maría jesús zamora- reflejos de mundos ocultos. inquisidores y demonólogos en los siglos de oro

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Reflejos de mundos ocultos. Inquisidores y demonólogos en los Siglos de Oro María Jesús Zamora Calvo Una eclosión de inquietudes y descubrimientos, de confusiones y deca- dencias, de represiones y miedos, confluye en una época en la que el Renacimiento va haciéndose Barroco, sin obviar su herencia escolástica y en proyección hacia un futuro que aspira a ser ilustrado. Desde el punto de vista ideológico, se produce una vuelta hacia la Antigüedad Clásica, marcada por un profundo cambio no sólo en la figura del filósofo, sino también en el enfoque que en esta época se da de la Filosofía. Es ahora cuando el intelectual retoma cualidades perdidas u olvidadas durante el medievo, ejerciendo como maestro libre de cualquier ortodoxia, que no tolera ninguna fatuidad hegemónica. El filósofo renacentista se abre a la vida activa, está muy volcado en el mundo moral y político, en el hom- bre y en su existencia; es un «melancólico, nacido bajo el signo de Saturno [...]: moralista y médico, mago y astrólogo, que como los sabios antiguos ríe y llora por las cosas del mundo, y para el que la melancolía asume los caracteres de la divina manía de Platón» 1 ; es decir, se convierte en guía y modelo de la nueva mentalidad que está empezando a surgir. Sin embargo, en la otra cara del pensamiento renacentista y barroco, toda actitud de renovación queda eclipsada. Parece como si no impor- tara la nueva concepción que se tiene del mundo. Da la sensación de que, ante esta situación nueva, tan sólo se percibiera lo negativo que im- pera en la realidad, desenmascarando con ello un miedo a lo venidero que potencia creencias mágicas y supersticiones heredadas del pasado. En una Europa en crisis religiosa y moral 2 , dominada por la inestabili- Burton, Robert, «The anatomy of Melancholy», en Garin, Eugenio, ed., El hombre del Renacimiento, trad. Manuel Rivera, Juan Pan y Ricardo Artola, Madrid, Alianza Editorial, 1990, p. 167. Cfr. Andrés Martín, Melquíades, La Teología española en el siglo xvi, Madrid, B.A.C., 1976; Chaunu, Pierre, Le temps des Reformes: Histoire religiese et systéme de civilisation. La crise de la chrétienté. L'eclatement (1250-1550), París, Fayard, 1975; Delumeau, Jean, La reforma, trad. José Termes, Barcelona, Labor, 1985; Léonard, Emilie G., Historia general del protestantismo, trad. Salvador Cabré y Héctor Folch y Bosch, Barcelona, Península, 1967; Egido, Teófanes, «Lutero desde la historia», Revista de Espiritualidad, 42 (1983), pp. 379-431, y Stauffer, Richard, La reforma (1517-1564), trad. Alexandre Ferrer, Barcelona, Oikos-Tau, 1974. AISO. Actas VI (2002). María Jesús ZAMORA CALVO. Reflejos de mundos ocultos. Inq...

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  • Reflejos de mundos ocultos.Inquisidores y demonlogos en los Siglos de Oro

    Mara Jess Zamora Calvo

    Una eclosin de inquietudes y descubrimientos, de confusiones y deca-dencias, de represiones y miedos, confluye en una poca en la que elRenacimiento va hacindose Barroco, sin obviar su herencia escolstica yen proyeccin hacia un futuro que aspira a ser ilustrado. Desde el puntode vista ideolgico, se produce una vuelta hacia la Antigedad Clsica,marcada por un profundo cambio no slo en la figura del filsofo, sinotambin en el enfoque que en esta poca se da de la Filosofa. Es ahoracuando el intelectual retoma cualidades perdidas u olvidadas durante elmedievo, ejerciendo como maestro libre de cualquier ortodoxia, que notolera ninguna fatuidad hegemnica. El filsofo renacentista se abre a lavida activa, est muy volcado en el mundo moral y poltico, en el hom-bre y en su existencia; es un melanclico, nacido bajo el signo de Saturno[...]: moralista y mdico, mago y astrlogo, que como los sabios antiguosre y llora por las cosas del mundo, y para el que la melancola asume loscaracteres de la divina mana de Platn1; es decir, se convierte en guay modelo de la nueva mentalidad que est empezando a surgir.

