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  • 8/13/2019 Noticias Del Planeta Tierra

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    Guillermo oido

    Noticiasdel pl netTierraGalileo Galilei

    la revolucin cientfica

    etUh r;l

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    NOTICIAS DEL PlANETA TIERRA

    pro pernicano y por tanto subversivo) que sus anteriores manifiestos pb os enfavor e la libre indagacin cientifica, presentados en sus cartas teol s en elSaggiato y en el Dialogo textos escritos para hombres de mundo, no es y dignatarios de la lesia. En todo momento y lugar, bajo distintas aparie las, publicistade la nueva ci cia mordaz crtico de los doctores de la memori , expositor de lateoria de los pro ctiles, telogo por imperio de las circunstan . s, profesor universitario o cortesano, andilocuente o reflexivo, arriesgado o dente, indagador dela verdad o astuto em stero, Galileo es uno y lo mismo. on modestia, este libropretende rescatar minim nte tal integridad, a riesgo e que la mecnica y la astronoma invadan sin pudor territorio de la litera a italiana o la geopoltica europea el de la hermenutica b . a. A propsito d les complejidades, su autor noha encontrado otra solucin que a 'tir la con aiccin historiogrfica y documental actual a propsito de Galileo y so eterla sus lectores; habla con las imgenesfragmentarias que ha heredado, y deleg a esponsabilidad de tener que hacerlo deeste modo en los dismiles escenarios an construido los expertos en Galileopara que en ellos se desarrolle la tr histo .ca que lo tiene como protagonista.Qu hacer con Galileo? Cmo barcar su 1 esante presencia, su vigencia, sucontradiccin permanente, su inn able significaci cultural, su feroz afirmacin deun modernismo que hoy se re .ste a morir? El histon or PierreThuillier lo ha llamado una de las principale figuras del panten de Occ ente , pero all slo habitan los difuntos y Galileo arece estar ms vivo que nunca. ingn seminario, estudio o debate de corte admico, ningn andamiaje terico par e estar destinado aapresarlo sino, ms en, por el contrario, a engendrar ms pgi s de un libro in-evas imgenes fragmentarias de un Galileo que niega a aban-donar el p r e s e ~ y sumergirse en el olvido. Pues de aquel que fuera a a vez homto el nico, el ntegro, el que sigue con nosotros, slo caE 'a hablarnitud en el lenguaje de la pasin. Pero de haberlo hecho as, SI recu

    r r i ~ l curso, a la fragmentacin, a las mltiples imgenes que nos devuelve osespej rotos de la historia, este libro nunca hubiera podido ser escrito. Resigna'm te, pues, hemos debido optar.

    Caos y cosmos

    Los arquitectos del universoCosmologa astronomaen la antigedad

    E n un clebre relato de Isaac Asimov Nighifall los habitantes de un remotoplaneta desconocen la noche, pues siempre se halla presente al menos un solen el cielo. Pero en cierto momento ocurre una circunstancia que, segn ellector comprende a medida que se desarrolla la trama, slo acontece excepcionalmente: la puesta a la vez de los tres soles que iluminan el planeta. Cuando el ltimo de ellos se hunde en el horizonte, anochece. Objeto hasta entonces de mitos yleyendas, las estrellas emergen de la oscuridad. Un orden natural parece habersedestruido y se manifiesta el caos. La percepcin de la profundidad del espacio exterior se vuelve insoportable, la poblacin enloquece, enciende grandes hogueras y finalmente se autodestruye por el fuego.La conviccin de que existen regularidades o leyes en la naturaleza vuelve tranquilizador y confiable nuestro mundo. Sugiere la idea de cosmos una palabra de origen griego que significa orden . Si concebimos un universo ordenado y creemoshaber logrado cierta comprensin de las leyes que lo gobiernan podemos predeciracontecimientos: al cabo de la noche retomar el da la semilla de trigo se convertir en trigo, el agua de esta vasija hervir si se la calienta lo suficiente. As creerque el universo es cosmos antes que caos gravita decisivamente en nuestra vida cotidiana. No esperaremos encontrar un patio cubierto de nieve cuando amanezca enel trpico, pero s que los cachorros de gatos sean gatos y no unicornios. En quconsiste el orden del universo? Cmo se manifiesta? Cmo haremos para descubrirlas regularidades de la naturaleza? Distintas culturas, aun las ms antiguas, intentaron dar respuesta a estas preguntas. Crearon para ello cosmologas, es decir, sistemas de creencias (de fundamento diverso) acerca de la estructura del universo. Dehecho, la ciencia moderna es uno de esos intentos.

    Las primeras cosmologas de las que tengamos noticias fueron elaboradas por lanecesidad de otorgar sentido a los fenmenos naturales, a la vida humana y a losactos cotidianos. En la cosmologa de los pueblos egipcios que habitaron las orillasdel Nilo ste desempea un papel preponderante, pues las tareas agrcolas estabanestrechamente vinculadas con los perodos de crecimiento y decrecimiento de susaguas. La Tierra es una enorme bandeja alargada que se extiende a lo largo del Nilo y cuyos bordes son las montaas que delimitan el mundo, mientras que una bandeja similar, invertida, constituye la bveda celeste. Los dioses del agua y del aireimpiden que este universo finito y protector se disgregue. El gr n dios Ra el Solnavega en su barca celeste, ciclicamente, y garantiza la previsible sucesin de losdas y las noches. La Va Lctea es la hermana celeste del Nilo. El universo ya nogenera indefensin y temor: es nuestra casa.21

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    Los ARQUITEClOS DEL UNIVERSO

    Sin embargo, es vano trata r de hallar en estas suposiciones cosmolgicas primitivas la pretensin de ofrecer, a partir de ellas, explicaciones detalladas de los fenmenos celestes. Por qu en verano el arco descrito por el Sol tiene mayor longitudque en invierno? Por qu en ciertas pocas del ao Marte se hospeda en la reginde Escorpio y en otras en la de Sagitario? Preguntas de esta naturaleza slo pudieron ser formuladas espus de que en el seno de ciertas culturas surgiera la necesidad de realizar observaciones astronmicas detalladas, por razones de culto, paraelaborar calendarios, para orientarse en el mar o para predecir eventos de intersagricola. Entre los egipcios, la creciente anual del Nilo configuraba un acontecimiento de la mayor importancia econmica y social, y era posible prever su inicio puesaconteca cuando la estrella Sirio despuntaba al alba junto con el Sol. Hace ms de4000 aos, sacerdotes babilnicos ordenaron la confeccin de tablas astronmicasen las que se indicaba la posicin, con respecto a las estrellas, de los planetas, elSol y la Luna a lo largo del tiempo. Se conservan notables registros de Venus,acompaados por predicciones meteorolgicas, de la poca del emperador Amisaduga (alrededor de siglo XX aC.), que prueban la existencia de una tradicin astronmica establecida. Las regularidades de los fenmenos celestes que pusieron enevidencia estas observaciones permitieron construir calendarios muy precisos e in-cluso predecir eclipses.An hoy, l gran masa de datos acumulados sobre las alturas de las mareas permite predecirlas da a da con un margen de error nfimo. No necesitamos para ellopreguntamos a qu obedecen las mareas, qu leyes tericas las explican y cmo ha-briamos de proceder, a partir de ellas, para estimar sus alturas. Tal fue lo acontecido con aquellos antiguos registros. No hay rastros documentales de que los babilonios dispusieran de una teoria astronmica, esto es, de una serie de suposicionesacerca de las posiciones relativas de la Tierra, el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, y de sus movimientos relativos, capaces de explicar y predecir los fenmenos que acontecen en el cielo. No se formularon en esos trminos sus preguntas so-bre el cosmos. Bast para las necesidades inmediatas de aquellos pueblos la constatacin de regularidades empricas y la capacidad predictiva de stas. La exigenciade ofrecer modelos y explicaciones tericas fue patrhnonio de una cultura posterior:la de los griegos del primer milenio anterior a Cristo.Cosmologa y ciencia

    La pregunta por los comienzos de la ciencia es de una gran complejidad, puespresupone una concepcin previa acerca de la naturaleza, los objetivos, la estructura y la metodologa que atribuimos a la ciencia misma. Pero no existe, en la actualidad, consenso generalizado acerca de qu debemos entender por ciencia como lodemuestran las furiosas controversias epistemolgicas al respecto. Es posible adoptar una concepcin de la ciencia que la vincule estrechamente con la manipulacinde la materia y la invencin tcnica, por lo cual aquellos ancestros que ingresaronal paleoltico con la herramienta de piedra, el fuego y el lenguaje ya estarian practicando rudimentaria ciencia. Sin llegar a tales extremos, ciertos filsofos podrn afir-mar con slidas razones que la astronoIIa babilnica, coI su nfasis en la recopilacin de observaciones y la bsqueda de regularidades, seala una etapa fundacionalde la investigacin cientfica, aunque no hallemos todava en ella la exigencia teri-22

    COSMOLOGI y CIENCIA

    ca caracteristica del pensamiento griego. Ninguno de estos puntos de vista, sin em-bargo, satisfaria los criterios de un epistemlogo como Karl Popper, para quien laciencia occidental no empez con la recoleccin de observaciones sobre naranjas si-no con intrpidas teorias acerca del mundo . De coincidir con Popper, el acta de na-cimiento de la ciencia quedaria fechada en el siglo VI a.c., o poco antes, con el surgimiento de las audaces cosmologas tericas debidas a los filsofos presocrticos.Ms all de estas controversias, no hay duda de que el carcter terico de laciencia griega sign de modo irreversible el desarrollo cultural de Occidente. De allen ms, una cosmologa aceptable no habra de ser una mera constelacin de creencias que nos brinde, con el auxilio de los dioses, la calidez de un hogar. Las suposiciones acerca de la naturaleza deben adems satisfacer requisitos de contrastacinemprica, esto es, acordar con las observaciones en el mayor grado posible. Porejemplo, en la cosmologa de Anaximandro (siglo VI a.c.), el universo es infinito enel espacio y en el tiempo, las cosas se desarrollan a partir de una sustancia primaria, la Tierra es cilndrica y permanece suspendida en el aire, el Sol es un hueco si-tuado en el borde de una enorme rueda que gira, las estrellas son agujeros en unasustancia oscura a travs de la cual percibimos un fuego csmico y la vida se origi-n por la evaporacin de las aguas. Anaximandro pretende hacer concordar estas su-posiciones con los fenmenos que observa, y su universo semeja una maquinaria su-jeta a leyes naturales, inexorables, ajenas por completo al capricho de los dioses.No menos audacia revelan las cosmologas atomistas de los griegos Leucipo y

