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Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org Instituto de Desarrollo Económico y Social Movimientos sociales e identidades colectivas: repensando el ciclo de protesta obrera cordobes de 1969-1971 Author(s): Mónica B. Gordillo Source: Desarrollo Económico, Vol. 39, No. 155 (Oct. - Dec., 1999), pp. 385-408 Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3455951 Accessed: 27-03-2015 12:57 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 190.48.178.161 on Fri, 27 Mar 2015 12:57:56 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Movimientos sociales e identidades colectivas: repensando el ciclo de protesta obrera cordobes de1969-1971

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Instituto de Desarrollo Económico y Social

Movimientos sociales e identidades colectivas: repensando el ciclo de protesta obrera cordobes de1969-1971 Author(s): Mónica B. Gordillo Source: Desarrollo Económico, Vol. 39, No. 155 (Oct. - Dec., 1999), pp. 385-408Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3455951Accessed: 27-03-2015 12:57 UTC

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DESARROLLO ECONOMICO, vol. 39, N- 155 (octubre-diciembre de 1999)

A385PP

MOVIMIENTOS SOCIALES E IDENTIDADES COLECTIVAS: REPENSANDO EL CICLO DE

PROTESTA OBRERA CORDOBES DE 1969-1971

MONICA B. GORDILLO*

El arho 1969 marco el inicio de la descomposici6n del regimen de la Revoluci6n Argentina que se traduciria en un cuestionamiento generalizado por parte de diversos sectores de la sociedad.

Adem.s puso de manifiesto una crisis de autoridad en el interior de

las diferentes organizaciones de la sociedad civil que coincidi6 tambien con la aparici6n de la juventud en la esfera pOiblica como un actor colectivo dispuesto a romper con el pasado y Ilevar a cabo una reparaci6n moral1. Este proceso, que se habia venido conformando durante toda la decada del '60 como consecuencia de la modernizaci6n econ6mica y cultural, encontr6 en la brecha abierta por el cordobazo el escenario para una redefinici6n desde abajo creando el marco, a su vez, para que de la resistencia que habia caracterizado a la etapa anterior2 se pasara a la accion colectiva, comenzando a tomar cuerpo un ciclo de protesta que serviria de base para la construcci6n de un movimiento social. Al hablar de ciclo de protesta uso el concepto de Tarrow que se refiere a una fase de intensificaci6n de los conflictos y de la confrontacion, que incluye una

r.pida difusion de la accion colectiva de los

sectores mas movilizados a los menos movilizados, un ritmo de innovacion acelerada en las formas de confrontaci6n, marcos nuevos o transformados para la accion colectiva, una combinacion de participaci6n organizaday no organizada y unas secuencias de interacci6n intensificada entre disidentes y autoridades que pueden terminar en la reforma, la represi6n y, a veces, la revoluci6n3

El observar la intensificaci6n y nuevas formas de la acci6n colectiva me hizo pensar en la utilidad de recurrir a los planteos teoricos recientes sobre movimientos sociales que han buscado compatibilizar las visiones que ponen el acento en la disponibilidad de recursos

* Investigadora del CONICET y del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofia y Humanidades de la Universidad Nacional de C6rdoba. [ Part.: El Bv. Illia 472, E. PB / 5000 C6rdoba / Telefax: (54 351) 425.1903 / E- mail: <[email protected]>.]

1 La incorporaci6n de este nuevo actor fue importante para reforzar la crisis de autoridad, consumindose entre los j6venes Io que Juan Carlos Torre caracteriz6 como un "parricidio politico". Cfr. Juan Carlos TORRE: "A partir del Cordobazo", Estudios NW 4, julio-diciembre de 1994, p. 17.

2 Ver al respecto mi trabajo: "Cultura y formas politicas de resistencia de los trabajadores peronistas en los '60", Cuadernos de Historia del CIFFYH. Serie Economia y sociedad. C6rdoba, A. I, N2 1, noviembre 1997, pp. 47-87.

3 Sidney TARROW: El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acci6n colectiva y la politica. Madrid, Alianza, 1997, p. 264.

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organizativos, como la teoria de la movilizaci6n de recursos y las que lo colocan en los procesos politicos y factores coyunturales, con las que se centran mas en los procesos culturales, en la atribuci6n de sentido y en las identidades colectivas para explicar la disposici6n para la acci6n4

En este trabajo entonces, como lo indica su titulo, se intentard plantear la relaci6n entre dos conceptos: el de movimiento social y el de identidad colectiva desde una doble perspectiva: 1) Ac6mo influye la construcci6n de la identidad para decidir un determinado curso de acci6n? o, dicho en otros terminos, ,que Ileva a la gente a comprometerse en la acci6n?, y 2) Eque consecuencias trae, c6mo se redefine una identidad a partir de la participaci6n en la acci6n colectiva, c6mo se capitaliza esa experiencia en los actores? La

definici6n que Melucci da de identidad colectiva como el "proceso de construcci6n de un sistema de acci6n', como la capacidad del actor para definirse a si mismo y a su ambiente que implica la elaboraci6n de expectativas y la evaluaci6n de las posibilidades y limites de su acci6n5, aparece como un punto de partida interesante para responder estos interrogantes.

En ese sentido, la intenci6n del trabajo es aplicar las categorias te6ricas surgidas de la confluencia entre las que han sido conocidas como las vertientes norteamericana (teoria de la movilizaci6n de recursos y estructurade laoportunidad politica) y europea (construcci6n de identidades colectivas) al andlisis de la coyuntura cordobesa de 1969-1971, con el objeto de ponerlas a discusi6n y a traves del andlisis empirico valorar su pertinencia. Lo que se plantea como primera hip6tesis es que el ciclo de protesta desencadenado en C6rdoba por los trabajadores de los sectores dinamicos de la economia -trabajadores de las plantas de IKA-Renault y Fiat fundamentalmente- habria dado nacimiento a un movimiento social que hacia 1971 dio paso a un movimiento politico que abrid nuevas oportunidades para otros actores y redefini6 las identidades. En relaci6n con lo anterior, los factores que se proponen para analizar el surgimiento y desarrollo de este movimiento social pueden encuadrarse en tres grandes grupos, referidos a: 1) la estructura de oportunidad politica, 2) las estructuras a traves de las cuales se conform6 y canaliz6 la acci6n colectiva, los recursos que se pusieron a disposici6n del movimiento y 3) los marcos culturales que construyeron la oportunidad para la acci6n y modelaron las estrategias del movimiento, incorporaron nuevos simbolos y redefinieron las identidades colectivas.

El primer gran grupo de factores aludidos se refiere a los cambios operados en la estructura institucional o en las relaciones de poder, asi como a la capacidad y disposici6n del Estado para la represi6n, que tornarian al sistema politico en vulnerable para la emergencia de un movimiento social, definido como el desafio colectivo planteado por personas que comparten objetivos comunes y solidaridad en una interaccibn mantenida con las elites, los oponentes y las autoridades6. Tarrow serala como las transformaciones mas

4 Cfr. D. MCADAM, J. MC CARTHY y M. ZALD (edit.): Comparative perspectives on social movements. Political opportunities, mobilizing structures and cultural framings. New York, Cambridge University Press, 1996.

5 Cfr. Alberto MELUCCI: "Asumir un compromiso: identidad y movilizaci6n en los movimientos sociales", Zona Abierta WN 69, 1994, p. 172.

6 Esta es la definici6n dada por Sidney TARROW en op. cit., p. 21. Otros intentos, entre muchos, por precisar el concepto son los Ilevados a cabo por Marisa REVILLA BLANCO, Joaquim RASCHKE y Alberto MELUCCI en sus trabajos aparecidos en el WN 69 de la revista Zona Abierta, 1994. Alli tambi6n Manuel PEREZ LEDESMA resefia c6mo ha sido concebido el concepto a trav6s del tiempo y los diferentes factores que se fueron esbozando para explicar la acci6n colectiva. En lineas generales pueden destacarse como notas que, a mi parecer, caracterizan a este tipo de acci6n su contenido estrat6gico, en el sentido que siempre estc presente algOn tipo de relaci6n entre fines y medios, con una alta integraci6n simb6lica, su intenci6n de Ilevar a cabo, evitar o anular cambios sociales, su conformaci6n en la arena de la sociedad civil para -en la mayoria de los casos-proyectarse a la arena politico-institucional y su continuidad en el tiempo.

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importantes en la estructura de la oportunidad politica las que se refieren a la apertura del acceso a la participaci6n, los cambios en los alineamientos de los gobiernos, la disponibilidad de aliados influyentes y las divisiones entre las elites7; tratare de destacar c6mo esos factores operaron para la emergencia del movimiento que se intenta estudiar.

El segundo grupo de factores considera los vehiculos colectivos tanto formales como informales a trav6s de los cuales los actores se movilizan y las organizaciones y redes sociales que se utilizan para construir y sostener un movimiento, ya que los sostenedores de la teoria de la movilizaci6n de recursos consideran a los movimientos sociales como una prolongaci6n de actuaciones institucionalizadas, pero presentando un concepto amplio de recurso que incluye tambien el trabajo no especializado de quienes apoyan el movimiento8.

Pero estos factores no pueden operar sin la capacidad de los actores para percibirlos como tales e integrarlos dentro de una estructura cognoscitiva que defina el campo de posibilidades y limites, o sea para que puedan operar esos factores deben ser "enmarcados" culturalmente, es decir, se construye una determinada representaci6n sobre el orden politico y econ6mico existente y sobre el lugar de los actores dentro de 61 que condiciona las estrategias y el repertorio de confrontaci6n a adoptar que son, a su vez, especificos y limitados hist6ricamente. Esto nos introduce en el tercer grupo de factores, que se torna central dentro de mi planteo, incursionando en el terreno de la cultura politica9 pero, en este caso, utilizando un concepto mucho mas acotado y operativo, el de marco cultural, entendido como las metiforas especificas, las representaciones simbdlicas y las claves cognitivas usadas para evaluar los eventos, interpretar o moldear el comportamiento y sugerir modos alternativos de accibn10. En efecto, los estudios actuales interesados en el analisis cultural coinciden en destacar el cambio operado en el concepto de cultura y en las formas de su abordaje, desde una visi6n sistemica, contextual, amplia y mas estitica a otra que apuntaria a un sentido mas perfomativo, practico y estrategico que permitiria entender mejor c6mo los actores y grupos procesan la cultural1. A diferencia del concepto de ideologia -que refiere a un conjunto de enunciados racionalmente encadenados que no admiten la contradicci6n interna y que mantienen cierta continuidad en el tiempo, que aparecen ademas cuando los asuntos politicos ya no son mero objeto de creencia o de autoridad sino que reclaman argumentos l6gica y empiricamente sustentados12- la noci6n de marco cultural permite explicar la conformaci6n de representaciones colectivas

7 Cfr. S. TARROW, op. cit., p. 156. 8 Cfr. J. C. JENKINS: "La teoria de la movilizaci6n de recursos y el estudio de los movimientos sociales", Zona

Abierta N2 69, 1994, pp. 5-49. Alli seiala que, sobre todo en los '60 y '70, los recursos se habrian derivado tambien de una "comunidad consciente" (conscience constituency) que formaba parte de la emergente clase media y que aport6 recursos de fundaciones, medios de comunicaci6n, universidades, etc6tera, para apoyar ciertos movimientos sociales.

9 Tema de mi investigaci6n en CONICET y a la que he definido como el conjunto de normas, valores, prdcticas y representaciones colectivas ampliamente compartidas que establecen un determinado sentido del orden econ6mico, social y politico deseables, las prioridades politicas y las formas de canalizaci6n del conflicto social, constituyendo una trama de significantes que se yuxtaponen para definir una identidad. VWase Informe Anual presentado al CONICET, noviembre de 1997.

10 Mayer ZALD: "Culture, ideology and strategic framing", en Mc ADAM, MC CARTHY y ZALD (eds.), op. cit., p. 262.

11 Para este tema v6ase Hank JOHNSTON y Bert KLANDERMANS: The cultural analisis of social movements", en H. JOHNSTON y B. KLANDERMANS: Social movements and culture, University of Minnesotta Press, 1995, y Ann SWIDLER: "Cultural Power and Social Movements", en JONHSTON y KLANDERMANS, op. cit.

