mashi trasi que trasi

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Una caravana de pallasos en rebeldia en Palestina.

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Pallassos en Rebeldía en Palestina

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Una caravana de pallasos en rebeldia en Palestina.

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Una caravana de pallasos en rebeldia en Palestina.

Texos de Iván prado y Edu Gur

Fotos de Edu Gur y Peter Punk

Todos los beneficios de la venta de este dvd irán destinados al Festiclown en Palestina 2010 y a su difusión.

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Después de 12 horas de viaje, parada incluida en Estambul, chistes, muchas risas, ciertos nervios y bastantes preguntas llegamos a Tel Aviv, can-sados y llenos de sueño. Aún así no perdíamos la alegría, ya que estábamos cerca de Palestina y pronto empezaría nuestra aventura, pero nos dimos de morros contra el vallado, no el físico que atraviesa Cisjordania ignominiosamente, sino el vallado de la represión sistematizada, la incom-prensión y el terrorismo de estado.

Apellidos terroristas y secuestros en Ben Gurion

Iván Prado desde Palestina, territorio en guerra.

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En el aeropuerto de Ben Gurión, detienen a Laila por su ascendencia palestina. Su apellido hace sospechar a la judía de color que se encontraba metida en esa garita tuneada con la que ya te humillan nada más llegar a Israel. La llevan a parte cuando se enteran de que su padre nació en Yenin y a nosotros nos dejan marchar, pero Edu y yo decidimos que uno de nosotros se queda en la antesala del infierno para no dejar sola a Laila, así que me armo de valentía ignorante y, con mi in-glés del Porriño, me subo a un armario con patas y traje de torturador y pregunto por mi amiga.

Total, que me quitan el pasaporte y me meten en una salita por la que van pasando, como en el bar intergaláctico de “La Guerra de la Galaxias” todo tipo de especímenes, desde mejicanos de camino a Jerusalén en santa peregrinación hasta árabes con pintas de dedicarse al tráfico de armas y otras especies. Nadie me explica nada pero yo también estoy retenido, no entiendo el idioma del país y no tengo papeles. Ahora comprendo un poco más a los africanos que llegan a nuestras costas.

Laila va entrando y saliendo de varios interroga-torios y de vez en cuando la dejan venirse con-migo, así hasta que en la quinta visita al kafkiano

aparato sionista, la obligan a abrir su correo y descubren o lo que realmente hemos venido: la delictiva tarea de hacer reir a los niños palestinos, momento en el que nos amenazan con echarnos del país y me obligan a entrar en la sala de inte-rrogatorios.

Yo cansado, harto y de mala hostia, decido que si me echan por lo menos que sea con clase. Men-sajes y llamadas al consulado y a Edu, que está fuera esperándonos con las maletas, a los prime-ros para pedirles ayuda (cosa que no nos sirvió para nada) y al segundo para que se huya y se esconda (cosa que tampoco funcionó porque él decidió que, si nos echan, solidariamente, regresa con nosotros).

Total, que entro y decido sentarme en una silla que está vacía, eso sí, está al fondo y en la es-quina del cuartucho, cosa que cabrea mucho a la señora y en un inglés vomitado me grita y me dice que me arrime, a lo que yo le contesto con mi estudiada frase “sorri ai an non espikin inglis”. La señora –de mala hostia- responde que no me preocupe, que ella sabe español, pero yo entiendo lo contrario y respondo que “eso yes is a problem”, y la señora responde que el problem lo tengo yo y muy big, vamos que Faemino y Cansa-

do estarían felices de copiar estos diálogos.

Luego me manda buscar el billete de vuelta en papel, cosa muy anticuada porque ya hace tiem-po que todo esto funciona pro Internet. Se lo digo y amenaza por echarme del país. Además, empie-za a gritar que no tenemos el billete, y yo a decirle que sí, que está en Internet, y ella a decir que no tenemos el billete y que nos echa. Después de un rato de ping – pong finalmente, me manda mirar mi correo, así que muevo la pantalla para mí y la paisana la mueve para ella, yo para mí ella para ella, y a la quinta vez de este valse de los idiotas se cabrea tanto que nos echa de la habitación. ¡Hombre, era lo que faltaba que fuera yo a abrir allí delante de esa represora mi correo!.

Cinco horas después de nuestra llegada, está-bamos libres. Israel es un estado ilegal y además maleducado que no entiende que las personas somos seres vivos y no piezas de una cadena de montaje. Si llegan a saber que mi apellido es Fernández y que, posiblemente, algún antepasa-do mío le prendió fuego a alguna casa de judíos en el Medievo español, a lo mejor aún seguiríamos allí encerrados.

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Yenin fue la villa más atacada por los israelís durante la segunda intifada. Fue lugar de dolor y masacre. Los perros de hierro de los judíos no daban abas-to echando abajo casas y declaraciones de los derechos humanos. Yenin, durante esos años, se convirtió en la traducción al árabe del infierno: niños llorando desnudos por las calles mientras el tiroteo les hacía la ralla al medio.

Metáfora de sufrimiento y esquizofrenia colectiva.

Durante nuestro viaje en el 2003 intentamos ir a ac-tuar allí pero no lo conseguimos. De hecho, la ante-rior caravana a la nuestra de Payasos Sin Fronteras

la burka y la risa, el reto: humanoterapia

Iván Prado desde Palestina, territorio en guerra.

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acabó apedreada por los propios chavales. 6 años más tarde llega mi primer trabajo a esas tierras de dignidad y genocidio.

La gente del circo palestino nos lleva a trabajar en dos centros, uno para mujeres maltratadas, violadas y torturadas. Esta guerra es así. No hay medias partes ni descanso para las máquinas del terror. El otro grupo es de gente nueva que lleva un tiempo practicando con ellos las artes circen-ses como modo para huir de la barbarie.

El día anterior, durante casi una hora me adoctri-nan sobre las grandes dificultades para trabajar con estos grupos. Ellas son muy tímidas, no se tiran al suelo, no saltan, no corren, ni siquiera se agachan a recoger los malabares cuando caen al suelo. Sin embargo, siempre según la gente del circo, los nuevos son muy violentos, están muy tensos y pertenecen a familias muy machacadas.

Las mujeres me reciben en la distancia. Van ta-padas de cabeza a los pies, aunque por debajo de los trajes llevan zapatos de tacón, el mejor calzado para una sesión de risoterapia. No las puedo tocar ni mirar mucho. Las directoras del centro me retiran la mano de forma cortés para saludarme con una mano en el pecho… Bien, el caso es que ya estoy aquí y formo parte de una internacional de la risa revolucionaria que cree fundamente que, sin esperanza, los pueblos no podemos conseguir la liberación, así que me lanzo al trabajo sin red de protección ni paracaídas. Que sea lo que Alá quiera.

Iniciamos el taller con maestras mirando sentadas mientras hacen calceta y las mujeres participantes a diez metros de distancia de mí. Terminamos con ellas abrazadas, bailando, saltando llorando y riendo como nunca lo hicieron en su vida. Al final, hasta las mujeres mismas venían a saludarme y a hablar conmigo.

Yo no trabajo la risoterapia sino la humanoterapia, abrirse de arriba abajo, demostrar el poder del ridículo, desvelar las energías que nos unen y, finalmente, visualizar el potencial que aniña nues-tros sueños.

