no lo olvides jamás (spanish edition) · al borde de un acantilado? ¡no le tienda la ... la...
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MICHELBUSSI
Noloolvidesjamás
TraduccióndeTeresaClavel
SÍGUENOSEN
@Ebooks
@megustaleer
@megustaleer
ParaArthur...¡mañana18años!
¿Seencuentraconunachicaguapaalbordedeunacantilado?
¡Noletiendalamano!Podríancreerquelahaempujado.
Gendarmería Nacional, Brigada Territorial de Proximidad de Etretat,Seine-Maritime,13dejuliode2014DeltenienteBertrandDonnadieuParaelseñorGérardCalmette,directordelaUnidaddeGendarmeríadeIdentificación de Víctimas de Catástrofes (UGIVC), Instituto deInvestigaciónCriminaldelaGendarmeríaNacional(IRCGN),Rosny-sous-BoisSeñordirector:Lapasadanochedel12dejuliode2014,hacialas2.45,sederrumbóla
pareddeunacantiladosobreelvallecosterodeEtigues,treskilómetrosaloeste de la localidad de Yport. Este tipo de desprendimiento no esinfrecuente en nuestra costa. Los equipos de salvamento trasladados allugarde loshechosapenasunahoramás tardepudierondeterminarconcertezaqueelaccidentenohabíacausadoningunavíctima.Noobstante,yesteeselmotivodeestecorreo,sibiennoseencontróel
cuerpodeningúnpaseante entre los escombros, los socorristashicieronunextrañodescubrimiento.Loshuesosdetresesqueletosyacíanentrelosbloquesdecretadiseminadosporlaplaya.Lasfuerzasdeseguridadenviadasallugarnohanencontradoninguna
prendadevestircercadedichasosamentas,niningúnotroefectopersonalquepermitaidentificarlas.Podríamosformularlahipótesisdequesetratadeespeleólogosatrapadosenelacantilado,dadoqueelrelievekársticodeestas costas atrae a los amantes de las expediciones subterráneas. Sinembargo,nosenoshacomunicadoladesaparicióndeningúnespeleólogoenlosúltimosmeses,nisiquieraenlosúltimosaños.Esposiblequelos
esqueletos seanmás antiguos aún, pero, a juzgarpor los análisis que sehanpodidorealizarafaltadematerialadecuado,noloparecen.Deseohacerhincapiéenqueloshuesosquedarondiseminadosporunos
cuarentametrosdeplaya traselderrumbe.LaBrigadaDepartamentaldeInformacióneInvestigacionesJudiciales,dirigidaporelcoronelBredin,haprocedidoallevantamientodelasdiferentespartesdelosesqueletos.Suprimer análisis confirma el nuestro: todos los huesos no parecen haberalcanzadoelmismogradodedescomposición,comosi,porsorprendenteque pueda parecer, los individuos hubieran hallado la muerte en esacavidad del acantilado en fechas distintas, seguramente separadas porvarios años. También desconocemos la causa de su fallecimiento: laobservación superficial de los huesos y los cráneos no revela ningúngolpemortalquehubierapodidoocasionarlamuerte.A falta del menor indicio probatorio o de un punto de partida para
orientar la investigación, nos es imposible seguir una pista deidentificación ante o post mórtem. Los interrogantes, por tanto, siguenabiertos:¿quiénessonesostresindividuos?,¿cuándomurieron?,¿cuáleslacausadesufallecimiento?Niquedecirtienequeestehallazgoespoleasobremaneralacuriosidad
de los habitantes de la región, ya avivada estos últimos meses por unsucesomacabro,aunqueapriorisinrelaciónconlaexhumacióndeestostrescuerposdesconocidos.Porello,señordirector,peseaserconscientedelvolumendecasosmás
urgentesquetieneasucargoydeldolordelasfamiliasqueaguardanlaidentificación formal de allegados recientemente fallecidos,me permitoinsistir para que, a título excepcional, sus servicios se ocupen de esteexpedientedeformaprioritaria,afindeprocederconlamayordiligenciaaidentificarestostresesqueletos.Lesaludaatentamente,
TENIENTEBERTRANDDONNADIEU,BrigadaTerritorialdeProximidaddeEtretat
CINCOMESESANTES,EL19DEFEBRERODE2014
—Cuidado,Jamal,enelacantiladolahierbaestaráresbaladiza.André Jozwiak, el propietario de La Sirène, se arrepintió
inmediatamentedehaberdadoeseconsejodeprudencia.Sehabíapuestounagabardinayestabadelantede lapuertadesuhotel-restaurante.Eneltermómetrocolgadoencimadelacarta,almercuriolecostabacruzar lalíneaazulqueindicabaelcero.Casinosoplabaviento.Laveletaclavadaen una de las vigas de la fachada, un velero de hierro forjado, parecíaheladaporlanoche.André Jozwiak observó frente a él el amanecer en la playa, la ligera
capa de hielo en los coches aparcados delante del casino, los guijarrosapretadosunoscontraotroscomohuevosateridosqueunarapazgigantehubieraabandonado,elsolmediodormidoqueseelevabafatigosamentesobreelmar,másalládelacantiladomuerto,cienkilómetrosaleste,enPicardía.Jamal se alejaba dando pequeñas zancadas. André lo vio pasar por
delante del casino y emprender la cuesta de la calle Jean-Hélie. Elhosteleroseechóelalientoenlasmanosparacalentárselas.Nohabíamásremedioqueservirleseldesayunoa losescasosclientesquepasaban lasvacacionesdeinviernofrentealaMancha.Alprincipio,aquellolehabíaparecidoextraño,aqueljovenmorodiscapacitadoquesalíaacorrertodaslasmañanasporelsenderoseñalizado,conunapiernamusculosaylaotrarematadaporunpiedecarbonometidoenunazapatilladeportiva.Ahorasentíaunagranternuraporesechico.Cuandoaúnnoteníatreintaaños,alaedaddeJamal,Andrérecorríamásdecienkilómetrosenbicicletatodoslos domingos por la mañana, Yport-Yvetot-Yport, sin nadie que lecalentaraloscascosdurantetreshoras.Poreso,enelfondo,entendíaqueelchavaldeParísconsupatainútilnecesitaradejarselapielenlosvallesalamanecer.LasombrafurtivadeJamalreaparecióenelángulodelaescaleraque
subía hacia los acantilados, para desaparecer de inmediato detrás de los
contenedoresdebasuradelcasino.ElpropietariodeLaSirènediounpasoadelanteyencendióunWinston.Noeraelúnico lugareño levantadoquedesafiabaalfrío;dossiluetasserecortabanalolejos,enlaarenamojada.Unaancianallevabaatadoenelextremodeunacorreainterminableaunperrito ridículo, tipo juguete de los que funcionan con pilas ymando adistancia, pretencioso hasta el punto de insultar a las gaviotas con susladridoshistéricos.Doscientosmetrosmáslejos,untipobastantealto,conlas manos metidas en los bolsillos de una cazadora de piel marrón,gastada,estabaplantadofrentealmar,provocandoalasolasconlamiradacomosituvieraunavenganzapendienteconelhorizonte.Andrétirólacolillayentróenelhotel.Noqueríaquelovieranasí,sin
afeitar,malvestido,despeinado,coneseaspectodehombreprehistóricosaliendo de su caverna, abandonada hacía lunas por la señora Cro-Magnon.
JamalSalaouisubíaconunaregularidaddemetrónomoelacantiladomásalto de Europa. Ciento veinte metros. Una vez dejadas atrás las últimasvillas, lacarreteraquedabareducidaaunsenderoseñalizado.LavistaseabríahastaEtretat,adiezkilómetrosdedistancia.Jamalviorecortarselasdossiluetasalfinaldelaplaya,laviejadelperritoyeltipofrentealmar.Tres gaviotas, asustadas quizá por los ladridos penetrantes del caniche,surgierondelacantiladoyseinterpusieronensucaminoantesdealzarelvuelounadecenademetrosporencimadeél.Lo primero que Jamal vio, poco después del cartel que indicaba elcampingLeRivage,fuelabufandaroja.Estabaenganchadaenlacercadelcamping como si quisiera señalar un peligro. Eso fue lo primero quepensóJamal.Unpeligro.Laadvertenciadeundesprendimiento,deunainundación,deunanimal
muerto.Pero la idea se diluyó enseguida. No era más que una bufanda
enganchada en un alambre de espino, perdida por un paseante ytransportadaporelvientomarino.Dudó en romper el ritmo de la carrera, en volver la cabeza para
observarese trozode telaquecolgaba;en realidad faltómuypocoparaquesiguieraadelantesindetenerse.Todohabríasidomuydiferenteenesecaso,lascosashabríandadoungirototalmentedistinto.PeroJamalaminorólamarchahastaparardeltodo.Labufandaparecíanueva.Eradeunrojovivoresplandeciente.Jamalla
tocó,mirólaetiqueta.Cachemira. Una Burberry... ¡Aquel trozo de tela valía una pequeña
fortuna!Mientras desenganchaba con delicadeza la bufanda de la cerca,JamalpensóquelallevaríadespuésaLaSirène.AndréJozwiakconocíaatodoelmundoenYport;seguroquesabríasialguienlahabíaperdido.Sino, se la quedaría él.Empezó de nuevo a correr acariciando la tela.Noteníaclaroque,unavezdevueltaencasa,enlaCitédes4.000,selafueraaponer encima del chándal. ¡Nada menos que cachemira de quinientoseuros!¡Seríaunainvitaciónaquelecortaranlacabeza!Peroencontraríaen su barrio a una chica mona que aceptaría ponérsela alrededor delcuello.Junto al búnker, a su derecha, una decena de corderos volvieron la
cabezahaciaél.Esperabanaquelahierbasedescongelaraconlamismamirada lobotomizada que los cretinos de su trabajo amediodía, delantedelmicroondas.Justodespuésdepasarelbúnker,Jamalvioalachica.Inmediatamentecalculóladistanciaentreellayelacantilado.¡Menosde
unmetro! ¡Estaba al borde de un precipicio demás de cienmetros! Sucerebro se alarmó. Añadió otros parámetros a la inconsciencia de lajoven:laligerapendientehastaelvacío,laescarchasobrelahierba...Esachicacorríamáspeligroestandoallíarribaqueenelbordedelaventanamásaltadeunedificiodetreintapisos.—Hola,¿seencuentrabien?Las cuatro palabras de Jamal volaron por el aire frío. Ninguna
respuesta.Jamaltodavíaestabaacientocincuentametrosdelachica.Pese al frío intenso, llevaba solo un amplio vestido de color rojo
rasgadoendosjirones,unoqueflotabasobresuombligoysusmuslos,yotro que, abierto desde el cuello hasta la base del pecho, mostraba lascopasdelsujetador.
Lachicatiritaba.Era guapa. No obstante, en aquel momento a Jamal la imagen no le
pareció erótica, sino sorprendente, conmovedora, turbadora; no habíanadadesexualenaquellafigurafemenina.Cuandovolvióapensarenellomástarde,paraexplicarlo,lomejorqueseleocurriófuecompararlaconunaobradeartedañada.Unsacrilegio,undesprecioinjustificableporlabelleza.—¿Seencuentrabien?—repitió.Ellasevolvió.Jamalavanzó.Lashierbaslellegabanhastalasrodillasypensóquequizálachicano
había visto la prótesis encajada en su pierna izquierda. Se encontrabaahora frente a ella. A diez metros. La chica se había acercado más alprecipicio,deespaldasalvacío.Había lloradomucho,peroelmanantialparecíahaberse secado.Se le
habíacorridoelrímelylehabíadejadomarcasalrededordelosojos.AJamallecostóordenarlasseñalescontradictoriasqueseagolpabanensumente.Elpeligro.Laurgencia.La emoción, sobre todo. La emoción que lo embargaba.Nunca había
vistoaunamujer tanguapa.Sumemoria registróparasiempreelóvaloperfectodelrostroqueteníafrenteaél,comoredondeadoporlacariciadedoscascadasdecabellosdecolorazabache,losojosnegrocarbónenunapieldenieve,eldibujode lascejasyde laboca, finoyvivo,comotres rayasguerreras trazadasporundedosumergidoensangreyhollín.Más tarde intentó evaluar, sin encontrar respuesta, si la sorpresa habíainfluido en su juicio, y la situación también: el desamparo de aquelladesconocida,lanecesidaddeasirlelamano.—Oiga...Jamalalargólamano.—Noseacerque—dijolachica.Era más una súplica que una orden. Las brasas parecían haberse
apagadodefinitivamenteensusirisnegrocarbón.—De acuerdo —balbució Jamal—. De acuerdo. No se mueva usted
tampoco,tenemostiempo.LamiradadeJamalsedeslizóporelvestidoimpúdico.Imaginóquela
chica acababa de salir del casino, cienmetros más abajo. Por la noche
convertíanlasaladeespectáculosdelSeaViewendiscoteca.¿Habríatenidounmalencuentroalasalidadellocal?Alta,fina,sexy,la
chica lo tenía todoparaexcitar la lascivia.Losclubesnocturnosestabanllenosdejóvenesquesoloibanaeso,amiraramujeresdespampanantes.Jamalseexpresóconlavozmásserenaquepudo:—Voyaavanzardespacioyadarlelamano.Lachicabajó lamiradaporprimeravezysedetuvoun instanteen la
prótesis de carbono. No pudo reprimir un ademán de sorpresa quecontrolócasideinmediato.—Sidaunsolopaso,salto...—Vale,vale,nomemuevo...Jamal se quedó petrificado, incluso contuvo la respiración. Solo sus
ojossemovíandesdeaquellachicaquehabíaaparecidocomoporartedemagiaadiezpasosdeélhastaelamanecernaranjaalfondodelhorizonte.Tipos borrachos que se recreaban siguiendo los movimientos de la
reinadelapistadebaile,pensódenuevoJamal.Yentreellos,almenosunenfermo,quizávarios,suficientementeviciosoparaseguiralachicahastalasalida.Acorralarla.Violarla.—¿Le...lehanhechodaño?Lasbolasdecarbónsefundieronenlágrimasdehielo.—Ustednopuedeentenderlo.Sigasucamino.¡Váyase!¡Rápido,váyase!Unaidea...Jamal se acercó las manos al cuello. Lentamente. Aunque no lo
suficiente.Lachicaretrocediódegolpe,conunpiecasienelvacío.Jamalsequedó inmóvil.Aquellachicaeraungorriónasustadoalque
había que acoger en el hueco de la mano; un pájaro caído del nido,incapazdevolar.—Novoyamoverme.Solovoyalanzarlelabufanda.Yosujetaréuna
punta.Cojalaotra,nadamás.Usteddecidirásilasueltaono.La chica titubeó, sorprendida de nuevo. Jamal aprovechó la
circunstancia para arrojar la banda roja de cachemira. Dos metros loseparabandelajovensuicida.Latelacayóasuspies.Ellaseinclinócondelicadeza,sujetó,movidaporunpudorridículo,un
jirón de vestido contra su pecho desnudo y se incorporó agarrada a labufandaqueleofrecíaJamal.—Despacio—dijoeste—.Voyatirardelatela,aenrollarlaalrededor
de mi mano. Déjese atraer hacia mí, dos metros, solo dos metros máslejosdelvacío.Lachicaapretómásfuertelatela.Jamalcomprendióentoncesquehabíaganado,quehabíahechoelgesto
correcto: lanzar aquellabufanda comounmarino lanzaun salvavidas alnáufrago, sacarla a la superficie poco a poco, centímetro a centímetro,conunaprecaucióninfinitaparanoromperelhilo.—Despacio—repitió—.Vengahaciamí.Por un breve instante fue consciente de que acababa de conocer a la
chicamás guapa que había visto nunca.Yde que acababa de salvarle lavida.Esobastóparadesconcentrarlo,unínfimosegundo.De pronto, la chica tiró de la bufanda. Jamal se esperaba cualquier
reacciónmenosesa.Unmovimientoseco,rápido.Labufandaseleescapódelasmanos.Loquesucedióacontinuacióndurómenosdeunsegundo.Lamirada de la chica se clavó en él, indeleble: la de una chica en la
ventanilladeuntrenqueseponeenmarcha,ladelafatalidad.—¡Nooo!—gritóJamal.Loúltimoqueviofuelabufandarojadecachemiraflotandoentre los
dedosdelachica.Uninstantedespuésestacayóalvacío.LavidadeJamaltambién,peroesoélaúnnolosabía.
I
Instrucción
1
DIARIODEJAMALSALAOUI
Durantemuchotiemponotuvesuerte.Afuerzadequeelazarseinclinarasiemprehaciaelmismolado,nunca
el mío, llegué a imaginar la vida como una especie de gigantescaconspiración, compuesta únicamente pormiembros que habían prestadojuramento de aliarse contra mí, y encabezada por una especie de diossemejanteaunprofesorsádicoqueseensañaconelmásdébildelaclase.Yelrestodeloscompañeros,contentísimosdequelosgolpesnocayeransobreellos,haciendotambiéndeafanosostorturadores.Adistancia.Paraquenolossalpicara.Comosiladesdichafuesecontagiosa.Mástarde,conlosaños,comprendí.Esunailusión.Enlavidanoteencuentrasaningúndiosvicioso,nitampocoaningún
profesorquetetomecomochivoexpiatorio.Tanto los dioses como los profesores pasan de ti. Tú no existes para
ellos.Estáscompletamentesolo.Paraqueundíalamonedacaigadetulado,simplementehayquejugar,
confrecuencia,mucho,repetir,siempre.Insistir.Noesmásqueunacuestióndeprobabilidad.Yquizátambién,afinde
cuentas,desuerte.MellamoJamal.JamalSalaoui.Noeseltipodenombreque,apriori,dasuerte.Aunque...Minombredepila,sisehanfijado,eselmismoqueeldeJamalMalik,
el chico de SlumdogMillionaire. Y, todo sea dicho, no es lo único quetenemosencomún.Losdossomosmusulmanesenunpaísquenoloesy
nos traeunpocosincuidado.ÉlcrecióenDharavi,elslum deBombay;yo,enelbloqueBalzacdelaCitédes4.000,enLaCourneuve.Nosésiesrealmentecomparable.Enelaspectofísico,tampocosésilosomos.Élnoesmuyguapo,consusorejasdesoplilloysuairedegorriónasustado.Yotampoco.Peoraún,solotengounapierna,bueno,unaymedia;lasegundallega hasta la rodilla y continúa con una prótesis de plástico de colorcarne.Algúndíaselocontaré.Fueunadeesasvecesenlasquelamonedanocayóhaciaelladobueno.Peroelprincipalpuntoencomúnlotengodelante.Porqueelsecretode
JamalMaliknosonlosmillonesderupias,sinoLatika,suamada,guapacomounsol,sobretodoalfinal,consuvelodecoloramarillo,cuandosereúnenenlaestacióndeBombay.Ellaessujackpot.Yenmicasoeslomismo.Estoyfrenteaunachicaincreíblementeatractiva.Acabadeponerseun
vestidotulipánazul.Suspechosdanzanbajolasedadeunescotequetengoderechoamirartantotiempocomoquiera.¿Cómoexplicarloparaqueloentiendan?Esmiidealfemenino,algoasícomosimehubieraseducidoenmissueñosdurantemilesdenochesantesdeaparecerunbuendíaantemí.Estoycenandoconella.Ensucasa.Las llamasde la chimeneaparecequeacariciaran lapielblancade su
rostro.Hastahaychampán.Piper-Heidsieck2005.Haremoselamordentrodeunashoras,quizáinclusoantesdeterminardecenar.Nosamaremosalmenosunanoche.Talvezvarias.Tal vez todas las noches de mi vida, como un sueño que no se
desvaneciera por la mañana, que me acompañase a la ducha, luego alascensorcutredelúltimobloquedelos4.000quenohasidodinamitadoyluegoalaestaciónCourneuve-Aubervilliersdelcercanías.Me sonríe. Se acerca la copa de champán a los labios; imagino las
burbujas bajando por su cuerpo, chispeando en su interior. Pongo loslabios sobre los suyos.Húmedos dePiper-Heidsieck comoun carameloefervescente.Ha preferido la intimidad de su casa al ambiente selecto de un
restaurante de la costa. Quizá, en el fondo, le avergonzaba un pocoexhibirse conmigo, notar lamiradade los vecinosdemesapuesta en elárabe minusválido que sale con la chica más guapa de la región. La
comprendo, aunque amíme trae sin cuidado esa envidiamezquina.Memerezcoestemomentomásquenadie.Loheapostado todo.He seguidojugando todas lasvecesque lamonedaha caídohacia el ladomalo.Sindejarnuncadecreerenella.Yheganado.Vi a esta chica por primera vez hace seis días, en el lugar más
insospechadoparaencontrarseaunhada.Yport.Duranteestosseisdías,heestadovariasvecesapuntodemorir.Estoyvivo.Durante estos seis días, he sido acusado de asesinato. De varios
asesinatos. Los más sórdidos que quepa imaginar. Yo mismo llegué acreerlo.Soyinocente.Hesidoperseguido.Juzgado.Condenado.Soylibre.Yaverán, austedes también les costará creer losdeliriosdeunpobre
morolisiado.Elmilagrolesparecerádemasiadoinverosímil.Laversiónde la policía les resultarámuchomás aceptable.Ya verán como ustedestambiéndudan.Hastaelfinal.Volverán al comienzo de este relato, releerán estas líneas y pensarán
que estoy loco, que estoy tendiéndoles una trampa o que me lo heinventadotodo.Peronomehe inventadonada.Noestoy loco.Nohay trampaalguna.
Lespidosimplementeunacosa:queconfíenenmí.Hastaelfinal.Todoacabarábien,yaloverán.
Hoyes24defebrerode2014.Todoempezóhacediezdías,unviernesporla tarde,el14,a lahoraenquelosniñosdelInstitutoTerapéuticoSaint-Antoineregresanasucasa.
2
¿CONFIARENMÍHASTAELFINAL?
Lalluviafríaempezóacaersinavisarsobrelostresedificioscolorrojoladrillo del Instituto Terapéutico Saint-Antoine de Bagnolet, sobre eljardín de tres hectáreas y sobre las estatuas blancas de los generosos,ilustresyolvidadosdonantesdelosúltimossiglos.Depronto,unadecenade siluetas se pusieron enmovimiento produciendo la ilusión de que elchaparrón hacía cobrar vida a las esculturas. Médicos, enfermeros ycamilleros en bata blanca corrieron a protegerse como si fueranfantasmastemerososdemojarseelsudario.Algunos encontraron refugio bajo el porche, otros, en la veintena deautomóviles,monovolúmenesyminibusesaparcadosunosdetrásdeotrosen la alameda de grava, con las puertas todavía abiertas y los niñosamontonadosenelinterior.Comotodoslosviernesporlatarde,losadolescentesmásautónomosibanapasarelfindesemanaconsufamilia;elfindesemanamásquincedíasdevacacionesdeinviernoeseviernesenconcreto.Aligualquelosdemás,corríparaponermearesguardodespuésdehabermetido a Grégory en la parte trasera del Scenic y abandonado bajo eldiluviosusilladeruedasvacía.Echésimplementeunvistazotrescochesmásallá,endirecciónalaambulanciacuyaluzgiratoriaerabarridaporlalluvia, en busca de Ophélie, y después entré en la sala del personalsanitario.Allíreinabaunambientederefugiodemontañaalavueltadeunasalidapara practicar esquí de fondo.Los compañeros del InstitutoTerapéuticoSaint-Antoine, casi exclusivamente mujeres—enfermeras, educadoras ypsicoterapeutas—, apretaban sus dedos helados contra vasos de plásticocontéocafé.Algunasnisiquieravolvieronlavistaenmidirección;otrashicieron caso omiso de mi presencia; Sarah y Fanny, las maestras másjóvenes, me sonrieron; Nicole, la psicóloga jefa, detuvo la mirada unpocomásdelacuenta,comosiempre,enmipiernarígida.Enelfondo,lamayoríadelaschicasdelinstitutometeníansimpatía,endiferentesgrados
segúnsuedad,sudisponibilidadsentimentalysuconcienciaprofesional.LasMadreTeresamásquelasMarilyn.ElcapullodeJérômePinelli,eljefedeservicio,entrójustodetrásdemí.Echóunvistazoalospresentesyluegomemiródearribaabajoenactitudpolicial.—SellevanaOphélie.Esperoquetesientasorgulloso.Laverdaderaqueno.Imaginé la luz giratoria de la ambulancia en el patio. Y a Ophélie
gritandoparaqueladejaranenpaz.Duranteunossegundosintentéqueseme ocurrieran unas palabras de explicación, de disculpa almenos, paraquedarme tranquilo. Esperaba, aunque sinmucha esperanza, que alguiendelasalameayudase.Nadie.Laschicasagachabanlacabeza.—Resolveremosestodespuésdelasvacaciones—dijoPinelli.En la lista de los torturadores de la cotidianeidad que buscan una
víctima,alosdiosesviciososyalosprofesoressádicoshayqueañadiralos jefecillos fachas: Jérôme Pinelli, cincuenta y tres años, jefe deRecursosHumanos,responsable,enmenosdeseismeses,deunadulterio,dosdepresionesytresdespidos.SeplantódelantedelgranpósterdelMontBlancqueyohabíapegado
enlapareddelasaladelpersonal.Unmetropordos.Todaslascrestasdelmacizo:MontBlanc,MontMaudit,Aiguille duMidi,Dente delGigante,AiguilleVerte...—Joder—dijo Pinelli—, no voy a echar demenos a esos retrasados
mentales.Yaestá...EnmenosdediezhorasestaréenCourchevel...Girólentamentesobresímismocomosiquisieraquelacortefemenina
admirase su perfil, se plantó delante de mí y miró ostensiblemente miprótesis.—¿Y tú? ¿Te vas a la nieve, Salaoui?Es genial, ¿no? ¡Con un pie de
carbono,solonecesitasalquilarunesquí!Rompió a reír. Terreno resbaladizo... El círculo de enfermeras no se
decidióasecundarlo.LasMarilynsoltaronunasexclamacionessofocadas;lasMadreTeresaseindignaronensilencio.Pinellinotuvotiempodeirmáslejos,odeentraramatar;losprimeros
acordes de I Gotta Feeling sonaron en su bolsillo. Sacó el móvilmascullando un «joder» y salió sin apresurarse de la sala después de
mirarmedenuevo.—A la vuelta tendremos que ajustar cuentas, Salaoui. La chiquilla es
menor,nosiemprepodrécubrirte.¡Capullo!Ibouentróenesemomentoyledioconlapuertaenlasnarices.Ibou era mi único verdadero aliado allí. Además de camillero del
instituto, era el encargado de poner la camisa de fuerza y aplicar lacontención física cuando dos jóvenes llegaban a lasmanos.A vecesmeayudaba también con el mantenimiento: a montar andamios, trasladarmueblesocambiar la ruedadeunaJumper. Iboueraunarmariode lunatallado en un baobab. Tipo Omar Sy. Ese cabroncete reconciliaba a lasMarilynyalasTeresa;guapo,flemático,divertido,deportista.Bueno,deportista...Ellasnosabíanque,aunquecorríaconmigoquince
kilómetros todos los jueves desde el parque de La Courneuve hasta elbosquedeMontmorency,yolesacabasiempremediavueltaalapistaenelsprintfinal.Mechocólamano.—Heoído lapulladeesegilipollas sobreel esquí.En serio, Jam,¿te
vasdevacaciones?SevolvióhaciaelcarteldelosAlpes.Aéltambiénledeslumbraronlas
nievesperpetuasdelosglaciarescolgadasenlapareddelasala.—AYport.¡Graciasati,además!—¿AYport?¡Uau!¿Haypistas?—Esunpueblonormando,tío.JuntoaEtretat.Milmetrosdedesnivelen
diezkilómetros.Peroninieveniremontes...Ibousilbó,sinhacerningúncomentario,yacontinuaciónsedirigióal
auditoriofemenino.—¡Vosotras no lo sabéis porque lo lleva muy en secreto, pero este
Jamalesundeportistadealtonivel!Elmuycabezotaseniegaaparticiparen las disciplinas paralímpicas que podrían reportar al Instituto Saint-Antoinehonor,gloriaymedallas,peroselehametidoenlacabezaserelprimeroconunasolapiernaencruzarlalíneadellegadadelUltra-TraildelMontBlanc...—Deprontonotéque todas lasmiradasseclavabanenmí. Ibou, como colega considerado que era, insistió—: La carrera másduradelmundo.Lotieneclaroelchaval,¿eh?Losojosdelaschicas,estrábicos,seposaronalternativamenteenmíy
enelcartelblancoyazul.Pormiparte,yoperdílamiradaamásdetres
milmetros:MerdeGlace,Vallorcine,Teleféricode laAiguilleduMidi.ElUTMBsuponía ciento sesentayochokilómetrosde recorrido, nuevemilseiscientosmetrosdedesnivel,cuarentayseishorasdecarrera...Conuna sola pierna. ¿Sería capaz de una hazaña semejante? ¿De llegar allímitedemímismohastaolvidareldolor?Lasenfermeras,conlágrimasen los ojos, ya me compadecían. Tenía la impresión de estarsonrojándome como un adolescente. Mi mirada acorraló detallesinvisibles, la pared con revoque blanco y sucio, las huellas demoho yherrumbrequegoteabandeltecho.—Jam,además,estásoltero—continuóIbou—.¿Nohayniunasolaque
quierairconél?¡Yport,joder!—Meguiñóunojo.Yoestabapreparado—.Vamos, chicas...—insistió—, ¡solo una voluntaria! Pasar una semana deensueñoconuncampeónolímpico.Yaqueosdapieaquedisfrutéisdesucompañía,¡aprovechadlaocasión!Gracias,Ibou.Devolvílapelotacomoenlosentrenamientos.—Esosí,nadadebromas,chicas.Yoelpieoslodoy,peroluegotenéis
quedevolvérmelo.
3
¿HASTAOLVIDARELDOLOR?
Tendidoamispies,elcadáverdormíasobreunlechodecantosrodados.Lasangrecorríadespaciobajosucabezaformandounasábanadeseda
rojaextendidaporunamanoinvisible,unolaescarlataquesedirigía,ensuavependiente,haciaelmar.Inclusomuerta,ladesconocidaseguíasiendoincreíblementeguapa.Su
pelo de color azabache cubría su rostro frío y blanco, como algasenredadas en una roca pulida por lasmareas sucesivas. El cuerpo de lachicayanoeramásqueun trozodeacantiladoencalladoqueelmar seencargaríadeesculpirparaquesefundieraconeldecorado,paraelrestodelaeternidad.Misojosseapartarondelcuerpoparasubirporlaparedcalcárea.Justo
enfrentedemí.DesdequemehabíainstaladoenYport,tresdíasantes,enningúnmomentoesosacantiladosmehabíanparecidotanimpresionantes.Ríosdearcillaresbalabandesdelassuperficiesherbosasqueseadivinabaenloalto,comoreguerosdeherrumbre,dehumedadydemugre.Teníalasensación de encontrarme ante un gigantesco muro de una prisiónimaginadaporlosdiosesparaencerraraloshombres.Tratardeescapar,saltarporencima,significabalamuerte.Miréelreloj.Las8.28.Habíatranscurridomenosdeuncuartodehoradesdequehabíasalido
de La Sirène para mi entrenamiento diario. Pensé en los consejos delpropietario.«Cuidado,Jamal,enelacantiladolahierbaestaráresbaladiza.»Luegoenaquellabufandaenganchadaenlacerca,enloscorderos,enel
búnker... Las imágenes afluían. Obsesivas. Veía a la chica al borde delabismo, su vestido desgarrado, sus últimas palabras—«No se acerque.Usted no puede entenderlo»—, la insondable desolación en su miradaantesdequecayeraalvacío,labufandaBurberrydecachemiraqueyolehabíatendido,apretadaensumano.
Elcorazóncontinuabamarcandoamartillazosmicarreradesenfrenadahastalaplaya,justodespuésdequeellahubierasaltado,comosipudiesellegarabajoantesqueella,cogerlaenbrazos.Salvarla.Ridículo.—Lahevistocaer—murmurólavozgraveamiespalda.Eraeltipodelacazadoradepielmarrón.Sehabíaacercadolentamente
al cuerpo arrastrando los pies por la playa, como si aquel incidente lofastidiarasobremanera.—Le he oído gritar—continuó en el mismo tono cansado—.Me he
vueltoyentonceshevistocaeralachicacomounapiedra.Unamuecaderepugnanciadeformósucaraparaexpresarconclaridad
que había visto en directo descoyuntarse el cuerpo a consecuencia delimpacto.Teníarazón:yohabíagritadoanteelcielovacíocuandolachicahabíacaído.TodoYportdebíadehabermeoído.—Nosehacaído—meparecióoportunoprecisar—.Hasaltado.Eltiponoañadiónadamás.¿Habíaentendidoalmenoselmatiz?—¡Pobrecriatura!—exclamólaancianaqueestabaamiderecha.Era el tercer testigo del drama.Me enteré un poco después de que se
llamaba Denise. Denise Joubain. Ella también, como el hombre de lacazadoramarrón,estabaenlaplayaantesdequeyollegara,aunqueaunadistancia de más de cien metros del punto de caída. Tras mi sprintdesenfrenado, había llegado junto al cuerpo unos segundos antes queellos.Denisellevabaunosgrandescalcetinesamarillosquesobresalíandesus botas de pescar de plástico y se perdían bajo un vestido de lona decolorcrudoyunabrigogris.Estrechabaaunperrocontrasí,unshihtzu,vestidoconunjerseyderayasbeisyrojasquemerecordólosquellevanlospersonajesde¿DóndeestáWally?—Despacito,Arnold—lesusurróaloídoantesdeinsistir—:Unachica
tanguapa...¿Estátotalmentesegurodequehasaltadoella?LapreguntadeDenisemepareciótonta.Porsupuestoquehabíasaltadoella.Despuésmedicuentadequeyoeraelúnicotestigodeaquelsuicidio.
Los otros dos paseaban por la playa, frente al mar, y habían vuelto lacabezaaloírmigrito.¿QuéinsinuabaDenise?¿Quesetratabadeunaccidente?
Lainmensaangustiagrabadaenelrostrodeángelelinstanteanteriorasusaltodesesperadomeperturbódenuevo.—¡Segurísimo!—contesté—.Hehabladoconella allá arriba, juntoal
búnker.Heintentadohacerlaentrarenrazón...DeniseJoubainmelanzabaunamiradainquisitiva,comosimipiel,mi
acentoymipiernarígidarepresentaranparaellatresmotivosacumuladosdedesconfianza.¿Quécreía?¿Quenosetratabadeunaccidente?¿Quealguienlahabía
empujado?Levanté de nuevo la cabeza como un idiota para mirar la cima del
acantiladoycontinué,comosinecesitarajustificarme:—Todo ha sucedido muy deprisa. Me he acercado todo lo que he
podido.Heintentadotenderlelamano.Lanzarleuna...Laspalabrasseatascarondeprontoenmigarganta.Porprimeravezmellamólaatenciónundetalleenelcuerpotumbadoa
unmetrodemí.Undetallesurrealista...¡Imposible!Lasimágenesdeldramadesfilabanenuncontinuosinfin.Lamiradadesoladadelabellasuicida.LabufandaBurberryflotandoensumano.Elhorizontevacío.¡Mierda!Algosemeescapaba.Misojosestabanclavadosenlatelaroja,justoamispies...Teníaquehaberforzosamenteunaexplicaciónracional...Tenía...—¡Hayquehaceralgo!Mevolví.EraDenisequienhabíahablado.Mepreguntéporuninstante
sisedirigíaamíoasuperro,queseguíapegadoasupecho.—Tiene razón —dijo el hombre de la cazadora de piel—. Hay que
llamaralapolicía...Tenía voz de fumador.Además de llevar una cazadora gastada, había
aprisionado sus escasos y largos cabellos grises bajo un gorro de lanaverdebotellaquecubríaparcialmenteunasorejasenrojecidasporelfrío.Instintivamente,loimaginésolo,divorciadoyenparo.Almenos,alguienconunavidademierda,queteníaganasdecomentarlosucedidoallíyaaquellahora,sinnadiequelepidieraexplicaciones.EnseguidamerecordóaLanoël,elprofedematesdepresivoqueteníamosen1.ºdelaESOenel
colegio Jean-Vilar y al que todos los alumnos, desde hacía tresgeneraciones, llamaban Atarax. Así es como había bautizado yamentalmente a aquel tío de la playa. Atarax. En realidad, lo supe justodespués:sellamabaChristianLeMedef...Entoncesnosabíaquevolveríaaverlo en esa misma playa al día siguiente, casi a la misma hora, másdeprimido aún, y que en esa ocasión compartiría conmigo unasinformaciones que nos convertirían en cómplices unidos por la mismaparanoia.Arnoldladróentrelospechosdesuama.¿Llamaralapolicía?Unestremecimientomerecorriólapalmadelamanoderecha,comosi,
cualserpientesinuosa,labufandadecachemirasemeescaparadenuevodeella.Losojosnomeobedecían;sefijaronunavezmáseneltrozodetela rojaque teníadelante.Debíadeparecer incómodo;DeniseyAtaraxmemirabandeunmodoraro.Obienesperabanquetomaralainiciativa...¿Llamaralapolicía?Por fin caí en la cuenta de que ninguno de los dos debía de tener
teléfonomóvil.SaquémiiPhoneymarquéel17.—GendarmeríadeFécamp—merespondióunavozmasculinaalcabo
deunossegundos.Leexpliquélasituación.Elsuicidio.Ellugar.Sí,lachicaestabamuerta,
nocabíaduda,unacaídadecientoveintemetrossobre losguijarros.Untestigolahabíavistosaltar,otrosdoslahabíanvistoestrellarsecontraelsuelo.Al otro lado de la línea tomaban nota de todo. Cundía la alarma.Me
pidieronquerepitieraotravezellugarexacto,despuéscolgaron.LesdirigíunasonrisaaDeniseyaAtarax.—Yavienelapolicía...Estaránaquídentrodediezminutos.Ellosselimitaronaasentirconlacabeza.Duranteunrato,soloelruido
delosguijarrosarrastradosporelmarturbóelsilencio.Ataraxmirabaelrelojcasicadavezquerompíaunaola.Siunoloobservabaconatención,nohabríadichoqueestaba realmenteapenadopor la chicamuerta a suspies, sino simplemente fastidiado, como cuando un choque en cadenaocasiona delante de ti un embotellamiento monstruoso y te sorprendesestandomenosafligidoporlaspersonasatrapadasbajolachapaqueporel retraso provocado. Atarax, sin embargo, no parecía que fuera
precisamente una persona agobiada, si estaba matando el tiempo en laplayaalasochodelamañana...Depronto,Denise dejó caer aArnold al suelo.El shih tzu se refugió
entrelasbotasdesuamamientrasestameagarrabaunbrazo.—¡Esospolicíasnoacabandellegar!Vamos,dametuchaqueta,hijo.No entendí enseguida lo que quería de mí. ¿Que me desnudara?
Estábamosacincogradoscomomucho...Deniserepitióconautoridad:—¡Dametuchaquetadefooting!¿De footing? ¿Así era como llamaba mi cortavientos WindWall de
NorthFace?No lopenséyobedecí.Denisese inclinósobreelcadáverparacubrir
conmicortavientosvioletaelrostroylapartesuperiordelcuerpodelachica.¿Unacuestiónreligiosa?¿Desuperstición?¿Eldeseodepreservarasu
pobreArnolddeuntraumapsicológico?Dabaigual,enelfondo,yoleagradecíalainiciativa.Miré por última vez la bufanda antes de que Denise extendiera el
sudario improvisado.Unavoz frenéticagritabaenmicabeza:¿Cómoesposible?Desdehacíalargosminutos,solopensabaeneso.Seguíaelhilodelos
acontecimientosdesdeporlamañana,segundoasegundo,gestoagesto,yseguíasintenerningunaexplicacióncoherente.La chica tumbada sobre los guijarros, muerta, llevaba la bufanda
Burberrydecachemirarojaenrolladaalrededordelcuello.
4
¿CÓMOESPOSIBLE?
Elfríomordíaconferocidadmisbrazosdesnudos.Elsol, trasunacortaaparición detrás del acantilado situado más arriba de Fécamp, se habíaocultado bajo un edredón de nubes. Para entrar en calor, zapateaba sinmoverme del sitio. La temperatura debía de acercarse de nuevo a cerogrados,peronoibaapedirlealachicatumbadasobrelosguijarrosqueme devolviera el WindWall. Además, la policía no tardaría; hacía diezminutoslargosquelahabíallamado.Guardábamossilenciolostres.Unasgaviotasgraznabanporencimadenuestrascabezas.Arnold,unidoasuamaporunafinacorreadecuero,sehabíasentadoy
lasmirabavolarconunamezcladetemoryestupefacción.Temoryestupefacción.Yodebíadetenerlamismacaradeestúpidoqueaquelperro.¡La chica tumbada sobre los guijarros, muerta, llevaba la bufanda
Burberrydecachemirarojaenrolladaalrededordelcuello!Dabavueltasymásvueltasmentalmentealosargumentos,enbuscade
una explicación racional. Tenía una única certeza: la chica me habíaarrancadolateladelasmanosaltiempoquesehabíaarrojadoalvacío.Escruté el malecón vacío, el aparcamiento del casino desierto, la
treintena de casetas de playa abandonadas al invierno. Todavía ningúngendarmealavista.¿Quiénhabíapodidoenrollaresabufandaenelcuellodeesecadáver?
Yohabía sidoelprimeroen llegar juntoal cuerpoalpiedelacantilado.Nohabíanadieenlosalrededores,apartedeAtaraxyDenise,perolosdosse encontraban mucho más lejos que yo del punto de impacto. Eraimposible que uno u otro hubiera tenido tiempo de alejarse del cuerpocorriendopararegresardespuéslentamente,sinelmenorindiciodeestarsinaliento.¿Porqué,además,habríanactuadoasí?¡Aquellonoteníaningúnsentido!¿Quéotrapersonaentonces?¡Nadie!Nadiehabríapodidoacercarsealcadáverenesainmensaplaya
desierta sin que Denise o Atarax repararan en él. Habían visto caer delacantilado a la chica y habían echado a andar hacia ella, con los ojosclavadosenelcuerpo...Semeerizabalapieldelosbrazos.Elfrío.Laangustia.Elmiedo.Tenía
que razonar descartando todo aquello que resultase imposible. Así quesoloquedabaunasoluciónposible:¡lachicasehabíaenrolladoellamismalabufandaalcuellomientrascaíaporelacantilado!Delirante...Nohabía,sinembargo,otraformaderesolverlaecuación.Consideraba
laalturadelacantilado,calculabaeltiempoquetardabauncuerpoencaerdesdearriba.Unossegundos.Tresocuatroquizá.Sindudasuficienteparaenrollaruntrozodetela.Técnicamenteeraposible.Técnicamente...Duranteunacaídavertiginosa,conlosbrazosmoviéndoseenelvacío,
elvientoazotandoelrostro...Observéaunagaviotadesafiarlagravedadyplanearentreelcieloylas
rocasdeCreta.Paralograrlo,haríafaltaidearunplanconmuchaantelación,teneruna
determinación sin fisuras, repetir ciertos gestos miles de veces paradeshacerse de toda forma de emoción. Simplemente concentrarse en unsoloobjetivo:enrollarseantesdemoriresamalditabufandaalrededordelcuello,contandoconmenosdecuatrosegundosparaconseguirloantesdeestrellarsecontralosguijarros...¡Esotampocoteníasentido!¿Repetir ciertos gestos miles de veces? ¡Esa bufanda ni siquiera
pertenecíaaaquellachica!Yolahabíaencontradoalbordedelsendero,selahabíatendidoinstintivamenteaesasuicida;semehabíaocurridolaideasobrelamarcha.Aquelángelalbordedelprecipicionopodíadeningunamanera adivinar que se encontraría con ese trozo de tela roja entre lasmanos.Mimirada se desplazó hacia Denise y Atarax. Él había encendido un
cigarrilloyella tirabadelacorreadeArnoldparaevitarquealshihtzupudierallegarleelhumo.Razonar descartando todo lo que era imposible, seguía pensando yo.
¿Qué solución quedaba entonces? Incluso imaginando que esa chicahubiera tenido tiempo, en un último movimiento reflejo, de enrollarse
aquella tela alrededor del cuello en vez de caer como una piedra o deagitar los brazos como una gaviota desesperada, continuaba abierto uninterroganteigualmenteinsoluble:¿porquérealizarungestotanabsurdo?Derepente,elsolreaparecióyestampósusrayoscontraelacantilado,y
laherrumbredearcillaylacretalanzarondestellosdeoroyplata.
Los gendarmes llegaron un minuto después. Estacionaron la PeugeotBoxerenelaparcamientodelcasino.Erandosyecharonaandarhacianosotros.Elmásjovennoeraelmás
rápido.Rondabaloscuarenta,teníalacabezaalargadaenformadecantorodadoy echaba pestes cada vez que una de sus botasWeston resbalabasobre las algas húmedas: el tipo de policía medio dormido que no hatenido tiempo de tomarse un café antes de afrontar un día que empiezatempranoconlarecogidadeunasuicida.El otro gendarme aplastaba los guijarros con las suelas como si se
tratara de vulgar grava. La experiencia... Tenía el aspecto del policía apunto de retirarse desde siempre, como salido directamente de unapelículadeOlivierMarchal.Lacazadoraabierta sobreun torsoanchoyuna barriga abultada. ¡Y, sobre todo, menudo rostro el suyo! Pelo grissemilargo,liso,peinadohaciaatráshastalabasedelcuello,quedejabaaldescubiertounaampliafrentesurcadadearrugas.TipoMarlonBrandoensusúltimosaños.Cuandoseacercómás,miimpresiónseconfirmó.Sí,MarlonBrando;eldepósitodecadáverespegadoaloslabios.El otro policía se encontraba aún a diez metros del cadáver cuando
Brandoseplantódelantedenosotros,justoalaalturadelcuerpotumbadosobrelaarena.—Inspector jefe Piroz—dijo en un tono indiferente—. ¡Hacía tiempo
que no teníamos una suicida! Desde que construyeron el puente deNormandía,estámásdemodatirarsealestuario.—Sepasólasdosmanosporlafrente,comoparaalisarselasarrugas,ycontinuó—:¿Laconocen?Lostresnegamosconlacabeza.—¿Quéhanvistoexactamente?Ataraxfueelprimeroenresponder.Habíavistoalachicacaeralvacío
yestrellarsecontralosguijarros,cientoveintemetrosmásabajo.Deniseloconfirmóyyomelimitéahacerungestodeasentimiento.
—Entonces,¿estabantodosaquí?¿Nadiehavistoloquehapasadoallíarriba?Pirozmemirócomosihubieraolfateadomiturbación.Yseguramente
yocontestéunpocomásdeprisadelodebido.—Sí, yo.Corría por el sendero de la costa, como todas lasmañanas.
Ella estaba de pie al borde del acantilado, junto al búnker. Le dije algoparatratardeimpedirlo,pero...Piroz había bajado lamirada haciami prótesis de fibra de carbonoy
parecía interrogarse sobre la compatibilidad de mi discapacidad con elfootingdiario.—Me...me entreno todos los días—balbucí—. Soy deportista de alto
nivel.Categoríaparalímpica,co...comopuedever.Sielinspectorhabíavisto,nolodemostró.Selimitóafruncirlafrente
aloBrandoyseagachójuntoalcuerpotendido.PusomichaquetaNorthFacealladodelcadáver,sobrelosguijarros.No se había producido un milagro, aquella puta bufanda seguía
enrolladaalrededordelcuellodelachica.Lo único que yo veía era ese trozo de tela, pero Piroz no parecía
prestarle lamenoratención.Se fijó enelvestido rojo, en los jironesdetela,yacontinuaciónobservóelacantilado,comosibuscaraunarbustoagarradoalarocadesnuda.Finalmentesevolvióhacianosotros.—Nohapodidodesgarrarseelvestidoalcaer.Confirmélaspalabrasdelpolicíaantesdequepudieracontinuar:—Cuando vi a la chica allí arriba, ya tenía esos desgarrones en el
vestido.Yselehabíacorridoelrímel.Parecíaaterrorizada.Denise y Atarax me observaron de un modo extraño, como
reprochándomequenoleshubieradadoaellosesosdetalles.Pirozvolvióapasarselamanoporlasarrugas,sindudaparaayudarasusideasasubirhasta el cerebro.El otropolicía seguía teniendoun aire ausente.Mirabaotras cosas—las olas, las casetas de playa recién pintadas, losmolinoseólicos más arriba de Fécamp—, tan interesado en el asunto como elperroArnold.Pirozparecíaacostumbrado.¿Habíantenidoquizáunaenganchadaenel
cochemientrasvenían?Apoyólasrodillasenlosguijarrosparaexaminarelcuerpo.—¿Unsuicidio?—masculló—.Enfin...,hacefaltaunabuenarazónpara
arrojarsealvacío...
Pirozexaminóelvestidodesgarrado.Cuandopenséenellomástarde,medijequeesefueelúnicomomento
enquehabríapodidohablarcon lapolicía.Decirlesqueaquellabufandaera en cierto modo mía, explicarles qué había pasado exactamente allíarriba, junto al búnker, que ellamehabía arrancadode lasmanos aquelmalditotrozodetela,porimposiblequefueraadmitirlo...Sinembargo,nodijenada.Melimitéaesperarquecayeradelcielouna
explicaciónracional.Oquetodosearreglara,quetodoelmundoolvidaseel asunto y pasara a otra cosa. No podía prever lo que Piroz iba adescubrirallevantarelvestidodelachica.—Joder—susurróelgendarme.Meacerqué.AtaraxyDenisetambién.Lachicanollevabanadadebajodelvestido.Nibraguitasdeencajefucsianitanga.Unas marcas violáceas corrían a lo largo de sus muslos. Y unos
rasguños,cuatro,estrechosyparalelos,alaalturadelaingle,aladerechadeunpubistotalmentedepilado.Denisecerró losojosyapretóotravezaArnoldentre suspechos.El
semblante de Atarax había adquirido el color de los comprimidos quedebíadetomarsecadamañana.Lívido.Miprótesisdecarbonosehundióentrelosguijarrosymecostómantenerelequilibrio.Pirozdejócaerelvestidosobrelaentrepiernacomosebajaeltelónen
unescenario.—Joder...Aestachicalahanviolado...Haceunashorascomomucho.—
Sepellizcó los labios—.Esomepareceunabuenísimarazónparasaltardesdeelacantilado.Selevantó,miróunavezmáslapareddecretaqueaplastabaelpaisajey
después, por fin, fijó la mirada en la bufanda enrollada alrededor delcuello.Laaflojódespacio,conlayemadelosdedos.La vista se me nubló. Piroz había hablado de violación. Mis huellas
estabanimpresasenaqueltrozodetela.Decilitrosdesudorpegadosalasfibras.UnacisternadeADN.Demasiadotarde.¿Quépodíadecir?¿Quiénmecreería?Piroz pasó un dedo entre la tela y el cuello de la chica, lentamente,
como unmédico auscultando a un paciente resfriado. Las arrugas de lafrente de Piroz se fruncieron hasta formar una simple masa de carne
ondulada.—Nosololahanviolado...Lahanestrangulado.Ladescargaeléctricameparalizó.Dijesinpensar:—Yo... yo hablé con ella allí arriba. Es... estaba viva. Ha saltado
voluntariamente...—Unintentodeestrangulamiento,entonces—meinterrumpióPiroz—.
Seguramentesullegadaalsenderoseñalizadohizohuiralvioladorantesdequelaasfixiara.Lesalvólavidaaestachica...Bueno,habríapodido...¿Habríapodido?La expresión me pareció rara. La versión del policía también. Un
violadorhabríatenidolaposibilidaddeesconderseenelbúnkeraloírmellegar,pero¿lodemás?¿Porquénohabíadichonadalachica?¿Porquéyo no había visto ninguna marca de estrangulamiento cuando le habíatendido la mano? ¿Porque no había mirado? ¿Porque me habíaconcentradoensucara?¿Ensuvestidodesgarrado?—¿Quéhace?EraDenisequienhabíahecho lapregunta.Pirozestabaahoraacuatro
patassobrelosguijarrosyolíalapieldelcadáver.Arnoldloobservabadeunmodo extraño. El policía levantó la cabeza y esbozó una sonrisa desatisfacción,ladelsabuesoquehaolfateadolapistacorrecta.—Supielhueleasal.Yo tenía la impresión de vivir una escena surrealista interpretada por
actores que improvisaban las réplicas. El otro policía, que seguíaapartado, escuchaba impasible las afirmaciones de su colega. Quizá erauna táctica acordada entre ellos. Cada uno en su papel. El primerogarantizaba el espectáculo y el segundo se limitaba a observar nuestrasreaccionesalachitacallando.—¿Hueleasal?—repitióAtarax,estupefacto.—Sí...Peroalmenossobreestepuntohayunaexplicaciónsencilla.—
Pirozsequedóunlargomomentoensilencio—.Estachicasediounbañoenlaplaya.TodosvolvimoslamiradaalunísonohacialaMancha.¿Unbaño?¿El19defebrero?¿Enplenanoche?¿Enunaguaamenosde
diezgrados?—Desnuda—precisóPiroz—.Laropaestáseca.Denise se acercó amí. Empezaba a flaquear. Sin pensar, le ofrecí un
brazoparaqueseagarrara.
—Unbaño en bolas—prosiguió el policía—.Después de todo, quizáestosimplifiqueelcasomásquecomplicarlo.Eraunachicamuyatractiva,puedequefueseesoloqueatrajoalviolador.—Sepasólosdedosamodode peine por su pelo liso—. Estamos listos para cercar la escena delcrimen, llamara los forensesymontar todoel circo.Losiento, tendránque darme su nombre, dirección, teléfono y demás. Voy a pedirles quevayanadeclararalacomisaríadeFécamp,siesposibleaprimerahoradela tarde para darnos tiempo de averiguar algo más, empezando por laidentidaddeestajoven.Denise se agarraba amí dejando caer todo su peso.Yo tiritaba ahora
abiertamente.Pirozsediocuenta,memiróconinsistencia,seagachóymetendiómicortavientos.—Tenga,supongoqueessuyo.Abríguese,novayaacogerfrío;voya
necesitarlo.
5
¿QUIÉNIBAACREERME?
Veía la aguja de Etretat justo enfrente demí. Parecía un trozo de puzleseparado del acantilado, la pieza de un mecanismo que encajara en lapuertamonumentalparaabrirnoséquécavidadsecreta.Despuésdehaberdejadoalapolicía,habíacorridocercadeunahora,
bastantemenosque losotrosdías.Apenasdocekilómetros.Yport-EtretatpasandoporelvallecosterodeVaucottesyeltajodeEtigues.Losuficienteparadespejarmelacabeza.Parapensar.Paracomprender.La temperatura no debía de pasar de tres grados, pero yo estaba
sudando.Lahierbaquecubríaelsuelocalcáreosedeshelaba lentamente,formando finos regueros de agua fría que caía al vacío en minúsculascascadasyabría,segundotrassegundo,surcosocrequecortabanlacreta.Aquel paisaje de eternidad no era sino una ilusión. El acantilado eraatacadopor todaspartes: agua,hielo, lluvia,mar; resistía, sedoblegaba,cedía, moría ante los ojos de millones de turistas que no percibían elmenorcambioenelpaisaje.Elcrimenperfecto.Ahoratemblaba.Desde hacía una hora, desde que me había marchado de la playa de
Yport para dejar a la policía hacer su trabajo, no había parado de darvueltas en mi cabeza a los argumentos. Las conclusiones del inspectorPiroz parecían establecer claramente el encadenamiento de losacontecimientos.LachicadesconocidadejasuvestidorojoenlaplayadeYport, es muy temprano, seguramente el sol apenas ha salido. Se bañadesnuda. El violador la sorprende, la acechamientras se viste. La siguecuando sube por el sendero del litoral. Pierde la bufanda, acorrala a lachicajuntoalbúnker, laviola, intentaestrangularla.Enesemomentomeoye llegar y se esconde en el búnker antes de que yo me acerque.Demasiadotarde.Lachica,desesperada,salta.Frente a mí, al otro lado de la bahía, unos paseantes del tamaño de
hormigasandabanconprecauciónporlapasarelaresbaladizaquellevabaalDormitoriodelasSeñoritas.[1]Miréelreloj.Las11.03.Horadevolver.Recorrí los valles costeros hasta Yport en apenas cuarenta y cinco
minutos. No me crucé con nadie, salvo con un ciclista en el valle deVaucottesy,enelCheminduCouchant,unburroqueparecíareconocermedevermepasartodaslasmañanas.SubílaúltimacuestahastalaplanadelaVallette. El viento había olvidado levantarse. A lo lejos, los molinoseólicosdeFécamp,inmóviles,parecíangigantestomándoseundescanso.Entre la bruma, distinguí la antena de Yport, el búnker, los corderosdispersosalrededor.Laangustiameoprimiólagarganta.Si la tesisdePirozeracorrecta, elvioladormehabíavisto.Mehabía
observadodesdeelbúnker.Yoeraelúnicotestigo...El sendero señalizado descendía ligeramente. Aceleré todo lo quemi
pieortopédicomepermitía.¿Elúnicotestigo?DejéatráselcampingLeRivage.LabahíadeYportexplotóalaluzde
lamañana. Elmar continuaba retirándose despacio, lejos, y dejaba a lavistaundecoradolunar.Puñadosdealgascoloresmeraldaseagarrabanalaspiedras torturadasde laplataforma litoral comooasisdesmenuzadosenundesiertohúmedo.Micojeraapuntabahaciaotrahipótesis.¿YsiPirozseequivocaba?¿Y si el violador había abandonado a la chica en la playa de Yport
despuésdehaberlaagredido,violadoe intentadoestrangularla?Lachicapierdeentonces lacabeza, subealacantilado,se lecae labufandaporelcamino.Traumatizada.Peseamillegada,salta.Lospeldañosde laescaleraque llevabanalcasinoretumbaronbajo la
láminadecarbono.Enel fondo,que laviolaciónsehubieracometidoen laplayaoen lo
altodelacantiladonocambiabanadaparaesapobrechica...Pero,paramí,entreesasdosposibilidadessecolabaunapregunta.UnapreguntasobrelaquemeinteresabareflexionarantesdequePirozmefrieraapreguntas.¿Mehabíacruzadoconelviolador?Trespeldañosmás.Paséporencimadelasbolsasdebasuradelcasino
paraaterrizarenelmalecóndehormigón.EstabadelantedeLaSirène.
¿Mehabíacruzadoconelviolador?La preguntame obsesionaba, yme daba cuenta de que ocultaba otra,
másturbadoraaún,quePiroznoibaapasarporalto.¿Cómohabíapodidoirapararesamalditabufandarojaalcuellodela
chica? Esa bufanda Burberry en la que estaban grabadas mis huellasdactilares.
Comotodaslasmañanas,utilicé labarandillademaderadela terrazadeLa Sirène para hacer estiramientos. No molestaba a nadie, no habíaningunamesafuera,ningunasilla,ymenosaúnclientes.Justoalladodelacarta,12,90elmenútodoincluido,platodecaracolesdemar,mejillonesalamarinerayhuevosalanieve,Andréhabíacolgadoconunachinchetaelpartemeteorológico.
CIELOCUBIERTO.PROBABILIDADDENIEVEPORENCIMADE400METROS.
ROZAREMOSLOS15GRADOSBAJOCERO¡Uau!AndréJozwiakseacercóamí.Yanoteníanadadelhombreprehistórico
queselevantabaalamanecerparaservirmeeldesayuno,sehabíaafeitado,peinadoyperfumado.Camisablanca.Chaquetaimpecable.Preparadopararecibiralturistaparisinoperdidoporellugar.Andréeraloqueenlazonallamaban un horsain, alguien de otra región instalado en Normandía.Antes de llegar a Yport, tenía un hotel-restaurante en Bray-Dunes, laúltima playa francesa antes de la frontera belga. Le gustaba contar quehabía bajado al sur en busca de sol. Y para convencer a los escépticos,todoslosdíascolgabaunpartemeteorológico:¡elpeordeFrancia!Todaslasnochesbuscabaeninternetellugardelpaísdondeibanacaertrombasdeagua,asoplarlosvientosmásfuertesoadescendermáslatemperatura.Aquellamañana—estabaindicadoenpequeñoscaracteresbajoelparte—habíaelegidoChaux-Neuve,enelcantóndeMouthe,enlomásprofundodelJura.Miprimerareacciónalverlofuehablarledelcadáverdelasuicidaenla
playa. Hacía quince años que André regentaba La Sirène, de modo queconocíaa todos losdelpueblo.Aunachica tanguapa,sivivíaenYport,seguroquepodríaidentificarla...
Antesdequehubierapodidoabrirlaboca,semeadelantóymetendióungruesosobredepapelkraft.—¡Correoparati!
Me senté en la camademihabitación.Número7.Últimopiso.Vistas almar,justobajoeltejadodepizarra.CuandohabíareservadoenLaSirène,penséquehabíadadoconelhotelmáskitschimaginable...¡Ideapreconcebida!Las habitaciones estaban limpias y eran acogedoras. La decoración
había sido renovada recientemente, enazul cielo con frisode conchasycuerdadeamarreenlascortinas.Depie,antelaventana,veíatodalacostahasta el faro de Fécamp. Sentado en la cama, todavía podía adivinar lapartemásaltadelosacantilados.Losdedosmetemblaronalabrirelsobre.¿Quiénpodíaescribirmeallí?Nadieestabaalcorrientedemiestancia
en Yport aparte de Ibou, Ophélie y algunas chicas más del ITEP Saint-Antoine.Yaunasí...Sabíanelnombredelpueblodondeestaba,peronoeldelhotel.No había nombre de remitente en el sobre. Solo el mío con mi
dirección,escritoamano,conunaletraredonda,femenina.
JamalSalaouiHotel-restauranteLaSirène7bulevarAlexandreDumont
76111YportLacartahabíasidoechadaalcorreoenFécamp.Muycerca...Trozosdepapelcolorocrecayeronsobrelacama.Elsobreconteníaunaveintenadehojas.Laprimeraatrajomiatención.
Eraunafotocopiadelartículodeunperiódico,LeCourriercauchois.Laedición de Fécamp. Un titular en gruesos caracteres ocupaba toda laprimeraplana.
JOVENDE19AÑOSENCONTRADAMUERTAALPIEDELOSACANTILADOSDEYPORT
Losacantiladossetambalearonalotroladodelaventana.Mis dedos se crisparon sobre el papel. ¿Cómo había podido un
periódico local publicar ya esa noticia? La chica había saltado hacíamenos de tres horas; la policía debía de estar todavía en la playaexaminandoelcadáver.Meesforcéenmoderarloslatidosaceleradosdemicorazón.Misojos
secalmaron, secentraronen lahojayseleccionaron la información.Depronto empecé a respirar un poco mejor. Tenía entre las manos unaediciónantiguadelCourriercauchois.Muyantigua.Dehacíacasidiezaños.Deljueves10dejuniode2004.¡Joder!¿Porquémehabíanenviadolafotocopiadeunperiódicoconlanoticia
deunsucesotanantiguo?Con la mano temblándome, pasé las otras hojas. Todas hacían
referencia al mismo asunto: una joven de diecinueve años encontradamuertaalpiedelosacantiladosdeYport.Elsobreconteníafragmentosdeartículosdeperiódico,localesonacionales,asícomodocumentosquemeparecíanmás confidenciales: fragmentos de interrogatorios, notas de lagendarmeríalocalsobrelainvestigación,correosintercambiadosentreeljuezdeinstrucciónyelinspectorencargadodelcaso.Mientras leía, la identidad del remitente se convirtió enseguida en la
cuestiónmássuperflua.Todoparecíaverídicoenlosdocumentosqueundesconocidomehabía
enviado.Sinembargo,cadaunodelosdetallesdelcrimenquedescribíanmeresultabaimposibledeadmitir.Diezañosdespués.
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¿MECRUCÉCONELVIOLADOR?
CasoMorganeAvril-Domingo,6dejuniode2004EralaprimeravezqueelaspirantedegendarmeríaMaximeBaronveíauncadáver. Cuando los adolescentes habían ido a tirarle de la manga, nohabíapodidoescabullirse.—Señoragente,señoragente,hayunamuertaenlaplaya.Maxime no había tenido tiempo de explicarles que él era un simple
aspirante en la gendarmería de Fécamp, que se encontraba allí porcasualidad, en la plaza Jean-Paul-Laurens de Yport, no de servicio enrealidad, que el inspector Grima estaba esperando a que abrieran elquioscoparacomprartabaco.Quellegaría...Habíatenidoqueacompañaraloschavales.LachicadelaplayadeYportteníaelcráneomachacado.Sehabíacaídodelacantilado,nocabíaduda.Decabeza.Unapapillade
sesosrematabasubonitacara.Primero, Maxime vomitó el desayuno sobre los guijarros ante la
miradaconsternadadeloschiquillosquelorodeaban.Despuésselimpióconlamangayllamóasujefe.—Phil, tenemos una muerta. En la playa. Justo a la altura del hotel-
restauranteLaSirèneyelcasino.Maximelevantólamirada.Un inmenso cartel, dosmetrospor tres, se extendía sobre las paredes
delcasino.
FESTIVALRIFFONCLIFF19.00H-4.00HDELAMADRUGADA
Bajo una guitarra plateada flotando ingrávida ante los acantilados,
aparecían los nombres de quince grupos de rock regionales. Latas y
botellasvacíassembrabanelmalecóndehormigón.Yportsedespertabaconresaca.El inspector Philippe Grima llegó menos de un minuto después, el
tiempo suficiente para que Maxime vomitara otra vez y la gente seagolpaseenlaplaya.Maximenoestabasegurodequesujefetuvieramásexperienciaqueélencadáveres.SusuperiorteníaapenascincoañosmásyacababadesalirdelaescueladegendarmeríadeMontluçon.Colegayjefealmismotiempo.Eldíaanterior,sinirmáslejos,despuésdehabersudadojuntosenelclubdesquashdeFécamp,habíanhabladodefútbol,ciclismoymujeres durante dos horas en un bar del paseomarítimo, tras lo cualGrimasehabíaidoasucasa.Elinspectorestabacasadoyyaerapadre.Cincoañosmás...Casiunavidalosseparaba.La prueba. El inspector Grima no vomitó. Se comportó como el
superior que era. Fin de la complicidad con el aspirante Baron, ni unguiño o una palmada en la espalda. Dio órdenes secas y precisas queMaximeejecutócondiligencia,enabsolutomolestoporlafrialdaddesujefe,másbienorgulloso.¡Unmodelo!¿Éldentrodecincoaños?LoprimeroquehizoelinspectorGrimafuepedirlealaspiranteBaron
que se limpiara la comisura de los labios e hiciese retroceder a losmirones.Luegosacóel teléfonomóvildelbolsilloy tomóuna treintenalargadefotosdelaescena.Porúltimo,sevolvióhaciaelgrupitodeunasveintepersonascongregadas,principalmenteadolescentes.—¿Alguienconoceaestachica?Entre ellos había un tipo que llevaba un chaleco rojo con adornos
dorados.Pintadebotonesdeplayaencargadodeunascensorexcavadoenlosacantilados.Sobreelcorazón,porencimadelasllamasamarillasdellogodelcasinodeYport,llevabacosidasseisletrasdoradas:JÉRÉMY.—Sí,yo.Imposiblenoacordarsedeella.Sehapasadotodalanocheen
elSeaView.Setardómenosdeunahoraenidentificaralachica.MorganeAvril.Diecinueveaños.Estudiantedeprimercursodemedicina.Domiciliada en casa de su madre, Carmen Avril, establecimiento de
turismoruralLeDos-d’Âne,carreteradeFoucarmont,enNeufchâtel-en-
Bray.El inspector Grima no tuvo ninguna dificultad en reconstruir los
acontecimientosquehabíanprecedidoaldrama.MorganeAvrilhabíaidolanocheanterioraYportparaasistiraunfestivalderock,RiffonCliff,organizadoporelcasinodeYport.LaacompañabansuhermanaOcéaneytresamigos:NicolasGravé,ClaraBarthélémyyMathieuPicard.ElCliodeNicolasGravéysuscuatropasajeroshabíansalidodeNeufchâtel-en-Bray, a unos cien kilómetros deYport, hacia las seis de la tarde del díaanterior.LamadredeMorganehabíadudadomuchoendarlespermisoasushijasparasalir,peseaqueeranmayoresdeedad.¿Sobreprotección?¿Temor?¿Premonición?¡Era su primera salida a una discoteca! Morgane había hincado los
codos durante meses en la facultad de Ruan. Había sido admitida trassituarseenelpuestotreintayocho,yhabíaaprobadoconbuenasnotaselprimercursodemedicina.EradifícilparaCarmenencerrarasuhija.Las primeras comprobaciones del médico forense personado en la
playaestablecieronsinsombradedudalascircunstanciasdelamuertedelachica.MorganeAvrilhabíasidovioladaentrelascincoylasseisdelamañana, después estrangulada y por último arrojada desde lo alto delacantiladodeYport.Rostro tumefacto; miembros descoyuntados por efecto del impacto;
vestidodesgarrado;ropainteriorarrancada.NoseencontraronlasbragasdeMorgane, un tanga de color fucsia, hasta el día siguiente, al pie delacantilado,aunasdecenasdemetrosdela líneadelbúnker,seguramentetransportadas por los vientos del oeste. En el tanga había rastros deesperma y vello púbico perteneciente al violador, idénticos a los que seencontraronenelcuerpodeMorgane.Nirastro,encambio,delbolsodelachica,ni enelguardarropadelSeaView,ni enel acantilado,ni en laplataformalitoral.Labúsquedatuvoocupadosatresagentesdurantedosdíassinelmenorresultado.Hacia las cuatro de la tarde, es decir, unas diez horas después deldescubrimientodel cadáverdeMorganeAvril, el inspectorGrimahabíaconseguidoescuchar ladeclaracióndeveintitrés testigos,principalmentevecinos de Yport que habían pasado la velada en el Sea View. Quincehombresyochomujeres.
El festival Riff on Cliff había congregado a cerca de un millar devisitantes, la mayoría de los cuales se habían quedado a la veladaorganizadaenelSeaViewtraslaactuacióndelúltimogrupo.Noobstante,todos los testigos sin excepción habían sido capaces de describir aMorganeAvrilcontododetalle.Guapa.Deseable.Fogosa.El inspector Grima pasó después horas releyendo estas primeras
declaracionestomadasencaliente.Lostestigoshablaban, lamayoríaconincomodidad,deunamuerta,deunachicaalaqueuntipohabíaviolado,sindudaunodelosquehabíanestadoobservándolaenladiscoteca.Perotodossuscomentariosconvergían.Tantohombrescomomujeres.Provocativa.Ardiente.Sexydearribaabajo.Contaronsu lapdance improvisadoalrededordeunade lascolumnas
derobledelSeaView,conelvestidomojado,pegadoalapieldesupechohúmedo.Hablarondesucuerpodeanguilacuandosubíadeloslavabos,desus manos jugueteando con la tela a la altura de los muslos, de loshombros; una tela que se deslizaba, revoloteaba, se abría.De sumiradaqueseposabasobreloshombrescomolamiradeunfrancotirador.La chica formal, buena estudiante de medicina, se había soltado la
melena.
NadiehabíavistoaMorganedespuésdelascincodelamañana.NadielahabíavistosalirdelSeaView.Nadiepudoprecisarsihabíasalidosolaoacompañada.Hacialasseisdelatarde,elinspectorGrimarecibióaCarmenAvril,la
madre de Morgane. La había hecho esperar de forma deliberada.Oficialmente, porque quería dar prioridad a lo urgente, a los indiciostodavía recientes, a los testimonios directos. Oficiosamente, porque dosimágenes se mezclaban en su mente: la del cadáver descoyuntado deMorgane y la de su cuerpo deseado por cientos de hombres unas horasantes...Yledabaunmiedoatrozabordaresacuestiónconunamadrequedebíadetenermásomenoslaedaddelasuya.
CarmenAvril entró.Un caja fuerte, esa fue la primera impresión delinspectorGrima.Unacajafuertequehabíaqueperforar.Los ojos del gendarme se deslizaron sobre su silueta de tonel ceñida
porlosbotonesdehierrodeunachaquetadeanteysusbotasatadassobreunaspiernasrobustas.TodoelcuerpodeCarmenAvrilparecíacerradoacal y canto con candado, hasta las gruesas gafas unidas a una cadenaalrededordelcuelloyelbolsodepielconunpesadoarmazónmetálico.Solo lefaltaba,pensóel inspector, llevarescondidabajo lachaquetaunallavecolgadaalcuello.Laquehacíafuncionarsucorazón.Perdida para siempre, pensó Grima. ¡Arrojada esa misma mañana al
fondodeunpozo!Elhombrequelaacompañabaparecíahaberllevadodesdehacíaañosla
fatalidadcomounacargademasiadopesada.Teníaunacaradelgadaquedescendíahastaunabarbillapuntiagudaydosbrazosquecaíanalolargodesucuerpocomosifuerandegoma.LerecordóaDonCosquillas,eldelosbrazos interminables,peroaGrima la comparación lepareció fueradelugarenaquelmomento.Nopegannadajuntos,sedijoelinspector.Señalólasdossillasqueestabandelantedesumesa.—¿LosseñoresAvril?—Laseñora—respondiólacajafuerte—.GilberteseltíodeMorgane.
Meacompaña.—¿YelpadredeMorgane?—Morganenotienepadre.—Osea,que...Elinspectordudóentrevariostérminos:murió,desapareció,sefue...CarmenAvrilseleadelantó.—Morganenuncahatenidopadre...—¿Quieredecirque...?El inspector no tenía ni lamás remota idea de lo que la señoraAvril
queríadecir,perodejólafrasesuficientementeensuspensoparaqueellalocortaradenuevo.—La he criado sola. Tengo una casa rural enNeufchâtel-en-Bray, Le
Dos-d’Âne,desdehaceveinticincoaños.Ladirijosolatambién.Sevolvióhaciasuhermano.Elbolsohizountintineodepresidiarioque
tiradesucadena.—HequeridoqueGilbertmeacompañarahoy,peronormalmente...EstavezfueGrimaquienletendiólamanoaCarmen.—Soportalaspruebassola.Comprendo.Elinspectornomentía.CarmenAvrileraunarocacasiinsumergible.Se
habíadadocuentaperfectamentedeesotrashabercruzadounaspalabrasy, por lo demás, la investigación lo confirmaría los días siguientes.CarmeneraunainstituciónenNeufchâtel-en-Bray.Propietariadeunacasade comidas reputada y de un establecimiento de turismo rural,vicepresidenta de la Asociación por el Desarrollo del Pays de Bray,delegada de turismo y cultura y, quince años antes, concejal durante unmandato.Unamujerfuerte,activa,decidida.Ningúnhombreensuvida.Suhermano,GilbertAvril,eracamioneroenunacompañíadeGournay-en-Bray y se pasaba la mitad del tiempo en el ferry Dieppe-NewhaventransportandoaInglaterraproductoslácteosensucamiónfrigorífico.El inspector insistió. Miró a Carmen. Los ojales de su chaqueta,
atravesadosporbarrasdemetal,parecíantroneras.—RespectoalpadredeMorgane,necesitoinformación.EllapusounaexpresióndecontrariedadqueaGrimanolegustó.—¿Tengoquerepetírselo,inspector?Notienepadre.—Esoesunamaneradehablar,señoraAvril.Ningúnpadrelahacriado,
eso no lo pongo en duda. Pero desde un punto de vista genético, debosaberquién...—Mesometíaunafecundacióninvitrohacediecinueveaños.Grima se quedó pensando. Conocía la ley. La fecundación in vitro
estaba reservada para las personas casadas o que pudieran demostrar almenosdosañosdeconvivencia.—Paraesohayquevivirenpareja,¿no?—EnBélgicano.Diossanto,pensóGrima,CarmenAvrilhabíaconcebidoasusdoshijas
sola...Enotrascircunstancias,seguramentelehabríadichohastaquépuntoaquelloleparecíaegoísta.Desdehacíacuatromeses,sedespertabatodaslasnochescadatreshorasparadarleelbiberónasuhija,Lola,cincokilosde estremecimiento acurrucados sobre su torso desnudo, y todas esasvecesbendecíaalcieloporquesucompañera,Sarah,nohubieraqueridodarleelpecho.CarmenAvril tiróde lacadenade susgafaspara limpiar loscristales
conunpañuelodepapel.Unpocodecondensación, sedijoel inspector.Casi lágrimas. Después de todo, la vida privada de Carmen Avril y suformadecriarasuhijanoguardabanningunarelaciónconlaviolaciónyel asesinato deMorgane. La psicología de la madre simplemente iba acomplicarlatarea,lopresentía.—Señora Avril, debo hacerle preguntas sobre Morgane. Preguntas
íntimas.De pronto, se sintió demasiado joven, poco más competente que
Maxime,elaspirante.Carmeneraveinteañosmayorqueél.Comopadre,Grimasoloteníaunaexperienciaeufóricadeunosmeses.—Adelante.—Morgane tenía diecinueve años. Era la primera vez que iba a una
discoteca.Muchostestigosnoslahandescritoeneltranscursodelaveladacomo...,digamos...—Simulóbuscarlaspalabras,comosiquisieraatenuarsupesocuandocayeselaúltima—.Provocativa—soltó.—¿Provocativa?Entre las manos crispadas de Carmen, el bolso blindado se retorció
comounmetalcalentadoalrojovivo.Sucuerposeinfló,perolasbarrasde hierro resistieron. La cadenita enganchada a lamontura de las gafasparecíacontenerundiquedecristaldelantedesusojos.Perotodoeldolorseacumulabadetrásdesusirishúmedosinundándoladesdeelinterior.—¿Quéquieredecirconlodeprovocativa,inspector?Grimanavegabaaciegas.Sedirigíaaunpuntopreciso,perosinhaber
calculadoelnúmerodegolpesderemonecesariosparaalcanzarlo.—Deseable, señora Avril. Guapa. Capaz de atraer la mirada de los
hombres.Ynosololamirada.Ellaeraconscientedeeso,ustedlosabetanbiencomoyo,señoraAvril.Elcandadosaltó.Elcamioneroalargóunamanoblandaparacalmara
suhermana,quesemoviócomounflan.—¿Quéquieredaraentender,inspector?¿QueMorganesebuscóloque
lehapasado?Lahanviolado,inspector.Violado,estranguladoyarrojadodesdeloaltodelacantilado.¡Yustedmepreguntasieraprovocativa!Grima se controló. Pensó en Lola. Adorable ya a sus cuatro meses.
Provocativatambién,asumanera.—Estamos en elmismo bando, señoraAvril—farfulló—. Intentamos
encontrar al asesino de su hija. Cada minuto cuenta. Morgane ha sidovíctima del más atroz de los crímenes, nadie va a discutir eso. Pero
necesitotodoslostestimoniosposiblesparaatraparasuasesino.—¿Testigosquediganquemihijaselohabuscado?ElinspectorGrima,sinsaberexactamenteporqué,selevantó.—Señora Avril..., voy a intentar ser claro. Solo tenemos dos
posibilidades: o bien el asesino de su hija es un pervertido, un enfermomental que se cruzó con Morgane anoche, en el exterior, en elaparcamientodelcasinoquizá,oenlaplaya,bajolaluzdeunafarola,yenesecasoprácticamentenohaymaneradeidentificaraesedesconocidoal que nadie debió de ver, o bien, segunda posibilidad, el asesino deMorganeestabaen ladiscotecadelcasinoanoche,coincidióconsuhija,bailóen lamismapista,quizá inclusohablóconella.Puedequesalierande la discoteca juntos, puedequeMorgane se fuera por voluntadpropiaconél.Lascosassepusieronfeasdespués;enesoestamosdeacuerdo.Esetipoesunmonstruo,yMorgane,lavíctimamásinocentequepuedahaber.Pero entiéndame, señora Avril, esta segunda hipótesis reduceconsiderablementelalistadelosposiblesculpables.Carmen Avril permaneció impasible. Aflojó la presión de las manos
sobreelbolsodepielyhierroy sacóotropañuelodepapel, aunquenotuvo el valor de acercárselo a los ojos. Grima pensó de nuevo en lostestimoniosconvergentes.Morganearqueandoelcuerpocontralacolumnaderoble.Unasbragas,
unpechosobresaliendodeunvestidoestratégicamentemalcolocado.LachicamásguapadelSeaView...Grimanopodíadarleesosdetallesa sumadre.Noasí.Noahora.Diouncuartodevueltasobresímismo.—Voya sermásprecisoaún, señoraAvril.Todos losqueconocíana
Morgane nos lo han confirmado: era una chica formal, estudiosa,razonable.Esasalidaalfestivaleralarecompensaporunañodetrabajointenso... En su opinión, ¿Morgane concedía una importancia especial aesasalida?Unaespeciede...—Grimabuscólametáforamásadecuada—...deprimeraexperienciaesperadadesdehacíatiempo.Carmenlofulminóconlamirada.—¿Si pretendía perder a toda costa la virginidad? ¿Es eso lo que le
rondapor la cabeza?No se andepor las ramas, inspector. ¿Si pretendíaentregarsealprimeroquellegara?¿Eseso?Grimaasintióconlacabezayprecisó:—Pudo dar con la persona equivocada... Si estaba predispuesta, lo
suficiente para irse con un desconocido, podremos identificarlo
fácilmente.Un monstruo ebrio de cólera parecía querer explotar detrás de las
barrasdelachaqueta.Elinspectorcreyóqueuncumplidopodríamejorarlascosas,tantomáscuantoqueerasincero.—Su hija era guapa, señoraAvril.Muy guapa. Sin duda la chicamás
guapadelafiesta.Intenteseguirmirazonamiento;esimportante.Morganeno teníaque esperar aqueun chico se le acercara; podía elegir a quienquisiese. Si fue ella la que eligió a su asesino, y no a la inversa, loencontraremos.Noserádifícilencontrarlo.Carmen Avril saltó de la silla: todas las cadenas rotas. Dando rienda
sueltaasufuror.—¿Laqueeligióasuasesino?¿Heoídobien,inspector?¡Laqueeligió
asuasesino!¡Escúchemebien,Grima!¡Mihijanosefueconnadie!¡Mihijanoestabapredispuestaanada!Amihijalahanviolado.¿Loentiende?Violado,estranguladoytiradoalvacíocomounanimalmuerto.Philippe Grima pensó de nuevo en el cuerpo caliente de su pequeña
Lola.Criaraunahijahastalosdiecinueveañosparaque...Sí, loentendía.Porsupuesto.Precisamenteporesoqueríameteraese
tipoenchironaloantesposible.—Loúnicoquequieroesencontraralcerdoquelehahechoeso...Elhombredegoma, sin levantarse,alargóunbrazode la longitudde
una rama de sauce para tirarle de lamanga aCarmen.Lamujer dio unpasohaciadelanteparaescapardelcontactoconlamanodesuhermanoymirófijamentealinspectorGrima.—Noesustedmásqueunjovenincompetente...LaautopsiadeMorganeAvriltuvolugaraldíasiguiente.Confirmódetallesyaconocidos.La jovenhabíasidovioladaentre las
cincoy las seisde lamadrugada,despuésestranguladay luegoarrojadadesde lo alto del acantilado de Yport. En ese orden. Los expertosconfirmaron que estaba muerta antes de caer al vacío. Los médicosforenses encontraron en la vagina de Morgane restos de esperma queidentificaron sin ninguna duda, teniendo en cuenta la cronología de loshechos,comopertenecientesalviolador.Era una excelente noticia para el inspector Grima. El paso siguiente
sería analizar elADNde todos los tipos presentes en el festivalRiff on
Cliff y en el Sea View, o sea, de todos los hombres adultos de Yport.Varios periódicos destacaron en titulares las similitudes con el casoCarolineDickinsonen1996,unacolegialainglesaquehabíasidovioladaen Bretaña. Les habían hecho pruebas de ADN a todos los hombres dePleine-Fougères..., luego a todos los posibles sospechosos de Bretaña yalrededores:más de tresmil quinientas personas en libertad que habíansidocondenadasenelpasadoporundelitodeagresiónsexual.¿Tendríaarrestos un juez para poner en marcha un mecanismo semejante enNormandíaochoañosdespués?La autopsia había revelado otros detalles, dos exactamente, más
sorprendentesperoquereforzaban,tantoelunocomoelotro,lahipótesisdelinspectorGrima.Paraempezar,antesdequelaviolaranylamatasen,MorganeAvrilse
habíabañadoenlaplaya.Desnuda.Losmédicosforenseserantajantes:losrastrosdeyodoysalnopermitíanalbergarningunaduda.Sehabíabañadoy luegosehabíavestido.Lahabíanvioladodespués.El inspectorGrimahabíavuelto lacabezahaciaelpuertodeFécampal leerel informe.Eseelemento constituía una pieza más en el engranaje que él imaginaba.Morgane semarcha con un desconocido al que ha provocado en el SeaView. Una vez fuera, carga todavía más las tintas. Baño a medianoche,ambosdesnudos,fueradelamiradadeloscuriosos.Elasuntonoderivaendramahastadespués.Morganeseviste,decidenoirmáslejos,ledaunbesoaldesconocidoyentoncesestepierdelacabeza.Elsegundodetalleeraaúnmásraro.Elvioladornohabíaestrangulado
aMorgane Avril con las manos sino con una bufanda. La autopsia erainclusomuchomás precisa; las fibras retiradas del cuello de la víctimaeranpocofrecuentes,deahísurápidaidentificación:fibrasdecachemiraroja,devariosmatices,deunacalidadexcepcional,cuyaprocedencialosexpertos no tuvieron ninguna dificultad en identificar: una bufanda decuadrosdelamarcaBurberry,laúnicaqueteníaeselujosomodelo.Cuatrocientosveinticincoeuroseltrozodetela.Unabufandaroja...ElinspectorGrimahabíasoltadounsilbidobajito.Elcerco ibaacerrarse rápidamenteen tornoalviolador.Nodebíade
haber muchos jóvenes en Yport que llevaran un complemento asíalrededordelcuello.
Levantélamirada.Leíotravezlaspáginasescritasamáquina,losartículosdeprensa,los
informespoliciales,todoslosdetallesdelainvestigaciónconsignadosporelinspectorGrima.¿Unachicadediecinueveañosviolada,estranguladayarrojadadesdelo
altodelacantiladodeYport?¿Hacíacasidiezaños,enjuniode2004?¿Despuésdehabersebañadodesnudaenlaplaya?¿EstranguladaconunabufandaBurberryrojadecachemira?Lahabitaciónparecíadarvueltasamialrededor.Miordenadorportátil
estabaencimadelamesa.Conectado.Nervioso,tecleéunaspalabrasclaveenunmotordebúsqueda.MorganeAvril.Violación.Yport.Googletardómenosdeunsegundoenescupirmesurespuestaalacara:
decenasdeartículosdedicadosalcasoMorganeAvril.Echéunvistazoalos resúmenes. No cabía duda: todo lo que ponía en las páginas queacababadeleererarigurosamenteexacto.Mepusedepie.Por laventana, losacantiladosseburlabandemí.Los
corderos pacían tranquilamente alrededor del búnker, como si no sehubiera producido ningún drama por la mañana. Como si yo hubierasoñado esa escena, una escena que, al parecer, se había desarrollado nohacíaunashoras,sinohacíadiezaños.Meestabavolviendoloco.Cogídenuevoelsobreypaséundedoporencimadelmatasellos.
Fécamp17.43h18-02-14Francia
¡AlguienmehabíaenviadoaquellacartadesdeFécampeldíaanterior!
Alguienquesabía,porlotanto,queibaaencontrarmeconesachicaenelacantiladoaldíasiguiente.Alguienquesabíatambiénqueesachicaibaamorir en las mismas condiciones que otra, diez años antes, con unasalvedad...Estanohabíasidoarrojadamuertadesdeloaltodelacantilado,comoMorganeAvril,sinoquehabíasaltado,vivayporvoluntadpropia.
Joder,aquellonoteníaningúnsentido.¿Quiénhabríapodidoadivinarlo?¿Cómo?¿Porqué?Mirélacamaimpecable,sinunaarruga,lascastasalmohadascontrael
papelpintadoazulcelestedelahabitación.¡No,nolohabíasoñado!Nimuchomenos.Lapantallamachaconadel
despertador,verdefosforescente,melorecordabacomounaorden.Las12.53.Tenía el tiempo justo de coger el autobús de las 13.15 para llegar
puntualalacitaconPirozenlagendarmeríadeFécamp.
7
¿ESTRANGULADACONUNABUFANDABURBERRYROJADECACHEMIRA?
SubílostresescalonesdelaentradadelagendarmeríadeFécamp.Enelmostrador de información, una chica con los ojos tan azules como elcuellodesublusameofrecióunasonrisadeazafata.—HequedadoconelinspectorPiroz.—Última puerta a la derecha, no tiene pérdida, hay una placa con su
nombre.Lachicateníaunavozdesirenacapazdehacercaerenlasredesdela
gendarmeríaatodoslosjóvenesociososdellugar.Echéaandarporunaespeciedevestíbulo,abriéndomepasoentreuna
fotocopiadorayarmariosmetálicosatestadosdepilasdeexpedientes.Lasparedesestabancubiertasdecarteles«Tútambiénpuedessergendarme».Continuéporunlargopasillo.Tiposdeuniformeestabanatareadosdetrásdelosordenadores.Habíasillasalineadasjuntoalaspuertas.Aunosveintemetros,viaAtaraxsentadoenunadeesassillas.Llevaba
lamismacazadoradepielqueporlamañana.Meacerquéaél.Mesonrió;unasonrisaalgomásampliaquelaquemehabíadedicadoanteriormente.—Denise ya está dentro —me dijo—. Arnold también... Después me
tocaráamí.Ledevolvílasonrisaynopronunciamosunasolapalabramás.Intenté
acordarmedesuverdaderonombre,elquelehabíadadoalapolicíaporlamañana.Mevinoalamentealcabodeunosminutos.Unnombreparapegarseuntirosieraeldeuntipocontodalapintadeserunavíctimadelsistema.LeMedef.ChristianLeMedef.[2]Esperábamos. Solo faltaba una mesita de centro y encima Le Figaro
magazineyParisMatch.EstuvetentadodeconectareliPhoneyentrareninternet.Memoría deganasde sabermás sobre el casoMorganeAvril.Ignoraba quiénme había enviado aquel sobre a La Sirène, pero seguroque la policía ya había establecido la relación con ese caso antiguo; sehabríandadocuentadelascoincidencias.
