Publicado por21st Century Christian, Inc.

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TODAS LAS ESCRITURAS NKJVLas escrituras vienen de la New King James Version ©

1982, Thomas Nelson, Inc. Usado con permiso.

Libro para Adultos escrito por:Lamar Bowman

Libro para Adultos traducido por:Laura Dorris y Alba Hardin

Ilustrador:Jonathan Edelhuber

una división de 21st Century Christian, Inc.

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Sobre el AutorLamar Bowman estudió Lenguajes Bíblicas y Religión en la Universi-dad de Lipscomb. Él también es licenciado en enfermería y trabaja como enfermero en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville. Ha enseñado y escrito materias bíblicas para la Iglesia de Cristo en Brentwood Hills desde 2001. Lamar ha servido como un profesor adjunto en la Universidad de Lipscomb y vive con su esposa Amy y su hijo Luke.

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Lección Uno ..................................................... Página 5El Desafío de Ver Elías en la Presencia de Dios (1 Reyes 19:1-18)

Lección Dos ...................................................Página 13El Desafío de Saber Josías y el Pergamino Perdido (2 Crónicas 34:1-33)

Lección Tres ...................................................Página 19El Desafío de Conf iarJosafat Confía en Dios (2 Crónicas 20:1-24)

Lección Cuatro ..............................................Página 25El Desafío de ObedecerJonás Huye de Dios (Jonás 1:1—3:5)

Lección Cinco ................................................Página 33El Desafío de Creer Tomás Duda de la Resurrección de Jesús (Juan 20:19-29)

TABLA DE CONTENIDO

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IntroducciónEl llamado de Jesús es el llamado más singular que una persona puede recibir. Es un llamado a una visión radicalmente nueva de la vida. Es una oportunidad para interactuar con otros de una manera profundamente dif-erente mientras trabajamos para tener un impacto positivo para el Señor es esta vida. En resumen, es un desafío funcionar con una mentalidad orienta-da en el reino de Dios.

Al examinar episodios claves en el ministerio terrenal de Jesús, tendremos la oportunidad de encontrar nuestro lugar en la misión de la agenda del reino de Dios. Lucas captura la misión de Jesús de una manera única y en hacerlo, nos proporciona una visión maravillosa a los papeles que debemos desempeñar.

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Elías en la Presencia de Dios

Texto de la Lección1 Reyes 19:1-18

Romanos 4:20“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de

Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”

El Desafío de Ver

Lección Uno

INTRODUCCIÓN¿Recuerdas las fotos de “El Ojo Mágico” o “Magic Eye”? Eran populares en los noventa. Las imágenes parecían capas de líneas onduladas. Si las mirabas mucho tiempo y luego relajabas tus ojos, podías ver otra imagen, como un elefante o un árbol, escondido en el diseño. Hay una lección en esto para nosotros. La vida a menudo se ve como un lío confuso de líneas onduladas. Pero si miramos más allá de la confusión, podemos ver a nuestro Dios siempre presente, revelando Su carácter y propósito. Detrás de cada acontecimiento dentro de esta palabra, Dios está trabajando para lograr Sus propósitos.

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ANTECEDENTES CLAVEEl profeta Elías irrumpió en la historia de Israel con poca introducción (1 Reyes 17:1). La importancia del profeta no está en su genealogía ni en su estatus socioeconómico, sino en su servicio a Dios como Su profeta. Es un servicio que le guiará a experimentar no sólo la alegría y la maravilla del poder de Dios y el cuidado Paternal, sino el miedo y la depresión en el contexto de la persecución a causa de su fe.

