no quieres ir a la iglesia

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  • 8/14/2019 No quieres ir a la iglesia

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    As que ya

    no quieres ira la iglesia?Por Jacobo Colsen

    Dedicatoria

    A los Bendecidos -Los de hoy y aquellos que travs detoda la historia que fueron insultados,excludos, y calumniados por simplementeseguir al Cordero ms all de las normas aceptadasde la tradicin y de la cultura.

    Mateo 5:11

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    Contenido1. Extrao y aun Ms que Extrao2. Un Paseo en el Parque

    3. Es esto Educacin Cristiana?4. Por qu no Han Funcionado tus Promesas?5. Amor con un "Anzuelo"6. Dios Amoroso o Hada Madrina?

    7. Cuando Cavas un Hoyo para Ti, Tienes que Echarla Tierra Sobre Alguien Ms8. Mentiras Inadmisibles

    9. El nombre puede cambiar, pero sigue siendo unacaja.10. Ganado para la Confianza11. Alzando el Vuelo12. La Gran Reunin13. La Despedida Final

    Acerca de los Autores

    El original (en ingls) fue publicado por:Windblown Media7228 University DrMoorpark, CA 93021(805) 529-1728ISBN 978-0-9647292-2-3Y tambin en la Internet en: http://www.jakecolsen.comDerechos del autor 2006 Lifestream MinistriesSe permite copiar o reproducir este documento, bajo la condicin deque se reproduzca en su integridad, y que no sea vendido por gananciaeconmica.

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    -1-Extrao y aunMs que ExtraoEn ese momento, era la ltima persona que yo hubiera

    querido ver. Mi da ya haba sido horrible, ahora de seguro seiba a poner peor.

    Pero all estaba l. Acababa de entrar a la cafetera. Pens enesconderme detrs de la mesa, pero vi que esto se hubiera visto

    bastante infantil. Baj la cabeza e intent esconder mi rostro

    entre mis manos.

    Entre mis dedos pude ver como l tomaba un vaso y lollenaba de jugo de frutas. Ech una mirada al rea de lasmesas. Despus se dio cuenta de que no estaba solo, y conuna mirada sorprendida camin en mi direccin. Por quaqu y por qu en esta noche?Este haba sido nuestro peor da en una batalla larga yagotadora. Desde las tres de la tarde, cuando el asma intentestrangular a Andrea, nuestra hija de doce aos, mi esposa y yo

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    velbamos por su vida. La habamos llevado al hospital a toda prisa, vindola luchar para poder respirar. Despus habamosvisto como los mdicos y las enfermeras hacan esfuerzos paracombatir su asma.

    Aunque mi esposa y yo la habamos visto sufrir toda su vida,reconozco que yo no aguanto bien estos momentos. Me enojotanto al verla sufrir, y no importa cunto oramos por ella y otroshan orado, el asma sigue empeorando.

    Finalmente, los medicamentos hicieron efecto y ella comenz arespirar con ms facilidad. Mi esposa se fue a casa para dormiry recuperarse del desvelo, y tambin para tomar el lugar de sus

    padres que haban venido para cuidar a nuestra otra hija. Yo mequed en el hospital durante la noche. Finalmente, Andrea sedurmi y yo pude ir a la cafetera para tomar un caf y leertranquilamente. Estaba demasiado estresado para poder dormir.

    Encontr una mesa para estar solo. Estaba tan enojado que nisiquiera poda pensar bien. Qu mal haba hecho yo para quemi hija tuviera que sufrir tanto? Por qu Dios ignoraba misoraciones desesperadas por su sanidad? Otros padres sedesesperan por tener que llevar a sus hijos a todas susactividades. Pero yo ni siquiera s si Andrea sobrevivir su

    prximo ataque de asma, y me preocupo por los esteroides quetenga que tomar que pueden estropean su crecimiento.

    En medio de mi enojo, l asomo su cabeza en mi espacio

    privado. Ahora mismo se acercaba a mi mesa, sinceramentepens en golpearle la boca si la abra. Sin embargo, yo saba queno lo hara. Soy violento solo por dentro, pero no por fueradonde todos lo pueden ver.

    Jams haba conocido a una persona ms frustrante que Juan.Me entusiasme tanto cuando nos encontramos por primera vez,y sinceramente, nunca haba conocido a alguien tan sabio comol. Pero l solo me trajo tristeza. Desde que l entro a mi vida,

    perd mi empleo con el cual haba soado toda mi vida, soy

    odiado en la iglesia que ayud a fundar hace 15 aos, e inclusotengo ms problemas en mi matrimonio que antes.

    Para que comprendas lo frustrado que estoy, tendras que volverconmigo al da cuando me encontr con Juan por primera vez.

    Mi esposa y yo celebramos nuestro 17 aniversario de bodas conun viaje de tres das a la playa Pismo en la costa central deCalifornia. En el camino de regreso nos detuvimos paraalmorzar en el centro de la ciudad de San Luis Obispo.

    Despus fuimos a hacer compras cada quien por separado. Allme encontr con un grupo de personas que discutan a viva vozen la calle.

    Cuatro alumnos de preparatoria y dos hombres de edad medianatenan unos volantes celestes en sus manos y vociferaban. Yo

    haba visto esos volantes antes. Era una invitacin a un dramaacerca de las llamas del infierno, que iban a presentar en unaiglesia local.

    "Quin querra ir a esta produccin teatral de segundacategora. . .?"

    "Yo nunca volver a pisar una iglesia. . ."

    "Conozco de que se trata, aun tengo las cicatrices, y novolver..."

    Se interrumpan unos a otros, por tanta presin de querer soltarsu veneno.

    "Cmo puede esa gente arrogante pensar que pueden juzgarmey. . .?"

    "Me gustara ver que pensara Jess si l entrase a una de estasiglesias..."No creo que entrara en alguna. . ."

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    "Y si lo hiciera, probablemente se dormira."

    Los dems se rieron.

    "O quizs se matar de risa...""O de llanto", dijo otra voz, lo que hizo pensar a todos por unmomento.

    "T crees que l se pondra un traje y. . .?"

    "Solo para esconder el ltigo con el cual quiere limpiar eltemplo."

    El volumen de sus voces atrajo a otras personas que estaban pasando. Ahora la discusin se intensific, porque algunos delos nuevos desafiaban a aquellos que criticaban a la iglesia.

    Todos se acusaban unos a otros. Yo haba escuchado antesmuchas de estas acusaciones - acerca de los edificiosextravagantes de las iglesias, los hipcritas, las predicacionesaburridas, lo agotado que la gente se siente por las abundantesreuniones a la que asisten. Aquellos que queran defender laiglesia, reconocieron que algunas de estas debilidades existan,

    pero intentaron sealar las muchas cosas buenas que hacan lasiglesias.

    Justo en ese momento le vi a l. Podra tener cualquier edadentre los 35 y los 55. Era de estatura promedio, con pelo oscuro

    ondulado y una barba despeinada, y con unas pocas canas. Traasu camiseta verde desteida, pantaln de mezclilla y suszapatillas, su aspecto tosco me hizo pensar que era una reliquiade los aos 60; excepto que no deambulaba sin rumbo.

    De hecho, lo que ms me llamo la atencin, fue su maneradeterminada de caminar. Se acercaba directamente al centro dela discusin acalorada, con la cara intensa como de un perro

    pastor alemn que escucha un sonido extrao en la noche.Pronto se detuvo en el centro del crculo, observando a los quems gritaban. Cuando mir en mi direccin, fui cautivado por la

    intensidad de sus ojos. Su mirada era profunda e intensa. Yo no poda apartar la mirada. Pareca saber algo que nadie msconoca.

    Mientras tanto, el debate entraba en calor, aquellos queatacaban la iglesia, expresaron ahora su ira contra Jess mismoy lo llamaban un impostor. Como era de esperarse, esto enojaun ms a los que defendan a la iglesia: "No esperesdemasiado, hasta que tengas que mirar su cara mientras caigasal infierno!" Pareca que ya se iban a dar de puetazos,cuando el extrao inserto su pregunta:

    "Ustedes realmente no tienen ninguna idea de cmo era Jess,verdad?"

    Las palabras salan suavemente de los labios del hombre, enfuerte contraste con la algaraba previa. La fuerza de sus

    palabras no se perdi. La bulla ces, mientras perplejos, todosse miraban de manera desconcertada. "Quin dijo esto?" todosse parecan preguntar buscando a quien estuviera hablando.

    Yo me re en silencio porque nadie miraba hacia el hombre queacababa de hablar. Era tan bajo de estatura que era fcil nonotarlo. Pero yo haba estado observndolo a el y al grupo de

    personas, intrigado por como se comportaba.

    Entonces l volvi a hablar en medio del silencio:

    "Tienen ustedes alguna idea de cmo era l?"Esta vez, todas las miradas se dirigieron hacia donde venia lavoz, sorprendidos.

    "Tu qu sabes de l, abuelo vejarrn?" pregunt finalmenteuno de ellos, en tono de burla, hasta que las miradasdesaprobantes de los dems lo callaron. Pero el extrao no tena

    prisa de hablar. El silencio se prolong en el aire, hasta que elsilencio se torno un tanto incomodo. Pero nadie hablaba y nadiese alejaba. Durante este momento, el hombre miraba a todos en

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    forma detenida, intentando capturar la mirada de cada uno porun breve segundo. Cuando me mir a m, todo dentro de m

    pareca derretirse. Yo evit su mirada. Pero rpidamente volv alevantar los ojos con la esperanza de que ya estuviese mirandohacia m.Por fin volvi a hablar. Sus primeras palabras se dirigierondirectamente al hombre que haba amenazado a los dems conel infierno. "De verdad que no tienes idea alguna de que temotiva verdad?" Su tono era triste, casi suplicando. Noexpresaba ninguna ira. Avergonzado, el hombre ech sus manoshacia arriba y encogi sus labios, perplejo sin entender cual erala pregunta.El extrao le dej retorcerse incomodo bajo las miradas de losdems por unos momentos, despus volvi a hablar, mirandohacia todos: El no tenia un aspecto atractivo. El podra caminar

    por esta calle, y ninguno de ustedes siquiera lo mirara. Dehecho, l tena un rostro que ustedes evitaran. Ustedes

    pensaran que l no podra ser uno de ustedes.

    "Pero nunca conoceras a un hombre mas apacible que el. Elpoda hacer callar la boca de sus enemigos sin siquiera levantarla voz. El no se abra paso a la fuerza; nunca atrajo la atencinhacia su propia persona; y no aparentaba aceptar aquellas cosasque lastimaban a su alma. El era autentico, hasta lo ms

    profundo de su ser.

    Y en lo ms ntimo de su ser haba amor." - El extrao hizo unapausa y movi su cabeza. - -"Guau! Como amaba l!" - Sus

    ojos miraban ahora mucho ms all de la gente, intentando penetrar ms all del tiempo y del espacio. - "Nosotros nisiquiera sabamos lo que es el amor, hasta que lo vimos en l. Elamaba a todos, aun aquellos que lo odiaban, a quienes no lesdaran la ms mnima cortesa. El segua preocupado por ellos,esperando que de alguna manera aun ellos pudiesen ver ms allde sus almas lastimadas y llegaran a reconocer quin caminabaentre ellos.

    "Y con todo este amor, l era completamente honesto. Auncuando sus acciones o palabras traan a la luz los motivos ms

    oscuros de la gente, ellos no se sentan avergonzados. Se sentanseguros a su lado. Sus palabras no indicaban que los estaba

    juzgando, simplemente los invitaba venir a Dios y ser liberadospor l. No hay nadie ms a quien t le confiaras tus secretosms profundos. Si alguien te fuese a sorprender en tus peoresmomentos, t desearas que fuera l".

