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Miguel Angel Prieto Plaza AGROECÓTICA

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AGROECÓTICA EL ARTE DE MEJORARNOS MEJORANDO AL SUELO QUE SOMOS

C O M P R A R T E

Ginebra – Colombia Junio de 2014

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Miguel Angel Prieto Plaza AGROECÓTICA

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Este trabajo es propiedad del Comité Pro Arte Ciencia y Evolución “COMPRARTE”

Se autoriza y agradece su distribución respetando la propiedad intelectual.

Miguel Angel Prieto Plaza.

Calle 13 Nº 1 B 20 Ginebra Telef. 2563661 E-mail: [email protected] Web: www.miguelangelprieto.com

COMPRARTE

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Miguel Angel Prieto Plaza AGROECÓTICA

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DEDICATORIA

“A mi padre, quien me enseñó a querer el suelo”

Este libro es como el viento, las semillas, el polen… de libre circulación

Obséquialo, publícalo en tu sitio web, utilízalo con tus alumnos, pero sobre todo

aplícalo en el suelo que cuidas, no importa si es una maceta, un patio, una finca…

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PRESENTACIÓN.

“Tomó pues Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén para

que lo labrara y lo guardase.”

Génesis 2: 15

ace aproximadamente dos siglos el mundo comenzó el experimento de la agricultura con químicos. Hoy ya sabemos el resultado. La conclusión es que este tipo de

agricultura no debe ser utilizado para bien del suelo, el agua y los seres vivos que estamos hechos, precisamente, de suelo, de agua, de aire y de sol. El cambio que estamos dando, de la agricultura química a la agricultura biológica, no es un regreso al pasado sino un salto al futuro. Es cierto que debemos abandonar el uso de agroquímicos pero también es cierto que no podemos volver a la agricultura que practicábamos hace doscientos años. Hoy sabemos, o creemos saber, mucho más sobre botánica, mineralogía, zoología, etc., y son también muchas las ciencias que en este tiempo han surgido, como la ecología y la ingeniería genética. Debemos sí retomar la agricultura sin químicos, o agricultura biológica, que practicamos desde finales del paleolítico hasta la irrupción de los agroquímicos en el siglo XIX. Sin embargo debemos hacerlo iluminados por el nuevo conocimiento, o mejor, por la nueva información que hoy asumimos como válida, y por la experiencia adquirida en los últimos diez mil años, pues fue por ese entonces cuando suponemos ocurrió la primera “revolución verde” y comenzamos a cambiar la faz del planeta.

En este momento de la evolución de la conciencia esta se encuentra en un proceso de

transformación fenomenal. El paso que se está dando tendrá más trascendencia que el dado cuando dejamos de considerar al planeta plano y pasamos a considerarlo redondo. En este momento de la evolución de la conciencia, a Lo Existente, llamémosle como queramos, creación, universo, materia, cosmos, etc., de considerarlo algo compuesto por múltiples partes, elementos o componentes, donde cada parte (estrellas, galaxias, planetas, asteroides, cometas, satélites, individuo, etc.), es un todo completo, diferente y aislado de los demás, estamos pasando a considerarlo como Uno, indivisible y continuo, donde nada está separado de nada, donde El Todo es un organismo indivisible. Cuando este proceso de la evolución de la conciencia culmine, y la idea de Unicidad de Lo Existente suplante la ya obsoleta idea de la Multiplicidad de Lo Existente, la conciencia del planeta habrá dado un gran salto evolutivo. Cada uno de nosotros los individuos humanos contribuimos, queramos o no, para que este salto culmine lo más pronto posible, o demore el mayor tiempo posible. Mejor démonos un empujón racional y evolucionémonos conscientemente. A eso pretende contribuir este libro

Es en este momento crucial de la evolución de la conciencia donde irrumpe la propuesta,

contenida en este libro, de crear el Criterio Agroecótico o simplemente “Agroecótica”, dirigida a todos los que cuidamos alguna porción de suelo, sea el de una maceta, un patio, un bancal o era en la azotea, en una finca, en el área cultivada de un país, etc., y a todos aquellos que consumen productos del suelo. Es una propuesta para todos, productores y consumidores. No sólo estamos

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superando el viejo y primatiano concepto de multiplicidad de Lo Existente, sustituyéndolo por el de Unicidad de Lo Existente, sino que también estamos poniendo fin al fracasado experimento de la agricultura con químicos. Además con la irrupción de la Agroecótica comienza el fin de otro concepto ya obsoleto, el del Desarrollo Sostenible, otro experimento fracasado y que no debemos prolongar más en el tiempo. Nace entonces la Agroecótica en el seno mismo del nuevo pensamiento. Empieza una nueva etapa en el pensamiento terrestre. Presenciamos el fin del fragmentalismo, o de la tendencia a percibir a Lo Existente como compuesto por componentes diferentes y separados entre sí, o Criterio de Multiplicidad. En lo sucesivo Todo Es Uno, continuo e indivisible, con manifestaciones apenas diferenciables para un observador con sentidos y mente limitados. En lo sucesivo nada está separado de nada, pues sabremos, o creeremos, que cuanto percibimos separado de los demás, las llamadas “cosas”, son sólo manifestaciones diferenciables de un solo organismo, de un solo todo. Todo es un organismo inserto en un organismo mayor pues todo es componente indivisible de El Todo.

El criterio de Unicidad de Lo Existente no son frases que se digan sin más ni más. Tiene

profundas implicaciones que modificarán todo el pensamiento y el accionar humanos desde sus cimientos. Por ahora ya ningún suelo está separado de su cuidador o cultivador. Suelo y cuidador no son dos sino uno solo. Poco importa si es el suelo de una finca o el sustrato de una maceta. Todo suelo piensa y siente, y lo hace a través de la mente y el sentimiento de su cuidador. Y no es metáfora. Por haber olvidado que no hay separatividad vertimos químicos en el suelo, que suponíamos separado de nosotros los humanos, y hoy esos químicos están en nuestros cuerpos enfermándonos, envenenándonos y amenazando con dañar el corazón mismo de la vida, el genoma terrestre. Por haber olvidado que no hay separatividad entre el entorno y el interno, no nos dimos cuenta que el depósito final de los agroquímicos es, precisamente, el cuerpo humano ya que estamos en la cúspide de la cadena alimenticia. Por haber olvidado que no hay separatividad se nos olvidó también que la materia prima con que se construye el cuerpo humano es el suelo. Nuestros cuerpos son suelo transformado por la magia divina de la vida, cuerpos construidos con suelo contaminado con agrotóxicos. Jamás debemos volver a olvidamos que no hay división ni separación entre los cuerpos vivos y su entorno. El DDT que llevamos dentro, y que se transmite de padres a hijos a través de la leche materna, sirve para demostrarnos que no hay separatividad, que nada está separado de nada, que Todo Es Uno.

Al analizar el asunto de los agrotóxicos veremos su gran complejidad. Encontramos que es

toda la sociedad la adicta a ellos. Queremos mangos más grandes, frutas más lustrosas, productos fuera de temporada, frutas cúbicas para abaratar el transporte, mangos con sabor a banano y bananos con sabor a mango, etc. Quizá seamos los mismos consumidores quienes mayor presión ejercemos sobre el productor para que siga utilizando agrotóxicos. Con esta “adicción” contribuye fuertemente el sector oficial, que promueve la dependencia de los químicos con que el agricultor no sólo envenena el suelo de su finca sino también su cuerpo, el cuerpo de los miembros de su familia, y de los consumidores de sus productos, y luego el agua de los ríos, después estos a los mares. Es larga la cadena de contaminación que tiene un eslabón importante en el surco de nuestros campos y en la mente de agricultores y consumidores. Y el sector oficial es parte de un importante eslabón de esta larga cadena. Están también, obviamente, los productores de agroquímicos que siguen promocionando sus productos, y con ello el envenenamiento de los cuerpos de los seres vivos y el planeta. Todo gira alrededor de la agricultura química. Las leyes y sus reglamentos, las políticas agrarias nacionales, la publicidad comercial, las tendencias consumistas, incluso el lenguaje, las reacciones automáticas e inconscientes de los agricultores, etc. Son varios los mitos en que se soporta la tendencia a usar agroquímicos:

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a) Con agroquímicos se produce más y mejor. Por una parte encontramos que las estadísticas sobre agro-producción con técnicas no químicas permiten concluir que su uso es innecesario. Los índices de producción de fincas cultivadas sin químicos lo demuestran. Por otra parte encontramos que un producto agrícola, cuya producción se fundamenta en la muerte de otros, y que además envenena y enferma tanto al suelo como a quien consume, jamás puede ser considerado alimento, aunque en su interior contenga sustancias que podrían considerarse nutrientes si estuviesen limpios.

b) Con agroquímicos se controlan las plagas y enfermedades. El que los insectos vayan

creando resistencia demuestra la falsedad de esta aseveración, fundamento del uso de biocidas. El que se requieran cada vez venenos más potentes la reafirma. Existen técnicas agrícolas donde los insectos dañinos son controlados por los benéficos y nativos, incluso otras donde no sólo se puede cultivar conviviendo con los insectos sin sufrir afectaciones, sino que a los insectos se les considera amigos del agricultor, no enemigos como ocurre con la agricultura química y ciencista.

c) Sólo se puede producir con agroquímicos. De hecho esto sólo sucede con la hidroponía.

Sin embargo aún es muy poca la producción hidropónica y muy breve el tiempo que llevan consumiéndose estos productos por lo que aún no se conocen sus impactos a largo plazo. Se sabe eso sí que es imposible dotar a una planta de los nutrientes que tendría en un suelo fértil y ni qué decir de la vitalidad. Esto de alguna manera afectará al cuerpo del consumidor. Quizá habrá que esperar hasta que haya una o dos generaciones alimentadas exclusivamente con hidropónicos. Probablemente veremos esto cuando surja la primera ciudad espacial, y pasen dos generaciones alimentadas exclusivamente con productos de esta técnica para que sepamos la respuesta, o mejor, para que comprobemos que la respuesta que nos estamos imaginando es correcta o no.

d) Sólo con agroquímicos se puede obtener rentabilidad. Es necesario aclarar que la

“rentabilidad” de la agricultura química queda en duda cuando existe, por ejemplo en nuestro país, una seria crisis en el sector agrícola. El empobrecimiento paulatino del suelo, y su obvia destrucción, no pueden ser “riqueza” bajo ninguna lógica. Además el costo ambiental es demasiado alto. Al menos descontaminar un litro de agua de agrotóxicos solubles es dispendioso y costoso. En un suelo fértil y vigoroso, donde se iguale la producción biológica con la química, es obvio que hay mayor rentabilidad. Además en la agricultura biológica, al menos en el trópico, se cultiva hacinado y biodiversificado, habiendo aún más rentabilidad por área.

Visto el fenómeno del uso de agrotóxicos a la luz de las tendencias agrícolas biológicas, o sin

químicos, comprendemos que estos en la agricultura son realmente un vicio, al igual que lo es la nicotina, la cafeína, el alcohol o el bazuco para el adicto. Obviamente los agroquímicos son un vicio que debemos superar como sociedad, como cultura, como civilización, como la especie inteligente que nos creemos ser. Tengamos siempre muy presente que: limpiando la agricultura limpiaremos nuestros cuerpos, y; nos es imposible limpiar nuestros cuerpos sin limpiar antes el entorno.

Tres son las clasificaciones que admite en este momento la producción agrícola: a) la

agricultura química. Se conoce también como agricultura “científica” (preferible llamarle “ciencista”) o mecanizada. Es una agricultura eminentemente perjudicial para el suelo. Los agroquímicos sólo han aumentado el problema causado por esta técnica agrícola; b) la Agricultura Biológica. Se conoce también con el nombre de Agricultura Ecológica, Agricultura limpia o Agricultura Verde. Es aquella que no utiliza productos químicos, o los utiliza de forma restringida una sola vez en casos de extrema infertilidad, y; c) la agricultura mixta. Es aquella que utiliza

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procedimientos de ambas metodologías. La llamada Agricultura Sostenible, promovida por la FAO entra en esta categoría. Tenemos entonces dos grandes grupos:

1. La agricultura tóxica, que comprende la química y la mixta. Es aquella que utiliza

productos químicos, tanto herbicidas como abonos y otros estimulantes de la producción, o acelerantes o retrasantes de alguno o varios de los procesos naturales (germinación, floración, maduración, conservación, etc.), con el objeto de aumentar o acelerar la producción. Es innecesario recordar que es una agricultura nociva tanto para el suelo, y no sólo del sitio en donde se vierten sino también en otras partes del planeta por donde sea que circulen los residuos tóxicos, como para los seres vivos en general.

2. La agricultura biológica, que consta también de dos grupos, conforme al lenguaje

utilizado: la agricultura protectora y conservadora, que comprende la agricultura orgánica, y; la agricultura mejoradora, que comprende el grupo que podríamos llamar de agriculturas alternativas (biodinámica, sensitiva, de sol y arvenses, sinérgica, natural, etc.), cuyo objetivo no es conservar el suelo sino mejorarlo. Sin embargo, aunque el uso de las técnicas biológicas aumenta día a día, todavía no ocurre el boom y se convierten en la moda. Todavía son un pasatiempo, al menos en nuestro país. En el mundo los agricultores “limpios” son aún una minoría, aunque cabe decir que creciente. También que hay unos países en donde el proceso de cambio de la agricultura química a otra sin químicos está más desarrollado que en otros.

Son varias las causas, o motivos, o razones, para que los seres humanos superemos las

tendencias agrociencistas o agrotóxicas: a) Con esta tecnología el agricultor está siendo esclavizado, y con él los consumidores. El

agricultor, sea en maceta o en gigantescos latifundios, queda dependiendo de los agrotóxicos. Y la dependencia crece con las semillas genéticamente modificadas. Sin duda el agricultor debe librarse de esta nueva forma de esclavización como son las técnicas de la agricultura ciencista y ganar autonomía y libertad.

b) Con esta tecnología se ha envenenado al planeta y con él a nuestros cuerpos; c) Con esta tecnología se destruye la fertilidad y la vitalidad del suelo; d) Con esta tecnología se desplaza la biota espontánea, estableciendo y ampliando cada vez

más una línea imaginaria, llamada Frontera Agrícola, que delimita un espacio, también de origen imaginario, llamado Área Agrícola, y; se extinguen especies, tanto por la ampliación de dicha “frontera” como por el envenenamiento del agua, así como por la destrucción del suelo;

e) Con esta tecnología se encarecen los productos agrícolas, es decir la alimentación, la

vivienda, el vestido y las medicinas principalmente, lo que con otras tecnologías serían más económicos.

f) Como esta tecnología depende del petróleo (abonos, pesticidas, maquinaria...), y este se

encuentra envía de agotamiento, en un plazo más bien corto será tan caro que no podremos utilizarlo para producir alimentos a precios asequibles por todos, y;

g) Con esta tecnología se desplaza mano de obra, dejando la tierra de cumplir una función

social aumentando así ese mal artificial llamado pobreza.

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Evidentemente es necesario comenzar a hacer las cosas de otra manera que no sea la tecnología agrícola ciencista o química, la de grandes extensiones monocultivadas y de gigantescas y pesadas máquinas. De todas estas situaciones, tecnológicas, económicas, ecológicas, culturales, etc., es que surge el concepto de Agroecótica. Este escrito no es un manual de agricultura de ningún tipo. Los manuales de agricultura biológica abundan. Cualquiera los puede bajar de la Red. Igualmente hay varios tipos de conceptos de agricultura limpia, o ecológica, o amiga del ambiente, etc. Este escrito no es uno más. Además bastan tres consejos para que cualquiera pueda ser un buen agricultor:

1. Imite el comportamiento espontáneo del entorno. Mejor no vaya en contra de la naturaleza sino a favor. Apóyese en ella, conviértala en su maestra y su guía. Obsérvela, estúdiela e imítela;

2. Aprenda el lenguaje del suelo y dialogue con él. Todos llevamos dentro los fundamentos de dicho lenguaje. El suelo nos habla a través de su vegetación y sus animales. Cualquiera sabe si a un suelo le falta agua viendo sus plantas. Con muy poco estudio sabrá entenderlo cuando le diga que le falta calcio, o fósforo o cualquier elemento. Con observación irá complementando su vocabulario. En el anexo 3 se incluyeron algunas de las expresiones más utilizadas por el suelo para comunicarse con sus cuidadores.

3. Busque en lo más íntimo de su corazón. Cuando salga a meditar buscando respuestas, dígase a sí mismo: “Yo Soy el saber agrícola” y/o; “Yo Soy la naturaleza”. Nuestro cuerpo es de suelo y nuestro corazón sabe mucho de suelos. Escuchémosle.

Agroecótica es un criterio para que todos aprovechemos inteligentemente los frutos de la

tierra mientras la tierra está cada día mejor. Tampoco pretende la Agroecótica suplantar al criterio existente, la llamada Permacultura.

De hecho se parte de este criterio sin pretender suplantarlo. Digamos que con la Agroecótica se le agrega un concepto fundamental a la permacultura. Mientras esta se ha diseñado a la luz del criterio de multiplicidad, la Agroecótica lo ha sido con el criterio de unicidad. No más división entre el suelo y su mejorador, ni entre estos y los consumidores. Por eso la Agroecótica se puede definir simplemente como el “Arte de mejorar el suelo aprovechándolo”. Hasta puede decirse que es el “arte de mejorarnos a través de lo que producimos en el suelo”.

Es decir que esta propuesta importa no sólo al agricultor, sea pequeño o grande, sino

también al consumidor, a quien ingiere o de alguna manera utiliza los productos del agro. También interesa al docente, tanto al rural como al urbano. El educador es un elemento fundamental en el proceso de cambio cultural, como el que implica el cambio de una agricultura química hacia una agricultura limpia. Por tal razón también interesa al epidemiólogo, al nutricionista, al ministro de salud tanto como al del ambiente y al de agricultura, al gobernante y al gobernado. Para resumir, el criterio agroecótico interesa a todo aquél que en algún momento de su vida consuma productos de la tierra, así como al que cultiva, aunque solo sea una planta en maceta, al que educa y juega un rol fundamental en la formación de la cultura, al gobernante, al legislador, es decir que el criterio agroecótico interesa a todos. Todos tenemos un cuerpo construido con suelo, y a todos nos interesa que ese suelo, con el que construiremos el cuerpo de nuestros hijos y nietos, esté cada vez mejor. Más limpio, más fértil, más bello.

Desde la perspectiva de la Agroecótica los seres humanos debemos abandonar, de la

manera más rápida posible, a la agricultura tóxica, y empezar a recorrer la senda que nos

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conducirá a una agricultura mejoradora del suelo y de la vida en general. Este salto cultural, o lo damos inteligente y voluntariamente ahora, en este preciso instante evolutivo, o llegará el momento en que la situación del ambiente generará una presión que nos obligará a hacerlo, en medio del dolor, las lágrimas y el arrepentimiento. Cualquier forma de cultivar es buena, con tal de no usar agrotóxicos. Lo importante es encontrar el método que mejor se ajusta al suelo que mejoramos. El criterio Agroecótica no es por tal razón un manual de agricultura, pero puede considerarse una ayuda para encontrar dicho método. Cada país, cada finca, cada patio, terraza o maceta habrá de encontrar, a través de su cuidador, el método agrícola ideal. El suelo puede ser aprovechado de cualquier manera, pero sólo hay una ideal, la más adecuada para dicho suelo, sea una maceta o una finca. El cultivador ha de encontrarla buscando no afuera, en manuales, los que sí le serán de gran utilidad, sino adentro, en su mente y en su corazón. Nuestros cuerpos son de suelo, por ello nuestro corazón sabe bastante de suelos.

“AGROECÓTICA ES ARTE PARA UN NUEVO MUNDO”

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Contenido DEDICATORIA ...................................................................................................................................... 4

PRESENTACIÓN. ................................................................................................................................... 5

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................. 12

1. SOBRE LAS FUERZAS EN NUESTRO INCONSCIENTE ....................................................................... 15

2. SOBRE EL QUIMISMO .................................................................................................................... 23

3. SOBRE NUESTRA EVOLUCIÓN ....................................................................................................... 36

4. APUNTES PARA UN NUEVO MARCO CONCEPTUAL....................................................................... 42

5. EL FENÓMENO O EVENTO AGROECÓTICO .................................................................................... 50

6. EL CULTIVADOR AGROECÓTICO .................................................................................................... 58

7. PRINCIPIOS DE LA AGROECÓTICA.................................................................................................. 61

8. EL PROCESO DE CAMBIO ............................................................................................................... 72

9. ALGUNAS PALABRAS COMPLEMENTARIAS ................................................................................... 80

10. ¿EXISTEN PRODUCTOS REALMENTE “LIMPIOS”? ........................................................................ 89

11. ASPECTOS SOCIALES .................................................................................................................... 93

EPÍLOGO .......................................................................................................................................... 102

EL CONOCIMIENTO A BUSCAR Y APREHENDER............................................................................... 106

LAS OTRAS AGRICULTURAS ............................................................................................................. 136

FRASES DEL SUELO DICHAS A TRAVÉS DE LAS PLANTAS ................................................................. 142

BIBLIOGRAFIA .................................................................................................................................. 146

NOTA ADICCIONAL .......................................................................................................................... 148

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INTRODUCCIÓN

“La próxima Revolución Verde tiene que ser más verde que la primera. Debe ser guiada por pequeños agricultores que se han adaptado

a las circunstancias locales que sean sustentables para la economía y el medio ambiente.”

–Bill Gates, World Food Prize Speech

groecótica es la manera de cultivar con Arte. “Arte” escrito así con mayúscula. Esto porque es una agricultura que se hace más con el corazón que con las manos. Con

amor más que con avaricia. Con el ánimo de mejorar no de explotar. Puede ser en una maceta, una era o bancal, una terraza, un lote, una finca, un país, un continente o el planeta entero. Aquí “Arte” más que hacer alusión a lo bello, alude más a lo bueno, a lo bondadoso, a lo verdadero, a “la manera correcta de hacer las cosas”. En tiempos pasados la medicina y la política fueron “Arte” pero dejaron de serlo y las convirtieron en técnica. Ahora se propone la dirección contraria, convertir la técnica agrícola en “Arte”. El Arte de mejorar el suelo mientras se lo aprovecha, e incluso, el Arte de mejorarnos mientras mejoramos el suelo.

La Agroecótica considera que el cuidador de la maceta, la tierra y la planta, el inmueble en

que se encuentra la maceta, el estado económico de su cuidador, su edad, sus conocimientos y sentimientos, etc., son expresiones diferenciables de una misma cosa. La finca, el lote, incluso la maceta, piensan, sienten, etc., a través de la mente y los sentimientos de su cuidador. Lo que se refiere a las plantas, el suelo, los organismos asociados, y los fenómenos biofísicoquímicos que ocurren, son tan sólo parte del fenómeno agroecótico. El sistema político que rige al país en que se encuentra el lote, la finca, o la maceta, los TLC que el país haya firmado, las normas internacionales, las normas nacionales relacionadas, la manera como las universidades enfocan carreras relacionadas con el agro, las políticas nacionales, los conceptos del presidente, sus consejeros y el ministro de agricultura, los avances tecnológicos, científicos y metacientíficos, el impulso a la agricultura sin químicos por parte del gobierno y los entes educativos y controladores de los asuntos agropecuarios, el nivel de penetración de ideas alternativas como el naturismo, la alimentación vegetariana, el yoga, la agricultura orgánica, la medicina no convencional, en el grueso de la sociedad y su cultura, así como muchos otros asuntos, que van desde los patrones culturales alimentarios, los niveles de conciencia ecológica y hasta las especies foráneas, forman parte del fenómeno agroecótico. Incluso la capacidad de lucha del sector campesino es parte del mismo fenómeno, como lo son las universidades con facultades no sólo de agronomía sino también de ciencias afines, las casas productoras de agroquímicos o las decisiones de la FAO. Todo es parte del mismo fenómeno agroecótico pues no hay separatividad.

Para el criterio agroecótico la principal y mayor parte del fenómeno “agrícola” ocurre en la

mente y el corazón de los seres humanos. Desde el consumidor hasta el productor, desde el legislador hasta el ejecutivo, desde los padres hasta los docentes. Lo que ocurre en el surco, en el bancal, en la maceta, es tan sólo el reflejo de lo que ya ocurrió en mentes y corazones. En un

A

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pensar y sentir agroecótico no hay separatividad. Todo no sólo está unido con todo, sino que Todo Es Uno. Todo es una continuidad indivisible.

Obviamente es muy importante el conocimiento científico, pero quizá más importante sea

el conocimiento intuitivo de cada cuidador de suelo. El conocimiento científico, lo que cree que sabe la ciencia, es sólo una aproximación a la verdad más no la Verdad última. Siempre hay otra verdad más grande detrás de cada verdad científica. Y la experiencia y la historia nos enseñan que a toda verdad científica le llega el momento de su derrumbe y que de las ruinas surge una nueva verdad. También nos enseñan, la experiencia y la historia, que en nosotros los seres humanos existe la tendencia a considerar el conocimiento científico logrado en ese momento evolutivo de la conciencia, como si fuera la verdad última. En la pira quemaron personas sólo por afirmar que la tierra era redonda cuando la ciencia del momento afirmaba que era plana. Por esto, aunque el conocimiento científico es útil para explicar fenómenos de una forma que parece muy profunda, es sin embargo quizá más importante que conocer información científica, saber “olvidar” buena parte de ella, sino toda. O al menos saber hacerla a un lado y poder pensar diferente, sin ella como referente. Es el conocimiento científico y tecnológico el factor que ha facilitado el que hayamos contaminado el planeta trayéndolo al estado de deterioro en que lo tenemos hoy. Lo mejor es conocerlo y observarlo con mucho cuidado y utilizar mucho sentido común para poder escoger qué se usa y qué se descarta de ese conocimiento científico y de esa tecnología que deriva siempre del conocimiento científico. Introducir maquinaria pesada en los terrenos, quizá aumente momentáneamente los beneficios económicos del agricultor, pero evita que la tierra cumpla su función social al dejar sin trabajo a muchas personas y además destruye el suelo. Ha de buscarse entonces una agricultura que, un tanto alejada del conocimiento científico, se fundamente más en la observación, la intuición y el sentido común. El cuerpo humano es parte integral e indivisible del suelo, como todos los demás seres vivos. Nuestro cuerpo es suelo pues es este su materia prima y también al suelo vuelve. El suelo da lo que necesita el cuerpo, el cuerpo sabe lo que necesita el suelo. Simplemente debemos buscar ese conocimiento dentro de nosotros mismos. La Agroecótica es simplemente una ayuda para esta labor que ha de desempeñar cada cuidador y mejorador de suelo, es decir cada agricultor. La ciencia, sin embargo, es en extremo útil para explicar de una forma que pueda parecer profunda, los fenómenos agronómicos y para aumentar el entendimiento, pero no debe ser el único factor que defina el comportamiento.

También podemos decir que Agroecótica es el Arte de mejorar la tierra mientras se utilizan

algunos de sus productos. Esto es contrario a lo que sucede con la agricultura convencional, donde el suelo, cosecha tras cosecha, queda más débil, siendo necesario el abonado. En realidad no son las plantas cultivadas quienes gastan el suelo, sino las técnicas indebidas.

Para practicar la Agroecótica no se necesita ser terrateniente, ni siquiera terrazateniente.

Bastan dos o tres macetas. Obviamente también puede practicarse en una finca, un conjunto de fincas, una región, un país, etc. Lo importante es la aptitud, el pensamiento y el sentimiento. Lo fundamental es que la tierra de esas dos o tres macetas esté cada día mejor. De esa manera el suelo del planeta, cada día, estará algo mejor y la salud de las personas estará mejor. El estado de nuestros cuerpos refleja el suelo, como el estado del suelo refleja nuestro corazón. No hay salud sin una correcta agricultura, y no hay una correcta agricultura sin amor.

El objetivo de la Agroecótica es triple: que el dueño de la finca, y su familia, sea cada vez

más rico, esté cada vez mejor alimentado y tenga tranquilidad permanente; que el suelo esté cada vez más enriquecido, que el agua sea cada vez más abundante, y se enriquezca la biota

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espontánea, y; que los usuarios de la finca obtengan y consuman cada vez mejores productos enriqueciendo cada vez más sus cuerpos y su salud. Se diferencia de la agricultura orgánica en que esta pretende conservar el suelo mientras que la Agroecótica pretende que esté cada vez mejor. De hecho en el criterio agroecótico no se conjugan los verbos “conservar” y “proteger” sino “mejorar” o “aumentar” y, “recuperar”.

Esta no es la única diferencia. Quizá la principal diferencia con la agricultura orgánica es que

esta aún concibe el ser humano como algo separado de la tierra mientras que en la Agroecótica persona y ambiente son tan sólo dos extremos diferenciables de lo mismo. No hay separatividad y por tanto no hay ni “relación”, como afirma la ecología, ni “interacción”. La finca “Antiguo Futuro” no es sólo el suelo y lo que en él se encuentra sembrado. Es también la mente y el sentimiento del dueño, y el de su familia, y sus cuerpos, y los cuerpos de los usuarios, así como sus necesidades alimentarias y salutíferas, y sus costumbres gastronómicas, su fe religiosa, su nivel de conciencia ecológica, y más aún.

El objetivo de este documento es invitar al lector a participar en la construcción de la

Agroecótica. Esta no es: SERÁ, y la CONSTRUIREMOS ENTRE TODOS. Con un enfoque integral debe concluirse que no puede definirse un método agrícola que sirva a todos. Cada país, cada región, cada finca, cada maceta, es diferente de otra. Cada Entidad Agroecótica es única y hay un Método Agroecótico Único que es el ideal para cada una. Este escrito a lo sumo pretende, además de invitar a todos a construir el criterio agroecótico, motivar a todos a buscar ese Método Ideal para que cada pedazo de suelo que cuidemos esté cada día mejor.

Obviamente habrá que estudiar permanentemente y también habrá que modificar

paradigmas, incluso de la ecología y de la misma agricultura biológica. Son numerosas las escuelas y tendencias agrobiológicas. El proceso a que se está invitando al lector permitirá una síntesis del conocimiento, pues cada agricultor habrá de conocer diversas técnicas antes de poder encontrar la Metodología Única o Exclusiva para y del suelo cultivado y mejorado. En pocas generaciones entonces no se estará hablando de agricultura sinérgica, o del método de sol y malezas, o de agricultura orgánica, o agricultura biointensiva, etc. Sino de “parámetros para una agricultura en el bosque tropical seco” o, “guía para encontrar el Método Agrícola Ideal en el desierto de chaparral”. Es decir que será el ecosistema general del área en donde se encuentra el suelo o sustrato cultivado lo que definirá el esquema o sistema agronómico para cada suelo. No habrán metodologías a seguirse al píe de la letra, como dogmas, sino parámetros a ser utilizados como guías para que cada suelo encuentre su Método Ideal a través de la mente y el corazón de su cuidador y mejorador.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE MEJORAR EL SUELO APROVECHÁNDOLO”

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Capítulo I

SOBRE LAS FUERZAS EN NUESTRO

INCONSCIENTE

“La mente humana es la fuerza más poderosa que existe” (Kaliman)

xisten en nuestro inconsciente individual y colectivo unas entidades que obran como fuerzas que intervienen en la definición de la manera como percibimos y

conceptuamos a las cosas y sus fenómenos, y a nosotros mismos como parte de Lo Existente. Se les ha denominado Variables Sicosociales. “Variables” porque pueden ser modificadas mediante un acto de la voluntad, y; “sicosociales” porque afectan la mente del individuo y de la sociedad, es decir que definen nuestros patrones culturales e incluso el enfoque y dirección de las ciencias. Se las escribe sin “P” para diferenciarlas de las “variables psicosociales” dentro de la conceptualización del criterio biopsicosocial. Algunas de las más relevantes desde la perspectiva de la agricultura son:

FRAGMENTALISMO. Es la tendencia a percibir a Lo Existente como conformado, o constituido, por múltiples

componentes, en donde cada uno se percibe como un todo, completo y terminado, separado y diferente de los demás. Obviamente la idea de la existencia de separatividad entre las manifestaciones de lo existente, que pueden ser diferenciadas por los sentidos, se considera algo tan evidente que ni siquiera requiere ser mencionado, y menos aún enseñado. Quizá a nadie se le enseñe que las cosas están separadas entre ellas. Hasta es probable que la gran parte de las personas ni siquiera llegan a pensar en ello. Tan obvia nos parece la aparente separatividad entre las cosas.

El pensamiento humano ha estado definido por el criterio de multiplicidad, o la idea que el

universo está conformado por múltiples cosas, donde cada una es un todo completo y terminado, independiente y diferente de los demás. Con la llegada de la ecología en el siglo XIX se le agregó al concepto: “aunque algunos de esos componentes se relacionan entre sí”. Así también, de esa manera fragmentalista, como es lógico, hemos sentido, pensado y actuado. Hemos percibido a lo Existente como conformado por múltiples fragmentos, separados y diferentes entre sí. La ecología por ejemplo, que estudia las relaciones entre individuos y entre estos y el medio, es una ciencia fragmentalista o separatista pues concibe a los individuos como entes separados y diferentes entre sí e igualmente separados del medio. Esta separatividad de la ecología pareció aumentar cuando se la dividió en “ecología natural” y “ecología humana”. El criterio de separatividad o fragmentalismo es requisito indispensable para, por ejemplo, haber llegado a creer que Lo

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Existente había sido creado por Dios para nosotros. Solamente considerándonos separados de la creación nos podremos sentir sus herederos, o sus dueños, o sus administradores.

Este criterio define también la forma como percibimos todo. Como creemos que la tierra

está separada del sol no nos consideramos seres solares. A la tierra la consideramos también separada de la luna y nos puede sonar ridículo proponer que nuestro satélite sea considerado tan parte de la tierra que puede ser considerado un continente más. A todo lo percibimos separado de lo demás. A la materia de la conciencia, al autor del lector, al gobernante del gobernado, al maestro del alumno, a los edificios de las personas, al entorno del hombre, etc. Este criterio sin duda interviene en la definición de la percepción que tenemos de nuestra misma cotidianidad. Nos creemos no sólo separados y diferentes del planeta, por ejemplo, sino también de nuestro cultivo. Al cultivo lo consideramos diferente de sus productos, al usuario de la misma lo consideramos otro, y así con todo. Nos atrevimos a usar químicos en el suelo del que somos parte, precisamente porque no nos considerábamos parte del suelo. Nos comportamos como si vertiéramos tóxicos sólo en el suelo, algo considerado ajeno, afuera, diferentes y separado de nosotros, y no en el interior de nuestros cuerpos, que es lo que en realidad hacemos cuando aparentemente sólo envenenamos el suelo.

Pensar que la tierra es nuestra madre quizá suene un poco poético y romántico, pero es una

idea construida sobre el criterio separatista. Nos hace sentir separados de ella pues ningún hijo es siamés con su madre ni continúa ligado a ella una vez cortado el cordón umbilical. Igual ocurre cuando se le denomina la Nave Espacial Tierra, y nos consideramos sus tripulantes. A todo tripulante le llega el momento de ascender y de descender de la nave. Eso ni siquiera lo podemos pensar respecto al planeta pues no podemos apearnos de él ni en el pasado hubo un momento en que hayamos decidido subirnos. Ni somos hijos del planeta, ni somos sus tripulantes. De hecho ella se tripula sola. Somos parte de ella, como las montañas y los ríos, como las auroras boreales y los volcanes. No hay separatividad entre nosotros y el planeta. Quien quiera demostrar esto basta que se tape la nariz impidiéndose respirar. Si la atmosfera del aparente afuera no está también en el aparente adentro simplemente morimos. El planeta que creemos pisar es en realidad el resto de nuestro cuerpo, nuestra otra parte, nuestro otro pedazo. Pero más exactamente somos su conciencia. El planeta piensa a través de nuestro cerebro. Así, el pensamiento del planeta es el “pensamiento resultante” mundial. El que resulta de la suma, o el revoltillo resultante de la “concertación” entre los humanos, incluidos procesos políticos y bélicos. El planeta no ha sido víctima de una conflagración atómica a gran escala, porque el pensamiento resultante, el pensamiento, y por ende el sentimiento, del planeta, han sido contrarios a esta posibilidad tecnológica.

Ese sentimiento y ese concepto de separatividad ha sido por milenios el eje del desarrollo.

Nos hemos creído separados del planeta y hemos pensado y obrado en conformidad. Es similar a cuando en el pasado creíamos que le tierra era plana. También sentíamos, pensábamos y obrábamos en conformidad. Nada más lógico pues eso era considerado la verdad. No imaginamos que cada que talábamos un árbol, algo moría de nosotros; menos imaginamos que lo que hacíamos con el entorno se lo hacíamos también a nuestros cuerpos pues no hay un adentro separado de un afuera, ni nada está lejos si está dentro del campo gravitacional del planeta. Obviamente que dentro del criterio agroecótico no hay cabida para el concepto de separatividad. Este criterio adopta el concepto de:

“Cuanto existe es un todo único, continuo e indivisible, con manifestaciones diferenciables para el observador humano”.

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Obviamente el fragmentalismo, o criterio de separatividad, surge en nuestras mentes por la tendencia animal a dar crédito a los sentidos. Nos comportamos y pensamos como si nuestros sentidos nos mostrasen la “realidad real”, la “verdad verdadera”, las cosas tal como son, y no nos engañasen. Todavía el primate en que estamos, en que nos manifestamos, influye en nuestro pensamiento y concepción de Lo Real.

2. EL BIOFISISMO. Es la tendencia a dar mayor o total importancia al componente tangible de los fenómenos,

desconociendo, minimizando u omitiendo la importancia de sus componentes sociales, mentales y espirituales. El hecho que ciencias como la física, la agricultura y agrimensura, la astronomía, la hidráulica, etc., tienen un origen que se pierde en la bruma del tiempo, demuestra que, desde siempre, los seres humanos hemos estado tendenciados a dar mayor o total importancia al componente biofísico, material o tangible de los fenómenos. El hecho que ciencias como la sociología, la psicología, la antropología, hayan surgido tan solo hace muy poco tiempo comprueban este planteamiento. Demuestran la gran influencia del biofisismo en la definición del pensamiento humano. La relevancia que algunas escuelas médicas dan al cuerpo humano, por ejemplo, omitiendo incluso aspectos culturales, conceptuales, sociales, familiares, etc., y ni que decir de los psicológicos y espirituales, al momento de diagnosticar y definir terapias y tratamientos, es una clara muestra de cómo el biofisismo define ciencias, criterios y tecnologías.

El biofisismo se puede manifestar de cuatro maneras: a) como fisismo, o la tendencia a dar

relevancia a lo físico, a lo inerte; b) como bioísmo, o la tendencia a dar relevancia a lo biótico, lo vivo (el denominado “biologismo” en algunas facultades de medicina; c) como quimismo, o la relevancia de lo químico, y; d) la expresión de todas, es decir la relevancia de lo biofísico, de lo tangible, de lo material, de lo biótico y lo abiótico, sobre lo mental, lo social y lo espiritual. El biofisismo también se manifiesta en dos direcciones, hacia lo interno o hacia lo externo, teniendo como punto de referencia la piel humana.

Es innecesario afirmar que el biofisismo habrá de ser superado en su mente por cada

mejorador de suelo. Para ello es requisito indispensable considerar que, todos los fenómenos o eventos sin excepción, se manifiestan en los tres grandes ambientes donde se desarrolla la realidad planetaria, el biofísico, el socioeconómico y el sicosocial. También que estos no están separados entre ellos, sino que son tan sólo manifestaciones diferenciables de lo mismo, y no fenómenos, cosas o entidades completas, diferentes y separadas. Cada mejorador de suelos ha de ser consciente que el estado del suelo por él cuidado refleja el estado de su corazón pues este no está separado de aquél. Todo lo que se manifiesta en lo biofísico lo hace también en lo socioeconómico y en lo sicosocial sin excepción. Materia, vida, sociedad y mente no están separadas. Son expresiones apenas diferenciables de un mismo todo, único, continuo e indivisible.

El biofisismo es una herencia animal. Durante el proceso de hominización y civilizador

empezamos a concebir las cosas con la estructura cerebral primate, y por tanto el pensamiento evoluciona desde una percepción típica primate hacia una cada vez más racional, o menos animal. Para el animal sólo existe lo biofísico. Ahí, en su entorno, está no sólo el alimento sino también los predadores, que a su vez lo consideran su alimento. Es su entorno biofísico lo que cada individuo animal debe conocer a la perfección para sobrevivir. Eso que llamamos la inteligencia, o lo que denominamos la conciencia, no son cosas que debamos considerar evolutivamente terminadas. En realidad la conciencia, la esfera mental, es algo germinal, algo que apenas si está en sus comienzo evolutivo, aunque la tendencia es a considerar que la mente humana es algo ya terminado,

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creado, concluido, hecho a semejanza de la mente creadora, y no algo de muy reciente aparición y que se encuentra en bullente evolución. Todavía nuestro pensamiento aparentemente racional tiene mucha influencia de la percepción animal. Nuestros marcos teóricos y teoréticos son todavía “animalistas” o eminentemente biofisistas.1

3. EL EGOÍSMO. Tendencia a percibir y entender la realidad desde la propia perspectiva del sujeto y

conforme sus intereses personales y particulares. Según Richard Dawkins el egoísmo tiene un origen genético. Sin embargo eso no significa que no pueda racionalizarse y controlarse de forma consciente y voluntaria. El egoísmo es una fuerza inconsciente que define nuestra relación no sólo con las demás personas sino también con los demás seres terrestres. En este último caso, nos creemos sus dueños con derecho no sólo a matar individuos sino también a exterminar especies. Probablemente el egoísmo que todos conocemos tenga mucho que ver con el hecho que nos creamos a “imagen y semejanza de Dios”. Esta idea, el sentirnos separados de los demás seres, a los que denominamos “la naturaleza”, como si nosotros no fuésemos parte integral e indivisible de ella, nos permite suponer que somos sus amos y señores, e incluso, que la “creación” fue hecha por Dios para nosotros. Este complejo de superioridad de nuestra especia facilita nuestro comportamiento depredador, no sólo con los demás seres sino también entre nosotros los seres humanos. Si no hay separatividad entre el ser vivo y el medio ambiente, si el interno y el entorno son una continuidad, si los seres vivos y los seres inteligentes no estamos separados del planeta sino que somos él, entonces los humanos simplemente somos el instrumento con el cual el planeta se conoce a sí mismo. Somos los humanos los que estamos al servicio del planeta y no él al servicio de nosotros, pues no hay un “él” por fuera del “nosotros”. Hay un solo “nosotros”. Nosotros el planeta tierra, nosotros la naturaleza. Yo, el Universo.

4. EL CRATISMO. Es la tendencia a estructurar la sociedad humana jerárquicamente, en

donde se presenta la existencia de unos que se suponen más, o superiores, que los demás, y estos que se suponen menos que aquellos que se perciben como superiores. En este orden de ideas las cosas inmateriales estarían en el último escaño de esta escala de valores. La existencia de la esclavitud, que se supone terminó de erradicarse del planeta en el siglo XX, es una de las más claras manifestaciones de esta fuerza inconsciente. Incluso algunos suponen que la esclavitud realmente no ha sido superada hablándose ahora de neoesclavitud. Esta organización jerarquizada de la sociedad humana no obedece a un proceso racional, a una decisión tomada por sabios en el pasado, sino al instinto primate, orden taxonómico que de manera instintiva se estructura jerárquicamente, forma de organización social que los primates compartimos con otros vertebrados, incluidos los lobos y las gallinas. Por esto el cratismo también puede definirse como la tendencia humana a conservar los patrones típicos del comportamiento primate, en las relaciones individuales y grupales, disfrazados de cultura. Para empezar a vencer el cratismo dentro de nosotros debemos interiorizar que todos los seres vivos, desde la perspectiva del genoma terrestre, somos iguales. Biológicamente todos tenemos igual valor, sea un especie de bacterias o las ballenas azules, nuestro primo el tití o nuestros cuerpos humanos. Todos formamos parte del entramado de la vida, de la red del genoma terrestre, red que rasgamos inmisericordemente sin pensar ni suponer siquiera que al hacerlo rasgamos nuestra propia vida, nuestra propia existencia.

Estas cuatro entidades mentales, denominadas Variables Sicosociales, podrían ser

consideradas como las primordiales o fundamentales, o algo semejante. Pero no son las únicas

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Variables Sicosociales existentes en nuestras mentes. Veamos algunas otras que revisten cierta importancia desde la perspectiva de un accionar mejorador del suelo cuidado o cultivado.

5. EL FACILISMO, Es la tendencia al logro con el menor esfuerzo. Si se manifiesta desde la perspectiva

económica se denomina “Economicismo” y se define como el deseo del logro con la menor inversión, siendo el “logro” generalmente la mayor ganancia posible. Si se manifiesta en términos de tiempo, se denomina “Inmediatismo” y se define como el deseo del logro en el menor tiempo posible; cuando se refiere al esfuerzo físico o mental se denomina facilismo o perecismo, es decir la tendencia al logro con el menor esfuerzo físico o mental posible.

6. EL SENSORISMO. Es la tendencia a considerar que la información que nos proporcionan los sentidos es una

cabal representación de Lo Real tal como es. El animal, y nosotros en nuestro comportamiento cotidiano, debe reaccionar conforme a la información de sus sentidos. Debe creerles para poder sobrevivir. Ellos, sus sentidos, le informan sobre el alimento y sobre los predadores o los peligros. En nuestro caso es similar en la vida ordinaria. Al circular por una calle debemos creer que la luz roja del semáforo en realidad está roja y que no es un engaño de los sentidos. Sin embargo existe un umbral a partir del cual no podemos dar total fe a los sentidos y al razonar y obrar ser plenamente conscientes que los sentidos nos engañan, y que nuestra mente finita está imposibilitada para conocer a Lo Real tal como es, debiendo aceptar que sólo podemos construir aproximaciones sucesivas que en ningún momento explican a Lo Real tal como es.

7. EL SOFISTISMO. Es la tendencia a creer que nosotros los humanos tenemos la capacidad de construir

conceptos que pueden considerarse verdades, obviamente a creer que la Verdad existe, y por ende a considerar que el conocimiento de Lo Real construido por el hombre lo explica tal como es. Como se considera que La Verdad existe, y que el conocimiento de Lo Real tal como es, es posible para el ser humano, cada generación, cada grupo, cada clase, etc., cree que la aproximación por ella lograda es “la verdad verdadera”. Los padres creen que sus hijos están equivocados y estos crecen convencidos que sus padres viven equivocados. Igual ocurre entre las ciencias. La medicina alopática percibe a las medicinas alternativas como teguas, brujos, o en el mejor de los casos de seudociencias, o de no tener comprobación científica, etc.; por su parte de estas se menosprecia igual a la medicina alopática, por su fragmentalismo, su biofisismo, su dependencia de la química y la cirugía y el requerimiento de una cada vez más compleja y costosa tecnología. Así entre poderosos y desvalidos, funcionarios y usuarios, gobernantes y gobernados. Cada cual tiene una verdad y todos creen que es la verdadera. Hasta las religiones asesinan por imponer su verdad, obviamente la “verdad verdadera” porque las demás religiones están erradas, son paganas, interpretan los textos sagrados de forma equivocada, etc. Cuando el sofistismo interactúa con el cratismo y el egoísmo, las “verdades” de quien ostenta más poder son las “verdaderas y válidas” mientras que las otras son falsas, irrespetuosas, inválidas, imposibles, o merecedoras de cualquier otro epíteto que apunte en la misma dirección, e incluso, de encarcelamiento, tortura, muerte, ostracismo, destierro, o cualquier otro castigo que impone quien tiene poder sobre quien piensa asume otra verdad, diferente a la suya, y que posee menos poder. Así no sólo con las “verdades” religiosas, sino también con las científicas, las políticas, y todas las demás categorías de ideas, pensamientos, marcos teóricos, etc.

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8. CIENCISMO. Es la tendencia a considerar que el llamado conocimiento científico es el único verdadero y

válido, desconociendo las demás formas de obtención del saber. En realidad es la aplicación, por decirlo así, del sofistismo al conocimiento científico, o aquél que se construye mediante el método científico y es netamente exotérico. El conocimiento científico avanza aproximación tras aproximación, construyendo teorías para destruir otras, que a su vez al ser construidas destruyeron otras, más antiguas aún. En este proceso continuo los actuales conceptos asumidos como verdades también serán destruidos por otros que en este momento se han de estar incubando. Sin embargo cada generación asume que sus construcciones conceptuales de carácter científico son la verdad verdadera y última. Al menos así se comporta aunque de dientes para afuera se admite lo frágil y temporal de las teorías humanas. Amparado en este conocimiento, realiza acciones de las que no puede, o no se atreve, a prever sus impactos en el tiempo y en el espacio. Es el conocimiento científico, aplicado a través de la tecnología que se diseña bajo su luz, lo que quizá más ha utilizado el ser humano para dañar y destruir al planeta. Es decir para dañarnos y destruirnos a nosotros mismos. Una de las características esenciales del conocimiento científico, y quizá lo que más le facilita obrar sin mente prospectiva, o con el pensamiento prospectivo sesgado por el egoísmo, es la ausencia del concepto de Dios en sus marcos teóricos y teoréticos. Sin el concepto de la Divinidad Creadora nos movemos en el Jardín de Edén de cualquier manera, generalmente egoísta, sin importar si lo dañamos o destruimos.

9. EL BASURISMO, Es la tendencia a concebir y manejar los subproductos residuales como si fueran una sola

sustancia. Esta Variable Sicosocial ha sido fuertemente intervenida desde el siglo pasado pudiéndose decir que se encuentra en franca vía de extinción. Desde la perspectiva Agroecótica los subproductos residuales de las actividades son un recurso natural procesado conformado por múltiples sustancias que deben manejarse y procesarse por separado. Los residuos biodegradables en realidad son uno de los alimentos del suelo. Enviar estos residuos al vertedero es un acto en extremo absurdo, una locura disfrazada de racionalidad con la tecnología y la terminología utilizada. Con los rellenos sanitarios en muy poco nos diferenciamos los humanos del gato doméstico. Ambas especies enterramos nuestros residuos, sólo que el gato lo hace desde siempre, nosotros apenas empezamos a hacerlo a finales del siglo XIX, proceso aún sin culminar pues muchos residuos sólidos en el planeta se llevan a vertederos a cielo abierto o se arrojan al agua.

10. EL ECOLOGISMO. Es el concepto de ecología tendenciado hacia lo silvestre y/o lo alejado del entorno humano.

Solo a fines del siglo anterior lo percibido como “ecológico” empezó a “entrar” a las ciudades y a los hogares urbanos. Antes la palabra se asociaba sólo con asuntos como la atmósfera, la extinción de especies, la deforestación, etc. Es decir con asuntos aparentemente alejados del individuo humano y de su entorno urbano. Al menos ya se lo asocia con el manejo de los residuos, el uso de desodorantes, la contaminación visual y sonora, etc. La costumbre de responsabilizar al campesino por la tala de bosques y la merma de los caudales de agua es una manifestación de esta tendencia que, aunque disminuida por el creciente quehacer de las organizaciones ambientalistas y el aumento del conocimiento ecológico, aún interviene definiendo la percepción de los fenómenos ecológicos o ambientales. Todavía el ecologismo hace que las intervenciones se dirijan principalmente hacia lo biofísico externo del hombre, hacia lo material y lo tangible y no hacia su interno subjetivo, hacia su corazón. Todavía el ecologismo hace que cuando se escuchan ciertas expresiones, como por ejemplo “conservemos los recursos hídricos” o “protejamos la cuenca”,

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generalmente pensamos en acciones a realizar en la montaña, río arriba, en áreas silvestres, y no en la ciudad, y menos en las viviendas.

11. EL AGROQUIMISMO. Es la tendencia a considerar que sin insumos químicos la agricultura no es productiva e

incluso que es imposible. Es una Variable Sicosocial de reciente formación pues no tiene más de doscientos años, aunque sus fundamentos son mucho más antiguos. Se encuentra fuertemente fracturada por los conceptos de agricultura biológica, adoptada por cada vez más personas, tanto en el campo como en la ciudad con la llamada “agricultura urbana”. Todo parece indicar que el agroquimismo pronto será superado dados los avances en el conocimiento de la ecología de los agrotóxicos y el enorme daño que causan en el ambiente, en los cuerpos de nosotros los seres vivos y en nuestro genoma. Obviamente la Agroecótica propende por una muy pronta superación de este fallido experimento humano, cuyos impactos perdurarán durante muchas décadas después que se haya suspendido completamente el uso de estas sustancias que están destruyendo la vida. El agroquimismo es una expresión del quimismo, variable sicosocial a la que se le dedica el siguiente capítulo.

12. EL CARNIVORISMO. Es la tendencia a considerar que sin carnes rojas la alimentación humana estaría incompleta.

Esta Variable Sicosocial data de la lejana prehistoria, cuando de recolectores nos hicimos también cazadores, hecho que, podemos suponer, debió suceder luego de aprender a domeñar el fuego. Hacernos cazadores no fue tarea evolutivamente fácil. Era necesario que una partida de machos, sexualmente rivales entre sí, no sólo se unieran y olvidando su rivalidad, procedieran como un grupo unido y perfectamente coordinado, sino que además dejaran a sus hembras a merced de otros machos. Para hacernos cazadores se requirió un gran salto en el proceso evolutivo de la conciencia. Incluso podemos suponer que para poder hacernos cazadores y romper con los patrones típicos de comportamiento primate, fue necesario antes inventar la familia, mecanismo por medio del cual un primate macho puede decirle a un crío “hijo” y un crío puede decirle a un macho sexualmente maduro “padre”, pues entre los primates típicos este parentesco no se reconoce. Somos el único primate que reconoce a los críos como hijos y los críos a un macho como padre. No se está afirmando que para poder salir de cacería inventamos a la familia. También podemos decir que al inventar a la familia pudimos salir a cazar. Estas cosas evolutivas se dan al unísono, todo evoluciona a la par y lentamente según nuestra perspectiva del tiempo.

En el pasado hemos superado algunas de estas fuerzas. El planicismo y el geocentrismo son

ejemplo. Pero eso ha sido resultado de largos procesos de evolución de la conciencia, incluso con procesos que duraron miles de años, como es el caso de la sustitución de la idea de tierra plana por la de tierra redonda. La idea de esfericidad terrestre fue planteada por primera vez en el Canto de Etana, casi tres mil años a de C., y aceptada sólo mucho después del viaje de Magallanes y Elcano. Creer en la existencia de la basura en pleno siglo XXI es una muestra de cómo el conocimiento “animalista” o primatiano está aún vigente. Todavía tenemos información formada durante los primeros estadios de la evolución de la conciencia asumido como “Verdad”. Llegó el momento en que estos procesos los adelantemos consciente y voluntariamente. Las Variables Sicosociales están dentro de nosotros, allá en la profundidad de nuestro inconsciente. La única forma de superarlas es teniendo consciencia de ellas. Busquémoslas en nuestros pensamientos y sentimientos y erradiquémoslas, una a una, como a una verdadera maleza.

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Si observamos con detenimiento las Variables Sicosociales superadas, el planicismo y el geocentrismo, notaremos que se forman por dar total crédito a la información de los sentidos. Vemos al sol surgir por el oriente, elevarse hasta lo más alto y luego descender hasta ocultarse por el occidente. Mientras observamos esto nosotros no sentimos movernos. A nuestros sentidos les parece que permanecemos aparentemente quietos, lo cual es aparentemente “corroborado” por el sentido de la vista si observamos la luna. Esta también parece girar en torno nuestro. El resultado de aceptar esta información como la “verdad”, y aunar esto con el egoísmo, fue convencernos, durante miles de años que nosotros éramos el centro del universo y que todo lo demás giraba en nuestro alrededor.

