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  • En un memorable da de otoo de 1929, mientras banqueros y millonarios, en plena crisis econmica, se tiraban por las ventanas de susrascacielos, Groucho Marx puso punto final a este primer libro suyo. Al ao siguiente, se publicaba por primera vez en forma de libro.Pero, una vez agotado, estuvo nadie an puede dar una explicacin creble cuarenta y seis aos sin reeditarse. Al cumplir sus 85 aos,Groucho dio una gran fiesta durante la cual se dej fotografiar en la cama, muy bien acompaado, como podrn ver en el interior de estelibro, para celebrar tambin la reaparicin de Camas.Y es que, para Groucho la cama siempre fue muy importante, hasta el punto de declararse un monocamero acrrimo, o sea fiel a un sololecho. No hay que olvidar que Groucho, durante ese largo perodo de su vida en que se dedic al vodevil, conoci todas las camas de todoslos moteles y hoteles de todas las ciudades grandes y pequeas de Canad y de los Estados Unidos Por eso, cuando pudo llevar una vidaalgo ms sedentaria, convirti su dormitorio en un autntico santuario y su cama, en altar. La cabecera, nos explica su bigrafa CharlotteChandler, estaba hecha con las macizas puertas de un carretn de circo del siglo diecinueve, rescatadas de un ignominioso destino paravolver a la vida, esta vez en una funcin menos peripattica.Un nmero deba ser esa cama para que Woody Allen le preguntara en cierta ocasin: Todava tienes esa cama que? Jams haba vistouna cama que te masajea los pies, la espalda, lo que quieras. Naturalmente, Groucho no perdi la ocasin de invitar a Woody Alien: Sialguna vez se te ocurre pasar la noche conmigo, no te cortes.En fin, semejante larga existencia de experiencia camera no poda dejar de plasmarse en un pequeo tratado para aficionados y entendidos,que les indicar cules son las ventajas de dormir solo, cmo evitar que otro individuo ocupe la propia cama, cmo contar ovejas sinequivocarse, qu actividades pueden desarrollarse en esta pieza del mobiliario, qu diversiones pueden encontrar en diecisis felices aos decama, qu pas con algunas camas clebres, el origen de la palabra cama, en fin todo lo que queran saber sobre la cama y no se atrevana preguntar.

  • Llega el amanecer

  • Groucho MarxCamas

    ePUB v1.0Traduttore Traditore 10.04.12

  • Ttulo original: BedsAutor: Groucho MarxFecha de publicacin original: 1930

    Traduccin: Jos Luis Guarner

    Foto de la cubierta: Groucho Marx y Elliott Gould fotografiados por Ellen Berman

  • Introduccin

    Aqullos s que eran tiempos. Un xito en Broadway meses y meses un contrato en Hollywood a la vista un cuarto de milln de dlares invertido con todas lasgarantas en el futuro de Amrica

    Me encar conmigo mismo (siempre ando cerca por lo que pueda ocurrir) y exclam:Groucho, sta es una poca de vacas gordas!Yo estaba bien instalado con mis hermanos en el firmamento teatral. Pero ahora puedo contemplar mi vida desde una perspectiva analtica y valorar qu cosas echo

    en falta. Los cubiertos de plata de la familia, mi Pierce Arrow y mi leal sirviente. Tal vez tena que haber revisado sus referencias ms a fondo, pero me pareci que unaestancia en la misin de San Quintn era ya suficiente recomendacin.

    Siempre he lamentado que mi educacin terminase en la quinta elemental. Resulta endiabladamente difcil introducirse en el gran mundo y crearse una imagen desofisticacin. La anfitriona podra sorprenderme con teoras sobre Schopenhauer o Kafka. Y qu aportara yo a cambio? La tabla de multiplicar hasta el siete.

    En defensa propia, me convert en un lector voraz. Acompaaba a mis amigos con un libro en la mano y, si la conversacin se pona intelectual, enterraba la nariz enlas pginas y subrayaba cada frase con un gruido de impaciencia. Pronto adquir fama de empolln. Y eso que nunca he tenido plumas. Y siempre he detestado elpollo.

    Tras leer a Stephen Leacock, O. Henrv y otros de su pinta decid que poda hacer lo mismo. Y me hice escritor. Me cos parches de cuero en el codo de todas lasamericanas. Cambi los cigarros por una pipa, y empec a decorar mis frases con palabras como cacofnico y consanguinidad.

    Conseguir que los editores se disputasen mi primer opus no fue difcil. Al primero que apareci, le expliqu que estaba escribiendo sobre un tema que todo lectorlleva muy cerca del corazn. Mi primer libro, hice sabor, se titulara Camas. Y enarqu significativamente una ceja, y luego otra.

    La noticia corri como reguero de plvora por el mundo de la edicin. Casi se matan todos para hacerme firmar un contrato. Tened presente que aquellos eran losdas de la Prohibicin.

    Acept la primera oferta con gancho: dos docenas de cajas de whisky escocs. Y no porque me quemase la sed, ni porque fueran a engancharme un bloque decemento en alguna de mis extremidades si no me pona a trabajar. Para qu andarme con titubeos si haba decidido escribir un libro?

    Underwood en ristre [1], me sent ante el escritorio y empec a dictar. Tena que concluir deprisa. El escritorio no estaba pagado. La seorita Agnes, mi secretaria,puso objeciones a mi puntuacin, pero yo estaba convencido de que un pequeo asterisco aqu y all no hace dao a nadie. Sin embargo, aunque hice cuanto pude,acabar el libro me tom largo tiempo. Casi una semana.

    Acurdese de que Roma no se levant en un da, seorita Agnes advert. Y, si se acuerda, es que es usted mucho ms vieja que yo.(Roma tena que hacerse en ocho das. El contratista pens que levantar Roma no tomara ms tiempo del que tom crear el universo. Tena que haber hablado

    conmigo. Mi hermano era italiano. Chico empezaba una frase el mircoles, y entre que conclua las comas y le pona el punto, ya era viernes. No me sorprendera nadaque levantar Roma les llevase ms de tres semanas. O el doble incluso).

    Por fin, se public Camas. Qu memorable acontecimiento aquel da de otoo de 1929! Fue la ilusin de mi vida un tipo como yo, sin instruccin, y unataqugrafa alta y rubia, codendonos con inmortales como Shakespeare, Tolstoy y Longfellow. Me vi en el ms all, al otro lado del paraso, discutiendo con ellos detaqugrafas altas y rubias.

    Mientras el editor lanzaba mi libro a tambor batiente, el mercado de acciones se desplom con un golpe sordo. En vez de precipitarse a comprar Camas, la gentese meti en las suyas. Lo mismo que yo.