    "El no perda tiempo burlndose de otros, ni de sus atadurasreligiosas". - El mir a aquellos que acababan de hacer esto. -"Si tena algo que decirles, lo deca y segua adelante; y en esemomento sabas que habas sido amado ms que cualquier otromomento de tu vida". Aqu el hombre se detuvo, con los ojoscerrados y la boca tensa, como si intentaba detener unaslgrimas que de seguro le iban a abrumar en un instante si lasdejaba brotar.

    "Tampoco estoy hablando de un sentimentalismo barato. El

    amaba de verdad. No importaba si fueras un fariseo o unaprostituta, un discpulo o un ciego pidiendo limosna por la calle,un judo, un samaritano o un pecador. Su amor era para todoslos que lo aceptaban; y la mayora, al verlo, lo hacan. Al fin decuentas, muy pocos realmente le siguieron, muy pocos pudieronsaborear en su encuentro con el, algo que nunca podran negaren los breves momentos que l haba pasado por sus vidas, aunaos despus. De alguna manera, pareca conocer todo acercade ti, pero l te amaba profundamente, tal como l te habahecho.

    El se detuvo y mir la gente. Unas treinta personas se habandetenido para escucharle, boquiabiertos de asombro.Puedo relatar sus palabras aqu, pero no hay manera de

    describir su impacto. Estas palabras vinieron de lo msprofundo de su alma.

    "Y cuando l estaba colgado en aquella cruz sucia" - y elhombre levant su mirada a los rboles sobre nosotros, - "esteamor segua fluyendo al igual sobre los burladores y sobre susamigos desilusionados. Cuando l se acerc a la oscuridad de lamuerte, agotado por las torturas y sintindose separado del

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    Padre, no hubo momento ms sublime en el mundo. Su vida fuedada para ti. El no era algn loco. El era el Hijo de Dios,derramado hasta lo ltimo, para abrirte el acceso libre a suPadre."Este hombre hablaba como alguien que haba estado con l. Dehecho, yo pens: "Este hombre es exactamente como yoimaginara al discpulo Juan."

    Acababa de pasar este pensamiento por mi mente, que l sedetuvo a media frase. Mirando hacia la derecha, pareca buscaralgo entre la gente. De repente fij sus ojos en m. Se erizo el

    pelo en mi nuca, y por mi cuerpo pas una ola de escalofros. Elme mir por un momento, y una breve sonrisa apareci en suslabios, mientras mova su cabeza en mi direccin y me gui elojo.

    Estaba l confirmando mi pensamiento? Esto sera absurdo.

    Incluso si l era Juan, l no podra leer pensamientos.Que estoy pensando? Cmo poda l ser un discpulo de hace2000 aos? Es simplemente imposible.

    Ms y ms gente se amontonaba. Aun el extrao parecaincomodarse con el espectculo que estaba causando.

    "Si yo fuera t", dijo, sealando su dedo ndice hacia aquellosque haban comenzado la discusin, "yo no perdera tantotiempo criticando asuntos de religin, yo tratara descubrircunto realmente l te ama. El podra ser ms real para ti que tu

    mejor amigo. El te cambiara desde adentro, y conoceras laverdadera libertad y el verdadero gozo." - Con esto se volte yse abri camino a travs de la gente, caminando hacia el ladoopuesto de donde yo estaba parado. Nadie se movi ni dijo algo

    por unos momentos.

    Intent pasar a travs de la gente para hablar personalmente coneste hombre. Podra realmente ser Juan? Si no, entoncesquin era? Cmo saba l las cosas que dijo acerca de Jesscon tanta seguridad?

    Fue difcil pasar entre la gente, manteniendo la mirada en Juan.Justo alcanc para verle pasar entre dos edificios.

    Cuando faltaban unos tres metros para alcanzarle, dio vuelta porun callejn. Nadie ms le haba seguido, de manera que iba a

    poder hablar con l a solas. Dobl la esquina para pedirle que sedetuviera.

    Pero el callejn estaba vaco. Boquiabierto, regres. Realmentehaba entrado a ese callejn? Mir en todas las direcciones, sin

    poderle encontrar. Yo estaba seguro que haba entrado a esecallejn. Pero no podra haber caminado los cuarenta metrosque mide el callejn en los tres segundos que me tom paraalcanzar el sitio.

    Sintiendo pnico, corr por la calle. Haba muros por amboslados; ninguna puerta ni pasaje por donde poda haber entrado.

    Al final del callejn haba un estacionamiento de autos, busquedesesperado pero no haba seal del extrao.

    Corr por la calle, buscando con cuidado seales del hombrecon la camiseta verde, mientras peda a Dios poderle encontrar.Me asome a los negocios que estaban cerca y aun en los autosque circulaban por la calle. No poda creer que lo deje salir demi alcance, estaba frustrado.

    Finalmente me sent en una banca, desorientado por laexperiencia. Puse mi cabeza entre mis manos tratando de

    encontrarle sentido a esta extraa experiencia. Mis pensamientos no tenan coherencia, muchos pensamientosabrumaban mi mente. Quin era ese hombre, y qu haba

    pasado con l? Sus palabras haban despertado una hambreprofunda en mi corazn; el solo recordar su sonrisa, me volvi acausar escalofros.

    Supe que no le volvera a ver. Descart los eventos de esamaana como uno de estos sucesos inexplicables en la vida quenunca tendran sentido.

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    Mas equivocado no poda estar.

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    -2-

    Un Paseo por el ParqueDurante las siguientes semanas repas en mi mente mil

    veces los sucesos de aquella maana. La idea de que l merecordaba al Apstol Juan, era una imaginacin pasajera,excepto que l pareca admitirlo con aquella mirada penetrante.

    Pero cmo poda Juan seguir vivo despus de 2000 aos?

    Podra haber sido una aparicin milagrosa, como cuandoMoiss y Elas fueron transfigurados en la presencia de Jess?Aun si lo fuera, podra l haber ledo mis pensamientos, odesaparecer tan fcilmente de mi vista?Incluso, volv a leer las palabras enigmticas que Jess dijo aPedro, acerca del futuro de Juan: "Si yo quiero que l quedehasta que yo venga, qu a ti? Sgueme t."

    Estas palabras causaron un rumor entre los discpulos de queJuan no iba a morir. Juan aclara en el Evangelio que esto no fueexactamente lo que Jess dijo. El haba dicho solamente: "y

    qu si yo quiero...?" El quera ensear a Pedro a seguir elcamino preparado para l, sin compararse con otros. Peroquiso Jess decir algo ms con esta ilustracin?

    Lo cont a mi esposa y a un amigo cercano, pero ellos solo serieron de m. Mi esposa me tarareo la msica de un programa detelevisin acerca de viajes extraterrestres. Siendo que no mehaban tomado en serio, empec a dudar si estas cosasrealmente haban sucedido aquella maana. Lo que no pudenegar, es que las palabras de aquel hombre me haban sacudidoen lo ms profundo de mi cristianismo.

    El vea a Jess de una manera muy distinta a la que yo habasido enseado. Haba tanta seguridad en sus palabras queempec a preguntarme a mi mismo si era a m a quien le faltabasaber algo importante. Durante las siguientes semanas volv aleer todos los Evangelios; pero esta vez mir ms all de las

    lecciones que Jess enseaba, para ver qu clase de persona eral. A pesar de ser cristiano por ya ms de veinte aos, descubrque no tena la menor idea de quin era Jess como persona ytampoco tena idea alguna de cmo poder conocerle mejor. Solome qued frustrado y, para aquietar todas estas preguntas, meinvolucre aun con ms intensidad en el ministerio.Cuatro meses despus, las cosas se volvieron aun ms extraas.Yo haba apartado una maana para estudiar y hacer

    preparativos para dar una enseanza en nuestros servicios deldomingo por la maana. Para m, esto era una oportunidadespecial. Pero una serie de crisis impedan que yo siquieraabriera mis libros. Primero, la persona que manejaba el sistemade sonido en la iglesia iba a estar de viaje este domingo y tuveque encontrar quien tomara su lugar. Despus vino alguienquejndose de lo poco amable que era nuestra iglesia. Habaasistido por dos aos y nadie nunca le haba invitado a su casatan siquiera para tomar una taza de caf juntos.

    Despus me llamaron Carlos e Isabela Prez para decir que nopodran asistir a la reunin familiar esta noche. Ya era la terceravez que iban a estar ausentes; un mal ejemplo por parte de miasistente. Cuando los presion para explicarme una razn para

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    no venir, finalmente me dijeron que ya no estaban felices con laiglesia y que consideraban salirse ya. Intent disuadirlos dehacer eso. Yo haba invertido horas incontables capacitndoles

    para poder dirigir su propio grupo familiar; cmo es que ahoraqueran salir? - "Nuestros hijos estn muy alegres con un grupode jvenes en otra iglesia ms cerca de nuestra casa; y anosotros nos incmoda que nuestra iglesia se ha vuelto muyimpersonal ltimamente." Cuando los conoc por primera vez,estaban a punto del divorcio. Yo haba pasado muchas horascon ellos para ayudarles a reavivar su matrimonio. Ahora, justocuando estaban llegando al punto donde podran devolver algo ala iglesia, se iban a otro lugar donde los pastos parecan msverdes.

    Finalmente, y para el colmo, el pastor principal llam justodespus del almuerzo para cancelar una reunin de negocioscon dos de los ancianos de la iglesia acerca de nuestro programa

    de construccin. Dijo que simplemente no se senta bien paratratar el asunto hoy. Me haba tomado tres semanas paraorganizar esa reunin. Me puse furioso y tuve que salir de laoficina para desahogar mi frustracin.

    Mi secretaria se asust cuando cerr la puerta con tanta fuerza,yo exasperado, seale hacia la puerta como si la puerta hubierahecho toda esta bulla por s misma. Mi mirada se qued fija enel letrero pegado en la puerta: "Jacobo Colsen, PastorAsociado".

    Aun recuerdo el primer da que pas por esta puerta, asombradoal encontrar el letrero ya colocado en su lugar y sorprendido porla responsabilidad que esto hacia caer sobre mis hombros.

    Nunca haba planeado entrar al ministerio de tiempo completo; pero el da que pas por esta puerta, pareca que todos missueos por fin se cumpliran. Cuatro aos despus, larealizacin de aquellos sueos pareca ms distante que nunca.Mis padres eran de clase media, yo haba crecido en la iglesia.Inclusive, durante los aos difciles de la adolescencia yo nuncame alej mucho de mis races espirituales. Me titule comoLicenciado en Administracin de Empresas en 1979 y empec a

    trabajar en el negocio de bienes races en Kingston, California.La economa mejoro, y constru un negocio lucrativo y de

    prestigio, en la compra venta de casas.

    Mi esposa y yo habamos ayudado a fundar la congregacindonde ahora yo trabajaba. Quince aos atrs, varias familias yunos estudiantes universitarios, desilusionados por las intrigasde poder en la iglesia tradicional a la que asistamos, decidimoscomenzar una iglesia nueva. Por algn tiempo nos reunimos ennuestras casas y valorbamos mucho la comunin que tenamos,

    pero pronto alquilamos un lugar ms amplio e hicimos esfuerzo por alcanzar nuestra comunidad. Al principio el crecimientofue lento, pero en los ltimos diez aos, hemos crecido a ms de2000 personas, construimos nuestro propio edificio y llegamosa tener un equipo pastoral completo.

