

-¡Sharon, cierra la bandeja!-ordenó él apartando el ordenador y

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metiéndolo en el maletín con suspapeles.

Ella nerviosa dejó caer elsándwich al suelo cerrando la bandeja yél hizo lo mismo mientras la genteempezaba a gritar a su alrededor.

-¿Qué pasa?- gritó estremecida demiedo al ver que caían las mascarillasante ellos.

Él la cogió por los hombros- Si nome equivoco, nos vamos a estrellar.-totalmente aterrada se paralizó alescucharle- ¡Sharon, escúchame! -lemiró a los ojos mientras todos gritaban-¡Tienes el salvavidas debajo delasiento!- gritó él.

Le ajustó con fuerza su cinturón ybajó su cabeza todo lo posible hacia sus

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piernas. Él hizo lo mismo y mientras losgritos la ensordecían, miró a Evantemblando de miedo.

-¡No quiero morir!-¡No vas a morir!- le agarró la

mano con fuerza justo antes de recibir unimpacto que la hizo incorporarse haciaatrás del impulso, perdiendo elconocimiento al instante.

Sintió el aire en la cara y algo

fresco en sus labios doloridos. Gimiósintiendo como se le abrían las heridasde los labios al recibir el agua. Tenía lalengua hinchada y se atragantó al beber.

-Despacio, Sharon. Bebe despacio.Intentó abrir los ojos pero uno no le

respondía y levantó la mano hacia él.

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-Te has golpeado en la cabeza- dijouna voz femenina que no reconoció.Abrió el ojo que podía y vio sobre ellaa su jefe con barba de varios días y lacamisa rota.

-Estamos vivos.-sonrió sin fuerzas.-Sí- le pasó un paño por la frente y

ella suspiró de alivio- Tienes fiebre y ungolpe muy feo cerca de la sien.

-Pero afortunadamente te hasdespertado.- dijo la mujer.

Volvió la cabeza y vio a una mujerjoven arrodillada a su lado. Debía tenerunos veinte años.

-Ten cuidado, no te muevasdemasiado- dijo él pasando el paño porsu sien con cuidado.

-¿Quién eres?

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-Soy Liss- sonrió ampliamente- Ysoy la número cincuenta B.

No pudo evitar sonreír- ¿Y haymuchos números por ahí?

La chica perdió la sonrisa- Aquísólo cinco.

-Dios mío- cerró los ojos.-¡Sharon, abre los ojos!- le ordenó

su jefe cogiéndola por la nuca. Abrió elojo otra vez y él suspiró de alivio.

-Gracias- susurró mirándole.-¿Por qué?-Porque seguro que sin ti ya

hubiera muerto.-Te trajo hasta aquí, ¿sabes? –dijo

Liss resuelta levantándose y mostrandounos pantalones vaqueros y una camisetaroja.-Eras la única inconsciente. Los

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demás estábamos bien para nadar.-Liss ¿por qué no vas a ver qué

hacen los demás?- dijo Evan con voztensa.

-Tienes suerte de tener un novioasí. El mío salió del avión sinmolestarse en saber si estaba bien.

-¿Estaba vivo cuando saliste delavión?

-Sí, pero después ya no lo vi. Cadauno nadaba en una dirección.

Miró a Evan- ¿Cómo sabías dóndeteníamos que ir?

-No lo sabía, Sharon. Hemos tenidosuerte- dijo pasándole el paño por lafrente- ¿Puedes mover los brazos y laspiernas?

Ella lo hizo y Liss sonrió- Jack

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decía que seguramente te habíasquedado lisiada o algo.

-¡Liss!-¡Ya me voy!-¿Quién es Jack?-Escúchame bien ¿vale?- dijo

cogiéndola con cuidado por la nuca paraque se incorporara. Al sentarse notó un dolor en el hombro izquierdo y vio unavenda sobre él- Tienes una herida.Escúchame, Sharon.-dijo cogiéndola porla barbilla para que lo mirara.

-¿Qué ocurre?-En el grupo somos cinco. Nosotros

tres y dos tipos.-Bien. Jack y otro.-Exacto- dijo sonriendo- Veo que

estás mejor de lo que creía.

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-¿Qué ocurre con ellos?-Les he dicho que eres mi novia.-¿Por qué has hecho eso?-Jack es un tipo de carácter, un

macho alfa. ¿Sabes lo que es?-Claro. ¿Y qué?- él levantó una

ceja – ¿Qué piensas? ¿Qué me va a tirarlos tejos porque soy una mujer?

-Creo que te va a tirar los tejosporque cuando llegamos a la isla meayudó a sacarte y estabas desnuda decintura para arriba. No te miró como auna mujer inconsciente.- se sonrojódándole color a las mejillas.-Así que ledije que eras mi novia para intentarprotegerte.

-¿Y el otro?-El otro es un inútil que le sigue

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como un perrito faldero.-¿Y Liss?-Con el perrito.-No va a pasar nada- dijo ella

apartando su pelo suelto de la cara. Sumelena estaba enredada y le llegabahasta la cintura. Se miró el pechocubierto por el forro de una chaqueta. –¿Es de tu chaqueta?

-Sí.-¿Cuanto tardarán en sacarnos de

aquí?-Ese es otro problema.- dijo

mirándola muy serio.Gimió cerrando el ojo- Dame una

buena noticia.-Creo que estábamos sobrevolando

las Bahamas.

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-Mierda.-Veo que sabes geografía.- dijo él

mirando a su alrededor – Hay cerca deseiscientas islas deshabitadas.

-Estarán buscando el avión y nopuedes haber nadado mucho cargandoconmigo.

-Estuve nadando medio día,Sharon. No sé cuando nos encontrarán. -le miró asombrada y se sintió todavíamás agradecida. Cualquier otro lahubiera soltado.-No me mires así. Mepuse el chaleco salvavidas. –dijomolesto.

-De todas maneras, gracias. –miróa su alrededor – ¿Tienes hotel enNassau?

-Sí- contestó él mirándola muy

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serio.-Eso nos ayudará a que las

autoridades se den prisa. Eres unapersona importante y habrá presión delos medios para saber qué ha pasado.-alargó la mano para intentar levantarse.

-No te levantes todavía. Ya es unmilagro que estés sentada.

No quería ser una carga pero sabíaque tenía razón. Miró a su alrededor consu ojo sano y sólo vio playa. Estabandebajo de una palmera que le dababastante sombra. -¿La isla es muygrande?

-No he investigado mucho porqueno quería dejarte sola- dijo mirando alinterior de la isla. –Sólo te dejaba siestaba Liss.

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-¿Tan poco te fías de ellos?-No me fío de nadie- contestó muy

serio.Sharon le miró y vio que no tenía

zapatos –No tienes zapatos- dijomirándole los pies como si fuera algosuperimportante.

-¿Estás bien?- se acercó a ella yvolvió a tumbarla en el suelo.

-¿Necesito un médico?-Tienes algo de fiebre.-Me duele el hombro. Échame agua

de mar.-Puede ser peor.-dijo apartándole

el pelo de la cara.-Tiene yodo y es bueno para las

heridas.Evan sonrió y la cogió en brazos

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lentamente. – ¿Te mareas?-Estoy bien- susurró contra su

cuello. La llevó hasta el agua y se metiólentamente- ¿Cómo puede ser quetodavía huelas a colonia?

-Yo no uso colonia- dijo éldivertido metiéndola en el agualentamente.

Suspiró de alivio al sentir el aguasobre su piel –Déjame mojar la cabeza-él bajó los brazos para que pudierasumergir la cabeza mientras su caraquedaba en la superficie- Esto esmaravilloso- susurró dejando que el solel diera en la cara.

Un silbido hizo que Evan se tensaray levantó los brazos para pegarla a supecho.

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-No, espera- susurró ellaabrazando su cuello casi sin fuerzas.-Evan la miró a los ojos- Déjame de pie.

-Sharon…-Déjame de pie para que me quites

la venda del hombro. Quiero que le débien el agua.

Él lo hizo lentamente y aunque casino se sostenía, él le empezó a quitar lavenda de su hombro izquierdo. Ella nopodía verla bien por su ojo cerrado,pero le dolía lo que indicaba que estabainfectada.

-Bien, ahora apriétala hasta quesangre.

-¿Estás loca? ¿Sabes lo que tardóen dejar de sangrar?

-Está infectada y tienes que sacar la

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infección. Sino irá a más y no tengomedicamentos para curarme, Evan.Tienes que hacerlo.

Él apretó los labios y llevó sumano derecha a su hombro izquierdo-Joder, esto te va a doler.

-Tú hazlo. Con las dos manos. Yaque lo haces, hazlo bien.

Sintió las dos manos sobre elexterior de la herida colocando lospulgares debajo y el resto de los dedosarriba, palpando la hinchazón. – ¡Hazlo!

Evan apretó con fuerza y la heridareventó provocándole un intenso dolor.Gimió cerrando el ojo mientras seaferraba a su cuello. –Ya, nena. Yasangra- dijo apretando de nuevo- Salelimpia.

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La sujetó por la cinturasumergiéndola y gimió de dolor otra vezal sentir el resquemor. –Vale. –susurrósin fuerzas.

La volvió a coger en brazos y lasacó de allí a toda prisa- ¿Qué haocurrido?- preguntó un hombreacercándose.

-Le he limpiado la herida.- sintiócomo la tumbaba en la arena y lesusurraba- ¿Quieres que te la cubra?

-Claro que hay que cubrírsela.¿Estás loco? ¡No puedes dejarle laherida abierta!

No le gustaba que alguien lehablara así a Evan, así que abrió el ojoy sorprendida vio al hombre más enormeque había visto en su vida. La miraba

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con los brazos en jarras con el pechodescubierto y en calzoncillos. Se notabaque había estado nadando por su cabellorubio mojado.

-¿Acaso tienes un trapo asépticopara colocar en mi herida?- preguntóella provocando que la mirara a la cara.

-No.-Pues entonces evitaré cualquier

cosa que pueda infectarla más. Secerrará sola.

-Está dejando de sangrar- dijoEvan acariciándole la frente.

-Veo que estás mucho mejor. SoyJack.

-Y yo…-Sharon, lo sé. –entonces entendió

lo que Evan quería decir. La miraba

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como si creyera que iba a caer en susbrazos y miró a Evan levantando una desus cejas rubias. Su supuesto noviosonrió ligeramente.

-Cariño ¿puedes darme más agua?-Claro, es casi lo único que

tenemos- dijo levantándose.Jack la observaba con el ceño

fruncido- Estoy intentando encontraralgo de comer pero no hay cocos y nopuedo coger los peces con las manos.

Evan se acercó con una cáscara decoco y pudo beber un poco. Se lamió loslabios y sonrió a su jefe- Gracias.

-Nena, duerme un poco.-En cuanto encuentre algo de

comer, te lo traeré para que te alimentes.Eres la que más lo necesita.-dijo aquel

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machito con el pecho hinchado.Por cortesía contestó- Gracias.-

miró a Evan y le dijo alargando la mano.–Cielo...

-Dime- se la cogió suavemente.-Coge mi piercing. Puedes doblarlo

como anzuelo.Evan sonrió y sus ojos brillaron.

Ella miró a Jack que estaba cruzado debrazos- ¿Puedes alejarte? Está en unazona delicada.

-Sí, claro.Cuando Jack se alejó, ella le miró

sonriendo y le guiñó el ojo sano aunquepareció que había parpadeado.

-¿Estás dejando las cosas claras?-preguntó su jefe divertido.

-De una manera sutil. Ahora

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quítame el piercing.-¿Y dónde lo tienes?- susurró.-Debajo del ombligo. No seas

pervertido.-No sé cómo podéis poneros esas

cosas.- dijo él subiéndole la falda hastamostrar su ombligo.- Una corazón.Interesante.

-Dentro del ombligo hay una bolita.¿Lo ves?

-Sí. –dijo tocándola con el dedo.-Ahí. Desenróscala sujetando el

corazón para que no se mueva.Lo hizo lentamente. Parecía que

tenía miedo de hacerle daño.- Evan, nome duele.

-Mierda ¿cómo puedes meterte estoen la piel?

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-¿Y los pendientes en las orejas?-Ya está. ¡Joder!-¿Qué pasa?-¡La puñetera bolita se ha metido

en el ombligo!-Pues sácala.Evan gruñó sacando el piercing

delicadamente antes de chupar en elombligo con la boca. Sharon al sentir lalengua sobre su piel, se estremeció.¡Incluso con fiebre! Levantó la cabezapara mirarlo y él se estaba sentandosobre sus pies.- ¿Qué haces?

Sacó la bolita con la boca- Misdedos son demasiado grandes.

-¿Y no se te ha ocurrido apretarpara que saliera?

-Pues no-respondió encogiéndose

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de hombros- ¿Más agua?-Tengo hambre. Te acabo de dar un

anzuelo. Úsalo.-¿Y qué me darás a cambio?-

preguntó divertido.-Tráeme algo de cena antes que el

Neardenthal rubio y te dejaré que mechupes el ombligo todo lo que quieras-dijo cerrando el ojo agotada.

-No te resistes mucho ¿verdad?-Soy una desvergonzada.-dijo antes

de quedarse dormida.

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Capítulo 2 La despertó la brisa y abrió su ojo

sano apoyándose sobre los codos.Estaba en otro sitio más cubierto, asíque supuso que la había cambiado Evan.Se sentó con cuidado y vio que seencontraba mejor. Se tocó la frente concuidado con la mano derecha y se diocuenta de que tenía menos fiebre.

-¿Te encuentras mejor?Se volvió y vio a un chico de la

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edad de Liss, de pelo castaño y dulcesonrisa. –Sí, gracias.

-Soy Tony.-Yo Sharon. ¿Dónde están todos?El chico señaló el agua y vio a Jack

con Liss intentando pescar con unospalos.- ¿Qué hacen?

-Intentan traspasarlos con lascañas.

-Dios, vamos a morir de hambre-gimió sintiendo que su estómago dolíapor la falta de alimento.

-Es el cuarto día que no comemos.Liss ya ha vomitado por lascontracciones del estómago.

-¿Dónde está Evan?- preguntóintentando levantarse.

Tony se acercó a ella y la cogió

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por el brazo derecho para ayudarla.Cuando se levantó, sintió que suspiernas eran como gelatina, peroafortunadamente no se mareaba.

-Está en la zona de las rocas. –se loseñaló y ella miró hacia allí. No le veíay se asustó –Tranquila, está bien. Vinohace un rato a ver como estabas.

-Ayúdame a dar unos pasos haciaun lugar escondido.

Tony lo hizo sujetándola por lacintura y llegaron hasta detrás de unosmatorrales, donde le pidió que la dejarasola. Pudo arreglarse para orinar ydespués de volver a llamar a Tony,fueron hasta la orilla de la playa,dejando que las olas mojaran sus pies.

Escucharon un silbido y vieron a

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Evan que iba hacia ellos con algo en lamano.

-¡Ha conseguido algo!-gritó Tony.-¿Tú crees?- preguntó Liss

desesperada.Lo que hacía el hambre, pensó ella

mirando a Evan que se acercaba hasta elgrupo. Sus pantalones estaban rotos enlos bajos y su camisa no tenía mejoraspecto. Aunque nadie teníaprecisamente buen aspecto yseguramente ella estaba peor que nadie.

-¿Cómo vas, nena?-Mejor. –se acercó con ayuda de

Tony y vio un enorme pescado- ¿Cómolo has hecho?

Levantó una caña que al final teníasu piercing incrustado.- Me llevó toda la

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noche hacerlo como yo quería, para noperderlo cuando lo clavara, pero lologré.

Ella sonrió – ¿Y ahora?-Tenemos que comerlo crudo- dijo

Jack saliendo del agua. Parecía que noestaba muy contento de que Evanconsiguiera el pescado, pero el hambremandaba. –Tenemos que buscar algopara cortarlo.

Evan se lo entregó y a Tony elimprovisado arpón antes cogerla enbrazos- No te fuerces.

-Soy una carga.-En cuanto comas algo te sentirás

mejor.-dijo sentándola a la sombra.Ella le miró a los ojos antes de

susurrarle al oído- No pierdas de vista

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el arpón. Es lo único que tenemos parasobrevivir.

Evan asintió y la besó en la siensana antes de apartarse.- ¿Qué tenéispensado?

Ella no le dio importancia a esebeso porque había sido un besototalmente fraternal, peroincomprensiblemente se sintió muy bien,muy arropada al recibirlo.

-¿No podemos hacer fuego?-preguntó ella haciendo que todos sevolvieran.

-Sharon, lo hemos intentado.-dijoJack divertido.

-¿No habéis sido boys scouts?-preguntó asombrada.

-¿Tú sí?-Liss sonriendo se sentó a

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su lado.-Pues sí. -miró a su alrededor y vio

unas hojas secas –Tráeme esas hojas yun palo de este tamaño- dijo señalandocon las dos manos una distancia como laextensión de sus hombros. –y algo quehaga de tablilla. Un palo más pequeñotambién.- Liss corrió a ayudarla al igualque Tony.- ¿No habéis visto Naufrago?

-Claro –respondió Evan mirándolacon los brazos cruzados- Y también vilas heridas que se hizo en las manosintentándolo.

Se lo pusieron todo delante y ellahizo un hueco en la arena. –Espera nena,que te ayudo.

Evan se arrodilló ante ella ySharon miró a su alrededor hasta que su

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mirada cayó en Liss- ¿Llevas sujetador?-Sí.-Arráncate un tirante.Ella se apartó el ancho tirante de su

camiseta y Tony le arrancó el tirante,dándoselo con una sonrisa. Ató unextremo al palo más largo y el otro en elotro lado. Miró a Evan con el arco en lamano –Tendrás que hacerlo tú porque notengo fuerzas.

-Puedo hacerlo yo –dijo Jackdando un paso al frente.

-Ya la ayudo yo.-Observar. Así aprenderéis todos-

dijo ella cortando la discusión de raíz.Puso las hojas secas debajo de latablilla y el palito encima. Colocó elarco transversal, metiendo le palito

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entre el tirante del sujetador y el palolargo. –Sólo tenéis que sujetar elpequeño para que no se escape y moverel arco de adelante a atrás.-hizo elmovimiento- ¿Veis?

-Déjame a mí, nena. No te hagasdaño en la mano.

Ella le pasó el arco y Evan colocóla palma de la mano sobre el palitoempezando a friccionar con el arco paraque girara rápidamente. –Ten cuidadono te quemes con la parte superior.

Evan lo hizo presionando la palmacontra el extremo del palito,seguramente porque cuanta más presión,más rápidamente saldría la llama y supoque se estaba haciendo daño, peroempezó a salir humo de la tablilla

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interrumpiendo su protesta. – ¡Sopla!Él se agachó a soplar y las hojas se

prendieron como por arte de magia. Lisschilló de alegría abrazando a Tonymientras que Evan acercaba más lashojas para que no se apagara. Sharon rióy miró a los demás- ¡Traer más!

Salieron corriendo mientras Jacklos miraba con el ceño fruncido. Liss searrodilló dejando más hojas, que fuemetiendo poco a poco en el fuego. Tonycolocó algunas piedras alrededor y ennada de tiempo tenían una hoguera. Evanla miró a los ojos sentándose a su lado-Muy bien, nena.

Le cogió la mano antes de quepudiera evitarlo y vio la quemadura ensu palma- ¿Te duele?

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-Estoy bien.-¡Vamos a cocinar!- dijo Liss

emocionada.-Colocaremos unos palos para asar

el pescado- dijo Jack tomando el mando.Se notaba que no le gustaba perderlo,pero ella miraba a Evan preocupada.

-Estoy bien- se acercó, la besósuavemente en los labios y Sharonsonrió asintiendo.

De la cocina se encargaron Jack,

Tony y Liss, que no le quitaban ojo alpescado.

Jack repartió equitativamente lasraciones sobre hojas que fue pasandouno por uno. Aunque a ella le dio másque a nadie.-Cuando salga de aquí no

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pienso hacer dieta nunca más en la vida-dijo Liss disfrutando de su ración.

-Eso lo dices ahora. –respondióella divertida.

-Deberíamos hacer un fuego enmedio de la playa para que se vea denoche. –dijo Jack mirando a Evan.

-De noche no harán búsquedas.-¿Y si pasa un barco?-¿Crees que se va a detener a ver

que pasa porque hay un fuego?Necesitarían una señal de s.o.s.

-Debemos escribir algo en la arena.–dijo Tony. –Un sos gigante para que sevea si pasa un avión o un helicóptero.

-Esa es buena idea. –dijo Lisssonriendo.

-Tendría que destacar en la arena.

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–dijo Evan.- ¿Maderas?-Maderas- dijo Jack asintiendo. –Y

haremos el fuego para la noche.-Cuantas más posibilidades mejor-

añadió ella mirando a Evan para que nodijera nada. Sabía que ahora teníanmadera de sobra, pero no sabían cuantotiempo estarían allí y podía llover. -Necesitamos un sitio resguardado por sillueve.

-Mañana empezaremos a hacer untecho. –dijo Jack decidido.

-Menos mal que te has despertado-dijo Liss amablemente- Sino llega a serpor ti no hubiéramos comido y muchomenos caliente.

-Os hubierais arreglado. Seguroque ahora llevareis a vuestros hijos para

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ser scouts.Se echaron a reír y cuando terminó,

suspiró porque todavía tenía hambre.-Mañana pescaré más cantidad.-

dijo Evan cogiéndola en brazos.-¿Qué haces?-¿No quieres lavarte las manos?Ella sonrió y cuando la dejó en el

suelo, el agua le cubría las rodillas. Lasujetó por la cintura para que se lavaralas manos- ¿Necesitas ir a…- le señalóel interior de la isla.

Se sonrojó ligeramente porque seestaba creando una intimidad entre ellosque era excesiva. Aunque necesaria.-Ahora no.

Él miró al cielo que empezaba aanaranjar. –Otro día.

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-¿Qué haremos si no nosencuentran?- dijo asustada apoyando susmanos en sus hombros.

La miró a los ojos- Nos van aencontrar y terminarás el maldito hotel.

Sonrió irónica-¿No me darásvacaciones?

-Nena, ya estás de vacaciones. Unaisla paradisíaca en medio de lasBahamas ¿Qué más se puede pedir?

Sharon se echó a reír sin poderevitarlo y se abrazó a él. Evan la abrazócon cuidado y le susurró- Si esto seretrasa mucho, habrá problemas conJack. –dijo acariciando su espalda-Cuando vio el arpón esta mañanadiscutimos por quién iba a pescar.

-Dos machos en una isla es lo que

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tiene. Lucha de poderes. No dejes que telo quite, Evan.

-A ti te respeta y los demástambién.

Se apartó para mirarlo a los ojos-¿Qué quieres decir?

-Tú has hecho fuego y has dado laidea del arpón- dijo suavemente-Además quiere acostarse contigo. Teseguirán a ti.

-¿Quieres que dé las órdenes?-Será bueno para el grupo y

retrasará el conflicto. Además casi lohas hecho durante todo el día. Yo meencargaré de pescar y tú delcampamento. Eres pacificadora, lo hashecho un par de veces durante el día, asíque no te será difícil.-Sharon se mordió

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el labio inferior- No hagas eso, tienesuna herida.

-Me pica.-¿Cómo tienes el hombro?-Me duele mucho menos.-Además ya no tienes fiebre. –

sonrió divertido- Dormir contigo estosdías era como estar al lado de unaestufa. No he pasado frío.

-Hoy no tendrás esa suerte.-Tengo la chaqueta- le miró la zona

hinchada y se la acarició con el dedo-Debería comprobar como tienes el ojo.

-Sólo me duele la piel y aquí nopodemos hacer nada. No lo toques- dijoasustada por si había perdido la vista.

Él sintió su miedo y la cogió enbrazos- Nena, cuando salgamos de aquí

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te verán los mejores médicos. No tienesque preocuparte.

-Aquí eso no me consuela, Evan.La llevó cerca del fuego y la sentó.

Jack y los demás estaban hablando alotro lado. – ¿En qué trabajas, Sharon?-preguntó Jack mirándola directamentepor encima del fuego.-Pareces una mujermuy inteligente y capaz.

Ella sonrió- No sé qué diría mi jefede eso. Soy decoradora.

-Oh, me encanta la decoración –dijo Liss. –Hacéis maravillas con cuatrocosas.

-Bueno, no hacemos milagros perome encanta mi trabajo.

Jack miró a Evan- ¿Y tú a qué tededicas?

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Evan la miró a los ojos antes decontestar- Soy empresario.

-Eso abarca muchas cosas- dijoJack divertido- Desde tener puesto deperritos calientes hasta sermultimillonario.

Evan apretó las mandíbulas y miróa Jack a los ojos- Entonces soy de lossegundos.

Jack perdió la sonrisa y miró aSharon- ¿Y lleváis mucho juntos?

-En realidad vamos a casarnos-dijo Evan evitando que hablara.

-Se os ve muy enamorados –dijoLiss sonriendo- Hacéis muy buenapareja.

-¿De veras?- preguntó divertida-La primera vez que le vi pensé que era

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un negrero prepotente.Evan sonrió cruzándose de brazos-

Pues la primera vez que te vi, yo penséque eras preciosa.

-Oh- dijo Liss al ver que sesonrojaba- Que bonito.

Sharon y Evan se miraron a losojos, pero ella la desvió avergonzada.-¿Y tú, Liss? ¿Qué haces? ¿Estudias?

-Estoy en la universidad, pero meiba a coger unas vacaciones con minovio. La Rivera Maya, ya sabes.Estudio Historia.

Miraron a Tony que se encogió dehombros- Yo no hago nada en todo eldía. Estoy de año sabático después de laUniversidad.

-¿Y qué estudiabas?

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-Física.Todos miraron a Jack que se

encogió de hombros.- Soy actor porno.Se quedaron mirándole con la boca

abierta y la verdad es que tenía cuerpopara ello. De repente Jack se echó areír- La cara que habéis puesto. ¡Esmentira!

-Ya decía yo que no te había vistonunca.-dijo Tony sin darse cuenta.

Las carcajadas se oyeron en toda laisla.

-No, en serio ¿a qué te dedicas?¿Algo que pueda ayudarnos comoingeniero naval?- preguntó Evansonriendo.

-Soy abogado.Evan perdió la sonrisa- Tú estabas

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en primera ¿verdad?-Sí. Dos asientos por detrás de

vosotros.- dijo mirándola a los ojos-Por eso sé que no sois pareja.

-Claro que sí- dijo ella perdiendoalgo la sonrisa.

-Entraste en el avión sola y lo séporque iba detrás de ti. Él llegó despuésy te habló como si fueras una empleada.

Liss les miró con la boca abierta-¿Por qué habéis mentido?

-No he mentido- dijo ella llevandola voz cantante.- Estaba enfadadoconmigo.

Todos miraron a Evan que hizo unamueca- Y no entre con ella para atenderuna llamada.

Liss sonrió creyéndoles y Tony

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también. – ¿A que esos enfados tontos,después de algo así, parecen absurdos?

-Totalmente.-dijo ella másaliviada.

Miró a Jack que la observaba conlos ojos entrecerrados sin creerse unapalabra y lo ratificó cuando dijo- Yo ami novia, a la persona con la que me voya casar, no le pregunto el nombre y él lohizo antes de sentarse. Así me enteré deque te llamabas Sharon Morris.

