mundo multi polar, antiimperialismo
TRANSCRIPT
INTRODUCCION:
En la actualidad, Venezuela recuperó su independencia y soberanía
en la formulación de su agenda internacional, El Presidente Hugo Chávez ha
diseñado y ejecutado un proyecto geopolítico internacional que se fundamenta
esencialmente en la construcción de un mundo multipolar, a través de la
creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la
hegemonía del imperialismo norteamericano y en el que el desarrollo
energético desempeñará un papel fundamental.
Consecuentemente, ha logrado alianzas estratégicas fundadas en valores
políticos compartidos, especialmente con Irán, Siria, Bielorrusia y Rusia,
mientras que con China, India, Vietnam, Malasia y otros, se pretende una
mayor relación económica, social, cultural, científica y tecnológica. En cuanto a
la América Latina, procura un nuevo MERCOSUR y una nueva CAN, la
consolidación del eje Cuba – Venezuela – Bolivia y del ALBA, como
alternativa a los TLC, al fortalecimiento de la integración latinoamericana
a través de mecanismos como UNASUR, Petrosur, Petrocaribe,
Petroandina, Banco del Sur, Telesur. Pretende, en definitiva, la conformación
de un Bloque Latinoamericano de Poder, que lleve al establecimiento de
una nueva institucionalidad basada en la democracia participativa, de inclusión
de los pueblos y su participación en mecanismos internacionales. Igualmente
quiere neutralizar la acción del imperio fortaleciendo los movimientos
alternativos sociales regionales, incluyendo los existentes en los propios
Estados Unidos. Las embajadas venezolanas se han convertido en
difusoras y promotoras del contenido, objetivos y logros de la Revolución
Bolivariana, promoviendo la movilización de masas, en los países ante los
cuales se encuentran acreditadas, en apoyo al proceso revolucionario.
MUNDO MULTIPOLAR:
El surgimiento de un mundo caracterizado por múltiples centros de poder y
actividad económica – concepto que llamamos “mundo multipolar” – está
siendo inducido por tres tendencias poderosas, que se refuerzan mutuamente:
• El creciente poder de las tecnologías de la información y la comunicación: las
comunicaciones más rápidas han permitido que las funciones del negocio se
dispersen geográficamente y también han puesto por primera vez al alcance
del comercio internacional, una amplia gama de actividades de servicio,
muchas de las cuales se encuentran en los mercados emergentes.
• Las políticas gubernamentales para aumentar la apertura económica: los
periodos sucesivos de liberalización del comercio bajo los auspicios de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) y el acceso de algunas economías
emergentes clave – sobre todo China en 2001 – han incrementado
substancialmente los niveles de interdependencia económica.
• El tamaño y alcance geográfico creciente de la empresa multinacional: la
búsqueda de nuevos mercados, economías de escala, y nuevas fuentes de
capital y mano de obra, han aumentado significativamente la presencia
geográfica de las compañías multinacionales en los mercados emergentes.
<B< interdependencia de niveles>
No es de sorprender el surgimiento del mundo multipolar: las fuerzas que lo
inducen – tecnología, apertura económica y estrategias multinacionales – son
exactamente las mismas que las que impulsaron las primeras etapas de la
globalización. En este sentido, el mundo multipolar puede verse como una fase
nueva y más profunda de la globalización. Pero, su naturaleza y efectos son
muy diferentes. La globalización ahora se está convirtiendo en un proceso de
dos vías en el que las economías en desarrollo o emergentes están pasando
de ser receptores pasivos a formadores activos de la globalización.
EL MUNDO MULTIPOLAR (1989 EN ADELANTE):
A partir de la década de 1970, una combinación de factores internos
e internacionales puso un freno al crecimiento económico de las grandes
potencias.
La mayor parte de los cambios desde un mundo bipolar hacia uno
multipolar, ocurrieron en el bloque comunista, y culminaron en 1991 con la
disolución de la Unión Soviética. Entre ellos se encuentran:
La puesta en marcha de la perestroika, reestructuración
económica que implicaba un cambio gradual del sistema de planificación
centralizada.
La separación de los países de Europa Oriental del dominio
comunista.
La caída del Muro de Berlín (1989), que marcó el fin de la guerra
fría.
Estados Unidos continúa siendo una gran potencia mundial, sobre
todo desde un punto de vista militar. En lo económico, existen tres
superpotencias: Estados Unidos, Japón y Unión Europea, centrada en
Alemania.
A fines del siglo XX se intensificó la tendencia hacia la integración de
los mercados y la constitución de grandes bloques económicos en el marco de
una economía globalizada.
