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U C A S A L UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA ÉTICA PROFESIONAL CARRERAS: CONTADOR PÚBLICO LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS PROFESORA: LIC. LAURA NOEMÍ URBINA VALOR CURSO: 4º AÑO AÑO: 2013 SALTA

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U C A S A L UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA

ÉTICA PROFESIONAL

CARRERAS:

CONTADOR PÚBLICO

LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

PROFESORA: LIC. LAURA NOEMÍ URBINA VALOR

CURSO: 4º AÑO

AÑO: 2013

SALTA

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INTRODUCCIÓN

Para el desarrollo de la materia Ética Profesional se prevé el tratamiento de los

contenidos en dos partes: en la primera parte consideraremos los conceptos

fundamentales de la Ética General. En tanto que en la segunda parte, nos

concentraremos en la Ética Aplicada.

Iniciaremos la materia, con el planteo antropológico, pues para abordar los

principios éticos que son requeridos para que la persona obre correctamente, se

necesita previamente tener en cuenta qué es el ser humano, en qué consiste la realidad

que llamamos ―persona‖; lo cual es el problema filosófico tratado por una disciplina: la

Antropología Filosófica.

Continuaremos con los conceptos básicos de la Ética que permiten orientar el

comportamiento humano en el proceso de toma de decisiones, ya que los valores

asumidos inciden en forma directa en el ejercicio del rol.

En un segundo momento, trataremos las cuestiones referidas a la Ética Aplicada,

donde desarrollaremos primeramente la Ética Profesional, en la medida en que las

reflexiones y análisis realizados deben ser una guía para la futura práctica profesional;

para luego tratar cuestiones referidas a la Responsabilidad Social y a la Ética

Empresarial, considerando el rol que caben a las instituciones dentro del orden social,

las repercusiones que sus prácticas tienen en el contexto y la necesidad de elaborar

programas que beneficien a la sociedad.

Además, dado que lo ético atraviesa toda práctica institucional, se tratarán temas

vinculados a la importancia de la elaboración de un proyecto ético institucional, con

algunas pautas para su construcción, que posibilite obtener calidad humana en las

relaciones hacia el interior y el exterior de la institución de que formen parte los futuros

profesionales

En el material de estudio presentado, se integran diferentes fuentes,

consignándose la bibliografía utilizada que puede ser consultada por los estudiantes.

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OBJETIVOS

Al finalizar la materia, los alumnos y alumnas serán capaces de:

• Conocer diversas concepciones y teorías éticas.

• Asumir libre y responsablemente una concepción de hombre y de mundo y los valores

fundamentales que dignifican la persona humana.

• Analizar y contextualizar los conceptos estudiados, pudiendo aplicarlos a las

diferentes situaciones que se viven hoy en la sociedad y en especial en su ámbito

profesional.Reflexionar sobre las implicancias éticas del ejercicio de su profesión, para resolver

situaciones que se les presenten en el ejercicio de la misma, haciendo uso de los conocimientos

adquiridos. Defender la vigencia plena de los derechos humanos, la búsqueda permanente de la

libertad, la justicia social y la dignidad, como valores fundamentales para el ser humano

y para la sociedad en la cual participa.

PROGRAMA DE LA ASIGNATURA

Unidad 1: Introducción- La Ética como disciplina filosófica.

Antropología Filosófica. Persona: concepto y constitución esencial. Su valor absoluto.

La Ética como disciplina filosófica.

Ética General

Unidad 2:Ética y Moral.

La Moral: su esencia. Lo normativo y lo fáctico en la moral. Carácter social de la moral.

Lo individual y lo colectivo en la moral. Moral convencional y moral crítica. Moral y

Ética. Su objeto de estudio material y formal. Acción humana. Análisis antropológico

de la acción humana. Estructura del acto moral.

Unidad 3: Libertad y responsabilidad moral. Hábitos morales.

Libertad externa e interna. Libertad y valores morales o éticos. Conciencia moral.

Objeción de conciencia. La responsabilidad de los actos. Responsabilidad directa e

indirecta.

Los hábitos morales: virtudes y vicios. Las virtudes cardinales.

Unidad 4: Valores y Derechos Humanos. Hábitos morales

Concepto y características. Teorías axiológicas. Valor y bien. Valores universales. Los

derechos humanos. Conceptos. Fundamentación de los Derechos Humanos.

Clasificación de los DDHH: Derechos de primera, segunda y tercera generación.

Unidad 5: Escuelas éticas Concepciones Utilitarias. Concepciones Sentimentales o altruistas. Concepciones

Racionales. Valoración crítica.

Ética Aplicada

Unidad 5: Ética Profesional.

El origen de los deberes y derechos. La profesión. La profesión como

perfeccionamiento propio y como servicio social. Requisitos para el recto ejercicio de

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la profesión. Características. El profesional: condiciones que debe reunir. Cualidades

morales de la profesión. Normas que rigen la profesión.

Unidad 6: Ética Empresarial y Responsabilidad Social.

Responsabilidad Social (RS).Responsabilidad Social Empresarial. Ciudadanía

corporativa. Algunas Normas de RSE. Ética Empresarial. Códigos de Ética. El proyecto

ético de las empresas. Componentes del proyecto ético.

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UNIDAD 1: INTRODUCCIÓN- LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA. Antropología Filosófica. Persona: concepto y constitución esencial. Su valor absoluto.

La Ética como disciplina filosófica.

ANTROPOLOGÍA - ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

_____________________________________________________________________

Como dijimos anteriormente, el punto de partida para ingresar al problema ético

es la persona humana, quien es origen y sujeto de la actividad moral. De tal modo, es

imposible plantear la ética sin un fundamento antropológico, que considere al hombre

en cualquier tiempo y espacio.

El ser humano siempre se preguntó sobre sí mismo; y deseó saber quién es,

cuál es su naturaleza y su destino. Cuando fue capaz de distanciarse de las cosas que lo

rodeaban, la propia capacidad racional lo llevó a buscar respuestas acerca del mundo,

de sí mismo, de su realidad.

Es por esto que encontramos que ya en los mitos arcaicos, el ser humano trataba

de responder a esos interrogantes y conforme progresaba en el ejercicio de sus

capacidades propias, sus respuestas iban adquiriendo una mayor relevancia conceptual.

De este modo, en la Antigüedad, cuando el hombre llegó a elaborar un saber

crítico, las reflexiones acerca del ser humano se hicieron presentes en diferentes

pensadores. Pero el uso del término ―Antropología‖, para hacer referencia a una

disciplina que abordara el estudio del hombre, es mucho más reciente y data de fines

del siglo XVIII.

Etimológicamente, el nombre de Antropología proviene del griego anthropos

(hombre) y logos (estudio); desde este punto de vista, es la ciencia o el estudio del

hombre.

En la actualidad el término Antropología designa cualquier saber crítico sobre el

hombre. Pero la perspectiva con que se estudia a éste puede variar. Por esta razón, es

necesario distinguir la Antropología Filosófica de las Antropologías científico-positivas

y de la Antropología Teológica.

Las Antropologías científico-positivas, surgidas a fines del siglo XVIII, se

mantienen en el campo fenoménico: nos dicen cómo es el hombre, lo que acontece en

él, pero no nos dan una respuesta acerca del ser humano como totalidad.

En este ámbito podemos distinguir:

a) La Antropología Física, que estudia el hombre en cuanto animal, sobre todo su

origen y evolución, Estudia la estructura, el crecimiento y la fisiología del

cuerpo humano; indaga sobre el qué y el cómo del proceso de la evolución, los

grupos raciales, etc... Para ello realiza un estudio comparativo de los restos

Antropología:

disciplina

que aborda el

estudio del

hombre.

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fósiles de animales y de seres humanos, utilizando también los conocimientos

sobre la genética humana. Se ubica entre las Ciencias Naturales.

b) La Antropología Cultural, estudia los comportamientos humanos, ―las normas

de conducta aprendidas, las ideas y los valores adquiridos por el hombre, como

miembro de un grupo social‖. Esta Antropología apela a datos etnológicos y

arqueológicos, estudiando la naturaleza, formas y condiciones de las culturas

humanas, teniendo en cuenta las costumbres, lenguajes, tradiciones, relaciones

familiares, etc. Pertenece, por lo tanto, a las Ciencias Humanas.

La Antropología Filosófica, en cambio es una rama de la Filosofía que estudia

al hombre desde la perspectiva de aquello que propiamente lo distingue como tal. Trata

de responder a la pregunta: ¿qué es el hombre?; es decir, se propone descubrir la

esencia humana.

Podemos decir que la Antropología filosófica es la disciplina de la Filosofía que

se ocupa de considerar al hombre integralmente, de manera esencial, como totalidad,

preguntándose por el puesto que éste ocupa en el universo, su relación con la realidad

última y el sentido de su existencia, tanto individual, como histórica y social.

Al enfocar la totalidad del ser humano, la Antropología filosófica busca captar

las dimensiones que caracterizan al hombre como tal, que definen su auto- comprensión

espiritual y que le confieren un sentido total a la existencia humana.

Por consiguiente, para saber qué es el hombre, no son suficientes las

Antropologías científico – positivas; sino que se requieren respuestas más profundas.

Los conocimientos que éstas aportan son muy valiosos; pero son conocimientos

parciales y limitados por el método y finalidades propios de las ciencias empíricas.

Por eso, Ítalo Gastaldi afirma, que el hombre que estudian las demás ciencias

no es el hombre vivido realmente por el hombre, sino el ―hombre-objeto‖ de estudio,

como realidad física, vegetativa, psíquica o social. Mientras que la Filosofía estudia al

hombre como sujeto personal, se interesa por su ser y por su obrar específico,

formulando una pregunta que cuestiona la existencia del mismo que la formula.

Siendo ―filosófica‖ esta Antropología se enfrenta al hombre como un todo, se

abre, al para qué, el sentido de su existencia como posibilidad, como proyecto, como

compromiso ofrecido a su libertad… Y se pone en marcha hacia una meta, hacia el

mundo de los valores que le hacen crecer como persona.

Su pregunta por el hombre no termina en el conocimiento, sino en la acción:

―¿Qué es el hombre?‖ implica el ―¿cómo debe ser?, ¿qué debe hacer?‖ La respuesta está

destinada a traducirse en conducta. Por eso es preámbulo para la ética, la educación, la

política…, en una palabra, para la ―praxis‖ humana individual y social.

La Antropología filosófica, sostiene Gastaldi, no desconoce las ―lecturas‖ de

las Antropologías científico – positivas del ser humano, sino que utiliza ese saber

científico haciendo una segunda lectura, a nivel más profundo; es decir, con una visión

reflexiva de su esencia y de su existencia, una comprensión metafísica de cuanto las

ciencias positivas han aportado al conocimiento del hombre.

La

Antropología

Filosófica

indaga: ¿qué

es el

hombre?

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Por otra parte, la Antropología Filosófica se diferencia de la Antropología

Teológica, porque ésta al afrontar el problema del hombre recurre a una fuente de

conocimiento distinta de la simple razón: la revelación, la Palabra de Dios. Estudia al

hombre según Dios lo ve y lo quiere; se reserva las últimas preguntas sobre el origen, el

destino del hombre y el sentido de la vida, preguntas que hallan su respuesta en el

―Proyecto de Dios sobre el hombre y el mundo‖, revelado definitivamente por Cristo.

Los tipos de Antropología que hemos señalado, se presentan en el siguiente

gráfico:

CIENCIA FILOSOFIA TEOLOGIA

DIVISIÓN

PROBLEMAS

Del Conocer

Del Obrar

Del Ser

Antrop. Científico - Positivas Antrop.Teológica

Antropología Filosófica

Objeto: El hombre como totalidad.

¿Qué es? - ¿ Cómo debe ser?.

Método: Filosófico. Principio:“ El obrar

sigue al ser”. Fases:

1. Fenomenológica

– descriptiva. 2. Reflexión crítica

(hermenéutica) 3. Trascendental ( metafísica)

Antropol. Física

Antropol. Cultural

Estudia al hombre según

Dios lo ve y lo quiere; se

plantea

preguntas sobre el origen, destino

y sentido de la vida humana

ANTROPOLOGIA

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NOCIÓN DE “PERSONA”

______________________________________________________________________

Ahora trataremos de comprender qué entendemos por persona. Para ello

haremos referencia primero al significado del término y luego, al modo en que fue

definida a lo largo de la historia.

Es probable que el origen del término latino ―persona‖ provenga de la palabra

griega prosopon, que significa máscara; se trata de la máscara que los actores utilizaban

en el teatro para representar diferentes personajes.

En el derecho romano, la noción de persona se encuentra muy ligada al nombre

que se recibe con el nacimiento, y en virtud del cual pasa a ser reconocido como parte

de una sociedad, con capacidad de acción respecto de los demás. Corresponde a una

configuración social del carácter de persona, y con ésta se relacionan la mayoría de los

estudios psicológicos, sociológicos o de la antropología cultural. Relacionada con esta

idea, desde el punto de vista filosófico, algunos sostienen la necesidad de la

intersubjetividad para que el ser humano se constituya existencialmente, reconociéndose

como sujeto.

El cristianismo influyó de manera decisiva en la meditación filosófica sobre la

persona. En efecto, el problema que planteaban dos misterios fundamentales de la

revelación cristiana, a saber: la Trinidad, en la que en una sola naturaleza subsisten tres

personas distintas, y la naturaleza humana de Cristo, unida con el Verbo o segunda

persona de la Trinidad, obligaron a los santos Padres a buscar una distinción entre

―naturaleza‖ y ―persona‖ en Dios y en Cristo y estimularon la reflexión de los

pensadores cristianos para encontrar la propiedad definitoria de la persona.

Ismael Quiles, en su obra ―Filosofía de la Educación Personalista‖, expresa lo

siguiente con respecto a la noción de persona ( pags 58 a 60) :

―Por el uso primitivo del término en el mundo clásico romano, aplicado a los

actores del teatro (que todavía llamamos ‗personajes‘), cuya voz resonaba (personare)

a través de la máscara con que caracterizaban su papel, el término ‗persona‘ significa

un ‗sujeto especial‘ con una ‗función especial‘ que le distingue de los otros y lo mani-

fiesta como un ‗centro particular‘ de acciones y reacciones.

El teatro era, en realidad, una imagen o reflejo de la vida, de la sociedad

humana, donde cada hombre, es un actor (personaje), como un centro particular de

acciones y reacciones, bien caracterizado y con un modo propio distinto de los demás.

Así, el término ‗persona‘ se convierte en sinónimo de ‗individuo humano‘, de ‗hombre‘,

y por él se expresaba su distinción específica de los seres inanimados a los simples

animales. La misma trasformación experimentó el término que usaban los griegos para

los personajes en el teatro ‗prósopos‘ (máscara que cubre el rostro).

Las disputas filosóficas y teológicas fueron precisando el sentido propio del

término ‗persona‘, aplicado tanto al hombre como a Dios; así se llegó a una exacta

noción, que parece expresar con fidelidad ese aspecto de los seres a que hoy lo

aplicamos. ‖

La definición clásica de persona, es la de Severino Boecio, autor latino (480 –

526), para quien la persona es ―sustancia individual de naturaleza racional‖.

Para

Severino

Boecio:

La

persona es

―substanci

a

individual

de

naturaleza

racional‖

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Esta definición hace referencia a tres elementos fundamentales:

a- substancia: en sentido metafísico, la persona es un ser en sí, no un ser en

otro como el accidente. La altura, el color de la piel, la ubicación en el tiempo y en

el espacio, los sentimientos, son accidentes de la persona.

b- individual: un ser individual es aquel que es uno en sí; es lo que en sí

mismo no está dividido, pero sí lo está de cualquier otra cosa. Esta indivisión interna

no significa que la substancia no sea un compuesto y que excluya que tenga partes;

sino que se refiere a que las partes no están separadas o divididas y, por lo tanto,

conforman un todo unitario.

c- racional: es decir, que es capaz de un conocimiento intelectual, con

autoconciencia, que tiene dominio de sus propios actos; diferenciándose así de las

cosas, de las plantas y de los animales.

Santo Tomás define a la persona como ―una realidad distinta y subsistente de

naturaleza intelectual‖.

Antonio Rosmini la llama: ―Un sujeto inteligente en cuanto contiene en sí un

principio activo, supremo, incomunicable‖.

Jacques Maritain, dice que ―La persona es una substancia individual, completa,

de naturaleza intelectual y dueña de sus acciones, sui juris, autónoma‖.

Emerich Coreth, dice: ―Llamamos Persona a la unidad esencial humana de

cuerpo y espíritu, como ser individual autónomo, que se realiza en la posesión

consciente y en la libre disposición de sí mismo‖.

Afirmamos entonces que el hombre es persona. A esta persona se la llama

―humana‖ para distinguirla de otras personas, como las angélicas y las divinas.

CONSTITUCIÓN ESENCIAL DE LA PERSONA HUMANA

______________________________________________________________________

La persona humana está formada por dos elementos, uno material y otro

espiritual, por lo cual podemos decir que es un compuesto corpóreo - espiritual en

unidad esencial.

El componente corpóreo está sujeto a las leyes físicas, químicas y biológicas. Por

su materialidad se encuentra limitado en el tiempo y en el espacio. Este componente le

permite tomar contacto con el mundo exterior y comunicarse con los demás.

El cuerpo es mantenido en la existencia por el alma espiritual. En razón del

cuerpo, cada uno se encuentra en una cierta condición o situación; por ejemplo, es

varón o mujer, joven o viejo, fuerte o débil. Además, en razón del cuerpo se encuentra

en un determinado lugar.

En su cuerpo y por medio de él, el ser humano permanece siempre manifiesto y

revelado. En tanto el componente espiritual es el que informa un cuerpo.

Sin embargo, en cuanto es espíritu, trasciende el cuerpo y participa de la

condición de las creaturas espirituales. Está marcada por la relación directa con Dios y

Existen

tres tipos

de

personas.

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sobrepasa a la especie de la que participa. Como espíritu el hombre está por encima del

espacio y del tiempo. Y como espíritu no puede ser medio sino sólo fin. En razón de su

espiritualidad, la persona es libre y responsable de sus acciones, tiene dominio de sus

propios actos y es capaz de derechos y deberes. Ella tiene la posibilidad de crecer, de

amar, de ser enriquecida con la elevación a un orden sobrenatural.

La persona humana es un espíritu en la materia, es espíritu y cuerpo. Ambas

substancias (espíritu y cuerpo) operan según su naturaleza, y como consecuencia, no

debemos sumergir ni a una ni a otra, pues las dos se integran en la persona.

Ítalo Gastaldi sintetiza los rasgos fundamentales del misterio del hombre,

diciendo:

―La persona se manifiesta esencialmente como un ser único, irrepetible, dotado de interioridad —autoconciencia y libertad—, y destinado a la comunión; es decir, es

un sujeto que existe corporalmente con otros en el mundo, para realizarse con ellos

en la historia, personal y comunitariamente, tomando una actitud o, lo que es lo

mismo, comprometiéndose libremente frente a los valores, frente a las demás

personas y, sobre todo, frente a Dios‖1.

FACULTADES DE LA PERSONA

______________________________________________________________________

La persona se diferencia del animal por poseer ciertas facultades que le son

propias.

Pero, ¿qué es una facultad? Una facultad es una capacidad o potencia que

permite realizar ciertas operaciones. En el ser humano encontramos capacidades tales

como el entendimiento, la voluntad, los fenómenos afectivos (sentimientos, emociones

y pasiones).

El entendimiento es una facultad cognoscitiva que posibilita el pensamiento

abstracto. Aunque necesita de la colaboración de los sentidos, trasciende el dominio de

éstos y alcanza la realidad suprasensible.

Esta presencia de lo universal y de lo necesario en el pensar, es una de las

diferencias que tiene el ser humano con el animal irracional. El hombre por su

intelecto es capaz de abstraer, de pasar de lo singular a lo universal (ej de esta montaña

a la idea de montaña); así elabora conceptos, juicios y razonamientos y es capaz de

dedicarse a una actividad práctica en busca del bien del hombre en cuanto tal (moral) o

del bien de tal o cual artefacto (técnica).

En tanto que la voluntad es la tendencia racional hacia un objeto conocido, por

lo cual es llamado apetito racional. La voluntad tiende hacia cierto bien (una cosa que

encierra un valor) presentado por el intelecto; es libre frente a los bienes finitos (que

perecen) o finitamente conocidos.

1 GASTALDI, Italo (1.990) ―El Hombre. Un misterio.‖ Quito. (Ecuador.) : Edit. Inst. Sup. Salesiano pag

169

Facultad: es

una

capacidad o

potencia que

permite

realizar

ciertas

operaciones.

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La voluntad goza de libre albedrío o libre arbitrio, que consiste en la capacidad

que tiene el ser humano para elegir entre diferentes alternativas; se trata de la

posibilidad de decidir o de elegir, lo cual constituye la fase esencial del acto voluntario.

El acto libre no está predeterminado, porque está exento de una inclinación necesaria a

elegir o tomar una determinada decisión. Es decir, se trata de la capacidad de hacer o no

hacer, de obrar de una manera o de otra.

En el hombre existen también fenómenos afectivos: los sentimientos, las

emociones y las pasiones.

Los sentimientos son estados afectivos duraderos. Los extremos de los

sentimientos son lo agradable y lo desagradable. También encontramos variantes como

el amor, el odio, la depresión.

Estos estados de ánimo surgen como consecuencia de un suceso, de algún

acontecimiento y se desarrollan en nosotros porque hemos tomado conciencia de algo

que nos agrada o nos desagrada. Rara vez se dan los sentimientos de un modo aislado,

pues se manifiestan dentro de un todo más complejo.

En tanto que las emociones son estados afectivos de mayor intensidad y menor

duración (angustia, miedo, alegría y tristeza). Siempre vienen acompañadas por

reacciones externas o internas (rubor, llanto, grito, risa, temblor, modificación del ritmo

cardíaco, etc.).

Las pasiones, por su parte, son disposiciones sentimentales internas; se trata de

afecciones o modificaciones de la afectividad, de carácter más o menos permanente.

Son movimientos del apetito. Por eso si no poseemos un bien, el amor es deseo; si está

presente es delectación o goce. Ante un bien difícil de obtener, el deseo genera dos

pasiones: si es alcanzable, esperanza y, si no lo es, desesperación. Si luchamos ante un

mal presente aparece la cólera; si el mal lo consideramos vencible, vamos a su

encuentro con audacia; pero si no es vencible, nos alejamos de él por el temor.

VALOR ABSOLUTO DE LA PERSONA2

______________________________________________________________________

La antropología que presentamos es personalista sobre todo porque afirma el

valor autónomo y absoluto del hombre, en cuanto sujeto no referenciable a otra realidad:

el hombre es un fin en sí mismo y nunca puede ser utilizado como medio.

En esto el hombre se distingue radicalmente de las cosas. y es totalmente

original frente al resto de la realidad. ―La lengua misma lo distingue: algo y alguien,

nada y nadie, qué y quién. Es lo que ha llevado a la pareja de conceptos cosa y

persona‖.

El fundamento lo hallamos claramente sintetizado en Rahner: ―El hombre es

persona que consciente y libremente se posee. Por tanto, está objetivamente referido a sí

2 Reproducimos los conceptos que Ítalo Gastaldi expone en su obra ―El hombre. Un misterio‖, pags 169

– 171, realizando las adaptaciones que consideramos necesarias.

El hombre

es un fin

en sí

mismo y

nunca

puede ser

utilizado

como

medio.

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mismo, y por ello no tiene ontológicamente carácter de medio, sino de fin; posee, no

obstante, una orientación —saliendo de sí— hacia personas, no ya hacia cosas (que más

bien están orientadas hacia personas). Por todo ello le compete un valor absoluto y, por

tanto, una dignidad absoluta‖

a. Nuestra dignidad radica en la autoconciencia y en la autodeterminación que

nos elevan sobre el mundo infrahumano, y hacen posible la autocomunicación o

sociabilidad. El hombre no es una cosa neutra, impersonal, un ―trozo de mundo‖, sino

un sujeto que consciente y libremente ―se posee‖, que goza de autoposesión.

Esto está en la base de su autofinalidad: tiene un fin suyo, personal, que es su

felicidad, su realización. Nació ―para sí‖: por eso nunca puede ser usado como ―medio‖,

como los animales, que son ―seres referenciales‖, referidos al hombre. Por eso,

podemos usar un animal para alimentarnos; pero no podemos ―usar‖ a un hombre corno

quien usa un engranaje o una palanca, para hacer triunfar una empresa o hacer rendir

una fábrica, o hacer triunfar una ideología..

b. Por todo esto, toda persona tiene un valor absoluto, simplemente por lo que

es, no por lo que tiene o por lo que hace.

Este conocimiento de su propia riqueza es lo que engendra en el hombre el

sentido de su dignidad, una dignidad que por ser ―esencial‖ nunca se borra, ni siquiera

cuando se tiene una conducta indigna.

c. El valor absoluto de la persona abarca tres núcleos que no pueden ser

desconocidos sin serias consecuencias éticas:

1º El primer núcleo es el valor del individuo, del ―yo‖. Frente a toda tentación

colectivista de resolver la realidad humana en ―estructuras‖ o ―mediaciones sociales‖, el

enunciado de la dignidad humana recuerda permanentemente que cada uno de nosotros

es único, insustituible, irrepetible; que no es un ―trozo de mundo‖, sino un mundo aparte

y nadie lo puede sustituir en la elección y realización de su destino.

2º. Pero esto no implica una postura ―privatizante‖, una concepción cerrada de sí

mismo. Somos interioridades abiertas, destinadas a la comunión. La dimensión social

entra en la definición de la persona. Hoy se insiste en que el hecho decisivo que da ori-

gen a la persona es la intersubjetividad.

La ―alteridad‖, la ―orientación al otro‖ corrige la posible concepción

individualista y abstracta del personalismo.

3º. Por último no hay que olvidar la afirmación de las estructuras o

―mediaciones‖ éticas del individuo y de la alteridad. Las mediaciones políticas,

económicas, culturales, etc., condicionan enormemente la realización individual y social

de las personas, influyen decisivamente en la construcción de la historia humana, por

tanto, tienen que ser objeto de nuestro compromiso.

d. Hoy se acentúa sobre todo la relación interpersonal, frente al ―dominio del

mundo‖. El humanismo que se va imponiendo es el humanismo personalista y dialogal,

que ubica la dimensión social en el centro de la Antropología.

La verdad más profunda del hombre es su relación con el ―otro‖. El hombre es

un ―ser-en-relación‖, un ―ser-para-el-encuentro‖. La clave de su realización está en

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reconocer a los otros, promover a los otros, ser alguien frente a los otros. El sentido de

la existencia del hombre está vinculado a la existencia del otro.

e. El hombre no acaba en la piel: es pluridimensional, es ―un-ser-en-el-mundo-

con-otros‖..., pero abierto a la trascendencia.

