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www.manaescondido.com El Mensaje del

Evangelio del Reino

… Y de ahí en adelante, él dijo que otro seguiría la labor, Dios enviaría a otro, el cual recibiría esa Espada, la Espada del Rey. Y por medio de ese

otro será que Dios realizará todo lo que está prometido para una nueva edad: la Edad de la

Piedra Angular, una nueva dispensación: la Dispensación del Reino, y un nuevo siglo: el siglo

XXI; y para traer así un nuevo Mensaje: el Mensaje del Evangelio del Reino, en cumplimiento

de lo que dijo el precursor: “Yo recorreré esta senda una vez más.”

Febrero 26, 1996 Santiago de Chile

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 17 Ya mañana hemos de estar en Valparaíso, en el lugar... En la pirámide de Valparaíso. Y luego, el miércoles, nuevamente estaremos aquí; así que el miércoles pasaremos a Erica y América para que se despidan. Y así, pues, tendremos suficiente tiempo. Vamos a comenzar, Miguel, si podemos empezar tempranito, para que así, pues, ya a las 8:00, ¿verdad? Bueno, a las 8:00 ó a las 7:30 por ahí... Lo que sucede para nosotros es que a las 7:00 ya está de noche para nosotros; pero para ustedes, en este tiempo, a las 9:00 todavía está de día. Y cuando escuchamos en algún momento que una actividad va a comenzar a las 9:00, Miguel dice: “Pero a las 9:00 es la hora en que ya nosotros estamos terminando en Puerto Rico, en Venezuela o en Colombia.” Pero acá es diferente; y acá, pues, no tienen los problemas que tenemos en Puerto Rico: el que no tiene auto durante la noche allá, pues, quizás no tenga las facilidades para tomar un autobús o algo así. Así que allá, pues, terminamos lo más pronto posible; y la mayoría, pues, tienen autos, Dios les ha dado esa bendición; porque el lugar, pues, no está cerca tampoco, está lejos del centro de la ciudad. Pero con todo y eso los hermanos van y disfrutamos de las bendiciones de Dios. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde. Y recuerden nuestro tema: “Lo que otros desearon ver y escuchar.” Y cuando decimos “otros”, no solamente los hermanos de las congregaciones, sino los ministros y los profetas mensajeros de las diferentes edades y dispensaciones; desearon ver lo que estaban viendo los discípulos de Jesús en aquel tiempo, y desearon ver lo que nosotros estamos viendo y escuchando en este Día Postrero. A nosotros nos ha tocado una bendición muy grande. Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos. “LO QUE OTROS DESEARON VER Y OIR.”

Este mensaje predicado por nuestro amado hermano William Soto Santiago,

Es distribuido gratuitamente.

“Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene sed venga; y el que

quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”

Apocalipsis 22:17

16 WILLIAM SOTO SANTIAGO en la forma en que los apóstoles fueron bautizados, y en la forma en que ellos bautizaban; y luego recibieron el Espíritu Santo. Tuvieron que pasar de una dispensación, de la Dispensación de la Ley, a la Dispensación de la Gracia, para así creer en Jesucristo y ser seguidores de nuestro amado Señor Jesucristo; o sea, que pasaron a una nueva dispensación, porque las bendiciones estaban en la nueva dispensación. Y ahora nosotros estamos en un tiempo paralelo a aquel tiempo, en donde las bendiciones están en una nueva dispensación. Las promesas son para una nueva dispensación: para la Dispensación del Reino, donde la promesa para los muertos en Cristo es la resurrección, y para los vivos es la transformación. Y el Mensaje es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá. Estamos en el tiempo en que todos estamos llamados a ver lo que otros desearon ver y oir, porque este es el tiempo en donde El ha comenzado a cumplir todas esas cosas que fueron profetizadas en otras edades y dispensaciones; las cuales todos desearon verlas y escucharlas, pero no vivieron ni en la edad ni en la dispensación, ni estaban bajo el ministerio que les abriría estos misterios del Reino de Dios. Estamos en el tiempo señalado por Dios para ver el cumplimiento de cada promesa correspondiente al Día Postrero, a la Dispensación del Reino y Edad de la Piedra Angular, y ver y escuchar las cosas que deben suceder pronto, por medio del ministerio del Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero de la Dispensación del Reino y Edad de la Piedra Angular. Eso es lo que otros desearon ver y escuchar. Pero a nosotros nos ha tocado el privilegio, la bendición, para ver y escuchar estas cosas. A vosotros es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, del Reino de Dios, prometidos para el Día Postrero. Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes en esta noche. Ya es hora para pasar a Miguel. Pero antes vamos a ver si Erica y América están por aquí cerca... No están aquí. Ya las presentaremos en otra ocasión, en otra de las actividades. Ya en estos días, pues, las dos les saludaron a ustedes. Así que como no están cerca por aquí, vamos a pasar a Miguel para que Miguel continúe y finalice nuestra parte en esta noche.

