medalla de oro be as artes - universidad veracruzana

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Medalla de Oro Be as Artes Ida Rodríguez Prampolini Discurso de Ida Rodríguez PrampoJini pronunciado el jueves 22 de enero de 2009 con motivo de haber recibido la Medalla de Oro Bellas Artes por sus aportaciones a la promoción cultural y los estudios sobre arte. Una gran veracruzana y una ffiLuer de altísimo valor universal, la doctora Rodríguez Prampolini lo envió a La Palabray el Hombre para su publicación. efinitivamente soy una persona que nació con muy buena suerte. Pasé mis primeros 17 años a la orilla del mar en el puerto de Veracruz, una ciudad en ese entonces con un centro vivo y construcciones coloniales muy bellas. Hoy nada de eso existe. El Castillo de San Juan de Ulúa está en ruinas, los conventos se hallan con- vertidos en bodegas y estacionamientos, las casas son tugurios, las calles al anochecer se ven invadidas por malvivientes, prostitutas y viciosos; sólo los turistas acuden al corazón de la ciudad -el zócalo- y gozan del danzón, al que asisten, como en un antiguo ritual, casi exclusivamente personas de la tercera edad. Lajuventud y la mayor parte de los clasemedieros van a los centros comerciales a soñar frente a los apa- radores y vitrinas en comprar algo que seguramente muy pocos podrán adquirir. La voracidad económica actual ha creado un nue- vo Veracruz fuera del viejo centro, copia de cualquier ciudad de medio pelo del sur de los Estados Unidos. No es que me incline a pensar que todo tiempo pa- sado fue mejor, pero en este caso no tengo la menor duda. La ignorancia de la clase política y de los jaro- chos ricos se demuestra en lo que han hecho y siguen haciendo con el Centro Histórico. No con qué es- pectáculo disneylandesco festejarán el bicentenario en el primer ayuntamiento de América firme. Ya se les ocurrirá algo muy caro e improvisado. Tuve la fortuna de nacer en una familia maravi- llosa, con abuela, padres y cuatro hermanos. Los hijos Pasé mis primeros 17 años o la milla del mar en el puerto de Veracruz, una ciudad en ese entonces con un centro vivo y construcciones coloniales muy bellas. Hoy nada de eso existe. recibimos una educación cuidadosa y al mismo tiem- po muy alegre. Nos enseñaron con su ejemplo a ser generosos, solidarios y a preocuparnos por los demás. Vivíamos a dos cuadras del precioso barrio negro de la Huaca. Mi papá era el médico de esa población negra, y como no cobraba, sus pacientes, muchos de ellos pescadores, frecuentemente llevaban langostas a la casa. Las playas de Veracruz estaban llenas de lan- gosras, hoy no hay más que una, y en el Acuario se las acabaron con dinamita. "Nfi niñez transcurrió en LA PALABRA Y El HOMBRE 45

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Medalla de Oro

Be as Artes~~ Ida Rodríguez Prampolini

Discurso de Ida Rodríguez PrampoJini pronunciado eljueves 22 de enero de 2009 con motivo de haber recibido

la Medalla de Oro Bellas Artes por sus aportaciones a lapromoción cultural y los estudios sobre arte. Una gran

veracruzana y una ffiLuer de altísimo valor universal, ladoctora Rodríguez Prampolini lo envió

a La Palabray el Hombre para su publicación.

efinitivamente soy una persona que nació conmuy buena suerte.Pasé mis primeros 17 años a la orilla del mar

en el puerto de Veracruz, una ciudad en ese entoncescon un centro vivo y construcciones coloniales muybellas. Hoy nada de eso existe. El Castillo de SanJuande Ulúa está en ruinas, los conventos se hallan con­vertidos en bodegas y estacionamientos, las casas sontugurios, las calles al anochecer se ven invadidas pormalvivientes, prostitutas y viciosos; sólo los turistasacuden al corazón de la ciudad -el zócalo- y gozandel danzón, al que asisten, como en un antiguo ritual,casi exclusivamente personas de la tercera edad.