12 Emilio DE IPOLA: "Crisis y discurso politico en el peronismo actual: el pozo y el p6ndulo", en Eliseo VERON et al.: El discurso politico. Lenguajes y acontecimientos. Buenos Aires, Hachette, 1987, p. 96.

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r6pidamente difundidas y compartidas entre diversos sectores sociales, a nivel mas de sentido comoin, sin la necesidad de que medien discursos politicos legitimadores que definan todos y cada uno de los componentes del orden deseable. Ahora bien, en relaci6n con lo anterior, lo que caracterizaria a un marco para la accion colectiva seria, segOn Gamson, la existencia de tres componentes bAsicos: injusticia, agencia e identidad. El primero se refiere a una hot cognition, una percepci6n que es individual, ligada a ta emocion, pero que se torna social al tomarse conciencia de una situacidn y al representarsela como colectiva. El segundo se refiere a la convicci6n de que es posible modificar las condiciones a traves de ia acci6n, y tiene que ver con el sentirse protagonista de la historia. El componente referido a la identidad es fundamental para pasar de un sentimiento de insatisfaccion personal a definir un "nosotros" en oposici6n a un "ellos", ya que sin un adversario potencial o real la acci6n colectiva no puede concretarse'3. Pero para que esos componentes sean percibidos es necesario que se los defina como tales y esto s6lo se hace a partir de otros determinantes tales como el conocimiento adquirido por la experiencia previa, la circulacion de la informaci6n y la interacci6n con los pares y con otros referentes que modelan las disposiciones individuales para ia accion14. De ahi que un aspecto muy importante a considerar sea tambien c6mo los medios de comunicaci6n intervienen para construir o aplacar la protesta social, en un doble sentido15, como enmarcadores de los componentes anteriormente serialados pero, tambien, como recurso que los actores buscan utilizar para construir las estrategias del movimiento, crear nuevos marcos y asi aumentar el nuimero de seguidores o conseguir respuestas a sus demandas. Sin embargo, los medios no actuian sobre individuos pasivos; el efecto de los primeros estara directamente relacionado con la experiencia vivida por los actores y con la existencia previa de una identidad colectiva. Este aspecto por si solo requeriria un estudio especifico que no es posible encarar aqui, pero no queria dejar de incorporarlo como un elemento sumamente importante a considerar, indicando algunas particularidades advertidas en el andlisis del periodo estudiado.

En lo que a este se refiere, considero que a fines de 1969, capitalizando ta experiencia del cordobazo, comenzaron a plantearse nuevas formas de desafio colectivo que trascendieron los marcos institucionales de un determinado sindicato, definieron objetivos comunes, esta- blecieron redes horizontales para la acci6n colectiva y, en la interacci6n con diferentes acto- res sociales, fueron definiendo los contenidos del movimiento. Lo que se plantea, entonces, como segunda hipotesis se refiere a que esos trabajadores enmarcaron la oportunidad politica para la acci6n dentro de una representaci6n de injusticia pero, a la vez, de crisis en la estabilidad del gobierno que lo Ilevaria a mitigar los mecanismos de represion y a intentar vias de negociaci6n y conciliaci6n. Por Oltimo, y relacionado con lo anterior, se plantea como otra hip6tesis que ese ciclo de protesta introdujo cambios en los repertorios de confrontaci6n, resignificando simbolos ya presentes en la cultura politica cordobesa y creando otros para enmarcar la acci6n colectiva que tuvieron importantes consecuencias en las identidades.

13 William GAMSON: "Constructing social protest", en JONHSTON y KLANDERMANS, op. cit., p. 90. 14 V6ase B. KLANDERMANS y S. GOSLINGA: "Media publicity and collective action frames", en Mc ADAM, et al., op.

cit., p. 328. 15 Doug Mc Adam serlala como uno de los principales factores para la constituci6n y mantenimiento de un

movimiento el atraer la cobertura de los medios y el reducir las opciones de control social de sus oponentes, a tal punto de construir en ocasiones, como la por 61 estudiada, las estrategias en funci6n de esos objetivos. V6ase su trabajo: "The framing function of movements tactics: strategic dramaturgy in the american civil rights movement", en Mc ADAM et al., op. cit., p. 339-355.

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Pasaremos ahora a analizar los factores seialados tratando de evaluar su incidencia y posible aplicaci6n al caso analizado. Luego de esa presentaci6n general, me concentrare en Io que se refiere alas claves culturales utilizadas en el periodo y a los cambios producidos en el repertorio de confrontaci6n.

La oportunidad politica para la acci6n y las estructuras movilizadoras:

La politica economica inaugurada a partir del 28 de junio de 1966 por el gobierno militar de la Revolucion Argentina, que tenia como objetivo aplicar medidas de estabilizacion y racionalizaci6n a largo plazo para beneficiar a la gran industria -fundamentalmente a las transnacionales-, necesitaba limitar el poder de las distintas corporaciones. Luego de los primeros tanteos, esa orientaci6n qued6 firmemente definida a partir de la designaci6n de Adalbert Krieger Vasena en el Ministerio de Economia, quien lanz6 el plan de estabilizaci6n en marzo de 1967. A traves de 61 se impuso una devaluaci6n de la moneda del 40 %, la liberaci6n del mercado cambiario, la fijacibn de altos impuestos para las exportaciones no industriales y una rebaja del 50 % en las barreras aduaneras, el congelamiento salarial hasta diciembre de 1968, suspendiendo por lo tanto las comisiones paritarias, y se restablecio el decreto 969/66 que habia reglamentado la ley de asociaciones profesionales. La oposici6n a este plan por parte de los principales sindicatos Ilev6 a la intervenci6n y retiro de la personeria gremial de varios de ellos por parte del gobierno.

Sin embargo, la contundencia de las movilizaciones iniciadas ya a fines de 1968 reclamando, entre otras cosas, aumentos salariales establecidos por el mecanismo de la concertaci6n colectiva, que culminaron en la protesta masiva de mayo de 1969, mostraron al gobierno la necesidad de modificar su orientaci6n instalando ciertas prioridades en su agenda para frenar el ciclo de protesta. Fue asi que, luego del "cordobazo", este baso su politica frente a los sindicatos en dos ejes principales: por un lado, conseguir la paulatina normalizaci6n de la CGT dividida en dos lineas antag6nicas, con el objeto de obtener apoyo institucional paralos planes del gobierno y, por otro, restablecer aunque en forma condicionada el mecanismo de la concertaci6n para flexibilizar la posici6n de los sindicatos. Dentro de ese planteo y, tambien como una manera de evitar otro nuevo paro decretado por la CGT para el 27 de agosto, el gobierno hizo el 23 de ese mes importantes anuncios, disponiendo la convocatoria de las comisiones paritarias para negociar las retribuciones y condiciones de trabajo que regirian a partir del 1 de enero de 1970. El restablecimiento del mecanismo de la concertaci6n seria, no obstante, condicionado ya que al poco tiempo el gobierno anuncib topes para los aumentos salariales que oscilarian entre el 10 y 13 %16. La politica del gobierno parecia una concesi6n mas formal que real, pero, de todas maneras y a pesar de las limitaciones, el anuncio de convocatoria a paritarias cred un nuevo marco que hizo posible reanudar la actividad sindical en las plantas fabriles en pos de conseguir acuerdo para las pautas negociadas. Asi se abrieron canales de acceso a la participaci6n por donde expresar el descontento obrero, actuando -como veremos- como disparadores de ciertos movimientos de base en las empresas automotrices.

Otra medida que actuo como incentivo para atraerse a ciertos sectores de los trabajadores, reanudar un di~logo sistemttico con las copulas sindicales y mantener latente en ellas el espiritu de negociaci6n, fue la nueva ley sobre obras sociales propuesta por el

16 Los Principios, C6rdoba, 25-8-1969, y C6rdoba. C6rdoba, 8-9-1969. Los aumentos solicitados por los trabajadores superaban el 40 %.

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gobierno a comienzos de 1970. Si bien el Estado cre6 los mecanismos para ejercer control sobre los fondos manejados por los sindicatos, fundamentalmente a trav6s de la creaci6n del Instituto Nacional de Obras Sociales (INOS), los aportes que aquellos recibirian se verian incrementados notablemente al aumentarse el porcentaje de descuento y, Io mas importante, las obras sociales quedarian en manos de los sindicatos17.

Como se podra observar, se fueron abriendo asi los canales para la participacion lo que, por un lado, evidenciaba la crisis del regimen, pero, por otro, acentu6 tambien las divisiones dentro de las elites gobernantes entre los que querian mantener la ortodoxia del proyecto de la Revoluci6n Argentina y los que empezaron a ver la necesidad de buscar apoyos en otros sectores sociales para mantenerse en el gobierno, entre ellos en los sindicatos. Esas divisiones se intensificaron tras el impacto que signific6 la aparici6n pOblica de la organizaci6n guerrillera peronista "Montoneros" con el secuestro y muerte del ex presidente general Pedro Eugenio Aramburu en junio de 1970, y que llev6 al reemplazo de Ongania por Levingston. Estos hechos sacudieron la estabilidad del bloque dominante creando una fuerte sensaci6n de incertidumbre que Ilev6 al nuevo presidente a revisar la orientaci6n de la politica econ6mica y social, d&ndosele mayor participaci6n a los distintos sectores sociales, fundamentalmente a los del trabajo.

La predisposici6n favorable a la apertura y mantenimiento de los canales para la negociaci6n fue particularmente clara en Cordoba luego del cordobazo, sobre todo desde mediados de 1970 a partir del gobierno de Bernardo Bas, quien incluso apoy6 -como veremos- algunas reivindicaciones obreras frente a la intransigencia empresaria.

Otro aspecto importante a considerar para la creaci6n de las oportunidades politicas es el que se refiere a la adhesi6n de aliados influyentes que apuntalan y dan cuerpo a una ret6rica de cambio. Los movimientos de base que tuvieron lugar en C6rdoba en el sector dinamico de la economia contaron con el apoyo de otros sectores sociales, entre ellos el de intelectuales progresistas como abogados, que no s61lo asesoraron a la nueva dirigencia sino que iniciaron sistematicas camparas de reclamos por la liberaci6n de los presos politicos y sindicales. Tambien importantes sectores de las elites gobernantes locales, muchos de ellos cercanos a la democracia cristiana, se predispusieron favorablemente para encontrar soluciones negociadas frente a la protesta obrera. Es de destacar, adem s, la adhesi6n de ciertos p rrocos enrolados en el movimiento de sacerdotes para el tercer mundo que, en C6rdoba, tuvo un desarrollo importante para la 6poca, brindando no s6lo apoyo material a los trabajadores sino tambien instalando su problemitica entre otros sectores sociales a traves de las diferentes actividades realizadas en las parroquias. Otro aliado permanente fueron los estudiantes, que colaboraron para la difusi6n de los movimientos y para darle un contenido mas integral a las reivindicaciones. Ademas, ciertos sectores del empresariado nacional ligados al peronismo empezaron a apoyar las reivindicaciones obreras colaborando en crear consenso en torno de Io que empezaba a ser entendido como un plan economico "nacional" contrario a los de "entrega" que propiciaba el gobierno. En este sentido fueron muy importantes las reuniones que la CGE comenz6 a mantener con la CGT a comienzos de 1970 y que, de ahi en mas, continuarian regularmente8.

Lo descripto fue, entonces, el marco de referencia que creo la estructura de oportunidades politicas: cierta apertura de parte del gobierno removiendo obstaculos para

17 La Voz del Interior, C6rdoba, 23-1-1970. 18 Resultado, Buenos Aires, 30-6-1970, p. 10.

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la participaci6n y exteriorizaci6n de la protesta, divisiones y crisis dentro de las elites gobernantes y atracci6n de aliados influyentes que habrian hecho posible la expresi6n del descontento social y la acci6n colectiva. Esa situacic6n permitiria expresar -como veremos- lo vivido como injusticia, derivada en primera instancia del mundo del trabajo para proyectar luego una explicaci6n global de la injusticia que la ligaba al funcionamiento de todo el regimen politico que lideraban las Fuerzas Armadas.

