nuestra historiala del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos...

19
NUESTRA HISTORIA I Congreso de Historia Local Santa Polo Alicante 1997

Upload: others

Post on 11-May-2020

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

NUESTRA HISTORIA

I Congreso de Historia Local

Santa Polo Alicante

1997

Page 2: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

Primer Congreso de Historia Local «NUESTRA HISTORIA»

SANTA POLA, 20-24 de octubre de 1997

Page 3: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

ÍNDICE

CRON ICA DE NUESTRA HI STORI A: I CONG RESO DE HI STORI A LOCAL.......................................... .. ...... .. ... ..... .... ........... II

PONENCIAS:

• Mil años en La Pico la (Santa Pa la) : del poblado ibéri co forti ficado a l barrio romano de salazones ............ .. ..... ..... .... ..... 19

• El Portus I1i ci tanus y la romani zación........ .. ............................ . 37

• La Coloni a lli ci Augusta.. .... .. .. .. .... .... .... .. .. .. ... .. .. .. ... ...... ......... .. . 45

• El Puerto Romano de Santa Pala (Po r/us I1icitanus) .. .. .. .......... 63

• Cuando e l Portus dejó de ser puerto: e l territori o ili c itano en la A lta Edad Medi a (ss . VI-X) ........ .. .................... ................ 79

• El Cap del Alju p, puerto medieva l de Elche ..... .. .. .......... .. ........ 95

• De las germanías a la expulsión de los mori scos . Santa Pa la: refl ex iones y propuestas ...... .. .. .. ..... .. .... .. ..... .. ....... . 11 7

• El Castillo de Santa Pa la y su rehabilitación.. .. .. .... .. ............ .. ... 137

• La formación del núcleo urbano de Santa Pa la (s iglos XVIII-XIX) .. .. .. .. .... .. .. .. ...... .. ................ .. .................. .. .. . 15 1

• El debate sobre la autonomía municipal en Santa Pa la........ .. ... 17 1

- 9-

Page 4: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

Cuando el Portus dejó de ser puerto: el territorio ilicitano en la Alta Edad Media (SS. VI-X)

SON IA GUTIÉRR EZ LLORET Uni versidad de A licanle

En el marco de es ta "hi stori a loca l" de Santa Po la me corresponde escribir sobre un periodo hi stó ri co que e l lector de este volumen juzgará en principio poco cauti vador, tanto si su interés se centra en los capítulos precedentes - aq uell os que ana li zan la génes is y desarro ll o del Porlus !li­cilanus-, como si se dirige a los capítulos consecuentes, que estudi an e l nacimiento y consolidac ión de la actual Santa Pola. La carencia de atrac­ti vo de estos quini ent os años se debe a su tradic ional identifi cación con uno de los peri odos menos dinámicos o, si se quiere, más des lucidos de la hi stori a local de la reg ión: en e l oscuro lapso de tiempo que transcurri ó entre los s iglos VI y X de nuestra era, e l otrora ac ti vo y fl oreciente barrio portuario de Jlici - tan dinámico que devino en auténti ca c iudad- se sumió en una pro fund a cri sis, que condujo a su desaparic ión como núcleo habi ­tado has ta muy. avanzada la Edad Medi a.

Cuando e l Porlus dejó de ser puerto, el asentamiento surgido a conse­cuencia del importante trá fi co comercia l mediterráneo se abandonó y se convirti ó en un campo de yerm as ruinas, poni éndose fin a un a hi stori a - la hi stori a de un a c iudad romana- que se ha explicado en páginas anteri ores. Por tanto, la Alta Edad Medi a en la reg ión del Sinus Ilicitanus, aunque carezca de l re lumbrón aparente de otras épocas, es un pe ri odo de singular importancia hi stóri ca. pues ignifi ca una evidente ruptura, una manifiesta di scontinuidad, entre la Antigüedad y un Bajomedievo que habría de alum­brar e l nac imiento de una nueva y tota lmente diversa realidad hi stórica.

Habrá observado e l lector que en ningún momento me he re ferido a la hi storia de Santa Pola en e l Altomedi evo; no es una casualidad sino una

- 79-

Page 5: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

I CONGRESO DE HISTORIA LeX ·AI.

consecuencia de esta ra lt a de continuidad que de fi endo. Santa Pola, nues­tra Santa Po la, nada ti ene que ver con e l puert o romano ni ex istía por tanto en e l fin de la Anti güedad: es un producto de la modernidad y las ra íces de su hi storia no se hunden más all á del Medi evo. Es pos ible que a lgui en, confun dido por un natural amo r a l terru ño, sc incomode por estas re fl e­xiones al ve r tras e llas un demérito para su c iudad. Nada más lejos de la intención de qui en esto esc ri be, pues creo que la búsqu eda de un a pre ten­dida continu idad desdc la Prehi sto ri a no enn ob lece ni d igni ri ca nuestra hi s­tori a, sino que úni camcnte la aprox ima a la leyenda y termina por confun­dirl a con la fa bulación. S i anali zamos e l pasado con la objeti vidad y e l ri gor que proporciona la perspectiva hi stóri ca, veremos que tampoco Elche, la ciudad que tiene su ori gen en la madina de Ifs , guarda ninguna continuidad con la c iudad de /lió, emplazada en La Alcudi a. Ni la soc ie­dad que alumbró la co loni a romana, ni e l so lar que aque ll a ocupó perdu ­ran, lo único que las une es la casual pervivenc ia de su deformado nom­bre: /lió> Ifs > E/x> Elche.