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 15 cumpliéndose las promesas mesiánicas de aquel tiempo; reconocer que Ese era el hombre que Juan había dicho que vendría después de él. Ahí estaba la bendición para los discípulos de Jesús. ¿Y no era lo mismo que la bendición que tenían los discípulos de Juan? No. ¿No era lo mismo seguir a Jesús o seguir a Juan? No. Juan dijo: “Después de mí viene uno mayor que yo. Yo les bautizo con agua, El les bautizará con Espíritu Santo.” Los que siguieron a Juan y no siguieron a Jesús, tuvieron el bautismo en agua; los que siguieron a Jesús habían tenido el bautismo en agua y después tuvieron el bautismo en Espíritu Santo. Pero los que siguieron a Juan y no pasaron a Jesús, el día de Pentecostés no estaba allí. Ahora, hubo algunos que fueron discípulos de Juan, pero cuando Juan les dijo: “He aquí el Cordero de Dios,” Juan y Andrés, que escucharon, los cuales eran discípulos de Juan, dijeron: “Bueno, si éste es el Cordero de Dios, el que quitará el pecado del mundo; si éste es el hombre, el profeta, al cual Juan le está preparando el camino, pues hay que seguir a este hombre. Juan dijo que es mayor que él. Así que yo no me voy a quedar con el menor, con Juan. Yo voy a seguir al mayor.” Porque el mayor tiene mayores cosas, mayores promesas proféticas para cumplir, y tiene mayores bendiciones divinas que serán manifestadas, cumplidas, para El y para el pueblo que lo estará siguiendo. No fueron los discípulos de Juan, sino los de Jesús, los que recibieron el Espíritu Santo. Y 14 años después, Pablo se encontró con un grupo de discípulos de Juan, discípulos del precursor, y le pregunta a ellos: “¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron? Después que creyeron, ¿recibieron ustedes el Espíritu Santo?” Ellos le dicen: “Ni sabemos que hay Espíritu Santo.” Pablo les pregunta: “¿Y cómo fueron bautizados? ¿En qué bautismo ustedes fueron bautizados?” –”En el de Juan.” Ahí está el problema: que se quedaron solamente con el bautismo de Juan; y el bautismo de Juan la promesa que tenía era ser bautizado en agua y recibir el Mensaje que hablaba que después vendría otro profeta que bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Y para eso había que recibir a ese otro profeta. Y encontramos que para poder recibir el Bautismo del Espíritu Santo, tuvieron que creer en Jesucristo y ser bautizados

14 WILLIAM SOTO SANTIAGO de la tribu de Judá, Su Obra de Reclamo en el Día Postrero; ese ministerio que no sabemos cuántos años necesita para completar su labor ministerial aquí en la Tierra en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero luego, al final de ese ministerio, al final del Séptimo Sello, vendrá la plenitud y vendrá la transformación a todos nosotros. Y luego estaremos aquí de 30 a 40 días; los muertos en Cristo ya habrán resucitado, estarán con nosotros de 30 a 40 días aquí en la Tierra, como Cristo estuvo con los santos que resucitaron con El, estuvo 40 días aquí en la Tierra, apareciéndole a Sus discípulos; y los santos, dice que le aparecieron a muchos en la ciudad. Luego Cristo ascendió con ellos, y el día 40 o el día 50... el día 40 se fue, 40 días después de resucitado; y luego, diez días después de ascender al cielo, vino el Espíritu Santo sobre 120 personas. Así que podemos ver que para todo hay tiempo en el Programa de Dios; lo importante es, en cada edad y en cada dispensación, ver y escuchar lo que desearon ver y escuchar los que vivieron en otras edades y otras dispensaciones; o sea, ver el cumplimiento de lo que Dios ha prometido para esa edad o para esa dispensación, verlo cumplido en carne humana, en el mensajero enviado de Dios para esa edad o para esa dispensación. Ahí está la bienaventuranza, porque ahí es donde estarán viendo al Espíritu de Cristo llevando a cabo la Obra correspondiente a esa edad o a esa dispensación. Ahora, le fue concedido a los discípulos de Jesús conocer esos misterios del Reino de los Cielos que se estaban cumpliendo en aquellos días; y también les fue concedido escuchar los misterios del Reino de los Cielos que serían realizados en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil bajo la Dispensación de la Gracia, y también los misterios de las cosas que sucederían durante la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular. Jesús les habló en parábolas acerca de esos misterios, y les explicaba en algunas ocasiones un poco más claramente; pero no les podía dar nombres de personas ni tiempo, en cuanto al año en que eso se tenía que cumplir; pero les habló de todas esas cosas. Pero lo grande era ver y reconocer que Jesús era el Profeta enviado, el Mesías enviado; el hombre donde estaban