Pasando al segundo grupo de factores, en cuanto a las estructuras utilizadas para la movilizacion se operaria tambien un cambio, aunque al comienzo no se subvirtieran abiertamente los mecanismos formales de canalizaci6n del conflicto contemplados dentro de la estructura sindical. Sin embargo, durante el desarrollo de la protesta se fueron modificando los contenidos de las reivindicaciones hasta convertirse en un cuestionamiento a la dirigencia sindical. Es necesario destacar que el imaginario de un sindicalismo aut6nomo en C6rdoba habia sido sistemiticamente alimentado por los dirigentes locales, sobre todo por los del SMATA, s6lo que con relaci6n a las copulas sindicales nacionales. Ahora, en cambio, comenzaria a plantearse como una exigencia de democracia interna. En ese sentido Zald y Berger serIalaron que a menudo los movimientos emergen dentro de las instituciones empleandolas para establecer contactos entre redes de disidentes y utilizando la ideologia de las primeras, interpretada literalmente pero con nuevos contenidos, contra sus propios portadores oficiales19. Eso fue lo que ocurri6 en los sindicatos mecanicos de C6rdoba luego del cordobazo y, especialmente, en el marco abierto por la convocatoria a comisiones paritarias para la renovaci6n de los convenios colectivos, donde comenz6 a operarse lo que puede ser definido como un proceso de irrupci6n de las bases sobre los dirigentes. A los efectos del andlisis es posible distinguir las que al comienzo aparecieron como reacciones frente a las politicas empresarias y las que desde el primer momento intentaron cuestionar a la dirigencia sindical. Dentro de las primeras, la mas temprana fue la que tuvo lugar en ILASA (Industria Latinoamericana de Accesorios S. A.), asociada a la empresa IKA-Renault, donde el 16 de julio de 1969 el personal espontaneamente hizo abandono de tareas y decidi6 un paro por 24 horas en repudio frente al despido de un obrero y a los intentos de aplicar la incentivaci6n. Motivada por esa medida, al dia siguiente la Comisi6n Interna de Reclamos del II Turno de la planta principal en Santa Isabel resolvi6 el abandono de tareas y el cumplimiento de un paro por no haber atendido la empresa los reclamos de seguridad en Forja. En ambos casos las iniciativas partieron de las Comisiones Internas de Reclamos que le impusieron a la Comisi6n Directiva peronista del SMATA la realizaci6n de un paro para el 29 de julio. Si bien esta lo respald6 totalmente, comenz6 a advertir sobre la necesidad de mantener el orden y la unidad en torno de la conducci6n; evidentemente, ya se observaban sintomas de quebrantamiento de la disciplina sindical. Ya en el marco de las negociaciones para renovar el convenio2? tuvo lugar un nuevo conflicto en la planta de Grandes Motores Diesel de Fiat, unico personal de la misma afiliado al SMATA, en setiembre de ese ario. Esta protesta, donde los trabajadores recurrieron incluso a la ocupaci6n de fabrica, se resolvid satisfactoriamente y serviria de conflicto "testigo" para incentivar la acci6n en las otras plantas de la empresa.

19 Citados por S. TARROW, op. cit., p. 252-253. 20 Aqui s6lo se mencionan algunos ejemplos para ilustrar las tendencias predominantes; una mayor

puntualizaci6n de los diferentes conflictos que tuvieron lugar en el marco de las negociaciones colectivas mostrando c6mo se movilizaron las estructuras intermedias, aparece en mi trabajo "La irrupci6n de las bases y la representaci6n del orden entre los trabajadores mecAnicos cordobeses, 1969-1971", presentado en las XVI Jornadas de Historia Econ6mica, Universidad Nacional de Quilmes, setiembre de 1998.

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Como ejemplos mas representativos del segundo grupo de conflictos, habria que sehalar los que tuvieron lugar a comienzos de 1970: la imposici6n de una nueva dirigencia en el SITRAC (Sindicato de Trabajadores de Fiat Concord) luego de la asamblea del 23 de marzo, y en el SITRAM (Sindicato de Trabajadores de Fiat Materfer) al poco tiempo, dando origen a lo que seria luego conocido como el sindicalismo "clasista" de Fiat, las ocupaciones de fabrica en la Divisi6n Planta Matrices (Perdriel) integrada a la empresa IKA-Renault en mayo -donde se encontraba el personal mas calificado e ideologizado dentro del SMATA- y en la planta de Santa Isabel durante todo el mes de junio de 1970. En todos los casos la movilizaci6n fue promovida por las bases o estructuras intermedias pero luego comenzaron atejerse redes sociales mAs amplias, como veremos al analizar los repertorios de contenci6n utilizados, donde se pusieron a disposicion del movimiento de protesta una serie de recursos que excedian los de las organizaciones implicadas: sistemas de comunicacibn, cobertura en los medios, locales en las facultades para hacer conocer sus demandas, entre otros recursos. Esto se evidenciaria claramente sobre todo en la acci6n desplegada por la nueva dirigencia del SITRAC y SITRAM que, desde una lucha inicial por hacer efectiva una verdadera representaci6n sindical por lo que exigieron la renuncia de las comisiones directivas anteriores, la democracia interna y un convenio similar al del SMATA al que la empresa Fiat sistematicamente se habia opuesto, fue agregando otros contenidos que, como veremos, la convertiria en uno de los polos aglutinadores de una alternativa politica. Pero tambien el sindicalismo peronista de C6rdoba terminaria definiendo su lucha como politica. Pasaremos a considerar ahora c6mo se fue construyendo una "ret6rica de cambio" que se sirvi6 de los factores anteriores para evaluar positivamente el riesgo de la acci6n y generar importantes expectativas con respecto a la posibilidad de cambio.

Enmarcando la oportunidad: urgencia, agencia e identidad

Como seialamos al comienzo, las condiciones "objetivas" para la acci6n s61o se ven como tales cuando son "enmarcadas" socialmente, cuando se construye a partir de la lectura que se hace de la "realidad" la oportunidad para la protesta social. Y para ello, tan fundamental como la representacion de una situaci6n de injusticia es la convicci6n de que se la puede modificar a traves de la acci6n; en caso contrario, la percepci6n de la injusticia puede derivar en la resignacion o en formas veladas de resistencia que no aparecen como disruptivas para el sistema. Pero adem6s, para entender lo que sucedio en C6rdoba, es necesario considerar que la sensaci6n de injusticia puede originarse bajo diferentes circunstancias, no s6lo como consecuencia de una fuerte opresi6n o autoritarismo sino, tambien, dentro de lo que puede ser definido como un sentimiento de "privaci6n relativa" que resultaria de la disparidad entre las expectativas y las realidades, entre el "deber ser y el ser en la satisfacci6n de valores colectivos"21. Y la posibilidad de que estalle finalmente la acci6n, se derivaria de la intensidad del sentimiento de privaci6n y las dimensiones del grupo afectado por el. Lo anterior puede aplicarse muy bien a la coyuntura cordobesa analizada por tratarse de una epoca de expansion econ6mica donde, sin embargo, se perdieron ciertos beneficios. La informaci6n manejada por los trabajadores les Ilevaba a concluir que las ganancias se obtenian exclusivamente a costa de la explotaci6n del trabajador. La sensaci6n de injusticia se habia mitigado en el pasado cuando la expansi6n de Ia empresa

21 Cfr. Manuel PEREZ LEDESMA: "Cuando Ileguen los dias de la c61lera. Movimientos sociales, teoria e historia". Zona Abierta WP 69, 1994, p. 77-78.

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habia tenido como correlato lo que podia ser entendido como una prctica distribucionista, manifestada entre los trabajadores del SMATA C6rdoba en la clAusula de su convenio que habia establecido desde 1960 la actualizaci6n cuatrimestral del salario, segOn los indices de aumento del costo de vida. En 1969, suspendidos los convenios colectivos, los trabajadores veian limitada su capacidad para presionar alas empresas, lo que era atribuido al poder que estas, como "pulpos extranjeros", ejercian sobre el gobierno. Si nos atenemos a los datos objetivos, puede observarse desde 1968 la perdida paulatina del liderazgo de la empresa IKA-Renault acompaiada de un proceso de estancamiento y retroceso en el nivel de ganancias. No ocurri6 lo mismo con la Fiat, la otra empresa radicada en C6rdoba, que en este periodo pas6 a liderar el mercado y vio incrementadas constantemente sus ganancias, al menos hasta 19732. Ahora bien, ?que datos manejaban lostrabajadores pararepresentarse la situaci6n de las empresas? En primer lugar los que los afectaban mas directamente, los referidos a la intensificacion de los ritmos de producci6n y la situaci6n del empleo, donde no se operaron contracciones sino a partir de 1972 y, en cambio, en el caso de la empresa Fiat, se increment6 el personal aunque gran parte de 61 fuera temporario; otros indicadores de importancia eran el aumento en el volumen de produccion y de productividad registrados. Ya que los salarios se mantenian relativamente congelados desde 1967, como consecuencia de la implementaci6n del plan del ministro de Economia de Ongania, Krieger Vasena, el corolario 16gico de estas observaciones parecia ser el incremento en las ganancias de las empresas, aunque esto no siempre coincidiera con la situacion real de estas. Por otra parte, el discurso pOblico de las empresas, sobre todo el de IKA-Renault, no dejaba traslucir los inconvenientes que estaban afrontando por temor a que esto incidiera negativamente en sus niveles de competitividad en el mercado. Todos los datos apuntaban entonces a sostener la imagen de una situaci6n de expansi6n para la industria automotriz de Cordoba, lo que la prensa se encargaba muy bien de resaltar. El desfasaje entre una imagen optimista sobre la situacion de la industria automotriz y una disminuci6n relativa del salario, que no se ajustaba a las que habian sido las practicas anteriores de relacion con la empresa, aumento la sensacion de injusticia, que no fue mitigada por la posterior convocatoria del gobierno a comisiones paritarias ya que esta solo preveia aumentos generales e imponia ademas topes salariales para evitar la inflacion23. Ese sentimiento fue, asimismo, cobrando cuerpo entre otros sectores sociales afectados por la politica de Ongania, como era el caso de los estudiantes e intelectuales, entre otros.

Ahora bien, la oportunidad para la acci6n se enmarca generalmente en torno de simbolos visualizados como los puntos de inflexi6n que separan el antes del ahora, que es el tiempo de la accion. Esos simbolos pueden provenir de un pasado que se reactualiza o ser nuevos y aparecer como fundantes de una identidad en la medida en que condensen ciertas representaciones y practicas ligadas con un pasado comOn que permitan, a la vez, elaborar un proyecto futuro. Si el componente de la "urgencia" estuvo dado por la representacion de

22 Cfr. para este tema el trabajo de Maria Beatriz NOFAL: Absentee entrepreneurship and the dynamics of the Motor Vehicle Industry in Argentina. New York, Praeger Publishers, 1989, especialmente los cuadros presentados en las pbgs. 28, 30, 32, 33 y 40.

23 Resulta muy ilustrativo de este sentimiento el dibujo aparecido en la revista del SMATA, donde los empresarios extranjeros sentados en una mesa, fumando habanos, algunos con cara de cerdo, acariciaban una enorme bolsa que decia "Dividendos" frente a un grAfico en la pared que mostraba las ganancias en ascenso y tiraban a un obrero flaco, en mameluco, que los miraba, una moneda de la que salia una flecha que decia: 8 %, que era el aumento que la empresa ofrecia, mientras que el sindicato solicitaba uno de por lo menos el 40 %. Cfr. SMATA C6rdoba, C6rdoba, A. VI, NW 34, marzo de 1969, p. 4-5.