    Demcrito (siglo V a.C.), de Epicuro (siglo IV aC.) y del romano Lucrecio (siglo 1aC.). El universo es infinito y en un mar de vaco se mueven incesamente los constituyentes indestructibles de la materia, los tomos, inobservables, increados y exis-tentes en nmero ilimitado. Los tomos difieren en cuanto a su forma, tamao y,quiz, lo que hoy llamariamos masa . Se hallan en continuo movimiento, y sus desplazamientos dan lugar a choques que originan rebotes; o bien, si aquellos que coli-sionan estn provistos de ganchos o puntas, a la formacin de cuerpos compuestos.As, por ejemplo, las sustancias duras, como los metales, estn constituidas por to-mos en forma de garfio que se unen entre s, mientras que las sustancias ligeras, co-mo el fuego, lo estn por tomos redondos, pequeos y lisos. Las configuraciones ycambios de todo orden que advertimos en la naturaleza se deben a la agregacin yseparacin de tomos. Las cualidades sensibles, e color y el sabor, por ejemplo, noson instrinsecas de los cuerpos, sino slo adiciones de la mente perceptora: slo sonreales los tomos y el vaco. Percibimos una rosa roja, pero el rojo est en nosotros.La rosa slo es una agrupacin de tomos en un mar de vaco. La Tierra es un cuerpo ms entre tantos, formado por la unin accidental de estas partculas indivisibles.Hay infinitos cuerpos como el Sol, la Tierra, los planetas y las estrellas, ninguno deellos en reposo, y no existe centro del universo pues el universo no es finito.Por su parte, Filolao, un pitagrico del siglo V a.C., supuso la existencia de unfuego central alrededor del cual giran los cuerpos celestes, incluidos el Sol y la Tie-rra objeto ste que no goza del ms IInimo privilegio en su infinito universo. LaLuna es un cuerpo similar a la Tierra y est habitada. En esta concepcin pitagrica del universo, e valor IIStiCO atribuido a los nmeros desempea un papel crucial: el nmero es la esencia de todas las cosas . Segn la tradicin, Pitgoras ha-bra descubierto que existe una relacin estrecha entre el tono que emite una cuerda vibrante y su longitud. Los sonidos armoniosos (consonantes) se producen cuando las longitudes de las cuerdas se hallan en relacin de nmeros enteros y peque-

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    Los ARQUITECfOS DEL UNNERSO

    os, y as la razn 2/1 origina la octava, la razn 3 2 la quinta y la razn 4/3 lacuarta. De este modo, los pitagricos definieron la escala musical que servira defundamento a todas las posteriores. El episodio fue considerado clave para descifrarel misterio del universo en trminos numerolgicos: en su eterno orbitar alrededordel fuego central, los cuerpos celestes emiten la msica de los planetas , inaudiblepara nuestros odos mortales. Veintids siglos despus, el gran astrnomo alemnJohannes Kepler afirmar haberla escuchado. .

    Mero cuerpo navegando al azar o girando como un astro cualquiera alrededor deun gran fuego, la Tierra ser poco despus un satlite del Sol. En el siglo IV aC.,el astrnomo griego Herclides explica la sucesin de los das y las noches comouna ilusin ptica provocada por la rotacin diaria de la Tierra Un siglo s tarde,su colega Aristarco de Samos remachar el clavo, agregando al movimiento de rotacin diaria de la Tierra el de revolucin anual alrededor del Sol. e ~ o la teora deeste Coprnico de la antigedad no recibi adhesin alguna Por entonces ya predominaba la certeza de que el universo est constituido por una Tierra esfrica, in-mvil, situada en el centro de una serie de caparazones que; como capas de cebolla, giran en tomo de ella y transportan respectivamente a la Luna, al Sol, a los pla-netas y a las estrellas. Y que ms all de la ltima caparazn, la que contiene a lasestrellas, no hay nada ni espacio ni materia. En este universo amurallado, finito,nico, no existen tomos ni vacio, la materia es continua y ocupa todo punto concebible: en la historia de la cosmologa haba ingresado Aristteles.Armonas planetarias: Platn

    Una de las manifestaciones ms ostensibles del carcter terico de la cienciagriega se vincula con la pretensin de ofrecer una explicacin plausible de los fen-menos que se observan en el cielo a lo largo de los das, meses y aos. El dismilcomportamiento de estrellas y planetas a medida que transcurre el tiempo es notorio. La posicin relativa de las estrellas no se modifica y por ello es posible agruparlas en regiones al modo en que se parcela una gran superficie de tierra Los astrnomos actuales han dividido el cielo en ochenta y ocho sectores, las constelaciones,cuyos lmites son convencionales e irregulares, mas an hoy, en cada uno de ellos,es posible reconocer las agrupaciones de estrellas brillantes que las culturas anti-guas identificaron con dioses, hroes o animales: el guerrero Orin, el escorpin, eltoro. El grupo de cuatro estrellas que llamamos Cruz del Sur forman parte destacada de un sector ms amplio, la constelacin rux (cruz, en latn). Sin embargo, elcomportamiento de las estrellas a los ojos de un observador nocturno y persistentese revela intrigante a medida que transcurren las horas, los das y los meses. La ob-servacin ms inmediata es que entre el ocaso y el amanecer las constelaciones gi-ran alrededor de un eje celeste norte-sur. Pero si se observa el cielo en una mismadireccin a la misma hora en noches sucesivas, se advierte que el panorama estelar sufre modificaciones, como si el observador estuviese asistiendo a un desfile deconstelaciones a travs de una ventana En el horizonte este, a la medianoche, apa-recen Hidra en noviembre, Virgo en enero, Ofiuco en marzo, Capricornio en mayo,Ballen en julio, Orin en setiembre y nuevamente Hidra en noviembre, un ao despus de la primera ohservacin. Esta sucesin de constelaciones ser la misma queobservara alguien que a lo largo de 24 horas mirase hacia el horizonte este cada

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    RMoNIs PlANETARIAS: PLATN

    cuatro horas, aunque, desde luego, slo percibira estrellas durante la noche. De noexistir la luz diurna, el panorama estelar que desfilara ante el observador en 24 ho-ras sera idntico al que resultara de fotografiar el cielo a la misma hora, noche trasnoche, a lo largo de un ao.Cmo explicar este comportamiento de las estrellas? Hay para ello una respuesta de larga data. Basta suponer que la Tierra, esfrica e inmvil, ocupa el centro deluniverso, y que las estrellas se encuentran clavadas cOmo tachuelas en la parte in-terna de una inmensa superficie esfrica cuyo centro coincide con el de la Tierra yque rota uniformemente alrededor del eje norte-sur. Este eje forma con el plano delhorizonte un ngulo igual a la latitud del lugar de observacin, y la as llamada es-fera de las estrellas fijas invierte 23 horas y 56 minutos en realizar cada giro. Puesto que nuestro observador realiza su observacin cada 24 horas y en una misma di-reccin, la diferencia de cuatro minutos hace que, noche a noche, 10 que observa seir modificando a medida que transcurren los meses. El desfile se completar unavez transcurrido un ao, pues la acumulacin de cuatro minutos a lo largo de 360das equivale a 24 horas. Tal modelo terico tambin explica satisfactoriamente porqu ciertas estrellas slo son visibles desde determinadas latitudes, o por qu aotras, desde un mismo pUJito de la Tierra, se las observa durante todo el ao.Mas no slo de estrellas se compone el firmamento. Hay astros cuyo omportamiento es mucho ms complejo, pues, adems de acompaar .a las constelaciones ensu rotacin diaria, se despla7..an con relacin a ellas a medida que transcurren losdas, meses y aos. Son. los planetas. La palabra deriva del griego: significa errante o vagabundo . Desde la antigedad el trmino fue aplicado no slo a Mercurio,Venus, Marte, Jpiter y Saturno sino tambin a la Luna y al Sol, astros que se com-portan como hormigas sobre una rueda de alfarero , segn la pintorsca analogadel arquitecto romano Vitruvio. El problema central de la astronomia terica fue, apartir del siglo IV aC., poca de Aristteles, explicar la complejidad de sus movi-mientos con respecto al teln de fondo de las estrellas fijas.Por qu podemos afirmar que el Sol, por ejemplo, es un astro vagabundo? Bas-ta observar, poco antes de su salida o poco despus de su puesta, en qu constelaciones se halla A 1 largo del ao se ir desplazando hacia el este a travs de do-ce de ellas, las constelaciones zodiacales o casas del Sol que constituyen el Zoda-co. Si se marcan en un mapa estelar las posiciones que el Sol ocupa diariamente yse unen dichos puntos veremos que queda trazada, al cabo de un ao, una curvaque atraviesa las constelaciones zodiacales: la eclptica. Esta, un crculo miximo dela esfera estelar, acompaa a las estrellas en su movimiento diurno, y el Sol, a suvez, se desplaza a lo largo de ella Completa su recorrido al cabo de un ao. Estemovimiento del Sol sobre la eclptica permite explicar la desigual duracin de dasy noches en distintas pocas del ao, esto es, las estaciones.La Luna, a su vez, se mueve en proximidades de la eclptica hacia el este a unavelocidad trece veces mayor que la del Sol, pues en algo ms de ?: das visita lasdoce constelaciones zodiacales que aqul recorre en un ao. Si en determinado mo-mento el Sol y la Luna se hallan en Aries, al cabo de un mes la Luna habr comple-tado su viaje y volver a estar all, mientras que el Sol apenas se habr desplazado ala constelacin zodiacal siguiente, Tauro. El resto de los astros vagabundos marchar cada uno segn su propio ritmo. Marte demora 683 das, aproximadamente, mien-tras que Jpiter lo hace en algo ms de once aos. Para mayor desdicha del astrnomo, las velocidades con que los planetas recorren su trayecto zodiacal es variable

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    Los ARQUITECTOS DEL UNIVERSO

    y el trayecto mismo es intrincado. La Figura 1 describe un tramo del movimiento deMarte a travs de Capricornio y Piscis: en promedio avanza hacia el este (movimien-to directo pero en ciertos momentos cambia de direccin, describe una suerte derulo y luego retoma la direccin original. A este tramo del movimiento de un plane-ta con respecto a las estrellas se lo llama retrgrado, y se comprueba que acontecems de una vez a medida que el astro viaja a travs del Zodaco. Por lo dems, Mer-curio y Venus siempre se hallan en proximidades del Sol, mientras que con los res-tantes planetas ello no ocurre.

    igura L A medida que transcur ren los dias del ao, el Sol recorre la eclptica atravesando lasdoce constelaciones del Zodaco hacia l este. El planeta Marte, representado en la figura en su via-je desde la constelacin zodiacal de Capricornio hacia la de Piscis, avanza en promedio tambin ha-cia el este, pero en ciertos tramos de su movimiento invierte el sentido de su marcha y realiza unaretrogradacin.

