mÓdulo 2: las semillas del enfado - escuela proyecto ser · 2016. 4. 14. · las semillas del...
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MÓDULO 2:
LAS SEMILLAS
DEL ENFADO
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Las semillas del enfado
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TEMA 2:
PENSAMOS Y JUZGA MOS
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Las semillas del enfado
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1 PENSAMOS Y JUZGAMOS
La mayoría de las veces nos enfadamos porque enjuiciamos y nos somos
capaces de ver los hechos, las circunstancias o la situación de forma
objetiva, teniendo una visión amplia de ello.
Estamos acostumbrados a enjuiciar todo aquellos que nos pasa o que pasa
en nuestro alrededor, a opinar sobre todo, sobre nosotros y sobre los
demás.
Creemos realmente en aquello que juzgamos, creemos lo que opinamos.
Alimentando así nuestro ego y limitamos nuestra visión de lo que es
realmente verdad y real, de mirar las cosas de forma objetiva.
Las personas sienten y valoran lo que les suceden desde su propio mapa
del mundo, desde su propia visión del mundo, desde su propio sistema de
creencias y valores, que se han ido forjando desde la más tierna infancia.
Cuando no juzgamos somos capaces de ver y sentir lo que realmente está
aconteciendo, más allá de las apariencias, de nuestras opiniones, de
nuestros prejuicios, de nuestros gustos, de nuestras creencias y valores,
más allá de que las cosas sean como quisiéramos que sean.
“En la medida en que nos apeguemos a nuestras ideas y a
nuestras opiniones, estaremos limitándonos y reprim iéndonos. Y
nuestras posibilidades de crecimiento disminuirán.”
Kabat-zinn
La cualidad de no juzgar es fundamental.
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Las semillas del enfado
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En vez de juzgar lo que tendríamos que hacer es discernir, que es la
capacidad de ver el panorama completo, la película completa, ver 360º, con
todos sus detalles y matices.
Cuando discernimos somos capaces de ampliar nuestra mirada, y podemos
llegar a entender y ver los detalles de lo que acontece y aquello que antes
nos enfadaba, ahora podemos llegar a entenderlo o simplemente a
aceptarlo desde una visión más profunda y alejada de nuestro mapa.
Esta capacidad de discernimiento se consigue viviendo el momento
presente sin juicios que empañen la realidad, tomando conciencia de
nuestros pensamientos, simplemente es un tomar conciencia de que
estamos pensado, sin analizarlo, ni juzgarlo, simplemente es llevar nuestra
atención al hecho de que pensamos y observarlos, y ver que los
pensamientos no son más que producto de nuestro dialogo interno.
Cuando observamos esto, es cuando nos damos cuenta de que juzgamos
todo en nuestro mundo, a nuestros hijos, a nuestra pareja y a nosotros
mismos, a los políticos, a los futbolistas, a todos.
Normalmente tendemos a identificarnos con nuestros pensamientos y
realmente no somos nuestros pensamientos, como tampoco somos nuestro
cuerpo, ni nuestras emociones, ni nuestras ideas y opiniones, ni nuestros
miedos, etc., aunque si forman parte de nuestra experiencia e influye en
nuestra vida de diferente manera.
Si nos damos cuenta, estamos pensando todo el tiempo y ni tan siquiera
somos conscientes en lo que pensamos. Simplemente dejamos que nuestra
mente tome el control de nuestras vidas, en vez de ser nosotros los que
tomamos en control de nuestra mente y además de ello, ni tan siquiera nos
damos cuenta de que pensamos en cada momento y de lo que pensamos.
Tenemos opiniones limitadas de las personas que ten emos
enfrente y de las situaciones que vivimos.
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Las semillas del enfado
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Sería muy revelador ser capaz de observar lo que pensamos y como
pensamos. De observar nuestros pensamientos como esa vocecita que nos
habla constantemente y dicta nuestra vida, lo que hacemos, lo que decimos,
lo que opinamos, lo que sentimos, todo.
Si fuéramos capaces de captar por un instante y escucharnos a nosotros
mismos, a nuestros propios pensamientos, observaríamos el hecho de que
pensar no es más que un proceso mental y observaríamos, como de pronto,
estos pensamientos que hace un instante inundaba nuestra mente, se paran
en automático y dejan de existir en ese momento.
Normalmente cuando esto pasa, sentimos un gran descanso interior y físico,
ya que estar constantemente pensado, navegando entre el pasado y el
futuro, consume mucha energía y hace que al final del día nos sintamos
cansados, susceptibles e iracundos.
Por lo tanto tenemos el poder de gestionar nuestros pensamientos de una
forma mucho más útil y ventajosa para nosotros mismos.
Si somos capaces de gestionar nuestros pensamientos, podemos llegar a
gestionar nuestro enfado, o nuestra forma de enfadarnos, llegando a tener
una visión mucho más amplia de lo que vemos en frente nuestra.
¿Cómo se consigue parar el pensamiento?
Con la respiración.
Pensar es un proceso mental.
La respiración es la forma más eficaz de traer nues tra mente al
presente, interrumpiendo así nuestro proceso mental .