    Hubo quien tom la salida ms airosa. Saltar. Yo hubiera saltado tambin, pero mi habitacin no tena ventanas.En el tejado, encima de mi cuarto, se aglomeraba tanta gente para tirarse, que tenan que pedir turno. Procur olvidar que mis 250 mil haban saltado sin necesidad

    de turno de ninguna clase.En los cuarenta aos que siguieron, la gente no quiso tener nada que ver con Camas. Familias enteras dorman de pie. Camas se qued en dique seco cuando

    poda caerse la sopa en la miel. Pero lo que cay en la sopa fue mi antao esplendorosa pelambrera. Hasta que un editor se puso en contacto conmigo para reimprimirCamas. Se le habra subido el alcohol a la cabeza. Mis cabellos haban bajado en nmero.

    Junto con el contrato, me tendi veintitrs pginas llenas de preguntas que Camas haba dejado sin respuesta.Protesto! protest. Es una obra definitiva.Di una patada en el suelo. El suelo no dijo nada. Agarr la boina y sal hecho una furia. Iba a doblar la esquina cuando me di cuenta de que haba dejado al editor

    sentado en mi vestbulo.Volv sobre mis pasos. El editor llevaba ahora la ventaja. Me mir con irona.Por qu no escribe lo que entretanto haya aprendido de camas? insinu.Y sigui cortndose las uas de los pies. Comprend que l y yo veamos las cosas de la misma manera.Al menos, esta Introduccin debe contestar a una pregunta candente: Pierde el chicle su sabor de la noche a la maana si se lo deja pegado en una pata de la

  • cama?.Y qu pas con Camas entretanto? La edicin original se ha convertido en una pieza de coleccin cuyo precio ni siquiera yo podra pagar. Contara qu pas en

    enero de 1939, pero prefiero hablar del 13 de abril de 1931.Bueno, basta de digresiones. Qu pas entretanto con Camas? Pues la cama de motel; la cama gigante, en la que caben muchos enanos; la cama de agua.Los moteles han proliferado como setas desde que se public Camas por primera vez. Bien dispuesto a ponerme a la altura de los tiempos (siempre tengo una

    banqueta a mano), decid mudarme a un motel.La cama era muy estrecha. Podas caerte a cualquier lado. Un da me ca, y all me qued tirado veintisis meses. Fui rescatado al fin, cuando me expulsaron del

    motel por tirarme a la madre del dueo.Algo tena que hacer para que me rescataran.Eso es todo cuanto tengo que decir en lo que a moteles se refiere: Aqu durmi Groucho Marx mal.Y ya que estamos en el tema, qu pas con las camas Murphy? Algo desconcertante. Tan anticuadas quedaron que generaciones enteras no han odo hablar de

    ellas. Es una cama que se saca de un armario y que invariablemente te da en lu cabeza. Abres la puerta y la cama baja a por ti. Francamente, prefiero mi colchn, pormuchos bultos que tenga. Pobre Murphy! Qu fue de l? Le perd la pista desde que se alist en la Marina.

    Esto me lleva a las camas de agua. Treme la cama de agua, Hilda. Tengo que hablar sobre las camas de agua? Ah, nunca habis discutido el tema enpromiscuidad? Ya me lo figuraba. Bien, si nos dejis solos, caballeros, le contar a esa encantadora personita que se sienta a mi lado, impdica desvalida, todo cuantohay que saber acerca de Arqumedes.

    Supongo que haba que inventar las camas de agua. Ofrecen la nica posibilidad de beber algo a media noche sin pisar al gato.Haba que inventar la nevera. Edison tuvo que inventar el piano. Se imaginan lo ttrico que puede ser un party sin piano? Por eso llamaron a la poca que lo

    precedi la Edad de las Tinieblas.Con todo, se puede organizar un party sin necesidad de piano. Se imaginan un party en la cama, con un piano? En lo que a m concierne, no me suena bien.

    Aunque si yo fuera parte del party, sera otra cosa, naturalmente.Respecto a las camas gigantes, qu queris que os diga? Adems, qu pinto yo en una cama gigante? Es ridculo, vaya. Me habis tomado por Pulgarcito?

    Vivimos amontonados en la parte baja de Nueva York. Pero tampoco hay que exagerar.Dicen que en una cama gigante pueden dormir cinco personas. Pues los cinco hermanos Marx dorman en una cama doble, dos a cada extremo. Claro que eran los

    aos treinta. Y mi prima Polly no contaba.Duermo ahora en una cama muy sofisticada, con muchos botones para levantar la cabeza y los pies. Como la mecnica nunca se me ha dado bien, muchas noches

    tengo que dormir en un ngulo de cuarenta y cinco grados. A veces, en mitad de la noche, marco una combinacin que me dobla en tres, como un desplegable dePlayboy.

    Entra con el carrito del desayuno la enfermera del piso superior, cosa extraordinaria considerando que yo soy bajito.Es hora de levantarse, Groucho me espeta, con voz que parece un ladrido.Quisiera pedir unos minutos ms de reposo, pero no me da tiempo: al apretarse un botn, me encuentro en posicin vertical, con la azotea debajo de la nariz.La realidad de mi presente condicin me golpea de lleno en el rostro.Me subyuga la promesa de un nuevo da, de antiguas amistades que renovar, nuevas amistades que iniciar no, lo escribir de otra manera hay miles de cosas

    que hacer todos los das. Fuera la colcha. Salto de la cama. Me dispongo a enfrentarme con la vida.Tomo a la taqugrafa en mis brazos y releo las pginas precedentes. Dnde podra resumir? Qu podra mejorar?La taqugrafa aguarda, con el lpiz y el bloc de notas preparados. Yo contino escrutando con atencin.Pronto se impacienta.Qu hay de nuevo en materia de camas, Groucho? pregunta.Lo no va ms eres t replico.

  • Di cuerda al agua y calent el reloj? (De la edicin original de Camas).

  • 1Ensayo sobre las ventajas de dormir solo*

    * Nota del Editor: El autor decidi dejar en blanco este captulo.

  • El autor en su hogar.

  • 2Considerando que un tercio de nuestra vida se consume en la cama o dos tercios si eres actor, o tres tercios si vives en Peoria [2] siempre me ha parecidoextrao que la vida camera de cualquier persona corriente sea un libro cerrado para los amigos y conocidos.

    Un hombre no vacilar en contarte cmo se marc cuatro puntos (sin hacer trampa, claro) en el dificilsimo sptimo hoyo de Shandy Gaff; o te explicar tambin,condenado mentiroso, que se ducha con agua fra todas las maanas. Pero como entre en una habitacin y diga: Amigos, quiero contaros lo que me pas en la camaanoche, los maridos se ponen a sacarle brillo al revlver, las esposas buscan el espejo y el lpiz de labios, y en pocos minutos reina el caos.

