nacionalismo: la música durante el segundo imperio en la...
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Por: Jazmín Rodríguez Villegas*
Nacionalismo: la música durante el Segundo Imperio en la Ciudad de México
* Licenciatura en Historia, Facultad de Humanidades, Uaemex, [email protected]
Ilustrado por: Isaac Daniel Maldonado Tavera, Licenciatura en Diseño Gráfico, Facultad de Arquitectura y Diseño, Uaemex,[email protected]
El arte es una forma inagotable de representar tanto un contexto
como una percepción interna, ya que dentro de cada obra se
encuentran inmersas las ideas, las experiencias y las emociones
de un artista. A su vez, la historia analiza los hechos del hombre desde
diversas posturas, con el fin de explicar parte de su pasado para relacio-
narlo con el presente. En este sentido, la música es un arte que destaca
por su impacto en la sociedad, por lo que su estudio es relevante para la
historia, porque permite entender desde otra perspectiva el desarrollo de
una nación y de sus formas de vida.
El presente artículo se centrará en la Ciudad de México durante el
periodo de 1864-1866, que destaca por los cambios políticos traídos por
Maximiliano de Habsburgo durante el Segundo Imperio Mexicano.
En estos años, la música se volvió un tema con un impacto artístico y
cultural, ya que influyó en la construcción de un sentimiento de apego del
mexicano hacia su territorio y sociedad.
El objetivo de este trabajo, más allá de enfocarse en las acciones políticas
que un régimen impone, consiste en determinar cuáles son sus conse-
cuencias en aspectos de la vida cotidiana, como la música, desde una
visión nacionalista del periodo, además del papel de este arte en México.
El siglo xix marca un punto importante en el país debido a las cambiantes
formas de gobierno que, por un lado, ponen en duda el rumbo de la
nación y, por otro, traen consigo la naciente idea de identidad, la cual tuvo
su reflejo en manifestaciones de todo tipo.
Ahora bien, de 1860 a 1867, México se encontraba en un momento crucial,
debido a la suspensión del pago de la deuda externa, lo que provocó una
fractura en las relaciones mantenidas con Inglaterra, Francia y España.1
Francia adquirió un papel principal en la historia mexicana, pues al
rechazar el Tratado de la Soledad, sus tropas intervinieron en territorio
mexicano por mandato de Napoleón iii. Sus objetivos eran restablecer
un gobierno imperial, recuperar la relación con las excolonias y volver a
la vieja gloria del imperio napoleónico (incluso algunas investigaciones
se refieren a este hecho como una estrategia de protección frente a la
amenaza inglesa).
1 Cabe destacar que dichos gobiernos, tras el anuncio del decreto de suspensión del pago de la deuda externa, se reunieron en Inglaterra para dar inicio al Convenio de Londres (1661) en el cual se estableció que procederían a intervenir en el territorio mexicano en caso de una nula reconsideración en lo referente al pago de la deuda. Tras un acuerdo entre ministros de grupos militares, ingleses y españoles desistieron de dicha acción.
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Como resultado, el archiduque de origen austriaco, Maximiliano de
Habsburgo, tomó el mando como emperador de México en compañía
de su esposa Carlota de Bélgica. Este suceso quedó asentado a partir de
la Junta de Notables (13 de julio de 1863) que encabezó Teodosio Lares
para darle validez al nuevo gobierno; de ella resalta lo siguiente:
1.- La Nación Mexicana adopta por forma de gobierno la Monarquía mode-rada, hereditaria, con un príncipe católico.
2.- El soberano tomará el título de Emperador de México.
3. - La corona imperial de México se ofrecerá a S.A.I. y R.2 el Príncipe Fernando Maximiliano, Archiduque de Austria, para sí y sus descendientes.
4.- En el caso de que, por circunstancias imposibles de prever, el Archiduque Fernando Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se le ofrece, la Nación mexicana se remite a la benevolencia de S.M Napo-león iii, Emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico.
Además, pasado día 11, se resolvió cambiar el nombre del Poder Ejecutivo por el de Regencia del Imperio Mexicano (inep, 2017).