Lajuventud y la mayor parte de los clasemedierosvan a los centros comerciales a soñar frente a los apa­radores y vitrinas en comprar algo que seguramentemuy pocos podrán adquirir.

La voracidad económica actual ha creado un nue­vo Veracruz fuera del viejo centro, copia de cualquierciudad de medio pelo del sur de los Estados Unidos.No es que me incline a pensar que todo tiempo pa­sado fue mejor, pero en este caso no tengo la menorduda. La ignorancia de la clase política y de los jaro­chos ricos se demuestra en lo que han hecho y siguenhaciendo con el Centro Histórico. No sé con qué es­pectáculo disneylandesco festejarán el bicentenario enel primer ayuntamiento de América firme. Ya se lesocurrirá algo muy caro e improvisado.

Tuve la fortuna de nacer en una familia maravi­llosa, con abuela, padres y cuatro hermanos. Los hijos

Pasé mis primeros 17 años

o la milla del mar en el puerto de

Veracruz, una ciudad en ese

entonces con un centro vivo y

construcciones coloniales muy

bellas. Hoy nada de eso existe.

recibimos una educación cuidadosa y al mismo tiem­po muy alegre. Nos enseñaron con su ejemplo a sergenerosos, solidarios y a preocuparnos por los demás.Vivíamos a dos cuadras del precioso barrio negro dela Huaca. Mi papá era el médico de esa poblaciónnegra, y como no cobraba, sus pacientes, muchos deellos pescadores, frecuentemente llevaban langostas ala casa. Las playas de Veracruz estaban llenas de lan­gosras, hoy no hay más que una, y en el Acuario selas acabaron con dinamita. "Nfi niñez transcurrió en

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ese barrio que recuerdo como una fantasía: casas pin­tadas de colores con pórticos donde las mujeres, conpaliacates en la cabeza y puro en la boca, se bambo­leaban en sus mecedoras y nos contaban a los niños,sentados a su alrededor, historias increíbles. Cuandoalgunas niñas iban a jugar a mi casa les polveabancon talco blanco la carita y los brazos. Dormí todaslas noches con el sonido de los tambores de la Hua­ca, que en el carnaval eran los reyes del ritmo y de laalegría. Un buen día todo desapareció: la poblaciónnegra que había vivido en esa zona fuera de la mura­lla que rodeaba Veracruz fue trasladada muy lejos, alpie de las vías del Ferrocarril Mexicano, y el barrio dela Huaca entró en el proceso de la fiebre inmobiliariay la especulación financiera.

Debido a mi buena fortuna me nombraron Rei­na del Carnaval sin haber hecho ningún esfuerzo:mis amigos de la Huaca se movilizaron y apoyaronexitosamente mi candidatura. Para una muchacha de17 años esto es un regocijo. Al frente del carro iba lacomparsa de Herljnda, mi nana, bailando rumba ygritando vivas a su niña, como me decía. Herlindaera una mulata de ese barrio. Sobre esta mluer inte­ligente, buena y preciosa de espíritu quise escribir labiografía pero la vida se me fue sin hacerlo. Para ella,mis más cálidos recuerdos.

Tengo dos hijos con quienes llevo una magníficarelación y que han soportado durante años las frustra­ciones por mi inseguridad y disfrutado de mis éxitos;les agradezco sus amorosos cuidados. Tengo tambiéncuatro nietos que son mi alegría y mi preocupación;una hija adoptiva, estupenda ceramista, y una nuerarespetuosa. Tenemos la fortuna o la desgracia, no losé, de vivir en el mismo terreno frente al mar en unparaíso tropical.

Tengo sobrinos y amigos magníficos, y sería unapersona tranquila y feliz si no fuera por el dolor queme causa lo que hemos hecho de México y el mundo.

Cursé la carrera de Historia en la Facultad de Fi­losofía y Letras, me doctoré a los 22 años con la tesisLa hazaña de Indias como empresa cabalkresca.