    Se atribuye a Platn, a principios del siglo IV a.C., el haber formulado por pri-mera vez la ndole del problema que iba a desvelar a los astrnomos hasta la po-ca de la revolucin cientfica. Detrs de lo que fluye y cambia, afirma Platn, de loque captan nuestros sentidos, existe una realidad trascendente e inmutable: el mun-do real de las formas o ideas, en el que reinan la belleza, la perfeccin y la armo-na, al que slo es posible acceder por medio del intelecto. La pura evidencia sen-sorial es contingente, engaosa, y el autntico conocimiento es el conocimiento delas formas. Podemos dibujar con tiza o lpiz este o aquel crculo particular, hallardistintos objetos circulares en la vida cotidiana, y los sentidos nos permiten captar-los, pero la circularidad pertenece al mundo de las formas, de la cual aquelloscrculos concretos, materiales e individuales participan o son copias imperfectas,irreales. Nuestro comercio con las cosas apenas nos permite obtener creencias y for-mular opiniones acerca de lo concreto y particular, mas disponemos de facultades pa-ra'''distanciarnos de los sentido.s y acceder, por medio de una inteleccin, al mundoreal de las formas, ahora s contempladas en su inmediatez y sin intermedaciones.Aunque el autntico conocimiento se logre por medio de tal inteleccin, Platnreconoca sin embargo que existen procedimientos que ofrecen la posibilidad de26

    ARMONrs PLANETARIAS PLATN

    ejerci tar el intelecto innato del alma , paso previo para el acceso al mundo real delas formas. A tal efecto, otorg el mayor privilegio al estudio de la matemtica, cien-cia de los nmeros y las figuras, y en este punto se advierte la profunda influenciaque sobre l ejerci la escuela pitagrica. Puesto que el gemetra estudia las pro-piedades del crculo sin hacer referencia a crculos particulares, su conocimiento ma-temtico le permite hallarse en inmejorable disposicin para acceder, en una etapasiguiente de inteleccin, a la circularidad que habita en el mundo de las formas.Entendida en su pureza conceptual (y no como recurso de contadores y agrimenso-res), la matemtica, como afirma el propio Platn, cumple la noble funcin de sa-car el alma de lo que deviene para llevarla a lo que es . Para Platn, el movimien-to aparente de los planetas, esto es, el que captan nuestros sentidos cuando contem-plamos el firmamento, es antiesttico y desordenado, y por ello es necesario intele- ir la real armona de los astros, en el mundo de las formas, con el recurso previoa la geometria.El problema de los planetas consista, en el marco de la filosofa platnica, en po-ner en evidencia que la Tierra, el Sol, la Luna y los restantes astros vagabundosconstituyen una totalidad ordenada y armoniosa, y que la irregularidad de sus movi-mientos aparentes no es otra cosa que una mera ilusin de los sentidos. Platn nopensaba que la solucin del mismo fuese un aporte a la astronomia prctica de losagricultores o los navegantes, a la que consideraba materia indigna para los intere-ses de la filosofa; la respuesta a su problema no estaba destinada, por tanto, a ex-plicar o predecir detalladamente la posicin de los astros con el transcurso del tiem-po. Por el contrario, afirmaba, para poder intelegir el orden reinante en el firmamen-to es necesario recurrir a la geometria y no perder el tiempo observando los cie-los . Sin embargo, ms all de esta pretensin filosfica original, l problema de losplanetas se volvi rpidamente un objetivo central de 'aquella astronomia que tantodesdeaba Platn. Se convirti en la bsqueda de una serie de suposiciones geom-tricas y cinemticas que permitiesen calcular con la mayor precisin posible la posi-cin de los astros errantes con respecto a las estrellas. Dicho de otro modo, la pro-puesta de Platn condujo al desafo de disear un modelo terico planetario que, ala manera de un instrumento fuera capaz de predecir dnde se hallar determinadoastro errante en cada instante de su viaje zodiacal. Sin embargo, los astrnomosconservaron dos condiciones adicionales que impuso Platn al formular su proble-ma: que los nicos movimientos permisibles del modelo planetario. fuesen circularesy a la vez uniformes, caracterstica que presenta el de las estrellas fijas durante surotacin diurna. Se trata de exigencias estticas, fundadas en la conviccin platnicade que la forma circular goza del ms alto grado de perfeccin y de que la unifor-midad del movimiento garantiza la mayor simplicidad posible del modelo. Entre elsiglo III a.C. y principios del siglo XVII, al menos la primera de ellas fue aceptadapor todos los astrnomos que abordaron l problema de los planetas (incluyendo aCoprnico). No extraa que los historiadores la hayan llamado, irnicamente, lamaldicin del circulo .La primera respuesta .al problema de los planetas se debe a Eudoxo, un discpu-lo de Platn. Imagin un modelo constituido por superficies esfricas que giran uni-formemente alrededor de ejes no coincidentes y que se intersectan en la Tierra. Lasuperficie ms alejada contiene a las estrellas y en su interior hay grupos de super-ficies esfricas, uno para cada planeta; ste se halla ubicado en la superficie internade cada grupo ysu movimiento resulta de la composicin de rotaciones de todas las

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    Los ARQUITECTOS DEL UNIVERSO

    superficies del grupo alrededor de sus correspondientes ejes. En total, Eudoxo debi introducir veintisiete superficies esfricas para poder explicar las retrogradaciones particulares de cada planeta. El modelo semeja una suerte de girscopo y susdetalles no nos interesan aqu, pero basta mencionar una buena razn para que losastrnomos posteriores no lo aceptasen. Puesto que cada planeta est ubicado enuna superficie esfrica cuyo centro es la Tierra, su distancia a la misma pennanececonstante. El modelo no explica por tanto un fenmeno bien conocido: cuando unplaneta retrograda su tamao aparente su brillo aumentan lo cual parece indicarque en esos tramos el planeta se acerca a la Tierra. Todo lo cual oblig a los astrnomos a buscar otros procedimientos para abordar el problema de Platn.De resultas de ello se configur una tradicin astronmica vinculada con el nombre de Ptolomeo y que fue heredada por el joven Copmico en el siglo XV pocaen la cual el problema de los planetas an no haba sido resuelto. I a propuesta deEudoxo hubiese pasado inadvertida de no haber tenido un impacto histrico sorpresivo en un mbito mucho ms amplio que el de la astronoma planetaria. A su contemporneo Aristteles (que no era en absoluto un astrnomo profesional ) le result muy convincente y la adapt a las necesidades de su cosmologa Por ello laregn celeste del universo. aristotlico se concibe como una superposicin de caparazones esfricas a modo de capas de cebolla, mviles, centradas en la Tierra y quecontienen respectivamente a las estrellas, a Saturno, a Jpiter, a Marte, al So a Venus,a Mercurio y a la Luna Tal fue la deuda histrica de Aristteles para con Eudoxo.Introduccin a Aristteles

    El objetivo de la metafsica de Aristteles era la bsqueda de una realidad permanente detrs de la pluralidad de los seres y de los cambios que se manifiestan ala percepcin sensorial. El primero de estos problemas se resolva a travs de la no-cin de sustancia. I a sustancia es el ser en s , lo que es en s mismo , presenteen todas las cosas particulares; en stas, la sustancia sirve de sostn a los atributosde cada una de ellas. Sin embargo, Aristteles discriminaba entre atributos esencia-les y accidentales. Cuando atribuimos a Juancito el ser hombre, contribuimos a sa-ber lo que es mientras que si atribuimos a Juancito el ser delgado slo decimos c-mo es. Este ltimo ser de las cosas es un accidente: es esencial para Juancito elser un hombre, mas no lo es ser delgado, pues bien podra ser obeso sin dejar porello de ser hombre. El color rojo, un accidente, slo es en los cuerpos rojos, masno es en s mismo , no es sustancia Los accidentes (tales como la cantidad, la cualidad o la posicin) son inheren tes a la sustancia, pero puede n cambiar sin que lasustancia se altere. Sin embargo, la recproca no es posible: si no se alteran los ac-cidentes, la sustancia seguir siendo la misma En la vida cotidiana percibimos losaccidentes de las cosas a travs de los sentidos, mas slo podemos acceder a la sustancia por via del intelecto.Para explicar la variedad de los seres que pueblan el universo, Aristteles admite que en la sustancia coparticipan dos principios metafsicos igualmente reales: unode ellos, activo, es la forma; el otro, pasivo, la materia. (Aristteles hered estas no-ciones de su maestro Platn, pero afinn que la fonna se halla en las cosas mismasy no en un mundo trascendente,} La fonna es aquello que hace que las cosas seanlo que son, que les confiere actividades y propiedades especficas: se vincula estre-

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    INTRODUCCIN A ARISTTELES

    chamente con lo que en la Edad Media se lIamar la esencia de una cosa. Segn,Aristteles, el acceso a la fonna se logra por generalizacin a partir de la experiencia sensorial; la fonna es la identidad que persiste a travs de la variedad y los cambios percibidos por nuestros sentidos. Este caballo es lo que es por su fonna, independientemente de sus accidentes: podr ser pequeo o grande, tener este color oaquel otro, cambiar su tamao o color a medida que crece, pero siempre ser uncaballo por la perduracin de su fonna. Como resultado de una actividad intelectiva,podemos separar en el pensamiento la fonna de las cosas de las cosas mismas, encuyo caso tendremos un concepto ; en el caso anterior, el concepto caballo , Lamateria por su parte, es lo que permite que cada ser individual sea lo que es: estecaballo y ningn otro. Consiguientemente, se vincula con los accidentes de los objetos particulares tal como se manifiestan a nuestros sentidos. Mas sin materia no habra seres particulares ni por lo tanto fonna; a su vez, la fonna (a diferencia de loque pensaba Platn) no es concebible sin materia: no existe materia. sin fonna, nifonna sin materia. Esta doctrina se denomina hilemorfismo pues en griego hyle significa materia y morphe fonna.

    onna y materia pueden ser entendida s de otro modo si consi deramos. una segunda distincin, clave para la metafsica aristotlica y su teora del cambio, entrepotencia y acto. Todos los seres son a la vez actuales y potenciales: son lo que son,pero, en principio, pueden llegar a ser otra cosa. El cambio es precisamente el trnsito de la potencia al acto, la actualizacin de una potencia. Una semilla es, en acto,una semilIa, pero, en potencia, es a la vez un rbol; cuando la semilla se ha convertido en rbol, la potencialidad de la semilIa (de ser rbol) se ha actualizado. Desdeluego, la potencialidad supone ciertas disposiciones que podrn o no ser actualizadas, mas stas no son arbitrarias: la semilla devendr en rbol, mas no en caballo.A la luz de esta distincin aristotlica, la fonna, principio activo de la sustancia, esla fuente espontnea del cambio; la materia, por su parte, es un principio pasivo queimplica la potencialidad para recibir los accidentes que se actualizan por la actividadde la fonna En la sustancia de la semilla, la potencialidad de ser rbol radica en lamateria, pasiva, mientras que la fonna, activa, es responsable de actualizar dicha po-tencialidad; y el cambio se manifestar a nuestros sentidos, pues los accidentes dela semilla sern reemplazados por los accidentes del rboLSegn Aristteles, la investigacin cientfica consta de dos etapas. En la primera,que hoy llamariamos inductiva , se recurre a los datos percibidos por los sentidospara obtener generalizaciones, las cuales penniten acceder por inteleccin a una for-ma universal, invariable a travs de los cambios, y que constituye la llamada causaformal de stos. Definidas estas fonnas, se inicia un segundo proceso, hoy llamadodeductivo , con el auxilio de la lgica, para mostrar que los efectos observados sederivan de dichas fonnas, es decir, que son causados por ellas. Los efectos son considerados como accidentes de alguna sustancia: una manzana verde se vuelve roja,es decir, modifica su color (el accidente c u a l i d a d ' ~ , y la causa fonnalde este cambio es la fonna que, junto con la materia que hace que esa manzana sea ella y nootra, constituye la sustancia de la manzana. Por medio de los sentidos percibimosque se ha modificado un accidente, el color, pero slo por inteleccin podemos ac-ceder a la fonna o causa fonnal responsable del cambio.