    Cuan halagado me sent cuando el pastor me invit a ser parte

    de su equipo! Yo tena 39 aos, estaba cmodo en mi profesiny tena dos hijos pequeos. Enseaba una clase para adultos enla Escuela Dominical, que era una de las ms populares; y habasido miembro del cuerpo de ancianos de la iglesia por dos

    perodos.

    El pastor principal me dijo cunto me necesitaba. Le ayudara aliberarlo de responsabilidades para las cuales l no tena losdones correspondientes. Yo ganaba ms que suficiente en minegocio, pero saba que era solamente dinero - "el dios de lasriquezas", como escuch en las predicaciones. Estaba yogastando mi vida en mis propios placeres? Yo tena muy pocotiempo para las cosas que consideraba ms importantes. Fueentonces que acept el puesto en el pastorado, con la esperanzade que al fin ya no me sintiera mal con esta culpa.Y as fue por algn tiempo. Durante el primer ao o un pocoms, disfrut de la emocin de ayudar a dirigir una iglesiacreciente y de realmente tener tiempo para orar y estudiar laBiblia. Pero pronto la carga del trabajo se volvi opresiva.Trabajaba no solo todo el da, sino que me vi necesitando salirde mi casa cinco o seis noches por semana. Ni siquiera mequedaba tiempo para atender un poco a mis negocios, tal como

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    lo haba planeado y as reponer algo de mi sueldo, ahora msbajo a lo acostumbrado.

    Cuando me senta frustrado, a menudo buscaba alivio en unacaminata prolongada. As fue que le dije a mi secretaria que ibaa estar afuera por un tiempo y me dirig hacia un parquecercano. Frecuentemente, este parque era mi refugio, mi lugarde oracin y un lugar para estar a solas.

    Cuando llegu, vi con sorpresa que el parque estaba lleno denios que al parecer no tenan clases. Busqu si haba algnrincn libre. Y entonces lo vi - una figura solitaria en una de las

    bancas del parque. En la distancia se vea como aquel extraoque yo haba visto en San Luis Obispo.

    Mi corazn se par por un momento. Frecuentemente haba pedido a Dios que me diera una oportunidad de hablar con

    aquel hombre, pero haba abandonado toda esperanza de quefuera posible. Al instante volvieron los recuerdos de aquellamaana, y del hambre que haba despertado en mi corazn.

    Mientras me acercaba a este hombre, pareca tener la estaturaexacta; pero era difcil acertarlo porque estaba sentado. Su caray barba eran similares, pero estaba con lentes oscuros ysombrero, al verlo de esa manera yo no estaba seguro. El

    pareca mirar hacia la distancia, sin percatarse de mi presencia.Sera l?

    Qu deba hacer?

    Mientras pas delante de l, volteo su cabeza e inmediatamenteapart mis ojos. No tenia idea alguna de qu decir. Segucaminando. Despus de caminar unos diez metros tuvesuficiente valor para detenerme y pretend mirar hacia otras

    partes del parque, como pretexto para volver a mirar al hombresentado en la banca.

    Ciertamente se vea como l.

    Comenz a voltear la cabeza. Antes de darme cuenta, me estabaalejando de l nuevamente. A cincuenta metros encontr una

    banca desocupada; fui a la banca y me sent. En este momento,el hombre se levant y camino en la direccin opuesta.

    No! Qu har? Supongo que es ahora o nunca.

    Con un brinco, salt de mi lugar, corriendo tras l. Finalmenteme acerqu suficiente que tendra que seguir caminando defrente o detenerme para hablar con el. "Disculpe!" dije alacercarme.

    El se detuvo y volte hacia m. "S?" - Una sola slaba no essuficiente, pero su voz son parecida.

    "Esto te parecer como una broma, pero te pareces a alguienque vi hace unos meses en la ciudad de San Luis Obispo.

    Podra ser tu esa persona?" - Sus lentes oscuros me miraron sinexpresin. Si tan solo pudiera ver sus ojos, lo sabra concerteza.

    "De hecho estuve all hace unos meses, pero solo por unos das.Nos hemos encontrado all?"

    "No, pero alguien que se pareca a ti, se meti en una discusinque unas personas tenan en la calle."

    "Es posible que haya sido yo". El encogi sus hombros alresponder."Fue una discusin acerca de la religin. Y si t eres esehombre, entraste en el debate y hablaste acerca de Jess, ycunto l realmente amaba a la gente. Tiene esto sentido?""Claro que si. Yo hablo con la gente todo el tiempo,especialmente a aquellos que buscan cosas espirituales. Es

    posible que haya sido yo."

    "Mi nombre es Jacobo Colsen." Extend mi mano.

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    "Hola Jacobo. Yo soy Juan", respondi y estrech su mano parasaludarme.

    Sent que me faltaba aire para seguir hablando. "Eres t elhombre que habl a esa gente? Fue un sbado por la maana.Me viste all?"

    "No recuerdo especficamente haberte visto a ti, pero s suenacomo una conversacin que yo podra haber tenido.""Podemos hablar por unos momentos?" Mir mi reloj y me dicuenta de que me quedaban solo 30 minutos antes de misiguiente cita en la oficina. Me dirig hacia una banca cercana.

    "Con gusto." Nos sentamos en la banca, mirando a la distancia.

    "Esto va a sonar extrao", dije finalmente, "pero estuve orando por una oportunidad de encontrarme contigo. Tus palabras

    realmente me tocaron en aquel da. Hablaste de Jess como sihubieras estado con l personalmente. En algn momentoincluso me pregunt si eras el apstol Juan."

    El se ri. "Esto me hara un poco viejo, no crees?"

    "S que esto suena absurdo, pero cuando pens esto, t tedetuviste en medio de tus palabras, volteaste hacia mdirectamente y asentiste con la cabeza como estando de acuerdoconmigo. Intent seguirte cuando te alejaste del grupo, pero

    parece que te perd en la multitud."

    "Quizs no era el tiempo para conocernos entonces. Por lomenos, aqu estamos ahora. Sobre qu quieres hablar?"

    "Eres t?""Si yo? soy quien?"

    "Eres Juan?"

    "Juan, el discpulo de Jess?" El sonri, obviamente divertidopor la idea. "Bueno, ya sabes que mi nombre es Juan, y yo sacepto ser un discpulo suyo."

    "Pero eres t aquel Juan?"

    "Por qu es esto tan importante para ti?"

    "Si lo eres, tengo unas cosas que quisiera preguntarte."

    "Y si no lo soy?"

    No saba qu decir. Yo haba sido profundamente impactado por sus palabras, ya no importaba quien era. El pareca saberalgunas cosas acerca de Jess que yo no comprenda. "Supongoque de todas maneras quisiera hablar contigo."

    "Por qu?"

    "Tus palabras en San Luis Obispo me movieron profundamente.Parece que t conoces a Jess de una manera que yo solo puedoaorar. Soy pastor, miembro del equipo pastoral de una iglesiagrande - la "Congregacin del Centro". Alguna vez escuchastede ella?"

    "No, pienso que no."

    Su respuesta me ofendi un poco. Por qu no saba denosotros? Vives por aqu?"

    "No. De hecho, es la primera vez que estoy en Kingston.""De verdad? Qu te trae por ac?"

    "Quizs tus oraciones", dijo rindose. "No estoy seguro."

    "Escucha, tengo que irme en unos minutos. Podemos volver aencontrarnos alguna vez?

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    "No s. Realmente no tengo la libertad de hacer un compromisocon una cita. Si necesitamos volver a encontrarnos, estoy seguroque suceder. Hoy tambin nos hemos encontrado sinacordarlo."

    "Podras visitarme para una cena esta noche? As podramoshablar."

    "Lo siento, pero ya tengo un compromiso esta noche. Qu estapasando?"

    Dnde deba empezar? Yo tena tanto de que hablar, pero soloquedaban 20 minutos antes de tener que volverapresuradamente a la oficina y aun as iba a llegar tarde.

    "Estoy realmente frustrado. Parece que ltimamente, cada persona con quien hablo siente que ya se las acabo el

    combustible aun cristianos que conozco desde hace dcadas.Ayer me encontr con uno de nuestros ancianos, yo siempre pensaba que era firme como una roca. Eduardo est bastantedesilusionado. Me dijo que a veces se pregunta si en verdadDios es real o si todo este cristianismo es solo un fraude."

    "Qu le dijiste?""Intent animarle. Le dije que no podemos vivir por vista, sino

    por fe; le record que haba hecho muchas cosas maravillosaspara Dios y que Dios lo honrara algn da. Que hemos de serfieles y no confiar en nuestros sentimientos."

    "O sea, le dijiste que l no tena derecho a tener estossentimientos o estas preguntas?"

    "No, esto no es lo que dije."

    "Ests seguro?" - Su pregunta fue firme, pero no acusatoria.

    Tomado por sorpresa, repas lo que le haba dicho.

    "Comprende algo, Jacobo, esta vida en Jess es una cosa real.No es un juego. Cuando la gente siente que algo est mal sabesqu he descubierto? Que, normalmente, algo esta mal enrealidad."

    "Y yo le dije que no le pusiera atencin", dije, ms para mmismo que a Juan. Sacud mi cabeza al darme cuenta.

    "Crees que le ayudaste?"

    "No s. Le di mucho nimo y l pareci estar mejor."

    Juan no dijo nada. Me dej pensarlo detenidamente.

    "Tienes razn, no le ayud en absoluto. Supongo que solo leech la culpa."

    "Piensas que volver a hablar contigo la prxima vez quetenga estos pensamientos?"

    Sacud mi cabeza y me arrepent de casi todo lo que le habadicho esta maana. Tendr que volver a llamarle e intentarlo denuevo.

    "Y qu de ti, Jacobo? Que tal esta funcionando para ti?"

    "Funciona qu?"

    "Tu fe. Ests experimentando la vida de Dios al nivel que lodeseas?"

    "De vez en cuando me siento frustrado, como hoy. Pero por logeneral no puedo imaginar algo que me gustara hacer ms quelo que estoy haciendo ahora mismo."

    Juan no reaccion.

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    "Lo que quiero decir es que extrao el dinero que ganaba y eltiempo libre que tena antes, pero lo que tengo ahora valemucho ms. Estamos haciendo un gran impacto en esta ciudad."

    El segua en silencio. Yo no saba qu ms decir, pero antes dedarme cuenta, unas lgrimas empezaron a brotar de mis ojos y

    me encontr batallando para respirar. Me sent increblementesolo.

    Por fin, Juan volvi a mirarme. "No estoy hablando de lo queests haciendo. Ests lleno del amor de Jess, tal como estabasel primer da que creste en l?"

    - Las palabras se abrieron camino hasta lo profundo de mi alma,y sent derretirme por dentro como un cubo de mantequilla enuna sartn.

    "N... N... N... No!" Pareca que la palabra no poda salir.Cuando por fin sali, sali un suspiro largo. "Esto no hafuncionado por aos. Parece que cunto ms hago para Dios,ms se aleja l de m."

    "O, quizs ms te alejas t de l."

    "Qu?" - Quienquiera que l era, l miraba todo desde unngulo diferente.

    "Sabes por qu te sientes tan vaco?"

    "Realmente no lo he pensado, Juan. He estado ocupado, yparece que Dios me usa para tocar a la gente. Yo simplementesupona que as tiene que ser. No me doy permiso a pensar enello demasiado. Me desanima demasiado. -Quiero decir, tengomucho por que estar agradecido, una esposa que me ama y mecomprende, unos hijos maravillosos, un hogar hermoso y estoysirviendo a Dios con todo lo que tengo. Pero estoy vaco aqudentro." Golpeaba mi pecho con el puo, y mis ojos sehumedecieron an ms.

    "Tu conversacin con Eduardo te dio miedo, no es verdad?""Cmo?" Por segunda vez, l me tomaba de sorpresa.