3 horas que, según los organizadores e incluso los responsables políticos de los programas cul-turales de Yenin, cambiaron las vidas de estas mujeres. Las palabras que más salieron en este taller fueron libertad y revolución. Así me agrade-cían la única virtud que poseo como dinamizador de grupos, la verdad radical con que me lanzo en estas experiencias humanas.

Por la tarde y con el subidón de la experiencia nu-clear que acabamos de vivir, nos fuimos al segun-do lugar de trabajo. Por el camino, la gente del circo palestino, que no lo puede creer, no deja de comentar la experiencia. Están tan agradecidos que sus ojos, cuando hablan conmigo alumbran como faros.

Empezamos el segundo taller con diez chicos. Yo los abordo en las escaleras, me meto con ellos, les hago chistes… Al final, acabamos bailando sus

danzas tradicionales, sacándonos fotos, abrazán-donos como si fuéramos vecinos de toda la vida. Gente con un dolor terrible pero capaz de aco-germe como un hermano.

Mientras nos cambiamos en la parte de atrás de un ultramarinos, comienzan las historias. Uno me habla de su familia maltratada por la ocupación y otro de cómo hace un par de años, mientras juga-ba un partido de fútbol, vio como un helicóptero israelí mataba delante de sus ojos un chico que como él a penas pasaba los 12 años. Su delito era jugar al fútbol y no llamarse Ronaldinho ni Raúl, sino simplemente Mohamed.

Esta guerra contra la vida tiene coordenadas muy claras. Los israelís se mantienen en Palestina a costa de matar, torturar y humillar la población civil que tiene como horizonte el Mediterráneo y sus olivos. Mientras tanto, nuestros gobernantes hacen reuniones en las que negocian a cuanto sale el cadáver de un niño palestino en el merca-do de valores.

Cuando marchamos para Ramala, una de las mujeres que nos acompaña me dice con una mirada vidriosa que nunca en su vida vio reír de ese modo a esta gente. Será que la rebeldía hace que el amor entre los seres humanos sea tan radical y transformador que hasta la ocu-pación asesina se difumina durante unas horas. ¿Qué podríamos hacer si en vez de ejércitos bélicos armásemos guerrillas de risa activa y comprometida?

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Ésta es la primera crónica que escribo en los 5 días que llevo en Palestina y apenas veo el te-clado a causa de la llorera incontrolada que me dio al despedirme de la gente del circo palestino. La despedida tuvo lugar después de un intenso taller que dimos en Hebrón, una ciudad palestina ocupada donde la población local tiene que com-partir espacio con colonos armados y protegidos por ejércitos particulares que, al igual que en las películas del Oeste, tienen atemorizada a toda la sociedad civil.

La verdad es que con tanto trabajo, viajes, en-cuentros y sobre todo emociones desbordantes no encontraba ganas ni tiempo para escribir las crónicas. Creo que es la primera vez que tardo tanto en comenzarlas pero hoy, recluido en la parte trasera de la furgoneta y parapetado entre las mochilas de viaje y malabares, siento el vértigo que produce este país.

Hay algo esencial en Palestina, algo vital contra lo que la maquinaria nazi de los israelís no puede. Estoy llorando ante el impacto nuclear que me

genera un baño de realidad. Me siento como si me sumergiera en una piscina de magma en la que no llego a arder pero que quema por dentro mis entrañas.

La gente del circo palestino es la mejor metáfora de lo que la esperanza implica para el ser humano, personas que llevan las artes circenses al corazón del conflicto que es lo mismo que el propio cora-zón de la humanidad.

Todos hablan ante nuestras cámaras, todos tienen palabras que remueven nuestra alma. Uno habla

Cuando las lágrimas de mujer son un lujo

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del compañero de juegos que mataron en sus brazos y como la impotencia de no poder llevar-lo a rastro a tiempo al hospital aún le persigue hoy. Otro habla de sus sueños como palestino y hombre de circo, sueños que suenan sinceros ante la cámara pero que están cargados de vida y resistencia.

Otro nos cuenta por qué va a tener un hijo en Palestina y lo va a criar ante tanta injusticia y violencia. La razón es tan hermosa como que el circo también es su hijo y no lo puede dejar abandonado, pero la que más me tocó en el alma

fue la mujer del circo palestino quien, cuando nos despedimos, me dijo que ella no tenía lágrimas para llorar.

Yo sí lloré. Lloré por todos ellos, por su valentía, por ver cumplido el sueño de que vuelvan a su tierra, por ver cumplido el sueño de una Palestina sin violencia donde criar un hijo en libertad. Tam-bién lloré porque algún día todos los niños pa-lestinos puedan ser niños sin más. Lloré además para que llegue el momento en que mi amiga se permita llorar, pero en realidad lloré por la emo-ción de ver al ser humano, a un igual, ser capaz de

levantar la bandera de la dignidad mientras a su alrededor el mundo se derrumba poco a poco.

En este instante me viene a la cabeza un verso en árabe clásico que tallaron en la lápida de un gue-rrillero palestino: “No seré siervo de nadie porque no viviré más que una vez y lo haré con dignidad”.

Lágrimas y risas que tiran muros interiores, que liberan cuerpos y espacios, que crean colchones de esperanza ante tanto terror e injusticia. Lloro, pero no dejo de reír, porque en el fondo sé que estamos abocados a la felicidad.

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Junto a Isaac actuamos en la cárcel más grande del mundo, una ciudad de varios miles de personas, rodeada completamente por quilómetros del valla-do de la vergüenza, una ciudad de campesinos que no puedes ir a trabajar sus tierras porque militares israelís se comportan como animales gritándoles en hebreo mientras los apuntan con sus armas de destrucción.

150 pequeños fueron testigos de nuestra primera actuación juntos en Palestina y en la Historia de Pallasos en Rebeldía, ya que Isaac participó por primera vez con nosotros en una caravana.

Cierta dosis de nervios, una pizca de caos, muchas risas y un montón de improvisaciones nacidas de esta pareja de payasos “Los Hermanos Mariachis, Giuseppe y Lokonuk” llenaron de risas el hall de la escuela infantil donde, si os soy sincero, sentí mariposas en el estómago cuando todos los niños se pusieron a llamar por Lokonuk. De algún modo,

Los hermanos Mariachis, Giuseppe y Lokonuk

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los niños zapatistas estaban con nosotros en esa mañana a través de ese grito que tanto se conoce en la zona norte de Chiapas entre los compas.

Por la tarde, mientras Isaac se recuperaba de un viaje accidentado en el que lo retuvieron en Bara-jas y en Tel Aviv para revisarle el equipaje y acri-billarlo a preguntas intimidatorias, yo impartí un taller para una veintena de trabajadores sociales, educadores y psicólogas que atiendes a la gente de Qalqilyia y los alrededores, una población especialmente afectada por las incursiones israelís del 2001 y 2002, y que padecen constantemen-te vejaciones y atropellos por parte del ejército israelí, gente que tiene familia en la cárcel o en el cementerio de los mártires, que ve como sus hijos tienen una loseta sobre su futuro llamada ocupación.

En el taller, hombres y mujeres que no se pueden tocar entre ellos, personas que tienen que mante-ner una distancia por cuestión de género, empe-

zaron la tarde sin moverse por la sala y acabaron tirados en el suelo compartiendo sus sueños.