    onna y materia detenninan la naturaleza de una sustancia, y el comportamiento natural de una cosa implica el acatamiento a su naturaleza. Est en la naturalezade la piedra caer y en la de la semilla germinar. a sustancia no slo es el aspecto

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    intelegible de una cosa, sino tambin fuente activa de su comportamiento, en buscade la completitud o plenitud de su naturaleza, 1 cual indica que todo cambio "natu-ral implica alguna clase de finalidad o meta preestablecida. Por ltimo, la potencia-lidad implcita en la materia slo puede ser actualizada por medio de algn agenteactivo, en acto principio que Aristteles enunciaba diciendo que "todo lo que cambia debe ser cambiado por algo . Mas este agente puede ser intrnseco o extrnsecoa aquello que cambia. El primer caso corresponde al de una piedra que cae o al deuna semilla que germina, que son cambios naturales; el segundo, al de una piedraque es alzada con la mano o una semilla que es devorada por un pjaro, cambiosforzados o violentos es decir, no naturales. En la Edad Media, el trmino griego para designar un cambio cualquiera fue traducido al latn como motus y el cambio deposicin (lugar) fue llamado "movimiento local", equivalente a 1 que hoy llamamossimplemente movimiento. En la filosofa natural aristotlica, el movimiento poseecierta importancia intrnseca pues suele estar presente en los otros cambios, mastambin' son de inters los cambios de cualidad, como el de color o de temperatu-ra, y en particular de aqullos caracteristicos de los seres vivos.En sntesis, una correcta explicacin de los cambios o fenmenos obliga a iden-tificar siempre una sustancia (materia y forma), un agente activo responsable delcambio y una finalidad subyacente. Aristteles reconoce entonces que, para la produccin de un efecto, se requiere la presencia de cuatro clases de causa, que debenser perfectamente especificadas. l primera, material es la materia misma, suertede receptculo pasivo sobre el cual actan las restantes causas; la segunda, formalla forma activa que actualiza la potencialidad de la materia; la tercera, eficiente elagente activo, en acto, que origina el cambio; la cuarta, final la meta o finalidad ala que el cambio tiende y sirve. l s dos primeras definen la sustancia de aquelloque cambia; las dos ltimas son responsables del cambio mismo*. En el caso delmovimiento, la sustancia permanece invariable (a diferencia de la corrupcin, queimplica cambio de sustancia). l piedra que cae 10 hace por su propia naturaleza: sumateria y sll forma indican cules son las causas material y formal de la cada; lacausa eficiente es inherente a tl naturaleza, mientras que la causa final es el propsito de acceder a un "lugar natural" predeterminado, el centro de la TIerra. Se entiende por qu, en la filosofa de la naturaleza que deriva del pensamiento aristot-lico, la matemtica es un recurso poco menos que intil para determinar las cuatrocausas de un cambio o fenmeno cualquiera, y por qu, de todas ellas, la cienciamoderna slo conserv la causa eficiente, nica claramente concebible y que puedeser sometida al tratamiento matemtico y al control experimental. Actualmente, la invocacin de causas finales queda reducida a ciertas formulaciones del evolucionismoy al vitalismo en biologa, donde se admite que los procesos evolutivos o los fenmenos biolgicos responden a algn propsito o meta predeterminados, tales comoalguna clase de designio divino o plan de universo. Estas posiciones, hoy un tantodesacreditadas, son llamadas teleolgicas, pues en griego telas significa precisamen-te "finalidad".

    Para -ciertos intrpretes de Aristteles, sus cuatro causas no seran cuatro principios distinto s sino cuatro sentidos en que hablamos de causa. Dado el carcter no especializado de este libro, evitaremos la consideracin de tales controversias.

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    L COSMOLOGrA ARISTOTUCA

    La cosmologa aristotlicaAristteles utiliz las consideraciones anteriores para disear la cosmologia msacabada de la antigedad, destinada a explicar con la mayor coherencia posible, noslo la variedad de los seres que percibimos en el cielo y en la Tierra, sino tambinsus cambios. No todas sus suposiciones fueron enteramente originales; por ejemplo,

    sus ideas astronmicas provenan de Eudoxo, mientras que su concepcin de la naturaleza de la materia terrestre (la teoria de los "cuatro elementos"), de un filsofoanterior, EmpdocIes. Pero la audacia y novedad de su obra radica en haber formulado un ambicioso programa de sntesis, cuya culminacin fue una propuesta relati-vamente coherente y unificada, que intenta a la vez dar cuenta del movimiento deplanetas y piedras, de la conversin de ciertos materiales en otros, del nacimiento,la evolucin y la muerte de los seres vivos. Buena parte de este programa fue formulado y desarrollado en sus libros Fsica y Sobre el Cielo. Hoy resulta un lugar comn afirmar que su intento fue prematuro, pero es significativo que un programa similar, llevado a cabo dos milenios despus con la revolucin cientfica, tuviera xitoall donde fracas Aristteles. De hecho, no surgi hasta el siglo XVII una cosmolo-ga rival que pudiese sustituir a la de quien fuera llamado simple y admirativamen-te el Filsofo por sus seguidores medievales.Consideremos, en primer lugar, la constitucin de la regin celeste del universoaristotlico, en la que habitan la Luna, el Sol, los planetas y las estrellas. El modelo de Eudoxo, destinado a resolver el problema filosfico planteado por Platn, erauna construccin geomtrica que slo pretenda justificar a grandes rasgos las observaciones astronmicas, pero no describir una autntica realidad fsica: sus veintisiete superficies esfricas eran ideales matemticos, no cuerpos slidos. Pero ello nopoda satisfacer a un cosmlogo como Aristteles, quien, en calidad de tal, se hallaba mucho ms cerca de lo que hoy llamariamos un fsico, un qumico o un bilogorealista es decir, alguien que intenta formular afirmaciones verdaderas acerca de larealidad. Aristteles, a diferencia de su maestro Platn, no profesaba un culto abstracto por la matemtica y, de hecho, no se conoce ninguna contribucin suya a esta disciplina. Siguiendo a Eudoxo, concibi un mundo celeste constituido por caparazones esfricas (o simplemente "esferas") vinculadas entre s y destinadas a trans-mitir el movimiento de la esfera exterior de estrellas a las internas, en las que sehallan los planetas, el Sol y la Luna. l esfera de las estrellas es movida por un"motor inmvil", entidad metafsica que es puro acto y pura forma, y que losaristotlicos medievales identificarian con Dios. Para asegurar el correcto funcionamiento de su universo, Aristteles debi emplear 56 esferas, y el resultado semejaun sistema fsico de transmisin de movimientos antes que una construccin geom-trica o meramente cinemtica como la de Eudoxo.Todo cuanto existe en el universo aristotlico est constituido por elementoscuerpos simples o primeras formas que recibe la materia a partir de los cuales seoriginan todas las cosas. A la regin celeste corresponde un nico elemento incorruptible, el ter (o quintaesencia en la terminologa medieval), especie de cristalque dar lugar a la denominacin de "esferas cristalinas" para las caparazones planetarias. El movimiento de 10$ astros es eterno. Con excepcin de los movimientosque resultan de la composicin de, rotaciones uniformes de las esferas celestes, nose admiten otros cambios en esa regin perfecta, privilegiada. Tal perfeccin derivade su constitucin por el incorruptible ter, inexistente en la TIerra y sus proximi-

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    dades, y por ello no ser posible advertir en los cielos generaCin, transfonnacin ocorrupcin: aparicin de nuevos planetas, desaparicin d estrellas, presencia demanchas en el Sol. Pero algo muy distinto acontece en la regin sublunar, es decir,en vecindades de la superficie terrestre y en la Tierra misma. Aqu predomina elcambio de todo orden, el movinento, la generacin, la descomposicin, la transfor-macin y la muerte; todo cambio, en cuanto es la actualizacin de una potencia, implica un conenzo y un final, lo cual no acontece en la regin celeste. El movinen-to circular de los astros es eterno, pues carece de punto de partida o de llegada: esuna actualizacin perpetua . No puede haber, para Aristteles, distincin ms tajante que la que existe entre los cielos y la Tierra. En la regin sublunar los elemen-tos son cuatro: trreo, areo, acuoso e gneo. Esta doctrina de los cuatro elementosle pernte a Aristteles explicar vaga y cualitativamente la constitucin de los mate-riales existentes a nuestro alrededor y sus transfonnaciones. Cuando se quema unleo verde, por ejemplo, se observa su descomposicin en aquellos elementos prin-genios: en el lquido que exuda, el humo que se desprende, las llamas que ascien-den y las cenizas que perduran reconocemos la predominancia, respectivamente, delos elementos acuoso, areo, gneo y trreo que originariamente constituyeron lamadera De no rotar la esfera de la Luna, estos elementos se dispondran en capasconcntricas de acuerdo con su pesantez o levedad: un ncleo trreo seguido res-pectivamente por caparazones de los elementos acuoso, areo e gneo. Pero ello noocurre porque la esfera lunar transnte su movinento a la regin que se extiendepor debajo de ella, la cual resulta as agitada y cambiante. a rotacin de la esferade las estrellas fijas es por tanto responsable de todos los cambios que acontecen enel universo aristotlico. (Vase la Figura 2.)Figura 2 Diseo del universo aristotlico y su es-tructura de capas de cebolla, basado en un grabadoannimo del siglo XVI. Los elementos de la regin sublunar (1, 2, 3, 4) han sido colocados en sus lugaresnaturales. Advirtase que, como era frecuente en lasexposiciones no tcnicas del medioevo las c p r zo-nes esfricas han sido reducidas a una para cada planeta, en lugar de las 56 que empleaba la cosmologaaristotlica orignal.

