moorcock, michael - serie elric - 4 - la torre evanescente

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  • 8/14/2019 Moorcock, Michael - Serie Elric - 4 - La Torre Evanescente

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    Michael Moorcock

    La Torre Evanescente

    Ediciones Martnez Roca, S. A.

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    La Torre Evanescente

    Michael Moorcock

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    Ttulo original: The Vanishing Tower

    Traduccin de Hernn Sabat

    Cubierta: Lloren Mart Ilustracin: Michael Whelan

    1970, Michael Moorcock 1990, Ediciones Martnez Roca. Coleccin Fantasy n 27.

    ISBN 84-270-1456-2

    Depsito legal B. 29.095-1990

    Edicin digital d e Elfowar. Revisin de Umbriel. Junio de 2002.

    Para Ken Bulmer, quien me pidi que escribieraesta obra como novela por entregas para surevista Sword and Sorcery {Espada y Brujera).La publicacin, que iba a hacer compaa aVisions of Tomorrow (Visiones del maana),no lleg a aparecer debido a la retirada del apoyofinanciero a ambas revistas.

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    LIBRO PRIMEROEl tormento del ltimo seor

    (...) y entonces Elric dej Jharkor en persecucin de cierto brujo que, segnafirmaba Elric, le haba causado cierta afrenta (...)

    Crnica de la Espada Negra

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    1El Prncipe Plido en una playa iluminada por la luna

    En el firmamento, una luna fra envuelta en nubes baaba con su luzmortecina un mar tenebroso donde se meca una nave anclada frente a una costadeshabitada.

    Por un costado de la nave estaba siendo arriado un bote, que se balanceabaen el vaco. Dos figuras, envueltas en largas capas, observaban a los marineros querealizaban la maniobra mientras trataban de calmar a sendos caballos que piafabansobre la inestable cubierta del barco, relinchando y volviendo los ojos a un lado y aotro.

    El ms bajo de los dos espectadores agarr por la brida a su caballo congesto enrgico y emiti un gruido.

    De veras era necesario esto? No podramos haber desembarcado en

    Trepesaz... o al menos, en algn puerto de pescadores que presumiera de tener unaposada, por humilde que fuera?

    No, amigo Moonglum. Quiero que nuestra llegada a Lormyr permanezca ensecreto. Si Theleb K'aarna se enterara de mi arribada, como sucedera sin duda en elmismo instante de presentarnos en Trepesaz, volvera a huir y la caza empezara denuevo. Te gustara que sucediera tal cosa?

    Moonglum se encogi de hombros.

    Me sigue pareciendo que la persecucin de ese hechicero no es ms queun sucedneo de lo que deberas hacer en realidad. Buscas a ese brujo porque nodeseas buscar tu destino verdadero...

    Elric volvi el rostro, blanco como el hueso bajo el claro de luna, ycontempl a Moonglum con sus ojos carmeses llenos de tristeza.

    Y qu? No es preciso que me acompaes si no quieres...

    Moonglum volvi a encogerse de hombros.

    S, ya lo s. Quiz sigo contigo por la misma razn que t persigues alhechicero de Pan Tang. Con una sonrisa, aadi a continuacin: As que bastade discusiones, de acuerdo, amo Elric?

    Es cierto, las discusiones no llevan a ninguna parte reconoci Elric, altiempo que daba unas palmaditas en el cuello a su montura mientras otro grupo demarineros, vestidos con sedas tarkeshitas de vivos colores, se acercaban para

    hacerse cargo de los caballos e izarlos con la gra hasta el bote.Debatindose y relinchando bajo las capuchas que les envolvan la testuz,

    los animales fueron trasladados al bote, cuyo fondo patearon con las pezuascomo si quisieran abrir un boquete. A continuacin, Elric y Moonglumdescendieron por los cabos con el equipaje a la espalda hasta saltar a la chalupaen precario equilibrio. Los marineros apartaron el bote del costado de la naveutilizando los remos y luego, aplicando toda la fuerza de sus cuerpos, empezaron abogar hacia la orilla.

    El aire de fines de otoo era fro. Moonglum contempl los yermosacantilados que se alzaban ante l y sinti un escalofro.

    Se acerca el invierno y preferira estar instalado en alguna taberna

    acogedora, en lugar de deambular por tierras extraas. Qu me dices si, cuandohayamos terminado ese asunto con el hechicero, nos dirigimos a Jadmar o a alguna

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    de las otras grandes ciudades de los vilmirianos y vemos de qu nimos nos poneel clima, ms clido, de esas tierras?

    Sin embargo, Elric no respondi. Sus extraos ojos escrutaron las tinieblascomo si estuviera asomndose a las profundidades de su propia alma y no legustara lo que vea.

    Moonglum suspir y apret los labios. Se encogi bajo la capa y se frot lasmanos para hacerlas entrar en calor. Estaba acostumbrado a los sbitos silencios desu compaero, pero el hbito no haca que los encajara mejor. En algn lugar de lacosta, un ave nocturna lanz un graznido, al que replic el chillido de algnroedor. Los marineros gruan mientras tiraban de los remos.

    La luna apareci tras las nubes e ilumin el rostro blanco y ceudo de Elrichaciendo que sus ojos carmeses brillaran como ascuas infernales. La claridad batambin los acantilados desnudos de la costa.

    Los marineros izaron los remos cuando la quilla del bote var en la grava. Loscaballos, al olor de la tierra, relincharon y patearon la madera. Elric y Moonglum sepusieron en pie para calmarlos.

    Dos de los remeros saltaron a las fras aguas y arrastraron la chalupa unosmetros ms. Otro de los hombres dio unas palmaditas en el cuello al caballo deElric y, sin mirar directamente al albino, le dijo:

    El capitn ha dicho que me pagaras cuando alcanzramos la costa deLormyr, mi seor.

    Elric solt un gruido y llev la mano bajo la capa. Sac de ella una joya quebrill como una centella en la oscuridad de la noche. El marinero jade deasombro y extendi la mano para cogerla.

    Por la sangre de Xiombarg, nunca haba visto una gema tan valiosa!

    Elric empez a guiar a su caballo por las aguas poco profundas y Moonglum se

    apresur a seguirle, lanzando juramentos en voz baja y sacudiendo la cabezade un lado a otro.

    Entre risas y exclamaciones de alegra, los remeros empujaron el bote aaguas ms profundas.

    Mientras Elric y Moonglum montaban en los caballos y la chalupa se alejabaen la oscuridad hacia el barco, el segundo coment:

    Esa joya vala cien veces el precio de nuestro pasaje!

    Qu ms da? Elric coloc los pies en los estribos e hizo avanzar a sumontura hacia una parte del acantilado que resultaba menos empinada que elresto. Se puso en pie sobre los estribos para envolverse mejor en la capa y

    acomodarse con ms firmeza en la silla. Parece que por aqu hay un camino,aunque bastante descuidado.

    Debo insistir dijo Moonglum con voz severa en que si de ti dependiera,mi seor Elric, nos quedaramos sin medios de subsistencia. Si no hubiera tenido laprecaucin de recuperar parte de los beneficios que obtuvimos con la venta de esatrirreme que capturamos y subastamos en Dhakos, ahora mismo estaramos en lapobreza.

    Es cierto asinti Elric sin prestarle atencin, al tiempo que espoleaba elcaballo por el sendero que conduca a lo alto del acantilado.

    Moonglum mene la cabeza en gesto de frustracin, pero sigui al albino.

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    Al amanecer, los dos cabalgaban sobre el paisaje ondulado de pequeascolinas y suaves valles que constituan el territorio de la pennsula ms septentrionalde Lormyr.

    Como Theleb K'aarna tiene que vivir de un mecenas rico explic Elricmientras proseguan su avance, es casi seguro que acudir a la capital, Iosaz,

    donde gobierna el rey Montan. All tratar de ponerse al servicio de algn noble oincluso, tal vez, del propio rey.

    Y cunto tardaremos en divisar la capital del reino, mi seor?

    Est a varios das de viaje, mi buen Moonglum.

    Maese Moonglum suspir. El cielo amenazaba nieve y la tienda que llevabaenrollada bajo la silla era de seda fina, adecuada para las tierras de Oriente yOccidente, ms clidas. Dio gracias a sus dioses por llevar un grueso chalecoacolchado bajo la coraza y por haberse puesto, antes de abandonar el barco, unoscalzones de lana debajo de los otros, rojos y ms llamativos, que constituan suindumentaria visible. Su casco cnico de piel, metal y cuero, tena unas orejeras queahora llevaba bajadas y atadas con unas tirillas de cuero bajo el mentn, y la gruesa

    capa de piel de ciervo cea sus hombros muy apretada.Elric, por su parte, no pareca darse cuenta del fro y llevaba la capa ondeando

    al viento. Vesta unos calzones de seda azul marino y una camisa de seda negra decuello alto, y portaba una coraza de acero lacada en negro brillante, a juego con elcasco, embellecida con dibujos de fina plata. Detrs de la silla llevaba unas grandesalforjas y, cruzados sobre ellas, un arco y un carcaj de flechas. A su costado colgabala espada Tormentosa, origen de su fuerza y de su desdicha, y en la cintura llevabauna larga y fina daga, regalo de la reina Yishana de Jharkor.

    Moonglum tena un arco y una aljaba parecidos y portaba sendas espadas alos costados, una corta y recta, la otra larga y curva, siguiendo la costumbre delos hombres de Elwher, su patria. Ambas espadas iban enfundadas en unas vainas

    de cuero ilmiorano esplndidamente repujado y embellecido con hilos de oro y deseda escarlata.

    Para quienes no los conocan, los dos jinetes parecan unos mercenarioslibres de amo que haban tenido ms xito que la mayora en su oficio.

    Los caballos les trasladaron incansables por el territorio. Eran dos corceles deShazar, famosos en todos los Reinos Jvenes por su resistencia e inteligencia. Trasvarias semanas confinados en la bodega de la nave tarkeshita, estaban contentosde poder moverse de nuevo.

    De vez en Cuando, empezaban a divisar alguna aldea de casas chaparras depiedra y paja, pero Elric y Moonglum tenan la cautela de evitarlas.

    Lormyr era uno de los Reinos Jvenes ms antiguos y buena parte de lahistoria del mundo se haba escrito en sus tierras. Incluso los melniboneses habanodo las leyendas del hroe ancestral de Lormyr, Aubec de Malador, de la provincia deKlant, del cual se deca que haba dado forma a nuevas tierras con la materia delCaos que un da haba existido en el Confn del Mundo. Pero haca ya mucho tiempoque Lormyr haba dejado atrs el momento lgido de su poder (aunque seguasiendo una gran nacin del Sudoeste) y se haba convertido en un reino a la vezpintoresco y cultivado. Elric y Moonglum vieron alqueras prsperas, camposferaces, viedos y frutales cuyos rboles de hojas doradas estaban rodeados pormuros cubiertos de musgo y desgastados por el paso del tiempo. Una tierra dulce yapacible en contraste con Jharkor, Tarkesh y Dharijor, las naciones del Noroeste,ms speras y agitadas, que haban dejado atrs.

    Moonglum ech un vistazo a su alrededor cuando redujeron el paso delcaballo a un trote.

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    Theleb K'aarna podra hacer mucho mal aqu, Elric. Me acuerdo de lasapacibles colinas y llanuras de Elwher, mi tierra.