El mundo quedó dividido en bloques geopolíticos con características
y problemas comunes. El criterio utilizado para la clasificación fue el de la
proximidad geográfica. En esta división, se incluyen los centros de poder
mundial.
DE UN MUNDO BIPOLAR A UN MUNDO MULTIPOLAR: el papel
de Europa, China y Japón y Los países no-alineados
Los nuevos polos en el Oeste:
La situación de hegemonía abrumadora norteamericana surgida de
la segunda guerra mundial, comenzó a ser modificada por el surgimiento en el
bloque occidental de dos nuevos polos de poder económico:
Japón: De derrotado en la guerra pasó a convertirse en la
segunda potencia económica mundial. Los productos Made in Japan pronto
comenzaron a inundar los mercados norteamericano y europeo.
La Comunidad Económica Europea (CEE): Nacida por el
Tratado de Roma en 1957, fue un gran éxito económico de tal nivel que el
Reino Unido, que se había negado a adherirse en su nacimiento, solicitó su
ingreso en 1961.
Esta diversificación del poder económico no se concretó, sin
embargo, en un desafío político. Este, aunque muy matizado por la
desproporción de fuerzas, vendrá de la Francia de De Gaulle. El general
francés tras volver al poder en el marco de la crisis provocada por la guerra de
Argelia, se lanzó a una política nacionalista y de grandeza nacional, Francia
accedió a la bomba atómica en 1960, frente al aliado norteamericano.
Se negó a admitir la entrada del Reino Unido en la CEE por dos
veces, en 1963 y 1967. Para el general francés, el Reino Unido, con su "special
relationship" con Washington, significaba un verdadero "caballo de Troya"
norteamericano que hubiera desnaturalizado un proyecto europeo
independiente.
A la vez, De Gaulle se negó a ceder ni un ápice de soberanía
nacional en favor del proyecto europeo lo que provocó una seria crisis, la
denominada "crisis de la silla vacía" en 1965-1966 en la CEE.
Finalmente, en marzo de 1966 Francia se retiró del mando
integrado de la OTAN y De Gaulle pronunció un discurso en Phnom Penh en
agosto de ese año condenando la intervención norteamericana en Indochina.
La República Federal de Alemania también inició una cierta
autonomía diplomática, aunque en este caso su fidelidad a la alianza
norteamericana y a la OTAN nunca se puso en cuestión. Willy Brandt, líder de
la socialdemocracia alemana, accedió a la cancillería de Bonn en 1969 e inició
una política de apertura hacia el este, conocida como la Ostpolitik.
La nueva actitud de la República Federal Alemana (RFA) de
aceptación de las fronteras surgidas de la segunda guerra mundial llevó a la
firma de tratados con la URSS, Polonia y Checoslovaquia.
En ese contexto de acercamiento, en 1971 el estatuto de Berlín fue
acordado por las cuatro potencias ocupantes y las dos Alemanias, la RFA y la
comunista República Democrática de Alemania (RDA), se reconocieron
mutuamente en 1972, ingresando al año siguiente en la ONU.
Las fuerzas centrífugas en el Este:
La ruptura chino-soviética se consolidó y agudizó trascendiendo del
ámbito ideológico y llegando al territorial. En 1969 tuvieron lugar violentos
combates en el río Ussuri en la frontera común entre ambos países. Esta
ruptura se verá acompañada por el acercamiento chino-norteamericano que
culminará con la visita de Nixon a Pekín en febrero de 1972.
En Europa oriental asistimos a diversos movimientos que tratan de
huir de la ortodoxia impuesta por Moscú:
Janos Kadar, dirigente húngaro impuesto tras la invasión soviética
de 1956, si bien se mantiene fiel en el terreno diplomático a la URSS y al Pacto
de Varsovia, ensaya en el terreno económico reformas liberales que alejaron a
su país del modelo ortodoxo soviético y permitieron un relativo bienestar de la
población.
El papel de país agrícola reservado a Rumanía en el COMECON
(del inglés Council for Mutual Economic Asístanse, en español Consejo de
Ayuda Mutua Económica) precipitó la disidencia de este país frente a las
directrices del Kremlin. El dictador rumano Nicolae Ceaucescu emprendió una
política de independencia respecto a Moscú que culminó con su negativa a
participar en la invasión de Checoslovaquia en 1968.
En 1970, las protestas obreras en Polonia precipitaron la dimisión
de Gomulka, quien fue sustituido por Gierek.
