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ISBN 84-7509-578-X El objetivo de la colección Pensamiento Contemporáneo es proporcionar al lector interesado en este tema, y no sólo al especialista, un conjunto de textos de autores representativos del pensamiento de nuestro tiempo, textos en los que los mismos autores formulan de manera clara y concisa lo más significativo de su propuesta teórica, aquello que les ha convertido en clásicos de la filosofía del siglo XX. Niklas Luhmann es lino de los más relevantes y controvertidos pensadores alemanes de nuestro tiempo. Aun cuando sus análisis se centran en la elaboración de una teoría de la sociedad, muchas de las propuestas afectan, de modo decisivo, a temas clásicos de la tradición filosófica occidental. Su propuesta teórica estriba en construir una ambiciosa teoría de la sociedad que la desCribe como un sistema autorreferente de comunicaciones. El intento de Luhmann incorpora elementos conceptualmente muy novedosos, procedentes de la cibernética, la teoría de la comunicación, la biología, etc., y exige revisar algunas de las tesis fundamentales de lo que él denomina el "viejo pensamiento europeo". Con su propuesta, Luhmann pretende proporcionar un instrumepto que permita realizar adecuadas observaciones de la sociedad contemporánea y haga posible diseñar nuevas estrategias para actuar sobre ella. Su obra supone un claro ejemplo de ambición teórica y plantea la necesidad de diseñar nuevas formas de pensamiento que sean capaces de abordar las exigencias de nuestro tiempo, aun cuando tal novedad de pensamiento suponga, casi siempre, poner en cuestión antiguas tradiciones heredadas de la filosofía y la sociología occidentales. La introducción ha corrido a cargo de Ignacio Izuzquiza, profesor titular de Filosofía en la Universidad de Zaragoza. ,;' ~ tj ,. -~ ~ i t , , '>'¡ ~ ~ " ,- ~ "¡; 00 o O) s:: -ro lo-< o P... S O) .¡..J 1:: o U o .¡..J 1:: O) 's ce CI) 1:: O) Poi Paidós / I.C.E.-U.A.B. Introducción de Ignacio Izuzquiza Niklas Luhmann Sociedad y sistema: la ambición de la teoría ~ ce S O) .¡..J CI) .•...• en ;>-, '"O ce '"O O) .•.... u o (/) 8 O) '"O 1:: -O .•...• U .......o S ro ro ~ ce '¡:: O O) .¡..J ce ~ en ctl ~ ....Z l:::: ~ S ~ !~ -, : ~, ¡ :'-<.-t(.~, 46008 9 "788475"095783 " il :l I I l

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Page 1: Niklas Luhmann

ISBN 84-7509-578-X

El objetivo de la colección Pensamiento Contemporáneo esproporcionar al lector interesado en este tema, y no sólo alespecialista, un conjunto de textos de autores representativosdel pensamiento de nuestro tiempo, textos en los que losmismos autores formulan de manera clara y concisa lo mássignificativo de su propuesta teórica, aquello que les haconvertido en clásicos de la filosofía del siglo XX.

Niklas Luhmann es lino de los más relevantes y controvertidospensadores alemanes de nuestro tiempo. Aun cuando susanálisis se centran en la elaboración de una teoría de lasociedad, muchas de las propuestas afectan, de modo decisivo,a temas clásicos de la tradición filosófica occidental. Supropuesta teórica estriba en construir una ambiciosa teoría dela sociedad que la desCribe como un sistema autorreferente decomunicaciones. El intento de Luhmann incorpora elementosconceptualmente muy novedosos, procedentes de lacibernética, la teoría de la comunicación, la biología, etc., yexige revisar algunas de las tesis fundamentales de lo que éldenomina el "viejo pensamiento europeo".Con su propuesta, Luhmann pretende proporcionar uninstrumepto que permita realizar adecuadas observaciones dela sociedad contemporánea y haga posible diseñar nuevasestrategias para actuar sobre ella. Su obra supone un claroejemplo de ambición teórica y plantea la necesidad de diseñarnuevas formas de pensamiento que sean capaces de abordarlas exigencias de nuestro tiempo, aun cuando tal novedad depensamiento suponga, casi siempre, poner en cuestiónantiguas tradiciones heredadas de la filosofía y la sociologíaoccidentales.La introducción ha corrido a cargo de Ignacio Izuzquiza,profesor titular de Filosofía en la Universidad de Zaragoza.

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PENSAMIENTO CONTEMPORANEOColección dirigida por Manuel Cruz

1. L Wittgenstein, Conferencia sobre ética2. J. Derrida, La desconstrucción en las fronteras de la

filosofía'3. P. F. Feyúabend, Límites de la ciencia4. J. F. Lyotard,¿Por qué filosofar?5. A. C. Danto, Historia y narración6. Th. S. Kuhn, Qué son las revoluciones científicas7. M. Foucault, Tecnologías del yo

8. N. Luhmann, Sociedad y sistema: la ambición de lateoría

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Ediciones PaidósI.e.E. de la Universidad Autónoma de BarcelonaBarcelona - Buenos Aires - México

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Page 3: Niklas Luhmann

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Título original:System und Funktion (cap. 1 de Soziale Systeme)

Publicado en alemán por Suhrkamp Verlag, FranCfort del Main

Traducción de Santiago López PeHt y Dorothee Schmitz

Cubierta' de Mario Eskenazi y Pablo Martín Badosa

l." edición, 1990

SUMARIOo\:

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Introducción: La urgencia de una n;eva 'ló-gica, Ignacio Izuzquiza. . , ... '1. Un pensador polémico2. Los presupuestos de la teoría3. La sociedad como sistema al.ltorrefe~

rente de comunicaciones4. La urgencia de un nuevo módO' de

pensar . . . . . , . . . "Acerca de este textoObras de Luhmann traducidas al caste-

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SISTEMA Y FUNCION .

@ 1984by Suhrkamp Verlag, Francfort del Main

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del"Copyright~, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total oparcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos lareprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ellamediant~ alquller o préstamo públicos.

.- ~~~"~.-@-de esta'ediCiÓn.. Ediciones Paidós Ibérica, S.A.

Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona, eInstituto de Ciencias de la Educaciónde la Universidad AutÓnoma de Barcelona, 08193 Bellaterra

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ISBN: 84-7509-578-1Depósito legal: B. 5.751/1990Impreso en Hurope, S.A.Recaredo, 2 -08005 BarcelonaImpreso en España -Printed in Spain

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Page 4: Niklas Luhmann

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INTRODUCCION: LA URGENCIA DE UNANUEVA LOGICA

No resulta sencillo describir en una breve in-troducción los rasgos esenciales. de la obra deLuhrnann ni las perspectivas que ésta' abre "parauna reflexión que afecta a puntos esenciales de latradición filosófica clásica, Las obras de Luhmannno están, en su mayoría, traducidas aLcastellano;'y sus planteamientos han sido analizados en ám-bitos ~an determinados corno pueden serlo la.teoría del derecho y' la sociología. Por ello, .~staintroduéciónquiere constitui~se en una apretadaguía de lectura y, llevado de este afáhintroducto-rio, quisiera plantear en estas páginas algunas in.dicaéÍones 'que contribuyan al conocÍmientode laobra de Luhmann: Y, ante todo, que permitanaprovecharla para la reflexión de quien desee leer-la. Pues la obra de Luhmann no puede entenderse

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como una teoría cerrada, que sólo exige un cono.cimiento detenido de la misma, sino como una'invitación urgente a la reflexióhde acuciantes te-'mas teóricos de gran relevancia contemporánea.i

1. 'En esta introducción evitaré multiplicar las referenciasa los libros y artículos de Luhmann,puestoque ello puedeapartar del tono introductorio de la misma, Para referenciasy discusiones más completas, remito a mi estudio La sociedadsin hombres. Niklas Luhmann o la teoría como escándalo,que se editará en breve. En este ensayo pueden encontrarsemúltiples referencias y la ampliación de algunos temas queaquí quedarán solamente indicados.

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1. l,Jnpensador polémico

La polémica Yla crítica constituye un prólogonecesario a toda consideración de la obra de Luh-mann. Su trabajo se levanta siempre sobre un fon-do de polémica proporcional a la importancia Yradicalidad de cuanto propone. Una famosa polé-mica, mantenida en 1972 con J. Habermas, le haceconocido en nuestro medio como opositor a algu-nas de las tesis mantenidas por el autor de la teo-ría de la acción comunicativa. Su oposición cons-tante a algunas de las herencias de la tradiciónintelectual de Occidente levanta las iras de muchosde sus lectores. La afirmación de la importanciadel sistema para considerar la sociedad fundamen-ta la acusación de conservadurismo, aun cuandoLuhmann proponga una teoría donde las catego-rías qu~. sustentan tal juicio deban revisarse. Ensíntesis, son muy pocas las afirmaciones de Luh-mann que no levanten una enconada crítica, comosi cuanto proponen afectara a cuestiones de radi-cal importancia; una importancia proporcional alas críticas que Luhmann levanta con sus afirma-ciones.

Planteemos inicialmente algunos rasgos depresentación personal. Luhmann es, originaria-mente, un jurista, posteriormente convertido ensociólogo, que desarrolla, desde la sociología, unateoría de la sociedad de una extremada ambiciónteórica. Son varios los elementos de la formaciónde Luhmann que conviene tener en cuenta para

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2. Es interesante recordar que tres de los más represen-tativos sociólogos alemanes: N. Luhmann, R. Münch y J. Ha-bermas han mantenido un estrecho contacto con la personay la obra de T. Parsons.

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comprender el alcance de su obra. Su formaciónjurídica pesa sobre el conjunto de su obra y susestudios sobre teoría del derecho han sido amplia-mente reconocidos en los ámbitos jurídicos. Asi-mismo, deben destacarse sus análisis de la buro-cracia y de la teoría de la administración, queinciden en el análisis de uno de los fenómenos másrelevantes de la sociedad contemporánea. Pero es-tos campos de atención sobre el derecho y la ad-ministración, plantearán a Luhmann la exigen-cia de analizar el conjunto de la sociedad en laque esos fenómenos tienen lugar. Una estancia enla Universidad de Har'vard durante el curso 1960-1961 le permite trabajar con Talcott Parsons, uncontacto que será especialmente importante paraLuhmann.2 El contacto con Parsons es especial-mente importante para Luhmann. Parsons repre-senta uno de los últimos intentos de elaborar unateoría general de la sociedad, basada en la pro-puesta funcionalista. Luhmann asume ambos in-tentos, aun cuando lo hace de un modo crítico. Elintento de elaborar una teoría general de la socie-dad es un constante deseo en la obra de Luhmann;y la presencia de un funcionalismo dinámico -de-nominado «estructuralismo funcional»- que seaparta de cuanto el funcionalismo de Parsons pue-da tener de conciliador, es asumido como un mé-todo de trabajo por Luhmann.

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A su regreso de los EE.UU., Luhmann conso-lida su situación académica como profesor desociología en la Universidad de Bielefeld 3 y se de-dica a la tarea de elaborar una teoría generalde la sociedad. La productividad de Luhmann esasombrosa, y queda recogida en más de 30 librosy 300 artículos. Sus análisis versan sobre teoríapolítica, pedagogía, teoría de la religión, economía,derecho, etc.; es decir, sobre los componentes fun-damentales de la sociedad contemporánea. Unasociedad que Luhmann pretende describir con suteoría, de modo que con ella se alcance una ade-cuada comprensión de la misma.

El conjunto de la obra de Luhmann muestrauna decidida apuesta por la construcción teóricay por' el esfuerzo de resaltar el valor de la teoríageneral. Es aquí donde radica uno de los intere-ses fundamentales de nuestro autor y lo que lehace interesante, para la reflexión filosófica contem-poránea. Luhmann no queda limitado a ser unejemplo de reflexión sociológica: desde su inten-to de elaborar una teoría de la sociedad, Luhmannpulsará algunos de los rasgos fundamentales pre-sentes en todo trabajo teórico, proponiendo reno-vados temas de atención para el análisis. En cierta

3. Es significativo advertir que la Universidad de Biele-feld se crea, tras las revueltas estudiantiles de 1968, comouna Universidad alternativa al clásico modelo de universi-dad alemana; en ella se primaba, inicialmente, la investiga-ción de punta y una constante exigencia de interdisciplina-riedad, así como variadas experiencias innovadoras de ges-tión universitaria.

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medida, bien puede decirse que Luhmann consti-tuye, en nuestro tiempo, uno de los más clarosejemplos de ambición teórica. Ambición cuyos re-sultados han sido recientemente reconocidos conla concesión del significado Premio Hegel en 1988.

2. Los presupuestos de la teoría

Antes de exponer los rasgos esenciales de lateoría de Luhmann, así como las consecuenciasque de ella se derivan para la descripción de lasociedad, parece necesario considerar algunos desus presupuestos. Entre ellos es preciso destacar lageneralidad de la teoría, la interdisciplinariedad,la complejidad, el concepto de sistema, el funcio-nalismo y la paradoja. Abordemos estos presupues-tos en forma esquemática, de modo que sirvanpara una introducción al estudio de cuanto Luh-mann propone.

En primer lugar, Luhmann pretende que suteoría tenga un alcance general y que pueda apli-carse a diferentes dominios. La generalidad de lateoría es un compromiso constante en Luhmann,y hace que sus planteamientos no queden reduci-dos a determinados ámbitos particulares, sinoque mantenga siempre una tensión de generalidad.Tal exigencia de generalidad convierte a la teoríaen un verdadero artificio de generación de proble-mas que deben ser recogidos en su raíz generalpor la teoría. Más aún, una teoría será tan eficaz

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Así puede entenderse que, desde esta ambiciónteórica, Luhmann se plantee análisis en ámbitostan diferentes como la política, el derecho, la reli-gión, la economía, etc., y proponga también radi-cales tesis de ontología y de teoría del conocimien-to. Nada puede serIe extraño. Y en tanto hayaalgo que no entre en el ámbito de los intereses dela teoría, ésta deberá ser reformada. Por ello, bienpuede decirse que el intento teórico de Luhmanncombina la actualidad de la ambición generalistaen la formación de una teoría y el antiguo ideal-tantas veces criticado con razón- de generalkdad teórica. Semejante tensión de generalidadhace que la teoría de Luhmann sobrepase los lí-mites habituales de una teoría de la sociedad yque permita hacer de ella múltiples lecturas gene~rales que exceden los límites de la sociología.

Por otra parte, la teoría de Luhmann asumeconscientemente las exigencias de la multidiscipli-nariedad. Su obra se encuentra formada por apor- 'taciones procedentes de la cibernética, la neuro-ciencia, la teoría de sistemas, etc. Y este concepto'de interdisplinariedad que su teoría asume, quedamarcado' por dos importantes elementos: tinaatención constante a cuanto de más novedoso pue-da producirse en el ámbito de las denomil1adas«ciencias punta» y el constante deseo de realizaruna constante «importación teórica» que permitaobtener ganancias para la fuerza explicativa de lapropia teoría. En este sentido, Luhmann no tiene

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reparo alguno en asomarse a cuanto de interéspueda encontrarse en ámbitos diferentes a la so-ciología y en elaborar una teoría que se aparta, enmuchas ocasiones, de los cánones admitidos porla propia sociología académica.

Conviene precisar este último punto, que seconvierte en un rasgo constante de la propuestade Luhmann. Nuestro autor piensa que, en mu-chas ocasiones, la teoría de la sociedad se encuen-tra centrada en elementos provenientes de la tra-dición europea clásica, y cargada de compromisosimportantes con es~ tradición. Una tradición queLuhmann denomina «viejo pensamiento europeo»,y que alcanza su expresión adecuada en la épocade la Ilustración europea. Sin embargo, algunos deestos conceptos,. piensa Luhmann, no son váli-dos, para describir la sociedad contemporánea,al estar formados en épocas de menor compleji-dad y que no se corresponden col1 las urgenciasde una sociedad enormemente especializada ydiferenciada como la nuestra.

Por ello, Luhmann señala la urgencia de reali-zar una segunda lectura de la Ilustración, de plan-tear una «ilustración de la Ilustración» que per-mita plantear nuevas bases de análisis y avive laurgencia de encontrar nuevos conceptos. Tra,s ello

4.1Como el concepto clásico de sujeto, de raíz antropo-lógicM el concepto de acción individual, guiada por deter-minados intereses; el concepto de finalidad teológica, etc.Conceptos, todos ellos, que se encuentran presentes en latradición sociológica clásica y que plantean importantes com-promisos filosóficos.

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se encuentra, como parece obvio, una crítica a mu-chas de las categorías del pensamiento y de lasociología clásicos europeos. Crítica que se harecibido con verdadero escepticismo y que con-vierte a Luhmann en defensor de la urgencia depensar de un modo radicalmente nuevo, en formaacorde con los tiempos en que vivimos actualmen-te. Al tiempo que hace de la propuesta de Luh-mann un elemento extraño respecto de muchosde los discursos sociológicos anclados en las cate-gorías de la tradición sociológica o filosófica con-tinentales; extrañeza que tan sólo puede enten-derse con un radical nivel de crítica por parte demuchos de los lectores de nuestro autor.

La teoría de Luhmann tiene un punto de par-tida esencial que estriba en el reconocimiento dela complejidad y en exigir que toda teoría debeser un arma para reducirla. Entiende Luhmannpor complejidad la sobreabundancia de relacio-nes, de posibilidades, de conexiones, de modo queya no sea posible plantear una correspondenciabiunívoca y lineal de elemento con elemento. Elproblema esencial de nuestra sociedad es, precisa-mente, el aumento de su propia complejidad: loqúe Luhmann denomina el aumento de la dife-renciación de una sociedad. En forma paralela aese aumento se precisa poseer instrumentos quepermitan reducir la complejidad. Toda verdaderateoría debe ser siempre un instrumento cualificadopara reducir la complejidad. Tan sólo en tantosirva para esa reducción de la complejidad, mos-trará su propia validez.

Ahora bien, la complejidad sólo podrá redu-cirse en tanto se dé una mayor complejidad. Sóloel aumento de complejidad puede llevar a una re-ducción de la complejidad. Perspectiva que puederesultar paradójica, pero que es clara en tanto seadvierte cómo lo verdaderamente sencillo encie-rra, siempre, una enorme complejidad; y, por ello,puede permitir una reducción de la complejidad.De ahí que una teoría de la sociedad, concebidacomo un instrumento de reducción de la comple-jidad social sea, ella misma, inmensamente com-pleja y deba dar cuenta de la sobreabundancia derelaciones y posibilidádes que caracteriza a la so-ciedad contemporánea. Aquí radi~a uno de loselementos de la complejidad y dificultad de la teo-ría de Luhmann, tantas veces señalada por suslectores y que puede comprobarse en el texto deLuhmann al que introducen estas páginas.

Luhmann incorpora la teoría de sistemas a suteoría de un modo explícito, hasta el punto deque su obra ha sido calificada como (~sociologíasi?témiql». Pero es importante consic1erar-queesta incorporación se encuentra motivada por laposibilidad de encontrar, en la actual teoría desistemas, un medio adecuado para describir la so-ciedad y para la elaboración de una teoría adecua-da. En este sentido, el concepto de sistema es,para Luhmann, un presupuesto de su teoría, peronunca una finalidad de la misma, ni una fronteraque cierra sus límites explicativos.

Ahora bien, el concepto de sistema que Luh-mann emplea en su obra resume la evolución de

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la misma teoría de sistemas e. incorpora los desa-rrollos más recientes de la misma. La sección 2 deltexto de Luhmann que se incluye en este volumenhace explícita esta evolución, que es fundamentalpara comprender lo que Luhmann pretende conel concepto de sistema como elemento fundamen-tal de su teoría y como perspectiva de análisis.Luhmann parte de la admisión del concepto desistema autorreferente que supone importantesdiferencias respecto al concepto clásico de siste-ma, diseñado, entre otros, por Ludwig von Berta-lanffy. El concepto clásico de sistema precisa queun sistema es un conjunto de elementos que man-tienen determinadas relaciones entre sí y que seencuentran separados de un entorno determinado.La relación entre sistema y entorno es fundamen-tal para la caracterización del sistema, y el siste-ma se define siempre respecto a un determinadoentorno.

En la teoría de los sistemas autorreferentes,proveniente de la cibernética y con evidentes apli.caciones en las neurociencias, el sistema se define,precisamente, por su diferencia respecto a suentorno; una diferencia que se incluye en el mis-mo concepto de sistema. De este modo, el sistemaincluye siempre en su misma constitución la dife-rencia respecto a su entorno y sólo puede entender-se como tal desde esa diferencia. Ahora bien, enun paso ulterior, el sistema, que contiene en símismo la diferencia con su entorno, es un sistemaautorreferente Y autopoiético. Es en este momen-to en el que Luhmann introduce las aportaciones

de la denominada teoría de la autopoiesis, elabo-rada por los biólogos chilenos H. Maturana yF. Valera. Según esta teoría, un sistema es auto-poiético en tanto es un sistema que puede crearsu propia estructura y los elementos de que secompone. El modelo esencial de estos sistemasson los sistemas vivos, y la autopoiesis o auto crea-ción, es para Maturana, el rasgo característico detodo sistema vivo. De este modo, al unir la auto-rreferencia -que hace al sistema incluir en símismo el concepto de entorno- y la autopoiesis-que posibilita al sistema elaborar, desde sí mis-mo, su estructura Y los elementos de que se com-pone-, Luhmann posee una base teórica queaplicará universalmente a su propia teoría.

El concepto de sistema autorreferente es enor-memente dinámico y exige un gran dinamismoconceptual a quien lo emplea. Sin embargo, debeenriquecerse con dos conceptos esenciales quecomplementan su importancia: el concepto deobservación, el concepto de diferencia y el con-'cepto de autorreferencia. Ellos complementanadecuadamente el uso que hace Luhmann del con-cepto de sistema autorreferente en su propia teo-ría, al tiempo que permite entender el alcance dela misma y desvelar el sentido de alguna de lascríticas de que ella es objeto.

El concepto de observación es central en lateoría de Luhmann y se encuentra unido al deun sistema autorreferente que, comotal, siempreejercita un determinado modo deobservación.Unaobservación es siempre una operación que con-

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siste en manipular un determinado esquema dediferencias. Para poder observar debe poseerse,previamente, un esquema de diferencias, de modoque no hay nunca observación neutral que no seencuentre dirigida por una diferencia o por unconjunto de diferencias. Al observar se elige unode los lados que componen la diferencia y se des-cribe cuanto se ve de acuerdo con ese lado elegido.La observación es una actividad fundamental delos sistemas autorreferentes mediante la cual seobservan a sí mismos y observan cuanto se encuen-tra en su entorno, pudiendo, mediante esta ope-ración, establecer determinados procedimientosde selección y reducir la complejidad del entornoque les rodea. Tan importante es el concepto deobservación para Luhmann que constituye unaverdadera subteoría dentro de todo su intento teó-rico y le lleva a afirmar que _el c;onjunto de suteoría ~o es más que un instrumento que permiteejercer adecuadas observaciones de la sociedadcontemporánea.

Pero, al mismo tiempo, debe advertirse que laobservación, que es siempre una operación y tieneun radical carácter dinámico, se encuentra Íntima-mente relacionada con el concepto. de diferencia.y es que la teoría de Luhmann, en su conjunto, esuna teoría donde el pensamiento de la diferenciaocupa un lugar central y donde la diferencia que-da privilegiada sobre todo concepto de unidad.Hasta el punto de que todo aquello que pueda serconsiderado unidad lo es, para Luhmann, en tantounidad de diferencias, en tanto es una «unidad

múltiple». Sin la admisión del concepto de dife-rencia no puede existir, para Luhmann, relación,unidad, complejidad, sistema, observación. Supensamiento es, en realidad, un paroxismo de ladiferencia. Y en su obra se encuentran múltiplesesbozos de una teoría de la diferencia que, sinembargo, quedan relegados tras otros argumentos,pero que exige ser siempre tenida en cuenta deun modo paradigmático.

Junto a la diferencia es preciso destacar la im-portancia que en toda la obra de Luhmann tiene elconcepto de autorreferencia. Se trata de un con-cepto peligroso en la tradición clásica del pensa-miento europeo, y en ocasiones, es consideradocomo un concepto equívoco. Un concepto equívocoporque lo que es autorreferente queda encerra-do en sí mismo, sin contar con nada externo a él,llegando a parecer por ello un concepto vacío yuna simple tautología. Luhmann, sin embargo, re-cupera cuanto de positivo tiene el concepto deautorreferencia y hace del mismo un fundamentoque posibilita el que, a un tiempo, el sistema poseaclausura y apertura. En tanto un sistema es auto-rreferente y autopoiético se encuentra, efectiva-mente, clausurado en sí mismo. Y sólo en tantose encuentra así clausurado podrá constituirsecomo un sistema digno de atención y sujeto deun conjunto de operaciones específicas. Pero estaautorreferencia es, al mismo tiempo, condición dela apertura del sistema. A un mayor nivel de clau-sura .autopoiética y autorreferencia se da tambiénun mayor nivel de apertura del sistema. Tal rasgo

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Este elemento de la autorreferencia que inclu-ye apertura y clausura nos obliga a considerar untema que ha estado presente en la anterior des-cripción. Se trata de la presencia de la paradoja.La observación, la diferencia, la autorreferenciallevan directamente a la paradoja. Luhmann admi-te, como tema esencial de su obra, y como un retoindispensable en su teoría de la sociedad, la nece-sidad de considerar la paradoja de un modo creati-vo y no tan sólo de un modo negativo, como es ha-bituál admitirla en la tradición del pensamientooccidental. Luhmann pretende siempre emplear laparadoja de un modo creativo y nunca de un modotautqlógico que. impida un pensamiento y una ac-tuaCión eficaces. Por ello, el pensamiento de Luh-mann es, a un tiempo, un pensamiento dominadopor la paradoja y por la necesidad de emplear laparadoja de modo creativo, corrio si ella fuera undestino inexcusable de toda teoría radical, quepretenda describir la sociedad moderna.

Un último presupuesto de la teoría de Luh-mann que es necesario tener en cuenta a la horade entender el alcance de la misma y que ocupaun relevante lugar en el texto incluido en estevolumen -la sección 2 del mismo- es el métodoutilizado por Luhmann en su obra. Como he indi-cado al comienzo de mi introducción, semejante

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método no es otro que una versión del funciona-lismo que se aparta de modo decisivo del funcio-nalismo clásico. Para Luhmann, el funcionalismo

.debe ser considerado como un «estructuralismofuncional» en el que queda privilegiado radical-mente el concepto dinámico de función sobre cual-quier otro concepto de estructura. Una precisiónimportante, ya que en el funcionalismo clásicoresulta privilegiada la estructura frente a la fun-ción, de modo que todo él parece destinado al man-tenimiento del concepto de estructura, lo que-como es bien sabido- levantó enconadas críti-cas y supuso una verdadera evolución del con-cepto de funcionalismo. En cualquier caso, eldinamismo, la problematicidad, el método derelaciones y la comparación, así como la reivindi-cación de la diferencia se encuentran como ele-mentos centrales en el método funcional que Loo.mann emplea en toda su obra. Un método queLuhmann reivindica como una verdadera teoríadel conocimiento de nuevo cuño frente a la teo-ría clásica del conocimiento presente en la tradi-ción occidental.

3. La sociedad como sistema autorreferentede comunicaciones

Expongamos brevemente el núcleo de la teoríade Luhmann. Como he indicado, la suya es explí-citamente una teoría de la sociedad contempo-ránea, pero contiene muchos otros elementos de

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interés que no la limitan a ser una teoría de lasociedad y que abren la reflexión a multitud detemas de un elevado interés teórico general.

Luhmann distingue tres tipos fundamentalesde sistemas autorreferentes. Los sistemas vivos,los sistemas psíquicos o personales, los sistemassociales. Cada uno de ellos se diferencia por supropio tipo de operación autopoiética y el modoen que construyen su propio espacio de operacióny reducción de la complejidad. Así, la vida y lasoperaciones vitales son propias de los sistemasvivos; la conciencia es el modo de operación pro-pio de los sistemas personales o psíquicos;S lacomunicación es el rasgo característico de lossistemas sociales.

