meditaciones 1º epístola de san juan apóstol

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Meditación 1º Juan MEDITACIONES 1 EPÍSTOLA DE SAN JUAN APÓSTOL Versículo 1 1º Juan 1:1 “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” Juan tiene una manera particular de presentarnos al Hijo de Dios, Jesucristo. Le llama “Verbo”. Así lo hizo en el evangelio que lleva su nombre, “En el principio era el Verbo” (Jn.1:1). Fiel a sí mismo, repite en las epístolas, “Verbo de vida”. Luego le veremos contemplando, en visión, los ci elos abiertos y un caballo blanco, y el que lo montaba tiene como nombre “Verbo de Dios” (Apoc.19:13). El Verbo es para Dios, para el mundo y para la historia de la humanidad, lo mismo que es el verbo para la gramática, lo que le da sentido a la oración. El hombre, con su corazón endurecido, en tinieblas y contrario a Dios, es el que cree que su existencia se origina y se fundamenta en filosofías y teorías. Pero el mundo por él fue hecho, dice el mismo Juan (1:10), sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (v.3), todo fue creado por medio de él y para él (Col.1:16), quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (Heb.1:3), porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas (Rom.11:36). Él es el centro, la explicación, la razón de ser de todo lo que nos rodea, perteneciente a la esfera celestial, terrenal o infernal; desde el punto de vista material o espiritual. También Juan se repite en su manera de confirmar que el Maestro a quien conoció, creyó y siguió, es el mismo Dios hecho hombre. Él fue testigo presencial de todas las señales y sucesos que se desarrollaron mientras el Hijo de Dios estuvo en la tierra. En ocasiones, Juan fue más que un discípulo, pues Jesús le invitaba a ser testigo cercano y personal de las muestras de su poder. Tal es el caso de la resurrección de la hija de Jairo (Lc.40:51), o la angustia del Señor antes de ir a la cruz, allí en Getsemaní (Mt.26:37). Por esa razón el apóstol se llama a sí mismo: “ Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero” (Jn.21:24). Pero además muchas autores dejaron por escrito lo hechos del Señor Jesucristo en su paso por éste mundo. Aunque es incontable todo lo que se puede decir de él, sus señales, su divinidad, porque si se escribieran una por una, ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir (Jn.21:25). Juan convivió con el Señor, lo escuchó, lo vio, lo palpó. Esa puede ser nuestra realidad hoy día. Estar en comunión de una forma tan cercana, íntima y personal, tanto como para verle, oírle, palparle, admirarle. Pienso que también nos quedaríamos sin palabras al querer expresar todo lo que él es y lo que significa para el pecador. Versículo 21º Juan 1:2 porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó Aparecen los tres tiempos en éste versículo: pasado, presente y futuro. Juan habla con rotunda certeza, como si hubiese existido en todos ellos para verlo y testificar acerca de cada uno. Eso es fe. Él no cree a ciegas, sino que siendo testigo presencial de la manifestación de la vida en Jesucristo, y viendo en visión la vida futura, la eterna, la celestial, entonces puede asegurar que el pasado más lejano, el que es desde el principio, es cierto, y que el Hijo y el Padre convivían desde la eternidad pasada. Por eso el creyente fundamenta su fe en la persona del Señor Jesucristo, el único en quien podemos creer, completamente seguros de que sus palabras son ciertas y se cumplirán. Si nuestra

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Autor: Ana Alejandra Ruiz Jiménez

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  • Meditacin 1 Juan

    MEDITACIONES 1 EPSTOLA DE SAN JUAN APSTOL

    Versculo 1 1 Juan 1:1 Lo que era desde el principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida Juan tiene una manera particular de presentarnos al Hijo de Dios, Jesucristo. Le llama Verbo. As lo hizo en el evangelio que lleva su nombre, En el principio era el Verbo (Jn.1:1). Fiel a s mismo, repite en las epstolas, Verbo de vida. Luego le veremos contemplando, en visin, los cielos abiertos y un caballo blanco, y el que lo montaba tiene como nombre Verbo de Dios (Apoc.19:13). El Verbo es para Dios, para el mundo y para la historia de la humanidad, lo mismo que es el verbo para la gramtica, lo que le da sentido a la oracin. El hombre, con su corazn endurecido, en tinieblas y contrario a Dios, es el que cree que su existencia se origina y se fundamenta en filosofas y teoras. Pero el mundo por l fue hecho, dice el mismo Juan (1:10), sin l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (v.3), todo fue creado por medio de l y para l (Col.1:16), quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (Heb.1:3), porque de l, y por l, y para l, son todas las cosas (Rom.11:36). l es el centro, la explicacin, la razn de ser de todo lo que nos rodea, perteneciente a la esfera celestial, terrenal o infernal; desde el punto de vista material o espiritual. Tambin Juan se repite en su manera de confirmar que el Maestro a quien conoci, crey y sigui, es el mismo Dios hecho hombre. l fue testigo presencial de todas las seales y sucesos que se desarrollaron mientras el Hijo de Dios estuvo en la tierra. En ocasiones, Juan fue ms que un discpulo, pues Jess le invitaba a ser testigo cercano y personal de las muestras de su poder. Tal es el caso de la resurreccin de la hija de Jairo (Lc.40:51), o la angustia del Seor antes de ir a la cruz, all en Getseman (Mt.26:37). Por esa razn el apstol se llama a s mismo: ste es el discpulo que da testimonio de estas cosas, y escribi estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero (Jn.21:24). Pero adems muchas autores dejaron por escrito lo hechos del Seor Jesucristo en su paso por ste mundo. Aunque es incontable todo lo que se puede decir de l, sus seales, su divinidad, porque si se escribieran una por una, ni aun en el mundo cabran los libros que se habran de escribir (Jn.21:25). Juan convivi con el Seor, lo escuch, lo vio, lo palp. Esa puede ser nuestra realidad hoy da. Estar en comunin de una forma tan cercana, ntima y personal, tanto como para verle, orle, palparle, admirarle. Pienso que tambin nos quedaramos sin palabras al querer expresar todo lo que l es y lo que significa para el pecador. Versculo 21 Juan 1:2 porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifest Aparecen los tres tiempos en ste versculo: pasado, presente y futuro. Juan habla con rotunda certeza, como si hubiese existido en todos ellos para verlo y testificar acerca de cada uno. Eso es fe. l no cree a ciegas, sino que siendo testigo presencial de la manifestacin de la vida en Jesucristo, y viendo en visin la vida futura, la eterna, la celestial, entonces puede asegurar que el pasado ms lejano, el que es desde el principio, es cierto, y que el Hijo y el Padre convivan desde la eternidad pasada. Por eso el creyente fundamenta su fe en la persona del Seor Jesucristo, el nico en quien podemos creer, completamente seguros de que sus palabras son ciertas y se cumplirn. Si nuestra

  • Meditacin 1 Juan

    fe decae y dudamos acerca de la verdad de sus promesas, con mirar el pasado recuperamos no slo la confianza sino tambin la esperanza. Si todo lo escrito fue cumplido en la persona de Cristo en el lugar y en el tiempo, de la misma manera se sucedern todos los acontecimientos que estn por venir: No olvidar mi pacto, ni mudar lo que ha salido de mis labios (Salmo 89:34) Toda buena ddiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variacin (Santiago 1:17) Dios no es hombre, para que mienta, El dijo, y no har? Habl, y no lo ejecutar? (Nmeros 23:19) para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortsimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros (Hebreos 6:18) Juan contaba con lo que estaba escrito acerca del Mesas, y por eso poda creer en l. Vivi en los tiempos de Jess, por lo que vio, escuch, palp al Verbo mientras estuvo entre ellos. Tuvo fe, esa forma de vida que tenemos los redimidos para creer en el futuro como si estuviese ocurriendo en el presente. Nosotros no somos muy diferentes a Juan, tenemos la palabra proftica ms segura, y al completo. Contamos con el testimonio de personas que lo vivieron en primera fila y el testimonio de primera mano de muchos otros que con diligencia indagaron acerca de lo acontecido en Palestina. Escuchamos y palpamos en nuestras vidas la obra del Espritu de Dios que habita en nosotros. Por todo esto, vamos de la mano con la fe, bajo el convencimiento de lo que est por delante, su perfecta y benvola voluntad en nosotros. Versculo 3 1 Juan 1:3 lo que hemos visto y odo, eso os anunciamos, para que tambin vosotros tengis comunin con nosotros; y nuestra comunin verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Grandes verdades estn incluidas en ste versculo! Juan est hablando de comunin genuina. No es aquella que construye el hombre con una actividad social o de entretenimiento; sino la que encuentra su origen en la persona del Seor Jesucristo. Quiz el intento del hombre es bien intencionado, sin duda, pero no quiere decir que sea la manera correcta, ni menos la que agrade a Dios. No hay ms que ver qu tan forzado o qu tan natural es esa comunin para entender de dnde procede, si de la inventiva humana o del resultado de una relacin ntima con el Seor. La comunin entre los hermanos tiene un nico eje central, Cristo; y es el resultado, el efecto del Espritu actuando en nosotros. Aqu el orden de los factores S altera el producto, pues la comunin no se consigue teniendo originales encuentros, sino que el alma del creyente va a anhelar reunirse con otros que profesan la misma fe, para compartir lo que el Seor hace cada da en nuestras vidas, y su tema va a ser l, ms tarde o ms temprano. El que ha nacido de nuevo no puede ni quiere contener sus palabras para hablar de la bendicin recibida, pasada, presente y futura, con otros hermanos que han sido objetos del mismo amor. As es el orden de los factores para un redimido:

    la Triunidad de Dios + el corazn humillado del creyente = comunin Comunin ntima hermanable. Todos los esfuerzos fuera de sta frmula son vanos. Juan predica lo que Jess ense delante de la multitud y estando a sola con ellos. El Maestro habr dicho todo lo que vino a decir de parte del cielo como para que Juan no tuviera nada ms que aadir. Y el corazn de Juan no se llen de soberbia ni de orgullo, sino de humildad, para proclamar con cuidada exactitud el mensaje del Mesas, sin agregar, ni quitar. Pues es la palabra de Dios la que