No obstante, el gran desafío a la dominación soviética vino desde
Checoslovaquia. El líder comunista Alexander Dubcek emprendió un amplio
programa de reformas que liberalizarán el régimen e instaurarán lo que se
denominó el "socialismo de rostro humano".
Se inició así en 1968 un corto período de libertades e ilusión
conocido como la Primavera de Praga. La reacción soviética no se hizo
esperar: el 21 de agosto tropas del Pacto de Varsovia, con la ausencia de
Rumanía, invadieron Checoslovaquia y pusieron fin al experimento
normalizador. El líder soviético proclamó la Doctrina Breznev que consagraba
el dominio soviético sobre las "democracias populares".
Las relaciones Norte-Sur:
Junto a las relaciones Este-Oeste que caracterizaron la guerra fría,
en los años sesenta surge claramente la conciencia de la existencia de unas
relaciones Norte-Sur: relaciones entre el Norte desarrollado y el Sur o Tercer
Mundo.
El Sur había iniciado su afirmación política en la Conferencia de
Bandung y con el movimiento de los países no alineados. Pronto estas
relaciones contradictorias tuvieron su reflejo en el terreno económico.
En 1960 nacía la Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP) que buscará imponer un alza de los precios del "oro negro". En 1964
se reunió en Ginebra la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio
y el Desarrollo. Su falta de resultados llevó a que en 1973 en la Conferencia de
Argel, las naciones agrupadas en el movimiento de los países no alineados
proclamaran que los países pobres, más que confiar en la ayuda de los países
desarrollados, debían tratar de aumentar su propia capacidad para organizarse
y conseguir imponer unas nuevas reglas del juego económico a nivel mundial.
El Movimiento de los Países No Alineados:
Dos conferencias, celebradas en plena guerra fría, están en el origen
del Movimiento de los No Alineados (MNA): la Conferencia de Bandung en
1955 y, sobre todo, la Conferencia de Brioni (Yugoslavia) en la que los
presidentes Nasser, Nehru y Tito decidieron oficialmente iniciar el MNA, cuya
carta fundacional se inspirará en los principios de la Conferencia de Bandung.
Nacido oficialmente en la Conferencia de Belgrado, en 1961, el no
alineamiento se define por una serie de principios: preservar las
independencias nacionales frente a las dos superpotencias, no pertenecer a
ningún bloque militar, rechazar el establecimiento de bases militares
extranjeras, defender el derecho de los pueblos a la autodeterminación y la
independencia y luchar por un "desarme completo y general".
Nacido en Asia, el MNA se ha extendido por todo el mundo. En la
Conferencia de Argel de 1973 nació el concepto de "nuevo orden económico
mundial". En la Conferencia de la Habana de 1979 Tito consiguió frenar los
intentos de Castro de ligar el MNA al bloque soviético y a la URSS.
El MNA ha contribuido de forma innegable al triunfo de la lucha por
la independencia nacional y la descolonización, lo que le permitió mantener un
importante prestigio diplomático. Sin embargo, el MNA ha sido mudo ante el
tema de los derechos del hombre y la democracia, no en vano gran parte de
sus miembros han sido dictaduras que conculcaban esos principios.
El derrumbamiento del bloque soviético y el fin de la guerra fría
provocó que el MNA perdiera importantes apoyos y, en gran medida, su razón
de ser.
América del Sur en un mundo multipolar:
Una nueva dinámica y un nuevo mapa político han comenzado a
consolidarse en América del Sur, en el marco de diferentes comprensiones y
visiones de la multipolaridad emergente en el orden global. Entre estas
visiones, con sus respectivas narrativas, se destacan dos:
La primera es una visión geoestratégica y militar, cargada de
elementos ideológicos, ilustrada por la política exterior de Hugo Chávez. A
través de una diplomacia proactiva que utiliza los recursos energéticos en el
marco de iniciativas como Petrocaribe, Chávez busca, por una parte, fortalecer
su liderazgo en América Latina y el Caribe y, por otra, asumir un rol global más
relevante mediante alianzas con Irán, Rusia y China y la utilización de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (opep) como un foro de
incidencia mundial. La crisis financiera y su impacto en los precios del petróleo,
junto con la creciente fragilidad de los acuerdos internos que definen la
capacidad de Chávez de gobernar su país y sostener políticas sociales
consecuentes, amenazan a corto plazo esta estrategia, en la cual el objetivo
prioritario sigue siendo la construcción de un mundo multipolar frente al
unilateralismo y la hegemonía estadounidenses, en el marco de una retórica
fuertemente antiimperialista.