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OIR

Por William Soto Santiago 26 de febrero de 1996

Santiago, Chile Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche para un corto saludo, en donde también les estaré hablando algunas cosas de la Escritura. Para eso quiero tomar San Mateo, capítulo 13, verso 10 en adelante, donde dice: “Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane (o sea, y yo los salve). Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.” “LO QUE OTROS DESEARON VER Y OIR.” Todo lo que estaba siendo visto por los discípulos en aquellos días, con relación a Jesucristo, estaba encubierto de los ojos del pueblo hebreo, estaba encubierto del Sumo Sacerdote, estaba encubierto del Concilio religioso de los hebreos, o sea, del Concilio del Sanedrín, que era el Concilio de la religión hebrea, el Concilio del Judaísmo (como le podríamos

4 WILLIAM SOTO SANTIAGO llamar); y los sacerdotes de aquel tiempo, y los doctores de la Ley, fariseos y saduceos, tenían sus ojos ciegos a lo que estaba sucediendo en cuanto a la presencia de Jesús allí en medio del pueblo hebreo. Pensaban que Jesús era un fanático, era un hombre que estaba en contra de la religión y de las normas religiosas; ellos pensaban que era un hombre pecador, porque era amigo de publicanos, de rameras, y de toda clase de personas de nivel bajo; pero El decía: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.” Ahora, Jesús, vean ustedes, mantenía buena amistad con todos y por eso lo criticaban; pues los sacerdotes de aquel tiempo no se acercaban a los publicanos, a las rameras, a los pecadores, sino que los trataban de lejos, no comían con ellos; y había esa situación en medio del pueblo hebreo. Y cuando aparece Jesús, que comparte con todos, se escandalizaban de El, y se escandalizaron también de Juan el Bautista; pues, ¿quiénes fueron los que fueron a Juan el Bautista arrepentidos de sus pecados, confesando sus pecados y siendo bautizados? Jesús dijo: “Cosa maravillosa es esta: Los publicanos y rameras van delante de ustedes (diciéndole a los fariseos y saduceos, y sacerdotes, y doctores de la Ley); van delante de ustedes en el Reino (o sea, están entrando primero que ustedes, que son los que aparentemente son la gente espirituales que busca Dios). Ahora, los pecadores, esta clase de personas que tienen problemas y que son despreciados por ustedes, son los que vienen arrepentidos a Juan el Bautista y están siendo bautizados por Juan. Y ustedes se están quedando fuera.” Ahora, eso fue algo grande y maravilloso, pues la presencia de Juan el Bautista estaba prometida en la Escritura como la voz de uno que clamaría en el desierto, nos dice el profeta Isaías en el capítulo 40. Y también el profeta Malaquías, en el capítulo 3, nos dice: “He aquí, yo envío mi mensajero delante de mí, el cual preparará el camino (y dice); y vendrá súbitamente a su templo el Señor, el Angel del Pacto, a quien deseáis vosotros.” ¿A quién le estaba preparando el camino Juan? Al Angel del Pacto, al Señor. Y cuando apareció Juan el Bautista, encontramos que no creyeron en él el Sumo Sacerdote, los