La hi stori a no es una continuidad in visible de pueblos inmutables que ya tenían definida su idios incras ia desde los tiempos más remotos . E n esta tierra se hab ló suces ivamente lenguas d i tintas, se rezó a numerosos di o­ses, se vivió en diferentes soc iedades; ese bagaje, y no su mayor anti güe­dad, constituye la auténti ca riqueza de los pueblos. La úni ca continuidad hi stórica que une a todos lo protagoni stas de estos tiempos suces ivos es la del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la hi storia, pero ni tan siquiera e l paisaj e es inmutable puesto que cada sociedad lo organi za, lo transforma, lo percibe y lo representa de fo rma distin ta; Así pues, donde los iberos comenzaron a comerciar y los barcos romanos atracaron, e l Infante Don Juan Manuel cazó ánades por altanería y hoy se elevan apiñadas a ltas torres de aparta­mentos, mjentras que sus extensas playas, antaño frecuentadas úni camen­te por esforzados pescadores y piratas berberiscos ansiosos de botín, aco­gen ahora a miles de bañi stas todos los veranos; en suma, cada tiempo crea y recrea su espacio yeso también forma parte de la hi storia.

LA MUERTE DEL PORTUS

Sin embargo, para ana li zar qué supuso la desaparición del Portus es necesari o comprender que en época romana como ahora, un puerto ac ti vo

- 80-

Page 6: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

CIIANDO EL POHTIIS DEJÓ DI, SER 1'I IIoRIU: 1°1 II,RI<I IOK IO 11.1('1 rANO !iN LA ALTA EDAD M EDIA (SS ° VI -X)

signifi caba pros peridad económica, c ircul ac ión monetari a e intercambio de mercancías e ideas . En este caso se trataba del puerto de una importan­te c iudad romana . la CoIOl/i{/ I¡d i({ lIic i A I/g l/stil. situada aguas arriba del río Yina lopó. que desembocaba en la ensenada a la que di o nombre la co lo­nia y su puerto. En sus orill as se desca rga ron los vinos, e l ace ite y e l tri go procedentes de diversos lugares de l Mediterráneo. la vaj ill a latina, ga la y afri cana , los tejidos, vidrios, mármo les y productos suntuari os procedentes de Roma y otras c iudades, que se compraban en ¡lici y las vill as de la región, a l ti empo que entraban pensamientos, ideas y creencias; por e llos se embarcaron las ánforas de garum, la aprec iada salsa de pescado fabri ­cada en el propio Porlus, y seguramente también ese "oro blanco" que fue la sal en la antigüedad.

Muchas c iudades de la Antigüedad y el Medievo, a lejadas de la costa pero próx imas a buenos fondeaderos naturales, generaron en esos puntos barri os portuarios dependientes de la ciudad, aunque fís icamente separa­dos de la misma. Este fue el caso del Pireo con respecto a Atenas, de Osti a con la propi a Roma o de Classe con Ravena y, ya en Hi spani a, e l de Valen­c ia, Sagunto e ¡Lici. Con el ti empo, la prosperi dad comercial de los embar­caderos terminó por convertirl os en auténticas ciudades con barrios resi­denciales, espacios de ocio, industri as, almacenes, etc., aunque careciesen de autonomía jurídica como ocurrió en el caso del Porlus. El auge de un puerto reflejaba la prosperidad de la ciudad motora, llegando en ocasiones a superarla, como ocurrió con Ostia en la Alta Edad Media, e incluso a suplantarla como hizo Almariya (Almería) en el siglo X con su antigua metrópo lis, BaJ51ana (Pechina), que acabó convertida en una pequeña alquería dependiente de la poderosa ciudad portuaria califal.

Sin embargo, la suerte del Portus !licitanus fue muy di fe rente, ya que su decl ive comenzó a hacerse patente después de un próspero siglo IV, a diferencia de !lid que todavía permanec ió ac ti va al menos durante tres siglos. Resulta dif ícil establecer una fecha más precisa para su abandono, puesto que ex iste un problema claro de arrasamiento de los ni veles bajoim­periales del asentamiento; no obstante, a principios del siglo V se rell ena­ron las bal sas del complejo industri al de la plaza de los Aljibes , lo que sugiere una actividad en el asentamiento cuya naturaleza resulta imposible precisar, pero que denota, sin duda, una degradación creciente de sus equi ­pamientos urbanos . Con posterioridad y como la arqueo logía pone en evi-

-8 1-

Page 7: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

t CON(aU:SO OE HISTORIA LcWAI.

dencia. no ex isten seña les de ocupac ión en la !'.ona. por lo que cabe supo­ne r que a fin a les del sig lo V e l puert o debía es tar abandonado. en ruinas () s impleme nte inservib le.

Esta sec uenc ia de abandono se observa tambi 6n en otros casos como el del núcleo po rtu ari o sag untino, único sector de la c iudad ac ti vo en e l Bajo Imperi o ya que la parte alta de Sagun to había comenzado a despo­bla rse a lo largo del sig lo IlI ; la ac ti vidad comerc ia l de ambos puertos - e l de Sagunto y e l I1i c itano- parece detenerse a finale s del s ig lo V, hasta e l punto de resultar irre leva ntes en época vis igoda. Es indudable que ése no fue e l desti no de todos los puertos romanos, ya que los g randes asen ta­mi entos portuarios como Cartago y Osti a mantuvieron su importanc ia durante los sig los VI Y VII. El puerto tunec ino dc Cartago continuó sien­do uno de los principales focos de exportac ión del Mediterráneo. si bien e l estud io de sus re pertorios materiales denota un aumento notab le del ni vel de autoconsumo, representado por e l incremento de las prod ucc iones loca­les. El puerto de Ostia no sólo se mantuvo ac ti vo sino que term inó por

- transformarse en un asentamiento densamente pobl ado en e l sig lo VI , que j ugó un importante papel en e l confl icto entre godos y bizantinos. Sin embargo, a pesar de la innegable vitalidad política y demográfica de c ier­tos puertos, la act ividad comercia l en e l Mediterráneo había ini ciado un imparab le declive y ya nunca alcanzaría los ni ve les anteriores; baste como ejemplo de esa infl exión e l final de la Slat io marmorum, especie de "ofi­cina de los mármoles" que regulaba toda la act ividad ed ili c ia en la Roma imperial , incluida la importación de materi ales constructi vos nobles . Estos materiales venían a parar al puerto de Roma desde todos los puntos del Mediterráneo y se almacenaban en Ostia, desde donde se ll evaban por e l Tiber al muelle de Roma (la "marmora /a ") a medida que eran necesarios. Aunque la Sta/io marmorum dejó de funcionar a medi ados del sig lo IV, la cantidad de mármol acumul ada era tal que abasteció Roma durante todo e l Medievo. Sin duda, has ta mucho ti empo después no volverá a verse una ac ti vidad portuaria y un tráfico comerc ia l de esa envergad ura en e l Medi­terráneo.