    Sin embargo, en la otra cara del pensamiento renacentista y barroco,toda actitud de renovacin queda eclipsada. Parece como si no impor-tara la nueva concepcin que se tiene del mundo. Da la sensacin deque, ante esta situacin nueva, tan slo se percibiera lo negativo que im-pera en la realidad, desenmascarando con ello un miedo a lo venideroque potencia creencias mgicas y supersticiones heredadas del pasado.En una Europa en crisis religiosa y moral2, dominada por la inestabili-

    Burton, Robert, The anatomy of Melancholy, en Garin, Eugenio, ed., El hombredel Renacimiento, trad. Manuel Rivera, Juan Pan y Ricardo Artola, Madrid, AlianzaEditorial, 1990, p. 167.Cfr. Andrs Martn, Melquades, La Teologa espaola en el siglo xvi, Madrid,B.A.C., 1976; Chaunu, Pierre, Le temps des Reformes: Histoire religiese et systmede civilisation. La crise de la chrtient. L'eclatement (1250-1550), Pars, Fayard,1975; Delumeau, Jean, La reforma, trad. Jos Termes, Barcelona, Labor, 1985;Lonard, Emilie G., Historia general del protestantismo, trad. Salvador Cabr yHctor Folch y Bosch, Barcelona, Pennsula, 1967; Egido, Tefanes, Lutero desdela historia, Revista de Espiritualidad, 42 (1983), pp. 379-431, y Stauffer, Richard,La reforma (1517-1564), trad. Alexandre Ferrer, Barcelona, Oikos-Tau, 1974.

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  • 1886 Mara Jess Zamora Calvo

    dad de la vida social3 y la incertidumbre de la vida poltica4, infinidadde telogos creen que est consolidndose el reino del diablo. De ahque, ante la necesidad de erradicar la actividad maligna, se origine ladenominada caza de brujas.

    Demonlogos e inquisidores se dedican a compilar manuales espec-ficos que sirven para dirigir a los jueces en su tarea de condenar toda prc-tica diablica. Los autores del Malleus maleficarum,5 de la Reprouacionde las supersticiones y hechizerias6, del Directorium inquisitorum1, de laDaemonomanias, de las Disquisitiones magicae9, etc., no slo se preocu-pan de legitimizar la implacable persecucin de las brujas, al ser consi-deradas las principales seguidoras de Satans en la tierra, sino que tam-bin se cuestionan, segn la posibilidad crtica del momento, lo que hayde verdad en la existencia de la magia, la brujera, los cnclaves, los en-cantamientos, los vuelos nocturnos, etc.

    A medida que van discurriendo los siglos xvi y xvn se va produ-ciendo una evolucin ideolgica en torno a este fenmeno. Del radica-lismo inicial que genera una gran batida contra todo lo oculto, mgicoy diablico, que desencadena procesos judiciales engorrosos por las tor-turas aplicadas y donde las sentencias finales dictan una muerte cruen-ta; de esta actitud tan extrema con respecto a la brujera, paulatinamen-te se va a afrontar la situacin desde un prisma ms racional y tambinhumano. Pensadores como Wier, Guaccio o Klein, entre otros muchos,comienzan a plantearse este fenmeno como una enfermedad mentalpropia de determinadas personas, que no tienen por qu estar vincula-das con el diablo. Incluso confesores de supuestas brujas, como Von

    Cfr. Bennassar, Bartolom y Chaunu, Pierre, Historia econmica y social del mun-do. La apertura del mundo, siglos xiv-xvi, Madrid, Encuentro, 1980; Castro, Amrico,De la edad conflictiva. Crisis en la cultura espaola del siglo xvn, Madrid, Taurus,1996; Domnguez Ortiz, Antonio, Crisis y decadencia de la Espaa de los Austrias,Barcelona, Ariel, 1969; Fernndez lvarez, Manuel, La sociedad espaola delRenacimiento, Madrid, Ctedra, 1984, y Pfandl, Ludwig, Cultura y costumbres delpueblo espaol de los siglos xvi y xvn. Introduccin al Siglo de Oro, trad. P. FlixGarca, Madrid, Visor Libros, 1994.Cfr. Diez del Corral, Luis, La Monarqua hispnica en el pensamiento poltico eu-ropeo, de Maquiavelo a Humboldt, Madrid, Revista de Occidente, 1975, y Fernndezlvarez, Manuel, Poltica mundial de Carlos Vy Felipe II, Madrid, Consejo Superiorde Investigaciones Cientficas, 1966.Kramer, Heinrich y Sprenger, Jakob, Malleus maleficarum, Spira, Peter Drach, 1492.Ciruelo, Pedro, Reprouacion de las supersticiones y hechizerias. Libro muy vtile ynecesario a todos los buenos cristianos, Salamanca, Pedro de Castro, 1538.Eymeric, Fray Nicols, Directorium inquisitorum, Roma, Aedibus Popvli Romn,1585.Bodin, Jean, De magorum daemonomania libri TV, Basilea, 1581.Ro, Martn del, Disquisitionum Magicarum Libri VI, Lyon, Horacio Cardn, 1612.