En ese trabajo estudio la influencia que tuvieronlos libros de caballería en el espíritu de los conquista­dores que vinieron a América. Hago una comparaciónentre las Crónicas de Indias y los libros de caballeríacomo Amadís de Caula y muchos otros. Dicho traba­jo corrió con suerte y lleva varias ediciones. Además,por "los Amadises" gané la beca de la Secretaría deEducación Pública para la mejor tesis. Esta beca erapara ir a estudiar en una universidad de los EstadosUnidos. Como buena patriota veracruzana no megusta ese país, y ahora menos. Un ilustre paisano, donRafael Arreola Molina, me consiguió una entrevistacon el presidente Miguel Alemán, al que le planteé mi

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interés por ir a visitar museos en Europa. Me conce­dió el cambio de beca y así recorrí, durante un año,los principales museos y galerías de Inglaterra, Holan­da, Bélgica, Francia, Italia y España. Tomé cursillos yasistí a muchas conferencias. En España me inscribíen la Universidad de Santander. Durante tres mesesestudié Historia del Arte con Eugenio D'Ors, el famo­so historiador del que aprendí muchísimo, aunque node su inclinación al franquismo.

En la Facultad de Filosofía, todavía en el antiguoy bello edificio de Mascarones, tuve el privilegio deque fueran mis maestros algunos de los recién llega­dos brillantes intelectuales españoles, entre ellos losdoctores José Gaos, Luis Recaséns Siches, quien dic­taba sus cursos en la Facultad de Derecho; EduardoNicol, yJuan de la Encina. Los cursos de este últimosobre pintura española, especialmente sobre el Grecoy Goya, despertaron en mí la inquietud acerca de losestudios sobre artes plásticas. A él y al doctor JustinoFernández debo mi vocación por la historia del arte.De los maestros que tuve, fueron el doctor Franciscode la Maza, el doctor Fernández y el historiador Ed­mundo O'Gorman los que más influyeron en mi for­mación. Ellos me enseñaron la disciplina de trabajarcomo mínimo ocho horas diarias y me introdujeron algrupo de intelectuales y artistas más importantes de sutiempo que eran sus amigos.

El movimiento estudiantil del 68 cambió rarucal­mente el enfoque historicista que había aprendido en laFacultad de Filosofía y Letras y me hizo salir de la To­rre de Marfil, bien resguardada, donde viven todavíamuchos académicos de las universidades del mundo.

Después de la masacre del 68, un grupo de ami­gos españoles y mexicanos me invitaron a unirme a ungrupo de desarrollo comunitario en el bello pueblo deTlayacapan, l'vlorelos. Dotamos de agua al lugar perfo­rando un pozo de 160 metros, yjunto con los habitantesconstruimos una red de agua potable que llegaba hastala puerta de cada casa. Abrimos varios talleres: de cos­tura, alfarería, jarrunería, cria de conejos y puercos yuna escuela secundaria agropecuaria. Al terminar losjóvenes la secundaria, los padres de familia nos pirue­ron un bachillerato para sus rujos. Con el apoyo de laUNAj\1 abrimos un CCH al que ingresaron 29 alumnos;al graduarse logramos becarlos en la UNANl y la Uillver­sidad Iberoamericana. Casi todos ellos terminaron suscarreras y regresaron a Tlayacapan, donde actualmenterurigen la escuela. El apoyo del obispo de Cuernavaca,don Sergio Méndez Arceo, y el entusiasmo de los inte­grantes de la comuna Calpulli fundada por el arquitec­to de origen jabsciense Clauruo Favier Orendáin fuerondecisivos para el desarrollo de Tlayacapan.