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la injusticia, el simbolo que represent6 la "agencia", "posibilidad" e "identidad" de la protesta fue el cordobazo. Entre los trabajadores mechnicos, como en el resto de los trabajadores de C6rdoba, 6ste sintetizaba una tradici6n de lucha, el marcar la diferencia de los trabajadores locales frente a las c ipulas sindicales nacionales, la pureza de sus bases que controlaban a sus dirigentes, la soluci6n de los problemas desde abajo a traves de la participaci6n y compromiso y la uni6n con otros sectores populares. La urgencia y posibilidad de la acci6n se sintetizaban en la evaluaci6n optimista que los trabajadores hicieron de la movilizaci6n de mayo del '69 y lo que 6sta significaba para el futuro, por entender que al gobierno no le quedaba otra alternativa frente al categ6rico pronunciamiento popular que acceder a sus reclamos. Sin embargo es necesario destacar que todavia, al menos entre la mayoria de los trabajadores identificados con el peronismo, las definiciones eran contra una determinada politica mAs que contra el regimen militar en si mismo24.

La idea de la distinci6n, fundamental para definir una identidad, se fue afirmando entre los trabajadores de C6rdoba relacionada con un discurso antiburocrAtico de una larga tradici6n en la ciudad, pero que se intensific6 a raiz del protagonismo demostrado en mayo y de cierta actitud conciliadora apreciada en los dirigentes nacionales. Ademas esto se sostenia en un fuerte sentimiento antiportefrista, que afloraba toda vez que la ocasi6n parecia propicia. Asi se recort6 un nosotros "trabajadores cordobeses", luego "cordobeses", como colectivo que se contraponia a un ellos "burocracia nacional", luego "gobierno nacional".

Con respecto a la representaci6n del orden politico, los trabajadores comenzaron a percibir las divisiones al interior de las Fuerzas Armadas y la vulnerabilidad del gobierno, por to que se empezaron a delinear diferentes salidas: las que apuntaban a la restituci6n de la democracia, las que creian que todavia podian encontrarse soluciones dentro del regimen y las que bregaban por un cambio total del sistema. El elemento comOn entre todas estas posiciones era que comenzaba a explicitarse una alternativa, mas

alla de cual se escogiera.

Pero la oportunidad para la acci6n se construye tambien a traves del manejo de la informaci6n y de la interacci6n con otros actores. En otro trabajo presente una aproximaci6n al discurso de alguno de ellos, como el de la prensa de C6rdoba, el de la izquierda sindical, el de Per6n analizando la situaci6n de C6rdoba y hasta el del mismo gobierno provincial25, que coincidian en destacar lo que era definido como la "presi6n de las bases", la "rebeli6n" de las mismas, el "boom sindical cordobes", ligadas a la idea de que esa rebeli6n habia comenzado en el interior26. Incluso, desde distintos sectores, la violencia comenz6 a tematizarse como una opci6n posible mientras otros actores se iban sumando al movimiento social y alimentando el ciclo de protesta. La circulaci6n de toda esa informaci6n que ayudaba a construir los imaginarios para la protesta social y la interacci6n mantenida con

24 Esto, por ejemplo, se evidencia en la siguiente expresi6n: "[...] No nos importan los medios ni quienes han de ejecutar esos cambios. Nos importa que astos se realicen de inmediato y se ponga en marcha una politica aut6nticamente popular determinada por la voluntad mayoritaria de los argentinos y en funci6n exclusiva de los derechos e intereses del pais y su pueblo [...]". Circular de la Comisi6n Directiva Seccional del SMATA C6rdoba, C6rdoba, 4-8-1969.

25 Cfr. mi trabajo titulado: "La irrupci6n de las bases y la representaci6n del orden...", op. cit. 26 Una nota editorial del diario Los Principios titulada "La Rebeli6n de las Bases Obreras", reflexionaba: "[...]

La Argentina tiene dos capitales: Buenos Aires y C6rdoba [...] la metr6poli no es ya el epicentro 6nico de los grandes sucesos fundamentales del pals. Alguna vez desde estas columnas hemos serialado que a partir del 29 y 30 de mayo pasado, la historia de la Revoluci6n Argentina quedaba marcada con un hito divisor: antes y despu6s de C6rdoba [...]". Los Principios, C6rdoba, 1-11-1969.

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otros referentes y con las autoridades, fueron legitimando los cambios en las formas de canalizaci6n de la protesta e, indirectamente, tambien en las identidades politicas.

Marcos culturales y repertorios de confrontaci6n

SegOn Tarrow27, la decada del '60 fue un punto de inflexi6n para las innovaciones organizacionales, no s61o porque en esos aios se produjo una gigantesca ola de movilizaciones a nivel mundial sino, tambi6n, portratarse de un periodo de importantes cambios tecnol6gicos y sociales que ofrecieron nuevos recursos y conexiones con los que podian trabajar sus organizadores. En ese sentido un factor importante fue la creciente cantidad de dinero, de tiempo libre y de capacitaci6n de los que disponian los j6venes en los arios del boom de la posguerra. Algunos de esos cambios se produjeron tambien en C6rdoba dentro del contexto de expansi6n econ6mica con gran crecimiento de la poblaci6n joven.

La experiencia acumulada por los trabajadores de los sindicatos lideres durante esa decada habia sido la de permanente movilizaci6n a traves de las estructuras formales de los sindicatos, manteniendo una estricta disciplina sindical como medio de conseguir sus reivindicaciones. Pero la situaci6n abierta luego del cordobazo introdujo cambios en los repertorios de confrontaci6n, donde la disciplina y uniformidad anterior pasarian a ser sustituidas por una creciente demanda de autonomia y de democracia de base, que se afirm6 como un c6digo com0n sobre todo entre los sectores juveniles. Lo anterior incidio entonces en la cultura politica, si consideramos que esta establece una estrecha relaci6n entre la representaci6n del orden deseable y determinadas formas de canalizaci6n del conflicto social. En su etapa fundacional, el peronismo habia adoptado como sistema la centralizacion de la concertaci6n, lo que signific6 el reconocimiento del derecho de huelga y de peti6i6n pero, tambi6n, la autoridad empresaria en las plantas, con lo que esto implicaba como derecho a no cuestionar sus decisiones en cuanto a las fuentes de trabajo y planes de produccibn. Para hacer efectiva esa concertaci6n era necesario el mantenimiento de una estricta verticalidad y disciplina sindical. Sin embargo, en los primeros arios,

hubo una permanente tensi6n entre centralizaci6n y movilizaci6n desde las comisiones internas de reclamos, dentro de lo que podria ser interpretado como un intento por preservar cierta autonomia sindical frente al creciente poder que se observaba iba adquiriendo el Estado sobre las coipulas sindicales. A partir del segundo gobierno de Per6n, muy preocupado por aumentar la productividad, se trat6 de frenar el poder que las comisiones internas habian adquirido en las plantas. No obstante, luego de la Revoluci6n Libertadoray del quebrantamiento sindical que tuvo lugar, la recomposicion de los cuadros sindicales se efectu6 justamente a partir de esos dirigentes intermedios. Pero el restablecimiento con Frondizi de las leyes de asociaciones profesionales y de convenciones colectivas en 1958 y, sobre todo, la normalizaci6n de la CGT sentaron las bases para consolidar durante la d6cada del '60 un proceso de burocratizaci6n sindical, reforzado por el hecho de que, en el marco de proscripci6n politica del peronismo, para convertir al sindicalismo en un "factor de poder" la dirigencia sindical consider6 necesario mantener una estricta unidad que se interpretaba como sin6nimo de verticalidad y disciplina. Lo novedoso, entonces, luego de 1969 fue que, recogiendo la experiencia previa de movilizaci6n y combatividad desplegada para hacer efectivas las demandas corporativas, se produjeron cambios en el repertorio de confrontaci6n

27 TARROW, op. cit., p. 248.

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y en los contenidos, evidenciados en la utilizaci6n de mecanismos mas informales para la exteriorizaci6n de la protesta y en medidas de acci6n directa como la ocupaci6n de fibrica con rehenes, que formaba parte del acervo cultural de los trabajadores cordobeses pero que antes se habia ejercitado con otro sentido. En efecto, esta prkctica recogia experiencias previas como la del plan de lucha lanzado por la CGT nacional en 1964 y la de la "gran huelga" de Fiat en 1965; pero, sobre todo en el primer caso, esta fue implementada desde las coipulas sindicales segOn un cronograma y planificaci6n perfectamente establecidos, como demostraci6n de fuerza para negociar pero, a la vez, controlando y evitando la iniciativa de los cuadros inferiores. En cambio, a partir del cordobazo, esta medida adquiri6 un caracter disruptivo para la forma convencional de negociacidn del conflicto, porque no tenia el caracter de reacci6n espontinea, salvaje, de defensa de la fuente de trabajo ante la amenaza de su cierre, como puede haber sido el sentido de esas medidas en una etapa donde la organizaci6n sindical no estaba consolidada o como, en la actualidad, cuando la debilidad sindical Ileva a medidas reactivas en ese sentido intentando defender la fuente de trabajo. A comienzos de los '70 en el sector automotriz no estaba en juego la fuente de trabajo, de ahi que el contenido disruptivo de la ocupaci6n de fabrica estaba dado por la intenci6n de Ilevar la disputa al centro de la producci6n, donde los trabajadores sin intermediarios, es decir sin la mediaci6n del sindicato -o por lo menos de sus autoridades-, debian encontrar las soluciones disponiendo como elementos de presi6n de su fuerza de trabajo y de la apropiaci6n momentanea de las herramientas y espacio de la producci6n. Con estas medidas, que generalmente incluian la toma de rehenes y acciones violentas como amenazas con explosivos, se subvertia el principio de la exclusiva autoridad y propiedad empresarial en las plantas y, tambien como ya se ha dicho, la modalidad convencional de soluci6n de los conflictos fabriles al desconocerse las autoridades sindicales constituidas. Durante la combativa decada de los '60 en la industria automotriz, las formas tipicas de presi6n habian sido las movilizaciones hacia el centro o hacia la casa de gobierno con petitorios especificos, las huelgas por turno, por algunas horas o generales y los abandonos del trabajo, pero s61lo en casos excepcionales, con un estricto control y supervisi6n de las autoridades sindicales, se habia procedido a la ocupacibn de fbrica. En ese sentido se puede afirmar que luego del cordobazo esta paso a tener implicita y luego explicitamente un contenido de desafio a las autoridades empresariales y sindicales, Ilegandose en los casos de mayor radicalizaci6n a impugnar el sistema total.

Obviamente es necesario enmarcar estos cambios en el contexto de luchas ideol6gicas que comenzaron a librarse en el periodo y en el crecimiento de la presencia de las organizaciones de izquierda en las plantas fabriles -fundamentalmente del PCR ( Partido Comunista Revolucionario) en las de laempresa IKA-Renaulty del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y, posteriormente, del Peronismo de Base especialmente entre los trabajadores de Fiat-, que instigaban a este tipo de medidas de fuerza enrolados en una clara disputa con el sindicalismo peronista para restarle apoyos y modificar las relaciones de fuerza dentro del campo sindical. En efecto, la mayor incidencia de la izquierda oblig6 a los dirigentes peronistas a radicalizar tambien su discurso y practicas, tal como se puso de manifiesto en la ocupacion fabril Ilevada a cabo por el SMATA C6rdoba que dur6 34 dias en junio de 1970 y que es recogida por los trabajadores como uno de los hitos mas importantes en las luchas obreras del periodo. Sin embargo es necesario destacar que, por Io menos durante 1970, esas luchas se desarrollaron por reivindicaciones que tenian masque ver con problemas derivados del mundo del trabajo que con contenidos ideol6gicos definidos. Asi,

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aunque casi todas las agrupaciones de izquierda se definian como "clasistas", la mayoria relacionaba el concepto con una propuesta de democracia de base, que solucionara los problemas del mundo del trabajo mas que con una definici6n anticapitalista. Una agrupaci6n que cobraria mucha fuerza, tal vez no en nOmero pero si por su presencia permanente en las plantas automotrices, especialmente en Perdriel, fue "Vanguardia Obrera Mecanica" (VOM). Esta se habia dado cuenta de que la mejor forma de acercarse a los trabajadores, en su mayoria peronistas, era con medidas concretas como las de frenar la producci6n mas que con un discurso que podia parecer abstracto. Pero lo interesante es que lo que se argumentaba para justificar estas practicas no era la explotaci6n, sino que se hacia eco y asumia una explicaci6n mas pragmatica que era la que aparecia como slogan en los barios de Perdriel: "a salarios congelados, trabajo congelado"28. VOM incluia dentro de su programa un aumento del 40 % en los salarios, que era similar al que pedia el resto del movimiento obrero, pero en lo que diferia ese discurso era en la demanda de control obrero, tipica reivindicaci6n "clasista". Sin embargo, en esto hay que ser preciso: el control obrero que postulaban se referia al control de los topes de producci6n, revisi6n de maquinas y condiciones de trabajo, o sea lo que tenia que ver con los ritmos de producci6n porque afectaban esas condiciones de trabajo, no se cuestionaba la propiedad o gesti6n privadas de los medios de producci6n como mas adelante lleg6 a esbozarse. En la definici6n de las formas de lucha VOM no descartaba la acci6n violenta, como los atentados contra los domicilios de los supervisores29, pero consideraba que el metodo por excelencia era el de la ocupaci6n de fabrica y, en el caso de que la empresa recurriese a despidos, distribuci6n de las horas de trabajo entre todos los obreros sin que se afectara el salario. Dentro de la euforia suscitada en Perdriel a comienzos de 1970, Ileg6 a plantear la "expropiaci6n de la planta que intente despedir y su puesta en marcha bajo control obrero"3.

