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Índice 30 de junio de 1969 / Compañeras y compañeros gráficos 30 de junio de 1969 / Jáuregui: una llama que no se apagará 30 de junio de 1969 / Los gráficos y el movimiento Obrero Nacional 30 de junio de 1969 / Elparo del 1º de julio 2 de julio de 1969 / Unidad en la lucha 2 de julio de 1969 / Tengan fe los compañeros Agosto de 1969 / Mensaje desde la cárcel a los trabajadores argentinos Agosto de 1969 / Los monopolios en acción Agosto de 1969 / Está en marcha la Revolución del Pueblo Septiembre de 1969 / Armas que serán verdades, verdades que serán armas Octubre de1969 / Un millón de ejemplares Octubre de 1969 / Mensaje al interior Noviembre de 1969 / El pueblo volverá a vencer Abril de 1970 / Dos clases de violencia Febrero de 1970 / Carta de Perón Enero de 1970 / El camino del pueblo Junio de 1970 / Organizar las bases para liberar a la Patria Junio de 1970 / Carta de Perón Julio de 1970 / Ni un paso atrás / Los que se llenaron con el vaciamiento Julio de 1970 / Carta a los compañeros presos Septiembre de 1970 / Siguen los conflictos 21 de agosto de 1970 / Carta de Perón

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    30 de junio de 1969 / Compaeras y compaeros grficos

    30 de junio de 1969 / Juregui: una llama que no se apagar

    30 de junio de 1969 / Los grficos y el movimiento Obrero Nacional

    30 de junio de 1969 / Elparo del 1 de julio

    2 de julio de 1969 / Unidad en la lucha

    2 de julio de 1969 / Tengan fe los compaeros

    Agosto de 1969 / Mensaje desde la crcel a los trabajadores argentinos

    Agosto de 1969 / Los monopolios en accin

    Agosto de 1969 / Est en marcha la Revolucin del Pueblo

    Septiembre de 1969 / Armas que sern verdades, verdades que sern armas

    Octubre de1969 / Un milln de ejemplares

    Octubre de 1969 / Mensaje al interior

    Noviembre de 1969 / El pueblo volver a vencer

    Abril de 1970 / Dos clases de violencia

    Febrero de 1970 / Carta de Pern

    Enero de 1970 / El camino del pueblo

    Junio de 1970 / Organizar las bases para liberar a la Patria

    Junio de 1970 / Carta de Pern

    Julio de 1970 / Ni un paso atrs

    / Los que se llenaron con el vaciamiento

    Julio de 1970 / Carta a los compaeros presos

    Septiembre de 1970 / Siguen los conflictos

    21 de agosto de 1970 / Carta de Pern

  • A las 22 horas del 30 junio de 1969 fue inter-venida por el gobierno de facto nuestra dignaorganizacin sindical: la Federacin GrficaBonaerense.

    Con la sola razn de los que nicamente exhi-ben ametralladoras y fusiles nuestro Sindica-to fue ocupado por una minora que le decla-r la guerra a la mayora de los argentinos,

    La casa de los Grficos fue allanada piso porpiso, techos y paredes, armarios y cajones. To-do fue controlado. A la farmacia y los medi-camentos se les puso candados. Los serviciosmdicos fueron arruinados. Los bienes que sesalvaron de la clausura fueron deteriorados.Desaparecieron documentos y archivos que na-die sabe con qu fines se los cambi de su sedeoriginal.

    Cerca de 100 compaeros estaban en nuestraFederacin. Aquel da su resistencia contra losatropellos no pudo proseguir frente al enormeoperativo blico de las fuerzas de represin.Compaas policiales incluyendo camiones yarmas de todo calibre, cercada con anteriori-dad la zona del edificio, derivaron finalmenteen la crcel que los compaeros debieron so-portar, incluyendo detenciones que alcanzaronlos 150 das.

    Los abogados que en ejercicio de su profesinfueron a las comisaras a defender a nuestroscompaeros tambin quedaron detenidos. Eseda fueron varios los gremios intervenidos ypasaban de 1000 los detenidos en todo el pas.

    Dentro de Paseo Coln 731, un coronel del ejr-cito asuma la totalidad de un mando que lostrabajadores jams le reconocimos. En las ve-redas prximas personal uniformado vigilabapara impedir la entrada de los grficos violen-tamente despojados de su Organizacin en ple-no tiempo social de la dictadura.

    El mismo 30 de junio de 1969 en Bialet Mass,eran detenidos alrededor de sesenta delegadosgrficos de las provincias y algunos colabora-dores que deliberaban en el Congreso Ordina-rio de la Federacin Argentina de Trabajado-res de la Imprenta. Fueron trasladados a la je-fatura provincial de la polica luego de que lastropas reforzadas irrumpieron en la Colonia deVacaciones que hace aos es de los grficos.

    Entre los grficos detenidos haba compae-ras. Este sistema hace discriminaciones tra-tando de excluir a la mujer de ciertos derechoscon que el dirigentismo divide y subdivide estasociedad. Pero para reprimir no hace diferen-cias. Si hacemos algn nombre no es para es-tablecer superioridades que no existen entrequienes fueron iguales en honra y valor, pero spara sealar que Alicia Fondevila era la pri-mer mujer que en Argentina integraba comoProsecretaria General la direccin nacional delos trabajadores grficos, y que Hayde Savas-tano ejerci transitoriamente la Secretara Ge-neral de nuestra Federacin. Las dos compae-ras pertenecen a la rama Encuadernacin, unade las especialidades ms maltratadas en elrgimen patronal imperante.

    El gremio grfico, junto al pueblo, resquebraja la dictadura que se crea omnipotente. Est-bamos reclamando algo ms que unos pesitoscon los que los patrones y los colaboracionistasdecoran la escena para luego seguir burlndo-se. Por eso la dictadura atac con violencia alos grficos. No lo hizo por diversin. Por esonos atacan esos ex dirigentes dedicados a co-misionistas que imploran monedas o algnempleo a los patrones para as resignar a lostrabajadores, a que se callen la boca por una li-mosna, y a que sigan noms los propietarios debancos o cuarteles, de leyes o sistemas, impo-nindonos sus abusos.

    En aquella fecha tambin era llevado nueva-

    CGT DE LOS ARGENTINOS 2

    30 de junio de 1969

    Compaeras yCompaeros Grficos

  • 134 CGT DE LOS ARGENTINOS

    30 de junio de 1969

    Juregui: Una Llama que no se ApagarEl viernes 27 de junio la polica federal ase-

    sin en las calles de Buenos Aires al secretariogeneral de la Federacin Argentina de Prensa.Se conocen los detalles de esa muerte: cercadoentre dos automviles, Emilio Juregui fue eje-cutado a mansalva. Los asesinos fraguaron des-pus una historia conocida, un vigilante heridoque se defiende desde el suelo. No explicaronno podan explicar los impactos que precisa-mente sobre el suelo aparecieron junto al cuer-po de Juregui.

    Veinticuatro horas antes, la polica federalhaba anunciado previsoramente la posibilidadde una vctima. El asesinato fue pues premedi-tado, Emilio Juregui fue elegido como vctima.

    Hay algo ms que un smbolo en esa eleccindeliberada. La Federacin de Prensa y el Sindi-cato Capital fueron los primeros sindicatos inter-venidos por la dictadura, cuando an no habatranscurrido un mes del golpe militar. EmilioJuregui deba ser, y fue, el primer secretario ge-neral de un gremio, derribado en combate conesa dictadura.

    Esa prioridad que por dos veces le otorgaronlos enemigos del pueblo define la talla de Jure-gui. Periodista, pudo preferir la inmunidad que dala credencial; miembro de la clase privilegiada,pudo hacer brillante carrera dentro del Sistema;

    dirigente sindical, pudo elegir como tantos otros labenevolencia de los despachos ministeriales.

    Su voz en los confederales de la antigua CGTfue la primera en denunciar la traicin del cola-boracionismo, el abandono de los planes de lu-cha, la postracin del movimiento obrero. Presa-giaba esa voz, las que se oyeron despus en elCongreso Normalizador; anticipaba esa actitudla que hoy ha tomado la vanguardia de la clasetrabajadora; no exclua ese coraje la entrega dela propia vida.

    Sobraban esos hechos para que la CGT de losArgentinos lo reconociera como a uno de sus com-paeros ms queridos, ms abnegados. Su muer-te, en un acto convocado por la CGT, al que acu-di como un militante ms, lo inscribe entre esoshroes en que el programa del 1 de Mayo sealanuestro fundamento, la tierra que pisamos, lavoz con que queremos hablar, los hechos que que-remos realizar.

    La sangre que Emilio Juregui derram noser negociada.

    Los ideales que l defendi, no sern traicio-nados.

    La lucha que l inici, no ser interrumpida.Hasta que podamos reconquistar la libertad y

    la justicia social en el seno de la revolucin delpueblo.

    mente a la crcel e incomunicado hasta extre-mos sin precedentes nuestro compaero secre-tario general de la Federacin Grfica y de laCGT de los Argentinos Raimundo Ongaro. Pe-ro nadie solicit clemencia, porque a la injusti-cia de los opresores se le dar como nica res-puesta la justicia de todo un pueblo.

    En otros documentos reproducimos los argu-mentos, los firmantes y el texto de la ley 18261con que la dictadura decret la intervencin denuestra Federacin.

    No nos extraaron las falsedades ni la perse-cucin de los que llenaron de sangre y luto tan-tos hogares de nuestra Patria. Muestran lo queson.

    Lo que resulta inconcebible es que haya algu-

    nos grficos tan serviles que copian el mismolenguaje y las mismas infamias de esa minorahistrica que ve despedazarse sus estructurascapitalistas y no saben cmo hacer para demo-rar la victoria prxima de una sociedad frater-nal. Nos duele que puedan sorprender la bue-na fe de alguien. Pero es mejor que tambin sevea claro lo que son. As tendrn lo que mere-cen.

    Si maana una invasin intentase ocuparnuestra tierra, por ms desunidos que estuvi-semos los argentinos combatiramos contra elmismo enemigo. Por ms divergencias queexistan entre trabajadores, frente a cualquierintervencin todos lucharamos hasta expul-sarla. Sin embargo hubo quienes no slo no larechazaron sino que la llamaron. No los olvida-remos.

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  • 1.

    Los grficos estuvimos siempre junto a to-dos los trabajadores en lucha. En la accin direc-ta la mayora de las veces o haciendo llegar nues-tra solidaridad en otras. Por eso creemos quedentro de nuestra memoria no puede faltar uncaptulo donde se resee siquiera brevemente al-gunas de las acciones desarrolladas por el movi-miento obrero argentino.

    En estas luchas la CGT de los Argentinos haocupado un lugar de vanguardia y este perodoque historiamos se inicia justamente con el parodel 1 de julio de 1969, dispuesto por nuestra cen-tral y que se cumple masivamente en el GranBuenos Aires, Crdoba y otras ciudades del inte-rior. Los trabajadores de la carne, textiles, cons-truccin y mecnicos paran desoyendo el sabota-je de sus direcciones colaboracionistas, consoli-dando as la lnea de la rebelin de las bases.

    A partir de ese da tanto nuestro gremio co-mo la CGT de los Argentinos deben actuar en laclandestinidad, ya que el 30 de junio de 1969 laCasa de los Grficos es ocupada por las fuerzasrepresoras de Ongana. Comienzan entonces to-das las maniobras posibles para destruirnos. Inti-midacin, torturas y encarcelamientos a nuestrosmilitantes, intervencin a los sindicatos combati-vos, son los mtodos empleados durante dos aosy medio y sin que consiguieran vencernos.