-Tienes un oído muy fino- dijo ellafríamente –Es una pena que no notes laironía cuando se habla.

-Soy abogado, preciosa. La notoperfectamente.

-No te pases, Jack – dijo Evan muytenso.

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-No me paso. –Jack se levantóenseñando su enorme cuerpo- ¿Y cómoes que el millonario no le ha regalado unbuen pedrusco a su preciosa novia?

Liss frunció el ceño.-No te importa- siseó ella

enfadándose.- ¡Y estás empezando afastidiarme! ¡Yo no te pregunto nada detu vida privada! ¿Y sabes la razón?Porque no me interesa.

Él sonrió con ironía-. Yainteresará.- lo dijo con tanta seguridadque Evan se levantó lentamente y Jack lemiró divertido.-Tranquilo, Evan. Tuamiguita puede estar tranquila conmigo.Yo sí le pondría un anillo en el dedo.

-Aléjate de ella ¿me oyes?- dijofríamente. La verdad es que su voz ponía

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los pelos de punta.- ¡Es mía!Liss los observaba con la boca

abierta y Tony la abrazó a él paraprotegerla, seguramente temiendo unapelea.

-Evan- susurró Sharon asustada porél. Jack era mucho más fuerte y temíaque le hiciera daño.

-No pasa nada, cielo- dijo mirandofijamente a Jack.

-Claro que no pasa nada- dijo Jacklevantando las manos sonriendo. Fuehasta una rama, cogió una camisa azulque no tenía mangas y se la pusodivertido.- De todas maneras será ella laque decida. No pienso destrozarte lacara para que la pongas de tu parte.

-Ya he decidido. Eres el único que

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no se ha dado cuenta.-Voy a pasear un rato.-dijo como si

le importara a alguien.Cuando se alejó Liss preguntó

todavía asustada- ¿Qué acaba de pasar?-Nada importante. –Evan se sentó a

su lado y la miró a los ojos.-Vamos a dormir- susurró ella. –

Mañana será un día largo. Cada pareja se tumbó a un lado de

la hoguera que alimentaron para que nose apagara durante la noche. Evan bocaarriba miraba al cielo y abrazó a Sharona él. Sharon apoyó la mejilla sana sobresu hombro y susurró.- Ya ha empezado.

-Era inevitable. Ahora saltará portodo. Lo discutirá todo y habrá

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conflictos.-No entres al trapo, Evan.

Porque…Él la miró y sonrió- Nena, sino lo

hago, ganará terreno y será peor.-Soy una carga para ti- susurró

sintiendo unas ganas de llorar terribles.-Shuss- Evan se puso de costado y

la abrazó con el otro brazo pegándola aél. –No eres una carga para mí- susurróacariciando su espalda.

-Sí que lo soy. Si me hubieraquedado en el avión…

-Te dije que no te morirías ¿no? Yno pensaba dejarte allí.-sonriómirándola a los ojos- Además dóndeencontraría otra decoradora tan preciosay eficiente como tú.

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-¿Soy eficiente?- susurróhipnotizada por sus ojos.

-Mucho. ¿No te dije que me habíasimpresionado metiendo en vereda a esosproveedores?- dijo antes de acercar sucara lentamente y besar su labio inferiorcon mucha suavidad. Sharon perdió elaliento al sentir sus labios, pero cuandosintió su lengua acariciándolo no pudoevitar abrir la boca para recibirlo. Lamano de Evan bajó de su espalda hastasu trasero mientras entraba en su boca ySharon gimió por todas las sensacionesque la recorrían de arriba abajo. Evanse apartó lentamente y se miraron a losojos- Duerme. Porque sino te llevaré ahíatrás para hacerte el amor. Y no estás encondiciones.

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Asintió hipnotizada por sus ojos yEvan suspiró dejándose caer deespaldas. Estuvo despierta bastantetiempo porque se quedó mirando elchisporroteo del fuego. Evan se quedódormido enseguida. Debía estar agotadodespués de todo su esfuerzo y deayudarla a ella. Cuando Jack llegó hastaellos simuló dormir, pero sintió que losobservaba. Para su asombro se acostó aunos metros de ellos en su lado delfuego, justo tras ella. O era unaprovocación a Evan o era como siquisiera proteger su espalda. No sabíaqué pensar.

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Capítulo 2 Se despertó cuando Evan la abrazó

a él y sin querer le hizo daño en la sienherida. Cuando abrió el ojo se diocuenta que su otro ojo estaba algo másdeshinchado y podía abrirlo un poco.Ver bien fue un alivio y suspiró contrasu pecho antes de levantar al cabeza.Estaba amaneciendo y sintió que Evanse tensaba. Se había despertado y habíavisto a Jack tras ella.

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-Buenos días- susurró elladistrayéndolo.

Evan miró hacia abajo y sonrió- Yapuedes abrirlo.

-Un poco. Veo bien.-Déjame ver.Con cuidado abrió su párpado

hinchado y ella vio perfectamente- Unosojos preciosos. Del color del ámbar-dijo sonriendo ante de besar su nariz.

-Te los cambio.- susurró antes dela besara rápidamente haciéndola reír.

Evan se levantó de un salto y almirar tras Sharon volvió a tensarse-Buenos días.

-Buenos días –dijo Jack en elmismo tono serio.

Sharon se sentó mirando hacia Jack

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mientras apartaba su melena y él se lacomió con los ojos sonrojándola. Nadiese había interesado en ella nunca de esamanera y la halagaba, pero también laasustaba un poco. –Ven Sharon, teacompaño al interior- dijo Evantendiéndole la mano.

La ayudó a levantarse y se sintiómucho mejor que el día anterior. Teníamás fuerzas a pesar de haber comidopoco. De la que iban hacia el interior dela isla, vio como Jack avivaba el fuego.Detrás de unos matorrales ella se aliviomientras Evan lo hacía demasiado cercapara su estabilidad mental. Cuando sesubió las braguitas miró a su alrededorpor si alguien la estaba observando yvio a Evan acercándose mirando a su

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alrededor también. –No hay nadie, nena.Tranquila.

-No sé- susurró desconfiandomientras se aseguraba que su falda lacubría.- Me siento expuesta.

De repente escucharon algo. Comoel sonido que hacía una mosca, peromucho más intenso y se acercaba.- ¡Unhelicóptero!- gritó Evan saliendocorriendo.

Ella le siguió hasta la playa dondelos demás gritaban mirando el horizontey extendiendo los brazos de un lado aotro. Sharon vio como el helicópteropasaba frente a ellos en paralelo sinacercarse a la isla. Estaba demasiadolejos para verlos y Evan corrió hasta lahoguera, agarrando un leño para agitarlo

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de un lado a otro antes de que elhelicóptero se fuera. No los veríandesde esa distancia.

Sharon sintió que le daba un vuelcoal corazón de terror, porque habíaestado tan cerca y a la vez tan lejos. Eracomo buscar una aguja en un pajar. Viocomo Liss se echaba a llorar tapándosela cara cuando el helicópterodesapareció y ella se acercó deinmediato para abrazarla. – ¡No nos vana encontrar!- gritó la chica asustada.

-Shuss- le acarició la cabeza-Claro que sí. Han estado cerca. ¿Creesque no van a volver a pasar acercándoseun poco? Lo harán.

-¿Tú crees?-Nuestra misión es mantenernos

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vivos para cuando lleguen- miró a loschicos que las observaban impotentes-¿Qué hacéis ahí parados? ¡Hay muchoque hacer! ¡Evan, tengo hambre!

-Sí, nena- dijo yendo hacia el arpónapoyado en el tronco de un árbol.

-Jack, necesitamos un techo. Sillueve…

-Lo sé- cogió a Tony de la camisetatirando de él hacia el interior de la isla.

-¿Y qué hacemos nosotras?-El sos.Se pasaron la mañana buscando

ramas para hacer el mayor letrero quepudieran. Algo que era un problemaporque se necesitaba un montón demadera. Sólo habían hecho la primera S,cuando oyeron un silbido y se volvieron

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hacia las rocas. Evan les hacía señales ySharon dejó caer las ramas que llevaba.– ¿Le habrá pasado algo?- preguntóasustada.

Liss echó a correr tras ella al verlacorrer hacia Evan y como estaba enmejor forma, la adelantó. Cuandollegaron a la zona de las rocas, vieron aEvan apretando los labios- ¿Qué hapasado?

-Me ha caído una roca en el pie-dijo levantándolo del agua y Sharonjadeó asustada al verlo lleno de sangre.Se acercó a él metiendo los piesdesnudos en el agua sin preocuparse porsi se cortaba. –Ten cuidado, nena-dijo élsentándose en una roca con ayuda deLiss que tenía zapatillas de deporte.

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-Déjame ver- dijo con voztemblorosa agachándose. Él levantó elpie con el sufrimiento reflejado en lacara y pudo ver que la roca le habíareventado el dedo gordo del pie, que eralo que sangraba. El de al lado sóloestaba herido, pero se veía claramenteque el otro estaba roto. Le colocó el piecon delicadeza sobre la rodilla- Lotienes roto.

Él lo miraba apretando los labios-¡Joder!

-Hay que enderezárselo. –dijo Lisspreocupada.

-Nena, hazlo ya.-¿Y si lo hago mal?- preguntó

asustada.-Lo arreglaré cuando volvamos,

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pero hazlo para que deje de doler.-Debería hacerlo Jack o...-¡No!- la miró a los ojos – Hazlo.Se mordió el labio inferior

volviendo a mirar el dedo. Se cogió untrozo de tela del vestido y lo arrancópara sujetar bien el dedo antes de tirar.Lo rodeó con cuidado con la tela y sinpensarlo, tiró con todas las fuerzas quetenía haciéndolo gruñir. Soltó los dedosrápidamente, temiendo volver a tocarlopor si se descolocaba y miró hacia Evanque parecía aliviado.- ¿Mejor?

-Sí.Tenía que estar doliéndole horrores

–Hay que vendarlo para que no semueva. Y tendrás que caminar con eltalón.

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-No te preocupes.-Liss, sujétale el tobillo.La chica se acercó y le sujetó el

tobillo para que él no forzara la pierna.Ella se levantó y miró su falda. Cogió elarpón que estaba a su lado y lo clavó enel bajo para hacer un agujero. –Te vas aquedar sin vestido como sigas así- dijoél preocupado.

-Mientras no se me vea el trasero.–dijo antes de tirar hacia abajoarrancando una tira de un lado a otro delbajo. Como tenía el dobladillo era másfirme y se volvió a agachar sin sabermuy bien cómo hacerlo. Tenía miedo dehacerlo mal y dejar el dedo curando delado. Como no tenía opciones, envolvióel dedo lesionado junto con el de al lado

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para que fueran paralelos.Afortunadamente ya no sangraba tanto,pero aun así la venda se llenó de sangre.

Cuando terminó, se levantó yalargó una mano para sacarlo de allí –Vamos.

-¡Joder! ¡Tenía que pasar estoprecisamente ahora!- dijo entre dientes.Sabía lo que sentía perfectamente.

-Ahora te cuidaré yo- dijo ellasonriendo. –Me toca.

Con ayuda de Liss lo sacó de lasrocas y al llegar a la playa le dijo aEvan- Silba.

-¡No!- dijo entre dientes.-¡No voy a arrastrarte por toda la

playa! ¡Silba para que vengan abuscarte!

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Le miró con firmeza y él dijo algopor lo bajo antes de meter los dedos enla boca y silbar con fuerza.

Los chicos miraron hacia la playa yellas les hicieron gestos para que fueranhasta allí. Jack y Tony echaron a correry Sharon suspiró aliviada al verlesacercarse- Se ha hecho daño. ¿Nosayudáis a llevarlo hasta allí?

Jack sonrió con suficienciamientras Tony se acercaba a Evan a todaprisa para sujetarlo por la cintura.Sharon miró a Jack como si quisieramatarlo por intentar humillar a Evan enun caso así.

-Claro. Ayudaré a tu novio- lo dijocon tanta ironía, que le hubiera gustadometerle una patada en el culo, pero

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necesitaba su ayuda porque ella tampocotenía muchas fuerzas.

Evan entrecerró los ojos, pero dejóque Jack pasara su brazo por sus fuerteshombros.- Tony, cógelo del muslo. Asíiremos más rápido.

Tony se pasó el brazo de Evan porlos hombros y cogió el interior delmuslo de Evan. Así lo llevaron a dondeestaba el fuego y cuando lo dejaron caersu jefe muy cabreado siseó –Gracias.

Sabía que había sido muyhumillante para un hombre como él quesu rival tuviera que ayudarlo, pero ellaestaba tan agradecida que sonrióampliamente arrodillándose a su lado. –Gracias, chicos.

-Un placer, preciosa- dijo Jack

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dándose la vuelta para volver a sutrabajo.

-¿Le estás animando?- preguntóEvan enfadado.

-¿Animando?- colocó su talón paraque estuviera cómodo y le miró a losojos- Escúchame bien. Tú me sacaste deallí y yo te sacaré de aquí. Somos unequipo, así que no te pongas chulitoconmigo porque no te lo consiento.

Evan la cogió por la nucaacercándola a él- No le animes.

-No lo estaba haciendo.- dijo muyseria mirando sus ojos verdes.-Peroharé lo que haga falta para quesobrevivamos.

Entrecerró los ojos furioso- Comote toque…

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-Eso es asunto mío.-Sharon ¿sigo con el mensaje de

socorro?- preguntó Liss a ciertadistancia.

-¡Sí! ¡Voy enseguida!- dijo sindejar de mirar a Evan.- Suéltame.

-Dime que no dejarás que te toque.-siseó furioso.

-Repito, haré lo que haga falta. Novoy a mentirte. Salir de aquí es miprioridad.

Evan la besó con furia y ella noluchó. Dejó que la besara porque era laúnica manera que tenía de demostrarleque para ella era lo más importante de laisla. Y además besaba de miedo.Cuando se apartó la miró condesconfianza y ella sonrió-¿Puedo irme?

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Gruñó soltándola y ella se levantólentamente mostrando gran parte de suspiernas. –Si me necesitas, silba.

-Muy graciosa.-Te traeré algo de comer- dijo

divertida.Volvió a gruñir y ella le lanzó un

beso mientras se alejaba por la playa.Perdió la sonrisa mirando como Lissseguía con el aviso- ¡Liss!

La chica se volvió con un palo enla mano- Déjame tus zapatillas.

-¿Vas a pescar?-Tenemos que comer.-¿Y Jack?-No ha dicho nada sobre eso y

tengo hambre.Liss se las quitó rápidamente y ella

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se las puso haciendo una mueca porquele quedaban algo pequeñas, pero eranmejor que nada. –Suerte- dijo la chicasonriendo.

-Eso espero.Fue hasta las rocas y recogió el

arpón que se había quedado allí. Estabasegura que Jack no había dicho nada conla esperanza de que ella le pidieracomida. Lo llevaba claro. El brazoderecho lo tenía perfecto y podía moverel hombro muy bien. Ella se buscaría supropia comida. Se metió entre las rocasy vio varios cangrejos. Entrecerró losojos porque no los habían pescado y sedio cuenta que era difícil cogerlos puesse escondían rápidamente. Miró el arpónque tenía en la mano. Igual Evan no se

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había atrevido a clavarlo sobre sucáscara por si se rompía. Decidióempezar con el pescado pero por allí nohabía mucho. Caminó hasta el final delas rocas y se mordió el labio al verque allí era más profunda el agua. Suotro hombro no estaba en condicionespara nadar, aunque no era malanadadora. No quería arriesgarse aquedar inútil ella también para quedarlos dos a merced de Jack, que era lo queestaba deseando.

Volvió a donde estaba trabajandoEvan, pero saltó la roca para mirar loque había al otro lado. Chilló de alegríaal ver una pequeña laguna llena de pecesque se debían haber quedado atrapadosal bajar la marea y no perdió el tiempo.

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Clavó el arpón en todo lo que se movía.Cuando tenía seis peces de buen tamañosobre una de las rocas, pensó en cómolos llevaría. Además tenía que volver aescalar la roca y llevarlos por la playa.Se miró la falda y pensó que podía haceruna bolsa. Se bajó rápidamente lacremallera y se quitó el vestidodejándolo caer en el agua. Lo recogió yanudó la parte de abajo haciendo unabolsa con él. Sonrió de alegría y fuehasta la roca para meter los pecesdentro. Entonces pensó que podía llevarmás y hacer una cena decente, así que seentretuvo en pescar cuatro más paratener dos para cada uno.

Le costó volver a subir la rocaporque ya estaba agotada, pero

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consiguió pasar al otro lado yatravesando las rocas llegó hasta laplaya. Liss no estaba allí, así que debíahaber terminado por ese día. Al pasarvio que el aviso seguía a la mitad yfrunció el ceño. –Estupendo- susurróacercándose al campamento. En cuantollegó se quedó un poco sorprendida alver solo a Evan, que parecía a punto delevantarse- ¿Qué haces?

-¡Joder!- se dejó caer-¿Dóndeestabas?

-Pescando.-¡Mierda, nena! ¡Todos piensan que

te ha pasado algo y están buscándote!-Le dije a Liss que iba a pescar-

dijo asombrada dejando la bolsa ante él.Evan miró su vestido y después vio

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sus braguitas. – ¿Por qué vas así?-No tenía en qué traerlos- dijo

radiante arrodillándose a su lado yabriendo el vestido.

Parpadeó sorprendido al ver lacantidad de pescado que llevaba- Vale,eres superwoman y todos los demássomos unos inútiles.

Ella se echó a reír dejando elpescado sobre una roca –Voy a lavarlo.¿Puedes dar un silbidito de los tuyospara avisarlos y que hagan la cena?

Lavó el vestido sintiendo la miradade Evan en ella después de hacerle caso.Estaba con el agua en las caderascuando vio llegar a Jack corriendo ysonrió al verla- ¡Tenemos cena!

-¿De veras?-preguntó Liss

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alucinada. Echó a correr hacia el fuego ygritó de alegría al ver la comida.-¡Sharon, te quiero!

Jack se acercó a ella y Sharon setensó- ¿Por qué no ayudas a asar lospescados?

Siguió acercándose a ella y levantóla barbilla para enfrentarlo –No teacerques más.

-¿Acaso me tienes miedo?-No quiero problemas, Jack.

Aléjate.-Los dos sabemos que no tienes

nada serio con él.-Eso a ti no te importa. –quitó el

nudo al vestido y se lo volvió a ponermojado.

-Eres demasiada mujer para él-

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dijo dando otro paso hacia ella.-Y tú estás a mi altura ¿verdad?-

preguntó con burla- Pues escúchamebien. Si aquí hay un hombre, ese es Evanque nunca me abandonó cuando la cosase puso fea y cuidó de mí. Y yo lo harépor él.-Jack la miró con admiración –Me dejaré la piel para salir de aquí- leseñaló con el dedo- No quiero que temetas con Evan ¿me has entendido?¡Déjale en paz!

-Si antes estaba convencido de quete quería para mí, ahora lo estoy más. –dijo muy serio.- Vas a ser mía.

-¡Púdrete!- le gritó furiosa porqueno había entendido nada.

- ¡Sharon!Volvió la vista a Evan que

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intentaba levantarse- ¡Ya voy!- sevolvió para ir hacia él, pero Jack lacogió de la muñeca.

Sorprendida porque la tocara, lemiró a los ojos- Te quiero a mi lado.Cuando veo como te toca me revuelvelas tripas.

-Pues no mires- dijo soltando sumuñeca con fuerza haciéndose daño enel hombro. Salió del agua casi corriendoy miró a Evan que estaba furioso-Cariño ¿quieres ir dentro para aliviarte?

-Sí- dijo con ganas de matar a Jackque tampoco parecía muy contento.

Le ayudó a levantarse y Tony sinque nadie le dijera nada se acercó.Cuando estaban alejados Tony dijo-Silbar si me necesitáis.

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-Gracias, Tony.- susurró ellamolesta por lo que había pasado.

-Está obsesionado- dijo él chicosorprendiéndolos- No ha hecho más quehablar de ti en todo el día. Yo le hedicho que estabais juntos, pero no se loha tomado muy bien. Como hablaba,daba la sensación que creyera queíbamos a pasar aquí mucho tiempo y queno iba estar solo. –miró a Evan- Leestorbas.

-Gracias, amigo- dijo Evan con vozgrave.

Tony asintió y se dio la vuelta parair hacia el campamento. Evan y Sharonse miraron y ella le abrazó con fuerzaenterrando su cara en su pecho- Tengomiedo.

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-No pasará nada.-Se está poniendo muy pesado. Y

lo que ha dicho Tony…-No quiero que vayas a pescar sola

¿me oyes?- dijo cogiéndola por lasmejillas para que la mirara- Hoy le veíade lejos, pero mañana no sé qué hará.Vete con Liss o Tony.

-Me ha dicho que no soporta vercomo me tocas.

Gruñó abrazándola con fuerza ybesándola en la coronilla- Tú haz lo quete digo y no pasará nada. Hablaré conTony y Liss discretamente.

-¿Y tú? Es a ti al que odia…-No me pasará nada.-Si estuviera con él, no te pasaría

nada.

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Evan tiró de su pelo hacia atráspara mirarla a los ojos. – No vas a dejarque te toque por protegerme ¿me oyes?

-Te dije que haré lo que haga falta.-Como te toque, le mato- siseó

Evan furioso.- ¡Aléjate de él!-La cuestión es que se aleje él de

nosotros. Cuando volvieron a la playa ya

habían puesto cinco pescados a asar enuna especie de parrilla de madera. –¿Eso no se quemará y perderemos lacena?

-Lo estoy controlando -dijo Liss sindejar de mirar los pescados como siestuviera hipnotizada.

No puedo evitar sonreír al verla.

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Se sentó al lado de Evan que distraídole acariciaba el muslo mientrascharlaban de cómo había conseguido lapesca y de su dedo roto. Estabasonriendo de algo que había dicho Liss,cuando al levantar la vista vio que Jackno les quitaba ojo. Molesta le ignoró elresto de la cena.

Tumbados el uno al lado del otroEvan le acariciaba el cabello mientrasella jugaba distraída con un botón de sucamisa – ¿Qué piensas?- preguntó élacariciando su mejilla.

-En si los muebles deberían habersido blancos.

Evan se echó a reír y la besó antesde decir-Estás de vacaciones¿recuerdas?

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-Un poco accidentadas, necesitootras.

-Ni hablar. El tiempo es dinero.-Uhhnn. ¿Un aumento?-Sabes que se ha recortado el

presupuesto ¿quieres que lo hagatambién tu sueldo?

-Explotador- susurró contar sucamisa.

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Capítulo 4 Al día siguiente Liss la acompañó

después de tener una conversación conEvan. Se dedicaba a guardar lo que ellapescaba en el mismo sitio del díaanterior mientras charlaba sin cesar. –No caben más- dijo haciéndolareaccionar.

-¿Ya?-Tenemos para todo el día- dijo

radiante.

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Se turnaron las zapatillas parasaltar la roca. Era divertido ver como selas lanzaban para avanzar un tramo antesde pasárselas a la que había quedadoatrás.

Cuando llegaron al campamento eramediodía y el sol pegaba muchísimo.Notaba como su piel se había enrojecidode tantas horas al sol y se puso a lasombra dejándose caer de rodillas allado de Evan - Te has quemado.

-No pasa nada- sonrió radiante-Tenemos comida de sobra para todo eldía.

-Estupendo. Ahora ponte la falda.Se echó a reír y vio como Liss

lavaba su falda. – ¿Qué has traído?-preguntó Tony ansioso.

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-Pescado o pescado.-Me vale.Jack seguía trabajando en una

especie de tendejón que no parecíademasiado sólido.- ¿Eso no se caerácuando llueva?

Tony silbó con los ojos comoplatos y se levantó a toda prisa paraempezar a hacer la comida mientras Jackse volvía para mirarla con los ojosentrecerrados.-No creo.

-Aquí cuando llueve, lo hace confuerza.

-¿Quieres hacerlo tú, señoritasabelotodo?- miró a Evan asombradaque reprimió una sonrisa.- Te recuerdoque no tengo cuerdas ni nada por elestilo para sujetarlo.

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Ella se levantó lentamente y miró asu alrededor- ¿Y sabes hacer trenzas?

-¿Trenzas? ¡Claro que no!Liss le tendió el vestido ya lavado

y ella se lo puso a toda prisa- ¿Liss?-Ya voy- dijo como si los hombres

fueran idiotas. Su amiga fue hasta unarama de palmera y arrancó varias hojas.Empezó a trenzar y tiró con fuerzacuando terminó-¿Ves? No es tan difícil.¡Así harás la sujeción!

Tony y Jack se sonrojaron y Evanse echó a reír- Está claro quien es elsexo fuerte.

-Gracias, cielo- dijo ellasentándose otra vez a su lado.- ¿Cómotienes ese dedito?

La miró divertido- Mucho mejor.

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-Déjame ver.-Tengo la sangre pegada a la

venda. Si me lo quitas, volveré asangrar.

-Sólo quiero ver el color de lapunta.- la punta del dedo tenía un colorsonrosado y suspiró de alivio. Ademásno tenía fiebre y eso era un síntomaestupendo. -Debería cambiarte la venda.

-¿Y quedarnos sin bolsa para elpescado?-preguntó divertido.

El grito de horror de Liss los hizolevantarse y mirar a la playa. Doscuerpos habían llegado hasta allí ySharon se tapó la boca de horror al verel estado en el que estaban.- ¡Liss,quédate con Sharon! - gritó Jackacercándose a los cuerpos.

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-Oh, Dios mío-susurró mientrasEvan la abrazaba a él por los hombros.Abrazó a Liss que se había acercado conel otro brazo y la pegó a él- Es horrible.

-¡Una maleta!-gritó Tonyemocionado- ¡Una maleta!

Miraron hacia donde señalaba alfinal de la playa y sí que era una maletarosa chillón. –Es de chica-dijo Lissemocionada.

-Estupendo, a ver si tiene unospantalones para Sharon.

Los chicos enterraron los cuerpos.Uno de ellos era una azafata. Sharon sesentía muy agradecida de que ellas notuvieran que participar en eso. Mientrastanto hicieron la comida a la vez queEvan las observaba pensativo. No

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hablaron mucho ese día, pues sesintieron realmente mal por lo que habíapasado. La culpa del superviviente. Nisiquiera abrieron la maleta, que estabaallí sin tocar desde que había llegado.

Sharon y Evan se abrazaron toda lanoche como si tuvieran miedo asepararse y que pasara algo horrible.

Al día siguiente la despertó un

suave beso en los labios y sonrió antesde abrir los ojos. Al ver a Jack a su ladose sentó de golpe mirando a sualrededor.

-Buenos días, preciosa-dijodivertido levantándose.

-¿Dónde está Evan?-Meando, seguramente.

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Se levantó furiosa- ¿Qué coñohaces?

-Despertarte. Es la mañana deNavidad y tienes regalos por abrir.

-Estás chiflado.-dijo condesprecio.

-Que va. Es que todavía no conocesmi carácter, pero te gustará. Además nome gusta que antes por ahí en ropainterior.