La persona creada por Dios está ordenada a Dios. Esta realidad no la disminuye,

porque está ordenada no en calidad de ―medio‖ sino como un ―fin-en-sí‖.

CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DEL HOMBRE3

______________________________________________________________________

1. INTERIORIDAD

La persona posee vida interior, a diferencia de los animales que sólo poseen

exterioridad.

Por la interioridad el hombre se percibe como un ―yo‖, como origen de sus

actividades, como un ser capaz de pensar y obrar conscientemente y como responsable

de sus opciones libres. Es decir, se percibe como sujeto, centro consciente de atribución

de todas las realidades que constituyen su ser. Por eso es capaz de una vida biográfica,

pues la persona puede entender y querer.

Por tener interioridad, el hombre es capaz de:

- Autoconciencia: es el ―darse cuenta de sí mismo‖, es el acto de afirmación de

sí mismo frente a todo otro ser; es un rasgo propio del hombre que no solamente sabe

(conoce), que ―sabe que sabe‖ (advierte que conoce), se da cuenta de que obra. Más

aún, se da cuenta de sí mismo y atribuye a su yo todas sus actividades, al mismo tiempo

que reconoce la entidad propia de las demás cosas frente a la suya.

- Autodeterminación: es el poder que tiene el hombre de realizarse (perseguir la

felicidad) saliendo por sí mismo de la indeterminación en que ordinariamente lo dejan

los motivos que tiene para obrar: eso que llamamos libertad. Por la autodecisión, se

actúa con plena conciencia y control de su propio ser, y de su ubicación en las

circunstancias en que debe decidir.

2. UNICIDAD

La interioridad fundamenta la unicidad del hombre, el hecho de que cada uno

tenga una manera rigurosamente sin igual de ser persona.

a. Los animales, ―individuos‖ pertenecientes a una especie, se definen por las

características generales de la especie; basta predicarlas de cada uno. Es cierto, un perro

no es el otro: se distinguen entre sí por la forma, el peso, el color, etc., por los ―caracte-

res individuantes‖.

3 Para este tema, tomamos el cap. 3 de la obra de Ítalo Gastaldi, pags. 83 a 97, introduciendo las

adaptaciones y aclaraciones necesarias.

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b. También el hombre es un ―individuo‖, porque también él pertenece a una

especie determinada, como individuo forma número con los demás y se distingue de los

demás por el peso, el color, la forma, etc.: por los ―caracteres individuantes‖.

Pero al añadir que el hombre es ―persona‖, afirmamos algo absolutamente

diverso del individuo, irreductible a las cualidades abstractas que puedo atribuirle:

afirmamos que cada uno, como sujeto, realiza la especie ―hombre‖ de un modo

irrepetible e irremplazable. No parece existir ―el hombre‖, sino únicamente ―hombres‖.

c. La interioridad fundamenta la unicidad del hombre, pero también su libertad,

el poder ser dueño de la propia individualidad y de poder moldearla: esto es lo que lo

va configurando y diferenciándolo de los demás. Esto hace que aún en el caso de los

gemelos, cada uno reaccione diversamente ante los mismos estímulos y se diferencie

radicalmente del otro.

CONCLUYENDO: las cosas son ―trozos de mundo‖; el hombre, en cambio,

percibe su radical ―alteridad‖ frente a las cosas y frente a los demás: no forma con ellas

un todo único, es un mundo aparte, siempre nuevo y original. Por eso la persona es

misteriosa. Pretender esclarecer su misterio es emprender un imposible viaje de estudios

al país de la ―alteridad‖.

3- APERTURA A LOS DEMÁS:

Superación del individualismo y descubrimiento del “otro”

a- Planteamiento del problema

El surgir del sentido comunitario, el hecho del diálogo en todos los niveles y

para las empresas más diversas y el fenómeno de la socialización, han llevado a la

conclusión de que la dimensión social es esencial, constitutiva del hombre.

El filósofo se pregunta: Todas estas manifestaciones, ¿son solamente hechos ins-

tintivos, biológicos, fenoménicos, hechos ―brutos‖, sin sentido profundo..., o bien

brotan de una exigencia natural, revelando una dimensión esencial del hombre? ¿Hasta

qué grado el ―tú‖ y el ―nosotros‖ entran en el ―yo‖? ¿Se puede resolver el problema del

hombre sin hablar explícitamente de las otras personas?

En otras palabras: ―ser-en-el-mundo-con-otros‖. ¿es para mí algo accidental,

como para el vino estar en el vaso o en la botella o en la cuba..., o significa más bien lo

que para el pez vivir en el agua? (el pez tiene que vivir allí y su organismo esta

internamente organizado para vivir allí).

―Yo soy yo y mis circunstancias‖, escribía Ortega y Gasset en 1914.

Pertenecemos a un entramado social. Vivimos en un contexto mundano del que jamás

podemos prescindir y al que constantemente estamos referidos. Nos volcamos hacia el

no-yo como complemento necesario del propio existir.

Somos ―seres-en-el-mundo-a-través-del-cuerpo‖: eso es innegable. Pero la

pregunta fundamental que nos permite entender la problemática que atormenta la época

actual y que al mismo tiempo nos introduce en el misterio eterno del hombre, se puede

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expresar así: ―El hombre, ¿es un ser (individual) orientado en primer lugar hacia el

mundo— en el cual existen también otros hombres— o bien es, antes que nada, un ser

en comunión con otras personas en el mundo? Según la respuesta que se dé, la

Antropología es muy distinta.

b- El hombre “ser - en - el - mundo”

No cabe duda de que el hombre es un ―ser-en-el-mundo‖.

Le debemos a Martín Heidegger el haber insistido en esto. También Carlos Marx

insistía en que ―el mundo es como el cuerpo inorgánico del hombre‖ y nuestra vida ―es

un metabolismo con el mundo‖.

a. La primera experiencia que nos sale al paso es que nos hallamos rodeados de

cosas que influyen sobre nosotros y con las que nos vinculan muchas relaciones.

Nuestra vida está orientada hacia el mundo infrahumano, ese mundo que es

nuestro espacio vital, donde hay seres que nos sirven de alimento, vestido y habitación y

de los cuales echamos mano para subsistir. Vivimos en un constante intercambio con el

mundo que nos rodea, intercambio que nos enriquece y nos permite realizarnos.

Formamos con él un sistema de reciprocidad, de sentido y de vida.

El hombre es un ―ser-en-el-mundo‖; nos insertamos en él a través del cuerpo.

Pero no estamos como el animal simplemente vinculados al entorno: vivimos en un

mundo abierto, con fronteras fluidas que se ensanchan continuamente...

b. ―Ser-en-el-mundo‖ no es algo periférico, algo adjetivo, sino algo estructural,

originario, constitutivo del hombre: sólo somos si somos en-el-mundo.

El mundo es como el cuerpo grande del hombre, la prolongación de la

corporeidad. No hay hombre sin mundo, como no hay hombre sin prójimo. Tanto que

los materialistas absolutizan esta característica hasta reducir al hombre a una ―porción

del mundo‖.

c. Martín Buber dice que gracias al hombre existe el mundo. Sin el hombre

habría muchas cosas, pero ningún ser que las captara en su conjunto. Sólo el hombre

puede pensar la pluralidad como unidad, como totalidad de la experiencia externa.

Así, pues, al decir ―mundo‖ no nos referimos al mundo objetivista, visto

independientemente de su relación con nosotros, ese mundo regido por las leyes que las

ciencias van descubriendo.

No somos espectadores pasivos en el mundo: estamos en diálogo con él.

Mediante la ciencia, la técnica y el arte ponemos un sello espiritual a la materia y la

―hominizamos‖, llenándola de significados: elevamos la ―naturaleza‖ al rango de

―cultura‖.

No es sólo el mundo físico el que está ante nosotros, sino también el mundo

simbólico.Aquí nos referimos al mundo del hombre, ese mundo que hemos construido a

través de nuestras propias experiencias, teñido de subjetividad. Nos vemos en un ámbito

repleto de significados, en un ambiente organizado por el hombre mismo.

Diferenciamos

tres sentidos

del término

―mundo‖

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c- El “hecho fundamental de la existencia”

Todo lo que precede nos está diciendo que nuestra dimensión social es una

dimensión original, que no puede ser reducida a ninguna otra, ni derivada de ninguna

otra.

Somos ―interioridades‖, no hay duda, pero interioridades abiertas, destinadas a

la comunión interpersonal. El hombre es un ser ―alterocéntrico‖ por naturaleza. La

―alteridad‖ pertenece esencialmente al concepto y a la realidad de la persona.

Y la dimensión social no es una realidad adjetiva, añadida a la interioridad ya

constituida; es una realidad constitutiva de la persona.

En efecto, el hombre no se puede conocer a sí mismo mirándose al espejo: ―El

hombre se torna un yo a través del tú‖. Sólo así se descubre idéntico a sí mismo. No

tiene primero relación a sí mismo y luego, en un segundo momento, relación al tú del

otro. No; el yo no es traslúcido para sí mismo: se autoconoce al mismo tiempo que entra

en relación con los demás.

La persona nace de una llamada y se orienta hacia una respuesta. Podemos decir

que el ―nosotros‖ es la matriz y el ámbito constitutivo de las personas: el yo es ―yo‖ en

el nosotros, y el tú es ―tú‖ en el nosotros. Sartre consideraba al otro como una amenaza

no, ―el otro no es un límite sino un manantial del yo‖.

El hecho fundamental de la existencia es que todo hombre es interpelado como

persona por otro ser humano, en la palabra, en el amor y en la obra, y debe dar

su respuesta: aceptación o rechazo.

d- Amor

El ser humano tiene el impulso de ―ser – más por la comunicación‖. Desde lo

más profundo de su ser necesita comunicarse con otros, y la comunicación más plena se

cumple por el amor.

Afirma Ismael Quiles, que toda persona, todo espíritu tiene, como primera

aspiración de su esencia, el amor. Este es el aspecto de la vida que más puede realizar al

ser humano como persona.

e- Apertura a la Trascendencia

La fenomenología nos muestra, entonces, que el otro está delante de mí como un

valor que se me impone por sí mismo; un valor que el hombre mismo no ha creado ni

puede destruir, pues se identifica con la misma dignidad de la persona humana, fundada

en su conciencia y libertad. Se trata de un ―dato primario‖, de una constatación inmedia-

ta que no puede ser negada sin la conciencia íntima de infidelidad con nosotros mismos.

Hay que decirle que ―si‖ a su existencia, independientemente del color de la piel, de su

pertenencia a una raza o a una condición social y de la posibilidad de utilizarlo más

tarde en el proceso de producción. Hay que aceptarlo simplemente porque es un ser hu-

mano.

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La existencia del otro, su presencia soberana, es algo situado ―más allá‖ de la

voluntad arbitraria del otro, es algo trascendente. En último análisis no depende de él

existir de ese modo.

Por eso podemos concluir que en la exigencia incondicional del prójimo está en

cierta forma presente el totalmente Otro, Dios, que protege la criatura humana, porque

fue querida y hecha por El. Tomar en serio al otro, incondicionalmente; reconocer –por

lo menos implícitamente- la realidad misteriosa que está detrás del hombre y lo

constituye precisamente en su singularidad inviolable.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

¿Por qué afirmamos que la Antropología Filosófica considera al hombre como

totalidad?

Dé razones por las cuales podemos afirmar que el hombre posee un valor

absoluto.

Decimos que el hombre es un ser-en-el-mundo. En este caso, ¿qué se entiende

por ―mundo‖?.

B) OBLIGATORIAS:

Seleccione cinco afirmaciones del texto referido a la ―Constitución esencial

de la persona humana‖ que ud considere más significativas para sintetizar el

contenido del mismo.

Elabore un texto de no más de una página, donde explicite las capacidades

propias del ser humano, y aquellas notas o características que le son propias y lo

diferencian de los demás seres.

Realice un esquema o una red conceptual de la unidad 1.

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ÉTICA GENERAL

UNIDAD 2: ÉTICA Y MORAL.

La Moral: su esencia. Lo normativo y lo fáctico en la moral. Carácter social de la

moral. Lo individual y lo colectivo en la moral. Moral convencional y moral crítica.

Moral y Ética. Su objeto de estudio material y formal. Acción humana. Análisis

antropológico de la acción humana. Estructura del acto moral.

Para tratar el tema de la Moral, partiremos de los conceptos que Adolfo Sánchez

Vázquez trabaja en su libro ―Ética‖, del cual hemos extraído el texto que sigue a

continuación:

ESENCIA DE LA MORAL

______________________________________________________________________

Partiendo del hecho de la moral, es decir de la existencia de una serie de morales

concretas, que se han sucedido históricamente, podemos intentar dar una definición de

la moral, válida para todas ellas. Esta definición de la moral, no podrá abarcar en modo

alguno todos los rasgos esenciales de cada una de esas morales históricas ni reflejar toda

la riqueza de la vida moral, pero sí ha de aspirar a expresar los rasgos esenciales que

permiten diferenciarla de otras formas de comportamiento humano.

La definición sería: ―La moral es un conjunto de normas aceptadas, libre y

concientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres‖.

LO NORMATIVO Y LO FÁCTICO

______________________________________________________________________

En la moral están explícitos dos planos:

1) lo normativo, constituido por las normas (o reglas de acción) imperativas que

enuncian algo que debe ser;

2) lo fáctico (o plano de los hechos morales) constituido por ciertos actos humanos

que se dan efectivamente, es decir, que son, independientemente de como

estimamos que debieron ser.

Al plano normativo pertenecen las reglas que postulan determinado tipo de

comportamiento:‖ama al prójimo como a ti mismo‖, ―respeta a tus padres‖, ―no seas

cómplice de una injusticia‖.

Al plano fáctico corresponden siempre acciones concretas: ―el acto por el que X

se muestra solidario de Y‖, el acto de respeto a los padres, etc. Todos estos actos se

ajustan a determinadas normas morales, y justamente porque pueden ser puestas en una

relación positiva con una norma, (en cuanto que se ajustan a ella o la ponen en práctica)

cobran un significado moral. Son actos morales positivos o moralmente valiosos.

―La moral es

un conjunto

de normas

aceptadas,

libre y

conciente-

mente, que

regulan la

conducta individual y

social de los

hombres‖.

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Consideremos otro tipo de actos: ―el incumplimiento de una promesa dada, la

falta de solidaridad con un compañero‖, no pueden ser consideradas moralmente

positivas en cuanto que implican la violación de normas morales o una forma de

conducta indebida pero no por ello dejan de pertenecer a la esfera de lo moral.

Son actos moralmente negativos, pero justamente por su referencia a una norma

(porque implican una violación o un incumplimiento de ella) tienen un significado

moral. Así pues, su relación con lo normativo, determina la pertenencia de ciertos

hechos a la esfera de lo moral.

Lo normativo se encuentra a la vez, en una peculiar relación con lo fáctico, ya

que toda norma al postular algo que debe ser, apunta a la esfera de los hechos, a un tipo

de realización. Lo normativo no se da al margen de lo fáctico, sino que apunta a un

comportamiento efectivo. Lo normativo existe para ser realizado, lo cual no quiere decir

que se realice necesariamente; postula una conducta que se considera debida, es decir,

que debe realizarse, aunque en la realidad efectiva no se cumpla la norma: un cambio de

señalización en calles de zonas periféricas, no determina que toda la comunidad cumpla

la norma.

Las normas se dan y valen independientemente del grado en que se cumplan o

violen. Lo normativo y lo fáctico se encuentran en relación: lo normativo exige ser

realizado y apunta por ello a lo fáctico; lo realizado (lo fáctico) sólo cobra significado

moral en cuanto puede ser referido a una norma. Lo normativo y lo fáctico en el terreno

moral (la norma y el hecho) son dos planos que pueden ser distinguidos, pero no

separados.

MORAL Y MORALIDAD

La moral efectiva comprende un conjunto de principios, valores y prescripciones

que los hombres, en una comunidad dada, consideran válidos como los actos reales en

que aquellas se plasman.

La necesidad de mantener una distinción entre el plano puramente normativo o

ideal y el fáctico o real, ha llevado a algunos autores a proponer dos términos para

designar un término y otro: ―Moral y Mora1idad‖.

La ―moral‖ designaría el conjunto de principios, normas, imperativos o ideas

morales de una época en una sociedad dada. La moralidad es el conjunto de relaciones

efectivas o actos concretos que cobran un significado moral con respecto a la moral

dada. La moral se daría ―idealmente‖ y la moralidad ―realmente‖.

La moralidad constituye un tipo de comportamiento de los hombres, y como tal

formará parte de su existencia individual y colectiva. La moral tiende a convertirse en

moralidad en virtud de la existencia de lo normativo. La moralidad es la moral en

acción, la moral práctica. Por ello es mejor emplear un solo término, el de ―Moral‖

como se hace tradicionalmente; con él se designan los dos planos: el normativo o

prescriptivo y el práctico o efectivo, integrados ambos en la conducta humana concreta.

La moral se

daría

―idealmente‖

y la

moralidad

―realmente‖.

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Así, en la moral se conjugan le normativo y lo fáctico, o lo moral como hecho de

la conciencia individual y social, y como un tipo de comportamiento efectivo de los

hombres.

CARÁCTER SOCIAL DE LA MORAL

______________________________________________________________________

La moral tiene esencialmente un carácter social, pues sólo se da en la sociedad,

respondiendo a sus necesidades y cumpliendo una determinada función en ella. Un

cambio radical de la estructura social da lugar a un cambio fundamental de moral. La

moral, como forma de comportamiento humano, tiene un carácter social, ya que es

propio de un ser, que incluso al comportarse individualmente, lo hace como un ser

social.

Aspectos fundamentales de la cualidad social de la moral:

a. Cada individuo, al comportarse moralmente, se sujeta a determinados

principios, valores o normas morales. Los individuos forman parte de una época dada y

de determinada comunidad humana, donde rigen determinados valores, principios o

normas.

El individuo se encuentra con lo normativo como algo ya establecido y aceptado

por determinado medio social sin que tenga posibilidad de crear nuevas normas ni de

modificarlas de acuerdo a su exigencia personal.

b. El comportamiento moral es tanto comportamiento de individuos como de

grupos sociales humanos. Cuando se trata de una conducta de un individuo, no

solamente afecta a si mismo, sino que se trata de una conducta que tiene consecuencias

en un sentido u otro para los demás, y que es objeto de su aprobación o reprobación.

Los actos morales individuales que no tienen consecuencia alguna para los

demás no pueden ser objeto de una calificación moral, por tanto quedan fuera de la

moral aquellos actos que son estrictamente personales por sus resultados y efectos.

c. Las ideas, normas y relaciones morales surgen y se desarrollan respondiendo a

una necesidad social. La función social de la moral estriba en regular las relaciones

entre los hombres, para contribuir así a mantener y asegurar determinado orden social.

Se pretende que los individuos acepten libre y conscientemente el orden social

establecido.

Así, la moral cumple una función social muy precisa: contribuir a que los actos

de los individuos, o de un grupo social, se desarrollen en forma favorable para toda la

sociedad o para un sector de ella. La moral tiende a que los individuos pongan en

consonancia, voluntariamente, sus propios intereses con los intereses colectivos de

determinado grupo social, o de la sociedad entera.

La moral

cumple una

función

social muy

precisa.

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LO INDIVIDUAL Y LO COLECTIVO EN LA MORAL

______________________________________________________________________

El carácter social de la moral entraña una peculiar relación entre el individuo y

la comunidad, o entre lo individual y lo colectivo. En efecto, desde su infancia se

encuentra sujeto a una influencia social que le llega por diversas conductas y a la que no

puede escapar: de los padres, del medio escolar, de los amigos, de las costumbres y

tradiciones arraigadas, del ámbito profesional, de los medios masivos de difusión (cine,

tv, prensa, radio). Bajo esta variada influencia, se van formando sus ideas morales y sus

modelos de conducta moral.

Una parte de la conducta moral se manifiesta en forma de hábitos y costumbres.

Esta forma de regulación de la conducta, es la que predomina en las sociedades

primitivas. La costumbre representa en ellas lo que debe ser. Para las sociedades mas

evolucionadas, no desaparece por completo la costumbre como forma de regulación

moral. Las normas que rigen así en la sociedad, tienen a veces, larga vida, sobreviven a

cambios sociales importantes y se hallan respaldadas por el peso de la tradición. Toda

nueva moral tiene que romper con la vieja moral, que trata de sobrevivirse como

costumbre; pero, por otro lado, lo nuevo moralmente tiende a consolidarse como

costumbre.

La costumbre espera como un medio eficaz para integrar al individuo en la

comunidad, para fortalecer su sociedad, y para que sus actos contribuyan a mantener y

no a disgregar el orden establecido. El individuo actúa entonces de acuerdo con las

normas emitidas por un grupo social, o por toda la comunidad.

La convicción íntima de lo que fue ayer, debe ser también hoy, y de la relación

consuetudinaria o habitual de la conducta cobra significación moral.

En sociedades primitivas, la costumbre cobra especial relevancia y el individuo

se encuentra tan apegado que le queda poco margen para discrepar de ella. Esta forma

de regulación de la conducta tiene un carácter moral, que se presenta como una

pretensión normativa, ya que las normas que prevalecen forman parte de los hábitos y

costumbres.

Esta sujeción del individuo pone de manifiesto el carácter social de la relación

entre individuo y comunidad y de la conducta moral individual. El sujeto del

comportamiento propiamente moral, es una persona singular. Cualquiera sean las causas

que rodeen la decisión y el acto correspondiente, ambos emanan de un individuo que

libre y conscientemente asume una responsabilidad personal.

La conciencia individual, esfera donde operan las decisiones de orden moral, al

hallarse condicionada socialmente, no puede dejar de reflejar una situación social

concreta, de allí que distintos individuos de un mismo grupo social, reaccionen de un

modo análogo.

Así pues, cuando se subraya el carácter social de la moral y la relación de lo

individual y lo colectivo, se está lejos de negar el papel del individuo en el

comportamiento moral, aunque este varíe histórica y socialmente.

El individuo

sólo puede

actuar

moralmente

en sociedad.

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En conclusión, la moral implica siempre una conciencia individual que hace

suyas las reglas de acción que se le presentan con carácter normativo, aunque se trate de

reglas establecidas por la costumbre. Como no existe el individuo aislado, sino como ser

social, no existe una moral estrictamente personal.

MORAL CONVENCIONAL Y MORAL CRÍTICA

______________________________________________________________________

La Moral convencional es aquella que está vigente en una sociedad

determinada, que meramente es reproducida por los individuos que la integran, sin

realizar un examen crítico de las normas. Nos encontramos de este modo con normas

no cuestionadas; en donde la conducta individual sólo se ajusta a dichas normas y se

juzga negativamente toda conducta que se aparte de las mismas.

La Moral Crítica, por el contrario, es aquella que no se conforma con decir

qué se debe hacer, sino que se plantea la pregunta del por qué, tratando de responderla;

es decir, adopta una actitud reflexiva, buscando los fundamentos de las normas y

criticando aquellas que no aparecen suficientemente fundamentadas.

LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA MORAL4

______________________________________________________________________

Pasaremos ahora a analizar en que consiste la Ética o Filosofía Moral. Para ello

presentamos los conceptos que Adela Cortina expone en su obra ―ÉTICA‖.

La Ética es entendida como aquella parte de la Filosofía que se dedica a la

reflexión sobre la moral. Como parte de la Filosofía, la Ética es un tipo de saber que

intenta construirse racionalmente, utilizando para ello el rigor conceptual y los métodos

de análisis y explicación propios de la Filosofía. Como reflexión sobre cuestiones

morales, la Ética pretende desplegar los conceptos y argumentos que permiten

comprender la dimensión moral de la persona humana en cuanto la dimensión moral, es

decir, sin reducirla a componentes psicológicos, sociológicos, económicos o de

cualquier otro tipo (aunque por supuesto, la ética no ignora que tales factores

condicionan de hecho el mundo moral).

Una vez desplegados los conceptos y argumentos pertinentes, se puede decir que

la Ética, la Filosofía Moral, habrá conseguido dar razón del fenómeno moral, dar cuenta

racionalmente de la dimensión moral humana, de modo que habremos crecido en saber

acerca de nosotros mismos, y, por lo tanto, habremos alcanzado un mayor grado de

libertad. En definitiva, filosofamos para encontrar sentido a lo que somos y hacemos, y

buscamos sentido para colmar nuestras ansias de libertad, dado que la falta de sentido la

experimentamos como cierto tipo de esclavitud.

1. La Ética es indirectamente normativa

Desde sus orígenes entre los filósofos de la antigua Grecia, la Ética es un tipo de

saber normativo, esto es un saber que pretende orientar las acciones de los seres

4 CORTINA, Adela (1.999) ―Ética‖. Editorial Akal.

Como no

existe el

individuo

aislado,

sino como

ser social,

no existe

una moral

estricta-

mente

personal.

La Ética es

entendida

como

aquella

parte de la

Filosofía que se

dedica a la

reflexión

sobre la

moral.

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humanos. También la moral es un saber que ofrece orientaciones para la acción, pero

mientras esta última propone acciones concretas en casos concretos, la Ética – como

filosofía moral – se remonta a la reflexión sobre las distintas morales y sobre los

distintos modos de justificar racionalmente la vida moral, de modo que su manera de

orientar la acción es indirecta: a lo sumo puede señalar qué concepción moral es más

razonable para que, a partir de ella, podamos orientar nuestros comportamientos.

Por tanto, en principio, la Filosofía Moral o Ética, no tiene por qué tener una

incidencia inmediata en la vida cotidiana, dado que su objetivo último es el de

esclarecer reflexivamente el campo de la moral. Pero semejante esclarecimiento sí

puede servir de modo indirecto como orientación moral para quienes pretenden obrar

racionalmente en el conjunto de la vida entera.

(Por ejemplo: supongamos que alguien nos pide que elaboremos un ―juicio

ético‖ sobre el problema de la desocupación, o sobre el aborto, o sobre cualquier otra

cuestión moral de las de las que están en discusión en nuestra sociedad; para empezar

tendríamos que aclarar que en realidad se nos está pidiendo un juicio moral, es decir una

opinión suficientemente mediata acerca de la bondad o malicia de las intenciones, actos

y consecuencias que están implicados en cada uno de esos problemas. A continuación,

deberíamos aclarar que un juicio moral se hace siempre a partir de alguna concepción

moral determinada, y una vez que hayamos anunciado cuál de ellas consideramos

válida, podemos proceder a formular, desde ella, el juicio moral que nos reclamaban.