    Aquellos cuerpos de la regin sublunar encuya constitucin predominan los elementostrreo y acuoso, como piedras y manzanas,tienden por su propia naturaleza a caer hacia el centro de la inmvil Tierra: soncuerpos intrnsecamente graves ( pesados ). Su movimiento natural es radial y centrpeto. Pero otros cuerpos en los que predominan los elementos areo e gneo, como llamas y vapores, son intrnsecamente leves y tienden a alejarse radialrnente delcentro de la Tierra. Por ello ascienden: tal es su movimiento natural. (Advirtaseque gravedad y levedad son tnninos perfectamente simtricos; para Aristteles,un cuerpo levita con la nsma naturalidad con la que otros caen, y ascender esuna suerte de caer hacia arriba . No deben confundirse leve y liviano ; este ltimo trmino se aplica a un cuerpo de reducido peso, que de todas maneras cae, ypor tanto es grave. a piedra cae porque en ella predomina l elemento trreo y s-32

    L COSMOLOGA. ARISfOTLICA

    te busca su lugar natural , el centro de la Tierra. Por el contrario, la llama ascien-de, pues el lugar natural de su elemento predominante, gneo, se halla en la regincontigua a la esfera lunar. Desde luego, podemos elevar una piedra con la mano uobligar a la llama a que descienda soplando sobre ella, pero en este caso estamos enpresencia de movimientos forzados, no naturales, que requieren ser explicados poragentes externos, sus causas eficientes: la mano y el aire, respectivamente. Cuandoel agente externo deja de actuar, el cuerpo recupera el movimiento que le correspon-de por su naturaleza, y por ello, nuevamente, la piedra cae y la llama asciende.El centro de una Tierra inmvil y esfrica ocupa, en la cosmologa aristotlica,un lugar de privilegio. Es ante todo el centro del universo. (Aristteles prueba, a sumanera, por qu ambos puntos deben necesariamente coincidir.) Tambin es el centro de las trayectorias circulares de los astros y el punto donde coinciden las trayec-torias rectilneas, radiales, centrpetas o centrfugas, de los cuerpos de la regin sublunar que describen su movimiento natural. a existencia de este punto privilegia-do, el centro del universo, pernte asignar a cada uno de los restantes un arribay un abajo perfectamente detenninados; sis el centro del universo y P un punto cualquiera del nsmo, avanzar en la direccin OP es ir hacia arriba, subir, y hacerlo en la direccin contraria, PO, es ir hacia abajo, bajar. En Aristteles, el espa-cio no es neutro sino activo, dinnco: un cuerpo colocado en su lugar natural nose mover; en caso contrario, comenzar a hacerlo, dirigindose hacia aqul. Porotra parte, el adntir que existe un centro del universo impide que ste sea infinito.En un universo infinito no existen puntos ni direcciones de privilegio, ni por tantoreferentes para definir un arriba y un abajo ; no puede haber all lugares y movimientos naturales. El universo aristotlico debe ser por tanto lintado, y su lnte esla esfera de las estrellas. No hay cabida, adems, para otros mundos; ste, el nues-tro, es el nico concebible. Enemigo acrrimo de los atonstas, Aristteles dedicalargos fragmentos de su obra a combatirlos. a existencia del vaco es, en s misma,una contradicin en sus tnninos. De admitirla, anna Aristteles, deberamos a lavez aceptar la de un universo infinito, pues no habra razn para que una cosa enmovimiento en el vaco deba detenerse aqu y no all . En el vaco un objeto podra moverse ad injinitum conclusin que Aristteles juzga absurda pues no hayevidencia alguna de que existan cuerpos que se muevan de tal modo. Pero esto es,precisamente, lo que sucedera si existiese el vaco; por tanto, la existencia del vaco es imposible. Esta caracterstica del universo aristotlico brind la posibilidad deexplicar ciertos fenmenos por la tendencia de la naturaleza a impedir la fonnacinde un vaco (al que aborrece, segn la pintoresca ternnologa medieval), tal comoel ascenso de un lquido dentro de una varilla hueca, cuyo extremo inferor se hallasumergida en l, cuando se aspira por el extremo opuesto. Tal ser la clebre doctrina del horror vacui, el horror al vaco, vigente todava a principios del siglo XVII.Aristteles es, pues, un plenista: su universo est lleno de materia, tnnino queaqu debe ser entendido con una significacin ms fsica que metafsica, referida alo que constituye los cuerpos y que en algunos escritos aristotlicos semeja lo queen otros es llamado sustancia . Acaba por identificar el espacio y la materia, puesno es concebible el espacio sin ella. De este modo, aspectos de su cosmologa queen principio parecen desvinculados (teor a del movimiento, finitud del universo, im-posibilidad del vaco) se hallan en realidad finnemente entramados. Y aunque la trama no responda siempre a las exigencias de la lgica, constituye un forndable elemento d persuasin, en particular si se tiene en cuenta que muchas annaciones

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    violentos, no naturales, que atribuye a algn agente motor, externo al cuerpo, y queresulta ser la causa eficiente de aqullos. La mano que eleva una piedra, cuya ten-dencia natural es caer, ejerce sobre ella una accin que explica su movimiento for-zado. Slo en estos casos, de acuerdo con nues tra definicin de mecnica , pode-mos hablar de una autntica mecnica aristotlica . Se imponen, sin embargo, dosaclaraciones. La primera es que ciertos autores emplean esta expresin de un modogenrico para referirse al sistema de creencias de Aristteles y sus continuadoresacerca del movimiento de los cuerpos, terrestres o celestes. Nosotros no lo haremosas. Por otra parte, el lector debe resistir la tentacin de identificar necesariamenteaccin con lo que hoy llamamos fuerza. Esta palabra fue empleada desde antiguo;expresiones como vis viva (fuerza motriz) o vis inertiae (fuerza resistente) eran fre-cuentes en el latn medieval. Sin embargo, el significado riguroso del trmino noqued establecido hasta fines del siglo XVII. Hecha esta salvedad, no tendremos in-convenientes en emplearlo por el momento en el sentido cotidiano que todavia hoypersiste, como sinnimo de empuje o traccin.Para los movimientos de la regin sublunar, Aristteles discrimina entre movi-mientos igualmente veloces (o rpidos) y movimientos que son ms o menos veloces(o rpidos) que otros, pero sin ofrecer en ningn momento una definicin de veloci-dad, en particular la actual, que la concibe como un cociente entre distancias y tiem-pos. Por ejemplo, afirma que un movimiento A ser ms veloz que otro, B, si el pri-mer mvil recorre, en el mismo lapso, mayor distancia que el segundo. Habla de in-tensidad de un movimiento , pero no siempre resulta claro si se refiere a lo que hoyllamaramos velocidad o bien aceleracin. Menciona esfuerzos y resistencias , quepodrian asimilarse respectivamente a las nociones actuales de fuerza y fuerza de ro-zamiento (o viscosidad), pero a veces tambin a las de energa y densidad. Una delas premisas de la historiografa de la ciencia, en el pasado, ha sido la traducibilidaddel lenguaje empleado en cierta poca histrica al utilizado en otra posterior, y elloacontece cuando pretendemos traducir la resistencia aristotlica por viscosidad, ro-zamiento o densidad, nociones que pertenecen a una fsica inexistente en el siglo IVa.C., o bien cuando reconstruimos esta o aquella afirmacin de Aristteles en trmi-nos algebraicos que no existan en su poca. De hecho, hubo de esperarse hasta lasegunda mitad del siglo XVII para que trminos tales como velocidad , acelera-cin , fuerza o masa adquiriesen un significado preciso como resultado de la re-volucin cientfica y en particular de la obra de Newton. En este libro, emplearemostales traducciones con moderacin. En particular, podemos hablar de velocidad, enAristteles y sus seguidores medievales, como lo hacemos en la vida cotidiana; es unindicador de cunta distancia recorrer el mvil en un lapso determinado.Dada su importancia, resulta del mayor inters sealar algunas consideracionesaristotl icas sobre el movimiento (natural) de cada de los cuerpos, tema primordialen la historia de la revolucin cientfica. En su tratado Sobre el Cielo Aristteles es-cribe a propsito de ello:Si un cuerpo dado se mueve cierta distancia en cierto tiempo, un peso mayor se mo-ver igual distancia en un tiempo ms breve y la proporcin entre ambos pesos unorespecto del otro la guardarn los tiempos uno respecto del otro.

    Este result, a la postre, uno de los enunciados ms clebres que produjo elconjunto de nociones sobre el movimiento que debemos a Aristteles. Afirma que el

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    MOVIMIENfO y MEcNICA EN ARISTTELES

    tiempo de cada de un cuerpo desde una altura determinada ser inversamente pro-porcional a su peso. As, por ejemplo, un cuerpo de 2 kgr debera demorar tres ve-ces ms en caer desde lo alto de una misma torre que otro de 6 kgr si ambos hanpartido simultneamente. o que subyace en el enunciado de Aristteles es que, sia un cuerpo l agregamos ms materia, volvindolo as ms pesado, tambin le en-tregamos, proporcionalmente, la capacidad de caer ms rpidamente. Por otra parte,Aristteles reconoce que la cada de un cuerpo ser ms o menos veloz segn la re-sistencia que le ofrezca el medio circundante; en su Fsica se lee: En tanto que elaire es ms tenue y ms incorpreo que el agua, el objeto se mover a travs deluno ms rpido que a travs de la otra . Aristteles extrae de afirmaciones como laanterior la conclusin de que el vaco es imposible. Si se disminuyese suficientemen-te la incorporeidad del medio, el mvil caera cada vez con mayor rapidez; y enausencia de todo medio, es decir, en condiciones de vaco, lo hara con una rapidezms all de todo lmite; como diramos hoy, su velocidad se volvera infinita, un ver-dadero absurdo. Por tanto, los cuerpos siempre caen y en general, se mueven) atravs de un medio material que presenta resistencia al movimiento. Hoy sabemosque, por el contrario, es perfectamente posible el movimiento en el vaco, y que esincorrecta la afirmacin aristotlica de la proporcionalidad inversa entre el peso y eltiempo de cada desde una misma altura. En el vaco, independientemente de su pe-so, todos los cuerpos llegarn al final de su recorrido en el mismo instante. Sin em-bargo, ello no es as si los cuerpos caen en el aire. Si construimos dos esferas delmismo material, una de ellas cien veces ms pesada que la otra y por tanto de untamao cien veces mayor), el rozamiento con el aire ser ms efectivo para frenar ala ms pequea: la esfera de mayor peso llegar un poco antes que la ms liviana.Si la cada se produce en un medio muy viscoso, como la miel o el aceite, la dife-rencia ser mucho mayor y la afirmacin aristotlica se ajustar mejor, cualitativa-mente, a lo que acontecera si hiciramos cuidadosas experiencias.El estudio de los movimientos forzados no ocupa un lugar relevante en la obrade Aristotles. Los analiza en situaciones muy concretas, vinculadas con la experien-cia cotidiana: cuerpos que son empujados o traccionados y deslizan sobre superficiesrugosas o sobre el agua. Un arquetipo de tal movimiento es aqul en que un esfuer-zo (luego, en latn, vis viva) permite mover a un cuerpo una vez vencida una resis-tencia vis inertiae) , la cual persiste durante el movimiento. Ello ocurre, por ejem-plo, cuando empujamos un ropero, situacin en la cual advertimos que el piso ofre-ce resistencia al movimiento; lo mismo sucede cuando se emplean los remos paraimpulsar un bote. En la Fsica, Aristteles afirma que si por medio de un cirto es-fuerzo A movemos un objeto B una distancia e la mitad del esfuerzo, Al2, puedemover a B, en el mismo lapso, la distancia C/2; mas tambin puede ocurrir que A/2resulte insuficiente para hacerlo, debido a que la resistencia lo impide. A partir deestas consideraciones fragmentarias, se afirma a veces que Aristteles habra enun-ciado una suerte de ley de movimiento segn la cual la velocidad es proporcionala la fuerza impresa e inversamente proporcional a la resistencia . Pero este recursoa matematizar su mecnica, en trminos de nociones desconocidas en su poca,traiciona su pensamiento. Sus referencias a propsito del tema y sus mencionesa reglas de proporcionalidad son demasiado accidentales. Tales traducciones en-cubren que, para Aristteles, la matemtica y este. tema nos ocupar largamente)es una ciencia abstracta que poco o nada tiene que decirnos. acerca de cuestionesnaturales.