Similar ocurre con las demás Variables Sicosociales. El egoísmo, por ejemplo, tiene

fundamento biológico, según Richard Dawkins; el basurismo surge cuando se rodea de teoría el instinto residual típico primate. Por mucha teoría que haya, y por mucha tecnología en que se escude, el concepto de basura, aunque fracturado en el siglo pasado con el concepto de reciclaje, es una conceptualización típica primate, o fundamentada en los reflejos residuales primates. En esencia lo único que hemos hecho desde que descendimos de los árboles es agregarle al sistema primatiano de manejo residual el recipiente de cavidad única. Y esto fue inventado en la época de las cavernas. Lo demás ha sido agregarle la tecnología del momento. Cuando culmine el proceso en curso, y el manejo post-residual de cada elemento se defina desde el momento de su diseño y construcción, y la clasificación en la fuente sea algo instintivo o natural en todas las personas, y la palabra “basura” sea considerada un arcaísmo usado en tiempos pasados, podremos decir que habremos superado el basurismo. Y así con todas y cada una de las Variables Sicososciales, esas entidades que desde nuestro inconsciente definen la manera como nosotros los humanos concebimos a Lo Real, a lo percibido como existente. No sólo en nuestros genes está la herencia primate. También en nuestras mentes y en nuestros corazones hay mucho del primate que aún no dejamos atrás.

Obviamente un proceso similar está ocurriendo con el agroquimismo. Ya está fracturado. Ya

hay una contratendencia claramente definida pero el proceso de sustitución de la tendencia se encuentra aún en estado germinal pese a los notorios avances. La Agroecótica, al ser un instrumento que facilita la síntesis del conocimiento, es también un mecanismo que acelerará este proceso natural de sustitución de una tendencia por la fuerza contraria.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE DOMINAR EL YO PLANETARIO DOMINANDO EL YO INDIVIDUAL”

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Capítulo II

SOBRE EL QUIMISMO

“Solo hay un bien: el conocimiento, solo hay un mal: la ignorancia” Sócrates.

l “agroquimismo” es la manifestación del quimismo en la agricultura. A este lo encontramos también en la medicina, la veterinaria y la industria. Aproximémonos a

esta Variable Sicosocial que tanto afecta a los agricultores y a la sociedad en general.

GENERALIDADES. El conocimiento y la tecnología química intervienen en prácticamente todo el quehacer

humano. Desde el bolígrafo con que se escribe el primer borrador de este capítulo, hasta la ropa que lleva puesta quien se encuentra leyendo. Desde las medicinas que consume el amo hasta las que se le dan al perro. Desde las sustancias que se le aplican a la semilla, hasta los preservativos que se le aplican al producto que ingerirá el usuario. La aplicación de este conocimiento ha llegado a ser tan cotidiano que ni siquiera nos detenemos a pensar si de verdad necesitamos toda la química que utilizamos, y menos pensamos en lo que le estamos haciendo al planeta y a nosotros mismos con el uso indiscriminado e irracional de agrotóxicos. La química es un cúmulo de información racional usada irracionalmente. Es un conocimiento construido por el sabio que hay en nosotros pero usado por el primate que también está en nosotros. Otra pregunta que no nos hacemos es si de verdad el uso de la química está contribuyendo con nuestra evolución y acrecentando día a día nuestro bienestar.

El hueco en la capa de ozono fue abierto por nuestra química; el cuerpo humano tiene

sustancias cancerígenas por nuestra química; innumerables insectos y bacterias han desarrollado resistencia, estando surgiendo superinsectos y superbacterias, por nuestra química; grandes extensiones de tierra son cada vez menos productivas, por nuestra química; el agua potable y el mar están cada vez más contaminados, por nuestra química, el petróleo se está agotando, por nuestra química. Por primera vez en nuestra historia reconstruida nos encontramos en una encrucijada ambiental, y es por el uso, o mejor el abuso, de nuestra química. Es un hecho innegable que usamos de forma indebida, irracional, al conocimiento de la química y la tecnología de él surgida. No parece muy lógico respondernos que sí a la pregunta sobre si la química acrecienta o no nuestro bienestar.

La química ha ido avanzando hasta engendrar, con la física y la biología, hijos totalmente

diferentes. La radiología, la ingeniería nuclear, la genómica, son algunos de ellos. Todos se siguen utilizando de manera irracional por el ser humano. Todos afectando al planeta y a la vida de una u otra forma. El comportamiento humano ha llegado a depender tanto de la química, que podría decirse que hay una “manía social compulsiva hacia el uso de la química”. Somos una civilización

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adicta a la química. Esta adicción sicosocial es una de las manifestaciones de lo que aquí hemos denominado “quimismo”.

RESPECTO A SU DEFINICIÓN. Es la Variable Sicosocial que se manifiesta como la tendencia a considerar que sin el

concurso del conocimiento y la tecnología química el ser humano no puede medrar en un medio civilizado, considerándoles una herramienta fundamental para la facilitación del estar, el mejoramiento constante del bienestar y el avance de la evolución de la conciencia y de la civilización. Este sentido de dependencia hace que incurramos en, por así decirlo, “errores” al usar los productos químicos. Quizá nadie se atreva a decir que el invento de los plásticos sea algo malo. Sin embargo cuando vemos las ingentes cantidades de plástico en los vertederos de residuos se empieza a sospechar que algo no funciona correctamente respecto a la fabricación y el uso de los plásticos. Cuando conocemos sobre los impactos de los agroquímicos a centenares de kilómetros de donde se utilizaron, y sus efectos nocivos para la vida, se puede preguntar cada uno, sobre cómo fue que el ser humano incurrió en tal error. Maravilloso el invento de los antibióticos, pero cuando se conoce sobre las superbacterias a que nos empezamos a enfrentar en este siglo XXI, se pregunta uno si ese es un camino correcto. Sin duda “algo hay” en eso del uso de la química para mejorar el estar humano. Recordemos tan sólo lo que la talidomida causó en los fetos de las mujeres que fueron tratadas con esta droga. Excelente conocimiento de la química para explicar algunos aspectos del componente tangible de Lo Existente, pero al parecer es una herramienta nociva para la vida y el planeta si no se maneja con extrema racionalidad. Digamos que la química no es mala si la manejamos nosotros, pero muy mala cuando permitimos que sea ella la que nos maneje, tal como ocurre en la actualidad.

RESPECTO AL ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL QUIMISMO. Aunque la química proviene de la alquimia, es diferente a esta. La química estudia las

reacciones y las relaciones de los componentes físicos de la materia, de los llamados elementos químicos, aduciendo o dando por hecho que estos son la materia misma. Digámoslo así: la química estudia la expresión más grosera de la materia, convencida que estudia a la “Materia” en su totalidad. Estudia un fragmento asumiendo que es El Todo. Esto hace que la química sea algo así como un hijo tarado de la alquimia.

Para ubicarnos un poco aclaremos que, aparentemente, como civilización, dejamos de ser

alquimios hace varios siglos. Se nos olvidó la alquimia y sólo nos quedó el conocimiento fragmentado sobre la parte más grosera de la materia, el componente tangible. La sistemática persecución a los sabios alquimios surtió efecto. La química de hoy es el resultado de la profundización en el estudio del pequeño fragmento que sobrevivió a la alquimia. Es un conocimiento no solamente fragmentalista, sino también frío, sin alma. El herrero de hace cinco mil años invocaba a las deidades antes de tocar el metal, cantaba mantras al son de su martillo. Era un sabio alquimio plenamente consciente que trabajaba con entidades inmateriales. Con los “espíritus” del fuego, del cobre, del estaño, del hierro, el dios de la metalurgia, etc. ¿Estaba equivocado el herrero de la antigüedad cuando invocaba a deidades al encender la fragua, o lo está el de la actualidad que simplemente se limita a hundir un botón para encender la fragua, y para quien la idea de un dios de la metalurgia ni siquiera se le antoja posible? La metalurgia dejó de ser alquimia y se redujo a química.

Igual sucedió con la cultura agropecuaria. A los agricultores se les olvidó desde hace muchas

generaciones que trabajan con “elementales” (nombre dado por la cultura esotérica a las “almas”

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o “espíritus” de los animales, las plantas y los elementos químicos o de las sustancias que constituyen la naturaleza). Prácticamente el agricultor de hoy no tiene en cuenta que trabaja interviniendo en la creación, y menos que lo hace para la evolución, que es el Plan de Dios. Los agricultores de hoy ya no recuerdan que el cuerpo humano es el templo de la divinidad y que es con sus productos que se construye tan divino cuerpo. La de hoy es una agricultura exotérica, fría y sin alma. Ya ni siquiera se le pide permiso a una planta para eliminarla. Una rociada con plaguicida y basta. Ni siquiera nos detenemos a pensar en lo que le estamos haciendo al suelo, y menos pensamos en lo que le estamos haciendo a nuestros propios cuerpos, el templo terrestre de la divinidad creadora.

Ubicados en este contexto, podemos plantear que las bases del quimismo empiezan a

formarse en la mente de la humanidad con el aprendizaje del dominio del fuego. La cocción de los alimentos, el ahumado de la carne, la cocción de la cerámica, la elaboración de cosméticos, etc., y la metalurgia. Una vez desarrollada la metalurgia en una cultura esta no se concebía a sí misma existiendo sin metalurgia. Igual al inventarse la cerámica, o el arco y la flecha. Es entonces a través de los procesos con fuego, por la construcción de enseres y el procesamiento de alimentos, por donde comienza a formarse el fundamento de lo que estamos denominando quimismo y a considerar a los procesos químicos parte fundamental de la cotidianidad y de la misma civilización. Así llegó un momento en que estos procesos fueron utilizados en asuntos aparentemente fútiles y sin valor para el proceso evolutivo. Un ejemplo es la tecnología del tinturado con púrpura, con cuatro mil o más años de antigüedad. La púrpura no sólo ha sido símbolo de estatus, sino que desde Babilonia hasta hoy el purpurado distingue a la máxima jerarquía eclesial. Otro ejemplo es la pólvora de artificio. Aparentemente sólo sirve para divertirse y causarnos daño a nosotros mismos. Desde el alba de la humanidad los procesos químicos han sido parte inseparable de lo que denominamos civilización. La especie humana creció asumiendo que, lo denominado hoy “química”, era fundamental para su supervivencia. Éramos adictos a la química incluso antes de inventarse esta ciencia como tal.

El siguiente paso en el avance del quimismo en la mente humana se dio a través de la

medicina. Quizá fue Galeno quien introdujo, en la cultura occidental, el uso de preparados químicos, pero ya Paracelso introduce de lleno el uso de estos en las pócimas médicas. Pero no eran propiamente “químicas” pues Paracelso era alquimista. Llegó entonces la despiadada persecución al saber alquimio y su destrucción. Sólo quedó un esqueleto inerte, que es el saber sobre el cual vienen trabajando los químicos desde entonces, tanto en la industria como en la medicina, la veterinaria y la agricultura.

Antes de desaparecer ocurre un gran invento por parte de los alquimistas. Descubren la

pólvora y sin duda esto es de gran utilidad para el hombre. De paso se inventan las armas de fuego. Se suceden algunos hechos importantes donde juega papel importante la química. También nos dejaron el alcohol. Llegan los avances científicos en que se fundamenta la actual química. Se inventan los plásticos, se profundiza en la química del petróleo; Pasteur plantea su teoría microbiana: “las enfermedades son causadas por microbios”; se descubre la penicilina. Comenzó una persecución química contra los microbios. Esta concepción se ve impulsada por la industria farmacéutica que mueve billones de dólares al año. Se creyó que se por fin la humanidad había derrotado las enfermedades llamadas infecciosas. De ahí a aplicar la química en la veterinaria y luego en la agricultura era solo un muy pequeño paso. El asunto parecía funcionar, tanto en medicina como en agricultura. La humanidad, prácticamente sin darse cuenta, se convirtió en adicta a la química y enemiga de los microbios. Se empezó a luchar por lograr un medio ambiente humano libre de los peligrosos microbios. Se inventan los detergentes y aparece la limpieza

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impecable en la ropa y una gran suciedad en el agua del planeta. Pero eso no importaba, ya lo solucionarán los químicos. Cada vez fuimos más dependientes de la química, cada vez fuimos aumentando el daño sobre el planeta. Y así hasta hoy, cuando vivimos en una cultura de la química, en un planeta contaminado por la química y las almas nos vemos obligadas a encarnarnos en unos cuerpos tan contaminados como lo están el suelo, el agua y el aire de que están formados.

RESPECTO A LAS VARIABLES SICOSOCIALES INVOLUCRADAS. El quimismo es una manifestación del biofisismo. La tendencia a dar más importancia a los

componentes físicos, químicos y biológicos de los eventos, desconociendo, minimizando o despreciando la importancia de los componentes socioeconómicos y sicosociales. Esta tendencia puede manifestarse como fisismo (relevancia del componente físico), quimismo (relevancia del componente químico) y como bioismo (relevancia del componente biótico). Cada una de estas expresiones de la variable pueden entenderse en dos direcciones: hacia lo interno y hacia lo externo, según la dirección teniendo como referencia la piel humana.

Otra variable que interviene en la conformación del quimismo es el fragmentalismo.

Obviamente, sólo pudimos atrevernos a verter sustancias tóxicas en el suelo que somos porque nos suponemos entes separados de él. Si tuviésemos plena conciencia de la unidad entre el suelo y los seres vivos, entre entorno e interno, de seguro no habríamos incurrido en tan bestial acto colectivo que involucró a todo el género humano, incluso las ciencias, en las que tanto confiamos.

La manera como hemos tratado al entorno al considerarlo separado de nosotros los

humanos, e incluso de nosotros los seres vivos, es una clara manifestación del egoísmo. Poco nos importa el suelo, poco nos importan sus demás habitantes. Le vertemos químicos y él produce lo que nosotros queremos, y queremos lo que creemos necesitar. Todo para nosotros y nada para los demás. Tradicionalmente ahí donde nosotros sembramos solamente hay cabida para lo sembrado, lo espontáneo o silvestre, o se lo mata o se le erradica. No hay cabida para lo cultivado y lo silvestre. Consideramos que son dos y que uno excluye al otro. Esta actitud separatista o fragmentalista, al surgir el quimismo, pasó a ser parte integrante de este y del comportamiento que inspira.

También podemos notar la fuerte influencia del facilismo en varias de sus manifestaciones.

Queremos las mayores ganancias en el menor tiempo. Tales deseos se traducen luego en la necesidad de usar agroquímicos con la falsa suposición de que así será. Y en realidad así parece ser al principio., pero luego de casi doscientos años de verter sobre el planeta agrotóxicos debemos rendirnos ante la evidencia de que esto es un sofisma. Los agroquímicos están envenenando al planeta y obviamente a los cuerpos de nosotros los seres vivos.

Tales las principales Variables Sicosociales que se asocian en la manifestación del quimismo

y/o están involucradas en su surgimiento y conformación.

RESPECTO AL AGROQUIMISMO Se ubica el inicio de la agricultura química en la primera mitad del siglo XIX. Aclarado que en

la mente humana ya existía el quimismo en la fabricación de insumos y cosas, y en la medicina. Se plantea el inicio de la agricultura química con Justus von Liebig, un químico alemán. En el libro “el reto orgánico” se expone que este señor, considerado el padre de la agricultura química, experimentó con cenizas de plantas, deduciendo que lo que nutría a las plantas eran el nitrógeno,

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el fósforo y el potasio, el NPK de la agroquímica actual. Las teorías de Liebig fueron ampliamente divulgadas conduciendo a un amplio y lucrativo desarrollo de sustancias químicas sintéticas. En sus escritos Liebig atacó fuertemente la teoría del humus. En 1856 un inglés estudiante de química, William Henry Perkin, descubrió una nueva rama química. Produjo la primera anilina. Esto inspiró a Krierich von Kekule. Se dio cuenta que “los seis átomos de carbono en la molécula de benceno pueden formar un círculo o anillo, al atar un átomo de hidrógeno a cada uno de ellos. Esto permitió a los alemanes construir un sinnúmero de compuestos al combinar el carbono con nitrógeno, hidrógeno, azufre,” etc. En 1905 Fritz Haber, químico alemán, descubrió el proceso para transformar el nitrógeno del aire en amoníaco líquido. Con la dirección del ingeniero Kazrl Boscho se construyó la primera planta de amoniaco en Alemania. Era 1915, momento en que el ejército alemán se estaba quedando sin nitratos para producir explosivos. Con el proceso Haber-Bosch los alemanes solucionaron el problema para su ejército. Las empresas obtuvieron grandes ganancias produciendo explosivos y gases venenosos para la guerra, fertilizantes y drogas. La aplicación en el suelo debilitó la resistencia a las plagas, dañó la fertilidad, y creó un círculo vicioso cada vez más fuera de control y que esclaviza al agricultor que depende cada vez más de los agroquímicos. El descubrimiento de minas en los EEUU les permitió entrar en el negocio durante la primera guerra mundial. En 1925, con el apoyo de las empresas norteamericanas, las casas productoras alemanas se fusionaron el consorcio I.G. Farben. Esta ya era la empresa química más poderosa de Europa cuando Adolfo Hitler fue elegido canciller. Se afirma en el libro que sin ella “no habría podido preparar el país para la segunda guerra mundial”. Las empresas norteamericanas tuvieron igualmente una bonanza durante las dos guerras mundiales.

Al terminar la guerra había en EEUU dieciocho fábricas para sintetizar amoniaco del aire que

de pronto se quedaron ociosas. Entre ellas Dow, DuPont, Monsanto, y American Cynamid. Se inventaron un nuevo mercado. Crearon una nueva necesidad sin la cual “no puede haber agricultura moderna y próspera”. La publicidad y la ya descubierta manipulación subliminal hicieron el resto. Comenzó la aplicación masiva de abonos nitrogenados. Al tiempo estuvieron disponibles los nuevos compuestos organoclorados y organofosforados desarrollados por ambos bandos durante la guerra. El más famoso el DDT, del que Paul Müller descubrió sus propiedades insecticidas. Esta sustancia (diclorodifeniltricloroetano), símbolo de todo lo negativo para la salud del planeta, se regó por todo el mundo creyéndose que con él acabaríamos con las enfermedades transmitidas por vectores. La propaganda era cada vez mayor. Las personas estaban tan familiarizadas con estas sustancias que se usaban indiscriminadamente para acabar con cualquier hormiguero en la casa. En el departamento del Cauca (Colombia), una maestra bañó las cabezas de sus alumnas con DDT como solución al problema de los piojos, según lo recuerda el autor, que era niño en ese entonces, pues fue una noticia nacional.

Comenzó la búsqueda masiva de plaguicidas de amplio espectro. Los agricultores, temiendo

desastres debido a que sus cultivos debilitados por el exceso de químicos, seguían atrayendo más plagas, “optaron por la aplicación de más plaguicidas con la cooperación de las empresas que siguieron sintetizando nuevos compuestos., principalmente hidrocarburos clorados (clordano, hetacloro, dieldrin, aldrin, endrin), así como organofosforados (paratión, malatión, DDVP, etc.)”. Hoy el mundo se encuentra avanzando en una dirección tan disparatada como suicida. Entre más envenena el suelo con agroquímicos, más agroquímicos necesita, habiéndose formado un círculo vicioso sediento de químicos con el agricultor en el medio.

Un claro ejemplo de lo inoficioso de los insecticidas lo vive el autor en el pueblo en donde

mora. Varias veces al año un vehículo de la Unidad Ejecutora de Saneamiento fumiga el pueblo contra el Aedes, zancudo transmisor del dengue. La pasada fumigación permitió al autor pasar

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algunas horas sin notar zancudos. Pero menos de 48 horas después ya se notaban en el ambiente. Puede suponerse que los zancudos generaron resistencia, o cualquier otra cosa, pero lo cierto es que tal acción, que se repite en Colombia desde hace 70 o más años, es inoficiosa contra el vector. Sin embargo cabe asumirse que se está generando un gran daño ecológico a la fauna espontánea del casco urbano. Al menos una colección de arañas que tenía el autor desapareció desde la primera fumigada. Sin embargo las autoridades de salud no parecen notar esta realidad. No perciben que están haciendo el oso ante los zancudos y ante los usuarios. Ellos, tan campantes, siguen fumigando, asumiendo un comportamiento autómata, irracional, costoso económica y ecológicamente, y totalmente inoficioso para los fines que se pretenden. Del fracaso no se preocupan porque se escudan en los usuarios: “es que la gente no abre las ventanas ni las puertas cuando pasamos fumigando. Al contrario, más las cierran” es la explicación con que tranquilizan su conciencia culpando a los usuarios. Es un efecto del quimismo. Algún científico encuentra en su laboratorio que si una microgota de tal sustancia golpea en la nariz de un zancudo este muere, se concluye que llenando el aire de microgotas de dicha sustancia, las personas podrán vivir sin la compañía de los zancudos. Efectivamente corremos a llenar el aire que respiramos con las microgotas de la tal sustancia. No nos damos cuenta que en realidad el mecanismo no sirve y seguimos obcecadamente creyendo lo contrario. Y así en agricultura, en medicina, en la industria, en la alimentación, en...

Hoy estamos tan familiarizados con los agroquímicos que los vertemos

indiscriminadamente, como es el caso del ejemplo con el control del vector del dengue. Matamos un insecto con unas cuantas microgotas, pero no pensamos en lo que pasa con el veneno que cae en el suelo, con el que cae en la planta, con el que cae al suelo en el cuerpo del insecto muerto. Obviamente los fabricantes y vendedores de insumos químicos se cuidan muy bien de ocultar la ecología de las sustancias que venden.

LA CONTRATENDENCIA. Como en toda Variable Sicosocial existe, además de la tendencia la contratendencia o fuerza

contraria. Esta es obviamente una corriente de pensamiento que se opone a la tendencia. Obviamente la agricultura sin químicos forma parte de la contratendencia, siendo quizá la corriente principal.. Otros que apuntan en la misma dirección son la ecología, la medicina natural, el vegetarianismo (y todas sus variantes o escuelas), las religiones orientales, las culturas ancestrales sobrevivientes y el esoterismo. La contratendencia, como es apenas lógico, se manifiesta en oposición a todas las expresiones del quimismo. Tanto al industrial, como al médico y el agropecuario. Este trabajo, por ejemplo, se enmarca dentro de la contratendencia y probablemente también los sentimientos de quien en este momento lee estén enmarcados en ella.

El quimismo comienza a debilitarse desde la misma medicina. El naturismo es quizá el

principal y más claro exponente de la contratendencia. Cabe la posibilidad que Pasteur se haya equivocado y los microorganismos no sean la causa de las enfermedades conocidas como infecciosas. La medicina natural, o naturismo, tiene otros planteamientos y funcionan. Para esta escuela médica, quizá la más antigua, los microorganismos son una especie de indicador. Ellos existen porque existen las condiciones ecológicas favorables en nuestros cuerpos. Modificando estas condiciones del cuerpo, los microorganismos desaparecen por sí solos. Por tal razón en la medicina natural no se atacan los microbios. Se fortalece el sistema inmunológico y se ayuda al cuerpo con limpiezas de órganos y una alimentación balanceada y acorde al desequilibrio que ocasiona la dolencia. Al devolver el equilibrio al cuerpo las dolencias desaparecen. Hace algunos

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años el autor leyó una analogía sobre la medicina natural. Se comparaba el cuerpo humano con una vivienda. Si en el patio de la misma se mantiene basura, es lógico que en la vivienda habrá permanentemente moscas, aunque se fumigue. Se morirán algunas con el veneno pero el olor de la basura atraerá más. Sin embargo si se evacúa la basura, las moscas se marcharán solas. Así funciona la medicina natural. Se saca la basura, la sustancia morbosa del cuerpo, estimulando el sistema excretor e inmunológico, y los microorganismos denominados patógenos se marcharán por sí solos. Es igual en agricultura. Fortalezca el suelo y despreocúpese de los insectos y las plagas.

En la industria también se observan algunos controles del quimismo, especialmente desde

el sector de la salud, por las sustancias dañinas como las cancerígenas y las mutagénicas (cuando un pintor se coloca una mascarilla está obedeciendo a los dictados de la tímida contratendencia, pero en términos generales no se observan (al menos por parte del autor), significativos avances de esta en lo referente a la fabricación de enseres, exceptuando los también tímidos pedidos de los ecologistas en el sentido de que haya una industria amigable con el ambiente.

Mientras surgía el agroquimismo permaneció lo que hoy es la contratendencia, aunque hace

doscientos años era la agricultura que se practicó desde siempre. Puede decirse que esta era la tendencia dominante. Sin embargo, cuando la agricultura química se convierte en la corriente dominante, la agricultura tradicional se redujo a la condición de contratendencia. La formación de esta podría ubicarse en el comienzo del siglo XX. Desde muy temprano se emitieron voces de protesta contra la agricultura química. Ya en 1912 el Dr. Alex Carrel publicó “El hombre, el desconocido” donde, según reza en el libro “El reto orgánico”, advierte que: “el suelo es la base para toda la vida humana, nuestra única esperanza para un mundo saludable consiste en el establecimiento de la armonía en el suelo que hemos trastornado con los métodos agronómicos modernos. Toda la vida, dijo Carrel, será sana o enfermiza según la fertilidad del suelo”. Las mismas ideas fueron pregonadas por los iniciadores de la agricultura orgánica.

Uno de los fundadores de este movimiento fue sir Albert Howard (1873-1947), considerado

con lady Eve Balfour y Jerome Irvin Rodale los fundadores de la agricultura orgánica, sin hacer a un lado a Rudolf Steiner. Howard desde 1916 afirmaba que el uso de agroquímicos era una pérdida de dinero. A partir de técnicas observadas en la India, diseñó el compost y el método conocido como ‘Indore’(denominado así por la ciudad donde trabajó). Regresó a Inglaterra en 1931, se dio a la tarea de difundir lo que hoy es el movimiento “bio” u orgánico. En 1939 ya había publicado el “Testamento agrícola”, seguido por “El suelo y la salud”. Eva Balfour (agricultora inglesa) siguió sus pasos. En 1945 publicó “El suelo vivo”. En Estados Unidos el abanderado fue Rodale. Fundó una revista y con ella creó un movimiento orgánico. Se dedicó de promover la creación de jardines orgánicos por todo Estados Unidos.

Pronto comienzan a surgir otras tendencias agronómicas, diferentes a la orgánica. En los

años veinte Rudolf Steiner, creador de la antroposofía, había diseñado la agricultura biodinámica, en los treinta se inician las escuelas de agricultura natural, etc. En los setenta aparece el criterio permacultural, ahora surge la Agroecótica. Sin embargo la contratendencia del agroquimismo se encuentra todavía en estado germinal. Aún es algo incipiente y prácticamente en gestación. Todavía el agroquimismo es la fuerza dominante en la mente humana. Todavía el cultivar limpio es más un pasatiempo de los neorurales, de uno que otro agricultor de profesión y de un significativo porcentaje de los agricultores urbanos, pero el grueso de los productos agrícolas sigue produciéndose con agroquímicos. Se requiere con premura fortalecer la contratendencia en sus

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manifestaciones biofísicas, socioeconómicas y sicosociales. En ello nos va la vida y la existencia de la civilización.

RESPECTO A LAS MANIFESTACIONES El agroquimismo se manifiesta en toda la cotidianidad de la sociedad. Algunas de estas son:

a) Sensación de seguridad. El agricultor se siente “seguro” al cultivar con agroquímicos. Siente que ha vencido las plagas, la infertilidad del suelo. Siente que usar agroquímicos es una ganancia segura.

b) Sensación de miedo al cambio. El agricultor, al sentirse seguro, siente miedo a dejar de usar agroquímicos. El sabe que está deteriorando el suelo pero el miedo al impacto económico desfavorable, la pérdida económica, se traduce en un miedo a dejar el mecanismo agrícola en que se siente seguro.

Pocos días atrás, antes de escribir estas líneas, recibí la visita de un amigo agricultor. De la

conversación se deduce que quiere cultivar limpio, pero que se “ve obligado a usar químicos”. Según él “tiene familia”, así como “hijos estudiando” y otra serie de ideas que tienen como fundamento otras ideas. Entre estas las siguientes:

-La agricultura sin químicos no deja ganancia económica o deja muy poca. Obviamente esta idea se fundamenta en otras creencias. Algunas son:4

-La agricultura sin químicos produce menor cantidad por área que la química;

-La agricultura sin químicos implica más riesgo con las plagas y enfermedades. Estas ideas, que en la mente de las personas parecieran formarse por sí solas, en realidad

son el resultado de esa fuerza inconsciente que hemos denominado quimismo, en este caso bajo su manifestación en las ideas sobre la producción agropecuaria.

Estas ideas evidentemente son falsas, pero igualmente son asumidas por las personas como

ciertas. En este fenómeno se nota la influencia de la publicidad y la promoción de los agroquímicos por las casas fabricantes. Pocas semanas atrás ocurrió en Colombia una protesta masiva, denominada “Paro Agrario Nacional” Entre las cosas que pedían los campesinos manifestantes estaba la rebaja en los precios de los insumos agrícolas. El gobierno accedió. Ambas actitudes, tanto la de los agricultores como la del gobierno, demuestran que sus mentes están bajo la influencia del agroquimismo. Nadie mencionó siquiera la agricultura biológica como alternativa. En Colombia estamos a un pequeño paso de que gran parte de los subsidios del Estado para la agricultura se entreguen a las casas fabricantes de insumos químicos para conseguir así la rebaja en los precios solicitada por los mismos agricultures. De esta manera se estaría accediendo, dicho sea de paso, a sus pretensiones. Se les estaría cumpliendo su pedido. También se nota la influencia del quimismo en lo que enseñan las universidades. Están graduando expertos en formular químicos.

Hasta ahora la idea de subsidiar, al menos durante los tres primeros años, el paso de la

agricultura química a la biológica no parece estar sobre el tapete del gobierno, ni de los agricultores, ni de los legisladores. Es prácticamente toda la sociedad la que está bajo la influencia del agroquimismo. En el supermercado o la plaza de mercado, el usuario utiliza muchos criterios

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de escogencia, tales como tamaño, color, textura, etc., pero, salvo unos cuantos, tan pocos que pueden considerarse un número despreciable, jamás le preocupa si el producto lleva incluidas sustancias tóxicas no. Cuanto más sólo mira la fecha de vencimiento. Estas sustancias prácticamente se consideran parte integral de los procesos agrícolas y por tanto parte integral de los alimentos. Algo así como un efecto colateral inevitable.

Las manifestaciones de la contratendencia van siendo cada vez más sólidas, pero aún no alcanzan la masa crítica suficiente como para generar un vuelco masivo hacia la agricultura limpia. En nuestro país ni siquiera es promocionada por el Estado. La agricultura limpia aún no es “moda”. Todavía al usuario no le interesa el pasado del producto, ni las técnicas de producción y procesamiento, ni las sustancias adicionadas. Le interesa que la leche le dure en la nevera pero no le preocupan los mecanismos utilizados para conseguir dicha durabilidad en un producto perecedero. Estamos envenenando al planeta y a nuestros cuerpos de una manera que en realidad puede considerarse extraña, por no decir loca. No sólo participamos de nuestro propio envenenamiento, sino que además pagamos para hacerlo. Y eso no es todo, también defendemos nuestro derecho a hacerlo, para beneplácito y el beneficio de los fabricantes de insumos agrícolas químicos, y quienes mantienen vigente una tecnología geocida y biocida que hace décadas debió de ser suspendida en toda la superficie terrestre.

RESPECTO A LA INTERVENCIÓN Obviamente la intervención debe propender por la extinción definitiva del agroquimismo y

el estímulo a la cultura “bio” hasta que sea la predominante. La Agroecótica es una herramienta de intervención en el fenómeno agropecuario. Haberse encontrado que no hay un método general, sino que a cada suelo corresponde un Método Ideal, el cual es Único, permitirá que de la interacción de las diferentes escuelas surja un mayor nivel de conciencia tanto en agricultores como en consumidores así como una mayor integración entre las diversas expresiones de la cultura “bio” (naturismo médico, alimentación sana, agricultura e industria limpias, etc.). Algunas sugerencias para acelerar el proceso evolutivo que apunta hacia la superación del quimismo en agricultura, y que ayudarán al agricultor a vencer el miedo al cambio, son:

1. DIFUNDIR EL CRITERIO AGROECÓTICO. Este criterio, al fundamentarse en el de Unicidad De Lo Existente, genera en la persona un

mayor sentido de pertenencia al suelo, al entorno, al país y al mundo. Aumentan los niveles de conciencia ambiental y de salud en todas las personas pues todos estamos unidos al suelo y vinculados a los procesos agrícolas y de procesamiento de los productos. El suelo y su producción serían la puerta de entrada del criterio de unicidad y de su aplicación en otras esferas del comportamiento humano.

2. ESTABLECER FINCAS MODELO. El campesino requiere ver y constatar los beneficios de la agricultura biológica y esto

obviamente debe traducirse en un aumento de los beneficios económicos. Para esto serían muy importantes las Fincas Experimentales Piloto. Estas deberían ser de propiedad estatal. Estaría cada una administrada por un gerente que recibiría instrucciones de una Junta Directiva conformada por personas de la comunidad, preferiblemente vecinos, representantes del sector ambiental y científico, y de los consumidores. Los integrantes de la comunidad habrán de ser preferiblemente agricultores biológicos o experimentales, y los representantes de los consumidores preferiblemente vegetarianos, naturistas o ambientalistas. Obviamente habrán de conocer, o empezaar a conocer, los planteamientos de la Agroecótica, la permacultura, etc., además de

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constituirse también como grupo de estudio. Estas fincas podrían ser sostenidas por los gobiernos departamentales y municipales, y ubicarse en diferentes pisos térmicos. Obviamente contarían con el apoyo de por ejemplo el SENA y los sectores académico y ambiental quienes obrarían como asesores y consultores.

En estas Fincas Experimentales Piloto el campesino, a través de sus representantes en la

Junta Directiva, podrá tomar las decisiones agronómicas y observar el resultado. De esta manera perderá el miedo a hacer lo propio en el terreno que cultiva pues podrá experimentar sin miedo a la pérdida económica. Cuando el agricultor observe tamaños, formas, colores, deguste los sabores, y mida el tiempo de duración del producto una vez cosechado, de seguro no habrá que insistirle mucho para lograr el cambio de actitud y de comportamiento agrícolas. Serían un instrumento para ayudar a los agricultores a perder el miedo al cambio, el miedo a producir sin químicos y el miedo a la pérdida económica o a la disminución de los ingresos.

Igualmente las fincas biológicas existentes habrán de ser modelos y escuelas agronómicas

para la vecindad. Los actuales agricultores biológicos son personas con un marcado nivel de cultura en el tema. Son estudiosos y/o amantes de la agricultura limpia, con un alto sentido de la protección y el mejoramiento ambiental. Tienen la autoridad moral y el bagaje cultural suficientes como para convertirse en capacitadores de sus vecinos.

3. PROMOCIÓN ESTATAL. Está habrá de tener dos frentes. Uno dirigido hacia el consumidor y otro hacia el agricultor.

En ambos extremos del fenómeno habrán de ocurrir cambios. La promoción dirigida hacia el consumidor habrá de incluir, obviamente, el aspecto culinario y alimentario. No son pocos los hábitos alimentarios que hemos de modificar para mejorar nuestra dieta y nuestra salud. En Colombia existe la llamada Ley de Obesidad (ley 1355 de 2009), que abre el camino para una reculturización alimentaria sin detrimento de la gastronomía vernácula.

4. INCENTIVO ESTATAL. Los agricultores que han utilizado agroquímicos, en realidad son “víctimas” de la

publicidad de las casas productoras que obran con la anuencia de los gobiernos (en algunos países incluso la publicidad es, o fue en su comienzo, de emisión estatal). El cambiar de metodología agronómica, de química a biológica, en realidad merece incentivos desde la perspectiva ambiental, agrícola y sanitaria. Esto es más que justo por la producción de bienes ambientales (reducción de contaminación de aguas subterráneas y del suelo, aumento de los caudales, protección de la biodiversidad, mejoramiento del paisaje, captura de carbono, etc.). Se requiere un poco de mayor conciencia social sobre el impacto de la agricultura biológica para que los legisladores y gobernantes miren a esta manera de producir de forma diferente, y más cuando el mejoramiento del suelo es objetivo fundamental de la acción agrícola. También son aquí dos las opciones de los productores biológicos: o esperan que llegue o aceleran la llegada. Es decir que se requiere ejercer cierta presión por parte de los sectores interesados.

5. FORMACIÓN DESDE EL PLANTEL. La participación del sector educativo es fundamental para acelerar los procesos de cambio

cultural. La formación en la cultura “bio”, o al menos en lo que al agro y la alimentación se refiere, podría ser incluso una decisión consensual y democrática de los padres. Sólo se requiere tomar la

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decisión en una asamblea general. De inmediato las directivas de los planteles están en la obligación legal de proceder a reajustar el Proyecto Educativo Institucional (PEI). La libertad de cátedra y el principio de autonomía escolar (artículo 77 ley 115 de 1994), lo permiten perfectamente. Obviamente antes se requiere una comunidad de padres con alto sentido participativo, democrático y de autonomía. Este ajuste del PEI puede hacerse sin detrimento de la intensidad horaria pues se utilizaría la técnica conocida como transversalidad. La educación de los niños y menores es algo demasiado importante como para dejar que las decisiones queden exclusivamente en manos del ministerio de educación y de los docentes. Da verdadera lástima averiguar en planteles educativos ubicados en corregimientos y veredas (al menos en la localidad donde mora el autor), sobre la enseñanza referente a la agricultura biológica y constatar que brilla por su ausencia, incluso en planteles de bachillerato. A través de la física, de la química, de las ciencias naturales, de sociales, de español, etc., pueden enseñarse, o darse a conocer, otras maneras de alimentación y de producción de alimentos.

6. APOYO DEL CONSUMIDOR

Lo que haga o no haga el consumidor es fundamental al momento de definirse el futuro de la agricultura, o al menos para acelerar o retrasar el proceso de cambio. Este apoyo incluye todos los ámbitos. Desde adquirir los productos hasta el apoyo político. Una de las fuertes presiones que la sociedad ejerce sobre el agricultor proviene, inconscientemente, del consumidor, quien afectado por la publicidad, el agroquimismo y la promoción institucional, juzga la calidad de los productos con los prejuicios consumistas fijados en su mente. Se eligen productos elaborados, manipulados y comercializados de maneras determinadas. Se prefiere una fruta lustrosa por la cera, henchida de agua y de químicos, a una fruta limpia, o libre de agrotóxicos. Es obvio que el consumidor, tiene gran influencia en la producción agrícola y podría ser un elemento que definiera la producción agroecológica. Sin embargo está prácticamente dominado por la publicidad consumista. Actualmente la mayoría de personas “presionamos” a los agricultores hacia los agrotóxicos. Sólo personas con alto nivel de conciencia ecológica se preocupan por consumir productos limpios. El actual cultivador biológico tiene ante esto dos alternativas: o espera que aumente espontáneamente la demanda, o realiza acciones para aumentarla.

7. IMPULSO DESDE LA CULTURA “ALTERNATIVA”. Es necesario el apoyo a un proceso de exigencia de una agricultura limpia por parte de los

colectivos alternativos. Por ejemplo desde el vegetarianismo, desde el naturismo y la naturopatía, desde las organizaciones defensoras del ambiente, desde la cultura vegana. Igual desde las organizaciones y escuelas de ciencias esotéricas y los reductos de las culturas tradicionales o nativas, y en general por toda persona u organismo que acepte la Unicidad de Lo Existente. La solución no puede ser que pequeños grupos, tan pequeños que son despreciables, se vayan a vivir y cultivar lejos de las ciudades. La solución al envenenamiento del suelo y de los seres vivos ha de estar tanto en las cocinas del ciudadano común en las grandes ciudades, como en el surco de los agricultores; en la mente del citadino como en la mente de campesino.

8. IMPULSO DESDE SECTORES TÍPICOS DE LAS CIENCIAS Y LAS TECNOLOGÍAS. Obviamente es la medicina la encargada de llevar la vocería de las ciencias al momento de

impulsar la agricultura sin tóxicos, es ella la encargada no sólo de atender a los intoxicados sino a observar y estudiar la evolución de los agrotóxicos en el cuerpo humano. Con una visión tradicionalista, los médicos han de seguir en sus hospitales a que les llegue el resultado de los errores. Lo errores en el tránsito, en la convivencia, en los hábitos alimentarios, en la producción,

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en la recreación, etc. O actúan proactivamente, tratando de establecer hábitos o costumbres destinadas a lograr una disminución de esos errores. Desde la perspectiva de una medicina preventiva, se exige a los médicos gritar muy duro en contra de los agrotóxicos en la alimentación humana. Si no lo hacen es porque con visión miope siguen enclaustrados en sus hospitales esperando a que la sociedad les lleve el resultado de sus errores. Es necesario el apoyo a un proceso de exigencia de una agricultura limpia por parte de las ciencias que por sus objetos de intervención estén en la capacidad de conocer adecuadamente el impacto de los agroquímicos sobre la vida, incluyendo el cuerpo humano. Las ciencias biológicas, las agronómicas, las económicas, las sociales, etc., han de obrar en defensa de la vida y de la superación del agroquimismo del mental humano.

9. ORGANIZACIÓN DE CULTIVADORES. Obviamente son los mismos cultivadores quienes han de acelerar el proceso de superación

de agroquimismo. Los cambios en el comportamiento humano no ocurren por generación espontánea. Hay que inducirlos, facilitarlos e incluso provocarlos y forzarlos. En esto el agricultor se encuentra solo. En Colombia llama mucho la atención el hecho que ningún ministerio, ni el de agricultura, ni el del ambiente, ni el de la salud, tengan agresivos programas de promoción de la agricultura sin químicos. Y ni qué decir del ministerio de educación que se considera ajeno al asunto. Se requiere entonces una organización a todo nivel, local, municipal, departamental, regional, nacional e incluso internacional, por parte de los cultivadores “bio”. Sólo unos cultivadores organizados podrán acelerar el proceso de cambio, frenado obviamente por los fabricantes de agroquímicos. Todos hablamos de ecología, de protección de especies, de reforestación, etc., pero al momento de desayunar, almorzar o cenar, se nos olvida la ecología y simplemente comemos, pensando que sólo comemos arroz, frijoles, cebolla o tomate, sin pensar en sus aderezos tóxicos. Los productores biológicos, además de cultivadores, han de ser publicistas y educadores sociales.

10. CONCIENCIACIÓN SOCIAL DEL QUIMISMO. Todos hemos de tener conciencia del quimismo. La fuerza que desde la profundidad de

nuestro inconsciente nos impele a necesitar constantemente de la química. La concienciación de toda Variable Sicosocial es requisito fundamental e indispensable para su superación evolutiva. Para esto es fundamental la colaboración del Estado y de los medios de comunicación. Sin embargo, mientras esto sucede cada agricultor biológico, cada consumidor biológico, cada amigo del ambiente, ha de ser un fiel soldado, un pregonero incansable, un luchador ferviente, de la cultura “bio”. Ningún amigo del ambiente debería dormirse cada noche, sin haber convencido a alguien durante el día, de adoptar la cultura de la producción y/o el consumo biológicos.

La evolución avanza; el futuro del fallido experimento de la agricultura química

inexorablemente llegará a su fin. O lo aceleramos y terminamos ahora, los de nuestra generación, de una manera voluntaria, inteligente y a conciencia, o lo hará una generación futura, en medio del dolor y el llanto, bajo la presión de las toxinas, del cáncer, de las taras genéticas y mentales. Mejor hacerlo ahora que dejarlo para después. Hagámonos dueños de nuestra propia evolución. Dirijámosla de una manera inteligente. No dejemos que otros decidan por nosotros. No es la primera vez que incurrimos en un error. El hecho que hayamos sobrevivido hasta hoy es prueba de que hemos sido, y somos, una especie evolutivamente exitosa. Sobrevivimos como especie a la peste bubónica, a la edad del hielo, a la viruela, a la amenaza nuclear, a los depredadores una vez abandonamos el bosque y nos adentramos en la pradera, al canibalismo, al diluvio... La pérdida de fertilidad y de vitalidad del suelo cultivado del mundo es una amenaza de carácter global. Las

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manchas de salinización (desertización), por las prácticas agrícolas inapropiadas aumentan en el mundo. Estas son sencillamente desiertos naciendo formados por nosotros mismos. Obramos al impulso de inmediatismo, del egoísmo, del fragmentalismo, del economicismo, del biofisismo y ni siquiera nos percatamos de que son muchos los impulsos típicos animales que intervienen en la definición de nuestro sentir, pensar, hablar y obrar aparentemente racionales.

Nos encontramos ad portas de grandes y trascendentales cambios. Desde la superación del

primatiano criterio de multiplicidad, sustituido por el criterio de unicidad, hasta la del concepto de basura, sustituido por el de Recurso Residual, del cual el concepto de reciclaje es apenas el componente que más ha aflorado al nivel consciente. Es decir que pronto el fragmentalismo y el basurismo serán cosa del pasado y habrán sido superadas. Todo permite suponer que también está cerca el fin de agroquimismo, de la agricultura artificial.

Bajo la presión del movimiento de la protección ambiental se gestan nuevas tecnologías,

nuevos criterios económicos, nuevas concepciones del hombre y de su rol en este planeta. Ya lo dijo James Lovelock en la Teoría Gaia, que este rol es extraer la información del planeta y usarla en su beneficio. Vamos un poco más allá y afirmemos que el papel de la conciencia es hacerse dueña de su propia evolución. Empecemos a hacerlo a través del mejoramiento constante del suelo.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE ENCAUZAR LA EVOLUCIÓN DEL SUELO Y LA DE NUESTROS PROPIOS CUERPOS”

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Capítulo III

SOBRE NUESTRA EVOLUCIÓN

“Avergüénzate de morir antes de conseguir una victoria para la humanidad” Horace Mann

radicionalmente hemos concebido a la evolución de Lo Existente en tres fragmentos, aceptando prácticamente la existencia de tres evoluciones. De la materia, de la vida y

del hombre. Obviamente es sólo una evolución, la de Lo Existente.

CONCEPTOS PRELIMINARES. Imaginemos a Lo Existente, a eso que llamamos “la creación”, como un balón, como una

esfera. En el centro de la misma encontramos el aparente vacío que observamos en el macrocosmos y en el interior del átomo. Equivale al aire del balón en nuestra imagen mental. Luego encontramos una subesfera rodeando este vacío, la materia inerte, los átomos. Encima encontramos parte de esa materia inerte organizada mediante la información del ADN conformando los cuerpos de los seres vivos. Después encontramos la subesfera del conocimiento, de la información. Llamémoslas subesferas afísica, física, biótica y sófica (de sophia= sabiduría). Con esta se completan “las capas” que conforman la Esfera Existente y que rodean el núcleo aparentemente vacío. Estas capas se han ido conformando paulatinamente mediante el proceso que llamamos “evolución”. Como podemos concluir, no están separadas entre ellas. La subesfera sófica, la del conocimiento, la última en surgir y en bullente proceso evolutivo, se forma sobre la subesfera biótica a través del sistema nervioso de un primate, nosotros la especie humana. A su vez la subesfera de la vida, los seres vivos, está conformada por átomos, es decir por elementos de la sufesfera física y se constituye a partir de la macromolécula C-H-O-N. Como podemos ver en nuestra imaginación, una subesfera se forma sobre la evolutivamente anterior no pudiendo haber separación entre ellas.

Entre las subesferas afísica (el aparente vacío), física (la materia inerte, los elementos

químicos), biótica (los seres vivos, incluido el primate en que se anida la conciencia, el cuerpo humano), y la sófica (las ideas, conceptos, marcos teóricos, etc.), encontramos otras subesferas que podemos denominar Subesferas de Enlace porque son las que hacen que no se pierda continuidad entre las subesferas mencionadas. Estas son: la subesfera prefísica, conformada por las partículas que no alcanzan a ser átomos. En nuestra imagen mental se ubica entre el aparente vacío, o núcleo de la Esfera Existente, y la materia inerte o subesfera física. Luego encontramos entre la subesferas física y biótica a la subesfera de enlace denominada “prebiótica”, constituida por seres que aún no alcanzan el estadio de vida plena e independiente. Son las macromoléculas de carbono (C-H-O-N), los virus y las rickettsias). Entre las subesferas biótica y sófica encontramos

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la subesfera de enlace denominada “presófica”. Son las ideas que aún no alcanzan un nivel que pueda denominarse “racional”. En realidad son pocos los conceptos que alcanzan un nivel evolutivo que puedan considerarse racionales. La mayoría de nuestras ideas se fundamentan en el conocimiento que podemos denominar “primatiano” o “animalista” pues se fundamentan en las observaciones de los sentidos. La ecología, por ejemplo, pese a lo avanzado de este concepto, al fundamentarse en el criterio de multiplicidad de El Todo, y por ende estar afectada del fragmentalismo, es un concepto presófico. El mismo criterio de multiplicidad y separatividad entre las diversas manifestaciones de Lo Existente, es animalista o primatiano. El concepto de basura es quizá el más claro ejemplo de este tipo de conceptos, que sin ser racionales los percibimos como tales y que se fundamentan en la percepción animal o sensorial. La hidráulica, la medicina biologista, la astronomía, etc., son ejemplos de conceptos animalistas o presóficos. La Teoría de la Relatividad, la de los Campos Mórficos, la de Las Supercuerdas, el concepto de Unicidad de El Todo, y otros pocos, son ejemplos de conceptos realmente sóficos pues no se fundamentan en la percepción sensorial.

Estas subesferas que constituyen la Esfera Existente, la creación, se han ido formando, una

sobre la otra, mediante el proceso evolutivo. Del aparente vacío surge el fuego primigenio que al irse enfriando permite la formación de partículas, que luego al seguirse enfriando la nube inicial de partículas conforman los átomos, siempre paulatinamente. En el planeta tierra hace cuatro mil millones de años empieza a conformarse la vida. Entre ocho y doce millones de años atrás una especie primate abandona su edén boscoso y comienza a colonizar la pradera. En este proceso comienza a formarse la conciencia en su fase animalista o presófica, en la que aún nos encontramos, Aunque ya comenzó a formarse la subesfera sófica esta aún es muy incipiente. Todavía en nuestra mente hay muchos conceptos animalistas que asumimos como plenamente racionales. La idea de usar agroquímicos en el suelo para cultivarlo es una idea y una tecnología estrictamente primatianas o animalista. Vertemos una sustancia tóxica en el suelo, observamos que los tomates surgen más grandes o más rojos, etc., y por esa imagen visual concluimos que se debe cultivar con químicos. Si el suelo se envenena o no es algo que nos tiene sin cuidado. Sólo vemos tomates más grandes o más rojos.

Podemos asumir, aunque sólo sea como hipótesis, que la subesfera sófica se está

conformando con una finalidad. Permitir la perpetuación de la conciencia. El universo se dirige aparentemente hacia su destrucción. Así como tuvo un comienzo tendrá aparentemente un final. Evitar ese final sería una de las finalidades de la conciencia. Lo Existente se estudia, conoce e interviene a sí mismo para evitar su disolución en la nada. Esto aparentemente ocurrirá por entropía, pero cabe la posibilidad de que no ocurra pues lo impediría la acción de la subesfera sófica. Esta se encuentra extrayendo la información de la materia, aparentemente para llegar a dirigir conscientemente la evolución y evitar la muerte del universo. Tal sería la finalidad de la conciencia el instrumento a través del cual la materia se conoce e interviene a sí misma.

Esta evolución única, continua e indivisible, la podemos clasificar, desde la perspectiva de la

conciencia y del planeta tierra, en tres etapas.

ETAPAS DEL PROCESO EVOLUTIVO. Se diferencian: la inconsciente, la semiconsciente y la consciente.

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EVOLUCIÓN INCONSCIENTE. Comprende desde el momento cero de la Gran Explosión que dio origen al universo, hasta

el momento en que, en el planeta tierra, surge el concepto de evolución. Este momento “evolutivo” está ubicado entre la cultura griega clásica y el siglo XIX, cuando después de siglos de existir el concepto alcanza el nivel de “teoría” con los trabajos de Darwin y Wallace. En este periodo el universo inicialmente y luego el planeta, evolucionaron de forma espontánea, conforme a las leyes de la física, la química y la biología. Hubo en el planeta antes de este momento una fuerte intervención humana, en especial luego de diseñada la agricultura en la primera Revolución Verde (ocurrida hace diez mil años), y que cambió la faz del planeta al establecer tierras de cultivo y construir ciudades, pero esta intervención, podemos suponerlo, se realizaba sin conciencia de la evolución por lo tanto no podría hablarse de leyes “racionales” o “humanas” además de las leyes de la física, la química y la biología.

EVOLUCIÓN SEMICONSCIENTE. Comprende desde el momento en que el concepto de evolución alcanza el nivel de teoría

científica, y un momento en el futuro cuando la conciencia pueda dirigir racional y volitivamente la evolución. Este periodo, el actual, podría clasificarse, desde la perspectiva de la percepción que de la evolución tienen las personas que la aceptan como un hecho real, así:

1. Conocimiento de la existencia de la evolución y su percepción como algo del pasado y

ajeno a nosotros en el presente. Al escuchar la palabra “evolución” las personas lo asocian a conceptos como los dinosaurios, el hombre de Neanderthal, la aparición de la vida, etc., pero no como algo que ocurre en nuestra cotidianidad, en nuestro presente. La mayoría de las personas del planeta pareciera que piensan de esta manera.

2. Percepción de la evolución como algo que ocurre en el presente y sobre lo cual no

tenemos ni influencia ni capacidad de intervenir. Generalmente se percibe a la evolución que ocurre actualmente como algo muy alejado, inclusive que ocurre en otras galaxias o en partes de nuestra galaxia que se encuentran alejadas del sol. Poco a poco la idea de una evolución actual, en nuestra cotidianidad biofísica, social, cultural, mental y espiritual, va tomando más fuerza al colonizar más y más mentes. Sin embargo la intervención humana no está aún pensada en ser directriz de la evolución. Todavía intervenimos a topa tolondra. Un ejemplo de ello es el uso de químicos en la agricultura. Los diseñamos, los elaboramos, los vertimos en el suelo y luego nos los comimos en los alimentos. Ahora estos químicos están en nuestros cuerpos y han comenzado a enfermarnos. Es opinión personal del autor que, si el uso de agrotóxicos puede causar retraso mental en niños (como parece está ocurriendo con hijos de campesinos), es válido suponer que el uso de estas sustancias en la agricultura puede estar causando una paulatina degeneración de la especie humana, o empezar a causarlo en el futuro, o estar actuando como freno del proceso evolutivo de la conciencia. Si hubiésemos pensado con conciencia de la evolución nos habríamos abstenido de usarlos, tal como hoy lo hace un creciente número de personas, o habríamos dejado de usarlos hace décadas.

3. Percepción de la evolución como algo que ocurre no sólo en nuestro entorno, cercano y

lejano, sino que podremos llegar a dirigir. Es decir este momento específico. En este momento comienza la búsqueda, la exploración y el aprendizaje de cómo deberá ser nuestro sentimiento, pensamiento y actuación para que lleguemos a dirigir el rumbo evolutivo de nosotros el planeta tierra. En realidad esto ya empezó. Los estudios que se realizan sobre cómo proteger a la tierra del

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choque con un cuerpo estelar es quizá el más claro ejemplo. Aún seguimos cometiendo barbaries tecnológicas como la que rompió la capa de ozono, o el que genera la enfermedad de Minamata (envenenamiento con mercurio), o voltear el suelo, etc. Todavía nuestra inconsciencia de la evolución es tal, incluso para quienes la aceptamos como algo real, que sólo nos damos cuenta de los impactos negativos de nuestras acciones cuando ya han ocurrido, e incluso, cuando ya la sustancia o sustancias vertidas comienzan a afectar la salud de nosotras las especies vivas. Todavía no obramos con prevención o anticipación. No hemos alcanzado aún el nivel de conciencia necesario como para ser proactivos. Todavía no sabemos qué hará el DDT en nuestro ADN a largo plazo, mil, o diez o cien mil años. Están de moda los organismos genéticamente modificados, los transgénicos, etc., así como el vertimiento de sustancias capaces de afectar nuestro ADN, y excepto unos cuantos, los demás permanecemos impávidos. Todavía no nos importa la destrucción paulatina del suelo, como si de él no dependiera la civilización y nuestra misma existencia Nuestro actual nivel de conciencia de la evolución es tal, que ni siquiera todos los humanos aceptamos su existencia. Aún somos tan inconscientes que nos comportamos con el planeta como si no fuera nuestra otra parte, como si mañana pudiésemos apearnos de él e irnos, como si nuestro futuro, el de nosotros el planeta, nos importara poco menos que un comino.