Esa noche nos alojan en una casa de gente del Frente Popular, luchadores sociales que conocen la cárcel en su piel, que las pérdidas familiares no son ajenas y que detrás de su amable rostro y su seria presencia también se esconden ácidas lágrimas de emoción por su patria. La velada transcurre entre una pseudo-paella elaborado por Edu y profundas conversas políticas. En esta casa llena de fotos del Che, los cantos del Imán desde el minarete de la mezquita, nos recuerda que este país árabe, en construcción, vive en un permanen-te experimento entre las tradiciones religiosas y las luchas políticas.

Al día siguiente nos desplazamos a una villa rural cerca de Qalqilyia ante la amenaza de no poder salir, ya que los israelís encontraron una bomba en el chekpoint que bloquea la ciudad. Aún así conseguimos atravesarlo para actuar delante de

casi 200 pequeños a las doce de la mañana bajo un sol de justicia, un patio de colegio que podría ser el de cualquier villa pequeña de Galicia, con diferencia de que la juventud que nos recibe canta canciones de liberación nacional en vez de la última del Xabarín Clube y sus juguetes no son coches teledirigidos sino maquetas de las tanque-tas judías.

Terminamos la función haciendo equilibrios y figuras acrobáticas mientras ellos nos rodean ba-tiendo palmas y cantando, para cuando llegamos a la sala de profesores todo el mundo nos espera para darnos las gracias y ofrecernos su abrazo. Al mediodía almorzamos en la casa de un labriego que tiene sus tierras más allá del vallado. Comida, té y palabras comprometidas. Mientras los israelís solo nos ofrecen violencia y represión, los palesti-nos nos regalan un lugar cálido en su corazón.

Será que el camino de la esperanza comienza en esta tierra de olivos y dignidad.

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Qalquilya. Atravesamos el muro

Yo soy de Lugo, una de las pocas ciudades en el mundo en las que se puede caminar sobre una muralla romana de más de dos quilómetros, pero hoy en Palestina ejercí de asaltador de murallas modernas.

Hoy atentamos lúdicamente contra el vallado de la vergüenza, en nuestro tercer día en Qalqilyia decidimos Isaac, Laila, Edu y yo, acompañados de varios compañeros palestinos del Frente Popular, llevar a cabo una acción de rebeldía payasil contra a construcción actual que más vulnera los dere-chos humanos en el mundo.

8 m de alto, alambres electrificados, torretas llenas de ametralladoras, cámaras de vídeo, patrullajes las 24 horas del día, todo un sistema carcelario impues-to a un país entero que se ve atravesado por una herida de cemento gris y genocida, sí, genocida, porque este muro no sólo separa ciudades, barrios por la mitad, familias enteras, no, también separa a millones de campesinos de sus tierras, tierras que en muchos casos, como aquí en Qalqilyia, son las mejores tierras, las que más agua tienen, y que sin ellas se ven abocados a la mendicidad y la miseria.

Cercar la población palestina, imponerles esta guillotina en su tierra es el modo más diabólico de ocupación. Los judíos tienen el derecho al igual que el resto de la humanidad a lamentarse de los guettos nazis como el de Varsovia, y yo me pregunto entonces qué es esto sino un inmenso y sangrante guetto? Cómo llamar al hecho de que quilómetros y quilómetros de grises muros impi-den a la gente salir de sus villas, caminar por sus calles, ser libres en su propio país.

Durante la segunda Guerra Mundial, la humanidad vivió uno de sus peores episodios –sin lugar a dudas- dentro de ese capítulo oscuro de las so-ciedades modernas. Los guettos y los campos de concentración fueron los ejercicios más dolientes de aquella época, pero acaso ¿hoy el gobierno israelí que se dice democrático no está reprodu-ciendo una versión actualizada y tecnificada del nazismo? ¿Acaso plantar una cárcel alrededor de los sueños y las esperanzas de un pueblo no es un modo de opresión, incluso más fascista que la que ejercen en los calabozos del Mosad, o con los bombardeos indiscriminados sobre la población civil en Gaza?

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Qalquilya. Atravesamos el muro

Cercar las vidas de la gente con voluntad de eter-nizar este conflicto es un ultraje para toda la hu-manidad. No podemos sentirnos libres en ninguna parte del mundo mientras un palestino no sea libre de caminar por su país sin encontrarse con una lápida de 8 metros de alto que le dice que no tiene derecho a ser persona.

Hoy tiramos narices rojas y también piedras, atra-vesamos virtualmente el muro, le dimos tartazos, pintamos LARGA NOCHE DE PIEDRA en rojo sobre esa piel gris de injusticia fosilizada… hoy ejercimos de vox populi, de embajadores de la risa rebelde en nombre de mucha gente que en el mundo siente como ese muro pesa en su cora-zón, sin embargo, cuando marchamos, en nuestra conciencia resuenan las palabras de un compa-ñero nuestro: “sabemos cuando lo construyeron pero no sabemos cuando lo podremos derrumbar, quizás mi tataranieto me mande una postal a la

tumba con una foto del muro derrumbado”.

Y a mí me gustaría, me sale del corazón gritarle que no, que la verá, que juntos veremos como el muro cae, como caminaremos sobre sus bloques de muerte y mentira, como podremos saltar de un lado a otro como si fuera el espejo de Alicia. Me gustaría abrazarlo y decirle que nuestros hi-jos jugarán en los dos lados del muro porque no existirá una frontera ante la felicidad de un pueblo, que en mi tierra hay mucha gente dispuesta a salir a la calle para tumbar ese muro aunque sea en la distancia.

Hoy marchamos para casa con un sabor agridulce en los labios y una promesa en el corazón. Ese muro caerá, tal y como cayeron otros antes, por-que más pronto que tarde el torrente de la huma-nidad es derramarse sobre estas tierras para que veamos brotar de nuevo mil primaveras más.

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Ayer llegamos a Nablus, el corazón de la resis-tencia palestina. Los israelís la llaman la fábrica palestina de terroristas y aquí me encontré por primera vez con la muerte. De camino para nues-tra actuación en un campo de refugiados cercano a la ciudad, en un adelantamiento absolutamente temerario, nuestro chófer perdió el control y a una velocidad vertiginosa se salió de la carretera batiendo contra un edificio.

El coche quedó inservible y nos salimos vivos de milagro de esa caja de cerillas por nuestro pie, eso sí, fuimos ayudados por la Media Luna Roja. Lo primero que hicimos nada más ver que podíamos caminar Laila y yo fue echarnos a reír

y gastarle bromas a los de las ambulancias, de hecho, cuando nos pidieron ir al hospital yo res-pondí que no podíamos que teníamos que ir a hacer una actuación en 15 minutos y que luego ya veríamos si pasábamos por allí. Pero ya con los papeles firmados me di cuenta que estaba Laila, y que de algún modo era responsable de la misión, y como Isaac iba en el otro coche él podría hacer la función y nosotros ir al hospital. Así que cambié de idea y con todo firmado les dije que sí que marchábamos al hospital.

De camino para allí me dio por hacer el juego que me bautizó en Chiapas, el Lokonuk (cuelloloco) y les hice un número de magia que simula como mi

cuello estalla. ¡Qué mala idea! Acabé entrando en el hospital con un collarín incomodísimo y tumba-do en la camilla.