  • Meditacin 1 Juan

    nos une a l y a los suyos. Por lo contrario, cuando el pensamiento del hombre se impone, hay divisin, pues cada uno sentir la libertad de actuar bajo su propia opinin. El apstol reafirma todo esto cuando al terminar el versculo seala que nuestra comunin verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Qu significa ese verdaderamente? Significa que el origen, la fuente, la raz, el centro, es l. Es ese el secreto de la comunin entre los hermanos! Uno, la palabra de Dios, y dos, la relacin personal e ntima con nuestro amado Seor. Versculo 3 1 Juan 1:3 lo que hemos visto y odo, eso os anunciamos, para que tambin vosotros tengis comunin con nosotros; y nuestra comunin verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Grandes verdades estn incluidas en ste versculo! Juan est hablando de comunin genuina. No es aquella que construye el hombre con una actividad social o de entretenimiento; sino la que encuentra su origen en la persona del Seor Jesucristo. Quiz el intento del hombre es bien intencionado, sin duda, pero no quiere decir que sea la manera correcta, ni menos la que agrade a Dios. No hay ms que ver qu tan forzado o qu tan natural es esa comunin para entender de dnde procede, si de la inventiva humana o del resultado de una relacin ntima con el Seor. La comunin entre los hermanos tiene un nico eje central, Cristo; y es el resultado, el efecto del Espritu actuando en nosotros. Aqu el orden de los factores S altera el producto, pues la comunin no se consigue teniendo originales encuentros, sino que el alma del creyente va a anhelar reunirse con otros que profesan la misma fe, para compartir lo que el Seor hace cada da en nuestras vidas, y su tema va a ser l, ms tarde o ms temprano. El que ha nacido de nuevo no puede ni quiere contener sus palabras para hablar de la bendicin recibida, pasada, presente y futura, con otros hermanos que han sido objeto del mismo amor. As es el orden de los factores para un redimido:

    Comunin ntima entre la Triunidad de Dios + el corazn humillado del creyente = comunin hermanable. Todos los esfuerzos fuera de sta frmula son vanos. Juan predica lo que Jess ense delante de la multitud y estando a solas con ellos. El Maestro habr dicho todo lo que vino a decir de parte del cielo como para que Juan no tuviera nada ms que aadir. Y el corazn de Juan no se llen de soberbia ni de orgullo, sino de humildad, para proclamar con cuidada exactitud el mensaje del Mesas, sin agregar, ni quitar. Es la palabra de Dios la que nos une a l y a los suyos. Por lo contrario, cuando el pensamiento del hombre se impone, hay divisin, pues cada uno sentir la libertad de actuar bajo su propia opinin. El apstol reafirma todo esto cuando al terminar el versculo seala que nuestra comunin verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Qu significa ese verdaderamente? Significa que el origen, la fuente, la raz, el centro, es l. Es ese el secreto de la comunin entre los hermanos! Uno, la palabra de Dios, y dos, la relacin personal e ntima con nuestro amado Seor.

  • Meditacin 1 Juan

    Versculo 4 1 Juan 1:5 Este es el mensaje que hemos odo de l, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en l. Si decimos que tenemos comunin con l, y andamos en tinieblas, metimos, y no practicamos la verdad Las tinieblas son el antnimo de Dios, que es luz, y separ Dios la luz de las tinieblas (Gn.1:4). Por lo tanto, todo lo que es contrario a l pertenece al mundo de las tinieblas, donde gobierna Satans (Hch.26:18), donde conviven las huestes espirituales de maldad (Ef.6:12), donde est la muerte. Las tinieblas son el escenario perfecto para toda obra perversa, Ay de los que se esconden de Jehov, sus obras estn en tinieblas (Is.29:15). Ella es el lugar de los pecadores, en ella corretean todas las bestias de la selva (Sal.104:20), que comenten impiedad y se esconden, pensando que nadie les ve. Las tinieblas son lbregas, oscuras, desordenadas (Job 10:22). Te ciegan porque son densas. Nublan el entendimiento, te hace ignorante (Sal.82:5). Cuando ests en tinieblas no sabes a dnde vas (Jn.12:35). Las tinieblas nos separan de Dios, estn lejos, en un lugar de tormento, lloro y crujir de dientes (Mt.8:12). Pero el evangelio son buenas noticias! porque los que estn en tinieblas pueden abandonarlas gracias al sacrificio de Cristo en la cruz. l abri el nico camino que hace posible pasar de las tinieblas a la luz, Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andar en tinieblas, sino que tendr la luz de la vida (Jn.8:12). An as, muchos han rechazado la oferta de salvacin. Unos porque, estando ciegos por las mismas tinieblas, no entiendan que esa sea la forma, ni la nica manera de cambiar de rumbo y de destino eterno. Otros porque han escogido, por libre albedro, permanecer en tinieblas, y los hombres amaron ms las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas (Jn.3:19). Por eso, creer en Jesucristo no est basado en una fe ciega; todo lo contrario, la fe del creyente es una fe consciente, una fe acompaada de sabidura cuyo fundamento ha sido, es y ser siempre la luz, que nada esconde sino que se manifiesta. Jess se maravill con la fe del centurin (Mt.8:10), pues ste hombre gentil, saba que con slo pronunciar una palabra, el Hijo de Dios poda sanar a su siervo, sin necesidad de acercarse o de tocarle. La luz de Jesucristo se le manifest, le sac de las tinieblas y le hizo saber y creer que, as como l daba una orden y sus soldados obedecan, de igual manera, el hombre que estaba frente a l vena de parte del cielo con todo poder para sanar. Ese es Jesucristo, el nico que puede y quiere darnos luz espiritual, para que vivamos en l, para obtener vida eterna! Versculo 5 1 Juan 1:7 pero si andamos en luz, como l est en luz, tenemos comunin unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado Juan, adems de ser el discpulo a quien Jess amaba (Jn.21:7), de hablarnos del amor y del Dios de amor (cap.4), nos muestra las evidencias de la salvacin en uno que ha nacido de nuevo. Te fortalece grandemente cuando lees acerca de la seguridad de la salvacin y cmo esta no depende del estado anmico del creyente. No tiene nada que ver con sentirse ms salvo, ms santo o ms espiritual. La entrada al lugar eterno con Cristo depende nicamente de su sacrificio, ese que se efectu cuando el Hijo del Hombre, levantado en la cruz del medio, clam al cielo: Consumado es! La justicia de Dios fue satisfecha. Es su sangre derramada la que me limpia de pecado, y no la buena conducta, sta es posterior, la que corresponde al nuevo hombre, para testimonio y honra del nombre del Seor. No es el conocimiento de su palabra, pues sta nicamente se entiende por la sabidura del Espritu que

  • Meditacin 1 Juan

    habita en nosotros una vez que somos salvos. Tampoco la buena relacin con los hermanos me hace salvo, porque la comunin unos con otros va determinada primeramente por el andar en luz. Todo gira alrededor de una persona, el tema principal de la Biblia, el sentido de la historia de la humanidad, el centro de adoracin de los tiempos pasados, presentes y futuros, por la eternidad. De manera que los que hoy dicen que existen muchas formas para alcanzar el favor de Dios, andan en tinieblas, no entienden. Por otro lado, el creyente debe mantener el mensaje original de salvacin, pues nos integramos de tal manera en el mundo que no queda claro el modo de obtener el perdn de Dios. Predicamos ms acerca del amor, procuramos ms los encuentros sociales y le damos ms importancia a atraer al oyente con msica y espectculos, que a los temas de inters para Dios, que son su santidad, su justicia, el pecado, el castigo, la condenacin, el amor inmensurable, el sacrificio de Cristo, su muerte, resurreccin e inminente regreso. El apstol no hace as, l habla acerca de la comunin unos con otros como resultado del andar en luz, lo que es posible nicamente si nuestros pecados son perdonados, gesto de amor que gan Jesucristo cuando derram su sangre por todos. Versculo 6 1 Juan 1:7 y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado No solamente el sacrificio de Cristo es independiente del hombre y de su estado anmico, sino que adems es efectivo en todos los tiempos. Dios no quiere la muerte del que muere (Ez.18:32), por lo que otorga perdn a todo aquel que se arrepiente de su condicin de pecador, Todas las transgresiones que cometi, no le sern recordadas (Ez.18:22). Su llamado es para que el hombre reconozca su pecado y se vuelva de espaldas a Dios, como anda ahora, a caminar con la mirada puesta en los cielos. Un corazn arrepentido, que clame perdn, ser escuchado por Dios, sea la poca que sea, a cualquier hora, por la misma premisa del versculo anterior. El hombre es terrenal, temporal, mortal, de manera que lo que promete hoy slo tiene vigencia mientras viva l o su legado. En cambio el hombre que fue crucificado en la cruz del medio en Jerusaln, es Dios mismo, imperecedero, eterno. Esto hace que sus promesas nunca tengan fin, y estn siempre presentes recordndonos quin es el que las ha hecho para nosotros. Otra razn para que el creyente pueda gozarse en haber aceptado la invitacin del evangelio! El Seor ha prometido perdn efectivo en todos los tiempos, la seal es su sangre derramada. La misma seal que sirvi a los Israelitas para que confiaran en que seran liberados de Egipto el momento en que obedecieron y colocaron la sangre en la puerta de sus casas. La misma seal que vio Pablo cuando el Seor se le apareci camino a Damasco para apresar a los cristianos. La misma seal del Cordero como inmolado que Juan ve de pie ante el trono de Dios en los cielos. Si la historia del Salvador comienza en la eternidad pasada con Dios, y se extiende hasta la creacin de cielos nuevos y tierra nueva para la eternidad, entonces tenemos por seguro que la efectividad de su sangre no caduca. Por eso doy gracias a Dios! porque el sacrificio que Cristo hizo por m es vlido delante de Dios para salvarme, no hay otro; y porque su sangre es efectiva para limpiar mis pecados de ayer, los de hoy y los futuros. Slo l me provee de un vestido limpio y blanco que glorifique su nombre. Entonces, segura de esta verdad, puedo preguntar Quin puede perdonar pecados, sino slo Dios?