Un buen día, o más bien noche, el gobernador delestado y las autoridades de Gobernación quemaron

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Byron BrauchJj y Guillermo S'pinosa: .'11 nUJU>/I/J,llo>; lírl(l1l1bJ !UII/W1IQl f1I Alhiw.lmpresión de platino-paladio con ch.ine-colie de heliograhado

la escuela, mataron a un campesino y nos corrierona tiros por comunistas, expulsaron a los españoles yacabaron con todo lo que se había hecho. También sellevaron e! agua a los fraccionamientos. Sin embargo,la semilla estaba sembrada y el pueblo ha ido recupe­rando poco a poco los espacios que le pertenecen.

'tvli regreso a Veracruz para fundar el Instituto Ve­racruzano de Cultura, con un marcado acento en laeducación artística, fue resultado de! cambio de enfo­que producido por los estudiantes del 68. El InstitutoVeracruzano de Cultura fue un ejemplo de cómo laeducación artística promueve cambios fundamentalesen la sociedad. Abrimos 70 Casas de Cultura en todoel estado e instituimos clases de arte para maestrosnormalistas y las poblaciones en general. Desgracia­damente, el Ivec fue tomado por asalto por los polí­ticos. Los directores que me sucedieron descuidaronpor completo la educación y se dedicaron a promoverúnicamente eventos públicos y turísticos, olvidandolas aulas, que fueron arrasadas.

Sólo perduran la Escuela de Danza, fundada porGuillermina Bravo la incansable promotora del balletmoderno en México, y la Escuela de Música, funda­da por mi hermana Consuelo Rodríguez Prampolini,quien merecería esta medalla más que yo. Actualmen­te esas dos escuelas están sufriendo los embates de las

propias autoridades de la institución para quienes laeducación no cuenta, sólo el turismo.

El Instituto Veracruzano de Cultura fue inaugura­do en 1987 con una gran muestra de arte popular he­cho por indígenas de las 14 etnias que pueblan el largoterritorio veracruzano. Cuando les platiqué a algunosamigos de este proyecto, me aseguraron que en Vera­cruz no había más artesanía que las que se vendíanen los puestecitos del malecón, hechas con conchitas.Les aseguré que donde hay indígenas siempre existearte y que yo había visto maravillas cuando era niña.Recurrí a las maestras Ruth Lechuga y Teresa Pomar,las salvadoras de las artesanías de este país. Estas ad­miradas y queridas investigadoras me proporcionarontodas las pistas para localizar a los artesanos en el esta­do. Me rueron rutas a seguir en los dispersos pobladosindígenas e inclusive nombres de muchos de los me­jores artistas, creadores de verdaderas obras de arte.La muestra con la que abrimos sorprendió al público.En el Instituto pusimos un local para la venta de losproductos, para apoyar la economía familiar de estosartistas; esa tienda fue cerrada en cuanto yo me fui.

En 1999 se fundó el Consejo Veracruzano de ArtePopular, que dirigí durante ocho años. Se publicarondos tomos con las artesanías que se producen en laHuasteca veracruzana y en el Totonacapan, y están

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en prensa los del Centro y Sur de! Estado, ademásde pequeñas publicaciones con investigaciones sobretemas específicos de la riqueza tradicional.

Hoy los artesanos de Veracruz producen bellosobjetos, su creatividad ha aumentado y, lo que es muyimportante, cerca de dos mil familias indígenas y mes­tizas pueden vivir de su trabajo. Acerca de mi laboren Veracruz me siento onwllosa y útil. Mi desacuerdocon el veredicto presidencial de que doña ErnestinaAscencio, la indígena veracruzana de Zongolica, habíamuerto de gastritis yjunto a esta mentira la indignaciónde la población india porque ella había sido exhumada,haciéndole perder con ello su camino al Nlictlán, mehizo renunciar a la Dirección de! Consejo, que afor­tunadamente sigue funcionando de manera espl<:ndi­da gracias al equipo de su capaz directora, la maestraGhislaine Bonnot. Nle sentí completamente incapaz depenetrar en e! mundo indígena, no tengo la prepara­ción. Además creo que son las propias etnias las quedeben darnos cuenta de sus tradiciones e historia.