EVOLUCIÓN CONSCIENTE. Comprende desde el momento en que la conciencia pueda dirigir la evolución y lo sucesivo.

Afirmamos que en la práctica ya empezó. Pero una cosa es que queramos salvar la civilización de su destrucción por una pedrada estelar, y otra es que queramos comenzar en firme a dirigir conscientemente la evolución. Por ahora debemos aceptar que seguimos en la etapa de evolución semiconsciente, lo que de hecho es una realidad, y que el momento de la evolución consciente se alcanzará en el futuro. Podemos suponer que estaremos en Evolución Consciente cuando la conciencia haya extraído toda la información contenida en la materia. Entonces podremos modificar el universo, o incluso construir otro, y seríamos los dioses del siguiente universo. Pero esperar ese momento no es práctico. Además cabe la posibilidad de pensar que, al menos por ahora, o quizá por siempre, la conciencia humana no podrá llegar a tal conocimiento pues al ser limitada no podría conocerse a sí misma en su totalidad. Esperemos que sí y lleguemos a ser dioses, pero para eso faltan eones de tiempo.

Debemos definir otro mojón en el futuro, más cercano y con menos exigencias. Definir ese

momento para el planeta tierra quizá sea labor de la ONU. Podría plantearse que ya comenzó porque podemos desintegrar el átomo y ver su interior, y podemos modificar la información genética, pero aún este conocimiento no lo usamos para dirigir la evolución sino con fines mezquinos y extremadamente egoístas. Una alternativa es definir un suceso en el futuro relacionado con la conciencia de la evolución. Podría ser, por ejemplo, cuando todos los seres humanos acepten a la evolución como un hecho real, el cual ha sido explicado con diversas teorías. Ese momento también se antoja lejano dado los criterios religiosos que no aceptan que el Plan de Dios es la Evolución y se oponen al concepto de “cambio permanente de la creación”, y conceptos como el de “creación constante” o el de “perfeccionamiento constante y por sí de la creación” les parecen anatemas. En lo personal el autor opina que un Dios que hace una creación que permanentemente se mejora a sí misma es más sabio que un Dios que hace una que siempre permanece igual.

Existe otra alternativa temporal o provisional. Aceptar que, al parecer, por el momento, la

“evolución consciente”, el hecho de sentir, pensar, hablar y obrar para dirigir la evolución del planeta, ha de ser algo individual o de pequeños grupos. Estos irán sumando y creciendo. Así por

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ejemplo, acciones que apuntan hacia un comportamiento de “evolución consciente” son el decidir un cuidador de suelos abstenerse de usar agroquímicos, o semillas de una generación (híbridas), o decidir trascender el mito del monocultivo, o un país decidir no usar energía atómica, decidir un individuo no usar el carro particular para ir al trabajo sino el servicio público, o sustituir en la vivienda algunas plantas ornamentales por otras productivas, o compostar en casa para no entregar residuos biodegradables al sistema municipal de recolección,a o gestar una lucha ciudadana para conseguir que el recurso residual urbano, de la localidad donde se mora, sea clasificado en la fuente y que cada forma residual se maneje y aproveche por separado, etc. En realidad todas las acciones catalogadas como “ecológicas” o “ambientales” serían acciones de Evolución Consciente si se tiene conciencia que se contribuye con la evolución además de con la limpieza del planeta. Al menos están destinadas a recuperar y mejorar el planeta y no a expoliarlo y devastarlo, como era el esquema de relación cotidiano entre seres humanos y entorno: “Explotemos que esto es tan grande que no se acabará ni dañará”. El que tengamos “consciencia” de este hecho es ya un gran avance evolutivo de la conciencia, un enorme salto de “eso” que le permite a la materia conocerse a sí misma.

Es un gran error considerarnos los dueños del planeta pues no lo somos. No podemos serlo

porque no estamos separados de él. Somos su conciencia. Nuestros cerebros son el cerebro del planeta, así como nuestro cerebro es también el cerebro de nuestras uñas. La tierra piensa y lo hace a través del cerebro humano. Si este órgano es también el del planeta, entonces nuestras manos son también las manos del planeta. Al ver el accionar de nuestras manos sobre la materia, incluidos nuestros cuerpos humanos, se comprende que estas son el instrumento que utiliza el planeta para intervenirse a sí mismo. Son nuestras manos, obedeciendo las órdenes de la conciencia, las que transforman el planeta mucho más rápido que cualquier otra especie. Sin ninguna duda podemos concluir que los seres humanos somos el instrumento que usa el planeta tierra para conocerse e intervenirse a sí mismo. Yendo un poco más allá podemos afirmar que las especies inteligentes y tecnológicas que moran en este universo, son el instrumento que usa la materia para conocerse e intervenirse y hacerse dueña de su propia evolución. Desde la perspectiva del planeta tierra, y al parecer desde la perspectiva de la estrella, los humanos somos ese instrumento. Al menos somos el reservorio biológico de la conciencia. Es apenas obvio que nuestra obligación es extraer la información contenida en la materia y aplicarla en su evolución. Llegó el momento de comenzar a dirigir nuestra propia evolución, la de nosotros el planeta tierra, la de nosotros el sistema solar, la de nosotros el universo. Por lo pronto, con más humildad, comencemos por mejorar el suelo del que somos cuidadores, sea una maceta, un bancal, una finca, o una nación si el lector fuese el ministro de agricultura, o incluso el planeta entero si fuese el director de la FAO o de la ONU.

Aun así esto no significa que la labor de pequeños grupos pueda ser denominada de

Evolución Consciente. Su importancia será fundamental, no tanto por dirigir la evolución de pequeñas porciones de planeta sino por comenzar a sentar las bases que nos permitirán ir aprendiendo, cada vez más, a ser dueños de nuestra propia evolución, pero aún nos faltaría mucho para llegar a un estado que lo pudiésemos denominar de Evolución Consciente. Sin duda debemos tener este estado de la conciencia como norte, pero también casi como utopía. Debemos alcanzarlo como humanidad, como planeta, pero no será una realidad que veamos pronto. Entonces, a este estado de la conciencia, que comienza en este momento, en donde obramos pretendiendo dirigir la evolución del entorno del que somos parte, denominémoslo de “Evolución Armónica”. Poco importa que nos equivoquemos. Ya corregiremos los rumbos que lleguemos a percibir como equivocados, pero lo importante será que obraríamos, no a topa

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tolondra como ahora, dando palos de ciego, sino a plena conciencia que con cada acción estaríamos contribuyendo con el avance o el freno de la evolución.

Tal entonces el rumbo del avance evolutivo desde esta ínfima porción de universo. Todo indica que nos dirigimos hacia aun estado de la conciencia en que quizá esta llegue a controlar y dirigir la evolución, la de nosotros la materia, la de nosotros el universo. Mientras evolucionémonos armónicamente.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE MEJORARNOS MEJORANDO AL SUELO”

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Capítulo IV

APUNTES PARA UN NUEVO MARCO

CONCEPTUAL

“Del suelo es tu cuerpo y al suelo volverá, mientras, mantengámoslos límpidos.”

e presentan en este capítulo algunos apuntes que podrían ser útiles para que cada agroecótico construya su propio marco conceptual sobre sí, sobre el suelo que cuida,

sobre los consumidores de los productos, sobre el planeta, y sobre ese conjunto indivisible que es todo eso. Si el conocimiento humano ha estado definido por el fragmentalismo, y si las técnicas agrícolas igualmente se han definido a la luz de este criterio, es apenas obvio concluir que debemos revisar el conocimiento humano, construido en su mayor parte suponiendo que cada fragmento que compone a Lo Existente es un todo completo y está separado de los demás. Revisemos algunos conceptos de especial importancia agroecótica.

I. SOBRE LA ACTUAL REALIDAD CONCEPTUAL. Además de lo mencionado sobre la presencia de unas fuerzas en nuestro inconsciente que

sesgan la manera como percibimos y actuamos, nuestra percepción fragmentada de la evolución, de nuestra evolución, que es la misma del universo, se acotan aquí algunos apuntes sobre cuatro conceptos fundamentales al momento de definirse el accionar sobre el ambiente y sobre nosotros mismos. Estos son: desarrollo sostenible; de la protección y conservación; de los recursos renovables y no renovables, y; del medio ambiente.

1. DEL DESARROLLO SOSTENIBLE O “DETERIORO SOPORTABLE”. Quizá el lector esté de acuerdo con el autor en que el concepto de Desarrollo Sostenible

debe haber pasado a la historia hace al menos una década. Más de treinta años del concepto, es decir más de una generación, son suficientes para que sus impactos fuesen en verdad notorios. Sin duda en esos treinta años hemos avanzado en materia de conciencia y tecnología ecológica, pero esto ya venía sucediendo desde los años cincuenta del siglo anterior, e incluso antes, y por tanto el avance no puede atribuírsele exclusivamente al concepto, ni puede afirmarse que sin él la humanidad estaría aún más atrasada en materia ambiental de lo que está. No puede negarse la importancia histórica del concepto, pero hay algunos aspectos que permiten dudar de sus presuntas bondades.

En primer lugar está el mismo concepto de “desarrollo”. Se asocia está palabra con “avance

tecnológico”, “crecimiento económico”, e ideas semejantes. Es imposible que la mente humana no haga esta asociación, de forma inconsciente y por ende espontánea. Y también ocurre una

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asociación de más fondo en la mente. Con “depredación” y “explotación”. El concepto de explotación es incluso utilizado (explotación minera, explotación de recurso pesquero, etc.), el de depredación se disimula con otras expresiones como “extracción” (extracción de minerales, de madera, etc.); “cacería” (por “matanza selectiva de animales”), “mina a cielo abierto” (por “destrucción del suelo”), etc. Cuando hablamos de explotación de algún recurso no renovable, el carbón mineral por ejemplo o explotación carbonífera, ahí va implícito el concepto de depredación pues se supone que lo extraeremos hasta que se agote. Si observamos el lenguaje que utilizamos, nosotros, los medios de comunicación, los políticos, los planificadores, etc., respecto a la explotación del petróleo, notaremos que todos lo hacemos con el esquema: “al petróleo lo agotaremos”. Algunas ideas expresadas son algo así como “el petróleo se agotará en el presente siglo”: “cuando se agote el petróleo debemos tener un sustituto”, etc. Notemos como nunca hablamos de guardar un poco aunque sea para que lo conozcan las generaciones de porvenir. A ningún líder mundial se le ha ocurrido plantear que sustituyamos el petróleo ya, en este momento, precisamente para que no se agote, teniendo en cuenta que ya existe la tecnología como por ejemplo el motor de hidrógeno y las demás fuentes alternativas de energía, muchas de ellas limpias. Y de seguro si alguien se atreve no faltará quien lo trate de loco. Ahí está, obrando desde las profundidades de nuestro inconsciente, el instinto depredador. Notamos como el instinto depredador, define nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y conceptos, y obviamente nuestro comportamiento. Acabemos con esto ahora que lo necesitamos que mañana ya encontraremos como sustituirlo. Notemos como no nos importa el petróleo, un componente de nuestro planeta, sino la función que le encontramos para nuestro beneficio egoísta.

Siempre que en el planeta se agota algo surge otro algo que llena el vacío. Al extinguirse los

dinosaurios fuimos nosotros los mamíferos quienes empezamos a dominar el mundo. Cuando se agote el petróleo en algo habremos cambiado al planeta para siempre, y no sabemos que generará esto con el correr de los milenios y los eones. Igual ignorancia tenemos sobre lo que ocurrirá a raíz de las especies que hemos extinguido y que no son pocas.

Además el concepto de “Desarrollo” es extremadamente egoísta. La única especie que

puede plantearse a sí misma un desarrollo es la nuestra. Es decir que somos la única especie que se desarrolla. Al pensar, sentir y obrar así, no solamente nos separamos de las demás especies sino que consideramos, también inconscientemente, que ellas están ahí precisamente para nuestro desarrollo. Es decir el nuestro a costa del de ellas. Es tal el instinto depredador que día a día nos llegan noticias sobre la extinción de especies, tantas por día… tantas por año… etc., pero nosotros seguimos indiferentes como si el asunto estuviera ocurriendo en un planeta lejano y no en nuestro ADN, en el genoma terrestre del cual somos un punto en tan extensa red. Esa criminal y absurda indiferencia proviene de nuestro reflejo depredador. El mismo que lleva al niño a templar su resortera y despegarle la cabeza a una torcaza por el solo placer de hacerlo. Se mata a la torcaza, al elefante, el tigre, simplemente porque están ahí. Y el instinto predador se hace presente solamente si lo está también la influencia del fragmentalismo o separatismo. Solo pensando y sintiendo que las cosas están separadas entre ellas podemos asumir una actitud predadora con el entorno, con nuestro cuerpo grande, con “nuestra otra parte”, pensando que no es nada nuestro.

Por otra parte el concepto de sostenible o de sostenibilidad implica “mantener en el

tiempo”. Es decir “perpetuar el desarrollo”. Esto a su vez implica perpetuar la explotación de las demás especies y de los componentes minerales del planeta. Significa prácticamente “explotar (entiéndase: devastar, asolar, expoliar…), el planeta de tal manera que no perezcamos como especie con el tiempo”. Nótese también aquí el egoísmo. Nuestro comportamiento actual indica que nos tiene sin cuidado el hecho que, por nuestro desarrollo, desaparezcan especies y que se

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siga rompiendo la red del genoma terrestre, la trama de la vida, o que se agoten sustancias que estuvieron ahí durante millones de años. Lo único que pareciera importarnos es que lo entendido hasta ahora como “desarrollo” continúe y pueda continuar indefinidamente. Encontramos entonces que el concepto de Desarrollo Sostenible implica mantener los actuales esquemas de avance o evolución cultural, tecnológica, económica, etc., o lo que hemos denominado con la expresión “desarrollo”. Sin embargo el estado actual del planeta, que se debe precisamente a ese “desarrollo” que queremos perpetuar, en donde por primera vez nos hemos sentido, o nos estamos sintiendo, en peligro, hace evidente que no podemos continuar con el mismo esquema de evolución, ni conceptual ni tecnológico, de “depredemos pero poquito para que no perezcamos”. Debemos encauzar inteligentemente nuestra propia evolución, la de nosotros el planeta tierra, la de nosotros el sistema solar.

En tercer lugar encontramos que el concepto de “desarrollo” se soporta principalmente en

cuatro tendencias inconscientes: el separatismo o la idea preconcebida de separatividad entre las cosas; el biofisismo o la tendencia a dar más importancia al componente biofísico o material de los fenómenos, desconociendo o minimizando la importancia de los componentes socioeconómicos y sicosociales de los mismos; el egoísmo, que nos hace creer entre otras cosas que Lo Existente fue hecho para nosotros, y; el cratismo, la fuerza inconsciente que nos hace creer que somos superiores a los demás seres. De la convergencia de estas fuerzas surge el Instinto Predador. Es esta una herencia primate. En la etapa prehumana vagábamos por la pradera cogiendo, comiendo y tirando. Hoy hacemos exactamente lo mismo, casi con el mismo nivel de conciencia que el australopitecus, pero con el poder y la potencia que permite la ciencia y la tecnología. También hoy vamos cogiendo, usando y tirando. Pero cogemos con buldócer o mediante explosiones, y tiramos residuos tóxicos, residuos nucleares y hasta una que otra bomba atómica.

Desarrollo Sostenible, a nivel subliminal, lo que en realidad significa es “sigamos

comportándonos como siempre pero con más cuidado para que no nos extingamos”; “sigamos envenenándonos pero poquito”. De seguro estaremos de acuerdo que el verdadero significado de Desarrollo Sostenible es Deterioro Soportable. Sin duda debemos trascender el ya obsoleto y nocivo concepto de Desarrollo Sostenible. No más un Deterioro Soportable asumido como el avance inteligente de la conciencia en el planeta, debemos hacernos dueños de nuestra propia evolución. No más una evolución aleatoria o a topa tolondra. Requerimos una evolución dirigida por la razón y la intuición, por la ciencia y el sentimiento, por la información y el amor.

2. DE LA PROTECCIÓN Y LA CONSERVACIÓN. Dentro de los cambios de pensamiento que debemos dar está el de superar los conceptos

de “protección” y “conservación”. Proteger significa amparar, favorecer, defender, resguardar de un peligro; conservar significa mantener algo o cuidar de su permanencia, mantener vivo y sin daño, guardar con cuidado algo. En síntesis “conservar” y “proteger” el ambiente significa mantenerlo como está y cuidar para que no se deteriore aún más. Pero además estas palabras tienen otras implicaciones subliminales. Esto porque si algo se debe proteger o conservar es porque está bien, porque se encuentra en buen estado. Precisamente por eso se lo protege o defiende y se lo conserva o mantiene. Con la situación actual del entorno planetario los verbos “conservar” y “proteger” en realidad parecen un chiste ácido. Son milenios, de devastación y explotación predadora y bestial. No podemos conservar lo que está deteriorado. Es tan lógico como pretender conservar las cenizas de la casa que se quemó en el lugar en que se formaron con el incendio.

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Si observamos el accionar de muchos grupos y sectores ambientalistas notaremos que está definido por estos verbos. En Colombia, por ejemplo, esto puede constatarse simplemente leyendo los códigos, las leyes y los reglamentos sobre aspectos ambientales. Tales palabras definen de forma inconsciente, los sentimientos, pensamientos y acciones de las personas y los grupos. Programas, planes y proyectos son definidos por el concepto de “mantener el ambiente tal como está y evitar que se deteriore aún más”. Obviamente estos conceptos, “proteger” y “conservar”, no tienen cabida bajo un concepto de “Evolución Armónica”. No cabe duda que deben ser otros los verbos a conjugar.

3. DE LOS RECURSOS RENOVABLES Y NO RENOVABLES. Dentro del criterio de ecología o protección ambiental han cobrado especial relevancia los

términos de recurso “renovable” y “no-renovable”. “Renovar” significa en el diccionario: “hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado. Restablecer o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido. Remudar, poner de nuevo o reemplazar algo. Sustituir una cosa vieja, o que ya ha servido por otra nueva de la misma clase. Dar nueva energía a algo, transformarlo”. De este modo los seres vivos, dado que se reproducen, se han considerado un “recurso renovable”. Sin embargo la esperma, sustancia que se extrae del cráneo de cachalote, se está extinguiendo. Luego en la realidad no es renovable. Sólo lo es en la imaginación humana. Veamos el oro. Es considerado un recurso no-renovable. Pero salvo los tesoros ocultados por sus dueños y que murieron sin revelar el sitio donde lo hicieron, el oro que se ha extraído a lo largo de la historia se sigue reciclando y por tanto renovando. Debemos decir que, por la acción humana, el oro se comporta como un recurso renovable. Podría ser que parte del oro que posee el lector o lectora estuvo alguna vez formando parte del tesoro de Salomón. Tenemos entonces que ni el oro es no-renovable, ni la esperma es renovable.

El asunto de la inexactitud de los conceptos va más allá de sus significados y la

interpretación, llegando hasta la influencia subliminal que ejercen en las personas, especialmente en los planificadores, prospectivistas, gobernantes y ambientalistas. Consideramos a los animales recursos renovables, pero: ¿es renovable la información genética que se necesita para que de la materia se forme un león? ¿Si así fuese podríamos tener entre nosotros al dodo, o al león de melena negra, o a los gatos dientes de sable, incluso a los dinosaurios. ¿Es renovable la energía del sol? La tenemos diariamente a nuestra disposición, pero si pensamos que dentro de algunos miles de millones de años nuestra estrella se apagará entonces ya no nos parece renovable sino todo lo contrario; no renovable. ¿Y si hablamos de “recurso humano”? ¿Es renovable o no renovable este “recurso”? Una cosa parece muy cierta: los términos de “renovable” y “no renovable” han de ser usados con extremo cuidado, e incluso, quizá sea mejor sustituirlos y superarlos considerándolos arcaísmos que se usaron al final de la macroera depredadora de la especie humana, en la cual nos encontramos y empezada desde el momento evolutivo mismo en que abandonamos el bosque y comenzamos la colonización de la pradera.

También gran relevancia tiene el mismo concepto de “recurso”. Notemos que

independiente del significado (procedimiento o medio del que se dispone para satisfacer una necesidad; bienes, medios o riqueza), el uso de esta palabra está definido por el egoísmo y el fragmentalismo. Los componentes de la naturaleza que nos son útiles para nuestro beneficio es lo que denominamos “recurso natural”. Hasta acuñamos la expresión “recurso humano” para referirse a las personas que, con su capacidad de producción, sirven a una entidad productora de insumos o prestadora de servicios. Por fortuna existe ya la tendencia cultural que pretende la superación en la jerga de la administración de empresas de esta expresión. Sin duda igual ha de

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hacerse con su uso para referirse a los componentes del planeta que nos son útiles para mantener nuestra forma de civilización. Los componentes del planeta que nos son útiles: ¿son un recurso, para una sola especie, nosotros, o es un recurso para el planeta?

4. DEL MEDIO AMBIENTE. Por efecto del fragmentalismo, o la tendencia a percibir y concebir a Lo Existente como

compuesto por múltiples cosas, aisladas o separadas y diferentes entre sí, nos referimos al entorno humano como algo separado de nosotros. “Protejamos la naturaleza reforestando” es un mensaje que parece ecológico, y de hecho lo es, que en síntesis dice: que “sembrar árboles es una acción positiva”. Sin embargo, si este mensaje lo comparamos con “Protejámonos reforestando”, notaremos que, aunque el mensaje superficial es el mismo (“sembrar árboles es una acción positiva”), el mensaje oculto es totalmente diferente. Aquí el ser humano y el entorno se presentan como una sola cosa, o extremos diferenciables de lo mismo mientras que el otro es lo contrario. En él hombre y entorno son dos cosas diferentes y separada. Se habla como si la especie humana no fuese parte integral de La Naturaleza (así con mayúsculas). Debemos trascender la forma fragmentalista que hemos usado para referirnos a nuestro entorno. No más considerarlo algo separado de nosotros, estamos tan inmersos en él, formando parte de él, como un grumo es parte de la colada. El que nos desplacemos por la superficie sólida del planeta no significa que estemos separados de él. Jamás debemos olvidar que somos su conciencia, que no estamos separados de nada. Que cuando pensamos, es el planeta pensando, que cuando sembramos un árbol, es el planeta mejorándose a sí mismo a través de nuestra mente, nuestro corazón y nuestras manos. Ni por un instante debemos olvidar que la especie humana es el instrumento que utiliza La Naturaleza para conocerse, intervenirse y amarse a sí misma. De la misma manera que utilizamos el cerebro para conocernos y conocer el entorno, así también el planeta usa ese cerebro para conocerse.

II. SOBRE LA NUEVA REALIDAD CONCEPTUAL. Las propuestas para mejorar el entorno conceptual son:

1. DE LA EVOLUCIÓN ARMÓNICA. Se propone aquí sustituir el concepto de “Desarrollo Sostenible” con el de Evolución

Armónica. Este ya incluye a todos los entes que conformamos el planeta. Aquí se entiende el avance unísono de lo biótico y lo abiótico; de lo consciente, lo vivo y lo inerte, de la materia, la mente y el espíritu. Aquí también se entiende que tal avance debe ser en equilibrio dinámico. Todos tienen el mismo derecho a seguir existiendo en el planeta que los vio nacer. Incluso la más humilde bacteria. Y nosotros, aunque hemos depredado y extinguido especies, en realidad somos los encargados de que esa bacteria se perpetúe en el planeta.

Si consideramos que el planeta Es Uno, debemos considerar también que la red de su

genoma Es Una, y que con cada especie que desaparezca es una rotura en dicha red, y que desconocemos realmente qué pueda generar dichos desgarrones en el futuro lejano. El concepto de Evolución Armónica propende que todos los seres vivos podamos, no sólo seguir existiendo en el planeta, sino también seguir evolucionando. Si el planeta es uno e indivisible, si somos su conciencia, debemos considerar que no hay tres evoluciones separadas (de la materia, de la vida y del hombre), sino una sola evolución, la de Lo Existente.

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Tenemos entonces que la Evolución Armónica es el avance del planeta con sus componentes biofísicos, socioeconómicos y sicosociales en armonía y bajo la batuta de la conciencia. Su objetivo es perpetuar la esfera biótica, el genoma terrestre, guiando, orientando y definiendo el derrotero de la evolución, sin menoscabo de ninguna especie, permitiendo la permanencia de la conciencia en el planeta y en la estrella, como instrumento para que la materia se conozca a sí misma cada vez más y sea cada vez más consciente de su propia evolución. Es decir para que la materia llegue a ser dueña de su propia evolución.

Si los humanos somos el instrumento que utiliza la materia para hacerse dueña de su

evolución en esta parte del universo, empecemos ya a serlo de forma racional y voluntaria. Trascendamos el concepto de Desarrollo Sostenible y adoptemos el de Evolución Armónica, como un acto de evolución consciente, hagámoslo con el corazón, con la mente, con nuestro cuerpo humano. Poco importa que cometamos errores, los que de hecho cometeremos, pero es mejor un planeta en que su reservorio de la conciencia, su componente inteligente, busca encauzar la evolución en una dirección que parezca racional (y sólo parezca), que un planeta cuya evolución avanza a trompicones y tropezones, en medio de los problemas y las crisis, y cuya especie inteligente y tecnológica al obrar lo destruye y agota en un comportamiento que está llevando al planeta al suicidio. No son pocas las acciones a realizar. Debemos desintoxicar el suelo, el agua y la atmósfera del planeta, debemos permitir que sane la herida en la capa de ozono, debemos recuperar el suelo, debemos conjurar el peligro nuclear, debemos lograr el equilibrio dinámico demográfico, debemos superar los mitos perjudiciales para el planeta, debemos fertilizar los desiertos que hoy existen, y son muchos los “debemos”, empezando por la erradicación de ese fenómeno artificial, creado por el hombre, llamado pobreza. Comencemos por adoptar cada uno de nosotros el concepto de Evolución Armónica del planeta tierra, archivemos la absurda idea del “Desarrollo Sostenible” o “Deterioro Soportable”, y empecemos a desintoxicar y recuperar el suelo del que somos cuidadores, sea una maceta, un patio, una finca, un conjunto de fincas, un país, o el planeta entero. Huelga decir que toda acción agroecótica ha de propender la Evolución Armónica de la materia, la vida y la conciencia. No más deterioro soportable. Crecimiento inteligente, armónico y unísono de todos los seres planetarios ha de ser la consigna.

2. DE LA RECUPERACIÓN Y EL MEJORAMIENTO. Se propone respetuosamente sustituir los conceptos de “protección” y “conservación” por

los de “Recuperación” y “Mejoramiento”. Por una parte, dado el poder regenerador del suelo, podremos decir que el entorno, salvo lo que ya se extinguió o agotó, puede “recuperarse”. Un acto de evolución consciente es facilitar este proceso natural del ambiente biofísico externo. Debemos pensar en grande y a largo plazo. Podemos empezar la recuperación de los desiertos que dejaron las primeras culturas humanas, o cada país los suyos, o cada cultivador de macetas la tierra de las suyas. Sin duda, dentro del concepto de Evolución Armónica, un primer paso del accionar del hombre, en el planeta, la finca o la maceta, es “Recuperar”. Este verbo ha de ser fundamental al momento de definirse el accionar agroecótico. Esto implica desintoxicar, construir fertilidad en el suelo, detener inmediatamente la extinción de especies, y purificar y fortalecer el cuerpo humano, ubicado en la cúspide de la cadena alimenticia y reservorio final de las toxinas vertidas en el agua, el aire y el suelo. Al recuperar la salud del suelo se afectará notoriamente y para bien la salud de los cuerpos humanos.

Sin duda la primera acción dentro del proceso de recuperación del planeta ha de ser su

limpieza. Su desintoxicación. Un acto de recuperar el planeta es desintoxicarlo. “Desintoxicar” es entonces el primer verbo a conjugar dentro de un proceso de recuperación del planeta, en una

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política de Evolución Armónica. Quizá estemos todos de acuerdo en que el segundo verbo a conjugar dentro del proceso de recuperación es el de “equilibrar”. Debemos actuar para que el planeta recupere su estado natural de “equilibrio dinámico”. Esto debemos hacerlo con las ballenas y la amazonia, con los océanos y los polos, con el ozono, con el suelo que cuidamos y el aire que respiramos, sea una maceta, una finca, un país, un conjunto de países y hasta el planeta entero.

Sin embargo cuando queremos conjugar en la práctica al verbo “recuperar” surge una duda.

“Recuperar” puede entenderse como regresar al entorno planetario a un estado semejante al que tuvo en el pasado. Obviamente esto no es posible. No podemos volver a la vida al pájaro dodo, ni al tigre dientes de sable. “Recuperar” no significa llevar el planeta hasta un estado similar al que tuvo en el pasado. Además no podríamos definir ese punto en el pasado. Regresarlo hasta dónde. ¿Hasta un estado como el que tenía cuando Colón comenzó la invasión de lo que hoy llamamos América? ¿O al que tenía cuando Cristo predicaba en Galilea? Es apenas obvio que esto es imposible. “Recuperar” no puede inspirar acciones pensando en el pasado sino en el futuro. Por tanto cada cuidador de suelo, sea el cultivador de una maceta o el líder de un país, o la ONU para todo el planeta, deberá trazarse sus propias metas. Ya definimos que la primera es la desintoxicación del suelo, el agua y el aire. Esto automáticamente desintoxicará nuestros cuerpos. Dentro del proceso de equilibrar, luego o a la par que la desintoxicación, estará la de “retornar” o “construir” la fertilidad del suelo cultivado y la vitalidad del agua, el suelo y el aire. Pareciera que el siguiente verbo a conjugar es “restituir”. Este ha de hacerse con sumo cuidado y bajo la luz permanente del conocimiento que se haya obtenido hasta ese momento.

El siguiente gran verbo a conjugar, una vez desintoxicado y fertilizado, es el de “mejorar”.

Debemos convertirnos en mejoradores constantes del entorno. Dos verbos auxiliares de este son “fortalecer” y “acrecentar”. Construirle la fertilidad a los desiertos, reducir la emisión de gases de efecto invernadero, permitir que sane la herida en la capa de ozono; detener la destrucción del genoma terrestre, etc., son actos de recuperación y de mejoramiento. De esta manera los conceptos de “conservar” y de “proteger” quedan implícitos en los de “Recuperar” y “Mejorar”.

Debemos entonces “recuperar” hasta un estado que hemos de definir cada cual. Sea un

individuo, un país o un continente, y luego, una vez cumplida esa meta autoimpuesta, “mejorar” de forma permanente y continua, fortaleciendo y acrecentando, conforme al conocimiento científico y el desarrollo tecnológico desarrollado en ese momento evolutivo. Borremos de nuestro lenguaje los verbos proteger y conservar, y comencemos la conjugación activa y real de los verbos recuperar y mejorar, y los verbos complementarios de “desintoxicar” y “equilibrar” para el primero, y de “fortalecer” y “acrecentar” para el segundo, y el complementario de ambos, el de “restituir” cuando sea ecológicamente necesario.

3. DE LOS RECURSOS MINERALES Y BIÓTICOS. Se propone como sustituto de los conceptos de recurso renovable y no renovable hablar de

recursos minerales, recursos bióticos, recursos espaciales, recuso genómico, recurso hídrico, etc. Otra cosa es el nivel de conciencia sobre nuestro comportamiento y nuestra actitud con todos y cada uno de los elementos que constituyen nuestro entorno físico, biótico y conceptual. Si pensamos y sentimos que ese entorno es parte de nosotros mismos, y nosotros parte de él, que no hay separatividad entre las cosas y que eso que llamamos planeta Tierra es nuestra otra parte, el resto de nuestro cuerpo, al actuar sabremos plenamente que cuanto hagamos al suelo y al planeta en general no lo estamos haciendo a nosotros mismos. Cuando dejemos de pensar y de

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sentir a la luz del fragmentalismo, y lo hagamos a la luz de la unicidad, entonces nuestra actitud hacia los componentes del planeta (“recursos”) y hacia el ambiente biofísico en general, incluidos nuestros cuerpos humanos como parte integral de ese ambiente, será otra muy diferente.

Podríamos analizar con mayor profundidad, e incluso experimentarlo, el uso no de la

palabra “recurso” sino “componente”. Hablaríamos entonces de los componentes físicos o bióticos del planeta. La frase “el componente aurífero de nuestro país” se usaría en lugar de “el recurso aurífero de nuestro país”. Nótese que en este caso la palabra “recurso” casi obliga a la extracción del oro, mientras que la palabra “componente” no, o al menos obliga menos. Al menos nos queda más fácil decir y decidir: “no extraeremos el componente aurífero que existe en los páramos” que “no explotaremos el recurso aurífero que existe en los páramos”.

4. DEL AMBIENTE BIOFÍSICO. Se propone utilizar la expresión “ambiente biofísico” entendiendo por tal a lo que llamamos

comúnmente “medio ambiente” más el “cuerpo humano” como la otra mitad del ambiente. El ambiente biofísico comprende todo lo “físico” y todo lo “biótico” del planeta vistos como un todo único e indivisible. Con ese concepto nuestro cuerpo humano, un primate atípico pero al fin primate, pasa a ser parte integral de ese ambiente biofísico. Si meditamos un poco en esto, notaremos que entre el entorno y el interno no hay separatividad. En un momento una molécula de oxígeno forma parte del aire y por tanto del entorno físico, del medio ambiente, y en otro está dentro de un cuerpo vivo formando parte del ambiente biótico. Luego, en otro momento posterior, puede encontrarse de nuevo formando parte del entorno físico. Si meditamos en la piel, notaremos que su parte interna forma parte del ser vivo, pero su parte externa, conformada por células inertes, forma parte del ambiente externo. Lo que hemos llamado “medio ambiente” en realidad no empieza a partir de la piel, sino en la piel misma, más exactamente en la epidermis, la parte inerte de la piel. No hay separatividad entre lo externo y lo interno. Obviamente el ambiente biofísico no es el único en que se desarrolla y manifiesta la conciencia. Somos una realidad biofísica, socioeconómica y sicosocial, entendidos estos macro ambientes como manifestaciones indivisibles, apenas diferenciables para los sentidos humanos, de un todo único, continuo e indivisible.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE CULTIVAR PARA QUE EL SUELO, A TRAVÉS DE SU CUIDADOR,

SEA DUEÑO DE SU PROPIA EVOLUCIÓN”

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Capítulo V

EL FENÓMENO O EVENTO AGROECÓTICO

“La unidad en la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”

Sir Isaac Newton

vento agroecótico es todo lo que ocurre en el terreno, la familia, el municipio, el país o el mundo y que directa o indirectamente se relaciona o impacta, positiva o

negativamente, a uno, varios o todos los procesos que se adelantan en un cultivo. El simple cambio de vivienda, por ejemplo, ya significa un impacto en las plantas cultivadas en macetas pues se modifica su microclima. La firma de cada TLC, el contrabando, la sanción de una norma, un invento o descubrimiento relacionado con el agro, la siembra de una especie o su cosecha, la aparición de una especie foránea, encontrar petróleo en la finca, etc., son ejemplo de eventos o fenómenos agroecóticos.

COMPONENTES DEL FENÓMENO O EVENTO AGROECÓTICO. La tradicional visión fragmentalista y separatista nos hace ver, imaginar e incluso percibir, a

las manifestaciones de los fenómenos por separado, casi como si fuesen fenómenos diferentes. Lo físico, lo biótico, lo social, lo mental y lo espiritual, se han considerado asuntos diferentes y separados entre sí, y no partes del mismo fenómeno o evento. Consideramos que el paso de un cometa es un evento estrictamente físico. En este caso astronómico. Sin embargo narró la abuela al autor, que el paso del cometa Halley a comienzos de siglo XX causó pánico. Las gentes hacían plegarias para evitar los efectos devastadores que se suponía causaba el objeto estelar a su paso. Este pánico en las gentes, ese suceso subjetivo, emocional, esas oraciones elevadas al cielo, sin duda formaban parte del mismo fenómeno, el “paso del cometa por las cercanías del sol”. Nada está separado de nada. Lo Existente es un continuo único e indivisible, con manifestaciones apenas diferenciables por el observador con límites de percepción. El paso de un cometa no es un evento estrictamente físico. También lo es social, cultural, psicológico, etc.

Tradicionalmente, por efecto del fragmentalismo, hemos creídos que un “evento físico”

nada tiene que ver con lo socioeconómico y lo sicosocial, pero no es así. No existe un evento que sea estrictamente físico o biológico, o social, o económico, etc. Todo es una continuidad. Todo está unido con todo. Por tal razón un evento o fenómeno cualquiera ocurre en tres grandes ambientes. Un maestro antiguo diría que físico, mental y espiritual. Digamos que son el biofísico, el socioeconómico y el sicosocial. Significa esto que no puede concebirse un fenómeno sin las entidades humanas involucradas. Estas son el individuo, la familia, la comunidad, el estrato, la institución, la urbe, la región, la nación, la internación, el planeta y el universo. Veamos estas dos grandes caras de los fenómenos. Los Ambientes Antrópicos y las Entidades Humanas.

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AMBIENTES ANTRÓPICOS. Son tres: biofísico, socioeconómico y sicosocial. Es en estos macro-ambientes en donde se

manifiesta la conciencia. Veamos:

MACROAMBIENTE BIOFÍSICO. Es el componente material o tangible de los fenómenos. Comprende lo biótico y lo abiótico

entendidos como manifestaciones diferenciables de lo mismo. Son como los extremos de una misma regla, como las caras de la misma moneda y por tanto no deben entenderse como eventos o fenómenos aislados. El aire, el agua, los seres vivos incluido el cuerpo humano, el suelo, , las cantidades, la radiación solar, la lluvia, etc., son manifestaciones biofísicas de los fenómenos. Comprende tres ambientes, el físico, el químico y el biótico. Cada uno de estos ambientes se entiende en dos direcciones: hacia lo interno y lo externo del ser humano. Así entonces puede diferenciarse un físico, un químico y un biológico “internos” y sus continuidades externas, según el fenómeno ocurra al interior del cuerpo humano, teniendo como referencia la membrana biodiferenciadora, o la piel humana. El recipiente para la basura el algo que se encuentra en el exterior, en el ambiente físico, pero el concepto que lo inspira es algo que se encuentra en el interior. En este caso lo externo refleja lo interno. Sembrar una planta es una intervención en el biofísico externo, y comérsela es una intervención en el biofísico interno. Lo que los ambientalistas denominan “medio ambiente” es lo que aquí denominamos el biofísico externo. El “otro medio” es el cuerpo humano, el biofísico interno. Estas dos mitades no se encuentran separadas por la membrana biodiferenciadora humana, la piel, sino unidas, formando una continuidad indivisible, entre las que no hay separación. Si analizamos la piel comprendemos que su exterior, por estar conformada por células inertes, en realidad forma parte del biofísico externo, del medio ambiente, mientras que su parte interna, está viva, y forma parte del biofísico interno. El llamado “medio ambiente” no comienza con nuestras ropas, sino con nuestra piel. El biofísico externo puede clasificarse, si fuese esto necesario, en vivienda, urbe, suburbio, área rural y zona silvestre. Veamos los componentes del macroambiente biofísico.

AMBIENTE FÍSICO. Es el componente inerte de los fenómenos. Comprende las

manifestaciones físicas, materiales, tangibles, de los fenómenos. Peso, talla, densidad, distancia, cantidad, masa, fuerza, humedad, iluminación, temperatura, duración, etc., son ejemplo de los componentes físicos de los eventos o fenómenos agroecóticos.

AMBIENTE QUÍMICO. Son las reacciones y relaciones que ocurren entre los elementos

químicos en los procesos vitales o inertes. El orín de las herramientas, la respiración de los seres vivos, la alimentación, las reacciones al interior del suelo o en la alta atmósfera son ejemplos.

AMBIENTE BIÓTICO. Es el componente vivo. Es la materia al interior de las membranas

biodiferenciadores (piel, corteza, membrana celular). Son los seres vivos del planeta, de la finca, de la vivienda, etc. El cuerpo humano, por ejemplo, en su condición de mamífero primate, es un ser vivo integrante del ambiente biótico. Como el ambiente biofísico es una continuidad, del cuerpo humano puede decirse que su estado refleja el estado del suelo. Cuerpo humano y suelo no están separados, como tampoco ningún ser vivo está separado del planeta, ni siquiera los tripulantes de la estación espacial mientras permanecen en ella.

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MACROAMBIENTE SOCIOECONÓMICO. Es el componente que podríamos denominar cultural. Está conformado por los ambientes

tecnológico, social, económico, normativo y conceptual.

AMBIENTE TECNOLÓGICO. Aunque las máquinas, en cuanto masas de metal, pertenecen al ambiente físico, el hecho de no ser simples masas metálicas, sino que encierran gran cantidad de información científica y matemática, se las considera, junto con las cosas que el hombre utiliza en su cotidianidad, como integrantes de un ambiente aparte. Son pues el conjunto de máquinas y cosas y su utilidad. Notemos por ejemplo, que en el ambiente tecnológico rural colombiano, no forman parte del paisaje los molinos de viento para obtención de electricidad, ni los paneles solares, casi ni siquiera los calentadores solares, o los procesos para la obtención de biogás. Esta realidad del ambiente tecnológico muestra el atraso que en dicha materia de las energías limpias y alternativas, existe en nuestras áreas rurales.

AMBIENTE SOCIAL. Comprende todo aquello que define las relaciones entre los

individuos y los grupos. La organización social jerarquizada, la demografía, las migraciones, y demás componentes de la moderna manada humana.

AMBIENTE ECONÓMICO. Comprende todo aquello que se relaciona con la producción

de la riqueza y su flujo entre los integrantes de la sociedad, así como el acceso a los factores que componen el bienestar.

AMBIENTE NORMATIVO. Comprende las normas o reglas que rigen a los grupos, la

sociedad y la humanidad entera. Hay normas mundiales, nacionales, regionales y locales. Las hay también legales y culturales. El deber de respetar los pares en la vía es una norma legal, y el deber de saludar antes de decir otra cosa es una norma cultural.

AMBIENTE CONCEPTUAL. Es la información, el conocimiento. Las ciencias y teorías, los

criterios, los marcos teoréticos, etc., forman parte de este ambiente. Estas ideas provienen de la ciencia, la religión, los credos políticos, el folclor y los mitos. La idea de las brujas, el mito que sin agrotóxicos no puede haber agricultura, o que sin carne no puede vivirse, etc., son ejemplo. Todo lo que sea un concepto o una idea forma parte de este ambiente. Estas definen el accionar de las personas, los grupos, las naciones e incluso la humanidad entera. El ver que entre las necesidades sentidas de los campesinos colombianos está la reducción del costo de los insumos químicos, es un reflejo de un concepto que está fijado en el mental colectivo de este amplio sector de la población: sin agroquímicos no puede haber agricultura rentable.

MACROAMBIENTE SICOSOCIAL. Comprende el componente subjetivo de los eventos o fenómenos. Lo integran los siguientes

ambientes:

AMBIENTE PSICOLÓGICO. Comprende la realidad mental superficial de individuos y grupos. El miedo que sienten muchos agricultores de abandonar el uso de agrotóxicos y adoptar una agricultura limpia es un ejemplo de una manifestación psicológica de un evento agroecótico.

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AMBIENTE COGNOSCITIVO. Comprende la realidad mental desde la perspectiva de la

manera, procedimientos y paradigmas utilizados para intentar conoce a Lo Real y aprehender esas ideas y conceptos.

AMBIENTE NEMÓTICO. Comprende la realidad mental profunda de individuos y

grupos. Es la memoria reptiliana, por decirlo de alguna manera. Es lo que ocurre en el mental no consciente. El fragmentalismo, el biofisismo, el cratismo, el egoísmo, el carnivorismo, el basurismo, el quimismo, etc., son entidades presentes en este ambiente, desde donde definen conceptos, tecnologías, relaciones sociales, etc. Es lo que “sabe” y “no sabe” el inconsciente individual y colectivo.

AMBIENTE ÉTICO. Comprende lo que es correcto o incorrecto. Lo aceptado como moral

por una sociedad en un momento determinado. Las condiciones éticas no son siempre las mismas. En este momento, por ejemplo, la agricultura química está pasando de ser ética a considerarse antiética. ¿Es ético que los productos orgánicos tengan mayor precio que los productos cultivados con insumos químicos? Los problemas éticos están presentes en todos y cada uno de los eventos o fenómenos. Si la tierra cumple una función social; ¿es ético o no mantener tierras improductivas?

AMBIENTE TEOTICO. Es el componente que algunos denominan “espiritual”. Respecto

al Creador del universo: ¿estará feliz de vernos envenenando su planeta? ¿Estará feliz, por ejemplo, de vernos destruir la palma de cera para adorarlo el Domingo de Ramos, o estará feliz si simplemente lo adoramos sin destruir ninguna especie?

¿Tienen los vegetales y animales algo análogo al alma, al que algunos llaman “elemental”?

De ser así esa entidad ¿se comprendería en este ambiente? Igual con el alma humana, los ángeles, etc. Se entiende aquí a las entidades inmateriales que se supone existen. De existir los “Elementales” la agroecótica sería el arte de facilitarles el cumplimiento de sus misiones. En este ambiente se entiende todo aquellos que no es estudiado por la ciencia. La técnica para sanar de “gusanera” a una res, o todo un hato, mediante rezos sería una técnica aplicada desde este ambiente antrópico.

Tales los ambientes antrópicos en que se desarrolla el estar humano. Habremos notado, al

describir los ambientes antrópicos que es imposible no referirse a los seres humanos, a las entidades humanas no en cuanto un conjunto de cuerpos, sino como un conjunto de mentes, ideas, costumbres, leyes, etc. Estas son las Entidades Humanas. Veámoslas.

ENTIDADES HUMANAS. Se diferencias tres grandes clases: la individual, la colectiva y la humanidad en conjunto

entendida como un todo único. En cada entidad humana se identifican los ambientes antrópicos. Es decir su físico, su químico y su biológico, tanto interno como externo, sus normas, sus conceptos, su posición social, su capacidad económica, su ética, el contenido de su inconsciente, etc. Las Entidades Humanas son:

INDIVIDUO O PERSONA. Es cada sujeto. Su física, su química, su biología, sus

conceptos, su ética, sus creencias religiosas, el contenido de su inconsciente, etc. Se diferencian dos grandes tipos: El sujeto de investigación o intervención y los demás.

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FAMILIA. Es una pareja unida para procrear. Es la célula de la sociedad. Ahí, en la familia,

la sociedad “fabrica” a los individuos que la componen. Se diferencias dos grandes tipos, la familia del sujeto de investigación o intervención y las demás.

COMUNIDAD. Es un grupo de personas unidas por algún factor o interés común. Puede

ser todo el conjunto de personas de un núcleo humano o un fragmento. Igualmente se diferencian dos grandes tipos, la comunidad a que pertenece el sujeto de investigación e intervención y las demás.

ESTRATO. Es cada uno de los niveles definidos principalmente por la capacidad

adquisitiva, aunque pueden influir otros factores como la alcurnia por ejemplo. La división más común es en tres o cuatro: la clase alta, la clase media, la clase baja, y en algunas cultura los sin casta, o los que se denominan “estrato cero”. Aquí también se diferencian dos tipos, el estrato a que pertenece el sujeto de investigación e intervención y los demás.

INSTITUCIÓN. Son todas y cada una de las instituciones con que se relaciona el individuo.

La entidad donde trabaja, la notaría donde está registrado, el plantel donde estudian sus hijos, la entidad de salud que lo atiende cuando enferma, la autoridad ambiental, el concejo municipal, la municipalidad, la iglesia donde rinde culto a Dios, el supermercado donde adquiere vituallas, etc. Todos nos relacionamos con instituciones y casi todo, o quizá todo, de alguna manera o indirecta se relaciona con una o varias instituciones. Hay por tanto dos tipos, aquella a que pertenece, o con las que se relaciona, el sujeto de investigación y/o intervención y las demás.

URBE. Es cada uno de los núcleos humanos, sea un pequeño villorrio o una gigantesca

metrópoli. Esta se encuentra conformada por los sitios de vivienda, trabajo, estudio, recreación, culto, sanación, relación social y de comunicación o movilización. Se entienden dos tipos, aquella en que mora el sujeto de estudio o intervención y las demás.

REGIÓN. Comprende un conjunto de urbes, sus suburbios, áreas rurales y zonas silvestres,

unidas por algún elemento común, que puede ser geográfico, cultural, político, administrativo, etc. El departamento de Antioquia es una región definida por un factor político, la Orinoquía o la Amazonía son regiones definidas por un factor geográfico, es este caso hidrológico y ecológico. Se conocen dos tipos, la del sujeto de estudio o intervención y las demás.

NACIÓN. Es cada una de las naciones definidas en el globo. Se comprende también el

territorio, aunque no todas las naciones tienen territorio propio (por ejemplo los kurdos), pero en algún lugar del globo han de estar medrando. Se identifican dos tipos, la nación del sujeto de estudio o intervención y las demás.

INTERNACIÓN. Es un conjunto de naciones unidas por algún elemento común.

Centroamérica, la OEA, Europa, la OTAN, el Grupo de los Ocho, etc., son ejemplo de internaciones. También aquí hay dos tipos, la internación a que pertenece el sujeto y las demás.

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PLANETA. Es la humanidad entera. Hasta ahora no se conoce una civilización

extraterrestre por cuanto debe aceptarse, al menos por ahora, como humanidad, tan sólo a nosotros los habitantes humanos de la Tierra.

UNIVERSO. No podemos suponer que seamos la única especie inteligente y tecnológica

del universo, por tanto debemos considerar la posibilidad, no sólo de su existencia sino también de un posible encuentro en el futuro. Además pronto los humanos empezaremos a colonizar otros planetas, y después otro sistemas estelares, por lo que debemos considerar a una humanidad distribuida por el sistema solar e incluso por el sistema galáctico. De hecho, poco a poco, los humanos estamos siendo cada vez más universales. Por lo pronto nos contentamos sólo con haber dejado basura en la Luna y en Marte.

Tales las entidades humanas. Entre ellas podemos definir divisiones o clasificaciones, según

la necesidad de un estudio o una intervención. Así por ejemplo, en algún momento de un estudio “la persona” es el mismo sujeto de investigación intervención, pero en otro puede ser el ama de casa promedio de la comunidad en que distribuimos nuestros productos, en otro caso puede ser el alcalde municipal, o el director de la UMATA, etc. Quién es la persona, y la entidad humana en general, depende de la exigencia del proceso en un momento determinado.

Por efecto del fragmentalismo tendemos a separar al cuerpo humano de su entorno, por

ejemplo cuando pensamos en la palabra individuo, persona o sujeto. En realidad todo individuo está en algún sitio del universo. Y además lo más probable es que tenga vestido, que esté respirando una atmósfera, etc. No puede concebirse un cuerpo humano sino es en un entorno. Tampoco puede concebirse sin un entorno mental, cultural y social. Así con cada Entidad Humana. No puede concebirse una familia sin un entorno físico familiar, la vivienda, y no puede concebirse una familia si no es en una comunidad, que sin duda está en algún municipio, el cual forma parte de un país, y este de un continente.

Cada entidad humana, individual y colectiva, es un todo indivisible. Está unido de forma

subjetiva. “Cada persona es un mundo” dice un adagio, pues es totalmente válido también para cada Entidad Humana Colectiva. Cada familia, cada barrio, cada ciudad, cada país, cada continente, cada internación, está unida por una realidad biofísica, socioeconómica y sicosocial que la hace un todo único. No hay dos familias iguales, aunque sean hermanos gemelos casados con hermanas gemelas y que vivan una contigua a la otra. Al menos los recibos de los servicios públicos son diferentes pues presentan distintas direcciones postales y trabajen en las mismas empresas. Sin embargo entre el conjunto de familias que conforman una comunidad se pueden encontrar factores biofísicos, socioeconómicos y sicosociales comunes que permiten verla como un todo mayor. En toda entidad humana colectiva, sea una familia, una ciudad, un país, etc., existe lo que puede denominarse una mente colectiva única. No es igual la realidad de la mente colectiva de París a la de Londres, ni es la misma la de Santiago de Cali a la de Palmira, aunque sean ciudades contiguas.

Los ambientes Antrópicos y las Entidades Humanas en realidad son dos caras de la misma

moneda, dos expresiones de lo mismo, dos ángulos de visión. No hay una Entidad Humana igual a otra; no hay una finca igual a otra; no hay una maceta igual a otra, sin embargo Todo Es Uno Indivisible. Todo es uno en la multiplicidad, unidad en la variedad. Boston y Nueva York son entidades humanas diferentes y por tanto tienes sentimientos y pensamientos diferentes, pero

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tienen también asuntos en común. Veamos en la siguiente gráfica un esquema del campo en donde ocurren los eventos o fenómenos:

Fig 1

EL CAMPO DONDE OCURREN LOS EVENTOS O FENÓMENOS

Es este el “campo” en donde ocurren los eventos o fenómenos agroecóticos. Cada evento

que se desee estudiar e investigar, deberá ser estudiado y comprendido en todos y cada uno de estos macro-ambientes y en las Entidades Humanas Involucradas, incluido obviamente, el propio sujeto de investigación e intervención, la primer Entidad Humana a estudiar e intervenir. Es decir no puede estudiarse un fenómeno o evento sin que el propio sujeto que estudia e investiga se perciba como parte del mismo objeto que estudia, investiga e interviene. No hay separatividad entre el sujeto, el proceso y el objeto. No hay separatividad entre el agricultor, el suelo, los consumidores, la leyes, los conceptos y teorías, el desarrollo tecnológico, el poder adquisitivo de los consumidores, sus costumbres culinarias y de vida en general, las metodologías agrícolas utilizadas, etc. Todo es Uno; Lo Existente es una continuidad indivisible.

Es de recalcar que no existe un Evento Agroecótico que ocurra en solamente uno de los

grandes ambientes, o en uno de los ambientes en que aquellos se subdividen. Todo ocurre en todo. No puede afectarse la parte sin afectar en todo. Quizá el evento se descubra primero en sus manifestaciones a través de un macroambiente, generalmente el biofísico, tanto interno (cuerpo humano) como el externo (medio ambiente), pero inexorablemente dicho evento tiene sus componentes socioeconómicos y sicosociales. Tal la realidad de los eventos agroecóticos, no importa si es un rezo para curar la gusanera, un preparado biológico para controlar la palomilla, o el decreto que firma el presidente de la república allá en su despacho. Esto es algo que jamás, ni por un instante, ha de olvidar la Entidad Agroecótica: Todo Es Uno.

LA ENTIDAD AGROECÓTICA Entendemos por Entidad Agroecótica al componente humano desarrollándose y

manifestándose a través de los ambientes antrópicos. Es ahí donde ocurren los Eventos

Entidades

Humanas. Macroambientes Antrópicos.

P E R S O N A

F A M I L I A

C O M U N I D A D

E S T R A T O

I N S T I T U C I.

U R B E

R E G I Ó N

N A C I Ó N

I N T E R N A C I.