Relacionado con lo anterior, otro cambio importante operado durante el desarrollo del movimiento fue el de la apropiaci6n de nuevos espacios, como el de la comunidad fabril, que buscaban implicar a diferentes sectores: organizaciones de la vecindad, parroquias, unidades basicas y de fomento, entre otras, que fueron vaciando de sentido al local sindical. Se intent6 tambien proyectar los movimientos al centro del debate intelectual y social, buscando atraer la atenci6n de los medios de comunicaci6n y asistiendo los militantes a asambleas estudiantiles que tuvieron lugar en diferentes facultades, estrechandose vinculos con otros sectores sociales. Incluso se ofrecieron los locales sindicales para asambleas estudiantiles y la ocupaci6n de facultades complet6 el repertorio de la acci6n directa en febrero de 1970, como parte de la campahra de oposici6n a] examen de ingreso, culminando las movilizaciones conjuntas con la intervenci6n al Sindicato de Luz y Fuerza. Este hecho sirvi6 para estrechar fuertes redes de solidaridad entre los diferentes sindicatos de C6rdoba y entre 6stos y los estudiantes31. Dentro de ese contexto y como consecuencia de la privaci6n de la libertad de algunos abogados de los sindicatos -tal el caso de Lucio Garz6n Maceda-, una asamblea provincial extraordinaria del colegio de abogados de C6rdoba propuso un cese de actividades de todos los abogados de la RepOblica, consiguiendo su liberaci6n y la de otros tres ciudadanos32. Nuevamente en mayo, la plana mayor de los

28 Volante de Vanguardia Obrera Mechnica, C6rdoba, 21-7-1969. 29 La VOM comentaba la alegria con que fue recibida en la fibrica la noticia del atentado contra la casa del

supervisor Aguilar del Dpto. 106. Volante N2 59 de la VOM, C6rdoba, 1-12-1969. 30 Volante N- 63 de VOM, C6rdoba, 4-1-1970. 31 Cfr. Los Principios, C6rdoba, 12-2-1970. 32 La Voz del Interior, C6rdoba, 29-4-1970.

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abogados cordobeses -de diferentes extracciones politicas- se movilizaron interponiendo un habeas corpus preventivo en favor de dirigentes gremiales y letrados frente al rumor de su inminente detenci6n33.

Lo anterior muestra que la prActica de la movilizaci6n de base no qued6 limitada a los trabajadores -aunque 6stos la habian iniciado- sino que, rapidamente, se extendi6 a otros sectores sociales nutriendo la predisposici6n para la acci6n. Diferentes demandas particulares eran colocadas en la esfera p0blica, convocandose a la "ciudadania" a manifestarse p0blicamente para su resoluci6n3.

En relaci6n con los cambios en el repertorio de confrontaci6n y su vinculaci6n con la cultura politica, resulta muy interesante marcar el contraste entre el que se estaba implementando en C6rdoba y el que, por ejemplo, sostenia el SMATA central. Mientras que en la primera todas las plantas automotrices de la empresa IKA-Renault permanecieron ocupadas durante el mes de junio de 1970, el SMATA central respondi6 a esto con un paro en solidaridad el 23 de ese mes. A la semana siguiente otro nuevo paro tuvo lugar para protestar por la suspensi6n de 1.100 trabajadores de la Fabrica Argentina de Engranajes de Wilde, realizandose tambien una manifestaci6n hacia la Plaza de Mayo donde en la cabeza de la manifestaci6n aparecian los trabajadores con saco y corbata portando los tipicos carteles de las manifestaciones norteamericanas: de cart6n, con un palo, con la siguiente inscripci6n "ePaz social con despidos, suspensiones y presos gremiales?" o "Pleno empleo + salarios dignos + libertad = justicia social"35, y no se hacia ninguna referencia en ellos a la situaci6n de C6rdoba. Este contraste apareci6 reflejado -aunque no se lo mencion6- en las p6ginas de la revista de la Federaci6n Internacional de Trabajadores de las Industrias MetalOrgicas (FITIM) a la que adherian tanto el SMATA como la UOM. En una pagina entera, donde ademas se aludia a la visita a la Argentina del secretario general de la FITIM, aparecia de un lado una "tipica" movilizaci6n del SMATA, con trabajadores en mangas de camisa, varios en bicicletas o motos, portando carteles de tela Ilevados por varios trabajadores, con banderas argentinas y, del otro, la manifestaci6n en la Plaza de Mayo que hemos mencionado y que parece preparada para la foto de la revista3.

La intenci6n de marcar la diferencia entre la burocracia y lo que, en cambio, estaba teniendo lugar en C6rdoba aparece tambien, por ejemplo, en la apelaci6n que realizaban los despedidQs de las plantas de IKA-Renault luego del conflicto de junio, que estaba dirigida al "movimiento obrero de C6rdoba" en vez de a los "dirigentes traidores del SMATA C6rdoba, que s61o se preocupaban por el problema de las indemnizaciones"37 y en la estrategia particular de la CGT Regional que, frente a los paros generales por 24 horas decretados por la CGT, los convertia a la modalidad particular de 14 horas, desde las 10 de

33 La Voz del Interior, C6rdoba, 21-5-1970. Esto podria muy bien relacionarse con lo que plantea Jenkins con respecto a los recursos aportados por la "comunidad consciente" que sin embargo, segin el autor, constituyen un

apoyo basicamente reactivo, no desencadenante "(not initiatory)". Cfr. JENKINS, op. cit., p. 17.

34 Tal el caso, por ejemplo, de la convocatoria lanzada por la Coordinadora de Centros Vecinales con motivo de una propuesta de aumento en el precio del boleto Onico de transporte. M&s all& de las demandas especificas, me interesa destacar la existencia de estas "coordinadoras", asociaciones de la sociedad civil que crean y sostienen estructuras para la movilizaci6n, apuntalando los marcos culturales para la acci6n colectiva. Cfr. Los Principios, C6rdoba, 26-11-1970.

35 La Prensa, Buenos Aires, 2-7-1970. 36 Cfr. Metal, V. X, NP 4, agosto-diciembre de 1970, p. 3. 37 C6rdoba, C6rdoba, 20-8-1970.

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la maiana, para que fueran con asistencia a los lugares de trabajo y, desde alli, marchar hacia el local de la CGT para concentrarse38.

Otra caracteristica del repertorio de confrontaci6n que comenz6 a implementarse fue la bOsqueda de trascender lo particular a traves de medidas novedosas que atrajesen la atencion de los medios y que, tanto a trav6s de su tactica como de su contenido, implicaran a todos. Tal fue el caso de la forma de lucha escogida por el SITRAC para exigir la reincorporaci6n de delegados despedidos: una huelga de hambre en la parroquia de Ferreyra, donde estaban ubicadas las plantas de Fiat, los dias de nochebuena y navidad de 1970. La utilizaci6n de esa medida disruptiva, con alto contenido simb61lico y moral, tuvo amplia repercusi6n en la opini6n pOblica, contando con la adhesi6n de los sectores mas diversos y provocando tambien un importante cruce discursivo en el intento de explicar y representar la identidad de los trabajadores y del movimiento. Si una huelga de hambre en esa fecha tenia de por si un efecto ejemplificador, mucho

m.s impacto tendria por haberse

Ilevado a cabo en la parroquia de Ferreyra. Estos trabajadores "clasistas", acusados por algunos de ser marxistas, elegian imAgenes con un alto contenido cristiano para sintetizar su mensaje y, a la vez, entre otras muchas manifestaciones de solidaridad, recibian la adhesi6n -por primera vez pOblica- de tres organizaciones armadas: las Fuerzas Armadas de Libera- ci6n ( FAL), el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros. Resulta especialmente interesante el significado que esta 01tima organizaci6n atribuia a lo que estaba ocurriendo entre los trabajadores de Fiat donde, en una fecha particularmente especial, se vislumbraba el "nacimiento" de algo nuevo, humilde como el de Cristo pero, tal vez como este, redentor de los humildes39. En este hecho simbblico se puede advertir el cruce de discursos que circulaban por la sociedad cordobesa a fines del '70. Permite tambien observar otro cambio en el repertorio de confrontaci6n como lo fue la intenci6n de las organizaciones guerrilleras de anclarse en las comunidades fabriles y entre los sectores humildes, a traves de acciones ejemplificadoras como la emprendida conjuntamente por el ERP y FAL, que el 2 de enero de 1971 desviaron un furg6n cargado de juguetes hacia Villa Urquiza, despertando a los vecinos con el anuncio de que se les devolvia algo que les pertenecia4".

Posteriormente analizaremos el cambio de contenido de la protesta ocurrido a comienzos de 1971; ahora simplemente, dentro del planteo que estoy desarrollando, quiero serialar la incorporaci6n de nuevas estrategias dentro del repertorio de confrontaci6n que evidenciarian las transformaciones ocurridas en las identidades politicas.

Estas se comenzaron a plantear a partir de la ocupaci6n de las plantas de Fiat que tuvo lugar el 14 de enero de 1971 como reacci6n frente al despido de siete obreros, algunos de ellos delegados, y que Ilev6 a la empresa a solicitar la intervenci6n del Ej6rcito para desocupar la fabrica. La mediaci6n del gobernador de C6rdoba, Bernardo Bas, impidi6 que esto sucediera disponiendose la conciliaci6n obligatoria, pero fue la actitud de los obreros que al no dejarse amedrentar por las amenazas se valor6 como la verdadera causa del considerado como un "triunfo frente a la empresa imperialista". Esa conducta fue puesta como modelo por diferentes sectores sociales, incluso por ciertos intelectuales, como por ejemplo por el "Frente de Arquitectos de C6rdoba", que emitieron un comunicado adhiriendo a los trabajadores de Fiat41.

38 Esta modalidad se adopt6 en todos los paros nacionales generales del periodo. Cfr. "Comunicado de la Comisi6n Ejecutiva del SMATA C6rdoba", C6rdoba, 20-10-1970.

39 La revista del sindicato public6 las tres notas recibidas, junto a otras manifestaciones de adhesi6n. Cfr. SITRAC. C6rdoba, A. I, N2 1, 13-1-1971, p. 5.

40 Cfr. Jer6nimo. C6rdoba, A. 3, NW 3, 1Q 6poca, segunda quincena de diciembre de 1970, p. 6. 41 Cfr. La voz del Interior. C6rdoba, 17-1- 1971.