El llamado de Elías vino dentro de un tiempo en la historia israelita cuando la infidelidad era la norma. Su primera misión fue confrontar los poderes políticos y religiosos de su época. El rey Acab (874-853 A.C.), el séptimo rey del estado norteño de Israel, era un rey militar poderoso y tenía una gran influencia internacional. Sin embargo, la Escritura lo ve por quien realmente es. Él falló en cumplir con los estándares de Dios, así su gobierno fue presentado como una catástrofe. Él se casó con Jezabel (1 Reyes 16:31-34), una princesa e hija del sacerdote-rey Et-baal (“Baal está vivo”) de Tiro, adorador del dios Melqart (también llamado Baal) que ascendió al trono a través del asesinato. Este matrimonio fue una estrategia política de su padre, Omri, para asegurar buenas relaciones con los fenicios. Las creencias entusiastas de Jezabel en el dios Baal elevaron esta religión dentro del estado al mismo nivel de la religión del Señor. El Baalismo se convirtió en la religión patrocinada por el estado. Poco se conoce del dios Baal, pero parece evidente que sus seguidores creían que él controlaba la fertilidad. Esto significaba que sus adoradores creían que Baal proveía la lluvia. Elías fue llamado a socavar la integridad de esta religión y exponer la impotencia de Baal. Al hacerlo, él exponía la tontería y los fracasos de los poderes políticos y religiosos del estado. El primer acto de Elías fue proclamar que la sequía y el hambre venían (1 Reyes 17:1), un acto que atacó directamente la religión del estado de adoración de Baal, el dios de las tormentas y la lluvia. Durante la sequía, Dios milagrosamente proporcionó alimento a Elías junto al arroyo Querit, por el Rio Jordán. Después Dios mandó a Elías en su segunda misión en el corazón de la patria de Jezabel, Fenicia, a la ciudad de Sarepta. Dios le dijo a Elías que fuera directamente al

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territorio del enemigo. El poder y la gracia de Dios no estaban limitados al pueblo de Israel. Incluso la patria de Jezabel no estaba fuera de la esfera de Su reinado. Elías aprendería que el poder de Dios no tenía y todavía no tiene limitaciones.

La sequía y la hambruna subsiguientes obligaron al rey Acab y su siervo, Abdías a buscar agua y comida para sus animales (1 Reyes 18:1-16). Abdías, un adorador fiel de Dios, se encontró con Elías durante su búsqueda y se hizo una reunión con Acab. Jezabel había estado ocupada con sus reformas religiosas que incluían matar a los profetas del Señor (18:4, 13). Elías desafió a los profetas falsos y arregló una confrontación en el monte Carmelo. Es allí que Elías expuso la impotencia de Baal y su consorte, Asera, por humillar y matar a 450 profetas de Baal y 400 profetas de Asera. La Ley requería la pena de muerte para los profetas falsos (Deuteronomio 13:1-18), y Elías demostró su compromiso con los mandamientos de Dios matando a los profetas. Esto no fue un acto de violencia descuidado, pero una respuesta a la crueldad de Jezabel y la obediencia a la Ley. Después de esta poderosa demostración de la superioridad de Dios sobre Baal, la lluvia regresó a la tierra (1 Reyes 18:41-46). Posteriormente, ¡no había duda de quién proporcionaba la lluvia! El pueblo de Israel fue testigo de estos eventos (1 Reyes 18:19) para llamarlos al arrepentimiento. Acab regresó a casa y reportó el incidente a Jezabel (1 Reyes 19:1), ¡pero Jezabel no iba a ser intimidada!

LECCIÓNLa Escritura no es tímida en revelar las debilidades de los fieles. Lo que pasó después del acontecimiento victorioso que ocurrió en el monte Carmelo muestra cuán rápidamente las circunstancias difíciles pueden cambiar el corazón de los fieles. Jezabel amenazó a Elías a través de su mensajero, probablemente sólo para intimidarlo. Si ella hubiera querido que lo arrestaran, habría enviado soldados. Elías entonces se desplomó en un estado de depresión y miedo. Jezabel había demostrado hasta dónde iría, matando a los profetas del Señor. La vida de Elías estaba en peligro. En 1 Reyes 19:3, hay una pregunta sobre el texto original.