    Es cierto que nos bamos quedando sin edifi-cios y sin sellos, sin personeras ni comisiones di-rectivas, pero crecan todas las formas de resis-tencia, el corazn y la conciencia se fortaleca enla toma de fbricas y ocupacin de barrios, la se-milla del programa del 1 de Mayo y los objetivosde la liberacin se multiplicaban regada por lasangre de cada combatiente cado y el pas se po-blaba de nuevas formas organizativas y agrupa-ciones de bases.

    Cientos de veces los tericos reformistas y laprensa del rgimen decretaban nuestra muerte oinexistencia y cien veces ms nos perseguan,procesaban o imponan crcel, pues ni todo el po-der policial y militar bastaban para detener lamovilizacin del pueblo de norte a sur de nuestraPatria.

    2.

    Muchos no entendieron y no entendern

    ms este proceso que estamos viviendo en el quela juventud asume rol principal. Todava rondanesos figurones que adquieren chapa de dirigentessometindose a cualquier oficialismo y que alconglomerado de hijos del fraude que entran ysalen de las Casas Rosadas denominan organi-zacin sindical.

    Nosotros, ahora ms que nunca, alentare-mos a los compaeros para que deliberen y re-suelvan su destino desalojando a los viejos inter-mediarios prometedores de floridas ilusionesmientras hacen buena letra con los de arriba pa-ra que no cambie la suerte de los de abajo.

    Digamos que algunos otros se fueron tam-bin, pero a pelear desde adentro del azopardis-mo. En realidad fueron a pelear por unos cargosy unas migajas y se fueron adentro porquesiempre estuvieron adentro de la claudicacin,adentro del rgimen de las estructuras maneja-das por los verdugos y los explotadores.

    Ellos fueron los que contribuyeron a montarla farsa de un Congreso Normalizador del quesurgi la CGT domesticada, la CGT con agentesde la CIA, con los entregadores de huelgas, conlos fraudulentos que dirimen disputas en los des-pachos oficiales, con los que ven secuestrar o ma-tar trabajadores o intervenir sindicatos y en vezde convocar planes de lucha programan giras deturismo todo el ao.

    Pero el cordobazo no haba sido olvidado yel interior se rebel con todas las fuerzas que tie-nen los trabajadores cuando toman conciencia desu poder. El 27 de agosto pararon totalmenteCrdoba, Rosario, Santa Fe, el cinturn indus-trial de Buenos Aires y La Plata, Salta, Neuqun,Entre Ros; en ms del 60 por ciento Tucumn,San Juan y la Capital Federal y en otras propor-ciones el resto de las provincias. El mayor xitofue una vez ms el aplastamiento absoluto de lascamarillas colaboracionistas por las agrupacio-nes de bases.

    3.

    En el mes de setiembre vuelven a vivirse enRosario jornadas que llenan de pnico a la oli-garqua y la dictadura. Columnas compactas deferroviarios, metalrgicos, obreros de la carne,unidos con los estudiantes resisten la represin

    Los grficos y el movimiento obrero nacional

    La CGT de los Argentinos

    CGT DE LOS ARGENTINOS 135

  • policial y responden con energa el ataque de losenemigos del pueblo.

    Ese mismo mes los ferroviarios del Mitrerealizaron una huelga exigiendo la reincorpora-cin de un compaero despedido. Este fue el mo-tivo circunstancial, pero los ferroviarios hacados aos que esperaban el momento oportuno pa-ra lanzarse a las calles reclamando por los11.000 racionalizados, las sanciones impuestas aotros 160.000 y los cientos de kilmetros de vaslevantadas.

    En octubre los mecnicos de General Motorsde Barracas y San Martn, iniciaban un paro ge-neral exigiendo la reincorporacin de 39 compa-eros despedidos. El 29 y 30 de ese mes los tra-bajadores paralizaban nuevamente su actividad,un paro que haba sido convocado desde Crdobapor una comisin coordinadora, integrada por re-presentantes de distintas provincias, ante latraicin de la Comisin de los 20 que haba le-vantado el de los das 1 y 2 de octubre.

    En noviembre una nueva huelga ferroviaria,pero esta vez en el Roca, sacude al pas. Todos es-tos movimientos tienen una caracterstica ex-traordinariamente importante: nacen desde aba-jo y se ejecutan a travs de coordinadoras clan-destinas, cuyo poder crece da a da.

    A mediados de diciembre los trabajadores deEl Chocn iniciaron una heroica lucha por el des-pido de tres delegados que finalmente fueronreincorporados.

    Al finalizar el ao y ante la protesta activade los trabajadores son puestos en libertad algu-nos detenidos a disposicin del Poder Ejecutivonacional; entre ellos nuestro compaero Raimun-do Ongaro, secretario general de la FederacinGrfica y la CGT de los Argentinos. La primerafue intervenida militarmente y la segunda clau-surada.

    4.

    En enero de 1970 la CGT de los Argentinosprocura realizar distintas reuniones, pero en lamayora de los casos fuerzas policiales con grandespliegue de carros y pertrechos blicos rodeafincas, manzanas y barrios impidiendo los ms le-gtimos derechos. Finalmente en Crdoba y en laclandestinidad se efecta un plenario como conse-cuencia del cual posteriormente es intervenido elSindicato de Luz y Fuerza de dicha ciudad.

    La lucha de los trabajadores de los ingenioscerrados de Tucumn no ha parado. Los obreros

    de Textil Escalada ocupan en enero la planta, enuna gesta combativa que dura ocho das y quedemuestra una vez ms el alto nivel de lucha delos tucumanos que permanentemente se mantu-vieron enfrentados con la patronal y el gobierno.En el mismo mes se reedita la accin de los com-paeros de El Chocn en defensa de los tres de-legados que esta vez haban sido suspendidos porel Sindicato de la Construccin porque han par-ticipado de la reunin de Crdoba. La lucha essin cuartel no slo contra los patrones sino con-tra el traidor Coria.

    En los primeros meses de 1970 las bases deNecchi, Sindel y El Intransigente ocuparon suslugares de trabajo ante la insensibilidad de lospatrones que les adeudan el salario y como nicaforma de que respeten sus derechos. En Crdobalos mecnicos de IKA y Fiat Concord dan nuevasmuestras de combatividad ocupndolas y amena-zando con incendiarlos si no se cumplen sus exi-gencias. La patronal cede y los obreros obtienenun verdadero triunfo.

    5.

    El 22 y 23 de abril y el 19 de mayo, la tradi-cionalmente tranquila Mendoza se conmueve conla presencia de trabajadores y estudiantes quehaban sido convocados por la Regional de laCGT de los Argentinos. Como de costumbre la po-lica acta brutalmente y detiene a numerososcompaeros.

    El 7 y 8 de mayo en la ciudad de Paran serealizaba un importante plenario de la CGT delos Argentinos, al que asistieron ms de 400 de-legados de federaciones, regionales, sindicatos yagrupaciones de base de todo el pas. La asam-blea fue presidida por el compaero Ongaro y ensu transcurso se discutieron intensamente losproblemas de la clase trabajadora.

    En medio de este combate permanente detodos los trabajadores argentinos llegamos a ju-nio de 1970, cuando la CGT de los Argentinosrealiza el Congreso de los Compaeros, del queparticipan delegados de todo el pas, y que se lle-va a cabo en la clandestinidad en un lugar deBuenos Aires. El documento elaborado en esaoportunidad se publica en otra parte de la Memo-ria y Balance.

    6.

    Nuevamente el 2 de junio los mecnicos cor-dobeses ocupan las plantas fabriles quedandodentro de las instalaciones centenares de funcio-

    136 CGT DE LOS ARGENTINOS

  • narios de la empresa. Los talleres de Perdriel sonlos primeros en recibir el violento ataque policialy la detencin de trabajadores. Las restantesplantas resistieron cuatro das ms pero fuerondesalojadas.

    Sera imposible enumerar todas las peque-as y grandes luchas que se libran desde distin-tos puestos y con diversidad de formas en todo elpas. Los compaeros de la CGT de los Argenti-nos, concretando en acciones la voluntad mani-festada tantas veces en las asambleas de los gr-ficos y de los trabajadores, recorren fbricas, zo-nas, localidades, estableciendo enlaces, aumen-tando las comunicaciones, coordinando esfuerzosconjuntos, ahondando las contradicciones del r-gimen y fundamentalmente poniendo en prcticainiciativas y movilizaciones sorpresivas que con-fundan a la dictadura.

    Ms de una vez escuchamos dentro o fuerade nuestro gremio las voces fingidamente quejo-sas de elementos resentidos que a travs de invo-caciones conciliadoras con la patronal sostenanque era suicida enfrentar a la dictadura, por-que de ese modo la fortalecamos, y que erapreferible dedicarse a la inmovilidad para no te-ner tantos problemas

    Pero la fe, la dignidad y el coraje de la mayo-ra de los grficos, de los trabajadores y del pue-blo comenzaba a dar frutos, porque la dictadurade Ongana, el congelador de libertades y sala-rios, primer responsable de la entrega del patri-monio nacional y la agresin moral y fsica con-tra los argentinos rodaba definitivamente haciala tumba poltica, muriendo tambin sus sueosde implantar el participacionismo corporativistaen Argentina. Su sucesor tendra igual final perocon mucha mayor anticipacin.

    7.

    Durante el mes de octubre de 1970 los com-paeros Ongaro, Folla, Daz, Aragundi, recorrenotra vez Tucumn, las ollas populares, los inge-nios cerrados, las localidades semiabandonadaspor el xodo provocado por la miseria. La dictadu-ra prosegua, la explotacin acentuaba su ritmo,la injusticia estaba en todas partes. El dirigentis-mo banqueteaba con el nuevo Secretario de Tra-bajo digitando candidaturas pero la CGT de losArgentinos convocaba a no bajar la guardia, y noobstante la carencia de medios, miles y miles detrabajadores repetan fervorosas manifestacionesen las calles sin asfalto de ese interior que tantosrecientes descubridores tiene hoy.

    El da 17 se efecta un acto multitudinarioque cubre la Plaza Yrigoyen de Tucumn. Las co-lumnas de trabajadores encabezadas por nues-tros compaeros que enarbolan banderas argen-tinas afluyen desde distintos barrios y a su pasopor las arterias cntricas son saludados por elpueblo ante la desesperacin de la polica y elviejo dirigentismo anhelantes de reprimir o rom-per el acto que culmina al anochecer. Luego seproduce el ataque de las fuerzas de seguridad yhasta pasada la medianoche los manifestantesocupan numerosas calles. Al da siguiente, y co-mo ya sucedi en incontables oportunidades, seinicia un nuevo proceso a Ongaro, embargo debienes, rdenes de captura, acusaciones de fo-mentar la insurreccin programada por ideolo-gas forneas que amenazan nuestro estilo occi-dental y cristiano.

    Ese mismo 17 de octubre a los traidores noles iba tan bien. En el Chaco el representante dela AOT y ex delegado de la CGT, Mario Villalbaera silbado por la juventud y en Crdoba los com-paeros de base impedan que Adolfo Cavalli ha-blara.

    Los das 9, 22 y 23 de octubre, y 12 y 13 denoviembre, los trabajadores pararon masiva-mente en todo el pas en una ostensible muestrade repudio al gobierno, a su poltica y a sus hom-bres. Como tantas veces a lo largo de su historia,los dirigentes trnsfugas quisieron aparecer enposiciones combativas convocando una moviliza-cin que los desbord en su contenido y significa-cin.

    Los trabajadores argentinos, cansados decuentos y agotada su paciencia escuchando ma-caneadores de todo signo estn definitivamenteconvencidos que slo el pueblo salvar al puebloy que la liberacin de los oprimidos ha de serobra de quienes sufren la opresin. Y la luchacontina ininterrumpidamente. As el catamar-cazo, el salteazo, las acciones en Jujuy, Co-rrientes, el sur y en todos los mbitos del passon hitos que marcan la decisin irrevocable deacabar en este siglo con la infame explotacin delhombre por el hombre.