-¡Tú vas así todo el tiempo!-Es como un bañador- dijo

divertido.- ¿Te pongo nerviosa?-¡Serás idiota!- se volvió para ir al

baño cuando vio a Evan apoyado en unárbol observándolos. Sharon forzó unasonrisa- Buenos días, cielo.

Él con la mirada de hielo se acercó

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lentamente y Sharon se tensó- No hapasado nada.

-Nena, aléjate.- dijo colocándoseante Jack con cara de querer matar aalguien- Te dije que no te acercaras aella.

-Cuando cambie de opinión… –dijo con una sonrisa- y lo hará, yo estaréahí.

-Evan, no ha pasado nada- le cogiópor el brazo temiendo que se pegaran.-Por favor, no me pongas nerviosa.

-¿Te pones nerviosa por si le partola cara?- preguntó Jack colocando lasmanos en las caderas mostrando susmúsculos.

-¡Tiene el pie roto imbécil! ¡Siquerías tener algo conmigo, has elegido

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la peor manera posible!Tony y Liss que estaban cerca de la

orilla se volvieron al oírla gritar.Evan la apartó suavemente

tocándola en el vientre.- Nena, aléjate.-¿Qué coño estáis haciendo?-

preguntó Tony echando a correr haciaellos- ¡Jack, déjalos en paz!

-¿Ahora necesitas que te proteja unchaval?

Esa gota fue lo que colmo lapaciencia de Evan, que antes de quenadie pudiera impedirlo, lanzó ungancho de derecha que hizo trastrabillara Jack hacia atrás mientras Sharongritaba de susto. Jack se limpió lacomisura de la boca, por la quesangraba y miró a Evan antes de escupir

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sobre la arena. Corrió hacia él peroEvan se apartó en el último momento,pegándole un puñetazo en el estómagoque lo dobló. Entonces Sharon se diocuenta que Evan tenía conocimientos delucha, pues era rápido y daba golpescerteros.

- No te acerques a Sharon o lapróxima vez yo sí que te partiré la cara.-dijo viendo como caía de rodillasmientras Evan le daba la espalda paramirarla.

Se estaba retorciendo las manosasustada y gritó cuando Jack se tirósobre Evan a traición tirándolo al sueloy dándole dos puñetazos en el costado.-¡Jack!

Evan se revolvió dándole un

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codazo en la cara que le hizo sangrarpor la nariz y así le dejó volverse. Antesde darse cuenta, Evan se había sentadosobre su estómago y le pegó dospuñetazos- ¡Evan, déjalo!- gritó ellahistérica.

Le dio un último puñetazo antes delevantarse- ¡Maldito cerdo!- gritó élcuando estuvo de pie a su lado- ¿Creesque tanto músculo me va a acojonar?¡Me he enfrentado a tíos mucho máspeligrosos que tú, gilipollas!

Cogió a Sharon de la mano y sealejaron de Jack que se tapaba la caragimiendo de dolor. Sharon lo abrazó porla cintura- ¿Te has hecho daño en el pie?

-Estoy bien.- dijo besándola en lafrente antes de alejarse- Nena, mira en

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la maleta si hay unos pantalones.Liss le miraba como si fuera

superman y Tony sonreía, aunque seacercó a Jack para ayudarle. La chicalos siguió hasta la maleta que seguía enla orilla. La miraron y Liss susurró- Meda no sé qué rebuscar en las cosas dealguien que no sé si está vivo.

-Las necesitáis- dijo Evanagachándose al lado de la trolley. Porsupuesto estaba cerrada con unacombinación y apretó los labios- Joder¿cómo la vamos a abrir? No tenemosnada para hacerlo.

Sharon se mordió el interior de lamejilla pensando en ello. – ¿Y si lagolpeamos contra un árbol hasta que seabra?

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Evan la miró divertido.-Serán unoscuantos golpes.

-Así os desahogáis- dijo divertidacomo sino acabara de tener una pelea.

-Vamos allá.Mientras ellos hacían eso, ella

decidió ir a hacer pis al interior de laisla. Al salir vio a Tony como unmaniaco golpeando la maleta y decidióirse a pescar.-Liss…- dijo cogiendo elarpón.

-Oh, espera un momento. Quierover lo que hay dentro- puso morritos ySharon levantó una ceja porque sólocinco minutos antes le había dado reparoy ahora parecía una niña esperando suregalo.

Se sentó a esperar en un tronco

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caído y Evan lo hizo a su lado, mientrasque Jack lo miraba con los ojosentrecerrados bajo el tendejón que habíafabricado.- Evan…

-No te preocupes por él.-Te pillará a traición.-Ya lo ha intentado.Le miró preocupada y Evan sonrió

antes de acercarse para darle un suavebeso en los labios. –No te preocupes¿vale? Todo va bien.

-¿Cuando te has enfrentado ahombres más peligrosos que él?

-Tengo hoteles por todo el mundo,cielo. He conocido a todo tipo depersonas y cuando empecé no fue nadafácil.

-¿Te has peleado mucho?

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Él sonrió apartándole un mechón depelo rubio de la frente. –Algo- le guiñóun ojo haciéndola sonreír.

-Yo también me peleé una vez en elinstituto- dijo haciéndolo reír-Básicamente nos tiramos de los pelos.-las carcajadas de Evan la hicieron reír-¡Eh! ¡Que tuvo una calva bastantevisible cuando terminé con ella!

El grito de alegría de Tony les hizover que ya la habían abierto. Liss chillóal ver un bikini. La pobre debía estarasándose con los vaqueros todo el díapuestos. – ¡Mira, Sharon!- levantó unospantalones cortos blancos y Evan elevolos brazos como si diera gracias a Dios

-Serás exagerado.- se levantó ymiró el interior de la maleta. Cogió un

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bikini blanco porque no había otro y unacamiseta roja. –Liss no cojas unacamiseta de color suave. Escoge algoque se pueda ver desde arriba.

-Buena idea- dijo cogiendo unanaranja.

Se alejaron de los chicos que sequedaron mirando el interior delneceser. Se pusieron la ropa nueva ysonrieron porque no les quedaba deltodo mal. – ¡Un cepillo!- dijo Lissemocionada corriendo hacia loshombres mientras ella se reía de sualegría.

Cuando salió a la playa, cerró elvestido por debajo para dejarlodefinitivamente como bolsa para elpescado. Jack no se había acercado a la

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maleta y ella sintió pena por él, pero selo había buscado. Le miró de reojo de laque pasaba y le escuchó decir- Estáspreciosa, Sharon.

No le miró para darle las gracias.No quería animarle.

-¡Mira, Sharon! ¡Unas zapatillas dedeporte!- las levantó como si fueran untrofeo.

-Estupendo. Así no tendremos queturnar las tuyas.

Evan la vio acercarse y sonrió-Nena, te queda muy bien.

-Gracias. ¿Hay algo para vosotros?Tony levantó un cortaúñas y la hizo

reír. –Os será muy útil.-Pues eso no es todo- levantó una

lima de metal.

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-Perfecto- se acercó al arpón y ledijo a Liss- Vámonos, tengo hambre.

-Sí, vamos- le tendió las zapatillasy ella las cogió por los cordones.

Se encaminaron hacia las rocas,mientras Liss saltaba emocionada por laropa. –Hasta hay crema solar. Cuandovolvamos nos tenemos que bañar yuntarnos bien para hidratarnos.

-Una sesión de belleza.-¡Hay hasta laca de uñas!Sharon pensó en la chica de la

maleta. Esperaba que estuviera en otraisla disfrutando de su maleta. Entoncesrecordó los pendientes que le habíaregalado su madre en su dieciochocumpleaños. – ¡Dios mío!

-¿Qué pasa?- Liss miró a su

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alrededor.Miró sorprendida a Liss- ¡Mi

familia!Su amiga apretó los labios- ¿No te

habías acordado de ellos?-Con todo lo que ha pasado y…- de

repente se sintió muy culpable por nohaber pensado en su madre y sus ojos sellenaron de lágrimas.

-Sharon, tranquila- la abrazómientras lloraba- Lo mejor que podemoshacer por ellos es sobrevivir y tú noshas ayudado mucho.

-Mi madre debe estar de losnervios. Va a pensar que estoy muerta.

-¿Tienes mucha familia?-Sólo a mi madre. Vivimos en

Nueva York, en un apartamento.

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-Así que estáis muy unidas- Liss leacarició la espalda.

-Sí- se echó a llorar más fuerteporque se sentía fatal. Sólo habíapensado en ayudar al grupo y no habíapensado en lo mal que lo debía estarpasando su madre.

-¿Qué pasa, nena?- al levantar lavista vio a Evan que se acercó paraabrazarla. Liss se apartó y él para susorpresa la cogió en brazos llevándolahasta debajo de una palmera.

-No me he acordado de mi madre-dijo entre sollozos.

-Cielo- se sentó en un tronco conella encima- Has estado muy ocupadaayudando al grupo.

-Eso le he dicho yo.- dijo Liss

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preocupada.-Puede que lo bloquearas para que

no pasara esto. Eres muy fuerte y lamente es muy sabia.- le acarició elcabello.

-¿Tú tienes familia?-Tengo un hermano en San

Francisco.-Estará preocupado.-Sí.Liss sorbió por la nariz y ella la

miró. La chica lloraba en silencio y lepreguntó – ¿Y tú?

-Tengo tres hermanos y a mispadres en Boston.

-Oh Liss, lo siento. Te heentristecido.

-Tranquila, lo entiendo

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perfectamente.-Tiene que salir. Lo tenías dentro

aunque no te dieras cuenta.- dijo Evanacariciándole el muslo.

-Saldremos de aquí- dijo Liss muyseria.-Sino mi hermana Bliss se quedarácon toda la habitación.

-¿Liss y Bliss?- Evan levantó unaceja y se echaron a reír a carcajadas.

Su amiga asintió –No sabes lasbromas en el colegio.

-Me lo imagino.- dijo Sharondivertida.

-¿Mejor?- Evan la miró a los ojos.-Sí.-Bien, ahora vete a pescar que

tienes que alimentarnos.-¿Ves?- miró a Liss- Un

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explotador. Suerte tiene que no me cojala baja.

La chica la miró con horror –Moriríamos de hambre.

-Menuda cara tenéis.Le dio un beso rápido y se levantó

para encaminarse hacia las rocas.Cuando iba hacia allí miró sobre suhombro a Evan que las observaba allísentado.-Tiene que ser pesado para élno hacer casi nada en todo el día.

-Sí- susurró viéndolo volver alcampamento.- No es un hombre que sesiente sin hacer nada.

-Tendrás que buscarle trabajoporque ahora tú seguirás pescando. Tehas ganado el puesto.

Se detuvo y la miró con el ceño

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fruncido- ¿Te das cuenta que nosotrastrabajamos y Jack y Tony tampoco esque hagan mucho?

Liss entrecerró los ojos –Tienesrazón. Sólo asan el pescado quenosotras pescamos.

-Ya pueden espabilarse en hacer unrefugio porque como llueva y me moje,me voy a cabrear mucho.

Estaban pescando y cuando Lissestaba sacando el pescado delimprovisado arpón dijo sonriendo- Conese bikini blanco te pareces a LarnelleBrennan.

-¿La actriz?- preguntó divertidamirando hacia el agua a sus pies.

-Sí, en esa película que es unaasesina a sueldo.

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Se echó a reír porque le hizo muchagracia la comparación. Larnelle eramucho más bella que ella y más en esemomento que debía tener unos pelos deloca…

-Me encanta. Es una de mis actricesfavoritas. ¿Sabes que se va a casar?-continuó diciendo Liss abriendo labolsa.

La miró sorprendida- ¿De verdad?No tenía ni idea. Lo dejó con su novio yllevaba muchos años con él.

-Sí, porque se cruzó un hoteleroque está como un queso y le robó lanovia.

Sharon perdió la sonrisa mirando aLiss- ¿Un hotelero?

-Sí- pensó en ello metiendo el

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pescado en la bolsa- Un tal Wax…no séqué. Está forrado. La persiguió hasta quese enamoró perdidamente de él, dejandoa su pareja de toda la vida. No pudoevitarlo.

Se quedó pálida mirando a Liss sinpoder creérselo- ¿Weixler?

-¡Sí! Eso. Se apellida Weixler.-dijo distraída mirando el agua-¡Te pasauno al lado de los pies!- al ver que no semovía la miró a la cara- ¿Te encuentrasbien?

-No- susurró desviando los ojospara mirar el agua.

-Es más de mediodía. Igual te hadado mucho el sol en la cabeza.Tenemos bastante. Vamos, no vaya a serque te pongas enferma.

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-Sí- susurró caminando hacia ella.Salieron lentamente de las rocas

mientras pensaba cómo podía haber sidotan idiota. ¡Estaba comprometido conotra! Y no solo con otra, con una mujerpreciosa que tenía talento.

Se encontraba fatal y no sóloemocionalmente. Estaba tan hecha polvoque cuando posó un pie en la arena nopudo evitar vomitar. Liss se preocupó-Oh Dios. Una insolación. ¿Te duele lacabeza?

-No, tranquila. Debe ser un bajónde tensión. – susurró porque no podíaexplicarse.

Caminaron lentamente alcampamento mientras Liss la mirabapreocupada. Al llegar corrió hasta

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Evan- Está enferma.Evan que estaba trenzando unas

hojas se levantó rápidamente y fue hastaella- ¿Qué pasa, nena?

-Nada- dijo fríamente mientras ibahacia el agua y bebía con ansia.

-Ha vomitado y se ha quedadopálida.- Liss dejó la bolsa del pescadopara acercarse al agua y bebió tras ella.

-Voy a bañarme- dijosorprendiéndolos a todos.-Voy a mojarla cabeza.

-Sharon…- Evan entrecerró losojos al ver que no le hacía caso y la vioquitarse la ropa para ir hasta la orillaúnicamente con el bikini.

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Capítulo 5 Cuando se metió en el agua miró

hacia el campamento y vio a Evanmirándola con las manos en las caderas.Le dio la espalda mordiéndose el labioinferior para evitar las lágrimas. Eraidiota. ¿Cómo podía pensar que unhombre como él sentía algo por ella?Tenía a una mujer esperándole muchomejor que ella. Todo lo que había hechohabía sido para evitar que Jack avanzara

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y Sharon se había hecho ilusiones.Mojó la cabeza sumergiéndose y

salió al exterior echando la cabeza haciaatrás para que el cabello cayera por suespalda mientras pensaba en qué hacerahora. No podía decir que se alejaraporque Jack ya no le daría tregua. Y nosabía si sería capaz de seguir conaquella farsa. –Nena, ¿qué pasa?

Se volvió sorprendida y vio a Evantras ella sin camisa –Nada- intentósonreír pero le salió una mueca.

-¿Cómo que nada?-se acercó a ellapero Sharon se alejó sin darse cuenta.Evan apretó los labios- No me digas quenada cuando no dejas que me acerque.Estás distinta. No sé qué pasa, peroquiero que me lo digas. Al menos

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merezco sinceridad.Sinceridad. Esa palabra la puso de

los nervios y le fulminó con la mirada-¿Y tú me hablas de sinceridad? ¿Ha sidosincero tu comportamiento con todosnosotros desde que estamos aquí?

Él entrecerró los ojos- Si terefieres a decirle a Jack que nos íbamosa casar, no creo que tenga importancia.Fue con un fin y…

-Y no ha dado resultado, así que nosé por qué debemos seguir con esto.

La risa de Jack desde su sitio en elcampamento, les hizo volverse y vieroncomo los miraba divertido. Eraimposible que les hubiera oído, así queSharon miró a Liss que estaba hablando-¿Qué ocurre aquí?- preguntó Evan

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tensándose.Jack se había levantado y sonreía

con satisfacción mientras se acercaba aellos.

-Que se ha enterado de tu mentira-respondió fríamente.

Evan la miró sorprendido- ¿Se lohas dicho?

-No ha hecho falta-dijo mirando aJack que se acercaba divertido.

-Preciosa, no hacía falta que medijeras que tenías algo con él para queno te acosara- dijo Jack frotándose lasmanos en la orilla.

-¿Qué coño pasa aquí?-Evan…-Fingir que tienes algo con Weixler

para que me alejara no te ha funcionado.

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Evan entrecerró los ojos- ¿Y porqué crees que está fingiendo?

-¿Acaso no estás comprometidocon Larnelle Brennan? Por eso Sharonno tiene un anillo en el dedo.

Evan miró a Sharon sorprendido yde repente se echó a reír, dejándolos atodos descolocados. Se acercó a Sharony la cogió por la cintura para darle unbeso rápido antes de soltarla y empezara salir del agua.

Jack los miró confundido- ¿Esmentira?

-No- dijo Evan sonriendo de orejaa oreja.-Larnelle se apellidara Weixleren tres meses.

Sharon entrecerró los ojos conganas de matarlo y Jack la miró – ¿Eres

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su amante?-¡No! –salió tras él furiosa. –

¡Claro que no soy su amante!- al menoseso era verdad. Y no porque no tuvieraganas.

Siguió a Evan hasta el campamentoy Liss sonrió-Tienes mejor color.

No le extrañaba. Estaba quebufaba. –Me encuentro mejor- dijo paraque no se preocupara.

-Toma. Ponte crema para hidratarla piel- dijo ella extendiéndole un frascode crema protectora.

-Trae cielo, que voy a echártela enla espalda- Evan cogió el envase antesde que pudiera cogerlo ella. Si senegaba, sabía que Jack se mosquearía,así que cerró la boca. –Ven aquí, hay

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una toalla.Ella vio una toalla de vivos colores

y se tumbó de cara al suelo para queacabara cuanto antes. Evan se sentó a sulado y le apartó el cabello de laespalda.- Te ha dado mucho el sol,nena.-dijo antes de echar la crema en suespalda. Sintió como se la extendíalentamente- No debes ponerte en bikinicon este sol tan fuerte.

Lo dijo tan lentamente que se lepuso la piel de gallina.-Se me haquedado la escafandra en el avión- dijomolesta dando un respingo cuando sumano llegó al final de su espalda.

-Muy graciosa- se acercó a su oídoy susurró- No estarás celosa, ¿verdadSharon? Sería algo raro, dadas las

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circunstancias.-No tengo ni idea de qué hablas.-

dijo entre dientes.-Estupendo. Pensaba que sí. Por tu

reacción, digo.Siguió extendiendo la crema y ella

entrecerró los ojos. Para alguien quehabía sido pillado en una mentira, se leveía bastante relajado. ¡Como sino leimportara! Claro que no tenía queimportarle lo que ella sentía, porque nosentía nada por ella. Grruuu. Se estabaliando. Y todo era culpa de la mano deEvan que la estaba volviendo loca.Abrió los ojos como platos cuandoempezó a untarla en los costados yperdió el aliento cuando le acarició loslaterales de sus pechos sin cortarse un

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pelo. –Creo que ya está- dijo ellaarrodillándose de golpe.

Evan reprimió una risa- Pero si mefaltan la parte de atrás de las piernas.

Al mirar hacia atrás vio que Liss lamiraba confundida y sonriendo se volvióa tumbar lentamente. Evan se pasóbastante tiempo echándole crema ycuando terminó su piel estaba tansensible que estaba a punto de gritar. –Ya está- dijo Evan dándole un golpe enel trasero sobresaltándola. Le sonrió deoreja a oreja mientras ella sólo queríamatarlo y le arrebató el envase conganas de hacerlo.

El olor de la comida indicaba quecasi estaba hecho, así que se dio prisapor echarse la crema. Cuando se le secó

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la crema se puso los pantalones cortos,pero no la camiseta porque estaba a lasombra y entonces se fijó en que laestructura de la supuesta casa estabamejor fijada. –Eso tiene mejor pinta.-dijo señalando la estructura.

-Gracias- dijo Tony como sihubieran hecho el Empire State.- Ymejorará cada día.

-Espero que no mejore mucho, esosignificaría que estaremos aquídemasiado tiempo.

-Como los Robinsoe.-dijo Lisssonriendo antes de coger el bote.

Sharon cogió el cepillo y empezó acepillarse su larga melena- Estupendo-dijo al encontrar varios nudos. No podíalevantar demasiado el brazo derecho

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porque tiraba de la piel del otro hombroy se frustró al no poder desenredarlo.Cuando llegara a la civilización tendríaque cortárselo.

-Espera que te ayudo.-dijo Lissamablemente untándose crema en elbrazo.

-Esto no tiene arreglo. Tendré quecortarlo.

Evan se acercó y se sentó tras ellasorprendiéndola- Sólo hay que tenerpaciencia- dijo él cogiendo uno de susmechones rubios y el cepillo.

Empezó a cepillárselo con cuidadode no hacerle daño en el golpe de lacabeza. –No tienes por qué hacerlo-susurró avergonzada sin saber por qué.

-Claro que sí. No me gustaría que

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mi prometida se quedara medio calva alllegar a casa.

Liss soltó una risita y Jack dijomolesto- ¿Comemos?

-¡Sí!- Liss sonrió al ver comocortaba el pescado. Tony se sentó en laarena a su lado y cogió la hoja que ledio Jack.- ¡Eh! ¿Y eso de las mujeresprimero?

-Eso era en el siglo pasado-respondió Jack divertido.

-Genial-dijo Liss alucinando-Nosotras pescamos pero no nos sirvenprimero.

Los chicos se echaron a reír y ellasse miraron como si pensaran que eranidiotas. – ¿Sabes Liss? Creo que yahemos pescado bastante. No vaya a ser

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que nuestros compañeros se sientaninfravalorados.

-Tienes razón. Mañana irán Jack yTony.

-También puedo ir yo- dijo Evanmolesto.

-No, cielo- dijo ella sonriendo –Túte quedas aquí que tengo un trabajitopara ti.

Después de comer se tumbó a lasombra encima de un pareo que había enla maleta. Suspirando miró la hoja depalmera que tenía encima, mientras loshombres seguían haciendo la estructura.Tenían que hacer algo. El rescate nodudaría para siempre y los días pasaban.Se mordió el labio inferior preocupada.No habían vuelto a escuchar un

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helicóptero en dos días. – ¿Qué pasa,nena?

Evan se tumbó a su lado- ¿Hasterminado de hacer trenzas? –preguntómolesta girándose y dándole la espalda.

Él rió por lo bajo y su mano fue asu cintura.- ¿Sigues enfadada?

-No estoy enfadada- suspiró y segiró para mirarle antes de decir en vozbaja-Si crees que me ha molestado loque ya sabes, no es así. Es que me hasorprendido, eso es todo.

-Te ha sorprendido.- sus ojosverdes la miraban sonrientes.

-Sí- le miró como si fuera idiota-Me parece que es normal, pero entiendoporqué te has comportado así.

-Lo entiendes.

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-Claro. Querías protegerme de yasabes quien, pero no hace falta queexageres con tus…- no sabía qué decir.

-¿Demostraciones de afecto?-parecía a punto de echarse a reír.

-¡Eso!-Intentaré relajarme un poco- dijo

divertido.-Hablo en serio. A ya sabes quien,

no le gustaría saber lo que está pasando¿no crees?

-Es muy comprensiva. Como yocomprendo su trabajo.

Sharon chasqueó la lengua y sevolvió a tumbar dándole la espalda.¿Por qué se comportaba de esa maneratan insensible? ¿O era ella, que estabademasiado sensible?

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Cuando se acercó a ella se pegó deuna manera indecente y miró sobre suhombro-¿Qué haces?

-Dormir una siesta- estaba a puntode partirse de la risa.

-Estás de bro…El sonido de un motor la hizo

sentarse de golpe y escuchó mirando almar.- ¡Atentos!-gritó haciendo callar alos chicos.

Liss salió corriendo y todos losdemás detrás al ver una lancha motorapasando delante de la isla. Gritaron todolo que pudieron y vio que Evan tenía latoalla en la mano moviéndola de un ladoa otro para llamar su atención. A Sharonse le cortó el aliento cuando la lancha seencaminó hacia allí.

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- ¡Aquí vienen!- gritó Tony dandoun salto de alegría.

Sharon sonrió sintiendo unainmensa alegría y Evan la cogió por lacintura besándola apasionadamente.Sintiendo eso como una despedida, leabrazó por el cuello respondiendo contodo el amor que sentía por él. Evan seseparó sonriendo-¡Vamos a salir deaquí, nena!

-Sí- susurró forzando una sonrisamirando hacia la lancha que estaba casia su lado.

Dos hombres bajaron de un saltosonriendo- ¿Cuantos son?- preguntó elmás mayor que llevaba unas bermudasbeige.

-Cinco –respondido Jack dándole

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la mano.-¿Hay más supervivientes?-

preguntó Evan acercándose a elloscogiéndola por la cintura.

-Con ustedes unos treinta y cinco.Creo. Todavía están buscando.

-Treinta- susurró Sharon espantada.Entonces fue realmente consciente detodo lo que Evan había hecho por ella yse sintió agradecida porque hubieraestado a su lado. Se apartó ligeramenteantes de preguntar- ¿Nos llevarán conustedes?

-Por supuesto. Los llevaremoshasta San Salvador, que es donde está lacentral de búsqueda.

-¡Gracias!- dijo Liss muy excitadatirándose al cuello del hombre y

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besándolo por toda la cara haciéndoloreír.

-Suban.Los ayudaron a subir a la lancha,

aunque estaban algo apretados.-¡Los fuegos!- dijo Jack de golpe

sobresaltándolas.-¿Han encendido fuegos?- preguntó

el hombre más joven.-Voy a apagarlos.-Deje, ya voy yo.- dijo Tony

saltando de la lancha antes de que nadiele diera tiempo a moverse.

-¿Puedes traer el arpón?- preguntóEvan dejándolos algo confusos- Es unrecuerdo.

-No lo pasarás en la aduana- dijoJack divertido.

-Seguro que sí.

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Tony traía también la maleta y dijocuando llegó- Por si es una de lassupervivientes.

Las chicas sonrieron asintiendo-Seguro que le gustará tener sus cosas.

-Por cierto, hemos enterrado doscuerpos que aparecieron en la playa-dijo Evan. Señaló el sitio y los hombresasintieron.

-Daremos parte.Empujaron la lancha dentro del

agua y arrancaron el motor. Evan ibasentado frente a ella y sonreía comotodos los demás. Ella también lo hacía,intentando ser feliz con la situación.Aunque se daba cuenta perfectamente deque todo cambiaría en cuanto pusieranun pie en tierra.

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Tardaron veinte minutos en llegar a

una isla que obviamente estaba poblada.Cuando llegaron al puerto varioshombres se les acercaron corriendo ypara su sorpresa también había prensa.Gritaron “es él” en cuanto Evan saltó dela barca al embarcadero con cuidado deno hacerse daño- ¡Señor Weixler!¡Cuéntenos cómo se ha salvado!- gritóuno de ellos alargando el brazo con elmicro en la mano.

Liss se quedó con la boca abierta ymiró a Sharon desde el embarcaderodonde acababa de poner el pie. Sharonse sonrojó desviando la mirada y alargóla mano para que uno de los hombres lasubiera.