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  • Reflejos de mundos ocultos 1887

    Spee, llegan a afirmar que ninguna de estas mujeres es culpable, criti-cando duramente los mtodos utilizados en los juicios inquisitoriales. Seasiste a un progresivo cambio de mentalidad con respecto a la demono-loga, que vamos a analizar a partir del pensamiento de los telogos yde los inquisidores ms destacados que se han ocupado de este tema.

    En 1484 nadie poda suponer que el nombramiento de HeinrichKramer10 y Jakob Sprenger11 como representantes mximos del SantoOficio en las regiones de Maguncia, Colonia, Trveris, Salzburgo yBrema, pudiera tener una repercusin tan nefasta en la sociedad de lossiglos posteriores. Debido a la resistencia que ambos inquisidores en-cuentran por parte del clero y de las autoridades civiles a la hora de es-tudiar el fenmeno de la brujera en la zona designada, elevan sus que-jas a Inocencio VIII. Como respuesta, el 5 de diciembre de 1484 el Papa

    10 Heinrich Kramer tambin es conocido como Institor o Institoris al latinizar su ape-llido que significa 'comerciante, vendedor'. Nace en Schlettstadt, Strasburgo, en1430. Ingresa muy joven en el convento de los dominicos. Durante muchos aos eslector de teologa en la iglesia de Salzburgo. Su vida, llena de episodios poco claros,la dedica a la persecucin de la brujera y a la defensa del poder temporal del Papa.A este respecto destaca la polmica que mantiene contra el cannico Antonio Rosselli,autor del tratado Monarchia, donde se opone a dicho poder papal. En contra de estapostura, Kramer escribe el Tractatulus adversus errores A. Rosselli de plenaria po-testate pontificis ac monarchiae, publicado en Venecia en 1499. En 1500 es nom-brado por Alejandro VI nuncio e inquisidor de Bohemia y Moravia, donde combatela hereja. Su actividad como 'cazador de brujas' origina una fuerte perplejidad yoposicin en el mbito eclesistico, hasta el punto de que Kramer solicita a InocencioVIII, sucesor de Sixto IV, que promulgue la bula Sumirs desiderantes affectibus.Para dar mayor peso al Malleus maleficarum, Kramer ordena la falsa aprobacin porparte del Colegio de Docentes de la Universidad de Colonia. Muere en Olmtz o enBrnn, en 1505. Cfr. Pastore, Federico, La Fabbrica delle Streghe. Saggio sui fon-damenti teorici e ideologa delta repressione della stregoneria nei secoli xm-xvii,UD, Campanotto Editore, 1997, pp. 139-210; Thorndike, Lynn, History ofMagic andExperimental Science, Nueva York, Columbia University Press, 1934, y Trevor-Roper, Hugh, Caccia alie streghe in Europa nel '500-'600, en Romanello, Marina(coord.), La Stregoneria in Europa, Bolonia, II Molino, 1978, pp. 157-175.

    11 Jakob Sprenger nace en Rheinfelden en torno a 1436. Su vida es mucho menos in-tensa que la de su compaero en la Inquisicin: estudioso, miembro del Colegio deDocentes de la Universidad de Colonia y devoto de la Virgen Mara (en honor a lacual funda la primera Confraternidad del Rosario en Alemania, el 7 de septiembrede 1475). Es prior del convento de Colonia desde 1472 a 1488 y, poco antes de mo-rir, es nombrado padre provincial de Alemania. Su colaboracin con Heinrich Krameraumenta a partir de 1481, ao en el que comienzan a recabar informacin para es-cribir el Malleus maleficarum; con l participa en el proceso celebrado en Constanzadel 1481 al 1486 y que concluye con la condena a la hoguera de cuarenta y ochobrujas. Sprenger muere en Colonia en 1495. Cfr. Pastore, op. cit. (nota 10), pp. 139-210; Thorndike, op. cit. (nota 10), y Cardini, Franco, Magia, brujera y supersticinen el Occidente medieval, trad. Antonio-Prometeo Moya, Barcelona, EdicionesPennsula, 1982.

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  • 1888 Mara Jess Zamora Calvo

    promulga la bula Summis desiderantes affectibus12, con la que les da lalibertad y el poder necesarios para realizar su trabajo, fruto del cual sur-ge el Malleus maleficarum (1487)13. Este libro no supone un ejemploaislado de la obsesin que contra el diablo se tiene en la Edad Moderna;est precedido y seguido por una vasta produccin de tratados, que seocupan de estudiar minuciosamente la existencia de las brujas, la formade eliminarlas o, al menos, de limitar su influencia. A este respecto elMalleus maleficarum es un texto ejemplar; segn Federico Pastore, re-presenta posiblemente la sntesis ms perfecta de todos los tratados quese haban escrito sobre demonologa y de toda la mitologa que se ha-ba ido gestando en torno a las brujas, desde la Antigedad hasta dichapoca, convirtindose por ello en un punto de referencia indispensablepara todos aquellos que a partir de su publicacin deseen escribir sobreel tema14.