    "Quizs te sientes igual de vaco como se siente l, pero noquieres detenerte para reconocerlo. Quiz las palabras que ledijiste a el eran realmente para ti."

    "Nunca hubiera pensado en esto; pero recuerdo que me sentmuy incmodo cuando l hablaba. El me hacia preguntas queyo no quera contestar."

    "Sabes de qu se trata en todo esto, Jacobo?" - Juan se recargoen la banca, cruz sus brazos sobre su pecho y mir hacia losnios que jugaban. - "Se trata de la vida - la vida real de Diosque llena tu vida. La clase de amistad que Adn tena con lcuando caminaba en el jardn de Edn. La vida de Dios no esuna abstraccin teolgica. Es plenitud, libertad, gozo y paz de

    vivir en l y persiste aun frente a tus peores circunstancias.Jess vino para compartir esta vida con cada uno que pone suconfianza en l, en vez de que cada uno intente controlar su

    propia vida. No se trata de trabajar duro, tener un ministerio grande o unedificio nuevo. Se trata de una vida que puedes ver, saborear ytocar; algo que puedes disfrutar cada da que vives. Yo s quemis palabras no lo pueden describir adecuadamente, pero tsabes de lo qu estoy hablando. Tuviste momentos as, no esverdad?"

    "S. S los he tenido, pero siempre fueron tan pasajeros.Recuerdo como era as en los primeros das, pero ahora estoylejos de eso. Qu est mal conmigo? Cmo puedo ser uncristiano de tanto tiempo, estar tan activo en la iglesia y nocaptar lo importante? Cmo es que yo pierdo el contacto conesta vida, aunque no lo quiera?"

    "Lo he visto suceder vez tras vez", respondi Juan. "Es comouna epidemia hoy da. De alguna manera, nuestra experienciaespiritual hace que le demos mayor importancia a las cosasequivocadas y al final estamos distrados de la vida verdadera.

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    Sucedi tambin en la primera iglesia. Recuerdas lo que pasen feso, y lo que Jess les dijo en su carta en Apocalipsis? Suteologa era irreprochable. Ellos podan discernir un error comoun pelo en la sopa a cien pasos de distancia. No tenan miedode confrontar a aquellos que se pusieron adelante en elministerio, para descubrir quines hablaban la verdad y quines

    inventaron un mensaje solo para ganar fama propia.Perseveraban en el sufrimiento como nadie ms en toda laiglesia cristiana. Nunca se quejaron al ser agraviados por otros.Pero aun con todo esto, estuvo Jess contento con ellos?"

    Hacia poco que haba yo enseado sobre este pasaje, as quesaba de qu estaba hablando Juan. "No, su reproche fue porhaber cado de su primer amor."

    Esto es correcto! Asombroso, no lo crees? Aquello que lesfaltaba, abri un vaco tan grande que se trag todo lo bueno

    que podran haber logrado. Ellos haban abandonado el amorque los consuma, que tenan por Jess al principio. Sin esteamor, su servicio no tena sentido. Puedes estar tan ocupadotrabajando para l, que te olvidas de conocerle a el. Nada de loque ellos hacan estaba motivado por amor hacia l o por elamor de el hacia ellos. Por eso todo lo que hacan no solo dejode tener un valor, sino que se torno en algo destructivo.""Ese soy yo!" dije. "Ests hablando de m!"

    "Es una historia antigua, Jacobo. Se ha repetido un milln deveces bajo un milln de nombres diferentes. Te acuerdas delda cuando el amor de Jess cautiv tu corazn por primeravez?"

    Los recuerdos volvan a inundarme como olas. "S. Tena doceo trece aos, y saba que algo estaba sucediendo. Mis padresestaban en la sala de la casa orando con unas treinta personas.Haban estado ah ya por cuatro horas y no pensaban en parar.Pareca incluso divertido. As sucedi cada viernes por lanoche. Anhelaban juntarse para orar. A veces cantaban, a vecesse rean y a veces incluso lloraban. Terminaban a las once de lanoche o aun ms tarde.

    Esto fue un gran cambio para mis padres. Ellos haban crecidoen la iglesia, y eran miembros activos de la iglesia Bautista,asistan regularmente y servan en una variedad de comits.Pero pareca que nunca disfrutaban de la iglesia. Algunosdomingos incluso logrbamos convencerlos de quedarse encasa.

    Pero esto era diferente. No haba manera de alejarlos de laoracin. Se haban vuelto apasionados en su caminar con Dios.Y Dios cambi sus vidas. Los liber de hbitos pasados, y la

    presencia de Dios era ms fuerte que sus necesidades, y lean laBiblia en cada oportunidad. Oraban acerca de todo. Se sentanalegres, libres, y vivos en la fe por primera vez. Nosotros, losnios, tambin experimentamos hambre de lo mismo. Ellosoraron por nosotros, y esta fue la primera vez que recuerdohaber tocado la vida de Dios. Incluso recuerdo cuando escuchla voz de Dios por primera vez."

    "Y qu sucedi con todo esto?"

    "Por unos aos creci, y ellos queran que la iglesia dondeasistan tambin aceptara estas ideas. Pero al fin brotaron lassospechas y las acusaciones. Despus fue claro que mis padresya no eran bienvenidos en la iglesia. Muchos de su grupo seretiraron de la iglesia, pero esto no disminuy su celo. Ellossimplemente lo vieron como una persecucin.

    Siendo que ya que no eran bienvenidos en la iglesia, el grupodecidi comenzar una iglesia nueva todos juntos. En la primerareunin vinieron ms de 80 personas, amontonados en un hogar

    pequeo. El ambiente se senta elctrico. Haban decididoorganizarse, alquilar un local y contratar a un pastor.

    Y entonces, por primera vez pude verlo claramente:"Lentamente, todo muri. Ellos se distrajeron por todo eltrabajo, que pronto perdieron aquel gozo que tenan desimplemente amar a Jess."

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    "No es extrao, que la formacin de lo que ellos llamabaniglesia, pudo lograr lo que la persecucin no logr? No haynada ms que el Padre desea que t simplemente te dejes caeren su regazo de amor y que nunca salgas de este lugar el restode tu vida. El plan de redencin de Dios, desde el da de lacreacin hasta el da de su segunda venida, es para acoger a

    cada uno de nosotros a esta relacin de amor que el Padre, elHijo y el Espritu Santo han compartido entre ellos desde todala eternidad. El no quiere nada menos - y nada ms!

    Este no es un Dios distante que envo a su Hijo con una lista dereglas a seguir o rituales a practicar. Su misin fue invitarnos asu amor - a una amistad con su Padre que el describe como unaverdadera amistad. Pero qu hacemos? Rpidamentequedamos atrapados por una cultura religiosa que esta motivada

    por obras, que arrasa con este mismo amor que pretendesostener.

    En feso fue identificar y expulsar a todos los maestros falsos.En Galacia fue hacer que todos observaran los rituales delAntiguo Testamento. Hoy, es hacer que todos cooperen con los

    programas de la iglesia. No es importante lo que suceda paraapartar a la gente del amor de Dios, puede ser cualquier cosaque les preocupa tanto que se convierte en un sustituto de eseamor. Es ms fcil ver el problema cuando se trata de lacircuncisin en Galacia, que cuando es la asistencia a losservicios domingo por la maana en Kingston. Pero ambos

    pueden llevar a la misma situacin: creyentes aburridos ydesilusionados, que ya no son capaces de vivir en la vida delPadre."

    Yo no saba que decir. No estaba seguro si estaba de acuerdocon l. Cmo poda la asistencia a la iglesia ser algo como lacircuncisin?

    "Djame hacerte una pregunta, Jacobo. En el auditorio de tuiglesia Cuntos cuadros se encuentran en el cielo falso deltecho?"

    Pude responder inmediatamente. 312 completos y 98parciales."

    "Y cmo llegaste a saber esto?"

    "Los cuento cuando me aburro."

    "Debes estar aburrido muy a menudo. Sabes cuntos otrostambin se aburren? Una vez me encontr con una persona queincluso sumaba cada vez los nmeros de la pagina de loshimnos en el himnario que se iban a entonar, para ver si algunavez la suma daba el numero 666. No crees t que la gente nose ocupara en estas cosas, si estuvieran compartiendo la vida deDios? Puede esto ser una seal que algo est mal?"

    Bueno, tal vez l tena razn.

    "Cuando llegaste a la iglesia el domingo pasado Cul fue tultimo pensamiento al entrar?"

    Esto no lo pude recordar rpidamente. "Estuve repasando misapuntes, intentando pensar en una ilustracin que todava mefaltaba."

    "S, pero qu dijiste dentro de ti cuando estacionaste tuautomvil frente al edificio?"

    Demor un momento para recobrarlo de la memoria: "Estarcontento cuando el servicio haya terminado y podr volver acasa.' Me re al recordarlo. "Cmo lo supiste?"

    "No lo saba, pero no me sorprende. Sabes cunta gente hayque piensa as, y que al igual que a ti se les paga para estar all?La rutina finalmente nos marchita la vida, no importa cuan

    buena sea."

    "Entonces la desilusin de Eduardo, el anciano es algobueno?" pregunt, incrdulo.

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    "Igual como la tuya. Te ests dando cuenta de que esta rutina nocontribuye a tu deseo de conocer mejor a Dios. Estar sentadodurante el mismo programa semana tras semana, te agota. Noests cansado de estar cayendo ao tras ao en las mismastentaciones, de estar orando las mismas oraciones sin recibirrespuesta, y de nunca llegar a discernir la voz de Dios con ms

    claridad?"

    S, estoy cansado de esto. Yo mismo me sorprend de lorpido que la respuesta haba salido de mis labios. "Entonces,por qu lo hacemos?"

    "La respuesta a esto, Jacobo, te dir ms acerca de ti mismo queacerca de la iglesia. Por ahora, date permiso a ti mismo a serhonesto acerca de tu aburrimiento y tu desilusin. El Padrenunca abandon su deseo de compartir contigo la mismaamistad que haba cuando tenas trece aos."

    "Han habido otras veces desde entonces.""Por supuesto, pero no duraban mucho, no es verdad? Dehaber durado, entonces no hubieses necesitado encubrir a gentecomo Eduardo, tratando de darle animo a su espritu con

    palabras huecas. A personas como el, no se les debe callar comosi fuera alguien falto de fe. Ms bien deben ser aplaudidos porsu valenta de tomar su vida espiritual como algo real. Te digola verdad, la honestidad de Eduardo es una demostracin deuna fe mas grande que la tuya, sintindote incomodado con sus

    preguntas."

    "Qu debo hacer, Juan? Yo quiero esa vida de la que thablas."

    "Esto no requiere mucho de ti, Jacobo. Solo s franco con elPadre, y resuelve no volver a tu caparazn de tortuga ycalladamente prolongar un dinamismo espiritual al cual se le haido la vida. La lucha que estas teniendo, viene del llamado delEspritu de Dios a tu espritu. Pdele perdn por haber sustituidocualquier otra cosa por el poder de su amor, e invtale amostrarte como tus esfuerzos de buenas obras opacan su amor

    por ti. Deja que Dios haga lo dems. El te acercara hacia lmismo."

    Mir mi reloj y supe que ya tena que irme. "Lo siento, tengoque ir corriendo. Intentar hacer lo que dices, Juan."

    Agrego Juan una cosa ms: "No ser una alegra volver adespertar amado por Dios cada da, sin tener que sentirmerecerlo con algn esfuerzo de tu parte? Este es el secreto del

    primer amor. No intentes ganrtelo. Debes saber que eresaceptado y amado, no por lo que puedes hacer para Dios, sino

    porque l te escogi en Cristo por su misericordia increble."