Cabe preguntarse qué motivó e l abandono del Por/LIs en e l sig lo V; la explicación más común lo re laciona con e l fin del tráfico marítimo y su sustitución por e l comercio terrestre con la consigui ente pérdida de impor­tancia de los enclaves costeros. Sin embargo, esta hipó tesis resulta difÍcil -

- 82-

Page 8: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

C UANI)O EL P ONTIIS DI'JO DI, SI'H I'\II,HTO: 101. '1 EHH ITOHIO ILICITANO EN LA ÁI :IA EI)AI) M EDIA (SS. VI-X)

mente sostenib le pueslo que el comercio por ti elTa en la Antigüedad resul­taba enormemente caro y sólo podía tener un radi o de distribución muy reducido. Llegados a este punto res ulta necesari o exp li car brevemente cómo fun cionaba e l comercio en la Antigüedad Tardía. Según ha estudia­do e l hi storiauor l ean Durliat se regía por la demanda y no por la oferta como ocurre en e l capitali smo; así pues, los mercados receptores deman­daban y condi cionaban la producc ión y dis tribuc ión de productos mientras los precios e ran razonab les.

Los principales productores del orbe romano fueron inic ialmente las regiones de l Mediterráneo occidental (Italia, Ga li a, Hi spania, etc. ), pero a partir del siglo " fueron suplantadas por las provincias ribereñas africanas y a lgo después por e l Medi te rráneo orienta l. A pesar de que los arqueó lo­gos so lemos estudiar la circulación comercial a partir sobre todo de la cerámica (á nforas, vaj ill a de mesa y lucernas espcc ialmente), por ser uno de los e lemen to - que mejor y más abundantemente se conserva en los registros, no conviene olvidar que e l mayor porcentaje del comercio marí­timo era de orden alimenti cio (cerea les , vino, aceite, garum, etc .) y que estos prod uctos eran transportados en grandes rec ipientes de cerámica, las ánforas, fabricadas con esta finalidad, aunque luego fueran reempleadas para otros usos, como por ejemplo e l funerari o. A partir del siglo IV apa­rece en e l Mediterráneo un nuevo envase comercial , el ánfora de gran tamaño designada por los arqueólogos como "africana grande" en razón de su procedencia mayoritaria. Algo más tarde comienzan a proli fe rar las anforill as a largadas, destinadas generalmente al transporte de salsas como el garum, y los ungüentar ios para aceites y perfumes.

Junto con esos productos a limenti c ios, de los que las ánforas son úni­camente contenedores, llegaba también al Porfus vajilla de mesa (cuencos, platos y fuentes), de coc ina (o ll as, cazuelas, morteros y tapaderas) y reci­pientes de iluminación (lucernas), pero se trata s iempre de productos sub­sidiarios, complementos comerciales, que sati sfacen una demanda suscita­da por su calidad y bajo coste, ya que vienen como relleno en los carga­mentos de los barcos. Desde e l siglo 1I de la era e l volumen mayor de vaji­ll a importada procede de Áfri ca, aunque a partir del siglo V aparecen tam­bién imitaciones o ri entales . Se trata de una vajill a engobada, de color roji­zo fruto de su cocción a altas temperaturas en hornos complejos, ll amada Terra sigillata africana o "c lara" por su tonalidad; e l repertorio se limita

- 83-

Page 9: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

I CONG RESO DE I-II STOIUA L O!'A I.

casi exc lusivamcntc a form as abi ertas para servir y consumir los a limen­tos só lidos o líquidos, lo qu e denota una nueva moda en los hábitos ali ­menti c ios y e l servic io de mesa. En la mi sma producc ión se e laboraron tambi én formas de cocina , en espec ia l servic ios de cazuelas con sus tapa­deras. qu e goza ron de gran difus ión en los sig los III y IV; sin embargo y a d iferencia de lo oc urrido con la vajilla y las lucernas, que mantuvie ron su competiti vidad has ta bi en entrado e l s ig lo VI , la demanda de las cerámi cas de coc ina a fri can a sc redujo en benefi c io de produ ctos loca les, mucho más toscos y reali zados con tecnolog ía elementa l, pero igualmente e fi caces y seg uramente mucho más baratos . Este inc remento de las cerámicas locales que denota, cn pa labras de Clementina Pane ll a, una crec iente tendencia a la autos ufi c iencia , comienza a ser patente en los contex tos de l Portu s en e l sig lo V y se generali za en la centuri a sigui ente, cuando ya e l Portus ha s ido abandonado.

No obstante. conviene des tacar que tras e l abandono de l Por/us I1ici­/anus en e l sig lo V, la c iudad de !lici y su te rrito ri o continuaron recibien­do estas im portaciones nortea fri canas, que incuesti onablemente se di stri ­buían a través de los c ircuitos comercia les marítimos; es to qui ere decir que la muerte de l puerto no signi ficó, en ri gor, e l fin de l comercio medite rrá­neo o la muerte de la ciudad motora. ¿Por dónde entraban pues esos pro­ductos africanos si e l viejo puerto de /lici estaba abandonado? Segura­mente se distribuían desde otros puertos aún acti vos, como Cartagena o Ibi za, por medi o de una red de cabotaje que explica e l auge y florecimien­to económico de a lgunos enelaves costeros, como los de Cal pe, Xabea, Benalúa, Mazarrón, etc., ates ti guado por la in ves tigac ión arqueológ ica de estos últimos años.