    Elric asinti y dijo:

    Los tiempos turbulentos terminaron para Lormyr cuando se desprendi de lascadenas melnibonesas y fue la primera en autoproclamarse nacin libre. Me gusta

    este paisaje sosegado. Me tranquiliza. Una razn ms para encontrar al hechiceroantes de que empiece a preparar su pcima corruptora.

    Moonglum sonri para s.

    Ten cuidado, mi seor. Ya ests sucumbiendo de nuevo a esas emocionesblandengues que tanto desprecias... Elric enderez la espalda al instante.

    Vamos. Dmonos prisa en llegar a Iosaz.

    Cuanto antes lleguemos a una ciudad con una taberna decente y un buenmego, tanto mejor.

    Moonglum apret an ms la capa en torno a su cuerpo enjuto.

    Entonces, reza para que el alma del brujo sea enviada pronto al Limbo,maese Moonglum, porque entonces acceder a sentarme ante el fuego el inviernoentero, si as lo quieres.

    Y Elric puso a su caballo en un sbito galope mientras el plomizo atardecer secerraba sobre las buclicas colinas.

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    2Un rostro blanco mirando entre la nieve

    Lormyr tena fama por sus caudalosos ros. Eran stos los que habancontribuido a hacerla rica y fuerte.

    Al cabo de tres das a caballo, cuando una ligera nevada empezaba a caer delcielo, Elric y Moonglum llegaron al confn de las colinas y vieron ante ellos lasaguas espumeantes del ro Schlan, afluente del ZaphraTrepek que flua desde msall de Iosaz hasta desembocar en el mar en Trepesaz.

    En aquel punto de su recorrido no haba barcos que surcaran el Schlan pues elro presentaba rpidos y grandes cascadas cada pocas leguas, pero Elric tena laintencin, cuando llegaran a la vieja ciudad de Stagasaz, edificada en la confluenciadel Schlan con el ZaphraTrepek, de enviar a Moonglum a la ciudad para que comprarauna embarcacin pequea en la que poder remontar este ltimo hasta Iosaz, dondecasi con toda certeza se hallara Theleb K'aarna.

    Siguieron, pues, la ribera del Schlan forzando la marcha con la esperanza dealcanzar los alrededores de la ciudad antes de que cayera la noche. Pasaron poralgunas aldeas de pescadores y ante las casas de algunos nobles de bajo rango y, devez en cuando, recibieron el saludo de algn pescador amistoso que lanzaba la reden los trechos ms tranquilos del ro, pero no se detuvieron. Los pescadores erangentes tpicas de la regin, pelirrojos y con enormes bigotes rizados, que vestan

    jubones de lino recargados de bordados y botas de cuero que casi les cubran losmuslos; eran hombres que en otros tiempos siempre haban estado prestos adejar las redes, coger las espadas y alabardas y montar sus caballos para acudiren defensa de su patria.

    No podramos pedir prestada una de sus barcas? apunt Moonglum, pero Elric

    movi la cabeza en gesto de negativa.Los pescadores del Schlan son conocidos por sus chismorreos. Es posible que la

    noticia de nuestra presencia llegara antes que nuestra barca y pusiera sobre aviso aTheleb K'aarna.

    Creo que eres demasiado cauto...

    Ya le he perdido demasiadas veces.

    Apareci ante su vista un nuevo tramo de rpidos. Grandes peascos negrosbrillaban bajo la luz mortecina y el agua saltaba sobre ellos con un rugido,levantando una cortina de espuma. All no haba casas ni aldeas y el camino junto ala orilla era tan angosto y traicionero que Elric y Moonglum se vieron forzados a

    aflojar el paso y proseguir la marcha con cautela.Por encima del ruido del agua, Moonglum grit:

    Ahora seguro que no llegamos a Stagasaz antes de que anochezca!

    Tienes razn asinti Elric. Acamparemos bajo los rpidos. All.

    Segua nevando y el viento impulsaba los copos contra el rostro, dificultandotodava ms su avance por el estrecho sendero que ahora serpenteaba aconsiderable altura sobre el ro.

    Por fin, el estruendo empez a apagarse y el camino se ensanch y lasaguas se calmaron. Aliviados, los viajeros inspeccionaron la llanura que se abra anteellos buscando el lugar ms adecuado para acampar.

    Fue Moonglum quien las vio primero.

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    La mano le temblaba cuando alz el dedo hacia el firmamento para sealarhacia el norte.

    Qu es eso, Elric?

    El albino alz los ojos hacia el cielo encapotado, apartando del rostro loscopos de nieve.

    Al principio, su expresin fue de desconcierto. Frunci el ceo y entrecerrlos ojos.

    Unas siluetas negras se recortaban contra el firmamento.

    Unas siluetas aladas.

    Era imposible juzgar su tamao a aquella distancia, perono volaban como lohacen las aves. A Elric le vino el recuerdo de otra criatura alada, una criatura quehaba visto por ltima vez cuando l y los Seores del Mar huyeron de la Imrryren llamas y el pueblo de Melnibon desencaden su venganza sobre losasaltantes.

    Una venganza que haba adoptado dos formas.

    La primera de ellas haba sido la flota de doradas naves de guerra queesperaba para atacarles cuando se retiraban de la Ciudad de Ensueo.

    La segunda forma de venganza haban sido los grandes dragones delBrillante Imperio.

    Y las criaturas que haban aparecido a lo lejos guardaban cierta semejanza contales dragones.

    Acaso los melniboneses haban descubierto el medio de despertar a losdragones antes del trmino de su perodo normal de reposo? Tal vez habansoltado a sus dragones para que buscaran a Elric, que haba dado muerte a los de supropia estirpe y haba traicionado a su raza inhumana para vengarse de su primo

    Yyrkoon, el cual le haba usurpado el Trono de Rub de Imrryr?La expresin de Elric se transform en una torva mueca. Sus ojos carmeses

    brillaron como rubes pulidos. Llev la mano izquierda a la empuadura de su granespada negra, la espada mgica Tormentosa, y domin su creciente sensacin dehorror.

    Pues all, en pleno vuelo, la forma de aquellas criaturas haba cambiado. Depronto, haban dejado de parecer dragones y haban adquirido el aspecto de unoscisnes multicolores cuyas plumas relucientes recogan y reflejaban los escasosrayos de sol que an quedaban.

    Moonglum solt una exclamacin cuando las criaturas estuvieron ms cerca.

    Son enormes!Prepara tus espadas, amigo Moonglum. Desenvinalas y reza tus oraciones

    a los dioses que gobiernan Elwher, pues estos seres son producto de la hechiceray, sin duda, las enva Theleb K'aarna para destruirnos. Mi respeto por ese brujo nohace sino aumentar.

    Qu son, Elric?

    Criaturas del Caos. En Melnibon reciben el nombre de Oonai. Puedencambiar de forma a voluntad. Slo un hechicero de gran disciplina mental ypoderes superlativos que conozca los conjuros oportunos puede dominarlas ydeterminar su aspecto. Algunos de mis antepasados eran capaces de ello, peronunca pens que un mero echador de conjuros de Pan Tang consiguiera someter

    a esas quimeras.No conoces ningn conjuro para enfrentarse a ellas?

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    No se me ocurre ninguno. Slo un Seor del Caos como mi demonioprotector, Arioco, podra destruirlas. Moonglum se estremeci y respondi:

    Entonces, invoca a tu Arioco, te lo ruego! Elric dirigi una mirada casidivertida a su acompaante y coment:

    Realmente, estas criaturas deben darte un miedo tremendo, maese

    Moonglum, para que ests dispuesto a aceptar la presencia de Arioco.Tal vez no tengan ningn inters en nosotros respondi Moonglum al

    tiempo que desenvainaba su espada larga y curva, pero es mejor estarpreparados.

    En efecto asinti Elric con una sonrisa.

    A continuacin, Moonglum sac tambin su espada corta y recta, enroscandolas riendas de su montura en torno al antebrazo.

    En el cielo reson un grito agudo, como una risa entrecortada.

    Los caballos piafaron, inquietos.

    El gritero aument de intensidad. Las criaturas voladoras abran los picos y sellamaban unas a otras y pronto qued en evidencia que en realidad no se trataba deunos cisnes gigantes, pues estaban dotadas de lenguas serpenteantes. Y en suspicos se vea brillar una hilera de finos y agudos colmillos. Las criaturas cambiaron derumbo ligeramente, volando directamente hacia los dos viajeros.

    Elric ech atrs la cabeza, desenvain su gran espada y la alz hacia el cielo.El metal lati y gimi, y emiti un misterioso fulgor negro que form extraassombras sobre las facciones plidas de su dueo.

    El caballo shazariano relinch y se encabrit mientras una invocacinsurga de los labios atormentados de Elric.

    Arioco! Arioco! Arioco! Seor de las Siete Oscuridades, duque del Caos,

    aydame! Aydame ahora, Arioco!El caballo de Moonglum haba vuelto grupas llevado por el pnico y el

    hombrecillo tena grandes dificultades paradominarlo. Sus facciones estaban casitan plidas como las de Elric.

    Arioco!

    Encima de ellos, las quimeras empezaron a volar en crculos.

    Arioco! Sangre y almas te prometo, si me ayudas ahora!

    Entonces, a unos metros de donde estaban, una niebla oscura parecisurgir de la nada. Era una bruma hirviente en la cual tomaban forma figurasextraas y desagradables.

    Arioco!

    La niebla se hizo an ms densa.

    Arioco! Te lo ruego..., aydame ahora!

    El caballo se levant sobre los cuartos traseros, relinchando y resoplando,con los ojos asustados y los ollares muy abiertos. Elric, sin embargo, con unamueca en los labios que dejaba los dientes al descubierto y le daba el aspecto de unlobo rabioso, continu montado en la silla mientras la niebla oscura se agitaba y enlo alto de la cambiante columna apareca un rostro extrao, no terrenal. Un rostrode maravillosa belleza, de absoluta maldad. Moonglum apart la vista de ella, incapazde soportarla.

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    El albino movi la cabeza en gesto de negativa.

    Ninguno especfico para enfrentarnos a esas criaturas. Las oonai siempresirvieron al pueblo de Melnibon. Jams nos amenazaron, de modo que nonecesitamos ningn conjuro contra ellas. Estoy tratando de recordar...

    Las quimeras emitieron unos graznidos y aullidos en el aire, sobre la cabeza

    de los dos viajeros. Acto seguido, otra de las criaturas se separ del resto ydescendi hacia ellos.

    Atacan de una en una coment Elric en un tono algo indiferente, comosi estuviera observando un insecto en un frasco. No s por qu, nunca lo hacenen grupo.

    La oonai se haba posado en el suelo y haba adoptado la forma de unelefante con la cabeza enorme de un cocodrilo.

    No es una combinacin muy esttica coment Elric.

    Cuando la bestia carg contra ellos, el suelo tembl bajo sus pies.

    Mientras se aproximaba, los dos hombres permanecieron hombro conhombro. Ya la tenan casi encima cuando, en el ltimo momento, se separaron, Elricarrojndose a un lado y Moonglum al otro.