La segunda visión y estrategia que se desarrolla en América del Sur es
multidimensional y se basa en el desarrollo productivo, industrial y comercial.
Su principal promotor es Brasil, que aspira a convertirse en un actor y
un referente global a partir de la consolidación de su liderazgo en la región,
para lo cual busca articular, de manera gradual y sostenida, los objetivos de
Estado con los objetivos de gobierno5. La capacidad efectiva de asimilar la
crisis financiera global y sostener, en este marco, la estabilidad institucional y
las políticas sociales, pondrá a prueba las aspiraciones brasileñas. Estas
aspiraciones se evidencian tanto en su voluntad de promover una reforma de la
Organización de las Naciones Unidas (onu) que le asegure un sitio permanente
en el Consejo de Seguridad, como en una activa política de articulación de
intereses con el grupo bric (Brasil, Rusia, India, China), además de una
presencia proactiva en África mediante diversos mecanismos de cooperación y
una creciente vinculación con Sudáfrica.
Ambas visiones y narrativas suponen diferentes actitudes frente a
EEUU. Chávez agudiza la confrontación en aras de configurar un entramado
antihegemónico en la región bajo su liderazgo y en sintonía con una
diversificación de las relaciones de Venezuela con otros poderes emergentes,
no obstante su alta dependencia del mercado estadounidense para la
colocación de su producción petrolera. Brasil, en cambio, busca desarrollar una
convivencia pacífica con EEUU y ser reconocido como interlocutor en el marco
de una relación que no amenace sus aspiraciones regionales y globales.
Ambas estrategias, pese a sus marcadas diferencias, responden a una
visión multipolar del mundo. Los contrastes, no obstante, están definidos por el
uso de una estrategia confrontacional, desde una visión geoestratégica de
contenido militarista y con una fuerte apelación ideológica, por parte de
Chávez, y por el desarrollo sostenido de una cauta estrategia diplomática, de
cuidadoso enhebrado regional y global6, desde una visión multidimensional,
por parte de Brasil.
Estos dos liderazgos emergentes en América del Sur más allá de la discusión
sobre los modelos de izquierda que puedan representar, remiten a esquemas
de integración regional diferentes. Chávez lanzó, a partir de un acuerdo inicial
de complementación económica con Cuba, la Alternativa Bolivariana para las
Américas (alba), sustentada en la asistencia petrolera y en diversas formas de
intercambio y con la aspiración de la complementariedad económica y la
solidaridad entre sus miembros. El alba se amplió progresivamente con la
inclusión de Bolivia, Nicaragua, Dominica y, fuera del espectro ideológico de la
izquierda, Honduras. El esquema carece de estructuras sólidas y se basa
fundamentalmente en los encuentros entre los jefes de gobierno, en un
enfoque eminentemente presidencialista, sin lograr articular una arquitectura
institucional clara. Adicionalmente, pese a la aspiración de convertir al alba en
el «núcleo duro» de la integración latinoamericana en el marco de la visión
bolivariana de Chávez, el esquema se apoya principalmente en la participación
de países centroamericanos y caribeños, con la inclusión adicional de Bolivia.
El Mercosur, por su parte, se basa en un enfoque comercialista y
productivo, pero no ha logrado desarrollar una estructura institucional más
avanzada para lidiar con las tensiones y conflictos tanto entre sus socios
originales (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), como con sus miembros
asociados (Chile, Bolivia, Colombia y Ecuador) y los aspirantes a convertirse en
miembros plenos (Venezuela). No obstante sus debilidades institucionales, el
bloque aspira a convertirse en el «núcleo duro» de la gobernabilidad regional,
la estabilidad democrática y la paz en el espacio sudamericano, sobre todo en
base a la relación especial construida entre Argentina y Brasil.
En esencia, el Mercosur responde a la estrategia de Brasil de transformar el
bloque, mediante la convergencia con los países de la Comunidad Andina de
Naciones (can), en el eje de la integración sudamericana, expresada
originalmente en la Comunidad Sudamericana de Naciones (csn) y actualmente
en la recientemente fundada Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), a la
que suman dos países tradicionalmente orientados hacia el Caribe, Guyana y
Surinam.