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Cuando los cinco estuvieron arribay rodeados por las personas desalvamento, recorrieron el embarcaderoy la policía les ayudó a pasar entre laprensa que se había vuelto loca al ver aEvan de cerca. No se acercó a ella enningún momento y ni siquiera la miró.Los llevaron hasta un edificio frente alembarcadero que estaba lleno depersonal de salvamento. Un hombre conbigote y un uniforme gris se acercó aellos –Por favor, vengan conmigo.¿Alguno necesita asistencia médicainmediata?- preguntó mirando la cara deSharon.

-No- respondió algo abrumada portodo lo que estaba pasando- Estoy bien.

Un hombre de la aerolínea se

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acercó al de bigote y les dijo sonriendo-Me alegra verles tan bien. Soy CliffRanson, de P.S.Airfly. Vengan connosotros- dijo señalando una sala alfondo. -Debo tomar sus nombres paraavisar a sus familiares. Cuanto antes lescomuniquemos que están bien, muchomejor.

Entraron en la sala y el hombre lesindicó que se sentaran en varias sillascolocadas en fila. Apuntó sus nombresrápidamente y ella se puso nerviosapensando en su madre- ¿Dónde estánnuestras familias?

-Se encuentran en Nassau en elhotel del señor Weixler- dijo el talRanson sonriendo.-Su hermano acolaborado en todo lo que ha podido

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para ayudar a las familias.Evan sonrió satisfecho – ¿Nos

llevarán hasta allí hoy?-Primero queríamos hacerles un

reconocimiento médico- dijo el hombredel bigote apoyando la cadera en lamesa que tenían en frente.

-¿Mi familia está en Nassau?-preguntó Liss también muy nerviosa.

Ranson miró una lista y asintió.-Según me consta, sus padres están allí. –levantó la vista para mirarlos.- Encuanto les hagan el reconocimiento y lescuren las heridas, les trasladaremos allípara que puedan reunirse con ellos. –miró el pie de Evan –Además tendrán laoportunidad de asearse para que elencuentro con sus familiares no sea tan

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impactante. ¿Les parece bien?-Quiero trasladarme

inmediatamente-dijo Jack conprepotencia.

-Tiene que tener en cuenta que…-A mí no me pasa nada.-Tendrá que esperar por los demás,

señor…- miró la tablilla- Ragel. Debecomprender que no podemostrasladarlos individualmente.

-Jack, deja de dar el coñazo- dijoTony enfrentándose a él por primeravez.

Sharon sonrió al ver que Liss lebesaba en la mejilla como si fuera suhéroe.

Se abrió la puerta y variaspersonas vestidas de sanitarios se

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acercaron a cada uno de ellos.Confundida se levantó cuando un jovenla cogió por el brazo, indicándole que lesiguiera. Se volvió hacia Evan que lamiró tranquilizándola con los ojos y lehizo un gesto con la cabeza para que lossiguiera. No sabía por qué, peronecesitaba que Evan le confirmara quetodo estaba bien para sentirse tranquila.

Siguió a sus dos sanitarios que lallevaron por un pasillo y se sorprendióal ver que salían a una especie deaparcamiento donde una ambulanciaestaba esperando con la puerta abierta.En cuanto se sentó dentro, uno de loshombres empezó a hacerle preguntas desu estado físico pasándole unalamparilla por los ojos, mientras que

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otro le tomaba la tensión. No tardaronmucho en llegar y en cuanto lo hicieron,la sacaron de la ambulancia para entraren un hospital. La metieron en unahabitación y una enfermera con unpijama rosa la ayudó a desvestirse,aunque ella le dijo que no necesitabaayuda.

Una médico morena con los rizos ala altura de los hombros, que tenía más omenos su edad, entró en la sala cuandoya tenía una bata puesta y le dijosonriendo- Hola, Sharon. Bienvenida ala civilización. Soy la doctora Arnell yvoy a hacerte un reconocimientocompleto. Me lo exige la compañía deseguros, así que prepárate para estaraquí varias horas.

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-Muy bien. – se apretó las manosmirando hacia la puerta- ¿Miscompañeros?

-Su reconocimiento será más breveporque no se han golpeado en la cabeza,pero estarán ahí cuando termines. Te loaseguro- dijo suavemente acercándose aella.

Alguien abrió la puerta y suspiróde alivio al ver a Evan. – ¿Cómo va,nena?

Todavía estaba vestido con la ropade la isla y se acercó cojeando aunqueel sanitario que tenía detrás le mirabacon el ceño fruncido.-Bien. ¿Qué haces?¿No deberías estar con las pruebas?

-Ahora voy. –se acercó a ella ySharon le abrazó muy inquieta.- ¿Estás

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bien?-Sí. Estoy nerviosa, pero estoy

bien.Evan la besó en la sien sana y miró

a su doctora. –Esta mañana vomitó yestaba algo pálida.

-No se preocupe. Yo me encargode todo.

Ella miró al sanitario que esperabaa Evan. –Le arreglé el dedo pero no sési está bien.

-Veo que se han cuidado el uno alotro- dijo el hombre sonriendo.

-Sí- susurró antes de mirar a Evana los ojos. Tragó saliva cuando sellenaron de lágrimas.

-Shusss- Evan le limpió unalágrima suavemente.- Estoy ahí al lado.

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-No sé qué me pasa.-Son los nervios.- la besó en la

frente antes de apartarse- Si me necesitasólo tienen que llamarme.- les dijo a losmédicos.

-Muy bien- la doctora Arnellsonrió, dándoles confianza.

Evan la miró apretando los labiosantes de salir y la mujer se acercó aella- No te preocupes. Como te hadicho, está aquí al lado.

-Sí- susurró apretándose las manos.Cuando pasaron cuatro horas de

análisis de sangre, escaners,radiografías y ecografías por todo sucuerpo, Sharon estaba de los nervios yse quedó asombrada cuando vio que leiban a hacer un electro.- ¿Por qué?

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-Es sólo para el seguro yasegurarnos de que todo va bien.

-¡Estoy harta!- gritó sorprendiendoa la doctora- ¡Tengo hambre y sed!¡Quiero ver a mis compañeros y a mimadre!- de pronto se echó a llorarsintiéndose muy sola y cuando se abrióla puerta y vio a Evan con unasbermudas beige y una camiseta gris conel pie dentro de una prótesis, se levantóa toda prisa de la camilla para acercarsea él. Evan la abrazó pegándola a él.

-Sharon, ¿qué pasa?- preguntósuavemente mientras fulminaba a lamujer con la mirada.

-Quieren hacerme más pruebas-dijo lloriqueando como una niña.

-Debe hacerse un electro para

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terminar.- la doctora la mirabaimpotente.

-Lleva mucho tiempo aquí.¿Cuando piensan dejarla en paz? ¿Sóloesa prueba y ya habrán terminado?- eltono de su voz indicaba que nopermitiría que le hicieran una pruebamás.

-Sólo eso y podrá comer algo.Evan apartó su cara de su cuello-

Vamos nena, no te queda nada.-sonrióacariciándole la mejilla- Con lo fuerteque eres, no puedo creer que ahora terindas.

-¡Es que son muy pesados!-protestó mirando a la médico como sifuera una bruja.

La mujer se sonrojó haciendo reír a

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Evan.- Cuando termines podremos irnos.Tú no tienes que soportar a Jack, queestá insoportable de impaciencia.

Sonrió maliciosa y Evan se echó areír. Se apartó de ella y fue hasta lapuerta- Como en una hora no esté lista,me la llevo como esté.-dijo a la doctoraantes de cerrar la puerta.

La doctora la miró sorprendida-¿Habla en serio?

Asintió sonriendo.-Pues tendremos que darnos prisa.

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Capítulo 6 Cuando le hizo el electro, le

llevaron una bandeja con comida. Apesar de ser comida de hospital a ella lesupo a gloria y cuando terminó a todaprisa, la llevaron hasta una ducha dondele proporcionaron ropa. El agua calientesobre su piel llena de sal fuemaravillosa y cuando se vistió con unasbermudas como las de Evan y con unacamiseta se sintió estupendamente bien.

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Lo difícil fue cepillar su melena porqueEvan no había terminado de cepillárseloy todavía tenía nudos. Su madre se locepillaría cuando la viera. Como cuandoera niña.

Impaciente la llevaron hasta suscompañeros que esperaban en una sala-¡Por fin!- exclamó Jack levantando losbrazos al cielo como dando gracias.

Ella sonrió entrando en la sala ycuando la cerraron tras ella Tony dijoenfadado- ¿Es que nos van a tener aquímás tiempo?

-Estarán arreglando nuestrotraslado- dijo Evan acercándose a ella ycogiéndola de la mano.

-¿Nos vais a explicar que ocurrecon vosotros?- preguntó Liss mirándolos

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enfadada.-¿Qué quieres decir?- Sharon sabía

perfectamente a lo que se refería, perono quería darle explicaciones.

-¿Estáis juntos o no?-miró a Evansin saber qué decir mientras Lisscontinuaba- ¡Porque no es tu novio!

-¿Qué te hace pensar eso?-preguntó Evan divertido llevándolahasta una de las sillas.

-¡Será porque estás comprometidocon Larnelle Brennan!- Liss se enfadó-¿Estás jugando con Sharon?

-Liss, no es asunto tuyo- dijo Tonyintentando calmarla.

-Es amiga mía. ¡No me gusta quejueguen con mis amigos!

-Tranquila, Liss. Todo va bien-

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Evan se sentó a su lado sin darleimportancia.

Liss se cruzó de brazosentrecerrando los ojos al ver que noobtenía ninguna respuesta.

-¿Qué tal tu dedo?- preguntó paradesviar el tema.

-Eres una traumatóloga increíble.Todo perfecto.

-¿De verdad?- la sorprendíabastante que se lo hubiera colocado biencuando no tenía ni idea.

-Pues sí. Al parecer vales paratodo.

-¡Claro que vale para todo!-exclamó Liss sonrojándola- ¡Y más tevale que lo sepas!

Se abrió la puerta y el señor

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Rangel entró con una mujer que tambiénllevaba el logo de la compañía en lacamisa- Muy bien. El transporte estálisto.

Se levantaron y Liss susurró-¿Vamos en avión?

-Un jet privado está esperándolosen la pista.

Jack fue hacia la puerta pero Liss yTony se quedaron en el sitio. Jack sevolvió y frunció el ceño- ¡Por Dios, nova a pasar nada! ¡Se les caería el pelo!

Los de la aerolínea se sonrojaron yLiss miró hacia Sharon. Ella se acercó asu amiga- No te preocupes. Todo vabien.

-Es que…-Tendrás que subirte a un avión

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tarde o temprano. Piensa que al otrolado está tu familia.- la animó con unasonrisa y Liss forzó otra.-Así me gusta.Eres una mujer que ha nadado loindecible para salvarse. Esto no es nada.

Liss se enderezó y caminó hacia lapuerta. Tony la cogió por la cinturaacompañándola. Evan salió tras ella y alsalir del hospital siguiendo a los de laaerolínea los periodistas allí estaban.Cuando le pusieron un micrófono anteella preguntándole como se encontraba,Evan apartó al periodista enfadado-¡Dejarla en paz!

-¿Es cierto que el señor Weixler lesalvó la vida, nadando con usted acuestas medio día?

Ella los miró sorprendida porque

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lo supieran y respondió- Sí, es cierto.-Vamos, Sharon- la cogió por la

cintura llevándola hasta la furgoneta quelos esperaba.

-¿Es cierto que estáncomprometidos?

En cuanto entraron en la furgoneta,Sharon se enfureció con suscompañeros- ¿Quién ha abierto la boca?

Liss se sonrojó y Jack la miródivertido-¿Acaso tienes algo queocultar?

-¡Pues no!-Entonces ¿qué más te da?-Sharon, déjalo- dijo Evan

sonriendo sin darle importancia mientrasse sentaba a su lado.

-Pero...- le miró preocupada.

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-De verdad… - la cogió de la manoy se la besó.- No te preocupes.

Le miró asombrada. Cuando seenterara su novia, sabe Dios lo quepodía pasar. Sería un escándalo.Preocupada miró por la ventanillaevitando la mirada de Liss que estabasentada a su lado.- Lo siento-susurró suamiga.

La miró e hizo una mueca-Tranquila, no pasa nada.

-La enfermera era tan agradableque…

-Liss, de verdad. No pasa nada.- alvolver la vista a Evan vio que estabamirando al frente concentrado en algo. –¿Estás bien?

Evan la miró y sonrió- Claro. Estoy

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deseando ver a mi hermano.No había dicho que estaba

deseando ver a su prometida. ¿Qué clasede compromiso era ese? Si ellaestuviera comprometida no secomportaría así con otro hombre yestaría deseando verlo. Más en unmomento así. Entrecerró los ojosmirándolo- ¿Y a ella?

-¿Qué?- la miró confuso perodespués sonrió- Ah claro, también.

¿Ah claro también? ¿Quésignificaba aquello? Molesta apartó lamano suavemente y se cruzó de brazosmirando por la otra ventanilla. –Sharon…

Le miró interrogante disimulandotodo lo que podía- ¿Si?

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La observó con sus ojosmaravillosos ojos verdes- No teenfades.

-No estoy enfadada- dijosorprendida.- ¿Por qué lo preguntas?

-No sé- Evan no se creía unapalabra pero no dijo nada más porqueTony empezó a hablar emocionadosobre encontrarse con su familia.

Estuvieron hablando animadamentehasta llegar a la pista de aterrizajedonde también había prensa.Afortunadamente estaban alejados ypudieron salir tranquilamente. –Bien-dijo sonriendo a Liss y cogiéndola de lamano –Vamos allá. No lo pienses.Háblame de tus hermanos.

Liss sonrió apretando su mano

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mientras Tony no se separaba de ella.Cuando se sentaron Tony y Evan lohicieron ante ellas sin dejar de hablar niun momento. Pero cuando el avión seempezó a mover Liss y Sharonpalidecieron perdiendo las palabras.

-Mi hermano se va a casar ¿sabéis?- dijo Evan haciendo que seconcentraran en él.

-¿En serio?-preguntó distraídamirando por la ventanilla.

-Sí, con una actriz de muchoprestigio- respondió orgulloso.

Liss y Sharon le miraron con laboca abierta mientras despegaban.-¿Larnelle se casa con tu hermano?

-Sí- Evan se echó a reír- Erick lapersiguió implacable hasta que le puso

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un buen pedrusco en el dedo.Jack gruñó al otro lado del pasillo

y Liss se echó a reír- Perdona, pensabaque eras tú el que…

-No pasa nada- divertido miraba aSharon a los ojos, que entrecerró lossuyos pensando a qué estaba jugando. Lehabía hecho creer que era él quienestaba comprometido. Hasta esemomento.

-Oh, entonces es cierto quevosotros estáis comprometidos- dijoLiss como si fuera un alivio.

-¿Crees que la dejaría escapar?-No, claro que no. Nuestra Sharon

es una joya.- dijo Tony sonriendoampliamente.

Sharon apretó los labios y miró

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hacia la ventanilla. Al ver el ala delavión volvió a palidecer y Evan seacercó para coger su mano- ¿Nena?

-Estoy bien.- susurró –Sólo algocansada.

-Cuando lleguemos al hotel podrásdescansar.

-¿Cómo es tu hotel?- preguntó Lissintentando distraerla.

De esa conversación pasaron a loshoteles que tenía por el mundo y Lissquedó fascinada. –Vaya… que suertetienes. Tienes casas en todo el mundo.

-En realidad mi casa está en NuevaYork, pero no estoy casi nunca. Estoyacostumbrado a estar de un lado a otro.Puede ser pesado a veces.

Entonces Sharon entendió que la

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vida que llevaba él no tenía nada quever con la suya. Hoy estaba en Shangai ymañana en París. Sharon sólo viajaba encontadas ocasiones mientras que él lohacía continuamente. Y nunca llevaríauna vida normal. Él era un magnatehotelero y ella una decoradora quetrabajaba para otro. Se dio cuenta quedespués del trabajo en Méjico no lovolvería a ver nunca. Pero le daba igual.Aprovecharía todo el tiempo quepudiera estar con él. Al menos no estabacomprometido y eso era algo. No sóloalgo, era mucho.

Cuando aterrizaron todos

suspiraron de alivio y Evan se levantóde su asiento para ayudarla a levantarse-

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Muy bien, preciosa.-¿Me merezco un caramelo por ser

buena?La miró divertido- Te mereces

mucho más. –la besó rápidamente en loslabios y el señor Rangel sonrió.

-Por favor, síganme. Enseguidaestarán con sus familias que estándeseando verles.

Sharon sonrió radiante pensando ensu madre, aunque todavía tenía dentro nohaberse acordado de ella esos primerosdías.

Cuando bajaron del avión comenzóel caos, porque en la pista delaeropuerto los periodistas se saltaron elcordón de seguridad persiguiéndolos yEvan precisamente no podía correr hasta

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la furgoneta que los estaba esperando.Sharon asustada por todos losperiodistas que se le tiraban encima, lesujetó por la cintura sin querer separarsede él mientras sus compañeros seapartaban a toda prisa. –¡Sharon, vetecon ellos!

-¡Te tirarán!- gritó furiosa al verque los zarandeaban de un lado a otro alrodearlos- ¡Dejarle en paz!- gritóempujando una cámara que casi le da enla cara a Evan. Los de seguridadintentaron apartarlos, pero no seseparaban de ellos y el señor Rangelintentaba rescatarlos ordenando a gritosque los dispersaran. Lo que ella mástemía era que le pisaran y fuera de síempezó a dar patadas para apartarlos. –

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¡Le vais a hacer daño!Evan la abrazó con fuerza a él

cuando una cámara la golpeó en la sienherida haciéndola gritar y fuera de sí lesgritó- ¡Apartaros o no harédeclaraciones!

Esas parecieron ser las palabrasmágicas, porque todos dieron un pasoatrás alejándose- ¡Dejarnos descansarun poco y haré una rueda de prensa en elhotel!- gritó sobre las preguntas-¡Deberíais tener un poco desensibilidad! ¡Acabamos de pasar porunos días horribles! ¡Dejarnos pasar!

-¿Es cierto que estáncomprometidos?- preguntó unamuchacha estirando todo lo posible elbrazo.

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-¿Está usted sorda?La chica se sonrojó y encogió el

brazo con el micrófono. –No.-¡Pues lo parece!Evan comenzó a caminar hasta la

furgoneta llevándosela con él y entraronsuspirando de alivio.

-¿Estás bien?- preguntó Lisspreocupada.

-Sí.Miró hacia Evan que la cogió por

la mejilla para mirarle la herida- ¿Teduele?

-Estoy bien.-Voy a hacer que no pise el hotel.

Me he quedado con su cara- dijofurioso.

-¿Te han pisado?

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Él sonrió- ¿Con las patadas que leshas metido?

-Jugaba al fútbol en el colegio- leguiñó un ojo haciéndolo reír y la abrazóa él.- ¿Estamos muy lejos?

-A unos veinte minutos.Suspiró contra su pecho. Deseaba

llegar de una vez. Todo aquello se leestaba haciendo eterno. –Casi preferíaestar en la playa.- susurró.

-Sólo serán un par de días yvolveremos a nuestras vidas.

Esa frase la traspasó. ¿Cómopodían volver a sus vidas después de loque había pasado? Se mantuvo ensilencio como el resto de suscompañeros, que miraban las ventanillasimpacientes por llegar. Era cierto que

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cuando esperabas algo el tiempo sehacía eterno.

Cuando por fin pasaron el enormearco con la uve doble en dorado sobreél, Sharon se mordió el labio inferiorpreocupada. Al atravesar losimpresionantes jardines llegaron a laentrada del hotel, que como todos loshoteles Weixler, era de lujo. Le extrañóno ver a su madre en la entrada delhotel. Sólo había personal del gobiernoy de la aerolínea- ¿Dónde están mispadres?- preguntó Liss muy nerviosa.

-Están en uno de los salonesesperándoles, por respeto a otrosfamiliares.- respondió Rangel.

-Oh, claro.Un hombre moreno que estaba en la

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entrada vestido con unos pantalones detraje beige y una impecable camisablanca, sonrió bajando los escalones atoda prisa. Abrió él mismo la puerta dela furgoneta y miró a Evan- Sabía queesto no acabaría contigo.

Evan se echó a reír y salió de lafurgoneta para abrazarlo con fuerza.Sharon se emocionó al darse cuenta queera su hermano y salió tímidamente de lafurgoneta dándoles intimidad. Erick seapartó de él sujetándolo de los hombros-Me has dado un buen susto.

-Te aseguro que yo también meacojoné un poco. –dijo haciéndolo reír.

Erick se volvió hacia los demás –Bienvenidos al hotel Weixler. Por favor,cualquier cosa que necesiten, pídanselo

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a su doncella de planta y se loprocuraremos. Les acompañaré hasta elsalón donde están sus familiares.

Evan se volvió hacia ellossonriendo y vio que estaba emocionado-Os presento a Erick, mi hermano. –losfue presentando uno a uno hasta llegar aSharon- Y ella es Sharon Morris,nuestra decoradora del proyecto deMéjico y tu futura cuñada.

Erick dejó caer la mandíbulamirándola sorprendido, pero no tantocomo Sharon que se quedó de piedra. Semiraron los tres y Evan se echó a reír. –Daría algo por tener una cámara para osvierais la cara.

-¡Evan!- Sharon salió de su estuporantes de susurrar- ¿Pero qué dices?

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Él la cogió por la mano – Vamos,cielo. No hagamos esperar más a tumadre.

La llevó a través del hall ignorandoa las autoridades y Erick dijo en alto-¡Evan, el salón azul!

Evan giró a la derecha mientras elpersonal iba diciendo a su paso-SeñorWeixler.

-Pareces de la realeza- dijodivertida.

Él hizo una mueca- Tienen que sereducados. Es parte de su trabajo.

-Pues yo no te voy a llamar señorWeixler.

-Antes lo hacías- dijo divertido.-Uff, eso pasó hace mucho.Evan se echó a reír asintiendo y

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entró por un pasillo antes de mirar haciaatrás para asegurarse de que los demáslos seguían.- Por aquí, chicos.

-Esto es enorme- dijo Tonyimpresionado.

Delante de la puerta había doshombres de seguridad y Liss echó acorrer hacia la puerta abriéndola degolpe. Varias personas dentro seecharon a gritar –Corre nena, no meesperes- dijo Evan sonriendo.

Sharon se soltó y corrió hacia lapuerta como todos los demás. Cuandoentró, se tapó la boca al ver a su madreapretándose las manos muy nerviosa allado de una mujer que parecía unsanitario- ¡Mamá!

-Mi niña- se acercó a abrazarla y

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se echó a llorar al captar su olor.Su madre la apretó con fuerza, pero

de repente perdió las fuerzas y Sharonse asustó. – ¡Mamá!

Su madre desmayada casi se cae alsuelo, sino hubiera sido por Evan que lacogió antes de que llegara a caer.Sharon se puso a llorar histéricamientras la sanitaria la atendía en elsuelo ayudada por otra persona.

-Tranquila, ha sido la emoción-dijo la técnico colocándole untensiometro en el brazo.

Evan la abrazó a él mientras Ericklos miraba preocupado. –Han sido unosdías horribles. El alivio de verte hapodido con ella.

-Tranquila, nena. –Evan le acarició

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la espalda –Se va a poner bien.Asustada vio que le pasaban algo

por la nariz y su madre reaccionó alinstante. El alivio de verla despierta lahizo llorar más y se separó de Evan paraarrodillarse a su lado- ¿Mamá?

-¿Me he desmayado?- preguntóatontada.

-Sí, mamá- le acarició su peloteñido de rubio mirando sus ojos azules.– ¿Estás bien?

-¡Claro que estoy bien! ¡Estás viva!Al oír otro tumulto, miraron al otro

lado de la sala donde el padre de Lissestaba tirado en el suelo. La sanitario nose levantó de su lado y entonces se diocuenta que cada familia tenía su equipopara encargarse de ellos. Suspiró de

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alivio porque no quería que se movierandel lado de su madre. Erick se acercóhasta allí mientras Evan le preguntaba ala sanitario- ¿Puede levantarse?

-Si se siente capaz.-Claro que soy capaz- se incorporó

sentándose en el suelo mirando a su hijacomo si fuera una aparición- Mi niña…

Se abrazaron besándose en lamejilla y Evan sonrió.-Señora Morris,estarán mas cómodas en la silla.

Las sentaron en unas sillas alejadasde los demás grupos- ¿Estás bien?-preguntó su madre acariciando sumejilla.

-Estoy bien. Me han hecho unreconocimiento y todo está bien.

El alivio de su madre fue evidente

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– Pero estoy bien gracias a él- señaló aEvan de pie frente a ellas- Mamá, tepresento a Evan Weixler.

-Oh, señor Weixler- su madre seiba a levantar pero él se lo impidió- Esel jefe de mi niña ¿verdad?

-Sí.-Me sacó del avión y cargo

conmigo medio día por el mar hasta laisla. Yo estaba inconsciente, mamá.

La mujer la miró como a un héroe-Gracias…- y después se echó a llorar –No sé como darle las gracias.

-¿Me da la mano de su hija?Sharon jadeó y su madre parpadeó

confundida- Perdón ¿cómo ha dicho?-Quiero casarme con su hija. ¿Me

la da?- preguntó con una arrebatadora

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sonrisa.-Bueno…- confundida se giró hacia

Sharon, que miraba a Evan dándosecuenta que sí quería casarse con ella.Chilló de alegría levantándose y Evan seechó a reír cuando lo abrazó por elcuello llenándole la cara de besos.-Supongo que sí- dijo su madre atónita.

-Gracias, suegra.-dijo divertidomientras Sharon no dejaba de besarle.

-Llámame Sheila.-todavía con losojos como platos.

-Gracias, Sheila. Se la cuidaré.-Lo sé.Erick sonriendo se acercó a ellos.-

Así que tenemos familia nueva.La madre de Sharon sonrió-

Todavía estoy algo sorprendida, la

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verdad. ¿Os conocéis desde hacemucho?

-Cinco días- dijo Evan dejándoloscon la boca abierta.

-Pero…- Sheila confundida miró asu hija que estaba radiante de felicidad.

-¿A que es perfecto, mamá?-Hija…-Soy tan feliz- volvió a abrazar a su

prometido y su madre cerró la boca.Se presentaron a los demás

familiares y el padre de Lissafortunadamente ya se encontraba bien,aunque seguía sentado. Evan ordenó queles prepararan la cena en un comedorprivado y les sirvieron cosasmaravillosas mientras todos celebrabanque estaban bien. A la hora de retirarse,

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Evan las acompañó hasta la habitaciónde su madre. Sharon iba a entrar trasella cuando Evan la cogió por la muñecaimpidiéndoselo. –Nena…

-¿No entras?-Os dejaré solas. Necesitáis estar

juntas.Ella sonrió porque lo entendiera-

¿Te veo mañana?-Mañana estaré muy ocupado, pero

intentaré cenar con vosotras.-¿Te vas a poner a trabajar?-

preguntó entre sorprendida ydecepcionada.

-Pasado mañana es jueves y nosvamos a Méjico. Ya que estoy aquítengo que aprovechar el tiempo.

-Estás de broma- sonrió divertida

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pero al ver que él no se reía, perdió lasonrisa- Pero Evan, mi madre…

-Estarás mañana todo el día conella. –se pasó la mano por su pelonegro- Y cuando terminemos el proyectode Méjico volveremos a casa y noscasaremos.