    8.

    Al iniciarse 1971 los cordobeses, continancon una accin que haban comenzado al finali-zar 1970 en defensa de compaeros despedidos,que culmin con la toma de la planta Fiat. Lostrabajadores de Materfer, Perkins y General Mo-tors realizaron una manifestacin de apoyo quefavoreci el xito finalmente obtenido.

    CGT DE LOS ARGENTINOS 137

  • En marzo, mientras los empacadores de lafruta de Ro Negro y Neuqun sostenan enrgi-cas marchas de protesta exigiendo respeto a susderechos, se vuelve a repetir el cambio de un ge-neral por otro general y tres comandantes en je-fe de las fuerzas armadas designan presidente algeneral Lanusse. Debe aclararse que el cambiode hombres o nombres no altera lo ms mnimolas estructuras polticas y econmicas del siste-ma capitalista en vigencia, dependiente del im-perialismo internacional.

    Das antes Crdoba haba reeditado su ac-cin de mayo de 1969. A la ocupacin de 137 f-bricas se sum la ocupacin de varios barrios yun alto nivel de organizacin que desarticul alas fuerzas de represin.

    9.

    En los primeros das de mayo Raimundo On-garo viaja al Chaco. En los quince meses anterio-res haba efectuado reuniones y actos en distin-tas provincias, adems de concurrir con una de-legacin a la asuncin del mando presidencial enChile. Llegado a Resistencia se promueven con-centraciones populares adems de proyectarsepblicas exteriorizaciones sindicales que en losdas siguientes atraeran la atencin nacional so-bre los sucesos chaqueos.

    La crisis econmica, poltica y social avanzaaceleradamente y el gobierno, valindose de lalegislacin represiva y el estado de sitio, encarce-la a Ongaro y se le inician ms procesos y suma-rios. Trasladado a una celda de Villa Devoto com-parte la misma con Agustn Tosco, que durante1968 y 1969 fue uno de los ms dinmicos diri-gentes de la CGT de los Argentinos.

    No es casual que los gobiernos elegidos pornadie detengan a Raimundo Ongaro y a centena-res de compaeros mantenidos en prisin con lasuposicin de que as acallarn sus voces, frena-rn sus luchas o acabarn con sus resistencias.

    No es por palabras que detienen a Ongaro,Tosco y otros militantes. Les duele que sean ca-paces de haber reunido a miles de compaerosmotivando voluntades decididas a darlo todo porun mundo mejor. Les duele porque desde el fren-te de masas convocan a la solidaridad activa contodas las formas de lucha asumidas por el pueblocontra la dictadura y los usurpadores. Les dueleporque la lnea desarrollada prendi en las basesobreras. Les duele porque las princesas en elpasado y los parientes en el presente actuandocomo emisarios de los gobernantes del momento

    no pudieron, a pesar de sus fabulosos ofrecimien-tos, comprar la conciencia y la voluntad de com-paeros como Raimundo Ongaro. Les duele, endefinitiva, porque todos los que junto conl luchan, se detendrn, solamente cuandoel pueblo sea poder, es decir, cuando nues-tra Patria tenga justicia, libertad, sobera-na, cuando sea una Patria socialista. Y nisiquiera entonces habr pausas, porque tambinhabr mucho que realizar.

    Por eso tenemos compaeros prisioneros delrgimen, mientras los traidores acumulan rentasy sillones con espacios reservados en la televisino diarios expresando apoyo incondicional a losautores de la ms brutal represin.

    10.

    En Crdoba el pueblo renovaba constante-mente sus luchas. Los dirigentes oportunistaspara no perder prebendas se acomodaron a lascircunstancias y tuvieron que aceptar muchasveces la lnea combativa que decidan las bases.Los compaeros de FIAT, la fbrica de calzadoLucas Trejo, los municipales, los empleados p-blicos marcaron en 1971 un alto nivel de comba-tividad y sus organizaciones, al igual que tantasotras en todo el pas durante este tiempo de re-volucin argentina, soportan la ms inconcebi-ble injerencia e intervencin estatal impuestacon el apoyo policial.

    Mientras los docentes paraban en todo elpas, en El Chocn los traidores eran repudiadosuna vez ms al impedrsele hablar al represen-tante participacionista de la UOCRA; en TafViejo, Tucumn, los trabajadores del riel ocupa-ban la Unin Ferroviaria expulsando a los diri-gentes y designando una comisin integrada porcaeros de las bases.

    En los primeros das de setiembre tropas delejrcito ocupan las calles de Corrientes para re-primir al estudiantado heredero de la sangre ylos ideales de Juan Jos Cabral.

    11.

    Tratando de subir sus acciones que habanbajado considerablemente, los traidores de Azo-pardo decretan un paro el 29 de setiembre. Lapresin de las bases era demasiado grande y sutemor de perder el dominio los oblig a ello.

    Durante 1971 los sacerdotes del Movimien-to para el Tercer Mundo, ocuparon un lugar enlas pginas de la historia de la Liberacin de losargentinos. El haberse definido por la causa del

    138 CGT DE LOS ARGENTINOS

  • CGT DE LOS ARGENTINOS 139

    pueblo les vali la persecucin y la crcel, el alla-namiento de casas parroquiales, los atentadoscon bombas a las iglesias, las amenazas de muer-te y toda forma de ataque.

    12.

    Dejamos constancia del aporte fraternal detcnicos y profesionales, periodistas, escritores,cineastas, artistas plsticos que documentaronpor diversos medios las luchas sindicales y popu-lares dando fiel testimonio de la vida de nuestrogremio y la clase trabajadora en una poca don-de todava pretenden apoderarse de la historialos que son dueos de casi todas las cosas.

    Tambin manifestamos nuestro reconoci-miento ms humano a las organizaciones sindi-cales de Latinoamrica y de todo el mundo, cuyaconstante vinculacin lo ha sido en los ideales yel destino comn que nos une.

    El paro latinoamericano del 9 de julio de1969 respaldando a los trabajadores argentinos ycondenando la dictadura de Ongana seala con-cretas formas de accin que nada tienen que vercon los fciles discursos de quienes declaman lasolidaridad con palabras y nada ms que pala-bras.

    13.

    Sera imposible en estas pocas pginas resu-mir todas las acciones de los trabajadores duran-te este perodo, analizar aciertos o fracasos, pro-

    curar detallar el por qu de cada equivocacincon el propsito de evitarlas en el futuro, refle-xionar que todos somos responsables y debemosactuar con esa responsabilidad que destruir laexplotacin en sus numerosas variantes.

    En las pginas siguientes reproducimos no-tas con distintos aspectos de la realidad que nostoc vivir y enfrentar. Anhelamos que su conteni-do, aunque sumamente restringido por razonesde espacio, sea por lo menos un ndice de la dif-cil etapa que atravesamos con torturas, secues-tros, crceles, estado de sitio, pena de muerte ylas ms cavernarias vejaciones a la orden del da.

    Al igual que en los prrafos de gratitud de-dicados a nuestra organizacin en el ejercicioprecedente, repetimos:

    Y al digno y valiente gremio grfico, cora-zn de estas luchas, a las compaeras ycompaeros que no figuran en diarios ni re-vistas, en radios ni televisores, a los que su-fren en silencio y combaten dndolo todopor la liberacin, a los compaeros jubila-dos y pensionados, cuya fe es ms fuerteque los golpes, a los que estando en el msall siguen desde la sangre que nos dieronla marcha que se har victoria, a los fami-liares cuyo cario nos hace sentir a todosen el mundo nuevo de los hermanos les de-cimos: Gracias, fe, somos los ms, tenemosrazn, nos haremos cada da ms fuertes, elpoder ser del pueblo. Y venceremos, parasiempre.

    El 1 de julio el pueblo argentino ofreci unarespuesta masiva a la brbara prepotencia de ladictadura, que la misma vspera prometi aplas-tar con ms violencia la insurreccin general queestalla en los cuatro confines de la Patria.

    Al triunfo popular de las jornadas del 29 y 30de Mayo, el gobierno respondi con aparienciasde cambio, que no desmintieron sino que acen-tuaron su origen espurio, que no enmendaron si-no que confirmaron su esencia antipopular.

    En el fondo nada ha cambiado. Retienen suspuestos o han sido reemplazados por quienesprometen continuar su poltica los que han con-ducido a millones de trabajadores al borde delhambre y la desesperacin. Sigue desafiando noslo nuestro repudio sino el de los trabajadoresde todo el mundo, el autor de ms de un centenarde leyes y resoluciones antiobreras, el interven-tor de gremios, el gestor de elecciones fraudulen-tas. No han abandonado sus despachos los jefes

    E l Pa ro de l 1 de Ju l i oEl 30 de junio de 1969 el gobierno elegido por nadie interviene la Federa-cin Grfica Bonaerense y otros gremios hermanos. La CGT de los Argenti-nos, que es clausurada por decreto, convoca a un paro general que tiene res-puesta masiva.

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  • policiales autores de salvajes hazaas, los tcni-cos del gas, del Neptuno y la picana. No ha cedi-do su representacin usurpada ni su autoridadilegtima el responsable mximo de tres aos defrustracin. La presencia en el pas de NelsonRockefeller representante de los monopolios,simboliz por fin la dependencia del extranjero,marco en que transcurren la injusticia y la vio-lencia del rgimen.

    No habiendo desaparecido ninguna de lascausas que originaron las mayores movilizacio-nes populares de la ltima dcada, habindoseagravado incluso tras la condena impuesta a mi-litantes obreros, por tribunales militares que elpueblo no reconoce, la CGT de los Argentinos, entotal acuerdo con las regionales del interior queencabezaron la lucha de mayo resolvi un nuevoparo de 24 horas que se cumpli en todo el terri-torio nacional con ejemplar responsabilidad declase, sobresaliendo en aquellos gremios que co-mo los ferroviarios soportan pesadas interven-ciones militares, o como los compaeros de laconstruccin, cuya identificacin completa con lahuelga general es la rplica unnime a una di-reccin podrida hasta la mdula.

    Los objetivos de este movimiento son claros yconocidos. Sin perjuicio de aspiraciones perma-nentes de la clase trabajadora, que ataen a Ia li-beracin nacional y social del pueblo, los trabaja-dores reclamamos mediante el paro del 1 de ju-lio, y en forma inmediata:

    La libertad de todos los compaeros deteni-dos, procesados o condenados a raz de las accio-nes iniciadas para recuperar la dignidad y los de-rechos de los argentinos.

    El aumento general del cuarenta por cientoen los salarios, plena ocupacin, devolucin desindicatos intervenidos, derogacin de leyes re-presivas y antiobreras, reincorporacin de cesan-tes y racionalizados.

    El restablecimiento de las libertades que es-tablecen los artculos 15 y 18 de la ConstitucinNacional. Cese de las torturas y castigo de lostorturadores.

    Una educacin abierta al pueblo y al serviciodel pas, pleno respeto de la personalidad de losestudiantes, sus organizadores y sus centros.

    La recuperacin total del patrimonio nacionalenajenado a los monopolios.

    Estos objetivos interesan no slo a los traba-jadores sino tambin a la gran mayora de lossectores que componen la Nacin.

    Pero la huelga abarc tambin, como en oca-siones anteriores, a los compaeros estudiantes,que junto a nosotros volvieron a derramar susangre generosamente, sellando una alianza quenada ni nadie podr destruir.

    Por una Universidad sin limitaciones, por

    una Escuela secundaria que respete a los alum-nos, por programas de estudio que reflejen larealidad del pas y no la deformacin de su his-toria, las verdades del pueblo y no la dependen-cia colonial, los trabajadores que tenemos estu-diantes entre nuestros hijos o aspiramos a te-nerlos, los convocamos a paralizar las aulas delas facultades y las escuelas en una jornadacombativa, que rescate la justicia pisoteada, lalibertad ofendida, la dignidad agraviada delpas. Y la respuesta de la juventud estudiosabrot en docenas de ciudades, en las calles y pla-zas de la Repblica ocupada por la fuerza mili-tar de la oligarqua.