    Me levant para volver a mi trabajo. Al despedirme de Juan, el

    sostuvo mi mano por un momento y me dijo: "Esto no es difcil,Jacobo. En su reino realmente recibes lo que buscas. Esta es laclave de todo. Si buscas una relacin con Dios, la encontrars."

    "Entonces por qu no la tengo? Pens que esto es lo quebuscaba todo el tiempo."

    "Sin duda, as pudo haber sido al principio. Pero esto funcionaal revs tambin. Si miras lo que al final recibiste, sabrs qufue lo que realmente estabas buscando!" Me solt la mano.

    Sus palabras terminaron en una forma tan definitiva, y yo estabaya apresurado para llegar a mi cita, que simplemente asent conla cabeza. No tena idea alguna de que el lo que me quiso decir.

    "Espero volver a verte."

    "Bien, pienso que s nos veremos... todo a su tiempo."

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    Le agradec, y corr por el parque, ahora bastante tarde para micita. Siempre me asombra el hecho de que los viajes msgrandes de nuestra vida parecen comenzar de manera tansencilla, que ni siquiera tenemos idea de la aventura a la quenos hemos embarcado, hasta que ya estamos bien avanzados enel camino y miramos atrs.

    Yo no iba a ser la excepcin.

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    - 3 -Es esto EducacinCristiana?Mi breve tiempo con Juan en el parque result ms

    frustrante que de ayuda alguna. Aunque sal de esaconversacin entusiasmado acerca de nuevas posibilidades, ypas el resto del da sin nada del estrs que me haba abrumadoantes, el entusiasmo pronto se desvaneci.

    Se me hizo difcil recordar todo lo que l haba dicho, y tenacien preguntas que hubiera deseado hacerle. Me sent enojado

    porque el tiempo haba sido tan breve y l no haba estadodispuesto en acordar otra cita. Quin era l, por fin? Tal vezme estaba haciendo alguna broma cruel?

    Pero yo me haba sentido completamente cmodo al conversarcon l. Me hacia recordar las conversaciones que tena con mi

    padre antes de su muerte en un accidente, hace ya cinco aos.Senta un afecto similar por Juan. El haba alimentado mihambre de conocer mejor a Jess, y esta hambre no disminua,

    pero no encontraba manera de satisfacerla.

    Despus del encuentro con Juan, separe 45 minutos cadamaana, antes que el resto de la familia despertara, para leer laBiblia y orar. Aun cuando era consistente en hacerlo cada da,no sent ninguna diferencia. Las mismas tensiones del trabajo ydel hogar haban vuelto. Ninguna de mis oraciones pareca teneralgn impacto.

    Mi esperanza era encontrarme con Juan nuevamente, pero estono sucedi. Durante algunas semanas me sorprend a m mismo

    buscando a Juan en cualquier lugar, al hacer compras, al comer

    en un restaurante, o incluso al conducir mi auto por la calle. Devez en cuando vea a una persona de aspecto similar, y micorazn se paraba por un instante; pero cuando me acercaba,mis esperanzas se desvanecan cada vez. Incluso, me sala de micamino de vez en cuando para regresar a aquella banca en el

    parque.

    Imagnate mi sorpresa cinco meses despus, cuando vi su caraconocida en el lugar donde menos lo esperaba - mirando atravs del cristal de una de las puertas de nuestro auditorio.Era un domingo por la maana, durante nuestro servicio msgrande, y yo estaba caminando por el pasillo con mi mejor carade "qu haran sin m?". Acababa de encontrar y eliminar unzumbido molesto de nuestro equipo de sonido profesional.Poda sentir los ojos de la gente que me miraba, aun cuando el

    pastor estaba orando en este momento. Mantuve mi cabezaagachada hasta llegar a mi asiento, y mir a lo largo del pasillo.All estaba l. Sus ojos eran inconfundibles, y mi corazn casise me sali de l pecho al reconocerle.

    Contine caminando y pas mi silla vaca y sal por la otramitad de las puertas dobles. El estaba parado all, las cejas

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    fruncidas, y yo pens: Cuan extrao y fuera del lugar l se veeste hombre en nuestro edificio. No s por qu tuve estaimpresin. No era su manera de vestir era ms que apropiada

    para nuestros servicios informales. Tenamos a otros queasistan que portaban barba similar y el cabello aun ms largoque el suyo. Pero l simplemente se vea fuera del lugar.

    "Juan, qu haces aqu?" dije a voz baja.

    El me sonri y se volte nuevamente para mirar hacia adentro.Despus de unos momentos, por fin habl: "Pens venir paraver si tenas unos momentos para hablar."

    "Dnde has estado? Te he buscado por todas partes." - Elsegua mirando por el cristal. - "Me gustara hablar, pero ahorano es un buen momento. Estamos en medio de nuestro servicioms grande."

    Ahora Juan se apart de la ventana. "S, me he dado cuenta." -Pude escuchar como en el auditorio la congregacin se pona de

    pie, mientras el grupo de alabanza empezaba a tocar laintroduccin de la siguiente cancin.

    "Qu tal ms tarde? Despus del servicio?"

    "Solo estoy de paso y pens ver cmo ests. Ests encontrandorepuestas a tus preguntas?"

    "No s. Estoy haciendo todo lo que s hacer. Mi vidadevocional ya est ms ordenada, mucho mejor que antes."

    Su silencio me dijo que no haba respondido a su pregunta.Pens que podra aguantar el silencio ms tiempo que l, perome sent tan incmodo que tuve que volver a hablar. "OH...

    bien... que puedo decir? Supongo que no. De hecho, pareceque cunto ms lo intento, ms vaco y ms frustrado mesiento."

    "Bien." Juan asinti con la cabeza, mientras segua mirando alinterior del auditorio. "Entonces aprendiste algo valioso, no?"

    "Qu?" - Pens que l me haba malentendido. "Dije que nofuncionaba. Realmente me esforc mucho, pero parece que nadasucede."

    "Entiendo", respondi Juan, voltendose hacia m. "Quieressaber por qu? Ven conmigo, te lo mostrar."

    Se volte e indic con su cabeza que le siguiera. Caminamospor el pasillo que lleva a las aulas de los nios. Mientras l sealejaba de m, mir hacia atrs al auditorio. No lo deba seguirahora. Deba estar en el servicio. Qu pasa si el equipo desonido vuelve a fallar? Qu pasa si...?

    El ya daba vuelta a la esquina para ese entonces. De esta

    manera le haba ya perdido una vez, no es verdad? Sinpensarlo ms, corr por el pasillo para encontrarle.Al dar la vuelta apresurada a la esquina, casi derribo a unafamilia joven que venia en mi direccin. Ped mil disculpas poratropellarlos, pero pareci que ellos no me escuchaban. En suscaras expresaban vergenza.

    "La nica vez que llegamos tarde", suspir la esposa, "y miraquin nos encuentra - uno de los pastores! De verdad, nosotrosnunca llegamos tarde." Mientras me disculpaba, pude ver queJuan se haba detenido para esperarme. El se apoyaba en unmuro mirando nuestro intercambio. Sus cejas sealaban haciaarriba, y su sonrisa chueca pareca decir: "Te pill!"

    De repente me sent como un polica de la iglesia. Hacia ya dosdomingos haba hecho un anuncio grande, remarcando laimportancia de llegar puntual al servicio, para no interrumpir laadoracin al entrar tarde. Sent que Juan estaba escuchandonuestra conversacin.

    "La llanta del automvil se averi en el camino", se disculp elesposo.

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    "Que suerte tienen ustedes. Hoy no estoy dando infracciones opapeletas por llegar tarde." Les dije rindome, esperando calmaras la incomodidad que sentan - y tambin la ma. "Me alegrode que hayan llegado. Bienvenidos." Los abrac a los dos y losacompa hasta las puertas del auditorio.

    Corr nuevamente hacia las aulas de los nios. All estabaparado l, delante de nuestro tablero de anuncios de la EscuelaDominical. Sus ojos seguan las letras grandes encima de losanuncios, que decan: "ME ALEGR CON LOS QUE MEDECAN: A LA CASA DEL SEOR IREMOS"

    "Qu significa esto?", pregunt, dibujando un arco irisimaginario con su dedo ndice sealando las letras.

    "Que debemos disfrutar de estar en la presencia de Dios." Sinquererlo, mi voz se elev al final, lo que hizo que mi respuesta

    sonara ms bien como una pregunta."Buena respuesta. -Por qu est esto aqu?"

    "Este es nuestro lema para la educacin cristiana." Quise darla impresin de estar tranquilo, pero saba que l estaba tratandode ir hacia algo ms. Solo que no poda estar seguro hacia qu.

    "Intentamos proveer un ambiente donde los nios realmentedisfrutan venir a sus clases."

    "Y 'la casa del Seor', sera este edificio?" El sealaba haciaambos extremos del edificio.

    Uups. No me gust el giro que la conversacin estaba tomando.Despus de una pausa, respond: "Bueno, por supuesto todossabemos que significa algo ms grande que esto." Me sent

    bastante incomodo al no tener una respuesta buena en miarsenal."Pero qu piensan las personas que lo leen?"

    "Ellos probablemente lo toman en el sentido de asistir a nuestraiglesia."

    "Y es este el mensaje que ustedes quieren que la gentepiense?"

    Decid no contestarle, tal vez cambiaria de tema. Peronuevamente, l permaneca callado por ms tiempo de lo que yo

    poda aguantar. "Supongo que s."

    "Te das cuenta que el aspecto mas poderoso del Evangelio noslibera de la idea de que Dios habita en algn edificio especial?Para un pueblo que estaba sumergido en los rituales del templo,esto era una noticia grandiosa o terrible. Sus seguidores

    pensaban que era una noticia grandiosa. Ya no tenan quepensar que Dios estaba escondido en los laberintos del templo ysolamente al alcance de personas especiales en tiempos

    especiales."Me di cuenta de la tristeza en su voz, y me qued callado por unmomento.

    "Entonces, Jacobo, si no es este edificio, dnde est la casa deDios?"

    "Nosotros lo somos." - Sacud mi cabeza al darme cuenta decun incongruente me pareca este letrero ahora. Me pregunte siJuan sabra que yo haba sido el de la idea de poner ese letrero.De seguro que yo no se lo iba a decir ahora."Entonces como puede uno ir a s mismo?" suspir Juan."Recuerdas lo que Esteban dijo justo antes que levantaran

    piedras para matarle? 'El Altsimo no vive en casas hechas pormanos humanas.' Fue en ese momento cuando ellos sevolvieron contra l. Sus palabras les recordaba lo desafiante queJess fue al decirles que si destruan el templo, el lo reedificaraen tres das. La gente puede volverse muy delicada cuando setoca el tema acerca de sus edificios, especialmente si piensanque Dios vive adentro."

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    No dije nada, solo asent con la cabeza.

    "Y se alegran ellos cuando vienen a la casa del Seor?"

    Demor un momento para comprender lo que l quera decir. -"Eso es lo que deseamos. Trabajamos bastante duro para

    lograrlo."

    "Esto se puede ver claramente." - Juan examinaba el tablero conuna abundancia de anuncios acerca de diferentes clases,reuniones para voluntarios, actividades de grupos y letreros

    pidiendo donativos de materiales para las clases de los nios.

    "Un programa de calidad requiere mucho trabajo."