    En el siglo siguiente a su publicacin, siglo en el que la persecucincontra las brujas adquiere connotaciones violentas y fanticas, el Malleusmaleficarum ejerce una autoridad imprescindible. De ah se comprendela enorme difusin que adquiere esta obra en Europa, lo que tambin que-da testimoniado a partir de sus numerosas ediciones15. Esto se debe a queel clima cultural existente en este momento es lo suficientemente madu-ro como para acoger un libro de este gnero, ya que la jerarqua ecle-sistica est ahora decidida a dar una solucin final al problema de labrujera. Este tratado es un compendio terico y prctico para reprimir lademonologa que, segn sus autores, no est siendo perseguida talcomo se merece; es, en definitiva, una continuacin del Directorium

    12 Con esta bula, el papa Inocencio VIII marca explcitamente la zona en la cual Kramery Sprenger, nuestros amados hijos... ambos dominicos y profesores de teologa,tienen la libertad y el deber de perseguir la hertica pravedad, representada en la bru-jera; y va en contra de la actitud de algunos clrigos y laicos que quieren impe-dir a los dos inquisidores su misin. Pero la importancia de esta bula va ms all, yaque representa el documento que institucionaliza la caza de brujas. Cfr. Bonomo,Giuseppe, Caccia alie Streghe. La credenza nelle streghe dal sec. xin al xix con par-ticolare riferimento all'Italia, Palermo, Palumbo, 1985, pp. 165-183, y Culianu, loanPetrus, Eros y magia en el Renacimiento. 1484, trad. Neus Clavera y Hlne Rufat,Madrid, Siruela, 1999, pp. 235-250.

    13 Kramer y Sprenger, op. cit. (nota 5).14 Cfr. Pastore, op. cit. (nota 10), p. 139.15 El Malleus maleficarum ejerce una gran influencia en la mentalidad mgica de los

    siglos xvi y xvn. Hasta 1520 aparecen trece ediciones del libro y en el periodo de1574 a 1669, diecisis publicaciones ms. A partir de ah, cabe suponer que casi to-dos los inquisidores poseen un ejemplar de la obra y la consideran una norma quecasi tiene fuerza de ley. Cfr. Koning, Frederik, ncubos y scubos. El diablo y el sexo,trad. R. M. Bassols, Barcelona, Plaza & Janes, 1977, p. 114.

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  • Reflejos de mundos ocultos 1889

    inquisitorum de Nicols d'Eymeric, manual que en 1578 ser traducidoy ampliado por Francisco Pea16.

    Abordemos ahora alguna de las razones por las que el Malleus ma-leficarum ocupa una posicin central en el amplio panorama de la lite-ratura demonolgica. El primer problema que se afronta en l es el dela existencia de las brujas y de los encantamientos, punto este que s lo-gra demostrar como algo real y no fantstico recurriendo a datos pro-porcionados por la misma tradicin, el Canon Episcopi11, San Agustny Santo Toms, Kramer y Sprenger son conscientes de que su opinincarece de una fuerte autoridad, por lo que, para argumentar sus razona-mientos, recurren constantemente a la cita de otros autores. A partir deah empieza a ahondarse en el desarrollo de las sucesivas cuestiones:ambos dominicos diferencian a las mujeres meramente supersticiosas,de aquellas malficas18. Para ellos, stas ltimas mantienen estrechoslazos con el diablo, al que piden su colaboracin para provocar el mal.Aseguran que sus acciones no son fruto de una fantasa enfermiza o loca,sino que estn realmente documentadas.

    Otro de los asuntos que preocupa a los dos autores es el de esclare-cer si existen o no los vuelos nocturnos de las brujas a sus lugares dereunin. Para probar que esto es cierto, recurren a testimonios extradosde la Biblia, de los Padres de la Iglesia y de autores medievales. Trasesta erudicin, concluyen que el diablo puede transportar el cuerpo delas brujas excepcionalmente. En cuanto a la transformacin de un serhumano en otro o en un animal, reconocen que la metamorfosis en ani-

    16 Eimeric, Nicolau y Pea, Francisco, El manual de los inquisidores por el hermanoNicolau Eimeric, dominico. Con comentarios de Francisco Pea, doctor en derechocannico y en derecho civil. Avin, 1376. Roma, 1578, trad. Luis Salas Molins,Barcelona, Muchnik Editores, 1983.