Maximiliano i fue un gobernante de ideología, tanto liberal como
conservadora, gracias a su educación y a la influencia por parte de
Napoleón iii; esto le permitió mantener una relación estable con grupos
de altos cargos del gobierno mexicano, el arzobispado y la pobla-
ción en general, así fue capaz de aprovechar los elementos con los
que ya contaba el país y readaptarlos en beneficio de los extranjeros.
En lo anterior resalta que las dos variantes ideológicas de Maximiliano
estaban encaminadas a mantener una estabilidad y equilibrio en el
país, como lo menciona su lema de gobierno “Equidad en la justicia”.
2 Su Alteza Imperial y Real.
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Para entender mejor el contexto del Segundo Imperio Mexicano existen
hechos y datos de interés, por ejemplo, se consideraba a la religión cató-
lica como única, los servicios prestados a la población eran gratuitos,
y cualquier relación que se llevara a cabo con Roma debía ser anali-
zada antes por el gobierno. En cuanto a la política, algo importante por
destacar es la carencia de una constitución, pues a pesar de retomar
ideas juaristas, el emperador optó por un estatuto en el cual sobresalía
la soberanía del emperador sobre el pueblo.
Este estatuto no solo le concedía poderes a Maximiliano, pues algunas
veces su esposa tomaba decisiones en asuntos como las medidas
sanitarias, educativas, agrarias y mineras. Este documento, además de
proporcionar derechos a los ciudadanos, implementaba una reorgani-
zación territorial y económica: la primera resultó en una división política
en cincuenta departamentos y la segunda se dirigía a aprovechar los
bienes de la Iglesia para generar los recursos que necesitaba México,
debido a los constantes conflictos bélicos; en consecuencia, se crearon
instituciones para administrarlos (Cuervo, 2014: 96).
Maximiliano era considerado “paternalista”, pues su intención era recu-
perar todo trato con los pobladores indígenas y asegurarles bienestar y
un lugar dentro del pueblo; con ello la sociedad obtuvo beneficios, ya que
se realizaban ciertas actividades, como fiestas de caridad, con la intención
de recaudar fondos para mejorar la calidad de vida de los indígenas, o el
hecho de utilizar el título de “ciudadano” para remplazar el apelativo indio
(Cuervo, 2014: 11).
Para Maximiliano y Carlota el pueblo era parte fundamental de su gobierno,
por ende siempre lo tomaban en cuenta al momento de plantear sus
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proyectos. Algunos fueron la construcción de caminos como el Paseo de la
Emperatriz, actualmente Paseo de la Reforma, el desarrollo del ferrocarril,
la creación de museos, el restablecimiento de la Academia de San Carlos,
así como el fomento a las artes.
La conciencia de la población sobre el papel del pasado mexicano no
surge a partir de las figuras políticas, sino de una necesidad de formar
parte de un territorio basándose en elementos afines, esto es algo que el
nacionalismo del siglo xix pretende lograr.
Dicho nacionalismo tiene una vertiente por parte del Estado y otra
sentimental. La primera resalta los aspectos políticos, educativos y
económicos; es decir, aquellos que caracterizan y dan forma a la sociedad
en conjunto. La segunda se enfoca en elementos más personales del
hombre. Es importante recalcar que entre nación y nacionalismo existe
una relación muy estrecha, pues, mientras la nación es la organización
política, el nacionalismo engloba un espíritu que influye en la población.
El nacionalismo se compone de varios factores acordes a un grupo social;
es posible destacar seis de los más elementales, que a continuación se
enuncian: religión, descendencia, idioma, territorio, entidad política, tradi-
ciones y costumbres (Kohn, 1944: 19). No obstante, ese concepto varía a
lo largo de la historia, ya que no puede separarse de los factores cultu-
rales y lingüísticos, pues son características fundamentales para crear
una nación (Hobsbawm, 1991: 111).
Tomando en cuenta lo anterior, estamos ante una postura guiada por
el proceso histórico y otra por cuestiones personales, en la cual resalta
la importancia de las manifestaciones artísticas. En cuanto a la segunda
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postura, el siglo xix destaca por su activa y organizada vida musical; entre la
variedad de propuestas están la zarzuela, la polka, la ópera y la música
de salón, todas ellas con una gran cantidad de temáticas e intenciones
de índole histórica, romántica o literaria. También abundaron valses,
bailes de salón o canciones con un sentido de apoyo y construcción de
una conciencia mexicana. Esto le otorgó a la música una responsabilidad
tanto artística como social; a modo de ejemplo, Ricardo Miranda (2013)
expresa lo significativo de la ópera:
Lo mejor que podía hacer un ciudadano civilizado era ir a la ópera […], [a través de ese acto] se buscaba expresarle a los visitantes quiénes queríamos ser, mostrar a los europeos que México, no por indepen-dizarse de España, volvería a la barbarie del pasado o buscaría la conformación de una sociedad muy distinta a la europea (16).