  • Meditacin 1 Juan

    Versculo 7 1 Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engaamos a nosotros mismos, y la verdad no est en nosotros Ahora Juan plantea la negacin de la humanidad ante la verdad del arrepentimiento. El hombre no necesita arrepentirse porque considera que no hay pecado en l. A lo que es aborrecible delante de Dios le llama de muchas otras maneras, pero nunca pecado, porque en principio no cree que haya un Dios Santo a quien honrar. El mundo est ciego, prefiere creer en filosofas, teoras, humanismo, aunque stas sean de lo ms inverosmil. El mundo est sordo, slo tiene odos para el comps de esta sociedad que le complace en sus pecados. El mundo est en tinieblas, no puede ver el camino, necesita la luz para saber dnde est la verdad; por ms que busque no va a encontrar si sigue otras direcciones. El mundo est muerto, por lo que su sistema no funciona; es como de cuatro das, es decir huele ya. Sus obras no elevan olor fragante al cielo. El mundo est esclavizado bajo el dominio de Satans, quien le mantiene entretenido como si fuese un arlequn, mofndose de las almas para que no sean salvos ni vengan al conocimiento de la verdad. Niegan la palabra de Dios y se engaan ellos mismos, pero ms all de esto, hacen a Dios mentiroso. Qu significa hacer a Dios mentiroso? Es estar bajo la sentencia condenatoria que para otros fue quitada cuando Cristo muri en la cruz, anulando el acta de los decretos que haba contra nosotros, que nos era contraria, quitndola de en medio y clavndola en la cruz (Col.2:14). Significa que sus iniquidades jams sern expiadas, mas la blasfemia contra el Espritu no les ser perdonada (Mt.12:31). La palabra le juzgar, pues ella no oculta nada sino que habla de nuestra condicin de pecador, nos advierte de las consecuencias, nos invita a tomar otro camino, nos gua para andar el camino angosto, y nos deja ver a dnde nos lleva el final de ese camino, El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgar en el da postrero (Jn.12:48). Su nombre no estar escrito en el libro de la vida del cordero, Y el que no se hall inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (Apoc.20:15). Sus malas obras y transgresiones no sern borradas del libro de las obras, fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segn sus obras (Apoc.20:12). Pasa a formar parte de los que se levanten en la segunda resurreccin, la de los muertos que se presentarn delante del justo Juez para escuchar la sentencia que ya estaba determinada por su incredulidad, Y vi a los muertos, grandes y pequeos, de pie ante Dios (Apoc.20:12). Estar en tormento eterno, junto con otros que actuaron de igual manera, contra Dios, estos son la bestia, el falso profeta, la muerte, el hades, el diablo y sus ngeles, y otros pecadores que no se arrepintieron como l. Lo que Dios dice es verdad, cralo el hombre o no, pero es mejor creerlo ahora que hay oportunidad, porque entonces, cuando le toque creerlo, estar bajo sentencia de condenacin, Algrate y tome placer tu corazn; y anda en los caminos de tu corazn y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgar Dios (Ecl.11:9). Versculo 8 1 Juan 2:1 Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo El apstol va a hablar de un tema serio que ampliar luego en el captulo tres, pero fijaos la ternura con la que escribe a los creyentes, hijitos mos. Vimos algo parecido cuando estudiamos las cartas de Pablo a Timoteo. El experimentado Pablo se mostraba amigo, cercano y tambin ejerca de padre espiritual y maestro. Siempre se dirigi a su pupilo con sabidura, con claridad y nunca falt el amor. Juan lo hace de la misma manera mientras nos explica la diferencia entre ser salvos por la

  • Meditacin 1 Juan

    sangre de Cristo para no practicar nunca ms el pecado y la defensa que el Hijo hace delante del Padre, en caso de pecar una vez que somos salvos. Juan hace nfasis en la sangre como base para la salvacin porque despus hablar de guardar los mandamientos, andar como Jess anduvo, amar a los hermanos, nicamente como evidencias de esa salvacin que previamente hemos obtenido. Si esto lo explica tan claramente, por qu el mundo entiende otra cosa, hacindose justos a s mismos? Si el sacrificio de Cristo es suficiente por qu los creyentes piensan que es necesario aadir atractivos a su obra? Es verdad que la cruz le hizo como raz de tierra seca; sin parecer, ni hermosura, le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos dice Isaas (53:2), pero tambin es cierto que son incontables sus atributos, comenzando y terminando por el amor. Una vez que hemos entendido la primera parte, podemos comprender a qu se refiere Juan con ste primer versculo del captulo dos. Esa misma sangre que limpia de pecado es la base para que Cristo abogue por nuestro pecado. Mientras el Cordero se convierte en abogado, el hombre viejo que pecaba como prctica diaria, se convierte en un corazn humillado, pidiendo perdn por ofender a Dios cuando un pecado aparece en su nueva vida. Sin Cristo como propiciacin, entindase como Cordero, por nuestros pecados, no sera posible que intercediera por nosotros ante Dios. Otra prueba ms de la eficacia pasada, presente y futura de la sangre derramada. No hay nada ms seguro que esto! Ms adelante Juan va a tratar las evidencias que confirman el corazn del hombre como acepto delante de Dios, pero para que no nos confundamos, era necesario hacer primeramente esta aclaracin: la salvacin no depende de nuestras obras, o de nuestro nimo; no somos ms salvos si somos ms espirituales. Todo gira en torno a la persona de Jess y es a l a quien Dios mira para entonces justificarnos a nosotros. As tambin debe ser nuestra atencin y nuestro trabajo, para que las almas se sientan atradas por lo que l es. Versculo 9 1 Juan 2:3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos, el que guarda su palabra, en ste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado Los mandamientos de Dios no son slo palabras. Su propsito no es restringirnos, ni se limita en decirnos qu hacer y qu no hacer. Desde luego hay un orden, como la misma sociedad en la que vivimos, que encamina la convivencia entre las personas para el bien comn. Pero el efecto de los mandamientos cumplidos es superior a esto, es el perfeccionamiento de su amor en nosotros. Si ya su amor inmensurable nos ha salvado, ahora pensad cmo se multiplica cada vez que ese corazn arrepentido honra a Dios cumpliendo su palabra. La relacin con el Salvador se vuelve ntima, l nos conoce profundamente, podemos buscarle y refugiarnos para perdn de pecados. La relacin con Dios se vuelve cercana, l se convierte en nuestro Padre y nos hace entender sus planes y su voluntad. La relacin con el Espritu de Dios llega a ser imprescindible para recibir el consuelo necesario y la gua de la cual nos hacemos dependientes. Pero el que no guarda sus mandamientos no experimenta la accin poderosa del amor, ni para beneficio personal, ni para testimonio a otros. Es imposible confesar con los labios haber credo en Cristo como Salvador, pero no obedecer a sus mandamientos, porque el creer es ya una seal de obediencia. Por eso podemos saber que estamos en el verdadero, porque el nuevo hombre buscar honrar a Dios haciendo siempre su voluntad, sabiendo que es para bien. No es un regla que haya que cumplir, sino una relacin fluida entre autoridad y obediencia. Esa espontaneidad procede de la nueva naturaleza, la espiritual, que busca las cosas que pertenecen al

  • Meditacin 1 Juan

    Espritu; la autoridad no es una imposicin de Dios, sino que todo redunda para nuestro bienestar, y la obediencia nos confirma que somos suyos, nos permite experimentar ms y ms el amor de Dios y ste va creciendo en nosotros. Entonces, obedecer los mandamientos no trae ms que gozo, llenura, sabidura, paz, eso para nosotros, y para Dios honra y exaltacin, que es al final su santo propsito. La ley de Jehov es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehov es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehov son rectos, que alegran el corazn; El precepto de Jehov es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehov es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehov son verdad, todos justos Salmo 19:7-9 Versculo 10 1 Juan 2:6 El que dice que permanece en l, debe andar como l anduvo Segn vemos, en la relacin entre el hombre y Dios por medio de Jesucristo, se aplica una ley de causa y efecto, porque dice: el que guarda sus mandamientos recibe a cambio el perfeccionamiento del amor de Dios; tambin, el que permanece en l, como resultado encamina sus pasos imitando el andar del Seor. Ms adelante va a aadir que el que est en la luz, como consecuencia de esto, muestra amor hacia su hermano. Esto es porque no puede una fuente echar por la misma abertura agua dulce y amarga (Stg.3:12). Pablo confirma esto cuando escribe su primera carta a los corintios, en el captulo trece. El tema central all es el amor y sus cualidades conforman esa larga lista, pero la forma de iniciarla es recalcando que el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (vv 4-7). No es posible ser una cosa y no ser otra, todas son fruto del amor. Por eso es que el creyente aprende, en su relacin con Dios, la armona que gobierna la vida de todo salvado. Su andar coincide con sus palabras, sus actos siguen el mismo hilo de sus prdicas. Es nacido de nuevo en pblico y en privado, fuera y dentro del lugar de reunin. Se comporta de la misma manera en los momentos de pruebas como en los momentos de alegra. Esto es de olor fragante en la presencia de Dios, quien se complace en un corazn dispuesto a obedecerle, pues ya conoce el resultado de esto. Ser creyentes no es una acreditacin que nos quitamos y ponemos segn el tiempo y el lugar. Es encontrar la razn de ser en esta vida, andar por el camino correcto que es angosto y ascendente, y vivir bajo el amparo, la instruccin y el amor del nico que lo merece todo y en todos. Versculo 11 1 Juan 2:8 porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra Qu hermosa esperanza! Suena de la misma manera que las palabras dichas por el Seor cuando hablaba a sus discpulos despidindose, l se iba pero volvera para tomarnos para s mismo (Jn.14:3). Infunden el mismo gozo que sinti Jairo cuando el Seor le dijo que su hija no estaba muerte sino que dorma (Mr.5:39). Se refuerza la confianza en el corazn del creyente, esa que tenemos por la promesa de que nuestros nombres estn inscritos en el libro de la vida, y que aquel da, cuando se pase lista, all estaremos (Fil.4:3). Son palabras tan verdaderas como las promesas