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Estas adhesiones se afianzaron luego del "viborazo" o "segundo cordobazo"42 del 15 marzo de 1971 y, sobre todo, a partir de la conformaci6n de la nueva conducci6n de la CGT local el 13 de abril, encabezada por el peronista Atilio L6pez, de la Uni6n del Transporte Automotor (UTA), y el independiente Agustin Tosco, del Sindicato de Luz y Fuerza.

La intenci6n de implicar a otros sectores, fundamentalmente a intelectuales, artistas y estudiantes, y de atraer la atenci6n de los medios pas6 a ser tan importante como la lucha obrera en si misma. En la CGT local se cre6 la "Comisi6n de Solidaridad", que inicid una serie de recitales populares a beneficio de los familiares de los presos gremiales, politicos y estudiantiles43 y los trabajadores de Fiat; a la vez que continuaban su lucha por un convenio que reconociera sus demandas, trataban de que su acci6n trascendiera el ambito fabril, por ejemplo, a trav~s de la realizaci6n de actos relampagos en las principales esquinas centricas en pleno mediodia del sabado44. Otra medida que se incorpor6 al repertorio de confrontaci6n fue la de realizar simulacros de juicios populares. Gran repercusion tuvo el realizado en el aula magna de la Facultad de Ingenieria, organizado por diferentes agrupaciones estudiantiles con la participacion de abogados y dirigentes del SITRAC y SITRAM y que se titul6 "Contrajuicio revolucionario a la empresa Fiat y a sus abogados", donde los oradores se pronunciaron contra el juicio penal que afectaba a gran parte del personal del establecimiento en relaci6n con la ocupaci6n de fabrica del 14 de enero45.

El objetivo de marcar la diferencia en la lucha Ilevada a cabo en C6rdoba, que ya se definia no s6lo contra la burocracia sino tambien contra el regimen, se evidenci6 en el interior del mismo movimiento peronista y fue colocada en el centro de la escena nacional a partir de los disturbios provocados en el acto organizado por la CGT nacional en el Luna Park el 4 de junio de 1971, bajo el lema de la "Reafirmaci6n Nacional". Es necesario recordar que los dias 22 y 23 de mayo, convocado por la CGT C6rdoba, se habia realizado el "Plenario nacional de Gremios Combativos", donde reactualizando los programas obreros de La Falda, Huerta Grande y del 1V de Mayo de la CGT de los Argentinos, se habia resuelto emprender abierta- mente la lucha contra el gobierno de Lanusse. En el acto del Luna Park la delegacion de C6rdoba se present6 portando una bandera nacional de guerra atada a una rama de drbol y otra que en el centro tenia el escudo peronista; tambien estuvieron presentes estudiantes de C6rdoba. Permanentemente interrumpieron a los oradores con los estribillos "Per6n o Muer- te" y "Queremos a Per6n" y muchos se retiraron antes de que Rucci terminara de hablar46.

El "viborazo" y el Plenario de Gremios Combativos marcaron los puntos mas criticos de la protesta obrera. Los cambios en el repertorio de confrontacion que, como hemos visto, comenzaron a esgrimirse luego del cordobazo dentro de claves culturales fuertes en la experiencia del sindicalismo de C6rdoba, fueron desbordando las demandas particulares

42 Asi se conocieron los sucesos que se desencadenaron como consecuencia del paro general con movilizaci6n decretado por la CGT Regional en repudio al gobernador interventor Jos6 Camilo Uriburu y a la muerte de un operario de Fiat en la movilizaci6n de dias anteriores. Los principales protagonistas fueron esta vez los trabajadores de Fiat que contaron con el apoyo pOblico de algunas organizaciones armadas.

43 El primero se realiz6 el 17 de mayo en el local de la Asociaci6n de Redes Cordobesas y cont6 con la presencia de Horacio Guarany, C6sar Isella, Los Trovadores, Armando Tejada G6mez, Victor Heredia, Los Inca Huasi, entre otros. Cfr. La Voz del Interior, C6rdoba, 16-5-1971.

44 Lo hacian para pedir por la firma del convenio colectivo y la libertad de los presos politicos y gremiales. Uno de los diarios locales destacaba los inconvenientes que estos actos provocaban justamente el dia que el centro estaba mbs Ileno de "mujeres y nirios". Tal vez estas acciones pueden interpretarse como una estrategia deliberada para atraer la atenci6n y proyectar el conflicto. Cfr. La Voz del Interior, C6rdoba, 6-6-1971, p. 32.

45 Cfr. La voz del Interior, C6rdoba, 18-6-1971. 46 Cfr. La Voz del Interior, C6rdoba, 5-6-1971.

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para convertirse en estrategias de acci6n antisistema, mas alla de c6mo este fuera entendido. Lo que las medidas ensayadas pusieron de manifiesto fue la crisis en el sistema de dominaci6n social que afectaba a los diferentes 6rdenes. Sin embargo esta, que habia abierto los canales para la expresi6n de los mAs diversos sectores, seria, como pasaremos a analizar, rearticulada en la lucha politica, modificando el contenido del ciclo de protesta.

La transformaci6n del ciclo de protesta obrera. La hora de las definiciones politicas

El arho 1971 marc6 la transformaci6n de la protesta obrera que adquiri6 contenido politico y busc6 trascender los limites locales para, desde C6rdoba, encarar un movimiento nacional. Puede decirse que, en terminos de Cavarozzi47, se produjo una rearticulaci6n de la crisis, una reabsorci6n de la crisis social por los agentes politicos, sobre todo del campo opositor. Se podria sostener que se oper6, entonces, una universalizaci6n de las demandas particulares construyendose una nueva hegemonia en torno de la centralidad de lo politico y de la oposici6n contra el regimen, a pesar de la amplia gama de variantes contenidas en esa oposici6n.

La presi6n que venian ejerciendo distintos sectores de la sociedad tuvo que ser asumida por el gobierno de la Revoluci6n Argentina y, nuevamente como en 1969, lo acontecido en C6rdoba fue crucial para decidir el cambio de actitud del gobierno. Levingston fue reemplazado por Lanusse inmediatamente despues del "viborazo", quien desde esa ciudad, el 19 de mayo, lanz6 el "Gran Acuerdo Nacional" (GAN) que prometia la convocatoria a elecciones en el corto plazo. Pero, al mismo tiempo, el gobierno se mostr6 dispuesto a erradicar todos los movimientos que no se integraran dentro de ese esquema, procedi6ndose asi a la detenci6n de varios dirigentes del SITRAC-SITRAM acusados de subversi6n e, incluso, de Agustin Tosco el 29 de abril. Esta doble actitud, de apertura y represi6n, provoc6 que a partir de entonces la lucha se planteara en terminos politicos y oblig6 a definir las estrategias a utilizar. Con sus diferencias y matices, los distintos actores definieron la necesidad de un cambio politico, desde las cOpulas sindicales que buscaron ocupar un lugar dentro de la nueva reorganizaci6n del movimiento peronista como consecuencia de la apertura electoral a los que, sin negar la posibilidad del canal de acceso "democrftico", se inclinaron mas hacia un proyecto de socialismo nacional que uniera a los diferentes sectores del campo popular, como era el propiciado por el sindicalismo "combativo" de C6rdoba, segOn las definiciones dadas en el Plenario del 22 y 23 de mayo.

Para explicar el pasaje de este movimiento social, surgido como protesta en el ambito de la sociedad civil, a la acci6n politica resulta interesante considerar lo sostenido con respecto a que para que un movimiento pueda desplegar su potencial pleno y desafiar el orden establecido, debe transformarse en un "movimiento social politicamente orientado"48 lo que permitiria traducir su energia en fuerza politica o, como dice Offe, "convirtiendo la movilizaci6n social en poder politico"49, sin transformarse en una fuerza enteramente definida por su acci6n politica sino actuando tanto dentro como desde la sociedad civil.

Ahora bien, para que esa transformaci6n pudiera operarse fue necesario que se dieran ciertas oportunidades politicas, que tuvieran lugar una apertura y cambios en la

47 Cfr. Marcelo CAVAROZZI: Autoritarismo y democracia (1955-1983). Buenos Aires, CEAL Biblioteca Politica 1/ 21, 1987, p. 49.

48Cfr. Gerardo MUNCK: "Algunos problemas conceptuales en el estudio de los movimientos sociales", Revista Mexicana de Sociologia, NP 3, 1995, p. 34.

49 Citado en ibidem.

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agenda politica; esto habria sido lo que ocurri6 con el lanzamiento del Gran Acuerdo Nacional y la promesa de prontas elecciones sin proscripciones. Ante esta instancia las estrategias debieron redefinirse, comenzando a movilizarse recursos predominantemente politicos, en especial tras las medidas dadas por el gobierno: el 2 de abril, diecisiete dias

despues del viborazo, se declararon rehabilitados los partidos politicos5? y el 21 de junio se entreg6 a Lanusse el proyecto de ley que reglamentaria la actividad de los mismos51. En setiembre se reinici6 la afiliaci6n en el justicialismo con una serie de actos simbblicos. Sin embargo estas medidas se daban en un escenario muy diferente al de alios anteriores. Si, como senalamos al comienzo, consideramos a la identidad como un sistema de acci6n, como una construccion social dinamica, no podemos dejar de tener en cuenta las consecuencias que en los diferentes actores tuvo el proceso de movilizaci6n, al haberse implicado en la acci6n colectiva utilizando nuevos repertorios y canales informales para la exteriorizaci6n de la protesta. Esto dejaria profundas huellas en los marcos culturales que moldearon las estrategias escogidas.

En ese sentido, el sindicalismo peronista de Cordoba sufrio una permanente tension entre, por un lado, mantener un proyecto como el esgrimido en el Plenario de Gremios combativos, coherente con la experiencia de movilizaci6n vivida a partir del cordobazo y, por otra parte, las exigencias de subordinarse a un plan politico general decidido por Per6n y los dirigentes nacionales. Esa tension, producto del contenido dado a la identidad peronista como consecuencia de capitalizar la experiencia anterior, fue decisiva en el papel desempenado por los sindicatos de C6rdoba para imponer una linea de izquierda en el partido -a pesar del peso que todavia mantenia la ortodoxia dentro de 61 y que se pondria de manifiesto en acontecimientos posteriores-, que se materializ6 en 1972 con el triunfo de la candidaturade Ricardo Obreg6n Cano y del dirigente de UTA, del sindicalismo combativo, Atilio L6pez para candidatos a gobernador y vice de C6rdoba.

Dentro del espectro de posibilidades abiertas para las definiciones politicas, algunos sectores mas radicalizados de los trabajadores de Fiat Ilegaron a plantear una salida revolucionaria. Sin embargo, esa alternativa no estuvo presente desde el origen en el "clasismo" de Fiat sino que puede ser considerada tambien como producto del proceso de movilizaci6n, de tomar parte en la acci6n dentro de una experiencia sindical particular, que habia mantenido aislados a estos trabajadores de los organismos sindicales durante la decada anterior pero no de los simbolos de la rebeli6n presentes en la cultura politica cordobesa. Puede decirse que estos trabajadores recapturaron esos simbolos y los dotaron de un particular sentido al compas de lo que fue sucediendo tambien entre otros sectores sociales que se plegaron al movimiento. Asi Brennan, que es quien mejor ha trabajado este tema, destaca que el clasismo en Fiat surgi6 como una respuesta a la burocracia sindical -lo que encajaba muy bien en la tradici6n sindical de C6rdoba-, como una reacci6n espontanea de las bases a los abusos del poder de una dirigencia sindical pro empresarial en el marco de efervescencia abierto tras el cordobazo. Por eso sostiene que estuvo profundamente enraizado en las luchas desde el ambito del trabajo y en la cultura politica local52. Seria recien hacia fines de 1970 y sobre todo como consecuencia de las dificultades encontradas por la nueva dirigencia en sus negociaciones con la empresa Fiat, que se negaba a

5o La Voz del Interior, C6rdoba, 2-4-1971. 51 C6rdoba, C6rdoba, 12-6-1971. 52 Cfr. James BRENNAN: "Clasismo and the workers. The ideological-cultural context of 'Sindicalismo de

Liberaci6n' in the Cordoban automobile industry, 1970-1975", Bulletin of Latin American Research, V, 15, No 3, 1996, p. 296-299.