    "Sin duda. Y no poca culpabilidad tambin, sin mencionar lamanipulacin." - Segu sus ojos hacia el centro de nuestro

    letrero que solicitaba maestros voluntarios. Mostraba una foto atodo color de un adolescente pandillero en una calle de laciudad ya anochecida. En letras grandes deca al margenizquierdo: "Si tan solo alguien hubiera tomado tiempo paraensearle acerca de Jess. . . Involcrate hoy."

    "Sentimientos de culpa? Manipulacin? No intentamos hacersentir culpa a nadie, solamente les damos los hechos."

    El movi su cabeza y comenz a caminar por el pasillo. Miratrs hacia el auditorio, donde deba estar. Pero decidrpidamente quedarme con Juan, que ya haba entrado a otro

    pasillo.

    Al doblar la esquina, pude escuchar el canto de nios:

    "Estamos todos en nuestro lugar, todos con caras sonrientes.

    Buenos das a ti! Buenos das a ti!"

    Juan mir a travs de la puerta que estaba parcialmente abierta.Filas de nios de primer grado estaban sentados frente a la

    maestra en sus sillitas pequeas. Al terminar la cancin hubomucho movimiento, empujones y risas. Un nio con unachaqueta azul se volte para ensearle su lengua a una nia.Cuando se dio cuenta de que nosotros lo mirbamos, deinmediato se volte y aparent prestar atencin. No podamosver a la maestra desde donde estbamos, pero podamos

    escuchar su voz suplicante:

    "Digamos nuestro verso de memoria", grit. "Adelante!Clmense, o no habr galletas y jugo al final." - Aparentementela amenaza funciono, porque el aula empez a tranquilizarse.

    "Quin sabe su verso?" - Muchas manos se levantaron. -"Vamos a decirlo juntos. "Me alegr con los que me decan",las voces nunca cambiaron de tono, "A la casa del Seoriremos. Salmo 122:1." - La mayora de las voces se habanapagado antes del final, excepto una nia que quera mostrarle a

    todo el mundo que ella si se lo saba."Y qu significa esto?" grit la maestra en medio de la bullaque se volva a levantar.

    Dos manos se levantaron; una fue la de la nia que habarepetido el verso a voz tan alta. "Marisela, dinos!"

    "Esta es mi hija", dije a Juan a voz baja.

    La nia se puso de pie. "Significa que debemos disfrutar devenir a la iglesia, porque es aqu es donde vive Dios."

    "Esto es correcto", dijo la maestra, mientras yo sent mi caracalentarse de vergenza.

    Encog mis hombros cuando Juan me sonri divertido. A vozmuy baja dijo: "Est funcionando. . ." - La expresin de su carame liber. Demostr claramente que l no estaba aqu paraavergonzarme.

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    La maestra reparti estrellitas de papel dorado para que losnios las pegasen sobre un tablero en la pared. Recibanestrellas por asistir a la clase, por sus versos memorizados, y sitraan su Biblia. Mientras los nios reciban sus estrellas, laclase se volvi un caos, y los nios se empujaban unos a otrosmientras buscaban sus nombres en el tablero.

    Cuando la clase volvi a sentarse, la maestra seal haciaalgunas de las filas en el tablero. "Miren todas las estrellas quetiene Roberto. Marisela tambin va muy bien, y tambinLizbeth y Carmelita. No se olviden que las cinco sper-estrellasrecibirn un premio especial al fin del trimestre. Entonces, atrabajar duro. Vengan cada semana, traigan sus Biblias ymemoricen sus versculos."

    Haciendo una lista y revisndolo dos veces" cantaba Juan envoz baja. Me tard un momento para darme cuenta de que esta

    cancin era acerca de Santa Claus y no era uno de los nuestros.Has visto suficiente?" me pregunt Juan.

    "Qu? - Oh, yo. Yo solo te he estado mirando. Yo ya s lo quepasa all dentro."

    "De eso no estoy seguro." Juan se apart de la puerta y caminun poco ms all, hasta donde haba un bebedero de agua.Cruzo sus brazos sobre su pecho en forma pensativa.

    Jacobo, viste a aquel nio al lado de tu hija, en pantaln cortoy playera amarilla?"

    "No, no especficamente."

    "No estoy sorprendido. No haba mucho que verle. El no haciabulla, solo estaba sentado con su cabeza agachada y los brazoscruzados.""OH, yo s de quien ests hablando. Debe ser Carlitos."

    "Carlitos?. Te diste cuenta de que l no saba ni una palabradel versculo, y que ni siquiera se levant para recibir su estrella

    por haber venido hoy?"

    "No".

    "Cmo piensas que todo esto le hace sentir?"

    "Espero que lo motive a hacerlo mejor, a traer su Biblia, y avenir con ms frecuencia para memorizar su versculo. Asmotivamos a los nios. Todos lo hacen."

    "Pero cmo puede l alguna vez competir contra . . . digamos. .. Marisela? Lo apoyan sus padres de la misma manera como tapoyas a tu hija?"

    "El vive solo con su madre y nunca conoci a su padre. Ella

    trabaja bastante y lo quiere mucho, pero t sabes lo difcil que puede ser la vida de una madre soltera. Yo mismo no puedoimaginarlo."

    "Piensas que Carlitos saldr animado hoy por haber venido a laclase?"

    "Esto esperamos." - Pens en Carlitos, sentado con la miradadistante que haba visto tantas veces en l.

    - "Pero, supongo que para Carlitos esto todava no funciona,pero funciona para la mayora de los otros nios. Tenemos unode los ministerios infantiles ms exitosos de la ciudad."

    "Quieres decir que los logros de Marisela valen mas, a costode la vergenza de Carlitos?"

    Intent responder a su pregunta, pero no se me vino a la mentenada que no hubiese sonado increblemente torpe.

    "T asistas a la Escuela Dominical, Jacobo, cuando erasnio?"

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    "S. Mis padres literalmente nos criaron en la iglesia. Inclusogan una Biblia por memorizar 153 versculos en un concursoque duro tres meses."

    Juan abri grande sus ojos por la sorpresa. "De verdad? Y qu

    te motiv hacer esto?"

    "El ganador reciba una Biblia nueva." Le respond.

    "Y supongo que t ni siquiera necesitabas una."

    Me detuve un momento y record que mis padres me habancomprado una Biblia poco antes de eso. Agach la cabeza yevit su mirada, como diciendo: "Cmo lo sabas?"

    "Los que usualmente ganan, no necesitan el premio."

    "Yo tena otra Biblia, pero esa era especial porque me la gan.""Ciento cincuenta y tres versculos? Son bastantes versculos."

    "Memorizar siempre fue fcil para m. Lea un verso algunasveces y ya me lo saba. No fue tan difcil. La mayora de losversculos los memorizaba la misma maana antes de ir a laiglesia."

    "Cuntos versos memoriz la persona que qued en segundolugar?"

    "Unos 35, si bien recuerdo. Realmente los sobrepas a todos."

    "Y piensas que todo esto es una demostracin sana dedevocin espiritual?"

    Bueno, ahora que lo cuestionas... pens, pero no dije nada.

    "Dime, ganaste otros premios?"

    "Cuando tena alrededor de diez aos, recib un escudo dorado por asistir dos aos sin ninguna faltar a una sola clase de laEscuela Dominical. El pastor me lo dio un domingo por lamaana frente a la iglesia entera. Hubieras escuchado elaplauso. Nunca olvidar cun especial me sent en aquelmomento."

    "Te dio una razn por la cual vivir, no es cierto?"

    "Qu quieres decir?"

    "No es esto lo que haz estado buscando desde aquel entonces,ese sentimiento de ser especial?"

    Fue como si un velo se fue apartando de mis ojos. Una gran parte de mis decisiones haban sido hechas anhelando elreconocimiento y la honra de otros. Me gustaba la aprobacinde la gente, y a menudo llenaba mi mente con fantasas

    pensando en el respeto que me ganara. Esto haba sido elincentivo ms fuerte para dejar mi negocio de bienes races yaceptar una puesto en el ministerio, donde poda estar al frentede todos, conocido y apreciado. "Fue aquel momento quecaus todo esto?"

    "Por supuesto que no. Fueron muchos momentos como aquel,que alimentaron un deseo que t siempre has tenido aqudentro" - y seal mi pecho. "Quin no desea ser querido yapreciado? Es un incentivo atractivo cuando quieres motivar ala gente para hacer cosas buenas. La pregunta ms grande es,te ayud toda esta memorizacin y tu fiel asistencia a la iglesiaen conocer mejor al Padre?"

    "Qu es ms fcil para ti, seguir tu relacin con el Padre, oseguir tu propio deseo de xito personal? Esta es la verdadera

    prueba. Me parece que no estaras tan desesperado ahora, si estaexperiencia te hubiera realmente enseado como conocer elamor del Padre. En lugar de ello, ests tan ocupado buscando laaprobacin de toda la gente, que no te das cuenta de que yatienes la aprobacin de Dios."

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    "Qu quieres decir? Cmo puedo tener su aprobacin sicontinuo luchando de esta manera?""Porque ests luchando por la meta equivocada. T piensas que

    puedes merecer la aprobacin del Padre, esta es solo una trampadiablica. No somos aprobados por algo que podamos hacer,sino por lo que l hizo por nosotros en la cruz. Mira, Jacobo, no

    hay ni una sola cosa que t puedes hacer para que Dios te amems hoy; y no hay ni una cosa que t puedes hacer para que lte ame menos. El simplemente te ama.

    La seguridad que tu tengas en este amor es lo que te cambiar,no tu lucha por merecerlo."

    Mis ojos empezaron a lagrimear. El haba tocado dentro de mialgo que yo nunca antes haba considerado.

    "Entonces todos mis esfuerzos son en vano?"

    "Si tienen como propsito que Dios te ame ms, entonces sonen vano. Si nunca ms aconsejas a alguien, y nunca ms vuelvesa ensear otra clase, Jacobo, Dios no te amara menos."

    Que. . .? Me quede sin palabras. Yo deseaba creer lo que Juanme deca, pero ahora me hacia cuestionar todo por lo que yohaba trabajado. Esto ayudaba en explicar el porque misesfuerzos se haban quedado cortos, pero no tenia idea algunade como asimilar lo que acababa de decirme. De verdad estabatratando de "ganarme" lo que ya me haba sido dado?

    Despus de unos momentos, Juan sigui caminando por elpasillo y yo caminaba junto a el.

    "Sabes, Aquella maana cuando recibiste el escudo dorado portu asistencia? Si el pastor realmente te hubiese amado, sabesqu hubiera dicho? Seores y seoras, queremos presentar aun joven que acaba de cumplir dos aos de no perderse ni unasola clase de la Escuela Dominical. Queremos orar por l,

    porque esto significa que las prioridades de su familia estn tantorcidas que en los ltimos dos aos nunca se fueron de

    vacaciones juntos. Significa, probablemente que venia ac auncuando estaba enfermo y deba estar en casa descansando.Significa que ganar un escudo dorado y el aplauso de lacongregacin le importa ms que ser hermano para ustedes. Yni un da de asistencia le acercar tantito ms a Dios."

    "Esto hubiera sido bastante rudo", respond.

    "Y una trampa, por cierto, Jacobo. Pero de haber dicho esto,quizs ahora no estaras persiguiendo esta aprobacin que ahoradistrae tu relacin con Dios mas que lo que te acerca a el."

    "Ests diciendo, entonces, que la aprobacin que recibeMarisela no solo le hace dao a Carlitos, sino a Mariselatambin?"

    Con su dedo ndice dio un golpe al aire al hacer el gesto de

    apretar un botn invisible. "Correcto! Sabas que ms de 90%de los nios que crecen en la Escuela Dominical, se apartan dela iglesia tan pronto como dejan el hogar de sus padres?"