  • Meditacin 1 Juan

    del Seor en cuanto a su cuidado y provisin diaria para con los suyos (Is.43:2). Y la lista se extiende, podemos decir que est ms cerca nuestra salvacin que cuando cremos (Rom.13:11). Que la luz verdadera alumbre ya quiere decir que est ms cerca la venida de nuestro Seor Jesucristo, para la iglesia ese da ser nuestro encuentro con l en las nubes, para el mundo ser cuando cada ojo le ver en su segunda venida en gloria. Atrs va quedando la tristeza, las pruebas, el desprecio, la incredulidad, el pecado en nuestros miembros, la vieja naturaleza, todo lo que corresponde al mundo de las tinieblas, al cual no pertenecemos pero es en el que vivimos todava; y por delante est el cumplimiento de numerosas promesas, comenzando por el reposo, el gozo eterno, la comunin ntima, la morada celestial, el consuelo a nuestras lagrimas, la justicia por los actos injustos de los hombres para con los hijos de Dios. Anhelamos ese da? Vivimos como si lo deseramos? Creemos que as ser? Entonces, y a pesar de las circunstancias, debe verse reflejada en nosotros esa verdad, amando a los hermanos, porque el que ama a su hermano, permanece en la luz esa que ya alumbra; y adems viene con una promesa aadida, porque por ste amor no hay tropiezo para nosotros. S, ven, Seor Jess! Versculo 12 1 Juan 2:11 Pero el que aborrece a su hermano est en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dnde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos Juan destaca marcadas diferencias entra la luz, del captulo uno, y las tinieblas. Si aplicamos la lgica partimos del concepto de que son palabras antnimas, contrarias, por lo tanto, todo lo que ellas producen sern opuestas tambin entre s. Primero, si Dios es luz, entonces hay otro ser que representa las tinieblas. Sabemos que ste enemigo es Satans, quien se mueve en la oscuridad para no ser visto, ese es el ambiente donde l tiene potestad (Hch.26:18). Pero adems dice que no hay tinieblas en l, entendindose que nada que produzca las tinieblas procede de Dios. Segundo, el que anda en luz es porque confiesa su pecado y recibe perdn. Andar en luz trae comunin con otros que van por el mismo camino, pues han sido limpios sus pecados por la misma sangre derramada. Si la comunin verdadera, la que se basa en el sacrificio de Jesucristo, no existe, es forzada, se queda corta, es porque alguna de las dos partes no anda en luz. En cambio, andar en tinieblas lleva a la mentira, a engaarnos a nosotros mismos y a no practicar la verdad, pues no est en ese corazn. Lleva a decir que no somos pecadores, por lo tanto le hacemos a l mentiroso. La palabra de Dios no surte efecto en los que estn en oscuridad, no la entiende, no la guarda y menos la pone por prctica, por eso sabemos que el amor del Padre no est en l. Por ltimo, que sepa el que vive en tinieblas que est rodeado de No por todas partes, pues no practica la verdad, no tiene comunin unos con otros, la verdad no est en ellos, no han sido perdonado sus pecados ni limpio de toda maldad, su palabra no est en sus corazones, no tiene un abogado que interceda delante del Padre, no le conoce ni guarda sus mandamientos, el amor de Dios no est en l, no ama a su hermano, no sabe a dnde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Muchos hombres escogen las tinieblas y no vienen a la luz porque no quieren que sus obras sean reprendidas. Sin embargo, tambin es cierto que otros andan en ella porque no les ha llegado la luz a sus odos y no saben a dnde van. Anunciemos al mundo que todava hay oportunidad de pasar de las tinieblas a la luz, Jess dijo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andar en tinieblas, sino que tendr la luz de la vida (Jn.8:12).

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    Versculo 13 1 Juan 2:13 Os escribo a vosotros, jvenes, porque habis vencido al maligno Desde el verso doce hasta el catorce es como si nos encontrramos con el estribillo de un texto, ya que las mismas palabras se repiten dos veces. Juan dedica su letra a tres estados espirituales diferentes: el recin convertido, el que ha conocido y vivido las experiencias de la vida en Cristo, y el joven que est en medio de la lucha, pero que ha conseguido la victoria inclusive antes de emprender la batalla. Todo es por Cristo! Los hijitos son todos los salvos en su primera etapa, los pecados han sido perdonados en Su nombre y empiezan a conocer la relacin estrecha con el Padre. Esta etapa se caracteriza por el primer amor, el entusiasmo y por el deseo de aprender mucho y rpidamente. Estn dispuestos a imitar cualquier ejemplo que les haga estar siempre cerca de su Salvador. La gratitud por la salvacin est a flor de piel. Los creyentes, con conocimiento de la palabra, que ensean las verdades de Dios, son esos padres que saben desde el principio, o debera ser as, cmo obra l en todas las etapas de la vida cristiana. Han experimentado el poder de la oracin, el gozo en el conocimiento del Seor, de su santidad y voluntad, su andar diario complace el corazn de Dios al cumplir sus mandamientos y no se aflige por lo que le acontece porque est seguro del dominio del Todopoderoso sobre cada suceso; ha aprendido a anhelar la venida del Hijo. Y los jvenes, es esa etapa dura pero necesaria, donde se libran las ms difciles batallas. Todo creyente en esta edad espiritual se pregunta cosas, tiene dudas, cae; pero son fuertes para continuar, de manera que su fin es la victoria. Los jvenes espirituales han vencido al maligno porque han sabido sobrepasar las pruebas y han dicho no al mundo y al que lo gobierna. Sus pasos son cada vez ms firmes en direccin al cielo y con esto honran a Dios, por lo tanto l provee de toda armadura, de gracia y de perdn. Tambin es el momento de probar si la confesin de fe es verdadera. La edad espiritual es independiente de la edad fsica o mental, y Dios valora cada una de ellas. Para los hijitos, los recin nacidos, les es provisto leche espiritual para que por ella haya crecimiento para salvacin (1P.2:2). Las caractersticas de un nio segn la Biblia es carnalidad (1Cor.3:1), son fluctuantes (Ef.4:14), inmaduros en el modo de pensar (1Cor.14:20), en esclavitud bajo los rudimentos del mundo (Gl.4:3), es inexperto en la palabra de justicia (Heb.5:13). Nuestro Padre celestial provee alimento, maestros, correccin, ejemplo, etc. Los ms creciditos, los jvenes, son muy estimados, su gloria es su fuerza (Prov.20:29). Ellos flaquean y caen, por eso necesitan inteligencia y cordura (Prov.1:4), prudencia (Tito 2:6), estar sujetos a los ancianos (1P.5:5). Finalmente los padres, cuya edad espiritual les ha hecho experimentar muchas cosas, son aprobados en varias de ellas pero quiz se les reproche otras tantas, como el envanecimiento o ser sabios en su propia opinin. Estos padres estn en la edad de Pablo al decir He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo dems, me est guardada la corona de justicia, la cual me dar el Seor, juez justo, en aquel da; y no slo a m, sino tambin a todos los que aman su venida. (2Tim.4:7,8). No hay diferencia entre libres y esclavos, ricos y pobres, judos y gentiles, hombre o mujer para alcanzar salvacin, slo que desde el punto de vista espiritual es necesario dar a cada uno segn sea el caso (Heb.5:12). Esto nos habla del cuidado de nuestro Seor en los pasos que damos para acercarnos ms a l.

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    Versculo 141 Juan 2:15 No amis al mundo, ni las cosas que estn en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est en l Alguna vez te has sorprendido a ti mismo viendo al mundo con buenos ojos, con sus luces y sus sonidos, con positivismo y fuerza de voluntad. Vas con la corriente sin conflictos, sin que nadie te rechace, con el propsito de alcanzar las mismas metas, el triunfo, la fama, el xito. Piensas que no estara mal hacerte con algo de dinero, conseguido con todo tu esfuerzo y con un poco de buena suerte, porque as no le haces dao a nadie. Deseas poder sustentar una familia y formar una sin seguir el patrn original porque los tiempos cambian; si lo importante es amar a las personas. Creyendo que no hay maldad pero s polticos corruptos, sacerdotes pederastas, leyes mal diseadas. Si piensas que los problemas se solucionan igualando las riquezas, no pagando impuestos, ni salud pblica, si trabajsemos tres veces a la semana. Si opinas que hace falta ms libertad para que cada uno elija cmo quiere vivir, menos censura para la publicidad, la droga, el sexo. Si concluyes que el paso a la felicidad est en el yoga, o en las ofrendas a Buda, o en un viaje a la India. Si te van las frases filosficas, el pensamiento abstracto para evadirte de vez en cuando. Si tu modelo a imitar es algn deportista, por su agilidad y figura, a algn actor o actriz porque vive libremente, o algn cantante porque el todo est en la msica y con el dinero que consigue puede viajar a medio mundo, o alguna modelo por su escultural cuerpo T eres un nmero ms entre esos miles de millones de personas que no solamente viven en ste mundo, sino que tambin le ama. Por qu pensar que todo esto es suficiente para el hombre y no pensar ms all de lo temporal o de lo material? Es verdad que tenemos un cuerpo que apela a las cosas terrenales, pero tambin tenemos un espritu que clama por las cosas eternas, por lo que est por encima de todo lo que el mundo ofrece. Y no olvidemos el alma, esa que es causa de disputa entre el mal y el bien, s, aunque no lo creas. Hay uno que te est mostrando todo lo que ves, pero adems te hace ciego e incapaz de ver o desear cosas mejores que estas. Sin embargo Dios es quien est en ese lado que no puedes o no quieres percibir. Los humanos pensamos, hablamos, hacemos o anhelamos cosas humanas, lgico, pero a costa de acallar la voz del interior, esa que busca corresponder al vnculo entre nuestro espritu y el Espritu de Dios, que es Dios tambin. Si somos tan sabios para ordenar el desorden que impera en ste mundo, usemos esa sabidura para reconocer el valor de las cosas espirituales. Si deseas ser libre, no te sujetes al yugo del mundo. Si deseas ser feliz y no hacerle mal a nadie pero s bien, acude a la fuente de vida, de gozo, de paz. Ese es Cristo, creas o no.

    Acudid a Cristo porque l da felicidad, el brillo de ste mundo es engao y vanidad,

    Cristo es amigo fiel a aquel que cree en l, da mejores goces que ste mundo da

    Versculo 15 1 Juan 2:16,17 no proviene del Padre sino del mundo Y el mundo pasa y sus deseos Estos versculos explican a qu se debe la advertencia de Dios hacia el hombre en su relacin con el mundo. El captulo dos habla acerca de un nuevo mandamiento, y menciona dentro de ese mismo contexto, estas palabras: No amis al mundo, ni las cosas que estn en l, como los deseos de la carne y la vanagloria de la vida, por lo que la advertencia es ms que eso, es un mandamiento, acompaado de una explicacin, cmo si l tuviera que rendirnos cuenta, Ay del que pleitea con