    17 Desde comienzos del siglo X el Canon episcopi haba sido considerado como la doc-trina oficial de la Iglesia en lo tocante al tema de la brujera. El Canon episcopi sehaca remontar al Concilio celebrado en Ancira el ao 314, aunque sin duda su da-tacin debe retrasarse hasta poca carolingia. Aparece citado por primera vez en elsiglo x por el abad Regino de Prum. A comienzos del siglo xi es incorporado al de-recho cannico medieval al ser recogido por Bucardo, obispo de Worms, en elColectarlo de cnones y por Graciano en su obra vulgarmente conocida por Decreto.Dicho Canon juzgaba todos los poderes que se atribuan a las brujas: su capacidadde volar y metamorfosearse, las virtudes de sus ungentos, la celebracin de con-ventculos, etc., no eran ms que fruto de la locura y la fantasa, producto onrico yalucinado propio de espritus paganos o infieles, por lo que creer en ello deba cali-ficarse de hereja. Cfr. Marcos Casquero, Manuel Antonio y Riesgo lvarez, HiplitoB., Introduccin en Valencia, Pedro de, Discurso acerca de los cuentos de las bru-jas, Len, Universidad de Len, 1997, p. 20.

    18 Cfr. Zilboorg, Gregory, Aspetti fisiologici e psicologici del Malleus maleficarum,en Romanello, op. cit. (nota 10), pp. 323-343.

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  • 1890 Mara Jess Zamora Calvo

    males, especialmente en lobos, gallos y topos, se confirma en algunosprocesos y, sobre todo, en la creencia popular19. Este tipo de cambio pue-de ser sustancial o accidental; en el primero se produce en realidad latransformacin, mientras que el segundo puede ser un mero efecto p-tico. Todo ello se prueba con las confesiones que realizan las brujas,arrepentidas del mal ocasionado20.

    En definitiva, tanto el pensamiento de Kramer como el de Sprengermarca el comienzo de una nueva etapa en el fenmeno conocido comocaza de brujas21. Sus ideas rozan incluso el fanatismo, para protegerla pureza de un pensamiento basado en los cnones marcados por laIglesia. A la consecucin de este fin van dirigidos todos y cada uno desus argumentos, extrados en su mayor parte de la cultura tradicionalpero llevados a su mximo extremo. Con ello coartan la libertad de pen-samiento manipulando la voluntad de los creyentes. Son ellos los quesientan las bases de todo un gnero que tiene un amplio desarrollo y se-guimiento durante los siglos xvi y xvn: el de los tratados de magia.

    Entre ideas escolsticas de regusto medieval y razonamientos con cier-tos atisbos cientficos, discurre el pensamiento de Martn de Castaega22,considerado el primer telogo en publicar un volumen sobre creenciasmgicas en lengua romance, el Tratado de las supersticiones y hechize-rias y de la possibilidad y remedio deltas (1529)23. En sus escritos

    19 Cfr. Kramer y Sprenger, op. cit. (nota 5).20 Anglo, Sydney, Evident authority and authoritative evidence: The Malleus

    Maleficarum, ANGLO (1977), pp. 1-31.21 Cfr. Ben-Yehuda, Nachman, Problems inherent in socio-historical approaches to the

    Europa Witch Craze, Journal for the Scientific Study of Religin, 20 (1981), pp. 326-338; Donovan, Frank, Historia de la brujera, trad. Francisco Torres Oliver, Madrid,Alianza Editorial, 1978; Levack, Brian P., La caza de las brujas en la Europa Moderna,trad. Jos Luis Gil Arista, Madrid, Alianza Editorial, 1995, y Manselli, Raoul, Le pre-messe mediovali della caccia alie streghe en Romanello, op. cit. (nota 10), pp. 39-62.

    22 Sobre la vida de Martn de Castaega existen muchas lagunas. Posiblemente nace en-tre 1485 y 1490. Es fraile de la provincia de Burgos. Se le conoce por ser el autor delTratado de las supersticiones y hechizerias (1529). Cuando lo est redactando mantie-ne su labor en la Dicesis de Calahorra, a cuyo obispo, Alonso de Castilla, le dedicaesta obra. De ah pasa a Logroo, donde se convierte en predicador para el Santo Oficio.Sus saberes teolgicos y filosficos aluden sin duda a estudios realizados en laUniversidad: o de Salamanca o de Alcal. Es factible que tambin mantenga contactoscon la actividad inquisitorial en Navarra. Lo ltimo que se sabe de l es una referen-cia a su papel preeminente en la comunidad franciscana del Monasterio de Arnzazuen 1551. Cfr. Ruiz de Larrnaga, J., Fray Martn de Castaega y su obra sobre las su-persticiones, Archivo Ibero Americano, XII, (1952),pp. 97 y ss., y Martnez Anbarro,Manuel, Intento de un Diccionario Biogrfico y Bibliogrfico de autores de la Provinciade Burgos, Valladolid, Consejera de Cuitara y Turismo, 1993, p. 123.