Cáda uno de estos grandes sistemas se dife-rencian respecto a su entorno y construyen sumodo propio de actuación, .así como sus leyes deobservación, reduciendo de modo original y pro-pio lá.complejidad que les rodea, llevando a cabodeterminadas . selecciones que caracterizan sumodo de actuación y constituyéndose como talessistemas, con un claro componente temporal ensu estructura. Al ser cada uno de estos sistemas'cerrados en sí mismos -con esa particular mez-cla de clausura/apertura propia de los sistemas

5. Debe tenerse en cuenta que Luhmann transforma elconcepto de sujeto antropológico en un sistema autorrefe-rente basado en la conciencia y en el lenguaje, lo que plan-tea una nueva perspectiva de análisis sobre un conjunto deconceptos tradicionalmente dependientes del concepto clási-co de sujeto.

autopoiéticos-, no mantienen contacto entre sí.Sin embargo, es evidente que existe un modo derelación entre los sistemas que respeta la indepen-dencia y clausura propia de ellos. Este modo derelación se conoce bajo el nombre de «interpe-netración», operación mediante la cual un sistemapone a disposición de otro su propia estructurapara que pueda seguir construyéndose la comple-jidad que le es propia. Asimismo, cada uno deesos sistemas puede diferenciar su estructura endistintos subsistemas mediante un proceso de dife-renciación que enriquece notablemente el propiosistema y que es, ordinariamente, de tipo evolu-tivo.

Luhmann dedica su esfuerzo, como vengo re-pitiendo, al estudio de los sistemas sociales. Paranuestro autor, la sociedad es un sistema autorre-fe rente y autopoiético que se compone de comu-nicaciones. A su vez, puede diferenciarse en dis-tintos subsistemas, cada uno de ellos cerrado yautorreferente, que poseen un ámbito determina-do de comunicaciones y de operación, que limitansu entorno y reducen la complejidad de un modoespecializado. La sociedad se diferencia progresi-vamente, a lo largo de la evolución temporal y de .la historia, en diferentes subsistemas sociales ta-les como el derecho, la economía, la política, lareligión, la educación, etc. Y una sociedad avan-zada será siempre una sociedad altamente dife-renciada, en la que existan esos diferentes ámbitosde comunicación que son los diferentes subsiste-mas sociales. Con ello se ha logrado un elevado

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6. Aquí debe introducirse un tema esencial en la teoríade Luhmann como es el «teorema de la doble contingencia»,que obliga a estructurar la comunicación. en tomo a las ex-pectativas de actuación Y nunca en tomo a los resultadosde la misma. La doble contingencia se encuentra presenteen el núcleo mismo de toda formación social, e impide man-tener un esquema mecánico de explicación de la acción so-cial. Para un análisis más amplio de este tema, remito a miohra anteriormente citada.

nivel de especialización en las diferentes funcio-nes de la sociedad, que contribuye a reducir efi-cazmente la progresiva complejidad a la que lasociedad debe enfrentarse.

Conviene destacar algunos rasgos importantesde esta concepción de la sociedad que Luhmannplantea. En primer lugar, su concepto de comu-nicación. En él recoge Luhmann una novedosaaportación que incluye los desarrollos de la actualteoría de la comunicación de un modo explícito.La comunicación es considerada por Luhmanncomo un proceso de selecciones, Ysu análisis debepartir de la improbabilidad de la comunicaciónque debe sortear multitud de obstáculos antes deproducirse con éxito.6 Con ello, Luhmann resaltael valor que tiene la selección en el modo de com-portamiento propio de un sistema social y cómola selección, si está adecuadamente estructurada,contribuye a reduCir eficazmente la complejidad.De fundamental importancia es precisar que lacomunicación es propia de los sistemas sociales.Tan sólo la sociedad Ylos sistemas sociales comu-nican, sobre sí mismos Ysobre los otros sistemassociales, guardando los modos propios de la clau-

sura que constituye su autopoiesis. En este senti-do, la sociedad se compone de comunicaciones yes el ámbito de todas las comunicaciones posibles.Como puede advertirse, Luhmann recupera unode los temas centrales de nuestro tiempo al plan-tear la comunicación corno uno de los ejes centra-les de la sociedad contemporánea.

Un segundo tema decisivo en la teoría de lasociedad de Luhmann tiene ribetes de escándalo,y así ha sido interpretado por muchos de suscríticos. Se trata de la relación entre los sereshumanos -sistemas personales o psíquicos, en lateoría de Luhmann- y la sociedad o los diferen-tes sistemas sociales. Para Luhmann la sociedadno está compuesta de seres humanos, sino de co-municaciones. Los seres humanos -que son sis-temas autorreferentes que tienen en la concienciay en el lenguaje su propio modo de operaciónautopoiética- son el entorno de la sociedad, nocomponentes de la misma. Evidentemente, la sa-ciedad supone a los hombres, pero no a modo deinclusión en ella, sino como su entorno. Ello obli-ga a Luhmann a mantener una particular relaciónentre hombres y sociedad; una relación de inter-penetración y de observación, que alcanza nivelesde extremada complejidad. Por ello no debe en-tenderse, en manera alguna, que Luhmann despre-cia cuanto suponga el ser humano. En cierta me-dida, su teoría concede al ser humano una decisivaimportancia, pero se encuentra alejada de lasconcepciones clásicas que ven en el hombre un

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Entre hombre y sociedad se da la relación exis-tente entre un sistema Y su entorno. Una relacióninmensamente fecunda cuando se trata de un siste-ma autorreferente Yque obliga a pensar de modonuevo categorías aceptadas desde antiguo y aplica-das, a veces, sin rigor, al análisis de la sociedadcontemporánea. Una sociedad en la que el derecho,la economía, la política, etc., parecen funcionar sinatender excesivamente a la presencia de los sereshumanos, sino con un nivel de independencia talque parecen seguir sus propias reglas con indepen-dencia de los sujetos humanos. En todo caso setrata .deuna perspectiva que, evidentemente, obli-ga a revisar algunas de las tesis del humanismotradicional.

La sociedad, compuesta de comunicaciones, sediferencia internamente, según su grado de evolu-ción y desarrollo, en diferentes subsistemas socia-les. Cada uno de estos subsistemas sociales es,como he indicado, un sistema autorreferente Yautopoiético y tiene a los demás subsistemas como

_su entorno, manteniendo su clausura y su propiaindependencia. Asimismo, cada uno de estos sis-temas sociales especializa el ámbito de sus comu-nicaciones Y de sus selecciones de modo queresuelve, cada uno de ellos, un determinado seg-mento de complejidad, contribuyendo a que lasociedad pueda resolver los problemas que se le en-frentan. En todo caso, debe tenerse en cuenta quecada sistema social puede observarse a sí mismo,

observar a los otros y actuar, de acuerdo con esenivel de observación, dirigiendo sus propias ope-raciones para reducir el ámbito de complejidaden que está especializado.

Luhmann analiza en su obra los sistemas socia-les más relevantes, como son el derecho, la econo-mía, la política, la religión, la ciencia, la educa-ción. Cada uno de estos sistemas sociales repitecuanto hemos indicado anteriormente, en un nivelmás concreto, y obliga a Luhmann a realizar unimpresionante esfuerzo investigador en el quecada uno de esos subsistemas debe ser analizadode un modo particular, acudiendo a bibliogra-fía y a estudios especializados que revelan laamplitud de los intereses de Luhmann y el al-cance de su teoría. No podía ser de otro modo.Una teoría general de la sociedad como la queLuhmann se esfuerza en elaborar debe ser con-cretada en una teoría del derecho, de la economía,de la ciencia, de la religión, de la política, etc.y esta amplitud revela uno de los más importan-tes rasgos de la obra de Luhmann, que alcanza, enocasiones, caracteres de desmesurada ambiciónteórica. Por otro lado, es en los análisis de losdiferentes sistemas sociales donde la investigaciónde Luhmann se revela como extremadamente su-gerente y con aplicaciones directas al análisis dela sociedad contemporánea.

Por último, hay que recordar un elemento cen-tral de la investigación de Luhmann. El compo-nente temporal es un elemento central en su teo-ría. Tanto en su concepto de complejidad como

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4. La urgencia de un nuevo modo de pensar

La obra de Luhmann se encuentra, todavía, enevolución Yes susceptible de nuevos planteamien-tos. Sin embargo, desde la publicación, en 1984,

7. Debe tenerse en cuenta que Luhmann concede unagran importancia a la teoría de la evolución socio-cultural,que elabora con matices originales Y que le permite expli-car la evolución de la sociedad desde sociedades elementa-les a sociedades altamente diferenciadas, que especializansus ámbitos de selección Yson enormemente complejas, comoes el casO de la sociedad contemporánea.

en su concepto de sistema autorreferente Y en su.planteamiento de los sistemas sociales. Para ellobasta con analizar la sección 3 del texto de Luh~mann que figura en este volumen. y ello introduceun elemento fundamental en su propia concep-ción, que es ampliamente sensible a la importan-cia del tiempo, afectando decididamente a las se-lecciones que debe realizar todo sistema parareducir la complejidad, Y que hace a los compo-nentes de los sistemas verdaderos eventos tem-porales, dotados de un gran dinamismo. Junto ala importancia concedida al tiempo,? la entropíay el riesgo son elementos centrales en la concep-ción de Luhmann Y en su apreciación de los siste-mas sociales. Un tema de enorme interés, queatraviesa toda su teoría y que plantea nuevoS te-mas de análisis desde un planteamiento amplia-mente dinámico como es el conjunto de su obra.

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de su gran obra Soziale Systeme. Grundriss einerAllgemeinen Theorie (Sistemas sociales. Compen-dio de una teoría general), bien puede hablarse deun fundamento seguro desde el que derivar ulterio-res reflexiones. La tarea que Luhmann se proponerealizar tiene proporciones fáusticas, y no limitanunca su alcance. Es consecuencia de la ambiciónteórica que lo anima. Me interesa, para concluiresta introducción, plantear algunos elementos dereflexión que la obra de nuestro autor dejaabiertos y que inciden directamente en los plan-teamientos filosóficos de la misma. Corno he indi-cado, aunque no se refiere explícitamente a lafilosofía, toda la obra de Luhmann supone un retocuando se la considera desdes los postulados dela tradición filosófica continental. La exigenciade un pensamiento nuevo, la osadía de pensar conun nuevo concepto de sujeto, la ontología de ladiferencia, el pensamiento ecológico y la teoríade la observación son tan sólo algunos de los ele-mentos que bien pueden guiar una reflexión filosó-fica de la obra de Luhmann.

Toda la obra de Luhmann es una invitación apensar de un modo nuevo Y a abandonar viejoshábitos y tradiciones de pensamiento que hanformado la herencia intelectual de Occidente des-de la Ilustración. El rechazo de Luhmann a man-tener los postulados del «viejo pensamiento eu-ropeo» y su deseo de establecer una «ilustraciónde la Ilustración» no son más que preámbulos para.abordar la exigencia de establecer un nuevo pen-samiento, acorde con los retos planteados por las

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denominadas «ciencias punta» y, sobre todo, conlos nuevos rasgos de la sociedad contemporánea.En este sentido, bien puede decirse que Luhmannexige ir más allá de la modernidad clásica, ten-diendo la mano para crear categorías continua-mente renovadas. La autorreferencia, la paradoja,el sistema, el tiempo, el riesgo, la clausura, lacomplejidad, etc., son nuevos elementos que sedeben incluir en lo que, según nuestro autor, seráel pensamiento del futuro.

La obra de Luhmann es una constante invita-ción a pensar un nuevo concepto de sujeto, des-provisto de las connotaciones antropológicas queeste término tiene en nuestra tradición intelectual.y aquí se encuentra una de las principales dificul-tadesÍJara la aceptación de la teoría de Luhmann,que se 'muestra corno esencialmente alejada detodo planteamiento antropológico en un terrenotradicionalmente dominado por esa perspectiva.Pero ~ste rechazo del concepto tradicional o an-tropológico del sujeto no equivale, para Luhmann,a un desentenderse de cuanto componente humanoexiste en la sociedad. Por el contrario, como elmismo Luhmann afirma en repetidas ocasiones,'pocas son las teorías que conceden una importan-cia mayor al sujeto humano como la teoría de laautopoiesis. Pero Luhmann considera que muchosde los planteamientos explicativos que consideranel tema del sujeto humano, en primer término yemplean categorías antropológicas de análisis, lle-gan a impedir un adecuado análisis de la sociedadcontemporánea. Y llegan a suponer un obstáculo

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que puede convertirse en un verdadero freno cuan-do se trata de elaborar un planteamiento eficazque considere la relevancia del sujeto antropo-lógico. En realidad, bien puede afirmarse quela ausencia de referencia antropológica presen-te en la teoría de Luhmann no es más que laantesala para plantear de un modo radicalmen-te nuevo sobre bases más firmes, una reivindi-cación del valor del sujeto humano. Reivindica-ción que, para Luhmann, el pensamiento clásicorealiza en una sociedad menos evolucionadaque la nuestra y que no puede mantenerse enla actual situación de' la sociedad, bajo penade caer en vanos sentimentalismos sin funda-mento alguno. Ni qué decir tiene que, en defini-tiva, el planteamiento de Luhmann debe unirse alas actuales discusiones sobre el estatuto del suje-to, con lo que adquiere una evidente relevancia.

Uno de los temas esenciales que se encuentrapresente en el pensamiento de Luhmann es la ne-cesidad de contar con una ontología de la diferen-cia y de la relación, que sustituya a la ontologíatradicional, de carácter más estático y sustancia-lista. Toda la obra de Luhmann se encuentra atra-vesada por la obsesión de disolver esencias está-ticas en relaciones y en diferencias. En estareivindicación radica la fuerza misma de su méto-do funcional, que no es más que el triunfo de ladiferencia y de la relación sobre cualquier otraperspectiva estática. Los conceptos esenciales queLuhmann emplea son siempre conceptos basadosen la diferencia y en la relación; baste pensar en

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el concepto de sistema, de observación, de selec-ción, de complejidad para confirmarlo. y es eneste compromiso con la diferencia Y con la rela-ción donde estriba una de las mayores dificultadesde la obra de Luhmann, que debe ser siempre en-tendida como una obra abierta, como una guíade relaciones. Y, sobre todo, como una continuadaexigencia de establecer nuevas relaciones. Comosi la pasión por establecer relaciones y el necesa-rio triunfo de la diferencia supusiera uno de losrequisitos para establecer una teoría o, al menos,para mantenerse dentro de una coherente actitudteórica. En ella radica uno de los más interesan-tes y, a la vez, difíciles intentos de la obra de Luh~mann.

La obra de Luhmann reivindica la necesidadde sentar las bases de un nuevo pensamiento decarácter ecológico y sienta, con sus análisis, dife-rentes bases para fundamentarlo. Tal modo depensar exige un nuevo tratamiento de la totalidady de la relación. Es decir, exige pensar de un modonuevo los conceptos clásicos de la relación y dela diferencia, en un sentido más global que en elque se utilizan habitualmente. Por ello, la pers-pectiva encerrada en la obra de Luhmann apuntaa un reto que va más allá de sus fronteras y deli-mita un espacio en el que es necesario pensar denuevo, con instrumentos nuevos, cuestiones anti-guas..

Todo el proyecto teórico de Luhmann exigepensar de un modo nuevo la complejidad y ele-varla a tema central de nuestro propio tiempo. Ya

no se trata de apartar o disolver lo complejo deun modo mecánico, sino de enfrentar lo complejode un modo directo y transformador. En modoalguno se trata ya de aniquilar la complejidad,sino de mantenerla y de reducirla para poder tra-tar con ella y seguir poseyéndola como objetivode análisis y como estímulo constante de nuevasreflexiones. En este sentido, Luhmann no tieneempacho alguno en reconocer que la complejidad,siempre en aumento en nuestra propia sociedad,es uno de los temas centrales de análisis decualquier teoría que se pretenda creativa y el com-promiso que establece su presencia debe obligarsiempre a crear nuevos caminos para abortarla.

La ambición de Luhmann estriba, como vengorepitiendo en esta introducción, en construir unateoría que permita observar de modo eficaz la com-pleja sociedad contemporánea. Su intento puederesumirse en la elaboración de una teoría comoinstrumento de observación, con el fin de orientarposteriores selecciones y modos de actuación. Conello Luhmann está repitiendo una antigua exigen-cia, heredada de la antigüedad clásica, según lacual el concepto de observación no era una simpleactitud estática y poco eficaz, sino que se cons-tituía en necesario preámbulo de actuación y decomprensión comprometida. La ambición de Luh-mann es siempre una ambición de observación.Una ambición que parece demasiado elemental enuna primera aproximación. Pues si se analiza concuidado, la actividad de observación sólo puedeentenderse desde el compromiso más radical con

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la realidad que se está viviendo. En ello Luhmannse revela un maestro. Considera lo que es obvio ylo que parece tener escasa importancia, descu-briendo que es precisamente en lo más obvio, enlo que aparentemente es más inofensivo, donde seencuentran los problemas por los que merece lapena seguir creando un pensamiento radical y unaambiciosa propuesta teórica. Recoger la lecciónde la obra de Luhmann es recoger la ambición dela teoría, las propuestas nuevas sobre cuestionesantiguas y, siempre, la urgencia de pensar de unmodo nuevo y creador lo que parece no poderpensarse de otro modo. Aunque ello llegue a heriry exija transformar heredados hábitos de pensa-miento.

Acerca de este texto

El texto que se incluye en este volumen es elcapítulo primero de la obra fundamental y pro-gramática de Luhmann Soziale Systeme. Grundrisseiner Allgemeinen Theorie (Sistemas sociales. Com-pendio de una teoría general, 1984). Esta obra deLuhmann expone, a veces de modo excesivamentesintético, los aspectos principales de su teoría yes la obra teórica más madura de nuestro autor,hasta que vea la luz una teoría general de la socie-dad, en la que actualmente se encuentra traba-jando. Constituye también un indispensable pró-logo a los numerosos estudios que ha dedicado alanálisis de diferentes sistemas sociales como pue-

den ser el derecho, la economía, la política, laciencia, etc. De ahí que resulte difícil exagerar suimportancia.

El título original del capítulo es «Sistema yfunción». Un título que tiene sentido en el conjun-to de la obra ya que en él se exponen, en formaapretada -y necesariamente compleja-, los ele-mentos que suponen una introducción al conjuntode la obra y las bases de su método de análisis. Enespecial, su propia teoría de sistemas autorrefe-rentes y lo que entiende por el método del análisisfuncional. Una vez expuestos estos conceptos, queemplea con profusión en el conjunto de su obra,se ocupará de los elementos fundamentales conlos que construye su propia teoría de la sociedad.El texto delimita, pues, un ámbito en el que serecogen los instrumentos esenciales que Luhmannmaneja a lo largo de su obra.

Pero, al tiempo que posee un carácter progra-mátieo, el texto es un modelo del modo de trabajode Luhmann. Y en él debe destacarse la dificultadde su propuesta -acorde con la exigencia de quetan sólo una mayor complejidad puede reducir lacomplejidad- y la multitud de referencias conlas que Luhmann cubre sus propuestas y queincluyen un nivel de extremada interdisciplina-riedad.

Obsérvese que el texto se encuentra divididoen cuatro secciones, que poseen una finalidad es-pecífica. La primera de ellas caracteriza el alcancegeneral de su teoría, que se basa en el conceptode sistema autorreferente y se centra en el análi-

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- La Ilustración sociológica y otros ensayos,Buenos Aires, Arriorrortu, 1973. .- El am.or como pasion, Barcelona, Penínsu-

la, 1985.- ¿Teoría de la sociedad o tecnología social?,

Buenos Aires, Amorrortu (en preparación)., .

sis de los sistemas sociales. La sección segundaplantea los rasgos esenciales de la teoría de lossistemas autorreferentes, estableciendo las basesconceptuales que serán constantes en análisis pos-teriores, de carácter más concreto. En tercer lu-gar, Luhmann señala la importancia que la tero-

¡ poralidad y la entropía tie'nen en su concepto de'\' sistema. Y, finalmente, expone los pri,ncipios fun-,

damentales del análisis funcional, al que no duda

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11 en calificar de una nueva lógica desde la que abor- IGNACIOIZUZQUIZAI! i . dar el dinamismo exacerbado que parece exigir Universidad de Zaragoza¡¡ 1: su propia teoría. Cuatro secciones' de un texto ' ., ¡11 i,: cuyo título original bien puede transformarse de ~j

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li ¡: tan solo, la escueta referencIa de las obras tradu- I . II¡~I cidas al castellano: i :!j!

- Sistema jurídico y dogmática jurídica, Ma- ! ,,~II, drid, Centro de Estudios Constitucionales,' 1983. I ~ ¡;ü,~

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Las siguientes reflexiones suponen la existenciade sistemas. Por lo tanto, no empiezan con unaduda gnoseológica. Tampoco se limitan, a defen~der tina posición donde la teoría de sisternastenga«una relevancia meramente analítica»,- Y, sobretodo, se quiere evitar una interpretación muy es~trecha que reduzca late'oría de sistemas a un sim-ple.método de análisis de la realidad. Naturalmen-te, no. Se.deben confundir las. proposiciones consus propios objetos. Hay que ser consciente de que','las proposiciones sólo son proposiciones, y que las.proposiciones científicas sólosonproposiciortes.científicas. Pero, por lo menos en el caso de la teo-ría de sistemas, se refieren siempre al mundo reaLEl concepto de sistema. significa, pues, algo que

1 . realmente es un sistema, y por consiguiente asumela resporisabilidad de la verificación de sus propo-'siciones eri relación con la realidad.

Todo esto nos sirve de momento únicamente

* El estilo alemán de Luhmann es especialmente difícil,y el empleo de neologismos, términos ingleses y una estruc-tura sintáctica notablemente dinámica exigen de suS textos-incluso para sus lectores alemanes- un especial esfuerzode comprensión. Con el fin de respetar al máximo las par-ticularidades del texto de Luhmann, la traducción castellanase ajusta lo más posible al originaL [R.] . e

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para establecer una posición. Comparado con elnivel de los problemas existente en los debatespropios de la teoría del conocimiento, o bien de laepistemología, aquí se han adelantado solamenteindicaciones poco precisas. Trazan sólo el caminopor el cual hay que regresar a los planteamientosde la teoría del conocimiento, o dicho de otra ma-nera, indican el camino que pasa a través de unanálisis de sistemas reales del mundo real. Por lotanto, y antes que nada, hay que elaborar una teo-ría de sistemas directamente referida a la realidad.Cuando esto ocurre según la exigencia de una vali-dez universal para todo lo que es sistema, estateoría comprende también sistemas de práctica deanálisis y de conocimiento. Dicha teoría existe en-tonceS' como uno más entre otros muchos de susobjetos "en el mundo real. Se obliga a sí misma atratarse como a uno de sus objetos, y así puedecompararse con otros de sus objetos. Una compa-raciórl -tal adquiere funciones de control: la teoríade sistemas debe ser capaz de llevarla a cabo y, sise presenta el caso, aprender de ella. Como conse-cuencia de lo anterior, la teoría de sistemas seconvierte en un modo de co-tutela de la teoría delconocimiento, lo que supone a su vez una especiede test de capacidad para la teoría de sistemas:dicha teoría tiene que solucionar también" estacuestión, entre otras muchas.

Estas exigencias culminan en la necesidad deplantear la teoría de sistemas como una teo~í~~e~~te~as-aüforraerentes-:'Efprocedir¡;Ten t~q{¡~acabamos--éle-'esb'ozir'ya"implicala autorreferencia

1. Véase al respecto: Henri Atlan, «Du bruit comme prin-cipe d'auto-organisation», Communications 18 (1972), págs. 21-36; nueva edición en Henri Atlan, Entre le cristal et latumée: Essai sur /'organisation du vivant, París, 1979.

en el sentido de que la teoría de ~isJ~.m_ª-~._~b~tener siempre presenteerhe¿h.ci:!f~,"~_er~nª_mi.?Q.l-ªüiio-de---s-us-'obfeto~-;-'"y-eso-nosolamente cuando"se"'ocupa--de"-"este"'"objetoespecial de la teoría desistemas que es el programa de trabajo del siste-ma de la ciencia, sino en cada momento, ya quedebe tener en cuenta, a lo largo de todo su progra-ma de investigación, la aplicación o no aplicacióna sí misma. La teoría clásica del conocimiento secaracteriza, en cambio, por la intención de evitarlas autorreferencias como simple tautología ocomo apertura a lo arbitrario. Y si alguna vez haexistido un programa científico unitario desde elpunto de vista de la «teoría del conocimiento»,esta intención ha sido su característica. Hay queconsiderar seriamente las causas que déterminaneste hecho. Pero son causas que aparecen tambiénen la teoría general de sistemas. Tienen que vercon la diferencia entre sistema y entorno, e ind~~!!-_que no pueden a-arsenÍslStemas- geñeradosexcl~_sTvamente "p"or-vía '"autori:eféreildaC-nr--'-sTstémá~con -un'--entorno'cúalquiera,- Estas conarcfünes'"se-rúin lnesúibles--en "élsenildo de que en ellas cual-quier acontecimiento adquiriría un valor de 01'-

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2. Aquí utilizamos «diferenciar de» y no «distinguirentre» para evitar la implicación de la conciencia. Esto tie-ne su importancia ante todo en las investigaciones biológi-cas y neurofisiológicas sobre sistemas autorreferentes.Pero en el campo de los sistemas sociales se podrá natural.mente hablar de «poder distinguir».

puede desvelar y tematizar estructuras y funcioneslatentes. Por el contrario, a menudo nos encon-tramos, y especialmente en la sociología, con unay específico del conocimiento, sino general, y lossistemas especializados en el conocimiento podríanquizás aprender, mediante el análisis de otros sis-temas, cór;noconvivir con este problema. Esto serefiere ~y no en último lugar- a las posibilidadesde una lógica de sistemas autorreferenciales queactualmente tanto se discuten.

Nuestra tesis de que los sistemas existen, pue-de ahOl-aprecisarse: existen sistemas. autorrefe-rentes. Esto, de momento '-y--;~-'~;;"'~~~tid~'~~y-'general, sólo significa: existen sister;nas con la ca-pacidad de establecer rera¿i~~-e;~'~~sig~-~is~os,y de:-Biferenciaresúls--reIaCíones"de'Ias'rela~iqJ:lescon suentü-rn"ü.f':E:'statesls"comprt-~n.deel sistema~om()1:<:11 y'la~-'condicionesde su descripción y aná-lisis a través de otros sistemas (igualmente auto-rreferentes). Sin embargo, no dice nada acercadel nivel de abstracción del análisis teórico-con-ceptual posible a partir del sistema de la ciencia.También aquí hay que distinguir entre referenciasde sistemas. El sistema de la ciencia puede anali-zar otros sistemas desde puntos de vista que noson accesibles para ellos mismos. En este sentido,

generalización y la reespecificación queda más bienneutral; y así, por lo menos, se refuerza la sensi-bilidad analítica frente a las diferencias entre ti-situación en la que los sistemas, en su autotrata~miento, desarrollan formas de aprehensión de lacompléfidad no accesibles -al análisis -y simulaciónéieritíficas~-Eí:ifol1'ces-sehablá de una black box..-LareliéíÓn de"Tilferlü-rIJaci"ü'superi~~idad-;cl;ti~ade las posibilidades de análisis propias o extrañasvarían históricamente; depende del nivel alcanza-do por la teoría científica y, a la vista de los rápi-dos desarrollos de la teoría, en particular de lateoría general de sistemas, es actualmente difícilde fijar.

Se gana una relativa seguridad partiendo delhecho de que la teoría de sistemas pueda referirsea sistemas muy diversos. Como consecuencia deello se presentan diferentes niveles de generalidadde «la» teoría de sistemas. Además de una teoríageneral, pueden construirse otras teorías para untipo específico de sistemas. En este sentido, limi-taremos a partir de ahora la investigación a unateoría de los sistemas sociales. De este modo seexcluye la (muy criticada) analogía directa entresistemas sociales y organismos o máquinas, perono la orientación hacia una teoría general de sis-temas que intente satisfacer unas exigencias másglobales. Como método no elegimos el camino dela analogía, sino el rodeo por la generalización y lareespecificación. El camino de la analogía nosllevaría a considerar las semejanzas como algoesencial. Desde esta perspectiva, el rodeo por la

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3. También sin fijarse explícitame.ote en una referenciafuncional de problemas, a menudo se encuentran compara-

pos de sistemas. Ante todo conviene destacar elcarácter no psíquico de los sistemas sociales.

