música: manual para mejores padres

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70 | Newsweek Música LA ARMÓNICA de Franco Luciani funciona como alarma. Con los primeros acordes de Ángel de bolsillo Luca deja de lado lo que esté haciendo o sintiendo y dirige su mira- da hacia los parlantes. Tiene siete meses, y desde hace tres se ha hecho fan, sin saberlo, de las canciones de Sebastián Monk, de su música maravillosa y los variados colores de voces que cuentan esas historias de niños, tan simples como extraordinarias. Y eso que Luca aun está lejos de comprender las letras. Conocí a Monk en el verano de 2010. Pe- queño, con mirada tímida de ojos oscuros. Semanas más tarde fui a la presentación de su disco Prueba y error. Un despliegue de su repertorio de géneros variados (candom- be, klezmer, chacarera, choro, vals y más) y canciones de un humor fino, irónico, para historias casi siempre de perdedores. “Los perdedores -decía Sebastián- tienen una es- tética que me atrae. Tienen algo que seduce porque el ganador tiene poco para contar. La desgracia tiene una mirada seductora”. Pero no fue sino hasta principios de este año que descubrí la faceta infantil de Monk. Tenía todavía cerrado su CD Canciones con nombre de niño, editado en 2011, poco an- tes de su muerte, temprana, dolorosa. Tenía apenas 43 años y “una dura enfermedad”. Maestro de música durante década y me- dia, había editado tres discos con canciones para los actos del jardín y de la escuela. “Un tremendo músico y un enamorado de los pibes, en quienes sembró como profe una de esas cosas que una persona jamás olvida en toda su vida: el amor por la música”, dice el conductor radial Ale Simonazzi, quien en junio de 2011 convenció a Monk para producir Ángel de bolsillo, un disco-libro que reúne temas de Nue- vas canciones de cuna para niños sin sueño (en 2005) y Canciones con nombre de niño (2011), ilustradas por Carlos O’Connor, Tute, Rep, Pa- blo Bernasconi y Lucas Nine, entre otros artistas. Los músicos de los que se rodeó el compo- sitor y pianista para estas canciones conforman un seleccionado: Teresa Paro- di, Silvia Iriondo, Franco Manual para mejores padres LAS COMPOSICIONES INFANTILES DEL INOLVIDABLE SEBASTIÁN MONK NO SÓLO TIENEN POESÍA: SON TODA UNA FILOSOFÍA DE VIDA. Por Cristian H. Savio Luciani, Pablo Tozzi, Beto Caletti y Sandra Corizzo, Alejandro Balbis, Luna Monti, Juan Quintero, Aymama, Micaela Vita, Willy Gon- zález, Silvia Salomone, Carlos “Negro” Agui- rre, Topo Encinar, Georgina Hassan, Marina Santillán, Diego Penelas, Marcos Cabezaz, Magdalena Fleitas y Luis María Pescetti. La fascinación de mi hijo con Monk empezó aquella tarde en que descubrimos juntos Canciones con nombre de niño, his- torias cuyos pequeños protagonistas tienen miedo a la oscuridad (Manuel es muy va- liente), juegan a las escondidas (Candela), ven formas en las manchas de la pared (Tomi no quiere que venga el pintor) o sufren al enamorarse por primera vez (¿Qué hacemos con Valentino?). Como todos. El candombe Juana y Mateo evoca sin nostalgia aquel tiempo en el que se podía “andar y no pa- tear juguetes” y pide que alguien le recuerde “cómo era dormir la noche entera de un ti- rón”, pero recalca con ritmo y métrica uru- guaya que “de todas las posibles que usté’ elija, una vida con botija es la mejor”. La voz de Teresa Parodi recorre los intrincados caminos de la elección de un nombre –y sus condicionamientos- en Yo quería llamarte Paloma (“pero, claro, con nombre de ave, te irías volando muy lejos de mí”). “Cuando hay chicos de por medio es im- posible escapar a la poesía”, decía Monk. Su poesía es también una filosofía de vida, tal vez lo mejor en materia de manual-para- ser-buenos-padres. Alcanza y sobra con es- cuchar El niño en la voz de Luna Monti, un debate entre el discurso médico, el religioso, el tradicional, y el de la madre, que prefiere las canciones a las inyecciones; para las pe- sadillas opone cosquillas a las pastillas; para el descontento, antes que fomento prefiere contar un cuento; y si su hijo se dobla un hueso, antes que yeso “lo come a besos”. Luca seguirá disfrutando de estos discos. En poco tiempo miraremos juntos el libro de ilustraciones para que reconozca a los per- sonajes. Y algún día comprenderá las letras. Mientras tanto, desde algún lugar, un ángel de bolsillo con mirada tímida de ojos oscuros me seguirá soplando la letra de al- guna nueva canción. El disco-libro reúne canciones de dos álbumes de Monk, ilustradas.