    Tambin los pequeos productores, comer-ciantes, transportistas, acorralados por la voraci-dad del monopolio extranjero, cerraron sus puer-tas, detuvieron sus vehculos, se sumaron a lasmarchas de protesta, ocuparon su lugar dentrodel pueblo para recuperar y defender lo que a to-dos pertenece.

    Los partidos populares disueltos, las organi-zaciones perseguidas, los intelectuales y artistascensurados, la Iglesia de los Pobres recordaronque hay compaeros que sufren en los calabozos,otros que agonizan despus de brbaras tortu-ras, libros que no podemos leer, pelculas y obrasde teatro que no podemos ver, correspondenciaprivada que se analiza en los gabinetes de infor-maciones, conversaciones telefnicas espiadaspor terceros, cultura colonial dirigida, pensa-miento intervenido, conciencia avasallada. Con-tra eso tambin protestamos los trabajadores.

    Fue a los trabajadores, sin embargo, a quie-nes correspondi la mxima responsabilidad enel paro. Metalrgicos cesantes de Rosario, Gui-llermina y Gallareta; caeros de Tucumn, Ta-cuarend y Las Palmas; papeleros desocupadosde Villa Ocampo; hacheros y carboneros del Cha-co y de Santiago; qumicos de Electroclor y petro-leros de Ensenada; grficos de Fabril, ferrovia-rios cesanteados y maquinistas rebajados de ca-tegora; empleados pblicos racionalizados,bancarios sin escalafn y albailes sin ley de des-pido demostraron, al parar, que el gobierno pue-de hacer diferencias entre dirigentes, pero esunnime, y constante en su ataque a los trabaja-dores de cualquier gremio, de cualquier sector.

    En ese sufrimiento por todos compartido estel origen de la resistencia que nos compromete atodos. Por encima de cualquier divergencia dencleos, la UNIDAD EN LA LUCHA es la nicagaranta que tenemos para recuperar lo que noshan quitado. EL PARO MASIVO EN TODO ELPAIS, EL 1 DE JULIO se hizo para obtener lasmejoras de salarios y la derogacin de la polticaantiobrera que figuran entre nuestros objetivos.

    Con ese espritu, exhortamos a todos los com-

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    paeros sin distincin, a abandonar las fbricas,los talleres y los medios de transporte, los barcosy las locomotoras, las oficinas y los surcos, con losdirigentes, o contra los pocos dirigentes que yafueron rebasados por las bases en las histricasjornadas de mayo, y las bases volvieron a respon-der, con el formidable paro de la construccin y dela carne, entre otros, documentando otra vez surepudio a los dirigentes entregadores.

    Ni ese paro, ni las acciones que lo precedierono lo sucedern, se hicieron en nombre o al servi-cio de partido, de sectores o de componendaselectorales. Mucho menos propician o favorecenun golpe militar (de cualquier color que sea) quereemplace un gobierno de minoras por otro go-bierno de minoras, un general por otro general,un conjunto de engaos a corto plazo.

    El paro del l de julio, convocado bajo una so-la bandera, la bandera de todos los argentinos,

    para enfrentar una vez ms el poder de los usur-padores con el poder del pueblo; la opresin conla protesta; la entrega con el irresistible anhelode liberacin que late en cada uno de nosotros,fue un xito impresionante, al que la dictaduracontest con el encarcelamiento de centenares dedirigentes de todo el pas y la ocupacin de la se-de de la CGT de los Argentinos.

    Compaeros de Santa Fe, Rosario, Crdoba,Tucumn, Salta (nombres que son ya de glorio-sas batallas), hermanos del interior, trabajadoresde Buenos Aires. El atropello de la dictadura re-clama una contundente accin proletaria y revo-lucionaria. Cumplirla es un desafo no slo parael rgimen que nos agobia, sino tambin para no-sotros. Sepamos cumplirla en nombre de los quehan muerto defendiendo nuestros intereses,nuestros principios y la tradicin de lucha de lostrabajadores y la libertad de nuestros presos.

    Unidad en l a LuchaLa CGT de los Argentinos fij su posicin frente a los hechos en una se-rie de comunicados emitidos desde algn lugar del pas, redactados porsu Consejo Directivo de Emergencia. A continuacin, el texto del comu-nicado del 2 de julio:

    Hoy, 2 de julio de 1969, la CGT de los Argen-tinos expide su segundo comunicado de prensadesde la clandestinidad para dirigirse a todo elPueblo Argentino y, en especial, a los trabajado-res, estudiantes y organizaciones populares, in-formando que hacemos realidad lo expresado el28 de marzo de 1968 en el Congreso normaliza-dor Amado Olmos, que desde la superficie, odesde la clandestinidad seguiremos la lucha pa-ra devolver al pueblo la soberana que la prepo-tencia y la fuerza dictatorial del actual gobiernole ha arrebatado.

    El presente comunicado de prensa ha sidoelaborado por el Consejo Directivo de emergenciacompuesto por los titulares que estamos en liber-tad, ms aquellos compaeros reemplazantes dequienes cayeron en las garras de la Dictadura.En su primera reunin efectuada en un lugar deBuenos Aires, se han tomado las siguientes reso-luciones:

    1Felicitar fervientemente a los trabajadores,estudiantes y sectores populares que han con-tribuido a que el paro general por 24 horasfuera un xito, teniendo muy en cuenta lascircunstancias desfavorables que rodearon al

    mismo y porque consideramos haber alcanza-do con creces el objetivo poltico.

    2Que reafirmamos desde la clandestinidadnuestra decisin de continuar la lucha hastalograr la ansiada finalidad que persigue elpueblo: lograr su liberacin nacional.

    3Que nos solidarizamos con todos los compae-ros y ciudadanos detenidos por la dictaduracon la finalidad de quebrar nuestra decisinde luchar a la cual jams renunciaremos.

    4Que hacemos responsable al gobierno de laviolencia desatada en el pas.

    5Que repudiamos las nuevas intervenciones asindicatos y declaramos que muy equivocadoest el gobierno si cree que con ello tiene elcamino abierto para normalizar al movimien-to obrero ponindolo al servicio de la dictadu-ra, tal como son sus intenciones.

    Por ltimo, el Consejo Directivo de emergen-cia y en la clandestinidad, exhorta a todos lostrabajadores, estudiantes y sectores populares a

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  • 142 CGT DE LOS ARGENTINOS

    estrechar filas para lograr una mxima unidad,a fin de continuar la lucha por las reivindicacio-nes que el Pueblo nos exige.

    Posteriormente, se remiti la declaracin quesigue:

    Como si nada hubiera sucedido en la Repbli-ca, como si careciera de validez el paro de los tra-bajadores en todo el territorio nacional el 1 dejulio, como si no tuviese ninguna significacinque las crceles del pas estn llenas de obrerosy estudiantes, como si un asesinato, que deplora-mos, no revelase la responsabilidad de quienes lohan tomado como pretexto para desatar una olade violencia antipopular al amparo del estado desitio, los traidores de siempre tratan de frenarlas reivindicaciones de los trabajadores con la ca-reta de la unidad.

    Pareciera que nada tienen que enrostrar a lospersonajes de este trienio negro de la historia na-cional, vulgares testaferros del imperialismoque, despus de haber vejado al pueblo en otrosgobiernos de la misma estirpe y sello oligrquico,han reaparecido tras el 28 de junio de 1966 conlos odios y resentimientos aumentados y con lavoracidad agigantada. Y esto que parece, es asnoms, como parece; porque nada pueden deciral rgimen de los monopolios los traidores, puesste, en una connivencia que el pueblo conoce ynosotros denunciamos, ha pactado con los traido-res. La trama est clara. El rgimen persigue yencarcela a los dirigentes de la CGT de los Ar-gentinos, y trata as de silenciar a quienes lu-chan por el pueblo, mientras que los traidores,con el campo libre, en apariencia, simulan la uni-dad para tener un instrumento que frene la re-belda, niegue la validez de las justas reaccionesy desautorice la lucha. Viejas maas, ya conoci-das; vanas ilusiones que, empero, no podrn con-cretar.

    La CGT de los Argentinos, a la luz del da o enla clandestinidad, seguir encabezando la resis-tencia a la dictadura, denunciando a los monopo-lios, marcando a fuego a los personeros del capi-talismo internacional y a los responsables de laentrega de nuestras riquezas.

    Al mismo tiempo, exhibir ante el pueblo alos traidores a la clase obrera, que desde sus lu-josos sillones sindicales se mueven hoy para aga-sajar a Rockefeller, para entrevistarse con el es-padn de turno, neutralizar la protesta del 1 dejulio, silenciar la realidad de los condenados porlos consejos de guerra y de los detenidos a dispo-

    sicin del Poder Ejecutivo de facto, y callar antelas nuevas intervenciones sindicales.

    Quienes as proceden hoy son los mismos queayer asistan disfrazados del brazo de la oligar-qua al teatro Coln, rodeando al principal res-ponsable de lo que padece el pas, los mismos quedividen al movimiento obrero alzndose contra elcongreso normalizador Amado Olmos, los que en-tregaban a los ferroviarios y portuarios y desau-torizaban a los compaeros del SUPE y de FabrilFinanciera, por citar slo dos casos.

    No y mil veces no, dir a esta falsa unidad laCGT de los Argentinos, porque ella slo sera uncontubernio de dirigentes con el nico fin de neu-tralizar la accin por las ms caras aspiracionespopulares. S, y mil veces s dir, por el contrario,a la unidad autntica, a la unidad en las bases,lograda a travs de la lucha para obtener la vuel-ta del poder al pueblo.

    El Consejo Directivo de Emergencia de laCGT de los Argentinos, integrado orgnicamentey constituido en sesin permanente,

    RESUELVE:

    1) Ratificar que la CGT de los Argentinosbrega por la unidad autntica de los Trabajado-res, a travs de la lucha desde las bases y con elprograma del 1 de Mayo, y asimismo puntuali-zar que la comisin de enlace designada no haparticipado, desde el 27 de junio ltimo, en reu-nin alguna con otros sectores del movimientoobrero argentino.

    2) Denunciar que la etapa que la dictaduraha inaugurado con la denominacin de tiemposocial constituye un plan minuciosamente pre-parado de represin popular impuesto por los in-tereses extranacionales en connivencia con lostraidores de la clase trabajadora.

    3) Anunciar que este Consejo pondr en mar-cha un plan de accin para exigir el cese de la re-presin, la libertad de los presos gremiales, pol-ticos y estudiantiles, la anulacin de las inter-venciones a los sindicatos y la devolucin de suslocales.

    4) Convocar a todas las organizaciones popu-lares del pas y a la Iglesia de los pobres a prose-guir la lucha en todos los terrenos hasta obtenerla derrota definitiva del rgimen y de sus perso-neros, y lograr la Patria liberada que el puebloanhela y reclama.

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  • CGT DE LOS ARGENTINOS 143

    1. Pase lo que pase: a la luz o en la clandes-tinidad, dentro de la ley o en las catacumbas, es-te Secretariado y este Consejo Directivo son lasnicas y legtimas autoridades de la CGT, hastaque podamos reconquistar la libertad y le sea de-vuelto al pueblo el ejercicio del poder.

    Estas palabras pronunciadas por RaimundoOngaro el 28 de marzo de 1968, encerraban uncompromiso y una promesa. El compromiso seha cumplido hasta el sacrificio. La promesa si-gue en pie.