Elvioladordelabufandarojaestabadevueltadiezañosdespués.Atarax seguíamirandoel reloj, irritado.Agentes ibanyveníanporel
pasillo.Unpocomáslejos,juntoalamáquinadecafé,descubríunadelasescasaspresenciasfemeninas,unachicaalaquesololeveíalaespalda.Seempeñabaenintroducirenlamáquinaunamonedaqueleeradevueltaunay otra vez. Llevaba unos vaqueros ajustados que lemarcaban un bonitoculoysehabíarecogidolamelenapelirrojaenunacoladecaballoquelecaía en cascada sobre la nuca.Me intrigaba. ¿Quién llevaba aún cola decaballo? Esperaba con impaciencia que volviera la cabeza para verle lacara.¡Nada!Seguíamostrándomelaespaldacuandolapuertadeldespachode
Pirozseabrió.SalióDeniseconArnoldbajoelbrazo.EraelúnicotestigodeldramaquehabíacambiadodevestimentaylucíaunelegantejerseydeJacquardrojoyazul,casilosmismoscoloresdelagendarmeríanacional.—SeñorLeMedef,suturno...AtaraxyPirozdesaparecierontraslapuertaqueelinspectorcerróasu
espalda.Denise,acariciandoaArnoldcomoaunniñofrágilquesalieradelaconsultadelmédico,memiróconsusojosclaros.—Le va a tocar esperar, tiene para un cuarto de hora largo como
mínimo.Quierensaberlotodo,hastaloquenohemosvisto.LasmanosarrugadasdeDeniseseperdieronenelpelajedesushihtzu
mientrasmovíalaspiernascomosileurgierairaorinar.Odecirmealgo.Se inclinó hacia mí, lentamente, lanzando miradas de reojo a los
agentesqueibandeundespachoaotro.—Hijo, debes perdonarme.Nohe tenidomás remedio que decirles la
verdad.¿Laverdad?Debídehaberpuestocaradealelado.—¿Quéverdad?Deniseseinclinómás.—¿Te acuerdas de que estamañana le dijiste al policía que habíamos
vistosaltaralachica?Lostres.Haninsistidomuchoenesepunto.Asíqueme he visto obligada a sermás precisa.—Le estiró el jersey a Arnoldmientrasungendarmepasabapordelantedenosotrosyluegocontinuóenvozbaja—:Yono lahevisto saltar.Hevisto caer a la chica, estrellarsecontralaspiedras,deesoestoysegura,ycreoqueelseñorqueestáconel
inspector se encuentra en elmismocaso. ¡Perono la hevisto saltar!Enrealidad,desdedondeestábamos,nosepodíaverloquepasabaenloaltodelacantilado;lapolicíalohacomprobado.Meobservódeunmodoraro,comosiyofueraun judíoalquehabía
denunciadoalaGestapo,conunairefalsamenteapenadodebuenamujerquenohacesinocumplirconsudeber.—Compréndelo,hijo,nopodíadecirotracosa.Adoptélaactitudqueellaesperaba,lademuchachodócil.—Porsupuesto,nopasanada.Nosepreocupe,lainvestigaciónacabará
enseguida,es...esunsuicidio.Denise se incorporó y me miró más intensamente todavía, casi con
incredulidad, como si yo fuera el tipo más ingenuo de la tierra. Porúltimo, dejó a Arnold en el suelo y se alejó. El shih tzu la seguía,olfateandolaspuertasdetodoslosdespachoscomounsabuesoaficionadoqueestáencantadodevisitarloslocalesdelosprofesionales.Estirélapiernarígida.Todoseagolpabaenmicabeza.Frenteamí,lachicapelirrojahabíaacabadoporganarlealamáquina.
Sevolvió,sonriente.Sumiradasecruzóconlamíauncuartodesegundosin siquiera descender por debajo demi rodilla. Era raro, seguramentetantocomosilamiradadeunchicoaunachicanosedesplazarahastasuspechos.Pasó por delante demí con el vaso de plástico en lamano, luego su
bonitoculoseperdiótraselrecododelpasillo.Erabastantemona,pecosa,unpoco tipoMarlèneJobertde joven.Unacaradesvergonzadacapazdevolverlocosalospolis.—SeñorSalaoui...Veinte minutos largos habían transcurrido desde que Atarax había
entrado. Nos cruzamos en la puerta sin decir palabra y yo entré en eldespachodelinspectorPiroz.—Siéntese,señorSalaoui.Obedecí.Delantedemí,sobrelamesadePiroz,descansabalainmensa
maquetadeunvelero,untrespalosatornilladoaunapeanadecaoba.Elinspectorseinflócomounpavo.—¡LareproducciónexactadelÉtoile-de-Noël!UnDundeeconstruidoen
1920,unodelosúltimosTerraNovaquezarparondeFécampantesdela
SegundaGuerraMundial.¡Eldemibisabuelo!Enfin,noesqueestonosrejuvenezca...¿HabíaconstruidoelpropioPirozesamaqueta?Debídeponerotravezcaradeidiotaintegral.Meacordabadeque,una
vez, losdel colegio, encuyocomedor trabajabamimadredecamarera,me habían regalado por Navidad una caja de Meccano. Una moto dequince centímetros que avanzaba si la cogías entre el índice y el pulgarpara hacerla rodar sobre una base. ¡Genial! Yo tenía doce años y yareparabatodoslosfinesdesemanalaYamahaVMAXdemiprimoLatif.—¡Trescientashorasdefaena!—insistióPiroz—.ElMuseodelaPesca
mehaencargadootro,LeDauphin, el último arrastrerodeFécamp.Laslágrimas de toda la ciudad corrieron sobre ese barco, pero esperarán aquemejubileparaquemepongamanosalaobra.Faltamenosdeunaño.Podránsoportarlo,¿nocree?Asentíconlacabezasinsabermuybienquéresponder.Pirozseestiró
elpelohaciaatrásconlapalmadelamano.—Leimportanuncarajomismaquetas,¿eh,Salaoui?Esteviejopolida
justito para invitarlo a una cena de idiotas, algo así debe de estardiciéndose,¿verdad?No me tomé la molestia de contestar. Esperé. Intuía que Piroz no
improvisaba ninguna réplica. Encima de sumesa, detrás del terra nova,había expedientes apilados. No alcanzaba a leer el nombre escrito conrotulador en el que estaba arriba de todo, uno con tapas de color verdebotella.LaslíneasdelafrentedePirozseestiraronderepente.—Noesunsuicidio,señorSalaoui.Recibí la informacióncomounbofetónen lacara.Piroz teníasentido
deltempo,nomedejóreplicar.—Hemosidentificadoalavíctima.Abrió el expediente de tapas verdes y me tendió la fotocopia de un
carnetdeidentidad.—Aquítiene,Salaoui,despuésdetodo,estonoesconfidencial.Misojosseposaronenelanversoyelreversodelcarnetdeidentidad
fotocopiadosenlamismahoja.MagaliVerronnacidael21deenerode1995
enCharlesbourg,Quebec1,73metrosMarcasparticulares:ninguna
Registrélosdatos.—Losiento,inspector.Noheoídohablarnuncadeestachica.Pirozpareciópasardemiopiniónycontinuóleyendoelexpediente.—Eravisitadoramédica,encargadadelsectordelHavreparaunagran
marcafarmacéutica.AyerestuvoconunadecenademédicosdelcantóndeFécampydeCriquetot-l’Esneval.Segúnsuagendadetrabajo,lequedabanporveraotrostantos.SuponemosquedebiódedormirenYportoenlasproximidades,pero,porelmomento,nosehaencontradoningún rastrode su paso en los hoteles de la zona. —Piroz pasó una página delexpedienteylevantólamiradahaciamí,comoparacomprobarqueeraunalumno estudioso—. Por el contrario, el encadenamiento de los hechosdesdeestamañanaestáclaro.MagaliVerronsebañóenlaplayaalrededorde lascincode lamadrugada.Laviolarondespués,antesde lasseis; losmédicos forenses son tajantes en este punto. Restos de esperma en lavagina,carneviolácea,vestidodesgarrado.Encambio,todavíanohemosencontrado las bragas, probablemente un tanga a juego con el sujetadorfucsia.Seguimosbuscando.Ylomismorespectoalbolso.Nirastro.CadaunadelaspalabrasdePirozmegolpeabalacabeza.Por descontado, había establecido el paralelismo con el asesinato de
Morgane Avril hacía diez años. Todos los detalles eran exactamenteiguales: la violación, el lugar y la hora de la agresión, la edad de lavíctima,elbañoenlaplaya,lasbragasdesaparecidas.Salvolamuerte...Meaclaré lavozpara interveniryponerelcasoAvrilsobreel tapete,
pero el inspector Piroz levantó la mano para indicarme que no habíaterminado.—Despuésdehaberlaviolado,aMagaliVerronlahanestrangulado.—
Hizounalargapausa—.Conlabufandaquellevabaalrededordelcuello.¿Se acuerda? Una bufanda roja de cachemira, de cuadros; son unoscuadrosdetipoescocés,almenoshoyheaprendidoeso.Unabufandadela marca Burberry que vale una pequeña fortuna. ¡Si le dijera lo quecuesta,Salaoui,noselocreería!
8
¿NOSELOCREERÍA?
ElinspectorPirozsehumedecióundedoconsalivaylopasóporelcascobarnizadodelÉtoile-de-Noëlparaquitarunahuellainvisible.Nolepedíquelorepitiera.Nolepreguntésiestabasegurodeldictamendelosmédicosforenses,si
deverdadpodíanasegurarqueMagaliVerronhabíamuertoestranguladaconesabufandarojaantesdecaerdelacantilado.Nodijenadaquepudieradespertarsudesconfianza;melimitéaguardar
silencio. Volví a revivir las imágenes de los acontecimientos de esamañana. La bufanda Burberry enganchada en el alambre de espinos delsenderoseñalizado,mimanovacilante,luegoelgestodedesengancharla,esamismamanolanzándoselaaMagali,ladeMagaliasiéndola,tirandodeella, soltándose. La misma bufanda, ciento veinte metros y cuatrosegundosmásabajo,enrolladaalrededordesucuello.¡Cuéntaselo!,meordenabaunavozdesdeelfondodemimente.¡Habla de la bufanda! Cuéntaselo todo a ese policía. Seguro que las
huellas del violador están en ese trozo de tela, pero también están lastuyas.Lapolicíaforzosamentelasencontrará...—InspectorPiroz...Traguésaliva.¿Quéibaadecirle?¿Que Magali se había enrollado la bufanda alrededor del cuello
mientrassearrojabaporelacantilado?¿Ibaarevelarqueyohabíasidoelúltimoentocaresetrozodetela?Esoequivalíaaacusarme.Deviolación.Deasesinato.Ametermeenlamierdahastaelcuello.—¿Sí,señorSalaoui?Encefalograma plano en la frente de Piroz. Me esperaba con una
frialdadclínica.—Verá...Había titubeado demasiado. Imposible lanzarme al agua. Los
argumentos que me invitaban al silencio llovían a mares. Piroz había
habladoderestosdeesperma,deequimosisenlapieldeMagaliVerron,asíquelosinvestigadoresidentificaríanelADNdelvioladorenmenosdeuna semana, seguramente el mismo que el del que asesinó a MorganeAvrilhacíadiezaños.Yentoncesyoseríainocente.Eseseríaelmomentoenelqueyocontaramiversión.De pronto me decidí, opté por el cambio de rumbo. Atacar como
maniobradedistracción.—Verá,inspectorPiroz,tengoquehacerleunapregunta.¿Noleparece
queestahistoriapresentaunextrañoparecidoconelcasoMorganeAvril?Yport,juniode2004.Estodebederecordarlealgo,¿no?Pirozencajóelgolpe.Seguramentenohabíaprevistoqueseprodujera
tanpronto,perocontraatacó.—¿Seacuerdausteddeesecaso,señorSalaoui?Improvisé. No pensaba hablarle de momento del sobre que había
recibido.—¡Aunqueyahanpasadodiezaños, loshabitantesdeYportnohablan
de otra cosa! Resulta difícil pasar por alto semejantes coincidencias,inspector, ¿no cree? La violación, el baño en la playa, el vestido rojodesgarrado...Dudéuninstantedemásenproseguirlaenumeración.—Labufandarojadecachemira—añadióPiroz—.Lamismaarmapara
los dos crímenes...—Memiró directamente a los ojos—. Por supuesto,señor Salaoui, hemos establecido el paralelismo con el caso MorganeAvril.Estamostrabajandoenello,confíeennosotros...Pero,comosabe,esahistoria se remontaahacemásdediezaños...Por ahora, sino tieneusted ningún inconveniente, nos centraremos en el asesinato de MagaliVerron.Pirozpasóotrapáginadelexpediente,comosiquisieradarme tiempo
dereflexionar.Yotomélapalabralomásdeprisaquepude.—Magali estaba viva cuando me encontré con ella en lo alto del
acantiladodeYport.Debídeinterrumpiralvioladorynotuvotiempodeestrangularla.Nodeltodo...Elcapitánmemirólargamente.SufrentesefruncióenformadeV,una
especiedeflechaqueapuntabahacialosinformesmédicosdelexpediente.—No es esa la versión por la que se inclinan los médicos forenses,
señor Salaoui. Ellos consideranmás bien queMagalimurió asfixiada ysolo después fue arrojada sobre las piedras... —Piroz se decidió a
concederme una sonrisa antes de precisar—: Pero reconozco que existeuna duda. Se trata de una diferencia de pocos minutos. Volveremos ahablar de todo esto. Van a afinar. Nosotros también, señor Salaoui.NecesitoquemedescribalomásdetalladamenteposibleaMagaliVerrontalcomoustedlaencontróestamañana.El inspector tomó nota de todos los detalles: el lugar exacto, los
desgarronesdelvestido,laspocaspalabraspronunciadasporMagali.«Noseacerque.Sidaunsolopaso,salto...Ustednopuedeentenderlo.
Sigasucamino.¡Váyase!¡Rápido,váyase!»LamiradadeMagalitambién,todossusgestos.Pirozloanotabatodo;aquellonosllevóalgomásdediezminutos.—Bien.Muybien,señorSalaoui.Se inclinó hacia delante y, con la yema del índice, recolocó ante el
timón del Étoile-de-Noël a un piloto de cinco milímetros ligeramenteladeado.—Ahora,sinoleimporta,vamosahablarunpocodeusted.Sacóunahojadel expedienteverde.Reconocí el logoque ilustraba la
siguiente.EldelITEPSaint-Antoine.¡Mierda!Pirozfueapormí.—¿Trabajaenunmanicomio,señorSalaoui?—¡No, inspector! En un instituto terapéutico y educativo. No es un
centro para chavales tarados, sino para niños que sufren trastornos decomportamiento.—¿Formapartedelpersonaleducativo?—No,inspector.—¿Terapéutico?—Tampoco.Meocupodelmantenimiento.Loscoches,lasmanillasde
laspuertas,lascisternasdeváter;conesoyasehaceunaidea.Unedificiodeochocientosmetroscuadrados,unjardíneltripledegrandeyunparquemóvildeseisCitroënJumper.El inspector levantó el bolígrafo; le importaban una mierda esos
detalles.—¿LlevamuchotiempoenelInstitutoSaint-Antoine?«¿Llevamuchotiempo?»,habíapreguntado,yno:«¿Trabajaallídesde
hacemuchotiempo?».Comprendíalainsinuación.Yestabahartodejugar
al escondite. El nerviosismo hizo que rascase las baldosas del despachoconlapiernarígida.—Vamosadejarlascosasclaras,inspector.Nopasélainfanciaenese
ITEP. No soy un crío chiflado con el que no sabían qué hacer cuandocumplió dieciocho años y decidieron quedárselo en el centro. Tengo eltítulo profesional básico en reforma y mantenimiento de edificios decolectividades.Mecontrataronhaceseisaños.Piroz sopló en dirección al palo mayor, sobre la mesa, como para
quitar una mota de polvo. Observó por un breve instante cómo sehinchabanlasvelasdepapelyvolvióasumergirseensusnotas.—Perfecto.Reclutadoen2008paracubrirunadelasplazasreservadas
paradiscapacitados.Susempleadoresmehandadotodoslosdetalles.Esecapullomebuscaba lascosquillas. Intuíaporsuactitud losúnicos
elementosquehabía retenidodemiperfil,comosi loshubieramarcadoconrotuladorfosforescente.JamalSalaoui.Árabe.Tullido.Curradondeloslocos...Unperfilidealdeviolador.Enlalistadelostorturadoresdeldíaadía,alosdiosesviciosos,alos
profesores sádicos y a los jefecillos fachas había que añadir a los polisreaccionarios...Pirozsiguióhurgandoenlaherida.—Señor Salaoui, no hemos tenidomucho tiempo desde estamañana,
peroaunasíhemosconseguidollamarasusuperiorjerárquicodirecto,elseñorJérômePinelli.—¡Estádevacaciones!Piroz me enseñó por primera vez sus dientes amarillentos. Casi una
sonrisa.—HeconseguidolocalizarloenCourchevel.EstabaenelremontedeLa
TaniaendirecciónalapistanegradelosJockeys.Melohaconfirmado.¿Confirmado?¿Quéhabíaconfirmadoesegilipollas?Ahoraerayoquienlofulminabaconlamirada.—Suidentidad,señorSalaoui.SufunciónenelInstitutoSaint-Antoine.
Unpuntopositivoparausted,notieneantecedentespenales,ynosepuedetrabajarconjóvenesenuncentroespecializadosiunoestáfichado.Dichoesto...Me entraron unas ganas locas de ponerme a repartir hostias a los
gnomospintadosquezanganeabansobre lacubiertadelÉtoile-de-Noëlyhacerlossaltarporlosaires.—Dichoesto,¿qué?—JérômePinellihaexpresadodudas.¿Quésehabríainventadoeseidiota?—¿Dudas?—MehahabladodeOphélieParodi,unachicadequinceañosquelleva
dieciochomesesenelcentro.¡Elmuycabrón!Darmeesegolpebajoconlosesquíspuestosygafasde
solenesacaradeJudas.Pirozprosiguió.SeguroquePinelliyélseentendierondesdeelprimer
momento.—Me ha comentado que está usted muy unido a esa jovencita,
demasiado unido, según los psicólogos del ITEP. Que lo han llamadovariasvecesalordenporesemotivo...Mejorqueuna tobaacadaenanopintado,propinarunmanotazoa los
tresmástilesdelbarcosoloporelplacerdeverexplotarlajetadePiroz.Strike!Permanecí, sin embargo, asombrosamente sereno, debido quizá a la
imagentranquilizadoradeOphélie.—Tendráqueconfirmar sus fuentes, inspector.Un jefede serviciono
siempre es el que se encuentra en lamejor posición para hablar de sussubordinados; tengomuchosotroscompañerosque ledaránunaversiónmuy distinta de la de Jérôme Pinelli. Pero... lo que no entiendo es larelaciónentremi trabajoenel ITEPy lamuertedeMagaliVerron.Osino,seaclaro,inspector.¿Estoyacusado?¿Dequé?¿Dehaberempujadoaesachicaalvacío?¿Dehaberlaviolado,yapuestos?Piroz se pasó lentamente lamano por el pelo. Ese cabrón llevaba un
buenratoesperandounareaccióncomoesapormiparte.Cerrósinprisaelexpedientedecolorverde.—Calma... Calma, señor Salaoui. De momento, usted es tan solo el
principaltestigodeuncaso...digamosque,comomínimo,complicado.Elúnicoquehavisto saltar por voluntadpropia aMagaliVerron, el únicoque ha hablado de suicidio, lo cual contradice la tesis principal de losexpertos...—¿«Demomento»?—Nopierdalaperspectiva,señorSalaoui.Contodosloselementosque
tengo, la actitudmás razonable para un investigador sería ponerlo bajocustodia policial.—Me hundí en el fondo de la silla, aturdido—.Correustedmuydeprisa,señorSalaoui,peseatenersolounapierna;loponeensuexpediente.Si esustedelvioladory lodejoescapar...—Piroznotabaquehabíatomadoventajaylaaprovechó—.Asíque,antesdeacusarmedeacoso, señor Salaoui, evalúe bien la situación. ¡Su situación! Voy aarriesgarme a dejarlo en libertad y a esperar unas horas, el tiemponecesarioparacompararalgunashuellasgenéticas.Quierovolveraverlomañana a las dos de la tarde en este despacho.—Se levantó de golpe,cogióelexpedienteverde,rodeólamesaysecolocódetrásdemí—.¿Quélepasó,señorSalaoui?—¿Cómo?—Quierodecirenlapierna.Nomegustabasuformademirarme.SobrelamesadePiroz,encimadelapiladeexpedientes,habíaunahoja
suelta.Meintrigó.Estabaenblanco,conexcepcióndeuncuadrodivididoencuatrocasillasenlaquehabíaescritasochocifras.
¿Unaespeciederompecabezasmatemático?¿SededicabaPirozahacer
sudokusparallenareltiempolosúltimosmesesantesdejubilarse?—Nomehacontestado,señorSalaoui.Tuvequeretorcerelcuelloparahablarconél.—Una pifia, inspector. Un policíame disparó. Yo salía de atracar un
banco,elBNPdelacalleSoufflot,eneldistritocinco.Enaquellaépocayacorría bastante, pero no lo suficiente, créame. No tengo antecedentespenalesporquenomereconocieron.LlevabaunacaretadeBettyBoop...—¿Seestáriendoenmicara?—Estoydesdramatizando.Pirozseencogiódehombros,diounospasosyluegoabrióuncajón.—Hablando deBettyBoop, tenga...—Me puso un número antiguo de
Playboyentrelasmanos—.Vaapasaralasaladealladoyallenarmeuntubodemuestras...
—¿Deesperma?—Sí.Novaaserdenata.LapeticióndePirozmeparecíacasisurrealista.—¿Eselprocedimientohabitual?—¿Quéquiere,Salaoui?¿Queselaaguante?—¿Ysimeniego?Elinspectorsoltóunsuspiro.—¿Quéinteréspuedetenerennegarse,Salaoui,sinoessuespermael
quehanencontradoenlavaginadeMagaliVerron?Tambiénvaatenderlasmanos haciamí, tengo que cortarle yomismoun trozo de uña y unmechóndepelo.EnrolléelPlayboy.Elinspectorllevabatodalarazón.Yonoteníanada
que esconder. Todo seríamuchomás sencillo después, cuando hubierancomparado mi ADN con el del violador. Entonces les haría tragarse aPiroz,aPinelliyatodoslosdemássusinsinuaciones...Almenosesocreía.¿Cómohabríapodidoentoncespensarlocontrario?Miesperma,miscabellos,misuñas...Nada de eso había estado en contacto con esa chica; ni siquiera se
habíanacercado.DespuésrecordéamenudolamiradadeDenisecuandolehabíahablado
delsuicidiodeMorganeAvril.Esamiradaenlaqueveíasuconsternaciónaldescubrirmetaningenuo...Deniseteníarazón.Ingenuo...Serinocente,nohaberhechonadamalo,notenernadaqueocultarnoes
suficiente.Nohayhumosinfuego.Daigualloqueindiquenlaspruebas,daigual
laverdad,ladudaseinsinúa.Peseatodo.¿Peseaunomismo?Porque,bienpensado,¿noesmásfácilcreerlaversióndelapolicíay
de los expertos que la de un árabe tullido que trabaja en un centro paralocos?
9
¿NOHAYHUMOSINFUEGO?
—Escupelasmonedasdecincocéntimos;lasdeveinteselastraga,he
probado.Aceptalasdeuneuroynodevuelveelcambio.Meapartédelamáquinaymevolvíparaidentificarlavozfemeninaque
hablabaamiespalda.—¡Lospolissontodosunosestafadores!—añadió.Eralachicapelirroja.MarlèneJobertdejoven.Mesonreíaconsucarita
demusaraña.Ojosnegrosyvivos,narizpequeñaychata, labiosrosadosque apenasmostrabanunos dientes de leche; solo le faltabanunos finosbigotesdenailonquesurgierandelaspecasquecubríansusmejillas.Ledevolvílasonrisa.—Totalmentedeacuerdo.Seguísusconsejos,introdujeunamonedadeuneuroyseleccionécafé
largosinazúcar.Ellaalargóhaciamílamanoconsuvaso.Brindé.—¡Metienenaquídeplantóndesdehacecuarentaycincominutos!¿Y
usted?—Yo ya he terminado... Almenos por hoy. Pero presiento que voy a
tenerquesacarmeunabono...Ella lamiósuvasoconunalengüecitarosa,a lamaneradeunroedor.
Laimagenmepareciótierna;merecordabaunpocolasdeloscalendariosdecorreosquemimadrecolgabaencimadel fregadero.Gatosbebiendolechedeuncuenco,chicascontutúalladodeunpiano.Misprimerasfotosseductoras.Lachicatambiénmeobservabaconcuriosidad.—¿Porquéestáaquí?Dudéapenasunsegundo.—Comotestigo.Unachicasehatiradodesdeloaltodelacantiladode
Yport.Yoestabaallíjustoantesdequecayera,peronopudehacernada.Sepellizcóloslabios.Sumiradaderatóndecamposeveló.—Vaya,noesunasuntomuyalegre.Y...¿sesabeporquélohahecho?—Sesospecha.Segúnlainvestigación,laviolaronjustoantesdequese
suicidara.Eintentaronestrangularla.—Madremía...Elratoncitosecubrióconunamanolosincisivos,casiasustada,perose
recuperóenseguida.Estabaclaroquelegustabajugar.—Noseráustedelviolador,¿verdad?¡Enplenadiana!Meencantabasusentidodelaréplica.Clavadoalque
yocompartía con Ibou.Uncóctel perfectamentedosificadodemaliciayhumornegro.—No, no lo creo. Pronto lo sabremos, acabo de darlemi esperma al
policía...Ellasequedópensativaunmomento,comosiseimaginaralaescena—
un tipomasturbándose detrás de la cortina del despacho de al lado—, yluego me observó con insistencia descendiendo la mirada hasta mientrepierna sin que pareciera en lo más mínimo que se fijaba en miprótesisdehierro.¡Bravo!Con todo,estabasegurodequeeramidiscapacidad loque la
habíaatraído.Midiferencia.Eraeltipodechicaalqueleencantaloquesesaledelocomún.Clavósusdosbolasoscurasenmisojos.—¡Ah,puesesoesunabuenanoticia!Siesustedelviolador,notengo
nadaquetemerdurantealmenosunosminutos.Elleónestásaciado.Miréelreloj.—Nomesubestime...Agredidasexualmenteenplenagendarmería...Eso
tendríaestilo,nomedigaqueno.—Meechéareír,perolamusarañanoestaba tan tranquila como le habría gustado aparentar. Sus dientecillosblancosatacabanelbordedeplásticodelvaso—.¿Yusted?—añadíantesdequeserefugiaraenalgúnagujero.—¿Yoqué?—¿Por qué maldita razón la policía lleva cuarenta y cinco minutos
haciéndolaesperar?Amododerespuesta,sacóunpapelarrugadodelbolsilloposteriorde
losvaqueros.—Necesito que me pongan un sello. Es una autorización para coger
guijarrosdelaplaya.—¿Cómo?Rompióareír.—¡Ahora soy yo quien le ha sorprendido! —Me tendió la mano—.
MonaSalinas.Aunqueno loparezca, soybastante irritantepero también
seria. Estoy haciendo el postdoctorado en química experimental. TengounabecadelgrupoP@nsheeComputerTechnologies,unamultinacionalindoamericana especializada en componentes electrónicos parainformática...—¿Quétienequeveresoconlosguijarros?Estrujóelvasodeplástico.Lanotabanerviosa,talvezacausadeloque
lehabíacontadosobrelaviolación.Melanzóunamiradasarcástica.—Aversiloadivina...¿Larelaciónquetienelainformáticaconlosguijarros?¡Niidea!No obstante, hice como si buscara la respuesta. Curiosamente, me
gustaban mucho las chicas con estudios, las primeras de la clase, lasempollonas. La mayoría de los chicos con los que trataba en LaCourneuvehuíandeellascomodelapeste...Yono.Habíaobservadoque,cuando las conocías de verdad, muchas veces eran las más divertidas.También las menos orgullosas. Y, sobre todo, las que hacían elpostdoctorado en química experimental eran el tipo de chica que casinuncamedirigíalapalabra.Mimusarañaseimpacientó.—¿Serinde?Asentíconlacabezaconexpresiónapesadumbrada.—Vale—dijo ella—. Intentaré abreviar. El silicio es un componente
indispensableparalainformática.Sirveparalaconduccióneléctrica.¿Noha oído hablar nunca de SiliconValley, enEstadosUnidos?El nombre,Silicon, viene de ahí, del silicio, no de los pechos de gelatina de lascalifornianas.Yenesemomento...¡pum!Misojos,cómono,habíanbajadouncuarto
desegundohaciaelbotóndesublusa,abiertahastaelnacimientodesuspequeños pechos de deportista, blancos y salpicados de pecas. Leche ymiel.Como un funámbulo, recuperémilagrosamente el equilibrio sobre el
hilodelaconversación.—Laverdadesquedebodesertonto,perosigosinverlarelacióncon
losguijarros.Miconfusiónlehizogracia.—Paciencia,enseguidallegoahí.Elsílice,yporlotantoelsilicio...,me
sigue,¿no?...,soloseencuentraenestadonaturalenunaformacompacta.¡Losguijarros!YlosdelaManchatienenelporcentajedesílicemásalto
delmundo.—¿Enserio?—Estácientíficamentedemostrado.Actualmente,lacapitalmundialdel
guijarro se encuentra en Cayeux-sur-Mer, en Picardía... Pero losnormandos aseguran que su guijarro es todavía más puro... La mayorreservadesílicedelatierra,encalidadyencantidad.Hicedesfilarantemisojoslasimágenesdecolorgrisdelosguijarros
arrastrados por elmar ante la indiferencia general de los paseantes.Mecostaba imaginar que encerraran un tesoro tan grande para la altatecnología.—¿Y de verdad hace falta un permiso de la policía para coger
guijarros?—Pues sí. Hace un siglo utilizaronmiles de toneladas para construir
todas las carreteras, casas e iglesiasde los alrededores.Perodespués sedieroncuentadequelosguijarrosprotegíanlosacantiladosytodoloquehay construido encima. Así que se acabó. Está estrictamente prohibidollevárselos,salvoconunaautorizaciónespecial.—Por ejemplo, para una granmultinacional indoamericana que quizá
inviertaenlaregión.—Veoquelohaentendidoperfectamente.Yyosolovoyacogerunos
cientos de guijarros. Para que se haga una idea, el silicio utilizado enelectrónicadebeser99,9999999porcientopuro.—Subocaensartabalosnuevescomosisoplarapequeñaspompasdejabón—.Eslanormaactual,pero P@nshee, mi empresa, quiere más aún. Dos o tres nuevessuplementarios. Ese es mi trabajo: averiguar si podemos aumentar esaspocascifrasdetrásdelacomagraciasaloscantosrodadosdeFécamp,deYportodeEtretat.—¿Yllevasuequipodequímicaencima?—Sí.Martillo, pinzas, probetas, unmicroscopio y un portátil lleno a
rebosardeprogramascomplicados...Meapetecíaquedarmeconella.Noentendíatodoloquemedecía,quizá
inclusoestabaengatusándomeconlodelasíliceylasnuevecifrasdespuésde la coma,peromeencantaba.Meparecía fascinante imaginarqueunacosa tan tonta comoun guijarro pudiera contener una especie de tesoroúnicoenelmundo.Vaciamos en silencio cada uno su vaso. En esta fase, siMona quería
mantener la llama, le tocabaaellapreguntarmecómome llamabayqué
hacíaenYport.YoestabapreparadoparaextenderanteellaeldesplegabledelUltra-Trail delMont Blanc y todos los detalles demi futura hazañainigualadaenlosanalesdelhandisport.Elsilencioseprolongó.Tirémivasoalapapelera.Canasta.Ellameimitó.Empate.ComprendíqueMonanodaríaunpasomás.—Encantado de haberla conocido, Mona. ¿Hasta pronto? A lo mejor
todavíaestáaquímañanaesperandoelsellocuandovengaesposado...Apoyó una mano en mi hombro y se me acercó para susurrarme al
oído:—Mis pequeñas antenas me dicen que volveremos a vernos antes de
mañana.—Saboreélasuavepresióndelapalmadesumanosincontestar.Aesachicaleencantabajugaralasadivinanzascuyarespuestayonosabía—.Mispequeñasantenassonpotentes.TambiénmedicenqueestáalojadoenYport,enelhotelLaSirène,habitación7.Habíadichodemasiado.Esachicaeraunabrujadisfrazadaderoedora
paraespiarme.Igualdecuriosaquelapolicía.Pirozeraelgatoyellaelratón.—¿Cómolosabe?Seinclinómáshaciamí.Susuñaspintadasdecolornaranjacontrami
clavículamedieronlasensacióndeserpatasdehámstercorriendopormihombro.—¡Mis antenas! Las pobres gacelas como yo deben estar bien
informadasparasobrevivirfrentealospredadoresdesuespecie.Retrocedióbruscamenteymiróelreloj.—¡Treceminutos!Voyatenerquedejarlo.Elleónvaadespertar;yano
estoyseguraensucompañía.—Novoyadevorarlaaquí,enplenagendarmería.—Aquíno.Pero¿ymástarde?¿Mástarde?Mona seguía sin tener pinta de querer ayudarme a descifrar. Dio tres
pasoshaciaelpasilloyseacercóaunodelosdespachos.—Siento dejarle, pero necesito que uno de estos polis me firme este
dichosopapel.
—Puesentonces,ánimo.Echéaandarporelpasilloparasalirdelagendarmería.Justoantesde
entrarenunodelosdespachos,Monasevolvióhaciamíymelanzócomounhechoevidentelamásmisteriosadelasinvitaciones:—¡Hastalanoche!Seapuntual.
10
¿HASTALANOCHE?
El autobús me dejó en la plaza Jean-Paul-Laurens de Yport antes deregresarhaciaElHavre.Apenasquinceminutosdetrayecto,perocercadetrescuartosdehoradeesperaenFécamp.Habíatenidotiempodepensaren la investigación de Piroz. Me sentía casi aliviado. El esperma delviolador, sus huellas, esas coincidencias con el asesinato de MorganeAvrilhacíadiezaños,todoesodemostraba(¡demostraría!)queyonoteníanadaquevercontodoaquello.Evitabapensarenlaszonasdesombra...Se despejarían. Con lamarea. Como ese sol crepuscular frente amí,
cuyosrayosdeshilachabanlasnubesenencajesarcoíris.¡Lafamosaluzdelosimpresionistas!Nomequedabamásremedioquereconocerlo,peseanohaberpuestonuncalospiesenunmuseo:¡soloporeso,Yportmerecíaqueunodieraunrodeo!Me puse en camino en dirección al mar. Había pensado también en
Mona. Su rostro me había acompañado durante todo el camino,superpuesto sobre la puesta de sol... No tenía la gracia trágica del deMagaliVerron, no tenía su belleza desesperada, esa cosa que se temetecomounacuchillaenelcorazón.No...Monaeraunpococomounamigoconquienteapetecetomarunacerveza,perodelotrosexo.Conquienteapetece también compartir la cama sin que eso seamás complicadoquetomarseunacervezajuntos.Quizáeraesoelamor.Elamorvistoporlostíos.Porloqueyosabía.PasépordelantedeunadelascarniceríasdeYport.Ladueña,detrásdel
cristal,memirabadesoslayo,comosifueraaabollarlelaaceraandandosobreellaconunsolozapato.¡Imbécil!LacaradeMonatapóladelacarnicera.¿Porquésehabíainteresadopormí?¿Porquémehabíaabordado?
¿Porqueeralomásnaturaldelmundoentreunhombreyunamujerqueestánenunrincónperdidomásomenossolos,forasteroslosdosydelamismaedad?Sinduda.Nuncahabíapodidoliberarmedeesesentimientodeinferioridad,casideculpabilidad.¿Cómoibaainteresarseunachicaenmí sin que yo montara toda una estratagema para conseguirlo? Habíatantoshombresenelmercado...Muchos,ymejoresqueyo...Bajé de la acera para dejar pasar a dos viejas que venían de frente,
bastónenristre,máslisiadastodavíaqueyo.En febrero,Yport parecía un centro para personas de la tercera edad,
una bonita residencia de ancianos a orillas del mar, dividida en varioscientos de hotelitos. O, más que una residencia de ancianos, la propiaYporteraunaanciana.Unaabuelitaalaqueyasoloseibaavisitarcuandohacíabuentiempo,losdomingos,envacaciones,acuyacasasellevabaalos nietos para rellenar la conversación, para hacer ruido. Una abuelitaque teníaungran jardín llenodemalashierbasy con columpiosque seoxidabantodoelaño.YportmerecordabaaDjamila,miabuela.¡Noporquevivieraaorillas
delmar,enunsitiodelestilodeEsauiraoAgadir,nimuchomenos!Ellavivía en Drancy, en el edificio Géricault, detrás del periférico, perotambiénteníaungranjardín,público,queellavigilabadesdeelsextopiso.Cuandomisprimosyyoteníamosmenosdeochoañoseíbamosaverla,elparqueinfantildeledificioBeranuestroAdventureland.Laúltimavezquehabíapasadoporallí,losjuegostodavíaestaban:elponibalancín,elpuente de cuerda..., pero solo había viejos sentados en los bancos dealrededoryningúncríoalquevigilar.Seguroquesiaunchiquilloselehubiera ocurrido acercarse, se habría encontrado como una especie deanimalexóticoenunzooparajubilados.Bajé hasta el paseo marítimo. Viento de cara. Veinte metros más y
lleguéaLaSirène.Noséporqué,peroMonamehacíapensarenmiinfancia.Cuandoentréenelhotel,AndréJozwiakseplantódelantedemí.Todosonrisas.Conunsobreenlamano.Lamía se crispó sobre lamoldura de la pared que remataba el panel
decorado con cuerdas de pescadores. Distinguía el sello de UPS en elpaquete. Un mensajero debía de haberlo llevado esa tarde. André setronchaba.
—Para alguien que no recibía correo nunca... ¿Has enviado unmanuscritoytodaslaseditorialestelorechazan?Metendióelsobre.Reconocíminombre,laletra,lamismaqueladela
mañana.Azulceleste.Andréinsistió:—¿Hasencontradonoviaytusextedevuelventuscartasdeamor?Cogí el paquete y me dirigí hacia la escalera que llevaba a mi
habitación.—Gracias,André.Éleradelosquenoparannunca.—¿Ejerciciosparacorregir?¿EsqueestánderebajasenelMinisterio
deEducaciónyhasconseguidountítulodeprofesor?Mevolvíparadarlelaréplicaqueesperaba.—Soncatálogosdeventaporcorrespondencia.Revistasmédicas.Todo
fotosdepiesizquierdosderesina.LainmensacarcajadadeAndréretumbóenlaescalera.—Cenamosalassiete.Elsobreestabaabiertoencimadelacama.El mismo contenido que el de la mañana: artículos de prensa, los
informesdetalladosdelinspectorGrimaydeclaraciones.LacontinuacióndelcasoMorganeAvril.Elremitentesabíamanejarel
suspense...Extendí lashojasymesumergíen la lectura.Si lamisteriosapersona
queme lasenviabaquería jugarconmicuriosidad,no ibaaprivarlodeeseplacer.
CasoMorganeAvril-Juniode2004Peseasujuventudyasufaltadeexperiencia,elinspectorPhilippeGrimahabíahechogaladeunaeficiencianotable.MenosdetresdíasdespuésdelasesinatodeMorganeAvril,el90porcientodeloshabitantesdeYportdesexo masculino entre quince y setenta y cinco años habían aceptadodepositarsuADNenlagendarmería.Eseporcentajeincluíaaalgomásdel70 por ciento de los chicos presentes en el festival Riff on Cliff
(exactamente 323 muestras de esperma). Por supuesto, ninguno de losADNcoincidíaconeldelviolador.El inspectorGrima se dio cuenta enseguida de que un dispositivo tan
exhaustivo rayaba en lo ridículo: una investigación por reducción alabsurdo, basada en la buena voluntad del asesino de cooperar con lapolicía y entregar el esperma que lo desenmascararía. Pero permitíaexculparalosallegados,habíainsistidoeljuezNadeau-Loquet,eliminaralossospechososunotrasotroy,porlotanto,cerrarelcerco.El inspectorGrima quiso participar élmismo en las entrevistas a los
principales testigos, incluidosaquellos cuyoADN los exculpaba.Enunaprimera etapa, empalmó jornadas de doce horas en la gendarmería connochesensucasa,unplatorecalentadosobreunarodillaylacabezadesupequeñaLolasobrelaotra.Acabópordormirse,alternativamente,delantede los últimos testigos o en los brazos de su hija de cuatro meses. Sumujer,Sarah, loechódecasahastaqueterminóla investigación,asíquedurmiótressemanas,del21dejunioal12dejuliode2004,enuncatreenlacafeteríadelagendarmería,yduranteesetiempofueundíadecadatresallevarloscruasanesasufamilia.La hipótesis del inspector Grima se consolidó progresivamente. Sabíaexactamente qué había hecho Morgane Avril durante aquella noche; locualcontribuyóaconfirmarciertoshechos.Peseatenerdiecinueveaños,el5dejuniode2004Morganeparticipabaensuprimeraauténticasalidanocturna.Sumadre,Carmen,habíaaccedidoaelloporqueibaairNicolasGravé,elqueconducíaelClio,unamigodeveintitrésañosqueestabaapunto de obtener el título de técnico superior de gestión forestal enMesnières-en-Bray.ParavigilaraMorganeyasuotrahija,Océane,habíaconfiado también en los otros dos pasajeros: Clara Barthélémy, dediecinueve años, que trabajaba en el colegio Charles-Perrault deNeufchâtel como técnica de educación infantil, y Mathieu Picard, deveintiún años y estudiante de medicina, como Morgane, pero ya entercero.Unpandilladeamigos.Unequipajerazonable...Todosconfirmaronlacronologíadelosacontecimientos.Trassalirde
Neufchâtel-en-Brayhacialasseisdelatarde,llegaronaYportalgomásdeunahoradespués.Comieronunoskebabsen laplaya,sentadossobre los
guijarrosdelantedelcasino,comocientosdeotros jóvenesparticipantesen el festival Riff on Cliff, y luego asistieron al concierto. Ambientefestivo,sinexcesos.Morganeyaestabaexcitada,peronadadedesenfrenotodavía.Histoire d’A, un buen grupo demúsica de la región, cerró de forma
apoteósicalavelada.EralaunadelamañanaylosDJtomaronelrelevo.Morgane empezó entonces, según las propias palabras de Nicolas y
Mathieu,adarunverdaderoespectáculo.Lapdance,posturasequívocas...NicolasyMathieuconfesaronhaberintentadovagamentehacerlaentrar
enrazón;lachicahabíabebidounpoco,unascuantascervezas.Notanto,enrealidad,pueslosanálisisseríantajantes:seencontraronmenosde0,9gramos de alcohol en su sangre. Suficiente, sin duda, para desinhibir aMorgane.NicolasGravéyClaraBarthélémyenseguidaadmitieronqueapartirde
lasdos,sepasaronel restode lanochebesándoseyacariciándoseenunsofádelSeaView.Paraellos,aquelconciertoeraunpretexto,ylosotrostrespasajeroshacíandecoartada:salíanjuntosdiscretamentedesdehacíaunas semanas.No se percataron de la desaparición deMorgane hasta elmomento en que el pánico cundió en la discoteca, hacia las seis de lamañana,cuandountipofueradesísepusoagritarcorriendoalrededordelossofás:«¡Eshorrible,hayuncadáver!¡Hayuncadáverenlaplaya!».MathieuyOcéane ibandecarabinas.Empezaronaretirarsede lapista
de baile y a aburrirse hacia las tres de la mañana. Entre las tres y lascuatro, alternaron fragmentos de conversación cubiertos por losdecibeliosy largosminutosdandocabezadas.Ningunodeellos sehabíapreocupadodeloquehacíaMorgane;lahabíanvistoporúltimavezenlapistahacia las tresymedia.MathieuPicardconfesócontodanaturalidadquesospechabaquenoacabaríalanochesolayque,másalládeeso,nolehabíapreocupadoquedesapareciera.ElSeaView,conelpaseomarítimocomo anexo, se había convertido en un verdadero besódromo... Llegóincluso, en sus confidencias, a reconocer que había probado suerte conOcéane,singranconvicciónpeseaqueellatambiénhabíabebidomásquedecostumbre.Era amigode lahermanadeMorganedesdepreescolaryellanoeradadaalasaventurasdeunanoche.ElpoloopuestodeMorgane.Océane se parecía más a su madre, Carmen. «Castradora»; el chico nohabíaencontradootrapalabraparadescribirla.
En resumen, el inspectorGrima se enfrentaba a un agujero negro dedos horas, entre las 3.30 y las 5.30, desde la desaparición deMorganehastaeldescubrimientodesucadáver.Noexactamentedoshoras,paraserprecisos.EnelguardarropadelSea
View, Sonia Thurau, una rubita con aspecto demuñecaBarbie en estilotrashgótico,recordóhabervistoaMorganesalirafumarhacialas3.40.Soniaeracategórica.Segúnella,Morganeeralaclientemásexplosivadelanoche.Sudorchorreandoporlacara,vestidoajustadosubidohastalosmuslos mojados, en el límite de la transparencia, ropa interior fucsiavisible.—Enesemomentollevabalasbragasyelsujetador—confirmóSonia.—¡Muyobservadora!—lafelicitóGrima.—¡No era para menos, inspector! ¡Le habría comido el chichi con
muchogusto!Sonia Thurau había replicado con una naturalidad que sorprendió al
policía, sobre todo porque sumirada, igualmente observadora y posadasobre la anatomía del inspector, daba a entender que no tenía unapreferenciasexualexclusiva.Lasiguientevez,porquemásadelantehubootra entrevista crucial conSonia, dejó el interrogatorio enmanosdeunagentequeestabaapuntodejubilarse.«Habíasalidoafumar...»Elinspectorlediomuchasvueltasaesedetalledespuésdelaentrevista.MorganeAvrilnofumaba...Otrocallejónsinsalida.
El inspector Grima tardó muy poco en intuir que debía enfocar lainvestigación al revés, que no debía limitarse a ampliar el número detestigosinterrogados,oareconstruirminutoaminutoloquehabíahechoMorganeAvril,sinoconcentrarsusesfuerzosenelarmadelcrimen.LabufandaBurberry.El19dejuliode2004,eljuezNadeau-Loquetleenvióunmensajepara
felicitarloporlosavancessignificativosdelainvestigaciónapartirdeunavíaenlaquesoloelinspectorhabíacreídorealmente.Unabufanda.Untrozodetelademásdecuatrocientoseuros.Grima se tomó la molestia de comprobar todos los testimonios, de
reunir las versiones coincidentes, de eliminar varias decenas de
informacionesqueleparecieronfantasiosas.Alfinal,solotrestestigoscreíblesrecordabanesabufandaBurberry.Detrásdelmostradordelguardarropa,SoniaThuraulepusomalacara
alpolicíacanosoqueibadenuevoainterrogarla,peroacabóporrecordara un cliente al que calificó de hijo de papá. «Bronceado», fue el únicocalificativo que aceptó que constara en su declaración. Rechazó«moreno», «magrebí», «mestizo» y todos los demás términos que lepropusoelviejoagente.—Pobreingenuo,sitepareceque,conlaboladeespejosdelapistade
bailedándomeenlacara,pudecalcularelgrosordelacapademaquillajequellevaba...El hijo de papá bronceado había dejado la americana de lino y la
bufandadecachemiraenelguardarropa.Esetipodeprendaserabastanteraroenunfestivalderock;Soniaseacordabadeellasporesarazón.—¿Eraunabufandaroja?¿DelamarcaBurberry?Ella no se había fijado en la marca, pero sí, podía ser de Burberry.
Sonia no había visto al tipo irse, seguramente una compañera le habíadevuelto sus prendas, pero ninguna se acordaba de haberlo hecho. ElinspectorGrima consideró la hipótesis de que Sonia Thurau se hubierainventado a ese misterioso cliente (el caso Avril se había convertidorápidamente,paralosmediosdecomunicación,en«elcasodelasesinodela bufanda roja»). Nada permitió afirmarlo. Cuando no estaba en elguardarropadelcasino,SoniaThuraucursabaseriosestudiosdederechoeuropeo comparado en Ruan. Y sobre todo, otros dos testimoniosconfirmaronelsuyo.Afuerzadeinsistir,Mickey,gorilainterinoquehabíapasadolanoche
del5al6dejuniorecorriendoelaparcamientoyescuchandoelruidodelasolas,quecubríaeldelosriffs,acabóporacordarsedelasombradeuntipoquefumabajuntoaloscubosdebasuradelcasino,bajoelacantilado,y sí, tal vez bien vestido con una americana y una bufanda. No habíapodidodistinguir el color.Tampoco seacordabade lahora.Despuésdelastresdelamadrugada,esoeratodoloquepodíaafirmar,losabíaconcerteza por el descanso. Le resultaba imposible ser más preciso. Lasombraestabasola;deeso,Mickeyestabaseguro.—¿Comosiesperaraaalguien?—preguntóGrima.—Talvez.—¿Aunachica?
—Sí...,oaunoscolegas.Yoseguíhaciendomironda.Mickeynopudodescribirnadamás,solounasiluetaentrevistaentreel
halodeunafarolayelhazdeluzdesulinterna.PerolahorapodíamuybienserlamismaalaqueMorganeAvrilhabíasalidodelSeaView...Sinquenadievolvieraaverlaviva.Vincent Carré, el tercer testigo, veintiún años, estudiante de química,
había llegado hacia las cinco a la estación de Bréauté, la parada máscercana a Yport en la línea de tren París-Ruan-El Havre. Desde allí, unautobús debía llevar directamente a los viajeros al festival. Vincentcontaba con tomar el autobús para reunirse en el concierto con suscolegas del club de tenis de mesa. Durante diez minutos escasos, habíaesperado junto a un chico de su edad, vestido con clase: camisa blanca,zapatos lustrosos, americana al hombro y bufanda roja alrededor delcuello. Un look que desentonaba con el del resto de los festivaleros.Habíancruzadounaspalabras.—Tehaspuestodetiroslargos—habíacomentadoVincent.—Alaschicaslesgusta—habíaexplicadoelotro.—¿Vasporlamúsicaoporlaschicas?VincentCarréseacordabaconprecisióndelarespuesta:—¿Porlamúsicaoporlaschicas?¿Lodicesenserio?Labuenamúsica
noesalgohabitual,colega,ynoseráenYportdondeencuentresalnuevoHendrix.Perolaschicas...¡Uau!¡Laschicassonguapasentodaspartes!Elautobúshabíallegado.Vincentnosehabíasentadoalladodeldelos
tiros largos.Noerade su tribu, laverdad.Cadaunosehabíapuesto losauricularesdesuMP3enlosoídos.Findelahistoria.VincenthabíavueltoaveraltipodelabufandaenelSeaView.Bailaba
entre lamultitud, y lamayor parte del tiempo se pegaba a la chicamásguapaquehabía,Morgane,aunqueVincentnosabía sunombreenaquelmomento.Eraevidentequeestabaligandoconella.En la pista de baile no llevaba la bufanda, pero decenas de testigos
confirmaron que un chico revoloteaba alrededor deMorgane.Océane yMathieu también. Todos, incluido Vincent, se reunieron para trazar unretrato-robot.Cara atractivamás bien cuadrada, ojos castaños, pielmuymorena, quizá incluso, sin poder asegurarlo, de origen magrebí. Ungrafista trabajó dos días para obtener un retrato-robot tan vago comoimpersonal. Aun así, lo difundieron por todas partes. Los cientos derespuestas, todas comprobadas, no aportaron absolutamente nada. El
inspectorGrima,porlodemás,noteníafeeneseretrato:unretratofrutode observaciones hechas en la penumbra de una discoteca, de recuerdosanteriores al drama, cuando los testigos no tenían ningún motivo paragrabareserostroenlamemoria.Vincent Carré vio de nuevo al desconocido de la bufanda roja a la
mañana siguiente.Reinaba la agitaciónenYport: el cadáverdeMorganeAvrilacababadeserdescubierto,habíapolicíasportodoelpueblo.Eltipoesperaba en la plaza Jean-Paul-Laurens, frente a la carnicería, con laamericana al hombro. Vincent pasó por delante de él casi corriendo,conmocionadoporeldrama:estabadurmiendoensucasadesdelasdosdelamadrugada,reventado,yhabíanidoadespertarlo.¡Unachicamuertaenlaplaya!¡Violada!Teníaqueirurgentementealapolicía,comotodoslosdemáschicos,paraidentificarse,dejarsuADN...Cuandopasópordelantedeldesconocido,VincentCarrénosabíanadamásdelsuceso.Niaquiénhabíanmatadonicómo.El tipo lo había saludado con la mano. Había sido él quien lo había
reconocido.Siélnohubieralevantadolamano,Vincentnolohabríavisto.Curiosamente, no hablaron de la chica muerta. Vincent Carré no supodecirporqué.Laúnicaexplicaciónquepudodarfuequeeldesconocidodabalaimpresióndenoestaralcorriente.Odedarleigual.—¿Qué,tehagustadoelconcierto?—lehabíapreguntadoVincent.Elotrosehabíaechadoareír.—¿Atiquéteparece?—¿YlaschicasdeYport?—Guapas.Muyguapas.—Yalovianoche.Noelegistealamásfea...—Nialamenoscachonda,teloaseguro...En aquel momento, Vincent Carré pensó que se estaba marcando un
farol. También se había fijado en que el desconocido ya no llevaba labufandarojaalrededordelcuello.—¿Ylabufanda?—Selaheregaladoalachica—dijoeldesconocido—.Comorecuerdo.—¿Volverásaverla?—Meextrañaría...Había soltadootracarcajadaquemás tarde lospsicólogos lehicieron
describiraVincentcientosdeveces,a serposibleaportando losmaticesmássutiles.
¿Unarisaespontánea?¿Forzada?¿Cínica?¿Sádica?Vincentno lo sabía.Solo recordaba la respuestadeldesconocidoa su
últimapregunta:—¿Vasacogerelautobúsdevuelta?—No, voy a casa demis padres.Tienen una segunda residencia en la
costadeNormandía.¡LaclavedelcasoMorganeAvril!Pordescontado,comprobaronlacredibilidaddeltestimoniodeVincent
Carré. Parecía fiable, aunque la policía se hizomuchas preguntas sobreunas horas en las que Vincent no tenía coartada: había ido a acostarsehacia las dos de la madrugada; no había terminado la noche con suscompañerosdetenisdemesa.Aquellonoerapropiodeél...El inspector Grima le preguntó al respecto. Vincent Carré respondió
que estaba reventado, que había tenido una semana dura. Cuandoinsistieron,perdiólosestribos,furiosoporquesospecharandeélcuandoera el único testigo que había hecho avanzar un poco la investigación.Tenía razón, Grima carecía de motivos para sospechar más de VincentCarré que de cualquier otro cliente del Sea View. Además, su ADN nocoincidíaconeldelviolador.Asíquebuscaronaalguiendeunosveinteañoscuyospadres tuvieran
unasegundaresidenciaen lacostadeNormandía.El inspectorGrimaseenteróentoncesdequeenellitoralnormandohabíamásdetreintaycincomil...Encontrar la correcta resultó serunamisión imposible,peseaqueequipos policiales fueron de puerta en puerta durante semanas, retrato-robotenmano,trazandocírculosconcéntricos,primerolasmáscercanas,Etretat, luego Saint-Valery-en-Caux, después Honfleur, a continuaciónDeauville,Cabourg,Dieppe...Todoenvano.Nada.Eldesconocidodelabufandarojasehabíavolatilizado.
El inspectorGrimapresentó su informe al juezNadeau-Loquet el 20deagostode2004.La investigaciónestabaestancadadesdehacíacasicincosemanas.Ningúnhechonuevo,peroGrimasehabía formadouna ideay
estaba convencido de ella. Morgane Avril había aceptado irse con esedesconocidoquedabavueltasasualrededorenlapistadebaile.ÉlhabíarecogidolaamericanaylabufandaBurberryenelguardarropasinquesefijaranenél,ydespuéshabíaesperadoaMorganeenelaparcamiento.Sindudasehabíanbañado juntosen laplaya,enunrincóndiscreto.Lacosadebíadehabersetorcidodespués.Morgane se niega a ir más allá de un simple flirteo. El desconocido
insiste.La situación se vuelve violenta, él la viola, le entra el pánico, laestrangula,lasubealoaltodelacantiladoyarrojaelcadáver,quizáparaganar tiempo, para que la policía piense en un primermomento que setratadeunsuicidio.Despuésdesaparece...El inspector Grima, pese a la falta de un sospechoso que entregar al
juezNadeau-Loquet,había terminadosu informeconunanotaoptimista.ElasesinodeMorganeAvrilhabíasidoparcialmenteidentificado.Coneltiempo, se volvería menos desconfiado, alguien tal vez acabaríareconociéndoloenlacostanormandaoenotrositio.ElinspectorGrimasolo tenía una certeza y la expresó también en la última parte de suinforme.ElasesinodeMorganeAvrilnoreincidiríanunca.Superfileraeldeunjovenpertenecienteaunmedioacomodado,culto,
educado, que había cometido esa noche la gilipollez de su vida.Viviríaconesesecretomonstruosoenterradoenelfondodesímismo.Hastasumuerte.Sinolopillabanantes...
ElinformedelagendarmeríadeFécampprovocólafuriadelclanAvril.CarmenAvril y su familia, a través de su abogado, se opusieron con
violenciaalateoríadelinspectorGrima.Nocreíanenlatesisdelhijodebuena familiaquehabíaperdidoel control.Paraellos, el asesinoeraunpervertido, un predador que había actuado con premeditación. Suargumentomásconvincentesebasabaenlaactituddeldesconocidodelabufanda roja la mañana del drama, la descrita por Vincent Carré. Elsospechoso número uno de Grima esperaba tranquilamente a que suspadres fueran a buscarlo a la plaza Jean-Paul-Laurens, relajado ytranquilo, mientras decenas de policías peinaban las calles de Yport.
Semejante serenidad no cuadraba con la teoría del ligue nocturno queacabaendrama.Discutierondurantehoras,entrepolicías,abogadosyjueces,sobrelas
cuatrofrasesquehabíareproducidoVincentCarré:—¿Ylabufanda?—Selaheregaladoalachica.Comorecuerdo.—¿Volverásaverla?—Meextrañaría...¿Era posible interpretarlas como las respuestas improvisadas por un
pobretipoqueacababadecometerunasesinatocasideformaaccidentalyquesejugabalalibertadacaraocruz?¿Comolasdeuncriminalcínicoconunaaterradorasangrefría?¿Osimplementecomolasdeuninocente...queaunasíjamássepresentaríaantelapolicía?ElinspectorGrimamanifestópúblicamentesuopiniónporúltimavezel
23deagostoenLeHavrelibre:nocreíaenlahipótesisdelsádicoqueseencuentraenellugaryenelmomentoadecuados,yqueconsigueentablarrelaciónconMorganeAvrilydespuésagredirlasinquenadiesepercate.Entonces,¿porquéelbañoenlaplaya?¿PorquélabufandaBurberry?
Unosdíasdespués,el26deagostode2004,suteoríasefueapique.Ysucredibilidadtambién.Todo su paciente trabajo, sus noches en vela fuera de casa, los tres
meses invertidos de los primeros seis de vida de su pequeñaLola, todoesosaltóporlosaires.La pérdida de control de un adolescente inmaduro. La ausencia de
premeditación.De un día para otro, el caso de la bufanda Burberry roja alcanzó el
rango de drama nacional y sobrepasó por su amplitud todo lo que elinspectorGrimahabríapodidoimaginar.Se infló y echó a volar hacia lasmás altas esferas de la justicia y la
policía.Muchomásalládesucompetencia.Elsonidodeunacampanainterrumpiómilectura.Era un toque continuo, como a rebato, como la llamada insistente
convocandoalosmarinerosparaquesecongreguenenlacubierta.LavozdeAndréestallóenelpasillo:—¡Jamal!¡Vamosacenar!Mirélahoraenelrelojdelamesilladenoche.Las19.17.¡Mierda!
11
¿VOLVERÁSAVERLA?
En febrero, La Sirène tenía más de pensión familiar que de hotel-restaurante. Cena a las siete conmenú único para los contados clientes:dosjubiladosquepasabanallíunanocheantesdeiraMont-Saint-Michel,una pareja de ingleses procedente de Dieppe con su bebé de mejillascoloradas y un tipo con corbata, solo, estilo representante de comerciodespistado.Bajéunospeldaños.El comedor era grande; se suponía que podía dar cabida a más de
treintacomensales.Casitodaslasmesasdisfrutabandeunavistaabiertaalmaratravésdeuninmensoventanal.Encuantomeadentréenlaestanciaqueacogíaalrestaurante,descubríalinvitadosorpresa.—Llegatarde,Jamal.¡Mona!Cenaba sola en una mesa, armada de un pincho de acero inoxidable
delantedesuplatodecaracolesdemar.Laparejadejubiladoscomíaensilenciounasmesasmásallá.Enelotrorincóndelasala,losinglesesselas veían y se las deseaban para hacerle tragar a su bebé una papilla deverdurasdecolorverderana.Monamirólasillaqueteníaenfrente.—¿Prefierecenarsoloolehagositio?¿Cómorechazarelofrecimiento?Me senté frente a ella. Debía de haberse confabulado con André: mi
plato y mi cubierto apenas tardaron unos segundos en aparecer. Él seesfumóconunasonrisadecomplicidad;nosésidirigidaaMonaoamí.—Quécalladoselotenía.¿HallegadoaLaSirèneestamañana?LosojosdeMonachispearon,orgullososdelmisterioquehabíadejado
planearenlagendarmería.—Exacto. Ayer estuve explorando la zona de Veules-les-Roses, pero
ahora tengo que ir a diferentes lugares comprendidos entre Antifer yPaluel,[3]losdoslugaresmalditosdondeencontrarguijarrosdelacosta.Leviestamañanacuandovolvíadehacerfooting.Yoestabadeespaldas,
enlabarra,peroustednosediocuenta.No me sorprendía, era el momento en que André me había dado el
primersobre.—¿Al final ha conseguido convencer a la policía de que le ponga el
sello?—¡Sí!Perohetenidoqueacostarmeconmediagendarmería.¿Yusted?
¿Algunaotrasuicida?—No,queyosepa...Andréme trajoenesemomentomiscaracolesdemarconmayonesa.
Teníaquehaberoídoforzosamentelaalusióna«otrasuicida»,perohizocomosino.—Vamosapedirunabotelladevino—propusoMona—.¡Invitoyo!Protestéparaguardarlasformas,peroMonainsistió.—Lo pasaré a la empresa como gasto; para ella, unos euros no
significannada.LaP@nsheeComputerTechnologiesdebiódetenercincomilmillonesdebeneficioselañopasado.NohayningunarazónparaquesololosdisfrutenlosjubiladosdeKeyBiscayne,¿nocree?Lepidió aAndré unBorgoña chardonnaydel 2009,VougeotPremier
Cru.¡Setentaycincoeuros!Sucifradenegociosdelasemana.Se produjo un largo silencio. Un round de observación. Yo no tenía
ningunasganasdehablardelsuicidiodelamañanaylabufandaBurberry,ytodavíamenosdelcasoMorganeAvril.Monameofrecíaunparéntesisdelicioso en ese torrente de preguntas sin respuesta y coincidenciasinverosímiles.Mimirada revoloteó sobre la decoraciónde la sala, hacia los lienzos
románticosdetormentaenelacantilado,losnudosmarinosalineadosenunmarcodemaderaycobre,elsalvavidasazulreal«Bienvenidoabordo»ylabrújulagigantecolgadadeunaviga.Ambientemarino.MedeslizabaporlosobjetosmásintrascendentesparaevitarahogarmeenelescotedeMona, que llevaba la blusa con un botón desabrochadomás que por latarde.¿Paraseducirmeoparaconvenceralospolis?Monadesenfundóprimero.—¿SabecómohizofortunaelpresidentedeP@nshee?—Niidea...
—Es una historia increíble. Le va a encantar, Jamal. Panshee KumarShinde, así se llama, era un emigrante indio. Llegó a San Francisco amediados de los años setenta sin una rupia en el bolsillo. De nochelimpiabalosretretesdelasoficinasdeldowntownydedíaasistíaaclasesde gestión de empresas. «Cómomontar su propia start-up», para que sehagaunaidea,esetipodeescueladediezmildólaresalañoquesableaamilesdeestudiantesextranjerosexplotandoelsueñoamericanoyquelosdeja endeudados durante tres generaciones. A mitad de curso, Pansheetuvo que presentar un trabajo: un proyecto de creación de empresa, conplandemarketing,programadeamortizaciónfinancieray toda lapesca.Él,derrengadoacausadesusquehaceresdomésticosnocturnos,nohabíatenidotiempodeescribirniunasolalínea.Leentraronganasdemandarlotodo a paseo. Mientras limpiaba la mierda de los retretes, empezó aentender cómo funcionaba Estados Unidos. El día antes de entregar eltrabajo, seguía limpiando los aseos del Transamerica Pyramid, plantacuarenta y siete, sin que se le ocurriera ningúnproyecto de creación deempresa,nisiquieravirtual.Másprosaicamente,echabapestescontraloscapullosdelaplantaencuestión,queatascabanlosretretesconpañuelosdepapeloconhojasA4cuandoseacababaelpapelhigiénico...—Monadio un sorbo de chardonnay antes de continuar—. Y entonces se leocurrió...—¿Enlosretretes?—Sí,seleocurriólaideamástontadelmundo.Envezdeponerenlos
aseosdelasoficinasunrolloestándardeveintemetrosdelargo,elmismoquetenemosencasa,porquénoinstalardirectamenteunrollomuchomáslargo, de doscientos o trescientos metros, dentro de un portarrollosmetálicocerrado.Afaltadealgomejor,selanzóenesadirecciónyestuvoel resto de la noche redactando el proyecto. Al día siguiente tenía quebajar,comotodaslasmañanas,enlaestaciónCivicCenterdelalíneaLdelmetro para ir a clase. En el últimomomento decidió seguir, bajó cincoestacionesmásadelante,enWestPortal,yentróenunaagenciadelaWellsFargoparavenderlesuproyectoaunbanqueroyregistrarlapatente.—¿Ylefuebien?Monaseentusiasmó.—Sehizomultimillonarioenmenosdeunaño.Unadelascienmayores
fortunas del mundo. ¿Conoce una sola estación, un solo hotel, un soloestablecimiento público que actualmente no esté equipado con un
distribuidordepapelhigiénicode ese tipo?Entreténgase en calcular loscentímetrosdepapeldeváterquedesenrollacadaindividuoaldíaentodoelplaneta.—Monavaciólacopaycontinuó—:¡Lapatentemáslucrativadelsiglo!Cuentanque,después,PansheeinvirtióeninformáticaycompróunaislaenMicronesia,yqueahoraviveenbolastodoelañoyselimpiaeltraseroconhojasdepalmera.—¿Yesverdad?Ellaseechóareír.—¿Ustedquécree?Titubeéapenasuninstante.—¿Selohainventadotodo?—Puedeser.Meencantacontarhistorias.Me entraron ganas de aplaudirla, de estrecharla entre mis brazos, de
salir con ella almalecóncorriendopara reír a carcajadas toda lanochebajolaluna.Nuncahabíaconocidoaunachicaqueseacercaratantoamivisióndelmundo.Desfasada, nodel todo en la realidad.En el bordedeuna ventana, entre dos vacíos, el de los coches que bullen en la calle,abajo, y el de las estrellas, arriba. Por segunda vez en el día pensé enDjamila. Mona me recordaba a mi abuela, la Sherezade de Drancy,rebautizada como Canal + por todos los chiquillos que escuchaban sushistoriasconlabocaylosojosabiertos,eneledificioGéricault,escaleraC, todos los sábados por la noche, hasta quemetieron aDjamila en unmoridero de Blanc-Mesnil y las enfermeras redujeron sus cuentosfabulososadeliriosincoherentes,síntomasdeunAlzheimeravanzado.Yoteníaentoncesochoaños.Nohabíaolvidadoningunadesushistorias.Andréaprovechómisensoñacionespararetirarmiplatoytraermeuna
cazuela demejillones a la marinera. Unmomento de vacilación por supartemehizointuirqueteníaganasdedeciralgo,seguramentesobreesahistoria de suicidasde la quenoshabíaoídohablar.Lanoticia debíadehabercorridopor todoelpueblo. ¡Unachicaencontradamuertadespuésdehabersaltadodesde loaltodelacantilado!Quizá inclusoel intentodeestrangulamientosehabíafiltrado...Imaginabaelpánicoenlascasasdepescadores.Diez años después, ¿el violador de la bufanda Burberry estaba de
vuelta?—¿Yusted?—mepreguntódeprontoMona.—¿Yo?
—Sí.Ahoraletocaaustedcontarmeunahistoriaextraordinaria.Meneélacabeza,faltodeinspiración,comosisacar losmejillonesen
salsa de su concha bastara para ocupar toda mi concentración. Monaprotestó.—¡Nome decepcione, Jamal!No le habría invitado amimesa, si no
hubiera estado segura de que iba a sorprenderme. ¡Vamos, hombre,cuéntemealgoincreíble!Metométiempoparalimpiarmelosdedosconlaservilleta.Tresmesas
másallá, losdos jubilados teníansendossmartphonesentre lasmanosynavegabancadaunoporsucuenta.—De acuerdo, Mona, usted lo ha querido. ¿Algo increíble? ¡No se
sentirá decepcionada! Aquí lo tiene: he inventado un métodorevolucionarioparaligar,unmétodoinfalibleparallevarmealaschicasmásguapasalacama.La había atrapado. Mona irguió el busto, puso ojos de asombro y
entreabrióloslabios.Escurioso,peromevinoalamenteunadjetivoparadescribirsucarademuñecarisueñaquecreoquenohabíautilizadoenmivida,unapalabraquesoloempleabanlosviejos.Primorosa.Unacaramezcladejovencita,degatayderatón.Unacaradepersonaje
salidodeunafábuladeLaFontaine.—Meparecemuypretencioso,Jamal...—¿Nomecree?—Mientrasnolovea...Saquélentamentelacarteradelbolsilloyextrajeunapequeñatarjetade
visita.LadeslicésobrelamesatapándolaconlamanoparaqueMonanopudieraleerla.—Estaesmiarmasecreta.—Ah—dijoMonaexagerandosudecepción.Leacerquéunpocolatarjetasindestaparla.—Desdehacediezaños,nosalgonuncasinmistarjetas.Siemprellevo
unascuantasenelbolsillo.Mividacotidiana transcurreen los trenesdecercanías,lascallesdelaciudad...Avecesmecruzoconunachicaquemegusta.Entonceslepongounadeestastarjetasenlamano,sinpararme,sinqueellatengatiempodepreguntarsequéaspectotengo.Abrílamanoyleílatarjeta.
Señorita:Mehe entretenido en calcular que cadadíame cruzo en las calles deParís convarios
milesdemujeres.Cadadíaledoyunatarjetaaunadeesasmujeres,avecesados,raramenteatres,nuncaamás.
Unamujerentrevariosmiles.Usted.Hoy.Ustedesdiferente.Enestamultitud,algoladistinguedetodaslasdemás.Siunhombrelaamayesfelizconél,quizámigesto laemocionepesea todo.Sino,es
unainjusticia,porqueustedlomerece.Muchomásqueotra.Amientender.Graciasporestebreveinstantemágico.
[email protected]élatarjetayMonalacogiócomosifueraelmapadeuntesoro.—¡Uau!¿Yfunciona?Vaciéentoncesmicopadechardonnaysaboreándoloensujustovalor:
uneuroelcentilitro.—¡Es infalible! En el peor de los casos, las mujeres se sienten
halagadas. En el mejor, trastornadas. Yo juego con la sorpresa, con suego,conelcontrasteentre la indiferenciaparisinageneralymipequeñotoque de romanticismo caído del cielo.Ya lo ve,Mona, el compromisoidealentreel liguevirtualen laspáginasdecontactosyelacercamientogroseroquelaschicaspadecenpermanentementeenlacalle.Monacogiólabotellayemitióunsilbidomientrasnosservía.—Unachicaentremiles...¿Cómoelige?—Eseeselmeollodelacuestión,Mona.¿Cómoseloexplicaría...?Si
hay una cosa que nunca he entendido, es el flechazo. La muchedumbreapartándose al ralentí. Francamente,Mona, casi todas lasmujeres tienenencanto,casitodastienenalgoquehacequeunoseenamoredeellas,quelasametodaunavidasinarrepentirse.Bueno,reconozcamosqueparaunflechazo eso no es suficiente...En cualquier caso, no sé..., por lomenosunamujerdecadatresesverdaderamenteguapasiquieregustar.Ysiunobuscamásqueeso,porlomenosunamujerdecadadiez,decadaveintequizá, es perfecta. ¡Cada una en su estilo, pero perfecta!Así que,Mona,comocomprenderá,sentirunflechazoporunasimplemiradaesalgoqueme alucina. Mujeres capaces de hacer que una flecha me traspase elcorazón,mecruzoconunaporvagóndemetro,condiezencadaterrazadeunaplazaparisinabajoelsol,concienenunaplayaenverano...Mona,entremejillónymejillónmasticadosconsuscaninosdegato,me
observóconinterés.—Noresulta fácil catalogarlo, Jamal. ¿Esustedelmásabominablede
losmachos o el inventor del postromanticismo?—Hizo una pausa parareflexionar,comosibuscaraunfalloenmimétodo—.¿Deverdadsolodaentreunaytrestarjetasaldía?Pusecaradeniñoapesadumbradoalquehandesenmascarado.—Lo dirá en broma, ¿no? Algunos días he llegado a repartir varios
cientos...Ellaseechóareír.—¡Tramposo!Yahoralagranpregunta:¿leresponden?—¿Enserio?—Sí...—Tengo un índice de respuestas del ochenta por ciento... Casi todas
pasanalaaccióndespuésdetrescorreos.Meheacostadoconlaschicasmásguapasdelacapital,auténticosbombonesqueseleccionoenlacalleconmásfacilidadquesifueraeldueñodelamejoragenciademodelosdeParís.—¿Seestáquedandoconmigo?—Puedeser,meencantainventarmehistorias.Monalevantósucopadechardonnayybrindóconmigo.—Genial,Jamal.Partidonulo.—Dudóunmomentoantesdelanzarse—:
Sisehubieracruzadoconmigoenlacalle,¿mehabríadadounatarjeta?Comprendíquenodebíacontestardemasiadodeprisa.Metométiempo
para mirar al detalle su piel, los reflejos rojos en sus pómulos, lassombras de sus pestañas sobre su adorable nariz respingona. Monaempezóaadoptarposesexageradas,miróelmarparaqueyoadmirasesuperfil,seestiró,meofreciósucuello,sunuca...Finalmenterespondísopesandocadasílaba:—Sí.Ysolohabríadadounaesedía.Monasesonrojó.Porprimeravezlanotabaincómoda.—¡Mentiroso!—consiguióarticular.Buscóunamaneradedesviar laconversación.Respiróhondoantesde
preguntar:—Ylode...supierna,¿fueunaccidente?Enelfondonoeratandistintadelosdemás.Nosehabíaresistidoala
tentación.Yoteníalarespuestapreparada.Desdehacíaaños.—Sí. En la puertaMaillot.Una chica guapísima esperaba en el andén
contrario, imposible dejarla escapar sin darle una tarjeta... Crucé porencimadelasvías,peroelmetrollegóenesemomento.Ellarió.—¡Noseaidiota!¿Melocontaráalgúndía?—Seloprometo.—Esustedun tipo raro, Jamal.Divertido,peromentiroso.Entreotras
cosas, estoy segura de que nome habría dado una tarjeta. Intuyo que legustan lasmujeres románticas, las bellezas fatales, evanescentes.No laschicastandirectascomoyo.Enmiopinión,ahíresideelproblemadesutécnica.Usted atrae imágenes, las colecciona como si fueran cromos dePanini.¡Noconsiguelasquenecesita!—Graciasporelconsejo.Monamedevorabaconlosojos.—Disculpen—dijounavozanuestraespalda.André estaba plantado detrás de nosotros con dos cuencos llenos de
huevosalanieveenlasmanos.Losdejósobrelamesaevitandoporlospelosuntsunamiysedecidióporfinaintervenirennuestraconversación.—Jamal,anteshashabladodeunasuicida.¿Es...esreciente?A todas luces,Andrénosabíanadadelaccidentedeesamañana. ¡Qué
raro!Lecontébrevemente loshechos,omitiendosoloquehabíaencontrado
labufandaBurberryenganchadaenunalambredeespinosenelacantiladoy que inexplicablemente había acabado alrededor del cuello de MagaliVerron.Cuantomásavanzabaenmirelato,másasombradoparecíaAndré.Cuandohiceunapausa,elpropietariodeLaSirène,blancocomoelpapel,balbució:—Estahistoriamerecuerda...Meadelantéaél.—LaviolacióndeMorganeAvril.Hacediezaños.Andréinclinólentamentelacabezaenseñaldeasentimiento.—Yoestabaaquí—continuó—.¡Enprimerafila!Aquellachicamurió,
por así decirlo, bajomi ventana. El festival Riff onCliff era un regaloparamí,habíaservidokilosdemejillonesy toneladasdepatatas fritasykebabs,mi terrazaocupaba todoelmalecón,hacíabuenoaquellanoche,venían jóvenes de todas partes. Fue la primera y la última vez que seorganizóuneventodeesetipoenYport.—Comprendo.
Nosemeocurríanadamejorquedecir.—No es queme queje—precisó André—. Después del asesinato, mi
hotel siguió lleno durante seis meses. Periodistas, policías, expertos,testigos,abogados...—Buena noticia, entonces —intervino Mona—. Con esta muerta,
colgaráotravezelcartelde«completo».Noestaba segurodequeAndré apreciara tanto comoyoel humorde
Mona.Lociertoesquenocontestó;sequedóensilencio.—Soloespero—acabópordecir—quenohayamás.—¿Másqué?—Másvíctimas...—Unacadadiezaños—insistióMona—.Esonosdejaunbuenmargen.André le dirigió una mirada extraña, vacía, que atravesó a la joven
como si no existierapara ir a perdersemuchomás lejos, a algúnpuntoentreelmarylasestrellas.Tuvelaimpresióndeque,másquedespreciopor el humor fuera de lugar deMona, esperaba que compartiéramos suinquietud.Mevolvíhaciaél.—¿Porqué,André?¿Porquévaahabermásvíctimas?El hostelero parecía haber envejecido diez años en una noche. Cogió
unasillay se sentóanuestro lado.Escrutóun ratoelhorizontenegroyempezóahablarenvozbaja.—Entonces,¿nosabestodalahistoria,Jamal?¿Solotehasenteradode
lodeMorganeAvril?Meacordédelasúltimaslíneasdelosartículosdeprensaleídosantes
de cenar, de la teoría del inspectorGrimaque se venía abajo, de que elcasoadquiríaunadimensiónnacional.—Cuatromeses después del asesinato deMorgane Avril—prosiguió
André—,huboun segundo crimen.Una chica deElbeuf, cerca deRuan.Aquello sucedió enBajaNormandía, a orillas delmar también, hacia elfinal de las vacaciones. Ella dirigía un campamento de adolescentes. Elmismoviolador.Elmismoesperma.Estranguladacon lamismabufandaBurberry.Fueungolpeterrible.EnNormandíacundióelpánico.Setemíaqueelasesinoenseriecontinuara...Peronopasódeahí...Doschicas...—Hizounalargapausa—.Hastaestamañana.—¿Esosignificaqueesedegeneradoestabaenchironadesdehacediez
años, que ha salido y que vuelve a las andadas? —dije buscando unaexplicaciónracional.
—Nollegaronaencerrarlo—contestóAndréconunavozmonocorde.Se quedó pensativo, perdido en sus recuerdos.Los huevos a la nieve,
químicos, se hundían lentamente en un mar cremoso. André se levantófinalmentepara retirar lamesade los ingleses, quehabíandesaparecidoconsuretoño,dejandotrasdesíunamareadepuréverde.Monacontemplósupostrecomosifueraunbancodehielovíctimadel
calentamientodelplaneta.—Menudahistoria...Yoreflexionabasinsiquieralevantarlamiradahaciaella.Dosasesinatos.Unvioladorqueandabasueltodesdehacíadiezañosyqueatodasluces
habíapasadodenuevoalaacciónesamismamañana.Conladiferenciadequeestaveznohabíamatado.Magalisehabíatiradodesdeloaltodelacantilado,despuésdehaberse
enrolladolabufandaalrededordelcuello.Labufandaconmishuellas.Alguien lo sabía. Alguien estaba jugando conmigo e iba a darme la
informaciónconcuentagotas.¿Porquéyo?¿Quépintabayoentodaestahistoria?LosdedosdeMonajugueteabanconmitarjeta.—¿Vamos?—medijo.Nocontesté.Parecíadecepcionadaporelgiroquehabíadado lacena,
como si la zambullida en la realidad fuera demasiado brutal.Releyó envozaltaunaspalabrasdelatarjeta.—«Gracias por este instantemágico.»Voy a hacerle una confidencia,
Jamal. Me habría encantado que un desconocido me pusiera una frasecomoesaenlasmanos,enelandéndeunalíneadetrendecercanías.Creoquemehabríadejadoseducir,fueraquienfueseél.—Observósinprisasatravés del ventanal, a la luz de las farolas, la danza de las barcas depescadores amarradas. Vacías. O aisladas por fantasmas—. Pero conmotivodeunacenaconvistaspanorámicasalmar tampocoestámal—añadió.Empujólasillahaciaatrásyselevantó.Mefrotélosojos,confundido
por la inverosímil serie de acontecimientos que se habían encadenadodesdeporlamañanayledirigíunasonrisaque,alparecer,legustó.—Tengoun principio, Jamal.Cuandoun chicomegusta, siempreme
acuestoconéllaprimeranoche.
12
¿PORQUÉYO?
Mona abrió la ventana. El ruido de los guijarros movidos por las olasinvadiólahabitación,produciendolasensacióndequeeraelcamarotedeun barco en medio del mar.Mona estaba de pie entre las dos cortinas,desnuda,ofreciendosupielalaespumaquegolpeabaelmalecónantesdequeelvientolalevantara.Yoestabatumbadoenlacama.AdmirabaaMonaporelladocruz:vista
de su espalda, que hacía una hondonada para prolongarse en sus nalgasredondas, y de sus piernas de sirena que ha renunciado almar. La lunapintaba la noche en claroscuro. Las luces de la playa desierta danzabansobreelcuerpodeMona.Elrojoneóndelcasino,elamarilloarenadelasbombillashalógenas.Ambientesotobosque,resinaypinar.Se volvió. Del lado cara. Dos avellanas marrones erizaban las dunas
clarasdesuspechos.Unasraícesrojizascrecíansobresupubisdepilado.Espléndida.En la cama, al quitarse la goma que sujetaba su cola de caballo, los
cabellosdeMonahabíancaídoencascadasobresushombrosydadounvolumeninéditoasucaraderatón.Casiunagravedadquelahabíahechoestallarenunacarcajada.Monahacíaelamorriendo.Con una energía natural, una inventiva permanente. Como un juego.
Todos losdesu infancia.Escondite.Pillapilla.Cierra losojosyabre laboca.¡Autoirrisión a espuertas! En toda mi vida no había visto una cosa
semejante.Ningunodelosdosteníamospreservativos;aellaletraíasincuidado.
Mehabíapresionadosuavementelapartebajadelaespaldaparaquemequedaradentrodeella.Mehabíatuteadojustoantesdellegaralclímax.
Miréeldespertador:las3.10delamañana.Mona empujó un poco la hoja de la ventana y avanzó hacia mí, sin
pudor.LaimaginabacogiendounadelasconchaspegadasalrecuadrodelaparedmientrassecubríaelsexoalamaneradelaVenusdeBotticelli.—TambiéntengounabaseenVaucottes—dijo—.¿Loconoces?Loconocía.PasabaporelvallecosterodeVaucottestodaslasmañanas
cuando corría. Era uno de los rincones verdes más bonitos de toda lacosta.Unas cuantas villas barrocas delXIX habían confiscado para ellassolasesepequeñovallearboladoysuplayaenminiatura.—Midirectordetesistieneunacasafamiliarallí—precisóMona—.Me
hadejadolasllaves,perotodavíanoheido.Ajuzgarporlasfotos,esunaviejacasonaeleganteysiniestraalavez,tipoPsicosis.Seloagradezco...—¿Tehasacostadoconél?Pareciócasisorprendidaporlapregunta.—Será una broma, ¿no? Soy tan tocacojones en el trabajo como
divertidaparaelsexo.Asíque,comomepongaamezclarlasdoscosas...Menudabomba...Monaseechósobrelassábanas.Mientrasyomesentabaenelbordede
lacama,deslizólosdedospormiespalda.—¿Cansado ya? ¿Sales a correr muy temprano? Ya me lo había
advertidomimadre:«¡Hijamía,noteacuestesnuncaconundeportistadealtonivel!».Labeséenloslabiosypaséunamanosobresupechoderecho.—Solounosminutos.¿Deacuerdo?Noesperésurespuesta,mepuseunoscalzoncillosyabrímiordenador
portátil,queestabasobrelamesa,frentealacama.Talcomoimaginaba,lalluviadesarcasmosdeMonafueinmediata.—¡Increíble! ¡He ido a toparme con un friki informático! ¿Se puede
saberquéhaces?¿Tuiteasparainformardequehasperdidolavirginidadconlachicamásexplosivadelacosta?Esbocéunasonrisa.—No, es por lo que nos ha contado antes André. Ese caso de doble
violación...—¿Esahistoriadehacediezañosolatuya,ladeestamañana?—Ladehacediezaños.—¿Yesonopuedeesperar?
No...Necesitosaber.—Damedossegundos,Mona.Despuéstecontarélacosamásdemencial
quehayasoídoentuvida.HabíadecididocontárselotodoaMona,incluidoelviajedelabufanda
Burberrydesdeelalambredeespinohastaelcuellodeunajovenyguapasuicida.Miviejo ordenador portátil tardó lo quemepareció una eternidad en
arrancar.—¿Puedeshacermeunfavor,Mona?Enelbolsillodemichaqueta,en
micartera,estálacontraseñadeLaSirèneparalaconexiónWi-Fi.LasábanasedeslizólentamentesobrelascurvasdeMonamientrasella
se contorsionabaen la camapara cogermis cosas.Mecantó la seriedecifrasyletras.Tecleéunaspalabrasalazar.AsesinoenserieBajaNormandía2004BufandaBurberry
Google me propuso un centenar largo de respuestas, casi todas
similares.Algunaspalabrasserepetíanenlostítulossubrayadosoenlosresúmenesdelosartículos.MyrtilleCamusJueves26deagostode2004ParquedeociodeIsigny-sur-MerVioladaAsesinada
Unodelosnombresseaferróamimente.Isigny-sur-Mer.Sinqueentendieraporqué;nisiquieraeracapazsesituaresalocalidad
enlacostanormanda.Intentéconcentrarme,peroeneseinstantelavozdeMonaseclavóenmiespalda.—¡Quécalladitotelotenías!¡Erespoli!¿Poli?
¡Monadesvariaba!Mevolvíhaciaella,desconcertado.—¿Porquédiceseso?Ella me puso delante de las narices una pequeña estrella de sheriff
doradayabollada.¡Miestrella!Monanosehabíaconformadoconbuscarmicartera,habíaregistrado
todoslosbolsillosdemichaqueta.—¿Unrecuerdodelainfancia?—preguntó.—Exacto.Déjaladondeestaba,porfavor.Meacordédeaquellamañanadeotoñoenqueeleducadordecalleme
había llevado directo a casa de mi madre porque me había pilladomontandoguardiaparaHakimysuscolegas.Yoteníasieteaños.Envezdereprenderme, mi madre me había llevado a la juguetería del centrocomercial, al otro lado de la circunvalación. En aquella época yo mepasaba el día mirando cintas de películas antiguas del oeste que mi tíoKamelcoleccionaba.Mimadremehabíacompradoesaestrelladoradadehierroquedebíadevalermenosdecincofrancos,melahabíapuestoenlacazadora sin decir nada, me había llevado de vuelta a casa y me habíasentadodelantedeunapelículadevaqueros.Unacualquiera,ledabaigual.Queríaqueentendiesedequéladodelaleydebíasituarme.Parasiempre.—¿Hasescritotúestaspalabras?Esa cabezotadeMonanohabíaguardadomi estrella.Al contrario, la
examinabaporelderechoyporelrevés.—Parecenverbos—continuó—.Cincoverbos.Unoencadapunta.Descifrólentamentelaspalabrasmedioborradas,escritasconrotulador
sobrelaestrella.ConvertirmeHacerTenerSerPagar
Suspiré.—Son como principios, Mona. Direcciones, si lo prefieres. Es una
especiedebrújula.—¡Cuenta,cuenta!
Los ojos de Mona chispeaban. Era demasiado tarde para quitarle laestrelladelasmanos.Lasábanahabíaresbaladodefinitivamentesobresuadorable culo, pero yo me sentía aún más desnudo que ella. FingíindiferenciayvolvíacentrarmiatenciónenlasrespuestasdeGoogle.COURRIERDUBESSINLES GRANDES CARRIÈRES, SALIDA DE ISIGNY-SUR-MER. ATARDECER.ENCONTRADOUNCADÁVERJUNTOAANTIGUOSHORNOSDECAL.
—Enserio—insistióMona—.¿Quésonesoscincoverbos?—Mibrújula,yatelohedicho...Hicedenuevocomoquemedesentendíainclinándomehacialapantalla
delordenador,sinmirarcómoseguíarebuscandoenmicartera.Alcabodeunossegundos,exhibió,triunfal,untrozodepapeldobladoencuatro.—¡Loencontré!—exclamó.Nadiehabíaregistradoasímiscosas,nadiehabíasabidonuncanadade
las cinco líneas escondidas en esa nota, y, aun así, no hice nada paraimpedirquelasleyera.Lasleyóenvozalta.Yoteníalaimpresióndeoírlatirsucorazónbajo
elpecho.1.Convertirme...enelprimerdeportistadiscapacitadoqueparticipaen
elUltra-TraildelMontBlanc.2.Hacer...elamorconunamujermásguapaqueyo.3.Tener...unhijo.4.Ser...lloradoporunamujercuandomuera.5.Pagar...mideudaantesdemorir.Secallóysequedómirándome.—Noloentiendotodo,Jamal...¿Meloexplicas?Cliquésobreotroartículo.OUEST-FRANCE.EDICIÓNDEBAYEUXEL ACOSO AL VIOLADOR SE INTENSIFICA. EL COMANDANTE LÉO BASTINET,DELSERVICIOREGIONALDELAPOLICÍAJUDICIAL(SRPJ)DECAEN,RETIRADODELCASOAVRIL-CAMUS.LLEGADAINMINENTEABAJANORMANDÍADEUNAPSICOCRIMINÓLOGA ESPECIALMENTE ENVIADA POR EL MINISTERIO DELINTERIOR.
—¿Meloexplicas?—repitióMona.Apartélosojosdelapantallademalagana.
—¡Eres un diablillo,Mona!Estoy seguro de que ya lo has entendido.Sonalgoasícomolosprincipiosquerigenmivida.Misambiciones,siloprefieres.Misretosparasuperarmidiscapacidad.Nomorir,siesposible,antes de haber podido marcar esas cinco casillas. Da igual a qué edaddispersen mis cenizas, siempre y cuando haya alcanzado esos cincoobjetivos...—¡Estásenfermo!—Esesoloquetehaatraídodemí,¿no?Penséquemedejaríaenpaz,asíqueabríundocumentoPDF.FRANCE-SOIRELASESINOENSERIEQUEATERRORIZANORMANDÍA.RETRATOBORROSODEUNTIPODEUNOSVEINTEAÑOSQUELLEVAUNAGORRADEADIDASBLANCAYAZUL.
—Retonúmero1—dijoMona—.¡ElpaseoporelMontBlanc!Esolo
heentendido.Teentrenasparaesacosatodaslasmañanas.Esafinalesdeverano,¿no?Tienestiempo.Asíque,¡objetivo1alcanzado!Sonreí ami pesar. ¿Tenía un ápice de conciencia de la dificultad del
recorrido y de la magnitud de la hazaña que se me había metido en lacabeza realizar? ¡El mayor trail del mundo!Mi sueño de niño. Por nohablardelascarrerasclasificatoriasenlosmesesanteriores...—Vale—prosiguiósuvozirónica—,marcotambiénelretonúmero2,
«hacerelamorconunamujermásguapaqueyo»,esolohashechoestanoche.Monaapartó lasábanaconunpieyestirósucuerpodesnudosobre la
cama, como si me estuviese pidiendo que aprobara lo que acababa dedecir.¿Qué podía objetar? Tenía que reconocer que sí, queMona era, con
diferencia,lachicamásguapaconlaquemehabíaacostado.Mona,sinesperarrespuesta,continuó:—Retos3y4.Uncrío.Unaviudadesconsolada.Vale,Jamal,peroahí
subyaceunacuestiónimportante.¿Tienesquesuperartodosesosretosconlamismamujer?¿Ladelnúmero2?Seguímirandolapantallasinabrirotrosdocumentos.—Bueno,¿qué?—insistióMona—.Amante,madreyviuda.¿Una,doso
tresmujeres?—Esoeslodemenos.