La creación por parte de la Universidad Veracru­zana de cuatro centros de la Universidad VeracruzanaIntercultural, repartidos en el estado, constituye la es­peranza de que sean los propios indios los que nos edu­quen sobre sus costumbres y tradiciones. He insistidoen que e! director de estos centros no sea un político.

Cuando le entregan a uno un reconocimiento, loprimero que viene a la mente es "¿por qué me lo dan?,¿lo mereceré?" Y seguramente nada de lo que he con­tado hasta ahora amerita recibir una medalla como lade Bellas Artes que hoy me entregará la doctora Tere­sa Franco, a quien agradezco mucho esta distinción.

No cabe duda de que el Instituto Nacional de Be­llas Artes ha sido fundamental en el desarrollo artísticoy cultural de nuestro país. Sin él, México seguramentesería muy distinto. Bellas Artes ha educado a muchasgeneraciones, ha formado a los más importantes artis­tas del país y ha dado a conocer el arte mexicano enel mundo.

Supongo que hoy me dan esta medalla por haberimpartido clases de Historia de! Arte Moderno y Con­temporáneo durante 50 años en la Facultad de Filosofíay Letras de la UNAM. Igualmente, por haber publicado30 libros sobre arte y cerca de quinientos artículos, asícomo por haber impartido innumerables conferenciassobre diversos artistas y temas del arte universal y so­bre todo mexicano. Tengo la dicha de haber interveni­do en la formación de algunos de los más connotadoshistoriadores y críticos de arte, que fueron mis alum­nos y que hoy son entrañables amigos.

De los libros que he publicado, La critica de arteen lv/éxico en el siglo XIX es al que más aprecio le tengo,porque ha ahorrado horas de investigación a muchosestudiosos de esa época.

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Otro libro que me gusta y que en su tiempo recibióseveras críticas es Dadá-doclImentoJj en el que coJaborócon un excelente texto mi querida Rita Eder. La intro­ducción que hago ahí y los documentos que publicomarcan el cambio fundamental que Dadá impuso alarte moderno. En esa obra abandoné el historicismode mis maestros y comencé a unir arte y sociedad.

En 1976 publiqué en el número 45 de los Ana­les del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM unartículo titulado "Propuesta para un arte al serviciodel pueblo", que me sigue pareciendo una aportaciónválida y que en cierta manera resume mi postura antelos problemas de la educación artística que el Estadopodría adoptar. Entonces escribí:

Ni la experimentación formal individualista, aunaquella de intenciones revolucionarias y naciona­listas, ni la posibilidad de una mayor divulgaciónde las obras producidas por la minoría, que traeríauna extensión del público receptor, lograrían unafinalidad satisfactoria, ya que no serían auspiciado­ras de un cambio social que es lo que el Estado debebuscar. El cambio en el arte sólo podría lograrsecuando e! control de su producción, su distribucióny su consumo recaiga en las mayorías. No se trata,por lo tanto, ni de propiciar e! arte individualistani de que el Estado se convierta en protector delos artistas. Tampoco se trata de fomentar el artepara el pueblo, sino de hacer de la vida de la genteun acto cotidiano de liberación, conocimiento dela realidad y formación de una cultura que exijael cambio hacia la justicia, la igualdad y la alegríadesenajenada (pág. 169).

Los libros que escribí sobre artistas casi siempreme hicieron granjearme su enemistad. El de HerbertBayer, un concepto de arte total no le gustó a ese creadorplástico porque, según me dijo, lo transformé en so­cialista, régimen que no era de su agrado. A Sebastiánle disgustaron las críticas que hice de su obra, y de losincreíbles ataques que publicó José Luis Cuevas pormi libro Cuevasy el dibujo mejor no quiero hablar.

Sólo un artista a quien respeto, y de cuya amistady cariño gozo, Pedro Friedeberg, y los grandes pin­tores Juan O'Gorman y Luis Nishizawa quedaron agusto con mis apreciaciones.