    La quimera pas entre los dos y Elric hiri el flanco de la criatura con suespada mgica. La espada emiti un canto casi lascivo al hundirse profundamenteen la carne, que de inmediato cambi para convertirse en un dragn de cuyoscolmillos rezumaba un veneno flameante.

    Pero la oonai estaba malherida.

    La sangre manaba de la profunda herida y la quimera aullaba y cambiaba deforma una y otra vez como si buscara alguna en la que no existiese la herida.

    Del costado de la criatura surgi de pronto una sangre negra, como si la

    tensin de los sucesivos cambios hubiera afectado todava ms su cuerpo herido.La bestia del Caos cay de rodillas y el brillo se empa en sus plumas, se apag ensus escamas, desapareci de su piel. Se agit por ltima vez y luego quedinmvil. Su aspecto era el de un ser fuerte y pesado, negro, parecido a un cerdo,cuyo cuerpo abotargado era la cosa ms repulsiva que Elric y Moonglum habanvisto nunca.

    Moonglum solt un gruido.

    No es difcil entender por qu un ser como ste querra cambiar de forma...

    Alz la cabeza y vio descender otra oonai.

    sta tena el aspecto de una ballena con alas, pero con unos colmillos

    curvos como los de un pez carnvoro y una cola como un sacacorchos gigantesco.En el mismo momento de posarse en el suelo, experiment un nuevo

    cambio.

    Ahora, la criatura adopt forma humana. Era una figura bella y enorme, dosveces el tamao de Elric. Iba desnuda y era de proporciones perfectas, pero tena lamirada vaca y los labios entreabiertos de un nio subnormal. La vieron echar acorrer gilmente hacia ellos extendiendo sus manos inmensas para atraparles comohara un nio para coger un juguete.

    Esta vez, Elric y Moonglum atacaron a la vez, uno a cada mano.

    La afilada espada de Moonglum hizo un profundo corte en los nudillos y la de

    Elric cercen dos dedos de la oonai antes de que sta alterara de nuevo su forma yse convirtiera en un pulpo, primero, en un tigre monstruoso, ms tarde, y luego en

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    una combinacin de ambos, hasta que al fin se convirti en una roca en la cual seabra una fisura que mostraba unos dientes blancos y dispuestos a morder.

    Los dos hombres esperaron, jadeantes, a que reanudara el ataque. En labase de la roca rezumaba un reguero de sangre y esto dio una idea a Elric, Salt haciaadelante con un sbito aullido, alz la espada sobre la cabeza y descarg el filo

    sobre la roca, partindola en dos.Una especie de risotada surgi de la negra espada mientras la forma

    hendida se difuminaba hasta convertirse en otra de aquellas criaturas parecidas acerdos. sta apareca partida en dos, en un charco de sangre y con las entraasextendidas en el suelo.

    De inmediato, entre la nevada crepuscular, descendi otra oonai cuyocuerpo era un brillante destello naranja, en la forma de una serpiente alada con milanillos palpitantes.

    Elric golpe los anillos, pero stos se movan demasiado de prisa. Las otrasquimeras haban observado con atencin las tcticas de los dos hombres ante suscompaeras y se haban hecho una idea de la habilidad de sus vctimas. Casi al

    instante, Elric se encontr con los brazos inmovilizados por los anillos y transportadopor los aires al tiempo que una segunda quimera se abalanzaba con la mismaforma sobre Moonglum para atraparle de idntica manera.

    Elric se dispuso a morir como lo haban hecho los caballos. Prefera teneruna muerte rpida a caer en las manos de Theleb K'aarna, que siempre le habaprometido una muerte lenta.

    Las alas escamosas batieron el aire, poderosas. Pero las fauces de lacriatura no descendieron para arrancarle la cabeza.

    Elric comprendi con desesperacin que Moonglum y l estaban siendotransportados velozmente hacia el norte sobre la gran estepa de Lormyr.

    Sin duda, al final del viaje les aguardaba Theleb K'aarna.

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    3El cielo inmenso lleno de plumas

    Cay la noche y las quimeras continuaron volando incansables, con susnegras siluetas contra la nieve blanca.

    Los lazos no mostraron el menor asomo de relajarse aunque Elric luch porliberarse de ellos, con la mano cerrada siempre en torno a la empuadura de laespada mgica y la mente concentrada en buscar un medio de derrotar a losmonstruos.

    Si lograba dar con algn hechizo...

    Trat de apartar de sus pensamientos la idea de lo que le esperaba sirealmente era Theleb K'aarna quien haba enviado a las oonai contra ellos.

    Las facultades como brujo de Elric se basaban sobre todo en su dominio de los

    elementos de aire, fuego, tierra, agua y ter, y tambin sobre las entidades queposean afinidad con la flora y la fauna de la Tierra.

    Por ello, decidi que su nica esperanza consista en invocar la ayuda de Filita,Seora de las Aves, que moraba en un reino ms all de los planos de la tierra, perola invocacin se le resisti.

    Y, aunque la recordara, haba que tener la mente concentrada de unadeterminada manera, haba que seguir los ritmos correctos en el encantamiento,haba que repetir las palabras e inflexiones exactas antes de empezar a invocar laayuda de Filita. Pues sta era ms difcil de conjurar que cualquier otro ser elemental,tanto como el veleidoso Arioco.

    Entre los remolinos de nieve escuch a Moonglum gritar algo ininteligible.

    Qu dices, Moonglum? replic.

    Slo... quera saber... si seguas... vivo, amigo mo.

    S... apenas...

    Tena el rostro helado y se le haba formado una costra de hielo en el casco yla coraza. Le dola todo el cuerpo por la presin de los lazos de la quimera y por elfro atroz de las alturas.

    El vuelo continu toda la noche rumbo al norte mientras Elric trataba derelajarse, de entrar en trance y extraer de su mente los antiguos conocimientos desus antepasados.

    Al alba, las nubes haban desaparecido y los rayos encendidos del sol seextendan sobre la nieve como sangre sobre damasco. La estepa se extenda entodas direcciones; era un inmenso campo de nieve hasta el horizonte y, sobre l, elcielo no era sino una capa de hielo azul en la cual se abra el charco rojo del sol.

    E, incansables en todo instante, las quimeras continuaron volando.

    Elric despert poco a poco del trance y rog a sus precarios dioses querecordara correctamente la invocacin.

    Tena los labios casi congelados y pegados. Pas la lengua por ellos y fuecomo si lamiera nieve. Los abri y le entr en la boca una rfaga de aire helado.Carraspe y volvi la cabeza hacia lo alto con una mirada vidriosa en sus ojoscarmeses.

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    Oblig a sus labios a formar unas extraas slabas, a pronunciar las viejaspalabras cargadas de vocales de la Lengua Alta de la antigua Melnibon, un idiomacasi imposible de articular para una lengua humana.

    Filita murmur.

    Luego empez a recitar el hechizo. Y, con el canturreo, la espada se calent

    en su mano y le aport energas para que la invocacin sobrenatural resonara enel cielo helado.

    Por las plumas entretejidos nuestros destinos,hombre y pjaro, tu estirpe y la ma,forjaron un pacto que las divinidadesconsagraron en el templo ancestral.Y cada especie jur servicio a la otra.Filita, reina voladora de bello plumaje,recuerda ahora esa noche gloriosay ayuda a tu hermano en peligro.

    La invocacin contena mucho ms que las simples palabras. Entraban en ellatambin los pensamientos abstractos de su cerebro, las imgenes visuales quetenan que retenerse en la mente en todo instante, las emocionesexperimentadas, los recuerdos fieles y vividos. Si no se haca todo como eradebido, el conjuro sera intil.

    Siglos antes, los reyes hechiceros de Melnibon haban sellado con Filita,Seora de las Aves, el pacto por el cual cualquier ave que se instalara entre losmuros de Imrryr recibira proteccin y no sera cazada por ningn humano desangre melnibonesa; el pacto se haba mantenido e Imrryr, la Soada, se habaconvertido en refugio de todas las especies de aves y en cierta ocasin haban

    cubierto de plumas sus torres.Elric enton pues los versos que glosaban el pacto, suplicando a Filita que

    recordara el compromiso adquirido.

    Hermanos y hermanas de los airesescuchad mi voz dondequiera que estisy traedme ayuda de los reinos superiores...

    No era la primera vez que llamaba a los elementos y a las criaturas que lespertenecan. Haca relativamente poco que haba invocado a Haaashaastaak, seorde los Lagartos, en su lucha contra Theleb K'aarna, y en ocasiones anteriores habautilizado los servicios de los seres elementales del viento los silfos, los sharnahsy los h'Haarshanns y de la tierra.

    S, Filita era veleidosa.

    Y ahora que Imrryr no era ms que un montn de ruinas, incluso era posibleque decidiera olvidar el antiguo pacto.

    Filita...

    La invocacin le haba dejado exhausto. No tendra fuerzas para combatir aTheleb K'aarna aunque se le presentara la oportunidad.

    Filita...

    Y, entonces, el aire se agit y una sombra enorme cubri a las quimeras

    que llevaban a Elric y a Moonglum hacia el norte.Elric alz la mirada y se le quebr la voz, pero sonri y dijo:

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    Gracias, Filita.

    Porque el cielo estaba negro de aves. Las haba de todas las especies,guilas, petirrojos, grajos, estorninos, abadejos, milanos, cuervos, halcones,pavos reales, flamencos, palomas, periquitos, trtolas, urracas, cornejas y bhos.Su plumaje destellaba como el acero y el aire se llen con sus gritos.

    Las oonai alzaron su cabeza de serpiente y lanzaron un siseo,mostrando la lengua entre los colmillos delanteros y sacudiendo como un ltigolos anillos de la cola. Una de las bestias del Caos que no llevaba a ningn humanocambi su forma en la de un gigantesco cndor y bati alas hacia la inmensa multitudde pjaros.

    Pero stos no se dejaron engaar.

    La quimera desapareci, sumergida entre las aves. Se escuch un espantosogritero y, acto seguido, un bulto negro cuya forma recordaba la de un cerdo cayen espiral hacia el suelo, dejando una estela de sangre y tripas.

    Otra quimera la ltima que no llevaba carga asumi su forma de dragn,casi idntica a las que una vez haba dominado Elric como monarca de Melnibon,pero de mayor tamao y menos grcil que Colmillo de Fuego y los dems.

    Se esparci un hedor repulsivo a carne y plumas quemadas cuando laponzoa ardiente cay sobre los aliados de Elric. Pero cada vez eran ms las avesque llenaban el aire, piando y graznando y silbando y ululando, un milln de alasbatiendo a la vez.

    De nuevo, la oonai desapareci de la vista; de nuevo, son un chillidoamortiguado; de nuevo, un cuerpo destrozado, cerduno, cay a plomo desde lasalturas.

    Los pjaros se dividieron en dos masas, dirigiendo la atencin a lasquimeras que transportaban a Elric y a Moonglum, y cayeron sobre ellas como dos

    gigantescas puntas de flecha, conducidas cada una de ellas por diez enormes guilasdoradas que se lanzaron sobre los ojos de las oonai.

    Bajo el ataque de las aves, las bestias del Caos se vieron forzadas a cambiarde forma. Al instante, Elric se sinti caer al vaco. Tena el cuerpo entumecido y caycomo una piedra, pendiente slo de mantener empuada la Tormentosa. Mientrasdescenda, maldijo la irona de haber sido salvado de las quimeras solamente paraacabar despeado en el suelo cubierto de nieve a sus pies.