    Y eso que el infeliz, producto de la nueva escuela, o tal vez de ninguna, probablemente no pretenda otra cosa que relatar alguna inofensiva experiencia sobre contarovejas.

    Me parece una grave injusticia. Como hombre que ha pasado los diecisis aos ms felices de su vida en la cama, hago pblica mi protesta por un dlar en todaslas libreras (un dlar diez, pasado el lmite de tarifa normal del taxi). No voy a divulgar la historia completa de mi vida en la cama: eso os costara otro dlar. Aunquequiz podra sacar hasta cinco dlares aadiendo unas ilustraciones verdes de Pap y un mandato del departamento de polica de Boston. Pero olvidemos este srdidocomercio.

    A lo largo de mi vida, dentro y fuera de los colchones, jams he comercializado mi prestigio de conocedor de camas. Nunca me he permitido avalar el colchnBlank y, en cierta ocasin, declin una oferta de siete dlares y medio por dormir en el escaparate de unos almacenes, para publicitar un colchn de muellesinoxidables. Fue el ao en que padec insomnio, o padec mi cama, no estoy seguro. En fin, siempre he tenido muy presente el viejo dicho de que, debajo de la cama,somos todos iguales.

    Unicamente s de un hombre que amaba las camas ms que yo, y l mismo me cont su historia una semana antes de que le colgaran. El amor que senta por suvieja cama era algo realmente hermoso, conmovedor. No consenta que ningn extrao durmiese en ella. Una noche, al regresar a casa, se encontr con undesconocido metido en su cama y le mat de un tiro. Luego me aclar:

    Que mi mujer estuviera en la cama, no me import, porque, despus de todo, es de la familia. Pero aquel individuo no era amigo mo.Es la nica vez que he odo de alguien, que fuese a la horca por una cama.

    Hay un viejo dicho en nuestra familia (bueno, lo dijo Harpo ayer no, fue el jueves por la noche; o quiz fuese Chico s fue Chico, era el martes) que dice: Novale la pena hacer nada que no puedas hacer en la cama. Qu gran verdad!

    Porque, adems de para dormir, razn de por s suficiente para comprar una cama, esta pieza de mobiliario resulta especialmente til para esconderse debajo, ocomer galletas mientras le explicas a la parienta que todava puede aprovechar el abrigo del ao pasado. La experiencia me ensea que las personas se muestran mspropicias a atender a razones cuando estn en la cama.

    Una de las diversiones ms populares y tiles a la que uno puede entregarse en la cama es la de contar ovejas. Todo el mundo sabe que, sumando ovejas, prontose queda uno dormido, pero yo me pregunto ahora cuntos saben que restar ovejas, desvela. Justo lo que me imaginaba! El nico capaz de contestar es el pequeoEmil Schwartz, de once aos y cuarto, vecino de Winona, Minnesota. Muy bonita tu carta, Emil, pero has de aprender a no dormirte en clase.

    No quiero ser aguafiestas, pero la pretensin de ese concejal de Filadelfia de que ha contado ms ovejas en una noche que ninguna otra persona en el mundo, meparece ridicula. Afirma haber llegado a 336.759, pero yo s positivamente que cont trescientos sesenta y cinco corderos y cuarenta y ocho contribuyentes y, si eso nole descalifica, entonces es que a no hay justicia. [Nota del editor: y quin es entonces esa seora de la balanza con los ojos vendados? Una carnicera ciega?]

  • Abuelita, qu manos tan grandes tienes! (Con Phyllis Diller).

    Al contar ovejas, tengo por norma descontar todas las que van con piel de lobo.En realidad, aunque llegara a los ciento veintiocho aos (no olvidis que pillo unos catarros tremendos), jams entender que una oveja, con toda la lana que tiene,

    necesite una piel de lobo.Y adems, a santo de qu viene toda esa historia de vestirse de lobo? Cuando piensas en esos pobres nios de Brooklyn que han de llevar viejos trajes de

    confeccin rebajados, y en los jvenes montaeses de Carolina del Norte que no tienen zapatos, esta debilidad por los lobos me parece un hbito particularmenteperverso.

    Despus de todo, qu ha hecho el lobo por nosotros? Acaso ha aportado algo a la literatura, aparte, tal vez, el cuento de la Caperucita Roja, que l ni siquieraescribi? Conste que no tengo nada personal contra los lobos. Don Porfirio Lobo y seora, de Aguas Calientes, se cuentan entre mis mejores amigos, pero un escritorno debe permitir que los sentimientos empaen su buen juicio.

    No me indignara que los lobos se vistieran si su atuendo les sentara bien. Pero, habis visto a qu se parece un lobo vestido de smoking? Habis visto un lobocon botines? Cierto es que un leopardo no puede cambiar de botines, pero dispensa esto al lobo?

    Confo en que tengis todo ello muy en cuenta esta noche, cuando empecis a contar ovejas.Como soy una clebre autoridad en camas (la ltima celebracin me cost treinta y dos dlares y una jaqueca), recibo millones de cartas solicitando mi parecer

    sobre la materia. Ayer precisamente, un comerciante de muebles de segunda mano de Detroit quera saber por qu, al comprar camas gemelas, una est siempre msgastada que la otra.

    La respuesta es muy sencilla. Las camas, igual que los nios, se parecen mucho cuando son gemelas. Por ejemplo, tomad (os los podis quedar casi por nada) losgemelos de mi vecina, Amos y Ellery, tan parecidos que ni su madre puede distinguirlos. Su padre tampoco pero lleva diez aos sin poner los pies en casa. La nicadiferencia entre los dos radica en que Amos tiene un diente y Ellery no. As que, cuando su mam quiere saber quin es uno y quin es otro, le mete un dedo en la bocaa Ellery, y si la muerde, ya sabe que es Amos.

    Las camas gemelas, por su parte, no tienen dientes, ni se les da nombre a menos que uno, a oscuras, se d un trastazo con alguna de ellas. Es un detalle quecuenta, porque a menudo las parejas se confunden y se meten en la misma cama por error, lo cual explica que una se gaste con mayor rapidez que la otra. Confo enque esto quede bien claro, amigos mos.

    Y aqu tengo otra pregunta de un tal Lonergan, de Kansas City, que debera avergonzarse.

    Como bien dijo Pope cierta vez (hasta que no consult uno de esas enciclopedias no me enter de que no era un pope): Dialctica, el ms rico banquete de lamente. Lo que con eso quera decir es que adonde quera llegar es a bueno, no creo que pueda expresarse con mayor transparencia.