P L A N E T A

U N I V E R S O

BIOFÍSICO

SOCIOECONÓMICO

SICOSOCIAL

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Agroecóticos. La finca, su cuidador y su familia son componentes indivisibles o inseparables de la Entidad Agroecótica, pero también lo son los usuarios de la finca, los comerciantes que adquieren los productos, la autoridad agroambiental del municipio, de la región y de la nación en donde se encuentra el terreno cultivado. Obviamente también lo son las normas nacionales, regionales y municipales relacionadas directa o indirectamente con el agro y la comercialización de sus productos los conceptos e ideas agronómicas utilizadas para cultivar, los productos cultivados, las ideas y conceptos de los usuarios, los mitos y el folclor de la comunidad en que se encuentra inmersa la mente del cultivador, su familia, los usuarios y las autoridades, las tendencias gastronómicas, el nivel de gusto por la comida chatarra y por la comida “sana” de la comunidad usuaria y de los diferentes grupos que la conforman.

Quizá parezca al lector que el autor es repetitivo. Y tiene razón. Ocurre que la cultura

humana ha sido construida sobre el criterio de Multiplicidad, por tanto el cerebro humano está entrenado, desde su formación, a pensar fragmentalistamente, separatistamente. Así lo forma el hogar y la escuela.Ahora hemos de reconstruir nuestra cultura con el criterio de Unicidad y por tanto hemos de re-educar, de re-entrenar a nuestro cerebro. A nuestra mente e incluso a nuestro corazón.

La Entidad Agroecótica puede entenderse por niveles. Así, al hablar de finca se habla del

suelo, el finquero y su familia, al hablar del suelo cultivado de una nación, se está hablando también de sus gentes, de sus leyes, de su folclor, etc. No debe percibirse a la Entidad Agroecótica como algo fragmentado sino como una continuidad. El cultivo de coca, por ejemplo, es parte de esa Entidad Agroecótica que se llama Colombia, y de otras como Perú y Bolivia.

Una Entidad Agroecótica puede estar ubicada en el pasado, el presente o el futuro. Así, la

Entidad Agroecótica que inventó la agricultura desapareció hace milenios, mientras que la primer Entidad Agroecótica Espacial aún forma parte del futuro. Sin embargo como ya se han realizado experimentos en el espacio con el fin de ir aprendiendo y conociendo sobre el fenómeno “cultivo de alimentos en el espacio” puede decirse que esta Entidad Agroecótica, la “finca espacial” se encuentra en proceso de gestación.

Tal entonces la Entidad Agroecótica. Suelo, plantas, personas, ideas, cultura, etc., y hasta

religión y el concepto de Dios. Todo es parte del mismo todo. Para intervenir en cualquier fenómeno agroecótico habran de tenerse en cuenta no sólo estos factores o componentes, sino, según sea el caso, otros que puedan surgir conforme a las necesidades del estudio y la intervención.

“AGROECOTICA ES EL ARTE DE PERCIBIR UNIDAD EN LA APARENTE MULTIPLICIDAD”

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Capítulo VI

EL CULTIVADOR AGROECÓTICO

“Venimos de la tierra y retornaremos a ella, así que existimos en la agricultura como existimos en nuestra propia carne.”

Wendell Berry.

l cultivador agroecótico es una persona que gradualmente se va convirtiendo en un agricultor especial, en alguien que se distingue de los demás agricultores. Entre las

cualidades o características que ha de desarrollar están:

OBSERVADOR. La observación es un requisito fundamental. Esta tiene dos direcciones,

hacia lo interno, hacia el alma, y; hacia lo externo, hacia afuera, hacia la finca y el mundo. Habrá de observar con detenimiento todo lo que a la finca concierne. Sólo así podrá encontrar el “método” agronómico apropiado a su finca, patio, terraza o maceta.

INVESTIGADOR. El agroecótico ha de ser un ávido buscador de conocimiento. Esta

búsqueda incluye:

a) La revisión bibliográfica. Se ha de leer lo que más se pueda, en libros, revistas o Internet, sobre ecología, agricultura, alimentación, salud, economía, etc. Esto ha de ser algo natural, instintivo, espontáneo.

b) Las conversaciones y entrevistas con expertos y con aprendices. Todos tienen algo que enseñarnos sobre el uso de la tierra y sus productos.

c) Los medios audiovisuales.

d) La misma tierra cuidada y mejorada. Con observación, el estudio constante y algo de intuición, poco a poco, iremos aprendiendo a leer el lenguaje de la tierra y las plantas del terreno que cuidamos y mejoramos. En el anexo 3 se han incluido algunas frases del suelo.

En todo cuidador de suelo la sed de conocimiento ha de ser insaciable, constante y

creciente. Del suelo depende la vida y la civilización. Es mucho lo que hay para conocer, desde estadística hasta contabilidad, desde biología hasta mineralogía, desde culinaria hasta trofoterapia.

INVENTOR. En el campo el individuo se vuelve un gran experto en el arte de improvisar.

Esta cualidad debe llevarse más allá hasta el límite de la invención. La improvisación es muy útil en el sitio donde se lleva a cabo pero pocas veces puede aplicarse o llevarse a otro lugar. El invento es útil en otros lugares en situaciones semejantes.

E

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INNOVADOR. Si las cosas en el planeta están un poco mal, es obvio que debemos revisar

todo, reacomodar y arrojar a la basura lo que no sirva o esté siendo dañino. La agricultura química por ejemplo. Es absurdo pretender seguir pensando y actuando de la misma manera a como lo hemos hecho en los últimos cinco mil años. Hemos de construir nuevas teorías y nuevas tecnologías si queremos tener un nuevo planeta. Biología, economía, mercadeo, psicología, conceptos y teorías, tecnologías, etc. Todo debe ser revisado y renovado en aras de la Evolución Armónica.

INSTRUCTOR. El agricultor limpio no es egoísta con el conocimiento y se encuentra

siempre presto a compartirlo. Un viejo refrán dice: “si quieres tener buen trigo regala buenas semillas a tu vecino”. Dado que el trigo se poliniza por el viento, un mal trigo en la finca del vecino sin duda polinizará alguna finca vecina, sembrada con buen trigo y dañarlo, y esta finca puede ser la nuestra. Igual ha de hacerse con el conocimiento. Deberá compartirse con los vecinos y con todo aquél que se encuentre interesado. El mundo, en el siglo XXII deberá haber superado la adicción a los agroquímicos: Pero para que esto suceda debemos darnos prisa en reeducarnos todos y cada uno de los habitantes del planeta. Este libro, por ejemplo, pretende contribuir a esto.

Tenemos entonces que un mejorador de suelos agroecótico es alguien que:

-Siente universalmente, piensa globalmente y actúa localmente, y habla con humildad, en nombre de todos nosotros, los seres que conformamos el universo.

-Lucha incansablemente, día a día, por acrecentar la mancha azul de la producción biológica, consciente que sólo así llegará un día en que la agricultura será libre de químicos. Alguien que día a día aumenta su bagaje cultural, que cada vez se siente más “uno” con el planeta, y que ve a quienes piensan y actúan separatistamente con amor, comprensión y paciencia. Entiende que ellos aún son víctimas del fragmentalismo, del biofisismo, del quimismo, del egoísmo...

-Conoce y comprende que las causas del envenenamiento planetario con agroquímicos están en el interior de cada uno de nosotros los seres humanos y no afuera. Que el enemigo no son las casas productoras de insumos, pues sin nosotros los consumidores de sus productos no podrían existir; que el enemigo son esas fuerzas inconscientes que nos impelen a sentir, pensar, obrar y hablar de cierta manera o en cierta dirección, y a percibir a Lo Existente bajo ciertos prejuicios de los que no hemos sido plenamente conscientes.

-Es consciente que con su trabajo cotidiano está definiendo la evolución de un pedazo de suelo, de un pedazo de planeta, de él mismo.

-Sabe que su cuerpo micro es uno indivisible con el planeta, su cuerpo macro, y; que su espíritu es una chispa de la divinidad que ha de evolucionar hasta hacerse uno con el fuego del cual proviene.

EL ESTEREOTIPO DEL CAMPESINO. En el mental colectivo de esa entidad humana que es nuestro país, existe un estereotipo de

lo que es el campesino. Esta idea fija obviamente se encuentra también en la mente del mismo campesino, que así, inconscientemente, se ve impelido a sentir, pensar, hablar y obrar conforme al estereotipo. Nadie lo va a cambiar por el campesino. Sólo él mismo puede modificarlo y crear otro estereotipo. Para esto deberá dejar de creer que es el campesino tradicional, estereotipo formado en la época de la colonia, y comenzar a creerse, él mismo, otra cosa: el agroecótico del siglo XXI.

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Este será una persona de gran cultura, con una profunda convicción de la necesidad de recuperar y mejorar el ambiente biofísico externo, o medio ambiente. Será conocedor de la gastronomía, conocedor del vegetarianismo y otras culinarias alternativas, cultivará algún tipo de arte, será un gran experto en algún aspecto de la profesión agroecótica. Será versátil. Podrá salir del cultivo, dictar una conferencia, y volver al cultivo, todo con gran naturalidad.

Los habitantes urbanos dejarán de creer que en las festividades y celebraciones entre

campesinos brillan siempre los machetes y abundan las riñas, o que el campesino es una persona inculta. La cultura no se adquiere en las universidades sino en la lectura, el diálogo, las conferencias, los eventos culturales, científicos o de alguna manera formativos, etc., pero sobre todo con el análisis y la observación. En este proceso es de fundamental importancia la participación de:

a) Las instituciones relacionadas directa o indirectamente con el campo. El que un

campesino, que vive a 40 minutos del casco urbano, manifieste no saber sobre cultivos orgánicos y que nadie le ha enseñado, dice mucho pero no del campesino sino de las autoridades ambientales y del sector oficial relacionado con el agro y el ambiente. Las instituciones han de fijarse metas concretas en cuanto a capacitación, formación, escolaridad, etc., tanto en cantidad como calidad. En el campo es apremiante, además de una educación dirigida al campo: a) la fundación de bibliotecas; b) ampliar cada vez más el acceso a internet; c) facilitar la implementación de formas de captación de energía limpia, renglón que en nuestro país presenta un notable atraso; d) formación en arte, en especial en apreciación artística y; c) poseer un amplio conocimiento en ciencia y en el desarrollo de tecnologías apropiadas.

b) El sector educativo. Se requiere una educación en el campo para el campo. La formación

que se imparte actualmente peca de homogénea. Esto podría ser uno de los factores que facilitan el surgimiento del “deseo de convertirse en habitante urbano”.

c) El sector artístico. En el campo también han de tener cabida los festivales de teatro, de

danza moderna, el video, la fotografía. Debe dejar de creerse que en el campo solo puede mostrarse música y danzas vernáculas o música del despecho. El punk, el metal, Mozart y Beethoven, el arte conceptual, etc., también pueden ser llevados al campo, incluso hasta el borde mismo de la selva, y no sólo como espectáculo, sino como el instrumento elevador del espíritu humano que es el arte en cualquiera de sus múltiples expresiones. Una de las labores que han de realizar los gobiernos locales en este siglo XXI es llevar el arte moderno al campo e inducir a su práctica.

Es deber del todo mejorador de suelos agroecótico ayudar al sector campesino a superar la

nefasta influencia tanto del quimismo en su mente y su corazón y a controlar sus manifestaciones en lo biofísico, en lo socioeconómico y en lo sicosocial, como la del estereotipo culturalmente tradicional del campesino.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE SANAR LOS CUERPOS SANANDO EL SUELO”

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Capítulo VII

PRINCIPIOS DE LA AGROECÓTICA

“La alimentación y la agricultura son el frente y la espalda de un mismo cuerpo” Masanobu Fukuoka.

iferenciamos los principios fundamentales, los agronómicos, los mercantiles y los sociales. Así:

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES. La Agroecótica no tendría sentido sin este gran principio que incluso puede considerarse su

piedra angular:

“CUANTO EXISTE ES UNO, CONTINUO E INDIVISIBLE CON MANIFESTACIONES

DIFERENCIABLES PARA EL OBSERVADOR HUMANO”

“Nada está separado de nada”. O mejor: “Todo está unido con Todo”. La separación que nos parece hay entre las cosas es tan solo apariencia, ilusión de los sentidos. En el pasado llegamos a creer que nuestro planeta era plano o que era el centro del universo porque eso parecía a nuestros ojos. Los sentidos nos engañaron entonces con respecto a la forma de planeta y su ubicación en el cosmos, tanto como hoy nos engañan con respecto a la unidad de Lo Existente pues lo percibimos como múltiple, como fragmentado, como compuestos por múltiples todos, separados entre ellos, con algunos relacionados. Al sol lo percibimos tan separado de la tierra como al suelo del ser humano que lo pisa.

La familia que habita una finca es una con la finca. Finca y habitantes son sólo extremos de

una misma cosa, una misma entidad. La finca “piensa” y “siente”, y esto lo hace a través de la mente y el sentimiento de sus dueños. También son uno con la finca sus trabajadores y sobre todos sus usuarios.

La realidad del suelo, el agua y la energía de una finca refleja lo que sus dueños tienen por

dentro. Y lo que los dueños de la finca tienen por dentro en mayor o menor grado refleja la realidad gubernamental e institucional del municipio, el país, el continente, etc. Reflejan la cultura del momento. La más humilde finca está unida a los tratados de libre comercio, a las políticas internacionales de la FAO, a las normas nacionales einternacionales, al impulso gubernamental a la investigación, etc. Todo afecta a todo, todo impacta en todo. Igual es con un municipio, una región, una nación, un continente, un conjunto mayor de países y el planeta entero. Planeta y humanidad son una sola entidad. Un solo organismo que no sólo está vivo sino que piensa y siente. Así un país y sus habitantes, una vivienda y la familia que la habita, el barrio y sus gentes, la cuadra y sus vecinos.

D

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Sin embargo no existen dos Entidades Humanas Iguales. Ningún país ni ningún municipio es

igual a otro, ni ninguna finca es igual a otra. El mejorador de cada terreno habrá de encontrar “el método agrícola más apropiado para dicho terreno”. Por “terreno” habremos de entender desde una humilde maceta hasta el más extenso país, e incluso un conjunto de países, cada continente o el planeta entero.

“EL CONOCIMIENTO HUMANO REQUIERE UNIRSE MEDIANTE LA SÍNTESIS”

El conocimiento humano ha sido construido a la luz del fragmentalismo, del criterio de multiplicidad y por tanto está conformado por construcciones conceptuales aisladas. La primera división del saber planetario es en dos grandes “tipos” el exotérico, abierto a todos, y el esotérico, cerrado o sólo para iniciados.

SABER EXOTÉRICO. Reza en el diccionarios de la RAE: “Común, accesible para el vulgo,

en oposición a esotérico./ Dicho de una cosa: Que es de fácil acceso para la mente./ Se dice por lo común de la doctrina que los filósofos de la Antigüedad manifestaban públicamente.” En esta última acepción el diccionario pareciera dejar inconcluso el significado, o al menos omite una aclaración, que sí aparece en el primer significado. En este caso, la doctrina que los filósofos no manifestaban públicamente sino en secreto a unos pocos discípulos era el contenido esotérico. El saber exotérico es el conocimiento de lo aparente, de lo efímero, de lo intrascendente. Se fundamenta en el llamado método científico. La información la busca el sujeto fuera de sí. Es un conocimiento “objetivo”. Con él se estudian los llamados “objetos de estudio o investigación” (en oposición al sujeto y al proceso). Con él se construye lo que denominamos el conocimiento científico en el que se fundamenta nuestra tecnología. Sólo se consideran objetos de investigación a cosas tangibles, cuantificables o, de alguna manera medibles y registrables, sean bacterias o estrellas. El saber exotérico o científico comprende a las cosas de forma aislada y separadas de las demás lo que le impide la construcción de una imagen holística o integral de Lo Existente.

SABER ESOTÉRICO. Dice el diccionario: “Oculto, reservado./ Dicho de una cosa: Que es impenetrable o de difícil acceso para la mente./ Se dice de la doctrina que los filósofos de la Antigüedad no comunicaban sino a corto número de sus discípulos./ Dicho de una doctrina: Que se transmite oralmente a los iniciados”. Es el conocimiento de lo real, de lo eterno, de lo trascendente. El conocimiento esotérico no se fundamenta en el método científico. La información la busca el sujeto dentro de sí. Es un conocimiento “subjetivo”. Con él se construye lo que denominamos conocimiento hermético, oculto o mistérico. Es la Gran Ciencia. El conocimiento esotérico puede definirse simplemente como “el estudio de lo que no estudia el saber exotérico o las ciencias en un momento determinado. Dios, el alma humana, el mundo espiritual, entran en esos “objetos” de estudio que no incluye el saber exotérico.

Aunque parecen dos conocimientos, y de hecho la tendencia es a suponerlos antagónicos,

en realidad son expresiones de un solo “saber”, el del planeta Tierra, aunque utilizan lenguajes diferentes. Así, para el saber esotérico el universo es algo ilusorio y efímero. Así dure miles de millones de años, tuvo un principio y tendrá un fin, al menos el universo como lo conocemos. Por eso se le considera efímero. El saber esotérico también estudia a lo efímero, pero lo hace desde el punto de vista de lo eterno. El conocimiento científico pretende conocer lo efímero, la manifestación de lo eterno, su sombra, como si fuese lo real. A lo eterno simplemente se lo omite

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como objeto de estudio pues no lo puede medir, pesar, fotografiar o de alguna manera cuantificar o registrar mediante aparatos sensores. Se estudia el reflejo de Lo Real como si fuese lo real.

El esotérico es el más antiguo. El conocimiento científico en realidad sirve para ir comprobando la veracidad del esotérico. “Todo vibra” por ejemplo, es un antiquísimo postulado esotérico que fue demostrado cuando se conoció la existencia del electrón y su eterno movimiento alrededor del núcleo. Obviamente el conocimiento científico va detrás, por decirlo así, del esotérico.

Todo parece indicar que en el pasado el conocimiento que hoy llamamos esotérico estaba

mucho más avanzado que hoy. Se rompieron cadenas de continuidad. Así por ejemplo en el incendio de la biblioteca de Alejandría se perdió el conocimiento antiguo que se había construido. Igual sucedió en la edad media con la inquisición y la persecución a las brujas. Igualmente en América se destruyó, por la barbarie española, gran parte del conocimiento que se había construido así como los textos sagrados, que siempre albergan el conocimiento esotérico.

El saber esotérico se elabora buscando cada quien dentro de sí bajo la guía de un Maestro.

Somos el microcosmos y en nos está contenido el macrocosmos. Por tanto conociéndose cada quien conoce al universo. A partir de este mismo concepto podemos afirmar entonces que el saber esotérico está dentro de cada uno de nosotros. Basta buscarlo, encontrarlo y extraerlo. Un antiquísimo conocimiento esotérico es el de la Unicidad de Lo Existente. Todo Es Uno. No sólo lo acepta el saber esotérico sino también la física cuántica, que busca incluso la “fórmula del universo” a través de varias concepciones, como la teoría de la Gran Unificación, la Teoría del Todo, y quizá más. También una vertiente ecológica acepta la Unicidad de Lo Existente. Nada está separado de nada. Es decir que el saber esotérico de la Unicidad está dejando de ser esotérico y se está transformando en exotérico. O lo que es lo mismo: lo está aceptando la ciencia. Obviamente llegará un momento evolutivo en que toda la humanidad acepte el concepto de unicidad como un hecho real. Parece lo más probable que esto ocurra desde el esoterismo, la tendencia de algunos grupos étnicos a mantener vivas a las culturas ancestrales y desde la ecología. Esto antes que la cuántica encuentre la tan buscada fórmula.

Igualmente dentro del mismo saber exotérico está ocurriendo una fusión, una síntesis. Esto

se manifestó fuertemente en el siglo XIX cuando irrumpieron ciencias de síntesis como la economía o la ecología, las cuales siguen en plena evolución. Hoy ese proceso sigue ocurriendo y a cada vez mayor velocidad. Sin embargo la tendencia a la separación, al fragmentalismo, es aún muy fuerte y afecta incluso a personas que aceptan la Unicidad de Lo Existente. Cuando estudiemos a las diferentes escuelas o metodologías agrobiológicas notaremos que se acepta la interacción entre los diversos componentes del llamado “medio ambiente” e incluso del ambiente con el hombre, pero en el fondo sigue existiendo la separatividad. Un excelente instrumento para ello es el trabajo con el suelo, con nuestra propia sustancia, pues somos suelo. Algo que contribuye a dar forma a la idea de unicidad es el aceptar que:

a) el cuerpo humano no es “nosotros” sino que es tan sólo el animal tomado prestado a la naturaleza para que se manifiesten las chispas divinas;

b) el cuerpo humano es parte inseparable del ambiente biofísico;

c) el cuerpo humano es construido con suelo, agua, aire y sol, y;

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d) que Lo Real es Uno, Continuo e Indivisible, que se manifiesta a través de lo biofísico, lo socioeconómico y, lo sicosocial. Aceptando estas cuatro premisas queda fácil empezar a construir una comprensión más “integral” u “holística” de Lo Real. De esta forma cada que le llegue, desde afuera o desde adentro, un nuevo conocimiento, sabrá acomodarlo en el lugar correcto dentro de la totalidad, y no dejarlo como un todo acabado y aislado de lo demás.

“CULTIVAR LA MENTE ANTES QUE EL SUELO”.

El cultivo refleja lo que el cuidador del suelo tiene por dentro, tanto en su mente como en su corazón; tanto en sus ideas y conceptos como en sus sentimientos y emociones. Y quizá más. El estudio de teorías, conceptos, técnicas, etc., es fundamental, pero quizá más lo sea el estudio y análisis del comportamiento del suelo cuidado, sea una maceta o sea un continente, y todavía más importante es el estudio y análisis del propio cultivador o cuidador de suelo.

“CADA SUELO TIENE SU MÉTODO PROPIO”

Cada suelo, sea el sustrato de una maceta, el suelo de una finca o el área cultivada de un país, etc., tiene su metodología de cultivo propia. No solamente los suelos son diferentes, incluso en el espacio de una finca, pero además cada propietario, cada cuidador, tiene una mentalidad única, unos sentimientos únicos. Un bagaje conceptual único. Esto hace que no haya dos fincas iguales, ni dos cultivadores iguales, y menos dos Unidades Agroecóticas (suelo y cuidador entendidos como un todo único e indivisible), iguales. Por tal razón no hay dos fincas que se cultiven de la misma forma o con la misma metodología. Cada agroecótico habrá de encontrar la forma propia de aprovechar su suelo mejorándolo, el Método Único o Método Propio. El estudio, la experimentación y el diálogo con el suelo son el mecanismo para encontrarlo.

PRINCIPIOS AGRONÓMICOS. Son los siguientes:

“LA NATURALEZA ES SABIA Y SABE LO QUE HACE”

Quizá todos estemos de acuerdo con que esto es así y no necesita más comentarios. Conforme a este principio:

“POR IMPULSO EVOLUTIVO, ESPONTÁNEAMENTE LOS SUELOS TIENDEN A

MEJORAR”.

Significa esto que si se deja un suelo a su suerte, al cabo de un tiempo dicho suelo habrá mejorado. De hecho esto, el mejoramiento espontáneo, empieza en el mismo momento en que se lo abandona. La sana costumbre de dejar espacios en barbecho para que mejoren lo demuestra. Si los suelos tienden a mejorar de forma espontánea, concluimos que un método agrícola inteligente, no se opone al comportamiento espontáneo del suelo sino que, por el contrario, lo respeta, estimula y ejerce sobre el él la mínima influencia posible. Según esto basta con dejar que un terreno marque un rumbo y luego aprovecharlo dejándolo seguir en la misma dirección. Si los terrenos mejoran espontáneamente, entonces:

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“LOS SERES VIVOS ESPONTÁNEOS EN UN TERRENO, SON LOS QUE ESE TERRENO NECESITA PARA MEJORAR.”

Desde las aves hasta las lombrices, desde las bacterias hasta las malezas (arvenses). Si esto es así, entonces se concluye que es no sólo innecesario sino también nocivo, el erradicar a las especies espontáneas. Al contrario, se han de atraer aves e insectos, fortalecer la población de bacterias y microfauna, mantener un control de arvenses sin erradicarles, etc. Contrario a los impulsos normales del pensamiento dentro de la agricultura tóxica, donde las especies espontáneas se combaten con gran rigor, en la agroecótica se las conserva, controlándolas sin erradicarlas. Digamos que se hace lo necesario para que se controlen a sí mismas. Conforme a este pensamiento debemos “cultivar entre el monte”. Obviamente se requiere un control mínimo de los arvenses o plantas adventicias, erróneamente denominadas ‘malezas’, especialmente para el facilitar la iluminación de las plantas cultivadas.

“EN UN ECOSISTEMA LAS ESPECIES SE AUTOREGULAN A SÍ MISMAS”

En un ecosistema espontáneo no hay plagas, solo especies interactuando en un equilibrio dinámico. Por tanto en un agrosistema ecológico las llamadas “plagas” pueden incluso cumplir algún beneficio. Así por ejemplo Fukuoka afirma que las matas de arroz que le destruye alguna plaga son las más débiles y que el hecho le permite más luz y nutrientes a las que sobreviven. El autor conoce un árbol de guayaba que es limpiado de piojo por hormigas. No se trata de que “no hayan plagas” o de “erradicarlas si se presentan”, sino que, como parte del equilibrio dinámico que ocurre en un suelo sano, estas se regulen a sí mismas.

“CULTIVAR EN UN ECOSISTEMA ESPONTÁNEO O FACILITAR LA

CONFORMACIÓN DE UNO Y CULTIVAR EN ÉL”. “Cultivar entre el monte” sería otra forma de decirlo. Las plantas espontáneas, arvenses,

adventicias, malezas, buenezas, o como se les quiera denominar, han de controlarse más no erradicarse, en el caso que existan pues es más el beneficio que causan que los perjuicios. Esto siempre que el cultivo sea un “agroecosistema”. Es de anotar aquí que, el autor supone que en pequeños cultivos, por ejemplo que cumplen también una función ornamental, y que las malezas no pueden ser permitidas, se pueden lograr efectos benéficos para el suelo de otras dos maneras:

a) Sembrando plantas medicinales y cultivando entre ellas. El fundamento “lógico” (más no científico), es: “si el cuerpo humano es construido con suelo, y las plantas medicinales son benéficas para el cuerpo, entonces son igualmente benéficas para el suelo”. Estas plantas son para que permanezcan vivas, no para trozarlas y enterrarlas o procesos similares. Pueden educarse como plantas ornamentales mediante podas, y el subproducto de estas utilizarse, o bien para el suelo o bien para su comercialización, o sólo para la mesa del cultivador.

b) Sembrando hacinado y en policultivo. Es el estilo denominado “jungla”. Unas plantas consumen lo que otras dan y así el suelo va mejorando.

Es también fundamental el bosque. Sembrar árboles entre el potrero, arborizar a ambos

lados de los cauces, permanentes o no, utilizar cercos vivos, y dejar motas de monte, son medidas obligadas para mantener especies benéficas y fortalecer el agroecosistema.

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Recuerde siempre que las aves son amigas. Ellas transportan microorganismos, semillas y dejan nutrientes.

“CULTIVAR IMITANDO Y RESPETANDO EL COMPORTAMIENTO ESPONTÁNEO

DEL ENTORNO”

Si observamos de cerca un bosque notaremos que su suelo está cubierto de hojarasca. Mirando entre esta notaremos que se está descomponiendo en su parte inferior y pasando a formar parte del suelo. Viendo mucho más de cerca notaremos que este “colchón” está conformado además por cadáveres de aves, pequeños invertebrados, reptiles, frutas, semillas, y excrementos de los animales que lo pueblan o que estuvieron de paso. Pues entonces podemos concluir que igual debemos hacer en los cultivos, y dejar un acolchado de hojas y material diverso en descomposición. Si observamos un monte veremos que hay multitud de especies en un poco espacio. Notamos hacinamiento. Esto nos permite concluir que así debemos cultivar. En el trópico hemos de imitar al monte. Esto implica:

a) SEMBRAR EN POLICULTIVO o DIVERSIFICAR. El monte no está conformado por una

sola especie. Quizá en uno u otro monte, o área del monte, predomine una especie, pero jamás será única. Así se debe cultivar. Quizá haya un cultivo principal, digamos café, pero entre el café, a un lado y debajo, deben cultivarse otras cosas, incluso arvenses o adventicias. También conviene sembrar otros cultivos principales paralelos, o al menos fijos, para ampliar el número de especies. Entre más especies, suelo más sano.

b) HACINAR. Sembrar apretado. Si observamos el monte notaremos que no hay espacio que

no esté cubierto por alguna planta. Esos cultivos en surco, con plantas alejadas unas de otras, y de una sola especie, no o curren en la naturaleza de los suelos fértiles tropicales. Debe aclarase que esto no significa hacinar plantas de la misma especie. Si vamos a sembrar la especie ‘A’ debemos al menos respetar la medida sugerida por la agricultura convencional, e incluso aumentarla, para sembrar entre los especímenes otras plantas de otras especies.

c) ROTAR LAS ESPECIES TEMPORALES. Significa esto no resembrar plantas de la misma especie, ni siquiera de la misma familia, en el mismo lugar de forma continua. El agricultor habrá de conocer las especies que han de sembrarse después de qué especies. Es de gran beneficio consultar tablas existentes sobre esto y guías, recordando que algunos datos quizá hayan de ser corregidos y/o ajustados pues se trata de trabajos realizados en otros suelos e incluso en otras latitudes.

d) UTILIZAR EL MAYOR NÚMERO DE PISOS POSIBLES. Se toma la copa de los árboles

más altos como el piso más alto y las raíces más profundas como el más bajo. Entre estos dos extremos hay varios pisos. El cuidador del suelo ha de encontrar la forma de aprovechar todos o varios pisos.

e) IMPEDIR SIEMPRE QUE LA TIERRA SEA TOCADA POR EL SOL. El suelo ha de permanecer cubierto. Digamos que la tierra siente pudor del sol y por eso siempre ha de estar vestida. En caso contrario termina muriendo de vergüenza. La cobertura de hojas secas quizá sea algo mejor que el compost. Conserva la humedad, facilita la proliferación

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de micro y macro biota, obra también como el compost aportando lentamente nutrientes (se le denomina también compost de superficie), evita que la luz del sol llegue directamente al suelo, e incluso embellece.

f) ABSTENERSE DE VOLTEAR LA TIERRA. Quizá uno de los peores inventos de la humanidad, junto con la bomba atómica, haya sido el arado de vertedera. Dejar la tierra tal como está y cubrirla con acolchado verde, café, mixto o vivo. En suelos en construcción o recuperación esta podrá ser volteada en casos necesarios, por ejemplo para extraerle escombros, o introducir material orgánico en suelos muy estériles y que se comienzan a mejorar, etc. Pero una vez acondicionado el sustrato se cubrirá con compost, y este con hojas secas para protegerlo y no se volverá a labrar el suelo. El único labrado que se ha de hacer será con raíces que mueren y se biodegradan, lombrices, gusanos, etc., y donde no haya acolchado, o este se construya y reconstruya espontáneamente, también con gallinas, cerdos o chivos.

g) ABSTENERSE DE USAR PRODUCTOS AGROQUÍMICOS. Los herbicidas y pesticidas quedan estrictamente proscritos. Aun los seres humanos no tenemos el conocimiento científico suficiente para conocer y evaluar el impacto real que le estamos ocasionando no sólo al suelo de planeta sino también a los cuerpos vivos, entre ellos el cuerpo humano. Basta mencionar al DDT como ejemplo. Ahí está en nuestros cuerpos, transmitiéndose de generación en generación a través de la leche materna, la cual se contaminó con esta sustancia desde la primera mitad del siglo XX. Los abonos químicos podrán usarse en casos extremos y por una sola vez. Por ejemplo para iniciar el proceso de recuperación de un terreno en extremo estéril y crear la primera cantidad de biomasa a partir del cual iniciar el proceso.

h) ABSTENERSE DE ARRANCAR DE RAÍZ. Ninguna planta debe arrancarse de raíz, excepto aquellas en que la raíz es el producto de la misma, como por ejemplo la cebolla, la zanahoria, la remolacha, etc. Dejar la raíz de las plantas en el suelo es una forma de nutrirlo y labrarlo sin herramienta y sin labor humana, pues el trabajo lo hacen bacterias, lombrices, gusanos, hormigas, etc. La raíz, al descomponerse, afloja la tierra, la airea, facilita el tránsito de especies animales y del agua, entre sus beneficios más importantes. Hay otra excepción para extraer plantas desde la raíz. Es al comienzo de la adaptación de una finca que de agricultura química se pasa a agricultura limpia.

i) ABSTENERSE DE INTRODUCIR ESPECIES FORÁNEAS. Esto es totalmente antiecológico. Muchos estragos ambientales han sido ocasionados de esta forma. En algunas escuelas de agricultura biológica se promueve, por ejemplo, el uso de insectos denominados entomopatógenos para combatir a otros insectos, y que no son propias de la región y por tanto son especies foráneas. Esto implica gran peligro, salvo que la especie a introducir ya se encuentre presente en el entorno. Debe ser evitado esto a toda costa. El control biológico de insectos se ha de realizar con la fauna nativa y espontánea. Un cultivo bien diversificado y un suelo fértil y con vitalidad basta para evitar el daño a los cultivos causados por insectos, hongos, etc.

j) RESPETAR SIEMPRE LOS LÍMITES BIÓTICOS GENÉTICOS. Es decir que las mejoras

genéticas deben realizarse de manera natural, sin usar modificaciones artificiales. La

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capacidad de modificar genéticamente a los organismos podrá parecer un gran avance de la ciencia, y de hecho lo es, pero el conocimiento científico actual no es suficiente para prever los impactos, y menos para controlar el comportamiento de estos organismos una vez salidos de los laboratorios. En cada taxón están los genes fijados por evolución, mediante una cocción de millones de años. Cuando se implanta un gen “a la fuerza”, incluso a escopetazo limpio, este gen queda “pegado” pero no “integrado” y puede soltarse y saltar a otras especies. Y nosotros los humanos somos una de ellas. Jugar en el interior del gen o del átomo es algo que no nos podemos permitir dentro de un comportamiento realmente bioético.

“AL MEJORAR EL SUELO CREAR BELLEZA”

La naturaleza es bella, y cada uno de los seres que la conformamos somos igualmente bellos. El arte, la estética, lo bello, lo armónico, son conceptos que deben estar presentes en cada acción agroecótica. La maceta, el patio, el antejardín, la finca, etc., han de ser hermosas, deben reflejar la belleza interior de cada individuo o colectivo cuidador y mejorador de suelo.

Se requiere entonces despertar el instinto por lo bello. La práctica de un arte, cualquiera

que sea, es fundamental para la formación del individuo y del colectivo. Entre el campesinado colombiano ha existido una fuerte tendencia musical. Sin duda es el fabricante de nuestro folclor. Este hecho cultural no debe dejarse pasar a la historia en aras de la modernidad. El campesino debe poder seguir siendo constructor de arte y aportar a su evolución. Expresiones como la poesía o el repentismo, estrechamente ligadas a la música, han sido otro fuerte en este sector de la población. Sin embargo no importa cuál sea la práctica artística. Todas las artes llevan al despertar del instinto estético. El teatro, la danza, la fotografía, el video, etc., deben ser práctica cotidiana en corregimientos y veredas. Existen varias expresiones estéticas relacionadas con el agro. La escultura con plantas, el bonsái, el ikebana, la jardinería, etc. Puede obviamente innovarse. Un dibujante colombiano está pintando con panela y ya expuso en Europa, También trabaja escultura en el mismo material y espera que, al final de la exposición, el público se las coma. Otros dibujan con bejuco de plátano. Una artista de Santiago de Cali usa la cabuya como pincel, etc. En materia de arte el límite es la imaginación. El campo inclusive es el espacio adecuado para determinadas obras del género Land Art o Arte Tierra o Arte Naturaleza, como también se le denomina. Los planteles rurales juegan un papel de suma importancia en el despertar del arte en el campo, hoy un tanto adormecido por el uso inadecuado de la modernidad. Las esculturas del Monte Rushmore (EEUU), o las que se observan en el camposanto de Tulcán son ejemplo de obras de Land Art.

PRINCIPIOS MERCANTILES. Se han identificado dos:

“DAR VALOR AGREGADO A LOS PRODUCTOS”

Así aumentamos los ingresos para la familia propietaria de la finca, se brinda trabajo a otros miembros de la comunidad, se hace empresa, se construye país y cultura. Obviamente esto exige estudio, experimentación, búsqueda de asesoría, etc. Está bien vender leche, pero está mejor vender mantequilla, queso, crema de leche e incluso dulces, postres, etc. A todo se le puede dar un valor agregado dentro de la política y la filosofía de la producción y el consumo de biológicos.

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Todo es evaluar la realidad integral, las necesidades del usuario, las tendencias comerciales, las posibilidades del suelo y su vocación, etc.

“EXPENDER LO MÁS DIRECTAMENTE POSIBLE”

Expender directamente pero de forma técnica. Con los vecinos puede usarse el mecanismo del trueque, e incluso expenderles algunos productos. Se ha de procurar tener un amplio mercado en el núcleo urbano más cercano. La familia, los amigos, los profesores de nuestros hijos, los habitantes de uno o varios barrios, los funcionarios de una o varias empresas, etc. De la finca al consumidor sin más intermediación.

PRINCIPIOS SOCIALES. Los identificados hasta el momento son:

“BÚSQUEDA CONSTANTE DE LIBERTAD”.

Lentamente el productor agrícola ha ido cayendo en la trampa del esclavismo moderno. Las semillas deben ser adquiridas a empresas semilleras, estas pretenden modificarlas de acuerdo a ciertos intereses aparentes y visibles (“más comida para la gente”) y otros ocultos (más dependencia de las semillas producidas por la empresa semillera). El agricultor cayó en la trampa y debe adquirir las semillas “científicamente” tratadas, para cada cosecha pues ya no las puede producir.

Para que el productor agrícola recupere su libertad en las semillas debemos participar

todos. Los consumidores hemos de pensar en el asunto y decir no a productos como los transgénicos, las semillas genéticamente modificadas y cosas semejantes. La ciencia desconoce el impacto que estas alteraciones genéticas puedan ocasionar en el genoma de otras especies. Han ocurrido casos que apuntan a probar que esto puede ser peligroso. Sin embargo las alteraciones genéticas son relativamente nuevas y quizá no haya transcurrido el tiempo suficiente para que estos impactos sean notorios. Sí conocemos muy bien otros casos en que la química afectó la vida. Uno muy famoso en el siglo XX fue el de la talidomida, droga que recetada a mujeres embarazadas causó estragos en los fetos.

Sin duda debemos comer nativo. Haciéndolo estimulamos también la diversidad genética lo

que a su vez crea resistencia a posibles geno-cataclismos tales como han ocurrido en el pasado y causa de grandes hambrunas.

Otra forma de “liberación o independencia” es con la energía. Es común ver habitantes

rurales luchando porque les llegue el fluido eléctrico por cable. Quizá sería mejor que pidiesen la colaboración estatal para poder aprovechar las energías limpias disponibles. Calentadores solares, molinos de viento para obtener electricidad o como bombas para subir agua, paneles para obtener electricidad, disponibilidad de artefactos que funcionen con esta energía, turbinas hidráulicas, plantas de biogás, etc.

Otra cadena que se ha de romper para que el agricultor sea más libre es la de los bancos. El

agricultor químico generalmente se endeuda con estas entidades para la adquisición de los insumos. No habiendo consumo de estos insumos químicos, la necesidad de recurrir a los bancos merma o se hace innecesaria, máxime si se fundan cooperativas. Si además en cada región se

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establece un banco de semillas, no habrá necesidad de recurrir tampoco a préstamos con estas entidades.

También en la cadena de esclavización del agricultor campesino está el intermediario. Este

habrá que saltárselo con una estrategia diferente de mercadeo.

“CONSTRUCCIÓN PERMANENTE DE AUTOSUFICIENCIA”.

Cada suelo cuidado ha de ser lo más autosuficiente posible.

ENERGÍA. En nuestro país, infortunadamente no está debidamente posicionada la cultura

del aprovechamiento de la energía limpia. A la finca, y a todo patio, entra energía del sol, eólica, en forma de lluvia, etc. Son energía los residuos biodegradables, el calor desperdiciado de la estufa, los excrementos animales, etc.

INSUMOS. Cada finca habrá de producir los insumos que necesita mientras los necesite. El ají, las hierbas aromáticas, las plantas para los caldos, etc. Los fabricantes de insumos químicos ya empezaron a fabricar, a la par, insumos orgánicos. Saben que el final de la agricultura química no está lejos y desean captar el mercado de la agricultura orgánica. En realidad no tiene mayor sentido dejar de depender de los insumos químicos para pasar a depender de los insumos biológicos.

SEMILLAS. Se debe regresar a la vieja técnica de la escogencia de semillas mediante la

selección. Las mejores semillas de las mejores plantas. Los bancos de semilla, que pueden mantenerse por las cooperativas u organizaciones de agroecóticos son de inmensa utilidad. Debemos aprender a decir no a las semillas modificadas y volver a cultivar las cosas como las da la naturaleza o que se mejoran naturalmente. Las cadenas de agricultores facilitan el mejoramiento natural de especies, proceso que aunque lento, es mucho mejor que las modificaciones de laboratorio.

CONCEPTOS. La autosuficiencia ha de llegar mucho más allá de la simple producción de

insumos. También se ha de conseguir la autosuficiencia conceptual. A la luz del criterio agroecótico, y en la medida que se conozcan y se practique con las diferentes técnicas de agricultura biológica, desde la orgánica hasta la natural y se experimente permanentemente, cada suelo, a través de su cuidador, irá encontrando la metodología, la rutina y el marco conceptual idóneo para ese suelo. Cada suelo es único y cada suelo tiene un proceso agronómico ideal único, adaptado a la economía del cuidador, pero también a sus conceptos y sentimientos, a sus ideales y sueños, a su filosofía agrícola y pecuaria.

El cultivador de ciudad que cuida el suelo de algunas macetas también puede practicar la

autosuficiencia. Le servirá establecer, por ejemplo, un sistema de lumbricompost en la vivienda (sanitario, inodoro, e incluso puede ser hasta decorativo). La autosuficiencia es requisitos sine qua non para alcanzar la libertad.

“UNIÓN Y UNIDAD CRECIENTE”.

Un agricultor aislado y que utilice procedimientos biológicos, es un agricultor que no produce biológico. Sus vecinos contaminan lo que produce. Pero ese no es el único motivo para

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trabajar por una unidad creciente. Es decir conformar un grupo de individuos con iguales objetivos y trabajar para que crezca permanentemente. El hecho que “uno es débil y muchos son fuertes” es argumento suficiente para que se busque la Unidad Creciente entre agricultores mejoradores del suelo. Un buen argumento para comenzar a conformar un grupo es mediante la constitución de un Grupo de Estudio de Agricultura Biológica. Ese grupo puede evolucionar y ser el punto generador de una cooperativa o asociación.

Tales los principios del criterio Agroecótico. Han de estudiarse igualmente los principios de

cada una de las escuelas o metodologías de agriculturas biológicas, tanto la orgánica como las alternativas. En el anexo 1 se presenta una pequeña síntesis de las principales escuelas o metodologías agrícolas biológicas.

Quien haya cultivado con agroquímicos y desee no hacerlo más, además de vencer la fuerza

del quimismo, ha de enfrentarse al cambio y todo lo que ello implica. Aproximémonos a este trascendental evento en la vida de todo cultivador que desee suspender el uso de agroquímicos y transformarse en mejorador del suelo.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE SENTIRNOS SUELO, AGUA, AIRE Y SOL”

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Capítulo VIII

EL PROCESO DE CAMBIO

“Sólo se progresa trasgrediendo la tradición” Map

odo cambio implica temor. El agricultor se siente seguro en el sistema químico-tóxico y teme dar el salto hacia uno biológico. El ser humano cultivó biológicamente desde el

origen mismo de la civilización. En la época de los templarios ya existía el concepto de los tres años como tiempo mínimo para la recuperación de un suelo. Con el descubrimiento de la posibilidad de usar químicos como abonos, ese tiempo de espera de pronto se hizo innecesario. Surgió el concepto: “con agricultura química se acorta el tiempo”. Esto es verdad sólo parcialmente. Es una velocidad lograda con “doping”. Y todos sabemos lo perjudicial que es esto. Conseguir una mayor velocidad a costa de la salud de las personas y del suelo no parece ser buen negocio. También surgió el concepto, aparentemente falso (el lector tendrá la ocasión de probarlo o refutarlo), que “con agricultura química se consigue mayor producción”. La agricultura química se percibió como la panacea y gran parte del mundo entero se volcó hacia ella. Pronto empezaron los problemas. Hace 90 años en Europa el deterioro del suelo era un problema severo. Ejemplo de ello es la consulta de los agricultores que motivó a Rudolf Esteiner a diseñar el método agrícola denominado biodinámico. Entre quienes no adoptaron el uso de agroquímicos, unos pocos por convicción resistieron, otros viven en tal estado de pobreza que los insumos químicos les son inalcanzables. Esa resistencia, voluntaria e involuntaria, fue fundamental para el desarrollo de la agricultura biológica. Hoy los cultivadores biológicos, es decir la punta de lanza de la agricultura limpia, han de jugar un rol fundamental para ayudar a los demás agricultores, y a quienes aún no consumen “bio”, a vencer el miedo que los tiene paralizados.

La resistencia a la agricultura biológica proviene del agroquimismo y por tanto es ahí donde

hemos de golpear con más fuerza. Ayudan a vencer el temor al cambio:

El conocimiento de los impactos del uso de agrotóxicos en la biología del suelo y de los cuerpos humanos y animales, y del verdadero impacto económico y ecológico que estos productos generan. “La verdad os hará libres” dijo el gran maestro de la humanidad, Jesús, y hemos de creerle. Conocer a la luz de la ciencias, en especial la ecología, lo que estamos haciendo al planeta, es decir a nosotros mismos, con los agrotóxicos nos ayudará a liberarnos de esa dependencia, de ese vicio. El que los campesinos de Colombia, a mediados del año 2013, pidiesen a gritos, durante una protesta que casi paraliza al país, rebaja en los precios de los insumos químicos, indica solamente la gran adicción que presenta este gremio hacia estos productos, y la gran fuerza que en su mental colectivo tiene el agroquimismo. El hecho que el gobierno nacional se comprometiese con ellos indica que esta adicción también afecta al gobierno. Es una adicción de toda la sociedad.

T

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De fundamental importancia es vencer los falsos conceptos sobre la mayor producción y sobre la mayor brevedad. Un suelo con fertilidad recuperada produce igual o más que suelos trabajados con agróquimicos y, además, son productos sanos que no contaminan el cuerpo de quienes los consumen. Las estadísticas que muestra, por ejemplo, el maestro Fukuoka, sobre la producción de arroz en su finca, una de las mayores del Japón, y no solo no usa agroquímicos, ni ningún tipo de abono salvo la cobertura de paja del mismo cultivo y trébol blanco (como abono vivo), y tampoco acostumbra inundar el cultivo, contrario a la creencia que el arroz debe inundarse. También pueden verse en la Internet las estadísticas de la granja donde se creó el método de sol y malezas en Brasil. En el anexo 1 aparecen las cifras comparadas con los promedios de Sao Paulo. Sobre la inmediatez del efecto de los químicos cabe decir que, aunque recuperar la fertilidad de unos suelos por medios biológicos puede demorar entre dos y cuatro años, una vez conseguido y entrado el suelo en la etapa de mejoramiento constante, el abonado deja de ser necesario. La espera paga.

Requisito sine qua non para vencer este temor es la presión de los consumidores. Cuando estos comienzan a pedir productos orgánicos el productor no tiene otra alternativa diferente que entrar en el tema de la producción agrícola sin tóxicos. Si el lector es un típico consumidor urbano, empiece a organizar su propia red para la consecución de productos biológicos, y también inicie la producción domiciliar. Doy fe que es más emocionante que la jardinería tradicional.

Por otro lado está el aumento de la conciencia ecológica. Saber que el oso polar se contaminó con DDT vertido por agricultores en el golfo de México, quizá baste para que todos dejemos de usar agroquímicos. En realidad desconocemos a dónde van los tóxicos que vertemos en los cultivos. Dejemos de envenenar el suelo y a nosotros mismos con él. Nuestro cuerpo es como es el suelo, y el suelo es como lo tenemos, y lo tenemos conforme a lo que tenemos en nuestras mentes y corazones.

Por último encontramos el conocimiento de técnicas agrícolas limpias como factor de gran importancia al momento de cambiar la agricultura química por la biológica. Pocos días antes de escribir estas líneas pregunté a un campesino: ¿cómo está la producción de orgánicos en su vereda? Su respuesta fue desalentadora: -Noo. Por allá no sabemos de eso mijito. A nosotros si nos gustaría pero hay que saber preparar los abonos y los venenos y no se nos ha enseñado-. Es obvio que dicho campesino tiene dentro de sí el conocimiento necesario para cultivar sin agroquímicos, pero él cree lo contrario y actúa en conformidad. Son los estragos causados en su mente por el agroquimismo lo que le impide comprender que dentro de sí tiene todo el conocimiento necesario para cultivar sin agroquímicos. El miedo lo paraliza. Se piensa, por efecto de las técnicas de la agricultura orgánica, que la agricultura biológica es algo complicado y nada más lejos de la realidad. Basta con ser observador. El desconocimiento de estas técnicas orgánicas, que según el concepto filosófico utilizado pueden incluso llegar a resultar completamente inoficiosas, como por ejemplo bajo el concepto de agricultura natural, no debe ser impedimento para el cambio. Todos tenemos algo de agricultores, todos sabemos mucho de agricultura pues nuestros cuerpos son suelo, basta buscar dentro de nosotros mismos. Nuestros corazones y nuestras manos saben agricultura. Basta seguir sus impulsos naturales.

VENCIENDO EL MIEDO. Hay dos formas de introducirse en una piscina. O se lo hace lentamente, por las gradas o las

escalerillas, o simplemente se zambulle arrojándose. Un agricultor podrá decir: -No perjudicaré más el suelo de mi finca (o de mi patio, etc.). Hasta ayer usé agrotóxicos- y simplemente seguir cultivando sin ellos, dando el salto de un día para otro. Lo más probable es que no suceda nada

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negativo o si ocurre sea de bajo impacto. Otros necesitarán más ayuda. Una de estas ayudas es el adquirir conocimiento. Esto en realidad es sencillo. Basta querer adquirir el suficiente conocimiento como para dar el salto sintiéndose seguro, o al menos disminuyendo el temor al cambio en un mínimo posible. En realidad el conocimiento que se requiere para cultivar sin químicos es simple. De niño el autor vio a su padre cultivar sin químicos y sin labranza. Una pequeña ranura en el suelo y ahí depositaba la semilla que tenía almacenada de una cosecha anterior. Lo demás era el riego. Quizá baste solo un poco de información. Veamos algunos datos que quizá nos ayuden a dar el salto:

EL COMPOST. Para fabricarlo basta hacer un montón de residuos biodegradables de 1,50-60 m. de altura.

Si puede mezclarle estiércol hágalo. Sirve como iniciador. Humedezca la masa. Esta debe permanecer húmeda todo el tiempo que dure el proceso. Si la masa adquiere mucha temperatura, voltearla para que se airee. El compost con pocas cantidades se realiza “en frío” o sin bacterias termófilas, por tanto puede fabricarse compost incluso dentro de un apartamento, sin que esto genere malos olores. Al final se cierne en zaranda con ojo de 6 x 6. Lo que pase es compost listo para usar, lo que queda en la cernidora o zaranda se puede usar como seudocompost (o compost niño), que puede usarse como mulch; los trozos mayores y aún crudos se usan como iniciador para el siguiente montón.

LA PARADOJA DEL COMPOST. Por siglos, o quizá milenios, el compost ha sido usado

como un elemento mejorador del suelo. Sin embargo hay en esto una contradicción: se fabrica compost para enriquecer un área del suelo, pero se empobrece otra. Esto ocurre en el lugar donde se extrae la materia prima para el compost. Con esta idea solo serían aptos para fabricar compost los residuos biodegradables que molestan o no se pueden utilizar en el sitio donde se generan. Ejemplo de este tipo de residuos son la hojarasca que surge del barrido de vías, o la que surge del mantenimiento del tendido eléctrico urbano (poda de árboles), los residuos biodegradables de las plazas de mercado y de las plantas procesadoras de vegetales, debidamente clasificados, así como los residuos domésticos resultado de las labores de jardinería y de la cocina, también debidamente clasificados. En una finca el material apto para compostar seria el surgido de la cocina de la finca, de las salas de procesamiento, de la poda de setos y del estiércol.

EL LUMBRICOMPOST o VERMICOMPOST- La lombriz roja californiana es útil para transformar materia orgánica en humus. En realidad

basta conseguirlas. El conocimiento para su manejo está bastante distribuido pudiéndose suponer que en toda comunidad rural hay una o más personas que saben de su manejo o lo realizan. Distinto es para el habitante urbano bastante alejado de esta información, pues no le ha interesado por no haberla necesitado, y mucho más de la práctica de la lumbricultura. En internet se pueden apreciar videos sobre mantenimiento de lombrices en viviendas, incluso apartamentos. Además es un procedimiento inodoro.

El MULCH, MULCHING, COBERTURA O ACOLCHADO. Es quizá mejor que el compost. Los nutrientes que tienen a un árbol en su estado actual

estuvieron en el suelo, los nutrientes que el árbol necesita están en las hojas, las flores y los frutos. Al observar la naturaleza y pretender imitar su comportamiento en los cultivos, se concluye que el suelo cultivado debe estar cubierto por un colchón de hojas y demás subproductos de la actividad biológica. Eso es lo que la naturaleza, que no utiliza abonos ni plaguicidas, hace siempre sin excepción. Son muchas las ventajas de este. Conserva la humedad, facilita la proliferación de

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invertebrados, permite la oxigenación del suelo, mejora el suelo física, química y biológicamente, protege el suelo del sol y aporta belleza a los cultivos. El mulching o acolchado prácticamente se hace solo. Una “ley” en toda finca ha de ser: “lo que caiga al suelo, ahí se queda, excepto si es en la casa, en cuyo caso se barrerá”. El mulching debe cubrir el suelo de la finca de tal manera que, media hora después de un aguacero, se la pueda recorrer en su totalidad sin embarrarse los guayos. Se exceptúan los bancales (eras, jardineras, etc.), con plantas que no aceptan material biológico en proceso de descomposición, en cuyo caso se usará compost como cobertura del suelo.

EL ABONO VIVO. Se conocen dos tipos: la maleza y las plantas mejoradoras del suelo.

LA MALEZA. “La maleza es el mejor abono” afirma el creador de la “agricultura con sol y malezas”. Basta controlarla mediante una poda para evitar que ahogue el cultivo o le reste iluminación. Esto es apenas obvio pues espontáneamente, por impulso evolutivo, en un suelo sólo crece de forma espontánea lo que dicho suelo necesita para mejorar.

LAS PLANTAS MEJORADORAS. Se usan principalmente las leguminosas. Desde plantas

como el frijol hasta árboles como la leucaena. El autor supone que también toda planta considerada medicinal es mejoradora del suelo. Igualmente considera mejoradora a toda planta que en un suelo pobre, en recuperación, se da hermosa y rozagante. Sin embargo es de aclarar que estos dos últimos planteamientos son suposiciones del autor sin mayor fundamento que lo observado en su pequeño terreno. La maleza y las plantas mejoradoras del suelo brindan otros beneficios. Al cortar la planta por el cuello y dejar la raíz en el suelo, comienza a descomponerse dejando unos orificios que, además de permitir la circulación del aire y de invertebrados y facilitar el tránsito natural de sustancias. Arrastradas por el aire, los insectos o las lombrices, sirve también como labrado natural de la tierra.

Quizá lo anterior sea suficiente para vencer el temor: quizá el lector para dar el paso

requiera conocer un poco más. Obviamente un productor agroecótico ha de estudiar siempre la ciencia agrícola. Desde contabilidad hasta mercadeo pasando por las técnicas agronómicas presentes y pasadas.