Entre algunos de los personajes más reconocidos está Melesio Morales,
compositor dedicado a la ópera. Su primera pieza titulada El republicano se
centra en un sentimiento patriótico, una de las tendencias más destacadas
del periodo.
Ahora bien, la música nacionalista en México adquirió importancia a partir
del siglo xviii, ya que con la influencia italiana comenzó una adaptación de
la música al castellano al abordar temas como el pasado, las leyendas y
los héroes del lugar; sin embargo, es considerada canción mexicana hasta
el siglo xix; su principal objetivo era, además de proporcionar diversión y
cultura, comunicarse con su entorno. Ejemplo de ello fueron las fiestas
de la aristocracia a las que la música otorgó un nuevo sentido a través
de polkas, valses y marchas imperiales, las cuales hacían mención de
aspectos nacionales o eran elogios al propio gobierno de Maximiliano.
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La música otorgó un nuevo sentido a través de polkas, valses y marchas imperiales, las cuales
hacían mención de aspectos nacionales o eran elogios al propio gobierno de Maximiliano.
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Dicho lo anterior, se destacan dos variantes de la canción mexicana: la primera
es popular, cuya única intención era representar al pueblo; la segunda es
comercial, la cual tenía como objetivo alcanzar un reconocimiento tanto en
el país como en el mundo por medio de la difusión.
La forma en que se conoce a la música nacionalista tiene varias perspectivas;
por ejemplo, José Antonio Alcaraz (1991) la ve como convección política;
Gabriel Saldívar (1987) como música profana y Vicente Mendoza (1982)
como ideal patriótico, político y heroico.3
Para la creación de canciones nacionalistas mexicanas no existe un
método o modelo ideal, ya que cada compositor pone énfasis en sus
propios intereses, que van desde la temática, los instrumentos y hasta
el ritmo; así pues, la música se entiende como un proceso creativo indi-
vidual y versátil imposible de catalogar. A pesar de eso, sí existen ciertos
elementos para considerar a una obra como nacionalista: “El compositor
debe formar parte de una nación que tenga un perfil propio. El compo-
sitor debe tener en sus fundamentos y antecedentes algún sentido de la
cultura musical y fases del arte folclórico. Debe existir una superestruc-
tura al servicio del compositor nativo de ese país” (Alcaraz, 1991: 17).
El compositor nacionalista debe tener conocimientos, tanto musicales
como históricos y culturales, relacionados con el territorio en el que
habita, pues a partir de ellos genera una conciencia entre los habitantes,
a la vez que fundamenta su composición con datos y fuentes concretas.
3. La razón por la cual Alcaraz, Saldívar y Mendoza explican el concepto con un nombre diferente se justifica a las visiones e inclinaciones de cada uno de ellos.
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Además de la composición, el país se influenció de Europa para tener
una mejor educación musical, a través de una serie de eventos culturales,
como las presentaciones de la Orquesta Sinfónica; en ellas se conocieron
y se produjeron instrumentos de viento como el clarinete, timbales,
flautas y saxofón. Algunos de estos conciertos se hacían en el Paseo de
la Emperatriz, para que el pueblo en general conociera y disfrutara de la
música extranjera.
Entre los personajes que destacan en este periodo, está Vicente Riva
Palacio (1832-1896), militar y escritor mexicano con ideas liberales entre
las que destaca el amor por su nación. Durante su trayectoria se enfocó
en defender a su país desde el aspecto bélico y también desde el artístico
con sus canciones, como Adiós mamá Carlota, compuesta en colaboración
con Juan de Dios Peza (1852-1910) poeta que centraba sus obras en el
ámbito político.