No hay que suponer, sin embargo, que retirar-se al nivel más general de aquellas proposicionesválidas para cualquier tipo ele sistemas, conduzcanecesariamente a la mejor abstracción posible elelas premisas para posteriores análisis. Esto signj-ficaria confiar ele una manera poco reflexiva enuntlpo--de- lÓgIca-de clase-s~-que iümaTas-necesÍda-des-cüñceptuafes ele la con.strUcci6n"cle-clas-esporlas--caraEú~-rístkas -esenciales de-las''cosas--mismas.Pero~rio-exrsú~ ninguna ganm-tíalnmanente- ~ia~S-a--paraque sedé una coincidencia 'entre gen~~a-íidades yfor:mas esenci_ales..Las generalidades pue-

/ den ser triviales. Si se quiere controlar el resulta-I . --¡----.- "-"--'- .- - ,-.. -.'---- -----'

/ do de generalIzacIOnes, no hay que plantear loscoñ-c-eptosdel nivel de análisis' más-general em-pleados como conceptos de caracterización, sinocomo conceptos de problematización. La-teoiíageneral de sistemas no determina, entonces, lascaracterísticas esenciales que se encuentran sinexcepción en todos los sistemas. Más bien .__~e.fº!rn.!:!1.~_enel lenguaje de problemas y solucionesde los mismos. Este lenguaje; a la'vez, hace com-

- p;eñsThieq~e--para determinados problemas pue-dan darse diferentes soluciones funcional~equi~a-lentes.Ásí se-introduce enla abstracción de clases-hna'a"bstracción funcional que, por su parte, lleva.a una comparación de diferentes tipos de sis-temas.3

dones de tipos de sistemas muy heterogéneos establecidasde esta manera. Referente al problema del horizonte del fu-turo que varía con las estructuras y procesos del sistema,véase, por ejemplo, Edgar Taschdijan, «Time Horizon: TheMoving Boundary", BehavÍoural ScÍence 22 (1977), págs_ 41-48. Una perspectiva funcional, mantenida conscientemente,llevaría a acentuar más las diferencias existentes entre lassoluciones de problemas y sus mejores argumentos.

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47SISTEMA Y FUNCIÓN

En este sentido, orientamos la teoría generalde sistemas sociales hacia una teoría general desistemas, y con ello fundamentamos la aplicacióndel concepto de «sistema». Para la teoría de siste-mas sociales se reivindican a su vez exigencias deuniversalidad, razón por la que se califica de «ge-neral». Esto significa: cada contacto social tieneque comprenderse como slStemal1asta--Üe;-gar_'aÍasodédaXri1.isma como conjunto que toma en cuen-ta todos -los contactos posibles. En otras palabras,la teoría general de sistemas sociales pretendeabarcar todo el campo de la sociología y, por elloquiere ser una teoría sociológica universal. Unaexigencia tal de universalidad constituye un prin-cipio de selección, y significa que únicamente seaceptan pensamientos, sugerencias y críticas cuan-do y en la medida en que éstos, a su vez, hacensuyo este principio. De eso resulta unª- _~:x.!r.:ªfi~_

I posición opuestaa las.ciá"sicas.cont-rove;:'-siassocio-i --IÓgica-s-:esiática -ver sus -éfíiiámlcá -;-e-s tru.ciura--ver~I ,-'" - , .... -._--..---,_.-".-' ----.-- ..-..... ---

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te a renunciar a exigencias de universalidad, y auna autovaloración de su propia opción, en el me-jor de los casos, a una construcción auxiliar en laque se puede introducir el contrario en la propiaoposición. Estos planteamientos teóricos no sola-mente se piensan de modo no dialéctico, sino queademás renuncian precipitadamente a aprovecharel alcance del análisis sistémico-teórico, cosa yasabida desde Hegel y Parsons.

Por otro lado, la exigencia de universalidad nosignificaexigencia de verdad o de validez exclusiva,yen este sentido, de la necesidad (no-contingencia)de su propio planteamiento. Si una teoría univer-sal cayera en el error de una autohipostatización-hecho que fácilmente puede darse, porque debesuponer los principios con los cuales trabaja- en-seguida se desengañaría de lo que es la autorrefe-rencia. Tan pronto como la teoría se redescubreen tanto que uno más de sus objetos, tan prontocomo' se analiza a sí misma como programa de in-vestigación de un subsistema (sociología) de unsubsistema (ciencia) del sistema de la sociedad,se verá obligada a contemplarse en su propia con-tingencia. La necesidad y contingencia de su «mis-

omidad» se le hará reconocible como diferencia dearticulación de la autorreferencia. Tener en cuen-ta todo lo anterior concuerda con el programa deinvestigación esbozado. Esto puede hacerse me-diante la distinción entre exigencias de universali-dad y exigencias de exclusividad; o también alcomprender que se debe introducir lo estructural-mente contingente como operativamente necesa-

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rio, con el resultado de una permanente absorciónde contingencia a causa del éxito, de la costumbre,de commitments en el sistema de la ciencia.

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49SISTEMA Y FUNCIÓN

4. Para un informe actual de investigaciones Y referen-cias acerca de las posibilidades de aplicación en las cienciassociales, véase Stein Bdlten, "Systems Research and SocialScience», en George J. Klir (comp.), Applied Systems Re.search: Recent Developments and Trends, Nueva York, 1978,págs. 655.685. También véase R. Félix Geyer/Johannes vander Zouwen (comp.), Sociocybemetics, 2 vals., Leiden, 1978.

Actualmente, ~a teoría g~oJ:?-er:.~JA~,.~.i,s.!t:!p,?l?_.nopuede presentarse como~n conjunto consolidadode conceptos básicos, axiomas y proposiciones de-rivadas. Por un lado, sirve como denominación_ ..•- - -- .._~-~..---_ .. --------_ ...-----,._-.----~-...•_" .-

común para las investigaciones más dty_e)"sª~l._q!:!e'a 'su "vez-s'üñ-"muy-g-iñé'rale's',--en úmtg_"ql!~oP5~_~~P~-dfican-su.campo--de'apliCad6ny sus límite~. Por6tro'ládo,-'tafe's"TnvesiígaClüñes ,O~áTTgualque lasinvestigaciones específicas de tipos de sistemas(por ejemplo, en el campo de la informática), hansuscitado experiencias con problemas y han pro-movido el intento de consolidar conceptualmenteestas experiencias. Son precisamente dichas expe-riencias con problemas y sus correspondientes in-tentos de formulación, los que han empezado acambiar el paisaje científico llegando incluso has-ta unas nuevas fundamentaciones. Aellas nos refe-rimos a partir de ahora.4

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5. Para las diferencias entre sistema y entorno se pue-den encontrar argumentos más abstractos al remontarse a ladisyunción elemental y general de una teoría de la forma queúnicamente define mediante un concepto de diferencia: for-ma y otro. Véase Ph. G. Herbst, Alternatives to Hierarchies,Leiden, 1976, pág. 84 Y sigs., y básico: George Spencer Brown,Laws of Form, 2.a ed., Nueva York, 1972.

6. Véase, como ya se ha citado en la introducción: Heinzvon Foerster, "On Constructing a Reality", en Wolfgang F. E.

El estado actual de la investigación no nos per-mite empezar con un informe sobre resultados se-guros, ni tampoco emplear estos esultados en lasociología en el sentido de applied systems re-search. Posibilita, sin embargo, densificar los con-ceptos fundamentales yendo así más allá de loque es corriente en la bibliografía, y situarlos enun contexto que toma en cuenta, al mismo tiempo,el interés que se desprende de los problemas y lasexperiencias de la investigación sociológica.

1. Hoy en día, en la comunidad científica exis-!~_~egll!~II1_~!1-!~_~1_c~n-Sen~~~~d.~__-g~~Cp'u~!i~_Qepartida de cualquier análisis sistémico-teórico tie-ne-que-ser-la di¡erencÚl e;lt:re.-slsi-e~,;-y--~,;io;'no.5Lo-s.sIsiema~;n6 --~ú5rose'orIentan:-ocasToñ-a:lme'nteü.por--adaptaciól1l1acia su entorno, siIlode Il1aneraestru~tpral, y no podrían existir sin el entorl1o.~~~_'constituyen y se mantienen a través de la Rr,0clu.c-ción yelmanteri.imiento de una dife-re-nd~-cop res-pecto:aTentorl1o, y utilizan sus límites pm::aregu-lar--esta diferencia. -Sin la diferencia respecto alento'l:no .nI sIquiera exiS-tirí~--I~'-a~i~~~fe:¡~n~i~',pues .la -diferencia:--es-Ta-p-remisa-para- Íaf\mciÓnde las'ope~acioné~~autor~~fe.r~l1_~i.ªki}E~este'sen--,- . ... ~ , - - --,- . ,

Preiser (comp.), Environmental Design Research, vol. 2.,Stroudsbourg Pa., 1973.

7. Véase, por ejemplo, Karl W. Deutsch, The Nerves ofGovernment: Models of Polifical Communication and Con-trol, Nueva York, 1963, pág. 205.

8. Robert L. Kahn y otros formulan para los sistemassociales: "The definition of norms in systematic terms re-quires that we encounter normative differences as we crossb0U11daries, and leads us to suspect that -we might also dis-cover normative differences as we cross the boundaries ofsubsystems», en Organizational Stress: Studies in Rule Con-flict and Ambiguity, Nueva York, 1964, pág. 161.

tido, el mantenimiento del límite (boundary main-tenance) sTgriTflCa:-éC"mant{;);"irclentodel sistema.

Los límiú~-sno'~~p¿~en-n1nguña'-roptÜr"a-paraTainterdependencia. No se puede afirmar de u.n~__~_ª-nera general que las'-interdependenCias'-internasseanrnás fuertes que las interdependencias siste.ll1a/el1to~!lo.7Pero el concepto de lími!es.igfiificaque los"procesos fronterIzos (por eJempl(~\9:~)ll-terc-am:@o-aeenergIao"IñJormaCióri) -a! 'c~~C:lr.~Jlímite- siguen funcionando pero en.'ótr~.:>_co.n(:li~~<?-?~~,,~IJo.r~jeiirpJo,_'ºti~i:c9-~~Ücion:es.de..~t.i1.i~ac:iºIlo de consenso).8 Esto indica, al mismo tiempo,que,-las contingencias -del curso del proceso, laapertura a otras posibilidades, varían según dichoproceso transcurra para el sistema en el propiosistema o en su entorno. Sólo en la medida en queesto ocurre, existen límites, existen sistemas. Loexplicaremos más detalladamente en el capítulo 7.

El entorno consigue su unidad sólo ~P.a.rtircieJ._sistema, y-en' su r"ela:CiÓncoñ .efsiste;;a. Como talestá- delimitado por horiioIlt~;-~bi~~t~"s y""iia-por-----¥ __-,--~_---_.~-,.-._~..- .- , -_.

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9. Sigue existiendo otra opinión bastante extendida. Véa-se, por ejemplo, George J. Klir, An Approach to GeneralSystems Theory, Nueva York, 1969, pág. 47 Y sigs.; Karl W..Deutsch, «Gn the Interaction of Ecological and Political Sys-tems: Sorne Potential Contributions of the Social Sciencesto the Study of Man and His Environment», Social ScienceInfonnation 13/6 (1974), págs. 5-15. Respecto a la crítica,véase, sobre todo, R. C. Buck, "Gn the Logic of GeneralBehaviour Systems Theory», en Herbert Feigl/Michael Scri-ven (comp.), The Foundations of Science and The Conceptscf Psychology and Psychoanalysis, Minnesota Studies in thePhilisophy of Science, vol. 1, Minneapolis, 1956, págs. 223-238 (234 Y sigs.).

límites que se puedan fran_q~~a~...El entorno,E-~~0~~iá~1~IÚ~I-_:L1q_es.~~¡i_~t~!~.!!!~/~~~~.~i~~~matiene uno diferente, ya que cada sistema sólo pue-de.-ponersea sí mismo fuera de su propio entorno.Por ello .nol1ayautorr-eflexión y mel;OSa1Í~.capa-cidad de acción en el entorno. La contribución alentorno (<<contribuciónexterna!») es también rw:aestrategia del sistema. Con__~t<2.g.o_~l!9no se quiéte. _.. _.. .. _ - _ .=.---decir, sin embargo, que el entorno dependa delsÍstema-.ü qué- éfsls-tema -pueda. disiL~p~:t".~ª-~~1ull-tad. de su entorno. La complejidad del sistema ydeC~i;torno-exC1uyen- ínás. bien -c;'aiq~i~~forrnato.tali~ante-~r~.dependen~ia.eñ..Uü ..sentido ti otro(~ol~~re~¿.s.sobre est:omas--ádelaii.ieY- - - __._-0

Una de las consecuencias más iJ:Ilportantes _del:-C-para-4ig-ma~;istema/entorno es : hay que di~tinguirentre .~rentorno de un si-sternaY.Jos sistemas enel entorno. Esta distinción nunca se podrá valorar~.~fideoÍÍt~mente.Así se tienen que distinguir, sobretodo" lás relacioñes. de.-dePend~nci~-entre..entórnofsISieJj?:~'-oª~}~~...reiac~~~es_de.d~periciencia.~n!re

10. Aquí se podrían anudar reflexiones sobre las venta-jas relativas de la diferenciación interna de sistemas que demomento no queremos tomar en consideración para no com.plicar más el análisis.

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sistemas. Esta distinción ataca frontalmente la--vieja temátiica señor/esclavo. La posibilidad deque aparezca una situación en la que un sistemadomine a otro no depende en último lugar del gra-do de dependencia de ambos sistemas y del siste-ma de sus relaciones con respecto al entorno dado.En este sentido, el poder «absoluto» en el que sebasaban los antiguos modelos de imperio, nuncafue un dominio fuerte ni determinante, sino másbien un modo de descripción del sistema que ex-presaba una cierta disponibilidad del sistema so-bre sí mismo.

Los sistemas en el entorno del sistema seorientan a su vez hacia sus entornos. Sin embar-go, ningún sistema puede disponer totalmente deunas relaciones sistema/entorno, pues le son aje-nas, a menos que no sea por destrucción.1O Por~1lº,._'!...fé!4.a_J'l~temale corresponde su entorn<?como. un comple]o----c.onfuso-de-relaciones cam-.bi.~~~~~_.~.~f~!~!il.~Z~i1"fo1}l_o~-.No---Z;bsta:~t~;-y'.almis-mo tiempo, a dicho entorno le pertenece una uni-dad autoconstituida que requiere una observaciónsolamente selectiva.

2. Como par:.~~i~E!~~_.~~_~a_..!~?!.i~_.~~y}stem~_~_,la diferencia entre sistema y entorno obliga a sus-tit~~-i;'-difer~nda.~ntre_todo Y.2ar!e p-or- una t~~-• _ •... _v •..• _., .~ __ • ••••••• _ - • ----

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ría de la diferenciación sistémica.u La diferencia-~iónSisté~;~Xca--ñoes más que uña repetici6n de"fa constitución de slstemas- en el interrorde--slste-=_~é:1.~. Den~.r.:.~d~_lo~~is!emas s~p~~~él.edai-unap~s-terior diferenciación de otras diferencias sistema/entorno. El sistema en su conjunto gana así lafunción de «medio interno» para los subsistemas,o sea que para cada subsistema se da-de un modoespecífico. De esta manera, 1':1 diKe~~ncAa~_~?!~}:~g./entorno se redti¡)fIC-a-,y -el sistema en su conjuntpse -automuhiplica como una multiplicid-ad de di-ferencúls internas sistema/entorno. Cada difer~~--~ia-entresubsistema y entorno internorecons-titu~-yeefSlStema- en-su conjunto, pero siempre .desdeuna perspectiva diferente. La diferenCiación SIsté-mica es, por timtó, ún proced1~ie"iJ.Íopara'atÍmen:.tar lá.'complejidad.'-Esto conlleva -unas cons-ecuen-das Importantes para lo que aún puede conside-rarse como unidad del sistema en su conjunto.

Lq -diferencia_c:i<m_of!"~cela posibili<!-ª~Lª~_~y!'co_ni~~pJ~_4a~~moUJ.}i4~_qJ. ~ºl1:l0_.~iitúis._!J1:l!1tip'l~~.En cierto modo, la diferencia mantiene unido lodiferente; por eso lo denominamos diferente, poroposición a lo no diferente. En la m~clidéle!Lqu_ela?ifer_enci~ción se r~conducea-~~ principio t,mi-

11. Para simplificar la exposición, ª~i~.r?9:>_a En ..l(ido,de momento, el hecho de que un nuevo cambio de para-digma.--con' tina teoría de sistemas autorreferenciales estáempezando a sustituir el paradigma sistema/entorno poruria-riuéva diferencia conductora: la de identidad y diferen-Cia. Podemos prescindir de ello porque no cambia en abso-luto la teoría de la diferenciación del sistema. Sólo se tras-ladará a un marco teórico más abstracto.

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tario._(p2.!:.__~j~mp!9__..c_omo jerarquía), se puedeinterpretar lél:.l:ll1idaddelsIstemaa-partíi:'del' prIn~cipio de construcciÓü- de'.'su--diferenCiaCl6n: 'Me:diante hi 'difereÍldaéi6ñ, el' sistema 'g~~~'-~~'-siste-matización, y, además de su mera identidad (ensu diferenciarse respecto al otro), gana una se-gunda constitución de su unidad (en su diferen-ciarse consigo mismo). El sistema puede alcanzarsu unidad como primacía de una determinada for-ma de diferenciación, por ejemplo, como igualdadde sus subsistemas, como simple serie, como je-rarquía, como diferencia entre centro y periferia,como diferenciación de' sistemas de funci6n. Aquí,unas formas más exigentes (improbables) de di-ferenciación sistémica representan al mismo tiem-po unas adquisiciones evolutivas centrales que, detener éxito, estabilizan los sistemas en un nivelmás alto de complejidad.

Desde los años 60 existe la tendencia de des--- .. - - -

cribir la diferenciación sü;témica como _«jeraI-quía»., Esto_no significa rE:p:1()Dtarsealas instan-cias ni--a-;m~-~cacien~'de mando de 'arriba' abajo.En eúeconte~to, jerarquía ~ignifica másbiengu~los s~~sisieIrli;s"p~ecle!!_llegar a .cuteiel1.ciáJ:"~otr()_ssubsistemas y que, de esta manera,. aparece uníarelacióIl'transitiva del ser contenido en el ser con-tenido.12 Las ventajas der~~ion~lidad de la jera~~quización son obvias. Dependen, sin embargo, de

12. Véase, por ejemplo, Herbert A. Simon, «The Archi-tecture of Complexity», Proceedings of the American Philo-sophical Society 106 (1962). págs. 467-482; también en HerbertA. Simon, The Sciences of the Artificial, Cambridge Mass.,

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56 SOCIEDAD Y SISTEMA SISTEMA Y FUNCIÓN 57

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que otros subsistemas se pueden formar sólo enel interior de subsistemas. Esto, no obstante, esuna suposición poco realista.l3 Quizá sea muy vá-lida para organizaciones, ya que puede garantizar-se mediante reglas formales. Para sistemas socia-les en su conjunto. se puede partir de un esquemabásico de diferenciación -ya sea' jJor'- segmen-Útción, ya por estratificación, ya por difereñci~-ción funclonal-, pero esto no quiere decir conseguridad que otras construcciones de sistemas

1969 (trad. cast.: Las ciencias de lo artificial, Barcelona, Ase-soría Técnica de Ediciones, 1979); Gordon Bronson, «TheHierarchical Oganization of the Central Nervous System:Implications for Learning Processes and Critical Periods inEarly Development,}, Behavioural Science 10 (1965), págs. 7-25; Donna Wilson, «Forms of Hierarchy: A Selected Biblio-graphy", 'General Systems 14 (1969), págs. 3-15; Lancelot L.Whyte/ Albert G. Wilson/Donna Wilson (comps.), Hierarchi-cal Structures, Nueva York, 1969; John H. Milsurn «TheHierarchical Basis for Living Systems", en George J. Klir(comp.), Trends .in _General System~_T]J.e.o.ry, Nueva York,1972, págs.145-i87- ctrad~casi.:tendencias de 'la tliorúi 'ie-neral de sistemas, Madrid, Alianza, • 1987); E. Leeuwenberg,«Meaning of Perceptual Complexity'}, en D. E. Berlyne/K. B.Madson (comps.), Pleasure, Reward, Preference: Their Na-ture, Detenninants and Role in Behaviour, Nueva York, 1973,págs. 99-114; Howard H. Pattee (comp.), Hierarchy Theory:The Challenge of Complex Systems, Nueva York, 1973; M. A.Pollatschek, «Hierarchical Systems and Fuzzy-Set Theory",Kybernetes 6 (1977), págs. 147-151; Jacques Eugene, Aspectsde la théorie générales des systemes: Une recherche des uni-versaux, París, 1981, pág. 75 Y sigs.

13. Especialmente en la planificación de la ciudad y delespacio, esto siempre aparece, sobre todo siguiendo a Chris-topher Alexander, «A City is not a Tree", Architectural Fo-rum 122 (1965), abril, págs. 58-62; mayo, págs. 58-61.

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solamente sean posibles dentro de la grosera dis.--, .•-------- '-- '- ..•' - '1."'"-''' __ . .. . "".... ' •.tribución así estableciaa.,..--Por estirazón, enelriivel de la teoría generalde sistemas sociales hay qu~ distinguir concep-;'Itualmente entre difereí.lciacIón y jerarquización. ' .1~jerarquizaciónsería, según esto, un caso espe-ciai"eIe"ciiferenCiac{óp/5La Jerarquiúlci.6D,__~$. llJ)'tipo de 'autosinÍpÚficación de ..las posibilidades. dedif~r~ncia~iÓn'del- sisiema.i6-Ad~~ás f';~iliiaia "ob-~~,~~~AS>,I?-_"ªeLsi~t~"~~'it Úlidliido el ~náÜsis-c~-~-tífico). Suponiendo. que existe una jerar9.:gi~~1,~!?-~_~£Va~0r:,"p~~ª"~__i~i,:~J~i];~~iºJp:P,4úfucC~~"_cam-po de su observación y descripción, según el nú-m~ro -de-lliv'eles.J;~ár"gi~I¿~s.._"g~~_jJ!ie'cfa--aprehen-~;-Perono--'se-pu~de partir del hecho de'que"láevolución reduzca la complejidad más o menosinevitablemente a una forma de jerarquía. Obvia-mente, otras formas de diferenciación mucho máscaóticas han encontrado posibilidades de verifica-ción y de supervivencia.

3. La aceptación en tanto que paradigma dela diferencia entre sistema y entorno conlleva unasconsecuencias trascendentales para la compren-

14. Gunther Teubner da un buen ejemplo, cuidadosa-mente elaborado, para ello, con su libro Organisatiol1sdemo-kratie und Verbandverfassung, Tubinga, 1978.

15. Y otro caso especial es el q!:!-~.d.e.fl2.minamose~!Ia-t~~~~ción. S~Aa_¿tJªJ=iaoIisj'it'-s!~f~m.ª-~,p.Ii.fiiI:ios"~Qil.~c.ºp,9-..!!gªº-~_~__~),!.y'l:;:l,_a. .\1.11'1. r.~l~~W,ILº,~_.!'ª!!gQ~

16. «Hierarchical constraints as self-simplification of ini-tially chaotic very complex systems,}, formula Howard H.Pattee, «Unsolved Problems and Potential Applications ofHierarchy Theory", en Pattee, op. cit., págs. 129-156 (135),

17. Véase especialmente: Leeuwenberg, op. cit.

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58 SOCIEDAD Y SISTEMA SISTEMA Y FUNCIÓN 59

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sión de la causalidad. La línea de separación entresistemas y entorno no puede entenderse como ais-lamiento o resumen de las causas «más importan-tes» en el sistema, más bien fragmenta relacionescausales y se nos plantea la pregunta: ¿desde quépunto de vista ocurre todo esto? Sea como fuere,en el campo de los sistemas sociales siempre in-tervienen ambos, sistema y entorno, por el merohecho de que sin conciencia de sistemas psíquicosapenas se da comunicación. De ahí la necesidadde explicar por qué y cómo se distribuye la causa-lidad entre sistema y entorno.

Sin ofrecer precipitadamente criterios parauna distribución tal, podemos formular, por lomenos, el problema de manera más precisa y co-nectarlo con otros momentos de la teoría desistemas. Loharemos mediante el concepto de pro-ducción (y de sus derivados: reproducción, auto-rreproducción, autopoiesis). Hablaremos de pro-ducción cuando se emplean bajo el control de unsistema algunas y no todas las causas que se ne-cesitan para generar unos efectos determinados.Lo especial de este concepto no es la calculabili-dad o la posibilidad de realización técnica (aun-que sí puede influir en la elección de la construc-ción del sistema), sino este «algunas pero no to-das». Esta diferencia posibilita la selección, y laselección posibilita la verificación. Como conse-cuencia de la evolución (o más tarde, también conla ayuda de la planificación) se puede producir uncomplejo de «causas productivas»; y si esto suce-de, dicho complejo tiene la capacidad de asociar-

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les las causas correspondientes del entorno. Ha-bría que pensar, por ejemplo, en las posibilida-des que ofreCÍan el aumento de población en losasentamientos, más tarde en las ciudades, y laconsiguiente mitología de lo factible.l1a

Para comprender el concepto de producción,no hay que partir por tanto'delas leyes~~tu~ales,sino de las. ventajas de la' s~fec.c0~.ReaÜzar ab~~tracciones que se autoorganizan y que se autorre-producen, sólo es po:;ible cuando, o mejor dicho,porque se renuncia a «dominar» la totalidad delas causas; únicamente este camino éonduce a unexcedente de posibilidades de producción, porejemplo, un excedente en las posibilidades de re-producción de sistemas orgánicos donde, a su vez,factores selectivos puede poner en marcha un pro-ceso evolutivo.

4. Hay que distinguir la diferel1C;iasist~}:~a/entorno de otra que tambiéJ:l',~sCOI1st~,t.!ltiva:.J£!diferencia entre elem,ento y !~laqJó1J. En uno y.otro ..f.a~9hay' que pens~.Ja ,.uy(4~~Lg~_Jª_~lifereJ1-cia<::,0rnoconstitutiva~De la misma manera que no~~is!~~..~!~~~~~~.:'-i~,~~iq~9',i~mp~co'exEiie.!lele,- -lTIen.toss~n.fonexiól1 relacional,. ni_r~IªC;~()J:l~,~,sin.elementos. En ambos casos la diferencia es unaunidad (igual que se dice: «la» diferencia), peroactúa sólo como diferencia. Solamente como di-

17a. Compárese con la «conciencia del poder hacer» enla época clásica griega, Christian Meier, Die Entstehung desPolitischen bei den Griec11en, Francfort, 1980, pág. 435 Y sigs.

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18. Andras Angyal emplea una distinción parecida, peromenos exacta, todavía próxima al pensamiento del Todo ylas Partes; en Andras Angyal, «The Structure of Wholes»,Philosophy of Science 6 (1939), págs. 25.37. Angyal tambiénéonsidera que no es posible definir .los sistemas. c;oglOconjun-tos de~lernentos con relaciones. Perogeñ~r~lrnenJe"ocurreprecisamente esta, io que imposibilIta separar analíti.camentelos niveles conceptuales de «sistema» y «coinplejIéhld». Véase,por ejemplo, enÚe muchos" otros, ~aymo.nd Boudon, A quoisert la notion «structure»? Essai sur la signification de la no-tion de structure dans les sciences humaines, París, 1968,pág. 30 Y sigs., pág. 93 Y sigs. (trad. cast.: ¿Para qué sirve la ..nopión de «Estructufa»(, Madrid, Aguilar, 1973).

ferencia hace posible el acoplamiento del procesode tratamiento de información.