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El texto hebreo comienza con el versículo “y él vio,” pero la mayoría de las traducciones prefieren el texto griego “y él tenía miedo.” A pesar de cuál lectura se prefiera, no hay duda de que Elías tuvo miedo. Elías huyó para Beerseba, una ciudad en la frontera meridional en Judá (ver 1 Reyes 4:25). Allí él dejó su sirviente personal y viajó al sur más allá de las fronteras de Judá para un día de viaje, cerca de 20-30 millas al desierto. ¿Estaba abandonando su misión? ¿Su miedo lo había llevado a tal desesperación que ya no podía enfrentar sus responsabilidades? Tenía su enfoque y visión borrosos, ¿y ya no podía ver los propósitos y el trabajo de Dios? Elías necesitaba un reencendido espiritual y emocional, para reenfocarse en su misión. Jezabel lo había intimidado y había nublado su visión. Sentado debajo de un enebro en el desierto, Dios envió a su Ángel dos veces para cuidar de sus necesidades físicas, proporcionando comida y agua. Físicamente recargado, Dios lo llamó al monte Horeb, que es monte Sinaí (ver Éxodo 3:1). Ya era hora de que él abriera sus ojos para ver el propósito de su misión. Dios lo llevó a una cueva, la tradición judía afirma que es la misma cueva donde Moisés se escondió cuando vio la espalda de Dios (Éxodo 33:17-23), pero esa afirmación no puede ser justificada. En esa cueva, Dios preguntó una pregunta en que todos los creyentes deben hacer una pausa y preguntarse: “¿Qué estás haciendo aquí, Elías?” (ver también Génesis 3:9). Esto debe ser considerado como un reproche, aun uno apacible, llamándole a reevaluar su decisión para huir de su misión. La respuesta de Elías fue intensificada por una visión sesgada de su situación (1 Reyes 19:10, 14). Él afirmaba ser “celoso” por el Señor, una palabra que lleva la idea de lealtad sin repartir, incluso cuando se trata de Dios Mismo (Éxodo 34:14). Él reclamó esa lealtad y había puesto su vida en peligro. El pueblo de Israel había abandonado a Dios, destruyó los lugares de adoración, y mató a los profetas. Ya no sentía que tenía un lugar entre la gente, pero Dios tenía una visión diferente. Elías vería el panorama más grande a través de una serie de eventos naturales causados por la mano de Dios.

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Elías estaba parado en la montaña, y Dios envió un gran viento, hizo que la tierra temblara, y envió fuego, pero Dios permaneció en silencio después de cada acontecimiento (1 Reyes 19:11-12a), eligiendo no responder a estos disturbios de la naturaleza. Fue cuando Dios causó un sonido suave y “fino” que finalmente habló con Elías. Los primeros tres actos son revelaciones del poder y el juicio de Dios y pueden haber significado para transmitir su ira hacia el pueblo de Israel (ver 2 Samuel 22:7-16; Isaías 30:30; Salmos 18:7, 12). También podrían ser recordatorios de lo que sucedió en la montaña siglos antes cuando Moisés trajo la Ley al pueblo de Israel, y se convirtieron en el pueblo del pacto de Dios (Éxodo 19:9, 16:34:6; Deuteronomio 5:23-26), trayendo la atención de Elías al propósito de su misión, recordándole lo que sucedió en el monte Sinaí años antes bajo el liderazgo de Moisés. El fenómeno no tiene que ser negativo en su significado, sino las formas en que Dios intentó mitigar los temores y las dudas de Elías mostrándole el significado de su obra. Los tres fenómenos naturales condujeron al acto climático de Dios hablando con una voz suave. La voz suave de Dios entonces reiteró la pregunta que él había preguntado antes: “¿Qué estás haciendo aquí, Elías?” A pesar de la manera suave en que Dios se acercó a Elías, la pregunta de su misión permaneció. La voz de Dios llamó a Elías para evaluar sus decisiones y enfocarse en su misión, la cual estaba lamentablemente descuidada. Sólo cuando Dios habló y se enfrentó a Elías, fue cuando él entendió su vocación. La palabra de Dios condena y sana. La voz “fina,” suave no llegó en la debilidad o la timidez, pero con un poder calmante y autoridad suave. Entonces Dios le envió de nuevo a ungir a Jehú como rey de Israel, Hazael como rey de Siria, y Eliseo como su sucesor. Los tres iban a desempeñar un papel en traer a Acab, Jezabel, y el culto de Baal a su fin. Su misión no sería infructuosa. ¡Dios lo vindicaría!