    "He escuchado de esto. Culpamos a las escuelas pblicas quepromueven que los nios se tornen indiferentes hacia su fe."

    Juan levant los ojos de manera incrdula. "De verdad? Queconveniente."

    "Bueno, nosotros hacemos nuestra parte", dije defendindome.

    "En ms maneras de lo que puedes ver hasta ahora, supongo."

    "Entonces ests diciendo que todo lo malo que aprend acercade Dios, lo aprend en la Escuela Dominical." Poda escuchar la

    burla y la frustracin en mi propia voz.

    "No exactamente. No dije que todo fue malo."

    "Cmo puede ser esto? Les enseamos a los nios acerca deDios y su palabra, y como ser buenos cristianos." - Mi voz se

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    apag cuando me di cuenta de que aprender de Dios y ser un buen cristiano no era lo mismo que aprender a caminar conDios.

    "Lo que quiero ayudarte ver, es que entrelazado con todas lascosas maravillosas que tienes aqu, hay un sistema de

    obligaciones religiosas que lo distorsiona todo. Mientras noveas esto, nunca sabrs lo que significa caminar con el Padre."

    "Entonces me estoy esforzando demasiado, Es esto lo quequieres decir? Es por eso que mis esfuerzos no funcionan? Nocrees que necesitamos poner de nuestra parte?"

    "No exactamente," dijo Juan. "Pero te ests acercando. Estasintentando merecer una relacin que nunca merecers. Hombresy mujeres te aplaudirn por memorizar versculos o por asistir ala iglesia, pero esto nunca sera suficiente para merecer una

    relacin. Adems, ests persiguiendo estas cosas no porquequieres conocer a Dios, sino porque quieres que la gente pienseque eres espiritual. Y sabes qu? Esto es lo que recibes comorecompensa."

    "Entonces esto es lo que Jess quiso decir cuando dijo que losfariseos hacan cosas para ser vistos por los hombres, y estabanrecibiendo su recompensa. Ellos recibieron lo que buscaban. Ytambin yo. Pero no es lo que realmente quiero."

    "Muy bien. No puedes ver que el camino donde ests, no llevaa donde te dijeron que lleva? Te har un buen cristiano en los

    ojos de los dems, pero no har que le conozcas a l."

    - Mientras hablbamos, habamos caminado sin rumbo por lospasillos. Yo estaba tan sumergido en nuestra conversacin queno me di cuenta de las miradas extraas de las personas que devez en cuando pasaban cerca de nosotros. Ms tarde tendra que

    pagar caro por ello.

    "Entonces puedo ser un cristiano excepcional en los ojos detodos alrededor, y siempre estar lejos de lo que es en realidad?"

    "No es precisamente esta tu situacin? Mira este programamasivo aqu. Mira estos edificios, las necesidades de los nios,y las demandas de esta maquinara. Qu necesita todo esto

    para existir?""Obviamente necesita gente y dinero y un ambiente deespiritualidad, supongo."

    "Y esta es su recompensa, verdad? Cmo permanece uno unmiembro en plena comunin aqu?"

    "Asistencia consistente, ofrendar, y no vivir en pecado obvio."

    "Cualquier pecado obvio?"

    "Qu quieres decir?"

    "Bueno, no conozco este lugar, pero generalmente hay unos

    pecados que no se permiten en absoluto - usualmente lainmoralidad sexual, o la enseanza de algo que no les gusta alos lderes. Otros pecados son igualmente destructivos, pero nisiquiera se reconocen como pecados; tales como el chisme, laarrogancia, o condenar a los dems. A veces, estos pecadosincluso reciben recompensa, porque podemos usarlos paraconseguir que la gente haga lo que nosotros queremos."

    Incluso nuestra percepcin del pecado es selectiva. Ahoramismo poda verlo. Yo conoca a personas que podan abusar elsistema para su propio beneficio, incluso hiriendo a otros. Yomismo lo haba hecho.

    "No es interesante como un grupo de personas que se renencon frecuencia, desarrollan un 'espritu del grupo', hasta en laforma como el grupo se viste, como habla, la clase dereacciones que permiten, y las canciones que les gusta cantar?No tienen ya aqu un concepto bastante claro de lo que es un

    buen cristiano, y no es una gran parte de esto que uno no causedisturbios ni haga preguntas incmodas?"

    El tena mucha razn con esto.

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    "Una de las lecciones ms importantes que Jess ense a susdiscpulos, fue que dejaran de buscar la vida de Dios a cambiode rituales y responsabilidades. El no vino para mejorar sureligin, sino para ofrecerles una relacin. Todas sus sanidadesen el da de reposo, fueron solo una coincidencia? Por

    supuesto que no! El quera que sus discpulos supieran que lasreglas y tradiciones de los hombres siempre son un estorbo paramostrar el poder y la vida del Padre".

    "Uno puede quedar atrapado en esto, porque todos hacemos loque pensamos que agrada a Dios. Ninguna crcel es ms fuertecomo lo es la obligacin religiosa. Nos tiene cautivos aunmientras nos felicitamos a nosotros mismos. Ayer pas por unasinagoga, y el rabino sali y me pidi entrar y prender unasluces para l. Alguien haba olvidado hacerlo el da anterior, yl mismo no poda hacerlo sin quebrantar las reglas el da de

    reposo.""Esto es bastante ridculo."

    "Para ti quizs, pero a l tambin le pareceran ridculas algunasde las tuyas."

    "De las mas? Yo no tengo estas ideas acerca del da dereposo."

    "Claro que no, pero qu pasara si te quedases en casa todoslos domingos durante un mes entero? O si dieses tu diezmo a

    los pobres, en vez de entregarlo a la iglesia?""Acaso es esto lo mismo?" Asinti Juan.

    "S, pero yo no hago estas cosas por pensar que son ley, sinoporque soy libre para hacerlo."

    "El rabino no dira otra cosa. Pero si fueras sincero, diras quelo haces porque crees que esto te hace ms aceptable ante Diosy que as te ganas favores de Dios. De no hacer estas cosas, tesentiras culpable."

    En ese momento no entend todas las implicaciones de suspalabras, pero saba que l tena razn. Hace unos aos, cuandonuestra iglesia dej de tener servicios los domingos por lanoche, yo estaba sentado en casa sintindome molesto cadadomingo por la noche. Tuvieron que pasar dos aos para que

    pudiese estar en casa sin sentir esa culpa inexplicable.

    "Es por eso que nunca puedes relajarte, Jacobo. Incluso en tuda libre, apostara que es bastante difcil para ti el simplementeno hacer nada. Te sentiras culpable al pensar que estsdesperdiciando el tiempo."

    Mientras sus palabras penetraban en m, se escuch otra cancindesde una de las aulas:

    "Cuidado mis ojitos al mirar,

    Cuidado mis ojitos al mirar,

    Porque Dios arriba esta y con amor todo ver,

    Cuidado mis ojitos al mirar."

    "Esto es lo peor de todo", dijo Juan, meneando su cabeza condolor. "Odio escuchar a nios pequeos cantar esta cancin."

    Por unos momentos no entend de qu estaba hablando. Yohaba cantado esta cancin desde mi niez, y mis propios hijos

    disfrutaban de hacer los ademanes. Y yo esperaba que fueran ahacer las decisiones correctas, sabiendo que Dios ve todo.

    "Quieres decir que algo est mal con esta cancin?", preguntfinalmente.

    "Dmelo t."

    "No s. Habla acerca del amor del Padre por nosotros, y sudeseo de protegernos para que no hagamos lo malo."

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    "Pero quin es Dios en esta cancin?"

    "No s a qu quieres llegar?""Esta cancin toma unas palabras maravillosas como 'Dios' y'amor', y presenta a Dios como un polica divino que te observacon un telescopio para ver cuando haces mal. Quin quiere

    crecer cerca de un padre as? No puedes alimentar una relacincon alguien que siempre controla tu rendimiento para ver si essuficiente para merecer su amistad. Cunto ms te enfocas entus propias necesidades y fracasos, ms lejos te parecer elPadre. El sentido de culpabilidad hace esto. Nos aleja de Diosen momentos de necesidad, en vez de permitirnos correr a l

    para presentarle nuestros fracasos y preguntas ms grandes, ypara recibir su misericordia y gracia.Puedes ver a un Padre que comprende nuestra inclinacinhacia el pecado, que conoce lo dbil que somos, cuyo amorquiere encontrarnos en nuestro peor momento y transformarnos

    en ser sus hijos, no por lo que nuestro propio esfuerzo puedelograr, sino por lo que hace el?"

    "Creo que nunca he pensado en todo esto."

    "Claro que lo has pensado. Cada vez que lo cantabas, pensabasen cosas que haban visto tus ojos y oyeron tus odos y que Diosno aprueba. Te sentiste mal, pero esto no te ayudo a mejorar. Entu mente, sigues pensando acerca del amor del Padre, pero en tuinterior estas convencido que te estas alejando de el. Esto es lo

    peor que la religin hace. Quin quiere acercarse a un Dios quesiempre intenta sorprenderte en tus peores momentos o

    castigndote siempre por tus fracasos? Somos demasiadodbiles para un Dios como este. Hacemos que la gente sientaculpa con tal de hacer conformar su conducta, sin darnos cuentaque es esa culpa misma que los mantiene lejos de Dios".

    Habamos regresado al pasillo principal, Juan se detuvo, memir y yo le dije: "Ya entiendo por qu estamos siemprevigilando a la gente, animndoles a comportarse bien, y rarasveces pasamos tiempo ayudndoles a comprender lo que es

    relacionarse con un Padre que lo sabe todo acerca de ellos y losama completamente."

    El mene la cabeza. "S. Es por esto que la muerte deJess es tan amenazante para aquellos que estnsumergidos en la obligacin religiosa. Si ya estabasfastidiado de todo esto y comprendes que la religiosidadsola no te puede abrir las puertas a una relacin que tucorazn anhela, entonces la cruz es la noticia msgrandiosa. Pero si eres una persona que recibe un sueldode parte del sistema religioso o te ayuda a lograr cierto prestigio espiritual, entonces la cruz es un escndalo.Ahora podemos ser amados sin hacer una sola cosa paramerecerlo."

    "Pero no abusar la gente de esto para servirse a si

    mismos justificando sus pecados?"

    "Por supuesto, solo porque algunos abusan de algo, nohace que la cosa misma sea equivocada. Si ellos quierenvivir para ellos mismos, la gracia que profesan es falsa.Pero para aquellos que realmente quieren conocer a Dios,l es el nico que puede abrir la puerta.""Es por eso que mis ltimos meses no han producidofruto alguno?"

    "Exactamente. Una relacin con el es su regalo, dadolibremente. Lo importante de la cruz es que l pudo hacer por nosotros lo que nosotros nunca pudimos hacer pornosotros mismos. La clave esta no es ver cunto le amas ael, sino en saber cunto l te ama a ti. Todo comienza conl. Aprende esto, y tu relacin con l crecer."

    "Entonces casi todo lo que hacemos aqu va en unadireccin increblemente desatinada. Qu sucedera sihicisemos un alto total, si parsemos todo?"

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    Habamos llegado ahora a la puerta del auditorio, y elvolumen de la cancin final aument cuando los ujieresabrieron las puertas para que la gente saliera. Haba yoestado fuera tanto tiempo?