    Tal vez tena que haber empezado este captulo con un pequeo poema pongamos un pareado de Thomas Hood:

    Oh, cama! Oh, cama! Cama deliciosa!Cielo en la tierra para la cabeza dolorosa!

    En trminos ms prosaicos, quiere decir que una cama va al pelo cuando se tiene jaqueca.

  • Durmiendo el sueo de los justos. Dnde andarn los pecadores?(De Grandes almacenes).

    Pero de las camas no me interesa su propiedad de aliviar el dolor, sino las horas felices que uno puede vivir en ellas. Durante mi reciente estancia en Francia [Notaal editor: procurar hacer ese viaje antes de que aparezca el libro para no pasar por mentiroso], visit al menos nueve familias que decan poseer la autntica cama enque haba dormido Napolen antes de sorprender a los austracos, o a Josefina, o a quien quiera que sorprendiese. A juzgar por el nmero de camas en que tuvo quedormir Napolen, nunca debi de levantarse, como no fuera para acostarse.

    Dicho esto, yo lo que creo es que Napolen no se pas en la cama el tiempo suficiente. De haberse quedado en su lecho con dosel cuando son la alarma, nohabra conocido Waterloo, pero ahora conocera probablemente a alguien mucho ms interesante.

  • 3El profesor Hans Heimway, gran autoridad vienesa en psicologa de masas (resulta que le amasaron en una cocina cerca de mi casa, as que pude conocerle muybien), me rog un da que le explicase el porqu del prejuicio puritano contra la palabra cama.

    Seor Freud, seor Freud! aull (siempre nos confunda a los dos, aunque, a decir verdad, ya nos confundan antes de conocerle). Cmo interpreta elhecho de que las jvenes parejas victorianas, particularmente al prometerse en matrimonio, eluden siempre toda referencia a las camas?

    El profesor pens que me haba metido en un brete, pero por algo he dormido en 862 camas. Y, si creis que se puede dormir en una cama por nada, es que nosabis nada de detectives de hotel, o de sabuesos, como les llaman en caso de apuro. Podra contaros una historia interesante acerca de un sabueso de San Luis, peroestoy dictando esta disertacin a una taqugrafa que ni se ha a casado ni ha estado en San Luis Vamos, vamos, seorita Agnes, squese esas lgrimas y llmeme toGroucho! No soy ningn canalla. Yo quer mucho a chica buena como ust.

  • Burt Reynolds: Ya saba yo que no deba de aceptar aquella ltima copa.

    El trmino cama, inform a Heimway, se deriva del snscrito kama, que en la mitologa de la India, designa al dios del amor; con el tiempo se corrompi hastaconfundirse con el mueble donde se suele hacer el dem. Y la expresin hacer las camas, tan popular entre las amas de casa, se origin a partir de la propuestagalante que un cocinero indio le hizo a una chica de Brooklyn.

    S, seor, he dormido en camas de todas clases, desde una cuna hasta un lecho de rosas (o quiz fuera de mariquitas [3] el guarda del parque me vio antes deque pudiese cerciorarme). He probado hasta la cama del granjero, tan recomendada en los cuentos sobre maestros de escuela y viajantes. Es una experiencia que slopuedo recordar con tristeza; no me despert, como est mandado, la mujer del granjero, con un plato de pasteles y una sonrisa hospitalaria. Me tuvo despierto toda lanoche un colchn apelmazado, probablemente relleno con cemento de baja calidad. Y la mujer del granjero, como supe despus, ni siquiera estaba en casa. Se habafugado tres aos antes con un viajante de pantalones en camisa blanca [4], otra razn por la cual tantos actores se niegan a salir de Nueva York.

    Hay quien habla ocasionalmente de la cama de matrimonio. En realidad, no existe tal cosa. Hay coristas que se casan un avin, en una emisora de radio o en lacrcel, pero ni siquiera la prensa amarilla ha hablado nunca de nadie que se haya casado en la cama. No es que me parezca mala idea, pero mejor cambiamos de tema,porque la mente de ciertas personas no es tan limpia como la vuestra o la ma. Creis que los Giants ganarn el campeonato el ao que viene? No est estupendaPeggy Joyce? Ya saba yo que su ltimo divorcio la entonara. No os parece que Bernard Shaw no se cansar de rumiar tomates, cebollas, rbanos y ruibarbos? Ycreis que Accesorios para Alcantarillas Miggle's tan vergonzosamente maltratados, si queris que os diga volvern a cotizarse a treinta y siete enteros? (Yo fuiuno de los primeros treinta y siete en partirse por el medio). Y ya que estamos en plena digresin, si Sarah y Ann tienen la bondad de retirarse (ya me habis odo,pequeos monstruos), os contar una ancdota.

  • Ah, qu delicia es estar en Inglaterra! (Con Lynn Redgrave).

    Cuando estall el gran incendio de Chicago, haba una vieja en el piso treinta y dos de un edificio de apartamentos de Madison Street. Las llamas laman la fachadadel inmueble y, claro, la anciana estaba aterrada.

    Salte a la red, abuela! gritaban los bomberos.Pero la mujer segua teniendo miedo.La red! repetan los valientes apagafuegos. La red!Pues trense ustedes replic la vieja, haciendo acopio de valor para saltar.Amigos mos, los bomberos rieron, rieron y rieron hasta saltrseles las lgrimas. A los muy imbciles se les haba olvidado traer la red.

    Estos pequeos ensayos son en realidad un alegato en favor de un estudio ms constructivo sobre las camas. El viejo Groucho no creer que ha vivido y ha muerto(eso ocurri en el teatro Orpheum de St. Paul, pero la culpa fue de la orquesta) en vano, si el presidente Hoover nombra a una comisin que investigue cuanto ocurraen las camas de los contribuyentes. Puedo aseguraros, innumerables radioescuchas, que la comisin aprender cosas pasmosas, cosas que harn mejores a susmiembros, hombres y mujeres. Descubrir, por ejemplo, que la vida moderna ha progresado a lo largo del ltimo par de siglos en todos los sentidos menos en uno.Nuestras camas, damas y caballeros, no son ms tiles, ni ms cmodas, ni ms hermosas que lo eran en los das, y tal vez en las noches, en que Nell Gwynn echabacabezadas en el dormitorio del Rey Carlos.

    Todo el problema radica en esto, seor Hoover, si es que la opinin de un viejo experto en camas significa algo para usted (y confo en que haya olvidado que vota Al Smith). Cientficos e inventores no han prestado la menor atencin a las camas. De entrada (medio dlar la platea, dos centavos el gallinero), Thomas Edison lo haconfesado: duerme nicamente cuatro horas al da, a menos de doblarse en dos en la cama, lo que eleva el total a ocho horas, aunque lo dudo. Y peor an, va e inventael fongrafo, con lo cual ya no va a dormir nadie.