Mi último quehacer como maestra ha sido fundarel Seminario sobre e! muralismo mexicano productode la Revolución de 1910 en América. A este semina­rio asistió un grupo de jóvenes entusiastas y sabios quehicieron las fichas de lo que será un catálogo razona­do sobre las décadas 1920-1940. De Jos murales con­signados, más de la mitad ya no existen. Por diversasrazones políticas y de mezquinos intereses han sido

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borrados o descuidados, muchísimos de ellos por lapropia Secretaría de Educación Pública, la encargadade protegerlos. Hemos solicitado al Consejo Nacionalpara la Cultura y las Artes, a través de la doctora Fran­co, que publique este catálogo que recupera la historiadel muralismo, la más grande aportación que el Méxi­co independiente ha dado al mundo según el gran es­critor Luis Cardoza y Aragón. Reitero a la doctoraFranco y a todos ustedes mi petición.

En varias ocasiones formé parte de Jos programasartísticos que la SEP proyectaba implementar. Un gru­po interdisciplinario luchó hasta el cansancio para queesa dependencia por fin incluyera como prioritaria laeducación artística en la formación de sus maestros.Desgraciadamente, esos programas jamás se adopta­ron. Hoy la SEP, en manos de la inenarrable bribo­na Elba Esther Gordillo, no tiene mucho remedio. Elanalfabetismo es un estigma que los gobiernos fede­rales y estatales niegan camuflando las cifras reales deanalfabetas. Los jóvenes no tienen cabida en las uni­versidades públicas. Los maestros están pésimamen­te pagados y sin alicientes morales para ejercer bienlas tareas educativas, las más importantes fuerzas queexisten para mejorar las sociedades y hacerlas más no­bles, solidarias y participativas.

Del presupuesto que se dedica a Ja educación, unporcentaje muy bajo está dirigido a las humanidades.Si la ciencia y la tecnología reciben casi nada, las hu­manidades reciben todavía menos. La cultura y las ar­tes se encuentran Jigadas al turismo de entretenimientomás que al desarrollo espiritual de las personas.

El pretexto del Estado es que el presupuesto noalcanza y la verdadera educación está en manos de lasnefastas televisaras privadas.

Un país como Cuba ha revolucionado la educa­ción y ocupa el primer lugar en América Latina. FidelCastro ha hablado en diversas ocasiones de lo que senecesita para invertir en el más necesario rubro queexiste para un gobierno, la educación, para la cualnunca son suficientes los recursos.

Fidel pregunta: ¿de dónde sacar el dinero necesa­rio? (para la educación) y responde:

Cuando no se lo roben, cuando no haya funcionariosvenajes que se dejen sobornar por las grandes em­presas en detrimento del fisco, cuando los inmensosrecursos de Ja nación están movilizados y se dejen decomprar tanques, bombarderos y cañones sólo paraguerrear contra el pueblo y se le quiera educar envez de matar, entonces habrá dinero de sobra.

Creo que todos los ciudadanos conscientes suscribi­ríamos estos principios. Nuestra tarea es luchar por

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recuperar nuestro perdido país. Tenemos que reha­cerlo y sólo la educación lo hará posible.

Quiero terminar con este striptease espiritual aJ quelos he sometido dedicando el honor que ahora me con­ceden a dos hombres que admiro: mi psicoanalista, eldoctor Aniceto Aramoni, quien me enseñó a lidiar conmi neurosis; y un hombre a quien no conozco personaJ­mente, el Dr. Pablo Latapí Sarre, cuyas enseñanzas conrespecto a la educación y aJ misterio de Dios he seguidopor muchos años. Latapí es el mexicano actuaJ que mássabe sobre el proceso educativo; nos dice y me dice:

Somos más que razón; somos vivencias de amOl~

temor y esperanza, conciencia de nuestra vulne­rabilidad, seres éticos, obligados a solidaridadescon los demás; somos quizá símbolos o indiciosde otra realidad. No nos reduzcan por favor a unaecuación de relaciones ni a un pequeño modelode insumas y productos.

En esto creo, muchas gracias.

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