    Pero en ese instante not que algo coga su capa por arriba y quedcolgado en el aire. Alz la cabeza y vio que unas guilas haban agarrado la telaentre sus zarpas y picos y frenaban su descenso de modo que golpe la nieve sinms consecuencias que un doloroso batacazo.

    Las guilas volvieron entonces al combate.Moonglum aterriz a unos metros de l, depositado por otra escuadrilla de

    guilas que regres de inmediato donde sus camaradas daban cuenta de lasrestantes bestias del Caos.

    Moonglum recogi la espada que se le haba cado de la mano y se frot lapantorrilla derecha.

    Har cuanto pueda por no volver a comer nunca carne de ave dijosentidamente. De modo que recordaste el encantamiento, no?

    En efecto.

    Los dos ltimos cuerpos cayeron de lo alto con un golpe sordo no lejos de

    ellos.

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    Durante unos instantes, los pjaros realizaron una extraa danza circular enel cielo, en parte saludo a los dos hombres y en parte danza de triunfo, y luego sedividieron en grupos por especies y se alejaron velozmente. Muy pronto, no queduna sola ave en el glido cielo azul.

    Elric se incorpor, magullado, y envain la Tormentosa con esfuerzo. Exhal

    un profundo suspiro y alz la vista al cielo.Gracias de nuevo, Filita murmur.

    Moonglum, con aire desconcertado todava, le pregunt:

    Cmo has logrado invocar a los pjaros, Elric? El albino se quit el casco y sesec el sudor. Bajo aquel clima, el sudor no tardara en convertirse en hielo.

    Gracias a un antiguo pacto que efectuaron mis antepasados. Me hacostado mucho recordar las palabras del hechizo.

    Y yo me alegro mucho de que lo hayas conseguido finalmente!

    Elric asinti, abstrado. Volvi a colocarse el casco y ech una ojeada a sualrededor.

    La inmensa estepa de Lormyr, cubierta de nieve, se extenda hasta elhorizonte en todas direcciones.

    Moonglum adivin lo que pensaba su compaero y se acarici la barbilla.

    Tienes alguna idea de qu lugar es ste, mi seor Elric? Me temo queestamos perdidos.

    No lo s, amigo Moonglum. No tenemos ningn medio de saber a cuntadistancia nos han transportado esas bestias, pero estoy casi seguro de que noshallamos bastante al norte de Iosaz. Estamos ms lejos de la capital que antes de...

    Pero, si es as, Theleb K'aarna tambin debe estar lejos de ella! Si esas

    criaturas nos llevaban realmente al lugar donde se encuentra ese hechicero...Es lo ms lgico, creo.

    Entonces, continuamos hacia el norte?

    No.

    Porqu?

    Por dos razones. Es posible que el propsito de Theleb K'aarna fuerallevarnos a un lugar remoto y apartado donde no pudiramos obstaculizar susplanes. Tal vez considerara preferible tal cosa a conducirnos a su presencia y correrel riesgo de que volviramos las tornas...

    S, eso seguro. Cul es la otra razn?

    Lo mejor que podemos hacer es intentar llegar a Iosaz, donde tendremosocasin de aprovisionarnos de equipo y provisiones y de indagar el paradero deTheleb K'aarna, en el caso de que no se encuentre en la ciudad. Tambin creo quesera una tontera por nuestra parte continuar hacia el norte sin unos buenoscaballos y en Iosaz los encontraremos..., y tal vez incluso un trineo que nos llevems de prisa por esta extensin nevada.

    Tambin en esto te doy la razn. Aunque no creo que tengamos muchasposibilidades en esta estepa cubierta de nieve, tomemos la direccin que tomemos.

    Es preciso que empecemos a andar. Nuestra esperanza es encontrar un roque an no se haya helado y por el cual navegue alguna embarcacin que nos lleve

    a Iosaz.Una esperanza remota, Elric.

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    S, una esperanza remota...

    Elric ya empezaba a sentirse debilitado tras el desgaste de energas quehaba significado la invocacin a Filita. Se dio cuenta de que le aguardaba una muertecasi segura, pero no pareci importarle mucho. Al menos, sera una muerte mslimpia que algunas de las que haba estado a punto de sufrir en los ltimos tiempos

    y, desde luego, sera mucho menos dolorosa de la que poda esperar de manos delhechicero de Pan Tang.

    Empezaron a avanzar por la nieve a paso lento, en direccin al sur. Eran dospequeas siluetas en el paisaje helado, dos minsculas motas de carne caliente en elgran erial nevado.

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    4El viejo castillo solitario

    Transcurri un da y toda una noche.

    Y luego lleg el atardecer del segundo da y los dos viajeros continuaron suavance tambalendose, pese a que haca mucho que haban perdido el sentido dela orientacin.

    Cay la noche y siguieron adelante, arrastrndose.

    Eran incapaces de hablar. Tenan los huesos doloridos y los msculosentumecidos.

    El fro y el agotamiento les sumieron en la inconsciencia de modo que,cuando cayeron por fin sobre la nieve y se quedaron inmviles, apenas se dieroncuenta de que haban dejado de avanzar. Para ellos no exista en aquel instanteninguna diferencia entre la vida y la muerte, entre existir y dejar de hacerlo.

    Y cuando sali el sol y calent un poco sus cuerpos, despertaron del sopor ylevantaron la cabeza, tal vez en un esfuerzo por echar una postrera mirada almundo que iban a abandonar.

    Y entonces vieron el castillo.

    Se alzaba en mitad de la estepa y era muy antiguo. La nieve cubra elmusgo y los lquenes que crecan en sus piedras viejas y desgastadas. La construccinpareca haber estado all por toda la eternidad, aunque ni Elric ni Moonglum habanodo jams que existiera un castillo semejante alzndose solitario en mitad de laestepa. Resultaba difcil imaginar cmo poda existir un castillo tan antiguo en unatierra conocida en otro tiempo como el Confn del Mundo.

    Moonglum fue el primero en incorporarse y se acerc trastabillando hastael lugar donde yaca Elric. Con manos cuarteadas por el fro, trat de alzar de lanieve a su amigo.

    El movimiento de la fluida sangre de Elric casi haba cesado en sus venas.Mientras Moonglum le ayudaba a ponerse en pie, escap de su boca un gemido.Intent hablar, pero sus labios permanecieron cerrados, helados.

    Apoyndose el uno en el otro, a veces caminando y a veces arrastrndose,avanzaron hacia el castillo.

    La entrada estaba abierta. Cruzaron el umbral y el calor que surga delinterior les reanim lo suficiente como para ponerse en pie y adentrarse con pasostambaleantes por un estrecho pasadizo que les condujo a un gran saln.

    Un saln vaco, completamente desnudo de mobiliario.

    Pero en el extremo opuesto de la estancia, en un hogar de granito ycuarzo, vieron arder unos troncos. Los dos se acercaron al fuego pisando un suelode losas de lapislzuli.

    De modo que el castillo est habitado...

    La voz de Moonglum son spera y dificultosamente en su boca. Mir losmuros de basalto que les rodeaban, alz la voz lo mejor que pudo y exclam:

    Saludos al amo de este castillo, quienquiera que sea. Nosotros somosMoonglum de Elwher y Elric de Melnibon y te suplicamos hospitalidad, pues noshemos perdido en tus tierras.

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    En aquel momento, a Elric le fallaron las rodillas y cay rodando al suelo.Moonglum corri torpemente hacia l mientras el eco de su voz se apagaba en laestancia. Todo qued de nuevo en un silencio interrumpido slo por el crepitar delos troncos en el hogar.

    Moonglum arrastr a Elric junto al fuego y le deposit en el suelo cerca de

    las llamas.Calienta aqu tus huesos, amigo Elric. Yo ir a buscar a la gente que vive en

    este lugar.

    Atraves el saln y ascendi la escalera de piedra que conduca a lasiguiente planta del castillo.

    Al llegar a ella, la encontr tan desprovista de mobiliario y elementos dedecoracin como la anterior. Tena gran nmero de estancias, pero todas ellasestaban vacas. Moonglum empez a sentirse inquieto, olindose algo sobrenaturalen aquel castillo. No sera, tal vez, el de Theleb K'aarna?

    Porque all viva alguien, sin duda. Alguien tena que haber encendido elfuego y abierto las puertas para permitirles entrar. Y del castillo no haba salidonadie de la forma normal o, de lo contrario, habra advertido las huellas en la nievedel exterior.

    Moonglum se detuvo, dio media vuelta y empez a descender lentamente laescalera. Cuando lleg al saln, vio que Elric se haba reanimado lo suficiente comopara incorporarse, apoyado en la repisa de la chimenea.

    Y... qu... has encontrado...? consigui murmurar.

    Nada Moonglum se encogi de hombros. No hay criados ni amos. Sihan salido de caza, deben montar criaturas aladas porque no existe ninguna huellade pisadas en la nieve del exterior. Debo reconocer que estoy un poco nervioso aadi con una leve sonrisa. S, nervioso... y un poco hambriento, tambin. Ir a

    husmear en la despensa. Si se presenta un peligro, no nos har ningn malafrontarlo con el estmago lleno.

    A un lado del hogar haba una puerta. Prob el picaporte y la hoja se abri aun pasadizo corto al fondo del cual haba otra puerta. Recorri el pasadizo espada enmano y abri esta ltima. Tras ella encontr una sala, desierta como el resto delcastillo. Y al otro lado de la sala vio las cocinas. Se intern en ellas y observ queconservaban todos sus tiles, limpios y ordenados pero sin utilizarse. Finalmente,lleg a la despensa, donde encontr la mayor parte de un ciervo colgado de ungancho y numerosos odres y jarras de vino alineadas en el estante superior. Debajode ste haba pan y unas empanadas y, en la repisa inferior, las especias.

    Lo primero que hizo Moonglum fue ponerse de puntillas y bajar una jarra devino. La destap y husme el contenido. No haba olido nada ms delicado ydelicioso en su vida.

    Cat el vino y olvid el cansancio y los dolores. Pero no olvid que Elricaguardaba an en el saln.

    Utiliz la espada corta para cortar un pedazo de venado y se lo coloc bajo elbrazo. Seleccion algunas especias y las guard en la bolsa que llevaba al cinto. Sepuso pan bajo el otro brazo y con ambas manos levant una jarra de vino.

    Regres al saln, dej en el suelo su botn y ayud a Elric a beber de la jarra.El extrao vino tuvo un efecto casi in mediato en Elric, quien dirigi a Moonglum unasonrisa cargada de gratitud.

    Eres... un buen amigo... No s por qu...

    Moonglum apart la cara con un murmullo de turbacin y empez a prepararla carne, que se propona asar sobre las brasas. Nunca haba entendido su amistad con

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    el albino, aquella peculiar mezcla de reserva y afecto, aquel grato equilibrio queambos hombres cuidaban de mantener, incluso en situaciones como aqulla.

    Elric, cuya pasin por Cymoril haba causado la muerte de sta y ladestruccin de lo que el albino tanto amaba, tema siempre exhibir la menor muestrade afecto a aquellos a los que amaba.