FASES DEL PROCESO DE CAMBIO. El proceso de cambio puede percibirse desde varias perspectivas:

DESDE LA PERSPECTIVA DE LA SUBJETIVIDAD DEL CUIDADOR Se da un proceso que puede clasificarse en tres fases:

FASE DE CONOCIMIENTO INVOLUNTARIO. A toda persona le llega un momento en que escucha o lee sobre la producción limpia de

alimentos y sobre la nocividad del uso de químicos en la producción y el consumo de alimentos. Es un conocimiento que “llega solo”, sin buscarlo. Es decir que le llega al individuo a través de la televisión, del aula de clase, de conferencias, de las conversaciones entre los padres, etc. Llega espontáneamente. Todos los integrantes de la sociedad tienen algún grado de información al

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respecto desde algún momento de sus vidas. Las personas que ya ingresaron a la producción y/o el consumo de productos limpios, tienen la obligación moral de propender porque esta información llega lo más temprano posible a las personas que aún no la poseen o la poseen muy rudimentariamente. El plantel, más que la familia, es el lugar donde puede ocurrir esto a más temprana edad. La huerta orgánica, aunque sea en macetas si no hubiese espacio, ha de ser una obligación en todo plantel que se precie de educar para la vida y para el futuro.

FASE DE CONOCIMIENTO VOLUNTARIO. Posteriormente el conocimiento acumulado de forma involuntaria es tal que motiva al

individuo a buscar más información. Pregunta a expertos, busca en Internet, lee publicaciones, etc. Es cuando comienza a preocuparse seriamente por el asunto.

FASE DE LA ACCIÓN. Llega el momento en que la información obtenida es tal que impulsa al individuo a iniciar el

proceso de cambio, bien sea productor o consumidor. Se pueden diferenciar dos formas o maneras de realizar el cambio:

ACCIÓN TÍMIDA. El cuidador de suelo comienza por realizar algunas pruebas, ensayos y comparaciones. Esto

al tiempo que aumenta la lectura y el estudio del tema. Si fuese consumidor, es cuando comienza a hacer preguntas sobre el asunto en el lugar donde compra las vituallas.

ACCIÓN DECIDIDA. El cuidador se introduce en la agricultura biológica y su práctica. Esto puede ocurrir sin la

acción tímida, es decir mediante un zambullón, o después de ella.

DESDE LA PERSPECTIVA DE LA OBJETIVIDAD DEL CUIDADOR

Se cumplen al menos tres fases: improvisación; adecuación y adaptación, y; definición.

FASE DE EXPERIMENTACIÓN E IMPROVIZACIÓN. En esta fase el cuidador del suelo estudia teóricamente en libros, revistas, internet, charlas

con vecinos, conferencias por expertos, cursos y capacitaciones del sector oficial o el SENA, o por egresados de esta institución, etc. Y realiza algunas prácticas, hasta que llega el momento en que se decide cambiar de la agricultura contaminante a una agricultura mejoradora, o al menos hacia una agricultura limpia. Obviamente en esta fase se realizan los grandes aprendizajes y se termina de vencer al miedo. Se da comienzo a mediciones sistemáticas de fenómenos naturales, como la época de lluvias y sequía, la cantidad de agua llovida, la dirección y fuerza de los vientos; se estudian y observan los cambios en las fases de la luna. Se realizan refacciones físicas del suelo si fuese necesario (cárcavas, erosiones, terrazas, etc.). Se define la abonera, con compostera y lombricera y se entra en el mundo de la producción biológica o limpia. Comienza la diversificación de productos complementando el cultivo principal. Se instala una colmena para aumentar la polinización y por ende la producción. Se da comienzo a la construcción de los usuarios empezando por los vecinos, los amigos y familiares urbanos. En la medida que se aumenta la producción se ha de buscar el aumento del mercadeo. Se da comienzo a mediciones sistemáticas de fenómenos antrópicos como las fluctuaciones de los precios en el mercado para el consumidor de algunas especies, los cambios en el mercado por fenómenos nacionales o internacionales, se

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identifican los productos de más demanda, los gustos gastronómicos de los usuarios, etc. Se establece un grupo de estudio y debates con otros agricultores limpios o ecológicos del sector y se comienza a conformar la cooperativa. Este ente en formación puede comenzar el trámite para la certificación como orgánicas por la autoridad competente de las fincas asociadas. Nace entonces una comunidad organizada de productores y consumidores “bio”, unidos por un interés común, por una idea común: mejorarnos mejorando el planeta.

Desde la perspectiva del usuario la labor incluye la búsqueda de los mecanismos para la

obtención de productos biológicos. Se comienza por los que se pueda y luego se van aumentando. Estos contactos se buscan entre los productores, con amigos, en las plazas de mercado, a través de los funcionarios, etc. Cada núcleo humano presenta los mecanismos propios para que los usuarios interesados obtengan productos biológicos. Obviamente en las grandes ciudades basta con ir a los supermercados especializados, pero si se desean mejores precios se han de buscar productores rurales o urbanos que garanticen excelente calidad. También puede comenzar la organización de grupos de consumidores especializados, que unidos pueden obtener mejores precios y facilitar la entrega y distribución a los productores. incluso una organización fortalecida de consumidores puede convencer a un finquero para producir orgánicos garantizándole la compra de sus productos.

FASE DE ADECUACIÓN Y ADAPTACIÓN. Ya la persona tiene cierto conocimiento teórico y ha avanzado en el práctico. Se adecuan

instalaciones, implementos y cultivos. La fabricación de biogás, de caldos, de abonos líquidos, etc. Se empieza a diversificar el cultivo principal. Se establecen sitios para el procesamiento de productos. Se estructura el estudio con conferencistas, documentos bajados de la red, libros, etc. Se formaliza la cooperativa. Se fortalece el mercadeo estableciendo tiendas especializadas en productos ecológicos en los núcleos urbanos cercanos, así como puestos de venta de productos procesados (asaderos de pollos orgánicos, carnicerías, areperías, cafeterías, chocolaterías, etc.). En esta fase se termina la formalización de la cooperativa que ha de estar operando en la distribución de los productos de los asociados, la creación de empresas de distribución de productos procesados, y la capacitación constante de los asociados en temas relacionados con el mejoramiento del suelo, la producción, el mercadeo, la contabilidad, la legislación, la alimentación limpia, la trofoterapia, etc. Entre los consumidores urbanos se multiplica la producción adquiriendo los núcleos humanos algún nivel de autosuficiencia.

FASE DE DEFINICIÓN. Llega el momento en que la persona, y por ende todo el colectivo unido de productores,

adquiere un nivel de conocimiento sobre ella, sobre la comunidad interviniente (operarios y usuarios), y sobre el suelo y las especies arvenses y cultivadas. En esta fase el mejorador o cuidador del suelo, o la entidad humana constituida por los cuidadores unidos, tiene suficiente conocimiento no solo sobre las técnicas de cultivo a utilizar en lugares o con determinadas especies etc., sino también sobre la demanda espontánea de la comunidad servida, sobre el mecanismo de mercadeo, etc. sobre la legislación, las políticas agrarias estatales, etc. Ya la finca, la terraza, el patio, el país, o la maceta, están en plena producción y el cuidador convertido en un experto en la técnica particular de la finca, terraza, patio, etc. También ha ocurrido un gran cambio en la mentalidad de los consumidores quienes han elevado su nivel cultural, disminuido al máximo posible la ingesta de tóxicos y mejorado su bienestar. También es notoria la transformación en las finca. No sólo se han embellecido sino que también el suelo ha entrado en la etapa de mejoramiento constante y también ha mejorado el ambiente silvestre el cual seguirá

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fortaleciéndose en su biodiversidad y estabilidad en equilibrio dinámico entre la vida silvestre y entre esta y el agroecosistema, siendo estos una continuidad indivisible y casi indiferenciable Se estará cultivando entre lo silvestre, y lo silvestre crecerá entre lo cultivado. En esta etapa las cooperativas se unen conformando redes municipales, federaciones regionales, confederaciones nacionales e internacionales. Se realizan eventos culturales, científicos y mercantiles alrededor de la “producción y el consumo bio”. Aquí puede comenzar la recuperación y mejoramiento del suelo a nivel planetario.

DESDE LA PERSPECTIVA DEL SUELO. Se plantean algunas actividades que no son propiamente etapas pues no son consecutivas.

Estas son:

LIMPIEZA DE QUÍMICOS CONTAMINANTES. En esta etapa, aunque no se termina de desintoxicar el suelo (donde se han usado

agrotóxicos), se realiza una primera limpieza. Para ello basta dejar crecer los arvenses y cortarlos por el cuello del tallo al llegar a la floración para que vuelvan a desarrollarse. El material cortado, la parte aérea de los arvenses, se ha de recoger, deshidratar al sol si fuese conveniente reducir el volumen y peso de la masa, y entregarse al sistema de recolección urbana de residuos del núcleo urbano más cercano. No deben quedar en el terreno objeto de la desintoxicación, sea una finca o una maceta. Hacer esto en dos ocasiones. En la segunda ocasión los arvenses (o malezas), no se cortarán sino que se arrancarán de raíz. Libres de tierra y deshidratado, e incluso si se requiere picado, se entregarán al servicio de recolección de residuos. Si fuese una gran cantidad, tal que los vehículos recolectores no la puedan evacuar, deberán llevarse hasta el mismo relleno sanitario y cancelar las tarifas pertinentes. Este material puede ser usado en el relleno sanitario en la recuperación de suelos de las áreas ya colmatadas. Los productos que se obtengan durante esta etapa se venderán como productos elaborados con química. Si lo desea puede usar compost joven y seudocompost como cobertura. Esta etapa de limpieza no tendrá una duración menor a un año.

ADECUACIÓN DEL SUELO. Es la etapa de la recuperación física del suelo y el comienzo de la recuperación biológica. Se

realiza la construcción de bancales, definición de áreas o zonas de cultivos (cultivo principal, huerta, huerto de frutales, guadual, bosque, etc., conforme al criterio permacultural), se aplica compost una vez y se inicia el recubrimiento con mulch, etc. Se comienza a fortalecer el monte y los arvenses. Se aclara que esta etapa no es continuidad de la anterior. Aquella es un periodo de limpieza que tiene una duración temporal mínima, mientras que esta se puede comenzar cronológicamente a la par. Los productos que se obtengan después de un año podrán expenderse como “productos biológicos en transición, o conforme lo estipulen las leyes de cada país. Se considera que esta etapa, desde la perspectiva cronológica, no tendrá una duración menor a los dos años. Después de este período de tiempo los productos podrán expenderse como biológicos u orgánicos, según la terminología del país y conforme a sus leyes y reglamentos (en algunos países solo se puede denominar orgánico o biológico a los productos certificados pero se permite su comercialización personalizada). Probablemente también la finca estará apta para su certificación.

DEVOLUCIÓN DE LA SALUD Y LA FORTALEZA DEL SUELO. Comienza esta etapa con la definición de la metodología agraria específica a cada suelo

(región, finca, patio, terraza, maceta, etc.). Al comienzo de esta quizá se considere necesario

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utilizar compost, lumbricompost, abonos líquidos, insecticidas biológicos, etc., según el conocimiento, criterio y disposición del cuidador, pero al final de la misma es probable incluso que se los considere innecesarios. Obviamente es el cuidador quien define cuándo el suelo ha sido recuperado, cuándo queda establecido el agroecosistema y cuándo comienza la fase de mejoramiento constante. Independiente de este criterio personal del cuidador es el criterio con que las entidades encargadas de la certificación examinan y evalúan la finca y su producción. Sin embargo una finca “limpia” puede establecer un sistema de mercadeo con los usuarios del mismo municipio en donde se encuentre ubicada sin estar certificada formalmente.

ADECUACIÓN DE LAS ESPECIES CULTIVADAS. El conocimiento que se ha obtenido sobre diversos fenómenos del mercado, desde el

conocimiento sobre la demanda de los usuarios hasta los impactos en los mismos de fenómenos nacionales o internacionales permite que los cultivos habrán de adecuarse según la demanda de los usuarios, las necesidades específicas del suelo, los gustos de la familia propietaria, y las necesidades experimentales del cultivador.

ADECUACIÓN DE PROCESAMIENTOS POSTCOSECHA. Habrán de buscarse todas las posibilidades de procesamientos post cosecha para dar valor

agregado a los productos. Desde la perspectiva de los ingresos familiares, no es lo mismo distribuir mora que mermelada de mora. El estudio de esto, de los procedimientos, del mercadeo de los productos etc., habrá de comenzarse desde el inicio mismo del proceso agroecótico.

Lo anterior es simplemente una aproximación al proceso de cambio. Lo expuesto no debe

entenderse como un plan de acción. Cada finca, cada maceta, tiene un Método Ideal, acorde con la situación económica, social, cultural, religiosa, etc., de su cuidador. Lo aquí expuesto es útil para que, cada cultivador, estructure su propio plan de acción para el cambio de una agricultura química a una biológica en el suelo que cuida y mejora.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE DIRIGIR CONSCIENTEMENTE NUESTRA PROPIA EVOLUCIÒN”

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Capítulo IX

ALGUNAS PALABRAS COMPLEMENTARIAS

“Yo, el Universo” (El universo a través del autor)

e presentan algunos comentarios sobre el uso del bosque, el monte y el matorral, sobre la producción pecuaria en nuestro suelo cuidado, sobre la agricultura urbana, tan

necesaria e importante en este momento histórico y un breve comentario sobre la vitalidad.

1. SOBRE EL BOSQUE, EL MONTE, EL MATORRAL. Toda finca ha de tener su bosque “silvestre” y “virgen” y cada cuidador de suelo urbano, o

agricultor de patio o terraza, ha de cuidar un pequeño matorral. Estos han de considerarse la “reserva natural” y no deben tocarse ni pisarse y deben dejarse evolucionar de forma espontánea. Si la finca no posee bosque este ha de sembrarse o permitir su surgimiento espontáneo. Pueden ser unos pocos árboles, que no serán talados, ni explotados de alguna otra forma. Este bosque ha de estar en contacto, por así decirlo, con el bosque de la finca vecina, y la de esta con la siguiente. Así se combate un grave problema ecológico denominado “Insulización”, el cual contribuye con la extinción de especies. No basta con que existan muchas motas de monte. Estas no son realmente un bosque ecológicamente hablando. Para que todas esas islas, se comporten de la manera más parecida a un bosque han de estar unidas y además permitir el tránsito de especies silvestres. Esta unión de las motas de bosque de las fincas ha de ser tan sagrado como una religión y ha de conseguirse a cualquier costo. El bosque es en extremo valioso desde la perspectiva de la agricultura en cuanto enriquece la biota del ecosistema agrícola, que en caso de la agricultura sin tóxicos debe ser más que un anexo y mucho más que un adorno de la finca, pues prácticamente se trata que los cultivos sean prácticamente bosques y monte.

Además del bosque intocable por el píe humano, la finca debe poseer también el bosque

para leña y el bosque para madera, entre los que se asociarán frutales cuyos frutos serán para las aves, insectos, etc., el guadual y un matorral. Obviamente la utilización del producto ha de ser mediante entresaca. El guadual es agua y el agua es riqueza y vida. Es mejor producir agua que explotar el oro del subsuelo. Si fuese posible una parte del guadual podrá mantenerse “intocable para el píe humano”. En Colombia debemos seguir explorando las posibilidades utilitarias de la guadua. En arquitectura e ingeniería no sólo permite construcciones sismoresistentes y bellas sino también más económicas. Gran deuda tenemos con la cultura “cuyabra” que no sólo ha conservado la cultura de la guadua sino que también la está perfeccionando. Al sembrar guadua también estamos recuperando nuestras microcuencas y protegiendo los caudales.

La necesidad del bosque obliga a pensar en otras cosas y plantearnos nuevos problemas,

económicos, agronómicos, e incluso de carácter ético. Detengámonos un poco en el café. Hasta

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hace algunos lustros el café principalmente cultivado era el arábigo. Producíamos el mejor café del mundo. Esta variedad de café tiene la particularidad que se cultiva de sotobosque, es decir debajo de un bosque. Estos eran en parte cultivados, pero eran bosque. Llegaron ciertas necesidades, entre ellas la de contrarrestar la roya, y este café fue reemplazado por el café de sol. Adiós a los bosques. Pasaron los años y llegó el calentamiento global. Entre las medidas para enfrentarlo está la de acrecentar los bosques, captar carbono, contrarrestar los procesos de desertización y recuperar los desiertos.

Significa esto que: ¿debemos volver al café de sombra o de sotobosque? El autor del presente escrito opina que sí, pero ya no con el criterio de monocultivo sino el

de policultivo. Se han de definir especies para asociar con el café, incluyendo especies nativas o espontáneas. Este café tendría doble valor agregado en el extranjero. Uno por ser orgánico y otro porque se está protegiendo un bosque tropical. Además se beneficiarían las demás especies, en especial las aves, así como también esto repercutiría en el agua. Varias fincas asociadas hasta podrían convertirse en exportadores de un café doblemente ecológico.

La recuperación de los bosques ha de llegar a ser una política mundial. Un acto de

conciencia más que ecológico. Se requiere aún más nivel de conciencia. No es lógico, ni moral, que los seres humanos asistamos a la destrucción de la Amazonía, por ejemplo, o del Tapón del Darién, etc., sin ni siquiera chistar, cuando deberíamos haber creado un movimiento mundial, firme, destinado a la recuperación y el fortalecimiento de todas las selvas del mundo que aún subsisten.

2. SOBRE LA PRODUCCIÓN PECUARIA Exceptuando especies como las lombrices o las abejas, la tenencia de animales requiere de

un análisis un tanto detenido por parte del mejorador del suelo en donde se tienen, se estudia su tenencia o se podrían tener. A continuación algunos comentarios:

LA GANADERÍA. El carnivorismo es, en opinión del autor, otro de los grandes mitos de la humanidad

contemporánea. Contrario a la adicción a los tóxicos en la agricultura, que no tiene más de dos siglos, la adición a la carne se formó en los albores de la civilización, cuando de recolectores, nos hicimos cazadores. Obviamente antes de hacernos adictos a la carne primero tuvimos que aprender a domeñar el fuego. Esto indica que no evolucionamos como comedores de carne. Los primates datamos de hace unos 45 o 50 millones de años. Entre ocho y doce millones de años atrás se comenzó a abandonar el bosque y sólo mucho después pudimos comenzar a manipular el fuego y aprovechar su calor.

Hoy en día se supone, y así lo pregona el sector oficial, que sin carne y sin leche, y sus

derivados, nos estamos subalimentando. Incluso en los planteles educativos y hospitales, es común ver en afiches una clasificación de los alimentos en proteínas, carbohidratos y vitaminas, y/o en constructores, reconstructores, etc. En todos la carne y la leche son alimentos fundamentales para el ser humano. Sin embargo todo parece indicar que el uso de la carne roja como fuente de proteínas es una falsa idea asumida como verdad. Creeríamos que la carne es fundamental para la alimentación humana de la misma manera que creímos en la tierra plana. Sería entonces un mito. La existencia de un movimiento cultural contrario, de la alimentación sin carne lo confirmaría pues si fuésemos carnívoros por evolución esto no existiría así como no existe un movimiento que pregone no respirar por ejemplo, o no ingerir agua.

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Actualmente la cultura de la alimentación sin carne y sin leche se manifiesta a través de varias escuelas o tendencias. Desde la vegana, aparentemente la más extrema, hasta la naturista, aparentemente la más liberal, pasando por la vedanta, la adventista, la macrobiótica, la vegetariana, ovolactovegetariana, la ecológica, etc.). Incluso existe un “Día sin carne”, promovido por “Meatless Monday”, movimiento que propende por la reducción del consumo de carne de res, pollo, pescado y cerdo. El hecho que grandes hombres en el pasado hayan sido vegetarianos, el que llegue el momento en que el médico nos dice: “mejor reduzca o suspenda la ingesta de carnes rojas”, el hecho que han existido pueblos no comedores de carne, como los hunzas, extremadamente longevos, o grupos, como muchos organismos de tipo religioso, especialmente en oriente, que guardan dietas estrictamente vegetarianas, y habría que incluir a una religión cristiana que practica la no ingesta de carne, los adventistas, son hechos innegables que nos obligan a preguntarnos si en verdad el ser humano requiere de la carne roja, e incluso de la blanca como fuente de alimentación.

Para comenzar a encontrar una respuesta a la pregunta si los seres humanos debemos

ingerir carnes y lácteos de otras especies basta que miremos y comparemos la dentadura de animales vegetarianos y la de los carnívoros. Con una mandíbula de vacuno y otra de un perro o un gato podremos comparar y luego comparemos estas con la nuestra. Así de fácil podremos saber si nosotros somos o no seres evolucionados para comer carne. Si observamos nuestras manos notaremos que son máquinas para coger frutas, no garras para asir a las presas durante la caza. Si comparamos nuestro tracto gastrointestinal con el de animales vegetarianos y el de carnívoros, notaremos que el nuestro es similar al de los vegetarianos y que guarda gran diferencia con el de los carnívoros, el cual es más corto y el hígado más grande en proporción al cuerpo. Además, si hubiésemos evolucionado como seres carnívoros podríamos comer carne cruda y nuestro cuerpo estaría adaptado para la caza y demás actividades cinegéticas. Con nuestro actual cuerpo no podemos ni soñar con cazar un antílope. Definitivamente la carne de otros vertebrados no es un alimento “natural” para el ser humano. Al menos no las carnes rojas.

Este componente del fenómeno “cría de ganado” relacionado con la alimentación y la salud

humana indican que, a largo plazo, esto no tiene un sólido futuro. Podemos suponer que poco a poco el vegetarianismo terminará por imponerse y el consumo de carnes rojas se convertirá en el futuro en poco menos que nulo. De hecho, al menos en el pueblo donde el autor vive, la merma de consumo de carne es extremadamente notoria en los últimos 40 años, según entrevistas con los carniceros de vieja data, aunque quizá una de las principales causas sea el aumento de los niveles de pobreza, el principal enemigo del ambiente y de la salud física y mental del ser humano.

Igual ocurre con la leche. Por una parte encontramos la intolerancia a la lactosa en un alto

porcentaje de la población, y por otra la duda que siembran muchos investigadores sobre el aporte de calcio al cuerpo humano por la leche de vaca. Siempre se ha creído que la leche y sus derivados son la principal fuente de calcio. Al parecer no es así. Al menos no si tienen razón quienes afirman que el cuerpo difícilmente asimila el calcio de la leche de vaca. La existencia de culturas no bebedoras de leche, como los nativos de América que extraían el calcio del maíz, parece confirmarlo.

La causa principal de la intolerancia a la leche es el hecho que no sea un alimento natural

para el ser humano. La leche natural para cada mamífero es la de su propia especie. En este caso a todos los mamíferos nos llega el momento del destete. Excepto casos especiales de animales en cautiverio, somos la única especie que continua tomando leche después del destete. Y además de otra especie. La leche también se relaciona con otras enfermedades que absurdamente se han

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considerado como “propias de la vejez” cuando en realidad son el resultado de un régimen alimentario antinatural durante la niñez, la adolescencia y la juventud. Se dice por ejemplo que la osteoporosis, que se manifiesta en la llamada tercera edad, en realidad se la construye durante la niñez y la adolescencia. En esto juega un papel fundamental la ingesta de leche de vacuno como fuente de calcio.

Además de esta presión que se ejerce desde el componente salud, también los

ambientalistas han lanzado su voz de alerta sobre el impacto ambiental de la ganadería. Es una fuente muy importante de emisión de gases de efecto invernadero. Según dato publicado en la revista “Semana sostenible” (2012 – 2013), la FAO calcula que el aporte de estos gases por el ganado es de una quinta parte del total, cálculo que sale de la tala de árboles para criar el ganado, producir y procesar de manera industrial, y del transporte del ganado, la carne y sus derivados. Hay también otro componente ambiental. La pezuña del ganado deteriora el suelo cuando el pisoteo se realiza cíclicamente, donde cada ciclo, o cada pasada de una res por el mismo sitio, es de dos o más veces al día.

Hay también una lógica matemática contundente, que se hará más “lógica” en la medida

que crezca la población mundial. Se produce más proteína por hectárea con la agricultura que con la ganadería. Incluso la cría del cuy produce más proteína por hectárea que el ganado vacuno. Es mucho más racional sembrar el cereal y la leguminosa y comérnoslas, que alimentar con ellos al ganado para luego comernos el ganado. La pérdida de energía en este absurdo proceso es enorme.

Todos estos factores han de tenerse en cuenta al momento de decidir si implementamos en

nuestra finca la ganadería o no. Obviamente la proyección al futuro de la ganadería indica que el consumo de carne vacuna seguirá disminuyendo. Quizá en el análisis que hagamos debamos incluir como posibilidad, en lugar de ganado vacuno al caprino. La leche de cabra tiene menos desventajas sobre la leche de vaca, comenzando porque puede considerarse más nutritiva e incluso más digestiva, o menos indigesta. Además la cabra, animal que en gran parte se puede alimentar con residuos de la finca, es lo más parecido a una “vaca ecológica”. También con su estiércol se produce un excelente compost. Obviamente inadecuadamente mantenida puede llegas a convertirse en extremadamente antiecológica.

Lo cierto es que mantener o introducir la cría de ganado en nuestra finca es algo que debe

ser muy bien analizado, principalmente desde la perspectiva económica, ecológica, nutricional y social.

LAS GALLINAS. Hasta los vegetarianos puros deberían tener gallinas en la finca. Proporciona carne blanca,

huevos, gallinaza, nos controla los arvenses y además labra la tierra por nosotros y de manera saludable para el suelo. Las gallinas nos exigen tiempo para su mantenimiento dependiendo del esquema que implementemos en la finca. Llevar alimento hasta las gallinas no tiene mayor sentido si se piensa que es mejor dejar que las gallinas vayan al alimento. Ellas prácticamente se alimentan solas. Obviamente no deben andar por toda la finca. En algunos lugares harían estragos. Obviamente la cría de gallinas con criterio agroecótico excluye la posibilidad de hacinamiento y cría de aves en baterías y en jaulas.

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EL CERDO Esta especie además de proporcionar carne, también labra el suelo, proporciona estiércol

para el biogás, el compost, o incluso como complemento del alimento de gallinas y peces. El cerdo puede alimentarse en parte con aguamasa (restos de comida para humanos), tratada técnicamente (hervida y enriquecida), residuos de la finca y de procesos postcosecha. Al igual que el ganado vacuno, el futuro del cerdo también se encuentra amenazado por las mismas razones, pero dados los otros beneficios, su presencia en la finca puede considerarse obligada incluso aunque no se le destine al consumo de su carne. Solo dándole la simple condición de procesador de residuos ya implica un beneficio para el suelo y para su propietario.

CABALLARES. Esta versátil especie es útil en las faenas del campo (para tirar el arado, la carreta de

recolección o transporte de insumos dentro de la finca), proporciona material orgánico para compost, sirve también como medio de transporte, y como un atractivo turístico en caso de las bestias de alquiler. De hecho en muchas fincas es obligada la presencia de caballos, mulas e incluso burros.

3. SOBRE LA AGRICULTURA URBANA El cultivo en las ciudades cobra cada vez más fuerza. Solo se requiere un pequeño salto

cultural, de cuidar plantas estrictamente ornamentales, pasar a cuidar también plantas alimenticias, medicinales, aromáticas, etc. Además con estas especies también se logran paisajes domésticos hermosos.

Producir en patios, tapias, cercos, solares, terrazas, es mucho más que simplemente cuidar

plantas para admirarlas. Es una labor que mitiga el estrés, estimula la circulación, facilita la meditación. Todo esto sin mencionar que cuanto se cultiva en el domicilio es más delicioso. Y si es libre de agrotóxicos es saludable.

Para un habitante de ciudad que nada sabe del agro, y que no lo hace porque cree que no

sabe cultivar una planta, le basta simplemente con animarse, abrir su mente, y encontrará que en ella está todo el conocimiento necesario para cultivar en macetas. Adquiera una maceta (en realidad sirve cualquier recipiente con orificio en el fondo o piso), un poco de tierra si no la pudiese obtener en su propio domicilio y una semilla o una planta ya formada para trasplantar. Si esta viniese en bolsa plástica, procure rasgarla a lo largo, con un bisturí, o cuchillo bien afilado, procurando que el sustrato en que viene se desacomode un poco, y depositarla o sembrarla en la maceta. Para la siembra es conveniente colocar una cantidad mediana de tierra, calculando que al depositar la planta, el cuello de esta no sobresalga del borde de la maceta. Luego de puesta la tierra que contiene la planta sobre la superficie de la tierra depositada en la maceta, se vierte el resto de tierra alrededor hasta que iguale el nivel de la tierra que contiene la planta. Luego se moja y se coloca la maceta en un sitio fresco e iluminado con luz indirecta para que la planta se reponga de estrés causado por el trasplante. Dos o tres días después se la ubica en el lugar definitivo. La planta le dirá cuál es la frecuencia de riego que desea y la cantidad de agua a darle en cada riego.

Obviamente que si se puede cultivar en el domicilio, se lo puede hacer biológicamente.

Incluso puede elaborarse compost o lumbricompost en la cocina o el patio de ropas, etc. Y sin generar olores molestos. Para esto basta, en un recipiente cilíndrico, cuya altura sea al menos el

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doble de la anchura, abrir una compuerta adyacente al piso del recipiente, y en el piso abrir unos pequeños orificios. Este lo puede colocar en una maceta tipo plato, cuyo ancho exceda en unos cuantos centímetros al ancho del recipiente y rodearlo de tierra, o serrín de madera. En los bordes que quedan descubiertos se siembran pequeñas plantas de jardín, las cuáles medrarán si el compostador se encuentra, por ejemplo, en el patio de ropas o en un sitio bien iluminado con luz natural en la cocina. Luego basta colocar una cama de tierra o estiércol y sembrar las lombrices humedeciendo previamente la cama. Encima se pueden ir colocando los residuos biodegradables de la cocina, preferiblemente bien picados, turnando el sitio donde los deposita. Evite los cítricos. Estos pueden ser deshidratados y luego depositados en el recipiente. En la medida que las lombrices van comiendo ascienden. Por la compuerta inferior, se extrae el material ya procesado. Lo que aún se encuentre crudo se retorna al recipiente que, obviamente deberá permanecer tapado y la tapa ser a prueba de artrópodos. Si decora el recipiente acorde al entorno donde lo instalará, este será parte del paisaje doméstico, e incluso un adorno más. La función de las pequeñas plantas es facilitar la evaporación del agua proveniente de los lixiviados y además aumenta la belleza del conjunto. Esto puede usarse como lombricera o compostera si no se usan lombrices y la labor es realizada sólo por bacterias. Veamos en la siguiente gráfica un esquema de la lombricera (o compostera) descrita.

Figura 1

Plantas pequeñas

Compuerta Tierra

Orificios para drenaje

Compuerta

Plato

Nota: En la ilustración se omitió la tapa del recipiente.

Este es tan sólo un ejemplo de lo fácil que es compostar en casa. En libros, revistas, o en la

red encontrará muchos más ejemplos de métodos diferentes. Ya cada uno encontrará la forma ideal de compostar. Esta “forma ideal” incluye múltiples aspectos, tales como la opinión del otro cónyuge, de los hijos, de la disponibilidad económica, de bagaje conceptual, del nivel de conciencia ecológica, de su concepto de ambiente sano, de las políticas gubernamentales locales y la motivación que logren generar (si hubiesen programas que motivasen la agricultura urbana), y sin duda muchos más.

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La consigna en cada vivienda, y en cada urbe, debería ser desde hace mucho tiempo, “residuos biodegradables cero”. Queriendo significar con esto que a quienes recogen los residuos urbanos no se le entreguen residuos biodegradables, porque se procesan higiénicamente en el domicilio. Esto, compostar los residuos domésticos biodegradables no ha sido nuestra costumbre y por tanto no forma parte de nuestras tradiciones culturales, pero para eso somos seres racionales. Para dirigir nuestras costumbres y atrevernos a cambiar las tradiciones en pro de ser dueños de nuestra propia evolución.

Producir alimentos en casa es tan fácil, o más aún, que cultivar plantas ornamentales. Y

como pasatiempo es aún más emocionante. Además terminan en la mesa propia, y de amigos y familiares. Cualquier sitio sirve. En las tapias se puede cultivar enredaderas y plantas trepadoras, en los bancales o las eras se pueden cultivar hortalizas. Incluso en macetas se pueden cultivar árboles. Basta cada dos o tres años podarles las raíces, tal como hacen los cultivadores de bonsái.

Es conveniente en el cultivo urbano mantener un “área silvestre”. Una maceta donde no se

siembre sino que se deje para que se pueble espontáneamente. Aquí se atraerán insectos y pájaros. Por el intercambio biótico que realizan los pájaros, es conveniente de alguna manera atraerlos. Ellos portan microorganismos entre sus patas, sus plumas y sus excrementos. Desde simplemente regarles arroz quebrado, maíz triturado, semillas pequeñas residuo de la cocina, etc., hasta instalarles bebederos e incluso construirles nichos para que aniden. El autor mantiene un acuario con que imita un sistema lagunar. A diario llegan insectos a beber. El agua del acuario, con los residuos de la actividad metabólica de los peces, obviamente se recicla en un pequeño cultivo doméstico. Es agradable pensar que dicho acuario forma parte del sistema agroecótico del patio.

¡Ea! Animémonos a cultivar en casa. Sea en eras o bancales, en macetas, y si no tenemos

cualquier olla rota sirve. Por el conocimiento despreocupémonos, él llegará. Lo importante es que nos sintonicemos en la onda de la agricultura urbana, sintamos el deseo de cultivar alimentos, y el universo se encarga de enviarnos el conocimiento que vamos necesitando. Este llega a través de charlas con amigos, de programas de radio o televisión, de revistas, y si tenemos acceso, en la red abunda la información. Además en muchos municipios las autoridades fomentan la producción domiciliar de alimentos, dictan capacitaciones y hasta prestan asesoría.

RESIDUOS BIODEGRADABLES CERO

Un componente fundamental de la agricultura urbana es el reciclaje de los residuos biodegradables urbanos. Este proceso puede realizarse en plantas de procesamiento, bien sea que los residuos se clasifiquen en la fuente (en cuyo caso el compost y el lombricompost serán productos confiables), o no se clasifiquen y el proceso permita la contaminación del material biodegradable, en cuyo caso los productos deberán ser usados en jardines, zonas verdes urbanas, floristería, etc., pero no en la producción de alimentos. También se pueden procesar en casa, incluso en apartamentos. Para lograr esto el autor clasifica los residuos biodegradables domésticos en dos grupos:

a) Putrescibles, o los susceptibles de facilitar la reproducción de la mosca, y caracterizados

por ser acuosos. La principal fuente es la cocina lugar en donde surge la cocinaza. Estos a su vez se clasifican en: i) perjudiciales para las lombrices (cítricos, piña, cáscara de uva, cebolla), y aptos para las lombrices.

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b) No putrescibles, caracterizados por ser secos. La principal fuente es el patio y el antejardín, en donde surge la jardinaza. A estos residuos se les agregan los “perjudiciales para las lombrices” (cítricos, piña, etc.), los cuáles se manejan mezclándolos con la jardinaza (hojarasca, leña y similares).

Los putrescibles, sin las excepciones, son procesados mediante lombrices. Se dejan

madurando en recipientes plásticos (donde se recogen los lixiviados), y aproximadamente a los diez o quince días se les da como alimento a las lombrices. En ocasiones se exceptúan ciertas cáscaras, como las de papaya, mango, lulo, manzana, etc.), que se les puede dar como alimento obviándose la fase de maduración.

Los no putrescibles se compostan. Se almacenan durante la semana dentro de una bolsa

ubicada en el patio y cada ocho días se depositan en la compostera que se encuentra en la terraza. Esta consiste en dos cajones de ladrillo sin pegar. Uno se llena mientras en el otro se madura el material que lo colma. Al llenarse el segundo se vacía el primero, cerniendo el material en zaranda de seis por seis. Lo que queda en la zaranda se utiliza como cobertura o mulch. Es de anotar que no toda la hojarasca se composta. Una gran parte se usa como cobertura.

Huelga aclarar que si se desea una producción estrictamente limpia, es necesario tener gran

cuidado en el origen de la materia prima. Cuando el autor composta la cocinaza es consciente que lo más probable sea que esté introduciendo residuos de agrotóxicos a través de los productos que compra en el supermercado.

Sin ninguna duda es de anotar aquí, que un deber de todo agroecótico es propender por

todos los medios lícitos y democráticos, para que las autoridades del lugar en donde tiene su hogar, establezca una planta de procesamiento de biodegradables, y estos se manejen por separado desde la fuente. Es lo menos racional que podemos hacer. Continuar percibiendo y manejando la biomasa residual urbana bajo el concepto de basura es no sólo una estupidez económica sino también un crimen contra el suelo, es decir contra la vida misma.

4. SOBRE LA VITALIDAD. Es apenas obvio que si Todo Es Uno, entonces la vitalidad en el planeta tierra es igualmente

una. Sin embargo se manifiesta de forma individual en cada ser vivo. Se afirma igualmente que los productos biológicos poseen más vitalidad que los químicos, que en ocasiones incluso carecen por completo de ella. Ingerimos supuestos alimentos carentes de vitalidad. Esto aunque posean proteínas, lípidos, glúcidos, etc. O fósforo, calcio, hierro, magnesio, etc. La vitalidad, aunque no aparezca en las tablas nutricionales, es quizá el componente más importante de los alimentos.

Si nos preguntamos de dónde proviene la vitalidad, debemos decir que del sol. Nos llega en

la radiación solar. Sin embargo al parecer no podemos ingerir alimentos desvitalizados y luego asolearnos un poco para compensar y recuperar vitalidad. Esta entonces nos ha de llegar a través de los alimentos sólidos, del agua y del aire.

La vitalidad del aire la podemos “medir” o “ver en los registros de contaminación

atmosférica. Obviamente aumenta en la medida que nos alejamos de la fuente contaminante, pero también hemos de aceptar que toda la atmósfera del planeta se encuentra contaminada de múltiples maneras y por tanto mermada su vitalidad.

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La vitalidad del agua que nos llega a través del acueducto, tratada con cloro, flúor, ambos altamente tóxicos, debemos tenerla muy en entredicho. El señor Masaru Emoto se tomó el trabajo de fotografiar moléculas de agua en diferentes estados de pureza y contaminación y bajo diferentes influjos (palabras, música, etc.). A decir verdad las fotos son muy dicientes y permiten dudar de la vitalidad del agua tratada y el de las aguas contaminadas (dicho trabajo está publicado en un libro titulado “Los mensajes del agua”). Aunque muchos no consideran este trabajo científico (en realidad son sólo fotos y el señor Emoto no interviene en la condición de “la modelo”. Simplemente la fotografía).

La vitalidad de los alimentos sólidos proviene del suelo. Una hipótesis sobre su ciclo es: del

suelo pasa a los microorganismos. Por ellos entra en la cadena alimentaria. De ahí pasa a las plantas, de estas a los animales, incluido aquí el cuerpo humano como especie zoológica. Luego a los hongos y nuevamente a los microorganismos saprófitos quienes la retornan nuevamente al suelo. Tal el ciclo terrestre de la vitalidad. En el proceso hay captación de vitalidad solar por las plantas la que ha de volver al suelo para ser útil a otras especies. Los agroquímicos rompen el ciclo de la vitalidad del suelo al exterminar los microorganismos que lo pueblan, mientras que la agricultura biológica la fortalece pues estimula la población de microorganismos del suelo como elemento fundamental de la producción agrícola. En cerescolombiacert.wordpress.com encontramos lo siguiente sobre la “medición” de la vitalidad.

“Se puede evaluar la vitalidad de un alimento midiendo su grado de germinación. Si

humedecemos con agua semillas de trigo durante 24 horas y las dejamos escurrir, la radícula

aparecerá de 24 a 36 horas después. La semilla germina. El trigo está vivo, su vitalidad es real,

grande. Repliquemos esta experiencia con trigo inflado. Un sonido familiar será percibido cuando

entra en contacto con el agua, y después, nada más… El cereal está muerto, su vitalidad es nula. Se

puede medir también la vitalidad de un alimento por la facilidad de su conservación. Generalmente,

los alimentos biológicos se conservan bien. Por el contrario, los productos alimenticios de la

agricultura convencional son más perecederos. Esto es debido a los tratamientos de irradiación,

fumigación o de enceramiento que reciben para frenar su deterioración (La energía vital de los

alimentos puede ilustrarse gracias a la electrografía Kirlian, desarrollada por el ruso Semyon Kirlian).

Nuestra vitalidad depende de la del suelo porque el suelo y los seres vivos somos uno,

continuo e indivisible. No estamos “relacionados”, como reza la ecología. Si así fuese seríamos dos, diferentes y separados, aunque con algunos lazos en común. Somos uno. Somos manifestaciones diferenciables de un todo único. De ahí la importancia de devolver la vitalidad al suelo que le quitaron los agroquímicos. Aún no se inventan las pastillas de vitalidad. Esta debe ser tomada del aire puro, del agua pura, y de los alimentos puros.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE UNIR LO CULTIVADO Y LO SILVESTRE EN UN SOLO TODO, ÚNICO E INDIVISIBLE”

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Capítulo X

¿EXISTEN PRODUCTOS REALMENTE

“LIMPIOS”?

“Los humanos somos la otra mitad del medio ambiente”

sta pregunta puede parecer extraña en este documento. Sin embargo es perfectamente válida a la luz del criterio de Unicidad de Lo Existente. Si el planeta es

uno, continuo e indivisible, si todo se relaciona con todo, si no hay separatividad, entonces no puede haber una producción realmente limpia en un planeta sucio. Alguna suciedad tendrá por limpio que parezca.

El oso polar se contaminó con sustancias vertidas en el Golfo de México. Dos o tres días

antes de escribir este párrafo ocurrió un derrame de agua radiactiva en Japón. Los científicos calculan que demorará un año en llegar a las costas de Norteamérica. En algún documental visto por TV se informaba que una gota de agua le da la vuelta al planeta impulsada por las corrientes marinas, e incluso habían calculado el tiempo que demora. Y el agua y el viento son vehículos para el transporte de los agentes contaminantes. Si en una finca se está cultivando sin químicos, pero en otra vecina los utilizan, simplemente el viento puede facilitar su contaminación. Esto para no mencionar el agua si la finca contaminante se encuentra aguas arriba. El autor recolecta boñiga en un hato ubicado en las inmediaciones del núcleo urbano donde mora. Lo composta sin mezclarlo con ningún producto químico, pero ignora si el pasto o las reses, se las trata con sustancias químicas. Algo similar ocurre con el lombricompost. Con lombrices trata la cocinaza, o residuos de la cocina. El producto es “puro” pues no lo mezcla con ningún químico, pero desconoce si el arroz, la zanahoria, el plátano, las frutas, y demás productos, han sido tratados o no con sustancias químicas.

Todo se mueve. Lo electrones están en perpetuo movimiento. El aire se mueve, el agua en

mares, lagos, ríos y atmósfera, los minerales se mueven, y no sólo impulsados por el viento, sino también a través de los llamados ciclos (del carbono, del agua, del nitrógeno, etc.), Hasta los continentes se mueven merced a la deriva continental. Esto sin contar que el planeta se mueve, la estrella se mueve con todo su sistema, la galaxia se mueve. Nada es estático. Todo vibra y se comporta interactuando con todo. En un planeta tan móvil, parece realmente imposible que haya productos que no presenten, en mayor o menor grado, de una u otra forma, algún tipo de contaminación. Así solo sea radiactiva, proveniente de alguno de los accidentes nucleares que hasta ahora han ocurrido en los tiempos modernos. El asunto parece desalentador para alguien que desee alimentarse con productos absolutamente limpios. Muchos de los vegetarianos lo son por razones de salud, y evitar comer carne es relativamente fácil para quien no quiera hacerlo. Sin embargo no ocurre igual con los agrotóxicos. Evitar consumirlos no es algo tan fácil. Quizá siendo pragmáticos debamos contentarnos solo con que sean “limpios”. Quizá debamos pensar: “yo respondo por lo que a mí compete. De ahí para atrás no sé”.

E

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Sin embargo no todo es desalentador. Es un hecho que nuestro planeta tiene la capacidad

de regenerarse y purificarse. Hay un pero: para que esto suceda debe previamente suspenderse la elaboración y el vertimiento de sustancias tóxicas. Con los agroquímicos se envenena antes de la fabricación, durante la fabricación, durante su distribución, en su aplicación y hasta mucho después de su utilización. Algunos productos contaminantes se desintegran en días, otros en años, y algunos en miles de años. Incluso cientos de milenios, pero una vez suspendidos los vertimientos habrá surgido la esperanza de un planeta que algún día estará límpido, aunque esto suene a utopía según el estado actual de la evolución tecnológica y conforme a la fuerza que presenta actualmente el quimismo en el inconsciente colectivo de este ya entrado siglo XXI.

De lo anterior se concluye que, entre más suelo deje de contaminarse, habrá menos

contaminantes en los productos “limpios”; y entre más rápido suspendamos el vertimiento de tóxicos al suelo, el agua y el aire, más pronto se recuperará el planeta. Es necesario entonces que el movimiento ambientalista siga creciendo y, que desde la perspectiva del agro, se considere al suelo fértil (sin duda el ser vivo más grande del planeta), como una más de las especies a recuperar y mejorar. La cultura del mejoramiento del ambiente debe seguir fortaleciéndose a una velocidad mayor. A velocidad de evolución consciente. Así nuestros hijos y nietos tendrán un planeta más limpio, o menos sucio, y un mayor nivel de conciencia ambiental. Sin suelo fértil no habrá cultura ni civilización; sin sentimiento de unicidad no surgirá el “Reflejo de Ecomejoramiento” o ese estado futuro del mental colectivo, en donde el individuo obrará por reflejo ante la posibilidad de acciones en contra de su otra parte, de su entorno. Iniciar un proceso masivo de mejoramiento del suelo del planeta no sólo tendrá un impacto biofísico. Este accionar impactará también en el sentir humano, lo que motivará a la realización de otra acciones, de gran contundencia, en otros componentes del caudal de contaminantes, como son las industrias civiles y bélicas, la comunicación aérea, marítima y pluvial, la investigación científica, la minería, la producción de energía “negra” (con carbón) y “gris” (con petróleo), y la carrera espacial. De seguro todo eso pasará si nosotros, quienes cuidamos un pedazo de suelo, por pequeño que sea, comenzamos desde ya a recuperar y mejorar el suelo y brindamos el ejemplo. Cuidando y mejorando una porción de suelo, no importa el tamaño, aceleraremos el surgimiento en nuestro sentir del Reflejo de Ecomejoramiento.

Sin ninguna duda quienes somos amigos de cuidar suelo produciendo alimentos “limpios”

debemos conformar un frente común, en el barrio, en la vereda, en el municipio, en la nación, en el mundo y facilitar de todas las formas posibles, que la idea de la producción biológica colonice más y más mentes cada día, y que en más y más fincas, azoteas, jardines, patios y macetas, se suspenda el vertimiento de tóxicos. Todos tienen un destino final, el cuerpo humano pues nos ubicamos en la cúspide de la pirámide alimenticia. Nuestros cuerpos son el depósito final de los agroquímicos y de muchas otras sustancias contaminantes que arrojamos al suelo del que nos nutrimos, al agua que bebemos y al aire que respiramos. Nosotros, el autodenominado Homo sapiens s., ya demostramos que tenemos la capacidad de destruir la fertilidad del suelo cultivado del planeta, y de dañar seriamente al suelo no cultivado o silvestre. Sin embargo también se ha demostrado que tenemos la capacidad no sólo de conservar el suelo que aún queda, sino también la de recuperarlo y mejorarlo. Y no sólo del suelo cultivado, sino también aquél que no se cultiva porque perdió su fertilidad, es decir que también podemos, o estamos en capacidad de recuperar los desiertos, al menos los cálidos, del planeta. Sin embargo estas cosas no están ocurriendo. Aunque pretendemos conquistar el espacio, en realidad aún ni siquiera nos sabemos comportar en la tierra. Y esa cosas no están ocurriendo porque los niveles de conciencia de este Homo no alcanzan el nivel suficiente como para que surja una resistencia al instinto depredador, el

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dominante aún e inspirador del “Reflejo Ecodepredador” que aún define nuestro comportamiento individual, grupal, colectivo y planetario.

Este frente común no debe ser solo de los productores biológicos, sino también de los

consumidores, aquellos con que compartimos el suelo que cuidamos, pues el suelo que somos está en sus cuerpos, en su sangre, en sus huesos. “Ellos”, los consumidores, también son “nosotros”, pues todos somos el mismo suelo. Esto que dicho así parece sencillo, y que a muchos parece un disparate, ha de ser inculcado al individuo desde la más tierna infancia, incluso antes de nacer. Sólo así podremos criar a una generación que realmente interiorice el criterio de unicidad, pues así podrán pensar de una manera diferente a como aprendimos a pensar los de nuestra generación, a la luz del criterio de multiplicidad, en donde todo está separado de todo. En el futuro no podrán seguir existiendo los unos y los otros pues habrá un solo y único “Nosotros”.

Se exponen a continuación diez buenas razones para consumir productos biológicos. Son tomadas de “cerescolombiacert.wordpress.com”. El artículo es firmado por Yves Gagnon (traducido por Fernando Fernández Ocampo), quien a su vez las toma del libro “!Manger bio c´est mieux!” Las razones expuestas son:

DIEZ RAZONES PARA CONSUMIR “BIO”

1. Menos residuos de pesticidas. Los alimentos biológicos pueden contener, algunas veces,

trazas de agroquímicos mientras que los provenientes de la agricultura convencional están, casi

siempre, significativamente contaminados.

2. Un valor nutritivo superior. Investigaciones independientes demuestran que los productos

biológicos tienen un mayor valor nutritivo que los provenientes de la agricultura convencional.

3. Más vitalidad de los productos alimenticios. La agricultura biológica, al trabajar con la

vida y no con la muerte, permite obtener alimentos con mayor vitalidad. Frutas y verduras, orgánicas

y crudas, como los jugos frescos producidos por extracción, los brotes y los germinados tienen una

vitalidad mayor, según la bioquímica Line Tremblay: “La vitalidad de un alimento depende de su

contenido enzimático, de su potencial para generar vida (semillas, nueces, cereales enteros) y

regenerar el potencial energético del organismo que lo consume. Es el vigor, la intensidad vital, la

energía que posee y que puede a su vez transmitir.” Aunque la vitalidad no es considerada un factor

de calidad de los alimentos por los nutricionistas y la industria agroalimentaria, ésta juega un rol

fundamental en nuestra propia vitalidad y en nuestro sistema inmunitario.

4. Proteger los cursos de agua y las aguas subterráneas. El uso de pesticidas, fertilizantes

solubles y abonos líquidos utilizados en la agricultura convencional, constituyen la principal fuente

de contaminación del agua. Por el contrario, en la agricultura orgánica se utilizan productos menos

solubles y, en consecuencia, menos contaminantes de los recursos hídricos.

5. Proteger la biodiversidad. La agricultura biológica implementa técnicas como la

diversificación de cultivos, la rotación y los cultivos asociados creando ecosistemas ricos,

diversificados y con nichos adecuados a la fauna nativa. Además, la no utilización de pesticidas de

síntesis y de plantas transgénicas (OMG) ayuda a conservar las condiciones que son favorables para

proteger los microorganismos e insectos útiles, las mariposas, las aves, las abejas, los batracios y los

mamíferos.

6. Producir más humus. Mientras que la agricultura convencional ha hecho perder más del

50% de la Materia Orgánica de los suelos en los últimos 50 años (desde 1960) (la tasa de MO pasó de

3% a 1.5%, según Claude Aubert), las técnicas aplicadas en la agricultura orgánica permiten producir

1,5% de humus en cinco años. Este fenómeno explica por qué en un periodo de tres años los

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rendimientos de la agricultura biológica igualan a los de la convencional, y la superan en el largo

plazo.

7. Economizar energía y luchar contra el cambio climático. Las fincas biológicas son

generalmente de pequeñas a medianas con poco uso de la mecanización. En el plano energético, en

promedio, ellas son 200 veces más productivas por acre. Para producir una tonelada de nitrógeno se

necesitan dos toneladas de petróleo. Como bien se sabe, en la agricultura convencional se emplean en

promedio 150kg de N/ha. La agricultura biológica, por el contrario, gracias a las tasas más elevadas

de materia orgánica que produce, triplica la captura de carbono en relación con la convencional.

8. Evitar el uso de OMG. En agricultura biológica es prohibido cultivar especies modificadas

genéticamente. Ningún producto biológico que consumimos es un OMG (Organismo Modificado

Genéticamente). En el año 2012, se sembraron más de 160 millones de hectáreas con plantas

transgénicas. La mayoría son resistentes a pesticidas: 62% de ellas son tolerantes a uno o varios

herbicidas, el 16% producen moléculas insecticidas, y el 21% tienen las características anteriores. En

consecuencia, cultivar OMG es establecer sistemas de producción que reposan sobre el uso masivo

de pesticidas. Además, a esto hay que agregarle el impacto negativo sobre la biodiversidad que tienen

las plantas insecticidas que producen cada segundo en sus células moléculas tóxicas (basillus

thuringiensis o Bt) que afectan la supervivencia de mariposas, aves y abejas. (Fuente: www.infoogm.gc.ca – www.criigen.org).

9. Un mejor y natural sabor de los alimentos. Un grupo importante de Chefs coinciden en

que los productos biológicos tienen mejor sabor. ¡Sólo tienes que probarlos y te darás cuenta! Esta

calidad de gusto está asociada al balance mineral integral que tienen los productos biológicos.

10. Para apoyar a los productores. Los agricultores biológicos son generalmente

contestatarios, de iniciativa propia y solidaria, que cultivan sin gran ayuda gubernamental. ¡Merecen

nuestro apoyo! Un factor crítico actual es el precio de los productos bio. Pero si consumimos más

productos biológicos, la mayor demanda estimulará la producción y, en consecuencia, los precios

serían más favorables.

https://cerescolombiacert.wordpress.com/tag/alimentos-certificados-organicos/

Sin duda a la lista anterior habrá que agregar: 11. Para ser libres. Y romper las cadenas del neoesclavismo agrario”. Tal entonces la misión que le es encomendada a cada agricultor limpio: Mejorar el suelo;

convencer a otros para que lo hagan, y luego; pedir a los demás generadores del caudal contaminante que dejen de hacerlo. Aparentemente algo simple.

“AGROECÓTICA ES UN ARTE PARA EMBELLECER LA CREACIÓN”

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Capítulo XI

ASPECTOS SOCIALES

“Mejorar la productividad, rentabilidad y sustentabilidad del pequeño agricultores el camino más importante para salir de la pobreza al utilizar la agricultura para el desarrollo.”

Banco Mundial: informe del Desarrollo del Mundo 2008: Agricultura para el Desarrollo”.

omprendemos que una finca orgánica aislada es prácticamente imposible. Así, entre más fincas se unan al movimiento “bio”, a la cultura de la producción “limpia”, más

limpios serán sus productos, especialmente si las fincas son colindantes. La mancha “bio” debe crecer constantemente hasta cubrir todo el suelo cultivado del planeta. Por esto una de las principales actividades de todo cultivador biológico, por su propio bien, es convencer a los vecinos, y a los vecinos de los vecinos, de adoptar la producción biológica para bien de personas, suelo y agua.