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 13 estaba diciendo en las pocas palabras que él dijo; porque decirle que Jesús era el Rey de Israel, significaba que El era Emanuel, que El era el Hijo de Dios, que El era el Mesías, que El era el Profeta. Todas estas cosas significaban o abarcaban las palabras que dijo este hombre. Ahora, encontramos que él fue bienaventurado al ver y reconocer que Jesús era el Mesías. Era un hombre de la construcción, un carpintero, que andaba con pescadores; así que no andaba con grandes dignatarios, no andaba con el Sumo Sacerdote para que lo presentara en las actividades, sino que andaba con pescadores y personas así sencillas. También llamó cobradores de impuestos, que nadie los quería muy bien tampoco. Así que tenía un grupo de seguidores que no llamaban la atención religiosa de los grandes dignatarios religiosos de aquel tiempo; porque eran personas sencillas los que seguían a Jesús, como también Jesús es un hombre sencillo que apareció dos mil años atrás aquí en la Tierra. Ahora, ellos estaban viendo en una forma tan sencilla y en un hombre tan sencillo, la gloria de Dios manifestada; estaban viendo la Primera Venida del Mesías, del Rey de Israel. Ellos pudieron reconocer a ese hombre como el Mesías; el hombre que Juan el Bautista había dicho que vendría después de él y que los bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Y para eso tenía que pasar cierto tiempo, y llevarse a cabo el ministerio de Cristo primero, después ascender al Cielo, para después venir el Espíritu Santo. O sea, que tenía un sinnúmero de cosas proféticas que ser cumplidas antes de venir el Espíritu Santo sobre los creyentes en El. Pero el Espíritu Santo ¿estaba dónde? En El. Ahora, ellos recibieron las primicias del Espíritu el día de Pentecostés y del día de Pentecostés hacia acá. Pero ahora tenemos la promesa de la plenitud del Espíritu Santo para el Día Postrero, para así ser transformados y raptados, y tener un cuerpo eterno. Con la plenitud del Espíritu de Dios es que obtendremos nuestra transformación y el rapto que El ha prometido. Y para eso es que la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, está prometida en la Escritura; pero primero tiene que cumplirse el ministerio de Cristo como León

12 WILLIAM SOTO SANTIAGO Dispensación de la Gracia; y por eso todo lo que Dios hizo por medio de Jesucristo encontramos que está profetizado en el Antiguo Testamento. Y cuando El les dice a los discípulos que ellos eran bienaventurados, porque lo que ellos estaban viendo habían deseado verlo y escucharlo los santos y profetas y justos y reyes del Antiguo Testamento. ¿Y qué era lo que ellos habían deseado ver y escuchar? El cumplimiento de la Venida del Mesías en un hombre; ellos habían deseado ver a un hombre en el cual se estuvieran cumpliendo todas esas profecías mesiánicas. Y los discípulos de Jesucristo eran bienaventurados porque estaban viendo a ese hombre en el cual se estaban cumpliendo todas esas Escrituras. Por eso Jesús podía decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Y podía tomar otras Escrituras y decir lo mismo (las que hablaban acerca de El). Eran también bienaventurados al oír lo que ellos estaban escuchando: estaban escuchando al Mesías prometido predicando la Palabra e identificándose con todas las promesas de la Primera Venida del Mesías. Lo que ellos desearon ver y escuchar, hemos visto que era a un hombre en el cual estuvieran cumpliéndose todas esas profecías mesiánicas. Y allí estaba ese hombre; aunque era un hombre sencillo, un joven carpintero de Nazaret, que no tenía ninguna atracción como carpintero, pero que para los que lo seguían tenía una atracción: era el cumplimiento de las promesas mesiánicas siendo manifestadas, siendo cumplidas, en El; eso era lo que atraía a aquellos que lo estaban siguiendo. Por ejemplo, cuando uno vino a El, y El le dice: “He aquí un verdadero israelita en el cual no hay engaño.” El le dice: “Señor, ¿de dónde me conoces?” El le dice: “Cuando estabas debajo de la higuera te vi.” Y cuando le dice eso, porque había estado debajo de la higuera orando, pues él estaba esperando al Mesías, y como para esos días se estaba comentando y se estaba diciendo que el Mesías ya estaba en la Tierra, y Juan ya estaba predicando; él estaba orando por la Venida del Mesías, porque él quería recibir al Mesías. Y cuando Jesús le dice lo que él estaba haciendo, estaba debajo de una higuera, él le dice: “¡Tú eres el Rey de Israel. Tú eres el Mesías. Tú eres el Hijo de Dios!” Todo eso le