La inspiración para crear esa canción surgió a partir del poema Adiós,
oh patria mía del autor Ignacio Rodríguez Galván, en este se transmite
el sentimiento y la conmoción que un chinaco siente por alejarse de su
patria. Es una de las canciones más destacadas durante el imperio de
Maximiliano i, pues plasma la perspectiva de la época en cuanto al
régimen francés, ya que, como en todo hecho histórico, parte de la
población difería de las prácticas políticas en que se encontraban.
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iv
Murmuran sordamente
Los tristes chambelanes,
Lloran los capellanes[5]
Y las damas de honor.
El triste Chuchu Hermosa
Canta con lira rota:
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
v
Y en tanto los chinacos
Que ya cantan victoria,
Guardando tu memoria
Sin miedo ni rencor,
Dicen mientras el viento
Tu embarcación azota;
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
Vicente Riva Palacio
5 La Real Academia Española lo define como: Guerrillero liberal de la época de Maximiliano.
i
Alegre el marinero
Con voz pausada canta,
Y el ancla ya levanta
Con extraño rumor.
La nave va en los mares
Botando cual pelota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
ii
De la remota playa
Te mira con tristeza
La estúpida nobleza
Del mocho y del traidor.
En lo hondo de su pecho
Ya sienten su derrota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
iii
Acábanse en palacio Tertulias, juegos, bailes,
Agítanse los frailes
En fuerza de dolor.
La chusma de las cruces
Gritando se alborota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
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Esta canción expresa una perspectiva enfocada en los partidarios del
régimen francés, en el cual estaban inmersos; otra de la población que
estaba en descontento con esa misma forma de gobierno y celebró
que parte del control de la nación finalmente volviera a ellos.
No se puede dejar fuera que la canción era una de las formas más usadas
para expresar la alegría o el descontento hacia los acontecimientos polí-
ticos y sociales. Sin duda, las canciones tenían un impacto en la ideología
de cada persona debido a su alcance entre la población, ya que no se
requiere de ninguna especialidad para entenderlas; además sus mismos
elementos le dan sentido y contexto. Dicho de otra forma, la música
nacionalista tiene la función de hacer partícipe a la sociedad y ayudarla a
identificarse con sus raíces.
Para concluir, hablar de cultura a través de un periodo político puede
resultar complicado, pues nos enfrentamos a elementos con una diferencia
de duración muy grande; pero, como se menciona al inicio, este trabajo
se enfoca a entender cómo las ideas de un personaje como Maximiliano
influyeron para que dicha cultura se fortaleciera y se entendiera de una
mejor manera.
Así se refleja que el nacionalismo en esa época no tiene que ver con el
enfrentamiento al gobierno, pero sí con la intención de resaltar la cultura
de México; claro está que esa idea se fue distorsionando, pues dicho
sentimiento llegó al grado de exagerar esa pertenecía de lo mexicano y
rechazar lo extranjero.
Finalmente, la música nacionalista influye en la población, pues refleja
opiniones que dejan huella en las personas y permean en las generaciones
siguientes; por tanto, ese tipo de música les da armas y argumentos para
incrementar el apego por el país al que pertenecen.
BiBliografíaAlcaraz, J. (1991). Reflexiones sobre el nacionalismo musical mexicano, México: Patria.Cuervo, B. (2014). “Maximiliano i y el Segundo Imperio mexicano” en La razón histórica [En
Línea], https://www.revistalarazonhistorica.com/28-6/. Consultado el 21 de noviembre de 2017.
Hobsbawm, E. (1991). Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona: Crítica.Instituto Nacional de Estudios Políticos (2017), disponible en: http://www.memoriapolitica-
demexico.org/Efemerides/7/13071863.html. Consultado el 26 de noviembre de 2017.Kohn, H. (1944). Historia del nacionalismo, México: Fondo de Cultura Económica.Mendoza, V. (1982). La canción mexicana. Ensayo de clasificación y antología. México: fce.Miranda, R. (2013). “Identidad y cultura musical en el siglo xix”. En Miranda, R. y Aurelio T.
(coords.), La música en los siglos xix y xx, México: Dirección General de publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, pp. 15-80.
Riva, V. (2012). Magistrado de la república literaria. Una antología general. México: unam.Saldívar, G. (1987). Historia de la música en México. México: Gobierno del Estado de México.
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