Para hacer un juicio moral correcto acerca de alguno de los asuntos morales cotidianos

no es preciso ser experto en filosofía moral. Basta con tener cierta habilidad de

raciocinio, conocer los principios básicos de la doctrina moral que consideramos válida,

podemos proceder a formular, desde ella, el juicio moral que nos reclamaban. Para

hacer un juicio moral correcto acerca de alguno de los asuntos morales cotidianos no es

preciso ser experto en filosofía moral. Basta con tener cierta habilidad de raciocinio,

conocer los principios básicos de la doctrina moral que nos sirvió de referencia para

nuestro juicio moral anterior. Ese juicio ético estará correctamente formulado si es la

conclusión de una serie de argumentos filosóficos, sólidamente construidos, que

muestren nuestras razones para preferir la doctrina moral escogida. En general, tal juicio

ético está al alcance de los especialistas en filosofía moral, pero a veces, también puede

manifestarse con cierto grado de calidad entre las personas que cultiven la afición a

pensar, siempre que hayan hecho el esfuerzo de pensar los problemas ―hasta el final‖).

2. El término “Ética”

A menudo se utiliza la palabra ―Ética‖ como sinónimo de ―moral‖, es decir de un

conjunto de principios, preceptos y valores que rigen la vida de los pueblos y de los

individuos. La palabra ―Ética‖ procede del griego ―ethos‖, que significaba

originalmente ―morada‖, ―lugar donde vivimos‖, pero posteriormente pasó a significar

―el carácter‖, ―el modo de ser‖ que una persona o grupo va adquiriendo a lo largo de su

vida. Por su parte, el término‖moral‖ procede del latín ―mos, moris‖, que originalmente

significaba ―costumbre‖ confluyen etimológicamente en un significado casi idéntico:

todo aquello que se refiere al modo de ser o carácter adquirido como resultado de poner

en práctica unas costumbres o hábitos considerados buenos.

Dadas esas coincidencias etimológicas, no es extraño que los términos ―moral‖ y

―ética‖ aparezcan como intercambiables en muchos contextos cotidianos: se habla, por

―Ética―

procede del

griego

―ethos

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ej, de una ―actitud ética‖ para referirse a una actitud ―moralmente correcta‖ según

determinado código moral; o se dice de un comportamiento que ―ha sido poco ético‖,

para significar que no se ha ajustado a los patrones habituales de la moral vigente. Este

uso de los términos ―ética― y ―moral‖ como sinónimos está tan extendido en

castellano que no vale la pena intentar impugnarlo. Pero conviene que seamos

conscientes de que tal uso denota, en la mayoría de los contextos lo que aquí venimos

llamando ―la moral‖, es decir, la referencia a algún código moral concreto.

No obstante lo anterior, podemos proponernos reservar en el contexto

académico, el término ―Ética‖ para referirnos a la Filosofía moral, y mantener el

término ―moral‖ para denotar los distintos códigos morales concretos.

3. La Ética no es ni puede ser “neutral”

La ética no se identifica, en principio con ningún código moral determinado.

Esto no significa que permanezca ―neutral ante los distintos códigos morales que hayan

existido o puedan existir. No es posible semejante ―neutralidad‖ o ―asepsia axiológica‖,

puesto que los métodos y objetivos de la Ética la comprometen con ciertos valores y la

obligan a denunciar a algunos códigos morales como ―incorrectos‖ o incluso como

―inhumanos‖, al tiempo que otros pueden ser reafirmados por ella en la medida en que

los encuentre ―razonables‖, ―recomendables ― o incluso ―excelentes‖.

4. Funciones de la Ética

Corresponde a la Ética una triple función:

1) Aclarar qué es la moral, cuáles son sus rasgos específicos.

2) Fundamentar la moralidad, es decir, tratar de averiguar cuáles son las razones

por las que tiene sentido que los seres humanos se esfuercen en vivir moralmente.

Aplicar a los distintos ámbitos de la vida social los resultados obtenidos en las

dos primeras funciones, de manera que se adopte en esos ámbitos sociales una moral

crítica (es decir, racionalmente fundada), en lugar de un código moral dogmáticamente

impuesto o de la ausencia de referencias morales.

A lo largo de la historia de la Filosofía se han ofrecido distintos modelos éticos

que tratan de cumplir las tres funciones anteriores: son las teorías éticas. Son

constructos filosóficos que intentan dar cuenta del fenómeno de la moralidad en general,

y de la preferibilidad de ciertos códigos morales en la medida en que éstos se ajustan a

los principios de racionalidad que rigen en el modelo filosófico de que se trate.

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26

En el siguiente cuadro comparamos las doctrinas morales y las doctrinas éticas:

DOCTRINAS MORALES

DOCTRINAS ÉTICAS

Sistematizaciones de conjuntos de

valores, principios y normas concretas.

No son teorías filosóficas.

Responden a cuestiones concretas,

orientan en forma inmediata la vida

moral de las personas.

Reflexiones acerca de la moral.

Son teorías filosóficas.

No orientan en forma inmediata la

vida moral de la persona. Analiza

el fenómeno de la moralidad.

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27

ÉTICA

Parte de la Filosofía que se dedica a la

reflexión sobre la moral.

Su objetivo: es esclarecer reflexivamente

el campo de la moral.

Saber que intenta construirse racionalmente.

Intenta desplegar conceptos y argumentos que permitan

comprender la dimensión moral

de la persona humana.

Saber indirectamente normativo: orienta

indirectamente la acción,

señalando qué concepción de

moral es más razonable.

No se identifica con ningún código moral determinado.

La Ética no permanece neutral

ante los distintos códigos

morales.

Funciones:

Aclarar qué es la moral. (sus

rasgos)

Fundamentar la moralidad.

Aplicar a los distintos ámbitos de la vida social los resultados

obtenidos en las dos primeras

funciones (para que se adopte

una moral crítica).

Conjunto de principios, normas y valores , que cada generación transmite a la siguiente y que orientan sobre el modo de

comportarse para llevar una vida buena y justa.

MORAL

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28

La Ética estudia los actos humanos, que también denominamos actos morales o

acciones humanas.

ACCIÓN HUMANA

__________________________________________________________

Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, afirma que los animales no actúan, ya que sus

actividades tienen forzosamente éxito porque son instintivas o porque son consecuencia de

un aprendizaje, pero no porque hayan sido planeadas o sean creativas; son siempre las

mismas, es decir, son estáticas en cuanto a su resultado.

En cambio, en relación a otros animales, el ser humano es de una medianía

biológica alarmante y sólo se compensa de esa carencia mediante sus manos y su

inteligencia. Por esta razón, la acción aparece como un factor humanizador,

constituyéndose en el instrumento por el cual el ser humano transforma el medio

convirtiéndolo en ―mundo‖. Si los comparamos con el animal, los actos humanos son

modos completamente nuevos de dirigir la vida.

Es conveniente distinguir entre actos humanos y actos del hombre, ya que no todos

los actos realizados por el ser humano son actos libres. Para que un acto sea considerado

―humano‖, se requiere que sea voluntario. En cambio, cuando una persona realiza un acto

sin la voluntad de realizarlo o en contra su voluntad, ese acto se denomina acto del hombre.

Éstos son actos amorales, o sea, no son ni buenos ni malos.

Según Aristóteles, para que una acción sea objeto de elogio o de censura debe ser

voluntaria; en caso contrario sólo merecerá indulgencia o compasión. Aristóteles entiende

por acción voluntaria a aquella cuyo principio está en el agente, es decir, en quien obra y,

además, cuando el agente conoce las circunstancias en que se cumple dicho acto. No son

acciones voluntarias aquellas que se cumplen por fuerza (compulsión, coacción) o por

ignorancia (aunque en éste último caso no siempre nos exime de responsabilidad moral).

Entonces, para que un acto sea considerado como humano (lo que denominamos

acción humana o acto moral) tiene que reunir ciertas condiciones:

- Que sea realizado con conciencia de lo que se está haciendo (conociendo las

circunstancias que rodean la acción y sus posibles consecuencias).

- Que exista libertad psicológica o libertad interior (que el sujeto no esté

coaccionado), o sea que la causa de la acción esté en el sujeto mismo. Se trata por

eso de una acción voluntaria, que responde al propósito de realizar algo previamente

decidido por el sujeto. - Que exista uso de razón, o sea capacidad para discernir, para analizar la situación,

conociendo el fin que se persigue, los medios que pueden estar al alcance y su

correspondiente aplicación para la consecución del fin.

Para que un

acto sea

considerado

―humano‖, se

requiere que

sea voluntario.

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29

Si alguna de estas condiciones faltase, el acto realizado sería considerado como acto

del hombre y no como acto humano. Sólo cuando existen actos humanos, podemos hablar

de responsabilidad moral.

Un ejemplo de acto humano, es el de una persona que después de un proceso

deliberativo, decide incorporarse como voluntaria a un grupo que prestará ayuda a gente

que sufrió pérdidas por catástrofes naturales; o bien que decide no hacerlo por cuestiones

de salud.

En tanto que una persona que es obligada por otra a realizar un acto indebido,

contrario a las normas o en consonancia con ellas, bajo una amenaza grave, como la

pérdida de la vida (coacción exterior), no realiza un acto humano sino del hombre, porque

no decidió, no pudo hacerlo. En el caso de una persona que sufre un trastorno psiquiátrico

grave (coacción interior), tampoco tiene dominio ni control de sus actos. No decide por sí

misma y por lo tanto no realiza un acto humano sino del hombre.

Los actos humanos o acciones humanas están condicionados por el medio natural,

los límites de la constitución biológica, los productos tecnológicos, las acciones de las

demás personas. Los modos de responder a esos condicionamientos varían de un sujeto a

otro, e incluso en el mismo sujeto en diferentes momentos o situaciones.

Si bien las acciones humanas están condicionadas, no se encuentran determinadas,

ya que los límites no son absolutos y no anulan la libertad. Por eso la acción humana es

libre, ya que el ser humano puede responder a su situación de diversas maneras, siendo

consciente de las circunstancias que rodean su acción y de sus posibles consecuencias.

ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO DE LA ACCIÓN HUMANA

_________________________________________________________________________

La persona dispone de su ser a través de su acción. De allí que toda fundamentación

antropológica de la ética, tiene que partir de un estudio de las acciones humanas.

Lo específicamente humano es proceder de una manera reflexiva, racional, y por lo

mismo, libre. La persona es dueña de sus actos por la razón y por la voluntad.

La acción voluntaria fue definida de un modo clásico como aquella que procede de

un principio intrínseco con conocimiento formal del fin.

La acción voluntaria tiene su origen en una facultad apetitiva del sujeto, la voluntad,

la cual actúa desde dentro de él (procede de un principio intrínseco.).

Por otra parte, la acción voluntaria implica el conocimiento del fin por parte del

sujeto; es decir, que antes de obrar, la persona conoce la meta que pretende alcanzar.

Fernando

Savater

afirma que el

ser humano no

es libre de elegir lo que le

pasa pero sí es

libre de

responder a lo

que le pasa.

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30

Ángel Rodríguez Luño, en su libro Ética General5, destaca las siguientes

características de la intencionalidad de la voluntad:

- es consciente: es decir, que antes de actuar, el propio sujeto planea y se

representa la acción. Al conocer el fin, relaciona su acción con el objetivo que

pretende conseguir. Proyectar y representar constituyen actos de la razón que

están implicados en la acción voluntaria, por lo cual, cada persona se

experimenta como autora de sus propios actos;

- es activa: la persona y el fin entran en relación por iniciativa del propio sujeto;

- es guiada y ordenada por la razón: porque la inteligencia presenta a la voluntad

el objeto intencional, la acción o el objeto deseado por la voluntad.; por su parte,

el juicio racional establece entre la acción y su fin un motivo (por ej. :quiero

hacer esta acción porque es buena o porque es útil);

- es autorreferencial: pues toda acción voluntaria si bien posee un objeto

intencional, tiene a la propia persona como sujeto, en la medida en que revierte

sobre ella misma (ej: no es posible robar sin que la persona se convierta en

ladrón), porque el querer implica una valoración personal de lo querido que no

se da en el conocer como tal y todo lo que el ser humano hace tiene efectos que

no sólo son externos, sino que también, se va realizando y haciendo a sí mismo.

La voluntad es la inclinación racional al bien y éste es aquello que conviene a la

persona. Las acciones son objeto de la voluntad en la medida en que son vistas como

convenientes y apetecibles. Ahora, algo puede ser querido como medio o como fin. Si se lo

considera como un fin, se trata de algo bueno en sí mismo que puede presentarse en tres

modalidades: como honesto, como deleitable y como útil. Un bien es honesto, cuando una

cosa o una acción es querida en sí misma porque se presenta como objetivamente buena y

digna de ser amada. El bien deleitable es querido porque causa una resonancia afectiva

positiva: placer, satisfacción, alegría. El bien útil es querido no en sí mismo, sino porque se

presenta como ordenado a la consecución del fin.

ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

__________________________________________________________

Los actos humanos, como dijimos anteriormente, son actos morales, y por lo tanto,

están siempre sujetos a la aprobación o condena por parte de los demás.

No son actos morales aquellos cuya realización no puede ser evitada o cuyas

consecuencias no pueden ser previstas (son ejemplos: el respirar; o el acto de entregar el

dinero a un asaltante).

Para analizar un acto moral tenemos que tener en cuenta los elementos que

intervienen en su estructura. Esos elementos, que están articulados entre sí son los

siguientes:

a) Motivo: es aquello que impulsa a actuar y mantiene la acción, lo que mueve

al sujeto a perseguir determinado fin. Un mismo acto puede realizarse por

5 RODRÍGUEZ LUÑO, Ángel. Ética General. EUNSA Pamplona, 1.991

La

intencionali-

dad de la

voluntad: es

consciente,

es activa, es

guiada y

ordenada por

la razón, es

autorreferen-

cial.

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diferentes motivos, y a su vez, el mismo motivo puede impulsar a realizar actos

distintos con diferentes fines.

b) Fin de la acción: todo acto humano se realiza con un fin; el acto moral exige

que el sujeto tenga conciencia del fin que se persigue. En el acto moral no sólo se

anticipa idealmente como un fin un determinado resultado, sino que además hay

una decisión de alcanzar el resultado que dicho fin anticipa. La conciencia del fin y

la decisión de alcanzarlo dan el carácter de un acto voluntario y esta voluntariedad

en el acto moral se distingue de los actos fisiológicos, psíquicos, automáticos

(instintivos o habituales). Dichos actos no responden a un fin trazado por la

conciencia, son inconscientes e involuntarios y no son morales.

El acto moral implica la conciencia de un fin, así como la decisión de

realizarlo; pero esta decisión presupone en muchos casos una elección entre varios

fines posibles.

c) Medios: al realizar la elección de los medios adecuados para alcanzar el fin

elegido, tiene que darse una adecuación moral y no sólo instrumental entre el fin y

los medios. No es lícito el empleo de cualquier medio aún supuesto que el fin

elegido sea correcto. Es por eso importante tener en cuenta que ―el fin no justifica

los medios‖.

d) Consecuencias de la acción: se refiere a que en el acto moral, es necesario

tener en cuenta las consecuencias previsibles de la acción, ya que el sujeto no puede

desentenderse de las repercusiones que sus actos tienen en la convivencia social

cuya regulación también es un elemento moral.

El acto moral se presenta con un aspecto subjetivo (motivos, conciencia del fin,

conciencia de los medios y decisión personal), pero a la vez, muestra un lado objetivo que

trasciende a la conciencia (empleo de determinados medios, consecuencias que se siguen a

la acción). El acto moral no puede estar reducido a uno de sus elementos, así por ejemplo

los medios no pueden ser aislados de los fines, las consecuencias no se aíslan de la

intención

Para que el acto moral sea considerado bueno, se requiere que todos los elementos

sean buenos. Si alguno de ellos fuera malo ( por ejemplo, si el fin es bueno pero los medios

utilizados son malos) todo el acto es considerado malo.

Estructura del

acto moral:

Motivo-

Fin de la

acción

Medios-

Consecuen-

cias de la

acción.

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32

ÉTICA

CONDICIONES:

- uso de razón

- libertad

psicológica ( o

libre albedrío)

- conciencia

psicológica

ESTRUCTURA:

- Objeto o acto en sí

mismo (alternativa

elegida)

- Fin o intención (fin del

sujeto, con los medios

elegidos)

- Circunstancias

(situación y

consecuencias) RESPONSABILIDAD

MORAL

ACTO BUENO Ó

ACTO MALO

ACCIÓN HUMANA O ACTO HUMANO

MORALIDAD DE LA DECISIÓN

INTENCIÓN ¿Es honesta la meta que se persigue?

¿Podría mejorar la calidad moral de la intención?

OBJETO

¿Lesiona algún derecho humano? - ¿Se opone a alguna ley

justa? - ¿Cumple con los derechos contractuales? - ¿Es

conforme a la justicia distributiva? - ¿Es una acción desleal? -

¿Contribuye a la solidaridad? – ¿Es favorable a otros valores

éticos?. – ¿Hay alguna alternativa mejor?.

CIRCUNSTANCIAS ¿Hay alguna circunstancia que aumente o disminuya el valor

moral de la decisión? (Quién lo hace, quiénes son los afectados,

cómo, cuándo, cuánto, de qué manera, con qué

consecuencias....)

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33

ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

Lea el texto que se presenta a continuación y teniendo en cuenta el marco teórico analizado,

elabore una reflexión (de aproximadamente diez renglones) acerca del tema .

―La necesidad de la ética‖ por Adela Cortina

―La ética está de moda: al menos verbalmente de moda. Políticos y empresarios,

periodistas y agentes económicos, médicos y docentes se lamentan día tras día de la escasa

moral de que hacen gala en sus actividades y profesiones y añoran – nostálgicos- un

tiempo futuro en que los valores morales auténticos se coticen más en la vida social que la

aburrida charlatanería de los políticos, el morbo de programas macabros y anuncios

provocativos, la carrera descompuesta hacia los puestos de poder.

¿Qué diferente sería todo – vienen a decir- si los periodistas y publicistas no

entendiéramos la información y la publicidad sólo como mercancía, si empresarios y

trabajadores tuviéramos la empresa como un servicio cooperativo a la sociedad, si los

políticos aprendiéramos que es nuestra razón de ser la defensa de intereses

universalizables, si el personal sanitario tomáramos en serio que el bien del paciente es

nuestro primer deber, si algún día los docentes creyéramos de verdad que la calidad de la

enseñanza es un valor prioritario...!¿Qué diferente sería todo - en definitiva – si viviéramos

moralmente!.

Porque la moralidad no es un extraño artefacto, venido de un desconocido lugar,

sino simplemente el reto de vivir como hombre – mujer , varón - en el más pleno sentido

de la palabra; cosa imposible si no es a través de todas nuestras actividades y

dedicaciones‖.

Reflexione sobre la siguiente cuestión: ¿ toda norma moral, por el hecho de ser

establecida por la sociedad, reporta un beneficio y lleva al perfeccionamiento de la

persona?. Fundamente su respuesta.

B) OBLIGATORIAS:

Proponga dos ejemplos de normas morales de esta o de otra sociedad, de la época

actual o de otra época. Luego, justifique en cada caso porque la cumpliría o dejaría

de cumplir.

Elabore un ejemplo de una situación en que un acto realizado por una persona

conlleve responsabilidad moral y otro en que el acto no implique responsabilidad

moral.

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UNIDAD 3: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD MORAL.

HÁBITOS MORALES

Libertad. Libertad externa e interna. Libertad y valores morales o éticos. Conciencia moral.

Objeción de conciencia. La responsabilidad de los actos. Responsabilidad directa e

indirecta.

Los hábitos morales: virtudes y vicios. Las virtudes cardinales.

LA LIBERTAD

__________________________________________________________

Libertad, en general, significa ―ausencia de constricción‖, estar exento de coacción. Pero la

coacción puede depender de diversas causas; por eso se pueden distinguir varios tipos (análogos) de

libertad, que se pueden reducir a dos formas principales: libertad exterior y libertad interior.

1. Libertad exterior

Libertad exterior o libertad de hacer, o libertad de ejecución, es una situación en la

que no existen trabas, presiones, impedimentos, estorbos exteriores. Es decir, supone

ausencia de coacción exterior. Estas ―libertades‖ se refieren al ejercicio de la libertad

(interior) y no a su existencia. En este grupo caben las siguientes:

a. La libertad física que es la capacidad de podernos mover de un lugar a otro, de

circular libremente, sin que ninguna fuerza externa nos lo impida (cárceles,

cadenas, fronteras…).

b. La liberad moral (o licitud): estar exento de obligaciones o prohibiciones relativas

al orden moral. Por ejemplo: gozo de libertad física para envenenar al vecino, pero

no de libertad moral (no me es ―lícito‖ hacerlo).

c. La libertad civil, política, religiosa, etc. de ellas gozo cuando no existen leyes

positivas —dictadas por la autoridad— que traban mi libre acción (libertad de

asociación, de prensa, de opinión, de comercio, etc.).

d. La libertad social es distinta: es ausencia de determinismos sociales, de influjos

sociales que me inclinen fatalmente en una dirección sin que yo lo advierta

(manipulación de la propaganda, ambientes corrompidos, etc.).

e. Libertad ascética o ―liberación‖: de ella goza el que domina sus instintos, sus pa-

siones.

Libertad, en

general,

significa

―ausencia de

constricción‖,

estar exento

de coacción.

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35

Se requieren, por cierto, estas libertades exteriores, porque el hombre se realiza en ―lo

otro‖, su libertad interior necesita un espacio para su autodefinición y desarrollo. Estas libertades

deben ayudar al desarrollo de la capacidad de autodeterminación del ser humano, pero pueden

entrar en colisión, por lo que requieren de control, ejercido a través de las leyes.

2. Libertad interior

La libertad interior o libertad de querer, se define como ausencia de determinación

interna previa a la acción. Supone el reconocimiento de la capacidad para poder elegir y

decidir en un momento dado entre diferentes opciones que se presenten, eligiendo aquello

que se desea llevar a la práctica.

La libertad sicológica o libertad de elección o libre albedrío es ―el poder que tiene

el hombre de obrar o no obrar, hacer esto o aquello, cuando ya se dan todas las condiciones

requeridas para obrar‖.

El hombre, puesto ante un abanico de posibilidades, de valores (bienes limitados),

no está determinado por su naturaleza, ni es atraído fatalmente por uno de los valores en

juego, sino que puede autodeterminarse por uno de ellos. En este dominio sobre los actos

consiste la libertad sicológica.

Sin embargo, no se trata de una libertad absoluta, totalmente libre de

condicionamientos, sino de una libertad ―dentro de lo que cabe‖.

LIBERTAD Y VALORES MORALES O ÉTICOS

_________________________________________________________________________

Muchos valores perfeccionan al hombre en alguna zona de su personalidad, ya sea

su inteligencia, sentido estético, contextura física, etc., pero no lo afectan de tal manera que

por ellos se convierta en ―hombre bueno‖ u ―hombre malo‖.

En cambio existen valores, los valores morales, que afectan a la persona en su

totalidad, llevándola al desarrollo y realización plena de su ser propiamente humano.

Los valores morales suponen la libertad y provocan como respuesta específica la

experiencia de la obligación, del ―tú debes‖, afectando al nivel práctico de la acción

humana libre.

La libertad le permite al hombre asumir los valores y realizarse.

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36

CONCIENCIA MORAL

_________________________________________________________________________

La conciencia no es una facultad más, unida a la inteligencia y a la voluntad, sino

que es un acto de la inteligencia por el cual la persona juzga la moralidad de una acción. Se

trata de un juicio teórico – práctico con el cual ésta juzga si su acción es buena o mala en

sentido moral.

Desde el punto de vista psicológico, se llama conciencia al conocimiento íntimo

que tiene el ser humano acerca de sí mismo y de los actos que realiza. Pero, al referirnos a

la conciencia en sentido moral, lo que interesa fundamentalmente es su connotación moral.

Es en este último sentido en que nos referimos a la conciencia como la aplicación de

normas universales a un acto particular. Se supone que la conciencia moral, cuyos dictados

seguirá la persona, está fundamentada en razones objetivas. Sin embargo, pueden darse

casos en que se registre error en el juicio de conciencia. De allí que sea preciso analizar las

diferentes modalidades que pueden presentarse y los principios que hay que aplicar para

seguir el dictamen de la conciencia.

Entonces, teniendo en cuenta su conformidad con la ley moral, la conciencia puede

ser:

a) Verdadera o recta: cuando juzga la bondad o malicia de un acto rectamente, en

conformidad con la ley moral; en este caso el juicio moral es verdadero,

buscando sinceramente el bien.

b) Errónea o falsa: cuando juzga en desacuerdo con la ley moral, al considerar

buena una acción que es mala y viceversa. Puede ser que la causa del error en el

juicio sea la ignorancia.

Según el tipo de consentimiento con que el sujeto asiente al juicio de conciencia,

ésta puede ser:

a) Cierta: es la que juzga con firmeza que un acto es bueno o malo sin temor a

errar.

b) Probable: no existe seguridad por parte del sujeto al emitir el juicio, por lo cual

sólo dictamina con probabilidad acerca de la moralidad del acto, inclinándose

por una de las alternativas posibles.

c) Dudosa: en este caso se suspende el juicio por temor a equivocarse, ya que el

sujeto no puede tomar una decisión acerca de la bondad o maldad del acto.

Nunca se puede obrar en contra de la propia conciencia, si ésta es conciencia cierta,

porque es actuar en contra de uno mismo y de las convicciones más profundas. A veces, por

la imperfección humana, a pesar de la diligencia debida, la persona estima recta una

conciencia que en realidad es falsa, juzgando como bueno algo que no lo es. En este caso

no es culpable al obrar, porque obró de buena fe. Ahora, quien obra a pesar de una duda

fundada en serias razones acerca de la moralidad de la acción, puede actuar mal, por lo

cual se impone resolver la duda antes de actuar.

Conciencia

moral: es un

juicio

teórico –

práctico con

el cual ésta

juzga si su

acción es

buena o

mala en

sentido

moral.

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37

Cada persona tiene la responsabilidad de formar la propia conciencia, de tal modo

que siempre tienda a la verdad y al bien. Para ello, es preciso poner los medios adecuados

para adquirir la ciencia moral debida que dependerá de la capacidad personal, del tipo de

ocupación y de responsabilidad que tiene, de las circunstancias del ambiente en que se

desenvuelve. También, es importante en determinados casos la petición de consejo a

personas con mayor experiencia.

Sin embargo, no se debe olvidar que cada persona es responsable de la decisión que

toma.

LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA

_________________________________________________________________________

Muchas veces las personas se ven obligadas a actuar en contra de lo que en

conciencia consideran bueno o justo. En ocasiones, los superiores por el cargo o poder que

detentan, exigen a sus subordinados que participen en acciones que son incompatibles con

el respeto debido a un determinado valor moral percibido por la conciencia. En estas

circunstancias, la persona tiene el derecho a la objeción de conciencia, es decir, a la

resistencia a una orden superior que la conciencia opone por fidelidad a sus propias

convicciones religiosas o morales (Patricia Debeljuh, 2.005).

La desobediencia al imperativo de la conciencia produce la renuncia de la persona a

su verdadera esencia humana, un atentado a su propia dignidad. En la intimidad, la persona

no puede ocultar la ruptura consigo misma provocada por un acto desviado de la norma

imperada por su conciencia.