La Unión de Naciones Sudamericanas tiene como objetivo construir, de
manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo
cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al
diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la
infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros, con miras a
eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la
participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el
marco del fortalecimiento de la soberanía y la independencia de los Estados. La
Unasur constituye «un poderoso instrumento de integración» que responde a
una visión del multilateralismo acorde con la ONU y que apunta a crear un
nuevo instrumento de coordinación política entre los países de América del Sur,
incluidos Guyana y Surinam, en torno de cuestiones de infraestructura,
finanzas, políticas sociales, energía y defensa (estos dos últimos temas se
decantan como prioritarios). Sin embargo, aún carece de una estructura
funcional instalada y confronta numerosas tensiones entre sus miembros.
La consolidación de la Unasur como parte del proceso de afirmación de
América del Sur como un polo relevante en el mundo confronta una serie de
retos, tanto políticos como institucionales. Si bien la Unasur demuestra una
voluntad política que ha faltado en la OEA, esta voluntad política, aunque
necesaria, puede resultar insuficiente, sobre todo si nos guiamos por la
experiencia del Mercosur. Es necesario consolidar un mecanismo regional
complejo y una estructura institucional efectiva que permitan avanzar en la
integración y la estabilidad y convertir a la región en un referente en el marco
de un sistema internacional multipolar.
América Latina y el Caribe. Se propone la consecución
de los siguientes objetivos:
1. Participar en la construcción del nuevo MERCOSUR hacia la
conformación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, sobre la base de
evaluación, revisión y reorientación de los contenidos de la integración.
2. Consolidación del eje de liderazgo Cuba –Venezuela -Bolivia para
impulsar el ALBA como alternativa a ALCA y a los TLC.
3. Fortalecer el esquema de integración suramericana, a través de la
Comunidad Suramericana de Naciones, ampliando y consolidando las
relaciones políticas, económicas y culturales en general con el Caribe. Entre los
aportes del país para la cooperación y la complementación, están las
experiencias transitadas en el combate a la pobreza y la inclusión social.
4. Neutralizar la acción del imperio fortaleciendo la solidaridad y la
opinión pública de los movimientos sociales organizados.
5. Fortalecer la alianza Venezuela, Suramérica y el Caribe.
DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN
(2007-2013): PRIMER PLAN SOCIALISTA.
La construcción de un mundo multipolar implica la creación de
nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía del
imperialismo norteamericano, en la búsqueda de la justicia social, la solidaridad
y las garantías de paz bajo la profundización del dialogo fraterno entre los
pueblos, el respeto de las libertades de pensamiento, religión y la
autodeterminación de los pueblos.
El desarrollo de la Nueva Etapa de Geopolítica Mundial se
fundamenta en las siguientes tesis:
Identificación y definición de una política de construcción y
articulación de los nuevos polos de poder geopolíticos en el mundo.
Para el cumplimiento de esta tesis se deben definir nuevas formas y
mecanismos de integración y relacionamiento que logren la construcción de
una nueva matriz de poder mundial en el campo financiero, mediático, militar y
político.
Afianzamiento de los intereses políticos comunes entre los países.
Se plantea como prioridad la construcción de valores políticos compartidos, que
posibilite la unificación y diseño de estrategias comunes para el afianzamiento
del intercambio económico y social, así como en la unificación de posiciones
comunes en el concierto internacional. El criterio político unificado es lo que
orienta el desarrollo de iniciativas que permitan operativizar el principio de la
pluripolaridad, usando como herramienta los instrumentos de integración.
La profundización de la amistad, confianza y solidaridad, para la
cooperación y coexistencia pacífica entre los pueblos. La fundamentación de
las relaciones diplomáticas entre los pueblos se estructura sobre la amistad, la
cual tiene como base el respeto a la autodeterminación y la soberanía. La
confianza que parte de la seguridad jurídica y política en el cumplimiento de los
compromisos adquiridos. La solidaridad que se expresa en las
complementariedades que puedan desarrollarse para alcanzar la paz, la justicia
y el bienestar de los pueblos.
Establecer como puntal para la conformación de un nuevo mapa
geopolítico el desarrollo energético. Venezuela coloca su potencialidad
energética como puntal para profundizar la alianza estratégica con los pueblos
del mundo, por la paz y la convivencia. Siendo uno de los países de mayor
reserva de energía, en lo relativo a reservas de gas asociado, gas libre,
petróleo, carbón, bitumen y agua energizable en el marco de una visión de
convertirse en exportador integral de energía. La energía debe ser un factor
dinamizador de transformación del modelo de desarrollo para la superación de
la vieja economía rentista dando paso a una economía diversificada productiva
con equidad y justicia social.
