misa con seminaristas

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    VIAJE APOSTLICO A MADRIDCON OCASIN DE LA XXVI JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

    18-21 DE AGOSTO DE 2011

    SANTA MISA CON LOS SEMINARISTAS

    HOMILA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

    Catedral de Santa Mara la Real de la Almudena de Madrid

    Sbado 20 de agosto de 2011

    Seor Cardenal Arzobispo de Madrid,Venerados hermanos en el Episcopado,

    Queridos sacerdotes y religiosos,

    Queridos rectores y formadores,Queridos seminaristas,

    Amigos todos

    Me alegra profundamente celebrar la Santa Misa con todos vosotros, queaspiris a ser sacerdotes de Cristo para el servicio de la Iglesia y de loshombres, y agradezco las amables palabras de saludo con que me habisacogido. Esta Santa Iglesia Catedral de Santa Mara La Real de la Almudena

    es hoy como un inmenso cenculo donde el Seor celebra con deseo ardientesu Pascua con quienes un da anhelis presidir en su nombre los misterios dela salvacin. Al veros, compruebo de nuevo cmo Cristo sigue llamando a jvenes discpulos para hacerlos apstoles suyos, permaneciendo as viva lamisin de la Iglesia y la oferta del evangelio al mundo. Como seminaristas,estis en camino hacia una meta santa: ser prolongadores de la misin queCristo recibi del Padre. Llamados por l, habis seguido su voz y atradospor su mirada amorosa avanzis hacia el ministerio sagrado. Poned vuestrosojos en l, que por su encarnacin es el revelador supremo de Dios al mundoy por su resurreccin es el cumplidor fiel de su promesa. Dadle gracias poresta muestra de predileccin que tiene con cada uno de vosotros.

    La primera lectura que hemos escuchado nos muestra a Cristo como el nuevoy definitivo sacerdote, que hizo de su existencia una ofrenda total. La antfonadel salmo se le puede aplicar perfectamente, cuando, al entrar en el mundo,dirigindose a su Padre, dijo: Aqu estoy para hacer tu voluntad (cf. Sal39,8-9). En todo buscaba agradarle: al hablar y al actuar, recorriendo loscaminos o acogiendo a los pecadores. Su vivir fue un servicio y su desvivirseuna intercesin perenne, ponindose en nombre de todos ante el Padre como

    Primognito de muchos hermanos. El autor de la carta a los Hebreos afirma

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    que con esa entrega perfeccion para siempre a los que estbamos llamados acompartir su filiacin (cf.Heb 10,14).

    La Eucarista, de cuya institucin nos habla el evangelio proclamado(cf.Lc 22,14-20), es la expresin real de esa entrega incondicional de Jesspor todos, tambin por los que le traicionaban. Entrega de su cuerpo y sangrepara la vida de los hombres y para el perdn de sus pecados. La sangre, signode la vida, nos fue dada por Dios como alianza, a fin de que podamos poner lafuerza de su vida, all donde reina la muerte a causa de nuestro pecado, y asdestruirlo. El cuerpo desgarrado y la sangre vertida de Cristo, es decir sulibertad entregada, se han convertido por los signos eucarsticos en la nuevafuente de la libertad redimida de los hombres. En l tenemos la promesa deuna redencin definitiva y la esperanza cierta de los bienes futuros. Por Cristosabemos que no somos caminantes hacia el abismo, hacia el silencio de la

    nada o de la muerte, sino viajeros hacia una tierra de promisin, hacia l quees nuestra meta y tambin nuestro principio.

    Queridos amigos, os preparis para ser apstoles con Cristo y como Cristo,para ser compaeros de viaje y servidores de los hombres. Cmo vivir estosaos de preparacin? Ante todo, deben ser aos de silencio interior, de permanente oracin, de constante estudio y de insercin paulatina en lasacciones y estructuras pastorales de la Iglesia. Iglesia que es comunidad einstitucin, familia y misin, creacin de Cristo por su Santo Espritu y a lavez resultado de quienes la conformamos con nuestra santidad y con nuestros

    pecados. As lo ha querido Dios, que no tiene reparo en hacer de pobres ypecadores sus amigos e instrumentos para la redencin del gnero humano. Lasantidad de la Iglesia es ante todo la santidad objetiva de la misma persona deCristo, de su evangelio y de sus sacramentos, la santidad de aquella fuerza delo alto que la anima e impulsa. Nosotros debemos ser santos para no crear unacontradiccin entre el signo que somos y la realidad que queremos significar.