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conceder las prerrogativas que -por ejemplo- los afiliados al peronista SMATA habian conseguido, y de la influencia ideol6gica de las organizaciones de izquierda que se acercaron al movimiento para dotarlo de contenido, cuando comenz6 a hablarse de la necesidad de un cambio de sistema. Se insinuaron asi ciertos pronunciamientos frente al lanzamiento de la "Hora del Pueblo" -reuni6n de los principales partidos politicos que tuvo lugar en noviembre de 1970 y exigi6 la convocatoria a elecciones-, cuando el SITRAC y SITRAM respondieron con la consigna de "Ni golpe ni elecci6n, revoluci6n", aunque no se definiatodavia la forma de hacer efectiva esa revoluci6n. Incluso con motivo de la huelga de hambre de diciembre no aparecieron posiciones anticapitalistas; tampoco en el programa que el SITRAC levant6 en el mes de enero dentro de su plan de lucha que, como dijimos, incluy6 ocupaciones de fAbrica y toma de rehenes. El que todavia en ese momento no se percibiera una grave amenaza para la subversi6n del orden parece evidenciarse en el discurso del gobernador Bernardo Bas, quien, al mediar en el conflicto, dio garantias a los trabajadores de que no se tomarian represalias, anticipando su voluntad de renunciar si se declaraba a C6rdoba como zona de emergencia a raiz de las ocupaciones de planta53.

Sin embargo los acontecimientos posteriores fueron demostrando la intenci6n de ha- cer efectiva la diferenciaci6n de lo que entendian era ia burocracia sindical y, aunque partici- paron en los plenarios de la CGT Regional, comenzaron a adoptar decisiones aut6nomas sin acatar lo que en conjunto so habia resuelto en solidaridad con el movimiento. Esas divisiones quedaron claramente de manifiesto con motivo del "viborazo" y fue a partir de entonces cuando en C6rdoba se afirm6 el repudio a la dictadura, mas alla de cudles fueran las formas concretas de terminar con ella propuestas por los diferentes sectores. Esas definiciones se precisaron en el Plenario de la CGT Regional de los dias 22 y 23 de mayo; en esa ocasi6n el SITRAC y el SITRAM presentaron una ponencia definiendose a si mismos como "clasistas" y se pronunciaron por el socialismo al que se proponian Ilegar a traves de la constituci6n de un gran frente de liberaci6n que, mediante la lucha popular y las movilizaciones de masas, instaurara un gobierno revolucionario dirigido por la clase obrera. En cuanto al orden econ6- mico, sus propuestas recogian los programas peronistas de La Falda y Huerta Grande pero, ademas, proponian la expropiaci6n de todos los "monopolios industriales estrategicos" y el control obrero no s6lo de la producci6n sino, tambien, de la gesti6n en el sector industrial, lo que avanzaba sobre la autoridad privada en las fcbricas; ademas hablaba directamente de la supresi6n definitiva del sistema capitalista. Los sindicatos "clasistas", que continuaban su lucha con ocupaciones de fabrica por un convenio adecuado a sus intereses, decidieron -ademis- a partir de entonces encarar una alternativa de alcance nacional frente a la defini- da como burocracia sindical, a traves de la convocatoria a un plenario a reunirse en C6rdoba el 28 de agosto para formar el "Frente sindical clasista y revolucionario para imponer el socia- lismo"'4. Para entonces estaba ya claramente presente una definici6n politica y el discurso de estos trabajadores se asemejaba en varios puntos al de las organizaciones armadas; sin embargo, Brennan ha destacado los d6biles vinculos con ellas, al menos mientras los sindicatos funcionaron en las plantas55. No obstante puede pensarse que los trabajadores

53 En esa ocasi6n el gobernador dijo: "[...] Quiero recalcar que se ha puesto de manifiesto, una vez mcs, el hecho de que los trabajadores han operado dentro de procedimientos que para algunos sectores no serAn muy ortodoxos pero lo han hecho en defensa de sus legitimos derechos. En ese sentido, la entrevista mantenida con algunos dirigentes -en este mismo despacho- se realiz6 en un marco de gran cordura y buena voluntad para poner fin al conflicto [...]". Cfr. La Voz del Interior, C6rdoba, 16-1-1971.

54 El compatero. Organo de la Agrupaci6n 19 de Mayo, C6rdoba, A. i11, N2 8, agosto de 1971, p. 2 y 3. 55 Cfr. BRENNAN, op. cit., p. 301.

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de Fiat encontraron en el aparato propagandistico y en los medios de comunicaci6n de esas organizaciones recursos a utilizar para su propio movimiento. Por ejemplo el secretario del SITRAC, Carlos Masera, seial6 el hecho de que algunas organizaciones de izquierda se hicieran cargo de las publicaciones del sindicato, utilizando un lenguaje que, a veces, los trabajadores no entendian56. Pareciera, sin embargo, que la influencia lo fue mas en terminos de planteos ideol6gicos que de propuestas estrategicas.

Tal vez la descentralizacibn que propiciaron como forma de oponerse a los aparatos sindicales y el mantener un caracter disruptivo para la forma convencional de soluci6n del conflicto, dejando de lado a las copulas sindicales en un momento en que se prometian restablecer los mecanismos formales para hacer posible el retorno del peronismo al poder, se conjugaron para dificultar la interacci6n sostenida con sus aliados y redujo el amplio apoyo con que habian contado en el momento de su emergencia. En la opci6n escogida por el SITRAC y el SITRAM, que valor6 negativamente hasta la propuesta de Agustin Tosco de conformar un frente popular con los sectores progresistas, se prioriz6 proteger una identidad alternativa, de purismo obrero, frente a toda consideraci6n estrategica haciendo que el movimiento se volcara sobre si mismo57, sin tomar demasiado en cuenta la identidad mayoritariamente peronista de los trabajadores.

Ademas, esta aparecia ahora s6lo como una entre las variadas y diferentes alternativas que se esgrimieron en la caldeada y movilizada C6rdoba tras los objetivos comunes de modificar sustancialmente el orden politico y la politica econ6mica percibida como liberal y "entreguista" a cambio de una politica nacional, entendida de diferentes maneras por los actores sumados al movimiento, pero que asegurara un desarrollo autosostenido y la participacion prioritaria de los sectores populares en el gobierno. Los diferentes sectores comenzaron a dar forma a sus planes politicos y para algunos de ellos la radicalizaci6n que habia servido para promover la acci6n colectiva podia, ahora, tornarse una amenaza. El peronismo sindical de C6rdoba, sobre todo en su vertiente legalista, mantuvo la combatividad apuntalando y consiguiendo, como ya seialamos, el triunfo del ala politica mas de izquierda dentro del partido, pero no estaba dispuesto a apoyar alternativas que cuestionaran al peronismo como movimiento politico representativo de los intereses de los trabajadores.

Al comenzar el trabajo utilice el concepto de ciclo de protesta para dar cuenta de la fase de intensificaci6n de los conflictos y de la confrontaci6n que tuvo lugar luego del cordobazo, con una rapida difusi6n de la acci6n colectiva desde los sectores mas movilizados a los menos movilizados, nuevos marcos para la acci6n e innovaci6n en el repertorio de confrontaci6n, que combin6 la participaci6n organizada y no organizada y que intensific6 la interacci6n entre disidentes y autoridades. Hacia mediados de 1971 la transformaci6n de la protesta en acci6n politica signific6 tambien la primera declinaci6n del ciclo de protesta obrera. Los datos ofrecidos por Brennan en lo que se refiere a la cantidad de paros y de horas perdidas en el complejo de IKA-Renault muestran una importante reducci6n de los conflictos durante el ano 1971-1972". En esto habria incidido el hecho de

56 En esa entrevista Masera marc6 la diferencia con el peri6dico del SITRAM, que estaba a cargo de la hija del secretario del sindicato y que tenia un lenguaje mucho mis sencillo y directo. Citado en ibidem, p. 298.

57 G. Munck ha sehialado que cuando se da esa situaci6n el movimiento social se transforma en una "fuerza social comunal o fundamentalista" que, por lo general, tiende al fracaso. Cfr. MUNCK, op. cit., p. 36.

58 El autor presenta un cuadro para el periodo 1967-1976 elaborado con la informaci6n contenida en los registros de la empresa, Departamento de Relaciones Industriales de Renault S.A. En 61 se evidencia una importante reducci6n de 132 paros con 1.353.924 horas perdidas en 1970 a 46 paros con 613.344 horas perdidas en 1971 y 49 paros con 583.061 horas perdidas en 1972. Cfr. James BRENNAN: El cordobazo. Las guerras obreras en C6rdoba, 1955-1976, Buenos Aires, Sudamericana, 1996, p. 376.

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que la confrontaci6n comenzara a librarse preferentemente en la arena politica y que, tras no aceptar los trabajadores de Fiat las propuestas de la empresa en io referido al convenio de trabajo, fueran intervenidas militarmente las plantas y se procediera a retirar la personeria gremial del SITRAC y del SITRAM y a expulsar a sus comisiones directivas y cuerpos de delegados en octubre de 1971. Estas medidas que limitaron la posibilidad de la protesta obrera no abort6, sin embargo, la lucha politicaque ahoraatrav6s de otros canales seguirian librando estos trabajadores.

El aio 1972 no present6 exteriorizaciones importantes de protesta; los militantes de Fiat bregaron porque se reconociera su afiliaci6n al ahora "clasista" SMATA de Salamanca, apoyados por una serie de plebiscitos en las plantas que asi lo ratificaban, mientras se desarrollaban los apremios electorales. Sin embargo, luego de arduas tratativas, a fines de 1972 se adjudic6 a la UOM la representaci6n del personal de Fiat; las esperanzas de un cambio en esa situaci6n fueron finalmente perdidas cuando el tercer gobierno peronista en 1973 no s61lo ratific6 esa decisi6n sino que emprendi6 una sistematica campanfa para restablecer el verticalismo y aplacar todo intento disidente en la combativa C6rdoba. Lo anterior se materializ6 con la intervenci6n del SMATA C6rdoba en agosto de 1974, argumentandose su intencion de romper con el "pacto social", y la posterior intervenci6n militar al Sindicato de Luz y Fuerza. Aunque los militantes del SMATA C6rdoba resistieron esas medidas y continuaron dentro de sus posibilidades con las medidas de fuerza, estas no tuvieron ya la proyeccion social de aios anteriores. Podemos decir que, a partir de entonces, el ciclo de protesta lleg6 a su fin, por una serie de factores que escapan a los limites de este trabajo y que se relacionan con la situaci6n creada como consecuencia de la restauraci6n peronista.

Reflexiones finales

El descontento de las bases, que tuvo su epicentro en el sector mas dinamico de la economia cordobesa, sirvi6 para aglutinar desde alli un desafio colectivo dirigido a quienes en el imaginario de los sectores populares de Cordoba representaban los soportes de un modelo que ya habia comenzado a ser impugnado en los iltimos aios de la decada del '60: las transnacionales, la burocracia sindical y la dictadura, conceptos que aparecian como sin6nimos. Ahora bien, esos movimientos de base construyeron el marco para la acci6n dentro de claves culturales enraizadas en la tradicidn sindical de C6rdoba, tales como la de la autonomia, la de la movilizaci6n permanente, la de un fuerte antiimperialismo, que se pusieron de manifiesto en el cordobazo, el que seria, a su vez, tomado como simbolo fundante, como el codigo comdn para enmarcar la resistencia y acci6n, para establecer la diferenciay una especial identidad de trabajador cordobes que, desde C6rdoba, proyectaria el cuestionamiento al regimen. Y fueron esas mismas claves, que habian establecido -dentro de la cultura politica afianzada con el peronismo- derechos para el capital pero tambien una consolidada conciencia sindical, las que reforzaron la sensaci6n de injusticia entre los trabajadores cuando sus reivindicaciones para restablecer el mecanismo de la concertaci6n sin trabas y los derechos referidos a la representaci6n sindical en las plantas fueron demorados o condicionados. Esas movilizaciones desempefiaron un papel decisivo en la conformaci6n de un movimiento social que, iniciado en demandas particulares, irian poco a poco cuestionando el regimen politico e implicando de diferentes maneras a distintos actores sociales, constituyendose asi en un desafio colectivo y generando estrechos vinculos de solidaridad en una interacci6n sostenida con los oponentes y con las autoridades.

