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  • Studia Aurea, 8, 2014: 647-655

    Mateo AlemnGuzmn de AlfaracheEdicin, estudio y notas de Luis Gmez CansecoMadrid, Real Academia Espaola, 2012, 1679 p.ISBN 978-84-672-5391-7 / 978-84-15472-69-8

    Daniel Fernndez RodrguezUniversitat Autnoma de [email protected]

    Del Guzmn de Alfarache dijo Baltasar Gracin que a gusto de muchos y en-tendidos es el mejor y ms clsico espaol, y atribua a su estilo natural, como el pan el hecho de que fuera tan ledo y celebrado. Tenga o no razn el ilustre jesuita aragons, el libro de Mateo Alemn no ha corrido modernamente la misma suerte que, por ejemplo, La Celestina y el Lazarillo de Tormes, los dos libros a cuya estela pretendi acogerse su autor. Retoma de ambos el empeo por concentrar el inters narrativo en las peripecias de unos personajes de dudosa ejemplaridad; eso no impide que en el Guzmn haya una inequvoca intencin artstica que, por la va de los frecuentes remansos discursivos con que se va entretejiendo la accin, impregne la obra de un evidente propsito didctico con ribetes de sermn moral. Propsito que se insina en la coletilla del ttulo de la segunda parte, atalaya de la vida humana, y que viene a ser la concertacin de la conseja y el consejo: no te ras de la conseja y se te pase el consejo (I, Al discreto lector). Fueron muy po-siblemente estos dos ltimos afanes los que sedujeron a sus contemporneos (goz incluso del rarsimo privilegio de ser traducido al latn en 1623), y acaso tambin los que le han hecho perder en parte la estima entre los lectores actuales, sobre todo si se tiene en cuenta la que han venido disfrutando sin apenas altibajos los dos libros que le sirvieron de modelo. De ah, en buena medida, la oportunidad de una nueva edicin como la que nos ocupa, que se declara deudora y heredera de la que llevara a cabo Francisco Rico en 1967.

    En las primeras pginas de su estudio, traza el editor una semblanza biogr-fica de Mateo Alemn, que reparti su vida entre el servicio a la administracin

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    pblica y las servidumbres de la escritura. De familia de judos conversos por la rama paterna y ascendencia italiana por la materna, con antepasados que se las haban visto con la Inquisicin (su abuelo Juan Alemn ardi en la hoguera del Santo Oficio y sus bienes fueron subastados), circunstancias no infrecuentes en la Espaa del siglo xvi, fue bautizado en Sevilla en septiembre de 1547. Sabemos, por su Ortografa castellana libro en el que, aparte de proponer una reforma en toda regla de la escritura en lengua castellana, Mateo Alemn hace memoria de su vida, que comenz sus estudios en el colegio de los jesuitas de dicha ciudad. Tras graduarse como bachiller en Artes y Filosofa, se traslada a Alcal de Henares, en cuya universidad se matricula como alumno de Medicina (de sus andanzas estudiantiles en Alcal dio cuenta en la segunda parte del Guzmn). No hay constancia, sin embargo, de que llegara a obtener el ttulo de licenciado en dicha especialidad, algo achacable a su condicin de converso, segn la crtica ha coincidido en sealar. Tampoco de que ejerciera la profesin de mdico, y s, en cambio, de su pronta inclinacin a los negocios. Tuvieron estos mucho que ver ya desde el principio con la administracin real, y fueron ellos, asimismo, los causantes de que en ms de una ocasin acabara entre rejas, como le ocurriera a su coetneo Cervantes. No le salieron casi nunca bien las cosas en la pelea de la vida, pero no se descuid por ello de tomar la pluma. Y as, en 1597, cumplidos ya los cincuenta aos, dio a la imprenta su primera obra: Odas de Horacio, tradu-cidas por Mateo Alemn, rezaba el ttulo. Ese mismo ao solicit la aprobacin y licencia para la primera parte del Guzmn de Alfarache, que se public dos aos despus, en 1599. El xito del libro fue inmediato, pero no lo suficiente como para desenredar al autor de la maraa de prstamos y deudas en que andaba en-vuelto; ni siquiera para librarle de la prisin. Abonado a la contrariedad, hasta le sali un imitador, que bajo el nombre de Mateo Lujn de Sayavedra dio a la luz en Valencia en 1602 una Segunda parte de la vida del pcaro Guzmn de Alfarache (Alemn se veng del autor del libro apcrifo convirtindole en un personaje de la autntica segunda parte de su novela). En busca de remedio a sus penurias, hizo imprimir en 1604 su hagiografa de San Antonio de Padua, dirigido al reino y nacin lusitana. Por cierto que en los preliminares aparece una cancin de Lope de Vega en la que este, a ttulo de elogio y equiparacin a su homnimo bblico, le adjudica el sobrenombre de Mateo coronista.