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 5 doctores de la Ley, los sacerdotes de aquel tiempo, y todas esas personas que eran líderes religiosos de la religión hebrea, de las diferentes sectas religiosas del pueblo hebreo bajo la Ley. Luego aparece Jesús y es bautizado por Juan el Bautista, y Juan el Bautista da testimonio acerca de Jesús, pues Juan el Bautista estaba anunciando que después de él vendría otro; porque siempre un precursor da su Mensaje, y dice: “Después de mí viene otro.” Ahora, Juan decía (San Juan 1:15): “Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.” Ahora, un profeta enviado de Dios no puede estar diciendo que es esto o lo otro, sino que está llamado a buscar la Escritura que habla acerca de su venida, y está llamado a presentársela al pueblo. Juan dijo: “No. Yo soy la voz de uno que clama en el desierto, como dijo el profeta Isaías.” O sea, él se está identificando con esa promesa divina hecha para el pueblo hebreo: la promesa de un precursor que le estaría preparando el camino al Señor; y después de él vendría el Señor, vendría el Mesías prometido para el pueblo hebreo. Sigue diciendo: “Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.

6 WILLIAM SOTO SANTIAGO Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón (vean, el precursor estaba diciendo que después de él vendría un varón, un profeta, un hombre; y Ese era al cual él le estaba preparando el camino, Ese sería el Mesías), el cual es antes de mí; porque era primero que yo.” Y vino después de Juan, nació después de Juan; y en Su ministerio vino seis meses después que Juan había comenzado su ministerio. Dice: “Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.” Presentando así a Jesucristo como el Hijo de Dios, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, como el hombre al cual Juan le estaba preparando el camino. Juan lo identificó porque vio al Espíritu Santo descender sobre El; porque el que vendría después de Juan el Bautista, vendría con el Sello del Dios vivo, con el Espíritu Santo. Y Juan lo vio descender sobre Jesús. Ahora, Jesús, hablando de Juan, dijo: “El es aquel Elías que habría de venir.” Luego encontramos que Jesús se identificó en las Escrituras, conforme a como está escrito en Isaías 61. En el evangelio según San Lucas, capítulo 4, verso 14 en adelante, El está haciendo lo mismo que hizo Juan: tomando las Escrituras

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 11 Rey. Y por medio de ese otro será que Dios realizará todo lo que está prometido para una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular, una nueva dispensación: la Dispensación del Reino, y un nuevo siglo: el siglo XXI; y para traer así un nuevo Mensaje: el Mensaje del Evangelio del Reino, en cumplimiento de lo que dijo el precursor: “Yo recorreré esta senda una vez más.” ¿Quién estaba clamando ahí? El Espíritu Santo en él. El Espíritu Santo manifestando el ministerio de Elías en la cuarta manifestación está diciendo: “Recorreré este camino una vez más.” Una vez más Elías recorriendo el camino es la quinta vez, la quinta ocasión en que lo recorre; y dice: “Recorreré este camino, esta senda, una vez más. Tengo que traer un Mensaje.” Un Mensaje no es una conferencia, un Mensaje corresponde a una edad o a una dispensación. ¿Y cuál es el Mensaje prometido para el Día Postrero? El Mensaje del Evangelio del Reino. El pueblo hebreo está esperando un Mensaje, el Mensaje final. Ese es el Mensaje del Evangelio del Reino. El pueblo hebreo también está esperando al profeta Elías con un Mensaje; y está esperando también a Moisés con un Mensaje; y también está esperando a Cristo con un Mensaje. ¿Recibirá tres Mensajes? ¡Un Mensaje! Un Mensaje; pero habrá en la Tierra tres ministerios siendo operados por el Espíritu Santo en el Día Postrero. Será el Espíritu de Cristo que estuvo en los profetas del pasado, estuvo en Jesús de Nazaret, estuvo en los siete ángeles mensajeros; y en el Día Postrero en el Mensajero de la Dispensación del Reino para traer un Mensaje: el Mensaje del Evangelio del Reino. Ahora, hemos visto que siempre que Dios envía un mensajero, lo envía con un Mensaje; eso es lo que identifica al mensajero. Porque no puede haber un mensajero sin un Mensaje. ¿Qué puede traer un mensajero? Solamente puede traer un Mensaje. Ahora, encontramos que cuando Dios envió a Juan el Bautista, allí estaba el mensajero con el Mensaje para la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, con el cual introdujo al Mesías. Luego apareció Cristo, Jesús, y aparece como el Angel del Pacto, que es el Angel de Jehová, el Espíritu Santo manifestado en carne humana, siendo el Mensajero de la