    La CGT de los Argentinos ha pasado a laclandestinidad desde el 30 de junio de 1969 pordisposicin del gobierno que allan su local, en-carcel a cuatro miembros de los siete que com-ponan su Consejo Directivo, detuvo a centenaresde militantes, suma a las anteriores la clausurade tres sindicatos.

    Libre pues de ataduras legales, la CGT de losArgentinos declara ante el pas su decisin deejercer hasta sus ltimas consecuencias esa clan-destinidad; de fomentar, promover y ejecutar to-das las formas de resistencia que aparezcan jus-tificadas por el natural derecho de los pueblos ala libertad y la justicia; de derrocar en fin, juntocon sus aliados naturales, a la dictadura rapaz ycorrompida, como etapa necesaria en la liquida-cin del rgimen.

    El gobierno ha declarado fuera de su ley almovimiento obrero. El movimiento obrero res-ponde declarando fuera de su ley al gobierno, pa-sibles de crcel a los encarceladores, de represa-lia a los torturadores, de ejecucin a los ejecuto-res, de destruccin a los bienes del monopolio ex-tranjero, autntico mandante de la dictadura.

    2. Al constituirse en la clandestinidad, laCGT de los Argentinos se funda en el ejemplo desus muertos, la autoridad de sus dirigentes en-carcelados o perseguidos, y en el resorte esencialde su existencia, la rebelin de las bases, no limi-tada ahora por ninguna consideracin tctica,por ningn pretexto legal o formal, por ningnrespeto al ordenamiento sindical de la dictadura.

    Esta CGT ha hecho vlido el primero de suspostulados: ha preferido honra sin sindicatos, an-tes que sindicatos sin hora. Abandona los sillonesy las antesalas, los edificios y las cuotas paraasentarse en el corazn del pueblo, tener su sede

    en la casa de cada trabajador, compartir su ano-nimato, alentar su esperanza, impulsar su victo-ria.

    No reconoce pues ningn acuerdo que se cele-bre a sus espaldas con los opresores, ningunaCGT unificada por el rgimen, ninguna Comisinde los 20. Aquellos dirigentes oportunistas y co-bardes que pretenden negociar sobre la sangrede nuestros mrtires y la crcel de nuestros lde-res, volvern a sentir que las bases les pasan porencima, como el 30 de mayo y el l de julio. La-mentamos que hombres como Tolosa o Horvathhayan incurrido en maniobras que se parecen ca-da vez ms a la traicin declarada de Guilln oMelgarejo, pero tampoco hemos de callar en el fu-turo la menor defeccin, ni hemos de anteponerla amistad, las consideraciones personales o elrespeto por un pasado combatiente, a las necesi-dades apremiantes de la lucha del pueblo: quecada uno elija su destino.

    3. El estado de rebelin en que vive el pas,las jornadas de mayo y el paro de julio, los nue-vos mrtires de Plaza Once, Taf Viejo y Caadade Gmez, la agitacin en centenares de fbricas,la inminente huelga ferroviaria prueban quenuestra prdica no era intil, que la rebelin delas bases es un hecho y que en el seno de las mis-mas se han alcanzado niveles de organizacinnunca logrados hasta ahora.

    La clandestinidad de la CGT seala sin em-bargo una nueva etapa de enfrentamiento con laoligarqua y el imperialismo, un nivel superior deconciencia y un avance en posiciones que no he-mos de abandonar. A la CGT de los Argentinos hadejado de interesarle para siempre la legalidadque pueda conceder el rgimen.

    Este hecho irrevocable obliga a dirigentes,militantes y trabajadores a adoptar las formasde organizacin y disciplina que corresponden alos movimientos revolucionarios de liberacin.

    El acatamiento a las decisiones de la CGTclandestina, el secreto en la preparacin de lasacciones, la seguridad de los compaeros que lasdirigen y ejecutan, tienen una prioridad absolu-ta, as como: la creacin en talleres, fbricas yagrupaciones, donde an no existan, de gruposde activistas capaces de castigar cualquier dela-cin, agresin o provocacin.

    En cada lugar de trabajo los cuerpos de dele-

    Tengan Fe Los CompaerosHabiendo declarado el gobierno fuera de su ley al movimiento obrero co-mienza la etapa de la clandestinidad. La direccin sindical en la resisten-cia publica la siguiente declaracin:

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    gados que responden a la CGT de los Argentinos,y donde ellos no existan o defeccionen, los equi-pos de militantes que de hecho asuman la fun-cin de esos cuerpos intensificarn al mximo lacampaa por los objetivos inmediatos de todosconocidos: aumento del cuarenta por ciento, rein-corporacin de cesantes y detenidos, cese de laracionalizacin.

    La campaa financiera que permita socorrera los familiares de los presos, mantener en acti-vidad a los dirigentes clandestinos y multiplicarla propaganda deben alcanzar en un mnimo detiempo un mximo de eficacia.

    El peridico, rgano oficial de la CGT en laclandestinidad, depende ahora del esfuerzo ab-negado de cada compaero. Si aqullos que lo ha-cemos llegamos a caer, otros nos reemplazarn;si algn canal de distribucin se cierra, otro sur-gir; si el peridico no llega directamente a loscompaeros, los compaeros debern buscarlo.Por encima de posibles cambios de fecha y de for-mato, cada trabajador reconocer su voz incon-fundible, llamando a la unidad en la lucha, conlas bases, sin traidores, con el Programa: el queno diga eso no ser el peridico de la CGT. Finan-ciarlo, difundirlo y protegerlo es tarea inexcusa-ble de cada trabajador y cada militante revolu-cionario.

    Sobre estas bases seguridad, disciplina, tra-bajo en fbrica, propaganda, la CGT de los Ar-gentinos seguir convocando a todos los sectorespopulares, al movimiento estudiantil, Iglesia delos pobres, organizaciones revolucionarias, paraestar en condiciones de librar en el tiempo posi-ble nuevas y decisivas batallas.

    4. Con la prisin de Raimundo Ongaro y cen-tenares de dirigentes, la dictadura pretende ha-ber descabezado a la CGT de los Argentinos. Qui-z por centsima vez, la prensa del rgimen nosha declarado muertos, derrotados, inexistentes.Veremos lo que queda en poco tiempo de esa pre-tensin. La lnea desarrollada en la CGT por Rai-mundo Ongaro y los hombres que lo secundarones demasiado clara para que nadie pueda tergi-versarla; las palabras pronunciadas por Ongaro

    en todos los rincones del pas y los hechos que supresencia suscit estn demasiados frescos paracaer en el olvido; los documentos de la CGT des-de el Mensaje del Primero de Mayo estn dema-siado vivos en la conciencia de los trabajadores,para que nadie pueda imaginar un retroceso.

    Secuestrado en Tucumn, preso en Crdoba,tiroteado en Villa Ocampo, encarcelado hoy, Rai-mundo Ongaro est libre en el corazn del pue-blo; su espritu recorre las calles, inflama las f-bricas, es la semilla de la revolucin.

    Necesitaramos a Ongaro con nosotros, su ap-titud para sumar fuerzas a la lucha, disipar sec-tarismos, infundir pasin y claridad a nuestrosactos. Necesitaramos a Agustn Tosco, EnriqueCoronel, Avellaneda, Di Pasquale, Susana Valle,Alicia Fondevila, tantos otros. Si procedemos co-mo tenemos que proceder, estarn realmente connosotros, corrigiendo cada error antes que lo co-metamos, ensendonos como nos ensearonsiempre que la libertad nacional no ser obra deunos pocos elegidos, por grandes que sean, sinodel pueblo en que depositaron toda su confianza.Centenares de hombres y mujeres como ellos vana surgir, estn surgiendo, han surgido ya en to-dos los rincones del pas.

    Los trabajadores no nos resignaremos sin em-bargo a esa prisin injusta. La libertad de loscompaeros presos es la gran bandera que se su-ma a las que hasta ahora hemos levantado, laconsigna que debe estamparse en las paredes ylos volantes, el grito que debe alentar una asam-blea en cada fbrica y una manifestacin en cadaplaza.

    En circunstancias terriblemente difciles,cuando todo pareca perdido para los trabajado-res y el pueblo, Raimundo Ongaro pronunci cua-tro palabras sencillas y admirables. Hoy que elmiedo se disipa y una enorme confianza se apo-dera de los luchadores, a Raimundo Ongaro y atodos los que con l sienten tras las rejas de ladictadura el fervor de la marea popular, les de-volvemos duplicada la consigna:

    Tengan Fe los compaeros.Cuando el Congreso Normalizador eligi en

    El movimiento obrero no es un edificio ni cien edificios; no es una personerani cien personeras; no es un sello de goma ni es un comit; no es una comi-sin delegada ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad orga-nizada del pueblo y como tal no se puede clausurar ni intervenir.

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  • marzo de 1968 a los veinte hombres que compo-nan la Comisin Directiva de la CGT, nadie pen-s que cada uno de ellos cumplira hasta el fin elcompromiso que haban contrado. Bastaba quealgunos lo cumplieran.

    Quince meses despus la dictadura obligabaa la CGT de los Argentinos a pasar a la clandes-tinidad. De aquellos veinte, diez estaban presos operseguidos; los otros diez haban defeccionado.

    No todos lo hicieron del mismo modo, ni porlos mismos motivos. Hubo dos que ni siquiera sepresentaron a asumir sus cargos. Otros resbala-ron por la pendiente de la unidad o del colabo-racionismo. Algunos ni lucharon ni se pasaron alenemigo: se fueron a sus casas.

    El gobierno pudo hacer el 30 de marzo de1968 lo que hizo el 30 de junio de 1969: alla-nar la CGT, detener a sus dirigentes, cortar deraz la rebelda. Prefiri usar lo que estabams de acuerdo con su naturaleza: la corrup-cin, el soborno y la violencia. No habantranscurrido quince das cuando una banda dematones desalojaba a punta de pistola el localde UTA en que se realiz el Congreso y queera todava nuestra sede provisoria. No habapasado un mes cuando Nstor Mazza, secreta-rio de municipales, se venda por dinero y de-safiliaba a su gremio.

    El mtodo ilustraba la moralidad del gene-ral Ongana y el honor de los militares que loacompaaban, pero engendraba su contradic-cin. La CGT de los Argentinos no perda nadaal perder a Mazza, que era un traidor: ganaba elrespeto de las bases municipales, que conocana Mazza. El gobierno ganaba un trnsfuga in-servible.

    La prdida de UTA, el fraude en Prensa y Ca-nillitas, dejaron otra leccin. En un tiempo razo-nable el movimiento obrero aprendera a escar-mentar a los matones: los profesionales del mie-do saben hoy que nadie les garantiza el tranqui-lo disfrute de sus acomodos. Ever Urruti, de Pls-ticos, ha aprendido a batir los cien metros llanos;Cavalli se ha rodeado de cuarenta y cinco cent-metros de cemento y una puerta blindada; Bal-dassini atiende desde la ventana y Ordoz se hacontratado un doble.

    A la traicin de los dirigentes, la CGT de losArgentinos opuso la rebelin de las bases. Al prin-cipio pudo parecer una aspiracin vaga, una fr-mula ms. Los hechos mismos la fueron llenandode contenido. Cuando el 1 de mayo de 1968 con-vocamos al pueblo a ganar la calle, algunos milla-res de heroicos activistas enfrentaron los golpesde la polica en San Justo y las ciudades del inte-rior y varios centenares fueron encarcelados. Pe-ro se no era todava todo el pueblo.

    Las cosas que decamos entonces eran lasmismas que decimos ahora. Si las masas no res-pondan a nuestro llamado, era porque descon-fiaban de nosotros, y desconfiaban con razn.Con razn porque entre los que suscriban esellamado poda estar un Otto Calace, que ya en ju-nio renegaba del ejemplo de Amado Olmos y sepasaba al enemigo. Con razn porque entre losque incitaban a salir podan estar los que ya con-versaban con funcionarios del gobierno sobre eldestino de su silln.