Pero no basta con que haya muchas fincas produciendo biológico. Se requiere también

consumidores conscientes de este hecho ambiental y cultural. Productores y consumidores no son dos cosas diferentes sino extremos diferenciables de un mismo todo. El uno no existe sin el otro. Consumidores sin productores son una turba enloquecida y hambrienta: productores sin consumidores son un montón de personas desesperadas al lado de un montón de productos pudriéndose. Estos, que nos pueden parecer dos grupos diferentes y separados, son en realidad partes del mismo todo. Caras de la misma moneda. Ninguno existe sin el otro. Pareciera que una de las labores de los cuidadores de suelo es la de “educar” a los consumidores en la nutrición limpia. El consumidor fue absorbido por la publicidad, científicamente realizada, de los productos sucios. Hoy se encuentra prisionero del consumismo de chatarra. Casi un deber ético de los agricultores limpios es acrecentar el número de consumidores de los productos limpios. La salud humana lo agradecerá. Obviamente es indispensable que productor “limpio” empiece a identificar la influencia que la publicidad consumista ha hecho en él durante el pasado y comience a liberarse de la misma. Esta auto-revisión ha de ser constante pues la publicidad y la promoción de ideas que bien analizadas resultan siendo absurdas es igualmente constante.

Igualmente se requiere más apoyo, impulso y promoción, tanto para la producción como el

consumo de productos limpios o ecológicos, por parte del sector oficial. Actualmente esto se enfoca hacia la producción agropecuaria tóxica, contaminante, enemiga de la salud del suelo y del cuerpo humano. Es apremiante que tanto productores como consumidores se unan, y de forma pacífica, racional y legal, presionen al sector oficial para que brinde mayor apoyo a la producción limpia, y realicen acciones destinadas a elevar el nivel de conciencia en cuanto a la “cultura verde” mejoradora del ambiente y de la salud, tanto en productores como consumidores. Es muy triste escuchar a un campesino decir: “a nosotros nos gustaría producir orgánicos pero es que no

C

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sabemos de eso.” Esta respuesta en realidad muestra el accionar oficial o gubernamental, en la localidad donde vive el campesino que así habló. Y no hay razones para suponer que esto no sea una realidad a lo largo y ancho de nuestro país. Instituciones oficiales y comunidad, gobernantes y gobernados, funcionarios y usuarios, son también dos versiones de lo mismo. Dos componentes del mismo todo, único e indivisible. Aquí también ocurre que una parte no pueda existir sin la otra. En la realidad social se refleja la realidad institucional y gubernamental; pero en la realidad institucional y gubernamental también se refleja la realidad de las comunidades y de la sociedad en general. Y no se puede pedir a una persona, de escaso conocimiento, y que está siendo bombardeado constantemente por la publicidad consumista y presionado por los intermediarios, e incluso por los mismos consumidores a producir con química, que él, por sí solo, a motu proprio, venza todas estas presiones y, contra viento y marea, produzca biológicamente venciendo la gran fuerza que ejerce el quimismo.

Sin duda la cultura de la producción y consumo de productos biológicos podrá seguir

creciendo sin el apoyo oficial, pero crecerá mucho más rápido con él. Es verdad que en el mundo una especie de “acuerdo no escrito” entre los productores “bio” es mantenerse completamente independientes del sector gubernamental u oficial. Sin embargo la realidad en América es un tanto diferente a Europa. En nuestro país tenemos un atraso significativo en el desarrollo de la cultura de la producción y el consumo “limpio” y este podría crecer mucho más rápido con un decidido apoyo del sector gubernamental a nivel nacional, departamental y municipal. Además el sector oficial contribuyó, y contribuye aún, con la conformación de la “cultura de la agroquímica” y ahora es su deber moral tratar de contrarrestar este error contribuyendo con el posicionamiento de la cultura “bio”. Los pueblos tenemos las instituciones que nos merecemos. Construyámoslas según nuestras necesidades y deseos. Tengamos las instituciones que necesitamos para evolucionar armónicamente y no evolucionemos según la situación de las instituciones.

Carece de toda lógica la ausencia de los ministerios del ambiente, agricultura, salud, e

incluso cultura, de este proceso de cambio tan fundamental para la vida, para el entorno, para el planeta. La ausencia en el ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de una campaña, decidida y contundente, para lograr el posicionamiento de la producción y el consumo de biológicos no amerita más comentario que este. La actitud del sector oficial demuestra la fuerte influencia del agroquimismo en el sector gubernamental, y obviamente el nivel de conciencia nacional.

Un sector fundamental en el proceso de cambio cultural es el educativo. Actualmente este

sector pareciera no estar contribuyendo con la formación en la producción y el consumo de orgánicos, ni en la alimentación sana. En muchos planteles educativos hay terreno desperdiciado y que podría usarse en la formación en este aspecto. Sin embargo huelga aclarar que esta formación puede hacerse utilizando tan sólo unas cuantas macetas. Una por curso bastaría. Igual ocurre con la formación de una cultura de la producción agrícola urbana. El plantel, que al parecer nunca va a la par con las necesidades reales de las comunidades servidas, se encuentra atrasado con esta tendencia que crece día a día, pero que podría ser acelerada desde el plantel. El desperdicio de este recurso social se hace mayor pues desde esta institución se puede formar no sólo a los educandos sino también a sus padres. Parecerá mentira, pero solicitar el autor en el plantel de sus hijos que se colocaran al menos dos recipientes para la contención de residuos en cada aula fue motivo de disgusto por la directora del “comité ambiental”. Tal la resistencia al cambio que se presenta en este sector. Otro tanto ocurre en la universidad. Los profesionales del agro están siendo formados principalmente para formular químicos. Se les está formando para que sigan perpetuando el error del pasado y no para que construyan un futuro diferente.

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Otro sector que desde su rol social puede contribuir con la cultura de la agricultura limpia es el de la salud. A diario surgen estudios que apuntan en una misma dirección: la agricultura tóxica está enfermando a los consumidores y además dañando y matando el suelo. Sin embargo este sector simplemente observa impávido como ocurre el fenómeno y crecen las estadísticas. La responsabilidad de este sector en la salud ha de ir más allá de atender usuarios enfermos y procurar por todo medio de evitar que enfermen y puedan permanecer sanos. Esta inacción se manifiesta no sólo en los médicos de hospitales de municipios de sexta categoría, sino que también se nota entre los encumbrados científicos de los hospitales universitarios. Este sector es el que recibe el resultado del envenenamiento alimentario, es el que lleva las estadísticas de morbimortalidad humana, es quizá el que más debería estar gritando: “no a la agricultura contaminante, si a la agricultura limpia, y dos si si, a la agricultura mejoradora”.

Exijamos todos más apoyo oficial a la cultura de la producción y el consumo ecológico. Esto

lo podemos conseguir unidos, sin la “P” de Piedra, y con la de Proyectos, la de Planes y las de Propuestas de Paz en Paz.

Aunque parezca una broma de mal gusto, se requiere también una mayor participación del

sector ambiental. Este pareciera haber caído en el ambientalismo, o algo peor. Lo cierto es que ha fijado su atención en los “ecosistemas amenazados”, páramos, nevados, selvas, etc., pero al agroecosistema, sin duda el más importante de los ecosistemas terrestres, parecen hacerlo a un lado al momento de definir los objetivos de las luchas ambientales. Este fenómeno quizá no sea extraño. El ambientalismo surgió como ecologismo por allá en los años sesenta del siglo XX, donde comenzó la preocupación colectiva por fenómenos aparentemente alejados de la cotidianidad de los núcleos humanos, tales como la tala de las selvas, la contaminación atmosférica y marina, la extinción de especies, etc., que hasta entonces solo preocupó a unos cuantos investigadores. Sólo años después los fenómenos objeto de estudio, atención, preocupación e intervención por el sector ambientalista, fueron acercándose a los núcleos humanos. El asunto quizá comenzó por el manejo de lo que conocemos como “las basuras” y entró al baño cuando descubrimos que la capa de ozono tenía serios problemas por gases, entre los que se encontraban los que impulsaban nuestro desodorante cada mañana. Le llegó el momento al ambientalismo de proteger también al suelo fértil cultivado del planeta. Esto tanto el de las fincas como el de las macetas. Todo es suelo, todo es planeta y el planeta somos nosotros. En realidad nuestros cuerpos reflejan el manejo que le damos al suelo pues entre estos que pareen dos distintos y separados, el primate que llamamos cuerpo humano y el suelo fértil, no hay separación.

La gran importancia del agroecosistema terrestre radica en dos aspectos fundamentales:

Por una parte es el ecosistema en el cual obtenemos nuestro alimento y el de los animales domésticos, y; por otra por mantener y acrecentar este ecosistema hemos destruido los otros. De hecho la más reciente gran modificación de la biósfera del planeta ocurrió por efecto de la agricultura, hace ya varios miles de años, concebida como excluyente de los demás ecosistemas. La actitud humana fue, y es aún: “nuestro agroecosistema o los demás”. Uno u otro pero no los dos al tiempo. Se considera que el agroecosistema no es compatible con los ecosistemas espontáneos o ‘naturales’ y por eso se le destruye. O se tala o se quema para sembrar, pero no se concibió sembrar entre el bosque, el monte y la maleza. Integrar los ecosistemas espontáneos con el agroecosistema humano en uno solo, armónico es eñ siguiente paso en la concepción de la producción agrícola. Sin duda es efecto del fragmentalismo, esa fuerza que desde nuestro propio inconsciente ha definido la forma como sentimos, pensamos, hablamos y actuamos. Puede entonces decirse que la Agroecótica es el Arte de integrar el Ecosistema Espontáneo con el Ecosistema Cultivado en uno solo armónico, en donde las especies, cultivadas y silvestres, así

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como la conciencia, puedan continuar su evolución. El secreto está entonces en la unidad, en el pensamiento y el sentimiento de unicidad.

LA COOPERACIÓN. La unión deberá ocurrir no sólo entre ecosistema espontáneo y el agroecosistema, o entre

productores y consumidores. También entre los productores o agrocuidadores del suelo, han de haber fuertes lazos. Y entre estos, las autoridades y los entes de investigación científica y tecnológica. Unidos es más fácil producir, procesar, almacenar, distribuir, conocer y crear. Obviamente el medio para esto son las agremiaciones. Cooperativas y asociaciones son excelentes instrumentos sociales, legales y, lo mejor, democráticas.

Comúnmente estas agremiaciones se realizan por producto (lecheros, paperos, moreros,

ganaderos, etc.). Esto puede tener sus ventajas pero también desventajas. Los agremiados pueden estar lejos entre ellos. Entre agricultores ecológicos esta agremiación puede ocurrir por regiones “asociación de agricultores orgánicos de la vereda Cerroplano”, por ejemplo. Esto facilita producción, procesamiento, transporte, etc. En una fase posterior las cooperativas se podrán unir en ligas o asociaciones de cooperativas. Estas entidades si podrán ser de alcance regional, nacional e internacional.

Estas organizaciones han de dar total relevancia al aspecto educativo de los agremiados.

Concertar o contratar conferencistas e instructores, coordinar la realización de cursos por parte del SENA, conseguir el apoyo de universidades, coordinar con las autoridades, organizar la biblioteca, bajar documentos de la red y reproducirlos, organizar charlas dictadas por los mismos agremiados, son algunas acciones que habría de coordinar la cooperativa o asociación. Obviamente el tratamiento postcosecha y el mercadeo son otras dos de las actividades principales de los entes en que se agremien los “productores biológicos”. Estas organizaciones pueden empezar a conformarse a partir de los Grupos de Estudio que se formen luego de leído, o durante la lectura, de este documento.

EL MERCADEO. Una cosa es producir elementos agropecuarios y otra es colocarlos en el mercado. Son

partes del mismo proceso pero implican acciones diferentes. Es evidente que el sistema tradicional debe ser superado. Es un hecho suficientemente conocido que la mayor parte de las ganancias quedan en el bolsillo de los intermediarios o de los procesadores y comercializadores directos. Además con el campesino ocurren muchas otras injusticias. No es justo, por ejemplo, que no participe en la definición de los precios, ni al comprar insumos y herramientas, ni al vender sus productos. Los precios los definen otros. No es justo que al campesino no le lleguen beneficios por el alza de los productos para el consumidor, pero si perjuicios cuando baja el precio del producto, no es justo que su mente haya sido colonizada por los fabricantes de insumos químicos, y lo esté siendo por las casas semilleras y fabricantes de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), no es justo que a quienes fabrican el agua esto no le revierta en beneficios. No es justo que un campesino lleve sus productos al mercado a correr un albur. ¡Si cuenta con suerte vende! No es justo que quienes alimentan al país y conservan la vida en las ciudades sean quienes afrontan más dificultades. Y es un largo etcétera el de las injusticias con el campesino. Lo anterior permite concluir que es necesario que por parte de los productores limpios se cree un nuevo tipo de mercadeo. El nuevo mercadeo deberá competir con los supermercados, con las plazas de mercado, con las centrales de abasto, con las tiendas de barrio. Por todo esto y mucho más la consigna ha de ser:

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“DEL CULTIVO A LA ALACENA”

Es decir: “del productor al consumidor sin intermediarios”. Para que este cambio ocurra debe suceder antes una modificación de la mentalidad tanto en el mejorador del suelo o agricultor como en el consumidor.

En primer lugar la finca ha de producir los insumos de consumo tradicional. Es decir que no

debe sembrarse como cultivo principal una especie que no forma parte de la cultura gastronómica del municipio o región en donde se encuentra la finca, salvo que el sembrado forme parte de algún proceso o proyecto donde se encuentren establecidos los sistemas para su transporte a otras regiones del país o exportación, como ocurre por ejemplo con ciertos productos como el café, el cacao, etc. Sin embargo si pueden, e incluso deben, sembrarse o cuidarse, especies ajenas a la cultura gastronómica local, con fines experimentales destinados a introducirla en dicha cultura y por tanto en pequeña cantidad. En ocasiones esas especies son silvestres, nativas del lugar, de gran valor nutritivo, pero que por razones históricas no forman parte de la dieta, o de alguna otra utilización. Si un productor de biológicos, o un grupo de productores, logra introducir un nuevo elemento gastronómico entre sus consumidores, estaría o estarían contribuyendo con la Evolución Armónica al mejorar la dieta y la economía de todos. Los frutos del chachafruto, el árbol del pan o el algarrobo, entre otros, en la localidad donde mora el autor los desperdiciamos por razones histórico-culturales que incluso desconocemos. Es decir que podríamos mejorar nuestra dieta diversificándola, sin incluso sembrar nada, sólo aprovechando lo que se desperdicia de ciertas especies ya sembradas o que existen ejemplares por reproducción espontánea.

En segundo lugar la finca ha de ser estéticamente bella y llamativa. Ha de ser un atractivo

turístico por algún motivo. Un jardín espectacular, especies exóticas, un bosque nativo, un sendero de gran interés formativo y recreativo, poseer caballos capaces de ser montados por niños, cultivar especies en peligro de extinción, contar con una población de iguanas, etc., Esto para que ejerza atracción a ser visitada por habitantes urbanos, principalmente sus usuarios.

El usuario de la finca debe conocerla, incluso haber pernotado en ella, haberse bañado con

su agua y respirado su aire. Debe él mismo haber cogido frutas para comerlas al pie del árbol. El usuario, aunque no es su propietario, debe llegar a sentir la finca como parte de sí. Debe ser plenamente consciente que al suelo de la finca lo lleva en sus músculos, en su pelo, en sus huesos. Debe estar muy claro en su mente que el hierro, el zinc, el magnesio, el fósforo, etc., de su cuerpo, estuvo en el suelo de la finca, y que de la salud de ese suelo depende en gran parte la salud de su cuerpo. Debe desarrollar un fuerte sentido de pertenencia a ella. Ese sentir la finca en su interior, esa interiorización de la finca, no la construye el usuario espontáneamente. Es el resultado de una labor del cuidador y mejorador de su suelo, el agricultor, el finquero. Este no sólo debe cultivar en el suelo de la finca, sino también en el corazón del usuario. Más que “venderle”, el finquero agroecótico debe “enamorar” al usuario con la bondad de sus productos, con la belleza de la finca, con la amabilidad en el trato, con las enseñanzas que imparta y con los beneficios agregados que le brinde y preste, así como con las sorpresas que le dé.

En realidad poco o nada gana un productor agropecuario con aumentar su producción si no

aumenta su mercadeo. Obviamente el autor no se atrevería a decir a los pequeños agricultores cómo ha de hacer el mercadeo de sus productos, sin embargo algunas respetuosas sugerencias son:

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MERCADEO PERSONALIZADO. El productor deberá conocer profundamente a los usuarios. Sus gustos gastronómicos, su poder adquisitivo, su profesión, su familia, su credo religioso (los adventistas por ejemplo no consumen carne), su equipo de fútbol preferido, etc. Si doña María gusta que la cebolla larga le llegue sin hojas, pues se le entrega sin hojas, o si doña Verónica le gusta que el choclo le llegue sin capacho, pues se le quita el capacho. Los productos con este sistema de mercadeo habrán de entregarse en la puerta de la vivienda de los usuarios de la finca, incluso en la misma cocina. A algo así es que aquí denominamos un mercadeo personalizado. La finca podrá tener su sitio en la red desde donde los usuarios harán los pedidos. El diálogo y la sincera mistad deben ser un denominador común entre el mejorador del suelo, o agroecótico, y sus usuarios. El detalle en diciembre, o el día de cumpleaños, o en alguna fecha especial (día de la madre por ejemplo), no debe faltar.

RELACIÓN FORMATIVA. El cultivador agroecótico ha de formar a sus usuarios. El simple

uso de plantas medicinales es un conocimiento escaso en los hogares urbanos. También debe aprender constantemente de sus usuarios. Todos tenemos mucho por aprender, todos tenemos algo para enseñar. Esa retroalimentación de saberes permitirá ir construyendo una unidad fundamentada en lo pragmático, en la amistad sincera y en la confianza mutua.

SERVICIO INCONDICIONAL. El cultivador agroecótico ha de poder prestar un servicio

incondicional. Si supo que doña María está mal de la gripa, no se pierde nada con llevarle algunas plantas que le ayuden con el problema, aunque no las haya pedido. Nunca lo olvidará. De hecho las plantas medicinales para uso familiar pueden ser cortesía de la finca. Nada se pierde pero mucho se gana.

OFERTA MÚLTIPLE. La finca agroecótica ha de ofrecer no sólo variedad de productos sino

también subproductos procesados. Podrá vender mora cruda, pero también mermelada de mora, o postre de mora, u otros derivados de la mora. Debe dársele valores agregados a los productos. Obviamente para algunos procesos han de cumplirse con algunos requisitos adicionales, como por ejemplo los que solicita salud pública para realizar ciertos procesos. Esto se facilita si se unen varios productores y así constituyen las plantas procesadoras. Con cooperativa o sin ella, cada finca, patio o terraza cultivada debe ser como un supermercado. Esto se facilita también por la necesidad de sustituir el tan nocivo monocultivo por el policultivo.

SERVICIOS METACOSECHA o ADICIONALES. Cada finca puede ofrecer otros servicios,

por ejemplo de ecoturismo, para solaz de familias urbanas los fines de semana, para formación de estudiantes, para investigaciones científicas, la posibilidad de hacer pedidos por internet, etc. Es muy conveniente que el usuario se relacione con ella e incluso que interactúe con ella. Un paseo un domingo a la finca donde se producen los productos que consume le hará sentirse mucho más allegado a esa tierra, de la cual se sentirá parte. De seguro esto, o acciones semejantes, unirán afectivamente más al usuario con la finca. Los grupos de fincas facilitan la prestación de este tipo de servicios adicionales.

Si los productores se unen en cooperativas pues entonces el mercadeo ocurrirá a través de

estas entidades. La cooperativa o la asociación podrán también abrir supermercados de productos orgánicos en el respectivo pueblo o incluso en la metrópoli, encargarse de la distribución casa a casa, establecer plantas procesadoras, fundar restaurantes, crear mecanismos para la investigación, contribuir con la formación de los agricultores, exportar, y muchas actividades más

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que pueden incluir publicaciones especializadas, fomento del arte, de la gastronomía sana. El límite es la imaginación.

EVOLUCIÓN, MERCADEO Y NUTRICIÓN. En esta aldea global es normal que esta tarde

pesquen un pez en Asia y mañana lo sirvan durante un almuerzo en Nueva York. Diariamente ingerimos alimentos que han sido producidos y procesados a miles de kilómetros de nuestra residencia. Los humanos somos, y seguiremos siéndolo durante algunos millones de años más, primates. Atípicos si se quiere, pero primates. Los primates típicos se nutren de un área de suelos en el que llevan una vida nómada. Así los gorilas o los gibones. Ellos no importan ni exportan alimentos, ni realizan largas correrías en su búsqueda como los animales carnívoros, ni conservan, ni guardan comida como las ardillas. Teniendo en cuenta la premisa “imite la naturaleza”, se concluye que una alimentación natural, ha de incluir alimentos en cosecha en el área en donde se vive, así como alimentos de producción local, quizá en un porcentaje mayor que los alimentos producidos en suelos lejanos, así como alimentos frescos o con conservación natural. Es decir deberíamos alimentarnos principalmente con alimentos producidos en la misma localidad en donde tenemos la residencia, evitando los productos con conservantes, colorantes y saborizantes químicos. Este hecho de la biología y la ecología de nosotros los primates, en cierta forma obliga al agricultor a producir alimentos para la comunidad a la que pertenece, sin detrimento de los productos principales, que podrían ser de exportación, y a los consumidores a preferir los productos de la propia localidad. Obviamente antes tenemos todos que poseer esta información: es mejor alimentarnos con productos de la región. Los beneficios, además de los nutricionales son varios: se evita el encarecimiento que ocasiona el transporte; se evita el consumo de productos carentes de frescura (y por tanto incompletos) como son lo que provienen de otras regiones; se evita mermar el dinero circulante en la localidad, y; se consume el producto de alguien de la misma comunidad.

EL PRECIO DE LOS PRODUCTOS. Hay un fenómeno mundial, que quizá sea más cultural

que económico y que se refleja en el precio de los productos biológicos. Al menos los certificados son, para el consumidor final, más costosos que los cultivados con agrotóxicos. El autor desconoce las causas. Quizá en algún momento hubo mayor demanda de productos limpios que oferta y el asunto quedó así, o; quizá porque en un principio los productos orgánicos eran una rareza, o; quizá porque se suponía que alimentarse con orgánicos daba caché. Probablemente sea, al menos en parte, una influencia del agroquimismo. Como la gran mayoría de personas percibe la agricultura con químicos como la “normal”, “obvia”, “común” etc., hasta el punto que incluso se le da nombres como “tradicional”, “científica”, “convencional”, etc., una agricultura sin químicos necesariamente ha de ser más cara, Como la mayoría de personas supone que los productos sin químicos son más pequeños, feos, y se produce menor cantidad, se acepta como obvio que estos sean más costosos que los producidos con agroquímicos. Como sea lo cierto es que esto quedó como tradición cultural y hoy los productos “bio” son más costosos para el consumidor que los producidos con agroquímicos.

Una hipótesis un tanto bajo el mito de la conspiración, sería que el asunto del mayor precio

sería un plan siniestro y secreto, de los sionistas, la C.I.A. los chinos o de Korea del norte, no importa quién pudiendo ser incluso de los anunaki, para que las clases sociales con más poder adquisitivo conserven intactas sus mentes y las de menos poder adquisitivo, al verse obligadas a ingerir alimentos producidos con tóxicos, terminarían embrutecidas e idiotizadas incapaces de participar en la toma de decisiones que permite la democracia. De esta manera solo un pequeño porcentaje de personas podría dominar fácilmente a la gran mayoría.

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Obviamente el autor no espera que el lector tome en serio el anterior párrafo, aunque se divirtió redactándolo. Espera sí que meditemos sobre el fenómeno del mayor precio. Sin duda esto trae sus consecuencias. Una de ellas es el elitismo. Los productos limpios quedan así más alejados del poder adquisitivo de un amplio sector de la población. Esto no parece democrático pues los más necesitados de la sociedad quedan marginados o excluidos de la alimentación sin agrotoxinas. Los productos limpios están siendo utilizados entonces para una forma de segregación. Este marginamiento pareciera estar por fuera de lo que es un comportamiento socialmente ético. No parece una acción que puedan catalogarse plenamente como moral aunque sea perfectamente legal. Tampoco parece una acción que se ajuste a la tradición del comportamiento económico. Pongamos como analogía los productos tecnológicos. Los primeros llegan al consumidor a un costo, pero luego, al masificarse la comercialización, ese precio merma quedando el elemento al alcance de más consumidores. Otro ejemplo lo encontramos en los libros. La primera edición casi siempre es lujosa y conlleva un precio. Tiempo después aparece el mismo libro, en edición basta, a un precio mucho más económico. Es probable que, siguiendo esta estrategia comercial, haya llegado el momento de mermar el precio de los productos orgánicos, limpios, ecológicos o simplemente “bio” y que estén al alcance de todos.

Desde la perspectiva comercial esta merma del precio tiene toda lógica. Al ocurrir esto, y

ponerse por ejemplo al mismo precio de los productos tóxicos, es apenas lógico que las ventas aumentarán. Y si esto se acompaña de campañas promocionales y educativas, las ventas aumentarán aún más.

El asunto también parece una estrategia de protección ambiental. Al igualarse los precios de

los dos tipos de productos, o incluso si llegase a ser los biológicos más económicos que los tóxicos, la agricultura química, o contaminante, dejará de ser un negocio, dado el costo de los insumos, y así muchos agricultores dejarán de usar agroquímicos y adoptarán la producción limpia pues se verán presionados por la misma ley del comercio. Mientras esto ocurre los productores de biológicos habrán ‘hecho su agosto’ pues a menor precio del producto mayor la venta. Conforme a las leyes naturales del comercio, esto podría significar mayor ganancia económica pues habrá mayor demanda. Si se produce igual cantidad y mejor calidad sin químicos que con ellos, e incluso se disminuyen ciertas labores lo que implica menos costos de producción, es apenas obvio que los productos limpios pueden disminuir su precio, al menos para el mercado interno.

El igualar los precios de productos limpios con los precios de los productos sucios parece

algo probable. Una de las razones del encarecimiento de los productos son los costos de los insumos químicos. Si estos no se utilizan, y las sustancias fertilizantes son producidas en la misma finca o en la misma vivienda, es apenas lógico que haya menos inversión y por tanto los productos podrán rebajarse de precio. Además está tambaijén la rebaja por evitarse el transporte.

Hay otro factor que parece incidir en el fenómeno de la psicología del precio. Es la creencia

que los agroquímicos aumentan el volumen de producción. Esto pareciera más una ilusión. Fukuoka, un cuidador de suelos japonés, presenta uno de los más altos índices de producción de arroz por hectárea, y en su finca no se utilizan químicos ni abonos orgánicos, no se poda ni se labra la tierra. Es la agricultura natural de la cual es uno de sus creadores. Cuenta una anécdota en su libro “la revolución de una brizna de hierba”. Enviaba arroz a una tienda naturista de Tokio. Un buen día la visitó y encontró que su arroz estaba siendo expendido a un precio mayor que el arroz químico cuando él se lo enviaba al comerciante a menor costo. De inmediato suspendió el envío de arroz a este distribuidor. Habrá entonces que gastar un poco de lápiz y hacer cuentas. Si con agricultura limpia se puede producir igual cantidad, o incluso más, que con agroquímicos, no hay

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entonces razón lógica para que los productos sin químicos sean más costosos. Todos tenemos derecho a comer sano, no sólo los más pudientes de la sociedad.

Otro aspecto a tener en cuenta al momento de definir el precio de los productos orgánicos

es el hecho que el método de producción es diferente. En agricultura limpia se producen más productos por metro cuadrado que con química, habiendo por tanto más productos para expender. Esto porque el hacinamiento diversificado son una estrategia que mejora el suelo y por tanto obligada en cualquier tipo de agricultura mejoradora.

Desde este documento no se está solicitando a los productores de biológicos que rebajen el

precio de sus productos. Tan sólo que se reconsidere este asunto. Como se puede apreciar, todo indica que los precios de los productos biológicos pueden disminuir, e incluso ser más económicos que los químicos. Sería una de las mejores acciones ecológicas que puede hacerse pues el negocio de los agroquímicos dejaría de serlo.

Tales son algunas de las principales apreciaciones que pueden plantearse desde la

perspectiva social sobre la producción “bio”. Sin embargo lo más importante, el rol más importante de todo agroecótico desde la perspectiva social es el de ser el formador de una nueva mentalidad en el seno de la sociedad. Obviamente comenzando por la propia. De hecho si un agricultor se ha decidido por una producción limpia, es porque ya ocurrió una modificación sustancial en su mente y en su corazón. El campo es la vida de la ciudad y de la nación, es su salud y es su ecología, es la belleza de su paisaje, es su futuro. Es su felicidad o su desgracia. Sin campo no hay ciudad, sin agricultura no hay cultura, sin campesinos no hay citadinos. El campo no sólo es el futuro y el presente del país, es su alma misma. Por eso el agricultor limpio se encuentra jugando un rol histórico de gran importancia. Está construyendo el ecosistema planetario del futuro. O ingresa a su suelo en la vía de la desertización o lo ingresa en el camino del mejoramiento constante, mientras ha de ir transformando la mentalidad y los conceptos sobre el ambiente, el agrosistema, la gastronomía y la nutrición. Va contribuyendo al mejoramiento constante del suelo y de las personas. El agricultor limpio es un impulsor y constructor de la Evolución Armónica. Incluso, quizá llegue a ser el encargado de implementarla.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE MEJORARNOS COMO INDIVIDUOS MEJORÁNDONOS COMO PLANETA”

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EPÍLOGO

“Creemos firmemente que una agricultura ecológica,

económica y socialmente sostenible puede hacer una contribución de enorme importancia a nuestra

respuesta a los retos más urgentes: reducir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria.”

Comisarios Dacian Cioloş y Andris Piebalgs

uien se encuentre leyendo este epílogo sin duda estará convencido que debemos suspender de inmediato, en la medida que lo permita nuestro actual nivel de

conciencia, el vertimiento de agroquímicos al suelo: Que debemos suspender ya el experimento de este tipo de agricultura y volver a una agricultura sin químicos. Un experimento fallido del que simplemente debemos conservar la experiencia. Nunca debemos olvidarla para que nunca más la repitamos. El simple hecho que la agroquímica no haya acabado con el hambre en el planeta es un claro indicador que en realidad no sirva para lo que se dice que sirve.

Hoy vivimos inmersos en el quimismo mental y obviamente en medio de una gran

contaminación química. Por esto podemos plantear como hipótesis que superar la influencia del quimismo en la cultura agropecuaria, será tan sólo el primer paso de una caminata que nos llevará a superar el quimismo en medicina. Al menos tiene lógica suponer que si el cuerpo humano es sol, aire, agua y suelo, bien puede recuperar el equilibrio mediante estos mismos componentes del planeta, nuestro cuerpo macro. Por ahora hemos de concentrarnos en iniciar el proceso de mejoramiento constante del suelo como única posibilidad para que la conciencia se perpetúe en el planeta. El paso generatriz es interno. Por milenios hemos pensado con el criterio de multiplicidad, ahora debemos aprender a pensar con el criterio de unicidad. Basta saber que Todo Es Uno. Que quien esto escribe no está separado de quien esto lee, que ningún cultivador está separado de su suelo, aunque este se encuentre en una maceta. Hemos de interiorizar como especie que el cuerpo en que nos manifestamos, el templo del espíritu, es de suelo: que cuanto hagamos al suelo en realidad nos lo hacemos a nosotros mismos.

Es necesario, apremiante, urgente para todos, adentrarnos en firme en lo que será la

Tercera Revolución Verde. Debemos volver a la agricultura sin químicos, pero ya no con el criterio que lo hicimos hace poco más de diez mil años, cuando comenzamos la Primera Revolución Verde. En ese entonces los instintos depredadores estaban aún intactos. Fue la época en que ocasionamos lo que todo indica fue la mayor devastación de la biósfera causada por el hombre. El suelo cultivado excluía al suelo espontáneo. De hecho transformamos la superficie seca del planeta en unos pocos miles de años. Con la Segunda Revolución Verde hemos envenenado el planeta en menos de dos siglos. La tercera consistirá simplemente en reparar lo que hicimos con

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las dos primeras. Lo haremos de una forma inteligente, sin que esto signifique volver al pasado sino construir el futuro. Comencemos en firme la Tercera Revolución Verde. Reaprendamos a aprovechar el suelo mejorándolo en el proceso. Para usarlo no tenemos por qué gastarlo o deteriorarlo. Al contrario, debemos mejorarlo mientras lo aprovechamos. De esto, y no de los agroquímicos, depende que la conciencia pueda perpetuarse en el planeta Tierra.

Teniendo en cuenta que tanto la desintoxicación del suelo ha de realizarse a nivel

planetario, que la “Tercera Revolución Verde” no lo es tanto por cuanto será apenas reparar el daño realizado con las anteriores, se propone que no la llamemos “Revolución verde”. Un “color” más adecuado sería el de “Revolución Azul”. Esto porque: a) se trata de “limpiar” el planeta. No solamente el suelo, sino también los océanos y el aire; b) Quizá por ser nosotros seres terrestres, o mejor, aéreos con desplazamiento terrestre, consideramos el color “verde”, como representativo de lo ecológico pues el color de la vegetación, vista de cerca, es verde, sin embargo vista de lejos se percibe como azul; c) el color del planeta, el objeto último de la intervención agroecótica, visto desde el espacio, es azul. Esto porque la mayor cantidad de la superficie externa del planeta es agua; d) lo aquí propuesto no es crear una nueva agricultura sino limpiar el suelo de los contaminantes agroquímicos, recuperar el deterioro causado con dos siglos de agroquímicos y comenzar el mejoramiento constante del suelo agrícola, superando el experimento global de la agricultura química; e) las propuestas ambientales o ecológicas (verdes), generalmente se han concebido bajo el criterio de multiplicidad, y la propuesta aquí contenida se fundamenta en el criterio de unicidad. El color verde se refiere a un fragmento del planeta, el suelo y la vegetación, y no es el más grande, mientras el color azul se refiere a todo el planeta, al color como se lo percibe desde el espacio. Por estas razones el autor opina que sería mejor llamar a la propuesta la Revolución Azul, y no la Tercera Revolución Verde. Sin embargo serán los lectores quienes decidan cuál es el “color” de la propuesta aquí contenida. El autor como es obvio vota por el azul. Iniciemos ya la Revolución Azul: 1º aceptando el criterio de unicidad y superando el de multiplicidad; 2º Iniciando la recuperación y el mejoramiento del suelo; 3º sepultemos dignamente el concepto de Desarrollo Sostenible y criemos al de Evolución Armónica con un nuevo ambiente, una nueva tecnología, una nueva economía, una nueva sociedad, un nuevo individuo. Construyamos esto comenzando por el mejoramiento del suelo.

Quien esté leyendo este epílogo sin duda está ya en el proceso de mejorar un pedazo de

suelo, así solo sea el de una maceta. Probablemente esté ya compostando en casa, o pensando firmemente en hacerlo. Tal vez esté dando los primeros pasos para obtener vituallas libres de químicos. Si así fuese está adentrándose en el criterio agroecótico. Está empezando su construcción dentro de sí y en su familia. Si es un convencido que todo es un solo organismo del que somos parte inseparable entonces podemos decir que ya se adentró en este criterio.

Pero un cambio agroecótico va mucho más allá del mejoramiento constante del suelo y de

aceptar que Todo Es Uno. Hemos de revisar y modificar todo. Absolutamente todo. Desde el lenguaje hasta la acción. Con el criterio de unicidad, por ejemplo el concepto de “frontera agrícola”, que tan normal nos ha parecido bajo el criterio de multiplicidad, se convierte en algo ilógico, por no decir absurdo. En la nueva agricultura no habrá fronteras. Habrá suelos con biota espontánea, totalmente respetados por el hombre, incluso dentro de las fincas y en las azoteas, pero no habrá biota cultivada aislada de biota espontánea. Lo cultivado y lo espontáneo se entrelazarán hasta hacerse casi indiferenciados. La evolución de la biósfera del planeta será más consciente, o quizá debamos decir, para no pecar de soberbios, menos inconsciente. Al empezar este camino empezamos también el proceso de Evolución Armónica pues estaremos siendo los guías de la evolución de nosotros el planeta.

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Es evidente que debemos, colectivamente, construir un criterio agroecótico, fuera de nosotros. Es alguna parte física. Sin duda el medio ideal es la Internet. Sin embargo en donde primero debe construirse este criterio es en nuestros corazones. Es ahí donde empieza realmente su construcción, es ahí donde realmente existirá. Lo que veamos afuera, en el suelo y en las plantas, solamente será el reflejo de lo que hayamos construido adentro.

Nos cuenta Andrew Tomas en su libro “No somos los primeros” que en Babilonia se

acostumbraba sacar a los enfermos a la vía pública. Los caminantes tenían la obligación moral de preguntar sobre la dolencia y dar algún consejo si lo sabían. Era una forma muy inteligente de construcción colectiva de conocimiento. Construyamos así el criterio agroecótico. Hagamos algo semejante. Mejoremos cada uno el pedazo de suelo del que somos responsables y luego contemos la historia a los demás. Organicémonos comunitariamente hasta llegar a ser una verdadera fuerza, una sola inteligencia, y vamos contando la historia del proceso a los demás, hasta que seamos una sola fuerza planetaria. Entonces la historia de todos será la historia de los demás tanto como la historia de cada uno de nosotros los seres bióticos y abióticos que conformamos el planeta. Será nuestra propia historia, la que construiremos nosotros mismos. Es el fin de la historia que otros hicieron y otros nos cuentan, y el comienzo de la historia que construimos nosotros mismos y nos contamos nosotros mismos.

Son muchos los logros por los que habrá que trabajar con tesón. En nuestro país algunas de

las necesidades son: la recuperación y el aumento del agua; la mitigación, neutralización o minimización del impacto negativo de los megamonocultivos; la obtención de facilidades para la adquisición de la infraestructura necesaria para la captación de energía limpia; la facilitación del mercadeo de los productos limpios por parte de los gobiernos locales y regionales, la elevación de los niveles de cultura del sector campesino; la no contaminación del ambiente urbano con tóxicos aplicados indiscriminadamente contra insectos considerados vectores de enfermedades (como el aedes por ejemplo); la implementación de una “cátedra del suelo” o de la enseñanza de la biología desde la perspectiva del suelo, y; obviamente muchas cosas más. Por ejemplo, parece muy justo y moral que el campesino respete el bosque para la producción de agua, pero también parece justo que el beneficiario de esa agua, el habitante de la ciudad, le restituya algo al campesino; puede ser muy hermoso y loable el que seamos tan civilizados como para conservar las águilas, o los garzones, pero alguien habrá de pagar la cantidad de peces cultivados que se comen las águilas y los garzones.

El proceso es simple: Unidad. Sintámonos uno con el suelo, con el vecino, con todos.

Transformemos el suelo que cultivamos e invitemos a otros a hacer lo propio. Crezcamos la “mancha azul” libre de agrotóxicos y seamos una gran mente en un gran suelo. Y esto no es retórica ni poesía. Los agroquímicos afectan el desarrollo mental de los individuos. No sabemos cómo esto está afectando el avance general de la humanidad. Un suelo sano, prístino, quizá nos facilite el avance y aumento de la inteligencia y por ende, concienciar y dirigir la evolución, al menos del planeta y de nuestro entorno cercano.

El creador nos puso en este Edén para cultivarlo y cuidarlo. El mandato, que así lo debemos

entender, es muy claro. Sin embargo, empezando el milenio tercero de la actual era, no sólo no lo estamos protegiendo y conservando, sino que además de dañarlo lo hemos envenenado sin misericordia, hemos extinguido especies de manera despiadada y estamos agotando los recursos planetarios de una forma desquiciada. Es nuestro deber espiritual modificar un poco el mandato divino y “ajustarlo” a las necesidades actuales. El nuevo mandato ha de ser, no el de cuidar al Jardín de Edén sino el de repararlo y mejorarlo. En realidad ya no hay nada que cuidar porque

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todo está por reparar. No ha de cabernos ninguna duda, que en mucho se alegrará el creador cuando en verdad empecemos a mejorar el suelo, el agua y el aire de este aún hermoso planeta azul, y uno de los reservorios de la conciencia en el universo. Nuestro Edén.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE APRENDER A PENSAR CON SENTIDO DE UNICIDAD”

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Anexo 1

EL CONOCIMIENTO A BUSCAR Y

APREHENDER

“El cambio climático afectará a los cuatro elementos principales de la seguridad alimentaria –disponibilidad, estabilidad, utilización y acceso…

Las próximas etapas en el desarrollo agrícola tendrán que ser relacionados a la conservación de los recursos naturales, el reciclaje de carbono y

el asegurar la retención de nutrientes vitales en los suelos”

- UN-ESCAP: Agriculture and Food Security, Asia/Pacif ic

in duda la agricultura sin químicos se ha venido realizando durante diez mil años y la pre-agricultura desde que descendimos de los árboles. Sin embargo pareciera que

durante los casi dos siglos de agricultura química se nos hubiese olvidado. Por eso se habla de una “nueva” agricultura. En realidad es la más antigua, la original. La estamos reinventando o redescubriendo, a la luz de todo lo aprendido hasta ahora en temas como la biología, la química, la ecología, etc. Sin duda la “nueva agricultura” o “agricultura sin químicos” llegará a ser mejor que la vieja agricultura biológica de nuestros antepasados.

Por ahora hay cierta confusión conceptual al respecto, en especial con la llamada agricultura

“orgánica”. Esta palabra se considera sinónima de agricultura “ecológica”, “limpia”, “biológica”, “verde” y otras denominaciones. Debe anotarse que el concepto se ha ido modificando con la experiencia durante el último siglo. De ser un sistema de producción agrícola, se ha enriquecido paulatinamente y ahora incluye conceptos como mercadeo, energía limpia, arquitectura, etc. Casi puede decirse que tiende a igualarse con el criterio de permacultura. Esta aparente disparidad de denominaciones parece provenir del hecho que se usen diferentes términos según el idioma. Así, según algunos de los autores consultados para elaborar este documento, a lo que en Inglaterra y EEUU llaman “orgánica”, franceses e italianos la llaman “biológica” y en los países germánicos la denominan “ecológica”. Quizá sea mejor aceptar la propuesta planteada en el epílogo y llamarla “agricultura azul” como sinónimo de “agricultura sin agrotóxicos”.

La confusión también se da con el concepto ecológico. Se considera que toda agricultura sin

químicos es ecológica y no es así. Debemos considerar solamente como agricultura ecológica a aquella que imita a la naturaleza, como plantea Ana Primavesi en su libro “El suelo tropical”. Si cogemos el abono verde y lo enterramos, eso no es ecológico pues la naturaleza no realiza tal acción. Ella alimenta al suelo a través de su superficie, sin herirlo. Lo “orgánico” entonces no

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siempre es “ecológico”. Algo similar ocurre con el compost. La naturaleza no fabrica compost, ella se fertiliza con mulch o compost de superficie.

Para ganar claridad en estos conceptos clasifiquemos las escuelas agrícolas en dos grandes

grupos: la agricultura tóxica o química y la agricultura atóxica, sin química o biológica. A este segundo grupo lo consideraremos dentro de los conceptos de agricultura “ecológica” o limpia. La expresión “Agricultura Verde” suena un poco extraña, casi a redundancia pues no hay agricultura que no sea “verde”. Sería mejor denominarla “agricultura azul”, tomando el “azul” como señal de limpieza y pureza en el “planeta azul” proviniendo la pureza del no uso de agroquímicos. Con el concepto de agricultura química encontramos dos subgrupos: a) la agricultura química propiamente dicha, y; b) la agricultura mixta o de uso restringido de químicos. Es aquella que mezcla técnicas y procedimientos químicos y biológicos. La FAO, por ejemplo, promueve una tendencia agrícola mixta, donde se asume el uso restringido de agroquímicos, y la denomina “sustentable”, es decir que considera que se puede sostener en el tiempo. “Envenenémonos pero no tanto que nos muramos” pareciera ser el mensaje de fondo.

El segundo grupo, el de la atóxica, biológica o “azul”, también puede clasificarse en

subgrupos. En el primer subgrupo tendremos a las escuelas agrícolas que imitan a la agricultura química, pero con productos biológicos. En este subgrupo se utiliza el abono, insecticidas y fungicidas, así como preparados hormonales y se alimenta a la planta. Dos escuelas que pueden clasificarse en este subgrupo sirven de prototipo: la agricultura orgánica y la biodinámica. La agricultura orgánica guarda tanta similitud con la química, que incluso las casas fabricantes de insumos químicos, han empezado a fabricar insumos orgánicos. Estos son necesarios para aquellos agricultores que por alguna razón se ven obligados a producir sin químicos pero que desean conservar, por ejemplo, el monocultivo.

En el otro subgrupo estarían las escuelas agrícolas que utilizan los mecanismos de la propia

naturaleza para facilitar el autocontrol de plagas y enfermedades por el agroecosistema. Aquí se encuentran las demás escuelas (sinérgica, sensitiva, natural, biotecnología tropical, etc.). En estas escuelas o tendencias agrícolas, que al parecer suman una veintena, los insectos y las malezas son amigos del productor no sus enemigos y por tanto no se los combate ni química ni con compuestos orgánicos. Estas serían las escuelas propiamente “ecológicas” o “azules”.

Otra forma de clasificar las escuelas agrícolas sería por su posición frente al suelo. En ese

caso encontramos también dos subgrupos: a) las protectoras y conservadoras del suelo. En este grupo encontramos a la agricultura orgánica, y; b) las mejoradoras del suelo. Aquí se ubicarían las demás, incluso la biodinámica. Sin embargo esto no significa que la agricultura orgánica no mejore al suelo. De hecho lo hace en ciertas circunstancias. Sin embargo un monocultivo, además desmalezado, cultivado con insumos industriales “orgánicos” podrá denominarse “orgánico” pero difícilmente estará mejorando el suelo. Además, por influencia del ecologismo, los verbos que más se conjugan en el discurso de la agricultura orgánica son los de “proteger” y “conservar”.

También es posible clasificar las escuelas o tendencia agrícolas desde la perspectiva del

suelo es si realizan labrado o no. La orgánica y la biointensiva, por ejemplo, requieren de labrado del suelo, otras como la natural sin labranza no lo permiten. Otras, como la sinérgica, lo permiten sólo una vez, al inicio del cultivo.

Igualmente pueden clasificarse las escuelas agrícolas por el gran criterio de fondo con que

perciben la realidad. Por una parte encontramos a las escuelas agrícolas fragmentalistas o

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separatistas. “Las cosas se encuentran separadas entre ellas aunque algunas se relacionan” es el pensamiento de fondo. En el otro extremo encontramos a las que perciben que nada está separado de nada, que Todo Es Uno, que cuanto existe es una continuidad indivisible, un solo organismo, del que forma parte también el ser humano. Hasta donde el autor conoce, tan sólo la escuela biodinámica expresa de forma consciente este concepto. Las demás aparentemente poseen un discurso fragmentalista aunque el maestro Fukuoka evidentemente creía en la Unicidad de Lo Existente, como también el creador de la agricultura mesiánica.

Como se puede notar, el concepto de Agricultura Orgánica puede limitarse exclusivamente a

una metodología agrícola en particular. Quizá la más antigua de las escuelas biológicas modernas, la generatriz de las demás, pero puede dejarse la palabra para significar una técnica, una metodología y no un criterio, y menos para ser usada como término genérico que englobe a toda la agricultura sin químicos. Razón tenía el maestro Fukuoka cuando afirmaba que la diferencia entre la agricultura química y la orgánica no estaba clara.

Aceptada la palabra “orgánica” para significar una tendencia agrícola y pecuaria,

encontramos entonces dos criterios. El primero es el permacultural, conocido como “Permacultura”, (de: ‘cultura permanente’), definido en los años 70 por los australianos Bill Mollinson y David Holmgren, y la Agroecótica, criterio cuya construcción colectiva comienza con este libro. La diferencia radica en que a la Permacultura la inspira el ecologismo y el fragmentalismo, mientras que a la Agroecótica la inspira el criterio de unicidad y el criterio ecoantroposófico. En estos Lo Existente se concibe como un todo, como un organismo en donde nada está separado de nada y todo se relaciona con todo. Este es el criterio que adopta la Agroecótica.

Aunque esta diferencia entre la Agroecótica y la Permacultura es sustancial, el criteior

agroecòtico no niega el permacultural. Todo lo contrario. Puede decirse que la labor Agroecótica empieza donde termina la labor permacultural. En otras palabras, quien desee ser agroecótico deberá conocer y saber permacultura. Obviamente también ha de conocer las diversas escuelas o tendencias agrícolas biológicas, aplicarlas y experimentar con ellas. Habrá de comenzar con la técnica de la agricultura orgánica durante el proceso de transición hacia el Método Ideal para el suelo que se cuida y mejora, desconocido al iniciar el proceso. La Agroecótica simplemente ayuda a encontrar ese Método Ideal. Si algo será en el futuro la Agroecótica, podremos vaticinar que será un procesador del conocimiento agronómico en procura de encontrar el Método Ideal para cada suelo. Desde este punto de vista hasta puede decirse que es una “anti-metodología”. Con la Agroecótica le decimos ‘no’ a las metodologías generales, en especial a las diseñadas en otras latitudes, y le decimos `sí’ al método particular de cada Entidad Agroecótica, al que es acorde a cada suelo y su mejorador. Demos una visión macro a la nomenclatura del conocimiento que cada mejorador de suelo ha de empezar a buscar e interiorizar.

NOMBRES PARA IDENTIFICAR LA ACTIVIDAD AGRÍCOLA

La siguiente clasificación es útil también para enmarcar el temario del estudio que cada agroecótico ha de realizar. Los “grupos” de escuelas o tendencias agrícolas se han reunido por características generales como la ubicación histórica, el tipo de conocimiento utilizado, y obviamente si usa o no químicos. Los grupos son:

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1. AGRICULTURA SIMPLE O DE MÍNIMA COMPLEJIDAD. Consiste en sembrar arrojando las semillas al aire, o abriendo un hueco en la tierra y depositando allí la semilla o una pequeña planta. Esta técnica se utiliza en regiones que no han sido sobre-explotadas ni contaminadas. El esfuerzo se concentra en la protección contra los depredadores y en proporcionarle humedad al suelo si falta. Podríamos decir que es la forma más “pura” de agricultura natural”. Todos los humanos en su infancia deberían de familiarizarse con estas acciones como estrategia formativa u pedagógica. Es útil también como práctica para los adultos que jamás han incursionado en labores agrícolas.

2. AGRICULTURA TRADICIONAL o VERNÁCULA. Es la propia y con características

particulares de cada región. Generalmente utiliza el arado de chuzo, la fertilización biológica, la tala y quemas y semillas genéticamente puras o vernáculas. Conocer la agricultura tradicional del lugar es en extremo útil pues se fundamenta en el conocimiento adquirido durante generaciones. Se amolda o ajusta a las condiciones del clima y del suelo del lugar así como a las condiciones culturales y gastronómicas de sus habitantes.

3. AGRICULTURA QUÍMICA, MECANIZADA, CONVENCIONAL, ORTODOXA, DE LA

REVOLUCIÓN VERDE, CIENTÍFICA, CIENCISTA, MODERNA o TÉCNIFICADA. Su estado actual es el resultado de la evolución del quimismo y los aportes de ciencias como la bioquímica, y la ingeniería genética. Sus principales características son: La utilización de excesiva de energía y maquinaria de gran tamaño (con el uso de tractores, camiones, avionetas, helicópteros, combinadas, megafactorías, etc.); la fertilización con abonos químicos y el control de plagas y enfermedades con venenos, lo cual contamina los productos y afecta la salud de los consumidores; la destrucción de la microbiota del suelo; sistemas sofisticados y nocivos de riego; monocultivo, con producción de alta cantidad y uniformidad; destructora de los recursos naturales (suelo, agua, bosque, biota, etc.); crea dependencia del agricultor frente a la ciencia, la tecnología y los laboratorios, es decir hacia las casas productoras de insumos químicos; de criterio excluyente, donde lo cultivado debe desplazar a lo espontáneo o silvestre; agota el suelo, por lo que la inversión económica es superior a la producción. La agricultura química puede ser igualmente de latifundio o de minifundio. Los agricultures practicantes de los métodos ‘tradicional’ y ‘simple’ han sufrido la influencia del quimismo y en muchos casos acostumbran aplicar agroquímicos en la medida que su economía lo permite. Igualmente muchos agricultores utilizan técnicas biológicas junto con agroquímicos, en la denominada “agricultura mixta”, la cual incluso es considerada “sostenible” por la FAO.

4. AGRICULTURA HIDROPÓNICA. En ésta no se utiliza tierra como sustrato; las raíces se

sostienen en un sustrato inerte, o incluso en el aire, y se alimentan de nutrientes químicos que se le suministran a través del agua, líquida o atomizada. Es la máxima dependencia agrícola de los químicos. La diferencia en calidad con los productos cultivados en suelo es lógica, puesto que artificialmente es muy difícil aplicar todos los nutrientes. El autor desconoce que ocurre en las plantas así cultivadas respecto a la vitalidad. Se supone, por ahora, que será la técnica agrícola que se ejercerá en las colonias espaciales.

5. AGRICULTURA EXTRATERRESTRE O EXOAGRICULTURA. Es aquella que se realiza, o

realizará, fuera de la tierra. Actualmente esta técnica se encuentra apenas en su fase teórico-experimental como parte de la conquista del espacio.

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6. AGRICULTURA BIOQUÍMICA. Es aquella que no utiliza químicos, a los que sustituye por productos biológicos, fundamentándose en principios similares a la agricultura química. Es una agricultura ciencista. En esta, al igual que en la química, se controlan o erradican los insectos, se alimenta la planta y se erradican los arvenses. En esta agricultura, aunque no se utilizan químicos, también se pretende mejorar y corregir la naturaleza. Su principal exponente es la agricultura “orgánica”. Recordemos que con esta palabra se designa también indistintamente a las agriculturas biológicas. Incluso en algunos países la certificación se expide es para “productos orgánicos”, indistintamente del tipo de agricultura biológica que se practique.

7. AGRICULTURAS ECOLÓGICAS O ALTERNATIVAS: Son las demás escuelas,

metodologías o tendencias agrícolas y agronómicas, que no usan químicos, y que se diferencia de la agricultura bioquímica (orgánica), especialmente porque no se erradican los invertebrados, no se alimenta la planta sino al suelo, y no se erradican los arvenses. En esta se pretende imitar a la naturaleza, no corregirla.

8. ARQUEOAGRICULTURAS. Es el conjunto de técnicas agrícolas de pueblos

desaparecidos. La forma de terrazas de los Incas, las chinampas en Tenochtitlán, el uso del arado entre los sumerios, la utilización de las avenidas del río Nilo por los egipcios, son ejemplos de las diversas metodologías con que los pueblos han aprovechado el suelo. Incluso las técnicas agropecuarias prehistóricas que podamos reconstruir serán de utilidad. Para todo agroecótico es de enorme importancia conocer el mayor número posible de las técnicas desaparecidas, e incluso experimentarlas. En lo posible se han de conocer las hipótesis sobre si la técnica agrícola tuvo relación con la desaparición de la civilización que la creó o no, y si la tuvo identificar cual fue.

9. AGRICULTURA ESOTÉRICA u OCULTA. Es aquella que se fundamenta en la ciencia y la

técnica esotéricas. Podemos suponer que estuvo mucho más desarrollada en el pasado pero dicho conocimiento ha sufrido rupturas en su continuidad, en especial por las persecuciones del conocimiento esotérico desde el fanatismo religioso. Es un conocimiento que tendremos que reconstruir durante el presente siglo, que todo indica es favorable para este tipo de saber. De las escuelas agrícolas la biodinámica y la mentalista son las únicas que tienen fundamentos en el saber esotérico. Las demás, sin excepción, tienen como base el conocimiento exotérico o científico, incluso las denominadas agriculturas naturales.