—¡Mentiroso!—No...Lamujerquelloremientrasdispersamiscenizaspuedesermi
hijacuandoyoseamuyviejo.—¡Buenarespuesta!Yporúltimo,elretonúmero5.¿Dequévaestode
«pagarmideudaantesdemorir»?¿Hasmatadoaalguien?Mesentéenlacamaypuseunamanosobresucadera.—Merefieroaladeudaquetenemostodos:lavida.Simplementequiero
serútilantesdemorir.Salvarunavidaparapagarlamía.—¡Pues vas por mal camino! Ni siquiera has podido impedir que la
pequeñaMagalisetireporelacantilado...Mi mano se deslizó sobre sus curvas. Mona tenía una asombrosa
capacidadpararompertodoslostabús.Nohabíahabladonuncaconnadiedelascincodireccionesdemibrújula,nisiquieraconIbouoconOphélie.—También sirve detener a un asesino —me pareció útil precisar—.
Impedirquevuelvaaactuar.—¿AlvioladordelabufandaBurberry?—Porejemplo...Monamecogióconsuavidadlamano,metapólosojosconlasuyay
meguióhaciaunodesusescondrijosíntimos.—Olvídalo...
Losdiodosverdesdeldespertadormarcabanlas4.03.Habíamoshechodenuevoelamor,luegomehabíaquedadoacurrucadoentresuspiernasyselohabíacontadotodo,sinocultarlenadadelabufandarojaalrededordelcuellodeMagaliVerron.Terminéconunapregunta:—Tengoque irotraveza lapolicíadentrodeun rato.¿Meaconsejas
queselodigatodo?—No lo sé. En el fondo, no tiene nada de raro que encontraras esa
bufanda Burberry enganchada en la valla. El tipo que violó a MagaliVerrondebiódeasustarsealoírtellegar.Perolootro...Monafrunciólafrenteparapensar.Sunaricilladetortugaretrocedióun
poco.Deprontoseincorporó.—¡Yalotengo!Elvioladorllevabaunamáscara.Ounacapucha.Obien
Magalinotuvotiempodeverlebienlacara.Yalverteatiunosminutosdespués, con la bufanda en lamano, creyó que su agresor había vuelto.¡Pensóqueerastú!
Repasémentalmentelaescena.RecordabalaspalabrasqueMagalihabíapronunciadoantesdesaltaralvacío.«No se acerque. Si da un solo paso, salto... Siga su camino. ¡Váyase!
¡Rápido,váyase!»¿Había sido tan idiota? ¿La había asustado como un cazador que
acorralaaunconejo?¿Paralizadadeterror?¿Dispuestaa todoantesquevolveracaerenmanosdesuverdugo?Dispuestaamatarse.LahipótesisdeMonamedejóhelado.Siyonomehubieraacercadoconesabufandaenlamano,Magalino
habríasaltado.Monanoparecíarepararenmisescalofríos.Prosiguiósurazonamiento
implacable.—Jamal, eso podría explicar hasta lo más increíble. Se enrolló esa
maldita bufanda alrededor del cuello mientras caía... —hizo una brevepausa—¡paraacusarte!¿Paraacusarme?Mipieldesnudasehabíaconvertidoensimplecarnecongelada.¿Cómo
podíaMona seguir soportando su contacto?Me aparté. Esta vez, Monapercibiómimalestarymeretuvoasiéndomedeunhombro.Sobre lamesilla de noche, la estrella de sheriff reflejaba la luz de la
lámparamarina.Sucariciasedulcificó.—Notepreocupes, Jamal.Túnoeres responsabledenada.Nopodías
saberlo.Melevanté.LosdedosdeMonaseagarraronalvacío.—¡Túnohashechonadamalo,Jamal!Eresinocente.Notienesnadaque
temerdelapolicía.TuespermanoeseldelvioladordeMagaliVerron,nitampocoeldelqueviolóaesasdoschicashacediezaños.Mirélosacantiladosnegrosporlaventana.Monarepetíaamiespalda:—Notienesnadaquetemerdelapolicía,Jamal.Peroseequivocaba.Seequivocabademedioamedio.Noibaatardarendarmecuentadehastaquépunto.
13
¿ENTRELASMANOSDESUVERDUGO?
Las10.22.Elsobreestabasobreelbanco,amilado, justoenfrentedeladecenadecaïques[4]quedormíansobrelosguijarros.Mareaendescenso.En el canal excavado en el suelo arenoso para facilitar el acceso de lasbarcasalmar,dossurfistasestabanterminandodecolgarlasbotavaras.Elmásjovendelosdos,largapelambrerarubiadecoloradaporlasal,habíapintado un casco vikingo en su plancha; el otro, un cuarentón canoso,habíaoptadoporlaversiónestilizadadelosdosleopardosdeNormandíaendoradosobrefondorojo.¡Aventureros! ¡Auténticos! Como si solo se pudiera practicar ese
deportedesafiandoaloselementos—vientohelado,margris,muralladecreta—, y los que hacían surf con bermudas, bajo las palmeras, enHonolulú o en Sidney, fueran al windsurf lo que los corredoresdominguerosalosdeultra-trails.Compartí con ellos una sonrisa de colega. Seguía esperando antes de
abrirelsobre.Saboreabalatranquilamañana.Mehabíadespertadohacialassieteymedia.MiprimergestohabíasidocogerlaestrelladesheriffdelamesilladenocheyclavarlaenlablusadeMonatiradaenelbordedelacama.Justoalaalturadelcorazón.—Guárdala,Mona—habíamurmuradoconvozadormilada—.Ladejo
entusmanos.Sucuerpocalientesehabíaacurrucadocontraelmío.—¡Uau!¡Esunagranresponsabilidad!—¡Enorme!Me había vuelto a dormir. Una hora más tarde, Mona se había ido
despuésdehabermeescritounbrevemensaje.«Tengoquecurrar.Estaréporlaplaya.»
CuandobajéalvestíbulodeLaSirènevestidocon ropadedeporte,erancasilasnueve.
—Estoeselfinaldelasgrandesresoluciones—bromeóAndrémirandoel reloj—. Si sigues durmiendo hasta estas horas, seguro que noseleccionanauncojoparaelUltra-Trail...—Haycircunstanciasatenuantes,¿nocrees?Lachicaesbastanteguapa...—¿Quéchica?—dijoAndréguiñándomeunojo.En vista de la media de edad de sus clientes, no debía de hacer de
casamenteromuyamenudo.Habíapensadohacerunacarrerarápidaeintensa,quincekilómetrosen
dirección oeste, hacia Etretat, y terminar tomando el sendero de lasRamendeuses hasta el valle costero de Grainval. Eché un vistazo a lasprevisionesdeltiempoantesdesalir:
RIESGODEALUDNEVADASPERSISTENTES
SEESPERANRÁFAGASDEVIENTOALFINALDELAMAÑANA–15ºC
05350SAINT-VÉRANHAUTES-ALPES
LabromadiariadeAndrémeprodujoescalofríosamipesar.Fuera,la
abundanteluzofrecíaunailusióndecalor.Empecécorriendodespacio.Encuantolleguéalsenderodelacosta,lahierbatiesacrujióbajomispies.Hacialamitaddelacarrera,paséporencimadeVaucottes,toméaliento
y me pregunté cuál de esas extrañas casas de duendes, perdidas en unbosquedeogros,eraladeldirectordetesisdeMona.CuandobajéhaciaYportporelsenderodelcalvariomeencontrédecaraconlafurgonetadelcartero.El tipomemiró como si fuera un niño quemendiga la postal de su
amiguita.—¿Unsobre?¿AnombredeJamalSalaoui?Sí,habíauno,peroyahe
pasadoporLaSirène.TendrásquepedírseloaDédé,chaval...Melofiguraba,peroteníaotraideaenlacabeza.—¿Esposiblelocalizaralremitentedeunpaquete?Porelfranqueo,por
ejemplo,siesunsellodetintaynodepapel.El cartero tenía cara de profe que está encantado de hacer horas
suplementarias.—En teoría, sí. Pero en el caso de tu sobre, chaval, me acuerdo
perfectamente,lohetenidoentrelasmanosnohaceniuncuartodehora,han utilizado una máquina de franquear. Cualquier pequeña empresa o
administracióndelaregióntienelamisma.Situintenciónesencontraralaadmiradoraqueteacosa,tendrásquehacerlodeotraforma.EnlaentradadeLaSirène,Andrémetendióelsobre.—¡Tuabono,Jamal!¿Pommed’api,TéléramaoPlayboy?—PifGadget...No me apetecía abrir el sobre en mi habitación. Un sol tenaz se
empeñabaen iluminar laplaya,asíquediunospasoshaciaelbancodelmalecón.Sabía,antesdeabrirlo,quéconteníaelsobre.Lacontinuacióndelserialjudicial.Todaslaspiezasquehacíanfaltaparacomprenderelencadenamientode
loshechosacaecidoshacíadiezaños.Las10.29.LosdossurfistassedeslizabanhaciaInglaterra.Porunbreve
instante,penséquemequedabanmenosdecuatrohoras antesdemicitacon Piroz en la gendarmería de Fécamp. Rasgué el sobre y pasé laspáginasapretándolascon fuerzaentre losdedosentumecidosporel fríoparaqueelvientonoselasllevara.
CasoMyrtilleCamus-Jueves,26deagostode2004VictorThoubervilledominabasumardemaízdesdeloaltodeltractor.Alprincipio creyó que se trataba de una bolsa que unos turistas incívicoshabían dejado tirada. Luego distinguió el vestido rasgado. Después, elcadáverdelachica.Los dos gendarmes de la brigada de proximidad de Isigny-sur-Mer
tardaronmenosdediezminutosenpersonarseenellugar.Inmediatamenteestablecieron la relación con el asesinato deMorganeAvril, tresmesesantes.Tuvieronlapresenciadeánimode imponer lamayordiscreciónalosescasostestigosdelaescenadelcrimen,VictorThoubervilleysuhijodequinceaños,ysepusieronencontactoconsusuperior,queconfirmósuintuición.Noseautorizóalosmediosdecomunicaciónqueinformarandurante las primeras veinticuatrohoras, a fin de cerciorarse del vínculoentrelosdoscrímenes.Yahabríatiempodespuésdelanzarporlasondaslanoticia,queprovocaríaelpánicoenlascostasnormandasconlamismaseguridadqueunincendioforestalenlasdelMediterráneo.
Todoslosperiodistasutilizaríanlamismaexpresión.Asesinoenserie.Lasveinticuatrohorasbastaronparadespejartodaslasdudas.Myrtille Camus tenía veinte años y tres meses, era monitora en un
campamento de adolescentes que había plantado las tiendas quince díasatrásenelparquedeociodeIsigny-sur-Mer.Losúltimostestigosquelahabíanvistoviva se lahabíanencontradohacia las tresde la tardeen lacarreteradeGrandcamp,a lasalidadeIsigny.Caminabasola.Erasudíadedescanso.El informe de la autopsia confirmó punto por punto lo que todos los
investigadoresalcorrientedelsegundocrimentemían.Myrtille Camus había sido violada y después estrangulada con una
bufandadecachemiraroja,decuadros,probablementeunaBurberry.ElADNdelespermadelvioladordeMyrtilleCamuseraidénticoaldel
violadordeMorganeAvril.Laspruebasmásespecíficas,quesiguieronalasprimeras realizadas inmediatamentedespuésdel suceso, confirmaronsinasomodedudaposiblelasemejanzadelasdoshuellasgenéticas.Esosdoselementoseransuficientesporsímismosparaconcluirquese
lasestabanviendoconunsoloasesino,peroelinformeañadióotros,mássorprendentestodavía.Antesde servioladayestrangulada,MyrtilleCamus sehabíadadoun
baño en la playa; desnuda, con toda seguridad, puesto que no llevabaningúnbañadorencimaynoencontraronrastroalgunodeaguademarensu ropa interior.Sin embargo,nadie lavioenningunaplayadespuésdequehubiera salidode Isigny-sur-Mer.MyrtilleCamus llevabaunvestidodeveranoazulcelesteconunestampadodegrandesfloresdehibiscodecolormalva.Muyelegante.Rasgadocasidearribaabajo.ElcadáverdeMyrtilleCamus,aligualqueeldeMorganeAvril,llevaba
todavíaelsujetador,malva,elmismocolordeloshibiscos,perolehabíanquitadolasbragas.Nolasencontraronhastaeldíasiguiente,enelcanaldelabahíadelosVeys,manchadasdeespermadelviolador.Últimasimilitudentre los dos casos: el bolso de bandolera que llevaba Myrtille habíadesaparecido.Losinvestigadoreslobuscaronenvanodurantemeses.Mismoactobárbaro.Mismoviolador.Mismaarmadelcrimen.Misma
agresión,incluidosdetallesdelosquelapolicíanohabíahabladonunca.Mismomodusoperandi.Volveráaactuar.
Esafuelaconclusióntrasveinticuatrohorasdeinvestigaciónenelmásabsolutosecreto.Nosedetendráaquí.Elasesinogolpearádenuevo.
Dieron las gracias cortésmente al inspector Philippe Grima, de lagendarmería de Fécamp, por las investigaciones realizadas durante tresmeses,y tuvieronladelicadezadenorecordarlequehabíadescartadoelriesgodereincidenciaenlaconclusióndesuinforme,paraactoseguidoapartarlo del caso y encomendar los dos, el deMorgane Avril y el deMyrtilleCamus,aun tándemqueelministrodel InterioryeldeJusticiaaprobaronpersonalmenteporsucomplementariedad.ElcomandantedelSRPJdeCaen,LéoBastinet,tenía,acincoañosdela
jubilación,unaexperienciaquenadieponíaenentredicho.Dotadodetacto,sentidodelaorganización,espíritudeequipoyhumorbritánico,Bastinet,apreciado a la vez por sus hombres y por sus superiores, era unacombinaciónbastanterara.Leasignarondepareja,ensustitucióndeljuezNadeau-Loquet, aPaul-HugoLagarde, un jovenmagistradoque acababadellegaraldepartamentodeCalvados.Brillante,ambicioso,comopezenelaguaconlosmediosdecomunicación...SiLagardesepasabadelaraya,Bastinet sabríaponerle freno.Si soñaba con alcanzar la gloria, el jovenjuezno tendríamásqueconformarseconarchivar todos losdetallesdelcasopara,cuandoesteprescribiera,publicarunbestseller.ElministrodelInterior, espantado por el espectro de un asesino en serie que hubieraescogidoeliniciodelcursoescolarparaaccederalafama,insistióenqueal juez y al comandante se sumara un tercer especialista, unapsicocriminóloga.EllenNilsson,treintayseisaños,forradadediplomas,superdotadasegúnlosedilesdelaplazaBeauvau,encargadadeseguirlainvestigacióncomoprofesionalfreelanceydeaportarsuvisióndelasuntodondeycuandoquisiera.Elobjetivoasignadoaltríoestabaclaroysereducíaatresórdenes.Irdeprisa.Desdramatizar.Acorralaraesepervertido.Todas las investigaciones confirmaron que no existía ningún vínculo
entreMorganeAvrilyMyrtilleCamus.Elasesinohabíagolpeadoalazar.Detodaslasposibilidades,lapeor.
MásdecincomilpersonasasistieronalentierrodeMyrtilleCamusenlaiglesia de Saint-Jean de Elbeuf. Casi uno de cada diez habitantes de lalocalidad.MyrtilleCamussehabíaconvertidoenunsímbolo.Selomerecía.Todosodiabanalasesino.Todos,quizá,salvosusallegados.Charles y Louise Camus eran personalidades conocidas en su ciudad.
Conocidas y apreciadas. Charles era, desde hacía casi veinte años, elconservadordelmuseodeElbeuf,yseleconsiderabaunodelosmejoresconocedoresdelalocalidad,desdelaarqueologíadelSenadedoscientosmilañosatráshastalasmáquinasdetejersábanasdelanaenelsigloXIX.Louise enseñaba danza en el paseo Gambetta y militaba en defensa delcirco-teatro,lajoyamáshermosadelpatrimoniodelaciudad.Unaparejahumanista.Progresista.Centrista.Louise yCharles solo tenían una hija, y la tuvieron tarde.Un tesoro,
eranconscientesdeello,yporesarazónseesforzaronennoencerraraMyrtilleenunacajafuerte.Myrtilleasistíaa lasclasesdedanzadesumadreyal tallerdelcirco-
teatro,perotambiénalcolegiodelbarriodelPuchot,queacumulabaensuterritoriotodaslassiglasinventadasporlapolíticamunicipaldesdehacíaveinte años:ZEP,ZUS,ZRU,DSQ.[5] Por su cumpleaños, en su casita aorillasdelSenaencajonadaentrelosedificiosdepisos,semezclabanlasfamiliasmásricasdeElbeuf, lashijasdeobrerosenparoy loshijosdeinmigrantesafricanos.EraunaeleccióndeliberadaporpartedeLouiseyCharles,nisiquiera
unaelecciónpolítica,simplementeunaeleccióndevida.Myrtilleeraunahija única, amada, privilegiada. Louise y Charles querían que Myrtillefuerabella,nofísicamente,esoyaloerasinqueelloshubierahechonada;no, querían que Myrtille fuera una buena persona. Era egoísta ypretenciosoporpartedeellos, siuno lopiensa.Queríanqueconservaraesodesuspadres,unosvalores, lagenerosidad,elcompartir,elperdón,paraquelotransmitieraasuvezcuandoellosyanoestuvieranallí.MuchoantesdequeMyrtillenaciera,LouiseyCharleshabíanfundado
laasociaciónLaSábanadeOroparaayudara losniñosdesfavorecidos.Corría el año 1964, el final de la industria textil acababa de dejar a lamitad de los asalariados de la ciudad en un paro que la llegada de lasfábricas Renault a orillas del Sena no absorbía. La Sábana de Oro
organizaba todos losveranoscoloniaspara losniñosy losadolescentesque no se iban de vacaciones, unas colonias que Louise y Charlesdirigieron personalmente durante más de treinta años. Embarcaron aMyrtilleen laaventuraantes inclusodeque tuviera laedaddeandar,asíquelapequeñaseconvirtióenlamascotadelosjefesdebandaenciernesqueimponíanlaleyenlosdormitoriosenveranoyenlascallesdelbarrioel resto del año. Louise y Charles traspasaron los poderes en 1999 aFrédéricSaint-Michel,eldirectordelaCasadelaJuventudylaCulturadeElbeuf. Fue él quien le hizo dar a Myrtille, en cuanto cumplió losdiecisieteaños,susprimerospasoscomomonitora.AFrédéric Saint-Michel le gustaba que lo llamaranChichin, por otro
Frédéric, el guitarrista de los RitaMitsouko. Saint-Michel cultivaba unaimagen de dandi cool: pelo largo, barba incipiente, voz grave. Habíaconservado de una educación rigurosa y diez años de patrulla en losscoutsunsentidodelamoralquetranquilizabaaCharlesyaLouise,ydeunavueltaalmundoquehizoélsoloconmenosdeveinteaños,unavenadelocuraqueseducíaalaschicas,incluidaslasmuchomásjóvenesqueél.IncluidaMyrtille.Pese a la diferencia de edad, resultaba casi evidente que Myrtille y
Frédéricseenamorarían.Ellateníaentoncesdieciochoañosyéltreintaysiete,peroLouiseyCharlesnoencontraronningunaobjeciónquehacer.Frédériceratambiénunabuenapersona.Programaron la boda para el 2 de octubre de 2004. El cadáver de
Myrtillellevabaenelanularsuanillodecompromiso.HabríahabidomuchagenteenlabodadeMyrtille.Mucha,peroquizánotantacomohuboensuentierro.
Eltríodeinvestigadoressepusomanosalaobra.Eljuez,elcomandanteylacriminóloga.En un primer momento, el juez Lagarde se limitó a aceptar las
decisiones del policía, y la psicocriminóloga, a bostezar anteinterminables listas de secuencias de ADN. Hicieron presentarse a loshabitantes, los veraneantes y los campistas de la bahía de Veys paracompletarelbancodehuellasgenéticasnormandopuestoenmarchatraselasesinatodeMorganeAvril.Sinresultado,salvolaexculpacióndetodoslosdonantes.
Pusieron sistemáticamente carteles con el retrato-robot encargadoporel inspector Grima, el del chico con la bufanda Burberry roja visto enYport,esecuyospadressesuponíaqueteníanunasegundaresidenciaenlacostanormanda.Afaltadeotraspistas,seguíasiendoelsospechosonúmerouno.Unsospechosofantasma.Nadie lohabíavistonuncaenlazona,obienelretratoerademasiado
malo.
Carmen Avril presionó a los investigadores. En septiembre, Femmeactuelle dedicó más de una página a una entrevista con la madre deMorgane.Lafrasemásllamativadeaquellaentrevistafuereproducidaenlaportada:«¡Simehubieranhechocaso,MyrtilleCamusseguiríaviva!»CarmenAvrilleexplicóalaperiodistaqueellasiemprehabíatenidola
certeza de que su hija había sido víctima de un sádico. Que la habíaelegido al azar. Como también había elegido al azar aMyrtille Camus.Como también elegiría al azar a la siguiente víctima, si no lo detenían.Myrtille Camus seguiría viva si el inspector Grima no hubiera perdidotantotiempoconsuhipótesis:unaccidente,unbuenchicopresadelpánicoqueleaprietademasiadofuerteelcuelloasuconquistadeunanoche;unbuenchicoquenoreincidirá...El comandante Bastinet relativizó el incidente con elegancia, invitó a
Carmen,hablóconella.Leprometieronquelasautoridadesutilizaríanlosmediosquefuerannecesarios.Eraverdad.El juez Lagarde y el comandanteBastinet tejieron una gigantesca red
sobre Normandía. Puerta a puerta, batidas, recogida sistemática detestimonios, cruce de ficheros informáticos. Bastinet apostaba por unaluchalargacontraelasesinoenserie,porunainvestigaciónquellegaríaasufingraciasaundetalle,unelementominúsculoocultoentregigaoctetosdeinformación.Untrabajodehormigasobedientesycompetentes...Enelfondo, el mismo trabajo que había realizado el inspector Grima enFécamp,peroahoraconmuchosmásmedios.Ellen Nilsson, la psicocriminóloga, se aburría. Al contrario que el
comandanteBastinet,loapostótodoauntestimonio.Unosolo.
ExistíaunadiferenciafundamentalentreelasesinatodeMorganeAvrilyeldeMyrtilleCamus.MyrtilleCamussesentíaamenazadalosdíasanterioresasuasesinato.Ysusallegadossabíanporquién.
Levantélamirada.Casihabíaterminadodeleer,perolapresenciadeunasilueta familiar en la playa, a un centenar de metros de mí, medesconcentró.¡Atarax!Seguíallevandolacazadoramarrón,comounasegundapiel,cansaday
deprimida;hacíaquepensasesqueeraAtaraxynoMagaliVerronquiendebería haberse tirado por el acantilado. Se alejaba lentamente hacia elmar,casicomosi,paraavanzar,esperaraaquelaplataformasesecaseamedidaquelasolasretrocedían.Todoselargaba,hastaelmar.Esodebíadeinfluirensuneurosis.Metíatodaprisalashojasenelsobreyechéacorrerhaciaél.Pertenecíamos al círculo cerradísimo de los tres únicos testigos del
suicidiodeMagaliVerron.Puestoquetodoindicabaqueelasesinodelabufanda rojahabía reaparecidodiez añosdespuésde sudoble asesinato,quizá Atarax tuviera su propia interpretación de este inverosímilencadenamientodecoincidencias.
14
¿VAAACTUAROTRAVEZ?
—¡Christian!...¡ChristianLeMedef!Caminétodolodeprisaquepudesobrelasrocasliberadasporelmar.
Unpaisajededesierto trasunalluviamilagrosa.Milesdepicos,vallesycavidades diminutas excavadas por el viento y los milenios. Cortantes.Relucientes.Mipie izquierdoseenganchóenunacresta,yresbalóenunsurco. Echaba pestes interiormente. Si no era capaz de mantener elequilibrio en una plataforma litoral resbaladiza conmi pata chunga, novalíalapenaquecompitiesesobrelasladerasnevadasdelMontBlanc.Volvíallamarlo.—¡LeMedef!EstavezAtaraxsevolvióymemiróconsusojoscansados.—Ah...,esusted.Alparecer,noseacordabademinombre.Meacerquéyledilamano.—Jamal.JamalSalaoui.MirómiWindWall.Elquellevabaeldíaanteriorytodaslasmañanas.—Entonces,¿corretodoslosdías?—Sí...No tenía ganas de ponerme a hablar demi entrenamiento. Busqué un
atajoparaabordarelsuicidiodeMagaliVerron.—Dentrodeunrato iréotraveza lagendarmeríadeFécamp.Mehan
citadoalasdos.¿Yausted?LeMedefpusocaradesorpresa.—Yono.Firmémideclaraciónayer.Comosimpletestigo.Elinspector
Pirozdijoquesepondríaencontactoconmigosieranecesario...Novoyaquejarme,claro.Pareció tomarse tiempo para reflexionar sobre mi situación
excepcional.Alpiedelacantilado,laplataformalitoralrocosaseextendíahastaelinfinito.Undesiertopobladoúnicamenteporlassombrasnegraseinclinadas de la gente de Yport que cogía marisco. Varias decenas, engruposdispersosdedosotrespersonas.
—Estáprohibido—dijoLeMedef.—¿Elqué?—Coger marisco. ¡Está prohibido! Hay un cartel en el puesto de
socorro,peroaunasítodoelmundolohace...Lapolicíanodicenada.Esome saca de quicio...—Levantó la voz, quizá con la esperanza de que looyeraunodelosgruposdepescadores—.Obienespeligrosoysehacerespetarlaley,obiennoloesydejanquelagentecojamejillones...Peroprohibirtolerando...,nohaynadamáshipócrita,¿noleparece?—Nosé...Nuncahecogidomarisco.—¿Noleparecequelospolicíassonunoshipócritas?—¡Unoscriminales,diríayo!Hice unamueca, como para expresar mi repugnancia solo de pensar
que se pudiera comer un crustáceo pegajoso despegado de una rocacalentadaporelsoldurantelamitaddeldía.AquellodistendióunpocoaLeMedef.Medicuentadequeenmicabezaya lo llamabaLeMedef;alfinal,encontrabasuverdaderonombremásdivertidoqueeldeAtarax.—Entonces, ¿dice que el inspector Piroz quiere volver a verlo? —
preguntó.—Sí...—Eslógico,despuésdetodo...Enelfondo,Deniseyyo,sinolvidaral
buenArnold,novimosnada.Soloalachicaestrellándosecontraelsuelo.Peroustedestabaarriba.Sus ojos parecían de nuevo atraídos irresistiblemente por los que
pescabanapie.—Imagínese por un momento una intoxicación, Jamal. Que mueren
todos.Osolouno.Unviejo.Ounniño.Despuésdehabersezampadouncangrejoounanécoraatiborradosdebacterias.Aquí,entrelospetrolerosylacentralnuclear,esaposibilidadnoesnimuchomenosciencia-ficción.Se oían a retazos los gritos del grupo de pescadoresmás próximo, a
cincuentametros:unabueloysusdosnietos.Botas,impermeabledecoloramarilloycuboHelloKitty.No,nomeloimaginaba.—Unasuntoraro,¿nocree?—continuóLeMedef.MedicuentadequehablabadenuevodeMagaliVerron.—¿Porqué?—ElinspectorPirozselohabrádicho,supongo.Paralapolicía,noes
unsuicidio.Lachicafuevioladayluegoestrangulada.Perosuversiónes
unpocodiferente,¿verdad?Notuvetiempodecontestarle,porqueélsiguióhablando:—Meresultóunpocosorprendentesuversión,queconste:lachicaque
se tira ella misma por el acantilado. Así que he indagado, me heinformadosobreesa talMagaliVerron.—Seacercóamíybajó lavoz.Sus zapatos estaban sumergidos en un agujero de agua salada, peroparecíaqueletuvierasincuidado—.Heencontradocosas.Cosasdifícilesdecreer...Tengotiempodebuscar,esoesverdad,todoeldía...—¿Cómoeseso?—Estoy en paro y divorciado, tengo la custodia compartida de mis
hijos,queahoraestánestudiandoenlaotrapuntadeFrancia...¡Mierda!YoesperabainformaciónsobreMagaliVerronyélmecontaba
suvida.Meacercósubarbadescuidadaalhombro.—Trabajaba en la central dePaluel. ¡Ingeniero de calidad!Ojo, no es
fácil,sobretodocuandotienescomoyociertadebilidadporlaecología.Undía,haceochoaños,lodejétodoparainvertirenmolinoseólicos.¡Eraelfuturo!Mimujerestababastantedeacuerdo;ellatambiénesecologista,bueno, lo era. La cosa funcionó bien al principio,monté una PYME enCany,inclusocontratéadostécnicosyauncomercial.Íbamosavisitaralos agricultores de la zona para venderles viento... Nunca había hechotantohonoraestedichosoapellido,LeMedef.Esbozó una sonrisita al tiempo que tomaba aire. Yo, no. Su agua de
coloniaranciasemezclabaconlassalpicadurasdelmar.Suvozadoptabauntonomelodramático.Unpocomásforzadodelacuenta,peroenaquelmomento no presté atención a eso. Lo recordé más tarde, mucho mástarde.—Hasta que de repente —dijo Le Medef, irritado—, las grandes
empresasllegaronalmercado:Nordex,Veolia,Suez,justoenelmomentoenqueunaleypusofinalaautorizaciónparainstalarmolinoseólicosencasasparticulares.Niunsolomolinomás,plantadosinunestudiopreviodeutilidadpúblicayrevisióndelplanurbanístico.Nohacefaltaqueseloexplique: todos lospequeños artesanos sehundieronen seismesesy lasmultinacionales se repartieron el pastel. ¡Declaración de quiebra! Mimujer se largó con el compañero que había ocupado mi puesto en lacentraldePaluel.Meendeudéhastaelcuelloparapagarlosestudiosdeloschavales.Paraquesehagauna idea,sigorecibiendotodos losmeses lasfacturasdedevoluciónde lospréstamosymenosdeunavez al añouna
postaldemishijos.LeMedefmerecordabaaunmontóndetiposquevivíanenlosbancos
públicos de la Cité des 4.000. Solitarios que repasabanininterrumpidamentelapelículadesuvida,comosipudieranendosarlesudesgraciaalprimeroqueaparecieraporallísoloconcontársela.—Haceunaño—continuó—,mehabíaconvertidoenunsintecho.Por
suerte, conocí a un viejo que buscaba a alguien para hacer algunostrabajosensucasadeYportyquemeprestasuchaboladevacaciones.Élnovienenunca,peronoquierevenderla.Escosasuya,¿nocree?Yohagobricolaje,cortoelcésped,mantengo lavivienda,yélmedaalojamientogratis.Esperoaquímientrasmerecupero.Nomequejo,queconste,noeselpueblomásdesagradableparasuperarunmomentodifícil.Mientras tomaba aire otra vez, como un nadador en apnea, miré
ostensiblementeelreloj.Élcomprendiólaalusión.—Bueno,hablandodesuperarmomentosdifíciles,volvamosalapobre
MagaliVerron.¿Pirozlehahabladodeella?—Me ha dicho que era visitadora médica, que estaba haciendo un
recorridoparaveratodoslosmédicosdefamiliadelcantón.QuesindudadurmióenYport,peronosabendónde...—LeMedefsevolviódenuevohacia los niños y su abuelo con una mirada de consternación, como siestuvieran en peligro de muerte—. Algo así. Me ha dicho algo así, demodoquehehechomispropiasaveriguaciones.En lacentraldePaluel,yo trabajaba con los hospitales de la zona, y también con los médicos.Controldelacalidaddelaire,distribucióndelosdosímetrosylaspastillasde yodo; en fin, todo ese tinglado. Me he puesto en contacto con unadecenademédicosdelosalrededores.TodosconocíanalajovenVerron...¡Una chica imponente, por cierto! Trabajaba para Bayer-Francia. Todosmelahandescritocomoencantadora,eficienteylobastanteprovocativaparaconseguirqueprescribiesensusproductos.Bueno,ustedlaviomejorque yo.Quiero decir viva.Auna chica tan guapa como ella, aunque leshubiera ofrecido hongos alucinógenos contra las radiaciones, se loshabrían encargado a carretadas.En fin, resumiendo, una chicanormal ycorriente...Aparentemente,almenos.LeMedefteníaeldondeprolongarelsuspenseparamantenerasulado
alpalomoqueloescuchaba.—¿Porquéaparentemente?Diounpaso sobre las rocas.Una líneaoscura sedibujaba en la parte
inferiordesuszapatos.—¡Llevoloszapatosempapados!Vuelvoalpueblo.¿Meacompaña?Nomemoví.—¿Quéha encontrado sobreMagaliVerron?—insistí—. ¿Noerauna
chicanormalycorriente?—Acompáñeme,ledigo.Hayqueestarenelpuebloparaentenderlo...Noteníaelección,asíqueloseguí.Mientrasibahaciaelmalecón,pensé
queChristianLeMedefvivíaenlaregióndesdehacíamásdediezaños.ÉltambiéndebíadehaberestablecidolarelaciónentreelsuicidiodeMagaliVerron y el asesinato de Morgane Avril y Myrtille Camus. La bufandaroja...Dudésiempujarloonoporesecamino,yalfinalpreferíavanzarensilencioasuritmo.Unarevelacióndespuésdeotra...Dejamos atrás La Sirène. Le Medef tomó la calle Emmanuel-Foy, la
callemáscomercialdeYport.—Yaverá—medijo—.¡Cuestacreerlo!Sedetuvoconairesdeconspiradorfrentea laMaisonde laPresse, la
librería-papelería.—Mireeso,losperiódicos,enelexpositor.Miré condetenimiento los titulares delParisNormandie, deLeHavre
Presse, de Le Courrier cauchois. No me llamaba la atención nada enespecial.LepreguntéaLeMedefconlamirada.—Yo...yonoveonada.—¡Exacto!¿Noloentiende?Esoes loqueresulta increíble.Unachica
setiraporelacantilado,seguramentedespuésdehabersidovioladaycasiestrangulada.Yaldíasiguiente,nadiehabladelasuntoen losperiódicosregionales.Absolutamentenadie...De repente comprendí adónde quería ir a parar LeMedef. Con todo,
intentécontraargumentar.—Unsuicidionomerecelaprimeraplana...DejépasarauntipoquesalíadelalibreríaconL’Equipebajoelbrazo.
Le Courrier cauchois hablaba de la comunidad urbana de Fécamp; LeHavre Presse, de las reducciones de puestos de trabajo en Port-Jérôme;ParisNormandie,delaumentodelpreciodelasviviendasenlacosta.—¿Nolamerece?—replicóLeMedeflevantandolavoz—.Nomediga
que no se ha dado cuenta de la relación que existe con otros casos. Hahablado con la gente de aquí, ¿no? ¡Está al corriente, demonios! Ese
malditoasesinoenseriehavuelto.¡Unaviolación,unachicaestranguladacon una bufanda roja que cuesta una mensualidad del subsidio parahogares sin ingresos! ¡Joder, fue hace diez años yme acuerdo como sihubiera sidoayer!Lanoticiaocupó los titularesde todos losperiódicosduranteseismeses.Yahora...¡nada!¡Nadadenada!—Esmuyreciente—dije—.Ocurrióayerporlamañana...—Precisamente. ¡Por favor, pero si es un notición! ¿Cómo pueden
dejarlopasarcomositalcosa?Me fijé en la primera página de los diarios con la esperanza de
descubrir al menos un suelto. LeMedef, seguro de sí mismo, me dejóhacer.Yadebíadehabermiradodecaboarabotodoslosperiódicos.Yointentabaelaborarotraexplicación.—Es la policía. No han dejado que se filtre nada. Esperan. Algo así
como...comocuandoseproduceunaccidenteenunacentralnuclear.Nodicennada enseguida, esperan aquenohayapeligropara informar a lagente...LeMedefnoparecíamuyconvencido.—Pero ¿qué se supone que ha hecho la policía para retener la
información? Somos tres testigos. Yo ya se lo he contado a todos misamigos.Ustedhabrácomentadoelasunto,¿no?Denisetambién,noesdelasquesecallan...Pornohablardetodalagentequevioalapolicíaayerporlamañanaenlaplayaexaminandoelcadáver...¿Ynadiesehahechoningunapregunta?¿EnunpueblocomoYport,dondenuncapasanadaydondelaúnicaocupacióndelosviejoseshacercorrerlosrumores?Christian LeMedef tenía razón. Era imposible que ningún periodista
hubiera recibido la información, que nadie hubiese establecido elparalelismoconelcasoAvril-Camusdehacíadiezaños.Quenadie,apartedenosotros,estuvieraalcorriente...Ysinembargo,asíera.—Entonces,¿qué?—insistióLeMedef—.¿Tieneunaexplicaciónpara
esto?Neguéconlacabeza.—Yotampoco.Créeme,chaval,esteasuntoapesta.Me di cuenta de que me había tuteado, como si buscara complicidad
frenteaunainvestigaciónquenossuperabaalosdos.Desviólamiradayme señaló con el dedo una casita de pescadores. Contraventanas azules,paredesdesílexdecoradasconladrillosrojosytejadodepizarra.Noera
elpeoralojamientoparaunexsintecho.—¡Esaesmichoza!¿Quierestomaruncafé?El tiempo apremiaba. Faltaban menos de tres horas para mi cita con
Piroz.—No, lo siento. Pero quería preguntarle una cosa, ¿sabe dónde vive
Denise,eltercertestigo?ChristianLeMedefpareciódecepcionado.—ConArnold, eso seguro...—Sonrió para sus adentros—.Aparte de
eso,niidea.Nohevueltoaverladesdeayer.Nisiquierasésuapellido,laverdad...Ytú,¿tehospedasenLaSirène,conAndréJozwiak?—Sí.Estaréunasemana.—Vale.Sitengoalgunanovedad,teaviso.Voyaseguirhusmeandopara
averiguar algomás sobreesa talMagaliVerron.Para romper la leydelsilencio, ya me entiendes. Anoche hablé por teléfono con el doctorCharrier.Tiene la consulta enDoudevilley esunode losmédicos a losqueMagaliVerron fue avisitar el día antesdel gran salto. ¡Anda,mira,otrotipoqueestáalcorrientedelsuceso!Encuestióndechicas,Charriernoesde losquese impresionan fácilmente.Sivierasa sus secretarias...,están cañón... Pues bien, sucumbió a los encantos de la pequeñaMagali.Inclusointentóligársela.Hablóunpococonella,Magaliacabócontándolequehacíadanza,yentoncesél la invitóa irunanocheabailarparaquevieraqueél tambiénsabía llevarelritmo.Meconfesóquelehabíadadocalabazas. Pero, claro, hay que tener en cuenta que la bella Magali nopracticaba el baile de discoteca, sino la danza oriental moderna, rakssharkiounacosaasí...Rakssharki...Unadescargaeléctricamesacudióelcerebro.Misneuronasintentaron
envanovolveraconectarse.ChristianLeMedefseguíahablando,seguramentemientrasimaginabaa
MagaliVerronensaridelentejuelasyalmédicoempleándoseafondoconsupicodeoro.Yoyanoleescuchaba.Medespedíhaciéndoleunaseñaconlamano.—Hastapronto,Christian.Manténgamealcorrientedeloquedescubra.Sequedódepieenlacalle,sorprendidopormibruscadespedida.LaSirèneestabaacienmetrosescasos.Meabstuvedecorrer.Rakssharki.
Ni rastro deAndré en la recepción.Subí la escalera del hotel, abrí lapuerta,meprecipitéhaciaelordenadorportátilyloencendí,maldiciendoporanticipadosulentitud.LaruedadeWindowsgirabamásdespacioquemispensamientos.Rakssharki.Había leídoporprimeravezesapalabraeldíaanteriorenunode los
sobresmarrones.¡EnlanotabiográficasobreMorganeAvril!Mientrasmiordenadorarrancaba,extendísobrelacamatodaslashojas
en las que se hablabade la vida deMorganeAvril.Artículos de prensa,notaspoliciales,entrevistas...Enlapantalla,laflechaindicóporfinqueyapodíamoverficha.Escribíelnombreconimpaciencia.MagaliVerron.Aparecióunadecenaderespuestas.Facebook.Antiguoscompañeros.Twitter.LinkedIn.DailyMotion.Cogí una hoja. Con el primer bolígrafo que encontré, hice una raya.
Una columna paraMagali, otra paraMorgane. Apuntaba sucesivamentelosdatosqueencontrabayluegolosordenabasegúnsuimportancia.Fecha y lugar de nacimiento, colegios frecuentados a lo largo de los
estudios,gustosmusicales,aficiones,paísesvisitados...Las palabras, los nombres se sucedían, casi ami pesar, a uno y otro
ladodelapágina.Acualmásincreíble.Seguíbuscandohastaquenohuboningúndatonuevodisponible.Laslíneaslocasdanzabanantemisojos.Surrealistas.¿Podíaelazarburlarsedemíhastaesepunto?
15
¿UNACHICANORMALYCORRIENTE?
—Hola,Mona,¿dóndeestás?—¿Jamal? ¡Tehasdespertado!VuelvodeGrainvalpor lacosta.Estoy
llegandoaYport.—Deacuerdo,salgoatuencuentro.Tengoquehablarcontigo.Cuanto
antes,inmediatamente.Estoesdelocos.—¿Sobreelasesinoenserie?—Másbiensobresusvíctimas.Cuandolleguéalmalecón,oíunavozquemellamaba:—¡Jamal,estoyaquí!Mona.Se había sentado en el columpio del parquecito de juegos para niños
quedominabalaplaya.Untobogán.Unaminipareddeescalada.Unpuentede cuerda. Se columpiaba despacio, comopara que se secara el traje deneopreno que llevaba abierto hasta el nacimiento de los pechos. Junto asus pies había una mochila que contenía una selección de guijarrosextraños,capacesderevolucionarlaindustriainformática.Mientrasmeacercaba,undetallemeemocionó.Monallevabapuestami
estrelladesheriffeneltrajedeneopreno.¿Aquiénquenofueraesachicapodíacontarlemisdescubrimientosdelirantes?Mesentéfrenteaellaenelrebordedeladiminutapiscinainfantil,que
solodebíadeestarenusolosdíasdebuentiempo,siesqueexistíanallí.Unpezdecobre,quesupuestamenteteníaqueverteraguaenlabañera,nosobservabaconlabocaabiertayvacía.—Bueno—dijoMona—,¿quéqueríasdecirme?Leenseñélahojaenlaqueacababadehacervariasanotaciones.—¡Mira, Mona! Dos columnas. Una corresponde a Magali Verron,
muertaayerporlamañana,ylaotra,aMorganeAvril,asesinadahacediezañosporunpervertido.Heapuntadotodoloquesesabedeellas.Escuchaesto...MorganeAvrilerafandelosgruposderockprogresivodelosañossetenta:PinkFloyd,Yes,Genesis.Loponeenelinformepolicial.Esaesla
razóndequeinsistieratantoeniralfestivalRiffonCliffquesecelebrabaenYport.EnsupáginadeFacebook,MagaliVerronpertenecíaaalgunosgruposdefansdemúsica.Tresexactamente:PinkFloyd,YesyGenesis.—Comovariosmilesdefansmás,¿no?ElcolumpiodeMonachirriabacomounpájaroquejumbroso.Bajé la
miradahacialahoja.—Vale, continúo.Morganepracticabadanzaoriental enNeufchâtel, el
rakssharki,paraserexactos...—Lo conozco. El baile de salón en versión Bollywood. Estámuy de
moda...—MagalitambiénpracticabaelrakssharkienElHavre.—Yatehedichoque...—¡Unacoincidencia,porsupuesto!Agárrate,Mona.Estonoesmásque
elprincipio.MorganeAvrilcursótodossusestudiosencentrospúblicosdesuciudadnatal,Neufchâtel-en-Bray,de1986a2003.Heanotadotodoslos nombres: preescolar en el Charles-Perrault, primaria en el Claude-Monet, primer ciclo de secundaria en el colegio Albert-Schweitzer, ybachilleratoenelinstitutoGeorges-Brassens.Unrecorridoclásico,comoel de cientos de niños de la misma ciudad. Nada que ver con MagaliVerron,queviveenVal-de-Marne,alsurdeParís.Despuésdelaprimaria,enseptiembrede2004empiezaa iraestudiaraCréteil,enelcentro...Aversiadivinaselnombre...—Amododerespuesta,elcolumpiosoltótresnuevoschirridos—.¡Albert-Schweitzer!—dijecasigritando.Monasedesvióbruscamentedesutrayectoriarectilínea.Sinresponder
asumiradaatónita,continué:—¡Otracoincidencia,porsupuesto!Magalivaluegoalinstitutoaveinte
kilómetrosdeCréteil,aCourcouronnesexactamente.¿CuálcreestúqueeselnombredelinstitutodeCourcouronnes?—¿Georges-Brassens?—preguntóMona.—¡Exacto!Lohecomprobado,haymenosdediez institutosGeorges-
Brassens en Francia..., uno de ellos en Neufchâtel-en-Bray y otro enCourcouronnes.—Esraro,desdeluego,pero...Noleditiempoacontinuar.—Después,tantoMorganecomoMagalicursaronestudiosdemedicina,
MorganeenRuanyMagalienlauniversidadEvry-Val-d’Essonne.Monafrenóconelpieelimpulsodelcolumpio.
—¿Cabelaposibilidaddequefueranfamilia?¿Osimplementeamigas?—No.NoheencontradonadasobreMagaliVerronenningunode los
artículosylosinformesdelainvestigaciónsobreelcasoAvril.Además,MagaliteníadiezañosenlaépocadelasesinatodeMorgane.YnovivíaenNormandía.Elvientomarinocontinuabaagitandoelcolumpio,delqueMonahabía
bajado.Unvientofrío.Ellasesubióhastaelcuellolacremalleradeltraje.Laestrellabrillósobresucorazón.—Vale—dijo—,pensemosconcalma.Tienesrazónenunpunto:esono
puedeserunacoincidencia.Loquesignificaqueexisteforzosamenteunarelaciónentreesasdoschicas...Apriori,porloquetúsabes,MorganenoconocíaaMagaliVerron.Magaliteníadiezañosmenosqueella.VivíaenÎle-de-France.—Su rostro se arrugó, sunaricilla se fruncióy semoviócomo la de un conejo desconfiado que olfatea una pista.De pronto, susojos lanzaron destellos de inspiración—. ¡Pero también es posible locontrario,Jamal!MagaliforzosamentetuvoqueoírhablardelcasoAvril,del asesino de la bufanda roja. Tenía diez años en aquella época, esahistoria pudo traumatizar su infancia... Hasta el punto, por qué no, deidentificarseconella,decopiarsusgustos,susaficiones,inclusodeelegirunos colegios que se llamaran igual que los centros educativos dondeMorganeAvrilhabíaestudiado...Hiceunamuecadeescepticismo.—¿Hasta el punto dematarse de lamisma forma, diez años después?
¿De hacer que la violen? ¿De simular un estrangulamiento con unabufandaBurberry?LanarizrosadadeMonarespiróprofundamente.—Esdifícildecreer,loreconozco.MeacerquéaMona.Antesdecontinuar,dudésipegarmeonoasutraje
húmedoyrodearlaconunbrazo.—Esonoes todo,Mona.MagaliVerronnosolohacopiadolamuerte
de Morgane Avril. —Mi voz descendió dos octavas—. Nació el 10 demayode1993,esdecir,diezaños,díapordía,despuésqueMorganeAvril.—¿Morganenacióel10demayode1983?—Sí,enelhospitalFernand-LangloisdeNeufchâtel-en-Bray.Monaaspiróhondoyretuvoelaire.—¿Ydónde...dóndenacióMagaliVerron?—AmásdeseismilkilómetrosdeNormandía,enelextrarradionorte
deQuebec...—LediaMonatiempoparaquesoltaraunalargaespiraciónde alivio antes de cortarle de nuevo el aliento—. Te dejo adivinar elnombredellugarconcreto...Su respuesta se hizo esperar, como si se le hubiera atascado en la
garganta.—¿Neufchâtel?—¡Sí!Porincreíblequepuedaparecer,nacióenNeufchâtel,unpueblo
situadoentreCharlesbourgyLoretteville.Mona relajó bruscamente todos los músculos de su cara de ratón al
acecho.Comosihubierarenunciadoacomprender.Diounpasohaciamíy pegó su neopreno a mi WindWall. El contacto fue extraño, un pocoviscoso.ÉramosdoscosmonautasenelplanetaMarte.—MagaliVerron no solo ha copiado lamuerte deMorganeAvril—
repetí—. ¡También copió su nacimiento!He buscado: en todo elmundosolohaycincopueblosquesellamenNeufchâtel,cuatroenFranciayunoenCanadá.MagaliVerronllegóaFrancia,aCréteil,alossieteaños.—Hostia,Jamal,¿quésignificaesto?—Notengoniidea,Mona.Notengoniidea.Algosenosescapa.Tiene
quehaberforzosamenteunaexplicaciónracional.—Sinapartarmedeella,lesusurréaloído—:Copiarlavidadeotro.Todaslasetapas,deprincipioafin.Todossusgustos, todos los lugaresfrecuentados,comounespejo,peroadistancia.Unaespeciedeholograma.¡Joder,esimposible!—Unasesinoenseriebuscaavíctimasqueseparezcan,¿no?—intentó
argumentar Mona, sin verdadera convicción—. ¿Sabes lo que quierodecir? Chicas similares que le recuerdan a su madre, a su ex, o unafantasíaconcreta.—¡Peroenestecasosucedelocontrario,Mona!Escomosiesachica,
MagaliVerron,hubieraintentadosustituiralavíctima,meterseenlapieldelapresa.Comoparaatraeralpredadorhastaqueestelaencuentre...—Hastaacabareltrabajoellamisma—añadióMona—.Hastaenrollar
elarmadelcrimenalrededordesucuello.Elúltimogestoquehizoensuvida.Nocontesté.Escuchéunossegundoslaresacadelasolas,luegolabesé
suavemente en los labios y pasé la mano por las curvas de su piel dedelfín.Bajéhastasuscaderas.LarespiracióndeMonaseaceleró.Entoncesnotéunbultoenelestrechobolsillodeltraje.Misdedosexploraronhastasacarunpañuelodesedacoloramarillo.
—Paraelpelo—susurróMona—.Precauciónnormanda.Elpañuelosedeslizódespacioentremisdedos.Sinpensar, levantélas
manosycoloquéeltrozodetelapordebajodesubarbilla.Lentamente.—¿Cuántotardaríasenanudarlo?Acerqué todavía más el cuadrado de seda a su cuello. Un instante
después,losojosdeMonaseenturbiaron.Leíaenellosmiedo.Unterrorrepentinoeintensoquerozabaelvacío
absoluto.¡Quégilipollas!Inmediatamentebajélosbrazos,peroelmalestabahecho.Laslágrimasleempañaronlavoz.—Porfavor,Jamal,nojueguesaeso...—Perdona—farfullé—.Noquería...Ellamequitóelpañueloamarillodelasmanos.—Olvídalo.Soyyoquientienequedisculparse.Esetemorhasidouna
idiotez.Estuvounmomentomirandolatelaenlapalmadesumano.—¿Quieresquetedigadequéestoyconvencida,Jamal?—¿Dequé?—Dequenoesposible.—Observóel acantilado frente anosotros, el
búnker,loscorderos,elsitioexactodesdedondeMagalihabíacaídoeldíaanterior,yrepitió—:Noesposiblequeunachicaquecaedesdeahíarribapuedahacereso.Ponerseunfularalrededordelcuello.Con un gesto brusco, juntó las manos, se las pasó por detrás de la
cabezayseenrollólatelaamarillaalrededordelcuello.¿Cuántotiempohabíatardado?¿Menosdeunsegundo?—¡Noesunacuestióndetiempo,Jamal!—aseguróMona—.Quizásea
posible...,cómodecirlo...,técnicamente.Pero¿teloimaginas?Ejecutaresegesto flotando por los aires, o más bien cayendo como una piedra. Elgesto preciso... Haciendo abstracción de todo lo demás. No es posible,Jamal,esoesloqueyopienso.Yaunasí, tecreo:Magalinollevabaesabufanda alrededor del cuello arriba en el acantilado pero sí la llevabaabajo...—Tiene...tienequehaberforzosamenteunaexplicaciónracional...—Esoyalohasdicho,Jamal.Mecallé.Ellateníarazón.Todaestahistorianoseteníaenpie.
Ysinembargo...Monaseguardóelpañueloenelbolsillo.Sesentóenlamotobalancín
sobremuelleymemirócomounaenfermeraqueanalizalasituaciónconunpacientepococooperador.—Resumiendoloquesabemos,Jamal,unasesinoenserieviolaymata
adosmujeresen2004:MorganeAvrilyMyrtilleCamus.Diezañosmástarde, una chica muere en las mismas circunstancias. Tenemos doshipótesis.Paraempezar,lahipótesismásinsólita:estachicareproducedemanera idéntica el destino de Morgane Avril, toda su vida, sus gustosmusicales,loscolegios,lasaficiones...¡Hastamatarsedelamismaforma!—Y elegir el mismo día y lugar de nacimiento que Morgane —
intervine—.¡Floja!—Floja, de acuerdo. Pasemos entonces a la segunda hipótesis, lamás
lógica.Elasesinogolpeadenuevo.Pero,estavez,noalazar,envistadetodoloquesabemossobreMagaliVerron.Eligeasuvíctima,laviola,laestrangula.Esaseríamásbienlatesisdelapolicía,¿no?—¡Igualdefloja!Magalinohamuertoestrangulada,sehasuicidado.—
Mona movió despacio la cabeza y se quedó pensativa unos instantes—.Peroresulta—continué—quehequedadoconelinspectorPirozdentrodemenos de dos horas y que, para serte sincero, Mona, estoy cagado demiedo.Tengo...tengodemasiadapintadelperfectoculpable...—No pueden hacer nada contra ti. ¡No es tu esperma, Jamal! ¿Estás
fichado?—¡No!—¿Nohasmatadonuncaanadie?¿Hasrobadoalgunavez?Se balanceó despacio sobre la moto. Con el traje de látex y el pelo
sueltosobreloshombros,parecíaunángeldelinfiernoenunaHarleyenminiatura.Le sonreí con ese aire de Droopy desolado que al parecer constituía
todomiencanto.—Robado, sí. Para pagarme los estudios. Pero nome pillaron nunca,
teníaunmétodoinfalible.Suspupilaschispearon.Eraevidentequeestabaencantadadecambiarde
tema.—¿Otro?—Solorobabaenveranojuntoalosríos,enlasgargantasdeTarnode
Ardèche.Yasabes,esasautopistasdepiragüismo.Meservíadirectamente
delosbidonesdondelosturistasguardabanladocumentación,losrelojesylosmóviles,sobretodoenlosparajesdondedejabanlaembarcaciónenla orilla para ir a saltar rocas. En el camping o en la playa, imposibleregistrarlasbolsas;todosvigilanatodos.Pero,conunchalecohinchableamarillofrenteatreintacanoastodasiguales,nadieprestaatención.Monaestuvoapuntodecaersedelamoto.—¡Joder!¡Esuntrucogenial!¿Deverdadhicisteeso?—dijoescrutando
hastaelúltimoporodemicara.—Esposible...Meencantainventarmehistorias.Laréplicarestalló:—Ylodelabufanda,¿tambiéntelohasinventado?Selehabíaescapado.Lohabíadichomaquinalmente.Almenosesoes
loquepenséenaquelmomento,quenoeraalgopremeditado.Meenfurruñé.—¡Joder,Mona,túno!—Yono,¿qué?—Mona, mira, yo no bromearía con la muerte de esa chica. No
bromearíaconunaviolación.Joder,hastaunniñodecuatroañosentiendeladiferenciaentre loqueesun juego,una simulacióny loquees serio.Creía que tú también lo sabrías,Mona...—Lamiré fijamente a los ojosantesdecontinuar—.Sinopuedoconfiarenti,¿enquiénentonces?Parecíaofendida.Selevantóyseesforzóennolevantartambiéneltono.—Estábien,Jamal,cálmate.Tecreo.Elcorazónmelatíadesacompasadamente.Nohabíadichoaquellopara
marcarmeunfarol.Mehabíaentradopánico.Imposibleafrontarsoloesahistoriadelocos.SiMonameabandonaba...SiMonameabandonaba,¿quiénibaacreerme?¿Lapolicía?¿André?¿ChristianLeMedef?¿DeniseyArnold?¿Ustedes?
16
¿OTRACOINCIDENCIA?
ElsilencioentreMonayyohabríapodidodurarunaeternidad.ElriffdeLaGrange,deZZTop,sonóantesdequelainvestigadorasealejara.¡La melodía de mi móvil! Había recibido un mensaje. Con un gesto
impaciente,rescatéelteléfonodelfondodeunbolsillo.—¿Unaadmiradora?—mepreguntóMonaconcuriosidad.Parecíaencantadadequeunelementoexteriorrasgaralatelarañaenla
quenosdebatíamos.Leíelmensajeyoptéporelapaciguamiento.—Nosabeslarazónquetienes...—¿Jovenyguapa?—Guapa,sí.Perodemasiadojoven.—¿Quéedadtiene?—Quince años. —Mona se elevó unos centímetros poniéndose de
puntillas y me miró con ojos de asombro—. Se llama Ophélie. Es unaadolescente del Instituto Saint-Antoine. La violó su padre. Su regalo decumpleañoscuandocumplióochoaños.Lehanquedadoalgunassecuelas:agresividad,alteracióndelcomportamiento,trastornossexuales...Ningúnadulto, sea educador, psicólogo o profesor, consigue ayudarla. Pero yomeentiendobastantebienconella.—¿Ytellamadurantelasvacaciones?—Sí. En el Instituto no paran de jorobarme con eso. Que si tengo
demasiadaintimidadconella,quesiperturboelprocesoterapéutico...—Tienen razón—dijoMona—.Mejor que cada uno haga su trabajo,
¿nocrees?¿Yquéquierelaniñaesa?LepaséelmóvilaMonaparaqueviera la fotoquemehabíaenviado
Ophélie. Posaba pegada a un negrazo con un piercing que le cubría lamitaddelasventanasdelanariz.Unbrevemensajeilustrabalafoto.Dospalabras.
¿Quénota?
—¿Quéquieredeciresode«quénota»?Recuperéelteléfono.—Esun juego privado.Los fines de semana o en vacaciones, cuando
Ophélieligaconuntío,meenvíaunafotodeélyyoloevalúo...Algoasícomosilecorrigieralosdeberes.Lepongounanotayuncomentariodeltipo«puedeshacerlomejor»,«estásprogresando»,«teapartasdeltema»...Y,acambio,yotambiénleenvíoavecesfotosdemisnovias...Mona,mástranquila,dejóescaparporfinunacarcajada.—¡NomeextrañaqueloseducadoresdelInstitutoseteechenencima!Tecleérápidamentemirespuesta.
2,5sobre10.Faltadeimaginación.Evitaelcopipega.Mientras clicaba para enviar el mensaje, Mona se bajó de pronto la
cremallera del traje, desafiando al viento que se precipitaba entre elmalecónylascasetasdeplaya.Suspechosasomarondelicadamentebajoelneopreno.—¿Yyo?¿Quénota?¡Esachicaestabaloca!—¿Quieressaberloqueopinamiamiga?¿Eseso?AjustéelvisordeliPhoneparaencuadrarlacaradeMona.—Ya está. Pero no te fíes, Ophélie es un bicho. Hasta ahora no ha
aprobadoaningunademisnovias.—MeacerquéaMona—.Tápateantesdequepillesalgomalo.Tedejo,tengoqueiraveralapolicía.Tiré yo mismo de la cremallera para que el escote de Mona se
transformaraenunformalcuellovuelto.
Tenía tiempo de pasar otra vez por el hotel para cambiarme y decomprarme un bocadillo antes de coger el autobús para Fécamp ypresentarmeenlagendarmería.CuandoentréenelvestíbulodeLaSirène,Andréestabaordenandounos
folletos turísticos del palacio Bénédictine. Ese tipo se pasaba el tiempoapareciendo y desapareciendo detrás del mostrador; cualquiera habríadichoqueteníaunaentradasecreta,unatrampillaenelsuelooalgoporelestilo.Alparecernohabíarecibidomáscorreoparamí...Meplantédelantede
él.—André, ¿no habrás tenido como cliente a una visitadora médica?
MagaliVerron.CubríaelsectordemédicosdelaregióndelHavre.Debíadedormirdevezencuandoenunhotel.Anteayer,porejemplo...—¿Eslachicaquesehasuicidado?Seguía ordenando con indiferencia los otros folletos. Bici-raíl de
Etretat.MuseodeTerre-Neuvas.Miprimerreflejofuepreguntarmecómohabíapodidoestablecerlarelacióntandeprisa.—Sí...—No me dice nada. Pero hay más de diez hoteles en el cantón, sin
contarlosdeEtretatylashabitacionesquealquilanloscampesinosdelazona.¿Notienesunafoto?—No...IntentédescribirlelomejorposibleaMagaliVerron.Noleoculténada
desubellezafascinanteydelpoderdeatraccióndesumiradadesesperada.LarespuestadeAndrérestallócomounaevidencia:—Unachicatanguapamehabríallamadolaatención...Porsupuesto.Mientrassubíalaescalerademadera,miteléfonovibró.¡Otromensaje!LarespuestadeOphéliealafotodeMona...Medispusealeereltexto,convencidodequemipequeñaprotegidaiba
a asesinar amimusaraña pelirroja con una crítica celosa ymordaz. Elmensajemedejósinhabla.
11sobre10.Nodejesescaparaesta,eslamujerdetuvida.Cuandoabrílapuertademihabitación,lacorrientedeaireheladome
sobrecogió.Laventanasehabíaquedadoabierta.Lamujerdelalimpieza.Paraventilar.Lacamaestabahecha,impecable.Lastoallas,limpias.Penséfugazmente
en el desorden de la habitación después de haber pasado la noche conMona.Deprontomequedéparalizado.Encimadelamesa,justoalladodelordenadorportátil,habíaunsobre
marrón. Un sobre nuevo, intacto. Ningún sello esta vez. Ningunadirección.Solominombre.
JamalSalaoui.Lamismaletrafemeninaqueenlosenvíosanteriores.Antes de coger el sobre,me asomé a la ventana abierta. El soplo del
viento me helaba el cuerpo, en estado de fusión. No era muy difícilaccederamihabitaciónporelexterior;lostejadosplanosdelrestaurantede La Sirène y del colgadizo formaban una especie de escalera paragigantes.Pero¿quiénsehabríaarriesgadoasemejanteescaladaenplenopaseomarítimo,prácticamentealavistadetodoelmundo,paradejarunsobreencimademimesa?Por un instante pensé en bajar a preguntarle aAndré si había entrado
alguienenmihabitación,apartedelaseñoradelalimpieza.Lodescarté.Mástarde...Cerré la ventana. Tenía que tranquilizarme. El sudor, el que
supuestamentedebía absorber elWindWall, resbalaba en regueros tibiossobremipiel.Medesnudésentadoenlacamaydesatornillélaprótesisdecarbono. Mis manos mojadas dejaron huellas oscuras en el sobre querasgaba.Eramásfinoquelosanteriores.Solotreshojasgrapadas.Inmediatamentereconocílafranjatricolordelapolicíanacional.
SRPJdeCaen.CasoMyrtilleCamusActadel28deagostode2004
Prueban.º 027.DeclaracióndeAlinaMassonDesnudo sobre la camaconexcepcióndel calzoncillo,dejécolgarmi
únicapiernahastaelsueloesforzándomeencontrolareltemblornerviosoquelaagitaba.
CasoMyrtilleCamus-Sábado,28deagostode2004—YoeralamejoramigadeMyrtille.—Losabemos—contestóBastinet.ElcomandantedelSRPJdeCaeny lapsicocriminólogaEllenNilsson
estabansentadosfrentealoscuatrotestigos:LouiseyCharles,lospadresdeMyrtilleCamus;FrédéricSaint-Michel,suprometido,yAlinaMasson,sumejoramiga,laqueacababadehablar.Lapersonacuyotestimoniopodíaresultardecisivo...El comandante Bastinet no tuvo necesidad de consultar sus notas; se
sabíaelexpedientedememoria.Desdeeldescubrimientodelcuerpodelachica,violadayestranguladaenunbosquecercadeIsigny,habíadormidomenosde cincohoras en lapsosdemediahora, comounnavegantequeparticipaenunacarrera.Sí,eraalgoparecido.Unacarrera.Contrarreloj.Ensolitario...Para acorralar a ese cabrón que ya había actuado dos veces en tres
meses.ContraMorganeAvrilenYport,enjunio,ycontraMyrtilleCamusahora.A decir verdad, no esperaba mucho de los servicios que pudiera
prestarle esa tal Ellen Nilsson, la chica que el ministerio le habíaendosado.Noteníanadacontralospsicocriminólogos,todolocontrario;noerasuespecialidad,perohabíarecurridoconfrecuenciaaespecialistasenelcerebroparacomprendermejoralosperturbadosconlosquehabíatenidoquevérselas.Sinembargo, sepreguntabaenquépodría serleútilesarubiaestilizada,quehabíallegadoconsuestuchedebolígrafoDupontportodaarma,sublocMont-BlancportodaarmaduraysuyogurActiviaportodacomida.—SeñoritaMasson,¿dirigeustedelcampamentodeadolescentesdonde
MyrtilleCamushaencontradolamuerte?Alinaasintió.¡Unachiquilla!,pensóBastinet.AlinaMassonteníaveintiúnaños,apenasunosmesesmásqueMyrtille
Camus. En el campamento de Isigny-sur-Mer organizado por laasociación de la Sábana de Oro de Elbeuf no existía ninguna jerarquíaentrelasdoschicas.Solounacomplicidadqueveníadeantiguo.Bastinetdecidióirdirectoalgrano.—¿Myrtille se sentía amenazada? Amenazada por un hombre, quiero
decir,enrepetidasocasiones.¿Esasí,señoritaMasson?—Noexactamente,comandante.Bastinet puso mala cara. Ellen Nilsson, contemplando sus uñas
esmeralda,reformulólapregunta:—Tómesesutiempo,señoritaMasson.Cuéntenosloshechos.Sololos
hechos.¿Quiéneraesehombre?—La primera vez que lo vi—explicó Alina—, estaba en el lago del
parque de ocio de Isigny. Se encontraba a un centenar de metros de
nosotros.Y...mirabaaMyrtille.—¿Cuálfuesureacción?—preguntóBastinet.—Ninguna. En aquel momento no le presté realmente atención. Era
algo...,cómolediría...,frecuente.—¿Frecuente?—repitióelcomandante.Alina miró, incómoda, a Frédéric Saint-Michel. El prometido de
Myrtille indicó con un gesto de la mano que podía continuar. EllenNilsson hizo unas anotaciones en su bloc Mont-Blanc mientras elcomandanteBastinetapremiabaalatestigoparaqueprosiguiera.—Myrtilleofrecía todas lasmañanas,en laorilladel lago,unasesión
de aquagym de media hora para los adolescentes. Poníamos música defondo,Myrtillebailabay losniños repetían losgestosquehacíaella.Alcabodeunosdías,elaquagymdeMyrtillesehabíaconvertidoenunacitadiariaparatodoelcamping.Familias,turistas,adolescentes...—Myrtilleeraelcentrodetodaslasmiradas—sugirióEllen.—Esoes...—Alinatitubeó, interrogóaLouiseCamusconlamiraday
continuó con voz trémula—:Myrtille era una chicamuy guapa.Bailabaconunagraciayunaenergíaquenodejabananadieindiferente.Unas lágrimas asomaban por la comisura de los ojos de Louise. La
antiguaprofesoradedanzaapretabalamanoarrugadadesumarido.—¿Puede describirnos a ese hombre que miraba a Myrtille? —dijo
Bastinet—.Esehombrequelamirabamásqueelresto...—Solo lovide lejos, comandante.Estaturanormal.Bastante joven.A
primera vista, de nuestra edad. Llevaba una gorra blanca y azul con lastres rayas de Adidas. Y gafas de sol. Me pareció que estaba bastantebronceado.Bastinet maldijo. La descripción podía corresponder a la del
desconocidodelabufandarojaquehabíanvistotrestestigosenYport,elsospechoso número uno del asesinato de Morgane Avril, ese al que elinspectorGrimahabíabuscadoenvano.Perotambiénpodíacorresponderamilesdehombresmás...—¿Cuándovolvióaveraesetipo?—Andaba por el camping; reconocí su gorra varias veces. En mi
opinión, debía de ser del pueblo.O eramonitor en alguno de los otrosgruposqueestabanenelparque.EnIsignyhabíadiezcampamentoscomomínimo...—Siete exactamente, señorita —precisó Bastinet—. Ciento trece
adolescentesacargodeveintiochoadultos.EllenNilssonpusolosojosenblanco,comosiestuvierahartadelrigor
puntillosodelcomandante.—Paraserprecisos—prosiguióAlina—,lasegundavezquemefijéen
élfueenSaint-Marcouf.Bastinetconsultósusnotasrápidamente.LasislasSaint-Marcouf,asiete
kilómetros de la costa normanda, eran las dos únicas islas del litoralfrancésdeCalaishastaelnortedeCotentin.Dospiedraspuestasenelmar,sobre las que Napoleón había construido un fuerte contra los ingleses.Eran propiedad del Estado y estaba prohibido dormir allí, pero lasembarcaciones podían fondear. Las islas Saint-Marcouf constituían undestino ineludibleparael turismo local.El campamentode laSábanadeOro había organizado, como era de esperar, una salida a vela hasta lasislascincodíasantesdelasesinatodeMyrtille.—Myrtilleysugrupodecincoadolescenteshabíanpasadoeldíaenel
archipiélago—continuóAlina—.Yofuienuna3.20conotrogrupo,haciamediodía, a reunirmeconellos.Reconocí... al tipo.Lamismagorra, lasmismas gafas. Iba a bordo de una Zodiac, una pequeña, tipo barca dealquiler...ynavegabaalrededordelasislas.—¿Desdehacíacuántotiempo?—preguntóEllen.—Nolosé...YaestabaallícuandonosacercamosaSaint-Marcouf.Dio
unas cuantas vueltas. Miraba a Myrtille; eso era evidente. Después semarchó.Nopudodurarmásdecincominutosentotal,pero...—Peroestavezlepreocupó—lainterrumpióBastinet.Ellensuspiróostensiblemente.—No exactamente, comandante—precisó Alina—. Más bien me dije
algo como: ese está empezando a jorobarnos con tanto dar vueltas anuestroalrededor.—Comprendo. Un reflejo de monitora vigilante. ¿Cuándo vio a ese
hombreporúltimavez?—Dosdíasdespués.Myrtilleestabadepermiso,habíaidoapiehastala
playa deGrandcamp-Maisy y habíamos quedado en que yo la recogeríacuandofueraahacerlacompraconelnueveplazas.Alahoraacordada,labusqué en la playa. Dormía tumbada boca arriba, en bañador y con unpañuelo sobre los ojos. La desperté. Fue después cuando vi que esehombreestabaallí,sobreunatoalla,aunostreintametrosdeella.Myrtilleme confesó en el caminodevuelta quehabía dormido comoun tronco,
tumbadaen laarena,másdedoshoras...—Susdedos trémulosbuscaronun pañuelo en el bolsillo. No lo encontró, renunció y continuó—: Esosignificaqueesetipopudoobservarladurantetodoesetiempo,quepudoimaginarcualquiercosa,montarsesupelícula...Alina se calló bruscamente y rompió a llorar. Frédéric Saint-Michel,
con las manos crispadas sobre los brazos del sillón, no hizo ningúnademánhaciaella.Parecíaatrincherarseensuodiohaciaelasesinodesuprometida, como si viviera cada segundo en que la neurosis del mirónquizásehabíatransformadoenunapulsióncriminal.Mientras Ellen le tendía a Alina un pañuelo de papel en un delicado
envoltoriodevichyazul,Bastinetinsistió:—¿Podríadescribírnoslo?Alinaeraunachicafuerte.Sorbiópor lanariz, tosióparaaclararse la
vozycontinuó:—La verdad es que no. Estaba tumbado boca abajo. Con la gorra de
siempre y las gafas de sol puestas. Era más bien delgado y bastantemusculoso, con unosmúsculos largos, como los deportistas. Pero seríaincapazdereconocerlo.Lapolicíaleenseñódespuéselretrato-robotdeldesconocidodeYport,
sustituyeronmediantePhotoshoplabufandarojaporunagorradeAdidasyañadieronunasgafasdesol.Podíaserél.Onoserlo.ElcomandanteBastinetledirigióunasonrisacomprensiva.—De acuerdo, señoritaMasson.Una última precisión que en realidad
novadirigidasoloausted.¿PuededecirmesiMyrtille llevabaundiarioíntimo?—Noexactamente,comandante.Noeraunverdaderodiario.Padres, prometido y amiga se relevaron para describir la libreta de
MoleskineazulcelesteenlaqueMyrtilleescribíadesdelaadolescenciayquellevabasiempreencimaoenelbolso.Desaparecidas,lasdos,sindudaentrelasmanosdesuviolador.Myrtilleleconfiabasuspensamientosmássecretosaesalibreta.Frases
cortas, unas veces graciosas, otras melancólicas. A Myrtille le gustabamuchoescribir.BastinetibaadarlasgraciasaloscuatrotestigoscuandoEllenlevantó
la mano. La psicocriminóloga había dudado bastante antes de hacer su
última pregunta delante del prometido de Myrtille Camus. Se sentía untanto incómodaanteFrédéricSaint-Michel.Ladiferenciadeedadconsufuturaesposa, seguramente, aunquea sus treintay siete añosconservabaunencantodeeducadorcarismático,cuyamiradaplácidademonjebudistaibaacompañadadeunacomplexióndeyudoca.Adoptóeltimbredevozmássuavequepudoysedirigiódirectamentea
Alina.—Señorita Masson, en su opinión, el día del asesinato, ¿por qué
MyrtilleCamusibavestidacontantaelegancia?LapreguntadesconcertóaAlina.—¿Quéquieredecir?Ellenlevantóundedoesmeralda,anilloyuñaajuego,paraindicarlea
Bastinetquenointervinierayprecisó:—Myrtille era monitora en un campamento de adolescentes. Bajo su
dirección. Supongo que llevan prendas de vestir prácticas para trabajarconchavales:pantalonescortos,camiseta,zapatillasdedeporte...Noropainteriordecolormalvayunvestidotancorto...—Era... era su día libre —balbució Alina, sorprendida de que la
psicocriminóloganoseacordaradeesedetalle.El comandante Bastinet fulminó con la mirada a su colega. Frédéric
Saint-Michel crispó de nuevo las manos sobre la silla para contener larabia,encontrasteconlacalmadeLouiseyCharles,queselevantaronenmediodeunsilenciofantasmal.ElcomandanteobservóaFrédéricSaint-Michelantesdequeestesaliera
de la habitación. Alto. Erguido. Porte orgulloso todavía. Llevaba loslargoscabellosatadosconunacintanegra.Bastinetestabaconvencidodequeeldueloharíaestallaralcabodeunos
mesesa aquella juventud insolente.Elhechodequeencontraranonoalasesino de su futura esposa no cambiaría nada: Saint-Michel seapergaminaríamásdeprisaqueotros,encanecería,sepudriríacomounaapetitosafrutademasiadomadura.Segúnelexpediente,todoelmundolollamabaChichin.Las historias de amor acaban mal, pensó estúpidamente Bastinet. En
general...
Losdíasquesiguieron,lapreguntadeEllenNilssonhizosucaminoenla
mentedeAlinaMasson,comounapequeñaresquebrajaduraenelespejodesusrecuerdosqueseconvirtiópocoapocoenunalargafisura.Pensócientosdevecesenaquelvestidocorto,enaquellaropainterior
decolormalva.AlinadudósiirahablarconEllenNilssonono.Cogióvariasvecesel
teléfono móvil para hacerlo, pero ninguna de ellas llegó a marcar elnúmerodelatarjetaquelehabíadadolapsicocriminóloga.Noacababadeconfiarplenamenteenaquellapsicólogaconlacaraestirada.Auncuandoaquellamujerquizáhubieradadoenelclavo.Soloella.Alinaprefiriócallar.Searrepintió,cadavezmásamedidaquepasaban
losdías,peroexpresarsusdudaseratraicionarelsecretodeMyrtille.Sumejor,suúnicaamiga.
Losdíasquesiguieron,CharlesyLouiseCamusseacercarontodavíamásaCarmenAvril.Aunqueerandeltodoopuestos,unieronsusfuerzas.CharlesyLouisebuscabanlapaz;Carmenbuscabalaguerra.ACharlesyaLouiselosanimabaunsentimientodejusticia;aCarmen,
unsentimientodeodio.Pero,enelfondo,teníanelmismoobjetivo.Conocerlaverdad.Descubrir la identidad del asesino de Morgane Avril y de Myrtille
Camus.
Losdíasquesiguieron,elcomandanteBastinetpidióasushombresqueseconcentraranenlabúsquedadelsospechosonúmerouno.ElhombredelagorradeAdidas.Los anuncios de «se busca» permitieron confirmar la declaración de
AlinaMasson:variostestigosmáshabíanvistoaesechicoenelcampingdeIsigny-sur-Mer,enlaplayadeGrandcamp-Maisy,enlasproximidadesdelclubdevela...Lo habían visto..., pero nadie pudo identificarlo. No trabajaba en los
alrededores; la policía lo comprobó con todos los potencialesempleadores.
¿Unpredadorsolitarioqueseconfundíaentrelamasadeveraneantes?El hecho mismo de que no se presentara por iniciativa propia en la
gendarmería para declarar reforzó más en la mente del comandanteBastinet laconviccióndequeerasindudaalgunaelviolador-asesino.ElmismohombrequeelquellevabaaquellabufandarojaenYport.Cuantosmás días pasaban,más perdía el comandante la esperanza de
encontrar supista.El tiposehabíacoladoentre lasmallasde la red.Nosabríannuncaquiénera,amenosquetuvieranunenormegolpedesuerte,cosaenlaqueBastinet,porexperiencia,nocreía.Seequivocaba.La suerte se inclinó hacia los investigadores dos meses más tarde,
exactamenteel3denoviembrede2004.EldíaenquelapolicíadescubriólaidentidaddelchicodelagorradeAdidas.Enesemomento,yaerademasiadotarde.OtrasdosmuerteshabíancubiertodelutoelcasoCamus-Avril.
17
¿LASUERTESEINCLINÓ?
EstuveapuntodeperderelautobúsparaFécamp.LoalcancéenelcrucedelasendaColinylacalleCramoisan.Elconductornodudóeninfringirel reglamento para dejarme subir al vuelo; era la ventaja de correr conunasolapiernadetrásdeunbus.Aprovechélaescasamediahorade trayectoparaanalizar lasituación.
Casiamipesar,esasinverosímilessimilitudesentreelsuicidiodeMagaliVerronyelasesinatodeMorganeAvrildiezañosantesmeobsesionaban.Esasucesióndecoincidenciasqueningúnpolicíapodíatragarse.Peroyotenía la certeza de que debía seguir en paralelo la otra dirección, la delasesinatodeMyrtilleCamus,lasegundaviolacióndelasesinoenserie.Siundesconocidosedivertíamandándomeporcorreotodoslosdetallesdeesa investigación, era porque, de una u otra forma, la respuesta a mispreguntas se encontraba ahí. Tenía quememorizar hasta elmásmínimoindicio. Todo eso formaba un solo y único conjunto. Coherente. Yevidente,sinduda,siempreycuandoseencajaraconprecisióncadaunodeloselementosdelpuzle.El autobúsmedejó enFécamp, en elmuelle de laVicomté, a las dos
menoscuarto.Eltiempodecomprarmeunsándwichdejamónyensaladaenlapanaderíadeenfrenteycomérmeloenelpuerto,frentealmalecón.En el mostrador de información de la gendarmería, disimulé minerviosismobromeandoconlapolicíaconsonrisadeazafata.—MehacitadoPiroz—dijeconcaradecolegialalquehanenviadoal
despachodeldirector.Ella se hizo la poli simpática que conoce el mal carácter de su jefe.
Hastasoltóun«¡ánimo!»antesdequemeadentraraenelpasillo.Lasdosenpunto.EstabadepiedelantedeldespachodelinspectorPiroz.Lapuertaseencontrabaabierta.Meparéuninstante.—Entre,señorSalaoui.Pirozmeindicóquecerraralapuertaamiespalda.Elpelogrispeinado
haciaatráslecaíasobreloshombroscomolasramasdeunsaucellorónbajoelpesodelaescarcha.—Siéntese.Noteníacaradedirectorhartodesermonearaunniñomalo,sinomás
bien demédico especialista que no tiene buenas noticias que darle a supaciente.UnapiladeexpedientesseacumulabandetrásdelamaquetadelÉtoile-de-Noël.—Tengolosresultados,señorSalaoui.Nocualquierespecialista.Unoncólogo.—Nosonbuenos,señorSalaoui.—¿Ah,no?—Las huellas dactilares... —Piroz se pasó los dedos por el pelo
grasiento,amododepeine—.Sonlassuyas.Aunqueestabapreparado,mecostabaencajarelgolpe.—¿EnlabufandadeBurberry?Pirozasintióconlacabeza.—Seloexplicaré,inspector.El policía nome interrumpió ni una sola vezmientras le contaba los
hechos tal como se habían producido:mi descubrimiento de la bufandaenganchadaenelalambredeespinosjuntoalbúnker,mireflejoidiotadelanzársela aMagaliVerron, su salto al vacío, la bufanda flotando en sumano.Habíapreparadomidiscursoenelautobús,peroaunasífarfulléalcontarloqueseguía.Laplaya.Labufandaenrolladaalrededordelcuellodelasuicida.Expuse la versión de Mona: la chica no le había visto la cara al
violador, me había confundido con él, se había asustado, había saltadoparaescapardemí,paraacusarme.Nomelocreíaniyomismo,peromásme valía parecer sincero; sospechaba que iba a ser difícil convencer aPiroz.Nosabíahastaquépuntomeequivocaba.—Su versión es interesante, señor Salaoui. Pero antes me ha
interrumpido. Las huellas dactilares que hay en la bufanda roja decachemirasonlassuyas,enefecto...—Abrióelexpedienteverdequeteníadelante. Yo sabía por experiencia que eso no era buena señal—. Perotendráqueexplicar,señorSalaoui,porquéhemosencontradotambiénsushuellas dactilares en el cuello deMagaliVerron, en sus piernas y en su
pecho...Mequedédeunapieza.Petrificado.Mi cuerpo entero era una carcasa de acero frío, más rígido que mi
piernaizquierda.Mivozenapneatratódeseguirrespirando.—Eso...esoesimposible,inspector,yonohetocadoaesachica.—Nolatocóantesdequesaltara,esoesloquemehadicho.Pero¿yen
laplaya,cuandoyaestabamuerta?MeaterrabaelterrenoalquePirozqueríallevarme.—¡No la he tocado, inspector! Ni antes de su muerte ni después.
ChristianyDenisedebendehabérselodicho...—Estoysimplementeintentandoayudarle,señorSalaoui.¡Yunamierda!Me tomé tiempo para repasar la escena mentalmente, para recordar
todos los detalles. No tenía ninguna duda: en ningún momento habíaestadoencontactodirectoconMagaliVerron.¿Quésignificabaestenuevodelirio?LesoltéaPirozunacarcajadaridícula.—Nomecreoniporunsegundoesas tonterías, inspector.¿Cuálesel
próximopaso?¿AnunciarmequehanencontradomiespermaenlavaginadeMagaliVerron?Pirozsealisódespaciounmechóngrisentreelíndiceyelpulgar.—Esomepareceríabastantelógico,señorSalaoui.Lomásprobablees
que el hombre que ha estrangulado a Magali Verron sea el que la haviolado.Exploté.ElÉtoile-de-Noëlcabeceabaantemisojosextraviados.—¡Joder! ¡Intenté salvar a esa chica, impedir que cayera, y usted me
acusadehaberla...!No tuve fuerzas para terminar la frase. La sonrisa de Piroz me dejó
helado.Unmiedomásintensotodavíameatravesó.Nomelohabíadichotodo.Escupíotrapregunta:—¿TienelosresultadosdelapruebadeADN?¿Eseso?—No,esdemasiadopronto,quizáaúltimahoradelatarde...—Perotieneciertosindicios.—Sí. Estimaciones, si prefiere ese término. Y no son buenas. ¡Nada
buenasparausted!
¡Mecagoenlaputa!Estabasentadoenunasillaeléctricaqueacababadeenviarmedosmil
voltiosa travésdelcuerpo.Miespermaen lavaginadeMagaliVerron...EsoeraloqueelcabróndePirozacababadedaraentender.Lacalmadelinspectorcontrastabaconlatormentaquesoplababajomi
cráneo.—Creoquesospechaloqueocurriráacontinuación,señorSalaoui.El
juezdeinstrucciónhafirmadoestamañanasuimputación.Vamosatenerque ocuparnos de algunas formalidades. Buscarle rápidamente a unabogado, por ejemplo.—Me había dejado sacar la cabeza del agua unmomento para mejor ahogarme después—. Pero, no quiero ocultarlenada, señor Salaoui, antes de llegar a ese punto me gustaría hablar unpoco con usted. —Por primera vez, sus manos delataron una ligeravacilación—.HablardealgodistintodelcasoVerron.DeldoblecrimendeMorgane Avril y Myrtille Camus. Hace diez años. ¿Se acuerda, señorSalaoui?¿Quesimeacordaba?De pronto tuve la impresión de que Piroz avanzaba por un terreno
resbaladizo,enel límitedeloqueunjuezdeinstrucciónautorizaría.Meerguíenlasilla.—¿Así que se trata de eso, inspector? Tres chicasmuertas. Empiezan
poracusarmedehabermatadoauna,y luego,yametidosenharina,meendosanlosotrosdoscrímenesenlosquelapolicíaestáestancadadesdehacediezaños.Pirozfrunciómuyligeramentelascejas,nodeltodoimpresionado.—Debedehaberhechoustedsupropiainvestigación,señorSalaoui.Y
debe de haber observado algunas coincidencias entre el destino deMorganeAvrilyeldeMagaliVerron.Pasmosas,¿no?Lapalabrainclusosequedacorta,¿noleparece?Tienerazón,estamosestancados...Peroalmenostenemosunacerteza,¡esostrescrímenesestánrelacionados!Yoyanomeatrevíaaafirmarnada.Melimitabaaladrarcomounperro
atado.Amorderalosquepasabanpormilado.—Explicarlascoincidenciasessutrabajo,noelmío.—Enefecto.Pirozconsultódenuevosusexpedientes,estavezunobeis.—Voyahacerleunapreguntaimportante,señorSalaoui.Muysencilla,y
muy importante para usted. ¿Tenía las dos piernas hace diez años? Su
expedientees...,cómolediría...,bastanteimprecisoenesepunto.Había comprendido el juego sin que Piroz hubiera tenido que
explicármelo. El sospechoso número uno en el caso Avril-Camus, eldesconocidoquellevabaunabufandadeBurberryyquizá,tresmesesmástarde, una gorra de Adidas podía corresponder vagamente con midescripción.Moreno,estaturanormal,deportista,pieltostada.Exceptoqueélnocojeaba...ExceptoquenadameobligaríaadecirlelaverdadaPiroz.Almenosenesepunto.—No, inspector.Nacíasí...En fin, casi.Paraquemeentienda,no tuve
suerte, el hada que se inclinó sobre mi cuna perdió la chaveta en elmomentodeconcedermeundon.Pirozmemirócondesconfianza.Pormásquememetieraenelcuerpo
uncanguelodemildemoniosconsusacusaciones,ibaavengarmedeél.Me relamía por anticipado de ver cómo se le saldrían los ojos de lasórbitas.—Elhadaesadelasnaricesmediountoqueenlafrenteconsuvarita
mágica,pronunciólafórmulamágica,abracadabraoalgoporelestilo,yluego,deverdaddelabuena,inspector,envezdeconcedermeeldondelabelleza,meconcedióeldelacojera.SemblanteconsternadodePiroz.—Comoselocuento,inspector.Estenermalapata,¿nocree?Mimentedestrozadarebosabadepompasqueexplotabancomofuegos
de artificio. Tenía la impresión de cargar contra un carro de combateempuñandounsable.LatezdePirozadquirióuncolorrojoladrillo.—Estonoesunjuego,Salaoui.Joder...Intentoayudarle.Aprovechélaventaja.—¡O tenderme una trampa! Un discapacitado. Moro. Soltero. Que
trabajaconlospirados.Elchivoexpiatorioperfecto,¿no?Diezañosllevalapolicíabuscandoauno...—Pirozapoyólosdoscodossobrelamesa—.Yonohetocadoaesachica,inspector—insistí—.Nosonmishuellaslasqueestánensucuello.Noesmiesperma.¡Búsqueseotropalomo!Elpolicía fijósumiradaun instantemásalládelpalode trinquetedel
Étoile-de-Noël antesdevolver a tomar lapalabra lomás tranquilamentequepudo.
—Noeslaestrategiacorrecta,Salaoui.Unapiernamenosnolesalvarádelantedeljurado...¡Capullo!¿Ycuáleralaestrategiacorrecta?Por más que mi mente explorara decenas de hipótesis, por más que
buscasetodaslaspuertasdesalida,solohabíaunaexplicaciónposible.Unamaquinaciónpolicial.Estaban fabricando el culpable que necesitaban. Un pobre tipo que se
encontraba por casualidad una mañana en el acantilado en el momentomenosoportuno.Yo.Uninstantedespués,elotrohemisferiodemicerebromesusurróque
estaba en la gendarmería de Fécamp, no en Corea del Norte o enSudáfrica...Nosefabricabanpruebasfalsasparaacorralarauninocente.Aquí,no.EnFrancia,no.—Tengoderechoaunabogado.—Porsupuesto,Salaoui.Es imposible imputaraunciudadanosinque
hayaescuchadoloscargosacompañadodeunabogado.Me venían vagos recuerdos de series vistas en el sofá desfondado de
nuestropisodeLaCourneuve.Navarroycompañía,esetipodeproductossoporíferos que veíamimadre y ante los que yo remoloneaba para nometermeenmihabitaciónyponermeaestudiar.ElcasoAvril-Camusseremontabaahacíacasidiezaños.Diezaños,eso
debía de corresponder al plazo de prescripción de un crimen.Una ideadescabelladamerondabaporlacabeza.¿Ysiyofuerasuúltimaoportunidad?DentrodeunosmeseselcasoAvril-Camusseríaarchivado.¿Y si antes de bajar el telón, la policía hubiera decidido acorralar al
primeroquepasaraporallí?—¿Conoceustedaalgúnabogado,Salaoui?Nocontesté.Ahorasospechabade todo.Unsegundodetalle,alqueno
había prestado atención hasta elmomento,me sorprendió. Se trataba denuevodeunrecuerdodelasseriesdecultodemimadre.—¿Notienequehaberdospolicíasparainterrogaraalguien?—No,señorSalaoui...Paraunsimpleinterrogatorio,no.Pirozselevantó,irritado.—Voyaconfesarleunacosa: tengotrabajandoenelcasodelamuerte
deMagaliVerronatreshombresqueestánbuscandoatodoslostiposcon
losqueesachicahaestadoen losúltimosdías.Yquecomprueban todasesascoincidenciasentrelosgustosylosestudiosdeMagaliVerronylosde Morgane Avril, esas semejanzas delirantes que no se acaban deentender.Hatenidosuertedequelehayatocadoyo,Salaoui.Cuandotodo,absolutamentetodo,leacusa,yosigobuscandoporotrolado.Comoparapensarquenoestoycompletamenteconvencidodesuculpabilidadenestemalditocaso,asíquenovayaaestropearlo.Piroz había pronunciado esta última parrafada con una extraña
solemnidad.Unsermóndejusticiero.Comosisoloélpudieraoponersealdestinoqueamenazabaconaplastarme.¿Unatrampa?¿Otramás?Pirozeralisto.Seinclinóhaciamí,suslargoscabellossedeslizaronsobresucuelloy
lerodearonlabarbillacomounabarbapostizaquesedespegara.—Por última vez, Salaoui, esmuy importante, ¿andaba usted con los
dospieshacediezaños?Piroz debió de interpretar mi largo silencio como un tiempo de
reflexión,peromidecisiónyaestabatomada.Nolecreía.Yoeraculpable.Así me veía él. Así me veían los demás policías. Todos los indicios
estabanahí,acumulados:laspruebas,loshechos,lostestigos.¿Quévalíamipalabracontraunmurodecertezas?Nada.Nosabíaquién,peromehabíantendidounatrampa.Yanoteníaelección,debíapasaratravésdelaredquemeaprisionaba.Inmediatamente.Fuerancualesfuesenlasconsecuencias.Elgestonorequiriómásdeunsegundo.Meinclinéhaciadelante,justo
lo suficiente para coger con las dos manos la peana de la maqueta delÉtoile-de-Noël y, en el mismo movimiento, girar con los brazoslevantadosparagolpearelcráneodelinspectorconlabasedecaoba.Piroz no tuvo tiempo ni de esbozar el más mínimo movimiento de
defensa.Sedesplomópesadamente.Susmanosintentaronatraparelvacíomientras sus piernas dejaban de sostenerlo. Solo sus ojos se aferraron.Aterrorizados.Suseguridadaltanerasehabíatransformadoenunpánicodesesperado.Unhilodesangresalíadelabocaquemesuplicaba.—Salaoui,no...
