nuestra fiesta, de armando poratti

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NUESTRA FIESTA -Por Armando Poratti. (*), de Miguel Longarini NUESTRA FIESTA -Por Armando Poratti. (*) Compartir El Domingo a las 20:22 NUESTRA FIESTA Armando Poratti Y tuvimos nuestra fiesta. La Fiesta. Las Fiestas Mayas. Escuché o leí estos días que las últimas Fiestas Mayas, con baile en la plaza, banderas y cintas por todas partes, guitarras y vino en las pulperías, fue en 1813. Y que luego Mayo fue hecho derivar hacia la celebración, la conmemoración, el acto oficial, el acto escolar, todo lo que solemniza y aleja del pueblo vivo. No sé si estos datos son precisos; en todo caso, ni en mi memoria, que ya es larga, ni en la de mis padres o abuelos, estaba registrada la Fiesta. No fue una fiesta porteña. El interior había traído tantos o más que los que se fueron. El conurbano y los barrios se volcaron en el centro. Todo el centro de Buenos Aires, calles y avenidas, fue, durante estos días, ámbito de fiesta, estuvo tomado por la fiesta. La Fiesta, claro, es alegre, es pacífica, es cosa de hermanos, de amigos y de amantes, y es así como festejamos, sin violencia, sin un robo (¿y la inseguridad? ¿o también los pibes chorros entendieron la fiesta?), sin uno solo, pero ni un solo hecho que perturbara el canto, el baile y las lágrimas felices bajo la llovizna y bajo ese glorioso sol del 25 que vino a consagrar nuestra propia celebración y la celebración de lo que nos transciende. ¿Qué pasó? Los días anteriores oía decir: Para qué todo este caos, al fin y al cabo la gente se va, no va a quedar nadie. Y es cierto. No había gente en Buenos Aires. La gente se fue, se había ido toda la gente. Y quedó el Pueblo. Por debajo de la Gente estaba el Pueblo. Ese pueblo que a veces temimos que desapareciera en la marginalidad y que nos traducían como masa lastimosa y clientelar. Estaba y

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"Nuestra fiesta" de Armando Poratti (UBA, USAL, UNR, CONICET)

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NUESTRA FIESTA -Por Armando Poratti

NUESTRA FIESTA -Por Armando Poratti. (*), de Miguel Longarini

NUESTRA FIESTA -Por Armando Poratti. (*)

CompartirEl Domingo a las 20:22

NUESTRA FIESTA

Armando Poratti

Y tuvimos nuestra fiesta. La Fiesta. Las Fiestas Mayas.Escuch o le estos das que las ltimas Fiestas Mayas, con baile en la plaza, banderas y cintas por todas partes, guitarras y vino en las pulperas, fue en 1813. Y que luego Mayo fue hecho derivar hacia la celebracin, la conmemoracin, el acto oficial, el acto escolar, todo lo que solemniza y aleja del pueblo vivo. No s si estos datos son precisos; en todo caso, ni en mi memoria, que ya es larga, ni en la de mis padres o abuelos, estaba registrada la Fiesta.No fue una fiesta portea. El interior haba trado tantos o ms que los que se fueron. El conurbano y los barrios se volcaron en el centro. Todo el centro de Buenos Aires, calles y avenidas, fue, durante estos das, mbito de fiesta, estuvo tomado por la fiesta. La Fiesta, claro, es alegre, es pacfica, es cosa de hermanos, de amigos y de amantes, y es as como festejamos, sin violencia, sin un robo (y la inseguridad? o tambin los pibes chorros entendieron la fiesta?), sin uno solo, pero ni un solo hecho que perturbara el canto, el baile y las lgrimas felices bajo la llovizna y bajo ese glorioso sol del 25 que vino a consagrar nuestra propia celebracin y la celebracin de lo que nos transciende. Qu pas? Los das anteriores oa decir: Para qu todo este caos, al fin y al cabo la gente se va, no va a quedar nadie. Y es cierto. No haba gente en Buenos Aires. La gente se fue, se haba ido toda la gente. Y qued el Pueblo. Por debajo de la Gente estaba el Pueblo. Ese pueblo que a veces temimos que desapareciera en la marginalidad y que nos traducan como masa lastimosa y clientelar. Estaba y est. Slo hizo falta que se fuera la gente, con su crispacin, con su resentimiento, con su histeria, para que el pueblo apareciera por debajo, con su alegra, con su decencia, con su trabajo, ganara las calles en oleadas e hiciera la Fiesta. Qu desearle a nuestra patria en este nuevo siglo? Lo que vivimos nos hace pensar en una alternativa, con un camino triste y otro feliz. El camino triste, sera desear que la Gente se vaya, pero para siempre, con sus valijas cargadas de odio, de frustraciones y de sueos de Miami, y deje solo en la patria al Pueblo. El otro camino, muy difcil, pero el mejor, el ptimo, el nico verdaderamente deseable, sera -y as lo deseamos- que la Gente se convierta en Pueblo.Que as sea. Viva la Patria!

(*) Profesor y Doctor en filosofa (UBA, US). Profesor titular de Historia de la Filosofa Antigua (UNR, US); Investigador del Conicet y de la Academia Nacional de Ciencias. Fue miembro de la Asoc. de Filosofa Latinoamericana y Ciencias Sociales y del Sem. Inter. de Filosofa Pensar desde los mrgenes; Madrid (CSIC); Buenos Aires; Mxico. Public, entre otros: Dilogo, Comunidad y Fundamento; Poltica y metafsica en el Platn inicial; El 20 pensamiento antiguo y su sombra; Los Filsofos Presocrticos.

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