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Durante los '60 las diferentes acciones habian adoptado mAs bien las caracteristicas de una resistencia, con un alto contenido simb61lico pero que carecian todavia de dos componentes basicos de los movimientos: el de crear incertidumbre y potenciar la solidaridad no localizada59; pero luego del '69 las cosas cambiarian.

Ahora bien, ,cuales

fueron los factores que hicieron posible ese movimiento?, ,que representaciones del orden politico y econ6mico lo sostuvo? En el trabajo se trat6 de demostrar que se habria dado la estructura de oportunidad politica para su conformaci6n, produciendose cambios en lo que se refiere a la posibilidad de acceso al gobierno e incremento de la participaci6n. Ese acceso, sin embargo, no se abri6 por completo; s6lo se restablecieron algunos canales por donde encauzar la protesta, como lo evidencia el hecho de recomponerse las bases para la negociaci6n colectiva y ciertas instancias de didlogo con el gobierno y empresas, asi como algunas concesiones por parte de aquel. Pero, al mismo tiempo, al mantenerse limitaciones formales importantes, podemos senialar que se habria dado la situaci6n contemplada por Eisinger, quien sefiala que la protesta es "especialmente probable en sistemas caracterizados por una mezcla de factores abiertos y cerrados"60 ya que ni el acceso total ni su ausencia fomentan un nivel importante de acci6n colectiva. Por otra parte, las movilizaciones iniciadas a comienzos de 1969 fueron reforzando una situaci6n de incertidumbre que provoc6 divisiones dentro de las elites gobernantes entre posiciones duras y otras m"s moderadas que fueron abriendo espacios para los movimientos de oposici6n e indujeron a ciertos sectores gobernantes a competir en busca de apoyo fuera del estamento politico, en un intento por mantener el orden o hacer reformas parciales que impidieran cambios mas radicales del sistema. Esto se observ6 particularmente en la actitud de los diferentes gobiernos que se sucedieron en C6rdoba luego del cordobazo, en especial durante la gesti6n de Bernardo Bas, donde tuvieron lugar la mayoria de las protestas. Tambien se evidenci6 en la posici6n del gobierno nacional cuando, finalmente, lanz6 el GAN. Al mismo tiempo, el desarrollo del movimiento fue atrayendo la solidaridad y el apoyo de aliados influyentes, tales como sectores de intelectuales progresistas, profesionales independientes como grupos de abogados que motorizaron la defensa de los dirigentes detenidos, estudiantes, importantes sectores dentro de la Iglesia que, desde parroquias marginales generalmente muy ligadas a las comunidades fabriles prestaron un apoyo efectivo para sostener a los movimientos y, especialmente, el de la prensa local que reprodujo y reforz6 ciertos imaginarios que apuntaban a propiciar una ret6rica de cambio.

En el caso estudiado, el movimiento se inici6 en torno de problemas puntuales derivados del mundo del trabajo pero, sobre todo, enmarcados dentro de una representaci6n de injusticia al percibirse una situaci6n econ6mica en expansi6n para las empresas automotrices que incidi6 en el calculo sobre la posibilidad de un movimiento de reacci6n frente a las politicas empresarias. Este, al comienzo, no cuestion6 la Iogica capitalista sino que apuntaba a una distribuci6n equitativa de la ganancia pero, seguidamente, nutriendose del fuerte imaginario antiimperialista vigente, Ilev6 a los trabajadores a concluir que la "gula" de las empresas derivaba de su condici6n de "pulpos extranjeros", abriendo asi la posibilidad de sostener un proyecto econ6mico alternativo.

Ahora bien, esa "ret6rica de cambio" fue tambien alimentada y construida por otros actores que observaban o participaron directamente en el movimiento. En este sentido

59 TARROW, op. cit., p. 182.

60 P. EISINGER: "The conditions of protest behavior in american cities", American Political Science Review 67, 1973, 11-28, citado en TARROW, op. cit, p. 157.

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REPENSANDO EL CICLO DE PROTESTA OBRERA 407

senralamos la importancia del uso de la informaci6n asi como de la interacci6n que sirvieron para determinar tanto la posibilidad como la identidad del movimiento. Dentro de esas representaciones que encuadraron la "urgencia, posibilidad y agencia" necesarias para el surgimiento y desenlace del movimiento, es de destacar lo que puede ser entendido como un cambio en el repertorio de confrontaci6n que se manifest6 en las formas adoptadas para la protesta como en las redes sociales que se comenzaron a tejer. El ciclo de protesta que comenz6 con la insurreccion urbana de mayo del '69 fue reactualizando y ejercitando un repertorio que se enmarcaba dentro de las practicas presentes en la tradici6n sindical de C6rdoba junto con otras que fueron cargandose de un alto contenido simb6lico como el de la huelga de hambre emprendida por los trabajadores del SITRAC y del SITRAM y las asambleas barriales que buscaban implicar a distintos sectores populares en un movimiento contra todo un sistema. Se pusieron asi en juego diferentes estructuras para la movilizacion, desde las organizaciones sindicales como estructuras formales, hasta agrupaciones de base que rebasaron a sus dirigentes, pasando por otra serie de organizaciones informales que contribuyeron a sostener el movimiento. La disrupci6n planteada fue seguramente lo que marc6 el exito del movimiento, lo que oblig6 alas elites dirigentes a incorporar cambios profundos en la agenda politica para evitar una radicalizaci6n mayor, pero al hacerlo y procesarse las demandas, el mismo contenido disruptivo fue perdiendo tambien sentido para algunos sectores. Ese desenlace marc6 la primera caida del ciclo de protesta. Pero durante su desarrollo se fueron creando nuevas oportunidades politicas que serian aprovechadas por diferentes actores y, enmarcadas en las vertientes que se habian ido conformando durante la decada anterior, dieron lugar a diferentes respuestas frente al objetivo comOn del movimiento que apuntaba al cambio del sistema politico: la de los sindicatos "clasistas" fue una de ellas, redefiniendo identidades politicas y construyendo nuevas en sectores que durante los '60 habian permanecido al margen de la politica; la del peronismo combativo y la de los sectores mas ortodoxos e incluso la de la "burocracia sindical" fueron otras de las variantes; tambi6n las de las organizaciones armadas que al crear mOltiples centros de soberania61 y bregar por la revolucic6n y la toma del poder contribuyeron a crear nuevas oportunidades politicas para expresarse y plantear una alternativa. Dentro de ellas, hasta los partidos politicos pudieron encontrar el espacio para plasmar su estrategia. Asi, la que comenz6 siendo una demanda de representatividad y autonomia para asegurar una verdadera participaci6n, escapo del ambito estrictamente sindical para proyectarse a todos los otros 6rdenes y extenderse de un espacio localizado a una dimensi6n nacional.

La movilizaci6n que Ilev6 a una mayor combatividad en el peronismo sindical de C6rdoba incidi6 en la izquierdizaci6n del ala politica del partido, que se evidenci6 en el triunfo de la candidatura de Ricardo Obregon Cano y Atilio Lopez para la gobernaci6n de Cordoba. Esa participaci6n en la acci6n colectiva provoc6 asi importantes cambios tambien en la identidad peronista: ,c6mo explicar si no, por ejemplo, que en un sindicato de tradici6n peronista desde su constituci6n como el SMATA C6rdoba triunfara en elecciones dos veces consecutivas -en 1972 y 1974- un candidato como Renee Salamanca del PCR?;

,implicaba esto que los afiliados habian abandonado su identidad peronista o, en cambio, la habian Ilenado de nuevos/viejos contenidos que capitalizaban la experiencia de la movilizaci6n y de la interacci6n con otros actores y los Ilevaba a proponer una nueva estrategia? Pero esto abre una linea de investigaci6n que, por el momento, excede los limites de este trabajo.

61 TARROW, op. cit., p. 61.

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408 MONICA B. GORDILLO

RESUMEN

Este trabajo pretende aplicar las categorias te6ricas surgidas de la confluencia entre las que han sido conocidas como vertientes norteameri- cana (teoria de la movilizaci6n de recursos y es- tructura de la oportunidad politica) y europea (construcci6n de identidades colectivas) al andli- sis de la coyuntura cordobesa de 1969-1971. Lo que se plantea como primera hip6tesis es que el ciclo de protesta desencadenado en C6rdoba por los trabajadores de los sectores dinmicos de la economia -trabajadores mechnicos de las plan- tas de IKA-Renault y Fiat fundamentalmente- ha- bria dado nacimiento a un movimiento social que hacia 1971 dio paso a un movimiento politico, abriendo nuevas oportunidades para otros acto- res y redefiniendo las identidades. En relacidn con lo anterior, los factores que se proponen para analizar el surgimiento y desarrollo de este movi- miento social pueden encuadrarse en tres gran- des grupos, referidos a: 1) la estructura de oportu-

nidad politica, 2) las estructuras a travys

de las cuales se conform6 y canaliz6 la acci6n colectiva, los recursos que se pusieron a disposici6n del movimiento y 3) los marcos culturales que cons- truyeron la oportunidad para la accidn y modela- ron las estrategias del movimiento, incorporaron nuevos simbolos y redefinieron las identidades colectivas. La segunda hip6tesis se refiere a que los trabajadores enmarcaron la oportunidadpoliti- ca para la acci6n dentro de una representaci6n de injusticia pero, a la vez, de crisis en la estabilidad del gobierno que lo Ilevaria a mitigar los mecanis- mos de represi6n y a intentar vias de negociacidn y conciliacidn. Por Oltimo se plantea que ese ciclo de protesta introdujo cambios en los repertorios de confrontaci6n, resignificando simbolos ya pre- sentes en la cultura politica cordobesa y creando otros para enmarcar la accidn colectiva que tuvie- ron importantes consecuencias en las identida- des sociales y politicas.

SUMMARY

This work intends to apply the theoretical categories stemmed from the confluence between those which have been known as American (theory of mobilizing structures and political opportunities) and European (construction of collective identities and framing processes) to the analysis of the Cordoban conjuncture of 1969-1971. What is outlined as first hypothesis is that the protest cycle unfettered in C6rdoba by the workers of the dynamical sectors of the economy -mechanical workers of the plants of IKA-Renault and Fiat fundamentally- would have given birth to a social movement that toward 1971 gave step to a political movement, opening new opportunities for other actors and redefining the identities. In relationship to the foregoing, the factors that are proposed to analyze the emergence and development of this social movement can be straddled in large three groups, referred to: 1) the political opportunity

structure, 2) the structures through which the collective action was conformed and channeled, the resources that were put to arrangement of the movement and 3) the cultural frameworks that built the opportunity for the action and fashioned the strategies of the movement, incorporated new symbols and redefined the collective identities. The second hypothesis is referred to the fact that the workers framed the political opportunity for the action within an injustice representation but, at the same time, of crisis in the stability of the govern- ment that would carry it to ease the repression mechanisms and to attempt negotiation and conciliation process. Finally it is outlined that that protest cycle introduced changes in the confron- tation digests, resigning symbols already present in the cordoban political culture and creating others to frame the collective action that had important consequences in the social and political identities.

REGISTRO BIBLIOGRAFICO

GORDILLO, M6nica B. "Movimientos sociales e identidades colectivas: repensando el ciclo de protesta obrera". DESARRO- LLO ECONOMICO - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES (Buenos Aires), vol. 39, NQ 155, octubre- diciembre 1999 (pp. 385-408). Descriptores: <Teoria social> <Movimientos sociales> <Movimiento obrero> <Identidades colectivas> <Sindicatos> <Izquierda> <Peronismo> <C6rdoba> <Argentina>.

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