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Las composiciones infantiles del inolvidable Sebastián Monk no sólo tienen poesía: son toda una filosofía de vida.

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7 0 | Newsweek

Música

la armónica de Franco Luciani funciona como alarma. Con los primeros acordes de Ángel de bolsillo Luca deja de lado lo que esté haciendo o sintiendo y dirige su mira-da hacia los parlantes. Tiene siete meses, y desde hace tres se ha hecho fan, sin saberlo, de las canciones de Sebastián Monk, de su música maravillosa y los variados colores de voces que cuentan esas historias de niños, tan simples como extraordinarias. Y eso que Luca aun está lejos de comprender las letras.

Conocí a Monk en el verano de 2010. Pe-queño, con mirada tímida de ojos oscuros. Semanas más tarde fui a la presentación de su disco Prueba y error. Un despliegue de su repertorio de géneros variados (candom-

be, klezmer, chacarera, choro, vals y más) y canciones de un humor fino, irónico, para historias casi siempre de perdedores. “Los perdedores -decía Sebastián- tienen una es-tética que me atrae. Tienen algo que seduce porque el ganador tiene poco para contar. La desgracia tiene una mirada seductora”.

Pero no fue sino hasta principios de este año que descubrí la faceta infantil de Monk. Tenía todavía cerrado su CD Canciones con nombre de niño, editado en 2011, poco an-tes de su muerte, temprana, dolorosa. Tenía apenas 43 años y “una dura enfermedad”.

Maestro de música durante década y me-dia, había editado tres discos con canciones para los actos del jardín y de la escuela. “Un

tremendo músico y un enamorado de los pibes, en quienes sembró como profe una de esas cosas que una persona jamás olvida en toda su vida: el amor por la música”, dice el conductor radial Ale Simonazzi, quien en junio de 2011 convenció a Monk para producir Ángel de bolsillo, un disco-libro que reúne temas de Nue-vas canciones de cuna para niños sin sueño (en 2005) y Canciones con nombre de niño (2011), ilustradas por Carlos O’Connor, Tute, Rep, Pa-blo Bernasconi y Lucas Nine, entre otros artistas.

Los músicos de los que se rodeó el compo-sitor y pianista para estas canciones conforman un seleccionado: Teresa Paro-di, Silvia Iriondo, Franco

Manual para mejores padreslas composiciones infantiles del inolvidable sebastián monk no sólo tienen poesía: son toda una filosofía de vida.

Por Cristian H. Savio

Luciani, Pablo Tozzi, Beto Caletti y Sandra Corizzo, Alejandro Balbis, Luna Monti, Juan Quintero, Aymama, Micaela Vita, Willy Gon-zález, Silvia Salomone, Carlos “Negro” Agui-rre, Topo Encinar, Georgina Hassan, Marina Santillán, Diego Penelas, Marcos Cabezaz, Magdalena Fleitas y Luis María Pescetti.

La fascinación de mi hijo con Monk empezó aquella tarde en que descubrimos juntos Canciones con nombre de niño, his-torias cuyos pequeños protagonistas tienen miedo a la oscuridad (Manuel es muy va-liente), juegan a las escondidas (Candela), ven formas en las manchas de la pared (Tomi no quiere que venga el pintor) o sufren al enamorarse por primera vez (¿Qué hacemos con Valentino?). Como todos. El candombe Juana y Mateo evoca sin nostalgia aquel tiempo en el que se podía “andar y no pa-tear juguetes” y pide que alguien le recuerde “cómo era dormir la noche entera de un ti-rón”, pero recalca con ritmo y métrica uru-guaya que “de todas las posibles que usté’ elija, una vida con botija es la mejor”. La voz de Teresa Parodi recorre los intrincados caminos de la elección de un nombre –y sus condicionamientos- en Yo quería llamarte Paloma (“pero, claro, con nombre de ave, te irías volando muy lejos de mí”).

“Cuando hay chicos de por medio es im-posible escapar a la poesía”, decía Monk. Su poesía es también una filosofía de vida, tal vez lo mejor en materia de manual-para-ser-buenos-padres. Alcanza y sobra con es-cuchar El niño en la voz de Luna Monti, un debate entre el discurso médico, el religioso, el tradicional, y el de la madre, que prefiere las canciones a las inyecciones; para las pe-sadillas opone cosquillas a las pastillas; para el descontento, antes que fomento prefiere contar un cuento; y si su hijo se dobla un hueso, antes que yeso “lo come a besos”.

Luca seguirá disfrutando de estos discos. En poco tiempo miraremos juntos el libro de ilustraciones para que reconozca a los per-sonajes. Y algún día comprenderá las letras.

Mientras tanto, desde algún lugar, un ángel de bolsillo con mirada tímida de ojos oscuros me seguirá soplando la letra de al-guna nueva canción.

El disco-libro reúne canciones de dos álbumes

de Monk, ilustradas.