La atención médica fue extraordinaria, por cierto, por fin averigüé mi tipo sanguíneo, y después de ir dar parte a la comisaría fuimos para la casa de la familia que nos acoge en esta ciudad. Si en la carretera casi muero, en la casa de esta gente volví a nacer.

Son una entrañable pareja de ancianos que nos acogen con una comida típica palestina exquisita. Desde que entramos todo son cuidados, amabili-dad, gestos de cariño y respeto, pero para cuan-

Nablús, la fábrica palestina de resistencias

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do llegamos a los postres, las historias que nos cuentas nos dejan el corazón helado.

En esa casa entró (como en la mayoría de ese barrio) el ejército israelí docenas de veces para mantenerlos retenidos y utilizarlos de escudo humano delante de la resistencia armada pales-tina. Al hijo le dispararon mientras estaba en la terraza estudiando, y de camino al hospital lo pillaron, lo desnudaron, le dieron una paliza y lo tuvieron 6 horas desangrándose, hasta que su madre atravesó el cordón militar enfrentándose al ejército y consiguió finalmente liberarlo y sacarlo a pie hasta el hospital porque no dejaban pasar la ambulancia.

Esa misma mujer que nos sirve el té que se pare-ce enormemente a mi abuela, esa madre de cora-je, si la matan mientras rezaba. Uno de los versos del Corán en el que se agachaba, la salvó del disparo que quedó inmortalizado en el armario de ropa que está en la habitación principal de la casa, donde por cierto, pasamos la noche, mirando para los agujeros de balas del tejado.

Mientras íbamos para la cama, el hijo nos dio las últimas indicaciones de lo que debíamos hacer si entraran de nuevo los soldados israelís. Noche sí y noche también toman la ciudad a partir de las 12 de la noche y van entrando arbitrariamente en las ca-sas para humillar, maltratar y robar la sociedad civil.

Me despierto por la mañana y veo que sigo vivo, que los militares no entraron esta noche en la ciu-dad y no hubo más disparos en la casa, despierto y veo que sigo vivo y que la gente en esta ciudad sigue con su día a día, sabiendo que ese puede ser el último. Despierto y algo en mí cambió. Parece que la vida es distinta cuando cada día se convierte en un presente.

Esta noche volveremos a esa casa, a esa habita-ción con rastros de la violencia judía y volveré a cerrar los ojos sin saber si cuando los abra tendré un niño sionista apuntándome con un 16 mm.

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Dos horas antes cruzamos el casco viejo de esta ciudad ocupada con el corazón en un puño y como dice Leo Bassi con el ano estretto, y todo porque estuvimos hasta las doce y media en el local de Human Supporters debatiendo si al día siguiente íbamos a hacer una acción payasil a un checkpoint (el debata estaba en tablas y yo di el brazo a torcer. No íbamos a hacer la acción para no fraccionar el grupo ni forzar la gente que dudaba).

Salimos a las 12:30 del local y nuestro guía empezó a hacer cosas extrañas como correr de esquina a esquina, mandarnos esperar en silencio hasta que él comprobara primero si el camino estaba libre…, total, que de nuevo nos la estábamos jugando. Era la hora de las brujas, la hora en la que baja el ejército, y en cualquier momento nos podíamos encontrar con una columna israelí.

Cruzamos la ciudad como fantasmas hasta el mo-mento en que escuchamos el ruido de un enorme camión que en la distancia parecía igual a los que transportan tropas israelís. En ese instante de pánico colectivo nuestra expedición corrió como si el de-monio nos llevase (en mi interior siento que esa calle y esa noche estrellada son una metáfora perfecta de mi vida. A modo de foto fija me siento parte de

Ano estretto

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Ayer fue el día más extraño de toda mi vida. Em-pezaré por el final a modo de cuenta atrás. Tres de la mañana. Salón de la casa de los padres del responsable de la organización que nos trajo a Nablus. Nos retiramos a la cama después de un debate de toda la caravana sobre la resistencia armada, el motivo: tenemos adrenalina para cazar una manda de elefantes y luego echar una pachanga.

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un juego secular al que pertenezco). Finalmente, llegamos a casa. Las palpitaciones se escuchan a diez quilómetros a la redonda. El camión era de basura y esa noche el ejército no bajaría, pero para nuestra experiencia supuso tres vueltas seguidas a este dragón kanh sionista que se llama Cisjordania Ocupada.

Antes de salir por patas, celebramos el cumplea-ños –pastel incluido- de Laila, nuestra increíble traductora-guía-logística e inmejorable embaja-dora galaico-palestina. Siempre es algo extraño para mí celebrar un cumpleaños en medio de un viaje de este tipo, pero lo que hizo de esta cele-bración algo único fue estar metidos en un bar abarrotado de hombres y pipas árabes viendo el histórico 6 a 2 del clásico de la liga española (pienso que es la primera vez que veo un partido de fútbol entero por tele en mi vida).

La proporción de fans de uno y otro equipo fue la misma que el resultado pero a la inversa. En Palestina cualquier excusa es buena para salir de la rutina genocida, así que la controversia barsa “rial” Madrid es el primer tema de conversación que se nos presenta por la calle. El caso es que a los 5 minutos de partido ya me estoy abrazando y pegando botes con los seguidores del Barça que tenemos al nuestro Carón. ¡Y yo que pienso que el fútbol televisado es el opio del pueblo! Lo que no me pase en Palestina no me pasa en ningún sitio.

Antes del partido veníamos de dar el taller más difícil da mi vida. El grupo era grande pero muy

interesante y aún yo tenía que luchar contra la dificultad de trabajar con hombres y mujeres en el mismo espacio. Lo que hacía de este taller lo más duro que nunca di fue el modo d empezar la mañana, algo que no olvidaré nunca.

Son las 10 e la mañana y salíamos de casa camino a una reunión don el Pequeño Circo, una entidad de circo, pero antes nos esperaba un precorrido turístico absolutamente dantesco.

Nuestro guía nos lleva por la ruta del terror en Nablus, un combinado que mixtura historia de resistencia heroica con la depravación humana más sangrante.

Nablus es una ciudad con más de 2000 años de historia, un lugar histórico merecedor de todos los apoyos internacionales posibles pero está en ruinas, las ruinas que provoca esta guerra de ocupación. Los sionistas dejaron y dejan (en estos instantes nos están sobrevolando los F16 -que se fabrican en Europa o Estados Unidos-) un rastro de sangre casi imborrable.

En cada esquina de la ciudad hay fotos de los mártires de la causa Palestina, en cada callejón hay banderolas contando el sufrimiento de esta población, casas derrumbadas por los bulldozers, edificios enteros bombardeados para que las tropas puedan entrar en el corazón del casco antiguo, casas y piedras que sepultaron familias enteras mientras los vecinos tenían que esperar semanas para retirar los cuerpos o salvar los

supervivientes, historias de niños asesinados mientras jugaban en las terrazas, cuerpos en des-composición porque en esta ciudad los muertos no tienen derecho ni siquiera a ser recogidos por sus seres queridos…

Después de estar en Nablus la membrana del co-razón que me une a la humanidad está tan frágil que tengo miedo de estornudar. Dar un taller de risoterapia después de este pre-corrido por las venas abiertas de Palestina, después de escuchar más de una hora de testimonios de las aberra-ciones cometidas por los soldados judíos fue, sin lugar a duda, el mayor reto de mi vida como militante de la fraternidad entre los pueblos.