En su depresión, Elías había distorsionado la realidad de su situación. Él había afirmado que era el único adorador fiel que quedaba en Israel. ¿Qué hay sobre Abdías, el sirviente fiel de Acab? ¿Qué hay sobre los 100 profetas fieles que Abdías había escondido en cuevas (1 Reyes 18:3-4)?

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¿Qué hay sobre el propio criado de Elías que él dejó en Beerseba (19:3)? Su miedo y desesperación lo llevaron a afirmaciones irracionales que pudieron haber sido el ímpetu de su huida de su misión. Dios deja claro que él estaba equivocado. Él todavía tenía 7,000 fieles entre la gente. Elías no estaba solo a pesar de sus percepciones o sentimientos. Dios deja claro que él fue la razón de la existencia continua de los fieles, y Él sustentaría a Elías a través de todo (1 Reyes 19:18). Elías tenía que volver, pero no estaría solo. Su trabajo no estaba terminado, y Dios no iba a permitir que él hiciera excusas para no completarlo. ¡Dios esperaba que Elías volviera a trabajar! Es la misma expectativa que Dios tiene para todos nosotros. Cuando el camino parece largo o aterrador, recuerda que los propósitos de Dios para nuestras vidas son mucho más grandes que nuestros miedos, y Él está caminando junto a nosotros, dirigiendo nuestros pasos.

APLICACIÓNEn los tiempos buenos y malos, Dios está presente y trabajando para lograr Su voluntad. No podemos permitir que esa verdad se oscurezca por el mundo que nos rodea. Elías, el profeta, lucharía con este problema. Su mundo estaba en crisis, y fuerzas hostiles lo acosaron. ¿Qué estaba haciendo Dios en todo esto? ¿Cómo podría continuar una misión que parecía que estaba destinada a fracasar? Elías corrió. La desesperación y la depresión ganaron temporalmente, pero Dios no le dejó huir de sus responsabilidades. Elías necesitaba una perspectiva fresca, una nueva visión. Necesitaba que Dios abriera sus ojos para ver el verdadero propósito y objetivo de su vocación. Dios gentilmente lo llamó de vuelta a donde comenzó el pacto, y como Moisés, se le dio una experiencia única de la presencia de Dios para animarlo a continuar su misión. Elías estaría imbuido con confianza, no sólo experimentando el poder de Dios a través de los símbolos de poder y juicio, sino también por el poder curativo y suave de Su voz. Fue allí cuando Dios se enfrentó a Elías con una pregunta que todos debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Qué deberíamos estar haciendo?

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PREGUNTAS DE DISCUSIÓN 1. ¿Por qué Elías huyó al desierto? ¿De qué manera huimos de Dios y

nuestras responsabilidades a Él?2. ¿Elías tenía razón cuando le dijo a Dios que él era la única persona

fiel que quedaba en Israel? ¿Cuál fue la respuesta de Dios? ¿Qué podemos aprender de su respuesta para nuestras vidas hoy?

3. ¿Qué representan el viento, el terremoto y el fuego? 4. ¿Por qué Dios se reveló a Sí Mismo ¿en una “pequeña, suave voz” al

final? ¿Qué significó esto para Elías? 5. ¿Qué lecciones podemos aprender de esta historia sobre el miedo y

la depresión? ¿Cómo ayudó Dios a Elías a lidiar con su miedo? ¿Su depresión?

6. ¿Qué quería Dios que Elías descubriera sobre la naturaleza de Dios en el monte Horeb? ¿Qué estaba diciendo Dios acerca de la misión de Elías?

7. ¿Por qué habría pensado Elías que era el único miembro fiel del pueblo de Dios que permanecía? ¿Con qué frecuencia nos sentimos solos? ¿Cómo podemos como una comunidad ayudarnos los unos a otros sentirnos apoyados en nuestras luchas?

8. Responde a la siguiente pregunta como una comunidad: ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Cómo podemos saber que estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos?

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