Si e l Portus no dejó de ser un puerto porque acabase e l comercio marí­timo, entonces debemos ex plicar su desaparic ión desde otra perspectiva. En e l estado actual de nuestros conocimientos la hipótes is que cobra mayores vi sos de verosimilitud es aque ll a que re lac iona el abandono de l puerto con su colmatación. Si leemos la famosa descripc ión de Santa Pola que hi zo Gaspar Juan de Esco lano en su libro VII de las Décadas de His­toria de Valencia de 16 10, veremos como e l autor intuye la ra íz de l proce­so:

"En este sitio es/aba elfamoso puerto a quien llamaron los antiguos /licitano. que dio nombre al seno; y aquí mismo tu vo su asiento Ilice

-84-

Page 10: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

CUANDO EI. /'OWIVS [JI ·JO IJI ' SU{ I' U I ' ~IO : U . IU{~ ITU~ IO Il.IlTIANO I·N I.A A LTA EDAD M EDIA (SS. VI -X)

la Viej(/ , ql/e se 1(/ di(} al pl/erto, ( ... ). f)('s clÍhrese hoy en día aquel pl/erto a tim dI' orcalm? del castillo de S{// lla Pola, un gran aljibe donde estalw lo c il/dlld. Y cer('o del a/jilll'. (/1 poniente, //lucIlOS ras­tm.\· del pl/erto SI'(,O. /l/ás de quinil'ntos /Jilso.\' lo tierra adentro, por haberse retirado el lIIar como cada día lo experimentamos en la costa ".

Esta importanle transforma ción de l medi o físico de Santa Pola ha s ido constatada arqu eo lóg ica mente en las excavac iones del poblado ibéri co de Pico la, cuyas murall as lami ó el agua de la orilla marina. y en las propi as de l puert o romano. cuyas insta lac iones se hall an hoy enterradas ti e rra adentro. La refl ex ión de Esco lano evidencia que el proceso de co lmatación de las llanuras litorales fu e intenso en época moderna, favorecido segura­mente por la deforestación y la eros ión, has ta el punto de ser aprec iable a escala humana. Sin embargo cabe sospechar que el o ri gen de di cho proce­so de co lmatación y de avance de la línea de costa fue mucho más anti guo y está en la base de l abandono del Por/us, que iría perdiendo calado ha ta resultar inservible como fondeadero. De hecho. los estudios arqu eo lógicos emprendidos en los territori os del Bajo Vinalopó y del Bajo Segura pare­cen atestiguar una ex tensión medieval de los contornos de marj a les y áreas pantanosas respecto a la época romana, consecuencia quizá del abandono de numerosas exp lotac iones agríco las; en este sentido apuntan las noticias que señalan hall azgos de vi ll as romanas durante las bonifi caciones.

Una vez inservible e l puerto, la razón de ser del asentamiento surgido en su entorno desapareció y sus días comenzaron una inexorab le cuenta atrás: las dársenas aterradas quedaron inservibl es; las factorías surgidas al abrigo del tráfico comercial comenzarían a cerrarse; los equipamientos urbanos iniciarían un paul at ino proceso de degradación, que ex plica por ejemplo la colmatación de ba lsas y e l amontonamiento de desperdicios, que ya nadie se preocuparía de eliminar y, por fin, debió comenzar e l impa­rabie éxodo de las gentes que antes vivían de y por el puerto en busca de mejores ex pectativas: la propia !lici, todavía dinámica y atractiva desde un punto de vista económico, las vi ll as rústicas, los encl aves costeros ... pudie­ron convertirse en los destinos de los hab itantes del arruinado pue rto. El Portus murió pero no el tráfico marítimo, como ya hemos señalado. Los barcos seguían circulando y debieron buscar fondeaderos más seguros y cómodos desde los cuales los productos continuaron llegando a /lió duran-

- 85-

Page 11: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

I CONGRESO DE H¡Sl OR ¡A L OCAl

te doscientos años Illús . ¡.Cómo ll egaban '!, ¡.con ban.:ai'.as. por ti erra .. .') , esa es una preg unta cuya respuesta aún no conoce l11os .

CUANDO EL PORTUS DEJÓ Db SER PUERTO

La sigui ente pregunta que podemos formularnos es qué pasó cuando por fin e l P OrlUS desapareció. En primer luga r, imag inemos, como dice Esco lano, las ruinas ex poliadas y yermas de un puerto en seco; un luga r despoblado que no se volverá a habitar hasta la Edad Moderna. Ese pe ri o­do oscuro y vacío que se abre en la hi storia de la reg ión sólo puede ser ilu­minado a duras penas por a lgunas re ferencias doc umental es ais ladas que, en ocasiones, ni tan siquiera podemos adscribir con seguridad a l ámbito que ahora ocupa Santa Pola . Este es e l caso de la famosa referenc ia a la captura de la armada de l emperad or Mayorian o por los vándalos e l año 460. Los Vándalos, un pueblo germano del este, pene traron en Hi spania e l año 409 junto con los a lanos y suevos, de donde pasaron a África en e l 429 para fundar un re ino que perduró cas i un sig lo has ta su conqui sta por los bi zantinos. La derrota de Mayori ano se conoce a través de di stintas fuen ­tes a ltomedieva les (la Crónica de l obi spo Hidacio, la de l obispo Mario de Aventico, la llamada Chronica CalLica y la His/oria de los Vándalos de Isidoro de Sevilla) que relatan como la armada preparada para atacar al re ino vándalo afri cano fue sorprendida y capturada en las cercanías de Carthago Spartaria (Cartagena), obligando a Mayori ano a regresar a Ita­li a; aunque las referencias son vagas, las dos primeras fuentes sitúan e l suceso en las inmediac iones de I/ici y, por tanto, se puede suponer que en las inmediaciones de l Por/u so

" ... En mayo del ajio 460, Mayoriano marchó desde Arlés por Zara­goza a Cartagena para la guerra contra los vándalos. Pero la mayor parte de su armada, que estaba anclada en la rada de Elche, fue tomada por los vándalos y el emperador se vio f orzado a regresar por las Calias a Italia ... ".