Sharon no sabía qué decir perocuando la cogió por la cintura y la pegóa él abrazándola casi le dio igual.- No teenfades conmigo- susurró contra su bocaantes de besarla suavemente.- Estoydeseando echarte crema otra vez.- ellarió contra sus labios e intentó apartarsecuando sus manos llegaron a sus glúteos.

-Suéltame – dijo ella entre risas.-¡Las manos quietas, jovencito!-

gritó su madre desde dentro de su

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habitación provocando sus risas.-Me siento como en el instituto-

dijo él antes de besarlaapasionadamente. Ese beso fue distinto alos demás, porque se sintieron librespara besarse sin miradas indiscretas.

Cuando Evan se apartó, apoyó sufrente sobre la suya y susurró- No tedejaría. Estoy deseando estar contigo.

-Y yo.-Mañana te voy a echar de menos.-Así volverás antes- le dio un

suave beso en los labios y se apartópara entrar en la habitación.- Hastamañana, cielo.

-Si necesitas algo, pídelo. Mischicos te lo proporcionarán.

Ella le guiñó un ojo y cerró la

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puerta suspirando de alegría. Cuando sevolvió, su madre estaba sentada en lacama y la miraba preocupada.- ¿Quéocurre?

-¿Qué ocurre?- se levantóentrecerrando sus ojos azules.- ¡Te vas acasar con un hombre que no conoces!

Sharon perdió la sonrisa –Claroque lo conozco.

-¡Le conoces en unas circunstanciasdistintas a la vida habitual! ¡No sabesnada de él!

-¡Sé que es un hombre en el que sepuede confiar! ¡Me sacó de allí y mecuidó cuando cualquier otro me hubieradejado en medio del mar!

Su madre apretó los labios- Y leestoy inmensamente agradecida por ello.

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Pero es tu vida futura la que está enjuego. Estás enamorada de un héroe y nosé si tendrá los pies de barro.

La miró forzando una sonrisa- Note preocupes ¿vale? Esta mañanapensaba que no le iba a ver más y nopienso dejar de pasar la oportunidad depasar mi vida con él. Le quiero.

-Eso es lo que más me asusta. Quete has enamorado de él allí, en unascircunstancias horribles.

-Entonces no puede ir a peor ¿nocrees?

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Capítulo 7 Al día siguiente el gerente del hotel

la sorprendió a la hora del desayuno alllevarle a una chica a la habitación. –Soy Mitzi y he venido para tomar susmedidas para la ropa nueva.

-¿Ropa nueva?- preguntóconfundida.

-El señor Weixler me ha pedidoque le organice un vestuario nuevo. Alparecer necesita de todo y esa es mi

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misión.- sonrió radiante- Soy suasistente personal mientras se encuentreen Nassau.

Su madre sonrió impresionadamientras se untaba mantequilla en latostada. –Pero si no sabes sus gustos.

-Oh- sacó una tablet y la encendió atoda prisa- Pero es que la ropa la va aelegir ella.

Se quedó con la boca abiertacuando vio que los vestidos que pasabaante ella eran de los mejoresdiseñadores. –Yo los encargo y estatarde se los prueba. Lo que no le gustecomo le queda, se devuelve. Así desimple.

-Madre mía. Como viven los ricos-dijo su madre haciéndola reír.

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Se pasó una hora eligiendo ropa.La verdad es que casi todo era preciosoy disfrutaron mucho haciéndolo. Noestaba muy de acuerdo con que Evan lepagara la ropa, pero entendía que iba aser su esposa y tenía que ir bien vestida.

Mitzi sonrió radiante- Ahora vienelo mejor.

-¿Mejor?-miró la pantalla y perdióalgo la sonrisa-¿Qué es eso?

-Su anillo de compromiso. Tieneque elegir el que más el guste.

Sharon entrecerró los ojosapretando los labios.- Ponme con Evan,quiero hablar con él.

-Ya empezamos- dijo su madre envoz baja.

Su asistente sacó su móvil y buscó

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el número de su jefe. Cuando dio tono,le pasó el teléfono y ella se levantó desu silla para alejarse de la mesa. Alcontestar no reconoció la voz de lapersona- Quiero hablar con Evan. SoySharon.- dijo algo molesta.

-Ahora se pone, Señorita Morris.No tenía ni idea de quien era, pero

él sí sabía quien era ella- Dime nena,estoy a punto de dar la rueda de prensa.

-¿Si? Pues tendrás que hacerlosesperar porque tienes a tu prometidamuy cabreada.

-¿Qué pasa?-¿Le has dicho a Mitzi que me

enseñe anillos de compromiso?El silencio al otro de la línea le

indicó que sabía que había metido la

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pata- Era para que eligieras el que máste gusta.

-Ni cena romántica, ni cariñoquieres casarte conmigo… porque terecuerdo que no me lo has preguntadosiquiera ¿y ahora me vienes con esto?¿No crees que es un poco raro?

-Es que no lo había hecho nunca.-dijo a punto de partirse de la risa.

-Te juro que como te rías….-¿Qué nena?-¡Lo elegirás tú! ¡Y como me entere

de que no lo has elegido tú, no me caso!-¿Y si no te gusta?-¡Si no me gusta, no me caso!-Nena, no estás siendo razonable.Sharon suspiró pasándose la mano

por la frente- Igual mi madre tenía razón.

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-¿Sobre qué?- preguntómolestándose.

-Sobre que no nos conocemos. Sime conocieras, sabrías que no megustaría lo que has hecho.

-Cielo…-Si ni siquiera sabes lo que me

gusta.-Eso lo descubriré a medida que

pase el tiempo. Sé lo importante yquiero que seas mi esposa. Así que dejade decir tonterías porque estás loca pormí.

Miró el teléfono sorprendida.-Serás engreído.

-Eso ya lo sabías- dijo riéndosepor lo bajo.

No pudo evitar sonreír- No escojas

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uno enorme, que no me gustan.-Nena, elígelo tú. Así te asegurarás

de que te encante.-¡Evan!-Vale, vale. Yo me encargo. Te lo

daré esta noche.-¡Eso no se dice!- protestó ella

antes de que colgara. Ese hombre notenía una pizca de romanticismo.

Se volvió frustrada y se sonrojó alver que no se cortaban en escuchar laconversación. Sonrió aparentandotranquilidad. -Bien, está arreglado.

Su madre levantó una ceja comodiciendo ¿Ves? y Sharon gruñó por lobajo.

Se reunieron con los demás y

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pasaron el día en la piscina, que estabacerrada para ellos. Se enteraron que losotros supervivientes ya estaban camino acasa porque los sicólogos se lo habíanrecomendado. Volver a su vida habituallo más rápido posible. Sólo unopermanecía en el hospital por un cortemuy feo en una pierna, pero los demásestaban más o menos bien. Suscompañeros y sus familias se irían al díasiguiente como ella.

Liss y Sharon estaban sentadas enuna tumbona viendo como los hombresjugaban al waterpolo y vieron que Jackmetía un gol.- ¿Sabes? Ayer tuve unaconversación muy interesante de Jackcon su hermana.

-¿Si?- preguntó sin interés.

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-Al parecer la crió estudiandocomo un poseso y trabajando por lasnoches para sacarlos adelante.

Sorprendida la miró a los ojos- Porlo visto no tenían familia, no mecomentó el por qué y estaba desoladaporque a él le hubiera pasado algo.Tiene veinte años.

-¡Dios, debía ser una niña cuandoJack estaba en la Universidad!

Liss asintió- Me dijo que a vecesparece un chulo, pero tiene un corazónmuy grande y que si un amigo está enapuros, es el primero que está ahí paraél.

-Pues da otra imagen.Su amiga sonrió- Está preocupado

por ti.

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La miró atónita- ¿Por mí?-Sí, cree que estás cometiendo un

error. Oí como se lo comentaba a Tonyen la playa. Dice que estás equivocadacon Evan.

-No lo creo- contestó convencidadesviando la mirada a la piscina.

-Al parecer piensa que Evan es unniño rico que está acostumbrado a quetodo el mundo haga lo que él quiera. Ylo demostró al iniciar la pelea en la isla.Él puede que dijera mucho, pero porrespeto a ti no le hubiera pegadoprimero.

-¿Y cuando se le tiró estando deespaldas?- preguntó molesta.

-Sabe que hizo mal. Ni él se loexplica.- Liss le miró chocar las palmas

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con el hermano de Tony mientras sereía.- Después de hablar con él un rato,no me parece tan borde. Dice que leescuchó cómo te hablaba en el avión y lecayó mal, así que después todo fuerodado.

-Conoces a Evan. ¿Crees que esmala persona?

-¡No! Sólo te digo que puede queesa isla sacara lo peor de Jack.

-Y lo mejor de Evan ¿no?-Puede.- Liss la miró con una

disculpa en la cara- Perdona Sharon, noquería…

-Déjalo. Voy a beber algo. –selevantó molesta y Liss la cogió por lamuñeca deteniéndola.

-De verdad Sharon, no quería que

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te sintieras mal. Estoy segura que Evanes estupendo.

Sharon sonrió- Lo es. Y me voy acasar con él.

Liss sonrió. – ¿Seré tu dama dehonor?

-¿No deberías esperar a que tepreguntara?

-Va, trámites inútiles.Sharon se echó a reír y Liss se

levantó ansiosa- ¿Qué te parece el rosafucsia para los vestidos de las damas dehonor?

La miró con horror- ¿Estás loca?Estaban tomando un zumo a la

sombra en la barra de la piscina, cuandoapareció Evan vestido con trajehablando por teléfono. Sonrió al verlas

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y se acercó a ellas colgando el teléfono-Hola, chicas. –cogió a Sharon por lacintura y la besó suavemente- ¿Cómoestá mi prometida? ¿Has descansadobastante?

-Este explotador quiere ponerme atrabajar mañana- le dijo a Liss.

-Pues yo me voy a tomar unos días-dijo su amiga levantándose del taburete.–Os veo luego.

Cuando se quedaron solos, Evanmiró alrededor y vio a su madrehablando con el resto de las madres-Estupendo. –dijo cogiéndola por lamuñeca y tirando de ella.-Vamos.

-¿A dónde?Él arqueó una ceja y Sharon se

echó a reír.- Estás de broma.

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-Nena, no me hagas rogarte.Le siguió riéndose al interior del

hotel y cuando la metió en el ascensor,se pegó apretándola contra la paredbesándola como si estuvieradesesperado. La temperatura de Sharonsubió rápidamente y separó su boca. –¿A dónde vamos?

-A mi habitación- respondió antesde volver a besarla.

Separó su boca de nuevo tomandoaire- Tendrá que ser rápido.

-Tan rápido que no te darás nicuenta.

Ella se echó a reír sobre sus labiosy el ascensor abrió sus puertas. Lo cogiópor las solapas del traje para sacarlofuera cuando oyeron un carraspeo.

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Sorprendida vio a su cuñado mirándolosdivertido- ¿Tenéis prisa?

Sharon se puso como un tomate-Hermano, no me fastidies el plan- dijocogiéndola en brazos para pasar al ladode Erick. – ¿No tienes nada que hacer?

-Sí, jefe.Gimió contra su cuello –Que

vergüenza.-No sé por qué- dijo dejándola de

pie junto a la puerta.-Mi hermano no seescandalizará porque queramos estarsolos. Lo que le escandalizaría es queno quisiéramos estarlo- la cogió por lacintura metiéndola en la habitaciónmientras ella se reía y cuando cerró lapuerta se miraron a los ojos mientras lacogía en brazos de nuevo. –Eres

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preciosa, nena.Ella se sonrojó de gusto- Pero si

estoy hecha un asco.-Eso no es cierto- dijo antes de

besar sus labios lentamente. Sharongimió rodeando su cuello con losbrazos, disfrutando de las caricias y desu sabor, pero quería más, así queacarició su labio inferior con la lenguaprovocando que Evan profundizara elbeso. Cuando la tumbó sobre la camaprotestó porque él se separó ligeramentepara quitarle la camiseta –No te pondrásropa interior nunca más- dijo él con vozronca antes de acariciar sus pechos.Sharon cerró los ojos apretando sushombros pero cuando atrapó un pezóncon sus dientes la hizo chillar de placer.

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Las manos de Evan abandonaron suspechos para bajar por su cintura,mientras sus labios no se despegaban desus pechos, haciéndola disfrutar comonunca. Antes de darse cuenta, Evan lehabía quitado los pantalones y leacariciaba el trasero. Sharon acariciabasu pelo extasiada, retorciéndose deplacer y Evan sonrió levantando lacabeza- ¿Te gusta?

-Unnn- volvió a empujar su cabezahacia abajo, haciéndolo reír, pero loslabios de Evan bajaron por el centro desu pecho hasta llegar a su ombligo.Sharon abrió los ojos como platos aldarse cuenta hacia donde iba y cuandollegó, se sobresaltó gritando al sentir sulengua acariciándola íntimamente. La

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agarró de los muslos para evitar que semoviera y la torturó con su lengua, perocuando chupó su clítoris con fuerza,Sharon arqueó su espalda al versecatapultada a un mundo de placer que laestremeció de arriba abajo.

Sin aliento y sin haberserecuperado todavía, sintió como lelevantaba las caderas colocándose derodillas entre sus piernas y entró en ellacon fuerza haciéndola gemir alargandosu placer. Comenzó la cadencia de suscaderas y Sharon apretó las sábanasentre sus dedos sintiendo que todo sucuerpo se tensaba de nuevo. Evanlevantó sus piernas colocándoselassobre sus hombros y empujó con fuerzaentrando más profundamente en ella,

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haciéndola gritar al sentir que su menteestallaba mostrándole mil luces ante losojos, brillantes como fuegos artificiales.

Su prometido dejó resbalar suspiernas, cayendo a su lado mientrasrespiraba agitadamente. Sharon sonreíatontamente mientras intentabarecuperarse y abrió los ojos sin ganas alsentir que él se movía. Sorprendida vioque se estaba abrochando los pantalonesy se dio cuenta que no se había nidesvestido. Se miró a sí misma y se diocuenta que sólo conservaba puestas laszapatillas de deporte. Se sonrojóintensamente y al ver como Evan seacercaba al espejo del aparador y sepasaba los dedos sobre su cabello negrodijo-¿Qué haces?

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-Tengo una reunión en…- miró sureloj que era nuevo y añadió- veinteminutos.

Sharon se sentó sobre la camacubriéndose con la camiseta- Perodijiste que cenarías con nosotras.

-Dije que lo intentaría. –se volviópara mirarla con una sonrisa en loslabios- Nena, nos vamos mañana. Tengomucho que hacer y no he podidoevitarlo.

-Precisamente- dijo intentandoocultar el enfado que pugnaba por salir-Mañana nos vamos y no veré a mi madreen unos meses. Te recuerdo que va a sertu suegra.

-Haré una cosa- dijo élacercándose.- Llegaré antes del postre y

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pasaré la sobremesa con vosotras.-ellale miró a los ojos decepcionada, pero élo no quiso darse cuenta o le dio igual-Lo prometo ¿vale? –se acercó a darle unrápido beso en los labios y fue hasta lapuerta.- Te veo luego, nena.

Cuando salió de la habitación sesintió como si en su hora libre le hubieraapetecido un polvo y ella hubiera estadoa mano. Ni siquiera se había desvestidoy ni la había abrazado después de hacerel amor. Se sintió tan decepcionada desu primera vez juntos que no sabía quépensar. ¿Estaría cometiendo un error?Un terror lacerante le traspasó el pecho.Terror a perderlo. Se había enamoradodel Evan de la isla y sabía que estabaallí. Ahora tenía que enamorarse del

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Evan del mundo real, que realmente laasustaba. ¿Por qué siempre nos asusta lodesconocido? Empezaba a pensar muyseriamente que su madre tenía razón.Quizás deberían esperar un tiempo paracasarse.

Se vistió lentamente sintiéndoseuna intrusa y salió de la habitacióncerrando la puerta lentamente. No podíaquitarse de la cabeza que tenía lasensación de que la había usado. Algototalmente ridículo porque ella habíadisfrutado tanto como él pero…

Cuando entró en su habitación sumadre estaba allí- Hija, ya ha llegado laropa. Mitzy me ha dicho que dejes enese sillón la ropa que quieras devolver.¡Hasta te han traído unas maletas de

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Louis Vouton! ¡Con neceser incluido!Su madre estaba emocionada

mirándolo todo con los ojos como platosy cogió unos zapatos nude de su caja-¡Mira que preciosidad!

Intentó parecer tan emocionadacomo ella- Sí que son bonitos.

-Y te han traído ropa para eltrabajo y…- levantó la vista y la miró alos ojos perdiendo la sonrisa- Hija, ¿quépasa?

-Oh, nada- fue hasta el baño conganas de darse una ducha pero su madrela siguió.

-¡Te ha ocurrido algo y quierosaberlo!

Abrió la ducha antes de volverse-No ha pasado nada.

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-Has discutido con Evan. ¿Es eso yno quieres decírmelo por lo de ayer?

Hizo una mueca- No es eso. Es queseguramente no cenará con nosotros. Alparecer tiene trabajo.

Su madre se decepcionó- Ya veo.Salió del baño sin decir nada, lo

que indicaba que todo aquello no legustaba un pelo. Estaba acostumbrada acontárselo todo, pero la opinión quetenía de su relación con Evan le impedíaser sincera con sus sentimientos- No tepreocupes- dijo su madre desde lahabitación.-Nos conoceremos mejorcuando volváis a Nueva York yempecemos a organizar la boda.

Sabía que lo decía porque sesintiera mejor. Al fin y al cabo era su

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madre y no quería verla sufrir. Se metióen la ducha suspirando mientras pensabaque debía tener paciencia con Evan.Seguramente no se daba cuenta de que aella ese comportamiento la molestaba.Hablaría con él cuando llegaran aMéjico.

Al final cenaron con todos los

familiares y sus compañeros paradespedirse, pues al día siguiente cadauno tomaría un rumbo distinto. Evan nollegó al postre, ni al café, ni a las doshoras que se pasaron allí hablando.Sharon aparentó estar feliz y cuando sedespidió de sus compañeros se tuvo quedisculpar por él- Siento que Evan noesté aquí para despedirse- dijo ella a

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Tony y a Liss que se iban en esemomento.

-No te preocupes, está muyocupado- dijo señalando a su alrededorimpresionada.

-Sí- susurró antes de abrazar a suamiga.- Te llamaré en cuanto tengamóvil.

Su amiga se echó a reír divertida-Lo mismo digo.

-Menos mal que tengo tu mail.Jack se acercó cuando se apartaron.

Estaba muy distinto en vaqueros y conuna camisa blanca enrollada hasta loscodos- Estás preciosa. No he tenidooportunidad de decírtelo antes- dijo conuna maravillosa sonrisa mirando suvestido azul de gasa con corpiño

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ajustado.- Simplemente preciosa.-No cambiarás ¿verdad?- preguntó

divertida.-¿Y perder la oportunidad? He

visto lo mismo que ha visto Weixlerpero a él le conociste primero. No creasque voy a darme por vencido hasta quedigas sí quiero.

-No digas eso- perdió la sonrisamirándole a los ojos.

Él también se puso serio- Sharon,no voy a negarte que me gustas mucho ysi algún día necesitas algo, no dudes enacudir a mí. Sé que seguramente no loharás –hizo una mueca- pero quiero quesepas que siempre estaré ahí.

-Gracias, Jack. –le abrazóemocionada- Gracias.

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-Si algún día quedáis para tomaruna cerveza o algo, llamarme. Pero nome invites a esa boda.

-De acuerdo- le dio un beso en lamejilla apartándose. –Suerte, Jack.

-No cielo, quédate tú con toda.Siento decirte que vas a necesitarla.

Se volvió cogiendo a su hermanapor los hombros para salir del comedor.

-Vamos, hija. Tengo que hacer lamaleta y tú también- su madre la cogiódel brazo para ir hacia los ascensorescuando vieron pasar a una mujer quelloraba desconsolada mientras unhombre la abrazaba con fuerza.- Diosmío- dijo su madre llevándose una manoal pecho.

Sharon se mordió el labio inferior

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al entender que era un familiar dealguien del avión que no había tenido susuerte- Quiero largarme de aquí cuantoantes.

Se metió en el ascensor a todaprisa con lágrimas en los ojos y sumadre la abrazó.-Tenemos que dargracias a Dios porque no has sufridodaño.

-Sí. –besó a su madre en la mejillay sonrió- Me he librado. Evan me halibrado.- entonces recordó que no habíaido a la cena y apretó los labios condisgusto.

Veinte minutos después llamaron a

la puerta y Sharon le dijo a su madre queestaba en el baño- ¡Ya voy yo!

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Abrió la puerta a toda prisa paraver a Evan al otro lado con la chaquetaen la mano. Le miró a los ojos y se cruzóde brazos esperando una explicación.

-¿Me perdonas?-¿Por qué? ¿Por no haber cumplido

tu palabra o por no haberme llamadosiquiera?

-¿Por las dos cosas?- preguntódivertido

-Muy gracioso, Weixler- se apartóde él para dejarlo entrar en el salón yvio toda la ropa que intentaba meter enlas maletas.

-¿No merezco un besito comosaludo?

-No.- se arrodilló cogiendo unvestido para doblarlo con cuidado.

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-Nena, en este hotel hay doncellasque hacen esas cosas- dijo sentándoseen el sofá sonriendo.

-¿De veras?- preguntó irónica- Esque no estoy acostumbrada a ese tipo devida. Suelo hacer las cosas yo misma,como elegir mis regalos.

-Ah, llegamos al meollo del asunto-sacó algo del bolsillo de la chaqueta quehabía dejado en el respaldo y lo colocósobre la mesa de café- Aquí tienes.

Ella sentada sobre sus pies miró lacaja durante un minuto y apretó losdientes antes de seguir haciendo lamaleta.

-¿No piensas abrirlo?-No- se levantó y cogió unos

zapatos de la caja antes de meterlos en

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la bolsa de protección que había en ella.-Normalmente cuando te regalan

algo es para que se abra y te digan si lesgusta- dijo molesto.

-El problema es que eso no es unregalo y no me lo has regalado.Simplemente lo has dejado ahí como siyo fuera a tirarme sobre él ansiosa porver lo que es. Y ya sé lo que es. No losabría si hubieras organizado una cenacon música romántica y me hubieraspedido matrimonio como las parejasnormales. Yo me habría sorprendido ydespués habría abierto la cajita para verun maravilloso anillo. Daría igual comofuera el anillo porque me lo habríasregalado tú pidiéndome matrimonio. –lemiró enfadada- Pero tú no podías

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hacerlo así, claro. Como el resto de loshombres no. Tú simplemente le dices ami madre si te da mi mano, como si yofuera una muñeca. –él iba a decir algopero Sharon la interrumpió- Culpa mía,porque al pensar no te vería más, meemocionó esa chapucera forma depedirme que me casara contigo. Culpamía.

-Al parecer estás más enfadada delo que me imaginaba- dijo entre dientes.

-Oh, espera que hay más. Despuésde eso le dices a Mitzy que me muestrevarios anillos para que elija. Como sifuera a escogerse el anillo másimportante de mi vida por catálogo. –lemiró furiosa- Es una muestra de amor,Evan. ¡Una muestra tuya de que sientes

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algo por mí! ¡No tengo que elegirlo yo!-¡Lo he entendido!-¿De veras? Porque todavía estoy

algo sorprendida por lo que pasó estatarde.

-¿Qué quieres decir?- furioso selevantó del sofá y la miró enfadado.

-¡Quiero decir que no soy una puta!No voy a follar a una habitación entrehoras para que luego me abandones parairte a trabajar. –Evan perdió algo delcolor de su cara al ver su disgusto.

-Nena… no fue así.-¡Si ni siquiera te desvestiste!-

exclamó indignada- ¡Y no tienes ni ladecencia de aparecer para la cena,cuando no voy a ver a mi madre enmeses!

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-¡Te lo dije!Ella se pasó la mano por su melena

mirando al suelo –Esto no va afuncionar.

-Ey, ey- se acercó e intentó cogerlapor los brazos- Sharon, tranquilízate¿vale? Hemos estado juntos muchotiempo y ahora me echas de menospero…

-¿Crees que soy tonta? ¿Crees queno sé que eres una persona muy ocupadaque viaja por todo el mundo? ¡Lo que noentiendo es porque quieres casarteconmigo sino tienes tiempo para mí!- legritó enfadada.- ¡Y más en estascircunstancias!

Evan la miró fijamente y se metiólas manos en los bolsillos del pantalón.-

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Nena, estás nerviosa porque todo hapasado en muy poco tiempo, pero enunos días todo se normalizará y ya veráscomo va mejor.

Parecía sincero y ella se dejó caeren el sofá- ¿Tú crees?

Él suspiró de alivio y se acercó aacuclillarse ante ella. Le cogió lasmanos y sonrió- ¿Sabes lo que vamos ahacer? Cuando lleguemos a Méjico nostomaremos unos días tú y yo solos.

-¿De veras?- preguntó ilusionada.-Claro, nena. Sólo descansar y

pasarlo bien. Te llevaré a hacer turismoy comeremos las mejores fajitas delmundo.

Sharon sonrió encantada-Prométemelo.

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-Te lo prometo- se acercó y la besósuavemente en los labios- Soy un torpeque no te merece pero lo arreglaré¿vale?

-Vale.-Dime que me perdonas, nena. O

sino no podré dormir.-dijo contra suslabios cogiéndola por la cintura parapegarla a él.

-Te perdono.Él sonrió y acarició su cuello antes

de besarla posesivo. –Siento lo de estatarde.- dijo acariciando sus labios conlos suyos- y siento que te sintieras así. –la besó otra vez y oyeron un carraspeo.

Se volvieron para ver a su madremirándolos desde la puerta deldormitorio con los brazos cruzados-

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Pero si está aquí mi futuro yerno- dijocon ironía.

-Muy oportuna- dijo éllevantándose del suelo y enderezándose-¿Qué tal, suegra?

-Perfecta, pero he pensado que lomejor sería que os acompañara aMéjico.

Evan miró a Sharon sorprendido ySharon a su vez miró a su madre como sile hubieran salido dos cabezas. Sumadre se echó a reír a carcajadas-Menuda cara que habéis puesto.Tranquilos, tortolitos. Os dejaré solosun tiempo.

-¿Cómo que un tiempo?- preguntóEvan confuso.

-¿No te lo ha dicho, Sharon? ¿Me

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voy a vivir con vosotros, no?Sharon y Evan se miraron sin saber

qué decir- ¿Nena?-No lo había pensado pero…Las carcajadas de Sheila la

hicieron mirarla y sonrió aliviada aldarse cuenta que era otra broma. Menosmal. Adoraba a su madre pero queríapasar un tiempo a solas con Evan.

-Suegra, ¿sabe que tiene un sentidodel humor un poco retorcido? – dijodivertido.

-¿Si? No me lo había dicho nadie-le guiñó un ojo como si fuera mentira yentró en la habitación.

Evan levantó una ceja mirando a sunovia que observaba la cajita que habíasobre la mesa- ¿Quieres verlo?

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-No- respondió aparentandodesinterés.