Existen otras denominaciones que, sin embargo, no designan métodos o escuelas agrícolas,

sino cualidades de las agriculturas no-químicas. Entre estas denominaciones tenemos una serie de palabras que se utilizan como sinónimos. Entre ellas agricultura ecológica, agricultura biológica, agricultura orgánica, agricultura sostenible, etc.

a) Agricultura Ecológica. Esta expresión se utiliza como sinónimo de agricultura biológica,

agricultura orgánica, agricultura sostenible, agricultura regenerativa, etc. No existe en realidad un consenso en el significado. Es más una cualidad de las tendencias agrícolas que no utilizan químicos. En este caso se podría decir entonces que es la cualidad de una metodología, tendencia o escuela agrícola que se halla de acuerdo, como complemento o ayuda a las relaciones positivas o amistosas, entre el hombre, las plantas, los animales y el medio ambiente. Puede considerarse que una agricultura es ecológica cuando imita a la naturaleza.

b) Agricultura Biológica: Es la condición de una metodología, tendencia o escuela agrícola

que se preocupa por favorecer y fortalecer todo lo relacionado con las diferentes formas de vida.

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c) Agricultura Sostenible: Es la condición de una metodología, tendencia o escuela agrícola

que trata de aprovechar los recursos que el hombre necesita; pero sin mermarlos, ni destruirlos para garantizar su utilización por las futuras generaciones.

Como se concluirá, estas son más “condiciones” de un conjunto de escuelas o metodologías

agrícolas y no metodologías propiamente dichas. El conjunto de “metodologías agrícolas limpias”, o “escuelas agroecológicas” o “bioagricultura” de las que estas son características o “condiciones” son aquellas que cumplen con:

a) Abstenerse del uso de químicos y de organismos genéticamente modificados;

b) Uso racional de la energía;

c) Conservación y/o mejoramiento del suelo;

d) Preservación de los recursos naturales, y;

e) Utilización inteligente del recurso residual sólido.

Con la irrupción del criterio agroecótico habrá que agregar su principal fundamento:

f) Concepción de unicidad e indivisibilidad entre el suelo y su cuidador, entre el cuerpo humano y su entorno, entre materia y conciencia.

Son varios los polos desde los que se acelera o frena el proceso de cambio en el agricultor de una metodología química a una biológica: a) La promoción por el consumidor o el mercado, es decir por exigencia del público; b) La promoción y apoyo por el Estado; c) La promoción por los mismos agricultores (sólo la unión parece facilitar esto); d) la promoción por parte de las culturas alternativas; e) la promoción por las ciencias relacionadas con la vida (medicina, biología, agronomía, microbiología, etc.); f) la promoción desde el sector educativo. Otro factor que influye mermando el uso de agrotóxicos es la presión económica o el costo de estos insumos. Mucho pequeño agricultor no utiliza químicos por su situación de pobreza, aunque es común que los utilice a la menor oportunidad “porque a la tierra hay que ayudarle”, según la expresión usada por un agricultor justificando el uso de agroquímicos “a la menor oportunidad”, durante una entrevista con quien esto escribe.

En este ambiente biopsicosocial irrumpe la Agroecótica, criterio cuyo objetivo fundamental

es permitir la Evolución Armónica de todos los seres, bióticos y abióticos, perpetuando la permanencia de la conciencia en el sistema solar.

AGROECÓTICA. Criterio que plantea es imposible definir un método agrícola que sirva a

todos. Cada suelo y su mejorador cumplen con ciertas condiciones que son únicas. Cada Entidad Agroecótica (suelo, mejorador, legislación, conceptos, recursos económicos, ayuda estatal, etc., vistos como un todo), es única e irrepetible y es ‘uno’ el Método Ideal que ha de utilizarse en el mejoramiento de cada suelo. Ese Método Único ha de ser “descubierto” por cada mejorador de suelo, es decir por la conciencia de cada Entidad Agroecótica. Se ha de estudiar y practicar el mayor número de metodologías posible, así como experimentar, buscar cada quien dentro de sí y mantener diálogo constante con el suelo, hasta encontrar ese Método Ideal o Método Agroecótico. Tal método debe permitir y dirigir la Evolución Armónica de los componentes biofísicos, socioeconómicos y sicosociales de la Entidad Agroecótica, y cumplir, o apuntar hacia ello, con:

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a) Permanencia. Toda Entidad Agroecótica (suelo y mejorador), ha de procurarse la permanencia. El Mejoramiento Constante del Suelo, la Autosuficiencia, el Estudio Constante y, la Creatividad son el fundamento de la permanencia.

b) Rentabilidad. El fruto del suelo ha de proporcionar alguna ganancia a su mejorador. Y no

necesariamente económico. Bien puede ser simplemente la satisfacción espiritual que produce el crear belleza, y el sentimiento de satisfacción propia como es el caso del cultivo en maceta de plantas ornamentales.

c) Libertad. Cimentada en la permanencia, en el conocimiento cada vez mayor y mejor de

los hechos biofísicos, socioeconómicos, políticos, culturales y sicosociales que impactan directa o indirectamente en los fenómenos agropecuarios, en la interiorización del espíritu democrático y su práctica, y en la independencia de insumos (abonos, semillas, etc.), energía e intermediarios.

d) Prosperidad. Proviene del mejoramiento físico, mental, social y espiritual del suelo y de

su conciencia, o del suelo y de su mejorador comportándose a la luz del criterio de Evolución Armónica.

e) Felicidad. Manifestada en un sentimiento permanente en el mejorador y su familia, en los

operarios y sus familias, sentimiento que se transmite a los productos del suelo y al cuerpo de sus consumidores.

El Método Ideal para cada suelo habrá de cumplir con ciertos requisitos:

a) Biología. Han de ser productos de excelente calidad lo que significa también un

mejoramiento de la biología (salud), tanto del suelo como de los consumidores. Economía. Esta se manifiesta en lo financiero (valor inversión/valor producción), y en

tiempo, (horas-hombre/producción-área). El no uso de insumos externos, el reducir el uso y la dependencia de maquinaria, el uso de semillas “puras”, la productividad biodiversificada y el aprovechamiento inteligente de las diversas potencialidades del terreno, garantizan el beneficio económico. Esto sin que represente un sobrecosto para el consumidor, quien incluso bien puede beneficiarse de un abaratamiento.

b) Ecología: Uno de los componentes de toda producción agrícola. Se ha de mejorar el suelo

y lo que en él habita, rompiendo la separación (frontera), entre la biota cultivada y la biota espontánea, aumentando la bidiversidad. Cada cultivo habrá de integrarse armónicamente con el entorno silvestre

c) Sociología. La tierra ha de cumplir la mejor función social posible entre la comunidad en

que se encuentra ubicada. Del proceso para recuperar el suelo y llevarlo a un estado de mejoramiento constante han de participar tanto agricultores o propietarios de tierra, como los operarios de la misma, y sus usuarios. Si al “amor y el respeto al prójimo” se le suma también el “amor y el respeto por la tierra” habría una mayor cohesión social y cultural así como un mayor sentido de unicidad.

d) Psicologia. La superación consciente del agroquimismo por parte de los mejoradores de

suelo y sus usuarios, no sólo los hará más libres, sino que también abrirá las puertas para el control, la superación, o atenuación del impacto de otras Variables Sicosociales.

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e) Salud. El acto de mejorar el suelo implica el mejoramiento de la salud de sus habitantes.

Suelo sano es seres vivos sanos. Mejorar el suelo es realmente un asunto de salud pública. f) Cultura. Llegará el momento, una vez superado el agroquimismo, en que el mejoramiento

constante del suelo formará parte del sentir colectivo, de la cultura. Será algo espontáneo, instintivo, natural. Se habrá formado el Reflejo Ecomejorador en nuestro inconsciente individuao y colectivo. Este proceso habrá de ser acelerado por cada cultivador agroecótico, por cada usuario del suelo. Docentes, legisladores e investigadores del agro juegan un papel fundamental en el proceso de fijación en la cultura y el sentir de la necesidad de tratar al suelo como a nosotros mismos.

g) Política. La práctica del cuidado del suelo desde la infancia facilitará la aparición de una

clase política consciente de ese aspecto del estar humano. Parte del atraso que presenta la agricultura biológica en nuestro país, y en cualquier otro, se debe al nivel de inconsciencia al respecto por parte de los grupos que ostentan la dirigencia del país, en especial la clase política.

Tales algunas de las principales condiciones o características de la Agricultura Limpia y,

Permanente y perpetua. Veamos a continuación una breve reseña, de algunas de las múltiples metodologías agroecológicas que ha de conocer todo agroecótico para definir el Método Ideal, o Método Propio, del suelo que cultiva y mejora.

LAS AGROMETODOLOGÍAS “BIO”

Las metodologías agrícolas biológicas se consideran permanentes, ecológicas, y “azules”. De acuerdo a las Naciones Unidas, esta agricultura puede ser definida como un sistema que consiste en una combinación de prácticas de cultivo, manejo del suelo y producción de ganado interrelacionadas entre sí, con reducción o suspensión del uso de entradas externas que son potencialmente dañinas para el medio ambiente y/o la salud de productores y consumidores, y dando énfasis en el uso de técnicas que integran y están adaptadas a los procesos naturales locales.

En 2007, la FAO planteó que la agricultura orgánica sustentable es: “Un sistema de manejo holístico de la producción que evita el uso de fertilizantes sintéticos, pesticidas y organismos modificados genéticamente, minimiza la contaminación del aire, suelo y agua y optimiza la salud de las plantas, animales y personas”. “Los beneficios de este tipo de agricultura son su independencia de combustibles fósiles y el uso de los disponibles a nivel local que provocan una tensión agroecológica mínima y son redituables”. Para que un método agrícola sea considerado sustentable debe:

-Proveer una dieta nutritiva completa y un nivel suficiente de ingresos;

-Producir una gran variedad de cultivos para que asegurar la biodiversidad y la seguridad alimentaria;

-Usar un área tan pequeña como sea posible, haciendo eficiente la producción en pequeña escala;

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-Utilizar semillas de polinización abierta, para que los agricultores y comunidades sean independientes y las adapten a sus necesidades;

-Usar herramientas de baja tecnología manejadas por el hombre para minimizar la necesidad de capital económico y el uso de capital natural (recursos de la tierra);

-Ser útil para agricultores dueños de pequeñas parcelas sin importar su estatus económico; y;

-Ser culturalmente aceptable y de naturaleza tal que pueda ser heredado por las futuras generaciones.

Un método agrícola sustentable no debe: -Depender en exceso de fertilizantes o mejoradores de suelo (incluyendo composta y

estiércol), que no puedan ser producidos por la granja misma;

-Depender de maquinaria agrícola;

-Necesitar recursos no renovables, tales como el petróleo;

-Disminuir los recursos naturales disponibles para el agricultor, comunidad o comunidad global, sino que por el contrario debe reponer los utilizados y enriquecerlos tanto como sea posible.

Es de anotar aquí que los productos biológicos deben ser certificados para su

comercialización a cierto nivel (venta en supermercados de cadena, distribución fuera de la localidad, etc.). Expreso aquí mí rechazo personal (del autor), a esta exigencia unilateral que contribuye a frenar el avance de la agricultura biológica. Quienes en la práctica tendrían más necesidad de certificar sus productos son quienes aplican productos tóxicos a sus cultivos. Ellos son los que están envenenando y destruyendo el suelo y la salud de los consumidores, incluidos ellos mismos. Ellos adquieren y usan sus productos tóxicos indiscriminadamente, aplican sobredosis, en cantidad y frecuencia, y no tienen ningún control por parte del Estado, a quien pareciera no importarle si los tomates que se expenden están solamente nutriendo o también envenenando. Sin embargo quienes mejoran el suelo y contribuyen a la conservación de especies, son controlados casi hasta la vigilancia policiva. Este absurdo es una manifestación del agroquimismo. En este enlace encuentras un conjunto de enlaces que te llevan a libros: https://mx.groups.yahoo.com/neo/groups/grupobambu/conversations/topics/97

Veamos algunas de las escuelas o metodologías agrícolas “bio”.

AGRICULTURA ORGÁNICA. La agricultura orgánica es un sistema de producción que trata de utilizar al máximo los

recursos de la finca, dando énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica y al mismo tiempo, a minimizar el uso de los recursos no renovables y no utilizar fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el medio ambiente y la salud humana. Una definición, proveniente de la FAO:

“La agricultura orgánica es un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta

y mejora la salud del agroecosistema, y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos, y la actividad biológica del suelo. Hace hincapié en el empleo de prácticas de gestión prefiriéndolas

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respecto al empleo de insumos externos a la finca, teniendo en cuenta que las condiciones regionales requerirán sistemas adaptados localmente basados en la información técnico-científica verificada que permita una apropiación y expansión, empleando, siempre que sea posible, métodos culturales, biológicos y mecánicos, en contraposición al uso de materiales sintéticos, para cumplir cada función específica dentro del sistema”.

(Comisión del Codex Alimentarius, 1999).

Podemos sintetizar diciendo que es aquella en que no se usan agrotóxicos, medicamentos

veterinarios, semillas y especies modificadas genéticamente, conservantes, aditivos ni radiaciones, pero el concepto tiende a involucrar mucho más, especialmente conceptos de tipo ecológico, como por ejemplo el uso de energía limpia, el reciclaje, la conservación de especies, etc. Sin embargo en la práctica se observan dos tipos de agriculturas orgánicas.

Agricultura Orgánica tipo A. Es aquella que sigue estrictamente los planteamientos

agronómicos inspirados principalmente en la bioquímica y la genética, y se utilizan productos “de marca” o “biológicos de producción industrial”. En esta agricultura se alimenta la planta (abonado), concepto que en otras escuelas agrícolas se sustituye por “alimente el suelo que la planta se alimenta sola”; se controlan y erradican los arvenses; se aplican los llamados bioinsecticidas, es decir que se controlan y procuran erradicar los invertebrados, hongos, etc. Se introducen especies foráneas aduciendo ‘control biológico’. Estos bioinsumos industriales son usados principalmente en cultivos “orgánicos” extensivos y de especie única o monocultivos.

Agricultura orgánica tipo B. Es aquella que, siguiendo o no los planteamientos de la

bioquímica y la genética, no se utilizan bioinsumos industriales sino los producidos en el mismo suelo, no se produce en monocultivo sino en policultivo y mediante rotación y asociación. No se introducen especies foráneas para control biológico de plagas. Cada área de suelo genera los insectos necesarios para el autocontrol o equilibrio dinámico. Generalmente es esta la agricultura orgánica que aparece en las definiciones.

En el criterio agroecótico se plantea que esta metodología agrícola, la orgánica, es ideal para

realizar la transición de una agricultura tóxica a una agricultura alternativa, o al Método Ideal que cada agroecótico diseñe para el suelo que mejora. Esto no significa que sea indispensable, sólo que muy probablemente el sujeto mejorador la requiera dada su realidad mental y la fuerte influencia del quimismo. Sucede igual que cuando hay cambio de una alimentación carnívora a una vegetariana. Muchas personas requieren “sustituir” (la leche por leche de soya, la carne por carne de soya, el queso por queso de leche de soya, etc.). Algunos trascienden esta etapa y no requieren más sustitutos pero otros nunca la superan y siguen “sustituyendo” y “reemplazando”. Igual puede suceder en agricultura. Algunos no requerirán pasar por la agricultura orgánica y pasarán directamente a encontrar el Método Ideal propio, otros requerirán de la práctica de este tipo de agricultura biológica, y otros quizá nunca puedan trascenderla y seguirán cultivando “orgánicamente”. Hay varios manuales de “Agricultura Orgánica” en internet, estudia los que más puedas y adapta ese conocimiento al suelo que cuidas y mejoras.

Otros manuales de interés son: Manual de abonos orgánicos; manual de caldos

minerales; manual de caldos microbiológicos; manual de biopreparados; manual del proceso de solarización; manual de alelopatía; manual de etiología de insectos y hábitos. El estudiante que lo desee puede buscar en la red también las siguientes palabras: Supermagro; bocachi; bayodo; bayindo; indore: caldo visosa; caldo super 4; hidrolatos de plantas; purines (para

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control de plagas y enfermedades); caldo de lombricompost. En la medida que estudie irá profundizando y escogiendo el asunto a estudiar (mercadeo, biología, contabilidad, etc.). En la red se encuentra bastante información al respecto Un somero pero amplio comentario se encuentra en:

http://web.catie.ac.cr/informacion/RMIP/rev62/101-105.pdf

http://es.wikipedia.org/wiki/Agricultura_ecol%C3%B3gica

http://www.juntadeandalucia.es/agriculturaypesca/portal/areas-tematicas/produccion-ecologica/produccion/agricultura-ecologica/manual-basico-de-agricultura-ecologica.html

http://www.sabelotodo.org/agricultura/generalidades/agriorganica.html

http://www.agronomia.uchile.cl/webcursos/cmd/11999/riccepar/tipos.htm

AGRICULTURAS ALTERNATIVAS. Son todas aquellas agriculturas biológicas diferentes a la orgánica. Es de anotar que

generalmente se consideran como “agriculturas alternativas” a todas las metodologías que no utilizan insumos químicos. Dada la cercanía del fin del Experimento de la Agricultura Química, la clasificación en química y no-química pronto será innecesaria. En poco tiempo la competencia no será entre la agricultura química y las no-químicas, sino entre las que bajo la influencia del ciencismo siguen los patrones científicos de la agricultura química y aquellas que no lo hacen. Hasta podríamos denominarlas “ciencistas” y “naturales”. Obviamente ya las casas fabricantes de insumos empezaron a prepararse para ese nuevo mercado, es decir, empezaron a conquistar y colonizar la mente de los agricultores que desean dejar de usar los insumos químicos con insumos “orgánicos”. Algunas de estas metodologías agrícolas son:

AGRICULTURA SINÉRGICA. Es un sistema diseñado por Emilia Hazelip (1937 - 2003) influenciada principalmente por

Masanobu Fukuoka, creador de una escuela o tendencia de agricultura natural. También tiene influencia de la norteamericana Rut Stout, el inglés biodinámico Alan Chadwic, la microbióloga americana Elaine Ingham y del criterio permacultural. El diccionario define como ‘sinergia’ a la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. En biología significa el concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función. Aquí la sinergia ocurre entre las plantas y el suelo merced a sus microorganismos. Estos son principalmente quienes crean el suelo y por tanto no se requiere reintroducir nutrientes.

Este sistema fue creado ante los fracasados intentos de la Sra. Hazelip de aplicar el método

de Fukuoka en clima mediterráneo. Se fundamenta en el hecho que “la tierra se fertiliza sola”, por la acción química, los residuos, los microorganismos e invertebrados, principalmente las lombrices. El método le facilita al suelo mantenerse fértil al tiempo que es aprovechado. Permite el uso de cierta maquinaria, impulsa la formación de bancales, eras o jardineras (invento chino), y no permite jamás el pisado del terreno cultivado, y según el clima, utiliza sistemas de riego ecológicos (goteo, aspersión, etc.). Reconoce que los elementos nutritivos para la planta vienen en más del 95 % del sol y la atmósfera por tanto se vence el mito de la necesidad de compensar las pérdidas en el suelo después de cada cosecha. Se rechaza obviamente el uso de químicos, pero también el de estiércol y compost. Son cuatro los principios de esta metodología:

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1. Mantener la tierra sin perturbar (no labrado), ni compactar. Sólo se permite la remoción

de tierra para la elaboración de los bancales o en caso de reconstrucción de suelos, especialmente en jardinería. Luego no se labran ya más. Por eso se definen dos zonas: una para caminar y otra para cultivar y que nunca se pisa. El área cultivada (bancales de 1,20 m de ancho), mantendrá cubierta con acolchado (mulch). Las calles se cubren con serrín u otro acolchado para evitar la evaporación. La medida de 1,20 m está dada por el largo del brazo. En etnias con brazos más cortos la distancia podrá ser menor.

2. Utilizar la autofertilidad de la tierra como abono. 3. Añadir el horizonte humífero al perfil de la tierra de cultivo. 4. Desarrollar y establecer una colaboración con organismos benéficos que protejan los

cultivos.

Los bancales se construyen en forma de pirámide truncada, de 15 a 20 cm de altura por 120 de ancho en su base), con tierra extraída de las calles (de 50 cms de ancho); encima de la tierra del bancal se coloca una manguera con orificios cada treinta centímetros para regar sin humedecer el acolchado; luego se recubre con cobertura vegetal (el primer acolchado de los bancales puede ser de paja, cartón, papel periódico, hojas secas, por ejemplo), y abono verde, evitándose siempre las semillas. La forma del bancal está limitada solo por la imaginación y su longitud por las necesidades prácticas, aunque se sugiere cortarlo cada cinco metros para la vía de paso. Por último se colocan unos arcos sobre el bancal (pueden ser tiras de guadua), donde se colgarán los hilos para las plantas que requieran tutor. La germinación se realiza en semillero y luego se trasplanta al bancal.

El bancal no vuelve a labrarse ni alterarse. Nada se entierra y todo se coloca encima pues el

suelo se nutre por su superficie. A la hora de desherbar o de recolectar la cosecha, siempre se dejan las raíces de las plantas dentro del suelo. Se corta la planta por el cuello, dejando la raíz dentro de la tierra y la parte aérea residual sobre ella. Así no se perturba el suelo y estas raíces servirán como "guía" para las futuras cosechas. Nada se arranca, excepto cuando el producto es la raíz, en cuyo caso se hará causando la mínima lastimadura al suelo. Las partes de las plantas que no se consuman se devuelven al suelo en forma de acolchado. Se utiliza la rotación de cultivos y la siembra permanente de leguminosas. El mulch o acolchado, la rotación y las leguminosas crean el ciclo de autofertilidad del suelo. El riego siempre se hará por la manguera, evitando se humedezca la cobertura y la parte aérea de las plantas. Se sugiere la construcción de bancales incluso para el cultivo de frutales.

La agricultura sinérgica no depende de la economía de mercado. Para ver las diferencias

entre el sistema de Fukuoka y el creado por Emilia Hazelip se muestran los principios de Fukuoka (con mayúsculas y entre comillas), y se los compara con las variaciones introducidas por la señora Hazelip:

“NO LABRAR”: Mientras Fukuoka no efectúa ningún trabajo en el suelo, Emilia definió una

labor mínima (comparada con otros sistemas). El suelo sólo se trabaja una vez al principio, para preparar los bancales. Una vez preparados, no se pisará y no se volverá a labrar. El acolchado posterior favorece la proliferación de lombrices y de invertebrados que realizarán el proceso de fertilización y labranza sin intervención humana.

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“NO FERTILIZANTES”: El acolchado permanente, la rotación y la siembra de leguminosas

aportan los nutrientes necesarios. “NO ESCARDAR”: Con este método se eliminan las malas hierbas, que se añaden al

acolchado (siempre sin semillas). Aun así, se escarda al mínimo pues el acolchado no permite que salgan muchas hierbas y, al eliminarlas desde el principio y mantener la tierra sin remover, cada año que pasa este trabajo es menor.

“NO PESTICIDAS”: Aunque no se utilizan productos químicos, se realiza una planificación

cuidadosa de los tipos de plantas que deben colocarse para poder evitar las plagas. Este tipo de agricultura es totalmente incompatible con el monocultivo, ya que estos cultivos atraen enfermedades, así que es necesario plantar un gran número de especies diferentes, buscando una relación simbiótica entre las plantas. Se utilizan plantas como la caléndula, que atraen determinadas plagas para sí mismas, lo que mantiene a salvo el cultivo. También se suelen plantar ajos y puerros alrededor del bancal para ahuyentar a nematodos. En esta forma de cultivo cobran mayor importancia las flores y las relaciones entre distintos tipos de plantas.

Además de las diferencias mencionadas, no se realiza ninguna compresión del suelo. Para

ello se disponen pasillos entre los bancales. Al sembrar, Fukuoka hace pequeñas bolas de arcilla (nendo dando), con semillas en su interior, que esparce por el campo para que germinen en la época de lluvias. Aquí se utilizan semilleros para germinar las plantas, que luego se trasplantan a los bancales. Así mismo, Fukuoka no riega porque su clima es abundante en lluvias, pero si se desean conseguir cosechas en climas más secos, es necesario establecer un sistema de riego.

La agricultura sinérgica es un método profundamente ecológico que respeta la tierra, a las

personas y no depende de las energías fósiles ni de la economía de mercado. Para conocer con más detalle la agricultura sinérgica puede visitar:

http://seedzen.files.wordpress.com/2012/03/emilia-hazelip-agricultura-sinergica-la-

fertilidad.pdf

http://www.permacultura-es.org/permacultura/2109-sinag.html

http://www.atinachile.cl/content/view/272099/Agricultura-Sinergica-la-tierra-es-capaz-de-autofertilizarse.html

AGRICULTURA REGENERATIVA. Este nombre se opone al efecto destructivo de la agricultura científica, mecanizada o

química, la cual es “degenerativa” del suelo. Esta escuela se forma alrededor del concepto de Línea Clave. Este a su vez fue concebido inicialmente en Australia por P. A. Yeomans, del Manejo Holístico, a su vez concebido por Allan Savory, al Cultivo de Cereales en Pastos Perennes (CCPP), creado por los australianos Colin Seis y Darryl Cluff, la Granja Polifacética, concepto del que es exponente Joel Salatín.

http://estigmergia.net/goteo/ArquitecturaRegenerativa.pdf

http://www.permaladrunan.260mb.org/AGRICULTURA%20REGENERATIVA%202012.pdf

http://vidasana.org/noticias-vidasana/eugenio-gras-la-agricultura-regenerativa.html

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MANEJO HOLÍSTICO. El “holismo” es la doctrina que concibe a cada realidad como algo diferente a la suma de las

partes que la componen. El concepto de Manejo Holístico o Gestión Integral, se fundamenta en la premisa que el ser humano, su ambiente y su economía son una unidad indisociable. El concepto de M. H. para la toma de decisiones fue diseñado por Allan Savory, influenciado por la obra de André Voisin, en África (Rodesia del Sur), y con él se pretende contrarrestar la desertización. Planteó que la expansión de los desiertos, la perdida de vida silvestre y el empobrecimiento humano resultante, estaban relacionados con la reducción y desaparición de las grandes manadas de herbívoros. Como estas no degradaron el suelo, se preguntó cómo era posible que el ganado generara tanto impacto negativo. La diferencia que encontró fue en la relación entre las manadas de herbívoros y sus depredadores. Estos obligan a la manada a reunirse en un grupo compacto para protegerse lo que causa patrones típicos de pastoreo y un cambio en el tipo de impacto en el suelo. Cuando el ser humano juega el papel de depredador, con el uso de cercas eléctricas móviles, la rotación frecuente y adecuados tiempos de recuperación, la reacción del suelo es de mejoramiento y no de deterioro. Concluyó y se planteó como fundamento que:

1. El suelo desnudo es el principal enemigo;

2. Con el ganado se podía beneficiar los ecosistemas, y;

3. Se ha de utilizar el conocimiento científico aunado con el de la experiencia, para conocer y entender de la mejor manera el ambiente en que se trabaja.

Alrededor gravitan cuatro principios:

-La naturaleza es una comunidad global mutualista con estrecha relación entre las personas, los demás seres vivos y el suelo. Ella funciona como un todo;

-Es necesaria la flexibilidad para todo sistema de planificación agrícola se adapte al complejidad de la naturaleza y a los cambios de las condiciones locales.

-Las especies animales domésticas pueden utilizarse como sustituto de especies silvestres claves perdidas. Administrando de forma que se imite la naturaleza, la agricultura puede curar la tierra, mejorar la vida silvestre y beneficiar a las personas.

-El tiempo es fundamental en la planificación de uso del suelo, tanto para la actividad agrícola como para el descanso del suelo. Es más importante que el número de animales.

Se busca integrar calidad de vida, formas de producción y la base futura de recursos. A

partir de esta meta se decide sobre el manejo de los agroecosistemas, integrando sus cuatro procesos principales: ciclo de agua, ciclo de minerales, flujo de energía solar, y la dinámica de las comunidades humanas. Se consideran diferentes herramientas para trabajar e interactuar con ellos. Los directrices de evaluación, administración, procedimientos de planeación y ciclos de retroalimentación completan la metodología de Manejo Holístico o Gestión Integral, que utiliza seis pasos para orientar la administración de los recursos:

-Definir la totalidad de lo que se administra. Ningún área debe tratarse como un sistema de

un solo producto. -Definir lo que se quiere ahora y en el futuro.

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-Prestar total atención a las señales de salud del suelo. -Utilizar varias herramientas de gestión. Lo ocho instrumentos para la gestión de los

recursos naturales son: dinero y trabajo, creatividad, pastoreo rotativo, impacto animal, flujo de energía, tiempos de actividad y descanso del suelo, los seres vivos y, la ciencia y la tecnología. Se ha de jugar con todas estas cartas.

-Revisar y poner a prueba las decisiones para comprobar que sean viables social, ambiental

y económicamente, tanto a corto como a largo plazo. -Supervise proactivamente, evitando así que el sistema se desequilibre tomando

correcciones y adaptaciones antes de que se afecte el agroecosistema.

Esta concepción agrícola se halla plasmada en el libro del mismo nombre.

http://www.manejoholistico.cl/

http://carbonfarmingcourse.com/blog/www.savoryinstitue.org

LINEA CLAVE. Se refiere al diseño y gestión inteligente del paisaje agrícola para aprovechar al máximo los

recursos hídricos y devolver al suelo su profundidad y fertilidad. Tal el objetivo de la técnica de cultivo en Línea Clave. Este sistema fue desarrollado en los años 50 en Australia por P.A Yeomans ante la creciente erosión y desertificación que observó en el paisaje australiano y que relacionó con la agricultura. Se cosecha el agua. El Diseño Keyline o de Línea Clave combina la captación y conservación del agua con técnicas de regeneración de la tierra. Es capaz de restaurar rápidamente suelos degradados y blindarlos a los efectos de la sequía y considera beneficioso el uso de animales de pastoreo en el proceso. Se necesita aprender a “leer e l paisaje y descubrir las líneas naturales del agua y las curvas de nivel del terreno; diseñar y construir líneas artificiales de agua, como presas, canales de desviación y riego; iniciarse en el uso de la herramienta Keyline e identificar el Keypoint (punto clave) el punto de inflexión entre la forma convexa de la parte alta del valle y la parte cóncava de la parte inferior. Obviamente para encontrar la línea y el punto clave se requiere de estudio topográfico y cartográfico.

http://www.lineaclave.org/web/index.php/agricultura-regenerativa/sistema-linea-clave

http://mashumus.com/index.php/servicios/diseno-de-ranchos

CULTIVO DE CEREALES SOBRE PASTOS PERMANENTES (CCPP). Esta forma de cultivar cereales asociado con pastos permanentes aumenta la producción

anual de pastos, mejora el uso del agua en el suelo y el de nitrógeno, a la vez que se capta carbono. Este método es una práctica agrícola concebida y desarrollada en Nueva Gales del Sur (Australia) por Colin Seis y Darryl Cluff.

El método implica sembrar cereales de invierno directamente sobre praderas perennes

que están activas en verano, lo que permite que el ganado paste hasta el momento de la siembra. Cuando se usan cultivos con doble propósito, el ganado puede pastar hasta que haya un

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alargamiento del tallo. Después de la cosecha, la parcela está de nuevo lista para pastar tan pronto como se vea la respuesta de los pastos de verano a la eliminación de su cubierta.

Una característica clave del método CCPP es la separación de los períodos de crecimiento

de cultivos de cereales y de los pastos.

http://www.lineaclave.org/web/images/stories/PastureCropping/CSIROPASTURES.pdf

GRANJA POLIFACÉTICA. Consiste en imitar a la naturaleza, plantas y animales. Se sana el suelo, la economía, la

cultura y la vida emocional de las personas. Igualmente se crean mercados locales para todos los productos. Preferiblemente los usuarios de la finca no han de estar a una distancia mayor de medio día de distancia. Se anima a la gente a comprar de forma local. Es ventajoso que los consumidores sepan sobre sus proveedores locales y de dónde provienen sus alimentos.

En una granja polifacética se cría, por ejemplo, vacuno, pollos, gallinas ponedoras, cerdos, pavos y conejos. Esta diversidad se usa para mejorar el suelo. Por ejemplo, los pollos, en jaulas móviles, se llevan al campo cuatro días después de haber pastado el ganado. Así comen las larvas y pupas del estiércol y los esparcen por el terreno a su vez que dejan su propio estiércol o gallinaza. El pastoreo del ganado se hace mediante el sistema definido en la técnica “Manejo Holístico.

Estas técnicas pueden combinarse con otras, como la asociación, la rotación, el compostaje etc. Una experiencia de Granja Polifacética se muestra en el libro “Peña ¡esto no es normal!” de Joel Salatín.

http://www.lineaclave.org/web/index.php/agricultura-regenerativa/granjas-

polifaceticas

http://www.agriculturaregenerativa.es/sobre-granjas-polifaceticas/

http://www.lineaclave.org/web/index.php/agricultura-regenerativa/sistema-linea-

clave

AGRICULTURA NATURAL Se denomina Agricultura Natural a enfoques agrícolas que intentan cultivar en armonía

total con el medio ambiente, imitando de la manera más fiel al comportamiento espontáneo del entorno. Son tres las escuelas o metodologías agrícolas que se consideran naturales:

1. MÉTODO FUKUOKA O AGRICULTURA DEL SENDERO. Denominado también Agricultura de cero labrado o agricultura del no-hacer. Fue diseñada

esta metodología por Masanobu Fukuoka (1913 - 2008). Estando en una “crisis existencial” de su juventud, un día vio una espiga de arroz crecer lozana y esbelta en medio de las malezas, en un cultivo abandonado. Esta imagen le permitió comprender que este cereal podía ser cultivado de una forma diferente a la tradicional, donde requiere ser inundado. A partir de entonces dejó de inundar sus campos de arroz. Dejó de sembrar el arroz en primavera y en su lugar lo sembró en otoño, directamente sobre la superficie del campo, en el momento en que naturalmente habría caído sobre el suelo. Cultivó en su granja dos tipos de cereales y trébol blanco, que es el único abono que utilizó, además de los restos de cosecha que se devuelven al cultivo, arrojándolo a su superficie. Tuvo uno de los índices de producción de arroz más altos del Japón. Los principios del

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trabajo se fundamentan en la filosofía del no hacer (Wu Wei), o más exactamente no intervenir o forzar las cosas: no arar, no eliminar malas hierbas ni usar herbicidas, no usar pesticidas, no podar, no usar abonos ni fertilizantes Son los principios básicos de esta escuela agrícola:

a) NO LABRAR. La tierra no se rotura ni se voltea. En la naturaleza esto lo realizan las raíces

muertas, los insectos y las lombrices. Para la siembra las semillas se envuelven en unas esferas de arcilla (nendo dango), las que, una vez secas, simplemente se arrojan sobre el cultivo. En cada esfera van tres tipos de semillas, incluida la del trébol blanco. De esta manera protege las semillas de los pájaros y otros peligros. Cuando llueve dos de las semillas germinan. La otra sigue latente hasta la estación favorable. De esta manera consigue dos cosechas yuxtapuestas o traslapadas. No se ha cosechado la primera y ya la segunda está en crecimiento, en el mismo suelo.

b) NO FERTILIZAR. El maestro Fukuoka afirma que en los primeros treinta años de cultivo

natural, el suelo de su finca engrosó en doce centímetros. El trébol blanco y los restos de la cosecha usados como mulch son suficientes para mantener la población microbiana necesaria para el mejoramiento constante del suelo. No utiliza compost ni estiércol, salvo de gallina y en poca cantidad para acelerar la descomposición de la paja.

c) NO ESCARDAR. La cubierta o mulch, además del trébol blanco, impiden la proliferación

de otras hierbas. Otra medida para el control de las malezas es inundar el terreno durante una semana. El trébol es el equivalente a la maleza.

d) NO QUÍMICOS. Un suelo sano, fértil y vigoroso, tiene lo suficiente para enfrentar

cualquier ataque de invertebrados, hongos, etc.

e) NO PODAR. Una planta sana no requiere de poda. Estas pueden incluso considerarse nocivas por cuanto rompen con la forma natural de la especie y de cada ejemplar, que es la forma como mejor produce pues aprovecha al máximo la energía.

Los planteamientos del maestro Fukuoka quedaron plasmados en dos libros, de muy amena

lectura: “La revolución de una brizna de paja” y “la senda natural del cultivo”. En esta metodología se fundamentan otras, como la agricultura sinérgica o el método de sol y malezas. Igualmente se afirma que inspiró el concepto de permacultura.

http://www.quelcom.net/archivo/libros/Fukuoka-Rev-BriznaPaja.pdf

2. AGRICULTURA MESIÁNICA También es llamada agricultura natural el proyecto del filósofo japonés Mokichi

Okada (1882 – 1955), conocido también como Meishu-Sama (señor de la luz). Creador del Johrei (una especie de ritual de imposición de manos o canalización de la luz divina a través de la palma de la mano). Su filosofía exalta la naturaleza y propone la consecución de la paz mundial y el avance espiritual de la humanidad a través de la Verdad, la Bondad y la Belleza. La agricultura natural, lo bello y la práctica de Sonen (práctica para despertar al Dios interno), lo cual une medioambiente, alimentación y espiritualidad.

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El señor Okada consideró que la armonía y la prosperidad humana, y de otros seres, puede ser alcanzada preservando los ecosistemas mediante el respeto por las leyes de la naturaleza y sobre todo respetando la vida en el suelo. La agricultura propuesta utiliza sus propios abonos orgánicos y no utiliza estiércol. Pregona la búsqueda de la armonía, la salud y la prosperidad entre los seres vivos como fruto de la conservación del ambiente natural y respeto de sus leyes. M. Okada o Meichu-Sama, propone reciclar los recursos naturales para enriquecer el suelo, hacer emanar su fuerza y proteger los manantiales de agua, creando una corriente sana que va desde el suelo y agua a las plantas, animales y seres humanos. Okada creía que llegaría el día en que los alimentos no podrían ser ingeridos por tóxicos. El método mesiánico corresponde a los principios de la naturaleza, a la cual considera el modelo a imitar. Los objetivos son producir alimentos que incrementen la salud humana, representar ventajas económicas y espirituales, tanto para productores como para consumidores, servir a cualquier persona; ser permanente; respetar y conservar la naturaleza, y; garantizar la alimentación de toda la humanidad independiente de su crecimiento demográfico.

Explicaba Okada que el suelo posee, al igual que el resto de la naturaleza, un aspecto físico

visible y otro espiritual e invisible, cuyo equilibrio es imprescindible para lograr productos sanos, plenos de energía. Además enseñó, tanto al agricultor como al consumidor, el amor, el respeto y el agradecimiento por los productos obtenidos del suelo, haciendo énfasis en la interrelación entre este, el productor y el consumidor. Como método agrícola acepta el uso de tecnología aunque previendo los impactos ambientales de su utilización.

La agricultura mesiánica va unida a la alimentación y los procesos de recuperación de la

salud. Hablaba Okada de los “tres emprendimientos” (terapia depurativa, actividades de arte y cultura de elevado nivel y, la agricultura y la alimentación), y; del Proyecto Zuisenkyo (tierra del arte). En este se practicaban los tres emprendimientos de manera unificada. Este es una especie de proyecto artístico ampliado, “Nuestras curas de las enfermedades y nuestra reforma de los métodos agrícolas son, sin lugar a dudas, un arte. La primera el arte de la vida, la segunda el arte de la agricultura”. Este movimiento utiliza la sigla MOA (Mokichi Okada Asociation).

http://www.moainternacional.com.ar/search/label/Agricultura%20Natural

http://www.johrei.es/docs/old/sonen.pdf

3. AGRICULTURA MICROBIAL. Creada por Tero Higa y considerada como una derivación de la escuela de Okada. El

profesor Higa desarrollo la denominada Tecnología EM (microorganismos eficaces). Este agrónomo era partidario del uso de los insumos químicos y trabajaba con ellos hasta que desarrolló una patología. Esto lo llevó a estudiar su caso y concluyó que debía existir una forma de conseguir que la agricultura biológica fuese completamente exitosa y comenzó un proceso de investigación, siguiendo el enfoque de estudiar los microorganismos de forma individual. Un día casualmente tiró al prado los residuos con microorganismos con que había estado trabajando ese día. Una semana después observó un crecimiento inusual de la hierba y recordó que ahí había arrojado los residuos una semana antes y comprendió donde había estado el error. Había que trabajar era con un conjunto de microorganismos. Cambió el enfoque del estudio y llegó a la “agricultura del nuevo siglo”, donde los caldos microbiales sustituyen el compost el cual ya no es necesario en esta metodología. Se acepta el uso del abono verde en procesos que fomentan la fermentación evitando la pudrición. La biotecnología así desarrollada pronto encontró otras aplicaciones, por ejemplo en la depuración de lodos de las plantas de tratamiento de aguas.

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https://www.google.com.co/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=agricultura%20microbial

AGRICULTURA NATURAL DE JEAN MARIE ROGER Esta escuela fundamenta su labor en el papel primordial del suelo como base de la nutrición

y el bienestar de la planta. En suelo sano planta sana. También incorpora animales pues se estudia el ciclo funcional entre la nutrición del suelo, de la planta y de los animales. Se promueve el uso de abonos verdes, el mulch o cobertura, el ablandamiento del suelo sin volteo y el respeto a la vocación propia de cada suelo. También se propende por un cambio en el estilo de vida, la espiritualidad del agricultor, la vida austera, el servicio al prójimo y el respeto máximo por la naturaleza. Roger plasmó sus ideas en el libro "El suelo vivo: manual práctico de agricultura natural”.

http://www.dipalme.org/Servicios/Anexos/anexosiea.nsf/VAnexos/IEA-TAE-c7/$File/TAE-c7.pdf

http://books.google.com.co/books?id=BoSUZ6-ieVoC&pg=PA10&lpg=PA10&dq=agricultura+natural+de+jean+marie+roger&source=bl&ots=0Zc5xRFU5l&sig=OB-Pai5IxrlPc_dOxpblXxzHKCo&hl=es&sa=X&ei=7Fm7U5jkOrPmsASN94LwBw&ved=0CCQQ6AEwAQ#v=onepage&q=agricultura%20natural%20de%20jean%20marie%20roger&f=false

AGRICULTURA BIOLÓGICA O AGROBIOLÓGICA. Es el nombre usado en Francia y Portugal desde la década de 1960 para denominar el

método difundido por los agrónomos Francis Chaboussou, Raul Lemaire y Claude Aubert. Se destaca por la importancia que se le da al control biológico, el manejo integrado de plagas y enfermedades y por la teoría de la trofobiosis. Con ella se considera que los seres vivos de una granja (macro y micro, cultivados y espontáneos), se rigen por las mismas leyes, las de la vida, e interactúan con los demás componentes del agroecosistema, incluidos los humanos.

Los principales aspectos a tener en cuenta en esta agricultura son: a) realizar prácticas de labranza que permitan la aireación y la infiltración del agua, con

arados de cincel, de chuzo, los subsoladores y herramientas de mano. Se prohíbe el arado de vertedera porque invierte el orden natural de las capas del suelo;

b) El reciclaje de materiales, para ello se emplea el compostaje y los abonos verdes, aplicados en capas delgadas con minerales naturales y cenizas;

c) La rotación y asociación de cultivos, y; d) En el manejo de plagas y enfermedades se aplican insecticidas vegetales y el control

biológico. La idea del manejo integrado de plagas es, primero, buscar en cada insecto plaga su punto

débil y atacarlo allí, buscar los enemigos de los insectos plagas y utilizarlos llevándolos al cultivo; además de esto, se puede usar más de un método para el control de las plagas, lo que provee el mejor control y de esta manera, si un método de control por alguna razón falla, los otros métodos continuarán protegiendo al cultivo. Por otra parte, la teoría de la trofobiosis presentada por

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Francis Chaboussou sostiene que la vulnerabilidad de las plantas a las plagas es cuestión de equilibrio nutricional o deintoxicación por venenos. «Un cultivo bien nutrido es más resistente al ataque de plagas y enfermedades».

La agricultura biológica o agrobiología, asegura que en la medida que se manejen bien los

factores no nutricionales se facilita la obtención de calidad, productividad, se disminuye la contaminación y se bajan costos. Un ejemplo citado por Chaboussou era que cuando existe una aplicación muy concentrada de fertilizantes químicos, se elimina un porcentaje de microorganismos benéficos. Este fenómeno puede traer consigo aplicaciones extra de agroquímicos para controlar pudriciones radiculares; esto afectará a hongos de micorrizas y otros microorganismos que afectan el proceso de mineralización de ciertos elementos afectando a su vez en forma negativa la nutrición de las plantas

Algunas lecturas de esta escuela son “El Huerto Biológico” y “Agricultura biológica”.

AGRICULTURA DE SOL Y MALEZAS o BIOTECNOLOGÍA TROPICAL. Diseñada en Brasil por el ingeniero Nasser Loussef en la década de los ochenta. En 1983 era

director de la granja municipal cuando murió un tío envenenado con agrotóxicos, y por esos mismos días le nació su primer hijo. El impacto de estos sucesos ocurridos en un corto espacio de tiempo le impulsó a buscar una alternativa idónea para cultivar sin químicos. Su principal inspirador fue el maestro zen Masanobu Fukuoka, creador de una escuela de agricultura natural. Adaptó el método de Fukuoka a la climatología tropical. Plantar en medio de la maleza (arvenses). Es una agricultura de sol y no de suelo. En el trópico la principal lucha entre las plantas no ocurre en el suelo sino entre la parte aérea, por sol, por luz.

PRINCIPIOS. Son diez:

1. Respetar la naturaleza, la tierra y todos los seres vivos. Este principio es fundamental y común a todas las escuelas de agricultura biológica. Se expresa también como “imitar a la naturaleza”

2. Plantar en medio de las malezas. Estas son el abono de la tierra y alimento de microorganismos e invertebrados. La maleza es el ciclo vital de los procesos biológicos del suelo por lo que quitarla es un paso hacia la desertización. Ninguna maleza es perjudicial y ningún insecto es plaga.

3. Liberar sol y luz para las plantas cultivadas. Aún entre la maleza las plantas cultivadas reciben suficiente luz. Lo importante es hacer un

manejo de las malezas y evitar que ahoguen a la planta cultivada aislándola del sol. Esto se consigue con el plateo y la poda de las malezas.

4. Usar productos baratos y reciclar lo que sea posible. Este principio es norma en todos los procesos. Un ejemplo son las bolsas usadas en el

vivero. Contrario al común de los agricultores, que utilizan bolsas plásticas, Nasser utiliza “bolsas” de papel periódico.

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5. Dejar las plantas con hambre y sed antes de llevarlas al campo. Las plantas a cultivar, a nivel de sementera, son subalimentadas. Incluso antes del

trasplante al campo se “castigan” sometiéndolas a una abstinencia de agua durante cuatro o cinco días. Si se alimentan “bien” en el vivero se forma una planta que se comportará frágil en el campo. La tierra a usar en las “bolsas” se prepara con seis partes de arcilla, una de arena y una de estiércol. No se alimenta mucho. Hambre y sed antes de plantar. En el cultivo recibe agua suficiente y ella decide cuando alimentarse y empezar a crecer. En los huecos donde se siembra (podría ser también en surcos), se depositan previamente dos o tres litros de estiércol seco y crudo.

6. No usar compost ni humus preparado El compost es un elemento artificial. Si un elemento biológico del suelo necesita material

vegetal en su estado natural, y se le lleva compost, dicho ser no podrá alimentarse de él. Al llevar el material vegetal sin procesos humanos, así los seres del suelo lo procesarán de forma natural y se mantendrá la vida en el suelo.

7. Corregir y enriquecer la tierra (con rocas molidas ricas en calcio y fósforo) Nasser utiliza dos tipos de rocas molidas ricas en calcio y fósforo y micronutrientes. Además

las ricas en calcio son residuos del procesamiento de mármol en la misma ciudad. Estos polvos de roca se aplican a mano alrededor de las plantas.

8. Irrigar las plantas, en especial las más jóvenes Inmediatamente después del trasplante las plantas necesitan agua para vencer el ayuno de

cinco días y poder que se alimenten. El plateo alrededor de cada planta evita que la flora espontánea (maleza), la ahogue estando en crecimiento.

9. Rozar la hierba en franjas intercaladamente. La hierba se roza por franjas de forma intercalada. Una franja rozada y otra no. Esto basta

para permitirle la luz al cultivo al tiempo que se mantiene también la población de insectos, que en este caso son muy importantes aliado del agricultor.

10. No usar agroquímicos contra plagas o enfermedades. Al tener un suelo equilibrado se tiene también plantas equilibradas capaces de soportar el

ataque de insectos y enfermedades. Además los insectos prefieren las plantas nativas o espontáneas y respetan las plantas cultivadas. Si se erradicaran las malezas, los insectos ante la falta de opción atacarían las plantas cultivadas. Es la naturaleza la que hace el trabajo.

El ingeniero Nasser contradice con los hechos el mito de que la agricultura biológica

produce menos por unidad de área que la agricultura química. Véase la siguiente estadística de la producción de la granja dirigida por Nasser comparada con los promedios de Sao Paulo mediante agricultura química en un año sin determinar por la fuente:

Zanahoria y remolacha 90 toneladas contra 40 en Sao Paulo Berenjena 98 contra 60 Pimentón 60 contra 48 Repollo 58 contra 53 Tomate 60 contra 75

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Solamente en tomate el promedio de Sao Paulo fue superior. Es de anotar que estos resultados se obtienen a mucho menor costo que los obtenidos con agricultura química.

Para mayor información consulte Internet. En Colombia en el 2207000 Bogotá puede

adquirir videos y recibir información sobre los cursos al respecto. Roberto Forero (IICA). [email protected]

http://www.youtube.com/watch?v=MuoXNFNLm_A

AGRICULTURA BIOINTENSIVA. El método biointensivo de producción orgánica propicia la puesta en práctica de una

agricultura ecológica y sustentable en pequeña escala, con bajo costo de insumos y alta productividad. Su objetivo es cultivar alimentos de buena calidad que cubran las necesidades de una dieta completa, utilizando la menor cantidad de tierra posible y recuperando la fertilidad de los suelos de forma sostenible y en el mediano plazo. Una de las grandes diferencias con otras metodologías es que se exige el labrado (lo que en otras es vedado), incluso hasta 60 cm de profundidad. En el libro “El Huerto Familiar Biointensivo”*, se informa que esta metodología tiene sus orígenes en el grupo Ecology Action, de John Jeavons, en California, durante los años 80 del s. XX. Se basa en el uso de insumos locales, el no uso de maquinaria ni fertilizantes o insecticidas comerciales. El método requiere herramientas sencillas como el bieldo, el rastrillo, la pala y la laya. Los insumos se basan en el compost, abonos verdes, estiércoles y residuos de plantas, y aprovecha las cualidades de ciertas plantas para repeler algunas plagas. Entre los procedimientos utilizados están: la doble excavación; la siembra cercana o estilo jungla; la asociación y rotación de cultivos; el uso de semillas de polinización abierta; el cultivo para producir compost, carbono y calorías, y; el cuidado integral.

La “doble excavación consiste en retirar la tierra de la cama hasta una profundidad de

treinta centímetros. Después picar hasta una profundidad de treinta o cuarenta centímetros y luego regresar la tierra de los primeros treinta cm que se había retirado para picar la segunda capa más profunda. Por semilla de polinización abierta se entiende el uso de semillas criollas o nativas. Son las que utilizaban nuestros abuelos. Estas semillas están en peligro, algunas incluso en serio peligro por las semillas hibridas, las genéticamente modificadas y los transgénicos. Estas semillas, nativas son las que la naturaleza creo y son más resistentes. En dicho libro se afirma que la agricultura biointensiva es una alternativa para producir más alimentos en poco espacio a la vez que se mejora el suelo.

*http://www.semarnat.gob.mx/sites/default/files/documentos/educacionambiental/publicaciones/El%20Huerto%20Familiar%20Biointensivo.pdf

AGRICULTURA BIODINÁMICA. Diseñada por Rudolf Steiner en 1924 como respuesta a unos agricultores que lo consultaron

sobre cómo mejorar sus suelos, deteriorados por el uso de químicos y las indebidas prácticas agrícolas. Esta metodología considera las granjas como organismos complejos y cerrados. De hecho el suelo y los seres vivos que lo habitan, incluido el hombre, se consideran un gran organismo agrícola y por tanto vivo. Hace hincapié en su desarrollo integral y equilibrado mediante la interrelación de suelos, microorganismos, invertebrados, plantas, hongos y animales, como un sistema de autonutrición sin intervención en lo posible, teniendo en cuenta la pérdida de

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nutrientes por la salida de productos fuera de la finca. Pero también se hace hincapié en los sentimientos del agricultor, en su amor, pues eso influye en la calidad de los productos que obtenga, en su salud y la de los usuarios, y en la felicidad de todos.

Se parte de que existe una influencia de los astros sobre las plantas, los animales y el

hombre. Así, el sol juega el rol de intermediario, mientras la Luna, Mercurio y Marte influyen sobre las fuerzas de reproducción y fertilidad, y Venus, Júpiter y Saturno sobre las fuerzas de maduración y nutrición. A partir de este principio se han elaborado los denominados “calendarios biodinámicos” para cada año respecto a fechas de siembras y plantaciones de diferentes vegetales y para diferentes áreas del planeta.

Obviamente los fertilizantes artificiales y pesticidas y herbicidas químicos son estrictamente

evitados. La agricultura biodinámica se diferencia de otros tipos de agricultura biológica, además de considerar la influencia astrológica, en el uso de preparados vegetales y minerales como aditivos de compost y aerosoles para terreno, el uso de un calendario de siembra basado en el movimiento de los astros y el uso en cantidades homeopáticas de algunos preparados. Es la escuela agrícola más cercana al saber esotérico. Steiner prescribió nueve preparados diferentes para ayudar a la fertilización y describió cómo debían ser elaborados. Creía que estos preparados, además de los efectos biológicos, transferían fuerzas cósmicas al suelo. Estos preparados se denominan enumerándolos del 500 al 508 y se clasifican en dos grupos, los de pulverización y los dinamizadores del compost:

500 (boñiga en cuerno): Se llena el cuerno de una vaca enterrándolo (40 a 60 cm bajo la superficie) en otoño. Se deja descomponer durante el invierno y se recupera para su uso en la siguiente primavera.

501 (cuarzo –sílice- pulverizado en cuerno): Se llena el cuerno de una vaca y se entierra en primavera sacándolo en otoño. Se puede mezclar con el 500 pero usualmente se usa solo (mezcla de una cucharada de polvo de cuarzo dinamizado en 250 litros de agua). Se rocía a baja presión sobre el cultivo durante la temporada lluviosa, de manera t que prevenga enfermedades por hongos. Debe rociarse en un día nublado o cerca de la mañana para evitar que las hojas se quemen.

Los otros componentes se usan para dinamiza el compost. Estos son: 502, a partir de flores

de Hierba de carpintero o Milenrama (Achillea millefolium); 503, a partir de flores de Manzanilla (Matricaria recutita); 504, a partir de la planta entera de Ortiga (Urtica dioica); 505, a partir de corteza de Roble (Quercus robur); 506, a partir de flores de Diente de león (Taraxacum officinale); 507, a partir de flores de Valeriana (Valeriana officinalis), y; el 508, a partir de la planta entera de Cola de caballo (Equisetum arvensis). Existen otros preparados, entre estos el “Starter”, del Prof. Ehrenfried Pfeiffer, el preparado de “Fladen” de la Sra María Thun (autora del libro: “Constelaciones y agricultura biológico-dinámica”), y otros que podrían denominarse auxiliares. Estos preparados, al usarse en cantidades tan mínimas que se han denominado “homeopáticas”, no ejercen un efecto directamente como nutrientes, sino de activadores en los procesos metabólicos y de crecimiento en las plantas.