    Qu me dice usted de eso, seor Hoover? Recurdelo, nosotros los votantes, y cuando digo nosotros los votantes, me refiero ti, y a ti, y a ti, a cada uno devosotros como digo, nosotros los votantes tendremos un par de cosas que decir en 1932.

    Pero no quisiera dar la sensacin de que estoy descorazonado. El viejo Groucho, ni hablar! Porque precisamente ayer hablaba yo con un inventor que arde eninters por las camas del pas. Est trabajando, segn me explic, en un pie de farola capaz de doblarse en forma de cuna, con lo cual tienen los guardias aseguradatoda la noche de reposo.

    Fijaros en que ese hombre no es un inventor de segunda categora. Si no fuera lo que es, creis acaso que os robara vuestro precioso tiempo? Se trata delhombre que ha perfeccionado la nueva trampa sin agujeros para ratones. El ratn que, al oler el queso, se acerca a 1a trampa, queda atnito al no hallar agujero pordonde meter el hocico, se disgusta y exclama:

    Al diablo con eso, vayamos a la puerta de al lado, donde las trampas tiene agujeros!Cuando se consigue que semejante genio se interese por las camas, quin sabe adonde podemos llegar?Un lector de Clinton, Iowa, desea conocer el origen de la expresin A moro puesto, cama hecha. Bueno, es una larga historia, pero no tengo que ir a ningn sitio,

    igual que los Braves de Boston. A fin de cuentas, me he visto todas las pelculas que echan en la ciudad, menos Animal Crackers [5], y estoy empezando a hartarmede esos Hermanos Marx, sobre todo de se con un mostacho negro que habla por los codos. Pero ya es hora de complacer a nuestros clientes de Iowa.

    Todo ocurri hace diecisiete aos, que lo diga Mickleberry, cuando el puente de Brooklyn era todava un campo de trigo y Persia acababa de fusionarse conArabia (luego se anexionaran el banco Chase National, para convertirse en la segunda empresa ms grande del mundo, pero esta historia puede esperar). De todasformas, all viva una joven rabe que se llamaba Coffee. Su belleza era salvaje, con un cabello castao que flotaba al viento y una falda blanca que no permita dudasacerca de su sexo (ms adelante revel que era hembra). Los moros estaban majaretas por ella, y ella les corresponda en idntica medida. Todo habra ido muy bien,de no ser por la madre de Coffee, una bruja arrugada a quien haban estirado tanto la piel que pareca un tambor (un atrevido, que se arriesg a tocarla, declar quesonaba peor que una gaita). Con gemidos chillones y obscenos la vieja deploraba la tentadora conducta de Coffee, acaparadora de todos los moros que valan la pena.La hermosa Coffee, montada en su blanco corcel, atravesaba el desierto al galope, perseguida con ardor por los jeques enfebrecidos, que no estaban de humor paradejarse manejar como tteres. Una y otra vez describan crculos sobre la arena candente, y la salvaje Coffee les llevaba siempre una vuelta de ventaja, mientras losmoros se enardecan ms y ms. Horas y horas seguan sumidos en su loco torbellino, sin comer ni beber, hasta que los caballos caan reventados y los jinetes salandespedidos de la silla, jadeantes y exhaustos. Y dio la casualidad (una casualidad que no se volver a repetir en vuestra vida ni en la ma) que todos los jeques cayeronjusto delante de la tienda ocupada por la madre de Coffee. Al or la vieja los cuerpos que caan, sali corriendo para contemplar a los fatigados jinetes, apiados en unconfuso montn. Se volvi entonces a su hija y exclam:

    No vuelvas ms a mi tienda! Ya tienes puestos a tus moros, ahora hazte la cama.

    No, realmente no ha vuelto a haber dormilones de categora desde que Rip Van Winkle se ech una siestecilla de veinte aos. Pero apuesto un donut contra undlar que no habra dormido ms all de un par de aos si llega a tropezarse con un botones. En un hotel de Cleveland, no hace mucho, mientras yo me familiarizabacon una una interesante cama, nueva para m, son un fuerte golpe a la puerta. Me alis instintivamente el cabello (la primavera estaba al caer) y pregunt, expectante:

    Quin es?Una carta para usted respondi el botones.chala por debajo de la puerta! repliqu, alborotndome otra vez el cabello.No puedo, seor objet el botones. Est en una bandeja.Unas horas ms tarde, nos despertamos el nos es editorial al sonar nuevos golpes a la puerta. Era el mismo botones; jams olvidar su voz.Son las seis anunci.Pero si dije que me despertaran a las diez! aull.Lo s nos inform. He llamado nicamente para decirle que le quedan cuatro horas de sueo.

  • Me alegro por el viejo Rip de que nunca tuviera a un botones cerca.

    Ya he hablado del extraordinario apego que ciertos hombres sienten por su cama, y de la ira que les invade si descubren a un extrao en ella. He odo hablar pero si estuve all, qu demonios!, de extraos que saltan de un tercer piso al ser descubiertos en la cama favorita de alguien.

    Me parece lamentable que salto tan peligroso sea necesario. Los hombres que sientan predileccin por una cama (monocameros les denomina Heimwav) deberantener en cuenta que algunos de sus semejantes (policameros), igualmente honrados y sinceros, prefieren variedad en las camas. Estos (los policameros) no tendranque someterse al peligro y la humillacin de saltar de ms de dos pisos. Y, aun en tal caso, debera de concedrseles un par de minutos de ventaja en la salida.

    Lo contrario no sera deportivo. El propietario de la cama entra, descubre al extrao, quiz miembro de la vecindad, tumbado en el colchn, y qu ocurre? Emiteun aullido desconcertante, agarra una silla, y al visitante apenas si le queda tiempo de buscar los zapatos. Todas las las circunstancias estn contra l. Excepto laventana, no se le ofrece otra salida. Y no dispone casi de argumentos, porque, claro, no va a decir:

    Sorpresa, sorpresa!Resultara demasiado obvio. Tampoco puede declarar:Seor mo, de camero a camero, quiero felicitarle por la suavidad de su colchn y la elasticidad de los muelles.Considerando el estado de humor del monocamero, es de dudar que correspondiera al cumplido.Mi opinin personal sobre la materia es la siguiente: cuando se pille a un policamero, hay que despedirle cortsmente, o pegarle un tiro. Ya estoy harto de

    encontrrmelos en el club y orles contar historias que, como hombre de cama profesional, quisiera haber escrito yo mismo.