    Haba huido de Shaarilla de la Niebla Danzante, que le haba amado tanto.Haba escapado de la reina Yishana de Jharkor, que le haba ofrecido su reino peseal odio que sus sbditos sentan por l. Desdeaba la compaa de la mayora dehumanos salvo la de Moonglum, y tambin ste se cans pronto de cualquiera queno fuese el prncipe de Imrryr, el de los ojos carmeses. Moonglum estaba dispuestoa morir por Elric y saba que ste arrostrara cualquier peligro por salvar a suamigo. Sin embargo, no era la suya una amistad malsana? No habra sido mejor sicada cual hubiera echado por su camino? Moonglum no poda soportar talpensamiento. Era como si los dos fueran parte de una misma entidad, aspectosdiferentes de la personalidad de un mismo hombre.

    No comprenda por qu senta aquello y supona que, si Elric haba pensadoalguna vez en el asunto, tambin se habra visto en un apuro para dar con unarespuesta.

    Moonglum medit todas estas cosas mientras asaba la carne ante el fuego,utilizando la espada larga como espetn.

    Mientras, Elric tom otro trago de vino y empez a entrar en calor casivisiblemente. An tena la piel llagada de sabaones, pero ninguno de los dos habapadecido congelaciones graves.

    Dieron cuenta del venado en silencio, sin dejar de echar vistazos al saln.Les desconcertaba la misteriosa ausencia del amo del castillo, pero estabandemasiado cansados para preocuparse demasiado por ello.

    Despus de alimentar el fuego con nuevos troncos, se echaron a dormir y

    por la maana estaban casi totalmente recuperados de su penosa experiencia enla estepa nevada.

    Desayunaron venado fro, empanada y vino.

    Moonglum busc un cazo y calent agua para lavarse y afeitarse, y Elricencontr en la bolsa un ungento que se aplicaron en las quemaduras producidaspor el fro.

    He echado una ojeada a los establos dijo Moonglum mientras se afeitabacon una navaja que haba sacado de la bolsa, pero no he encontrado ningncaballo. Sin embargo, hay seales de que no hace mucho se han cobijado ahalgunos animales.

    Slo existe otro medio de viajar por estas tierras apunt Elric. En algnlugar del castillo debe haber unos esqus, pues las nieves cubren la estepa ms de lamitad del ao y es lgico que sus moradores los utilicen. Con unos esqus, nuestroregreso hacia Iosaz sera ms rpido. Y tambin nos seran de gran ayuda un mapay una piedra imn, si pudiramos encontrarlos.

    Moonglum asinti. Termin de afeitarse, sec la cuchilla y la guard denuevo en la bolsa.

    Ir a buscar esas cosas a los pisos superiores dijo a continuacin.

    Te acompaorespondi Elric. Atravesaron juntos una estancia tras otra.Todas estaban vacas y no encontraron nada en ellas.

    El castillo est absolutamente desierto murmur Elric con el ceofruncido. Y, sin embargo, tengo la profunda sensacin de que el lugar esthabitado. Incluso tenemos pruebas de ello, por supuesto.

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    Recorrieron dos plantas ms sin encontrar en las habitaciones otra cosa quepolvo.

    Bueno, tal vez tengamos que caminar, despus de todo murmurMoonglum con resignacin. A menos que encontremos unas planchas de maderaadecuadas para improvisar unos esqus. Creo que vi unas en los establos...

    Haban llegado a una angosta escalera que suba en espiral hasta la torre msalta del castillo.

    Probemos ah arriba antes de dar por fracasada la bsqueda dijo Elric.

    Subieron, pues, los escalones de piedra y llegaron ante una puertaentreabierta. Elric la abri de par en par y titube antes de entrar.

    Qu sucede? pregunt Moonglum, que ascenda detrs de l.

    La habitacin est amueblada coment Elric en voz baja.

    Moonglum subi los dos ltimos peldaos y ech un vistazo.

    Y ocupada! exclam, sobresaltado.

    Era una estancia deliciosa. Por sus ventanas acristaladas se filtraba una luzplida que baaba las colgaduras de seda multicolor de las paredes, los tapices ylas alfombras, con unos tonos tan luminosos como si los hubieran terminado detejer haca apenas un instante.

    En el centro de la habitacin haba una cama engalanada de armio, con undosel de seda blanca.

    Y en el lecho yaca una muchacha.

    Tena el cabello negro y brillante. Vesta una tnica de un intenso colorescarlata. Sus brazos eran de marfil teido de rosa y tena unas faccioneshermossimas, con los labios ligeramente entreabiertos.

    La muchacha estaba dormida.Elric dio dos pasos hacia la figura yacente y se detuvo. Con un sbito

    estremecimiento, apart la vista de la muchacha.

    Moonglum se alarm al ver unas lgrimas brillantes en los ojos carmesesdel albino.

    Qu sucede, amigo Elric?

    ste movi sus labios plidos pero no logr articular palabra. Una especiede gemido surgi de su garganta.

    Elric...

    Moonglum puso su mano en el brazo del albino pero ste se la sacudi deencima.

    Poco a poco, Elric volvi de nuevo la mirada hacia el lecho, como si seobligara a resistir una visin insoportablemente aterradora. Exhal un profundosuspiro, enderez la espalda y descans la mano izquierda en la empuadura de suespada mgica.

    Moonglum... logr murmurar con gran esfuerzo. Su acompaanteobserv a la mujer del lecho y contempl a Elric. Acaso la conoca?

    Moonglum... el sueo de esa mujer es obra de un hechizo...

    Cmo lo sabes?

    Es..., es un sopor parecido al que mi primo Yyrkoon indujo en mi Cymoril... Por los dioses! Crees que...?

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    No creo nada.

    Pero esa muchacha no es...

    ... no es Cymoril, lo s. Yo... Se le parece mucho, s... pero tambin esdistinta... Es slo que no me esperaba...

    Elric hundi la cabeza y, cuando volvi a hablar, lo hizo con voz muy baja.Vamos. Marchmonos de aqu.

    Pero ella debe ser la propietaria del castillo. Si la despertramos, tal vezpodra...

    Te digo que nosotros no podemos despertarla, Moonglum Elric exhal otroprofundo suspiro. Est sumida en un sueo encantado. Yo, pese a todos mispoderes de brujo, fui incapaz de despertar de l a Cymoril. Es imposible hacer nada,a menos que uno tenga ciertos medios mgicos, cierto conocimiento del hechizoexacto que se ha utilizado. De prisa, Moonglum, dejemos este lugar.

    En la voz de Elric haba un tono de urgencia que caus un escalofro a sucompaero.

    Pero...

    Entonces, me marchar solo!

    Elric abandon la estancia de la torre casi a la carrera y Moonglum escuchsus pisadas resonando apresuradas escalera abajo.

    Se acerc de nuevo a la durmiente y admir su belleza.

    Toc su piel y la encontr anormalmente fra. Se encogi de hombros y sedispuso a abandonar la cmara. Slo se detuvo un instante al advertir que en una delas paredes de la estancia, detrs de la cama, haba diversos escudos y armas deantiguos combates. Extraos trofeos los escogidos por la muchacha para decorar su

    dormitorio, se dijo. Bajo los trofeos vio una mesa de madera tallada sobre la cual habavarios objetos. Anduvo la distancia que le separaba de ella y le llen una extraasensacin al advertir que se trataba de un mapa en el que vena sealado el castillo ytambin el ro ZaphraTrepek.

    Sujetando el mapa a la mesa como pisapapeles haba una piedra imnmontada en plata y engarzada en una larga cadena de plata.

    Tom el mapa en una mano, la piedra en la otra, y sali apresuradamente dela estancia.

    Elric! Elric!

    Descendi corriendo la escalera y lleg al saln de la planta baja.Elric se haba marchado y la puerta del saln estaba abierta.

    Moonglum sigui al albino dejando atrs el castillo y adentrndose enla nieve.

    Elric!

    El albino se volvi con el rostro tenso y la mirada atormentada.

    Moonglum le mostr el mapa y la piedra imn.

    Despus de todo, estamos salvados! Elric clav la mirada en la nieve.

    S, lo estamos murmur.

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    5El sueo del prncipe perseguido por la fatalidad

    Dos das despus, Elric y Moonglum alcanzaron el tramo superior delZaphraTrepek y la ciudad mercado de Alorasaz, con sus torres de troncosbellamente tallados y sus hermosas casas de madera.

    A Alorasaz acudan los tramperos con sus pieles y los mineros, as comolos mercaderes de Iosaz, situada ro abajo, e incluso de la ciudad costera deTrepesaz. Era una poblacin alegre y activa con las calles iluminadas y caldeadas porgrandes braseros al rojo, colocados en cada esquina y atendidos por unosciudadanos encargados especialmente de mantenerlos encendidos y calientes.Envueltos en sus gruesas ropas de lana, los hombres saludaron a Elric yMoonglum cuando stos hicieron su entrada en la ciudad.

    Pese a haberse alimentado con la carne y el vino que Moonglum habatenido la previsin de llevar consigo, la andadura a pie por la estepa nevada les

    haba dejado exhaustos.Se abrieron paso entre la bulliciosa multitud de mujeres de mejillas

    encendidas y risas alegres y de hombres corpulentos, envueltos en pieles, cuyoaliento formaba nubculas en el aire y se mezclaba con el humo de los braserosmientras tomaban enormes tragos de sus jarras de cerveza y de sus botas de vinodespus de cerrar los tratos comerciales con los mercaderes, un poco menosbuclicos, procedentes de otras ciudades ms refinadas.

    Elric buscaba noticias y saba que el mejor lugar para encontrarlas sera enlas tabernas. Esper en un rincn a que Moonglum husmeara las mejores posadasde Alorasaz y regresara con una idea de dnde conseguir informacin.

    Cuando Moonglum regres, condujo al albino a una animada taberna prxima,llena de grandes mesas y bancos de madera, donde se apretaban mscomerciantes que discutan alegremente, mostrando sus pieles para poner de relievesu calidad o para burlarse de su falta de ella, segn el punto de vista de cadaparte.

    Moonglum dej a Elric en el umbral del establecimiento y entr para hablarcon el posadero, un hombretn obeso de brillante rostro escarlata.

    Elric vio que el posadero se apoyaba sobre el mostrador y escuchaba aMoonglum. Despus, el hombre asinti e hizo un gesto con la mano a Elric para quese acercara y le siguiera.

    El melnibons se abri paso entre la multitud y estuvo a punto de caer al

    suelo, empujado por un mercader gesticulante que se excus con grandes alharacasy se ofreci a invitarle a un trago.

    No ha sido nada murmur Elric en voz baja, pero el mercader se puso enpie.

    Permitidme, seor, ha sido culpa ma...

    Pero, al ver el rostro del albino, el comerciante enmudeci. Por fin,murmur algo ininteligible y volvi a sentarse, haciendo un comentario irnico a sucompaero de mesa.

    Elric ascendi tras Moonglum y el posadero unos inseguros peldaos demadera que conducan a un aposento privado, el nico que quedaba libre segn eldueo del establecimiento.

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    Estas habitaciones son siempre bastante caras, durante el mercado deinvierno murmur el hombre en tono de disculpa.

    Moonglum frunci el ceo al ver que, sin decir palabra, Elric entregaba alposadero otro precioso rub que vala una pequea fortuna. El hombre contempl lagema detenidamente y solt una carcajada.

