nuestra señora de paris
Post on 09-Oct-2015
63 views
Embed Size (px)
DESCRIPTION
La clásica novela de Víctor Hugo.TRANSCRIPT
Victor Hugo
LIBROdot.comVictor Hugo
NUESTRA SEORA DE PARS
INDICE
LIBRO PRIMERO
I. La gran sala
II. Pierre Gringoire
III. Monseor el Cardenal
IV. Maese Jacques Coppenole
V. Quasimodo
VI. La Esmeralda
LIBRO SEGUNDO
I. De Caribdis a Escila
II. La plaza de Grve
III. Besos para golpes
IV. Los inconvenientes de ir tras una bella mujer de noche por las calles
V. Prosiguen los inconvenientes
VI. La jarra rota
VII. Una noche de bodas
LIBRO TERCERO
I. Nuestra seora
II. Pars a vista de pjaro
LIBRO CUARTO
I. Las almas piadosas
II. Claude Frollo
III. Immanis pecoris custos immanior ipse
IV. El perro y el dueo
V. Continuacin de Claude Frollo
VI. Impopularidad
LIBRO QUINTO
I. Abbas beati Martini
II. Esto matar aquello
LIBRO SEXTO
I. Ojeada imparcial a la antigua magistratura
II. El agujero de las ratas
III. Historia de una torta de levadura de maz
IV. IV. Una lgrima por una gota de agua
V. Fin de la historia de la torta de maz
LIBRO SPTIMO
I. Del peligro de confiar secretos a una cabra
II. Un sacerdote y un filsofo hacen dos
III. Las campanas
IV. 'ANAKH
V. Los dos hombres vestidos de negro
VI. Del efecto que pueden producir siete palabrotas lanzadas al aire
VII. El fantasma encapuchado
VIII. Utilidad de las ventanas que dan al ro
LIBRO OCTAVO
I. El escudo convertido en hoja seca
II. Continuacin del escudo transformado en hoja seca
III. Fin del escudo transformado en hoja seca
IV. Larciate ogni speranzaV. La madre
VI. Tres corazones de hombre distintos
LIBRO NOVENO
I. Fiebre
II. Jorobado, tuerto y cojo
III. Sordo
IV. Loza cristal
V. La llave de la puerta roja
VI. Continuacin de la llave de la puerta roja
LIBRO DCIMO
I. Gringoire tiene algunas buenas ideas
II. Haceos truhn.
III. Viva la alegra!
IV. Un torpe amigo
V. El retiro donde el rey de Francia reza sus horas
VI. Llamita en Baguenaud
VII. Aydanos Chateaupers!
LIBRO UNDCIMO
I. El zapatito
II. La creatura bella bianco vestita (Dance)
III. El casamiento de Febo
IV. Casamiento de Quasimodo
Cuando hace algunos aos el autor de este libro visitaba o, mejor an, cuando rebuscaba por la catedral de Nuestra Seora, encontr en un rincn oscuro de una de sus torres, y grabada a mano en la pared, esta palabra:
'ANAKH (1)
Aquellas maysculas griegas, ennegrecidas por el tiempo y profundamente marcadas en la piedra, atrajeron vivamente su atencin. La clara influencia gtica de su caligrafa y de sus formas, como queriendo expresar que haban sido escritas por una mano de la Edad Media, y sobre todo el sentido lgubre y fatal que encierran, sedujeron, repito, vivamente al autor.
Se interrog, trat de adivinar cul poda haber sido el alma atormentada que no haba querido abandonar este mundo sin antes dejar all marcado (en la frente de la vetusta iglesia) aquel estigma de crimen o de condenacin. Ms tarde los muros fueron encalados o raspados (ignoro cul de estas dos cosas) y la inscripcin desapareci. As se tratan desde hace ya doscientos aos estas maravillosas iglesias medievales; las mutilaciones les vienen de todas partes tanto desde dentro, como de fuera. Los prrocos las blanquean, los arquitectos pican sus piedras y luego viene el populacho y las destruye.
As pues, fuera del frgil recuerdo dedicado por el autor de este libro, hoy no queda ya ningn rastro de aquella palabra misteriosa grabada en la torre sombra de la catedral de Nuestra Seora; ningn rastro del destino desconocido que ella resuma tan melanclicamente.
El hombre que grab aquella palabra en aquella pared hace siglos que se ha desvanecido, as como la palabra ha sido borrada del muro de la iglesia y como quizs la iglesia misma desaparezca pronto de la faz de la tierra.
Basndose en esa palabra, se ha escrito este libro.
Marzo de 1834
1. Esta palabra griega que significa fatalidad ser utilizada ms tarde por Victor Hugo como ttulo del captulo IV del libro VII.
NOTA AADIDA A LA EDICIN DEFINITIVA (1832)
Errneamente se ha anunciado que esta edicin iba a ser aumentada con varios captulos nuevos. Deba haberse dicho inditos. Si al decir nuevos se entiende hechos de nuevo, los captulos aadidos a esta edicin no son nuevos. Fueron escritos al mismo tiempo que el resto de la obra, datan de la misma poca y proceden d la misma inspiracin, pues siempre han formado parte del manuscrito de Nuestra Seora de Pars. Adems resulta difcilmente comprensible para el autor un posterior aadido de trozos nuevos a una obra de este tipo.