    Solamente cuando perdimos a esos hombres,esos dirigentes, empezamos a ganar otros hom-bres. En la medida exacta en que nuestros cua-dros directivos parecan desintegrarse, en quevacilaban las organizaciones visibles, en quehuan los jerarcas notorios, los trabajadores tu-vieron clara conciencia de que lo que se desinte-graba era un sindicalismo amarillento y co-rrompido, y que en su lugar naca algo nuevo:un impulso de liberacin para todo el pueblo. Vi-nieron entonces la huelga petrolera, la huelgade Fabril, autnticas iniciadoras de la resisten-cia.

    En marzo de 1969 la dictadura haba conse-guido la mayora de los objetivos que se habapropuesto frente a la CGT de los Argentinos. Nohaba visto que eran objetivos vacos. La prensadel rgimen, eterna ilusa de las formalidades,restaba dirigentes de Paseo Coln para sumarlosa Azopardo o al colaboracionismo. Nadie se detu-vo a sealar que en esas sumas y restas no me-di una sola asamblea, una sola consulta a lostrabajadores. No eran gremios que se pasaban:eran paquetes que se vendan, marionetas quecambiaban de retablo.

    Algunos paquetes costaron caros al fisco, a las

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    La Historia la EstnHaciendo los Trabajadores

    Mientras Ongana asegura que todo est tranquilo y el colaboracionis-mo engrosa sus filas de traidores, nuevas jornadas de lucha se avecinanen todo el pas.

  • reservas del frigerismo, al IADSL y al BID. Sete-cientos millones disfrazados de plan de viviendale dieron en Mendoza al traidor Zamora para quelevantara la huelga petrolera. Mil cien millonesembols el Pilln Loholaberry. El pequeo Da-miano cost mucho ms barato.

    Sobre estos honorables arreglos, pudo supo-ner el gobierno que tocaba con las manos el pa-raso de la CGT adicta. No la haban podido ar-mar para diciembre del ao pasado; anunciamosque no la armaran para marzo de este ao. Perolos plazos se acortaban.

    En los clculos del rgimen la CGT de los Ar-gentinos haba dejado de existir.

    En abril deton Villa Ocampo. Los trabajado-res vieron que haba un dirigente, Raimundo On-garo, capaz de mantener en alto una bandera ar-gentina ante el fuego de los fusiles, y que esabandera no era una metfora ni una palabra enun discurso: chamuscada y ametrallada, la guar-da el pueblo annimo que la har flamear el dade la liberacin.

    En aquel despertar vieron los monos sabiosdel comentario gremial una ancdota ms, aca-so una locura. Todo estaba tranquilo en la Ar-gentina, el general Ongana iba a encolar al finla tercera pata de su trpode: monopolios-ejr-cito-CGT.

    Entonces tembl Rosario y estall Crdoba.Los trnsfugas pretendieron que las consig-

    nas que el pueblo puso en obra, seguan siendosus consignas. Caras extraas que no aparecandesde setiembre del ao pasado, volvieron a ver-se en los pasillos de Paseo Coln. En el confederalde junio result que tenamos casi tantos gremioscomo en el Congreso Normalizador; a algunos de-legados haba que preguntarles el nombre.

    El 1 de julio un paro nacional decretado por laCGT de los Argentinos, sin los colaboracionistas,sin Azopardo, y sin los que tenan un pie en Azo-pardo y otro en Paseo Coln, cuaj por primera vez,demostraron cul haba sido la verdadera fuerza

    en las jornadas de mayo. Este s era el pueblo, lafusin del pueblo con sus autnticos dirigentes, alfin reconocidos entre la maraa de simuladores,tramoyistas, burcratas y charlatanes.

    Destrozados, el gobierno de Ongana hizo loque pudo hacer desde el principio: allan, encar-cel, intervino. En esa marejada se disiparon losltimos pudores. Estaba preso todava EnriqueCoronel cuando Melgarejo, por televisin, lo lla-m ex dirigente. Acababa de postrarse a lospies de Ongana y separar a la Fraternidad. Pe-ro separaba realmente a los compaeros frater-nales, o separaba, en su persona, a un lacayo en-vanecido? Quin es un ex dirigente para losmaquinistas ferroviarios, Coronel o el propioMelgarejo? Con l, con otros que no vale la penamencionar, la dictadura agonizante compraba sultimo paquete.

    Es, quiz, el favor ms grande que podra ha-crsele al movimiento obrero, a su futuro de libe-racin.

    Ellos no han hecho ms que la crnica socialdel sindicalismo. La historia la estn haciendolos trabajadores, sus bases que no admiten de-rrotas, no perdonarn negociaciones ni olvidarndebilidades, Las bases hicieron Crdoba y Rosa-rio, Taf Viejo, Villa Ocampo y Ensenada. Intac-tas en su fuerza, cada vez ms claras sobre su pa-pel en la liberacin nacional, callan, se organizany esperan.

    Ningn movimiento de liberacin triunfa singrandes dirigentes surgidos de las propias lu-chas. Ninguno tiene la menor esperanza de xitosi alberga a hombres complacientes y sumisos. Elgran mrito de la dictadura es haber raleado denuestras filas a los ltimos jerarcas y figurones,y haber dejado a los que perdieron el silln y losttulos, pero no el honor, la libertad, pero no elimpulso de pelea. Diez de estos hombres que sequedan, valen por cien que se van.

    stos no representan a nadie; aqullos encar-nan la esperanza de un pueblo.

    146 CGT DE LOS ARGENTINOS

    Mensaje Desde la Crcela los Trabajadores Argentinos

    En los das previos al paro general del 27 de agosto nuestro compaero Rai-mundo Ongaro, encarcelado en Caseros, sufrir un nuevo proceso a raz delsiguiente mensaje:

    1. Encerrado entre cuatro paredes, sin posibi-lidad de comunicarme con el pueblo, y aunque misituacin puede ser agravada por estas palabras

    que escribo, quiero poner en ellas toda la fuerzade mi corazn, invocando a Dios para que lleguena los odos de todos mis compatriotas.

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  • CGT DE LOS ARGENTINOS 147

    No reclamo para ello la representacin delgremio de trabajadores ms antiguo del pas, queellos me dieron en elecciones intachables, ni elcargo de secretario general de la CGT que unamayora de delegados obreros me confiri enmarzo de 1968. Hablo como un hombre condena-do sin defensa y castigado sin delito.

    Colocados fuera de la ley del Sistema, despoja-dos de nuestros bienes, ofendidos en nuestrascreencias, millones de hombres hemos declaradoal Sistema fuera de nuestra propia ley, lo hemosexpulsado de nuestras almas y nos hemos jura-mentado para reemplazarlo y edificar sobre l unasociedad argentina sin opresores ni oprimidos.

    2. Desprovisto de informacin sobre los hechosque ocurren en el pas, imposibilitado de estar alfrente de cursos particulares de accin o tcticasde lucha, quiero resumir del modo ms claro posi-ble la lnea general que ha seguido y debe seguirla CGT de los Argentinos. Esa lnea no es otra quela lucha general y permanente del pueblo contrala dictadura, la oligarqua y el imperialismo deldinero. Los objetivos de esa lucha no pueden serotros que el pueblo argentino en el poder. Ese po-der no puede ser otro que el de socializar con sig-no nacional las riquezas y los bienes fundamenta-les para el pas que producimos los trabajadores ydisfrutan los capitalistas y sus cipayos.

    3. Dentro de esa lnea, el pasaje de la CGT ala clandestinidad es no slo el cumplimiento dela promesa que hemos empeado sino la nicaalternativa que la dictadura nos permite.

    Es caracterstico de ciertos idelogos atribuiral espontanesmo de las masas aquellas accionesen las que no participaron. Para la CGT de losArgentinos, las jornadas de mayo y junio de 1969fueron la culminacin en gran escala de los actosque iniciamos en mayo y junio de 1968, de lahuelga petrolera y la huelga de Fabril, de la agi-tacin en Tucumn y la rebelin de Villa Ocam-po. En estos episodios el pueblo fue mostrandoniveles crecientes de organizacin. Si nos qued-ramos en ellos, seramos sin embargo derrotados.La nueva etapa exige una organizacin muchoms frrea, una conducta ejemplar y una disci-plina ms slida.

    Por eso tiene ms vigor que nunca la consig-na que presidi estas luchas:

    Unirse desde abajo, organizarse comba-tiendo.

    4. La clandestinidad es por definicin un ocul-tamiento de los nombres, las personas y los domi-cilios de los dirigentes del pueblo. Sus bocas ca-llan, pero sus hechos hablan. Sus figuras perma-necen ajenas al halago de la publicidad porque

    conocen el honor del combate. Pero si la polica olos guardianes preguntan al pueblo quines sonsus dirigentes, el pueblo debe responder: FelipeVallese, Santiago Pampilln, Hilda Guerrero sonnuestros dirigentes. Bello, Cabral, y Blanco sonnuestros delegados. Mena, Castillo y Jureguideciden en nuestras asambleas.

    5. En la clandestinidad, la lucha de las basesobreras adquieren la plenitud de su significado.Es preciso ahora llevarla a sus ltimas conse-cuencias, al desconocimiento de todas las direc-ciones gremiales que consienten la dictadura.

    Con este planteo la CGT de los Argentinos nopropone la anarqua ni el espontanesmo. Recla-ma una conduccin frrea pero autntica, surgi-da de las propias fbricas y talleres y concretadaen agrupaciones de base que ejerzan la conduc-cin efectiva de cada gremio.

    6. Los estudiantes cados en Corrientes, Rosa-rio y Crdoba, los curas rebeldes de Santa Fe yTucumn, los comerciantes que cerraron suspuertas en Villa Ocampo y Caada de Gmez; losintelectuales, profesionales y militantes de losmovimientos populares que cayeron presos juntoa los obreros, demuestran que la alianza pro-puesta por la CGT de los Argentinos a otros sec-tores del pueblo era posible, digna y correcta. Noolvidaremos jams esos sacrificios ni dejaremosde promover la lucha conjunta contra la dictadu-ra y el sistema.

    7. Pero la rebelin de las bases no puede que-dar confinada al movimiento obrero. Sera unerror imaginar que solamente en las filas sindi-cales existen dirigentes corrompidos y traidores.Sera una injusticia suponer que la crisis de con-duccin no es ms vasta. Sera una ceguera noadvertir que generaciones nuevas e impetuosasestn dispuestas a reemplazar a quienes defec-cionaron, se fatigaron o cumplieron su ciclo.

    El movimiento obrero decide sus alianzas,acepta opiniones y consejos, acuerda tcticas yestrategias comunes, pero no puede renunciar nirenunciar jams a su papel: ir al frente de la li-beracin nacional y social de todo el pueblo; nipuede colocarse a la zaga de los proyectos deotros sectores, ni aceptar directivas que no ema-nen de las propias bases del movimiento obreronacional.

    8. La CGT de los Argentinos plante desde elprincipio la necesidad de eliminar de su seno to-da forma de sectarismo, de listas, de colores. Esanecesidad es ms imperiosa que nunca. El brade-nismo y el macartismo, que por algo toman sunombre de funcionarios yanquis de triste memo-

  • ria, son las formas tpicas de la penetracin ideo-lgica y los trabajadores las rechazamos por no-civas y por extranjeras. Las banderas que hemosalzado son las banderas de la nacionalidad; la li-beracin que perseguimos es la liberacin delpueblo argentino realizada por el pueblo argenti-no; el enemigo al que atacamos es el poder de losmonopolios, invasores de nuestra Patria.