-Lo he elegido yo- puso una rodillaen el suelo y cogió la cajitacolocándosela en la palma de la mano.-Venga nena, quiero ver la cara quepones.

Abrió la cajita y se quedó depiedra al no ver un anillo. Era unpiercing de oro exactamente igual que elque había llevado en la isla. Dentro delcorazón tenía un diamante que brillabaextraordinariamente- Pero…

-¿Te he sorprendido?- Evan seechó a reír al ver su cara.- ¿Te gusta,nena?

-Es precioso.- sus ojos se llenaronde lágrimas porque había escogido algo

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especialmente para ella.-Estoy deseando vértelo puesto-

dijo con voz ronca tirando de su vestidohacia arriba.

-¡No!- se echó a reír mientrasforcejeaban y al final Evan cedió por sumadre.- Me lo pondrás tú mañana por lanoche. –le susurró al oído.

Evan gimió antes de besarlaapasionadamente.- Tengo que irme antesde que te haga el amor con la suegra enla otra habitación.

-Sí, será lo mejor- dijo divertida-¿Mañana a que hora nos levantamos?

-Haré que te llamen de recepción.-Sí pero con tiempo, que tengo que

ducharme y desayunar.-No te preocupes- dijo divertido-

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te llamarán con tiempo.Oyó que mascullaba mientras iba

hacia la puerta- Una noche. Sólo unanoche.

Sharon se echó a reír a carcajadasy él le lanzó un beso desde la puerta-¡Hasta mañana suegra!

-¿Seguro?-Ja, ja.-dijo antes de salir.Feliz le enseñó su piercing de

compromiso a su madre que se quedóasombrada con el diamante. –Precioso,se nota que tiene buen gusto.

-Sí- dijo ilusionada- Y lo haescogido para mí. Por eso quería elarpón porque quería conservarlo.

-Me alegro de que te guste y me haencantado que le pusieras los puntos

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sobre la íes. No dejes pasar los enfadosque luego se acumulan. Si algo temolesta, lo dices y ya está.

-Seguiré tu consejo.

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Capítulo 8 A la mañana siguiente la despertó

el sonido del teléfono a las cinco de lamañana. Su madre se sobresaltó en lacama de al lado y levantó el auricularmedio dormida.-Es para ti- susurrópasándoselo a la cama de al lado dondeella estaba encendiendo la luz. Alucinóal oír al recepcionista de nochediciéndole que el señor Weixler laesperaba en cuarenta minutos en el hall

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del hotel.Cuando le pasó a su madre el

teléfono gimió- Me voy a casar con unmaniaco.-su madre soltó una risitaviéndola levantarse. – ¿Quién se levantaa las cinco de la mañana?

-Se nota que le gusta aprovechar eldía.- su madre se partía de la risaviéndola tropezar con la sábana al salirde la cama.-Vamos, dúchate que te pidoel desayuno.

-Seguro que no está abierta lacocina- masculló de mal humor.

Se duchó a toda prisa y al salir enalbornoz, secándose su larga melena conuna toalla, su madre estaba en batacolocando el carrito y dos sillas a cadalado- ¿Desayunas conmigo?

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-Claro, de todas maneras ya nopodré dormir- dijo preocupada.

Sharon suspiró- Mamá, no me va apasar nada.

-Lo sé, lo sé. Además Evan estácontigo y quieras o no eso me da muchatranquilidad- dijo reprimiendo laslágrimas.

Tiró la toalla sobre la cama antesde ir hasta ella- Mamá…- la abrazó aella y la besó en la mejilla.- Te llamarétodos los días. ¿De qué sirve tener unnovio rico?

Su madre se echó a reírasintiendo.- ¿Me lo prometes?

-Te lo prometo.- miró el desayunodonde había de todo. Desde fruta hastahuevos con beicon. –Ahora comamos

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esta monstruosidad.Su madre se echó a reír- Al parecer

ya estaba preparado. Tu novio piensa entodo.

-No, mamá. En todo, no. Créeme.La risa de su madre la hizo sonreír. Cuarenta minutos después su madre

la ayudó a llevar las preciosas maletasal hall y allí estaba su novioesperándola mientras hablaba con eldirector del hotel que lo miraba como sifuera un Dios- Mira mamá, no he sido laúnica que ha tenido que levantarse.

La risa de su madre hizo volverse aEvan que frunció el ceño- Nena,tenemos botones.

-Seguro que sí, pero puedo hacerlo

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yo- dijo llegando hasta él arrastrandolas dos maletas mientras que su madredejaba la otra y el neceser al lado. –Buenos días.- le dio un beso en loslabios antes de mirar al director delhotel- Buenos días.

-Buenos días, señorita Morris.Espero que su estancia haya sidoagradable.

-Todo perfecto, gracias. -el hombresonrió orgulloso- Le dejo a mi madrehasta las doce que tiene que subir alavión.

-Cuidaremos de ella. No sepreocupe por nada

-Bueno, Sheila- dijo Evandivertido- Se la cuidaré y la verá enNueva York en tres meses.

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-Más te vale y si pasa cualquiercosa…

-La irán a buscar inmediatamente.-dijo terminando la frase por ella como sifuera una lección.

Sharon lo miró divertida y Evan seacercó a su madre para darle un abrazo.Su madre le dijo algo al oído que ella nooyó antes de que se separaran. Se acercóa ella emocionada y la abrazó confuerza. –Te quiero.

-Y yo a ti, hija. Eres lo másimportante del mundo para mí.

-Te veré pronto.- la besó en lamejilla y se apartó para ver que las dosestaban llorando. Se acercó a Evan quela cogió de la cintura y se despidió conla mano saliendo con su novio del hotel.

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Se sintió fatal por dejarla allí.Parecía tan sola.

Cuando se subió al coche que los

esperaba, Evan la abrazó por loshombros pegándola a él- Estará bien y laverás en nada de tiempo.

-Sí- se limpió las lágrimassonriendo- Es que estamos un pocosensibles.

-Natural después de todo lo que hapasado. Dentro de unos meses podéis irde vacaciones las dos solas ¿Qué teparece? Puedes elegir cualquiera de mishoteles.

-Eso sería estupendo. Así nopensará que me pierde.

-No te perderá.-la besó en la frente

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– ¿Te he dicho que estás preciosa conese vestido amarillo?

-¿De veras? Me lo he puesto parati- dijo abrazándole por la cintura.

-Pues me alegro, aunque recuerdaslo que te dije sobre la ropa de trabajo¿verdad?

Sharon se echó a reír divertidaporque había aprovechado para meter eltrabajo en la conversación.-Venga,dímelo.

-¿El que?-¿Dónde está?-¿El qué?-Mi nuevo portátil.Su novio se sonrojó haciéndola reír

y gruñó separándose de ella para cogerla bolsa del portátil de debajo del

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asiento. –Mitzy se ha encargado de pedirlos datos a la oficina y volcarlos en elmóvil.

-¿Y mi nuevo pasaporte?Tocó el pecho sobre el bolsillo

interior de la chaqueta.- Todo arreglado.-Que novio más eficiente tengo.La diversión de su voz le hizo

decir.-Te crees muy graciosa ¿eh?- lacogió por la cintura haciéndolecosquillas y ella intentó apartarseechándose a reír. La besó atrapando suslabios y ella abrazó su cuello pegándosea él medio recostada en el asiento. Evanapartó sus labios lentamente paramirarla a los ojos.- Viajar contigo esmuy divertido.

-Así no me dejarás por ahí,

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mientras tú te vas de un lado a otro delmundo.

Evan se sentó llevándosela con élcolocándola sobre sus rodillas- Nena,sobre eso…

-No me digas que piensas dejarmeen Nueva York.

-¿Quieres dejar de trabajar?¿Seguro que no te sentirás mal si dejastu trabajo?

La verdad es que no lo habíapensado, pero se sentiría peor sinoestaba con él- ¿No puedo decorar tushoteles?

-Nena, no abro hoteles todos losaños- dijo divertido.

-Pero habrá reformas o…-Si trabajas en Weixler sólo lo

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trabajarás seis meses al año comomucho.- le acarició la mejilla.

-Pero si me quedo en Nueva Yorkno te veré- dijo preocupada- ¿Qué clasede matrimonio tendríamos?

-Y si vienes conmigo te pasarás enel hotel casi todo el tiempo mientras yotrabajo. ¿No estropearía eso la relación?Además cuando tengamos hijos tendrásque quedarte allí.

A Sharon se le cortó el aliento-¿Quieres tener hijos?

-Claro. Siempre he queridotenerlos con la mujer adecuada.

-Pues entonces tenemos unproblema- susurró- Porque yo no quieroser madre sin mi marido a mi lado.

Esas palabras dejaron a Evan mudo

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durante unos minutos- Entiendo.Ella se apartó sentándose a su

lado- Cariño, deberíamos pensar bien loque estamos haciendo.

-Yo sé lo que estamos haciendo-dijo enfadado.-Quiero pasar mi vidacontigo.

Le miró a los ojos- Entonces pásalaconmigo.

-Estaré ahí.-dijo cogiéndola de lamano- Ya verás como estaré ahí.

Asintió sonriendo- Haré lo quehaga falta para que esto funcione yespero que tú hagas lo mismo.

-Lo haré.- la besó suavemente ysonrió- Entiendo tus dudas pero te voy ademostrar que va a funcionar muy bien.Como te dije ayer, demos tiempo al

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tiempo.-Tienes razón. Todavía nos

estamos amoldando el uno al otro.-Nos estamos amoldando muy

bien.- dijo cogiéndola por la cinturapara pegarla a él antes de volver abesarla.

El vuelo fue breve y Evan no la

dejó descansar un segundo porquequería que hiciera un repaso general a ladocumentación para comprobar que todoestaba en orden. En cuanto aterrizaron lasubió en un coche que los llevódirectamente a la obra. Tardaron unahora en llegar a la zona donde estaba elcomplejo, cerca de las ruinas de Tulumy cuando vio el hotel, que todavía se

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notaba que estaba en obras, se quedócon la boca abierta al ver los trabajosde jardinería y la impresionante fuenteque había en la entrada. La estabanprobando y era magnífica- Es preciosa,Evan.

-Al fin la han arreglado. Pensabaque iba a tener que inaugurar sin ella.

-Si todavía queda mucho.-Llevan intentando arreglarla tres

meses. No encontraban el problema ytuvieron que desmontarla entera. –Evanse bajó del coche y le tendió la manopara ayudarla a salir.

-¿Nos quedamos aquí?-En una de las suites. –le guiñó un

ojo –Pero tendrás que ducharte con aguafría porque todavía están colocando las

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caldera.-Unnn. Como en la isla.Evan se echó a reír cuando salió un

hombre de unos cincuenta años conmono y caso amarillo- ¡Evan! Me alegraverte- dijo el hombre sonriendo bajandolos escalones de mármol.

-¡Bob!- se dieron un abrazo y Evanmuy contento se volvió hacia ella-Sharon el es Bob O´Dell. Mi jefe deobra. Él me metió en este mundo.

-¿De veras?- le tendió la manoencantada- Entonces tenemos mucho quecontarnos.- le guiñó un ojo- Paradescubrir sus secretillos ocultos.

Bob la miró confundido y Evan seechó a reír-Es mi prometida. SharonMorris.

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-¿La diseñadora?- Bob se echó areír a carcajadas y le dio una fuertepalmada en la espalda a Evan- ¿Nodecías que te casarías con una niña ricaque fuera una descerebrada para que note diera muchos problemas?

Sharon miró a Evan sin podercreérselo – ¿De veras?

-Eso fue en un día de borrachera. –se sonrojó y miró a su amigo como siquisiera matarlo.

-Pues se suele decir que losborrachos dicen verdades como puños.

-Nena, no me tortures.Ella le miró divertida y después

miró a Bob- Bien, si me decís dondeestá mi habitación, empezaré a trabajaren cuanto me cambie.

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-Habitación suite Royal.- dijo Bobrápidamente- Sólo tiene una cama, unamesa y cuatro sillas. Las cogimos delmaterial general, así que te faltará unacama en las habitaciones Standard.

-Muy bien.- vio sus maletas y nicorta ni perezosa cogió una con el brazosano.- Cielo ¿funcionan los ascensores?

-Deja eso, Sharon. Las subirán loschicos.

Bob le estaba mirando el pie aEvan. –Ten cuidado con eso. Haymuchos bultos por todos los sitios.

-Tranquilo.El chofer que había terminado de

sacar las maletas dejándolas en el hall yBob silbó e hizo un gesto a dos hombresque estaban cerca de la fuente. Se

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acercaron a toda prisa para ayudar. –Subir las maletas a la suite Royal.

Evan la cogió de la mano y tiró deella por el inmenso hall donde unosobreros estaban pintando el techo. Elenorme mostrador de mármol casillegaba de pared a pared y vio a dostécnicos terminando algunas conexionesde electricidad. –Veo que estamos muyadelantados- dijo Evan mirando lostrabajos.

-Las cabañas están terminadas ylistas para la decoración. También losrestaurantes y los bares. Sólo nos quedadel edificio principal los tres primerospisos. Electricidad y baños.

-¿Y por qué no nos quedamos enuna de las cabañas?

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Evan la miró sonriendo- ¿No hastenido bastante playa por unos días?

-¿Dónde os quedáis vosotros, Bob?-En las cabañas para empleados.

Esas son las primeras que se terminaronpara que los obreros no se tuvieran quedesplazar a la ciudad.

Subieron en el ascensor de laderecha y Bob pulsó el último piso.-¿Estaremos solos aquí?- no sabía porqué pero eso no le gustaba un pelo. Lasimágenes del hotel del Resplandorpasaron por su mente.

Evan la miró divertido-¿Tienesmiedo?

-No te volverás loco y meamenazaras con un hacha ¿verdad?

Bob y Evan se echaron a reír

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mientras salían del ascensor. Ella mirócon horror la moqueta que estabanextendiendo a la derecha del pasillo-¡Ni hablar!- gritó sobresaltándolos-¿Qué están haciendo?- se soltó de Evany fue hasta los obreros- ¡Esta moquetano va aquí! ¡Y se pone al final!

Uno de ellos se levantó a toda prisasonrojado –Perdone, pero la otramujer…

-¿Otra mujer? ¿Qué otra mujer?-Yo.Se volvió y vio a Rebeca, su

asistente, tras ella.- ¿Qué haces tú aquí?-preguntó asombrada mirando a lamorena de pelo corto que la observabade arriba abajo.

-Para estar muerta no tienes tan mal

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aspecto.-¿Muerta?- asombrada miró a Evan

que las observaba preocupado.-La empresa me ha enviado a

sustituirte.- dijo con descaro.-Vaya, pues se han dado prisa- dijo

molesta pasándose una mano por sucabello rubio.

-Es que nadie es imprescindible-miró a Evan de arriba abajo con descaroy Sharon se molestó- ¿Y tú quién eresguapo?

-Soy tu jefe- dijo molesto por sumanera de hablarle y le recordó el díaque lo conoció. Rebeca sonrió sincortarse- Vaya, Weixler en persona.

-Tengo que llamar a la empresa.-¡No!- Evan la cogió de la mano y

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le dijo a Rebeca- Recoge tus cosas, tevas del complejo ahora mismo.

Rebeca abrió sus ojos marronescomo platos- ¡No puede hacer eso!

-Hablaré con tu jefe y se os pagarála parte proporcional de vuestro trabajo,pero no pienso trabajar con alguien quetiene la poca sensibilidad de hablarleasí a mi prometida después de lo todopor lo que ha pasado. –Rebeca sesonrojó intensamente.

-No quería ofenderla.-Y no sólo eso. Tú no eres apta

para el trabajo como se acaba dedemostrar, así que quiero que te vayaspues no eres necesaria aquí.

Sharon no sintió ninguna pena porella. Era la hija del jefe y se la habían

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endilgado para enseñarla, aunque lamitad de los días aparecía dos horastarde y hacía lo que quería.

-¡Le demandaremos!-gritó Rebecafuriosa- No puede hacer eso cuandoestamos realizando el trabajo.

-Mira, guapa- dijo Evan muy serio-Si tuvieras un gramo de inteligencia entu minúsculo cerebro, habrías leído elcontrato y puedo rescindirlo cuandoquiera sino estoy satisfecho con laempresa.

-Ah- dijo Rebeca antes de mirarla-¿No vas a defendernos?

-¿Cuando la empresa no se hamolestado ni en interesarse por saber siestaba viva? Debes estar de broma.-dijoentre divertida y asombrada.

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-¡Espero que alguien me lleve devuelta!- se giró y empezó a caminar porel camino echando pestes.

Sharon miró a Bob- ¿Ha hechomucho?

-Llegó hace tres días y ha vueltoloco al personal. Pero sobre todo se haido de fiesta a un hotel cercano.

-Estupendo. –miró a los chicos dela moqueta –Recoger eso y llevarlo alcuarto piso.

-Sí, señorita.Evan la cogió por la cintura y la

llevó hasta la habitación al final delpasillo donde abrió la puerta. Lasmaletas ya estaban allí- Bob, te veoluego.

-Bien. Estaré en la zona de las

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piscinas sur, revisando la colocación delas neveras.

Evan cerró la puerta y se la quedómirando. Pensativa cogió la maleta másgrande y la llevó hasta la habitaciónpensando en que ahora sí que estaba sintrabajo. Y Evan no quería que dejara detrabajar. –Nena, no te preocupes.

Ella le miró entrando en lahabitación quitándose la chaqueta deltraje y tirándola sobre la cama queestaba sin hacer. –Estoy en el paro.

-Trabajas para mí- dijodesabrochándose la camisa- Y tienestrabajo hasta que el último detalle delhotel esté liquidado. –se sentó en lacama y se quitó los zapatos.

-¿Y cómo tengo los datos del

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proyecto si no sabían que estaba viva?-Mitzy se lo diría anoche y se

apresuraron a intentar arreglarlo.Además en la rueda de prensa dije quenos casaríamos. – la miró atentamente-No te preocupes por lo que pasarácuando vuelvas. Yo te ayudaré en lo quequieras hacer.

Sharon sonrió encogiéndose dehombros- Encontraré algo si decidimosque siga trabajando.

-Bien dicho. Esa es mi chica.- lacogió acercándola a él para sentarlasobre sus rodillas- Siempre encuentrasla solución adecuada.

Sonrió acariciando su cuello- Soygirl scout ¿recuerdas?

-Cómo olvidarlo- susurró antes de

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besarla hasta quitarle el aliento. Gimiócuando su mano llego a su pechoapretándoselo con pasión y se la llevócon él hasta tumbarse en el colchónnuevo- ¿Qué me dices, nena?- leacarició los glúteos subiéndole elvestido- ¿Estrenamos la cama?

Divertida pasó una pierna sobre élquedando a horcajadas y se apretócontra su sexo haciéndolo gemir. – ¿Nosdesvestimos primero?- dijolevantándose ligeramente llevando lasmanos a su cinturón.

-Va, nimiedades.Evan gimió al sentir su mano sobre

su miembro acariciándolo de arribaabajo. Sharon se sintió poderosa al vercomo disfrutaba de sus caricias y se

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agachó para besar su pecho. Gritó alsentir a Evan arrancándole las bragasimpaciente- Ya, nena.

-Un poco más- rogó antes de metersu pezón en la boca.

La giró tumbándola de espaldas sindarle opción y le cogió la manoapartándola de su miembro- Si me tocasmás, no aguantaré- dijo antes de besarlaentrando en ella con fuerza haciéndolagritar en su boca. El movimiento de suscaderas la volvía loca porque aunque alprincipio fue fiero y apasionado,después redujo el ritmo torturándola.Desesperada apretó las uñas en sucuello queriendo más y Evan gruñócontra su boca entrando en ella confuerza, haciendo que se estremeciera del

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placer que la recorrió de arriba abajo.Evan no se detuvo prolongando suorgasmo hasta que gruñó apartando suboca de ella.

Evan se dejó caer a su lado y se lallevó con él acariciando su espalda. –No puedo creer que vaya a tener esto amenudo- dijo ella sonriendo contra supecho.

Evan se echó a reír – ¿Cómo de amenudo?

-¿Mañana y noche?-¿Me dejas descansar durante el

día?-Y durante la noche- dijo generosa.-Vaya, gracias.-Sí, con dos creo que será

suficiente. Al menos de momento.

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-¿Puede aumentar la cosa?-Bueno, una cerveza me pone

tontorrona.Las carcajadas de Evan debían

estar oyéndose en el hall- A trabajar.-dijo levantándose de la cama. Sharonsuspiró viéndole quitarse la ropa ytirándola sobre la cama antes de ir a porsu maleta. Se puso unos vaqueros y unacamiseta. Estaba guapísimo.

-Me gustas mucho así vestido.Pareces menos serio.

-¿Soy serio?-Cuando te conocí pensé que tenías

muy mala leche.- se levantó de la camapara darle un beso en la barbilla.

-¿Tú crees?-Sí, pero eso fue antes de

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conocerte.-¿Y ahora te he conquistado?-Totalmente.-Más te vale- dijo antes de

besarla.-Ahora tengo que irme- dijocogiendo una de las botas de obra quehabía en una esquina.- Si necesitas algo-miró a su alrededor y cogió un walkique había sobre la mesa del salón.-Canal tres.

-Necesito alguien que sepa dondeestán los muebles y ver la pintura yhablar con los pintores y…

Evan levantó las manos riendo-Vale. Necesitas un ayudante en elcomplejo. Lo pillo.

-Sí.-Te enviaré a Johny. Es el hijo

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pequeño de Bob y está enterado de todo.-Genial. ¿Es guapo?-Muy graciosa- dijo desde el salón-

Sí, me voy a casar con una mujergraciosísima.

-¡Gracias!

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Capítulo 9 Se quitó el vestido a toda prisa y

abrió la maleta para coger una camisetacon unos vaqueros. Después se pusounas zapatillas de deporte pero no quisorecogerse la melena porque una coleta leharía daño en el morado al tirar de lapiel. Cogió el walki y salió de lahabitación. Los de la moqueta habíandesaparecido y decidió bajar al hall.Cuando llegó abajo, revisó las obras

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imaginando los muebles en ellas. –¿Señorita Morris?

Se volvió hacia un chico con barba.Seguramente se la había dejado paraparecer más maduro- ¿Eres Johny?

-Sí – sonrió dejando ver suincisivo roto.- Me han dicho quenecesita mi ayuda.

-Llámame Sharon. Primeroenséñame esto y dime dónde están losmuebles. Y la pintura ha llegado¿verdad?

-Sí.-¿Los pintores?-Están echando la base

antihumedad en los chalets.-Estupendo. Pues vamos allá.Se pasó todo el día de un lado a

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otro. Como ahora ya había más obraadelantada podía terminar por fases.Empezaría pintando los chalets ymientras los chicos pintaban el edificioprincipal, ella iría colocando muebles.

Mantenía a Johny tan ocupado queni se dio cuenta que era la hora decomer- Jefa…- dijo el chicoavergonzado mientras ella miraba lastelas de los edredones que faltaban porconfeccionar.

-Mumm-¿No tiene hambre?Ella miró hacia él distraída-

¿Cómo?-Si no tiene hambre- el chico

estaba a punto de reír- Es la hora de lacomida y estoy creciendo.

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Teniendo en cuenta que le sacabala cabeza esperaba que no crecieramucho más- Oh, claro. ¿Y dóndecomemos?

-En la zona de barracones hay unacocina móvil. Allí preparan la comida.

En ese momento le sonó el walki-Nena, tienes que comer.

Johny se echó a reír divertidomientras ella se sacaba el aparato de lacinturilla- Recibido- dijo apretando elbotón.

-Johny tráetela o se distraerá conalgo.

-Recibido, jefe.-dijo desde suwalki.

Charlando fue con Johny hacia lazona de barracones subida en un carrito

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de golf, pues estaba a buena distanciadel hotel y cuando llegaron, sesorprendió de la cantidad de hombresque trabajaban en el complejo. Buscócon la mirada a Evan que estaba sentadoen una mesa aparte con Bob y sonrióyendo hacia allí cuando oyó unossilbidos. Evan entrecerró los ojosmirando a los hombres y Bob se levantóenseguida pues los silbidos se estabanconvirtiendo en piropos e irían a más.No sé que les dijo el jefe de obra, perolos silbidos terminaron enseguida. –Hola, cielo- se sentó en la mesa y vio loque estaba comiendo- Filete con patatas.

Cogió una de sus patatas fritas y élprotestó-¡Nena, no hagas eso!

La hizo reír- Yo compartí contigo

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mi pescado. No seas quejica. A partir deahora tendrás que compartirlo todoconmigo.

-Eso es el matrimonio –dijo Bobsentándose a su lado.

-Sharon entra y pide lo que quieras.-Cualquier cosa menos pescado-

dijo levantándose.Pidió otro filete con patatas y cogió

un refresco Light. El cocinero le pusodoble ración de patatas y le echó salsade queso. Cuando volvió Evan miróasombrado su plato- ¿Por que a mí nome ha echado salsa de queso?

-¿Quieres?- preguntó maliciosa porlo que había dicho antes.

Evan le cogió unas patatashaciéndola reír. Pasaron una comida

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estupenda y hablaron del hotel. Seencontraba cómoda con ellos y estabacon Evan, así que para ella todo iba muybien.

Cuando terminaron de comervolvieron al trabajo y esa noche Evan lehizo el amor muy lentamente provocandoque suplicara que terminara de una vez.Justo después le colocó el piercing en suombligo, besándoselo con ternura.

Los días siguientes fueron muy

ajetreados porque tuvo que distribuir losmuebles según su colocación poredificios y necesitó bastantes hombrespara hacerlo. La pintura de los chaletsestaba casi terminada y enseguida sepondría con la decoración.

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La quinta noche estaba acariciandoel pecho de Evan y estaba a punto dedormirse cuando le preguntó- ¿Y esosdías de vacaciones los dos solos,cuando van a ser?

-Cielo, ahora no podemos irnos.Tienes que estar aquí.-apretó los labiosescuchándolo- Lo dejamos para másadelante. Para cuando no estés tan liada.

Suspiró porque eso no sería hastaque terminara el proyecto y él lo sabía.Ni siquiera le había sugerido contratarun ayudante para ella y así solucionar elproblema.- Está bien.

Una semana después estaba a puntode empezar a colgar las cortinas de loschalets cuando Evan entró en lahabitación- Nena, ¿qué haces?- preguntó

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al verla en lo alto de la escalera.- ¿Notenemos gente que haga eso?

-Espera, quiero colgarla yo.Evan se acercó y la cogió en brazos

antes de bajarla.- No quiero que te subasa escaleras tan altas.

-¿Y de cuantos escalones es ellímite?- dijo abrazando su cuello.

-Dos escalones.Eso la hizo reír y le preguntó contra

sus labios- ¿Qué haces aquí? ¿Estástomándote un descanso?

-Tengo que ir a LondresSharon perdió la sonrisa- ¿Y eso?-Hay un problema con los

proveedores y el director del hotel. –ladejó en el suelo mirando la decoraciónde la habitación. –Tengo que ir a

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solucionarlo o sustituirlo.-¿No tienes gente que se encargue

de esas cosas?Evan la miró a los ojos- Tengo a

Erick, pero está en Hong Kongencargándose de una auditoria.-molestafue hasta una caja del suelo para sacarlas decoraciones de las barras de lascortinas- ¡Joder Sharon, no te enfades!