Se plantea profundizar la internacionalización energética, con el
objetivo de incrementar la capacidad de exploración, producción y
comercialización integral de la energía, a través de iniciativas de integración
energética regional con inversiones extranjeras no controladas por los ejes
hegemónicos, bajo la figura de empresas mixtas. Ejemplo de ello es Petrosur,
en donde se desarrollan 3 proyectos bandera: uno en la Faja Petrolífera del
Orinoco, otro en la Refinería Abreu de Lima en el nordeste brasilero y el
tercero, en nuevas áreas de exploración y producción de petróleo y gas en
Argentina, también se pueden mencionar las empresas mixtas constituidas
entre China y Venezuela y el gran proyecto de Gaseoducto del Sur.
Asimismo, se busca desarrollar la industria del gas natural libre,
asegurar la soberanía en el negocio petrolero y fortalecer la contribución fiscal
de la industria de los hidrocarburos.
Construcción de nuevos esquemas de cooperación económica y
financiera para el apalancamiento del desarrollo integral y el establecimiento
del comercio justo mundial. Esta nueva concepción de las relaciones
económicas internacionales se guiaran por los principios de
complementariedad, cooperación y solidaridad para propiciar la igualdad de
beneficio en el intercambio comercial, con el apoyo de nuevos instrumentos
financieros para el apalancamiento del desarrollo endógeno que permita el
aprovechamiento de las potencialidades existentes en los territorios nacionales.
Profundización del intercambio cultural, educativo, científico y
comunicacional. Sirve para la expansión del conocimiento mutuo, de la
diversidad existente en los pueblos, a través de la compresión de las
características culturales, el desarrollo científico y el afianzamiento de la
educación, la puesta en marcha de diferentes estrategias que permitan el
establecimiento de redes de comunicación alternativas a través de el
fortalecimiento de medios de comunicación desarrollados por Estados aliados
Desarrollo de una plataforma de investigación, desarrollo de
conocimiento y estrategias formativas para el soporte teórico y el seguimiento
de las iniciativas en el marco del impulso de la nueva geopolítica mundial.
Se hace necesaria la producción de conocimiento, la recopilación
de información y la reflexión académica sobre los procesos y problemáticas
internacionales, para dar respuesta de forma eficiente a las innumerables
tareas que demandan el creciente intercambio económico y político que viene
desarrollando la Revolución Bolivariana entre Estados, organizaciones
gubernamentales, movimientos sociales y ciudadanos del mundo.
Se contempla el desarrollo de una estrategia mundial de
formación política sobre el contenido, objetivos y logros de la Revolución
Bolivariana, dirigida a los movimientos sociales, investigadores, académicos y a
todos aquellos aliados políticos que puedan colaborar con la creación de
círculos formativos alrededor de las embajadas, creando las estrategias
necesarias para la movilización de masas en apoyo al proceso revolucionario.
En este sentido, el Ministerio de Relaciones Exteriores como
órgano coordinador de la política exterior de Venezuela debe desarrollar un
sistema de generación y producción de conocimiento, donde se integra el nivel
central con cada una de las embajadas y su nivel regional de información,
soportado en una plataforma tecnológica que coadyuve a la gestión del
conocimiento y a la articulación de mecanismos de transferencia de
información.
Solidaridad y complementariedad:
El gobierno venezolano ha venido desarrollando políticas de unión
entre los pueblos, más allá cooperación o negocios entre los Estados,
facilitándose ambos procesos cuando se cuenta con gobiernos que realmente
interpretan a sus pueblos. Venezuela reconoce en todo momento las asimetrías
que existen entre las economías, los índices de pobreza y miseria, las
realidades productivas de cada país, las necesidades y potencialidades
sociales de cada uno de los pueblos. Sobre la base de ese reconocimiento
explícito de realidades, Venezuela asume políticas unilaterales de solidaridad,
sin esperar contrapartidas ni reciprocidad; así como también establece
convenios, intercambios y tratados que se fundamentan en esas asimetrías, en
esas realidades sociales y productivas, apuntando a la complementariedad y
no a la competitividad. En este cuadro se enmarcan, la internacionalización de
las Misiones Sociales, la cooperación energética, la oferta de plazas y becas
universitarias, la conformación de compañías multiestatales y hasta el trueque
a gran escala, como lo es el intercambio de petróleo por bienes y servicios que
ofrezcan otros Estados. Sin duda, una revolución socialista no puede
concebirse aisladamente, razón por la cual la colaboración y cooperación con
aquellos pueblos que experimenten transformaciones sociales, humanistas y
estructurales profundas, será siempre destacable. Incluso la integración
capitalista, como la europea, contempla los fondos de cohesión para asistir con
recursos financieros y facilidades a los países menos desarrollados de la
Unión. En el caso de las políticas de unión socialistas, la visión internacionalista
de solidaridad, apoyo y complementariedad, son inherentes a la construcción
de una nueva manera de interrelacionarse con los demás actores
internacionales, hacia la transformación definitiva de las estructuras capitalistas
y excluyentes del sistema mundial actual. Así como hoy Venezuela concreta el
proceso independentista liderado por Simón Bolívar hace 200 años, también,
como nuestros próceres y el Ejército Libertador, le extendemos la mano
solidaria a nuestros pueblos hermanos para que también ellos logren la
independencia y el bienestar común.