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    su Hacedor! el tiesto con los tiestos de la tierra! Dir el barro al que lo labra: Qu haces? (Is.45:9). Sin embargo, una vez ms, el amor de Dios para la humanidad se manifiesta cuando leemos las dos razones: El que ama al mundo no puede decir que es de Dios, o que anda en luz, o que el amor del Padre est en l, porque todas estas cosas no provienen del Padre sino del mundo. No olvidemos que Dios tambin es amor (de esto hablar Juan ms adelante), por lo tanto, el amor que podemos dar tiene dos nicas procedencias, o de la carne o de Dios. La otra explicacin por la que amar al mundo es vano y no procede del Padre es porque el mundo es temporal, pasajero; no as Dios, que es eterno. l es desde el principio y hasta el fin, el Alfa y la Omega (Apoc.21:6). Amar al mundo es como nadar en un inmenso mar pero sin movernos del sitio; es como dar golpes al viento; como almacenar agua en cisternas rotas, intil! Claro que tiene su brillo, porque de qu le sirve a Satans presentarnos al mundo tal cul es. Tambin tiene su msica, sus ideales, sus buenas intenciones, eso es lo que el ojo humano ve. Pero con los ojos de la fe, es decir, con completa certeza del futuro, el creyente sabe que ste lugar donde vivimos ahora tiene una fecha de fin, el primer cielo y la primera tierra pasarn (Apoc.21:1). Juan est en ese cielo nuevo y esa tierra nueva, l ve la santa ciudad, la nueva Jerusaln, las cosas viejas pasaron, he aqu todas son hechas nuevas (2Cor.5:17). De all en adelante comienza la eternidad futura, la que es por los siglos de los siglos. Qu puede ser ms razonable? entregarme a este mundo con su brillo, injusticia y temporalidad, pero pasar a la condenacin eterna? Y ms all de la lgica Qu puede ser ms de Dios? Vivir en el mundo con sus injusticias, pero bajo el cuidado y el amor del Salvador, para luego estar para siempre con l, en las moradas eternas reservadas a todo aquel que hace Su voluntad. Versculo 16 1 Juan 2:18 Hijitos, ya es el ltimo tiempo, y segn vosotros osteis que el anticristo viene, as ahora han surgido muchos anticristos, por esto conocemos que es el ltimo tiempo Pablo y Juan eran hombres de Dios, inspirados por el Espritu y con sabidura del cielo para comprender los planes del Todopoderoso hacia los hombres, en el tiempo de la iglesia y posterior a ella. Por eso es impensable que se equivocasen al hablar de ciertos acontecimientos como si estuviesen ocurriendo o se sucedieran mientras ellos viven. As lo hace el apstol de Tarso cuando menciona la venida del Seor por la iglesia, luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados (1Tes.4:17). l mismo se incluye entre los vivos. Ahora es Juan el que habla con propiedad respecto al anticristo, y lo ms curioso es que su mencin es en tiempo presente. El discpulo amado estaba viendo y viviendo la implicacin de anticristos entre los hermanos. l conoce el papel de ste personaje en la historia de la humanidad, en la historia de Israel y en los planes de Dios. La actuacin del anticristo es contundente y para destruccin. Su presencia tiene un nico objetivo, ocupar el lugar de Dios; que todo lo creado se rinda ante sus engaos. Similar al efecto de algunos que dicen ser hermanos pero que no lo son, desviar la atencin del corazn del hombre para que ya no mire al cielo y aunque eso es de lo que Juan hablar ms adelante, toca ese punto ahora porque quiere hacer nfasis en lo cercano que est el futuro del hombre. Contrario a muchos creyentes, ambos apstoles vivan por y en fe su vida con Cristo, trayendo el futuro al presente. Se situaban en ese tiempo como si estuvieran all. La debilidad de los hijos de Dios viene cuando perdemos esa visin. La frustracin por no obtener lo que queremos, la amargura de espritu de no haber tomado otras decisiones en el pasado, la

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    angustia de las tribulaciones presentes, el temor respecto al futuro laboral, econmico, sentimental; todo esto tiene una causa y es cuando desviamos la mirada de Dios, de sus promesas y de su soberana. Moiss, por la fe, dej Egipto, y no tema la ira del rey porque se sostuvo como viendo al invisible (Heb.11:27). Por la fe tambin rechaz gozar de los deleites temporales del pecado, porque tena puesta la mirada en el galardn (v.26). Moiss era mortal y humano como cualquiera de nosotros. Dud, pec, sin embargo Dios es quien reconoce de l la fe que le sostuvo. Debemos elevar ms oraciones al cielo para que el Seor aumente nuestra fe, tanto como para vivir en esta carne, en esta tierra, en este entorno material y temporal; como si estuvisemos ya a la diestra de nuestro Salvador, gozando de su gloria, de su perfeccin, de su consuelo y disfrutando de las bendiciones que ya tiene preparadas para los suyos. Versculo 17 1 Juan 2:19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habran permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros Juan va a escribir en toda su carta diversas pruebas que demuestran la verdadera fe en aquellos que dicen ser de Cristo. No es que hay que demostrar la verdad de esa confesin sino que por s sola se manifiesta la presencia del Seor en cada redimido. Es una nueva vida que se abre paso en el corazn, que busca habitacin en ste tabernculo temporal que es nuestro cuerpo y se manifiesta hacia los dems de forma indetenible. Pero qu hay realmente si nada de estos frutos logran verse? La respuesta es el versculo de hoy, no eran de nosotros. El apstol nos ha llevado a la reflexin en cuanto a este tema cuando dice: el que guarda sus mandamientos, conoce a Dios (1:3) Pero el que dice conocerle y no obedece sus mandamientos, la verdad no est en l (1:4). El que dice que est en luz, como consecuencia de esto ama a su hermano. Pero si afirma estar en luz y aborrece a su hermano, est todava en tinieblas (1:9). Ahora es otra condicin la que debe cumplirse para declarar como verdadera la confesin de fe de alguno, permanecer entre los hermanos. Y ste versculo puede ser mal utilizado por los mismos creyentes que muchas veces cogemos las Escrituras y las acondicionamos a favor de nuestras propias circunstancias. Por eso merece ser explicado. Tanto Pablo como Juan toman tiempo para abordar el tema de los falsos hermanos. El primero escribe dos cartas a su amado discpulo Timoteo en las que le advierte de una enseanza desviada de la doctrina de Jesucristo por boca de algunos falsos entre ellos. Por su parte Juan est poniendo sobre la mesa las formas de detectar la condicin de tinieblas o de luz de esos hermanos. Al parecer, estos dos siervos de Dios estaban viviendo esta amarga experiencia en su tiempo. Pero no pensemos que no es as ahora. Es posible que hoy da haya algunos beneficindose de estar entre creyentes, pero que no disfrutan de la salvacin. A estos hay que predicarles la manera real de llegar a Cristo, porque sus almas estn expuestas a la condenacin, tanto como si no asistieran a las reuniones de una asamblea. Otros proclaman ser de Cristo, ms sin embargo su trabajo entre el pueblo de Dios es confundir y desviar corazones. A estos hay que reprenderles y ponerles delante del Seor para que salgan de en medio de la congregacin. No permanecer entre los hermanos no significa no seguir asistiendo a la iglesia local en la que sola reunirse, y aqu puede estar la confusin de muchos. Ms bien se trata de no permanecer en la verdad del evangelio, que es la salvacin y el perdn de pecados por la fe en la obra de Jesucristo; es no ensear la doctrina apostlica que recibieron el da de pentecosts sino sustituirla por una

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    doctrina humanista en donde la santidad, el amor y la justicia de Dios no ocupa el primer lugar; sino el hombre, sus sentimientos, su psiquis y sus necesidades. Para Pablo, estos falsos predican otro evangelio; para Juan, niegan al Padre y al Hijo, como lo har el anticristo, el hijo de perdicin, en los postreros tiempos. Versculo 18 1 Juan 2:20 Pero vosotros tenis la uncin del Santo, y conocis todas las cosas La uncin del santo nos habla de la venida del otro Consolador, el Espritu Santo, para morar de forma permanente en el creyente hasta que estos sean llamados por el mismo Seor para estar en su presencia por la eternidad. El Espritu de Dios vino a la tierra el da de pentecosts para estar entre los salvos y regresar a los cielos con los salvos el da en que suene la trompeta. El momento de la uncin fue preparado por el mismo Seor quien dio instrucciones a sus discpulos para que permanecieran unidos hasta recibir seal del cielo. Y esa seal vino asentndose sobre cada uno de ellos en lenguas repartidas como de fuego y comenzaron a hablar en otras lenguas segn el Espritu les daba que hablasen. Hablar en lenguas fue la seal utilizada por Dios para que todos comprendieran que se estaba cumpliendo la promesa del Consolador. En ese momento muchos se maravillaron, otros se burlaron. Y as ha sido y ser a lo largo de la historia. Las manifestaciones de Dios son motivo de fe y de rechazo. Pero no fue el nico don que recibieron los creyentes ni tampoco el ms importante para edificacin del pueblo de Dios, como leemos en la primera carta de Pablo a los corintios. Encontramos en ste versculo una de las muchas cualidades que el Espritu Santo otorga a aquel corazn en el que habita, y es conocimiento, llammosle tambin sabidura. Ese don espiritual nos lleva a reconocer las falsas doctrinas, a no ser engaados y a permanecer en lo que hemos odo desde el principio. Sin necesidad de que nadie nos ensee tales cosas. Es cierto que la vida de iglesia nos debe llevar al aprendizaje, al conocimiento de la palabra de Dios, pero ms cierto es que el Espritu hace ese trabajo. Muchos hermanos que ensean pecan al no motivar a los creyentes a escudriar por su propia cuenta las Escrituras, y dejan que el Espritu se mueva con poder en ellos; es como si temieran lo que podran encontrar, pensar y decidir al leerla. Otros creyentes son tan atenidos a los ancianos y a los pastores, que menosprecian el trabajo del Espritu de Dios. Cmo si ste no actuara directamente en el corazn de un redimido. Juan no hace as! Porque sabe que todos los que han confesado a Cristo como salvador, sin mentiras ni confusin, han sido ungidos con el Espritu y su poder, y ese Espritu es Dios. Versculo 19 1 Juan 2:21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocis, y porque ninguna mentira procede de la verdad La presente epstola de Juan no fue dirigida a ningn grupo de creyentes en particular, reunidos en alguna de las ciudades de Asia o Macedonia. Aunque nos suene raro, podemos decir correctamente que es una carta catlica porque tiene carcter universal. De manera que el apstol escribe a todos los creyentes, de todos los orgenes y en todo lugar que ha confesado a Cristo como el Hijo de Dios y Redentor del pecador. Es admirable, entonces, el respecto que muestra el autor al dirigirse a todos los creyentes. Les reconoce su valor, el don recibido y la sabidura administrada por el Espritu para conocer la verdad. Nada de lo que se ha predicado y nada de lo credo desde el principio est basado en mentiras,