-No me enfado- cogió dos paracolocarlos y se incorporó para mirarlo.

-Sabes que mi trabajo es así.-Sí, lo sé. Pero deberás aprender a

delegar si quieres que esto funcione.Tienes una empresa enorme y no puedessalir corriendo cada vez que haya unproblema.

-¡No hago eso!

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-¿Te parece que un problema conlos suministros es un problema grave?¿Qué harás cuando tengan que cambiaruna bombilla?

-No estás siendo justa. Mi empresafunciona tan bien porque estoy siempreencima. ¡Mis empleados saben quepuedo ir en cualquier momento! ¡Así nose relajan!

-Y tú tampoco- dijo muy seria.-¿Sabes lo que me ha costado

llegar hasta aquí? Bob me contrató enuna obra cuando tenía quince años y meenseñó como remodelar edificios.Cuando tenía dieciocho reuní todos misahorros y pedí un crédito para reformarun viejo almacén en un motel en NuevaYork- ella lo miró sorprendida levantar

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las manos- ¡Todo lo hice yo con estasmanos! ¡Nadie me ha regalado nada!¡Trabajé como un cabrón para conseguirtodo lo que tengo!

-¿Y cuando piensas detenerte ymirar a tu alrededor?- preguntó conlágrimas en los ojos.

-¡No voy a detenerme! Y nadie va aimpedírmelo- dijo saliendo de lahabitación cerrando de un portazo.

Temblando se sentó sobre elcolchón envuelto en plásticoentendiendo lo que le acababa de decir.O aceptaba lo que le daba y el tiempoconsideraba que podía pasar por ella olo dejaban allí. Nunca sería lo primeropara él. ¿Podía pasar por eso? ¿Podíasoportar que pasara temporadas alejado

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de ella y que nunca pudiera hacer planescon él? Ahora entendía lo de lasvacaciones con su madre. Sabría quetendría tiempo de sobra.

Se pasó las manos por el cabelloapartándolo de la cara y se agachóapoyando los codos sobre sus rodillaspensando qué hacer. Le quería, estabatotalmente enamorada de él y lenecesitaba. Pero no sabía si lasocasiones que le regalara seríansuficientes para ella. Se levantó y fuehasta la cortina tocando su delicadotejido con las yemas de los dedosviendo la arena al otro lado. Eraincreíble todo lo que había pasado entan poco tiempo.

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Esa noche llamó a su madre comotodas las noches – ¿Qué ha pasado?-preguntó Sheila Morris en cuanto le dijohola.

-Nada, ¿qué va a pasar?-¡Te he parido, sé cuando te pasa

algo!-Evan ha tenido que ir a Londres y

estoy algo triste.-¿Estás en la habitación? ¿En ese

hotel tú sola?- su madre se estabapreocupando así que dijo unamentirijilla.

-El mejor amigo de Evan está doshabitaciones más allá.

Su madre suspiró de alivio. –Tencuidado ¿me lo prometes?

-Claro, mamá. ¿Y cómo va todo

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por ahí?Se pasaron un rato hablando del

calor que hacía en Nueva York y de quehabía visto a Liss por la calle cuandoiba a comprar. –Está muy bien y siguecon Tony.

-Eso es estupendo.-Me ha invitado a una barbacoa que

dan el sábado sus padres.-Lo pasarás genial. Son muy

divertidos- dijo sintiéndose sola. Sentíaque se iba a poner a llorar, así que ledijo a su madre- Mamá, me acabo deacordar que tengo que enviar un mail aun proveedor.

-Llámame mañana.-Te quiero.-Yo también te quiero.

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Colgó su nuevo teléfono móvil y setumbó sobre la cama abrazando laalmohada. Ni siquiera la había llamado.Aunque sabía que iba en el avión podíallamarla perfectamente y no lo habíahecho.

Al día siguiente por la mañana lesonó el móvil despertándola y lo cogióansiosa- ¿Diga?

-Soy yo, cielo.-Evan- se apartó el pelo de la cara

– ¿Dónde estás?-Acabo de llegar al hotel y me he

dado cuenta que no me había despedidode ti.

-No- susurró sin saber qué decir.-No me gusta discutir contigo.-A mí tampoco me gusta que

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discutamos. Yo…- no sabía cómodecirle que lo sentía.

-Lo siento ¿vale? Se que he sido uncapullo, pero a veces me dejo dominarpor mi carácter y soy gilipollas.

Ella sonrió- Si tú lo dices.-Pero tienes que comprenderme,

cielo. No puedo dejar de ser como soy.-Yo no quiero que cambies, sólo

que me hagas un hueco en tu vida.Tenemos que amoldarnos ¿recuerdas?

-Sí. Pero no encuentro unasolución, nena.

Esas palabras le quitaron lasonrisa.- ¿Qué quieres decir?

-Hablaremos cuando vuelva ¿vale?Así tendremos unos días para pensar ensi esto es lo que queremos los dos.

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Los ojos de Sharon se llenaron delágrimas- Así que tienes dudas.

-Yo quiero mi vida y tú quieresotra distinta que no sé si seré capaz dellevar.

-Entiendo- se limpió las lágrimasde las mejillas.- Entonces hablaremoscuando vuelvas.

-No creía que iba a pasar esto entrenosotros.

-¿Sabes Evan? Yo tengo claro quepara mí eres lo primero. Ahora tienesque decidir si yo soy lo mismo para ti.-colgó el teléfono sintiéndose fatal y searrastró fuera de la cama pensando queel trabajo era lo mejor que podía hacerpara no estar pensando lo mismo a todashoras.

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Durante los siguientes días apenascomía y Bob la observaba preocupadoporque trabajaba catorce horas al día.Cuando los chalets estuvieron listos,siguió con los restaurantes y estabadispuesta a empezar con el último pisodel hotel que ya estaba pintado, exceptosu habitación, cuando se dio cuenta quehabía pasado un mes. Evan se había idoun mes y en todo ese tiempo ni una solallamada. Entonces salió de la apatía y sedijo que aquello no iba a seguir así.Estaba claro que para él no era loprimero, ni lo décimo, así que no teníanningún futuro. Cuando pasaron quincedías más, el trabajo estaba casiterminado y estaba pasando por la zonade las piscinas mirando un mensaje del

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proveedor de las colchas, cuandotropezó con una manguera cayendo alinterior de la piscina vacía quedándosesin sentido al golpear su cabeza contrael suelo de azulejos azules.

Nadie se dio cuenta de sudesaparición hasta cuatro horas despuéscuando no se presentó a la comida. Ytardaron en encontrarla otra hora,cuando uno de los obreros de la cuartaplanta la vio tirada en la piscina, almirar por la ventana. Un helicóptero deemergencias acudió al complejo paraevacuarla y llevarla a Tulum, donde lehicieron un millón de pruebas paracomprobar por qué no se despertaba.

Sharon corría por la playa riendo

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mientras Evan la seguía y cuando llegó asu refugio, se dejó caer al lado de unapalmera. Evan se tumbó a su lado y ellasonrió acariciando su cuello mientrasmiraba sus maravillosos ojos verdes-Eres preciosa.-dijo acariciando sumejilla.

-Te quiero. Lo eres todo para mí.-No puedo decir lo mismo, nena.Sharon perdió lentamente la

sonrisa- ¿No me quieres?-No como tú quieres.-la besó

lentamente en los labios antes delevantarse y alejarse de ella.

-¿Evan?Él no se volvió mientras caminaba

por la arena y Sharon le siguió variospasos. – ¡Evan!

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Se echó a llorar llamándoleangustiada, pero él no le hacía caso y sedejó caer de rodillas desolada, viéndolealejarse hasta desaparecer a lo lejos.

El dolor de cabeza era terrible y la

obligó a interrumpir su horrible sueñopara tomarse un analgésico. Gimióintentando llevarse una mano a la frentey ella se sorprendió al ver que su manotenía algo pegado en el dorso. Miróhacia arriba y vio un gotero. – ¿Peroqué?

-Te caíste en la piscina vacía- dijouna voz haciendo que girara la cabeza.Bob sonrió acercándose a la cama.

-Pero qué me ha pasado. ¿Me heroto algo?

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-No. Pero perdiste el sentido y nosabían la causa.

-¿Y ahora lo saben?-No lo saben todavía- dijo

preocupado. –Al parecer no han vistonada en el tac.

Ella asintió. –Entonces es que todova bien.

-¿Te duele la cabeza?- alargó lamano para pulsar un botón- Voy a decirque estás despierta.

-¿Has llamado a Evan?-En cuanto llegamos al hospital y

ya viene de camino.-Llámalo y dile que no venga- dijo

muy seria.-Pero ¿qué dices, Sharon? Estará

en el avión.

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-Pues dile que no venga.- dijosintiendo que se iba a poner a llorar- Yano le necesito.

Bob la miró asombrado- ¿Qué no lenecesitas? ¡Estás en el hospital!

-¿Y para qué lo necesito ahora?-preguntó cerrando los ojos.- Era élquien debía haber estado en tu lugar.

-Sharon, esto puede pasarle acualquiera. Se puede tener un accidenteen cualquier momento y que tu pareja noesté a tu lado.

-¿Qué pareja? No ha cumplidonada de lo que había prometido y medeja sola en un hotel vacíodesapareciendo mes y medio. Nonecesito eso y no lo quiero. –abrió losojos lentamente- Tampoco hace falta que

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te quedes, tienes mucho trabajo en elhotel.

-Por Dios, Sharon ¿cómo te voy adejar sola en un hospital, en un país queno es el tuyo?

-Si he sobrevivido a un accidentede avión, puedo sobrevivir a esto. VeteBob.

El hombre no sabía qué hacer yapretó los labios del disgusto.-Vete.

Fue hasta la puerta que se abrió enese momento dando paso a un médico yuna enfermera. Bob la miró y ella dijo amodo de despedida.- Gracias por todo ydiles a los chicos que estoy bien.

-Espero que te recuperes pronto.Ella forzó una sonrisa viéndolo

salir. Miró al médico y preguntó- Bien

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¿qué me pasa? Doce horas después se abrió la

puerta de la habitación y apareció Evanen mangas de camisa y con aspecto dehaberle atropellado un tren. Ella estabadesayunando y le miró sorprendida-¿Qué haces aquí?

-Me ha llamado, Bob. ¿Qué hapasado, nena? ¿Estás bien?- preocupadose acercó a la cama.

Sharon parpadeó y dejó la tostadaque estaba desayunando sobre el platode plástico- Le dije que no vinieras.

-¿Qué tontería es esa?- dijoforzando una sonrisa- ¿Cómo no iba avenir?

Le miró fríamente- Como no has

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venido en mes y medio. No sé qué hacesaquí.

Él se pasó una mano por su pelonegro- He venido a comprobar queestabas bien. ¿Estás bien?

-Estoy en el hospital. Es obvio queno estoy bien, pero fui muy clara conBob y le dije que no quería verte.

-Nena, sé que estás enfadada- laintentó coger de la mano y ella la apartómirándolo con odio- Metí la pata, ¿vale?Me he dado cuenta que sí eres muyimportante para mí y lo siento.

-Te has dado cuenta de que sí soyimportante para ti- dijo con desprecio-No lo he sido durante este tiempo. Mes ymedio sin recibir siquiera una llamada.

La miró arrepentido- Esperaba que

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me llamaras tú.-Para ser yo la que cediera como

siempre. Ni se me había pasado por lacabeza que eras tan retorcido.

-¡Joder Sharon, creía que era lomejor!- intentó cogerle la mano otra vez–Si te dabas cuenta que el trabajo no eratan importante como el tiempo queestuviéramos juntos todo se arreglaría.

-Y conformarme con las migajas. –apartó la mirada porque no podía niverle de la furia que la recorrió. Ellasufriendo todo ese tiempo pensando quetodo se había acabado, cuando sólo laintentaba manipular para conseguir loque quería.

-¡No son migajas!Se miró las manos y susurró –

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Tienes el piercing encima de la mesilla,cógelo y vete.

Evan lo miró atónito- Te loguardaré para cuando salgas.

-No me lo voy a poner nunca más-dijo fríamente. –Ahora vete que tengoque desayunar.

-Sharon…-¡Vete!- gritó furiosa.Él se la quedó mirando sin moverse

durante varios segundos mientras ellamiraba su desayuno- Al menos dime siestás bien.

-No te importa. No te ha importadocomo he estado estos días sin verte, asíque esto tampoco.

-¿Y el trabajo del hotel?Sharon sonrió irónica- Tranquilo,

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lo terminaré. No quisiera que lainauguración se retrasara por mi culpa.

-¡No lo decía por eso! ¡Sólo queríasaber si ibas a volver!

-Volveré para trabajar.-¡Joder, mírame!- gritó frustrado.-No me apetece. Lo que sí me

apetece es que te largues.-¿Y tu madre?Le fulminó con la mirada- Ni se te

ocurra llamar a mi madre parapreocuparla ¿me oyes?

Él asintió y fue hasta la puerta. Ibaa decir algo, pero se arrepintió en elúltimo momento antes de salir de lahabitación. Sharon bajó la mirada a sudesayuno y temblado cogió la tostadalentamente antes de darle un mordisco

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mientras una lágrima caía por su mejilla.Miró hacia la mesilla de noche y

vio que el piercing ya no estaba. Todose había acabado y no sabía cómo debíasentirse. Debería estar decidida, perolas dudas la asaltaban por su deseo aestar con él.

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Capítulo 10 Esa misma tarde apareció por la

habitación una enfermera acompañadade un hombre con traje. Confundidasonrió a modo de bienvenida al hombreque debía tener unos sesenta años y cuyocabello era totalmente blanco-SeñoritaMorris, soy el doctor Buchanan.

-¿Es americano?El hombre sonrió mirando su

historial- Pues sí. De Houston.

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-¿Le envía Evan?- preguntóalargando la mano y quitándole latablilla de la mano. El doctor la mirósorprendido- Le agradezco mucho quehaya venido hasta aquí, pero susservicios no serán necesarios.

-Pero he venido desde Nueva Yorkpara tratarla- dijo entre indignado yasombrado.

-Seguramente el señor Weixler lepagará bien por el viaje –dijoindiferente- Ahora si me disculpa,quiero dormir un rato.

El médico miró a la enfermera quepara su sorpresa sonrió poniéndose desu lado- La señorita Morris está siendotratada aquí perfectamente.

-¡Soy un neurólogo reputado! ¡Y no

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estaría de más una segunda opinión!La puerta se abrió y Evan entró en

la habitación- ¿Qué haces tú aquí?-¿Qué está pasando?-¡No quiere que la trate!Evan la miró a los ojos- Nena, es

uno de los mejores en su campo. Tepido…

-Tú no puedes pedirme nada- dijotendiendo su historial a la enfermera quelo cogió a toda prisa- No quiero que mihistorial sea leído por nadie ajeno a estehospital.

-Muy bien, señorita- dijo laenfermera

-¡No estás siendo razonable!-exclamó Evan frustrado- Una segundaopinión no está de más.

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Ella le miró como si quisiera quedesapareciera de una vez- No necesitouna segunda opinión. Ya me han dicho loque ha pasado y a mí me vale.- volvió amirar a la enfermera y sonrió- ¿Podríaencargarse de que abandonaran mihabitación? Y al joven no le permito laentrada. No quiero que me moleste más.

La enfermera los miró como siquisiera echarlos a patadas- Señores,les aconsejo que salgan antes de quellame a seguridad.

-¡Esto es inaudito!- dijo elneurólogo saliendo de allí furioso. –¡Nunca me había sentido tan insultado!

Evan apretó los labios metiendo lasmanos en los bolsillos del pantalón- Esun error.

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-¡Oh, por Dios! ¡Lárgate de unavez!- dijo harta antes de tumbarsedándole la espalda.

-Caballero, salga de la habitación-dijo la enfermera firmemente.

-Como al parecer tengo que seguirtus reglas, cuando salgas de aquíllámame para que alguien venga abuscarte. Le dejaré el número a laenfermera.

Ni se molestó en contestar.-Ledarán el alta mañana a las diez- dijo laenfermera por ella.

-¡Mañana! -podía imaginarse lacara de Evan por como lo había dicho.-Está bien. Mañana pasarán a buscarte-dijo molesto antes de irse

Suspiró de alivio cuando salió y la

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enfermera se acercó a comprobar comoestaba- Tiene carácter su hombre.

-Ya no es mi hombre.-Créame, será su hombre hasta que

él quiera. No me parece de los que serinden.

-Eso es cierto- susurró pensando encomo había cargado con ella por el mar.

A la mañana siguiente Bob la

esperaba fuera de la habitación y ella lesonrió llevando unos papeles en lamano.- Buenos días.

-Me alegro de verte tan bien.-Yo también me alegro de verte tan

bien. ¿Cómo va todo?Bob desvió la mirada- Bien.Caminaron hasta la salida y le dio

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la sensación de que Bob estaba molesto-¿Estás bien?

-Sí, claro. –forzó una sonrisa- Erestú la que has salido del hospital.

-Estoy bien.-Sí- dijo entre dientes- Eso ya lo

has dicho.Se subió a la camioneta negra que

Bob tenía aparcada e iniciaron elcamino. Después de diez minutos sinhablar ella le miró- Está bien, Bob.¿Qué ocurre? No eres precisamente unapersona que se pase diez minutos sinhablar.

-Sé que estás enfadada con Evan ylo entiendo de verdad.

-No creo que tengas ningún derechoa sentirte molesto por ello.

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-Estoy molesto porque Evan escomo un hijo y no lo está pasando bienprecisamente.

-¿No lo está pasando bien?-preguntó enfadada- Yo tampoco estababien y él no se molestó ni en llamarme.

-Dejémoslo.-Sí, será lo mejor- miró por la

ventanilla el resto del camino sin volvera abrir la boca.

Cuando llegaron, se bajó de lacamioneta dando un portazo y subió losescalones a toda prisa. Estaba pasandoel hall sin fijarse en nada cuando algo lahizo detenerse y mirar a su alrededor.Jadeó llevándose una mano al pecho alver que los muebles que había colocadoallí estaban destrozados. Dio la vuelta

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sobre sí misma asombrada viendo comolos cuadros listos para ser colgadosestaban rotos y las paredes pintadas conspray fucsia. –Dios mío ¿qué ha pasado?- gritó histérica.

Bob apretó los labios antes dedecir- Ayer por la noche asaltaron elhotel.

-¿Qué?- gritó palideciendo.-Han destrozado tres plantas y

gracias que no llegaron hasta lascabañas.

-¿Qué plantas?- antes de quepudiera contestarle corrió hacia lasescaleras y vio los destrozos en lasparedes. Gritó furiosa entrando en laprimera planta pues la moqueta estabalevantada y sucia de pintura fucsia. Al

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entrar en la primera habitación, casi seecha a llorar al ver que los muebles quetodavía estaban a medio colocar,estaban destrozados. ¡Parecía que loshabía partido con un hacha! Entró en elbaño pero afortunadamente allí nohabían hecho nada. –Dios mío- dijomirando la habitación. –Esto es undesastre.

-¿Te costará arreglarlo?- preguntóBob desde la puerta.

-Me retrasará al menos tressemanas. Eso si encuentro los mueblesiguales. Estaban en stock pero no sé sihabrá más sin tener que fabricarlos.

Le miró a los ojos- ¿Todas estánigual?

-Más o menos. No sé si podremos

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rescatar algo. Cuando se cansaron delhacha siguieron con el spray hasta quese les acabó.-cogió una de las lámparasque tenía rota la base antes de tirarla alsuelo.

-¿Les han cogido?-Los de seguridad estaban en su

descanso.-¡Un descanso muy largo!- gritó

furiosa.-Es que eran muchos.-¿Y cómo lo saben?-Les vieron correr por la playa.-Hijos de…- se reprimió y volvió a

mirar otra vez la habitación- Dios mío,esto es un montón de dinero.

-Ah, ya estás aquí. –la voz de Evanla hizo volverse. Tenía que estar que se

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lo llevaban los demonios peroaparentemente estaba muy tranquilo-Necesito que te encargues de estedesastre cuanto antes.- dijo metiendo lasmanos en los bolsillos de sus vaqueros.

-Sí- apartó su pelo rubio de la caramirando a su alrededor.-Tengo quellamar a todos los proveedores otra vez.

-Bien. Mis chicos sacarán losmuebles para despejar la zona.

-Hay que volver a pintar- gimiómirando las paredes.- Y esa pintura secubre fatal, Evan.

-Que se pongan a ello.No pudo evitar mirarlo a los ojos.

Él se la comía con la mirada y Sharondesvió la cara rápidamente. Bobcarraspeó- Creo que voy a llamar a los

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chicos para que empiecen.-Gracias, Bob.- dijo Evan sin dejar

de mirarla.-Yo voy a ir a la habitación a

recoger mis cosas- susurró Sharon conintención de seguirle.

-No hace falta.-Evan se movióimpidiéndole el paso.

-Claro que es necesario.-Me he cambiado a la habitación de

al lado.-Ah.- se sonrojó porque no sabía

qué decir- Bien… pues voy a darme unaducha antes de empezar.

-Nena…- dio un paso hacia ella,pero al ver su mirada se detuvo- Sólodime que todo va bien. Que no tienesnada preocupante o que te traerá

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consecuencias en el futuro.Sharon perdió algo de color –No

puedo decirte eso.Evan dio un paso atrás como si le

hubiera golpeado- Llamaré al doctorBuchanan y nos iremos a Nueva yorkpara que te traten los mejoresespecialistas.

-¡No es eso!- gritó furiosa porqueahora se preocupara por ella. – ¡Estoyembarazada!

Evan palideció y la miró con losojos como platos- ¿Qué?

-Estoy embarazada. Cuando mehicieron las pruebas lo descubrieron.

-¿Pero la cabeza?-Me han hecho mil pruebas y no

ven nada. Estoy bien. Me dejaron en

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observación porque al caer manché unpoco y temían que perdiera el bebé.

Evan entrecerró los ojos- ¿Ycuando pensabas decírmelo?

-Sabía que si te lo decía en elhospital no me libraría de ti, así que ahítienes tu respuesta.

-¿No ibas a decírmelo?-No me has entendido. ¡No quería

decírtelo en el hospital! Sabía que no tesepararías de la cama y la verdadEvan… ¡No puedo ni verte!- le gritóantes de empujarle para salir de lahabitación.

Corrió hasta el ascensor y pulsó elbotón del último piso muy nerviosa. Sesentía culpable, como si hubieracometido un crimen al no decirle nada

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de su embarazo. La cara de sorpresa deEvan no se le quitaba de la cabeza.Estaba incrédulo cuando le preguntó sino iba a decírselo.

Cuando llegó a la habitación sequitó los vaqueros e iba a quitarse lacamiseta cuando oyó un portazo. Sevolvió lentamente poniendo los brazosen jarras para ver a Evan entrando comoun toro. Furioso la miró desde la puerta-No sé que sé te está pasando por lacabeza, pero ni se te ocurra pensar quevas a separarme de ti. –ella puso cara deque aquello le importaba muy poco yEvan se puso más furioso si eso eraposible dando dos pasos hacia ella-¡Ahora mismo nos vamos al primer curaque haya en la zona y nos casamos!

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Ella chasqueó la lengua antes dedarse la vuelta para quitarse la camisetasin ningún pudor, pues en el hospital nohabían encontrado el sujetador. Fuehasta el baño y abrió la ducha sinimportarle que él estuviera tras ella-¡Sharon, hablo en serio!

-Ya, ya. –entró en la ducha despuésde quitarse las braguitas y tirarlas alsuelo.

-Me cago en…- la miró ducharsecon los brazos cruzados y el ceñofruncido.

-¿Te vas a quedar ahí mirando?-¡Sí!Ella le dio la espalda antes de

decirle- ¿Qué parte de no quiero ni verteno has entendido?- le gritó furiosa.

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-Lo he entendido todo. ¡Otra cosaes que te haga caso! ¡Y ten cuidado, noresbales!

Sabía que pasaría eso. En cuanto seenterara, no la dejaría en paz. Esoconfirmaba que no tenía que contárseloen el hospital porque discutirían a todashoras. Al menos allí podía huir de él conlo grande que era el complejo. Sinhablarle se duchó y cuando terminó él laestaba esperando con una toalla. Se laarrebató de las manos antes de cubrirsecon ella y salir de la habitación- Sí, túsigue con esa actitud. ¡Pero no te va aservir de nada!

Cogió unos vaqueros limpios y otracamiseta. Sin importarle que tuviera elpelo empapado se vistió a toda prisa y

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se cepilló el cabello sin mirarle ni unasola vez- ¡Sharon, hablo en serio!

El portazo que dio al salir de lahabitación, le dejó claro a Evan que nolo iba a tener fácil. Se pasó lassiguientes horas contabilizando lasperdidas para llamar a los proveedores,mientras Evan la vigilaba como unhalcón y Bob la miraba con una sonrisade oreja a oreja. Seguramente Evan sehabía chivado y ahora no sólo tenía uno,sino dos observando todo lo que hacía.

Estaba a punto de explotar cuandollegó la hora de comer y Evan la cogióde la mano quitándole el teléfono de laotra mano y tirando de ella hacia lapiscina.- ¿Qué haces?

-Hora de comer.

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Ella tiró de su mano y le gritó- ¡Soymayorcita para saber lo que tengo quehacer!

-¡Sí, pero a partir de ahora te lodiré yo!- le gritó a la cara dejándolaatónita.

Vio como la volvía a coger de lamuñeca para llevarla hasta el carrito degolf. El trayecto lo hizo tan lentamenteque les adelantó Bob con Johny, otrosdos con otro carrito y un chico que ibacorriendo. Si allí hubiera caracoles queno lo sabía, también los adelantarían.

Sharon apretó los dientescruzándose de brazos por su actitud, queera realmente ridícula. Al llegar lavolvió a coger de la muñeca y la llevóhasta la mesa- Espera aquí.

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Asombrada le vio ir hacia lacocina mientras Bob aguantaba la risa-No tiene gracia.

-Se le pasará en cuanto pasen unosdías. Todavía está algo alterado por lode la piscina y el susto que se hallevado.

-Susto- dijo entre dientes-Chorradas.

Bob la miró muy serio- Se lepusieron por corbata al pensar que tehabía pasado algo en la cabeza y que note recuperarías. Viajó desde Japon atoda prisa y lleva días sin saber lo quete pasaba. Así que ahora que sabe quevais a tener un hijo está un poco másprotector de lo normal. Eso significa quele importas ¿no?

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-O que le importa el niño- dijo sinpoder evitarlo.

Bob y Johny la miraronentendiendo pero la llegada de Evanimpidió que siguieran hablado. Cuandopuso ante ella un enorme filete condoble ración de patatas y le miró comosi estuviera mal de la cabeza. –Nopuedo comerme todo esto.

-Claro que sí- dijo sentándose a sulado colocándole un zumo de frutas anteella.-Te he visto comerlo antes, así quecome.

Ella le miró como si quisieramatarlo, pero como no quería discutirmás, empezó a comer. Cuando estuvierallena dejaría el resto. Le escuchó hablarsin participar en ningún momento en la

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conversación y cuando terminó selevantó- ¿Qué haces?