    23 Castaega, Fray Martn de, Tratado de las supersticiones y hechizerias y de la pos-sibilidad y remedio dellas, Logroo, Miguel de Eguia, 1529.

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  • Reflejos de mundos ocultos 1891

    Castaega deja entrever que es un hombre autocrtico, serio, con un cla-ro concepto de la justicia y bastante misgino24. Cuando se decide a es-cribir el mencionado tratado, se considera a s mismo un hombre madu-ro, alejado ya de las seducciones juveniles, humilde y escptico25. Esteescepticismo se pone de manifiesto sobre todo a la hora de cuestionarsesi son realmente ciertas algunas creencias como los poderes taumaturgosde los reyes de Francia e Inglaterra26 o la imparcialidad de los tribunalesreligiosos.

    Con respecto a la mujer, alberga unas ideas muy sujetas a los prejui-cios y a los miedos de su poca. Para l, el gnero femenino rene todaslas condiciones para caer en la pravedad hertica. Esto se debe a que, yadesde un principio, Cristo las aparta de la administracin de los sacra-mentos y a que son ms fciles de tentar por el demonio27. Considera queson ms parleras que los hombres, ms curiosas en saber y escudri-ar las cosas ocultas, mas subjetas a la yra; sus miradas son muy pe-ligrosas para la salud de los nios; y para terminar afirma que, aunquelos hombres se dedicasen a la prctica de la magia, seran nigromantesporque siempre se acompaan de alguna ciencia; sin embargo, las muje-res seran simples brujas porque no tienen escusa por alguna arte.Como solucin a este mal, Castaega nos cuenta cmo conoce a un pa-dre religioso que esta en gloria que con vna solemne disciplina de aco-tes saco los espiritas a vna semejante muger...28.

    De todos los filsofos que marcan la mentalidad renacentista,Castaega se declara simpatizante de Erasmo de Rotterdam. Su obra estimpregnada de referencias erasmistas, especialmente aquellas vincula-das con la apertura del pensamiento hacia la racionalidad. Y as lo afir-

    24 Castaega, op. cit. (nota 23), fols. 12v-14r, 52v-53r.25 Castaega, op. cit. (nota 23), fols. 3r-4r.26 En esta poca se cree que los reyes disponen de poderes mgicos para curar enfer-

    medades como los lamparones o las escrfulas con tan slo tocar al afectado. A esterespecto la Iglesia Catlica no toma como milagros este tipo de curaciones, pero nose pronuncia pblicamente al respecto para evitar enfrentamientos innecesarios. Cfr.Muro Abad, Juan Robert, Introduccin en Castaega, Fray Martn de, Tratado delas supersticiones y hechizerias y de lapossibilidady remedio deltas (1529), Logroo,Instituto de Estudios Riojanos, 1994, p. XIX.

    27 Sebastin de Covarrubias afirma, casi un siglo despus que, Este vicio de hazer he-chizos, aunque es comn a hombres y mugeres ms de ordinario se halla entre lasmugeres, porque el demonio las halla ms fciles, o porque ellas de su naturalezason insidiosamente vengativas y tambin embidiosas unas de otras. CovarrubiasOrozco, Sebastin, Tesoro de la lengua castellana o espaola, Madrid, Castalia, 1995,p. 624.

    28 Citas pertenecientes a Martn de Castaega extradas de Muro Abad, op. cit. (nota26), pp. XXI-XXIII.

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  • 1892 Mara Jess Zamora Calvo

    ma en la dedicatoria inicial de su tratado: Y quando quise poner manoen ello pense como todos los que escriben en nuestros tiempos aunquesea Erasmo, a los papeleros se pueden comparar, los quales con pape-les viejos, molidos y desatados, tornndolos a coger con el marco de suarte, hazen nuevo papel29. A este respecto, Marcel Bataillon cree quelas referencias a la doctrina del cuerpo mstico de la Iglesia Catlica sonachacables a Erasmo, y las opone a la falta de unin existente en la igle-sia diablica y presente en la obra del franciscano30. Al igual que Erasmo,intenta luchar contra la supersticin ofreciendo al clero instrumentosadecuados para afrontar la oleada de brujera existente en la dicesis deCalahorra31.