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    fabulas o leyendas. Dios es verdad, lo dijo el mismo Seor mientras hablaba a sus discpulos y Juan lo registra en su evangelio, Yo soy el camino, y la verdad, y la vida (Jn.14:6). Ese es su nombre y es Juan quien lo ve y lo reconoce cuando, en el Espritu, visualiza la venida en gloria del Seor Jesucristo, Entonces vi el cielo abierto; y he aqu un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y verdadero (Apoc.19:11). De manera que podemos confiar plenamente en que lo que hemos odos y credo tocante al Verbo de vida es cierto. l es digno de ser credo! Y es entonces cuando anima a los destinatarios de la carta a que permanezcan en la verdad del evangelio. Si creemos al Padre, creemos tambin al Hijo, y viceversa. No hay mentiras ni confusin. Esto para los queridos hermanos/as: cuando sientas que tu fe se tambalea, cuando no veas un futuro alentador, cuando te encuentres al borde del abismo de la tristeza, la depresin, o cuando tus labios quieran reprochar acerca de tus circunstancias en el mundo, recordemos con humildad de dnde nos sac Cristo y dnde es nuestra morada hoy: de la potestad de las tinieblas al reino de su amado Hijo (Col.1:13); a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Jn.1:12); nos hizo renacer para una esperanza viva para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para nosotros (1P.1:3,4). Nos rescat de la condenacin para vivir el reposo y el gozo eterno con el Seor, Y esta es la promesa que l nos hizo, la vida eterna (1Jn.2:25). Dime la antigua historia, cuntame la victoria, hblame de la gloria de Cristo y de su amor Versculo 20 1 Juan 2:28 Y ahora, hijitos, permaneced en l, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de l avergonzados Juan hace alusin a las visiones que le fueron reveladas y que escribi en el libro de Apocalipsis. En esta oportunidad menciona la venida del Seor, y siendo l uno de los implicados, entendemos que se refiere a esa primera parte de la segunda venida que la Biblia llama arrebatamiento. Cuando se oiga el toque de la trompeta, los muertos en Cristo y los vivos en Cristo, nos reuniremos con l en las nubes para ir al cielo y ser vestidos de novia en ese juicio del tribunal de Cristo. Es la unin ntima entre el Esposo y la iglesia. Ser un lugar de recompensas, en el que las acciones justas de los santos conforman ese vestido de lino fino, limpio y resplandeciente (Apoc.19:8). En el momento de dar cuentas por nuestros hechos, es necesario que las obras sean pasadas como por fuego. Que sean expuestas y probadas, para que el resultado de ellas sea oro y piedras preciosas o heno y hojarasca. ste quiz sea el instante en que nuestro corazn sienta vergenza por no haber permanecido en l. Fijaos que no es el Seor el que se aleja de nosotros, ni el que nos aleja. Estar lejos del Seor, en ste caso, no tiene que ver con pertenencia. Somos salvos, nuestros pecados han sido perdonados por su nombre (2:12), tenemos la uncin del Santo (2:20), conocemos todas las cosas porque ninguna mentira procede de la verdad (2:21), es decir que le pertenecemos y nadie nos arrebatar de su mano (Jn.10:28). Pero hay apartados en nuestra vida de fe en los que no hemos sido constantes. En el verso que nos ocupa, Juan se refiere a la verdad del evangelio que hemos odo, aprendido y credo desde el principio. Algunos hermanos se estaban desviando, quiz en relacin a la unidad del Padre y el Hijo, porque es lo que menciona anteriormente; pero qu sucede con la oracin? El apstol Pablo nos anima a orar sin cesar (1Tes.5:17), a pedir todo en oracin (Jn.16:24), a que confiar en que el Seor nos oye y responde

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    (Sal.38:15). Qu sucede con la edificacin espiritual? Para dejar de ser nios fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina (Ef.4:14) y llegar a ser creyentes maduros, de alimento slido, que atendamos las necesidades de los hermanos en particular y de la obra de Dios en general. Y as podemos hacernos muchas ms preguntas, qu con ser dadivosos, o perdonar a otros, llevar el evangelio a cada rincn de la tierra, amar a nuestros enemigos, etc. Para mi reflexin, debo examinar los aspectos de mi vida cristiana en los que no estoy permaneciendo, para trabajar en ello. Tenemos la mejor gua, las Escrituras; el poder lo recibimos del Espritu Santo, la gratitud se la debemos al Seor y el nombre digno de recibir toda gloria y toda alabanza es nuestro Dios y Padre. Versculo 21 1 Juan 2:29 Si sabis que l es justo, sabed tambin que todo el que hace justicia es nacido de l Podemos entender la justicia de dos maneras, la primera se refiere a dar un veredicto luego de estudiar las pruebas y los testigos. Esto es muy comn entre los mortales, todos aplicamos nuestra propia justicia a las cosas que nos ocurren, no necesitamos ser titulados ni vestir de toga para ejercer esa accin. Muchos nos dejamos llevar por los sentimientos antes de decidir quin lleva la razn. Esto no es justicia, pero s es propio de la humanidad. Somos vctimas de la justicia del hombre, y aplicamos justicia a los dems, aunque muchas veces no sea justa. El mundo est lleno de injusticias: los que no se han esforzado en estudiar tienen ms dinero, los que roban no estn presos, los honestos no caen bien porque dejan en evidencia a los que no les importa faltar a ella, son ms crebles las mentiras que las verdades, el dinero es ms atractivo que los sentimientos, y as podramos seguir sin acabar. Podramos preguntarnos a qu se deben tantas desigualdades, la nica respuesta posible es: A la justicia humana. Pero la otra manera de entender la justicia tiene que ver con las obras que agradan a Dios, las acciones que son conforme a Su voluntad. Ms adelante Juan va a tomar como ejemplo a Can, diciendo de l que sus obras eran malas, mientras que las de su hermano justas (3:12). Un poco antes dice que quien practica el pecado es del diablo, mientras el que hace justicia es justo, como l es justo (3:7,8). Isaas cita de ellas que son como trapo de inmundicia (64:6), refirindose a las obras. Conclusin, podemos traducir el versculo de la siguiente manera: Si sabis que l no peca (l es sin pecado), sabed tambin que todo el que no practica el pecado es nacido de l. La confirmacin y explicacin est en el verso nueve del captulo tres, todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en l; y no puede pecar, porque es nacido de Dios Prueba de que somos hijos de Dios es que el pecado en nuestras vidas se convierte en un traspi y no es una prctica diaria, en la que antes, al estar en tinieblas, nos gozbamos, porque no exista otra vida para nosotros. Sin embargo, la luz de Dios resplandeci en nuestro corazn para salvacin. Ahora el creyente que por accidente peca, se duele en su relacin con el Padre, porque sabe que esto no procede de Dios, y busca hacer las que s se corresponden con la simiente que hemos recibido al nacer de nuevo: amor, perdn, hospitalidad, misericordia, paciencia, fe, gozo, esperanza; en fin, las acciones justas de los santos (Apoc.19:8).

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    Versculo 22 1 Juan 3:1 Mirad cul amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios El mismo Juan es quien cita en su evangelio esas palabras de verdad proclamadas en el mundo entero, el versculo de Juan 3:16. Y a qu se debe que lo mencione en esta ocasin? Se debe a la estrecha relacin que hay entre uno y otro. En ese versculo se habla del inmenso amor de Dios, Porque de tal manera am Dios, as como tambin en ste, Mirad cul amor nos ha dado el Padre. Adems, la manifestacin de ese amor fue la entrega de su Hijo Unignito y la muestra de su amor en ste pasaje es que nos ha hecho sus hijos. El Hijo de Dios es el centro de toda adoracin, l est sentado a la diestra del trono, llena el corazn de Dios, es el resplandor de la gloria celestial, es Dios mismo. Pero todo esto no fue estimado por l tanto como para aferrarse y no descender a la tierra para hacerse siervo muriendo en una cruz. De la misma manera, la condicin perdida del hombre, su pecado y ceguera espiritual, no detuvo el corazn de Dios en entregar lo ms valioso, a favor nuestro. Sin ser pueblo fuimos contado como uno de ellos, Llamar pueblo mo al que no era mi pueblo (Rom.9:25). Siendo hurfanos, hemos sido objeto de su misericordia, porque en ti el hurfano alcanzar misericordia (Os.14:3). ramos pobres, ahora, por ser hijos, somos herederos de sus riquezas Y si hijos, tambin herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Rom.8:17). Recordar nuestro pasado lejos de la salvacin nos debe llevar a la gratitud, a la humillacin, a la adoracin, a las primeras obras que proceden de un corazn que vive el primer amor de forma permanente. Mirad cul amor! Versculo 23 1 Juan 3:1 Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoci a l Otra forma ms de entender que no todos somos hijos de Dios, porque hay algunos a quienes el mundo no conoce. Esos muchos o pocos desconocidos no se conducen como el mundo lo hace, en desenfreno, como si nunca fuesen a rendir cuentas a nadie. Los muchos o pocos que son animados por la palabra de Dios a poner la mira en las cosas eternas y descansar en sus promesas, mientras que el mundo vive todas las experiencias que puede porque para ellos todo termina con la muerte. Esos muchos o pocos a quienes el mundo aparta, discrimina, les llama extraterrestres, anticuados o antisociales precisamente porque estas personas, los creyentes, no slo dicen con sus bocas en quin han credo y sobre quin descansa su confianza, sino que su conducta, su vida y sus obras, abalan su fe. Alguien te ha dicho alguna vez que no encajas en el ambiente de trabajo, o en el rea de estudios o en los corrillos de vecinos? En algn momento te has preguntado por qu los del mundo no se identifican contigo? Sientes que vas contra corriente? Todo esto que piensas, vives o sientes es una verdad tan real que encuentra explicacin en la palabra de Dios cuando dice que no se puede servir a dos seores, porque aborrecer al uno y amar al otro, o estimar al uno y menospreciar al otro (Mt.6:24). No son ideas tuyas, en las mismas Escrituras est registrado la actitud de indiferencia y rechazo que el hombre en las tinieblas tiene contra todo aquello que traiga luz a sus vidas, porque sus obras son malas (Jn.3:19). Contario a esto, tomemos el ejemplo de David, quien en su vida hizo declaraciones contundentes cargadas de fe, por lo tanto de poder, en momentos decisivos. Uno de ellos fue cuando se present en el valle de Ela, donde estaban reunidos los de Israel en una de sus muchas batallas contra los filisteos. Al escuchar el menosprecio del gigante Goliat contra el pueblo de Dios, clam: quin es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? (1Sam.17:26). En