Aún así, el taller salió muy bien y ahora tenemos una familia en Nablus, una familia de varios miles de personas que viven rodeadas por 6 cuarteles militares, 5 checkpoints y 11 cabezas nucleares que están en sus montañas.

No sé que va a pasar por la noche, si vendrán los soldados a la casa o no, o si nos pararán en el checkpoint. Lo que sí sé es que en esta ciudad, en este país, se está jugando mi futuro y el de mi familia. Lo que está sobre la mesa es si la huma-nidad está dispuesta a seguir permitiendo este nuevo holocausto o no.

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Este fue el viaje más duro de mi vida y no porque casi morimos en un accidente de tráfico o me apalean en el aeropuerto en el viaje de vuelta, no. Lo que hizo de esta expedición una experiencia más dramática incluso que la anterior, en la que nos bombardearon, vimos salir cuerpos destroza-dos de las ambulancias a causa de los tamahauks israelís, golpearon gente delante de nuestros ojos, y fuimos testigos de agresivos combates noc-turnos, fueron los testimonios que en cada sitio nos iban dando: una terrorífica historia colectiva tallada a sangre sobre la resistencia del pueblo palestino.

Casi toda la gente con la que hablamos pasó por

la cárcel, casi toda, y sino, tiene a su pariente más querido allí metido, y a veces las dos cosas a la vez. En cada casa hay relatos de humillación, impotencia y genocidio.

Estudiantes universitarios, trabajadores de la sanidad, amas de casa, militantes sociales, niños y niñas, ancianos al final de su vida… da igual. Si son palestinos en las zonas ocupadas, sólo pueden hablar de palos, disparos, vejaciones y torturas, una estela atrocidades tan grande que para seguir escuchándoles con el corazón tengo que hacer acopio de toda mi reserva emocional de alegría y esperanza.

Lo que resulta increíblemente extraño es que ha-blan sin odio en la mirada, que después de decirte como fueron torturados siguen mostrándote su humanidad, que después de enseñar las balas en la pared siguen sirviéndote té con todo el cariño del mundo. ¿Cómo puede ser que un pueblo tan machacado no pierda la sonrisa, no pierda la oca-sión de ser amable y siga manteniendo la bandera de la esperanza en alto, cómo puede ser que sus rostros no sean de granito, sus cantos de odio y su caminar de destrucción, después de llevar más de 60 años bajo un sistema que oprime, despre-cia y os acaba?

Sólo tengo una respuesta, la luz, por la luz interior

Israel parque temático del terror

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que portan. Y cuando hay tanta luz, la sombra no deja de perseguirla.

Marchamos para Barcelona, pero en el aeropuer-to de Tel Aviv nos espera el último capítulo de esta demencia colectiva que llaman Israel. Nos revisan todo el material, nos llevan a unas cabinas aisladas y a mí me hacen desnudarme (como no llevo calzoncillos me traen mi mochila para que los ponga). Con mi inglés tarzánico les digo que por favor no toquen mi colgante. Después de 5 veces le grito al mamón del segurata judío y pego un golpe contra la mesa. Él se acojona y llama dos veces al timbre de seguridad. En 15 segundos aparecen 5 armarios empotrados israelís dispues-

tos a hostiarme. La situación se calma y yo mira para ellos con odio y desprecio.

De esta no hubo golpes, me libré. Eso sí, insisto vestido sólo con mi orgullo y unos gayumbos que no me toquen el colgante. 5 minutos después le grito a una de la seguridad que sí me entiende en castellano que en Israel no se respeta a las perso-nas, y la escena amenaza con repetirse pero de esta vez el calvo y el colega nos meten en la fila de embarque business delante de todo el mundo y nos pasan por otro corredor a la zona interna-cional. Se ve que la mala hostia de Lugo a veces ayuda a no hacer filas.

En la glamurosa parte internacional del aeropuer-to Ben Gurion vemos la metáfora perfecta de esta ocupación sionista. Una enorme fuente central bajo una inmensa cúpula de cristal deja caer del cielo, sin tubos ni estructuras, ríos de agua, la mis-ma agua que los palestinos no puedes usar para sus campos porque los judíos la tienen robada, agua que cae del cielo, tierras que caen del cielo, armas que le caen del cielo a este pueblo que tanto sufrió en el pasado, todo le viene dado hoy por mandato divino, a caso no le podría caer a la humanidad entera también desde el cielo?

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Herida de bala

Iván Prado desde Palestina, territorio en guerra.

Esto no es una crónica. Esto es una herida de bala. Por favor, abstenerse políticamente correctos y de-más familia. Israel no es un estado, es el nombre de un ejército de ocupación en Oriente Medio y, hasta donde yo alcanzo a saber, los estados democráticos no mantienen relaciones diplomáticas con ejércitos, sino con sus gobiernos, así que no entiendo como los israelís tienen embajadas en territorio europeo.

Normalmente, los estados que se dicen democrá-ticos tienen ejércitos para que defiendan (teórica-mente) a su población civil. En el caso sionista es al revés. El ejército tiene una población civil para que los defiendan de las resoluciones de la ONU, para que los justifiquen ante la opinión internacio-nal y para que pongan hijos y cuerpos en el proce-so de avance sobre territorio árabe.

Israel no es un país, es una maquinaria –perfecta-mente engrasada- de expoliar, destruir, mentir y exterminar a una población civil que ante tanques tiene piedras, ante helicópteros, tiene cometas y ante cabezas nucleares sólo cuenta con su digni-dad e siglos de historia.

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Herida de bala

Iván Prado desde Palestina, territorio en guerra.

Pero volviendo a nosotros, la santa cuna de la democracia y las libertades, ¿qué hace Europa? ¿Qué hacemos ante el muro de la vergüenza, un muro que pesa sobre todos los seres humanos como una loseta de muerte y miseria? ¿Qué hace el gobierno Zapatero, además de venderles armas a los sionistas y después decir no fueron usadas

en las masacres de navidad en Gaza? ¿Qué más hace la Unión Europea además de regañar débil-mente a la comandancia general de ese ejército de ocupación que ellos llaman gobierno israelí mientras los tanques destruyen los hospitales palestinos financiados con impuestos de todos nosotros?

¿Sacamos las tropas españolas de Irak y no va-mos a ser capaces de tirar un muro de 8 metros de alto que estrangula lentamente la población civil indefensa e inocente? ¿Salimos a las calles y echamos un gobierno mentiroso y cobarde por la guerra en Irak y no vamos a tomar los estrados y los medios de comunicación para acabar con este holocausto? ¿Qué les vamos a decir a las próximas generaciones, que estábamos ocupados viendo el 2 a 6 de la Liga mientras en Palestina destrozaban un pueblo y a la Declaración Univer-sal de los Derechos Humanos, torturando a am-bos los dos en celdas de 1 metro por 2?

El ejército de ocupación israelí no sólo okupa injustamente y de modo criminal unos territorios en Oriente Medio, está okupando nuestra con-ciencia como seres humanos, no sólo humillan a palestinos y palestinas, humillan a todas aquellas personas que sienten que forman parte de un bien común llamado humanidad.