    Con respecto a su personalidad intelectual, Castaega amalgama suformacin escolstica con el nuevo enfoque racionalista que comienzaa darse en el siglo xvi. Por un lado, cree en el diablo como ser activo yfsico, que interviene cotidianamente en el devenir de los humanos. Sucredulidad le lleva a aceptar la capacidad del demonio para fingir di-versas figuras. Acepta y difunde tambin otros tpicos, como el de losncubos y scubos32. Cree que tanto las brujas como los brujos puedenvolar por los aires. Por el contrario, en numerosos fragmentos a lo lar-go del tratado, se tiene la sensacin de estar ante alguien que no acabade creerse todo lo que est diciendo. Incluso algunas frases, afirmacio-nes, reflexiones, etc., nos presentan a un telogo escptico, materialis-ta, cargado de un cierto pensamiento lgico y deseoso de reducir lo eso-trico a cnones de naturalidad. Es decir, tras un fondo de credulidad seaprecian puntos de vista basados en la bsqueda del racionalismo33.

    En definitiva, el pensamiento de este autor se caracteriza por su au-tonoma, su racionalidad y su escepticismo, tres rasgos que, aunque to-man reflejos de la mentalidad bajomedieval dominante, son diferentes alos de otros autores que abordan temas similares y que se encuentran to-dava apegados al pasado. Con este autor, la concepcin filosfica delsiglo xvi comienza a desarrollar nuevos esquemas intelectuales en losque el hombre reclama un papel protagonista, aunque todava en el caso

    29 Castaega, op. cit. (nota 23), fol. 2v.30 Cfr. Bataillon, Marcel, Erasmo y Espaa. Estudios sobre la historia espiritual del si-

    glo xvi, trad. Antonio Alatorre, Madrid, Fondo de Cultura Econmica, 1995, p. XV,nota a pie de pgina.

    31 Cfr. Castaega, op. cit. (nota 23), fol. 2r.32 Cfr. Darst, David H., Witchcraft in Spain: the testimony of Martin de Castaega's

    Treatise on Superstitions and Witchcraft (1529), en Proccedings of the Americanphilosophical society, 123 (1979), pp. 298-322.

    33 Cfr. Gonzalo de Ameza, Antonio, Fray Martn de Castaega y su 'Tratado de lassupersticiones y hechiceras', en Opsculos literarios, Madrid, Instituto Miguel deCervantes, 1953, t. n i , pp. 308-317.

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  • Reflejos de mundos ocultos 1893

    de Castaega no corte con un pasado del que, sin lugar a dudas, es deu-dor.

    Sin embargo, tambin existen demonlogos que no creen en la exis-tencia de cualquier actividad atribuida a la brujera. Entre ellos se en-cuentra Johan Wier34, quien en su tratado De praestigiis daemonum etincantationibus ac veneficiis (1563)35, defiende que ni los hechiceros nilas adivinas pueden compararse con los herejes, ya que son personasmelanclicas, que no estn en su sano juicio y que se imaginan haberfirmado un pacto con el diablo, gracias al cual creen ser capaces de ha-cer cosas imposibles36. Al incluirse en este libro razonamientos lo sufi-cientemente esclarecedores con respecto al fenmeno de la brujera, alpoco tiempo de ser publicado es traducido tres veces al francs37. Unode los traductores, Jacques Grvin, no esconde su intencin de difundirestas ideas en lengua vulgar:

    De ma part, Monseigneur [escriba la Duquesa d'Anjou al futu-ro Enrique III], ie me tiendray heureux toute ma vie d'avoir euune si bonne occasion... de servir de truchement non seulement Wier, homme docte et de saine religin, pour le faire entendrepar les Francois; mais aussi nostre vulgaire, qui par ce moyendonnera cong aux folies oponions, lesquelles, comme de preen fils, ont pris racines si profondes, que Faccroissement de leursbranches a offusqu une partie des meilleures entes38.

    34 Johan Wier, Weyer o Wierus, nace en Grave (Brabante) en 1515 y muere enTecklemburg (Westfalia) en 1588. Es discpulo de Cornelio Agripa, mdico de laUniversidad de Pars y tutor de los hijos del rey Francisco I de Francia. Ms tardese convierte en mdico personal del duque Guillermo de Clves. Es el primero endistinguir las pseudobrujas de las autnticas demonopatas y en atacar la ignoranciade los jueces y los excesos de sus represiones y torturas. Sus libros ms destacadosson: De praestigiis daemonum (1563), De Lamiis (1579), / rae morbo, eiusdem cu-ratione philosophica, medica et theologica (1580) y Medicarum observationum hac-tenus incognitarum (1581). Cfr. Tacus, Aurora, Nota biobibliogrfica, en Wier,Johann, Le streghe, Palermo, Sellerio Editare, 1991, pp. 43-48, e Isnardi Prente,Margherita, Le vecchierelle pazze di Johann Wier en Wier, op. cit. (nota 34), pp.9-41.