Antiimperialismo
El antiimperialismo es una posición política surgida a fines del siglo XIX
que se caracteriza por una categórica oposición al imperialismo. El
pensamiento antiimperialista está estrechamente vinculado al cuestionamiento
de los mecanismos de dependencia neocolonial caracterizados por
mecanismos de sujeción económicos y financieros, así como a los llamados
procesos de liberación nacional.
Origen
Aún sin usar el término «imperialismo» o «antiimperialismo», el
pensamiento antiimperialista tuvo sus primeras manifestaciones a fines del
siglo XIX cuando, con el auge del comercio y las finanzas internacionales,
quedó en evidencia que existían nuevos mecanismos de dominación que no
implicaban necesariamente las clásicas conquistas de anexión imperiales.
La primera presencia de un pensamiento antiimperialista se registra en
los Estados Unidos impulsado por el escritor Mark Twain. En 1898 Twain fundó
la Liga Antiimperialista de los Estados Unidos, con sede en Boston,
inicialmente para combatir la acción norteamericana en la Guerra de Cuba,
permaneciendo hasta 1921. Twain dijo:
“Yo soy anti-imperialista y nunca aceptaré que el águila imperial pose
sus garras en ningún país extranjero.“
El cubano José Martí puede considerarse como el primer formulador de
un pensamiento antiimperialista en América Latina, en gran medida porque la
lucha por la independencia de Cuba del colonialismo español coincidió con el
ascenso de las nuevas formas de dominación que comenzaba a desarrollar
Estados Unidos, relacionando desde su mismo origen antiimperialismo con el
sentimiento antinorteamericano. Subrayando la idea de «Nuestra América»
para oponerla a la América Anglosajona Martí sostuvo que:
“Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más
se apartan de los Estados Unidos.“
En 1902 apareció el libro de John A. Hobson Imperialismo: un estudio y
en 1916 Lenin escribió su célebre obra El imperialismo, etapa superior del
capitalismo, que difundió en todo el mundo la noción.
Sin embargo existe una diferencia profunda entre la noción de
«imperialismo» tal como resulta de los análisis de Hobson y Lenin, del
«antiimperialismo» como posición política. La idea de «antiimperialismo» pone
el acento en la llamada "cuestión nacional" y en la necesidad de garantizar a
los pueblos la posibilidad de desarrollarse autónomamente a través de su
derecho a la autodeterminación.
El Antiimperialismo
Se desprende de los principios anteriores la decidida voluntad de
enfrentar y luchar contra el imperialismo estadounidense o transnacional, como
también contra cualquier otra variante imperial que se presente como obstáculo
para el futuro de nuestros pueblos. Para derrotar la arrogancia de los imperios,
es necesario combatirlos desde todas las trincheras y posiciones. Tras
comprobarse la intervención de Washington en Venezuela para derrocar el
gobierno revolucionario en 2002 y 2003, la Revolución Bolivariana asume la
senda antiimperialista de denuncia, por una parte, y de construcción de una
alternativa real al imperialismo, por la otra. Hugo Chávez se ha convertido en la
contrafigura, en la antítesis del imperialismo estadounidense. La procura de un
orden internacional multipolar, la recuperación de la soberanía nacional de los
pueblos, la concreción de la integración latinoamericana y la derrota estridente
de propuestas imperiales como el ALCA, son elementos clave, hechos que van
más allá de los discursos y posturas teóricas.
Respeto al derecho internacional: Venezuela se propone hacer
sentir el peso del derecho internacional público, respetando principios como la
autodeterminación de los pueblos, la no intromisión en asuntos internos y la
democratización de las organizaciones internacionales, la solución pacífica de
las controversias, entre otros. El constante y altisonante llamado, no sólo a una
reforma, sino más bien a una revolución en el seno de las Naciones Unidas
estará presente en la política venezolana, hasta que se concrete. Venezuela
reclama que todos los actores respeten el derecho internacional, ignorado
frecuentemente por los grandes centros de poder económico, político y militar.