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Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando Ah-med, el fotógrafo, me acompaña al hotel. En la calle principal de Ramallah se han desplegado , hoy viernes ( domingo àrabe) , soldados Israelies cada 50 metros. No tienen más de 25 años y ya calzan unos fusiles largos como sus brazos . Ah-med ni los mira, está acostumbrado a verlos . Yo en cambio no puedo dejar de observarlos. Intento imaginarme que pasaría si un ejército de ocupa-ción se desplegara cada domingo por el Paseo de Gracia. Que sentiríamos al ver a niños vigilando nuestros movimientos , a nuestros hijos , a nues-tras madres , a nosotros.

Acabo de entrevistar a Sharid , director del Circo

palestino. En Agosto ( inshalah ) sería padre por primera vez, un niño. Un niño que crecerá en la calle, vigilado ,acostumbrado a ver a esos mo-nigotes con uniforme militar, ajeno a la libertad ( hurryeh) con la que debería crecer, atrapado por una Democracia Militar y esclavista .

El trabajo que estamos haciendo aquí está más allá de la palabrota solidaridad.El trabajo de Ivan ( clown , terapeuta de la risa y para mi Shaman ) está más allá de la ayuda o de la fraternidad de los pueblos y las personas. Lo que se está hacien-do es intentar derribar el Muro de la Vergüenza , pero no el que rodea Cisjordania de 8 metros de altura y de concreto, sino aquel que a base de re-

presión y terror se ha instalado en cada una de las almas de palestinos y palestinas. La Autocensura el miedo a sobrepasar las Normas y los compor-tamientos es , quizás, lo más duro que se le puede hacer a un ser humano. La libertad es una actitud, una fe , una sonrisa interna. Y aquí muy pocos son los que consiguen trascender tanta represión .

Hay tanta, que hasta yo , que acabo de llegar, estoy pensando de cambiar los nombres de los ci-tados por si este mail es interceptado. ¿Paranoia?

No todo es eso . Hay más cosas: Grandes cosas. Por ejemplo la sensación de bienestar con gen-te que no conocer. Familiaridad. Memoria. Esa

De: edu gur <[email protected]>

Fecha: Viernes 24 de abril de 2009 23:03

Asunto: checkpoint 1

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sensación de deja vú que me conecta con todos aquellos maravillosos momentos que viví. Hay un estado que sobrepasa todo Poder y es el de Fra-ternidad, o mejor , la memoria de esa emoción.

Así es , a través de la memoria , que formamos las burbujas de nuestros recuerdos , de nuestras anhelos, de nuestras esperanzas. Y así es , como aquí en Palestina he vuelto a sentir esa vibración que nos conecta directamente con otras gentes queridas, otros lugares queridos, otros paisajes.

Además, estoy con un clown. todo el día graban-do y fotografiando su trabajo , su esfuerzo por hacer reir , su discurso revolucionario de la risa.

Qué mejor experiencia que ver reir a todas estas personas a las que un par de horas de risa y car-cajada representa un oasis de Libertad.

Y más: Tenemos la suerte que en el equipo esta Laila , su dirección de mail incluye la palabra san-gremixta porque pertenece a una familia galaico-palestina. Este hecho , a parte de exótico, nos permite a Ivan y a mi penetrar directamente en el corazón de la población. El inglés es aquí como el español entre los quechuas . Un idioma del colo-nizador y eso ,de facto es un Muro infranqueable. Laila hace la función impagable de traductora. 24h non stop. Traduce algo que es casi Arte , las sesiones de Ivan. Él domina el escenario y el públi-

co y ella , no sólo se esfuerza sino que empatiza de tal manera con Ivan que si él no estuviera diría que es ella la que ejecuta el taller.

Este primer mensaje por botella plana es el inicio de , espero, unos cuantos más . pero es tanta la info que acumulé en dos dias que ser’ia una im-prudencia intentar explicarlo todo.

Buenas noches desde Ramallah y desde el coraz’on de un aprendiz de cámara.

Shucran.

bahebkom ( os quiero )

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Cambio de rumbo:

De Ramallah hemos ido a Hebrón, a Bettir , a Belén, y ahora mismo estamos en Qalqilya.

En cada una de estas paradas hemos estado con grupos humanos diferentes , pero muy unidos por ser palestinos y por las condiciones que eso representa. Ivan sigue dando lo mejor de él ya sea a niños ,mujeres o adolescentes. Cada vez tiene menos voz pero gracias a Laila las sesiones dan sus frutos:

Los Frutos:

Risa , muchas Risas.

Allá a donde vamos una hospitalidad sincera y ancha nos recibe. Los ojos de las personas que re-ciben el curso o las sesiones de risoterapia crecen y se iluminan . La felicidad va cara por aquí .

Hace dos días que nos separamos del Circo Pa-

lestino, no fue fácil ya que nos pasamos 4 días enteros con ellos compartiendo momentos revo-lucionarios, com aquel en que, en una Terapía, las chicas de un centro de rehabilitaci’on se olvidaron de sus graves asuntos para acabar bailando sin perjucios a ritmo del “think” de Aretha Franklin.

El tema de género es , quizás, quitando el de la ocupación el que más nos cuesta. Hay códigos ajenos a nosotros que , además, cambian en cada ciudad. Por lo general hombres y mujeres no se pueden tocar . Las mujeres no pueden tirarse al suelo y algunas no se atreven a mirarnos a la cara. Pero misteriosamente estos códigos se están rompiendo a través de nuestras incursiones. Ivan ha conseguido cosas que la tradición lleva capan-do durante decadas ( o más?) , por supuesto esto lo agradecen y a nosotros nos llena de alegría. Tocarse es el primer paso para amar.

Ahora en Qalqylia hemos podido ver y notar el efecto del Muro. Una ciudad entera rodeada con una sola puerta de entrada y salida . Controlada ,

claro está , por un odioso ( de los miles que hay ) checkpoint judío.

Le llaman la prision más grande del mundo y tiene el dudoso honor de compartir este denominación con Gaza.

Bueno como podeis comprobar las faltas de orto-grafía son abundantes , y a parte de mis errores , esta el hecho de que los teclados arabes son algo distintos.

No os entretengo más, pero sólo una cosa: Un muro que retiene a la población de todo un país, hecho con dinero Israelí y yankee, no puede ser más que la representación obscena del estado en que se encuentra la humanidad occidental. suena a proclama pero a ojos que ven corazón que se resiente.

Sed Felices , por favor.

De: edu gur <[email protected]>

Fecha: Domingo 26 de abril de 2009 21:32

Asunto: checkpoint 2

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Sonrisas y Lágrimas

Ayer llegó Isaac desde Galicia, o sea, que estoy rodeado de Palestinos y gallegos . extraña combi-nación aunque de momento bonita.

Isaac ha dado un nuevo aire a la caravana ya que con él empiezan las actuaciones de Payasos para niños y niñas , lo que significa que ahora nos reimos todos a carcajadas. incluso yo detrás de la cámara.

Llevo 500 fotos , casi todas de retrato , en ellas se estan grabando las caras de los/las protagonis-tas del reportaje que estoy elaborando con más voluntad que garantías . Estas caras estan llenas de vida , vida que refleja el dolor y la alegría de un pueblo sometido.