¿Noqué?¿Quéledabamásmiedoperder?¿Sumaqueta?¿Supresa?¿Suvida?Intentó levantarse, apoyó las dos manos en el suelo de baldosas.
Aturdido. Unas gotas escarlata bañaban su frente y resbalaban por suscabellos.DirigíunaúltimamiradaalÉtoile-de-Noël, losfinoscordajespegados
con laprecisióndeun relojero, lossalvavidasy lospabellonespintadoscon delicadeza, los pequeños marineros dispuestos con minuciosidadsobre lacubierta,yacontinuaciónestrelléelconjuntocontra lanucadePiroz.Cayódenuevoalsuelo.Estavez,K-O.Me quedé inmóvil unos segundos, convencido de que una decena de
gendarmesalertadosporelruidoibanaaparecereneldespacho.Silencio.Puertacerrada.Cualquierahabríadichoqueestabanacostumbradosaqueleszurraran
entresusparedes.Evalué rápidamente la situación. ¿Cómo iba a salir ahora de ese
atolladero? ¿Por la ventana? ¿Echando a correr por el pasillo hasta laentrada? ¿Agarrando a Piroz por el cuello, poniéndole la punta de unabrecartassobrelacarótidayescapandoescudándometrasél?¡Ridículo!Mi única posibilidad era salir como había entrado. Con naturalidad.
Vagamentepreocupado.Dirigiendounamiradade complicidad a la polidelaentrada.Rasgué lo más silenciosamente que pude la franja de tela de color
manzana del estor que se suponía que debía proteger la habitación delinusualsoldeFécamp,ytardémenosdeunminutoenamordazaryataraPirozconlacortina.Respiraba, pero ya no semovía. Ojos cerrados, pegados con sangre,
cejas y pelo revueltos. Invertí unos segundos más en coger al vuelo lacarpetaverde.MagaliVerron.Dudéenllevarmemásexpedientes.Unacolumnaenteradedocumentos
estaba apilada sobre la mesa del inspector, pero no tenía tiempo deseleccionar.Nidecargarmásdelacuenta.Siguiendo un último impulso, metí en la carpeta una hoja suelta que
sobresalíadelapila,laquemehabíaintrigadoeldíaanterior.Latablaquedestacabaenlahojablanca.Ochocifrasencuatrocasillas.
¿Otromisterio?Esepodíaesperar...Salí.Mecrucéconunpolicía;otroapareciópormiderechaymerozó;dos
másavanzaronhaciamídesdeelfondodelpasillo,conelrevólverenelcinturón,memiraron,ralentizaron,seapartaron.Paséentreellossinvolverme.Yaestabaenelvestíbulo.—¿Hasobrevivido?—mepreguntó,bromeando,laguapapolicíadela
entrada.Casi sentí remordimientos al devolverle la sonrisa. Sus colegas le
echarían la culpa.Había bromeado con el violador huido sin sospecharnada,sindarlaalerta.¿Seatreveríaadecirquelehabíaparecidobastantesimpático?¿Queno respondíaenabsolutoalperfildeunasesino?¿Quequizáseequivocaban?Poruninstantepenséquelagravedaddelamaquinaciónurdidaporla
policía contra mí contrastaba con la facilidad con la que me habíaescapadodelagendarmería.Noibaaquejarmedeeso.En cuanto bajé los peldaños de la gendarmería, el viento cargado de
yodomeazotólacara.Eralibre.¿Durantecuántotiempomás?Mealejédeallíapasorápidoymedirigíhaciaelpuerto.¿DecuántotiempodisponíaantesdequePirozdieralavozdealarma?Penséfugazmenteen lascincodireccionesdemiestrella:convertirme
enelhéroeconunasolapiernadelUltra-TraildelMontBlanc,hacerelamor con lamujer demis sueños, tener un hijo, ser llorado, pagarmi
deuda...Malcomienzo...La policía tardaría unas horas escasas en dar conmigo; siendo
optimistas, unos días. Imposible ir a dormir a La Sirène o simplementeacercarmeaYport.¿Quéesperaba?¿Demostrar yo solo mi inocencia? ¿Que la bruma de misterios se
disiparacomounmalsueño?¿Quelapolicíaencontraseaotroculpable?¿Alverdaderoasesino?Dejédetrásdemíelpaseomarítimo.Desierto.Elfríonoincitabaalos
escasos paseantes a ir más allá del malecón de hormigón. Los cantosrodadosdelaplayameengulleronsinquenadierepararaenmí.Sinquenadiemeoyera.¡Soyinocente!,gritabamentalmente.¡Soyinocente!Elaguasubíademaneragradual,peroandandodeprisapodíaalejarme
lo suficiente antes de que cubriera por completo la plataforma litoral.EntreFécampeYport, a lo largode casi diez kilómetros de costa, solohabíaunaccesoalmar,Grainval,ydecenasdecartelesconlaindicacióndequeestabaabsolutamenteprohibidopasearbajolosacantilados.Lapolicíalocalhabíadejadohacíamuchotiempodejugaralescondite
con los contrabandistas en el senderode los aduaneros.Nadievendría abuscarmeaquí,entreelmarylacreta.Los guijarros rodaban bajomis pies. Fécamp ya no eramás que una
líneade edificiosgrisesyborrosos.Con la carpetaverde en lasmanos,pensabaenPirozyensusacusaciones.Unacuestiónmeobsesionaba.Algolpearloyhuir,¿habíarasgadojustoatiempolatelarañaquetejían
amialrededor?¿Ohabíabajadootropeldañohaciaeseabismoquemeengullía?
II
Arresto
Rosny-sous-Bois,22dejuliode2014Unidad Gendarmería de Identificación de Víctimas de Catástrofes(UGIVC),InstitutodeInvestigaciónCriminaldelaGendarmeríaNacional(IRCGN)
DeGérardCalmette,directordelaUGIVC
Para el teniente Bertrand Donnadieu, Gendarmería Nacional, BrigadaTerritorialdeProximidaddeEtretat,Seine-MaritimeApreciadoteniente:A raíz de su mensaje del 13 de julio de 2014 en relación con el
descubrimientoeldíaanterior,12dejulio,detresesqueletosenlaplayadeYport,enSeine-Maritime,nuestroserviciosehadedicadoainvestigarconlamayordiligenciaestesorprendenteasunto.Aunque a día de hoy ninguno de estos tres individuos ha sido
identificado,losprimerosdictámenespericialesconfirmanvarioshechosirrefutables.Para empezar, podemos afirmar con toda certeza que los huesos
pertenecenatreshombres,mayoresdeedad,deentreveinteytreintaañosenelmomentodelfallecimiento.En segundo lugar, los exámenes no han revelado ninguna marca de
golpes en los respectivos cráneos, ni siquiera en otras partes de losesqueletos, lo que parece excluir la hipótesis de una muerte comoconsecuenciadeunimpactoexterior,porejemplo,eldesmoronamientodeunadelasparedesrocosasdelacavidadporlaquelostreshombresquizásehubierandesplazado.Noobstante,lahipótesisdeunamuerteviolenta,o
no natural, sigue siendo la pista principal que seguimos, dadas lascircunstancias del hallazgo de los cuerpos. Análisis químicoscomplementariospermitirán,sobretodo,contemplarlaposibilidaddeunenvenenamiento.Laestimacióndelafechadelamuertedelostresindividuosesunode
lospuntosmásdesconcertantesdeestainvestigación.Comoeshabitualenunprocedimientodeidentificación,hemosasignadoacadaunodelostresesqueletosun identificadorprovisionalquesoloservirámientrasdure lainvestigación. En este caso, tres nombres de pila, cuyo orden alfabéticocorrespondealacronologíadesumuerte.Porque, y este esunpuntoparticularmentedifícil de explicar, los tres
individuos han fallecido en fechas diferentes, lo que excluye cualquiermuertequepodríamoscalificarde«colectiva»o«simultánea»,yasetratedelaccidentedeungrupodeespeleólogos,deuntripleasesinatooinclusodeunsuicidiocolectivo.Para ser más precisos, el primero de estos esqueletos, al que hemos
llamadoAlbert,falleciócomomuytardeenelveranode2004.El segundo, Bernard, falleció varios meses después que Albert,
probablementeentreelotoñode2004yelinviernode2005.Eltercero,Clovis,hafallecidoen2014,entrefebreroymarzo,esdecir,
haceunoscincomeses.Teniendoencuenta laacidezde lascavidadesdecaliza con sílex donde los cadáveres han estado, la rapidez de ladescomposicióndeesteúltimocuerponoparecemuysorprendente.Por último, teniente, y como usted mismo menciona en su correo,
parece difícil disociar el procedimiento de identificación de estos tresesqueletosdelcasoconocidocomoelde«elasesinodelabufandaroja»,una de cuyas víctimas, Morgane Avril, fue hallada en junio de 2004,estrangulada, no lejos del lugar donde estos tres esqueletos han sidodescubiertostambién.No obstante, antes de tener el resultado de pruebas complementarias,
entre ellas el análisis genético practicado en los huesos, no podemosestablecerquérelacióndirectapodríahaberentre lamuertedeestos treshombres,delosquenosabemosnada,yelasesinatodeesaschicas.Tenga la seguridad, teniente, de que empleamos todos los medios
posiblesparahacer avanzar almáximoesta investigación.Sin embargo,nopuedoocultarleque,dadalareduccióndeefectivosquesufrimosyelincrementode la actividad,nuestros serviciosdebenhacer frenteaotras
urgencias. Los fallecimientos deAlbert yBernard, al haber superado elplazodeprescripción legaldediezaños,nosonconsiderados,desdeunestricto punto de vista reglamentario, comouna prioridad para nuestrosservicios.Recibauncordialsaludo,
GÉRARDCALMETTE,directordelaUGIVC
18
¿DURANTECUÁNTOTIEMPOMÁS?
Esperébuenapartedelatardeaqueoscurecieraescondidoenunadelasinnumerables cavidades del acantilado, un poco más arriba del vallecosterodeVaucottes,agarradocomounmejillónaloslienzosderocaqueeloleajedejabaaldescubierto.Empapado.Elmardejabasecarunafranjadecantosrodadosdeaproximadamente
unmetroentreélylapareddecreta,peroalgunasolasmástemerariassedivertían viniendo a romper contra el acantilado y rociar, de rebote, alimbécilque seescondíaallí.En recompensapormisesfuerzos,unDioscompasivomehabíaregaladolamássuntuosadelaspuestasdesoljustoantesdequesubieraporelvalleteñidoderojoendirecciónaVaucottes.EsperéunpocomásantesdesaliralbosquedeHogues.Diezminutos.
El tiempo necesario para que la oscuridad fueramás intensa ymi ropahúmedasesolidificaseenunsudariodehielo.Libretodavía,perohelado.Nochegris.En lapenumbra,elvallecosterodeVaucottesadquiríaun
aspectodevalleencantado.Latreintenadecasasperdidasenlajungladepinos,avellanosy roblesparecíahaber sidoerigida trasunconcursodearquitectos malditos. Las villas rivalizaban en invenciones barrocas.Tejados de chalet suizo, campanarios tiroleses, ventanas curvas envoladizoinglesas,fachadasmoriscas.Comprobéquenocirculabaningúncocheysubíporlacarreteradelaplaya.LaHorsaine,lavilladeldirectordetesisdeMona,seescondíadespuésdelcruce.MartinDenain.123,cheminduCouchant.«Encontrarás las llaves debajo de uno de los ladrillos del brocal del
pozo—mehabía indicadoMonapor teléfono—.Juntoalcobertizoparalascarretas.Eljardineroqueseocupadelmantenimientodelapropiedadladejaahícuandoseva.Instálatecomosiestuvierasentucasa,yoiréparaalláencuantopueda.»
Me había enviado un beso virtual y había colgado. Sin hacermepreguntas, conformándose con la constatación aterrada que yo le habíatransmitido.«Lapolicíamepersigue.»«Tengoqueesconderme.»«Necesitoquemeayudes.»Monaeraunachicafantástica.Cogí la llave de hierro de debajo del ladrillo, la puerta se abrió,me
refugiétraslasparedesdeLaHorsaine.«Instálatecomosiestuvierasentucasa...»Primerounaducha,ardiendo.Después,analizarlasituación.Contárselo
todoaMonaencuantollegara...Antesdeencontrarelcuartodebaño,vaguéporeldédalodepasillos,
innumerableshabitacionesminúsculas,escalerasqueuníantrespisosconmultituddeentreplantas.MartinDenain,eldirectorde tesisdeMona,nodebíadevenirconfrecuenciaasusegundaresidencia.Noesquelacasanoestuvieracuidada,todolocontrario.Unjardinerocortabaelcéspedypodaba impecablemente losrosales,ydebíandepagarapreciodeoroaunaseñoradehacer faenasparacombatir lascoloniasdearañasy sacarbrilloalasvidrierasqueadornabantodaslasventanasdelúltimopiso.Unavillalimpia...yvacía.Era ese contraste lo que me sobrecogía mientras me contorsionaba
frente al inmenso espejo dorado con pan de oro para hacer que losvaquerosmojadosbajaranpormispiernas.LaprótesiscayóruidosamentesobrelasbaldosasdecerámicaazuldeDelft.Tuvelaimpresióndequeeleco se propagaba por las mil y una habitaciones de la villa desierta ydespertabaasombrasyfantasmas.El chorro de agua cubrió los ruidos de la casa. Estuve en la ducha
apoyadoenunasolapierna.¡Flamenco en el baño! Seguro que la expresión le habría gustado a
Mona.Con los ojos cerrados, repasé mentalmente la decoración de La
Horsaine. Martin Denain había disecado su casa; esa era la palabraapropiada.Comoparaencontrarlaidénticatraslargosmesesdeausencia.¡Unsimulacrodevida!Flores sobre la repisa de la chimenea y sobre lasmesillas de noche.
Artificiales.
Unacestaconfrutasobrelamesadelacocina.Espléndidasimitaciones.Enelpasillo,estanteríasenlasqueseamontonabanenundesordentotal
librosdebolsillo, revistasy juegosdesociedadque intuíasque llevabanlustrosallí,olvidados.Mientras dejaba que el agua caliente corriera sobre mi piel desnuda,
pensé que esa decoración de casa encantada parecía extraña, casi irreal,comodirectamentesacadadelaimaginacióndeunnovelista.IgualquelapersonalidaddeMona,porcierto...Unainvestigadoracientíficasurgidadelanada.Vivaz.Guapa.Excéntricaydesvergonzada.Comosalidadelamentedeunescritor...odelamía,ladeunsolteroen
buscadeamor.Levanté la cabeza para dejar que el chorro de aguame abofeteara la
piel.¡No,pensándolobien, la segundahipótesisno se sostenía!Mona tenía
muchísimoencanto,pero,simehubieranpropuestoquehicieseelretratodelamujerideal,nohabríadibujadoelsuyo.Ycomoporartedemagia,bajolacascadadelluviacaliente,elrostro
descoloridodeMagaliVerronsepusoadanzarantemisojos.«Instálatecomosiestuvierasentucasa.»Mecoloquélaprótesisymepuseunalbornozcolorcremacolgadode
ungancho.DeCalvinKlein.DudabasillamaraMona.Debíaserprudente,lapolicíanosrelacionaría,esoseguro.Sabíaqueellanolesdiríadóndemeescondía,peropodíandesconfiar,seguirla...Aparté de mi mente esas ideas. Volví a perderme en la sucesión de
habitaciones vacías para evitar pensar que no tenía ninguna estrategia,apartedelahuidahaciadelante.Nielmenoratisbodeideaparademostrarmiinocencia,apartedeganartiempo.Al cabodemedia hora, empecé a orientarme en el laberinto barroco.
Conexcepcióndelossótanos,sindudataninmensoscomolapropiavilla,había visitado todas las estancias. En el salón, unas botellas cobrizasestabanalineadassobreunaestanteríadehierroforjado.«Instálatecomosiestuvierasentucasa.»Meservíuncalvados,unBoulard.Laetiquetaindicaba«horsd’âge».Comolacasa.Nadamásdaruntrago,enmigargantasedeclaróunincendio.Mi tos
chocó contra las paredes, rebotó en el silencio y se alejó
entrecortadamentehacialospisossuperiores,comountemerosoespírituinquieto que hubiera sido molestado. Por más que buscaba en mimemoria, por más que me remontaba hasta mi primera infancia en LaCourneuveylasucesióndeviviendasdeceroacincodormitoriosenlasquehabíavividoamedidaquelafamiliaaumentaba,entodamividanuncahabíapuestolospiesenunachozatanenorme.Laverdadesqueacojonababastante.Decidí esperar a Mona en la habitación que había bautizado con el
nombre de nidode águila: era lamás alta de la villa, construida en unapequeña torreta que sobrepasaba unos metros el tejado y la chimenea.Desdeelexterior,esaespeciedecampanariokitschmehabíaparecidouncaprichodearquitecto,unsucedáneoesnobdelatorredelhomenaje.¡Mehabíaequivocado!Enlaestanciaredondadelnidodeáguila,desdetodaslasestrechasventanasconaspectodetroneraromántica,lavistadelvallecosterodeVaucottes,laplayayelmareraasombrosa.¡Eracomounfaro!MartinDenainhabíamontadoallí sudespacho.Unabibliotecabajade
trescientos sesenta grados rodeandodos sillonesVoltaire y unamesaderobleforradaconungruesoterciopelodecolorpúrpura.Esperé mucho rato, entre cielo y mar, más de una hora quizá.
EmpezabanacerrársemelosojoscuandolasmanosdeMonaseposaronsobremishombros.Nolahabíaoídoentrarnisubirlaescalera.Unhada.Llevabalaestrelladesuvaritamágicasobreelcorazón.—Gracias—dije,antesinclusodebesarla.Largamente.Nos quedamos un momento disfrutando de la luna y de su gemela
temblorosaqueseahogabaenlaMancha.—Cuéntame—dijoporfinMona.Noleoculténada:lasacusacionesdePiroz,mihuida,laconvicciónde
que era víctima de una maquinación policial. Después de habermeescuchado, sin interrumpirme ni una sola vez, Mona pronunció dospalabras,lasdosúnicasqueyoqueríaoír:—Tecreo.Labeséotravez.Lesoltéelpeloysuscabellosdoradossedeslizaron
entremisdedos.
—¿Porqué?¿Porquéhacestodoestopormí?Sumanoseadentróentrelosfaldonesabiertosdelalbornoz.—Vetetúasaber.¿Elperfumedelodesconocido?¿Elgustodesmedido
porlashistoriasquesesalendelocomún?Unaíntimaconviccióndequenoleharíasdañoaunamosca...—Aunamosca,no.Pero¿aunpolicía?Seechóareír.—Si te digo que llames a un abogado y te presentes mañana por la
mañanaenlagendarmería,¿loharás?AbracéaMona.—¡No! No quiero caer en su trampa. Quiero comprender por mí
mismo.—¿Comprenderqué?—¡Todo!Tienequehaberforzosamenteunasoluciónlógica,unallave
queabralapuertadesalidadeestemalditopalaciodehielo.MientrasMonadescubríatesorosenlareservadelacocina—foiegras,
confitdepatoybergeractinto—,abríelexpediente«MagaliVerron»quehabíacogidodelamesadePiroz.Echaba pestes interiormente, ya que la carpeta no contenía ningún
detalle que no conociera ya. Su currículo detallado, que confirmaba losdatosencontradoseninternet,suinfanciaenCanadáymástardeenelVal-de-Marne, los diferentes centros de enseñanza a los que había ido, sutrabajoenBayer-Francia.Laotramitaddelexpedientehacíareferenciaalaviolaciónyalamuerte.Informesmédicoscomplejosenumerabantodaslas contusiones, acompañadas de fotos sórdidas, especificaban su gruposanguíneo, suADN, los detalles de su asfixia como consecuencia de unestrangulamiento...«queprovocólamuerte»,precisaban.¡Seequivocaban,joder!Quizáporunosminutos,peroseequivocaban.Lamentaba no haber dedicado más tiempo a mirar las carpetas que
PirozteníaencimadelamesaenbuscadedatossobreloscasosCamusyAvril,deindiciosdistintosdelosqueunalmabienintencionadamehacíallegarconcuentagotas.Ytambiéndedatossobreestaseriedecifras,estaecuaciónpor laque
Pirozmostrabainterés.
—¡A cenar! —gritó Mona con una energía contagiosa que dispersó
duranteunbreveinstanteelenjambredepreguntasquesearremolinabaenelinteriordemimente.Lareservadeldirectordetesisnodesmerecíacomparadaconelmenú
deLaSirène.Mona sehabía limitadoaponer elblocde foiegras en lamesaycalentarelconfitalbañoMaríadentrodeltarro.—¡A la salud de Martin! —dijo levantando su copa de bergerac—.
P@nsheelepagaelequivalentedetresvueltasalmundoalaño.Asíquenonosquedaotraqueayudarloahacerunpocodesitioensucasa.Brindé.Conunasonrisatriste.Sinentusiasmo.—¿Quévasahacer?—mepreguntódeprontoMona.—Nolosé...—Lástima. —Extendió el foie gras sobre un biscote reblandecido,
descubierto en un envoltorio de celofán al fondo de un armario—.Lástima.Acabaránforzosamenteporpillarte.Yentoncesloperderástodo.Todo lo quemehabía atraídode ti.—Rozó conundedo la estrella quellevabaen lablusa—.Esta ideagenialdeconseguirhacer realidaden tuvidacincosueños.¿Qué...quévasahacerdeesossueños?—Notengoelección,Mona.Ella me miró en silencio, un buen rato, sin tomarse la molestia de
seguir intentandoconvencerme.Enelmomentoenquese levantabaparacoger la cacerola que tenía detrás, el riff de lamelodía demi teléfonomóvilestallóenlahabitación.Númerodesconocido.Descolgué.—¿Salaoui?¡EralavozdePiroz!—Salaoui, no cuelgue. No haga el idiota. ¡Entréguese, joder! Tendrá
derechoaunabogado.Tendráaccesoalsumario.Podrádefenderse.Decidí seguir escuchando,menos de quince segundos, sin decir nada.
Esecabrónseguroqueestabaintentandolocalizarme.—Salaoui,mehaheridogravemente, peroyanosocuparemosde eso
másadelante.MehepuestoencontactoconelInstitutoSaint-Antoine,contodos sus compañeros, incluidos los profesionales, los psicoterapeutas.¡Noestásolo!Podemosayudarle.Noechealtraste...Veinticincosegundos.Colgué y desconecté el teléfono, pero seguía temblándome el brazo.
Monapusosumanosobre lamíadespacio.Hablómásdespacio todavía,comositrataradeamansarme.—Esepolicía,consuspalabras,enelfondotehadicholomismoque
yo.Entregarme.Seríatanfácil...—Quieren endosarme los asesinatos, Mona. Ya lo has oído, él y sus
psicólogos me harán pasar por loco...—Ella apretó más fuerte aún mimano—. ¡Mis huellas no pueden estar en el cuerpo de esa chica! —continué—. La policía miente. Traman algo. ¿Por qué nadie está alcorrientedelamuertedeMagaliVerron?—Yo estoy al corriente, Jamal. André Jozwiak está al corriente y ha
debidodedivulgar lanoticia entre todos losdeYportque frecuentan subar.—Ningúnperiódicohahabladohoydelasunto.—Hablarán mañana... Jamal, ¿por qué iba a arriesgarse la policía a
construirindiciosfalsos?—No tengo ni idea, Mona. Pero, si quieres jugar a las adivinanzas,
tengo un montón de ellas que proponerte. ¿Por qué se divierte alguienenviándomeesossobresparacontarmetodoslosdetallesdelcasoAvril-Camus?¿PorquéMagaliVerronsehasuicidadodespuésdehabercopiadolavidadeMorganeAvril?¿Porquéesabufandarojadecachemiraestabaenganchadaenmicaminocomounfarolimposibledeevitar?Monaapartóeltrozodefoiegrasqueteníadelanteyqueapenashabía
probado.—Muybien,túganas.Merindo.Conayudadeunaspinzasdeaceroinoxidable,cogiólosdosmuslosde
pato confitados.Rojo carmín.Meparecierondos piernas arrancadas delcuerpodeunreciénnacido,queunmédicoforensehubieraconservadoenun tarro. Sin que yo esbozara siquiera el más mínimo gesto, Mona sepercatódemiasco.Mepusounamanoenelhombro.—¡Loúnicoqueséesquenoeresunasesino!Esonisemepasaporla
cabeza.Peroalguiensílocree...Lacarnehervidamedabaganasdevomitar.—¿Porquéyo,joder?Monasequedópensando.Poruninstantemedejéenternecerporsucara
demusarañainmovilizadaenunaconcentraciónextrema,lasaletasdesunariz vibrando, sus pestañas abriéndose y cerrándose, sus incisivosmordiendoellabioinferior.—¿Porquétú?...Buenapregunta,Jamal.¿HabíasvenidoantesaYport?—No...Susdientesabandonaronellabio,dispuestosamorderme.—¡Necesitoquemedigaslaverdad,Jamal!Yonosoydelapolicía.Si
quieresqueteayude,dejadejugar.—Tedigoqueno.Pero...estuveapuntodevenir.—Joder,Jamal,sémásclaro.—Fue hace unos diez años.Chateaba en la red con una chica queme
gustaba, había conseguido convencerla de que pasáramos un fin desemanaenlacosta.AellaleapetecíairaEtretat,peroerademasiadocaroparamí,asíquereservéenlasafuerasdeL’Aiguille.Aquí,enYport.—¿Yentonces?—Puesque,encuantovioquesupríncipeazulsoloteníaunapierna,la
muyguarracancelónuestralunademiel.—¿Noselohabíasdicho?—No.Semehabíaolvidadoinstalarunawebcamdebajodelamesa...—Vale.Entonces,¿nohabíaspuestonuncalospiesenYport?—¡Nisiquieraunosolo!Monarompióareír.Sirviósendascopasdebergerac.—Lo siento. ¡Añadiremos las calabazas de Yport a la lista de las
coincidencias!Yestasemana,¿quéhasvenidoahaceraquí?¿Nohayotrossitiosenelmundoparapreparartupaseoalapatacojaporlosglaciares?—Haceunosmesescontestéaunaencuestaporteléfono.Unrollosobre
el turismoenNormandía.Si lahacías,entrabasenunsorteo,yganéunasemana en un hotel de Yport. Media pensión incluida y los mayoresdesnivelesdetodalacuencaparisinacomoterrenodejuego...¿Entiendesahoraporquénodudéenveniraenterrarmeaquí?—Entiendo...Monavaciósucopa,sedirigióhacialaventanaylevantólavistahacia
latorreta,cuyasombraseadivinabaporencimadeltejado.
—Tenemosquesersensatos,Jamal.Nopuedoquedarmeadormiraquí.La policía no tardará en relacionarnos. Mañana por la mañana sepresentaránenLaSirèneymeharánpreguntas.Meacerqué,ylepuseunamanoenlacintura.—Tenemoshastamañanaporlamañana,¿no?Sumiradasedeslizósobreelvellooscurodemitorso,quecontrastaba
conelrizoclarodelalbornozabierto.—Aquíno—susurrómirandoelnidodeáguila—.Ahíarriba...
19
¿ELPERFUMEDELODESCONOCIDO?
Monaquisoducharseantesdeiralahabitaciónredondaquedominabalavilla.Desdeallí,oísuspasosporlaescalera.EllatambiénsehabíapuestounalbornozdeCalvinKlein.Decolorrubí.Me dio un beso en la boca, admiró un instante el panorama, el valle
dormidoque lasolasciegas lamían,ysealejóparacogerdeunode losestantes de la biblioteca que nos rodeaba un viejo libro con las páginasdobladas. Dio un gracioso saltito para sentarse en la mesa forrada deterciopelopúrpura.—¡MauriceLeblanc!—exclamóexhibiendoelvolumenamarillento—.
El padre de Arsenio Lupin. Escribió sus primeras novelas aquí, enVaucottes. Incluso convirtió este valle en el escenario de una de sushistorias...Meteníasincuidadoloquemecontaba.QueríaolvidarelcasoVerron-Avril-Camus.Queríaolvidarquelapolicíamebuscaba.Queríaolvidarlo todo salvo el cuerpoblancodeMona envuelto en el
albornozdecolorrubí.Ellalevantóunarodillaparaquelateladetoalla,ceñidaaltalleconun
cinturóndealgodón,seabrieraunoscentímetros.—Oye, Jamal, este relato deMaurice Leblanc te va a interesar. Es la
historiadeunpobretipoquepasapordelantedeunadelasmansionesdeVaucottes.Se llamaLinan,unbonitonombre, ¿no teparece?Entraen lacasa para birlar algo con que alimentar a sus perros enfermos. Pero lasuertenoloacompaña:unosminutosantes,elpropietariosehabíapegadountiroenlasienenelsalón.¡Unsuicidio!Me acerqué a ella. Separé lentamente las dos partes delanteras del
albornozparaliberarsuspechosdealabastro.—¿Ycómosigue?—murmuré.Untironcito.Elalbornozsedeslizósuavementesobresupieldesnuda,
hasta lacintura.Monaeracomounafrutarojaquehubieranpeladopara
saborearmejorlapulpa.Dejóquemismanoscorrieranporsuspechos.Selealteróunpocolavoz,peronoperdióelhilodelrelato.—Linanhacedemasiadoruido,seasusta,tiraalgoalsuelo,elcriadose
despierta, lo descubre junto al cuerpo de su señor... Puedes imaginar loquesigue.Arresto.Juicio.TodoelmundopiensaqueelpobreLinaneselculpable,nadiecreequehayasidounsuicidio.Mismanosjugabanahoramásabajo,ensuvientre,paradetenerseenel
cinturónrubíatadopordebajodelombligo.—¿Ycómotermina?—lesusurréaloído.Unestremecimientoleelectrizólanuca.Levantóellibroalaalturade
suspechos.—Mmm...¿Quieresquetelealasúltimaslíneas?Prestaatención,esmuy
instructivo,tevaaencantar.
Unamañana,lajusticiasepronunció.—Prepáreseparamorir,Linan.Lo lavaron.Loataron.Él sedejóhacer, comounanimaldócil, comoun trapo.Tuvieron
quellevarlohastaelcadalso.Lecastañeteabanlosdientes.Farfullaba.—Yonohematadoanadie...Yonohematadoanadie.
Bajo la presión de mis dedos, el cinturón del albornoz se deslizó
alrededordesutalle.Losdosfaldonesdealgodónrojoseabrieroncomounarosaalrecibirelprimerrayodesol.—Elcadalso—susurróMona—, relato publicado enGilBlas el 6 de
febrerode1893.¡Unodelosprimerospanfletoscontralapenademuerte!Dejóellibroypermanecióerguida,sentadaenlamesa.Merecordabaa
Concetti,laprofedeinglésqueexcitaba,enesamismapostura,atodalaclasecuandoteníamosquinceaños.Enunaversiónmenosvestida.Mismanossedeslizaronsobresuscaderasdesnudas.¿Unsuicidio?Uninocente.Uninocentealqueleendosanuncrimenque
nohacometido.Gracias,Mona.Mensajerecibido.—¿Yqueríasquemeentregaraalapolicía?Meapoyéenlamesa.Mientraspegabaloslabiosasucuello,comopor
arte de magia, su pie desató el cinturón de mi albornoz. Mona no seconformó con esa hazaña; los dedos de sus pies emprendieron unaexploraciónbajolosfaldonesabiertosdelalgodóncolorcrema.Deprontoapoyólapalmadelasmanosenelterciopelopúrpuradela
mesa y arqueó el cuerpo. Sus pechos se alzaron hacia el cielo. Doscumbresgemelasnacidasdeunamismaerupción.Meagarréaellasconlasdosmanosmientrasmilenguadescendíaporeltobogándesuvientre,undeslizamientointerminablequemedejabaebrio,embarrancadoenunamatacortayhúmeda.
Mona dormía hecha un ovillo, comoun niño, sobre lamesa forrada deterciopelo. En el momento de sumergirse en el sueño, me había hechoprometerlequeladespertaríaantesdequeamanecieraparapoderirseasuhabitacióndeLaSirène.Unpequeñovampiromonísimo...Sensualyatrevido.NohabíapodidoevitarpreguntarmequéleexcitabamásaMona:¿hacer
elamorconunprófugoacusadodeviolaciónyasesinato,oentregarseaese hombre sobre la mesa del despacho de su director de tesis, con elcuerpofebril,enellugarexactodondeesteúltimodebíadehaberescritoloesencialdesuobra?Lasdoscosas,seguro.No tenía sueño. Daba vueltas sin fin, tanto en sentido propio como
figurado.Mimirada llevaba varias horas perdiéndose entre las estrellasquelamareadescendentehabíaencendido,elcuerpodesnudodeMonayloscientosdevolúmenesquemerodeaban.Losviejos librosdebolsillosecodeabanconenormescoleccionesde
fotografías,gruesosmanualescientíficosydecenasdearchivadores.Leímaquinalmentelasinscripcionesdeloslomos.1978-1983-1990-1998-2004.¿2004?ElañodelasesinatodeMorganeAvrilydeMyrtilleCamus.Meacerquéyabríelarchivador.Meesperabaencontrarreproducciones
de textos de clase hechas con multicopista, ejercicios de alumnos,fotocopiasdeartículosdeinvestigación.¡Nadamáslejosdelarealidad!Memordíellabioparanogritar.ElprofesorMartinDenain,especialistaenquímicamolecular,sehabía
entretenido en recortar todos los artículos del Courrier cauchois quehablabandelcasoMorganeAvril.Congestofebril,puselacarpetaencimadelasillamáspróximaycogí
unas hojas al azar. Todos los papeles amarillentos contaban la mismahistoria,laqueyohabíaleídoenlosdocumentosqueundesconocidomehabíahechollegar.Nadanuevo,yaconocíalamayorpartedelosartículos.Nadanuevo...conunaexcepción.¿Por qué ese profesor que no ponía nunca los pies en Yport había
coleccionadoestosperiódicos?DudabasidespertaraMonaparapreguntárselo.Luego.Meinclinédenuevosobreelarchivador,teníaelrestodelanochepara
leeresosartículos,parabuscarundetalleque semehubieraescapadoydelquepudiesesaltarlachispa,esafamosaclavequeloexplicaríatodo.Quéingenuoera...Habíaechadoyaunvistazoaunadecenadeartículoscuandoabríuna
doblepáginaencolor.CasoAvril.NúmeroespecialdelCourriercauchois.Edicióndeljueves17dejuniode2004.DETOI,MORGANE,[6]eraeltitulardellargoartículo.Nodesconfiaba.Alprincipionomefijéenlaenormefotodelachica,sonriente,vestida
alestilooriental,seguramenteduranteunarepresentaciónderakssharki.Y de pronto me quedé paralizado, boquiabierto. Estaba viendo por
primeravezlacaradeMorganeAvril.Enningunodelosartículosquemehabíanenviadoaparecíaunafotosuya.Obienalguiensehabíatomadolamolestiaderecortarlas.Ahoraentendíaporqué.Gritécomounloco.La habitación redonda vibró a mi alrededor como un cohete
despegando.—¡Joder!¡Nopuedeserella!Misojosincrédulosseposarondenuevoenelartículo.NoeraMorganeAvrillaqueaparecíafotografiadaatodapáginaenese
periódicode2004...¡EraMagaliVerron!Esachicaquehabíanacidodiezañosdespuésyque
sehabíatiradoantemisojosdesdeloaltodelacantilado.Eldíaanterior.Mona se despertó sobresaltada. Se puso el albornoz y, sin atarse
siquieraelcinturón,seacercóamí,inquieta.
—¿Unapesadilla?Letendí,temblando,ladoblepágina.—Joder,miraestafoto,Mona.Ellaleyóeltitular,«Detoi,Morgane»,yseconcentróenlafotografía.—Eraincreíblementeguapa—murmurólainvestigadora.—Joder...Mona,vasatomarmeporunchiflado...—No,¿túcrees?Lepaséunamanoporloslabiosparaborrarsusonrisairónica.—Esa chica de la foto, esa a la que llaman Morgane Avril en ese
periódicoantiguo...eslaquesesuicidóayer.Es...MagaliVerron.Mona me miró largamente, como si su mente intentara resolver una
ecuación compleja, evaluar todos los parámetros antes de formular unahipótesis. Cruzó maquinalmente los dos faldones del albornoz, quevolvieronasepararsedeinmediato.—Separecen,Jamal.—¡No,Mona!Noesunsimpleparecido.Es...¡Mierda,esella!—SolovisteaMagaliunossegundos...—Puede, pero su rostro se me quedó grabado en la memoria. Lo
entiendes,¿verdad?Cadadetalledesurostro...—Talcomohablas,parecequeestuvierasenamoradodeella.Mona me había soltado aquello en un tono de voz sereno. Un poco
cínico.Preferínocontestaryvolverle laespaldaparamirarel restodelcontenidodelarchivador.Conformeibapasandoartículos,mostrabaotrasfotos de Morgane Avril: de frente, de perfil, centradas en su cara oencuadrandoelconjuntodesucuerpo.¡Eraella!Porridículoquepareciera,eraMagali,estabaconvencido,no
podíatratarsedeunerror.Monaparecíaahorairritadapormiobsesión.Secerróelalbornozhasta
elcuello,apretólasmanoscontraelbordedelamesaymemirócomosifueraunestudianteobtuso.—¡Por lo quemás quieras, Jamal, párate dos segundos a pensar!Hay
zonasoscurasenesteasunto,estamosdeacuerdo,perotambiénhay,comomínimo,doscertezasabsolutas.LaprimeraesqueMorganeAvrilmurióel 5 de junio de 2004. Todos los medios de comunicación nacionalesinformaron de la noticia, toda la policía francesa trabajó meses en esecaso.LasegundacertezaesqueMagaliVerronmurióel19defebrerode2014,ayer, túeres testigodirectodesumuerte.En todo lodemás,estoy
contigo,misterioabsoluto,peroesosdosfallecimientossonaxiomas...—¿Sonqué?—¡Axiomas!Hechosquepuedenconsiderarseciertosysobreloscuales
esposiblebasarseparaavanzarenunrazonamiento.—¡Continúa!¿Cuálesturazonamiento?MonamiróunafotodeMorganeAvrilpublicadaenL’Eclaireurbrayon.—Pues sabemos que Magali Verron intentaba parecerse a Morgane
Avril. Diez años después. Mismos colegios, mismos gustos, mismaprofesión...Mismamuerte.Unmimetismodemencial.Enel fondo,noestansorprendentequeintentaratambiénparecerseaellafísicamente.—Noessolounparecido,Mona.¡Esella!Monaestabalanzada.Yoempezabaacomprenderloquelaconvertíaen
una excelente investigadora: era capaz de encontrar una explicaciónverosímilparacualquierparadoja.—¡Aun sin conocerse,Magali yMorgane pueden tener un vínculo de
parentesco!MedijistequeMorganehabíanacidotrasunafecundacióninvitro enBélgica, ¿no?Magali, nacidadiez añosdespués,podría tener elmismo padre biológico. Entonces ve la foto deMorgane, por ejemplo,cuando sale en la tele a raíz de su asesinato. Le llama la atención eseparecido, investiga, descubre que tienen el mismo padre, eso latraumatiza...—Hasta el punto de simular una violación y un estrangulamiento, y
luegotirarseporunacantilado...—¿Por qué no? Yo busco, Jamal, busco como tú explicaciones
racionales.—Nohaynadaderacionalenestahistoria...En la habitación se hizo un silencio que podía cortarse. Éramos dos
farerosalosquelatormentahabíaincomunicadodelrestodelmundo.—Nada de racional—repetí—. ¿Por qué, por ejemplo, tu director de
tesis, que no viene nunca aquí, se dedicó en 2004 a coleccionar losrecortesdeunperiódicolocal?—En esa fecha estaba redactando un trabajo de varios cientos de
páginas con el objetivo de obtener la habilitación para dirigir tesis, unpaso obligatorio para ser profesor universitario. Formaba parte de unadelegacióndelCNRS,elCentroNacionalparalaInvestigaciónCientífica.Unañosinclases.Pasóvariosmesesaquíhablandosoloconlaspiedras,el microscopio y el programa de tratamiento de textos. Parece
comprensiblequeseaburriera.Esesucesoquesehabíaproducidoaunoskilómetrosdesu lugardeestudiodebiódefascinarlo.Comoa todos losdelazona.Comoatodoslosdelazona.¡Unavezmás,Monateníarespuestaparatodo!Tuve la impresión de que me estaba recitando una lección bien
aprendida.—Esunpoco raro, ¿no crees? ¡Cadavezqueun investigador viene a
recogerguijarrosaYport,unachicasesuicida!Me arrepentí de mi réplica antes incluso de haber acabado de
pronunciarla. Mona ni siquiera se tomó la molestia de contestar. Serevolvió el pelo, puso el libro deMauriceLeblanc en la estantería y seciñómaquinalmenteelalbornozalrededordelacintura.Tranquila.Natural.—Voy a vestirme, Jamal. Son las tres de la madrugada. Tengo que
volver a La Sirène. La policía me interrogará sobre la noche de ayer,nuestra cena a solas, habitación para dos, sábanas pegadas a la mañanasiguiente.Tendréquecontarlesquehassidounliguedeunanoche,quemehasparecidounpocoparanoicocontushistoriasretorcidasyqueno,vayaocurrencia,notengonilamenorideadedóndepuedesestar.—Confíoenti,Mona.Setedamuybiencontarhistorias.Nosemeocurrióotracosaquedecir.Miimaginacióndesbordante, la
que la había seducido, se había volatilizado. Observé a Mona bajar laescalera.Sevolvióhaciamí.—Solo una precisión técnica, Jamal. Nuestro equipo de investigación
recoge guijarros enYport todos los años, y lo hace desde que existe ellaboratorio,esdecir,desdehaceexactamenteveintitrésaños.Desapareciódejándomecomoúnicovigilantedelfaro.Metomabaporunloco.¿Acasodebíaextrañarmeporello?ObservéporlaventanaelFiat500deMonamaniobrarporelcaminode
gravaydesaparecerdespuésdelprimerrecododelacarretera.¿Hacerle caso? ¿Rendirme? ¿Llamar a la policía? ¿Esperar a que
vinieranabuscarme?¡Todavíano!No había puesto todas mis cartas boca arriba antes de darme por
vencido. No era el único testigo. Christian Le Medef y la vieja Denise
habían contemplado también el rostro frío de Magali Verron, podríancompararloconeldeMorganeAvril.Rasgué la página entera del Courrier cauchois de 2004 en la que
aparecíalafotodeMorganeAvril.Ningunalógicapodíahacerquemiconvicciónsetambaleara.Noeraunsimpleparecido.
20
¿UNAPESADILLA?
Eranalgomásde las cuatrode lamadrugadacuando, linternaenmano,me puse en marcha. Anduve dos kilómetros junto al mar, al pie delacantilado,hastallegaraYport.Nohabíadormido.Yatendríatiempoaldíasiguiente,escondidoenuno
delossótanosdemicasaencantada.Anoserquelapolicíafueselistaydescubrieramiescondrijo.AnoserqueMonamedenunciase.Ala luzdela linterna, laparedderocacalcáreaparecía lamurallade
unafortaleza,taninfranqueablecomointerminable.Yportdormía.Bajoelreflejodelaslucesdeneónazulesdelcasinoque
electrizaban la noche, busqué con la mirada el Fiat de Mona entre ladecenadecochesestacionadosenelaparcamientodelpaseomarítimo.Nolo encontré. Seguramente Mona lo había dejado en una de las callescontiguas.Todas las contraventanas azul pastel de las habitaciones de La Sirène
estabancerradas.Lamía.DondedormíaMona.Sola.Una mano invisible me oprimió el corazón.Me obligué a avanzar a
oscurasporelmalecónsindejarquemimente siguieravagabundeando.Nodebíaperdermástiempo.Losúltimosdoscientosmetrosqueteníaquerecorrer serían los de más riesgo; en las calles desiertas del pueblodormidopodíasurgircualquierpeligro.Lapolicíadebíadehaberpuestoprecioamicabezaoalgoporelestilo,unllamamientoaladelación,unabonitarecompensaaquienlesentregaraalvioladorcojo.Nuncamehabíasentido tan vulnerable. Aquí no existía la opción de fundirse en ellaberintodecajasdeescaleraoaparcamientossubterráneosqueuníanlosdiferentesbloquesdelaCitédes4.000.DoscientosmetrosaldescubiertohastalacasadeChristianLeMedef.Avanzabaensilencio,sinturbarelsueñodeloshabitantesdeYportcon
untoc-toclúgubre,tipoLongJohnSilverdevueltaaLaHispaniola.Con
el tiempohabíaaprendidoahacerque laprótesisdemipie izquierdosedeslizaraaunosmilímetrosdelasfalto.Unruidomesobresaltó.Detrásdemí.Apretéelpasoyluegomedetuvebruscamente.Elruidocontinuaba,regular.Seintensificaba.Seacercaba.MerefugiéenlasombradelapuertacocheradelaagenciaYportInmo,
conelcorazónlatiéndomeacienporhora.Una respiración sorda se oía en la calle fría. Los pasos por la acera
aceleraron. Largos segundos estirados hasta el infinito, hasta que lasombraseabatiósobremí.El viejo perro pareció tan sorprendido como yo de cruzarse con un
noctámbulo.Puseundedosobremislabiosparaindicarlequenohicieraruido.Élse
sentó, obediente, pero se levantó en cuanto empecé a avanzar de nuevo,dejandosimplementeunosmetrosdedistancia.Sus ojos amarillos detrás de mí parecían dos faros que ya no
iluminaran.Elpobreperrogrisnocheandabasolocontrespatas.Ningunademadera, aluminioocarbonoparaaliviarlo, solounmuñón rígidodepelo.¿Meseguíalospasosquizáporsimplescelos?MedetuvedelantedelacasadeLeMedef.Inmediatamentevilosrayos
de luz que se filtraban por debajo de las contraventanas cerradas de lahabitacióndearriba.¡Mitestigonodormía!Habríaapostadocualquiercosaaquesetrataba
deuninsomnedepresivo.Elperrosesentóenlaaceradeenfrenteparaesperarme.Empujélacancelayllamédespacioalapuerta.Ningunarespuesta.Accioné la manilla, convencido de que no cedería y que tendría que
pensar en unamanera de advertir aChristianLeMedef demi visita sinalborotaratodoelbarrio.¡Nohizofalta!La puerta se abrió como si LeMedef esperarami visita. Puse un pie
dentrodelacasaydijeenvozbaja,casisusurrando:—¿Christian?...¿ChristianLeMedef?...Nomeapetecíaqueeseparanoicomepegarauntiro.—¿LeMedef?...SoySalaoui...
Ninguna respuesta.La luz encendidaenelpisode arriba iluminaba laparte alta de la escalera. A lo mejor ese tipo se había atiborrado desomníferos.Atarax...Mientras subía, me esforcé en que mis pasos sonaran al pisar cada
peldaño. La barandilla se movió bajo mi mano derecha, estaba mediosuelta;inclusocreíqueibaadesprenderse.¿NosesuponíaqueaChristianLeMedeflepagabanparamantenerlacasa?Mipiesehundióenlamoquetadeldescansillo.—¿Christian?Ningunareaccióntodavía.Con precaución, empujé la puerta del dormitorio esperándome
encontraraLeMedeftumbadoenlacama.Drogadooborracho.Misojossetoparonconelvacío.No había nadie en la habitación. La sábana estaba impecablemente
estirada. Había un libro sobre la mesilla de noche, justo al lado de lalámparaencendida.Algunasprendasdevestir,unpijama,unacamisetayunjerseybeiscolgadosenunrielconsoportepararopa.¡Eldormitoriodeunviejosolterón!Medetuveparareflexionarenmediodelsilencio.Unchisporroteocasi
inaudiblemedesconcentró.Bajélosescalonesdecuatroencuatro.Eldormitoriodeunsolterón,repetímentalmente.¡Perodeunsolterón
quemadruga!Alparecer,LeMedefyaestabaenpie.¡Elzumbidoqueoíaera el de un transistor mal sintonizado! Seguramente Le Medef estabadesayunando. Avancé sobre las baldosas blancas y negras. Aparte delpasillo,laplantabajasereducíaaunahabitación:unacocinaabierta,unidaaunsaloncito.Unamesaenelcentro.Unasilla.Mequedéenelumbral,mudoeinmóvil.Joder,¿quédemonioshabíapasado?Había un plato encima de la mesa. Una loncha de carne demasiado
cocidaflotabaenunmardetagliatelle.Unvasomediollenodevinotintodelante del plato. Una botella casi vacía. Un cuchillo, un tenedor, unaservilletadecuadrosenequilibriosobreelborde.Unabaguettepequeña.NirastrodeLeMedef.—¿Christian?—volvíallamar.«France Bleu, al filo de la madrugada», me respondió en sordina el
transistorantesdequeempezaraasonarMonvieux,deDanielGuichard.Subílavozporsiestabaenelváteroduchándose.Sinningunaesperanza.LeMedefnohabíadormidoencasaesanoche.Nisiquierasehabíaterminadolacena.Mimentemascullaba.Joder,¿quédemonioshabíapasado?Durante los minutos siguientes, registré hasta el último rincón de la
casa de pescadores. Apenas sesenta metros cuadrados, así que no tardémucho.LoúnicoquesaquéenlimpiofuequeLeMedefnoestabaallí.Niélnisucadáver...Nada. Solo algunos objetos personales del parado: ropa, libros, un
ordenador portátil cuya clave de acceso yo no tenía, un frigorífico casilleno, una pila de periódicos locales, medicamentos, antidepresivos,Anafranil,noAtarax.ComosiLeMedefhubieratenidoqueirsederepente.¿Cuándo?Pasandototalmentedelashuellasquedejaba,toquéelpanqueestabaen
lamesa.Blando.Removílascenizasenlachimenea.Templadas.Todo indicaba queLeMedef había desaparecido hacíamenos de diez
horas,sindudacuandoestabacenando.Esocoincidíamásomenosconelmomento en que Mona había llegado a Vaucottes. Eché otra miradacircularalasala.MerecordóelpisodemitíoYoussef.Yoteníasieteañoscuandoentréallíporprimeravezconmimadre.Mitíohabíamuertodeun ataque al corazón tres horas antes ymimadre tenía quebuscar unospapeles para las pompas fúnebres.Todavía estaba la sopa enun cuenco,habíaunarebanadadepandemigamordisqueadoylaszapatillasestabandebajodelasilla.¿ChristianLeMedefestabamuerto?¿Lohabíanmatado?¿Secuestrado?¿Inducidoahuir?¿Porqué?Susúltimaspalabras,pronunciadaseldíaanteriordelantedelaMaison
delaPresse,resonabanenelinteriordemimente.«VoyaseguirhusmeandoparaaveriguaralgomássobreesatalMagali
Verron.Pararomperlaleydelsilencio,yameentiendes.»¿Habíaencontradoalgo?
Élcreíaquesetratabadeuncomplot,deunamaquinación.Elsilenciodelosperiódicos.Elsilenciodelapolicía.¿HabíadetenidolapolicíaaChristianLeMedefparaquenohablara?«¡Ridículo!», me susurraba una vocecita razonable. En Francia, la
policía no interroga a los ciudadanos por la noche sin dejarles siquieraqueterminendecenar.Consultéelreloj.Las4.35.Meconcedídiezminutosmáspararecorrer
lacasaantesdevolveraVaucottes,antesdequeYportsedespertara.Abríloscajones,pasélamanopordebajodelosmuebles,saquéloslibrosdelasestanterías,laropadelarmario.Nada.Conexcepcióndeundetalle.Una hoja blanca doblada dentro de la guía de teléfonos, en la que
alguien,seguramenteLeMedef,habíaescritounaseriedecifrasencuatrocasillas.
Me temblaron los dedos al cerrar las páginas amarillas. ¿Seguía Le
MedeflamismapistaquePiroz?¿Poresolohabíaneliminado?Gotas de sudor corrían pormis brazos, hasta lasmanos, e inundaban
todoslosobjetosquetocaba.Tiradores,pestillos,interruptores...LitrosdeADNquepermitiríanculparmedeladesaparicióndeChristian
LeMedefencuantolosvecinosdieranlavozdealarma.Echéunvistazoatravésdelascontraventanas.Lacalleseguíadesierta,
apartedelperrocontrespatasbajolafarola.Doblélahojaconlasochocifras,melametíenelbolsilloysalí.
21
¿HABÍAENCONTRADOALGO?
Dormíhastalasdiezdelamañana.ElmensajedetextodeMonafueloquemedespertó.
VisitapolisaLaSirène.Tebuscan.Yocallada.Tequierenvivo,creo.¡Uf!Cuídate.Bonnie
Me quedé largos segundos inmóvil. Disfrutando. Los rayos del sol
colgadosobreelvalledeVaucottesatravesabanloscristalesparadorarlassábanas de lino.Ajusté el enorme edredónde plumas bajomi espalda ytecleéunarespuesta.
¡Nomecogerán!Misterion.º 123:ChristianLeMedef, llamadoAtarax, testigon.º 2delsuicidiode
MagaliVerron,desaparecidodesdeanoche.¡Unatrampa!Séprudente.Clyde
EsperévariosminutoslarespuestadeMona.Sinquellegara.Levantarse.Lavarse.Vestirse.Desayunar.Afeitarse.Monadebíadelimitardeliberadamentenuestrosmensajes.Teníarazón.
Lapolicíalahabíaencontrado,podíansospechardeella.Vigilarla.Hacia las once, después de haberme zampado una caja de galletas
caramelizadasmojadasencafé,bajéalsótano,único lugarde lacasadeMartinDenainqueaúnnohabíavisitado.Lacontinuacióndemiplandeataqueseguíaestandobastanteconfusoen
micabeza.Paraempezar,pasartodoeldíaescondidoenesavillayutilizarlos instrumentos de comunicación disponibles con la esperanza deencontrarunapista.Internet.Teléfono.ComoaqueltipodeunapelículadeHitchcock que resuelve un caso sin salir de su casa, con una pierna
escayolada.A juzgar por la gruesa capa de polvo, en el sótano del profesor de
universidad no debía de haber puesto nadie los pies desde hacíameses.Mishuellasdepasosasimétricasquedaronimpresasenelhormigóngris,másidentificablesquesihubieraandadoporlanieve.Cuandolabombilladesnudacolgadaenelextremodelcableeléctricoseencendió,unolordeinsectochamuscadosedifundióporlaestancia.Habíaunbatiburrillodetrastosdeusoexclusivoparafinesdesemana
soleados:bicicletas,sombrilla,tumbonas,barbacoa,sillonesdejardín,reddebádminton,pelotas,raquetas...Ycajasdecartónapiladascontralasparedes.Tenía un día entero por delante, así que nome resistí a la tentación:
arranquélacintaadhesivamarróndelaprimeracaja.Conteníaunadecenadeálbumesdefotos.Los hojeé sin prisa, como si cada volumen correspondiera a un
episodiodeunaserietelevisiva.LosDenain,temporada1.El profesor universitario posaba delante de la aguja de Etretat en los
añosochenta,ajuzgarporelRenault5decolornaranjaaparcadodetrásdeellos,delamanodesumujer,unarubiaguapayesbelta,conlamelenarevuelta, sonriente. Su vida desfiló foto a foto, bajo papel de celofán.Martinenlaplaya.Martinhaciendobricolaje.Martinpescando.Otroálbum.DenainmenosjovenposabadelantedelaagujadeEtretat,
enlosañosdosmilajuzgarporelAudiA4aparcadodetrásdeellos,delamanodesumujer,unarubiaunpococorpulenta,conelpelocortoyairesevero.Martinhaciendosurf.Martinpracticandoelgolf.Martin jugandoaltenisconsuhijo,unchicomorenoquedebíadetenermiedadyalqueseveíacrecerconelpasodelaspáginasydesusestanciasenlasegundaresidenciafamiliar.Seguí rebuscando en otros álbumes, al azar, hasta encontrar lo que
buscaba:unafotodeMona.Habíadosentreloscientosdeinstantáneas.En la primera, Martin Denain recogía guijarros con Mona. En la
segunda,el investigadorposabaconMonadelantede laagujadeEtretat.Susmanosnosetocaban,peroMonaestabamásguapaquenunca.ElprofesorDenainteníamuchasuerte.Comoporunaespeciede telepatía,mi teléfonosonóenesemomento.
¡LarespuestadeBonnie!
MalasuerteladeLeMedef,tío.Apuéstalotodoatutestigon.º 3.LaviejaDenise.¡Sino,camisadefuerzadirectamente!
Sonreí, palpé la doble página del Courrier cauchois en mi bolsillo.
Mona tenía razón. Con Le Medef fuera de juego, solo Denise podíadeclararqueelrostrodeMagaliVerroneraidénticoaldeMorganeAvril.SoloDenisepodíademostrarqueyonoestabacompletamentechiflado...Elproblemaeraqueloúnicoquesabíadeellaerasunombredepilaysuedad.Denise.Setentaaños.UnespécimentanrarocomounaNathaliedecincuentaounaStéphanie
detreinta.NoibaallamaratodaslasDenisedelcantónquefiguraranenlaguía
telefónica.NiapedirlesudirecciónaPiroz...Tecleé, nervioso, unabreve respuesta.Dos simplespalabras en forma
deSOS.
¿Denisequé?ComosiMonapudierasaberlo...LeMedefmehabíadichoquenohabía
vueltoaveraDeniseenYport.Podíamuybienvivirenunpueblodelosalrededores.Proseguímiexploraciónenelsótano.En uno de los estantes más altos encontré una cajita roja. Conseguí
descifrarlasletrasmedioborradas:WINCHESTERAMMUNITION.¡Unacajadecartuchos!No hay munición sin armas... Era evidente que el profesor Denain
escondíaunrevólverenalgúnlugardelsótano,sindudalejosdelalcancedelosniños.Registré durante un cuarto de hora largo antes de encontrar lo que
buscaba,alabrirunodelosúltimoscajonesdeunacómodacuyoaccesoobstaculizaban casi por completo un taburete y unamesa de ping-pong.Primeroapartépilasderopa.Prendasdemarca,tiradasallícomotrapos.¿Pasadas de moda? ¿Demasiado pequeñas? ¿Olvidadas? Guantes deVuittongastados.UnpoloEdenParkrosa.Unacamisetadeadolescentede
Armani.Unacorbatadevichydealgodón,deBurberry.Dejé que el trozo de tela se deslizara entre mis manos y pensé que
seguramentetodoslostiposquedisponíandeunpocodepastadebíandetener esa clase de complementos en su guardarropa.No iba a imaginar,solofaltaríaeso,queunacoincidenciamásmehabíallevadoaponermearegistrar el sótanodel asesinode labufanda roja..., aliasMartinDenain,profesordequímicamolecular.Elrevólverestabaescondidodebajodelaropa.Un King Cobra, según el nombre impreso en blanco sobre el metal
negro.Nuevo.Almenosesosuponía;eralaprimeravezqueteníalaculatadeunarmadefuegoenlamano.El aviso de mensaje sonó en el sótano mientras mi dedo probaba la
sensibilidaddelgatillo.
¡Pregúntalealperro!TardéunossegundosencomprenderelmensajedeMona.¿Elperro?¿Quéperro?Primero pensé que se trataba de unmensaje con doble sentido; luego
meacordédeArnold,elshihtzudeDenise.¿Elcuartotestigo?¡Monametomabaelpelo!Estaba pensando en una respuesta ingeniosa, tipo «Si tienes tiempo
mientrasestásenlaplaya,pregúntalestúalasgaviotas»,cuandomipulgarseinmovilizósobreeltecladodelteléfono.Lasoluciónestallódentrodemicabezacomounaevidencia.¡Monanoseburlabademí!Suconsejonopodíasermásexplícito.«¡Pregúntalealperro!»Conun
pocodedesparpajoymuchasuerte,podíafuncionar.Subí los escalones del sótano de cuatro en cuatro, sin perder ni un
segundo en arreglar el desorden que quedaba a mi espalda. Tenía quehaberforzosamenteunaguíatelefónicaenesacasa,asíquefuialsalónabuscarlayempecéaabrirloscajonesdetodoslosmuebles.El chirrido de neumáticos en el jardín de la villa paralizómi último
gesto, como si una mano de hierro hubiera cerrado el puño sobre lospensamientosqueinundabanmimente.¡Lapolicía!
Instintivamente,meagachépordebajodelaventana.Oí con claridad el ruido de una puerta que se abría. Unos pasos
avanzandosobrelagrava...Noibaadejarmeatraparallí,deesaformatantonta.Melevantéconprecauciónyechéunvistazoatravésdelcristal.El coche estaba aparcado delante de la puerta de entrada. El tipo se
acercaba,segurodesímismo.Aunqueparecieralisayllanamenteimposible,teniendoencuentaqueni
siquieralapolicíalohabíaconseguido,élmehabíaencontrado.Se entretuvo encendiendo un cigarrillo y después no titubeó ni un
segundo.El cartero fue hasta el buzón, metió dentro un gran sobre marrón y
montódenuevoenlafurgonetaamarillaparacontinuarsurecorrido.
22
¿CONDOBLESENTIDO?
MartinDenainA/AJamalSalaouiLaHorsaine123,cheminduCouchantVaucottes76111Vattetot-sur-Mer
Volvíaleerladireccióntemblando.MartinDenainA/AJamalSalaoui
Laslíneasmanuscritasdanzabanantemisojos.¿Quiénpodíasaberquemeescondíaallí?¡Nadie! Nadie con excepción de la que me había facilitado ese
escondrijo.Delaúnicapersonaquemeayudabaaescapardelapolicía.Delaúnicapersonaenelmundoqueaceptabacreerme.Mona.¿Estaba representando una farsa desde el principio, desde nuestro
primerencuentroenlagendarmería?Observédenuevoelvalleatravésdelaventana;mimiradadescendió
hastalaplaya.¿Quérelaciónpodíatenerlarecolectoradeguijarrosconlamuerte de Magali Verron? ¿Y con las de Morgane Avril y MyrtilleCamus? Aquello no tenía ningún sentido. Mona era la única que podíahaberenviadoesesobreporcorreo,pero,mandándomeloaquí,acasadesudirectordetesis,indefectiblementeseacusaba.Unavezmás,renunciéacomprender. La curiosidad era más fuerte; imaginaba que ese sobreconteníamás detalles sobre el casoAvril-Camus, detalles de los que eninternetoenlaprensanosehabíahablado.
Mesenté en el sillónmás cómododel salón, el que estaba frente a lachimenea apagada. Las manos seguían temblándome cuando rasgué elsobre.Soloconteníadospáginas.ActadeladeclaracióndeFrédéricSaint-Michel.PiezasdeconvicciónMC-47,MC-48,MC-49,MC-50.
CasoMyrtilleCamus-Lunes,30deagostode2004EllenNilssonlehabíapedidoalcomandanteBastinetqueladejaradirigirladeclaracióndeFrédéricSaint-Michel,elprometidodeMyrtilleCamus.El comandante había accedido de buen grado a la petición de lapsicocriminóloga.Estabaagobiadoporlosexpedientes,lasexigenciasderesultados del juez Paul-Hugo Lagarde y el hostigamiento al que losometíaCarmenAvril,quesenegaba,juntoconsuabogado,acreerquelapolicíahacíatodoloposibleparaencontraralasesinodesuhija.Y,paraaumentar la presión, Bastinet vivía con la angustia de que apareciera elcadáverdeotrachicaviolada.Durante la reunión de trabajo improvisada delante de la máquina de
café, Bastinet había observado que sus facciones arrugadas y las bolsasbajosusojoscontrastabanconlafrentelisaylospómulosdelicadosdelapsicóloga. «¡Cincomil euros!», había dicho con sarcasmo por lo bajiniBéranger,susegundo.Latarifaestándardeunliftingcervicofacial.¡AquellosobrepasabaaBastinet!¿Cómo podía una chica tan preocupada por su apariencia ejercer un
oficioqueconsistíaenadentrarseenlaintimidaddelosdemás?—SeñorSaint-Michel,¿setratadeunacartadeMyrtille?—preguntóla
psicocriminóloga.—Sí. Es la última que recibí de ella. Me la envió estando en el
campamento,unosdíasantesdesumuerte.FrédéricSaint-MichelestabaalladodeAlinaMasson.Ellaloconfirmó
con un gesto de la cabeza. La energía combativa de lamejor amiga deMyrtilleCamuscontrastabaconlamelancolíaqueempañabalamiradadeSaint-Michel.—¿Nosecomunicabanconmensajesdetexto?—insistióEllen.—Sí,también.Pero...
AFrédéricSaint-Michel seguía resultándoledifícilhablardesu futuraesposa.Susdedosestrujabanunpaquetedetabacoenelfondodeunodesusbolsillos,implorandocasiconlamiradaautorizaciónparafumarenlacomisaría.AlinaMassontomóelrelevo.—Myrtilleeramuyromántica.Legustabaelcorreo.Elcorreoenpapel,
quiero decir. Le gustaba escribir. En el campamento, a vecesterminábamos las reuniones pasada la medianoche y ella se ponía aescribirigualmenteensutiendaalaluzdelalinterna.Cada rasgo de carácter de Myrtille, salido de la boca de su mejor
amiga, parecía una flecha clavada en los recuerdos de Saint-Michel. Elhombre se puso un cigarrillo apagado entre los labios y se cogió lacabezaconlasmanos.Ellenloobservabacomounentomólogoobservaaunamoscaquechocacontralasparedesdeunvasobocaabajo.Peseasupromesa,elcomandanteBastinetnopudoevitarintervenir.—¡Sinosleyeraesacarta!Ellenfrunciótodoloquepudosufrenteestiradaysuavizóconunavoz
serenalaspalabrasdesujefe.—SeñorSaint-Michel,séquesetratadeunacartaíntima,unpoema,por
lo que usted nos ha dicho. Seguramente son las últimas palabras queMyrtilleescribióantesdequelequitaranlavida.Peroquizáencontremosahíunindicio...FrédéricSaint-Michelaplastóelcigarrilloenelhuecodelamanoantes
decontestar:—Íbamosacasarnos.Sesalíadelacuestión.La psicocriminóloga batió sus largas pestañas. Demasiado largas.
Postizas.—Losé,Frédéric.Nosgustaríaescucharloqueleescribió.Saint-Michelmiró fijamente el papel que había sacado de un bolsillo.
Máspesadoqueunapilade libros.Sus labiossemovieron,peroningúnsonidosaliódeellos.Bajolamesa,EllenNilssonpusosusdedosdeuñasesmaltadasencolor
carmín, a juego con el vestido amaranto, sobre las rodillas delcomandante. Este, sorprendido en un primer momento, enseguidacomprendióquesimplementeleestabapidiendounpocodepaciencia.Lapsicólogaalargóhaciaeltestigounbrazoconlamuñecaocultabajo
untúneldepulseras.—Nopasanada,Frédéric.Déjenosesacarta.Lahojasedeslizósobrelamesa.Lapsicocriminólogaleyóenvozalta
yclara:
Myrtille,24deagosto,Isigny-sur-Mer,2.25delamañana
Amormío:Altiemposusagujaslerobaréparaimpedirquesevaya.Alsolsusmuletaslerobaréparaimpedirquesalga.Alaprimaverasusjunquilloslerobaréparaimpedirqueseaje.Alcapullosuorugalerobaréparaimpedirqueescape.Enelmundorejaspondréparaimpedirquenossepare.Conharaposnuestrafortunavestiréparaimpedirquenoscompre.Alasdemáschicasmataréparaimpedirqueteamen.Alavidaunafamilialepediréparaimpedirquenoshastíe.AnuestroalrededoruncastilloconstruiréYcontratodolodefenderé.
M2O
AlinaMassonretorcióunpañuelodepapelparaenjugarselaslágrimas.
FrédéricSaint-Michelapretóotrocigarrilloentrelosdientesylomordióhastahacerunsurcoentreelfiltroyelresto.—Esunpoemaprecioso—dijoEllen.No era un cumplido de cortesía, lo pensaba de verdad.Myrtille tenía
talento; un talento que habían machacado como cuando se arruga unapáginamanuscritaparahacerunabolaantesdetirarlaalapapelera.Ahora comprendía mejor las reacciones de los que habían vivido
irradiados por el carisma deMyrtille, entre cólera y desesperación. LehabíapropuestoaCharlesyaLouiseCamusasistiraladeclaración,perolospadresdeMyrtillehabíanrechazadoeducadamentelainvitación.Yanoqueríanseguircompartiendoelrecuerdodesuhijaconpolicíasojueces.Myrtille estabaenterradaenElbeuf, enel cementeriodeSaint-Étienne,ylesgustabarecogerseallítodaslasmañanas.Solos.Alcontarlesunayotravez a los investigadores hasta el más mínimo detalle de la vida deMyrtille, tenían la impresión de dispersar sus recuerdos como sidispersaransuscenizas.Bastinet no añadió nada. Decepcionado. No es que fuera insensible a
aquellos emotivos versos, pero no veía nada en el poema que pudieraayudarlo a identificar al asesino,ni siquiera releyéndolounayotravez.Dejócorrerundedosobrelahoja.—¿Quésignificaestafirma,M2O?—Matrimonio,2deoctubre—precisóSaint-Michel—.Eslafechaque
habíamos fijado para la ceremonia. La religiosa enOrival y la civil enElbeuf.ElvinodehonorenlaCasadelaJuventudylaCultura,ylacenayelbaileenelcirco-teatro.Decapitóelcigarrilloyescupiólacolillaenlapalmadelamano.Alina
pusoelpañuelodepapelhúmedosobrelamesa.—¿Estepoemapuederealmenteayudarles?Bastinet alimentó la duda haciendo un movimiento impreciso con la
cabeza;noibaasoltarlesquehabíaperdidoeltiempo,queelúnicoindicioverdadero era la libreta Moleskine azul celeste de Myrtille, esa dondeescribía con regularidad, en la que tal vez se mencionaba un pequeñodetallesobrelosdíasylashorasanterioresasuviolación.Lalibretaqueelasesinosehabíallevado.Bastinetselevantó.MiróaFrédéricSaint-Michelyleparecióquetenía
malacara,nadaqueveryaconelChichinguitarristaquehacíafantasearalas monitoras de su Casa de la Juventud y la Cultura. Entre ellas, lahermosaMyrtille.Matrimonio,2deoctubre.LosacordesmachaconesdelprogramatelevisivoDimequesí sonaron
ensucabeza.Dimequesí,Freddy.¡Quégilipollez!
Mientrasempujabalapuertadeldespacho,Bastinetexplicóqueteníaotrasurgencias,quedejabaaEllenterminarsolalaentrevista,quelapsicólogacontabacontodasuconfianza.Paraseguirhablandodepoesía,pensó,delaabsurdavestimentasexyde
Myrtille Camus el día del drama, de la fecha de la boda y de la tartanupcialanulada.¿Dequéservía interesarsepor lavíctimaapartedeparatener buena conciencia? Toda la investigación debía concentrarse en elasesino. Durante el interrogatorio, que había durado menos de veinteminutos,lehabíanpasadotresnuevasllamadasdepersonasqueafirmabanhaber reconocido al tipo de la gorra Adidas que rondaba alrededor deMyrtille Camus antes de la muerte de esta. Se sumaban a unas cuantasdecenasmás,desdeprincipiosdesemana.Habríaqueverificar todos lostestimonios, por principio, aunque Bastinet estaba convencido de que elvioladornosedejaríapillartanfácilmente.
El cabo de la gendarmería de Valognes lo llamó tres horas más tarde.Bastinet estaba intentando convencer a todas las oficinas de turismo deldepartamento que colocasen en sus escaparates el retrato-robot deldesconocidode la gorra blanca y azul y del otro, casi su gemelo, de labufanda roja de Burberry. El supuesto asesino vivía en la segundaresidenciadesuspadres,asíquehabíaqueapuntara laszonas turísticas,peroalosayuntamientosnoleshacíaningunagracia.—Póngalosdondequiera,comandante,peronodelantedelasnaricesde
losturistas.¿Delosturistas?¿Enseptiembre?
—¿Léo?—Sí.—SoyLarochelle,delacomisaríadeValognes.—Sí...Elcabosequedóunlargomomentoensilencio.Aversiespabilaeste
idiota,pensóBastinet.Larochelle no había podido resistirse a la tentación de echarle un
mínimo de teatro a su triunfo. Al segundo siguiente dejó a Bastinetclavadoenelasiento.—¡Lohemospillado!—¿Aquién?—AltipodelagorradeAdidas.Alquerondabaalrededordelajoven
Camus. Lo hemos localizado en Morsalines. Confía en mí, es unainformaciónfiable,esnuestro.¡Tengoinclusosunombreydirección!
23
¿SUNOMBREYSUDIRECCIÓN?
Leíyreleíelpoema.Conmovido.Emocionado.Una vezmás,me pregunté qué relación existía entre el casoMyrtille
Camus...¡yyo!¿A qué venía esa profusión de detalles? ¿Cómo podía ayudarme la
investigacióndelsegundocrimendelasesinodelabufandarojaaresolverel primero, el de Morgane Avril, y, por consiguiente, el enigma delsuicidiodeMagaliVerronhacíadosdías?¿Cómopodíaayudarmeasalirdelcallejónsinsalidaenelqueestabaatrapado?Con todo, por elmomento, conocer la continuación de la historia, el
nombredeesetipoidentificadoporlapolicíadeValognes,elsospechosonúmerounodelasesinatodeMyrtilleCamus,nourgía,yaquealguienselasarreglaríaparahacérmelallegar.Esoformabapartedesuplan.Me levanté, caminé por el salón concentrándome en cada verso. El
parquetbarnizadochirriababajomispiescomoelcampanilleoobsesivodeunconcursotelevisivo.Desdequehabíaleídoesaacta,unaintuiciónmerondabainsistentementeporlacabeza.¿Ysiesossobresnofueranunatrampa?¿Ysi,porelcontrario,alguien
me enviaba esas cartas para que yo encontrase la solución? Para quedescubriera en esa multitud de indicios, diez años después, lo que lapolicíahabíapasadoporalto.Laidentidaddeldobleasesino.Aquelpoemaeraunadelaspiezasdelpuzle.Unamás.Meacerquéotravezalaventana.Fuera,untipoencorbatadocaminaba
hacialaplaya,conunteléfonopegadoalaorejayvolviéndosesinparar.Desgrané mentalmente las preguntas, tal como se me ocurrían, en
desorden.Casiunadecena.¿Porquémeenviabanesossobres?¿Quéaptitudespecialteníayopara
resolveresecasodelquenosabíaabsolutamentenadadosdíasantes?¿Quién, aparte deMona, podía saber queme escondía en la segunda
residenciadeMartinDenain?
¿Qué había sido de Christian Le Medef? ¿Lo habían secuestrado?¿Matado?¿Quésignificabanlascuatrocasillasylasochocifrasqueinteresabana
LeMedefyaPiroz?Enlacalle,unarubiabajabalapendientepronunciadacargadacondos
niños,unabicidecuatroruedasyunpatinete.Si bien no tenía ninguna respuesta para los cuatro primeros
interrogantes, me parecieron lógicos, racionales. Nada que ver con losseissiguientes,acualmásdelirante.¿Cómohabíapodidolapolicíaencontrarmishuellasenelcadáverde
MagaliVerronsiyonolahabíatocado?¿Cómo había podido enrollarse Magali Verron esa bufanda roja
alrededordelcuellomientrascaíaporelacantilado?¿Porquélaprensanohabíadichonadaacercadesumuerte?¿Cómo explicar esas coincidencias irreales entre Magali Verron y
MorganeAvril?Nacimiento,gustos,escolaridad...¡yrostrosidénticos!¿Era posible, como yo estaba convencido, que Morgane Avril no
hubieramuertohacía diez años, cuando todos los periódicosdeFranciahabíaninformadodesuasesinato?Ylaconsiguientepregunta:¿Eraconcebiblequeunsoloparámetropudieraresolverlatotalidadde
esaecuacióncondiezincógnitas?Echéotrovistazodesconfiadoalexterior.Unadolescente,últimovagón
de la familia de paseo, arrastraba los pies por el asfalto, aislado delmundoconunoscascosMP3deltamañodeunasorejeras.Solo estaba seguro de una cosa: no iba a resolver ese enigma solo,
únicamente con el poder de mi materia gris, como en esas películasantiguas en las que el investigador barrigón desentraña el misterio sinsiquieralevantarsedelsillón.Necesitaba actuar, y la primera acción consistía en averiguar la
identidaddeltercertestigo.Denise.¡Mona tenía razón! No había más que preguntarle la dirección a su
perro...Enlosminutosquesiguieron,registréelsalóndeMartinDenainhasta
que encontré la guía de teléfonos bajo una pila de periódicos antiguos.Pasédeformacompulsiva laspáginasamarillas.Solohabía tresclínicas
veterinariasenunradiodeveintekilómetros.Empecéporlamáscercana,la clínica L’Abbatiale, en Fécamp. Una secretaria con voz de gata mecontestó.—Perdone—maulléyotambién—,llamodepartedemiabuela,Denise,
porsuperro,Arnold.—Arnold—repitiólachicaconsuvozalmibarada—.Unmomento...—
Unaadictadel teclado.Escribía a todapastilla—.Arnold, un shih tzudeonceaños,¿esese?¡Estuveapuntodegritardealegría!—¡Sí!Verá,miabuela...,cómo lediría...,empiezaaperderunpoco la
cabeza.Seleolvidanlasvisitas,lasvacunas...Asíqueestoytomandoyoelrelevo,conArnoldycontodolodemás.—Comprendo,espere,voyamirar...—Oícrepitardenuevounteclado
ylavozrosacaramelocontinuó—:Leenviamosunacartaderecordatorioa su abuela hace seismeses.Arnold tiene que venir a visitarse antes dejunioparalavacunacontralapiroplasmosis.—¡Losabía!Selehaolvidado.¿Puedevolveraenviarmelacarta?—¿Asudirecciónoaladeella?—Alademiabuela.Pasoporsucasatodaslassemanas.A la secretaria le encantó este último detalle. Su voz se hizo ya
totalmenteempalagosa.—Selaenvíohoymismo,señor...Mequedédubitativounlapsodetiempoprudentementedosificado.Justo
antesdequeellacolgara,tomélapalabra:—¡Espere!¿Quédirecciónleshadadomiabuela?Ahoraquelopienso,
quizálacartaanteriorseperdió,tuvimosquetrasladarlahaceunosmesesaunacasadeunasolaplanta.Un breve silencio sin ningún ruido de tecleo. Supuse que estaba
utilizandoelratón.—DeniseJoubain.AntiguaEstación,carreteradeLesIfs,enTourville-
les-Ifs.¿Escorrecto?—Perfecto,señorita.Señorita.Mediounasgraciasacarameladasyaprovechéparacolgar.Unminutodespués,elmapaaescala1:25.000estabaextendidosobrela
mesadelsalón.LesIfserauncaseríosituadoaseiskilómetrosdeYport,en pleno campo. Pasé un ratomarcando las zonas boscosas, los taludes
con vegetación y los senderos aislados para trazar el itinerario quemepermitiera ir a casa de Denise Joubainminimizando la probabilidad decruzarmeconalguienquemedenunciaraalapolicía.Seiskilómetroseramuchoparaqueuncojotrotandoacampotraviesapasaseinadvertido.Intentarveraesaviejasuponíaunriesgo;eraconscientedeello.Pero
¿acasoresultabamenosarriesgadoquedarsecriandomohoenaquellacasaundíaentero?Teníaenmimanounúltimotriunfo.DeniseyArnold.Ypensabaaprovecharlo.
24
¿EMPIEZAAPERDERUNPOCOLACABEZA?
Seguíadesdehacíavarioskilómetroslavíaférreaabandonada.LaantigualíneadeFécamp,queenotrostiemposenlazabaconeltrenRuan-ElHavre,no había sobrevivido al declive del turismo en la costa normanda. Soloquedabadeellaunalargacicatrizenloscampospantanosos,deunosdiezmetros largos de profundidad, y parcialmente reconquistada por losavellanos,losroblesylosolmos.Elespacioentrelastraviesas,queunafríalloviznavolvíaresbaladizas,
marcaba el ritmo de mis zancadas. Hasta Tourville, no me crucé connadie, salvo con algunas gaviotas que me espiaban desde el cielo y uncernícalo que, inmóvil sobre el tronco de un plátano, parecía esperardesdelaBelleÉpoqueaquepasarauntren.Subíel taluda laalturadelcaseríodeLes Ifsymeencontré frenteal
lugardondesesuponíaquevivíaDeniseJoubain.¡La antigua estación! Una casa solariega, azul lino, con paredes
revocadas hasta el tejado de pizarra, y coronada por dos chimeneasanaranjadasyunrelojmonumental.Eltiemposehabíaparadoallíundíalejanoalas7.34.Anadielehabíaparecidonecesarioretirardelafachadala placa de cerámica que anunciaba: FERROCARRIL, y casi podía unoimaginarquelapuertaderobleibaaabrirseparamostraraunamultituddeelegantesmujeresconenaguasalmidonadasbajoelvestido,banquerosbigotudos tocados con canotier y pequeños parisinos disfrazados demarinero.Lostreneslosesperaban.Unadecenadevagonesytres locomotorasestabandesperdigadosa lo
largodelavíaférreaabandonada.UnvagóndelOrient-Express,uncochePullman, una locomotora Pacific Chapelon. Nuevos, como si hubierancirculadoeldíaanterior.El decorado me pareció surrealista, pese a que, al preparar mi
itinerario, había visto que una asociación de ex ferroviarios habíainstalado su cuartel general justo al lado de la antigua estación y
restauraban vagones herrumbrosos para que compañías ferroviarias detodoelmundopudieranofrecerlesunasegundajuventud.La llovizna se hizo más intensa. Sin duda eso explicaba por qué no
había nadie trabajando en el exterior. Me acerqué hasta la puerta sinconseguir librarme del convencimiento íntimo de que, una vezmás, lascosasnosucederíancomoestabaprevistoqueocurriesen.DequelaviejaDenisenoestaríaencasa.Dequetambiénaellalahabríanhechocallar.Deque...El ladrido de Arnold estalló detrás de la ventana, luego apareció su
hociconegro,tocadoconunacortinadeencaje.Babeódosminutoslargossobreelcristal,histérico,antesdequeDeniseJoubainmeabriera.Denise me miró de arriba abajo con ojos atónitos, como si, con mi
WindWall violeta, fuera una especie de viajero espaciotemporal venidodelsiglofuturo.—¿Sí...?Nomehabíareconocido.Sinembargo,habíatomadolaprecauciónde
ponermelamismaropaquecuandonoshabíamosvisto,dosdíasantes.—Soy Jamal. JamalSalaoui. ¿Se acuerda?LaplayadeYport...Magali
Verron,lachicaquesesuicidó...Mientrasbuscabaenlomásprofundodesumemoria,Denisemeinvitó
aentrarsinhacermemáspreguntas.Arnoldmemirócondesconfianzayfinalmentefuea tumbarsesobreuncojínverdea juegoconsu jerseydecolortilo.La gran estancia que servía de vestíbulo, comedor y salón estaba
decorada con vigas vistas, armarios y cómodas normandos, encajes yfloressecas,peroeransobretodolasfotografíascolgadasenlasparedesloqueatraíalaatención:decenasdefotosdetrenes,inmovilizadosenlospaisajes más bellos del mundo; inmensas estepas nevadas, pendientesandinasvertiginosas,interminablesespigonesqueatravesabanelmar.—Mimarido era ferroviario—precisóDenise—. Jacquesmurióhace
ya más de nueve años.—Se volvió hacia un póster del Orient-ExpressatravesandolalagunadeVenecia—.Supimosaprovecharlasventajasqueesosuponía...SaquédelbolsilloladoblepáginadelCourriercauchoisdel jueves17
dejuniode2004.—Megustaríaenseñarleunafoto,Denise.
LepusedelanteelretratodeMorganeAvril,tomandolaprecaucióndetaparlafechayeltitulardelartículo:DETOI,MORGANE.Aunquelaancianaperdieraunpocolamemoria,nopodíahaberolvidadolacaradeMagaliVerron trassusuicidioen laplaya,dosdíasantes.Lamismacaraque laqueaparecíaenelperiódico.—¿Lareconoce?Denisesedisculpóymedejósolounossegundospara irabuscar las
gafasaldormitorio,laprimerahabitaciónaladerecha.Alverlaalejarse,pensé que la encontraba menos despierta que en la playa de Yport lamañana del suicidio. Como si hubiera envejecido dos años en dos días.Cuandovolvió,seinclinóhacialafoto.—Sí...,eslachicaquemuriódespuésdequelaviolaran.MecontuveparanoabrazaraDeniseydarleunpardebesos.Talcomo
había previsto, ella también había confundido la foto deMorganeAvrilconel rostrodeMagaliVerron.Noestaba loco. ¡Nomehabía inventadoeseincreíbleparecido!¿Podríaconvertirselaancianaenunaaliada?DespleguéladoblepáginadelCourriercauchois.—Mirelafecha,Denise,mireelnúmerodelaedicióndelperiódico.Serecolocólasgafas,comosilaclaridaddesuvisióndependieradeun
milímetromásarribaomásabajo.—¿Jueves17dejuniode2004?Diosmío...Esamonstruosahistoriame
parecíatanreciente...Miré, en la pared opuesta, cómo se adentraba el Shinkansen entre los
rascacielosdeunaciudadjaponesa,talvezOsaka.—¿Tanrecientecomounpardedías?—sugerí.UnarisitacristalinahizovibraraDenise,quefueasentarseenunasilla
de madera con el asiento de anea. Arnold se subió de un salto a susrodillas.—Yaséquepierdounpocolanocióndeltiempo—respondióconuna
pizcadeironíaenlavoz—,pero,aunasí,dosdíasmepareceexagerado,¿nocree?Pensándolobien, eseperiódico tiene razón; Jacques aúnvivíacuandoocurrióaquello.Medejóen2005...Levantó sumano arrugadapara indicarmequeme sentara.Seguía sin
preguntarmequiénerayporquélehacíaesaspreguntas.Cogíotrasillademadera y anea y me puse frente a ella. Arnold me olfateó como siconsideraraenseriolaposibilidaddecambiarderodillas.Me costaba reprimir los signos externos del nerviosismo que me
invadía.¡LoquerecordabaenesemomentoDeniseeraelasesinatodeMorgane
Avril!Era lógico, en el fondo, puesto que siempre había vivido allí. Sin
embargo,noparecíarelacionaralasdoschicasmuertasenunintervalodediezaños.—¡Tiene razón!—confirmé—. Es la foto deMorganeAvril, la chica
violadayasesinadaenYporten2004.Peroyohevenidoahablarledelaotrachica,Magali,laquesematóayersaltandoporelacantilado.SumanotemblorosaseadentróenellargopelajedeArnold.Deniseme
miró como si no hubiera entendido bien lo que le había dicho, dudó sihacérmelorepetiryalfinalbalbuciólentamentesietepalabras:—Yoestabaallícuandodescubrieronelcadáver.Por supuesto, Denise. Yo también. Los dos estábamos allí. Los tres,
contandoaLeMedef.Ellacerró losojos.Tuve la impresióndeque sehabíadormido,pero
empezóahablarlentamente,comosiestuviesecontándomeunsueño.—Paseabaporlaplaya.Eramuytemprano,creo,peronohacíafrío.—
Sumanosedeslizóporlabarrigadelshihtzu,queronroneódeplacer—.Arnolderamuyjovenentonces...Unaalarmaseencendióenalgúnlugardemicerebro.¿Arnold?¿Muyjoven?—Era un día un poco loco en Yport —continuó Denise—. Había
jóvenes bailando frente al casino. Habíamúsica,muchamúsica, toda lanoche,rock.Amítambiénmegustababailarelrockcuandoteníasuedad,bueno,otrorock,noelquetocabanesanoche.Escurioso,¿noleparece?,que los jóvenes hayan cambiado de música, pero hayan conservado elmismonombre.Todosparecíanfelices.Antesdeldrama,claro.Antesdequeencontraranelcuerposinvidadeesapobrechicaalpiedelacantilado.Meentrarondegolpeganasdecogerlaboladepeloacurrucadasobre
lasrodillasdeDeniseylanzarlahaciaeltechoparaprovocarleunshockaaquellavieja,paraqueseconcentraraensusrecuerdosdehacíadosdías,noenlosdehacíadiezaños,yqueconfirmasemiversión,porejemplo.Osea,queenningúnmomentohabíatocadoelcadáverdeMagaliVerron.Levantélavoz.Arnoldpusolasorejastiesas.—SeñoraJoubain,nohevenidoparaquemehabledeMorganeAvril,
sinodeloquepasócuandonosvimoselmiércoles,hacedosdías.Haga
memoria,elpaseoconArnoldporlaplayadeYport...Una sonrisa iluminóel rostrodeDenise.Hastameparecióverqueel
rabodeArnoldsemovíaaloírlapalabra«paseo».—Diosmío,esverdad,estabapaseando...Arnoldtambién.Perodeeso
hacebastantetiempo.Yanosalgomucho,¿sabe?Laspiernasnomellevanmuylejosdesdehaceaños.YaArnoldsuspatastampoco...Notabacómocedíanlasúltimasresistenciasenmimenteenruinas.¿Dequéhablabaesaviejaloca?Hacíabastantetiempo...Laspiernasyanolallevaban...¡PerosianteayerrecorríalaplayadeYportllevandoasushihtzuatado
conunacorrea!Denise continuó, como si fuera incapaz de detener las oleadas de
nostalgia.—Soycomoesos trenes abandonadosque están ahí afuera.Comoesa
líneaferroviariaoxidada.Estoyaquíesperandoyrecordando.Devezencuandoviene abuscarmeun taxi, cuando tengoque ir almédicooparallevaraArnoldalveterinario.Hastalascomprasmelastraelamujerdelaayudadomiciliaria.Dominadoporunaespeciedevértigo,miréloscuadrosdelasparedes.
Lostrenessemovíancomoenunaestacióndeclasificación,cuyocambiodeagujasestuvieramanejadoporun loco.Denisesiguió ladireccióndemimirada.—He viajado mucho. Jacques y yo dimos varias veces la vuelta al
mundo. No pagábamos nada. Él era ingenieromecánico... Recuerdo, enmarzodelsesentaydos,lalíneaBaikal-AmurinmovilizadaenmediodelanievejustodespuésdeTaishety...Lainterrumpí,cortante.Arnoldirguiólasorejasymeamenazóconsus
dientesalargadoscomopepitasdemelón.—Nosvimosenlagendarmeríaanteayer...Ustedsalíadeldespachodel
inspectorPiroz.—¿Es...esustedpolicía?—balbuceóDenise.—No...No,alcontrario.Inmediatamente me arrepentí de ese «al contrario». Exponiéndome a
queArnoldmemordiera,puseunamanosobrelasrodillasdeDenise.—¿Tienemiedo? ¿Lehanpedidoqueolvide el accidentede anteayer?