La objeción de conciencia no implica un desprecio del sujeto hacia la ley, sino una

coherente fidelidad a sus profundas convicciones, una muestra clara de su compromiso de

buscar el bien.

Por ello es posible afirmar la existencia de límites de la obediencia. El asentimiento

a una orden recibida de un superior es exigible en virtud de algún compromiso previamente

adquirido, como un contrato de trabajo. El superior puede exigir cualquier orden o mandato

siempre y cuando no sean opuestas a las convicciones éticas y morales del sujeto. Si surge

algún conflicto entre ambos, esa situación debe resolverse a favor de la objeción de

conciencia.

RESPONSABILIDAD MORAL _________________________________________________________________________

Se entiende por responsabilidad la capacidad de las personas para responder de sus

actos; esta capacidad exige la obligación de reparar los daños ocasionados y de soportar el

castigo previsto para la infracción cometida.

Se dice de una persona que es responsable cuando está obligada a responder de sus

propios actos.

Responsabili-

dad moral:

es la

capacidad de

las personas

para

responder de

sus actos y

de las

consecuen-

cias.

Objeción de

conciencia:

Resistencia a

una orden

superior que

la conciencia

opone por

fidelidad a

sus propias

convicciones religiosas o

morales.

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38

Un sujeto es responsable cuando actúa con libertad; esto implica:

a- Conciencia de las circunstancias y las consecuencias de su acción.

b- Que no existan causas externas que lo obliguen a actuar de un solo modo.

La ignorancia y la coacción eximen al individuo de responsabilidad. Pero la

ignorancia debe ser de cosas que no tiene la obligación de conocer; es decir que sólo el que

ignora lo que no pudo haber sabido está eximido de responsabilidad. En cambio, ignorar lo

que se debía saber, sufrir presiones o pasar por situaciones difíciles, pueden atenuar nuestra

responsabilidad pero no eximirnos de ella. Si un individuo es consciente de las

circunstancias y de las consecuencias previsibles de su acción y si no han existido causas

que lo hayan obligado a actuar de un solo modo, es responsable del acto producido.

En cuanto a la coacción, debe ser muy fuerte para condicionar realmente la

acción, de tal modo que quite al agente moral de toda posibilidad de actuar de otro modo.

La libertad psicológica o libertad de voluntad no debe confundirse con la legal ni

con la física. En los tres casos tiene que existir ausencia de limitación. Lo que limita la

libertad psicológica son las tendencias interiores que fuerzan a realizar determinadas

acciones o que impiden realizar otras. El estado consciente del sujeto es un darse cuenta de

lo que está haciendo; si es pleno, lleva consigo la máxima responsabilidad del acto, y si es

limitada, reduce proporcionalmente la responsabilidad del acto.

Podemos diferenciar dos tipos de responsabilidad moral: la responsabilidad moral

directa y la indirecta.

Existe responsabilidad moral directa cuando nos encontramos ante el caso de que

existe pleno uso de razón, libertad y conciencia por parte del sujeto al realizar un acto.

En cambio, si no existe libertad psicológica, ni conciencia, no hay responsabilidad

moral directa. Sin embargo puede existir responsabilidad moral indirecta, que es la que

se le imputa al sujeto que libre y concientemente, se coloca en un estado inconsciente y

carente de libertad, sabiendo o previendo que clase de actos haría o podría hacer en este

último estado. Es el caso del que se droga o embriaga.

Podemos también reconocer lo que denominamos responsabilidad directiva. El

sentido de responsabilidad es parte esencial de la calidad humana del directivo. Requiere

que éste sea plenamente consciente de su condición y de lo que exige su cargo en la

empresa y en la sociedad. Actuar de modo responsable exige saber qué se debe hacer y las

repercusiones de las propias acciones en los demás, conocerse a sí mismo – talentos y

posibilidades – y las posibilidades de acción en cada situación.

Modos de responsabilidad directiva:

Por comisión (o acción voluntaria): corresponde a actos directamente voluntarios.

Se trata de actos realizados con intención de conseguir algún objetivo o meta. Se

La coacción y

la ignorancia

de lo que no

se tiene la

obligación de

saber eximen

al individuo

de

responsabili-

dad.

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incurre en la responsabilidad propia el acto y en la responsabilidad de las

consecuencias razonablemente previsibles y evitables.

Por omisión: cuando no se realizan actos que había obligación de hacer y realmente

se podían hacer. Hay culpabilidad cuando se omite algo debido y posible de modo

deliberado y con pleno consentimiento, o bien por negligencia u otros modos de

imprudencia.

Por su influencia en acciones ajenas: ya sea por inducción ( cuando pide o manda

algo, persuadiendo a que se realice una acción y estimulando a otros con la propia

conducta), ya sea por cooperación ( por participación inmediata, colaboración u

omisión

HÁBITOS MORALES. VIRTUDES Y VICIOS.

_________________________________________________________________________

Entendemos por hábito una disposición permanente y adquirida para reproducir

determinados actos. Se trata de cualidades estables y no de meras disposiciones transeúntes.

Son la base de todo el desarrollo humano, ya que por ellos las personas aprenden a hablar, a

escribir y todas aquellas actitudes que son propias de éstas, que se adquieren con la

educación, permitiéndoles vivir con dignidad.

Un hábito se conforma por la repetición de los actos correspondientes. Pero,

cualquier acción en sí misma considerada no es un hábito. De allí que podemos decir que,

cuando observamos que una persona fuma, no quiere decir que tenga el hábito de fumar y,

si tiene este hábito, no está fumando en todo momento.

El origen de un hábito está en un acto o en varios actos que se han realizado y que

dejan una especie de huella en el mecanismo mental o en el fisiológico, lo cual genera una

tendencia a reproducir lo que se ha hecho una o varias veces, de tal modo que va

adquiriendo la disposición para reproducir otra vez el acto.

Los hábitos se adquieren consciente o inconscientemente, o con escaso margen de

conciencia; en forma voluntaria o involuntaria, ya que se lo puede adquirir por voluntad

ajena (por ejemplo, los hábitos que adquieren los niños pequeños, en los que actúa la

voluntad de los padres) o tan sólo por imitación no consciente.

Existen dos fases del hábito:

1º La formación: que consiste en la repetición de varios actos de la misma especie,

con la cual se producen una serie de transformaciones internas que hacen posible la mayor

soltura, rapidez y perfección de la conducta habitual.

2º La estabilización: los actos habituales, además de estas tres características,

adquieren una cuarta, que consiste en que estos actos se realizan subconscientemente o con

escaso margen de conciencia.

Sólo la persona humana, por estar dotada de libertad, puede aumentar a través de

los hábitos, el dominio que goza sobre sus actos. El hábito existe cuando se da una

inclinación permanente a obrar en un sentido y, por lo general, se manifiesta como una

línea de conducta que caracteriza a cada individuo. Además, los hábitos son como una

segunda naturaleza, ya que capacitan para un modo nuevo de obrar y dan a las acciones

libres una espontaneidad equiparable a la de otras operaciones puramente naturales.

Hábito una

disposición

permanente

y adquirida

para

reproducir

determina-

dos actos.

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Virtudes y vicios

Los hábitos que conciernen a la problemática ética son las virtudes y los vicios.

Éstos constituyen hábitos operativos, es decir, son cualidades estables de las potencias

(facultades) del hombre, que lo disponen e inclinan a obrar en un sentido. Son prácticos,

porque se refieren a la acción.

La virtud es un hábito operativo bueno. No puede confundirse con la mera

costumbre, ya que ésta se trata de una simple repetición de actos externos; mientras que la

virtud implica un creciente conocimiento y amor del bien y un orden de las pasiones, por lo

cual aumenta la perfección de la libertad a través de esas acciones. Dispone al ser humano

a comportarse de una manera adecuada a su propia naturaleza, fortalece la voluntad y el

rendimiento positivo de la libertad.

El término virtud proviene del vocablo latino virtus, que equivale al término vis,

cuyo sentido es fuerza. En una acepción más limitada significa un hábito adquirido que

perfecciona o refuerza alguna potencia activa.

La virtud es esencialmente personal e implica fuerza espiritual para vencer las

dificultades que se presentan en su ejercicio. Se adquiere con dificultad, porque requiere

esfuerzo y produce placer espiritual, pero generalmente no produce placer material.

Las virtudes nacen de la actividad humana libre y dan una mayor firmeza, facilidad,

eficacia y satisfacción para obrar bien. Se las clasifica en virtudes intelectuales y virtudes

morales.

Las virtudes intelectuales inhieren y perfeccionan la razón especulativa o práctica.

Son las que perfeccionan al hombre en el conocimiento de la verdad; posibilitando a la

inteligencia conocer el orden moral y la manera adecuada de moverse dentro de él, para que

el ser humano pueda alcanzar su fin último.

En tanto que las virtudes morales perfeccionan la voluntad y las tendencias

sensibles, ayudando a las personas a obrar rectamente respecto de la elección del bien. Son

las que inclinan al ser humano a practicar el bien propio de su naturaleza, o sea, el bien

moral. De esto se infiere que las virtudes morales no pueden usarse para hacer el mal.

Entre todas las virtudes morales ocupan un sitial de preferencia las llamadas

virtudes cardinales, del latín cardo, que significa quicio; por ser como los quicios sobre los

que gira toda la vida moral de la persona.

- Prudencia o sabiduría práctica: es la virtud que dicta a la razón el cómo y

el cuándo se debe actuar. Es la que contribuye al bien de la persona, ayudando a descubrir

qué es realmente lo que conviene hacer para actuar bien en cada situación particular y así

mejorar como persona. Su finalidad inmediata es gobernar el modo y las circunstancias

todas de la conducta moral.

La prudencia es la virtud del equilibrio, de la sensatez; la que debe gravitar en los

momentos de las graves decisiones personales y sociales, privadas y públicas. Los jefes de

las naciones, las autoridades que tienen a su cargo la dirección de grupos humanos,

requieren necesariamente de esta virtud.

Se la considera la madre de las demás virtudes, porque es la rectora de las otras

virtudes cardinales, ya que facilita descubrir a la razón qué constituye ―lo moderado‖, ―lo

fuerte‖, ―lo justo‖, en cada caso singular.

La prudencia se ejercita mediante tres actos principales:

Virtud: hábito

operativo

bueno.

Virtudes

cardinales:

prudencia –

justicia –

fortaleza y

templanza.

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a- El conocimiento: se trata de conocer con claridad la realidad de las cosas y los

principios morales que guían a la conciencia. Este conocimiento es muy

importante, y puede verse enriquecido por el estudio, la memoria de

experiencias pasadas y el consejo de personas prudentes.

b- El juicio: se refiere a la moralidad de la acción concreta que se va a realizar;

también abarca los medios previstos para alcanzar el fin propuesto. La virtud de

la prudencia ayuda al sujeto a valorar la información, elgiendo el

comportamiento más adecuado. Aquí es especialmente importante la coherencia

que lleva a actuar de acuerdo con lo que se piensa.

c- El imperio: que moviliza a la voluntad a realizar la acción o bien a abstenerse

de actuar. La prudencia impulsa a realizar aquello que se considera bueno en

cada situación.

La prudencia interviene a la hora de tomar decisiones, ayudando a detectar el

problema, moviendo a tomar decisiones ante las soluciones posibles que se presentan y

apoyando la ejecución de lo decidido.

- Justicia: es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo (su

derecho). Analizando esta definición, podemos distinguir, por un lado el verbo ―dar‖, que

según el contexto, puede significar entregar, respetar, devolver, transferir y otras acciones

parecidas. La expresión ―a cada uno‖, indica la capacidad de tener derechos, con

independencia de la condición o estatus del sujeto; puede referirse a una persona, a un

grupo de personas o a una comunidad en su conjunto; al bien de personas singulares o al

bien común de una sociedad. Por otro lado, al referirse a ―lo suyo‖, que se refiere a ―su

derecho‖, se quiere significar que se trata de aquello de lo que uno es dueño con dominio

libre y personal.

Suelen distinguirse tres formas de justicia:

La justicia general se refiere a la exigencia de justicia que cada uno tiene con los

demás, por ser personas y miembros de una comunidad. Se incluye aquí aquello que es

necesario para el bien común de la sociedad.. A veces se la denomina también justicia legal,

porque incluye las leyes que concretan lo que cada individuo debe equitativamente a la

comunidad a la que pertenece. Sin embargo, la justicia general o legal no se agota con las

leyes, que siempre son contingentes y limitadas.

En la medida en que las leyes especifican deberes generales de justicia, hay

obligación moral de cumplirlas (leyes mercantiles, impuestos, por ejemplo); pero, las leyes

FORMAS DE LA JUSTICIA

COMUNIDAD

Justicia general Justicia distributiva

Justicia conmutativa

PARTICULAR PARTICULAR

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humanas dejan de obligar (por ser injustas) si son contrarias a algún derecho fundamental

de la persona. Si se da tal situación será necesario presentar objeción de conciencia.

En tanto que la justicia entre particulares (individuos o grupos) se denomina justicia

conmutativa, y viene exigida por los intercambios (ejemplo, una compraventa o arriendo),

exigiendo igualdad relativa entre lo que se da y lo que se recibe, por lo cual se hace

necesaria una valoración lo más objetiva posible. En la práctica, esa valoración se

determina por lo general a través de una libre negociación entre las partes. Pero, cuando

existe una notoria asimetría en el poder negociador, se requiere estar vigilantes para ser

justos, porque se puede llegar a un acuerdo poco justo si la parte poderosa se aprovecha de

la situación de necesidad de la parte débil. De allí que, tanto en los monopolios como en

general, en las posiciones prepotentes, puede haber abuso de poder.

La justicia conmutativa obliga a cumplir estrictamente los contratos y a dar lo

libremente acordado.

Por su parte, la justicia distributiva, es la voluntad de distribuir con equidad,

evitando hacer acepción de personas (amiguismos, favoritismos, etc), dando a cada uno lo

que le corresponde por su condición y aportaciones dentro de la comunidad.

El directivo se encuentra con relativa frecuencia con problemas de justicia

distributiva, pues tiene que repartir algo común entre las personas que integran la

comunidad organizacional, tanto lo que es ventajoso (cargos, gratificaciones, etc) como lo

que es oneroso (turnos incómodos, reducciones de planilla, etc). Por eso, cuando se

distribuye algo de una comunidad, tanto las ventajas como las cargas o desventajas, tiene

que hacerse de acuerdo con criterios objetivos determinados con prudencia, los que deben

considerar los casos, las capacidades, los méritos y las necesidades de cada uno.

A veces, quien ejerce un cargo directivo debe aplicar sanciones ante indisciplinas o

faltas que vulneran el bien común de la organización. En ese sentido, castigar con justicia

implica penalizar algún delito de un modo proporcionado y siempre buscando cumplir el

bien superior de la justicia o con la sana intención de corregir al culpable, y no con afán de

venganza o por odio.

La ética orienta la excelencia humana, y estas exigencias son mínimos que de

ningún modo agotan el deber de buscar siempre lo mejor, el valor más alto que posibilite el

perfeccionamiento humano.

- Fortaleza: la palabra fortaleza significa firmeza corporal y/ o espiritual contra toda

situación externa o interna dolorosa o molesta para el individuo. Es la virtud que contribuye

al bien de la persona ayudándola a resistir dificultades y superar los obstáculos que se

presentan para alcanzar una vida plenamente humana o bien para sufrirlos con paciencia

cuando las fuerzas propias no logran superarlos.

Con la fortaleza se evitan tanto la cobardía como la temeridad al asumir riesgos.

En efecto, esta virtud modera la tendencia de la persona de arriesgarse más de lo que sería

prudente, refrenando la temeridad y, a su vez, impulsando a contrarrestar la tentación de

esquivar los bienes que son difíciles de alcanzar, adoptando una actitud de cobardía.

Lo propio de la fortaleza es que a pesar del conocimiento del miedo por parte del

sujeto, lo dispone a que éste no lo arrastre hacia el mal o le impida la realización del bien.

Según Santo Tomás, la virtud de la fortaleza se pone de manifiesto en dos actos

fundamentales, que son el atacar y el resistir, es decir, enfrentarse con aquellos peligros que

se presentan cuando quiera realizar el bien (en este caso actúa la valentía) o soportar las

contrariedades que sobrevengan por una causa justa (actuando la paciencia y la

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43

perseverancia), superando el desaliento ante las limitaciones propias y ajenas, moviendo a

seguir con firmeza el objetivo propuesto. El acto más propio de la fortaleza es este último.

Una dimensión de la fortaleza es la coherencia, es decir, vivir de acuerdo con lo que

se cree, aceptando el riesgo de la incomprensión.

- Templanza: es la virtud que contribuye al bien de la persona ayudando a

autorregular y moderar la atracción por todo aquello que resulta placentero, pero que sólo

en su justa medida es bueno. Se trata de la virtud de la moderación de los placeres

espirituales o sensoriales, y consiste en buscar o aceptar éstos con medida, sin excesos que

son perjudiciales a la salud corporal o que, si no lo son, degradan a la persona en forma

manifiesta (alcoholismo, desenfreno sexual, drogadicción, codicia, etc).

La templanza dirige las pasiones bajo el dominio de la razón y de la voluntad,

encauzándolas hacia el bien, fomentando la armonía entre los sentidos y la razón. Las

pasiones no son malas en cuanto logran sus bienes deleitables dentro del orden racional o

del perfeccionamiento integral humano. Por eso, la templanza edifica y defienden el orden

interior de la persona y gracias a ella puede tener señoría sobre sí misma y tranquilidad de

espíritu.

De aquí se desprende la moderación con que hay que vivir en otros campos, tales

como la justa aplicación al trabajo (laboriosidad), la recta autoestima personal la

humildad), el medido control de la agresividad la mansedumbre) y la modestia que

modera la ostentación en el porte exterior.

Aunque la virtud implica la perfección personal, está siempre facilitada u

obstaculizada por factores externos. Una vez que las virtudes fueron interiorizadas por la

persona, éstas se convierten en guías y pautas que señalan el camino hacia una conducta

coherente con lo que ella es. No son una meta que se alcanza de una vez para siempre, por

lo cual, requieren el esfuerzo constante de vivirlas.

En cuanto al vicio, éste constituye un hábito operativo malo. Se adquiere con

facilidad, porque produce placer y se pierde con mucha dificultad.

Daniel Ruiz6 sostiene que, para que un hábito sea considerado como vicio, debe

reunir las siguientes características:

- que provoque un grave ataque a la salud corporal o espiritual de la persona (ej:

el hábito de fumar o de drogarse);

- que la satisfacción de ese acto produzca desarreglos económicos perjudiciales

para los miembros de la familia que están a cargo del sujeto vicioso;

- que se cause un mal físico o espiritual a otras personas (Ej : fumar en lugares

públicos cerrados);

- que la no realización del acto habitual produzca la impresión psico- fisiológica

de necesidad, de modo que el sujeto advierta que está sometido a una tiránica

esclavitud.

Aunque en el hábito no se cumpla ninguna de las tres primeras características, sólo

basta la última para considerarlo un vicio.

6 RUIZ, Daniel. (1.988) Ética y Deontología Docente. Bs. As.: Ediciones Braga. Pag 101 y ss.

Vicio:

Hábito

operativo

malo.

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Los vicios principales, (que desde el punto de vista religioso han sido llamados los

siete pecados capitales) considerados los más importantes por lo grave que son y por lo

mucho que están difundidos en la humanidad de todos los tiempos son:

1. La soberbia (orgullo), que es la tendencia a buscar desmedidamente la propia

alabanza y a gozarla también en forma desmedida, generalmente con subestimación y

desprecio de los demás.

2. La lujuria: es la tendencia a la búsqueda excesiva, desordenada, refinada y hasta

artificial de los placeres sexuales.

3. La avaricia: es la inclinación a poseer sin medida toda clase de bienes materiales,

preferentemente dinero, aunque no únicamente.

4. La gula: es la tendencia exagerada a la búsqueda de los placeres que proporciona

el comer y el beber.

5. La ira: es la tendencia afectiva de enojo y agresión ante un hecho o ante una

persona que han provocado en el sujeto un disgusto grave.

6. La envidia: es la tendencia a entristecerse por el bien ajeno conocido.

7. La pereza, que es la inclinación a la inactividad ante el trabajo que se debe hacer,

o ante los esfuerzos que requiere el trabajo mismo.

Es importante tratar de extirpar el vicio y evitar que se instale cuando todavía se da

la posibilidad de hacerlo, porque aleja a la persona de la perfección a la que está llamada.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

- De un ejemplo de cada tipo de libertad exterior, teniendo presente alguna

decisión tomada por libertad interior o libre albedrío.

B) OBLIGATORIAS:

- Elabore un ejemplo de una situación en que un acto realizado por una persona

conlleve responsabilidad moral y otro en que el acto no implique

responsabilidad moral. Fundamente.

- Proponga dos ejemplos de actos que implique responsabilidad moral directa,

uno por omisión y el otro por influencia en acciones ajenas.

- Reflexione acerca de las virtudes que debería tener en su profesión, y elabore un

listado de las mismas en orden de importancia, definiendo qué entiende por cada

una de ellas.

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UNIDAD 4: VALORES Y DERECHOS HUMANOS.

Concepto y características. Valor y bien. Teorías axiológicas. Valores universales.

Los derechos humanos. Conceptos. Fundamentación de los Derechos Humanos.

Clasificación de los DDHH: Derechos de primera, segunda y tercera generación.

Pasaremos a considerar otro elemento importante a ser tenido en cuenta en la toma de

decisiones: los valores. Cuando decidimos entre las alternativas que se nos presentan,

escogemos entre diferentes bienes, los que pueden encerrar valores de diferente jerarquía.

Por ello partiremos del concepto de valor, para luego considerar las posiciones que explican

el tipo de realidad que les corresponde.

NOCIÓN

_________________________________________________________________________

La Axiología o Teoría de los valores, es una rama de la Filosofía que tiene por objeto

la reflexión sobre la naturaleza y características de los valores y de los juicios de valor.

A pesar de que encontramos en doctrinas filosóficas de la antigüedad ciertas

especulaciones referidas a los juicios de valor, no se había constituido como tal la

Axiología. Esta disciplina filosófica es relativamente reciente, ya que se constituye como

tal a partir de la segunda mitad del siglo XIX, adquiriendo un mayor apogeo a fines de ese

siglo y en las primeras décadas del siguiente.

A partir de esos tiempos, el término valor comenzó a ser utilizado en diferentes

ámbitos de la vida personal y social, y en algunas ciencias como la sociología y la

psicología.

El concepto de valor se presenta como de gran alcance, entrañando gran dificultad

para definirlo.

Sin embargo podemos encontrar dos clases de connotaciones analógicas:

a- Con el término valor, nos referimos a ciertas cualidades especiales, ya sea de

los objetos, de las personas, de sus actividades, realizaciones o aspiraciones.

b- Estas cualidades sólo pueden ser descubiertas y puestas de relieve por la persona.

Marín Ibáñez (1976) afirma que el valor es la perfección o dignidad que tiene lo real

o que debe tener y que reclama de nosotros el adecuado juicio y estimación.

Risieri Frondizi, filósofo argentino, propone definir al valor como una cualidad

estructural que surge de la reacción de un sujeto frente a propiedades que se hallan en un

objeto. Señala que la reacción del sujeto no se da en el vacío, sino en una situación física y

humana determinada.

Axiología o

Teoría de

los valores:

rama de la

Filosofía

que tiene

por objeto la

reflexión

sobre la

naturaleza y

caracterís-

ticas de los

valores y de

los juicios

de valor.

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Los valores se perciben mediante una operación no intelectual denominada

estimación.

Cuando hacemos referencia al término valoración, estamos indicando la preferencia

o aprecio, o bien el rechazo por una cualidad determinada por parte de una persona. De

este modo, cuando hablamos de valoración nos referimos al valor que le atribuimos a una

cosa.

En este acto encontramos tres elementos:

- una cosa, ya sea algo real o ideal, que es lo que se considera valioso en forma

positiva o negativa;

- una cualidad, sea positiva o negativa, que es lo que hace que una cosa sea

considerada valiosa;

- una reacción por parte del sujeto, que es la valoración o juicio de valor que hace

resaltar una cualidad determinada del objeto.

Por medio de los juicios de valor el ser humano afirma lo que las cosas son para él;

a través de ellos expresa la resonancia que las cosas producen en sí mismo, es decir, lo que

las cosas valen para él.

Es importante tener en cuenta que el valor de una cosa no puede disociarse de la cosa

misma, ni del sujeto que valora, ni del conocimiento de las cualidades, ya sean positivas o

negativas, de la cosa.

VALOR Y BIEN

_________________________________________________________________________

Denominamos ―bien‖ a los entes concretos capaces de realizar el valor. Las cosas

existen y tienen una esencia que puede ser captada a través de la inteligencia; pero también

ellas despiertan en los seres humanos sentimientos de adhesión o de rechazo.

Según Frondizzi, el bien es un objeto con el valor que se le incorpora. En una palabra,

los bienes son objetos que valen.

Scheler, por su parte, afirma que la presencia del valor confiere el carácter de ―bien‖

al objeto valioso.

Decimos entonces, que el bien es el sujeto del valor y, un mismo bien puede tener

valores diferentes. Por ejemplo, una joya puede tener el valor belleza y a la vez un valor

económico.

CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES

_________________________________________________________________________

a. Los valores se caracterizan por su dependencia de los entes; es decir, no existen

por sí mismos, requieren siempre de un objeto al cual añadirse. Por eso decimos que los

valores son cualidades que, al estar en los objetos, tienen existencia real.

Valoración:

aprecio o

rechazo por

una

cualidad

determinada

.

Juicio de

valor:

expresión de

la

resonancia

que las

cosas

producen en

el sujeto.

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Los valores no son cualidades empíricas de los objetos (como por ejemplo el color, la

forma )

Tampoco son objetos ideales; la diferencia la podemos realizar por vía de la

aprehensión: así los valores se captan por vía emocional, en tanto que los objetos ideales

son captados intelectualmente. Sin embargo, esto no quiere decir que en la captación de

los valores no intervenga la actividad intelectual. De este modo, podemos afirmar que tanto

el conocimiento intelectual como los sentimientos se hacen presentes en la captación de los

valores.

b. Los valores se presentan como polares: la polaridad de los valores es la propiedad

que poseen éstos, en virtud de la cual a todo valor corresponde un contravalor o disvalor; es

decir, a cada valor positivo, corresponde un valor negativo, (así al valor belleza le

corresponde el contravalor fealdad y al valor bueno, el contravalor malo). Cabe destacar

que todo valor negativo no es meramente la ausencia del valor positivo, sino que también

posee una realidad propia.

c. Por otra parte, los valores son jerárquicos, lo que significa que existen valores

superiores y valores inferiores. Sin embargo, cuando se trata de establecer una ordenación

jerárquica de los mismos, no todas las personas coinciden ni son capaces de descubrir en la

realidad los mismos valores. Por eso se hace difícil coincidir en los principios, criterios o

procedimientos adecuados para establecer una ordenación jerárquica de valores. Además,

las jerarquías de valores son fluctuantes, cambiantes y sujetas a influencias sociales,

históricas, económicas, políticas, etc, del contexto.