    Esta posada ser un montn de ruinas antes de que se acabe vuestrocrdito en ella, seor! Os doy las gracias. El comercio debe ser muy provechosoesta temporada, desde luego. Os har traer viandas y bebida al instante.

    Lo mejor que tengas, posadero intervino Moonglum, tratando de sacar elmayor provecho de la situacin.

    No os preocupis... Ojal lo tuviera an mejor.

    Elric torn asiento en uno de los lechos y se quit la capa y el cinto de laespada. An tena el fro calado en los huesos.

    Por qu no me dejas administrar tus riquezas? coment Moonglummientras se quitaba las botas junto al fuego. Tal vez nos hagan falta antes de que

    termine nuestra empresa.Pero el albino no pareci escucharle.

    Despus de cenar y de enterarse por el posadero de que dos das ms tardezarpara un barco con rumbo a Iosaz, Elric y Moonglum se acostaron en susrespectivas camas.

    Elric tuvo sueos agitados esa noche. Ms que de costumbre, los fantasmassalieron a recorrer los oscuros pasadizos de su mente.

    Vio a Cymoril lanzar un grito mientras la Espada Negra beba su espritu. Vioderrumbarse las torres de Imrryr en llamas. Vio a Yyrkoon, su primo, rindoseburlonamente repantigado en el Trono de Rub. Vio otras cosas que no podan en

    modo alguno formar parte de su pasado...Elric, nunca dispuesto del todo a ser el gobernante del pueblo cruel de

    Melnibon, haba vagado por las tierras de los hombres y slo haba descubiertoque tampoco en ellas haba lugar para l. Y, mientras l viajaba, Yyrkoon le habausurpado el reino, haba tratado de forzar a Cymoril a ser suya y, ante surechazo, la haba sumido en un profundo sopor mgico del cual nicamenteYyrkoon la poda despertar.

    El albino continu soando que encontraba un nanorion, la gema msticaque poda despertar incluso a los muertos. So que Cymoril an viva, que seguadormida y que le colocaba el nanorion en la frente, y que su amada despertaba y lebesaba y abandonaba Imrryr con l, surcando los cielos a lomos de Colmillo deFuego, el gran dragn de batalla de Melnibon, para retirarse a un apacible castilloentre la nieve.

    Despert sobresaltado. Era de madrugada.

    Incluso el alboroto de la taberna haba remitido. Abri los ojos y vio aMoonglum profundamente dormido en el lecho contiguo.

    Intent volver a conciliar el sueo, pero le fue imposible. Tuvo la certezade percibir otra presencia en el aposento. Alarg la mano y empu la Tormentosa,dispuesto a defenderse si se le echaba encima algn agresor. Quiz era algn ladrnque haba odo comentarios sobre su generosidad para con el posadero.

    Escuch un movimiento en la oscuridad y abri de nuevo los ojos.

    All estaba la muchacha, con sus rizos negros y brillantes cayndole sobrelos hombros y la tnica escarlata ceida en torno a su cuerpo. En sus labiosmostraba una sonrisa irnica y sus ojos le miraban con fijeza.

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    Era la muchacha que haba visto en el castillo. La muchacha durmiente.Formaba aquello parte de sus sueos?

    Perdname por irrumpir as en tu descanso y tu intimidad, mi seor, peromi asunto es urgente y tengo poco tiempo que perder.

    Elric vio que Moonglum segua dormido, como si estuviera sumido en el

    sopor de un narctico. Se incorpor en la cama. La Tormentosa emiti un levegemido y luego guard silencio.

    Parece que me conoces, seora ma, pero yo no...

    Me llaman Myshella...

    La Emperatriz del Alba? La mujer volvi a sonrer.

    As me han llamado algunos. Y otros me conocen como la Dama Oscura deKaneloon.

    La amada por Aubec? Entonces, has conservado tu juventudmaravillosamente, mi seora Myshella.

    No he hecho nada para ello. Puede que sea inmortal, aunque lo ignoro. Slos una cosa, y es que el Tiempo es un engao...

    Por qu has venido?

    No puedo quedarme mucho tiempo. He venido a pedirte ayuda.

    Para qu?

    Creo que tenemos un enemigo en comn.

    Theleb K'aarna?

    El mismo.

    Fue l quien formul el encantamiento que te sumi en el sueo?

    S.

    Y luego envi a las oonai contra m. Es as como... Myshella levant una mano.

    Fui yo quien envi a las quimeras a buscarte para que te trajeran a mi lado.No tenan intencin de causarte dao y era lo nico que poda hacer, pues elhechizo de Theleb K'aarna ya empezaba a surtir efecto. Me he resistido a susencantamientos, pero son muy poderosos y slo soy capaz de despertar duranteperodos de tiempo muy breves. Este es uno de ellos. Theleb K'aarna ha unido susfuerzas a las del prncipe Umbda, el seor de las huestes de Kelmain. Sus planesson conquistar Lormyr y, en ltimo trmino, todo el mundo meridional.

    Quin es ese Umbda? No he odo nunca hablar de l ni de las huestes de

    Kelmain. Acaso se trata de algn noble de Iosaz que...El prncipe Umbda es un servidor del Caos. Procede de las tierras situadas

    ms all del Confn del Mundo y sus guerreros no son en absoluto humanos,aunque tengan el aspecto de tales.

    De modo que Theleb K'aarna estaba en el extremo sur, despus de todo...

    Por eso he venido a verte esta noche.

    Quieres que te ayude?

    Los dos necesitamos acabar con Theleb K'aarna. Ha sido su magia la queha permitido al prncipe Umbda cruzar el Confn del Mundo. Y, ahora, esa brujeraest fortalecida por lo que aporta Umbda: la amistad del Caos. Yo protejo a Lormyr y

    sirvo al Caos. S que t tambin eres un servidor del Caos, pero aun as espero quetu odio por Theleb K'aarna sea ms fuerte, por un momento, que esa lealtad.

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    El Caos no me ha servido la ltima vez que lo he invocado, mi seora, demodo que olvidar con gusto mi lealtad a l. Escojo mi venganza sobre ThelebK'aarna y, si podemos ayudarnos en este empeo, tanto mejor.

    Bien.

    La mujer emiti un gemido y apareci en sus ojos una mirada vidriosa.

    Tengo un corcel aguardndote junto a la puerta norte de la ciudad. Tellevar a una isla del mar Hirviente. En esa isla hay un palacio llamado Ashaneloonque ha sido mi hogar hasta que percib el peligro para Lormyr... Se llev la mano ala frente y pareci sufrir un vahdo. Pero Theleb K'aarna pens que intentararegresar all y coloc un guardin ante la puerta del palacio. Ese guardin debe serdestruido. Cuando lo hayas hecho, debers acudir...

    Elric se incorpor para auxiliarla, pero ella le rechaz con un gesto.

    ... a la torre oriental, en cuya sala inferior encontrars un cofre. Vers en luna bolsa de pao de oro. Debes cogerla y llevarla a Kaneloon, pues Umbda y suskermain marchan ahora sobre el castillo. Con su ayuda, Theleb K'aarna destruir lafortaleza... y acabar conmigo tambin. Con esa bolsa, an sera capaz dederrotarles. Pero reza para que me pueda despertar o, de lo contrario, todo el Surest perdido y ni siquiera t podrs enfrentarte con el poder que ejercer ThelebK'aarna.

    Qu hay de Moonglum? dijo Elric, mirando a su dormidoacompaante. Puedo llevarle conmigo?

    Ser mejor que no. Adems, est sometido a un leve encantamiento y nohay tiempo de despertarle... Lanz un nuevo gemido y cruz ambos brazossobre la frente. No hay tiempo...

    Elric salt del lecho y empez a ponerse los calzones. Cogi la capa deltaburete donde la haba dejado y se ci el cinto del que colgaba la espada

    mgica. Luego se acerc a Myshella para ayudarla, pero ella repiti su gesto denegativa.

    No... Vete ya, te lo ruego...

    Y, tras esto, la imagen de la mujer se desvaneci.

    An medio dormido, Elric abri la puerta de par en par y corri escaleraabajo, adentrndose en la noche a toda prisa en direccin a la puerta norte deAlorasaz. Dej atrs la entrada a la ciudad y continu corriendo por la nieve,volviendo la vista a un lado y a otro. Pronto se encontr con la nieve hasta lasrodillas. El fro le invadi como una sbita oleada. Continu adelante, sin dejar demirar a su alrededor, hasta que, de pronto, se qued paralizado.

    Al ver la montura que Myshella le haba proporcionado, lanz unaexclamacin de asombro.

    Qu es esto? Otra quimera? Y se acerc con cautela.

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    La voz del ave enjoyada

    Era un ave, pero no de carne y hueso.

    Era un ave de plata y oro y cobre, que bati las alas al ver que se acercaba ymovi con impaciencia las garras de sus patas, volviendo hacia el albino las esmeraldasde sus fros ojos.

    En el lomo de la bestia fabulosa haba una silla de montar de nice tallado,repujado de cobre y oro, aguardando que Elric la ocupara.

    Bien se dijo Elric, me lanc a este asunto sin hacerme preguntas y

    puedo terminarlo de la misma manera.Se acerc, pues, al ave y mont a su lomo y se aposent en la silla con cierta

    prevencin.

    Las alas de oro y plata batieron el aire con el sonido de mil platillosmusicales y, con tres movimientos, alzaron al ave de metal y a su jinete en el cielonocturno sobre las casas de Alorasaz. Entonces volvi su brillante cabeza sobre elcuello de cobre y abri el pico curvo de acero engastado de piedras preciosas.

    Bien, seor, tengo orden de llevarte a Ashaneloon.

    Donde t gustes respondi Elric con un gesto de su plida mano. Estoya merced tuya y de tu duea.

    El ave bati entonces las alas con ms fuerza y Elric se sinti aplastadohacia atrs. Su fabulosa montura adquiri velocidad y surc la noche helada sobrellanuras nevadas, sobre montes y ros, hasta avistar la costa y sobrevolar el maroccidental que reciba el nombre de Mar Hirviente.

    El ave de plata y oro inici un descenso en la oscuridad y Elric not depronto un calor hmedo en el rostro y las manos. Escuch un extrao barboteo ysupo que estaban volando sobre aquel extrao mar que, se deca, estabaalimentado por volcanes que se abran bajo su superficie; un mar por el cual nonavegaba ningn barco.

    El vapor les envolvi con un calor casi insoportable pero, a travs de l,Elric empez a distinguir la silueta de una masa de tierra, una pequea isla

    rocosa sobre la que se alzaba un nico edificio de esbeltas torres, atalayas ybvedas.

    Es el palacio de Ashaneloon anunci el ave de plata y oro. Me posarentre las almenas, seor, pero ese ser con el que te has de enfrentar antes decumplir tu encargo me da miedo, de modo que esperar en otra parte. Luego, sivives, volver para llevarte a Kaneloon. Y, si mueres, regresar junto a mi ama paracontarle tu fracaso.

    Batiendo las alas, el ave descendi sobre las almenas y Elric se dio cuentade que no tendra la ventaja de la sorpresa sobre el enigmtico ser que tantoasustaba a su corcel.

    Pas una pierna por encima de la silla, hizo una pausa y, a continuacin, salt

    al tejado plano.El ave se apresur a remontar el vuelo en el cielo nocturno.