Mañana vamos a Jerusalem , nuestro único día de descanso vamos a hacer de turistas aunque des-pués de todo lo que estamos viviendo y oyendo nosé como nos va a sentar.

Además tengo que enviar por correo las 17 cintas que llevo grabadas ya que si en el aeropuerto se dedican a regirarnos el equipaje y miran las cintas seguro que me las requisan.

Os explico porqué:

Hace unas semana cuando llegamos nos retuvie-ron 5 horas en el aeropuerto Ben Gurion de Tela-viv. a mi me dejaron pasar pero a Ivan y a Layla Los retuvieron 5 horas, preguntando que venia-mos a hacer. Ya teniamos previsto este percance pero no coló lo de turismo sobretodo porque Layla tiene apellidos árabes. Así que le abrieron

el mail y descubrieron que veniamos a hacer el Payaso . El Payaso. Asi que si por unos apellidos ya les sale la vena imaginaros por 17 cintas llenas de testimonios, payasadas, y demás.....

Acabo hablando de lágrimas... estos testimonios de los que hablo pertenecen a gente que hemos ido encontrado y que hemos tenido la ocasión de entrevistar:

Antes , durante o después estas personas han llorado . Todos y cada uno de ellos. La cuestión es : ¿qué pueblo conoceis que llore delante de des-conocidos solo por el hecho de escucharlos?....

Bonanit

De: edu gur <[email protected]>

Fecha: Martes 28 de abril de 2009 23:56

Asunto: checkpoint 3

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Jerusalem

Las piedras de esta ciudad poseen la capacidad de soportar una tensión infinita. Tierra santa , La ciudad sagrada . Estso es un desfile de fe y de tra-jes a medida para cada pasarela de cada creencia. Las piedras de esta ciudad poseen la capacidad de soportar una tristeza inenarrable. Un rabino. Un ortodoxo. Un grupo de monjitas. Y un turista con una cruz de madera por la vía dolorosa. Los callejones laberínticos recuerdan al mediterráneo . Los adoquines de esta ciudad poseen la capaci-dad de sostener el peso de la humanidad.

Aquí , en esta ciudad de piedra ( con tantas ca-pacidades) se juntan todos los nudos de nuestro mundo. Y de los mundos que nos precedieron. Que me perdonen los tres dioses, o que me cas-tiguen , pero ¿qué han hecho? el experimento es un desastre… .

Hoy hemos actuado en un colegio árabe - cató-lico, los niños y ninas han explotado de alegría y han invadido el escenario al final del espectáculo.

el discurso incendiario y político que lanza Ivan después de cad show , suele conmover a todos los presentes , pero hoy los peques han reaccio-nado de manera dantesca. Los profesores , curi-llas o casi curillas , se han mostrado satisfechos del discurso de libertad, unidad, y resistencia. Que distinto es cuando una Fe está en minoría. Hasta me caen bien los cristianos de aquí. Yendo a tomar un café luego , una pijita católica ( de apariencia) me ha comentado que ellos y los musulmanes no tienen problemas , conviven con normalidad, el Problema son los Israelís, que estan contratodos. - ellos tienen las armas - he dicho yo, y mirándome con fuerza me ha respondido- y nosotros las piedras- .... católica y resistente , que aprenda Benedict.

Ayer hablamos con un palestino viejete que vende souvenirs cutres para turistas ( cutres ). Es la primera vez que de boca de un palestino salen insultos brutales contra los judíos. mientras hablaba , decenas de soldados armados se pasea-ban por la ciudad Vieja , como lo hacen desde la ocupación . ni los miraba. pero podíamos sentrir

su odio mutuo.

Montamos una performace en el Muro de las la-mentaciones. Y fuimos a la mezquita de la cúpula de oro , visitada por cientos de turista s que tanto les da que haya un muro de cemento cercando la vida de los palestinos , a escasos 5 km. Por cierto, el muro que rodea Belén, otro centro turistico es más suave y bonito.

Por último:

Hoy envié mis cintas por correo , paseé por el Jerusalem Judío y me pareció estar en europa. Es inevitable sentir rabia por una vida tan comfor-table y tan hipocrita , como se puede estar tan ciego ?

No nos dejemos engañar.

Besos

De: edu gur <[email protected]>

Fecha: Jueves 30 de abril de 2009 15:43

Asunto: checkpoint 4

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Miedo y 2-6

Esta es la historia más dura del viaje.: Hemos estado en Nablus tres dias y dos Noches . Nablus es una ciudad sitiada . Hay 7 checkpoint,

4 zonas militares israelies que contienen 11 cabe-zas nucleares. La resistencia Palestina tiene su sede aquí. tradicionalmente esta ciudad con Jenin y Qalqylia han sido las más luchadoras , lo que justifica ( para los israelis) la presencia permanen-te de su ejército.

La ciudad se vuelve fantasma cada noche a las 23:00 porque sin previo aviso y como matones mafiosos los soldados penetran en la ciudad desplegando sus tropas por toda la zona vieja , donde hemos estdo hospedados. Estas razzias o incursiones suelen acabar en registro indiscrimi-nados en casas escojidas al azar.

La cosa es así : las tropas pican a las puertas, sino contestan las tiran , si contestan les obligan a abrir con el consiguiente registro y saqueo ( se llevan las cosas de valor cual mercenarios con el botín).

Da igual que haya ninos mujeres o viejos , todos reciben el miso trato humillante , violento y so-carrón. * los soldados no suelen tener mas de 25 anos y casi todos estan haciendo el servicio mili-tar que en Israel, pais democrático( !?) , es de tres años y meses sueltos durante muchos años.

Hemos estado hospedados en casa de la familía de l coordinador de una asociación de traba-jadores sociales. Los padres cuentan con unos 70 años , 2 intifadas, torturas y muertos en la familia y en círculos cercanos. Lo primero que hicieron fue preguntarnos por si teniamos miedo al ejército y nos explicaron la situación que estoy describiendo.

Alguien puede pensar que hubieramos estado mejor en un hotel , pero a los 15 dias de estar por estas tierras a uno ya le da igual, porque es tanto el horror que hasta quieres compartirlo.

Por suerte las dos noches han sido tranquilas.... hasta el 2-6 del Barca- Madrid.

Me explico: La curiosidad me carcomía desde

que me enteré que iba a pasar el Clasico (el par-tido) en Palestina. Al decir que soy de Barcelona todos me sueltan la alineación de carrerilla y se les enciende los ojos. Así que quería ver como era un partido en un Bar Local.

Como aquí van una hora por delante a las 20:00 hora de inicio del partido eran las 21:00 lo que significa que a las 22:45 acabó el partido. No hace falta decir que nos entretuvimos ya que las calles de la parte moderna de la ciudad se lleno de jovenes celebrando la victoria del Barca. Aquí cualquier cosa que te evada de la realidad es una excusa para desahogar. Así que la ciudad parecia las Ramblas de Bcn. A las 0:00 nos encamina-mos para casa, pero de repente nustros guías se pusieron nerviosos ya que no era hora adecuada de pasear por allí . Tardamos 10 minutos en llegar a casa pero son los 10 minutos mas largos de mi vida. Nos pareció ver un camión del ejército, cada movimiento o ruido extraño nos sobrecojia. Na-die por las calles y todas las historias de ataques inesperados golpeando nuestro corazón que latía como si fuera la ultima vez.