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    Los RQUrrncros DEL UNNERSO

    Deferentes y epiciclos: PtolorneoA la muerte de Aristteles y como resultado de las conquistas de Alejandro Magno, el epicentro de la cultura mediterrnea se traslad a Alejandra, junto al Nilo. Laciencia alejandrina, que incorpor a su raz griega concepciones y conocimientos deorigen egipcio y mesopotmico, result menos filosfica, ms cuantitativa y msprctica que la del perodo clsico anterior. Basta para corroborarlo considerar laobra impar de Arqumedes (siglo III a.C.), en la cual se conjugan por igual el msalto nivel alcanzado por la matemtica de la antigedad con el inters por la mecnica y la tcnica. Los astrnomos, ahora en posesin de los registros astronmicosbabilnicos, egipcios y sobre todo caldeos (de gran precisin) atacaron el problemade los planetas desde una perspectiva ms fructfera que la de Eudoxo. Los nombresms ilustres de la astronoIla antigua se vinculan con esta etapa histrica: Aristarco,Hiparco, Ptolomeo. No debe desdearse la influencia de un factor sociocultural deprimer orden sobre esta exigencia astronmica, cual fue la gran difusin de la astrologia en Alejandra.Con las excepciones de Herclides y Aristarco, los astrnomos de la antigedadadmitieron la existencia de la gran esfera de estrellas fijas que rota alrededor de unaTierra esfrica central e inmvil, pero introdujeron una construccin geomtrico-cinemtica distinta de la de Eudoxo para explicar el movimiento de los astros vagabundos. Cada uno de ellos tiene asignada una circunferencia cuyo centro es la Tie

    rra, T; el astro P, a su vez, gira alrededor de un punto O de la circunferencia anterior y describe una circunferencia menor. La primera fue llamada deferente; la segunda, epiciclo. Los movimientos de o alrededor de T y de P alrededor de O sonuniformes, en un todo de acuerdo con la exigencia platnica. De la composicin deambos movimientos resulta la trayectoria de P tal como sera observada desde T, esdecir, proyectada sobre el fondo de las estrellas fijas. (Vase la Figura 4.) La funcin del epiciclo es esencialmente explicar las retrogradaciones planetarias. En lospuntos 1 y 2 de la figura, el planeta se mueve en sentido directo, hacia el este, pero en el tramo 3-4-5 vemos que el sentido del movimiento s ha invertido: estamosen presencia de una retrogradacin. Tambin se infiere que el planeta, mientras describe dicho lazo , se acerca a la Tierra con lo cual se explica el aumento de brillo y tamao aparente del astro errante en ese tramo de su movimiento a travs delZodaco. Luego el planeta, en los puntos 6 y 7, retoma su movimiento hacia el esterumbo a la siguiente retrogradacin. La sucesin de lazos que resultan de la composicin de los movimientos circulares otorgan a la curva resultante el aspecto deuna roseta.La versatilidad de esta construccin es muy amplia y en principio parece posibleajustar las dimensiones relativas de cada par deferente-epiciclo y sus perodos de rotacin de manera tal que las trayectorias obtenidas se correspondan con los datosprevios de observacin. Para un hipottico planeta que presentase exactamente tresretrogradaciones durante su viaje zodiacal, bastar suponer que P describe cuatrovueltas alrededor de O en el mismo lapso en que O describe una alrededor de T:se obtendra una roseta cerrada, de tres ptalos. Pero de haber sido tan sencillo elcomportamiento planetario, la solucin del problema de Platn n hubiese generadoel rompecabezas ms complejo de la historia de la astronoIla anterior al siglo XVII.Mercurio, por ejemplo, retrograda una vez cada 116 das, pero vuelve a ocupar suposicin original con respecto a las estrellas fijas al cabo de 365 das ( ao de Mer-38

    T

    Deferente

    Esfera de lasestrellas fijas

    DEFERENTES y EPICICLOS: PrOLOMEO

    Figura 4 a construccin bsica deferente-epiciclo. El punto O describe unacircunferencia airededor de la Tierra, T,mientras que el planeta, P, hace lo propio airededor de O. Ambos movimientosson uniformes on respecto a su centrode rotacin. Como resultado de la composicin de los movimientos circulares,el planeta avanza en sentido directo, hacia el este, pero en ciertos tramos describe un lazo y realiza una retrogradacin. Durante la misma, su distancia a laTierra disminuye, lo cual explica su aumento de brillo y tamao aparente. Lacurva que resulta semeja una rosetayos ptalos estn separados entre s porlazos. Desde T, un observador percibe laproyeccin del planeta sobre el fondo delas estrellas fijas, indicada por medio deflechas.

    curio). Puesto que 365 no es mltiplo de 116 (365 = 3xl16+17) , la curva que resultade la composicin de los dos movimientos circulares no puede ser cerrada y los lazos se irn desplazando lentamente hacia el oeste. La construccin epiciclo-deferente deber corresponderse con estos datos de observacin: P deber haber girado al-go ms de cuatro vueltas alrededor de O cuando ste haya descrito exactamentecuatro alrededor de T.Ser posible, entonces, acomodar las dimensiones y perodos de los pares deferente-epiciclo para cada astro vagabundo de tal modo que concuerden satisfactoriamente las predicciones del modelo con las observaciones realizadas desde la Tierra?La respuesta es negativa. Para lograr un ajuste razonable con los datos, los astrnomos se vieron obligados a introducir recursos geomtricos adicionales. El Sol, porejemplo, no retrograda y por tanto no requiere epiciclo), pero se mueve con velocidad variable a lo largo de la eclptica. El astrnomo alejandrino Claudio Ptolomeo,en el siglo II d.C., introdujo un artificio destinado a explicar estas irregularidades, elecuante que viola la exigencia de uniformidad de Platn. Tambin se incluyeronepiciclos menores y circunferencias excntricas , recursos ad hoc destinados a hacer encajar las predicciones de la construccin geomtrica en la camisa de fuerzaobservacional. Aunque nunca fue abandonada la exigencia de circularidad de talesartificios, la acumulacin de stos result catastrfica para la sencillez y belleza quereclamaba Platn a modo de solucin de su clebre problema.La construccin bsica deferente-epiciclo tuvo su origen hacia el siglo III a.C. yfue empleada por astrnomos como Apolonio, quien vivi en esa poca, e Hiparco(siglo II a.C.). Sin embargo, se la vincula habitualmente con el nombre del ltimode los grandes astrnomos de la antigedad, Ptolomeo. En el siglo II d.C., ste compil todo el saber astronmico de su poca en su famoso libro lmagesto (nombreque le asignaron los rabes). En l es posible advertir el carcter instrumental de laastronoma, que obligaba al trazado de innumerables deferentes, epiciclos, circunferencias excntricas, epiciclos menores y ecuantes, para calcular las posiciones planetarias. El resultado est lejos de semejar una suerte de mecanismo explicativo delmovimiento real de los astros (como 1 exiga la cosmologa de Aristteles) y confi-

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    os ARQUITECTOS DEL UNIVERSO

    gura un mero procedimiento de clculo, para colmo ineficaz en muchos casos.Como ya lo vaticinaba Gmino, en el siglo 1 a.C., se ha producido una ntida sepa-racin entre los objetivos del cosmlogo o filsofo natural y los del astrnomo. Nocompete a este ltimo desentraar la verdadera estructura del mundo sino apenaspredecir, con cierto margen de error, la posicin del Sol, Marte o Jpiter en deter-minada poca del ao. No importa para ello que su modelo planetario adolezca deuna complejidad infernal y sea incompatible con los presupuestos aristotlicos: estan slo un recurso para salvar las apariencias que no persigue poner en eviden-cia, por ejemplo, la realidad fsica de deferentes y epiciclos. En la Edad Media y acomienzos de los tiempos modernos se denominar matemtico no slo a aquelque desarrolla o expone la geometra de Euclides, sino tambin al astrnomo quecalcula la posicin de los astros a partir de suposiciones que en modo alguno pre-tenden describir la realidad, a las que se llamar, precisamente, hiptesis de mate-mtico . La responsabilidad de formular afirmaciones cosmolgicas verdaderas esasunto de filsofos naturales, a quienes hoy llamariamos fsicos . Quizs Alfonso elSabio no haya tenido presente esta dualidad cuando, enfrentado a las pginas del Al-magesto en el siglo XIII, coment que si Dios lo hubiese consultado antes de dise-ar el universo, le habra sugerido algo ms sencillo.La bifurcacin del camino

    En una poca en que la astrologa era gua de pueblos y reyes, se esperaba delos astrnomos que pudiesen predecir la marcha de los astros y no ms. Aristteleshaba resuelto, al menos en lo sustancial, la cuestin cosmolgica, y ello pareca su-ficiente. En el Almagesto Ptolomeo reitera argumentos bien conocidos en favor dela esfericidad de la Tierra, de su inmovilidad, de su ubicacin en el centro del universo. Critica a quienes, como Herclides y Aristarco, haban sugerido la posibilidadde una Tierra en movimiento. Atrapado en la telaraa urdida por Aristteles, supo-ne que el nico movimiento concebible de la Tierra, en razn de su naturaleza, esel de cada, pero en tal casohabra llegado en el proceso del descenso a adelantar a cualquier otro cuerpo que ca-yera en virtud de su enorme exceso de tamao y habra dejado atrs flotando en elaire a los animales y a todos los pesos separados mientras que la Tierra por su par-te, se habra cado del mismo universo. . . J Pero, de hecho esta oPinin debe conside-rarse tan slo para ver que es totalmente ridcula.

    Sin embargo a Ptolomeo, astrlogo l mismo y autor de un monumental tratadoastrolgico, el Tetrabiblos no lo inquieta que sus construcciones geomtrcas plane-tarias sean incompatibles con las ideas fsicas de Aristteles a las que adhiere. Fuenecesario un drstico cambio filosfico, mucho tiempo despus, para que los intere-ses del cosmlogo y. del astrnomo volviesen a coincidir en una empresa comn.Mas en los siglos siguientes a la muerte de Ptolomeo, la civilizacin europea habrade sufrir un tremendo colapso, y la creacin cientfica no habra de tener relevanciaen un mundo desgarrado que slo aspiraba a la supervivencia.