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    Elric estaba solo.

    Todo estaba en silencio, salvo el batir de las clidas olas en la costa lejana.

    Localiz la torre oriental y empez a avanzar hacia la puerta. Tal veztuviera ocasin de completar su trabajo sin necesidad de enfrentarse al guardindel palacio.

    Pero en ese instante, un rugido monstruoso reson tras l y se dio mediavuelta, consciente de que all deba estar el guardin. Frente a l vio una extraacriatura cuyos ojos enrojecidos transmitan una insensata malicia.

    De modo que t eres el esclavo de Theleb K'aarna... dijo Elric. Hizo elgesto de empuar la Tormentosa y la espada pareci saltar a su mano porpropia voluntad. Tendr que matarte, o prefieres dejarme paso?

    La criatura rugi de nuevo, pero no se movi.

    Soy Elric de Melnibon, el ltimo de una estirpe de grandes reyeshechiceros proclam el albino. La espada que empuo har ms que matarte,amigo demonio. Absorber tu alma y me alimentar con ella. No has odo hablar de

    m bajo otro nombre, el de Ladrn de Almas?La criatura agit su cola aserrada como si fuera un ltigo y distendi sus

    ollares bovinos. La cabeza cornuda se movi a un lado y a otro sobre el cuello corto yrecio y unos grandes dientes brillaron en la oscuridad. El guardin extendi suszarpas escamosas y empez a avanzar lentamente hacia el Prncipe de las Ruinas.

    Elric tom la espada con ambas manos, asent convenientemente los piessobre las losas del piso y se dispuso a repeler el ataque del monstruo. Un alientohediondo golpe su rostro y, con un nuevo rugido, el guardin se abalanz sobre l.

    La Tormentosa lanz un aullido y ba de un fulgor negro a los doscontendientes. Las palabras mgicas grabadas en la hoja resplandecieron con unfulgor codicioso mientras el ser infernal descargaba sus zarpas sobre el cuerpo de

    Elric, desgarrndole la camisa y dejando su pecho al descubierto.La espada descendi.

    El demonio lanz un rugido cuando el filo golpe las escamas de su hombro,sin penetrar en ellas. Salt a un lado y atac de nuevo. Elric esquiv el golpe, perono pudo evitar un leve araazo que le hizo sangrar desde el codo hasta la mueca.

    La Tormentosa golpe por segunda vez y dio en el hocico del guardin, quelanz un chillido y atac de nuevo. Sus zarpas volvieron a encontrar el cuerpo deElric causndole una herida superficial que ba de sangre su pecho.

    Elric se tambale hacia atrs, perdiendo el equilibrio. Estuvo a punto de caeral suelo, pero logr recuperarse y se defendi como mejor supo. Las garras le

    buscaban como cuchillas, pero la Tormentosa las mantuvo a distancia.El albino empez a jadear. El sudor le corra por la cara y se sinti invadir

    por la desesperacin, pero muy pronto esa desesperacin tom un aire distinto yapareci un extrao fulgor en sus ojos y una sonrisa desquiciada en sus labios.

    Te voy a ensear que yo soy Elric! grit. Elric! Sin prestarleatencin, el guardin atac una vez ms.

    Yo soy Elric, ms demonio que hombre! Muere, pues, criatura informe!

    Con un estentreo rugido, el monstruo atac y esta vez Elric no retrocedisino que, con una espantosa mueca de rabia en el rostro, cambi el gesto con elque empuaba la espada y lanz una estocada directa a las fauces abiertas del

    diablico guardin.Y hundi la Espada Negra en aquella garganta hedionda, hasta el torso.

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    Y movi la hoja en las entraas de la criatura destrozndole boca, cuello,pecho y vientre, hasta que su fuerza vital empez a fluir por el negro metal de laespada mgica. El monstruo lanz un nuevo zarpazo, pero ya empezaba adebilitarse.

    En ese instante, la fuerza vital que lata en la hoja alcanz a Elric y ste

    lanz una exclamacin, un grito de puro xtasis, mientras su ser se impregnabade la energa de la criatura. Extrajo la espada y descarg un golpe tras otro sobre elcuerpo y, con cada herida, una nueva dosis de energa vital fluy a su interior y diorenovada fuerza a sus mandobles. El monstruo, con un ltimo jadeo, cay sobrelas losas.

    Todo haba terminado.

    Con sus ojos carmeses encendidos y sus plidos labios muy abiertos, eldemonio de lvidas facciones permaneci plantado ante los restos de la criatura ylanz una ronca y salvaje carcajada, alzando los brazos hacia el firmamento. Laespada mgica ardi con una llama negra y espantosa y enton un cnticoexultante, agudo y sin palabras, en honor del Seor del Caos.

    Despus, de pronto, se hizo el silencio.Y el demonio albino inclin entonces la cabeza y se ech a llorar.

    Elric abri la puerta de la torre oriental y avanz a tientas en una completaoscuridad hasta alcanzar la sala inferior. La puerta de acceso estaba cerrada conllave y atrancada, pero el filo de la Tormentosa la hizo astillas y el Ultimo Seor deMelnibon penetr en una estancia iluminada en cuyo centro encontr un cofre dehierro.

    La espada cort las bandas que cerraban el arcn y Elric abri la tapa y vioque contena muchas cosas maravillosas adems de la bolsa hecha de tela de oro,

    pero solamente tom sta y se la at al cinto. Despus, sali apresuradamente de lasala y corri a las almenas, donde encontr al ave de plata y oro hurgando con supico de acero los restos del servidor de Theleb K'aarna.

    El ave alz la cabeza cuando Elric hizo acto de presencia. En sus ojos habauna expresin casi humorstica.

    Bien, seor, debemos darnos prisa en acudir a Kaneloon.

    S.

    Elric empez a sentir nuseas cuando, con aire lgubre, contempl el cuerpodel monstruoso guardin y pens en lo que le haba robado. La fuerza vital de lacriatura, fuera la que fuese, deba estar corrompida, contaminada. No habaabsorbido parte de la maldad de aquel demonio cuando su espada mgica se habaapoderado de su alma?

    Se dispona a montar de nuevo en la silla de nice cuando vio algo brillanteen el amasijo de entraas negras y amarillentas que acababa de esparcir. Era elcorazn de la criatura, una piedra de forma irregular veteada de azul marino,prpura y verde. An lata, pese a que su propietario haba muerto.

    Elric se agach y lo levant. Estaba hmedo y tan caliente que casi le quemlos dedos, pero lo introdujo en su bolsa antes de subir a lomos del ave de plata y oro.

    Por su rostro blanco como el marfil cruz una decena de emocionesextraas mientras el ave le transportaba de nuevo sobre el mar Hirviente. Loscabellos lechosos se agitaban furiosamente a su espalda y era insensible a las

    heridas del pecho y el brazo.

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    Sus pensamientos estaban en otras cosas. Algunas pertenecan al pasado yotras al futuro. Por dos veces, solt una amarga carcajada y sus ojos se llenaron delgrimas. Una sola vez abri la boca, y fue para exclamar:

    Ah, qu agona es esta Vida!

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    7La risa del Hechicero Negro

    Alcanzaron Kaneloon al romper el alba y desde la distancia Elric vio unejrcito enorme que cubra la nieve y tuvo la certeza de que se trataba de lashuestes de Kelmain, conducidas por Theleb K'aarna y el prncipe Umbda ydispuestas al asalto del castillo solitario.

    El ave de plata y oro se pos en la nieve frente a la entrada del castillo y Elricdesmont. De inmediato, el ave fabulosa remont el vuelo y desapareci de lavista.

    Esta vez, la gran puerta del castillo de Kaneloon estaba cerrada y Elricenvolvi su torso desnudo en los restos de la capa hecha jirones y llam con lospuos al tiempo que forzaba a sus labios resecos a lanzar un grito.

    Myshella! Myshella! No hubo respuesta.

    Myshella! He vuelto con lo que necesitas!

    Tuvo miedo de que la mujer hubiera cado de nuevo en su sopor hechizado.Mir hacia el sur y comprob que la oscura marea estaba un poco ms cerca delcastillo.

    Myshella!

    Entonces escuch que se retiraba la tranca de la puerta y sta se abra conun chirrido y all estaba Moonglum, con rostro de sobresalto y un sentimientoinexpresable en la mirada.

    Moonglum! Cmo has llegado aqu?

    No lo s, Elric. Moonglum se apart a un lado para que Elric pudieraentrar. Luego, volvi a atrancar la puerta. Anoche estaba acostado cuando sepresent ante m una mujer, la misma que encontramos dormida en este castillo,y me dijo que deba ir con ella. Y de algn modo lo hice, pero no s cmo, Elric. Nologro averiguarlo.

    Dnde est ahora esa mujer?

    Donde la encontramos. Duerme y no hay modo de despertarla.

    Elric exhal un profundo suspiro y le cont, en breves palabras, lo que sabade Myshella y del ejrcito que marchaba sobre el castillo de Kaneloon.

    Sabes qu contiene la bolsa? inquiri Moonglum. Elric movi la cabeza

    en gesto de negativa y abri la bolsa de pao de oro para investigar su interior.Parece que slo contiene un polvo rosado. Sin embargo, debe ser alguna

    poderosa pocin mgica si Myshella cree que con ella puede derrotar a todas lashuestes de Kelmain.

    Moonglum frunci el ceo y replic:

    Sin embargo, supongo que Myshella tendra que realizar el hechizo ella misma,si es la nica que sabe cmo utilizar ese polvo.

    En efecto.

    Y Theleb K'aarna la tiene sometida a un encantamiento.

    S.

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    Y ya es demasiado tarde para hacer nada, pues ese tal Umbda, sea quiensea, ya se aproxima al castillo.

    Tienes razn replic Elric. Su mano temblaba cuando sac de la bolsa quellevaba al cinto el objeto que haba arrebatado al guardin demonaco antes deabandonar el palacio de Ashaneloon. A menos que esta piedra sea lo que yo

    imagino.Qu es?

    Segn la leyenda, algunos demonios poseen por corazn estas piedras. La sostuvo a la luz de modo que los azules, prpuras y verdes emitieran reflejostornasolados. No he visto nunca ninguna, pero creo que era esto lo que busquuna vez para intentar anular el hechizo al que mi primo haba sometido a Cymoril.Entonces no logr encontrarlo pero creo que por fin he dado con un nanorion, lapiedra de poderes mgicos que, se dice, es capaz de despertar a los muertos... y alos que estn en un letargo similar a la muerte.

    De modo que esto es un nanorion. Crees que despertar a Myshella?

    Si hay algo que pueda hacerlo, ser esto, pues lo arranqu del propioservidor demonaco de Theleb K'aarna y ello potenciar sin duda la eficacia de lamagia. Vamos.

    Elric cruz el saln y ascendi la escalera hasta la estancia donde Myshellayaca dormida como la haba encontrado la primera vez, en el lecho cubierto por unfino dosel y las paredes tachonadas de escudos y armas.

    Ahora entiendo qu significa la decoracin de la estancia comentMoonglum. Segn la leyenda, stos son los escudos de todos aquellos que hanamado a Myshella y han defendido su causa.