    9. En su llamamiento del 1 de Mayo de 1968,la CGT de los Argentinos apel a los militares se-alando su condicin actual de guardianes de unaclase, de verdugos de otra, consentidores de la pe-netracin extranjera. Pero al mismo tiempo sostu-vo y sostiene que no respalda un nuevo golpe mi-litar, de cualquier color que sea. No hay contradic-cin en estos trminos porque, independientemen-te de las intenciones de sus promotores, cualquiergolpe militar interrumpe el proceso revolucionariodel pueblo, alienta ilusiones reformistas y no seresuelve en los trminos del pueblo sino en los delrgimen que queremos reemplazar.

    Aquellos militares a quienes les repugna laentrega del patrimonio nacional y el papel quecumplen en las represiones, tienen un solo cami-no para manifestar su rebelda: sumarse a la lu-cha popular sin ms ttulos que los que surjan dela lucha misma y volver sus armas contra el in-vasor extranjero.

    10. Las fluctuaciones de las polticas, las am-biciones de unos y los manejos de otros, permitena veces que dirigentes que han pactado con el r-gimen se vean obligados por la presin de las ba-ses a adoptar posiciones combativas.

    A nosotros no debe preocuparnos quin decre-ta una medida de fuerza, quin declara una me-dida de fuerza, quin declara un paro, ni culesson sus intenciones o sus mviles. Por eso hemosapoyado y apoyaremos cualquier manifestacinde resistencia aunque no se origine formalmenteen nuestras filas. Si sabemos convertir cada parode conveniencia en un paro activo, cada conflictoen una movilizacin, cada planteo de dirigentesen una accin del pueblo, derrotaremos la trai-cin y sumaremos la fuerza del enemigo a nues-tras propias fuerzas.

    Compaeros trabajadores, hermanos estu-diantes, sacerdotes rebeldes, militantes revolu-cionarios. La dictadura est quebrada, pero noha cado. El rgimen ha sentido nuestros golpes,pero mantiene su poder. En las jornadas que seavecinan marchemos juntos nuevamente, recon-quistemos la libertad, la justicia y la soberanapopular, revivamos las glorias de Rosario y Cr-doba, seamos dignos de nuestros hroes y denuestros mrtires.

    SOLO EL PUEBLO SALVARA AL PUEBLO

    148 CGT DE LOS ARGENTINOS

    Los Monopolios en AccinLa CGT de los Argentinos llam por su nombre y apellido a los monopoliosque arruinan al pas y aumentan la explotacin de los trabajadores.Hoy, cuando las desnacionalizaciones y vaciamientos son noticia diaria, re-producimos algunas notas sobre un tema cuya importancia es fundamentalpara la liberacin nacional y social.

    1. - Frigorficos

    En los ltimos das una polmica agita almultimillonario mundo de los productores decarne y de los frigorficos. Es una discusin es-trictamente personal, y por lo tanto su mayor in-ters se encuentra en que su existencia es un da-to firme sobre la guerra desatada entre los gana-deros y los monopolios frigorficos.

    Por qu luchan? Principalmente porque losgrandes estancieros que reciban un tratamientode privilegio de los monopolios frigorficos, hanquedado de hecho igualados con los ganaderospequeos, por la importancia econmica de su ex-plotacin. En consecuencia, para mantener un

    privilegio deben forzarlo, ante la mirada de unamasa de ganaderos pequeos cada vez menos re-signada a dejar que los grandes se lleven la me-jor parte de la torta.

    Unas pocas cifras darn una idea mejor de loque sucede: en 1937 los establecimientos peque-os con menos de 400 cabezas de ganado eran38.000, y en la actualidad cerca del doble. Duran-te los ltimos treinta aos ha crecido, el nmerode los ganaderos con ms de 100 cabezas y me-nos de 1.000, y mientras hace treinta aos losgrandes magnates del campo tenan en total msde seis millones de cabezas, y los pequeos due-os de la mitad de esa cifra, en la actualidad am-bos sectores poseen cantidades equivalentes.

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  • CGT DE LOS ARGENTINOS 149

    Los pequeos ganaderos, en consecuencia, re-claman que su potencia econmica sea reconoci-da polticamente y equiparada con la de los gran-des estancieros, ya que uno y otro sector poseeuna base las cabezas de ganado igual. Sin em-bargo, esta situacin es difcilmente aceptablepara los frigorficos, cuya organizacin es esen-cialmente monopolista.

    Veamos la causa:

    No es lo mismo tratar con los 2.700 grandespotentados del campo que poseen ms de 2.000cabezas que tratar con los 300.000 ganaderosque tienen menos de 400. Con 2.000, se puedenpactar beneficios adicionales, privilegios extraor-dinarios, prebendas, protecciones. Con 300.000es imposible. Esta es la causa del conflicto: hay2.000 super ricos que aliados con los frigorficosquieren acogotar a 300.000 productores.

    Repasemos la enseanza de los datos: en elcampo se repite el esquema de dictadura econ-mica que hemos visto ya en la industria, dondetambin las grandes empresas generalmenteextranjeras estn liquidando a las medianas ypequeas industrias, ante la mirada complacien-te del gobierno.

    Pues bien: ha sido en este cuadro de accinmonopolista y reaccin empresaria, donde se de-sarrolla la polmica que nos ocupa. El da 9, elCentro de Consignatarios de Productores delPas, una oficina patronal, public una solicitadaen el diario La Nacin, de Buenos Aires. El da12, la trenza de los frigorficos le respondi conotra solicitada donde comenta la anterior con es-tas palabras:

    afirmaciones irresponsables, audacia, va-guedad, desconocimiento del problema,pretendida suficiencia, invocacin de ttu-los tcnicos y presuntas evasiones por su-mas fabulosas.

    Qu fue lo que hiri de este modo la sensibi-lidad de los frigorficos? Aunque en lenguaje tc-nico los argumentos del Centro de Consignata-rios dicen que el negocio de la exportacin de car-nes a Inglaterra no est en el precio ni en la can-tidad sino en las maniobras de cambio a que dalugar dicho comercio. O sea que el monto de lasfabulosas ganancias de los frigorficos no sale deltalento de sus directores, sino de la defraudacinlisa y llana de la economa argentina.

    Los dos mtodos infalibles para robar al pas,segn la denuncia, son:

    a) El que se eligi en 1962 cuando la gran de-valuacin del nefasto Federico Pinedo. Los frigo-rficos dejaron de pagar a los productores la ha-

    cienda que le haban comprado y que por ciertohaban enviado a Inglaterra. Esta hacienda com-prada al fiado tena un precio fijado de acuerdocon la cotizacin del peso en ese momento, es de-cir, 82 pesos por cada dlar. Los Frigorficos, sinembargo, no la pagaron durante varios meses, yesperaron la devaluacin que llev el dlar a 140pesos.

    De este modo, con la diferencia de cambio losfrigorficos vinieron a tener la carne casi gratis.

    b) El que se practica en los ltimos aos y queexplica la furiosa defensa que los frigorficos ha-cen del mercado ingls de carnes, a pesar de serel que menos paga por el producto. Todos los pa-ses que compran carne argentina deben pagarla,menos Inglaterra: Inglaterra la recibe en consig-nacin. Es decir, que mientras en cualquier ven-ta se sabe desde el principio cul es el precio, enlas ventas a Inglaterra este precio permanece enel misterio, ya que la consignacin ser objetodespus de un remate, donde se establecer elprecio final. El gobierno, entonces, obliga a un ex-portador, a Alemania o a Italia a ingresar en elpas el total de los dlares de sus ventas, pero co-mo no sabe el precio final de la carne en Lon-dres le fija el ingreso del 70 por ciento sobre unprecio promedio. Por ejemplo: si vendo carne aAlemania a 580 dlares la tonelada, debo traer ala Argentina 580 dlares. Si vendo a Inglaterra,debo traer solamente 406 dlares.

    Qu pasa con el resto? La denuncia de lospatrones consignatarios es muy precisa:

    Entre los aos 1965, 1966 y 1967, los frigor-ficos sustrajeron al pas 25 millones de dlares.Mucho ms de los que podr conseguir en toda suvida el ministro Krieger Vasena con la gorra enla mano, tocando puertas de banqueros.

    2. - Electricidad

    La familia argentina est dominada comple-tamente por el dinero. Todos los valores perma-nentes de nuestra sociedad estn en crisis, comolo sealan los documentos de la Iglesia; por lafrentica carrera detrs del dinero que absorbela vida argentina. Y cuanto ms occidental ycristiano es un individuo, ms crudamente ma-terialista resulta su actitud frente a la realidad.

    Por ejemplo: todos los obreros elctricos sa-ben de sobra que no hay seguramente hombresms occidentales y cristianos que los directoresde SEGBA. Practican una escrupulosa seleccinideolgica del personal, investigan las ideas delos padres y de los abuelos, se golpean el pecho ydirn a los cuatro vientos que el espritu valems que todo. ltimamente el patriotismo hapasado a primer plano y en la asamblea del

  • directorio del mes de mayo renunciaron a los au-mentos de sueldos que estaban previstos, comoadhesin al plan de estabilizacin de precios delministro Krieger Vasena. Muy bien.

    Sin embargo, son pocos los que saben cuntogana por mes un gerente de SEGBA: gana pesos1.191.000 (un milln ciento noventa y un mil pe-sos). Y el aumento al que renunci lo habra lle-vado a 2.241.000 pesos mensuales. El presidentegana algo menos: $ 754.000 mensuales. Pero elvicepresidente ejecutivo gana algo ms:$1.716.000, siempre cada mes.

    Estos sueldos millonarios por lo general nocorresponden a patrones directos de las empre-sas, sino a la densa nube de testaferros, presta-nombres y palos-blancos que constituyen la pla-na mayor de los monopolios.

    Cuando se analizan las ganancias netas deestos privilegiados, no puede menos que recor-darse con piedad las visitas que el pobre Tacco-ne haca a los generales en vsperas del depri-mente laudo de Luz y Fuerza. Estas visitas, co-mo pudo verse rpidamente no sirvieron paranada, aunque es verdad que muchos de los jefesconsultados mostraron inters por una solucinms aceptable para los obreros elctricos. De to-dos modos, Taccone no tuvo en cuenta que la so-ciedad dominada por el dinero que l defiendetiene las influencias tasadas en pesos, y un ge-neral gana mensualmente 185.128 pesos mone-da nacional.

    Es decir que el vicepresidente ejecutivo deSEGBA gana lo mismo que nueve generales ymedio.

    De donde est claro que aunque Taccone con-venciera a nueve generales (y a otro ms bajito),en el momento de decidir, el peso material deloccidental y cristiano vicepresidente de SEGBAhabra compensado el peso de los generales bienintencionados, aunque econmicamente subde-sarrollados. Lo que finalmente ocurri.

    En una sociedad gobernada por los monopo-lios no hay verdadera influencia de los jefes mili-tares, como no sea para decir que si, ni hay posi-bilidad ninguna de establecer reglas internasque no estn sometidas al poder totalitario deldinero. Es bueno que todos lo recuerden, sobretodo si son occidentales y cristianos.

    3. -Bancos

    La historia argentina de los ltimos aos de-ber cambiarse para que el ministro de defensa,Emilio van Peborgh, pueda dormir con la con-ciencia tranquila. Despus de la denuncia formu-lada por un coronel a sus superiores, en el senti-

    do de que van Peborgh era oficial del ejrcito, in-gls, y por lo tanto estaba moralmente inhabili-tado para mandar sobre los militares argentinos,se divulgaron algunas actividades del ministrorelacionadas con el asunto. Se public su entu-siasmo por pasearse con el uniforme de la Reinapor las calles de Buenos Aires, su placer por re-tratarse con las insignas de capitn britnico, supredileccin por hablar solamente en ingls consu familia. Por si fuera poco, apareci otro vanPeborgh, primo hermano del ministro, residenteen el balneario de Punta del Este, Uruguay, queexplic cmo haba acompaado a su primo en laguerra, l tambin como oficial ingls. Una ma-na de la familia, como puede verse.