Max Scheler, filósofo alemán (1874 – 1928), perteneciente a la corriente objetivista

respecto a los valores, propuso una escala de valores que se ha convertido en clásica.

Admite cuatro especies o modalidades de valores, cuyo rango o jerarquía progresa de los

más bajos a los más altos, según la siguiente tabla:

1- Los valores de lo agradable y desagradable ( aquí también se encontraría lo útil)

2- Los valores vitales ( todos los valores situados en la esfera de lo que se entiende

por bienestar, como salud – enfermedad , fuerza – debilidad, etc)

3- Los valores espirituales que, a su vez, se escinden en tres grupos:

- los valores estéticos ( lo bello y lo feo)

- los valores jurídicos ( lo justo y lo injusto )

- los valores del puro conocimiento de lo verdadero (por ej. la

filosofía)

4- Los valores religiosos ( lo santo y lo profano).

Toda ordenación de valores posee un profundo sentido moral para la persona, pues

siempre que exista un conflicto entre valores, está obligada a elegir los valores superiores y

a rechazar los inferiores, los de menor jerarquía. Así, por ejemplo, entre el valor ínfimo

del agrado producido por un alimento que daña su salud, la persona tiene que elegir el

valor más alto, en este caso la salud, y no ingerir ese alimento, por más que le sea

apetecible.

Los valores

dependen de

los entes,

son polares

y

jerárquicos.

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VALORES MORALES

_________________________________________________________________________

Los valores morales sólo son propios de las personas y de sus actos. Todos los demás

son valores de cosas valiosas.

Los valores morales no tienen una especificidad propia, porque se dan en la

realización del valor que ha sido preferido por la persona como más elevado, siempre que

haya elegido correctamente. El acto será bueno cuando se escogió un valor positivo,

teniendo en cuenta la jerarquía de los valores; en caso contrario el acto será malo.

Sólo la persona es sujeto de valores morales porque posee conciencia, libertad y

capacidad para discernir, y por lo tanto, es responsable de sus acciones.

TEORÍAS AXIOLÓGICAS

_________________________________________________________________________

Con respecto a la realidad del valor, existen dos posiciones axiológicas

contrapuestas:

- La posición subjetivista: quienes representan esta posición defienden que no

existen cosas valiosas por sí mismas, ni tampoco valores en sí. Los valores

dependen de las opiniones o del gusto de las personas. Para estos filósofos el

valor sólo es una proyección mudable, tanto del sujeto como de las

colectividades históricas. En esta perspectiva el valor queda reducido a un

puro fenómeno subjetivo, pasajero y cambiable. Esto supone supeditar la

existencia de los valores a las reacciones de la persona o conciencia

valorativa. Es decir que ―valioso‖ es lo que los seres humanos consideran

como tal.

El subjetivismo lleva al relativismo axiológico, porque los valores no son

absolutos, sino relativos; no son universales sino particulares.

Entre los representantes más importantes de esta posición encontramos a

Nietzsche, Meinong y Ehrenfels.

- La posición objetivista: los defensores consideran que valorar consiste en

descubrir valores, ya que éstos son propiedades de las cosas. Esto implica

afirmar que los valores existen con independencia del sujeto que valora.

En esta posición, encontramos dos concepciones distintas. Por un lado, para

pensadores como Max Scheler y N. Hartmann, los valores son entes ideales,

que existen en sí y por sí, con una esencia propia, por lo que son

independientes de los sujetos y de las cosas en que se encuentran. Mientras

que para la otra concepción, en las que se encuentran filósofos como J.

Maritain y J. Ortega y Gasset, los valores no existirían en forma

independiente de las cosas, sino en objetos reales e ideales (bienes), que

poseen valor y se presentan como bienes a las personas.

Para los objetivistas, los valores son universales y absolutos, no relativos a

las cambiantes apreciaciones históricas.

Los valores

morales son

propios de

las personas

Los valores

morales son

propios de

las personas

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Intentando superar las posiciones mencionadas, Risieri Frondizi, propone una

concepción del valor que considere su estructura y la situación en que se da.

Para él, los valores no son simples, sino que poseen un carácter relacional en la

medida en que necesitan de la presencia de un sujeto y un objeto; de este modo son la

síntesis de reacciones subjetivas frente a cualidades que se encuentran en el objeto mismo.

Además, los valores adquieren su sentido en una situación concreta y en relación con

otros valores a los que está ligado. Esa situación a la que hace referencia es el ambiente

físico, cultural, social, las expectativas que se manifiestan en él, así como el factor espacio

– tiempo.

Según el autor no sólo las necesidades y aspiraciones modifican una situación y por

lo tanto la escala axiológica, sino también las posibilidades de satisfacerlas. Así, por

ejemplo, al realizar una evaluación moral una persona que se abstiene de realizar actos

riesgosos para salvar a un niño, tiene que contemplar las posibilidades mínimas que tenía

de alcanzar el objetivo, es decir el poder realmente salvarlo.

Sostiene Frondizi que en la consideración del valor intervienen entonces tres

elementos: el objeto, el sujeto y la situación. Pero el objetivismo sólo considera al objeto, y

el subjetivismo al sujeto; ambos no tienen en cuenta la situación que también es importante,

ya que un cambio situacional puede provocar una alteración de los valores.

Por estas razones, este filósofo considera injustificada la pretensión de establecer una

escala fija y permanente de valores para toda la humanidad.

VALORES UNIVERSALES - DERECHOS HUMANOS

CONCEPTO

__________________________________________________________

Nino afirma que ―los llamados derechos humanos son aquellos derechos morales de

que gozan todas las personas morales, por el solo hecho de ser tales, es decir todos los seres

con capacidad potencial para tener conciencia de su identidad como un titular

independiente de intereses y para ajustar su vida a sus propios juicios de valor‖7

Este autor considera que los derechos humanos son derechos morales, debido a que

su objetividad no se funda en el reconocimiento efectivo por parte de individuos o

naciones, sino en su validez como principios de una moral crítica o ideal. Estos sirven de

parámetro para juzgar las leyes positivas o los preceptos de la moral convencional.

Todos los seres humanos son beneficiarios de estos derechos.

7 NINO, C. S. (1.984) Ética y Derechos Humanos. Bs. As.: Edit. Paidós.

Los

derechos

humanos

son valores

morales

universales.

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La definición de derechos humanos se basa en un criterio moral, que se explicita en

tres principios8:

- La inviolabilidad de la persona: que se refiere a la prohibición de imponer

sacrificios a una persona en beneficio de otros. ( Por ejemplo, no se puede

obligar a alguien a donar su vida o sus órganos para el bien de otro/s )

- La dignidad de la persona: que ordena tratar a las personas de acuerdo a sus

actos de voluntad y no según propiedades sobre las cuales no tienen control

(como la raza).

- La autonomía de la persona: por la que se atribuye valor a los ideales,

proyectos de la persona, prohibiendo interferir en ellos.

Pedro Nikken en ―Estudios Básicos de Derechos Humanos‖9 aporta el concepto de

derechos humanos que sigue:

―La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la dignidad de

la persona frente al Estado. El poder público debe ejercerse al servicio del ser humano,

debe favorecer a la dignidad del ser humano como así también su vida en sociedad.

Todo ser humano, por ser tal, tiene derechos frente al Estado, derechos que éste, o

bien tiene el deber de respetar y garantizar o bien está llamado a organizar su acción a

fin de satisfacer su plena realización. Estos derechos, atributos de toda persona e

inherentes a su dignidad; que el Estado está en el deber de respetar, garantizar o

satisfacer son los que se conocen como derechos humanos.‖

―A partir de esta noción, se ponen de manifiesto dos notas; por un lado se habla de

derechos inherentes a la persona humana; por otro, son derechos que se afirman frente al

poder público.‖

En relación a la inherencia de los derechos humanos expresa:

―El mundo contemporáneo reconoce, de que toda persona, por el hecho de serlo, tiene

derechos que la sociedad no puede dejarlos de lado. Son derechos universales que tienen

todas las personas, no dependen, en lo que hace a su reconocimiento, del Estado; ni de la

nacionalidad ni de la cultura de la persona. Así la da a entender el Articulo 1 de la

Declaración Universal de Derechos Humanos: `Todos los seres humanos nacen libres e

iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben

comportarse fraternalmente los unos con los otros‘.‖

El reconocimiento de los derechos humanos como atributos inherentes a la persona,

que no son una concesión de la sociedad ni dependen del reconocimiento de un gobierno,

acarrea consecuencias que se enuncian a continuación.

8 BRUNET, Graciela. . (1.996) Hablemos de Ética. Rosario: Edit. Homo Sapiens. Pag 81 9 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS. Estudios Básicos de Derechos

Humanos, Tomo I,

Principios: inviolabi-

lidad -

dignidad

y

autonomía

de la

persona

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52

Consecuencias de la inherencia 10

1. El Estado de Derecho: el poder no puede lícitamente ejercerse de cualquier manera.

Más concretamente, debe ejercerse a favor de los derechos de la persona y no contra ellos.

Esto supone que el ejercicio del poder debe sujetarse a ciertas reglas, las cuales deben

comprender mecanismos para la protección y garantía de los derechos humanos. Ese

conjunto de reglas que definen el ámbito del poder y lo subordinan a los derechos y

atributos inherentes a la dignidad humana es lo que configura el Estado de Derecho.

2. Universalidad: por ser inherentes a la condición humana todas las personas son

titulares de los derechos humanos y no pueden invocarse diferencias de regímenes

políticos, sociales o culturales como pretexto para ofenderlos o menoscabarlos.

3. Transnacionalidad: si los derechos humanos son inherentes a la persona como tal,

no dependen de la nacionalidad de ésta o del territorio donde se encuentre: los porta en sí

misma. Si ellos limitan el ejercicio del poder, no puede invocarse la actuación soberana del

gobierno para violarlos o impedir su protección internacional. Los derechos humanos están

por encima del estado y su soberanía y no puede considerarse que se violenta el principio

de no intervención cuando se ponen en movimiento los mecanismos organizados por la

comunidad internacional para su promoción y protección.

4. Irreversibilidad: una vez que un determinado derecho ha sido formalmente

reconocido como inherente a la persona humana queda definitiva e irreversiblemente

integrado a la categoría de aquellos derechos cuya inviolabilidad debe ser respetada y

garantizada. La dignidad humana no admite relativismos, de modo que sería inconcebible

que lo que hoy se reconoce como un atributo inherente a la persona, mañana pudiera dejar

de serlo por una decisión gubernamental.

5. Progresividad: como los derechos son inherentes a la persona y su existencia no

depende del reconocimiento de un Estado, siempre es posible extender el ámbito de la

protección a derechos que anteriormente no gozaban de la misma. Es así como han

aparecido las sucesivas ―generaciones‖ de derechos humanos y como e han multiplicado los

medios para su protección.

Los derechos humanos se afirman frente al poder público11

Los derechos humanos implican obligaciones a cargo del gobierno. El es el

responsable de respetarlos, garantizarlos o satisfacerlos y, por otro lado, en sentido estricto,

sólo él puede violarlos.

La nota característica de las violaciones de los derechos humanos es que ellas se

cometen desde el poder público o gracias a los medios que éste pone a disposición de

10

INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS. Estudios Básicos de Derechos

Humanos, Tomo I, pags 21 a 25

11

INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS. Estudios Básicos de Derechos

Humanos, Tomo I, pag 27

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53

quienes lo ejercen. No todo abuso contra una persona ni toda forma de violencia social son

técnicamente atentados contra los derechos humanos. Pueden ser crímenes, incluso

gravísimos, pero si es la mera obra de particulares no será una violación de los derechos

humanos.

LOS DERECHOS HUMANOS: POSICIONES QUE LOS FUNDAMENTAN12

_________________________________________________________________________

No existe un criterio uniforme en relación al concepto de derechos humanos y al

origen de su desarrollo histórico. En este sentido, hay diferentes corrientes cuyas posturas

intentaremos sintetizar:

El Iusnaturalismo: sostiene que los derechos humanos corresponden al

hombre desde su nacimiento y están integrados por todas aquellas garantías que necesita el

ser humano para desarrollarse en la vida social como persona, esto es, ser dotado de

racionalidad y sentido, para disfrutar de una vida digna, que permita la satisfacción de las

necesidades esenciales.

Según esta postura, los derechos de los seres humanos son superiores y

anteriores a la actuación del Estado, lo que significa que no es necesaria una normativa

jurídica, para la existencia de los mismos, y que el Estado tampoco puede eliminarlos

mediante la imposición de normas.

Positivismo Jurídico: el cual se fundamenta en que las normas jurídicas

deben explicarse por sí solas, sin buscar elementos que estén fuera de ellas, por lo tanto los

derechos humanos son el producto de la acción normativa del Estado y sólo pueden ser

reclamados cuando han sido consagrados en dichas normas.

De acuerdo a una u otra corriente el origen e los derechos humanos varía. Si nos

referimos al Iusnaturalismo la historia de estos derechos se remonta a la antigüedad.; si

optamos por el Positivismo, tendríamos que afirmar que la historia de los derechos

humanos es relativamente reciente.

Resumiendo, podría decirse que para los primeros estos derechos constituyen

valores, mientras que para los segundos, son normas jurídicas.

CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Derechos humanos de primera, segunda y tercer generación

_________________________________________________________________________

La filosofía del derecho describe tres momentos históricos en el reconocimiento de los

derechos humanos.

Desde el siglo XVIII hasta principios del siglo XX, la filosofía del derecho sólo

reconocía los derechos civiles o individuales. Estos derechos -actualmente llamados

12

Texto tomado de PALACIOS, María Julia (comp) (1.999) ―Defender los derechos humanos‖. Universidad

Nacional de Salta. (pags 30 a 32)

Iusnaturalis-

mo y

Positivismo

Jurídico

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54

derechos humanos de primera generación- consideran a la persona como un individuo,

dotado de libertad y autonomía.

La palabra individuo tiene un significado particular dentro de la filosofía del derecho,

ya que, en los enunciados de los derechos civiles, se indica que los titulares de los derechos

son personas, los habitantes o los ciudadanos. En ningún caso se piensa en un sujeto

colectivo, tal como el pueblo o la clase obrera.

Estos derechos son inmediatamente exigibles y el Estado tiene la obligación ante las

personas de abstenerse de ejecutar todo acto que pueda lesionar sus derechos y asegurar su

ejercicio cuando sean lesionados.

Desde fines del siglo XIX, y, en un segundo momento, a partir de mediados del siglo

XX, se agregaron al concepto de derechos humanos un conjunto de derechos económicos y

sociales. Estos derechos ya no consideran exclusivamente la iniciativa individual, sino que

sitúan al individuo en un determinado conjunto social, ya sea por la actividad que

desempeña (trabajador, empresario, sindicalista, científico, universitario) o porque requiere

una protección especial (está desempleado, es menor, es anciano, está enfermo, es pobre).

A estos derechos se los denomina derechos humanos de segunda generación. El sujeto de

estos derechos ya no es sólo un individuo, también puede serlo cualquier organización

social. El Estado actúa como promotor de estos derechos y debe procurar una distribución

igualitaria de la libertad y remover obstáculos que impidan el desarrollo integral de las

personas sobre todo de los grupos sociales. La vigencia de estos derechos se encuentra

condicionada a las posibilidades reales de cada país. Indudablemente la escasez de recursos

representa una gran limitación para el goce efectivo de estos derechos.

Más recientemente, la filosofía del derecho ha incorporado a la clasificación de los

derechos humanos los denominados derechos de tercera generación o derechos de la

solidaridad. El contenido de estos derechos no está totalmente determinado, sin embargo

muchos de ellos están consagrados en diversas disposiciones de algunas convenciones

internacionales. La titularidad de estos derechos recae sobre sujetos colectivos -la

humanidad, un pueblo, una nación, una comunidad, una etnia - y sólo pueden garantizarse

mediante la participación solidaria de todos los actores: el Estado, los individuos, las

organizaciones públicas y las organizaciones no gubernamentales. Es decir, que para

hacerlos efectivos es necesaria la actuación de la comunidad internacional, por cuanto se

requiere la creación e condiciones nacionales e internacionales para su efectiva realización.

Por otra parte, los derechos de tercera generación pueden ser demandados a los Estados,

pero también los Estados pueden exigir cualquiera de ellos.

a- Derechos de primera generación: civiles y políticos.

Comprenden:

El derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, a la propiedad, al honor y la fama, a la libre expresión del pensamiento y a la comunicación de ideas; la libertad

de tránsito, de conciencia, de religión y de enseñanza.

El derecho al uso de la propiedad privada.

Los derechos de contratar, de comerciar, de asociarse, de reunirse, de contraer matrimonio.

La inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de los papeles privados.

Las tres

generaciones

de derechos

humanos

corresponden

a tres

momentos

históricos en

el reconoci-

miento de

éstos.

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55

A esta enumeración, el derecho político agrega los derechos de elegir gobernantes y de

ser elegidos.

Si alguno de estos principios es vulnerado, se daña la libertad y la autonomía de las

personas.

b- Derechos de la segunda generación : sociales, económicos y culturales.

Comprenden:

El derecho a trabajar en condiciones dignas, a integrar y dirigir asociaciones

sindicales habilitadas para negociar colectivamente y disponer medidas de fuerza y

huelgas.

El derecho al descanso diario, semanal y a vacaciones pagas, a la protección de la

maternidad, a la seguridad social, a ser beneficiario de subsidios por desempleo.

El derecho al acceso a una vivienda digna, al esparcimiento.

El derecho a la educación y a la cultura.

Derecho a la protección y asistencia a los menores y la familia.

c- Derechos de tercera generación: de solidaridad

Estos derechos comprenden:

El derecho a la paz, que implica el derecho de todo hombre de luchar contra los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad, los atentados contra la paz;

incluye la posibilidad que tiene toda persona de negarse a cumplir órdenes que

violen leyes humanitarias, de recibir protección contra todo acto de violencia o

terrorismo y el derecho al desarme por medio de la prohibición de armas de

destrucción masiva;

El derecho al desarrollo, que comprende el derecho al progreso global tanto económico como social, cultural, político y jurídico en provecho de todo hombre y

de todos los hombres tomados colectivamente; el derecho de todas las personas al

libre desarrollo de su personalidad y al derecho de toda colectividad al respeto de su

identidad cultural (protección de las minorías);

El derecho a un medio ambiente sano y equilibrado, que comprende la obligación de

los Estados de adoptar todas las medidas necesarias para prevenir y reprimir los

actos qué atentan contra las condiciones naturales de vida;

El derecho al respeto del patrimonio común de la humanidad, que comprende tanto el derecho de que ningún hombre pueda reivindicar un derecho exclusivo de

propiedad sobre los bienes que componen ese patrimonio común, como el de que

todos los hombres tengan, colectiva e individualmente, el derecho de valerse de esos

bienes.

Es importante destacar que los derechos de primera, segunda y tercera generación no se

excluyen ni se superponen sino que se complementan. Así, por ejemplo, el pleno goce del

derecho a la vida (derecho de primera generación) necesita del acceso a una vivienda digna

(derecho de segunda generación) y de la preservación de la paz (derecho de tercera

generación).

Los derechos humanos no sólo se complementan sino que son interdependientes, de

manera tal que la realización de uno de ellos no puede implicar el desconocimiento o la

negación de los demás.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

- A través de un ejemplo, explique qué es el valor, la valoración y el juicio de valor.

B) OBLIGATORIAS:

- Lea el siguiente texto y señale a que posición axiológica corresponde. Fundamente su

respuesta.

Todos los deseos y repulsiones están motivados por valores, pero éstos no valen porque

nos agraden o los deseemos, sino al revés, nos agradan y los deseamos porque nos

parece que valen. Por lo tanto, tienen los valores su validez antes e independientemente

de que funcionen como metas de nuestro sentimiento. Muchos de ellos son reconocidos

por nosotros sin que nos ocurra desearlos o gozarlos.

- Proponga una situación que podría plantearse en su profesión, en que un agente

moral realice una elección entre valores de diferente grado o jerarquía, teniendo en

cuenta la tabla de valores propuesta por Max Scheler.

- A su juicio, ¿qué valores son los más sostenidos en nuestra sociedad y cuáles son los

disvalores más notorios en ella?.

- ¿En qué artículos de nuestra Constitución Nacional se consagran los derechos

humanos de primera, segunda y tercera generación?.

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UNIDAD 5: ESCUELAS ÉTICAS

Concepciones Utilitarias. Concepciones Sentimentales o altruistas. Concepciones

Racionales. Valoración crítica.

ESCUELAS ÉTICAS

A lo largo de la historia de la Filosofía, la cuestión del obrar humano, la pregunta

sobre lo que es bueno para el hombre, ha recibido múltiples respuestas. De ese modo, se

han sucedido escuelas de pensamiento que han pretendido encontrar el fundamento a la

moralidad de las acciones humanas. Pero, si bien las respuestas son diversas, es posible

agrupar las escuelas éticas en tres categorías, de acuerdo al modo como cada una concibe el

soberano bien y, por lo tanto, la regla de moralidad.

I. Concepciones Utilitarias

II. Concepciones Sentimentales o altruistas

III. Concepciones Racionales

I. Concepciones Utilitarias

El carácter común de las concepciones utilitarias es que colocan el soberano bien

del hombre en el placer o el goce, y hacen por tanto del placer el criterio del bien y del

mal: es bueno lo que nos trae un goce; es malo lo que nos impide gozar o nos hace sufrir.

Las teorías utilitarias se diferencian entre sí según la manera como estiman que hay

que seguir el placer.

a) Hedonismo: esta posición enseña que hay que aprovechar el placer cada vez que se

nos presenta delante.

En el siglo IV Aristipo de Cirene, que funda la escuela Cirenaica después de la

muerte de Sócrates, sostiene la moral del placer. Según él, para el hombre no existe más

que un bien: la hedoné (el placer); por ello la suprema regla es el goce inmediato. Un placer

perdido no se vuelve a recobrar. El sumo bien de la vida es el placer sensible y actual;

como los placeres corporales son los más intensos, son, por consiguiente los más deseables

y deben ser preferidos a todos los demás. La sabiduría y la virtud consisten en buscar los

medios para obtener la mayor cantidad posible de placer. Pero se debe obrar con

prudencia, acomodándose a las circunstancias y conservando siempre la libertad interior y

la tranquilidad; o sea, hay que dominar los placeres y no dejarse dominar por ellos. La

prudencia aconseja también ajustar la conducta a las leyes establecidas, sobre todo a las

leyes penales.

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Epicureísmo: hacia fines del siglo III a. de C. aparece Epicuro, natural de Samos, maestro

de ―los filósofos del jardín‖ y fundador de la escuela que lleva su nombre. Epicuro

considera que el placer es el valor supremo, entendido como el bien primitivo e innato, y

constituye el principio y el fin de la vida feliz. Entonces, coloca en el placer el fundamento

del comportamiento humano, pero rechaza la regla del goce inmediato: hay que buscar los

placeres que no van seguidos de ninguna pena, los que no nos privan de un placer mayor,

los que no son artificiales, los placeres tranquilos más bien que los placeres violentos. Los

placeres del alma (el gozo) son más elevados que los del cuerpo, que son carnales. Los

placeres espirituales consisten en recordar, imaginar o proyectar acciones gozosas, lo cual

no es posible si previamente no existen auténticas situaciones placenteras, que consisten en

los deleites del cuerpo.

Diferencia, entonces, los placeres en reposo y los en movimiento. Los placeres en

reposo son los que advienen al alma como algo que es natural a su actividad, consistiendo

en la satisfacción de una necesidad, el ejercicio de las operaciones. Así, por ejemplo, el

placer de reposar tras la fatiga, de beber agua cuando se tiene sed. En tanto que los placeres

en movimiento, se refieren a aquellos que se experimentan como algo sobreañadido a su

naturaleza, algo que se busca en el exterior porque no pertenecen a la normal actividad del

alma. Éstos a la larga producen dolor y convertidos en hábitos, esclavizan al alma a cosas

externas, dice Epicuro. Son ejemplos de éstos el beber bebidas alcohólicas, las drogas. De

allí que prefiera los placeres en reposo. Por eso, mediante la prudencia, el hombre debe

buscar el equilibrio, la paz interior y la tranquilidad.

El hedonismo de Epicuro no es tan grosero como el de Aristipo, y hasta propone,

por medio del ejercicio de las virtudes, como el valor, la templanza y la justicia, la

búsqueda de un cierto estado de tranquilidad (ataraxia) o indiferencia, en la cual consistiría

la felicidad.

c) Utilitarismo. Es una corriente que caracteriza al siglo XIX, siglo del positivismo,

de la explosión industrial, científica y técnica. El bien útil avala, fundamenta, excusa y

justifica cualquier procedimiento en el seno de la sociedad que es típicamente materialista.

Los fines pierden su condición de tales.

Según Jeremías Bentham (1.784 – 1.832), la utilidad es el principio de la felicidad.

La naturaleza humana ha colocado al hombre bajo el imperio del placer y del dolor, por

eso, todo lo que hay en el hombre tiene por único objeto buscar el placer y evitar el dolor.

El principio de la utilidad subordina todo esto a dos móviles, a saber: lo útil es lo que

aumenta el placer y disminuye el dolor.

La única regla moral es la del interés, por lo cual el problema moral consiste en

calcularlo bien. Hay que aplicar el criterio de lo útil para procurar la mayor cantidad de

dicha sensual; es necesario fijar una aritmética de los placeres que permita elegir entre

éstos los que sean superiores por su intensidad, duración y pureza. Sostiene así, que

colocado el hombre entre el bien y el mal, que son inseparables, necesariamente elige lo

mejor y más útil, aquello en que el placer excede al dolor, de modo que este exceso o

utilidad es la base y medida de la moralidad.

El utilitarismo, postula además, que el placer puede extenderse a un mayor o menor

número de individuos de la sociedad. En este punto radica la diferencia esencial entre el

hedonismo y el utilitarismo, ya que éste tiene un carácter más social frente al

individualismo y egoísmo del primero. Por ello, al considerar una escala en lo útil, es

preciso tener en cuenta la intensidad del placer producido, así como la extensión a un

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59

mayor o menor número de individuos. La persona no es verdaderamente feliz si no vive en

concordancia con sus semejantes, si no es amado. Para serlo se ocupa de los demás. De ahí

que, un acto será bueno cuando sea útil y, a la vez, alcance la máxima utilidad posible para

el mayor número de individuos.

Por su parte, John Stuart Mill (1.773 – 1.833) adopta una postura semejante, pero

aclara que no sólo hay que tener la cantidad de placer, sino también la calidad; y que, en

caso de conflicto entre el interés general y el particular, éste debe ser sacrificado (moral del

interés general).