    "Esto realmente no es el asunto, Jacobo O, tu que crees?Estoy hablando acerca de tu relacin con el Dios vivo, noacerca de arreglar esta institucin. Seguramentenecesitara unos cambios drsticos. En vez de presentar unshow, nos reuniramos para celebrar su obra en las vidasde la gente. En vez de hacer que la gente acte de manerams 'cristiana', les ayudaramos a conocer mejor a Jess,para que l les cambie desde adentro. Esto revolucionarala vida de la iglesia y las vidas de su gente. Pero todo estono comienza all", y sealaba hacia las puertas del

    auditorio, "sino aqu", mientras golpeaba su pecho.Uno de los ujieres me vio. "Jacobo, aqu ests. El pastor teestaba buscando durante el servicio. El equipo de sonido siguidando problemas, y l necesitaba tu ayuda."

    "Qu los tengo!" lament. "Tengo que irme", le dije a Juan,mientras corr por las puertas solo un paso en frente del rohumano que empezaba a salir.

    No s qu sucedi con Juan despus, pero saba que tena quehacer unos cambios en mi vida y tambin en ese tablero de

    anuncios.

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    -4-Por qu no hanFuncionado tusPromesas?

    Odio levantarme a las seis de la maana para unareunin de desayuno donde de seguro nadie va a llegar.

    Despus de todo, este es un "grupo de rendir cuentas" dondenos reunimos para rendirnos cuentas unos a otros.

    Cinco de nosotros formamos este grupo despus de un retiro dehombres, hace seis meses, en este grupo prometimos unos aotros ser buenos esposos, padres activos y creyentescomprometidos. Usaramos el tiempo para hablar y preguntar acada uno que tan bien estaba cumpliendo estas promesas.Despus de unas semanas, los participantes empezaron a llegaren forma espordica a la reunin; hoy, solo vino otro hermano yl no haba llegado a ninguna de las reuniones anteriores

    durante los ltimos dos meses. De hecho, habamos perdido laesperanza en l.

    Gustavo Garza, un miembro del liderazgo de la iglesia, vinosolamente para decirme que l y su esposa Martha se habanseparado. Mi esperanza era que por lo menos Gil Rodrguez iba

    a venir, ya que l era el nico con quien poda yo hablar acercade mis problemas en la iglesia (de los cuales yo culpaba a Juan).

    En vez de poder descargar mis quejas, pas todo el tiempohablando acera de la separacin de Gustavo. El tena ms detreinta aos de casado con Martha, haban educado a tres hijos,y hasta ese momento yo haba pensado que ellos eran uno denuestros matrimonios ejemplares. Siendo que Gustavo era partedel liderazgo, yo saba que esto hara que nuestra congregacinse viera mal.

    Por accidente, Martha haba encontrado material pornogrficoen la computadora de Gustavo y sintindose tan humillada poresto, exigi que l se fuera de la casa. Yo estaba seguro que setrataba de un malentendido, pero Gustavo me asegur que estono era as. Gustavo haba batallado con el habito de poseermaterial pornogrfico desde su juventud, pens que se habaquedado en el pasado. "La Internet simplemente lo hizodemasiado fcil", confes. No haba el mismo riesgo que habasi compraba revistas o rentaba pelculas en algnestablecimiento de adultos.

    Durante nuestra conversacin, haba unas risas frecuentes que

    venan de otra parte del restaurante. Recuerdo que pens queesa risa estaba fuera de lugar en comparacin con la tristeza quese revelaba frente a m. Cmo poda alguien divertirse tanto aesta hora de la maana y mientras otras personas pasan tantodolor!

    Intent todo lo que me venia a la mente, tratando de ayudar aGustavo a arreglar su situacin, pero l me dijo que eraimposible. El todava no me haba contado todo el problema. Sumatrimonio estaba murindose lentamente desde que los hijos

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    haban salido de la casa y el ltimo incidente haba sido la gotaque faltaba. Finalmente se nos acab el tiempo, Gustavo tenaque irse a su trabajo.

    Fuimos con la cajera para pagar nuestro desayuno. Por dentroyo estaba hirviendo de coraje, porque los otros hombres del

    grupo no haban venido y tambin porque Gustavo era unmentecato. Al recibir mi vuelto, vi venir a una persona conocidaque sala del bao. Haban pasado casi dos meses desde aquel

    paseo por las aulas de la Escuela Dominical. Nuestras miradasse encontraron, al igual que yo, l pareci verdaderamentesorprendido. "

    Juan? Qu ests haciendo aqu?"Con una gran sonrisa me saludo diciendo: "Jacobo, cmoests?" Se acerc a donde yo estaba, estrechndome la mano.

    Intent presentarle a Gustavo, pero no saba su apellido."Gustavo, l es Juan, un amigo que conoc hace unos meses." -A Juan le dije: "Lo siento, creo que nunca escuch tu apellido."

    "Juan es suficiente", dijo, estrechando la mano de Gustavo.

    Gustavo sonri tambin, pero pronto se puso serio. "Erest...?" Despus se volte hacia m y comenz nuevamente: "Eseste el tipo...?" Otra vez se detuvo y tartamude.

    Yo tena miedo de lo que fuera a decir, y puse mi mejor cara de"Por favor ten cuidado". -"Es este el tipo. . . que te caus todos

    estos problemas?"

    Mir a Juan, avergonzado. "Yo no lo dira de esta manera."

    Quizs fue otra persona." Gustavo mir su reloj, dijo que yaestaba tarde para su trabajo, y desapareci.

    "Que sorpresa volver a verte." Me volte hacia Juan.

    "Estuve desayunando con un buen amigo esta maana. El tuvoque irse y a m me queda todava una hora hasta que salga miautobs." - Seal con la cabeza hacia el paradero de autobusesal final de la calle.

    "Adnde vas?"

    "Tengo una reunin en el norte esta tarde."

    "Pensabas buscarme?"

    "Obviamente no fue necesario, Jacobo. Realmente no tuvemucho tiempo para organizar algo, pero si quieres sentarteconmigo a mi mesa, tengo tiempo ahora."

    Le segu por el restaurante hasta la mesa en la esquina de dondehaba venido toda esa risa.

    "Fuiste t quien se rea tanto?""OH, ese fue Felipe! Me hubiese gustado saber que estabasaqu, seria bueno que ustedes dos se conocieran. El est en unviaje similar al tuyo y acaba de salir de unos tiempos muydolorosos. Ahora l es como un nio que juega en la piscina. Sualegra es aun ms contagiosa que su risa."

    "Me alegro de que alguien se est divirtiendo", dije consarcasmo.

    "Esto no suena bien."

    "Desde la ultima vez que te vi, lo he pasado bastante mal y estamaana fue el colmo de todo. Nadie vino a nuestro grupo derendir cuentas donde nos reunimos para rendir cuentas unos aotros, excepto Gustavo, que no haba venido por bastantetiempo. El solo vino para decirme que est separado de suesposa porque ella encontr imgenes de pornografa en sucomputadora. Adems, l es un lder de la iglesia. Qu lo!"

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    "Pareces estar realmente enojado. De qu manera te afectaresto a ti?"

    "No me afectar a m. Pero pienso que afectar a la iglesia."

    "Por eso que ests enojado con l?"

    Por primera vez esta maana me detuve a pensar de cmo mesenta acerca de Gustavo. Que Gustavo se estaba separando desu esposa me estaba molestado tanto y tambin cmo estoafectara a la iglesia, que realmente no haba pensado enGustavo.

    "Pienso que no me enoje con Gustavo. Me enoje con su fracaso,y. . ."

    "Y a ti, qu te costara?

    "No recuerdo haber pensado en esto de esos trminos. Peroahora que lo mencionas, fui bastante duro con l. Supongo quelo culpe por no haber sido ms consistente con el grupo y porno reconocer que estaba experimentando esta lucha."

    "El "rendir cuentas" no es para aquellos que estn teniendodificultades, Jacobo, es para aquellos que tienen xito."

    "Pero no debemos rendir cuentas unos a otros?"

    "Dnde encontraste esta idea?"

    "Est en la Biblia, no es verdad?""Podras mostrarme dnde?" - Juan sac una Biblia de su bolsay la puso sobre la mesa.

    La levant y la comenc a hojear, mientras mi mente dabavueltas para encontrar alguna escritura. No pude recordarninguna. Inclusive rebusqu en la concordancia, pero me dicuenta de que todos aquellos pasajes hablaban de rendir cuentas

    a Dios, no unos a otros. "No dice en Hebreos que la gente deberendir cuentas a sus lderes?"

    [Nota de Traduccin: El concepto de Rendir Cuentas halogrado cierta aceptacin en un alto nmero de iglesiasevanglicas en todos los continentes. La idea principal es que

    un grupo pequeo de hombres o mujeres se renan en maneraregular para compartir entre ellos acerca de sus luchas,dificultades y necesidades espirituales. Todo esto con el fin detener a otros que puedan dar apoyo mutuo, rindiendo cuentasacerca de que tentaciones han enfrentado esta semana, si hanestado leyendo la biblia y orando en manera regular y si han

    sido buenos esposos.]

    "No", se ri Juan, "eso habla de que los lderes tienen que rendircuentas por las vidas que tocan. El concepto de rendir cuentasen la Biblia es ante Dios, no ante nuestros hermanos. Cuando

    exigimos que otros nos rindan cuentas, estamos en realidadusurpando el lugar de Dios. Por esta razn es que al fin nosherimos unos a otros tan profundamente."

    "Entonces: Cmo podemos cambiar? Hemos enseado a lagente que para crecer en Cristo se necesita un compromiso parahacer lo correcto y reforzar este compromiso. Necesitamosayudarnos unos a otros para lograrlo."

    "Y que tal te esta funcionando, Jacobo, o para el resto delgrupo?"

    "No muy bien, tengo que reconocer. Pero esto es porque a lagente le falta comprometerse mas."

    "Realmente piensas esto?"

    Haba ya escuchado ese tono de voz y supe que Juan no lo veala misma manera. No supe qu responder. - "Sabes qu resultacuando solo se habla de compromiso?" pregunt Juan.

    "Ayuda a la gente a vivir mejor."

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    "As parece." Juan suspir. "Pero no funciona. Las promesasque hacemos a Dios no nos cambian, los que nos cambia son las

    promesas que l nos hace a nosotros. Si hacemos compromisosque solo podemos mantener por poco tiempo, nuestro sentido deculpa se multiplica cuando fallamos. Nos enojamos porque Dios

    no hace ms para ayudarnos y normalmente empezamos acalmar nuestra culpa con algo como drogas, alcohol, comida,compras impulsivas o cualquier otra cosa que adormece eldolor; o el dolor sale de nosotros en forma de coraje o lascivia."

    "Ests diciendo que esto es lo que sucedi con Gustavo?"

    "No conozco a Gustavo, pero dira que es probable. Se sinti lcon suficiente confianza o seguridad para acercarse y compartircontigo sus tentaciones ms profundas?"

    "Obviamente no!" Sacud mi cabeza, frustrado. "Muchas denuestras esposas dicen que necesitamos un retiro de hombrescada mes para mantenernos con suficiente motivacin. A veces

    pienso que tienen razn."

    "S, lo fcil es volver a emocionarse y mantener nuestroscompromisos por unas semanas, pero qu sucede cuando laemocin pasa, y ya no resulta tan divertido tratar a tu esposacomo una princesa o pasar tiempo con los hijos, cuando ests

    bajo mucha presin en el trabajo? Finalmente uno se da porvencido, porque por dentro nada cambi. Este mtodo esta

    basado en esfuerzos externos y esto no funcionar."

    "Ests diciendo que nuestro mtodo solo produce mspecado?"

    "Para la mayora de las personas, s lo digo. Por esta raznGustavo ya no quiere venir, y los dems tampoco. Inclusocuando estn presentes, probablemente no comparten laverdadera historia acerca de sus dificultades. Se sentirandemasiado mal consigo mismo. Es ms fcil confesar pecados'aceptables' como exceso de trabajo, enojarse