    Ahora el ministro Van Peborgh ha dicho a losperiodistas de Tucumn, que le preguntaron so-bre sus servicios al gobierno britnico:

    Yo fui como voluntario argentino a la segun-da guerra mundial, pero como argentino.

    De la respuesta, debe deducirse que existien la guerra mundial un batalln argentino, oque el ejrcito argentino particip de dicha gue-rra, en algn modo. Hasta el momento, saba-mos que la Argentina haba mantenido una ce-losa neutralidad, siguiendo el histrico antece-dente del presidente Hiplito Yrigoyen, igual-mente neutral en la primera guerra. Pero no te-namos ninguna noticia de que el ejrcito argen-tino se hubiera hecho representar en la guerrapor el ciudadano Van Peborgh, de manera queste, al incorporarse a otro ejrcito y alcanzaren l grados de oficial, mal poda continuar con-servando su condicin de ciudadano argentino.En el mejor de los casos estaramos en presen-cia de un episodio de doble lealtad nacional, quees lo que ha preocupado a muchos militares ar-gentinos, ya que Van Peborgh es precisamenteministro de Defensa.

    Haremos un esfuerzo para colocarnos en lacabeza del ministro, y con este sentimiento leproponemos una adivinanza. Aqu va:

    Si la banca Morgan Guaranty Trust de Nue-va York compra el Banco Francs del Ro de laPlata (La Razn, sbado 8, pg. 6) y el ministroVan Peborgh es director de dicho Banco, su pre-sencia en el mismo es como ciudadano argenti-no, como ciudadano ingls, como ciudadano nor-teamericano o como capitalista internacional sinnacionalidad fija?

    4. - Petroqumica

    Desde la segunda mitad del ao pasado vienelibrndose una lucha abierta entre los grupos

    150 CGT DE LOS ARGENTINOS

  • CGT DE LOS ARGENTINOS 151

    monopolistas de la petroqumica. La guerra ladeclar el monopolio norteamericano Dow Che-mical que envi sucesivos embarques de produc-tos fabricados tambin en la Argentina, con laque tapon el mercado y ech abajo los precios,perjudicando a los otros fabricantes, por ciertotambin monopolistas. La cuestin alcanz unmomento realmente dramtico, en agosto, cuan-do el ahogado de uno de los monopolios Dupe-rial denunci a los Dow Chemical como mono-polistas y pidi al Estado que interviniera de al-gn modo para frenarlos en sus prcticas comer-ciales desleales. El gobierno, naturalmente, nolos fren nada, y los principales afectados por laactividad de Dow Chemical resolvieron asociar-se, para combatir mejor. Con este motivo, en ma-yo pasado se anunci que Duperial y su colate-ral, Electroclor, se ligaban con la norteamerica-na Industrias Koopers, para constituir un super-monopolio y luchar contra el otro.

    En esta lucha de colosos mundiales, lo ltimoen lo que se piensa es en el pas. Hay dudas so-bre la capacidad del mercado para absorber laproduccin de una de estas plantas gigantes, conmayor razn hay dudas si funcionan dos. Mien-tras se ponen de acuerdo, uno y otro se bombeanlos negocios con masivas, como la de Dow Che-

    mical el ao anterior, cuya nica consecuenciafue la disminucin del trabajo en las plantas in-dustriales del pas. Esta poltica de bombardeosiempre deja un resultado de tierra arrasada: laclase trabajadora. Si los monopolios se dedican ala importacin, hay suspensiones obreras y de-socupacin.

    Si producen para el mercado exterior, hayque alcanzar precios de competencia y bajanlos salarios. Si producen para el mercado inter-no, terminan atorndolo y tambin hay desocu-pacin a plazo fijo.

    Para tener una idea de la fuerza que los mo-nopolios petroqumicos han alcanzado en la es-tructura del poder poltico argentino, recorde-mos que un hombre de Ducilo E. I. Dupont deNemours, el doctor Rodolfo Guido Martelli, espresidente del Banco Industrial de la Nacin, yotro hombre de la misma Ducilo, Ral Peycer,es secretario de Industria de la Nacin.

    Con estos intermediarios en el gobierno, a losmonopolios petroqumicos se les hizo el campoorgano.

    Pero los platos rotos los pagarn los obrerosargentinos.

    23 de setiembre de 1969

    Est en Marcha laRevolucin del Pueblo

    Dijimos en uno de nuestros ltimos nmerosque las gloriosas jornadas que se iniciaron enmayo no haban concluido. Al cierre de esta edi-cin, Rosario reviva los hechos que han llenadode pnico a la dictadura y la oligarqua. Colum-nas compactas de ferroviarios, metalrgicos,obreros de la carne, unidos con los estudiantes,enfrentaban a la polica barrio por barrio, casti-gaban con furia a los enemigos del pueblo e in-cendiaban los vehculos de los rompehuelgas.Crdoba se aprestaba a entrar en batalla, y de-trs de estas dos grandes capitales de la resis-tencia popular, el resto del pas se dispona a se-guirlos.

    La historia de los ltimos veinte das empie-za con el paro del 27 de agosto. Mucho ms tran-quilo que el del 30 de mayo, pero s tan discipli-nado y numeroso como el del 1 de julio, permitia la dictadura suponer que la resistencia popular

    haba alcanzado su lmite: una serie de huelgas,que podan ser absorbidas mientras se conti-nuaba con la poltica de opresin y miseria. Perolas cosas no iban a ser tan fciles.

    El 27 de agosto pararon totalmente Crdoba,Rosario, Santa Fe, el cinturn industrial de Bue-nos Aires y La Plata, el norte y el este de la pro-vincia, Salta, Neuqun, Entre Ros; en ms delsesenta por ciento Tucumn, San Juan y CapitalFederal, y en proporciones menores el resto delas provincias. El mayor xito fue, una vez ms,el aplastamiento absoluto de las conducciones co-laboracionistas por las Agrupaciones de base ad-heridas a la CGT de los Argentinos. Un da antesdel paro, el ladrn, alcahuete y traidor Lohola-berry public una solicitada para explicar porqu no se adhera. El 27 le pararon el setenta porciento de las fbricas, y hubo algunas, como laBernalesa, donde acudieron menos de veinte

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  • 152 CGT DE LOS ARGENTINOS

    obreros sobre cuatro mil. El patrn y delincuenteCoria, se cubri de antemano declarando el pa-ro por el Chocn. Ya sabe que de todas mane-ras las bases le pasan por encima.

    Entretanto los patrones de la FATAP nego-ciaban con la dictadura un aumento de tarifaspara convertir los colectivos, en instrumentosrompehuelgas. Esta vez se salieron con la suya, acambio de unos diez vehculos incendiados porlas iras populares, pero el pueblo ya sabe, para laprxima, que no es necesario limitarse en las re-presalias a los das de paro. As aprendern quelas huelgas decretadas por los trabajadores secumplen.

    Poco dur el respiro conseguido por la dicta-dura despus del paro. Bast que se anunciaranlos topes oficiosos del diez por ciento en las pari-tarias para que el ambiente se volviera a encres-par. Entretanto, los estudiantes de todo el pasrecuperaban sus mejores niveles de lucha. Elmartes 9, un millar de compaeros rosarinos rea-lizaban en la Facultad de Medicina un acto enhomenaje a los muertos de mayo, que deriv enmanifestacin callejera donde habl el ex secre-tario de la CGT de los Argentinos en la regionalhoy unificada, compaero Quagliaro. Por la tar-de, estudiantes de filosofa manifestaron a su vezy alzaron barricadas. La Semana de Lucha, de-cretada por la coordinacin estudiantil en todo elpas, en homenaje a los mrtires, volvi a poblarlas calles rosarinas de volantes y fogatas, elmircoles l0 y el jueves 11, en que los choquescon la polica se prolongaran hasta medianoche.El 12 hubo paro estudiantil total, y por la nochese repitieron los enfrentamientos en cuyo trans-curso la polica golpe bestialmente al obrero deSwift, Francisco Brucelarie.

    La protesta estudiantil se haba extendido yaa todo el pas. El mircoles 10, estallaron petardosy hubo manifestaciones en Derecho y Filosofa deBuenos Aires y violentos choques en Santa Fe.

    El 12 de setiembre, aniversario de la muertede Santiago Pampilln, fue da de paro nacional.A esa altura el nmero de incidentes en todo elpas sumaba centenares.

    La chispa de la rebelin volvi a encenderseen Crdoba. A la intensa protesta estudiantil,que culmin en una nueva ocupacin del BarrioClnicas, se sum el 10 de setiembre la ocupacinpor los compaeros metalrgicos del estableci-miento Aerometal Petrolini, que haba encontra-do la manera de mejorar sus ganancias no pa-gando salarios. Ante la captura de directivos dela firma, el dinero adeudado apareci con granceleridad.

    Entretanto, el monopolio extranjero Fiat Con-cord incurra en una criminal provocacin, despi-diendo a 109 compaeros de la fbrica de tracto-

    res, entre ellos el cuerpo de delegados. La excusaera que haban llegado quince minutos tarde,tras asistir a una asamblea autorizada por la pa-tronal en la que se iba a discutir precisamente elconvenio con la misma patronal. Los compaerosde Fiat adoptaron entonces la nica actitud queentienden los monopolistas extranjeros: ocupa-cin.

    SMATA de Crdoba apoy inmediatamente laaccin de los trabajadores declarando un paro ge-neral. Simultneamente la CGT regional se de-claraba en estado de huelga. Muerto de miedo, elgobernador frondizista Huerta, intim a la em-presa a que retrocediera en sus absurdas preten-siones. Los gringos de la FIAT pretendan rein-corporar a cien de los 109. La respuesta del per-sonal era: todo o nada. Nadie duda en Crdobaque ser todo.

    Entretanto la regional Crdoba harta ya depostergaciones, decretaba un paro general de 38horas, para el 16 de setiembre. Ms muerto demiedo que nunca, el gobernador Huerta se adhi-ri al paro declarando, en un gesto de indudablebuen humor, feriado para toda la provincia. Laregional posterg entonces el comienzo del paropara el 17, amenazando con postergarlo veinti-cuatro horas ms cada vez que el gobernador de-cretara feriado.

    De este modo se ha demostrado que el paroactivo de 36 o 38 horas es el arma ms formida-ble de que dispone hoy el movimiento obrero. Losexplotadores ya saben en qu consiste.

    Como en Rosario no hubo feriado, millares detrabajadores y estudiantes ganaron las callesdesde las diez de la maana. Esa lucha continu.

    Entretanto se prepara un paro tambin enTucumn. El Consejo Directivo de la CGT en laClandestinidad est reunido para decidir las me-didas que han de tomarse en el orden nacional.El criterio que probablemente ha de imponerse,sea el de un paro general activo por 38 horas entodo el pas, antes de finalizar setiembre.

    Los hechos que se estn desarrollando pare-cen demostrar que la revolucin del pueblo esten marcha. Hace ya medio siglo que la clase obre-ra argentina no demostraba en la adversidad, unespritu de lucha tan slido, un nivel de concien-cia tan alto y una organizacin desde las basestan firme y decidida.

    Unos pocos hechos empaan ese panorama.El 30 de agosto La Razn public un comunicadode las 62 Organizaciones que dice textualmente,en relacin con la huelga del 27 de agosto: El re-sultado obtenido permite establecer que la comi-sin internacional de los 20 est en condicionesde representar al movimiento obrero argentino yconducirlo en el futuro inmediato.

    Despus de ese comunicado, por lo menos dos

  • CGT DE LOS ARGENTINOS 153

    de los cuatro secretarios generales de la Comi-sin d