Valoración crítica

- En lo que respecta al hedonismo se puede decir que la regla del placer no tiene valor

moral. En efecto, el placer, inmediato o diferido, no puede presentarse como obligatorio. El

placer solicita las inclinaciones, pero no se impone a la razón como la suprema ley de

nuestra actividad. Por otra parte, los placeres, aún prudentemente dosificados, no nos traen

la felicidad sino por el contrario, son fuente de inquietudes porque, al ser finitos en sí

mismos y en su duración, dejan más bien una sensación de vacío que un sentimiento de

plenitud. Además, los placeres se transforman en sus contrarios: el placer tiende a un

estado de exasperación y se cambia en dolor. Si el placer es la regla suprema, todos los

crímenes se encuentran justificados por el hecho de haber servido a procurar el placer a sus

autores; y el sacrificio de su tranquilidad, fortuna, salud y vida por el bien de los demás

sería reprobado.

- El epicureísmo y el utilitarismo de Bentham no corrige a fondo el hedonismo, ya

que mantiene la soberanía del placer. El método que preconiza no tiene ninguna fuerza

obligatoria, y no son más que recetas para gozar mejor; no permitiendo condenar a quien

prefiera gozar inmediatamente de todos los placeres que pudiera tener a mano. En cuanto

al utilitarismo de Bentham, la aritmética del placer exigiría una contabilidad complicada, de

tal modo que la búsqueda del placer suprimiría el placer y, por otro lado, no se puede

apreciar en cifras lo que es propio de la cualidad.

Además, si bien es cierto que el interés y la búsqueda de la felicidad son móviles

fundamentales de la conducta humana, no deben ser entendidos en forma material y

biológica. La experiencia indica que, mechas veces, la moral y el deber obligan a cada

hombre al sacrificio de los intereses contingentes y materiales en nombre de bienes

intelectuales y espirituales más altos, que valen por sí, cuya posesión dan a la persona su

pleno valor. No es la eficacia y la utilidad de la acción lo que la hace moralmente buena,

sino que es la bondad moral la que obliga al hombre a una acción que sea instrumento de

verdadero perfeccionamiento humano.

- La teoría del interés general de Stuart Milll, exige tener en cuenta la calidad de los

placeres. Además, no aparece claro porque afirma la primacía del interés general, pues si el

placer es la regla suprema, ¿por qué razón se debería sacrificar el placer propio por la

sociedad?

II. Concepciones Sentimentales o altruistas

Estas teorías son llamadas así porque piden a los sentimientos, y especialmente a

los sentimientos desinteresados o altruistas que presenten la regla de moralidad, ya que

para ellos el soberano bien consiste en la satisfacción de esos sentimientos altruistas.

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60

a) Ética del sentimiento: es sostenida por Francis Hutcheson (1.694 – 1.746). Para

él, el sentido moral es la fuente de nuestra conciencia moral y mediante él pueden

percibirse las diferencias entre las acciones moralmente buenas y las acciones moralmente

malas. El sentido moral nos empuja a aprobar las primeras.

El objeto de nuestra aprobación es la benevolencia, que es una cualidad real en las

acciones que excita o suscita nuestra aprobación. Hutcheson identifica con frecuencia la

benevolencia con la virtud. La benevolencia es una especie de instinto existente en cada

hombre que le impele a promover el bien de los demás y es la fuente de nuestros juicios

morales. En efecto, para este autor, únicamente el sentimiento es capaz de hacernos

conocer el deber, pues la vida moral está hecha de matices que sólo el sentimiento puede

captar. Éste está al principio de los juicios que de continuo hacemos sobre las personas y

las cosas, en virtud de una regla de benevolencia, que es su ley esencial. La verdadera

bondad resulta necesariamente para nosotros de la obediencia a esta desinteresada

inclinación que se expresa en nosotros bajo la forma de sentido moral.

b) Ética de la simpatía: es la que sostiene Adam Smith (1.723 – 1.790), el cual

prefiere fundar la moral en la simpatía. Considera que el hombre necesita para ser feliz de

la admiración de los demás. Parte del principio de la simpatía que consiste en la

constatación de que la persona es capaz, por naturaleza, de colocarse en el lugar de los

demás, comprender sus motivaciones y evaluar la moralidad de sus acciones.

La simpatía es la tendencia natural e instintiva que inclina a entregarse a los

sentimientos de los demás. Surge como una necesidad primaria porque el hombre es

naturalmente sociable y las personas necesitan experimentar simpatía dándola y

recibiéndola.

Para Smith la sola benevolencia no basta, sino que es necesario que ese sentimiento

esté regido por alguna norma de justicia y de reciprocidad que proceda de la razón y que

haga de la simpatía natural un deber. Por eso, la regla moral que rige el comportamiento

sería: ―Obra de manera tal que provoque la mayor simpatía en el mayor número de

personas‖ La simpatía pasa a ser la regla del bien. La moral consistirá entonces en

desarrollar en sí la simpatía desinteresada que nos hace gozar de la felicidad de los demás,

compartiéndola, y que nos impulsa a obrar de manera tal que siempre merezcamos de parte

de nuestros semejantes la simpatía más pura y universal.

Valoración crítica:

- El sentimiento no puede constituir una reglas moral, porque si bien tiene su

importancia en moral, no puede ser la regla de moralidad, porque es ciego, caprichoso e

inconstante y porque todos los actos realizados a impulsos de un sentimiento cualquiera

estarían sin más justificados. De no ser así, habría que distinguir un buen y mal uso del

sentimiento, lo que equivaldría a confesar que hay una regla superior a los sentimientos.

Estas observaciones se aplican especialmente a las éticas de la benevolencia (Hutcheson) y

de la simpatía (Adam Smith).

- Por otra parte, en relación a la simpatía, si bien ésta desempeña un gran papel en la

vida del hombre, también lo hacen otras tendencias fundamentales, y como todas están

presentes en las acciones, se puede representar toda la vida como dependiente

esencialmente de alguna de ellas. No es posible tampoco reducir todas las acciones a la

simpatía que provocan, ni hacer depender de ella toda virtud y todo vicio.

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61

Es importante la consideración que hace de la persona; ésta no se encuentra sola,

depende de la sociedad a la que pertenece y por lo tanto, el ideal moral no puede expresarse

por una fórmula de aislamiento, sino contando con la colaboración de otros.

III. Concepciones Racionales

Se agrupan bajo este título todas las escuelas que ponen el soberano bien en la

perfección de nuestra naturaleza racional y que, por lo tanto, piden a la razón que sirva de

regla de moralidad. Buscan el fundamento en un principio racional que lleve a afirmar la

existencia de una realidad que trasciende al hombre.

a) Eudemonismo racional: su representante es Aristóteles (384 – 322 a. C), quien

parte de señalar que el sentido de nuestras acciones es comprensible a partir de la noción de

bien o fin, es decir, el propósito al que apunta la acción. Los fines son múltiples pero se

subordinan unos a otros; los fines subordinados son medios para los fines ulteriores. Sin

embargo, la cadena de fines debe culminar con un fin último, algo que sea querido por sí

mismo y no por otra cosa.

Considera que el fin último es indudablemente la felicidad; la palabra griega

correspondiente es eudaimonía y puede traducirse también por ―buena fortuna‖ y

―bienestar‖. Sostiene que el hombre tiende naturalmente a la felicidad y que el único

camino que conduce a ella es la rectitud moral. Esa aspiración a ser feliz es la coincidencia

máxima y más universal entre los hombres.

El tipo de vida en que consiste la felicidad es la vida activa del ser dotado de

razón. Lo propio del ser humano es la actividad que realiza conforme a la razón o por lo

menos no desprovista de razón. La vida contemplativa o teorética, la vida dedicada al

conocimiento, es el grado culminante de la vida activa del hombre. En esta actividad

encuentra su perfección, su autorrealización y en esto consiste su felicidad.

Es decir, que para Aristóteles, la felicidad debe resultar para el hombre del

progreso y de la perfección de su naturaleza, del ejercicio de la inteligencia, en su forma

más elevada, la contemplación de la vedad y del objeto más inteligible, que es Dios. Este es

el bien más preciado y agradable, pero se requiere conquistarlo mediante la virtud; a la

cual define como ―un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad, consistiendo

en este medio que hace relación a nosotros y que está regulado por la razón en la forma en

que lo regularía el hombre verdaderamente sabio ―. La virtud es un hábito adquirido

mediante el esfuerzo y la constancia. Se tienen ciertas disposiciones para la virtud, pero

para que se conviertan en hábitos es necesario ejercitarse. Es, además, un hábito voluntario

ya que no basta con conocer el bien para practicarlo ni el mal para evitarlo, ya que se

necesita querer. Por eso en la virtud intervienen la inteligencia, que delibera, y la voluntad,

que elige.

Como el hombre es, a la vez, racional e irracional, hay que distinguir dos clases de

virtudes: las intelectuales o dianoéticas, que operan sobre la razón, y prácticas o éticas, que

operan sobre lo que hay en él de irracional, es decir, sus pasiones y apetitos, encauzándolos

racionalmente. La virtud es, por consiguiente, un equilibrio entre dos extremos inestables

e igualmente perjudiciales. La felicidad que se alcanza mediante la virtud, y que es el

coronamiento de ella, requiere necesariamente de algunas condiciones, tales como

madurez, bienes externos, libertad personal, salud, etc, aunque las mismas por sí solas no

bastan para lograr ser feliz.

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62

Para Aristóteles, la recta razón o prudencia constituye la norma de moralidad que

señala la medida de las acciones y los medios más idóneos para obtener la felicidad,

entendida como vida virtuosa.

Sin embargo, la verdadera vida moral es propia sólo de una élite que puede llevarla

a cabo, o sea, consagrarse a buscar la felicidad en la contemplación, en el marco de una

sociedad basada en la esclavitud.

b) Estoicismo: Zenón de Citio, fundador del estoicismo, resume su doctrina en esta

máxima fundamental: ―Hay que seguir a la naturaleza‖, es decir a la razón; porque la razón

es lo que distingue al hombre del animal. La razón nos muestra que existe una sabiduría,

que consiste en aceptar el orden universal, que no depende de nosotros, y de renunciar a los

deseos, que engendran la inquietud y la discordia. Unicamente así podrá el hombre

sustraerse a las pasiones, identificándose con la Razón universal (Dios o el destino).

Para el estoico el bien moral reside sólo en el juicio. No consiste en hacer tal o cual

cosa, sino en hacerla de acuerdo y en conformidad con el orden universal. La vida virtuosa

consiste en obrar racional y libremente, ajustando la propia conducta al orden universal de

toda la Naturaleza, regida por la Razón Universal, es decir, a la ley eterna, fija e inmutable.

La perfección moral se alcanza en la apatheia, que consiste en la ausencia de pasión: es el

estado del que ha llegado a dominar sus pasiones hasta el punto de no sufrir ya su imperio

en modo alguno. La apatía o la serenidad perfecta es, pues, el ideal del sabio y el nombre

mismo de la beatitud. A ese estado se llega practicando la ataraxia, que consiste en no

dejarse turbar por nada; para eso, basta con darse cuenta de que lo que sucede fuera de la

voluntad no depende del propio sujeto, que nada puede contra ello y que es inútil alegrarse

o afligirse.

Según el estoicismo, la virtud es la regla de la razón y, como tal, se identifica con el

bien, que es la razón misma, porque es orden y perfección. La virtud se resume en la

voluntad de obrar siempre según la razón. La virtud es completa y perfecta desde el

principio: por eso, quien posea una sola virtud, las posee necesariamente a todas y quien

carece de una sola, carece absolutamente de todas.

El estoicismo muestra una absoluta confianza en la razón; considera que las

pasiones son males y por eso no entran en la ética. Desprecia los bienes materiales porque

el hombre tiene que estar por encima de ellos. La ética estoica es así, un intento de

neutralizar el sufrimiento humano, una ética del autodominio, que pretende hacer al

hombre capaz de resistir los influjos que lo afectan desde afuera.

El ideal estoicote la virtud y de la moral estaba matizado con un sello de cierta

insensibilidad (o aparente insensibilidad), ofreciendo un esquema en el que los rasgos

humanos quedan totalmente desdibujados. Esos rasgos son:

- El sabio no debe dejarse perturbar por nada.

- Debe mantenerse impasible ante el sufrimiento físico y moral, ante el dolor y la

enfermedad, ante la muerte, los bienes de fortuna y las opiniones de los hombres.

- Debe distinguirse por su firmeza ante las contrariedades.

- Ha de ser como una roca contra la que se estrellen todas las olas; ella está firme y el

oleaje se amansa a su derredor.

- Debe mantenerse siempre en un mismo querer y no querer.

- Tiene que aguantar y renunciar.

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63

c) Ética tomista: Santo Tomás de Aquino (1.225 – 1.274) corrige y completa a

Aristóteles. En efecto, recoge la idea aristotélica que considera que el hombre, aspirando a

distintos bienes, debe buscar sobre todo el bien que mejor corresponde a su naturaleza

racional ya que en él encontrará su felicidad, y postula que la primera cuestión que plantea

la moral es la felicidad. Sin embargo, si bien el fin del hombre es, como en Aristóteles la

felicidad, para Santo Tomás, esa felicidad no consiste en la vida contemplativa; porque

considera que ésta es insuficiente, a menos que se entienda como contemplación y disfrute

de Dios. Por tal motivo, sostiene que Dios Creador constituye para el hombre el fin último

objetivo, superando el intelectualismo aristotélico que concebía la felicidad como una mera

contemplación intelectual.

El fin de la actividad moral es el bien, pero este bien se halla fundado en Dios, único

ser que es absolutamente el Bien. Por eso, la recta voluntad tiende al Bien, como la recta

inteligencia tiende a la Verdad. Todos los otros bienes no son fines últimos, pero no son

descartados, por cuanto son fines subordinados al fin último y medios para alcanzar este

fin.

Para Santo Tomás, el objeto de la moral es el hombre libre que, gracias a su

capacidad racional, puede regular moralmente su conducta. Considera que en el obrar

humano se da la interacción de la inteligencia y de la voluntad, son dos facultades que se

complementan, de tal modo que todo acto de voluntad es necesariamente precedido por un

acto de inteligencia.

En cuanto a las pasiones, estas tendencias serán buenas o malas moralmente según

estén o no en conformidad con las normas de moralidad. Sin embargo, Santo Tomás no las

niega, ni condena los sentimientos; exige que los sentimientos, por los que se manifiestan

nuestras más profundas tendencias, colaboren en la vida moral, y que, debidamente

jerarquizados por la razón, reciban las satisfacciones que le son debidas, debiendo estar

subordinados a lo que la recta razón señala como bueno.

Por otra parte, Tomás de Aquino, a partir de la idea de creación que explica el

orden universal, sostiene la existencia de una ley eterna, que es ese plan divino que ha

ordenado el mundo de modo que cada criatura cumpla su fin de un modo peculiar y propio,

según su naturaleza y de acuerdo con las leyes que gobiernan su acción. Justamente la ley

eterna ordena los actos humanos al fin debido. Las criaturas racionales la conocen con su

inteligencia y se dirigen a ella libremente. El efecto esencial de la ley moral consiste en la

obligación; es decir, en la necesidad moral que se impone al hombre de cumplir un acto o

no hacerlo, según que la ley lo mande o lo prohíba. Esta necesidad moral ata la voluntad sin

violentarla, puesto que nuestro fin está inscripto en nuestra propia naturaleza, que hemos

recibido de Dios. La obligación moral o deber tiene como fundamento próximo el orden

esencial de las cosas, en virtud del cual existe conexión necesaria entre tal o cual acto y el

último fin; y como fundamento último la ordenación de la Razón divina.

Prueba así, con estos argumentos, que la perfección y la felicidad deben ser

accesibles a todos los seres humanos (y no sólo a unos pocos privilegiados, como sostenía

Aristóteles) y requieren las sanciones de la vida futura. Sostiene que la perfección humana

consiste, mediante la práctica de las virtudes morales, en acercarse a Dios, fin y bien

objetivo del hombre.

Enseña también, que el bien moral es obligatorio, en cuanto que expresa un orden

de derecho, querido por Dios, creador y legislador de nuestra naturaleza.

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64

d) Ética kantiana: este sistema ético tiene por fundador al filósofo alemán

Emmanuel Kant (1.727 – 1.804). Kant distingue la materia de la forma en los actos

morales. La materia es el objeto del acto, el contenido, es decir, lo que se hace o lo que se

omite; en tanto que la forma es el aspecto bajo el cual aparece al espíritu., es el por qué se

hace, el por qué se omite.

Kant trata el problema ético en dos obras: la ―Fundamentación de la metafísica de

las costumbres‖, de 1.785 y la ―Crítica de la razón práctica‖, de 1.788. Sostiene que puede

haber muchas cosas que sean buenas (como el valor, la decisión, la perseverancia, etc) pero

ninguna de ellas puede ser llamada buena sin restricción, porque cualquiera de esas

cualidades puede llegar a ser extraordinariamente malas y dañinas si la voluntad que ha de

hacer uso de ellas no es buena. Lo valioso es la buena voluntad misma, con independencia

de que alcance o no algún fin propuesto. La utilidad o la esterilidad no pueden añadir ni

quitar nada a ese valor. Lo que interesa es el querer o la intención, no como mero deseo,

sino como el acopio de todos los medios que están en nuestro poder.

Para este filósofo, si el fin último del hombre fuera el logro de la felicidad, la

naturaleza no habría dotado al hombre de razón, pues el instinto es mucho más adecuado

para el logro de ese propósito, por el contrario, la razón hace más bien desgraciados a los

hombres. Pero, como nos ha sido concedida la razón como facultad práctica, es decir, como

una facultad que debe tener influjo sobre la voluntad, su tarea es producir una voluntad que

sea buena en sí misma con independencia de lo que efectúe o realice. Pero, ¿cuándo, en

qué circunstancias una voluntad es buena en sí misma?.Para explicar esto introduce la

noción de deber. Kant afirma entonces, que el valor moral de un acto radica en hacer el

bien no por inclinación sino por deber. Entiende por inclinaciones el conjunto de tendencias

a las que nos impulsa nuestra sensibilidad (amor, odio, orgullo, avaricia, etc) La voluntad es

buena en sí misma cuando dejando de lado las inclinaciones actúa por deber.

Diferencia el obrar por deber y obrar conforme al deber. Así, la acción conforme al

deber es la que coincide con lo que el deber manda, pero que en realidad no es realizada por

deber, sino siguiendo alguna inclinación (ej. si una persona hace beneficencia porque

experimentan cierto regocijo al hacerlo, entonces obra conforme al deber pero no por

deber). En tanto que el obrar por deber, implica hacer el bien no por inclinación sino por

deber (por ej. si alguien que por sufrir un dolor propio no siente ninguna conmiseración por

los demás y dejando de lado su insensibilidad, obra sin seguir una inclinación y sólo porque

el deber manda y ayuda a los demás, entonces ese acto es plenamente digno de estimación

moral, porque se hizo el bien por deber). De ahí que, para Kant, sólo el acto realizado por

deber y no el que se realiza conforme al deber ha de ser estimado como moralmente bueno.

Según este filósofo, la razón es capaz de conocer lo que todo hombre está obligado

a hacer. La razón práctica da a la voluntad una ley suprema capaz de tornarla buena en sí

misma. Esa ley moral universal se expresa del siguiente modo: …yo no debo obrar nunca

más que de modo que pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley universal. Es

decir, al obrar debemos guiarnos por máximas que puedan ser universalizables, no

permitiéndonos a nosotros mismos aquello que no le permitiríamos a los demás. La ley

moral universal, que es llamada por Kant imperativo categórico, nos dice que sólo obramos

moralmente bien cuando podemos querer que el principio de nuestro querer se convierta en

ley válida para todos.

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65

Valoración crítica

- La doctrina aristotélica constituye una concepción elevada, pero tiene el defecto de

no poder presentarse como obligatoria, de proponer un ideal que sólo es accesible a un

pequeño número de privilegiados y esto durante muy poco tiempo. Además, concibe el

soberano bien de un modo demasiado y exclusivamente subjetivo, ya que sólo define la

felicidad como un estado de goce perfecto.

La ética aristotélica es el primer intento de exposición científica y total de una

teoría de las costumbres que acaba con un sistema de las diversas virtudes y sus

fundamentos. Para Aristóteles, siempre que haya una opción, se produce una situación

moral y en ella el hombre éticamente valioso posee, gracias a su experiencia, la capacidad

adquirida de juzgar y combinar todos los elementos en cuestión para elegir rectamente. La

recta razón o prudencia es la norma de moralidad que señala la medida de las acciones y

los medios más idóneos para obtener la felicidad, entendida como vida virtuosa.

- El estoicismo constituye una posición que es inhumana, porque sólo considera la

razón en el ser humano, y sabemos que existe en éste la sensibilidad y las necesidades del

corazón, que si bien deben estar subordinadas a la razón, no pueden ser sacrificadas a ésta.

Además, aconseja aceptar el destino y pone la felicidad en esta aceptación.

Del estoicismo se puede rescatar el principio de que la perfección del hombre está

en la vida según la razón; también, la importancia objetiva del orden universal y la

sumisión a ese orden y, por último, la distinción del bien y la felicidad, y la fijación de la

moral en el problema del bien.

- La ética tomista reconoce a la razón el derecho y la obligación de determinar el

deber, pero no condena el sentimiento; por el contrario, exige que éstos colaboren en la

vida moral y que, debidamente jerarquizadas las tendencias por la razón, reciban la

satisfacción que les es debida. Si bien esta doctrina excluye cualquier posibilidad de tomar

el placer como fin de la actividad humana, enseña que la felicidad es verdaderamente el

aspecto subjetivo de nuestra perfección realizada, y que esta felicidad debe ser realmente,

en dependencia del bien objetivo que es Dios, último fin de todas las cosas, el fruto de

nuestra actividad moral. El placer también entra como integrante en la felicidad total, pues

no es malo por sí mismo, pero siendo medio y no fin, debe estar siempre subordinado a los

fines últimos de la vida moral. También reconoce la autonomía del agente moral, ya que la

ley eterna a la que está ordenado no es una prescripción arbitraria venida desde fuera, sino

que es la ley de su naturaleza, que al obedecerla, obedece al mismo tiempo a los profundos

anhelos de su naturaleza y al propio Dios. En síntesis, esta doctrina da satisfacción a todo lo

que hay de justo en lo que reclaman las otras teorías éticas.

- La ética kantiana es una ética a priori, o sea, elaborada con independencia de la

experiencia, entonces la deducción que realiza es puramente lógica, haciendo de la razón

humana un absoluto. También es formal, porque la ley morales una pura forma, no dice que

debe hacer el hombre, sino que prescribe formalmente el marco al que deben ajustarse

nuestras acciones; en este sentido, tampoco tiene en cuenta las aspiraciones del corazón y

las exigencias de la sensibilidad, que son tendencias esenciales en nuestra naturaleza:

¿cómo entender que la alegría de obrar bien vicie a fondo el cumplimiento del bien? Por

otra parte es autónoma, en la medida que es el propio hombre que se da a sí mismo los

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66

mandatos de la moralidad; las normas morales no proceden de una autoridad externa, sino

que cada uno es su propia autoridad moral.

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ÉTICA PROFESIONAL

67

ÉTICA APLICADA

.

UNIDAD 6: ÉTICA PROFESIONAL.

El origen de los deberes y derechos. La profesión. La profesión como perfeccionamiento

propio y como servicio social. Requisitos para el recto ejercicio de la profesión.

Características. El profesional: condiciones que debe reunir. Cualidades morales de la

profesión. Normas que rigen la profesión.

Las profesiones son actividades humanas, que generan en quienes las ejercen

obligaciones y derechos especiales; por eso nació la Ética Profesional.

La Ética Profesional no es una ética aparte, sino es la misma Ética que desciende a

las actividades concretas de cada profesión, especificando las aplicaciones que derivan

racionalmente de los principios generales para el buen ejercicio de cada profesión

En tanto que el término Deontología (del participio griego deon = lo que conviene),

se refiere al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad

profesional. Dichas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los

profesionales en el desempeño de su actividad y por lo general son establecidas por el

propio colectivo profesional, que los institucionaliza mediante los códigos deontológicos.

Éstos son documentos que rigen la actuación de los representantes de una profesión con el

fin de que a través del buen hacer se obtengan resultados deseables.

EL ORIGEN DE LO DEBERES Y DERECHOS _________________________________________________________________________

El ser humano se desenvuelve dentro de dos órdenes o mundos distintos: el que

viene dado por la naturaleza y el que surge de su condición de ser libre, en virtud del cual

es autor de todo aquello que agrega a la naturaleza. Es la distinción entre lo que recibe de

hecho y lo que él conforma o hace: la cultura. Este mundo del quehacer del hombre da

lugar al orden moral.

El hombre, cada hombre es el único sujeto de la Ética, por ser el único ser vivo que

posee la capacidad de diferenciar el bien y el mal y de obrar según su libre elección.

El obrar ético se asienta en las virtudes y en los valores, que deben triunfar sobre los

vicios y los disvalores sociales, para transitar el camino de la realización humana.

La existencia en sociedad impone al hombre deberes y derechos que debe observar

para poder convivir con sus semejantes. La libertad debe reconocer límites, sin los cuales

sería prácticamente imposible la vida, no sólo del hombre, sino de la naturaleza toda. De

esas limitaciones surgen tanto los derechos como las obligaciones.

Los hombres establecieron pautas de comportamiento social que hacen a la cultura

de los pueblos.

-Los deberes: deber es todo aquello que está obligado a cumplir el hombre para dar

satisfacción a las demandas sociales que su vida de relación le impone.

Ética

Profesional

Deontología

Profesional

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El primero de sus deberes es subsistir, y luego, como un mandato natural de

solidaridad, el permitir a sus semejantes realizarse como personas humanas.

-Los derechos: el derecho es la facultad de hacer o de exigir todo aquello que le está

permitido por las leyes naturales, por las positivas y por las normas de comportamiento

social. En este campo encontramos el derecho a la vida, y a la libertad y todos aquellos que

no entren en colisión con los derechos de los demás.

Así el derecho de ser feliz y a realizarse como persona tiene su correlato con la

obligación que tiene la organización social de permitirlo.

El orden social

En la vocación humana existen dos dimensiones: una común y otra particular. La

primera de ellas es la más excelente y fundamento del valor de la segunda, porque el bien

común prevalece sobre el bien particular y es fuente y principio de ordenación de éste. En

función de esto, toda la vida humana adquiere significación y estructura. El cauce que

ordena y el camino recto del obrar humano son los valores. Ellos, además de constituir el

núcleo fundamental del destino individual, son la condición que vuelve posible la vida

social.