10 WILLIAM SOTO SANTIAGO de otra forma se está corriendo en vano, no cuenta para recibir el premio allá en la meta. Ahora, los que tomaron el cetro a mitad, van llegando a donde están los últimos que correrán la última parte, y ahí se entrelazan, le entregan el cetro; y en ese entrelace ustedes ven, no cinco personas corriendo, sino a diez. Siempre en los entrelaces se ve el grupo que está terminando corriendo, y se ve el grupo que ha comenzado, el cual es el que toma más velocidad. Esto lo dijo el profeta Juan el Bautista en la siguiente forma: “A El le toca crecer y a mí menguar.” En una carrera dirían los que ya han terminado, o están terminando: “A éste le toca correr más que a mí; a mí me toca ir reduciendo ya la carrera, porque ya yo entregué el testimonio, el cetro, el bastón.” Ya la carrera del que terminó, aunque aparentemente se ve que va corriendo todavía, pero sin cetro no cuenta. ¿Cuándo terminó la carrera de ése? Cuando entregó el cetro, ahí terminó. Ahora, encontramos que un gran profeta de Dios dijo: “Señor, que cuando termine mi tiempo y me lleguen las olas, que yo pueda entregar esta espada a otro que sea fiel.” Y cuando terminó su tiempo, y las olas le llegaron, y le tocó pasar al otro lado del río, a través de la muerte física, y pasó al otro lado, al Paraíso, hasta ahí le contó la carrera; y de ahí en adelante otro tomaría la Espada, para continuar hacia adelante Jesucristo la Obra correspondiente al Día Postrero, en el Cuerpo Místico de Jesucristo. Si nosotros tomamos todos los años de atraso que tiene el calendario y, vamos a decir, pensando que son cinco días cada año y un día adicional cada cuatro años (cada cuatro años seis días); y lo convertimos en años esos días adicionales que tiene; y se los sumamos al calendario, se los sumamos al 1996; encontraremos que estamos del año 2025 al año 2030, por ahí. Y hacen ya unos 31 años que partió nuestro hermano Branham; así que él partiría por ahí alrededor del año 2000, vamos a decir, más o menos; o sea, que no podía pasar al año 2001, no podía pasar al siglo XXI. ¿Por qué no podía pasar al siglo XXI? Porque él es el profeta del siglo XX, y hasta ahí llegaría él con la Espada en su mano. Y de ahí en adelante, él dijo que otro seguiría la labor, Dios enviaría a otro, el cual recibiría esa Espada, la Espada del

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 7 que hablan acerca del Mesías, y se va a identificar con el cumplimiento de esas Escrituras. “Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.” Ahora, este es Jesús, el que había sido bautizado por Juan el Bautista, el que había sido uno de los que habían estado en sus actividades y aparecía como un creyente de Juan el Bautista, seguidor del Mensaje de Juan el Bautista; o sea, que aparecía delante de los discípulos de Juan el Bautista como otro de los discípulos de Juan el Bautista. Y ahora, Jesús comenzó Su ministerio, y ahora aquí en Nazaret, dice que vino el día de reposo: “Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito...” O sea, encontró el lugar donde estaba escrito lo que El necesitaba para identificarse delante de la gente que asistía a la sinagoga de Nazaret, donde Jesús siempre asistía los sábados, cuando estaba en Nazaret. O sea, que era costumbre de Jesús asistir a la sinagoga todos los sábados desde muy niño, desde niño. Ahora: “...halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Aquí Jesús está identificándose como lo hizo Juan también, está identificándose en y con la Escritura, con la Escritura que hablaba acerca de la venida de un hombre ungido con el Espíritu Santo, un hombre que vendría con el Sello del Dios vivo, el cual estaba prometido en la Escritura.