¿Quenolehabledeélanadie,ymenosaúnalosperiodistas?Denise se levantó de un salto. Arnold se deslizó por sus piernas
gañendo.—¿Es usted periodista? ¿Es eso? ¿Viene a hurgar otra vez en esa
historiapasada?Me levanté yo también. Su cara arrugada llegaba a la altura de mi
cuello.—Esperamosmásdeuncuartodehorajuntosenlaplayaaqueviniera
lapolicía—dije,casigritando—.Ustedcubrióelcuerpodeesachicaconmicortavientos.Esachicallevabaunabufandarojaalrededordelcuello...Deniseretrocedióunospasos.Enunperchero,juntoalaentrada,había
colgados un chubasquero gris, un sombrero de paja y un fular de sedabeis. Nuestras miradas se clavaron en aquel trozo de tela y después secruzaron.LeíelterrorenlosojosdeDenise.Mis manos se posaron en sus hombros al tiempo que mi voz se
dulcificaba.—No quiero hacerle daño. Lamento haberme mostrado brusco. Lo
únicoquequi...Enunprimermomentonoentendísugesto.Selimitóaponerlamano
derechasobresumuñecaizquierda,enunmovimientoqueparecíanatural.El timbrazo estridente atravesó la sala mientras un piloto rojo
parpadeabaensumuñecaizquierda,ensureloj.Loqueyohabíatomadoporunreloj...Denise, como muchas personas de edad avanzada que vivían solas,
llevaba una pulsera de alarma, seguramente conectada al teléfono de sumédicodecabeceraodeunserviciodeurgencias.Joder...Sinodesactivabaesecacharro,elserviciodeemergenciasnotardaría
másdeunosminutosenpresentarse.El teléfono sonó al segundo siguiente. Ella dio un paso para ir a
contestar, pero la retuve agarrándola de una manga. En cuanto saltó elcontestador,unavozinquietasonóenlahabitación:—Señora Joubain... Soy el doctor Charrier. ¿Tiene algún problema?
Contésteme,señoraJoubain,¿tienealgúnproblema?Esematasanosibaadarlavozdealarma.Teníaquelargarme...Probésuerte.Unavezmás.Laúltima.—Denise,seloruego,míreme.¡Tienequereconocerme!
Sus ojosme atravesaron como si yo fuera un fantasma translúcido ysolo le interesase lapuertaqueestabadetrásdemí.Luego, seguramentetranquilizadapor la llegada inminentedeuna ambulancia,me respondióconunavozmáscalmada:—Sí, le reconozco.Estaba ami lado, en laplaya...—Antesdequeyo
tuvieratiempodesaborearestaúltimaesperanza, laancianamecogiólamano—.Ustedtambiéneramásjoven.Adiferenciadelosdemáschicos,ustednobailaba.Podríahaberlohecho.Tenía lasdospiernas en aquellaépoca...Usted...Fuiincapazdeescucharunasolapalabramás.Salíprecipitadamentesin
entretenerme en cerrar la puerta. La última imagen que conservé de laantigua estación fue la de Arnold corriendo tres metros por elaparcamiento y después ladrando como si quisiese decirme que novolvieraaponerlospiesallínuncamás.Bajéporeltaludentredosvagonesquedescansabansobreunosbloques
de piedra y corrí por la vía férrea abandonada que se perdía hacia elinfinito, como una interminable cremallera que un gigante hubieracerradosobrelossecretosenterradosbajolatierra.—Hola,¿Mona?Por primera vez, había decididomentirle.Almenos por omisión.No
revelarlequelaviejaDeniseJoubaineraincapazderecordarelaccidentede hacía dos días..., pero que en cambio se acordaba perfectamente delasesinato,diezañosantes,deMorganeAvril.Queloconfundíatodo,incluidoeldíaquehabíaestadoconmigo.Quemetomabaporotro.Queestabaloca,nimásnimenos.La señal de llamada del teléfono sonaba ininterrumpidamente. Las
traviesasdesfilabanbajomispiescomolospeldañosdeunainterminableescalera hacia el infierno.Cienmetrosmás, y tendría que salir del fosoprotector de la vía férrea abandonada para aventurarme por los taludescon vegetación, entre los huertos normandos. La llovizna se habíatransformado en una bruma fría que me helaba la piel, pero que soloofrecía demí, al paseante que tuviera el valor para andar por el campoconesetiempo,unavagasilueta.Estabasolo.
ChristianLeMedef,desaparecido.DeniseJoubain,senil.YoeraelúnicotestigodelamuertedeMagaliVerron.Apreténerviosamenteelmóvilconlamano.Elúnicotestigo,conexcepcióndelapolicía.DePiroz,desusegundoy
de todos los policías de la comisaría de Fécamp que habían visto elcadáver.Llamadafrustrada.Reintentarlo.PulsélateclaverdedeliPhone.Elladescolgó.—Hola,¿Mona?—¿Qué?¿Hasencontradoalavieja?—No.Bueno,sí,peroesunahistoriacomplicada...—¡Cuenta!—Mástarde,Mona.Medetuve bajo un avellano.Gruesas gotas frías caían de las ramas y
explotabansobreeltejidosintéticodemicortavientos.—¿Puedocogertucoche?Durante unos instantes solo oí en el otro extremo del teléfono el
murmullodeloscantosrodadosqueelmararrastraba.Luego, lavozdeMonaprosiguióenuntonojovial:—¿Parairaentregartealapolicía?—No,Mona.ParairaNeufchâtel.—¿Cómo?—A Neufchâtel-en-Bray. Carmen Avril, la madre de Morgane, sigue
teniendo allí la casa rural, LeDos-d’Âne. Está amenos de una hora decamino. Tengo que comprobar todos los detalles, Mona... Necesitopruebas,necesitoquetú...—Vale,tío,tranquilo.Cogemicochesiquieres.Nosehamovido,está
aparcadoenelmalecón,enfrentedelcasino...No dediqué ni un segundo a expresar en palabras lo inmensamente
agradecidoqueleestabaaMona.—¿Enfrente del casino? ¡Mierda! No puedo acercarme a la playa de
Yportenplenodía,nisiquieraconestetiempo.Meecharánelguante...Mona suspiró comounamadrequeno tieneotra opciónque ceder al
caprichodesuretoño.—¡Eresunplomo,Jamal!DejaréelFiatalasalidadeYport,despuésdel
campingmunicipal,juntoalaspistasdetenis.Lallavedecontactoestarápuesta.Laspuertasyelmaleteronocierrandesdehacesiglos...
—Gracias,Mona.Tedemostraréquehashechounabuenaapuesta...—¡Calladeunavez!Ycuelgaantesdequecambiedeopinión...Mientrasmeguardabaelteléfonoenelbolsillo,meacordédelcartero,
delsobremarrónconminombreydeladireccióndeMartinDenain.UnadirecciónquesoloMonasabía,Mona,aquiennolehabíaconfesadoqueningúntestigoestabaencondicionesdeconfirmarmiversión...¿Cuáldelosdostraicionabaalotro?Reanudémi carrera por el sendero helado. La bruma se intensificaba
sobre la planicie. Ya no podía distinguir las hileras de álamos quebordeabanloscamposdepostesdelaslíneasdealtatensión,alineadosendirecciónalascentralesnucleares.Únicamentemitestimoniocontraeldetodoslosdemás.¿Quiénpodríacreermeahora?¿Quiénpodríaseguirapostandopormiinocencia?Nadie...¿Nadiesalvoustedes?En este punto de no retorno de los abismos de la locura, ¿siguen
dispuestosacreertodoloquevengoafirmandodesdeelprincipio?Nomeinventonada.Todoacabarábien.¿Todavíaestándispuestosaapostarpormí?Estoymentalmentesano.Nohevioladonimatadoanadie.Yvoyademostrarlo.
25
¿TIENEALGÚNPROBLEMA?
ElFiat500circulabaacientotreintakilómetrosporhoraporlaautopistaA13.Mipiellevabaveintekilómetrospisandoelpedaldelaceleradorparaque no descendiera la velocidad en el largo tramo falsamente llano quellevabaalPaysdeBray.Nohacíafaltacontroldevelocidad,elmotoribaatope.Comprobabaconregularidadquenadiemeseguía.Porpuroprincipio:
laautopistaestabadesierta,conexcepciónde losescasoscamionesa losqueadelantabaen la subidayqueempequeñecíanenmi retrovisorhastadesaparecer. El tráfico era más denso en el sentido opuesto. Algunosmonoplazas ingleses bajaban hacia el sur, respetando escrupulosamentelos límitesdevelocidad,conesquísymaleterosde techoen labaca.Noestaba claro que llegaran a lamontaña antes de que la nieve se hubiesefundido.Unalluviaintermitenteirritabaellimpiaparabrisas,quechirriabaextendiendomásquesecandolasgotasesparcidas.La monótona planicie del Pays de Caux se dividió de golpe. Los
inmensoscamposfangososempequeñecieron,cercadosporunpaisajedesetos cada vez más espesos. La autopista, tras el largo ascenso, caíabruscamentealvacíoparasubirdenuevoporel ladodeenfrente.Era laprimeravezqueveíaladepresióndelPaysdeBray,esaespeciedeampliovalle de arcilla excavado en la planicie cretácea. Casi inmediatamente,maniobréhacialaderechaparasalirendirecciónaNeufchâtel-en-Bray.Las casas nuevas parecían haber crecido junto al nudo viario como
champiñones alrededor de un tocón. La autopista era gratuita; Ruanquedabaacincuentakilómetros.A todas luces, lagranperiferiadecasasunifamiliaressecomíaelcampohastaallí.EltermómetrodelFiatmarcabaunatemperaturade3ºC.Alahoraque
era,media tarde,meesperabaentrarenunaciudadfantasmapoblada tansoloporunoscuantosviejosquedesafiabanalfríoylaaceraresbaladizaentreuncomercioyotro.En cuanto salí del puente que cruzaba el Arques, la anarquía de
vehículosaparcadosendoblefilacasimeobligóafrenarenseco.¿Quéhacíantodosallí?Al cabo de un momento, una riada de niños tocados con gorros
multicoloressemetióenellaberintodecoches.Lascuatroymedia.¡Mierda,lasalidadeloscolegios!Giré en la primera esquina para evitar el gentío. Después de haber
vagado por un laberinto de calles, entre direcciones prohibidas ycallejones sin salida, aparqué en una calleja desierta. Me calé el gorroNikeenlacabeza,meestirélospantalonesafindebajarloslosuficienteparaocultarlaprótesisymeapeédelFiat500.Laaceraestabacubiertadeuna nieve fundida asquerosa en la que mi pie rígido trazaba un finoarroyo.Memetíenlaprimeratiendaqueencontréconloscristalesempañados.EstabasegurodequePiroznohabíaalertadoatodaslasgendarmerías
deldepartamentoydequelapolicíaaúnnohabíapuestomifotoentodoslosescaparatesdeloscomerciosdelaregión.Unafrutería.Eltipoestabaocupadointentandocolocarsusmanzanasen
unplanoinclinadosinquesecayeran.Frutasyverdurasecológicas,anunciabauncartelbienalavistaencima
delacaja.—¿Quédesea?—Estoy buscando una casa rural, Le Dos-d’Âne. ¿Sigue llevándola
CarmenAvril?Eltenderoseincorporó.Estabacasicalvo,conexcepcióndeunmechón
depelopeinadodemaneraqueparecíaeltallodeunapiña.—¿Quéquieredeella?Intentédesactivarsudesconfianzaconunasonrisaforzada.—No voy a mentirle. Soy periodista, preparo un reportaje sobre el
asesinatodesuhija,Morgane.Tallo de Piñame observó de la cabeza a los pies, como sus clientes
debían de hacer para elegir una fruta madura. Poco faltó para que mepalparalapierna.—Nocreoquetengaganasdequevenganaincordiarlaconesoahora.
Esunasuntoviejo.—Diezaños—precisé—.Nosgustaríareabrirelcasounosmesesantes
dequeprescriba.Nosetomólamolestiadecontestarme;sevolvióhaciaunapirámidede
frutos rojos. En pleno invierno, ese capullo vendía fresas ecológicas,frambuesasecológicas,cerezasecológicas...Unruidodepasosamiespaldamehizodarunrespingo.Unachicade
mejillas coloradas llevaba en las manos tres cajas de coles lombardas,blancasyrizadas.Meempujósinmiramientosaltiempoquemedecía:—Carmenestarádeacuerdo.Noesquelestengamuchasimpatíaalos
delosperiódicos,pero,apesardeltiempoquehapasado,escucharátodoloquepuedaayudarlaapillaralcabrónquematóasuhija.TallodePiñaseencogiódehombrosysepusoa farfullarsoloenun
rincón:—Seguirándiciendoquesomosunpueblodepervertidos.Lafruteracolocóaltresbolillo,congestosprecisos,lastresbanastas.—EncontraráLeDos-d’ÂneunkilómetroporencimadeNeufchâtel,en
la carretera deFoucarmont.El cartel deCasasRurales deFrancia se veclaramente.Enelmomentoenquesalíadelatienda,añadió,comounaamenaza:—Leaconsejoquenosediviertaengañándola.Unoscríoscaminabandelantedemímientrasmedirigíaallugardonde
habíadejado el coche.Tresveníande frentepor la carreterapara evitarlos baches de la acera transformados en charcos helados.No vi ni a unsolo padre acompañándolos, como si únicamente fueran a buscar a sushijoscuandohacíabuentiempo.Esomeconvenía.Menostestigos.SoplésobremisdedosfríosyabrílapuertadelFiat.Mimanosequedóparalizadaenlaempuñadurametálica,comopegada
porelhielo.Elsobremarrónestabasobreelasientodealladodelconductor.ParaJamalSalaoui.Esamalditaletraqueyameerafamiliar.Enseguida pensé en Mona. Ella era la única que sabía que iba a
Neufchâtel..., ¡pero le era materialmente imposible estar allí! ¿Cómopodríahaberconseguidootrocoche?¿Cómopodríahaber llegadoantesqueyoaBray,cuandoyohabíaconducidopisandoelacelerador todoelrato?¿Cómopodríahabermeseguido,cuandomehabíapasado lamitaddeltrayectomirandoporelretrovisor?¿Porquéibaadivertirleestejuegosádico?Me senté en el Fiat.Di el contacto y acerqué los dedos a la rejilla de
ventilaciónparacalentármelos.¿Quiénpodíasaberquehabíaaparcadoallí?Nadie.¿Quiénpodíahaberdejadoelsobreencimadelasiento?Cualquiera.Lapuertadelcochenosepodíacerrarconllave...Esperé largos minutos con la calefacción puesta al máximo y
orientándolahaciamicara,hastaquenotéqueelsoplodeairecalientemequemabalapiel.Entoncesabríelsobre.
CasoMyrtilleCamus-Viernes,8deoctubrede2004El comandanteLéoBastinet releíadeprincipioa fin,por terceravez, elfaxdelcaboLarochelle.Eldesconocidode lagorradeAdidas, el sospechosonúmerounodel
asesinatodeMyrtilleCamus,sellamabaOlivierRoy.Tenía veintiún años, vivía enMorsalines, en casa de sus padres, que
dirigíanlaMaisondelaPressedeValognes.ÉlrealizabaenCaenestudiosdemediacióninterculturalalternadosconprácticasenempresas.No había sido en absoluto mérito del cabo Larochelle identificar al
chicocuyoretrato-robotestabaexpuestoentodaslasgendarmeríasdelaregión: sus padres,MoniqueyGildasRoy, se habíanpresentado el 7 deoctubre de 2004 en la comisaría de Valognes para informar de ladesaparicióndesuhijo.Nocabíadudaalguna:Oliviererael tipoque lapolicía buscaba. Había acampado en Isigny-sur-Mer, navegado por lasislasSaint-Marcoufy tomadoelsolen laplayadeGrandcamp-MaisyenlosmomentosprecisosenqueMyrtilleCamusseencontrabaallí.Sus padres explicaron que el asesinato de Myrtille Camus había
afectadopersonalmenteaOlivier,sinqueellosllegaranacomprenderlarazón. Desde el anuncio de la muerte de la chica, había permanecidointerminables horas encerrado en su cuarto, del que solo salía para darlargospaseossolitarios.El6deoctubrede2004,aúltimahoradelatarde,sehabíaalejadoendirecciónnorte,porelbulevardesDunes,haciaSaint-Vaast-la-Hougue.Desdeentoncesnohabíavuelto.ElcomandanteBastinetcreyódurantetreintaysietehorasexactamente
que tenía al culpable. El silencio de Olivier Roy podía ser interpretadocomo una voluntad de escapar de la policía; su depresión, como
remordimientos;suhuida,comounaconfesión.Al día siguiente, hacia las seis de la tarde, toda la acusación se vino
abajocomouncastillodenaipes.¡ElADNdeOlivierRoynoeraeldelviolador!Una hora después, una segunda información cayó como una bomba:
OlivierRoynopodíahaberasesinadoaMorganeAvril,nisiquierasereldesconocidode labufandarojaquehabíanvisto losasistentesal festivalRiffonCliff.Elfindesemanadel5de juniode2004seencontrabacontres compañeros de su promoción en el festival de las artes de la calleBiarritz,anovecientoskilómetrosdeYport.La aparición-desaparición deOlivier Roy hizo saltar por los aires el
expedientedeBastinet.Continuarondifundiendounassemanasmásavisosde búsqueda. Retiraron los retratos-robot imprecisos y los sustituyeronporlafotodeOlivierRoy.Sinconvicción.¿Quésentidoteníaempeñarseenencontrarauntipoque,enelmejorde
loscasos,noeramásqueuntestigo?
El juez Paul-Hugo Lagarde expresó públicamente sus dudas sobre losmétodosdeBastinet,antesdeintrigarenelTribunalSupremoparaquelodeclararanincompetenteenesecasopantanosoenelquesucarreracorríapeligrodehundirse.Losperiódicoslocalespasaronpágina.Loscronistasjudicialessecansarondeesahistoriaydesviaronsuatenciónhacialadeun obrero de Mondeville que se había suicidado asfixiándose conmonóxidodecarbonoensugaraje,juntoconsumujerysuscuatrohijos.La psicocriminóloga Ellen Nilsson tomó cada vez con menos
frecuenciaeltrenParís-Caenhastadejardehacerlodeltodo,ylospolicíasdel Servicio Regional de la Policía Judicial, que habían hecho apuestassobre qué parte del cuerpo de Nilsson sería la siguiente en serrejuvenecida por la magia del bisturí, quedaron libres de retirar susapuestas.Todos los que, en las semanas siguientes al asesinato de Myrtille
Camus,habíantrabajadodíaynocheenaquellainvestigaciónsolohabíantemido una cosa: la aparición de otra víctima. Ese temor, esa carreracontrarreloj era lo que los había hecho resistir, correr, dopados con lamisma adrenalina. Ahora se encontraban esperando que otra violaciónreabrieraelcaso.Esperanzavana.
Elasesinodelabufandarojasehabíaretirado...
CarmenAvrilfueaveraLéoBastinetalSRPJdeCaenel12deoctubrede2004, unos días después de que la pista Olivier Roy hubiera sidoabandonada. Puso sobre la mesa del comandante una abultada carpeta,etiquetadacomo«Dobledesconocido»,queresumióenunaspocasfrasesasertivas.Un solo camino podía llevar al descubrimiento de la identidad del
asesinodeMorganeyMyrtille:buscarquiénpodíaestarenYportel5dejunio de 2004 y en Isigny-sur-Mer el 26 de agosto de 2004. Laprobabilidad de que tal persona fuera inocente era prácticamente nula,tantomáscuantoquenohabíaacudidoporiniciativapropiaalapolicía.Bastinet asintió con la cabeza y abrió con gesto cansado la carpeta.
Conteníainterminableslistas,seriesdedirecciones,númerosdeteléfono,copiasdepantalla.Buscarauntipo,pensabaelcomandante,unosolo,enlacostanormanda,unsábadodeprimaveraprimeroyunjuevesdefinesdeveranodespués,obligabaacomprobarelnombredetodoslosturistasquehabíanalquiladounaplazadecamping,unahabitacióndehotel,unacasarural.Delosquesehabíanalojadoencasasdeamigosofamiliares.De losque solohabían idoundía aNormandía, perohabíanpagadounpeaje en la autopista con su tarjeta bancaria, comido en un restaurante,compradounobjetoderecuerdoenunatienda.Delosquehabíandejadouna tarjeta de visita, un cheque o incluso simplemente su rostro en unafoto.El comandante cerró despacio la carpeta ymiró con ojos ojerosos a
Carmen.—SeñoraAvril,voyaserlefranco.ElefectivoasignadoalcasoAvril-
Camus fue reducido al diez por ciento hace un mes. De cincuentainvestigadores,hemospasadoa cinco.Dentrodeunas semanas, si no seproduce un hecho nuevo, ningún policía tendrá por misión exclusivadedicarse a este caso.—CarmenAvril no pestañeaba.Bastinet hundió elclavohastaelfondo—.Oficialmente,desdelasemanapasadaestecasonodeberíaocuparmásdeldiezporcientodemitrabajo.Empujóhaciaellalacarpeta«Dobledesconocido»,sinsiquieratomarse
lamolestiadeevaluarelinterésdesemejantetrabajodebenedictino.—No abandonamos, señora Avril. La investigación se encuentra
simplementeensuspenso.TenemoselADNdelviolador,sabemosqueyahareincidido.Esprecisoesperar...Bastinet estaba convencido de que Carmen iba a replicar. Un bofetón
bienmerecido,enelfondo.¿Esperaraqué?¿Aquevioleaotrachica?Sesintiódecepcionado.Carmen bamboleó su cuerpo sin siquieramirarlo, se puso la carpeta
bajo el brazo y abrió violentamente la puerta gritando para que toda laplantalaoyera:—¡Saldremosadelantesinustedes!
En junio de 2004, unos días después del asesinato deMorgane,CarmenAvril había fundado una asociación. Todos los que habían conocido aMorgane de cerca o de lejos se habían adherido a ella, casi quinientaspersonas, pero, al poco, solo una decena escasa de allegados habíaresultado suficientemente activa, y sobre todo suficientemente generosaparaayudarapagarloshonorariosdelosabogadosencargadosdelcaso.La misma noche del descubrimiento del cadáver de Myrtille Camus,
CarmenhabíainvitadoaCharlesyaLouiseasumarseaesainiciativa.AldíasiguientehabíanfundadolaasociaciónHiloRojo.Elartículoprimerodelosestatutosdepositadosenlaprefecturasereducíaatrespalabras.Noloolvidesjamás.CharlesCamusseconvirtióenelpresidente.Sucalmaysudiplomacia
parecían más eficaces para negociar con la policía y la justicia que lavehemenciadeCarmenAvril,quienseconformócon lavicepresidencia.Congranpesarporsuparte.Carmensiemprehabíatenidodificultadesconlos hombres en general. Y con su autoridad en particular. Océane, lahermana de Morgane, ocupó la secretaría, y Alina Masson, la mejoramiga de Myrtille, fue nombrada tesorera. La hipótesis del «dobledesconocido»unióalasdosfamiliasdurantelassemanasquesiguieronalsegundo asesinato, pero, cuando quedó claro que nadie las ayudaría allevaracabosusinvestigaciones,elgruposeresquebrajó.«Saldremosadelantesinustedes», lehabíasoltadoen lacara lamadre
deMorganealcomandanteBastinet.CarmenAvrilpensabaentérminosdecruzada,devenganza,decastigo.CharlesCamuspensabaentérminosdeverdad,dejusticiaeinclusode
perdón.ElendebleconsensoenelsenodelaasociaciónHiloRojoserompióen
eltranscursodelaño2005.Carmenhabíadadounarespuestafavorableaun periodista de France 2 que deseaba hacer un episodio del programa«Haga entrar al acusado» sobre el caso del doble asesino de la bufandaroja.Charleshabíapuestounvetocategórico,perolamadredeMorganehabíareplicadoconelargumentodelnúmerodetestigospotencialesalosqueeseprogramallegaría,pornohablardelanegociacióneconómicadelos derechos de imagen, que permitiría pagar a abogados y ainvestigadores.TodoelclanAvrilsealineódetrásdeella;LouiseCamuscalló;AlinaMassonyFrédéricSaint-MichelnosedecidieronalprincipioadesautorizaraCharles,peroacabaronapoyandoaCarmen.Laemisiónseprogramóparael24demarzode2005,alas22.30.Al igual que los demás miembros de Hilo Rojo, Carmen vio los
noventa minutos de filmación en una sesión privada previa, en unosestudiosdeLaPlaine-Saint-Denis.Elprogramaexponíalasucesióndelosacontecimientos y la evolución de las investigaciones, alternandoreconstrucciones sórdidas, fotografías impúdicas de las víctimas ytestimonioscompasivosdelosvecinos.Todoellosinaportarningúndatonuevoalcaso.Enlaprimerafiladelasaladeproyección,lossemblanteseranserios.¡Puro morbo! La doble violación de Morgane y Myrtille se había
utilizadopara competir con series comoCSI oNCIS emitidas por otrascadenas. Carmen Avril intentó prohibir la emisión del reportaje, peroFrance 2 semantuvo firme.El programa tuvo una cuota de pantalla del18,6porciento,loqueestabaunpocopordebajodelamediahabitual.Lacadena no le pagó ni un céntimo a la asociación Hilo Rojo, y todavíamenos,atítulopóstumo,alasdosactricesprincipales.Unosdíasmás tarde,CharlesyLouiseCamusanunciaronsudeseode
mantenerseapartadosdelgrupo.Charlesmencionóunproblemadesalud,queseaceptócomounaexcusadiplomática.La última vez que le dirigieron la palabra a CarmenAvril fue el día
anterioraldrama.El27dediciembrede2007.
26
¿ESPERARAQUÉ?¿AQUEVIOLEAOTRACHICA?
GuardélospapelesenelsobreylometíenlaguanteradelFiat500.Asíquelosdoscasos,eldeMorganeAvrilyeldeMyrtilleCamus,se
habían convertido en uno solo menos de un año después del dobleasesinato...¡Uncasoarchivado!MientrasarrancabaelFiat,esbocéunasonrisa.Estaúltimainformación
ibaasermeútil.Inmediatamente.Carmen Avril me recibiría con los brazos abiertos; iba a anunciarle
que, diez años después, el asesino de su hija había salido de sumadriguera.Unos minutos más tarde aparcaba el coche un centenar de metros
despuésdelcartelCASASRURALESDEFRANCIA.Unamujercaminabaporeltalud, encorvada bajo el peso de tres carteras escolares. Tiraba de unarecuadetresniñosendirecciónaunbosquedecasasnuevasconstruidasenlascolinasdeNeufchâtel.—EstoybuscandoaCarmenAvril.Lamadreporteadoratomóaire.—Bajelaalameda.Notienepérdida.Mire,esaquella,estáenlaterraza
desucasa.Meseñalóunafiguraazulentrelasramasdelosárbolesdesmochados;
luego,comounalocomotora,tiródelamanodelprimerniñoparaquelosotrosdosvagoneslossiguieran.Bajélaalameda.La casa rural LeDos-d’Âne se extendía a lo largo de unos cincuenta
metros. El gris del invierno combinaba con las enormes piedras de losdistintos edificios, pero no cabía duda de que en primavera las paredesseverasdesaparecíantraslosinmensosmacizosdehortensiasolasramasfloridasdelgranmanzanodesnudoenmediodelpatio.Enla terraza,unamujerdegrancorpulencia,armadaconunmartillo,
seesforzabaenenderezarunabarrademaderadeloquesuponíaqueerauna antigua prensa de manzanas. Una pieza de coleccionista que nodesentonaba en aquel jardín digno de un museo de artes y tradicionesnormandas.Carmengolpeabaconfuerza,energíayprecisión.Deespaldas,parecíaunhombre.De pronto, el martillo se detuvo en el aire. Carmen se volvió
instintivamente,comosihubieraolfateadomipresencia.—¿Quéquiere?—¿LaseñoraAvril?—Sí.Se me aceleró el rimo cardíaco mientras soltaba con la mayor
naturalidad posible la parrafada que había repetido mentalmente diezvecesdesdeYport.—Soy el inspector Lopez. Comisaría de Fécamp. Me gustaría hablar
conusted.Memiró de la cabeza a los pies. Una pregunta parecía quemarle los
labios:«¿Contratanalisiadosenlapolicía?»,perosereprimió.—¿Quéquieredemí?—Voy a ir al grano, señora Avril. Es sobre el asesinato de su hija,
Morgane.Hay...haynovedades.ElmartilloseestrellócontralasbaldosasdelaterrazasinqueCarmen
pudieraretenerlo.Sucaracoloradayajadacomounamanzanaolvidadaalfondodeuncesto seagrietó todavíamás,mientrasqueamíme invadíaunaoleadadealivio.¡Piroznosehabíapuestoencontactoconella!Nodejabadeserraro,teniendoencuentalasumadecoincidenciasentre
Magali Verron y Morgane Avril, pero era por lo que yo apostabaarriesgándomeairaveraCarmenAvril.—¿Novedades?—Nada concreto, señora Avril, no quisiera hacerle concebir falsas
esperanzas. Pero estos últimos días se ha producido en Yport unasorprendenteseriedeacontecimientos.¿Puedoentrar?El interior de la casa estaba a la altura del pintoresco jardín. Una
pequeña maravilla de casa rural con encanto. Vigas vistas. Ampliachimenea de ladrillo y gres en la que daban ganas de asar un ternero.Piezas de granja hábilmente recicladas, rueda de carreta convertida en
mesa de salón y tarugos demadera en taburetesmacizos. Tonos pastel,cuadros campestres y un poco de vidrio y hierro para dar un toque demodernidad.Unenvoltoriorústicoidealparaparisinosdepaso.¡LacasaruraldeCarmenAvrilnodebíadeestarnuncavacía!Carmenmeofrecióasientoenunsofáqueolíaapieldevaca.Porun
breve instante me pregunté cómo había podido hacer una mujer solasemejantestrabajosderestauración.Despuésselocontétodo.El suicidio deMagaliVerron, la violación que lo había precedido, la
bufanda de cachemira Burberry encontrada alrededor de su cuello.Omitiendo solo el detalle de que Magali se había encontrado con uncorredorenloaltodelacantilado.Yo...CarmenAvrilmeescuchódurantecasiuncuartodehora,boquiabierta.—Esecerdohavuelto—murmuróentredientes.Sindejarlarespirar,saquédelamochilaelexpediente«MagaliVerron»
quehabíarobadodeldespachodePiroz.Losmembretesenazul,blancoyrojoylossellosoficialeshacíancreíblelainformaciónsurrealistaqueibaadarleaCarmen.—Vaatenerqueescucharmesininterrumpirme,señoraAvril.Después
lepediréunaexplicación,siesquelatiene...Ellaasintióconlacabeza.Alterada.Elasesinodesuhijahabíavueltoa
salir a la luz y estaba dispuesta a escuchar lo que hiciera falta. Respiréhondo e hice un relato de todo lo que había averiguado sobre MagaliVerron.Nacidael10demayode1993enNeufchâtel,Canadá.Estudianteen la
regiónparisina,en laescuelaprimariaClaude-Monet,elcolegioAlbert-Schweitzer y el instituto Georges-Brassens, para terminar cursandoestudios de medicina. Bailarina de raks sharki. Aficionada al rockprogresivodelosañossetenta.LaalteracióndeCarmensehabíatransformadoenestupor.¿Quésentidopodíateneresasucesióndepuntosencomúnconlavida
desuhija?Mismodíaylugardenacimiento,mismosnombresdecentrosdeenseñanza,mismosgustos.Purodesvarío.La propietaria de Le Dos-d’Âne se levantó sin decir nada, solo un
ligero desequilibrio al andar delataba su desconcierto. Dio tres pasoshacia lapequeñacocinayvolvióconunabandejaestándarde lasquese
ofrecenaloshuéspedespararecibirlos:galletaslocales,vasos,botelladeagua, naranjada y leche fresca. La bandeja vibraba entre sus manostrémulas.Ladejó sobre lamesade centro antesde contestarmeconvozvacilante:—Inspector, no sé qué decirle. Todo lo que me cuenta me parece...
increíble.Absolutamente increíble. ¿Quiénesesachica?Esa tal...MagaliVerron.Meservíunvasodelecheantesdeclavarotroclavo.—Todavía no se lo he contado todo, señora Avril.Magali Verron se
parecíaasuhija.Unparecidomásquesorprendente...No me decidía a mencionar la fecundación in vitro de su hija y la
hipótesis de que Morgane y Magali hubieran podido ser hermanas depadre.Carmen,comosimeleyeseelpensamiento,semeadelantó.—¿Se parecían, inspector Lopez? Eso es ridículo. ¡Morgane no tenía
ninguna hermana menor! Ni tampoco ninguna prima diez años máspequeñaqueella.SusúnicosfamiliareséramossuhermanaOcéaneyyo.Meneé la cabeza como si reflexionara sobre otras explicaciones
posibles.Enrealidad,queríaganartiempo.ParasacaraCarmendelagua,debíatirarpocoapocodelanzuelohastaquesalieraalasuperficie.Hojeédenuevoelexpediente«MagaliVerron»hastallegaralapáginaenlaquesedetallabasuADN.—Señora Avril, me centraré en la cuestión que me ha traído aquí.
SabemosqueconservatodoslosarchivosdelaasociaciónHiloRojo.Megustaríahacerunacomprobaciónconusted.Carmenteníaquemorderforzosamenteelanzuelo.Siloquehabíaleído
sobre ella era verdad, estaría dispuesta a seguir todas las pistas quepudieranllevarlahastaelasesinodesuhija.Inclusolamásdescabellada.Cogídistraídamenteunagalletayacerquélahojahaciaella.—QuisieracompararelADNdeMagaliVerronconeldeMorgane.Elhilosetensóinmediatamente.EltonodeCarmenseendureció.Enlos
últimosdiezañoshabíaaprendidoadesconfiardelapolicía.—¿Noconservanelexpedientedemihijaensuspropiosarchivos?—Sí, sí —me apresuré a responder—, por supuesto. Pero reabrir el
casoexigeponer enmarchaunprocedimientomuy largo, contar con laconformidaddel juezde instrucción,pedirmontonesdeautorizaciones...Hepensadoqueseríamásrápidosiveníaaverla.Memiródeunmodoraro.Noestabasegurodequemehubieracreído,
peroquizátomabamisjustificacionescomounapruebasuplementariadelaincompetenciadelapolicía.—¿TrabajaconelinspectorPiroz?—mepreguntódepronto.Mastiquéconconstancialagalleta.Mielyalmendra.Sepegabaunpoco
alosdientes.DuranteelcaminohastaNeufchâtel,habíaintentadoprepararrespuestas para todas las posibles preguntas, pero no había previstoaquella.Metométiempoparaamortiguarlasorpresaantesdetragar.—Sí,claro.Hasidoélquienmehaenviado.Ensusemblantecansado,lospómulospasarondelrosaalcarmín.Por
primeravez,CarmenAvrilpareciórelajarse.—Está bien, venga conmigo al despacho. Piroz es el único policía
honradodeNormandía.Me abstuve de decirle que no compartía precisamente su opinión.
Atravesamosunaespeciedevestíbulo.—Espéremeaquí—dijoladueñadeLeDos-d’Âne.Me dejó plantado en el cuarto y entró en otro, seguramente donde
archivaba toda la información sobre el caso Avril-Camus. Durante suausencia, observé la habitación. Estaba claro que se trataba de undormitorio de niño que Carmen había transformado en despacho. Unasfotos decoraban las paredes forradas de papel pintado con motivos deaviones y globos aerostáticos. Fotos deMorgane de pequeña:Morganedisfrazada de médico, Morgane disfrazada de vaquero, Morganedisfrazadadebombero.Curiosamente,noviningunafotodesuhermanaOcéane.Carmen volvió con una caja y la dejó encima de una tabla que
descansabasobredoscaballetes.—Le dejo que vayamirando, inspector, estoy con usted dentro de un
minuto.Desapareció de nuevo en la habitación contigua mientras yo me
apresuraba a abrir la caja. Después de haber leído por encima algunashojas sueltas, me detuve en la fotocopia de un documento de lagendarmeríadeFécamp.
Huellas genéticas deMorganeAvril establecidas el lunes 7 de junio de 2004. ServicioRegionaldeIdentidadJudicial.Ruan.
Pusealladolaotrahoja.Lapresentaciónyeltipodeletrautilizadospor
elSRIJhabíancambiadodesde2004,peroloslogos,losmembretesylossellosseguíansiendolosmismos.
Huellas genéticas de Magali Verron establecidas el jueves 20 de febrero de 2014.ServicioRegionaldeIdentidadJudicial.Ruan.
Laprimera información indicaba el grupo sanguíneo.TantoMorgane
comoMagalipertenecíanalgrupoB+.Noelmáscorriente,porloqueyorecordabade lasclasesdebiologíamédicaa lasquehabíaasistidoenelInstituto Saint-Antoine. Menos del diez por ciento de la poblaciónfrancesa.Unacoincidenciamás.Sentíunescalofríoenlanuca.Misojosdescendieronhacialasfiguras
quecomponíanelcódigogenéticodelasdoschicas.Me detuve en dos gráficos, acompañados de largas series de letras y
cifras.TH01chr116/9.D225/29.D1816/18TH01chr116/9.D225/29.D1816/18Ignorabalosdetalles.Rollosdegenotiposhomocigotosyheterocigotos
de los que no había entendido nada, pero sí recordaba que escientíficamente imposible que dos individuos diferentes posean losmismosmarcadoresyfrecuenciasdeaparición.Lascifrasdanzabanantemí.VWAchr1214/17TPOXchr159/12FGA21/23VWAchr1214/17TPOXchr159/12FGA21/23Las curvas verdes y azules parecían encefalogramas de una precisión
milimétrica. No me hacía falta seguir buscando una diferencia mínimaentrelosdoshistogramas,habíacomprendido...¡LosperfilesgenéticosdeMagaliydeMorganeeranidénticos!Continué siguiendo mecánicamente las líneas con la yema del dedo
índice, como un sabio loco releería hasta el infinito una fórmula quedesafiaralasleyesdeluniverso.D79/10.D16,11/13,CSF1POchr,14/17
D79/10.D16,11/13,CSF1POchr,14/17Loqueleíaeraimposible.¡Dos personas nacidas con diez años de diferencia no podían tener el
mismocódigogenético!Magali.Morgane.Entonces,¿eranambaslamismapersona?Pordelirantequefueraesaevidencia,estabaconvencidodequeeraasí
desde el principio.MorganeAvril nohabíamuerto hacía diez años.Eraella la que había hablado conmigo elmiércoles por lamañana, junto albúnker, antes de arrojarse por el acantilado. Por lo demás, cuanto máspensabaenesealucinanteparecidoentreMorganeAvrilyesachicaquesehabíasuicidadoantemisojos,MagaliVerron,másmedabacuentadequeen el fondo me había parecido algo mayor que la Morgane de lasfotografíasde2004.Lamismacara,rasgoporrasgo,peroconunosañosmás,diezquizá.Llegábamos a la misma conclusión, más evidente todavía: ¡Morgane
Avril,vivahacíadosdías!FrecuenciaalélicaD3,0,0789.FrecuenciagenotípicaD3,0,013FrecuenciaalélicaD3,0,0789.FrecuenciagenotípicaD3,0,013Mevinoalamente,comounfogonazo,laenormemaquinariajudicial
puesta enmarcha para resolver el casoAvril: la policía, los jueces, lostestigos, losperiodistas, loscientosdeartículosdeprensa.¿Cómohabíapodido engañar Morgane a todo el mundo? ¿Cómo había podidosobrevivir?Unavezmás,aquellonoteníaningúnsentido...Conpasovacilante,medirigíhaciaelcuartocontiguoparainformara
Carmen.SuhijaMorgane,viva.Hacíatansolodosdías.Antesdemorirporsegundavez...La propietaria de Le Dos-d’Âne no me había oído entrar. Estaba de
espaldasamíyhablabaporteléfono,cubriendosubocayelteléfonoconlamanoizquierda.—Ledigoqueun colega suyo está aquí—susurraba—.Por todos los
santos,Piroz,¿quéhistoriaesesadeunadobledemihijaquealparecersesuicidóenYportanteayer?Semeagarrotaronlosmúsculos.¡CarmenAvrilestabahablandoconlapolicía!Esemalbichono sehabía fiadodemíyhabíaqueridocomprobar lo
quelehabíacontado.ConfiabaenPiroz,melohabíadicho...¡Joder!Memaldecíapornohaberestadomásenguardia.Diunpasoadelante
hacialabasedelteléfonoinalámbricoparaapretarelbotóndelaltavoz.LavozhistéricadelinspectorPirozestallóenlahabitación:—¡Reténgalo,señoraAvril! ¡Reténgalo,por loquemásquiera,vamos
inmediatamenteparaallá!Clic.Mi pulgar cortó la comunicación. Al mismo tiempo, casi sin pensar,
saquédelbolsilloelKingCobraencontradoencasadeldirectordetesisdeMonayapuntéaCarmenconél.—¿Quiénesusted?—gritóella.¿Quélerespondía?¿Leponíadelantedelasnariceslaslíneasdelcódigogenéticohastaque
mecreyera?¿Ladejabaplantadaymeibadeallícorriendo?¿Seguíahuyendo?¿Hastadónde?¿Quedabaalgúnlugardondepudieseescapardeestatelaraña?¿Noera
mássencillosoltarelrevólveryesperaraPirozenelsofádelsalón?Las paredes temblaban a mi alrededor, me costaba mantener el
equilibriodelcañóndelKingCobra.Lahabitacióndondeestábamoseraotrodormitoriodeniño,convertidoesteen trastero.Habíamás fotosdeMorganecolgadasenlasparedes.Morgane, a los tres años, adornando con guirnaldas de Navidad los
hombrosdesumadre.Morgane,alosseisaños,montadaenuntractor.Morgane,alossieteaños,encaramadaenelmanzanodeljardín.Carmen esbozó un imperceptiblemovimiento hacia delante. El cañón
delKingCobrabajóunosmilímetrosmientrasmimirada,posadasobrelafotografía,descendíahaciaotraramadelmanzano.Todo explotó al mismo tiempo, como si una prodigiosa aceleración
acabara de empujar todosmis pensamientos en lamismadirecciónpara
hacerloscolisionarconmiscertezas.Ysaltarporlosairesenmilpedazos.Lohabíacomprendido.Todo.SabíaquiéneraMagaliVerron...Sindejarde apretar la culatadelKingCobra, fui incapazdecontener
unainterminablerisadeloco...
27
¿QUIÉNESUSTED?
Doschiquillasdesieteañossebalanceanenlasramasdelmanzano.Morganeysuhermana,Océane.Mismogorro rojo,mismoabrigoverde concapuchadepiel,mismas
botasforradas,mismabufandadelanaalrededordelcuello.Mismaedad.Mismorostro.¡Gemelas!Secándomeel rabillode losojos,mojadopor las lágrimasdemirisa
nerviosa, levanté el cañón del King Cobra hacia Carmen para indicarlequenointentarahacernada.¡Morganeteníaunahermanagemela!Enningunodelosdocumentosdelossobresmarronessemencionaba
ese detalle. En el expediente se hablaba de Océane, la hermana deMorgane,desudeclaracióntraslanochedelfestivalRiffonCliff,peronoseprecisabasuedad.Yamínomehabía llamado laatenciónenningúnmomento.Todoestabaclaro.Habíanevitadodarmeesedatoparaatraparmeconmásfacilidad.Conlapuntadelrevólver,leindiquéaCarmenquesalieradelcuarto.Enmicabeza,variaspiezasdelpuzleseensamblaronenesemomento.
Morganehabíamuerto,trashabersidovioladayasesinada,el5dejuniode 2004. Diez años después, era Océane, su hermana gemela, la que setirabadesdeloaltodelacantiladodeYport.Erasumiradadesesperadalaquesehabíacruzadoconlamíajuntoalbúnker.SeguramenteOcéanenopodía aceptar la muerte de su hermana. Así que se había inventado esepersonaje deMagaliVerron, lo había construido y representado.Mismafecha de nacimiento,mismos gustos,mismos centros de enseñanza... ¡YmismoADN!EmpujéaCarmenhaciaeldespacho.Conlamanoizquierda,recogíde
encimadelamesalosdosanálisisgenéticos.¿Cómo había podido Océane engañar a la policía? ¿Cómo había
conseguidohacercreerquesudoblevirtual,MagaliVerron,habíanacidodiezañosdespués,enCanadá,ycrecidoallíhastalossieteaños?Mis ojos se posaron en el análisis delServicioRegional de Identidad
Judicial,miraronelsellodelaGendarmeríaNacional.A no ser que Piroz me hubiera proporcionado información falsa
deliberadamente.Con lapuntadelcañón, señaléunade las fotosde lapared.Unaen la
queunaniñadeseisañosaparecíadisfrazadadevaquero.—¿Esella?—lepreguntéaCarmen—.¿EsOcéane,suotrahija?—Sí. Eran inseparables. Océane eramás como un chico, yMorgane,
unaprincesita,peronadiepudonuncainterponerseentreellas,nisiquierayo.CuandoasesinaronaMorgane,creíqueOcéanenosobreviviría.—Lohahechodurantediezaños—dije—.EsOcéane,¿verdad?Esella
laquesearrojóporelacantiladohacedosdías...Mientras pronunciaba estas palabras, me daba cuenta de que algo no
encajaba. CarmenAvrilme observaba, recelosa, pero yo no percibía nitristezanicóleraensuactitud.Nadaquepudierahacerpensarqueacababadeperderasusegundahijaenundramacomparablealdehacíadiezaños.Volviólacabezahaciaelrelojcolgadoencimadelapuerta.—¿Leparezcounamadrededueloporlapérdidadesuhija?RecordélaspalabrasquePirozhabíapronunciadogritandoatravésdel
teléfono.«Reténgalo,porloquemásquiera,vamosinmediatamenteparaallá.»Teníaquelargarmeloantesposible.Noobstante,meoírespondercon
calma,separandolaspalabrasparadarlesimportanciaatodasellas.—Erasuhija,señoraAvril.EraOcéane.Lavisaltar.Vi...visucadáver.LapropietariadeLeDos-d’Ânemesonrió.Enabsolutoimpresionada.—¿Cuándo?—Elmiércoles.Hacedosdías.Porlamañana,muytemprano...—Mevaacostarcreeresecuento,señor...,señorLopez.Carmen avanzó, el cañón del King Cobra se inclinó a la altura del
ombligo.—He hablado por teléfono con Océane a mediodía, hace menos de
cincohoras.Encajéelgolpe.¡Carmen se estaba marcando un farol! Esa mujer era un bloque de
hormigón. Mentía para darle a Piroz tiempo de llegar. Todos querían
endosarmelamuertedelastreschicas.—Muybien,lacreo—acabépordecir—.SuhijaOcéaneestáviva,no
setiróporelacantiladodeYportanteayer.Pero,enesecaso,quierohablarconella.—¡Nilosueñe!—¿Vivelejosdeaquí?Carmenmelanzóunamiradadespreciativa.—Esustedunenfermomentalpeligroso.No teníamás tiempo.Piroz,ounospolisdeNeufchâtel a losqueeste
hubieraavisado,ibaapresentarsedeunmomentoaotro.—Más de lo que usted cree, señora Avril. Acompáñeme, seguiremos
hablandofuera.Ella calibró durante unos instantes mi determinación y obedeció sin
protestar.Avanzóporel jardínhaciendocrujirdescuidadamentelagravaalandar.Lasombradelmanzanoproyectabasuinmensoesqueletosobrela hierba helada.Yo no podía dejar de imaginar que oía la sirena de lapolicíadesgarrarelsilencio,queveíaunosbólidosaparecerderepenteyadentrarseenelcaminodelacasarural.Nadie.LacarreteradeFoucarmontestabadesierta.CarmenAvril,bajo
la amenaza discreta del revólver, se sentó en el asiento del copiloto delFiat500.Laencontrabaasombrosamentecooperadora.—No intente escabullirse —gruñí, pese a todo, en el momento de
empuñarlallavedecontacto.—No se preocupe por eso.No sé quién es usted, pero, de una u otra
forma,estárelacionadoconlamuertedeMorgane.Yconlamuertedeesachicatambién,esachicaquefuevioladayestranguladaanteayer.—Violadatalvez.Peroestranguladano.Memirócomoaunniñopilladoenflagrantedelitodementira.—¡Estrangulada!EsomedijoPirozporteléfono.EsatalMagaliVerron
nosehasuicidado,comomehacontadousted,hasidoasesinada.Novoyadejarloescapar,Lopez,hacediezañosqueesperoestemomento...¿Quémomento?NotuvetiempodepedirleaCarmenquefueramásconcreta,lohizopor
iniciativapropiadesafiándomeconlamirada.—QueelasesinodemihijaydelapequeñaMyrtilleCamusgolpearade
nuevo.
Sostuveelpulsomirándolaalosojos.—Pirozjuegasucio.Nosé loquelehacontado,peroestábuscandoa
unchivoexpiatorio.Y,sientodecírselo,suamigopoli tendráquecorrerunpocomásantesdedegollarlo.Carmenseencogiódehombros,comosimisargumentosno tuvieran
ningúnpeso.Dabaigual,mehabíadadocuentadequesemostraríadócilmientras no supiera qué papel desempeñaba yo exactamente en estahistoria.Paraella,sindudamorirteníamenosimportanciaqueaveriguarlaverdad.—¿Puedosaberadóndemelleva?Arranqué sin responder. Recorrimos dos kilómetros para salir de
Neufchâtel y giré en un camino de tierra.AVENIDA VERDE, ACCESO N.º 11,ponía enun letrerodemadera.Aparquébajoun tilodespuésdel primerrecodo. Quité el contacto y apunté de nuevo ami pasajera con el KingCobra.—Demesuteléfono.Rápido.—¿Paraqué?Insistí.Carmennohizonadaniparaayudarmeniparaprotestarcuando
meagachéparacogersubolsoysacarunSamsungGalaxy.Mipulgarsedeslizóporlapantallatáctil.Listadecontactos.OCÉANE.Hiceundobleclicparallamar.La foto de Océane apareció. En pantalla completa. ¡Una descarga
eléctrica!Eraella.Unacertezadefinitiva.MagaliVerronyOcéaneAvrileranlamismapersona.En la instantánea delmóvil, sonreía bajo un cielo de algodón en una
posecasiidénticaalaquehabíaadoptadounsegundoantesdesaltarporelacantilado, los cabellos revueltos ondeando al viento marino, los ojosfruncidosyentornados,aplenosol,comoundesafíoalaluz.Justoantesdequeseestrellaracontralaspiedras.Lachicacuyonúmero
estabamarcandohabíamuertoanteayer.Una voz respondió tras la primera señal. Un susurro lejano, casi
inaudible.—¿Mamá?Estoyconunavisita.Tellamodentrodediezminutos.Esperé unos instantes enmedio del silencio antes de darme cuenta de
quehabíacolgado.Enelasientodeallado,Carmenexultaba.—¿Ya está satisfecho, Lopez? Ha oído la voz de Océane. ¿No se ha
encontradoconelcontestadordeunfantasma?¿Nohamarcadoelprefijodelparaíso?El Samsung resbalaba entre mis manos cubiertas de sudor. Ya no
pensaba. Actuaba obedeciendo las órdenes de un cerebro cercano a laimplosión.¡NadamedemostrabaquelachicaquehabíacontestadofueraOcéaneAvril!Lalistadecontactosdesfilóbajomisdedos.Medetuveunasletrasmásadelante.
TRABAJO-OCÉANEDobleclic.Estaveztresseñalesantesdequealguiendescolgara:unamujer,jovial,
quehablabafuertearticulandoconclaridad.—GabinetemédicoMarquis,dígame.Respiréunossegundoseimprovisé:—¡Buenastardes!Tengovisitadentrodeuncuartodehoraenlaclínica
yestoyperdido.¿Puedeguiarme?—Nosepreocupe,señor,¿estáenNeufchâtel?—Casi...Carmen ponía ojos de pánico mientras la secretaria me indicaba el
camino.Mediavueltaendirecciónalcentrode laciudad,a laderechahacia la
calleprincipal,otravezaladerechaantesdelaiglesia.Despuésdelbrevedespertar de la salida de los colegios, Neufchâtel parecía haberseadormecidodenuevobajounahumedadpegajosayfría.Nirastrodepolicías.LaplazaMarquisestabacasivacía.Aparquéjustoenfrentedelgabinete
médico.Pesealaamenazadelrevólver,Carmenseresistióunpocoasalirdel
Fiat. Por primera vez, vi miedo en su mirada. Apreté el King Cobramascullandounaspalabrasquesonabancomounaexcusa.—Nohematadoanadie,Carmen.Simplementequierosaberlaverdad.
Comousted.—Noserá laqueustedespera,Lopez—meespetó lapropietariade la
casarural—.Océanetrabajaalotroladodeesapuerta.Noesellalachicaque usted busca, esa talMagaliVerron a la que no ha podido salvar.—
Carmen,resignada,sedesabrochóelcinturóndeseguridadyañadió—:Niellaniningunaotrahijamía.Seloaseguro,notengotrillizas...Poruninstantehabíapensadoenesaposibilidad.Trillizas,cuatrillizas,quintillizas.Chicas comoclones que saltarían una tras otra por el acantilado.Una
cadadiezaños.¡Ridículo!Dignodeunamalanovelapolicíaca.Comprobé que no hubiera nadie en el aparcamiento y salí del Fiat
tomandolaprecaucióndeescondermimanoyelrevólverbajountraposucioquehabíaencontradoenlaguantera.Parauntranseúnteapresurado,aquellopodíapasarporunvendajeimprovisado.Unescalón.Empujé lapuertadevidriopulidoydejépasarprimeroa
Carmen.Mis ojos se clavaron en los cuatro rectángulos dorados con elnombreylaespecialidaddelosmédicosqueprestabansusserviciosenelgabinete.Sedetuvieroneneltercero.
OCÉANEAVRILGINECOLOGÍAYOBSTETRICIA
Mi pie rígido resbaló en el escalón. Controlé el desequilibrio
apoyándomeenlaparedderevoquesinsoltarelarmaocultabajolatela.¡No!,gritabaunavozenelinteriordemimente.Lachicaqueacababa
decontestaralteléfononopodíaserlahermanagemeladeMorgane.Esahermanagemelahabíasufridounacaídadecientoveintemetrosantemisojos.Meagarrabacomoadosmuletasa losdosaxiomasformulados lanocheanteriorporMona.Solohabíadoscertezas.MorganeAvrilhabíamuertohacíadiezaños.MagaliVerronhabíamuertohacíadosdías.¡Suprodigiosoparecido,hastasuADNidéntico,solopodíaexplicarse
porqueerangemelas!Entréenlaclínicay,conungestoquepodíapareceramistoso,acerqué
lamanovendada a la cadera deCarmen.Una chica con bata blanca nossonrió desde detrás del mostrador de recepción y a continuación sedirigiódirectamenteaCarmen:—Hola,señoraAvril.SiquiereveraOcéane,estáconunavisita.Pero
nocreoquetardeenacabar.Mirólapuertaquequedabaamiderecha.DoctoraAvril.Sinpensarloniunsegundo,apartéaCarmenyabrílapuerta.
Cuatroparesdeojosseclavaronenmí.Unamujersentada,quetocabasuvientreredondoconmanostrémulas.Unhombredepieasulado,conunamanosobresuhombroylaotra
dispuestaapegarleacualquieraqueseacercaseaella.Unniñodedos años, enun rincónde la habitación, jugando a cuatro
patasconunatorredeLegotambaleante,sacadadeunacajadejuguetes.OcéaneAvrildetrásdesumesa.—¿Sí?Ladoctorameobservósincomprendermiintrusión.Unainmensavaharadadecalormeinvadió.Eraella...EraMagaliVerron.Mismamiradamelancólica.Mismagraciadelicada.Misma perfección en todas las facciones, como si un pintor hubiera
dibujadosuscontornosapartirdemisemocionesmásíntimas...Lachicademissueños,¿cómohabríapodidoequivocarme?Lachicaalaquelehabíatendidolamanojuntoalbúnker...Lachicacuyocadáverhabíavigiladolargosminutosenlaplayaantes
dequelosgendarmesdeFécampllegaran.Y que estaba delante de mí. Llena de vida, explicándole a una joven
parejacómotraeralmundoaunniño...Bajé tontamente el brazo. El trapo cayó al suelo como una medusa
muertadejandoalavistaelKingCobra.Lamujerembarazadagritó,ysugritoprovocóelllantodesuhijo.La
torredeLegosetambaleó.Elniñocruzólahabitaciónyserefugióentrelosbrazosdesupadre.Mandíbulaapretada.Puñosapretados.—¡Salgadeaquí!—ordenóOcéane.CarmenAvrilestabaentrelapuertayelpasilloparacerrarmeelpaso.
Bebés desnudos con la piel de todos los colores memiraban desde lascuatro paredes en sus marcos de cristal, indignados, como a punto deformaramialrededorunainmensacadenamultirracial.Teníaquehuir.Yquepensar.Me volví bruscamente y empujé a Carmen con todasmis fuerzas. La
mujer cayó pesadamente hacia atrás volcando dos sillas del pasillo.Alargué lamanoconel revólver, loqueprovocóotrosgritos, losde lachicaconbatablancadelarecepción.Lapuertadevidrioseabriódegolpe.
Unescalón.Al segundo siguiente estaba sentado tras el volante del Fiat 500.Otro
segundo,yelcoche retrocedíaenelaparcamientodesierto,giraba, salíasaltándoseelstop.Recuperé el aliento y me obligué a levantar el pie del acelerador, a
conducirdespacio,almenoshasta lasalidadeNeufchâtel-en-Bray.Enelretrovisor,porencimadelacarreteradeFoucarmont,meparecióverlaslucesazulesdeuncochedepolicía,unpocomásabajodel cartelCASASRURALESDEFRANCIA.Redujemáslavelocidad...¡LapolicíaestabaencasadeCarmen!Seguramentetardaríanaúnunpocoentenermidescripción,lamarcade
mi coche, el número de matrícula quizá, si Carmen había sidoobservadora.ElFiatcruzóelpuentedelArques;«49km/h», indicóparpadeandoun
smileyluminoso.Tenía que desaparecer. PosiblementeCarmen ya hubiera llamado a la
policía. Si no me pillaban en Neufchâtel, me esperarían en la autopistaparaatraparme.GiréaladerechaendirecciónaMesnières-en-Bray.Meveíaobligadoa
perdermeenlascarreterassecundarias.Todavíateníaunaposibilidaddeescapar.La policía no iba a poner en marcha un plan de alerta por mí. No
conocía los procedimientos, pero un dispositivo de ese tipome parecíararísimo,másraro,entodocaso,quelossucesossórdidosysucortejodeasesinoshuidos.Sinosalíadelascarreterasdepartamentales,siesperabaaqueanocheciera,siendoprudente,podríallegaraVaucottes.Después...Encendí los faros. Delante de mí, la calzada se estrechaba. En la
penumbra, la línea blanca del centro de la carretera se convirtió enmiúnicopuntode referencia.UnhilodeAriadnaquedividíamicaminoendos partes iguales.Mis ojos se concentraban en esa línea, hipnotizados,como si a fuerza demirarla fuese a conseguir separarmi razón en doscámarasestancas.Laprimeradeellasrenunciaba.Melohabíainventadotodo.Nosehabía
suicidadoningunachicahacíadosdías.Siesajovenexistía,habíamuertoestranguladapormispropiasmanos.SurostronoeraeldeOcéaneAvril;
lo había confundido con el de otra chica asesinada diez años antes: suhermana.QuizáinclusohabíaestranguladoyotambiénaMorgane.Estabaloco,mataba,olvidaba,confundíaamisvíctimas.TampocomeacordabadeMyrtille Camus, pero, si había asesinado aMorgane Avril, entonceshabíavioladoymatadotambiénaesatercerachica.Alaluzcrudadelosfaros,lacintablancaseextendíalentamente,hasta
elvértigo.Ahoracomprendíaaesosinocentesqueconfiesanalapolicíauncrimen
quenohancometido,despuésdenochesbajocustodiapolicial,despuésdehorasdeargumentos,hipótesisypruebasasestadasporlaacusación.Esosinocentes que acaban por creer en la verdad enunciada por otros, quellegan a dudar de sus propias certezas, las que tenían al entrar en eldespachodeljuez.Unacurvacerrada.Elhilodealabastroseconvirtióenhorquilladelpelo.¡No!,gritólavozdentrodemimente.¡No!La segunda cámara demi razón continuaba resistiéndose. Existía una
clave,unaexplicaciónlógica.Estabaahí,cerca.Teníaquecalmarme,reflexionar,reunirdenuevotodosloselementosy
combinarlosdeotraforma.Nohabíamásquetomaraltura,distancia.Irmásalládelasapariencias.Hablarconalguiendispuestoacreerme.¿Mona?
28
¿HABLARCONALGUIENDISPUESTOACREERME?
—¿Lapolicíatienelosdatosdemicoche?—gritabaMonaporteléfono.Los faros del Fiat deslumbraron a un chiquillo a punto de cruzar la
carreteraconunapelotabajoelbrazo, justodelantedel cartelCARVILLE-POT-DE-FER.Pisé el freno. La señal que estaba al lado del crío se burlaba de mí.
«Reduzca la velocidad, piense en los niños.» El chiquillo de cartónmemirópasaralralentíconindiferencia.Carville-Pot-de-Ferdormía.Desde hacía cerca de una hora, iba de un pueblo a otro por atajos
fangososexcavadoscomozanjasenlaplaniciedelPaysdeCaux.Meacerquéelmóvilaloslabios.—Noesseguro,Mona.AlomejorCarmenAvrilnohamemorizadola
matrícula.—¡Sí,ya!¡Despuésdellevardiezañosesperandoalasesinodesuhija!
Joder,Jamal,lapolimevaarelacionarconestoencuantoellaleshabledeunFiat500.El hermanogemelodel chiquillode la pelota empequeñecíaya enmi
retrovisor.Carville-Pot-de-Fererauncaseríofrioleroenroscadosobresímismo.DeberíahaberledichoaMonaquenosepreocupara,quenoteníamásquecontarlealapolicíaquelehabíarobadoelcoche,quelapuertanocerraba,que...—NosvemosenVaucottes—murmuré.—¿Ycómovoyhastaallí?Nosésiteacuerdas,peroenestemomento
conducesmicoche.Penséen laposibilidaddeproponerlequequedáramosenalgún lugar
cercadeYport.¡Demasiadoarriesgado!Forcéunpocomáslascosas.—Apie.HaymenosdedoskilómetroshastaVaucottes.Por un momento creí que Mona iba a colgarme. Una inmensa casa
solariegailuminadasurgióantemí,dominandoelvalledelDurdent.—¡Doskilómetros!¡Ysubirybajarelacantilado,tío!¡Yonotengouna
piernabiónica!
Empezóalloverhacialasnueve.Unalluviafríaydensa.Suponíaquesetransformaría en nieve un poco más lejos del mar. En el valle deVaucottes, se limitaba a seguir la pendiente asfaltada para formar untorrenteefímeroqueibaacaersobreloscantosrodados.Unoued,esoesloquehabríadichomimadre. ¿Existíaun sinónimoeneldialectode lazona?AcechabalallegadadeMonaporlaventana.Pensévariasvecesensalir,
montardenuevoenelcocheescondidoeneljardíndeMartinDenaineirasuencuentro.Pero lomásseguroeraqueMona tomaraelsenderodellitoral...¿Paraquécorrerunriesgosuplementario?¿Paraaliviarmimalaconciencia?Elhazluminosoperforóelaguaceroveinteminutosmástarde,tímidoy
tembloroso. Una silueta oscura avanzaba detrás, encorvada contra elviento y la lluvia. Pensé de nuevo en ir corriendo a abrir la puerta, enllevarunamanta,engritarenmediodelanoche:«GraciasaDiosquehasvenido».Pero¿erarealmenteMonalaqueentrabaeneljardín?Nolareconocíhastaqueabriódegolpelapuertaderoble.Alprincipio
nodijonada, simplemente sequitó la capa impermeable amarillaque ledabaaspectodeduendeymelaestampó,empapada,contraelpecho.Melimitéaapartarlalona,quechorreabasobreelparquet.Mefijéen
que,porprimeravezdesdeeldíaanterior,Monanollevabamiestrelladesheriffa laalturadelcorazón.Lógicamente,empezaríaporabroncarme.Despuéstalvezmeescuchara.Mona me miró largamente. La encontré guapa, con el pelo rojizo
pegadoa lacaramojada,comounanimalitode losbosquesquehubierahuidodelatormentaparabuscarrefugioenlacasadelclaro.Temeroso.Dabanganasdeestrecharlocontraelpechoparahacerloentrarencalor.Despuésdesplegóunasonrisairresistible.—¡Creoquenomehaseguidonadie!Cerrólapuertasobrelanochechorreante.—Voyadarmeunaducha,Jamal.Unaduchabiencaliente.
Monabajómediahoramástarde.Sehabíaquitadotodalaropamojadaysehabíapuestosobrelapieldesnudaunampliojerseydepuralanavirgen,de color gris, que le llegaba hasta medio muslo y resbalaba sobre suhombroderecho.Elpelorojizopeinadohaciaatrás,brillante,lehacíamásanchalafrente.Sesentóenelsofá,tiródeljerseyhastaquelecubriólosmuslosdesnudosrecogidoscontraelpechoymeinterrogóconlamirada.—Bueno,cuenta.Selocontétodo.Mi visita a Neufchâtel-en-Bray para ver a Carmen Avril. Mis
estratagemas para que exhumara el expediente judicial de Morgane. Lahuella genética idéntica. Las fotos de las hermanas gemelas. Eldesplazamientohastaelgabinetemédico.MicaraacaraconOcéaneAvril.Viva...—¿Eratanguapacomolarecordabas?Lapreguntamesorprendió.Norespondí,almenosnodeformadirecta.—Eraella,Mona.Aunqueséqueesimposible,eraella.Esachicaquese
hacía llamar Magali Verron. Esa a la que le tendí la bufanda en elacantiladoantesdequesaltara.Ellanoinsistió.Mepidióqueleprepararaunté.Encontréunasbolsitas
deTwiningsenelarmariodedebajodelfregadero.Cuandovolvíalasala,teníalasdospiernasrodeadasconlosbrazosylabarbillaapoyadaenlasrodillas.Mehizopensarenunpequeñoerizohechounabola.—¿Siguessintenerningunasganasdeentregartealapolicía?—Intentantendermeunatrampa,Mona.—Vale,vale,novamosarepetiresaconversación...—Graciasporhabervenido.—Denada.Graciasporlaadrenalina.Elhervidorsilbabaenlacocina.Nomemoví.—¿Quévasahacerahora?—preguntóMona.—He estado todo el camino pensando.Me doy una noche. ¡Solo una
noche!Empezamos otra vez desde el principio, buscamos una solución,una forma de encajar todas las piezas. Si mañana no la he encontrado,llamoaPirozymeentrego.Monamiró el péndulo de cobremoverse como unmetrónomo en la
cajadelrelojnormando.Las21.40.—¿Unanoche?¡Todounreto!Sidescuento treshorasparadormirun
pocoyalmenosunaparahacerelamor,nonosquedamuchotiempo...Se levantó de golpe. El pura lana virgen XXL bostezaba hasta el
nacimiento de sus senos blancos. Apoyó los pies desnudos sobre elparquetmarrón.—¿Pordóndeempezamos?—¡PorMagaliVerron!—contestésintitubear—.Lapolicíahatrabajado
desde hace diez años en el caso Avril-Camus sin encontrar gran cosa.MagaliVerroneslaclavedetodo.Extendísobrelamesalosdosexpedientes:eldeMorganeAvril,queme
había llevado de casa de su madre, y el de Magali Verron, que habíarobadoeneldespachodePiroz.—Vale—dijoMona—.Yomeocupodeinternet.Alomejorayersete
pasóporaltoalgunainformaciónsobreella.Seacercóysepegóamí.Olíaageldeduchademanzana.Mismanosse
deslizaronporsusmuslosdesnudos,susnalgascalientes,sutallefirmeyarqueadobajolagruesalana.Sepusodepuntillasmientrasyopresionabacontra su vientre mi sexo en erección. El jersey de lana era como uncapullo de seda envolviendo su cuerpo a punto para ser libado. En esemomento me pareció suficientemente ancho para que yo me desnudaratambiénylocompartiéramos.Monamediounlargobesoenloslabiosymeapartósuavemente.—¡Atrabajar,amigo!Se sentó delante del ordenador deMartinDenain.Yo extendí sobre la
mesa una decena de hojas, las de los sobres que llevaba dos díasrecibiendo.Concentración.Noshabíamosconvertidoendosestudiantesquerevisabanfebrilmente
sus apuntes unas horas antes del examen decisivo. El péndulo de cobredesgranabalacuentaatrás,comosigolpearalastablasparaescapardesuataúdderoble.ElgritodeMonarasgóelsilencio.—¡Perobueno!,¿metomaselpelooqué?Me acerqué, sorprendido. Inclinado por encima de ella, mi mirada
oscilaba entre la pantalla del Dell y sus pechos libres dentro del jerseyabierto.—Ayer,enelparquedejuegosparaniñosdeYport—continuóMona—,
mereconstruistelavidadeMagaliVerronapartirdevínculosdeinternet,
Facebook, amigos del pasado, Twitter, LinkedIn, Dailymotion. ¿Teacuerdas? Dos columnas: una que correspondía a Morgane, y otra aMagali.PinkFloydy compañía, susgrupospreferidos, supasiónpor elraks sharki, su itinerario escolar en Canadá y posteriormente en uncolegio y un instituto de la región parisina que se llaman igual que loscentrosdeNeufchâtel-en-Bray.Hastasufechadenacimiento,mismodía,mismolugar,condiezañosdediferencia...Resumiendo,todaeseseriedesimilitudestotalmentedemenciales.—Sí,¿yquéhasencontradoahora?Mona levantó hacia mí unos ojos desolados. Como cuando uno le
comunicalamuertedeunfamiliaraunniñodeseisaños.—Nada, Jamal. No hay nada en internet. He probado con todos los
motores de búsqueda, no hay ni rastro de Magali Verron. Como si nohubieraexistidonunca.
29
¿COMOSINOHUBIERAEXISTIDONUNCA?
Mis dedos recorrían el teclado del ordenador como un pianista loco.Recordabaperfectamenteloscaminosdeaccesoquemehabíanpermitidodescubrir la información sobreMagali Verron. Sitios accesibles en tresclics,enlosquemillonesdejóvenesadultosexponíansuvida.Nada.Nohabíanirastrodeesachicaenlared.MevolvíhaciaMona.—Alguien ha borrado toda la información... —Me temblaba la voz.
Mona no dijo nada y a mí me pareció oportuno añadir—: Cualquierapuede hacerlo.Cualquiera puede borrar páginas en sitios de internet. Esotra prueba... —Mi respiración recuperó su ritmo normal—. Es unapruebamásdequequierentendermeunatrampa.Mona se levantó. Se estiró el jersey hacia abajo, hasta mediomuslo,
pero la lana sedivertía subiendodenuevoparadejar aldescubiertounapieldegallina.—¿Ysitehubierasimaginadoaesachica?MiréaMonasinresponder.Ellaandabadeunladoparaotro,descalza,
incapazdeestarsequietaniunsegundo.—Diosmío,Jamal,¿quésabemosdeMagaliVerron?¡Sololoquetúme
cuentas!Dices que leíste su vida en la red, pero no hay ningún vínculosobreella.Mehasdescritosucara,peroesladeotrachica,unachicaquemurióhacediezaños,odesuhermanagemelaviva.Dicesqueesachicasearrojó por el acantilado, que la violaron, que intentaron estrangularla,perolosperiódicosnohandichonimu.Ningúnotrotestigodelaescenapuede confirmarlo. Tu Christian Le Medef ha desaparecido. DeniseJoubain afirma que hace meses que no sale de casa... ¿Te das cuenta,Jamal?Hayunasoluciónqueloexplicatodo.Unaclavesimpleyevidente.Ni siquiera volví la cabeza hacia ella. Continué tecleando palabras al
azarenelordenadoresperandodescubrirunaprueba,tansolouna.MagaliVerronestabaallí,escondidaenalgúnsitio...
Derepente,Monasedetuvo.Sesubióelcuellodeljerseyparacubrirseelhombroderecho.—¡MagaliVerronnoexiste,Jamal!Telohasinventadotodo.Nohubo
ningún suicidio hace tres días. ¡Te has imaginado esa escena! Te hasimaginado el rostro de esa chica. Te has imaginado su vida. Te hasimaginadoaesostestigos.Melevantédegolpe.AgarréelexpedienterobadodeldespachodePiroz
yloagitédelantedelasnaricesdeMona.Unacarpetaverde.«MagaliVerron»,escritoconrotuladornegro,depuñoyletradePiroz.—¿Ylapolicíaqueandabuscándome?¿Tambiénmeheimaginadosus
putasacusaciones?LapolicíahaidoaverteestamañanaaLaSirène,¿no?Ellamerespondióconlapacienciadeunamaestra:—Exacto. La policía te buscaba. Estuvieron dos minutos, me
preguntaron si te conocía, si sabía dónde estabas, pero en ningúnmomentomehablarondeMagaliVerron.Nideuncasodeviolaciónquesehubieraproducidoanteayer.Lepuseelexpedientedelantedelosojos.—¡Joder, Mona! ¿Y estos informes médicos? ¿Y estas fotos de las
extremidadesdescoyuntadasdeMagaliVerron?¿Yestosanálisisgenéticosconelsellodelagendarmería?¿Tanchifladoestoyparahaberloshechoyomismo?Porprimeravezellapareciódudar.—Nolosé.Loúnicoqueveoesque,sitelohasinventadotodo,esolo
explicaríatambiéntodo.Ocasitodo...Además,ylomásimportante,seríaunabuenanoticia,¿nocrees?¿Unabuenanoticia?Lamirédehitoenhito,estupefacto.—Piensa,Jamal.SinohaycadáverdeMagaliVerron,esosignificaque
no ha habido violación. No puede haber acusación de asesinato. ¡Lapolicíanotienenadacontrati!Simplementeeresunpocoparanoico,quizáinclusotehasexcedidounpocoparallevarmealacama...Hicecomosinohubieraoídolabroma.—Joder,Mona,¿yquépuñetashacíayoenlacomisaríaeldíaquenos
conocimosdelantedelamáquinadecafé?—¡Yoquésé!Alomejortehabíancitadocomotestigodeotroasunto...Sequedóensilencio.Soloelrelojnocontuvolarespiración.
Deprontoloentendí.Vi claramente la cara oculta de la pieza de puzle que Mona había
encajado.No me había imaginado a esa tal Magali Verron por casualidad. Su
rostro, su violación, la bufanda roja alrededor de su cuello, losacantiladosdeYport.¡Habíarecordadounaescenaqueyahabíavivido!Eso era lo que pensabaMona. La policía de Fécampme había citado
comotestigodeuncasodehacíadiezaños:elasesinatodeMorganeAvril.Yohabíamezcladoelpasadoconunpresenteimaginado.Estabaloco...Me agarré a los últimos asideros antes de caer definitivamente en el
precipicio.—¿Yesossobres?—lepreguntéaMonaseñalandolosdocumentosque
estabanencimadelamesa—.¿Melosheenviadoyomismo?Ellaseacercóymepusolamanoenunhombro.—No,Jamal.No.Perotalvezalguienestáinteresadoenquerecuerdes
elcasoAvril-Camus.Esoexplicaría...Apartésumanoyexploté.—¿Querecuerdequé?¡Nohabíaoídohablarjamásdeesecasoantesde
estasemana!Monametió lamanobajoel jersey.Yoya lamentabami reacción.No
sabíaquépensar.¿Culpableoinocente?Lasganasdellorarmeproducíanpicorenlosojos.Lasganasdedeshacermeenlágrimascomounniño.—Yo...yonotengonadaquevercontodaesahistoria,Mona.Quieren
colgarmeelmuerto.Volvermeloco.Simedejassolo,vanaconseguirlo...Monaapartólamiradadelamíayclavóotravezlosojosenelreloj.Lasdiezydiez.—¡Unanoche,Jamal!Tedoyunanocheparaconvencerme.Encuantoel
solasomeporencimadelosacantilados,teentregasalapolicía.—Hastaentonces,¿puedodecidiryoelplandebatalla?—Habla.—ApartedePirozyotrospolicías,solodospersonaspuedenconfirmar
quenomeheinventadoelsuicidiodeMagaliVerron:ChristianLeMedefyDeniseJoubain.—Yahashabladoconellos.—Sí, Le Medef lo confirmó todo antes de desaparecer. O de que lo
hicierandesaparecer.EncuantoaDeniseJoubain,estabacagadademiedo.Vamosavolverasucasa,losdos,yteformarástupropiaidea.—¿Enplenanoche?—Sí.—¿Ylapolicía?TeexponesatoparteconellosenYport.—¿Polispisándomelostalones?¿Noestásunpocoparanoica?Monarompióareír.Suslabiosrozaronlosmíos.—¿Noteníasquehacermeunté?Lamiréalejarsehacialacocina.—Para prepararmi defensa, ¿me autorizas a hacer una llamada a un
amigo?—¿Cómo?—Hayotrapistaquenoheseguido,estasucesióndecifrasqueencontré
eneldespachodePirozyencasadeLeMedef.Nohedadoconnadaeninternet relacionado con esto. Tengo un colega en el Instituto Saint-Antoinequeesunaespeciedeenciclopediaviviente.Ibou.Nuncasesabe...—¡Tienes razón, llama a un amigo erudito, los doctores en química
experimentalsonunosmemos!Ibou me respondió casi de inmediato. Corté enseguida sus efusiones
sobremi entrenamiento para laNorthFace, lameteorología local y losúltimoscotilleosdelinstituto.—¿Tienes un minuto, Ibou? Tú no vas a ganar nada, pero puedes
impedirqueyopierdamucho...Describílatablayenumerélascifras,convencidodequesetratabade
uncódigoimposiblededescifrar.
LacarcajadadeIbouresonóenelteléfono.—¡Pero, hombre, está chupado! ¡Todo el mundo conoce eso! Es el
cuadrantedeldilemadelprisionero.—¿Delqué?—¡Deldilemadelprisionero!Esunaespeciedeteoremaderivadodela
teoríadejuegos.
ConectéelaltavozparaqueMonapudieraoírlo.—El principio teórico es simple. Imagina que dos sospechosos, por
ejemplo de un atraco a mano armada, son detenidos por la policía einterrogadosporseparado.Cadaprisionero,sinoquiereconfesar,tienelaposibilidaddeelegirentredosactitudes:callarodenunciarasucómplice.Silodenuncia,sebeneficiadeunareduccióndelapena,mientrasquesuamigo,porelcontrario,sellevalamáxima.Elproblemaesqueningunodelosdosprisionerossabeloquevaahacerelotro...—Noentiendonada,Ibou.¿Dóndeestálateoríaenesahistoriaqueme
cuentas?—Ahora llego ahí. Supón que formalizamos eso con cifras que
representen,porejemplo,añosdeprisión.Eselfamosocuadrante.Silosdosprisionerossecallan,sebeneficiandeladudaylacondenaessolodeunañoparacadauno.Sisedenuncianmutuamente,pringanlosdosysoncondenadosadosañoscadauno.—Entonces,¿porquécantarían?—Porque, para que el teorema funcione, es preciso que el interés
individualreporteunbeneficiomayorqueelinterésporcooperar.Siunodelosdosprisionerosdenunciaasucómplicesinqueestelotraicioneaél,entoncesesdeclarado inocenteyelotrocargacon toda laculpa: tresañosenchironaparasuamigoyningunoparaél.¡Eslibre!—Joder,Ibou,¿deverdadpaganalosinvestigadoresparaqueinventen
cosascomoesa?—¡Puessí!Unestadounidenseconcretamente,RobertAxelrod.Convocó
unconcursoparaencontrar laecuaciónquepermitieraganarelmáximoeneljuegodeldilemadelprisionero.—Ah,oseaquesepuedejugaraeso.—Sí.Entredos.Entrediez.Entrecien.Lareglaes lomássencillodel
mundo: o traicionas o cooperas. Tomas la decisión en secreto, luego lacomparasconladelosotrosjugadoresycuentaslospuntos.—¿Ycuáleslafórmulamágica?—SegúnAxelrod,sereduceatrespalabras:cooperación-reciprocidad-
perdón. Para que lo entiendas, primero le propones a otro jugadorcooperar;sitedaelbesodeJudas,túrespondestraicionándolotambién,yluegoleproponesdenuevocooperar.SegúnAxelrod,eslaregladeoroquegobiernatodosloscomportamientosentrelossereshumanos.—¡Nadamenos!
Yo no veía ninguna relación entre esa teoría ridícula, el caso Avril-CamusyelsuicidiodeMagaliVerron.¿PorquéhabíanescritoPirozyLeMedefenunahojalascifrasdeeseteorema?Mequedépensandounossegundos.—Dimesimeequivoco,Ibou:esasolucióndeAxelrodsolofuncionasi
los jugadores juegan varias veces uno contra otro. Resumiendo, elprincipio es no dejar que te jodan dos veces seguidas. Pero, si solo sejuegaunavez,ladefinitiva,lasolucióncorrectaesconfiareneltipoconquienjuegasyluegotraicionarlo,¿no?—¡Lohasentendidodecaboarabo,tío!Colgué sin tener la sensación de haber avanzado. A todas luces, el
dilemadelprisionero tampoco inspirabaaMona.Puedeque tambiénmehubierainventadoesasseriesdecifrasescritas...
Monametióunpaquetedegalletasenunabolsadeplástico,sacóuntermoypusolacafeteraalfuego.—Nohasdebidodedormirmásdedoshorasdesdeayer.Vigilaelcafé,
voyacambiarme.De pronto me pregunté de dónde iba a sacar en aquella casa ropa
femeninaseca,peroellanomedejótiempoparaseguirplanteándomeesapregunta.Tirónerviosamentedeljersey.—Necesito saber, Jamal. Es importante... —Estiró más la lana hasta
deformarlasmallas—.Hacediezaños,¿teníasaún...?—Eljerseygrisyano era más que una reja sobre su piel desnuda—. ¿Tenías aún las dospiernas?LamismapreguntaquemehabíahechoPirozenlacomisaría.Lamirédearribaabajo.Cínico.Glacial.—¿Lasdospiernas?¿Esesa lacuestión,Mona?En tal caso, continúa,
llevatupensamientohastaelfinal.¿Eracapazdebailarhacediezaños?¿Yde subir al acantilado? ¿Y de correr tras una chica? ¿Y de ligármela,violarla,estrangularla?¿Esesalacuestión,Mona?—Noesloqueyocreo,Jamal.—Lagentesehabríafijadoenuncojo.—Necesitoquemelodigastú—repitióMona.Levantédespaciolaperneradelpantalónparamostrarlavaradehierro
queuníamirodillaamipiedecarbono.
—Paséa travésde lacristaleradelcentrocomercialBeaugrenelle,deldistrito quince. Practicaba el yamakasi con un puñado de amigos de LaCourneuve.Elnerviofibularprofundofueseccionado.Monaabriólabocacomounpezsuspendidosobreelagua.Yofuimás
rápido.—Esosucedióenmayode2002,hacedoceaños.Monasoltóeljersey,querecuperósuformacontexturademohair.—¿Meestástomandoelpelo?—Puede,meencantainventarmehistorias.
Mona prefería conducir. Se había puesto unos vaqueros Kaporal, unacamisetamodernademasiadograndeparaella,seguramenteencontradaenel armario del hijo de Martin Denain, y un jersey verde sobre el quellevabasuchaquetatodavíahúmeda.Ningunaestrellatampocoahoraalaalturadelcorazón...La lluvia había amainado, pero el termómetro había descendido por
debajodelcero.AntesdequeMonaarrancara,pusemimanoencimadelasuya.—Siestoseponefeo...AbrílaguanteraytoquélafríaculatadelKingCobra.PenséqueMona
ibaagritar.¡Todolocontrario!Memirócomosifueratontoderemate.—¿Es el revólver deMartin Denain? ¡Es un arma de defensa, Jamal!
Solodisparabalasdegomaocartuchosvacíos.Martinnoguardaríaensucasaunartefactoquepudieramataraalguien.¿MetranquilizabaomeaterrabaesarevelacióndeMona?Notuvetiempodepensarenello.Aldejarelarma,misdedostocaronla
superficielisadelpapel.Latexturadeunsobre.Unsobremarrón.Encima,minombre.Doshorasantes,cuandohabíaaparcadoelFiatalfondodelaalameda,
no estaba en la guantera.Habíametido allí con cuidado elKingCobra.¿Eraposiblesuponerqueundesconocido,sinhacerningúnruido,hubieraentradoeneljardínaprovechandolaoscuridaddelanocheyelaguacero?¿Undesconocido...o,muchomássencillo,Mona?
Decidido a pedirle una explicación, levanté la mirada hacia ella... ycomprendíquepensabalomismo.Paraella,yoeraelúnicoquepodíahabermetidoesesobreenelcoche.Elúnicoquesabíaqueabriríalaguanteraparasacarelrevólver...Mona seguíamirándome.Recordé las palabras de Ibou.El dilemadel
prisionero.Esedichosojuego...Doscómplices.Unadecisióntomadaensecreto.Traicionaroconfiar.Rasguéelsobre.
30
¿COOPERACIÓN-RECIPROCIDAD-PERDÓN?
DiariodeAlinaMasson-Diciembrede2004Enmirecuerdo,Myrtillesiempreestuvoahí.YovivíaenlacalleduPuchot,enunpisodeunasextaplantaconvistas
al Sena, al puente Guynemer y al camino de sirga, adonde no íbamosnuncaajugar.MyrtillevivíaenelpasajeTabouelle,enunacasitaunifamiliarconun
pequeñojardín.Lacallequeestabajustoenfrente.SiemprelallaméMimy.YoeraLina.Mimy-Lina.Inseparables.Habíamoscalculadoquenoscruzamosporprimeravezenelhospital
deFeugraisen1983.Yohabíasalidodelamaternidadel17dediciembreyMimy había nacido allí el 15. Pero a su madre, Louise, le gustabacontarnosquenoshabíamoshechoamigasdeverdadalostrecemeses,enel parquede juegos infantiles dePuchot, bajandopor el tobogán en filaindia.DesdequeMimynoestá,hemiradoconfrecuenciaesasfotosdelasdosconmanoplas,bufandaygorro.Coincidimos en la misma clase de preescolar. ¡Normal! Yo iba a
menudoacasadeMimyajugarconellaysuperrito,Buffo.Nomeenteréhasta más adelante de que Charles le había puesto ese nombre por unpayaso famoso. Le hacíamos de todo: lo paseábamos en cochecito, leponíamosbaberos,ledábamosdecomerpotitos.Mimynoveníanuncaamicasa.Amímedabaunpocodevergüenza.Y
además,yonoteníaperro.Éramoscomogemelas,esoesloquedecíandenosotrasenlaprimaria
delAlphonse-Daudet.Apesardequenonosparecíamosfísicamente.Louise y Charles trabajaban mucho. Sobre todo los miércoles, los
sábados y durante las vacaciones. Louise tenía su escuela de danza;
Charlesrecibíaagruposenelmuseo.AvecescallejeábamosporElbeufycasisiempreacabábamosyendoacasadelaabueladeMimy,Jeanine.Ella vivía en la carretera de Les Roches, en Orival, en una casa
excavada en el acantilado delSena congrutas en el jardín, a las que noteníamos permiso para ir a causa de los desprendimientos. Jeanine noshacía reíryno leobedecíamosdemasiado.La llamábamosabuelaNinja:Jeanine,peroinvirtiendolassílabas.FueaMimyaquienseleocurrió,legustabamuchojugarconlaspalabras.A veces llevábamos a Buffo a su casa, atado con una correa, por el
bulevardelaPlaya.Elbulevarsiguellamándoseasí,creo,peroniahoranianteshabíaplayaenlaorilladelSena.A los ocho años fuimos juntas de colonias por primera vez, a Bois-
Plage-en-Ré,alpinar.FrédéricyaeramonitoryMimyloencontrabamuyguapo con su pelo largo, su guitarra y sus brazos musculosos que lahacíanvolarporencimadesucabeza.LouisyCharleseranlosdirectoresdelcentro.Losotrosniños,detodoslosbarriosdeElbeuf,hacíanrabiaraMimy.Eralaniñamimada,lahijadelosdirectores,quizálaúnicacuyospadrestrabajabanlosdos.Mimyyyonosapoyábamosmutuamente.Mimy-Lina,parasiempre.EnlacoloniadelosBosques,comolallamábamos,Mimyllorabacon
frecuenciaynoqueríadecirlesnadaasuspadres.Dormíamostodosjuntosen un gran dormitorio. Por la noche, a vecesMimy se hacía pipí en lacama.Ella decía en bromaque la colonia se llamabaLaSábanadeOropor eso, por las sábanas meadas. Yo la ayudaba. Nos las arreglábamospara quedarnos las dos solas en el dormitorio y cambiábamos loscolchones.Yoleprestabaelmío,ycuandounodenuestroscolchonesolíademasiadoaorina, locambiábamosporeldelmonitordeguardiaenelpasillo.Nadieseenterónuncadenada.Eranuestrosecreto.Me habríamatado si lo hubiera contado. Yo no he dicho nunca nada
sobreeso.Hasidoellalaquehamuerto.DespuésdeclasenosveíamosenlostalleresdelaCasadelaJuventudy
laCultura.ParavertambiénaFred,claro.Mimyhacíadanzayteatro.Yo,solo circo. A mí se me daban bastante bien todos los ejercicios deequilibrio: la bola, el tonel, el rola bola. Pero Mimy era otra cosa: la
armoníaperfecta, lagracia.Decuandoencuando,Louiseabríaelcirco-teatro solo para nosotras y nos movíamos por el escenario redondofantaseando. Una vez cogimos del vestuario un cartel antiguo, untrapecista conmaillot pasando a través de un aro en llamas. Se llamabaRustamTrifonytrabajabaenelcircodeMoldavia.Eraguapísimo,comoundios,rubioconojosacerados.Nosprestábamoselpóster,unasemanacadauna.Noschiflaba tenera
RustamTrifoncomoídolo.NoteníanadaqueverconFilipNikolic,delos2Be3. Nos desgañitábamos cantandoWhat’s up, de las 4 Non Blondes,soñando con echar a andar por los caminos de Transnistria... Allí eradondevivíaRustam.Hicimos nuestra primera colonia como monitoras en 2001, en Bois-
Plage-en-Ré.FrédériceraeldirectoryMimyseguíaencontrándoloigualde guapo con el pelo corto y el ukelele. Eran losmismos niños de losbarrios deElbeuf, o sus primos, sus hermanos pequeños, tal vez ya sushijos.Mimyyyonostronchábamosderisacuandoloslevantábamosporlanocheparaquefueranahacerpipíycomprobábamossielcolchónyelpijamaestabansecos.Con lapaga fuimosal festivaldeVieillesCharruesal año siguientey
vimos a los Blues Brothers. Tan cerca que casi podíamos tocarlos.Ligábamos con losbuenazosde losbretones. ¡Estabanpara comérselos!Mimy salió una noche con el que según ella era el más encantador detodos,elqueseocupabadelimpiarlosretretes.Mimyeraasí.Cuando volvimos, después de estar quince días en Finisterre, Buffo
habíamuerto.EldíadesantaAna.Sehabíadormidoentrelosrosalesunatardemuycalurosa.Charlesloenterróallí,hizounhoyodebajodedondeestabasinsiquieradesplazarelcuerpo.Desdeentonces,siemprequefuiacasa de Charles y de Louise, en el pasaje Tabouelle, no pude miraraquellasfloressinacordarmedeBuffo.Creoquelehabríagustadoreencarnarseenrosa.En 2003, la colonia cambió por primera vez la isla de Ré por
Normandía, debido a la disminución de las subvenciones. Tambiénempezó a admitir más adolescentes. Una noche de septiembre, Mimyencontró un cachorrito perdido detrás delMcDonald’s deCaudebec-lès-Elbeuf.LollamóRonald.Eraunnombreunpocotonto,peroeraelprimernombre de payaso que se le había ocurrido. Se lo llevó a Charles y a
Louise.Era,entreotrascosas,unaformadedarlesaentenderasuspadresque en lo sucesivo estaría menos en casa. Había salido con Frédéricdurantelosdíasdecolonias.Aquelloeraunaespeciedeevidencia,peseaqueélteníadiecinueveañosmásqueella.Todos nos lo esperábamos, esa es la verdad. Incluso nos parecía que
habíanremoloneadounpoco.Laprimaverasiguiente,Mimymepreguntósi quería ser testigo en su boda. Quería ir deprisa. Se casarían el 2 deoctubreenOrival,enlaiglesiaqueestabaaorillasdelSena,encastradaenel acantilado, igual de firme que su amor, decía ella. Mimy era másrománticaqueyo,ytambiénmáscatólica,másropablanca,máspoemas,máspríncipeazul.Dije que sí. También dije que antes la haría alucinar, que idearía los
planesmásmegademencialesparasuentierrodevidadesoltera.Lociertoesquehabíaplaneadoque,despuésdelcampamentodeIsigny,nosiríamoslas dos una semana al otro extremo de Europa, mochila al hombro,haciendoautoestop,talvezhastaTransnistria...Mimymedejóel26deagostode2004.Sinsiquieradecirmeadiós.Erasudíalibre,nollegómásalládelcaminodeLesGrandesCarrières,
aochocientosmetrosdelparquedeIsigny.Yo fui una de las primeras en ver, escoltada por dos gendarmes, su
cuelloazulado,sucuerpodesnudobajoelvestidodesgarrado,susgrandesojosabiertoshaciaelcielo.FuiyoquienavisóaCharlesyaLouise.YellosavisaronaFrédéric.Antesdellamarlos,recordéatodavelocidadcadaminutodemivida:el
parquedejuegosinfantilesdePuchot,Buffo,elcirco,RustamTrifon,lasgrutasdelaabuelaNinja...No conseguía imaginar que tendría que soportar una vida entera sin
Mimy.Charles,Louise,Frédéricyyoqueríamossaberlaverdad.Sin embargo, la cosa nunca llegó a funcionar del todo con Carmen
Avril y esa asociación contra el olvido, Hilo Rojo. Aun así, fue unaoportunidadparamanteneramenudolargasconversacionesconOcéane,lahermanadeMorgane.Ellayyo teníamoscasi lamismaedad, lasdoshabíamosperdidoalserquemásqueríamosdelmundo.Asesinadoporelmismoindividuo.Hermanasdedolor.