    Discurra por entonces su vida, muy lejos del sosiego econmico y familiar, entre Madrid, Sevilla y Lisboa, y en esta ltima ciudad, con fecha de septiem-bre de 1604, obtuvo la aprobacin para la Segunda parte de la vida de Guzmn de Alfarache, atalaya de la vida humana, que se puso a la venta a finales de ese mismo ao. De vuelta en Sevilla, y con vistas a poner remedio a su desacomo-dado vivir, solicit, frisando ya los sesenta aos, permiso para viajar a las Indias. Desembarc en Nueva Espaa en agosto de 1608, y un ao despus apareca su Ortografa castellana, libro que traa ya compuesto desde Espaa y que dedic a la ciudad de Mxico. En contra de lo que el ttulo da a entender, se trata de una obra muy personal y de amena lectura, en la rbita de la conciencia humanista

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    del Renacimiento. En homenaje a su benefactor en tierras americanas, public en 1613 los Sucesos de don fray Garca Guerra. Un ao despus, en 1614, y en la misma situacin de penuria a que pareca predestinado, le sobrevino la muerte.

    No son pocos los ecos que de la vida de Mateo Alemn resuenan en la de su Guzmn: Sevilla, lugar de su nacimiento y escenario de parte de sus peripe-cias, familia de origen converso, el trato con mercaderes, lances estudiantiles en Alcal, matrimonio por inters y desventurado, estancias en la corte, la decisin de pasar a Indias... La vivencia autobiogrfica en que se sustenta la novela es indudable, y a ella se deben acaso buena parte de sus mritos.

    En el estudio de su documentadsima edicin, Luis Gmez Canseco em-pieza por rastrear los gneros y modelos de la tradicin en que se fragu el Guzmn de Alfarache, tributario en buena medida del variopinto abanico de lecturas de que se nutri su autor: libros de burlas y facecias, cuentos folclricos, tratados morales, vidas de santos, repertorios de aplogos y fbulas, miscelneas, las novelle italianas Inscrito, desde luego, en la literatura de entretenimiento, y dentro de los moldes de la ficcin en prosa, el camino por el que sin duda alguna transit el Guzmn fue el que en 1554 haba abierto el Lazarillo, que trastoc por completo los modos narrativos anteriores. El mundo idealizado de caballeros andantes y pastores enamorados deja paso a la vida real, la ficcin se vuelve verosmil, los personajes ms bajos y desclasados se aduean del prota-gonismo (epopeya de sujeto humilde, sentenci Baltasar Gracin refirindose al Guzmn).

    Pero Alemn se propuso, adems, vincular la narracin ficticia a la enseanza moral. Para ello, se esforz en salvar el decoro y hacer creble que un desclasado refiriese su vida en primera persona, moralizando a cada paso sobre lo divino y lo humano (p. 787), mezcl estilos y pase a su pcaro por los ms variados ambientes de la escala social. A este nuevo gnero de narrativa picaresca con una base realista lo bautiz el propio Alemn con el nombre de potica historia.

    El Guzmn y el Lazarillo comparten el narrador en primera persona y sus orgenes dudosos, la sucesin de amos a los que servir, el hambre y los deseos de medrar, la desdicha matrimonial, amn de otros detalles menores. El pcaro de Alemn, sin embargo, no se cie solo al relato de los hechos, sino que los comenta y extrae de ellos partido para impartir lecciones de adoctrinamiento moral, recurriendo para ese fin a digresiones eruditas, cuentos, chanzas e his-torias interpoladas, ajenas al argumento. Alemn acert a mezclar todos estos ingredientes con tino, pero en aras de la verosimilitud narrativa, transform al pcaro en hombre de letras, le hizo desempear mltiples trabajos y le forz incluso a viajar hasta Italia. Quedaba as patente que su libro, ms que una mera autobiografa a la manera del Lazarillo, era un ejercicio literario, y para que no hubiera dudas quiso dejar bien claro que l era el autor y Guzmn su personaje protagonista, como descubre a todas luces el ttulo: Primera parte de Guzmn de Alfarache, por Mateo Alemn, criado del rey don Felipe III, nuestro seor, y natural vecino de Sevilla. Con todo, no es de extraar que, pese a las disparidades, los

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    lectores contemporneos emparentaran los dos libros, e incluso tendieran a es-tablecer comparaciones y no solo por la diferencia de grosor. Como dijo Cer-vantes por boca de Gins de Pasamonte: Es tan bueno le comenta el galeote a don Quijote, refirindose al Guzmn de Alfarache que mal ao para Lazarillo de Tormes y para todos cuantos de aquel gnero se han escrito o escribieren. Lo que le s decir a voac es que trata verdades y que son verdades tan lindas y tan donosas que no pueden haber mentiras que se le igualen.

    Antes de Guzmn, ningn personaje, subraya Gmez Canseco, haba habla-do [...] tan sin tasa, exhibiendo en pblico los trapos ms sucios de su familia y de s mismo (p. 795). Los familiares tienen que ver, fundamentalmente, con su condicin de bastardo, con un padre ladrn e hipcrita y con una madre aman-cebada. Los personales, con su peripecia vital (el hurfano que decide echarse al mundo para no hacerse gravoso a su madre, adopcin de diversas identidades falsas con el nimo de enmascarar la verdadera, cambios de nombre, cornudo consentido de una mujer que le abandona); con los oficios que desempe (mozo de venta,