A pesar de este parecido formal es importan-te (y una de las condiciones para el concepto decomplejidad) diferenciar cuidadosamente las dosdistinciones .18 . I~~i_s.~_~~~LJ2()E _!~~tO-,-90S.J:?o~j!?jlLci~-des ..diferentes de.fQI!te..mplar la. descomposiciónde un' s1'stem;.'La primera"ap~~t';; a'Tacol}'struc-

! ción de subsiS1:em-as(o IIJ.ásexaCtamente ':'a:'rda-ci¿Í1~s'sistem~j~Í1torÍ1~)~n ersIste~~:Las-egun-da lo desCompone'en elem'e'Iltos--y-rclaciones.Enun caso'se-Trata"Qe'Tas'haoitacionesde la casa';~~..el otro 'de l~s -pi~dr~~;'~g;;:'~'fia~Q;.JiZ:'-Elp~i;;-~-;-tipo-'dedescomposiciónse lleva a cabo me-diante uml-'teori'a--d~-Ta-d¡f;;;~~-;;[;¡dÓ~-"~iSt~m¡q~.ETs~gU:~d-;;-desemboca'''~;-~~~--t~~-ríade la C¿Q.1J1-pJi¡ida~-'~isT~izl~a.-~S¿fo-~_~~-di~ti~~iÓn~i~afirlTIél:~de mo.~_()_~."I:~()n~1JJ~]_.~~ta:utológ~coL.sI!:1:~la cOIpplejidad sistémica aumentará con una cre-

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61SISTEMA Y FUNCIÓN

19. Para análisis que emplean este planteamiento, véaseNiklas Luhmann, Gesellschaftsstruktur und Semantik, vol. 1,Francfort, 1980, especialmente el resumen, pág. 34.

ciente diferenciación o con un cambio de formas'-de difeienciacióñ:9 ----.-.'--.- ..--- ..- "..-,,'J .•. _.•• .,~._--~._.~ -_.~--_._.

Los elementos pueden contarse, y el númerode las relaciones matemáticamente posibles entrelos elementos puede calcularse a partir de dichonúmero. La enumeración reduce, no obstante, lasrelaciones entre los elementos a una expresióncuantitativa. Los elementos adquieren calidad úni-camente a través' dé unuso relacio~ªl,_ o,.Cll.éllldQse rel~cion~ñ .entr.e. ellos.. Esto' 'puede suceder deuna manera solamente selectiva en sistemas rea-les a partir de un cierto tamaño (relativamentepequeño), lo que significa dejar a un lado otrasrelaciones también imaginables. La calidad sur-g~!__PC?~!.~!.1:to,~.ólo,,~~c!i5lI:lt.~..1.ª s~~~~ES.:~';'-p'ero..l~selección hace necesaria la complejidad. Volvere-mos sobre esto al expÜ~~.~.~Cconcepto"-decomple-jidad.

A menudo se habla de los elementos como sifueran identificables puramente de modo analíti-co; como si su unidad fuese unidad sólo para laobservación, la planificación y el diseño. Este usodel lenguaje, sin embargo, no ha sido nunca lo su-ficientemente reflejado por la teoría del conoci-miento (como tampoco el correspondiente discur-so de sistemas, estructuras, etc., «meramenteanalíticos»). Parece remontarse a la imagen mate-mática del mundo propia de los principios de laépoca moderna, donde sí era válido que las unida-

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des de medición, las escalas y agregaciones, se pu-dieran escoger arbitrariamente y sólo con la in-tención de usarlas. Tan pronto como la teoríacuantitativa va más allá de sí hacia lo cualitativo,ya no se puede obviar por más tiempo que (ycómo) el sistema mismo cualifica los elementos delos que consta como elementos.

Asimismo, es insostenible la tradicional posi-ción contraria :TaTdea clercaalc-ter'de"siJ.'si~n~ia=ifdaéf ó.füma y ontológIca de ¡()5' elementos. A di-ferenCia 'de 16 que' hacía suponer la ~lec~ión depalabras y la tradición de los conceptos, la unidad<!~__un elemento (por jemplo, de una acción den-tro de sistemas de acciones) .!lo~_s_t.~_i>~!_i~~p:1~n_!.edada. Más bien empieza a constituirse como uni-'d~d a -través-ders'istema,el cualrecUITe'-á un 'ele-menioen ta~to que elemento para establecer re-laciol1~s.2oEn la ciencia moderna ha sido precisa-ment~ -lamatematización de las ciencias naturaleslo que ha puesto en marcha la desontologizacióny funcionalización de la idea de elemento. Si algose puede contar, también se puede seguir descom-poniendo en la medida en que exista una necesi-dad operativa. Pero la teoría de la acción se haunido igualmente a esta perspectiva sin basarsepor ello en las matemáticas como método. Las ac-ciones deben su unidad a la red de relaciones del

20. Aquí están al mismo tiempo las bases para el con-cepto de sistemas autorreferenciales, al que volveremos másadelante.

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~istema en el que se cons1i!!!Y~!l:21Volveremossoore elfo~"--'-'-'----"-'-"-_.-

Ell:.comr~r:<lc.:~~Q..~OIl~L~-ºncepJº..y.~.~ol~~.!~co_derelación-considerado como inferior porque la re-lación se refe;ía'a'~~'-;;t~o"a!J.te~ quea-'sr--rñisma:esta expresión conduce a una revalorización delvalor (l~.Qr¡:reñ-'ae-rasielaCiones.Pero, sobre todo,~~l~ti~izael '~'~~~~~t¿d~"~l~~~nto. si-uñOse--~~e-g~~f~~_qgt~~~iQº;-J~~~f~~~!i!Q?]P9L.~j~.w;T9':~tomos, c~J:t:l!~_sLa.c~i-ºl!~s),s~ ~Ilc_op:p;ar!ªJii~ll."lpr.econ un cQI.P:plejísimoestado d.e.cºs,a.s,..qu~.fº~maparte del entorno'del' ~i~te.ma..Respe'cto a un sis-teII1.~,u:O elemento'podría defin[rse,'por'consii~~ien-te, como la unIaa-d queyano puede-descomponer-se (aunque desde un punio de-vist;~~i~~;sc¿piZocónstituya un compuesto muy complejo). «Que yano puede descomponerse »._~.iKIl.ifi.~a~.a.la .yii: :_q,-!eun sisú~ma solamente"pi!ecl~_co.nstJ~uirseo ca.rn-biar en tantoq~es~s elementos !?eJ;elªél~riap..Y110 a través de su descomposición Yreorganizacióp.No es necesario aceptar en la observación Y el aná-lisis de los sistemas esta limitación que para elsistema mismo es constitutiva. El que quiera rom-

21. Así, muy claramente, Talcott Parsons, The Structureot Social Action, Nueva York, 1937, pág. 43 (trad. cast.: Laestructura de la acción social, Madrid, Guadarrama, 1968):"Just as the units 01 a mechanical system in the classicalsense, particles, can be delined only in terms 01 their pro-perties, mass, velocity, location in space, direction 01 motion,etc., so the units 01 action systems also have certain basicproperties [aquí se hubiera tenido que decir: relaciones]without which it is not posible to conceive 01 the unit as"existing"».

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perla y avanzar hacia un análisis neurofisiológicode la acción, debe superar la diferencia sistema/entorno válida para el sistema mismo, y situarseen otros niveles de formación de sistemas.

Parecen existir divergencias teóricas acerca desi la unidad de un elemento se puede explicarcomo emergéncia «desde abajo» o porconstitu-Ción"(;desde arriba». Nosotros no"sdecidimos cIa-rainérite-por la última opción. Los"{;lem~ntos son"el~mentoss6lo para los sist~mas que lo~~tili;-ªnc-omü-únídad, Y-"Iü-son unícamellie-;--tra~és deesto-s-slst~m:as.Esto -es 16" que"-seformUIa:--median-tecl~~ncepto" de autopoiesis.21aUna de las princi-pales consecuencias es : ~ossist~p1as"s!~__9J-:º~!l_!l!-ás~Jto_.(emergente)pueden tener menor co!!~pl~jidadque ~istemas de orde"ñ.-más"-bajo;-yaqueeIi~s"ri;is-mas-'determInan fa unidad-y-eiIilímer"üdé eiemen-tos qlle 10"s-constituyen; "esdédi:que-en-su-prclpiacOJ11plejldad's'oriTncfép"en"¿ientesde sU'base real.Esto.~ignifi~a-asimismo 'que la.co~pie"jida,diiec-é-sai-la~-o sea, suficiente deUn.'sisi~ma no~stá. pre-determinada «materialmente», sino que puede de-'ferminarsenuevamente para cada nivel de for-~acion del sistema en relación al correspondien!e-entorno. La emergencia, pues, no es simplementeuna -a~úmulación de complejidad, sino una inte-rrupción y nuevo comienzo de la construcción de

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21a. Véanse más detalles en págs. 92 y sigs.

la conciencia en unidades minimales que ya n..9puedeñ descomponersemáS,SInode"-pr~sós so-Cla:Ies--desumaclÓn.rr---'..._-":~r---Elconcept; de condicionamjentlh_ c9ncep-to centraCdelateó-rlade sistemas, se basa en larelación entre elementos. Los -sistemas no sonsimplemente relaciones (¡en plural!) entre ele-mentos. La relación entre las relaciones tiene queregularse de alguna manera.23~~~a_!"_~gul-ªf.!Q"n"JJti-liza la forma básica del condicionamiento. Estosig¡;'ifi~~-~-"~na:-"determin~cla-reI~ciÓ~"~~t";~'~lemen-tos se realiza solamente bajo la condición de queotra cosa sea el caso, o -que no lo sea. Siempre ycuando hablemos de «condiciones» o mejor di-cho «condiciones de posibilidad» (también en el

22. Se llegaría a una opinión contraria con la formula-ción de Edgar Morin, La Méthode, vol. Il, París, 1980,pág. 311 (trad. cast.: El método. La vida de la vida, Madrid,Cátedra, 1983): « [ •.• ] les qualités émergentes globales des 01'-

ganisations du "bas» deviennent les qualités de base élémen-taires pour l'édificatíon des unités complexes de niveau su-péríeur». Pero esta opinión se puede debilitar mediante elconcepto (cibernético) circular de jerarquía.

23. W. Ross Ashby introduce aquí el concepto de "or-ganización» (donde a mi entender bastaría con el conceptode sistema): «The hard ca re of the concept (Organisatíon,N.L.) is, in my opinion, that of "conditionality". As soon asthe relation between two entUies A and B becomes condUio-nal on C's value 01' state then a necessary component of"organizatíon" is presento Thus the theory of oganization ispartly co-exterzsive with the theory of functions of more thanone variable» (<<PrincipIes of the Self-organizing System», ci-tado según la nueva edición en Walter Buckley (comp.), Mo-dern Systems Research for the Behavioural Scientist, Chica-go, 1968, págs. 108-118, 108).

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sentido de la teoría del conocimiento), nos referi-remos a este concepto.

De esta manera las relaciones entre elementospueden condicionarse mutuamente. Existe unacuando otra también existe. Igualmente puede tra-tarse de la existencia de determinados elementos,de la presencia de un catalizador o de la realiza-ción de relaciones entre relaciones, en el sentido,por ejemplo, de las «formas» de la teoría marxis-ta. Un caso mínimo de sistema sería, pues, el sim-ple conjunto de relaciones entre elementos. Esteconjunto está condicionado por la regla de inclu-sión/ exclusión, así como por las condiciones deenumerabilidad, como por ejemplo mantener cons-tante la serie mientras se está contando. Sin poderfuncÍamentarlo con seguridad, suponem'os-'<iue-rü-ssistemas'Üenen"que ser, por ro menos,-coí1juniósde relacio~es entre 'elementos; sieridocaracterís-tico" sin embargo, que se distingán por un mayornúmero de condicionamientos, y así, por una com-plejidad más elevada.

Los condicionamientos eficaces, mediante loscuales se consigue realizar lo que es posible por

. ellos mismos, actúan como constricciones (cons-trains). Aunque introducidas de modo contingen-te, no se puede renunciar a ellas sin anular lo queellas mismas hicieron posible.

6. En lo que sigue introduciremos el proble-ma de la £P,1!!:p'!t>Jidª9-, y después repetiremos elanálisis de la relación sistema/entorno, pero esta

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67SISTEMA Y FUNCIÓN

24. Para tener una idea más amplia de las muchas ybastante heterogéneas versiones de este concepto, véase De-vendra Sahal, «Elements of an Emerging Theory of Com-plexity per se», Cybemetíca 19 (1976), págs. 5-38.

25, También L V, Blauberg/V. N. Sadovsky/E. G. Yudin,Systems Theory: Philosophical and Methodological Problems,Moscú, 1977, pág. 84 Y sigs., ven en el problema de la com-plejidad el único punto de consenso para las muy diversasteorías de sistemas. Igualmente Helmut Willke, Systemtheo-ríe: Eine Einfiihrung in die Grundprobleme, Stuttgart, 1982,pág. 10 y sigs. Véase también Gilbert J. B. Probst, Kyber-netische Gesetzeshypothesen als Basis fiir Gestaltungs- undLenkungsl"egeln im Management, Berna, 1981, con nueva bi-bliografía de este campo,

26. Para evitar definiciones, se podrían aducir motivosaún más rigurosos, por ejemplo, la autorreferencia: la com-plejidad es demasiado compleja para una traducción con-ceptual.

27. Para indicaciones, véase Niklas Luhmann, «Komple-xWit» , en Niklas Luhmann, Soziologische AufklO.mng, vol. 2,Opladen, 1975, págs, 204.220,

vez enriquecido por el concepto de complejidad.24

La complejidad quizá sea el punto de vista quemejor exprese las experiencias de problemas dela nueva investigación sistémica.25 En esta funciónde catalizador de experiencias se emplea normal-mente de un modo no definido.2ó Este proceder di-ficulta un trabajo controlable a partir de dichoconcepto. Al existir antecedentes en la bibliogra-fía, escogeremos una noción que afronte los pro-blemas, y la definiremos basándonos enJos ..c::0r;t-ceptos de elemento y relación.27 Esto tiene la ven-taJa de perinitir la aplicación de dicho conceptotambién a los no-sistemas (entorno, mundo), y alno haber sido definido mediante el concepto desistema, puede enriquecer los análisis de la teo-

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ría de sistemas con otros puntos de vista. Mante-nemos, no obstante, la vinculación con la teoríade sistemas mediante la tesis anteriormente esbo-zada, según la cual todo elemento que funcionecomo tal no puede determinarse independiente-mente del sistema. Esta propuesta confirrna unatesis muy conocida para la que «l~_<::.~!!1p1.~j}<:l?c!organizada» sólo se da a través de la formación'desisteil1as; el concepto de «complejidad orgaÍli-zada» no significa, pues, más que complejidad col].relaciones selectivas entre los dementos.28" •

Si se parte de este concepto fundamental (peroa la vez relativo al sistema) de diferencia entreelemento y relación, enseguida resulta evidente:al aumentar el número de elementos que debenenglobarse en un sistema o para un sistema entanto que su entorno/9 muy pronto se alcanza unpunto a partir del cual se hace imposible que cada

28. Véase Warren Weaver, «Science and Complexity",American Scientist 36 (1948), págs. 536-544; Todd R. La Porte,Organized Social Complexity: Challenge to Polities and Poliey,Princeton, 1975. Véase también Anatol Rapoport, "Mathema-tical General System Theory", en William GrayjNicholas D.Rizzo (comps.), Unity Through Diversity: A Festsehrift forLudwig von Bertalanfty, Nueva York, 1973, vol. I, págs. 437-460 (438): "The system-theoretie view focuses on e711.ergentproperties which these objeets 01' classes 01' events have byvirtue of being systems [es decir], those properties whichemerge from the very organization of complexity" (el sub-rayado es mío, N.L.).

29. «Deben englobarse" significa aquí que para el sistemaexisten situa,~iones en las cuales una pluralidad de elemen-tos debe tratarse como unidad.

elemento se relacione con todos los demás.30 Estaconclusión permite una determinación del con-cepto de complejidad: definiremo_s......c;9..!!?--º__c:2!P.-.P.!~-jo a un conjunto interrelacionado de elementoscual1do" ya-il'ü-'es "poslbleq ti~'-¿-;d;'el~l~~é-¡~t~'-s-~...;~~-lacione en cualquier momento con todos los de-más, debido a limitaciones inmanentes a la capa-cidad de interconectarlos. El concepto de «limit?--ci.ó.ninmanente» remite a la--COJiipfeJlªji;~]!it~:ri2r1:10 dispoi-iiblé--pai-a"e1sIsiema-..qlle :Ro~iºilita,"ª Jªvez: "su (;capacida.d.de' unidad». Desde este puntodevista:~Ia-comprefid~~re~~igo que se autocondi-ciona: dado que los elementos ya deben consti-tuirse de modo complejo para poder funcionarcomo unidad en los niveles superiores de la for-mación de sistemas, también su capacidad de in-terconexión queda limitada; y así, la complejidadse reproduce en cada uno de los sucesivos nivelesde la formación de sistemas como un hecho ine-vitable. Esta autorreferencia de la complejidad se«internaliza» entonces como autorreferencia delos sistemas, como aquí hemos querido apuntaranticipadamente.

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cia significa riesgo. Cada hecho c0IP-~tº-_;?~J2ª~~ \en la selección de'la~-rJad()nes ent.re.S.ll~,elem~n-_.__ ._-_ .... _,.'.' -._--_.- ...--_.

30. Para una consideración (particular) de este hecho enla literatura sociológica, véase por ejemplo William M. Ke-phart, «A Quantitative Analysis of Intragroup Relationships»,American Journal of Sociology 55 (1950). págs. 544-549.

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tos que utiliza~ara constituirse y mantenerse. Laselección.-;;itÓa y- calHica-los--erein~nt~~~--a~quepara ellos puedan existir otras posibilidades derelación. Denominaremos a este «puedan existirotras posibilidades}) con el término tan tradicionalde contingencia. Este término indica, al mismotiempo, la posibilidad de que no se logre la mejorformación.

La obligación a la selección y el condiciona-miento de las selecciones explica que se puedanoriginar sistemas muy distintos a partir de un ni-vel inferior de unidades muy parecidas (por ejem-plo, a partir de pocas clases de átomos, o de orga-nismos humanos muy parecidos). La complejidaddel mundo, de sus clases y especies, de sus forma-cion~s de sistemas, se produce, por tanto, median-te la reducción de la complejidad y el condiciona-miento selectivo de dicha reducción. Sólo así sepuede explicar que la duración de lo que entoncesfunGiona como elemento, pueda concordar con laautorregeneración del sistema.

Con esto la teoría abstracta de las relacionescomplejas llega al punto en el que deben incluirseexplicaciones que tengan en cuenta la evolución y. la teoría de los sistemas. No se puede deducirde la misma complejidad qué relaciones entre ele-mentos se realizan; esto se produce en cada nivelde la formación de sistemas a partir de la diferen-cia entre sistema y entorno, y de las condicionesde verificación dentro del proceso evolutivo. Porotro lado, y desde un punto de vista contrario, elproblema de la diferencia sistema/entorno puede

31. Como introducción a «Scope and Reduction» se dicee~, Kenneth Burke, A G~amma1' ,ot J1.0t~~~h },~t~~p~_t¡va ~9i-C;lon,,cI~vel~nd,_19p2, pago ,59:I,Men seek to1' .vocabulanes{~~tw,'iJ.I '.b.~/aitl;f.~trref~,é~ti()~s')jf [ealit)~:lo /h~s(: é~q; they

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explicarse con la ayuda del concepto de compleji-dad. La form~_~jó~Y111aI!:.t.enimienJº_º~la__ilif~r~n-~i~.~Il.!'!"'~.~~~!~l]-1.~_Y.entorno se cOE.~i~rt~~!!.-p.r-ºJ2l~-f!.lliP<?I9~~~.~~.en~C?r.-P.:?jJ.~f-~~~~ª~_.~ti!.~~.~~Le~gltamás complejo que el propio sistema. A los sis-tenIas les falta la requisite variety (Ashby) nece-saria para poder reaccion_arjr.eJ:lt~-ª.fª-ci~.~_stadodel entori10;-O bien,' para poder ;decuar_0~Ü9I_.~l.entorno al.si~Ú:erria'.Dicho con otras .palabras, noexiste correspoi;cfencia completa entre sistema yentorno (situación que, por cierto, negaría la di-ferencia entre sistema y entorno). Precisamentepor esto se hace difícil formar y mantener estadiferencia, a pesar del desnivel de complejidad.La inferioridad de complejidad debe ser compen-sada por estrategias de selección._<)ue_~!_~~~ae~~_ob1Ü~?~..Q...ª-lªse!~~ciQ!!L~Sco..!!~~~ueQciade_~lp!opiª. complejidad. Y la diferencia de compleji-dad respecto al entorno, condiciona cuál será laordenación escogida en las relaciones entre suselementos. De esta manera se pueden explicar ana-líticamente ambos aspectos. Sin embargo, sólo sondos caras de un mismo hecho, pues un sistemapuede ser complejo únicamente a través de la se-lección de un orden.31

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Page 36: Niklas Luhmann

La tesis según la cual el entorn<:>.Qé!!.ª~~.?-.<:!.ª.,_~,~,~..:-tema es inás compléjü"'que--er'propio sistem.é!,.-!1osupone consúlnda'''en 'eCdesnlverde co-n;pi~'jidad.En general ~epuede afirmai:pór eJemplo;'que-la-'evolllciÓn's6lü--es"posIDle-sr- exi's'ie"'ra-sUhcien tecomplejidad de los entornos de sistemas: lo 'quesignifica coevolución de sistemas y entornos. Unamayor -compl~jidad en los sIstemas aparece sola-mente cuando el entorno no presenta ninguna dis-tribución azarosa, o mejor dicho, cuando está es-tructurado selectivamente, a su vez, por sistemasen el entorno.32 Hay que conce"!2!:~:"L.P_l!~,~LJª..r~~a-ción de complejidadentreeIrtorno y sistema como~ila-r~Elci¿n'dé grada'¿Iói1,"y'hay--que-p'reguntarsetambién de' qué factores' déperide estápOsibilidildde grad~~ióny cl~-~uevoequilibrio. ' ,,'-- - ",.. "

t~~6mbinación anteriormente propuesta entreproblema de complejidad y teoría de sistemasobliga a reconsiderar el tratamiento del conceptode c9mplejidad. ¿Cómo puede hablarse de dife-rencia, de desnivel y de reducción de complejidad,cuando la propia complejidad se define corno ne-cesidad de selección? 33 La bibliografía se ocupa de

las dificultades de medición de un concepto clara-mente pluridimensional.34 Nuestro problema con.cierne, sin embargo, a la pre-pregunta por la capa-cidad de relación de un concepto de complejidaden sí mismo construido complejamente.

La medición y la comparación pueden partirtantü-cIeTnÚmero"de-dementos .como del número \de rehlc;ioñes'reaÜzada'~~lltie-eÜos. Se pue-dé'-si~m- ·\pl~eh~blar de u'nacomplejidad superior o infe-rior (diferencia de complejidad, desnivel de com-plejidad) cuando en ambos casos se presenta unacomplejidad inferior. Esto se da en la relación deun sistema con su entorno. Se debería hablar, encambio, de reducción de cOI~;:plejida'cre'ñ~~~ii.',i~jíü-.do'rilásj:~trii-ígido,'sÍempre Y 'cuañ-a91~...~s,V~1!~tE-'r'ci'de relad;nésdeuna" formaciÓn'compleja puedar~~o~~truirs-emediant~._o~raforma~iÓñ-'comp!~I~I 1

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72 SOCIEDAD Y SISTEMA SISTEMA Y FUNCIÓN 73

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scope. In this selectivity, it is a reduction. Its scope and re.duction become a deflection when the given terminology, orcalculus, is not suited to the subject matter which it is decsigned to calculate».

32. Véase F. E. Emery/E. L. Trist, Towards a SocialEcology: Contextual Appreciation of the Future in the Pre.sent, Londres-Nueva York, 1973, pág. 45 Y sigs.

33. Fue Renate Mayntz quien llamó primero mi aten-ción acerca de este problema,

34. Compárese, por ejemplo, la descomposición en va-rias dimensiones que se miden por separado, en Todd R. LaPorte, «Organized Social Complexity: Explication of a Con-cept», en el mismo autor (comp.), Organized Social Ca111-plexity: Challenge to Politics and Policy, Princeton N. J.,1975, págs. 3-39.

35. Habla también a favor de esta restricción la historiade la fórmula, por ejemplo, su uso en Jerome S. Bruner Yotros, A Study of Thinking, Nueva York, 1956.

Page 37: Niklas Luhmann

36. Eric A. Havelock habla, refiriéndose a las epopeyasde Homero, de una «tribal encyclopedia»: véase: Pretace toPlato, Cambridge Mass., 1963; el mismo autor, The GreekConcept ot lustice, Cambridge Mass., 1978.

37. Blauberg y otros (1977), op. cit., pág. 16 Y sigs. ofre-cen una buena exposición de este cambio, pero no llegan auna teoría de sistemas autorreferentes. De modo pareci-do, pero teniendo en cuenta los problemas de la autorrefe-

mundo y la orientación situacional de una tribu.36Hay que compensar, entonces, la pérdida de com-plejidad con una selectividad mejor organizada(por ejemplo: exigencias elevadas de credibili-dad). Al igual que cada interrelación, la reducciónde complejidad arranca de los elementos. Pero~Lconcepto de reducción designa tan sólo el relacio-~~rde las -relaciones. - - '. ....--- .

. . ' ... -_.-Desde el punto de vista de la historia de la

teoría, esta versión tan complicada del problemade la reducción se hizo necesaria por el hecho detener que renunciar al concepto ontológic()_cl~~k-n1eñiocomo la -unidad del ser- (átom-o) más sim-'ple-einclívisi1)le~-MIentras se aceptaba una unida~dtal capaz~de-proporcionar una garantía del ser, sepodía, concebir la reducción de complejidad sim-plemente como reconducción a dichas unidades ya sus relaciones. Por esta razón, aún hoy en díaexisten muchas discusiones acerca del «reduccio-nismo». Sin embargo, la base teórica de dichasdiscusioneSClesapareci<Y'en- Cuanto se debIÓ-asu-mTr-qlle--los-elemerÍt'os-secolls'Ú tuye-n-siem p-reatravésclel sistema que los incluye~ yqueadq~ie-rells~ un'Idad--íln'iC:amenúa partir de la--compl~-.jid~d de este- sist:em.a}7Hay gue renunciar, énton-

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rencia, Yves Barel, Le paradoxe et le systeme: Essai sur letantas tique social, Grenoble, 1979, especialmente pág. 149Y sigs.

38. Sólo una nota para indicar ya aquí que se darán másdiferencias entre relaciones de complejidad en cuanto unsistema realice autodescripciones (o bien descripciones del

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75SISTEMA Y FUNCIÓN

ces, a la. suposición de una asimetría ontológicae~!!~_~.~~l~=~~~p.J~?~JlQ:3.ricKvis.i!?J.E:l- por--ia~10:.in~gest!uc.!il?le) y «lo complejo»"Qodivi?iQle,p.o~tap'--to, destructible).

En lugar de los problemas subsiguientes (porejemplo: cómo se constituye un «todo» de las«partes» y en qué se ve su plus de valor), se en-cuentra un concepto de complejidad muy distin-to, que debe formularse en su globalidad comodiferencia de complejidades. Hay ql1e__ili~!_~g~ir~a._\c:g~p1.~E£l~_g_j!1(l;E:r~n~i~l~_deL~t$ttalla(o bien, de \

~~d~n~~~n;¿d9:~~-!{:rticl~i~~f.,~~~~~~;:~:~~IUI1ª.mªll~!"a determinada. Esta, no obstante, sólo :- ....__ . .. , ..__.. _ .. ."'" .---- ..-- -- .... -'- Ipll~ge,_~~1~_~_c.~_?narseconting_~_l}t~!E~nt~.y además, \se tiene que disilngliíi"T:i complejidad del entorno(en ambas formas) de la complejidad del siste-ma (en ambas formas), siendo inferior la compleji-dad del sistema, lo que debe compensar aprove-chando su contingencia, es decir, sus modelos deselección. En ambos casos el princiPio. que real-mente obÜga-'~ la:-s~ie~ciÓ;---éy~11esta--med.idi:t--Toconfig~raf e's lá--cTr{erenci;-entre dos complejiQª-_.de~: Y hablando'-no--deestado~ __~tl}Q_-~~-_ºP.~Iª~~~-nes, alnbo-ssoñ'-r'e~ai:icC[9iL'_.4~~º!?!pJ~ii.4.q,d,es.., . .., .... _'" __ .. '., .., ...• _.. - - .. ' . . "38'

decir, reducción de una complejidadpor.(~t~~.