  • 4Se ha dicho que hay una novela en la vida de toda persona, y supongo que as es. Pero ningn libro estara a la altura de la novela que podra escribirse sobre laseora que hace las camas en el palacio del sultn. (Lo que el sultn haga en su palacio es asunto suyo, o mejor lo ponemos en plural).

    Por cierto, dudo de que ninguno de vosotros conozca la verdadera historia de cmo lleg el sultn a llamarse as. Me refiero a la VERDADERA historia. Por unaextraa pero afortunada coincidencia, la supe por boca de un viejo califa, una noche en los baos turcos.

    Cal, cmo le dieron al sultn ese nombre? le pregunt al califa.Estamos ahora a 54 grados. Subir la temperatura a 60 si puedes resistir un poco ms de calor replic el califa, que era un poco duro de odo.Me iba a derretir como un bizcocho, pero no me senta con nimos para discutir. No quise recordarle sus promesas electorales, cuando nos aseguraron que Con

    Cal, Siempre a Cal y Canto.

  • Vaya, ya me haban dicho que era un intelectual(De Una Noche en Casablanca).

    Como podis imaginaros, me sent considerablemente aliviado cuando el califa me tendi sobre la tabla de masaje, donde podamos hablar de historia. Le repet lapregunta, y l me contest en turco, idioma que, por haber coleccionado durante aos cupones de tabaco, entiendo perfectamente. Os lo contar exactamente tal comome lo cont el califa que, dicho sea de paso, es un masseur brbaro. (El femenino de masseur es mademoiselle).

    Al parecer, a finales del siglo XVI, el hombre que gozaba de harn y hacienda mayores en Turqua se llamaba Ali Mahib. Cuando Al se montaba en el ascensorpara subir a su oficina, que estaba en la novena planta, le sonrea a todas las mujeres del camarn. Y algunas de ellas, al no saber quin era, salan diciendo que unhombre las haba insultado.

    Lo cierto es que Al Mahib no pretenda flirtear con las mujeres en el ascensor. Como tena tantas esposas, no se acordaba de la cara de todas; as que sonrea acuanta dama se cruzaba en su camino, no sea que fuese su seora. Y, claro, las mujeres que no estaban casadas con l, salan exclamando:

    Esto es un insulto!Resulta que insulto se escribe insultn en turco acadmico. Y no transcurri mucho tiempo antes que los indgenas llamasen a Al el Insultn, que con el tiempo

    qued reducido sencillamente a Sultn.Y, cuando Mahib se convirti en el gobernante supremo de su pas, era ya un anciano; de modo que adopt oficialmente el ttulo de Sultn, manera hbil de

    recordar a sus conciudadanos que en otro tiempo haba sido un diablillo con las mujeres.

    Algunos de mis crticos, granujas redomados, ponen en tela de juicio la utilidad de mis investigaciones como hombre de cama.Qu ha hecho usted, o al menos sugerido, para mejorar las bonitas camas de otros tiempos? me preguntan. Nuestros padres nada tuvieron que objetar

    contra ellas, pues, de lo contrario, ninguno de nosotros estara aqu.Esas son las preguntas que me gustan; preguntas que van derechas al grano como Labe Smythe, responsable del territorio de Dakota del Norte para la firma

    Wentz, Wentz & Wentz, hasta que el viejo Wentz (el que haca trampa jugando a las cartas) fue y se muri. Por doquiera que Labe fuese en su coche, que soltaba unanube de humo, deca siempre:

    Caballeros, si ninguno de ustedes tiene otros planes, podramos hablar de seoras ahora mismo.Ahora bien, a m no me gusta soplar gaitas (aunque dicen que tengo un don natural para el piccolo), pero como dijo el poeta:

    Nio Azul, ven a soplar tu trompa;O, si no, djate de trompas; sopla.

    (Hasta que el editor me explic que este pareado era impresentable, yo crea que un pareado era una porcin de jamn entre dos trozos de pan. En fin, el mundoes un pauelo, y bueno, cundo parar de llover?).

    No voy a caer en la timidez y negar que, gracias a mis honrados esfuerzos trabajar duro y sin mirar al despertador, el pas ha adquirido, por fin, conciencia decama. Cuando lanc mi primera campaa contra la normalizacin de las cunas, qu consegu? Un telegrama de los almacenes Shubert, dicindome que por qu no meocupaba de mis asuntos, y una carta de un inspector postal de los los Estados Unidos, pidindome que tuviese un poco ms de cuidado. Las seoras decretaron queyo era un radical de alcoba, y varios de mis amigos se burlaron de m.

    Alexander Woollcott me tach de soador, slo porque so con corredores de bolsa de encerado bigote que me perseguan desde el cruce de Broadway con lacalle 42 hasta la Casa de Caridad.

    Sueo ahora? No. Ya no, desde que desde la cama tradicional, ms larga que ancha. Veris, soy de esa clase de individuos que invariablemente duermenhechos un ovillo. Lo que requiere mi temperamento y mis costumbres, evidentemente es una camita circular, cuya forma sea algo as como tres cuartos de donut, sloque se ajuste con mayor facilidad al estmago. En otras palabras, una silla de montar que no lleve caballo.

    Pero no me interpretis mal. No os recomiendo la cama donut a menos que pertenezcis a la categora del durmiente circular como yo. En el caso de undurmiente zig-zag, es necesaria una cama en zig-zag, que tenga forma de zeta. Y, por supuesto, hace falta una cama triangula para los los que pero con estos grficos[6] quiz lo veris ms claro. A m ya me tiene aburrido el tema.

    Antes de poner punto final a este captulo (pensbais que no sera capaz de terminarlo, verdad?), quisiera formular varias observaciones que pueden ser valiosaspara los estudiantes de psicologa camera.

    En primer lugar, est la prctica del boudoir; ilustrar este tema con el caso de James James Morrison Morrison, un viejo rou al que odiaba la casi totalidad delos maridos de Flatbush. James James era un autntico canalla. No slo era indiscreto con las mujeres, sino que tena la costumbre de firmar cheques con el nombre deotras personas.

    Un da, fue a parar a la crcel por falsificacin, y durante meses intent escapar. Pero sin xito. Sin embargo, su larga prctica de boudoir le salv. Una tard, unguardin golpe de pronto la puerta de J. J. y J., instintivamente, salt por la ventana.

    La moraleja, como sola decir el profesor Fred Alien en sus conferencias, es que el dinero de un tonto pronto abandona a su dueo, pero no hay quien despegue unpeluqun de 2 dlares.

    No siento mayor estima que vosotros por el Cimex lectularis, vulgarmente (demasiado vulgarmente, dicho sea de paso) conocido como chinche. Pero creo que yaes hora de decir algo en su favor.