Estas cosas no se hacen a capricho. Una novela nace, segn l, de una forma, en cierto modo necesaria, y ya con todos sus captulos, y un drama nace ya con todas sus escenas. No se crea que qeda nada al arbitrio en las numerosas partes de ese todo, de ese misterioso microcosmo que se llama drama o novela. El injerto o la soldadura prenden mal en obras de este carcter que deben surgir de un impulso nico y mantenerse sin modificaciones.
Una vez terminada la obra, no cambiis de opinin, no la modifiquis. Cuando se publica un libro, cuando el sexo de la obra ha sido reconocido y proclamado, cuando la criatura ha lanzado su primer grito, ya ha nacido, ya est ah, tal y como es, ni el padre ni la madre podran ya cambiarla, pues pertenece ya al aire y al sol y hay que dejarla vivir o morir tal cual es. Que el libro no est conseguido? Qu se le va a hicer! No aadis ni un solo captulo a un libro fallido. Que est incompleto? Habra que haberlo completado al cocebirlo. No consguiris enderezar un rbol torcido. Que vuestra novela es tsica?, que no es viable?, pues no conseguiris insuflarle el hlito que le falta. Que vuestro drama ha nacido cojo? Creedme, no le pongis una pierna de madera.
El autor mestra un gran inters en que el pblico conozca muy bien qe los captulos aqu aadidos no han sido escritos expresamente para esta reimpresin y que si, en ediciones precedentes no han sido publicados, s debe a razones muy sencillas.
Cuando se imprima por primen vez Nuestra Seora de Pars, se extravi la carpeta que contena esos tres captulos y, o se escriban de nuevo, o se renunciaba a llos. El autor consider que los dos nicos captulos de los tres extraviados que podran haber tenidocierto inters por su extensin, se referan al arte y a la hisroni y que, por tanto, no afectaban para nada al fondo del drama y de la novela. El pblico no habra echado en falta su desaparicin y nicamente l, el autor, estara en el secreto de esta omisin; as, pues, decidi suprimirlos y, puestos a confesarlo todo, hay que decir tambin que, por pereza, retrocedi ante la tarea de rehacer esos tres captulos perdidos. Le habra sido ms fcil escribir una nueva novela.
Pero ahora, encontrados ya, aprovecha la primera ocasin para restituirlos a su sitio. Esta es, pues, su obra completa tal como la so y tal como la escribi, buena o mala, frgil o duradera, pero como l la desea.
No hay duda de que estos captulos tendrn poco valor a los ojos de lectores, muy juiciosos por lo dems, que slo han buscado en Nuestra Seora de Pars el drama, la novela, pero quizs otros lectores no consideren intil estudiar el pensamiento esttico y filosfico oculto en el libro, y se complazcan, al leerlo, en desentraar algo ms que la novela en s misma y perdnesenos las expresiones un tanto ambiciosas escudriar la tcnica del historiador y los adjetivos del artista, a travs de la creacin, mejor o peor, del poeta.
Es para esos lectores sobre todo para quienes los captulos afiadidos en esta edicin completarn Nuestra Seora de Pars, si admitimos que merece la pena que esta obra sea completada.
El autor se ocupa en uno de estos captulos de la decadencia y muerte de la arquitectura actual que, en su opinin, es casi inevitable; esta opinin desgraciadamente se encuentra muy arraigada en l y la tiene muy meditada. Siente, sin embargo, la necesidad de expresar su ms vivo deseo de que el futuro le desmienta, pues conoce que el arte en cualquiera de sus manifestaciones puede confiar por completo en las nuevas generaciones cuyo genio comienza ya a sentirse y a apuntar en los talleres del arte. La semilla est en el surco y la cosecha ser ciertamente hermosa. Teme sin embargo, y se podrn descubrir las razones en el segundo tomo de esta edicin, que la savia haya podido retirarse de este viejo terreno de la arquitectura que durante tantos siglos ha sido el mejor terreno para el arte.
Existe hoy sin embargo entre los jvenes artistas tanta vitalidad, tanta fuerza y, si cabe, tanta predestinacin, que en nuestras escuelas de arquitectura, a pesar de contar con un profesorado detestable, estn surgiendo alumnos que son excelentes; algo as como aquel alfarero del que habla Horacio que pensando en hacer nforas produca pucheros... Currit rota, urceus exit (2)2 La rueda (del alfarero) gira, sale un cntaro. Arte Potica de Ovidio. La frase completa es: Estamos comenzando a hacer un nfora, por qu no nos sale ms que un cntaro de la rueda que gira?
Pero en cualquier caso y cualquiera que sea el futuro de la arqutectura y la forma con que nuestros jvenes arquitectos den solucin en su da a sus problemas artsticos, conservemos los monumentos antiguos, mientras esperamos la creacin de otros nuevos. Inspiremos al pas, si es posible, el amor a la arquitectura nacional. El autor declara ser ste uno de los objetivos principales de este libro y tambin uno de los objetivos principales de su vida.
Qu