(CRÓN ICA DE HI DAC IO)

Parece por tanto muy verosímil que este enfrentamiento tuviera como escenario el ll amado Sinus Ilicitanus, es decir, la ensenada de !lid; sin embargo, en ningún caso permite defender una pervivencia del Por/us,

- 86-

Page 12: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

CUANDO El. l'oHms DI~Ó DE SEH I'UEHIU: el. rEHH n OHIO II.ICl IANO LN LA ALrA EDAD M EDIA (SS. VI -X)

puesto que se di cc clarament e que las na ves anclaron en la bahía sin siquie­ra me ncionar e l puerto, que ya debía estar fu era de uso.

La segunda referencia documental es aún más ambigua, aunque pro­cede de una fu ente mu y fi able por su prox imi dad a los hechos que re lata : la ll amada "Cróni ca Moz:írabe" ° "Cróni ca anónima" del año 754. En los pasaj es re lati vos al nob le visigodo Tcodom iro se recoge una referenc ia a un pos ible ataque naval bizantino en época de los reyes Eg ica y Wili za, esto es princ ipios del s iglo VIII , que hab ría sido repelido con éx ito por e l prop io Teodo miro.

"Por el miSil/O liell/¡Jo (. .. ) lI1u rió el belicoso Teodomiro qllien en di versas :OIl C/S de Espai1a había ocasionado cOllsiderables matan­:os de árabes y, despllés de pedir con insistencia la po:;, había hecho con el/os el pacto que debía. Ya en tiempos de los rey es godos Egica y Witiza se había alzado con la victoria sobre los bizantinos (Grecis), que como buenos marinos habían Llegado hasta Sil patria por mar".

(CRÓNICA ANÓNIMA DE 754)

El pasaj e se refiere sin duda alguna al fa moso Pacto del año 7 13, f ir­mado entre este noble visigodo y el hij o de MlIsa ibn Nu~ay r , cAbd a l­AzÍz Ibn MlIsa, por e l cual se acordaba la rendición a los musulmanes de un amplio territori o del sudeste de Hi spani a a cambio de l mantenimiento de ciertos pri vil eg ios (propiedades, libertad de culto, etc.). El territori o al que afecta este pacto viene representado por siete ciudades que varían li ge­ramente de unas versiones a otras . Algunas se identifican con completa seguridad como ocurre con Laqant (A li cante), Uryüla (Orihuela), Lürqa (Lorca), It~ ([\i c i en La Alcudia) y Buqashra (Begastri en el Cabezo de Rohenas); recientemente la arqueo logía ha permitido locali zar con éx ito Müla (Cerro de la Almagra en los Baños de Mula) e Iyih (el Tolmo de Minateda en He llín) y só lo permanece ignota la misteriosa Balantala, asi­mil ada por a lgunos autores con Valencia, aunque esta hipótes is está lejos de ser unánimemente aceptada. La s ituac ión geográfica de todas estas c iu ­dades sobre las que Teodomi ro parece tener poder efectivo en el momen­to de la conqui sta islámica sugiere los límites de un di strito admini strati vo (la "provincia de Auraiola"), que en los últimos momentos del reino vi si­godo debió estar en manos de Teodomiro en calidad de Comes o Dux. La

- 87-

Page 13: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

I CONGRESO DE HIS'IOR IA L OCA l

re ferenc ia a la vic toria na va l sobre los bizantinos en "su patria" pareee s ilUar e l en frentamiento en las costas de ese territ o ri o administrado por Teodo l1liro y que. de hecho . en época ishí mi ca se rá conoc ido co mo Tlle/IIII" (es decir. la transc ripc ión al árabe del nombre de Teodo miro).

Au nque el tex to no prec isa e l lugar concre to del ataque, algun os auto­res lo han relac ionado con el Por/u.l· dado que Car/haf{o Spar/aria (Carta­gena), la cap ital bi zantina, había sido capturada y supuestamente des trui ­da a principios del siglo VII , según Is idoro de Sevilla. Sin embargo, no creo que ex ista ningún argumento fiable en favor de esa atribución ya que s i e l puerto de Cartagena se supone destruido un s ig lo antes del combate, ex tremo que no puede afirmarse, e l de /lió estaba abandonado ya eas i tres­cientos años antes y difícilmente pudo servir de base de operac iones. En cualquier caso, lo más probable es que di cho enfrentamiento con las escua­dras bi zantinas, procedentes qui zá de Baleares, tuvi ese lugar en aguas abiertas.

Por tanto. ni la arqueo logía ni las fuentes escritas permiten sostener la pervivencia del Porlus Ilicitanus después del siglo V En esa fecha el anti­guo puerto de /lió debía estar inservible y el asentamiento abandonado. Es ev idente que di cho abandono no puede genera li zarse al te rritorio ili c itano en su conjunto, ya que la propia Colonia, las vill as de su entorno y en espe­cial los asentamientos de altura que ahora proliferan, continúan habitados con posterioridad a esta fecha . De hecho la estructura de poblamiento se mantu vo y la Colonia /ulia !lió Augusta continuó manteni endo su papel fiscal hegemóni co y su preponderancia re li giosa como sede episcopal has ta, a l meno, el siglo VIII, como indica su mención en el famoso trata­do . Después, la instalac ión de nuevas poblaciones islamizadas en la región eyundíes egipcios) y su preferencia por los asentamientos rurales supuso el ac ta de defunción definitiva de una ciudad cuya preponderanci a social y económica era ya por aquel entonces ficticia; a lo largo del siglo VIII Ilici , como antes había ocurrido con su puerto, se despobló y desapareció defi­nitivamente. Cas i dos siglos más tarde, seguramente en torno al siglo X, en otro lugar junto al río Vinalopó comenzó a desarro llarse una ciudad nueva cm,., el origen de la actual Elche) destinada con el tiempo a convertirse en la nueva capital del territori o ilicitano. Y mucho más tarde aún, e l año 1557, a un tiro de arcabuz de las ruinas del Por/us como dijo Escolano, se elevará "El Castell", una forta leza destinada a defender la costa de la pira-

- 88-

Page 14: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

CUANDO EL P ORTIIS IlI-JÓ 1>1 ' SER PlI ERTO: H TERRITOR IO ".!CITANO EN LA A LTA EDAD M EDIA (SS, VI -X)

tería berberi sca, en cuyos a ledaños se irá fo rmando la pobl ac ión de Santa Pola.