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    otra ocasin, cuando reconocido como rey de todo Israel, manda a traer el arca a Jerusaln, va danzando junto con el pueblo y siendo observado por Mical, recibe una dura crtica contra l; en respuesta David declara: Y an me har ms vil que esta vez, y ser bajo a tus ojos pero ser honrado delante de Jehov (2Sam.6:21,22). Nos atreveramos a responder de esta manera a aquellos que se burlan de nuestra fe, que se mofan de nuestra vida de pruebas pero plena en promesas cumplidas y por cumplir? Nos entristecemos por no ser parte de ellos? Recuerda el menosprecio de las criaturas hacia su Creador, al tenerle delante, haciendo seales y mostrando evidencias que vena del cielo; cunto ms hemos de padecer todos aquellos, muchos o pocos, que nos identificamos con l. Todo rechazo, menosprecio o exclusin nos acerca un poco ms a Dios; mientras el mundo nos separa de sus riquezas, su poder e inmoralidad, porque no practicamos tales cosas, nos acerca ms a nuestro Seor. Aunque Israel se senta en minora, dbil, temeroso en medio de aquella batalla, David se senta vencedor, porque el mismo que le haba librado de las garras del len, y de las garras del oso, le librara de la mano del filisteo. Versculo 24 1 Juan 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y an no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero cuando l se manifieste, seremos semejantes a l, porque le veremos tal como l es La Biblia menciona por lo menos dos cosas que somos en Cristo en el tiempo presente; y otras ms que seremos cuando l se manifieste. Para Dios no es suficiente con revestirnos de bendiciones ahora sino que nos tiene reservadas cosas mejores. As es nuestro Amado, en l hay abundancia. En el presente somos hijos de Dios, de forma individual, y el cuerpo de Cristo en el sentido general. Esas dos condiciones son grandes para uno que ha pasado de muerte a vida. Podemos decir que nos basta con eso, ms bien es demasiado privilegio si lo comparamos con nuestro estado anterior, ramos como los de la iglesia en Laodicea, desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos (Apoc.3:17). Pero todava estn por venir ms privilegios, recompensas y galardones, an no se ha manifestado lo que hemos de ser. Qu nos espera? Ver a nuestro Seor! Es uno de los momentos ms anhelado por el creyente, ver su rostro, estar en su presencia, contemplar la seal de redencin en sus manos. Verle es el primer paso hacia la eternidad, para no separarnos jams. Doble bendicin ser la de aquel da, estar cara a cara delante del Salvador y ser como l en su condicin fsica, para habitar en las moradas que fue a prepararnos. Ya no tendremos la naturaleza de pecado, carnal, terrenal, no habr debilidad que ofenda su nombre, sino que seremos perfectos, y as brindarle la adoracin que merece. Pensar en esto incrementa en nosotros el deseo de su venida, inyecta esperanza nuestra vida, nos alivia de las pruebas presente, arde nuestro corazn por el deseo de ser dignos de l. Como dice el versculo que sigue; Y todo aquel que tiene esta esperanza, se purifica a s mismo. Gracias damos a Dios por Juan y otros hermanos que son usados no solamente para instruirnos y corregirnos, sino tambin para recordarnos en quin hemos credo, lo que somos para l, lo que hemos recibido ahora y lo que nos espera en la eternidad con Cristo.

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    Versculo 25 1 Juan 3:5 Y sabis que l apareci para quitar nuestros pecados Qu interesante el nfasis que viene dndole Juan a su carta. Est confirmando de forma constante y de muchas maneras la verdad de la salvacin para los que hemos recibido a Cristo como Seor y Salvador. Enumera las claves que demuestran que somos hijos de Dios y ya no hijos del diablo (3:10). Hijitos, nadie os engae, advierte en el verso siete. De manera que no es difcil suponer que algunos creyentes dudaban de ser salvos porque haba personas que perturbaban su fe. La mejor respuesta que el apstol puede dar a todo esto es hablar acerca del amor de Dios, por eso se le conoce como el discpulo amado, el que experiment el amor de Jess recostndose cerca de su pecho (Jn.13:25). Claro que el que comete pecado infringe la ley, pero el que practica el pecado es del diablo, mientras que el creyente que hubiere cometido pecado, tiene abogado delante del Padre, el mismo que se entreg por amor del pecador, a Jesucristo el justo, como dice en el captulo dos de esta carta. El Hijo intercede por nosotros ante Dios, para que sea la sangre derramada en la cruz, esa obra que satisfizo Su justicia, la misma que perdone el error del pecado. Sabemos que hay diferencia entre pecar por naturaleza, porque son las obras de las tinieblas, que pecar por accidente, una vez que hemos nacido de nuevo. Ambos pecados los perdona Dios de formas diferentes, la primera enviando a su Hijo, como propiciacin por nuestros pecados; la segunda, por la sangre derramada en una obra ya efectuada, que es eficaz para limpiar de toda maldad a los pecadores de la antigedad, a los presentes y a los futuros. Un solo sacrificio le bast a Dios para que el hombre se reconciliara con l. Creemos que l vino? Creemos que es el enviado de Dios? Creemos que muri por nosotros? Entonces puedes tener absoluta confianza en Su palabra, y ella dice que nuestros pecados han sido perdonados, olvidados, arrojados lejos, para nunca ms acordarse de ellos. Si el sentimiento de indignidad ante su bondad te lleva a dudar, recuerda que fuimos perdonados por Dios por gracia y ahora somos perdonados por nuestro Padre. Es el mismo, uno cercano y uno ntimo. Mi Yo anterior, sin esperanza; distinto a mi Yo actual, uno que se purifica. Cristo Jess, inmutable, mediador entre Dios y los hombres; pero un da ser el Juez de todos aquellos que no hayan querido creer en su perdn. Versculo 26 1 Juan 3:9 Porque la simiente de Dios permanece en l Tambin hay dos maneras como Dios nos confirma que somos de su propiedad luego de habernos comprado con la sangre preciosa de su Hijo Jesucristo. Dos formas que no tienen que ver con las obras del creyente. Leemos la lista de evidencias, como: hacer justicia, amar a los hermanos, no practicar el pecado; ahora nos encontramos con dos cosas que proceden exclusivamente de Dios: Su simiente y Su santo Espritu (24). La simiente de Dios es Jesucristo, el Hijo del Hombre, como lo vemos en la primera mencin que se hace en la Biblia acerca del sacrificio de Su Hijo, Y pondr enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; sta te herir en la cabeza, y t le herirs en el calcaar (Gn.3:15). Nacer de nuevo es nacer de Dios, y todo creyente tiene el sello de su Creador. El nuevo hombre manifiesta de muchas maneras de quin procede, lo hace a travs de lo que ahora espera, de su visin del presente y del futuro, de cmo se conduce, de lo que habla, etc. No hay forma de ocultar su fe. Pedro, en medio de una circunstancia especfica, quiso hacerlo y no lo consigui,

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    Verdaderamente tambin t eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre (Mt.26:73). La otra garanta es el Espritu que nos ha dado, las arras de nuestra herencia, habiendo odo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvacin, y habiendo credo en l, fuisteis sellados con el Espritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia (Ef.1:13.14). Ambos permanecen en el creyente y nada ni nadie nos lo podr quitar, hasta la redencin de la posesin adquirida (Ef.1:14). Sin que esto sea una licencia, podremos fallar en no hacer siempre obras justas, tendremos que aprender a poner nuestras vidas por lo hermanos, si pecamos, abogado tenemos para con el Padre; pero sepamos con certeza que ninguna de estas cosas, ni siquiera el poder maligno de Satans, nos arrebatar del amor de Dios impregnado como sello inamovible en nuestras almas. Versculo 27 1 Juan 3:11 Que nos amemos unos a otros El apstol vuelve a tocar el tema del amor a los hermanos por segunda vez. No solamente el que no ama a su hermano no es de Dios y permanece en muerte o en tinieblas, sino que el que le aborrece es homicida, por lo tanto no tiene vida eterna permanente en l. En la epstola del amor, Juan no solamente va a mencionar que debemos amar a los hermanos sino que ahora va a explicar cmo es ese amor, tomando como ejemplo a Jesucristo, En esto hemos conocido el amor, en que l puso su vida por nosotros (v.16). As debemos amar nosotros, poniendo nuestras vidas por ellos. El amor para Dios no son slo palabras. l mostr su amor para con nosotros entregando lo ms valioso del cielo, el que ocupaba el centro de todas las cosas y quien reciba constante adoracin, su Hijo unignito. Os imaginis a un Dios que habla y habla y nunca hace nada? Qu pensaramos de un Dios que aborrece el pecado pero nunca hace juicio sobre l? O de uno que dice que nos ama sin darnos la oportunidad de ser objetos de su amor? Verdad que es ms fcil decir que se ama, que mostrarlo? Pues en esto sabemos que nuestro Dios es verdadero, en que estuvo sobre la tierra uno venido del cielo, el amado del Padre, despojndose de toda gloria, para dar su vida por pecadores. Ese es el amor que Dios nos est enseando, un amor parecido al suyo, posible de sentir porque est en nosotros la simiente y el Espritu de Dios. No basta con decirle a tu madre que le amas, demustraselo con obediencia, es la nica forma de llenar completamente el corazn de ella. No le digas a tu esposo o esposa que le amas, ambos necesitan vivirlo, apoyndoos en los buenos y en los malos momentos. No les digas a tus amigos que les amas, cuando tu silencio y tu ausencia gritan lo contrario. Llena el depsito con la gasolina adecuada, palabras + accin. No te conformes con hablar acerca del amor fraternal si sabes que tu hermano pasa necesidad (espiritual, afectiva y material) y teniendo cmo ayudar, le das la espalda. Recuerda que hacerlo es como si hablsemos de un Dios de amor, pero no disemos validez a la entrega de su Hijo Jesucristo, para remisin de pecados, para una vida digna de su evangelio, para vida eterna y herencia incorruptible en los cielos.