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    LAs TENTACIONES DE LA HISTORlOGRAFA WHIG

    Discuten los historiadoresl s TENT CIONES DE l HISTORIOGR F WHIG

    n una nota incidental que incluye en su clebre libro La estructura de las re-voluciones cientficas (1962), el filsofo e historiador de la ciencia Thomas S.Kuhn se refiere a las dificultades de ensear historia de la ciencia a aquellos alumnos que han frecuentado la ciencia pero ignoran la historia. Estos estudiantes conocen las respuestas correctas , afirma Kuhn, y por ello es particularmente difcil (almenos en los comienzos) lograr que analicen la ciencia antigua en los propios tr-minos de sta. Suponen que la misin de la historia de la ciencia consiste, por ejemplo, en preguntarle a los textos de Aristteles cunto saba ste acerca de mecnicanewtoniana. Obviamente la respuesta es: nada o muy poco. Pero en tal caso carece-ra de todo inters emprender cualquier investigacin histrica.Kuhn atribuye este obstculo pedaggico a la naturaleza intrnseca de los relatoshistricos que narran textos y profesores, y que derivan, en sntesis, de imponer alpasado los patrones del presente y evaluar la ciencia de pocas pretritas con refe-rencia a la actual. En un influyente ensayo publicado en 1951, el historiador HerbertButterfield llam whig a este enfoque historiogrfico, al que caracteriz como la escritura ahistrica de la historia . Butterfield se apropi para la ocasin de un trmi-no caracterstico de la historia constitucional inglesa. Quienes redactaron la historiade Inglaterra desde la perspectiva del siglo XIX, concibieron la conquista de liberta-des civiles y polticas como un proceso acumulativo que se remonta a la Carta Magna de 1215 y adquiere su mayor significacin en el siglo XVII, en el cual, segn tales historiadores, los adherentes al partido whig son considerados amantes de la libertad y sus adversarios, los tories enemigos de ella. Es posible por tanto clasificara protagonistas, obras e instituciones en dos categoras: progresistas y conservado-res. La mayora de las historias patrias que narran los manuales escolares, dentroy fuera de Inglaterra, suelen adoptar este esquema simplista y consagrarlo como unmito. Tambin 10 hicieron los historiadores de la ciencia, por influencia del positivis-mo, hasta bien entrado el siglo XX. As, para George Sarton (1884-1956), el gran historiador belga a quien se debe la institucionalizacin de la historia de la ciencia enlos Estados Unidos, la disciplina debe exponer los triunfos de la razn cientfica para lograr su objetivo primordial: servir de testimonio del progreso humano.La cuestin fundamental que inquieta al historiador whig es el proceso que lleva la construccin de la ciencia actual y, por ello, h de tomar de cada poca en es-tudio los elementos que considere relevantes ( modernos ) para la formacin delpensamiento cientfico subsiguiente. Hay aqu una presuposicin fuerte: que la ciencia tiene, al menos en forma latente, una existencia en toda poca histrica, y quecon relacin a ella deben estimarse logros y fracasos. La aplicacin de este criterioexpulsar de la historia de la ciencia, por caso, a teoras que resultaron errneas ala luz de una ciencia posterior, salvo que se las analice para sealar el mrito deaquellos progresistas que las refutaron y propusieron las correctas. (En tal sentido,Aristteles h sido la vctima propiciatoria favorita de esta historiografa.) El historia-dor desechar, adems, en la consideracin de los episodios en estudio, factores quehoy consideramos no cientficos o irracionales. Dado que aun cientficos de gran talla, consagrados por la historia whig cometieron aquellos errores o adhirieron a doctrinas expulsadas hoy del mbito cientfico, se atribuirn estas flaquezas a deslices

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    Los ARQUITECfOS DEL UNIVERSO

    momentneos del genio. Tal fue la suerte corrida por la teora de las mareas de Galileo, que ste imaginaba originadas por el movimiento de la Tierra, y por los estudios alqumicos de Newton.Buttemeld y otros critico s de la historiografa whig coinciden en sealar que sta proporciona una visin distorsionada de la historia, aunque resulte atractiva en lamedida en que pone el nfasis en la progresin racional de las ideas y reduce elmbito de los problemas histricos a aqullos cuyo referente es o pueda ser la ciencia contempornea. Su pecado original es el anacronismo. Proponen, en cambio, unideal diacrnico o contextual. No caer en la trampa whig supone comportarse comoun viajero del tiempo que renuncia a su memoria histrica y, por tanto, han de estudiarse los acontecimientos del pasado en tnninos de la constelacin de creencias,teorias, mtodos, etctera, vigentes o accesibles en la poca considerada. La comprensin del historiador se ver incrementada si se remite, ms bien, al gnero depreguntas que poda formularse el cientfico en ese momento, a las respuestas queestaba en condiciones de ofrecer, a las razones por las cuales le eran inaccesiblesciertas preguntas o inaceptables ciertas respuestas en virtud de sus convicciones filosficas e ideolgicas y, eventualmente, al condicionamiento impuesto por los modos de existencia social, poltica y econmica a los cuales se hallaba sometido. Sloas se comprender, afirman estos historiadores contextualistas, la naturaleza real yconcreta del proceso de descubrimiento cientfico. Para emplear una imagen del historiador William Shea, importa ms saber por qu Galileo pretenda la fama que saber por qu hoy Galileo es famoso. Por el contrario, agrega Shea, en la historiografa tradicional no se perturbaba la celebridad de Galileo y de otros grandes hombres con ninguna referencia a sus aventuras menos logradas':,Pero un enfoque diacrnico estricto es utpico. Nadie escapa a las murallas desu tiempo, ni a los "anteojos del presente" que le penniten acceder a una miradahistrica. Un exceso de contextualismo, por otra parte, implica el riesgo de convertir al historiador en anticuario y de que el conocimiento histrico se vuelva inaccesible salvo para unos pocos especialistas. Adems, el rtulo "historia de la ciencia"no es unvoco, y designa hoy en da estudios de muy diversa naturaleza y objetivos,pues la disciplina ha captado a partir de los aos cincuenta el inters de filsofos ysocilogos, de historiadores de la cultura y de la econornia, de cientficos y, en particular, de los historiadores sociales que la conciben como portadora de un enfoquecrtico novedoso para analizar las relaciones entre ciencia, tecnologa y sociedad. Tales estudios, en muchos casos, reconocen explcitamente su vinculacin con la ciencia actual.Como antdoto ante los excesos de la historiografa whig el ideal diacrnico esindispensable, pues ha logrado dotar a la historia de la ciencia, desde su profesiona izacin en los aos siguientes a la finalizacin de la segunda guerra mundial, deuna razonable dosis de objetividad y evitado el riesgo de convertir al relato histrico en un simulacro. Pero dado que actualmente se le demandan a la disciplina exposiciones tan variadas, afirmar la necesidad de adoptar a Priori un enfoque nicoen todos los casos conlleva cierto dogmatismo. Las visiones whig y su contrapartidadiacrnica no son excluyentes, y el conflicto desaparece una vez determinada la naturaleza del problema en estudio. Como escribe el historiador dans Helge Kragh,el historiador de la ciencia ha de tener una bifronte cabeza de J ~ o capaz de respetar las ventajas y reconocer las limitaciones de ambos enfoques. Trataremos de hacerlo as en este libro.

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    Premonicionesde un nuevo mundoDe los siglos os urosal Renacimiento

    olomeo fue el lti de los grandes astrno os de la antigedad. Vivi enel siglo J d.C., duran el apogeo del Impe 1 Romano, en una poca en lacual la cultura alejandri se hallaba en pIe a decadencia. Luego sobrevendrael derrumbe del Imperio Occid tal. Entre los glos V y VI d.C. su homogeneidadfue destruida por la migracin, uchas vec violenta, de los pueblos "brbaros"(extranjeros). La descomposicin po 'tica y ministrativa del orden romano trajo como consecuencia que el hambre, la e fer edad y la miseria se extendieran por Eu-ropa. El proceso fue hasta tal punto . ersible que de sus cenizas surgi un nue-vo modelo de sociedad: la sociedad f 1 La actividad cultural se redujo, en losprimeros siglos de la Edad Media, a de salvar unos pocos restos del nau-fragio en los monasterios, pues la ayora los antiguos textos griegos y alejan-drinos eran inhallables. Los erud' os de la p a, vinculados a la cada vez ms influyente Iglesia, quedaron aisla s de aquel imp ente fondo documental y se redujeron a redactar resmenes de segunda mano, imp ecisos y carentes del espritu crtico de sus referentes origi es. As, por ejemplo, magno tratado geomtr ico deEuclides, los Elementos qu a reducido a una serie d enunciados de los que no seofreca demostracin al a.Los grandes proble as cosmolgicos y astronmicos ue haban abordado griegos y alejandrinos ca eron en el olvido. Ptolomeo era des nocido. De Aristteleshaban sobrevivido enas algunos textos de lgica. El crismenospreciaba el .studio de los fenmenos naturales, pues la eta del cristiano, seafirmaba, ha de r exclusivamente su salvacin personal. Las vis nes cosmolgicasde la antiged fueron sustituidas por otras de carcter ingenuo aboradas a partir de refere ias bblicas. Pero en 570, lejos de la cuenca mediterr ea, naci Mahoma y co l cambiara la historia de Occidente. A partir del siglo los conquistadores sulmanes invadieron Egipto y todo el norte africano, hasta enet rar enEspaa. El poderoso imperio franco impidi que se extendieran ms all e los Pirineos Hacia el este, la dominacin rabe alcanz a la India.E eron los rabes quienes recuperaron para Europa la as llamada s a b i d u ~ anti a . Si bien Mahoma haba predicado una guerra santa de conquista y adoc 'na-ento religioso, tambin ordenaba cultivar y ensear la ciencia y la filosofa. a ta del sabio se lee en el Corn, es tan preciosa como la sangre del mrtir. Al OCilpar los territorios conquistados, los rabes tomaron contacto con los manuscritosantiguos que, en su mayora, haban sido transportados a Oriente por estudiososemigrados de Alejandra, Tradujeron, entre tantas otras, las grandes obras de Aris-

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    Traduccin deJU N St UTRIll

    FRANKDURHAM y ROBER,T D. PURRIN TON

    l TRAMAEL UNIVERSOistoria de la cosmologa fsica

    FONDO DE CULTURA ECONMICAMXI O

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    VIII. LA REVOLUCIN COPERNICANA, 1Finalment e colocaremos al Sol mismo en el centro del universo. Todo esto lo sugiere la sistemtica procesin de loshechos y la armona de todo el Universo, con slo que veamos los hechos, segn dicen, con ambos ojos abiertos. l .