EL ORIGEN DE SANTA PO LA

Una vez desa parec ido e l Portu.I' y borrados todos sus ves ti g ios, excep­ción hecha de las "ruinas y paredones" que a llí se veían, al dec ir de l e ru­dito ili c it ano de l siglo XVII Cri stóbal Sanz, y de l gran a ljibe que di o nom­bre a l cabo ("Cap de I'a ljub") , la hi stori a de la reg ión se pierde en una imprec isa nebulosa que la hace cas i inex istente en época islámica. S in embargo, los tex tos árabes se re fi eren en diversas ocas iones a la zona y, lo

v que es más importante, recogen un nuevo nombre de lugar, Sanl Bitl , un aparente hagiolopónimo que dará o ri gen a la actual denominación de Santa Pola. Este camb io de nombre indica la magnitud de la so luc ión de conti ­nuidad entre el desaparec ido Portus y la moderna Santa Pola.

La primera referencia c lara procede de un geógrafo árabe de l sig lo IX, a l-Bakri , que descri be los puertos del Magreb arge lino en re lac ión con los de l sudeste de la Penínsul a Ibérica, a fin de establecer las re laciones entre unos y otros. En ese elenco indica c laramente que e l pue rto de Tenés tiene enfrente, en tierras de al-Andalus, Sant Bül, de segura identifi cac ión con Santa Pola porque, además de la similitud toponímica, indica su pos ic ión geográfi ca en la secuencia de puertos andalu íes de sur a norte: Escom-

, v

bre ras, Aguil as, Cartagena, Qabtí'l Tudmir (¿ Palos?), San/ Bal, Alicante, Moraira, Monte Qarün (¿ Montgó?), Denia y Peñíscola. Como ha sido puesto en ev idencia por otros autores que se han ocupado de l tema con anteri oridad, la re lación con Tenés permite traer a colac ión un texto árabe de Al -Yaqübt, del sig lo IX, donde se señala que quien venía a a l-Andalus desde ori ente debía ir desde Tenés a TudmÍr. Aunque la antigüedad de la vía para c ruzar e l Mediterráneo en c inco jo rnadas queda cl aramente esta­blecida en e l texto, me parece excesivo con iderarl o un a prueba de la vigencia de l puerto en sentido estricto, como veremos más tarde.

La segunda referencia la proporc iona e l geógrafo almeriense de l sig lo Xl a l-cUdrí' a l hablar de un lugar al que se atribuyen efectos mág icos:

"Me contaron que en la costa de Elche, perteneciente a la cara de Tudmír, en el puerto llamado de Santa Bala había una pei'ía cono-

- 89-

Page 15: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

I CON(;RESO DE HI~T()R I A LOCA l

cida por la Pdía del loho. Si Ul/ loho o 111/ lelÍl/ se acercaha a ella, no a/(lealm, pues toda su f erocidad nti/ llral de,\'{//Jare('ÍII II/iel/tras perlllan ecía sobre aquella peiia."

(al -' Udrt, AI-II/aslilik illi gallll ' al -lI1wnlllik)

Este tex to, unido a la referencia de a l-Ba"ri. podría apoyar la ex isten­c ia de un puerto en e l lugar que ahora oc upa Santa Pola ya en e l s ig lo XI , supos ic ión que la arq ueolog ía no confirma en abso luto . Sin embargo, la c lave la proporciona un tex to de a l- ldrlst' (s ig lo Xli) en e l que se dice:

"Cerca de esta ciudad (Alicante), hacia el oeste, hay una isla lIa­m.ada Plana,I'a. Está a una milla de la costa. Es IIn buen fondeade­ro, que puede servi r a las naves del el/emigo. Está fre nte al Pro­lI1 ontorio del ohservatorio (Tarar an -Nfr;:u r) . Desde el Promontorio del Observatorio a la ciudad de Alical1le hay die::. rnillas. Desde Ali ­cante, por ¡ierra, a Elche hay una jornada escasa"

(A I-Idrlsl, NlI lbat al-Mu:s"Clq)

Siendo éste un tex to posterior y mucho más pro lijo en detall es - men­c iona la isla de Planesa (Tabarca) e indica las di stancias entre las princi­pales c iudades de la zo na- resulta ex traño que no señale la ex istenc ia de un puerto en e l Cabo de Santa Pola (e l Promontori o del Observatori o), cuando además espec ifi ca c laramente las óptimas condi c iones de fondea­dero natural que ti ene la isla de Tabarca. Creo qu e de haber ex istido un puerto acti vo, que además habría s ido e l embarcadero de la importante c iu ­dad de Elche, al-Idrtst, lo hubiera mencionado. De otro lado, la atención que e l autor árabe presta al fondeadero de Tabarca, advirt iendo" ... que puede servir a las n.a ves del enemigo" , y al carácter de vigía de l propio cabo, sólo tiene sentido si imaginamos una costa despoblada. Por esta razón, creo que en e l estado actual de nuestros conocimientos y mientras la arqueo logía no demuestre lo contrario, no ex iste ninguna prueba de la continuidad de un puerto en e l antiguo emplazamiento de l Portus llicita­nus durante la Edad Media.