8 WILLIAM SOTO SANTIAGO Por lo tanto, la presencia de Jesucristo en la Tierra en aquel tiempo no era otra cosa, sino el cumplimiento de la Escritura que había prometido que vendría un hombre, un varón, con el Espíritu Santo ungido; y que ese hombre sería el que había sido precursado por Juan el Bautista, el Elías que habría de venir para llevar a cabo esa labor. Ahora, encontramos que la madre de Juan el Bautista era familia de María; aparentemente todo se quedó entre familia. ¿Y saben una cosa? Que en el Programa divino todo se queda entre Familia, pues todas las cosas que El tiene para cumplir en Su Iglesia, encontramos que las cumple a través de los mismos miembros de ese Cuerpo Místico de creyentes, que son hermanos los unos de los otros, son una sola Familia, y tienen un Padre, que es Dios. Todo el Programa divino correspondiente a la Iglesia del Señor Jesucristo se queda entonces en Familia, en la Familia de Dios, en la Casa de Dios, en los descendientes de Dios por medio de nuestro amado Señor Jesucristo, que es el Segundo Adán. Dios prometió enviar siete ángeles mensajeros a Su Iglesia, y cualquier persona que estuviere esperando a cada uno de esos mensajeros, y que no supiera que tenía que ser de uno de entre los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, estaría esa persona buscando al mensajero de su edad fuera del Cuerpo Místico de Jesucristo. Pero la promesa es en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 en adelante, porque así lo estableció Dios. Dice Dios por medio del profeta Moisés: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.” Y sigue enumerando Dios ahí, sigue hablando de que El pondrá en la boca de ese profeta Su Palabra. Y ese profeta hablará todo lo que Dios le mandare. Y cualquiera que no escuchara la Voz, la Palabra que él hable en el Nombre del Señor, Dios le pedirá cuenta. Ahora podemos ver que de en medio de la misma Iglesia, Jesucristo ha enviado Sus siete ángeles mensajeros; así como también lo hizo en el Antiguo Testamento cuando El envió un mensajero para cada edad: lo tomó de en medio del pueblo, de los creyentes, lo levantó y lo envió con el Mensaje correspondiente a ese tiempo. Y también encontramos que

LO QUE OTROS DESEARON VER Y OÍR 9 cuando envió un Mensajero para una nueva dispensación, ese Mensajero ya ha pasado por la dispensación anterior. Y es como en las competencias olímpicas de carreras, en donde hay un tipo de carrera en donde se colocan algunas veces hasta cuatro grupos: uno al principio de la pista; otro grupo (vamos a ponerle de cinco), cuando ya va por una cuarta parte de la pista; otro grupo de cinco personas (pueden ser tres, pueden ser cuatro, pueden ser más; pero vamos a tomar el número de cinco, que es número de gracia); luego a la mitad de la pista colocan cinco más; luego a las tres cuartas partes de la pista, cuando ya falta una cuarta parte, colocan cinco más. Y ustedes los miran, y ustedes ven que tienen un bastón –le llaman testimonio,– y ustedes los miran a todos, y ustedes encuentran que solamente los primeros cinco son los que tienen ese bastón, ese testimonio, ese cetro, en sus manos, cada uno de ellos. ¿Y qué de los demás? Más adelante los verán ustedes también con el cetro, con el testimonio, en sus manos. Ahora, esas personas encontramos que están en cierto lugar parados. Y cuando salen los primeros, esas personas no se ven corriendo; y cuando ya falta poco para llegar aquellos donde están éstos, ya comienzan a correr; y ahí, en ese entrelace, ahí agarran el bastón, el cetro, el testimonio, y siguen corriendo. Pero los primeros, ustedes los ven que siguen corriendo, no se pueden parar de momento: se “escocotan”, diríamos nosotros, se desnucan o algo les puede pasar, se caen; ustedes los ven que siguen corriendo, pero van reduciendo la velocidad. Y los que tomaron el cetro, el bastón, el testimonio, son los que corren más, salen corriendo rápido; y los otros que le siguen, todavía no han salido corriendo. Ya los primeros terminaron su carrera, su edad o su dispensación. Luego encontramos que cuando ya van por mitad de la pista, están allí los otros listos, y ya entran en movimiento, y ahí corriendo agarran el cetro, el bastón, el testimonio, y siguen adelante. Los que se quedaron sin cetro no pueden correr; o sea, no están en carrera todavía hasta que no se tenga el cetro, el bastón, el testimonio, en la mano; porque no cuenta la carrera si no tienen el cetro, el testimonio en la mano. Y en lo espiritual se tiene que tener el testimonio de Jesucristo correspondiente para su edad para estar en carrera;