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Desde el punto de vista de estas necesidadesde reducción (consecuencia de la complejidad) seha formulado yn se~l1:do. cOl1~~pto._~<::__C.Q_~R.l~jl-dad._Según dicho concepto, la complejidad es unamedida de la indeterminación o de la falta de in-formación. Vislade este modo, la complejidad esla-~ii1form:~¿iÓ~1qtle ie-blta a unsísterna.-para-p-~~del' comprender y describir completamente 'suentorno (complejidad del entorno) o bien a sí mIs-mo (complejidad del sistema):39Para los elemen-tos aislados, por ejemplo, para determinadas ac-ciones o procesos de tratamiento de informacióndel sistema, la complejidad se hace relevante so-lamente en este segundo sentido, es decir, única-

entorno). La cibernética habla aquí de «modelos». VéaseRoger C. ConantjW. Ross Ashby, «Every Good Regulator ofa System must be a Model of that System», InternationalJaurnal of Systems Science 1 (1970), págs. 89-97. Entonces setiene que concebir la complejidad, que subyace a una plani-ficación del sistema, frente a la complejidad estructurada delsistema, como su reducción, y ésta a su vez como reduc-ción de la complejidad global indeterminable del sistema.

39. Véase, por ejemplo, Lars Lüfgren, «Complexity Des-criptions of Systems: A Foundational Study", InternationalJournal of General Systems 3 (1977), págs. 97-214; HenriMlan, Entre le cristal et la fumée: Essai sur l'organisationdu vivant, París, 1979, especialmente pág. 74 Y sigs.; el mis-mo autor, «Hierarchical Self-Organization in Living Systems:Noise and Meaning", en MUan Zeleny (comp.), Autopoiesis:A Theory of Living Organization, Nueva York, 1981, págs. 185-208. Compárese también Robert Rosen, «Complexity as aSystcm Property", International Journal of General Systems 3(1977), págs. 227-232, para quien complejidad significa la ne-cesidad de una pluralidad de descripciones del sistema se-gún las relaciones de interacción.

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77SISTEMA Y FUNCIÓN

mente como horizonte de selección. Y esta segun-da versión se puede utilizar en los sistemas deseJi"tidopara reintroducir la complejidaddelsis::tema en el sisféina,--cOmo-'concepto, comQ._~I!ª-ble incógnita y precisamente por eso eficaz.,comofactor de miedo, como concepto pata,ü~seguridady riesgo, como 'problema deplanificaci<?!!.] 4eci~.;'~.sión, cOIDoexcusa. La distinción d~ los dos con- .ceptos 'de¿ompl~jidad indica, por tanto, g~e,).Qs\.'sistemas no comprenden-su propia compl~ii4ª.cl.{y}menos atiñ'la-dé su eni"6rno)pudienclü:-en c;ªJ1l.1>io,(:-.---.'---.-.-------'--' -._----.,---------- --_ -,.._.. dproblemat~~a:rl~ El sistema, por un lado, pro u-ée~'-y-porotro lado, reacciona ante una imagenborrosa de sí mismo. ¡:

Vale la pena en este momento recordar a Kant. ¡ I!Kant empezó con el prejuicio de_g1!~..LªRlu!-ªEgªd :, l¡

~~1=~~~~~~~~~1~bit~2~~M:;i~~~d~~:::'¡1ttizarse). Sólo la separación de estos aspectos, o ¡; :sea'nr problematización de la complejidad, con- j:~~~:~~~i~~~~i{ie'il~i~¡f~a~~~r~~r~~~i~gi:~~:f r ' I,~~~ot:~t~rf,;~~'!d:i~~tld~~~!{_:;~;:i~~;iI'f I'~lugªLp-araeLcm}£g::>.!sui~..~l1j~.tO.Lo sustituye po~ H.el conceQto de sistema autorref~rente.'-La"teoiía '11de'-siSten~-;;¡s--pue-de-1()rmüiar,-entóñc'e;,que cual- ! 11quier unidad utilizada en este sistema (sea la uni- I i 1dad de un elemento, de un proceso o de un. sis~e- t!r,;ma) tiene que constituirse a través del propIOSIS- r I

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7. Esta conexión entre la problemática de la ¡ ! i,11¡I~.l'{i ¡,]

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Page 39: Niklas Luhmann

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Bruselas-París, 1908, págs. 246 y 250; Jean-Fran<,;ois Lemarig-nier, Recherches sur l'hommage en marche et les frontie.resféodales, Lille, 1945; Roger Dion, Les frontie.res de la France,París, 1947.

44. Véase, sobre todo, Edgar Morin, La Méthode, vol. 1,París, 1977, especialmente pág. 197 Y sigs. (trad. cast.: ElMétodo. Naturaleza de la naturaleza, Madrid, Cátedra, 2 1986).

45. Formulado más exactamente, esto quiere decir quetienen que existir, tanto interna como externamente, unasrelaciones equilibradas entre dependencias e independencias;que ambas relaciones no pueden estar en una relación mutuacualquiera, ya que, entre otras cosas, debe reducir compleji-dad. Esta formulación más detallada muestra el esfuerzo dela teoría para disolver objetos en relaciones Y relacionesentre relaciones; indica al mismo tiempo cuán complejamen-te estratificados están los hechos a los que se refiere el con-cepto de la selección.

clarificar con la ayuda de la distinción entreelemento y relación, remitiéndola así también ala temática de la complejidad. ~uando los lím~sestán bien definidos, los elementos deben formarparte ó del sistema o del ~~1t¿r;o'~Las rela~,na obstante, pueden existir también entre sistemay entorno. Un límite separa, pues, elementos, perono necesariamente relaciones; separa aconteci-mientos, pero deja pasar efectos causales.

Este concepto. antiguo e indiscutido de límitees punto de partida para desarrollos recientes enel campo de la teoria de sistemas, que ya no con-ciben la distinción entre' sistemas cerrados y abier-tos como oposición sino como relación de grada-ción.44Con la ayuda de los límites, los sistemaspueden abrir y cerrarse a la ve'z, separando las in-terdependencias internas de las interdependenciassistema/entorno, y refiriendo las unas a las otras.

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40. Existen pocos tratamientos teóricos del concepto delímite, y por lo general no son muy productivos. Para con-tribuciones más importantes, véase, por ejemplo, Roy R.Grinker (comp.), Toward a Unified Theory of Human Beha-viour: An Introduction to General Systems Theory, NuevaYork, -1956, especialmente pág. 278 Y sigs.; P. G. Herbst,"A Theory of Simple Behaviour Systems», Human Relations14 (1961), págs. 71-93, 193-239 (especialmente pág. 78 y sigs.);Wilhelm Aubert, Elements of Sociology, Nueva York, 1967,pág. 74 Y sigs.; Raimondo Strassoldo, Temi di sociologia dellerelazimii internazionali: La societa globale, Ecologia delle po-teme, La teoria dei confini, Gorizia, 1979, especialmentepág. 135 Y sigs. Mucho material se encuentra además en Con-fini e regio ni: Il potenziale di sviluppo e di pace delle peri-ferie: Atti del convegno "Problemi e prospettive delle regionedi frontiera», Gorizia, 1972, Trieste, 1973; Peter G. Brown/Henry Shue (comps.), Bounderies: National Autonomy andlts Limits, Totowa N. J., 1981.

41. Así, véase Jiri Kolaja, Social Systems in Time andSpace: An Introduction to the Theory of Recurrent Behaviour,Pittsburgh, 1969.

42. Véase René Descartes, "Les príncipes de la philoso-phie,', n, 21, citado según CEuvres et lettres, París, Ed. de laPléiade, 1952, págs. 623 (trad. cast.: Los principios de la filo-sofía, Madrid, Instituto Editorial Reus, 1925).

43. Para fronteras territoriales, véase, por ejemplo, Gui-Ilaume de Greef, La structure générale des sociétés, vol. 2,

complejidad y el análisis de sistemas se confirmaen una interpretación más exacta de la función delímites d.t:l.~j~~e~~:.40!::~~J?i~~~~~_.J2!.~~~ta.~JlI!1.i---tes.-"Esto precisamente distingue el concepto desistema del concepto de estnlctura.4

! Los límitesno se pueden pensar sin un «(fuera»; suponen, por'consiguierite;larealidad -de un mas'-a:lra'-y'l;iposi-bilidad de frélIlquearlos.42Se'aéepta,'por loge11eratque tlenen la d_obl.~fu~ciÓri'ciesepa}:~ª_~{9Í}_y.llniQP,desisfelna-y~e~torIlQ/3-Estadoble función se'~~e-de

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46. Especialmente para sistemas sociales organizados,compárese Niklas Luhmann, Funktionen und Folgen forma-ler Organisation, Berlín, 1964, pág. 220 Y sigs.

47. Véase Donald T. Campbell, "Systematic Error on thePart of Human Links», en Communication Systems, Infor-mation and Control 1 (1958), págs. 334.369; J. Y. Lettvin yotros, "What the Frog's Eye Tells the Frog's Brain», Pracee-dings of the Institute of Radio Engineers 47 (1959), págs. 1940-1951.

En este sentido, los límites son conquistas evol Ll.

tivas par excellence; cualquier desarrollo supe-rior de un sistema y, sobre todo, el desarrollo desistemas con una autorreferencia interna cerradasupone límites.

Para esta función de separar y unir, los límitespueden diferenciarse como dispositivos especia-les. Y, precisamente, adquieren esta función a tra-vés de trabajos específicos de selección. La selec-tividad propia de los dispositivos, las zonas y loslugares de límite, reduce, pues, no sólo la comple-jidad externa del sistema, sino también la inter-na.46 Esto implica que un contacto transmitidomás allá de los-límites, no proporciona a ningúnsistema la plena complejidad del otro, ni auncuando éste tuviera la suficiente capacidad de tra-tamiento de información.47 La organización inter-na de la interrelación selectiva con ayuda de ór-ganos delimitantes diferenciados tiene en cadacaso Gómoconsecuencia que los sistemas se haganindeterminables uno para otro, surgiendo así nue-vos sistemas (sistemas de comunicación) para re-gular esta indeterminabilidad. En el caso del con-cepto abstracto de límite, o del concepto de una

48. Véase Herbst, op. cit., pág. 88 Y sigs., con la conse.cuencia de una tripartición del planteamiento conceptualbásico. Las reflexiones esbozadas arriba en el texto sirvenpara evitar, desde un punto de vista de técnica de construc-ción teórica, la tripartición en este lugar.

49. En el sentido de Roger G. Barker, Ecological Psy.chology: Concepts and Methods for Studying the Enviran-ment of Hwnan Behaviour, Stanford Cal., 1968, pág. 11 Ysigs. Véase también, del mismo autor, "Gn the Nature of En-vironment», Journal of Social Issues 19/4 (1963), págs. 17.38.

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81SISTEMA Y FUNCIÓN

simple diferencia entre sistema y entorno, no sepuede decidir si el límite pertenece al sistema oal entorno. La diferencia misma, desde un puntode vista lógico, es un tercero.48 Si además acepta-mos el problema del desnivel de complejidad comoayuda para la interpretación, los límites puedenreferirse a la función de estabilización de dichodesnivel, y sólo el sistema puede desarrollar es-trategias para ellos. Visto desde el sistema setrata entonces de «setFie,nerated boündaries»,49de membranas, de pieles, de muros y puertas, depuestos defronteras, de lugares de' contacto ..

Aparte de la constituciÓn de'el~mel1tos propiosdel sistema, el re~isito más importante para ladiferenciación entre "siStemas~seriala-creTerffiina--éi6n de lírñites.Tos"Hill'ites.seplieéfen-'.considerar'corno' suficIentemente determinados cuando pro-blemas aún abiertos de demarcación de límites ode atribución de acontecimientos hacia dentro yhacia fuera pueden tratarse con medios propiosdel sistema; o sea, cuando un sistema inmunoló-gico utiliza su propia manera de operar para dis-criminar según los efectos entre interno y exter-

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SOCIEDAD Y SISTEMA80

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Universidad Central del Ecuador

Carrera de Sociología

Métodos y Técnicas Cualitativas

Pablo Salazar

Reseña del Texto:

La encuesta como método político

Antonio Conti

En la revista Posse, Antonio Conti publica sus ideas acerca de la elaboracióndel trabajo de encuesta, en el contexto de los obreros de una fábrica.

El autor Traza en ese texto fundamentalmente que es la encuesta, y rol quecumple, allí se plantea que el objetivo básico~lína encuesta no esta dado porla interpretación autónoma de la realidád1:IDr parte del encuestador, en esta, laimportancia viene a radicar en la medida que se de una búsqueda, unaposibilidad para lograr una transformación de la realidad abordada.

Con este fin Conti propone tres pasos para realizar la encuesta en ese marco./

de propósitos, el primero consiste en generar confianza con el entrevistado,superando las desconfianzas, solo así 'se R~ acceder a un dialogo entérminos grupales, superando las vis~ individuales con las que confrecuencia se cae desde la presencia.

A continuación como, segundo punto, y dentro deJ/proceso de la investigaciónde campo, con el trabajo de encues a se pr ne encontrar la materia primapara discutir con el actor, dentro e ste paso se permite construir lascondiciones, en la cual, admita el actor, hacer explicita su auto reflexividad supunto de vista en términos de clase, es decir la construcción de si mismofrente si mismo , problematizando su situación , en este paso lo importanteradica en caminar hacia el encuentro de la experiencia social ,subrayando elnivel colectivo de lo percibido.

En tercer lugar, el investigador no puede desc . ar el acompañamiento que sele da al encuestado, sumergiéndose n el oceso, se debe auto -encuestárse,asi la experiencia adquirida se art a con la militancia política, ya que conesta se abre el encuentro con los actores, como obreros , desde la perspectivade la conciencia de clase. Asi, esta forma la encuesta no es un inst~L!rn_e_~"ª11rjoy objetivo para dar cuenta de una realidad, aLoon1rªrioes-una~herramienta con

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. 50. Se encuentra a menudo la opinión contraria. Véase,por ejemplo, Alfred Kuhn, The Study of Society: A UnitiedApproach, Homewood m., 1963, pág. 48 Y sigs.; David Eas-ton, A Framework for Political Analysis, Englewood CliUsN. J., 1965, pág. 65. Formula con insistencia que tambiénlos sistemas que observan y, sobre todo, las ciencias sonsistemas autorreferen.tes, que concuerdan consigo mismotodo lo que determinan. Pero esto tiene una validez muy ge-neral y no conduce todavía a una caracterización suficientedel objeto del cual el observador o la ciencia se ocupan.

no, o bien cuando el sistema de la sociedad-que se compone de comunicaciones- puededecidir mediante comunicación. Aun así, paraun observador (científico) quedará poco claro,analíticamente hahlando, cómo se definen loslímites, pero esto no jus1jfica considerar la de-limitación de sistemas como una determinaciónpuramente analíticaS{)(¡otra cosa sería si se tratarade delimitar objetos de investigación!). Un obser-vador interesado en la realidad no puede prescin-dir, pues, de las posibilidades operativas de deter-minación del sistema.

Visto desde una perspectiva de desarrollo di-námico, los límites presentan resultados incre-mentables. Hemos denominado este aspecto me-diante el concepto de proceso de difer~ncia~ié>x!:_ül-terna deCslStema~La -forInación-c'ielímites inte-rrumpe la contirmación de procesos que unen elsistema con su entorno. El incremento del rendi-mient\>_del límite consiste en el aumento de lospuntos de vista desde los cuales esto ocurre. Lasdiscontinuidades así producidas bien pueden serdiscontinuidades reguladas que posibiliten a un

51. Véase Niklas Luhmann, «Territorial Borders as Sys-tem Boundaries», en Raimondo StrassoldojGiovanni DelliZotti (comps.), Cooperation and Contlict in Border Areas,Milán, 1982, págs. 235-244.

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83SISTEMA Y FUNCIÓN

sistema la evaluación de sus contactos con el en-torno. Aun tratándose de un proceso claro de dife-renciación, los observadores del sistema puedenconstatar más continuidades entre sistema y en-torno, y más procesos comunes (por ejemplo: ac-ciones determinadas por la socialización) que elpropio sistema establece como base para su prác-tica.

El punto de vista desde el cual los límites seven forzados a ser eficaces, es decir, el puntode vista desde el cual se hacen necesarios unadeterminación y mantenimiento más exigenteses resultado de la distinción antes mencionadaentre el conjunto de los entornos y los sistemasen el entorno del sistema. Los límites del siste-ma excluyen siempre el entorno; las exigenciasrequeridas para ello varían, sin embargo, cuandoel sistema tiene que distinguir varios otros sis-temas (y sus entornos) en su propio entorno, Yadaptar sus límites a esta distinción. En el casomás sencillo trata su entorno como otro sistema.Así, las fronteras de estados se conciben, a menu-do, como fronteras en relación a otros estados.Esto se hace, sin embargo, ilusorio cuando lasrelaciones con «un país extranjero» en su sen-tido económico, político, científico y educativo yano se pueden definir mediante los mismos límites.

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Tales exigencias hacen que la definición de límite

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85SISTEMA Y FUNCIÓN

poder sobrevivir. Pronto se manifestó el deseo deinvertir este pensamiento: también el entorno po-día adaptarse al sistema y debía servir, por lomenos, para desarrollos del sistema.54En el nivelteórico, esta inversión lleva en principio a unatautología circular: los sistemas se pueden adap~tar al entorno cuando el entorDOse adapta al sis-tenla,--y al revés',-

Una vez alcanzado este estadio de tautologíafértil, hay que considerar cómo cambiar la situa-ción. Como casi al mismo tiempo aumentó la com-prensión de los problema,s de complejidad estruc-turada, era muy natural recurrir a ellos. Estedesarrollo teórico impulsó la transición del para-digma sistema/entorno al paradigma de la auto-rreferencia..:L0~sistemas. ~0II!pI~i()s.gº_~ólC?_~~~~l?:.él_~~P-

tarse a su entorno sino tambi{IL-'J.._..Sp...propiaéomplejídad. b~b~n hace'r-frent~ a improbabiEda-cÍesy deficiencias internas. Tienen que desarrollardispositivos precisamente para ello, por ejem-plo, dispositivos para reducir comportamientosanormales, que sólo son posibles porque existe unaestructura básica dominante. Los sistell.1E-_5.cQlJl-plejos s~.~~l~,J?~~_tan t9-L9bgg.a~~.?é1.,A~,.ª1Jtoad,ap-úición, y esto en el doble s~ntido.9:euna p~op,iaadaptación a la propia compl~j!dad.55Sólo así se. ... . . - ..... __ .... ---" ._.. ".- _._- ,

54. Véase Lawrence J. Henderson, The Fitness of the En-vironment: An Inquiry into the Biological Significal1ce of theProperties of Matter, Nueva York, 1913.

55. Véase también: «Adaptation de soi a soi», en EdgarMorin, La Méthode, vol. 2, París, 1980, pág. 48 (trad. cast.:El método. La vida de la vida, Madrid, Cátedra, 1983).

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se retraiga, y prueban su validez los sistemas auto-rreferentes cerrados que determinan sus límitesmediante su modo operacional y que establecentodos sus contactos con el entorno mediante otrosniveles de realidad.

8. La distinción conceptual entre (conceptode) sistema y (concepto de) complejidad es cru-cial para los siguientes análisis, precisamente por-que tratan sistemas complejos. Quien no sabedistinguir entre sistema y complejidad, se cierrala puerta a la problemática ecológica; .J'~~Jªecología tiene que ver con la compl~1i(Jª~ly_nº-co;nsu siStema,.a>ado>-qli'e'no-está-reg~?dª..p.ºX_~ºª:::fÜ-ferencia 'propJa -sIStemaTen'torno.52 Precisamenteen ello reside la dificultad de comprender, en estecaso, la unidad de la pluralidad; no se producecomo sistema autorreferente, sino sólo como con-secuencia de la observación, o bien de la inter-vención. Volveremos sobre ello.53

Áquí queremos mostrar mediante ejemplos, yen primer lugar con el concepto de adaptación,cómo el funcionamiento conjunto de análisis desistema y análisis de complejidad reestructura elclásico arsenal conceptual de la teoría de siste-mas y conduce a la teoría de sistemas autorrefe-rentes. En sus orígenes, este concepto designaba

) (1 una simple relación sistema/entorno. Después, el,~,.,sistema tenía que adaptarse a su entorno para

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56. Robert K. Merton cita en uno de sus primeros tra-bajos a F. C. S. Schiller. Véase Science, Technology and

1 Society in Seventeenth Century England, segunda edición,.i Nueva York, 1970, pág. 229 (trad. cast.: Ciencia, tecnología y, sociedad en lalnglaterra del siglo XVII, Madrid, Alianza, 1984).Para la comprensión de selección en Merton, véase tambiénManfred Kopp/Michael Schmid, «Ipdividuelles Handeln undstrukturelle Selektion: Eine Rekonstruktion des Erklarungs-programms von Robert K. Merton», Kólner Zeitschrift fürSoziologie und Sozialpsychologie 33 (1981), págs. 257-272; Mi-chael Schmid, «Struktur und Selektion: E. Durkheim und M.Weber als Theoretiker struktureller Evolution», Zeitschriftfür Soziologie 10 (1981), págs. 17-37.

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87SISTEMA Y FUNCIÓN

57. Véase Robert B. Glassman, «Selection Processes inLiving Systems: Role in Cognitive Construction and Reco-very From Brain Damages», Behavioural Science 19 (1974),págs. 149-165.

58. Para «autoorganización», véase Marshall C. Yovits/Scott Cameron (comps.), Self-01'ganizing Systems, Oxford,1960; Marshall C. Yovits/George T. Jacobi/Gordon D. Golds-tein (comps.), Self-organizing Systems, Washington, 1962;Heinz von Foerster/George W. Zopf (comps.), PrincipIes ofSelf-organization, Oxford, 1962. Para «autopoiesis», véase so-bre todo Humberto R. Maturana, Erkermen." Die Organisationund Verkorperung von Wirklicl1keit: Ausgewahlte Arbeiten

a un sistema que explique la génesis del orden ba-sándose en un poder de orden propio superior.57En lugar de este recurso, nosotros introducimosel recurso a la diferencia. Toda selección suponeconstricciones (co11.straints). Una diferencia COll-

ductora arregla estas constricciones, por ejemplo,desde el punto de vista útil/inútil, sin fijar la elec-ción misma. La diferencia no determina lo que hay~ll.~~-~_elec.~l<?~~~i!_"p~i~'~{}~~n~~esida'd de"sele¿c~oñ.-'Para empezar parece ser, sobre todo, la diferenciasistema/ entorno la que obliga a que el sistemamismo se obligue a la ~elección a través de supropia complejidad. Al igual que en el espacio se-mántico de la «adaptación», también en el espaciosemántico de la «selección» se encuentra ya pre-parada la teoría de los sistemas autorreferen-ciales.

9. El próximo tema central será el de laautorreferencia. Incluso la más reciente investi-gacióü"ue-'sÍSt;-masle presta cada vez mayor aten-ción, también bajo títulos como auto organizacióno autopoiesis .58 Conceptos-parecIdosapareceñtam-- ~._.- _.,--_ ..._--~-_..--

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SOCIEDAD Y SISTEMA86

puede explicar que los sistemas no puedan seguirsin rupturas los cambios de su entorno, pues tam-bién tienen que tomar en cuenta otros puntos devista de adaptación y, finalmente, hundirse por laautoadaptación.

'7 Al tratarse de sistemas complejos, también.cambia el concepto de selección. Ya no se puedeconcebir la selección como iniciativa"de un sujetoni tampoco de manera análoga a una acción. Es

;-!un proceso sin sujeto, unaoperació:q._producida" por laexÍsfeiíC'ia -ac"una-diferencia. Darwin senmestra, también en esto, como el precursor más

.\~importante al concebir la selección_evolutiva no: desde una voluntadde"ord'en~"smo-desde el entOf:

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posible. En la sociología, dicha idea también hadeja~o huella.56 Desde entonces, la selección ocupala función de concepto básico para cualquier teo-ría del orden, evitando de esta manera el recurso

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88 SOCIEDAD Y SISTEMA

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bién en las teorías sociológicas59 que no se decla-ran abiertamente como teorías de sistemas. Así sesepara el concepto de la autorreferencia (re:flexióü;'r~aie-~iblüdadYde' slil~lgar'd(rslcoeil'la-co'ñ-¿fen¿iahumana o el sujeto.60 y se traslada a campos de

zur biologischen Epistemologie, Braunschweig, 1982, y MilanZeleny (comp.), Autopoiesis: A Theory ot Living Organization,Nueva York, 1981. Además, quizá: Manfred Eigen, «Selforga-nization of Matter and the Evolution of Biological Macro-molecules», Die Nturwissenschatten 58 (1971), págs. 465-523;Heinz von Foerster, «Notes pour une épistemologie des ob-jets vivants», en Edgar Morin/Massimo Piatelli.Palmarini(comps.), L'unité de l'homme: Invariants biologiques et uni-versa~L1;culturels, París, 1974, págs. 401-417; Klaus Merten,Kommunikation: Eine Begritts- und Prozessanalyse, Opladen,1977; Peter M. Hejl y otros (comps.), Wahrnehmung undKomrñunikatiovl, Francfort, 1978; Niklas Luhmann, «Identi-üitsgebrauch in selbstsubstitutiven Ordnungen, besondersGesellschaften», en Odo Marquard/Karlheinz Stierle (comps.),Iden4jtiit. Poetik und Henneneutik, vol. VIII, Munich, 1979,págs. 315-345; Niklas Luhmann/Karl Eberhard Schorr, Re-tlexidJ1.sprobleme im Erziehungssystem, Stuttgart, 1979; Fran-cisco J. Varela, Principles ot Biological Autonomy, NuevaYork, 1979; Yves Barel, op. cit. (1979).

59. Para la posición central del concepto de retlexivemonitoring ot action, véase Anthony Giddens, Central Pro-blems in Social Theory: Action, Structure and Contradictionin Social Analysis, Londres, 1979, que aquÍ todavía lo rela-ciona con una idea de portador subjetivo (agent).

60. Esta determinación de posiciones requiere aún algu-nas especificaciones. La más importante es que en la referen-cia a la conciencia de la autorreferencia en la Edad Mediasiempre estaba también presente una referencia al sentirey en la época moderna la referencia al «gozar del goce», yque en esto iba incluida una alusión (aunque subvalorada)a la existencia (y no sólo al conocimiento). Véase, por ejem-plo, Joseph de Finance, «Cogito Cartésien et réflexion Tho-miste», Archives de Philosophie 16 (1946), págs. 137-321; Wolf-

C?gl~~~L~~_.~~~i~,..~.~i~~~~~.~-_.~e_<!l~~__C.9n:..<?-~j~!0de la cienc;i.9-~De esta manera se gana, al mismo'tiemp'ü:'una cierta distancia respecto de las dificul-tades puramente lógicas de la autorreferencia. En-tonces éstas sólo significan que en el mundo realexisten sistemas cuya descripción mediante otrossistemas conduce a estas (!) contradicciones lógi-cas indecidibles.61

Con el concepto de autorreferencia se designala unidad, que presenta para sí misma un elemen-to, un proceso, un sistema. «Para sí misma», estosi~nifica: independiente del modOde obsery.ªciQnde"Otros. Erco-ñceptono's¿io-define'-;;T~o'que tam-hién'-c;~tiene una afirmación sobre cosas, puessostiene que la unidad únicamente se alcanza al!

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través de una op~r<lc~Qn.r~Iª~i.Q.nªL!()que, a su !).- ••••••• -.-----.-.................. . . ' .••••••••• - ••••••• ----- l' I

vez, imEl-icaque la unidad es algo que se debe 11,+

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sentido muy amplio, según lo que se quiera decircon «auto» y cómo se entienda la referencia. Sepuede' hablar, por ejemplo, de actos que se'''autoin-tentan (siendo el intentar lo constituyente delacto) o de conjuntos que autocontienen (siendo elcontener lo constituyente del conjunto). La refe-rencia utiliza, entonces, exactamente la operación

gang Binder, ,,"Genuss" in Dichtung un'd Philosophie des 17.und 18. Jahrhunderts», en el mismo autor, Autschlüsse: Stu-die11.zur deutschen Literatur, Zúrich, 1976, págs. 7-33.