De: edu gur <[email protected]>

Fecha: Domingo 3 de mayo de 2009 22:58

Asunto: checkpoint 5

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Al llegar por fin a casa , sentimos como habíamos estado por un momento en la piel de todos aque-llos Palestinos que sufren este estrés cada dia de sus vidas.

Hoy al irnos de Nablus hemos dejado atrás un pe-dazo de corazón y hemos ganado en Consciencia. Vale la pena contar esto.

Bueno , ahora escribo desde Belén . donde Nacio Chus . ciudad turística y tranquila, ejm , si eso existe en Palestina.

Esta todo grabado .

Bonanit.

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Aterrizaje forzoso

Y bueno, ya desde Barcelona escribo estas ulti-mas lineas entre una sensación extraña de tristeza y alivio.

Me siento en el despacho de Siroco y delante de mi querido Mac me doy cuenta de que no soy el mismo .

Algo ha cambiado y espero que sea para siempre.

El último trayecto , Belén- Aeropuerto de telaviv -Barcelona, lo hacemos con incredulidad , casi sin mirar atrás , ya que la tristeza , la rabia y la espe-ranza se mezclan en nuestras sucias mochilas.

Como ya esperábamos los amiguetes sionistas desarrollan un registro obsesivo y paranoico de nuestros equipajes llenos de malabares , narices de payaso y ropa sucia.

Mis cintas no están , unas ya han llegado por Fedex y las otras estan recorriendo el trayecto de la Libertad via Jordania. Se Supone que el vier-nes llegan. Así que me siento seguro durante el registro pero no menos incomodo con la patética situación de ser sospechoso.

Una vez registrados nos llevan a una sala para pasarnos la ropa y el cuerpo por detectores de metal , todo bien. a mi me sacan de la sala y me acomodo en un banco a la Espera de que laila e Ivan salgan .

Me pongo a jugar al tetris con mi mobil cuando de repente veo a tres de seguridad corriendo como posesos en dirección a la sala donde se encuen-tran mis compañeros.

No doy crédito ¡ todo iba bien ! ..... en cinco minu-tos de nervios sale ivan a compañado de un Mono israelí con cara de borderline que …

De: edu gur <[email protected]>

Fecha: Miércoles 6 de mayo de 2009 17:25

Asunto: checkpoint 6

Page 35: Mashi trasi que trasi

Una producción de:

Un año más el Festiclown quiere continuar con la labor solidaria que viene realizando en cada edición, apoyando siempre las causas de los pueblos más desfavorecidos y oprimidos por el conflicto y la miseria

Este año, el Festiclown destinará el dinero recaudado a la realización de un Festival de Payasos en Pa-lestina, con el motivo de apoyar mediante la cultura a toda la población palestina que vive sometida a la continua opresión del ejército israelí, que actúa con total impunidad violando de forma continuada los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de todos los palestinos. Esta causa ya viene siendo respaldada por el Festiclown desde el año 2002, cuando se envió una delegación de payasos con el fin de apoyar el cese de la violencia y el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino.

Si queréis ayudarnos a conseguir este nuevo objetivo, ponemos a vuestra disposición una cuenta donde podréis realizar una aportación monetaria que nos ayude a sufragar una parte del coste que supone llevar hasta Palestina el Festiclown.

Por un Festiclown en Palestina

http://www.pallasosnerebeldia.org

Podeis contribuír con vuestro ingreso a través de

La Caixa 2100/4333/15/0200054202

Page 36: Mashi trasi que trasi

Este libro forma parte de un proyecto, un sueño, que surgío en el 2003 con la primera caravana de payasos a Palestina financiada por el Festival Internacional de Clown de Galicia(Festiclown) y en la que participó su director Iván prado, al cabo de esos 28 días nacía en el seno de Coperactiva Cultural la idea de crear un colectivo de gente circense dispuesta a luchar con su cuerpo y sus artes por un mundo donde quepan todas las risas, meses después en las hermosas cascadas de Roberto Barrios(Chiapas - México), en territorio zapatista, aparecían por primera vez los Pallasos en Rebeldía.

En diciembre del 2008, de nuevo se ponía en marcha la 7ª caravana de Pallasos en Rebeldia a Chiapas, después de muchas actuaciones y talle-res por la geografía de guerra y resistencia que componen los 5 caracoles zapatistas de Chiapas, había nacido la primera compañía de payasos indígenas zapatistas “ Los letrineitors” y una vez más Xavi, Roxo e Iván se disponían a participar de talleres de reciclaje con los compas payasos y a realizar actuaciones en comunidades autó-nomas indígenas, pero justo el dia anterior a la salida daba comienzo el genocidio israelí sobre la franja de gaza e Iván prado escribía: “...Estamos

a punto de comenzar una gira por comunidades indígenas en resistencia al mal gobierno mexicano y al mal gobierno del mundo, el mercado, pero en mi corazón y en mi cabeza ya han comenzado los preparativos del próximo viaje de Pallasos en Rebeldía a Palestina” (cronica cero 2008 www.pallasosnerebeldia.org).

4 meses después empezaba la gira de pallasos en rebeldía que Edu gravó y fotografío, y en la que Laila sirvió de puente entre dos pallasos gallegos y la población palestina de Cisjordania. dos sema-nas en las que corazones de cientos de personas se unieron bajo la bandera de las risas por la liber-tad, el humor comprometido y el clown rebelde contra un muro y una ocupación q avergüenzan a toda la humanidad, dos semanas que serían impo-sible sin la gente del Circo palestino de Ramalhá, de Los Comités de Salud y Trabajo de Qualquilya, Betlhem, Jerusalén,y por supuesto sin el cariño y la pasión de nuestros hermanos de Nablús Los human suporters y sus familias. a todas ellas, personas que nos han desvelado el verdadero significado de la palabra humanidad va dedicado este libro, estas fotos y este documental, no como muestra de solidaridad sino como ofrenda ante el gran aprendizaje que han sembrado en nuestro

corazón ”con amor y valentía se puede enfrentar el más terrible de los destinos”

Volvimos a casa, pero ya no teníamos casa, deci-dimos recuperar nuestra vida cotidiana , pero eso era una fantasía, entonces recordamos las risas de los niños palestinos, la fraternidad de los abrazos después de los talleres, la mirada limpia de las personas que nos habían acogido en sus casas a riesgo de su vida, y entendimos que nuestro futuro se juega en un campo de minas diplomáti-cas que se llama Cisjordania y gaza, que nuestra libertad se compra y se vende en los mercados internacionales de oriente medio y que la palabra paz solo se puede conjugar bajo la existencia de un patria palestina.

Ante eso y nuestro poder vital: la risa, decidimos poner en marcha el Festiclown palestina 2010, y a mediados de octubre nos embarcaremos en un festival internacional de payasos por cisjordania, para ello dedicamos todos los beneficios del Fes-ticlown de Galicia, la venta de este DvD-Libro, y las entradas del Somriura de pineda, el Magiclown de Ibiza y el Risactiva de tenerife,

y tú... que puedes aportar???

Una caravana de pallasos en rebeldia en Palestina.