    Muchas personas echan insecticida en las camas para envenenar al diminuto cimex, pero qu diran si el diminuto cimex intentase envenenarlas a ellas? Esasmismas personas cambian las sbanas todos los das (bueno, quizs exagero) para su propia conveniencia, pero cuntas veces cambian el colchn pensando en la

  • comodidad del cimex? Y ha odo alguien quejarse al cimex alguna vez? En el fondo de vuestro corazn, ya sabis cul es la respuesta a esa pregunta.En cierto modo, algunos de nosotros estamos en deuda con el cimex. Me refiero a su clebre silencio. Cuntos divorcios y crmenes se habran producido,

    cuntas hermosas actrices habran sido expulsadas de Hollywood, si esos minsculos y reticentes insectos hablasen y contaran todo lo que saben! Pensadlo bien laprxima vez que pretendis sacrificar al indefenso cimex.

    Pasemos a otro tem de psicologa camera. He observado que, cuando un hombre se casa por primera vez, siempre es el primero en meterse en la cama porquequiere calentarla para la novia. Cuando ya lleva cinco aos de matrimonio, sigue siendo el primero en encamarse pero por una razn diferente. No quiere tener quedarle cuerda al reloj, apagar la calefaccin y las luces, y comprobar si la doncella est bien tapada.

    A la maana siguiente, huimos en barco a Egipto.

  • 5Estas pequeas charlas sobre la cama resultaran incompletas si no tocramos el tema de cmo dormirse. Ciertas personas tienen la costumbre de llorar hasta quese duermen, pero yo no puedo recomendar formalmente semejante mtodo. De entrada, es necesario un motivo suficiente para llorar, y no todos compraron GeneralMotors a 130.

    Para inducir al llanto que induzca al sueo, Herr Heimway sugiere que os hagis sorprender por vuestro jefe robando sellos de su escritorio unos diez minutos antesde la hora de salida. Con ello se consigue un efecto depresivo que, mediante la autosugestin, puede llegar a producir lgrimas por la noche.

  • El mejor amigo de un muchacho es su madre.

    Pero hay muchos otros mtodos, si uno se toma inters. Conoc en cierta ocasin al cajero de un banco capaz de llorar hasta dormirse cuando consegua en sucontabilidad un dficit cercano a los 12.000 dlares. Para conseguirlo, no obstante, hay que hacer equilibrios con los libros. Y, por ser un individuo incapaz de ponerdos naranjas de pie aunque en ello le fuese su (mi) vida, me declaro la ltima persona en el mundo en recomendar el mtodo bancario para conciliar el sueo.

    Aunque me siento predispuesto en favor del sistema de robar sellos, no garantizo su eficacia. Ni puedo tampoco refrendar sin reservas la sugerencia del anciano Dr.Yama de que el insomne puede alcanzar un estado lacrimoso susceptible de somnolencia por el expediente de anunciar a su esposa que se desplaza a Florida en viajede negocios, para luego volver de improviso y sorprenderla en brazos de, pongamos, el seor Moosel, el casero. Por este procedimiento, el insomne tendr motivosobrado de llanto por la noche.

    Francamente, el mtodo del viaje a Florida no me parece nada prctico bajo ningn concepto. Da la casualidad de que conozco al seor Moosel y lasprobabilidades de que se le pille alguna vez con la esposa de uno son de tres contra una. En primer lugar, porque siempre lleva a sus damas a su propio apartamento,donde tiene un ayuda de cmara japons y una alfombra de piel de oso. El hecho de que el japons no haya cobrado su sueldo en tres meses, y que el oso sea enrealidad Bonzo, el imitador de animales, no impide al seor Moosel pavonearse y destrozar hogares.

    No, seor; un hombre con sus atributos, ni hablar. (Si sabr yo de atributos, porque los Marx no son uno, sino tres).Durante mis aos formativos en el colchn, me entregu a profundas cavilaciones sobre el problema del insomnio. Al comprender que pronto no quedaran ovejas

    que contar para todos, intent el experimento de contar porciones de oveja en vez del animal entero. Pero no dio resultado. La primera noche de esta investigacin,empec contando las cuatro chuletas de cordero que me haba comido para cenar, y me tuvieron en vela toda la noche.

    Desde aquellas horas montonas, he intentado otras experiencias con mayor xito. He descubierto al menos un centenar de sistemas para matar el tiempo. (Nodiga tonteras, seorita Agnes; sa no es ms que una expresin potica. Aunque sea mi peor enemigo, yo no hara nunca tal cosa. Adems, es usted mi secretaria, y novoy a consentirle comentarios sobre lo que escribo. Otra observacin como sta, y tendr que pedirle que se levante de mis rodillas).

  • Me fui a almorzar.

    He constatado que pueden dormirme las siguientes cosas: (1) un quinto cctel; (b) un Mickey Finn, que es conocido en los clubs nocturnos como Mickey Finn;(27) tenores que suspiran melodiosamente por Alabama y anhelan ir all tanto como yo volver al reformatorio; (x) una carta de ta Susie; (164) las ltimas novelas deHenry James jams abr las primeras; (c) un concierto de Bach, aunque la cerveza de Bach me amodorra ms todava; (pdq) predicciones financieras de gigantes dela industria que nos aseguran que la situacin es magnfica, pero que no nos preocupemos; (tw) media hora de Clara Bow en combinacin (quiero decir en la pantalla),lo cual puede daros una idea de cmo la juventud se me va (se me fue ayer un rato camino de la escuela y tuve que llamarle la atencin); (s) discursos de Mussolini;(97) discursos de cualquiera; un ligero golpe en la mandbula; (29) jugar al yo-yo y una botella de ron.

    En mi calidad de camero de toda la vida, me he topado muchas veces con la observacin de Mark Twain sobre los peligros de la cama. Afirm que muere muchams gente en la cama que en cualquier otra parte, pero, si yo no llego a estar en paales cuando dijo eso, podis tener la seguridad de que G. Marx le habra replicadoal punto.

    Y ahora, seorita Agnes, si me trae las zapatillas y mi bata lavanda la que no tiene manchas de salsa, claro est, voy a hacer una declaracin. Dgales a losperiodistas que suban.

    Caballeros, empecemos por Chicago. Cada da, los peridicos de esta ciudad estn llenos de noticias sobre personas a las que Llevan a Dar un Paseo. Y ahora yopregunto: Se ha visto alguna vez un titular sobre personas a las que se Lleva a la Cama?

    De todos modos, me basta con los boletines de las compaas de seguros para convencerse de que a nadie nunca le atropell un camin estando en la cama. Nadiejams se ha ahogado en la cama. Ni nadie tampoco se perdi en la cama exceptuando quizs a aquellos imprudentes recin casados de Omaha, pero lesencontraron a los tres das, y sin haber sufrido el menor dao.