    NICOLS COPRt lICO

    L RE NUD CIN de la investigacin astronmica y de la especulacin endinmica haba tardado en llegar, pero durante los siglos XVI y XVII, la innovacin fue casi tan rpida como podramos considerar posible. Esta pocade cambios queda ejemplificada en la obra de Nicols Coprnico, primero enaplicar el sistema heliocntrico en astronoma, y de otros cuatro hombres:2Tyebo Brahe, el ms grande de todos los observadores astronmicos pretelescpicos;johannes Kepler, quien descubri el verdadero movimiento delos planetas; Galileo Galilei, que llev el telescopio a la astronoma y la in-vestigacin sistemtica a la dinmica; e Isaac Newton, quien encontr unasolucin universal al problema del movimiento. Como la cosmologa resul-tante se asemeja a la de la poca actual, estos hombres a menudo son consi-derados como modernos, y no como figuras de transicin, como en realidadlo fueron. Kuhn3 emplea un smil til al decir que un innovador, como lacurva de una carretera, pertenece al antes y al despus, a la tradicin antiguay la nueva. Aqu, en todo caso, hubo algo ms complejo que el tradicionalcuadro de un progreso cientfico ininterrumpido. Despus de Coprnico,ya no cupo duda de que haba que hacer algo acerca del problema de losplanetas, pero los enfoques al problema fueron tan diversos como las nacio-nalidades y los temperamentos de los hombres. Aun los tres contemporneos,Tycho, Kepler y Galileo, encontraron poco en qu ponerse de acuerdo. Alseguir l sistema copernicano hasta su culminacin como la cosmovisinnewtoniana estaremos no slo siguiendo la filosofa natural de la poca, sino tambin algo sobre la manera en que se practica la ciencia.

    I Nicols Coprnico. e la Revolucin e las Esferas Celestes Libro L Vase Thomas S_ Kuhn,The Copernica n Rroolutian (Nueva York: Vintage, 1957), p. 154.2 Desde Juego, hubo otras figuras importantes. Por ejemplo, Bacon, Huygens y Descartes,y oiremos hablar ms de ellos. Pero en la historia del pensamiento cosmolgico, es claro elpapel decisivo de las figuras que hemos mencionado.S Thomas Kuhn, The Struclure ofScientifzc Rroolutions 2a. edicin aumentada (Chicago: U ni-versity of Chicago Press, 1970). (Hay versin en espaol del FCE.)

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    L REVOLUCIN COPERNIC N 1 113

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    FIGURA VIII.l. Nicols Coprnico (14731543). Biblioteca de la Universidad de Cracovia.El renacimiento italiano ya tena casi cien aos cuando naci Coprni-co, en 1473, en Polonia. Los redescubiertos clsicos latinos y griegos habaninfluido profundamente sobre la Iglesia y las universidades. La nueva enseanza haba llegado al norte en forma menos pura, perosu efecto huma-nstico tuvo tanta llls influencia cuanto que el nivel de la cultura nrdicahaba sido tan bajo. Coprnico, sobrino y protegido del obispo de Ermland,

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    114 LA REVOLUCrN COPERNICANA 1fue beneficiario del humanismo del non;e y del sur. Asegurado su futuro porla posicin de su to e n realidad, el obispo era prncipe de la provincia-,Nicols pas catorce aos en varias universidades adquiriendo una educa.cin bastante completa. Estudi cuatro aos en Cracovia. Luego, nombradocannigo de la catedral de Frauenberg, a los 23 aos, pas diez aos en universidades italianas, Bolonia y Padua, y brevemente Ferrara. Para cuandovolvi a Polonia, con su doctorado en derecho cannico, no slo haba estudiado filosofa y derecho sino tambin griego, medicina y matemticas, ysu inters en la astronoma haba sido agudizado hasta el punto de experto.Sus debereS cnFrauenberg, daro, no requeran tal erudicin. Esto queda in-dicado por la ausencia de Coprnico durante los primeros diez aos de sunombramiento, y por su retorno, no a Frauenberg, sino a la residencia delobispo, el castillo de Heilsberg, donde durante seis aos ayud a su to co-mo asesor jurdico, secretario y mdico.En 1513, cuando Coprnico finalmente se estableci en Frauenberg, ya ha-ba formulado el sistema copernicano. Fue caracterstico de Coprnico, persona sombra e introvertida, que no publicara nada en aquella poca_ Hizocircular sus ideas entre sus amigos, en forma de un breve manuscrito, elCommentariolus. Los pocos ejemplares de este documento lograron gran cir-culacin y Coprnico se dio a conocer como astrnomo terico de primerafila. En el Commentariolus, escribi Coprnico: Me ha parecido conveniente, por bien de la brevedad, omitir de este esbozo demostraciones matemticas, reservando stas para mi obra ms extensa. Esta obra ms extensa, DeRevolutionibus Orbium Coelestium, finalmente entr en prensa cuando Copr.nico yaca en su lecho de muerte. Antes, en 1539, Coprnico haba permitido a un joven matemtico, Rtico, publicar una versin de su obra, llamadala Narratio Prima, pero no lo autoriz a que mencionara su nombre. Estareticencia, adems de ser parte natural de la personalidad de Coprnico,es comprensible por motivos religiosos y polticos. Aunque Coprnicoca abraz las rdenes sagradas, era muy sensible a su posicin dentro dela Iglesia, y de modo escrupulosoevitaba toda controversia. Como lo veremosal examinar la estructura del De Revolutionibus, Coprnico no tena ningunaintencin- de atacar o amenazar la doctrina teolgica; en realidad, dedicsu libro al Papa Paulo i l l Aunque tal vez sea esperar demasiado de CoprnCo el que hubiese pensado que desplazar a la Tierra del centro de lacreacin era una idea peligrosa, otros hombres de su poca eran ms sagaces. Martn Lutero, por ejemplo, conden a Coprnico durante la vida deste ltimo, y el sistema copernicano pronto fue anatema para la ReformaProtestante. Dijo Lutero, en sus Conversaciones a la Mesa":

    La gente prest odos a un astrlogo advenedizo, quien deseaba probar que lTierra se mova y giraba, y no el cielo o el firmamento, el Solo la Luna; es comosi alguien, en una carroza en movimiento o en un barco de vela creyera que estaba inmvil y en reposo, pero que la tierr a y los rboles se movan. Pero as son

    LA REVOLUCIN COPERNICANA 1 115los tiempos en que vivimos; el que quiere pasar por inteligente debe inventar al.go suyo, i piensa, naturalmente que lo que inventa es lo ms grande de la crea.cin Este necio quiere trastor nar todo el arte de la astronoma Pero la SagradaEscritura atestigua que Jos orden detenerse al Sol, no a la Tierra 4

    La Iglesia Catlica, por varias razones, tard en levantarse a condenar a Co.prnico, y no fue hasta 1616, durante la Contrarreforma, cuando su obrafue proscrita. Una oposicin general se habra desarrollado mucho antessi el De Revolutionibus no hubiese sido tan tcnicamente difcil. Cuando auto.ridades legas y clericales empezaron a plantear una oposicin considerable,el libro se haba convertido ya en una obra de importancia esencial para losastrnomos europeos ilustrados.EL DESARROLLO DEL SISTEMA

    Coprnico hizo objeciones al sistema tolomeico porque era arbitrario yasi.mtrico. Como l escribi: un sistema de esta ndole no pareca ni lo basotante absoluto ni lo bastante grato para el espritu .5 Para Coprnico, losnicos movimientos lo bastante gratos eran compuestos a partir de un mo.vimientoircular uniforme. El sistema tolomeico utilizaba epiciclos y excn.tricas, que producan un movimiento aceptablemente regular segn estadefinicin; pero casi todas las versiones del sistema l a del propio Tolo.meo, as como otras posteriores6 se valan del ecuante, que daba una va.riable velocidad angular en torno del centro del crculo a lo largo del cualse mova el epiciclo. Esta falta de simetra llev a Coprnico a pensar sital vez pudiese encontrarse una disposicin ms razonable de los crculos,de la cual toda aparente desigualdad se derivara y.en la cual todo se movierauniformemente en torno de su propio centro, como lo requiere la regla delmovimiento absoluto . La arbitrariedad misma deImtodo del movimientocircularcompuesto acaso moviera a CopInico a buscar un nuevo sistema. Tolo.meo no haba afirmado que sus clculos fuesen nicos, y haba muchas versio.nes del sistema. Sobre eso escribi Coprnico en el prlogo del e Revolutionibus

    Nada, salvo mi conocimiento de que los matemticos no se han puesto de acuer.do en sus investigaciones, me movi a buscar un sistema diferente de trazar losmovimientos de las esferas del mundo.7.4 A D. White, A History ofWarfare cifScience with I Juxlogy in Christendom (Nueva York: Apple.ton, 1896), vol. 1, p 126.5 Commentar>lus, en Three Copernican Treatises, Edward Rosen, trad. (Nueva York: Colum.bia. Universi ty Press, 1939), p. 57, \6 La cuestin de la influencia',de la escuela de Maragha sobre Coprnico tiene inters eimortancia, pero no podemos elucidarla aqu. Vase ref. 19.7 Nicols Coprnico. e las Revoluc,iones de las Esferas Celestes, C. G. Wallis, trad. Crea Booksof he Western World, 16:507.

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    116 LA REVOLUCIN COPER."iICANA 1Desde luego, no podemos saber cmo lleg Coprnico a creer que la Tierrase mueve. Las declaraciones antes citadas indican que probablemente prob el sistema heliocntrico ms sencillo - u n Sol estacionario, rbitas circulares, Tierra en rotacin- como una de varias modificaciones posibles alsistema tolomeico (Fig. VIlI.2). Lo que s sabemos es que esta idea revolucio:naria no fue impuesta pr pruebas' acumuladas sobre la inadecuacin delsistema tolomeico, como a veces se ha dicho ( los planetas de Tolomeo, quecirculaban rpidament e y en desorden, hacen prever la sabidura de Copr-

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    LA REVOLUCIN COPERNICANA 1 117nico").8 Simplemente no hubo razn externa, en forma de nuevas observaciones, nuevos datos, que impusieran un nuevo enfoque terico_ Sin duda, esimportante el que Coprnico supiese del antiguo intento de Aristarco, 9 pero tal vez no menos importantes fueron las inclinaciones neopitagricas, difundidas durante el Renacimiento, y lindantes en un culto del Sol", consus ecos de la cosmologa de Filolao, sobre una Tierra que giraba en tornode un fuego central. De hecho, Coprnico se refiri a la tradicin pitagrica de pasar la verdad de boca en boca como justificacin de su propia renuencia a publicar. Sea como fuere, debieron de llamarle la atencin lasimplificaciones que se siguen del sencillo sistema simtrico de unos crculos concntricos en torno del Sol:1. Los movimientos retrgrados de los planetas se consideran enteramentedebidos al movimiento de la Tierra. Cuando Marte, Jpiter y Saturno sonalcanzados por la Tierra, invierten la direccin de su movimiento. Para Mercurio y Venus, la retrogradacin ocurre cuando alcanzan a la Tierra_2. La asociacin de Mercurio yVenus con el Sol ya no es accidental, como en el sistema tolomeico. Antes bien, se quedan cerca del Sol en el cielo,porque se encuentran cerca del Sol en el espacio. El periodo geocntrico(o zodiacal ) de un ao para esos planetas internos, queda as explicadoa la vez; cualquier planeta cuya rbita est dentro de la rbita de la Tierratiene el Sol como posicin media.

    3. La Tierra en rotacin permite que las estrellas sean estacionarias. Muchos filsofos haban objetado las inmensas velocidades requeridas para quela esfera de estrellas completara una rotacin por da. Esto preocup menos a Coprnico que el problema de que si la Tierra es estacionaria, la precesin de los equinoccios exige que los propios cielos no sean perfectamenteregulares en sus movimientos.A Coprnico, el problema le p