    Elric asinti y murmur, como si hablara consigo mismo:

    S. Myshella, la Emperatriz del Alba, siempre fue enemiga de Melnibon.

    El albino sostuvo ante s la piedra pulsante con gesto delicado y extendi losbrazos para colocarla en la frente de la mujer.

    No se aprecia nada coment Moonglum al cabo de unos instantes. Noveo que se despierte.

    Hay que decir unas palabras mgicas, pero no las recuerdo... Elric seapret las sienes con las yemas de los dedos. No consigo acordarme...

    Moonglum se acerc a la ventana y, en tono irnico, apunt:

    Quiz podamos preguntarle a Theleb K'aarna. Muy pronto le tendremosaqu.

    Entonces, Moonglum observ que Elric volva a tener los ojos baados enlgrimas, aunque le haba vuelto la espalda para ocultrselo. Moonglum carraspe.

    Tengo asuntos que atender en el piso de abajo dijo. Llmame si necesitasmi ayuda.

    Tras esto, abandon la estancia y cerr la puerta, dejando a Elric a solas conla mujer, la cual pareca cada vez ms un fantasma espantoso surgido de suspesadillas ms espeluznantes.

    El albino domin su mente febril y trat de disciplinarla, de recordar lasimprescindibles palabras mgicas en la Lengua Alta de la antigua Melnibon.

    Dioses, ayudadme! susurr.

    Pero Elric saba que los Seores del Caos no le prestaran apoyo en aquelasunto en concreto; al contrario, le pondran trabas si estaba en su mano, pues

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    Myshella, uno de los principales instrumentos del Orden sobre la Tierra, eraresponsable de la derrota del Caos y de su expulsin del mundo.

    Cay de rodillas al lado de la cama con las manos entrelazadas y el rostrocontorsionado por el esfuerzo.

    Y, en ese instante, la frmula del encantamiento volvi a su recuerdo. Con

    la cabeza hundida todava, extendi la mano derecha hasta tocar la piedrapulsante al tiempo que posaba la zurda sobre el ombligo de Myshella, e inici uncntico en un antiguo idioma que ya se hablaba antes de que los autnticos sereshumanos caminaran sobre la Tierra...

    Elric! exclam Moonglum, irrumpiendo en la estancia y arrancando aElric de su trance. Nos han invadido, Elric! Sus jinetes de vanguardia...

    Qu dices?

    Los jinetes han irrumpido en el castillo. Son una decena, al menos. Les hemantenido a raya y les he cerrado el paso a la torre, pero estn haciendo astillasla puerta y pronto la derribarn. Creo que les han mandado para destruir aMyshella si encuentran la ocasin. Les ha sorprendido mucho encontrarme aqu.

    Elric se incorpor y contempl a Myshella con detenimiento. Moonglumhaba penetrado en la estancia cuando Elric terminaba de entonar la invocacin porsegunda vez, pero la mujer segua sin mostrar la menor reaccin.

    Theleb K'aarna llev a cabo su encantamiento a distancia, asegurndosede que Myshella no pudiera ofrecerle resistencia murmur Moonglum. Pero nocont con nuestra presencia.

    Los dos abandonaron apresuradamente la estancia y descendieron la escalerahasta el lugar donde la puerta temblaba y se astillaba bajo las armas de quienesestaban del otro lado.

    chate atrs, Moonglum.

    Elric desenvain la espada mgica, que empez a arrullar cuando el albino lalevant sobre su cabeza y la descarg contra la puerta.

    La Tormentosa hendi la madera y, con ella, un par de crneos de extraasformas.

    El resto de los atacantes retrocedi con gritos de asombro y horrorcuando el atacante de plidas facciones cay sobre ellos con su enorme espada,que absorbi sus almas entonando su cancin extraa y ululante.

    Elric les persigui escalera abajo hasta el saln, donde los asaltantes seagruparon y se prepararon para defenderse de aquel demonio que empuaba laespada templada en una forja infernal.

    Pero Elric lanz una carcajada y sus adversarios se estremecieron.

    Y las armas les temblaron en las manos.

    De modo que vosotros sois los poderosos kelmain se burl Elric. Nome extraa que necesitis la ayuda de la magia, si mostris tal cobarda. No habisodo hablar, ms all del Confn del Mundo, de Elric el Matador?

    Pero los kelmain no entendieron nada de cuanto les deca, lo cual erabastante extrao pues el albino se haba dirigido a ellos en la Lengua Comn, queconocan todos los humanos.

    Los guerreros tenan la piel dorada y las rbitas oculares casi cuadradas. Susrostros, en conjunto, parecan de roca toscamente tallada, llenos de perfiles

    angulosos, y sus armaduras no eran redondeadas, sino llenas de aristas.

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    Elric sonri, mostrando los dientes, y los kelmain se agruparon todava ms.Entonces, el albino solt una risotada horripilante y Moonglum retrocedi y apartla vista de lo que sucedi a continuacin.

    La espada mgica descarg un golpe tras otro, segando miembros ycabezas. Entre un bao de sangre, la hoja absorbi las almas de los kelmain, cuyos

    rostros muertos mostraron en sus expresiones que, antes de perder la vida, habantenido tiempo de conocer la verdad de su terrible destino.

    Y la Tormentosa sigui bebiendo almas, pues la sed de la espada mgica erainsaciable.

    Elric not que sus dbiles venas se hinchaban con renovada energa, superiorincluso a la que le haba proporcionado horas antes el demonio guardin de ThelebK'aarna.

    El saln se estremeci con la desquiciada risa del albino cuando ste passobre los cadveres amontonados y se plant en la puerta abierta del castillo, ante lacual aguardaba el gran ejrcito.

    Y, desde all, pronunci a gritos un nombre:

    Theleb K'aarna! Theleb K'aarna!

    Moonglum corri tras l pidindole que parara, pero Elric no le hizo caso ycontinu avanzando por la nieve, dejando tras l un reguero de sangre quegoteaba de la espada.

    Bajo el fro sol, las huestes de Kelmain cabalgaban hacia el castillo deKaneloon y Elric iba a su encuentro.

    Al frente del ejrcito cabalgaba el tenebroso hechicero de Pan Tang conexpresin siniestra, envuelto en ropas anchas y cmodas; a su lado, sobre otroesbelto caballo, vena el general de las huestes de Kelmain, el prncipe Umbda,que luca una altiva armadura, unas plumas exticas en el yelmo y una sonrisa

    triunfal en sus extraas facciones angulosas.Tras ellos, las huestes acarreaban un extrao armamento que, pese a sus

    formas inslitas, pareca poderoso y mucho ms contundente que todo cuantopoda oponer Lormyr cuando el enorme ejrcito cayera sobre el reino de Lormyr.

    Cuando la figura solitaria apareci a la puerta del castillo y empez a avanzar,apartndose de las murallas del castillo de Kaneloon, Theleb K'aarna levant la manoy detuvo el avance de las huestes. Tir de las riendas de su montura y solt unarisotada.

    Vaya, si es ese chacal de Melnibon, por todos los Dioses del Caos! Por finhas aceptado a tu amo y has venido a entregarte a m!

    Elric no se detuvo, como si no hubiese odo las palabras del brujo de Pan Tang.En los ojos del prncipe Umbda apareci un destello de inquietud y se volvi

    a Theleb K'aarna para comentarle algo en una lengua ininteligible. El hechicerohizo un gesto de desdn y replic en el mismo idioma.

    Pero el albino continu avanzando por la nieve hacia el grueso del ejrcito.

    Por Chardros, Elric, detente! exclam Theleb K'aarna, cuya montura seagit nerviosa bajo la silla. Si vienes a proponer algn pacto, eres un estpido.Kaneloon y su duea deben caer para que Lormyr sea nuestra... y lo ser, sinninguna duda!

    Ni siquiera entonces se detuvo Elric. Alz la vista hasta clavar sus ojos

    ardientes en los del hechicero y apareci en sus plidos labios una sonrisa serena yfra.

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    Theleb K'aarna trat de sostener la mirada de Elric pero no pudo. Cuandohabl de nuevo, lo hizo con voz temblorosa.

    No puedes derrotar t solo a todas las huestes de Kelmain!

    No tengo ningn deseo de hacerlo, brujo. Lo nico que me interesa esacabar contigo.

    Pues no vas a conseguirlo! replic su adversario con una mueca derabia. A m, hombres de Kelmain! Reducidle!

    Dio media vuelta a su caballo y se refugi tras la proteccin de las filas deguerreros, a los que dio rdenes en su incomprensible idioma.

    En ese instante sali del castillo otra figura que corri a unirse a Elric. EraMoonglum de Elwher, que avanzaba con una espada en cada mano. Elric se volvi amedias hacia l.

    Elric! Moriremos juntos! grit Moonglum.

    Vuelve atrs, Moonglum! Moonglum titube al orle. Elric insisti:

    Vuelve atrs, si me estimas!A regaadientes, Moonglum retrocedi hasta el castillo.

    Los jinetes de Kelmain se lanzaron hacia adelante con sus espadas rectas dehoja ancha levantadas al cielo y rodearon al albino en un abrir y cerrar de ojos,amenazadores, con la esperanza de que Elric dejara caer la espada y se rindiera.

    Pero Elric lanz una sonrisa y la Tormentosa empez a cantar. El melnibonsasi la espada con ambas manos, dobl los codos y, de repente, alz la hojaparalela al suelo delante de l.

    Entonces empez a girar sobre s mismo como una bailarina tarkeshita, una yotra vez, y fue como si la espada le obligara a seguir girando cada vez ms de

    prisa mientras rajaba, derribaba y decapitaba a los jinetes de Kelmain.stos retrocedieron por un instante, dejando un montn de sus camaradas

    muertos alrededor del albino, pero el prncipe Umbela, tras una apresuradaconferencia con Theleb K'aarna, les incit a cargar de nuevo contra Elric.

    Y ste volvi a mover la espada, pero esta vez no perecieron bajo su filotantos kelmain como en la primera.

    Los cuerpos protegidos con armaduras cayeron sobre las corazas de losmuertos en el primer asalto, nuevos regueros de sangre se mezclaron con losanteriores, los caballos arrastraron por la nieve cadveres enganchados a susestribos y Elric continu sin caer, pero algo raro empezaba a sucederle.

    Y, al fin, su mente desquiciada empez a comprender que, por algunarazn, la espada se senta saciada. La energa segua latiendo en su negra hoja, peroya no se transmita al brazo de su dueo y la fuerza que proporcionaba a steempezaba a desvanecerse.

    Maldicin! Tormentosa, dame tu poder!

    Las espadas siguieron descargando golpes sobre l y la negra hoja de metalcontinu luchando, parando y dando estocadas.

    Ms poder!

    Elric segua ms fuerte de lo normal en l y mucho ms que cualquierhombre corriente, pero parte de su furia incontenible le estaba abandonando y sesinti casi desconcertado mientras el ro de guerreros kelmain segua fluyendo

    hacia l incesantemente. Empezaba a despertar de su sueo de sangre.Sacudi la cabeza y aspir profundamente. Le dola la espalda.

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    Dame tu fuerza, Espada Negra!

    Hiri piernas, brazos, pechos y rostros hasta quedar baado de pies acabeza en la sangre de los atacantes.

    Pero ahora los muertos le molestaban ms que los vivos, porque el camponevado estaba ahora cubierto de cadveres por todas partes y en ms de un