61. Para más detalles, véase el capítulo 8.

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62. Véase C. P. Wormell, «On the Paradoxes of Self-Re-ference», Mind 67 (1958), págs. 267-271; Lars Lüfgren, «Un-foldment of Self.reference in Logic and Computer Science»,en Finn V. JensenjBrian H. MayohjKaren K. Moller (comps.),Proceedings from the 5th Scandinavian Logic Symposium,Aalborg, 1979, págs. 250.259.

que constituye el «auto» y bajo esta condición seconvierte en superflua o paradójica. Se convierteen paradoja cuando se añade la posibilidad de lanegación y cuando la negación se puede remitiral «auto», ya sea referente o referido, y cuando acausa de la autorrererencia no puede decidirse en-tre las dos posibilidades. Hacerse paradójicosigni-fica: pérdidá de la deter~inabllidad,es deci~, de1.1 ~ap::tcraad -dé conexión para otras operaciones.La autorreferencia no es, por tanto, nada malo,prohibido, nada que haya que evitar62 (o lo que es10 mismo: algo solamente admitido en el sujeto,pero que aquí debe quedar encerrado); pero si laautorreferencia conduce a paradojas, es necesariotomar medidas adicionales para la capacidad deconexión.

Este problema remite a la formación de siste-mas. Con él, y yendo más allá del problema de lacomplejidad, se enriquece el instrumental analí-tico •de la teoría de sistemas. La autorreferenciabajo la forma de paradoja tiene una c()mpi~ji-cl~dí"ndetennimib1e. Sistemas que operan de formaautorreferendalsólo pueden hacerse complejos,por tanto, si logran resQlver este problema, o sea,. si consiguen expulsar la 'paradoja.

Un sistema puede denominarse autorreferen-

63. Esta afirmación ha sido anticipada con la introduc-ción de 1(,:: ronceptos ele elemento y relación.

te cuando él mismo constituye63 los elementosque le dan forma como unidades de función, ycuando todas las rel¡lciones entre estos elementosvan acompañadas de una indicación hacia estaautoconstitución, reproduciéndose de esta mane-ra la autoconstitución permanentemente. En estesentido, los sistemas autorreferentes operan ne-cesariamente a partir del autocontacto, y no tie-nen otra forma de contacto con el entorno que nosea el autocontacto. AqllÍ ".<l, ipS:.hli4~J~ .._!~?~_~.~d~la recurrencia como tesis de la autorreferencia in-direc'tade'l¿s ~re-n1é'ñtos-:To-seIemeñtos'poslhmta;un,~ Fehe~f?~:~s2hre's~ -~'lÍ'sfijo~_.que_.J)'~s-~,'p.9.i.¿!~~:selementos, por ej emplo, por una intensificaciqI.Lgela' aCtividad neuroriaJ,o'blenunadete~~inaciónde la acción que pasa por la espera de otras accio-nés.-En eCIliveIde esta organización :ªgtQiú~I~-rente,' los dstemas'alJ'torrerere~t'ess-;n sistemas'éerraJós:'pue-sensliauto(reter~i~~~ió~';:~'p~;'~i-ten 'nin'g~~n~-gtra-oroijna_ae~pio,~~~'a~~~J9-~--De'ahÍque los sistemas sociales no tengan ninguna utili-dad para la conciencia, y los sistemas personalestampoco la tengan para cambios de frecuencia enel sistema neuronal (con eso no se quiere negarque lo no usado sea condición de posibilidad delsistema, o bien condición infraestructural de laposibilidad para la constitución de los elementos).

Para destacar la gran diferencia que existe en-tre este concepto fundamental de autorreferencia

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y la antigua discusión sobre «autoorganización»,Maturana y Varela han propuesto el nuevo térmi-_~C?~_~~~~_Li_I9P~9i~si?2?--:64Hasta-elmomeñtatoda vÍanose puede valorar con seguridad la trascendenciade este revÍrement conceptual y su relación conlos problemas que se discutieron en la filosofíade la conciencia y de la vida (Fichte, Schelling). Entodo caso, para la teoría de sistemas supone ya unpaso adelante trasladar la autorreferencia desdeel nivel de formación o cambio de estructura alnivel de constitución de los elementos.

La autopoiesis no supone forzosamente que noexista en el entorno del sistema este tipo de ope-raciones con las cuales el sistema se autorrepro-duce. En el entorno de los organismos vivos hayotros organismos vivos, en el entorno de concien-cia hay otra conciencia. Pero en ambos casos, elproceso de reproducción propio del sistema sólose puede aplicar internamente. No se puede em-plea'i para conectar sistema y entorno, o sea, nose puede sacar provecho de otra vida o de otraconciencia para el propio sistema. (El transplantede órganos es una intervención mecánica y no elcaso que aquí excluimos: que la vida introdu-ce de afuera hacia adentro a la vida misma.)Esto es distinto en los sistemas sociales: por unlado, fuera del sistema de comunicación de la so-ciedad no existe comunicación alguna. El sistemaes el único que utiliza este tipo de operacio-nes; en este sentido y por una necesidad real,

64. Véanse las indicaciones más arriba, en la nota 58.

es un sistema cerrado. Por otro lado, esto es váli-do para todos los demás sistemas sociales. Tieneque definir, por tanto, su modo específico de ope-rar, o determinar su identidad mediante reflexiónpara regular qué unidades de sentido posibilitaninternamente la autorreproducción del sistema, esdecir, las que siempre se tienen que reproducir.

Teniendo en cuenta esta importante distinción,queda abierta la pregunta de si -en el nivel de lateoría general de sistemas y con la ayuda del con-cepto general de sistema autopoiético- verdadera-mente tiene sentido suprimir dicha distinción.Este concepto general 10' consideramos posible eincluso necesario, pues, por una parte, posibilitael resumen de una serie de afirmaciones sobre ta-les sistemas; y, por otra parte, remite a un con-texto evolutivo en el cual quedó cristalizada la po-sición especial del sistema de la sociedad y susproblemas de delimitación interna.

Una de las consecuencias más importantes seproduce en el campo de la teoría del conocimien-to: aunque los elementos que forman el sistema seconstituyan como unidades a través del sistemamismo (por más complejo que sea el «fundamen-to» : energía, material, información) no existe nin-gún tipo de comunidad básica entre los sistemas.Funcione lo que sea como unidad, no se dejaobervar desde fuera; sólo se puede deducir.Cada observación tiene que respetar por tanto unosesquemas de diferencia, que permitan deducir loque funciona como unidad a diferencia de otros sis-temas. ,t'JinglÍJ?~i~~em~p'1}e~eª~sco~E-C?ner a otro

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de modo analítico con el. fin de llegar a unos ele-ment-o~Ólti~os (sustan¿ia~\ -donde eicon~~iin{~n:'to-halle-uii--úIHmoápoyoy una cO]:Tespünde'iida.-"s~-güraeÓri".siJ j?};Ü~t9: Cada ºQ.~ervaC16ri ([eb~,-en'cambio, -apÜ~ar un es~ema de-di[ere~1cia consti-tuyéndose btmicbd de diferencia en el sistemaopserval1te Yno en el obs~rvªg9. Esto iiü excluyede ninguna "lnaI1enl una autoobservación, pero laautoobservación debe ser distinguida cuidadosa-mente de la unidad de reproducción de las unida-des del sistema (autopoiesis).

!-.ª_ reproducción . autorreferel1te «~lltopoiéti-ca» en e( n.i~eicíé los eie~~ntos, debe aten.ér-sé-áltipo-de elementos que--defirienel sIstema. ¡Por eso:rep::od~~~Cj_ÓnrE-stolmpÜcalanecesi(i~d de re£!-o-duciJ: permanentemente acCiones,---y-no--célula.s,n-lacromolécula~-"Tdeas;--eT¿.;.en los -siStemaS- deacclone-s;-y.I)re-dsamente -~.~lo que se asegura c9Á.fa ;:utorreferenCia de los elementos.65 Con ello se es-t~ble~~~:;ci~~t~sbarr~;as ~la variación. Ashby, eneste sentido, ha hablado de la «essential variable»del sistema.66 Como elementos de sistemas comple-jos, sólo pueden considerarse complejos los quetodavía no han sido fijados por tales barreras, es

65. Siguiendo la línea de Whitehead, precisaremos estocuando analicemos la temporalidad de los elementos de lossistemas sociales (acontecimientos). Véase más abajo, capí-tulo 8, lII.

66. Véase Arvid Aulin, The Cybernetic Laws of Social Pro-gress: Toward a Critical Social Philosophy and a Criticismlógica de Spencer Brown. Véase, por ejemplo, HumbertoR. Maturana, "Autopoiesis», en Zeleny, op. cit. (1981), págs. 21-of Mal"Xism, Oxford, 1982, págs. 8 y sigs.

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decir, elementos para los que no existe solamenteun modelo establecido. Unicamente en un marcodado y con la suficiente apertura, pueden desarro-llarse estructuras que determinen (delimiten) másexactamente las posiciones y funciones que desem-peñan algunos de los elementos.

Con el tránsito de la «autoorganización» a la«autopoiesls;;cambia el p-~oble~a': f~~d~~~;tal-al que se refiere la teoría- para todo el campode los sis!emas abiertos al entorno (por ejemplQ :los psíqui~9~.010s sociales). En tanto que se partíadel problema de la formación y cambio de estruc-turas y se veía en ello la dinámica de los sistemas,se podía otorgar a los planteamientos de la teoríadel aprendizaje un rango teórico-fundamenta1.

67El

problema residía entonces en las especiales condi-ciones bajo las cuales se hace probable la repeti-ción de la acción semejante, o bien la espera de larepetición de una vivencia parecida. Pero para unateoría de los sistemas autopoiéticos se presentaante todo la pregunta de cómo se puede pasar deun acontecimiento elemental al siguiente; aquí elproblema fundamental no está en la repeticiónsino en la capacidad de conexión. Por esto, el pro-ceso de diferenciación de un sistema de reproduc-ción cerrado-autorreferente se hace imprescindi-ble, y únicamente se pueden formular los problemasde formación y cambio de estructuras en relación

67. En parte, incltlS0 considerando el aprendizaje indi-vidual como proceso básico de un cambio de estructuras enel sistema social. Véase también Michael Schmid, Teoriesozialen Wandels, Opladen, 1982, págs. 37 y sigs.

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68. En este punto se muestra claramente el cambio enla construcción de la teoría de sistemas que pasa del desígny control a la autonomía.

69. El uso del lenguaje conecta de esta manera con lalógica de Spencer Brown. Véase por ejemplo, Humberto

con un sistema construido de esta manera. Enotras palabras, las estructuras deben posibilitarla capacidad de conexión de la reproducción auto-poiética si no quieren renunciar a su propia baseexistencial, y esto reduce el campo de posibles cam-bios y aprendizajes.

Hay que destacar en especial una consecuenciaestructural muy importante que se desprende for-zosamente de la construcción del sistema autorre-ferencial. Se trata de la renuncia a las posibi-lidades de un control unilateral. Podrán darsediferencias de influencia, jerarquías, asimetrías,pero ninguna parte del sistema puede con-trolar otras, sin caer a su vez bajo control. Enestas circunstancias es posible, y en sistemas orien-tado~ hacia un sentido incluso altamente probable,quecl.lalquier control se ejerza anticipando el con-tracontrol. Si a pesar de todo se quiere asegurar laexistencia de una estructura asimétrica (por ejem-plo:, -en las relaciones de poder internas al sis-tema), siempre se necesitan unos dispositivosespeciales.68

Esta problematización del control se compensa,en parte, acentuando la autoobservación. En este..contexto, es decir, en el nivel de la teoría generalde sistemas, observación no quiere decir más queaplicación de distinciones.69 Solamente en el caso

R. Maturana, «Autopoiesis», en Zeleny, l. cit. (1981), págs.21-33 (23): «The basíc cognítíve operatíon that we performas observers ís [he operatíon of dístínctíon. By rneans of thísoperatíon we defÍ/1e a uníty as an entíty dístínct from abackground, characteríze both uníty and background by thepropertíes with whích thís operatíon endows them, and de-fíne theír separabílity».

70. Véase, ante todo: Ludwig von Bertalanffy, «GeneralSystems Theory", General Systems 1 (1956), págs. 1-10.

de sistemas psíquicos, este concepto presupone laconciencia (se podría también decir: únicamenteen este caso y a causa de la observación, se produceel medio conciencia propio del sistema). Otros sis-temas tienen que encontrar sus propias posibilida-des de observación. La autoobscrvación es, portanto, la introducción de la diferencia sistema/en-torno en el sistema que se constituye con ayudade la misma; a la vez, la autoobservación es unmomento operativo de la autopoiesis porque enla reproducción de los elementos hay que asegu-rarse que se reproduzcan como elementos del sis-tema y no como algo distinto.

Este concepto de sistema cerrado-autorreferen-..". ------.---.- ..-- ----- ----- - --- - .-.-------- '''''... .--' "'1'-- - _. '-'-' -- ---.-.-- , .te no está en contradicción con .. a apertura alél1torno dersisterna; el"'cié'i:'re-der~odo 'ope~ativ;aui:orrefererite supone más' bien Una-iñañera."-ae" .. ''''- .. - _'- .---.--------" 'l" -" ..---.- --- --"".' .-."'", ----. ---..- .. '" -.- - ----.-ampliar los posib es contactos con el entorno; yal constituir elementos capaces de determin~rsemejor, aumenta la complejidad del posible entor-no para el sistema. Esta tesis está en contradiccióntanto con la oposicion -Clasíca"eñfre'lisTeorías--cf~los-sisternas abiettos ycerrad6s~70 como el concepto

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de autopoiesis de Maturana, que requiere un ob-servador corno otro sistema para la construcciónde las relaciones sistema/ entorno.71 Pero si se em-plean los conceptos de observación y autoobser-vación en el nivel de la teoría general de sistemas,y si se unen, como ya se ha dicho, al concepto deautopoiesis, la autoobservación' se convierte encomponente necesario de la reproducción auto-poiética. Justamente a partir de esta base ,~~_él.~!:.ela posibilidad de distinguir los sistemas orgáni~osy'-neuó:ifisiologicos( cdulás, 'siStemas . n'er~f~sos.,sEte'n1as]iliTIunolÓgicos,etc.) de los sistemas psí-quicos y sociales constituyentes de sentido~ Pa~atodos estos niveles de formadónde sistemas rigela ley fundamental de la autorreferencia, pero parael primer grupo de una manera más radical yexclusiva que para los sistemas de sentido:J.os sj~temas de sentido están también completament~'cerraaos;-de--tarmanera que'a sentid()sólame~úese pu~~de':refe.ri¡'al seI1tido, y sólo el sentido pm~d~cambiar el sentido. Volveremos sobre ello.72 Peroa difereriCía de los sistemas nerviosos, los lí~ites&sistema~~j]Qs -=~pto';~o~'püe&n'-ser incluIdosen"las- estructuras y proces-üs-de"sentiao. AdquTé~. fen'sentidü-paraTiy'n'o:ensI! )lospr'oces()s de si.s-te~1~~";~lto'rreferenteséie n~odo que tales sist~.i:naspuedan operar internamente con la diferencia

71. Véase, por ejemplo, Humberto Maturana, «Stratégiescognitivesl>, en Morin/Piatelli.Palmarini, op. cit., págs. 418-432(426 Y sigs.), y respecto a esto las objeciones críticas deHenri Atlan, en el mismo libro, pág. 443.

72. Véase el capítulo 2.

de sistema y. entorno. En las operaciones in-ternas, el senÚdo' posIbilita un acompañamientopermanente de referencias al sistema mismo y aun entorno más o menos elaborado; aquí, la selec-ción del punto central de orientación puede quedarabiert::\, dejándola en función de las operacionessubsiguientes, que a la vez reproducen el sentidocon referencias hacia fuera y hacia dentro. Enesto se ve claramente la ganancia evolutiva del «sen-tido», como adquisición, basándose en una autorre-ferencialidad de la construcción del sistema queya no se puede detener: esta ganancia reside enla nueva combinación de Cierre y apertura respec-to al entorno de la construcción del sistema; enotras palabras: en la combinación de la diferenciasistema/ entorno con la construcción autorreferen-te del sistema. En el campo especial de los sistemasde sentido -que en lo sucesivo nos interesará sóloparcialmente, o sea, para el caso de los sistemassociales- la contribución de sentido al entorno(por ejemplo: contribución externa de causali-dad) puede utilizarse para solucionar el problemade la circularidad inherente a toda autorreferen-cia. Así se mantiene la autorreferencia y las co-rrespondientes interdependendas de todos losmomentos de sentido; pero la relación con el en-torno se aplica internamente como interruptor deinterdependencias :73 ¡el sistema se asimetriza ... así mismo!

73. Véase también: Norbert Mül1er, «Problems of Plan-ning Connected with the Aspect of Refexivity of Social Pro-cesses", Qualit)' ami Qllrmtity 10 (1976), págs. 17-38 (22 Y sigs.).

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74. Véase Stein Bráten, op. cit. (1978), pág. 658 Y sigs.Compárese también: el mismo autor, Competing Modes otCognition and C0111111unication in SimuIated and SeIt-RetIec-tive Systems, Oslo, 1978.

75. Así, GOl-don Pask en numerosas publicaciones. Véaseespecialmente: Conversation, Cognitiol1. and Learning, Aros-terdam, 1975; Conversation Theory: AppIications in Educa-tion and Epist0111_010gy, Amsterdam, 1976; "Revision of theFoundations of Cybernetics and General Systems Theory",VIII'" International Cmzgress on Cybernetics 1976, Procee-dings Namur 1977, págs. 83-109; «Organizational Closure ofPotential1y Conscious Systems", en Zeleny, op. cit., págs. 265-308.

10. La autorreferencia, a su vez, presupone unprincipio que se podría denominar como principiode constitución múltiple. Esta idea será tratadaampliamente más adelante, desde el punto de vistade la doble contingencia, y como aquí sólo quere-rnus ofrecer un esbozo de los fundamentos de lateoría general de sistemas, nos limitaremos a unaspocas indicaciones.

En la bibliografía se habla también de diálogoo de 111utualistic (y como tal: «me,aning-tigh») sys-tems74 o de conversación.75Esto significa quesie:n:l'::"pre se necesitan (por lo menos) dos compl~jos-conpel~spectiva:sdlvergeii.tespara p-üde-r cónstituirlo que furiCioná-come>unidad (elemento) ~n el sis~tenia; dicho a la li-ívér~~-:para el análisi~d~i siste-ma~dicha unidad no puede resolverse hacia unadivergencia de los complejos que la constituyen.De todas formas, se puede investigar la reacción deesta unidad mutualista-dialogante, conversacionaly slJ--«lenguaje»,frente a los complejos que la cons-tituyen; por ejemplo, se puede plantear la pregun-

76. Una exposición muy clara se encuentra en W. RossAshby, «PrincipIes of Self-Organizing Systems", en Heinzvon Foerster/George W. Zopf (comps.), PrincipIes ot SeIt-Orga/1ization, Nueva York, págs. 225-278, edición nueva enWalter Buckley (comp.), Modern Systems Research tor theBehavioural Scientist, Chicago, 1968, págs. 108-118 (especial-mente pág. 109). Gregory Bateson, Geist ul1d Natur: Eine not-wendige Einheit, traducción alemana, Francfurt, 1982, págs. 87y sigs., aclara mejor este enigmático punto de partida afir-mando que deben de existir por lo menos dos «algos» quesólo conjuntamente pueden producir una diferencia, o sea,una información.

ta de en qué medida o hasta qué punto dichaunidad permite la «individualización» de los com-plejos. Esto recuerda vagamente la «dialéctica»;pero no se pue&- afir~;~r:---nT-mucho---meno~--q~~la constitución de la unidad requiera la negacióneleuna contradicción entre los complejos perspec-tivamente diferentes. Igualmente podría tratarse-y a esto apunta la teoría del sistema general-dela acción de Parsons- de una complementarie-dad de la expectativa de diferentes comporta-Ínientos. - - ----

En la teoría de sistemas, la tesis de la consti-tudón-multiple- fiéne el"efectocle -profiiIldizar--enél -con-¿epio--de comunICación, ycle "deterIllinar--¿feun modo'-diferente el-tradiCioi1al cóncepto c:íé¿¿m-pieHel,ªd.E:s-ta--rúi-eva--per-spectivaen- reíadón: a¡os anteriores medios del pensar; es tan impor-tante que deberá estudiarse más en detalle.76._~!:!ªl::quiera que sea el equipamiento técnico del pro-ceso,s616'sepúedehánlclr de comunicación cuandoel cambíO del esüid6 del complejo Ase correspondacon un cambio en el estado del complejoB, aungue

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ambos complejos tuvieran otras posibilidades d~determinar su estado".En este sentido, comunicarsignif1céClimhar"(o~~a, ponerse límites a sím!s-IDO iar"otroj:n-Esteco~cep'to "-de"co~u~üc~cióntendrá un lugar en una teoría de los sisternas com-plejos, sólo y cuando se renuncie a la antigua ideasegún la cual los sistemas están constituidos porelementos y relaciones entre los elementos. Dichaidea debe ser sustituida por la tesis según la cualla efectuación de relaciones exige selecciones pormotivos de complejidad, de tal manera que nopuede ser sumada simplemente a los elementos.El cumplimiento de la relación sirve para la cuali-ficación de los elementos con respecto a un sectorde sus posibilidades. En otras palabras, el sistemacontiene como complejidad un excedente-de-posJ~hílldades" que-erffirsmo -re"dudra. "auiosdec1Tv'alri~n-i~7Íl"'Esta--reaucdói-i se realiza' en íos procesoscomunicativos, y para ello el sistema necesita

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77. Normalmente se formula así: la comunicacIón pre-supone tales límites, por ejemplo, presupone una lengua ynormas que regulan la aceptación o bien el rechazo de comu-nicaciones. Esto también es correcto. Pero respecto a nuestratesis de la autorreferencia hay que tener en cuenta que estoslímites, a su vez, se construyen solamente en el transcursode la comunicación, por lo que sería más exacto decir: _J~comunicación se posibilita a sí misma por la autolimit<icióIl:

78. Según Ashby, sólo es así para un observador queproyecta hacia su interior las posibilidades a causa de supropia organización autorreferente. Esto lo considera unareliquia del paralelismo clásico entre epistemología y teoríade las modalidades, y una complicación evitable de las afir-maciones sobre objetos, así como del aparato de la teoríadel conocimiento de la teoría de sistemas.

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1 una organización básica «mutualista», es de-cir: una contribución de sus elementos a comple-jos capaces de comunicación.

Esta exigencia de una constitución múltiple deunidades capaces de procesualizarse autorreferen-temente complica nuevamente la ternática siste-ma/ entorno. Lo que cautelosamente habíamosdenominado de manera indeterminada como«complejos con perspectivas divergentes», debesuponerse en la constitu~ión de los elementos yde las relaciones entre elementos del sistema,y por tanto, no puede concebirse como combina-ción de tales elementos y relaciones. De aquí queestos «complejos con perspectivas divergentes»no puedan formar parte del sistema sino pertene-cer a su entorno. Esto es aplicable a las células delcerebro respecto al sistema nervioso, y para per-sonas en el caso de sistemas sociales .79 Esta pro-blemática especial será recogida desde el punto devista de la «interpenetración».80

11. El paso a una teoría de sistemas autorre-ferentes tiene su mayor repercusión en el niveloperativo, o sea, de los procesos sistémicos. ,,gIl_e!nivel de los elementos, la autorref~rencia signifi-ca "~qtieést6s-se interrelaCionan. mediante reflexión, _ .•.• ' __ .' ._._ •.,_~ .•••• ~_ ••• _. _." ," - - _" - '. _,'. ," "._ • __ ,_ • '-'0- .•.••.••

79. Esta decisión por una teoría parece a primera vistaextraña, en todo caso "poco prometedora» y sólo se podríaevitar si no consideráramos sistema y entorno como unadicotomía completa, y aceptáramos un tercero que no per-teneciera ni al sistema ni al entorno. Pensamos que el incon-veniente de tal planteamiento es más grave que una simpleinfracción de la costumbre y evidencia.

80. Véase el capítulo 6.

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81. Algo tan obvio raramente ha sido constatado y reco-nocido en su importancia teórica. Véase, sin embargo, MichelSerres, "Le point de vue de la biophysique», Critique 32(1976), págs. 265-277.

sobre ~~__~i~m2~_!.J~9_siQUita~_c!2_~_~~st~p:1:aso bienprocesos. Pero esto sólo puede suceder cuandoexISt;;'"U:~asemejanza suficiente entre los elemen-tos. Por tanto, y para explicarlo mediante casosextremos,ilo puede háber unid~d -de sIstema'~~t~eoperaciones mecánicas y conscientes, ni entre lascciriiiúii6ítivas-desentido y las químic~s. Existen"máquinas, sistemas químicos, sistemas vivos, sis-temas conscientes, sistemas comunitativos-de sen-tido (sociales); pero no existe una unidad sistémicaque lo comprenda todo. Puede que el hom1Jr~dé la impresión, a sí mismoo-ii un obsei:-v-ador,de;~r una unidad, pero DO es ningún sistema. Meu"~saún pUedefon-narse un sistema a partir de unapluralidad de hombres. Estas afirmaciones "nega-ríari que dhombre como tal"ni siquiera es capazde obs~rvar "los procesos físicos, quíl1!:icosyyité;l-leosque ocurren -~n su int~r:jQr.8("Suvida no tie-ne'acceso"directo a su sistema pSÍ<luico;éste tieneque-li~ú:ede-serifir-picor~ dolor, o cüalquier otrasensaCi¿n-qu~jlir~igª.~~_~~(;ltención,para PTovocaroperaCiü'nesE;notro nivel de la formaciÓn de sIste-mas; es Ciecir:~J:llaconCiencia de sistema ps¡qui~~.

La reproducción" autopoiética depende, p~~s,de la suficiente homogeneidad de las operacionessistémicas, y esta última define la unidad de unadeterminada tipología de sistemas. Los hechos sepueden resumir y observar desde otros puntos de 82. GregOl)' Bateson, Steps to an Ecology of Mind, San

Francisco, 1972, pág. 315. Véase también pág. 271 Y sig.,pág. 189 Y sigo

* [«Un "bit" de información», dice Bateson, "puede defi-nirse como una diferencia que construye una diferencia.»Inglés en el original.]

vista; pero no se podrá observar nunca la consti-tución de sistemas autorreferentes si no nos atene-mos a la tipología de sistemas y procesos enmar-cados por dicha homogeneidad.

12. Tomando las relaciones autorreferentesdel sistema como base, es posible ampliar inmen-samente los límites de la capacidad de adaptaciónestructural y el correspondiente alcance de la co-municación interna del sistema. El principio queguía esta ampliación puede comprenderse mejorsi se parte del concepto de información. Una in-formación se produce siempre y cuando un acon-tecimiento selectivo (de tipo externo o inter-no) actúa selectivamente en el sistema, esdecir, cuando puede escoger entre los estados delsistema. Esto presupone la capacidad de orientar-se por diferencias (al mismo tiempo o en lo suce-sivo); diferencias que parecen estar ligadas, a suvez, a un modo de operar autorreferente del sis-tema. «.a "bit" of information», dice Bateson,82«isdefinable as a difference which makes a differen-ce».* Esto significa que las diferencias empiezana actuar como tales cuando y en la medida en quepueden ser tratadas como informaciones en lossistemas autorreferenciales.

Esto encierra una inmensa ampliación de posi-

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83. Esto 10 cuestiona enérgicamente Kenneth D. Mac-Kenzie. «Where is Mr. Structure?». en Klaus Krippendorff(comp.), Commu11.ication and Control in Society, Nueva York,1979, págs. 73-78. Pero la subsiguiente tesis que afirma quelas estructuras son superfluas desde un punto de vista causal,no es aceptable. La causalidad es un esquematismo univer-salizador, y esto significa que todo lo que posibilita está com-prendido en ella, o sea que debe identificarse como causa.

84. Aquí se presentan caminos hacia una teoría de lamemoria que consideraría la memoria como causalidadestructural diferenciada. O también hacia una teoría deldolor con funciones parecidas para los sistemas orgánicos.Sobre las consecuencias para la comunicación social, véasePaul Ridder, Die Sprache des Schmerzes, Konstanz. 1979.

bIes causalidades, y un desplazamiento de la pro-blemática de la estructura bajo su control. Laampliación apunta en dos direcciones: por un lado,con la capacidad para el tratamiento de informa-ción, ahora puede también actuar lo no existen-te; fal Las, valores nulos y decepciones adquierencausalidad en la medida en que puedan. ser recon-ducidos al esquema de una diferencia:J~o~9trolado, no sólo acontecimientos sino también esta-dos, estructuras y "continuidades pueden i"~pulsaré-áu~aÜdades, siempre y cuando se l:medan experi-iñen faren" ellos diferencias. La"~ú.isenaa-de-cai11b-io-podrii,."i:;or'-ta;;to

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107SISTEMA Y FUNCIÓN

85. Esta tesis ocupa el lugar que antiguamente ocupabala necesidad de distinguir entre teorías y métodos de tipo«mecanicista» y «espiritualista». Las consecuencias para lateoría del conocimiento todavía no han sido investigadas a

en las experiencias de la diferencia que, a su vez,facilitan información sin por ello determinar ya loque sucederá después. De esta manera, un sistemacrea su propio pasado como propia base causal,lo que le permite mantener una resistencia a lapresión causal dd entorno, sin que únicamentepor la causalidad interna esté ya fijado lo que su-cederá en confrontación con los acontecimientosexteriores. Se verá la trascendencia de esta adqui-sición evolutiva si se considera que los sistemasvivos siguen necesitando la determinación genéti-ca para su autonomía vital.