    Significa eso que las camas son peligrosas, caballeros? Vamos, vamos, un poco de seriedad. La cama reclama justicia. Recordad que la cama no puede hablar ensu defensa. Todo lo ms chirriar, lo cual indica que quizs el sistema Vitaphone no es, despus de todo, tan maravilloso.

    Podra extenderme ms sobre el tema y poner en evidencia al pobre seor Twain, pero est muerto; zaherirle no sera deportivo y, si yo no hago un poco dedeporte todos los das, una partidita de cartas todas las tardes con Ruth, Arthur y Miriam, me quedo desfallecido, con ojeras, pierdo el apetito y alrededor de un dlarsesenta centavos (hacemos apuestas pequeas y acostumbro a ganar). Para deportes de cama, marquen Grammercy 212X, pero no antes del medioda, por favor.

    No, no hace falta que se me diga. S perfectamente hasta qu punto un beb llorn puede perturbar la existencia de un hombre. Recuerdo noches infaustas en quedeba levantarme de la cama, cuando mi retoo aprendi que le cogan en brazos si empezaba a llorar.

    Pero le cur pronto de esa costumbre. Lo consegu y puedo afirmarlo sin exageracin en menos de lo que canta un gallo. (S muy bien que no exagero, pues,siendo desde siempre un manitico de la exactitud, cog un gallo y cronometr su canto para asegurarme).

    La cosa sucedi as. Yo estaba hecho un ovillo en mi cama un medioda de septiembre, soando que St. John Ervine me golpeaba el crneo con una mquina deescribir porttil, mientras Heywood Broun, sentado en un palco, cantaba Slo soy un diputado vagabundo.

    De pronto, o que mi hijo se pona a chillar, y la algaraba me entristeci. Qu hago, cojo en brazos al cro otra vez?, me pregunt.Estaba a punto de pronunciar el acostumbrado s, cuando mi hombra se rebel. No!, repliqu finalmente. No, me pondr a berrear yo, y que el cro me

    coja en brazos, a ver si le gusta!.As que me puse a chillar y, por supuesto, el beb acudi, me cogi en brazos y me pase por el cuarto hasta que me calm. (Tal vez creis tonto mi orgullo de

    padre, pero me parece casi maravilloso, considerando que el chaval tena apenas diez meses, y yo me senta cerca de los cien).Repet la estratagema ocho maanas consecutivas, hasta que los vecinos se quejaron. Caramba, soy un individuo robusto que se zampa cada da una buena pitanza

    y bebe mucha leche, as que poda gritar dos veces ms fuerte que el beb. Cuando yo empezaba el concierto, el cro sala a gatas de su cuna, me coga en brazos y mepaseaba por la habitacin.

    Finalmente, claro est, se hart de toda esta historia. Y, aunque entonces no me hablaba, haba un entendimiento tcito entre nosotros. Si l no chillaba, yotampoco.

    Y todo cuanto puedo aadir es que un Marx jams ha roto su palabra como no sea quizs a un patrono, al casero o a una dama.

    Naturalmente, no he escrito todo cuanto s de camas. Podra contaros la historia picante de la actriz de cine que se despert una noche (dije una noche?) al orunos golpes en la ventana; o de la bailarina que haca puntas en la; o de cierta rubia de Seattle (bonita ciudad, Seattle); o de la corista que le regal un Rolls Royce aun millonario Pero no, me temo que queda todava mucho de puritano en m.

  • En cuanto l se duerma (Con Valerie Perrine).

    Si he de decir la verdad, esa vena de puritanismo me viene de mi abuelo (podra remontarme a mi bisabuelo, o a mi tatarabuelo, pero aqu no me pagan por subir,sino por escribir), el viejo Josu Napolen Marx, que lleg a Amrica en el Augustflower. El caso es que tena billete para el Mayflower, pero lleg al barcoexactamente con tres meses de retraso, y ahora os cuento cmo sucedi.

    El viejo Josu era un sentimental. No quera irse a Amrica sin darle antes un beso de despedida a la doncella. Y ya sabis cmo era la gente por aquel entonces.Las cosas se hacan sin prisas.

    Tal vez por lo puritano que somos los Marx, soy un decidido entusiasta del vodevil, que, si queris que os diga, ha sido vergonzosamente subestimado desde aquelda infausto en que Al Woods traslad sus actores al saln.

    En un vodevil, las camas aparecen en escena. Desde luego, los personajes pueden sobarse un poco, pero como son observados no puede hablarse realmentede conducta indecorosa.

    Slo cuando las camas NO estn en escena (como en Gire a la derecha, Pap Piernas Largas y Pollyanna), sacudo la cabeza y empiezo a imaginarme cosas.

  • De la correspondencia de un hombre de cama

  • Querida Srta. Whipple:La poltica no hace extraos compaeros de cama. Los hace el matrimonio.

    Atentamente,G. Marx

    * * *

  • Querido seor Marvin:Es una tontera mirar debajo de la cama. Si su mujer tiene una visita, lo ms probable es que la esconda en el armario. Conozco a un hombre que se encontr con

    tanta gente en el armario que tuvo que divorciarse nicamente para conseguir donde colgar la ropa.

    Atentamente,G. M.

    * * *

  • Querido profesor Winters:No, no soy partidario de adoptar la costumbre japonesa de dormir en el suelo. Me he limitado sencillamente a mencionar una de las ventajas que posee en un pas

    de prohibicin. Aqu, si un hombre pierde el sentido, aparece durmiendo en el suelo quiz debajo de la mesa. En el Japn, ya estara en la cama.

    Un cordial saludo,Groucho Marx

    * * *

  • Estaba yo tan ricamente hasta que apareci este gorila. (Con Elliott Gould).

  • Querido seor Cook:Es Wilson Mizner, y no yo, quien se sinti avergonzado cuando lleg por vez primera al mundo y se encontr a una mujer en la cama con l. Yo no sent ninguna

    vergenza.

    Atentamente,Prof. Marx

    * * *

  • Querida Dolly:Estar ah sin falta a las 9 en punto.

    Tuyo,Groucho

    * * *

  • Notas

    [1] Yo era entonces ms vigoroso que ahora.

    [2] Si resulta que efectivamente vives en Peoria, digamos Galesburg. Y si vives en Galesburg, te dir que la culpa es tuya y slo tuya.

    [3] Eran mariquitas. Llevo aos trabajando en comedias musicales.

    [4] La camisa blanca la llevaba el viajante de pantalones.

    [5] El conflicto de los Marx (1930). (Nota del Traductor).

    [6] Nota del editor: Y dnde estn los grficos? Autor: De veras no adivina lo que hice con ellos?