Sin embargo, no nos entendíamos. A Océane, como a su madre, lamovía el odio. Soñaba con encontrar al asesino de su hermana paramatarloconsuspropiasmanos.Yo,encambio,creoquehabríasidocapazdeiravisitarlotodoslosdíasalacárcelparacontarlecadadetalledelavida de Mimy, para hacerle comprender quién era, para hacer que searrepintieradesuacto,paraquelaquisiese,paraqueimplorarasuperdón.
CharlesyLouisecomprendieronquenuncasedescubriríalaverdadsobrelamuertedesuhijaúnicacuandoelsospechosonúmerouno,OlivierRoy,fueidentificado.Yexculpado.El comandante Léo Bastinet no se anduvo por las ramas. Caso
archivado... Salvo si se producía algo imprevisto. Charles y LouisedejaronlaasociaciónHiloRojoen2005.Fueunadecisiónsuya,personal.InsistieronmuchoenqueFrédéricyyocontinuáramostrabajandoenella.Noloolvidesjamás.Entoncesnocomprendimosporqué.Louiseesperóhastadiciembrede2007,hastalainauguracióndelcirco-
teatrodeElbeuftrasdiezañosdeobrasderestauración.CharlesyLouiseinvitaronparalaocasiónaalgunosgrandesartistasinternacionales.Rustam Trifon estaba presente. Tenía cincuenta y tres años. Su cartel
seguíacolgadoconchinchetassobrelacamadeMimy.RustamaceptóiralpasajeTabouelle,subiólaescalerahastasuhabitaciónconlagraciadeunángel.DespuéslepedíquecogieraunarosadeljardínylapusiesesobrelatumbadeMimy,enelcementeriodeSaint-Étienne.Parecíaemocionado.Fueunmomentobonitoytriste.Por lanocheCharles,Louiseyyonosquedamosen lapistadearena.
Mirando la inmensa cortina de terciopelo púrpura bajo las hileras defocos,dijesimplemente:—AMimylehabríaencantado.CharlesyLouisenodijeronnada.TalvezpensabanqueMimyloveía
tododesdealláarriba.Looía.Percibía lasmismasemociones.O talvezno.DesdelamuertedeMimy,sehabíandistanciadounpocodeDios.Nosdespedimosasí.Lamenté,enaquelmomento,nohaberleshabladodemisdudas.Al día siguiente Charles y Louise se marcharon a la isla de Ré. Los
localesdelacoloniadeBois-Plage-en-Réhabíansidovendidoshacíacasidiez años para hacer un camping. Unomás. Uno de lujo con piscina ypistasdetenis,dondeningúnniñodeElbeufpondríanuncalospies.Hacialas18.50,justoantesdequecerraran,ambossubieronarribadeltododelfarodelasBallenas.Cincuentaysietemetros.Doscientoscincuentaysietepeldaños.UnvientofríosoplabadesdeelAtlántico;estabansolos.Cogidos de la mano, se subieron a la balaustrada de hormigón y se
arrojaronalvacío.DesdeentonceshevisitadoamenudoalaabuelaNinja,enlacarretera
deLesRoches.Eralaúnicasupervivientedemiverdaderafamilia.Hemoshabladomucho.Al final, acabépor contarle loquemepreocupaba.Ellame tranquilizó. Había hecho bien no diciéndoles nada a Charles y aLouise. Era mejor que se hubieran ido así, convencidos de que Mimyhabíasidounavíctimaelegidaalazar.Sinnadieaquienacusarsalvoalafatalidad.Perotambiénmehizocomprenderqueesadudaibaacorroermeamítambién.Queteníaquelibrarmedeella.—¿Cómo,Jeanine?¿Cómo?—Contándoselotodoalapolicía,cariño.Aunqueesovayaareabrirlas
cicatricesmásdolorosas.EntoncesmeacordédeaquelpoemadeMimy.Delosúltimosversos.AnuestroalrededoruncastilloconstruiréYcontratodolodefenderé.
M2OMimyjamáshabríapodidoescribireso.EchabamuchísimodemenosaMimy.
31
¿REABRIRLASCICATRICESMÁSDOLOROSAS?
MonaapagólaluzdetechodelFiatysevolvióhaciamí.—Bueno,¿qué?El sobremarrón había caído amis pies.Me costaba conectar todo lo
que acababa de leer con el asesinato deMorganeAvril y el suicidio deMagaliVerron,peroteníaqueexistirforzosamenteunlazoquelosuniera.Nohabíamásquedeshacerlo...Laimagendeunabufandarojaapretada
demasiadofuertealrededordeuncuellomevinoalamente.Mona se percató de que una lágrima brillaba en la comisura de mis
ojos.—¿Conmovedor?—Mucho.—¿SobreMorganeosobreMyrtille?—Myrtille.OmásbienMimy...Unapreciosadeclaracióndeamor.LamiradadeMona chispeódeunmodo extraño.Tras un titubeo,me
pasódelicadamenteundedoporlosojosparasecarlos.—Gracias—dijo.—¿Porqué?Ellanorespondióymetiólamarchaatrásparasacarelcochedeljardín.Las23.10.MonaaparcóenlaplazaJean-Paul-Laurens,justoenfrentedelacasade
Christian LeMedef. Ningún poli a la vista. Aun así, antes de cruzar elaparcamiento me puse la capucha delWindWall North Face.Me detuvedelantedelacasadepescadores.—Ayernoestabacerradaconllave.Accionélamanilla.Lapuertaseabrió.—Noesnadadesconfiadotutestigo—bromeóMona.Esperéaquehubiéramosentradolosdosparallamarlo:—¿Christian?¿ChristianLeMedef?
Ninguna respuesta, como suponía.Atarax, el ex ingeniero nuclear, nohabíavuelto.¿Huido?¿Secuestrado?¿Asesinado?Monamesiguióporelpasilloaoscuras,casidivertida.Me detuve bruscamente. Helado, como si la temperatura hubiera
descendidodegolpeenlahabitación.La escalera, frente a nosotros, estaba sumergida en la más absoluta
oscuridad.—Nohayningunaluzencendida.—Eslógico,¿no?—¡No!Ayer,enelpisodearriba,lalámparadelamesilladenochede
LeMedefestabaencendida.—Debistedeapagarlaantesdeirte.Neguéconlacabeza.Estabaseguro,nohabíatocadonada.Conlayema
delosdedos,encendí laaplicaciónlinternadel iPhone.Elflashcontinuoiluminólospeldaños.Nada. Ningún ruido. Ninguna señal de vida. Exactamente igual que
durantemivisitaanterior.Conexcepcióndeesalámparademesilladenocheapagada.Subí una decenade peldaños para iluminar el descansillo de la planta
superior,medetuveydijedenuevo:—¿LeMedef?Nadie.Meequivocabadenuevo.Anochehabía apretadoel interruptorde esa
malditalámparaparaapagarlasinsiquieradarmecuenta.—¡Ahora verás si estoy loco!—le dije de pronto aMona bajando la
escalera—.Acompáñamealasala.Enelpasillo,ellamedejópasar;nuestroscuerposserozaron.Elflash
demi teléfonomóvil se deslizaba por las paredes e iluminaba el papelpintado, despegado por la humedad, las tomas eléctricas grises, elentabladoenmohecido.Eldíaanterior,obsesionadoporladesaparicióndeChristianLeMedef,nohabíareparadoenquelacasa,quesupuestamenteélseencargabademantener,parecíaabandonada.Bajé la linterna para iluminar las baldosas blancas y negras. Solo el
ruidodenuestrospasosturbabaelsilencio.
Elsilencio...Otra descarga me electrizó el cuerpo. La locura, una vez más,
merodeabaamialrededor.Nooíaningúnmurmullo.¡Habíanapagadoeltransistor!—Ayerlaradioestabaencendida—susurréenlapenumbra.Mona no me contestó. Yo oía su respiración a mi espalda. Unos
escalofríosmerecorríanlacolumnavertebral.¿Quéibaadescubrirenlasala?Medetuveenelumbral.—¿Christian?Ridículo.¿Quécreía?¿Quesussecuestradoreslohabíantraídodurante
eldíaparaqueseterminaraelplatodetagliatelle?Ningunarespuesta,porsupuesto.NisiquieraunanunciodeFranceBleu.¿Quiénhabíapasadoporallídespuésdemivisita?¿Yporquémaldita
razón?¿ParadejarelcadáverdeLeMedef?El flash barrió el salón en dirección a la mesa, en el centro de la
habitación,despuéspasóalasilla,almicroondas,altelevisor,alaparatoderadio...Variasveces.Encírculoscadavezmásrápidos,casihistéricosalcabodeunosinstantes.Comounluminotécnicoquesehubieravueltoloco.Hastaque,depronto,olvidandolaprudencia,accionéelinterruptor.La
luzblancadeunabombilladesnuda inundó lahabitaciónynosobligóapestañear.Coloquéunamanoamododeviserasobremisojos,incapazdecreerloqueveía.Lahabitaciónestabavacía.Totalmentevacía.Nisilla,nimesa,nibotella,niplato,nivaso,niprogramadetelevisión,
nisiquieraradio.Nitampocomueblealguno.Habíanvaciadoporcompletolasalaylacocina.Meparecióquede repente el teléfonopesabauna tonelada.La cabeza
me daba vueltas. Mona avanzó por la habitación. Un ligero ecoacompañabasuspasos.—¿LeMedefvivíaaquí?—Sí.Superéelvértigoyseñaléunoaunoloslugaresprecisosdondeestaban
colocadoslosmuebles.Pasélosdedosporlasparedes,porelsuelo.Losrastrosdepolvo,osuausencia,indicabandemaneraexplícitaqueallísehabían desplazado objetos recientemente, que lo habían trasladado todo
deprisaycorriendo.—Lohanvaciado—dije.—¿Quién?—Nolosé,Mona.Peronoesmuydifícilhacerlo.Unamesa,unasilla,
algúnelectrodoméstico...Esocabeenunafurgoneta...Monanocontestó.Continuédesarrollandomihipótesis:—Primero hacen desaparecer al testigo molesto. Después, todas las
demáspruebas...—Uncomplot...Estánperoquemuybienorganizados,Jamal.HabíaunapizcadeironíaenlaspalabrasdeMona.Mevolvíhaciaellaylaagarréporloshombros.—¡Joder,Mona!¿Creesquehabríapodidoinventármelo?¿Todosesos
detalles? ¿El vaso de vino, el plato de tagliatelle, la radio en sordina?¿Tanlococreesqueestoy?Mis palabras, demasiado fuertes, rebotaron en las paredes desnudas.
Mona se situó en el centro de la habitación, justo donde el día anteriorestabalasilladeLeMedef.—Vamos a dejar de hacernos ese tipo de preguntas, Jamal. Vamos a
atenernos estrictamente al programa, a tu promesa, ¿recuerdas? Estanoche leshacemosunaúltimavisitasorpresaa tus testigos,ChristianLeMedefyDeniseJoubain.Después,teentregasalapolicía.Noprotesté.Yanomequedabanfuerzasparahacerlo.
NosquedamosunosminutosmásenlacasaantesdequeMonameasieradelamanoparasalir.Encuantopusimoslospiesenlacalle,lapuertadela casa de enfrente se abrió. Una débil luz iluminó la calzada.Instintivamente,meagazapéen laoscuridad.El tipoquesalíasolopodíadistinguirlasiluetadeMona.—Hacefresquito,¿eh?Una sombra renqueante se coló entremis piernas. Reconocí al perro
con tres patas de la noche anterior. Su amo tardó una eternidad enencenderuncigarrillo,afindeaprovecharelresplandordelallamaparaobservarelrostrodeMona.—Nosevetodaslasnochesaunachicatanguapacomoustedandarpor
estascalles.El perro trípedo venía cojeando haciamí, peroMona tuvo reflejos y
reaccionóa tiempo.Lo llamóhaciendounchasquidocon la lenguay seagachóparaacariciarlo.Elvecinoparecióapreciarelgesto.—¿Viveaquíhacemucho?—preguntólainvestigadora.—Bastante.Haceyamásdediezaños...—Diounacalada—.¿Quéhacía
enlacasa?¡Eseidiotahabíavistolaluz!—Devisita—respondióMonaconnaturalidad.Retrocedí más en la oscuridad procurando levantar el pie izquierdo
unoscentímetrosporencimadelsuelo.—¿A estas horas? —Parecía asombrado. En un reflejo que me
sorprendió, apreté la culata del King Cobra dentro del bolsillo. El tipoexpulsóunpocodehumoyseencogiódehombros—.Desdeluego,estándispuestosaloqueseacontaldevender...—¿Vender?—dijoMona.—Sí. Hace seis meses que buscan un comprador. Pero, claro, es que
YportnoesDeauville.Aquíhaydecenasdecasascomoestaenventa...Metemblabanlaspiernas.Mantuveelequilibrioapoyandounamanoen
unapiedradegresfríaygranulosa.Monasehizolaingenua.—¿Lacasallevaseismesesvacía?—Sí.Solovienedevezencuandoalgúnclienteaverla.Pero,enfin,es
bastanteraro.Sobretodoaestashoras...TirólacolillayobsequióaMonaconunasonrisapensando,aunquesin
muchafe,quetendríaunavecinaencantadora.Llamódespuésasuperroycerrólapuertaasuespalda.EsperéunmomentoyechéaandarenlaoscuridadhaciaelFiat.Lavoz
deMonasonódetrásdemí:—¿Satisfecho?Meobliguéadefenderconterquedadlosmásincreíblesargumentos.—¡Unacasavacía!Loidealparatendermeunatrampa.Permiteinstalar
ydesinstalarundecoradocontodatranquilidad.MonahizoparpadearlosfarosdelFiat.—Entonces,¿LeMedeferacómplice?Yocreíaqueeratualiado.Fueél
quientedijodóndevivía,¿no?—Puedequenoconfiaraenmí.Hablabadecomplot,deleydelsilencio.
¡Puedequetuvieramiedo!Oquizá...Monametendiólasllaves.—Vale, let’s go, Jamal. Última etapa. Te dejo conducir, tú conoces el
caminoparairacasadeDenise.Niunapalabramás.Habría podido utilizar mil argumentos para demostrarme que había
soñadolaescenadeladesaparicióndeChristianLeMedef.Yrespectoalaretirada de todos susmuebles, habría podidodecir que el vecino era deesos a los que no se les escapa la presencia de un camión demudanzasaparcadoenfrentedesucasa,porejemplo.Yañadirque,enel fondo,elúnico testigodelquedisponíaentre lanochedeayery ladehoyeraunperrocontrespatas.ArranquéelFiat.Elsalpicaderomostrabalahoraencifrasverdefosforescente:23.32.—ADenise Joubain le va a dar un ataque cuandome vea aparecer a
estashoras...—O a mí —replicó Mona—. ¿Cuál es la próxima sorpresa del
programa? ¿Denise degollada por unos alienígenas? ¿Su fantasmaofreciéndonoselté?ElfantasmadeDeniseJoubain...En el silencio del habitáculo, recordé las palabras de la anciana.
Asegurabaquenohabíasalidodecasahacíaaños.Que,aunasí,mehabíareconocido,mehabíavistounavez,perohacíadiezaños,enlaplayadeYport la mañana del asesinato de Morgane Avril. Mi última esperanzadescansaba en el testimonio de una vieja senil, cuyos delirios iban acontribuirtodavíamásaconvencermedemipropiaamnesia.Sentadaamilado,Monahabíaencendidolaluzdeltechoyhojeabalos
expedientes de Morgane Avril y de Magali Verron robados,respectivamente,aCarmenAvrilyaPiroz.Concentrada.Deprontotuvelaimpresiónde queun elemento la desconcertaba.Sus ojos pasabanunayotravezdeunexpedienteaotro.Reduje la velocidad al entrar en la larga línea recta que llevaba a la
antiguaestacióndeTourville-lès-Ifs.—¿Hasencontradoalgo?Monamemiródemaneraextraña.Unaevidencia.Habíaencontradoalgo.Algoquelaalteraba.—No.Bueno,esposible.—¿Qué?—Luego.Despuésdeveralavieja.
—¿Porqué?Monalevantóbruscamenteeltono.—Despuésdeveralavieja,joder.
32
¿HASENCONTRADOALGO?
LosfarosdelFiatiluminaronprimeroelvagóndelOrient-Express,luegola locomotora Pacific Chapelon y, por último, la fachada de la antiguaestación,cuyorelojseguíaindicandolas7.34.En cuanto apagué el motor, la estación, los trenes y el aparcamiento
desaparecieron en la negrura de la noche. Avanzamos a la luz de laslinternas.Losdoshacestrazaronsendasrayasenlasparedesazullinodelacasasolariega.—¿DespertamosaDenise?—preguntóMona.Antesderesponder,intentéaccionarlamanilladelapuerta.Estaestaba
cerrada. El caserío de Les Ifs se reducía a unas cuantas casasindependientes,cuyassiluetasseentreveíanaunoscincuentametros.—Sillamamos,loqueconseguiremosesdespertaratodoelvecindario.Sinpararmeapensar,ditrespasoshacialaventanadecuarterones.Los
postigosnoestabancerrados.Cogíunapiedradeltamañodeunhuevoydiungolpesecocontraelcristal,elqueestabamáscercadelpestillo.Diezcentímetrospordiez.Unapequeñacascadadetrozosdecristales tintineóenmediodelsilencio.Sin tomarningunaprecauciónsuplementaria,abrílaventanadesdeelinterior.Unasgotasdesangreperlaronlapalmademimano.Cortesbenignos.
Monamemirabasindecirpalabra.—VamosadarleunasorpresaaDenise—bromeé.Eltononoacompañaba.¿Por qué entrar así, rompiendo la ventana? ¿Para luchar contra las
evidenciasquemeponíandelante?¿Quéesperaba?¿SorprenderencasadeDenise Joubain a un ejército de conspiradores ocupados preparando unnuevo decorado, montando los tabiques de otra habitación que crearailusionesópticas?Entramosporlaventana.Arnold,pensédeinmediato.¡Arnoldvaadetectarnuestrapresencia!
Curiosamente, el shih tzu no se manifestó. Yo intentaba recordar ladisposicióndelashabitaciones.EldormitoriodeDeniseseencontrabaenladiagonalopuesta.Milinternailuminólasparedes.Uninmensoaliviomeinvadió.Uncalortranquilizador,casiabrasador.
¡Lasfotosdetrenesrecorriendoelmundoseguíandecorandolasparedes!El Orient-Express atravesaba la laguna de Venecia, el Shinkansen sedeslizabaporsuciudadjaponesa.Milinternacontinuóinspeccionandolasala,sobrevolandolasvigasvistas,elarmarionormando,lasfloressecaseneljarrón,lassillasdeanea.¡Todos losdetalleseran idénticosamis recuerdos!Oseaquealgunas
neuronas de mi cerebro seguían conectándose. Por primera vez desdehacía mucho tiempo, podía fiarme de mi memoria. No había soñadoaquellaconversacióndemencialconDenise.DudéentrellamaraDeniseJoubaincomohabíahechoconChristianLe
Medef, sorprenderla en la cama para provocarle un shock, zarandearla,llevarla al cuarto de baño ymeterla bajo la ducha, torturarla hasta quecambiarasuversiónyrecordaselaplayadeYportelmiércoles,aPirozyelcadáverdeMagaliVerron.Nosacercamosaldormitorio.Mientrasempujabalapuerta,lazapatilla
dedeportesujetaa laprótesisdemipie izquierdopisóunobjetoblandoqueestabaenelsuelo.Un chillido surrealista rasgó el silencio. El ruido de un muñeco de
goma.Unajirafaocualquierotrojuguetedeunniñomuypequeño.Casi inmediatamente, la lámpara del dormitorio deDenise Joubain se
encendió.Misretinasestallaron.Apretéelrevólverdentrodelbolsillo.Nodejar que la vieja gritase. No darle tiempo esta vez de dar la voz dealarma.No...Un papel pintadoHello Kitty cubría las paredes del dormitorio de la
anciana.Unas hadas colgadas del techo con un hilo pendían sobremi cabeza.
Unosduendecillos trepabanpor lacortina.Habíaunmontóndepeluchesgigantes: perros, conejos, elefantes. Sobre la cama azul turquesa, otrashadassebalanceaban.Enelinterior,dosojosdeslumbradosmemiraban.Losdeunniñodeunosseisaños.Un gritome hizo volver la cabeza, ami derecha, procedente de otra
cama,estamáspequeñayconbarrotesrosa.
Lacabezadeunaniñadeunostresañosemergió.Aterrorizada.Lacríagritabasinparar,sinsiquierarespirar,conlasmejillas,lafrente,elcuellocompletamentecongestionados.—Joder,Jamal...Monaparecíaincapazdepronunciarotrapalabra.Comosihastaaquel
momento hubiera aceptado, en un intento por comprenderme,mi juegodemencial,peroenestaocasiónyohubieracruzadolalínearoja.Girésobremistalonesbuscandolamaneradetranquilizaralaniña.Imposible.El niño se puso a gritar también, más fuerte aún que su hermana,
encogiendosucuerpodelgadocubiertoconunpijamadepiratas.—¿Quéhacenaquí?—tronóunavozanuestraespalda.Detrás de nosotros estaban dos adultos: una mujer en camisón,
despeinada,pálida,mudadeterror,yunhombreconeltorsodesnudo,deunoscuarentaaños,pelocanoso,empuñandouncuchillodecocinaconlamanoderecha.Trémula...LapalmamojadadelamanodeMonaseposóenmihombromientras
yoapuntabaconelKingCobraalospadres.Unmovimientopuramentereflejo.El concierto de gritos infantiles arreció en el dormitorio. La madre,
comounaloba,parecíaacecharelmásmínimodescuidopornuestraparteparaabalanzarsesobrelosdosextrañosquelaseparabandesushijos.LavozdeMonasevolviósuplicante:—Jamal,no.Apretélaculatadelrevólver.—¿Quéhacenustedesaquí?—preguntéyotambién.—¿Cómo?Elpadredefamilia,aunquesorprendido,sostuvomimirada.Nodejaba
traslucirningúnmiedo.—¿Quéhacenustedesaquí?—repetí.Élnopareciócomprenderelsentidodemipregunta,pero,asíy todo,
respondió:—Hemosalquiladolacasaparaunasemana...Monaexhalóunsuspiroymetiródelamanga.—Estábien,Jamal.Noslargamos,venga...Yonomemovía.ElKingCobraeraunrevólverdedefensainofensivo,
peroelhombredelcuchillonolosabía.—¿Yayer?—pregunté—.¿Estabanaquíaprimerahoradelatarde?—No—dijoelpadredefamilia—.Pasamoseldíavisitandolasplayas
delDesembarco,pero...Suvozganabaenaplomoamedidaquesesucedíanmispreguntas.Tal
vezpensabaqueestabatratandoconunospolisborderline...Monametiródenuevodelamanga.—Vamos.Medasmiedo.La seguí lentamente, sin dejar de apuntar a los padres. Lamadre fue
corriendohacia laniña,quesecallóporartedemagia.Elpadrenonosquitólosojosdeencima,conelcuchillolevantadohacianosotros.La mano de Mona asió la mía y la apretó para hacerme salir más
deprisa. Sin perder el equilibrio. Los adornos de la antigua estacióndanzaban enmi cabeza.Los trenes en las paredes, las sillas de anea, lashadascolgandodeltecho.¡Joder, no podía haberme inventado todos esos detalles!Me acordaba
perfectamentedeesasfotos,deesosmuebles,dellugardondeestabacadaobjetoenaquellahabitación.Una vez que dejamos atrás la puerta de la antigua estación,Moname
obligó a correr. Yo recordaba que, unas horas antes, Arnold me habíaperseguidohastaelaparcamiento,comosihubieravividosiempreallíydefendiesesuterritoriocontodasurabiadeperropequeñoygruñón.Dosbicicletasdeniño,unaconruedecitasylaotrasinellas,estabanapoyadascontralapared.UnAudiconel75enlamatrícula,aparcadounosmetrosmáslejos.Mona condujo esta vez sin decir una palabra.Yo hablaba solo, como
para convencerme a mí mismo. Disparando mis argumentos, frenético,comoconunaametralladora,hastaelúltimocartucho.—Esaantiguaestaciónesunacasarural,deacuerdo.Esafamilialaha
alquiladoparaocuparlaestasemana,vale.Peroestuvofueratodoeldíadeayer.Esodejabatiemposuficienteparaguardarlosjuguetesdelosniñoseneldormitorio.ParaqueDeniseseinstalaraenlacasa,interpretaseesafarsa, me contara esa historia del marido ferroviario y pretendiese noacordarsedelsuicidiodeMagaliVerron.Monanocontestó.Nohabíamosrecorridonitrescientosmetroscuando
giróbruscamentealaderechaydetuvoelcocheenungranaparcamientodesierto,enfrentedeunedificioalargadodecemento.
ALMACÉN BÉNÉDICTINE, anunciaban unas grandes letras rojas. El lugarparecíaabandonado.Monaquitóelcontacto.—Eselfindelcamino,Jamal.Heidotodololejosquepodía.—Escúchame,Mona...Teníalamentefijadaenlasfotosdetrenesenmarcadas.LalíneaBaikal-
Amur bloqueada por la nieve, las pendientes andinas y los espigonesadentrándoseenelmar.¡Yohabíavistoesoscuadroseldíaanterior!EnlaantiguaestacióndeLesIfs.—No, Jamal, se acabó. Denise Joubain no ha vivido nunca en esa
estación.ComoChristianLeMedef tampocohavividoenesacasade laplazaJean-Paul-Laurens.Nuncahashabladoconellos,ellosnohanvistosaltarpor el acantiladoa esa chica.Ni ellosninadie.Ningúnperiodista.Ningúnpolicía.PorqueesatalMagaliVerronnohaexistidonunca,Jamal.Telahasinventado.Noséporqué,perotúhascreadoenteramenteaesachica. Es muy probable que el motivo esté relacionado con MorganeAvril, puesto que le has prestado su rostro. Y quizá también con elasesinato de Myrtille Camus. Y seguro que por eso la policía quierevolver a verte. Pero una cosa es cierta, Jamal, y esmás bien una buenanoticia.—Respiróantesderematarme—.LapolicíanopuedecolgarteelasesinatoylaviolacióndeMagaliVerron¡puestoqueesachicanoexiste!Cogíelexpedientedelacomisaría,elquelehabíarobadoaPiroz.MAGALIVERRON,escritoenletrasmayúsculas.Nopodíahabérmelainv...Conungestoirritado,Monameindicóquemecallara.—Ya hemos tenido antes esta conversación.Yo he cumplidomi parte
deltrato,Jamal.Ahoratetocaaticumplirlatuya.Encuantosalgaelsol,vasaentregartealapolicía.Yomenegabaaceder.—¡Joder, Mona, eso es lo que están esperando! De acuerdo, por el
momentonohacemosmásquechocarcontralasparedes,perotodavíahaymászonasdesombraqueexplorar,¿noteparece?Esahistoriadeldilemadel prisionero, por ejemplo. ¡Y los sobres! ¡No estaré tan enfermoparaecharlosalcorreoyolvidarlosunahoramástarde!Monamelanzóunamiradatiernaquemerecordóladelospsicólogos
del Instituto Saint-Antoine cuando escuchaban con paciencia profesionallas explicaciones rocambolescas de los chavales pillados en flagrante
delitodementira.¡No!¡Nopensabarendirme!—Laexplicaciónestáenesascartas.Algoqueselehapasadoporaltoa
todoelmundo,Mona,yqueyosoyelúnicoquepuedeencontrar...Ella me acarició el pelo con ternura; un gesto más maternal que
amoroso.—Olvídalo,Jamal.Olvidaelpresente.Olvida todo loquehaocurrido
desde hace tres días. Es fruto de tu imaginación.—Su dedo índice bajóhastamifrente—.Lohasimaginadoporquelaverdadestáenalgunapartedetucabeza,muyadentro,enterrada.Tienesquerecordarloquesucedióhacediezaños,noloquehaocurridoestasemana.Sin pensar, la agarré de lamuñeca y apreté, fuerte, demasiado fuerte,
antesdedejarlacaersobresusrodillascomosifueseunaramaseca.Lavozsemeheló.—Asíquetútambién...—¿Yotambiénqué?—Tú también participas en ese jueguecito. ¡Volverme loco para
declararmeculpable!Endosarmeelasesinatodeesasdoschicascometidohace diez años.Es ese el objetivo, ¿verdad?Hacer quemevenga abajo,queconfiese.DerepentemeacordédelossobresaparecidosenlaguanteradelFiat
500,delcarterollevándomeunoaVaucottes,deesosgolpesmontadosconantelación,comosifueraposibleanticipartodosmisdesplazamientos,pormínimos que fueran. ¡SoloMona podía haber organizado todo aquello!Ellaeraunapiezaesencialenesecomplot.—Déjame,Mona.Seguiréyosolo.Intentóponerdenuevounamanosobrelamía,perolarechacé.—Yanoconfíoenti,Mona.Yanoconfíoennadie.Eraconscientedeserelpeordeloscerdos.Talvez...Monahabíacorridograndesriesgospormí.Otalvezno.Dudareracorrerunriesgo.Unriesgoqueyoyanopodíapermitirme.
Iba a levantarme, bajar del Fiat y perderme en la noche.Mona abrió lapuerta.—Quédateconelcoche,Jamal.Vasanecesitarlomásqueyo...La mirada de la investigadora pasó una vez más del expediente de
MagaliVerronaldeMorganeAvril.Meacordédequehabíadescubiertoalgoantesdequenosdetuviéramosfrentealaantiguaestación,algoquelaconvencíatodavíamásdequeyodesvariaba.«Después.Despuésdeveralavieja»,habíadicho.Demasiadotardeparapreguntárselo.Salióyse inclinóhaciamí.Su rostro, iluminadopor la farolasituada
unosmetrosmás allá, se alargaba. Ya no parecía una redonda y alegremusaraña, sino más bien un animal acosado, un pequeño roedorimprudentequenohubieravistovenirel invierno.Corrían lágrimasporsusmejillas.—Hayotracosa,Jamal.Inclusocreoqueeselfondodelproblema.En
tu puzle hay que añadir un dato importante, un dato que salta a la vista,perodelque,peseaello,túnoeresconsciente.Laslágrimasredoblaronenintensidad.¿Undatoimportanteenelqueyonohabíareparado?Antesinclusodequemicerebrotuvieratiempodebuscarelsentidode
esasinsinuaciones,Monaseexplicó.Dellenoenelcorazón.—¡Te has enamorado de esa chica, Jamal!DeMorganeAvril.De ese
rostroquetantasvecesmehasdescrito,tannoble,tanpuro,tantriste...Deeserostroquecreísteverdenuevohacetresdíasenloaltodelacantilado.Grave y desesperado, ¿te acuerdas?Antes de que se te escape entre losdedosyseesfumeenelvacío.¡Fantaseasconuncadáver,amormío!Unbonitocadáverquellevadiezañosmuertoyenterrado.Losiento,nodoylatalla.Nopuedotenercelosdeunfantasma.—Esachicaexiste,Mona.MesonriósincontestaryavanzóhastasituarsedelantedelFiat.Observó
unlargomomentolacarreterarectaydesiertaantesdesacarunobjetodelachaqueta.Undestellodoradotitilóenlaoscuridad.—Teladevuelvo—dijoMona.Dejóconcuidadolaestrelladesheriffsobreelcapódelcoche.Yoeraincapazdearticularunasolapalabra.—Buenasuerte—susurróatravésdelapuertaabierta.Laestrelladesheriff.Loscincoretosquedebíasuperar...Lascincodireccionesdemiestrellahabíansidobarridas,comotodolo
demás,porlatormentadelosúltimosdías.Curiosamente,desfilaronpor
mi cabeza mientras Mona se alejaba, engullida por las tinieblas delaparcamiento.Convertirme,Hacer,Tener,Ser,Pagar.Perdido enmis pensamientos, tardé un poco en darme cuenta de que
Monadabamediavuelta.Luego,cuandolaviacercarsedenuevoalFiat,creí que volvía para hacer las paces, besarme, estrecharme entre susbrazosy,arrepentida,pedirmeperdón.Peroselimitóalevantarellimpiaparabrisas.¿Aquéjugaba,joder?Lentamente,conunsolodedo,escribiósobreelpolvodelcristal.Doce
letras.
M.A.G.A.L.IV.E.R.R.O.NSudedoempezóacontinuaciónaborrardeunaenunalasletraspara,
inmediatamentedespués,escribirlasotravezunoscentímetrosmásabajo.PrimeroM.DespuésO.DespuésR.DespuésG.Despuéstodaslasdemás.Cuandolasdoce letrasestuvieronborradasyescritasenotra línea,un
pocomásabajoperoenunordendistinto,unnuevonombreaparecióenelpolvodelcristaldelparabrisas:
M.O.R.G.A.N.EA.V.R.I.LMonavolvióainclinarseantelapuertadelFiat500.—Unasolayúnicamujer,Jamal.Unamuertaysufantasma...Alfinaldelacarreterasurgierondosfaros;inmediatamentedespués,la
luzcrudadeuncochedepolicíasumiólanocheenuntorbellinoazul.
33
¿UNAMUERTAYSUFANTASMA?
El PeugeotBoxer de la gendarmería cambió bruscamente su trayectoriaparainvadireltaludydetenerseaunosmetrosdelFiat500.Luzdirectadelosfaros.Dossolesclavadosaquemarropamientrasun
cieloazuleléctricodanzabaalrededor.Poruninstantemepreguntécómolapolicíahabíapodidoencontrarnos
tanfácilmente.Soloporuninstante.¡Quéidiota!Evidentemente,encuantonosfuimos, lospadresdelacasaruraldela
antigua estación habían telefoneado a la policía: un tipo armado con unrevólver había entrado en su casa rompiendo una ventana y lo habíansorprendidodepieeneldormitoriodelosniños.Unárabe.Cojo.Alterado.Ylacaballeríahabíacargado.Lógico.Dossombrassalierondelfurgón;reconocílapesadasiluetadePirozy
lalargayencorvadadesusegundo.Lavozdelinspectoratravesólaoscuridad:—¡Salaoui,seacabóeljuego!¡Salgadelcocheconlasmanosenalto!Piroz y su segundo empuñaban una pistola cada uno. Avanzaron un
metro.Losfaros,asuespalda,agrandabansussombrashastael infinito.Mona retrocedió hasta pegarse al capó del Fiat, como asustada por susdesproporcionadosbrazosarmados.—¡Nosemueva,señoritaSalinas!—gritóPiroz.Mequedépetrificadoen el coche, incapazde tomarningunadecisión.
Notaba el peso del King Cobra en el bolsillo. Un arma ridícula quedisparababalasdegoma.—¡Salgaya,Salaoui!Abrílapuerta.Concalma.Sentía lo que uno debe de experimentar antes demorir: una inmensa
resignación,pero también, insidiosa, laúltimaexcitación...Saberpor finloqueseescondedetrás.Laexplicacióndelgranmisterio.
¿Quiénerayo?¿Unpervertidoamnésicoounchivoexpiatoriocaídoenunatrampa?—¡Avance,Salaoui!Mi mirada abarcó todo el aparcamiento del almacén Bénédictine. La
oscuridaddevorabaelasfaltoamenosdediezmetrosdemí.—¡Nada de tonterías!—siguió gritando Piroz—. ¡No tengo ningunas
ganasdedispararle!Solo tenía que echar a correr para perderme en la oscuridad, así de
sencillo.¿Seatreveríanlospolicíasahacerfuego?—Hazloquetedicen—imploróMona.Altiempoquemelevantaba,peguéelbrazoizquierdoalcocheparaque
quedaseocultoporlacarrocería.SentíaelcalordeMonaamenosdeunmetro,surespiraciónacelerada.Toméunadecisiónenunsegundo.Lapeorposible.Probarfortuna.Hastaelfinal.Una reacción de gorrión, como un chiquillo de los suburbios
cualquierafrentealuniforme.¡Echaravolar!Conunalentitudinfinita,levantélamanoderechamientraslaizquierda,
escondidatraslapuerta,buscabaenelbolsillodelWindWall.Todoocurrióentoncesmuydeprisa.Levanté de golpe el brazo izquierdo con lamano alrededor delKing
Cobra apuntando hacia las estrellas, para que Piroz se quedarasorprendidopordosinformacionescontradictorias.Simultáneas.Ibaarmado.Merendía.Contabaconaprovechareseínfimotitubeoparasumergirmedeunsalto
en la oscuridad, huir hacia el este, recorrer los treinta metros deaparcamiento primero y luego los kilómetros de campos llanos. Miscientosdehorasdeentrenamientoibanaservirparasalvarmeelpellejo.Ladetonaciónrestallósinprevioaviso.Pirozmehabíadisparado.Aquemarropa.Ningúndolor.Elinspectorysusegundobajaronsimultáneamentelasarmas,mudosde
terror.Conunmovimientolento,casialralentí,Monacayósobremí.
El King Cobra danzaba en mi mano, frenético, mientras el cuerpo deMona se agitaba espasmódicamente contra mi hombro. De su pechomanaba sangre, que le empapaba el jersey verde pantano. Un segundoregueroescarlatabrotabadesuslabios.Elcorazónsemesalíaporlaboca.Cólera.Miedo.Odio.Mona se ahogaba. Palabras invisibles escapaban de su garganta,
misterios mudos susurrados a los oídos de los ángeles. Sus ojos seempañaron tenuemente,comosidescubrieranunpaisajequenadiehabíacontempladojamás,ydeprontosequedaroninmóviles.Porlaeternidad.ElcuerpodeMonaresbalópegadoalmíohastacaer, lacaracontrael
asfalto, casi sin ruido, con la elegancia de una ratita de la Ópera quemuereenelescenario.MismanostrémulasintentarondetenerlacarreradelKingCobra.Enla
penumbra, era imposible que los policías distinguieran la marca delrevólverconelquelosencañonaba.Probéfortuna.¡CañóndelapistolaapuntandoenplenacaraaPiroz!Lentamente, rodeé el Fiat para sentarme al volante. Los dos policías,
con losbrazoscaídos,no intentaronhacernada,comoaplastadosporelpesodesuacciónabusiva.Unacertezametaladrabaelcorazón.La policía nome había dado ninguna oportunidad.Había disparado a
matar.Monasehabíaencontradoenlatrayectoriadelabala,habíamuertopornohabermecreído.Yoteníarazóndesdeelprincipio.Lapolicíaqueríatendermeunatrampa.Acualquierprecio.Dirigí una última mirada a la bonita musaraña desplomada sobre el
asfaltoypiséelpedaldelaceleradordejandocaersobreéltodoelpesodemidolor.Un ruido metálico tintineó en el silencio. Un polvillo dorado brilló
sobreelcapódelFiat.Semerevolvieronlastripas.Elpietocóelsuelo.La estrella de sheriffmantuvo el equilibrio unbreve instante antes de
caerenelaparcamiento.Enlaspelículas,laprotagonistalallevasobreelcorazón,labalarebotasobreella.Nomuere...Enlaspelículas.
ElFiatdiounbote.Oí elneumáticodelanteroderecho rodar sobre lainsignia de hierro dorada por la que mi madre había pagado cincofrancos.Esofueenotravida.Laquemamáhabíasoñadoparamí,esaenlaqueyodeteníaalosmalos.Los almacenesBénédictine desfilaron, interminables.De repente, giré
entredossetosparaincorporarmealacarreteradepartamental.Oscuraydesierta.Caminodelinfierno.NovolveríaaveraMona.AlfantasmadeMorganeAvril,talvez...
34
¿ENOTRAVIDA?
Seguíunos instantesmásporel camino forestalydetuveelFiat500.Alquitarelcontacto,tuvelaimpresióndequedesconectabaeluniversoamialrededor, de que interrumpía con un solo gesto toda forma de vidacivilizada.Nosololosfarosylasseñalesluminosasdelsalpicadero,sinotambién las estrellasy la luna, invisiblesdetrásde labóvedadeárboles.Nochecerrada.Permanecíunbuenratoasí,enmediodelaoscuridadtotal.Despuésabrílapuerta,meinclinéyvomitésobreellechodehierbasy
sobreunodelosneumáticosdelcochedeMona.Despuésapoyédenuevola nuca y la espalda en el asiento. Durante largos minutos permanecíinmóvil.Pormismejillascorríanabundanteslágrimassinqueyohicierael menor gesto para secármelas. Bajaban hasta mis labios para luegomezclarseconelregustoagrioquemehabíaquedadoenlagarganta.Porunmomentoimaginéquelasvisionesproducidaspormimentedelirantepodrían encontrar salida así, expulsadas por la bilis, segregadas por lasglándulaslacrimales.Tambiénporlasangre,soloconquemecortaraunavena.El olor y el sabor se volvían insoportables. Alargué la mano para
encenderlaluzdeltecho.Doceletrasaparecieron,comograbadasenelparabrisassucio.
M.O.R.G.A.N.EA.V.R.I.LRecordaba la silueta de Mona trazándolas con un dedo, su sonrisa
cansada,susúltimaspalabrasaldejarlaestrellasobreelcapó.«Buenasuerte.»¿Quécarajoleimportamosnosotrosalasuerte,Mona?Unatenuebrumaseelevabaenelsotobosque,comosisalierahumodel
suelo.EltermómetrodelFiatindicabadosgradosbajocero.Lasdoceletrasnotardaronendesaparecerenunanubeacolchada.
Unailusión.Debíarendirmealaevidencia:MagaliVerronnohabíaexistidonunca;
niellaninadaquetuvieraalgunarelaciónconsumuerte.Nitestigos,nibufanda,niviolación,niasesinatoporestrangulamiento.Unanagrama.Unfantasma.Unafantasía.Saltaba de un pensamiento a otro como sobre piedras encima de una
cascada.Si nada era verdad, ¿por quéPiroz llevaba tres días persiguiéndome?
Hastaelextremodenodudarenliquidarme...Otrapiedra.Estasemovía.Unequilibrioinestable.SinadadelsuicidiodeMagaliVerroneraverdad,¿cuándohabíavistoa
Pirozporprimeravez?Noen laplayadeYport, por lamañana, con susegundo. ¿Noshabíamosencontradoporprimeravezen lagendarmeríadeFécamp, el día que había conocido aMona?Por tanto, la policíamehabíaconvocadoporotrarazón.Porotroasunto.Fueentoncescuandomeinventéesahistoria.Otrosaltodeagua.Otrapiedra.Laotraorillanoestabaalavista.¡Algonoencajaba!¡Lapolicíanodisparacontraunsospechoso!Nosin
avisarprimero.Noaquemarropa.Noamatar.YohabíalevantadoelKingCobrahaciaelcielo.EnningúnmomentohabíaamenazadoaPiroz.Y,sinembargo,élhabíahechofuegoparaimpedirquehuyese.Habíapreferidoabatirmeantesdequedesaparecieracorriendo.¿Porqué?¿PorqueestabaconvencidodequeeraelvioladordeMorganeAvrily
MyrtilleCamus, un doble asesino, el que la policía buscaba desde hacíadiez años? ¿Porque, si bien yo lo había olvidado todo, ellos habíanacumuladopruebassuficientesparanoalbergarningunaduda?Mis dedos tocaron el parabrisas helado. Las doce letras invisibles,
imposiblesdeborrar,seburlabandemí.EnelInstitutoSaint-Antoinehabíaoídohablardeestetipodepatología
a los psicólogos decenas de veces. De los niños que negaban lasatrocidadesdelasquehabíansidovíctimas.No,suspadresnoeranunosvioladores.No,ellosnohabíansufridotocamientos.Sí,queríanvolveravivir en su casa. Esos niños se construían otra vida,más soportable.Almenosensumente.Laniebla envolvía ahora elFiatdando la impresióndequevolabaen
silencioentrelasnubes.¿Mehabíahechomayorasí?¿Tejiendopocoapocounveloalrededor?
Con ladiferenciadequeyonoeraunniñoviolado.Noeraunavíctimatraumatizada.Eraunmonstruo.Habíamatadoaesaschicashacíadiezaños.Yo,ysoloyo,eraelresponsabledelamuertedeMona.Salí del coche. El frío me oprimió como una tenaza que se cerrara
alrededor de mi pecho. Me tenía sin cuidado. Charcos de agua heladacrujían bajo mis pies. Avancé unos metros tambaleándome. La primeraplacadehielomásgruesamehizoperderelequilibrio.Meagarréconlasmanos al tronco más cercano, un olmo cuya corteza me desolló laspalmashastahacerlassangrar.Entonces,sinquemirazónlodecidiera,gritéenmediodelsilencio.«¡¡¡No!!!»Unashojasvibrarondiezmetrosdelantedemí.Unconejo,unpájaro,un
animalcualquierasacadodelsueñoconunsobresalto.¿Tienenpesadillaslosanimalesdelbosque?¿Tienenalmenosmiedodelanoche?De prontome entraron ganas de ahuyentar al bosque entero. Exploté
otravez:«¡¡¡No!!!»Prolonguéelgritounaeternidad,sin respirar,hastaconseguirque los
tímpanosmeestallaran.Unaúltimabarrerademimentesenegabaaceder.—No—repetífinalmente.Casiunmurmulloestavez.No.No me acordaba del asesinato de Morgane Avril ni del de Myrtille
Camus.Nomeacordabaporunasencillarazón.¡Erainocente!MagaliVerronsehabíaarrojadoalvacíodelantedemítresdíasantes.
Yo había vigilado su cadáver en la playa en compañía de Christian LeMedef y Denise Joubain. Había una clave que lo explicaba todo, muycerca,alalcancedelamano.Undetallequedebíadescodificar:esedilemadel prisionero, por ejemplo, o ese último poema de Myrtille Camusenviadoasuprometido,esafirma,M2O.Me limpié en los vaqueros las gotas de sangre queme salpicaban la
palmadelasmanos.Lamezcladebilisylágrimasenlabocameasqueaba.Nodebíahundirme,venirmeabajoallí,muertode frío, esperaraque lapolicíavinieraarecogerauntiporeconcomidoporelremordimiento.Un
animal en las últimas al que rematarían sin preguntarse nada más. MeacordédelúltimodetalledeMona,encasadeMartinDenain,enVaucottes.Caféygalletas.FuihastaelmaleterodelFiatreconstruyendodenuevomentalmenteel
hilodelostresúltimosdías.Todos esos acontecimientos no podían sucederse por azar,
forzosamenteteníanunacoherencia,seguíanunalógica...Lahumedadque se depositaba en el coche se transformabaya enuna
finacapadehielo.... pero una lógica imposible de determinar en el calor de la acción,
encadenandolasetapascomounlectorencadenaloscapítulosdeunlibropolicíaco.Debíatomardistancia,analizarlasituaciónyosolo.Detenerme,dormir.Obeberunlitrodecafé.Abríelmaletero.El frío me invadía, me paralizaba delante del Fiat, dejaba que la
escarchameentumeciera.Unaestatuadecristal.Juntoaltermoyelpaquetedegalletas,habíaunsobremarrón.Aminombre.¿Quién,sinoeraunfantasma,habríapodidodejarloahí?¿Quién,apartedemí?Metoméeltiemponecesarioparadevorarlasgalletas—caramelizadas
de las reservas deMartin Denain— y beber dos vasos de café caliente,fuerte,sinazúcar.Despuésabríelsobre.
35
¿ALGONOENCAJABA?
CasoAvril/Camus-Primaverade2007ApartaronoficialmentealSRPJdeCaendelainvestigaciónsobreelcasoAvril-Camusel9dejuniode2007.ElcomandanteLéoBastinetnohabíadescubierto ningún hecho nuevo desde hacía casi un año y nadie habíavuelto a mirar una sola de las tres mil páginas que constituían elexpediente. El juez de instrucción Paul-Hugo Lagarde propuso, con elacuerdodeLéoBastinet,dejarlagestióndelcasoAvril-CamusenmanosdelacomisaríadeFécamphastaqueprescribiera.Los gendarmes de Fécamp habían sido los primeros en investigar el
asesinato, seguían asociados a todas las indagaciones, y el inspectorGrima, relegado desde que se produjera el segundo asesinato, sin dudaconsiderabacomoundesquiteque la investigaciónvolvieraaéldespuésdequeelSRPJ, con todos losmediosa sualcance,nohubieraobtenidoningúnresultado.ElinspectorGrimaaceptóyelviernes15dejuniode2007transfirieron
de Caen a Fécamp los expedientes de la doble investigación. Al díasiguiente recibió una primera visita de Carmen Avril. Volvió unos díasmás tarde; luego, casi todas las semanas a lo largo del verano. GrimacomprendióentoncesqueeljuezLagardenosehabíalimitadoaendosarleun expediente en puntomuerto; se había desembarazado también de unapelmazaquellevabaañoshostigandoalajusticiayalapolicía.Noloolvidesjamás.Eltiemponomermabaunápiceladeterminacióndelapresidentedela
asociaciónHiloRojo,ahorasolaalmandodesdeelsuicidiodeCharlesydeLouiseCamus.TresañosmástardeleconcedieronalinspectorGrima—seguramente
harto de los embates de las olas contra el malecón de hormigón deFécamp,yseguramentetambiéndelosdeCarmenAvril—eltrasladoalacomisaríadeSaint-Florent,unpequeñopuertodeCórcegasituadoentreel
cabo Corso y el desierto de Agriate. El inspector de la policía y lapropietaria de LeDos-d’Âne nunca se habían entendido ni reconciliadodespuésdeaquellapistanuncacerradadelchicode labufandaBurberry.Antes de marcharse definitivamente de los acantilados flanqueados debúnkeresparairseaesosotroserizadosdetorresgenovesas,Grimapusoalcorrientedelasclavesdelcasoalpolicíaconmásantigüedaddelacasa,unfielentrelosfieles,encargadoademás,aldíasiguientedelasesinato,decoordinarlosinterrogatoriosdelostestigosquesehabíancruzadoconeldesconocidodelabufandaroja:SoniaThurau, lachicadelguardarropa;Mickey,elgorila,yVincentCarré,elestudiantedequímica.ElinspectorPiroz.Unhombremetódico.ACarmenAvril,esepolicíalegustaba.Pirozse
había mostrado inmediatamente de acuerdo con su hipótesis del dobledesconocido.Noleasustabalaperspectivadetenerqueelaborardoslistasde varios miles de individuos, una de habitantes de Yport y otra dehabitantesdeIsigny,conlaúnicafinalidaddeencontrarelúniconombreen común de las dos listas.Al contrario... Piroz tenía una tenacidad querayabaconlaobsesión.Solterón.Sinhijosnisobrinos.Niseledababiennieraaficionadoal fútbol,a lasnovelaspolicíacasoaldominó,asíqueporlanochesededicabaaseguirdándolevueltasalcaso,igualqueotrosconstruyenconcerillasmaquetasdelpalacioBénédictine.Paranada...Piroz no se acercó más a la identidad del asesino que el inspector
Grima,elcomandanteBastinetolapsicocriminólogaEllenNilsson.DesdelamuertedeLouiseyCharlesCamus,CarmenAvrileraelsostén
de laasociaciónHiloRojo,aunqueestayano teníaotrarazóndeexistirquemantenervivoelrecuerdoenel transcursodeunalúgubreasambleageneral anual. La ocasión de renovar por la eternidad una junta yafantasma.
CarmenAvril,madredeMorganeAvril,presidenteFrédéricSaint-Michel,prometidodeMyrtilleCamus,vicepresidenteOcéaneAvril,hermanadeMorganeAvril,secretariaJeanineDubois,abueladeMyrtilleCamus,secretariaadjuntaAlinaMasson,mejoramigadeMyrtilleCamus,tesorera
LaspocasreunionesdelaasociaciónbrindaronaAlinalaoportunidad
deacercarseaOcéane.Lasdoshabíanperdidoasuhermanagemela,de
sangre o de corazón. Les habían amputado unamitad de sí mismas. Secomprendían,aunqueOcéanehabíaheredadodesumadre,ysindudadelaviolacióndesuhermana,unodioobstinadoaloshombresquelecostabacontener durante sus largas conversaciones nocturnas. Por primera vez,Alinaseabrió,seatrevióaexponerlasdudasquelacorroíandesdehacíaaños.Océanelaescuchó,noselocontóanadie,nisiquieraasumadre,yleaconsejóaAlinaquesepusieradenuevoencontactoconlospolicíasquehabían investigadoelasesinatodeMyrtille.MejorconEllenNilssonqueconBastinet.Lapsicocriminóloganosoloconocíaelexpediente tanbien como el comandante, sino que estaría más capacitada paracomprender.Talvez.EllenNilssonsenegóahablarconAlinaMasson.ElcasoAvril-Camus
estaba cerrado desde hacía cuatro años y ella aseguraba que tenía otrosasuntosmásurgentesdelosqueocuparse.Diezllamadastelefónicasnolehicieroncambiardeopinión.HuboquepasarporPiroz,elcualpresionóaljuezLagarde,paraquela
psicocriminólogaaceptaraporfinrecibiralinspectordelapolicíayalamejor amiga de Myrtille Camus en su consulta parisina de la calle deAubigné, en el distrito cuatro. Piroz refunfuñó en el metro sucio yapestoso,estuvoapuntodeseratropelladoen laplazade laConcordeyvolvióaecharpestesalcomprimirsubarrigaenelpequeñoascensordehierro forjado que subía a la consulta de Nilsson, en el cuarto piso,orientadoalsur,convistasalSena.EncuantoaAlina,permanecíacallada.CuandoEllenenpersonaabriólapesadapuertaderoble,conunvestido
deRalphLaurencuyoescotemostrabaunospechosreciénremodelados,lajovenestuvoapuntodedarmediavuelta.¿Máscapacitadaparacomprender?El voluminoso cuerpo de Piroz, visiblemente impresionado por las
curvas customizadas de la extabla sueca, se quedó, por el contrario,clavadoenelparquetdeldescansillo,cerrándolelaretirada.Se sentaron. Sillones de piel.Mesa baja de cristal. Vistas a la isla de
Saint-Louis y al ballet incesante de los bateaux-mouches. Alina sintióvértigo. ¿Cómo avanzar hacia la verdad sin manchar la memoria deMyrtille?Ellenestirósuspiernasperfectasyfrunciósurostrodemasiadoliso.—¿Deseabaverme,señoritaMasson?
Alinayanoteníaotraopciónquelanzarsealvacío.—¿Se acuerda—logró por fin articular—de la primera vez que nos
vimos,enelSRPJdeCaen,justodespuésdelasesinatodeMyrtille?Ustedhizounapregunta.Unapreguntasorprendente.—¿Cuál? —dijo Ellen dejando patente que no había revisado el
expediente—.Deesohacemásdeseisaños.—Se...sepreguntóporquéibavestidaMyrtilledeunaformatansexyel
día que la violaron... Un vestido corto, azul celeste estampado conhibiscos.Ropa interiorconjuntada,decolormalva.Noera lavestimentahabitualdeunamonitoradecampamentodeadolescentes.—Esposible.Contemplamostantashipótesis...—¿Enquépensabaustedenaquelmomento?—insistióAlina.Lapsicocriminóloga accedió ahacer el esfuerzode sumergirse en su
memoriayrespondióconlasitud.—Ennadaconcreto.Sinorecuerdomal,Bastinetpensabaquehabíaque
estudiara losculpablespotenciales,noa lasvíctimas.Teníarazón;enelfondo,tantoMyrtilleCamuscomoMorganeAvrilfueronpresaselegidasalazar.Pirozbostezó.—Verá —continuó Alina—, es que yo he pensado mucho en su
observación durante todos estos años. A decir verdad, no he dejado enningún momento de pensar en ella. Usted tenía razón, normalmenteMyrtillenovestíaasí.—¡Pero Myrtille murió en su día libre! Por lo que recuerdo, usted
dirigíaelcampamentodelaSábanadeOroenIsigny,yesoesjustoloquemerespondióenlaépoca.—NisiquieraensusdíaslibressehabríavestidoMyrtilleasí.ElrostrodeEllensefrunciótodavíamás.—¿Qué quiere decir exactamente, señoritaMasson? ¿QueMyrtille no
fue asesinada por unmerodeador? ¿Que conocía a su violador? ¿Que...quehabíaquedadoconél?¿Eseso?Alina titubeó.En la pared, enunmarcode cristal, estaba colgadauna
inmensafotodeunamujerdesnuda,derodillas,conlacaratapadaporunacascadadecabellosrubios.¿Ellen?Almenosestabapensadoparaqueunoselocreyera.—Sí —respondió por fin Alina—. Myrtille había quedado con un
hombre.Sindudaconsuasesino.—¿Noestabaprometidaconaqueltipodelaguitarra?ElsemblantedeAlinasubiódecolor.Habíacalladodurantetodosesos
añossoloporesarazón.ProtegeraMyrtille.Noempañarlaimagenquesusallegadosconservabandeella.Perfecta.Fiel.Enamorada.—Sí...—Chichinoalgoasí,¿verdad?—Chichinerasuapodo.SellamaFrédéricSaint-Michel.Porprimeravez,lapsicocriminólogaseinclinóhaciaelexpedienteque
descansaba sobre la mesa baja, delante de ella. Pasó algunas páginas ylevantólamirada.—Entonces,¿Myrtillehabríasidovíctimadeunligónoalgoparecido,
deun tipoque lehabíahechoperder lacabeza?¿Sabe, señoritaMasson,que eso corresponde exactamente a la hipótesis original del inspectorGrima?LadequeMorganeAvrilnohabíasidovíctimadeunmerodeadorquelaagredióporsorpresa,sinodeunseductorqueletendióunatrampa.Alinaasintióconlacabezasinañadirnada.Porsupuestoquelosabía...—Pero eso, en el fondo, no cambia nada —prosiguió la
psicocriminóloga—. Ligón o predador, ¿qué nos aporta eso paraidentificaralasesino?Amenos,claro,quedescubramosconquiénhabíaquedadoMyrtille.¿Tieneustedunaideamásprecisa,señoritaMasson?—No...—¿Porquénoconese talOlivierRoy,el tipode lagorraAdidasque
rondabaalrededordeellaenelcampamentodeIsigny?Elquedesaparecióunosmesesdespuésdelasesinato.Piroz tomó por primera vez la palabra. Ellen, sorprendida, se volvió
haciaelinspector.—¡Imposible!OlivierRoyteníaunacoartadadehormigónlanochedel
asesinatodeMorganeAvril.YsuADNnocoincideconeldelviolador...—Exacto —admitió la psicocriminóloga—. Eso fue precisamente lo
que dejó empantanada la investigación del pobre Bastinet. ¿Con quiénhabíaquedadoentonces?—Nolosé—dijoAlina.Unaslágrimasleasomabanporelrabillodelosojos;sacóunpañuelo
depapeldelbolsillo.Ellenpermanecióunlargomomentoinclinadasobreel expediente. Piroz aprovechó para doblar el cuello y comparar lospechosdelachicarubiaexpuestaenlaparedconlosqueadivinababajoel
vestido azul de la psicocriminóloga. Cuando esta se incorporó, Pirozdesvió bruscamente la mirada hacia los bateaux-mouches. Un chiquillopilladoenfalta.LadeEllen,porelcontrario,seelevóhasta lafotoysedetuvo en ella como ante un espejo; luego apartó una invisiblemota depolvocaídaentresussenos.—Hayquereconocer—continuó—que,inclusodespuésdetantosaños,
algunosdetalles siguen resultandodesconcertantes.Esevestido sexyqueMyrtille no acostumbraba a llevar, por ejemplo.Esas libretasMoleskineazul celestequeno se encontraron, cuando todo elmundoafirmabaqueMyrtille anotaba ahí sus pensamientos más secretos, tal vez incluso laidentidaddelhombreconelquehabíaquedado.EseOlivierRoy,queseesconde pese a los avisos de busca en toda la región y desaparece parasiemprecuandolapolicíasecentrademasiadoensupersecución.Yesasbraguitas...Alinadiounrespingo.—¿Esasbraguitas?LapsicocriminólogasevolviósucesivamentehaciaPirozyAlina.—Un detalle. Ya están al corriente de eso, claro. No se encontró
esperma en la vagina de Myrtille Camus, sino en sus bragas, queaparecieronaunoscienmetrosdeella,enelcanaldelabahíadeVeys.No,Alinanoestabaalcorriente.Pirozdesdeluegoquesí;peroenese
momentoestabadenuevoabsortoenlaplegariaimpúdicadelachicabajoelcristal.—¿Quéexplicacióndieronlosexpertos?—insistióAlina.—Unabastante sencilla.Seguramente el violador quiso retirarse antes
deeyacular,perosololoconsiguióamediasy lohizosobreMyrtille,opor lomenos en sus bragas. La pregunta que nos hicimos fue igual desimple: ¿por qué habría querido retirarse, si no era porque su espermapodíadelatarlo?—¿PorquesuADN,comoeldetodosloscriminales,estabaregistrado
enelRegistroNacionaldeHuellasGenéticas?—sugirióAlina.—Peroresultaquenoloestaba...Pirozbajólamiradaeintervino:—QuizáelvioladoresperabaqueelasesinatodeMyrtilleCamusnose
asociaraaldeMorganeAvril.—Espococreíble—replicóEllen—.Habríasidodifícilnorelacionar
losdoscrímenes,aunquelahuellagenéticadelvioladornohubierasido
idéntica.Doschicasvioladasyestranguladasen lamismaregión,con lamismabufanda...—Nosenfrentamosaundesequilibrado...—mascullóPiroz.—Hay una tercera posibilidad... —intervino Alina con la voz
sobrecogida—.SielADNpodíadelatarlo,esporqueconocíaaMyrtille,¿nocree?EllenNilssondejópasarunsegundoantesderesponder.—Esoesloquepensamosalprincipio.Perotomamosmuestrasamás
demil quinientos individuos: la familia deMyrtilleCamus, sus amigos,los habitantes de Isigny, de Elbeuf, de los alrededores, sin ningunaexcepción.Todoslosquehabríanpodidotenerrelaciónconella.Yfueenvano.Alinacalló.¿PorquéelvioladoribaaquererocultarsuADN,repetíaunavozensu
cabeza,sinoconocíaaMyrtille?¿ConocíatambiénaMorgane?Todoseenmarañaba.Elvestidoconhibiscosdesgarrado,OlivierRoyrondandoentornoasumejoramigaenlaplayadeGrandcamp-Maisyyalrededordelas islas Saint-Marcouf, la libreta Moleskine azul celeste, aquel poemaenviadoaFrédéricduranteelcampamento,muletas,junquillos,haraposycastillo,firmadoM2O.Matrimonio2deoctubre...—¿Y su hipótesis del doble desconocido? —preguntó Ellen—.
¿Avanza?Alina,perdidaensuspensamientos,nocontestó.—Despacio—reconocióPiroz—.Nonosprecipitamos.Tenemos toda
lavidapordelante...—Noexactamente—locorrigióEllen—.Sabetanbiencomoyoque,al
cabodediezañossinactojudicial,esdecir,sinunelementonuevoenlainvestigación,elcasoprescribirá.Elvioladorsehabrásalidoconlasuya...—Bueno,¿qué?—preguntóAlinaenelascensor.Sepegabaalhierroforjadoparaevitarelcontactoconelcuerpogordo
dePiroz.—¿Cómolove?—insistió.—Noesella—dijoPiroz.—¿Quéquieredecir?—¡Ladelafotonoesella!Larubiaguapaenbolasnoeslapsicóloga.
Seríeennuestrasnarices.Un poco más tarde, en el metro, entre Bastille y Saint-Paul, Piroz,
empujadoporungrupodeniñosdesieteaños,todosconlamismagorra,que había invadido el vagón, se pegó a Alina. Esta vez, ella no pudoevitarlo.—Hevistoantessusonrisita—lesusurróélaloído—.Nocreerenla
tesis del doble desconocido está muy bien, pero solo hay un hechoindiscutible:elasesinoestabaenYportel5de juniode2004yenIsignytresmesesmástarde...Loscríosgritaban.Alinatuvoquelevantarlavoz.—Comomiles de personas más. El asesino pudo llegar hasta allí de
muchasformas,encocheoinclusoapie,sinquenadielovieranillegarnimarcharse.Sinquesunombreaparecieraenningunaparte.Pirozseencogiódehombros.Louvre.ElinspectordejódeslizarlamiradasobreuncartelpublicitariodeDior.
LasiluetadesnudadeCharlizeTheronrecordabalaqueestabacolgadaencasadelapsicóloga.—Losé—admitióPiroz—.PerobuscareselazolesimpideaCarmeny
asuhijaOcéanevolverselocas.Esperaryconfiar,esoestodoloquelesqueda.Concorde.Escoltadospordosmaestras, losniñoscongorradesaparecieronmás
deprisaqueunabandadadepalomas.Alinaretrocedióypusounmetrodedistanciaentreellayelinspector.—¿Esperarqué?—preguntó—.¿Queelvioladoractúedenuevo?HabíanpasadoseisañosdesdeelasesinatodeMyrtille.—Demasiadotarde—contestóPiroz—.Novolveráaactuardenuevo...Champs-Elysées-Clemenceau.Desfilaron otras Charlize Theron desnudas. Cuatro metros por tres.
Diormachacaba lasmentes y aPiroz le gustaba.Alina se pellizcaba loslabios.¿Esasícomonacenlaspulsiones?—Novolveráaactuar—repitióPiroz,absortoenlacontemplaciónde
ungranodepielblancoaumentadomilveces.Instintivamente,Alinapensabalocontrario.
36
¿ESASÍCOMONACENLASPULSIONES?
Crucé el Sena por el puente deBrotonne hacia la una de lamadrugada.Después alterné entre carreteras nacionales y departamentales. Losnombres de los pueblecitos normandos que rodeaba sistemáticamente sesucedían en los carteles indicadores iluminados por los faros del Fiat.Pont-Audemer,Beuzeville,Pont-l’Evêque.Enmimentedesfilabansinfinlaspáginasqueacababadeleer.Rumiaba
sobre el hecho, indudable paramí, de que la identidaddel asesinode labufandarojaseencontrabaenlasumadeesosdetallesrelacionadosconelasesinato deMyrtilleCamus.De que no los ponían enmi conocimientoporquesí.Dequelaspruebasdemiinocenciaestabanahí,alalcancedelamano.¿Unailusión?¿Otramás?Miúltimahuida,hastaIsigny-sur-Mer,¿teníaalgúnsentido?Mi teléfono sonóal fondodelbolsillounpocoantesde la entradaen
Troarn.Erancasilasdosdelamadrugada.Piroz,porsupuesto...No descolgué. Piroz había heredado el caso Avril-Camus, se habían
molestado en informarmede ello dejando ami alcance el último sobre.Despuésdetodosestosaños,esepolicíamonomaníacohabíaacabadoporencontrarasuculpable.¡Yo!Unossegundosdespués,unamelodíameindicóquemehabíandejado
unmensaje.Sindejardeconducir,cogíelteléfono.Lasorpresacasimehizosoltarelvolante.¡Mehabíaequivocadodemedioamedio!Quienmehabíallamadonoeraunpolicabrónquemeperseguía,sino
Ophélie. Una suave vaharada de calor me invadió. La adolescente delInstitutoSaint-Antoinemehabíaenviadouna fotodeun tipoqueparecíahaber sido recortada de una revista de moda: ojos azul acero, cabezarapada,camisablancaabiertaysonrisadecarnívoro.
EndirectodesdeelCésar’s,precisabaunbrevecomentariobajolafoto.
¿10sobre10?Aquello me arrancó una sonrisa. Tecleé mi respuesta a ciegas, sin
siquierareducirlavelocidad.
Demasiadoguapo.Notefíesdelasapariencias.Menosdeunminutodespués,Ophéliereplicaba:
¡Capullo!¿Ytú?¿Cómotevacontuguapapelirroja?
Elcorazónmediounvuelco.Miguapapelirroja.Mona.Laimagendesucuerpocalientecontraelmíoseimpusosinavisar.Su cuerpo, seguramente ya embalado en una lona plastificada, en la
partetraseradeuncochedepolicía,caminodeldepósitodecadáveres.Meresistíalasganasdetirarelteléfonoporlaventanilla,degritarenmediodel silenciode lanoche, depisarmás fuerte el aceleradory estrellarmecontraelprimerárbol.Meconforméconmeterelmóvilbajolosmuslosy concentrarme en la carretera: estaba llegando a Caen y debía evitartomarlacarreteradecircunvalación.ElFiat500entróenlalocalidaddeGrandcamp-Maisyunpocoantesde
lastresdelamadrugada.OMAHABEACH-CARRETERADELALIBERTAD,indicabandesdehacíavarios
kilómetros unos carteles que invitaban a peregrinar entre búnkeres,boquetesabiertosporobuses,cementeriosymuseosdelDesembarco.«Carretera de la libertad», releía yo paramímismo.Curioso nombre
paraunahuidasinesperanza.Estacioné en el aparcamiento de la iglesia y desplegué un mapa de
carreterasdeNormandía. Isigny-sur-Merseencontrabaa treskilómetrosdelaplayadeGrandcamp-Maisy,peroyobuscabaunsitiomásconcreto:LesGrandesCarrières,elcaseríodonde,segúnlosinformespoliciales,sehabíaencontradoelcuerpodeMyrtilleCamusel26deagostode2004.Midedoidentificóel lugar.Metoméotra tazadecafé, templadoya,y
levantélamiradahacialaiglesia,elúnicoedificioiluminadoenelpueblo.
Extraño. Moderno. Arrasado en junio de 1944, por supuesto, yreconstruido después deprisa y corriendo: un cubo de hormigónflanqueado,amododecampanario,porunachimeneagrisacribilladadetroneras.¡HastaenLaCourneuve,lasiglesiasteníanmejoraspecto!HastaenLaCourneuve...Unacertezameatravesódepronto lamente.Comosialguienhubiera
proyectadounhologramaenelinteriordemicerebro.¡Yahabíavistoesaiglesia!Alolargodelacarretera,briznasderecuerdoshabíansurgidodevez
en cuando: el nombre de ese pueblo, Grandcamp-Maisy, ese paisaje desetosycasasdepiedradeCaen,esos tejadosdepizarra,esacelebracióndeldesembarcode juniode1944en todos loscruces,peromimemoriahabíaconseguidomantenerlosdentrodeunaburbujadecristalopaca.Unaburbujaqueesecampanariohabíahechoestallarbruscamente.¡Yahabíavistoesaiglesia!Unavez.Hacíatiempo.Entoncesrecordécadadetalle.Eraverano.Comotodoslosaños,dirigíauncampamentoenClécy,en
la Suiza normanda, cerca de Falaise, a más de cien kilómetros deGrandcamp-Maisy. Escalada, piragüismo, senderismo... Los niños queveníanalcentrodeociodelaConurbaciónPlaineCommuneeransiemprelosmismos:chavalesdeLaCourneuve,deAubervilliersodeVilletaneuse,en total, más de quinientos críos, repartidos entre una decena decampamentosenFrancia,dosdeellosenNormandía,eldeClécy,elmío,y otro a orillas del mar, aquí, en Grandcamp-Maisy. El mar no eraprecisamentelomío,peroenaquellaocasiónunmonitordelcampamentode vela había necesitado tomarse el día libre. Para ir al entierro de suabuelaoalgoasí.Solorecuerdoquenoconseguíanencontrarunsustitutopara un día. Como yo tenía un poco de experiencia, me pidieron queaceptara.Fuiyvolvíelmismodía.EnGrandcamp-Maisynohabíapasadonada especial: baño en esta endemoniada agua gélida, ligoteo entreadolescentes en la playa, reorientación de algunos jefecillos de bandas.Esasustituciónexpréssemehabíaborradodelamentehacíaaños.Denoserporestaiglesiadehormigón,nomehabríaacordadoenlavida.Cerré los ojos.Recordar la fecha exacta demi paso por aquí era del
todoimposible.Hacíabuentiempo,puestoquenoshabíamosbañado.Eramásbienafinalesdeverano.Aquelloseremontabapor lomenosadiezañosatrás.
Misdedossecrisparonsobreelmapadecarreteras.¿Finalesdeagostode2004?¿Eljueves26deagosto,parasermásprecisos?¿EldíadelasesinatodeMyrtilleCamus?¡Imposible!Lapolicíahabía rodeado lazonanadamásdescubrir el cadávery los
periodistashabíanacudidode inmediato.Si,afinalesdeagostode2004,hubieraestadoenGrandcamp,aunoskilómetrosdel lugardondehabíanencontrado a una chica violada y asesinada, los chavales no habríanhabladodeotracosayforzosamentemehabríaacordado.Abrí los ojos y observé en el mapa los edificios del caserío de Les
GrandesCarrières.Cuatrominúsculosrectángulosnegros.PeroresultabaqueelcasoCamusnosehabíahechopúblicohastaeldía
siguiente al asesinato. La policía no había informado a los medios decomunicaciónhastapasadasveinticuatrohoras.Yonohabíadormidoaquí,habíavueltoalaSuizanormandaaúltimahoradelatarde.Estahistoriadeviolación habría podido estallar unas horas después de mi paso porGrandcamp, habría pasado de ella, ni siquiera habría oído hablar de loocurrido;estabaenClécyyvivíamosprácticamenteaisladosdelmundo,sinperiódicosnitele...La iglesia de hormigón iluminada en medio de la noche, con su
presencia obsesiva, tan aterradora como la torre de vigilancia de uncampodeconcentración,meprovocaba.¿Seríaposible?Mis manos trémulas intentaban, sin conseguirlo, doblar el mapa de
carreteras.¿SeríaposiblequemehubieracruzadoconMyrtilleCamusaqueldía?
¿EnlacarreteradeIsigny,juntoaLesGrandesCarrières?SeguramenteyoibaenlafurgonetadelcampamentodelaConurbaciónPlaineCommune,unaRenaultTraficvieja.Arrugué elmapa con un gesto nervioso y lo dejé en el asiento de al
lado.¿Sería posible que hubiera parado, que la hubiese violado y
estrangulado,yquedespuésmimemoriahubieraborradotodorastrodeaquello?Bebí más café, esta vez directamente del termo, y puse el coche en
marcha.
Después deOsmanville,me adentré en el camino de la granja deLesCarrières. Dejé a mi derecha una gran construcción normanda, vigas yadobe, contraventanas azules cerradas, para continuar hasta el final delcaminodetierra.Otracerteza.Nuncahabíaidoallí.Los faros del Fiat 500 iluminaron los alrededores, me entretuve en
escrutar todos los detalles de los que podría acordarme. Un indiciocualquieraqueconfirmaraaquellalocura.Habíavenidoaquídiezañosantesyluegohabíaabandonadoelcuerpo
deunachicadeveinteañosdespuésdehaberlaasesinado.¿Dóndeexactamente?¿En el fondo de esa pequeña cantera blanca excavada en la piedra
caliza?¿Enesebosquecillodeavellanos?¿Unpocohaciaeloeste,alpiede esa minúscula capilla de esquisto rodeada por las raíces de un tejocentenario?¿Unosmetrosmáslejosaún,enunodeesoscercadosdesetosvivos?¿Oenellímitedelparaje,enelcanaldelríoVire,quecorríaalolargodedoskilómetros,desdeIsignyhastaelmar?Bajoladébilluzdelosfaros,elcampodormidoparecíaunpaisajede
Millet, pero sin el ángelus, sin las oraciones, sin los campesinoslevantadosalamanecer.Sintestigos,apartedeunadecenadevacasblancasynegras,seguramenteyaaquí,comiendolamismahierba,diezañosantes.Testigosmudoseindiferentes.Aparquébajolaúnicafaroladelcaserío,unoscincuentametrosantesde
la granja, y bajé del Fiat. Casi esperaba que una de aquellas vacas sevolvierahaciamí,mereconocieseymelanzaraunamiradaacusadora.Meestabavolviendoloco.Nomeacordabadenada.Caminéenlínearectahaciadelante.Hacíafrío,nosoplabacasiviento.
Al principio no comprendí por qué me dirigía a mi derecha, hacia elsotobosque.Porunmomentopenséqueunaespeciedememoriafantasmameguiaba,quemismanosymispiesibanareproducirlosgestosquemiconcienciasenegabaaadmitir.Luegopercibíelresplandor.Losdosresplandores,paraserexacto.Dosantorchasardíanalpiedeunavellano.Luegovilaalfombradepétalosdefloresalpiedelasantorchas.Luegovilasombradedosletrerosclavadosenelavellano.
Meresultabaimposibledescifrarniunapalabraaaquelladistancia;meacerqué.Las dos antorchas ardían en dos copelas de porcelana, seguramente
llenas de un líquido inflamable en el que había dosmechas sumergidas.Pétalos de flor de manzano de todos los matices del rosa dibujaban laformadedoscuerpostendidos.Levantélamiradahaciaeltronco;yasabíaloqueibaaleerenlasdos
tablasdemadera.
MorganeAvril1983-2004MyrtilleCamus1983-2004
Me quedé inmóvil, sin tratar de comprender siquiera quién había
organizado esa puesta en escena fúnebre, ni desde cuándo ardían esasllamas, ni cómo era posible que hubiera flores de manzano en plenoinvierno.Ytodavíamenosquésentidotenía.Simplementemequedéinmóvil.Sentía una gran lasitud, como simis brazos,mismuslos ymi pierna
hubieran perdido toda su fuerza. Rechacé las ganas de tumbarme sobreaquellasflores,dedormirmeyacabarasí.Todoestabaclarísimo.
MorganeAvril1983-2004MyrtilleCamus1983-2004
Yo había matado a esas dos chicas. Acorralado por la policía, había
perdido la razón. Había delirado para protegerme. Había inventado unsuicidio,unostestigos,unahuidasinfin.Enmilocura,habíaarrastradoaMonayellalohabíapagadoconsuvida,unashorasantes.Otrosinocentesmoriríansicontinuabanegandolaevidencia.Losdosnombresdanzabanalaluzdelasllamas.
MorganeAvril1983-2004MyrtilleCamus1983-2004
Mis ojos febriles no podían apartarse de ellos. Me flaqueaban las
piernas.Lo queme sostenía eran dos cerillas de cristal. Esperaría allí aque la policía fuera a buscarme. Se me embotaba la mente. No había
dormidoprácticamentenadaenlostresúltimosdías,peronoerasoloelcansancio lo que me aspiraba hacia una especie de agujero blancoalgodonoso.Eraundiquequeserompía,elúltimo.Lacrecidadesangrederramadapodíainundarmiconciencia;estabapreparado.Saqué el King Cobra del bolsillo. Me lo acerqué a la sien y allí lo
mantuvelargossegundos.Se me agarrotaron los dedos sobre la culata helada, incapaces de
doblarsemás.Tiréelrevólversobreellechodefloresdemanzano.Esperaríahastaquemejuzgaran.Otrosmemostraríanquéclasedemonstruoera.A duras penas oí a las sombras acercarse por mi espalda, solo unos
pasosquesedetuvieronadiezmetrosdemí.Unade las sombrashabló,muybajito,comosesusurraenunaiglesia.Yoconocíaesavoz,lahabíaoído antes, hacía unas horas, pero mi mente al ralentí era incapaz dereconocerla.—Teníanveinteañosreciéncumplidos.Eranmuyguapas.Unavozdemujer.Mevolví:CarmenAvrilestabadetrásdemí.Vestía
unospantalonesyunachaquetanegros,elúnicotoquedecoloreraunfinohilorojoenelojal.Llevabaunaflordemanzanoenlamano.Conunlentomovimiento, la echó sobre uno de los dos lechos de pétalos, el de laderecha.—Morganeteníatodalavidapordelante.Sinosehubieracruzadocon
ustedaquellanoche...Sino...Secalló,comoincapazdepronunciarunapalabramás.Amiizquierda,
la hierba se doblóbajo el pesode unos pasosmás ligeros.Una sombraespigada avanzó bajo un avellano. Vestida de negro también, pero conprendasmássucintas:unacazadoradepielquelellegabahastalacinturasobreunvestidodeterciopeloantracita.Yunfinohilorojoalaalturadelcorazón.Océane.Porsusmejillascorríanlágrimas.—Deberíahabermeasesinadoamítambiénaquellanoche—susurróla
chica—.Morganeyyo éramosuna sola.Doshermanas.Uncorazón.—Depositójuntoalasllamaslaflordemanzanoquellevabaenlamano—.Sí,JamalSalaoui,deberíahabermeasesinado.Hastalospeorescazadoresrematanasupresa.Unanimalheridonoolvidajamás.
Sin pensar, como un sonámbulo, caminé hacia el sotobosque paraperderme en la oscuridad. Las piernasme llevaban con dificultad, teníaque apoyarme en los troncos, pero avanzaba, como un borracho setambaleademesaenmesa.Detrásdemí,CarmenyOcéanenosehabíanmovido.Viunaespeciedeclaridadendirecciónalalindedelbosque,enloscamposqueseextendíanhastaelmar.Dejéatráslaúltimacortinadeárboles.Frenteamí,aunasdecenasdemetros,unasiluetademujer,inmóvilen
elprado,mirabaelestuario.Llevabaen lamanoderechauncandelabro.Cincollamasfrágilesquedesafiabancomoporartedemagialosvientosmarinos.Esasiluetameerafamiliar...Depronto,lasangredejódecircularpormisvenas.—Myrtilleeramimejoramiga—dijobajitolavoz.Las palabras echaron a volar por encima de los setos, hacia el
horizonte.Unoschillidosdegaviotaapuñalabanelsilencio.—Myrtilleeraunángel.¿Porquéquitarlelavidaaunángel,Jamal?Se volvió, lentamente. Yo conocía el rostro de esa chica, cuyos ojos
húmedos iban a crucificarme de dolor.Un dolor sin odio, sin deseo devenganza.Simplementeincomprensiónanteelmalabsoluto.—¿Porqué,Jamal?—repitió.Monamedirigióunasonrisatristequesignificabaquenopodíahacer
nadamáspormí.Caíhaciadelante,conlasrodillasylasmanosenelfango.Mequedéasí
largos segundos esperando que la arcilla rojame tragara o que una deaquellasmujeresviniesearematarme.Océane.Carmen.ElfantasmadeMona.Lascampanasdelacapillasonaronenesemomento,untoquelúgubre
que duró unos segundos. Instintivamente me levanté, encorvado, sucio,como si el barro se hubiera secado lo suficiente para tensar mismiembros.Medirigíhacialasombradelapequeñaiglesiaconparedesdeesquisto,cincuentametrosamiizquierda.Curiosamente, pese al encadenamiento continuo de hechos
inexplicables,sabíaquenoestabasoñando.Mimentehabíaabandonadolaesperanzadequemedespertarasudandoenlacamadelahabitaciónn.º7deLaSirèneodequemehubieseadormiladoalvolantedelFiat500.
Estabaviviendode verdad esos acontecimientos. Sin duda los últimosdemiexistencia.Los dos batientes de la puerta de la capilla se abrieron de repente. El
interiorestabailuminadoportubosdeneónyluceshalógenastanpotentesque me deslumbraban. Avancé con las dos manos a modo de visera.Distinguí en la minúscula nave dos reclinatorios delante de un altaradornadoconfloresmarchitas.Alacercarmemás,distinguíunosbancosderobleclaro,vacíostambién,sobrelosquedescansabanalgunoslibrosrojos.Seguramentebibliasolibrosdeoraciones.La campana sonó otra vez. Separé las manos, manchadas de tierra
rojiza.—Teníamosquecasarnosel2deoctubre—dijounavozqueresonóen
elinteriordelacapilla—.Todoestabaapunto.Charlesmerecíallevarasuhijaalaltar;Louise,sentarsobresusrodillasalniñoqueyohabríatenidoconMyrtille.Sinosehubieracruzadocontigo.Se oyeron unos pasos. El traje de novio del hombre se recortó en la
puertadelacapilla.Misojossefijaronprimeroenelhilorojoquellevabaenelojal;luegosubieronhaciasurostro.Unacaraqueyoconocía.El rostro severodeChristianLeMedefmemiró; después, el hombre
añadióclaramentedirigiéndoseamí:—SeñoraMyrtilleCamus-Saint-Michel.Sonababien,¿no?Mientras escapaba, oí las palabras que pronunciaba, esta vez para sí
mismo:—Sihubieraestadoallíparaprotegerla...Caminé hacia el frente en línea recta, hacia la granja con las
contraventanascerradascuyamasaentreveíaalfinaldelcallejón,despuésde la farola. Ibaa llamara lapuerta, agritar, a suplicara loshabitantesquemeabrieran,quecerrasenconpestilloamiespalda,que,sobretodo,nodejaranentraramisfantasmas.Nohabíaniunalmaenelpatiodelagranja,nisiquieraungallopara
disiparlaspesadillas.Justoentoncesladróelperro.Unladridoridículodecaniche,nadaque
verconunperrazoqueguardaunapropiedad.Enalgunaparteseencendióunaluzylabolapeludasaliódisparadacomounaflecha.Sedetuvoaunosmetrosdemispiernasdearcilla.—¿Arnold?—grité.
Un jersey beis con rayas rojas cubría el vientre del shih tzu, el quellevabacuandoibaenbrazosdeDenise,lamañanadelsuicidiodeMagaliVerron.—Arnold—repetí.El chucho se negaba a reconocer su nombre.Memiraba con un aire
desafiante, enseñando los dientes en cuanto yo esbozaba elmásmínimogesto.Busqué desesperadamente ayuda con la mirada, en dirección a las
contraventanas cerradas de la granja, y al final me decidí a avanzar,tendiéndolealshihtzumimanomanchadadetierrarojiza.Elperrotensólosmúsculos,conlabocaabiertadispuestaacerrarsesobremimuñeca.—¡Basta!—gritóunavozenlaotrapuntadelpatio.Elperro,trastitubearuninstante,renuncióaatacarmeyechóacorrer
en dirección a la voz.Dos segundosmás tarde, saltaba en brazos de suama.DeniseJoubainsoltóelbastónquellevabaenlamanoderechaparaestrecharlocontrasí.Misojos se cruzaronun instante con losojosmetálicosde la anciana
amadelshih tzuantesdedarunavezmásmediavuelta.Solomefaltabapor tomar una dirección, el camino del canal; todas las demás retiradasestabancortadasporespectros.La cabezame estallaba, como si cada una demis neuronas se tensara
hastaelinfinitoparadespuéshacerseañicos.Millonesdevecesdemanerasimultánea. Una red de seguridad que se rompía, que caía al vacíoarrancandotodoslospuntosdeagarre.Losbrazos,laspiernas,losdedosyelcuellomeabandonabantambién.Notabaquelasangrecirculabacadavezmásdespacio, comounmotorqueempiezaa renqueary luego, conuna inexorabilidad implacable, se ralentiza hasta detenersedefinitivamente.Teníaqueresistirunossegundosmás.Alejarme.Alejarme.Huirdeesosfantasmas.Había pasado el último seto, casi a tientas, cuando los dos hombres
vestidosconuniformeazulsurgieronamiespalda.—Notemuevas,Salaoui.Piroz...Claro...Solofaltabaélenelbailedelosmuertosvivientes.Mevolví,aunquemecostabamantenerelequilibrio.LosfarosdelPeugeotBoxermedeslumbraroncomosifueraunaliebre
cegadaporunoscazadores.Elinspectordelapolicía,entrelasombraylaluz,meapuntóconelrevólver.Susegundohizolomismoconsufaltadeconvicciónhabitual.Retrocedí trespasos;elcanalestabaa tansolounosmetros.—¡Alto!¡Alto,Salaoui!Estavezsehaacabadolacarrera.Levantélasmanosmecánicamenteyretrocedíunmetromás.—Noterminamosnuestraconversación,Salaoui.¿Teacuerdas?Tehice
unapreguntahacedosdías, justoantesdequemeestamparaslamaquetadelÉtoile-de-Noëlcontralacabeza.Observé ami derecha, a lo lejos, las luces de Isigny.El canal oscuro
salíadelpuertoydescendíahastaelmar,comounaalcantarillagiganteacieloabierto.—Porúltimavez,Salaoui,¿violasteyestrangulasteaMorganeAvrilya
MyrtilleCamushacediezaños?Cerrélosojos.Enmimente,eldiqueserompió.Decenasdeimágenes
afluyeron,mimanoaprisionabaelsexodeunamujerbajounvestido,sucuerpohistéricoseescabullía,yoledesgarrabaelvestido,inmovilizabaalamujerenelsuelobajoelpesodemicuerpo,leaplastabalospechos,learrancaba las bragas, liberaba mi sexo, mis manos ensangrentadasapretabanunabufanda rojadecachemira sobreuncuelloblanco, fuerte,muchotiempo,hastaqueelcuerposeabandonaba.Empecédenuevo.Unavez,dosveces.Monameobservaba,llorando.Diunpasohaciaatrásy,cuandogrité,enelcampotrescuervosecharon
avolar,uniendo,alolejos,suvueloaldelasgaviotas.—¡Sí,Piroz!Ustedgana.Lasvioléylasestrangulé.Alastres...Mivoluntadyanodecidíagrancosacuandocaíalcanal.