El orden social es la conveniente disposición de las partes de un todo según el fin

que ese todo persigue. Es la disposición de las conductas de las partes. Dentro del todo

social se incluyen los diversos planos en que la vida social se desarrolla: familias,

municipios, corporaciones profesionales, económicas, educativas y deportivas, el Estado y

sus dependencias funcionales… todos están ordenados entre sí.

El orden moral El hombre se realiza naturalmente hacia dos direcciones, por un lado como

individuo y por el otro como ser social.

Como individuo, el hombre se autorrealiza – se hace a sí mismo- a lo largo de toda

su vida.

Como ser social permite que la humanidad como civilización se haga a lo largo de

toda la historia.

Por lo tanto, vivir demanda al hombre una tarea, que debe estar en el marco de los

valores para su plena realización. El orden moral está fundado en valores éticos.

En este marco, el orden moral es aquel al que el hombre está ligado por el mero

hecho de ser hombre, independientemente de toda legislación positiva. El orden moral se

refiere a todo lo que hace al libre obrar del hombre según su recta conciencia, inspirada en

valores rectores.

El bien común

El bien común no es la suma de los derechos particulares y privados, ni tampoco lo

que sirve a los intereses de uno o de unos pocos frente al bienestar común. Es el clima

social que favorece el desarrollo de la personalidad, el conjunto de acciones del poder

público a fin de que sean reconocidos, respetados, armonizados, definidos y promovidos

tanto el ejercicio de los derechos como el cumplimiento de los deberes por parte de los

ciudadanos y los cuerpos intermedios.

El bien común, en cuanto a fin de la sociedad política, exige que concurran a su

logro todos los ciudadanos y las entidades intermedias. Su importancia se pone de

manifiesto no sólo porque constituye la razón de ser de la comunidad política, de los

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poderes públicos, del derecho de darse un ordenamiento jurídico, sino porque representa el

elemento discriminador entre los ordenamientos absolutistas, totalitarios y democráticos.

La realización de la igualdad en la participación del bien común no se verifica si faltan las

estructuras adecuadas.

La sociedad política tiene el derecho y el deber de facilitar a los ciudadanos y a los

grupos por ellos formados las condiciones generales sin las cuales no podría prosperar ni

desarrollarse. El bien común favorece el desarrollo de la personalidad, y exige un conjunto

de atenciones por parte del poder público a fin de que sea reconocido, respetado,

armonizado, defendido y promovido el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los

deberes de los ciudadanos.

LA PROFESIÓN

_________________________________________________________________________

Profesión es un término que proviene del latín ―professio‖, que nos indica la acción

y el efecto de profesar, de ejercer una cosa, empleo o facultad conforme una inclinación

natural que se manifiesta en nosotros, o que por un motivo circunstancial debemos ejercitar.

También, el término profesión proviene del latín ―profiter‖: que significa

declaración pública.

La profesión es un compromiso entre lo individual, que busca con la profesión los

medios de vida; y la sociedad, con sus necesidades que son las que justifican la profesión.

Es común denominar las profesiones como manuales o intelectuales, según

requieran mayor actividad del intelecto o de la capacidad física. En realidad ninguna

profesión es totalmente intelectual o manual.

Una profesión es el lugar desde el cual debemos servir a la sociedad de acuerdo con

nuestras capacidades.

Para ejercer la profesión es preciso una preparación de las aptitudes necesarias para

desempeñarla. No es mera instrucción profesional. ―La instrucción se caracteriza por

dirigirse a una parte especial del hombre y a un sector del mundo. La formación tiene como

fin la totalidad del hombre. Persona es aquella que sabe lo que pasa en el mundo tomado

como totalidad‖ (PIEPER, Josef, 1971),

La profesión como actividad humana

El trabajo corresponde a la naturaleza social del hombre, porque es la ocupación que

se ejerce habitualmente a cambio de una remuneración que debiera permitir la subsistencia,

asegurar un porvenir. El trabajo es la extensión activa de la persona a la comunidad.

La profesión se caracteriza por dos rasgos:

- el perfeccionamiento propio, del individuo como tal, mediante el ejercicio pleno

de la actividad a la que libremente aplica sus energías espirituales y físicas;

- el servicio social, con el cual está relacionada toda profesión.

Todo trabajo honesto dignifica al hombre, además de facilitarle los medios honestos

para subsistir. El trabajo tiene un fin que es el desarrollo del mismo hombre, de sus

facultades espirituales y corporales.

A su vez, el trabajo cumple una función social. Sea remunerativo o sin cargo,

voluntario o involuntario, sus frutos se extienden a la sociedad. Si el trabajo es honesto,

esos frutos son un bien para la sociedad.

La profesión

lleva al

perfecciona-

miento

propio y

servicio

social

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70

Aunque una persona no necesite del trabajo para subsistir, tiene que trabajar para

darle algún sentido serio a su existencia. El hecho de que sea rica no la exime de esa

obligación, porque puede trabajar sin percibir paga, gratuitamente. Y de ese modo se hace

un bien a sí mismo y a los demás.

El trabajo humano es virtud y ayuda a las demás virtudes. La ociosidad es un vicio.

Por pequeño que sea el grupo social se hace indispensable la distribución de las

tareas que satisfagan los objetivos de toda comunidad humana

La persona que ejerce un oficio o una profesión realiza un acto humano en beneficio

de seres humanos. La connotación ética de los actos realizados por un profesional está

marcada por una relación binaria en la que intervienen el profesional y el que solicita los

servicios del profesional. Además lleva implícito un contrato, aunque no esté de por medio

ningún acto jurídico, ningún documento escrito. El que solicita la atención de un

profesional – con o sin honorarios- lo hace para que el profesional lo ayude en la solución

de un problema; si el profesional acepta – con o sin honorarios- queda establecido un

contrato, como relación bilateral.

La profesión es un medio de vida; es actividad lucrativa, es decir, con ella se obtiene

lucro, ganancia de dinero, el cual se utiliza como medio para conseguir todas aquellas cosas

que ayudan a conservar y a perfeccionar la existencia. Pero, además, es un servicio para la

comunidad, que revierte al propio sujeto que sirve, al profesional.

- La profesión y el servicio social

La necesidad social de una profesión es la que da sentido al ejercicio de la misma y

es la que regula todo su accionar.

Por la profesión humana el que se consagra a ella declara oficialmente ante la

sociedad la intención de dedicarse a las actividades de una determinada profesión; se

consagra a una determinada línea de actividades en forma preferencial.

De esto se derivan las obligaciones y derechos que la profesión supone:

- la 1º condición de la profesión como obligación social es un público abrazar de la

profesión previo un período de aprendizaje;

- la 2º condición: es el compromiso social por parte del profesional de brindar sus

servicios al público con honestidad y seriedad.

REQUISITOS NECESARIOS PARA EL EJERCICIO DE UNA PROFESIÓN

_________________________________________________________________________

Para el ejercicio de toda actividad profesional son indispensables:

a) Vocación: es una inclinación o disposición especial que, saliendo del interior de

la persona, la lleva a cumplir determinada actividad en su vida. Es la inclinación

natural a la realización personal, que impulsa a desarrollar una tarea determinada

en la sociedad.

Es el amor manifestado en el querer y en el hacer, respondiendo a los dictados

del corazón con la inteligencia y voluntad. Es realizar un compromiso con uno

mismo y con la sociedad durante toda la vida, conforme a los ideales abrazados.

Es el requisito más difícil de detectar objetivamente, porque es totalmente

personal. ―Vocación‖ significa ―llamado‖ interno hacia un tipo determinado de

actividad. Se trata de una inclinación del espíritu hacia una actividad que

produce en el sujeto satisfacción y gusto. La ciencia a veces origina la vocación;

La profesión

supone

derechos y

obligaciones

.

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71

otras, la vocación lleva a la adquisición de la ciencia, sin la cual el llamado

nunca se convertirá en realidad.

b) Competencia: en el sentido de aptitud e idoneidad para conocer y resolver un

asunto. Nace de las incumbencias que nos atribuyen los estudios, del grado de

capacidad alcanzado en alguna actividad, pero, por sobre todo, de la voluntad de

hacer realidad determinado anhelo.

El progreso de las ciencias, las técnicas y las artes, tan rápido en estos tiempos,

requiere del hombre una constante actualización para contar con capacidad

necesaria de aprender y aprehender los nuevos saberes.

Supone, por lo tanto, la ciencia y la idoneidad.

Ciencia: porque toda profesión supone conocimientos específicos en quien la

ejerce. El título oficial es una garantía de la preparación científica o técnica del

sujeto que lo ha obtenido. Por razones de ética, el profesional debe acrecentar

sus conocimientos, debe actualizarse en los contenidos, métodos y

procedimientos, según la índole de la profesión. La Ética exige que el

profesional no traspase los límites de la especialidad a la que se dedica, salvo en

casos de emergencia, y advirtiendo al consultante que su especialidad no

contempla el problema sobre el que se lo consulta. Cuando no se trata de una

emergencia, la actitud ética que corresponde es aconsejar al cliente que acuda a

un especialista en la materia.

Idoneidad: es la aptitud para ejercer la profesión (física y psicológica).

CARACTERÍSTICAS DE LA PROFESIÓN

_________________________________________________________________________

- Es una actividad humana:

El trabajo, en tanto acción y efecto de trabajar, es la facultad del hombre de poner en

ejecución sus aptitudes con una finalidad útil para su realización como persona, en su vida

de relación social.

El trabajo requiere de una potencia del hombre, tanto intelectiva como manual, pero

al mismo tiempo, se encuentra reglado por normas morales y por las reglas propias de cada

profesión.

- Es el ejercicio de una vocación:

El ejercicio de una profesión o de un empleo requiere de la vocación, que

idealmente resulta de la libre elección del trabajador. Pero, por diversas razones, es común

que las personas terminen ejerciendo una profesión para la cual no poseían vocación. Ante

la disyuntiva de aceptar esta condición o no trabajar, la elección es evidente.

Sin embargo, es siempre el hombre quien dignifica al trabajo, y la naturaleza social

del hombre lo incita a cumplir su primer vocación: la de realizarse como persona, tanto en

el ámbito laboral como familiar, valiéndose para ello de su formación profesional y de los

mismos valores presentes en la cultura social.

- Implica un esfuerzo:

Todo trabajo implica un esfuerzo intelectual y físico, porque significa poner en

disposición de hacer las potencias del hombre.

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El profesional universitario recibe de la sociedad, por medio de una Universidad, un

título que le confiere un grado y le reconoce determinadas incumbencias profesionales.

Puede ejercer éstas de forma autónoma (sin relación de dependencia) o vinculado por una

relación de empleo.

- Es un factor productivo:

El ejercicio de una profesión es un factor productivo, tanto para el sujeto que la

ejerce, pues mediante la misma obtiene los medios necesarios para su subsistencia; como

para la sociedad, que es enriquecida con el servicio recibido.

Mediante el trabajo se produce el movimiento de todos los factores de la

producción, y a través de él la sociedad puede llegar a su fin de bienestar general,

permitiendo también que el trabajador alcance su bienestar particular.

- Es un fideicomiso social:

La sociedad hace posible que el hombre adquiera una profesión con el fin de que

aplique en forma ordenada y racional, parte de su actividad a la consecución de cualquiera

de los fines inmediatos y fundamentales para la vida humana. Es la sociedad la que asigna

al trabajo humano una función social, ya que toda profesión tiene siempre carácter de

actividad social. La organización social supone que los distintos trabajos se distribuyen

para lograr el bien común. La función social de la profesión debe estar en concordancia

con el bien particular de quien la ejerce.

EL PROFESIONAL

_________________________________________________________________________

El servicio que realiza el profesional dentro de la sociedad y actuando con carácter

público requiere:

- Conciencia profesional: El ejercicio de una profesión tiene íntima relación con la moral

que debe imprimirse a todos los actos relacionados con el servicio que se presta.

La conciencia profesional es una manifestación de la justicia distributiva, por cuanto

que debe tender a vigilar que cada acto profesional se encuentre amparado en los criterios

de veracidad en la prestación, eficiencia, oportunidad y plazo.

―Ofende a la justicia conmutativa si no se cumple en integridad y calidad el trabajo

establecido previamente, o si se exigen honorarios exorbitantes, que no están legitimados y

que exceden a las normas comunes. Va contra la justicia distributiva si, tratándose de

cargos públicos, se realizan actos que favorecen los intereses individuales, familiares o de

grupos. Se lesiona la justicia social cuando se defrauda a la sociedad cobrando por trabajos

no realizados, realizados a medias o de forma deficiente‖.(Letizia, 1.989) 13

El ejercicio de toda profesión debe efectuarse buscando lo mejor para el profesional

y para el destinatario del servicio).

13

Citado por WIERNA, G. : LETIZIA, F. “El problema de la moral profesional”. Mendoza, 1989.

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- Deontología propia: cada una de las profesiones ejercidas por los hombres tiene

características propias, que hacen que deba regirse por normas éticas de comportamiento,

aplicadas a su caso particular.

Menéndez Reinaga nos dice que las faltas a la conciencia profesional obedecen al

aflojamiento de la conciencia moral, a la falsa doctrina acerca de los contratos, al olvido del

bien común, al desprestigio de las leyes, pero, en modo particular, a la deshumanización de

las relaciones humanas.

- La especialización

Hoy es imposible la práctica eficiente de una profesión sin un mínimo de

especialización; pero no debe perder la visión general de los problemas de su profesión.

La especialización posibilita el dominio en profundidad de un sector de la actividad

profesional y confiere al profesional una autoridad moral dentro de la profesión.

La vocación es la que indica los temas de preferencia dentro de la profesión para

elegir la especialidad.

El grado de avance encontrado en la especialización elegida, puede ser enriquecido

con la propia investigación.

La profesión también implica deberes y si el profesional no puede cumplirlos, lo

correcto y honrado es abandonarla.

La Universidad brinda sólo un mínimo de base de lanzamiento hacia una vida de

estudio y de investigación profesional.

- Seriedad profesional

El profesional está obligado a brindar a sus clientes el máximo de seguridad

profesional, sobre todo si de eso depende la vida, salud o los bienes del cliente.

Se debe atener a lo más seguro para el cliente, y si hay algún riesgo el profesional

debe dárselo a conocer al cliente, para que éste decida asesorado por el profesional.

La seriedad supone que el profesional se actualice, investigue. Supone también

adaptarse al tiempo histórico en que le toca vivir; requiere una gran capacidad de trabajo y

de adaptación para adquirir los nuevos conocimientos y nuevos enfoques de los problemas

profesionales.

- La defensa de los derechos de la persona humana:

La persona no puede nunca estar subordinada a algo inferior a ella.

Dentro de su jurisdicción (al menos moral) el profesional debe ser celoso custodio

de los derechos de la persona humana. Existen ejemplos negativos de profesionales que,

llevados por el afán de lucro, se aprovecharon de las necesidades de las personas; así, por

ejemplo ingenieros construyeron viviendas inseguras, o médicos que dieron a pacientes

tratamientos innecesarios.

- La defensa de la vigencia de un orden socialmente más justo:

La sociedad trae al individuo múltiples bienes; pero esto no es un privilegio para

unos pocos que dirigen la sociedad. Se debe buscar el bienestar de la sociedad entera, sin

exclusión de ningún sector.

El profesional tiene que ser un defensor de las normas éticas, porque la sociedad se

preserva en el orden y la justicia.

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CUALIDADES MORALES DE LA PROFESIÓN

_________________________________________________________________________

a) Autoridad y responsabilidad: el profesional es una autoridad, no en sentido político

sino en sentido científico.

Se llama autoridad en sentido científico, a una persona que, en una determinada

rama de la ciencia, posee un vasto y profundo conocimiento y tiene la virtud de la

veracidad, que consiste en manifestar lo que piensa. En otras palabras: una

autoridad es una persona competente en un determinado nivel científico y es veraz.

Los que conocen estas cualidades de una persona están dispuestos a creer lo que esa

persona diga respecto de los otros temas. La autoridad es el fundamento de los actos

de fe que una persona hace en cuanto a lo que manifiesta otra persona acerca de los

temas que conoce. Pero para que uno crea lo que el otro dice deben darse

simultáneamente las dos condiciones mencionadas: competencia en los

conocimientos y veracidad en la manifestación de esos conocimientos. Eso otorga

confianza.

Cabe, entonces, una enorme responsabilidad ética y jurídica en el profesional; y más

ética que jurídica, porque algunos actos humanos del profesional sólo son

conocidos por él, por su conciencia moral y, por lo tanto, no están al alcance de la

acción jurídica.

Es un deber de justicia, en el ámbito de la Deontología, el cumplimiento de todo

aquello que el profesional promete hacer para satisfacer a su cliente; si hace todo lo

que puede, cumple con la justicia, aunque no se obtengan los resultados apetecidos;

si es negligente en preocuparse de lo que interesa a su cliente, comete injusticia en

la medida de su negligencia.

b) La honestidad intelectual: buscar, aceptar, amar, vivir y transmitir la verdad. La

expresión ―honestidad intelectual‖ designa una combinación de voluntad e

inteligencia, puesto que ―honestidad ―es lo mismo que decir‖ bondad moral.‖, y el

adjetivo ―intelectual‖ designa todo lo que es relativo a la inteligencia. De modo que

la honestidad intelectual es la conducta moralmente buena en el ejercicio de la

inteligencia.

Buscar la verdad es conocer la verdad, entendida en su acepción lógica (adecuación

del pensamiento con la realidad objetiva). La única forma de comprobar la verdad

de un juicio es confrontarlo – directa o indirectamente – con la realidad objetiva. A

veces no es fácil esta confrontación. Pero al profesional le incumbe realizar la

búsqueda de la verdad respecto de todo lo que está relacionado con su actividad

específica. La búsqueda de la verdad se la realiza en el plano del conocer. Las

decisiones que se tomen después de conocida dependen de muchos factores,

independientes de la verdad misma. Hay virtudes morales, entre ellas la prudencia,

que aconsejan en qué sentido debe tomarse una decisión.

Transmitir la verdad es honesto, siempre que esa transmisión se ajuste a las normas

de moralidad; porque aunque la verdad en sí siempre es un bien, los efectos de su

conocimiento pueden ser a veces malos, física o psíquicamente, para aquellos a

quienes se transmite. En este caso también es importante la prudencia. La única

verdad, éticamente hablando, es que siempre que se daba decir la verdad, hay que

decir la verdad. Si un profesional revela un secreto de su cliente a otra persona, dice

la verdad y comete un acto inmoral y, además, ilegal. Hay que señalar que, si bien

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no siempre hay obligación de decir la verdad, también hay obligación moral de no

mentir. La mentira es la expresión oral o escrita destinada, por la intención del que

la usa, a engañar a otra persona.

Todas estas consideraciones señalan un camino de rectitud moral, una conducta

ética que no debiera nunca estar separada de la actividad profesional.

La película ―Tiempos Modernos‖ de Charles Chaplin muestra como algunos

trabajos enajenan al ser humano, y pueden destruirlo. De allí la necesidad de buscar

condiciones laborales más dignas, que posibiliten que el trabajo verdaderamente desarrolle

y perfeccione al hombre.

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ACTIVIDADES

C) DE AUTOEVALUACIÓN

- Diferencia Ética Profesional de Deontología Profesional.

- ¿Qué relación tiene la búsqueda del bien común con la Deontología Profesional?

D) OBLIGATORIAS:

- Realiza una red conceptual de la unidad.

- Investiga los Códigos de Ética Profesional de tu profesión de dos países y compara

las normativas establecidas. Luego, extrae conclusiones. - Elabora diez normas que tendrías en cuenta en tu desempeño profesional

fundamentando su elección.

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UNIDAD 7: ÉTICA EMPRESARIAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Responsabilidad Social (RS).Responsabilidad Social Empresarial. Ciudadanía corporativa.

Algunas Normas de RSE.

Ética Empresarial. Códigos de Ética. El proyecto ético de las empresas. Componentes del

proyecto ético.

RESPONSABILIDAD SOCIAL

_________________________________________________________________________

Leonardo Schvarstein14

, al tratar este tema explica que el idioma inglés tiene dos

palabras diferentes para aludir al concepto de responsabilidad.

Así, con el término responsability, se señala aquello por lo cual uno se siente

internamente responsable, e involucra el juzgarse a sí mismo con relación a los propios

ideales y conciencia. Este tipo de responsabilidad generalmente se refiere a la vida privada

(ej.: me siento responsable por ayudar a un amigo en un momento difícil, sin que él o nadie

me lo exijan), correspondiendo a la dimensión interna, a la vida íntima de cada persona.

En tanto que, el término accountability, se refiere a la rendición de cuentas que uno

debe hacer ante otro, debido a una obligación o compromiso asumido. Se da en la esfera

pública, aludiendo a la dimensión externa de la vida humana (por ej: tengo que rendir

cuentas por una deuda que contraje por circunstancias ajenas a mi control y contrarias a mi

voluntad, sin que me sienta responsable por saldarla).

Sin embargo, ambos términos pueden ser las dos caras de una misma moneda; pues,

debo rendir cuentas y puedo ser sancionado si no cumplo con una obligación. Se trata

entonces de una responsabilidad exigible (que es la manera de traducir accountability).

En la responsabilidad interna, la presencia del otro puede ser explícita o implícita,

activa o pasiva, y el otro puede no estar al tanto de mi sentimiento.

En la responsabilidad exigible el otro está siempre presente de manera explícita y

activa, porque tiene el derecho y la autoridad para exigirme el cumplimiento de mis

compromisos y obligaciones. Se me puede exigir la rendición de cuentas por la

preservación del medio ambiente, en cuyo caso el vínculo es con los miembros de la

sociedad donde vivo.

La palabra social se refiere a una característica de las relaciones humanas, la de

nuestra mutua interdependencia. Pero particularizamos este término para referirnos a una

―configuración específica de prácticas‖, que están orientadas a promover la satisfacción de

cierto tipo de necesidades de los miembros de una comunidad, procurando su cohesión

sobre la base de la vigencia del principio de solidaridad.

Por eso, cuando hablamos de responsabilidad social de una organización,

distinguimos:

14

Scharstein, Leonardo. La inteligencia social de las organizaciones. Edit. Paidós. Cap 2.

La

Responsabili

dad Social

es una

responsabi-

lidad

exigible .

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La responsabilidad ―interna‖, que la propia organización ―siente‖ hacia sus

integrantes y los miembros de su comunidad.

La responsabilidad que le es exigible y por lo cual debe rendir cuentas frente a alguien que tiene la autoridad para exigir su cumplimiento (debe rendir cuentas

tanto de sus elecciones como de sus omisiones).

El cumplimiento por parte de una organización de las normas obligatorias

relacionadas con la responsabilidad social exigible, es una conducta moral, porque remite a

la ley y a la estructura social en la que se desenvuelve. En este caso, las organizaciones son

moralmente responsables y cumplen por imposición; aunque también puede ser que

cumplan por elección si van más allá de lo que la ley les exige. Si no cumplen con las

normas quedan sujetas a sanciones por constituir un delito.

Ahora bien, las organizaciones que sólo cumplen con lo establecido, no poseen

virtudes especiales, ya que sólo se atienen a los requisitos morales mínimos (por ej., el

cuidado de la seguridad e higiene de sus empleados).

Este tipo de organización es al que Leonardo Scharstein denomina organización

objeto, porque sólo cumple en forma reactiva con los requisitos externos que se le imponen.

Se trata de un tipo de organización que está atravesada por modelos hegemónicos de la

sociedad y su orden interno está determinado desde su exterior.

Otro caso sería el de aquella organización que manifiesta una voluntad para ir más

allá de lo estrictamente exigible, pues configura una conducta ética, porque no es producto

de una obligación, sino que supone la libre elección ( por ej: si una organización instituye

prácticas de seguridad e higiene para sus trabajadores que exceden lo mínimo establecido

legalmente y que los forma y motiva para que lleven estas prácticas a su ámbito familiar y

comunitario, entonces se erige en sujeto de sus propias elecciones). De allí que es posible

de calificar a este tipo de organización como organización sujeto, porque tiene la capacidad

para justificar sus decisiones y acciones por sí; es capaz de establecer sus coherencias

internas y organizar sus interacciones con el contexto para la preservación de las mismas.

Cabe aclarar que, por lo general, ninguna organización es sólo sujeto o sólo objeto,

ya que en la mayoría de los casos se da una alternancia entre ambos tipos. Es decir, se

puede ser de un tipo en determinadas cuestiones y de otro frente a otras.

En el marco de la nueva cuestión social se requiere ser organización sujeto para:

satisfacer la racionalidad económica y social;

promover el desarrollo individual y el bien común. Por supuesto que esto requiere de la voluntad política de parte del gobierno de la

organización.

Podemos entonces decir que una organización es socialmente responsable, cuando

instituye un conjunto de prácticas obligatorias y voluntarias para la satisfacción de las

necesidades sociales de sus integrantes y de los miembros de la comunidad.

Pero, ¿a qué necesidades nos referimos? A aquellas relacionadas con la salud o

sanidad, tales como alimentación, provisión de servicios básicos, vestimenta, preservación

del medio ambiente; así como las relacionadas al acceso a la educación, justicia, vivienda,

transporte, seguridad, entre otras.

Para que una organización asuma esas responsabilidades, o sea, la satisfacción de

las necesidades sociales de sus miembros y de los de su comunidad, es preciso que tenga la

Diferencias

entre

responsabili-

dad ―interna‖

y

responsabili-

dad exigible.

Organización

objeto y

organización

sujeto .

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voluntad política que se manifestará a través de su gestión de gobierno y una capacidad

administrativa para implementar sus decisiones.

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

_________________________________________________________________________

La sociedad está compuesta por un vasto conjunto de actores que, en un marco de

interdependencia recíproca, establecen entre sí distintos tipos de relaciones. En general, las

dinámicas de interacción son de índole cooperativa. Sin embargo, bajo determinadas

circunstancias, en especial cuando los actores no sopesan las consecuencias de sus actos,

éstas pueden devenir mutuamente destructivas, desencadenando, en un marco de frustración

generalizada, innumerables problemas de acción colectiva muy difíciles de superar.

Las empresas son actores sociales fundamentales de toda sociedad, están en

permanente interacción con el ambiente externo. Existe una íntima interdependencia entre

ella y su ambiente. La supervivencia de una empresa depende, en gran medida, de su

capacidad de reacción, adaptación y respuesta a las exigencias y demandas en este ámbito.

La responsabilidad de las empresas es un punto muy debatido en la actualidad. En

gran parte, su trascendencia proviene de la magnitud e influencia de las modernas

corporaciones. Muchas de estas empresas son mayores que algunos estados y su influencia

se extiende por todo el mundo.