    35 Wier, Johan, De praestigiis daemonum et incantationibus ac veneficiis, Amsterdam,Petro Vanden Berge, 1660.

    36 Cfr. Baxter, Chr., Johann Weywe's De praestigiis daemonum: unsystematic psycho-pathology, ANGLO (1977), pp. 53-75.

    37 El De praestigiis daemonum es traducido por primera vez en Pars, en 1567, porGervais; en 1569 se vuelve a traducir de nuevo en Pars, pero esta vez el encargadoes Grvin; y la tercera vez, se produce en Ginebra, a cargo de Gaubert y en 1579.

    38 Cita extrada de Bonomo, op. cit. (nota 12), p. 245.

    AISO. Actas VI (2002). Mara Jess ZAMORA CALVO. Reflejos de mundos ocultos. Inq...

  • 1894 Mara Jess Zamora Calvo

    En De Lamiis (1579)39, Wier completa la investigacin sobre los erro-res que se esconden bajo la denominacin de brujera y recapitula lasconclusiones. Considera que las confesiones arrancadas con las ms di-versas torturas a las supuestas brujas constituyen una aberracin, ya quepara l un hombre no puede transformarse en un animal, ni tampocopuede volar; adems cree firmemente que los filtros y las prcticas m-gicas pueden conducir a la locura. Por ello, el juicio que se infiere con-tra estos pobres locos es una equivocacin por el terrible castigo alque son sometidos40. Con respecto al Malleus maleficarum, Wier lo des-precia abiertamente afirmando que slo contiene necedad, estupidez ymuchas veces crueldad41.

    Al llegar a este punto y haciendo recopilacin de todo lo expuesto,sorprende descubrir cmo en una misma poca pueden confluir dos pen-samientos tan antitticos: la nueva concepcin racionalista del hombre ydel mundo frente a la persecucin desatada contra la brujera. Se hacedifcil comprender cmo es posible que mentalidades tan positivas, re-novadoras y crticas como las de Coprnico, Galileo, Cervantes y Keplerconvivan espacial y temporalmente con los planteamientos tan supersti-ciosos, fanticos y rancios como los de Sprenger, Kramer y Castaega.Resulta ilgico que uno de los pensadores ms importantes del siglo xvi,como Jean Bodin, publique en 1590 el De magorum daemonomania li-bri IV un tratado en el que se justifica continuamente la caza de bru-jas, y que tres aos despus su mano no tiemble a la hora de escribirel Colloquium heptaplomeres, un documento en el que defiende la tole-rancia religiosa. No se entiende que, mientras que la nueva concepcindel mundo est ofreciendo al hombre horizontes ilimitados de libertad yconocimiento, los telogos se dediquen a demostrar eruditamente la po-sibilidad del vuelo nocturno de las brujas.

    Esto se debe a que la nueva realidad, que se alza ante los ojos delhombre renacentista y barroco, an est definindose, elaborndose, to-mando su propio cuerpo y enfoque, por lo que es imposible que sea per-fectamente asimilada y puesta en prctica de forma satisfactoria por latotalidad de los intelectuales. Resulta demasiado simple y fragmentario

    39 Wier, Johan, De Lamiis Liber, en Opera Omnia, Amsterdam, Petro Vanden Berge,1660, fols. 669-769.

    40 Las nuevas ideas de Wier son contradichas en 1597 por un demonlogo real, el reyde Inglaterra Jacobo I, en su Daemonologie inform of a Dialogue, donde se retomael asunto de la brujera y de la magia. El rey no da opiniones personales sobre la ma-teria, adhirindose en todo momento a las opiniones de Sprenger, Kramer y Bodin.Se muestra escptico en el terreno religioso y no pierde la ocasin para subrayar lassupersticiones papales.

    41 Wier, op. cit. (nota 39).

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  • Reflejos de mundos ocultos 1895

    considerar el Renacimiento como un periodo histrico en el que se pro-ducen grandes progresos en casi todos los campos y en el que triunfa larazn sobre la magia heredada del medievo. El humanismo renacentis-ta no slo queda constituido por pensadores tan relevantes para la EdadModerna como Erasmo de Rotterdam, sino que tambin permite la reim-presin de tratados como el Malleus maleficarum, mximo exponentede la intolerancia ms radical.

    Renovacin y tradicin se funden en el saber erudito de los Siglosde Oro. Hermetismo y reprobacin cohabitan en un mismo espacio ytiempo, demostrando que no slo los pasos atrevidos marcan caminosnuevos en el conocimiento humano, sino que, a veces, tambin es re-comendable dar un paso atrs, para reflexionar con mayor ngulo de vi-sin sobre la situacin originada. Tan slo si se superan los miedos delpasado podr caminarse de forma ms consciente hacia un futuro con-solidado. En definitiva, lo que tenemos son dos caras muy diferentespara la misma moneda con la que se inicia la Modernidad.

    AISO. Actas VI (2002). Mara Jess ZAMORA CALVO. Reflejos de mundos ocultos. Inq...