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    Versculo 28 1 Juan 3:19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de l El creyente encuentra en la palabra de Dios un medio de reprensin de su parte ante cualquier pensamiento, sentimiento o conducta que no sea digna de nuestra profesin de fe, que no redunde en beneficio propio o del prjimo, y como consecuencia, que no honre su nombre. Nuestro Padre celestial reprende y castiga a todos los que ama (Apoc.3:19). Pero otro medio que tenemos para conocer la aprobacin del cielo es nuestro corazn. Fijaos que es un ejercicio del creyente asegurarse, escuchar y atender lo que el corazn est diciendo. Hay momentos en que nos reprende (v.20); si hace esto, mayor que nuestro corazn es Dios. Esto quiere decir que si estamos capacitados para reflexionar y reconocer acerca de nuestra desobediencia, cunto ms conoce el Padre nuestras obras para reprendernos, porque l sabe todas las cosas (v.20). No hay escapatoria para los hijos de Dios, de una u otra manera seremos conscientes de nuestro pecado. Aunque suene terrible, es bueno reconocer nuestro mal proceder, porque esto nos lleva al arrepentimiento, delante de Dios y delante de nuestros hermanos, recuerda que estamos hablando de amarles de hecho y en verdad (v.18). Por otro lado, el corazn puede no reprendernos (v.21); si esto ocurre, es por la confianza que hemos puesto en nuestro Dios, en su perdn. Es muy diferente negar la reprensin del corazn, es decir, acallar la consciencia, para engaarnos a nosotros mismos queriendo engaar a otros; y otra muy distinta es no ser acusados por nuestro corazn, cuando ya hemos pasado por el proceso de arrepentimiento y perdn. Permita el Seor que seamos creyentes diligentes en escuchar la reprensin del Padre, ya sea a travs de Su palabra o a travs de ese corazn de carne, blando como consecuencia del amor de Cristo, recibido sin merecerlo. Versculo 29 1 Juan 3:22 Y cualquier cosa que pidiramos la recibiremos de l, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de l Tenemos congregado en un mismo versculo la seguridad de que Dios escucha nuestras oraciones, as como las posibles causas por las que no obtenemos lo que pedimos. Muchas veces los creyentes leemos a medias y tomamos de la palabra la porcin que ms nos conviene para ajustarla a las circunstancias personales. Nos olvidados de la importancia de las comas o de los ses condicionales. Es como si atendiramos a los derechos pero nunca a los deberes. Si creemos nicamente que recibiremos cualquier cosa que pidamos a cambio de nada es porque desconocemos a la persona ante quien presentamos nuestras peticiones. Dios nos ha dado algo de forma incondicional, es verdad; l envi a su Hijo Jesucristo para dar su vida por el pecador. Fue un acto de amor, de poder, de perdn, de justicia; nada podemos ofrecer como pago por esta obra de misericordia. De ah en adelante, todo lo que l puede darnos viene vinculado a esa entrega. Ms promesas, ms bendiciones, ms sabidura, etc, tendr como principio la misma historia de amor. Por lo tanto, es obvio actuar delante de Dios con un corazn agradecido. Que haya enviado a su Hijo a morir en la cruz no quiere decir que no le amase. La salvacin es gratis, porque no puedes comprarla con oro o plata; pero no es barata, le cost su unignito.

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    As que, guardar sus mandamientos (conocer y hacer) y hacer lo que a l le agrada, es garanta para obtener lo que pidamos, porque pediremos conforme a su voluntad, y no para nuestros deleites, que son otras menciones dignas de tomar en cuenta, aunque no aparezcan en esta porcin de las Escrituras. Es palabra de Dios y l no se contradice, l es el mismo desde la creacin hasta los das de tribulacin, y no dice cosas diferentes en su palabra segn qu circunstancias. Los hijos de Dios ociosos suelen olvidar o ignorar lo que hay despus de la coma; los que viven el evangelio, los que sufren y padecen por l, los que caen y se arrepienten, los que mantienen su mirada en las cosas espirituales y eternas, se gozan en la respuesta que Dios hace a sus peticiones, porque ya l ha dado lo ms valioso del cielo. Versculo 30 1 Juan 4:1 Amados, no creis a todo espritu, sino probad los espritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo Este era el peligro en los tiempos de Juan, la presencia de otros con doctrinas que negaban las verdades bsicas del evangelio: Jesucristo, el Mesas anunciado y esperado (profecas cumplidas), Jess como hombre y como Dios, el mismo Hijo de Dios, el nico mediador entre Dios y los hombre, el Salvador del mundo. Por eso el apstol alerta a los creyentes acerca de lo que se estaba viviendo. No estamos muy lejos de esa poca, pues es una de las enfermedades espirituales del siglo presente. No hay nadie que no conozca a otro alguien que busque creer en Dios o en una fuerza superior (como le llaman), a su manera. Eso es otro evangelio, eso es ser anatema y apstata. Pablo muy bien dice Mas si aun nosotros, o un ngel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os anunciamos, sea anatema (Gl.1:8). De all la importancia de aceptar el consejo de Juan y ponerlo por prctica. Este siervo de Dios ha escuchado los mensajes que el Seor hace a las iglesias en Asia (Apoc.2 y 3), y cmo es aprobada la actuacin de los hermanos en feso, quienes al recibir la misma advertencia la llevan a cabo sin dudarlo, por lo que consiguen descubrir a los falsos apstoles y aborrecer a los engaadores de otra doctrina, la de los nicolatas, has probado a los que dicen ser apstoles, y no lo son, y los hallado mentirosos aborreces las obras de los nicolatas, las cuales yo tambin aborrezco (Apoc.2:2,6). Descubrir a los falsos maestros, apstoles, profetas o hermanos, metidos en medio de los creyentes genuinos, es muchas veces difcil, pues estos como la cizaa, se parecen a los cristianos, se visten, hablan como ellos, mantienen una excelente relacin con el evangelio aunque no lo creen. Sin embargo no imposible. La Biblia est llena de personajes cuyas confesiones y acciones estaban encaminadas a la verdad y otras al engao. Judas mismo, anduvo con Jess, no haba mayor diferencia entre l y Mateo, por ejemplo, pero finalmente se supo que no perteneca a la verdad, era hijo de perdicin (Jn.17:12). La Biblia habla de frutos, Por sus frutos los conoceris (Mt.7:16); de escudriar las Escrituras, los hermanos en Berea recibieron las palabras de parte de Pablo con toda solicitud, escudriando cada da las Escrituras para ver si estas cosas eran as (Hch.17:11); de creer por la palabra de Dios, Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos odo, y sabemos que verdaderamente ste es el Salvador del mundo, el Cristo (Jn.4:42). Juan mismo viene enumerando en esta carta las distintas razones por las que podemos estar convencidos de ser verdaderamente hijos de Dios. Corroborar, probar, escudriar, no es dudar, es confirmar una verdad que ya hemos credo. Es parte de la vida del creyente, una y otra vez comprobar el amor de Dios, su misericordia, su

  • Meditacin 1 Juan

    bondad, su cuidado, su perdn. Cada hecho que nos ocurre es una oportunidad de ver al verdadero Seor actuando en la vida de sus redimidos. Versculo 31 1 Juan 4:3 Y todo espritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espritu del anticristo, el cual vosotros habis odo que viene, y que ahora ya est en el mundo Todo espritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; pero todo el que lo niega, es espritu del anticristo. Los espritus, al contrario de ser esos que deambulan despus de que la persona muere, como creen los espiritistas y otros grupos, son las personas vivas con capacidad de expresar pblicamente lo que creen en su interior. As que todo aquel que exterioriza su fe creyendo que Jess es Dios y que se manifest en carne, es de l y conoce el Espritu, pues ambos proclaman el mismo mensaje. Pero quien no lo cree, es una persona que se identifica con el mensaje del anticristo. Este personaje, tambin conocido como el inicuo, se presentar en la tierra y recibir poder de Satans, pero ms que eso, le ser concedido permiso de parte de Dios para actuar por ltima vez en este mundo y sobre los hombres. Su mensaje ser negar a Dios, con el objeto de llegar a ser l mismo centro de culto. Toda persona, todo pensamiento, toda opinin contraria a Cristo, es anticristo. No crea, pues el hombre, que al rechazar a Dios es libre de identificarse con ningn otro, porque lo que suceder directa e inmediatamente de rechazar a uno es aceptar todo lo que dice el enemigo de nuestras almas, el oponente de Dios, y no hay trmino medio. El persistir no creer en Dios, rechazarle, burlarse de l, proviene de un corazn semejante al del hijo de perdicin y esta tendencia ha existido sobre la tierra desde el principio de los tiempos. Por eso dice Juan, que esa atmosfera de negacin est ya en el mundo, preparndose para ver al anticristo manifestarse. Cuidmonos hermanos, en lo que decimos que creemos, porque si toda nuestra fe y nuestro corazn descansa en absolutamente toda la Escritura, si para nosotros es enteramente vlida, debemos practicar lo que en ella est escrito, sin obviar ninguna de sus palabras. De lo contrario sera como ir en contra de ella, y ya sabemos qu nombre da Dios a los espritus que le niegan. Anunciemos a los que no creen en Cristo, que ser neutral no es posible, o se est con Dios o se est del lado de sus enemigos, convirtindose tambin en uno de ellos. Versculo 32 1 Juan 4:4 Mayor es el que est en nosotros, que el que est en el mundo

    Es la razn por la que al sentir miedo, podemos recuperar valor. Si nos rechazan, no estamos solos;

    si somos objeto de burla, seguimos siendo atractivos. Es la explicacin a todas las cosas malas que podran ocurrirnos,

    y sin embargo no suceden. Le da sentido a levantarnos y a dormir, a salir y a entrar de nuestro hogar,

    libre de daos. Todo los s y los no que son para bendicin proceden de l.

    La palabra correcta que sale de nuestra boca. La misericordia hacia los dems en lugar de la ira.

    Nos inspira a seguir adelante a pesar de los obstculos.

  • Meditacin 1 Juan

    La sabidura, el entendimiento y los talentos se van perfeccionando, as como l es perfecto.

    Amanece para darnos otra oportunidad. Nuestros pecados presentes son perdonados, nuestros objetivos alcanzados

    y los planes cumplidos. Hijitos, dijo Juan; amado hijo, dijo Pablo; y nosotros hijos de Dios por l.

    Es la respuesta a lo que vendr. La fuente de nuestras fuerzas. Por lo que somos diferentes, raros, de otro mundo.

    El que nos hace desear las cosas espirituales y eternas. La razn por la que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; En apuros, ms no desesperados; Perseguidos, mas no desamparados;

    Derribados, pero no destruidos. Versculo 33 1 Juan 4:9 En esto se mostr el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envi a su Hijo unignito al mundo, para que vivamos por l Muchos han afirmado la inexistencia de Dios porque, para ellos, no interviene en los problemas de la humanidad, resolviendo el hambre, las guerras, las enfermedades, la pobreza, la corrupcin, las injusticias. Hasta hemos escuchado al mayor representante de la iglesia catlica preguntarse dnde estaba Dios en la masacre al pueblo judo, en su discurso el 28 de mayo del 2006, en Auschwitz: Cuntas preguntas se nos imponen en este lugar! Siempre surge de nuevo la pregunta: Dnde estaba Dios en esos das? Por qu permaneci callado? Cmo pudo tolerar este exceso de destruccin, este triunfo del mal?. Y as muchos otro