Con todo ello, el modo operativo de los siste-mas autorreferenciales pasa a unas formas de cau-salidad que lo sustraen en gran parte a un mandoexterior. Todos los efectos que se quieran producirdesde fuera en el sistema o con el sistema, presu-ponen que el sistema sea capaz de percibir este im-pulso de fuera como información~-"es--declr, co~~o~x"perfénda:'de "difer:erÍc:ia}y que lo" pueda" deJarefectuar de esta manera. Estos sistemas que seprocuran su propia causalidad, ya no pueden «ex-plicarse causalmente» (a no ser que se emplee elesquema reductivo de un observador), y esto nosolamente a consecuencia de la opacidad de sucomplejidad sino por motivos lógicos. Se presu-ponen a sí mismos como producción de su auto-producción.8s

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Cualquier teoría de sistemas que pretenda refe-tión que complica todos los problemas: la cuestióndel tiempo.

Cualquier teoría de sistemas que pretenda refe-rirse a la realidad, debe tomar en consideraciónque las cosas cambian. Hay cambios, y en los sis-temas hay una sensibilización especial para loscambios; por tanto, para algunos sistemas existeel tiempo en el sentido de un concepto de agrega-ción para todos los cambios. Dejamos abierto loque el tiempo «es», ya que se puede poner en dudasi algún concepto de tiempo que vaya más allá delmero hecho del cambiar, puede fijarse sin refe-rencia al sistema. Por otro lado, no nos satisfaceráun c0Dcepto de tiempo simplemente cronológicoen el sentido de medida del movimiento en rela-ción con un antes y un después, pues no es capazde reconstruir enteramente los problemas que lossistemas tienen en el tiempo y con el tiempo. Par-tiremos de estos problemas apoyándonos en lospuntos de vista que hasta aquí nos han servidocomo hilo conductor: la diferencia sistema/ entor-no, la complejidad y la autorreferencia.

fondo, pero han sido debatidas. Véase, por ejemplo, Mogo-roh Maruyama, «Heterogenistics and Morphogenetics; To-ward a New concept of the Scientific», Theory and Society 5(1978), págs. 75-96.

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1. La relación entre complejidad y selecciónen la cual nos basamos, no es una descripción deestados. Implica ya el tiempo, y se r~aliza sola-mente mediante el tiempo y en el tiempo. El tiem-po es lo que obliga a la selección en los sistemascomplejos, pues si dispusiéramos de un tiempoinfinito todo podría concordar con todo. Visto así,«el tiempo» siempre simboliza que si algo deter-minado sucede, otra cosa también sucede, de talmanera que ninguna operación aislada puede ad-quirir un pleno control sobre sus condiciones.Además, la selección misma es un concepto tem-poral: es inminente, es necesaria, será entoncesrealizada, y después, habrá sucedido. Por ello, laselección reclama tiempo para afirmarse en unentorno ya temporalizado. Se podría decir que laselección es la dinámica de la complejidad. Todosistema complejo debe, por tanto, tener en cuentael tiempo, reconduciendo como sea esta exigenciaa una forma operativa inteligible para el sistema.

2. Para este planteamiento básico y operativode la temporalidad de los sistemas, todo lo que sepuede llamar «cambio» constituye un problema es-pecial, un problema derivado. Unicamente afectaa las estructuras. Los conceptos de reversibilidade irreversibilidad tienen sentido sólo en relacióncon los cambios. Los cambios pueden ser reversi-bles o irreversibles. No se puede marcar un límitenítido dado que el hacer algo reversible supone ungran gasto de tiempo, costes y la aceptación deciertas irreversibilidades. Esta falta de nitidez noafecta al problema de que ambos suceden, sino

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110 SOCTEDAD y SISTEMA

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que si, al revés, lo confirma. «Sea» el tiempo lo quefuere: no conlleva necesariamente irreversibi-lidad.

En la medida en que el tiempo mismo es dadosólo a partir de los cambios, se presenta por elloy a su vez de modo reversible e irreversible. Hoyse supone a menudo que la irreversibilidad deltiempo es también una abstracción de un continuoespacio-tiempo que comprende lo irreversible ylo reversible; como abstracción, sin embargo, noes solamente un concepto sino un hecho del ordenmacroscópico de la naturaleza.86 Pero el tiempomismo (y como veremos más adelante, tambiénel presente) no nos es dado originalmente de for-ma n~tida, y deja espacio para una transición deirreversibilidades a reversibilidades de un ordenmás elevado, y al revés.

A pesar de ello, y a causa de la ordenación pre-fijada -delmundo macrofísico, se prefiere una des-cripción y experiencia del tiempo que emplee me-táforas de la irreversibilidad. Esto incluso hallevado a que se imaginara un segundo mundocon un tiempo en sentido inverso inaccesible paranosotros, porque todo lo que entra de este mundoen el nuestro, retorna allí según nuestro tiempo.8?

86. Véase Ilya Prigogine, «Irreversibility as a SymmetryBreaking Factor», Nature 246 (1973). págs. 67-71: una sime-tría original (¿autorreferencial?) se asimetriza temporalmen-te por la aparición de la irreversibilidad.

87. Véase. Ludwig Boltzmann, Vorlesungen über Gastheo-rie, vol. 2, Leipzig, 1898, págs. 253 y sigs.

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Por lo visto, el tiempo debe ser asimetrizado porla evolución, para posibilitar un orden.

En cualquier caso, el tiempo no se presentacomo indiferente en relación a un hacia adelanteo hacia atrás respecto a cada punto del tiempo.La posibilidad dd retorno o de la reconstrucciónno contradice el tiempo, pero se superpone a uncurso del tiempo irreversible «en sí». Sólo en lamedida en que el tiempo aparece como irreversi-ble, puede ser interpretado como un presente encurso hacia una diferencia de futuro y pasado.Esto conduce entonces a un proceso de diferencia-ción (no válido para todos los sistemas) de unadimensión especial del tiempo, capaz de conectarcon más adquisiciones evolutivas. Visto desdenuestro punto de partida, esta preferencia por lairreversibilidad parece requerir, pues, una mayorexplicación, y la teoría de sistemas y la teoría dela evolución deberían facilitar una explicaciónpara la función del proceso unilateral de irrever-sibilidad del tiempo.

3. Ante el desnivel de complejidad en rela-ción con el entorno, un sistema complejo no sepuede apoyar, ni siquiera desde un punto de vistatemporal, en una correspondencia punto por pun-to con el entorno. Debe renunciar a una completasincronización con el entorno, y ser capaz de com-pensar de alguna forma los riesgos surgidos poresta falta de correspondencia momentánea. «Theprocesses which maintain this distinctivenesscannot presum.e to involve only instantaneous

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adjustment, but "take time" .88* En la relación siste-ma/ entorno deben poderse introducir tambiéndesplazamientos del tiempo: lo que se superpone,corrige y completa, no debe necesariamente ocu-rrir al mismo tiempo ni sucederse continuamente.Los sistemas pueden preparar reacciones, y puedentenerlas a su disposición para eventualidades;pueden reaccionar ante posibilidades o perturba-ciones momentáneas con largos procesos, perotambién pueden desplazar la reacción, sin desin-tegrarse mientras esto pasa. La solución de esteproblema del tiempo sólo es posible bajo deter-minadas presuposiciones estructurales, condicio-nes que deben cumplir los sistemas que quieranperdurar en un entorno rico en variaciones; re-quier:e, sobre todo, una limitación de las interde-pende1].ciasinternas.89 ¡Para ello es necesario teneren cuenta la complejidad y la autorreferencia!

La necesidad de esta diferenciación proviene

88. Así, en un lugar fundamental de su obra: TalcottParsons, «Some Problems of General Theory in Sociology»,en John C. McKinneY/Edward A. Tiryakian (comps.), Theo1'e-lical Sociology: Perspectives and Developments, Nueva York,1970, págs. 27-60 (30).

* [«Los procesos que mantienen esta posibilidad de dis-tinción no presuponen cualquier tipo de ajuste automático,sino que exigen tiempo.» Inglés en el original.]

89. Véase W. Ross Ashby, Design fo1' a Brain, segundaedición, Londres, 1954; Herbert A. Simon, «The Architectureof Complexity», Proceedings of the American PhilosophicalSociety 106 (1962), págs. 467-482, nueva edición en: del mismoautor, The Sciences of the Artificial, Cambridge Mass., 1969,págs. 84-118 (trad. cast.: Las ciencias de lo artificial, Barcelo-na, Asesoría Técnica de Ediciones, 21979).

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de la complejidad de las posibilidades combina-torias de los grandes sistemas. Ningún sistemapuede realizar la posibilidad lógica de interrela-cionar todos los elementos. Esto es el punto departida de cualquier reducción de complejidad.90Un sistema tiene que permanecer muy pequeñosi quiere conservar todas las posibilidades com-binatorias, o si las quiere realizar todas al mismotiempo; o bien debe ordenar y potenciar las rela-ciones de selección. Esto tiene lugar mediante lareflexividad del proceso de selección. Este procesose dirige primero a sí mismo antes de seleccionardefinitivamente en lo concreto, es decir, el nivelde los elementos últimos del sistema. Para ello sedispone de dos formas distintas: estructura yproceso. Ambas se presuponen mutuamente, puesen condiciones más exigentes (y no puramenteazarosas) la estructuración es un proceso, y losprocesos tienen estructuras. Se distinguen por surelación con el tiempo.

La extraña temporalidad de la estructura y delproceso requiere una determinación más exacta.Sería falso concebir las estructuras simplementecomo atemporales y los procesos como tempora-les. Tampoco cabe aquí hablar de la oposiciónentre estática y dinámica o entre constancia ycambio.91 La diferencia entre estructura y proceso

90. Para esto, compárese también: Friedrich Valjavec,I den tité sociale et évolution: Elements pou1' une théorie dep1'ocesses adaptifs, tesis, París, 1980, pág. 67 Y sigs.

91. Talcott Parsons también destaca la necesidad de dis-tinguir estas dicotomías al ver que las estucturas cambian

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sirve más bien para reconstruir la diferencia ori-ginal ( = causada por el entorno) entre reversibi-lidad e irreversibilidad, en 'un tiempo planteadocomo irreversible.92

Las estructuras detienen el tiempo de manerareversible, ya que dejan abierto un repertorio res-tringido de posibilidades de selección. Pueden sersuperadas o cambiadas, o también se puede ganarcon su ayuda seguridad para cambios en otros as-pectos.93Los procesos resaltan, sin embargo, lairreversibilidad del tiempo. Están formados poracontecimientos irreversibles.94No pueden ocurriral revés. Ambos arrangements sirven, no obstante,

y los procesos pueden presentar una constancia elevada (yasea larga duración, ya sea repetición). Véase «Sorne conside-rations on the Theory of Social Change», Rural Sociology 26(1961), págs. 219-239.

92. Compárese aquí la experiencia del historiador: quelas estructuras tienen otro tiempo (y no simplemente unaduración más larga) que los procesos: Reinhart Koselleck,«Darstellung, Ereignis und Struktun>, en: del mismo autor,lf ergangene Zukunft: Zur Semantik geschichtlicher Zeiten,Francfort, 1979, pág. 144 Y sigs.

93. Esto está relacionado con las discusiones (igualmenteorientadas por el tiempo) sobre estructuras cognitivas o nor-mativas de lo que se espera, que más adelante se especifica-rán. Tal distinción concierne a la decepción/cambio de lasexpectativas.

94. Pero no como si fueran pequeños fragmentos establesque el proceso solamente tiene que componer, sino aconte-cimientos en el sentido de elementos autorreferentes quese relacionan por referencia a sí mismos con otros aconte-cimientos. Para esto es básico: Alfred N.Whitehead, Prozessul1d Realitéit: Entwurf einer Kosmologie, traducción alema-na, Francfort, 1979. Más detalladamente, capítulo 8, nI)abajo.

95. Destacando este contexto constitutivo de la diferen-cia entre estructura Yproceso, nos distanciamos de las teoríasque reclaman para estructuras o procesos una primacía lógi-

de un modo distinto y objetivo, para potenciar laselectividad, para una preselección de las posibili-dades de selección. Las estructuras atrapan la com-plejidad abierta que ofrece la posibilidad de inte-rrelacionar todos los elementos en un rnodelo másestrecho de relaciones «válidas», usuales, proba-bIes, repetibles o preferidas de la manera que sea.Mediante esta selección pueden inducir nuevasselecciones, reduciendo las posibilidades a conste-laciones controlables. Los procesos tienen lugar(y definiremos el concepto de proceso aquí de estamanera) cuando los acontecimientos concretos,selectivos, se construyen sucesivamente en el tiem-po, conectan uno con otro, es decir, cuando incor-poran selecciones anteriores o bien seleccionesprobables como premisas de selección en la selec-ción singular. La preselección de 10 seleccionablese experimentará, por tanto, como validez en elcaso de la estructura, mientras que en el caso delproceso, como secuencia de acontecimientos con-cretos. Ambos arrangements de selección reflexivaconducen, pues, la selección a lo relativamente pre-supuesto, o sea, a lo improbable Ypara ezlo recla-man tiempo. Para conseguir algo más que sistemassingulares, los sistemas tienen que disponer delas dos posibilidades para potenciar la selectivi-dad: de los arrangements de estructura Y losarrangements de procesos; y además, del suficien-te tiempo.95

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Un sistema que disponga de estructuras y pro-cesos propios, podrá coordinar todos los elemen-tos que produce y reproduce, con estas formas depotenciar la selectividad. De esta manera puederegular su propia autopoiesis. Abarcar la totalidadde Jos elementos posibles mediante las formas depotenciar la selectividad, no puede utilizarse, sinembargo, de forma demasiado exclusiva bajo lascondiciones del entorno. Funciona únicamentecomo esquema de diferencia. Esto significa: res-pecto a las estructuras hay que contar con acon-tecimientos conformes y desviados; respecto a losprocesos, con acontecimientos probables e impro-bables. La ganancia de orden se basa en que elsistema pueda orientarse por estas diferencias yadaptar sus operaciones a ello.

4. En particular hay muchas formas distin-tas de solucionar el problema de ganar tiempo. Enla relación entre ellas son funcionalmente equiva-lentes;, -de ahí que puedan eximirse mutuamentebajo condiciones estructuralmente complicadas,pero que también puedan complementarse. Cadauna por sí misma está sujeta a restricciones inma-nentes de su capacidad de ampliación, pero sucombinación posibilita un progreso inmenso de laevolución.

Pueden existir dispositivos que posibiliten elalmacenaje de «experiencias» exitosas para su reu-

ca u ontológica, analítica o empírica. Una parte considerablede las controversias sociológicas se ha originado a causa detales discusiones sobre prioridades.

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tilización. Las estructuras (por ejemplo: la memo-ria) que lo hacen posible, abstraen de los momen-tos cuando hay peligro u oportunidad. Reaccionanante el problema del tiempo en el nivel de unatem_poralidad-a-todo-momento. Las formas previasmás simples se encuentran en sistemas que poseenuna suficiente complejidad propia para un futurodesarollo; pero sólo en combinación con un entor-no favorable pueden realizar esta oportunidad.96

Sus posibilidades quedan congeladas, por así de-cir, y a disposición para el momento en el que unacombinación casual de sistema y entorno les ofrez-ca la oportunidad de realizarse.

En segundo lugar, hay que pensar en la veloci-dad: en dispositivos que posibiliten al sistemaotorgar a sus propios procesos una velocidad ma-yor que la de los procesos, para ellos, relevantes,del entorno. Una superioridad en velocidad puedeutilizarse para fines muy diversos: por ejemplo,para simular posibles variaciones del entorno, ypara prepararse frente a eventualidades, para huiry alcanzar, pero también para evitar una especia-lización dependiente del entorno y demasiado fuer-te. El más rápido, mientras tanto, puede dedicarsea otra cosa.

Una tercera manera de solucionar el problemadel tiempo podría denominarse agregación e inte-gración de relaciones temporales. Presupone una

96. Compárese aquí las reflexiones acerca de la conditio-nality como característica fundamental de la "Organización»de W. Ross Ashby, "Principies of the Self-Organizing Sys-tem», op. cit.

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. 97. Véase Cicerón, De ofticiis, libro I, cap. IV, n, citadoaquí según la edición de Loeb's Classical Library, vol. XXI,Londres, 1968 (trad. cast.: Los oficios, Madrid, Espasa Cal-pe, 1980).

* Resumen del cuento El erizo y la liebre (Der Hase undder l gel), de los hermanos Grimar: un erizo sale a pasear alcampo y se encuentra con una liebre que se burla de suscortas y arqueadas patas. El erizo, ofendido, decide apostara que él es más veloz. Comienza la carrera, pero antes deque la liebre haya hecho más de cuatro zancadas, la mujer

capacidad de intervención puntual en estados decosas demasiado complejos. Dicha solución sólose puede esperar de sistemas psíquicos y socialesque pueden reconducir sus relaciones de compleji-dad a la forma del sentido. En principio, se tratade la capacidad de actualizar lo temporalmenteinactual asumi'endo el riesgo de recordar o de anti-cipar incorrectamente. La reconstrucción de talesposibilidades produce entonces, como condicionesmarco, una idea de agregación del tiempo, unainterpretación de la irreversibilidad en el sentidode una diferencia entre lo pasado y lo futuro, y unaprovechamiento del presente para la integraciónde discrepancias comprendidas en su relación conel tiempo. El título clásico para ellaera la pruden-tia, una característica que distinguía al hombre delanimal97

_ y que, al mismo tiempo, significaba queeste potencial de actualización de lo inactual sufríafuertes restricciones en su uso correcto. Es igualde importante que, por un lado, ahorre velocidady por otro lado, presuponga velocidad en otrosniveles de procesos y sistemas. El erizo y su mu-jer* poseían prudencia como sistema social res-

del erizo -que de acuerdo con él se hallaba al final del re-corrido- grita: ,,¡Ya he llegado! ». La liebre, sorprendida,decide volver a competir, y entonces es el erizo el que gritasu llegada. La carrera se repite una y otra vez hasta que laliebre cae extenuada. [T.]

98. Véase Nildas Luhmann, "Temporalization of Com-plexity», en R. Felix Geyer/Johannes van der zouwen(comps.), Sociocybernetics, vol. 2, Leiden, 1978, págs. 95-111.

pecto a la liebre: sabían comunicarse rápidamentey de modo altamente selectivo, mientras que laliebre sólo sabía correr deprisa. En las sociedadesmás antiguas una prudencia tal parecía suficiente.Sólo en sociedades altamente complejas, sólo entiempos recientes, el interés por aceleraciones su-pera el interés por una prudentia intemporal: elsiglo XVIII descubre que el gusto puede juzgarmás rápidamente que la razón, porque es capazde individualizar sus criterios y legitimarlos me-diante autoobservación.

5. Si la relativa autonomía temporal de unsistema puede utilizar' la dimensión del tiempopara solucionar mejor los propios problemas dela propia complejidad Cadiferencia de los proble-mas en relación con el entorno) y, sobre todo, paraaumentar la propia complejidad mediante la apli-cación del tiempo. A esto lo llamaremos tempara-lización de la complejidad.98

La temporalización de la propia complejidades la adaptación del sistema a la irreversibilidaddel tiempo. Dado que el sistema disminuye la du-ración temporal de los propios elementos o inclu-so la reduce a acontecimientos sin permanencia,

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puede participar de la irreversiblidad del tiempo;el sistema no se entrega a la irreversibilidad, lapuede copiar e internamente sólo aceptará estruc-turas capaces de interrelacionar elementos queaparecen y desaparecen. Dicho en otras palabras,por el modo eleconstituir sus elementos, un siste-ma temporalizado se obliga a respetar la irrever-sibilidad del tiempo.

La temporalización de la complejidad conduceji. un orden selectivo de la interrelación de los ele-mentos, que tiene lugar en una sucesión temporal.Formulado de manera más abstracta: la capacidadpara relacionarse selectivamente se puede ampliarmuchísimo cuando un sistema es capaz de intro-ducir también una distensión ordenada de la inte-rrelación en la sucesión, o sea, un cambio del mo-delo de relacionarse según las exigencias internasy externas. Esto exige, por un lado, una abstrac-ción de las estructuras que todavía lo hacen posi-ble :no pueden ser idénticas a las propias relacio-nes elementales; por otro lado, requiere una tem-paralización de los elementos últimos del sistema:como acontecimientos o informaciones o accionesdeben ser identificados respecto a un momentodel tiempo, y así ser entregados a la irreversibili-dad del tiempo. Mientras que la abstracción de lasestructuras posibilita el cambio permanente delos modelos de relación, la temporalización de loselementos lo requiere forzosamente. Una acciónno se limita a ser simplemente información, unacontecimiento tampoco se limita a ser simple-mente acontecimiento. Los elementos temporali-

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zados tampoco pueden potenciarse mediante larepetición; desde un principio están pensados demanera que otra cosa conecte con ellos. Sólo pue-den actualizar interrelaciones instantáneas, crean-do así en cada momento unas situaciones nuevasen las cuales está a su disposición tanto la repeti-ción como el cambio. Tales sistemas poseen una in-tranquilidad inmanente, están expuestos a unadinámica producida endógenamente, y de esta ma-nera, se obligan a sí mismos a aprender estructu-ras compatibles con ello.

La temporalización de la complejidad provie-ne, como ya hemos dicho, de la temporalización delos elementos del sistema. El sistema está formadopor elementos inestables que duran sólo pocotiempo, o que ni siquiera tienen una duración pro-pia, como por ejemplo las acciones, y que desapa-recen ya en el momento de su aparición. Vistodesde el tiempo que mide el reloj, cada elementoreclama naturalmente un cierto tiempo cronológi-co; pero la duración del tiempo según la cual elelemento es considerado como una unidad indiso-luble, es determinada por el sistema mismo; estaduración tiene un carácter no propio, sino otor-gado. En resumen, un sistema lo suficientementeestable consta de elementos inestables; debe suestabilidad a sí mismo y no a sus elementos; seconstruye a partir de un fundamento no «existen-te», y justamente en este sentido es un sistema

• ~. 99autopOletlco.99. La bibliografía sobre «autopoiesis», publicada hasta

ahora, no ha tratado lo suficiente este contexto de temporali-

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A pesar de ello, un sistema tal consta de suselementos, es decir, de acontecimientos. Fuera delos acontecimientos no hay base alguna para laduración ( y por eso experimentamos el presenteforzosamente como breve). Los acontecimientosno se pueden separar, por tanto, del sistema, y nisiquiera se pueden distinguir de él de un modorazonable; el acontecimiento <dsseparate not fr011'lthe 1vhole, but in the whole».HXJ*En la teoría, la di-ferencia correcta no es: elemento (acontecimien-to)/sistema, tampoco elemento (acontecimiento)/proceso, sino elemento (acontecimiento)/relación.

La consecuencia más importante de esta teoríade la temporalización es la producción de una nue-va interdependencia entre la disolución y la repro-ducción de los elementos. Los sistemas con unacomplejidad temporalizada requieren una desin-tegración continua. Dicha desintegración continuacrea, en cierto modo, lugar y necesidad para loselementos siguientes, siendo una de las causas ne-cesarias para la reproducción. Proporciona, ade-

dad mínima y autorrepr09ucción. Precisamente aquí veo lasposibilidades especiales de una influencia específicamente so-ciológica sobre la teoría general de sistemas. Ya que los sis-temas de acciones, más que otro tipo de sistemas autopoiéti-cos, es evidente que se constituyen únicamente de elementosde muy corta dumción y que no adquieren precisamente suestabilidad de la mezcla de componentes con relativamentepoca o larga duración.

100. Robert M. MacIver, Social Causation, Bastan, 1942,pág. 64.

* ["Es independiente no del conjunto total, sino en elconjunto tata!.» Inglés en el original.]

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más, unos materiales libremente disponibles, comopor ejemplo capacidades de enlace inestables quí-micas o psíquicas que son resultado asimismo dela desintegración. Como muy bien dice Zeleny:«Pu.tting aside the Hotion of origin and examiningan ongoing system, observe that disintegratiol1"produces" the substrate necessary for production,production "produces" the catalyst necessary foritself and the links necessary for bonding, andbonding "produces" the stuff necessary for disin-

• 101tegratzon».Esto implica que los sistemas temporalizados

tienen que ser rápidos (<<calientes»),que debenreunir capacidad de cierre y de discriminación(autoobservación), y que ambas capacidades sonlo que se conserva, y precisamente en formas quepuedan satisfacer las exigencias de velocidad.Igualmente se puede decir que el trabajo del sis-tema propiamente dicho consiste en el condicio-namiento102 de. la interdependencia entre disolucióny reproducción. Solamente se puede considerarcomo estructura lo que despliega esta interdepen-dencia, es decir, lo que es capaz de ampliar y derestringir.

De esta manera, la reproducción se convierteen un problema de duración para los sistemas concomplejidad temporalizada. Adiferencia de las teo-rías clásicas del equilibrio, esta teoría no tienecomo objetivo un retorno a una posición de equi-

101. Milan Zeleny, "What is Autopoiesis?», en: el mismoautor, op. cit. (1981), págs. 4-17 (9).

102. En el sentido introducido más arriba, bajo lIs.

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librio estable después de la absorción de las per-turbaciones, sino asegurar la renovación continuade los elementos del sistema; o dicho en brevespalabras: el objetivo no es la estabilidad estáticasino la dinámica. Todos los elementos desaparecen,no pueden mantenerse como elementos en eltiempo, y tienen, por tanto que reproducirsecontinuamente, y esto a causa de la constelaciónde elementos actual de ese momento. La reproduc-ción, pues, no significa simplemente la repeticiónde la producción de lo mismo, sino producciónreflexiva,producción a partir de productos.lo3 Paradestacar una vez más que no hablamos del man-tenimiento inmutable del sistema, sino de un pro-ceso en el nivel de los elementos, imprescindiblepara_todo mantenimiento y cambio del sistema,llamaremos operación a la reproducción de los ele-mentos-acontecimientos. Siempre cuando en losucesivo se hable de «operaciones» de un sistema,será en este sentido.

6. De las reflexiones sobre la reproducciónautopoiética bajo la condición de una complejidadtemporalizada, surge el concepto de entropía in-manente al sistema. Un sistema es entrópico para.un observador cuando una información sobre unelemento no permite ninguna conclusión sobreotros. Un sistema es entrópico para sí mismo cuan-

103. Esta manera de entender la reproducción tiene unalarga tradición que arranca ya mucho antes de Marx. Véase,por ejemplo, Johann Jakob Wagner, Philosophie der Er-zieh.ungskunst, Leipzig, 1803, pág. 48: "Producir a base deproductos significa reproducir».

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do en el proceso de la reproducción, o sea, en lasustitución de los elementos que desaparecen, cadaposible elemento siguiente tiene la misma proba-bilidad. Dicho de otra manera: en el caso de laentropía falta todo filtro restrictivo de la capaci-dad de conexión, y con ello falta también la ganan-cia del tiempo, que es resultado de no tomar todoen consideración. -Este concepto designa, por tan-to, el caso límite en el cual la reproducción del sis-tema a partir de sí mismo se hace azarosa.

7. Los sistemas con complejidad temporali-zada tienen propiedades que no se encuentran enniveles de realidad inferiores. Minimizando la du-ración de los elementos que los constituyen, seobligan a sí mismos a un cambio permanente desus estados. Así combinan desde un punto de vistatemporal, estabilidad e inestabilidad, y desde unpunto de vista objetivo, determinación e indeter-minación. Cada elemento (acontecimiento, acción,etc.) es, pues, determinado e indeterminado almismo tiempo; determinado en su actualidad mo-mentánea, e indeterminado en su valor de cone-xión (pero que, a su vez, deba. ser actualizado enel momento con los demás). Puesto que esta com-binación se garantiza mediante el proceso de dife-renciación del correspondiente sistema, se posibi-litan trabajos de ordenación que se fundamentanen sí mismos.