Como en toda agricultura biológica también la agricultura biodinámica fomenta el uso de

variedades locales tradicionales frente a variedades comerciales. Un agricultor biodinámico percibe las malas hierbas y la vulnerabilidad de plantas a las plagas como consecuencia de los desequilibrios en el suelo. La base del control de plagas y enfermedades proviene de una sana,

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fuerte y equilibrada explotación. Cuando esto aún no es conseguido, utiliza técnicas análogas a la fertilización y el control de plagas y malezas. La mayoría de estas incluyen el uso de las cenizas de una plaga o maleza que han sido atrapados o recogidos de los campos y se queman. Algunas de las recomendaciones o recetas se apartan un poco de lo ortodoxo. Por ejemplo, los ratones de campo han de ser contrarrestados mediante la aplicación de un preparado a partir de cenizas de piel de ratones de campo cuando Venus está en la constelación de Escorpión.

La agricultura biodinámica no debe ser tomada a la ligera, y menos descartada sin estudiarla

e incluso sin practicarla experimentalmente. Desde el mismo momento de su postulación se crearon grupos de investigación para probar los efectos de los métodos biodinámicos en la vida y la salud del suelo, las plantas y los animales. Los estudios realizados, donde la han entendido como el objeto de investigación, terminan en conclusiones análogas a: “con ella se consiguen resultados similares a la agricultura orgánica”, o; “de ella lo que funciona son acciones como la rotación de cultivos o el policultivo pero no el componente astrológico”, pero no se dice que no sea válida. Además es practicada en una gran número de países en un proceso que lleva ya casi un siglo, señal inequívoca de su validez. En la universidad de Kassel hay un departamento dedicado a esta metodología agrícola. La certificación de los productos biodinámicos la hace la Asociación Demeter, organismo internacional propietario de la marca “biodinámica”.

http://www.bioplaza.org/bioplaza_es/index.php?option=com_content&task=view&id=121&Itemid=113&limit=1&limitstart=1

http://www.juntadeandalucia.es/agriculturaypesca/portal/export/sites/default/comun/gale

rias/galeriaDescargas/cap/produccion-ecologica/general/Tratado-agricultura-eco/tae_7.pdf http://www.espores.org/index.php?option=com_k2&view=item&id=316:les-plantes-lhome-

i-el-cosmos-principis-de-lagricultura-biodin%C3%A0mica&Itemid=5&lang=es http://www.waldorfcolombia.org/seccns/agricultura.html http://www.asoc-biodinamica.es/documentos/ConstelacionesABD-MThun.pdf (aquí hay un

calendario). http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/7

AGRICULTURA SENSITIVA. Fue ideado este método por Luis Román Ardila Núñez, un ingeniero agrícola colombiano,

después de unir varios conceptos que le sirven de fundamento: la trofobiosis (tropos alimento y biosis, manejo vital), definida por Francis Chaubousou en 1969 (siempre que una planta está en equilibrio nutricional, tendrá excelentes herramientas para defenderse del ataque de plagas y enfermedades). La aelopatía (de alleton = mutuo y Pathos = perjuicio). El termino, acuñado por Hans Mollisch en 1937, trata sobre el estudio de los principios activos de las plantas y cómo estos generan un efecto positivo o negativo en otro ser vivo. El modelo se sol y malezas o “biotecnología tropical”, fue diseñado por el ingeniero Nasser Loussef en 1980), inspirado en el maestro zen Masanobu Fukuoka. Se basa en conceptos como el respeto, la justicia, la impecabilidad, el amor, el desapego, etc. Además de lo técnico, la Agricultura Sensitiva permite la aplicación de diferentes corrientes filosóficas, a la producción agrícola; los autores y las obras en las que se soporta el modelo son, en líneas generales la Antroposofía, en el libro "Agricultura Biodinámica", de Rudolf Steiner, escrito en 1924; la Teoría de los cuatro Elementos, en "Del Timeo" de Platón, del 350 a. C.;

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la Teoría de los Humores, en "Medicina Unani, de Claudius Galenus, en 180; la Clasificación botánica, en "Botánica Oculta" de Paracelso, en 1538; la Teoría de las Signaturas en "Basilica Chymica" de Oswaldus Crollius, en 1608; y, en la época actual, Los cuatro Acuerdos en "Los Cuatro Acuerdos" de Miguel Ruiz y Las 7 leyes de la Naturaleza de Luis Ardila.- El principio o axioma fundamental es:

“Siempre que trabajemos con un ser vivo en equilibrio y realicemos sobre él una operación, una acción cualquiera, llevaremos a ese ser al desequilibrio, determinando con nuestra atención los elementos que generan esa descompensación; posterior a ello, buscaremos retornarle su equilibrio, siendo nuestra intención más impecable, la necesidad de devolverlo a su estado más natural”.

http://es.wikipedia.org/wiki/Agricultura_sensitiva

http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/48008#Aspectos_t.C3.A9cnicos_del_modelo

AGRICULTURA MENTALISTA. Copiamos textualmente lo encontrado en el libro “manual de agricultura alternativa:

principios” de Camilo Alvear: “En la agricultura mentalista se plantea el uso de las energías sutiles y en especial las mentales; por ejemplo las energías chamánicas, cósmicas, telúricas, bipolares, sonoras, alquímica, homeopáticas, alelopáticas, electromagnéticas, armónicas, radiantes y mentales, mediante la oración y la meditación. Un ejemplo de la aplicación del mentalismo se dio en Caddy, Escocia, durante las décadas de los años 60 y 70, donde una colonia planteó un nuevo estilo de vida estableciendo en el páramo que habitaban un huerto donde crecían, para 1964, 40 tipos distintos de hierbas y especias, 65 de hortalizas, y 21 de frutales. Esta comunidad seguía el principio de respeto hacia el otro y hacia la naturaleza. En otras cultura como la hindú y las latinoamericanas, se conocen los rezos a cultivos y animales, la consulta al guía espiritual antes de sembrar, y los cantos, entre otras prácticas.” Como podemos concluir, se trata de lo que en páginas anteriores denominamos “agricultura esotérica” pues muchas de sus técnicas no pueden ser estudiadas por la ciencia exotérica o científica. Según experimentos plasmados en el libro “La vida secreta de las plantas”, estas tienen una percepción que va más allá de lo que imaginamos. Quizá en el futuro un consejo agrícola, repetido de padres a hijos, sea “cuando llegue en la mañana al cultivo hágalo silbando” o; “cuando esté de mal genio o estresado ni se acerque al cultivo”.

AGRICULTURA RADIÓNICA “El hacer de la agricultura radiónica se basa en el principio de que todas las formas de vida

tienen su propio campo electromagnético y lo comparten con el campo de la Tierra. Si se distorsiona este campo se presenta enfermedad en el organismo. La radiónica, considerada ciencia del futuro, se utiliza en medicina para diagnósticos y tratamientos a distancia. En una traducción realizada por Adela Kaufmann se afirma que ha sido usada en agricultura para incrementar cosechas, controlar plagas y mejorar la salud del ganado.

Desde el siglo XVIII se viene trabajando en la aplicación de la energía, ya sea eléctrica o

magnética; hoy se incluye el uso de cactus y dispersadores electromagnéticos como descontaminantes de radiaciones emitidas por aparatos eléctricos. En la “Vida secreta de las plantas” Tomkins y Bird proponen varios ejemplos de aplicación de diversos tipos de energía a las plantas. Así se pretende lograr cosechas de mayor calidad, libres de parásitos, los cuales también

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se controlan mediante estos métodos con menor uso de abonos y agua.” Los estudios que se realicen sobre las relaciones entre los campos electromagnéticos y los seres vivos serán muy útiles para el mantenimiento de la vida en las colonias espaciales y en planetas que carecen de dicho campo.

En el mismo sitio web se nos informa que la radiónica surge de las investigaciones del físico

norteamericano Albert Abrams (1863 – 1924). Según se lee en wikipedia actualmente la radiónica es considerada una seudociencia por el sector que se considera a sí mismo “científico”.

http://www.bibliotecapleyades.net/salud/esp_salud45.htm

PERMACULTURA Palabra compuesta por la unión de las palabras “agricultura” y “permanencia”. Tiene dos

aparentes significados. Por una parte “agricultura permanente” (o perpetua), y por otra “cultura permanente” Se inspira en el hecho que sin agricultura la cultura no tendría futuro. No puede haber civilización sin una cultura agrícola. La permacultura entonces propende una agricultura que permita la permanencia de la civilización en nuestro planeta. Pero es más que eso. “Es un sistema de diseño para la creación de medioambientes humanos sostenibles. En un nivel la permacultura trata con plantas, animales, construcciones e infraestructuras (aguan, energía, comunicaciones). Sin embargo no trata de estos elementos en sí mismos, sino sobre las relaciones que podemos crear entre ellos por la forma en que los ubicamos en el paisaje” reza en la introducción del libro “Introducción en la Permacultura”. El concepto fue creado, a mediados de los años 70, por dos ecologistas australianos, Bill Mollinson y David Holmgren, quienes buscaban crear sistemas agrícolas estables, en oposición a los métodos destructivos establecidos a gran escala después de la segunda guerra mundial. Así se publicó en 1978 el libro “Permaculture One”, de gran éxito en Australia. La permacultura es el diseño de hábitats humanos estables, mediante el seguimiento de los patrones de la Naturaleza. Hoy es un criterio internacional y una herramienta práctica para construir hábitats estables.

Durante sus viajes por Asia, África y América Latina, Mollison contribuyó a popularizar

conceptos y prácticas ancestrales que habían contribuido a la sostenibilidad de antiguas culturas agrícolas y cazadoras. Muchos de estos conceptos fueron explicados y revalorizados, y pasaron a formar parte del aspecto técnico de la permacultura. Pronto se hizo evidente que los conceptos de diseño podían ser aplicados también a muchos aspectos de la vida humana, como la construcción, la educación, la economía, el manejo de la energía y la organización social en general, abarcando todos los temas esenciales en el diseño de sistemas sustentables, de forma integrada. La permacultura está en la actualidad bien establecida a lo largo y ancho del mundo, existiendo muchos ejemplos de su uso. Desde Zimbabwe, donde hay escuelas diseñadas permaculturalmente y con currículos afines, hasta Cuba en donde la permacultura se encuentra bastante desarrollada. Las Naciones Unidas) elaboró un informe sobre el uso de la permacultura en situaciones de refugio, tras su exitoso uso en los campos de Sudáfrica y Macedonia. Una tribu en Perú ha evolucionado desde una creciente dependencia de las subvenciones estatales a su auto-dependencia y apoyo a otras tribus. En Latinoamérica países como Brasil, Argentina y Chile se encuentran a la vanguardia en el desarrollo permacultural.

Permacultura es un término genérico para la aplicación de éticas y principios de diseño

universales en planeación, desarrollo, mantenimiento, organización y la preservación de hábitat apto de sostener la vida en el futuro. También es una red y un movimiento internacional de

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practicantes, diseñadores y organizaciones, la mayoría de las cuales se han desarrollado y sostenido sin apoyo de corporaciones, instituciones o gobiernos. Los ejes centrales de la permacultura son la producción de alimentos, abasto de energía, el diseño del paisaje y la organización de (Infra) estructuras sociales. También integra energías renovables y la implementación de ciclos de materiales en el sentido de un uso sustentable de los recursos al nivel ecológico, económico y social. Tiene tres ingredientes principales:

1. Ética compartida de: cuidado de la tierra; cuidado de las personas, y; poner

límites a población y consumo (o rendimientos justos). 'Compartir excedentes' (hacia estos fines) es mencionado en el Manual como marco global necesario para avanzar estas 3 éticas. También se añaden dos Directivas: tomar plena responsabilidad para nuestras vidas y co-operar.

2. Principios ecológicos derivados de la observación de los sistemas naturales.

3. Diseñar herramientas y procesos que reúnan conceptos, elementos y

componentes estratégicos dentro de un marco o plan de acción que pueda ser implementado y mantenido con mínimos recursos.

EL CONCEPTO - UN ENFOQUE SISTÉMICO

Un hábitat diseñado según los principios de la permacultura se entiende como un sistema, en el cual se combinan la vida de los humanos de una manera respetuosa y beneficiosa con la de los demás seres vivos y el suelo, para proveer las necesidades de todos de forma adecuada y equilibrada. Esto mismo, bajo el concepto agroecótico se entiende como un sistema donde la conciencia y la vida evolucionan armónicamente. El cuerpo humano entendido como componente indivisible de la biota, de los seres vivos, y estos avanzando bajo la coordinación de la conciencia a la luz del amor.

En el diseño de estos sistemas permaculturales se aplican ideas y conceptos integradores de la teoría de sistemas, biocibernética y ecología. La atención no solo se dirige hacia los componentes individuales (elementos), sino hacia las relaciones entre estos elementos y su uso óptimo para la creación de sistemas productivos. Planeación, implementación y mantenimiento componen el proceso de diseño, el cual se enfoca en la optimización sucesiva del sistema para las necesidades de ahora, como también el futuro, para ser desarrollada y refinada por las generaciones que vienen. Este tiene como objetivo una integración óptima de las necesidades ecológicas, económicas y sociales del sistema, de modo que a largo plazo se pueda auto regular, y/o. mantener en equilibrio dinámico mediante interferencias mínimas. Para un diseño permacultural se requiere flexibilidad y una secuencia que permita analizar los cambios a medida que se observa y conoce las modificaciones de cada zona; por ello los diseños no pueden ser iguales pues se basan en la realidad del entorno. En Agroecótica el objetivo es facilitar la Evolución Armónica de lo biofísico, lo socioeconómico y lo sicosocial, entendidos como manifestaciones diferenciables de un todo único, continuo e indivisible.

El modelo para esto son los procesos de autorregulación que podemos observar en los ecosistemas. El pensamiento sistémico y una acción motivada por esto buscan superar de una manera consciente el procedimiento lineal-causal, cuyas consecuencias destructivas son evidentes. Para los diseños se integran la observación del entorno, el saber ecológico, tecnología

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apropiada social y económicamente, la tecnología agropecuaria biológica y los saberes locales y ancestrales.

Como estamos viviendo en sistemas y estamos rodeados por ellos, el pensamiento y la acción lineal-causal no pueden solucionar nuestros problemas, solamente trasladarlos en el tiempo y espacio. De esta forma nos lleva a la conclusión equivocada de ver la influencia que más nos “estorba” en este momento como la causa única de nuestros problemas. Además, por su tendencia de implementar solamente correcciones sintomáticas, produce constantemente nuevos problemas muchas veces mayores a las anteriores. Conforme al criterio agroecótico, la principal causa de esto son las fuerzas que nos gobiernan desde nuestro propio inconsciente o Variables Sicosociales. El fragmentalismo, el biofisismo, el cratismo y el egoísmo tienen especial relevancia en esta percepción de la realidad. Para solucionarlo se requiere una visión “integral” de la realidad, o de los fenómenos ecóticos, en donde materia, sociedad y mente se entienden como expresiones de un todo único.

El concepto libre de ideologías de la permacultura se abre tanto a los nuevos conocimientos

y tecnologías como a los conocimientos “antiguos”, milenarias, de todas las culturas y apoya su fusión creativa en innovadoras estrategias de diseño. Sin embargo debe acotarse aquí que adopta la ‘ideología’ de “Desarrollo Sostenible” mientras que la agroecótica la desecha y adopta el criterio de “Evolución Armónica”. Los principios permaculturales son:

-Ubicación relativa de cada elemento con los demás:

-Cada elemento ha de cumplir varias funciones

-Cada función ha de poder ser cumplida por varios elementos; -Planificación eficiente de la energía que entra (solar, biológica, eléctrica, lluvias, etc.), su

flujo y reciclaje;

-Emplear los recursos biológicos de forma autosostenible y autosuficiente;

-Diversidad (energética, biológica, genética, etc);

-Aprovechamiento de los bordes, extremos o contactos (entre agua y suelo, entre especies cultivadas, etc.).

-Actitud de solución y no de problema. Saber encontrar la solución en el problema La permacultura es una herramienta fundamental de diseño. Así por ejemplo, en el libro

“introducción a la permacultura” se divide una finca es seis zonas. La cero (la construcción), hasta la V, la zona silvestre. Conforme se ha ido desarrollando ha ido profundizando en su quehacer. Así, en el libro “la esencia de la permacultura”, resumen del libro “Permacultura: Principios y senderos más allá de la sustentabilidad” de David Holmgren, se plantean siete ámbitos necesarios para sostener a la humanidad durante el declive energético: a) tenencia de la tierra y gobernación comunitaria; b) administración de la tierra y de la naturaleza; c) entorno construido; d) herramientas y tecnología; e) cultura y educación; f) salud y bienestar espiritual, y; g) finanzas y economía. Estos se presentan como “La flor de la permacultura” es decir como los pétalos de una flor, en cuyo centro, aparecen la leyenda “permacultura principios éticos y de diseño”. Esta forma de presentación da igual valor a todos y cada uno. El orden en que aquí los presentamos no indica jerarquía.

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De una forma que podríamos denominar atrevida, la Agroecótica nace parada sobre los hombros de la permacultura. No la inspiró pero los planteamientos permaculturales son fundamentales para un quehacer agroecótico. Digamos que para poder construir el criterio agroecótico hemos de conocer y vivencia el criterio permacultural.

En www.lineaclave.org hay un excelente resumen de la pemacultura, aunque obviamente es

necesario conocer luego “introducción a la permacultura” de Bill Mollinson, así como la obra de

David Holmgren. Información también en; http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/923724

ALGUNOS POSTULADOS DIRECTRICES DE LA

AGRICULTURA LIMPIA

En la página “semillas de identidad” (http://semillasdeidentidad.blogspot.com), encontramos una interesante recopilación de los principales postulados que orientan la agricultura biológica realizada o presentada por Mario Mejía Gutiérrez en el escrito: “¿La agricultura agota la tierra?”.

De Masaharu Taniguchi: si estás en paz con todos los seres del cielo y de la tierra, todo será

tu amigo, y nada podrá hacerte daño. El postulado de Raimon Pannikar: procurar la unidad ecología y espiritualidad. El postulado de Claude Aubert: las plantas y los animales no son máquinas de producción:

son seres vivos. El postulado de Jean Marie Roger: no es el agricultor el que produce la manzana; es la

Naturaleza quien la crea de la nada. La materia orgánica es el material estratégico del suelo. El postulado de Kervran: transmutación biológica de elementos, nos permite transformar en

tierra agrícola corriente cualquier difícil suelo. Y el de Coccanouer nos aproxima a los beneficios de las arvenses.

El postulado de Masanobu Fukuoka: dejar actuar a la Naturaleza; intervenirla lo menos

posible. El postulado de Callahan: la comunicación insectil feromonal puede interferirse con aromas y

ondas electrónicas. El paramagnetismo es la fuerza secreta del crecimiento. Habrá que agregar: el suelo, su cuidador, su familia y las familias usuarias son una unidad

indivisible, conforme al planteamiento de la Agroecótica.

RESPETUOSA SUGERENCIA.

El autor sugiere respetuosamente a quienes deseen profundizar en la construcción dentro de sí de una visión holística, integral, del nuevo quehacer humano desde la perspectiva del suelo que somos, organizar el estudio teórico con el siguiente orden:

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a) Iniciar el estudio con la agricultura orgánica a la par que con la permacultura. Cuando se tenga una visión general de estos dos conceptos;

b) Se podrían leer las obras del maestro Fukuoka: “la revolución de una brizna de paja” y “la

senda del cultivo natural”. Conocida esta técnica se podrá proceder a;

c) Conocer dos de las metodologías en ella inspiradas: i) la agricultura sinérgica y; ii) el

método de sol y malezas. Estando avanzados estos estudios se podrá;

d) Iniciar el estudio de: i) otras metodologías agrícolas ‘bio’ existentes en la actualidad; ii) el

estudio de arqueoagriculturas, y; iii) el estudio de técnicas agropecuarias no convencionales (entre los agricultores ancianos, los chamanes, agricultores de ciertas zonas del país, hierbateros o botánicos, etc.).

f) Estando estas etapas se podrá adentrar en el estudio de la agricultura biodinámica y la

mentalista para ir construyendo la agricultura esotérica mediante la recopilación de saberes, la revisión bibliográfica y el apoyo de los guías de la humanidad.

Al iniciar la última etapa de esta primera fase del estudio de la agricultura del tercer milenio, la persona debe ser un experto agroecótico. Es decir un excelente agricultor ‘bio’, un acucioso investigador y experimentador, un maestro del Arte de mejorar el suelo aprovechándolo, un firme luchador porque la ‘mancha azul’ de la producción biológica siga creciendo, y una persona totalmente convencida de la unicidad de El Todo, donde nada está separado de nada, donde la totalidad es más que la reunión de las partes. Se reconoce como una chispa de la divinidad manifestada a través de un cuerpo primate, y por tanto, más que ser parte del cielo y del suelo, se reconoce como la unión entre estos que parecen dos.

“LA AGROECÓTICA ES LA PUERTA DE ENTRADA AL CRITERIO DE EVOLUCIÓN ARMÓNICA”

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Anexo 2

LAS OTRAS AGRICULTURAS

“Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son el mismo” Comandante Jaques Y. Cousteau

ncontramos dos tipos de agriculturas un tanto atípicas, la agricultura esotérica, que puede catalogarse como alternativa o biológica, y; la exoagricultura, obviamente

catalogable como agricultura química. De la primera al parecer sólo quedan unos cuantos vestigios y; la segunda es apenas un germen en desarrollo.

AGRICULTURA ESOTÉRICA. Teniendo en cuenta que el conocimiento esotérico abarca todos los asuntos humanos, así

como los divinos, y que es el conocimiento más antiguo existente, es apenas obvio que antes, en el pasado, debió existir una agricultura esotérica. El maná de los israelitas es quizá la “primer cosecha mágica”. Hay cosas en nuestro pasado que no son explicadas por el saber exotérico. Algo que llama la atención del autor de estas líneas es el hecho que ahora no domesticamos animales y quizá ni plantas. ¿Cómo se domesticaron animales en el pasado? ¿Fue un proceso evolutivo, de lento acercamiento entre nosotros y ellos, o fue una intervención realizada directamente en el ADN, como afirman algunas tendencias del pensamiento? ¿Cómo supo el autor del libro de Job que la tierra flotaba en el espacio? (26: 7). ¿Cómo supo el autor de la Epopeya de Gilgamésh que la tierra era redonda? Sólo hay una respuesta: mediante lo que hoy conocemos como saber esotérico.

En el pasado el conocimiento era uno. Esa división entre exotérico y esotérico es reciente,

así como la rivalidad de la ciencia, la cual no tiene razón de ser. Menos aún la persecución por parte de la religión, máxime que el saber esotérico engendra el conocimiento religioso, e incluso se disfraza con él. Tales persecuciones le han hecho mucho daño a la humanidad y sólo se fundamentan en el egoísmo, el fragmentalismo y el cratismo. Cuando miramos la evolución del pensamiento notamos que en la historia del conocimiento científico siempre está ocurriendo una especie de “paso” de conocimiento esotérico al exotérico. Un “salto”, el cual ocurre en la medida que la ciencia comprueba postulados esotéricos. Esto es notorio en medicina. La hipnosis, que fue una técnica esotérica, hoy forma parte de las técnicas de la psicología exotérica. La misma medicina natural era hasta hace poco un saber esotérico considerado por la ciencia médica como superchería y a quienes poseían tal saber les llamaban despectivamente “teguas”. El autor ha presenciado casos de personas desahuciadas por la ciencia médica oficial, salir caminando luego de terapias naturales. Sin ninguna duda ha de existir, o existió, una agricultura esotérica.

E

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En una ocasión en que el autor había podado un bonsái (raíces y hojas), este sufrió un percance. Pese a ser una especie de rápido desarrollo, llevaba varias semanas sin que le asomaran los rebrotes. Prácticamente lo daba por muerto. Casualmente por esos días estaba leyendo literatura sobre las pirámides. En uno de los libros había una pirámide de cartón. ¡Por qué no usarla! La armó y colocó debajo al bonsái. Nada se perdía con ensayar. A los tres días salieron los nuevos brotes. El árbol estaba vivo. Sin embargo no había forma de comprobar si los brotes habían salido con la ayuda de una pequeña pirámide de cartón, o de todas formas habrían salido aunque no se hubiese usado la pirámide. En ese entonces no había espacio ni recursos para realizar pruebas a mayor escala.

Es probable que construcciones como las pirámides, las catedrales góticas, y los templos

prehistóricos, ejerzan algún poder sobre el suelo, tal como la agujas de la acupuntura en el cuerpo humano. Recordemos que el cuerpo es de suelo. Quizá no estemos pensando sandeces si suponemos que técnicas como el reiki pueden ser usados en las plantas, o usarse el Feng Shui para diseñar una finca. Si aseguran que se puede buscar agua en una finca con una vara en forma de “Y” y un alambre enrollado en sus extremos no podemos dudar que existen técnicas agrícolas esotéricas. Otra cosa es que funcionen en realidad o sólo sea suposición del observador. Cómo sea la agroecótica no niega este conocimiento sino todo lo contrario. Sólo habrá que ensayar, comparar, medir, etc. Habrá que redescubrir el conocimiento agrícola esotérico.

El autor fue testigo. Durante años, desde que tuvo memoria, vio unas matas de zabila

colgando de las puertas de una tienda propiedad del abuelo. Años tras años. Tantos que el abuelo murió y las plantas le sobrevivieron también años. Sin embargo un día, todas las plantas, en una sola noche, amanecieron podridas en el suelo. La cuerda de las que colgaron durante tanto tiempo las había partido. Tan podridas estaban. El asunto causó revuelo en la familia. Se pensó que había sido un acto de brujería y que las plantas habían absorbido el mal. No recuerdo que solución le dieron al asunto, pero lo cierto es que algo muy extraño pasó con esas plantas.

Teniendo el autor unos diez años de edad aproximadamente, estuvo de vacaciones unos

días en una zona rural del departamento del Cauca, tierra de sus ancestros. Una mañana se encontró con un revuelo en la casa. Una bestia presentaba unas trenzas en sus crines. No eran de hechura humana, por así decirlo. Al menos no eran como las trenzas que los humanos hacemos. Eran una maraña imposible de soltar. Ambas trenzas, una a cada lado, terminaban en una especie de argolla. Además las trenzas, por así llamarlas, habían sido hechas en la noche y sin iluminación, y la bestia tenía todas las señas de haber sido montada hasta el cansancio. La explicación de las gentes es que había sido un duende. “Algo que no era humano era la causa de esas trenzas” fue la conclusión a que llegó el niño. También se le explicó que las argollas en que remataban las trenzas eran el estribo que usaba el duende al montar la bestia. Hace poco un amigo del autor le “enseñó” que al duende no le gustan los árboles ácidos y que era necesario dejar en la finca una especie de “camino” o “franja” libre de cítricos ¿existe el duende? Al menos por las “trenzas” que el autor vio debe concluir que sí. Al menos que existe algo no humano que trenza las crines de las bestias de una forma sumamente peculiar y luego las obliga a galopar.

Si existen los duendes, entonces no tiene nada de extraño que existan las ninfas y los elfos,

y demás entidades de los bosques y de la naturaleza. Teniendo en cuenta que somos la conciencia del planeta, o eso podemos creernos, entonces: ¿tenemos el poder para que esos presuntos seres obren para facilitarnos nuestra evolución? ¿Pueden ayudarnos a mejorar el suelo, el agua y el aire? ¿Pueden ayudarnos para que haya cosechas más abundantes? ¿Puede ayudarnos el Yagé a comunicarnos con ellos?

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En un pueblo de África se realiza (o realizaba), una ceremonia colectiva, que básicamente consiste en que los hombres abren una pequeña abertura en el suelo y literalmente copulan con él, al tiempo que el chamán o brujo realiza su parte en la ceremonia, obviamente de fertilidad. Después de conocer los planteamientos de la agricultura biodinámica, y ciertas cosas de las que el autor es testigo, no podría uno negar a la ligera la validez de la ceremonia africana. Cabe sí la pregunta: ¿es real? Es decir: ¿ocurre una verdadera fertilización del suelo con la ceremonia mágico-sexual?

Fue mágica la pesca milagrosa realizada por Jesús a través de sus discípulos? ¿Usó una

técnica pesquera esotérica? Todo indica que debe existir una agricultura esotérica. En realidad nosotros practicamos

algunas técnicas. Cuando oramos para que haya una cosecha abundante, cuando realizamos romerías, plegarías colectivas, y demás rituales para que llueva, o para que deje de llover, estamos aplicando técnicas esotéricas en la agricultura. Los rezos se usan también de otras maneras. Es conocido que se cura de gusanera o infestación de nuche al ganado mediante rezos. En el libro “Secretos y Recetas” preparado por Eduardo Anaya Campbell (reproducido por Pedro Gómez –Colombia-), aparentemente escrito en la década de los noventa del siglo XIX, encontramos un rezo contra la ‘gusanera’:

“En el nombre de Dios y del Santísimo Sacramento del Altar, concédeme Dios mío, mi

mano para yo curar esta gusanera a donde quiera que se encuentre. Señor mío Jesucristo que mueran estos gusanos, Mueran todos, de uno en uno, hasta que no quede ninguno. Mi señor Jesucristo concédeme la licencia de que yo ________ pueda curar la gusanera del cuerpo de este animal (de color…). Que todos sus gusanos mueran por obra y gracia del Espíritu Santo. Amén. Inmediatamente después se reza un Padre Nuestro y un Ave María”

En otro libro “El verdadero significado de la ceniza del cigarrillo” cuyo autor es Guillermo

Kardonne, encontramos otro procedimiento con igual fin (oración para matar los gusanos en los animales aunque estén lejos). “Para el efecto te descubres doblando una rodilla en tierra, con la mano derecha haces como si recogieras cositas del suelo y le tiras al animal; esto se hace sin quitar la vista del animal; entonces dirás: enemigos yo os conjuro que mueran todos y que no quede ninguno. Creo, creo, creo”

Aclaramos que no estamos afirmando que quien así proceda podrá curar de una infestación

de nuche a una res. Aunque todo indica que el fenómeno sí ocurre, al menos muchas personas dan fe de que esto ocurre, cabría la posibilidad que hubiese alguna condición personal de quien ejecuta el acto mágico.

Ahora lo que nos convendría hacer es adentrarnos en la observación objetiva e imparcial de

estas técnicas, así como en el estudio de las ciencias herméticas, u ocultas, para encontrar en ellas lo que pueda ser aplicado en la agricultura y el mejoramiento constante del suelo. Esto implicaría asuntos como la posición de los astros, como lo plantea la agricultura biodinámica. Se lee en el libro “Las plantas mágicas”, subtitulado “botánica oculta” y firmado en la portada por Paracelso (de editorial Kier l956): “sabido es que, según la medicina de los antiguos, las condiciones astrológicas en el momento de la recolección de las plantas influían extraordinariamente sobre las virtudes de las mismas. Dichas prácticas se hallaban prohibidas por la iglesia… vemos datos suficientes que demuestras la unanimidad de criterio en condenar a todos los que se fijaron en “señales supersticiosas” para plantar árboles, etc., … y para los que recogían hierbas medicinales

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añadiendo al acto de la recolección palabras de encantamiento…”. Así se fue borrando del conocimiento humano gran parte del saber relacionado con la agricultura esotérica. Pero no se borró todo el saber. No estamos lejos de esto cuando cortamos la guadua según las fases de la luna, o cuando le hablamos a las plantas, o cuando oramos para que llueva.

Dentro del pensamiento esotérico se considera qua las plantas y los animales, así como los

minerales, tienen una especie de alma común. Para este tipo de pensamiento las plantas, los animales y los minerales no son simples conjuntos de átomos. Habría algo más allá de lo físico. A esta especie de “alma” se les denomina “elementales”. En la cultura esotérica americana se considera que el yagé es una planta cuyo elemental tiene la misión de facilitarnos la comunicación con los elementales de otras especies. El elemental del borrachero, por ejemplo, tendría la facultad de facilitarnos el “desdoblamiento”, según manifestó al suscrito alguna vez el señor Felipe Cuchillo, amigo del autor, chamán de la etnia Lilí, o “médico tradicional” como se denominan a quienes practican el arte de curar heredado de las culturas indígenas.

Dice en su página 79 el mismo libro citado: “Toda la magia del reino vegetal reside en el

conocimiento de los espíritus de las plantas. La antigüedad los ha conocido con los nombre de dríadas, de hamadríadas, de silvanos, de faunos; son los dusii de San Agustín, las hadas de la Edad Media, los Doire Oigh de los galos, los Grave Maidens de los irlandeses. Paracelso da el nombre de silvestres a los habitantes de los bosques, y el de ninfas, a los de las plantas acuáticas. Estos seres pertenecen a la clase de aquellos que el ocultismo clasifica de elementales;”.

Leemos en el aparte denominado “Agronomía mágica: CULTIVO OCULTO DE LAS PLANTAS”:

“Existe una agricultura mágica de la cual, tanto los preceptos como el sistema práctico o modus operandi, han sido olvidados. El fundamento de este arte consiste en sembrar el grano en la matriz exacta que le es complementaria y que, por tanto, le corresponde. Así como, dentro del régimen del misticismo, el hombre que ha hallado su tipo celeste se convierte por este mero hecho en poderoso ejecutor de obras y admirable orador, la semilla echada en su tierra propia o conveniente, llega a conseguir su mayor perfección genérica”. Dice un poco más adelante: “Para cada uno de los tres reinos de esta Vida, se puede reconstituir el Arte y la Ciencia que les estaban consagrado en los antiguos Templos de la Sabiduría”.

Encontramos en una entrevista al señor Oscar Arredondo, de quien se dice es un

“contactado”, unos productos agrícolas verdaderamente gigantes. Afirma que de ocho toneladas se aumenta a 200 con su técnica. No la revela el video pero dice que se energiza a las semillas y se sigue un procedimiento especial durante la siembra. En el caso de las cebollas, la semilla se energiza con el sol. Se sabe la culminación del proceso porque la semilla cambia de color. Se siembra solamente durante unas horas del día y se deja la planta sin agua durante tres días. Cuando se le pregunta sobre la razón para que esta técnica no sea popular afirma que por los intereses que giran alrededor del asunto. “Si en mi país se queman toneladas de comida solamente para mantener la balanza de precios equilibrada, es lógico que no haya ningún interés en una técnica que aumente la producción de esta manera”. Según el presentador y entrevistador, JJ Benítez, El señor Arredondo ha sufrido persecuciones e incluso encarcelamiento por esta técnica.

Hacemos estas citas simplemente para plantear que podemos reconstruir el conocimiento

esotérico perdido respecto a la agricultura oculta o esotérica. Hemos de buscar en la literatura sobre esoteria lo que trate al respecto, o que pueda aplicarse. Sin duda hemos de partir de los planteamientos de la agricultura biodinámica y el conocimiento que actualmente poseen los

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brujos, médicos tradicionales, botánicos y curanderos e incluso campesinos y el de quienes afirman ser contactados. Obviamente también se ha de revisar desde Cony Mendez hasta Helena Blavaski, desde el Bagavad Gita hasta la Biblia, desde los mitos griegos hasta los nórdicos, pasando por los chinos. Sin embargo, la búsqueda fina hemos de hacerla dentro de nosotros mismos. El tiempo que demoremos no importa. De seguro nos llevará varias generaciones, pero el sólo intentarlo nos hará mejores.

Podemos imaginar que muy probablemente los agroecóticos del futuro canten mantras

especiales al momento de la siembra y sólo siembren cuando los astros sean propicios. Quizá los bancales del futuro tendrán forma de mandalas para atraer fuerzas angélicas... ¡quién sabe!

EXOAGRICULTURA. Las producción de alimentos fuera de la tierra, aún en una fase exclusivamente

experimental y a muy pequeña escala, tiene gran importancia para la existencia de ciudades espaciales, viajes interplanetarios de larga duración y que incluyan viajeros transgeneracionales (los que llegan al destino son descendientes de quienes partieron de la tierra), la existencia de colonias planetarias estables (por ejemplo en la Luna o en Marte, los dos únicos sitios en donde eso sería posible según la actual tecnología espacial), e incluso para la producción de alimentos en fincas espaciales cuyos productos estén destinados para el consumo en la tierra.

Ya se han realizado experimentos extragravitacionales, en los laboratorios espaciales y

durante viajes espaciales, especialmente con bacterias. La ausencia de gravedad, la iluminación, el agua requerida y su reciclaje, los nutrientes, los microorganismos y los tipos de plantas a cultivar son sólo algunos de los problemas que habrán de resolverse.

Durante nuestro pasado, las crisis ambientales, las crisis sanitarias y las guerras han sido

factores impulsores del avance en el conocimiento y la tecnología. Fue en las cavernas cuando inventamos la cavidad contenedora de residuos, y podemos suponer que el invento fue respuesta a una crisis ambiental surgida en las cavernas por el almacenaje inadecuado de residuos; igualmente diseñamos la recolección puerta a puerta en la edad media por la presión de la peste bubónica, y diseñamos el relleno sanitario por igual motivo. La viruela obligó a la invención de las vacunas, las guerras facilitan el desarrollo de la medicina y de la cirugía reconstructiva, de la tecnología automotriz, de la aeronavegación, de los sistemas de radares, etc., etc.

A esta ya larga tradición de la cultura humana, se le agrega un nuevo componente. La

conquista del espacio. Esta también ha hecho grandes aportes al avance de la tecnología con utilidad práctica en la vida cotidiana. Es muy probable que con los estudios que se realizan para diseñar la agricultura espacial o exoagricultura, la producción terrestre de alimentos en algo se vea mejorada. También es probable que lo que ahí se aprenda o se diseñe sea tan artificial que tengamos incluso que evitar su traída al planeta. Esta agricultura la podemos clasificar en espacial y planetaria. La espacial la podemos a su vez clasificar en terrestre y extraterrestre. La primera se realizaría en “fincas espaciales” ubicadas en órbita terrestre y, la extraterrestre en órbita de otros planetas que sería consumida por los colonizadores. La producción de alimentos en naves espaciales se destinaría al consumo de la tripulación. Probablemente en el transcurso de los próximos veinte años, o quizá antes, veamos el nacimiento de la agricultura espacial, no para producir trigo o soya, sino medicamentos o productos biológicos especializados como materia prima para medicinas.

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Obviamente esta agricultura está naciendo ciencista. No podría ser de otra manera. Cabe esperar que, una vez nacida, poco después surja el movimiento “bio” de la exoagricultura. Debemos tener en cuenta que al hablar de exoagricultura no estamos hablando de futurología ni de prospectiva pura. Aún es una metodología germinal, estrictamente teórico-experimental, pero ya es algo que existe, que es. Nada práctico aún pero en rápido desarrollo, o al menos crece en la medida que lo hace la tecnología espacial. Por tanto debemos estar atentos y analizar este asunto con detenimiento.

Por el momento cabe decir, que antes de pensar siquiera en cultivos en el espacio cercano,

hemos de detener los procesos de desertización, construir la fertilidad de los desiertos terrestres que existen actualmente y, obviamente, erradicar la pobreza, el principal enemigo de la vida y del mismo ser humano.

“AGROECÓTICA ES EL ARTE DE FACILITAR A LOS ELEMENTALES DE LA NATURALEZA EL CUMPLIMIENTO DE SU MISIÓN”

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Anexo 3

FRASES DEL SUELO DICHAS A TRAVÉS DE

LAS PLANTAS

“Agricultura es un medio con que nos comunicamos con el suelo”

no de los medios de que se vale el suelo para comunicarse son las plantas. “Me falta nitrógeno, o me falta potasio, o me sobra nitrógeno, o me sobra potasio, etc., son

algunas de las frases que nos dice con claridad a través de las especies cultivadas. Entendamos algunas:

NITRÓGENO (N). Es fundamental para el crecimiento vegetativo e imprescindible en la

formación de proteínas. Su deficiencia provoca bajos rendimientos, poca resistencia al frío, débil macollamiento en

cereales, madurez prematura, hojas de color verde claro o amarillentas, deterioro y caída de hojas viejas, aspecto de otoño.

Su exceso genera menor resistencia a las plagas y enfermedades, vuelco de las plantas,

hojas de color verde azulado oscuro y retardo en la maduración.

FÓSFORO (P). Desempeña una función fundamental en la división celular y es parte

elemental en compuestos proteicos de alta valencia, influye en la formación de raíces y semilla, siendo un regulador principal de todos los ciclos vitales de las plantas (resistencia a enfermedades, contenido de vitaminas, digestibilidad, etc.)

Su deficiencia se manifiesta por un retraso en la floración y una baja producción de frutos y

semillas, e incluso su falta total. Las hojas presentan un color entre violeta y castaño o verde oscuro y síntomas parecidos al exceso de calor. Las flores son débiles.

El exceso puede provocar la fijación de elementos como el cinc en el suelo, bloquea la

asimilación de oligoelementos: Fe, Cu, Zn. Las hojas presentan color amarillento intervenal y se desprenden fácilmente.

POTASIO. Interviene en el proceso de división celular regularizando los azúcares, almidón y

aceites, así como en los procesos de absorción de calcio, nitrógeno y sodio. Da solidez a los tejidos. Su deficiencia se manifiesta en necrosis de las márgenes y puntas de las hojas más viejas,

manchas marrones, quemazón en nervaduras y tallos, bajo rendimiento y poca estabilidad de la

U

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planta, estancamiento del crecimiento, mala calidad, falta de sabor y alta pérdida del producto cosechado.

El exceso bloquea la fijación de magnesio y calcio.

CALCIO (Ca). Es fundamental de determinados compuestos y muy importante en la

regulación del pH, fortalece las raíces y las paredes de la célula dando estabilidad al tejido vegetal, activa la vida en la tierra y regula la absorción de nutrientes.

Su deficiencia genera bajo rendimiento, mala estructura del suelo, muerte de los brotes,

desorden en frutos, raíces débiles, amarillento en las puntas de las hojas.

MAGNESIO (Mg). Es constituyente de la clorofila, contribuye en la actividad de las enzimas

relacionadas con el metabolismo de los carbohidratos, ayuda a la formación de proteínas y a la asimilación del nitrógeno, el fósforo y el potasio.

Su deficiencia se manifiesta por la presencia de hojas inferiores cloróticas (con síntomas de

clorosis), con amarillento entre nervios y bordes de las hojas jóvenes. Reduce la cosecha y el tamaño de los frutos.

El exceso provoca carencia de calcio.

AZUFRE (S). Indispensable para la formación de proteínas, sobre todo en las leguminosas. Su deficiencia provoca clorosis en toda la planta, afectando a las hojas jóvenes. Poca

producción de albúmina. Sus síntomas carenciales generalmente no son muy visibles.

HIERRO (Fe). Importante catalizador para la fotosíntesis y la oxidación participando en la

formación de hidratos de carbono y clorofila. Su deficiencia provoca clorosis (color amarillento) entre las nervaduras. Manchas castañas

en el centro de las hojas, tallos cortos, venas gruesas y verdes.- Puede llegar al albinismo seguido de muerte en ramas jóvenes.

Su exceso genera carencia de Mg. El hierro y el ácido fosfórico se estorban. El exceso en

suelo ácido es muy perjudicial.

COBRE (Cu). Es un catalizador del metabolismo, así como un componente de enzimas

fundamentales. Compensa el exceso de nitrógeno. En suelos arenosos, limosos, turbosos y alcalinos adquiere especial importancia.

Su deficiencia provoca muerte de las hojas jóvenes, no responde a la fertilización, caída de

frutos, brotes en forma de “S”, los cereales no forman semillas. Amarillamiento o color pálido. Su exceso en más de 10 ppm es tóxico para la vida microbiana y las propias raíces,

induciendo deficiencia de hierro.

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ZINC (Zn). Importante en la producción de auxinas, componente esencial de enzimas y coenzimas.

Su deficiencia produce clorosis, acortamiento entre nudos y disminución de la producción

de semillas. Las hojas son pequeñas, moteadas y se marchitan a fines del verano. Exudación nocturna de sal, caída precoz del follaje.

Su exceso genera deficiencia de hierro.

MANGANESO (Mn). Es un activador de muchas enzimas esenciales. Favorece el crecimiento

de bacteria y plantas. Actúa en la oxidación y reducción en el tejido celular, favorece la síntesis de la proteína y la vitamina así como el crecimiento y la maduración. Impide trastornos por el exceso de nitrógeno y colabora con el Fe, Co y Cu.

Su deficiencia produce hojas cloróticas con lesiones necróticas y de malformación.

BORO (B). Tiene la propiedad de formar complejos con los azúcares, jugando un papel

importante en el transporte de los mismos, equilibra el metabolismo del Calcio, ayuda al transporte de almidón y azucares a los tejidos. Muy importante para las leguminosas.

Su deficiencia provoca muerte de los meristemos apicales, las plantas presentan un aspecto

de arbusto con muchas ramificaciones, la floración a menudo no existe y cuando hay frutos, estos sueles estar mal formados.

El exceso provoca clorosis y quemaduras. El rango que hay entre suficiencia y toxicidad es

muy estrecho.

MOLIBDENO (Mo). Es esencial para la fijación de nitrógeno atmosférico a partir de

Rhizobium. Regula el ciclo estacional. A 33 ppm es tóxico. Su deficiencia genera malcrecimiento, el desarrollo de una clorosis que varía entre un

amarillo verdoso a naranja pálido pudiendo presentar necrosis. Los bordes de las hojas entre amarillo y castaño. Escasez de nódulos en las raíces de las leguminosas. Las bacterias del suelo no forman nitratos. La floración puede ser suprimida y las legumbres suelen presentar síntomas de deficiencia de nitrógeno.*

El suelo también nos habla a través de los arvenses o las plantas no cultivadas y con amplio

repertorio. Nos puede decir si es ácido o alcalino, qué tipo de plantas podemos sembrar en él y cuáles no, qué acondicionamiento requiere, si tiene poca o demasiada humedad, y muchas cosas más. A través de una plaga o una enfermedad también nos habla. Nos puede decir cosas como por ejemplo: “sembraste demasiado de una sola especie. Diversifica lo que siembras en mí”, o; “esto que sembraste no es apto para mi composición. Debes corregirla”, o; “esto que sembraste no es apto para mi ubicación climática”, etc. Para entender al suelo que mejoramos solamente debemos saber escucharle.

Al parecer el lenguaje de las plantas puede ir mucho más allá de lo que incluso alcanzamos a

imaginar. Peter Tompkins y Christopher Bird plasmaron en el libro “La vida secreta de las plantas”

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diversos experimentos de múltiples personas en los que, según afirman, se comprobó que las plantas sienten y expresan sentimientos. Por ejemplo, se cogían huevos fecundados y destruían frente a las plantas, que estaban conectadas a un galvanómetro, y este marcaba una mayor actividad eléctrica en los vegetales mientras duraba la destrucción de los huevos fecundados. Muchos jardineros afirman que a las plantas hay que hablarles y mimarlas. Incluso hay quienes sostienen que la música clásica les sienta muy bien. En dicho libro se mencionan experiencias que parecen a apuntar hacia ciertas dotes de carácter parasensorial en las plantas. Este libro es de lectura obligada para todo agroecótico, e incluso el continuar algunas de las experiencias ahí mencionadas para encontrarles utilidad práctica, si es que los fenómenos son ciertos.

Sintiéndonos uno con el suelo iremos aprendiendo a entenderle. Basta la observación,

hacerle las preguntas correctas, y acompañar esto con un poco de estudio, intercambio de saberes y experiencias entre agricultores, y obviamente la experimentación.

*Fuente: Antonio Urdiales C. “Cómo tratar la tierra” Colección Permacultura 1.

http://ecocosas.com/wp-content/uploads/Biblioteca/perma/urialdes/Colecci%C3%B3n%20Permacultura%2001%20C%C3%

B3mo%20tratar%20la%20tierra.pdf

“AGROECÓTICA ES AMAR AL SUELO COMO A NOSOTROS MISMOS”

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BIBLIOGRAFIA

Al invitar a alguien a almorzar, hoy ya no debemos decirle: “buen provecho”, sino: “mucha suerte”.

l autor debe mencionar aquí al periódico El Campesino (ya desaparecido), en donde siendo niño empezó a conocer temas como “agricultura orgánica, “granja autosostenible”,

“compost”, etc., así como al “Almanaque Creditario”, publicado por la desaparecida Caja agraria. Excelentes publicaciones que dejaron de editarse hace ya décadas. Prieto M. A. (2010) “Introduzcámonos en la Ecoantroposofía”. Comprarte. Prieto M. A. (1999) Teoría de las Variables Sicosociales. Secretaría Municipal de Salud de Cali Prieto M. A. (2009) “El agua que somos”. Comprarte. Felipe Durán Ramírez. “Manual del ingeniero de alimentos”. Colección: Volvamos al campo. Grupo latino editores.

Eduardo Anaya Campbell –recopilador- “Secretos y Recetas” Edit. Pedro Gómez –Colombia-),

Andrew Tomas. “No somos los primeros” (1976). Plaza & Janes.

“Cocina vegetariana. La alternativa saludable” (2014) Círculo de lectores.

Ana Primavesi. (2009) “Suelo Tropical” (Recopilación) versión venezolana. Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC). http://es.scribd.com/doc/119242317/Suelo-Tropical-Ana-Primavesi

Peter Tompkins, Cristopher Bird; “La vida secreta de las plantas”. Diana. http://biotu.org/download/ecoaldea/permacultura/La%20Vida%20Secreta%20de%20las%20Plantas%20(Tompkins,%20Bird).pdf

Manual de Agricultura Alternativa: principios (2004) Camilo Alvear. Fundación Hogares Juveniles Campesinos. Editorial San Pablo. http://books.google.com.co/books?id=BoSUZ6-ieVoC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false

César Augusto Condiza ”Agricultura Sostenible” Fundación Integración Campesina FINTEC, SENA http://controlbiologico.com/noticias/agricultura-sostenible-ecologica.htm.pdf

“Agricultura orgánica 2008. Instituto Tecnológico de la Cuenca de Papaloapan” http://html.rincondelvago.com/agricultura-organica.html

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“El huerto biointensivo. Introducción al método de cultivo biointensivo”. Gobierno Federal de México. 201|. http://www.semarnat.gob.mx “AGRICULTuRA ORGÁNICA. Génesis, fundamentos y situación actual”. Gabriela Soto. http://web.catie.ac.cr/informacion/RMIP/rev62/101-105.pdf

“Lombricultura y abonos orgánicos”. Universidad Autónoma Chapingo. Simposio. 1999 http://books.google.com.co/books?id=vJ8qAAAAYAAJ&pg=PA142&dq=agricultura+biointensiva&hl=es&sa=X&ei=jihpUvqbOdSskAflqYHAAQ&ved=0CC4Q6AEwAA#v=onepage&q=agricultura%20biointensiva&f=false

“Tipos de agricultura” Universidad de Chile. Facultad de ciencias agronómicas. http://www.agronomia.uchile.cl/webcursos/cmd/11999/riccepar/tipos.htm

“Producción de hortalizas orgánicas. Manual de cultivo biointensivo de alimentos” Centro

agroecológico las cañadas. http://www.tierramor.org/PDF-Docs/ManualHuertoBiointensivo.pdf

(www.bosquedeniebla.com.mx)

“Constelaciones y agricultura biológico-dinámica” Por Maria Thun http://es.scribd.com/doc/27254498/Constelaciones-y-Agricultura-Biologico-Dinamica

AGROECÓTICA ES SÍNTESIS DEL CONOCIMIENTO AGRÍCOLA”

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NOTA ADICCIONAL

ste libro forma parte de El Proyecto Encuentro. Con este se pretende introducir en el mental colectivo tres criterios: Ecoantroposofía, Ecosofía y Ecótica. Estos son

información, fuerza y amor; cerebro, mano y corazón; sabiduría, técnica y arte.

Se supone que al difundirse estos “criterios para el encuentro” el conocimiento se re-encausará, igual que la posición de las limaduras de hierro sobre un papel cuando se les acerca un campo magnético. Se reorganizan por la nueva información introducida. Igual será con el conocimiento humano dentro de algunas generaciones.

El objetivo de El Proyecto Encuentro es la síntesis del conocimiento. El “saber humano” se construyó a la luz del criterio de multiplicidad, por el cual concebimos a Lo Existente como una colcha de pedazos, donde a cada pedazo lo consideramos un todo completo y terminado. Generalmente suponemos que todo está separado de todo y que todo es diferente de todo, aunque hay algunas cosas relacionadas, como afirma la ecología. Sobre esta idea primatiana hemos construido lo que creemos saber sobre lo que creemos que existe. Al fin y al cabo así perciben nuestros sentidos a Lo Real, como algo conformado por fragmentos separados entre sí. Sólo con la razón podemos llegar a ver que no hay separatividad, que Lo Existente es un continuo indivisible con manifestaciones que parecen diferentes y separadas entre sí sólo a los sentidos. Debemos dejar de creerle a los sentidos y sustituir este criterio por el de Unicidad. Es similar a cuando dejamos de creer que la tierra era plana y pasamos a creerla redonda.

Si Todo Es Uno, entonces habrá que revisar todo el “saber” y todo el accionar humano. El Proyecto Encuentro pretende proporcionar las herramientas para esta revisión, que nos llevará varias generaciones. Estas son los criterios para El Encuentro, Ecoantroposofía, Ecosofía y Ecótica. Veamos un ejemplo de lo que se pretende utilizando el agua: Tenemos la “ciencia” del agua, la hidrología; tenemos la “técnica” del agua, la hidráulica; pero no tenemos el “Arte” del agua. Llamemos a este “Arte” del futuro “hidrótica”. La falta de la hidrótica, del “Arte” del agua, es la causa del estado actual del agua del planeta y del agua de nuestros cuerpos, que son una sola agua. Igual con el suelo. Tenemos ciencias y técnicas del suelo, pero nos falta el “Arte del suelo”. Este sólo podrá ser construido por los agricultores limpios, verdes, biológicos, o como se quieran denominar quienes mejoran el suelo al aprovecharlo.

Con el criterio agroecótico los humanos podremos ir construyendo lo que será en un futuro cercano el “Arte del suelo”. Tal la función que cumplirán quienes decidan aplicar la Agroecótica: construirán el “Arte del suelo”. Este “Arte” encauzará a la “ciencia” del suelo y la “técnica” del suelo, estas últimas hoy separatistas y egoístas.

Se comprende que El Proyecto Encuentro no es algo que se realice en el papel o en los computadores. Ocurrirá en la mente y el corazón de nosotras las personas. Ahí se fusionará el

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“saber”, hoy separatista, cuando estudiemos los eventos y los fenómenos comprendiendo que sus manifestaciones biofísicas, socioeconómicas y sicosociales son tan solo expresiones de lo mismo, pues nada está separado de nada ya que Todo Es Uno.

Podemos reclasificar el saber exotérico en: ciencias biofísicas, socioeconómicas y sicosociales según su objeto, y en puras o sóficas, aplicadas o técnicas, y subjetivas o internas (el Arte), según su objetivo. El cerebro maneja la mano, pero el cerebro puede enloquecer o desvariar y la mano puede temblar. Hace falta el “Arte”, o la manera correcta de hacer las cosas buscando lo bueno, lo bello, lo bondadoso y lo verdadero. Ese “Arte” así con mayúscula, será algo que debemos reconstruir. En otros tiempos saberes como la medicina o la política eran “Arte” pero dejaron de serlo hace ya mucho y hoy son simples saberes aplicados, pese a toda la profundidad alcanzada. Además de poseer ciencias puras, y aplicadas, hemos de tener también las ciencias del amor, del Arte, del corazón. Las ciencias puras, análogas al cerebro, y las aplicadas, análogas a la mano, han de ser dirigidas por este saber hoy inexistente, las “ciencias del sentir”.

Asuntos como los huecos en la capa de ozono, la contaminación planetaria, la extinción de especies, la disminución de la vitalidad del suelo, las islas de basura o la pobreza, son el resultado de dejar que el cerebro y la mano operen sin el concurso del corazón, sin amor, sin Arte, sin las “ciencias del sentir”, sin el “saber ecótico”. Comencemos construyendo el saber ecótico del suelo, la Agroecótica.

Ginebra, junio de 2014.