Pocos aspectos de los negocios han despertado recientemente más interés que el

tema recién planteado de la responsabilidad empresarial. Sobre todo en Norteamérica,

Europa y Asia las responsabilidades de las empresas respecto de sus conciudadanos han

merecido especial atención. Esto refleja en parte la conciencia creciente del impacto de su

actividad sobre el entorno y los desvalidos. En cualquier caso, la discusión refleja el amplio

reconocimiento del cambio de la relación entre las empresas y la sociedad. Las nuevas

tecnologías, el desarrollo de mercados y las nuevas ideas permiten apreciar los factores

influyentes en las acciones empresariales y su impacto potencial en aspectos que se

extienden más allá de la aprobación convencional de las firmas y sus dirigentes. El

retroceso del Estado crea nuevas oportunidades e impone nuevas responsabilidades a las

empresas, y los dirigentes de éstas buscan modos de expresar y definir su papel ante el

cambio de las circunstancias. Estas variaciones imponen gradualmente mayores

responsabilidades a las firmas, empresarios y ejecutivos. La libertad para actuar no

constituye licencia para abusar. En los grandes hundimientos de la Bolsa se observa

repetidamente el mal uso de las reglas del mercado de valores. En cambio, dirigentes de

empresa competentes reconocen el nexo entre derechos y obligaciones.

La mayor conciencia en cuanto al impacto de las decisiones comerciales sobre la

sociedad en general y el entorno natural, ha dado lugar a la reconsideración de las normas y

valores de los negocios.

El debate sobre la responsabilidad empresarial se ha hecho más intensa en este

momento que en cualquier otra época del siglo XX. El debate se refiere al modo en que las

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80

organizaciones rigen sus asuntos y al carácter de la relación entre la empresa y la

comunidad.

La atención prestada a la conducta de las empresas proviene de la coincidencia de

varios factores, el más importante de los cuales sea acaso el creciente convencimiento de la

necesidad de combinar una mayor libertad para cumplir las funciones económicas de la

empresa con la exigencia de que esta libertad se emplee responsablemente. En ciertos

casos, se suma a esto la demanda de una mayor participación de los negocios en la solución

de los problemas económicos y sociales planteados por el desarrollo económico.

La noción de Responsabilidad Social Empresaria, se encuentra íntimamente

relacionada al cómo las empresas se relacionan con e impactan en la sociedad,

suponiendo, bajo esta óptica, que para crecer y competir más eficientemente éstas deberían

contribuir a generar un ambiente posibilitador (―enabling environment‖) que les permita

llevar adelante con mayor facilidad sus negocios y operaciones. Como veremos, pues, la

idea de RSE nos permitirá poner en perspectiva el papel de la empresa en la sociedad y las

posibles nuevas relaciones entre ella y su ambiente.

Una empresa se encuentra vinculada con una serie de interlocutores o stakeholders

específicos que pueden afectar y ser afectados por sus acciones.

a- interlocutores primarios (aquellos sin cuya continua participación la empresa no

podría sobrevivir):los accionistas, inversores, empleados, clientes y proveedores;

b- interlocutores públicos, conformado esencialmente por el gobierno y por los

organismos públicos pertenecientes al Estado.

c- interlocutores secundarios (aquellos que, sin participar directamente en las

operaciones de la empresa, pueden influenciar o ser influenciados por ella): los

consumidores, los medios de comunicación, las organizaciones empresariales, los

sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil ; también los competidores.

La responsabilidad social no debería expresarse únicamente frente a determinados

interlocutores primarios, como por ejemplo los accionistas, sino frente a su compleja

totalidad, puesto que, en principio, cualquiera de éstos puede llegar a influir en su éxito o

fracaso.

Las organizaciones actúan en las sociedades sobre la base de un contrato implícito o

explícito que impone deberes creativos y responsabilidades. Esto excede en mucho de las

funciones económicas que les atribuyen autores como Friedmann. Estas obligaciones se

modifican con el tiempo, y el Estado asume un número variable de estas funciones o

actividades o las delega en otros miembros de la sociedad.

Las empresas cumplen determinadas funciones especializadas y diferenciadas, es

decir, cumplen determinados roles. Desde la consolidación de la empresa como unidad

productiva por antonomasia de las sociedades capitalistas modernas, se concibe que los

roles desempeñados por éstas se articulen y definan en torno a un vínculo o contrato tácito

con la sociedad de carácter esencialmente económico. En el marco de este contrato, las

empresas deberían:

Contrato

económico y

contrato

social

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81

- producir con la máxima eficiencia posible bienes y servicios que satisfagan

múltiples necesidades;

- generar empleos, constituyendo de esta manera una de las principales fuentes de

rentas;

- invertir parte de sus excedentes, promoviendo el avance tecnológico y el

crecimiento de la productividad;

- y cumplir con las responsabilidades legales, en especial las de carácter fiscal.

En Argentina, sustentado en los procesos de privatización y desregulación, el sector

empresarial alcanzó un sustancial protagonismo que le permitió incrementar su importancia

en áreas esenciales como la salud y la educación, en las que, vale aclarar, ya tenía un peso

determinante, como así también en actividades en las que hasta ese momento prácticamente

no había incursionado.

Es evidente, probablemente hoy más que nunca, la necesidad de un nuevo contrato,

ahora de índole social, que complemente y supere el anterior y que permita a las empresas

cimentar un renovado lazo con la sociedad que vaya más allá de lo puramente económico.

En el devenir de este proceso, acompañando el protagonismo de la empresa y la

ampliación de su horizonte de intereses, las expectativas sociales en torno a ella,

potenciadas por el acelerado retraimiento de lo estatal, también se incrementaron

Es justamente en el proceso de configuración de este renovado contrato que una

nueva definición de lo que constituye el comportamiento socialmente responsable por parte

de una empresa adquiere tanto sentido y significación. Una nueva acepción que, en última

instancia, nos permita superar las limitaciones de la cosmovisión friedmaniana,

correctamente planteada, pero aceptable únicamente en un marco de condiciones ideales.

* La empresa trasciende su rol económico tradicional. Hoy, ya se la visualiza como

creadora de riqueza, impulsora de investigación y desarrollo, generadora de bienestar social

y fuente de empleo. Es un ente jurídico que adquiere la ciudadanía al involucrarse en la

temática social.

En un contexto en el que los consumidores, las organizaciones de la sociedad civil y

los medios de comunicación incrementan de manera continua y acelerada su poder de

―vigilar y castigar‖, supone una nueva forma de orientar la gestión empresarial en base una

ética que considere y evalúe los efectos de las acciones y los medios a utilizarse, esto es,

una nueva forma de hacer y de conducir los negocios en base a una ética de la

responsabilidad.

* La sociedad civil, consumidor final del producto o servicio empresarial, exhibe

una toma de conciencia, interesándose y adoptando posiciones activas respecto de los

comportamientos del ciudadano empresario. Emerge así la actitud de la comunidad, forjada

en apreciaciones reales o de imagen, que emite su opinión o vota, premiando o sancionando

a las empresas según sus percepciones.

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* Reputación, trayectoria y generación de confianza son hoy recursos intangibles

tanto o más trascendentes que el resto de los activos de una organización.

Sustentando su accionar en una ética de la responsabilidad, las empresas deberían

tomar plena conciencia de las implicancias individuales, sociales y medioambientales que

acarrean sus prácticas operativas, desarrollando políticas, procedimientos y procesos

orientados a evitar posibles efectos colaterales negativos, a potenciar externalidades

positivas y a fomentar el respeto y consideración de cada uno de los stakeholders con los

que se relaciona. Bajo esta óptica, las empresas deberían comenzar a incluir en su agenda y

consideración un amplio conjunto de temáticas e interlocutores tradicionalmente

considerados ajenos al ámbito de sus preocupaciones primarias.

Actualmente, siempre con matices y excepciones, la preocupación central de los

altos directivos empresariales consiste en satisfacer, maximizando beneficios, las

expectativas de los accionistas o shareholders. Incrementar las ganancias y preocuparse por

los intereses de los accionistas sigue siendo, por supuesto, totalmente válido, puesto que

constituye el elemento sustancial y determinante de la naturaleza de la empresa. No

obstante, como enfatizamos, esto es válido, e incluso vitalmente importante, siempre y

cuando no se procure a cualquier precio y considere, en cualquier circunstancia, los medios

a utilizarse.

La noción de Ciudadanía Corporativa, el eje conceptual sobre el que se articulan

las demandas, se encuentra en efecto íntimamente relacionada a la de Responsabilidad

Social Empresaria. La Ciudadanía Corporativa, sustentada en la idea de que la empresa

tiene derechos pero también tiene deberes, engloba un amplio abanico de acciones que

pueden ir desde el respeto por las disposiciones legales hasta comportamientos de tipo

proactivo. Como mínimo, pues, consiste en la adhesión a las leyes, regulaciones y prácticas

de negocio aceptadas en el ámbito de operación de la empresa, pero puede implicar también

un comportamiento previsor y responsable con respecto al medio ambiente y/o las

comunidades afectadas por sus prácticas operativas y comerciales.

Las empresas aprecian cada vez más los beneficios que pueden obtener del

reconocimiento de los valores en que basan sus operaciones. Los negocios regidos por este

tipo de valores parecen requerir menos supervisión interna, operan a más bajo coste,

pueden ser más flexibles e innovadores y ofrecen mayor satisfacción a los empleados y

mejores ganancias a los partícipes.

Desde nuestra perspectiva, que una empresa sea socialmente responsable supone

que sea ciudadana, pero que sea ciudadana de una manera especial, esto es, que no se limite

exclusivamente al respeto de las obligaciones jurídicas, sino que vaya un paso más allá del

cumplimiento legal, integrando voluntariamente en sus prácticas, tanto operativas como

comerciales, consideraciones de índole ética, social y medioambiental.

Bajo esta óptica, una empresa socialmente responsable puede llegar a ser aquella:

- cuyo comportamiento, repetimos, vaya más allá del estricto cumplimiento de la

normativa vigente, tanto a nivel provincial, nacional como internacional;

Ciudadanía

Corporativa

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- que instrumente métodos y políticas que impacten positivamente en la vida

profesional y personal de sus empleados;

- que se preocupe activamente por las consecuencias medioambientales de su

actividad productiva y comercial;

- cuyos directivos y empleados orienten su accionar en base a un código de ética que

no contradiga las disposiciones jurídicas vigentes;

- y que contemple la comunidad sobre la cual se asienta.

Según la categorización realizada por Nino, para que una empresa pueda encajar

dentro de la categoría de socialmente responsable, su comportamiento debe ser

normativamente leal, esto es, debe tomar en cuenta, al observar una ley, los fines

normativos que determinan su interpretación y alcance de aplicación, hayan sido o no

explícitamente formulados en su prescripción original

Sustentando y reafirmando la validez de nuestra postura, intentaremos demostrar

que la sistematización e institucionalización de comportamientos socialmente responsables

es funcional al sistema empresario, esto es, a la supervivencia del vasto conjunto de

unidades productivas que actúan y se desenvuelven en nuestro país; y que es funcional, por

otra parte, a la empresa considerada individualmente, puesto que, como veremos, esta

nueva forma de hacer y de conducir los negocios les permitirá incrementar sus beneficios y

utilidades.

En este complejo escenario, el sector empresarial debe tomar conciencia de las

potencialidades y capacidades inherentes a su accionar, especialmente a la hora de suplir las

falencias estatales y las limitaciones de las instituciones civiles. Desde nuestra óptica, en

este nuevo orden de cosas posible, las empresas están llamadas a cumplir un papel

protagónico y estratégico; a desempeñar, en otras palabras, un rol activo que posibilite la

configuración del postulado contrato de índole social, un contrato complementario y

superador del puramente económico que permita a las empresas cimentar un renovado lazo

con la sociedad. Las demandas y necesidades, como vimos, existen.

Es necesario destacar la importancia que puede llegar a tener, en un contexto de

tanta inestabilidad, un elemento inherente a las relaciones sociales cuyas posibilidades y

potencialidades a la hora de superar estas cuestiones no han sido aún acabadamente

exploradas ni suficientemente explotadas y que las empresas pueden contribuir a

intensificar: el capital social.

Desde la perspectiva de Putnam, uno de los precursores del término, tres elementos

fundamentales definen y circunscriben al capital social. Estos elementos son: el grado de

confianza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de

comportamiento cívico practicadas en su seno y el nivel de asociatividad que la caracteriza.

En última instancia, es una cuestión de interdependencia. El escaso compromiso

cívico que caracteriza a nuestra sociedad demuestra la práctica inexistencia de una cultura

de lo público. En este contexto de mutua frustración, puede comprenderse con mayor

facilidad la existencia de elevados niveles de contaminación, la asiduidad de las

Capital

Social

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transgresiones, la suciedad de los espacios públicos y el escaso respeto por las normas

jurídicas vigentes.

El aspecto más positivo de la crisis económica, política, social, cultural e

institucional que actualmente nos toca atravesar, probablemente sea la puesta en escena de

nuestros mayores males, nuestro individualismo y nuestro escaso sentido de lo público. En

diversos ámbitos, esta contundente realidad ha despertado un renovado compromiso por el

otro, un interés por lo público y por la cooperación. Sin embargo, aunque importantes, estos

cambios son todavía someros y puntuales. Nuestra capacidad y astucia no debería residir en

la viveza, sino en saber aprovechar la oportunidad que nos brinda la coyuntura actual de

consolidar esta tendencia. La presente crisis puede llegar a representar un momento bisagra

de nuestra historia. Ahora tenemos que definir el papel que va a cumplir el sector

empresario.

Acaso el único modo de enfrentarse con situaciones de difícil solución (por las

interacciones y consecuencias de sus decisiones) es desarrollar un sistema de valores que

reflejen la voluntad de asumir esta responsabilidad en lugar de traspasarla a otros. Gran

parte del pensamiento empresarial reconoce esta responsabilidad.

La Responsabilidad Social es una responsabilidad exigible a la organización, por lo cual

tiene que dar cuenta de sus acciones como de sus omisiones, frente a quien tiene la

autoridad para exigir su cumplimiento. Sin embargo, la voluntad de una organización para

ir más allá de lo exigible configura una conducta ética ya que supone un acto de libre

elección.

NORMAS DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

_________________________________________________________________________

AA 1000 (Account Ability 1000)

Desarrollada por Accountability, en 1.999, con el objeto de aumentar el nivel de

responsabilidad de las organizaciones, mejorando la calidad de los reportes sociales y

éticos, tanto en su registro como en su auditoria y exposición.

- Destinatarios: empresas, ONG y entidades públicas.

- Carácter de la recomendación: voluntario.

- Considera la respuesta exigible compuesta por tres imperativos:

Transparencia en la rendición de cuentas a los grupos de interés.

Respuesta a sus preocupaciones

Cumplimiento con los estándares a los que se compromete voluntariamente, y a los

que debe observar por razones estatuarias o legales.

Esta responsabilidad se sostiene en el principio fundamental de inclusión de las

aspiraciones y de las necesidades de todos los grupos de interés.

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SA 8000 (Social Accountability 8000)

Desarrollada por Social Accountability International. La norma fue creada en el año

1.997. Se basa en instrumentos internacionales de derechos humanos y derecho laboral.

Objetivos:

Mejorar las condiciones laborales a nivel global.

Proveer un estándar universal para ser usado en cualquier empresa, sector

económico y país del mundo.

Proveer un incentivo que beneficia a empresas y consumidores a través de una

estrategia multisectorial.

Facilitar la colaboración entre empleadores, trabajadores y organizaciones de la

sociedad civil.

La norma plantea 9 áreas esenciales:

Trabajo infantil.

Trabajos forzados.

Salud y seguridad en el trabajo.

Libertad de asociación y derecho de negociación colectiva.

Discriminación.

Medidas disciplinarias.

Horario de trabajo.

Compensación

Sistemas de gestión.

ÉTICA EMPRESARIAL

_________________________________________________________________________

Como un ámbito especial del planteo de las relaciones entre Ética y Economía, se

encuentra la problemática más específica de la Ética aplicada a las decisiones que se toman

en las empresas. Esto ha dado surgimiento a la denominada Ética Empresarial o Ética de los

Negocios.

Los motivos de su surgimiento quizás sean, además de la evidente evolución social,

la envergadura que ha tomado el impacto socioeconómico negativo de las actuaciones de

ciertas importantes empresas, cuyas decisiones se apartaron de los principios éticos.

La Ética Empresarial es la consideración y aplicación de los principios generales de

la Ética al ámbito de la empresa. El objeto material de esta disciplina son las ―decisiones y

acciones en el ámbito de la vida de la empresa, en que las pautas o marcos de referencia de

los agentes (individuales o colectivos) no se limitan a aspectos económicos, políticos o

técnicos, sino también incluyen la referencia a valores o normatividad moral: es decir, se

trata de eventos en que es posible llegar a un juicio de valor moral. Esos eventos se dan en

el interior de instituciones empresariales, pero también en sus relaciones externas, con otras empresas, sindicatos, Estado, etc‖.

15

15

Dr. RODRIGUEZ DE RIVERA, José. ―Ética y Empresa‖. Parte 2. Universidad Católica de Salta.

Concepto de

Ética

Empresarial

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En cuanto a su objeto formal, existen algunas discrepancias; pero es posible

considerar los problemas que se tratan en diferentes grupos:

- Se tratan problemas referidos a la producción de rendimientos internos: sobre la

dirección y desarrollo de personal; procesos productivos; configuración del

producto y sobre Dirección.

- Cuestiones referidas a las relaciones entre mercado y empresa: relaciones a

proveedores, a clientes y competencia; fiabilidad del producto y honradez

comercial, evitar el abuso del poder sobre pequeños proveedores, comisiones y

sobornos para obtener ventajas ilícitas, etc. Además, el tema del tratamiento de

la ―información‖.

- En cuanto a las cuestiones relacionadas a Economía – Sociedad: se consideran

otros grupos de interés (stakeholders): nación, comunidad, relaciones

internacionales; el cumplimiento o incumplimiento de expectativas sociales,

productos nocivos, etc.

Según Adela Cortina16

, La Ética Empresarial posee las siguientes características:

1) No es una ética de la convicción, sino una de la responsabilidad por las

consecuencias de las decisiones que se toman. Esto no significa optar por el

pragmatismo, sino recordar que es preciso tener en cuenta las consecuencias de las

decisiones para aquella finalidad por la que la empresa existe y que consiste en la

satisfacción de necesidades humanas. La ética de la empresa es una ética de la

responsabilidad convencida.

2) Puesto que la actividad empresarial tiene una finalidad, que le es legítima y de la

que cobra todo su sentido ( servir a los consumidores que son los afectados a cuyo

servicio se encuentra la actividad de la empresa), queda deslegitimada la que olvide

esta finalidad. Los consumidores son interlocutores válidos y una ética de la

empresa exige tener en cuenta sus intereses a través de mecanismos de participación

efectiva.

3) Los miembros de la empresa son también interlocutores válidos, cuyos derechos

tienen que ser respetados al nivel de una conciencia moral como la que socialmente

hemos alcanzado; de ahí que queden fuera de época las prácticas humillantes y las

deconsideraciones.

4) Los miembros de la empresa también deben cumplir con sus obligaciones y

corresponsabilizarse por la marcha de la empresa a la que se pertenece; de ahí que

la cooperación haya de tomar el lugar del conflicto y la corresponsabilidad el lugar

de la apatía.

5) Una empresa actual ha de atenerse a un marco postconvencional de justicia, no sólo

legal, sino ante todo moral.

16

CORTINA, Adela (2.000) ―Ética de la empresa‖. Madrid: Ed.Trotta

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6) El cambio en la concepción de la empresa de un modelo taylorista a un modelo

postaylorista no es una simple moda, sino una auténtica exigencia de la conciencia

moral de los tiempos. Una conciencia que, como tal es irreversible.

Para responder a estos retos, es preciso diseñar un modelo de empresa capaz de

satisfacer estas exigencias.

CÓDIGOS DE ÉTICA _________________________________________________________________________

¿En qué consiste un código de ética?

-Se trata de una herramienta útil para la construcción de hábitos empresariales que

fortalezcan a la organización y a sus miembros (Ramón Ibarra Ramos).

-Se entiende por códigos éticos ―las declaraciones corporativas de los principios que

constituyen el patrimonio moral de la empresa, es decir, que establecen las prácticas

consideradas como positivas y como negativas en los diferentes ámbitos de intervención de

la empresa‖.17

Roberto De Michele sostiene que ―son sistemas de reglas establecidas con el

propósito general de guiar el comportamiento de los integrantes de la organización y de

aquellos con los cuales ésta actúa habitualmente: clientes, proveedores y contratistas‖.18

El objetivo de los mismos es establecer una guía para el comportamiento y la toma

de decisiones en el ámbito empresarial.

Una cuestión importante que surge al respecto es que, para algunos, hablar de un

código de ética es un error, ya que la adopción de un principio ético tiene que basarse en

razones y no en la posibilidad de un castigo, que nos remite más bien a un sistema jurídico.

Esta crítica es acertada; pero el origen de ese término ―códigos éticos‖ se basa en la

tradición de las reglas fijadas para el ejercicio profesional.

Los códigos éticos, constituyen una forma de regulación de las relaciones internas

entre los miembros de una organización y de éstos con el entorno. Pretenden ser un

instrumento que facilite reconocer los problemas y conflictos que enfrentan las empresas y

resolverlos de acuerdo a objetivos buscados.

El contenido de los códigos de ética se define en base a las necesidades de cada

organización. Los temas más frecuentes que aparecen en ellos son, por ejemplo, las

características que deben guardar las relaciones internas y externas de la organización,

determinándose las responsabilidades; orientaciones referidas al trabajo profesional;

17

AGUIRRE SABADA – CASTILLO CLAVERO – TOUS ZAMORA (1.999) ―Administración de

Organizaciones‖. España: Ediciones Pirámide. 18

DE MICHELE, Roberto ( 1.998) ― Los Códigos de Ética en las Empresas‖. Bs. As. : Edit. Granica.

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conductas, deberes y derechos del personal; medidas para garantizar mínimos de calidad

de vida laboral; uso de información privilegiada; uso de los bienes de la organización, entre

otros.

Según el Dr. José Rodríguez de Rivera, la práctica de los códigos éticos tiene sus

ventajas, en la medida en que facilitan la aplicación de reglas para la convivencia,

definiendo los ámbitos de decisión discrecional. Sin embargo, no ayudan para evitar que el

responsable de una decisión se enfrente a dilemas morales. Además, cuando la reflexión

ética sobre la moral se centra sólo en esos códigos, no se considera todo el campo de

problemas, de implicaciones y de relaciones con otros problemas, dando lugar a

comportamientos rutinarios, empobreciendo la vida moral del sujeto decisor.

En la mayoría de los casos son manifestaciones del papel de la organización y de la

particular cultura de cada empresa. El contenido del código se define en base a las

necesidades de cada organización, sus objetivos, su propia cultura y el contexto en que

actúa.

PROYECTO ÉTICO INSTITUCIONAL _________________________________________________________________________

Según Jorge Etkin, un proyecto ético presenta los siguientes componentes:

La decisión política: un nuevo acuerdo sobre los propósitos y formas de gobierno, mecanismos de consulta y de participación en el poder.

definición de redes internas de protección social para enfrentar la crisis en el

contexto. consenso sobre la responsabilidad social de la organización.

Criterios acordados para los procesos decisorios: La consideración de los

valores de libertad, solidaridad, dignidad del trabajo, justicia y equidad.

Diálogo para resolver la prioridad de los valores en situaciones concretas.

Definición de las bases de legitimidad que sirven de sustento a las relaciones de autoridad: Conducción por parte de quienes están mejor

preparados, según criterios compartidos.

Mecanismos de justicia frente a situaciones de desigualdad ( orden interno): Situaciones como la sobrecarga de tareas en un sector, las diferencias no

justificadas en la remuneración, la discriminación o falta de igualdad en las

oportunidades.

Transparencia en las comunicaciones: Difusión sobre los planes y

resultados de manera que los integrantes no tengan dudas sobre la situación

en que viven, sus riesgos y posibilidades. Que no exista información oculta

que dé privilegios a quienes la tienen. Canales en ambos sentidos.

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Acuerdo sobre los códigos de la convivencia en el trabajo: reglas y formas

de relación. Aceptación de los rasgos de identidad de la organización y la

manera en que todos relación. Aceptación de los rasgos de identidad de la

organización y la manera en que todos los integrantes contribuyen a

sostenerlos.

Un proyecto ético posibilita:

-Una cultura construida sobre el diálogo y el consenso, no la cultura manejada

desde un interés sectario. - Enfrentar la contradicción individuo – organización, mediante la redefinición de

las premisas decisorias, incorporando la cuestión de los valores

- Un clima de confianza, que facilitan la innovación , las respuestas creativas , que

potencian las posibilidades de la organización

- Enfrentar el desafío de la configuración de los valores en situaciones concretas y

en contextos diferenciados (batalla ética)

Los códigos éticos son un modo de testimoniar los principios y valores de los que se halla

imbuida la empresa y para institucionalizar los criterios éticos en las decisiones y acciones

cotidianas de la misma.

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ACTIVIDADES

A) DE AUTOEVALUACIÓN

- ¿Qué relaciones encuentras entre la Ética Empresarial y la RSE?

B) OBLIGATORIAS:

- Señala los rasgos más importantes de la Responsabilidad Social.

- Explica los beneficios de la implementación de la RS.

- Nombra las ventajas de establecer un código de ética en una institución.

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VOCABULARIO

- Atributo: propiedad necesaria de algo.

- Apetito: tendencia sensible o espiritual hacia algo.

- Autoconciencia: es el ―darse cuenta de sí mismo‖, es el acto de afirmación de sí

mismo frente a todo otro ser.

- Autodeterminación: es la capacidad que tiene la persona para asumir el control de

su propio ser.

- Conciencia: conocimiento reflejo del propio yo; también puede referirse a la

advertencia de la bondad o malicia moral de un acto concreto.

- Deliberación: examen mental de las razones a favor o en contra de un acto humano

susceptible de ser realizado u omitido.

- Ente: todo lo que es o puede ser. Aquello cuyo acto es ser.

- Existencia: hecho de estar un ente fuera de la nada o de sus causas.

- Experiencia: conocimiento adquirido por repetidas percepciones sensibles.

- Evidencia: manifestación patente del ser.

- Facultad: potencia o capacidad operativa de un ente viviente.

- Hábito: cualidad perfectiva de una esencia o potencia (capacidad), que la habilita a

realizar bien los actos respectivos.

- Individuo: lo indiviso en sí mismo y dividido respecto de todo lo demás.

- Inmanente: lo que queda dentro de algo; lo interior a nuestra conciencia.

- Intención: 1. Acto de voluntad por el que se tiende a un fin. 2. Acto de los sentidos

y/o intelecto por el que se conoce algo. 3. Concepto.

- Intuición: conocimiento directo y sin intermediarios de alguna cosa.

- Metafísica: es la disciplina filosófica que tiene por objeto el ente en cuanto ente y

se eleva hasta sus primeras causas y principios.

- Noético: es lo referido al conocimiento intelectual.

- Trascendente: lo que está ―más allá‖ de algo: Dios como trascendente al mundo: el

ente real como trascendente a la subjetividad.

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