Un sistema, por ejemplo, que se obliga a símismo a cambiar permanentemente sus estadostiene la necesidad de extraer información de su en-torno, haciendo posible así la determinación de

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104. Las primeras formulaciones teóricas de esta autorre-ferencia que aumenta y potencia el problema, se deben a laantropología del siglo XVII, que se anticipó en algunas cosasal posterior neohumanismo. Véase al respecto también: Ni-

los estados siguientes (¡estados que se sucedeninternamente!). Cuando todos los elementos sonsólo acontecimientos, la autorreferencia en sí noda la suficiente información para ello. Esto es vá-lido aún más, si cabe, para los «fines», para elinstinto de autoconservación, () para lo que lasteorías hayan llegado a postular con el objetivode deducir de la propia descripción del sistemauna respuesta a esta pregunta. Como nos ense-ña una larga historia teórica, tales respuestas con-ducen a una tautología. En su lugar pondremos lateoría del sistema/entorno. Esto quiere decir:la temporalización de la complejidad significa de-pendencia de un arrangement interno más exigentey, al mismo tiempo, y por ello, una dependenciacreciente respecto a las informaciones del entor-no. Así aumentará el proceso de diferenciación delsistema. A causa de una «excitabilidad» producidaendógenamente, se hará más sensible para aspec-tos escogidos de su entorno.

Una segunda característica emergente se refie-re a la orientación interna por la propia inestabi-lidad. La temporalización sólo es posible en lossistemas autorreferenciales. Pero eso también sig-

onifica que los efectos de la temporalización sonincorporados a la autorreferencia. El sistema nosólo se intranquiliza, sino que también es intran-quilizado por su intranquilidad.104 La intranquili-

lelas Luhmann, «Frühneuzeitliche Anthropologie: Theorie-technische Losungen fuI' ein Evolutionsproblem del' Ge-sellschaft», en: el mismo autor, Gesellschattsstru7ctur undSemanti7c, vol. 1, Francfort, 1980, págs. 162-234.

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127SISTEMA Y FUNCIÓN

dad por la intranquilidad probablemente aumen-tará la intranquilidad. De ahí surge la preguntade si existen barreras para la auto desestabilizacióny si, al saltarlas, el sistema se desarrolla hacia ladestrucción; y además, de si estas barreras, dadoel caso, pueden ser controladas. Esta cuestión Ceincluso la cuestión subsiguiente del cambio de esasbarreras) puede ilustrarse con la ayuda del pro-blema de los precios con que se llevan a cabolos intercambios en el sistema económico. Hastacierto grado los precios tienen que permane-cer inestables, pudiendo cambiar a cada momen-to para hacer comurlicable en el sistema lasvariaciones de oferta y demanda producidas fueradel sistema. Una estructura rígida de precios (yuna reacción interna a esta rigidez en el sentidode una seguridad autoproducida) tendría comoconsecuencia que el sistema fijara progresivamen-te sus propios fundamentos de operar de una ma-nera ajena al entorno. Por otro lado, la admisiónde la inestabilidad plantea el problema de sus ba-rreras, especialmente cuando se cuenta otra vezcon las reacciones internas a esta inestabilidad.En un principio, la formulación de tales barrerasse sirvió directamente de valoraciones morales,orientándose así por la sociedad como sistema dereferencia. Los precios debían ser «justos». Esta

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idea tuvo que ser abandonada como consecuenciadel proceso creciente de diferenciación social en elsistema económico, favoreciéndose en su lugar unasolución meramente económica (de «economía demercado») o una solución política. Ambas tiendena reclamar para sí las inestabilidades de otros ni-veles del sistema yfu otros sistemas, es decir, cos-tes de dinero o bien decisiones que comprometena todo el colectivo, desplazando análogamente tam-bién las reacciones internas del sistema frente aestabilidades o bien inestabilidades.

Si la temporalización conduce de esta maneraa la comprensión de la determinación y la indeter-minación en elementos momentáneos, a trabajarinternamente la inestabilidad básica, a intranqui-lizar mediante intranquilidad, y a estructuras in-tempor:ales que presupongan cambios, entoncesno solamente el propio tiempo adquiere una nuevarelevancia para el sistema. También las relacionesentre,la sucesión temporal y la distinción objetivanos plantean nuevas exigencias. Como ya diji-mos, el hecho de que en otro lugar suceda otracosa, parece ser una característica básica de la tem-poralidad. Igualmente, la sucesión se hace sólo per-ceptible cuando lo que sigue es distinto de lo queacaba de ser. Esta interdependencia entre la rela-ción temporal y la relación objetiva parece poten-ciarse con la temporalización de la complejidad yel hecho de convertir en momentáneos los elemen-tos. La diferencia temporal y la distinción objetivase separan más claramente, y al mismo tiempo, serefuerza su mutua dependencia. Cabe suponer que

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esto constituya un punto de partida evolutivo enel que -en principio y como resultado de unasimplificación considerable- se forme sentido ypor imperativo hacia la forma, se consiga que, entodo lo que se pueda convertir en operación, de-ban interconectarse indicaciones objetivas y tem-porales.

La antigua tradición europea ofreció para estoel concepto de «movimiento». Hasta Newton, lafísica fue física del movimiento. Incluso el sistemade Hegel no puede prescindir del concepto de mo-vimiento. Mediante un concepto se revalorizó asíun fenómeno, que llegó a bloquear un análisismás exacto de la interdependencia entre las con-diciones temporales y objetivas de las operacionesdel sistema. Sólo hoy, y en la medida en que sedesarrollan otras posibilidades de conceptualiza-ción de la complejidad temporalizada, se hace pa-tente la problemática que se encerraba en estasolución del problema basada en el movimientocomo metáfora.

Aquí no podemos entrar en más detalles. Laimportancia estructural de tales temporalizacio-nes es imposible de valorar; en cambio, el nivel dela investigación sociológica se ha quedado, en com-paración, muy retrasada. Sistemas internamenteintranquilos son, a su vez, presupuestos paraniveles más altos de la formación de sistemas. Latemporalización de la complejidad empieza ya enun nivel muy por debajo del mundo humano. Loque se puede construir sobre un fundamento tanintranquilo, tiene que permitir el paso de la fIuc-

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tuación a la estabilidad. Pero éste no es el únicoproblema. Para los sistemas que entonces aún sonposibles, y pensamos sobre todo en los sistemassociales, un entorno dinámico con sus correspon-dientes condiciones necesarias es imprescindiblepara la formación y mantenimiento oe su propiacomplejidad. Volveremos a esta cuestión bajo elpunto de vista de la «interpenetración».

IV

Con las reflexiones anteriores hemos introdu-cido algunos planteamientos de problemas, y evi-tado cuidadosamente definiciones estructurales dela teoría. No hemos presentado «modelos» parano dar la impresión de querer determinar estruc-turas,' Nos hemos limitado a enriquecer la com-prensión del problema de la teoría de sistemas.Esto es una consecuencia del concepto de lossistemas autorreferentes. Al mismo tiempo seadquieren puntos de partida para análisis funcio-nales.

El método de análisis funcional que siemprepresuponemos se basa, a su vez, en el concepto deinformación. Dicho método sirve para ganar in-formación (si también sirve para la «explicación»depende de cómo se defina este concepto). Regulay precisa condiciones bajo las cuales las diferen-cias se constituyen como distinciones. En otras

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palabras, se trata de un horizonte especial del mun-do de la vida (Lebenswelt) formado para intencio-nes específicas que sitúa lo que siempre sucede entodo tratamiento, de información, es decir, análisisde diferencias, bajo condiciones determinadas,conduciéndolo igualmente a una fOfIna determina-da. El análisis funcional es, por tanto, un tipo detécnica teórica parecida a las matemáticas; yjunto con las matemáticas tendría que caer bajolos auspicios de Husserl/os si no hubiéramos yaeliminado los fundamentos de estos auspicios, osea, la suposición de un sujeto original de sentidopreviamente dado. 'Como en toda selección de métodos, y hasta en

toda epistemología, existen unas afinidades clarascon determinadas predisposiciones conceptualesde la teoría. La afinidad apunta aquí hacia los inte-reses del conocimiento, que se anuncian con con-ceptos como complejidad, contingencia y selección.El análisis funcional utiliza el proceso del relacio-nar con el fin de comprender lo existente comocontingente, y lo distinto como comparable. Rela-ciona lo dado, sean estados o sean acontecimien-tos, con puntos de vista del problema e intentahacer comprensible y concebible que el problemapueda ser solucionado de esta manera o de otra.La relación entre problema y solución del proble-ma no es aquí considerada como un fin en sí mis-

105. En Die Krisis der europaischen Wissenschatten unddie transzendentale Phanomenologie, Husserliana, vol. VI, LaHaya, 1954.

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mo; más bien sirve como hilo conductor de lapregunta por otras posibilidades, como hilo con-ductor en la búsqueda de equivalencias funcio-nales.

Los problemas únicamente son problemas cuan-do no pueden aislarse, trabajarse o solucionarseparcialmente. Esto, precisamente, constituye suproblemática. Los problemas existen solamente entanto que sistemas de problemas (o bien comoproblemas del sistema).lo6Toda orientación porfunciones 'apunta, pues, a un contexto indisoluble(sólo: destructible). Hablaremos mucho del «pro-ceso de diferenciación interna» de los dispositivosfuncionales; pero esto nunca significará una ex-tracción o separación del contexto original, sinoúnicamente establecer diferencias relacionadascon la-función dentro del sistema a cuyos proble-mas se refieren los dispositivos funcionales. El pro-ceso de diferenciación interna de los subsistemasfuncionales significa, por ejemplo: establecer nue-vas diferencias sistema/entorno dentro del sistemaoriginal. La orientación por la función conserva,pues, el carácter «holístico» de antiguas teorías desistemas, pero lo combina con la capacidad de una,alta especificación del problema. Esto es válidotanto para el nivel de los sistemas reales que seestructuran mediante la orientación por las fun-

106. Russell L. Ackoff, Redesigning the Future: A SystemsApproach to Sacie tal Problems, Nueva York, 1974, pág. 21,propone para esto el término mess. Esto quiere decir, en laprática, empezar todo tipo de planificación con una pa-labrota.

ciones, como para el nivel del análisis científicode tales sistemas.

El rendimiento del método funcional y el valorexplicativo de sus resultados dependen de cómo seespecifica la relación entre el problema y la posiblesolución del problema. Especificar quiere decir:estrechar más las condiciones de la posibilidad, yesto significa para las ciencias empíricas: recursoa la causalidad. Pero el método funcional no con-siste simplemente en revelar leyes de la causalidadcon el objetivo de explicar determinados efectoscomo necesarios (por ejemplo: suficientementeprobables) cuando 'existen determinadas causas.La ganancia de conocimientos no es resultadodirecto de las causalidades, sino que surge compa-rándolas. Se puede obtener incluso suponiendo hi-potéticamente que las causalidades todavía no sehan analizado lo suficiente.107 Pero entonces no hay

107. Esto, por supuesto, debe suceder en caso de analizarfuncionalmente las relaciones causales. Aquí se discute la ad-quisición de conocimientos. Véase, por ejemplo, Rainer Dübert,Systemtheorie und die Entwicklung religiOser Deutungssys-teme: Zur Logik des sozialwissenschaftlichen Funktionalismus,Francfort, 1973, pág. 50 Y sigs.; Klaus Grimm, Niklas Luh-manns «soziologische AufklO.rung» oder Das Elend der aprio-ristischen Soziologie, Hamburgo, 1974, pág. 29 Y sigs.; HansJoachim Giegel, System und Krise: [(ritik der LuhmannschenGesellschaftstheorie, Francfort, 1975, pág. 24 Y sigs.; AlbertoFebbrajo, Funzionalismo strutturale e socio logia del dirittonell'opera di Niklas Luhmann, Milán, 1975, pág. 50 Y sigs. Enesta controversia parece haber más acuerdos que diferencias.Las diferencias de opinión se remontarán principalmente a lacuestión, si se entiende la ciencia como búsqueda de las ex-plicaciones más correctas posibles, o bien como forma par-ticular de aumento y reducción de la complejidad.

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108. Este ejemplo se basa en Tom BaugartnerjTomR. Burns, «Inflation as the Institutionalized Struggle overIncome Distribution», Acta Sociologica 23 (1980), págs. 177-186.

109. La tendencia predominante de la investigación so-ciológica renuncia, sin embargo, a esta construcción teórico-metodológica y se limita a desvelar simplemente causalidadesincómodas, funciones latentes, etc. Esto se llama «crítico» o«progresista». Pero sólo lleva a la pregunta de cómo solucio-nar los problemas subyacentes de otra manera.

110. Véase Niklas Luhmann, «Funktion und Kausalitat»,en: el mismo autor, Soziologische AufleZarung, vol. 1, Opladen,1970, págs. 9-30.

que olvidarse del puro estatuto hipotético de la su-posición de causalidad, sino que hay que incorpo-rarla a la comparación. Se llega así a afirmacionescomo: si (realmente es verdad que) las inflacionesresuelven casi sin conflictos los problemas de dis-tribución (sean cuales sean los efectos secunda-rios), entonces son una equivalencia funcional parauna planificación estatal políticamente más arries-gada por ser más conflictiva.lOs Parece que sólo ba-sándose en una estructura así de afirmaciones,el análisis empírico de las causalidades subyacen-tes puede tener una utilidad.loo En este sentido, elmétodo fucional es, en última instancia, un mé-todo comparativo, y su introducción en la realidadsirve para abrir lo existente a otras posibilidades.lIoDescubre, finalmente, relaciones entre relaciones:relaciona algo con un punto de vista del problemapara poder referirlo a otras soluciones del proble-ma. La «explicación funcional» no püede ser, portanto, ,más que el descubrimiento (en general) y

SISTEMA Y FUNCIÓN

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\!111. Por ejemplo, Charles Larmore, «Function and Sys-

tem in the Social Sciences», en E. RudolphjE. Stove (comps.),Geschichtsbewusstsein und Rationalitat, Stuttgart, 1982,págs. 225-252 (232).

112. Véase Niklas Luhmann, «Funktionale Methode undSystemtheorie», en el mismo autor, Soziologische Aufklii-rung, vol. 1. l. cit., págs. 31.53.

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la anulación (en concreto) de las equivalencias fun- \I

cionales. .Contra esto se ha argüido en repetidas ocasio-

nes que la relación entre las equivalencias funcio-nales que están en la base de todo, queda sinaclarar o bien representa sólo una mera adición:«Sea A una posible solución del problema y tam-bién B y también C... ».11I Pero esto no es verdad.Lo decisivo es que lo añadido por el punto devista del problema queda limitado para que noentre en consideración un número indefinido deequivalencias, sino algunas y a menudo sólo pocas.Si se necesitan, por ejemplo, para el rodaje de unapelícula contrastes de luz y sombra, no hace faltaesperar a que haya sol, puede emplearse luz arti-ficial; otras posibilidades no son tan fácilmenteimaginables; en todo caso, no siempre están dis- .ponibles en número suficiente. La gran aportaciónde la orientación funcional consiste en la amplia-ción y limitación de lo posible.

La verdadera tarea de la teoría que prepara laaplicación del análisis funcional es, por tanto,la construcción del problema. De ahí resulta larelación entre el análisis funcional y la teoría desistemas.m La versión clásica de dicha relación

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concibió el problema último como problema de laduración y de la estabilidad del sistema. Esto noes incorrecto, pero sí insuficiente. Los temas an-teriormente expuestos: la diferencia sistema/entorno, la complejidad, la autorreferencia, lacombinación entre irreversibilidad y reversibilidad(proceso y estructua), se pueden pensar, desdepuntos de vista metodológicos, como articulacióndel problema de la duración, como articulación conel objetivo de hallar mejores y más complejasposibilidades de análisis y de comparación.m Hayque destacar, sobre todo, el cambio que conllevael concepto de sistema autorreferente y auto-poiético. Ya no se trata de una unidad con deter-minadas propiedades a propósito de cuya duraciónpueda tomarse una decisión global; se trata másbien de-la continuación o de la interrupción de ele-mentos mediante un arrangement relacional deestos mismos elementos. Mantenimiento significaaquí mantener el cierre y la infinitud de la repro-ducción de los elementos que en su aparecer yadesaparecen.

Determinado como guía para la compara-ción, el concepto de función designa, sin embar-go, un estado que va más allá del mero procesode continuación de la reproducción autorreferen-te (<<mantenimientode la duración»). Aplicado a

113. También para esto existen posibilidades de remon-tarse a la tradición de investigación anterior a la teoría desistemas. Véase sobre todo las contribuciones en Hans Ebe-ling (comp.), Subjektivitiit und Selbsterhaltung, Francfort,1976.

los organismos, este concepto significa algo másque simplemente «vida».1I4Designa una intenciónde comparación, una ampliación de la contingen-cia, una perspectiva de observación. Con,esto que-da en el aire el problema de si, y en qué medida,los sistemas autorreferentes son capaces de ob-servarse a sí mismos, de describirse y de descubrircon ello relaciones de funciones.

La «teoría de sistemas» y la metodología fun-cional introducen el análisis funcional en primerlugar en la referencia de sistema del sistema de laciencia. Esto tiene su justificación empírica e his-tórica. El hecho del «análisis funcional» existeaquí realmente. El sistema de la ciencia no se sir-ve sólo del análisis funcional, ya que desde el si-glo XVII por lo menos, en ese sistema existe la tesisde que la relación de funciones constituye el ver-dadero y más productivo principio de selección (!)de datos científicos importantes.lIs En esta refe-rencia de sistema denominamos «método funcio-nal» a las reglas válidas para ello. Con la referenciade sistema de la ciencia, no se excluyen autoanáli-sis orientados por la funcionalidad de sistemaspersonales y sobre todo sociales (incluido otra vez:el sistema de la ciencia), como tampoco se excluyela «conversación» entre el sistema de la ciencia y

114. Véase Francisco G. Varela, Principles of BiologicalAutol101ny, Nueva York, 1979, pág. 64 Y sigo

115. «le". ne dirai que ce qui sera necessaire pour fairecomprendre mes raisol1l1ements sur les usages et sur les fonc-tions», dice -por ejemplo Guillaume Lamy, Discours al1atomi-ques, primera edición, Bruselas, 1679, pág. 10.

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lISa. Véase Nils Brunsson, "The Irrationality oE Actionand Action Rationality: Decisions, Ideologies and Organiza-tional Actions», Journal ot Management Studies 19 (1982),págs. 29-44 (34).

otros sistemas acerca de análisis funcionales ysus resultados. El paso al autoanálisis puede rea-lizarse también parcialmente. En este caso, porejemplo, sólo puede comprender la relación desoluciones de problemas como tal y evitar la inse-guridad de lo existente por comparación con otrasposibilidades funcionalmente equivalentes, o bien,bloqueando la fijación de valores. Es capaz detransformar equivalencias funcionales en «alter-nativas imposibles», utilizándolas para legitimarlo que desde siempre se ha hecho.llS

• La abstrac-ción del planteamiento de problemas constituyeigualmente un problema para la aplicación de latécnica analítica. En la medida en que se abstraeny radicalizan las relaciones de problemas del aná-lisis f.!-ll1cional,otros sistemas tendrán más dificul-tades para aplicarse a sí mismos; y hasta la cienciase protege, por lo menos hasta el momento, me-diante la dogmática de una «teoría de la ciencia»,contra el autoanálisis funcional..

Un sistema corno la ciencia que observa otrossistemas y los analiza funcionalmente, emplea unaperspectiva incongruente en relación a estos sis-temas. No repite simplemente cómo estos siste-.mas se experimentan a sí mismos y su entorno. Noduplica meramente la autovisión existente. El sis-tema observado más bien queda cubierto con unprocedimiento de reproducción y aumento de com-

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plejidad que él sería incapaz de darse a sí mis-mo. Por un lado, la ciencia emplea en su aná- 1lisis unas abstracciones conceptuales que no !\

hacen justicia al saber concreto del milieu y ala autoexperiencia permanente del sistema ob-servado como consecuencia de tales reduccio-nes, y esto las justifica, aparece una mayorcomplejidad que resulta accesible para el pro-pio sistema observado. Como técnica de observa-ción y análisis científico el método funcional haceque su objeto aparezca más complejo de lo quees para sí mismo. En este sentido, exige demasiadodel orden autorreferente de su objeto. Socava suevidencia intuitiva. Irrita, provoca inseguridad,molesta y posiblemente destruye, si el letargo na-tural de su objeto no le protege lo suficiente.

Esta exigencia desmesurada es inmanente acada observación.1I6 En los sistemas de interacciónse reacciona contra dicha exigencia, por ejemplo,mediante las técnicas de autoexposición y con tac-to. Para el análisis científico no existen este tipode frenos institucionales. En su lugar se producen

116. Véase para esto las investigaciones sobre divergen-cias de atribuciones entre actor y observer, por ejemplo:Edward E. Jones/Richard E. Nisbett, "The Actor and theObserver: Divergent Perceptions oE the Causes oE Behaviaur»,en Edward E. Jones y otros, Attribution: Perceiving the Cau-ses of Behaviour, Morristown N. J., 1971, págs. 79-94; HaroldH. Kelley, An Application oE Attribution Theory to ResearchMethodology Ear Close Relationships, en: George Levinger/Harold L. Raush (comps.), Close Relationships: Perspectiveson the Meaning of intimacy, Amherst, 1977, págs. 87-113 (96Y sigs.).

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117. A diferencia del próximo fragmento del párrafo, éstees un tema muy debatido. Véase, por ejemplo, Robert K. Mer-ton, Social Theory and Social Strueture, segunda edición,Nueva York, 1957, pág. 60 y sigs.; Clyde Kluckhohn, NavajoWiteheraft, Cambridge Mass., 1944, pág. 46 y sigs.; HarryM. Johnson, Soeiology, Nueva York, 1960, pág. 66 y sigs.

118. Véase Richard Levins, «The Limits of Complexity»,en Howard H. Pattee (comp.), Hierarehy Theory: The Cha-llenge of Complex Systems, Nueva York, 1973, págs. 109-127

dificultades de comunicación. En el caso de unanálisis funcional, este problema general adquiereuna expresión específica en un doble sentido. Porun lado, el análisis funcional puede aclarar estruc-turas y funciones «latentes»: esto significa quepuede tratar relaciones que no son visibles para elsistema de objetos, y que quizá nunca puedan ha-cerse visibles porque la propia latencia tiene unafunción.m Por otro lado, el análisis funcional ponelo conocido y lo familiar, es decir, las funciones«manifiestas» (los fines) y las estructuras, en elcontexto de otras posibilidades. Esto las expone ala comparación y las trata como contingentes sinconsiderar si el sistema de objetos mismo puede ono tener la intención de un cambio correspondien-te. En los dos aspectos -latencia y contingencia-exige, por tanto, demasiado de su objeto y es pre-cisamente el aparato conceptual de la teoría desistemas el que lo hace posible.

La'autorreferencia, aligual que la autotematiza-ción de los sistemas, aparece entonces sobre el fon-do del análisis funcional como auto simplificacióndel sistema de objetos,118que a su vez cumple la

(113): «OU1° argument in general terms is [ ... ] that the dyna-mies of an arbitrary eomplex system will result in a simplifiedstrueturing of that complexity».

función de una reducción necesaria (pero no obli-gatoriamente necesaria así y no de otro modo) dela posible complejidad. La necesidad de reduccio-nes tiene su causa en la estructura del problemade la complejidad, o sea, en el hecho de que lacomplejidad obliga a la selección de los modelospreferidos para relacionarse. El análisis funcionalse separa aparentemente de esta necesidad, porcuanto tematiza de objetos. Reconstruye las con-tingencias del sistema, aunque éstas no puedanaprovecharse como tales. Imputa a su objeto unosgrados de libertad que ni él mismo tiene a su dis-posición. Asimismo,' el análisis funcional compen-sa esta sobrevaloración de la realidad viendoprecisamente en ello su último problema de refe-rencia, y, en su conceptualidad, refleja el contenidode la exigencia desmesurada de su análisis. En elproblema de la complejidad se refleja la diferenciaentre la autorreferencia en el objeto y la autorre-ferencia en el análisis, entre sistema observado yobservante.

Esto justifica la orientación del análisis funcio-nal en la teoría de sistemas hacia el problema de lacomplejidad, en lugar de orientarlo hacia el pro-blema del mantenimiento de la estabilidad. Estaes una consecuencia que eleva el funcionalismo alnivel de problema, exigido (ya en la introducción)por el cambio de paradigma, en dirección a un

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119. Ya en el siglo XVIII estaba extendida la tesis según lacual para plantear una comparación inusual, que abarcaracosas muy distintas, se necesitaba ingeniwn (ingenio), imagi-nación o algo parecido, en todo caso una capacidad sólo indi-vidualmente dada. Véase Alfred Baeumler, Das lrrationali-tiitsproblem in der Asthetik und Logik des 18. Jahrhundertsbis zur Kritik der Urteilskraft, Halle, 1923, nueva edición,Darmstadt, 1967, pág. 141 y sigs.

concepto sistema/entorno y a una teoría de siste-mas autorreferentes. Así el propio análisis fun-cional funda la elección de su problema últimode referencia de modo autorreferencial; es decir,como orientación hacia un problema que, a su vez,puede considerarse como inmanente al objeto,pero que al mismo tiempo se convierte en proble-ma, sobre todo por el análisis mismo. Con la elec-ción de un problema que formula la unidad de ladiferencia entre conocimiento y objeto, el métodofuncional va más allá de una mera decisión meto-dológica y reclama ser teoría del conocimiento.

No existen garantías absolutas para la adquisi-ción de conocimientos mediante el análisis funcio-nal, ni en la teoría ni en el método del procedi-miento correcto.l19 Pero, por lo menos, existe unimportante punto de apoyo. Se puede suponer quelos juicios poseen tanto más valor de conoci-miento cuanto más diferentes son las situacionesen las que se pueden confirmar. Su funcionamien-to, a pesar de la heterogeneidad, constituye por símismo un tipo de comprobacióIi~ La teoría de laciencia y la metodología predominantes, fasci-nadas por la presuposición de un paralelismo en- 120. Véase, sin embargo, la importancia de esta idea de

convergent confinnation o bien de triangulation en la episte-mología inspirada por la psicología de Campbell: por ejem-plo, Donald T. CampbelljDonald W. Fiske, "Convergent andDiscriminant Validation by the Multitrait-multimethod Ma-trix», Psychological Bulletin 56 (1959), págs. 81-105; DonaldT. Campbell, "Natural Selection as an Epistemological Mo-de¡", en Raoul NarolljRonald Cohen (comps.), A Handbookof Method in Cultural Anthropology, Garden City N. Y., 1970,págs. 51-85 (67 y sigs.). La sugerencia se remonta a la psico-logía funcional de Egon Brunswik, pero emplea también es-casas fuentes metodológicas.

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tre la estructura de la proposición y la estructuradel objeto, han descuidado siempre este procedi-miento de asegurarse conocimiento.l2o Eso ha con-ducido a un extendido escepticismo acerca del ren-dimiento del análisis funcional. Si se revisa aquellapremisa de la teoría del conocimiento, superadatambién en otros aspectos, en su paso hacia unaepistemología de la teoría de la evolución, entoncesse puede valorar de otra manera la gran aporta-ción metodológica del análisis funcional-compara-tivo.

Según una regla antigua y juiciosa las verda-des se presentan contextualizadas; los errores, encambio, aislados. Si el análisis funcional consiguerevelar contextos, a pesar de la gran heterogenei-dad y de la diversidad de los fenómenos, ello pue-de servir como indicador de verdad aunque loscontextos sólo los entienda el observador. En todocaso, con esta técnica de adquisición de compren-sión se hace cada vez más difícil mantener la con-vicción de que los resultados provengan de unmétodo deficiente, de un error, de la pura imagi-

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nación. Con esto no se quiere decir de ninguna ma-nera que la forma semántica bajo la cual se pre-sentan «corresponda» a la realidad; pero sí que«capta» la realidad; esto significa que se confirmacomo forma de orden en relación a una realidada su vez ordenada.

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