    Meditad bien este misterio de la Iglesia, viviendo los aos de vuestraformacin con profunda alegra, en actitud de docilidad, de lucidez y deradical fidelidad evanglica, as como en amorosa relacin con el tiempo y las personas en medio de las que vivs. Nadie elige el contexto ni a losdestinatarios de su misin. Cada poca tiene sus problemas, pero Dios da encada tiempo la gracia oportuna para asumirlos y superarlos con amor yrealismo. Por eso, en cualquier circunstancia en la que se halle, y por dura queesta sea, el sacerdote ha de fructificar en toda clase de obras buenas,guardando para ello siempre vivas en su interior las palabras del da de suOrdenacin, aquellas con las que se le exhortaba a configurar su vida con elmisterio de la cruz del Seor.

    Configurarse con Cristo comporta, queridos seminaristas, identificarse cadavez ms con Aquel que se ha hecho por nosotros siervo, sacerdote y vctima.

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    Configurarse con l es, en realidad, la tarea en la que el sacerdote ha de gastartoda su vida. Ya sabemos que nos sobrepasa y no lograremos cumplirla plenamente, pero, como dice san Pablo, corremos hacia la meta esperandoalcanzarla (cf.Flp 3,12-14).

    Pero Cristo, Sumo Sacerdote, es tambin el Buen Pastor, que cuida de susovejas hasta dar la vida por ellas (cf.Jn 10,11). Para imitar tambin en esto alSeor, vuestro corazn ha de ir madurando en el Seminario, estandototalmente a disposicin del Maestro. Esta disponibilidad, que es don delEspritu Santo, es la que inspira la decisin de vivir el celibato por el Reino delos cielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la austeridad de vida yla obediencia sincera y sin disimulo.

    Pedidle, pues, a l, que os conceda imitarlo en su caridad hasta el extremo

    para con todos, sin rehuir a los alejados y pecadores, de forma que, convuestra ayuda, se conviertan y vuelvan al buen camino. Pedidle que os enseea estar muy cerca de los enfermos y de los pobres, con sencillez ygenerosidad. Afrontad este reto sin complejos ni mediocridad, antes biencomo una bella forma de realizar la vida humana en gratuidad y en servicio,siendo testigos de Dios hecho hombre, mensajeros de la altsima dignidad dela persona humana y, por consiguiente, sus defensores incondicionales.Apoyados en su amor, no os dejis intimidar por un entorno en el que sepretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo sonlos principales criterios por los que se rige la existencia. Puede que os

    menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas ms altas odesenmascaran los dolos ante los que hoy muchos se postran. Ser entoncescuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente comouna novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdady la justicia.

    Alentados por vuestros formadores, abrid vuestra alma a la luz del Seor paraver si este camino, que requiere valenta y autenticidad, es el vuestro,avanzando hacia el sacerdocio solamente si estis firmemente persuadidos deque Dios os llama a ser sus ministros y plenamente decididos a ejercerloobedeciendo las disposiciones de la Iglesia.

    Con esa confianza, aprended de Aquel que se defini a s mismo como mansoy humilde de corazn, despojndoos para ello de todo deseo mundano, demanera que no os busquis a vosotros mismos, sino que con vuestrocomportamiento edifiquis a vuestros hermanos, como hizo el santo patronodel clero secular espaol, san Juan de vila. Animados por su ejemplo, mirad,sobre todo, a la Virgen Mara, Madre de los sacerdotes. Ella sabr forjarvuestra alma segn el modelo de Cristo, su divino Hijo, y os ensear siempre

    a custodiar los bienes que l adquiri en el Calvario para la salvacin delmundo. Amn.

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    ANUNCIO DE LA PRXIMA DECLARACIN DE SAN JUAN DEVILA,

    PRESBTERO, PATRONO DEL CLERO SECULAR ESPAOL, COMO

    DOCTOR DE LA IGLESIA UNIVERSAL

    Queridos hermanos:

    Con gran gozo, quiero anunciar ahora al pueblo de Dios, en este marco de laSanta Iglesia Catedral de Santa Mara La Real de la Almudena, que,acogiendo los deseos del Seor Presidente de la Conferencia EpiscopalEspaola, Eminentsimo Cardenal Antonio Mara Rouco Varela, Arzobispo deMadrid, de los dems Hermanos en el Episcopado de Espaa, as como de ungran nmero de Arzobispos y Obispos de otras partes del mundo, y de muchosfieles, declarar prximamente a San Juan de vila, presbtero, Doctor de laIglesia universal.

    Al hacer pblica esta noticia aqu, deseo que la palabra y el ejemplo de esteeximio Pastor ilumine a los sacerdotes y a aquellos que se preparan conilusin para recibir un da la Sagrada Ordenacin.

    Invito a todos a que vuelvan la mirada hacia l, y encomiendo a su intercesina los Obispos de Espaa y de todo el mundo, as como a los presbteros yseminaristas, para que perseverando en la misma fe de la que l fue maestro,modelen su corazn segn los sentimientos de Jesucristo, el Buen Pastor, aquien sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amn.