Llegados a este punto resu lta necesari o mati zar e l sentido del término puerto ; dicha ex pres ión , según el diccionario de la Rea l Academia de la Lengua Españo la, designa un "lu.gar natural o constru.ido en la costa o en

- 90-

Page 16: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

(U" N!)O I" . / 'ON IU,\ 11100 m·, SER "¡",Km: u . I'ERRII'OKIO II.KTIANO EN I.A ALTA EDA¡) M EDIA (SS, VI-X)

1(/.1' orill(/s de IIn río, deFendido dI' los vientos." dispuesto para detenerse los elllbarcaciones.l' Imm re(/!i::.(/r las operaciones de cwt;a y de.\·cw t;a de IIl eln /ncías. ellllwrLI/((' \' deselll/}arco de pas(/jeros. etc. ", Desde este punto de vista es indudabl e que la rada de Santa Pola debi ó mantener siempre las excelentes condiciones naturales que Cristóbal Sanz describe a principi os del siglo XVII:

" ... por .1' 11 hllell pllerto ." pl(/ya. que dicen es /JIuy tranqllilo y sose­gado, CO Ill O por ocasiól/ de estar a la parte de la Tramontana de la Sierra que lIall1(/1/ del Pllerto, que hace espaldas a los vientos de tierra y alleheche o lIledio día: y a la parte de Levante está la isla de Santa Pola, la cual m lllpe el aire levante de manera que no llega al pllerto ." así cOlllLÍlllllente dicen los navegantes y marineros y gen­tes de arllladas. ser mllY hlleno y abrigado y tranquilo, capa: de cualquierjun/a de nal'íos ... ".

(Cri stóbal Sanz, Recopilación en que se da cuenta de las cosas ansí antiguas CO Ill O lIlodemos de la ínclita villa de lIici. .. , 1621 ).

Lo que sí resulta cuestionable es que después de la desaparición del Portus lIicitanus en eSle lugar se mantuviese un puerto construido con ins­tal ac iones comerciales y. sobre lodo, con una población permanente y esta­ble. La arqueología parece demostrar fehacientemente que todas esas con­diciones que conforman un enc lave portuari o desaparecieron con la muer­te del Portus, por más que perduraran sus excelentes condiciones natura­les. Estas condiciones debieron permitir su uso más o menos continuado como fondeadero duranle el M edievo, siendo éste y no el de puerto cons­truido, el sentido que se esconde tras las menciones árabes, ya que la arqueología no ha hallado ninguna ev idencia de poblamiento posterior al siglo V El surgimiento de una nueva población, Santa Pola, y de su puer­to se producirá mucho después, en plena Edad M oderna. Ésta es la justifi ­cac ión del título eleg ido para explicar una historia que comenzó precisa­mente cuando el Portus dej ó de ser puerto.

- 9 t-

Page 17: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

t CON(OI<ESO DE IIls n >1<1 A LOCAL

FUENTES MEDIEVALES

!\ L-BAKRl: Kil¡li) fll -lIlflsi¡/ik l\ ·fI -I-III(/lIllrlik . AL-HAYYI (ed .) . Beyrut, 1968: (trad . caso VIDAL BELTRÁN . E .. 1982: Geografía de España, z.aragoza).

AL-IDRISl: NII~!/lII al-MII\'(/{I. DOZY, R. y DE GOEJE, M.J . (eds. y trad .) , NIlv,IG/

al -MII:\·clq . Descripti on de l' Afriqu e e t de l'Espagne. Le iden. 1886 (Re imp . 1968), (Trad . caso UB IETO. Idri,l'i, Geografía de Espaiia, Val encia, 1974).

AL-' UDR-l: AI-Illa.illik ila gal/1i al-l/1amalik; AL-AHWANI (ed.), 1965: Fragmentos geográ fi co-hi stóri cos de AI-mascdik ilcl gami al-mamalik, Madrid (trad . eas. MOLlNA LÓPEZ, E., 1972: "La Cora de Tudmir según al-'Udri (s. XI ). Apor­tac iones al es tudi o geográfico-descriptivo de l SE. penin sular", Cuadernos de His/oria del Islam, 4).

AL-YA cQOB i, Ki/ilb al-buldiln, GOEJE, J .M. (ed.), Leiden, 1892; (trad . fran . WIET, G. , Le livre des Pays, El Cairo, 1937) .

Crónica mozárabe de 754; LÓPEZ PEREIRA, J . E., 1980 a: Edición crítica y tra ­ducción, Zaragoza; 1980 b, Estudio crítico, Zaragoza.

BIBLIOGRAFÍA

ABAD CASAL, L., GUTIÉRREZ LLORET, S. y SANZ GAMO, R., 1993: "El Pro­yecto de inves tigación arqueológica "Tolmo de Minateda" (Hellín): nuevas perspectivas en el panorama arqueológico en el Sureste peninsular" , Arqueolo­gía en Alhace/e, Madrid, pp. 147-176.

ABASCAL, J. M., 1989: La circulación monetaria del Portus Ilicitanus, Estudis Numisma/ics Valencians, n.o 4 , Valencia.

DURLIAT, J. , 1998: "Les conditions du commerce au VI' siecle" , The sixth Century. Produc/ion, Distrihution and demand, 89- 11 8, Brill (Leiden-Boston-Koln).

EPALZA, M. de, 1986: "Costas alicantinas y costas magrebíes: el espacio marítimo musulmán según los tex tos árabes" ( 1), Sharq al-Andalus, 3, pp. 25-3 1.

EPALZA, M. de, 1987 : "Costas ali cantinas y costas magrebíes: el espacio marítimo musulmán según los tex tos árabes" (2), Sharq al-AndaLus, 4, pp. 45 -48.

GONZÁLEZ BLANCO, A .. 1986: "La Provincia Bi zantina de Hispania", "Los vis i­godos en la Carthag ine ll se" y "La Igles ia Carthag inense", His /o ria de Ca rlClge­na , diri gida por J. Más García, V, 43-7 1, pp. 10 1- 124 Y 160- 191.