III
Juicio
Rosny-sous-Bois,3deagostode2014
DeGérardCalmette,UnidadGendarmeríadeIdentificacióndeVíctimasdeCatástrofes (UGIVC), Instituto de Investigación Criminal de laGendarmeríaNacional(IRCGN)
Para el teniente Bertrand Donnadieu, Gendarmería Nacional, BrigadaTerritorialdeProximidaddeEtretat,Seine-MaritimeApreciadoteniente:Me dirijo a usted como continuación ami correo del 22 de julio de
2014,relativoaldescubrimientoenlaplayadeYport,Seine-Maritime,el12dejuliode2014,detresesqueletoshumanos.Tal como se había decidido, hemos procedido a realizar un examen
exhaustivo del conjunto de las osamentas, en particular de su huellagenética.Hemosconseguido,conbastanterapidezdespuésdetodo,dilucidarun
primer misterio: la causa de su muerte. Es la misma en los tresdesconocidos, a los que le recuerdo que bautizamos, para mayorcomodidad,conlosnombresdeAlbert,BernardyClovis.Albert, Bernard y Clovis fueron envenenados. Sus huesos contienen
restos de muscarina, la toxina que se extrae de las amanitas, en unaproporción que no deja ninguna duda sobre el origen criminal de sumuerte.A títulode información, lamuscarina esuna toxinadifícilmentedetectable en un alimento y provoca una parálisis rápida del sistemanervioso central, seguida de una ralentización inevitable del ritmocardíaco.A título de información también, le recuerdo que establecimos con
idénticorigorqueAlbert,BernardyClovismurieronconvariosañosdediferencia.Más exactamente, Albert falleció durante el verano de 2004;Bernard,entreelotoñode2004yelinviernode2005;yClovisen2014,entre febrero ymarzo.La hipótesismás verosímil es, pues, teniendo encuenta el modus operandi, que los ha asesinado la misma persona convarios años de diferencia. Sin embargo, nada permite asegurarlo, ypodríamostambiénformularlahipótesisdequeClovisenvenenóaAlberty a Bernard antes de quitarse la vida él mismo, o incluso que AlbertasesinóaBernardymástardeClovisloasesinóaél.Enesteaspecto,nonosesposibleirmáslejos.Por el contrario, y ese es el objeto principal de este correo, el cruce
entre el ADN de Albert, Bernard y Clovis y el Registro Nacional deHuellasGenéticasarrojaunaluznuevanosolosobrelaidentidaddeestostres individuos, sino también sobre la resolución de un caso antiguo, eldobleasesinatodeMorganeAvrilyMyrtilleCamus (caso llamadode labufanda roja), en el que la localizacióndel descubrimientode estos tresesqueletos,esdecir,laplayadelacantiladodeYport,damuchoquepensar.Paraserprecisos,elcrucedelashuellasgenéticasdeBernardyClovis
con el registro de huellas no ha aportado ningún dato.Los servicios depolicíadesconocenlaidentidaddeestosdosindividuos.La huella genética de Albert tampoco corresponde a ninguna de las
fichasdel registro,pero, aunasí, suADNnonosesdesconocido.Esuneufemismo formularloasí,puespodríamos inclusoafirmar sinpecardeexageraciónqueesunodeloscódigosgenéticosmásfamososdenuestrosservicios desde hacemás de diez años. El ADN deAlbert coincide, sinningunadudaposible,coneldelespermaencontradoenloscadáveresdeMorganeAvrilyMyrtilleCamus.Puestoquesepuedeestimarlafechadela muerte de Albert entre junio y septiembre de 2004, y sabiendo queMyrtille fue violada el 26 de agosto de 2004, podemos concluir concerteza que Albert encontró la muerte entre unos días y unas semanasdespués del segundo crimen. Esto explica por qué, pese a los miles depruebas de ADN practicadas entre allegados y habitantes, el violadornunca fue identificado por su huella genética, pero sigue sin permitirconocersuidentidad,nideterminarlasrazonesdesumuerte.Por lo demás, he transmitido estos mismo datos al juez Paul-Hugo
Lagarde,quienevaluarásiestainformaciónpuedeponerencuestión,totaloparcialmente, la tesisoficial sobre la identidaddeldobleasesino,que,
comoustedyyosabemos,fueinequívocamentedesenmascaradoelsábado22defebrerode2014.No sé, teniente, si estos elementos informativos le permitirán a usted
arrojarmás luz sobre este caso.Nuestroshombres continúan trabajandoen este enigma apasionante. Albert, Bernard y Clovis quizá no hayanrevelado todo lo que tenían que decirnos, y actualmente estamosrealizandopruebascomplementarias.Estamosdispuestos,comoesnaturalydadas las recientes revelaciones, a efectuar todas las indagacionesqueconsidereútiles.En espera de un desenlace que espero sea favorable para esta
investigación,recibauncordialsaludo,GÉRARDCALMETTE,directordelaUGIVC
37
¿LAESPERANZADEQUEMEDESPERTARA?
La luz danzaba ante mis ojos, una luz artificial, como la de un pezfluorescente en las profundidades de un océano oscuro, un minúsculopuntobrillantequeempezóacrecerhastaocupartodomicampovisual.Soloveíayauncuadradoblanco.Debía de tratarse de una de esas pizarras en la que se escribe con
rotuladoresdeborradoensecooletrasmagnéticas.Viunatarjetarojapegadaenlapartedearribadelapizarra.Yaconocía
todaslaspalabrasescritasenella.
CarmenAvril,madredeMorganeAvril,presidenteFrédéricSaint-Michel,prometidodeMyrtilleCamus,vicepresidenteOcéaneAvril,hermanadeMorganeAvril,secretariaJeanineDubois,abueladeMyrtilleCamus,secretariaadjuntaAlinaMasson,mejoramigadeMyrtilleCamus,tesorera
Cualunartistaquesalealescenarioapartandountelónnegro,Carmen
Avrilapareciódeprontofrenteamí.Abriólabocaysuvozresonóenmimente,comosisuspensamientosreemplazaranlosmíos.—No esmuy difícil desorientar a alguien hasta el punto de volverlo
loco, de hacer que todas sus certezas se precipiten al vacío. Basta unaminúscula asociación, cinco personas como mucho, siempre y cuandoesténfirmementedecididasahacerlo.Siempreycuandoesténunidasporelmismoobjetivo,absoluto,inquebrantable.Noloolvidesjamás.Dio un paso adelante. Eso es al menos lo que yo creí al ver que su
rostro adquiría unas proporciones desmesuradas, comocuandoun actorse acerca a una cámara. Su voz aumentó también de volumen, y suspalabras entrecortadasmartilleabanmicráneoyparecían rebotardeunasienaotra.—Tengo dos buenas noticias, señor Salaoui: no está usted ni loco ni
muerto. Pero también tengo una mala. Nosotros, miembros de laasociaciónHiloRojo,leacusamosdeldobleasesinatodeMorganeAvrily
deMyrtilleCamus.Tanbruscamentecomohabíaaparecido, la siluetadeCarmenAvril se
fundióenlaoscuridadyensulugarsematerializóladelaviejaDenise.Soloentoncesmefijéenunasletrasmagnéticasdecoloresadheridasalapizarrablanca.Treceletrasexactamente:
D.E.N.I.S.EJ.O.U.B.A.I.NDenise me miró, o al menos miró en mi dirección, porque yo era
incapazdemoverme,incapazinclusodedecirsiestabaallí,frenteaella,desabersiestabadotadoaúndecuerpo.Suvozchirrió:—¿Tedascuenta,hijo?Nosoylaúnicaquepierdelamemoria.
D.E.N.I.S.EJ.O.U.B.A.I.NSusmanosarrugadasdeslizaronlentamentelasletrasmagnéticasporla
superficiedelapizarra.Hastaformarotronombre.
J.E.A.N.I.N.ED.U.B.O.I.SLavoztemblódenuevo.—Ahora ya lo sabes todo, hijo. Solo espero conocer yo también la
verdad antes de morir. Toda la verdad. Las últimas palabras, el últimosuspirodeminieta.Noesmuchopedirquemeconcedasalmenoseso.Deprontodesapareció,comosiunrealizadorcinematográficohubiera
cortado la escena en elmontaje. Un segundo después, la pizarra seguíaallí,perolasletrashabíancambiado.Dieciséisletrasestavez.
C.H.R.I.S.T.I.A.NL.EM.E.D.E.FEl parado depresivo surgió bruscamente delante de la pizarra, como
escupidoporlanoche.Unavagasonrisaenlascomisurasdeloslabios.Estos no se movían, y, sin embargo, yo oía claramente el timbre
cascadodesuvozdefumadorvibrarenelinteriordemicabeza,comosi
tambiénélmepiratearaelcerebro.—Entreuntipodecincuentaaños,apagado,solo,yunodecuarentaque
vive una historia de amormaravillosa con una chica de veinte y está aunosmesesdecrearunafamilia,sufamilia,ladiferenciaesalgomásqueunaletra,Salaoui.Esunavida.Laquetúmerobaste.Suslargosdedosdesplazaronlasletrasdesunombre:
C.H.R.I.S.T.I.A.NL.EM.E.D.E.FYformaronotro:
F.R.E.DS.A.I.N.T-M.I.C.H.E.L—LeMedef—vibróenmicabezalavozrota—.Habíaqueatreversea
inventarlo, ¿no? Llamar Le Medef a un personaje en paro... Era tanevidente, tan tentador, tan arriesgado...Pero te lo tragastehasta el final...¡Cuandotodoestabaahí,antetusojos,enorme!Desapareciótambién.Yo era un puro espíritu, lento, tranquilo, como atado a un sueño de
algodón, impotente, condenadoaobservaresedesfileante lapizarra sinfuerzaalguna,nisiquieraparavolver lacabeza, levantarunbrazoounamano.¿Losteníaaún,perdidosenalgunapartedellimbodeunamemoriaviolada?Lapizarraseguíaahí.Aparecieronotrasletras.
M.O.N.AS.A.L.I.N.A.SMonasurgiódeningunaparte,seguramentedeunaratonera.Miradabaja.Vozdébil,casiunsusurro,que,aunasí, semezclabacon
mispensamientos,comoamplificada.—Gracias,Jamal.Mihistoriatehaparecidoconmovedora,melodijiste
antes.Ahoramegustaríaescucharlatuya,laverdaderahistoria,Jamal.Nootrainvención.Nootrahuida.
M.O.N.AS.A.L.I.N.A.SQuitó laprimeray laúltimaletradelapellido,pusolasdosesesenel
nombre...
A.L.I.N.AM.A.S.S.O.N—Nohemoshechotrampas,Jamal.Túteníastodoslosindicios.Todos
losnombres,todaslasletras,todaslasclaves.Nohabíamásquemirar.Nohabíamásqueponerlasenelordencorrecto.Perotúnoloviste...Desapareció.Porfinhabíaacabadoconlosfantasmas,pensaba.Otroflash.Lapizarra.Seisletras.
A.R.N.O.L.DElshihtzudormíabajolapizarra,enelsuelo.Unamanoanónimaatravesómicampodevisión.Selimitóacambiardesitiotresletras.
R.O.N.A.L.DElperroabrióunojoyvolvióadormirse.Oscuridadtotal.
38
¿LAVERDADERAHISTORIA?
Cuandomedesperté,todavíaeradenocheymicuerposebamboleaba.Poruninstantecreíquehabíamuertoahogado,quemicadáveribaaladerivaporlasaguasnegrasdelfondodelocéano,peroque,debidoanoséquémilagro,miconcienciapermanecíaintacta.Luego,mimanoderechatocóelfondo.Caliente.Mullido.Suave.Uncolchón...Estabatumbadoenunacama.Continué la exploración a tientas. El somier parecía empotrado en un
mueble de madera. Intenté levantarme. Imposible. Mi muñeca izquierdaestabaretenidaporunamanillaquecolgabadeunatabladelapared.Estiré el brazo encadenado para indagar en la oscuridad. Mi mano
tropezó,menos de unmetro por encima demi cabeza, con un techo demadera.Tablasalrededor.¿Unataúd?Lastablassemovían.¿Unataúdenlapartetraseradeuncochefúnebre?Un escalofrío me recorrió de arriba abajo. Estaba completamente
desnudosobreesacama.Exceptoesesueño,esedesfiledefantasmasantela pizarra blanca, mi último recuerdo era el de la mordedura del aguaheladadelcanaldeIsigny.Missalvadores—puestoquemehabíansacadodel agua, sin duda inconsciente— habían tomado la precaución deconfiscarmelaprótesis.Comosilamanillanobastara...Cambié de posición,me puse en cuclillas sobre la cama.Al final del
tabique,mimanotocóuna telagruesa,secolópordebajo.Misdedosseposaronsobreunapareddecristalfría.¿Unaventana?¿Unacortina?Tirédelatela;ladébilluzmebastóparacomprender.Elaguasalpicabaelcristal.¡Estabaencerradoenelcamarotedeunbarco!
Más tarde, aunque todavía era de noche, pues solo una media lunailuminabavagamenteelcamaroteatravésdelojodebuey, llamaronalapuerta.Mivisitantenoesperóaqueloinvitaseaentrar.Pulsóelinterruptory
cerrólapuertatrasdesí.Eltubodeneóndeltechomedeslumbró.Enelhalo blanco, reconocí al inspector Piroz. Traía una botella de calvados,dosvasitosyunpapelenrolladoformandouncilindroatadoconunacintaroja.—Unregalo—dijoPirozenvozbaja.Comprendí, sin necesidad de queme lo dijera, que su visita nocturna
tenía un carácter clandestino. Me observó sin pudor, desnudo sobre lacama,ydetuvolamiradaenmimuñónconunaexpresióndeasco.—¡Qué ocurrencia, tirarte al canal! Joder, hemos tenido que
zambullirnosnosotrostambiénparasacartedelagua.ElVirenodebíadellegaradiezgrados.Nosperdonaráspornohabertepedidopermisoparadejarteenbolas,pero,oeso,omoríasdehipotermia...Meencogíparaesconderelpenebajomipiernaatrofiada.—PerolaverdadesqueAlinasehabíapasadounpococonelStilnoxen
eltermodecafé—continuóPiroz.—¿Alina?—Sí...Teacuerdas,¿no?...Esapelirrojatanmonaquenohadudadoen
dejar que se la tire un lisiado.Ah, claro, puedeque te suenemáspor elnombredeMona.Mona. Alina. Los fantasmas de Les Grandes Carrières surgieron de
nuevoantemisojos.Borrosos.Imprecisos.Lascampanadasdelacapillase confundían con los ladridos del shih tzu.ElStilnox en el café, claro.Tratédeapartarlosparaconcentrarmeenelmomentopresente.—¿Dóndeestoy?—Supongoqueyalohasadivinado.Enunbarco.ElParamé,unkotter
holandés restaurado por unos bretones. Todavía no son las cinco de lamañana; largamos amarras de Isigny en cuanto te sacamos.—Hizo unapausa,dejólabotellaylosvasossobreelcabecerodelaliterayprecisó,sinqueyolepreguntara—:¡EndirecciónaSaint-Marcouf!Hasdebidodeenterarteestosúltimosdíasdelaexistenciadeestearchipiélagodemierda,las únicas islas de la Mancha desde Cotentin hasta la frontera belga.Tranquilo, el trayecto no es muy largo, apenas siete kilómetros, pero
vamosdespacioparanollegarantesdequeamanezca.Busquéenvanoamialrededorunasábanaparacubrirme.—¿QuécoñovamosahacerenSaint-Marcouf?—pregunté.Pirozsirviódespacioelcalvadosenlosdosvasos.—Creo que tendría que ser una especie de proceso judicial.
Interrogatorio, confesión, instrucción y juicio. Pero van a acelerar elprocedimiento,mepareceamí.Suobjetivoesdespacharelasuntoeneltiempoqueduraunamarea.—¿Quiénesvanahacereso?Elinspectorempujóeltapónconlapalmadelamanoymemiró.—¿Todavíano lohas entendido?Haceun rato te pasaronunpequeño
montajedevídeoparaponerlospuntossobrelasíes,ytambiénsobrelasdemás letras, una por una, con auriculares en los oídos y la pantallapegadaa lacara,peroestáclaroqueestabasaúnfueradecombate.Paraexplicártelodelaformamássencillaposible,digamosquetelashasvistocon unos actores que pertenecen a la misma compañía, Hilo Rojo. ¿Tediceesoalgo?Unoshaninterpretadosupropiopapel;otros,unpersonajeinventado.Pero,amigomío,elobjetivodetodoseraelmismo:¡tenderteunatrampa!¿Tendermeunatrampa?Los acontecimientos de los tres últimos días desfilaron uno tras otro.
Lascoincidencias,lasincoherencias,lostestimonioscontradictorios...—Unbonito casting, ¿no?—insistióPiroz—.CarmenyOcéaneAvril
interpretaban su propio papel. Lógico, porque era casi seguro que túintentaríaslocalizarlas.AlapequeñaAlinaletocóelpapelmásdifícil,eldeMona,unachicanomuyarisca,depasoenYport,que,segúnelguión,debíaseducirtee inclusofollarcontigoencasonecesario...Yfueamíaquienseleocurriólaideadelcamelosobreelsiliciodelosguijarros.Elfamoso profe de química molecular, Martin Denain, fue víctima de unrobo en su villa de Vaucottes hace un año. Intervine yo en el asunto ysimpatizamos;sehabíainteresadounpocoporelcasoMorganeAvrilenlaépoca.Medejóunjuegodellavesparaquepasaradevezencuandoporsusegundaresidencia.Esonoshapermitidoproporcionarteunescondrijocreíblesinsiquieratenerquepedirlepermisoaesebueninvestigador,quenuncaponelospiesaquíeninvierno.Monanohabíasidonuncainvestigadora.Monanoexistía...
Noerasinounpersonajequehabíancreado,interpretadoporunachicaquesehabíaaprendidodócilmentesupapel.Pirozobservómiturbaciónconunapizcadesadismoycontinuó:—Los otros tres personajes no exigían tanta intimidad. El pobre
FrédéricSaint-Michel,elprometidodeMyrtilleCamus,semetióenlapieldelprimertestigo,eldepresivoChristianLeMedef.LaabueladeMyrtille,laabuelaNinja, interpretabaelpapeldelsegundotestigo, laviejaDeniseJoubain,consuperroRonaldbajoelbrazo,elquesequedótraslamuertede Louise y Charles Camus. Debo confesarte que fue más difícilconvencer al último actor, Gilbert Avril, el hermano de Carmen, peroalguienteníaquehacerdepolicíaconmigo.Aunquenosepuededecirqueesepanolihayasidomuyconvincente.CuandoPirozterminódeenumerarelreparto,dijesinpensar,sintratar
derepasarmentalmenteelnúmerodeindiciosquesaltabanalavistayqueyohabíadejadopasar.—Joder,¿ycuáleslarazóndetodoestecirco?¿Porquéhanmontado
esteespectáculoparamí?El inspector me tendió un vaso de calvados. Lo olfateé con
desconfianza.—La asociación Hilo Rojo dedicó miles de horas a trabajar en esa
hipótesis del doble desconocido hasta dar con el único tipo presente elsábado5dejuniode2004enYportyeljueves26deagostoenIsigny-sur-Mer. Al final, años más tarde, en 2011 exactamente, después de habercomprobadocientosde testimonios,unsolonombresalióde lachistera.¡El tuyo, amigo! Jamal Salaoui. Tú reservaste una habitación en la casaruralLaCaïque lanochedel5de junioypasasteundíaenGrandcamp-Maisy,enelcampamentodeveladelaConurbaciónPlaineCommune,el26deagosto.Quoderatdemonstrandum,Jamal.Erestúelculpable...Respiréaliviado.Acababadequitarmeunenormepesodelaconciencia.¡Elorigendetodaesapuestaenescenaabsurdaeraunmalentendido!RenunciéenesemomentoaexplicarleaPirozqueyonohabíapuesto
lospiesenYportantesdeesasemana,quehabíaanuladoaquellareservaenlacasaruralporquelachicaconlaquequeríapasarelfindesemanahabía dado marcha atrás, que había hecho la ida y vuelta Clécy-GrandcampsinpasarporIsignyyquenohabíaoídohablardelasesinatodeMyrtilleCamus.—¡Menudapandilladeenfermos!—susurré—.Yusted,Piroz,¿aceptó
participarenestemontaje?Elinspectorsebebiódeuntragosucalvadosymesonrió.—LaideadeestamaquinacióneradeCarmenAvril,yatelofigurarás.
Fue ella quien convenció a todos los demás. Ponte en su lugar por unmomento.Túereselúnicoculpableposible,peronohayningunapruebacontratiapartedeesadoblepresencia.InsuficienteparaconvenceraljuezLagardedequemuevaelculo lomásmínimodespuésde tantosaños,yeso que lo he intentado, créeme. Y lo que es peor: se acerca la fechafatídicadelosdiezañossinnuevoprocedimientojudicial,loquesignificalaprescripcióndefinitivadelcaso...«Ponteensulugar...»Piroz no se asociaba a ellos.Yo tenía la curiosa impresión de que el
inspector no compartía la convicción de losmiembros de la asociaciónHiloRojo.—Noha contestado, Piroz—insistí—. ¿Desde cuándo la gendarmería
nacional participa en este tipo de delirios para tender una trampa a unsospechoso?Sorbióunaúltimagotadealcohol.—Al principio no era algo muy reprobable, Jamal. Se trataba
simplemente de hacerte venir a Yport ymeterte en situación, hacer queafloraranatumemoriaciertosrecuerdos.Lapuestaenescenaibaadurarundíayteníadosobjetivosmuyprecisos,unoencadaunadetusvisitasalagendarmería.En laprimera,obtener tuhuellagenética, tuesperma, tusangre, tus uñas y tus pelos del culo. En la segunda, al día siguiente,acorralarteyhacerteconfesarlosdoscrímenes.Ahídebíaquedarlacosa.¡Pruebasgenéticasyconfesión!Nohabíamosprevistoquemeestamparíasla maqueta delÉtoile-de-Nöel contra la cabeza y te largarías de allí. Apartirdeesemomento, improvisamosparamantener laventaja,esdecir,hablandoenplata,paravolvertecompletamenteloco.Si esperaba que me disculpase por lo de su ridícula maqueta, podía
esperarsentado.Dejéelvasodecalvadossobreelcabecero.—Deberías beber, chaval—me aconsejó Piroz—. Estás helado.Vas a
pillaralgo.—¡Tranquilo,sobreviviré!Puestoqueconsiguiómiespermaytodolo
demás,habrátenidotiempodecompararlosconelADNdelasesinodelabufanda roja, ¿no? —Forcé la ironía en mi voz—. Supongo que va aanunciarmequemiespermacoincideexactamenteconeldelvioladorque
buscandesdehacediezaños.¡Miraquébien!Locontrarioseríamásbienunaidiotez,¿nocree?Habersetomadotantasmolestiasparanada...Pirozmemiróconunaexpresióndivertidaenlosojos.—Has dado en el clavo por lomenos en un punto, chaval, tengo los
resultados... —Agitó delante de mis narices la hoja blanca enrollada yatada con una cinta roja—. Este pedazo de papel contiene la pruebadecisiva.Uncincuentaporcientodeposibilidades.Tupasedesalidaounaidasimpleparalaperpetuidad...Perometemoquetendrásqueesperarunpocoantesdesaberlarespuesta.Tuvelamismaimpresiónquehacíaunosinstantes:Pirozyanoparecía
creerenmiculpabilidad.Obien,unavezmás, jugabaalgatoyel ratónconmigo.Sesirvióotrovasitodecalvados.—Voy a responder primero a tu pregunta, la de antes: ¿por qué un
policíacomoyohaaceptadoparticiparenestamascarada,hastaelpuntode convocarte en la gendarmería de Fécamp sin que ningún colegaestuvieraalcorrientede loque ibasahacerallí?Paraempezar,Salaoui,me jubilo dentro de tresmeses, así que, como comprenderás, la broncaquemevoyaganardemissuperioresquesemevanaecharencimamelasuda. Casi me resultaría divertido. Y además, hace casi diez años quetrabajoenestecasodedobleasesinato,ydeboreconocerque,sinlaideaperegrinadeCarmen,osea,zarandearte,presionarteparaquetúmismotedelataras, no tenía ningún elemento para convencer a Lagarde de queaceptase reabrir oficialmente la investigación y te hiciera comparecercomotestigo.Mipuñosecrispó.—¡Nomejoda!Loúnicoqueteníaquehacererapedírmelo.¿Quiénle
dicequenohabríaaceptado?¡Yonovioléaesaschicas!Lehabríadadounaprobeta llenadesangreodeespermayesteasuntohabríaconcluidosinnecesidaddepasarpor todasestasgilipolleces.Pornohablardequeuna confesión obtenida con unos métodos tan retorcidos como estossupongoquenotendríaningúnvaloranteunjuez.Pirozmeobservócomosileimpresionaramiclarividencia.—Ningún valor legal, tienes razón, amigo. Tienes toda la razón. En
realidad,siheaceptadoestaputapuestaenescenadeCarmenAvrilesporuna razónmuy distinta, una razón que solo yo sé.—Levantó el vaso—.Pero, al igualquecon los resultadosde tuADN, tendrásqueesperarun
pocoparaqueteloexplique.¡Salud!
39
UNBONITOCASTING,¿NO?
Vació su segundo vaso de calvados. Sin pensar, cogí el mío e hice lomismo.Elmatarratasmeabrasóelpaladar.Mesequélasgotasheladasquemecorríanporlassienesytratédehacerbalance:—Resumiendo, Piroz, entonces usted me tenía controlado. Mona me
vigilaba y enviaba o dejaba los sobresmarrones queme revelaban conpelos y señales, aunque en dosis homeopáticas, el caso Avril-Camus.FrédéricSaint-MichelylaabuelaNinjajugabanalesconditeparahacermedudar de todo.Usted crea ese personaje deMagaliVerron, inventa paraellaunaidentidadeninternetafindequeelparecidoconMorganeAvrilsea inquietanteyyo llegue inclusoapensarqueheconfundidoa lasdosmujeres. Pero...—Mimano se crispó de pronto sobre el vaso vacío.Laimagendelachicaconlacaratumefactaylabufandarojaalrededordelcuello, en laplayadeYport,meestalló en la cara—.Pero, joder,Piroz,¿quiénsetiróalvacíohacetresdías?¿Quiénmurióesamañana?—Nadie,Salaoui.—¡Joder,noempieceotravezatomarmeporgilipollas!¡Yoestabaallí!
¡Cayódesdeloaltodelacantiladodelantedemisojos!Pirozdejódespaciosuvaso.—¿HasvistoVértigo,lapelículadeHitchcock?Meneélacabezasinresponderrealmente.—Vértigo cuenta la historia de un detective privado al que contratan
paravigilaralamujerdeunamigo.Ellatienetendenciassuicidasyacabapormatarsedelantedeélarrojándosealvacíodesdeloaltodeunatorre.Almenosesoesloqueélcree.Enrealidad,eraunengaño,unmontajedelmarido:ellahabíatiradounmuñecoensulugar.Esedetectivehabíasidoelegido por una sola razón: padecía vértigo y, por lo tanto, no podíapresenciarendirectolacaídadelachica...—¿Quérelacióntieneesoconmigo?—¡Tu pata de palo, idiota! Eso te impedía acercarte lo suficiente al
acantilado para ver estrellarse el cuerpo de Magali Verron contra las
piedras.Sobretodoporlamañana,sobreunaalfombradehierbahelada.Enelfondo,elplanretorcidodeCarmensurgiódeahí,deunaasociacióndeideas:elacantiladodeYportytupatainútil...—Yolaviarrojarsealvacío.Y,justodespués,sucuerpoensangrentado
sobrelosguijarros...—Justo después... Sémás preciso,Salaoui. ¡Cuarenta y siete segundos
exactamente! El tiempo de llegar corriendo hasta la playa por la calleJean-Hélie, bajar la escalera del casino, llegar almalecón. Hicimos loscálculosdecenasdeveces;teeraimposibletardarmenos.Unavezabajo,dostestigosdecuyasinceridadnopodíasdudarteconfirmabanquehabíanvistocaerelcuerpodeMagalienlaplaya.Miré a Piroz sin comprender todavía. Él también sudaba. No parecía
sentirse muy cómodo. Me daba la sensación de que quería servirse untercervasoyquenoacababadedecidirse.—Si no me he vuelto completamente idiota, supongo que no me
equivocoaldecirquehasidoOcéaneAvrilquienhainterpretadoelpapeldeMagaliVerron.Pero,entonces,hayundetallequesemeescapa,Piroz,undetallitodenada.Sitodoesunmontaje,¿cómoselasarreglóOcéaneparaposarsesuavementeenlaplaya?¿Dejóquelecrecieranalas?—¡Océaneesunachica increíble!Guapaamásnopoder,deportistay,
sobre todo,decidida.Decididaavengarasuhermanagemela.Encuantoseurdióelplan,haceahoracasiunaño,empezóelentrenamiento.Unextrañocalorme invadióelvientrealoírenumerar lascualidades
de Océane. La chica de mis sueños, pensé por un momento. Un ángelcapazdevolar.MeobliguéaincreparaPiroz:—¿Elentrenamientodequé,joder?—De salto BASE. La federación cuenta con unos centenares de
miembrosenFranciayunosmilesenelmundo.Paranoextenderme,elsaltoBASEconsisteenefectuarsaltosmuybrevesdesdeunpuntofijo.Elbordedeunprecipicio,porejemplo.Unrascacielos.Elcampanariodeunaiglesia.Unacantilado.¿Nojueganaesoentubarrio?Nocontesté.Esperaba,incrédulo.—Siquieressabermás,Salaoui,tediréqueelsaltoBASEsepracticaa
partirdeunaalturamínimadecincuentametros.LosacantiladosdeYportalcanzancasicientoveintemetrosdesdelaplaya,asíque,comoves,aunsinserunaprofesional,Océanenocorríaungranriesgo.
—Yovicómosearrojabaalvacío—repetíotravez—.Conlabufandarojaenlamano,elvestidorasgado...—Esa es la ventaja del salto BASE. La disciplina se practica con un
pequeño paracaídas redondo plegado dentro de una bolsa cerrada convelcro.Elloslallamanensujergatailpocket,unabolsaqueseadaptaalaforma de la espalda y tiene menos de diez centímetros de grosor.Impresionante,casinosevedebajodeunachaquetaodeunabrigo.—¿Odeunvestidorasgado?—añadíconunavozinexpresiva.—¡Premio,chaval!Confeccionar loque tú tomasteporunvestidoque
unagresor,ensuprecipitación,habíarasgadonosexigiólargashoras.Elvestidosexydebíadisimularenloposiblelosarnesesquelerodeabanlacintura y pasaban entre sus muslos y hombros, y por supuesto la tailpocketenlaespalda,liberadaencuantoOcéanesaltaseytiraradelvestidohechojirones.Océaneesunaexcelenteactrizyteníamuchos...argumentosparadesviartuatención,¿nocrees?No le contesté. No podía creerlo, no podía admitir una verdad tan
espantosa.Después de esta conversación, una vez que hubo acabado toda esta
historia,locomprobé.VienYouTubecientosdevídeosdesaltoBASE.Mequedéunanocheentera,fascinado,viendoaesoslocosdeatardivertirseportodoelmundolanzándosealvacíodesdeloslugaresmásincreíbles:catedrales, puentes, antenas...Navegué tambiénpor los sitiosdematerialespecializado.Piroznoestabainventándosenada.Unatailpocketsepuedecomprarenlíneaeninternetyocupamenosespacioqueunbolsodemanollevadoenlaespalda.—Una caída dura menos de cuatro segundos —continuó Piroz—.
Tuviste que fijarte en que en la base del acantilado hay decenas decavidadesenlarocacaliza,grutasdediferentestamaños,perolobastantegrandesparaquealguienseescondaenellas. ¡InclusoCarmen,con todosu volumen! Cuarenta y siete segundos eramás que suficiente para queCarmen le maquillase la cara a Océane en color rojo sangre y seescondiera,conlatailpocket,enlacavidadmáscercana.Mevino a lamentemi carrera desesperadahasta la playa.Mi llegada
junto al cuerpo, justo antes que Christian Le Medef y Denise Joubain.Aquelcadávertendido.—¿Océane se hacía la muerta? Joder, ¿cómo pudo aguantar tanto
tiempo?Leesperamosaustedmásdediezminutosantesdequeapareciera
conelfurgóndelagendarmería.Piroznoseresistió;contóporterceravez.—Acuérdate,Salaoui.Hacíaun fríodemil demonios aquellamañana.
Sinembargo,¿quéfueloprimeroquehizoJeanine,bueno,paratiDeniselaolvidadiza?Recordé la reaccióndeDenise.Evidente. ¿Cómohabíapodido ser tan
idiota?—¡Te pidió la chaqueta para cubrir la cara y el torso de Océane!—
exclamó Piroz en un tono triunfal—. ¡Y sobre todo para permitirlerespirar tranquilamentemientras tú te pelabas de frío!—El inspector semojó los labios en el vaso de aguardiente, como para hacer durar elplacer—. Solo hay un detalle que no habíamos previsto: que se teocurriera lanzarle a Océane esa bufanda roja que habíamos colocadocuidadosamente en tu camino. Así que improvisamos. Océane saltó conella y aCarmen se le ocurrió enrollarla alrededor del cuello de su hijaparadarleunpocomásde emocióna lapuesta enescena.Esodebiódehacertepensar,¿no?—¡Pandilladecabrones!Pirozrompióareír.—¡Mealegrodequetelotomestanbien!Mientrassebebíaelcalvados,sinatreverseavaciarelvasodeuntrago,
clavélamiradaenelrollodepapel.Mihuellagenéticacomparadaconladeldobleasesino.La prueba demi inocencia, de que todo ese delirio no tenía ninguna
razón de ser. Salvo si Piroz había trucado el resultado, como todo lodemás.—Sehantomadomuchasmolestiasparanada—fanfarroneé—.Conel
respetodebidoaldolordeesosfarsantesdelaasociaciónHiloRojo,conunamenciónespecialparalazorradeMona,oAlina,comoprefiera,nohanapostadoporelcaballoganador.Yonosoyelasesino.Lástima...¿Lestransmitiráelmensaje?Alarguélamano,comoparaindicarleaPirozqueesperabalallaveque
abrieralamanillaqueuníamimuñecaalapared.—Creoquenolohasentendido,Salaoui.Queseaselvioladorono,les
traealfresco.¡Quierensimplementeunculpable!Un escalofrío recorrió mi cuerpo desnudo desde el cuello hasta la
rodillacortada.
—¡Joder!,¿quéeslopróximoquehantramado?—Primero, obligarte a confesar. Después te ejecutarán. Llevan diez
años preparando este momento. Hace diez años que Carmen sueña concortarleloscojonesalquelearrebatóasuamadahija.Hacediezañosqueafila el dolor de Océane como si fuera un puñal. Hace diez años queFrédéric Saint-Michel se contiene, como una olla a presión que está apuntodeexplotar.Hacediezañosquesueñaconmandaralcarajo todossusprincipiosdebuencristianoparaestrangularconsuspropiasmanosalasesinodesuprometida.—¡Joder,Piroz!¡Soyinocente!Pirozacercódespaciosuvasoalmío. ¡Esecretinoqueríabrindar!Me
quedé inmóvil. Él, sin ofenderse, vació el vasito echando hacia atrás lanucaconunmovimientoseco.—Losé—dijoporfin.Unadescargaelectrizócadaporcióndemipiel.¿Losabe?¿Quésabe?¿Quenosoyculpable?Elinspectordesatólentamentelacintaquerodeabaelpapelenrolladoy
melotendió.—Un regalo, Salaoui. No me habría disgustado que fueras tú el
violador.Unárabetaradoconunasolapierna;esohabríasimplificadolascosas.Perotengoquerendirmealaevidencia:tuADNnocoincideconeldelasesinodelabufandaroja.Túnolasmataste,amigo.Miréconimpacienciaenlahojaunaserieinterminabledetríosdeletras
similares a los que había leído en el expediente deMorganeAvril y deMagali Verron. Esta vez, Piroz no tenía ningún motivo para mentirme.Respiré.Mi mirada se perdió más allá del ojo de buey, hacia la pálidanochesobreelmar.—¿Desdecuándolosabe?—Desdeestatarde.Alrededordelascinco...—Y entonces, ¿a qué ha venido todo este circo final, si ya tenía la
prueba de que soy inocente? —exploté—. ¡Ese tiroteo falso junto a laantiguaestacióndeLes Ifs! ¡EsapuestaenescenadegranguiñolenLesGrandesCarrièresdeIsigny!¿AquévieneestecruceroaSaint-Marcouf,joder?PirozmequitólahojaconelresultadodelanálisisdeADNylaenrolló
denuevo.—Despacio,Salaoui.Saboreaelmomento.Lasfuerzasdelordenestán
de tuparte.Sabenque eres inocente.Teprotegen.Yano tienesnadaquetemer.Diuntirónconlamanoesposada.—Libéreme,joder...—Serámejorquetecalmes.Parasertesincero,esteresultadonomeha
sorprendido. Jamás diría esto delante de Carmen Avril, sería capaz dearrancarme los ojos, pero nunca he creído en su hipótesis del dobledesconocido, al menos nunca he creído que tu presencia en Yport y enIsignyteseñalaradeformaindiscutiblecomoculpable.Desdequetrabajoenelcaso,hetenidotiempodeelaborarotrahipótesis.Unahipótesismáspersonal,siquieres...Ytambiénmáscompleja.—Adelante,explíquese,tenemostodalanoche.—Y toda la marea ascendente mañana por la mañana, ya verás. Para
abreviar, digamos que, cuando Carmen Avril intentó venderme su ideadelirante, es decir, acorralarte haciendo que cada miembro de laasociaciónHiloRojointerpretaseunpapel,pillélaocasiónalvuelo.—Noseandeporlasramas,Piroz.Elinspectortosió.Noparecíasentirsemuycómodo.—¿Aún no lo has entendido? Pues voy a ser claro. ¡Te he utilizado
como cebo! Acepté participar en el montaje para desviar su atención.Porque...Piroztosiódenuevo.Recordéelcontenidodelossobresmarrones,los
últimos avances de la investigación, las dudas de Mona-Alina. MyrtilleCamusconocíaasuviolador.MorganeAvrilyellahabíansidovíctimasdeunligón.Habíanquedadoconél...—¿Porque ha descubierto la identidad del verdadero culpable?—dije
levantandolavoz.Pirozmeindicóquebajaraeltono.Continué,hablandoapenasunpoco
másbajo.—¿Loconozco?Lapolicíahacomprobadotodaslashuellasgenéticas
delosallegadosdeMorganeAvrilyMyrtilleCamus.¡Esimposiblequeeldoblevioladorseaunodeellos!—Hiceunapausayformuléotrapregunta—:Además,¿quécoñopintaeldilemadelprisioneroentodoestecirco?Pirozmerespondióconunasonrisaenigmática.—Esolosabrásdentrodeunashoras,Salaoui.Todoestáprevisto.Todo
está donde debe estar. Confía enmí. Solo te pido un favor: ¡sígueles eljuego!Tehanvueltosuficientementetarumbaestosúltimosdíasparaquepuedasinterpretartupapelunascuantashorasmás,¿nocrees?Mañanaporla mañana, no les menciones esta conversación. Nadie más está alcorriente.Tuinocenciadebeseguirsiendounsecretounashorasmás.Eslaúnicamaneradeinduciralculpableadelatarse.—Estoyhartodetantasestrategiasridículas.Éldestapódenuevolabotelladecalvadosysesirvióotravez,lacuarta.—A tu salud, Salaoui. Dentro de unas horas, todo habrá terminado.
Estarásmás limpioqueunapatena.Podrásdisfrutar todo loquequierasconlapequeñaAlina.—Cogióunvasodelcabeceroymelotendió,peroyonohiceelmenorgestoporcogerlo.Pirozseencogiódehombros—.Lehasgustado,amigo.Cuantomástiempopasabacontigo,menosparecíacreer en tu culpabilidad.No olvides este consejo, Salaoui: aparte demí,ellaestuúnicaaliadaenestebarco.¿Mona?¿Miúnicaaliada?Eneseinstantesentíaporesesolapadoratóneldespreciomásprofundo.Ilusión.Traición.Decepción.Y pensar que Ophélie le había puesto un 11 sobre 10 con este
comentario:«Noladejesescapar,eslamujerdetuvida».¿Lamujerdemivida?¿Miúnicaaliada?AúnnosabíahastaquépuntoOphélie,aligualquePiroz,seequivocaba.
CuandoPirozsaliódelcamarote,consupapel,subotellaysusdosvasos,tambaleándose un poco, sentí cómo un intenso calor me invadía, meenvolvía, me asfixiaba, como si los listones de madera del camarotefueranenrealidaddeunasauna.Curiosamente,meacordédeldíaenqueme había fumado el primer porro, solo, un sábado por la noche, en eltejado del patio del colegio Louise-Michel. Aquel día había soltado degolpe todas las amarras, todos los sacos de lastre que me anclaban alsuelo.¡Todossoltados!Mesentíaligero.Erainocente.Lapolicíateníalaprueba.
Solomefaltabadeciradiósaesapandilladecapullosquehabíanestadoapuntodevolvermeloco.SalvoquizáaOcéane...
40
¿SÍGUELESELJUEGO?
Losgraznidosdeloscormoranesylasgaviotasmedespertaron,comosimilesdeavesmarinassehubierandadocitaenunaredsocialpararecibiralParamé enSaint-Marcouf.Parecíaqueestabaamaneciendo.Un tímidosolclavabaunojorojoenelcentrodelaportilla,salpicadadelágrimasdeespuma.Lasparedesdemaderavibraronsúbitamente.Gritos,estavezhumanos.
Deduje que estaban amarrando elParamé. La puerta demi camarote seabrió al cabo de un instante. Reconocí a Carmen Avril por su masaimponente.Llevabaunamplioimpermeablevioleta.—¡Hallegadolahora!—gritó.Contemplóconascomicuerpodesnudoysedetuvoenelmuñóndemi
rodilla izquierda. Estaba mirando a un monstruo. Un ser lisiado ypervertido.Raramentehabíaobservadoantemidefectosemejantemezcladefascinaciónyodio.Elasesinodesuamadahija.Elqueellacreíasuasesino.Me estiré ostensiblemente sobre el colchón con las piernas abiertas,
mostrandoelpene.¡Erainocente!Lapolicíaestabademilado,nodelsuyo.—Ponte esto—ordenó Carmen lanzando una bola de ropa sobre mi
cama.Al mismo tiempo, apuntó hacia mí la barra de hierro que tenía a su
espalda. Una especie de atizador, pero más largo y grueso, doscentímetroscomomínimodediámetroporunmetrodelargo.Instintivamente,retrocedíhaciaelfondodelcuarto.Erainocente,pero
estaba esposado, desnudo, indefenso frente a una loca que llevaba diezañosrumiandosuvenganza.CarmenAvrilacercólabarradehierroylamantuvoenequilibriojustodelantedemicara.Eltiemposedetuvo.Infinito.Finalmente, la dejó caer al suelo. El acero corrugado vibró entre un
interminableecodecímbalos.
—Esoteservirádemuleta.Sin añadir una palabramás, dejó una llavecita sobre el cabecero, sin
dudaladelamanilla,ysaliódelcamarote.EncuantopuseelpieenlacubiertadelParamé,vestidoconeltrajede
neoprenoarrojadoporCarmen,FrédéricSaint-Michelsecruzóconmigosin decir palabra y bajó a la bodega. No tuve tiempo de insultarlos, degritarleslohumillantequeeraparamíhabertenidoquesubirlaescaleraala pata coja, sostenerme en equilibrio en aquel barco sobre una solapierna, simplemente con ayuda de una barra metálica. Frédéric Saint-Michelyahabíavueltoasubir,esposasenristre,ymeindicóquealargaralasmanos.Saint-Michel... ¡Ese imbécil de Atarax! Estaba muy desmejorado, el
Chichin querido por todas las chicas, en diez años había perdido unmontón...RecordélosconsejosdePiroz.«Todoestáprevisto.»«Todoestádondedebeestar.»«Sígueleseljuego.»Soltélabarradehierroyalarguélosbrazos.Despuésfuidandosaltos
hastaunbanco-arcón,alpiedelaborda,parasentarme.Dosmanosinmovilizadas,unasolapierna.¿Deverdadcreíanquetenía
intencióndeescaparmeanado?
ElParaméestabaamarradoenlaisladelLarge,unadelasdosqueformanel archipiélago de Saint-Marcouf. Ese islote de ciento cincuenta metrospor ochenta se reducía a una fortaleza construida en medio del mar.InmediatamentemehizopensarenFortBoyard,[7]misprimerosmiedosyfantasías de niño: los enanos, los tigres, las arañas y los pechos de lasstarlettesconsumaillotescotado.La parte central de la fortaleza de Saint-Marcouf, una especie de
Coliseo coronado por una atalaya, estaba protegida con fosos querodeaban la ciudadela y con gruesos muros de ladrillo casi totalmentecubiertosde algasomusgo.Con lamarea alta, elmardebíade inundarbuenapartedelrecinto.SoloelespigóndondeelParaméestabaamarradoparecíamásreciente.Carmenseplantódelantedemí.
—No cuentes demasiado con recibir ayuda, Salaoui. Está prohibidofondear en esta isla desde hace años por razones de seguridad. Solo laasociaciónquerestaura la fortaleza tienepermisoparahacerlo,pero losvoluntarios no trabajan en invierno... Ni tampoco los veleros salen a laManchaenestaépoca.Nocontesté.Enunamesapuestaenlacubiertahabíatazas,untermode
caféypastas.FrédéricSaint-Michelsevolvióhaciamí,conuncaféyuncruasánenlamano.—¿Unatazadecafé?—medijoenuntonomonocordequenoreflejaba
nisimpatíaniantipatía.Nodebíadehabertenidoningunadificultadparaencarnarsupersonaje;
llevabaenlacaralamismamáscaradepresivaqueChristianLeMedef.—No, gracias —contesté suficientemente fuerte para que Mona me
oyera.¿CuántotiemponecesitaríaparallamarlaAlina?—.Todavíanohedigeridoelúltimoquemetomé.Monanosedioporaludida.Estabajuntoalaproa,vueltadetrescuartoshaciaelotroislote,laisla
deTerre.Sus cabellos rojizos, sueltos, azotaban conviolencia su rostroenrojecido por el frío, y quizá incluso por algunas lágrimas secasalrededordesuspárpadoshinchados.Asulado,ababor,DeniseJoubainhabíapuestounamanosobrelabordayconlaotrasujetabaasushihtzu.Arnolddespedazabaunanapolitanadechocolatecomosiseensañaraconunapresaviva.GilbertAvrilestabaporencimademí,detrásdelcristaldelacabinade
mando,controlandonoséquéaparatodemediciónnáutica.Elmenosconvencidodelatropa,pensé.Inclusoenuntrayectodesiete
kilómetros, incluso amarrado, incluso con buen tiempo, seguro que esetipoencontraría todos lospretextosdelmundoparanosoltarel timónydejarquelosdemáshicieraneltrabajosucio.Carmen pasó por delante de mí, se sirvió una taza de café, como
mínimoparacalentarselosdedos,pasóluegopordelantedeOcéaneylaobsequióconunasonrisaradiante.Lacomplicidaddelasquehanganadodespuésdetantosesfuerzos.Larecompensa.Laapoteosis.Océane tenía un cigarrillo entre los dedos, que sobresalían de unos
mitones malva. Se había recogido el pelo con unas pinzas del mismocolor.Elpeinadoleagrandabalacara,conesosojososcuros,ledabauna
elegancia de actriz americana. Una belleza en la cubierta de untransatlánticoquesaledeNuevaYorkparaseducirParís.Alcontrarioquelos demás, ella no me esquivaba la mirada. Me observaba, dejandosimplementequedevezencuandoelvientodelmarempujaraelhumodelcigarrilloentrenosotros.Unligerovelodemisterio.Nopodíautilizarlasmanos,mefaltabauna
pierna,ysinembargo,mesentíainvencible.¡Inocente!Océanemesondeaba.Seinteresabaenmí.Seinterrogaba.Enelfondo,
la situación era casi demasiado bonita. Sin semejante desprecio, sin unmalentendidotansiniestro,unachicatanespléndidajamássehabríafijadoenmí.«Todoestáprevisto»,habíadichoPiroz.«Todoestádondedebeestar.»«Sígueleseljuego.»Eseviejoborrachoeraelúnicoquenoestabaenlacubierta.Debíade
estar durmiendo la mona en espera de sacar de la manga su famosacontrahipótesis.LavozgravedeFrédéricSaint-Michelretumbóamiespalda.—¿Acabamos?Carmendejólatazadecafé.—Tienes razón, no perdamos tiempo, el mar ya lleva dos horas
subiendo.Noentendílarelación.—Alina—ordenólamujer—,cobralasamarras.Monareaccionódeformamecánica,movióconlentitudlosbrazospara
tirardelasboyasnaranjainterpuestasentreelParaméyelespigóndelaisladelLarge.DenisealejóaArnolddelabordadurantelamaniobra.—¿Cuál?—preguntóCarmenescrutandoelmurodeladrillo.—Laterceraempezandoporarriba—respondióFrédéricSaint-Michel
mirandoenlamismadirección.¿Laterceraqué?Yo no veía nada en lamuralla salvo algas pegajosas, unas inundadas
porelmar,otrastodavíaensecoduranteunosminutos.—Lamenosoxidada—precisóCarmenapuntandoconeldedo.Señalabaunaanilladecobreempotradaenlamuralla,másdeunmetro
porencimadelnivelactualdelmar,perocincuentacentímetrospordebajo
de su nivel máximo, a juzgar por la humedad permanente del musgo.Inmediatamentecomprendíporquémehabíanpedidoquemepusierauntrajedeneopreno...¡Pensabanatarmeaesaanillayesperaraquesubieralamarea!Unhilodesudoracresedeslizóentremipielyeltraje.¿Qué objetivo perseguían? ¿Hacerme confesar unos crímenes que no
había cometido? ¿Arrancarme una confesión y después entregarme a lapolicía?¿Oseguirsulógicahastaelfinalydejarmemorirallí?RecordélosconsejosdePiroz.«Todoestáprevisto.Todoestádondedebeestar.»Recéparaqueelinspectordepolicíanoseequivocara.Esepolicíaqueseguíasindespertarse.Océane tiró la colilla al mar y me desafió de nuevo con la mirada.
Insondable...Carmenseacercóamí.—Esta vez lo has entendido, ¿verdad, Salaoui? El mar sube
aproximadamente un centímetro por minuto... Tendrás algo más de unahoraparahablarnosdetuscrímenes.Traguésaliva.«Sígueleseljuego.»Vale,Piroz,notengoelección,peroespabila.—¿Yluego?—pregunté.—¿De verdad quieres que te especifique quiénes van a emitir el
veredicto?Seráunjuradoelquedecidaalfinaldelaaudiencia.Unjuradopopular,asíqueteconvieneserconvincente.«Sígueleseljuego.»—Sonustedesunosenfermos—leespeté.Carmen,estoica,noseinmutó.—¡Ve a buscar a Piroz!—le dijo a Frédéric—.Necesitaremos a otro
hombre para meter a Salaoui en el agua, ya que Gilbert se niega amancharselasmanos.GilbertAvrilnoreplicó.Seguramentenisiquieraoyóelcomentariode
suhermana;losgraznidosdelasgaviotasqueseagolpabansobreeltechodelacabinademandocubríanlasvoces.
Frédéric desapareció en la bodega. Mona seguía crispando las manos
sobrelascuerdasdeamarrequeazotabalaespuma.Amoratadas.Eldébilsol del amanecer ya había sido engullido por un edredón de nubes. Latemperaturaexteriornodebíadesobrepasar loscincogrados.Noqueríaniimaginarladelagua.Océaneencendióotrocigarrillo.Carmenvacióotratazadecafé.—¿Qué hace ese idiota?—masculló refiriéndose a Saint-Michel, que
aúnnohabíavuelto.Suspasosseoyeronporfinenlaescalera.Elestuporledesfigurabala
cara.—Piroznoestáensucamarote—anunció.Unabismoseabrióantemí.Eldestinosedivertíaestrellándomecontra
lasparedes.Tuvelaimpresióndequelosmilesdecormoranesgraznabanúnicamenteparareírsedemí.—¿Hasbuscadoenotrossitios?—insistióCarmen—.Enel retrete,en
laducha...Frédéricnosemolestóendisimularungestode irritación.Sepasó la
manoporlabarbillasinafeitar.—¡Joder, Carmen, este barcomide treintametros! ¡Si te digo que no
estáenlabodega,esquenoestá!Nadie añadió nada. Carmen bajó, seguida de Océane y después de
Denise.RegistraronhastaelúltimorincóndelParamé.Sinéxito.Elinspectordepolicíanoestabaenelbarco.¿TalvezPirozhabíabebidodemasiadoysehabíacaído,borracho,por
laborda?¿Habíasaltadovoluntariamentealaguahelada,abordodenoséqué barca hinchable, para ir hasta la costa en busca de ayuda? ¿Osimplemente le habían hecho callar porque sabía demasiado, porque nohabíasidolobastanteprudente?MientrasGilbertAvril,apremiadoporCarmen,contabaunoaunolos
chalecossalvavidasdelParamé,recordélaspalabrasdePiroz.«Nadie más está al corriente. Tu inocencia deber seguir siendo un
secretounashorasmás.»Nadiemásestáalcorriente.GilbertAvril, echando pestes,metió de nuevo, desordenadamente, los
chalecossalvavidasenelarcón.¡Nofaltabaninguno!Miré,aterrado,laanilladecobreempotradaenlamuralladeladrillo.
Elmaryahabíasubidodiezcentímetroslargos.
41
¿NADIEMÁSESTÁALCORRIENTE?
«Elaguanosllegabaalasrodillasyelviejoidiotadijoquesiguiéramosadelante.»No sabíaporqué, pero esa antigua cancióndeGraemeAllwright que
cantábamosenelcampamentocuandoéramospequeñosserepetíaenmicabeza.Obsesiva.Unamaneracomootradepermitiramimenteevadirse.Enrealidad,el
agua me llegaba ya hasta medio muslo. Protegido por el neopreno, noteníafrío;todavíano.Lomásdolorosoeranlostironesdelaanillaenmisbrazos.En los últimos minutos había probado diferentes posturas, utilizando
unamano, luego la otra y luego las dos, para evitar que todomi pesocayera sobre el mismo hombro. Sabía que, cuando el nivel del aguasubiera,cuandomicuerpoflotase,sufriríamenos.Antesdedejardesufrirdeltodo.Gilbert Avril había tenido que ayudar a Carmen y a Saint-Michel a
bajarmedelbarcoyacerrarlasesposasqueyollevabapuestasentornoalaanilladecobreempotradaenlamuralla.Gilberthabíarefunfuñado,lehabíacogidoaOcéaneuncigarrilloparatirarloprácticamenteenseguidayhabíamasculladovariasvecesentredientes:«Quégilipollez»,antesderegresarabordodelParaméunavezqueestuveencadenadoamipostedetortura.Nomedebatí. Por unmomento había pensadono facilitarles la tarea,
gritar,retorcermeenlacubiertacomoungusanocortadoendos,añadirlahumillaciónatodoloqueyahabíasoportado.Peroerainútil...Ellos eran seis. Frédéric Saint-Michel y Océane Avril llevaban un
revólvercadaunoenelbolsilloysehabíanencargadodequeloviera.Yoestaba solo. Atado. Incluso sin amenazarme con un arma, les habríabastado echarme al agua fría, esposado, para que les suplicase que me
colgarandecualquierasiderofueradelagua.
Talcomoestabaprevisto,conunaprecisiónderelojsuizo,elaguasubíaun centímetro por minuto. El mar estaba bastante en calma, lo que noimpedía que las olas rompieran con violencia contra lasmurallas de lafortalezadeSaint-Marcouf.Elaguademar,proyectadasobremicara,mesalaba los ojos y la boca, y no tenía ninguna posibilidad de secármelosparaaliviar la irritación.Micuerposeelevabacadavezque llegabaunaola más fuerte, para ser empujado a continuación contra la pared deblandasalgas.Noeramásqueunhombre-troncocolgadoenmediodelatempestad,zarandeadohastalaextenuación.Denise permanecía con Arnold en la cubierta del Paramé, todavía
apoyada en la borda. Mis otros cuatro verdugos habían subido a laciudadelayestaban,sentadosodepie,sobrelamurallareciénrestaurada,a una distancia de cincometros ami izquierda.Desdemi posición soloveíaesemurodeladrillo,lomásaltodelapartecentraldelaciudadelaylaatalayaqueserecortabacontraelcielodealgodón.Miúltimaesperanza...La ideasemehabíaocurridomientrasmeatabana laanilladecobre.
QuizáPiroznohabíaintentadollegaralacosta,sinoqueseescondíaenlaisla y esperaba el momento oportuno para salir, tal vez inclusoacompañadodeunabrigadadepolicíasemboscadostraslaarena.DeloscuatrolocosdeHiloRojo,Mona—habíarenunciadoapensaren
ellallamándolaAlina—eralaqueestabamáslejosdemí,sentadaalfinaldelamuralla.¿Deliberadamente?Golpeaba con las piernas la pared, nerviosa, como si el tiempo se le
hiciera interminable. Sus cabellos hacían de frenéticos limpiaparabrisasante sus ojos inundados. Saint-Michel se había puesto en cuclillas a sulado,peroselevantabacadatreintasegundos,nerviosotambién.Carmen,erguidayestoica,destacabasobrelosdemásconsumasacorporal.Nosehabíasentadoniunsolomomento.Soloapartabalamiradaparadirigirlaalaesferadesureloj.—Menosdeunahora,Salaoui.Siquieresqueeljuradotengatiempode
deliberarantesdequeteahogues,teaconsejoquehables.Laespumameabofeteabalacara.
Solo Océane parecía tranquila. Se había sentado en el suelo con laspiernas cruzadas y el cortavientos le caía sobre los vaqueros. Seguíafumandoymemirabasinanimosidadnicompasión.Simplementeconunacuriosidad de niño que observa en un jardín cómo un insecto devora aotroyno intentahacernadapara salvarlo,quecomprendedepronto, alsertestigodeesaescena,queelmundoescruel.Increíblementeguapa.—¿Quehabledequé?—gritéentreunaolaylasiguiente.Nadiemecontestó.Sesuponíaquedebíaconfesarsinquemesoplaran
lasrespuestas.¡Joder!,¿quéhacíaelcapullodePiroz?El agua había subido treinta centímetros más; me apretaba el pecho
comounatenaza.«Todoestáprevisto,todoestádondedebeestar»,martilleabalavozdel
inspectordentrodemicabeza.Nirastrodeéltodavía.—Tequedamenosdemediahora—anuncióCarmen.Eltiempopasabademasiadodeprisa.Unaclepsidratrucada.FortBoyard
enversiónsnufffilm.Escupíunamezcladeaguaybaba.—¡Deacuerdo,oslodirétodo!Mequedabamuypocotiempo.AlcuernolasrecomendacionesdePiroz,
nopodía seguir esperando.Esepoli gordoy alcohólico teníaquehabersidomásclaro,teníaquehabermeindicadoconprecisióncuándollegaríalacaballería.—¡Estáis equivocados desde el principio!—grité para imponerme al
ruidodeloleaje—.¡YonosoyelasesinodeMorganenideMyrtille!Piroztambiénlosabe,melodijoanoche.Acontinuaciónditodoslosdetalles,incluido,porsupuesto,elpapelcon
elresultadode lapruebadeADN,quesindudaestabaenelcamarotedePiroz, o en algún otro sitio, ¡pero que se dieran prisa, hostia, que lobuscaran!—Idaver—lesdijoCarmenaOcéaneyaSaint-Michel.Ellosselevantaronsinrechistar.Mientras,yoseguíargumentando.Yport,dondejamáshabíapuestolos
pies pese a las apariencias, pese a aquella reserva de habitación en unacasa rural. Ese otro rincón de Normandía del que solo había visto la
iglesia de hormigón de Grandcamp-Maisy, una tarde, pero no LesGrandesCarrièresnielcanaldeIsigny-sur-Mer.Monanisiquieravolviólacabeza.Yaconocíaesaversión.Unaolamás
alta que las demás me azotó la cara y me hizo engullir mis últimosargumentos en un atroz trago de agua salada que escupí mezclada conbilis.Estabaenlasúltimas.No añadí nada. Había decidido no mencionar de momento el doble
juego de Piroz, su verdadero objetivo: utilizarme como cebo paradesenmascararalculpable.¿Unodelosqueestabanenesebarco?«Nosllegabahastalacintura»,canturreabaGraemeAllwright.OcéaneyFrédéricSaint-Michelsalierondelabodegadiezminutosmás
tardeconlasmanosvacíasynegandoconlacabeza.Nada.Habíanbuscadoportodaspartes.Ni rastro de un papel con el resultado de un análisis de ADN. Piroz
había desaparecido y ni siquiera se le había ocurrido proteger la únicapruebaquemeexculpaba.¡Esepolicíaerauncabrónincompetente!Lospinchazosdemilesdecristalesabrasivosmeconsumíanlosojos.—¡Esperad,joder!—grité,conlabocarebosandodebabayespuma—.
Piroz me enseñó ese papel anoche. Ha sido el Servicio Regional deIdentidad Judicial de Ruan quien ha realizado esos análisis. ¡Llamadles,joder,yosloconfirmarán!Océane encendió otro cigarrillo y volvió a sentarse. Saint-Michel,
indiferente,diounospasoshacialaciudadela.—Nointentesganartiempo,Salaoui—selimitóacontestarCarmen—.
Tequedapoco.Veinteminutostalvez...Comomáximo.Elaguamecubríahastalosomóplatos.Laposturasemehacíacadavez
más insoportable; conseguía conmuchas dificultades tensar el cuerpo ymantenerlo en la superficie en un equilibrio precario. Incluso podía,ayudado por mi pierna amputada, anticipar las olas más agresivas. LatorturaideadaporCarmenysusamigoseradeunaterribleeficacia.Cadamilímetro de comodidad ganado, segundo a segundo,me acercaba cada
vezmásalamuerte.Elhorizontecontinuabadesesperadamentevacío.Unas nubes reventaron.Una fina llovizna empezó a caer sobre Saint-
Marcouf.¡Providencial!Conlabocaylosojosmuyabiertos,lamíelaguadulcequemecorría
porelrostro.EnlacubiertadelParamé,DeniseytíoGilbertserefugiaronen lacabinademandoydesaparecieronconArnolden lacajadecristalempañada.Carmenselimitóacubrirselacabezaconlacapuchadelimpermeable
violeta.Saint-MichelabrióunparaguasnegroquenoparecíaquefuesearesistirmuchotiempoalvientoyseacercóaMonaparaofrecerlecobijo.Ellanohizoelmásmínimogesto,nideagradecimientoniderechazo.LaúnicaquedesafiabaalalluviaeraOcéane.Lasgotasbarríansurostro, formandoreguerosderímelysombrade
ojos malva que descendían por las mejillas hasta la boca. Estaba másespléndidaaún,eracomouniconoorientalolvidadobajolalluvia,cuyoscolores dorado y púrpura se diluyeran para componer un prodigiopintadoporlosdioses.No podía apartar la mirada de ella. Estaba enamorándome como un
tonto.Justocuandoibaamorirahogadoalcabodeunosminutos,sentíaun irreprimible deseo por esa chica, esa chica que sin duda deseabamimuertemásqueningunaotracosa.Seguroquehabíaahíunatransferenciaque los psicólogos del Instituto Saint-Antoine habrían disfrutadoanalizando,unahuidaabismal,unapartedemimentequedesvariaba.Meapoyéenlaanillaparaizarmicuerpofueradelaguaunosinstantes
y grité para que seme oyera por encima del estruendo de las olas, lasgaviotasylalluvia.—¡Piroz tenía otra teoría! ¡Quería tenderle una trampa al verdadero
culpable!—Mitroncosesumergióenelaguahelada—.¡Nohesidoyo!—me desgañité—. ¡No he sido yo! —Una última aspiración antes deexpulsartodoelairequemequedaba—.¡Unodevosotros!Ningunareacción.Arnold,alqueDenisehabíadejadosalirdelacabina,
sepusoaladrarmientrascorríahaciauncormoránposadoenlacubierta.—Tonterías,Salaoui—dijoCarmen—.Tequedauncuartodehorapara
confesar.
«Mellegabahastaelpecho»,cantaba,divertido,Graeme.«Todoestáprevisto,todoestádondedebeestar»,lecontestabaPiroz.¡Malnacidos!¿QuéplanhabíapodidoorganizarPirozenaquellarocadesierta?¿Por
quéallí,enSaint-Marcouf?¿PorqueMyrtilleCamushabíaestadoallí,conmotivodeunaexcursiónenbarcodevela,unosdíasantesdesumuerte?¿Qué relaciónhabíaentreeseplany lasdudas formuladasporAlina, sumejoramiga?Myrtillevestidaconropasexyensudíalibre,Myrtilleteníauna cita con su violador, Myrtille confiaba sus secretos a una libretaMoleskineazulcelestequenadiehabíavueltoaver.MyrtilleyesafirmaenunpoemaqueinquietabaaAlina.M2O.Entonces,ellatambiénsabíaqueyonoeraelasesino.Alina, laMonaencargadadeseducirme,eramiúnicaaliada,esoeslo
quehabíaafirmadoPiroz.Alina,unadesconocida.Mona,latraidora.Mis ojos se apartaron con pesar de Océane para mirar a la que,
decididamente, no conseguía llamar de otro modo que Mona, postradabajoelparaguasdeSaint-Michel.Lesupliquéconlamirada.Díselotodo,Mona.Díselotodo.Rápido.Ellameescuchósinqueyo tuvieraqueabrir laboca,mecomprendió
sin que mediara una sola palabra. Despacio, se puso en pie. Apartó,decidida,elparaguasdeSaint-Michelconunbrazo.—Basta —dijo en voz tan baja que me costaba oírla. Se dirigía a
Carmen—.Estáclaroquenovaadecirnada.Siesculpableoinocente,nonos corresponde a nosotros decidirlo. Saquémoslo de ahí yentreguémosloalapolicía.—Losoltarán—repusoCarmen—.Sinohayunaconfesión,losoltarán.Monanocedió.—Habíamos decidido constituir un jurado. Ese jurado es el que debe
decidir. Tomamos las decisiones juntos, eso es lo que siempre hemoshecho.Elaguacaíaencascadaporencimademishombros.Daosprisa,joder...—Deacuerdo—accedióCarmen—.Losqueesténafavordesacaraesa
basuradelaguaquelevantenlamano.GilbertyDenise, en lacabina,nohabíanoído lapregunta,ohicieron
comoquenolahabíanoído.Océaneselimitóaencenderotrocigarrillosinesbozarningúnotrogesto.Monainterrogólargamenteconlamiradaacadaunodelosmiembros
deHiloRojoydespuéslevantólamano.—¡PorDios!—dijo—Existeunaduda.Todossabemosqueexisteuna
duda.Nopodemosdejarmoriraesepobrechicosimplementeporquenotenemosanadiemásenquienvengarnos...SevolvióhaciaSaint-Michel.Unaeternidad.Trescentímetrosmásdeagua,unacuchillaheladameapretabalanuez
deAdán.Saint-Michelnolevantólamano.—Estamosdeacuerdo—zanjóCarmen—.Unvotoafavordesalvara
Salaouiycincoencontra.Losiento,Alina...Sehabíaacabado,estabacondenado.«Elaguanosllegabaalcuello»,seburlabaGraemeAllwright.Una ola de cada dos rompía contrami boca.Me tragaba dos de cada
tres.Tosía.Meahogaba.«Todo está previsto —había dicho Piroz—. Todo está donde debe
estar.»¡Cabrón!Una prueba deADNme exculpaba, un policía creía enmi inocencia,
peroalosmiembrosdelaasociaciónHiloRojolesimportabaunamierda.Ellos tenían que ejecutar a alguien porque uno de los suyos había sidoejecutado.Unavidaporotra.Elciclodelamuerte.Micuellodesaparecíaentrelaespuma.De pronto, en una semibruma, oí a Arnold ladrar en la cubierta del
Paramé. Más fuerte, durante más tiempo que cuando perseguía a lasgaviotas.Todossevolvieron.Abrílosojoscomoplatos.Transportado por las corrientes hasta la isla del Large, un cuerpo
flotabacontraelcascodelParamé.Piroz.No había caído accidentalmente por la borda por haber bebido
demasiadoniporhaberintentadoirenbuscadeayuda.Flotababocaarribacomounabalsaescarlata,conunridículomástilclavadoenelcorazón.Elmangodeuncuchillo.Asesinado.«Todoestáprevisto,todoestádondedebeestar»,habíaafirmado.¡Yunhuevo!Habíamoshabladodemasiadofuertelanocheanteriorenmicamarote.
Piroznohabíasidolobastanteprudente.Elverdaderoculpablenoshabíaespiado,lehabíahechocallar.¿Quién?Ahorayadabaigual.Soloimportabaesacerteza.Nadiemásestabaalcorriente.Laúnicapersonaenelmundoqueteníalapruebademiinocenciahabía
sidoreducidaparasiemprealsilencio.Estabadefinitivamentecondenadoamuerte.
Todos losmiembrosdeHiloRojo, incrédulos, seguíancon lamiradaelcadáver de Piroz, que flotaba a la deriva en el puertecito, hinchado deagua,máscorpulentoaúnquedecostumbre.TodossalvoOcéaneAvril.Océaneera laúnicaqueparecíaatraídaporotropunto,aunosmetros
deella,enelmurodeladrillo,casibajolospiesdeMona.Instintivamente, volví la cabeza y traté de comprender qué era lo que
veía.Alprincipio,misojos,entreolayola,nolograrondistinguirdequése
trataba.Hastaque,depronto,semehizoevidente.Bastabaconmirarelsitiocorrecto.Océaneteníaunaexpresióntanatónitacomoyo.En los ladrillos ocre estaban grabadas dos letras y una cifra, casi
borradas,unasinicialescomolasquetrazanlosenamoradosparamarcarsuamorconunsellodeeternidad.M2O.
42
¿UNODEVOSOTROS?
M2OMirabaelladrilloconincredulidad.Lasdosletrasylacifradestacabanenfinostrazosblancoslabradosen
lapiedradearcilla,comosiMyrtilleCamushubieravueltounosdíasantesaSaint-Marcoufparagrabarlasuotrapersonalashubieramantenidoallícondevocióndesdehacíadiezaños.Unaolarompióenmicara.Escupíunamezcladeespumafríaysal.Laurgenciadelmomentohacíaquedieraigualcómohabíasurgidodel
pasado ese epitafio, solo contaba su significado. Evidente. Tan violentocomounacortinaqueserasgaydesveladegolpelacrudaverdad.M2Onosignificaba«matrimoniodosdeoctubre»,comotodoelmundo
habíacreído.M2Oteníaotrosignificado,deunalógicaimplacable.Unasinicialescomolasquegrabanlosenamorados,pensédenuevo.MyrtilleamaaOlivier.M2O.Myrtille amaba a Olivier. Olivier Roy, el chaval guapo que rondaba
alrededor de ella en el campamento de Isigny, en las aguas de Saint-Marcouf y en la playa deGrandcamp-Maisy, el tipo de la gorraAdidasblancayazulbuscadopor todos losserviciosdelcomandanteBastinetydesaparecidodesdeel6deoctubrede2004.Alina se había equivocado al declarar ante la policía.OlivierRoy no
rondabaalrededordeMyrtilleCamusporquesetrataradeunpervertidoqueacechabaasupresapotencial...¡No!Larazóneramuchomássencilla:Myrtille yOlivier se acostaban juntos. Vivían un romance de verano, yMyrtille,aunosmesesdecasarse,nosehabíaatrevidoacontárseloasumejor amiga... Alina había sospechado algo todos estos años, pero sinllegarnuncaareconocerantesímismalaverdad.Elmarmecubríalabarbilla.Micuerpotiritabadefríoydeexcitación.
Laadrenalinaacelerabamispensamientos.Lainformaciónregistradalos
días anteriores desfilaba por mi mente. Toda la investigación delcomandanteBastinetydeEllenNilsson.M2OMyrtillequiereaOlivier.Unosversosdanzaronenmimemoria...Enelmundorejaspondréparaimpedirquenossepare.Alavidaunafamilialepediréparaimpedirquenoshastíe.AnuestroalrededoruncastilloconstruiréYcontratodolodefenderé.
M2OLa firma de un poema que había escrito para Olivier Roy, no para
FrédéricSaint-Michel...Conunmovimientodesesperado,meapoyéenlosbrazosparaizarme
unmomentoporencimadelagua.Hinchélospulmonesygrité:—¡Allí!Océaneacompañómigritoapuntandoconeldedo.TodoslosmiembrosdelaasociaciónHiloRojosequedaroninmóviles.
ElcuerpoatiborradodeaguadelinspectorPirozencallócontraelespigóndelafortalezadeSaint-Marcoufy,comounglobotozudo,seobstinabaenrebotarcontraelmuroencadaflujoyreflujodelasolas.Nadielededicóniunabrevemirada.Sin esperar ninguna explicación suplementaria,Mona se tumbó en el
bordedelamurallayalargólosbrazoshastalapiedragrabada,unmetroporencimadelniveldelmar.Elladrilloestabasuelto.Poco a poco, Mona desplazó la piedra con la mano derecha y, al
hacerlo, dejó al descubierto un escondrijo de unos diez centímetros. Seinclinómás. Sumano izquierda exploró a tientas el hueco abierto en elmuro.Unsegundodespués,sacabaunabolsadeplásticotransparente.Elagualamíamilabioinferior.Setragaríamibocapasadounminuto.
Mientrasotraolameinundabalacara,distinguíunrectánguloazulcelestebajoelcelofán.Porsupuesto,yosabíaloqueMonaacababadeencontrar.¿LasorpresadePiroz?«Todoestádondedebeestar»,habíaafirmado.
¿Había preparado élmismo esta puesta en escena? ¿Había grabado élesapiedrayescondidoesabolsa?Monarasgóelplásticoconlosdientes.Trocitostransparentesflotaron
uninstantealvientodelaMancha,mientrassusdedossecrispabansobrelapequeñalibretaazul.UnblocdenotasMoleskine.EldeMyrtille,eseenelqueescribía sus
emocionesmásíntimas.Mucho más tarde, cuando recordara los detalles de esta escena,
rememoraría las coincidencias, la actitud precisa de cada uno de losmiembrosdelaasociaciónHiloRojo,suposiciónexactaenlacubiertadelParaméoen lamuralladel fuertede la isladelLarge,y lesencontraríauna explicación lógica. El exutorio inevitable de una larga, larguísimaespera.Pero,enelmomento,mimentesologritabaunaorden:¡Dateprisa,Mona!El agua me mordisqueaba las fosas nasales. El ácido láctico me
quemaba los músculos de los hombros. Aun así, tensé de nuevo losdeltoidesparaizarmesobrelalíneadeflotación,conlabarbillafueradelagua. Cuando el dolor fue demasiado fuerte, soplé, aspiré, contuve larespiraciónysumergílacabeza.Largossegundosaliviandomismúsculosantesdetensarlosdenuevoparasubiralairelibre.¿Cuántotiempopodríaresistirasí?Monaleíaelblocdenotas.Solosemovíansus labios.Desdelejos,su
silueta se recortabacontraelcieloblanco,coronadapor laatalayade lafortaleza.—Alina, ¿qué pone? —gritó de pronto Denise desde la cubierta del
barco.Arnoldladró.Frédéric Saint-Michel contrajo la mano dentro del bolsillo de su
chaqueta.CarmenyOcéanesehabíanacercadolaunaalaotra.Suscortavientos,
delmismocolor,formabanunasolalonadeplásticomalva.Madreehijano parecían comprender en absoluto la conexión entre esos nuevosacontecimientos.Unanuevainmersión.Micabezacontóhastatreinta.Salíalasuperficie.Monalevantó lamiradade la libretay ladirigióhaciaFrédéricSaint-
Michel.Suvozmepareciólejana,casiirreal,filtradaporlitrosdeaguade
mar.—Queríadejarte,Frédéric.Myrtilleyanoestabaenamoradadeti...—¡Tonterías!—gritóSaint-Michel.Carmendiounpasoadelante,peroOcéanelaretuvoconlamano.Mona
bajódenuevolacabezahacialaMoleskine.Tardóunaeternidadenpasarotrapágina.¡Mona,porfavor!La Mancha me engulló de nuevo. Esta vez aguanté veinte segundos.
Luego,apuntaladoen laanilladecobre,con lasmuñecas tensas,volvíasalir,aspirandooxígenocasihastahacerquemeestallaranlospulmones.LavozdeMonaeracadavezmáslejana.—Había conocido a otro, Frédéric. Alguien que le había abierto los
ojos, que le había infundido valor para enfrentarse a sus allegados.CharlesyLouise.Yo.Valorpararechazarloquetodoelmundoesperabadeella...—¡Chorradas!—gritóSaint-Michel.ElcadáverdePirozsehabíadesplazadoyflotabaahoraadosmetrosde
mí.Lomiré,enellímitedemisfuerzas.Laolamegolpeóenplenacara,conlabocaabierta.Creíqueelocéanoenterosemetíadentrodemí.Meahogaba, incapaz de articular una palabra, sin que nadie me prestaraningunaatención.TodospendientesdeloslabiosdeMona.—Sonsusúltimaspalabras,Frédéric.Lasúltimaspalabrasqueescribió
enestalibreta.Laspalabrassearremolinaron.Mipierna,únicomúsculotodavíacapaz
deresistir,seagarróalmuroenunimpulsodesesperadoylosdedosdelpiebuscaronbajoelaguaunhuecoentredosladrillos.Apoyarse.Ganarunossegundosacostadeunequilibrioinestablequela
máspequeñadelasolassecargaría.Mipiesemovióenelvacíosinencontrarningúnasidero.Imposiblesacarlacabezadelagua.Cerrélosojos,laboca,contuvelarespiraciónporlaeternidad.Aunos
centímetrosdelasuperficie,comoenunaburbuja,oíaleeraMona.—«Veinticincodeagosto.Tresdelamañana.Fredllegamañana.Esmi
díalibre.Hainsistidoenvenir.Noacabadeaceptarquetodohaterminado.Hequedadoconélenunlugardiscreto,juntoalagranjadeLesGrandesCarrières, cerca de Isigny. Espero que esta vez lo entienda. Espero que
papá, mamá y Alina lo entiendan. Espero no decepcionarlos a todos.Esperoqueestovayadeprisa.Estoy impaciente,Olivier,muy impacienteporvolveraverte.»Abrí los ojos.Mi caja torácica iba a implosionar. Solo distinguí unas
sombrasborrosasatravésdelagua.ViaMonadarunpasohaciaSaint-Michel.—¿Estabas en Isigny, Frédéric? ¿Estabas en LesGrandesCarrières el
díaquemataronaMyrtille?Vi la silueta deforme de Saint-Michel inclinarse, alargar un brazo,
desplazarloenmidirección.—¡Esunmontaje,joder!¡Elasesinoesél!¡Él!Comprendí demasiado tarde que Saint-Michel empuñaba una pistola,
queibaadisparar.Contramí.Medejé hundir, pero lasmuñecas esposadas a la anillame retenían a
menosdecincuentacentímetrosbajoelagua.Unblancoideal...Todosucedióentoncesmuydeprisa.—¡Muere!—gritóSaint-Michel.A continuación oí el grito deOcéane, «¡No!», y luego la detonación,
convencidodequeunabalaibaaatravesarmeelcuerpo.Nada.Tres detonaciones más y, justo después, el cuerpo de Frédéric Saint-
Michelcayódelamuralla,acincometrosdemí,mientrasOcéanegritaba.Comprendí que ella había sido más rápida, que había disparado
primero.Yotravez,yotra,contraelasesinodeMyrtilleCamus,contraelasesinodesuhermanaMorgane.Alsegundosiguiente,otroimpactolevantóaguaenlasuperficie.Monasehabíazambullido.Notépegarsesucuerpoalmío,subocaatraparlamíaybesarmepara
concedermeunaprórrogadeunossegundos,unasbocanadasdeoxígenosuplementarias.Subir, respirar, sumergirseybesarmedenuevomientrassusdedosfebrilesseagarrabanalaanilladecobre.Oíuntintineometálicodellavesqueentrechocan;luego,degolpe,las
esposasseabrieron.¡Eralibre!Estabavivo.Erainocente.Desde la cubierta del Paramé, tío Gilbert, con semblante serio, nos
lanzódossalvavidasdecolornaranja.
En la isla,Océane lloraba entre los brazos deCarmen, erguida comounarocasobrelamuralla,ocultandoconsumasacorporallamitaddelafortaleza.Mona,empapadaconsusvaquerosKaporalysujerseyverde,sepegóa
míy tratódebesarmedenuevo, pero solo tocó con sus labiosuna siencubiertadecabellosydealgasmezclados.Yohabíavueltolacabeza.Noeramásqueunmaderofrío,aladeriva,
alejándosedelasmentiras.Monamehabíatraicionado.Noeraellaquienmehabíasalvado.Mientrasmeagarrabaa laescaladecuerdaquecolgabadelcascodel
Paramé,volvídenuevolosojoshaciaOcéane.Ellahabíalevantadoelrostroymesosteníalamirada.Eralamismaqueunosdíasantes,enloaltodelacantilado,antesdeque
searrojaraalvacío.Elirisdelosabismos.Unrevólveryacíaasuspies,enlamuralla.Océaneacababademataraunhombreparaqueyoviviera.
43
¿UNMONTAJE,JODER?
LaplayadeGrandcamp-Maisyestabaaúnaunkilómetro largo,peroyadistinguía las fachadas claras de las casas del paseomarítimo, alineadascomolosdientesblancosdeunainmensasonrisa.CarmenAvril había llamado a la policía.Nos esperaban en el puerto.
Llegaríanantesquenosotros,habíanasegurado,aunquelatravesíadesdeSaint-Marcoufsolodurabaunosminutos.Sindudaibanamovilizartodaslas brigadas de la zona para recibirnos. Detrás de nosotros, la isla delLargeyahabíadesaparecidoentreunabrumamatinal.Soloelvuelodeloscormoranessobreelmarvacíopermitíaadivinarqueabajohabíatierra.Yo estaba sentado sobre el banco-arcón. Nadie había pensado en
devolvermelaprótesis.Océanesollozaba,acurrucadacontramí.Carmen,colgada del teléfono, había dejado a su hija ami cargo sin darme otraopción.Estabaempapado.Elaguahabíaacabadopormeterseentreeltrajedeneoprenoymipielparaquedarseahí,helada,yelvientodetierraquenosazotabaelrostrolaenfriabatodavíamás.Pornadadelmundohabríacambiadomisitio.No habría esbozado el menor gesto para ponerme a resguardo del
viento,parasecar los reguerosheladosquemecorríanporel torso, losbrazosylaspiernas,elmenormovimientoquepodríahabermodificadounsolomilímetroaquelequilibriomilagroso.ElrostrodeOcéaneapoyadoenmihombro.Sumanoalrededordemi
cintura. Sus lágrimas calientes enmi cuello, unas gotas ardientes en untorrentedehielo.Postrada.Océane no había visto a Gilbert y a Carmen Avril subir, tras largos
minutosdeesfuerzos,loscadáveresdePirozySaint-MichelalacubiertadelParamé. Ni a Gilbert encargarse, solo, de bajarlos a la bodega, sindecirpalabra,conunMarlboroentreloslabios.«Ya sabía yo que era una historia ridícula», se había limitado a
mascullardirigiéndoseasuhermana.Despuéshabíavueltoalacabinade
mandoypuestoenmarchaelmotor.Carmen no había contestado, con el teléfono pegado a la boca y a la
oreja, sin duda hablando con la policía. No tendría suficiente con eltiempoquedurabalatravesíaparaexplicarlesporquéelkotterholandésllevabadoscadáveresenlabodega.Unpolicíayunasesino.Monaestabasentadacontralaborda,cercadelaproa.Contemplabael
cieloblancoendirecciónalatorredelaiglesiadeGrandcamp,elúnicopalodelacostadelquecolgarunaoración.Losojosenrojecidos.DenisehabíaatadoaArnoldasuspiesypasabalamanoporsuscabellosrojizos.Mona necesitaría tiempo. Su mejor amiga había sido asesinada por unhombre al que conocía desde la infancia. Chichin. El hombre que suspadres,CharlesyLouise,habíanelegidoparahacerfelizasuhija.Todosdesaparecidos,sepultadosbajounaluddementiras.Todossalvoella.ElbalanceoacunabaaOcéane.Yonohabía tenidocasinuncaunbebé
entremisbrazos,perocomprendíaalospadres,capacesdepasarnochesenterasconunhijocontrasupecho.Comprendíaesa increíblesensaciónde responsabilidad que exigía no hacer nada, esperar, petrificado por laeternidad.Porqueestarahíerasuficiente.Solo mis pensamientos corrían. Antes de entrar en el puerto de
Grandcamp, se perdían en el vacío. No había entendido nada, oprácticamente nada, excepto que Frédéric Saint-Michel era el dobleviolador,elasesinodelabufandarojaquelapolicíabuscabadesdehacíadiezaños,quePirozlohabíaintuidoylehabíatendidounatrampa.Alolargodelinterminableespigóndehormigónqueseparabalaplaya
de Grandcamp del pueblo, seguí con la mirada las tres furgonetas quecirculaban en dirección al puerto, ocupadas por gendarmes.Sobreexcitados,seguramente.PendientesdelaspalabrasdeCarmen.Diezañosesperando.Sinembargo, apartirdeesemomento todo iría
muydeprisa.Niellosniyolosabíamostodavía.
Antes de que acabara la tarde, la policía habría realizado las primeraspruebas periciales del bloc de notasMoleskine encontrado detrás de unladrillo de la isla de Saint-Marcouf y certificado, sin ninguna duda
posible,quehabíasidoescritoporMyrtilleCamusdiezañosantes.Otrospolicíashabríanexaminadocuidadosamente laagendadeFrédéricSaint-Michelel26deagostode2004.UnempleadodelayuntamientodeElbeufrecordaría que la víspera del asesinato de su prometida el director delcentrodeociodelPuchothabíacanceladosuscitasconpadrespara iravisitar futuros lugares de acogida para los campamentos: casas rurales,bases náuticas, pony-clubs. Nadie lo había comprobado, nadie habíaprestadoatenciónaaquelloenesaépoca.Seenfrentabanaunasesinoenserie. ¿Quién habría podido imaginar que Frédéric Saint-Michel iba ahacer el recorrido de Elbeuf a Isigny en un día, trescientos sesentakilómetros,paraviolaryestrangularasufuturaesposa?Antes de que acabara la noche, hacia las once, los gendarmes de la
brigada de Elbeuf, provistos de una orden del juez Lagarde, habríanregistradolaviviendadeFrédéricSaint-Michel,enlacalleSainte-Cécile.Parasuestupor,allí ibanaencontrar,enuncajóncerradocon llavequeacabaron por forzar con un sacaclavos, el bolso de Morgane Avril.Llamaríanentoncesaljuezparadecirquesí,queporprimeravezhabíanencontradounvínculosólidoentreelcasoAvrilyelcasoCamus.Haciamedianoche,enconversacióntelefónicaconelaspiranteHachani,
Sandra Fontaine, una ex monitora del centro del Puchot y actualmentemaestraenThuit-Simer,cercadeElbeuf,recordaríahaberhabladoconsudirectordelfestivalRiffonCliffyenparticulardeungrupoqueactuabaenYportaquellanoche.Histoiresd’A,unaformaciónquerecuperabalostemasdelosRitaMitsouko.SandraFontainenosabíasisudirectorhabíaidoalfestival,perorecordabaperfectamentehaberhabladoconéldeRiffonCliff al día siguiente,mientras tomabanun café.Por lo demás, en laregióntodoelmundohablabaaqueldíadelfestival.Nodelasactuaciones,sino de la chica que habían encontrado violada, estrangulada y arrojadadesdeloaltodelacantiladodeYport.Hacialaunadelamadrugada,ungrupodetrespolicíasbajoelmando
delcomandanteWeissman,delSRPJdeRuan, ibanapasarel restode lanoche redactando un primer informe. Probablemente, Frédéric Saint-Michel había ido solo al festival Riff on Cliff y se había sentidofuertemente atraído porMorganeAvril, que aquella noche inflamaba lapista de baile del Sea View. Seguramente Morgane Avril no se habíamostrado indiferente a las proposiciones de Saint-Michel.Habían salidojuntosdeladiscoteca.Lascosasdebíandehabersetorcidodespués.Saint-
Michel había violado a la chica, la había estrangulado y había vuelto aElbeufllevándoseelbolsoquelapolicíabuscaba.¿Quépasóunosmesesmástarde,cuandoMyrtilleCamus,suprometida,
quedó con él en Les Grandes Carrières para anunciarle que queríaromper? ¿Otro accesode furia? ¿Unplanmaquiavélicominuciosamentepreparado? Seguramente no lo sabremos nunca, pero Frédéric Saint-Michel siguió el mismo modus operandi que en su primer asesinato.Vestido rasgado. Bufanda roja Burberry utilizada para estrangular a lavíctima.Deesaformadesviabalassospechasdelapolicía.Elasesinoeraunmerodeador, un pervertido.En ningún caso un allegado a una de laschicas...Hacia las tres de la mañana, el comandanteWeissman concedería un
descanso a sus colaboradores e intentaría despertar al comandante LéoBastinet, jubilado desde hacía más de cinco años e instalado cerca deAmbert, en Puy-de-Dôme, para informarle de las últimas novedades delcasoAvril-Camus.ElcomandanteBastinetcontestódespuésdedieztonosylecolgóantesdequepudierahaberpronunciadodiezpalabras.Nohizolo mismo Ellen Nilsson, a quien Weissman consiguió localizar unosminutosdespués.A las seis de la mañana, la psicocriminóloga concedió la primera
entrevistaaI-Télé.Despeinadacomosiacabarandedespertarlaysacarlade la cama, cara sinmaquillaje y sin arrugas, pechos voluminosos bajounablusadesedatransparentepuestaatodaprisa,leaseguróalperiodista,quenoapartabalamiradadesuspiernasdesnudas,queellasiemprehabíasabidoqueMyrtilleCamusconocíaasuasesino,peroque,pordesgracia,habíasidolaúnicaencreerenesahipótesis.A las diez de lamañana, los telefonistas del SRPJ deRuan ya habían
recogidocinconuevostestimoniosdeantiguasmonitorasdelaSábanadeOroyde laCasade laJuventudy laCulturadeElbeuf.Todasrevelaronque,cuandodirigía loscentros,elapuestoChichinsesentíamuyatraídopor las jóvenes y guapas monitoras en prácticas, y contaba con unimpresionantepalmarésdegroupiesdispuestasairseconélalacama,enunafranjadeedadqueibadelosdiecisietealosveinteaños.Variaschicasconfesaron haber sucumbido a las proposiciones del guitarrista ycontaronlametamorfosisdelseductorapartirdelmomentoenqueellasse habían rendido a sus encantos: el pretendiente atento de la noche seconvertía al amanecer en amante despiadado. Impaciente. Hastiado. La
policía, en cambio, no había logrado encontrar a ninguna chica quehubiera estado en la cama de Saint-Michel después del verano de 2003,fechaen laqueempezóa saliroficialmenteconMyrtilleCamus. ¿HabíaencontradoSaint-Michelelamordesuvida,elquenosoportaríaperder?
GilbertAvrildiounfirmegolpedetimónaladerecha.ElParamégiróendirecciónalpuerto,derechohacialaescolleradehormigónqueregulabala estrecha entrada del canal. Pese a la hora temprana, unas decenas demirones se agolpaban ya en elmalecón; seguramente vecinos del paseomarítimo y comerciantes, alertados por el desfile de furgonetas de lagendarmería.Noslanzabanmiradascuriosas,apuntabaneldedoennuestradirección,
reíanomurmuraban.Variosflashesdecámarasdefotoscrepitaron.Océane, todavía acurrucada entre mis brazos, les daba la espalda. El
Paramésedeslizabasuavementesobreelaguaencalma.Yointuíaque,encuanto hubiéramos atracado, se desencadenaría la tormenta. Todos losmiembrosdelaasociaciónHiloRojopasaríanadisposicióndelapolicía.Traslado a la comisaría más cercana. Interrogatorios por separado.
Jauríadeperiodistasacampadosdelantedelpuestodepolicía.Aprovechélosúltimossegundosdecalmaparahacermentalmenteuna
listadelasdudasquenoaclarabadeltodolamuertedeSaint-Michel.¿Quién había llevado el diario íntimo deMyrtille Camus a la isla de
Saint-Marcouf?¿Piroz,paraconfundiraFrédéricSaint-Michel, talcomohabíadadoaentenderen labodegadelParamé?Pero, si sehabíahechocon una prueba tan determinante como ese diario íntimo, ¿por qué nohabía acusado directamente a Saint-Michel? Si Piroz había adivinado elsignificado realde la firmaM2O,¿porquéhabíaaceptadoparticipar enesamaquinacióndemencialideadaporCarmenAvril,hastaestedesenlacemacabroenlaisladeSaint-Marcouf?«Todoestádondedebeestar»,habíaafirmadoelcapitán.¿QuéhabíaprevistoPirozantesdequeSaint-Michelloapuñalara?¿Qué
pintaba en esta historia esa teoría del dilema del prisionero a la que elcapitánconcedíatantaimportancia?