Sólo reglas de juego claras, aceptadas y respetadas pueden evitar
imposiciones y dominación.
Respeto y protección de la humanidad y la ecología: el cambio
del sistema económico – productivo que propugna el Gobierno Bolivariano,
apunta hacia la adopción de esquemas de desarrollo sustentable y de lucha
contra la miseria. Una nueva economía productiva, en armonía con la
naturaleza, que le garantice a las generaciones venideras el disfrute de los
recursos naturales y de la vida misma, partiendo de la base de que el
capitalismo está arrasando con el medio ambiente y ello pone en riesgo la
propio supervivencia de la especie humana en el mediano plazo. Promover que
el ser humano, que el colectivo, se constituyan en el centro de toda
cooperación internacional, buscando así mecanismos que generen bienestar y
felicidad, superando las épocas de la búsqueda de ganancias mercantilistas y
financieras. Venezuela reconoce como principal enemigo de la humanidad a la
pobreza, la miseria, el peor de los terrorismos que genera el capitalismo. El
capitalismo y su restringida democracia liberal, son el sistema de gobierno
económico y político, que menor suma de felicidad le brinda a sus pueblos y
que más les niega la moral y las luces. Por ello, el reto es trabajar hacia la
superación de este modelo y avanzar hacia una sociedad y un sistema mundial
que, tal como indicaba Bolívar, le brinde la mayor suma de felicidad y seguridad
social a la humanidad. Los principios y directrices de la política exterior
venezolana, rumbo al socialismo, se han traducido en metodologías y
proyectos concretos para la liberación. El más notable de ellos es el ALBA
(Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), una propuesta
que rescata los principios socialistas, enmarcada en el aún vigente conflicto
entre el Bolivarianismo y el Monroeismo; es decir, a todas luces una alternativa
fundamentada en la soberanía, la solidaridad, la unión latinoamericana y
caribeña, el antiimperialismo y la búsqueda de una sociedad justa y equitativa.
Venezuela y Cuba conformaron el ALBA en diciembre de 2004, adhiriéndose
Bolivia en abril de 2006 y Nicaragua en enero de 2007. Se trata de países
cuyos gobiernos se han orientado hacia el progreso y la inclusión, con valores
sociales y solidarios. Se ha constituido el ALBA en ejemplo tangible de esa
política exterior internacionalista, social, humanista, multipolar que han
desarrollar nuestros pueblos para propiciar los cambios definitivos que requiere
el sistema internacional y la relaciones entre los pueblos, si en realidad
queremos generar ese otro mundo posible e imprescindible que tanto
ansiamos.
CONCLUSIÓN:
La idea de la multipolaridad, va creciendo y parece una solución
sensata para los problemas de la globalidad, que sin duda, la superpotencia ya
no puede controlar. Un mundo multipolar, permitiría un mayor control de la paz
mundial y mantener una economía global mas equilibrada. Por la experiencia
de esta primera década del siglo 21, está visto que la unipolaridad con una sola
hiperpotencia en el liderato, será siempre conflictiva si persiste un liderato
errático y mediocre que aplica soluciones por la fuerza y no parece desarrollar
otras opciones. Nadie, ni los cercanos aliados de la superpotencia, quiere una
dictadura global. Todo el mundo quiere libertad y democracia. La unipolaridad
será siempre conflictiva si el presidente que controla la hiperpotencia no tiene
una comprensión global de un mundo tan diverso en ideas, economía, religión
y asuntos ecológicos. A pesar de todo, de alguna forma por los propios errores
de Washington, ya la multipolaridad esta funcionando en muchos aspectos
esenciales. Desde luego, esta el fortalecimiento de la Unión Europea ya el Euro
desplazo al dólar como moneda más fuerte; o el impresionante crecimiento de
China Popular con su insólita economía mixta. Abundan otras situaciones de
nuevos polos de poder. Uno es el salto de la India a la condición de potencia
nuclear con gran desarrollo en nuevas tecnologías. Para países como
Venezuela, España, Colombia y Brasil, cuya importancia como potencia ha sido
subrayada, lograron varios acuerdos orientados a resolver problemas
pacíficamente, especialmente en la extensa frontera colombo-venezolana.
Brasil encabeza el grupo de Sudamérica, que incluye a la comunidad Andina,
Chile y Argentina.
Cuando estas naciones puedan actuar cohesionadas, como bloque,
habrán construido otro polo de poder en la globalidad.