- 92-

Page 18: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

GUT II~RREZ LLORET. S .. I ')XH b: "El pob l,lI11i cnlO tardorrolllano dc Alican tc a tra vés de los tes timonios materiales. Estado de la cucsti6n y pc rspec ti vas". AlI1i­giiedad .\' Cristimlislllo. V. PJl . :l2.\-Y'll.

GUTIÉRREZ LLORET. S .. 1':><):1 a: "De la cillillls a la /l/odll/a : dcs trucción y for­mación dc la ciudad de l sun:ste dc al -Andalus. El debate arqueológico", IV Congreso de Arqlleología Medieval ES¡JlII/ola (A li cante, octubrc, 1993), 1, pp. 13-35, Alicantc.

GUTIÉRREZ LLORET. S .. 1':>95 a: "El ori gen de la huerta de Ori huela entre los s iglos VII y XI: una propuesta arqueológica sobre la explotación de las zonas húmedas del Bajo Segura", Arbor, pp. 65-93, Mad rid.

GUTIÉRR EZ LLORET, S., 1995 b: "La geografía de l Bajo Segura según al-'Udri (s ig lo XI ): una propuesta de identi ficación de la alquería de Tall a l-Jattiib" , Alquibla. Revista de investigación del Bajo Segura (A licante), pp . 53-64.

GUTIÉ RREZ LLORET, S., 1996: La Cara de Tudmlr: de la antigüedad tardia al lI1undo islálllico. Poblamiento y cultllra material, c.c.v. 57, Madrid-Alicante.

GUTIÉRREZ LLORET, S., 1998: "Eastern Spain in the sixth cenlllry in lhe light of archaeology", Th e sixtJ¡ Cel1lury. Production, Distribution al/el Demand, pp. 16 1-84, Brill (Leiden-Boston-Koln).

LAIZ REVERTE, M' D.; PÉREZ ADÁN, L. M. Y RUIZ VALDERAS, E., 1993: "Perspectivas arqueológicas sobre la presencia bizantina en Cartagena", Orien­te y Occidente en la Edad Media. Influjos bizantinos en la cultura occidental (actas de las VIII Jornadas sobre Bizancio (Viloria, 1988), Veleia anejos series minor 2, pp. 11 9- 136.

LLOBREGAT CONESA, E. 1983: "Releclura del Ravennate : dos calzadas, una mansión inexistente y otros datos de la geografía antigua del País Valenciano", Lucentum , JI , pp. 225-243.

LLOBREGAT CONESA, E. 199 1: "De la ciudad visigótica a la ciudad islám ica en e l este peninsu lar", La ciudad islámica, pp. 159-188, Zaragoza.

LLOBREGAT CONESA, E. A., 1977: La primitiva cristiandat valenciana. Segles IV al Vil!, Valencia.

LLOBREGAT CON ESA, E. A. , 1985: "Las épocas paleocri sti ana y visigoda", Arqueología del País Valenciano. Panorallla y perspectivas (Elche, 1983), pp. 383-4 15, Alical1le.

LLOBREGAT CONESA, E., 1973: Teodomiro de ario/a: su vida y su obra . Ali ­cante.

- 93-

Page 19: NUESTRA HISTORIAla del espacio físico, un escenari o natural en el que ocurrieron todos esos sucesos y procesos que explica la historia, pero ni tan siquiera el paisaje es inmutable

I CON(;RESO DE HIS I'ORIA LOCAL

PANELLA. c.. 1<)<):1: "Mcrci e seambi nel Mcd itcrranco tarduan ti co". Slnri" di ROl/la. 11112. 61 :1 -<)7. Tori no.

PU IGCERVER. A. I: GONZÁLEZ CONDE. M." P. SÁNC HEZ. M." .l .. 1')<)2: Arqll eología ('// Sal/lu 1'(Jla: IY82 - IY92. Ali cante.

RAMALLO ASENS IO, R. 1 <)R2: "Envases de sa lazón en el Bajo Imperio (1)" . VI COl/greso II/Iemaciol/al de Arqlleología SIII)f//{/ril/ll. Madrid , pp. 4:15-4 .. D .

RAMALLO ASENS IO. S. 1989: La ciudad Iml/lIIla de Car!I/{/gll N{)('(I: la t!OC/l­

l/lelllaciól/ arqlleológica. Murcia.

REYNOLDS. P .. 1993: Selllel1lel/l al/d POle ly il/ Ihe Vil/alofló Val/n' (!\IiCfll/ le, Spail1). A. 0.400-700. BAR InI. Sel:. 588, Oxrord.

SÁNCHEZ. M." J. Y LOI3REGAD, M.o-T., 1984: "Estud io pre lim inar sobre las ánfo ras romanas del Portus Illi citan us", LucenlU/l/, 111 , pp. 135- 15 1.

SÁNCHEZ, M." 1.: BLASCO. E. y GUARD IOLA. A., 1986: POr!IIS I/lici lal/IIS. Daros para 111/0 síl/lesis, Santa Pola.

SÁNCHEZ, M.' J.: BLASCO. E. y GUARDlOLA, A., 1989: "Descubrimi cnto dc una factoría de salazón de pescado en Santa Pola (A li cante)". Sag ll1llUl1l. 22. pp. 4 13-438.

SÁNCHEZ, M." J.: GUARD IOLA, A. , y BLASCO, E., 1989: POr!IIS I/lici!al/IIS, Sallla Pala (Alicanle). Excavaciones en la casa lardorro171al/a de "El Pall11e­ra/", Sallla Pala (A lical/te). CampwJa 1983, Valencia.

SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, M.' J., 1983: "Cerámica común del Portus IlI ic ilanus", Lucentum, 11 , pp. 285-3 19.

VALLEJO GIRVÉS, M. , 1993: Bizal/cio y la Espaíia tardoantigua. (SS. V- VlJ /): Un capítu lo de historia mediterránea, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares.

VALLVÉ BERMEJO, J., 1972: "La divi sión territorial de la España musulmana (11 ): La cora de 'Tudmir' (M urcia)", AI-Andalus, XXXV II , pp. 145- 198.

- 94-