-Ir a trabajar- dijo yendo hacia elcarrito.

-¡No he terminado!-Pues termina.Se subió al carrito y Evan corrió

hacia ella dejando la comida a la mitad.Arrancó el carrito casi sin que él sesubiera del todo y por poco lo tira.Cogió buena velocidad y él la mirófurioso. – ¡Vete más despacio!

Sin hacerle caso aceleró y elcarrito al pasar una pequeña loma, saltódel impulso-¿Estás loca, mujer?¡Detente ahora mismo!- dijo agarrándoseal techo.

Sharon chaqueó la lengua antes de

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tomar la curva que la llevaba a la zonade piscina para después frenar en seco.Se bajó del carrito y fue a paso ligerohacia el edificio principal- ¡Esa actitudes intolerable, Sharon!

-Pues despídeme.-Más quisieras- dijo entre dientes

tras ella.Se volvió furiosa provocando que

él casi chocara con ella- Escúchamebien. ¡Si fuera por mí me largaba ahoramismo de este sitio, pero al contrarioque tú, yo sí tengo palabra y termino loque empiezo!

-¿Y yo no lo hago?- preguntóasombrado.

-Todavía estoy anonadada por lasvacaciones que me prometiste.-dijo con

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burla- ¡Me dejaste realmente con laboca abierta!

-¡Te dije que las haríamos másadelante!

-Pues mira, ahora se me hanquitado las ganas.- le señaló con eldedo- ¡Tengo que estar aquí variassemanas más y me niego a tenerte detrástodo el maldito día! ¡O me dejas en pazo me largo!

-¿No decías que terminabas lo queempezabas?- preguntó con burla.

Sharon entrecerró los ojos- Te loadvierto Evan, como sigas así esto va aser una lucha a muerte.

Él la cogió por la nuca besándolacomo sino quisiera separarse de ellajamás y Sharon le empujó por los

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hombros, pero al ver que no la soltabale pisó con fuerza. El grito de Evan seescuchó en todo el hotel y cuando sesintió libre, ella miró hacia abajo dondeEvan sentado en el suelo, se sujetaba elpie que había sufrido la rotura dosmeses antes. –Llama a un médico- dijogimiendo.- Me has roto el dedo otra vez.

-Eso no te matará.- se dio la vueltay lo dejó allí tirado para subir al primerpiso. Sabía que tenía la radio, así que lepidiera ayuda a Bob.

Cuando se le pasó el cabreo, seempezó a preocupar, así que bajó al hally medio escondida. Vio aliviada queBob le estaba atendiendo intentandolevantarlo. Sonriendo volvió a sutrabajo. Era increíble, pero ahora se

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sentía mucho mejor. Como si el dañoque él le había hecho, hubiera sidocompensado de alguna manera.

Toda la tarde pudo trabajartranquila porque Evan estaba en elhospital. Estaba hablando con su madrepor teléfono diciéndole que no la habíapodido llamar esos días porque habíanido de excursión y no había cobertura.

-¿Así que Evan está ahí contigo? –preguntó su madre aliviada.

-Oh sí, en este momento está algodolorido. Se ha hecho daño en el dedogordo.

-Vaya ¿pero no estaba curado?-Pues sí, pero debía estar todavía

algo débil todavía.- dijo sinremordimientos.- ¿Cómo estás, mamá?

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-¿Cuando vuelves?-Pues verás…- le explicó lo que

había pasado con los vándalos y sumadre se lamentó- Una lata. Estoydeseando volver a casa.

-Al menos tienes ahí a Evan porfin. Se quedará un tiempo, imagino.

-No tengo ni idea. Ya sabes comoes su trabajo.

La puerta se abrió de golpe y ellalevantó una ceja al ver a Evan hecho unbasilisco. Al mirar hacia abajo hizo unamueca al ver otra vez la fédula en el pie-Mamá, tengo que dejarte, te llamomañana.

-Te quiero, cielito.-Yo también a ti, mamá.Tiró el teléfono sobre la mesa antes

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de volverse hacia él y suspiró al ver supie.- ¿Está roto?

-¡Estás salvaje!- gritó fuera de sí.Ella entrecerró los ojos- No tenías

que haberme tocado.-Me pasaré otro maldito mes con

esto puesto, eso por no hablar de losdolores que voy a pasar.

-Repito, no tenías que habermetocado.- fue tan fría que él la miró comosino la conociera. –Yo no quería esto,pero te estás empeñando en algo que esimposible. No me has dejadoalternativa.

-Alternativa- Evan dio un pasohacia ella y Sharon retrocedió.- Ya veo.–la miró a los ojos –Así que te niegas enredondo.

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-Esto se acabó. Así que cuandoantes te des cuenta mejor para todos.

Evan apretó los labios antes dedecir- Sabes que no me doy por vencidofácilmente.

Ella levantó la barbilla cruzándosede brazos- Ni yo.

-Pues entérate bien. No saldrás deeste hotel hasta que tengas claro que vasa casarte conmigo.-dijo amenazante.-¡Te recuerdo que no tienes ni dinero, nidocumentación y no la tendrás hasta quete des cuenta que eres mi mujer!

Se volvió dejándola con la bocaabierta. ¿Le acababa de decir que laestaba secuestrando? Se sentó en una delas sillas pensando en ello. Sí, se lohabía dicho. Después de unos minutos

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dijo entre dientes -Pues te vas a enterar.

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Capítulo 11 Al día siguiente por la mañana se

escabulló hasta la parte trasera deledificio principal y miró a un lado y alotro antes de entrar en la caseta quetenía un enorme letrero que ponía “Sólopersonal autorizado”. Miró los enormespaneles y fue directamente al que poníafuente –Vamos a ver. Aquí hay unmontón de botones. –chasqueó la lenguay bajó el botón rojo que debía ser el de

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conexión con la luz. Al ver que seapagaban las lucecitas sonrió-Estupendo. –vio los cables que salían dela caja y se agachó. Miró a su alrededory vio unos alicates.- Te vas a enterar,Weixler .-cogió los alicates y cortó uncable justo en el borde de la caja. Concuidado lo metió para que no se viera elcorte y se volvieran locos buscando elproblema. Soltó una risita caminandohacia la puerta y salió sigilosamenteenderezando la espalda cuando llegó alos jardines como sino pasara nada.

Cuando fue al desayuno, decidió ircaminando y cuando llegó al restaurantese sentó en la mesa al lado de Bob, loque obligó a Johny a sentarse junto aEvan que la miraba como si fuera una

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bruja. Sonrió radiante –Buenos días,chicos. Hace un día precioso.

Evan entrecerró los ojos.- Buenosdías.

-Oh, a ti no te he saludado- dijo tannormal antes de empezar a comer sushuevos. Bob soltó una risita y Johnysonrió- Hoy voy a empezar a pintar.

-Estás muy contenta esta mañana –dijo Bob pasándoselo en grande.

-Es que voy a terminar con estadecoración eterna en cuanto lleguen losmuebles y no os ofendáis chicos, pero osperderé de vista.

-Eso ya lo veremos- dijo Evanentre dientes.

-Por cierto, en cuanto lleguennecesitaré más hombres.

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-Eso no va a poder ser- dijo Evanantes de que Bob abriera la boca.-Estamos cortos de personal.

Así que quería jugar. –Buenoentonces tendré que cargar muebles y nosé lo que dirá el médico de eso…- Bobse echó a reír a carcajadas mientrasEvan la miraba como si quisieramatarla.

-Tendrás esos hombres.Ella sonrió como si le hubiera

tocado la lotería- Estupendo.Después de la comida estaban

echando agua a las piscinas parallenarlas y ella distraídamente tiró unbolígrafo rojo cerca del filtro, que entrórompiéndose por la mitad y dejando quetoda la tinta empezara a salir por el

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chorro. Sonriendo se apartó de lapiscina mientras Bob preguntaba cómohabía pasado. Después se enteró que elbolígrafo había dañado el filtro alatravesar la placa de plástico y habíaque cambiarlo.

Estaban acabando de pintar una delas habitaciones cuando vio por laventana a Evan caminando por la playa.Entrecerró los ojos al ver que parecíapreocupado y cuando le vio mirar el marmetiendo las manos en los bolsillos, seacercó al cristal porque le dio pena. –Pena, no digas tonterías- dijo entredientes.

Entonces le vio mirar al hotel ycomo lo miraba con decisión, antes deempezar a caminar cojeando hacia allí-

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Ese es mi chico- sonrió aliviada.Sharon salió de la habitación

diciéndoles a los chicos que estaríaarriba descansando un poco. Corriendofue hasta el ascensor y al salir fue a todaleche a su habitación. Entoncesentrecerró los ojos y volvió al ascensorque tenía una caja abierta en la parte dearriba a la derecha. –No puedes tenertanta suerte.

Fue corriendo hacia la habitación,cogió una botella de agua y una silla.Cuando llegó al ascensor corrió porqueestaba subiendo y se encaramó a la sillaa toda prisa para abrir la botella deplástico y tirar el agua en el interior.Salió una chispa de dentro de la cajaque la sobresaltó y al mirar las luces del

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ascensor casi salta de la silla al ver quese habían apagado. Silbando volvió a lahabitación arrastrando la silla y despuéspensó que tardarían un tiempo ensacarlo, así que lo mejor era ponerse atrabajar. Al bajar por las escaleras en latercera planta escuchó los gritos deEvan pidiendo que le sacaran de allí.

-¿Evan?- preguntó divertida- ¿Nofunciona el ascensor?

-¡Sharon! ¡Sharon, llama a Bob! ¡Laradio no funciona aquí!

-¿Ah no?-¿Nena? ¡Ni se te ocurra!-Siéntate cariño, vas a pasar ahí un

ratito.-¡Sharon!Ella silbó pasando de largo y tuvo

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una tarde estupenda. A la hora de lacena Bob preguntó- ¿Habéis visto aEvan?

-No- dijo antes de meter unacuchada de natillas en la boca.

-Que raro. Ahora que caigo hacehoras que no lo veo- dijo Johnny.

Bob cogió su radio y le llamó porella mientras Sharon se hacía la loca. Selevantó con intención de irse cuandoBob la miró con los ojos entrecerrados-¿Qué le has hecho?

Abrió los ojos como platos- ¿Quéquieres decir?

-¿Le has hecho algo? Después de lodel pie…

-¡Se lo buscó!- levantó la barbilla-¿Qué has hecho con él?-se cruzó

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de brazos enfadada – ¡Sharon!Estuvieron presionándola una hora,

pero como no conseguían nadadecidieron buscarle. Hasta que se dieroncuenta que el ascensor no funcionabapasaron tres horas más y cuandopudieron sacarle fue una hora después,cuando Sharon dormía placidamente. Enla puerta de su habitación colgó unenorme papel en el que ponía. “Lasembarazadas tenemos que dormir. Evitarsobresaltos.”

A la mañana siguiente salió ahurtadillas de la habitación y cuando fuehasta el ascensor, sonrió al ver quefuncionaba. Miró a ambos lados antes deentrar y satisfecha pulsó el botón delbajo. Estaba a medio camino del hall

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cuando el ascensor se detuvo.Entrecerró los ojos porque no se habíaquedado sin luz- Vaya, vaya-dijo la vozde Evan al otro lado de la puerta.-Parece que te has quedado encerrada,cielo.

-Que poco original eres- divertidase sentó en el suelo dispuesta a esperar.

-La de las ideas retorcidas eres tú,nena.

-¿Me vas a dejar aquí muchotiempo?- preguntó aparentando miedo-No me gusta estar aquí.

-Solo un ratito para darte unalección.-ella no contestó- A no ser quete rindas.

-¿Qué me rinda?- intentaba nopartirse de la risa.

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-¿Crees que no sé que lo de lapiscina has sido tú? Y puede que lo dela fuente también.

-¿Tú crees?-Sigues enfadada, pero esto tiene

que acabar. Me estás costando muchodinero, cielo.

-Claro, tu precioso hotel. ¿Cómo nohabía pensado en eso?- dijo casi conrencor.

-¿Te rindes?-Nunca, cielo.-Entonces pasarás ahí un tiempo.-¿Y mi desayuno? Tengo hambre.

¿Y si el niño sale con un huevo en lacabeza?

-Me arriesgaré.Eso no le gustó un pelo. El niño era

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lo primero y estaba embarazada, teníaderecho a ser un poco caprichosa. –Puestengo hambre y como pase lo del huevote aseguro que no te lo voy a perdonar.

-No me perdonas tantas cosas queuna más no la voy a notar.

¿Se estaba riendo? Cuando salierade ahí le iba a tirar de los pelos. Culpasuya por ser tan idiota de subirse alascensor. La próxima vez no la pillaría.

Apoyó la espalda en la pareddispuesta a esperar deseando que loschicos se dieran prisa en pintar, despuéscambiaría la moqueta y esperaba quellegaran los muebles en seis días. Ydespués sería libre. Frunció el ceñopensando en eso. Él le había dicho queno la dejaría marchar hasta que no

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reconociera que era su mujer. Tendríaque solucionarlo. Le quería pero nopodía vivir con él. Pasaba mucho. Seacostumbraría a no tenerle a su lado. Lohabía hecho mes y medio.

-¿Sharon?-miró hacia la puertapero no le contestó.-Sharon nena, ¿estásbien?-parecía realmente preocupado yella iba a contestar cuando Evan gritó –¡Bob, abre el ascensor!

Cuando se abrieron las puertasEvan entró a toda prisa y ella sonrió-Estoy bien.

Suspiró de alivio y la cogió por losbrazos, levantándola para pegarla a él.-No vuelvas a hacerlo- dijo antes debesarla- Quema el maldito hotel siquieres, pero no vuelvas a hacerme

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creer que te pasa algo.Los ojos de Sharon se llenaron de

lágrimas por la desesperación de su vozy cuando volvió a besarla, no pudoevitar responder olvidándose de todo loque había pensado un minuto antes. Seabrazó a su cuello y Evan la apretó a élsujetándola de la cadera.-Joder nena, tehe echado de menos. -esa frase la volvióa la realidad y se apartó para mirarlo alos ojos. –No tenía que haber abierto laboca ¿no?

-No- dijo antes de separarse de élpara salir del ascensor.

Evan la siguió – ¿A dónde vas?-¡A desayunar!-él iba a su lado

sonriendo de oreja a oreja- ¿De qué teríes?

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-Estás loca por mí, cielo. ¿Por quéno claudicas?

-Serás imbécil.-Sobre lo de que te echo de menos,

es verdad. Te llevo echando de menosdesde que me fui hace semanas.

-Sí, ya se notó.- dijo bajando losescalones para llegar al hall.-Aléjate demí, Weixler.

-Ni con agua caliente.-No tardarás mucho. En cuanto te

llamen para cambiar un rollo de papelhigiénico, saldrás corriendo.

-¿Sabes que tu sentido del humorme encanta?

-Pues te vas a hartar.- dijo pasandoal lado de Bob- Buenos días.

-No te ha dejado demasiado tiempo

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¿no?-Es un blando.Bob se echó a reír a carcajadas-

Me encanta esta mujer.-Ya, es una pena que tú seas un

viejo y sea mía.-dijo Evan siguiéndola.Chasqueó la lengua y vio a los

obreros rodeando la fuente. Uno serascaba la cabeza intentando resolverque le pasaba- Cielo, ¿te importaría?

-Púdrete.-Al parecer vamos a inaugurar sin

ella.-dijo Bob divertido.-Encontrarán el problema. –miró a

Sharon- Cielo, tienes que dejar de hacereste tipo de cosas. Me cuestan una pastay no te servirán de nada.

-Me sirven para entretenerme.-se

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sentó en el asiento del conductor delcarrito y Evan negó con la cabeza. –Pasaal otro asiento.

- O te subes o te apartas. No megustaría pisarte un pie con una rueda-dijo sonriendo desmintiendo suspalabras mientras Bob se sentaba en elasiento trasero dándole la espalda.

-No lo harías.- cuando aceleróligeramente moviendo el carrito unoscentímetros Evan gruñó sentándose alotro lado.- ¿Cuando vas a dejar estaactitud? ¡Es infantil!

-Mira quien fue a hablar. El quecree que puede conseguir lo que quiera.

-Eso sería sino te hubieraconquistado ya.

-¡Pero me perdiste, así que déjame

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en paz!-Ni hablar.-Pues no me hago responsable de lo

que pase.- dijo furiosa acelerando.-Yo no tengo nada que ver en esto –

dijo Bob asustándose de la velocidadcon la que bajaban una loma- Y tengohijos.

-Tranquilo, Bob. A ti no te haríadaño.

-Vaya, gracias.-¿Sabes qué, Bob? Aquí tu jefe

cree que voy a conformarme con losdías que él pueda dedicarme como sifuera una empleada más.

-No es así, Sharon. Estabaequivocado y lo he reconocido ¿Quémás quieres que haga?

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-Lo volverás a hacer. ¿Pero sabesqué? Yo no estaré ahí para verlo. Igualestá otra estúpida que creerá tusmentiras, pero yo ya no me las creo.-detuvo el carrito y bajó del cochecitosin mirarle.

-Lo tienes difícil, muchacho- oyóque decía Bob- Es terca.

Pidió el desayuno y se sentó al lado

de Bob sin hablar. Cuando se terminó dedesayunar se levantó sin decir nada yEvan no la siguió. No sabía qué pensar.¿Había aceptado que aquello seterminaba allí?

Al entrar en su habitación esanoche vio que estaba equivocada. Suhabitación estaba llena de flores de

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todos los tipos. En uno ramo enorme quehabía sobre la mesa del salón vio unatarjeta y se acercó para cogerla.

“No sabía cuales eran tusfavoritas, así que te he traído todas lasque había. Eso me ha hecho pensar quetenías razón. Igual no nos conocemoslo suficiente pero quiero que sepas queme muero por conocer cada uno de tuspensamientos. Evan”

Emocionada miró a su alrededormientras llevaba la tarjeta a su pecho-Bonito detalle- dijo Bob desde lapuerta.

-¿Verdad que sí?-Me dijo que nunca había sido

romántico y que a él no le salían esascosas, pero parece que el chico no lo

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hace mal.- entró en la habitación y olióuna rosa roja. –Aunque este no es eldetalle más bonito que ha hecho por ti,¿sabes?

-¿No?Bob reprimió una risita- ¿Acaso

crees que yo dejaría que alguien entraraen el hotel y lo dejara así?-le miróconfusa- Los destrozos. Mataría a loschicos de seguridad sino hubieranestado atentos.

Le miró asombrada- ¿Habéisdestrozado el hotel?

Bob hizo una mueca- Me encontré aEvan destrozando el hall con un hacha eintenté impedírselo, pero me dijo que siterminabas, te irías con lo furiosa queestabas. Y no podía dejarle hacer todo

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ese trabajo solo. Mis chicos sedivirtieron haciendo el gamberro.

-¡Estáis locos!- dijo asombrada.-Está loco. Loco por ti y al ver que

te perdía, hizo lo único que se le pasópor la cabeza.

-Destrozar el hotel- dijo casi sinvoz. Con lo que le importaban sushoteles era increíble que hubiera hechoalgo así. Sin poder evitarlo sonrió.

-¿Le vas a perdonar para que elpobre pueda relajarse un poco?

-¿Y perderme todo esto?- preguntócomo si estuviera mal de la cabeza.

Bob se echó a reír a carcajadas yasintió con la cabeza- Muy bien. A ver adónde nos lleva todo esto. Espero que elhotel pueda inaugurarse a tiempo. Tengo

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trabajo en San Francisco.Cuando la dejó sola y cerró la

puerta, casi chilla emocionada porqueacababa de darse cuenta de que laquería. ¡Ese hombre la quería! Ahoratenía que perdonarlo pero que no laviera impaciente. Lo difícil era sabercómo lo haría.

Salía del baño después de ducharse

cuando se detuvo en la puerta al ver aEvan sentado en la cama esperándola.-No me eches. Tengo algo que decirte.

Ella suspiró dejando caer losbrazos- Tienes que irte de viaje.

-¿En plena pelea? ¡No!-¿Entonces?- preguntó mientras su

corazón casi saltaba de la alegría.- ¿Qué

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ocurre?-¿Sabes que cuando te vi en ese

avión el primer pensamiento que measaltó fue iba a pasar semanas con unamujer preciosa?

-No.- susurró acercándose.-La verdad es que prácticamente

me volviste loco y no pudeconcentrarme más que en el sonido de tuvoz cuando hablabas por teléfono- Evansonrió como si lo recordara- Pero luegoocurrió el accidente y cuando te vi sinsentido a mi lado, mi primerpensamiento fue que estabas muerta.Pero estaba tan desesperado, que apesar de ver que estabas bañada por lasangre del hombro, intenté reanimartesentada en el asiento mientras todo el

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mundo gritaba a mi alrededor, hasta queme di cuenta que respirabas.- a Sharonse le cortó el aliento. La miró a los ojos-Claro que te saque del avión. No podíahacer otra cosa que sacarte de allíporque ya formabas parte de mí- losojos de Sharon se llenaron de lágrimas.–Nena, no llores. Si te cuento esto espara que sepas lo que significas para mí.

Ella asintió tragando saliva y Evansonrió- Fue duro llevarte hasta la isla.En muchos momentos pensaba que no loconseguiríamos. Sólo había encontradoun salvavidas y me lo puse yo paracolocarte encima de mí, pero a veces lasfuerzas fallaban y dejaba que nos llevarala marea. –se dio cuenta de lo mal quelo había pasado él y se sintió fatal por

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su comportamiento. Evan sonrió –Cuando te despertaste me sentí tan felizque casi te beso de la emoción. Habíavisto como te miraba Jack creyendo queno le veía nadie y no quise daroportunidad de que te lo pensarassiquiera. Así que dije que estábamosprometidos.

-Hiciste bien- susurró acercándosea él para acariciar su mejilla.

-¿Sabes? Cada vez que decías algomás me enamoraba de ti y cuando tepusiste celosa ya tenía claro que mequerías, así que di por hecho que tecasarías conmigo. Por eso no te lo pedí.-cogió su mano en su mejilla y besó lapalma- Sé que no soy perfecto y quecometeré fallos continuamente, pero eso

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no significa que no te quiera. CuandoBob me llamó a Japón para decirme queestabas en el hospital, me di cuenta quehabía cometido un gran error al intentarmanipularte y que si te perdía, no me loperdonaría nunca.

-Yo también tengo fallos. No tedije lo del niño y lo del pie.

Él se echó a reír- Otra cosa que noconocía de ti es que eres vengativa. Tehice daño y me la querías devolver.

-¿Se notaba mucho?-Me di cuenta que seguías sintiendo

algo por mí cuando hiciste lo de lafuente. Las cámaras de seguridad tepillaron, nena.

-Ah- sonrió divertida- ¿Y por quécreíste eso?

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-Porque estabas celosa del hotel. –la sentó sobre sus rodillas- Sí que ereslo primero para mí. Eres lo mejor queme ha pasado nunca y no te voy a dejarescapar. Así que si quieres seguirpeleando, lo haremos pero no me voy adar por vencido.

Ella sonrió abrazando su cuello yacariciando su nuca- ¿Nunca?

-Jamás.- dijo antes de besarlalentamente disfrutando de sus labios.Sharon gimió sacando la lengua paraacariciar la suya y Evan perdió elcontrol poseyendo su boca mientrasacariciaba su muslo subiendo hacia sutrasero, que apretó con ansias. Ellaseparó su boca mirándolo a los ojos- Tequiero.

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-Cielo…- desesperado se levantócon ella en brazos para tumbarla en lacama-Repítelo.

-Te quiero. Eres mío y yo soy tuyay por mucho que me enfades nuncadejaré de amarte.

-¿Nunca?-Jamás.

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Epílogo La fiesta era un éxito. Actores,

políticos mejicanos, prensa, pero sumarido tenía un ojo en el trabajo y elotro en ella que estaba hablando conLiss y Tony. Sus amigos habían sidoinvitados por ellos a la inauguración.También habían invitado a Jack, pero alenterarse de la romántica boda en unaplaya de Méjico, acompañadosúnicamente por su madre y el hermano

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de Evan, decidió no ir para no crearproblemas. Aunque repitió que sinecesitaba ayuda en algún momento, élestaría allí.

Eso a Evan le puso de los nervios ySharon rió al ver su expresión. Se poníaceloso a menudo pero lo solucionabanen cuanto llegaban a la cama. Tambiéndiscutían a menudo, pero losolucionaban de la misma manera. Loque nunca dejaban pasar era si estabandescontentos por algo que hacía el otro ya veces saltaban fuegos artificiales. Sutema de discusión favorito era qué ibana hacer cuando ella ya no pudiera viajary por fin consiguió convencerlo paracontratar un ayudante que viajara por él.Evan sólo haría lo realmente importante.

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La inauguración del Weixler enMéjico se había retrasado un poco, peroes que se habían ido de luna de miel. Yfue Evan quien había insistido en ello.

-Estás preciosa- dijo Liss mirandosu vestido de lentejuelas negro.- ¿Decuanto estás?

-De cuatro meses- dijo acariciandosu pequeña barriga.

-No habéis perdido el tiempo¿verdad?- dijo Tony divertido.

-A ti tampoco te queda mucho- dijoLiss guiñándole un ojo. Tony se quedócon su vaso de whisky a medio camino ymiró a su novia asustado- Tranquilo,cielo. En un año o dos.

Sharon se echó a reír al ver suexpresión de alivio y Liss hizo una

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mueca. –Veo que te hace mucha ilusión.-Tanto como que me saquen una

muela. ¡Tengo veintiséis años!-Padres jóvenes. Es lo mejor.-Cierto –dijo Evan abrazando a su

esposa por la espalda y acariciando suvientre. –Yo no soy tan joven peropienso aprovechar el tiempo.

-Tranquilo, machote. Tengamosprimero este- dijo besándolo en lamejilla.

-¿Quieres bailar, señora Weixler?-Bailar.- se giró para abrazar su

cuello-Me encanta todo lo que sea llevarel ritmo contigo.

Evan se echó a reír cogiéndola dela mano para llevarla hasta la pista. –Estás preciosa esta noche.

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-Y tú a partir de ahora llevarássmoking siempre. Hasta para trabajar enuna obra.

Evan sonrió besándolasuavemente.- ¿Sabes lo que he pensado?

-Sorpréndeme.-Creo que lo mejor es que seamos

un poco más tradicionales. Ya que no tehas puesto el piercing por el embarazocreo que lo mejor es que te pongas algoal lado de ese anillo de casada.

-¿Tú crees?- preguntó divertida-¿Y lo has elegido tú?

Evan puso los ojos en blancohaciéndola reír –Nena, he aprendido esalección.

-Bien ¿y dónde está?La miró con picardía- Eso es lo

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mejor. Tendrás que encontrarlo.-¿Una búsqueda del tesoro?-Exacto.Se apretó a él haciéndolo gemir-

Yo ya tengo mi tesoro, mi amor.-Evan laabrazó a su cuerpo- Y no lo perderénunca. Jamás.

FIN

Sophie Saint Rose es una prolíficaescritora que tiene entre sus éxitos“Vilox” o “No me amas como quiero”.

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Próximamente publicará “Busca lafelicidad” y “La portavoz”

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