Elkotterholandéspasórozandoelfaroalfinaldelespigón.Untipocon
gorro marinero, subido en la barandilla y cámara con teleobjetivo enristre,noshizoseñalesconlosbrazos.¡Idiota!Instintivamente, giré tres cuartos para tapar el rostro de Océane. La
jauríaseagolpabaenlosmuelles.Mimenteseembalabadenuevo.Océanehabíamatadoaunhombrehacíaunosminutos.FrédéricSaint-
Micheleraculpable,deesonocabíaduda,aunque...Quedabaunúltimoescollo.Elprincipal,enel fondo,elqueexplicaba
porquénuncasehabíasospechadodeSaint-Michel.¡SuADN!La policía había comprobado la huella genética de Frédéric Saint-
Michel,comohabíahechoconladetodoslosallegadosaMyrtilleCamus.Porsupuesto,nocoincidíaconladelespermaencontradoenloscuerposdeMorganeyMyrtille.¿ElapuestoChichinhabíasidovíctimatambiéndeunas coincidencias increíbles, de un encadenamiento vertiginoso que loconvertía en el culpable ideal? ¿O bien había ideado el truco másingeniosoimaginable?Entoncestodosloignorábamos,perolapolicíaencontraríalasolución
aldíasiguiente,hacialaunadelatarde.Unasolucióntansimplecomoevidente...
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¿HABÍAENCONTRADOALAMORDESUVIDA?
Sesenta y tres bolsas de plástico precintadas llegaron antes de lamedianoche al Servicio Regional de Identidad Judicial de Ruan. Vasos,botellas, cuchillos, tenedores, cepillos de dientes, peines, ropa, zapatos,gafas, guantes, pañuelos, bolígrafos, llaves, cejillas de guitarra,auricularesdeMP3...LosagentesdepolicíadeElbeufhabíanobedecidolasórdenesestrictas
del comandanteWeissman: habían recogidominuciosamente, en casa deFrédéricSaint-Michel,todoslosobjetosquepodíanparecerles,decercaodelejos,susceptiblesdeserportadoresdeunahuellagenética.Losresultadosdeunprimeranálisisdetodoesebatiburrillollegaronal
amanecer:unvulgarfrascodecristal,encontradoentreungeldeduchayunchampú,conteníaantiguosrestosdeesperma.Unashorasmástarde,unordenadorescupióuncódigogenético.Lapolicíaverificódurantelargosminutoscadaletra,cadacifra,como
jugadoresdeLotoquenoseatrevenacreerquetienenentresusmanoselboletoganador.Diezañosesperandoquesalieralacombinaciónacertada...Luegosepusieronasaltardealegría.¡Elespermacontenidoenelfrascoeraelmismoqueelencontradoen
loscuerposdeMorganeAvrilyMyrtilleCamus!Weissman redactó sobre lamarcha un informedefinitivo para el juez
Lagarde: Frédéric Saint-Michel había conseguido esperma de undesconocidoparadesviar las sospechas.Esacertezazanjabael asuntoaltiempoque lohacíaaúnmássórdido.Desimpleamanteaterradoanteelcambiodeopinióndesusdosamantes,elapuestoChichinpasabaaserunasesino sádico que había premeditado con toda minuciosidad los doscrímenes.Pormásqueunmédicoforense,eldoctorCourade,insistióenque le parecía técnicamente imposible que el esperma encontrado en lavagina de Morgane Avril hubiera podido ser introducido de maneraartificial, nadie se molestó en detenerse en ese detalle. Frédéric Saint-Michel, inclusocon tresbalasenelvientre,entrabaenelpanteónde los
asesinosmaquiavélicos.
ElParaméentróenelpuertodeGrandcamp-Maisy.Dejóatrásunadecenadebarcaspintadasdevivoscoloresqueflotabanperezosamentefrentealmuelle. Los policías alineados entre las cajas de poliestireno parecíanhabersidoatrapadosenlasredesdelospesquerosyamontonadosallíenesperadelasubasta.Deniselelanzóunaamarraalpolicíaqueestabamáscerca.ElParamé
aplastólasboyasamarillasparapegarsealmuelledeladrillo.—Quieren hablar contigo —le susurró Carmen al oído a Océane—.
Quierenhablarcontodosnosotros,peroprimerocontigo.Vozinquieta.Teléfonoapretadoenlamano.LamiradamojadadeOcéaneabandonóladesumadreymeinundóde
nuevo.Una ola de lluvia, cálida esta vez. Tendría que explicarse ante lapolicía,claro.Habíamatadoaunhombre.Tresbalasenelcuerpo,menosdetreintaminutosantes.Paravengarse.Parasalvarme...Sumanosedeslizólentamentepormibrazo.—Perdóname,Jamal—dijo—.Perdónanos,era...—Estánesperándote—insistióCarmen.Océaneselevantó.Mepareciópercibirpesarensusojos.—Nosllamamos—murmuró.Nosllamamos.
MientrasCarmenyOcéanedesaparecíanenelasientotraserodelRenaultTrafic azul aparcado frente al Paramé, otros policías invadieron lacubiertadelkotter.Unadecena.Algunossehabíanpuestoguantesdelátexy gorros de plástico transparente. Yo seguía sentado en el banco-arcóncerrado con candado y nadie parecía interesarse por mí. Dentro de micampovisual, en línea recta,Mona,apoyada todavíaen laborda, ledijoalgoalpolicíaqueavanzabahaciaella.Demasiadolejos.Imposibleoírlo.Eltipoasintióconlacabezaysealejó.Alcabodeunsegundo,Monase
plantódelantedemí.
—Hola,Jamal.DesdequememataronjuntoalaestacióndeLesIfs,nohemostenidomuchasocasionesdehablar.Surisasonabafalsa.Huecamásbien.Quenoesperaraningúnecopor
miparte.Apretó los labios. El viento jugaba a meter sus cabellos rojos en la
capuchadelcortavientos.—Losiento,Jamal.Túno teníasnadaqueverconesteasunto.Hemos
metidolapata.Todos.Unaguafríaseguíacorriendobajomitraje.Teníaganasdeacabarcon
aquello.Dehacerunadeclaraciónantelapolicía,firmarlaylargarmedeallí.—Supongo que te dará igual—continuóMona— que te diga que no
estabadeacuerdoconellos,peroquenoteníaelección.Volvílacabeza.CarmenhabíasalidodelRenaultTraficacompañadade
unapolicía.Océaneno.—Pero,yaves,alfinalCarmenAvrilteníarazón.YPiroztambién.Para
hacerquelaverdadsalieraalasuperficie,habíaqueremoverelpasado.¿Removerelpasado?¿Hacerquelaverdadsalieraalasuperficie?Doscadáveressepudríanen labodegadelParamé, y sindudano los
queestabanprevistosalempezarelprograma.Un policía avanzó hacia nosotros con la gorra calada hasta las cejas.
Antes de que pudiera dirigirnos la palabra, Denise se interpuso en sucaminoylehizocogeraArnoldenbrazos.EstabaclaroqueMonahabíanegociadounatregua.Unpocodetiempoparahablarconmigo.¿Quéesperaba?Un mechón descontrolado ondeó sobre sus labios; ella lo apartó
haciendo una mueca. Ya no tenía nada en común con una pequeñamusarañatemerosa.—Supeenseguidaqueerasinocente,Jamal...¿Enseguida?Concretaunpoco,guapa...¿Cuandonosacostamosjuntos?¿Antes?¿Después?¿Durante?Viauncuartopolicíabajaralabodegadelkotter.—Teníaquerepresentarmipapelhastaelfinal—sedefendióMona—.
EnrecuerdodeMyrtille...DeLouise,deCharles...Era...,cómolodiría...,irreal. ¿Te acuerdas, anoche en el Fiat, en Vaucottes, cuando leíste el
contenido del sobremarrón, el destino de una chiquilla del Puchot y suamiga de la infancia? Mimy y Lina. La vida mortalmente triste de unachicaquellorabaatuladomientrasleíasesacartadeunadesconocida...Anoche. Hacía apenas diez horas. Tenía la impresión de que había
pasadounañoentero.Vaucottes.ElFiat.Unsobremarrón.«¿Conmovedor?»,mehabíapreguntadoella.«Gracias»,habíaañadido.Yonohabíaentendidonada.Soltéunpuñadodepalabrasenvenenadas.—Meacuerdo.Metomastebienelpelo.—No,Jamal...—Sí...Mequitoelsombrero.Eresunaexcelenteactriz.Ellaretorcióunmechónrojoconlosdedos,comounacolegialatímida,
yrespiróhondo.—No,Jamal,erasincera.Encontradetodaslasapariencias,erasincera.
Absolutamente sincera. No me creerás, Jamal, y no me hago ningunailusiónrespectoanosotros,perotengoquedecírtelo.Ahora.Salvoenloconcerniente al doble asesinato, nunca... —terminó su declaración sinrespirar—nuncahesidotansinceraenunarelaciónconunchico.Susonrisatorpeseestrellócontramirostro.¿Sincera?¿Salvoenloconcernientealdobleasesinato?Salvoen loconcernientea los sobresmarronessembrados trasdemí
también.Salvo la excursión nocturna a casa de Le Medef. Salvo la visita al
dormitorio de los niños traumatizados en la casa rural de la antiguaestación de Les Ifs. Salvo la vida inventada deMagali Verron. Salvo lavidasoñadadeunatalMonaSalinas,titulardeundoctoradoenelsiliciodelosguijarros,estudianteapreciadaporundirectordetesisquedirigíaelmayor laboratoriodequímicaexperimentaldeFrancia,que inclusoleprestó suvilla. ¿Porquéprivarse, eh,Mona?Yapuestos a elegir,mejormeterseenelpapeldeunachicadivertida,inteligenteyconunmontóndediplomas... Así había más posibilidades de seducir al palomo sentadofrenteaellaenlamesadeLaSirène.—Nadaeraverdad—murmuré—.Nada.—Ni verdad ni mentira, Jamal... ¡Inventábamos, nos contábamos
historias!
Ungritosordoexplotósobremicabeza.—¡Noincordie!EnlacabinademandodelParamé,GilbertAvrilabroncabaaunpolicía
queintentabaapartarlodeltimón.Lasgaviotasenloquecidasvolabandeunpaloaotro.MimiradapasóporencimadeloshombrosdeMona.—No.Yomelascreí.Unsilencio.Vi salir del Renault Trafic a Océane, flanqueada por dos policías, y
desaparecer de nuevo en el asiento trasero de un C4. La berlina volvióunossegundosdespuésalfinaldelmuelle.Unabolameaplastabaelvientre.Apartélamirada.—Yomelascreí,Mona—repetí—.¿Ves?,sigollamándoteMona.Qué
idiotez, ¿no? ¡MonaSalinas no existe!Nunca ha existido.Tú eres... ¡unadesconocida!Suscabellosseguíanrevoloteandoalrededordesucara,molestoscomo
unenjambredemosquitos.—Siesesoloquecrees...—dijotrasunlargomomento—.PeroAlina
no es tan diferente deMona. Es lamisma chica, Jamal. Solo cambia elorden de las letras. En el fondo, todos interpretábamos nuestro propiopapel.—Seacercóymebesóenlamejilla.Temblaba.Seobligóasonreír—.Nopuedoenfadarmecontigo,seríaelcolmo,¿nocrees?Sinrencores,entonces...No reaccioné.No añadí una sola palabra.El tono alegredeMoname
parecíaterriblementeartificial.—¿Teacuerdasdenuestroprimerencuentro,Jamal?Nuestracena, los
dos solos, en La Sirène. Te pregunté si me habrías dado una de esastarjetasdevisita,lasquerepartíasenlacalleentrelaschicasmásguapas.—Ytecontestéquesí.—Esverdad.Pero¿recuerdasloquedijeyo?Niidea.Escruté de nuevo el muelle vacío, hasta la esquina donde el C4 de
Océanehabíadesaparecidodeprontodetrásdeledificiocolorcrema.—Entoncestehablabadeusted.Tedijealgoasícomo:«Estoysegurade
quenomehabríadadosutarjeta.Austedlegustanlasmujeresrománticas,lasbellezas fatales,evanescentes.No laschicas tandirectascomoyo.—Moname pasó un dedo frío por lamejilla—.Usted atrae imágenes, las
colecciona como si fueran cromos de Panini. ¡No consigue las quenecesita!».Un flashme hizo pestañear. Un policía tomaba fotos de la borda del
Paramé, seguramente para buscar desde qué punto de la cubierta habíatirado Saint-Michel a Piroz. Ninguno de ellos parecía tener prisa porinterrogarnos.LaspalabrasdeMonacontinuabanresbalandodentrodemicabeza.«A usted le gustan las mujeres románticas, las bellezas fatales,
evanescentes.»«Noconsiguelasquenecesita.»Ahora me acordaba, me había dicho eso la primera noche, una
premoniciónalaqueyonohabíaprestadoningunaatención.—Sin rencores —confirmé en voz alta—. Tenías razón, Mona, me
atraenlasestrellas.—Mimanoatravesóelespaciovacíobajomirodillaizquierda—.¡Lasquedeboconquistar!Lascimasinaccesibles.EscalarelMontBlanc,esetipodebobadas.Meentrenoduroparaeso.—Losé.Enelfondo,siemprelohesabido.Chao,Jamal.Lapolicíanos
espera.CreoquepodemosenterrarlosdosalaamigaMona...Alina.Teníaquemetermeesenombreenlacabeza.Ellasecontorsionóparasacarunobjetodelbolsillodelvaquero.—Hablandode tus futuras cimas, ayer recuperé esto.Lo había dejado
sobreelcapódelFiatcuandoestábamosjuntoalaantiguaestacióndeLesIfs. Resbaló cuando aceleraste para escapar de Piroz. Puede que hastapasarasporencima...—Monamepusoenlamanolaestrellaamarilladesheriff. Ahora negra de barro. Abollada—. La habías dejado en mismanos.Tendrásquebuscaraotraguardiana.Levanté lamirada hacia el cielo. Por encima de lamedia luna que se
deshilachabaenlargasnubesblancas,unaúltimaconstelacióntitilaba.—Gracias,Mona,peroyanolanecesito.Escruté de nuevo las estrellas de la mañana, que coqueteaban,
escondidasdetrásdeunfinovelodebruma,ycogílainsigniadesheriffentreelíndiceyelpulgar.Conungestodecidido,lalancéalagualomáslejosquepude.El trozodemetaldoradovolóun largomomento, trazandounacurva
elegante,hastaposarserebotandosobrelasuperficienegradelpuerto.—Nodeberíashaberlohecho—protestóMona—.Era tu talismán...—
Laestrelladesheriffsehundíadespacio—.Tuamuleto—añadió.
Se alejó. No había bajado tres barrotes de la escala delParamé paraacceder almuelle, cuando un policía con una cazadora de piel sacó lasmanosdelosbolsillosparaayudarla.En lacubierta, transportadosporotroscuatrogendarmes,pasaron los
cadáveresdePirozySaint-Michelenvueltosenbolsasdeplásticoopacas.Un policía volvió la cabeza hacia mí, indiferente. Quizá incluso
esperabaquelosayudaseadesplazarlosfiambres.Cerrélosojosydejéqueelbamboleodelbarcomeacunara.Cincoverbosdanzabandentrodemicabeza.Cincomandamientos.Convertirme en el primer deportista discapacitado que participa en el
Ultra-TraildelMontBlanc.Hacerelamorconunamujermásguapaqueyo.Tenerunhijo.Serlloradoporunamujercuandomuera.Pagarmideudaantesdemorir.NomehabíamarcadounfaroldelantedeMona,esavezno.Ya no necesitaba ninguna estrella queme guiara. Tocaba con el dedo
mis cinco objetivos. El primero no era más que una cuestión deentrenamiento.ElsegundoyanoeraunEverestinaccesible.Océane...Nuncahabíatenidotantasganasdequelamismamujercumplieratres
de mis deseos. En cuanto al quinto, había estado estos últimos días tancerca de la muerte que estaría harta de mí y me concedería una largatregua...
Es difícil calcular cuánto tiempo permanecí sentado sobre el arcón,perdido en mis pensamientos, hasta que un policía se acercó parainterrogarme. Era joven y risueño, casi se habría dicho que estaba enprácticas.Metendióunamantaymepreguntósiqueríacambiarme.Asentíconlacabeza.—Acompáñeme...Melevantéyempecéasaltaralapatacojaconmiúnicapierna.Eljoven
policíasevolvió,incómodo.Parecíabuscarenalgúnrincóndelkotter lamediapiernaquemefaltaba.Apuntoestuvodemirarpor labordasiuncocodrilomeesperabaconlabocaabiertaparadevorarmelaotra.
Luego, enseguida, noté que su incomodidad se transformaba endesazón.Sumiradasubióhastamirostro.Recelosa.Talvezlecostabatambiénaélcreerqueelpequeñoárabeconunasola
pierna era completamente inocente en aquel asunto. No hay humo sinfuego... Después de todo, la asociación Hilo Rojo había reunido laspruebas, yo era el doble desconocido, el único tipo presente en el malmomentoenel lugardelcrimendeMorganeAvrilydeMyrtilleCamus.YoeraelúltimoquehabíahabladoconPirozantesdequeloasesinaran...Despuésde todo,quedabanmuchaszonasdesombraenelexpedientedeSaint-Michel.Despuésdetodo,yoseguíasiendoelchivoexpiatorioideal.Despuésdetodo,talvezyohabíamentidodesdeelprincipio.Alargué la mano para que el joven policía me prestara su hombro.
¿Dónde demonios habían podidometer esos imbéciles de la asociaciónHiloRojomiprótesis?Sospechabaque,enlashorassiguientes,ibaatenerque contar una y otra vez el inverosímil encadenamiento deacontecimientosdelosseisúltimosdías.Yescribirlotambién,paranoolvidarnada.Lomaloylobueno.Lomalo,amiespalda;lobueno,porvenir.Recuerden.Eralaprimeraescenadeesterelato.Yoestabacenandoencasadelachicamásguapadelmundo.Ella acababa de ponerse un vestido tulipán de color azul. Sus pechos
danzaban, desnudos y libres, bajo la seda de un escote que yo teníaderechoamirartantotiempocomodeseara.Ahorapuedorevelarlessunombre.Océane.Estabaapuntodehacerelamorconella.Eranlasprimeraslíneasdeesterelato;tambiénseránlasúltimas.Amantesdelosthrillers,sientodecepcionarles...¡Seráunfinalfeliz!
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¿LOBUENOPORVENIR?
Champán,Piper-Heidsieck,cuvéemillésimée2005.Unacopa.Troncosenlachimenea;delante,unamesabaja,oscura,deunamadera
exóticaqueyonoconozco,carísimaseguramente.Unabutacadepielenlaqueestoysentado.Conpátina,delamismapiel
marrón claro con la que se hacen los sillines de Harley, las botas degaucho, los sombreros stetson de tejano. ¡Una fortuna! Parece que laginecologíadadinero.Océanehaceruidoenlacocina.MicopadePiper-Heidsieckestásobre
lamesa, justoal ladodelcentenardehojas, ciento treceexactamente.Elrelatodemisseisúltimosdías.Escribolasúltimaslíneasydentrodeunosminutos, después de habérselo dado a leer a Océane, lo guardaré. Parasiempre.¿Quiénlosacaráalaluz?¿Quiénloleerá?¿Sequedaráenunaintrospeccióníntima,olvidadaalfondodeuncajón?
¿O se convertirá en una alucinante novela de misterio cuyo personajeprincipalsoyyo?¿Quiénes serán ustedes, los que están leyendo este texto? ¿Existirán
acaso?Anteladuda,escriboestasúltimaspáginas.La policía dejó en libertad a Océane a última hora de la tarde. Su
abogadodijoqueyaestaba librede todocargo.Legítimadefensa.Cincotestigos lo confirmaron. Frédéric Saint-Michel iba a disparar contramí,me habría matado si Océane no hubiera desenfundado primero. LaInspección General de Servicios, la policía de la policía, continúainvestigandoelpapeldePirozenelcaso.Volveránaescucharnosatodoscomotestigos,seguramentevariasveces.ElcomandanteWeissmanytresdesusadjuntos,despuésdehaberescuchadomihistoria,memiróconunaespecie de compasión malsana y me preguntó si deseaba presentar una
denuncia.Presentarunadenuncia.¿Contraquién?No parecieron comprender yme dejaron ir. La policía trabajaba con
minuciosidad, rastreaba, rascabadesdehacía dosdías, peroyo creoqueahora,enelfondo,lesimportaunamierda.Tienenunculpable,unmóvil,unasconfesionesymáspruebasdelasquehacenfalta.FrédéricSaint-Michel.Arrestado.Juzgado.Ejecutado.Expedientearchivado.
HellegadoacasadeOcéanehacemenosdeunahora.Viveenunacasitaaislada, en Lucy, a unos kilómetros de Neufchâtel-en-Bray, una casa demuñecas:entramadosyparedesdeadobe,pajae irisenel tejado,cuatrosetosalrededor,unpozo,unacharca,unlaberintodegravaquecorreentreparterresdeplantasimpecablementepodadas.Carmendebedehacerhorasextraeneljardíndesuhija.Océanemehahechopasar,mehaseñaladolabutacadepielyhadejado
queyoabrieselabotelladechampánmientrasellaibaalpisodearribaaponerse otra ropa. Cuando ha bajado, unos minutos más tarde, habíacambiadoeljerseyylosvaquerosporunvestidotulipándecolorazul.Elbolígrafosemehacaídodelasmanos.Hesentidoquelapieldela
butacasefundíabajomicuerpo.Unaanchacintaturquesapasabapordetrásdesunucaparadividirseen
dos tiras que le cubrían el pecho y quedaban sujetas en la cintura,separadaslaunadelaotraporunescoteenloquecedor.Elvestido-florseensanchaba por debajo de la cintura en forma de corola de seda que seabría sobre dos deliciosos pistilos enfundados enmedias de rejilla azullago.Sehainclinadohaciamí,mehatendidounacopaysehaalejadopara
atizarel fuegoen lachimenea.Ladanzade los largoscabellossobresurostromehaparecidoundesafíoaladelasllamasenelhogar.Estabatanguapaquecortabaelaliento.El corazón me latía muy fuerte. Para que no explotara dentro de mi
pecho, he fijado lamirada en las curvas del vestido.Océane no llevabanadadebajo,nicorreadeparacaídasparavolveraescaparnisujetador.Haavanzadohaciamí.
—No quiero que pienses que soy amable contigo solo para que meperdones.—Sus labiossehanpegadoa losmíos,comopara impedirmecontestar—. Deberías haberte visto la cara el día que entraste en miconsulta,enNeufchâtel.Parecíaquehubierasvistounfantasma.—Unángel—hesusurrado.Ellahapuestoundedocruzadosobremislabios.Burlona.—Ytuadorableterrorlamañanaquesaltéalvacíodesdeelacantilado
deYport.—Unángel—herepetido.Hahechochocarsucopadechampáncontralamía.—¿Puedo?Sin esperar a que le dé permiso, se ha sentado sobre mis rodillas,
delicadamente, con la ligereza mimosa de una niña, como para nohacermedañoenlapiernaortopédica.Hecontenidolarespiración.—Erestan...Hapuestodenuevoundedosobremislabios.—Chis...Mehamiradocon susojosnegrocarbón, fijamente.Unpulso, firme,
hastaqueyohecedido:hebajadolamiradahaciasussenoslibres,apenasocultos por las dos cortinas turquesa. Me he resistido al deseo deapartarlas,decubrirconmismanossuspechos,deseguirconlayemadelos dedos su perfil, de rodear mil veces sus aréolas oscuras. Todavíasentadasobremisrodillas,Océanesehaacercadomásconunmovimientoondulante.Supechohachocadoconmitorsomientrassupubissepegabaalabraguetademisvaqueros.Meheestremecido.Océanenollevabanadadebajodelvestido.Antesdequehayatenidotiempoderodearlelacintura,sehalevantado.
Susdedosmehandesabrochadoelcinturóny,sinsolucióndecontinuidad,handeslizadolospantalonesyelboxerhastamistobillos.Hesuplicadoalcieloque lavisióndemi tibiadeacerono frenarasu
impulso, pero ni siquiera ha parecido fijarse en ella. Con un gesto deprincesa,seha levantadoelvestido,comosiquisieraevitararrugarloalsentarse.Susmusloshanbajado,despacio.Suslabioshantembladounpocomientraslapenetraba.La piel desnuda de Océane era una pantalla de cine sobre la que se
proyectabanlassombrasrojizasdelasllamasdelachimenea.—Nomehashecholapregunta—lehesusurradoaloído.Elchampáncorríapor sugarganta.Sentía la tentacióndevaciarenel
huecodesucuellolabotelladelaquebebíadirectamente,paramojarmeallíloslabiosylalengua.—¿Quépregunta?—La que todo elmundome hace. Sobremi pierna. ¿Qué pasó? ¿Fue
antesodespuésde2004?—Medaigual,Jamal.Hapegadocontramísucuerpoardiente.Yonohabíahabladonuncaen
serio de mi discapacidad con un adulto. Sin embargo, en ese precisoinstante,yano teníaganasde jugar,dehuir,dementir.Despuésde todo,iba a transcribir en las últimas líneas demi relato cada palabra de estaconversación con la mujer de mis sueños. Mis futuros lectores semerecíantambiénsaberlaverdadantesdelfinal.HedeslizadolamanoalolargodelaespaldadesnudadeOcéaneyhe
adoptadountonoconspirador.—Desdequenací,hesembradodecenasdeversiones, todasdiferentes.
Hasta lesheofrecidounascuantasa losmiembrosdetuasociaciónHiloRojo. Hazañas heroicas, accidentes trágicos. He sido bombero lisiado,atracadorsinsuerte,yamakasiimprudente...Perolaverdadesmuchomássimple.Sumanosehaposadoconternurasobremihombromientrassuslabios
mebesabanelcuello.—Algunas nacen con una hermana gemela, la vida lomultiplica todo
pordos.—Hesonreídomirándola—.Enmicaso,porelcontrario,lohadividido todo por dos. Nací con un riñón, un pulmón, una pierna, uncorazón,claro,perodemasiadodébil.Mimadre,Nadia, teníacuarentayseisañoscuandosequedóembarazada;mipadre,másdecincuenta.Yoerapara ella una especie de pequeñomilagro.Durante los quince primerosaños de su vida de mujer, había tenido un hijo cada tres años. Luego,ningunodurantelosquincesiguientes...Hastaquelleguéyo.—Losbesosde Océane descendían por mi pecho; mis caricias, hasta la curva de suespalda—.Mamápasólosquinceúltimosañosdesuvidacuidandodemí.Me sometieron a dieciocho operaciones hasta la adolescencia, tuve quepasarentotalmásdeveintemesesenlacamadeunhospital.Hiceyosoloelagujerodelaseguridadsocialdel9,3condiezañitos.Crecíconlaidea
de que no llegaría a viejo, de que no tenía suficientes piezas en buenestado para llegar muy lejos, de que la avería podría producirse encualquiermomentoydejarmetiradoenlacuneta.Asíquemeinventémifuturo,meimaginéundestinodeAquiles;nosésivesloquequierodecir.Aceptarmorir joven,perocon lacondicióndeaprovecharel tiempo,deponerellistónnoenfuncióndelnúmerodeañosquesevaavivir,sinodelosobjetivosquesequierealcanzar.—¿Tienesmuchos?—hasusurradoOcéane.Habíaunaternurainfinitaensuvoz.Comosimisconfesioneshicieran
que se enamorase de mí. Incluso lamenté todas aquellas versionesridículasinventadasdesdemiadolescenciaparaseduciralaschicas.—Cinco... Las cinco puntas de mi estrella. —Océane ha cogido
suavemente la mano que corría por su piel y la ha apretado—. Comoimaginarás, mi madre no quería ni oír hablar de eso del destino deAquiles.Unriñón,unpulmón,uncorazónfuerte,esosepuedeencontrar,secompra,osedona.Paseósucarritodeórganosportodosloshospitalesde Francia, se convirtió en la pesadilla de los cirujanosmás reputados.Consiguióquemehicieranoperacionesquevalíanmillonesdeeurosconsu tarjeta de CoberturaMédica Universal. Dieciocho intervenciones, ¿teimaginas? Me donó un pulmón en cuanto tuve una caja torácica deltamaño de la suya, a los quince años. Esa fue mi última operación. Elinvierno siguiente se llevó amamá.—Sus cinco dedos han aprisionadolos míos—. Mi última operación —he repetido—. Era el hombre quecostabatresmilmillones.Robocop,paralosamigosdeLaCourneuve.Uncuerpo totalmentenuevo,conexcepcióndeunapiernayunpie, laúnicaparte del cuerpo humano que ningún cirujano del mundo era capaz detrasplantar. Pero un solo pie no impide avanzar tan deprisa como losdemás.Másdeprisa, incluso.Empecéacorrer lanochequeenterraronamamá.Ynoheparado.—Comprendo.—Enelbarrio todoelmundomeconoce.Nohabríais tenidomásque
preguntaracualquieradeLaCourneuve.Soydiscapacitadodenacimiento;nopodíaserelvioladordeMorganeyMyrtille.—Perdónanos.Heaprovechadolaocasiónpararobarleunlargobeso.—Crecíviviendoaldía,conlamuerteenlostalones,pidiéndoletodos
los25dediciembreaPapáNoelotroañodevida...Asíque,sihubierais
dejadoquemeahogaseenSaint-Marcouf,enel fondo,nohabríaechadonadademenos...—¿Nisiquieralascincodireccionesdetuestrella?Hetitubeado.¿Habríacambiado?¿HabríarenunciadoaesedestinodeAquiles?Heapartadolamanodelasuyaylahepuestosobresupechoderecho,
redondoypleno.—Mi estrella puede continuar brillando después de mi muerte, ¿no
crees?Océane se ha estremecido. Su mano se ha acercado a la mía. La ha
aplastadounlargomomentocontrasupechoantesdeguiarlaporsupiel,lentamente,másabajo,másabajoaún,hastaelbordedelmundo.
Océanesehapuestoelvestidopasándoloporencimadesucabeza,conlamayornaturalidad.Lasedalahaenvueltocomounasegundapiel—Tengo hambre. ¿Terminas tu Goncourt mientras yo acabo de
prepararelfestín?Ah,pero¿esqueademásOcéanesabíacocinar?Laheobservadomientrascruzabalasala,cogíamaquinalmentelacopa
dechampánparaponerlaensusitioyentrabaenlacocina.Deesohaceunosminutos.Desdeentonces,sentadoenlabutacadepiel, transcribofielmentecada
palabra,cadagesto,cadaemociónsentidaduranteestahoraqueacabadetranscurrir.Asíacabarámirelato.Dentro de unos minutos, se lo daré a Océane para que lo lea.
Seguramentevolveremosahacerelamor.Esunabonitahistoria,¿no?Elmoritotullidoalquetodoelmundocree
culpableterminasuvidaentrelosbrazosdelamujerdesussueños.¿Quélesparece?Unfinaldemasiadorosaparaunanovelapolicíaca,deacuerdo.Pero¿y
para una bonita novela romántica? La Bella y la Bestia en versiónsuburbios...
Levanto la mirada. Por encima de un armario normando tallado conmotivos de frutas, una claraboya redonda ribeteada de encaje se abre alcielo.Decenasdeestrellastitilanenelcielonegro.¿Cuáleslamía?¿Cuálorientalascincodireccionesdemidestino?Mimentenavegahaciamividadeantes, laquevolveréaencontrarel
lunes,enel InstitutoSaint-Antoine.Hacia Ibou,queme tomarápor loco,haciaOphélie,quehabrácoleccionadomásfotosdetíos,haciaelcapullodeJérômePinelli,quesemorirádeenvidia.Océanecantaen lacocina.MeparecereconocerÀnosactesmanqués,
deGoldman.Noestoyseguro.Mi bolígrafo se ralentiza sobre la hoja en blanco. Debo elegir con
precauciónlasúltimaspalabrasdemirelato.¿Heganado?¿Harenunciadoporfinlamuerteamerodearamialrededor?Sostengoelbolígrafoenelairedurantelargossegundos,hastaqueun
ruidodepuertadehornoquesecierramehacevolverlacabeza.Océaneaparececonelpañodecocinaenlamano.Unolorfuertepenetraenmisfosas nasales: salsa cazadora, la que no podía tomar en el comedorescolar.Champiñones,escalonias,natayvino.—¿Seguro que nadie sabe que estás aquí conmigo? —me pregunta
Océane.—¡Segurísimo!Herespetadosupudor,nohehabladoconnadiedemivisitaasucasa.
Seguramentetodavíasienteunpocodevergüenzadeesteamanteuntantoembarazoso.TemequeaCarmennolehagagracia.TemequetíoGilbertrefunfuñe.¿TemelareaccióndeMona?¡Monano!¡Alina!¿Celosa?Me encanta este aire de misterio. Que este amor sea clandestino lo
salpimentatodavíamás.Dejo el bolígrafo sobre la hoja por últimavez.Quiero encontrar una
frasebonitaparaacabar.Mequedopensando.Mordisqueolacapucha.—¡Lacenaestálista!—anunciaOcéane.
Bueno,puesdaigual.Cedoalafacilidad.Fueronlasprimeraspalabrasdeesterelato,seránlasúltimas.
Durantemuchotiempo,notuvesuerte.Durantemuchotiempocreíqueelazarseinclinaríasiemprehaciaelmismolado,nuncael
mío.Parasertotalmentesincero,todavíamecuestacreerquehayacambiado
debando.
FIN
IV
Ejecución
Rosny-sous-Bois,10deagostode2014
DeGérardCalmette,UnidadGendarmeríadeIdentificacióndeVíctimasdeCatástrofes (UGIVC), Instituto de Investigación Criminal de laGendarmeríaNacional(IRCGN)
Para el teniente Bertrand Donnadieu, Gendarmería Nacional, BrigadaTerritorialdeProximidaddeEtretat,Seine-MaritimeApreciadoteniente:Leescriboestebrevecorreoparahacerlepartícipedeun interrogante
particularenelllamadocasodelostresesqueletos,encontradosel12dejuliode2014enlaplayadeYport.Lerecuerdosucintamentequeesostresindividuos, a los que por razones de tipo práctico bautizamos con losnombres de Albert, Bernard y Clovis, fallecieron en fechas distintas—Albert, durante el verano de 2004;Bernard, entre el otoño de 2004 y elinviernode2005;yClovisentrefebreroymarzode2014—yquelacausadesufallecimientofueunenvenenamientocriminalpormuscarina,enunadosis que, según los expertos, habría provocado en los tres casos lamuerte por parada cardíaca menos de treinta minutos después de laabsorcióndelveneno.Sin embargo, ahondando en la investigación, nos hemos encontrado
ante una circunstancia extraña que me obliga a hacerle una pregunta,pidiéndoledisculpasporanticipado.¿Esposiblequesusserviciosnonoshayanenviadounadelaspiezasde
conviccióndeestainvestigación?Dichodeotromodo,nosfaltaunadelaspiezasdelpuzleylepedimosqueverifiquecontodaminuciosidadquenosehayaextraviado.
Meexplico.HemospodidoreconstruirperfectamentelosesqueletosdeAlbertyBernardapartirdeloshuesosquenoshicieronllegar.Setratadeuntrabajoprecisodepaleontólogo,peroalqueestamosacostumbrados.En cambio, pese a todos nuestros esfuerzos, no hemos logrado
reconstruir el de Clovis, que, como recordará, es el nombre que lepusimosalindividuofallecidomásrecientemente,enfebrerode2014,esdecir,apenasunosdíasdespuésdequeelcasoAvril-Camusfueraresueltotraslamuertedelsupuestodobleasesino,FrédéricSaint-Michel.Utilizoapropósito el adjetivo «supuesto», puesto que, en mi anterior correo,indicaba claramente que elADNdeAlbert, envenenado en el verano de2004,coincidíaconeldelespermaencontradoenloscuerposylaropadeMorgane Avril y Myrtille Camus. Por el momento no he recibidorespuestadeljuezLagarde,destinatariotambiéndemicorreoanterior.ElesqueletodeCloviscorrespondealdeunhombredemenosdetreinta
años,deproporcionesnormales,fallecidohaceseismesesyenestadodedescomposición muy avanzado. Cuando hemos intentado reunir loshuesosqueustednosenvió,peseatodosnuestrosesfuerzos,hemostenidoquerendirnosalaevidencia.Lefaltaunatibia.Con la esperanza de que pueda ofrecernos una explicación sobre la
extrañafaltaoelextravíodeestapieza,recibauncordialsaludo,
GÉRARDCALMETTE,directordelaUGIVC
46
¿HEGANADO?OcéanecerrólapuertadelmaleterodelAudiQ3sindirigirunamiradaalcadáverdeJamal.Selimitóacomprobarquenadiepodíaobservarlaenlaoscuridaddel jardín.Laúnica luzcercanaera ladeunafarolasituadaalfinaldelacalle,cuyohalonoatravesabalossetosquerodeabanelpatio.Hacía frío. Una fina nieve fundida caía en forma de película húmeda
sobrelostejadosylasaceras.Nadiesaldríaesanoche.Océanetendríaelcampolibreparatrasladarelcuerpoallugardondeestabanlosotros.Entróarefugiarseenlacasa.De los tres, Jamal Salaoui era el chico al que más había dudado en
matar. Piroz no contaba.Lo había eliminado porque había comprendidotodo lo sucedido y se disponía a reunir las pruebas para demostrarlo;clavarle un cuchillo en el vientre y arrojarlo por la borda delParamé,cuandoestabamedioborracho,habíasidocosademenosdeunminuto.Se acercó a la chimenea.Las últimas llamasmordisqueaban restos de
troncos.ElcasodeJamalSalaouieradistinto.Objetivamente,nomerecíamorir.
Eraunavíctima,comoella.Víctimadelsistema,deljuiciodelosdemásydesuviolenciamimética.Unchivoexpiatorio,enelsentidomásestrictodel término, un inocente que carga con la falta colectiva de todos losdemás.Detodoslosdemáshombres.OcéanecogiódelamesabajaelrelatodeJamal,másdeuncentenarde
páginas,yloarrojóalfuego.Alprincipionopasónada;luego,degolpe,el conjunto de la pirámide de papel se incendió formando una enormeantorcha.JamalSalaouihabríapodidodescubrirlaverdad.EsefisgóndePirozlehabíahabladodeldilemadelprisionero;Jamallo
habíaescritotodoensudiario.YsiJamalnolohubieracomprendido,unlectorhábilhabríapodidoreconstruirdeotromodolosindiciosalosqueél no había prestado la suficiente atención, interrogarse sobre lasincoherenciasdelaversiónoficial.Comprender...
Océane dejó caer al suelo el vestido tulipán. Permaneció largossegundosdesnudadelantedelachimenea,dejandoqueelcalordelasaltasllamasdevorarasupiel.Saboreabaeseinstanteenelqueningúnhombrepodíaposarsumiradasobresucuerpo,nidesearlacomounobjetoquesepuedeposeer,comprarenlasubastadesusjueguecitosperversos.«Ningúnchicoseinterpondránuncaentrenosotras.»La vocecita deMorgane resonó en su cabeza. Su hermana tenía siete
años, estaban encaramadas las dos en el granmanzano de la casa de sumadre. Era primavera, pétalos de flores caían sobre sus cabellos y sushombros,unalluviarosadecuentodehadas.«Ningúnchicoseinterpondránuncaentrenosotras.»Lo habían prometido. No necesitarían ni caballero ni príncipe ni rey
paraconvertirseenprincesas.Eranhermanas,gemelas,launaparalaotraylaotraparalauna,sinquenadaninadiepudierainterponerseentreellasjamás.Nisiquieraunpétalodeflor.El fuegomoríayaen lachimenea.Soloalgunos jironesdeldiariode
Jamal revoloteaban todavía.Océaneseagachóyagrupó lascenizasparareavivar unas pavesas. Debía ser prudente, como siempre lo había sidodesde hacía diez años.El amable y obediente Jamal no le había dicho anadiequehabíaquedadoconellaensucasa,porsupuesto,pero,cuandolapolicía constatara su desaparición, forzosamente la interrogarían. Nodebíadejarningúnrastrodesupasoporsucasa.Ytodavíamenosdeesediario.
Morganeyellahabíansubidoamenudoalmanzanohasta losdieciochoaños.Habíanrenovadosupromesatodaslasprimaveras,todoslosaños,amedida que el tiempo las hacía más cercanas, más fuertes, más guapastambién.Ningúnchicoseinterpondríaentreellas.Nunca.Eran alternativamente Blancanieves y su espejo. Princesas siamesas.
Doscorazones,perounamismasangre.Mamá,conunsolocorazón,nuncahabíanecesitadoaunhombre.Había
fundadounafamiliaellasola.Habíaconstruidoconsusmanoslacasamás
bonita de Neufchâtel-en-Bray ella sola. Había tomado el poder en elconsejomunicipalyenlaAsociaciónporelDesarrollodelPaysdeBrayellasola.Nuncahabíahabidoningúnchicoentremamáyellas.
El fuego había muerto. Océane dejó que el frío le pusiera la carne degallina unos instantes antes de subir a su habitación para ponerse unosvaquerosnegrosyunjerseyoscuro.HabíallegadoelmomentodequeelcadáverdeJamalSalaouifueraareunirseconlosdelosotrosdoschicos.LascarreterasdelPaysdeCauxestabandesiertas.Lalluviafríalavaba
los taludes y los esqueletos de los árboles. Océane no corría ningúnpeligrode serdetenidapor lapolicía. ¿Quién ibaa salir a las tresde lamadrugada para circular por carreteras departamentales azotadas por elviento y la gélida llovizna? A la luz de los faros, un cartel indicaba ladireccióndeYport.Diezkilómetros.LapromesadeMorganeresonóotravez.«Ningúnchicoseinterpondránuncaentrenosotras.»Losriffsdeguitarradelanochedel5dejuniode2004letaladrabanel
cerebro. Las imágenes desfilaban, acompañadas de la músicaensordecedora.ElviajeaYport conClara,Nicolas,MathieuyMorgane.LanocheenelSeaView.Lapistadebaile.Loslimpiaparabrisassemovíanalritmodesucorazónyaplastabanlas
lágrimas,aunqueestasvolvíanabrotar,cadavezmásdensas.Ningúnchicoseinterpondránuncaentrenosotras.Nunca.Océaneselohabíarepetido.Selohabíasusurradoaloído,enelCliode
Nicolas,cuandohabíavistoaMorganecambiarseenelasientotraseroyponerse ese vestido que se le adhería a las nalgas y a los pechos. Se lohabíadichogritandoenlapistadebaile,apartandoelbosquedehombresconojosdeloboquelarodeaba,tratandodesuperponersealestruendodela música techno. Morgane, en trance, no la había oído. No la habíaescuchado.Nisiquieramirado.PeroMorganeselohabíaprometido...Nicolas y Clara se besaban en el sofá. El idiota de Mathieu había
probado fortuna pasándole una mano por los muslos, besándola en elcuello.¿Creíaacasoqueibaafaltarasupromesaparasalirconunbaboso
comoél?Alfinalhabíaacabadodurmiéndoseconelvodkaconnaranjaenlamano.Océanetambiénhabíabebido.Mucho.Demasiado.Másdeloquehabíabebidoensuvida.Despuésloshabíaseguido.Morganehabíaelegidoaunodeloslobos.Noaunjefedemanada,más
bien a un lobezno con dientes de leche, camisa abierta sobre un torsodepiladoyunaridículabufandarojaalrededordelcuello.Océaneloshabíavistobesarseenelaparcamiento,desnudarseal final
delaplaya.Enlaoscuridaddelacantilado,loshabíaoídocorrerhaciaelmar,sofocarlasrisas,tocarseenelagua,salirtiritando.Escondidadetrásdel espigón, había oído a Morgane suspirar bajo las caricias deldesconocido,retenerlosgemidos,entregarse,olvidarse.Lo habías prometido, gritaba una voz dentro de su cabeza, ningún
chico,nunca.Cuandosehabíanvestido, sinqueMorganeseentretuviesesiquiera en ponerse las bragas, Océane, vacilante, había seguido a suhermana y al chico de la bufanda hasta el búnker. ¿A cuál de los dos lehabíaapetecidocogeralotrodelamano,subiralacantiladoycontemplardesdeallíelmarhastaelinfinito?Océanenuncalosupo.Bajo los efectos del alcohol, los tejados de pizarra de las casas de
Yport, abajo, se bamboleaban como olas grises. Unosminutos después,cuando el lobezno por fin se hubo alejado, Océane se había acercado.Morganellevabaalrededordelcuellolabufandadeldesconocido.—Alexmelahadado.SellamabaAlexandre.AlexandreDaCosta.—Es nuestro lazo. Nuestro hilo rojo. Hemos quedado en volver a
vernos.Élnoescomolosdem...
Los limpiaparabrisas ya no lograban barrer las lágrimas. Océanedisminuyólavelocidadysedetuvoalbordedelacarretera,justoantesdelcruce donde aparecía indicada la direccióndeBénouville.Las imágeneserandemasiadopotentes.Borrosas.Sesuperponíanunasaotras.Susgritosenlanoche.LasonrisadeMorgane.«Noteníasderechoahacerlo.Lohabíasprometido.Noteníasderechoa
hacerlo.»LarisadeMorgane.Ningúnchico.Ningúnchicoseinterpondránuncaentrenosotras.Nunca.
Surisadesafiante.Océaneveíacómosusdedosdesgarrabanelvestidodesuhermanapara
retenerla, cómosusmanosapretaban labufandaparaquedejasede reír,para que por fin llorase, para que le pidiera perdón, para que seacurrucaseentresusbrazos.Paraqueningúnhombrepudieravolverainterponersenuncamásentre
ellas.Océane veía cómo los dulces ojos deMorgane se paralizaban, cómo
rodabasucuerposobrelahierbahúmeda,despacio,siguiendoelsentidodelapendiente,ycaíadespuésalvacío.El Audi se puso de nuevo en marcha, lentamente. Océane había
recordadomilesdeveceslamiradadeMorganeahogándose,asfixiándoseen la suya antes de desaparecer. ¿Cuál había muerto aquella noche, laprincesaosuespejo?¿Ninguna?¿Lasdos?Lapolicíanohabíaentendidonada.Habíanencontradoenlaplayaauna
chicaguapaestrangulada, conelvestidodesgarrado, rastrosdeespermasobreellayensuvagina,lasmarcasdeunapenetraciónreciente,violenta,unos minutos antes de la agresión, y su mente machista no podíacontemplarotrahipótesisqueladeunaviolaciónnisacarunaconclusióndistinta.Océanenosentíasinodesprecioporsuincompetencia.El Audi dejó atrás Bénouville. El pueblo dormía. Puede que no se
despertara en todo el invierno. Un cartel advertía a los automovilistas:VALLE DEL CURÉ - ACCESO PROHIBIDO. Océane se metió por ahí. Debíarecorrer un centenar de metros más por un camino de tierra. ¿Quiénpodría ir a buscar allí el cadáver de Jamal Salaoui?Nadie, como en elcaso de los otros dos, que llevaban años en aquel lugar. A la mañanasiguiente, la lluvia habría borrado las huellas de neumáticos por aquelsendero.
Océane no había tenido ninguna dificultad en localizar a Alexandre DaCosta.SeescondíaenBlonville-sur-Mer,enlasegundaresidenciadesuspadres,unosprejubiladosquevivíannuevemesesalañoenlasAntillas,enSanVicenteylasGranadinas.Erauntipoidiota,unpijointegral,peroaunasí se había dado cuenta de que era el sospechoso número uno de laviolaciónydelasesinatodeMorganeAvrilydeque,acausadesuADN,
suespermaysubufanda,lecargaríanconelmuertosinmás.Océane tuvo menos dificultades aún para seducirlo. Le llamó con la
excusadequehabíarecibidounmensajedesuhermana,justoantesdequela asesinaran, un smsdiciéndole el nombrede sugran amor:AlexandreDaCosta.Esecretinosuponíaqueun tipohabíaagredidoaMorganedespuésde
queéllahubieradejadosola,talvezpararobarleelbolso.Ella lo había citado una noche enYvetot, cerca del nudo viario de la
A29,enunhotelFórmula1,dondeunonosecruzaconnadie, soloconcochesquerepartencódigosparaentrar,comidascongeladasycafés.Ledijoquenolohabíadenunciadoalapolicía;podríahaberlohecho,perodudaba...Queríahablarantesconél.Queríacomprender.Queríaconocercadaunadelasemocionesdesuhermanaaquellanoche.Elperritoacudiócorriendo,conelraboentrelaspiernas.Ynotardóensacarlo.Esedescerebradosequedódeslumbradoporsubelleza.Esemonstruo
laencontrabamásguapaaúnquesuhermana.Quizámenosefusivaenlacamadelahabitaciónconparedesdecartón,la301,mientrassucorazóndejaba poco a poco de latir por efecto de la muscarina triturada quecontenía la infame musaka recalentada en el microondas del vestíbulo.Océane había retirado cuidadosamente el preservativo que contenía elesperma del gallito, lo había vaciado con precaución en un frasco decristal y, hacia las tres de la madrugada, había metido el cuerpo en elmaleterodesucoche.
«Nuncaseinterpondráunhombreentrenosotras»,habíamurmuradobajolasestrellas,mientrasdejabacaersucadáverenlaoscuridad.Pasaron tres largos meses antes de que los padres de Alexandre Da
Costa denunciaran la desaparición de su hijo de veintidós años, del quesoloteníannoticiasunaodosvecesalaño.Nisiquierasabíancuálerasuúltimodomicilio;ademásdelacasadeNormandía,teníandosresidenciasmásenFrancia,unaenlaCostaAzulylaotraenlaisladeRé,unaterceraen la isla de Cres, en Croacia, y un apartamento en las islas Baleares.Océane se había enterado con posterioridad de que en Franciadesaparecíancercadesesentaycincomilpersonasalañoydequemásdediezmilnoeranencontradas...Nadieestableceríanuncalarelación...
Mamá se pasaría toda la vida buscando al asesinode su hija en vano.Estabamuerto.Océanehabíavengadoasuhermana.Elhombrequehabíaintentado separarlas, a las dos, a las tres, dormía por la eternidad enunagujeroalfondodelacantilado.
Océane aparcó el Audi Q3 detrás de una fresneda asegurándose de queningúnnoctámbuloperdidopor los campos—enel caso improbabledequehubieraalguno—pudieseverelcochesinpasarjustopordelante.Lomás difícil empezaba en ese momento. Cargar el cuerpo sobre sushombros.Estaratentaparanodejarningúnrastro,ningunahuella,ningúnpelo,ningunagotadesudor.Recorrercientocincuentametrosmás,haciaeloestedelvallecosterodelCuré.Diez años antes, en junio de 2004, antes de quedar conAlexandreDa
Costa en el Fórmula 1, Océane había pasado días vagando por losacantilados.Losviandantesylapolicíapensaban,inquietos,queibaallíarecogerse.Seguramentecreíanquesesentíatentadadesaltarparareunirsecon su hermana gemela. ¡Ya les habría gustado a ellos! ¿Cómo iban aimaginar que, en ese gruyer de creta que se extendía a lo largo dekilómetros,ellabuscabaelpozonaturalidóneoparahacerdesapareceralos hombres molestos? Un pozo suficientemente grande para arrojardentrodeélalamitaddelahumanidad.LohabíaencontradounpocoalestedeBénouville,cercadeEtigues,en
unasimaperdidaentre laszarzasquesolo lasvacasconocíanya laqueningunasehabíaaventuradoaacercarsedesdetiemposinmemoriales.Océanecontuvolarespiraciónalabrirelmaletero.Habíaenrolladoel
cuerpodeJamalenunamanta,quequemaríaencuantohubieraregresadoaNeufchâtel.Eralaterceravezensuvidaqueaparcabaelcocheallí.
La increíble noticia había saltado el 27 de agosto de 2004. Habíanencontrado a una chica violada y estrangulada con una bufanda rojaBurberryenBajaNormandía.UnatalMyrtilleCamus.Histeriageneral.Elasesinohabíagolpeadodenuevo.Yvolveríaahacerlo...MamáhabíareunidoalaasociaciónHiloRojoesamismanoche,enel
comedordelcolegiodeGrandcamp-Maisy,queelalcaldehabíadespejado
paralaocasión.DeseabaveratodoslosallegadosdeMyrtille:suspadres,suabuela,sumejoramiga,sufuturomarido.Eltiempoapremiaba.Habíaque acorralar al asesino antes de que escapara. O de que reincidiese.Compararelmáximodeindicios.Eldiscursodemamáeraradical,nosepodía confiar en unos funcionarios de la policía desbordados, malpagadosyque,enelfondo,laúnicaurgenciaqueteníaneraladevolverloantesposibleasucasaparaolvidareseasuntosórdido.ContandoaGilbert,elhermanodemamá,alrededordelamesaéramos
ocho.TresporpartedelosAvril,cincoporladelosCamus.Durante todo el camino de Neufchâtel a Grandcamp, mientras tío
Gilbert conducía echando pestes contra los veraneantes parisinos queatestabanlaA13ymamánoparabademascullarentredientes«Havueltoahacerlo.Vamosaacorralaraesecabrón.Havueltoahacerlo»,Océanese había reafirmado en su convicción: ¡el asesino conocía a MyrtilleCamus!Inclusoeraunodesusallegados,unodelosprimerosdelosquela policía iba a sospechar. Si no, ¿por qué iba a haber maquillado elcrimen y desviado las sospechas hacia un asesino buscado por toda lapolicía normanda, un hombre que violaba y luego estrangulaba a susvíctimasconunabufandarojaBurberry?¿Porquésehabríatomadotantasmolestiasenquecreyesenquesetratabadeunasesinoenserie?¡Un asesino en serie que no existía!Pero solo dos personas conocían
esesecreto:elasesinodeMyrtilleCamus...yella.Cuando tíoGilbert hubo estacionado su viejoMercedes claseE en el
aparcamientodelcolegioJean-MariondeGrandcamp-Maisy,aOcéanelehabía costado disimular su sobreexcitación. ¿Una de las cinco personasquesesentaríanconellosalrededordelamesaeraelasesinodeMyrtilleCamus?
OcéanedejócaerelcadáverdeJamal.Teníalaespaldadestrozadaporelpeso.Nohabíarecorridotreintametrosyestabaagotada.Noconseguiríallevarlo hasta el pozo. Se quedó pensando. Arrastrarlo era la solución.Arrastrarlo y después limpiar todo rastro que pudiera haber dejado.Resopló.Asupesar,lamenteseleibadenuevohaciaGrandcamp-Maisyaquella
noche del descubrimiento del cuerpo deMyrtille.Hacia aquella reuniónconlafamiliaCamusenelcomedorescolar.Esanochehabíacometidoun
error,elúnicoduranteestosdiezaños.Unerrorqueentonceshabíaestadoapuntodecostarlecaro.Encuantohabíaentradoenelcomedordelcolegioyhabíavistoa las
cincopersonassentadasdetrásdelamesitaoctogonal,Océaneenseguidasospechó que Frédéric Saint-Michel había matado a su prometida.Ningunodelosdemásallegados,familiaresoamiga,teníaelperfildeunculpablecreíble.Lohabíaobservadodurantetodalareunión,alacechodesus más mínimos gestos, de sus temblores, de sus reacciones ante losindiciosproporcionadosporlalecturadelosinformespoliciales.Unahoramástardeestabatotalmenteconvencida.Eraél.Peronohabíatenidoencuentaundetalleesencial.ElasesinodeMyrtilleCamusposeíaexactamente lamismaventaja.Él
también sabía que el asesino en serie no era más que una quimeraimaginadaporlapolicía.TambiénsospechabaqueelasesinodeMorganepodíaestarsentadoalamismamesa,frenteaél,espiándole.Al cruzarse por fin sus miradas, los dos habían comprendido sin
siquiera decirse una palabra. Observándolo con demasiada insistencia,Océanesehabíadelatado.¿Quiénhabríapodidosospechardeél?¿Quiénhabríapodidodudardelatesisdelasesinoenserie,sinoalguienquesabíaqueaMorganenolahabíamatadounmerodeadorqueactuabaalazar?¿Quién,sinosuasesino?Estabanunidosporunpactosilencioso.
Mientras consideraba cuál sería la mejor manera de asir el cadáver deJamal,Océane recordóel famoso teoremaquePirozhabía rescatado, eldilemadelprisionero,doscómplicesquepuedentraicionarseopuedennohacerlo. Si se denuncian mutuamente, lo pierden todo. Si callan ycooperan, ganan ambos.Hasta que uno de los dos esté seguro de podertraicionarsinqueelotro tenga tiempodereplicar.Lagananciamáxima,segúnelteorema.OcéanesehabíadadocuentadequePirozeraelmenosestúpidodetodoslospolicías,pero,cuandobebíamásdelacuenta,suvozsonaba demasiado fuerte a través de los tabiques de los camarotes delParamé.Aquella noche del asesinato de Myrtille Camus, la reunión de la
asociación Hilo Rojo en el comedor escolar había terminado hacia lasdoce. Cada uno había subido a su coche para ir al hotel, con los ojosenrojecidos.Justoantesdesalir,Océanehabía idoa los lavabos,al finaldel pasillo del colegio, un edificio adyacente al del comedor. FrédéricSaint-Michelsehabíadirigidohaciaallíparabuscarla.Lívido.—Ha sido un accidente —había balbuceado con voz sorda—, un
accidente...Yonoqueríaestrangularla.Íbamosacasarnos.Ellamequería,nomehabríadejado jamás.Eraunacabezonada, ese tipono significabanadaparaella.Myrtilleestabaenamoradademí.Habíamoshechoelamorjustoantesdeque...—Concondón,supongo.Saint-Michellahabíamiradodehitoenhito.Novalíamásquelosotros
hombres.Enaquelmomento,Océanepensóquedebíaeliminarlo,comoalos demás. Lo haría en cuanto pudiera, en cuanto no corriese ningúnriesgo.—Sí—habíaadmitidoél.—Tengounregaloparausted.Océanehabíasacadoelfrascodelbolsillo.Saint-Michel,porsupuesto,
nohabíaentendidonada.—Elque violó ami hermaname lo dio—había precisadoOcéane—.
Perotendráqueserunpocomáslocuaz.LasmanosdeSaint-Michelsehabíancerradosobreelfrascomientras
mascullaba unas confidencias que parecíanmás una confesión.AterradotraselasesinatodeMyrtille,habíaescondidoelcuerpobajoloshelechos,en Les Grandes Carrières, con la esperanza de que nadie lo encontraraantes de que él volviese. Luego, convencido de que sospecharían de élcuandoelcadáverdesuprometidafueraidentificado,selehabíaocurridolaideadeseguirelmismoprotocoloqueeldelcrimendeYport,delquelosmediosdecomunicaciónhabíanhabladoenlosúltimosmeses.Saint-Michel había ido en coche a Deauville y, en la tienda Burberry de losgrandes almacenes Printemps, había comprado una camisa de cientocincuenta euros para ganarse la confianza de las dependientas y poderesconderbajoelabrigounabufandarojadecachemira.Alavuelta,enunaplayadesierta, enAsnelles, había llenadounbidónde aguademarpararociar el cadáver de Myrtille. Por último, de regreso en Les GrandesCarrières, se había llevado su bolso y sus bragas, reproduciendo conexactitudlosgestosdelasesinodeMorganeAvril.Solofaltabaundetalle:
el bloc de notasMoleskine en el queMyrtille escribía sus pensamientosíntimos.Nolohabíaencontrado;noestabaenelbolsoyellatampocolollevabaencima.Lavozpotentedemamáhabíaretumbadoenlaotrapuntadelpasillo.—¿Vamos,Océane?—Yavoy,mamá.OcéanelehabíadadoaSaint-Michelelfrascodecristal.Cooperación-reciprocidad.Esasimpleofrendalosexculpabamutuamente.A la mañana siguiente, la policía encontró las braguitas de Myrtille
Camus enganchadas en unas zarzas, a unos cientos de metros de LesGrandesCarrières,manchadasdeespermadelviolador,idénticoaldelasmuestrastomadasdelavaginadeMorganeAvril.Lapruebadefinitivadequehabíaunsoloasesino.Unasesinoenseriequeelegíaasusvíctimasalazar.
Océane resoplóotravez.Habíaarrastradoel cuerpode Jamalunoscienmetros.Veintemásytodohabríaterminado.Tansolounaspocasestrellasyunamedia luna iluminaban loscamposhastael infinito.La lloviznasehabía intensificado.Confundiríamás laspistas.Alamanecernoquedaríaningúnrastro.Océanesepusolacapuchadelabrigoysefrotólasmanosenguantadasantesdevolveraponersemanosalaobra.LaoportunidaddeOcéanellegóel6deoctubrede2004,aúltimahoradelatarde,alfondodelbolsilloenelqueestabasuteléfonomóvil.EntonceserasecretariadelaasociaciónHiloRojo,ymamáponíaconregularidadanunciosparainvitara testigospotencialesapresentarse.Esosquenosehabríanatrevidoahablarconlapolicía.OlivierRoyteníaunavoztímida.—Soy el que todo el mundo busca —había lloriqueado a través del
teléfono—. El chico de la gorra Adidas, el que rondaba alrededor deMyrtille.Elquelapolicía...Océanelehabíaordenadoquesecallara,que,sobretodo,nohablasedel
asuntoconnadie.HabíaintentadoquedarconélenelFórmula1deYvetotesamismanoche,peroélnohabíaaceptado.Demasiadolejos,demasiado
tarde,demasiadopeligroso.EllahabíaconseguidonegociarunencuentroaúltimahoradelamañanaenelcorazóndelamarismadeVeys,aunoskilómetros de su casa, al sur de Isigny, en el refugio de cazadoresabandonadodelantiguovadodeCarentan.—Yonolamaté—habíaseguidogimoteandopor teléfono—.Todoel
mundolocree,peroyonolamaté.Yolaquería.Ibaadejarasunovio.Meescribíapoemas.Losescribíaensudiario.—¿Tieneustedesediario?—Sí,pero...—Tráigalo.OlivierRoycreía,comotodoelmundo,queMyrtilleCamushabíasido
víctimadeunmerodeador.No teníaninguna razónparasospechardesurival. Había dudado mucho tiempo entre entregarse o no a la policía.Habíapasado losdíasencerradoensuhabitaciónydando largospaseosporlugaresdesiertos.Reflexionando.PensandoenMyrtille.Noteníanadaque reprocharse; después de todo, podría demostrar fácilmente suinocencia.Perocon lapolicía...Estabandeseandometer enchironaaunculpable, habían distribuido por todo el cantón un retrato-robot quepresentaba un vago parecido con él, le pondrían las esposas en lasmuñecasantesdequehubieratenidotiempodeexplicarse.Entoncesselehabíaocurridolaideadeponerseprimeroencontactoconlosmiembrosdeesaasociación,HiloRojo.Debíande trabajarconabogados,conocerciertos elementos de la investigación que la policía no revelaba. Leescucharían,leaconsejarían,leexplicaríancómomanejaralapolicía.Enelrefugio,OlivierlehabíadadoaOcéanetodoslosrecuerdosque
tenía deMyrtille: su bloc de notasMoleskine, sus cartas y sus poemas.Aliviado.AunquenotantocomoOcéane.SiOlivierRoyhubierahablado,lassospechashabríanrecaídosobreFrédéricSaint-Michel.YsiFrédéricSaint-Michelcaía,ellacaeríaconél...Ningúnchicoseinterpondránuncaentrenosotras.Océanehabíaabiertoelbolso.Eramediodíayelsol,enelcenit,bañaba
lamarisma.Decenas de patos y becadas anidaban frente a ellos, en unaturbera de color óxido recortada por las mareas. Olivier Roy parecíaencontrar aquello bonito. El chico tenía un aire romántico, depresivo,completamenteperdido.CuandoOcéanehabíasacadounabotelladeCoca-Cola, unas porciones de pizza frías y unos pastelitos orientales, habíaaceptado sin más comer con ella. Debía de haberle parecido todo muy
especiado.Aunquenodurantemuchotiempo.Sumiradahabíaempezadoalanguidecer poco a poco, sus músculos a paralizarse; luego, como unperro de caza al acecho de la llamada del silbato de su amo, se habíaquedado inmóvil. Su corazón había dejado de latir en los minutossiguientes.Al día siguiente, Saint-Michel había recibido en su buzón un poema
escritoporsudifuntaprometida.Océanejugabalimpio.Cooperación-reciprocidad.Saint-Michel era listo; lo había utilizado ante el comandante Bastinet.
Simpleprevención.LapequeñaAlina, a fuerzadepensar en losúltimosdíasdesumejoramiga,sehacíacadavezmáspreguntas.
Veintemetrosmás.Océaneavanzabaconprecauciónprocurandoapartarlaszarzassinengancharseenellas.Lospolicíasestabanciegos,peroeranminuciosos.Un simple trocito de tela enganchado en el extremo de unaespinapodíapermitiridentificaralapersonaquehabíaidoallíavaciarsucubodelabasura.ConladesaparicióndeOlivierRoy,lainvestigaciónsehabíadesinflado
comounglobopinchado.Pesealfurordemamá,lapolicíadejabadeladoel caso.Lo habían puesto enmanos de la gendarmería deFécamp, y enparticulardelinspectorPiroz,elquemanteníalallamaencendida.Regresoalacasilladepartida.Mamáseaferrabaaesahipótesisdeldobledesconocido.Encontraraun
tipopresenteenYportyenIsigny...Océanenoseoponía.Despuésdetodo,eso impedía que mamá se volviera completamente loca. Aquello habíadurado años. Océane había acabado por intimar con Alina Masson, lamejoramigadeMyrtilleCamus,ypocoapocohabíasembradoladudaenella, justo lo suficiente para prepararla para el día en que tuviera quelibrarsedeSaint-Michel,unvirus,uncaballodeTroyaeneldiscodurodesucerebro,unapreguntainsidiosa.¿YsiaMyrtillenolahubieramatadounmerodeador?¿YsiMyrtilleconocieraasuasesino?Yunbuendía,enmarzode2013,porfinleshabíatocadounnombreen
la gran tómbola: Jamal Salaoui. Un pobre tipo presente en los lugaresequivocadosenlospeoresmomentos.PeroesosoloSaint-Michelyellalosabían.
CuandoCarmenhabíaconcebidosuplandemencial,esaincreíblepuestaen escena para desenmascarar a Salaoui, Océane había aceptado. Todoestabaensusitio.EralaoportunidadtanesperadaparaacabarconSaint-Michel. Ella había ideado un final magistral en Saint-Marcouf y se lohabía sugerido amamá.El día antes de la gran representación, se habíaocupadodedosotrespequeñosdetalles.DespegarunladrillodelmurodelaciudadeladelaisladelLargeyesconderallíelblocdenotasMoleskinedeMyrtille Camus. Grabar tres caracteres en ese ladrillo:M2O. SeguirredactandoconAlinaelcontenidodelossobresmarronesparaqueJamalSalaouitambiéndudara.Paraquecomprendieseenelmomentoadecuado...Después,iralacasadeFrédéricSaint-Michel,entrarutilizandounjuegodesusllavessustraídoduranteunadelasinterminablesreunionesdeHiloRojo,esconderallíelbolsodeMorgane,queOcéaneseguíaconservando,guardar en el fondodeun cajóndel cuartodebañoun frascode cristalcon algún resto del esperma olvidado de Alexandre Da Costa. Saint-Michelnoeratanidiotaparahaberguardadosemejantepruebaensucasa.Aldía siguiente, temprano, se lanzabaporel acantiladodelantede las
narices de Jamal Salaoui, para dar un salto de ciento veinte metrosralentizadoúnicamenteporunparacaídasdebolsillo.Elengranajeestabaenmarcha.Nadie,nisiquieraPiroz,podíadetenerlo.JamalSalaouihabíaluchadocontraunamáquinaqueantesodespuéslomachacaría.Ese economista, Axelrod, se había equivocado con su pseudométodo
pararesolvereldilemadelprisionero.Cooperación-reciprocidad-perdón.Esosolovalíasiloscómplicesvolvíanareunirsealsalirdelacárcely
deseaban colaborar de nuevo. O vengarse. El método correcto eratraicionarsolounavez,deformadefinitiva.Responderaungolpeconotro.Dispararprimero.Cooperación-traición-sanción.
OcéanesiguióarrastrandoelcadáverdeJamalhastaacercarlolomáximoposible al agujero. Según sus cálculos, este tenía unos treintametros deprofundidad, tal vezmás teniendo en cuenta las galerías adyacentes queserpenteaban bajo la roca caliza. Seguramente algunos campesinos dellugar conocían el paraje y también iban allí a arrojar algunos objetosmolestos.Peroaningunoseleocurriríabajar.
Comomucho,unespeleólogoencontraríalostresesqueletosdentrodecincuenta años, en medio de osamentas de perro, televisores viejos ylavadoras herrumbrosas. O dentro de cien años, cuando el acantiladohubiera retrocedido lo suficiente. E incluso aunque descubrieran loscuerposaldía siguiente,¿qué relaciónpodríanestablecerentreesos trescadáveres y Océane? Aun cuando consiguieran identificar a esos tresmuertos, a establecer la fecha de su fallecimiento y la manera en quehabíansidoasesinados—unospolicíascientíficosdeberíansercapacesdehacer eso—, nada, absolutamente nada los vinculaba a ella, nadapermitiríaacusarla.No se concedía ningúnmérito a símisma, aparte del de la prudencia.
Todos habían caído en su telaraña sin que ella hubiera tenido queatraerlos.Repitió una última vez, como una oración: «Ningún chico se
interpondrá nunca entre nosotras». Ahora era una certeza. Todos loshombreshabíanpagado.Todosloshombresquesehabíanacercadoaella,aellas,estabanmuertos.Desatólascuerdecillas,desenrollólamanta.ElcadáverdeJamalrodó
despaciosobreeltejidopúrpura,comosobreunaalfombraquehubierandesplegadoanteélparaunaúltimaceremonia.Sucuerpocayósinhacerruidoalagujerosinfondo.Todohabíaterminado.Océane estaba impaciente por regresar a Neufchâtel-en-Bray, pero
debía irconcuidado,comprobar,a ladébil luzdela linternaqueapenasiluminabalapuntadesuspies,quenohabíadejadoningunahuelladesupaso.Impacienteporvolverasucasa.Impacienteporveramamá.Océanemiró,enelpálidohalo,lasiluetadesmedradaydesnudadelos
castañosazotadosporelvientomarino.ImpacienteporqueelmanzanodelpatiodelacasaruralLeDos-d’Âne
florecieradenuevo.
V
Revisión
Fécamp,13deagostode2014
Del teniente Bertrand Donnadieu, Gendarmería Nacional, BrigadaTerritorialdeProximidaddeEtretat,Seine-Maritime
Para Gérard Calmette, director de la Unidad Gendarmería deIdentificación de Víctimas de Catástrofes (UGIVC), Instituto deInvestigaciónCriminaldelaGendarmeríaNacional(IRCGN),Rosny-sous-BoisSeñordirector:En respuesta a su correo del 10 de agosto de 2014 relativo a la
identificación de los tres esqueletos, Albert, Bernard y Clovis,encontrados en la playa de Yport el 12 de julio de 2014, y a supreocupación por «la falta de una pieza del puzle», deseo ante todotranquilizarle.La tibiadel llamadoClovisno lahaperdidonadie,ni susservicios ni los míos, ni tampoco se la llevó el mar tras eldesprendimientodelacantilado.Alleersucorreo,nohemospodidosinohacerunaasociaciónconuno
delosprincipalesprotagonistasdelcasoAvril-Camus,JamalSalaoui,unjovenqueduranteuntiempofuesospechosodehabervioladoymatadoalasdoschicas.Enseguidacomprenderálasrazonesdenuestradeducción.JamalSalaoui teníaunaprótesis,quereemplazabalaparte inferiordesupierna izquierda. Además, ese joven desapareció hace seis meses, unosdíasdespuésdequeelcasoAvril-Camusseresolviera.Sinrazónaparente.Sinningunaexplicación.Indiscutiblemente, su descubrimiento reabre el caso. Es evidente que,
porunarazóndesconocida,JamalSalaouifueasesinado.Para serleabsolutamente franco, sinningúnotro indicioapartedeese
esqueleto desnudo, no confiábamos mucho en el desenlace de esainvestigación, aunque sembraba dudas sobre las conclusiones del casoAvril-Camus. El doble violador Frédéric Saint-Michel, muerto comoconsecuenciadevariosdisparosenlaislaSaint-Marcouftresdíasantesdeladesapariciónde JamalSalaoui,difícilmentepuedeseracusadodeesteenvenenamiento.Yningúnotro actorde estedramadespertaba enmodoalgunonuestrassospechas.Encualquiercaso,elindividuoqueenvenenóalos tres hombres cuyos esqueletos hemos encontrado actuó de formaparticularmentemeticulosa,metódicayprudente.A raíz de su correo, reanudamos las investigaciones sobre la
desapariciónde JamalSalaoui, realizadasen sumomentoconjuntamentepor la gendarmería de Fécamp y el SRPJ de Ruan. Interrogamos en LaCourneuveatodoslosallegadosdeSalaoui,parientes,primosyamigos,asícomoalosotrosprotagonistasdelcasoAvril-Camus,losmiembrosdela ex asociaciónHiloRojo, yporúltimoa sus compañerosdel InstitutoTerapéuticoSaint-Antoine.Nadie sabíanada. JamalSalaoui eraunchicobastantemisterioso, introvertido, que había construido pacientemente unimaginariopersonal,unaespeciedeburbujaenlaquenodejabaentraramucha gente. Su superior jerárquico, Jérôme Pinelli, incluso nos lospresentó como potencialmente depresivo. De ahí a envenenarse conmuscarinayarrojarseaunabismodelacantiladoparahacercompañíaadoscadáveresmuertosenlasmismascircunstanciasañosantes,habíaunpasoquemisserviciosnohandado.NosdisponíamosamarcharnosdelInstitutoSaint-Antoineyaarchivar
el caso, cuandounúltimo testigo sehapresentadovoluntariamente.Unachica.Queríaatodacosta«hablarconlosmaderos»,comogritabaenlospasillos,pero loseducadores,acostumbradosasusescándalos, lahabíanaisladodurantenuestravisita.Sinembargo,consiguióllamarnosdesdelaventanadesuhabitación,en
la tercera planta, mientras subíamos a los coches. Era una chiquilla dequince años, internada en el Instituto Terapéutico de lunes a viernes ysometidaatratamientoconansiolíticostodoeldía.SegúnladireccióndelInstituto, la jovencita es psicológicamente inestable y padece gravestrastornos sexuales relacionados con su infancia.Uncaso clásico en esetipo de centro, precisaron. Se había enamoriscado de Jamal Salaoui yhabían llamado varias veces al orden al chico para que mantuviera lasdistanciasconellaydejasedeinterferireneltrabajodelosprofesionales.
El testimonio de Ophélie Parodi, puesto que así es como se llama laadolescente,sepresentaba,pordecirlosuavemente,comopocofiable.Uneducador intentóhacer retrocedera lachiquillaparaalejarlade la
ventana.Ellaseagarróalreborde,luegoalacortinayluegoaljerseydeleducador,contraelquelaemprendióapatadas.Histérica.Cortéensecolapataletaanunciandoqueibaaescucharloquelachica
tenía que decir. Para ser franco, la pequeña Ophélie no tenía nada quedecirnos...¡Teníaalgoqueenseñarnos!Cuandoseencontrófrenteamíydosdemisadjuntos,yacasicalmada,
respirando tan deprisa como una cierva que ha escapado de la jauría,simplementemepusosuteléfonomóvilenlamano.Lapantallamostrabaunmensajedetexto.Leíelnombredelcontacto.Jamal,flanqueadopordosemoticonessonrientes.Intrigado,mirélahorayeldíadelenvío.25febrero2014.21.18.LafechacorrespondíaaldíaenqueSalaouihabíadesaparecido.Nadie
habíavueltoaverlo,salvoseismesesdespuéscomocadávercasientotaldescomposición.Lachiquillanodesvariaba;ellaeralaúltimapersonaquehabíaestadoencontactoconSalaoui.Miré el contenido del mensaje. El texto era breve y como mínimo
esotérico.
¿10sobre10?De hecho, habría sido absolutamente indescifrable si no hubiera ido
acompañadodeunaimagen.Unafotorobada,centradaenlaespaldayuncuartode lacaradeunachicaconunvestido tulipándecolorazulyunpañoenlamano,ocupadaenunahabitaciónqueteníatodoelaspectodeserunacocina.Unamujermuyguapa.Imposible no reconocerla incluso en una instantánea borrosa, y aun
cuandosuidentidadmedejósinhabla.OcéaneAvril.Lahermanadelaprimeravíctima.Yolahabíainterrogadovariasveces
enrelaciónconladesaparicióndeSalaoui,sinqueesamujerespléndida,
inteligenteydignapesealaspruebasporlasquehabíapasado,despertaraenmílamenorsospecha.Ahora,señordirector,yalosabetodo.InmediatamentellaméporteléfonoalagendarmeríadeNeufchâtel-en-
Bray.LaBrigadaTerritorialAutónoma (BTA) interrogóaOcéaneAvrilen su consulta de obstetricia en losminutos que siguieron.Actualmenteestá encarcelada en el centrodedetencióndeVignettes, enVal-de-Reuil.Losprimerosinformesdelospsiquiatrassondemoledores.Después, a raíz de nuevas investigaciones más precisas, los
informáticos del Instituto Nacional de Policía Científica (INPS) hanlogrado exhumar del ordenador portátil de Jamal Salaoui un rastroinformáticodelrelatoqueescribióantesdesumuerte,durantelospocosdíasquesiguierona lasupuesta resolucióndelcasoAvril-Camus.Loheleídoyesejemplar.Intercalenuestracorrespondenciaenesemanuscritoytendrá una historia que cualquier editor publicaría. Después de todo, elpequeñoSalaouiselohabríamerecido.Nome resistoa relatarleunúltimodetalle,peseaquenoaportanada
nuevo al caso. La joven Ophélie Parodi había respondido casi deinmediato al mensaje enviado por Jamal Salaoui. Según nuestrareconstrucción de los hechos, Salaoui ya había ingerido entonces lamuscarinaysumuerteenlosminutossiguienteserainevitable.Elmensajeerabreve.Eralaréplicaexactadeunmensajeenviadopor
Jamal Salaoui a Ophélie unos días antes. En mi opinión, digan lo quedigan los psicólogos del Instituto Saint-Antoine, esa chiquilla conproblemasdecarácterdistamuchodesertonta.SurespuestaalafotodeOcéaneAvril y a la pregunta formulada, «¿10 sobre 10?», cabía en doslíneas:
Demasiadoguapa.Notefíesdelasapariencias.Preferíalapelirroja.
Reciba,señordirector,uncordialsaludo.
BERTRANDDONNADIEU,BrigadaTerritorialdeProximidaddeEtretat
18DÍASDESPUÉS,EL31DEAGOSTODE2014
Émile abrió con un gesto mecánico la cabina 22 del teleférico de laAiguilleduMidiydejósaliralossesentaturistaschinosconlaspiernastemblequeantesdespuésdeviajarcolgadosdeuncablesobreunprecipiciodedosmilmetros.DiotrespasoshaciaelvacíoyencendióunMarlboro.Las20.00.Enépocanormal,eraelúltimometro.Descensoalaestación
ycervezaenlaterrazadelChoucas.Hoyno.
La pequeña pelirroja dejó pasar a los últimos chinos y avanzó hacia él.Detrás, la escoltaba una especie de armario de luna con el porte de uncazadoralpino,enversiónmenosbronceadaperoluciendoelmismotipodeabrigoblancoimpolutoconescudosygalones.Granclase.Sindudaeltipode laDACG,pensóÉmile, laDireccióndeAsuntosCriminalesydeIndultos.Le tendió lamanoa lachica.Con lacapuchadepieldelabrigo, tenía
caritademarmota.—¿LaseñoritaAlinaMasson?Lachicaacercósumanoderoedoraladeél.—No,Salinas.MonaSalinas.Émileseencogiódehombros.Sielministeriohabíametidolapata,él
no tenía la culpa. El guardaespaldas de la DACG le dio unos permisossellados en azul, blanco y rojo. Émile escupió la colilla y les señaló lapuertacorrederadelatelecabina.—Vamos,enmarcha.Últimoviaje...Estavezsuboconustedes.Loque
mepidequehaga,señorita,yocreoqueeslonuncavisto.Elteleféricosebalanceó.Losdoscablesnegrosparecíandosarañazos
quedesfigurabanlamontañahastalascrestasnevadas,casitresmilmetrosmásarriba.Monallevabasutesorocontraelpecho.Hervé,elenviadode
laDACG,seguíaimpertérrito.—De todas formas, esto es de locos—continuóÉmile para llenar el
silencio—.Yodiríaqueinclusoestáterminantementeprohibido.Elcachasadoptóuntonodecura:—Elpermisolohadadodirectamenteelministro.Estáalcorrientedela
historia,¿no?¿Ynoleparececonmovedor?ÉmilemiróelMontBlancsinresponder.¿Conmovedor?Si los mandamases del ministerio se ponían a sacar los pañuelos de
papel...—Dadaslascircunstancias—siguióexplicandoHervé—,elministerio
difícilmentepodíanegarleestegestosimbólicoalaseñoritaMasson.—CreíaquesellamabaSalinas—mascullóporlobajoelconductordel
teleférico.Al norte, los últimos rayos del sol teñían el valle Blanco de reflejos
rosayoro.Émileaccionóelwalkie-talkie.—¡Próxima parada solicitada! Estación Estrella. Salida calle Paradis
directamentebajonuestrospies.Alcabodeunmomento,latelecabinasedetuvo.Monasonriómirando
el cielo. Émile se agachó y se puso a desatornillar una trampilla deseguridadenelsuelo.Treintacentímetrosportreinta.Cuatrotornillos.Másdemilquinientosmetrosbajosuspies.MonaapartólamiradadelcieloylabajóhaciaelvalledeChamonix.—¿Pordóndepasanloscorredores?—preguntó.—Porahíabajo—respondióHervéconvozafable—.Detrásdelaaguja
de Bionnassay, esa pirámide blanca en la línea de cresta. Cruzarán elpuerto delTricot un pocomás abajo.Yohe participado dos veces en laNorth Face, seguramente por eso me han asignado esta misión. Loscorredoressalieronhacepocomásdedoshoras.LosprimerosdeberíanllegaraItaliaantesdequeanochezca.Despuéslesquedaránquincehorasmásdecarrera,esoenelcasodelosmásrápidos.Émilesuspiró,comosielesfuerzodelosparticipantesenelUltra-Trail
delMontBlanc no fuera nada en comparación con el que él hacía paraquitar cuatro tornillos que no debía de haber desatornillado nadie desdehacíaunaeternidad.
Monahizogirarlentamentelatapadelaurna.Justoencimadeella,Venusyabrillaba.Cincosueños...Abriólosdedos
de lamano izquierda y los recitó uno a uno, en unmurmullo, con unaúltimaoración.Cincosueños.Jamalloshabríahechorealidadtodos.«Serlloradoporunamujercuandomuera»,susurróMona.Unaslágrimascorríanporsusmejillas.Doblóelpulgarhaciaelhueco
delamano.Hervéletendióunpañuelo,peroellalorechazó.«Pagarmideudaantesdemorir.»Al doblar el índice, Mona pensó en la detención de Océane Avril,
acusadadeseisasesinatos:trescadáveresencontradosenelacantilado,esecerdodeSaint-Michel,elinspectorPirozyMorgane,suhermanagemela...Jamalhabíaconseguidoqueresplandecieralaverdad,esaverdadcontralaquemilpolicíassehabíanestrelladodurantediezaños.Cerrólosojos;susrecuerdos se perdieron en el columpio de un parque de juegos desiertoencimadelaplayadeYport.LaprimeravezquehabíaoídomencionaraOphélie.EllasdoshabíanhabladomuchodeJamaldespués.Entonces,porprimeravez, el InstitutoSaint-Antoinehabía aceptadoque la adolescentepasaradosdíasconella—elfindesemanasiguiente—enElbeuf.Tres tornillos rodaron por el suelo de la telecabina. Émile estaba
orgulloso.Elvientosilbabadetrásdelaplanchademetal.—Cuandotengaquequitarelúltimo,estovaadarunasacudida.Monaseestremecióasupesar.«Hacerelamorconunamujermásguapaqueyo.»Doblóeldedocorazón.Las imágenesdeaquellaprimeranocheenLa
Sirènedesfilaron.Habitación7.Elruidodelosguijarrosmovidosporlasolas.Supiel.Suinconsciencia.Hacerelamorsinpreservativo.Unsoploheladosemetióbruscamenteen la telecabina.Émile tenía la
planchadehierroentrelasmanos.—Alina—dijoHervé—,hayqueacabar.Suvozeramenosdulce.Másapremiante.Monadoblóelanular.«Tenerunhijo.»Su mano acarició un breve instante su vientre redondo mientras las
corrientesenchorroacunabanlatelecabina.SeismesesyadesdelanochedeLaSirène.Searrodillódespacioante la trampilla.Hervé la sujetabadelhombro,
aunquenohabíapeligro alguno.Ningúncuerpo,pormenudoque fuera,podríapasarlacabezaporesaabertura.Ellainclinólaurnahaciaelvacío.«Llegar a ser el primer deportista discapacitado que participa en el
Ultra-TraildelMontBlanc.»Dobló el meñique y, con la mano derecha, vertió las cenizas por la
trampilla.Elviento lasdispersócasi inmediatamenteendirecciónalMontBlanc
duTacul,elmonteMalditoy lasDômesdeMiage,arriba,muyarriba,auna velocidad y una altitud que jamás alcanzarían los corredores delUltra-Trail, cuyosmonosmulticolores se adivinaban,minúsculos, en elcaminoseñalizadoalpiedelglaciardeBossons.
SobreestelibroJamalcorrerápido,muyrápido.Sehaentrenadoduroparaquesuprótesisenlapiernanointerfieraensuvida.Peronisiquieraunespírituluchadorcomoelsuyoserácapazdeevitarunsucesosobrecogedor.Ocurrecuandomenosseloespera,duranteunasvacacionesenlacostadeNormandía.Cuando sale a correr por uno de los abruptos itinerarios de Yport, essorprendidoporunasituacióninimaginable:seencuentraaunamuchachaextraordinariamentebellaapuntodesaltarporunacantilado.Jamaltemequesidaunpasomás,ellasearrojaráalvacío.Comoúltimointento, letiendeunabufandarojaparaqueseagarre.Perotodoesinútil.Poco después la policía halla el cadáver de la desconocida en la playa.Lleva la bufanda roja alrededor del cuello y presenta signos de abusosexual.JAMALESELÚNICOTESTIGO.ESTAESSUVERSIÓN.¿LECREES?«Un ritmo acelerado, intrigas y retornos al pasado... Un thriller escritoconlaprecisióndeunrelojero.»LeFigaro
Michel Bussi (1965) es politólogo, profesor de geografía en laUniversidaddeRouenyunauténticoéxitodeventasenFrancia,conmásde unmillón ymedio de ejemplares vendidos de sus obras. Publicó suprimera novela en 2006, pero fue a partir deUn avión sin ella (2012)cuandoseconsolidósuéxitointernacional.ElsellodeBussiyelsecretodesupopularidadessucapacidadporentremezclarelmundoemocionaldesuspersonajesyelsuspense,almismotiempoquejuegaconellector.
Títulooriginal:N’oublierjamaisEdiciónenformatodigital:enerode2016©2014,PressesdelaCité,undepartamentodePlacedesÉditeurs©2016,PenguinRandomHouseGrupoEditorial,S.A.U.TravesseradeGràcia,47-49.08021Barcelona©2016,TeresaClavelLledó,porlatraducciónDiseñodeportada:masgrafica.comPenguinRandomHouseGrupoEditorialapoyalaproteccióndelcopyright. Elcopyright estimulalacreatividad,defiendeladiversidadenelámbitodelasideasyelconocimiento,promuevelalibreexpresióny favoreceunaculturaviva. Graciasporcomprarunaediciónautorizadadeeste libroypor respetar las leyes del copyright al no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra porningúnmedio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autores y permitiendo que PRHGEcontinúepublicandolibrosparatodosloslectores.DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos,http://www.cedro.org)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.ISBN:978-84-663-3393-1Composicióndigital:M.I.maqueta,S.C.P.www.megustaleer.com
[1]GrutaabiertaenelacantiladodeEtretat.(N.delaT.)[2]Organizaciónsindicalquerepresentaalosempresarios.(N.delaT.)[3]Antiferesunaterminalpetrolerajuntoalmar;Paluel,unacentralnuclear.(N.delaT.)[4] Barcas de pesca de la costa de Alabastro, que constituye casi todo el litoral del
departamentodeSeine-Maritime.[5] Zone d’éducation prioritaire (Zona de educación prioritaria), Zone urbaine sensible (Zona
urbanasensible),Zonederedynamisationurbaine(Zonaderedinamizaciónurbana),Développementsocialdesquartiers(Desarrollosocialdelosbarrios).(N.delaT.)
[6]MorganedetoiesunacancióndeRenaudSéchan,cantanteyactorfrancés.Eltítuloesunaexpresiónqueutilizanlossinti(poblacióngitanadeEuropa)ysignifica«enamoradodeti».(N.delaT.)
[7]ConcursotelevisivofrancésrodadoenlafortalezadelmismonombrequeseencuentraentrelasislasdeAixyOléron,alsudoestedeFrancia.(N.delaT.)
Índice
NoloolvidesjamásGendarmeríaNacional,BrigadaTerritorial…Cincomesesantes,el19defebrerode2014I.Instrucción1.Diariodejamalsalaoui2.¿Confiarenmíhastaelfinal?3.¿Hastaolvidareldolor?4.¿Cómoesposible?5.¿Quiénibaacreerme?6.¿Mecrucéconelviolador?7.¿Estranguladaconunabufandaburberryrojadecachemira?8.¿Noselocreería?9.¿Nohayhumosinfuego?10.¿Hastalanoche?11.¿Volverásaverla?12.¿Porquéyo?13.¿Entrelasmanosdesuverdugo?14.¿Vaaactuarotravez?15.¿Unachicanormalycorriente?16.¿Otracoincidencia?17.Venalladooscuro.TenemosgalletasrellenasII.ArrestoRosny-sous-Bois,22dejuliode201418.¿Durantecuántotiempomás?19.¿Elperfumedelodesconocido?20.¿Unapesadilla?21.¿Habíaencontradoalgo?22.¿Condoblesentido?23.¿Sunombreysudirección?24.¿Empiezaaperderunpocolacabeza?25.¿Tienealgúnproblema?26.¿Esperaraqué?¿aquevioleaotrachica?27.¿Quiénesusted?28.¿Hablarconalguiendispuestoacreerme?29.¿Comosinohubieraexistidonunca?30.¿Cooperación-reciprocidad-perdón?31.¿Reabrirlascicatricesmásdolorosas?32.¿Hasencontradoalgo?33.¿Unamuertaysufantasma?34.¿Enotravida?35.¿Algonoencajaba?36.¿Esasícomonacenlaspulsiones?III.JuicioRosny-sous-Bois,3deagostode201437.¿Laesperanzadequemedespertara?38.¿Laverdaderahistoria?
39.Unbonitocasting,¿no?40.¿Sígueleseljuego?41.¿Nadiemásestáalcorriente?42.¿Unodevosotros?43.¿Unmontaje,joder?44.¿Habíaencontradoalamordesuvida?45.¿Lobuenoporvenir?IV.EjecuciónRosny-sous-Bois,10deagostode201446.¿Heganado?V.RevisiónFécamp,13deagostode201418díasdespués,el31deagostode2014SobreestelibroBiografíaCréditosNotas